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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SINALOA
FACULTAD DE HISTORIA
MAESTRÍA EN HISTORIA
El MIEDO EN SINALOA: DEL ORDEN Y LA CALMA
PORFIRIANA AL CAOS DE LA REVOLUCIÓN
Tesis para obtener el grado de
Maestro en Historia
PRESENTA:
REYMUNDO DARÍO VELARDE CAMACHO
DIRECTOR DE TESIS:
SAMUEL OCTAVIO OJEDA GASTÉLUM
Culiacán, Sinaloa, febrero de 2019.
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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SINALOA
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INDICE
INTRODUCCIÓN............................................................................................................................ 5
CAPÍTULO 1.- EL MIEDO: REFERENTES TEÓRICOS,
CONCEPTUALES E HISTORIOGRÁFICOS .............................................................................. 20
1.1.- El miedo y las mentalidades ............................................................................................... 22
1.2.-La historiografía del Porfiriato y la Revolución: abordajes
y planteamientos historiográficos................................................................................................ 35
CAPÍTULO 2.- LOS MIEDOS EN EL PORFIRIATO ........................................................................ 49
2.1.-La paz porfiriana................................................................................................................. 49
2.2.-La sociedad sinaloense: una mirada panorámica.................................................................. 52
2.3.-Las carestías ...................................................................................................................... 54
2.4.-Las inclemencias de la naturaleza (huracanes, sequias, heladas y plagas) ............................ 62
2.5.-La presencia de epidemias .................................................................................................. 70
2.6.-La guerra y el bandolerismo ................................................................................................ 81
2.7.-El mundo de las creencias y lo mágico-sobrenatural ............................................................. 90
2.8.-Tiempos de crisis en los años finales del Porfiriato ............................................................... 99
CAPÍTULO 3.- EL GRAN MIEDO EN LA REVOLUCIÓN .............................................................. 111
3.1.-La revolución maderista y la Grande Peur .......................................................................... 114
3.2.- Los “borregos”, las alarmas y los bandidos durante
la revuelta maderista en Sinaloa .............................................................................................. 124
3.3.- Adversidades y avatares de la violencia maderista en Sinaloa............................................ 142
3.4.-Una ciudad sitiada; la exaltación de los temores durante la toma de Culiacán 1911 .............. 150
CAPÍTULO 4.- Y SIGUEN LOS TEMORES: LOS TIEMPOS
DEL MADERISMO EN SINALOA ............................................................................................ 159
4.1.- Zozobra, epidemias, crisis e Inclemencias naturales durante el gobierno de Madero ........... 159
4.2.- Entre presagios y el Armagedón; el miedo, la fe, las creencias y los conflictos religiosos. .... 167
4.3.- El miedo a la contrarrevolución. El complot científico y el movimiento zapatista ................... 175
4.3.1.-La llama zapatista se extiende por el territorio sinaloense................................................. 181
4.3.2.- De nuevo víctima del saqueo; Culiacán 1912.................................................................. 184
4.3.3.-Los Temibles zapatistas en el sur de Sinaloa .................................................................. 190
CAPÍTULO 5.- LOS MIEDOS DURANTE EL HUERTISMO, Y
EL FIN DE LA VIOLENCIA REVOLUCIONARIA…….………………………...……………..………..198
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5.1.- En medio de la contienda; constitucionalistas vs huertistas. ............................................... 200
5.2.- Vivir en la revolución. ....................................................................................................... 209
5.3.- Una ciudad sitiada: Mazatlán y el miedo bajo la revolución. ................................................ 236
5.4.- la irrupción villista en el norte de Sinaloa y el cese de la violencia revolucionaria. ............... 253
CONSIDERACIONES FINALES............................................................................................... 269
FUENTES
Archivísticas ........................................................................................................................... 279
Hemerográficas ....................................................................................................................... 280
Páginas de Internet ................................................................................................................. 281
Bibliográficas .......................................................................................................................... 281
ÍNDICE DE CUADROS, ESQUEMAS, GRAFICAS, IMÁGENES Y MAPAS.
CUADROS.
Cuadro 1. Los rumores en la revolución. ................................................................................... 130
Cuadro 2. Los rumores en la revolución parte 2. ....................................................................... 131
Cuadro 3. Hijos legítimos y Naturales bautizados de 1910 -1920................................................. 217
Cuadro 4. Número de partidas de matrimonios de 1910-1920. ................................................... 218
Cuadro 5. Artículos de primera necesidad y sus precios. ........................................................... 234
ESQUEMA.
Esquema 1. los rumores y su propagación. ............................................................................... 138
GRAFICAS.
Grafica 1. Total de las partidas de bautismo y matrimonios
de las parroquias de Culiacán, El Fuerte, El Rosario, Mazatlán y Mocorito.. ................................ 216
Grafica 2. Edades de matrimonios de hombres y mujeres
entre 1910-1916 en la parroquia del Rosario. ............................................................................ 219
IMAGENES
Imagen 1. Las plagas que amenazan México ............................................................................. .49
Imagen 2. Diablo. ...................................................................................................................... 92
Imagen 3.El Diablito rojo y el paladín. ....................................................................................... 111
Imagen 4. El Cólera. ................................................................................................................ 159
Imagen 5. El fin del mundo ...................................................................................................... 168
Imagen 6. Asalto Zapatista....................................................................................................... 181
Imagen 7. Saqueo de las fuerzas zapatistas en Culiacán 1912... ............................................... 185
Imagen 8. Federales fusilados en Mazatlán.............................................................................. 236
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MAPAS
Mapa 1. - Cartografía del miedo, en el levantamiento maderista. ................................................. 134
Mapa 2. Cartografia del miedo, durante el zapatismo ................................................................ 184
Mapa 3. Las facciones revolucionarias en Sinaloa 1913 ............................................................ 209
Mapa 4. Vías de escape y rutas migratorias en la revolución constitucionalista. .......................... 224
Mapa 5. Sitio de Mazatlán y campamentos revolucionarios en 1914. .......................................... 239
Mapa 6. Lucha de facciones en Sinaloa.................................................................................... 262
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INTRODUCCIÓN.
En una situación bélica, de guerra o exacerbación conflictiva es difícil considerar que
las cosas habituales, del día a día, la normalidad cotidiana, marca las dinámicas de
vida de los conglomerados humanos involucrados en dicho fenómeno. Esto quiere
decir que durante y tras una rebelión o revolución cambian las estampas de la vida
cotidiana, ya que existen otros aspectos que se configuran en la calle y en la
intimidad del hogar.1 Asimismo, como lo dijo el poeta Miguel Hernández La
guerra…desnuda tanto al hombre, que se le ve trasparente en sus menores
movimientos y rasgos,2 provocando que entre en conmoción, exteriorice sus
emociones y se revolucionen sus valores morales y materiales. Es decir se presentan
un caudal de subjetividades. De todas ellas, las que llaman mi atención son aquellas
que se ubican en el plano de las turbaciones, temores, miedos y angustias.
Desenterrar este amasijo de sensaciones se convirtió en un problema de
investigación en un lapso crucial de la vida sinaloense y mexicana. La desaparición
de la paz y el arribo de la revolución Mexicana con toda su secuela bélica y el cúmulo
de aconteceres que la acompañan.
Mi primer acercamiento a la temática del miedo fue a partir de una ponencia
presentada en 2015, donde analicé un año en particular de la revolución en Sinaloa,
presentada como Mazatlán 1914: El miedo y la guerra, en esta primer aproximación
al estudio de los miedos abordaba como la sociedad mazatleca experimentó el miedo
en su máxima expresión, en la que creían que cuando cayera la ciudad en manos de
las tropas revolucionarias que la asediaron por más de nueve meses, se cometerían
actos salvajes y toda clase de atropellos brutales contra la población.
1 Joan Serrallonga, Manuel Santirso y Just Casas, Vivir en Guerra. La zona leal a la República (1936-
1939), Barcelona, Universidad Autónoma de Barcelona, 2013, p. 33. 2 http://www.presos.org.es/index.php/2018/05/27/miguel-hernandez-hay-que-ascender-las-artes-hacia-donde-ordena-la-guerra-el-rayo-que-no-cesa/
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La prolongada lucha entre carrancistas y federales, así como el encierro al que se
vieron arrastrados permeó en la vida de los habitantes. Más allá de los días de lucha,
los temores de la población se vieron incrementados durante los lapsos de las
privaciones; la guerra y la sequía habían arruinado las cosechas del año anterior,
dentro de la población los habitantes resintieron la aparición de las calamidades y las
zozobras como la carestía de alimentos, la presencia de enfermedades contagiosas,
la paralización de los trabajos, la escasez de dinero, la inoperancia de las
autoridades, la caída del comercio y en general la desaparición de la vida ordinaria
anterior.
A raíz de dicho acercamiento concebí la idea de una investigación, que se
preguntara por los miedos durante la revolución, en la que también se tomara en
cuenta los del porfiriato. No como meros antecedentes, sino parte de la investigación
analizándolos para observar cómo cambian o se manifiestan en dichos periodos,
partiendo de una postura historiográfica desde la historia de las mentalidades, donde
los miedos y la sensibilidad colectiva son producto de la larga duración, por lo tanto,
consideré necesario estudiar los miedos estructurales en la sociedad sinaloense
desde el porfiriato a la revolución.
Por tanto, el objeto de estudio de esta investigación es estudiar los miedos que se
manifiestan en la sociedad sinaloense, desde el periodo del porfiriato a la revolución
(1877-1917), donde no solamente se abordan los temores que se mantuvieron dentro
de la estructura porfirista: epidemias, bandidos, hambrunas, desastres naturales,
motines militares, crisis políticas y económicas, miedos tradicionales y arcaicos sino
también abarcar los miedos e incertidumbres que surgen con la llegada de la
revolución. Así mismo esta investigación se detiene en las características de ciertos
miedos coyunturales o en relación a cada época revalorizando la importancia de lo
mental y las sensibilidades colectivas, los comportamientos, las conductas, las
creencias y actitudes que desprenden los miedos durante estos hechos históricos.
Por lo que algunos miedos se mantienen, mientras que otros aparecen como nuevos
sobre el panorama y en torno a los cuales esta investigación se dirige durante su
estudio.
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¿Por qué estudiar los miedos en el porfiriato y la revolución? Partir de la premisa
básica de la revolución, donde la población que no tomó las armas recibió una
sacudida ante la llegada de la violencia, me lleva a contrastar los miedos en los
tiempos de paz del porfiriato, dando una mirada general a las dimensiones del
fenómeno, y observar si éstos presentan conductas nuevas o rasgos de continuidad.
El miedo durante el porfiriato y la revolución puede parecer algo obvio, no obstante,
la historiografía nacional comúnmente suele proporcionar la idea una revolución
dulcificada o reivindicadora, así como un porfiriato opresor y tirano, por lo que intento
rescatar la parte de la violencia revolucionaria y las sensibilidades colectivas para
poder estudiar otra faceta menos conocida de estos periodos. No es algo en lo que
se haya incursionado salvo por artículos, y ensayos dentro de la historiografía
regional. Esta investigación propone generar un enfoque distinto o menos estudiado
sobre el porfiriato y la revolución para intentar llegar más allá de lo que se ha escrito
sobre dicha temática.
Así que vale la pena detenerse en este campo temático. ¿Qué es el miedo? El miedo
es una de las emociones primarias, el cual despierta la aversión innata de los seres
vivos ante la proximidad de una amenaza o peligro que se siente inminente. Forma
parte de un complejo entramado que incluye cuestiones y consecuencias fisiológicas
y psíquicas.3 Para el historiador francés Jean Delumeau el miedo nació con los
hombres en la más remota de las edades, es hijo de la imaginación, múltiple y
perpetuamente cambiante, garantiza la sobrevivencia frente a los peligros, que en
casos de sobrepasarse se vuelve patológico y crea bloqueos, por lo que se puede
morir de miedo y ser paralizado por ello. El miedo puede ser tanto individual o
colectivo, por lo que puede llevar a comportamientos aberrantes y suicidas de los
que desaparece la apreciación correcta de la realidad.4
Es importante conceptualizar las diferencias entre miedos y temores; El miedo es la
percepción que alerta de un peligro inminente el cual daña el equilibrio y la
tranquilidad, llegando a situaciones angustiosas como los pánicos, las alarmas, y las
inseguridades. No se trata meramente de un sinónimo, sino que estos padecimientos 3 Miedo.DefiniciónABC.10/10/2008.FlorenciaUcha. Https://www.definicionabc.com/salud/miedo.php 4 Jean Delumeau, El Miedo en Occidente, México, Editorial Taurus, 2013, pp. 28-29.
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plantean hechos extremos que fueron parte de la realidad de los sinaloenses durante
el porfiriato y la revolución; Por ejemplo, la circulación de los rumores en la región
serrana de Sinaloa generó verdaderas alarmas en los pueblos serranos ante la
proximidad de los grupos revolucionarios donde se acentuó la violencia y toda clase
de atropellos.
El terror se distingue del miedo por ser la práctica de la violencia, mientras que el
miedo actúa como un mecanismo de defensa que provoca un efecto en el
inconsciente humano, el cual paraliza o desmoraliza a quienes lo sienten. El miedo
que me refiero es aquel que se agudiza y se desprende de los padecimientos de la
violencia y el incremento de la inseguridad vivida durante los días de la revolución
mexicana, éstos se sustentan en hechos y circunstancias reales como imaginarias,
que, a partir de 1910 evolucionan en consonancia con el dinamismo que expresó el
conflicto dentro de la mentalidad colectiva de los sinaloenses.
Como ya se ha mencionado el miedo tiene un origen mental el cual permanece
dentro del inconsciente que previene de lo desconocido. El pánico es el exceso de
miedo el cual altera la percepción de la realidad, es una escalada mayor que afecta
la integridad física, por lo que difícilmente se podrá lidiar ante la idea de riesgo que
provocará daño, por lo que las reacciones que se generan en torno a tal fenómeno,
es la búsqueda consciente hacía una sensación de alivio y seguridad.
En cuanto al sentimiento de inseguridad este nace de la desestructuración de los
elementos que integran el ámbito cotidiano, se vincula a todo lo distinto, por ejemplo,
la inseguridad social, económica, y psicológica que suscita el vacío de poder, y que
afecta a las personas que normalmente integran la sociedad. Es la sensación que
analiza la práctica del terror por parte de la violencia, y se le relaciona con el
abandono, la agresión y la muerte, por lo que el peligro no es claramente
identificado.5
Por otro lado, los temores se vinculan a miedos cotidianos, como los desasosiegos,
las zozobras, las expectativas o los espantos del día a día, ejemplos de ellos son los
temores que se mantienen en la mentalidad de los sinaloenses como la imagen de la
5 Jean Delumeau, Op. Cit., p. 203.
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muerte, la oscuridad, las creencias fantásticas, los milenarismos u otras aflicciones
más físicas como las calamidades, las epidemias, el hambre, la inseguridad, la
miseria, el abandono, etcétera. Estas incertidumbres fueron igual de sufridas por los
sinaloenses, y no constituían un cambio abrupto en la sociedad de aquel entonces,
como los miedos coyunturales producto de la violencia revolucionaria, que causaban
profundos pesares que permitían continuar la vida diaria dándole otro sabor a estas
experiencias.
Durante el porfiriato los miedos y las angustias que se desprenden de la violencia y
el caos estuvieron marcados por la Pax porfiriana, la cual proveía de cierta
tranquilidad a la sociedad en general. El régimen porfirista se comprometió en
mantener el orden y el progreso, sin dejar de lidiar con las adversidades,
calamidades y demás zozobras que se presentaban con el devenir histórico, el cual
con el tiempo proporcionó en la mentalidad de la época una noción de certidumbre y
seguridad duradera, así como un futuro esperanzador. Sin embargo, con la inminente
aparición del conflicto revolucionario, los miedos de la población sinaloense durante
la etapa porfirista estuvieron en cierta medida controlados o minimizados por la paz,
éstos se recrudecieron a medida que la confrontación, la violencia e inseguridad
cobraron mayor auge debido a que cubrían extensas dimensiones de la geografía
sinaloense.
En la revolución hay miedos que dan continuidad a los del porfiriato, pues resurgen
con la aparición de los levantamientos armados, como la violencia, la inseguridad, la
leva, los rumores y los bandidos; la permanencia de estas angustias e inseguridades
junto a otros miedos que aparecen como nuevos, elevaron la sensibilidad colectiva,
tal es el caso de las crisis políticas, la lucha urbana, las cuotas de sangre, los
bombardeos aéreos, los encierros, los motines, la escasez de dinero, la perdida de
bienes y artículos de primera necesidad, la paralización de los trabajos, el miedo a
los otros, etc.
En fin, el objetivo general de esta investigación es analizar el impacto que tuvo el
miedo durante los tiempos de calma, orden y seguridad como porfiriato y observar
cómo se desenvuelven y manifiestan cuando impera el caos, el desorden y la
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violencia durante la revolución en Sinaloa, para así dimensionar esas sensibilidades
colectivas en la población y que actitudes, comportamientos y conductas surgieron y
adoptaron ante tales aflicciones.
Asimismo, también existen objetivos más particulares para el tratamiento de esta
temática: observar el comportamiento y actitudes adoptadas por la sociedad
sinaloense ante la afluencia de estas perturbaciones como el miedo y las
inseguridades; puntualizar la transición de la paz que proporcionaba el porfiriato,
donde los miedos eran controlados y minimizados; analizar a la sociedad sinaloense
y las medidas de seguridad y actitudes que tomaron ante la incursión de los
revolucionarios en la región; identificar los rumores que proliferaron en el imaginario
colectivo de los sinaloenses, así como sus alcances; estudiar los lapsos y sucesos
que agudizaron las expresiones de miedo de los sinaloenses; resaltar los cambios de
percepciones tras el paso de los ejércitos revolucionarios en el estado; conocer el
impacto del miedo en la tasa de desplazamiento forzado en Sinaloa entre 1910 y
1920; resaltar el papel que desempeñó la prensa y los medios de comunicación en la
construcción del miedo en la revolución.
Para cubrir estos propósitos se recurrió al acopio de una gran cantidad documental.
La información que de pautas para estructurar este trabajo de investigación proviene
de la consulta de los siguientes archivos; Archivo General de la Nación (AGN), se
revisaron los fondos de las colecciones revolución, del Instituto Nacional de Estudios
Históricos de la Revolución Mexicana (INEHRM), y de la Secretaría de Gobernación:
Periodo Revolucionario. En la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada (BMLT) se
recopilaron diversos materiales de como folletos y periódicos. En la Hemeroteca
Nacional de México (HNM) se encontraron diversos periódicos de México como otros
documentos importantes.
Otras fuentes informativas de singular importancia fueron los Archivos de la Catedral
de Mazatlán y de las parroquias de Concordia y el Rosario, además de la página de
internet Family Search; además, se consultaron los archivos de las parroquias de El
Fuerte, Culiacán y Mocorito, donde se recopilaron datos sobre los registros de
bautismo y matrimonios; fuentes que proporcionaron un acercamiento al estado
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mental de los sinaloenses, enfocándose en las rupturas, mutaciones y continuidades
en los patrones de bautismos y matrimonios, siguiendo los preceptos del historiador
Michel Vovelle de la historia serial, accediendo a la mentalidad revolucionaria y
observar las distintas manifestaciones de la sensibilidad durante los periodos de
agitación social en Sinaloa, por medio de la elaboración de algunas gráficas y tablas
en la que se desenvuelven estas prácticas entre 1910 y 1917.
Otra fuente importante fueron los diversos diarios de Estados Unidos consultados
digitalmente en la página California Digital Newspaper Collection (CDNC). La
consulta de periódicos de la época cuya información dentro de la presente
investigación es invaluable, pero el que ocupa un lugar importante dentro de ella es
el periódico El Correo de la Tarde de Mazatlán consultado en el Centro Regional de
Documentación Histórica y Científica (CREDHIC).
El mencionado El Correo de la Tarde resultó una fuente primordial para la realización
de este estudio, la cual permitió observar de manera casi completa el fenómeno
revolucionario en Sinaloa entre 1910-1914, que a diferencia de otra fuente que se
consultó resalta la importancia de los acontecimientos sin sufrir apenas un corte o
una ruptura hasta mediados de 1914. Por medio de este periódico fue posible
localizar, contextualizar y espacializar los miedos que se desataron en la población
sinaloense, un ejemplo de ello fue la recopilación de datos para recalcar la
importancia de los rumores que aparecen en las notas periodísticas durante la
revolución en Sinaloa.
Este mismo medio informativo favoreció otra actividad: la realización de diversos
mapas y cuadros de contenido que permitieron cartografiar los miedos en Sinaloa,
durante las distintas fases del conflicto revolucionario, y mostrar cómo estas alarmas
y pánicos se extendieron por toda la geografía del estado. Con ello se pudo señalar y
localizar las principales zonas revolucionarias, donde los rebeldes actuaron y cuáles
fueron los lugares más afectados por la proliferación de estas angustias que
empezaron a registrar mayor constancia. Gracias a ello se pudo constar que los
medios más comunes para difundir los rumores y alarmas entre la población fue la
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prensa, ya que los corresponsales trasmitían estas noticias al resto de la sociedad,
sobre lo que allí acontecía.
Ahora que se han expresado los alcances del uso de la fuente, las limitaciones de la
misma consisten en que hay un denso tratamiento de ésta, y por lo tanto la mayoría
de los acontecimientos a los cuales hace referencia es a la región sur del estado de
Sinaloa, haciendo poco hincapié a lo que pasaba en el resto de la entidad y en otras
partes de México. Esta limitación se debe a la misma naturaleza espacial de la
fuente, por lo que carga con el peso de los acontecimientos en la zona serrana, la
región del Centro y sur de la entidad.
Esto quiere decir que el periódico tuvo poca influencia en el Norte del estado, que en
las otras regiones menos mencionadas de Sinaloa, no se hayan expresado los
miedos producto de la violencia revolucionaria. Hay que agregar que el área de
influencia del periódico de Mazatlán recopila la mayoría de acontecimientos
importantes durante la revolución, mejor de lo que otra fuente podría hablar, ya que
estos puntos mantenían cierta comunicación y cercanía con el puerto, por lo que
sobresalen regiones del centro y serranas del estado como; Altata, Culiacán,
Guadalupe de los Reyes, Concordia, Pánuco, Copala, El Rosario, Escuinapa,
Navolato y Topolobampo.
Destacando otra limitación en el acceso y fruto que brindan las fuentes, una deuda
pendiente fue la consulta del periódico constitucionalista Boletín Militar, editado en
Guadalajara, el cual brinda cuantiosa información sobre el Sinaloa de los años 1914
y 1915. Tal vez hubiese brindado nuevas tonalidades a dicha temática. Limitación
que espero subsanar en otro momento y dimensiones de este tema de investigación.
Por otra parte, para adentrarme al estudio del miedo y los temores en la sociedad
sinaloense entre el porfiriato y la revolución, se recurre a la ya citada historia de las
mentalidades. Y con ello se posibilitó el acercarse a estudios y autores que
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permanecen poco conocidos y difundidos en el ámbito local, su rescate puede
implicar una fuerte presencia de los estudios de lo mental.6
Por otra parte, de manera particular dentro de esta investigación se fue
estructurando, a partir de un conjunto de apartados o elementos de diferentes
componentes, los cuales entonces arrojaron la siguiente estructura capitular.
El capítulo primero titulado El Miedo: referentes teóricos, conceptuales e
historiográficos, se presentan los autores con sus propuestas para abordar los
miedos como objetos de estudio en la historia... La escuela annales y los
historiadores franceses han estudiado los miedos dentro de las estructuras y
coyunturas mentales colectivas en Francia durante el antiguo régimen y la
revolución, en el ámbito rural y urbano, tanto del tiempo largo como del corto,
proponiendo ideas, reflexiones para su estudio desde el punto de vista histórico.
La multicitada historia de las mentalidades privilegia los estudios de lo mental, los
sentimientos, las emociones, y lo imaginario, ofreciendo una explicación a los
procederes mentales que predominan en un determinado tiempo. Adentrarse en los
miedos de la gente es ir a lo mental y subjetivo del individuo; Jacques Le Goff se
refiere a la visión del mundo, junto a la manera de explicar las formas de
pensamiento de los sujetos y los hechos históricos.
Jean Delumeau en El miedo en occidente, retoma los miedos de la mayoría de la
cultura dominante, afirma que la sociedad occidental vivió atemorizada por miedos
provocados por cualquier incidente, en una época donde predominaban los valores,
comportamientos y prejuicios cristianos sobre la razón. Delumeau explica cómo
funcionan los miedos estructurales pues reflexiona y conjetura sobre sus causas en
la manifestación de los fenómenos naturales, los aparecidos, los demonios, el mar,
los animales, los presagios, la peste, la noche, la guerra, los ejércitos, los bandidos,
etc.7
6 Investigadores como Joanna Bourke, Barbara Rosenwein, William Reddy, Monique Scheer; tomado
de, Jan Plamper, “Historia de las emociones. caminos y retos”, Revista Cuadernos de Historia Contemporánea, Madrid, Vol. 36, Feb-Jun 2014, pp. 22-26. 7 Jean Delumeau, Op. Cit., p. 22.
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Resalta las conductas de las personas ante la manifestación de los temores
naturales, detalla cada uno de estos elementos, los localiza y reconstruye
ubicándolos en un amplio paisaje de continuidad, donde no deja de lado las
motivaciones profundas o arcaicas ni las creencias fantasiosas o supernaturales. Lo
que le permite encontrar estas incertidumbres que no son nuevas, sino que cuentan
con antecedentes previos, cuyas conductas y comportamientos aluden a patrones de
la vida en la larga duración. Delumeau retoma los miedos naturales e individuales,
arcaicos y milenarios contextualizados en la sociedad europea, los reconstruye
partiendo de la Edad Media hasta la revolución francesa, donde puede analizar el
miedo como fenómeno histórico identificando lo que no es nuevo y lo que tiene
raíces profundas.
Sin embargo, Georges Lefebvre reflexiona sobre los miedos estructurales en la
mentalidad francesa previa a la revolución; explica los temores de larga data que se
desenvuelven en los espacios rurales, revalorizando la importancia de la ficción y lo
falso en la difusión de estos miedos. En el Gran pánico de 1789 Lefebvre realiza un
meticuloso análisis sobre la cronología, la geografía, y la sociología de la
propagación de los rumores, que originan el miedo desatado en la campiña francesa,
el cual es dimensionado por la aparición de bandidos y la carestía de alimentos. Los
actores, hechos y propaladores del pánico son señalados, así como sus
motivaciones e intencionalidades; la conspiración aristocrática y la relación de los
bandidos, y la propagación de los rumores hicieron que se desatara el miedo, en una
época difícil donde la situación política y social se caracterizaba por la escasez de
pan y descontento social que empezaba a convertirse en revolución.8
Lefebvre estudia los miedos estructurales en la Francia del antiguo régimen, las crisis
económicas, la escasez de granos, el hambre, los precios altos, los motines, la
miseria, la guerra, los bandidos y los rumores, remitiéndose a un tiempo donde los
pánicos se vinculan a los espacios rurales, y progresivamente el terror se apoderaba
de los mismos actores: campesinos, nobleza y clero. Sin embargo, Lefebvre se
queda con los miedos estructurales del tiempo remoto que permanecen inmóviles y
8 Georges Lefebvre, El gran pánico de 1789 la Revolución francesa y los campesinos , Barcelona, Editorial Paidós, 1986, pp. 302.
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son comunes a todos los hombres. Con la coyuntura revolucionaria aparecen nuevos
miedos que toman un camino distinto al de las estructuras mentales.
Por su parte, Michel Vovelle en Mentalidad Revolucionaria revaloriza la arcaica
cultura popular tratada por los historiadores como inerte, estática que no reacciona al
cambio; con su capacidad creativa e innovadora rescata y analiza los cambios
profundos en la vida cotidiana y las relaciones sociales que sufren síntomas de
mutación. Signos de cambios profundos en la sensibilidad y las actitudes colectivas a
través de los valores individuales o afectivos; el lenguaje, el amor, la religión, las
relaciones entre los hombres, la familia y la muerte. Vovelle afirma que el miedo es
uno de los elementos básicos para comprender la sensibilidad revolucionaria, el cual
no se reduce al pánico de manera profunda y continua. La violencia revolucionaria
remite al mismo tiempo a comportamientos antiguos y nuevos donde el miedo y la
revolución son imágenes de un mundo que se modifica durante las coyunturas
mentales, produciendo cambios profundos en la vida y las relaciones sociales que se
transforman.
Vovelle, a diferencia de Lefebvre, rescata las actitudes de la población, la cultura
popular bajo el miedo y la violencia que responden a otra realidad sociopolítica
distinta en el tiempo, lo mental y lo espacial. Analiza la mentalidad revolucionaria del
pueblo francés, evaluando los cambios en el pensamiento bajo el método de la
historia serial y el análisis de documentos de tipo eclesiástico como las actas de
bautismo, matrimonios, defunciones, testamentos, etc., accediendo a lo que queda
oculto en el discurso, prestando atención a las alteraciones, en lo anormal y que
pueda indicar una ruptura.
Mientras que en el segundo capítulo se analizan Los miedos en el porfiriato donde se
profundiza la existencia de los miedos naturales y de larga data que se manifiestan
en los tiempos muy previos a la revolución. Por ello durante la etapa porfirista, en la
población rural las devastaciones de las calamidades y las zozobras naturales como
las carestías, la escasez, la miseria y las enfermedades asolaron Sinaloa durante el
porfiriato. A pesar de tales sufrimientos en el antiguo régimen se procuraba asegurar
la estabilidad social, la paz y la tranquilidad por décadas. El temor existente o la sola
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idea de que se rompa el orden establecido, permeó dentro la sociedad sinaloense
especialmente en las clases medias y altas durante los mencionados años porfiristas,
debido a la prolongada paz, orden y progreso que se mantuvo por tanto tiempo.
En 1878, en Sinaloa el gobierno cañedista se enfrentó a una terrible sequía que
originó un grave problema de escasez alimentaria conocida como el Año del Hambre,
donde el desabasto y los altos precios estuvieron por desatar levantamientos y
motines en las ciudades. No obstante, los temores se incrementaron con la presencia
de las inclemencias naturales como los huracanes, sequias, heladas y plagas que
azotaron al estado desencadenando diversos desastres entre la población, por lo que
las cosechas, la infraestructura y la vida de las personas se perturbaron debido a las
calamidades del clima.
Además, el miedo a la violencia e inseguridad que representaban las asonadas
militares y el bandolerismo representaron un gran problema y por tanto un gran
esfuerzo por parte del gobierno para erradicarlos. La región serrana de Sinaloa era
lugar de contrabandistas, gavillas y rebeldes que provocaban alarmas angustiosas
por donde pasaban. El debilitamiento de la estructura porfirista en los últimos años se
caracterizó por una serie de crisis políticas, económicas y sociales, que debilitaron
los cimientos del régimen el cual proporcionaba seguridad y tranquilidad, crearon una
atmosfera de incertidumbre y temor que se fue gestando en el inconsciente de la
sociedad, por lo que se creó una idea o precepción de un futuro incierto.
Estas incertidumbres alcanzaron su pináculo en 1911, por ello en el capítulo tercero
El Gran Miedo durante la Revolución maderista y su gobierno, se exploran los
miedos y angustias de la sociedad sinaloense con la aparición de la coyuntura
revolucionaria; éstos toman otra dimensión debido a la transición de un periodo de
paz a uno de caos y los temores de la población son potenciados por los constantes
cambios que sufren al momento de la confrontación. Estas adversidades se
prolongaron con la aparición de viejos miedos que ven continuidad y algunos otros
que se sienten nuevos, los cuales suben el tono en el que se revelan potencialmente
cuando los revolucionarios empezaron a incursionar atacando los pueblos,
17
saqueando los comercios, cambiando autoridades, quemando archivos, abriendo las
cárceles y, en general, subvirtiendo el orden social establecido.
Con la revolución las urbes poco a poco se fueron desbordando en sensibilidad,
principalmente por las personas que huían del miedo y del odio popular de los
rebeldes maderistas en el ámbito rural. México padeció un Grande Peur que se
experimentó en muchas partes del país durante los meses de abril y mayo de 1911.
La violencia desatada durante la revolución y llevada a cabo por los maderistas, que
en un principio merodeaban la región serrana de Durango y Sinaloa actuó con mucho
ensanchamiento durante la toma de plazas. Los miedos se vieron potenciados
especialmente en los miembros de la clase oligárquica porfirista, gente que temía a
la venganza, la pérdida de su estatus, pertenencias y propiedades, a la anarquía,
donde su destino era la muerte o el exilio.
En Sinaloa los temores y la incertidumbre se veían alentados por la aparición de
“borregos”, los cuales consistían en un medio para infundir el pánico y el sentimiento
de inseguridad en los pueblos, los cuales se alarmaban ante la posibilidad de una
incursión revolucionaria. Los sentidos jugaron un papel muy importante en la
manifestación de los miedos durante la revolución, especialmente por lo que se oía y
decía durante las noches, las expresiones de alerta, los ruidos de la caballada, de las
balas, los murmullos, las sombras, las polvoreadas en el campo, el sonido de las
trompetas, clarines y tambores infundían temor por lo que llegaron a padecerse
momentos de autosugestión desencadenando grandes alarmas similar a lo vivido en
Francia con el Grande Peur.
Por otra parte, en el capítulo IV Siguen los temores: los tiempos del gobierno de
madero se da continuación a los demás cambios que ocurren en Sinaloa entre 1911
y 1913 con el gobierno revolucionario, donde la nueva realidad sociopolítica produce
cambios que propician temores que afectan las prácticas y las relaciones cotidianas.
Tras la caída del viejo régimen, el nuevo gobierno lidia con la tarea de pacificar el
estado, además pugnar con las numerosas adversidades y zozobras que propiciarán
la miseria en la población, debido a las afectaciones climatológicas y azotes de la
naturaleza, especialmente las epidemias que difícilmente llegan a controlarse, dando
18
pie a múltiples peligros dada la sensación de seguridad perdida. Estos miedos
naturales como las pestes perturbaron a la sociedad sinaloense, no solo a las clases
altas, sino a las menesterosas que salieron más afectadas tras la emergencia
sanitaria, la ruina de las cosechas y las afectaciones naturales.
En 1912, reino la desconfianza y el desasosiego en gran parte del estado, por la
creencia en la existencia de un Complot Científico. Esta conjetura consistía en
desestabilizar el gobierno de Madero utilizando a bandidos y partidarios del antiguo
régimen para predisponer el caos, la anarquía, e imponer la restauración de la
dictadura. Con el transcurso de los días, los motines y levantamientos zapatistas en
las inmediaciones de Culiacán y Navolato, incrementaron la inseguridad, por la
violencia ejercida contra el comercio y extranjeros. Por otro lado, la asonada
zapatista comprendía a bandoleros, vagabundos y oportunistas donde su motivación
eran los cuantiosos botines obtenidos del robo, la rapiña, el saqueo y los asaltos de
las haciendas, comercios, pueblos y ciudades que frecuentaban, logrando
incrementar la sensación de inseguridad en gran parte del estado.
Y por último en el capítulo final Los miedos durante el huertismo y el fin de la
violencia revolucionaria se aborda la caída de Madero, evento que no representó
miedo para la mayoría de la sociedad de forma inmediata, que por el contrario la
contrarrevolución de los militares y de Victoriano Huerta se veía como símbolo de
confianza y certidumbre, pero que después conlleva al desencadenamiento de
grandes miedos entre 1913-1916, los cuales tomaron un rumbo diferente a como se
habían expresado anteriormente. Por ejemplo, el conflicto se propagó por toda la
geografía del estado y la sensibilidad colectiva se desbordó, padeciéndose una
escalada de emociones, a la que se sumaron los fenómenos de escasez que hicieron
imposible el desarrollo de la vida, por lo que la población tuvo que desplazarse hacia
otros lugares más seguros.
La región sur de Sinaloa fue una zona muy caótica y revolucionaria por excelencia,
donde todos líderes se desplazaban y las autoridades huertistas huían, quedando las
poblaciones a merced de los bandidos y revolucionarios. Tras el vacío de poder
provocado por la persecución de los constitucionalistas contra los huertistas, que
19
aumentaron en número bajando de la sierra y llegando del norte, desde Sonora,
incrementaron la violencia e inseguridad con inmensas compañías revolucionarias,
donde comenzaron a asediar las ciudades y los puertos. Durante el sitio de Mazatlán
de 1914, las personas que quedaron encerradas vivieron una de las situaciones más
caóticas de la etapa revolucionaria en Sinaloa. Con la derrota huertista en 1914,
muchos temieron y padecieron la persecución y los tribunales revolucionarios, los
que apoyaron al régimen de Huerta eran considerados traidores, por lo que optaron
salir para el occidente del país o para los Estados Unidos.
En 1915, los grupos revolucionarios se dividieron en dos facciones los villistas
apoyados por el gobierno de la Convención y los carrancistas o constitucionalistas.
En la región del norte del estado se suscitaron los combates más significativos de la
guerra de facciones, aunque también cubrió otras regiones como la región serrana y
el sur de Sinaloa en menor medida. Las angustias de la población corrieron en un
tono ideológico y racial, ya que las tropas indígenas enarbolando la lucha villista
atacaban a las poblaciones blancas y mestizas del Distrito del Fuerte, especialmente
a los estadounidenses allí asentados, las constantes incursiones a los Mochis, el
Fuerte y Topolobampo fueron violentas; los saqueos, los robos y los ultrajes
alcanzaron su máximo exponente durante la quema de la ciudad de Los Mochis.
Para finalizar, solo resaltar que durante la investigación se logró observar de forma
clara el fenómeno del miedo dentro del contexto de la revolución, llegando incluso
más allá de lo que se había propuesto inicialmente abarcando el porfiriato. Se
cubrieron los objetivos que se plantearon al inicio de esta investigación, observar el
fenómeno en su dimensión estructural y en una situación de índole coyuntural, esto
con todo y las fortalezas y limitantes ya señaladas producto de la minuciosa
consulta del periódico El Correo de la Tarde. Con todo, la problematización y análisis
de las fuentes permitió analizar cómo se manifestaron los temores que surgieron en
distintos actores como contextos, así mismo éstos fueron cartografiados
dimensionándolos en el plano geográfico y observar cómo se desenvuelven en la
región, destacando las reacciones y comportamientos de los individuos y colectivos
históricos.
20
En fin, los temas como el miedo y la violencia son variados y complejos pero son
pertinentes de ser indagados para nutrir nuevos enfoques e investigaciones. Este
trabajo es un acercamiento que espero abone a este objetivo.
Para finalizar solo apuntar que las debilidades son de mi exclusiva responsabilidad y
que sus fortalezas y méritos no hubieran sido posibles sin el aporte de los sinodales
de esta investigación de tesis y el apoyo institucional de la UAS y otras instituciones
académicas. Claro, que sobre el contenido de este texto el mejor juicio será del
público lector.
CAPÍTULO I
EL MIEDO: REFERENTES TEÓRICOS, CONCEPTUALES E
HISTORIOGRÁFICOS.
Los historiadores de las mentalidades son quienes se han acercado a estudiar las
mentalidades colectivas. Esta corriente historiográfica se preocupa por analizar los
complejos procederes mentales, es adentrarse e ir a lo mental, a lo subjetivo del
individuo, a la visión del mundo de cada cual como diría Le Goff, explicando cómo se
originan y se gestan las diversas formas de pensamientos entre los individuos y las
colectividades, que se mueven en las dinámicas socioeconómicas de la época. Es
por ello que, considero que a partir de las propuestas planteadas por los
historiadores de la tercera generación de los annales, se puede retomar un estudio,
cuyo enfoque se centra en el miedo como objeto de estudio entre el porfiriato y la
revolución, utilizando planteamientos, métodos de estos investigadores para explicar
el fenómeno dentro de la presente investigación.
La historia de las mentalidades privilegia los estudios como las actitudes frente a la
muerte, la vida afectiva, los sentimientos, las emociones, lo real y lo imaginario, las
relaciones familiares, la ritualización del poder, las creencias religiosas, los olores, se
adentran en los temores, los milenarismos, el gran pánico y la sensibilidad colectiva.
Hay una preocupación por resolver y explicar el cómo y porque se manifiestan los
procederes mentales, las conductas o comportamientos de la sociedad ante un
fenómeno, y no tanto en afanarse por los orígenes, mediante la reflexión, el análisis y
21
métodos en la historia y el acercamiento a otras disciplinas de las ciencias sociales
como la sociología, la antropología, la psicología, etc.
El miedo ya no es algo que se encuentre solo en los cuentos para asustar a los
niños, también se localiza dentro de la historia a través de construcciones, nociones
o representaciones en la cultura que son tan variadas como diversas. Estas
construcciones del pensamiento son características de las estructuras mentales, que
acompañan a los procesos históricos, pues forman parte de la sociedad que le da
forma y existencia a estos temores. Estos miedos permanecen en la conciencia
colectiva, donde lo real y lo imaginario crean y moldean dichas angustias e
incertidumbres, es decir que estas creaciones mentales le dan un sentido a la
clarificación de un fenómeno extraño como pueden ser los sucesos sobrenaturales,
al cual se le asigna como explicación a la perturbación, que se manifiesta en un
contexto sociopolítico que caracteriza a determinada realidad.
Por ejemplo, el porfiriato generó temores de gran inestabilidad social, con un fuerte
control en la región, tuvo la capacidad para reprimir a poblaciones enteras que
estaban en desacuerdo con sus políticas, por otro lado, también se temía al
descontrol social que impero en México antes de la llegada de Díaz al poder. Por
ende, el Estado con la incertidumbre de perder el orden establecido, imponía ciertos
controles dentro de la estructura, que fueron despertando inquietudes en clase media
urbana y las clases populares. La poca libertad política que imperaba, la prolongada
miseria, pobreza, desempleo y hambre, que se agravaron con las crisis económicas
que la población resintió, sobretodo en el mundo rural, que por mucho tiempo
permaneció al margen y en ocasiones desobligado de la política porfirista, se
desarrollaron inquietudes al acecho de perturbaciones que alteraron la vida cotidiana,
la tranquilidad social e interrumpieron la paz. Ya que la perdida de los bienes, la
escasez de trabajo, de alimentos, la represión del gobierno, la aparición de los
bandidos, hicieron que aparecieron en el inconsciente la percepción de un miedo
hacia un futuro incierto.
Con la llegada de la revolución aparecen los temores coyunturales, que convergen
con los miedos estructurales o tradicionales del porfiriato, donde éstos son comunes
22
a todos los hombres y permanecen inmóviles dentro de la estructura. Sin embargo,
los miedos durante la coyuntura revolucionaria toman un camino distintito, pues
pertenecen a otra realidad sociopolítica diferente, donde hay un continuo cambio de
mutaciones, transformaciones o rupturas mentales, que permiten observar distintas
reacciones en los diferentes actores, cuya reacción es distinta ante el fenómeno
social que le provoca miedo. Ya fuera por representaciones gráficas, por noticias o la
presencia del fenómeno que implica el uso del imaginario del sujeto histórico.9
El miedo está ligado a lo no conocido que habita dentro de nosotros, o a lo no
conocido que acecha desde fuera, se oculta tras los rostros y las sombras que
vemos, que entrevemos o que, intentamos escrutar en derredor nuestro. El miedo
nos vincula sin duda, al temor que en determinadas circunstancias pueden llegar a
sentir los animales. Por otra parte, entre los seres humanos adquiere dimensiones y
matices mucho más amplios, intensos y dramáticos que los del simple miedo animal;
los miedos humanos echan raíces en la memoria, se expanden y ramifican al ritmo
exuberante de la voz que crea y transmite el rumor, se tiñen de los estrafalarios
colores del arte; hasta se mezclan en ocasiones, con el extraño caudal de amor.10
El sistema límbico es el encargado de regular las emociones tanto de los animales
como de los seres humanos, el mecanismo que da rienda suelta al miedo, la huida,
la lucha, la resistencia al dolor, y todo lo inherente a la conservación de la especie.
Expertos en neurociencia y conducta humana señalan al miedo como uno de los
mecanismos que desencadenan las respuestas Fight or Flight, esto es, combatir o
huir; los mecanismos bioquímicos y neurológicos se asocian con una aceleración del
ritmo cardíaco, un discreto aumento de la presión arterial, una acentuada dilatación
de las pupilas y un mayor flujo sanguíneo hacia las extremidades.11 Los temores
particulares entran en este concepto como cuando las incertidumbres provienen de
una amenaza más amplia, como la revolución para este caso de interés, el miedo
9 Luis Ángel Vargas Reynoso, Miedo, Sufrimientos e inseguridades en los Altos de Jalisco durante la revolución mexicana [Tesis de Maestría en Historia de México, inédita], Guadalajara, Centro
Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades División de Estudios Históricos y Humanos, Universidad de Guadalajara, 2012. p.37. 10 Gerardo Fernández Juárez, José Manuel Pedroza (editores), Antropologías del miedo Vampiros,
sacamantecas, locos, enterrados vivos y otras pesadillas de la razón, España, CALAMBUR Editorial, 2008, p. 9. 11 Ibid. https://www.definicionabc.com/salud/miedo.php
23
político surge de los conflictos entre sociedades o grupos de la sociedad que buscan
posiciones de poder.12
1.1 El Miedo y las Mentalidades.
El temor a determinados entornos sociales es en realidad una forma de ansiedad
persistente y patológica relacionada con mecanismos comparados con aquellas que
se asocian con el pánico. De entrada, señalar que la historia de las mentalidades
tiene distintas maneras de acercarse a las estructuras mentales de la sociedad que
transita en periodos de larga duración, donde se concentra en analizar los lentos
cambios de pensamiento que se mantiene en los grupos sociales, como un sistema o
conjunto de ideas socialmente transmitidas y aceptadas. A estas conductas los
historiadores de las mentalidades la han conceptualizado como estructura mental.
Este utillaje mental tiene la función de explicar la conducta de los individuos y las
formas de expresarse en la sociedad, desde los grupos organizados a las
comunidades familiares o de vecindad, las compañías o las sectas: desde los monjes
en los monasterios en la Edad Media, a las muchedumbres descontroladas de la
revolución francesa o la mexicana; estas concepciones ligadas a la historia social,
permiten conocer a la sociedad aproximándose a los fenómenos mentales.
Jacques Le Goff recomienda al historiador ir al encuentro de otras ciencias sociales
tales como la etnología que permite alcanzar un nivel más estable de la sociedad, la
psicología social que debido a sus conceptos de comportamiento o actitud son
esenciales. No obstante, Le Goff plantea que acercarse a la historia de las
mentalidades es el punto de conjunción de lo individual y lo colectivo del tiempo
largo, y de lo cotidiano, de lo inconsciente y lo intencional, de lo estructural y lo
coyuntural, de lo marginal y lo general. El nivel de la historia de las mentalidades es
el de cotidiano y lo automático de la historia, lo que escapa a los sujetos individuales
de la historia porque es revelador del contenido impersonal de su pensamiento.13
12 Luis Ángel Vargas Reynoso, Op. Cit., p. 42. 13 Jacques Le Goff, “Las mentalidades una historia ambigua”, en Jacques Le Goff, Pierre Nora, Hacer la Historia, Barcelona, Editorial LAIA, 1978, p.85.
24
Según Le Goff el termino mentalidad es sucedáneo popular a la weltanschauung
alemana que se traduce como visión del mundo, de cada cual, un universo mental
estereotipado y caótico en un mismo tiempo. Es decir, el término es para describir las
creencias que tienen los individuos en común con el resto del grupo. Esta concepción
de las mentalidades tiene por su visión lineal de la sociedad, donde el universo de la
mentalidad es aquel que tienen en común Cristóbal Colon con el marinero de sus
carabelas, o Cesar y el último de sus legionarios.14
Esto se traduce en que todos los individuos o sociedades heredan un sistema de
pensamiento común a todas las unidades sociales, pues comparten creencias,
comportamientos y expresiones que caracterizan una época, donde los grandes
hombres, individuos pequeños, grupos o multitudes se identifican mediante estas
concepciones que son comunes dentro de la estructura. Esta herencia de
pensamiento viene a proporcionar una continuidad, a las formas comunes en las que
se relaciona y se identifica a una realidad sociopolítica pues permanecen de manera
inmóvil y cambian de forma lenta como sus creencias, ideologías, dogmas, etc.
Por ejemplo, a los hombres del siglo XIV frente a la peste se creía que era una
especie de castigo divino, dicho pensamiento se fue estableciendo por los clérigos de
la Alta Edad Media que retomaban las lecciones de los pensadores cristianos desde
San Agustín a Santo Tomas de Aquino. Estas lecciones se adentraron en el
inconsciente de la población por tanto tiempo que, el sistema de ecuación termino
siendo enfermedad=pecado, este adoctrinamiento carecía de articulaciones lógicas y
sutilidades de raciocinio.15
George Duby propone la división de la estructura material y mental las cuales se
clasifican por tres niveles temporales de duración. La corta de los acontecimientos, la
media de las coyunturas o los ritmos cíclicos y la larga duración de las estructuras.
Duby propone que para conocer a la sociedad es importante aproximarse a los
fenómenos económicos y demográficos que se mueven con la dinámica histórica,
además, Duby define que el entorno donde se desenvuelven los individuos, los
grupos o las multitudes son un componente esencial para el surgimiento de una
14 Ibid., p. 83. 15 Ibid.
25
conciencia colectiva, donde se comparten experiencias, sentimientos comunes, y
sensibilidades que llegan a manifestarse en el seno propio del contexto político,
cultural y económico.16
No obstante, Duby se acerca al estudio de la iconografía y el lenguaje, los cuales,
dan lugar a un amplio conocimiento de los universos mentales ya que según Duby, la
creación es la práctica de la recreación de una materia recibida, pero transformada
por el artista en función, no sólo de su propio espíritu sino también de los medios
culturales y sociales en el que se encuentra inserto. El lenguaje en la forma de
establecer una relación entre las ideas y el vocabulario es utilizado para enunciar
dichas ideas que cambian a lo largo del siglo.17
De esta forma se expone que el uso de la iconografía y el lenguaje en la revolución,
por ejemplo; lo podemos asociar al uso de los periódicos de la época, que recogen
en muchas ocasiones todos los elementos pertinentes para producir una recreación
del acontecimiento. Éstos retoman características esenciales y evidentes, mediante
el uso del lenguaje periodístico y la fotografía, para exponer y transmitir una verdad
sobre los acontecimientos, que en ocasiones pueden llegar a la ficción, o creerse
falso, desataron verdaderos pánicos tras la fabricación de noticias donde se pone a
prueba lo real y lo imaginario. De la misma forma, la construcción de iconos o
representaciones que incitan a la manipulación de la verdad, puede desembocar en
delirios que se potencian con los temores llega a producir una nota periodística.
Prueba de ello la podemos encontrar en la existencia de un miedo probable y latente
a mediados de 1910, donde los periódicos de la época reportaban la noticia de la
aproximación del cometa Halley. A pesar de que los expertos exponían que bajo
ninguna manera el cometa choraría contra la tierra acabando con toda la existencia
humana, remitiéndose a un mero acontecimiento astronómico, los periódicos
mediante el uso del lenguaje periodístico y científico confundían a la población. Se
reportaban toda clase de rumores sobre situaciones extrañas que se aludían al
16 Georges Duby, “Historia social e ideología de las sociedades” en Jacques Le Goff, Pierre Nora, Hacer la Historia, Barcelona, Editorial LAIA, 1979, pp. 157-177. 17 Georges Duby, “Histoire des mentalités”, en Charles Samaran (coord.), L’histoire et ses méthodes, París, Gallimard, 1961, pp. 936-966.
26
cometa, algunos llegaron a propagar noticias falsas a manera de broma de que el
mundo acabaría el 19 de mayo de 1910, aludiendo de esta manera un miedo que, si
bien no fue general, fue una incertidumbre que se manifestó y que detono algunas
conductas en la sociedad mediante esta noticia, por ejemplo:
El cometa Halley es esperado con alarma. -La gente espera alarmada el 18 del actual, el paso del cometa por la tierra. La cauda por las noches abarca casi toda la bóveda celeste, causando pavor a los timoratos.18 ¿Moriremos mañana asfixiados al envolvernos la cauda del cometa de Halley? ¡¡No!! ¿Qué elemento poderosísimo impedirá tan terrible catástrofe? Lo explicaremos en el “Correo” del día 19.19
En el Gran Pánico de 1789, Georges Lefebvre nos plantea la idea del pánico que
desato grandes temores en el campo francés previo al inicio de la revolución
francesa. Donde las condiciones para estallido la encontramos el año anterior, y las
dinámicas económicas, sociales junto a las perturbaciones propias del clima origino
una escasez de granos, y por tanto se dejó sentir un hambre sobre todo en la
campiña francesa, dicha población resintió esta terrible crisis, la escasez de pan, la
miseria, la pobreza y las enfermedades, así como el alza de los precios originó
descontentos entre los campesinos y la aristocracia que al no solucionar el problema,
empezaron las revueltas populares, contra el descontento hacia la aristocracia y el
alto clero.20
En 1789, el tercer estado estaba convencido de un complot aristocrático contra él,
donde la nobleza y el alto clero querían acabar con el tercer Estado acaparando el
trigo, subiendo los precios del pan y lo cereales, eliminando a las revueltas populares
mediante los ejércitos extranjeros, utilizando a los bandidos como mercenarios para
destruir las aldeas de la campiña francesa. Para Lefebvre la causa principal del gran
pánico es el hambre, el miedo al hambre; la cual se asocia desde tiempos remotos a
18 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 18 de mayo de 1910, p. 1. 19 Ibid., 18 de mayo de 1910, p.3. 20 Georges Lefebvre, El gran pánico de 1789 la Revolución francesa y los campesinos , Barcelona, Editorial Paidós, 1986, pp. 302.
27
la aparición de bandidos y saqueadores quienes en época de cosecha hacen
presencia amenazante en el campo.21
En Sinaloa durante la revolución mexicana los rumores son llamados “borregos” y
alarmaban a las poblaciones sobre la aproximación de grupos revolucionarios,
dotándoles de gran temor en general.22 La ficción actuaba en todo tipo de rumores,
éstos obtenían crédito con mucha frecuencia, dentro de los distintos estratos
sociales, además se esparcían con muchísima facilidad, de boca en boca,
distorsionando la verdad y creando un miedo profundo en la población que se hacía
incontrolable, pues hacía a las autoridades no pudieran aplacar a la multitud que se
había perturbado, por estos rumores que rondaban las calles de la ciudades o los
pueblos.
Con motivo muy poderoso por lo que está pasando en el norte de la Republica, no se oye un ruidito por estos rincones que no cauce un pánico alarmante entre los pocos vecinos que por aquí vivimos. Ya son muchas las noches que no pegamos los ojos, va por el simple borrego de que los tenemos cerca, o por el más mínimo ruido de un sonar de espuelas. Noches pasadas, al terminar un baile público, según dicen, alguien quiso seguirla de gallo comenzando a tocar la música que amenizo el baile, una de esas piezas que tiene partes de marcha en donde resaltan toques de clarín y tambor batiente, como muchos ya nos habíamos retirado a nuestras casas encerrándonos a piedra y mezcla, al oír los sonidos con que comienza dicha pieza, nos dimos el gran susto, desengañándonos hasta el día siguiente. Últimamente, ya yéndose el día, hicieron su entrada triunfal el ministro protestante, un agente de tarjetas postales, y otras personas que con ellos venían, y aquí precisamente tuvimos, nuevamente para morirnos de espanto, pues uno de los vecinos conto a otros que para él eran sospechosos dichos caminantes. No acabábamos de discutir sobre la procedencia de esos visitantes, cuando estos sin más ni más antes de recorrer el pueblo se dirigieron a la tienda de abarrotes del señor Modesto Aramburo, preguntando por el mismo que dónde vivía el alcalde y en fin todos los empleados de Gobierno; pues con tales preguntas eran suficientes para acabar de matarnos de miedo, por aquí se oyen carreras, sonar de puertas, más allá lloriqueos, y la mar.23
21 Georges Lefebvre, Op. Cit., p. 302. 22 Samuel Octavio Ojeda Gastélum, Matías Hiram Lazcano Armienta, (coordinadores), Historias de la Revolución en Sinaloa, México, Universidad Autónoma de Sinaloa, 2011, pp. 156-160. 23 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 18 de febrero de 1911, p. 3.
28
De acuerdo con los planteamientos de Lefebvre los rumores, son entonces una red
de información que se entrelaza de persona a persona, de granja en granja, del
pueblo a las ciudades y en una rapidez impresionante logra desestabilizar toda una
región alterando el orden y poniendo en un gran estado de sensibilidad. Hace que el
miedo se torne en pánico y desata conductas referentes a la seguridad, por todos
lados y poniendo a autoridades junto a los pobladores en una vigila expectante, para
luego acabar con los agentes provocadores del caos. Tiene como función propagar
la idea ánima versada, ferviente o de auto convencimiento de que un peligro
inminente y creciente se acerca, imaginándose toda clase pillajes, maldades y
barbaridades muy propias de los bandidos, rufianes, salteadores y vagabundos.
Michel Vovelle señala que, en épocas con gran agitación social afloran las
sensibilidades humanas, durante la revolución francesa Vovelle estudia el caso de
los matrimonios, mediante este indicio Vovelle observa que éstos se disparaban en
periodos de agitación social, además intuía que los hombres casados se casaban
más en tiempos de agitación social, para desatenderse de las responsabilidades de ir
a la guerra. Por otra parte, el autor hace varias observaciones referentes a la
manifestación de la sensibilidad colectiva, mediante el método de la historia serial.
Ya que también señalaba que los índices de natalidad en tiempos argüidos, las
parejas de casados se abstenían de traer hijos al mundo, ante la idea de un futuro
incierto y con pocas opciones de sobrevivencia.24
De acuerdo con los planteamientos de Vovelle es posible descubrir, ciertos patrones
de comportamientos dentro de la sociedad durante los periodos de ruptura social,
mediante el tratamiento de documentos de tipo religioso. De esta forma Vovelle, se
acerca a medir la senilidad colectiva durante la revolución francesa, y para ello
analiza los censos, los registros civiles, los bautizos, los testamentos, las
defunciones, etc. Esto puede ser posible mediante el siguiente ejemplo: en el registro
de bautizos de las parroquias del sur de Sinaloa, se puede observar un leve
incremento en los bautizos en las poblaciones aledañas a Mazatlán, ya que en tan
sola una iglesia se realizaron múltiples bautizos, 6 de ellos practicados en la iglesia
24 Michel Vovelle, La Mentalidad revolucionaria, Barcelona, Editorial Crítica, 1989, pp. 320.
29
del Recodo el 2 de octubre, e incrementándose en la misma semana en otras
poblaciones como Villa Unión, La Noria, etc., esa misma semana Madero llama al
pueblo a levantarse en armas contra el gobierno de Díaz para el 20 de noviembre de
1910, una semana después de haber estallado el movimiento revolucionario, en la
población de Aguacaliente se practicaron 14 bautizos de forma múltiple en aquella
población.25
Los datos anteriores parecen ser insignificantes y poco relevantes, a su vez
pareciera que no tienen por qué tener relación alguna, pero si seguimos los
planteamientos de Vovelle, se puede concluir que, entre esas fechas tras una fuerte
concentración de familias, que se reunieron en distintos puntos del sur del Estado,
con la inquietud de que sus hijos recibieran los sagrados sacramentos. Estos actos
religiosos parecen indicar, que por esos días se elevó el sentimiento religioso y
donde el miedo hacia algo incierto, como lo es el llamamiento a las armas, es posible
que se recurriera a un aumento en el refugio de la religión en aquella zona. Pues de
esta forma se puede concebir la creencia en la salvación, como forma de evadir los
temores que generará la revolución.
Así mismo en Mentalidad Revolucionaria se plantea una relectura de los estudios
sobre la revolución francesa, desde la historia de las mentalidades, donde se
acompaña de la historia social y propone el momento revolucionario como una
secuencia de ruptura, en la que la ideología de las mentalidades, las penetra y las
subvierte. La revolución francesa de 1789, sería un efímero de mutación, momento
cargado de novedad, rapidez, súbita e irresistible, invencibilidad, inefabilidad, violento
y doloroso donde, pero a su vez la revolución es un excepcional momento de
verdad.26
Lo efímero del momento dice Vovelle es cuando realmente se puede apreciar lo que este pasado al calor del conflicto y el contingente humano, observa, critica, participa activamente, es víctima de la originalidad del efímero momento. Todos los contrastes y conflictos hacen su aparición, y hay cambios profundos, en las relaciones
25 Ver: https://familysearch.org/ark:/61903/3:1:S3HT613SHFF?i=402&wc=3PZSW38%3A4586370
1%2C45863702%2C46067701&cc=1473206https://familysearch.org/ark:/61903/:1:9Q97Y3MD4X2?i=392&wc=3PCTPTL%3A45864401%2C45864402%2C45963001&cc=1473206 26 Michel Vovelle, Op. Cit., pp. 320.
30
sociales, familiares y culturales que sufren constante mutación. Las elites y las clases populares se comportan no como la época dice, sino que llevados por la situación del caos revolucionario crea un excepcional momento de verdad.27
El miedo forma parte de los elementos básicos, para comprender la sensibilidad
revolucionaria. Michel Vovelle plantea que el hecho histórico tiene doble faz, y donde
el miedo que tiene en sus formas de pánico colectivo, desaparece progresivamente,
y el terror que es miedo controlado, fija sus límites en la justicia popular activa. El
miedo como elemento de la mentalidad revolucionaria no puede reducirse al pánico,
de manera profunda y continua. La violencia revolucionaria se remite al mismo
tiempo a contratiempos muy antiguos y muy nuevos: su espontaneidad se inscribe en
toda una traducción en el esclavismo de los humildes que responden a la crueldad
de la represión.28
Por otra parte, Philippe Aries descubre una serie de significados importantes sobre la
muerte, al contrario de lo que se pensaba en antaño, la muerte era mucho más
cercana, cuya familiaridad entra en convivencia con la sociedad antigua. Estas
conductas estaban presentes por la dominación de la religión, la simplicidad con la
que los ritos de la muerte eran aceptados y celebrados de manera ceremonial, sin
ningún carácter dramático, sin excesivo impacto emocional. No se temía a la muerte
del cuerpo, sino a la del espíritu o del alma. La familiaridad con la muerte es una
forma de aceptación del orden de la naturaleza, aceptación a la vez ingenua en la
vida cotidiana y sabía en las especulaciones astrológicas.29
Un miedo latente que describe Philippe Aries es la de no morir como cristiano,
muchas veces debido a la situación no se contaba con el cura del pueblo, para recibir
la absolución de los pecados, entre otros sacramentos, ya que las enfermedades por
ejemplo, despertaron algunos cambios en las actitudes frente a la muerte, estas
costumbres se mantenían siempre que se podían, pero el recuerdo del azote de
enfermedades como el cólera, la peste bubónica, la fiebre amarilla, entre otras, hacía
27 Ibid. pp. 28-32. 28 Ibid. p. 63-70. 29 Philippe Aries, Historia de la muerte en occidente desde la edad media hasta nuestros días , Barcelona, Editorial Acantilado, 2011, p. 43.
31
que la muerte se sintiera extraña y fuera de lo común, se mantenían alejado a los
seres queridos, y estos ya no perecían en sus hogares, sino en hospitales, además
se prohibían los funerales, y se perseguía a cualquier sospechoso que hubiera tenido
contacto con el moribundo, además ya no se enterraba a los cuerpos, sino se les
cremaba cuya práctica no se aceptaba antes de 1907.30
Un vecino de este lugar, con atenta súplica, se dirigió al capellán de Elota, exponiéndole que en este lugar hay un considerable número de criaturas, que, según nuestra creencia católica, necesitan recibir la fé de bautismo y como la mayor parte de este gente es pobre de solemnidad, estando a la vez enferma, la que no ha muerto del paludismo, el cual ha hecho atrocidades por estos rumbos, por todas estas razones que son de algún peso, se hacía necesaria la presencia del señor Cura en este lugar. Este a la súplica que se le hizo, contesto por conducto de otra persona, que vendría siempre que se le hicieran todos sus gastos, cosa no acreditable, porque los bautizos no los viene a hacer gratis y, sobre todo, es un deber obligatorio; pero si no quiere prestar los auxilios que se le piden, sobre el caerán las responsabilidades de las criaturas que mueran herejes.31
Por otra parte, Jean Delumeau en El miedo en occidente retoma los miedos de la
mayoría, donde afirma que por mucho tiempo la sociedad europea occidental vivió
atemorizada por miedos arcaicos provocados por cualquier incidente, desde el
incremento argüido de la inseguridad provocado por las guerras, hasta los ataques
intempestivos de los fenómenos naturales, los aparecidos, los demonios, el mar, los
animales, los presagios malignos, las enfermedades, la inanición, los rumores, etc.
Delumeau detalla cada uno de estos elementos, los localiza y reconstruye todas sus
realidades, haciendo hincapié muchas veces sobre el origen de estos miedos, de esa
manera puede entender cómo funcionan los miedos y que es lo que lo causa, se
enfoca en las aptitudes y comportamientos que recurrieron las personas durante el
trascurso de los periodos turbios.32
Para Delumeau, el miedo es contrario a la audacia, no es solamente una frialdad,
sino también una turbación y un asombro del alma que le priva del poder de resistir a
30 Ana María Carillo, “¿Estado de Peste o Estado de Sitio?: Sinaloa y baja California; 1902-1903.”
Revista mexicana, El Colegio de México, vol. 54, núm. 4, abril-junio 2005, p. 1082. 31 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 15 de febrero de 1911, p. 3. 32 Jean Delumeau, El miedo en occidente, México, Editorial Taurus, 1989, p.22.
32
los males que ésta piensa muy cercanos. No es una pasión solamente; es solamente
un exceso de cobardía, de asombro y de temor que siempre es vicioso. Y como la
principal causa del miedo es la sorpresa, no hay nada mejor para librarse de él que
utilizar la premeditación y prepararse para todos los acontecimientos, cual temor
puede causarlo.33
En sentido estricto y restringido del término, el miedo (individual) es una emoción-
choque, frecuentemente precedida de sorpresa, provocada por la toma de conciencia
de un peligro presente y agobiante que amenaza la conservación.34 Delumeau
describe una forma de miedo muy común en tiempos antiguos, el morir de hambre
era un miedo colectivo, las malas cosechas, las enfermedades, las guerras,
absolutamente cualquier cosa podría desequilibrar el sistema, llegando incluso al
enloquecimiento de ciudades, justificando estos miedos las conductas violentas de la
sociedad.35
Dentro de las conductas del ser humano, las emociones responden ante aquellas
cosas que tienen que ver realmente con la supervivencia. El sentir intensamente
miedo es una reacción frecuente en situaciones de catástrofe o de amenaza, pero no
es una condición suficiente para que aparezcan conductas de pánico. El miedo
produce cambios fisiológicos inmediatos, las emociones son estados caracterizados
por una activación fisiológica (sudoración, palpitaciones, elevación de la presión
sanguínea, variaciones en el ritmo cardiaco, producción de adrenalina, etc.) cambios
en la expresión facial (cara de alegría, tristeza, o enojo), postura (postura tensa y
defensiva) y sentimientos subjetivos.36
Después de presentar a toda esta gama de investigadores franceses que han
estudiado al miedo, en el contexto latinoamericano hay también presencia de
propuestas que han estudiado al miedo como enfoque principal de numerosos
artículos y ensayos históricos. En el Colegio de México se editaron una serie de
33 Ibid. 34 Ibid., pp. 28 y 29. 35 Ibid., pp. 206-212. 36 Juan Antonio Barrera Méndez, “El miedo colectivo el paso de la experiencia individual a la experiencia colectiva”, El Cotidiano, Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Azcapotzalco, México, núm. 159, enero-febrero 2010, pp. 5-10.
33
ensayos y reflexiones sobre el miedo en la historia de México, y cómo fue que este
sentimiento se apodero en el imaginario popular desde tempranas etapas de la
historia. Para ello se resaltan algunas facetas de esos temores y angustias en las
épocas prehispánicas y coloniales, estos análisis que se resaltan en los libros Una
historia de los usos del miedo y Los miedos en la historia, coordinados por Pilar
Gonzalbo, Anne Staples, Valentina Torres y Claudia Agostoni, quienes resaltan sus
posturas en pioneros trabajos sobre el miedo como unidad de análisis en la historia
de México.
El libro resalta las muchas facetas del uso del miedo en la historia, resaltando el uso
de la violencia en las tribus indígenas prehispánicas, sobre ciertos temores entre los
extraños y los extranjeros, la cual se relaciona con el rechazo, la ignorancia y la
desconfianza. Habla sobre las consecuencias de sentir temor, miedo o angustia, en
base a fundamentos reales o ficticios, y la forma en la que recae el comportamiento y
la relación entre los individuos de diferentes épocas. Los miedos son usados y son
útiles para alguien, en todo caso siempre han servido como argumento para quienes
se sintieron amenazados y justificar el uso de la violencia.37
Los seres humanos tienen la capacidad de conceptualizar sus miedos, de describirlos, de ejercer su capacidad de imaginación e inventar sus propios terrores y de comunicarlos a los otros seres humanos. El hecho es que, frente a las formas instintivas del miedo, cuando se toma conciencia del peligro se producen reacciones intencionales. El miedo a la muerte, al dolor, a la vergüenza, a la humillación, al despojo, la soledad, en la diversidad de los miedos no es sencillo discernir los miedos naturales y los culturales, porque los miedos culturales tienen su origen en miedos reales; y, sin embargo, podemos hablar de los miedos dirigidos, así como podemos distinguir los miedos instintivos de aquellos que han sido previamente conceptualizados y asimilados.38
En el Perú Claudia Rosas Lauro coordinó, una serie de ensayos de Historiadores
Peruanos, en donde el miedo en sus muy variadas facetas, alberga profundas
reflexiones en la historia de este país desde tiempos de la colonia hasta el siglo XX.
Este interés por parte de los historiadores peruanos, es un primer intento por
37 Pilar Gonzalbo Aizpuru, Anne Staples, Valentina Septién, Una historia de los usos del miedo, México, El Colegio de México-Universidad Iberoamericana, 2009, p pp. 9-11. 38 Ibid., pp. 33-34.
34
aproximarse al miedo en la historia, en la que cada autor examina el miedo en sus
propios análisis en sus respectivos campos de investigación.39
El apartado de Claudia Rosas, destaca el fuerte impacto de la revolución francesa en
la mentalidad colonial del Perú, ante la reactivación del temor prístino a la subversión
en los grupos de poder. La autora analiza los procesos informativos enfatizando el
papel de la difusión de la información y del rumor en la generación de
perturbaciones, en la cual a traves de dicho análisis, se puede aproximar a la manera
en la que se representaba la revolución y se constituía el imaginario del miedo.40
El miedo a la plebe y a la sedición aparecen asociados al temor a la inversión del
orden social, político y religioso, la conjugación de estos miedos creó un sentimiento
de inseguridad en las autoridades virreinales y la elite colonial que, frente a la
amenaza de una revolución, activo una serie de mecanismos de control y represión
con el propósito de lograr seguridad en diferentes niveles. Así se desarrolló un
abanico de medidas destinadas al control de la información en el espacio público, a
orquestar propaganda política contrarrevolucionaria.41
A partir de este abanico historiográfico sobre los diversos enfoques y autores, que se
han acercado a estudiar los miedos y tratándose del caso para la historiografía de
Sinaloa sobre la revolución, concluiría que aplicar las ideas de Lefebvre adoptando
su método, utilizando la geografía de los rumores y partir de la búsqueda de notas
periodísticas, ubicar a los actores, situaciones, hechos, pero sobre todo las
intencionalidades y motivaciones, donde el miedo es una realidad que mueve los
acontecimientos. El trabajo de Lefebvre servirá como un gran referente teórico, para
el caso sinaloense, buscando entre todas esas notas, donde el periódico alude al
miedo como motor principal de la sociedad en Sinaloa que vive al margen de la
revolución, donde quizás no vivieron de cerca la guerra, o todas las acciones
39 Claudia Rosas Lauro (Editora), El Miedo en El Perú Siglos XVI al XX, Perú, Pontificia Universidad Católica del Perú, 2005, pp. 287. 40 Claudia Rosas Lauro, “El Miedo a la Revolución. Rumores y temores desatados por la Revolución
Francesa en el Perú, 1790-1800”, En El Miedo en El Perú Siglos XVI al XX, Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú, 2005, p. 143-167. 41 Ibid., p. 143.
35
revolucionarias, pero sí tuvieron la vivencia de los rumores como motivo para
movilizarse en búsqueda de mejores condiciones para vivir.
Sin embargo, en el contexto de la revolución en Sinaloa las ideas de Lefebvre, nos
deja oculta las conjeturas profundas, arcaicas de larga data, que pueden dar sentido
a la interpretación de creencias antiguas, y para este caso, aplicar el método de
Delumeau, en una lectura de estos periódicos, y el contexto sinaloense nos permite
ubicar los temores tradicionales viendo rastreándolos o visualizarlos y diferenciarlos
de los miedos qué, tienen una historicidad diferente, sin tener afición por los
orígenes, es decir encontrar temores que no son nuevos, pero que contienen
elementos de continuidad y cuentan con antecedentes, por ejemplo; el pánico que
desatan las incursiones de bandidos en los espacios rurales y que se aluden a
patrones antiguos de comportamiento, por ello el método de interpretación basado en
el método de Delumeau, permite acercarnos a observar cómo se desenvuelven los
viejos temores que aparecen durante el porfiriato y que reviven en los tiempos de la
revolución.
Sin embargo, no nos podemos quedar con el método de Lefebvre y Delumeau
considerando que, estos solo se quedan en el punto de las motivaciones
idiosincrasias o imaginarias, tratando de buscar los hechos empíricos concretos que
movilizaron la situación, quedando ocultos detrás del discurso, y para darle un
sustento más fehaciente o concreto, podría tomar prestado o considerar las premisas
e ideas del historiador Michel Vovelle que se enfoca en los momentos de ruptura y
los cambios dentro de las coyunturas mentales.
En este sentido puedo potencialmente intentar serializar, una serie de datos sobre
las actas de bautismo y matrimonios de los archivos parroquiales de Sinaloa,
enfocándose en algunas parroquias que distribuyan la geografía sinaloense, para
poder identificar cual es el impacto que tienen los sinaloenses, ante los miedos y si
cambian algunas aptitudes tras las mutaciones o rupturas, al momento entorno al
aumento en la religiosidad, para evadirse de los temores que genera la revolución,
en base a la conducta de los nacimientos y matrimonios. Aplicando el método de
Vovelle se puede obtener la correlación entre las fechas en la que aparece el miedo,
36
la intensidad con la vive, y observar con qué frecuencia ocurre una ruptura de la
cotidianeidad de las poblaciones y en qué lugar ocurre está, y como se ven afectados
durante el contexto de la revolución.
1.2 La historiografía del Porfiriato y la Revolución: abordajes y planteamientos
historiográficos.
Durante los años noventa la historiografía de la revolución, pasó por una fase de
agotamiento y falta de interés sobre el tema, la historia regional y revisionista rompió
el mito de una revolución monolítica, pero con el resurgimiento de la nueva historia
cultural se encontró una salida a ese agotamiento metodológico de la revolución y a
su falta de interés, que dio a los interesados en el estudio de la historia cultural, las
mentalidades y los grupos subalternos, la posición crítica para interpretar las fuentes
tradicionales de la historia.42 Previo a esto la historiografía se había encargado de
mitificar a los héroes y sus triunfos, de retomar la visión romántica, que dio como
resultado una revolución dulcificada, y trataron al porfiriato como una época de
represión tirana, lo que dio como resultado que la violencia se fuera olvidando.
Los trabajos que se han realizado sobre el porfiriato y la revolución mexicana en
Sinaloa, han sido impactados por la carga social, política y económica, lo que ha
permitido descubrir diferentes aspectos y enfoques de estos procesos, que se han
sumado a la gran construcción de estudios e investigaciones dentro de la historia y la
cultura. Con el paso de los años se han ido cambiando paradigmas, que fueron
cambiando por los gobiernos postrevolucionarios, y esas nuevas concepciones han
modificado a la historiografía, y el imaginario sobre el porfiriato y la revolución, la cual
es vasto y enriquecedor a la vez. Así los trabajos en este campo investigativo, han
abarcado enfoques desde demográficos, estadísticos, económicos, políticos,
sociales, militares, de las cuestiones agrícolas, y culturales, pero pocos por no decir
ninguno en el aspecto de las mentalidades.
¿Por qué hacer un estudio sobre el miedo en el porfiriato y la revolución mexicana en
Sinaloa? Esta problemática surge como parte de rescatar algo, que, en la mayoría de
42 Luis Barrón, “la tercera muerte de la revolución: Historiografía reciente y futuro en el estudio de la revolución”, División de Historia, CIDE, Núm. 20, México, 2002, p. 16.
37
la investigación no presta atención a estos estudios, y la parte de la violencia, las
sensibilidades y mentalidades colectivas que poco abarcadas y profundas. Además
de que el tema es sustentable, por una amplia gama de fuentes, que, desde otro
enfoque, se pueden vislumbrar otras perspectivas menos revisadas y atendidas,
tanto del porfiriato y la revolución. Para ello atender como la sociedad sinaloense,
atendió sus miedos y temores ante el incremento de la violencia e inseguridad
revolucionaria, la cual pasa de un estado de orden y estabilidad, a uno
completamente de caos, y de qué manera se vieron afectados ante tales
perturbaciones.
Durante el porfiriato se mantuvo cierta mentalidad con respecto a la violencia social,
y es que por todo lo que se ha dicho, hay que insistir en que el porfiriato es un
periodo de paz y de tranquilidad en general, a pesar de los abusos del poder, las
represiones, el bandidaje y los levantamientos armados, que fueron combatidos por
el gobierno de Díaz, se impuso en la sociedad cierta mentalidad al orden, al progreso
y la seguridad. Pero por otro parte, también se construyó un temor, basado en la
posibilidad de que el orden establecido se rompiera, con la llegada de la revolución.
Por ejemplo, las familias de rancheros y de clase media de Sinaloa, manifestaron la
idea de perder todo lo que habían conseguido pudiera ser real, lo que atemorizaba,
ya que la violencia se fue convirtiendo en un peligro real para la sociedad sinaloense,
por lo que muchos optaron por huir de la inseguridad para mantener y conservar lo
que habían ganado.
Sandra Kuntz y Elisa Speckman abordan el porfiriato, en La Nueva Historia General
de México, libro editado por el colegio de México. En este ensayo abordan los
diferentes aspectos que marcaron la estabilidad política de este periodo, cuya
revitalización propicio varios cambios en la reactivación económica de los ámbitos
tradicionales, que transformaron la estructura y las actividades económicas que
fueron decisivos para que el régimen lograra consolidarse. El gran logró de Porfirio
Díaz fue el crecimiento económico, que arrancó desde un nivel muy bajo tras
décadas de estancamiento o franca depresión. Fue, una conquista conscientemente
de la elite gobernante y que pensaba alcanzar la estabilidad política, atrayendo a los
38
inversionistas extranjeros que desarrollaron el potencial económico del país, y
crearon un ambiente de confianza.43
Desde la República restaurada el Estado mexicano se enfrentó al reto de conciliar la
existencia de actores políticos tradicionales, que a lo largo del porfiriato se fueron
resolviendo, mediante la negociación, y la consolidación de un gobierno federal que
concentró más facultades a los estados, con un Ejecutivo fuerte que predominaba
sobre el legislativo. Porfirio Díaz se refería a la “Paz forzosa”, a la manera en la que
el Estado contenía la participación popular en espera de que la educación y el
progreso material alcanzaran al pueblo para escoger libremente a sus gobernantes.44
El historiador inglés Paul Garner, analiza la figura de Porfirio Díaz y la era porfiriana
en su libro Porfirio Díaz: entre el mito y la historia, consigue un retrato de Díaz, que
nos del militar, patriarca, omnipresente, ni tirano e inamovible. El análisis de Garner
permite ver, más allá del personaje, y da cuenta de los alcances, límites y autoridad e
influencia de Díaz. En el libro se señala que las versiones más satanizadas se han
ido desmoronando y que la renuencia a estudiar los temas porfirianos murió hace
tiempo. Los avances historiográficos y las múltiples contribuciones de los
historiadores, que revaluaron de forma positiva la estrategia económica liberal de la
era porfiriana, coincidían con la llegada del neoliberalismo en México en 1982.45
Por otra parte, Garner reflexiona que la descripción del régimen de Díaz como un
refugio para la Pax porfiriana se tiene que matizar. Ciertamente la paz no fue un
logro insignificante, en comparación al grado de turbulencia política que experimento
México desde 1821. Las condiciones para que se estableciera la paz, fueron
mediante una consolidación política, que enfrentó a los cacicazgos regionales, y las
voces disidentes que se enfrentaban al principio de la reelección permanente. Por
último, el de las comunidades que se habían opuesto de forma sistemática a la
instrucción de un Estado central cuya forma de vida, seguridad y autonomía se
43 Sandra Kuntz Ficker, Elisa Speckman Guerra, “El Porfiriato”, en Nueva Historia General de México,
México, El Colegio de México, 2011, pp. 506-509. 44 Ibid., pp. 491-492. 45 Paul Garner, Porfirio Díaz Entre el mito y la Historia, México, Editorial CRÍTICA, 2015, pp. 11-27.
39
vieron amenazados por el impacto regional del proceso porfirista de modernización
económica.46
Alan Knight en su corpulenta obra la Revolución mexicana, Del Porfiriato al nuevo
régimen constitucional, procura narrar sobre estas dos etapas. En la primera parte
del libro analiza el México porfirista a fondo, y escribe de forma meticulosa
desarrollando las diferentes capas de la estructura porfirista. Knight analiza, como el
poder político durante el porfiriato se concentró en una pequeña camarilla en torno al
dictador, compuesta por los jefes políticos regionales, los hacendados, los científicos
y el ejército. En esta época el ejército, jugo un papel muy importante para mantener
la Pax Porfiriana, además de otras instituciones que gozaba el régimen Dentro del
gobierno central, el ejecutivo, con Díaz a la cabeza, fue todopoderoso. Los científicos
favorecieron la inversión extranjera que durante el periodo creció unas 30 veces y en
la que los Estados Unidos participaron con la mayor parte.47
Por otro lado, con la llegada de la revolución se abarca la etapa más caótica y
violenta, aproximándose a una historia definitiva y amplia, donde abundan las
principales fuentes primarias mexicanas, pero también una gran gama de fuentes
extranjeras y un especial énfasis a los informes consulares del American State
Departament. En esta ocasión Alan Knight aprovecha estas fuentes y otorga un
panorama nacional con la parcialidad que le da su condición de extranjero y observar
a los participantes de la revolución.48 Gran parte de este trabajo que realiza este
autor toma en cuenta las variaciones regionales, como los niveles de la alta política
sin dejar de lado a la baja política, pues resulta particularmente cierto que la
revolución fue un movimiento genuinamente popular y por lo tanto uno de esos
escasos ejemplos de los episodios donde las masas influyen de manera profunda en
los acontecimientos.
La revolución nacional fue resultado de numerosos levantamientos locales que
respondieron a circunstancias y protestas regionales, que asumieron importancia
nacional debido a su extensión por todo el país y a su filiación al hombre y plan de 46 Ibid. pp. 193-195. 47 Alan Knight, La Revolución mexicana, Del Porfiriato al nuevo régimen Constitucional , México, Fondo de Cultura Económica, 2010, pp. 45-52. 48 Alan Knight, Op. Cit., pp. 15-20.
40
Madero.49Para muchos líderes, el nombre de Madero significó más una vaga fuente
de legitimidad y que una oportunidad de darle sello nacional a los problemas locales
que a menudo databan de varios años atrás. Los jóvenes que sufrieron el desarrollo
económico y la centralización del porfiriato, ahora cobraban venganza aglutinados
por el llamado a las armas por Madero. Por lo tanto, la revolución fue localista,
variada y amorfa.50
Por otro lado, François Xavier Guerra expone una serie de inquietudes en el país y
recalca la crisis que atravesaba el régimen, el cual se podía explicar perfectamente
por una inquietud reinante. Ciertamente, era una crisis nacida en los Estados Unidos
en 1907, y que se había propagado como reguero de pólvora. Pero también era
cierto que las malas cosechas eran de sobra conocidas, desde 1905, el paro, la
carestía, y los desplazamientos de la población afectada por la miseria.51
Dentro de este telón de fondo expuesto por Xavier Guerra, que intenta demostrarnos,
el repentino derrumbamiento de un régimen que parecía una solidez a toda prueba.
Pero las crisis y el descontento social no hacen estallar necesariamente una
revolución; pueden simplemente crear disturbios, es ahí donde señala Guerra la
importancia de la cultura moderna, la movilización social que provoca la querella de
las élites y el atolladero de la sucesión. Cuando Madero lanza su llamamiento a la
insurrección el 20 de noviembre de 1910, no convoca una revolución en su programa
social, sino lo hace en nombre de la libertad y la justicia.52
No obstante, las diferencias entre Alan Knight y François Xavier Guerra, es que este
último no retoma elementos como la violencia revolucionaria que forman parte de esa
realidad, ni expone por completo el fenómeno revolucionario analizando solamente el
periodo maderista. En el libro de Guerra se enfoca al estudio de la modernidad y la
tradición, destacando los cambios que se viven entre el régimen porfirista y la
revolución. Por otra parte, Xavier Guerra menciona que en el periodo del maderismo
no hay cambios, destacando fases de continuidad política, referentes a la
49 Ibid., p. 274. 50 Ibid., p. 275. 51 François Xavier Guerra, México: del Antiguo Régimen a la Revolución, 1991, Fondo de Cultura Económica, p. 231. 52 Ibid.
41
transformación de la sociedad, los individuos, las elites ilustradas, la democracia,
etc., Xavier Guerra plantea que los cambios son culturales e ideológicos, incluso una
utopía que no existe, donde señala una marcada continuidad en la evolución del
plano político en México como rasgo único de la revolución.
Hans Werner Tobler, se ocupa de la compleja relación entre la clase revolucionaria y
el ejército que surgió de la revolución. Dándole más importancia a este último, ya que
Tobler le da un papel central en su libro y una valoración que, hace de sus variados
reacomodos año tras año, y del papel militar, político, social y económico como algo
totalmente nuevo e importante.53
La revolución mexicana constituye para Tobler un fenómeno muy complejo que debe
hablarse de varias revoluciones o levantamientos regionales que, en parte, contrarios
a los que sólo a posteriori les fue adjudicada una identidad histórica común bajo el
concepto general de revolución. La complejidad de la revolución no radica tanto en la
variable y transcurso de los acontecimientos que puede observarse también en otras
revoluciones, es decir, la sucesiva radicalización del movimiento, el intento de una
restauración contrarrevolucionaria, la división de las filas y el establecimiento de la
fracción victoriosa.54
Conclusiones similares se vislumbran en A la sombra de la revolución mexicana,
donde Héctor Aguilar Camín y Lorenzo Meyer concluyen; que diferentes factores
hicieron inseguro y difícil el horizonte de los sectores sociales medios y la incipiente
clase obrera desarrollada en el porfiriato, donde la inversión extranjera redujo los
ingresos de esos sectores, y la inflación produjo nuevos impuestos que el gobierno
tuvo que lidiar. Para compensar a las empresas extranjeras y los giros financieros, la
consolidación de una oligarquía caciquil empezó aunar, el monopolio del poder
político al poder económico que redujo el ámbito de concurrencia de las capas
medias. Las posiciones intermedias en los negocios, los servicios y, sobre todo los
53 Hans Werner Tobler, La Revolución Mexicana: Transformación social y cambio político 1876-1940, México, Alianza Editorial, 1997, pp. 10-15. 54 Ibid. p. 153.
42
empleos públicos empezaron a ser ocupadas por ramificaciones amistosas o
familiares de estas oligarquías.55
Además, los autores abordan los diferentes méxicos que coexisten, ya que analizan
las tramas, las certezas y las contradicciones que se presentan durante la coyuntura
revolucionaria. Se reconstruye la visión de la realidad mexicana, en la segunda
década del siglo XX, y observan el panorama hasta los años ochenta, ya que no se
detienen en la obra destructora de la revolución como ruptura, sino que dan con
entrever el futuro de los nuevos dirigentes, las políticas y los gobiernos encargados
de restaurar el país, así como la vida política y social posterior.56
Sin embargo, en el campo de la historiografía local esta opción y campo investigativo
no se ha valorizado lo suficiente. En torno a la revolución mexicana en el territorio
sinaloense, solo algunos artículos y ensayos se han aproximado a esta temática.
Pues proliferan los estudios de historia militar, política y económica, en este caso
interesa acercarse a las mentalidades, a las sensibilidades, los mitos, las creencias y
darle un enfoque diferente al porfiriato y la revolución mexicana en Sinaloa.
Algunos de los trabajos que inspiraron esta investigación, es la tesis de maestría de
Diana Perea Romo, bajo el titulo la rebelión zapatista en Sinaloa en el apartado el
miedo a los zapatistas. Donde nos ofrece uno de los mejores ejemplos del uso del
miedo, como medio de intimidación, donde los grupos zapatistas que se levantaron
en armas contra Madero usaron el factor del miedo psicológico como estrategia, para
llevar a cabo sus temibles incursiones en las ciudades y pueblos. Además de utilizar
a su favor la serie de rumores, los cuales se encargaban de alertar a los pobladores,
infundiendo el pánico y creando confusión y expectativa.57
Pues era gracias a la prensa local la que difundía los rumores a la sociedad
sinaloense, la imagen de estos grupos rebeldes se asoció a las prácticas salvajes e
inhumanas, como los asesinatos sanguinarios, las violaciones y las amenazas de
muerte. La prensa encargada de sembrar el miedo sobre las fechorías y atrocidades
55 Héctor Aguilar, Lorenzo Meyer, a la sombra de la revolución mexicana, México, Secretaria de Educación pública, 2003, p. 27. 56 Ibid., pp. 317. 57 Diana María Perea Romo, La rebelión zapatista en Sinaloa, [Tesis de Maestría en Historia, inédita], Culiacán, Facultad de Historia, Universidad Autónoma de Sinaloa, 2009. pp. 159.
43
de estos rebeldes que esperaban a que cayera la noche para actuar. El temor de
perder las posesiones, la inminente posibilidad de morir acusado de “hostil a la
revolución”, el asecho de la muerte que estaba en todas partes, o el temor que
despertaba el andar por los caminos y encontrar cadáveres colgados de los árboles,
así como la conmoción de presenciar una escena de fusilamiento.58
Así, dentro de este panorama relacionado a los estudios del miedo, es de considerar
los planteamientos de Luis Ángel Vargas Reynoso, en su tesis de Maestría titulada
Miedo, sufrimientos e inseguridad en los Altos de Jalisco durante la revolución
mexicana, estudio que concentra la manifestación del miedo en la sociedad alteña de
Jalisco. Luis Ángel detalla las afectaciones de los alteños hacia las acciones de los
revolucionarios, como los saqueos, y la constante amenaza de gavillas y bandoleros
que asolan la región de los Altos, así como el hambre, y la inseguridad general vivida
en los años de la revolución.59
Luis Ángel reúne estos miedos y los analiza exhibiendo las afectaciones de la
sociedad, además agrega un componente esencial como es la religión que,
sustentado en los archivos parroquiales revelan el temor de los pobladores alteños
ante la presencia de los revolucionarios, pero ante todo la facción carrancista y sus
medidas laicistas, que amenazaban las costumbres católicas de esa región del
estado de Jalisco. Con el cierre de iglesias, las amenazas a los curas, la persecución
de religiosos, así como el temor a morir sin la última intervención y el perdón de los
pecados, junto a la propagación de ideas laicas, pusieron en alerta a la sociedad
alteña, temiendo que aquellas se impregnaran entre la juventud.60
Otros de los artículos que han impulsado una historiográfica del miedo en la
revolución, es el de Ariel Rodríguez Kuri, en El discurso del miedo: El Imparcial y
Francisco I. Madero. En este artículo, el autor analiza en detalle, la percepción de
uno de los periódicos más importantes del porfiriato y la revolución, El Imparcial,
58 Ibid., pp.166-174. 59 Luis Ángel Vargas Reynoso, Miedo, Sufrimientos e inseguridades en los Altos de Jalisco durante la revolución mexicana [Tesis de Maestría en Historia de México, inédita], Guadalajara, Centro
Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades División de Estudios Históricos y Humanos, Universidad de Guadalajara, 2012. 60 Ibid., p. 178.
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entre los meses que van de mayo de 1911 a enero de 1912. En el trabajo, se
desarrolla la influencia que posee el periódico, para construir y proyectar miedos
entre la gente. Para ello, se vale de las noticias y los cables telegráficos que llegan la
Ciudad de México, que hasta entonces la violencia no había llegado, y apenas lo
llegaba de manera tangencial tras el triunfo del maderismo, pero que todavía se
salvaguardaba de la aplanadora revolucionaria.
Ariel Rodríguez se plantea esta condición en la que El Imparcial, se abre paso entre
los demás periódicos y diarios para informar a la población, y de paso inculcando
profundos temores en la sociedad capitalina, en base a los rumores. Con la con la
victoria, el desorden: así pudiera resumirse el juicio, la emoción y la advertencia del
periódico más influyente. La sorpresa que causó la rápida descomposición del
gobierno del general Porfirio Díaz, duró poco para El Imparcial. Si bien mayo y la
primera quincena de junio de 1911 fue un lapso durante el cual nada parecía ser muy
claro para los entenados de la administración porfirista, y el maderismo en cambio se
presentaba como una fuerza amplia, prestigiada y arrolladora, muy pronto el miedo
paralizante fue sustituido, por la clara convicción de que el maderismo era
vulnerable.61
Otro acercamiento a la historiográfica del miedo en la revolución, es la del historiador
Sergio Valerio Ulloa en el libro Los barcelonnettes en Guadalajara siglos XIX y XX,
en esta ocasión el capítulo de la mirada de Eugene Cuzin y su diario publicado en
Francia que narra el testimonio de los acontecimientos de la revolución en
Guadalajara. Este capítulo se analiza la realidad que vivió el autor de dicho diario,
haciendo énfasis en las expresiones, pensamientos y temores, que deja el autor del
diario, cuyo testimonio es de vital importancia para los episodios de la vida en
Guadalajara bajo la revolución. En el escrito se deja impregnada la experiencia
personal del escritor del diario, como el testimonio extranjero que presencio las
61 Ariel Rodríguez Kuri, “El discurso del miedo: El Imparcial y Francisco I. Madero”, Historia mexicana, El Colegio de México, México, Núm. 4, Vol. 40, 1991, p. 10.
45
dificultades y los peligros que azoto a la ciudad de Guadalajara por el movimiento
revolucionario.62
De los trabajos que abordan el miedo en la revolución en Sinaloa, es el que aparece
en el libro Historias de la revolución en Sinaloa, que coordinan los historiadores
Samuel Ojeda y Matías Lazcano Armienta, en el apartado Sinaloa: temores,
angustias e infortunios durante la los primeros años revolucionarios, se recalca la
aparición de los llamados “borregos” que alarmaban a la población, y la llegada de la
violencia revolucionaria traída por los grupos de revolucionarios, y que dotaba de
gran temor entre la población, ya que muchos al escuchar los borregos tomaban
precauciones, escondiéndose en los montes, mientras se llevaba el ataque, y en la
que otros en lugar de paralizarse por el pánico, fueron crearon métodos de defensa
contra las incursiones revolucionarias.63
Este ensayo se detalla la relación de los rumores y el temor con la revolución,
además de que incursiona en el área de las sensibilidades, los mitos y las creencias
generados por la revuelta y como fueron asimilando en la vida íntima y cotidiana del
sinaloense. El objetivo de estos temores era de encargarse principalmente de alertar
a la población sobre el inminente peligro, pero en numerosas ocasiones se creaba
confusión y expectativa, generando verdaderos pánicos colectivos, pues se tenía la
certeza de que los revolucionarios actuaban con mucha violencia cuando se
adentraban en las ciudades y la toma de pueblos.64
Durante la revolución en Sinaloa y su paso por las distintas regiones del estado (la
costa, la sierra o el valle), la población civil se encontraba desesperada por el asedio
y el acoso de los revolucionarios. Muchas personas ante tal inseguridad huían hacia
el sur de la entidad, por entonces Mazatlán era visto por muchos como un bastión
importante que proveía seguridad y tranquilidad, así como conformidad ante el rápido
avance de las tropas revolucionarias que ocupaban el norte y el centro de Sinaloa.
Se dio una importante movilización de personas que, huían de una probable
persecución por sus filiaciones al huertismo y al porfirismo. Mazatlán en aquella 62 Sergio Valerio Ulloa, Los barcelonnettes en Guadalajara, siglos XIX y XX , México, Universidad de
Guadalajara /Instituto MORA-CONACYT, 2015, pp. 413-458. 63 Samuel Ojeda, Matías Lazcano, Op. Cit., p.156-160. 64 Ibid., p. 21.
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época otorgaba seguridad, pero también un escape ante avance de los
revolucionarios, del miedo y la violencia.65
En la tesis de Miguel Ángel Higuera Félix y Milagros Millán Rocha (La Otra Cara del
Cañedismo) abordan una serie de problemáticas relacionadas con las calamidades
naturales que azotaron en gran medida a la población sinaloense y que desempeño
a que la agricultura se invirtiera en gran medida a revertir y resistir los muy variables
climas que se presentan en el estado. Estas penurias trajeron incontables pérdidas
económicas y humanas, pues la precariedad y la falta de infraestructura o medidas
para combatir a cada factor climático se fueron implementando a lo largo del periodo
Cañedista.66
Los factores climáticos hacen que las cosechas no adecuadas, para cualquier
fenómeno natural repercutan en la economía presentándose trastornos sociales y
políticos.67 Entre los factores que dañan la producción agrícola, destacan los
relacionados al clima como; la sequía, las heladas, huracanes e inundaciones, así
como las plagas. Estas adversidades según los agricultores es la sequía la que se
asocia como la más destructiva por sus efectos en la baja producción y la forma
negativa en la que se relaciona con otros factores.68
La producción historiográfica local sobre la revolución en Sinaloa es abundante y
esclarecedora en diversos aspectos, estos abordajes explotan diferentes enfoques y
perspectivas para dar mayor lucidez al movimiento revolucionario en la entidad.
Como se han mencionado en párrafos más arriba son prolíficos los estudios con
tintes políticos, militares, y económicos. Todos y cada uno de estos historiadores se
han preocupado por sus respectivos campos de estudio, desde Héctor R. Olea quien
en uno de los estudios clásicos La revolución en Sinaloa ofrece toda una semblanza
cronológica, sobre los episodios más trascendentales sobre este tema de estudio. A
65 Samuel Ojeda, “Sinaloa: Temores, Angustias e Infortunios, durante los primeros años revolucionarios”, en Samuel Octavio Ojeda Gastélum, Matías Hiram Lazcano Armienta, (coordinadores) Historias de la Revolución en Sinaloa, México, Universidad Autónoma de Sinaloa,
2011, pp. 170-175. 66 Miguel Ángel Higuera Félix y Milagros Millán Rocha, La otra cara del Cañedismo: una sociedad amenazada por calamidades y penurias, [Tesis de Licenciatura en Historia inédita], Culiacán, Facultad
de Historia, Universidad Autónoma de Sinaloa, 2009, p.64. 67 Enrique Florescano, Breve Historia de la Sequía en México, México, CONACULTA, 2000, pp. 23-26. 68 Ibid., pp. 23-26.
47
su vez rescata la importante participación de uno de sus líderes más famosos a nivel
local, así como el seguimiento a ciertos actores y las construcciones culturales en
torno a ellos.69
La producción historiográfica local sobre la revolución en Sinaloa es abundante,
estos abordajes esclarecen diversos aspectos con tintes políticos, militares y
económicos, otros estudios dominantes en la historiografía local es el de las
biografías. En el libro En la línea de fuego, Juan M. Balderas en la revolución, por
ejemplo, se aborda la vida de personajes locales sus andanzas militares y trayectoria
política de revolucionarios en el ámbito regional.70Aunque la mayoría de estos
trabajos abordan la guerra y los movimientos militares, no se enfocan en los
padecimientos de la violencia y la inseguridad, ni los conflictos psicosociales que se
generan en la población.
Los historiadores de la Universidad Autónoma de Sinaloa en el libro Historias de la
Revolución en Sinaloa mencionado anteriormente, se encuentra un abanico de
aproximaciones desde distintos enfoques, sobre la forma en la que se vivió y
desarrollo la revolución en tierras sinaloenses, desde una óptica muy distinta aborda
por una gran variedad de visiones, temas y enfoques, que son resultado del valioso
esfuerzo de estos historiadores, que de manera individual y colectiva se procesó
durante el seminario de Historia de la revolución en el norte de México, por ser el
punto de partida para estas reflexiones.71
El libro coordinado por Ernesto Hernández Norzagaray titulado La Revolución
mexicana en Mazatlán, se adentra en uno los episodios más obscuros de la historia
del puerto, como lo fue el sitio de Mazatlán por los revolucionarios, donde la
población padeció los terribles efectos de la guerra con todas sus penurias, dramas y
tragedias. El libro se plantea algunas interrogantes y a partir de ello intenta darle
sentido a través del análisis con una reflexión de los acontecimientos que se
desataron en el periodo de 1910-1914. Alguno de los puntos más sobresalientes es
69 Héctor R. Olea, La Revolución en Sinaloa, México, Creativos7 Editorial, 2010, p. 200. 70 Saúl Armando Alarcón Ámezquita, En la línea de fuego, Juan M. Banderas en la revolución, México, H. Ayuntamiento de Culiacán, 2013. 71 Samuel Ojeda Gastélum, Matías Lazcano Armienta, Op. Cit., p. 267.
48
la diversidad de temas que trata, así como la recopilación de las fuentes extranjeras
para abrir más el panorama sobre conflicto en la región.72
Con respecto a los trabajos económicos y sociales, Alonso Martínez Barreda en su
tesis doctoral y posterior libro, sostiene que las actividades económicas no fueron
afectadas, ni destruidas por la revolución, ya que el movimiento armado y la violencia
se expresaron con mayor fuerza en las zonas serranas, pero no fue tan radical en las
regiones del valle, y que las actividades culturales y económicas en otros puntos del
estado continuaron, y que durante los años de lucha armada fueron de prosperidad y
auge para los empresarios y las actividades socioculturales.73Debo agregar que el
autor plante este enfoque en su estudio y se queda solo en el plano económico y
social, no aborda el manejo de la mentalidad, ni las sensibilidades colectivas.
72 Ernesto Hernández Norzagaray (coordinador) La Revolución Mexicana en Mazatlán, México,
Universidad Autónoma de Sinaloa, 2010, p. 150. 73 Antonio Martínez Barreda, Las Relaciones económicas y Políticas en Sinaloa, 1910-1920, Culiacán-México, Universidad Autónoma de Sinaloa, 2005, p. 212.
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CAPÍTULO II
LOS MIEDOS EN EL PORFIRIATO
Imagen 1. Las plagas que amenazan México. Autor José Guadalupe Posada
Fuente: https://www.pinterest.es/pin/362187995014262891/?lp=true
2.1.-La Pax Porfiriana.
¿Por qué estudiar los miedos en el porfiriato? es claro que intento desarrollar un
contexto previo a la revolución, en el que se pueda reflexionar sobre los temores
padecidos por los sinaloenses antes del estallido social. Partiendo de los tiempos de
paz y contrastar de forma general como se manifiestan los miedos normales en la
revolución. La revolución como convulsión social aflora las sensibilidades colectivas
nos dice el historiador Michel Vovelle.74 ¿Qué temores hubo antes de la revolución?
Para responder esta interrogante, hay que contextualizar los miedos vividos por los
sinaloenses durante el porfiriato, esto puede ser complejo si desconocemos los
procesos que llevaron a la manifestación de estas subjetividades.
Cabe mencionar que las angustias e incertidumbres despiertan la sensación de
peligro entre los individuos y colectivos, que conllevan a la manifestación de
74 Michel Vovelle, Introducción a la Revolución Francesa, Barcelona, Editorial Crítica, 2000.
50
comportamientos y conductas relativas a la búsqueda de seguridad. Antes de entrar
de lleno a los miedos de la revolución, en este apartado presento como se
desarrollaron los temores que sufrió la población sinaloense en el periodo del
porfiriato y que localmente corresponde al cañedismo.
Las revoluciones como momentos coyunturales detonan miedos nuevos y
desconocidos para gran parte de la población, estos temores coyunturales, conviven
con los miedos tradicionales arraigados en la estructura porfirista. En el porfiriato las
angustias son padecidas por ciertos grupos sociales, en este contexto de paz estas
incertidumbres afectan principalmente a las clases menesterosas y proletarias,
además no impera un presente de constante cambios políticos y sociales como la
revolución, que altere la cotidianidad de la sociedad sinaloense, ya que muchos de
estos miedos no se desbordan, sino que en muchos casos se desbordaban, ni
dimensionaban, sino que se enclavan en una región específica y se llegaban a
controlar.
Dentro de este acercamiento a los miedos previos a la revolución, el desarrollo
material que transformó al país entre 1877 y 1910, conllevo a la sensación de una
paz, tranquilidad u orden que México no había experimentado en su historia desde
los tiempos de la Nueva España. El gobierno Porfirista transformo al país en un
Estado capitalista e industrializado que aseguro la estabilidad social, y la paz pública
por varias décadas.
Esta primera impresión viene acompañado, con un tono económico y político muy
marcado, pero necesario para observar y entender la mentalidad de la época, ya que
gracias a ello se puede señalar el tipo conciencia colectiva, cuya idea en aquella
época imperaba a la creencia de un largo porvenir esperanzador, y pletórico, del
progreso material, la felicidad y la tranquilidad llegaría a todos los rincones del país.
Bajo esta idea vinculo la noción de certidumbre que sintió la población durante el
porfiriato, y que en los tiempos de la revolución desaparece por completo.
A raíz del triunfo de la revolución de Tuxtepec en 1876, y la subida al poder de
Porfirio Díaz y sus seguidores que gobernaron al país por más tres décadas, donde
se implementaron las ideas liberales y progresistas que permitieron reconstruir la
51
nación. Ante este nuevo horizonte el gobierno implementó medidas modernizadoras
que dieron gran impulsó a las inversiones extranjeras, ampliando con ello el
desarrollo manufacturero, las vías férreas, los mercados, la propiedad privada, etc.,
pero lo más importante logro del gobierno de Díaz fue también la ansiada estabilidad
política y social afianzando la tan esperada paz.
La economía se desarrolló, la población aumentó, las ciudades crecieron y se
adoptaron muchos elementos del nuevo plan urbano, desplegándose los primeros
esfuerzos en salud y educación.75El gobierno tuxtepecano respeto el modelo
constitucional, las leyes de reforma, y la constitución de 1857, las hizo suyas
implementando la creación de nuevas instituciones, códigos y leyes. Las inversiones
de países extranjeros (Francia, Gran Bretaña y Alemania) se establecieron y
comenzaron sus negocios, aliviaron al gobierno mexicano sin el problema de la
inseguridad y los peligros de las guerras civiles, invertían en áreas como la minería,
la agricultura de exportación, y mejoraron la industrialización.76
La industrialización durante el porfiriato se siguió el modelo de crecimiento
sustentado en las exportaciones, que contribuyó a fortalecer el sector orientado al
mercado interno. Toda esa inversión favoreció el despegue de la industrialización en
las ciudades del centro del país (Puebla, Guadalajara, Querétaro, y la Ciudad de
México) que se establecieron como centros industriales. Se incursionó en la
producción de bienes de consumo (textiles, cerveza, jabón, cigarros, papel, cemento,
vidrio, hierro y acero). La agricultura con mucha satisfacción prospero al final del
régimen que representó el 80% de la producción agrícola total. Sin embargo, en
algunos casos el cultivo de artículos comerciales sustituyo al de productos básicos,
como el maíz, que durante las contingencias climáticas creaban fenómenos
periódicos de escasez.77
75 Sandra Kuntz Ficker, Elisa Speckman Guerra, “El Porfiriato”, en Nueva Historia General de México,
México, El Colegio de México, 2011, pp. 487-488. “Los extranjeros se convirtieron en un eje central de vida porfiriana, participaban no solo en el escenario económico, sino también en cuestiones del tipo social, como el mejoramiento y embellecimiento de las ciudades, la beneficencia, y en muchos casos
intervenían en la política local, y fungían como servidores o representantes de su país de origen”. 76 Ibid. 77 Ibid. pp. 506-514.
52
Durante el porfiriato la población creció a más de 15 millones, que aumentó gracias a
la elevación de la natalidad y la reducción de la mortalidad. Muchas veces asumimos
este periodo como la “paz forzosa” o la “Pax porfiriana” reconociendo de manera
abierta que se trata de un Estado donde se contenía la participación popular en
espera de la educación y el progreso material. El manejo de la paz forzosa exigía un
ejercicio autoritario y en ocasiones represivo del poder político. La Pax porfiriana era
el resultado de represiones aisladas que detenían cualquier intento de liberación por
inconformidades ayudada por los políticos allegados a Díaz.78
A través de la implementación de medidas como la conciliación y la negociación fue
que el gobierno de Díaz logró mantener al margen a los actores políticos y otorgo
viabilidad y fortaleza a este régimen que se fue consolidando. El accionar del nuevo
ejército Federal más capacitado, adiestrado y de una lealtad más firme, logró en
repetidas veces frenar los levantamientos armados mediante la represión inmediata
de las autoridades. No obstante, la negociación con las partes interesadas era la
mayoría de las veces una solución benéfica, esta medida no siempre funcionaba y se
recurría al uso de la fuerza, claro ejemplo; es el levantamiento de Tomóchic,
Chihuahua entre 1891 y 1892, donde los pobladores cansados de los abusos de
caciques locales declararon su autonomía, lo que llevó a un enfrentamiento con el
gobierno y el ejército federal, que terminó con el extermino del pueblo.79
2.2. La sociedad Sinaloense: una mirada panorámica.
Sinaloa el porfiriato en sus más de treinta años, fue de la mano del general Francisco
Cañedo junto a Mariano Martínez de Castro, quien representó la alternancia durante
este periodo, estos gobiernos se caracterizaron por la certidumbre social, el
desarrollo económico, y envejecieron con el gobierno del general Díaz. Los polos de
crecimiento se asemejan al del contexto nacional, igualmente se dio una fuerte
78 Mauricio Tenorio Trillo y Aurora Gómez Galvarrieto, “Introducción”, en El Porfiriato. México, FCE, CIDE, 2006, p. 19. Sacado de Luis Ángel Vargas Reynoso, Miedo, Sufrimientos e inseguridades en los Altos de Jalisco durante la revolución mexicana [Tesis de Maestría en Historia de México inédita],
Guadalajara, Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades División de Estudios Históricos y Humanos, Universidad de Guadalajara, 2012, pp. 46 y 47. 79 Sandra Kuntz, Elisa Speckman, Op. Cit., pp. 491 y 492.
53
inversión en la producción minera, que trajo consigo numerosas fortunas a sus
explotadores. Por otro lado, la pujante actividad agrícola en los valles era regida por
la producción agroindustrial de los ingenios azucareros del Fuerte, Ahome y
Culiacán, lo que permitió que muchas familias de clases medias-altas se
establecieron aglutinando importantes fortunas y prestigio.
Entre 1895 y 1900 la población creció de 258 000 habitantes a 296 701 habitantes,
cuyo crecimiento se debió a la migración de estados vecinos atraídos por la
abundancia y la facilidad que el gobierno daba para iniciar proyectos de negocio,
inversiones económicas en el comercio, la minería y naciente prominente agricultura.
De acuerdo con el censo de 1910 la población volvió aumentar hasta 323 642
habitantes, con un incremento de la población de 26 941 habitantes.80
La prospera etapa Cañedista en Sinaloa, propicio la creación de caminos carreteros
que conectaban a las principales poblaciones, se tendió una red de vías telegráficas
y telefónicas, se siguieron impulsando nuevas industrias, se mejoró el saneamiento
de las principales zonas urbanas fomentándose la instrucción pública. Todo ello bajo
el cobijo de una forzada paz social y el acuerdo entre los grupos que mantenían el
poder, pero también la paz.81
La mayor parte de la población sinaloense estaba compuesta por la clase popular, en
la sociedad sinaloense del año 1900, de cada 10 sinaloenses ocupados, siete
pertenecían al grupo de desocupados. Por ejemplo, tan solo en el Distrito de
Culiacán el 95.5% corresponde a la población urbana y rural trabajadora, y la
oligarquía local conformaba tan solo el 4.5% del total. Los estratos populares residían
en el ámbito rural y se ganaban la vida con la fuerza de su trabajo, usualmente
agrícola, seguido por las actividades artesanales e industriales.82
Tanto las autoridades y las elites buscaron fomentar diferentes tipos de recreación,
con actividades y pasatiempos cuya función era la de educar promoviendo la cultura 80 INEGI: Secretaria de Agricultura y Fomento Dirección Estadística, división terri torial de los estados
unidos mexicanos correspondiente al censo de 1910. Estado de Sinaloa. 81 Sergio Ortega Noriega, Breve historia de Sinaloa, México, Fondo de Cultura Económica, 1999, p. 127. 82 Cinthia Guadalupe Jorquera Núñez, La trasformación de la Vida Cotidiana en Culiacán, Durante la Época del Cañedismo (1877-1909). La Relación entre Trabajo y el Tiempo Libre [Tesis de Licenciatura en Historia Inédita] Culiacán, Facultad de Historia, Universidad Autónoma de Sinaloa, 2017, p.63.
54
y enseñanza de los comportamiento modernos y civilizados. Abriéndose
esparcimientos y espectáculos públicos a los cuales se les asignó la función de
proporcionar descanso y relajación, así como la liberación de preocupaciones y
pendientes. También, se buscó establecer diversiones públicas que atrajeran a las
clases populares ligadas a mantener la buena conducta, la honradez y el amor al
trabajo.83
El Comercio durante este periodo se desarrolló en dos zonas importantes del estado:
Mazatlán y Culiacán. El crecimiento del puerto de Mazatlán obtuvo mayor fortuna
gracias a la comunicación marítima, que determinó gran parte de la conexión de la
región con el exterior, y a su vez se vio beneficiada con la llegada de inversionistas
extranjeros que se establecieron en el puerto.84Para 1902, el valor de la producción
agrícola en Sinaloa tuvo un auge que rebasó los cinco millones de pesos gracias al
soporte de las haciendas convertidos en Ingenios azucareros, que empezaron a
producir, industrializar y comercializar los productos de la caña de azúcar.85
Sinaloa vivió una profunda mejoría económica y social, como los demás estados
durante el porfiriato, aquella estabilidad está profundamente marcada por el modelo
liberal de “orden y progreso”. Para cuando estalla la revolución mexicana la
tranquilidad de la época se ve inmersa en una convulsión social, lo cierto es que este
periodo también se vio afectado por una continua serie de crisis que afectaron a la
población que fueron superadas por el régimen, si bien estos problemas no
desembocaron un profundo miedo entre la sociedad sinaloense, en la revolución si
generó incertidumbres y desconciertos entre la población.
2.3 Las Carestías.
Nada más al iniciar el régimen Cañedista se enfrentó a un serio problema, el Año del
Hambre se debía a una escasez de alimentos que amenazó al estado, en 1878. El
gobierno federal subvencionaba a varios estados que como Sinaloa se veía
83 Ibid., p.110. 84 Carlos Grande, Sinaloa en la Historia De la Independencia a los preludios de la Revolución Mexicana. Tomo II, México, Universidad Autónoma de Sinaloa, 1998, p.435. 85 Sergio Ortega, Op. Cit., p 113.
55
amenazados por el hambre, para ello se destinó 15,000 pesos, para que se
compraran semillas y venderlas con el efecto de impedir el alza de los precios, y no
perjudicar a las clases menesterosas. A esto se le sumó una sequía importante en la
estación de aguas de ese año, donde no hubo casi lluvias, fenómeno que no se
presentaba desde hacía mucho tiempo,86 que por ende se fueron encareciéndose
extremadamente los productos agrícolas de subsistencia.
Al Estado de Sonora se le entregaran 15.000 pesos, a Sinaloa 15.000 pesos, a Chihuahua veinte mil pesos y al Estado de Baja California de igual manera. Las cantidades referidas se entregarán a una junta de beneficencia que se organizará en cada Estado, la cual se destinará a la compra y conducción de semillas a los puntos en donde fue mayor la escasez.87
El problema radicaba esencialmente en las cosechas de 1877, año de sequias donde
la situación se agravó para 1878-1879, donde la actividad agrícola era esencialmente
de autoconsumo, y las siembras eran de temporal que generalmente presentaban
dos cosechas anuales, la de temporal o de aguas y la de verano.88El mercado local
era de poca importancia y los pueblos se abastecían así mismos, otro problema era
la poca disposición de trabajar los terrenos, y la base de esta agricultura era el maíz,
el cual proporcionaba alimento indispensable a la gran mayoría del pueblo.89
Enrique Florescano menciona que los factores climáticos hacen que las cosechas
agrícolas no sean adecuadas, cualquier fenómeno que afecte a la agricultura
repercute en la economía y se presentan trastornos sociales y políticos.90Entre los
factores que dañan la producción agrícola destacan los relacionados al clima como la
sequía, las heladas, huracanes e inundaciones, así como las plagas. Estas
adversidades según los agricultores, es la sequía la cual se asocia como la
86 Sergio Ortega, Edgardo López Mañón, Sinaloa una historia compartida, México, Gobierno del Estado de Sinaloa Dirección de Investigación y Fomento de la Cultura Regional, 1987, pp. 168-169. 87 Ibid., p.58. 88 Miguel Ángel Higuera Félix y Milagros Millán Rocha, La otra cara del Cañedismo: una sociedad amenazada por calamidades y penurias, [Tesis de Licenciatura en Historia inédita], Culiacán, Facultad de Historia, Universidad Autónoma de Sinaloa, 2009, p. 30. 89 Ibid., pp. 30 y 52. 90 Enrique Florescano Mayet, Breve Historia de la Sequía en México, México, CONACULTA, 2000, pp. 23-26.
56
calamidad más destructiva por sus efectos en la baja producción, y la forma negativa
en la que se relaciona con otros factores.91
En todas las épocas las temporada de cosechas es un periodo de preocupaciones
que se convierte en algo temible no dice el historiador Georges Lefebvre, quien en su
estudio sobre el pánico, analiza la relación entre el hambre y el inicio de la revolución
francesa.92 La buenaventura de las cosechas dependía de los factores climáticos, lo
que refleja que los agricultores no se preparaban para las inclemencias de la
naturaleza como las sequías.93El crecimiento de la miseria y de las muertes
provocadas por el hambre orilló a que se iniciaran algunas movilizaciones y motines
contra el gobierno, mientras los comerciantes se aprovechaban por el alza de los
precios llenándose la bolsa de dinero, dejando a los pobres y los miserables que
enflaquecieran y llenaran los panteones de cadáveres.
La respuesta por parte del gobierno fue resolver la crisis agrícola y la escasez
alimenticia creando una junta de Beneficencia, que se instaló en Sinaloa, dicha junta
instalada en Culiacán era presidida por el propio gobernador Cañedo.94 Por otra
parte, se corría el rumor de que la junta de Culiacán recibía el maíz desde Mazatlán,
y la junta de la Capital estaba compuesta de comerciantes que compraban el maíz
para venderlo a precio exorbitante. Dicha junta entorpecía la situación, y la
distribución solo se llevaba a cabo en algunos lugares del Distrito […], dejando a la
gente de menos recursos olvidada en el abismo cruel de la miseria.
Varios vecinos reunieron fondos para dar de comer a la gente menesterosa que acosada por el hambre y la miseria se vino de pueblos vecinos para dar sustento a su tormento. Repartiendo carne cocida y arroz en morisqueta, se gastaba un promedio de 25 a 35 pesos diarios. Se presentaban entre cuatrocientas y seiscientas personas, el cuadro era de niños gritando por el sustento, de madres
91 Miguel Ángel Higuera, Milagros Rocha, Op. Cit., p.64 92 Georges Lefebvre, el Gran Pánico de 1789, la revolución francesa y los campesinos , España,
Editorial Paidós, 1986, p. 291. 93 Miguel Higuera Félix y Milagros Millán Rocha, Op. Cit., p. 27. 94 Periódico oficial del Estado de Sinaloa, 16 de febrero de 1878, p.48.
57
que apenas podían sostener a sus hijos en sus brazos, y hombres que antes robustos, ahora enflaquecidos y vacilantes.95
El 5 de junio de 1878, se permitió la importación de 5000 cargas de harina para el
estado, pagando por único derecho cuatro centavos por kilogramo, debiendo
invertirse el producto de este derecho en la compra de maíz, y su repartición seria
gratis para los pobres por acuerdo del presidente Porfirio Díaz.96 Se repartieron
pocas porciones dejando en un estado miserable a la población, quien sufrió
horriblemente, pues compraba el maíz a seis reales, a peso, a diez y hasta doce
reales, cuando la miseria llegó a escalas mayores se imputaba al gobierno, sobre
una complicidad en el aumento de los precios para hacerse con más fondos y
remediar otras necesidades.
Describe el historiador Eustaquio Buelna que el hambre se hizo sentir en 1878,
“conforme se iban consumiendo las pocas semillas que quedaban, se presentaron
fallecimientos causados por el hambre, en los distritos del Fuerte y Sinaloa, hubo un
incremento de enfermos que comían biznaga pura o mezclada con maíz para saciar
el hambre y por miedo a desfallecer a causa de esta penuria”.97
Tal situación soportada por los pobladores de la villa del Fuerte, causó un motín
donde más de 500 individuos protestaron a causa del hambre, en Culiacán parte del
pueblo se agolpó a las puertas del Congreso. Sin embargo, no se dictó ninguna
medida para remediar el mal, la gente cansada de la incompetencia de gobierno y de
los acaparadores empezó a buscar responsables señalando al mismo gobernador
Cañedo quien oportunamente había salido para la capital del país para tratar de
conseguir una contribución a efecto de los extranjeros para cubrir esta urgencia.98
El panorama en la región norte de Sinaloa lucía desolador, el ayuntamiento de
Ahome lo expresa de la siguiente manera; 11 de agosto de 1879, “la miseria en la
95 Eustaquio Buelna, Apuntes Para la Historia de Sinaloa, México, H. Ayuntamiento de Mocorito, 2007, p. 192. 96 Periódico Oficial del Estado de Sinaloa, 5 de junio de 1878, p.3. 97 Eustaquio Buelna, Op. Cit., pp.187 y 188. 98 Sergio Ortega, Edgardo López Mañón, Op. Cit. p. 169. “[…] En agosto de 1878 el precio del maíz amaneció a catorce reales, y casi no había pobre que pudiera comprarlo. Ni el gobierno ni el Congreso
se preocupaban por dictar alguna medida, solo el prefecto de la ciudad […] debes en cuando hacía que los comerciantes vendieran el producto al precio que corría en el mercado. Dicha medida tenía el inconveniente de estallar en motín y de cometerse atentados contra los comerciantes [...]”.
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que estaban sumidos los habitantes desde hacía dos años por la escasez de víveres,
con muchas dificultades pudieron sobrevivir, muchos perdieron todo lo que tenían,
los rancheros perdieron su ganado, siembras casi no había, gran parte de la
población emigró para las minas de la Baja California, razón por la cual nada ingreso
al tesoro municipal”.99
La lista oficial de precios fechada el 14 de octubre de 1878, indica que los precios de la plaza que regían en el Fuerte eran: maíz de $0.44 a $ 0.50 el almud; frijol, $1.50 el almud; harina, $0.13 libra; arroz, $0.12 libra; queso $0.25 libra; carne, $0.18 libra, y panocha $0.04 pieza. Se trata de una época en que se hace sentir terriblemente la carestía, como consecuencia precisa del llamado año del hambre.100
El 16 de agosto ocurrió una manifestación pública del pueblo de Culiacán, con motivo
de la escasez de semillas, grupos numerosos de personas se presentaron con el
Prefecto reclamando medidas y que previera al público de semillas baratas; el
prefecto reunió a los comerciantes a lo cual uno de ellos reprochó al gobierno de no
haber dictado con tiempo medidas necesarias, para minimizar el hambre, de hacer
interpelaciones a los $15,000, y de exigir al comercio que remedie el mal de cual no
procede de él, ni se puede remediar.101Tal reunión se disolvió con la promesa de que
venía en camino maíz, que se vendería a seis reales el almud o menos. Se decía
que el prefecto había secretamente provocado tal reunión y exigir a los tenedores del
maíz la rebaja de precios, infundiéndoles el miedo de un levantamiento popular.102
En tiempos normales el arbitraje del intendente y la intervención de la fuerza pública,
suspendían el efecto de las amenazas y arreglaban bien o mal los conflictos, pero
cuando se paraliza la autoridad de la administración real se desata el pánico
real.103Tal situación generó demasiada incertidumbre por parte del gobierno, el
pueblo y los comerciantes, unos y otros se acusaban de generar la causa del
hambre; el pueblo acusaba al gobierno de la ineptitud de no remediar el problema, el
gobierno acusaba a los comerciantes de acaparar los granos y alzar los precios, y los
99 Filiberto Leandro Quintero, Historia Integral del Río Fuerte, Sinaloa-México, H. Ayuntamiento del Fuerte, 2007, p. 352. 100 Ibid., p. 377. 101 Eustaquio Buelna, Op. Cit., p. 191. 102 Ibid., pp. 191 y 192. 103 Georges Lefebvre, Op. Cit., pp. 40 y 41.
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comerciantes culpaban al gobierno de que el problema era suyo por no haber
actuado rápido.
Los que viven en tiempos normales y en el umbral de la pobreza y son numerosos tienen razón de sentir miedo cuando el precio de los granos se encarecía. De ahí los motines en los años de carestía, se trata de hombres y mujeres acosados por el hambre que le buscan inmediatamente responsables de rostro humano a una situación creada por causas anónimas y demasiado abstractas para ellos: los albures del clima, la debilidad de los rendimientos, la lentitud de los transportes.104
Según revelaciones que apunta Buelna, el hambre fue producida en el interior de la
entidad por los comerciantes y los miembros de la junta de Beneficencia y en
acuerdo con el Gobernador del Estado. Y se mandaba a decir a la junta de
Beneficencia de Mazatlán que no se mandara más maíz, porque había el suficiente
en todos los distritos y en la capital; todo ello con el fin de vender caro el maíz que
tenían entrojado y comprado en el extranjero y al cual expidieron a su satisfacción sin
compadecerse de la situación.105
Con la situación agraviada por el hambre, y la crítica situación que vivía Sinaloa,
Cañedo se embarcó el 11 de septiembre de 1878, dejando atrás al estado en el más
espantoso desconcierto.106Después de aquellos dramas y alarmantes crisis
climáticas, el principal hostigador del sector agrícola terminó con un importante
desabasto de granos de maíz, y puso en jaque a la población sinaloense, que notó
una recuperación hasta julio de 1879, donde se registraron abundantes lluvias y la
recuperación de los Distritos fue gradualmente, en algunos casos como en Cosalá no
se hicieron labores de siembra por el brote de una epidemia de sarampión.107
Las cosechas en el norte de Sinaloa (Fuerte y Sinaloa) los precios se mantenían
rebajados, el maíz a $ 2.00 la fanega y a real y medio el almud, el frijol a $11.00 la
fanega, el azúcar a 50 centavos la carga, la harina de 28 a 29 pesos la carga.108 En
los distritos del Sur (Rosario, Escuinapa, Chametla) se presentó en abundancia
104 Jean Delumeau, Op. Cit., pp.210-211. 105 Eustaquio Buelna, Op. Cit., pp.192 y 193. 106 Ibid. 107 Periódico Oficial del Estado de Sinaloa, 31 de mayo de 1879, p.59. 108 Ibid., 1 de diciembre de 1879, p.4
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principalmente, se dio hincapié al maíz y los precios se mantuvieron igual que en los
distritos del Norte del estado, en Chametla y Escuinapa las cosechas fueron buenas
y los precios siguieron manteniéndose, y bajando conforme la situación cobraba
estabilidad.109Regresó la tranquilidad pública y se destinaron las fuerzas de trabajo
en la agricultura y solucionar los embates en tiempos de sequía.110
Antes estas cíclicas desventuras el cabildo de la ciudad de Culiacán aprobaba
medidas encaminadas en abastecer de maíz a la población, para ello el
ayuntamiento otorgaba un empréstito de 2 mil fanegas del grano, con el objeto de
apoyar a la población en la carestía que azotaba la región, con esta intercepción del
ayuntamiento el maíz quedaba libre de derechos:
Art. Único. Queda exenta del pago de derechos municipales la importación del maíz que, en los meses de julio a septiembre, inclusive, hagan a esta capital, para remediar la necesidad pública que se resiente.111 Los munícipes aceptan la propuesta de que el Ayuntamiento comparta en partes iguales con el gobierno del Estado las posibles pérdidas que hubiera en la compra de maíz y su venta a las clases menesterosas del distrito, con el objeto de beneficiarlas vendiéndoles el grano al precio bajo.112 El gobierno pide que todos los empleados públicos cedan un 2 por ciento de sus sueldos correspondientes al último trimestre del presente año y el primer semestre del entrante, con la finalidad de que el gobierno federal afronte la difícil situación por la que atraviesa el país a causa de la escasez de cereales de los últimos tres años y la gran depreciación de la moneda de plata.113
Cañedo volvió en enero de 1879, se tornó más arbitrario y bajo la más ligera
sospecha de conspiración e infundada denuncia cualquier ciudadano era
inmediatamente llevado fuera del pueblo y fusilado sin trámite ni dilación alguna. De
esta manera 14 individuos se encontraron muertos en la población de Mocorito, que
vivió aterrorizada, ya que pues no se oía hablar más que el abasto de carne humana
109 Ibid., 31 de agosto de 1789, p.3. 110 Miguel Ángel Higuera Félix y Milagros Millán Rocha, Op. Cit. p. 61-63. 111 Archivo Histórico Municipal de Culiacán (AHMC) Actas de Cabildo, caja 6. Vol. 17. Doc.15. fs.46-
48. 112 (AHMC) Sesiones de actas de Cabildo, Caja 6. Vol. 17. Doc. 20. Fs. 69-71. 113 (AHMC) Sesiones de actas de Cabildo, Caja 6. Vol. 18. Doc. 25. Fs. 82-83.
61
proporcionada por el gobierno.114 En 1879, asesinaron al periodista José Cayetano
Váladez en Mazatlán, conocido opositor de Cañedo, y redactor del periódico la
Tarántula de una puñalada en el pecho, el gritó de la voz pública culpaba a Cañedo
del crimen.115
El miedo del gobierno era infundido por el creciente descontento de la población,
instigada por la prensa y otros detractores, llevó a cañedo a tomar comportamientos
más represivos para deshacerse de los opositores. Tal temor era asumido por una
posible subversión del pueblo contra las autoridades, instigados por hambre de la
muchedumbre y alentado por agitadores ante los escándalos de corrupción y
despilfarro. El gobernador se había desprestigiado absolutamente en Sinaloa, a
causa de la muerte de Váladez, pues la opinión pública lo señalaba como culpable
del crimen. Más adelante las mismas gentes se reunieron en la casa de Cañedo, y
todo el mundo excitado buscaban armas para asaltar la casa del gobernador,
gritando “muera el bandido Cañedo” quien para salir absuelto hizo pasar a otro como
autor del asesinato de Váladez, pero la población encolerizada no le creía, teniendo
que escapar de noche en una diligencia para Culiacán.116
En este apartado me detendré para analizar un poco sobre estos acontecimientos;
durante la emergencia del Hambre es el gobierno quien decide intimidar a la opinión
pública, y a la población, mediante la represión, ejecución, y la persecución, en esta
ocasión el miedo no se manifiesta a la manera acostumbrada, ante el hecho de la
intimidación, pues despierta otras actitudes.
El asesinato de Váladez serviría de ejemplo para intimidar a los que se oponían al
gobierno, y provocar el miedo, pero lo cierto es que despierta otras subjetividades,
entonces tenemos que el pueblo es el que desafía al gobierno, por medio de la
rabieta que genera la muerte de Váladez, a la vez es el gobierno, la policía y Cañedo
quienes se ven intimidados por el pueblo, quienes se amotinan contra este por medio
de la ira, el enojo y la exaltación de la violencia, cosa que como vemos, el miedo no
114 Eustaquio Buelna, Breves apuntes para la historia de Sinaloa, Sinaloa-México, Universidad
Autónoma de Sinaloa, 2ª edición corregida 2007, p. 196. 115 Ibid. 116 Ibid., pp. 200-207.
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solo genera pánicos colectivos, sino que en otros extremos desata cólera y violencia
colectiva.
El comportamiento de las autoridades durante las emergencias alimentarias, residía
en el de proporcionar una especie de subsidio, durante los periodos de escasez, para
que las alarmas y pánicos no encendieran los ánimos de la población, y evitar se
produjeran motines contra el gobierno, de esta manera permanecía cierta protección
evitando que el miedo se expandiera y que se personificaran culpables, lo que
conduciría a una revuelta. Por ello en los años del Cañedismo, el gobierno
preocupado por mantener el orden y la estabilidad social intercedía durante los
periodos de alerta, evitando que la emergencia se propagara, de esta manera se
puede aludir que la mayoría de los miedos a la carestía, durante la revolución
adquieren un carácter aun mayor, ya que al no tener la protección de un gobierno,
dejan de ser meras incertidumbres en el subconsciente y se convierte en peligros
potenciales para los sinaloenses.
2.4. Las Inclemencias de la Naturaleza (huracanes, sequias, heladas y plagas).
El historiador Jean Delumeau señala en El miedo en Occidente que los elementos
desencadenados de la naturaleza como las tempestades o el diluvio, evocan para los
hombres el retorno del caos y se asocia a Dios la reproducción de ese caos, ya que
es el causante divino de que elementos como el agua desborde los límites que le
fueron asignados. Por mucho tiempo se aceptaba en textos apocalípticos clásicos el
papel destinado al mar y al agua en la espera del gran cataclismo final.117
El encadenamiento de diversas calamidades se refiere a la creciente complejidad de
los desastres, que en general no se presentan solos, sino que la ocurrencia de un
fenómeno destructivo puede a su vez motivar el surgimiento de otras calamidades,
por ejemplo: una sequía genera disminución de producción agropecuaria y hambre;
como la que se desencadenó en 1877 y que produjo el “año del hambre”. A partir de
esta fecha siguieron manifestándose problemas similares, pero sus efectos
117 Jean Delumeau, Op. Cit., pp. 56 y 57.
63
devastadores entre la población se fueron aminorando en virtud de que se mejorara
el aprovechamiento de sistemas de riego y nuevas técnicas de cultivo.118
El principal producto del que depende la mayoría de la población es el maíz seguido
del fríjol, pero como éste último se escaseaba por la falta de lluvias, sólo se
consumían pequeñas raciones de maíz, siendo éste su principal sostén.119 Por ello,
en épocas de sequias los precios se elevaban debido a la escasez de granos y el
abandono de la tierra por la falta de agua. Durante gran parte del Cañedismo se
repiten los mismos escenarios de manera cíclica, haciendo del temor a la sequía y a
la carestía una incertidumbre anual.
La intensidad de las sequías se puede clasificar en leves, medianas y severas,
pudiendo aplicarse con rigor a las que se tiene información suficiente; las
comprendidas entre 1875 y 1910, los mayores impactos se presentaron en 1868,
1877, 1891 y 1892. La de 1891 fue la peor ya que se sintió en todo el país y duró
hasta 1892, con ligeros brotes en 1893. Luego de las sequia de lluvias se notaba la
escasez de víveres lo que provocó la compra de semillas al extranjero.120Los malos
temporales de la región se notaron en los años, donde se presentaron mayores
pérdidas de cosechas, y escasez de cereales con una cuantiosa venidera de plagas
y factores climáticos que va desde 1875, 1877, 1878, 1884, 1885, 1891, 1892, 1896,
1901, 1908.121
Las medidas que se tomaban era la acostumbrada Junta de Beneficencia, para
prevenir la miseria y los motines de la población quienes reaccionaban a la alteración
del orden, y la perturbación social. Se recurrían a actos de violencia hurtos, y
agresiones contra otros, ya sea para acusar o satisfacer las necesidades. Para
trasportar la ayuda se tenía que hacer por vía marítima, en algunas ocasiones el
viento causaba grandes estragos destruyendo los sembrados de maíz, frijol, caña de
azúcar y mezcales. En algunas villas y aldeas del Distrito de Mocorito, la escasez de
118 Javier Delgadillo Macías, et al, (Coordinador), los Desastres en Sinaloa: una visión Histórica en Desastres Naturales aspectos sociales para su prevención y tratamiento en México, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1996, pp. 111. 119 Miguel Ángel Higuera Félix y Milagros Millán Rocha, Op. Cit., p. 69. 120 Ibid., pp. 66 y 67. 121 Ibid., p. 65.
64
repente se hacía presente en los poblados de San Benito, Palmarito, Bacamopa,
Tabalopa, Sierra, Portezuelo, y Potreros, que dando miseria a las personas.122La
región de Elota padeció de sequias en extremos, la dichosa junta llevaba alimento a
las gentes menesterosas, ya que algunas almas vagaban por las calles pidiendo
alimento y agua.123
Como se ha mencionado al principio de este apartado hay una profunda relación
entre el elemento agua y la religión. En distintas partes de Sinaloa y México se
celebra el día de San Juan, en algunos pueblos de la región curiosamente dedican a
este culto con el fin de augurar la llegada de una buena temporada de lluvias. Esta
manifestación de la fe cristiana se acrecienta a finales del mes de junio, coincidiendo
con la llegada del solsticio de verano, la celebración de esos festejos anuales se
llevaban en medio de rituales, creencias y tradiciones católicas que se volvían
paganas, por ejemplo; la procesión de la imagen del santo por las calles del pueblo,
las misas en la parroquia, sacar a bailar al santo, la fiesta entre otras.
Esta forma de la conducta dedicada a venerar al santo residía con el fin de pedir la
intercesión divina, residía en el miedo o temor de no producir la cólera de los santos
o las figuras divinas y que podía representarse en forma de sequias o inundaciones
como se han mencionado más arriba. Un elemento como el miedo puede
encontrarse perfectamente ubicado en las celebraciones religiosas de los santos. Las
fiestas patronales atienden a la esencia de pedir la intercesión divina, ante la
presencia de calamidades y tempestades naturales, pues en muchas ocasiones se
atribuye la ofensa hacia Dios o el Santo Patrón del lugar. La necesidad del festejo
radica en necesidad de protección divina contra los males naturales, mediante el
festejo, la oración, el ayuno y los rituales religiosos.
Delumeau remite que la mentalidad colectiva, anuda los lazos estrechos entre el
miedo y la religión de la tierra cristianizada, se puede ver expresada en una plegaria
dirigida en el siglo XIX a san Donato, cuyo nombre se invoca contra el trueno y las
intemperies:
122 Periódico Oficial del Estado de Sinaloa, 6 de octubre de 1883, p.45. 123 Periódico Oficial del Estado de Sinaloa, 18 de agosto de 1885, p.37.
65
Acudimos a vuestra intercesión y os suplicamos que tengáis a bien ser nuestro intérprete ante el salvador Jesucristo, que por su gracia todopoderosa nos preserve de los terribles males del granizo, de la tormenta, de las tempestades, de los funestos efectos del rayo y otros azotes destructores, que por vuestra santa y poderosa protección Dios nos conceda la gracia de ser preservado de todas las intemperies contrarias a las estaciones.124
Algunos sectores de la población perdían todo durante los desastres naturales, en
numerosas ocasiones los alimentos que se consumían, perecían a causa de las
fuertes lluvias y el viento, artículos como el maíz, frijol, trigo y manteca se
escaseaban, y el gobierno apoyaba con algunas semillas de maíz con el fin de
tranquilizar los ánimos de la gente. Entre 1877 y 1883 los ciclones tomaron mayor
presencia en la región, y su paso siempre dejaba destrucción, ya que no tomaban
medidas preventivas para aminorar las calamidades del clima.125
Lo cierto es que durante los años del Cañedismo, el gobierno mantuvo una postura
comprometida con la población, sorteando las crisis relacionadas, dando una
sensación de proteccionismo y seguridad. Los temores ante el advenimiento de las
catástrofes son impredecibles, pues con las condiciones del siglo XIX, era común
que los ríos se desbordaran, inundando las tierras de sembradíos, las casas,
arrasando todo a su paso, llevándose muebles, animales, arboles, y vidas humanas;
de ahí que muchas veces veamos al pueblo reunido en las cumbres con toda clase
animales espantados en compañía de hombres y mujeres que se refugian allí con
sus hijos, mientras las campañas sumergidas y las olas cubiertas con frecuencia de
mesas, catres, barcas pues inspirados por el miedo a la muerte estos cargados con
mujeres y niños, en medio de lamentaciones y de gemidos, llenos de espanto por el
huracán que hacen rodar los cuerpos de los ahogados.126
En 1882, en Culiacán tras un tremendo aguacero que afecto a la población y algunos
sembradíos durante siete días consecutivos, los ríos de la ciudad crecieron como
124 Jean Delumeau, Op. Cit., pp. 89 y 90. 125 Miguel Ángel Higuera Félix y Milagros Millán Rocha, Op. Cit., p. 76. 126 Jean Delumeau, Op. Cit., p. 56.
66
nunca. El Humaya se desbordó cerca de los pueblos de la costa, causando pérdidas
que se estiman en $80,000.127
El 30 de septiembre como a las 11 de la noche se desbordó la creciente y la gente desprevenida no tuvo oportunidad de salvar sus pertenencias sólo corrió en busca de un refugio. Se escuchaban lamentos, gente gritando que pedía auxilios, las casas a punto de derribarse, animales ahogados y la total pérdida de sus alimentos en los que se encontraban cantidades de maíz y de fríjol. Como los almacenes no estaban del todo resguardados la cosecha que se encontraba aún estaba en mazorca, es decir, el poco maíz conservado para su alimento también se lo llevó la creciente y la semilla fue inútil recuperarse.128
Un ciclón produjo innumerables desgracias comprendiendo los Distritos del Rosario,
Mazatlán, Concordia y San Ignacio, algunos pueblos como Chametla, Potrerillo,
Agua Verde, fueron azotados por las lluvias y los fuertes vientos, dejando
incomunicados a las poblaciones, las personas inmediatamente buscaban refugio
ante el peligro, el miedo los hacia huir para no ser perjudicados ya que las casas
terminaban destrozadas.129Una vez que el huracán ceso, se miraba por doquier
materiales y pertenencias regados por todos lados, viviendas y sembradíos quedaron
inservibles, los víveres como el maíz fueron de los artículos más demandados se
encarecieron, los sembrados fueron pobres dejando a familias a consumir solo lo
esencial.130
La gente rumoraba que los ríos se habían llenado y era probable que se salieran de
su cauce, pero los avisos fueron escuetos y muchas personas no se percataron de
tal advenimiento y aquel diluvio se cobró algunas víctimas. Se perdieron muchos
víveres y las pocas cosechas guardadas en almacenes se arruinaron, siendo el maíz
el más afectado. Nuevamente las semillas y granos se escasearon, la milpa que
sobrevivió se destinó para apaciguar el hambre, Mazatlán fue golpeado por fuertes
vientos que derribo árboles, plantíos de maíz y algodón. La poca prevención y los
127 Periódico Oficial del Estado de Sinaloa, 27 de enero de 1882, p.4 128 Miguel Ángel Higuera Félix y Milagros Millán Rocha, Op. Cit., pp. 69 y70. 129 Ibid., p. 67. 130 Ibid.
67
novedosos aguaceros provocaron la ruina de bastantes siembras en distintos puntos
de Sinaloa que alarmó más la situación.131
La mitad de la población perdió sus pertenencias, fincas y demás bienes, se llegaron a presentar algunos síntomas de epidemia que pudo agravar la situación, ya que no abundaban especialistas en medicina en la región y solo había algunos curanderos apegados a las curaciones tradicionales que trataron de minimizar el impacto. En los pueblos vecinos a Mazatlán los productos se encarecieron, pero no en su totalidad como el maíz, que pasaron de 0.50 hasta un peso por fanega.132
En 1883, fue de gran angustia para los campesinos debido a que la naturaleza se
ensañaba contra ellos, trayéndoles grandes pérdidas a sus cosechas, economía y
sus familias. Los ciclones, el desborde de los ríos, la escasez de lluvias o el exceso
de estas, perjudicaba a los campesinos y agricultores, quienes, ante la espera
angustiosa que significaba el factor climático, son sentidos como una apuesta que se
iba a perder. La angustia se diferencia por lo desconocido, de una espera tediosa
que siembra en la mente una incertidumbre, ante el asecho de una desgracia
generalizada que se vuelve insoportable y que causa estragos en la mente de los
individuos.133
El 6 de octubre de 1885, un fuerte ciclón toco al puerto de Altata y otras zonas
aledañas a la región Centro de Sinaloa, el agua inundo casas, calles, el mar salió de
la playa y se internó por dos leguas en la población, destruyendo parte del muelle, la
vía férrea aledaña a los poblados, la aduana, la capitanía de puerto, botes y canoas,
la fuerza del viento fue tal que logró arrastrar un barco mercante hasta hacerlo
encallar en una isla. Para el 19 de septiembre de 1886, un nuevo ciclón azotó la
región trayendo grandes catástrofes tan solo en la capital causó pérdidas de gran
consideración, en los pueblos costeros el daño fue mayor presentándose algunas
131 Ibid., p. 68 y 69. 132 Ibid., p. 70. 133 Miguel Ángel Higuera Félix y Milagros Millán Rocha, Op. Cit., p. 78.
68
muertes, la población de Altata fue casi destruida por el viento y el mar, calculando
las pérdidas materiales en medio millón de pesos.134
Para 1886 el clima no era el azote de las siembras sino las plagas, en julio de ese
año este terrible mal asoló las siembras de temporal, destruyendo las pocas con las
que contaba el Estado, rápidamente la gente comentaba que era de las primeras
veces que aquella plaga se veía en Sinaloa.135
En agosto del mismo año la agricultura seguía sin ser confiable, en el Distrito de San
Ignacio la esperanza de levantar buenas cosechas se perdió cuando la plaga de la
“Sardina” echó a perder las siembras de Maíz y Frijol, motivo por el cual volvieron a
escasear los cereales.136 Para finales de 1888, la situación de Sinaloa era lamentable
como lo redacta el Periódico Oficial del Estado de Sinaloa:
Lamentable noticia se corría en el Estado, desde hace mucho tiempo no se presentaba tan abrumador hecho, siendo cosa novedosa para muchas personas. Antes los agricultores se quejaban de lo escaso de las lluvias y de los ciclones que se daban, perdiéndose sus sembrados, pero fue algo distinto. La gente gritaba lamentos porque se había presenciado una fuerte helada dejando paralizadas todas las milpas que se veían florecer. Tal helada ocurrió los días 21,22 y 23 de diciembre, donde las tinajas, frutos y agua de los ríos amanecieron congeladas. Lo novedoso es que las siembras se han perdido, cereales como el Maíz, Frijol, Plátano y Algodón son los más afectados. Aunque ésta helada haya ocurrido los pobladores y agricultores apostaran de nuevo al próximo año siendo las cosechas de verano las más tempranas, siendo estas que con unas pocas equiparas las tierras mantienen su humedad y pueden producir.137
De marzo a diciembre de 1887, las cosechas volvieron a ser escasas, con los
ciclones, heladas, plagas, crecientes, los precios que se mantuvieron estables
subieron gradualmente, la pequeña recuperación del año pasado se vino a pique. En
Julio de 1887, la plaga conocida como “langosta” acabó por completo con las milpas
comiéndose la melena de la mazorca.138 Los sembradíos perdían su fruto con
134 Javier Delgadillo Macías, et al, (Coordinador), los Desastres en Sinaloa: una visión Histórica en
Desastres Naturales aspectos sociales para su prevención y tratamiento en México, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1996, pp. 119-120. 135 Periódico Oficial del Estado de Sinaloa, 16 de Julio de 1887, p.27. 136 Periódico Oficial del Estado de Sinaloa, 15 de agosto de 1887, p.31. 137 Periódico Oficial del Estado de Sinaloa, 28 de diciembre de 1887, p. 50. 138 Periódico Oficial del Estado de Sinaloa, 15 de Julio de 1887, p.13.
69
facilidad debido a la plaga del “chapulle” que era frecuente en las épocas de
agua.139Ese año se esperaba una cosecha de 400,000 fanegas de maíz ya que no se
había presentado la plaga del Chapulle, la cantidad de lluvia anual en Sinaloa fue
buena para el Sur y no tanto en el Norte.
La importancia de los impactos de los ciclones, así como la de otras inclemencias de
la naturaleza en la agricultura, ramo esencial para el desarrollo de la vida termina
siempre perjudicada, desatando severas crisis y hambrunas en Sinaloa. El desborde
de ríos dañaba la estructura del estado dañando los incipientes caminos,
aumentaban los daños a los cultivos que apenas iniciaban su ciclo.140 Los ciclones
destruían las tierras sembradas para finales de septiembre de 1891 se presenta un
ciclón en la región Sur de Sinaloa, para el 29 y 30, las noticias de los
acontecimientos causaban horror y consternación a las gentes de las prefecturas del
sur.141
En los días 18 y 19 de septiembre pero de 1896, otro ciclón abarcó una extensa zona
entre los distritos de Cosalá, San Ignacio, Culiacán y Mocorito. En Elota el rio
desbordado inundó la parte baja del pueblo destruyendo absolutamente todo, las
casas reducidas a escombros, numerosos alimentos y mercancías se perdieron,
sepultando los cadáveres que encontraban en descomposición, las autoridades
autorizaban como medida higiénica que nadie bajara a vivir a la parte baja del
pueblo, ya que había materiales en descomposición, que despedían miasmas
pútridos y se temía el contagio de epidemias.142
Algunos periódicos de california en Estados Unidos recogen la noticia de la
tempestad que azoto en septiembre de 1896:
Inundaciones en México. Ciudad de México. 28 de septiembre. Costa oeste de México ha sido visitada por una tremenda tormenta, que
139 Miguel Ángel Higuera Félix y Milagros Millán Rocha, Op. Cit., p. 85. 140 Periódico Oficial del Estado de Sinaloa, 10 de febrero de 1882, p.6. […] “El Estado de Sinaloa imposibilitado para auto sustentarse de alimentos y enviarlos a los otros distritos, se tuvo que recurrir
a la jefatura del Distrito de Tepic para que se juntaran más donativos, víveres, ropa para ayudar a los necesitados de Mazatlán, y a los del centro del Estado. Se tenían noticias de que los caminos habían desaparecido, ante la incertidumbre la gente desesperada podría recurrir a cometer robos, para
obtener víveres o ropa para calmar sus necesidades” […] 141 Miguel Ángel Higuera Félix y Milagros Millán Rocha, Op. Cit., p. 67. 142 Ibid., p. 121.
70
causó gran daño y consternación, el pueblo de Altata, puerto del Estado de Sinaloa, está inundada, y la ciudad capital de Culiacán ha sufrido severamente muchos otros pueblos han sido inundados.143 Durante toda la noche la tormenta continuó, y después de un leve cese el siguiente comenzó de nuevo, barriendo la costa con temerosa intensidad hasta medianoche del 18. Cada arroyo y río en la región desbordó sus riberas y causó estragos. El Orizaba trae a la tripulación de la goleta americana Rebecca, que naufragó en la isla de Redo, cerca de Altata.144 Tempestad de gran Calamidad. 14 de octubre. La gran tormenta se alejó de la Costa en Altata, destruyendo la ciudad de Altata. Dejando sólo la cárcel y una otro edificio. La caja fuerte de la aduana se recuperó. El número de vidas que se han perdido no se puede determinar, pero es muy grande. Donde estaba la ciudad ahora un canal de seis brazas de agua.145
El cabildo de Culiacán de 1896, señala algunas medidas para contrarrestar las
venidas del rio Tamazula y propone al ingeniero Luis F. Molina, realice un proyecto
para evitar las inundaciones en cada temporal de lluvias, además de proporcionar
datos acerca de la magnitud de la tormenta que destruyó Altata, aprobando gastos
contra la inundación sufrida, el reacomodo de las oficinas públicas destruidas, así
como de las escuelas, gastos para compensar las pérdidas, y el pago de auxiliares
que se encargaron de cuidar los restos de las casas destruidas.146
Topográficamente Altata quedó reducida a nada, la magnitud de la tormenta fue tal
que el cabildo de la Culiacán, continúo gestionando recursos para disminuir el
impacto de las calamidades de la naturaleza por los siguientes años, con el fin de
evitar más desastres y que la población lo padeciera.
2.5 La Presencia de las epidemias.
La pestes epidémicas hacen presencia en Sinaloa desde hace bastante tiempo,
cuando los conquistadores españoles trasmitieron a los indígenas, las primeras
enfermedades pandémicas en el continente. Las condiciones climáticas han sido un
factor determínate para la proliferación de estas, así como la llegada de contagios
143 Sacramento Daily Record-Union, martes 29 de septiembre de 1896, p.8. 144 Ibid. 145 Ibid., 15 de octubre de 1896, p.8. 146 (AHMC), Secciones de Actas de Cabildo, caja 10, vol. 21, Doc. 37 f. 120.
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externos, introduciéndose por vía de los puertos que reciben la llegada de
extranjeros de varias partes del mundo, estas calamidades hacen su presencia a la
par que en el contexto mundial como el Cólera, la viruela, la fiebre amarilla, la peste
bubónica, la fiebre española, la rabia, paludismo, etc. que alimenta los miedos
cotidianos de la población, y en los episodios más extremos han llegado a desatar
verdaderos pánicos colectivos.
Alrededor de 1851, en Sinaloa se desata una epidemia de Cólera la cual causó
grandes estragos en la población, pues a mediados del mes de junio y en tan solo
seis días perecieron más de dos mil personas, incluido el gobernador de la época
José María Gaxiola. La epidemia fue tan terrible que la mayoría de las autoridades se
ausentó, y el miedo desatado entonces despertó el instinto de supervivencia y
quienes podían huir lo hacían y los que no se quedaban a sufrir el azote de la
enfermedad que invadió todos los confines del estados desde el Fuerte, pasando por
Culiacán hasta Mazatlán, ese año fue conocido como el año del cólera, de ahí que
en cada brote epidémico se despertaran las alarmas y los temores entre los
habitantes y las autoridades en la prevención de los catástrofes.147
Entre 1883 y 1884, la enfermedad viral llamada la fiebre amarilla o el vómito negro,
mal que causó una enorme mortandad en el siglo XIX, era un completo misterio para
ciencia moderna, cuya transmisión era por vía del mosquito Aedes, comienza
bruscamente con escalofríos, fiebres, náuseas, vómitos, esta enfermedad la habían
traído los barcos procedentes de Centroamérica (Panamá), y se temía que se
propagara en toda la costa del pacifico mexicano.148Este mal acabo con la vida de la
famosa cantante de ópera el ruiseñor mexicano Ángela Peralta en 1883.149Las
condiciones para la proliferación de la enfermedad se debieron al crecimiento del
puerto, las pésimas condiciones higiénicas de estas, el contacto con otras regiones
del mundo, la facilidad de la trasmisión, junto a la medicina arcaica de la época,
hicieron posible que cualquier epidemia causara terribles catástrofes.
147 Eustaquio Buelna, Breves Apuntes para la historia de Sinaloa, Sinaloa-México, Creativos7 Editorial, 2007, pp. 47-49. 148 Véase fiebre amarilla en https://es.wikipedia.org/wiki/Fiebre_amarilla 149 Javier L. García de Alba, Ana Salcedo, “Fiebre Amarilla en Mazatlán 1883”, spiral. Estudios Sobre Estado y Sociedad, Guadalajara, Vol.12, n.35, p.121-147. 2006.
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Mazatlán cegó su actividad comercial, la génesis del mal provenía de las condiciones
del orden social, la mal nutrición, las viviendas inadecuadas, el trabajo fatigante; por
ejemplo las tasas de ataques a los miembros de la compañía de ópera (92%) o la
guarnición militar (98%). El ambiente favorable para la transmisión del terrible mal
era debido a su condición de puerto, la zona costera propiciaba un copioso temporal
de lluvias, en donde el habitad humano no impedía la distancia entre el agente y el
huésped susceptible, debido a la libre circulación del mosquito.150
Un telegrama emitido en Mazatlán el 15 de agosto de 1883 y recibido en ciudad de
México el mismo día y publicado por el periódico La Voz de Hipócrates hasta el 1 de
septiembre de 1883 cuenta lo siguiente:
Descuido de las autoridades marítimas que permitieron comunicarse dos vapores procedentes de Panamá infectados de Fiebre Amarilla ha hecho desarrollarse esta epidemia en la población, existía en ella una especie de fiebre simple pero no de trascendencia, la cual ha atacado con varias excepciones a todos los habitantes, llegando a estar en cama a la vez, más de 4,000 personas. Últimamente por causa de este descuido, ha degenerado en Fiebre Amarilla y van muertas del 15 a 30 del pasado, 106 personas, las más forasteras recientemente llegadas.151
Es interesante que entre los médicos se desconocía un tratamiento adecuado,
algunos señalan tratamientos anticuados como purgas, o sangrías y tendían a
confundir a la enfermedad con el paludismo. El doctor Ignacio Praslow de origen
alemán y radicado en Sinaloa aludía a la epidemia y las personas que se salvaron de
padecer el terrible mal, era la comodidad de su vida, habitar en casas cómodas,
ventiladas y tener buenas costumbres.152
Oficialmente el gobierno Federal se informó sobre los casos de la fiebre amarilla, y
dispuso el Presidente Díaz ordenar someter a cuarentena de rigor y observación, a
los casos de buques procedentes del puerto de Mazatlán, o de otros donde haya
aparecido la epidemia, sujetándola a las disposiciones del Consejo Superior de
150 Ibid. 151 La Voz de Hipócrates, Ciudad de México, agosto 15 de 1883, p. 248. 152 Ibid.
73
Salubridad.153Como medida para controlar y vigilar la invasión de la fiebre amarilla
estableciendo cordones sanitarios, que impidieron la propagación de la epidemia
hacia otros puertos y el interior.
Las epidemias no respetan la edad, sexo, o condición social, desatan un pánico
colectivo, cuyas actitudes de rechazo es personificar el miedo y asociar el origen a la
raza y condición social, los que tenían mejores recursos económicos terminaban
huyendo de la terrible condición del puerto y los que no se quedan a morir.154La
propagación de la epidemia también se debió, porque algunos habitantes
contagiados o por temor de caer presa del terrible mal huyeron fuera de Mazatlán,
los enfermos de vómito negro pasaron a ser infecciosos y produjeron nuevos brotes
en los pueblos alrededor del puerto.
El recuerdo de la aparición del cólera en 1851 en Sinaloa, resonó fuertemente entre
las autoridades y el cabildo de Culiacán, que ante cualquier amenaza de brote
epidémico la reacción natural era responder rápidamente ante las emergencias
sanitarias, antes de que el pánico se apoderara de la población. Dando a los
prefectos del Distrito de Culiacán, medicinas y asistencia médica para los enfermos
de viruela, aplicando vacunas en las escuelas para minimizar la mortalidad en el
Distrito, en ocasiones cuando los preceptores de las escuelas no sabían administrar
las vacunas se les instruía, también se construían lazaretos temporales para los
variolosos, leprosos y los que padecían la fiebre amarilla, ante el temor de que la
enfermedad cunda en la ciudad.
En ocasiones el prefecto del distrito enviaba personal a las alcaldías foráneas para
vacunar a los niños y demás personas que no hubieran recibido la vacuna.
Gestionando toda clase de gastos en pos de la prevención y la seguridad, además
del costo de los tubos y lancetas correrían por cuenta del ayuntamiento.155
El Ayuntamiento ordena medidas urgentes para combatir un brote de viruela en Navolato, para lo cual se pedirá al prefecto que de inmediato
153 (AHGES) Periódico Oficial del Estado de Sinaloa, Secretaria de Gobierno, 27 de junio de 1884. 154 García de Alba, Javier, L. Salcedo, Ana, Op. Cit., p.121-147.
155 (AHMC), Sesiones de Actas de Cabildo, periodo 1892-1896, tomo V.
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disponga el aislamiento de los enfermos y la vacunación de lo que no estén contagiados, y lo autoriza para erogar los gastos más indispensables para tal fin.156Al parecer en muchas ocasiones se recurrían a medidas casi absurdas para la evitar la propagación de las enfermedades, en una ocasión se ordenó al prefecto del Distrito que a traves de policía se comunicara a los vecinos la suspensión hasta nuevo aviso, de la obligación de regar las calles debido a la epidemia de gripe que persistía en la ciudad.157
Como dice Delumeau la peste es un personaje, le damos cara a la enfermedad y se
termina culpando a los pobres como los causantes de la pandemia. Se discriminaba
a la población de escasos recursos porque que se asociaba el querer tratar de
subvertir el orden trayendo la enfermedad a la ciudad.158Este contexto de
desigualdad puede ejemplificarse mejor cuando en la cuarentena se le guardaba
mejor consideración a las personas que salían al interior de la república, si eran
acomodadas, mientras que los pobres eras tratados como los chinos. Se estima que
la epidemia causó un total de 2,541 muertos aproximadamente 16% de la población
representando un desastre socio-demográfico.159
Culiacán al principio del siglo XX sufrió de varias epidemias, tan solo en noviembre
de 1900, el prefecto informaba del mal de San Lázaro en la ciudad, llama la atención
que el ayuntamiento informara sobre el estado higiénico de la población, debido al
alto número de defunciones, se suplicó al ayuntamiento estudiara el caso y revertir el
mal que azotaba en la ciudad, en noviembre de 1902 se facultaron medidas para
evitar el desarrollo de la epidemia. El miedo se apoderó de las autoridades y la
población culiacanense por la epidemia de peste que azotaba Mazatlán, con desenas
de muertos. Los habitantes de Culiacán se encerraban en sus casas, varias escuelas
del distrito fueron cerradas, para prevenir la proliferación de la epidemia.160
A principios de 1903, Culiacán estaba siendo afectado por la epidemia de Viruela; en
el rancho de Jesús María, casi todos sus pobladores estaban en cama. Las
autoridades informadas de que la viruela estaba bastante desarrollada al grado de
156 (AHMC), Sesiones de Actas de Cabildo, Caja 10, Vol.20.Doc. 14. Fs. 35-38. 157 (AHMC), Sesiones de Actas de Cabildo, Caja 10, Vol. 26, Doc. 12, Fs. 73-82. 158 Jean Delumeau, El miedo en Occidente, México, Editorial Taurus, 2013, pp.129-144. 159 Javier E. García de Alba García, Ana L. Salcedo Rocha, Op. Cit., pp.8-9. 160 Marco Antonio Berrelleza Fonseca, Culiacán Crónica de una Ciudad 1878-1912 tomo II, México, Ayuntamiento de Culiacán, 2010, pp. 322-323.
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existir en casi todas las casas enfermos atacados por la viruela. Debido a la premura
del tiempo y al pavor, el médico enviado por el ayuntamiento de Culiacán, vacunó
inmediatamente a 37 individuos, procediendo a la desinfección de las personas
enfermas. El Doctor solicitó una reunión urgente con el ayuntamiento proponiendo de
inmediato se procediera al aislamiento de los atacados con la viruela,
desinfectándose los jacales y se comisionara a la policía para impedir que los
enfermos salieran y propagaran el contagio a los lugares circunvecinos.161
En los últimos meses de 1902, los rumores cuentan que, por las calles de Mazatlán
decenas de ratas corrían de un lado a otro antes de perecer, al igual que personas
fallecían debido a la presencia de un extraño mal caracterizado por la fiebre alta y
ganglios inflamados. Las primeras voces decían que la enfermedad provenía de los
muelles y se había propagado hacia los barrios, por donde pasaba el caño del
desagüe o había basureros. Los médicos diagnosticaban tuberculosis, paludismo
linfático, fiebre recurrente o pulmonía; la población sencillamente le llamó “fiebre con
bolas”.162
A diferencia de los médicos la población reaccionaba con alarma, el 10 de diciembre
de 1902, El Correo de la Tarde informó de la preocupación en la ciudad por una
epidemia que la gente denominaba Chaquetilla [y] “se imaginaban que eran presas
de la terrible peste de Oriente”.163En los festejos matutinos del día de la Virgen todo
el mundo por medio de mitotes o rumores decía ¡que la gente se estaba muriendo de
la enfermedad con las bolas!164Una reunión llevada a cabo el día 12 de diciembre de
1902, por Leopoldo Ortega médico y prefecto del distrito convocó a una junta privada
sobre la enfermedad reinante, se concluyó que era paludismo de forma insólita.
Según el periódico hacía más estragos el propio miedo que la enfermedad; solo
debían preocuparse aquellos que no seguían las reglas de la higiene, poniendo de
ejemplo la epidemia de fiebre amarilla en Orizaba. El periódico El Popular comentaba
161 Ibid., p. 324. 162 Carrillo, Ana María “¿Estado de Peste o Estado de Sitio?: Sinaloa y baja California; 1902-1903”. Revista mexicana, El Colegio de México, vol. 54, núm. 4, abril-junio 2005, p.1050. 163 Ibid., p. 1051. 164 Nicolás Vidales Soto, La peste en Mazatlán1902-1903, una historia recontada, México, Creativos Editorial, 2004, pp. 33-34.
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que la alarma se extendió porque en dicho puerto la fiebre le había dado en llamar
bubónica y proponía en cuarentena a los rumores. Un periódico local el Tiempo
(1903) publicaba que las fatales condiciones higiénicas en Mazatlán […] después de
la temporada de lluvias […] causa de muchos fangales y con nuestro sol tropical […]
produjera los vehículos apropiados para todo tipo de microbios y gases deletéreos,
hijos de la fermentación pútrida.165
El gobierno mexicano accedió a que expertos médicos y bacteriológicos se
encargaran del asunto, la enfermedad se propagaba en otros puertos del pacifico
mexicano se resolvió que las autoridades locales hicieran todo lo posible para aislar
de forma rigurosa a los enfermos y que quienes hubieran tenido contacto con ellos,
sin tener consideración del sexo, edad, o condición social; la desinfección de
habitaciones, ropas y cama; combatir a las ratas, ratones y pulgas; el aseo de la
ciudad, casas, y la cremación de la basura; inspección domiciliaria para buscar a los
enfermos; incineración de casas no susceptibles de desinfección perfecta, y
enteramiento de cadáveres de epidemiados.166
Existe en esta ciudad una terrible enfermedad que tiene alarmados a todos los habitantes de este puerto, porque con la asistencia y auxilio de cinco médicos de la localidad, no ha podido salvarse ni uno solo de los individuos[…] la enfermedad […] ha causado las últimas defunciones entre personas de las familias más conocidas de esta población […] el enfermo comienza a sentir […] calentura […] el signo característico que le asegura la muerte de la persona atacada se revela por una bola que le sale en las partes blandas ya sea del cuello o de las ingles, que a medida que se desarrolla presenta el aspecto como de un rollo de nervios amontonados y negros [y causa] al paciente un intenso dolor, que o le priva del sentido o le produce desesperación, que sólo calma con larga y penosa agonía [queda] después el cadáver en estado de descomposición.167
Se culpaba a que el Curacao había traído la peste bubónica a Mazatlán, porque en
San Francisco se había subido un marino chileno que vino a morir al puerto, y
contagio a los que convivieron con él en las cantinas, tugurios y burdeles del
165 Ana María Carillo, Op. Cit., p. 1051. 166 Ibid., p. 1055. 167 Ibid., p. 1058.
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puerto.168Las autoridades optaban por la limpieza y los pobladores por huir del lugar,
en algunos lugares por ejemplo en Ensenada, Baja California, se achacaba la
enfermedad a los chinos por haberla traído de Oriente.
La epidemia corresponde a la tercera pandemia histórica de peste, la cual tiene su
origen en la provincia de Yunnan en China en 1894, y para 1896, llegó a Bombay de
allí se extendió a Europa, África y América. El bacteriólogo francés Paul l. Simond
identificó a la peste como una enfermedad de las ratas y postuló que la transmisión
de la enfermedad al hombre se efectuaba principalmente por las pulgas de estos
roedores, que al picar inoculan las bacterias contenidas en el canal intestinal.169
La sola mención de la peste provocaba terror y tanto miedo que llegó a relacionarse
en el inconsciente con una muerte segura, angustiosa, lenta y dolorosa. El miedo se
hacía presente en los consultorios y en los mismos médicos, pues suponían que sus
días estaban contados si no se apresuraban a combatir al Diablo hecho Peste
Negra.170Nos dice el historiador Philippe Aries que, el miedo a la peste o a morir de
peste es al temor de ser contagiado, además de la relación peste-demonio, son
cosas que se quieren evitar, ya que la muerte están profunda que para el que sabe
que va a morir solo representa el silencio de morir en soledad, y es asociado con el
abandono de los parientes y los seres queridos.171
Se creó una junta de sanidad y otra de caridad conformada por vecinos, médicos de
la localidad, y propusieron reabrir el hospital civil. La cámara de comercio de
Culiacán se negó a reabrir mercancías de Mazatlán, desinfectadas ahí y en
Guaymas.172
Se constituyó una inspección de vigilancia en la que todos los vecinos tenían la obligación de participar, y so pena de 5 a 25 pesos de multa o cinco a diez días de arresto. En Tepic, las fuerzas militares cubrieron la línea divisoria con Sinaloa, en Durango para evitar la llegada del
168 Nicolás Vidales Soto, Op. Cit., p. 32. 169 Ana María Carrillo, Op. Cit., p.1064,” La peste bubónica se trasmite al hombre por la picadura de la
pulga de rata, y se caracteriza por producir fiebre, bubones dolorosos sobre todo en los ganglios linfáticos y la zona inguinal”. 170 Ibid., p. 33. 171 Philippe Aries, Historia de Muerte en Occidente desde la Edad Media hasta nuestros días , Barcelona, editorial Acantilado, 2011, pp. 173-175. 172 Ana María Carillo, Op. Cit., p. 1066.
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mal, prohibió la entrada de carga y pasajeros provenientes de Sinaloa. Cañedo encabezó una campaña autoritaria contra la epidemia de peste, se formó un Consejo de Salubridad junto a las autoridades que sometieron a los infectados al aislamiento, desinfectar; habitaciones, ropa, destruir animales conductores del contagio, establecer estaciones sanitarias e inspección de pasajeros.173
Las medidas adoptadas contra la enfermedad en esa época fueron remanencias de
las seguidas epidemias en el medievo, Ann Carmichael, quien ha estudiado cómo
desde la Edad Media se veía a los pobres como verdaderas amenazas para la
sociedad, incluyendo la de ser portadores de enfermedades.174Es comprensible que
al pobre se le asociara con un ser sucio, mal oliente, pútrido, que a donde fuera
trajera consigo esa suciedad esa pestilencia, de ahí que se evitara y repudiara la
figuraba del pobre, con la concepción de la época de “orden y progreso”, es percibido
como símbolo del retroceso y que trae el desorden y el caos a la ciudad.
La peste de principios del siglo XX, recayó enormemente en la población, cundió el
Pánico, la población huyó en masa de Mazatlán a otras partes de Sinaloa o del País;
había días en que salían mil personas, 12 000 de los 18 000 habitantes acabaron
abandonando Mazatlán, salían en barco, carruaje, caballo, burro, en bicicleta o a pie.
Se formó una brigada compuesta por 125 agentes que inspeccionaban casa por casa
tomando la temperatura a todos los pobladores dos veces al día, y descubrían a los
enfermos que trataban de ocultarse con la finalidad de aislarlos.175
El asilamiento se hacía de manera rigurosa con todas las clases sociales. A las personas acomodadas se les dejaba permanecer en su domicilio, mientras que los pobres eran llevados al Lazareto construido en la isla Belvedere, que contaba con médicos, pabellones para enfermos y convalecientes, cocina, baños y farmacia. Los deudos de los enfermos y los sospechosos en general eran observados en barracas construidas en el velódromo, en una zona inmediata a la playa y a las afueras de la ciudad. Las personas encargadas del cuidado de los enfermos se les aislaban por igual de los enfermos, se les bañaba, se les daba una muda de ropa nueva, recibían luz,
173 Ibid. 174 Ibid. p. 1072. 175 Ibid. p. 1073.
79
comestibles, agua, y 35 centavos diarios con los que se surtían de alientos en una tienda del lugar.176
Se daba el caso de enfermos insolventes que eran abandonados a la intemperie,
pero fue más frecuente que la población ocultara a los enfermos, para evitar el
secuestro de sus familiares, no obstante las autoridades entendían como un mal, y
pavor del público la separación de sus familiares, por lo que surgió un temor total a
los agentes de sanidad. Los enfermos que estaban acostados y salían al encuentro
de los agentes, diciéndoles que en aquella casa todos estaban sanos, pero el
inspector los abrazaba uno por uno, y si notaba la reacción febril, le ponía el
termómetro clínico y si la temperatura era mayor de 37º C lo remitía al lazareto.177
Se intentaba convencer de que estarían mejor atendidos en el lazareto que en sus
“sucias barracas, persistían escenas donde al interior de las casas la policía se
presentaba a sacar a un enfermo, a veces los familiares lograban burlar a las
autoridades ocultando al enfermo, pero si este se moría aquellos eran arrestados. A
principios de 1903 se estableció un cordón sanitario alrededor de la ciudad que dejó
a los habitantes atrapados entre sus chozas arrasadas y el ejército que les impedía
salir de la ciudad, había quien burlaba la vigilancia sanitaria sólo para ir a morir en
algún camino.178
La oligarquía mazatleca censuraba a los pobres, que consideraba “refractarios al
aseo”, y demandó la destrucción de las sábanas en hospitales y la ropa que la
población empeñaba en los montepíos. La peste transformó las costumbres
relacionadas con la muerte, el enterramiento de los cadáveres se llevaba a cabo
envolviéndolos en solución bicloruro de mercurio, la cual se hacía en lugares
especiales y alejados de los familiares a causa del peligro de contagio, se impedía a
los deudos asistir a funerales, ya que habían tenido contacto con el enfermo y debían
ser detenidos en calidad de sospechosos, y ordenar la incineración de los cadáveres
a pesar de que la incineración no era aceptada en México hasta 1907.179
176 Ibid. pp. 1075-1076. 177 Ibid. p. 1077. 178 Ibid. p. 1078. 179 Ibid. p. 1082.
80
Las fuerzas federales y los rurales tomaron enérgicas medidas para controlar a la población, los presos trasladaban a los enfermos, y también los enterraban, muchos perdieron la vida por esa causa. Se consideraba a los extranjeros como portadores de la peste y que la habían traído al puerto. Las autoridades empezaron a temer actos violentos y motines. Los chinos eran señalados de manera particular. En diciembre de 1902, el delegado del Consejo en Mazatlán propuso alojar en barracas a los chinos, aunque hasta ese momento ninguna persona de esa nacionalidad se había enfermado. A finales de enero de 1903, los funcionarios insistían en inspeccionar los bultos que los chinos recibían a pesar de estos ellos seguían indemnes.180
Con la distribución de la enfermedad y el sufrimiento es común tratar de encontrar la
mano de Dios o del Demonio, de buscar chivos expiatorios, por ello se suspendieron
los actos de sociabilidad y de fiestas, poco antes de la semana santa las autoridades
sanitarias expresaron su temor de que el contagio se extendiera a los templos. El
Consejo de Salubridad pedía al gobernador de la mitra que se eximiera a los fieles
de asistir a las ceremonias religiosas en los lugares infestados como Mazatlán. Y en
caso de que las autoridades eclesiásticas se opusieran, se cerrarían los templos por
la fuerza en pro de la salud pública.181
La peste aparece como una forma de subversión y alteración en la cotidianidad, se
siente como un cambio extremo que trastorna todos los actos de sociabilidad desde
salir a la calle, ir a la iglesia, al mercado, las tabernas, etc., para los militares, las
autoridades políticas, los religiosos, comerciantes y personas comunes, en todos
ellos permea el ambiente profundo de miedo de evitar el contagio, no acudiendo a los
lugares que siempre acostumbran. Como dice Foucault la lepra favorece rituales de
exclusión, la peste también favorece los esquemas disciplinarios y de segregación.
Es difícil imaginar hasta qué punto la presencia de la peste afectó la vida de los
sinaloenses, por una parte la sensación de aislamiento de los pobladores que no
querían salir o los que no lograban salir de una zona acordonada y quedaban
separados de golpe del resto del mundo, sin comunicación y hasta sin alimentos; la
desesperación de familias en los que todos los miembros iban muriendo, el temor de
los parientes de enfermos a ser descubiertos y conducidos a la cárcel como
180 Ibid. p.1083. 181 Ibid. p.1084.
81
delincuentes, la ansiedad de las madres al separarse de sus hijos enfermos, o de la
personas que no podían amortajar el cadáver de un ser querido, sumándole el
descontento social, y las medidas sanitarias que profundizaban las diferencias
raciales, de clase y que sirvió como un instrumento de control para la vida privada.
Se declaraba una guerra sin cuartel a las ratas, cuando se tuvo a disposición el virus
Tiphy rrinnum se empleó con ese propósito, se recurrió a poner ratoneras, a
envenenar frutas, a inyectar agua caliente a los agujeros, a la combustión de chile
piquín, en 180 aduanas se había búsqueda de bulto por bulto para que no se
escapara ningún roedor. Las juntas de caridad pagaron a los pobladores tres
centavos por cada ratón muerto y cinco por rata. Los habitantes de Villa Unión no las
cazaban por horror al contagio, los de Culiacán especularon con ratas de campo.
Durante la epidemia de peste en Sinaloa las autoridades compraron 13,908
roedores, que costaron 1075.31 pesos, durante esta persecución de ratas muchos
enfermaron.
La peste no solo provocó la muerte de ratas y hombres, sino también la seguridad de
la oligarquía mazatleca y el comercio del puerto, existía cierta oposición de los
comerciantes a las cuarentenas u otras medidas que afectaban al tráfico de
mercancías. Sin embargo, Mazatlán sólo recobraría su actividad cuando se supiera
que era una ciudad higiénica. Hasta principios de 1903, el gobierno federal aprobó la
apertura al tráfico del puerto, y dio patentes limpias a las embarcaciones. Y para
agosto del mismo año pudo extinguirse los últimos casos aislados cerca de Mazatlán.
2.6 La guerra y el bandolerismo.
A mediados del siglo XIX para Sinaloa sobrevino como pocas veces visto en el
estado un continuo clima de inestabilidad política y social, provocado por el caos
político y social del país, por las guerras intestinas entre liberales, conservadores,
imperialistas, invasores franceses, reaccionarios, y ruptura del grupo liberal
(juaristas, Lerdistas, Porfiristas, Iglesitas, etc.) que trajeron la continuidad de los
conflictos políticos y de interés entre el gobierno, las elites regionales, el ejército y la
iglesia.
82
Esto originó las condiciones para que en la región proliferaran en medio del caos y el
desorden las gavillas, los contrabandistas, los bandoleros, los reaccionarios, los
rebeldes, los caudillos, etc.182Durante la ocupación francesa del Sur de Sinaloa entre
1864-1866, las tropas francesas e imperialistas trajeron el terror y la violencia,
incendiando pueblos, masacrando a la población, la violación de mujeres e
instauraron las cortes marciales como sentencia de muerte para los soldados
republicanos capturados.183
Los pronunciamientos, revueltas y rebeliones encontraron situaciones propicias en el
país. Derrotada la intervención francesa una gran cantidad de jóvenes que habían
fincado la vida militar, para alcanzar el poder, el reconocimiento de la sociedad, y al
ver que no había para todos, pues sus intereses personales se vieron interrumpidos
por la orden general de Benito Juárez, quien se reeligió en varias ocasiones, con
reformas fiscales, redujo el ejercito de 60, 000 a 20,000, provocando la desocupación
de muchos que tenían como medio de vida el uso de las armas. En Sinaloa fue
afectado incrementándose la inseguridad en los caminos, pues muchos de estos
acudían a la rapiña, los asaltos y el bandidaje en general.184
Por ejemplo; los rumores atendían a un pacto durante los cuartelazos y las
sublevaciones militares en Sinaloa, entre los grupos de poder de Mazatlán y los
comerciantes extranjeros y locales con los militares del puerto, durante los procesos
electorales apoyaban al candidato opositor (jefe de la guarnición militar) se llevaban
con ciertas irregularidades acusándose de fraude y cohecho, justificándose revueltas
militares en épocas de elecciones. Las elites sobornaban a los empleados de la
aduana marítima, a la distracción generada por el desorden político y social,
obedecía la llegada de barcos mercantes extranjeros, y la introducción de
mercancías de contrabando al puerto, mediante el entendimiento con el jefe de la
182 Reymundo Darío Velarde Camacho, Las transiciones político-electorales en Sinaloa desde la
Intervención francesa hasta el triunfo de Tuxtepec (1862-1877), [Tesis de Licenciatura en Historia Inédita] Facultad de Historia, Universidad Autónoma de Sinaloa, 2016, pp. 5 y 73. 183 Ibid. 184 María del Rosario Heras Torres, El dilema de la ciudadanía y la lucha por la Nación en Sinaloa: sus pugnas y sus actores (1857-1877), [Tesis de Maestría en Historia Inédita], Culiacán, Facultad de Historia, Universidad Autónoma de Sinaloa, 2008, p. 98.
83
guarnición militar de Mazatlán, para rebelarse contra el gobierno y seguir
prolongando el conflicto.185
Sin dejar de sonar descabellado el planteamiento de Georges Lefebvre , sobre la
idea de la existencia del complot aristocrático, donde se creía que los miembros de la
nobleza y el alto clero ideaban un plan para someter y destruir al tercer estado,
mediante el acaparamiento de granos, proliferando rumores que hablaban de la
utilización de tropas militares extranjeras y bandidos pagados por la aristocracia, que
se dedicarían a devastar el país y a vengarse de la asamblea nacional de París
ahogándolos en sangre, asestando el golpe final con los sublevados de la campiña
francesa y poder para favorecer sus intereses.186
En tiempos del triunfó de la República de Juárez triunfo sobre el Imperio de
Maximiliano en 1867, devino un despido masivo de militares, milicianos, grupos de
gavillas y cuerpos de irregulares, donde el gobierno buscaba recortar los gastos del
ejército que eran numerosos. Estos excombatientes recurrieron a engrosar las filas
de las revueltas militares, y al apoyo de los caudillos militares en la región. Muchos
solo conocían la vida del soldado como único modo de vida, por otro lado el
licenciamiento forzado incrementó el bandidaje, y las famosas gavillas que asolaban
los caminos por donde transitaban los minerales de la sierra a la ciudad.187
Estas hombres formaban merodeaban por la sierra en busca de fortuna, dinero y
aventuras. Asolaban y robaban los caminos reales, los pueblos, las haciendas, los
minerales, pronto se convirtieron en un gran problema de inseguridad en la mayoría
de los gobiernos mexicanos, pues aquellos bandidos eran temidos, porque alteraban
el orden y la tranquilidad. Además, su figura o imagen se encontraba llena de
misticismo, y temor, ya que estos pillos en muchas ocasiones provocaban gritos
desaforados, y la alarma de los pueblos echando balazos al aire, junto a la
polvoreada que dejaban sus caballos, introducían el sentimiento de miedo y
exaltación, mediante el robo, el saqueo, el asalto, las agresiones y los agravios,
cuyos escenarios se repitieron por mucho tiempo durante el siglo XIX. 185 Rigoberto Arturo Román Alarcón, Mazatlán en el siglo XIX, México, Universidad Autónoma de
Sinaloa, 2009, p.189. 186 Georges Lefebvre, Op. Cit., p.269-274. 187 María del Rosario Heras, Op. Cit., pp. 93 y 97.
84
El historiador Jean Delumeau, describe el miedo sufrido por aquellas personas que
vivieron bajo el contexto del paso de las gentes de guerras; en su mente se
encuentra el relacionarlos con personas que buscan hacer daño a los demás; cuando
los soldados estaban en plan de conquista se comportan más bien como bandoleros
y delincuentes.
El temor al paso de las gentes de guerra se unía a otro más general: el temor a todas las categorías de vagabundos, frecuentemente asimilados a delincuentes. Tuvieron buenas razones para asociar mentalmente soldados y vagabundos, había gentes sin hogar que encontraban una solución provisional a su miseria aceptando los ofrecimientos de los reclutadores. Los soldados desmovilizados formaron frecuentemente tropas de gentes fuera de la ley que se entregaban al saqueo para subsistir. Los desechos de un ejército en retirada, que se habían fragmentado en pequeñas partidas de bandidos. Si la guerra volvía a empezar, el bandidismo podía adormecerse momentáneamente, convertido otra vez los bandidos en soldados tenían la facilidad para actuar cuando les convenía.188
Las consecuencias del militarismo no solo se vivieron en los tiempos de la
intervención francesa, porque después de esta, al quedar tantos hombres
acostumbrados al saqueo y la guerra, al no conocer durante tantos años otro medio
de vida que este, ni desempeñar oficio alguno, se acaudillaron en cualquier
movimiento sedicioso que se presentó, en otras ocasiones formaron gavillas que
merodean los caminos y asaltaban los pueblos, tomando ciudades, y otros en su
carácter de jefes militares organizaron pronunciamientos contra el gobierno.189
Tras el triunfo de la revolución de Tuxtepec inicio la etapa Porfirista, ésta se
caracterizó por la paz y la tranquilidad social, no abundaron las asonadas militares,
exceptuando la del general Jesús Ramírez Terrón, quien se había revelado contra el
gobierno Cañedista. También en ese periodo continuaron operando los bandoleros,
que se dedicaban a asaltar los comercios y reales de minas. El gobierno persiguió
tenazmente a los perturbadores de la paz, siendo el más famoso de ellos Heraclio
Bernal, quien sobresalió por sus golpes audaces en la serranía sinaloense, y que
188 Jean Delumeau, Op. Cit., pp. 221-255. 189 María del Rosario Heras, Op. Cit., p. 96.
85
contaba con un grupo de seguidores en lo más recóndito de la sierra, infundía pánico
a las autoridades porfiristas y a los soldados federales, que como fantasmas se
desvanecían entre los montes y bosques.190
De esta manera podemos aludir, que el temor presente en los gobiernos hacía la
subversión y la proliferación de las revueltas armadas, que no son nuevas, pues no
se inician con el porfiriato, si no que cuentan con una gran historicidad en Sinaloa y
en México, traen consigo la aparición del miedo a la violencia, y el sentimiento de
inseguridad, tras la aparición de los bandidos en la sierra sinaloense que perpetran la
seguridad y la tranquilidad pública con sus movimientos. Esta visión muy apegada a
la idea del gran pánico que plantea Lefebvre, para mediados del siglo XIX no dejan
de ser meros rumores o especulaciones, y que los desastres que traen consigo
suelen referirse a lugares distantes, la mayoría de las veces en lo profundo de la
sierra o los valles, alejados de las ciudades donde estas noticias se perciben como
algo lejano y remoto.
Los bandidos rompen con esa alteridad del orden y del progreso, pues son cómplices
de los pobres, los vagos y los ladrones, además son hombres de armas que se
entienden con los sediciosos, y actúan como mercenarios en las rebeliones,
esperando escondido al asecho de sus víctimas para dar el golpe. Es por ello, que el
gobierno porfirista dedico una enorme labor para erradicarlos, ya que temía que
rompieran el orden conseguido, que con tanto esfuerzo se había logrado por
mantenerse.
Para 1880 estalló la insurrección del general Jesús Ramírez Terrón, trayendo al
estado otra rebelión, y aliándose con el famoso bandolero Heraclio Bernal, donde la
prensa de la capital exaltaba y celebraba sus andanzas y golpes al gobierno
Cañedista. Las fuerzas conjuntas del ex general Ramírez Terrón y de Bernal
atacaron el cuartel federal de Mazatlán en junio de 1880, y tras su éxito lograron
burlar a los federales y extendieron la rebelión por el Sur de Sinaloa, tomando
pueblos, designando autoridades y asaltando almacenes. Las aventuras de este
famoso bandido fueron tales, que entre las autoridades y la acordada sentían un gran
190 Jorge Verdugo Quintero (Coordinador), Historia de Sinaloa Tomo II, México, Gobierno del Estado de Sinaloa, 1997, pp. 108-110.
86
pavor, que se asociaban al escuchar el famoso grito de “¡Aquí está Heraclio
Bernal!”.191
La rebelión continuó, y en los caminos de la época aparecían cadáveres de personas
fusiladas, acusadas de pertenecer al movimiento de Ramírez Terrón, prácticamente
el estado se bañaba en sangre, y la inseguridad continuó bajo las sospechas y
acusaciones que estaban a la orden del día, debido a los recelos entre la gente que
se agudizaban. En aquella época cualquiera podía injuriar o calumniar a quien sea, y
acusarlo de seguidor de Bernal o Ramírez Terrón, donde cualquier disputa podía
terminar en una ejecución. Se llegaron a cometer algunas atrocidades por parte de
las autoridades, como Villa Unión, Rosario, y Mocorito, que como se mencionó más
arriba terminaron en un baño de sangre.192
La conjugación de estos miedos crea un sentimiento de inseguridad en las autoridades […] y las elites […] que, frente a la amenaza de una revolución, activa una serie de mecanismos de control y represión con el propósito de lograr seguridad en diferentes niveles. Así se desarrolla un abanico de medidas destinadas al control de información en el espacio público, y a orquestar propaganda política contrarrevolucionaria.193
En el Distrito de Culiacán a las dos de la madrugada del 11 de noviembre, fue robada
en Culiacancito una conducta que transportaba ochenta mil pesos, para ser
embarcados en Altata con destino a Mazatlán. Veinte ladrones se llevaron cerca de
cuarenta y dos mil pesos, la vox populi rumoró lo bien organizado que estuvo el
atraco y aludía que pudo haber sido planeado por alguien de cierto nivel, sospechaba
así del licenciado Basilio Aviña, quien había amparado a muchos gendarmes de la
ciudad de Culiacán.194Posiblemente la razón de este golpe, era incriminar a los
hombres de Ramírez Terrón y su rebelión en contra el gobierno de Cañedo.
191 Sergio Ortega Noriega, Edgardo López Mañón, Sinaloa textos de su Historia, México, Editorial Mora, 1987, p. 195. 192 Marco Antonio Berrelleza Fonseca, Culiacán. Crónica de una ciudad: 1878-1912, México, Instituto La Crónica de Culiacán, 2010, p. 54. 193 Claudia Rosas Lauro, “El Miedo a la Revolución. Rumores y temores desatados por la Revolución
Francesa en el Perú, 1790-1800”. En El Miedo en El Perú Siglos XVI al XX, Perú, Pontificia Universidad Católica del Perú, 2005, p. 143. 194 Marco Antonio Berrelleza, Op. Cit., p. 54.
87
Las acciones revolucionarias adoptadas por las autoridades y respaldadas por los grupos de poder […] constituyeron otra forma de manifestación del miedo y búsqueda de seguridad. Esta preocupación por el control de la información se vincula con uno de los temores más importantes del siglo XVIII, el miedo a la plebe, que va de la mano con el temor a la sedición y las revueltas que este grupo podía protagonizar.195
Bernal era temido por las exaltaciones que la prensa hacía de sus golpes, cuando se
le perseguía simplemente se disolvía entre el monte, desapareciendo sin dejar rastro,
pues era raro cuando presentaba pelea. La imaginación colectiva jugaba un papel
muy importante, pues se asumían atributos exaltados a la figura de Bernal y se
representa como un peligro para la estabilidad y la paz pública, ya que este era
ingenioso como temerario, conocía los caminos y la sierra, prepara emboscadas,
trampas y además contaba la confidencialidad del pueblo que lo protegía, otorgando
a sus perseguidores cierta desventaja, sembrando a sus captores el miedo que los
hacía huir despavoridos.
El movimiento armado de Ramírez Terrón en 1879, fue fecundo en gran parte del Sur
de Sinaloa, más de 600 hombres deambulaban y burlaban a una fuerza de 2000
federales, desde Guadalupe de los Reyes hasta El Rosario. Pero en 1880, la
situación cambio luego de la derrota de Bernardo Reyes en Villa Unión, Ramírez
Terrón fue asesinado en el Salto, cerca de Mazatlán, por lo que la situación parecía
volver a la normalidad, el gobierno ejerció un fuerte control sobre el pueblo, vigilando
cualquier sospecha de subvencionar al régimen, por lo que se intimidaba a todos
bajo la amenaza de cárcel o fusilamiento. Los seguidores de Ramírez Terrón y la
gavilla del Rayo de Sinaloa perseguidos por el gobierno huyeron y se internaron en
la sierra.196
La aparición de bandidos fue prolífica en la época del porfiriato, vistos como
delincuentes y malhechores o vengadores y benefactores de la comunidad como
“Chucho el roto” o “Jesús Malverde”, quienes solo perjudicaban a los opresores,
195 Claudia Rosas Lauro, Op. Cit., pp. 153 y 160. 196 Eustaquio Buelna, Op. Cit., pp. 223-224.
88
ricos, y los frutos de sus asaltos eran repartidos entre la comunidad.197Díaz aplicó
una política de mano dura con quienes tomaban las armas contra su gobierno, que
amenazaban el orden, como los bandoleros y salteadores de caminos, a quienes
aplicó la suspensión de garantías. La misma política se hizo sentir en las campañas
de pacificación de ciertos grupos indígenas del norte, los cuales asolaban las
poblaciones, robaban cultivos y ganado.198
Esta idea permaneció en el imaginario de las elites por la concepción de un terror
asociado a la inversión del orden social y político y se veía en los pobres y la
confidencialidad con los bandidos una desconfianza total que se asociaba proclives
al hurto, a la alteridad de la conducta y el poco temor a la autoridad. Lefebvre en su
gran pánico de 1789; el temor a los bandidos se presenta como la síntesis de todas
las causas de la inseguridad y provoca el gran pánico, no desaparece incluso cuando
se comprueba que los bandidos no llegan, pues en realidad se hace creíble su
aparición en los periodos de crisis, pues la escasez, la desocupación, la miseria y la
mendicidad continua con sus estragos en el campo.199
Muchas veces se asociaba a los vagabundos con bandidos de ahí que este temor proliferara sobre todo por las circunstancias económicas, sociales y políticas en Francia en 1789, pues muchos asociaban este hecho de manera irrefutable, el temor a los bandidos y vagabundos se aceptó por hecho que aquellas personas que deambulaban conspiraban contra la población por medio del miedo, la agresión violenta más la enorme cantidad de rufianes que engrosan las filas de los bandidos que se contaban por miles. Este hecho alimento el pavor de los franceses pues se temía que los bandidos que se movían entre los bosques tenían la intención de saciar su hambre y su miseria con los campesinos.200
Por ello el blanco de los ataques de los bandidos y las gavillas eran los ricos
hacendados, mineros, y comerciantes, muchas veces se atacaba por venganza de
ahí que el temor creciera entre los ricos y las autoridades, de ahí la urgencia de
exterminar a los que alteraban el orden. Heraclio Bernal es el símbolo más
197 Sandra Kuntz Ficker, Elisa Speckman Guerra, “el Porfiriato” en Nueva Historia general de México, México, el Colegio de México, 2011, pp.523-525. 198 Ibid., p. 489. 199 Georges Lefebvre, Op. Cit., p.276. 200 Ibid. pp. 213 y 214.
89
representativo del bandolerismo durante el porfiriato, se había hecho famoso debido
a la prensa, al grito de “Aquí esta Heraclio Bernal” los ricos tiemblan y huyen, pero
los pobres salen a la calle júbilos.201
Este bandolero en vísperas de secundar una nueva rebelión contra el gobierno de
Díaz fue apresado y muerto por el ejército federal, un corrido popular de la época
clama la el retorno de la paz y la tranquilidad en los caminos y pueblos de la Sierra
Madre “ya están los caminos solos ya mataron a Bernal”. Cuando fue disuelta esta
guerrilla, Sinaloa se vio sumergido en una época de paz, las perturbaciones e
incertidumbres provocadas por los hombres se sofocaba, y proliferaron otro tipo de
penurias provocadas por una serie de crisis externas y calamidades naturales.
Cabe destacar que la gavilla de Bernal no fue la única, pero si la más conocida en los
años porfiristas, a lo que me refiero es que cuando se desata la revolución, los
revolucionarios pasan adoptar el mismo actuar de los bandidos, pues se mueven
entre los mismos espacios, y evitan las zonas urbanas, su desenvolvimiento son los
caminos entre la sierra de Durango y Sinaloa, donde en la revolución maderista se
aprovechan de esos mismo caminos, senderos, rutas, pueblos y minas, se remiten a
actuar como los bandoleros del siglo XIX, ya que durante la revolución los
revolucionarios se asocian con los bandidos, pues asaltan los poblados, saquean,
desafían al gobierno, y a las autoridades, y en ese caso vuelve a resurgir un temor
muy arraigado, que como menciona Lefebvre representa un desequilibrio muy rápido
la región a través del miedo y los rumores.
Remitiéndome a palabras de François Xavier Guerra el bandolerismo que Díaz había
logrado eliminar casi enteramente al principio de su régimen, subsiste a veces o
reaparece después en regiones de difícil acceso. Una de estas zonas privilegiadas
del bandolerismo y de marginalidad es la sierra de Sinaloa. Donde esta región
montañosa, de minas antiguas y de pequeños mineros, con agricultura precaria, fue
teatro del bandolerismo social de Heraclio Bernal, donde su zona de acción
privilegiada (Rosario y Plomosas a San Dimas y a Tamazula y Topia) donde sigue
201 Sergio Ortega, Edgardo López Mañón, Op. Cit., p.196.
90
vivo todo ese territorio en decadencia se convierte en las más activas zonas
revolucionarias.202
2.7 El Mundo de las creencias y lo mágico-sobrenatural.
El catolicismo se caracterizó por la cotidianeidad de las personas siguiendo diversos
hábitos, ritos y cultos, como la manera de difundir la idea de la salvación del alma, de
la condena en el Infierno, del sufrimiento en el purgatorio, la idea del mal y de la
intercesión del Demonio. La necesidad de creer implica la idea que necesitamos de
la protección, pedir por la intercesión divina se relaciona muy estrechamente con el
sentimiento de inseguridad, el cual encontramos en las oraciones y las plegarias, la
expresión no nos dejes caer en la tentación y líbranos de todo mal , comprende la
idea de que el mal está al acecho en cualquier momento, haciendo el uso de esta
lectura encontramos la presencia del sentimiento de inseguridad e incertidumbre.
La mentalidad religiosa trabaja sobre todo en la exaltación de las sensibilidades de
cualquier tipo, pero sobre todo en el miedo, el sentimiento de la culpa, y la piedad.
Bajo estas exaltaciones y muestras de fe, son también muestras de miedo, la idea
absoluta de la condena del infierno resultaba aterradora, ya que se representa por un
lago de fuego infernal, rodeados de demonios en cavernas oscuras y con calderas de
fuego con hombres adentro, además del sometimiento a crueles tormentos, torturas
en desnudes llevado a cabo por los demonios para toda la eternidad. El miedo al
infierno podía representarse en diversas formas de la conducta humana por ejemplo;
seguir las virtudes teologales de la fe, la humildad, generosidad, castidad, paciencia,
templanza, la caridad y la diligencia practicadas por Jesús y sus discípulos y que se
debían seguir a modo de salvar el alma.
El miedo al infierno quedo impregnado en el imaginario cristiano católico y se debían atender los valores cristianos y seguir ciertas normas o conductas si se quería evitar. La doctrina católica plantea la existencia de dos caminos que los fieles podían recorrer a lo largo de sus vidas: el del bien que conducía al cielo, y el del mal que llevaría al infierno. El camino del mal y las puertas del infierno se creían amplia y
202 François Xavier Guerra, Del antiguo Régimen a la Revolución II, México, Fondo de Cultura Económica, 2012, p. 259.
91
espaciosa, con posibilidad de que accedieran muchas personas. Se trataba de un camino placentero, pletórico de satisfacciones, de recompensas para los sentidos, como los bienes materiales, etc.203
La relación entre miedo y religión es muy estrecha, relacionadas entre sí, la religión
católica, hace el uso del miedo para inculcar entre los creyentes, la idea de la
salvación del alma y la vida después de la muerte, seguir ciertos valores,
comportamientos y conductas, si se quiere evitar una condena eterna de sufrimientos
por las faltas y los pecados cometidos. La idea del juicio final, así como del
purgatorio son construcciones insertas por la iglesia católica en la mentalidad
occidental, valiéndose del miedo para encontrar el arraigo en la colectividad, y que
este pensamiento se mantuviera por larga data, hasta la llegada del racionalismo, la
ilustración y el liberalismo.
Pecar tenía una doble consecuencia: la pena eterna el alejamiento de Dios y
consecuentemente los castigos físicos por parte de los demonios en función de los
pecados cometidos, y la pena temporal directa del pecado que aunque la pena
eterna sea perdonada siempre habrá una pena temporal, como un pendiente que
mortificará la existencia. Cualquiera de las dos puede reducirse o cancelarse, gracias
a la realización de buenas obras, mediante la oración, por la aceptación cristiana del
sufrimiento y, mediante las Indulgencias. Estas Indulgencias serían el perdón ante
Dios de la pena temporal por los pecados ya perdonados; es decir, no basta ser
perdonado por los pecados graves a través de la confesión, si no que había que ser
exonerado de las consecuencias penosas del mismo.204
203 Gisela Von Wobeser, Apariciones de seres celestiales y demoniacos en la Nueva España, México, Universidad Autónoma de México, 2016, p. 17. 204 Venecia Citlali Lara Caldera, Entre la Salvación del alma y de los Bienes; testamentos de la elite sinaloense en el siglo XIX, [Tesis de Maestría en Historia, inédita], Culiacán, Facultad de Historia, Universidad Autónoma de Sinaloa, 2009, pp.109 y 110.
92
Imagen 2. Diablo. Autor José Guadalupe Posada.
Fuente: https://www.pinterest.com.mx/pin/468655904949213919/
Gran temor inspiraba a las personas la creencia de que el Diablo acostumbraba estar
presente en el lecho de muerte de los moribundos, con el objetivo de ganar sus
almas para el infierno. Era un ser muy temido, no solo por las tentaciones a las que
exponía a las personas y por su capacidad de actuar sobre los fenómenos naturales
y ocasionar el mal en la tierra, sino porque se creía que llegaba a agredir en forma
física a sus víctimas.205
La ignorancia y la poca racionalidad encontraba en la religión la relativa facilidad para
explicar los fenómenos sobrenaturales como señales de la intercesión divina, la
suerte y la buena fortuna de los traslados, de las tempestades naturales, de las
enfermedades y los ataques de los bandidos como la intervención de la divina
providencia, señal de esta idea o necesidad de recurrir a la protección y la seguridad,
entregándose a Dios por medio del rezo y la oración, y el arrepentimiento ante la
necesidad de un peligro que pone en riesgo la seguridad, por ello estos peligros
atienden a la aparición de seres celestiales y demoniacos.
205 Gisela Von Wobeser, Op. Cit. pp. 52 y 62.
93
Entre los seres celestiales que se aparecían a los hombres y mujeres, Jesucristo ocupa el primer lugar, imagen corporal de Dios, en tanto encarnado como hombre, y para la mayoría de los fieles más cercano y accesible que Dios padre y/o Espíritu Santo. A Jesucristo se le temía porque a él le correspondía juzgar el comportamiento de los seres humanos en el juicio final y de él se esperaba misericordia para alcanzar la salvación del alma.206
Las festividades forman parte importante en la construcción de la identidad, formas
de conducta, imaginario popular e incluso parte de la historia de los pueblos, de tal
suerte, que es por medio de este recurso “recordatorio”, que se auxilia a la formación
de los individuos en una ideología, ya fuera esta por parte de la corporación tanto
eclesiástica como la del Estado.207Durante la mitad del siglo diecinueve cuando
nuestro país sufre una serie de reformas legislativas, entre ellas la llamada
Constitución de 1857 la cual estaría dirigida a elevar a la autoridad civil sobre la
eclesiástica.208
En Mazatlán por ejemplo a mediado del siglo XIX, era costumbre de la época el
solemnizar y dar el voto de sinceridad a las celebraciones de tipo cívico, con una
misa que se cantaba solemne llamada te deum, la iglesia del lugar era un punto de
reunión de los pobladores donde al acompañamiento misal, le seguían las sagradas
escrituras, la imagen de Cristo o del santo del lugar, sin dejar de fuera al sacerdote
como autoridad ideológica en la ciudad. Los miembros de cabildo ordenaron que se
iniciaran las celebraciones del juramento a la constitución de 1857, y que el clero
mazatleco ya no prestara el misal ni la imagen de Cristo para tales efectos, lo cual en
una clara muestra de rechazo hacia las corporaciones religiosas de los asuntos del
estado.209
Algo interesante se desprende de lo anterior en cuanto a la religiosidad de las
autoridades civiles de Mazatlán, era el sentido religioso aun cuando se sabía
perfectamente era un acto netamente secular o cívico, esto no significó que las
emociones, deseos, expectativas y hasta porque no decirlo miedos de tales 206 Ibid., pp. 36 y 37. 207 Víctor Javier Pérez Montes, Mazatlán: visiones cotidianas entre lo sacro y lo mundano. 1861-1877, [Tesis de Maestría en Historia, inédita], Culiacán, Facultad de Historia, Universidad Autónoma de
Sinaloa, 2009, p. 112. 208 Ibid. p. 113. 209 Ibid. p. 114.
94
autoridades se reflejaba en la compra de tales artículos necesarios para la
celebración del juramento a la constitución de 1857. Estas incertidumbres del clero
católico sumado a las inconformidades del partido conservador que se sintieron
atacado desato la llamada guerra de reforma.210
El cronista Oses Cole habla de festividad en medio de la ocupación francesa de Mazatlán, la cual provocó sorpresa entre las tropas francesas al confundir el movimiento de la gente y estallido de los cohetes en el cielo, con un ataque de las tropas enemigas, que dio como resultado el enojo y el tremendo susto de los oficiales y soldados franceses, quienes exigieron previo aviso para cualquier festividad o actividad pública para su aprobación.211
El 3 de octubre de 1880 y tras el triunfo del ingeniero Mariano Martínez de Castro
como gobernador de Sinaloa, se solicitó al clero de Culiacán se iniciara una
procesión religiosa de la Virgen del Rosario, patrona de la parroquia, por la calles de
Culiacán, pero poco antes de que partiera, algunos diputados mandados por Cañedo
trataran de detener la procesión, sin embardo el vicegobernador sostuvo la palabra a
las autoridades eclesiásticas, entonces algunos peregrinos trataron de detener a los
legisladores, el suceso no paso más allá de un simple pleito, pero es una clara
muestra de que la procesión otorgaría al nuevo gobierno la protección y bendición de
la nueva gestoría, pero también genero resentimiento en los legisladores
anticlericales por no corresponder el acto religioso con el acto civil.212
La celebración religiosa es un medio por el cual el miedo está presente en muchos
ámbitos, el festejar al santo del pueblo implora la necesidad de protección contra los
males naturales de la naturaleza como las tormentas ciclónicas, inundaciones,
sequías, las epidemias y las carestías. Por ello, algunos festejos de santos se
asocian a la intercesión de la divinidad para salvar a la localidad de esos males,
como el festejo del día de san Juan, de la Candelaria o el culto a San Sebastián o a
San Francisco, los cuales tienen connotaciones muy grabadas en la colectividad, en
la que el festejo puede ser otra manera promover la celebración de favores
210 Ibid. p. 115. 211 Ibid., p. 126. 212 Marco Antonio Berrelleza Fonseca, Op. Cit., p. 52.
95
cumplidos de la protección contra las afectaciones ya sea naturales, del hombre o del
diablo.
Dentro de este modo los exvotos se manifiestan como actos de fe, pues se tiene la
certeza de que gracias al imploró y devoción hacia la virgen, santo o al mismo
Jesucristo podemos obtener la gracia y la protección del cielo. Por ello la
continuación de estos actos de fe, son una muestra frecuente de las inseguridades y
miedos que se insertan dentro de la tradición católica, como medio de buscar la
necesidad de protección divina, y al mismo tiempo asegurar una vasta cantidad
adeptos al catolicismo.
Las celebraciones religiosas en Sinaloa tienen un fuerte arraigo en algunas
poblaciones, donde se convierten en auténticos protectores del pueblo, por ejemplo
las celebraciones que se realizan cada 24 de junio en honor a San Juan, quien se
suele relacionar con el santo de la lluvia, en Baymena, Choix, Sinaloa, los indígenas
mayo-yoremes celebran esta festividad por medio de una danza llamada de los
Matachines, cubriéndose el rostro, al ritmo del baile y la música del violín , tololoche y
la guitarra mientras se realiza una coreografía respectiva.213Con gran fervor religioso
es la de la fiesta de la Candelaria en Ocolome, El Fuerte, Sinaloa donde se celebra
cada dos de febrero dicha festividad.
Otras celebraciones religiosas importantes son las de Quila, donde se celebra a la
virgen de la candelaria donde los pobladores se reúnen en la plaza del pueblo, y se
realizan vendimias de comercios, juegos, comida, cuyos permisos se tenían que
gestionar en el cabildo de Culiacán, para que se pudieran erogar los gastos para el
sostenimiento de la celebración.214 Además de las procesiones y festividades hacia
la Virgen del Rosario en Culiacán, Guasave y el Rosario, los festejos a San Ignacio
de Loyola en San Ignacio donde cuenta con bastante fervor, que durante el conflicto
revolucionario tienen algunas manifestaciones bastantes míticas.
La necesidad de festejo y la creencia de los santos patronos de los pueblos, se
encuentra establecido en Sinaloa, como se mencionado conlleva la necesidad de
213 Vicente Chinchillas Juárez, Baiimelam el Lugar de las tres aguas , México, Creativos7 editorial, 2009, pp. 47 y 48. 214 (AHMC), Sesiones de Actas de Cabildo, Caja 6, vol. 17, Doc. 2. Fs. 1-5.
96
pedir la intervención divina en los asuntos de los hombres, sobre todo en cuestiones
relacionadas con la naturaleza como las sequias, las tormentas ciclónicas, las
inundaciones, etc. Pero también implorar el alejamiento de pestes, y enfermedades
epidémicas, esta cuestión es muy relevante en los pueblos que piden la protección
en las celebraciones religiosas, por este medio los santos o las vírgenes interceden
en los asuntos terrenales protegiendo a la comunidad del posible mal, de esta
manera el miedo y el sentimiento de inseguridad está siempre presente, de ahí la
necesidad de la protección divina, se accede al aseguramiento anual de cualquier
tipo de males.
No solo existían miedos provenientes de la corriente religiosa algunos se basaban en
un sincretismo de la cultura indígena nativa, con las creencias de apariciones
sobrenaturales provenientes de Europa, estas supersticiones daban el origen a la
existencia de animales sobrenaturales, brujas, fantasmas espectrales, duendes,
objetos mágicos etc. Un miedo muy presente donde quiera, es la creencia de los
males, los encantamientos, la magia y la brujería, ya que esa naturaleza no obedece
cualquier tipo de leyes y es susceptibles a voliciones inesperadas, y sobre todo
inquietantes manipulaciones por parte de aquellas y aquellos que están vinculados a
los seres misteriosos que dominan el espacio sublunar y por eso son capases de
provocar la locura, enfermedades y tempestades.215
El Náhuatl es una de las historias que es contada por todo el país, es la de un perro
negro muy grande con ojos grandes de fuego e irradia chispas de su pelaje, una
bestia la cual jadea muy fuerte, y que generalmente en vida fue un hombre que fue
maldecido por una grave falta a su madre que le impuso esa maldición. Y que desde
entonces se dedica a vagar hasta que un niño repita su nombre tres veces y
entonces podrá descansar y morir. Desde entonces las leyendas suelen señalarlo
vagando por lugares como los montes y los valles, en Baymena, y en otros lugares
de Sinaloa como el poblado de Aguacaliente al sur del Estado, se le describe en la
oscuridad de la noche, en los meses de fríos, un gran animal con brillantes ojos
215 Jean Delumeau, Op. Cit., p. 84.
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como si fuesen chispas de fuego deambula en la oscuridad de la noche para realizar
algún embrujo o mal.216
En el norte de Sinaloa se cuenta numerosas leyendas indígenas, relacionadas con
los duendes o animas que se dicen, fueron niños no bautizados y convertidos en
traviesos espectros que vagan, y que siempre andan en grupos de dos o más,
adueñándose de lugares y realizando cosas extrañas moviendo los muebles y
cambiando objetos de su lugar, se dicen que perturban a las personas en los sueños,
y generalmente se los escucha entre los bosques cercanos a los arroyos, platicando
entre ellos.217
Curiosamente el periódico el Correo de la Tarde recoge toda clase de noticias
referentes al mundo rural-campesino de Sinaloa, sobre toda clase de
acontecimientos extraños que son relacionados con la magia y las supersticiones
sobrenaturales con los objetos y los animales, por ejemplo:
El cilindro encantado: De unas aldeas cercanas vino a quejarse un vecino, de un sujeto que le vendió un cilindro, asegurándole que el instrumento era magnifico y que no le hacía más que hablar. Con estas seguridades el vecino compro el cilindro y se fue con él a un pueblo, al cual pensaba alborotar con una serenata. Luego que llego invito a todos los vecinos para que oyeran al prodigioso instrumento. El lugar donde iba a darse la audición se vio muy concurrido, sobre todo por las muchachas que lucían sus mejores trajes, pues sospechaban que después de la serenata no faltaría algún alborotado o alborotados que tomaran la música por su cuenta, y bailarían hasta que se les hicieran malo. Pero sucedió lo contrario: el que bailo sobre el instrumento fue el dueño de él, porque por más vueltas que le dio al manubrio no pudo sacarle ningún sonido todo corrido se vino a Mazatlán depósito en la inspección el encantado cilindro y se volvió a su rancho a esperar el resultado.218 El barómetro de los campesinos. En antiguos tiempos se carecía de ciertos instrumentos, y para conocer los movimientos se fijaban en las indicaciones de los animales previendo así los caprichos atmosféricos. La lluvia era cuando los perros arañaban la tierra o los gatos se lavaban la cara, los topos se subían a los montículos, los murciélagos entraban en las casas. Si el gallo o la alondra cantaban más temprano que de ordinario, era señal de tempestad. Los cuervos daban grandes gritos, las golondrinas volaban cerca del suelo, porque los insectos que constituían su alimento habitual se pegaban a la tierra. Aun los
216 Vicente Juárez, Op. Cit., p.36. 217 Ibid., p. 35. 218 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 11 de mayo de 1910, p. 1.
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campesinos se llevan de estos augurios, utilizando medios rudimentarios para conocer el tiempo, no hay que criticarlos, puesto que lo ignoran todo y además carecen de los instrumentos para guiarse.219
De igual manera, queda de manera implícita la presencia de otras denominaciones
religiosas del orden protestante. Para tal explicación, es necesario remitirse a la ley
del 4 de diciembre de 1860 o la llamada ley sobre Libertad de cultos, la cual brindaba
libertad de creencia y práctica de religión de cualquier tipo de culto, siempre y
cuando no fuera contraria al orden público. En otras palabras, con esta ley el Estado
desarticulaba toda relación o hacía desaparecer toda posición de privilegio a la
religión católica. Para la segunda mitad del siglo XIX, en Sinaloa llegan compañías
colonizadoras de mormones, protestantes, evangelistas, entre otros, sobre todo en el
puerto de Mazatlán y el Distrito del Fuerte.
Esto conlleva al establecimiento de ciertas conductas de expectativas y de
incertidumbres, al principio estas comunidades o ciudadanos no representarían tal
peligro.220Para este grupo o sociedad se puede aludir a la invasión de su espacio
público, social y religioso, donde para los locales se asume que solo hay lugar para
un credo predicador de la verdad y la palabra de Dios. Esto representa una alteridad
en el microcosmos del pueblo ante la presencia de personas que son diferentes, y
que parecen anormales que genera animadversión y odio. Los protestantes se
asocian como invasores que seducen a la traición del verdadero cristianismo, con la
costumbre, el trabajo, y las diferentes formas de pensamiento.
En 1904 llegó un obispo mormón a Mochicahui de apellido Johnston, representante
de la colonia establecida en Chihuahua, su misión en Sinaloa era la de hallar y
obtener tierras en el Norte de Sinaloa para establecer una nueva colonia. En 1905
llegaron en reducido número los colonos con sus familias y radicaron en la orilla del
rio, dificultades o malas cosechas determinaron la extinción de la colonia mormona,
pues para 1910 aquellas gentes habían abandonado sus labores y se había
ausentado. Los mormones se establecieron en el Norte de Sinaloa fueron
219 Ibid., 25 de mayo de 1910, p. 3. 220 Víctor Javier Pérez Montes, Op. Cit., p. 57.
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expulsados más tarde durante la revolución por los rebeldes orozquistas, pero al
cabo de un tiempo regresaron a sus colonias.221
Los primeros intentos de la iglesia evangelista en el Fuerte hicieron en 1891, predicar
la palabra del señor, y convertir a los sinaloenses al verdadero cristianismo. Para
1902, esta predicación se llevaba a cabo por los pastores que realizaban noche a
noche en los lugares donde se les diera alojamiento, donde no encontraron falta de
fanatismo. Con los años lograron convertir a los romanos a la causa del Evangelio, lo
cual se echaron el odio, y el escarnio de los familiares y seres queridos, perdiendo
los recursos con los que contaban para vivir.222
Insultos a los muertos bajo ese epígrafe el Nacional dice: Hace pocos días fueron aprendidos por la policía de Mazatlán, Agustín Airola, Adrián torres, Jesús filetes e Ignacio Airola, por haber querido divertirse a costa de los muertos. Penetraron al panteón de los protestantes, saltando las tapias, mientras otros rompían las cadenas de la cerradura. Después derribaron la cruz de mármol de una bóveda, y quebraron varios trastos de unos albañiles que habían estado trabajando durante el día. Parece imposible que existan seres tan depravados que llevan su odiosidad religiosa a tal extremo.223
Es indudable que la presencia de protestantes, género una alteración en las
poblaciones donde quisieron sumar a su causa, desarrollando una especie de
resentimiento pues no en pocas ocasiones se presentaron muestras de violencias y
odio hacia esta religión. Pues en Sinaloa sucedieron algunos asesinatos de
sacristanes, conductas de rechazo y de odio, es por ello que el miedo al Otro se
potencializa cuando se le ve con desconfianza pues piensa y actúa diferente, es por
ello, que generalmente romanos y propagandistas se buscan como enemigos en
disputa por conseguir fieles para sus credos generando un ciclo de miedo, temores,
violencia y rechazo.224
2.8 Tiempos de Crisis e inestabilidad en los años finales del Porfiriato.
221 Filiberto Leandro Quintero, Op. Cit., p. 384. 222 El Abogado Cristiano Ilustrado, Ciudad de México ,3 de febrero de 1910, p. 74. 223 Ibid., 15 abril de 1891, p. 59. 224 Ibid., 3 de febrero de 1910, pp. 71 y 74.
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A principios del siglo XX México sufrió una modernización acelerada, que lo relaciona
cada vez más a la economía internacional, dicha relación con el mercado mundial lo
acerca a una sensible coyuntura. La economía porfirista mostraba un extraordinario
desarrollo con un crecimiento del PIB que fue entre 1900 y 1907, superior a 5%
anual. La reforma monetaria en 1905, depreció el valor de la plata con respecto al
oro, y produjo un deterioro en el tipo de cambio de los países productores de
materias primas, y países industrializados que después de 1905 no tuvo la
compensación de la depreciación del peso.225
El impacto de la adopción del patrón oro fue diverso, las finanzas del gobierno se
sintieron sobre todo en la inversión estadounidense, lubricante de la expansión
económica porfiriana y en la contracción de crédito interno al norte del país. El sector
minero se vio más afectado; varias minas cerraron o redujeron sus actividades,226
hubo también una escasez de moneda plata en circulación que afectó las
operaciones comerciales en todos los niveles de la economía.227
Además, la situación se agravó por una catastrófica temporada de cosechas entre
1908-1909. Por lo demás, México sufrió plenamente los efectos de la crisis
norteamericana a causa de la interpenetración de las dos economías y la proximidad
física de los dos países, que a fin de cuentas, la crisis golpeó gravemente al sector
minero mexicano cuya integración en los Estados Unidos era considerable.228
El exceso de créditos distribuidos provocados por la euforia de los años pletóricos,
en México se le añadió la costumbre de conceder préstamos que, contabi lizados a
corto plazo, eran de hecho a largo plazo no reembolsables. La detención de las
inversiones extranjeras, la crisis minera, la crisis monetaria, y de la bolsa produjo la
peor producción industrial de 1908-1909. Para hacer frente a estas crisis, el gobierno
se centró esencialmente en el problema del crédito añadiéndose en 1908 reformas a
la ley de Instituciones de Crédito.229
225 François Xavier Guerra, México: del Antiguo Régimen a la Revolución, 1991, Fondo de Cultura Económica, p. 233. 226 Paul Garner, Porfirio Díaz Entre el mito y la Historia, México, Editorial CRÍTICA, 2015, p. 252. 227 Ibid. p. 249. 228 Ibid., p. 237. 229 François Xavier Guerra, Op. Cit., pp. 234-236.
101
Profunda y duradera fue la recuperación de la actividad económica, dado el hecho de
que la minería, desde siempre fue un sector clave en México, cuya relación en las
demás actividades regionales formaba un elemento clave del conjunto, que cuando
declina se produce más o menos una precariedad en las otras actividades. En el
norte donde se encuentra lo esencial del sector minero: Zacatecas, Sinaloa,
Durango, Sonora, Baja California, Chihuahua y Coahuila, la caída de los precios
internacionales fue brutal para México, el índice del valor de la producción fue de
40.07 % en la plata, en 1905-1906, y el cobre de 25.01%.230
La crisis provoca en los estados del Norte desplazamientos considerables de la
población que conducen a la miseria. En Sonora, millares de personas emigran de
las zonas mineras del noreste a las zonas agrícolas del sur del estado. En
Chihuahua los distritos esencialmente mineros del sureste pierden población donde
el porcentaje de la gente sin empleo o sin ocupación definida alcanza en Chihuahua
el 18% de la población activa.231
La sociedad yucateca de fines del siglo XIX, decía Nelson Reed que “si un país feliz
es uno que carece de historia, entonces Yucatán era feliz”, ciertamente para la gente
decente marchaba todo felizmente durante el último cuarto de siglo, en una sucesión
ininterrumpida y pacífica. Entre 1895 y 1900, se exportaron más de 73 millones de
pesos en fibra, y más de 22. 5 millones solo en el último año, convirtiendo a Yucatán
en el estado más rico de México en aquella época.232 El auge de los precios del
Henequén de 1898-1902, y la baja posterior de los precios después de 1903, eran
síntomas del endeble carácter del comercio de la fibra, las fluctuaciones variaban
debido a los movimientos especulativos de exportadores y compradores, una
declinación de la demanda de los fabricantes, la creciente competencia de los
fabricantes de mecates, y la saturación del mercado de fibras por los productores
afecto una atmosfera inestable.233
230 Ibid., pp. 248-251. 231 Ibid., pp. 254-255. 232 Gilbert M. Joseph, Revolución desde afuera, Yucatán, México y los Estados Unidos 1880-1924, México, Fondo de Cultura económica, 1992, p. 64. 233 Ibid. pp. 65-70.
102
Aquello trascendió en Sinaloa, donde los pequeños explotadores de minas no podían
producir por los bajos costos.234Estos gambusinos tuvieron que afiliarse al patrón oro
en 1905, que tendió a igualar la baja de precio de la plata mexicana del mercado
internacional.235La reducción de minas en explotación de 1902 a 1907, no perjudico
la producción que de hecho aumentó de 159 mil toneladas de mineral extraído a más
de 200 mil toneladas. En cuanto al valor de la producción se pasó de casi cinco
millones en 1902 a 6 millones de pesos aproximadamente en 1907.236
Esto significaba un cambio en la estructura económica del régimen porfirista, en los
últimos años las actividades industriales y agrícolas aportaban una mayor producción
de valor al estado que la minería, una característica importante de la minería
sinaloense es que los centros mineros del centro y del sur (Cosalá, Rosario,
Concordia y San Ignacio) mostraban explotaciones importantes, y las de centro norte
(Culiacán, Badiraguato, Mocorito, El Fuerte y Sinaloa) perdieron importancia y se
enfocaron a la industria y la agricultura.237
En Sinaloa se constata que hay en 1910, un 42% de desempleados en el distrito
minero de San Ignacio, cerraron numerosas minas pequeñas y pueblos enteros,
como Jocuixtita y Candelero desaparecieron, en los distritos de Badiraguato y
Rosario estas cifras son de 20 y 17 % respectivamente. Las cifras nacionales
muestran la amplitud del desempleo en este sector: 107 000 mineros en 1900, y 127
000 aún en 1907, 104 000 en 1910.238
A una crisis económica moderna se le añade una crisis de subsistencia de tipo
antiguo que la precede, la acompaña y la prolonga. Esta no tenía comparación con
las que el régimen había experimentado, ya que se extendió por seis años. Debido a
una serie de malas cosechas provocada por la elevación de los precios de los
productos básicos en la alimentación popular, como el maíz y el frijol. El gobierno
envió una comisión a Estados Unidos, pero los especuladores se adelantaron,
234 Carlos Grande, Sinaloa en la Historia De la Independencia a los preludios de la Revolución Mexicana. Tomo II, México, Universidad Autónoma de Sinaloa, 1998, p.457 y 458. 235 Ibid., pp. 458-459. 236 Jorge Verdugo Quintero, Op. Cit., pp. 115-117. 237 Ibid., p. 135. 238 Ibid.
103
elevando el precio del maíz y el trigo a 5.5 millones de pesos de maíz y 10.2 millones
de trigo en 1909-1910.239
El panorama de Los últimos diez años del régimen en conjunto fue adverso, tanto
que debilitaron los cimientos del gobierno porfirista. Con años fatales para la
economía y el pueblo, como lo dice el propio Luis Gonzáles; “La naturaleza tomó
partido de los pobres”, y no de la estabilidad. En algunas zonas llovió más de la
cuenta y en otras menos. Temblores nefastos, heladas terribles, la siempre
insuficiente producción de maíz, junto a la escasez de recurrente de tortilla y frijol que
se tradujo en una situación crítica del campo, aunque no tan grave como el periodo
de 1878-1879, por lo que cualquier incertidumbre causaba irritación.240
En las regiones más afectadas el resto de la población (jornaleros, arrendatarios y
medieros) sufrieron dificultades considerables, que los llevó a un estado de miseria.
Pero no todas las regiones sufrieron de manera uniforme por las malas cosechas, en
1908 Veracruz apareció como el estado más afectado, ya que el precio del maíz
llegó a ocho pesos por 100 kg. Los estados del norte y el noroeste como Sonora,
Chihuahua y Durango resultaron seriamente afectados, a excepción de Sinaloa y
Nuevo León donde los precios se mantuvieron entre 4 y 5 pesos por 100 kg.241
La desolación y la condición de miseria era la siguiente en el distrito de Badiraguato, poca gente tiene en su poder víveres, y la que los tienen, no los comparten por temor a sufrir las mimas crisis que ellos mismos, por tal motivo la mayoría de la gente de esta municipalidad se dedica a matar el poco ganado que tienen a su merced.242
A consecuencia de la falta de lluvias se perdieron las cosechas de maíz y frijol, el
gobierno Cañedista tuvo que controlar la inestabilidad social, adoptando actitudes
especulativas ante los comerciantes, que pretendían lucrar con el hambre del pueblo
239 François Xavier Guerra, Op. Cit., p. 241. 240 Héctor Aguilar Camín, Lorenzo Meyer, Op. Cit., pp. 23 y 24. 241 François Xavier Guerra, Op. Cit..., p. 242-246. Sin que sus precios se cuenten en 1908 entre los más elevados. Es evidente que las crisis de subsistencias no bastan para explicar el fenómeno revolucionario, pero lo facilita. Para los grupos sociales más bajos, las malas cosechas y el alza de los
precios de los alimentos básicos representan la escasez de una miseria que no podía dejar de tener consecuencias sociales. 242 Ibid. p. 127.
104
escondiendo las mercancías para encarecerlas, como ya había pasado
anteriormente durante 1878-1879.243
En ciudades durante la recesión de 1907, se batió los ingresos de la clase
trabajadora y los niveles de empleo de manera importante. Estos resultados se
hicieron evidentes en regiones como el norte, donde la actividad minera se detuvo
por completo. Las ciudades se colmaron de mendigos y emigrantes que despojados
de sus tierras buscaban refugio, aumentando la masa urbana que errante y
subempleada que deprimió los salarios de toda la economía.244
Las consecuencias sociales de esta escasez fueron considerables, para los
asalariados que recibieron sus remuneraciones en metálico fue una catástrofe, pues
los salarios nominales estuvieron lejos de seguir el alza de los precios alimenticios.
Los únicos que se salvaron de tal situación fueron los mineros que conservaban sus
trabajos, y los peones acasillados ya que una parte de su salario era en maíz.245
En algunas partes de Sinaloa, la precaria situación que vivieron muchos trabajadores
del campo y las minas era de la siguiente manera; en las minas se pagaban salarios
más altos, hasta de $6.00 pesos diarios, donde los obreros tenían que permanecer
hasta por doce horas metidos en los oscuros y fríos socavones, expuestos a
innumerables accidentes, además, debían soportar el maltrato y la discriminación de
los patrones y capataces.246
En las fábricas, los establecimientos comerciales y astilleros de Mazatlán, los
empleados laboraban de doce a catorce horas, donde los salarios eran bajos
sumado a la poca presencia de alimentos, con lo cual muy pocos podían gozar de
alimentarse salvo de maíz, si les iba bien. En Concordia, los agricultores se quejaban
de un aumentó en los robos y saqueos que se hacían a las propiedades, y a los
lugares donde se almacenaba maíz, dado que las condiciones deplorables de
aquella región obligaban a la población a cometer ciertos delitos.247
243 Jorge Verdugo, Op. Cit., p.163. 244 Ibid. pp. 194-195. 245 Ibid. pp. 195-212. 246 Miguel Ángel Félix, Milagros Millán, Op. Cit., p. 133. 247 Ibid., pp. 130-133.
105
La desgracia de estos emigrados fue que tuvieron que sufrir las consecuencias de la
crisis a las zonas donde se dirigían, ya que éstas no podían absorber la mano de
obra suplementaria. Ante esta situación que parecía una trampa, dichos desplazados
no les quedaba otra que recurrir al vagabundeo por el campo. Estos vagabundos
consistieron en desempleados de ingreso reciente, los emigrados y temporales
estimuló en gran medida el resurgimiento de las gavillas de bandoleros, que
encontraban en los robo, el asalto de caminos, el comercio ilegal de ganado, entre
otras actividades ilícitas, el consuelo de sobrellevar los efectos de las crisis. Que bajo
estas circunstancias marcadas por una existencia difícil, en ocasiones trágica y
temerosa de un porvenir mísero y con pocas probabilidades de sobrevivir se vieron
obligados a seguir ese camino.248
Los bajos niveles de vida marcados por la marginación, el desempleo y la miseria
provocada por las crisis y las condiciones geográficas, en las regiones montañosas
de difícil acceso, la población flotante ofreció a los marginados la posibilidad de
ganancias. La región que comprende los estados de Chihuahua, Durango, Sonora y
Sinaloa, es decir la Sierra Madre Occidental, ve la continuidad en esos tiempos de
los vagabundos de la sierra, que se mueven entre las quebradas, reales de minas,
caminos estrechos y bosques frondosos, que encuentran allí en el abigarrado fruto
de las rapiñas, ataques a transportistas y ranchos aislados, la manera de sobrevivir a
la miseria y las penurias.
La adopción de tácticas autoritarias después de 1907, fue marcada por el carácter
represivo del régimen que ciertamente con las crisis mencionadas, expusieron la
debilidad y la fragilidad del sistema político personalista, pero que demostró que los
mecanismos y las técnicas del liberalismo patriarcal, que Díaz empleó con habilidad
desde 1884, ya no eran las apropiadas para tratar unas circunstancias en
desequilibrio.249
El impacto de la entrevista Creelman alteró la paz política del régimen y como consecuencia la actividad política se incrementó de manera exponencial durante 1908, con las publicaciones de libros, panfletos
248 Alan Knight, Op. Cit., pp. 189, 213 y 214. 249 Paul Garner, Op. Cit., p. 280.
106
electorales, cuya oposición que criticaba al régimen porfiriano, con lo que se intensifico la inquietud política y la incertidumbre económica.250
1908, fue también un año muy intenso políticamente ya que el mismo presidente
Díaz al declarar al reportero norteamericano James Creelman, que México estaba
listo para la Democracia, asegurando que veía con buenos ojos la formación de
partidos políticos, ya que no aspiraría a una nueva reelección, los cientos de cambios
cobraron ímpetu en muchas partes del país.251
En Sinaloa, tras la muerte del inamovible y gobernador perpetuo el general Francisco
Cañedo en junio de 1909, las fuerzas políticas del estado se movilizaron por parte de
los científicos Diego Redo de la Vega, quien pertenecía a los aristócratas
terratenientes tradicionales, poseedor una gran fortuna y negocios rentables. Por otro
lado, a José Ferrel licenciado en Derecho y periodista, antiguo oposicionista y
diputado federal, que para 1909 se presenta como candidato del Partido
Democrático.252 La campaña de 1909 en Sinaloa para gobernador se llevó en medio
de un fuerte movimiento de las clases populares, se movió en torno a un manejo de
las sensibilidades, la propaganda sembró la discordia y la incertidumbre entre los
sinaloenses:
Ferrel quien no descansa por triunfar en abierta y reñida Lid con el “fabricante de azúcar”, única nota saliente de su vida pública ¡Ah! creo que hay otro: si mal no recuerdo, el candidato de los “científicos” obtuvo el primer premio en un concurso de belleza; y eso ya es algo…para obtener el sufragio de las hembras.253 Culiacán 2 de agosto de 1909. Sr. Lic. José Ferrel. México. Ante actitud redista decantando propósitos firmes impedir ferrelistas acercarse a mesas electorales, veintidós pasados elevamos memorial al gobernador denunciando amenazas y pidiendo garantías. El Gobernador niegase a contestar. Sinaloa, 2 de agosto de 1909. Sr. Lic. José Ferrel. México. Tiene informes este club que la prefectura de este distrito obligo a los celadores de su dependencia instiguen a los
250 Ibid. pp. 305-307. 251 Sandra Kuntz Ficker, Elisa Speckman Guerra, El Porfiriato, en Nueva Historia General de México, México, El Colegio de México, 2011, p. 504, 537 y 538. 252 Ibid. 253 Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa, (AHGES) Revolución en Sinaloa, Caja 57, 07RevS01, Campaña de José Ferrel, 92 fojas, 1909, foja #16.
107
habitantes de sus respectivas demarcaciones a adherirse candidato Redo. Presión oficial notoria.254
Diego Redo triunfo al final de unas polémicas elecciones, con el apoyo del Ramón
Corral terminó por afianzar su candidatura al gobierno de Sinaloa, esta polémica
residía en la acostumbrado designio de Porfirio Díaz hacia los candidatos, también
se sospechaba que el candidato oficial había cometido fraude, la corrupción de por
medio de los empleados de la junta electoral dieron el triunfo a redo, los ferrelistas
por supuesto protestaron con la acostumbrada imposición que provocó un fuerte
descontento, donde se utilizó a la fuerza represora que culminó con el asesinato del
profesor Gabriel Leyva solano, conocido opositor al régimen de Díaz y de Redo.255
En mayo de 1909 se inició en México el movimiento anti-reeleccionista impulsado por
Francisco I. Madero con miras a las elecciones de 1910. En enero de ese año llegó a
Mazatlán, para organizar el club antireeleccionista en Sinaloa, fundando varios
clubes en Mazatlán, Culiacán, Angostura, y Villa de Sinaloa, donde organizarían su
campaña electoral. En las elecciones de 1910 en Sinaloa, Porfirio Díaz obtuvo 357
votos y Madero 197, y de acuerdo con la información oficial, pese a esta declaratoria
el comité Antireeleccionista presentó una elaborada solicitud de anulación de las
elecciones, la cual se declaró que era injustificada, por lo que Díaz y Corral fueron
designados presidente y vicepresidente respectivamente.256
Tras aquella situación en Sinaloa existió un profundo resentimiento, ante los
resultados de las elecciones presidencias, y las practicas realizadas para llevarse a
cabo el triunfo del partido del presidente Díaz. Un ciudadano de Mocorito protesto de
manera enérgica y describe parte de la realidad de su distrito, donde se vivía bajo el
sufrimiento de la miseria. Por todo el estado de Sinaloa surgieron protestas ante la
ilegalidad de las elecciones, puesto que señala que las autoridades se habían
adelantado y nombrado electores ilegalmente, muchos electores no pudieron votar
porque se hallaban presos, o habían tenido otra clase de dificultades, o simplemente
habían perdido la fé desde las elecciones de gobernador.
254 (AHGES) Revolución en Sinaloa, Caja 57, 07RevS01, Campaña de José Ferrel, 92 fojas, 1909, foja
# 45. 255 Azalia López González, Op. Cit., pp. 189-190 256 Ibid., p. 192.
108
El autor de la carta señala, que los porfiristas actuaron bajo estas medidas ilegales
porque sentían miedo de perder las elecciones presidencias de 1910. Por lo que más
tarde, dispusieron de patrullas mientras todos dormían, para vigilar los caminos y
realizar aprehensiones en los pueblos donde existían anti-reeleccionistas que
pudieran organizar un levantamiento armado en el distrito. Tal cobardía y temor de
los gobiernistas causaba risa entre el pueblo, que solo se relajó una vez que las
sospechas se apaciguaron y las cárceles se llenaron.
La miseria esparcida aquí, tanto como en otros muchos Estados, tiene postrada a esta gente. Cargados de familia muchos se abstenían con la consideración de dejarla abandonada. Por otra parte, me causó risa el miedo que manifestaron los gobiernistas. Era realmente risible su cobardía. Parecía que, en los procedimientos, copiaban el golpe de Estado de Napoleón el pequeño. Cuando todos dormían se armaban patrullas, para lanzarlas a los caminos y hacer aprehensiones en los pueblos donde existían anti-reeleccionistas organizados. Duró varios días esta fatiga, el temor a un "levantamiento" y solo pudieron dormir cuando vieron henchidas las cárceles y las cosas que se habilitaron como tales. Solo estuvieron tranquilos, pero avergonzados, cuando vieron lo ridículo de sus preparativos, distadas por la alucinación de un ánimo amedrentado.257
Cuando la estabilidad social se veía comprometida en numerosas ocasiones por
ejemplo, cuando en Sinaloa azotaron las hambrunas extremas y los devastadores
factores climáticos descritos anteriormente, que destruyeron en innumerables
ocasiones las siembras, cosechas, y pueblos era el gobierno, junto a las autoridades
locales y una coalición de personajes ilustres y notables, que mantenían a raya
cualquier insubordinación o motín, que presas del pánico y la posible acción de un
desborde de sentimiento motivados por el pánico, la incertidumbre, la ira y la
inconformidad podían llegar a desatar la violencia y la inseguridad en la región.
El orden da seguridad, da respaldo emocional y estabilidad mental, de cierta manera
podemos decir que esos hombres no estaban preparados para cambios bruscos y
radicales que los miedos desatados producen, pero gracias a la estabilidad social y
el orden impuesto por gobierno porfirista estos podían atender ciertas emergencias
sin la necesidad de preocuparse del descontento y de volcarse al orden establecido. 257 Centro de Estudios de Historia de México-Carso, (CEHM-Carso), Fondo Federico González Garza, CMXV.11.1050.1, 27 de agosto de 1910, 2 fs.
109
Un punto a tener en cuenta por Lyfort P. Edwards es que ninguna revolución real en
toda la historia humana se desarrolló en un tiempo menor al correspondiente a tres
generaciones. De acuerdo con este autor, la primera generación soporta grandes
sufrimientos. Pero imagina que el orden existente se podrá salvar mediante ciertas
reformas y mejoras. Si esto no se cumple la segunda generación es más crítica pues
no goza de los beneficios de los buenos tiempos y surgen esperanzas más radicales
para el futuro. La tercera generación debe hacer frente a dificultades aún mayores y
puede acabar destruyendo el viejo sistema. Pero a veces una cuarta generación para
acabar con las viejas instituciones y establecer nuevas. La tarea de hacer la
revolución corresponde hacer la revolución a determinadas minorías organizadas
que representan a cierto sector o clase emergente de la sociedad.258
Para el ocaso de la etapa porfirista aparecen un cumulo de sentimientos encontrados
entre la población, sobre todo a partir de los últimos años enfocándose en una
incertidumbre cada vez más grande motivada por las crisis y errores del gobierno. La
enorme cantidad de desempleados debido al cierre de minas generalizado por la
caída del precio de los metales, provoco que todos aquellos gambusinos
deambularan en busca de trabajo y alimentos, la escasez de estos desemboco en el
incremento de grupos de gavillas y bandoleros.
La represión del gobierno en las manifestaciones y las huelgas de los obreros, la
perdida de la fe y sumado a que la gran mayoría de la población debió sentirse
engañada en los procesos electorales de 1910, depositando una fe ciega a un
posible cambio pacífico y democrático en el gobierno, llegando a ver a Madero como
el mecías de la democracia. Esta situación debió llegar al estallido de múltiples
emociones, y sentimientos encontrados, de profundos sin sabores, pero sobre todo
debió albergar en el inconsciente colectivo, una sensación sobre futuro incierto para
la mayoría de la población, que acumulando sensaciones como el descontento,
decepción, hartazgo social, de sufrimiento y miseria, pero sobre todo de miedo y que
da inicio a la revolución.
258 Cristina Mazzeo de Vivó, El Miedo a la Revolución de independencia del Perú, en El Miedo En el Perú siglos XVI al XX, Lima, Fondo Editorial Pontificia Universidad Católica del Perú, 2005, p.168.
110
Esta sensibilidad de animadversión de que los tiempos buenos y pletóricos se están
acabando, permeó en el inconsciente de la sociedad de esta época una nutrida
incertidumbre hacia el porvenir. Exaltado por esta sensibilidad que es compartida por
un gran número de individuos, este miedo potenció por estos escenarios y se
prolongó, inmediatamente con la coyuntura sintiéndose sus efectos hasta después
de la revolución.
Hacia el final del siglo XIX y los inicios del XX, son tiempos de gran sensibilidad en el
país, gran parte de la población estaba afrontando una severa crisis económica y de
subsistencia, cuyos padecimientos recayeron en el mundo rural-proletario; era una
vida llena de miserias, pues escaseaba los alimentos debido a las malas temporadas
de lluvias, los productos de la canasta básica se encarecieron, escaseaba el dinero
metálico debido a la crisis económica, además de que el su valor había decrecido, se
produjo un desempleo masivo de empresas mineras, y los miles de desocupados
optaron por desplazarse a otras regiones, donde hubieran buenas condiciones para
vivir. Debido a que estas perturbaciones permearon dentro del inconsciente colectivo
y ante la permanencia de estos temores que prolongaban la inseguridad se percibe
un futuro peligros e incierto.
111
CAPÍTULO III
El GRAN MIEDO DURANTE LA REVOLUCIÓN.
Imagen 3. El Diablito rojo y el paladín. José Guadalupe posada.
Fuente: Imagen tomada de Sáenz, Olga, "José Guadalupe Posada entre cometas y terremotos", revista analesiie, UNAM, México, número 56, volumen XIV, 1986, pp. 205-221. que a su vez retoma del periódico El Diablito Rojo y el Paladín 1910
Los últimos años del régimen porfirista son difíciles debido a las crisis internas y
externas, ciertamente ya se han enumerado en el capítulo anterior los miedos en el
contexto del porfiriato, los cuales generaron gran inestabilidad en la sociedad
sinaloense, padeciéndolos física y subjetivamente. Dentro de este lapso de tiempo se
desarrollaron las carestías, las inclemencias de la naturaleza, las enfermedades, los
bandidos y el paso de los soldados por la región., alterando la cotidianidad y la
tranquilidad de los sinaloenses, que, si bien fueron superadas, estos desafíos
rebelan la noción de que bajo la realidad de la crudeza estos miedos eran asumidos
más que vividos.
¿Qué diferencia hay entre los miedos del porfiriato con respecto a la revolución? Los
miedos durante la revolución se agudizaron y se propagaron a otros sectores
112
sociales, además estos cubren una extensión territorial que las viven, son nuevos los
factores que los provocan, avivándose viejos temores que toman un camino distinto a
los temores del porfiriato. Pues correspondieron a otra temporalidad sociopolítica.
Incluso algunos miedos llegan primero a traves de los sentidos por medio de los
rumores y las falsas alarmas que se magnifican, y se prolongan antes que los
levantamientos armados. Diferenciándose no en la manera de sentirlos, sino en la de
vivirlos y asumirlos, es decir que las incertidumbres y las angustias exaltadas dentro
de la revolución subieron de tono ya que abarcaron a nuevos actores sociales que
las sufrieron, dando lugar a un desborde de sensibilidades por todos lados.
Situándome en el terreno de los miedos durante la revolución, algunos temores y
angustias ven continuidad, que, ante el florecimiento de los primeros levantamientos
revolucionarios, recuerdan al bandolerismo de antaño. Estos hombres armados, se
desplazan por la sierra en busca lugares para robar y saquear suministros, armas,
ganado, etc., utilizando los mismos corredores naturales de la zona serrana de
Durango y Sinaloa, alimentando el caos social, la violencia y la inseguridad en la
región. Si en las rebeliones del siglo XIX, el temor a la guerra alteraba la cotidianidad
y la tranquilidad social, también se potenciaban otras incertidumbres ante el paso de
los ejércitos, la inestabilidad política y la inseguridad. Pero, su noción de lejanía
permitía que estos temores no abarcaran a grandes conjuntos o conglomerados.
Siguiendo la idea de Vovelle, los miedos en momentos de coyuntura, las prácticas
sociales y las conductas humanas sufren cambios o mutaciones, estos nuevos
miedos corresponden a distinta sepa y por lo tanto tienen otra propagación, así como
otras reacciones que corresponden a otra temporalidad. El miedo como otras
sensibilidades enunciadas cambia de forma abrupta, con las estructuras, durante los
momentos coyunturales. Independientemente si haya o no más sensibilidad, el sentir
propiamente miedo en el porfiriato, difiere en absoluto al miedo vivido durante la
revolución. Los temores, angustias e incertidumbres enunciadas no, aunque no sean
exclusivas, ni propios de ninguna temporalidad. Durante la revolución estos miedos
por decirlo así evolucionan
113
A diferencia de la experiencia francesa de 1789, donde un conjunto de falsas
alarmas, toma de armas, saqueos de castillo y destrucciones de refugios al que se le
calificó de Gran Miedo, provocado por la creencia en un complot aristocrático contra
el pueblo con la ayuda de bandidos y países extranjeros.259El miedo durante la
revolución mexicana está marcado por una escalada en el tono en la que se
intensifica y se prolonga; si en las experiencias pasadas los temores asociados a la
guerra, eran enclavados y encerrados en ciertas zonas geográficas, con la revolución
los miedos se magnifican y se extienden por gran parte del territorio, propagándose
además a otros sectores sociales.260
1910 fue un año significativo, la situación del país y las condiciones en la que se
encontraba proporcionaban a la población una sensación de incertidumbre sobre el
futuro. Por un lado, los maderistas y antirreeleccionistas ansiosos se preparaban
para la contienda electoral. Además se dio a conocer la noticia, que para ese año
haría su aparición un asombroso fenómeno celestial y astronómico. El Cometa Halley
cumpliría su ciclo de 75 años, mientras tanto entre el vulgo esta aparición celestial
propagó los más funestos presagios de calamidades y desgracias para el país.
Alrededor del mundo se experimentó una espera angustiosa, creían que en 1910 el
fin del mundo había sido anunciado, y con él la vida humana llegaría a su fin.
Delumeau escribe, que los cometas eran temidos ya que creaban espantos
colectivos, debido a que se interpretaban como signos de Dios para anunciar
grandes catástrofes.261
De hecho los augurios, presagios y premoniciones de la opinión popular interpretaba
la llegada del cometa con la situación del país, uno añadían que por ser el centenario
259 Georges Lefebvre, El gran pánico de 1789 la Revolución francesa y los campesinos , Barcelona, Editorial Paidós, 1986. 260 Cuando aquí me refiero a las experiencias pasadas, me refiero a los miedos vividos durante el
porfiriato y que mencionan en el segundo capítulo, en el apartado guerra y bandolerismo. Durante el siglo XIX, las partidas y gavillas de bandidos, así como paso de los ejércitos de la región, transitaban principalmente las zonas serranas, y rurales; caminos, haciendas, pequeñas aldeas, y pueblos
mineros, padeciendo estos temores como la miseria, la violencia, los robos y los asaltos principalmente las personas y las gentes de origen rural, pobres, menesterosos y trabajadores de compañías mineras, tienderos y comerciantes, etc. Es decir que anteriormente las revueltas militares y
bandidos operaban casi siempre en las zonas lejanas y aparatadas, y por lo general est as se desplazaban a otras regiones. 261 Jean Delumeau, Op. Cit., pp. 94 y 95.
114
de la independencia, el progreso, la modernidad y la paz en México iban por buen
camino y con un gran porvenir. Otros de cierta forma aseguraban el bienestar del
régimen ante las próximas elecciones, y auguraban que el régimen porfiriano sería
eterno. Pero otras voces que reinterpretaron aquellas señales, sobre todo con la
contienda electoral y la importancia de la figura de Madero. José Guadalupe Posadas
representó al Cometa Halley con el rostro de Francisco I. Madero golpeando la
corteza terrestre, además se presagiaba la caída y el fin del régimen porfirista y el
desencadenamiento de terribles males que afectarían a México como tempestades
naturales, carestía, pestes, y guerra.
3.1 La Revolución Maderista y la Grande Peur.
La revolución a medida que se propaga, agudiza y prolonga en el tiempo traerá
consigo el aumento de la violencia popular, cuando es de mediana duración se
permite observar las luces o la creación del momento de originalidad.262La revolución
trae consigo siempre cambios profundos, ya sea en la política, la economía o en lo
social. Específicamente, Vovelle se enfoca a los cambios más profundos frente a la
vida y las relaciones familiares que siempre sufren síntomas de mutación. También
señala que, en las tres últimas décadas, la imagen de un mundo modifica las
actitudes colectivas, violentamente sacudido en sus valores de religiosos, familiares,
individuales o afectivos.263
Para Vovelle el miedo es uno de los elementos básicos para comprender la
sensibilidad revolucionaria, a diferencia de la felicidad no se trata de una nueva idea,
por el contrario, es posible enumerar las herencias más que seculares en las que los
miedos revolucionarios hunden sus raíces. Miedos muy vividos como el miedo a los
pobres que recorren las llanuras con sus bandas amenazadoras; el miedo al bandido
262 Para Vovelle, el momento de originalidad, corresponde a la ruptura con la normalidad, la
cotidianidad y la tradición, es donde se producen los verdaderos cambios y derrumbamientos con la estructura. Es decir que para Vovelle la verdadera noción de la sensibilidad revolucionaria, las emociones y sensibilidades mutan, cambian o evolucionan, ya que responden a las necesidades
humanas durante la convulsión revolucionaria. Michel Vovelle, La Mentalidad revolucionaria, Barcelona, Editorial Crítica, 1989, pp. 153-154. 264. Michel, Vovelle, Op. Cit., pp. 220-225.
115
popular en el contexto del Gran miedo que recorre las provincias francesas en la
segunda quincena de 1789, no es una rareza incomprensible.264
El llamado a las armas de Madero no tuvo efectos inmediatos y el 20 de noviembre
fue una fecha pacífica. Hacia fines de año las noticias sobre los triunfos en el norte,
alentaron a los elementos disidentes a medir fuerzas frente a un gobierno que se
debilitaba. Los primeros levantamientos tenían una mezcla rara de emociones,
motivados por resentimientos personales e inconformidad política, además de odio y
deseo de venganza, donde las primeras acciones de la revolución se llevaron con
cierta carga emocional. Knight dice que estas medidas eran para resolver agravios
personales contra el odiado cacique local, y la oportunidad de cambiar su condición
de miseria, pobreza por medio de la rapiña y el saqueo, además de ser un aliciente
para las tropas maderistas que se extendieron con una rapidez impresionante una
vasta zona revolucionaria, desde la frontera con Estados Unidos hasta el territorio de
Tepic.265
En el caso de Sinaloa este tipo de levantamientos armados llevados con esta carga
emocional ocurrió por primera vez en el Quelite en enero de 1911, cuando el rebelde
Elpidio Osuna se levantó en armas contra el jefe político del pueblo. En algunos
casos, la revolución rural no aspiraba a dirigirse contra el gobierno central de Díaz,
sino contra los caciques locales. Por ejemplo, cuando Orozco se presentó ante
Abraham González y le solicitó su apoyo, fue con el fin de liberar al distrito de
Guerrero del cacique local don Joaquín Chávez. Con una mezcla de resentimiento
personales e inconformidad política, dice Knight las primeras acciones militares
comenzaron a expandirse por los pueblos montañosos.266
Los primeros levantamientos armados se localizaron en las extensas zonas rurales
del norte de México, los primeros triunfos de estos rebeldes dependían de la
adopción de estrategias entre las montañas, caminos reales, estribaciones y
senderos de la Sierra Madre que sirvieron a los primeros revolucionarios para atacar
y sorprender a las guarniciones federales. Cada triunfo rebelde en el campo
264 Michel Vovelle, Op. Cit., pp. 122-123. 265 Alan Knight, Op. Cit., pp. 256-258. 266 Ibid. p. 257.
116
motivaba un miedo que fue creciendo durante los primeros meses de 1911, muchas
de las ciudades poco a poco se fueron llenando de personas que venían huyendo del
miedo y la venganza popular del pueblo, para los últimos meses de la contienda se
llegó a vivir en muchas partes de México una especie de grande Peur.
La revolución mexicana no fue un movimiento generalizado en el país. Cada espacio
o región se involucró de forma distinta, indirecta o, inclusive, hubo lugares donde ni
siquiera se supo de la existencia de un movimiento armado. Como afirmó Luis
González, hubo zonas revolucionarias, revolucionadas y no revolucionarias.267
Mientras en el norte del país se libraban conflictos bélicos, en otros sitios, como el
occidente, la problemática se centraba en las afrentas de interés político que poco
tenía que ver con las armas.268
Un caso fue el de Yucatán, donde Gilbert Joseph en su libro La revolución desde
afuera, plantea diversos parámetros con respecto al proceso revolucionario en aquel
estado. La revolución se tomó cinco años en llegar, debido a la posición peculiar de
la península, que solo permitía el acceso regular por mar. Y es que, en 1910, la
aislación geográfica dificultaba a los revolucionarios locales tuvieran noticias del
avance del movimiento. A pesar de que Madero quería que la revolución se iniciaría
en zonas como Yucatán, donde había una explotación y represión de las poblaciones
indias, donde existía la presencia de un gobierno estatal oligárquico, cuyos mismos
miembros poseían grandes empresas henequeras que oprimían al campesinado
maya.269
Los episodios aislados de violencia respondieron siempre a causas específicamente
locales para reparar ofensas locales. Tales episodios explotaban y se desvanecían
sin consecuencias, excepto quizá la de asustar al patrón local, quien entonces a
partir de represalias excesivas y de un fortalecimiento de los mecanismos de control
lograban aislar más aun a los campesinos. El miedo como un elemento importante
267 Luis González y González, “La revolución desde el punto de vista de los revolucionados”, Historias,
México INAH, N. º 8-9, enero-junio 1985. 268 Luis Ángel Vargas Reynoso, Miedo, sufrimientos e inseguridad en los Altos de Jalisco durante la revolución mexicana, [Tesis de Maestría en Historia de México inédita], Guadalajara, centro
Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades División de Estudios Históricos y Humanos, Universidad de Guadalajara, 2012, p. 31. 269 Gilbert M. Joseph, Op. Cit., p. 23.
117
de la llegada de la revolución, no se expresa siempre bajo un movimiento armado,
popular y homogéneo, si no con una serie de temores, que despiertan entre los
temerosos (elites, autoridades, etc.) acciones para reprimir toda infección
revolucionaria desde dentro que represente una alteración del orden y la estabilidad.
Otro ejemplo fue la pasividad de los jaliscienses ante el movimiento revolucionario,
no significo que estuvieran exentos de hechos sin importancia. El conocimiento, a
través de las noticias sobre el llamado de Francisco I. Madero para levantarse en
contra de Díaz, provocó una atmosfera de miedo, un hecho que amenazó con
cimbrar el estado de conservación. El clima entre los habitantes tapatíos era de
temor y dudas, una atmosfera de incertidumbre, que se convierte en una amenaza
latente que trasgrede la forma de vida habitual entre las personas.270
Por su parte, Elisa Cárdenas manifiesta que las reacciones ante el miedo, en varias
poblaciones de Jalisco durante las etapas iniciales de la lucha armada, se
estructuraron en función de los medios materiales que cada sociedad tenía; algunas
se enfrentaron a los revolucionarios, otras negociaron con ellos, pero al final, parecía
que el empuje de la revolución hacía estragos con las ciudades y los pueblos.271
Es por ello que cuando las condiciones normales se vieron subvertidas por la
violencia revolucionaria, el miedo se manifestaba principalmente en los funcionarios y
las elites locales, la cual vio por terminó su estatus de elite, desdeñosa, racista, y
autoritaria que exacerbaron el creciente malestar. Estas preocupaciones expresivas
de la clase popular llevaron a un proceso inevitable que abarcó dimensiones morales
provenientes del mundo puesto al revés. Temor inevitable que desprendió la clase
oligarca al ver como el accionar de las clases populares se cobraban los años de
malos tratos, de miseria y descontento, este pensamiento era compartido en
incontables escenarios durante el conflicto revolucionario en sus primeras etapas,
que conllevó a la rápida caída del régimen porfiriano.272
270 Luis Ángel Vargas, Op. Cit., pp. 32, 61 y 63. 271 Elisa Cárdenas Ayala, El Derrumbe, Jalisco microcosmos de la revolución mexicana, México, Centenario Tusquets Editores, 2010, pp. 19-45. 272 Alan Knight, Op. Cit., p. 260.
118
La formación de partidas rebeldes como las que asolaban Chihuahua, Morelos y
Sinaloa, siguieron patrones recurrentes. Fueron rurales en sus orígenes, mal
armados e incapaces de resistir a los federales en campo abierto, dependían
enteramente de la movilidad, la cooperación e inteligencia local. La primera tarea era
procurarse armas, lo que explica frecuentes incursiones en las haciendas remotas y
la búsqueda de arsenal oculto. Para ello asechaban las haciendas remotas y
minerales escondidos de la sierra; dichas bandas rebeldes recorrían viejos caminos y
senderos de la sierra, por lo que muy pronto son comparados en su actuar con el
bandolerismo del siglo XIX.
Con la falta de armas generalizada al principio de la rebelión, gran parte de la
población sintió que esta rebelión era lejana, aislada y escondida entre las montañas;
esta sensación proveyó de una seguridad falsa y relativa, pues pronto las incursiones
de los revolucionarios en su búsqueda de armas y dinero, se trasladaron a la región
de los valles y la costa donde acabaron con la tranquilidad de la sociedad sinaloense.
A raíz de estas incursiones se generaron los famosos borregos lanudos, que ante la
proximidad de los revolucionarios en la región serrana de Sinaloa y Durango,
elevaron el sentimiento de inseguridad en la región, esto queda ilustrado en el mapa
1 cartografía del miedo, donde se puede observar cómo fue la intensidad en las
distintas zonas geográficas de Sinaloa, y como estas bandas revolucionarias y sus
incursiones trajeron la violencia y la inseguridad, entre los meses de diciembre-marzo
de 1911, principalmente en la zona serrana y rural.
En momentos de autosugestión los cuales dice Lefebvre, creen ver y oír cosas, se
desencadena la alarma y pánico ante el paso de los ejércitos, y más durante las
noches donde se producen las alarmas que originan el gran pánico.273Esta búsqueda
de recursos consistió en la toma de pueblos y saqueo de comercios, junto a las
amenazas, préstamos forzosos y demás atropellos; inmediatamente se avivó el viejo
temor que se tenía por el bandidaje que proliferaba en la zona serrana de Sinaloa y
Durango, dando continuidad a viejos temores de larga data. La situación era temida
273 Georges Lefebvre, El gran pánico de 1789 la Revolución francesa y los campesinos , Barcelona, Editorial Paidós, 1986, p. 70.
119
por la sociedad que asociaba la apertura y continuación de un periodo largo de
luchas y conflicto político.
En abril y mayo de 1911, Durango se encontraba en un panorama desolador, el
gobernador y los funcionarios oficiales renunciaron por temor, los ciudadanos
prominentes que tuvieron expresiones de desprecio en ese momento se veían
perdidos. Igual temor se percibía ante la posibilidad de que la turba ganara el control
de la ciudad.274Los numerosos levantamientos de partidas rebeldes y su posterior
búsqueda de armas y provisiones despertaron en los poblados, minerales solitarios y
alejados, el miedo de que la anarquía generalizada diera comienzo a los ataques y
saqueos de tiendas, a los préstamos forzados.
Un periodista de San Luis retoma el siguiente relato; resulta que el pueblo de Jimulco fue visitado por los revoltosos con el fin de proveerse de municiones, ahí llegó un destacamento de rurales del estado de Durango, los rurales vistiendo jarano de anchas alas, pantalón ajustado y chaquetilla corta. Un día los rurales durangueños y los vecinos del pueblo divisaron una partida de caballeros con briosos corceles, que bajaban de la serranía escarpada a breve distancia, cuando un solo grito se dejó escuchar, - ¡Ahí están los revolucionarios…! Cuando de pronto los vecinos se encerraron en sus casas, y el destacamento se dispuso al ataque, tomando posiciones en las azoteas de la parroquia y Municipio. Por otro lado, los presuntos revolucionarios se dispusieron al ataque. Ya muy cerca de iniciar el fuego, cuando un carbonero de Jimulco, antojósole que no se trataba de revolucionarios, sino de rurales de Coahuila que visten de charros, como los de Durango.275
En el distrito de Nombre de Dios, Durango, un jinete solitario cabalgó hasta una
hacienda que empleaba a 100 peones; afirmó contar con 150 rebeldes bajo su
mando a los que mantenía “ocultos”, para no atemorizar a las damas de la casa” y
exigió las armas, municiones y algunos reclutas, después de su retirada se descubrió
que estaba solo, pero equipado de esta manera se dirigió a Muleros, tomó el pueblo
y destruyó los archivos municipales. Estas demostraciones temerarias eran posible
274 Alan Knight, Op. Cit., p. 297. 275 Ibid., 21 de febrero de 1911, p. 4.
120
debido a la “simpatía” de la gente en general [hacia los rebeldes] y a la condición de
temor imperante entre quienes tenían propiedades que perder.276
Este tipo de temor era muy común durante la revolución, e influían mucho entre los
peones serviles, trabajadores de las haciendas, campesinos y otros actores con
agravios por cobrar. Debido a estos actos de valor ejercían una profunda presión
sobre propietarios y hacendados de cualquier tipo de ayuda de las fuerzas federales.
El acto temerario dice Delumeau, son llevados a la acción por el arquetipo del
caballero, como Juan sin miedo o Carlos el Temerario, de hombres altivos de gran
valor, seguros en el peligro, arriesgando su vida en situaciones o combates
desiguales, que propician la imagen inagotable del héroe. Es por ello que en
numerosas ocasiones la gente demostraba tener simpatía por esos actos temerarios
debido al constante contraste de una masa reputada y sin valor.277
Lo que consecuentemente provocó la caída general del viejo orden fue la hostilidad
popular hacia el régimen, no sólo el fracaso del aparato represivo. En la medida que
la revolución progresó, el pánico entre autoridades aumentó, se abrió el espacio para
actos aún más temerarios: así fue como el hueco caparazón del porfirismo se
desintegró.278
En Torreón se preparaba un gran ataque, comenzaron a llegar contingentes
revolucionarios de todo Durango y La Laguna, aumentaron los temores del
comandante federal, por lo que, bajo una tormenta en la noche del 14 al 15 de mayo,
se evacuó repentinamente y al amanecer los ciudadanos descubrieron que el ejército
los había abandonado y los maderistas comenzaron a invadir la ciudad.279En las
calles la multitud atacó a la población china y saqueó sus propiedades, la canaille se
unió a las tropas maderistas. Jesús Flores, pronunció un discurso en el que afirmó
que “los chinos eran peligrosos competidores del pueblo de México”, concluyendo
“sería mejor exterminarlos”.280
276 Alan Knight, Op. Cit., p. 287. 277 Jean Delumeau, El Miedo en Occidente, México, Editorial Taurus, 2012, pp. 15-16. 278 Alan Knight, Op. Cit., pp. 287-288. 279 Ibid., p. 299. 280 Ibid.
121
Matanza de Chinos: los disparos hechos por algunos chinos desde una de las huertas que cultivan, ocasionando tres bajas a los revolucionarios fue la señal para la iniciación de una matanza cruel y sin piedad, saqueando el populacho todas las tiendas, comercios, restaurants y lavanderías pertenecientes a los chinos. A más de 300 asciende la cifra de chinos muertos con detalles dolorosos que han consternado profundamente a Torreón. El pánico era general en la población presa de la mayor congoja enseñoreándose la ciudad en esos tristes momentos la silueta del exterminio y la desolación.281
Jean Delumeau proporciona el porqué de la reacción que tiene la multitud cuando se
ve arrastrada a liberar sus miedos. Tras una situación de tensión psicológica es
probable que las multitudes dominadas por el pánico liberen su agresividad,
constituyendo la suma global de emociones y choques personales, desarrollando
ampliamente por Gustave Lebon, que plantea que los comportamientos
multitudinarios, complican y transforman las desmesuras individuales.282
La revolucion dice Vovelle representa un paroxismo que continua las formas antiguas
de la violencia y, al mismo tiempo, una ruptura decisiva; desde este punto de vista, al
menos en su momento culminante se inscribe como la antipoda de la violencia
espontánea de los primeros episodios, pero formula una nueva legitimación de la
subverción popular que el estado revolucionario hace suya.283
La masacre de Torreón fue la peor durante la lucha armada; quizá fue la mayor
masacre de población civil desde la Alhóndiga en octubre de 1810, cuando los
habitantes españoles, fueron asesinados por hordas indígenas y mestizas durante la
lucha por la independencia. En fin, los acontecimientos de Torreón representa la
forma xenofóbica más extrema de la revolución, que sucedía en el México urbano, en
casi todos los estados el derrumbe de la autoridad provocó disturbios, los temores
reiteradamente de ciudadanos prominentes, revelaron amplia legitimidad y la turba
mostró uniformidad en la elección de sus blancos: cárceles, edificios
gubernamentales; funcionarios y oficiales, prestamistas, usureros y pequeños
281 El Diario, Ciudad de México, martes, 30 de mayo de 1911. 282 Jean Delumeau, Op. Cit., p. 28. 283 Michel Vovelle, Op. Cit., p. 136.
122
comerciantes que abastecían a los sectores pobres urbanos, muchos eran
españoles, y en el norte los chinos.284
Los motines urbanos son expresiones relevantes de resentimientos de la clase
trabajadora urbana durante la revolución; la clase trabajadora al contribuyó al grande
Peur de la clase acomodada y a la erosión general de la jerarquía y a las diferencias
que fueron elementos centrales para la revolución.285Durante los meses de abril y
mayo de 1911 la revolución al dividió a las ciudades del campo y al dislocar la
actividad económica, revivió el desempleo y agudizó la hostilidad del pueblo hacia los
enemigos conocidos: empleados, funcionarios, usureros y comerciantes.286La
reaparición de los mendigos en las calles de Torreón era presagio de la protesta de
masas:
La revolución alentó la insolencia de la gente común, por todos lados los pequeños tiranos eran depuestos y humillados, circulaban ideas de equidad, en las calles de Torreón, los rebeldes cabalgaban por las calles y viajaban por el tranvía sin pagar, la gente común se paseaba por las calles haciendo un alarde de igualdad indebida. Obligando a la gente de respeto a caminar por el medio de la calle, todo ello porque creían que “ha llegado la hora de que todos seamos iguales”. Estas revueltas económicas y políticas que se trasmitieron del campo a la ciudad, aunadas a un espíritu de insubordinación, crearon el escenario para los motines urbanos, que no solo implicaron la apropiación de bienes materiales, sino también vehículos para la expresión de la venganza y la humillación surgidas de la “indignación moral”, demostraciones de que el mundo – si aún no estaba de cabeza- se encontraba en proceso de rotación.287
Estos temores hacia las revueltas en las ciudades se veían alentadas por la
existencia de un cumulo de emociones, cuya expresión se ve animada por la
presencia en las calles de una plebe encolerizada que espera deseosa ver caer a los
culpables de años de humillaciones, resentimientos y odio hacia la clase oligárquica
porfirista, cuya sensación de pánico no fue para menos, al verse en numerosas
ocasiones, pasar de un estatus social más elevado al resto de las clases populares,
284 Alan Knight, Op. Cit., p. 300. 285 Ibid. p. 301. 286 Alan Knight, Op. Cit., p. 302. 287 Ibid, p. 305.
123
este miedo es a la subversión o una sensación de igualdad, donde podían ser
alcanzados por la cólera de una masa generalizada.
Por ejemplo, en Celaya el jefe político temía la entrada de los revolucionarios iniciara motines, donde la cárcel de la ciudad aguardaba a más de 200 presos criminales que en unión de la plebe causarían graves perjuicios. En León los motines estuvieron a punto de estallar y en Pénjamo los maderistas se unieron a la plebe para saquear los edificios municipales y dos casas de empeño, donde el orden no fue restaurado sino hasta que los vecinos del pueblo formaron patrullas. Un individuo en Zamora, incitó a la plebe para que echaran fuera toda la prisión y cometieran toda clase de atropellos, argumentando que el “pueblo era libre; era dueño de todo lo existente, podría disponer a su antojo de vidas y bienes ajenos y no tenía más ley que su voluntad.288
Ante los actos de violencia urbana, las fuerzas maderistas con frecuencia
aparecieron como salvadoras del orden y la propiedad. La transición de poder en
muchos lugares se llevó de manera pacífica y los odiados representantes del antiguo
régimen dimitieron; situación que se suscitó en comunidades grandes y pequeñas.
Un observador apuntó “que la transferencia de poderes del gobierno se realiza con
menos desorden del que pudiera esperarse”; aunque añadió que “el futuro aún…
está lleno de oscuras posibilidades”.289
El armisticio mantuvo a los maderistas a las puertas de ciudad Juárez y a los
porfiristas atrincherados en su interior. Al igual que en muchas ciudades, el tratado
de paz se anticipó a la entrada de los rebeldes. El 24 de mayo de 1911, una turba
reunida en el Zócalo se reunió para exigir la renuncia del presidente, la policía luchó
para mantener el orden hasta el final y los manifestantes recibieron ráfagas de
ametralladoras y cargas de caballería. El día 25 a las 4:00 pm de la tarde Díaz
decidió que era prudente renunciar de inmediato, cuando presentó su renuncia, la ira
de la turba se transformó en júbilo. Al cabo de una hora el ex presidente se dirigía a
Veracruz y de ahí a Francia.
Este Gran miedo vivido durante la revolución, se manifiesta principalmente debido a
una escalada en tono en la que se padecen estos temores. Por ejemplo, las partidas
288 Alan Knight, Op. Cit., p. 304. 289 Ibid. pp. 310-312.
124
rebeldes que recuerdan al bandolerismo, comenzaron a actuar en las zonas
serranas, en busca de lugares para robar y saquear, suministros, armas, dinero,
ganado etc. Para ello utilizaban los mismos corredores naturales de la zona serrana
de Durango y Sinaloa, incrementando la violencia y la inseguridad, cabe mencionar,
que las partidas de bandidos durante el porfiriato eran grupos pequeños, oscilando
de entre 5 y 20 integrantes. Durante la revolución estas partidas integraban a
compañías y batallones enteros de 100 a 300 integrantes.
El caos, la violencia y la inseguridad dejo de expresarse en las regiones apartadas, y
enclavadas, en ciertas áreas geográficas para extenderse por casi todo el territorio.
Si bien es cierto que no todo el país participo de forma general en la revuelta
maderista de 1910-1911, si vivieron bajo sus propios temores producto de noticias
alarmantes, represiones, y violencia esporádica. Intensificándose y prologándose la
lucha en las regiones apartadas y rurales como el campo y la serranía, a encontrarse
a las afueras de las ciudades. Produciendo esto que los miedos se magnificaran y se
extendieran a otros sectores sociales, donde no solo la gente común, menesterosa,
proyectaría vivió y padeció los miedos durante la revolución, sino también las clases
oligárquicas porfiristas, como los caciques, las autoridades, las elites locales,
comerciantes, extranjeros, etc.
3.2 Los “borregos”, las alarmas, y los bandidos durante la Revolución.
George Lefebvre dice que en siglo XVIII durante la revolución francesa, que cuando
una población espera la aparición del enemigo, es indudable que en algún momento
se creerá que ha llegado. Las personas más emotivas darán la alarma, sobre todo si
están aisladas o hacen de centinela y se sienten muy expuestas o flaquean bajo el
peso de sus responsabilidades. Basta con un individuo sospechoso o una nube de
polvo o con menos todavía, un ruido, una luz, una sombra, ya están seguras de que
el peligro acecha.290
De acuerdo con Delumeau el rumor aparece como la confección, y la explicación de
una angustia generalizada, al mismo tiempo como el primer estadio del proceso de
290 Georges Lefebvre, Op. Cit., p. 70.
125
liberación que provisionalmente va a liberar a la multitud de su miedo. Es
identificación de una amenaza y clarificación de una situación que se ha vuelto
insoportable. El rumor puede adoptar el aspecto de una alegría irracional, o de una
esperanza loca, pero la mayoría de las veces se convierte en espera de una
desgracia.291
Los rumores durante la revolución llamados generalmente “borregos” consistían en el
pánico que se apoderaba de una población, en torno a la cercanía o asecho de los
revolucionarios. Difiere del Gran Miedo similar a lo acontecido en la revolución
francesa, donde se alarmaban poblaciones con la aparente aproximación de grupos
de bandidos y vagabundos, junto a la creencia en un complot aristocrático que
eliminaría al tercer estado. En el caso regional la revolución se asocia con la
aparición de bandidos, gavillas y rebeldes, cuyos ataques consistían en la toma de
pueblos, búsqueda de armas, provisiones, et., esté temor se apoderaba de un sector
de la población, (funcionarios públicos, terratenientes, extranjeros, comerciantes,
etc.) donde se le sumaba la idea de una venganza popular, o tribunal revolucionario
cuyo fin tendía a resolver agravios entre los campesinos enfurecidos y el cacique
local.
El miedo de la sociedad sinaloense padecido durante la revolución, llegaba primero a
través de los sentidos, los cuales anteceden a los hechos de armas en la región.
Este temor era motivado por la proliferación de rumores o “Borregos Lanudos”, que
hablan sobre la aproximación de los grupos revolucionarios en la sierra madre
occidental, en los limítrofes con el estado de Durango y que dan origen a esta
angustia sentido durante el levantamiento maderista. Estos rumores llamados
generalmente “Borregos” por la prensa local, consistían en un medio prolífico para
infundir el pánico en los pueblos de la zona serrana de Sinaloa. Los cuales eran
dados a conocer en la mayoría de los casos por los corresponsales de los periódicos,
vecinos del lugar, así como el telégrafo y el teléfono como vehículos para su difusión,
los cuales a su vez los difundían hacia las urbes del interior del estado.292
291 Jean Delumeau, Op. Cit., pp. 360-364. 292 Es de mencionar que, durante aquella época, la prensa local asociaba o relacionaba a los animales con el estado de emocional de un pueblo o de las personas; por ejemplo, a los “borregos lanudos” se
126
Uno de los principales miedos durante la revolución era la propagación de rumores o
falsas alarmas. Esto no era privativo del estado de Sinaloa, pues también ocurría en
otras regiones como Jalisco, donde Luis Ángel Vargas Reynoso analiza los rumores
que surgen durante la revolución. Este temor dice Vargas Reynoso sobre el rumor en
la revolución en Jalisco, nacía de un momento que amenazaba el estado de
conservación de una sociedad. Es decir que las acciones realizadas por los
revolucionarios llevaban al reino de las conjeturas, rayando en plano de la fantasía y
la ficción, o, al menos eso hacía suponer la prensa de la época con tientes de humor
y de temor.293
Por ejemplo, Vargas Reynoso menciona que, a principios de diciembre de 1910, una
amenaza cobró intensidad en la ciudad de Guadalajara debido a una nota
periodística, que decía que “los maderistas tenían una máquina infernal, con la que
destruirán el gobierno de Díaz”. Vargas Reynoso hace referencia a que los
periódicos publicados en Guadalajara, aparte de informar se encargaban de distribuir
conjeturas y medidas tomadas por los habitantes de la ciudad, que, si bien daban
cuenta que las autoridades hacían lo posible por encontrar y atrapar a los
conspiradores, esto sólo pudo haber logrado acrecentar la incertidumbre, debido a
que la policía buscaba sospechosos, por lo que esto apoyaba las noticias de un
levantamiento armado.294
Si tomamos el caso de Jalisco como referencia, podemos proponer un análisis
similar para el estado de Sinaloa, ante el surgimiento de la violencia y la inseguridad
donde surgieron rumores, y alarmas que afectaron la vida cotidiana de los
sinaloenses, los cuales causaron estragos principalmente en las regiones rurales,
serranas y en las inmediaciones de las ciudades. Conforme la rebelión se fue
extendiendo comenzaron a aparecer y circular en los pueblos, ranchos y aldeas,
le describía, para resaltar sensaciones como miedo, desasosiego, malestar, e inseguridad, por lo que el borrego describe la docilidad, mansedumbre y su habitualidad para ser sometidos, y guiados por el miedo a comportamientos de rebaño. Por otro lado, el gallo, se refería a la fiesta, a la alegría, y a la
certidumbre de los ranchos y pueblos, que se describe el buen humor, el canto, las festividades entre otros elementos que juegan con este simbolismo. 293 Luis Ángel Vargas, Op. Cit., p. 66. También en la Ciudad de México, aún a salvo de los horrores, la
prensa oficial denunciaba a los rebeldes el uso de “maquinas infernales”, “despiadadas” y “poco caballerosas” Alan Knight, Op. Cit., p. 290. 294 Ibid., p. 62.
127
rumores sobre los movimientos de los revolucionarios y sus actividades. A partir de
los primeros asaltos a los poblados de la sierra, surgieron las primeras noticias
alarmantes sobre la actividad de los rebeldes, que conforme aumentaba comenzó
ahondar el miedo en la mentalidad de los sinaloenses, elevando el sentimiento de
inseguridad en la región.
Estos rumores empezaron a proliferar en Sinaloa desde los últimos días del año de
1910. En el mineral de Pánuco mientras sus habitantes disfrutaban de las funciones
del circo “Victoria”, el viernes 30 de diciembre de 1910, circuló por las calles del
vecindario un rumor sobre unos bandidos situados en el rancho de Los Naranjos,
punto más allá de Cópala, donde se creía que los bandidos eran los responsables
del robo de ganado, mulas y caballada de ese lugar. El director político y algunos
auxiliares junto a la autoridad de Cópala emprendieron la búsqueda de éstos para su
aprehensión.295
La reacción de los habitantes de Pánuco fue asociar a los bandidos con los
revoltosos de Chihuahua, cabe recordar que la revolución en Sinaloa estalló hasta
enero de 1911, mientras tanto el movimiento armado maderista en el norte estaba en
pleno auge. Esto explica que la sociedad sinaloense padeció el miedo a la revolución
primero a través de los sentidos y la proliferación de los rumores antes de que
ocurrieran los hechos armados. Volviendo a lo de Pánuco, este rumor causó gran
alarma entre el comercio del pueblo, como era de esperarse, este rumor se relacionó
con la proximidad de un peligro, a lo que se sumó una angustia expectante cuando
se organizó un grupo de búsqueda. Al final el director político y los voluntarios
volvieron sin ninguna novedad habiendo batido aquellos contornos, quebradas y
vericuetos donde no se supo nada de aquellos bandidos, como si hubieran
desaparecido o tragados por la tierra.296
Semanas más tarde, en otro distrito serrano del estado, en Cosalá se recibieron
algunos telegramas donde se informaba que, rumbo a Tamazula, Durango se
dirigieron 15 hombres armados que se presumía eran gente de Juan Banderas con
intenciones de apoderarse del lugar, donde los habitantes no opondrían resistencia
295 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, enero 3 de 1911, p. 3 296 Ibid., enero 3 de 1911, p. 3
128
por falta de armamento. También se sabía que cerca de Guadalupe los Reyes
merodeaban algunos rebeldes con intenciones de tomar el lugar, donde también
carecían de los elementos de defensa y se deducía que el número de rebeldes era
de sesenta.297
Al igual que en el caso de Pánuco el prefecto de Cosalá salió a expedicionar el área,
por aquellos meses la población de la sierra del lado de Sinaloa, se encontraba en
constate alarma ya que los primeros movimientos revolucionarios ocurrían en lugares
donde no había fuerza que opusiera resistencia por falta de armas y elementos de
seguridad. La lejanía de estos lugares y lo remoto constituyó un factor importante
para que estas bandas proliferaran sin obstáculo alguno, las guarniciones federales y
las fuerzas del gobierno tardaban en proteger los poblados de la Sierra Madre
Occidental.
En Culiacán a finales de enero de 1911, los altos círculos sociales creían el rumor de
que los rebeldes después de estar en Tamazula, proseguirían su marcha hacia
Culiacán. Temor infundado en los movimientos de estos ya que al momento de la
nota se encontraban de camino a Guayabastita, lugar que distaba a ocho horas de
camino de la ciudad. Se comentaba que de ser verídico habría la posibilidad que los
revolucionarios cayeran sobre la ciudad de un momento a otro.298 El periódico
reportaba la constante actividad de Juan Banderas y los suyos que merodeaban por
la frontera de Durango, donde sumaban 300 hombres y mulas cargadas de carabinas
para armar a sus adeptos.299
Un profundo miedo se manifesto en el puerto de Mazatlán, los primeros días de
1911, y que el periódico El Correo de la Tarde relata de la siguiente manera:
UNA PEQUEÑA ALARMA. 7 de enero de 1911. Algunas gentes y hasta varios gendarmes, según nos dicen, se alarmaron la otra noche en que se efectuaba la representación en el Trivoli Mazatleco del drama “El sueño de Iturbide;” pues cuando oyeron los toques de tambores y cornetas y la descarga que siguió después, creyendo que los revoltosos habían penetrado a la ciudad y puerto de Mazatlán los honrados vecinos que a esa hora ya se encontraban acostados, pero
297 Ibid., enero 23 de 1911, p. 4. 298 Ibid., 5 febrero de 1911, p. 3. 299 Ibid., 20 de febrero de 1911, p. 3.
129
con el ojo abierto, escondieron la cabeza entre las sabanas y se hicieron ovillo, y algunas cotorronas que ya se mueren de ganas porque se las lleve el diablo. Saltaban ligeramente de sus lechos creyendo que había librado ya el momento de que se las llevara a la grupa de un chato revoltoso. De los gendarmes nos dicen que hubo quienes se aprestaron para hacer frente al enemigo, pero otros no hallaban por donde escapar, disque para que no les quitaran las armas.300
A traves de los rumores se alertaba a la población, se infundía miedo, se creaba
confusión y expectativa, se tenía la certeza de que los revolucionarios actuaban con
violencia cuando se adentraban en los pueblos. En una ocasión la población de
Cosalá estaba muy alarmada por la presencia de un grupo rebelde en Chacala, y
temiéndose la toma de la plaza que carecía de recursos para defenderse; por la
tarde se apoderó de la población un terrible miedo originado por el aviso de un
explorador que dijo haber visto una tropa armada. Mientras una pequeña guarnición
tomó actitudes defensivas; en la calle se observaban escenas muy curiosas, pues la
tropa resultó ser una familia que venía de San José huyendo de la bola
revolucionaria.301
Para ejemplificar la importancia de estos rumores, se ha elaborado una tabla cuyo
contenido son los rumores que aparecen en las notas del El Correo de la tarde, en la
que tratare de exhibir como se manifestó el miedo a traves de los rumores, durante la
revolución maderista en Sinaloa. Como punto importante en esta tabla destacó que
los revolucionarios maderistas en 1911, se extendieron por todo el territorio
sinaloense, proliferando principalmente al inicio de la revuelta, por los distritos
serranos y moviéndose por la frontera con Durango.
Con estos datos se ha elaborado un mapa de cartografía de los miedos, señalando
las zonas revolucionarias donde los rebeldes actuaron, así mismo se puede
comprobar por donde se extendieron en el estado. Dentro de la tabla, se puede
observar los primeros lugares afectados, debido a la aparición de los rumores en las
áreas serranas, las que registran una frecuencia mayor en la proliferación de estos
rumores.
300 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, México, febrero 5 de 1911, p. 2. 301 Ibid., 6 de febrero de 1911, p. 3.
130
Cuadro 1. Los rumores en la revolución. Parte 1
Lugar fecha autor tipología del rumor
mecanismo de respuesta
autor de la nota
Copala 03/01/1911 Bandidos robo lucha y alarma
Prensa
Guadalupe los Reyes
06/01/1911 individuos aproximación alarma telégrafo
Culiacán 11/01/1911 maderistas aprehensión angustia Prensa
panuco 31/01/1911 maderistas saqueo(a) angustia vecinos
Tamazula* 01/02/1911 Juan Banderas ataque (a) angustia telégrafo
Guadalupe los Reyes
01/02/1911 Juan Banderas aproximación angustia telégrafo
Culiacán 05/02/1911 revolucionarios aproximación alarma vecinos
Cosalá 06/02/1911 revolucionarios ataque (a) alarma y defensa
Prensa
Mazatlán 07/02/1911 revolucionarios borregos alarma prensa
Rosario 10/02/1911 individuos aproximación angustia vecinos
Amaculí* 10/02/1911 Juan Banderas ataque huida prensa
Cosalá 10/02/1911 revolucionarios ataque huida y lucha
prensa
Mazatlán 10/02/1911 individuos asalto en camino
angustia parte oficial
Aguaverde 10/02/1911 individuos aproximación expectación vecinos
Elota 12/02/1911 revuelta borregos angustia prensa
Quila 13/02/1911 revolucionarios borregos angustia Prensa
Conitaca 16/02/1911 revolucionarios borregos angustia prensa
Concordia 17/02/1911 revuelta servicio de armas (b)
huida telégrafo
Quelite 17/02/1911 revolucionarios borregos alarma vecinos
Rosario 21/02/1911 revuelta servicio de armas
angustia vecinos
Culiacán 22/02/1911 revuelta retraso del tren
alarma prensa
Quila 23/02/1911 Bandidos Robo lucha prensa
Badiraguato 28/02/1911 revolucionarios ataque serenidad y defensa
prensa
Rosario 01/03/1911 maderistas borregos alarma y prensa
131
defensa
San José de Gracia
01/03/1911 rebeldes ataque lucha y defensa
prensa
Rosario 04/03/1911 Gavilla ataque lucha y defensa
telégrafo
Culiacán 04/03/1911 individuos saqueo alarma prensa
Quelite 05/03/1911 revoltosos servicio de armas
lucha parte oficial
Guadalupe los Reyes
05/03/1911 revoltosos saqueo expectación vecinos
Navolato 06/03/1911 revoltosos ataque alarma y lucha
prensa
Pánuco 08/03/1911 revuelta servicio de armas
alarma y huida
Prensa
Fuente: Fuente de elaboración propia a partir de datos recopilados del periódico El Correo de
la Tarde, de Mazatlán, Sinaloa, entre los meses de enero a mayo de 1911. (*) Perteneciente
a Durango, (a) aproximación, (b) Borregos.
Cuadro 2. Los rumores en la revolución Parte 2.
Lugar Fecha Autor tipología del Miedo
Respuesta Medio
Culiacán 09/03/1911 revoltosos aproximación serenidad prensa
Pánuco 09/03/1911 individuos Borregos
alarma y lucha
Prensa
las Flechas 10/03/1911 maderistas robo expectación prensa
Badiraguato 10/03/1911 revoltosos ataque expectación prensa
Mocorito 12/03/1911 revolucionarios borregos alarma y defensa
prensa
Culiacán 13/03/1911 revuelta ataque expectación telégrafo
Culiacán 24/03/1911 revoltosos borregos alarma prensa
Sinaloa 24/03/1911 revoltosos ataque lucha telégrafo
Sinaloa 25/03/1911 revolucionarios aproximación alarma prensa
San Ignacio 28/03/1911 revolucionarios ataque huida prensa
Alayá 30/03/1911 maderistas aproximación alarma telégrafo
San Blas 02/04/1911 revoltosos ataque expectación prensa
132
Fuente: Fuente de elaboración propia a partir de datos recopilados del periódico El Correo
de la Tarde, de Mazatlán, Sinaloa, entre los meses de enero a mayo de 1911. (*)
Perteneciente a Durango, (a) aproximación, (b) borregos.
Como he mencionado anteriormente, lugares como Pánuco, Copala, Guadalupe los
Reyes, Cósala, Tamazula, Badiraguato, Culiacán, etc. fueron afectados en los
primeros meses de la revuelta sobre todo de enero a marzo, pero para abril y mayo
con el desplazamiento de las incursiones revolucionarias, en la región de la costa y el
valle aparecieron rumores en aquella parte del estado. Lugares que hasta entonces
el miedo que proyectaban estos “borregos”, se sentía como algo cercano y próximo,
con el posterior descenso de los revolucionarios hacia el valle, la llegada de rumores
y noticias comenzó a representar una mayor angustia de la población.
Las reacciones más comunes que padecían los habitantes de estos lugares, a pesar
que frente al rumor; la alarma y el pánico fueron las emociones predominantes,
donde la población tuvo que huir para buscar seguridad, también hubo ocasiones en
la que sensaciones como la expectación y la serenidad, se convirtió en un factor
importante para poder lidiar con el miedo, luchando y defendiéndose de los
revolucionarios. Aunque este tipo de reacciones nunca fue predominante, a la
aparición de los rumores siempre le acompañaban diferentes reacciones y actitudes
por parte de la población, siendo la alarma lo que reinaba en la mayoría de los casos
encontrados en la tabla.
Los medios más comunes para difundir los rumores o para alertar a la población, fue
la prensa mediante él envió de corresponsales que informaban al resto de la
sociedad, lo que acontecía en aquellos lugares. Otros medios importantes fueron las
Culiacán 04/04/1911 rebeldes aproximación alarma telégrafo
Culiacán 11/04/1911 revuelta ataque alarma Prensa
Quelite 15/04/1911 individuos servicio de armas
lucha y locura
parte oficial
Quelite 18/04/1911 sediciosos borregos alarma y huida
prensa
Noria 25/04/1911 rebeldes ataque alarma Prensa
Mazatlán 11/05/1911 federales bombardeos alarma parte oficial
Culiacán 15/05/1911 revolucionarios borregos alarma Prensa
133
partes oficiales, por parte de las autoridades militares, que en ocasiones aparecían
en la prensa, medios de comunicación de la época como el telégrafo y el teléfono,
aparatos modernos que no todos podían tener acceso, encontrándose en las oficinas
gubernamentales o en las compañías mineras, también alertaban sobre estos
ataques.
Por último, el más rudimentario y arcaico de todos, pero a la vez el más efectivo para
inculcar el miedo, era el de los vecinos del lugar, que lo trasmitían y esparcían a las
demás comarcas. De vecino a vecino, el rumor tomaba más fuerza, casi siempre se
le distorsionaba, y llegaba más rápido a otros entornos como a las ciudades, por
medio de los que se desplazaban, muchas veces aparecían en la prensa bajo el
nombre de “Borregos Lanudos”, en los cuales se alertaba a la población sobre la
proximidad de los revolucionarios.
De acuerdo con el ejemplo de la tabla, en el mapa cartografía de los miedos, en el
levantamiento maderista, a partir de estos datos se puede observar de mejor
manera, cuáles fueron los lugares que padecieron la angustia y la violencia
revolucionaria, tras estos ataques.
134
Mapa 1. Cartografía del miedo, en el levantamiento maderista.
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos encontrados en las notas del periódico El
Correo de la Tarde 1911.
Aunque las imágenes suelen dar un aspecto más real de la situación, estas notas
periodísticas proporcionan una parte de la realidad que vivían aquellas poblaciones
incluso más que las fotografías, para entender en parte la violencia revolucionaria. La
135
constante alarma alteraba la conducta y el comportamiento de las personas; varios
de estos casos se detallan en los siguientes ejemplos:
De Conitaca Sinaloa. Febrero 16. 1911. De “borregos” estamos bien
colmados, mientras unos aseguran que son trecientos, otros dicen que cien, mientras unos dicen que se alejan, otros dicen que se acercan, lo cierto que son puras “papa”. El maíz y de más cereales realmente se encuentran a precios equitativos y los agricultores principian a subir las mercancías al vecino mineral de Guadalupe de los reyes. El corresponsal.302
En cierta ocasión un telegrama que llegó a la redacción de El Correo de la tarde
informaba, basándose en los rumores que Badiraguato sería atacada por un grupo
de revolucionarios. Los vecinos y las autoridades lograron dominar el miedo y la
situación sin alarmar a toda la población, pues se mantuvo la confianza en su
capacidad para repeler cualquier ataque. Se hicieron los preparativos debidos,
armando siete secciones de diez hombres y comandadas por miembros del ejército
federal. Las autoridades reunieron voluntarios de esa localidad para la Guardia
Nacional. Con esos preparativos la localidad de Badiraguato reforzó su seguridad,
con lo que quedo dispuesta a repeler cualquier agresión.303
En otra ocasión, en el puerto de Mazatlán, que hasta entonces permanecía a salvo
de las incursiones revolucionarias, un grito desaforado de un pregonero que gritaba
(¡atención, aviso al público!) alertó a la población, pues se creía que tenían a los
revoltosos encima y con ese motivo, el miedo hizo su aparición y quedó expresado
en la prensa, con la siguiente mención, la sangre se fue a los talones, pero no fue así
y por lo tanto se nos volvió el alma al cuerpo.304
Los rumores eran trasmitidos por la prensa, así como otros vehículos de difusión
como el telégrafo y el teléfono; también había casos donde la gente misma
empezaba su propagación y difusión. Estos rumores se propagaban a través de la
convulsa situación por la que pasaban algunas poblaciones de las zonas serranas y
rurales. Se infundía alarma y pánico mediante falsos reportes, ante la posibilidad
302 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 16 de febrero de 1911, p. 2. 303 Ibid., 28 de febrero de 1911, p. 4. 304 Ibid, 8 de marzo de 1911, p. 2.
136
latente de una incursión revolucionaria. Llamados “borregos” por la prensa local, se
puede aludir una simbología, donde el borrego siente tal miedo del lobo, que, aunque
nunca lo haya visto, huye de él al instante.305 Por lo que el borrego representa a un
animal dócil que puede ser arreado muy fácilmente.306
Cuando los rumores trasgreden la cotidianidad de las personas y los pueblos se
vuelven más susceptibles al miedo, las actitudes inmediatas son las referentes a la
búsqueda de la seguridad. Un ejemplo se muestra en El Monitor Sinaloense de
cuando los borregos son iniciados por gente que quiere aprovecharse de la situación
mediante el uso de ellos:
Siguen los Borregos. No faltando quienes al saber que los revoltosos habían entrado a Topia, aseguran que la plaza de Culiacán se encuentra amenazada y que de un momento a otro vienen a hacerse dueños de la situación. Si en ves de echarse a engordar semejantes borregos, hijos del miedo, unos y de la chismografía, otros, mejor fuera que cada quien procurará ir informarse en buenas fuentes que a nadie se le niegan las noticias y dejar en paz a los revoltosos, que son más prudente de lo que se supone.307
En otra ocasión el periódico El Correo de la Tarde reporta un “borrego” sobre la
aparición de sospechosos cerca del pueblo del Quelite, lo que propagó tremendo
pánico entre sus habitantes: los más temerosos se fueron a dormir a los montes
cercanos, mientras que otros salieron temerosos por rumbos desconocidos y los que
no se creyeron el “borregote” cerraron las puertas como de costumbre, resultando
que dichos sospechosos eran un empresario y unos empleados del correo que
venían de Mazatlán al Quelite.308
Estos temores padecidos durante la contienda, primero llegaban a través de los
sentidos, donde la vista y el oído jugaban un papel muy importante, que en
ocasiones creaban verdaderos momentos de autosugestión, mediante los ruidos, los
murmullos, los sonidos de la caballada, los balazos al aire, instrumentos como el
clarín o las trompetas, que en unión desencadenaban momentos de gran alarma que
305 Macías, Cristóbal, “Simbología de la oveja y su presencia en la obra de Picasso”, RIUMA UMA, Málaga, España, 2015, p. 17. 306 Ibid., p. 2. 307 El Monitor Sinaloense, Culiacán, Sinaloa, 16 de marzo de 1911, p. 1. 308 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 24 de febrero de 1911, p. 4.
137
alteraban las conductas y las emociones colectivas de estas poblaciones que viven
bajo el gran miedo.
Es muy posible que se hiciera creer, en muchas ocasiones, que bajo estas
influencias se creara un temor que se comparte entre distintos sectores sociales de
una ciudad. La autosugestión interviene cuando creen ver y oír, propagando el
pánico en los ejércitos, pueblos, etc., sobre todo de noche, donde desencadenan
alarmas que generan el gran pánico.309 Estos casos de autosugestión fueron más
comunes de lo que parece, a pesar de que siempre había quienes se tomaban estas
alarmas con más tranquilidad y serenidad, el pánico se apoderaba de una gran
mayoría.
Nuevos informes oficiales nos hacen saber que veinte rebeldes han aparecido en el rancho de las Tescalama distante aquí unos veinte kilómetros. Anoche hubo una gran alarma en esta población por la exageración con que se propagaron las noticias recibidas. Tomaban mayores proporciones al grado de que al entregarse al descanso el vecindario, todos creíamos que los insurrectos eran trecientos y que a media noche principiaría el ataque de la plaza todo esto fue producto de la imaginación.310
Rumores como los miedos se personificaban dándoles un rostro que los convertía en
un peligro latente. La prensa se encargaba de esparcirlos en la mayoría de los casos.
La trasmisión de estos rumores y falsas alarmas era mediante una especie de ciclo o
circularidad. Esta idea de circularidad parte de los avistamientos de revolucionarios
que merodeaban por la sierra, generando alarmas a los vecinos, pueblos, aldeas y
minerales serranos, inmediatos al acecho de las bandas revolucionarias.
Las sospechas y alertas de esas bandas que deambulaban por la sierra alarmaban a
los vecinos que los difundían a través de los periódicos, el telégrafo y el teléfono; otra
forma rápida y eficiente era contar los rumores de boca en boca; estas divulgaciones
se modificaban, distorsionaban y magnificaban (agregándole que eran violentos, que
se llevaban mujeres, robaban los comercios, mataban a los hombres o eran llevados
por la leva, castigos al cacique local, etc.). Llegaban a las ciudades y los centros
309 Georges, Lefebvre, Op. Cit., p. 70. 310 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 25 de marzo de 1911, p. 3.
138
poblados más grandes, luego se esparcían a todos los rincones y espacios,
volviéndose incontrolables para la autoridad. El miedo y la inseguridad se
apoderaban de todos, ya que se esperaba la llegada de los rebeldes.
Estos rumores se difundian, como ya se ha señalado, principalmente atraves de la
prensa, debido a que los corresponsales de los periodicos recopilaban, se informaba
de los lugares afectados por estas incursiones, en las principales zonas
revolucionarias de Sinaloa,. La prensa divulgaba estos rumores a los centros
urbanos más grandes, sobre lo que estaba pasando en el campo y la sierra, lo que
en cierta manera fue elevando el sentimiento de inseguridad, donde el miedo se
generaba por los reiterados “borregos”.
Esquema 1. los rumores y su propagación.
Fuente: Elaboración propia.
Los telegrafos esparcían estos rumores en los centros urbanos y a las autoridades
porfiristas, donde muchas veces informaban sobre la situacion de los lugares más
La proximidad de gente
sospechosa, armada y a
caballo.
Alarma entre v ecinos , de
pueblos serranos
Se dif unde a trav és de
medios como la prensa, el
telégraf o, partes of iciales, y v ecinos del
lugar
La noticia se conv ierte en
rumor pues se le modif ica,
magnif ica y se esparce
a todos los espacios, como las ciudades y demás urbes
sobre
Bandidos
Saqueos
Fusilamientos
Violaciones
Prestamos
Castigos, etc.
139
apartados. Los vecinos del lugar servian como emisores de los rumores; la
informacion se tergiversaba, se modificaba o maginificaba de boca en boca, entre los
individuos de un pueblo, esparciendolo con mucha facilidad, algunas veces
absurdos, fantasiosos o irreales, los rumores cubrian de manera muy rápida una gran
zona geografica.
Lo anterior era dificil de controlar, las emociones se desbordan. Lo normal era que
estas falsas noticias se trasladaran de las zonas rurales a las inmediaciones de las
urbes urbanas, donde tomaban mucho más fuerza, se hacia estallar el pánico y la
alarma general ante la posibilidad y la aproximacion de los revolucionarios con todas
las atrocidades que dejaban a su paso.
Claudia Rosas habla como los rumores y las falsas notticias cumplen notoriedad, “en
los espacios de sociabilidad se generan diversos tipos de comentarios, por un lado
encontramos incredulidad frente a las noticias que difunde la prensa oficial y por otra
parte, diversas interpretaciones de los hechos que incluyen posiciones favorables a
la revolución como la expresada en los pasquines. En las conversaciones en las
calles, entre bandos y pregoneros, pasquines y periodicos, surgen los rumores y la
falsa noticia”.311
Los hechos ficticios y la tergiversación de la realidad, confundían al sector urbano a
quienes iban orientados estos diarios; algunas veces se atendía este problema
mediante alguna protesta de la opinión pública, por ejemplo en un telégrafo que llegó
a Culiacán con motivo del retraso del tren, se generaron alarmantes rumores.312 En
cambio, en Elota los habitantes no sudan ni se abochornan con motivo de los
“borregos” que a diario llegan de la revuelta.313 Pero en otros escenarios provocó la
huida completa de sus habitantes, por ejemplo:
El Quelite se despuebla. Desde hace varios días estamos viendo en la ciudad grán número de gente forastera procedente del Quelite y de otros lugares a dicho pueblo, la cual ha venido a refugiarse por no considerarse seguros en su terruño, pues teme a los sediciosos ya que
311 Claudia Rosas Lauro, Del Trono a la guillotina. El impacto de la Revolución francesa en el Perú
(1789-1808), Lima, Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 2006, pp. 165-166. 312 El Correo de la tarde, Mazatlán, Sinaloa, 22 de febrero de 1911, p. 4. 313 Ibid., 12 de febrero de 1911, p. 3.
140
se le confunda con ellos, prefiriendo emigrar a que esto le ocasiones trastornos.314
Por lo tanto, es de resaltar que la propagación de los rumores y las falsas alarmas
durante la revolución en Sinaloa, fueron de diversa tipología, de acuerdo con las
fuentes periodisticas, estas alarmas se basaban en lo que decia los vecinos del
lugar, en lo que la prensa informaba a sus lectores y en aparatos como el telegrafo y
el telefono, que generaba rumores y se propagaban hacía las ciudades, despertando
el miedo y la inseguridad entre los sinaloenses.
Al mismo tiempo que proliferaron los rumores y las falsas alarmas, se incrementaron
las operaciones rebeldes dando como resultado el resurgimiento de un viejo
problema como el bandolerismo; en la región sur abundaron los bandidos y las
gavillas que aprovecharon el vacío de poder que originó la revolución para internarse
en las zonas rurales; estas gavillas operaban cerca de los caminos entre Mazatlán y
centros mineros como Panuco, Copala y El Rosario.
El bandolerismo se había combatido en gran medida por el régimen porfiriano, para
los tiempos previos a la revolución parecía haberse controlado, pero renació en los
albores de ésta. Los revolucionarios adoptaban y utilizaban viejos caminos y
escondites para burlar a las fuerzas del gobierno, táctica que recordaba a bandidos
como Heraclio Bernal. Este bandidaje se confundía con el movimiento rebelde, ya
que muchos de los revolucionarios tenían antecedentes de bandidos, además de ser
extraordinarios jinetes y buenos tiradores; las gavillas se diferenciaban de las bandas
rebeldes porque no tenían filiación política, pero su imagen y su movimiento elevaron
el sentimiento de inseguridad entre los habitantes del campo y la sierra.
Por su parte, los cónsules extranjeros deploraban el creciente bandolerismo y
anarquía; sus compatriotas rara vez eran víctimas de extorsiones por parte de los
rebeldes; por ejemplo, un ranchero británico asaltado por un grupo de “bandidos” en
Villa Unión (Sin), ocultó 150 pesos de nómina que llevaba con él y sólo entregó cinco
pesos en monedas pequeñas; cuando se le pidió bebida, él… exasperó
314 Ibid., 20 de marzo de 1911, p. 3.
141
entregándoles una botella de té frio que sacó de su alforja, siendo esto lo único que
llevaba.315
Ayer por la madrugada venía un lechero de la puerta de canoas, con dirección a este puerto, cuando en pleno camino real, cerca de la laguna del cerro, fue asaltado por tres individuos armados, dos carabinas Winchester y uno con pistola y daga. Los ladrones. No encontrando que robar al lechero, lo obligaron a que los trajera en el carro de pasaje hasta las marismas de este puerto, en donde los dejo. Antes de llegar a las rancherías le decían que, si se detenía con algún pretexto, para dar parte, lo matarían. El lechero amedrentado no se detuvo en alguna parte, y los picaros salteadores llegaron a las marismas, descendieron del cerro, gaznaron el monte y escaparon. Esta versión la conforman unos arrieros que cargaban Brasil y otros carreteros.316
Durante la rebelión de 1910, el bandido con sus habilidades especiales,
conocimiento de la localidad y reputación alcanzó un sitio prominente. Los
vagabundos de la sierra aparecieron en el escenario de la revolución; motivados por
intereses personales, aumentaron en número diariamente con el descontento de los
pueblos serranos hacia el régimen. Los movimientos rebeldes no solo eran de
carácter violento, sino que ampliaban alianzas, abarcaban a terratenientes,
campesinos, arrieros y bandoleros, donde la imagen tradicional del bandido de
antaño se asemejó a una visión romántica.317
Georges Lefebvre dice que en Francia durante la revolución de 1789, muchos
asociaban este tipo de situaciones con bandidos y vagabundos, hecho que
alimentaba el pavor de los franceses, pues se temía que los bandidos que se movían
entre los bosques tenían la intención de saciar su hambre y miseria con los pobres
campesinos, por ello el avistamiento de un grupo de dos mendigos divisados en el
campo, desataba grandes alarmas que alborotaban toda una región.318
Las montañas de la Sierra Madre ofrecían el refugio a los bandidos sinaloenses, el
nexo entre bandolero y revolucionario era estrecho y tradicional, pues compartian
sentimientos y relaciones antiguas. Cuando las fuerzas porfiristas se internaban en
315 Alan Knight, Op. Cit., p. 285. 316 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa a 18 de marzo de 1911. 317 Alan Knight, Op. Cit., pp. 186-191. 318 Georges Lefebvre, Op. Cit., pp. 213 y 214.
142
territorio serrano, surgía el carácter social de los bandidos, podian en contra a la
gente de los pueblos y rancherías, pues protegían a los malhechores para vengar los
agravíos en contra de las autoridades por auntos de tierras, donde los bandidos
gozaban de cierta mística y popularidad.319
3.3 Adversidades y avatares de la violencia maderista en Sinaloa.
La violencia es una reacción defensiva en la mayoría de los casos polarizados,
alrededor punitiva y que encuentra justificación en una cierta cantidad de puntos de
referencia. Poco a poco un acalorado de los objetos y los soportes de su hostilidad;
el aristócrata, el refractario, el acaparador de acuerdo con una codificación en la que,
para la multitud hace determinados estímulos que desempeñan un papel esencial
como la vestimenta, distinta entre el Sanculotte y el aristócrata.320
En cuanto al sentimiento de inseguridad Delumeau menciona que es un temor
cercano al abandono. Un estado a la vez orgánico y afectivo, se manifiesta de forma
menor que la ansiedad mediante una sensación especifica de estrechamiento de la
garganta, de flaquear de las piernas, de temblor, unido a la inquietud ante el futuro; y
en el momento más agudo, mediante una crisis violenta.321
¿Cómo se vivió el proceso de la violencia maderista en suelo sinaloense? Las
primeras noticias sobre la revuelta no presentaban bastante amenaza y se advertía
una sensación de peligro todavía lejana. En Culiacán, un grupo de maderistas
sinaloenses preparaba la insurgencia para el 6 de enero de 1911, pero fueron
descubiertos por los porfiristas el 19 de noviembre de 1910; por eso, los rebeldes se
lanzaron a la sierra para organizarse en grupos y bandas para incitar la rebelión
319 Alan Knight, Op. Cit., p. 88. 320 Michel Vovelle, Op. Cit., p. 139. 321 Jean Delumeau, Op. Cit., p. 30 y 36.
143
contra el gobierno y los porfiristas, la mayor actividad se concentró en las zonas
serranas de Sinaloa y Durango, acción que recordó al bandolerismo del siglo XIX.322
Vale decir que los temores no eran exclusivos de Sinaloa. Por ejemplo, El Correo de
la Tarde menciona el motivo de unas aprehensiones en Colima donde reinaba un
terror indescriptible, que generó una manifestación popular contra el gobernador.323
Después del asesinato de Aquiles Serdán en su domicilio y el llamado a las armas de
Madero, varios funcionarios del gobierno de Sinaloa mostraban su apoyo a Díaz
mediante telegramas, Diego Redo telegrafió a Díaz informándole He encontrado todo
en calma, sin que hasta la fecha haya habido un solo hombre que trabaje para
trastornar el orden público.324El presidente del ayuntamiento de Cósala escribía que
protesta por los desórdenes provocados por malos mexicanos, sabrá sofocar las
asonadas y mantener tranquilidad en todo el territorio nacional.325
Como se ha mencionado, para el 20 de noviembre de 1910 no pasó nada fuera de lo
normal, no hubo una alteración de la paz, salvo por noticias tergiversadas que
parecían falsas y sobre rumores poco confiables publicados en el periódico El Correo
de la Tarde: en Badiraguato en palabras del corresponsal, se decía que la revolución
se oye como quien oye llover y de que aquellos alrededores estaban de mírame y
déjame;326 en Guadalupe los Reyes la cosa era diferente ya que se informaba sobre
la creciente actividad revolucionaria en la sierra de Durango:
Acaba de llegar el señor ingeniero Hana Stark de paso por el Tominil, donde informa que han seguido reclutando gente de carácter voluntario, para combatir a los rebeldes. Un reportero informa de un diario de ese puerto no ocultando su nombre, cite el de las personas que le juzga maderista, pues de lo contrario quedará en el concepto de un falso informante, como esta noticia son varias de las que da el referido diario.327
322 Sergio Ortega Noriega, Breve historia de Sinaloa, México, Fondo de Cultura Económica, 1999, pp.
167-168. 323 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, a sábado 1 de octubre de 1910, p. 1. 324 Héctor R. Olea, La Revolución en Sinaloa, México, Creativos7 Editorial, 1993, p. 49. 325 Ibid., pp. 50-51. 326 El Correo de la Tarde, de Mazatlán, Sinaloa, domingo, 11 de diciembre de 1910, p. 3. 327 Ibid., viernes, 16 de diciembre de 1910, p. 2.
144
La primera labor de los revolucionarios era organizarse con el fin de buscar armas y
provisiones para la lucha; a partir de enero y febrero las bandas rebeldes se
esparcieron en zonas específicas de la geografía sinaloense, principalmente la sierra
que constituyó para los maderistas un foco de seguridad; como muchos de estos
maderistas conocían a fondo los caminos, veredas y recovecos en lo profundo de los
altos de Sinaloa, contaban principalmente con el apoyo del sector rural campesino y
serrano, al igual que muchos trabajadores de haciendas y minerales, donde
compartían el mismo odio y sentimientos de rechazo contra el cacique y los
funcionarios del gobierno. Así que esta zona se convirtió en una intensa área
revolucionaria. Iturbe, Arrieta y el clan de los de la Rocha cubrían la sierra de
Tamazula y Topia, mientras que Cabanillas, Francisco Quintero, Banderas, Gregorio
L. Cuevas, los Ramos y Conrado Antuna merodeaban por Badiraguato a la costa328 y
áreas del centro-sur de la entidad.
Cubrir la falta de armamentos constituyó la estrategia rebelde. Los primeros ataques
se efectuaron en los minerales y pueblos con comercio mediano, apartados de toda
ayuda federal. Por ello, a partir de datos recopilados en las fuentes periodísticas,
esta estrategia de búsqueda y localización de armas y provisiones elevó la
incertidumbre y la inseguridad en la región que fue creciendo progresivamente por
medio de los saqueos, robos y asaltos, donde los rebeldes obtenían sus armas y
municiones para combatir a los federales.
En los anteriores cuadros “Los rumores en la revolución”, se recopilaron datos que
refieren al movimiento de los rebeldes maderistas en Sinaloa y lugares fronterizos
con Durango. También se observa, quienes desatan el miedo o peligro, como se
expresa, que actitudes se manifiestan y con qué frecuencia ocurre esto. Además,
siendo la tipología más común en los primeros meses el movimiento de gente
sospechosa, como la aproximación de tropas y el ataque a pueblos y aldeas en las
zonas rurales y serranas, que frecuentemente generaba al principio alarma y
expectación.
328 Sergio Ortega, Op. Cit., p. 168.
145
Las actitudes de respuesta más frecuentes son la alarma y la expectación, asimismo
los rumores traspasaban al ámbito rural y llegaban a las ciudades como Culiacán o
Mazatlán, donde se oía hablar de la revolución muy tangencialmente al principio del
conflicto, lo que se puede interpretar que durante los primeros meses de la revuelta,
el miedo perceptivo de las ciudades era algo distante.
Asimismo, se puede observar que en las zonas serranas y rurales como pueblos
mineros, aldeas, y villas, la frecuencia de las incursiones de los rebeldes y el miedo
era frecuente en los primeros meses de 1911. La aparición de los revolucionarios al
principio se encontraba enclavada en algunos lugares de la sierra, es por ello que las
notas del El Correo de la tarde revelan que el movimiento de los maderistas y el
revolucionario Juan Banderas fue en cierta medida cauteloso al principio, pero con el
pasar de las semanas, su actividad fue en aumento. Aunque los reportes del
periódico señalaban como principal tema de la nota a los revoltosos y a la revuelta,
también aparecían datos acerca de los bandidos, gavillas e individuos sospechosos,
equipados con caballos, armados y en grupos de diez o más, aprovechaban el caos
para sus actividades criminales, robando ganado, asaltando los caminos, haciendas
o saquear los poblados.
A mediados de marzo de 1911, el gobernador de Sinaloa se dirigió a la cámara de
Diputados sobre el movimiento revolucionario en las que expresaban algunos elogios
a las fuerzas del orden que combatían para evitar que el desorden se propagara y
enfatizaba no albergar temor alguno sobre un movimiento sin organización y sin
programa político. Afirmando que el gobierno se sentía fuerte y que los mismos
grupos sediciosos lo podían comprobar, pues cuando los rebeldes ocuparon la plaza
de Guadalupe los Reyes la abandonaron al solo anuncio de la llegada de las fuerzas
federales.329
Conforme la rebelión se fue extendiendo en los meses de abril y mayo, el gobierno
empezó a resentir la falta de soldados para restablecer el orden, el gobierno federal
estableció un proceso de sorteo llamado cuotas de sangre,330 en todas las
329 El Monitor Sinaloense, Culiacán, Sinaloa, jueves 16 de marzo de 1911, p. 1. 330 Las Cuotas de sangre era un proceso de alistamiento militar para cubrir las bajas del ejército federal en Sinaloa, en base al artículo 1º de la ley número 76 de 16 de mayo de 1900, y verificada en
146
prefecturas conforme a la ley estatal para cubrir las bajas del ejército federal. Por
ejemplo:
En la ciudad de Mazatlán, Estado de Sinaloa, a los cinco días del mes de abril de mil novecientos once, siendo las diez de la mañana, presentes en el local de esta prefectura, el C. Prefecto Juan B. Rojo y el señor regidor Enrique A. Berumen, comisionado al efecto por el H. Ayuntamiento, con el objeto de designar el contingente de sangre que corresponde dar a este distrito para cubrir las bajas del Ejército Federal, se procedió a practicar el sorteo que previene el artículo de la ley del estado, número setenta y seis de Mayo de mil novecientos, verificado este acto en la forma indicada y conforme a las prescripciones de los artículos 1º,4º y 5º de la referida ley, fueron designados al efecto los ciudadanos Francisco Serrano y Manuel Ramírez.331
Esta situación generó temor entre la población, la sola idea de ir a la guerra genera
un miedo natural en el ser humano, Delumeau afirma que no es que los soldados del
siglo XX, fueran más conscientes que los soldados de antaño, sino que en la guerra
moderna hay más peligros en el combate. Si bien las autoridades debian seguir
algunos lineamientos para llevar a cabo el sorteo y cubrir las filas del ejército federal,
en la practica esto era muy diferente, al calor de la guerra se olvidaron de dicho
sorteo y utilizaron el sistema de leva, realizando un reclutamiento tan abusivo y
arbitrario que buscaba nutrir un ejército de 250 mil elementos, entre los cuales se
reclutaban elementos de notoria mala conducta. Muchos eran vitimas del prefecto
politico, ademas se encontraban individuos osciosos, vagos, ebrios, criminales,
malos esposos, estafadores, etc.332
Sobre el miedo de ir a la guerra, Delumeau dice, en base a un sondeo en el ejército
americano durante la segunda guerra mundial, que solo el uno por ciento de los
hombres declaró no haber tenido nunca miedo. Es decir que el miedo es más
sensitivo y consiente en las guerras modernas, al igual que en el pasado donde en la
época de los caballeros el conflicto, la muerte y la violencia era más habitual;
la forma indicada conforme a las prescripciones de los arts. 3º, 4º y 5º de la referida ley. Periódico Oficial del Estado de Sinaloa, Culiacán, Sinaloa 19 de enero de 1911, p. 2. 331 Periódico Oficial del Estado de Sinaloa, Culiacán, Sinaloa, 29 de marzo de 1911, p. 2. 332 Ramírez Rancaño, Mario, “Ejército federal, jefes políticos, amparos, deserciones: 1872–1914”, Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, Ciudad de México, Volumen 47, enero-junio 2014, pp. 41-78.
147
además del carácter impulsivo, el miedo es una garantía contra los peligros, reflejo
que permite al organismo escapar provisionalmente de la muerte.333
En Concordia la situación era lamentable, muchos negocios e industrias
permanecían cerradas y lo único que daba esperanzas era la agricultura, pero como
abundaban los “borregos”, los labradores huyeron al campo dejando esposas e hijos,
se afirma que la única ocupación del pueblo era el trabajo en las milpas donde los
que se quedaban eran algunos empleados y uno que otro propietario y que esta
situación se debía a que tenían miedo de que se les obligase hacer guardia o que se
les consignara al servicio de las armas.334
En una ocasión un empresario de cinematógrafo salió para Pánuco, a dar algunas funciones, al llegar el mozo que lo acompañaba le fue quitado para que prestara servicios a la Guardia Nacional, pues se esperaba un ataque durante la noche. Al empresario lo armaron y pudo llegar hasta Cópala, y de allí emprendió a pie hasta Concordia, donde tomó un coche para Mazatlán, el mozo por su cuenta preso y de servicio todo el día y por noche donde pocos fueron los que durmieron tranquilamente durante la noche, al amanecer sin novedad le dieron permiso al mozo para desayunar, pero ensillo un caballo y temeroso de que le hicieran soldado de verdad abandonó el lugar.335
El panorama en la entidad era de tensión y desasosiego, ya fuera por las
incursiones, saqueos, asaltos, entre otras vejaciones, de los rebeldes o por los
federales que buscaban aumentar las filas del ejército para controlar más los
territorios en Sinaloa. Una persona escribió a la redacción del Correo de la tarde
sobre lo que se manifestaba en el mineral del Rosario, el cual se encontraba solo;
Incluso la gente de los ranchos que acostumbraba trasladarse para sus compras, se
abstuvo de ir a dicha ciudad, por temor de ser reclutados.336
Hasta el mes de abril, los federales se dedicaban a defender las plazas de los
ataques rebeldes. Mientras que el teniente coronel Luis G. Morelos organizó una
expedición a la zona serrana de Tamazula para tomar la plaza y dispersar a los
maderistas al mando de Iturbe; los soldados cometieron inauditos atropellos contra el
333 Jean Delumeau, Op. Cit., pp. 22-23. 334 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 17 de febrero de 1911, p. 3. 335 Ibid., 8 de marzo de 1911, p. 3. 336 Ibid., 15 de marzo de 1911, p. 4.
148
honor de varias familias, violando mujeres y ordenando el fusilamiento de hombres,
entre ellos algunos ciegos.337
En una ocasión los federales tomaron presa a una anciana a quien decían “está muy vieja, debe haber parido a muchos maderistas las vamos a matar a todas para que ya no tengan”, tanto en Las Milpas como en Tamazula y los ranchos cercanos se llevaron actos represivos contra la población como torturas, así como hostigamiento a los jóvenes acusados de servir a Iturbe, los niños, mujeres y ancianos también eran amagados por los federales.338¿Dónde está tu padre Iturbe ese diente de oro? Decían los federales al entrar en Tamazula, se ejecutaron a algunas personas acusados de ser maderistas o espías de estos algunos de estos ejecutados eran ciegos, además de las torturas, las ejecuciones, las violaciones, el saqueo, y todas las demás injusticias de las tropas del gobierno, los soldados despojaron a la virgen de los Dolores de sus alhajas y una daga de plata.339
Ante los atropellos y atrocidades contra la población de Tamazula de parte de los
federales, los serranos se llenaron de indignación; ranchos y minerales de la sierra
comenzaron a unirse para vengar la infamia, aunque fuera armado de palos y
piedras.340 Por toda la sierra de Durango y poblados como Canelas y Topia se
reclutaron a más de mil hombres para luchar contra el régimen porfirista. Estas
tropas iniciaron el descenso para asediar la capital sinaloense. En abril la revolución
cobró auge; los guerrilleros asaltaron Guadalupe los Reyes; Claro Molina se apoderó
de Cosalá y San Ignacio; por otro lado, Elpidio Osuna tomó Concordia; Cabanillas se
posicionó de Palmitas y suspendió el servicio de agua al puerto de Mazatlán.
Los rebeldes sitiaron Mazatlán el 25 de abril, para el 29 comenzaron los combates;
Juan Carrasco apodado “Juan sin miedo” cortó la luz eléctrica de la ciudad y el
rebelde José María Cabanillas derrotó a los federales cerca de la Estación Modesto,
se posicionó de Palmillas y cortaron el servicio de agua de Mazatlán.341
337 Héctor R. Olea, Op. Cit., pp. 55-56 338 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 31 de Julio de 1911, p. 3. Para que no haya confusión los
acontecimientos de esta cita sucedieron entre los días 11 y 12 de abril de 1911, y que es contada por revolucionarios en una serie de crónicas titulada La conducta del coronel Morelos en las Milpas y en Tamazula, las burlas de la soldadesca. 339 Ibid. 340 Ibid., 2 de agosto de 1911, p. 3. 341 Héctor R. Olea, Op. Cit., p. 58.
149
Al permanecer sitiados, los habitantes se enfrentaron a los tiempos de escasez;
como la sociedad urbana de mazatleca no había experimentado la zozobra y el
desosiego que traía la revolución; ante la intensidad de los combates, muchos
optaron por refugiarse en los barcos de la bahía. Al permanecer cortados los
suministros de agua potable, dentro de la ciudad comenzaron a temer que los
revolucionarios los mataran de sed. Muchos comenzaron a buscar pozos de agua en
el pueblo de Siqueiros, consideraban tomar agua color ojo de muerto y a beberse en
los socavones con restos de ratas, cucarachas, sustancias calizas y sal marina. El
Correo de la tarde publica lo siguiente:
Así los habitantes de Mazatlán eran felices, si habían solamente mudado de salubridad acuática, habían ganado en acuática comodidad. ¿Pero que se pretende matarnos de sed? Inútil empeño…. Los pobres son los que más padezcan, tal vez porque son más inocentes, los niños no irán a la escuela porque andarán buscando agua; los necesitados no podrán comer bien por la carestía de artículos de primera necesidad, el hilo, como siempre, se romperá por más delgado.342
Con la prolongación del sitio, la desesperación y la angustia se apoderaron de la
población. Hasta antes de la llegada de la revolución, las urbes servían como
santuarios que daban cierto resguardo a la población que venía huyendo de la
violencia. Trabajadores como leñadores, carboneros, acarreadores de maíz y fruta,
etc., tenían miedo de acercarse al puerto, por lo que en las primeras semanas de
mayo ya escaseaba el contingente humano que se dedicaba a estos trabajos.343 La
situaccion se hizó todavía más caotica cuando el comandante del cañonero Tampico,
informó a los habitantes de los pueblos del Venadillo, Chilillo, los Conchis, Urías y
otros cercanos corrian el riesgo de ser cañoneados por la artilleria del barco, porque
estas posiciones estaban cerca de los campamentos revolucionarios que sitiaban la
ciudad de Mazatlán; la batalla entre maderistas y federales se prolongó hasta el 2 de
junio cuando los primeros tomaron el puerto.344
342 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 7 de mayo de 1911, p. 5. 343 Ibid., 1 de mayo de 1911, p. 6. 344 Ibid., 11 de mayo de 1911, p. 2.
150
3.4 Una ciudad sitiada: La exaltación de los temores durante la toma de
Culiacán 1911.
Más allá de la espuma de los días de la revolución, en el tejido mismo de la sociedad
se generan profundas mutaciones. Lo que no significa que las estructuras de la
sociedad urbana y rural cambien de un día para otro. pero producen ya algunos
cambios súbitos; eclipse de la aristocracia, debido a la emigración o repliegue al
campo, gran miseria de los trabajadores de las industrias de lujo o de consumo,
depauperación urbana.345
Durante la toma de Culiacán de 1911, la población vivió y sufrió las expresiones más
nítidas y específicas de la violencia maderista en Sinaloa. La exacervación de
temores se concentró en un escenario urbano poco conocido y la población estuvo
inmovilizada y aprisionada una vez que la violencia maderista se expandió por toda
la geografía sinaloense. Uno de los momentos donde se exaltaron los temores fue
con la caída de la ciudad, momento coyuntural donde los habitates de culiacán
expresaron angustias, incertidumbres, gestos y diversas emociones ante el
padecimiento de la violencia.
En mayo de 1911, bajo los planes revolucionarios se dio el inicio de la captura de la
capital. En los altos de la sierra de Durango y Sinaloa se había formado un
contingente de más de 1200 rebeldes compuestos por rancheros serranos y sus
peones, labradores, vaqueros, trabajadores agrícolas, operarios mineros, que
anidaban resentimiento contra las tropas federales del coronel Morelos por la toma
violenta de Tamazula y Las Milpas.346 Mientras este ejército marchaba sierra abajo,
en la capital había una calma aparente, sensación que no compartida pues la
intranquilidad tomaba fuerza porque el miedo empezaba a apoderarse a los espacios
en donde llegaba una fragmentaria información que era redimensionada a partir de
345 Michel Vovelle, Op. Cit., pp. 209-210. 346 Marco Antonio Berrelleza Fonseca, Culiacán Crónica de una ciudad 1878-1912, México, Instituto La Crónica de Culiacán, 2010, pp. 474-475.
151
comentarios, provocando alarma entre los habitantes que abandonaban sus hogares
en busca de sitios seguros.347
Al igual que en todas las épocas, la plebe o la muchedumbre es despreciada por la
elite, pero también es temida. Las crónicas de Luis F. Molina, el arquitecto de la
ciudad, muestran el panorama de estas familias de Culiacán ante la proximidad de
los rebeldes; Molina se ausentó de sus funciones los primeros días de abril de 1911
para poner a salvo a su familia ante la revolución, otras familias de la ciudad habían
escapado y se instalaron en Los Ángeles, California, pues consideraban insegura la
capital del estado.348
Los primeros en huir de las “garras” de los revolucionarios fueron funcionarios
públicos del régimen porfirista y miembros de familias adineradas. Sobre la
configuración del miedo a la plebe en el siglo XVIII, Scarlett O´Phelan Godoy señala
que el miedo que siente esta elite es a la posible inversión del orden social, donde
los individuos de escasos recursos son vistos como alteradores del orden público, ya
que desocupados, se mueven en torno al desdén, el odio y la envidia y que en el ocio
son proclives al robo, la violencia y la insubordinación.349
Esta actitud aumentaba el imaginario del terror de la elite invadida por este
sentimiento infundada por la sedición popular, ante la posible inversión del orden
sociopolítico. Esta emigración se finca en la búsqueda de seguridad personal y
familiar, lo que Jean Delumeau define como la actividad y moral de las sociedades
occidentales, pues la seguridad es un símbolo de vida y, en cambio, la inseguridad
símbolo de muerte, el miedo es ambiguo, inherente a nuestra naturaleza, muralla
esencial contra de los peligros, reflejo indispensable del organismo que permite
escapar provisionalmente de la muerte.350
347 Samuel Octavio Ojeda Gastélum, “Sinaloa: Temores, Angustias e Infortunios, durante los primeros
años revolucionarios”, en Samuel Octavio Ojeda Gastélum, Matías Hiram Lazcano Armienta, (Coordinadores) Historias de la Revolución en Sinaloa, México, Universidad Autónoma de Sinaloa, 2011, p. 151. 348 Luis Felipe Molina Rodríguez, El Mundo de Molina, Culiacán, COBAES/Difocur/La Crónica de Culiacán, 2003, p. 105. 349 Scarlett O´Phelan Godoy, “La Construcción del Miedo a la Plebe en el siglo XVIII”, en Claudia
Rosas Lauro (editora) El Miedo en el Perú Siglos XVI al XX, Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú Fondo Editorial, 2005, p. 124. 350 Jean Delumeau, Op. Cit., 2012, pp. 20 y 21.
152
El temor generaba que las elites locales no se sintieran seguras, encerrándose
detrás de rejas o sótanos, de ahí que la actitud reflejada ante estos casos de miedo
infundado fuera la busqueda desesperada de seguridad. Según revelaciones del
propio Molina, el gobierno porfirista de Culiacán funcionaba a medias.351 Para
Claudia Rosas sobre los efectos del miedo a la revolución francesa en el Perú, la
imagen de la guerra es la de un cuadro trágico, producto de los males acarreados
por el proceso revolucionario, donde se enfatiza las consecuencias funestas del
conflicto bélico: muerte, impuesto, ruina económica.352
Molina afirma que no había servicio de correos y por lo mismo tampoco se recibían
periódicos, situación que parece confirmarse por la falta de periódicos tanto oficiales
como de prensa oficial y privada. En esas fechas, la población estaba “muerta en
vida”, el comercio sólo funcionaba en el mercado, así que la ciudad parecía un
panteón.353 La ausencia de ruido y movimiento en la ciudad reflejaban la anormalidad
del escenario, pues cuando en otro tiempo estos espacios estaban llenos de vida;
esta actitud de recluirse en los espacios íntimos que asumieron los habitantes de
Culiacán alentó el incremento de la sensación de inseguridad que reinaba en la
ciudad y presagiaba los sucesos que se desencadenarían cuando la muchedumbre
tomara la ciudad.
El miedo es un mecanismo dentro del inconsciente que nos advierte de la existencia
de un peligro latente y desata reacciones diversas entre los individuos,
comportamientos tanto del orden racional como irracional, que derivadas de lo
desconocido se asocian a ún peligro inminente. Estos temores se potencian como
enfermedad en un escenario como Culiacán que esperaba de un momento a otro la
llegada de un ataque de los rebeldes, donde se espera que se les unan las clases
populares. Es más proclive que los habitantes se vean trastornados por la
sensibilidad que enmarca tal contexto, de ahí que se vea o escuche algo, donde el
351 Luis Felipe Molina, Op. Cit., p. 105. 352 Claudia Rosas Lauro, “EL miedo a la revolución de independencia del Perú, 1818-1824, en El
Miedo en el Perú Siglos XVI al XX, Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú Fondo Editorial, 2005, p. 152. 353 Luis Felipe Molina Rodríguez, Op. Cit., p. 107.
153
sonido juega un papel esencial más importante pues los ruidos y la ausencia de ellos
perturban el estado de ánimo de una población alarmada.
Con motivo de la destrucción de dos puentes del ferrocarril que va de Altata a
Culiacán y la interrupción de la red telegráfica que suministraba información a la
capital, la Secretaria de Estado y el Despacho de Gobernación dictó medidas más
represivas contra las personas que atentaran contra las vías férreas y la red
telegráfica y telefónica del país, por ello se implementó una ley contra salteadores,
los que quedarían sujetos a las siguientes disposiciones de esta ley:
Art. 2º Salteadores de caminos, comprendiéndose entre ellos: los que sin derecho detengan o descarrilen los trenes de las líneas férreas; los que quiten, destruyan o dañen los rieles, durmientes, clavos, tornillos, planchas que los sujetan, cambiavías, puentes, túneles, terraplenes o cualquiera otra parte de una vía férrea; los que separen, inutilicen accidentes; los que separen, inutilicen o dañen las locomotoras, carros o vehículos del servicio; los que cambien las señales; los que disparen armas de fuego o lancen piedras u otros objetos sobre los trenes, o pongan explosivos destinados a destruirlos, y en general los que ejecuten cualquier acto contra la seguridad o integridad de las vías férreas o contra su explotación.354
Para enfrentar este critico panorama de intranquilidad, las instituciones estatales
implementaron una serie de mediad de control, vigilancia y fortalecimiento militar; el
miedo de la élite y las autoridades se manifestaba en el despliegue de los grupos de
poder… se enumeraban medidas más restrictivas, estableciendo un cordón sanitario
con el fin de evitar contagio revolucionario.355 Por ejemplo:
Al pueblo de Culiacán. Deseando este Gobierno conocer de una manera segura cuáles sean los ciudadanos que estén dispuestos a cooperar en la defensa de la ciudad, para los eventos de que ésta sea atacada por los perturbadores del orden público, se convoca a todos los habitantes de esta capital, amantes de la paz, a que se sirvan ocurrir a la mayoría de órdenes de la plaza, situada en el palacio de gobierno, con objeto de que sean inscritos primero y puedan recibir después la instrucción necesaria para el servicio de las armas; en el concepto de que las personas que voluntariamente se presenten con tal fin, no serán destinadas a ningún servicio fuera de la ciudad, disfrutaran del haber de un peso diario los que así lo deseen y no
354 Periódico Oficial del Estado de Sinaloa, Culiacán, Sinaloa, 30 de marzo de 1911, p. 1. 355 Claudia Rosas Lauro, Op. Cit., p. 157.
154
serán forzados a alistarse en la Guardia Nacional movilizable a cualquier punto del Estado, si llegare a hacerse precisa la necesidad de imponer la obligación de tomar las armas.356
La situación en los alrededores de la ciudad y los pueblos del distrito de Culiacán
empeoraba, si el medio urbano sufría por estos miedos, los pobladores del campo
vivían bajo la zozobra de manera más asentuada. El 4 de mayo el Tesorero
municipal informaba que en virtud del levantamiento, en Bachimeto los revoltosos
dispusieron del dinero que se tenía recaudado a la fecha y por ese motivo ya nadie
quería pagar las contribuciones.357
Anteriormente se mencionó que las autoridades estatales funcionaban a medias y las
militares se ocupaban por la creciente revuelta en la región, por ello durante los
primeros meses de 1911, al interior de la estructura porfirista no se sentía tanto este
miedo, pues imperaba una noción de lejanía. Los registros del cabildo indican que se
gestionaban permisos para realizar los festejos del carnaval y las fiestas patrias, pero
se vivia en una situación de irrealidad que proporcionaba una seguridad cercana de
lo aparente pues, dadas las circunstancias, si bien la rebelion para ese entonces no
habia cobrado la fuerza suficiente como para que las autoridades locales atendieran
el problema de la revuelta, la inquietud ya flotaba en el aire.
Sin embargo, la situación era verdaderamente alarmante, para los primeros días de
mayo Molina había regresado del extranjero y se encontró con una ciudad temerosa:
varios funcionarios del ayuntamiento habían abandonado sus cargos, Manuel
Clouthier y Severiano Tamayo habían huido; hasta entonces estos funcionarios
seguían legislando en función de la ciudad, aunque operara en medio de un clima de
inseguridad; por ejemplo, hasta la segunda semana de ese mayo de 1911, se
designaba a funcionarios públicos, a policías, alcaldes rurales, secretarias, prefectos
y medidas para el arreglo de la ciudad.
Ante el posible arribo de los revolucionarios, el temor iba en aumento. Molina
señalaba: “Por las noches, mi hijo Luis y yo nos sentábamos en la banqueta y
solamente pasaba por ahí muy pocas personas oyéndose de vez en cuando el grito
356 Periódico Oficial del Estado de Sinaloa, Culiacán, Sinaloa, 9 de mayo de 1911, p. 1. 357 (AHMC), Sección de Actas de cabildo, Caja 12, vol. 37, Doc. 22, foja 999.
155
“centinela Alerta” que daban los soldados apostados en diferentes lugares de la
ciudad”.358 Pero se hacian esfuerzos para que la ciudad no cayera presa del pánico.
Molina continuaba presentando propuestas para el mejoramiento de la ciudad; el
mismo Redo encargó a Molina una bomba oculta en el río Tamazula, para que en
caso de que los revolucionarios cortaran el agua de la compañía, el pueblo pudiera
tener el vital líquido, aunque fuera en pequeñas cantidades.359
Las calles lucían semivacías que indicaban el sobrecogimiento que experimentaban
los culiacanenses; el sitio considerado más seguro era el hogar. Durante el acecho
de la ciudad, Molina fue testigo de varios preparativos e intentos revolucionarios: “al
abrir el zaguán me encontré con un individuo que había sido uno de mis trabajadores
y venía con el propósito de pedirme consejo de cómo cortar la luz de la ciudad, ya
que a él lo habían comisionado para hacer esa maniobra no quería hacerlo sin tener
indicaciones para que él no se expusiera, pues consideraba el asunto peligroso”.360
Un carpintero anunció que en casa de Cleofás Salmón iba a realizarse un baile al
que acudiría el gobernador Redo y que los revolucionarios habían decidido
aprovechar ese momento para la entrada a la ciudad. Continuaron los rumores, el
miedo comenzó a permear en la colectividad; muchos ciudadanos comenzaron a
utilizar sus casas como refugio, algunos como Molina construyeron trincheras de
costales llenos de arena colocados en las ventanas; de igual manera, construyó una
noria porque sabía que el servicio seria cortado en caso de un sitio prolongado.361
Molina no consumió los bienes adquiridos debido a que Alejandro Redo, hermano del
gobernador, le envió un recado donde lo enteraba de buena fuente que en una lista
que tenía Juan M. Banderas de las personas que debían ser castigadas por los
revolucionarios estaba su nombre.362 Eso lo obligaba a tomar medidas más drásticas:
huir, pues su vida corría peligro. El terror se encuentra permanentemente asociado a
la muerte, elemento esencial en la construcción de la imagen del proceso
revolucionario. La muerte aparece como la consecuencia necesaria de los sucesos
358 Samuel Octavio Ojeda Gastélum, Op. Cit., p. 153. 359 Marco Antonio Berrelleza Fonseca, Op. Cit., p. 477. 360 Luis Felipe Molina, Op. Cit., p. 107. 361 Samuel Octavio Ojeda Gastélum, Op. Cit., p. 154. 362 Marco Antonio Berrelleza Fonseca, Op. Cit., p. 479.
156
revolucionarios, derivado de las disposiciones del tribunal revolucionario, casi todas
las noticias aludían a la muerte o su inminencia, estimulando uno de los miedos
vitales por excelencia, el temor a la muerte.363
En el interior de la ciudad, los porfiristas, que no tenían acceso a la información de
fuera, estaban cercados, totalmente aislados del exterior. Los periódicos dejaron de
circular desde abril y el servicio de correo se había limitado, además los
revolucionarios cortaron las líneas telegráficas y telefónicas, por ello cuando se les
presentó a los defensores de la ciudad el tratado de paz que ponía fin al régimen del
general Díaz, temían que era un ardid de los revolucionarios para dejarles entrar a la
ciudad. Los porfiristas de Culiacán no aceptaron la paz donde Madero informaba
sobre el fin de las hostilidades.
Nogales, Arizona, mayo 29 de 1911. Francisco I. Madero. Care Sheldon Hotel, El Paso Texas. Anoche comuniqué arnisticio jefes maderistas nuestros aquí hasta Retes quedando suspendidos ataques sobre Hermosillo, Álamos, y Culiacán continuo por tren y automóvil. Manuel Bonilla.364
Cuando se rompieron las hostilidades, se quemaron las fábricas y las casas de la
familia Redo; se volaron algunos edificios con dinamita, enormes fogatas iluminaba
siniestramente la ciudad por el incendio de la fábrica de hilados “El Coloso”, con sus
depósitos de leña y la fábrica de azúcar “la Aurora”. Varios miles de revolucionarios
entusiasmados y deseosos de combate comenzaron el ataque de forma vigorosa,
luchando contra los soldados federales que ocupaban edificios de la ciudad como la
iglesia Catedral, el Seminario Conciliar, la Casa de Moneda, el Palacio de Gobierno,
el Edificio de Correos, la Penitenciaria y el Cuartel.365
El ataque se llevó a cabo el 23 de mayo de 1911, donde –a decir de la prensa- más
de 4000 rebeldes avanzaron sobre las posiciones federales defendidas por 500
soldados del 7º Batallón federal. Las alturas de los edificios principales de la ciudad
363 Claudia Rosas Lauro, Op. Cit., p. 151. 364 Hemeroteca Nacional Digital de México (HNDM), Bonilla, Manuel, 1848-1913, [Telegrama de Manuel Bonilla comunicando a Francisco I. Madero la suspensión de hostilidades en algunos lugares
de Sonora y Sinaloa]. Nogales [Son.], 1911. 365 Saúl Armando Alarcón Amézquita, En la Línea de Fuego, Juan M. Banderas en la Revolución, Sinaloa, Once Ríos Editores, 2013, pp. 98-99.
157
sirvieron como fortificaciones para los porfiristas, puntos donde se situaron los
defensores eran los edificios públicos, principalmente en las manzanas de las calles
libertad y Rosales, donde cruzan las vías Martínez de Castro, Independencia y
Águila, así como la Casa de Gobierno, antigua Casa de Moneda y el cuartel de
rurales.366
El Paso Texas. Hónreme transferir a v siguiente telegrama que dirigiome sr ing Manuel Bonilla “están batiendose en Culiacán desde esta madrugada pues fue imposible contener impulso de tropas maderistas ni mucho menos convenir Redo, pero si viene orden de guerra para que federales salgan de Culiacán todo quedara satisfactoriamente arreglado. Pues obtener esa orden incendio ha empezado no puedo desprenderme de aquí mientras dure esa locura “El jefe de las fuerzas maderistas en el territorio de Tepic”.367
El 31 de mayo, un telegrama de Manuel Bonilla se entregó al gobernador Redo, con
las condiciones para capitular; tras varios y duros combates en la ciudad, el
panorama era desolador, se hablaba de muchos muertos durante la batalla, edificios
destruidos y enormes fogatas. Casí todos los fortines federales habían caido,
excepto el Santuario que era defendido por el Coronel Morelos, que continuaba
disparando sobre los maderistas. La entrega de la ciudad ocurrió a las diez de la
noche, y como si esa fuera la señal esperada, los soldados maderistas y una
muchedumbre descontrolada empezaron el saqueo hacia las casas comerciales y
particulares de la ciudad.
La revolución representa un corte profundamente sentido en la existencia de sus
protagonistas. Vovelle, al comentar un grabado inspirado en tiempos de la
Revolución Francesa destaca lo siguiente:. Uno de ellos yuxtapone expresivamente
tres consecuencias de una misma imagen:
“lo que era, en lo que me he convertido, lo que deberia ser”… lo que era: un asaltante que abandona furtivamente con fardo la casa que acaba de desvaligar; lo que soy; un nuevo rico prospero paseando en un tílburi con una hermosa mujer; lo que deberia ser; un presidiario
366 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, a 11 de marzo de 1911, p. 3. 367 (HNDM), Espinosa, Martín [Telegrama de Martín Espinosa a Francisco I. Madero informando que Manuel Bonilla le ha comunicado que las tropas maderistas combaten en Culiacán]. Tepic [Nay.], 1911.
158
trabajando duro en el muelle de un barco. Una imagen bien pensante, ilustración del salvese quien pueda social y de la afirmación de un individualismo egoísta, triunfo crapuloso de la libertad de iniciativa”.368
Un ciudadano estadounidense dijo que estuvo en la caída de Culiacán en mayo de
1911 a manos de los revolucionarios y escapó de la ciudad donde reinaba el terror.
Ademas, mencionó que despues de la capitulación le siguió un breve periodo de
anarquía, a la que se le sumó una muchedumbre descontrolada, donde los
revolucionarios saquearon y robaron algunos negocios, la quema de unas fabricas;
ademas, los federales que se rindieron fueron ejecutados, violando así los tratados
de paz. Ante tal terror, el autor de la crónica afirma haber escapado de la ciudad
junto al gobernador Diego Redo.369
Los principales comercios de Ponciano Almada, Jorge de la Vega, Francisco Diez Martínez, Gustavo Bengueres, Tomas Salmon, Crisanto Arredondo, Enrique H. Hoyos Y Napoleón Ramos, hecho conocido venganza popular que implicaba la destrucción de varias propiedades que ocasiono importantes pérdidas. Quemaron la Aurora con perdidas de 116 427 pesos, los cañaverales en Eldorado con perdida de 83 827.72 pesos, la fábrica textil El Coloso de Rodas con 471 161 .06 pesos; del mismo modo, saquearon la casa habitación del gobernador Diego Redo con saldo de 13 344 .25 pesos.370
Al final, fueron pasados por las armas varios funcionarios porfiristas, pero la violencia
cesó; aunque la muchedumbre quería más sangre, la paz fue impuesta por los
revolucionarios y el nuevo gobierno. La situación que se vivió en los poco más de
siete meses que duró la revolucion maderista, produjó grandes cambios, que
alteraron la coditianidad de la población sinaloense, quienes experimentaron en gran
medida los sobresaltos, la violencia y la inseguridad, cuya crudeza en los momentos
violentos produjeron distintas reacciones en la población.
368 Michel Vovelle, La Mentalidad revolucionaria, Barcelona, Editorial Crítica, 1989, p. 210. 369 Spokane Daily Chronicle, Washington, 14 de junio de 1911. 370 Carlos Grande, Sinaloa en la historia De la Independencia a los preludios de la Revolución Mexicana. Tomo II, México, Universidad Autónoma de Sinaloa, 1998, p. 168.
159
CAPÍTULO IV
SIGUEN LOS TEMORES:
LOS TIEMPOS DEL GOBIERNO DE MADERO.
Imagen 4. El Cólera. José Guadalupe Posada.
Fuente: http://museoblaisten.com/Obra/7292/Corrido:-El-colera
4.1 Zozobra, epidemias, crisis e Inclemencias naturales.
Exceptuando los padecimientos del tipo natural los conflictos políticos sociales en la
región se relajaron durante un tiempo, el cabildo de Culiacán reanudo sus trabajos el
6 de junio tras veinte días de interrupción, en los cuales fue tomada la ciudad, con
nuevos funcionarios, y tras la revuelta el municipio enfrentó grandes problemas con
sus finanzas. Debido a que los contribuyentes pedían una reducción a las
contribuciones hasta de un 25%, otros en cambio pedían la condonación de los
meses de mayo, junio y julio, debido a que se vieron perjudicados con el saqueo que
se produjo cuando los rebeldes tomaron la ciudad.371
El panorama tras la revuelta también fue de incertidumbre, debido a la escasez de
alumnos las escuelas permanecían cerradas; existía una dificultad para cubrir los
pagos de servidores públicos; además de una deuda con The Culiacán Electric
371 (AHMC) Secciones de Actas de Cabildo, caja 12, vol. 37, Docs. 24-30, fojas 1005-1031.
160
Comapany que rechazaba disminuir los adeudos del municipio; por lo tanto, reinaba
una angustia general al menos dentro de este ámbito. Después de la crisis
revolucionaria que representó para el estado importantes pérdidas económicas, el
cabildo de la Culiacán intentó enfrentar el malestar general, los mercaderes y
comerciantes temían por su bienestar material, sumado a las complicaciones por
mantener la seguridad pública, debido a la escasez de finanzas para pagar a la
fuerza policiaca.372
En Sinaloa el nuevo gobierno revolucionario se dio a la tarea de pacificar la entidad,
se convocó a elecciones, que dieron el triunfo a José Rentería. La opinión pública se
alarmaba debido a la rápida propagación de la epidemia de viruela: en Tepuxta,
pueblo de Concordia se informaba que había ochenta enfermos, donde las
autoridades nada hacían para evitar el terrible mal. En Mazatlán, en la isla de Soto,
lugar donde se acostumbraba pasear y acudir a bailes, se instaló un lazareto, por lo
que los locales bajo el miedo de que en los barrios bajos se presentaran casos de
esta enfermedad, la gente temerosa de cualquier contagio, optó por suprimir
cualquier tipo de espectáculo o concurrencia en dicha isla.373
La Viruela era una enfermedad grave, contagiosa, causada por el Variola Virus, que en algunos casos llegaba a ser letal, esta enfermedad no contaba con un tratamientos especifico y as únicas formas de su prevención era la inoculación374o la vacunación, para que se contagiara se requeria contacto directo y prolongado. Podía trasmitirse por medio del contacto directo con los fluidos corporales infectados o con objetos contaminados, tales como sábanas, fundas o ropa. La persona infectada con viruela puede ser contagiosa cuando comienza la fiebre, pero alcanza su maxima capacidad para contagiar cuando comienza la erupción.375
En Mazatlán se creo una Comisión de Sanidad para vigilar los barrios donde suelen
presentarse los contagios, durante esta campaña se aislaba a los enfermos
372 (AHMC) Secciones de Actas de Cabildo, caja 13, vol. 39, Docs. 35-40, fojas 20-52. 373 Correo de la Tarde, de Mazatlán, Sinaloa, 31 de agosto de 1911, p. 2 y 3. 374 La inoculación se utiliza con respecto a la introducción de suero sanguíneo, una vacuna o una sustancia antígena dentro del cuerpo de un humano o de un animal, especialmente para producir
inmunidad a una enfermedad específica. Donald R. Hopkins, The Greatest Killer: Smallpox in history, Chicago Estados Unidos, Universidad de Chicago, 2002, pp.370. 375 http://www.bbc.com/news/science-environment-11542653
161
enviandolos al Lazareto, junto a los que hubieran tenido contacto con ellos, ademas
de clausuraban y se desinfectaban las casas, que en algunos casos se llegaba a
señalar con banderas amarillas. En varias ocasiones se presentaban conflictos
entorno al aislamiento abrupto de los familiares, que ante el temor de no volverlos a
ver trataban de impedir el rapto de los enfermos.376
Pero, cuando no era una cosa era otra, sobre otras eventualidades en octubre de
1911, la prensa norteamericana destacaba:
TUCSON, 18 de octubre. Informes recibidos en las oficinas del Pacífico Sur, la costa oeste de México, cerca de Mazatlán, barrida por la tormenta, una goleta está en tierra. El muelle de Frisco en Mazatlán está muy dañado. No hay pérdida de vida. La tormenta está muy al sur de Tepic. En el sur del Pacífico, al sur de Mazatlán, se han producido varios desmantelamientos. Guaymas no se ve afectado Culiacán está abierto a la comunicación y no hay daños reportados allí.377
A su vez, la llegada de un fuerte ciclón que azotó la región de sur del estado -el 4 de
Octubre- alarmó a la mayor parte de la población, debido a que muchas cosechas y
huertas fueron destruidas. El fenómeno meteorológico afectó gravemente a las
clases proletarias y menesterosas que no tenían otro recurso de vida se encontraban
en una situación difícil. Se calcula que más de 5000 palmas de dáti l fueron arrastras
debido a lo creciente de los arroyos, también se vio afectada la producción de los
viñales e higuerales, hubo más de 50 damnificados y una decena de muertos, de los
cuales a varios le habían sido devorados sus rostros por las aves de rapiña.378
Respecto a la epidemia, nuevos casos de contagios se descubrieron en los
alrededores del puerto, a causa de que las autoridades no tomaban ninguna
prevención; en una ocasión los vecinos del pueblo de la Concepción pidieron que
entregara de un cadáver que serían depositados en la capilla. Una de las primeras
medidas era la de aplicar vacunas a los ranchos, en el Distrito de Concordia la
situación se complicó debido a varios descuidos que la prensa catalogaba como
criminales ya que se daban los casos donde la gente huía temerosa de la vacuna o,
376 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 23 de octubre de 1911, pp. 2-3. 377 San Bernardino Daily Sun, San Bernardino, California jueves 9 de octubre de 1911, p. 1 378 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 8 de noviembre de 1911, p. 4.
162
los viajeros que pasaban por los pueblos contagiados, propagaban más la
enfermedad.379
Los temores provocados por la peste de la viruela empezaron ahondar más en
sociedad sinaloense, que a pesar de haber enfrentado graves problemas sanitarios
como la peste bubónica, la fiebre amarilla, entre otras, seguía padeciendo los
estragos causados por la aparición de las epidemias. Las ciudades comenzaron a
fomentar un fuerte control sanitario, que incluso las fuerzas militares expedicionarias
eran inspeccionadas para que no propagaran la enfermedad, medida dictada por el
jefe de armas del Estado, en aquel entonces.
No hay porque temer al Lazareto: para terminar con la Plaga de la viruela, la Junta de Sanidad hace presente que no hay porqué temer al Lazareto, pues está debidamente atendido y por consiguiente no hay que ocultar a los enfermos; pues eso ayuda a la propagación de la epidemia, resultando así inútil todo lo que se haga para exterminarla.380
El estado de cosas sufrió un cambio muy rápido en las prácticas sociales, culturales,
las relaciones económicas, las conductas cotidianas, donde estos miedos
transformaron la realidad y dieron paso a una ruptura al momento. Como dice
Delumeau el miedo a la peste conduce a retardar durante el máximo posible, el
momento en que habrá que mirarla a la cara.381Es decir que se producen cambios
rápidos dentro de la sociedad, llevadas a cabo por el miedo y medidas de estricto
rigor, pues muy pronto se suspenden las fiestas, los lugares concurridos, se
establecen cordones sanitarios que sitian la ciudad, encerrándola y dejándola casi
aislada.
La viruela de un tipo virulento que reclama muchas víctimas está rabiando a lo largo de la costa oeste de México. Guaymas y Mazatlán han sido puestos en cuarentena. Se dice que la enfermedad también estalló en Hermosillo y Culiacán, capital del estado de Sinaloa. Los
379 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 23 de enero de 1912, p. 3. 380 Ibid., 17 de febrero de 1912, p. 6. 381 Jean Delumeau, Op. Cit., p. 28.
163
funcionarios gubernamentales están haciendo esfuerzos vigorosos para erradicarlo.382
Por otro lado, los vecinos de Villa Union gozaban de una paz octaviana, debido a que
la población estaba aseada e higiénica, no se habían presentado casos de viruela,
contentos porque ya se preparaban para las grandes fiestas del carnaval en los días
17, 18,19 y 20 de febrero.383 A diferencia del resto del estado, las notas sobre el
estado de ánimo de las demás poblaciones sinaloenses lucia desolador, debido a la
aparición de más casos de viruela, los ayuntamientos hicieron conciencia sobre la
limpieza y desinfección para evitar los contagios.
La creación de una Policía Sanitaria que se encargaba de vigilar, inspeccionar y
aislar los domicilios, las casas y los cuarteles donde se sospechaba vivía gente
contagiada por el virus de la viruela, operando junto a los agentes del cuartel de
policía, acudían a los establecimientos registrando casas y habitaciones, cuando
llegaban a encontrar enfermos que eran inmediatamente aislados y conducidos al
Lazareto. Sacaban a los enfermos en ocasiones por la fuerza y ante la oposición de
los familiares, en cierta ocasión la policía sanitaria se encontraba inspeccionado un
barrio infectado, con el fin de recoger unos enfermos para conducirlos al lazareto,
cuando un individuo atacó a los agentes para evitar el aislamiento de sus
familiares.384
Philippe Aries menciona que los cambios frente a la muerte son muy lentos en sí
mismos.385 Cuando se incrementan las defunciones en Sinaloa en torno a la viruela,
las prácticas sociales, religiosas y culturales relacionadas con la muerte cambian, se
prohíbe el enterramiento de cadáveres infectados dentro de las iglesias, los velorios
así como las concurrencias y conglomerados en las iglesias son prohibidos por la
policía sanitaria, que evita y restringe todo tipo de reunión durante la emergencia,
mucho más si se tiene el conocimiento de un contacto cercano con la enfermedad.
Los restos mortales ya no son enterrados sino incinerados, los enfermos condenados
382 Marin County Tocsin, San Rafael, California, 13 de enero de 1912, p. 14. 383 Ibid, a 11 de febrero de 1912, p. 2. 384 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 12 de febrero de 1912, p.1. 385 Philippe Aries, Historia de la Muerte en Occidente desde la edad media hasta nuestros días , Barcelona, Editorial Acantilado, 2011, p. 25.
164
no reciben la visita de sus familiares, ni la del cura, no reciben la absolución
sacramental, además los cadáveres son incinerados por las llamas a la brevedad,
con la intención de evitar que el mal se siga propagando.
Aries señala que no es que en aquellos momentos de ruptura entorno a las
ceremonias que rodean a la muerte, se represente bajo signos de indiferencia, con
relación a los cuerpos,386 si no por una elevada sensibilidad a estos cambios, que no
llegan a dejarse obsesionar con ellos. Es decir que en base a estos cambios entorno
a la muerte y la peste, son aceptados rápidamente debido al temor que provoca el
contagio.
En una ocasión la policía descubrió que velaban el cuerpo de una niña atacada de
viruela, dando aviso a la policía sanitaria para situar agentes y sitiar la casa e impedir
la salida de los ocupantes.387 La falta de escrúpulo higiénico de las autoridades que
tardaron en clausurar escuelas y diversiones públicas, etc., fue duramente criticada
por la prensa pública, debido a que su atención se centraba en conseguir elementos
para celebrar el carnaval, pero no para enfrentar la amenaza de la peste. Los
terribles estragos se la epidemia de viruela comenzaron a incrementar las
defunciones por todo el estado, elevando la sensibilidad y la conciencia de la
sociedad, pues el miedo comenzaba a elevar el estado de alarma en gran parte de la
población.
La ciudad sitiada por la enfermedad puesta en cuarentena; llegado el caso, protegida
por un cordón de tropas, enfrentada a la angustia cotidiana y obligada a un estilo de
existencia en ruptura con aquel que estaba habituada, es la fórmula del encierro que
nace durante la época de las reformas religiosas, desde luego, dice Delumeau que
se trata de sanear las ciudades disminuyendo en ellas los vectores contagiosos,
tratando de alcanzar una obra de alcance moral.388
Los que quieren salir necesitan certificados, los sospechosos de contagios y
enfermos con fiebres y calenturas son detenidos en los retenes sanitarios, los que
querían entrar a la ciudad por el puerto eran puestos en cuarentena, la policía
386 Philippe Aries, Op. Cit., pp. 18-32. 387 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 17 de febrero de 1912, p. 6. 388 Jean Delumeau, Op. Cit., p. 140-145.
165
sanitaria junto a los agentes de la Junta Sanitaria y oficiales de policía armados
inspeccionaban cada barrio, casa y habitación de forma estricta, se desinfectaba e
incineraba todo objeto que tenía contacto con los enfermos. Los medios de vigilancia
se hacía más severos y estrictos, las autoridades, militares, elites locales, gremios y
demás asociaciones practican actos de caridad y solidaridad con los desamparados.
Todas estas conductas son producto de una sociedad aterrada por una invasión
silenciosa; avivado por la idea al contagio de viruela, se producen comportamientos y
conductas alentadas bajo el miedo.
Con estas implementaciones, los contagios no dejaron de cesar. Las enfermedades
en aquellos años eran muy común que se propagaran y prolongaran demasiado,
debido a que no existía una conciencia o hábitos de higiene dentro de la población.
Además, la sociedad se mostraba reacia ante los nuevos avances médicos, frente a
estas medidas higiénicas proseguían algunas ideas y comportamientos arcaicos en
la mentalidad de los sinaloenses, a la que la prensa calificaba de una baja civilización
entre estos pobladores.
El panorama en el Distrito de Concordia a finales de 1911 era de la siguiente manera. Gran alarma entre los vecinos de esta cabecera, con motivo de que se dé que se ha desarrollado la viruela y ha cundido por toda la zona. En algunos casos se han aislado a enfermos, pero se algunos se han fugado y los demás fueron conducidos al Lazareto. La propagación fue debida a que se ocultó a los primeros atacados, tomando mayores proporciones ascendido los enfermos a la no despreciable cantidad de 102, que hasta la fecha han muerto seis y algunos niños. Algunos padres de familia tienen miedo de ponerse la vacuna, además entraban y salían de los pueblos infectados sin tomar ninguna precaución. Creciendo la alarma sobre el desarrollo del terrible mal.389
Se llegaron a vacunar a 12 mil personas por parte de la Junta de Sanidad. En las
rancherías cercanas muchos no querían ir a la ciudad a vacunarse o de acudir a los
lazaretos, ya que temían que murieran por la vacuna o en los lazaretos ya que se
tenían noticias de que muchos morían en aquellos lugares además de que los
389 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 17 de octubre de 1911, p. 2-3.
166
cadáveres se inhumaban. Constantemente se mandaban pedir tubos de linfa para los
practicantes que visitaban pueblos contagiados para aplicar la vacuna.390
La Policía sanitaria seguía encontrando casos de contagios de viruela en los pueblos ya que todavía abundaban focos de infección y las defunciones por la epidemia, Aguacaliente, Recodo, Miravalles, Confite, Habal de Tepic, Reventón, La Labor, Cofradía, a los enfermos con calenturas y fiebres eran remitidos al lazareto. En el mineral de Metates del Distrito de Mazatlán y en el mineral de Copala, Concordia la epidemia se desarrolló de una manera terrible, reportando setenta casos en los últimos días y donde las autoridades nada hicieron para combatir, debido a los pocos elementos con los que cuentan.391
En Culiacán, el Quórum formado por las autoridades del Distrito, facultó al prefecto
para que combatiera la epidemia de viruela en esta ciudad, autorizando al Gobierno
del Estado traer la linfa vacunal necesaria y 100 tubos al mismo proveedor.
Asimismo, se ordenaba al tesorero que pagara todos los recibos que se le
presentaran con la visa del primero, por concepto de gastos erogados en la
aplicación de la vacuna en Culiacán.392
Una noticia que llegó a Mazatlán via telégrafo informaba, el 3 de Octube de 1912,
sobre un pánico indescriptibe en la población del Rosario motivado por un temblor
registrado a las 10:45 de la mañana, con un movimiento trepidatorio de suroeste a
noroeste. En otra ocasión por la misma via y en la misma población, a la diez de la
mañana, se informaba sobre otro temblor que fue sentido en el Rosario, lo que
provocó pánico principalmente entre los niños de las escuelas que salieron a la calle
gritando y llorando a causa del fuerte estremecimiento de la tierra. Dichos temblores
se atribuian al desprendimiento en el interior de las minas, ya que Sinaloa poco
habituado a los temblores, éstos son raros por lo que a la menor sacudida de la
tierra, provocaba temor y desconcierto entre la población.393
Otra emergencia sanitaria de la que se tiene presencia en Sinaloa y que se registró
tanto en los periódicos de Mazatlán y los cabildos de Culiacán y Mazatlán, es la de
390 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 22 de Julio de 1912, p. 6. 391 Ibid., 24 de octubre de 1912, p. 5. 392 (AHMC), Gobierno, Actas de Cabildo, Caja 13, Vol.40, Doc. 5, Fs. 331-332. 393 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 31 de enero de 1913, p. 2.
167
los incrementos de los casos de personas mordidas por animales rabiosos.394
Situación que se incrementó en 1912, como la viruela, este padecimiento fue en
aumento, por lo que pronto aumentaron los casos de ataques, mordeduras en toda
en la región sur del estado, lo que incrementó la preocupación de la sociedad.
En Sinaloa no se contaba con un Instituto antirrábico, por lo que la mayoría de los
casos de personas contagiadas por rabia mordidos por perros, eran abandonados a
su suerte o hacer un viaje a Guadalajara donde se contaba con un Instituto
antirrábico. Ante el temor de más contagios, el Ayuntamiento de Mazatlán dispuso a
la policía el sacrificio de todo perro callejero que no tuviera registro. Aunque para
enero de 1913 y ante la demanda de enfermos con rabia, el ayuntamiento cansado
de erogar gastos para las personas que querían curarse en Guadalajara, se abrió un
instituto antirrábico en el puerto.395
La vuelta de miedos cíclicos como las pestes bien pueden perturbar a toda una
población, no solo a los pobres sino que éstos dan pie a múltiples peligros, a
diferencia de lo visto durante la peste bubónica, la epidemia de viruela no se
proyecta al principio como una emergencia sanitaria que desborde sensibilidad. Y es
que el contexto en el que se desarrolla influyó para que no se tomaran medidas para
controlarla.396 A pesar de la experiencia pasada, las conductas en torno a la nueva
peste, persisten algunas conductas que la prensa cataloga como de una baja
civilización, ciertamente miedos y conductas vinculados a un utillaje mental que le
corresponde.
4.2 Entre presagios y el Armagedón; El miedo, la fe, las creencias y los conflictos religiosos.
George Duby estudia los milenarismos, y afirma que dentro de la conciencia colectiva
de nuestra época, los esquemas milenaristas no han perdido su poder de seducción.
Los pueblos aterrados por la inminencia del fin del mundo, dice Duby es prueba de
394 La rabia es una enfermedad Zoonótica viral, de tipo aguda e infecciosa, causada por un Rhabdoviridae que ataca el sistema nervioso central. Este virus se encuentra difundido en todo el planeta y ataca a mamíferos tanto domésticos como salvajes, incluyendo a seres humanos.
https://es.wikipedia.org/wiki/Rabia 395 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 13 de enero 1913, p. 4. 396 Jean, Delumeau, Op. Cit., p. 38.
168
que la imagen del Año Mil sigue viva en el espíritu de los hombres. De cierta forma,
estas imágenes -nos dice este historiador- han sobrevivido, siendo heredadas y
difundidas a través de los siglos, donde por mucho tiempo estas descripciones
ofrecen el espectáculo de la muerte y la estúpida prosternación.397
Imagen 5. El fin del mundo. José Guadalupe posada.
Fuente: http://museoblaisten.com/Obra/7581/El-fin-del-mundo
Los dramas milenaristas en México no son nuevos, el historiador Luis González en
su libro Pueblo en Vilo, aborda el gran miedo padecido por los habitantes de San
José de Gracia, se decía que “Todo acabaría antes del año dos mil”, y que “El mundo
fenecerá el día último del año 1900”. Con el tiempo la situación se hizo caótica, y
cundió una angustia colectiva, se oía decir del Padre de la iglesia que la vida
terminaría el 31 de diciembre, además se afirmaba que el señor Obispo así lo había
predicado. Los presagios señalaban como principal augurio del fin del mundo a un
cometa. Inmediatamente, habitantes de los ranchos cercanos empezaron a bajar a
397 George Duby, El Año Mil, Una interpretación diferente del milenarismo, Barcelona, Editorial Gedisa, 2006, p. 11.
169
San José, donde hubo aglomeraciones en las iglesias ya que nadie quería irse sin
confesarse.398
El fin del mundo de 1910 no estaba marcado por algunas de las profecías
apocalípticas de antaño, es decir no se esperaba, hasta que múltiples coincidencias
se atribuyeron como señales, de que los últimos días de la humanidad estaban
cerca. Este pensamiento envolvió a gran parte del mundo, debido a que, a finales de
1909, observatorios y científicos de todo el mundo, notificaron que el Cometa Halley
cumpliría su ciclo de 75 años y haría su visita en 1910. El Cometa sería visible todo
el año, pero su encuentro más cercano con la Tierra se produciría el día miércoles 18
de mayo, a las siete de la noche; hora que, según los cálculos de los astrónomos, la
tierra entraría a la cauda del Cometa Halley.399
La mentalidad oscilante, burda y fantasiosa de la época, consideraba que cuando la Tierra entrara en la cola del Cometa Halley, la vida en la Tierra perecería debido, a que su cauda estaba compuesta de gas Cianógeno.400 Este gas eminentemente mortal y toxico, supuestamente mataría a todos en unos cuantos segundos.401 Otra posibilidad era la de una posible colisión, o una combinación de los gases con el hidrogeno que produjera Acido Prúsico, y este en forma potable caería como Cianuro. Otra agonía fatalista que se manejaba, fue el mal de San Vito, debido a la combinación del Cianógeno con el Hidrogeno de la Tierra, produciría un efecto de alegría loca, matando a todos de un ataque de risa.402 Cabe mencionar que estas hipótesis eran manejadas por los científicos de la época, cuyas teorías fueron en gran medida divulgadas por la prensa de todo el mundo, ayudo a expandir el temor a la posibilidad de un cataclismo planetario.403
La creencia de que los cometas predecían toda clase de calamidades era casi
universal, los antiguos sabios aprovechaban cada coincidencia de una estrella
ardiente en el cielo, para dar significado a eventos inusuales.404 Los cometas son
precursores de la muerte, la repentina muerte del Rey Eduardo VII de Inglaterra, los
terremotos en Costa Rica, California, México, etc., fueron asociados como señales
398 Luis González y González, Pueblo en Vilo, México, Fondo de Cultura Económica, 1984, pp. 58-61. 399 El Imparcial, Ciudad de México, 17 de mayo de 1910, p.1. 400 Los Ángeles Herald, Los Ángeles, California, 17 de febrero de 1910, p. 2. 401 El Tiempo Diario Católico, Ciudad de México, 18 de mayo de 1910, p.1 402 Healburg Tribune, Sonoma County, California, 9 de marzo de 1910, p.1. 403 The San Francisco Call, San Francisco, California, 16 de mayo de 1910, p.1.
404 The San Francisco Call, San Francisco, California, 27 de mayo de 1910, p. 2.
170
inminentes de que el fin del mundo estaba cerca.405 Esta cadena de coincidencias no
hace más que infundir el temor y superstición de las personas. Duby escribe que el
orden del mundo se muestra perturbado por trastornos diversos pero vinculados
entre sí. No es, en absoluto, que éstos se desencadenen mediante una serie de
relaciones causales, estos trastornos se corresponden entre sí, son hermanos:
proceden todos de un mismo y harto malestar.406
Dentro de estas coincidencias, las emociones colectivas juegan un papel importante
para el desarrollo de estas actitudes, las cuales intentan dar una razón lógica, hacia
algo desconocido. Esta visión del mundo afectada por las emociones; el caso central
del miedo y la creencia del fin del mundo se asocian como estímulos amenazantes
que cuyas medidas y mecanismos funcionan como escapes a emociones y
situaciones tensas como el remordimiento, la tristeza, el amor, etc. Una de las
actitudes que adoptaron miles de personas como vía de escape fue el refugio en la
religión como intercesora que otorga cierto alivio al sobrecogimiento de los últimos
días en la tierra. Manifestaciones de religiosidad de todo el mundo fueron reportadas
en los diarios como muestras del temor que infundía el cometa el 18 de mayo de
1910:
Una viejecita de Juticalpa, Honduras, pregunto a un telegrafista si había llegado el telegrama de Dios anunciando el choque del cometa con la tierra. Por otro lado, en la misma ciudad personas que morían a diario víctimas de neumonía, se atribuían como miedo a Halley. Un temblor en Veracruz, a un día del fatídico desastre alarmó a la población.407 En la Habana una explosión de dinamita que dejo cien muertos y muchos heridos, sembró el pánico debido a que se creyó que la explosión fue producida por el cometa. En algunos lugares de España como Bilbao, La Coruña y Madrid, el cometa aterrorizó a la gente común, de que el fin del mundo estaba próximo, que aglomeró las iglesias para confesar sus pecados, y poder conquistar el reino de los cielos, por lo que los curas no se dieron abasto en confesar a tanta gente. En Puerto Rico centenares de habitantes recorrieron las calles de San Juan y otras poblaciones, con velas encendidas, entonando himnos religiosos y confesándose por temor al Cometa. En Nueva York habitantes de la ciudad esperaban orando el paso del cometa en
405 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 15 de mayo de 1910, p. 2 406 George Duby, Op. Cit., p. 77. 407 Ibid., 1 de mayo de 1910, p. 2.
171
las azoteas. En algunos pueblos de Francia la creencia en el fin del mundo, desato un verdadero Pánico, cuyos habitantes se pararon horas enteras rezando esperando el final. En Catania, Italia, cientos de personas temieron que el fin del mundo, se produjera tras fuertes terremotos, cuyos habitantes en medio de gritos, pánico, plegarias y ave marías invadieron las iglesias.408
Las esperas escatológicas podían ser fuentes de esperanzas, pero lo cierto es que,
con mayor frecuencia, fueron causas de miedo, que la imaginación dirigió todo a
desgracias que preceden, bien al Millenium o al Juicio Final. En la civilización del
pasado, el mañana era más objeto de temor que de esperanza. Los presagios
funestos al invadir las coincidencias e invertir el saber, significa que el miedo a las
estrellas y los fenómenos se volvía más fuerte, que la esperanza cristiana. Los
pronósticos no habrían podido proponerse a las poblaciones sin la inmensa inquietud
que creaba en cada ocasión la aparición de un fenómeno celeste, tan poco habitual,
sin la creencia de que las estrellas regían el destino de los hombres y las decisiones
divinas.409
Por su parte, en el pueblo del Pozole, en el Distrito del Rosario ante la falta del vital
líquido, los vecinos de aquel lugar decidieron sacar por las calles del pueblo, a una
virgen implorando que enviara lluvias para que las siembras no se perdieran, dentro
de ese grupo de religiosos, uno de ellos, no sabemos quién, atribuyó la falta de agua
a los miembros de la religión protestante o evangelista que tenían gran influencia en
los males que estaban causando al pueblo; a los católicos sin más miramientos se
les exhortó a destruir la casa donde se reunían los adeptos a la religión protestante,
donde solo consiguieron romper la puerta, los protestantes por su cuenta pusieron
una queja ante el prefecto del Distrito, quien inmediatamente ordenó aprehender a
los culpables, logrando atraparlos.410
Por las diferentes reacciones de los participantes y los actos del hecho anterior, se
encuentran diferentes elementos, tanto del orden racional como irracional. Es un
hecho que los vecinos del pueblo de Pozole participan en acciones, donde
sobresalen las actitudes y conductas religiosas, por ejemplo, la necesidad de
408 El Tiempo Diario Católico, Ciudad de México, 18 de mayo de 1910, p.1. 409 Jean Delumeau, Op. Cit., pp. 250-264. 410 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 5 de agosto de 1911, p. 7.
172
implorar él envió de aguas a la región, por medio de la intercesión divina. Aquí
encontramos a un elemento como el miedo, el cual prueba al estar inserto, mediante
la ejecución de dicho mecanismo, donde los católicos al sentirse amenazados por la
sequía recurren a pedir ayuda a la virgen del pueblo, para aliviar “los males”.
Delumeau, menciona que las procesiones sorprenden por varios aspectos, pues se
constituyen como ceremonias penitenciales, donde una población entera confiesa
sus faltas y pide a gritos perdón. Las procesiones están integradas por un cortejo
ordenado y jerarquizado. No obstante, el carácter penitencial oculta otro menos
evidente: el aspecto exorcismo. No es casualidad si el desfile sagrado pasa por todos
los barrios de la ciudad y se detiene en cada encrucijada. De este modo el rito solo
tiene sentido si se expulsa el mal en la totalidad del lugar habitado.411
La mentalidad religiosa trabaja sobre todo en la exaltación de las sensibilidades de cualquier tipo. El sentimiento de culpa, la piedad, la fé, son muestras de miedo ya que actúan como mecanismos, ante la idea absoluta de castigo.412La atribución de los “males” al grupo protestante puede entenderse como un movimiento natural de culpar a otros, nombrándolos culpables, ya que estos no participan en la procesión, y se mantienen alejados por considerar las practicas católicas como idolatría, cuestión que está en contra con la mentalidad protestante. Esta práctica de nombrar culpables es hacer explicable un proceso incomprensible, y ponerla en práctica es un remedio para impedir a los sembradores de los males continuar con su obra. Si “los males” son un castigo, había que buscar chivos expiatorios, para cargar con los pecados de la colectividad.413
El ataque a la casa protestante, es considerado por los católicos como lugar de
origen de los males del pueblo. Tras el ataque se mostraba un claro rechazo a sus
miembros y expulsarlos de la comunidad, con lo cual se solucionaría la falta de agua
y la cura de los males del lugar. Lo anterior sugiere elementos supernaturales como
la brujería o los maleficios. Alan Macfarlane, plantea que el miedo a la bruja actuaba
411 Jean Delumeau, Op. Cit., pp. 178-180. 412 Gisela Von Wobeser, Apariciones de seres celestiales y demonios en la Nueva España, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2016. 413 Ibid., p. 169.
173
como una sanción para imponer la buena vecindad, aunque también agrega que, en
el proceso, se servía para efectuar un cambio en la sociedad de vecinos.414
Del mismo modo Robert Darton examina las costumbres y creencias tradicionales en
la Francia del Antiguo Régimen -en La Gran Matanza de gatos- para explicar el
significado de un incidente, que involucra a los trabajadores de un taller de imprenta,
los patrones y los gatos. Estos animales alteraban la vida de los trabajadores, los
gatos insertan el elemento de la brujería y se les acusa de los males de la casa, los
patrones ordenan expulsarles, pero los trabajadores los persiguen y ejecutan a
todos, por medio de un juicio, donde no solo mataban a los gatos, sino condenaban
al taller y se mofaban de los patrones, por hacerlos trabajar largas jornadas, y mal
alimentarlos, logrando los obreros ridiculizar el orden legal y social del taller, al atacar
a la gata Grise, la favorita de los patrones.415
Así que existe la posibilidad de que los católicos llevaran a cabo una vendetta
personal, contra el grupo protestante y quizá los atacantes señalan al protestantismo
culpable de los males, porque interfiere con el dogma católico. Delumeau expone
que los protestantes parecieron en muchos casos audaces innovadores y debido a
esto se les juzgó peligrosos. Suprimían las misas, las vigilias, la cuaresma, no
reconocían al papa, repudiaban la jerarquía católica, devaluaban el culto de la virgen
y los santos. Y además introducían cambios inauditos, donde lo lejano, la novedad y
la alteridad que daban miedo.416
Por su parte, tras el estallido de la revuelta zapatista en 1912, en Sinaloa numerosos
levantamientos armados, elevaron los índices de violencia, desolación, tristeza, pero
sobre todo de inseguridad. El miedo hace que la gente, reaccione de forma natural a
buscar seguridad, con el clímax de la rebelión zapatista, el sentimiento colectivo era
de “sálvese quien pueda”, y “como sea”. Las autoridades civiles y militares, tardaron
en otorgar un auxilio a la población que, ante el pánico sufrido, optaron por refugiarse
414 Alan Macfarlane, Witchcraft in Tudor and Stuart England, Londres, Editorial Routledge 1970, pp. 105 y 196, en Peter Burke, Historia y Teoría Social, México, Instituto Mora, 1997, p. 125. 415 Robert Darton, La gran matanza de gatos y otros episodios en la historia de la cultura francesa, México, Fondo de Cultura Económica, 2009, pp. 81-108. 416 Jean Delumeau, Op. Cit., p. 69.
174
en la fé y pedir a los cielos, protección e intercesión, pero que sobre todo la paz
volviera al estado.
Al parecer dicha plegaria fue escuchada; como afirman los pobladores del Rosario
tras experimentar un ataque fallido por parte del revolucionario Justo Tirado. Los
habitantes atribuyeron esta derrota, a una profecía en la que la virgen del Rosario,
patrona protectora del pueblo, se había aparecido y le había aconsejado al mismo
Tirado que “desistiera de atacar, porque sería derrotado y además lo capturarían”.
Este milagro se atribuye a la necesidad de los pobladores del Rosario de buscar
seguridad a traves de la intercesión divina, en momentos de peligro y desesperación,
porque sienten que si todo lo demás fracasa, pueden aliviar su alma elevando
plegarias y oraciones en busca de un portento esperanzador.
Anda circulando de boca en boca, la historia de que, Justo Tirado y su gente se encontraron una anciana que portaba un bulito de agua. Tirado como toda su gente, se morían de sed, pidieron agua a la viejecita, la que les facilitó el bule. Cien hombres tomaron el líquido hasta quedar satisfechos y el agua del bule no llegó a agotarse. Tirado encontrando lleno de agua el bulito, preguntó a qué obedecía aquella fuente inagotable, la señora contestó que sólo ella sabía y que le iba a dar un consejo. Que no atacara al Rosario, porque sería rechazado y si insistía sería peor, pues llegarían fuerzas y lo capturarían. La anciana desapareció por los montes y no volvieron a saber de ella. Los campesinos creen que la aparecida que les dio agua era la virgen protectora del Rosario.417
Cuando los procedimientos individuales no bastan, al ser condenada una ciudad, se
siente la necesidad de imploraciones colectivas y penitencias públicas cuya
unanimidad y aspecto cuantitativo pueda ser escuchada y tal vez impresione al
Altísimo.418 Las figuras del más allá podían aparecerse en persona y estos
encuentros podían suscitarse en diversos escenarios, ya que con frecuencia
trasmitían mensajes, daban protección y consolaban los momentos de angustia e
incertidumbre.419
417 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, mayo 10 de 1912, p.3. 418 Jean Delumeau, Op. Cit., p. 177. 419 Gisela Von Wobeser, Apariciones de seres celestiales y demonios en la Nueva España, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2016, pp. 35-36.
175
La presencia zapatista y su revuelta armada provocó que los habitantes buscaran
refugio en el campo del mito y la leyenda. En Guasave la desaparición de la popular
virgen, marcó un hito y más allá de la mano terrenal, un presagio providencial
señalaba la prolongación del conflicto armado, lo que provocó la angustia y el
desosiego de los devotos.420
Se sabe por aquí que, por el río de Sinaloa, la muy popular virgen de Guasave desapareció del templo de aquel simpático pueblo, dejando un papel escrito, en donde decía que la guerra entre hermanos duraría siete años más, y que ella volvería hasta que terminara todo ese desorden. Y que en todo ese tiempo no llovería. Esta santa virgen está muy disgustada con la revolución, porque los zapatistas, según dicen le robaron algunas de sus alhajas.421
Las crueldades de los infieles son descritas constantemente en los sermones y
figuran en las secuencias de las misas. Las plegarias ruegan a Dios que salvaguarde
la cristiandad de la amenaza bárbara. Ofender a las divinidades antiguamente como
santos y vírgenes plantea un problema: degradar a seres que curan enfermedades,
alivian desgracias, y causan tempestades. Es interesante que en la mentalidad
colectiva de antaño los campesinos relatan milagros e insisten en venganzas de
santos ultrajados que eran capaces de llevar horribles desgracias, coléricos y
peligrosos como los dioses, el temor a los santos y las divinidades religiosas
suscitaban un gran temor en la colectividad.422
4.3 El Miedo a la Contrarrevolución: El complot científico y el Movimiento Zapatista.
Los temores afloraron después de unos meses de relativa calma y un periodo
electoral sin mayores sobresaltos. Un miedo se propaló por la Villa de Sinaloa en
octubre de 1911, sus ciudadanos temían la presencia de un sangriento combate,
entre las fuerzas del comandante José María Ochoa y las fuerzas del gobierno del
Estado. Lo que llama la atención es que el paso de las tropas con anterioridad no
420 Samuel Octavio Ojeda Gastélum, Matías Hiram Lazcano Armienta, (coordinadores), Historias de la
Revolución en Sinaloa, México, Universidad Autónoma de Sinaloa, 2011, pp.158. 421 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 8 de octubre de 1912, p.5. 422 Jean Delumeau, Op. Cit., p. 85 y 335.
176
despertó ninguna incertidumbre, pues al principio existía una normalidad aparente,
pero la situación cambió cuando los soldados empezaron a tomar posiciones
defensivas por todo el pueblo, lo que despertó la angustia de los pobladores de la
Villa de Sinaloa. Aumentando más el miedo cuando el telégrafo empezó a funcionar,
pues muchos ya se imaginaban ver por las calles las escenas de un sangriento
combate.423
Esto hizo crecer la desconfianza, en gran parte del estado, sobre la posibilidad de un
Complot Científico, dicha conjetura justificaba el aumento de levantamientos a finales
de 1911 y principios de 1912, que buscaban alterar el orden y desestabilizar el
gobierno maderista. Utilizando a los bandidos y viejos partidarios del Antiguo
Régimen para propagar el caos, la anarquía, promoviendo la intervención de
potencias extranjeras, deponiendo al gobierno maderista y en su lugar imponer un
gobierno despótico o, como la prensa lo catalogaba, el Imperio de la Dictadura.424
El miedo exagerado de una contrarrevolución, apoyado sobre un complot
aristocrático, menciona Vovelle, despierta viejos demonios, miedos populares de una
revolución a la inversa. Tras el aumento de la prensa, como elemento de una
politización acelerada, el mayor peligro es el que representaba la subversión social,
el retorno al desorden representado por el temor a una revolución aristocrática, sobre
un peligro interno y, a la vez, externo con la intervención de una coalición
extranjera.425
En Culiacán reinaba cierta desconfianza, la cual era alentada por la salida el 8º
Batallón, lo que provocó la incertidumbre de los banqueros de la ciudad, ante el
temor de un ataque por la noche, solicitaron gendarmes para que velaran todas las
noches en las azoteas de los bancos de la ciudad.426 La prensa informaba también
que en el caso de que una asonada estallara en Sinaloa, los jefes del ferrocarril Sud
423 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 30 de octubre de 1911, p. 1. 424 El concepto de Antiguo Régimen es usado en base al libro de François Xavier Guerra, México: del
Antiguo Régimen a la Revolución, donde Guerra estudia la modernidad y la tradición en el porfiriato. 425 Michel Vovelle, Op. Cit., p. 33-34. 426 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, a 12 de febrero de 1912, p. 1.
177
Pacifico deberían suspender el tráfico por completo y a los empleados llevarlos a sus
lugares de origen.427
Con el transcurso de los días, en Sinaloa fueron creciendo los motines y los
levantamientos de bandidos y revolucionarios. En las inmediaciones de la ciudad de
Culiacán este escenario incrementó la inseguridad de los asentamientos cercanos a
la capital del estado. La situación del estado era la siguiente:
Un grupo de amotinados en el Dorado mientras saqueaba algunas tiendas, liberaron a Alejandro Redo y al Lic. Manuel A. Barrantes, luego en Badiraguato saquearon la casa de Manuel Rojo, y en Pericos amagaron a los empleados que reparaban la linera telegráfica.428 En México el gobierno central decidió castigar a los periodistas y reprimir a la prensa que divulgara noticias alarmantes infundadas que alteraran el orden.429 Otro grupo de levantados se presentó en Imala, para robar algunos caballos, pero fueron recibidos a tiros.430 Y en Cósala fue aprehendido el bandolero Bibiano Quintero, que sembraba la alarma en los habitantes del distrito con sus fechorías. En Guadalupe los Reyes la fuga de algunos reos, dio lugar a que los aficionados de los borregos alarmaran a la población.431 Después de un combate se desalojó un campamento revolucionario, donde los rebeldes amenazaron que destruirían la vía occidental si mandaban federales, en Culiacancito unos ladrones fingiéndose revolucionarios amenazaron al comercio del lugar con matarlos, si no les entregaban dinero.
Lo que sucedía en Culiacán y los alrededores, en opinión de la prensa y algunos
ciudadanos, era una maquinación objetada por los Científicos. Dicha suposición era
de que algunos levantados eran parientes de Diego Redo, asegurando que, durante
el motín del Dorado se gritaban “vivas” a Redo, a Vázquez Gómez y “mueras” a
Madero. Casualmente se sospechaba que estos motines eran protegidos por las
autoridades y llevados en lugares y fechas donde no había mucha presencia federal,
proliferando los robos y los destrozos, sin que nadie se los impidiera, ni los
siguiera.432
427 Ibid., a 14 de febrero de 1912, p. 4. 428 Ibid., 16 de febrero de 1912, p.1. 429 Ibid., p. 6. 430 Ibid., 17 de febrero de 1912, p. 1. 431 Ibid., p. 5. 432 Ibid., 19 de febrero de 1912, p. 4.
178
En Navolato, Culiacancito, El Barrio, San Pedro, la Lomita, y Pericos, los bandidos
empezaron a incrementar la intensidad con la que operaban, robando al comercio,
destrozando aparatos telefónicos y robando caballos. Se hablaba de que los últimos
levantamientos eran parte de una revolución artificialmente Científica, la cual
fomentaba la traición, la anarquía, a través de hombres que solo requerían armas y
dinero, aumentando la inseguridad, la violencia y el miedo a traves de una prensa
científica adicta a Corral y Redo.433
Que quieren esos hombres que repentinamente se han lanzado requiriendo armas y dinero escuchad que sus gritos lo dicen – viva zapata, viva Vázquez Gomes, viva Redo, que puede esperarse de esa turba de bandidos que se arrojan sobre algunos extranjeros. ¿No se advierte en el fondo la maquinación de los verdaderos, de los ocultos enemigos del pueblo y del gobierno que este eligiera? Adviértase que claramente la intensión de que se provoque un estado de anarquía, de que el trabajo y el comercio se paralicen, de que la inseguridad haga posibles todas las amenazas y de que las colonias extranjeras sufran lo mismo que el pueblo trabajador ¿para qué es toda esa idea infame? Para provocar la intervención extranjera que imponga un Gobierno despótico apoyado por cañones extranjeros.434
El gobierno preocupado por tanta alarma, debido al acelerado incremento de la
inseguridad provocada por motines y levantamientos de bandidos y revolucionarios
solicitó a las fuerzas federales de Tepic trasladarse a Sinaloa. Muchas alarmas eran
infundadas por los periódicos alarmistas leales a Díaz, Corral y Redo, lo cual
despertó el temor en el estado. La opinión general era que los perturbadores del
orden eran antiguos redistas que empezaban a entrar abiertamente en combate; por
ejemplo, en las poblaciones de Mocorito, Navolato y Pericos creían ver en dichos
acontecimientos la reconstrucción del antiguo régimen.435
En Culiacán algunos bandoleros hechos prisioneros en el combate de Palos Verdes,
fueron puestos en libertad; se acusaba que el gobernador Paliza tenía como amo al
execrado sátrapa Diego Redo. Mientras la tranquilidad volvía en unos pueblos, en
otros estallaban alarmas, borregos que hablaban sobre la entrada de alzados en
haciendas y aldeas lejanas. Cuando la ayuda se trasladaba a estos lugares, 433 Ibid., 23 de febrero de 1912, p. 2. 434 Ibid., 25 de febrero de 1912, p. 5. 435 Ibid., 21 de febrero de 1912, p. 1.
179
inmediatamente, los ladrones aprovechaban el vacío de poder y la falta de orden
para cometer escándalos y depredaciones. En ciertos lugares y pueblos como en
Cósala se organizaban partidas de voluntarios para enfrentar a los bandidos. En
Pericos el prefecto deseaba formar un contingente de auxilio, pero fue declinado
especialmente por los comerciantes, que no deseaban provocar a los bandidos y
optaron por dejar dicha propuesta a la prefectura.436
Por otro lado, en Culiacán se enteraron de que Manuel Vega, con trescientos
hombres bien armados con Mausser, había tomado Badiraguato. Se percibía que las
autoridades del norte del estado tenían cierto conocimiento del movimiento de los
bandidos, lo que hacía suponer que se sospechaba del supuesto complot para
desestabilizar al gobierno de Madero mediante la proliferación del caos y la anarquía,
junto a la negligencia de combatir a los bandidos. Es decir, mediante estas acciones
algunos sectores dentro del gobierno participaban en conjunto con los bandidos para
propiciar el desorden casi sin oposición.
Para marzo de 1912, los bandidos aumentaron en número y se propagaron hacia
otras partes del estado. Durante ese tiempo varias poblaciones como Sinaloa,
Rosario, Tierra Blanca, Navolato, empezaron a verse amagadas por el aumento de
las partidas de bandidos; los cuales, a diferencia de los revolucionarios, actuaron
bajo la bandera de la rapiña, el estupor y las depredaciones; este ejército de
bandidos proliferaba gracias al supuesto complot científico, revolución o bola
artificiada por los científicos y partidarios locales que apoyaban la vuelta del antiguo
régimen.
El complot científico constaba en desestabilizar al gobierno maderista, para acabar
con él, por medio de la utilización de bandidos y viejos partidarios de Porfirio Díaz,
con el fin de causar desordenes por medio de la anarquía, la violencia y el caos
contra el gobierno y los extranjeros; todo para propiciar la intervención de potencias
extranjeras, formar un nuevo y diferente gobierno.437 A través de una prensa
436 Ibid., 28 de febrero de 1912, p. 2. 437 Cuando me refiero a una prensa científico, citó algunos de los periódicos denunciados por El
Correo de la Tarde como afines a los científicos; El País de la Ciudad de México, los diarios La revista de Yucatán y el diario yucateco de Mérida, y la Gaceta de Guadalajara. Ejemplo de nota falsa: Anteayer fue tomada esta población por los revolucionarios al mando de Juan Cañedo, los federales
180
encargada de publicar noticias alarmantes, la falta de compromisos de algunas
autoridades para perseguir a los bandidos y la extraña escasez de tropas federales
en la región.438
Las primeras alarmas constituían ciertos elementos burdos con poca credibilidad,
que desató una enérgica protesta a la prensa escandalosa y alarmista. La actitud
predominante de la sociedad sinaloense durante los primeros motines y
levantamientos era de poca tolerancia y predispuesta a soportar una nueva revuelta.
Numerosas muestras de rechazo que en lugar de causar muestras de miedo general,
reinaba cierta antipatía y malestar en contra de los saqueos y los robos de los
bandidos. Pero poco a poco la intensidad de la violencia y la poca seguridad
elevaron las alarmas de la sociedad, cuya intensidad de miedo vivido se sintió
cuando las tropas de bandidos bajo la bandera zapatista ocuparon la ciudad de
Culiacán, donde las hordas de bandidos se entregaron al desenfreno, al saqueo, el
desorden y el caos.439
han comenzado después a recuperar la plaza, la que los rebeldes defienden desesperadamente, usando dinamita en gran cantidad. -el Diario Yucateco, Mérida, Yucatán, 15 de mayo de 1912. 438 Nota falsa: En Culiacán una alarmante noticia se infundo bajo el supuesto de que Herculano de la
Rocha se había levantado en armas contra el gobierno establecidos, en el mineral de Guadalupe los Reyes, y que se habían registrado graves desórdenes, habiendo caído esa plaza en poder de los revolucionaros. Se sospecha que esas noticias son inexactas y solo tienden a infundir el temor y la
alarma entre las gesten pacíficas y a hacer más difícil la situación de este comercio. El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 9 de febrero de 1912, p. 8. 439 Ibid., 3 de mayo de 1912, pp. 2 y 4.
181
4.3.1 La llama zapatista se extiende por el territorio sinaloense.
Imagen 6. Asalto zapatista. José Guadalupe Posada.
Fuente: http://museoblaisten.com/Obra/7469/Asalto-de-zapatistas
La rebelion zapatista, a diferencia de la revolución maderista, se manifestó por un
alto tono de violencia, que se prolongó desde principios de 1912 hasta 1913, donde
se hace notar el desorden, la desolación, el caos y la anarquía en gran parte del
estado. Estas trasgresiones a la sociedad sinaloense elevaron los indices de
inseguridad, padeciendo temores e incertidumbres no solo de los sectores sociales
privilegiados y acaudalados, sino los populares y prolectarios, donde ambos fueron
objetos y victimas de la violencia zapatista. Durante esta revuelta no solo se llegó a
temer a la perdida de bienes materiales, armas, caballos, objetos de valor,
mercancias, y dinero, sino a la vida misma.
Durante estas asonadas, los zapatistas operaban igual que las gavillas de
bandoleros, motivados por los cuantiosos botines sacados de las haciendas, tiendas,
pueblos y aldeas que frecuentaban. Estas acciones de robo, saqueo y prestamos
forzados eran practicados con mucha violencia e intimidación; si en la rebelión
pasada, los jefes y oficiales maderistas apenas podian controlar a la soldadesca que
182
era proclive al caos y el desorden, los cabecillas zapatistas propiciaban la anarquia y
los saqueos, como medio para motivar a sus soldados y extender el movimiento por
toda la región. Estos levantamientos elevaron en gran medida la inseguridad, la
población empezó temer a estos rebeldes que alteraron la cotidianidad; este
movimiento zapatista parecía más bien la obra de bandidos que de revolucionarios.
Delumeau señala que las fechorías de los hombres de guerra:
Vivían a costa de las poblaciones, violaban a las mujeres, extorsionaban a los habitantes mediante el terror, hasta lograr de ellos la confesión del escondite de su dinero, matando a los hombres, arrancándoles la barba, empujándoles al fuego de la chimenea, atándolos de una viga para golpearles. Saqueaban las casas en que no encontraban suficiente dinero, reventaban las barracas, hacían estragos en los animales domésticos, acababan las aves de corral. Al dejar un alojamiento se llevaban muebles y ropas, vajillas y mantas. Y los oficiales no hacían nada para detener los saqueos, que eran el mejor señuelo para la recluta.”440
Por otra parte, el carácter rural y popular sugiere en sus fluctuaciones de 1911-1913
que siguieron el ciclo agrícola y confirman el antiguo adagio que dice “no hay
revolución mexicana que sobreviva la temporada de cocecha”. Las revueltas
populares en Sinaloa, dice Alan Knight, son iguales que en otras partes, ocurren en
meses de invierno, despues de la cosecha de otoño, cuando los hombres se
encontraban relativamente libres de tareas agrícolas; alcanzaba su culminación en
primavera, cuando al agotarse los abastos de alimentos, se alentaba la requisición
por vía de la campaña, y amainaban con las lluvias de verano y la temporada de
cosechas.441
Este punto de vista de Knight, adquiere relevancia debido a las fechas en la que
estalla la rebelión en Sinaloa, pues al escasear los empleos y los trabajos del campo
la fuerza laboral ociosa (labradores, campesinos, rancheros, peones, etc.)
alimentaron en gran medida a las bandas zapatistas. Como lo confirman los
habitantes de San Marcos, al preguntarles que por qué se habían levantado en
armas, a lo que ellos contestaron que lo hacian por dinero y que no defendian, ni
440 Jean, Delumeau, El miedo en Occidente, España, Taurus, 1989, p. 249. 441 Alan Knight, Op. Cit., p. 387.
183
proclamaban a nadie.442 Como lo volvieron a repetir los insubordinados en Otatillos al
mencionar que no peleaban por Zapata ni por Vázquez Gómez, sino por el dinero. La
gente de Juan Cañedo tambien hacia ver la poca disponibilidad de su jefe de
combatir, pues cuando lamentaban la muerte de Telésforo Ávila, decian que “ese si
le entraba” y agregaban que a su jefe Cañedo no le gustaban las balas, sino
unicamente el dinero que podian recoger.443
La prensa se encargaba de sembrar el miedo sobre las fechorías y atrocidades de
estos rebeldes que esperaban a que cayera la noche para actuar. El temor de perder
las posesiones, la inminente posibilidad de morir al ser acusado de “hostil a la
revolución”; el acecho de la muerte estaba en todas partes o el temor que despertaba
andar por los caminos y encontrar cadáveres colgados de los árboles y la conmoción
de presenciar una escena de fusilamiento.444
La imagen de estos grupos rebeldes permitió adentrarse en el imaginario colectivo
que los zapatistas utilizaban: prácticas salvajes e inhumanas, asesinatos
sanguinarios, violaciones y amenazas de muerte. El terror se distingue del miedo, por
ser la práctica de la violencia, mientras que el miedo actúa como un mecanismo de
defensa. El miedo a los zapatistas se expresó de distintas maneras, fue un temor
generalizando en primera instancia, ante la amenaza de tropas rebeldes que
sembraban inseguridad, desorden y el mayor de los miedos como el miedo a la
muerte.445
442 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 28 de febrero de 1912, p. 5. 443 Ibid., 15 de mayo de 1912, p. 2. 444 Diana Perea Romo, Op. Cit., pp.166-174. 445 Diana María Perea Romo, La rebelión zapatista en Sinaloa, [Tesis inédita], Culiacán, Facultad de Historia, Universidad Autónoma de Sinaloa, 2009, p. 174.
184
Mapa 2. Cartografia del miedo, durante el zapatismo.
Fuente: Mapa de elaboración propia, a partir de las notas periodísticas del periódico, El
Correo de la Tarde de Mazatlán, Sinaloa, del año de 1912.
4.3.2 De nuevo víctima del saqueo: Culiacán 1912.
Cuando se interrumpieron las vías telegraficas de Culiacán, a mediados de abril,
empezaron a circular los famosos borregos, desatando el miedo en la ciudad.446 Los
50 soldados del 14º Batallon y 120 rurales de Iturbe abandonaron Culiacán a su
suerte ante los 1500 zapatistas que se aproximaban. Tras un corto combate de los
zapatistas contra las fuerzas del gobierno se conviertieron en amos y dueños de la
446 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, a 3 de mayo de 1912, p.1.
185
ciudad, tan pronto como entraron procedieron al saqueo de la ciudad, la gente de
Pilar Quintero detenia en las calles a las personas y las ponia en libertad cuando se
comprometian a pagar la cantidad de 6 mil pesos.447
Imagen 7. Saqueo de las fuerzas zapatistas en Culiacán 1912
Fuente: Colección La Crónica de Culiacán.
Desde el 15 de abril al 2 de mayo de 1912, sobrevino el gran saqueo de Culiacán
donde las hordas zapatistas se apoderaron de la ciudad y la anarquia reinó durante
varios días. La población fue objeto de numerosas atrocidades y la muchedumbre se
entregó al desenfreno, viviéndose en aquellos días un miedo desbordado. Se decia
que no había hombre de Antuna que no tuviera un objeto robado; los grupos alzados
que vagaban por la población aprehendian a los vecinos y los amagaban con
meterles a la carcel si no entregabaan las pequeñas sumas de dinero que llevaban;
447 Ibid., 8 de mayo de 1912, p. 2.
186
se escuchában balaceras nocturnas por varios lados de la poblacion, que a su vez
alimentaban el miedo en la ciudad.448
En las calles se vivía un absoluto libertinaje; cualquiera podía hacer lo que quisiera,
personas pudientes y familias de modestos recursos salian huyendo de la ciudad,
dirigiéndose para Altata o Navolato. Los soldados se introducian en las casas de los
vecinos para quitarles el dinero que poseían, rompian las cerraduras y puertas de
casas y tiendas de importantes comerciantes de la ciudad, sacando cuanto objeto
encontraban como camisetas, pañuelos, seda, lino y otros articulos. En algunas
ocasiones, bajo el pretexto de que había gente escondida, con tal de no pagar el
dinero requerido, rompian las ventanas y violaban las cerraduras para introducirse al
lugar y hacer de las suyas.449
Un comerciante de la ciudad, en acuerdo con los revolucionarios, hizo una lista de los comerciantes adinerados y hasta de los artesanos, que cotizandolos en dinero,podían satisfacer una cantidad asignada. Muchos de ellos fueron amagados con llevar presas a sus señoras, si no entregaban el dinero. Se arrestaban a las personas que no pagaban la cuota de 200 pesos, soplones como oficiales de policia e individuos comunes denunciaban depósitos y almacenes con mercancias escondidas, personas que contaban con salvoconductos firmados por todos los jefes, seguian siendo molestados. Algunos medicos particulares tuvieron que prestar sus servicios a asociaciones como las cruces rojas y blancas, debido a que varios de sus miembros habían sido presos, por no pagar su cuota de rescate.450
Con la llegada de las fuerzas de Manuel Vega y Francisco Quintero, Culiacán recibió
y padeció la presencia de mil quinientos hombres armados. Mucho movimiento se
notaba en las noches, balaceras y los tiros al aires se escuchaban en los alrededores
de la ciudad. Se enviaban avisos a las partidas que merodeaban cerca de Culiacán
para reunirse en Pericos y una vez allí atacar a las fuerzas de Iturbe que estaban en
Guamuchil, al norte unos viajeros en Topolobampo se abstuvieron de realizar una
448 Ibid., 3 de mayo de 1912, p.1. 449 Ibid., 6 de mayo de 1912, p. 4. 450 Ibid., 6 de mayo de 1912, p. 2 y 4.
187
salida para Sinaloa, al enterarse que los rebeldes de Culiacán quemarian dicha
ciudad en venganza por las derrotas sufridas contra Iturbe.451
La inseguridad empezaba a alcanzar grandes extremos; la situación se tornaba más
caotica; el miedo y desasosiego fue el pan diario de los sinaloenses durante el
alzamiento zapatista de 1912, pues estas sensibilidades desbordadas abarcaron en
su gran mayoría todo el estado. Noticias y rumores llegaban de todas partes; el
temor fue creciendo debido a la falta de seguridad y confianza en el gobierno que
cuando se veian comprometidos huian por el pavor que sentian hacia los rebeldes;
cabe mencionar que durante el primer semestre de 1912, hubo un descenso en la
presencia de las fuerzas federales, salvo pequeñas guarniciones y pocos
destacamentos de rurales y voluntarios que sirvieron, en muchos casos, para lidiar y
combatir a las partidas rebeldes en otros puntos del Estado.
El dinero desataba pasiones. Cuando Pilar Quintero salía con un cuantioso botin de
Culiacán, fue muerto a tiros en el puente Cañedo por Conrado Antuna. Asegurando
que el dinero que le quitaron a Pilar Quintero ascendia de 50 a 80 mil pesos.452 No
hubo casa, ni tienda que no fuera saqueada, obteniendo los bandidos zapatistas un
botin de más de medio millon de pesos.
Las calles parecian un verdadero basurero, su aspecto lucia horrible debido a que las
carretas que se ocupaban del aseo se utilizaban para acarrear mercancias, a cada
paso se tropezaba con los cadáveres de gatos y gallinas, que según la cronica del
periodico, eran tantos los cuerpos de estos animales que parecia que había pasado
una epidemia entre ellos. En los cuarteles todavía se observaba y se olia la peste de
las entrañas de las reses sacrificadas por los zapatistas antes de irse.453 Cuando
pasaban en frente de los cuarteles daban el “quien vive” y los detenian para
averiguar quienes eran. Tambien intentaban robarse a varias señoritas que vivian
juntas, estando advertidas a tiempo lograron escaparse, brincando cercos y tapias.
451 Ibid. 452 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 6 de mayo de 1912, p. 1. 453 Ibid., 14 de mayo de 1912, p. 4 y 5. “A un fogonero negro que por falta de trabajo se metió últimamente con los revolucionarios sus mismos compañeros lo mataron de un balazo ayer, por las puertas coloradas o por las delicias.”
188
Cuando la última guerrilla zapatista salió por la tarde, comenzaron a abrise las
puertas y ventanas que por varios días permanecieron cerradas. Los vecinos al fin se
vieron las caras que pernacerieron ocultos durante 13 días que estuvieron los
zapatistas. A las ocho de la noche, no se oía ni el zumbido de un mosco, tal era el
silencio que reinaba hasta que a las ocho y media, empezaron los balazos, ya que
varios individuos aprovecharon la ocasión para comer actos de pillaje, como robos y
saqueos, pero fueron detenidos por algunos vecinos que organizaron una vigilancia
por la noche y el día, hasta que regresaran las fuerzas del gobierno.454
La actitud de gran parte de la población era encontrar en su huida la solución a los
peligros, buscar lugares que proyectaran cierta seguridad y estabilidad. Se ha
mencionado como las relaciones sociales cambian cuando se estan padeciendo
estas incertidumbres, debido al desborde de emociones, los cuales generan cambios
en la conducta. Por ejemplo en los parrafos anteriores, la reclusion por eleccion de
algunos vecinos de Culiacán que optaron por refugiarse y encerrarse en sus casas,
por temor a ser presas de la rapiña de los revolucionarios, como medida para evadir
tales inseguridades y es que, en algunos casos, es tanta la sensacion de inseguridad
que convierten sus horages en verdaderas fortalezas, para poder proteger a sus
familias y a los bienes que les quedan. Por ello:
Facultan al regidor José María Uzeta para que forme inmediatamente un cuerpo de policía que se encargue desde esta misma noche de vigilar la población, en virtud de haberse retirado el día de ayer las fuerzas revolucionarios que estaban en posesión de la plaza, todo esto con el objeto de velar por el interés sociedad local y protegerla de cualquier atentado por parte de malhechores animados por la falta de autoridad que los reprima.455
En Culiacán, como a las ocho de la noche del día 5 de mayo de 1912, se dejó oir el
toque de un clarín de caballería, inmediatamente en las calles se veía como todos los
vecinos empezaban a cerrar las puertas, otros empezaron a huir temerosos. El
miedo y la angustia llegan a tráves de los sentidos. en este caso el sonido, jugaba un
papel muy importante, sobre todo en los miedos durante la revolución, debido a que
454 Ibid., 6 de mayo de 1912, p. 4. 455 (AMC), Gobierno, Actas de Cabildo, Caja 13, Vol. 40, Doc. 26, foja 10-11.
189
dentro del inconsciente, sonidos como el clarin, las cornetas, el ruido de los caballos
y el de balas, se asocian en aquel tiempo a la inminente llegada de los rebeldes,
junto a la imaginacion desbordada que actua en base a la experiencia que tiene a la
poblacion creyendose que eran los zapatistas.456
Cual fue la sorpresa de aquellos individuos que cuando llegaron a la plaza de armas,
eran 200 hombres de caballeria del ejército federal, el recelo y el desasosiego se
conviertieron en júbilo frenetico y gritos del pueblo que se congregó para gritar vivas
a Madero, mientras el pueblo aplaudia y vitoreaba a los defensores del gobierno.457
En aquellos momentos, en la Catedral tocaron las campanas, los vecinos salieron a
calles, se quemaron bengalas en la plaza; el comportamiento general era como si los
ciudadanos de Culiacán no celebraran el fin de la guerra, si no el fin de un
sufrimiento agustioso y deprimente, festegando la vuelta de la seguridad, la paz y la
tranquilidad.458
Las terribles concecuencias del saqueo zapatista afectaron gravemente al Distrito,
pues esta amenaza no solo se limitió a la ciudad de Culiacán, sino tambien se
extendió a pueblos y villas de los alrededores, desde donde se reportaban tambien
importantes estragos a la población. Las fiestas patrias de ese año no se celebraron
debido a la escasez de fondos, muchos comerciantes como en la revuelta pasada
tuvieron que pedir la condonación del pago de los impuestos, no solo en Culiacán,
sino en todo el Distrito. Fueron tantos los comercios afectados durante la amenaza
zapatista que se mandaba a los sindicos a investigar tales dictámenes.
Instan al sindico de Navolato a que verifique si estuvo clausurado de mayo a junio el pequeño negocio de Juan Zazueta, por temor a las fuerzas zapatistas que tomaron el pueblo el pasado mes de abril, esto con el objeto de dictaminar o no la condonación del pago de las contribuciones municipales respectivas.459
456 Ibid., 6 de mayo de 1912, p. 4. 457 Ibid. 458 Ibid. 459 (AMC) Gobierno, Actas de Cabildo, Caja 13, Vol. 40, Doc. 49, foja, 156.
190
4.3.3 Los temibles zapatistas en el sur de Sinaloa.
El Sur del Estado de Sinaloa libraba su propia amenaza revolucionaria, hombres
como Juan Cañedo, Justo Tirado, el “Tele” y el “Pícale”, amagaban a la poblaciones
de los distritos de Mazatlán, Concordia, Rosario y Escuinapa. Merodeando por los
caminos entre los pueblos y ranchos, estas partidas de bandidos que comandaba
Juan Cañedo ascendian hasta más de trecientos hombres.
El miedo que provocaban las armas de fuego en las manos de los rebeldes, cuando se internaban en los pueblos, su estruendo provocaba de inmediato un efecto psicológico, que producía el hecho de que pudieran herir o matar a distancia, era suficiente para provocar un temor paralizante y desmoralizador en quienes ya tenían la noticia de los estragos cometidos por los revolucionarios. Cuando a consecuencia del acoso constante de un pueblo, el asediado decide disgregarse e irse a refugiar a otro lugar, pues la situación de constantes enfrentamientos e insultos empieza a debilitar la estructura emotiva y la integridad de un grupo hasta que ya no se puede con el miedo y la inseguridad.460
El miedo en las poblaciones llegaba a tal grado que la alarma que generaba la
entrada de alguno de los rebeldes, desataba un gran incidente. Uno de los casos fue
la persecución de un malhechor en El Rosario, que fue confundido con la entrada de
un bandido que se había unido a Juan Cañedo: un policía gritaba a otro ¡pícale!
¡Pícale! Y córtale la retirada. A las voces de pícale, los vecinos creían que habían
entrado el “Pícale” de Pánuco y volvían a encerrarse asustadísimos.461
Las fuerzas de Cañedo, del “Tele ”, el “Pícale” y las de un exteniente apellidado
Guerrero se encontraban en el poblado de la Noria y San Marcos; muchas familias
de este lugar, sintiendo la amenaza y el pánico, huian del lugar, ya que estos jefes y
un buen número de sus hombres comenzaron a cometer algunas tropelias como
imponer fuertes prestamos, recogiendo caballos, registrando las casas en busca de
alhajas, dinero y exigiendo que se les diera de comer. Los rumores que circulaban
entorno a esta acción, correspondian a que Juan Cañedo andaba reuniendo a toda la
460 Pilar, Gonzalbo Aizpuru, Anne, Sataples, Valentina Torres Septién, Una historia de los usos del miedo, México, El Colegio de México, Universidad Iberoamericana, 2009, pp.24 y 41. 461 Diana María Perea Romo, Op. Cit., p. 173.
191
gente que tenía para atacar El Rosario, de donde había sido rechazado varias veces.
Alguno de los prestamos extendidos del puño y letra de Juan Cañedo que decian lo
siguiente:
“Recibí del señor……………………………………………………… tal cantidad (con números y letra) para ayuda de la causa que se persigue; que lleva por objeto el cumplimiento del Plan de San Luis. Libertad, Justicia y Ley. Mayo 12 de 1912. El jefe de las fuerzas revolucionarias que operan en este lugar. JUAN CAÑEDO.462
Por otro lado, las fuerzas rurales constantemente establecian destamentos de
cincuenta hombres para proteger a los minerales como Panuco, Copala, para
garantizar la pacificacion de esos lugares, ante la frecuente presencia de los
bandidos y revolucionarios de Cañedo y el Pícale, quienes alarmaban aquellos
lugares.463 Juan Cañedo era dificil de perseguir debido a que se ocultaba y movia por
los caminos agrestes de la sierra. Personas que venian de ranchos foráneos a
Mazatlán contaban que cuando las fuerzas federales salieron de Concordia para
Copala, Juan Cañedo bajaba rapidamente de la sierra con rumbo a Escuinapa.
Pobladores del mineral de Pánuco mencionaban que la vida era imposible, pues
constantemente Juan Cañedo y sus hombres merodeaban por aquellos lugares.464
Sin embargo, a pesar del apoyo popular del que pudieran gozar, se puede decir, que
de igual manera las personas humildes temían a las tropas que llegaban a sus
hogares, ya que muchas veces les robaban sus animales, alimentos y podían incluso
abusar de sus mujeres, llevarse a sus hijos o a los hombres llevados por leva,
poniendolos al frente y sin armas en riesgo de perder la vida.
El miedo a los zapatistas es un miedo diferenciado de acuerdo a los grupos sociales,
pero en última instancia es un miedo sentido por todas las personas, ya que
perturbaba el orden de su vida diaria, los ponía ante el peligro de morir y de perder
sus propiedades.465
462 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 16 de mayo de 1912, p. 6. 463 Ibid., 20 de mayo de 1912, p. 2. 464 Ibid., 22 de mayo de 1912, p. 3. 465 Diana María Perea Romo, Op. Cit., pp.176-177.
192
El temor a los zapatistas fue un miedo que sintió y sufrió gran parte de la sociedad
sinaloense, porque trasgredió el orden y perturbó la vida de aquellos años.
Independientemente, el miedo a los zapatistas no es exclusivo ni diferenciado por los
grupos sociales de la epoca, es un miedo uniformal que no daba cabida a
diferencias, sino más bien un temor general de la población, cuya sensación podía
variar según la causa que lo provoca. El miedo sigue siendo un factor que conlleva a
conductas, creencias y comportamiento propios de una sociedad alarmada que no se
preocupa, si los zapatistas actuaban con más complacencia hacia las clases
populares que a los sectores acaudalados.
El día que los zapatistas tomaron el pueblo del Rosario, la población la pasó con
relativa calma y sin “borregos”. Cuanto entraron las fuerzas de Guerrero y el
“Panocho”, comenzaron a practicar el saqueo de la población y dieron muerte a
varios vecinos. Gente que huyó de Escuinapa y presente en el ataque a el Rosario,
vieron las depredaciones de los rebeldes, organizaron a todo el vecindario y
armandose con machetes, coahuayanas y arpones de pescadores, comenzaron una
lucha contra sus enemigos, con pura arma blanca; dividiendose, sorprendieron a los
zapatistas acribillandolos a machetazos, puñaladas y fisgazos hasta que
exterminaron completamente a catorce de ellos.466
El miedo como elemento basico para comprender la sensibilidad revolucionaria, al
cual Vovelle plantea que este tipo de acontecimientos tienen doble faz, ya que el
miedo en sus formas de pánico colectivo, da paso a una violencia colectiva, donde el
miedo es controlado o dominado y se fija en una justicia popular que no es pasiva
sino activa. Esta espontaneidad que se inscribe en una traduccion de oprimidos que
responden a la crueldad de la represeción.467 Sin embargo, la conducta general de
muchos pobladores no fue la de controlar sus miedos, sino la de emigrar o huir de
aquellos lugares inseguros y buscar la seguiridad en zonas más tranquilas. Muchos
vecinos escapaban por temor a que algo les sucediera, otros voluntariamente se
incorporaban a las fuerzas del gobierno con el fin de que la revolución terminara
cuanto antes.
466 Ibid., 7 de mayo de 1912, p. 6. 467 Michel, Vovelle, La Mentalidad Revolucionaria, Barcelona, Editorial Crítica, 1989, pp. 320.
193
Ahora que no en todas las poblaciones existía un fuerte sentimiento de inseguridad,
en poblaciones como la Villa de Sinaloa, la seguridad proyectada por el prefecto
político Pablo Serra hacia sus habitantes; al contrario del ejemplo que se ha
mecionado en anteriores parrafos de la imagen que los funcionarios, esta autoridad
era elogiada por la sensación de certidumbre y confianza de los habitantes de
Sinaloa:
Desde que el señor Mayor Don Pablo Serrano se hizo cargo de esta prefectura hemos estado en paz y sin temor que nos ataquen los bandoleros. Este señor ha sabido inculcar en el Pueblo cierta confianza. El Comercio, la industria y la clase trabajadora han vuelto a sus hogares a reanudar trabajos ordinarios. Las serenatas de costumbre las tenemos todos los domingos; raros días de la semana falta la música en las casas o en la calle, la animación ha vuelto y el señor prefecto se ha captado la simpatía, por su carácter conciliador y su patriotismo. Es igual para todos, a todos trata igual no hay diferencia entre grandes y chicos. Su decencia y buenas maneras hace que unos y otros estemos contentos.468
En el sur de Sinaloa, los rurales lograron derrotar y dispersar una partida de rebeldes
que asolaban el pueblo del Rosario; así como otros lugares, las pequeñas gavillas
que se habían formado estaban siendo combatidas por las guerrillas locales. Cerca
del Quelite sorprendieron a Elpidio Osuna el “Prieto” y lo tirotearon, escapando en un
caballo negro rumbo al rancho del Limón. En los caminos que llevan o salen de
Mazatlán una partida de rurales capturó en pleno camino a unos individuos que
andaban con los zapatistas. A uno le decían el “Tuerto” y al otro el “Pollo”; el jefe de
los rurales determinó fusilarlos.
Un testigo ocular observó como fusilaron a estos hombres a las 6 de la tarde. El
“Pollo” pedía que compraran una botella de “caliente” para lavarse la sangre
mezclada con tierra, que tenía en la cara de un golpe que le dieron cuando fue
aprehendido. El teniente le dijo que diera un paso al frente, sacó los cincuenta
centavos de su bolsillo para comprar del vino, y el “Pollo” pidió que como antiguos
compañeros no tiraran en la cara, tras una descarga de cinco tiros, el “Pollo” quedo
muerto. El otro individuo que apodaban el “Tuerto”, era un hombre de buen humor,
468 El Correo de la Tarde, Mazatlán Sinaloa, 21 de mayo de 1912, p. 3.
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cuando vio la suerte que iba a correr, se planteó en frente y les dijo ¡No se ocupen en
eso, soy tuerto y con cerrar un ojo me basta! Lo vendaron y fusilaron.
La muerte como algo que provoca miedo a lo conocido, en su llegada inminente,
forma parte de los miedos particulares, en la que tiene un objeto determinado al que
se le puede hacer frente. Llaman la atención los ejemplos mencionados en el parrafo
anterior, el miedo a la muerte puede ser sentido como el paso a lo desconocido, a
todo lo que precede y sigue a la existencia del hombre, la forma en la que esperan la
muerte estos rebeldes es, al fin y al cabo, el resultado de una serie de decisiones
que tiene su desenlace en este escenario.469
Tal vez, en los tiempos de caos el concepto de la muerte es algo normal, para los
soldados en campaña, Philippe Aries dice que la familiaridad de la muerte, es una
forma de aceptación del orden de la naturaleza, aceptación a la vez ingenua en la
vida cotidiana, y sabia en las expeculaciones astrologicas. El hombre experimentaba
en la muerte una de las grandes leyes de la especie y no procuraba escapar de ella
ni exaltarla, simplemente la aceptaba con la justa solemnidad que convenía para
marcar la importancia de las grandes etapas que toda vida debía franquear
siempre.470
A su vez, Night dice que si bien los acontecimientos politicos determinan el momento
de estas rebeliones, en su destino interviene la relacion del ciclo de cosechas. En
Sinaloa la situación mejoró en el verano, despues de que varios de los cabecillas
rebeldes se indultaran, pues era probable que surgiera otro levantamiento para
noviembre o diciembre, meses donde se recrudeció la violencia revolucionaria.471 Los
grupos rebeldes perseguidos por todo el estado comenzaron a sentir la presion de
las constantes derrotas, algunos jefes al temer la suerte de Quintero y Antuna, poco
a poco fueron solicitando el indulto, manifestando someterse y acogerse al gobierno.
En la prefectura del Distrito de Mazatlán se recibió un telegrama, en la queJuan Cañedo esperaba a las fuerzas del gobierno en el potero de
469 Jean Delumeau, Op. Cit., pp. 20, 25 y 30. 470 Philippe Aries, Historia de la Muerte en Occidente desde la edad media hasta nuestros días , Barcelona, editorial Acantilado, 2011, pp. 43-44. 471 Alan Knight, Op. Cit., p. 388.
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Picachos en Panuco, con el fin de rendirse obtener el indulto, siempre y cuando le respetaran la vida. En Concordia un grupo de soldados reclutas de la guarnición del 8º Batallón deserto rumbo a Durango, llevándose armas y parque, ya que temían la llegada de Juan Cañedo con su gente, situación que despertó la alarma entre los pobladores, ante el miedo un comerciante chino, llamó a la prefectura para informar de lo que estaba pasando, cuando se enteró que Cañedo se presentaría para indultarse y la situación se tornó más relajada.472
En el otoño de 1912 había gente armada que solo esperaba la oportunidad para
lanzarse a la revuelta armada nuevamente. Las falsas alarmas y los borregos no
tardaron en aparecer; en el Rosario en medio de las fiestas de octubre -es decir en
las celebraciones de la virgen del Rosario- circularon los multialudidos “borregos”: se
hablaba que el famoso bandolero Nemesio Zaldaza (a) “El Liebre”, con cuarenta
hombres había asaltado el tren excursionista de Mazatlán al Rosario y se encontraba
imponiendo préstamos en las haciendas cercada a esta ciudad.473
Para diciembre, el bandolerismo había cobrado una importancia relevante. En el sur
de Sinaloa los bandidos zapatistas Juan Estrada, “El Liebre” y “el Mocho”, asaltaron y
robaron los ranchos del Pozole, Apoderado y la Villa de Chametla, ocasionando que
la mayor parte de las familias de estos lugares emigrara a El Rosario. Está poblacion
se encontraba muy alarmada por el incremento de emigrantes que huían temerosos
de estos ataques. La ciudad solo contaba con la fuerza policial para su seguridad;
durante las noches se vivia un gran miedo ante la posiblidad de cualquier embate, es
por ello que el Prefecto y los gendarmes constantemente hacían rondas de vigilancia
para resguardar la seguridad; en esas mismas noches los habitantes del Rosario
acudian a solemnes misas para pedir a la providencia que intercediera en la
pacificación de la República.474
También el Pueblo minero de Pánuco vivio momentos de gran expectación debido al
asalto de Santa Lucia, llevado a cabo por una gavilla de bandoleros, donde los
rumores señalaban a Juan Cañedo autor del ataque. Comercios, casas y vecinos
fueron robados, situación que incrementó la inseguridad y el miedo se apoderó de
472 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 12 de Julio de 1912, p. 5. 473 Ibid., 5 de octubre de 1912, p. 2. 474 Ibid., 9 de diciembre de 1912, p. 1.
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sus habitantes; al parecer todos los comerciantes y gran parte de los vecinos
decidieron huir a Pánuco.475
A princios de 1913, en Culiacán sus habitantes volvieron a sentir trementa alarma
que debío recordarles a los días del saqueo, padeciendo momentos de pánico
debido a los rumores que hablaban sobre la aproximación de numeros jinetes por
distintos rumbos de la ciudad. Esto elevó el sentimiento de inseguridad y de
inmediato se hizo creer que la ciudad seria nuevamente tomada. Poco despues se
averiguó que aquellos jinetes eran unos pacificos rancheros que se dirigían a la
ciudad.476
Otros “borregos” circularon en distintas partes de Sinaloa: en Guadalupe los Reyes, distrito de Cósala, se hablada de una posible aproximación de orozquistas al estado. Este rumor como no fue desmentido, pero tampoco comprobado, por ese motivo algunas oficinas del lugar, entre ellas las telefonicas, cerraron suis puertas. La fantasía popular se apoderó del pueblo y comenzaron a circular ideas de que un ejército de jerjes, que se aproximaba a dicha población. Aquel rumor fue desmentido, mediante llamadas telefonicas con la fuerza militar de la región y se aseguraba que las autoridades se encontraban preparadas para repeler dicha incursión.477
Esta situación fortaleció la idea de una rebelión desde afuera. Los habitantes de
Distritos serranos como Badiraguato, Sinaloa y el Fuerte, cercanos a Chihuahua,
comenzaron a temer a esta posibilidad, de una invasión desde el exterior. Vecinos de
todos estos distritos se ofrecieron voluntariamente, para dar apoyo al gobierno.
Cansados por tanto abuso durante las revueltas armadas, desidieron poner un alto a
esta situación, en caso de que fueran visitados por los bandoleros, aquello obedecia
a los borregos que se habían propalado, por aquella región. En los caminos que iban
de San Ignacio a Cosalá, la imaginación de los borregos señalaban a grandes
partidas de revolucionarios que operaban cerca de esa area.
En Mazatlán por medio de una carta, se participaba que Juan Cañedo merodeaba
por la sierra de Pánuco con cien hombres mal armados. Alimentando los “borregos”
sobre todo en los días del carnaval, tambien se decía que las filas de los bandidos 475 Ibid., 10 de diciembre de 1912, p. 3. 476 Ibid., 9 de enero de 1913, p. 2. 477 Ibid., 11 de enero de 1913, p. 2.
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engrosaban todos los días, con lo que la prensa llamaba a olvidar y hacer caso
omiso de aquellos chismes e impresiones y que mejor se divertieran en las fiestas.478
Por otra parte, en el interior de la vieja guardia porfista, se preparó una conspiración
entre los miembros del ejército federal, para iniciar una contrarrevolción y derrocar al
régimen de Madero. Manuel Mondragón, Felix Díaz, y Bernardo Reyes convirtieron la
ciudad de México en zona de guerra, episodio conocido como la Decena Tragíca.
Este grupo de rebeldes intentó apoderarse del Palacio Nacional, pero fueron
detenidos por la seguridad del Palacio, que convirtió al Zocalo en un campo de
batalla con más de 400 muertos. Aquella experiencia era totalmente nueva y
aterradora para los habitantes de la ciudad de México, que habían permanecido
como isla de paz y civilización en un mar de guerra civil.479
La decena tragíca modificó el panorama por completo, en medio del conflicto
Victoriano Huerta en entendimiento con el embajador estadounidense Henry Lane
Wilson preparó la traición a Madero, aprehendiendo al presidente y al vicepresidente
en Palacio Nacional. Una vez que Huerta había asegurado su posición como
presidente, ordenó la ejecución de Madero y Pino Suarez, el 18 de febrero de 1913,
poniendo fin al régimen maderista.480
478 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 18 de enero de 1913, p. 2. 479 Alan Knight, Op. Cit., p. 653-655. 480 Ibid. p. 655-662.
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CAPÍTULO V.
LOS MIEDOS DURANTE EL HUERTISMO Y EL FIN DE LA VIOLENCIA REVOLUCIONARIA.
Hacia febrero de 1913, la noticia del pavor y la incertidumbre de lo que acontecía en
la Ciudad de México, llegaba a tierras sinaloenses a través de algunos desplazados
que se dirigían al norte, escapando de la violencia y devastación revolucionaria:
Numerosas personas arribaron por la noche al puerto de Mazatlán, procedentes de la Capital de la República, de donde salieron por los graves acontecimientos que allá se desarrollaron. En la actualidad se tiene a Félix Díaz como un Dios, y corre de boca en boca como un genio de la guerra, y señalado como probable candidato a la presidencia. La mayor parte de los habitantes de la ciudad se salieron a las colonias o haciendas cercanas a la Capital. A Guadalajara llegaron trenes con más de mil pasajeros, como si hubiera excursiones. La caída del Gobierno del señor Madero, decía un viajero a nuestro reportero es un hecho.481
En la ciudad de México, las clases altas se sintieron aliviadas por la caída del
gobierno de Madero porque la lucha había llegado a su fin, aún hay fe y confianza en
el futuro. En Veracruz gente de buena posición aplaudió la caída de Madero; en
Durango, la nueva administración cuenta con el apoyo de los mejores elementos; en
Tampico las noticias de la caída de Madero se recibieron con alegría y entusiasmo.
En Oaxaca se cantó misa solemne en la iglesia de La Soledad, para agradecer a su
augusta patrona haber concedido la salvación de la República.482
Las noticias de la “Decena Trágica” tomaron diferentes matices, algunos estados
lamentaban la muerte del presidente Madero, pero añadían que con ello terminaría la
era de las revueltas y levantamientos que él había iniciado en 1910. Un cónsul
estadounidense en Mazatlán opinaba que la calma que se sentía era meramente
ilusoria.483 En Sinaloa, las noticias de la caída de Madero y el alzamiento de un
nuevo gobierno militar se tomó con un sentimiento de perplejidad y asombro, los
481 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa 28 de febrero de 1913, p. 1. 482 Alan Knight, La Revolución mexicana, Del Porfiriato al nuevo régimen Constitucional , México, Fondo de Cultura Económica, 2010, pp. 667-669. 483 Ibid.
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refugiados que escapaban de la ciudad de México contaban con desconcierto la
caótica situación de la capital de la República.484
En la Capital de Sinaloa, el cabildo de Culiacán lamentaba que debido al conflicto en
la Ciudad de México su enviado no pudo realizar las diligencias encomendadas por
el ayuntamiento, para conseguir un préstamo y resolver la precaria situación del
erario.485 Por el norte de la entidad, en el Distrito de Sinaloa, se hablaba de
alarmantes rumores de un posible levantamiento revolucionario; aquellos rumores
apuntaban a una gavilla que merodeaba cerca de Nío, alarmaron al vecindario y
causaron angustia e inquietud al comercio local y a las personas que tenían negocios
en aquella región.486
Ante los ataques de las gavillas, la Secretaria del Gobierno del Estado atendió el
llamado que formulaba la población, por ejemplo; la Delegación alemana en México
por conducto de la Secretaria de Relaciones pidió que se atendiera el problema de la
gavilla del “Panocho” que causaba daños al comercio del Rosario, Pánuco, Copala y
Concordia. A los Prefectos de San Ignacio, Concordia y El Rosario se les ordenó
formar guerrillas, haciendo una requisición de caballos, monturas y armas. Al Norte la
reacción fue diferente pues vecinos de La Cueva, Tamazula, y Nío ofrecieron sus
servicios para combatir al bandolerismo en el Distrito.487
Como se mencionó, al sur del estado, la población era acosada por la gavilla del
bandido Doroteo Moreno, el famoso “Panocho”. En las rancherías circunvecinas a
Concordia como el Pozole, Apoderado y demás puntos, había causado tal temor que
se paró y suspendieron los trabajos agrícolas.488 Lógicamente aquellos lugares
quedaron desiertos por la falta de trabajo, labradores, campesinos y agricultores que
escaparon de la desolación y atropellos de las bandas zapatistas.
Los rebeldes aprovecharon para atacar un domingo por la noche, en medio de una
celebración donde la gente se encontraba distraída en la plaza, cuando los disparos
484 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 28 de febrero de 1913, p. 1. 485 (AHMC), Gobierno, Actas de Cabildo, Caja 13, Vol. 40, Doc. 11, Fs. 389. 486 Ibid., 6 de marzo de 1913, p. 3. 487 Archivo Histórico general del Estado de Sinaloa, (AHGES)-ICSGES, Ramo Gobernación, mes febrero 1913, [Zona Norte], Fs. 159 y 165. 488 Ibid., 4 de marzo de 1913, p. 6.
200
se oyeron por todas partes, indicaron que los bandidos se acercaban; el pánico se
apoderó de la población, en ese momento que escuchaban música y estaban de
fiesta, la convivencia se transformó en un miedo latente, las mujeres lloraban
buscando sus hogares, los hombres que jugaban en los billares salieron alarmados.
Aquello se percibía como una inminente toma de la ciudad, pero los ánimos y la
sensibilidad cambiaron cuando el Prefecto Guillermo Rubí pidió a gritos al pueblo que
luchara contra los bandidos, al grito de ¡Viva Concordia! Se juntaron ochenta vecinos
armados y a fuerza de temeridad superando el miedo que sentían, logrando
desbandar a los asaltantes.489
De lo anterior quisiera destacar algunas cosas, el hecho de que también los rebeldes
empiezan a circular sus propios rumores, con el fin de despistar a las poblaciones,
utilizando el miedo como factor psicológico. Se sometía a las poblaciones con base
en la confusión y expectativa, pues nunca se estaba seguro de cuando ocurría el
ataque. Delumeau dice que los individuos y colectivos se encuentran en un dialogo
permanente con el miedo, en este tipo de dialogo los humildes que conviven con el
miedo son propensos a vivir entre turbios estados de ánimos, pues figuran entre la
cobardía y el valor, debido a que no buscan el prestigio, la notoriedad y el renombre.
Cuando el pánico se apodera de los miedosos, el arquetipo del héroe tiende a
aparecer y, tras acentuar un discurso ideológico que tiende a camuflar el miedo para
exaltar el heroísmo de los humildes, se logra evocar al miedo y librarlo de su
influencia. Aquello no era un cuadro común dentro de la sociedad que vivió bajo los
efectos de la violencia revolucionaria.490
5.1 En medio de la contienda: constitucionalistas vs huertistas.
Los miedos que vivieron los sinaloenses a partir de 1913-1914, tomaron un rumbo
diferente a como se habían expresado anteriormente. Comenzaron a vivirse
constantes estados de ánimo, donde la confusión y la expectativa originaron un
desplazamiento forzado a medida que el conflicto revolucionario se propagó por la
geografía del estado. Esta escalada de sensibilidad creció, a medida que la guerra
489 Ibid. 490 Jean Delumeau, El Miedo en Occidente, México, Editorial Taurus, 2013, pp. 14-18.
201
civil cobraba un auge considerable al que le acompañaban los fenómenos de
escasez en cosechas, dinero, trabajo, seguridad, comunicación, que hacían
imposible la vida, sumándose las enfermedades y las calamidades naturales que no
tardaron en aparecer. Estas adversidades se expresaron con más nitidez durante
este periodo debido a que los rebeldes armados en grandes cantidades se dividieron
al estado en diferentes zonas de influencia, lo cual generó una mayor sensación de
miedo.
Algunos de los cambios de funcionarios en el gobierno de Huerta, se aluden
oficialmente a abandonos o que simplemente renunciaban a la fuerza. Según Knight
estas eventualidades obedecían a que la contrarrevolución estaba en plena marcha.
El plan del nuevo gobierno era cambiar totalmente a las autoridades estatales,
municipales y militares, de modo que la gente se diera cuenta de un cambio total.
Pero lo cierto es que muchos funcionarios fueron obligados bajo amenaza a que
renunciaran, ya que se podían convertir en un catalizador de revueltas y
levantamientos.491 O simplemente renunciaban por temor.
Casimiro G. Luque, Blas Borboa y Antonio L. Jaurregui abandonan sus empleos de directores políticos, de Ahome, San Blas y Choix respectivamente.492 Fermín Salazar es nombrado secretario de la Prefectura de Mazatlán, en lugar del señor Federico E. Smith. Genaro M. Velázquez. Enrique Berumen es nombrado Prefecto de Mazatlán en lugar del señor Cándido Avilés. José Dosal es nombrado director político de Escuinapa, en lugar del Sr. Melitón Guzmán. Coronel Reynaldo Díaz es nombrado jefe de las armas en el Estado, en sustitución del señor general Salvador Zurita. José L. Legorreta. Se encargó del poder Ejecutivo del Gobierno del Estado, por la renuncia del gobernador Constitucional Señor Felipe Riveros. Jesús S. Elizondo. Es nombrado Prefecto del Distrito del Rosario, en sustitución del señor Gregorio L. Cuevas que abandono el empleo.493
Héctor R. Olea, en su libro La Revolución en Sinaloa, menciona que se ejerció un
gobierno despótico, en donde no valía nada la vida y libertades humanas, fue una
época de delaciones y terror. Cuando tomó posesión del gobierno lanzó un
491 Alan Knight, Op. Cit., pp. 687-689. 492 (AHGES)-ICSGES, Ramo Gobernación, mes febrero 1913, [Zona Norte], Fs. 167. 493 (AHGES)-ICSGES, Ramo Gobernación, mes marzo 1913, [Zona Sur], Fs. 111-114.
202
manifiesto al pueblo; Seré inflexible, no obstante, mi leal y sincero llamamiento, para
castigar, con toda energía, a los malos ciudadanos que, trasformando el orden
público prolongan el estado de anarquía y disolución que presenciamos.494 Después
de todo aquel alboroto que causaba el nombramiento y destitución de funcionarios
públicos en algunos poblados esto causó problemas, debido a que algunos pueblos
enviaban ocursos a la Secretaria de Gobierno para que no sustituyeran a tal o cual
funcionario.495
Era natural que, ante aquella ola de levantamientos armados, no tardaron en
aparecer enemigos gratuitos, es decir los propaladores de “borregos” que por
teléfono hicieron circular en Culiacán la supuesta noticia de que los revolucionarios
Ezequiel Almaza y Vaquero se habían apoderado del pueblo del “Pochote” y que los
vecinos de Aguaruto se habían levantado en armas.496 Aquel rumor causó gran
conmoción a la población, la opinión pública señalaba que chismes de esa
naturaleza pueden costarle la vida a algún vecino que temeroso de lo que se dice, se
echará a huir a los montes, y todo por culpa de los propaladores de especies falsas,
a quienes se debe castigar severamente.497
La región del sur de Sinaloa era sumamente caótica, la experiencia de las revueltas
anteriores la perfilaba como una zona revolucionaria por excelencia. En El Quelite un
encuentro entre federales y rebeldes provocó que cerca del río quedaran cadáveres
por montones, donde los vecinos se apresuraron a enterrarlos, para evitar la
propagación de enfermedades. En Villa Unión reinaba la calma después de un
escandaloso saqueo; en Concordia los vecinos recibieron la noticia que un grupo de
ochenta hombres querían atacarlos en la creencia de que estaba abandonada.
Cuando se supo la noticia voluntarios armados, algunos vecinos y la pequeña
494 Héctor R. Olea, La Revolución en Sinaloa, México, Creativos7 Editorial, 2010, p.98. 495 (AHGES)-ICSGES, Ramo Gobernación, mes mayo 1913, [Zona Sur], Fs. 203-204. “Vecinos de
Villa Unión, piden que no sea removido el Director Político señor Benjamín Ibarra.” “Creo que últimamente ha suprimídose algunas acordadas que no hace mucho dieron magníficos resultados, y si no estoy en un error, deberían reorganizarse dichas acordadas, para el pronto exterminio de los
salteadores.” El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 12 de abril de 1913, p. 4. 496 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 10 de abril de 1913, p. 1. 497 Ibid.
203
guarnición, rechazaron el ataque rebelde. En Escuinapa una banda de
revolucionarios atacaba a la población arrojando bombas noche tras noche.498
Del Norte no se recibían noticias constantes debido a la interrupción de las líneas
telegráficas, aunque la forma en la que se daba a conocer lo que ocurría en otros
lugares del estado era por medio de los viajeros y lo que la gente contaba, veía, oía,
sabía o fue testigo. Un rumor en Culiacán señalado por un viajero que llegaba de
Mocorito informaba que en las poblaciones de Badiraguato, Mocorito y Sinaloa
reinaban el orden y la tranquilidad. Aunque a su vez se hablaba del lamentable
estado de El Fuerte debido a los levantamientos armados en el Distrito,
encontrándose en San José de Gracia 300 orozquistas que marcharían a El Fuerte
para ayudar al gobierno contra los levantamientos en aquella región.499
La probabilidad de que los revolucionarios divulgaran los rumores es latente, debido
a que en la defensa de Concordia, un rumor llegado a oídos del Prefecto Rubí,
señalaba que Carrasco con un importante número de gente había entrado a los
pueblos del Verde y Zavala. Tomadas algunas precauciones, la guarnición que
defendía la ciudad envió exploradores que dieron veracidad al rumor, pues los
rurales pudieron observar a los revolucionarios ocultos en las inmediaciones de la
ciudad. El ataque no se llevó a cabo ese día por la noche, sino con la claridad del
amanecer siguiente, dando inicio a las 7:20 a.m., donde los defensores no se dejaron
sorprender y rechazaron el ataque de los “carrasquistas” quienes atacaron con una
ventaja de cuatro a uno.500
La noche, lugar de miedo como nos señala Jean Delumeau, era el escenario propicio para que se soltaran los "Borregos", que llenaban de temor a las personas, quienes corrían a esconderse a sus casas, suspendían fiestas y bebida. En la noche era cuando los pobladores podían sentir la presencia de las tropas que les rodeaban, o ver las siluetas de que los rebeldes se alistaban para entrar a la población. El miedo se genera desde el momento de la expectativa, y era la conjugación de los temores de las autoridades antes del combate, de
498 Ibid., 30 de abril de 1913, p. 4. 499 Ibid., 5 de mayo de 1913, p. 2. 500 Ibid., 10 de mayo de 1913, p. 3.
204
las familias acomodadas ante el saqueo, de las mujeres ante el estupor, de las personas ante la muerte.501
La reputación de los soldados era tal que al anuncio de su llegada para un
acantonamiento, las poblaciones se ponían en estado de alerta. Cuando se tenían
noticias de la proximidad de los revolucionarios, se interrumpían los trabajos en el
campo, mercados y se cerraban iglesias. Los soldados-bandidos viven a costa de las
poblaciones, violan a las mujeres, extorsionan a los habitantes mediante el terror
hasta lograr de ellos la confección del escondite de su dinero. Los habitantes son
obligados a refugiarse en los bosques, armados de horcas y hoces, y organizar
viejas formas de autodefensa apoyadas en la comunidad.502
Al escapar a todo control crítico, el rumor tiende a magnificar los poderes del
enemigo y situarlo en el corazón de una red de complicidades diabólicas. Cuanto
más intenso sea el miedo colectivo más tendencia se tendrá a creer en vastas
conjuras apoyadas en ramificaciones que están dentro, de este modo, el rumor es,
en la mayoría de los casos, la revelación de un complot, de una traición. Los rumores
más delirantes que entonces circularon se explican, como siempre, por una
preparación mental y por la toma de conciencia de una situación peligrosa.503
En Mazatlán, pasajeros de un tren militar que llegó al puerto con personas que
emigraron del Distrito de Sinaloa, dijeron que la cosa estaba muy fea, ya que la plaza
se defendía a sangre y fuego de los ataques revolucionarios. En Topolobampo,
algunos vecinos esperaban la llegada de que alguna embarcación, para trasladarse a
otro punto donde pudieran vivir mejor, debido a que tenían varios días ocultos y
huyendo de los revolucionarios.504 En Culiacán los pobladores comenzaban a temer
que los rebeldes tomaran la Villa de Sinaloa, por lo que se pensaba que ya nada los
detendría de marchar a la capital; ante ello, algunas familias empezaron a salir.505
Las expresiones de miedo de los sinaloenses vividos bajo el conflicto revolucionario
501 Diana Perea, Op. Cit., p.170. 502 Jean Delumeau, Op. Cit., pp. 204-205. 503 Ibid., pp. 226 y 228. 504 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 5 de julio de 1913, p. 4. 505 Ibid, 10 de agosto de 1913, p. 5.
205
avivaron un sufrido sentimiento de inseguridad que punzó fuerte en la estructura del
régimen huertista.
Delumeau refiere el papel del sufrimiento y los dramas de la experiencia francesa
que sucumbió al Gran Miedo, divididos entre inmensas esperanzas y vivas
aprehensiones, asistieron a la disgregación del ejército, a la huida de los nobles, a la
vista de todos, a la sustitución de autoridades locales paralizadas por unas nuevas
montadas apresuradamente. La armazón estatal del Antiguo Régimen se disuelve y
a esto se añade la amenaza de la bancarrota, de ahí un sentimiento profundo de
inseguridad en un país que se cree expuesto a los bandidos, los complots y los
ejércitos extranjeros. Ese clima permitió la multiplicación y la difusión de los terrores
locales conocidos bajo como el Gran miedo.506
Mientras la guerra civil tomaba forma en Sinaloa, se temían graves consecuencias
para las clases menesterosas: los artículos de primera necesidad estaban por las
nubes, los huevos se vendían a doce centavos y la leche a quince centavos,
comenzaba a escasear el maíz y constantemente se hacían fuertes pedidos de este
producto a Baja California. En Culiacán se propagó el rumor de que por Tamazula y
Chacala se encontraban fuertes partidas de revolucionarios de Durango; el
vecindario se alarmó, pero unas personas manifestaron que aquello se trataba de
una ficción y que los caminos se encontraban en completa paz.507
En un escenario plagado de miedo, las personas se verán frecuentemente rebasadas
en todos los ámbitos de la sociedad; debido al rápido aumento de hombres que se
levantan en armas, la población mediante sus acciones demuestra el débil armazón
de la estructura social, que amenaza la existencia misma de los hombres bajo la
aplanadora revolucionaria.
En el pueblo de Siqueiros luego de la llegada de la columna expedicionaria federal,
fue confundida por los habitantes creyendo que eran los revolucionarios; la mayor
parte de los pobladores, temerosos de padecer la violencia revolucionaria, salieron
huyendo para el monte, en cambio otros se fueron a refugiar a Mazatlán. El temor de
506 Jean Delumeau, Op. Cit., pp. 199-200. 507 Ibid., 4 de agosto de 1913, p. 3.
206
los habitantes de Siqueiros es motivado, por una percepción en la que se asumen
representaciones de todo tipo y se asocia la llegada de los revolucionarios con la
creencia de padecer adversidades e infamias desagradables. La sensación de
peligro e inseguridad que sintieron los vecinos de Siqueiros cambió al percatarse de
que se trataba de las fuerzas del orden.508
La huida es una reacción natural asociada al sentimiento de inseguridad, como
mecanismo de protección; la huida frente a las amenazas que se plantean como
inminentes conlleva a eludir situaciones peligrosas de muerte, aunque como -se ve
en el ejemplo- tomar riesgos también conducen a padecer otras contingencias, sin
embargo, el miedo se inhibe y es preferible aventurarse a un escape lleno de peligros
y peripecias que una situación de riego peligrosa que se ve inminente. 509 En el
conflicto revolucionario de 1913, muchos funcionarios del régimen de Huerta se
verán en la necesidad de abandonar sus casas, trabajos, pertenencias, ciudades y
estado para emigrar a otras zonas más seguras que Sinaloa.510
Más allá de lo que se decía en Culiacán y en los alrededores de Mazatlán sobre el
lamentable estado de caos y anarquía que vivía Sinaloa, algunos rumores llegaban
de más allá e incluso en los Estados Unidos donde se tomaba como verdaderas
algunas conjeturas y falsas suposiciones, a través de declaraciones o entrevistas
sobre la gente que llegaba a refugiarse en California.
Grande fue la sorpresa que antier en la mañana sufrieron los pasajeros que llegaron en el vapor americano New Port, al ver la plaza guarnecida por fuerzas federales y no ocupada por los rebeldes, como se decía en San Francisco hasta la hora en que el buque salía de aquel puerto. Precisamente cuando el vapor de referencia salió de aquel puerto, esa errónea noticia que había circulado en los periódicos.511
Lo cierto es que con el avance de los revolucionarios al norte de Sinaloa, la
población del Distrito del Fuerte sufrió la violencia revolucionaria debido al abandono
del gobierno; la situación se volvió caótica ante el aumento de la inseguridad; la
508 Ibid, 18 de octubre de 1913, p. 4. 509 Ibid. 510 Ibid., 8 de agosto de 1913, p. 1. 511 Ibid., 3 de octubre de 1913, p. 3.
207
padecieron especialmente los chinos, ya que constantemente eran objeto de ataques
especiales, robos y atropellos, por parte de los rebeldes cuando se apoderaron de la
localidad. Los residentes chinos enviaron un telegrama al gobernador de Sinaloa,
solicitando inmediatas y enérgicas providencias para proteger sus vidas e intereses.
Ante lo que el gobierno respondió que era imposible dictar medidas necesarias para
remediar sus males debido a que no podía garantizar la vida o intereses de los
afectados en aquella región, ya que estaba en poder de los revolucionarios.512
Este sentimiento de abandono que experimentó la población sinaloense, se
representó en la renuncia de muchos funcionarios por el temor a la violencia y la
inseguridad que generaban los revolucionarios. El miedo a la revolución viene a
generar un debilitamiento y caos institucional, las instituciones no funcionan y se
diluyen, mientras que las que quedan se perciben como débiles.
Tenemos a partir del periodo de octubre de 1913, un Sinaloa sin instituciones,
anárquico que, al desaparecer la percepción de seguridad, proveía confianza en las
Instituciones gubernamentales, tras el abandono de funcionarios en los pueblos y
ciudades. Como se puede ver no es solo el miedo que siente la población, sino que
éste se trasmina a todos los poros de la sociedad. En el Cabildo de Culiacán se
puede reflejar en el nombramiento de nuevo personal, en distintas ramas del
gobierno municipal, desde prefectos, hasta designios de maestros, policías,
representantes de juntas, síndicos, regidores, etc.
Por designio gubernamental, nombran al capitán José Martínez del Rio prefecto político de este Distrito, en sustitución por renuncia de Ramón J. corona, rindiendo el primero su protesta de ley ante el vicepresidente municipal.513 Avisan a la Prefectura Política de la falta absoluta de los regidores 8º propietario y suplente de este Ayuntamiento, Manuel Hernández León e Ignacio Blancarte, respectivamente.514 Recomiendan al colector municipal de Las Tapias que cuando desaparezcan las frecuentes visitas de los revolucionarios aproveche para hacer la Recaudación de las contribuciones municipales.515
512 Archivo General de la Nación, (AGN), Galería 2, Secretaria de Gobernación siglo XX, "Gobernación: Periodo Revolucionario/Migración (asuntos con extranjeros), caja 11, Expediente 28,
fojas 1-6, mayo-junio de 1913. 513 (AHMC) Gobierno, Actas de Cabildo, Caja 13, vol. 40, doc. 46, fs. 604. 514 (AHMC), Ibid, Caja 13, Vol.40, Doc.59, Fs. 778-790.
208
Por orden del Ejecutivo del Estado, nombran a Manuel Elenes Gaxiola como 5º regidor suplente, en sustitución de Juan N. Tamayo.516 Nombran a Isidro Águila agente de policía de Aguaruto, en sustitución de Isidoro Sotelo.517
En los acervos estatales aparecen los nombramientos de nuevos funcionarios;
muchos obtuvieron sus cargos debido a que los empleados anteriores abandonaban
sus funciones, otros solicitaban licencias para separarse del cargo, pero ya no
volvían, otros eran sustituidos cuando el encargado y el suplente no se aparecían,
aunque también dejaban encargado el puesto. Así, durante la revolución de 1913 la
lucha entre el huertismo y el constitucionalismo, se refleja el temor de la población
cuando las diferentes facciones van cobrando fuerza, se puede observar el
abandono de muchísimos funcionarios menores.
El colector de rentas de la Noria, pide garantías para efectuar el cobro de contribuciones.518 El recaudador de Mocorito. Informa que los rebeldes se llevaron la existencia que había en caja.519 Adolfo Osuna. Es nombrado Director Político de Cacalotán, en lugar de Sr. Raymundo L. Hernández que abandonó aquel empleo. Bruno Esquer. Es nombrado Director Político de Navolato en sustitución del Sr. Rosendo C. Collada.520 El Colector de las Tapias. Manifiesta que por falta de garantías no puede hacer efectivo el cobro de contribuciones. Colector de rentas de Conitaca, avisa que los revolucionarios le quitaron $45.00. Colector de Rentas de Guadalupe de los Reyes manifiesta que los revolucionarios le quemaron el archivo de su oficina.521
Como ya se ha señalado, el miedo a la violencia y la inseguridad que trasminó la
revolución se diseminó por doquier. Permeó en zonas específicas -como se observa
en el siguiente mapa- en 1913, las facciones revolucionarias actuaban en la costa y
los puertos, los que se vieron sometidos por la intensidad con la que se vivió el
conflicto revolucionario.
515 (AHMC), Ibid, Caja 13, Vol.40, Doc.62, Fs. 812-820. 516 (AHMC), Ibid, Caja 13, Vol.40, Doc.62, Fs. 804-811. 517 (AHMC), Ibid, Caja 13, Vol.40, Doc.62, Fs. 804-811. 518 (AHGES)-ICSGES, Ramo Hacienda, mes Julio 1913, [Zona Norte], Fs. 265. 519 (AHGES)-ICSGES, Ramo Hacienda, mes agosto 1913, [Zona Sur] Fs. 298. 520 (AHGES)-ICSGES, Ramo Gobernación, mes agosto 1913, [Zona Centro], F. 303 521 (AHGES)-ICSGES, Ramo Hacienda, mes septiembre 1913, [Zona Centro], F. 324.
209
Mapa 3. Las facciones revolucionarias en Sinaloa 1913.
Fuente: Mapa de elaboración propia a partir de datos del El Correo de la Tarde de 1913-
1914.
5.2 Vivir en la Revolución.
La imagen de la revolución permaneció en la memoria de la mayoría como la dureza
de una época dominada por la vida cara y una áspera cotidianeidad. Vovelle dice que
comúnmente se considera a la mentalidad revolucionaria con dos de sus rostros: la
destrucción y del sueño vivido, reducirla solo a estas imágenes supondría verla tan
210
sólo parcialmente ya que perfila una amplia gama de actitudes de los que, a falta de
vivir la revolución, vivieron durante la revolución.522
En Sinaloa crecían los focos de descontento y de nuevo hubo víctimas y afectados
por los rebeldes a causa de préstamos forzosos o daños a sus propiedades. El
malestar evidenció quejas y peticiones de diversa índole, como la presentada por los
comerciantes de Cosalá, quienes solicitaron se les eximiera del pago de
contribuciones por los meses de abril y mayo argumentando haber sufrido
considerables daños y cedido a la fuerza algunas sumas de dinero. Las quejas no
eran únicamente de connacionales, sino también de empresas estadounidenses,
alemanas y japonesas que eran asediadas por los rebeldes, grupos provenientes de
la sierra de Durango y hasta por el mismo ejército federal.523
En el Cabildo de Culiacán se observa la actitud de personas que poseían comercios,
siendo víctimas de préstamos forzados y saqueos a sus comercios, quienes pidieron
que los impuestos que adeudaban se les condonaran, como media por los daños
sufridos por los revolucionarios, para no afectar al comercio. Respecto a los
afectados durante los hechos de armas por saqueos y préstamos durante los
enfrentamientos en septiembre de 1913, la Secretaria de Gobernación publicó una
circular en la que conminaba a los damnificados a que se presentaran para efectuar
una investigación y, en su caso, recibir la indemnización correspondiente. Dicha
circular tuvo una inmediata recepción entre quienes se sentían agraviados.524
Felicitas Zeraida, solicita exención de la contribución predial por sus fincas.525 Pomposo Martínez de Castro se le condonan los adeudos que tienen pendientes, su finca rústica denominada Ojo de Agua, ubicada en San Benito Mocorito.526 Rafael vega solicita la reducción de impuestos. Manuel C. MC. Ray. Se le condona el adeudo que por contribución predial tiene pendiente en la recaudación de Rentas de Mocorito.527
522 Michel Vovelle, Mentalidad Revolucionaria, Barcelona, Editorial Crítica, 1989, p. 207. 523 Pedro Cazarez Aboytes, “Bienes intervenidos y prestamos forzados”, en Samuel Octavio Ojeda
Gastélum, Matías Hiram Lazcano Armienta, (coordinadores) Historias de la Revolución en Sinaloa, México, Universidad Autónoma de Sinaloa, 2011, p.127. 524 Pedro Cázares, Op. Cit., p. 120. 525 (AHGES)-ICSGES, Ramo Hacienda, mes junio 1913, [Zona Norte] Fs. 231. 526 (AHGES)-ICSGES, Ramo Hacienda, mes junio 1913, [Zona Norte], Fs. 235. 527 (AHGES)-ICSGES, Ramo Hacienda, mes Julio 1913, [Zona Norte], Fs. 268.
211
R.Y.A. Ing. Pide exención de contribuciones por dos tiendas ambulantes del F.C.S. de Mex. Natalia F. vida. De Rojo. Pide exención de contribuciones.528
La exención de impuestos y contribuciones, reflejan a un gobierno indulgente con sus
contribuyentes, ante la ola de atropellos, robos, asaltos, saqueos y prestamos
forzados a la que fueron sujetos. Por ello estas medidas reflejan un leve control para
no despertar levantamientos revolucionarios en los núcleos urbanos. Delumeau
menciona que las rebeliones anti-fiscales en la Europa del antiguo régimen, tenían
una amplitud y duración fragmentarias. El aumento de los impuestos significaba para
las gentes que malvivían en el umbral de la miseria, una amenaza de muerte rápida
o lenta y explicaría el enloquecimiento colectivo ante el anuncio de nuevas medidas
fiscales.529
Los rumores representaban el reflejo de los esos días amargos y llenos de
incertidumbre, pues el miedo que se producía interrumpía de forma abrupta, la
cotidianidad de la sociedad se alteraba, desarrollando una sensibilidad desbordada.
Un caso sin precedentes de un pánico exorbitante fue el que vivieron los habitantes
de la ciudad de El Rosario, debido a que los revolucionarios iniciaron un rumor
mediante una llamada telefónica que despertó el miedo y la desesperación de las
autoridades.
Desde Concordia los rebeldes llamaron al Prefecto Ignacio de la Fuente, que en dicho lugar se encontraban 300 hombres, diciéndoles que fueran a atacarlos. Un individuo divulgó la información, lo que provocó que los rumores empezaran a circular, y desde aquel momento no se hablaba de otra cosa, figurándose los pobladores del Rosario que los revolucionarios ya marchaban sobre la ciudad, unos decían que eran 400, pero otros aseguraban que 600, poco a poco el pánico se apoderó de todos.530Los comerciantes en pequeño empezaron a empacar violentamente sus mercancías, metiéndolos en cajones y yéndolas a ocultar en las casas de sus amigos, quienes por su parte se apresuraron a quitar de la vista lo que consideraban de más valía. La angustia y el espanto llegaron a su máximum cuando se supo que tanto las autoridades como la pequeña guarnición de rurales iban a evacuar la plaza. ¿Y para dónde se van? Preguntaban, para el territorio de Tepic, contestaban algunos; para Mazatlán respondían los
528 (AHGES)-ICSGES, Ramo Hacienda, mes septiembre 1913, [Zona Centro], Fs. 327. 529 Jean Delumeau, Op. Cit., pp. 170-173. 530 El Correo de Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 1 de octubre de 1913, p. 2.
212
más y era aquello un continuo ir y venir de casa en casa en busca de noticias. Llego la hora en que las autoridades y la fuerza abandonaran la población, y entonces, quieras que no; los que tenían necesidad de salir se unieron a la fuerza, viniéndose la mayor parte a Mazatlán, tomando el camino del caimanero, embarcándose en unas canoas que los condujeron a este puerto a donde llegaron todos quemados, desvelados y picados de los moscos. Luego en la noche en que el pueblo se quedó sin vigilancia y sin autoridades, los borrachines y otros individuos formaron una bola, e instantes después recorrieron por las calles, vociferando ruidos con una gritería infernal, que alarmo a los vecinos, cuando se pretendió llevar el escándalo, más allá, un grupo de vecinos decidieron organizarse e imponerse a los escándalos.531
El miedo, como se ha mencionado anteriormente, despierta conductas de
autosugestión y de distorsión. George Lefebvre nos plantea esta idea de pánico, que
desató grandes temores en el campo francés, donde los individuos pasaban
testimonios alterados y la imaginación desbordada generaba el rumor y éste a su vez
se convertía en pánico. Ya no se hablan de 50 o 100 bandidos si no de 1000 que se
dirigen a la ciudad para saquearla. En los momentos de autosugestión la oralidad
juega un papel muy importante al momento de trasmitir los rumores.532
A diferencia del caso francés donde el gran pánico se volvía contra los nobles y el
alto clero a quienes se acusaba de instigarlo, para el caso local el miedo que
originaban los llamados “borregos” eran motivados por individuos con rencillas o
problemas por malos tratos contra los funcionarios del pueblo. Knight menciona que,
en el México revolucionario, como en la Francia revolucionaria privó el rencor local
más que la raison d´état nacional.533
Por otra parte, con el transcurso de la guerra, el ferrocarril como transporte predilecto
fue desfasado y se empezó a utilizar como transporte militar tanto por los federales
como por los revolucionarios, la inutilización de las vías y puentes férreos pronto
extenuaron el servicio ferroviario. Las rutas marítimas dependían mucho de que las
compañías navieras tocaran puertos seguros, por las condiciones de la revolución en
Sinaloa, el Puerto de Topolobampo fue cerrado, pero luego reabierto por los
531 Ibid. 532 Georges Lefebvre, El Gran Pánico de 1789, la revolución francesa y los campesinos , España, Editorial Paidós, 1986, pp. 213-214. 533 Alan Knight, Op. Cit., p. 689.
213
revolucionarios, sin embargo, a este solo llegaban buques mercantes. Lo anterior
limitaba el desplazamiento de quienes buscaban escapar del infortunio y dar salida a
los temores que los invadían.
Pasando a otras dimensiones del tema: la vida familiar y cotidiana más allá de lo
trágico o pasional en los días de la revolución, señala el historiador francés Michel
Vovelle, representa un corte en la vida que se experimenta profundamente. En la
revolución, la mentalidad de las personas se modifica, se tiene la noción de que la
vida es breve e incierta llena de infortunios y desasosiegos, que debe vivirse para
asegurar los tragos amargos y los días de incertidumbre.534 Los planteamientos de
Vovelle, quien se ha acercado a estudiar mentalidad revolucionaria en la revolución
Francesa, mide la sensibilidad mediante el análisis del uso de documentos, como las
actas de matrimoniales, de bautismo, los testamentos, etc. Gracias a este
tratamiento analiza ciertos patrones de comportamiento en los periodos álgidos.535
Durante la época revolucionaria, el matrimonio era considero una institución en la
que el hombre y la mujer se unían para así formar una pareja y construir una familia,
educar a los hijos, coronar realizaciones ideales, propósitos, etc. Para las familias de
clase pudiente y de abolengo significaba la unión de clanes familiares, como forma
de asegurar el estatus social y posiciones políticas. El matrimonio formal entre las
clases populares era limitado y la mayor parte de las uniones se sostenía por
amasiatos, que casi nunca llegaban a legalizarse debido a la pobreza, tradiciones o
falta de costumbre de los interesados.536
La revolución altera las relaciones amorosas, familiares y sociales, estas
manifestaciones concretas de los sinaloenses que vivieron en medio del conflicto,
impulsaban más las relaciones sufridas que gozadas. Para ello, el Estado
determinaba el involucramiento de los jóvenes varones en los alistamientos del
ejército para enfrentar la amenaza revolucionaria. Desde 1910 se llamaba a los
534 Michel Vovelle, Op. Cit., p. 215. 535 Ibid., p. 320. 536 Mayra Lizzete Vidales Quintero, Legalidad, género y violencia contra las mujeres en Sinaloa durante el Porfiriato, Culiacán, Universidad Autónoma de Sinaloa, 2009, p. 65; tomado de Cielo
Guadalupe Salazar Perea, Los Sinaloenses y la Revolución: entre la contienda bélica, la cotidianidad y la fiesta, [Tesis de Licenciatura en Historia inédita] Facultad de Historia, Universidad Autónoma de Sinaloa, 2015, pp. 113-114.
214
jóvenes a defender con las armas el Estado y se ponía como requisito ser soltero, es
decir que el ser casado y poseer una familia te salvaba de ir a combatir
obligadamente a los revolucionarios.537 En Culiacán semanas antes de la toma de la
ciudad, se presenta un singular número de casamientos en la Catedral.
Con anticipación se había anunciado que el día 5 casarían en Catedral sin cobrar un solo centavo a todos aquellos que quisieran legitimar su unión; así es que, llegada la fecha, multitud de parejas invadieron el sagrado recinto y se amarraron para toda la vida.538
En el registro de actas matrimoniales de la parroquia de Culiacán se destaca que el 5
de octubre de 1913, el número de partidas registradas ese día fue de 66
casamientos.539 La lógica de Vovelle indicaría una alteración en la mentalidad
colectiva. Aquel día una enorme concentración de personas buscaban unirse y, en
cierta forma, aliviar la inquietud de la amenaza revolucionaria; hay que recordar que
para los primeros días de octubre de 1913, los rebeldes estaban por tomar la Villa de
Sinaloa y avanzar hasta Mocorito, por lo que no es de extrañar la idea de que los
hombres presurosos se aprestaran para tomar la unión nupcial, como forma de
evadirse de los temores de servir en la lucha contra la revolución.
Es posible que la población de Sinaloa en general haya buscado poco refugio en los
matrimonios, como lo platea Vovelle sobre la manera de sobrellevar los temores, que
acompañan a los revolucionarios que llegan desde el norte del estado. Es decir, en
su búsqueda por un reforzamiento con el enlace en pareja, se busca eximirse y
evadir las responsabilidades del reclutamiento militar, para luchar contra las
adversidades de la revolución. Vovelle dice que en tiempos de violencia
revolucionaria, los índices de matrimonios se disparan como forma de rehuir de las
responsabilidades de la guerra, pero al mismo tiempo en el que se incrementan los
matrimonios, la proporción de nacimientos disminuyen ante la idea de un futuro
incierto y peligroso.
537 Cielo Salazar, Op. Cit., pp. 112-113. 538 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa 12 de octubre de 1913, p. 1. 539 Family Search. Org. Archivo de la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Rosario (Culiacán), Fondo matrimonios, libro Nº. 19, año 1913.
215
De un muestreo de datos recopilados de los archivos parroquiales de diferentes
localizaciones del estado de Sinaloa, se puede observar con base en los índices de
bautismos y matrimonios el comportamiento de las personas y la influencia que tuvo
el miedo a la conducta y el comportamiento de los sinaloenses que se adaptó
durante el transcurso de la revolución. Para evaluar lo anterior, se procedió al
análisis de documentos obtenidos en los libros de “partidas de bautizos y actas
matrimoniales” de los archivos parroquiales del Fuerte, Mocorito, Culiacán, Mazatlán
y El Rosario elegidas no sólo porque se distribuyen por toda la geografía de Sinaloa,
sino porque también se relacionan como activas zonas revolucionarias en las
diferentes facetas de la revolución mexicana en el estado.
Del análisis de esta información se puede aludir que la sociedad sinaloense en la
revolución se comporta no siguiendo los preceptos de Vovelle. En el Sinaloa
revolucionario al contrario que la Francia revolucionaria, el número de matrimonios
desciende de manera drástica en contraposición el número de nacimientos aumenta
desmedidamente.
En primer lugar, la población de Sinaloa no desciende durante la década de 1910-
1921 por el contrario se incrementa. La población de Sinaloa en 1910 era de 323,642
habitantes y en 1921, 341,265 habitantes, destacándose un incremento de 17 mil
623 habitantes.540
En el periodo de 1910-1920 el alza poblacional presentó manifestaciones
contrastantes en cada distrito. Culiacán contaba en 1910, con 13,527 habitantes
aumentó notoriamente a 16,034 personas. Navolato pasó de una población de 1716
en 1910, a 3002 personas en 1920. Mocorito aumentó el número de habitantes de
1917 en 1910 a 3757 en 1920. En algunos lugares la población disminuyó en los
casos de Guasave donde descendieron de 936 en 1910 a 917 para 1920; en el
540 Alonso Martínez Barreda, Las Relaciones Económicas y Políticas en Sinaloa, 1910-1920, Culiacán-México, Universidad Autónoma de Sinaloa, 2005, p. 288.
216
Fuerte, pasaron de 3045 habitantes en 1910, para 1920 contaban con 2836 al final
de la década.541
En este comportamiento seguramente influyeron las constantes migraciones dentro
de Sinaloa, producto de los que huían de la violencia y la inseguridad vivida en la
sierra y el campo sinaloense, lugares predilectos de la violencia revolucionaria;
buena parte de la población se trasladó y se dirigieron a las ciudades y puertos, en
busca de mejores condiciones de vida. En las ciudades había trabajo, comida, y
seguridad ante los temores originados por la revolución. Entre 1913-1915, gran parte
de la población padeció la escasez y la violencia revolucionaria.
Al contrario de lo que dice Vovelle, donde los matrimonios aumentan y los bautismos
disminuyen, aquí se puede observar una notoria discrepancia bajo sus preceptos y
es que la diferencia es considerable, ya que se esperaban resultados más cercanos
a lo que pensaba este historiador. Pero observemos su evolución mediante la
siguiente gráfica, donde el nacimiento muestra un índice muy alto.
Grafica 1. Total de las partidas de bautismo y matrimonios de las parroquias de
Culiacán, El Fuerte, El Rosario, Mazatlán y Mocorito.
541 Guadalupe Salazar Perea, Los Sinaloenses y la Revolución: entre la contienda bélica, la cotidianidad y la fiesta, [Tesis de Licenciatura en Historia inédita] Facultad de Historia, Universidad Autónoma de Sinaloa, pp.28-30.
217
Fuente: Elaboración propia a partir de la recopilación de las partidas de bautismo y matrimonios en la página Familysearch.com de los archivos parroquiales de El Fuerte, Rosario, Mazatlán, Culiacán, y Mocorito.
Por su parte, en el sur del estado la mayoría de los núcleos poblacionales tuvieron un
incremento, en Mazatlán al final de 1920, había más de 4000 habitantes nuevos.
Concordia presentó rasgos característicos de 1910 a 1920 solo creció con 176
habitantes. Escuinapa pasó de una población de 4364 habitantes a 5032 habitantes,
El Rosario aumentó 941 habitantes durante esa década. Lo anterior indica también
que no es posible pensar en una baja en la concepción de hijos.
Pero para ejemplificar de una mejor forma los nacimientos en tiempos
revolucionarios en el siguiente cuadro se muestran los índices de bautizos realizados
de hijos legítimos e ilegítimos señalado en la siguiente tabla elaborada por Cielo
Salazar.542
Cuadro 3. Hijos legítimos y naturales bautizados de 1910-1920
Fuente: Guadalupe Salazar Perea, Los Sinaloenses y la Revolución: entre la contienda bélica, la cotidianidad y la fiesta, [Tesis de Licenciatura en Historia inédita] Facultad de Historia, Universidad Autónoma de Sinaloa, pp. 30-31.
A inicios del siglo XX, del total de la población, el 40.06% de los hombres estaban
solteros y el 49.48% de las mujeres eran solteras, y solo el 14.38% de los varones y
542 Ibid., pp. 30-31.
218
13.96% de las mujeres eran casadas.543 En 1910 los índices de matrimonios superan
a los números de nacimientos, pero en el transcurso de la coyuntura revolucionaria
esto cambia.544 Entre 1910 a 1916, se registraron un total de 8,254 matrimonios,
siendo 1915 el año con mayor número de matrimonios (1084). Por otro lado, en 1913
se presentó el menor número de partidas matrimoniales (386), en lo que a lo civil se
refiere.
La información religiosa revela que en 1910 se registraron 272 matrimonios, siendo
el año con más registros; mientras que de 1913 a 1920, hay un total de 1015 uniones
de pareja. A partir de ahí las cifras descienden como se puede observar en la
siguiente tabla elaborada por Cielo Salazar en la citada tesis de Licenciatura Los
Sinaloenses y la Revolución: entre la contienda bélica, la cotidianidad y la fiesta .545
Cuadro 4. Número de partidas de matrimonios de 1910-1920.
Fuente: Guadalupe Salazar Perea, Los Sinaloenses y la Revolución: entre la contienda bélica, la cotidianidad y la fiesta, [Tesis de Licenciatura en Historia inédita] Facultad de Historia, Universidad Autónoma de Sinaloa, p. 32.
Durante la revolución los hombres optaban por el matrimonio a una edad que
fluctuaba entre los 20 y 25 años y las mujeres de 20 a 26 años, es decir que hombres
y mujeres se casaban en edades similares.546 Pero, la edad promedio que imperaba
543 El resto del porcentaje restante comprende a menores de edad. 544 Alonso Martínez Barreda, “Economía y Vida Cotidiana en Sinaloa”, 1910-1920, en Octavio Samuel Ojeda Gastélum, Matías Hiram Lazcano Armienta (Coordinadores), Historias de la Revolución en
Sinaloa, México, Universidad Autónoma de Sinaloa, 2011, p. 189. 545 Cielo Salazar, Op. Cit., p. 32. 546 Ibid., p. 32.
219
entre hombres y mujeres que se casaban en el Distrito del Rosario entre 1910-1916,
era de la siguiente: en 100 casos el promedio en la edad de los hombres era de 28
años aproximadamente y en las mujeres oscilaba en 22 años.
Grafica 2. Edades de matrimonios de hombres y mujeres entre 1910-1916 en la
parroquia del Rosario.
Fuente: Grafica de elaboración propia a partir de datos recopilados en Family Search. Org. Archivo de la Catedral Basílica de Nuestra señora del ROSARIO, FONDO MATRIMONIOS, 1910-1917, libros 12 y 13.
Cabe mencionar que la población de El Rosario vivió arduamente la violencia
revolucionaria, la miseria y los temores en esos años; se puede destacar que este
comportamiento no presentó grandes cambios, es decir que en esta región del
estado no se presentaron casamientos de pánico y por el contrario esta práctica se
llevó con algo de normalidad. Aunque los que se “matrimoniaban” tenían una edad
similar en la mayoría de los casos; los que se trasladaban desde otros pueblos y
ranchos a esta ciudad para casarse, fue también algo moderado, por lo que en
aquella época el casarse no te eximía de las responsabilidad de enrolarse en los
ejércitos, sino más bien el unirse a la tropa te garantizaba cierto sustento y
seguridad.
Vale resaltar que estos enlaces matrimoniales se efectuaron pese a que, ante la
salida de funcionarios huertistas y la escasez de gente que los supliera, el miedo
permeó en las instituciones del Estado, por eso entre 1913-1915 encontramos un
Sinaloa sin autoridades, regencia, ni instituciones.
220
Pasando a otro aspecto de estas vivencias revolucionarias. Muy conocidas fueron las
medidas anticlericales de los constitucionalistas en 1915, el jacobinismo norteño
expulsó a sacerdotes extranjeros, los templos fueron usados como cuarteles, los
atrios como vivaques, conventos asaltados y una profanación ostentosa de los
objetos de culto.547 El ataque a la iglesia y la fe, devino en la huida de muchos
religiosos; por ejemplo, el Obispo de Sinaloa se embarcó hacia Mazatlán en octubre
de 1913, huyendo de los constitucionalistas que se acercaban a Culiacán.548
Con la desaparición y ausencia de las autoridades civiles y religiosas, la vida
cotidiana en los días de la revolución no estaba regida por los marcos sociales y las
conductas morales, al desaparecer los encargados de perseguir y castigar los
comportamientos inmorales, el rapto de mujeres, los adulterios, las uniones ilícitas
como los amasiatos es posible que proliferaran. Las relaciones amorosas y sexuales
probablemente tuvieron más libertad, ya que en los momentos de la coyuntura
revolucionaria se ausentó la vigilancia de las autoridades civiles y religiosas, lo que
puede explicar en cierta parte el aumento en los índices de nacimiento y la caída en
los matrimonios.
Max Weber menciona que el efecto “racionalizador del miedo a la ley es muy
penetrante en todas partes, el vigilante domino puritano surge de la necesidad de
subordinación que tiene carácter de criatura bajo el orden racional y metódico.549
Puede ser que durante la coyuntura revolucionaria las medidas de vigilancia que
regían la vida cotidiana de la sociedad desaparecieron por momentos; esta ruptura
se debe a las diversas rebeliones y revoluciones que pasaron por Sinaloa.
Lo que provocó que en estos lapsos miles de sinaloenses emigraran por temor hacía
zonas más seguras en busca de refugio y mejores condiciones para desarrollar la
vida. Con la huida y salida de empleados, funcionarios, y autoridades políticas de
pueblos como de las ciudades, junto a la posterior ocupación de las tropas
revolucionarias, desaparecieran las autoridades morales, que posiblemente se
547 Héctor Aguilar Camín, Lorenzo Meyer, A la sombra de la revolución mexicana, México, Secretaria de Educación Pública, 1997, p.66. 548 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 15 de octubre de 1913, p. 4. 549 Max Weber, Economía y Sociedad Esbozo de sociología comprensiva, Madrid-España, Fondo de Cultura Económica, 2002, p. 481.
221
representó en un aumento de libertad en la vida cotidiana, en torno a las relaciones
sexuales, que en medio de la contienda civil ya no se rigen por la crítica de las
autoridades, por lo que la preocupación de regir las normas y las conductas sociales
disminuyó a medida que el movimiento revolucionario cobró auge. Claro que esto es
muy hipotético y merece una reflexión y análisis más riguroso.
Respecto a otra faceta del tema. Los ejércitos federales y revolucionarios nutrían
ampliamente sus filas con la leva, pero también existía un voluntariado proclamado
por el gobierno de Huerta, que consistía en integrar una fuerza de mil hombres,
dotándoles de un salario de 2.50 pesos por seis meses, y al término se podían
quedar con caballo, montura y equipo.550 Para 1913 las fuerzas federales en Sinaloa
ascendían a un aproximado de 2500 elementos regulares e irregulares como las
guerrillas locales, rurales, voluntarios, etc.
La labor de los federales consistía en defender a las poblaciones afectadas por los
revolucionarios, a menudo la sensación de seguridad colectiva dependía mucho de la
presencia del ejército. Por lo que, en los días de la revolución la opinión general
acerca del ejército federal mejoró considerablemente, individuos y colectivos llegada
la hora se aprestaban voluntariamente en la defensa de sus pueblos, la leva forzosa
era un método que, si bien era utilizado para cubrir los cupos faltantes, en 1913-1914
no se le vio de forma escandalosa en Sinaloa.
En el sur de Mocorito en el pequeño pueblo de Calomato ubicado en el valle de
Pericos, un testigo recordó que ante la proximidad de los revolucionarios, y sobre
todo cuando arribaban tropas de Ramón F. Iturbe, se desataba un temor al rapto y la
leva, motivo por el cual las mujeres y hombres jóvenes se escondían en un recodo
de un arroyo donde se formaba un pequeño islote, y él, siendo niño, se desplazaba
hasta allí para llevarles "lonche" diariamente. Por momentos, solo ancianos y niños
quedaban en el lugar.551
Muchas veces, la leva revolucionaria era más terrible, que la de los federales, los
revolucionarios juntaban a las gentes de los pueblos más pobres y miserables y
550 Sergio Ortega Noriega, Breve Historia de Sinaloa, México, Fondo de cultura económica, 1999, p.271. 551 Samuel Octavio Ojeda Gastélum, Op. Cit., p. 168.
222
formaban sus contingentes en su mayoría que iban mal armados con pistolas y
coahuayanas. Por ejemplo:
Cuando Pilar Quintero se levantó en armas durante en 1912 reclutó por la fuerza a los hombres, llevándolos a asaltar poblaciones y obligándolos a ir por delante sin armas, por lo que muchos desertaban de las filas revolucionarias.552Durante el sitio de Mazatlán, muchos de las tropas revolucionarios que asediaron la ciudad tras un largo sitio desertaban debido a que no les pagaban, ni les daban alimento. Por parte de los federales los periódicos de la ciudad de México aseguraban que la temible "Leva" solo recaería en los individuos vagabundos, respetándose a los trabajadores.553
Viajeros y personas desplazadas de todas partes se movían por el estado, el temor a
la violencia y la inseguridad despertaba todo tipo de conductas recurrentes a la
búsqueda de seguridad. El desplazamiento forzado era una solución que muchos
sectores de la población optaban, ya fuera una emigración continua o un desalojo
temporal. Los desplazamientos forzados fueron originando algunas rutas o vías de
escape, que la población que deseaba salir, las utilizaba. Algunas de las más
utilizadas fueron la línea del ferrocarril sur pacifico, en la que pasajeros venidos del
norte y centro de Sinaloa aprovechaban para trasladarse hacia el sur.554
Aunque algunos viajes se podían realizar satisfactoriamente, lo cierto es que los
revolucionarios al mando Juan Carrasco comenzaron a posicionarse en un promedio
de 20 km. de distancia del puerto de Mazatlán, bloqueando en muchas ocasiones el
paso y el acceso; aun así, los que se aventuraban en la búsqueda de un sitio que
brindara algo se seguridad y confort, así como una vía de escape hacia el exterior
debían llegar a Mazatlán.
En Culiacán una alarma extraordinaria produjo la fuga de muchas familias,
empleados del gobierno, etc. Tras una tergiversación de hechos y conjeturas, que
conllevó a más que una simple alarma, similar a lo que plantea Lefebvre sobre el
Gran pánico. Los “borregos” que circulaban en Culiacán informaban que una partida
552 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 25 de mayo de 1912, p.1. 553 Ibid., 20 de noviembre de 1913, p. 4.
554 Véase mapa 4. Vías de escape y rutas migratorias en la revolución constitucionalista, p. 228.
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de durangueños que merodeaba en las cercanías de la ciudad atacaría de un
momento a otro. Las noticias del norte de Sinaloa informaban la toma de la Villa de
Sinaloa y el abandono de Mocorito por parte de los federales, además del hecho de
que el gobierno estatal había acordado trasladar los poderes del gobierno a
Mazatlán.555
Este repentino cambio sobrevino en un tremendo pánico espontáneo, produjo la
huida de familias y empleados del gobierno que sentían la amenaza de los riveristas
y durangueños que se acercaban a la población. La decisión se tomó de inmediato y
una comisión del gobierno dispuso abandonar la ciudad. En tren los poderes salieron
rumbo a Altata, junto a las principales familias, altos empleados que alistaron para
acompañar al gobierno.556 En el vapor “Unión”, que venían familias de Altata
procedente de Culiacán, propalaron que se estaba quedando completamente solo,
pues la mayoría de las familias habían salido y las pocas que quedaban estaban por
hacerlo. La incertidumbre y el sentimiento de inseguridad comenzaron a permear en
la sensibilidad colectiva de todos los sectores de la sociedad.557
Mientras en Altata llegaba el vapor "Unión" también hubo alarma, y es que no todos podían alcanzar un lugar en barco, por lo que tenían que esperar a que el barco regresara. En el “Unión” se embarcaron el señor gobernador del estado, el Dr. José Legorreta, el Prefecto Jesús S. Elizondo, algunos miembros del congreso y del supremo tribunal, los principales empleados y algunas familias. Cuando el barco fondeó en Mazatlán durante la madrugada se observaba en la cara de las familias gran expectación, y cuando desembarcaron se les pregunto a las familias y empleados del gobierno sobre lo que pasaba a lo que contestaron malas noticias.558 Del Rosario había numerosas familias a las que los revolucionarios no les permitía salir, hasta que entregaran una fuerte suma de dinero. En aquella ciudad los bultos de mercancías que los comerciantes tenían escondidas, eran denunciadas por la población a los revolucionarios, perdiéndose grandes cantidades de dinero, en el pillaje. En cambio, 200 personas salieron de Cosalá rumbo a Culiacán, todas a pie, realizaron el trayecto de los seis días de camino, cuya determinación consistía en la plaza de Cosalá se había quedado sin guarnición. Para ello poco el importo el duro trayecto y el cruzar el rio Vegas cuyas
555 Ibid., 19 de octubre de 1913, p. 2. “se decía que los revolucionarios durangueños eran los más afectos al saqueo y a cometer toda clase de depredaciones.” 556 Ibid. 557 Ibid., 20 de octubre de 1913, p.2. 558 Ibid.
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fuerzas arrastraban una impetuosa corriente, en la que se ahogaron tres personas. Por medio del tren salieron aún más personas para Altata en la espera de un vapor que los condujera para Mazatlán.559
Mapa 4. Vías de escape y rutas migratorias en la revolución constitucionalista.
Fuente: Mapa 4. Elaborado por Reymundo Velarde, con base en los datos recopilados en el Periódico El Correo de la Tarde 1913-1914.
El tema de las familias que ante el incremento de la violencia y la inseguridad son
orilladas a desplazarse forzadamente, forma parte intrínseca de la vida familiar en
tiempos de la revolución. Aquel estilo de vida de los que aparentemente permanecen
al margen de la revolución, donde las relaciones familiares se refuerzan, como
559 Ibid., 26 de octubre de 1913, p. 1.
225
método infalible para combatir el miedo. La llegada de los revolucionarios creaba una
atmosfera de tensión por lo que muy probablemente se avecinaba.
Asimismo, las balas perdidas eran muy comunes en tiempos de la revolución, morir
por una equivocación o por azares del destino, era algo recurrente. Cuando a la
gente le daba tiempo salía para los montes a esconderse o atrincherarse dentro de
sus casas, dichas situaciones presentan un rostro genérico de la violencia
revolucionaria.
Durante el combate último murió un conocido vecino llamado Salomé Zambrano, quien, al estar asomándose a la hora del tiroteo por una ventana, recibió un balazo en el pecho. Se decía también que en el ataque a el Rosario los rebeldes una bomba de dinamita había derrumbado parte del edificio de Cristales, y que había muerto la señorita encargada del teléfono. Se dice que durante el combate registrado en Sinaloa fue muerta una señora perteneciente a distinguida familia. Por parte de los paisanos hubo que lamentar la muerte de un jovencito que al abrir una ventana de la negociación en el departamento donde está la central telefónica, recibió un balazo en el vientre, bala que hirió también a otras dos personas.560
Otra cara de la violencia revolucionaria fueron las alarmas; éstas se desatan
generalmente por las noches, donde se transforma la vida nocturna de las personas.
Por las noches Mazatlán estaba plagada de diversiones que ofrecían una distracción
a los habitantes, la alegría, el entusiasmo, el goce, el placer, la fiesta y la diversión,
se daban noche tras noche, donde la cotidianidad de estas actividades ofrecía una
normalidad a la población. Las alarmas desatadas producían un cambio abrupto de
esa normalidad, donde la paz ilusoria se desploma para dar paso al caos, la
incertidumbre y la expectación.
En Mazatlán, a fines de octubre de 1913, como a las diez y once de la noche numerosos disparos de fusilería pusieron en alarma a todo el vecindario, el Tívoli Mazatleco que daba una función de cine al enterarse los espectadores de los disparos, muchos se aterrorizaron y se aglomeraron pretendiendo todos salir al mismo tiempo. En los barrios de la sociedad de Artesanos donde se efectuaba un baile y los bailadores espantados salieron a la calle y más que de prisa tomaron camino a sus casas. Por el rumbo del mercado que a esa hora estaba muy concurrido al oír los disparos los paseantes en carruajes y a pie
560 Ibid., 27 de octubre de 1913, p. 1.
226
abandonaron aquel sitio. Muchos creyendo que los “carrasquistas” se aproximaban, cosa que no fue así, aunque éstos estaban muy lejos, se sabían lo que un intento de entrar a la ciudad les costaría. La causa que originó los disparos fue que unos soldados dispersos se internaron por la playa, siendo avistados por la avanzada que abrió fuego sobre ellos.561
El Correo de la Tarde hace mención de los rumores, señalando que los rebeldes
pedían la plaza de Culiacán para finales de octubre de 1913. La población que
quedaba se alarmó infundadamente, lo que provocó que desde tempranas horas de
la noche no hubiera persona que se atreviera a dar paso fuera de su protector
albergue.562 Las calles vacías, la inexistente vida más allá de la luz del sol, indican el
sobrecogimiento que se experimentaba los culiacanenses, donde el sitio considerado
como más seguro era el hogar.563 Las familias que salían de Cosalá debían llevar
salvoconducto como requisito indispensable, algunos comerciantes de Culiacán que
habían desempacado sus mercancías las volvieron a empacar nuevamente, otros las
remitían afuera de la población. La Casa Ituarte que en ese momento era el único
comercio grande cerró sus puertas, los recaudadores de rentas empacaron todo y se
fueron a Mazatlán.564
Culiacán se está quedaba solo, pues ya todas las familias han salido y las pocas que quedan están por hacerlo.565 Las noticias oficiales ubicaban que los riveristas estaban listos para avanzar sobre aquella Capital. Las calles de Culiacán otrora concurridísimas como la Martínez de Castro llamaban su atención, debido a su transformación por las fortificaciones que se habían hecho. La calle dos de abril que en las noches de antaño se percibía muy alegre por la música de cuerda, tambora, ahora lucía con tristeza. Los revolucionarios que permanecían por el rumbo de los pueblos de Arrayanes, Calera, etc. No dejaban pasar a los leñeros y zacateros que venían de ese lado.566
561 Ibid., 27 de octubre de 1913, p. 3. 562 Ibid., 30 de octubre de 1913, p. 3. 563 Samuel Octavio Ojeda Gastélum, “Sinaloa: Temores, Angustias E Infortunios”, en Octavio Samuel Ojeda Gastélum, Matías Hiram Lazcano Armienta (Coordinadores), Historias de la Revolución en Sinaloa, México, Universidad Autónoma de Sinaloa, 2011, p. 153. 564 Ibid., 1 de noviembre de 1913, p. 1. 565 Ibid., 18 de octubre de 1913, p. 1. 566 Ibid, 3 de noviembre de 1913, p. 2.
227
Conforme fue avanzando el conflicto los saqueos a comercios, haciendas, ranchos,
etc. se fueron generalizando cada vez más; unos chinos que escaparon del asedio
de Villa de Sinaloa, refieren que Benjamín Hill exigió al comercio de la ciudad un
préstamo de 50 mil pesos después de haberlos aprehendidos y que cuando salían de
la población un grupo rebelde gritaba ¡al saqueo! ¡Al saqueo! Los revolucionarios
durangueños eran más afectos al hurto y a cometer toda clase de depredaciones; en
Guadalupe de los Reyes arremetieron contra la población, mataron algunos
trabajadores de haciendas y minas y se dirigieron a las tiendas de raya para saquear
las mercancías y exigir una contribución de 25 pesos a los dueños, durante las
noches se decía que los rebeldes bajaban a tierras conocidas para cometer toda
clase de fechorías.567
A fines de octubre de 1913, en Escuinapa personas que huyeron del lugar contaron
que en Mazatlán, una partida de revolucionarios había saqueado varías tiendas,
recogieron a cerca de doscientas reses, además hicieron una rejunta de toda la
manteca, maíz, así como todo el camarón que le exigieron al señor Dámaso Murúa
por no entregar los mil pesos de préstamo que le exigieron. En Mazatlán debido a la
constante vigilancia en los retenes y las fortificaciones, orillaron a que en estos sitios
la gente que llegaba de fuera con sus mercancías, vendiera dichas artículos frente a
los retenes, ya que ninguno de estos traficantes podía entrar a la ciudad, por la
sospecha de ser agentes de la revolución, por lo que cuando terminaban tenían que
volver por donde vinieron.568
En el Rosario un vecino contaba que se temía el posible agotamiento del ganado en aquel mineral, ya que los rebeldes mataron a muchas reses de la hacienda de los señores Astengo. En el distrito de Concordia en los minerales de Pánuco, Copala y Santa Lucía reinaba la miseria, según las declaraciones de un vecino en aquellos minerales todo estaba triste y sin movimiento, los artículos de mayor consumo estaban escasos, y los que estaban en existencia apenas si alcanzaba para dos meses. Atravesar esos caminos conllevaba a otros peligros con mil dificultades y privaciones, solo se podía andar a pie y por la
567 Ibid., 24 de octubre de 1913, p. 3. 568 Ibid., 25 de octubre de 1913, p. 2.
228
desembocadura del río Villa Unión, ya que una partida de durangueños de aspecto repulsivo, obraba por esa región.569
Con respecto a las actividades económicas y sociales, Alonso Martínez Barreda
sostiene que éstas no fueron afectadas ni destruidas por la revolución, ya que el
movimiento armado y la violencia se expresaron con mayor fuerza en las zonas
serranas, pero no fue tan radical en las regiones del valle que pudieran
paralizarlas.570 Desde 1910, la economía del estado continúo siendo atractiva para
las inversiones extranjeras, a partir de 1913 Sinaloa experimentó una recuperación
económica con un importante repunte de la producción minera, industrial y comercial,
como consecuencia la vida cotidiana continuaba normalizándose, las actividades
sociales, políticas y culturales eran muestra de ello.571
También nos da a entender que, en cierto sentido los jefes revolucionarios llegaron a
una especie de acuerdo con la vieja oligarquía para resguardar y proteger las
distintas actividades productivas en el estado. Esta relación con la cúpula
revolucionaria consolidó a las empresas, lo que les permitió resurgir en el periodo
revolucionario asegurando capital extranjero y local. Esto representó que las
actividades económicas en Sinaloa tuvieran éxito y marcaran un avance económico
en el comercio, la industria, el transporte y la cultura, que a lo largo de la coyuntura
se caracterizaron por la normalidad productiva y social y la rebelión tuvo poco efecto
en los centros urbanos.572
En los primeros años de la revolución para algunos miembros del grupo oligárquico
no fueron obstáculo para proseguir con sus inversiones. Los problemas que
manifestaron los comercios por lo saqueos fueron eliminados por la dirigencia
revolucionaria haciendo segura esta actividad, dando facilidades para la movilización
de mercancías hacia los mercados del país y del extranjero. Durante tres años de
rebelión, los momentos de mayor auge se vivieron en las dos tomas de Culiacán y el
puerto de Mazatlán, pues las acciones militares se desarrollaron más en la zona
569 Ibid., 30 de octubre de 1913, p. 4. 570 Antonio Martínez Barreda, Las Relaciones económicas y Políticas en Sinaloa, 1910-1920,
Culiacán-México, Universidad Autónoma de Sinaloa, 2005, p. 212. 571 Ibid., p. 140. 572 Ibid., p. 211.
229
serrana. Aun con la lucha armada y pese a las incertidumbres las inversiones se
fueron incrementando, permitiendo nuevas fuentes de trabajo, así como el
mejoramiento de la planta productiva.573
En primer lugar, debo agregar que no estoy del todo de acuerdo con tales
afirmaciones, no es mi objetivo adentrarme en los aspectos económicos de la
revolución, mi propuesta se basa más en el aspecto mental y cualitativo para dar otra
perspectiva a la historia de la revolución. Pero me parece que las actividades
económicas, políticas y sociales si tuvieron desafíos frente a la lucha armada, éstas
no se caracterizaron por la normatividad, ni tampoco fue una época de prosperidad y
auge, ni para los empresarios, ni para la sociedad y el desarrollo de la cultura. Si bien
la revolución se desarrolló en un principio a las zonas serranas, involucrando a los
serranos a la lucha armada, en los valles y centros urbanos si se vieron afectados
por el conflicto revolucionario.
En segundo lugar con esto no estoy negando que pudieron haberse presentado
algunos avances en aspecto económico, pero, no hay porque minimizar, ni dejar de
lado el aspecto mental y la influencia del miedo durante la misma. Samuel Ojeda
escribe que las actividades cotidianas como el trabajo, el ocio y el entretenimiento,
eran sazonados con nuevos ingredientes que le proporcionaban otro sabor.574 Es
decir que la población continuó pese al drama y la tragedia revolucionaria. Las
diferentes actividades de la población sinaloense, se llevaron a cabo siempre con
temor, angustia y expectativa, por lo que acontecía con la lucha armada. Por lo tanto,
durante la revolución no todo fue próspero y pletórico, la repercusión del conflicto
revolucionario causó gran alteración y profundas secuelas en la vida cotidiana y
ordinaria de la sociedad sinaloense.
Por último, las incursiones revolucionarias se llevaron en un principio en la sierra, en
las distintas revoluciones que se manifestaron en Sinaloa. Los ataques de los
rebeldes en la zona era procurarse armas, caballos, dinero y parque, para ello
atacaban pueblos, haciendas remotas y negociaciones mineras, en busca de
573 Ibid., p. 18. 574 Samuel Octavio Ojeda Gastélum, Matías Hiram Lazcano Armienta, (coordinadores), Historias de la Revolución en Sinaloa, México, Universidad Autónoma de Sinaloa, 2011, pp. 166.
230
arsenales ocultos. Las bandas revolucionarias actuaban bandoleros, y entre 1913 y
1915, recorrieron caminos, ranchos y el campo en busca de pertrechos para la
guerra. Los “borregos” alteraban y distorsionaban la realidad en los días de la
revolución, advertían de la cercanía de rebeldes que atacarían una población para
saquear las casas, comercios, oficinas de gobierno cometiendo atropellos contra la
población.
Debido a la intensidad con la que se vivió el conflicto, los rumores se desplazaban
rápidamente por la región, se trasmitían de las zonas serranas y rurales a los núcleos
urbanos. Si bien estos rumores hablaban sobre acontecimientos que sucedían en la
sierra y el campo, conseguían alarmar a la población de las ciudades. De esta
manera, el miedo cubría una gran zona geográfica, además de envolver a otros
actores sociales, no solo a las clases oligárquicas y empoderadas del antiguo
régimen, los extranjeros, comerciantes, la clase proletaria y menesterosa, la iglesia,
las empresas y los medios de comunicación y transporte, etc., se vieron inmiscuidas
por la violencia revolucionaria.
En cuanto a las actividades económicas durante la revolución, no todo fue pletórico,
ni el espíritu transformador de los jefes revolucionarios salió para salvar el día.
Durante el conflicto entre huertistas y carrancistas, el estado se vio envuelto en una
lucha prolongada. Para clarificar esto por ejemplo; en una carta dirigida por un jefe
de apellido Ibáñez al gobernador Riveros, afirma que sus tropas andan de hacienda
en hacienda, practicando lo que Juan [Carrasco] le dice, para la necesaria
comandancia de las tropas, tanto con los caciques ricos enemigos, como de los ricos
partidarios, buscando el aniquilamiento de los ricos contrarios.575
En la sierra, los ataques de los revolucionarios a las negociaciones mineras de
Cosalá, Guadalupe de los Reyes, El Rosario, Pánuco, Santa Lucia, Copala, etc.,
provocó la salida y huida de los empleados y administradores, por lo que pronto en
aquella zona se paralizaron los trabajos ante los atropellos de la población, los
saqueos a las tiendas y casas, los robos, los raptos, así como los prestamos
forzados. En estos lugares la ausencia de trabajos provocó que los negocios se
575 Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa (AHGES), Revolución en Sinaloa, Correspondencia del Coronel Claro G. Molina 1913, Caja 57, Fs. 24-33.
231
abandonaran, la miseria y escasez se desarrollaron frente a la ocupación
revolucionaria que agravaba la situación; la población salió en busca de mejores
condiciones de vida, pues lo artículos de mayor consumo como el maíz, frijol y la
carne empezaron a escasear.
Esta situación se prolongó hasta 1916, cuando llegó a su fin la lucha de facciones en
Sinaloa. Durante la revolución la actividad comercial fue la que recibió mayor daño, la
mayoría de los negocios fueron cerrados y abandonados u ocupados por los
revolucionarios; por ejemplo. En Concordia no existía un solo establecimiento
comercial salvo él que era administrado por un cabecilla rebelde de apellido
Paniagua; quien, de paso, había ordenado saquear la mayoría de los artículos de
primera necesidad de las demás tiendas, así las mercancías, ganado, y demás
provisiones de todo el Distrito fueron a parar el establecimiento de los rebeldes, para
la venta a los vecinos.576
En Mazatlán, que sufrió un asedio de más de nueve meses, se presentó una crisis de
condiciones angustiosas para la población causando miseria y hambre, también daño
seriamente al comercio porteño.
Una importante casa comercial [Culiacán1913] que había empacado sus mercancías, dejándolas almacenadas, hoy remitiolas fuera de la población. La casa de Ituarte que era el único comercio grande que quedaba abierto, hoy amaneció cerrado.577Unas casas tienen sus puertas cerradas, [Mazatlán 1914] porque están haciendo balance y otras han clausurado en espera de tiempos mejores. Puede decirse que el alto comercio no existe en Mazatlán; salvo una que otra casa hace frente a la situación, haciéndoles acreedoras a la gratitud de la ciudad, las demás han cerrado sus puertas teniendo en cuenta sólo el negocio y nada absolutamente la situación cada vez más precaria
La actividad agrícola de Sinaloa también fue afectada durante la revolución, las
revueltas al principio estaban marcadas por el ciclo agrícola es decir proliferaban en
los meses de invierno y volvían en verano para preparar la cosecha, pero los factores
climáticos como las sequías y las heladas de 1911-1914, la falta de agua y de lluvias
576 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 22 de noviembre de 1913, p. 4. 577 Ibid, 23 de octubre de 1913, p. 2.z
232
destruyeron gran parte de las siembras en muchas partes de Sinaloa, lo que originó
un problema de escasez alimenticio sobre todo de maíz y el frijol.
Durante la década revolucionaria, pocos de los hombres que fueron a la revolución,
lo hicieron por el mero gusto de ir a la guerra. La gente se involucró por diferentes
razones, tener un salario implicaba un presente seguro en aquella época; La guerra
fue una forma de vida, aunque los salarios eran bajos en el campo alrededor de 50
centavos y en las minas no eran tan altas, los soldados ganaban $1.50 diarios donde
además podían tener la posibilidad de comer carne de res, de las cuales eran
recogidas por las tropas revolucionarias.578
El proceso revolucionario alteró notablemente las actividades económicas de la
entidad, colocando a los sectores productivos en un proceso de reacomodo que
adoptaron comportamientos ajenos al estándar de vida que habían disfrutado
anteriormente. Al principio, los grupos de hacendados fueron hostigados con
préstamos forzosos y decomisos de mercancías, lo cual trajo como consecuencia,
sino una paralización de las actividades productivas, si un descenso considerable de
la economía que se reflejó en un marcado desempleo y carestía de alimentos. Pese
a los esfuerzos del gobierno y una escasez de ciertas materias primas que, si bien no
llegó a un estado caótico de cosas, produjo un deterioro considerable en los niveles
de vida de la población.579
En Sinaloa comenzaron a escasearse los artículos de primera necesidad; por
ejemplo, en los primeros días de octubre de 1913, en Culiacán la harina escaseaba y
se vendía a $35 la carga. Por lo que los comercios se veían seriamente afectados,
debido a la continua suspensión de las comunicaciones.580 En Mazatlán el aumento
de los precios en los artículos de primera necesidad motivo las quejas de la clase
proletaria, los tomates que hasta hace dos meses los daban a 3 por un centavo, los
huevos faltaban poco para que subieran a doce centavos, la leche fluctuaba entre 50
y 60 centavos el litro, los chiles chiltepines que antes se vendían por puño en un
578 Alonso Martínez, Op. Cit., pp. 68-69. 579 Pedro Cázares, Op. Cit., p.140. 580 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 3 de octubre de 1913, p. 2.
233
centavo, hoy los vendían contados, la carne de cerdo subió hasta los 90 centavos el
kilo.
La dura realidad a la que se enfrentaban los sinaloenses en el otoño de 1913, era
crítica, las cosechas del verano se habían perdido debido a la escasez de lluvias de
ese año; por otro lado, las pocas que lograban sobrevivir eran recogidas y
confiscadas por los rebeldes ya fuera para su consumo o para venderlos ellos
mismos. Las Cosechas de maíz y frijol se habían perdido en todos los ranchos entre
Pánuco y Copala, dejando los potreros y sementeras abiertas para el consumo de los
animales. En Sonora tan solo el 15% de los garbanzales y trigales sobrevivieron; de
Cosalá un arriero que viajaba contantemente a Culiacán para llevar algunas cargas,
notificaba que en aquella región las siembras se habían dado muy bien, caso
contrario a los sembradíos cercanos a la Capital que se perderían totalmente por la
falta de agua.581
Los comerciantes del mercado se aprovecharon del cierre de todos los comercios de
Culiacán, para subir el precio de los artículos de primera necesidad. Al iniciar
noviembre de 1913, se ajustaron tarifas por orden del Prefecto, los lecheros y
panaderos bajaron respectivamente sus mercancías a un más de lo que se les
marcaba en la tarifa. Un huevero iba a ser llevado a la cárcel por vender a seis
centavos el huevo.582
Por otro lado, en El Fuerte la cosecha de garbanzos si fue abundante, pero los
garbanceros se encontraban en el dilema de cómo sacar sus granos de esa región,
ya que en la mayoría de los puntos de la costa eran controlados por los
revolucionarios.583
Las poblaciones “enfebrecidas” hacían compartir sus angustias y sus rencores a las
autoridades. La carestía de alimentos son motivos de motines en la Francia
prerrevolucionaria, en todas partes, en tiempos de escasez frumentaria, se gritaba:
"los panaderos quieren matarnos de hambre"; los chivos expiatorios eran los
581 Ibid, 10 de octubre de 1913, p.2. 582 Ibid, 2 de noviembre de 1913, p. 3. 583 Ibid, 22 de diciembre de 1913, p. 5.
234
panaderos, molineros, así como los comerciantes y acaparadores acusados de subir
su precio, y venderlos con fuertes subidas.584
Cuadro 5. Artículos de primera necesidad y sus precios.
Artículos de primera necesidad.
Precio en 1913 1914 sitio de Mazatlán
Precios en 1877-78 año del hambre
1.- Harina 35 $ Carga. 30 C. kilo 29 $ carga.
2.- Carne res .20 a .50 C. Kilo. 50 C. kilo 0.18 C. Kilo
3.- Azúcar .20 C. kilo. 28 C. kilo 0.50 C. Kilo.
4.- Huevos .5 C. pza. - - 5.- Leche .20 a .30 C.
Litro. - -
6.- Maíz 4.50 $ Hectolitro.
5.50 a 6 $ Hectolitro 2.00 $Hectolitro
7.- Manteca 1 $ kilo 1 $ Kilo -
8.- frijol .60 C. litro 20 C. Kilo 1.50 $ litro
Fuente: Elaboración propia a partir de datos recabados en El Correo de la Tarde 1913, Mazatlán, Sinaloa, a 17 de octubre de 1913, p. 3., Miguel Ángel Higuera Félix y Milagros Millán Rocha, La otra cara del Cañedismo: una sociedad amenazada por calamidades y penurias, [Tesis de Licenciatura en Historia inédita], Culiacán, Facultad de Historia, Universidad Autónoma de Sinaloa, 2009, p. 62. Filiberto Leandro Quintero, Historia Integral del Río Fuerte, Sinaloa-México, H. Ayuntamiento del Fuerte, 2007, p. 352.
La tragedia y los dramas duros de la vida se reflejan en la cotidianidad de los
sinaloenses. Hay quienes todavía se aferran a lo material y a sus posiciones,
costumbres y cotidianidad en los periodos de guerra o en condiciones insostenibles
del horror y la anarquía, así como el abandono de las costumbres más profundas
arraigadas en el inconsciente colectivo.585
La escasez de alimentos, de dinero, la paralización de los trabajos, las
contribuciones, las vías de comunicación, fiestas, diversiones, la trasformación de las
ciudades en prisiones o fortalezas, la seguridad, la sensibilidad, la alegría, la fuga de
los empleados públicos, clérigos, comerciantes, trabajadores, familias, etc. son
reflejo de ese abandono de la cotidianidad y de esa aprehensión que sufren y viven
los sinaloenses bajo la revolución.
La correspondencia revolucionaria revela las dificultades y contrariedades de los
cabecillas revolucionarios que comienzan a preparar la toma de Mazatlán, para ellos
584 Jean Delumeau, Op. Cit., pp. 168-169. 585 Jean Delumeau, Op. Cit., p. 117.
235
los federales representaban el temor mediante la destrucción y el aniquilamiento, por
medio del incendio de los pueblos, así como el fusilamiento de gentes, tal como pasó
en El Venadillo y El Habal. Desde el punto de vista de los revolucionarios, el miedo
existente en los Distritos del sur de Sinaloa se debía a la invasión federal que
amenazaba las vidas, casas y patrimonios de los habitantes; así como el deseo de
aniquilar a las tropas revolucionarios a sangre y fuego.586
En Culiacán estaban llegando gran cantidad de familias debido a la crisis que reinaba
en Cosalá; decían que la ciudad se había quedado sola, por el contrario, el puerto de
Altata lucía concurridísimo, ya que las familias de Culiacán esperaban la llegada de
un vapor que los trasladara a Mazatlán. Algunos otros emigrantes comenzaban a
llegar desde Mocorito, por las últimas noticias que circulaban en la capital, se sabía
que los rebeldes durangueños Arrieta y Herculano de la Rocha, se encontraban en el
Guamuchilar distante a ocho kilómetros de la ciudad. Las familias de Culiacán que
habían salido rumbo al puerto de Altata esperando vapor, llenando como nunca
antes se habían visto a dicha población.587
Lo que Vovelle llama la mentalidad revolucionaria es la violencia en su proceso de
mutación de la explosión espontanea de las formas institucionalizadas del terror y los
tribunales revolucionarios.588 Vovelle establece que la sensibilidad y la vida cotidiana
entran en un balance de cambio que la revolución introdujo en las mentalidades,
ampliando el imaginario colectivo, la sensibilidad y la cotidianidad.
Los sinaloenses que vivieron bajo la revolución presenciaron momentos de cambios
continuos en su imaginario colectivo, sensibilidad, así como su mentalidad, frente a
las diversas formas de miedo que consagra la revolución. La revolución trasgrede y
altera la cotidianidad de los sinaloenses a los lugares a donde hace presencia. La
vida no se detiene y continua pese a los notorios cambios dentro de la estructura
política, económica y social, aunque dichas actividades se vieron afectadas conforme
la contienda bélica tomó su escalada. Es de resaltar como la visión del mundo se
somete al cambio en la actitud tradicional, de irrupción y continuidad, donde las 586 Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa (AHGES) Revolución en Sinaloa, Correspondencia
del Coronel Claro G. Molina 1913, Caja 57, Fs. 24-33. 587 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 1 de noviembre de 1913, p. 3. 588 Michel Vovelle, Op. Cit., p. 117.
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emociones, sentimientos y perturbaciones muestran a una sociedad que vive bajo el
efecto de la coyuntura revolucionaria.
5.3. Una ciudad sitiada: Mazatlán y el miedo bajo la revolución.
Imagen 8. Federales fusilados en Mazatlán.
Fuente: Archivo General de la Nación (AGN), Fondo del Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana (INEHRM) Fotos, Caja 8.6, Exp.382, Foto 1/1.
Las fuerzas constitucionalistas encabezadas por Álvaro Obregón descendieron
desde tierras sonorenses y el norte sinaloense; tras su paso triunfal, para noviembre
de 1913, emprendieron la toma de la capital sinaloense. Lo que lograron sin grandes
dificultades. Tras la derrota de las fuerzas leales a Huerta, se establecieron en la
ciudad, frente al temor natural de una población que nuevamente vivía una
experiencia de ese tipo. Pero cada suceso desencadena sus particulares efectos.
Martín Luis Guzmán enlistado en las fuerzas constitucionalistas recrea la dinámica de la
ciudad, donde la población no daba visos de presencia:
En el Culiacán de aquellos días, era insólito encontrar gente por las calles. Apenas si en la proximidad del mercado se veía discurrir a unos cuantos trasnochadores. Era el Culiacán desierto de los días siguientes al sitio; el de las casas abandonadas; el de las tiendas vacías por el
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saqueo doble-saqueo de los federales al emprender la fuga, saqueo nuestro al entrar. Y la desolación, pavorosa del día, pero semioculta […] en pleno invierno, se alzaba durante la noche, el fondo mismo de las sombras, invisible y real, imponderable e inmediata. Bastaba el recorrido de unas cuantas calles para perder las nociones diurnas, para sentirse vagando en el interior de un cuerpo a quien el alma hubiese sido arrancada, para escuchar, como venido de los más hondo del enorme ser muerto, el latir de las propias arteria, allí la brújula única, contacto único con lo vivo. […] En medio de la más completa soledad siempre se oye de noche, o se presiente, una palpitación vital; en medio de la ciudad en ruinas, las tinieblas son lo más cercano al desvanecimiento del último soplo en la nada. Aún los súbitos fulgores de vida se desnudan entonces de su apariencia autentica, se vacían de su contenido: el perro famélico que pasa de pronto, pasa como el espectro de un perro; la voz lejana nos hiere como un eco-con la mortal deshumanización de la voz en el eco. 589
Los culiacanenses abandonaron las calles, las que no sentían seguras, para
refugiarse al interior de sus hogares. Una prueba de que tenían, por decirlo de
alguna manera, el alma en vilo. La descripción del escritor es amplia, donde se
denotan los temores y los imaginarios que los acompañan:
Culiacán gusto la rara emoción de saberse bajo el imperio de un demonio oculto que sólo se manifestaba en las sombras matando a sus elegidos y que escogía una víctima cada noche. Se aseguraba que parecía oírse el ruido de un coche que pasaba a gran velocidad, algunos decían que aquello parecía cosa del diablo, la aparición fugaz de una araña homicida tirada por un caballo al galope, atravesaba los breves espacios iluminados cruzando veloz, amarillenta, chaparra, bajo la propia lámpara, un grito hendía la noche, y la araña escapaba como poseída de locura. 590
Pues bien, de ese Culiacán con temores transitó un fuerte contingente militar para
enrumbarse al sur sinaloense, donde un objetivo primordial era la toma del puerto de
Mazatlán. En cuestión de días el puerto estaba sitiado y amenazado por las fuerzas
revolucionarias.
Esa ciudad de Mazatlán evoca a la ciudad sitiada que imagina Jean Delumeau en su
libro el miedo en occidente. Una ciudad "divertida y confiada”; al decir del filósofo
Hans Jonas, que no se da cuenta de la precariedad de su situación, y a la que hay el
589 Martín Luis Guzmán, El Águila y la Serpiente, México, PROMEXA EDITORES, 1979, pp. 79-98. 590 Ibíd.
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despertar el miedo. Delumeau habla de la ciudad europea de los siglos XIV a XVIII,
temerosa de la naturaleza de Dios, del Diablo, de los hombres, las epidemias, la
guerra, lo lejano, lo novedoso, del otro y lo diferente, de la noche, y las tinieblas, de
las brujas y fantasmas”. 591Las ciudades del siglo XX distaban mucho de lo que eran
en los siglos XIV a XVIII, aunque los temores siguen siendo los mismos, quizá
trasformados y obviamente multiplicados.
Sylvia Rodríguez aborda el tema de la configuración de los encierros en las ciudades
contemporáneas, toma el caso del Culiacán del siglo XXI, donde el miedo se incrusta
en cada uno de los espacios urbanos demandados o configurados por la sociedad y
define que el miedo urbano sólo podría ser posible entenderlo a través del
imaginario. Las representaciones simbólicas del miedo se pueden encontrar a partir
de elementos arquitectónicos tangibles, como los muros, los accesos controlados, las
cortinas, los alambres de púas o las cercas eléctricas envuelven parte del sistema de
la seguridad y vigilancia.592
En este caso, a finales de 1913, los miedos y entidades terribles como la revolución y
los revolucionarios sitian el puerto mazatleco, lo cual plantea la posición ideológica y
amenaza de un enemigo presente en la práctica cotidiana en la que los temores
trascienden a la sociedad mazatleca y su caótica situación. Este enemigo tiene un
rostro conocido para los habitantes que permanecen dentro, el miedo de los
mazatlecos se debate entre esperar el ataque final que supondría la caída de la
ciudad y la entrada de la violencia, el salvajismo, las depredaciones y la muerte o la
esperanza provincial de la llegada de fuerzas federales del centro de México, que
auxiliaran a la población y expulsaran a los revolucionarios del estado.
En el verano de 1913, el gobierno huertista tenía especial empeño en que el principal
puerto del Pacifico mexicano contara con posiciones militares estratégicas de primer
orden en caso de guerras civiles o extranjeras. Para ello se habían construido
591 Francisco M. Gil García, "Un Pueblo sitiado: Miedos y entidades terribles en la construcción del espacio social de una comunidad surandina, en Gerardo Fernández Juárez, José Manuel Pedrosa, Antropologías del miedo, Vampiros, Sacamantecas, Locos, enterrados vivos y otras pesadillas de la
razón, España, 2008, Calambur editorial, pp. 149-150. 592 Sylvia Cristina Rodríguez González, El Imaginario del Miedo en el diseño urbano de la ciudad de Culiacán, Universidad Autónoma de Sinaloa, 2017, pp. 19-20.
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algunos fuertes en posiciones inexpugnables, como los fuertes Reynaldo Díaz en
cerro de la Nevería, el fuerte de la Montuosa en la loma de la Montuosa. Además,
otro fortín en la Loma Atravesada, así como diversas fortificaciones por el camino del
Ferrocarril, puestos de vigilancia, retenes, centinelas, etc., en los lugares próximos a
la loma y a los accesos de la ciudad.593
Mapa 5. Sitio de Mazatlán y campamentos revolucionarios en 1914.
Fuente: Mapa de elaboración propia, en la página de internet resources.argis.com
Estas fortificaciones, aunque improvisadas se hicieron científicamente, conteniendo
fosos, trincheras, alambrados de púas, minas que se hacían estallar
automáticamente, potentes reflectores, señales de banderas y eléctricas para
ponerse en contacto con la guarnición día y noche. Contaban con depósitos y
almacenes para agua, provisiones y parque, cuartel para los oficiales, tropa, cañones
593 El Correo de La Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 12 de julio de 1913, p. 1 y 2.
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y ametralladoras.594 Los constitucionalistas colocaron sus cañones en las colinas de
la ciudad y comenzaron el bombardeo sobre el puerto, matando a 45 federales y
cinco no combatientes, al amanecer tan pronto como las baterías vertían tiro en la
ciudad cesaron, el general Rasgado ordenó a los soldados y cañoneras responder al
fuego rebelde.595
Un arriero que llegó ayer del rumbo del Potrero nos informa que, al pasar por Puerta de las Canoas, supo que toda la gente que está a las órdenes de Juan Carrasco desde antier ha estado llegando al Potrero, por haber recibido órdenes del Norte, de reconcentrarse en ese punto. Los carrasquistas tenían destacamentos en el Camarón, Cerritos, Los Conchis, Palmillas, Venadillo, Urías y otros puntos. Dice el arriero que la gente de Pazuengo, que se encontraba en Villa Unión, también ha empezado a moverse para el Potrero. 596
La seguridad era demasiado alta, por lo que se prohibieron las salidas y las entradas
a la ciudad. Un día el empresario Rudolf Coppel que tenía que viajar a Culiacán, en
un trayecto normal de 200 millas, terminó por realizar un viaje de 3000 millas, el
acceso terrestre estaba interrumpido, debido a que las tropas revolucionarias que
cercaban Mazatlán, le negaron el paso por sus líneas, así que Coppel se embarcó en
un vapor que lo llevó a San Francisco, para salir en la línea del tren que lo traslado a
San José, de ahí a Nogales y por último a Culiacán.597
El miedo a los encierros proviene del inconsciente, que lo relaciona con las
consecuencias negativas de permanecer enclaustrados en ese lugar por temor a
sofocarse o asfixiarse, situaciones tensas como los sitios trasmiten sensaciones de
muerte inminente. La única salida segura era por mar.
Algunas maestras de los distritos vecinos que habían ido a refugiarse al puerto, salieron a Baja California tras el anuncio de que allí solicitaban maestras, las estimables familias Tellaeche, Záripa, Salmón, Noris y Magaña que venían huyendo de Culiacán, se embarcaron hacían el interior de la República en el vapor “Jackson”. El miedo empezó a hacer estragos también en otros polos de la sociedad como leñadores, carboneros, acarreadores de maíz y fruta, etc., que
594 Ibid. 595 The San Francisco Call, San Francisco, California, 4 de diciembre de 1913, p. 1. 596 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa 19 de noviembre de 1913, p. 2. 597 Ibid., 16 de diciembre de 1913, p. 1.
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venían a trabajar a Mazatlán, tenían miedo de venir al puerto, porque ya se observaban muy pocos en la ciudad.598
A pesar del conflicto revolucionario, los mazatlecos no olvidaban las festividades que
estaban próximas y es que, en los años anteriores, las fiestas carnestolendas del
puerto se habían cancelado, la preocupación se centraba en que las personas que
se ocupaban de promocionar esos asuntos no daban señales de hacer algo. Ahora
vivían una situación apremiante. Los efectos del corte del agua comenzaron hacer
efecto en la población, gente del pueblo, soldaderas y cuanto “bicho viviente”
empezaron a utilizar la zona al extremo del malecón de Olas Altas frente al Hospital
Militar, como excusado público, orillando a la gente a cubrirse la cara y a caminar
más que de prisa, por la peste que se olía en ese lugar.599
Por su parte, en la organización de las fiestas del carnaval, se quería con este
carnaval que sociedad culta del puerto que sufría los horrores de la guerra civil,
tuviera algunos días de regocijo a manera de compensación, en las luchas diarias de
la vida.600 Para febrero de 1914 la empresa de teatro Tívoli Mazatleco, programó el
debut del dueto Turich y Raquito, debido a la buena aceptación que había tenido
antes. Estas funciones hacían olvidar las pugnas políticas y militares, ya que se
convertían en un escape a la incertidumbre.601
La colonia alemana de Mazatlán festejó el cumpleaños del Emperador alemán, desde las diez de la mañana, cerrando sus comercios, la fiesta se llevó a cabo en el jardín de Cervecería, y el teatro Rubio donde hubo fiestas, bailes, luchas, boxeo, y ejercicios de natación. Igualmente se celebraron fiestas niponas en el acorazado Idzumo con el capitán Moriyama y toda su tripulación.602
Los rumores en el exterior no dejaban de señalar que Mazatlán había sido tomado. A
su vez se hacía saber que el puerto no sería atacado por los rebeldes, ya que su
objetivo era el estado de Jalisco a donde pensaban internarse sin pérdida de
598 Ibid, 18 de diciembre de 1913, p. 2. 599 Ibid., 10 de enero de 1914, p. 3. 600 Ibid., 23 de enero de 1914, p. 2. 601 Alonzo Martínez Barreda, “Economía y Vida cotidiana en Sinaloa, 1910-1920”, en Samuel Octavio
Ojeda Gastélum, Matías Hiram Lazcano Armienta, (Coordinadores), Historias de la Revolución en Sinaloa, 2011, Universidad Autónoma de Sinaloa, pp. 200-201. 602 El correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 10 de febrero de 1914, p.2.
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tiempo.603 La revolución había devorado casi por completo al estado, fuentes
rebeldes reportaban para The Sacramento Union en Nogales, Arizona, la captura del
puerto de Mazatlán a manos de los carrancistas, estas afirmaciones en el extranjero
daban cuenta de una realidad distante, pues los rebeldes de Mazatlán sabían
perfectamente que les costaría tomar la ciudad a sangre y fuego.604
La llegada de Felipe Ángeles y sus fuerzas suscitó un movimiento alarmante, puesto
que todos los destacamentos se reconcentraron en el Venadillo y en Los Conchis,
especulando un nuevo ataque sobre Mazatlán.
Las fiestas de la carne pronto dieron paso a las festividades religiosas, por lo que el
párroco llamó a la comunidad a la fiesta en honor del Sagrado Corazón de Jesús, se
convocó a particulares y asociaciones a presentarse a la iglesia, así como a los niños
y niñas para que no dejaran de participar en las procesiones, misa solemne que
duró todo el día, el paso de procesiones en la nave la iglesia y las funciones de
órgano.605
A pesar del cerco establecido en Mazatlán, viajeros y migrantes seguían huyendo del
Rosario hacía Mazatlán, para acceder por los campamentos se necesitaba un pase,
y los que no lo tenían eran detenidos hasta que lo consiguieran. Tras la toma de la
capital sinaloense en noviembre de 1913, muchas familias desalojaron la capital del
estado para salvaguardar sus vidas, huyendo al puerto de Altata y de ahí hacía
Mazatlán. Familias pertenecientes a la elite huertistas, eran funcionarios del
gobierno, comerciantes, miembros distinguidos de la sociedad, etc., quienes no
querían padecer la violencia revolucionaria.
En un escenario plagado de incertidumbre, los adeptos del huertismo que por el
momento no contaban con garantías de respeto a sus vidas optaron por abandonar
sus hogares. Para mediados de 1914 poco más de 4000 personas tomaron la
decisión de huir de la entidad dejando detrás gran parte de sus propiedades.
Agricultores, comerciantes, empresarios industriales y mineros salieron del estado y
sus propiedades fueron confiscadas por la oficina de bienes ausentes y subsidio de
603 Ibid., 25 de enero de 1914, p. 3. 604 The Sacramento Union, Sacramento, California, 6 de febrero de 1914, p. 2. 605 Ibid., 15 de febrero de 1914, p.3.
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guerra, fundada el 13 de agosto de 1913. Durante estos meses dicha instancia
averiguó la postura política de personas sospechosas de haber tenido relación con el
huertismo se juzgaban enemigos de la causa constitucionalista.606
En marzo de 1914 tendrían inicio los cultos cuaresmales, el párroco del Templo del
Sagrado Corazón de Jesús, llamaba a los cristianos a participar en el programa y
actos religiosos: los lunes y sábados tendrían vía-crucis, los miércoles y viernes
rosario rezado, platica y exposición de los deberes cristianos, además de lo ya
indicado los viernes se llevarían a cabo las tres caídas, los jueves y domingos Hora
Santa, exposición y plática. Los enfrentamientos militares no obstaculizaron para que
dentro del puerto se dejaran de lado las actividades religiosas, así como las
festividades, entre otras cosas; si bien el problema de la contienda continuaba, la
visión de la sociedad frente al conflicto era mantener el orden y la calma durante todo
el proceso del encierro, pero sin dejar de lado, la sensación del nudo el estómago,
que representaba garantizar una seguridad absoluta, en las distracciones
cotidianas.607
Los sitios durante la revolución destacaron porque en ellos se recurrió a la lucha
naval y aérea, poco frecuente en la historia militar de la revolución.608 La noticia que
estaba en boca de todos en las calles, era sobre la sublevación del capitán Malpica y
la tripulación del “Tampico”; los rumores hablaban de como el “Guerrero” que había
salido de Guaymas en busca del “Tampico” a Topolobampo y en combinación con el
“Morelos” que había salido de Mazatlán, se produciría un combate entre las
cañoneras en aguas del puerto de Topolobampo, hundiendo el “Guerrero” al
“Tampico”, luego de acertarle varios proyectiles que hicieron explosión en un largo
combate naval.609
Al norte los rebeldes utilizaron el “Pájaro azul”, como así llamaba al aeroplano, para entorpecer la captura del “Tampico” y de su artillería, ya que los revolucionarios precisaban de cañones, en un vuelo sobre la bahía de Topolobampo el aeroplano intento dirigirse a donde estaban los cañoneros “Guerrero” y “Morelos”, donde arrojó de una
606 Pedro Cazarez, Op. Cit., p. 130-131. 607 Ibid., 1 de marzo de 1914, p. 2. 608 Alan Knight, Op. Cit., p. 852. 609 Ibid., 7 de abril de 1914, p. 1.
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altura de 500 metros, unas bombas de dinamita, ocho sobre el “Guerrero” y dos sobre el “Morelos”, explotando todas en el agua, después cuando el aeroplano estuvo a tiro de la artillería del “Morelos” este hizo dos disparos e hizo que el “Pájaro” descendiera bruscamente para no volver aparecer.610
Los revolucionarios estaban con otras inquietudes. Desde hacía varios días los
rebeldes habían suspendido el tráfico de pasajeros y traficantes, las noticias y los
rumores nuevamente anunciaban un ataque sobre Mazatlán, esta versión era
contada por un comerciante de sandias, que había logrado pasar al puerto por un
camino extraviado que transitaban leñadores y carboneros.611 Otras personas que
provenían de los campamentos revolucionarios, burlando la vigilancia, informaban
que no habría ningún ataque sobre Mazatlán y que la orden para que nadie saliese
era porque en los lugares inmediatos estaban abandonados. Se decía que el
movimiento de las fuerzas rebeldes era para la campaña del sur de Sinaloa y el
Territorio de Tepic, en cambio otros aseguraban que se estaban reconcentrando para
un ataque formal sobre Mazatlán.612
Hasta la fecha estamos sin comunicación terrestre; los revolucionarios según decimos en otro párrafo, han extremado las órdenes, prohibiendo de una manera terminante y sin excepción la entrada a la ciudad. Ayer llegaron a los retenes unos carboneros que decían haber burlado la vigilancia que se ejerce en el Venadillo, y en las avanzadas se les prohibió que penetraran a la ciudad. De las canoas que salieron para el confite no ha regresado ninguna.613
Además, la posibilidad de una guerra extranjera con los Estados Unidos era latente,
durante la revolución, la mañana del 21 de abril de 1914 los mazatlecos se enteraron
de la noticia de que americanos y mexicanos se batían en Veracruz y que los buques
de la marina de guerra bombardeaban la ciudad.614 Para muchos era el primer paso
de una invasión general, la patria estaba en peligro, la ocupación alentaba
injustificadamente el intervencionismo y el primer escalón de la anexión.
610 Ibid., 16 de abril de 1914, p. 2. 611 Ibid., 24 de abril de 1914, p. 3. 612 Ibid., 28 de abril de 1914, p. 2 y 3. 613 Ibid., 5 de mayo de 1914, p. 3. 614 Ibid., 21 de abril de 1914, p. 2.
245
La preocupación de una guerra extranjera era latente, la cual proveía diferentes
estados de ánimo entre la población. Por un lado, diferentes muestras patrióticas, y
por el otro, el miedo de la magnitud de tal conflicto. Pero la guerra interna continuaba
por medio de los enfrentamientos entre miembros de la federación y los rebeldes.
Más allá de ese ambiente, otras preocupaciones orquestaban el malestar local, entre
ellas la falta de agua, artículos de primera necesidad alcanzaban un precio
alarmante, subiendo un cincuenta por ciento, siendo otro problema el de conseguir
cambio (moneda fraccionaria), donde vigésimos y centavos estaban desapareciendo,
por lo que no tomaría mucho tiempo ante de que se eclipsaran las monedas de 10,
20 y 50 centavos.615
Estadounidenses y sus familias que residían en Mazatlán, se embarcaron con todas sus pertenencias y equipajes en el acorazado “California”. Durante algunos días nadie había entrado, ni llegado a los retenes, procedentes de los campos revolucionarios y por consiguiente se carecía en absoluto de noticias por aquellos rumbos. Algunos chinos avisados por su ministro sobre las relaciones entre México y Estados Unidos, para que se pusieran a salvo, y salieran de la ciudad, por lo que fueron a refugiarse en la isla de Venados, donde se trasladaron por medio de lanchas.616
Bajo la revolución, las costumbres y comportamientos de la población mazatleca
cambiaron a medida que la comunidad vio alterado su estilo de vida, adoptando
hábitos entorno al miedo y al encarecimiento de la vida. La violencia revolucionaria
condiciona los entornos del nuevo orden de las cosas, regidas en el proceso de
coyuntura corta, que en medida que el conflicto revolucionario se estanca, los
temores se ven acrecentados a partir de las experiencias, las desgracias y los
horrores de la guerra, que condicionan la aparición de nuevos miedos, los cuales
juegan un papel importante en la sociedad que se adapta a sus nuevas necesidades
y circunstancias.
La paralización del agua en las llaves públicas donde a la hora acostumbrada la
gente se suministraba, hicieron circular el rumor de que el vital líquido se había
agotado en los tanques, tal interrupción obedecía a una reparación de las tuberías.
615 Ibid., 30 de abril de 1914, p. 4. 616 Ibid., 1 de mayo de 1914, p. 2.
246
La falta de agua agudizó cada vez más la terrible situación, pues los
establecimientos de masa y tortillas de los señores Maxémin quedaron clausurados
por la falta de dicho líquido. La casa comercial de los Sres. J. Elorza suspendió las
ventas al mayoreo de los artículos de primera necesidad limitando sus ventas al
menudeo, en cantidades no menores de diez centavos ni mayores de 50 de centavos
para cada artículo, por el concepto de que no se vendería más de tres veces al día a
cada persona. La escasez de carne condujo a algunos individuos con especular con
el precio del pescado, ya que individuos acampaban en la playa sur acaparando el
pescado, para venderlo después con el ciento cincuenta y doscientos por ciento de
ganancia.617
A las ocho de la mañana del 6 de mayo de 1914, se apareció el Biplano “Sonora” de
los revolucionarios que se había visto maniobrar en las afueras de Mazatlán, que en
vez de arrojar boletines como la vez anterior, arrojó dos bombas de dinamita que
causaron terribles desgracias entre los pacíficos vecinos, matando a cuatro e
hiriendo a otros diez en la calle del carnaval. La explosión fue tal que estallaron en
mil pedazos todas las vidrieras y todas las vitrinas de las casas cercanas al sitio
donde cayó la bomba.618 El acto fue calificado como una salvajada y nueva muestra
de la barbarie mexicana; era una amenaza nueva, extraña, a la que no se le podía
combatir. Un impulsivo reporte policía comprobó que a 2000 metros de altura, el
aeroplano estaba fuera del alcance de las armas pequeñas.619
Fueron conmovedores los cuadros que se presentaron pasado el primer momento de estupor. Cuatro madres enloquecidas por el dolor, daban gritos desgarradores al ver a sus hijos ensangrentados y moribundos. El vecindario preso del pánico se agitaba sin saber qué hacer. Todo eran carreras, gritos, lamentos, llamamientos a los ausentes, comentarios rápidos de los curiosos; una escena terrible. Los heridos en tanto, permanecían unos sobre las banquetas y otros dentro de sus casas donde los había sorprendido la traidora bomba, en el rostro de los muertos se reflejaba el asombro inmenso del paso no esperado y rápido a la región de la eterna paz.620
617 Ibid., 6 de mayo de 1914, p. 5. 618 Ibid., 7 de mayo de 1914, p. 1. 619 Alan Knight, Op. Cit. p. 853. 620 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 8 de mayo de 1914, p. 4.
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Las noticias que provenían de los campos revolucionarios alarmaban y aterrorizaban
a las familias con la amenaza de un ataque salvaje y atroz, que se llevaría a cabo en
poco tiempo, lo que ocasionó que muchos abandonaran Mazatlán. La hegemonía
empresarial de Mazatlán se debía a los negocios familiares de diversa índole que se
establecieron en el puerto, alrededor de una veintena de familias de diversas
nacionalidades acumularon riqueza y poder.621 Para quienes la inseguridad era su
pan diario.
Durante el porfiriato disfrutaron de un importante estatus social y económico, doce
familias españolas: Echeguren, Hernández, Mendía, Elorza, Lejarza, Somellera,
Herrerías, García y Patrón, dos alemanas: Melchers y Wöhler, Bartning, una
norteamericana: Bradbury, una francesa: Charpentier, una italiana: Cannobio, seis
mexicanas: Haas, Loubet, Felton, Coppel, Rico, y Díaz de León. Con la revolución
amenazando sus vidas y propiedades, algunas comenzaron a salir de Mazatlán
embarcando sus fábricas rumbo a Manzanillo.
Así llegó al puerto colimense Antonio Díaz de León, “con una gran cantidad de
maquinaria para fabricar puros, cigarros, jabones y chocolates; así ́ como equipo de
imprenta y litografía. Su intempestiva huida del puerto sinaloense obedecía a que,
debido a su apoyo al huertismo, las autoridades de aquel lugar buscaban su
aprehensión y la confiscación de sus bienes”.622 Tras un alegato entre las
autoridades revolucionarias de Sinaloa y Colima, el personaje y sus bienes se
quedaron en este punto del Occidente mexicano.
Pero no solamente la familia Díaz de León tomó la decisión de marchar a esas
tierras, otros más se sumaron en dicha empresa migrante:
En el vapor “Limantour” zaparon para Manzanillo, doscientas sesenta pasajeros, entre los que se encontraban distinguidas personas del puerto. Los señores Carega Hermanos recibieron infinidad de solicitudes de pasaje que no pudieron atender, ya que el buque no podía recibir más pasajeros. Sin comprometer su seguridad. Algunos incluso se dirigieron a bordo sin llevar boleto, ya que estos les fueron
621 Ibid., 16 de mayo de 1914, p. 4. 622 Samuel Octavio Ojeda Gastélum, Rebeldía y bandolerismo durante la revolución: Vicente Alonso y el Villismo en Colima (1914-1917), Colima, Col., Facultad de Ciencias Políticas/Universidad de Colima, 2001, [Tesis de Maestría en Historia Regional, inédita], p. 180.
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negados por la agencia naviera y devueltos por el Capitán Erezuma. Desde San Francisco, el vapor “City of Sídney” que se dirigía a los puertos del sur, llegaría a Mazatlán para atender las numerosas solicitudes de pase para Manzanillo. 623
Mientras tanto, con el motivo de los bombardeos en el puerto, un vecino publicó una
carta en el periódico en la que indicaba que cada vez que el avión fuera avistado se
tocaran las campanas de la iglesia para que la gente tuviera tiempo de correr y
ponerse a salvo de cualquier desgracia que cayera del cielo. Los vuelos del “Pájaro
Amarillo” causaban alarma y furor entre la población, aunque el “Sonora” hiciera
vuelos de prueba sobre la isla de la piedra o la isla de O´Ryan, provocaba
expectación entre los mazatlecos. El día 14 de mayo el biplano realizó nuevos
ataques a las posiciones federales, arrojando más bombas que cayeron en los patios
del ferrocarril del Pacifico sur, a su vez los francotiradores carrancistas disparaban y
herían a los civiles en las calles de la ciudad. Por fortuna, para los mazatlecos y los
federales, el 21 de mayo, el avión se accidentó en las cercanías, quedando casi
inservible.624
Ninguna fuente refriere a la efectividad mortal de esos ataques aéreos de mediados
de mayo, pero como bien menciona Marc Bloch -cuando resalta los ataques de los
aviones alemanes sobre Francia durante la Segunda Guerra Mundial-, los ataques y
bombareos aéreos quebrantaban la sensibilidad nerviosa y predisponían el pánico.
No es de descartar que al igual que en estos sucesos narrados por Bloch, en
Mazatlán “por ajustados que sean sus puntos de contacto con la tierra, los
proyectiles no logran alcanzar nunca mas que a un puñado de hombres, en cambio
un ataque de nervios puede propagarse muy lejos y debilitar la capacidad de
resistencia”.625 Nerviosismo y temor que se generaba solo con observar un avión de
ataque en las proximidades.
Pero los temores no solamente se derivaban de mirar el cielo, a flor de tierra
abundaban actores y sucesos que los provocaban. Particularmente, el miedo que
representaban los indios de la tribu yaqui (que acompañaban a los
623 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa 17 de mayo de 1914, p. 3. 624 Ernesto Norzagaray, Op. Cit., p.110. 625 Marc Bloch, La extraña derrota, Barcelona, Crítica, 2003, p. 72.
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constitucionalistas) por lo barbaros y violentos. Estos temores no hacían más que
provocar inestabilidad, el temor se debía a la posibilidad de una ataque a sufrido a
mano de estos indios y que en la caída de la ciudad procedieran a toda clase
salvajismos contra la población de clase alta y blanca. Mucho se temía a las
carnicerías de los yaquis, los americanos contaban que los indios de la región del río
yaqui en Pótam, Sonora, mataban por igual a niños y mujeres, a los hombres que
tomaban por prisioneros les trozaban los brazos a machetazos y sacaban los ojos, a
las mujeres las abrían el vientre y los pechos.626
Mazatlán se encuentra en estado de pánico al día, por los constitucionalistas que están cerrando el cerco sobre la ciudad, y el terror de su enfoque se ve aumentada por la presencia en su por más de 700 indios traídos para la guerra, cuyos excesos prevén cuando sus líderes blancos ordenen la caída de la ciudad, y se temen sean incapaces de frenar.627
En diciembre de 1913, cerca de Guaymas, Sonora, entre 1500 y 2000 yaquis y
mayos fueron reclutados voluntariamente por los constitucionalistas, setecientos de
ellos fueron a parar al puerto de Mazatlán, para reforzar el cerco y reemplazar a los
revolucionarios, posicionados en la Isla de la Piedra. Estos indios pintados como
guerreros barbaros, armados inclusive con sus arcos, flechas y mazas, aterrorizaban
a civiles y militares por igual; se posicionaron con cañones en la Isla de la Piedra,
cañoneando y tiroteado a la ciudad; su silueta, así como sus figuras indiscutibles,
podían ser observados y eran visibles a todo tiempo desde distintas posiciones de la
ciudad.628
Estos aguerridos guerreros fueron agrupados en sus propios regimientos y
comandados por un coronel de apellido Manríquez oriundo de Chihuahua, quien no
simpatizaba con la idea de hacer esperar el asalto final: “si el general Obregón da la
orden yo tomaría la ciudad sin ninguna ayuda”. El miedo provocado por los
626 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 15 mayo de 1913, p. 2y 4. 627 The New York Tribune, Nueva York, Nueva York, 15 de mayo de 1914, p. 2. 628 Antonio Lerma Garay, “El vuelo del Curtiss sobre Mazatlán, en Ernesto Hernández Norzagaray (compilador), La Revolución Mexicana en Mazatlán, México, Universidad Autónoma de Sinaloa, 2010, p. 96.
250
revolucionarios era tal entre los mazatlecos, que tenían que hacer frente a la idea de
morir de forma salvaje cuando la ciudad cayera en manos de los rebeldes.629
La escasez de los artículos de primera necesidad y la falta absoluta de otros
productos, además de la subida de precios, la falta de dinero en metálico y cambio,
produjo que innumerables familias salieran de la población tanto en carruajes como a
pie, ya sea para el norte o sur del Estado. Esta situación de escasez alimentaria
produjo controversias en algunos sectores de la sociedad, la muchedumbre acusaba
a los panaderos, molineros y comerciantes de acaparar y encarecer artificialmente, el
precio de los granos y venderlos con fuertes subidas.630
Antiguamente las mujeres jugaban el papel de motor en las “conmociones”,
provocadas por la carestía y escasez de granos. Defendían la vida de sus hijos y la
existencia física del hogar, lanzándose a los tumultos por el precio del pan y la
angustia en el futuro y la justicia a que deben sujetarse los acaparadores.631 Los
primeros días de junio, unas doscientas mujeres mazatlecas persiguieron el carruaje
del comandante federal, a quien le rogaron entregara la plaza a los carrascistas, ya
que así evitarían mayores sufrimientos.632
Para junio de 1914 el comercio de Mazatlán estaba devastado, las casas tenían
cerradas sus puertas y otras clausuraron a la espera de tiempos mejores. El alto
comercio que tanto caracterizó a Mazatlán durante la segunda mitad del siglo XIX,
había desaparecido. Solo una que otra casa hacía frente a la situación, lo que les
hizo ganar la gratitud de la población. Por la falta de suministro de agua cortada por
los carrancistas, el drenaje no funcionaba y la población hacía sus necesidades a la
intemperie; por eso no tardaron en aparecer las enfermedades contagiosas que
agravaron la situación.633
Otra actitud repetida en los días del sitio que marcaron numerosas alteraciones eran
los motines frumentarios, motivados por la muchedumbre en general. Aunque la falta
de maíz no era absoluta, se denunciaban a los chinos y demás comerciantes de
629 Ibid. 630 Jean Delumeau, Op. Cit., p. 168. 631 Ibid., p. 185. 632 Antonio Lerma, Op. Cit., p. 97. 633 The Sacramento unión, Sacramento, California, viernes 1 de mayo de 1914, p. 2.
251
esconder este producto; esta muchedumbre en gran número se congregaba en los
comercios, gritando, insultando y pretendiendo que las casas quedaran bajo su
disposición. En varias ocasiones las tiendas de chinos eran denunciadas bajo la
sospecha de ocultar el maíz para su venta, acompañados de la muchedumbre, los
gendarmes cateaban las casas.634
En la tienda “La Competencia”, dueños unos asiáticos, a las siete de la noche se presentaron unos gendarmes informándose de la cantidad de maíz que tenían en existencia. La gente que había acudido a la novedad fue aumentando, y algunos comenzaron a apoderarse de los leños que había en la tienda. Hubo el contagio del robo y la bola se echó sobre la citada mercancía. El que había cogido un leño lo defendía como cosa propia y se armó el escándalo. Hubo gritos, palos, injurias feroces y fue necesarios varios gendarmes para disolverá a la muchedumbre.635
En Francia, la muchedumbre que participaba en disturbios se les denominaba
menupeuple o Sans-Culottes, quienes encabezaban revueltas de hambre, para
administrar una ruda, pero eficaz "justicia natural" rompiendo vidrios, asaltando
mercados, incendiando casas, granjas, molinos, pero rara vez cobrándose alguna
vida.636 Para evitar los motines y solidarizarse con los más pobres, otros polos de la
sociedad -como los molineros- molían gratis el nixtamal para las clases
menesterosas. El general Rodríguez repartió maíz, harina y otros artículos de
primera necesidad a una muchedumbre que se dio cita a las tres de la tarde en el
cuartel Rosales. El Correo de la Tarde escribía que la falta de maíz tenía fuera de
quicio a la muchedumbre que esperaba ansiosa una nueva repartición del grano. En
la prefectura del Distrito se hizo una venta de maíz, a diez centavos el litro, la
aglomeración fue tanta que la policía fue incapaz de contenerlos.637
Llevados a la locura por hambre, ciudadanos de Mazatlán se matan para escapar de la inanición. La situación de la ciudad de la costa oeste, que el ejército rebelde del general Obregón ha sido sitiado por meses, se vuelve más desesperada cada hora. No hay alimentos que comer. Bebes mueren a diario en los brazos de sus mamas; madres
634 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 1 de junio de 1914, p. 4. 635 Ibid., 3 de junio de 1914, p. 2. 636 George Rude, la multitud en la historia los disturbios populares en Francia e Inglaterra 1730-1848, México, Siglo Veintiuno Editores, 1998, p. 230. 637 Ibid., 6 de junio de 1914, pp. 2 y 3.
252
que buscas alimentos y familias enteras que han muerto de inanición, y vecinos que sólo se quedan mirando.638
Mientras, los ciudadanos llevados a la locura por el hambre se mataban por escapar
de la inanición. Algunas interpretaciones sobre este momento rayan en el
dramatismo al mencionar que no había más alimentos que comer, bebes morían a
diario en los brazos de sus madres que buscaban alimentos para sus familias que se
morían del hambre, mientras los demás vecinos se quedaban mirando.639
Durante la segunda semana de junio de 1914, el momento más álgido de la batalla y
la miseria en Mazatlán se informaba que quien deseara salir de las terribles
condiciones por las que pasaba la ciudad, lo podría hacer sin obstáculo alguno; la
Jefatura de Armas dispuso que las personas que desearan salir inscribieran sus
nombres en la Prefectura.640 Algunas familias salían por la situación tan crítica; para
estos momentos numerosos comercios locales habían cerrado y la escasez de
artículos de primera necesidad había aumentado; estas personas salían en varios
vehículos llevando banderas blancas, lograban cruzar los campos revolucionarios y
trasladarse a Rosario o Culiacán, donde tenían sus hogares y que habían
abandonado desde hacía varios meses.
Tan solo el número de emigrados que habían salido desde el 6 de junio era de 3,658
personas, de las cuales 1,322 eran hombres, 1,398 mujeres y 938 era niños, además
en el mismo lapso de tiempo habían salido por mar 421 pasajeros, dando un total
4,079 almas que salieron del puerto.641 Esto era posible debido a que el Jefe de
Armas proporcionó pases para que numerosos grupos de personas de todas las
condiciones y edades salieran en busca de mejores condiciones de vida.642
WASHINGTON. 7 de agosto. - La línea exterior de defensa de Mazatlán fue capturada. Hoy por las tropas constitucionalistas, según un informe del Departamento de marina, recibido del Contraalmirante
638 Antonio Lerma, Op. Cit., p.97. 639 Antonio Lerma, Op. Cit., p.97. 640 Ibid, 9 de junio de 1914, p. 3. 641 Ibid., 22 de junio de 1914, p. 3. 642 Ibid., 1 de julio de 1914, p. 2.
253
Howard. Pesados combates están en progreso. Se espera la captura de la ciudad, según el despacho. Muchos residentes de Mazatlán se están embarcando en pequeñas embarcaciones para otras ciudades con puerto marítimo, pero debido a la escasez de los buques sólo unos cuantos llegan lejos.643Mazatlán, México, agosto. 10.- Sigue habiendo una lucha terrible entre las fuerzas federales y constitucionalistas con fuertes pérdidas en ambos bandos. El U.S.S. California está prestando asistencia médica.644
Para la noche del 10 de agosto de 1914, las fuerzas federales por fin cedieron y
evacuaron la ciudad de Mazatlán, para que los constitucionalistas la ocuparan de
inmediato. Todos los presos federales fueron alineados en las afueras del edificio de
la Aduana, para que vieran cómo quince de sus oficiales y dos voluntarios eran
fusilados. Los cuerpos de los infortunados no fueron inhumados, sino que quedaron
expuestos al sol todo el día siguiente. Durante el asedio de los constitucionalistas a
Mazatlán, cientos de personas, nacionales y extranjeros, huyeron en busca de
refugio; muchas otras cayeron víctimas del fuego de ambas partes.645
5.4 La irrupción villista en Sinaloa, la lucha de facciones y el cese de la
violencia constitucionalista.
Alan Knight afirma que no se puede calcular la muerte del antiguo régimen. Poco
antes de que Mazatlán se rindiera, salieron por mar, junto con la guarnición, 92
huertistas. Después de que cayó la Ciudad de México en agosto, para septiembre de
1914, 15,000 refugiados se amontonaban en el puerto de Veracruz, en su mayoría
porfiristas y huertistas, ricos, emigrantes españoles, curas y monjas; huían
temerosos de la represaría revolucionaria, iban en busca del exilio en Estados
Unidos. Para fines de 1914 había una nutrida comunidad de emigrados que
infundados sus temores por la justicia revolucionaria que estimaban súbita y severa.
¿Y qué era la justicia revolucionaria? justicia rápida- respondía Gabriel Gavira.646
Para esas fechas la revolución había triunfado y con ello, tras la caída del huertismo,
lo que seguía era conformar un nuevo gobierno de corte revolucionario. Asunto nada 643 Los Ángeles Evening Herald, Los Ángeles, California, 7 de agosto de 1914, p. 1. 644 Ibid., 10 de agosto de 1914, p. 18. 645 Antonio Lerma, Op. Cit., p.111. 646 Alan Knight, La Revolución mexicana, Del Porfiriato al nuevo régimen Constitucional , México, Fondo de Cultura Económica, 2010, pp. 892-891.
254
sencillo por la diversidad de actores que coronaron ese proceso. Para tratar de
resolver ese problema los revolucionaron buscaron escenarios posibles. La
Convención de Aguascalientes se celebró del 10 al 31 de octubre de 1914, varios
representantes de Sinaloa asistieron: los generales Gaxiola, Riveros, Iturbe, Buelna,
Hay, Laveaga, entre otros. Los grupos ideológicos expusieron sus juicios políticos,
agrarios y sociales; la revolución estaba orientada a la búsqueda de un hombre
Carranza o Villa.647
La Convención escuchó a la delegación zapatista y aprobó en parte el Plan de Ayala
y eligió un Presidente Provisional que ejerciera el poder ejecutivo en lugar del primer
jefe Venustiano Carranza y se nombró a Villa jefe las operaciones para dirigir las
fuerzas de la Convención contra la insubordinación carrancista que desconoció los
acuerdos de este foro de revolucionarios.648 Esto desató en fechas posteriores en
enfrentamiento violento entre las distintas facciones revolucionarias.
Es indudable que 1915 es el año de la experiencia popular de la revolución, pero
también el año del agudo conflicto revolucionario; de las batallas que comprometen
ejércitos de ochenta y cien mil hombres, y de la movilización bélica total en los
grandes ejércitos o pequeñas bandas locales dedicadas a la agresión o a la
autodefensa el abigeato o a la revolución. Es el año de la precariedad y la
destrucción. Debido a la pugna revolucionaria, la autoridad es volátil como la
moneda. Las transacciones menudas en la ciudad de México se hacen con los
boletos del tranvía. La confusión, el aislamiento regional, la violencia y la abolición de
las normas, son la norma. Es el año de las emigraciones masivas a los ejércitos o a
las fronteras, del campo convulso a las ciudades relativamente protegidas en un
proceso que hincha y disloca a las ciudades.649
En el plano regional, los constitucionalistas tenían el poder en Sinaloa, la cual va a
vivir momentos de sosiego. La rebelión villista en Sinaloa estalló el 20 de noviembre
de 1914, cuando el gobernador Riveros se declaró villista junto a otros miembros de
su gobierno. En Mazatlán los Batallones 1º y 5º al saber de la actitud rebelde de 647 Héctor R. Olea, La Revolución en Sinaloa, México, Creativos7 Editorial, 2010, p.142. 648 Alan Knight, Op. Cit., pp. 993-996. 649 Héctor Aguilar, Lorenzo Meyer, a la sombra de la revolución mexicana, México, Secretaria de Educación pública, 2003, p.56.
255
Riveros, provocaron un escándalo; el general Iturbe fue nombrado Jefe de Armas del
Estado por el bando constitucionalista y embarcó con sus tropas para
Topolobampo.650 En la zona limítrofe de Sonora y Sinaloa estallaron los primeros
levantamientos villistas, En San Blas la guarnición compuesta por indígenas mayos
de la región que desertaron en masa al grito de ¡Viva Maytorena! ¡Viva Villa! Estos
indios que formaban el 3er Batallón se habían pasado al bando villista debido a que
no se les cubrían sus haberes y tampoco se les ministraban provisiones de boca.651
La situación de los sinaloenses ante una nueva ola de violencia revolucionaria fue
alarmante, dicho panorama lucía desolador debido a que los temores se prolongarían
una vez más. Mientras unos desertaban, algunos prisioneros de la cárcel pública del
Fuerte prestaron servicios como soldados a las órdenes del Jefe de Armas General
Ángel Flores.652 Entre los desertores del 3er Batallón se encontraba Felipe Bachomo,
que el mismo día en que ocurrieron las deserciones en San Blas, al frente de una
partida de facciosos llegó a Charay a cometer atropellos contra la población e
impusieron fuertes préstamos en efectivo a los pobladores. Tras salir del pueblo y
pasar por algunas congregaciones indígenas situadas a la orilla del rio Fuerte se
incorporaron más sublevados que salieron para Sonora.653
La trascendencia de los sucesos ocurridos en esta nueva y última fase de la rebelión,
fundamentalmente considerada como regional, se circunscribieron a los indígenas,
sus hostilidades y tropelías, en la zona de los pueblos ribereños (incluido Los
Mochis) situados entre San Blas y el mar, donde los blancos o Yoris vivían y tenían
sus intereses. Estos pueblos quedaron asolados en la ruina, el dolor y el luto, pues
vivieron momentos, horas, días y meses de insufrible angustia bajo un clima de
peligro y terror engendrado y mantenido por el desenfreno de la comitiva capitaneada
por el indígena Felipe Bachomo.654
650 Héctor R. Olea, Op. Cit., pp. 143-144. 651 Ibid., p. 146 652 Archivo de Concentración del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Sinaloa, (ACSTJES), Ramo Civil, Oficios Visita e inspección del juez de 1ª instancia a la cárcel pública, El Fuerte enero de 1915 Caja 15, Fs. 4. 653 Filiberto Leandro Quintero, Historia integral de la Región del rio fuerte, México, Creativos7 Editorial, 2007, p.265. 654 Filiberto Leandro Quintero, Op. Cit., p.278.
256
Bachomo era de raza indígena oriundo de la congregación de La Palma, se sumó a
las filas maytorenistas y convertido en caudillo desató la agresión indígena en contra
de los blancos o "gentes de razón" de la región de El Fuerte, especialmente contra
los caciques cuyo exterminio tenía dispuesto y planeado. Se trataba de una lucha de
aspecto racial, de aspecto redentora al sentirse el indio dominado, escarnecido y
postergado por el hombre blanco desde la colonia.655
Estos indios iban armados con arcos y flechas, que en la Villa de Sinaloa habían
combatido a los federales, cuando el constitucionalista Benjamín Hill atacó a la
población; estos soldados yoremes, yaquis, y mayos equipados con instrumentos de
guerra especiales; los yaquis utilizaban tamborcillos que producían un sonido
monorrítmico, acompasado y violento, lo que producía miedo, inquietud y pavor; este
tamborileo significaba la muerte para quienes escuchaban el tambor de los parches,
sacudidos enérgicamente en medio de una lluvia de balas que disparaban los
indios.656
El temor a los indios proviene desde la época de la colonia, donde españoles, criollos
y mestizos, a que tenían en mente una posible sublevación masiva de indios que
irritados y descontentos se abalanzaran con las poblaciones urbanas de criollos,
españoles y mestizos; revertiendo el sistema que los oprimía y les generaba una
estructura desigual y condición de explotación.”657
Temores que se extendieron hasta ya iniciado el siglo XX. Por ejempo, en esas
fechas, la empresa azucarera United Sugar Company adquiría cosechas de
garbanzo en la región de Los Mochis , pero la tarea de compra y traslado del
producto lo realizaba con la ayuda de los indigenas, pues estos: perseguían,
asaltaban, mataban y robaban a quienes no habian vendido sus cosechas a la
compañía, mientras que esta podía trabajar sin ser molestada al grado de ser ella la
única que podía mandar sirvientes a los terrenos dominado por los indios a hacer las
655 Ibid., 278. 656 Saúl Armando Alarcón Amézquita, “La Revolución en el Norte de Sinaloa de ju lio a octubre de 1913", p. 633-634. en Gral. Bri. D.E.M. Martín Terrones Calvario et al (Coordinador editorial) Memoria del 1er. Congreso Nacional de Historia Militar de México, a través de los Archivos Históricos Tomo II,
México, secretaria de la Defensa Nacional, 2015. 657 Pilar, Gonzalbo Aizpuru, Anne, Sataples, Valentina Torres Septién, Una historia de los usos del miedo, México, El Colegio de México, Universidad Iberoamericana, 2009, pp. 58 y 59.
257
recolecciones que los propietarios se veían imposibilitados de llevar acabo sino
querían poner sus vidas en peligro.658 170
La rebelión de los indios mayos del Distrito de El Fuerte estuvo involucrada con la
causa del villismo operante en Sonora, pero en su incidencia y motivación tomaron
un cariz en realidad muy diferente, con enfoques locales y objetivos raciales,
alentados por resentimientos y por su odio ancestral hacia el yori su dominador.659
La prensa extranjera intentaba estar al tanto de lo que pasaba en estas tierras
sinaloenses, aunque sus reportes no eran muy exactos al respecto, pues colocaban
al villismo como la fuerza dominante:
Cuando las tropas de la Convención capturaron Culiacán y tras la salida de las fuerzas Constitucionalistas de Ramón F. Iturbe, en Guadalajara y otras partes del occidente provocaron numerosos rumores por toda la región. Aunque la parte Sur de Sinaloa permanecían algunas partidas constitucionalistas, lo cierto era que no eran fuertes, por lo que lo se hablaba entre el gobierno de la Convención, se tardaría algún tiempo en lograr la completa pacificación de Sinaloa, debido a que la continuidad de la violencia y la inseguridad.660
Los villistas atacaban para diezmar al ahora enemigo constitucionalista y aspirar a
una eventual victoria. En abril de 1915 el levantamiento de Bachomo y en general de
los indios alarmó a la población que rápidamente resintieron las violentas acometidas
pues empezaban a atacar a los convoyes del ferrocarril; al mismo tiempo una fuerza
de 400 indios al mando de Ramón Flores asaltó los pueblos de Higueras de
Zaragoza, San Miguel y Mochicahui, lugares a donde Flores y su tropa esparcieron el
terror, pues en esta zona asesinaron a muchos vecinos, saquearon las casas
comerciales e incendiaron casas.661
658 Tomado de, Javier Fuentes Posadas, Resistencia y rebelión: las batallas de los mayos en el siglo XIX, [Tesis de Maestría en Historia, inédita], Culiacán, Facultad de Historia/universidad Autónoma de Sinaloa, 2008, p. 170. .659 Filiberto Leandro Quintero, Op. Cit., p. 277. 660 The Mexican Herald, Ciudad de México, 30 de marzo de 1915, p. 1. 661 Héctor R. Olea, Op. Cit., pp. 149-150.
258
Los pasajeros que, frente al nutrido tiroteo de los atacantes, unas mujeres de indescriptible pánico lanzaron gritos desaforados implorando con vehemencia el favor y amparo de Jesucristo y la Santísima Virgen. En San Blas al enterarse los vecinos de lo ocurrido experimentaron gran alarma, dado que la guarnición de la plaza había salido a expedicionar, inmediatamente conjeturaban la llegada de los indios asaltantes del tren, cuyo número se estimaba en 200. La reacción principal de muchos pueblos y ranchos de la región Fuerte como Mochicahui, San Miguel Zapotitlán, y San Blas, fue la formar guardias civiles.662
En la Villa de Ahome, Bachomo y sus hombres encontraron una leve resistencia por
parte de los vecinos que, ante el número de los atacantes abandonaron
inmediatamente el pueblo; ebrios, los indios e instigados por algunos yoris
comenzaron a cometer atropellos contra la población, pues incendiaron las casas
comerciales de Leoncio Ruíz y del chino Pedro Ley, además asesinaron a varias
personas del pueblo.663 En junio de 1915, las fuerzas de Bachomo entraron por
primera vez en Los Mochis donde saquearon la población y dieron muerte a varios
vecinos, luego volvieron a hacer lo mismo en la población de Ahome, donde mataron
a más personas y en el rancho La Chuparosa en un lugar llamado Batiquey,
sacrificaron a Martiniano Ochoa.664
Cuando se adentraron los generales Riveros y Macario Gaxiola a Sinaloa, los
carrancistas y villistas sostuvieron duros combates a sangre y fuego, tanto en el norte
de Sinaloa -en los Distritos del Fuerte y Sinaloa- como por el lado de Sur donde los
generales villistas Rafael Buelna, Vidal Soto y Carlos C. Echeverria, se internaban en
los Distritos del Rosario, Concordia y Mazatlán. Por lo que el conflicto de facciones
cobró mayor dimensión en Sinaloa; el conflicto villista-carrancista fue tan violento y
sangriento como los demás enfrentamientos que envolvieron a la sociedad
sinaloense durante la revolución. La barrida a los villistas fue tan atroz que sufrieron
numerosas derrotas, pero desde Choix un rumor informaba sobre la aproximación
desde la sierra Chihuahua la llegada de refuerzos villistas.665
662 Filiberto Leandro Quintero, Op. Cit., pp.278-280. 663 Ibid. 664 Ibid., p. 151. 665 Héctor R. Olea, Op. Cit., p. 148.
259
El movimiento indígena como perturbación no tuvo en un principio la gravedad que
por los desmanes cometidos por los indios llegó a tener en el trascurso de unos
cuantos meses. Entre tanto, las fuerzas carrancistas destacadas en San Blas tenían
como adversario más temible al enemigo villista, la rebelión indígena constituía para
el gobierno carrancista un problema principalmente de trascendencia local. Los
indios armados cometían ataques contra la población blanca, a sus víctimas "yoris",
muertes que Filiberto L. Quintero describe con una clara animadversión al bando de
Bachomo, al comentar que los asesinaban de forma primitiva y salvaje, pues
capturaban a sus prisioneros y les daban libre falso y comenzaban a flecarlos por la
espalda, los mataban en rituales con sacrificios, castraban a los hombres, violaban a
las mujeres, incendiaron poblaciones, saqueaban tiendas, casas, haciendas, oficinas,
recogían el ganado entre otros atropellos.666 La violencia estaba desatada, era
incontrolable, pero esta es exaltada en esta narrativa.
En Charay, La Constancia, San Miguel Zapotitlán, Ahome y otros vecindarios con
frecuencia, se presentaron los excesos de los indígenas rebeldes. En su éxodo las
gentes que vivían en esos pueblos flagelados por los indios, en busca de refugio se
dirigían a San Blas, Los Mochis y también a Guasave y a otros lugares del río
Sinaloa y del arroyo Ocoroni.667
La situación se hizo extremadamente crítica, no ofreciendo ni siquiera la población de
Los Mochis garantizaba la más mínima seguridad para la vida, buen número de
familias se trasladaron a Mazatlán y no regresaron sino hasta cuando por fin los
indios fueron sometidos y se restableció el orden y la tranquilidad.
Si bien, muchos de los que salieron lo hacían porque tenían los medios necesarios,
hubo otros en cambio que sortearon la situación amparándose en el monte, donde
generalmente pernoctaban, de esa forma evadían el peligro ya que no se retiraban
demasiado de sus casas, en su empeño por proteger de algún modo sus modestas
pertenencias.668
666 Filiberto Leandro Quintero, Op. Cit., p. 278. 667 Ibid., pp. 282-284. 668 Ibid.
260
La lucha de facciones comprendía un fuerte temor entre las autoridades carrancistas
al igual que el conflicto entre los huertistas y carrancistas; por otros rumbos de
Sinaloa, ahora el miedo se apoderaba de las autoridades de la facción
constitucionalista, pues eran temidos los villistas al mando de Rafael Buelna quien se
había desplazado desde el Territorio de Tepic para tomar Mazatlán que, al
aproximarse los soldados enemigos, todas las autoridades carrancistas a excepción
del personal del Juzgado de Primera Instancia, salieron alarmados por la llegada de
los villistas.
Secretario del Tribunal superior de Justicia. Culiacán. Tengo la honra de remitir a Ud. un ejemplar del acta de vivita de cárcel practicada con fecha de hoy, así como copia, certificada del oficio de consideración del C. Presidente Municipal en que participa la evasión de los presos Higinio y María Cárdenas, Timoteo Fregoso y Miguel Marano alias "El Tonto" este último reaprendido; habiendo pasado esta evasión después de evacuada la plaza por el mismo Presidente Municipal y demás empleados con excepción del Juez Menor C. Jesús a. Ramírez y personal de este juzgado en virtud de no tener orden para abandonar la población tener seguridad de la alarmante noticia de que el enemigo se aproximaba.669
La situación en el resto de Sinaloa ajena a los conflictos entre las facciones villistas y
carrancistas, era precaria todavía debido a la terrible escasez que se originó en
1914. Sabas Inzunza, secretario del Juzgado Menor en Culiacán escribe un ocurso a
la Secretaria del Supremo Tribunal de Justicia, pidiendo un aumento de sueldo ya
que su sueldo de sesenta y dos centavos diarios, no le alcanzaban para vivir, Sabas
describe que los servidores públicos ganan menos que un jornalero. El funcionario
explica que las necesidades que viven en ese tiempo son adversas y advierte con
empezar a dejar de atender la secretaria, para buscar un mejor modo de vida.
C. secretario del Supremo Tribunal de Justicia. Culiacán. Sabas Inzunza, Secretario del Juzgado Menor de esta Cabecera, con todo respeto, Expongo: Que actualmente, sólo estoy disfrutando el sueldo de sesenta y dos centavos diarios, que hacen imposible la vida en las actuales circunstancias: que si en la actualidad, se ha decretado para un simple jornalero, el sueldo de un peso diario, con mayor razón, los que servimos al bien público, debemos estar mejor remunerados, tanto
669 (ACSTJES), Ramo Oficios, Caja 1915, Visita e inspección del juez de 1ª instancia a la cárcel pública, El Rosario-septiembre de 1915, Fs. 15.
261
por el desempeño de nuestras funciones, como por las necesidades actuales que se imponen: que solo desatendiendo las labores, por atender otras, podía tenerse equidad: que deseando pues, se vea por el Empleado, he resuelto ocurrir ante esa superioridad, a fin de que, tomándose en debida consideración lo expuesto, se resuelva en mi favor, el aumento de sueldo que corresponda en Justicia, y para poder atender, medianamente a las más exigentes necesidades de la vida. Como estimo justa mi petición, ruego atentamente resolverse de conformidad y dictarse las disposiciones que procedan sobre el particular. Protesto mi atención y respeto. Sinaloa junio de mil novecientos quince. Sabas Inzunza.670
Un telegrama enviado al gobernador de Sinaloa informaba sobre la necesidad de
impartir protección y asegurar las garantían de los extranjeros residentes en
Topolobampo, donde eran hostilizados por los indios.671
Con la llegada de los refuerzos villistas a la región estos tuvieron una gran presencia
en Sinaloa, tanto que llegaron a disputar la hegemonía del poder; los carrancistas o
constitucionalistas poseían gran parte del control del estado, siendo los villistas
ocupando la parte Norte de Sinaloa y Sur del estado. Como se puede observar en el
siguiente mapa.
670 (ACSTJES), Ramo Oficios, Caja 1915, Ocurso elevado a esta Superioridad por el motivo de aumento de sueldo al Secretario de Juzgado Menor de Culiacán Sabas Inzunza Culiacán -junio de
1915, Fs. 2. 671 Archivo General de la Nación, (AGN), Galería 2, Secretaria de Gobernación, Gobernanza/Vinculación con los Estados, caja 53, exp. 744, septiembre de 1915.
262
Mapa 6. Lucha de facciones en Sinaloa.
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos recopilados en los libros Historia integral de la Región del rio fuerte de Filiberto Leandro Quintero, y La Revolución en Sinaloa de Héctor R. Olea.
El 28 de octubre de 1915, un agente del ministerio público en su visita reglamentaria
a la cárcel pública de la ciudad de El Fuerte, informó que cuando la ocuparon los
villistas, éstos liberaron a varios presos de la cárcel pública y el resto de los
prisioneros fueron puestos en libertad provisional debido a que la población estaba
263
siendo evacuada.672 La razón se debía a una noticia que desde Chihuahua marchaba
al estado de Sinaloa una columna villista que se dirigía a El Fuerte para ocuparla y
reforzar a las fuerzas de Riveros, Bachomo y Gaxiola, en número de 2 mil hombres
mandados por Juan M. Banderas, Orestes Pereyra, Pablo Ciañez, Ángel Barrios,
entre otros; se trataba del combate de mayor proporción en el curso de la revolución
en Sinaloa.673
En la región de Mocorito un cura de la parroquia de Mocorito de la Purísima
Concepción informaba al Vicario General de Sinaloa que una pareja deseaba
casarse cuanto antes para evitar el lamentable estado de las cosas que reina en ese
lugar, debido a la prolongada lucha revolucionaria y su temor a que las cosas
siguieran y seguir padeciendo los terribles padecimientos del estado de miseria en el
que vivían.
Muy Nuestro Señor Vicario General: Sinaloa. Se han presentado ante mí con el fin de contraer matrimonio Andrés Lao, y Maclovia Esparragoza, el primero es soltero, de cuarenta y un años de edad originario de Cantón, China; y vecino de este lugar hace catorce años, hijo legítimo de Choenag Lao, y de Mila Loy.- la segunda es viuda hace siete años, de treinta y cinco años de edad, originaria de Badiraguato, y vecina de este lugar hace diez y ocho años; hija legítima de Ignacio Esparragoza, finado y Francisca Miranda que vive.-como dela información levantada al efecto, resulta que la pretensa fue feligrés de la parroquia de Badiraguato, el pretendiente suplica humildemente a su santidad de digne conceder dispensa de envió de exhorto a aquella dicha parroquia exponiendo por sus causas 1ª, la necesidad que tiene de que su enlace se verifique lo más pronto posible, para atender a sus negocios, 2ª el grande interés de salir del miserable estado en que viven y tercera el temor de que sigan en la misma mala vida si se les niega la dispensa. Dios nuestro señor guarde a S.S. muchos años ministro, noviembre 11 de 1915. Pbro. Francisco J. Reyna.674
Más al norte, no eran los deseos de unión los que predominaban sino los augurios
de nuevas confrontaciones. El 15 de noviembre de 1915, los villistas al mando de
Banderas, Pereyra y Bachomo cruzaron el río y arribaron al Taste y cortaron la
672 (ACSTJES), Ramo Oficios, Caja 1915, Visita e inspección del juez de 1ª instancia a la cárcel pública, El Fuerte octubre de 1915, Fs. 10. 673 Filiberto Leandro Quintero, Op. Cit., pp. 292-293. 674 Archivo Histórico de La Parroquia de Mocorito de la Purísima Concepción, fondo matrimonios 1915, libro Núm. 13, fojas 416-417.
264
comunicación telefónica de Los Mochis. El martes por la madrugada la caballería
villista asaltó a la población de los Mochis, abriendo fuego con sus armas profiriendo
maldiciones y gritando ¡Villa! ¡Villa! ¡Grite Viva Villa! ¡Mueran los Gringos! En todas
partes se escuchaba un pandemónium: gritos salvajes, alaridos, disparos de armas
de fuego, lloriqueos de mujeres, el ruido terrorífico y escalofriante de los tambores
indios. En ese ambiente de pánico y de euforia los indios asesinaron a algunos
vecinos de la población.675 Las acciones de las tropas desenfrenadas entregadas al
saqueo, asesinatos, destrucción y violencia no tenían precedentes en la región.
Tras el ataque, el jefe indígena y las tropas villistas abandonaron la población
cargadas con un cuantioso botín producto del saqueo al comercio y las casas de los
norteamericanos, y de cometer numerosos atropellos. Un día después del saqueo de
Los Mochis, las familias y ciudadanos norteamericanos y sus familias buscaron un
refugio a la inseguridad, saliendo a Topolobampo ya que ahí se encontraba el
acorazado “Annapolis”; por las mismas razones los mexicanos salieron del lugar,
algunos aisladamente y en caravanas llevándose lo que podían dirigiéndose para
Topolobampo, en cambio otros decidieron alejarse a otros distritos.676
Específicamente, abordando 60 carros tirados por mulas arribaron a Topolobampo,
en vista de la escasez que ahí se vivía y a la falta de provisiones continuaron hasta
Guasave y otros puntos comarcanos del lugar.677
Por cuarta y última vez, villistas e indios atacaron Los Mochis, ensañados contra los
norteamericanos, saquearon el almacén de azúcar de la compañía y robaron las
casas de los colonos Louis Robertson, William Drewin y Fred Mulkey. En el clímax de
aquella hostilidad el domingo 21 de noviembre de 1915, llevaron a cabo la quema de
Los Mochis, incendiaron y redujeron a cenizas gran parte de la ciudad. Las casas de
José P. Scally prominente colono, la de Mead A. Lewis agente consular de los
Estados Unidos, la residencia del señor Johnston y el edificio de las Oficinas
Generales, fueron extinguidas; se incendiaron también la Oficina General de la
Sinaloa Sugar Co., la "Botica Nueva" del Dr. Lindley, además de muchas casuchas
675 Filiberto Leandro Quintero, Op. Cit., p. 297. 676 Ibid., pp. 299-301. 677 Ibid., pp. 301-302.
265
comprendidas en el perímetro de la población; el domingo por la tarde los últimos
reductos villistas salieron dejando la población en la ruina, de las víctimas de esta
incursión se recogieron 28 cadáveres insepultos e incinerados.678
Tras el rompiente de Villa con el gobierno de los Estados Unidos los hombres de Banderas y Bachomo no hacían excepción alguna a los miembros de la compañía y la colonia estadounidense. Un contingente de indios que llegó a las oficinas generales de la compañía demando a los americanos presentes bajo pena de vida, la entrega de las armas y parque que tuvieran en su poder. Felipe Bachomo, con su escolta de 50 hombres demando ver a los estadounidenses donde registro la casa del sr. Lewis, pero Harold F. Jones, Clerence Edmunds, y Miller Jordan se negaron a hacerlo en un principio. Bachomo registró la casa, los cuartos, y las camas hasta encontrar en un cuarto donde estaban sentadas unas mujeres arriba de un colchón, un arsenal de rifles, pistolas, escopetas y bastante parque para todas. Los norteamericanos temiendo la reprimenda del líder revolucionario, éste solo se remitió a decir ¿por qué no tenían más confianza en mí diciéndome la verdad?679
Ante esta situación, las autoridades norteamericanas optaron por defender la
integridad de sus connacionales, así que, para el último tercio de noviembre de 1915,
se informaba:
Almirante Winston, comandante de la flota del pacífico, Fue ordenado frente a San Francisco a Topolobampo, México, hoy con su Buque insignia, el crucero San Diego, que llevará también 275 marines adicionales, listo para aterrizar para proteger a los otros extranjeros. El San Diego navega mañana, la cañonera Annapolis que ya está en Topolobampo, protegiendo estadounidenses y las plantaciones de azúcar, por incursiones de los indios.680
Como el panorama estaba enrarecido, los carrancistas decidieron dar un ataque
decisivo a todas a las partidas villistas de Sinaloa atacando su cuartel general en
Jaguara. Tras una serie de combates los villistas fueron completamente derrotados.
Banderas y Bachomo tuvieron que rendirse sin condiciones con 1,200 hombres en
Movas. La campaña finalmente emprendida ofrecía el tentador aliciente del botín,
como fruto del pillaje cometido en sus asaltos a los pueblos del Distrito del Fuerte en
678 Ibid., p. 303. 679 Ibid., pp. 298-300. 680 San Bernardino Daily Sun, San Bernardino, California, 25 de noviembre de 1915, p. 1.
266
1915, tanto para los soldados mismos como para los que no lo eran. De manera que
numerosas personas, ajenas a la milicia, iban detrás de las tropas con el incentivo de
la rapiña, posesionándose de cuantos objetos tenían a su alcance.681
Un norteamericano comenta: las historias que se cuentan, de combates desesperados a lo largo del río Fuerte, fueron exageraciones y sin fundamento alguno. Se puso más atención en recoger el botín de los indios y en saquear lo que quedaba por las tropas. Las tropas carrancistas que llegaron a los Mochis limpiaron todo aquello que los excursionistas habían dejado, aun invadiendo las casas de los norteamericanos. Los oficiales no podían controlar a los soldados y nada se hallaba seguro en los Mochis hasta que las fuerzas fueron reconcentradas en San Blas.682
Tras la derrota de los villistas en el norte de Sinaloa, el General Diéguez envió un
comunicado a la prensa de la capital donde informaba que las tropas
constitucionalistas perseguían a los últimos grupos riveristas y gaxiolistas que
operaban en la región sur de Sinaloa, por lo que aseguraba que pronto quedaría el
estado en completa tranquilidad.683
Por esto, la prensa extranjera señalaba que la violencia y el temor se habían
extinguido. Puntualmente resaltan que:
Americanos y otros intereses extranjeros En el valle yaqui ya no están en peligro. La mayoría de los indios han salido y allí hay tropas suficientes para asegurar la protección, según informes telegráficos al departamento de estado hoy de la costa se fue. No hubo historias de vida entre los norteamericanos u otros extranjeros durante las
incursiones recientes…
Los indios rebeldes han desaparecido de la región de Los Mochis y la Oficina Mexicana extranjera ha informado a Charles H. Parker, el agente del departamento de estado en la Ciudad de México.684
Finalizada la amenaza villista en Sinaloa, se relajaron los levantamientos armados,
aunque la lucha continuaba en otras regiones del país. La violencia revolucionaria
que tanto afectó a la sociedad sinaloense empezó a disminuir por un tiempo. Para el
681 Ibid., p. 305. 682 Ibid., p. 306. 683 El Pueblo, Ciudad de México, 5 de noviembre de 1915, p. 3. 684 San Bernardino Daily Sun, San Bernardino, California, 25 de diciembre De 1915, p. 3.
267
periodo de 1916-1917, las preocupaciones centrales de los sinaloenses se centraban
en la reconstrucción de sus vidas, así como solucionar otras afectaciones menores.
Después de la rendición de los villistas, Bachomo fue remitido a la Ciudad de México,
donde quedó internado en la prisión de San Tlatelolco. De México se le condujo a
Culiacán, donde el 7 de octubre de 1916, un consejo extraordinario de guerra lo
condenó a muerte. De Culiacán fue trasladado a San Blas y en Los Mochis una
multitud de hombres, mujeres y niños se congregó morbosamente a presenciar el
acto del macabro fusilamiento. En contraparte, personas extrañas que, poseídas de
una fe supersticiosa en torno al "espíritu milagroso del indio Bachomo", acudían a la
tumba con su piedra, flores o con velas, solicitando o esperando un milagro.685
El indio Felipe Bachomo, terror del Distrito del Fuerte, se encontraba ya en la Estación de San Blas, de paso para los Mochis, lugar expisitorio del cabecilla. En la fecha indicada, se encontraba en esa Estación los señores Bernardo Cárdenas, Manuel G. Romero y Bruno Félix, quienes hicieron una visita al indio. Sabiendo este que dichos señores salían en viaje al Fuerte, les explicó llevar las cartas, para que las dejasen en el pueblo de Tehueco. Así se hizo, con permiso de la autoridad militar. Se conjeturaba la que Bachomo deseaba comunicar a la autora de sus días el lugar en donde tiene enterrados sus tesoros. El terrible indio fue fusilado el día 18 de octubre, en el pueblo de los Mochis. Murió cobardemente: Lloró.686
En el plano nacional, a principios de 1917 se inició la etapa ideológica de la
Revolución Mexicana, el Congreso Constituyente de Querétaro dio los cauces
doctrinarios para la formación de una institución de derecho. Ideas políticas diversas
se manifestaron en la asamblea: la doctrina agraria, la redención humana de los
trabajadores, la justicia social para la clase media, las libertades humanas y
políticas.687 Tiempo después una comisión de sinaloense llegó a la ciudad de
Guadalajara; unos periodistas los entrevistaron sobre la situación política y
económica del Estado de Sinaloa, ellos señalaron que la situación política era
inmejorable entre el Gobernador del Estado y algunos descontentos de su
administración, cesaron por completo, laborando en pro del progreso del estado.
685 Filiberto Leandro Quintero, Op. Cit., p.308. 686 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 20 de octubre de 1916, p.1. 687 Héctor R. Olea, Op. Cit., p. 166.
268
Se decía que el gobernador podía hacer contantes viajes entre Mazatlán y Culiacán sin ser molestado en lo más mínimo, estos funcionarios aseguraban que la seguridad en el estado era completa pues no había más que los indispensables robos en las poblaciones de poca importancia, pero el bandidaje no existía en Sinaloa. Se había extinguido. Mazatlán se estaba recuperando de los acontecimientos de 1914, que la habían arruinado, la actividad comercial, y el dinero abundaba. Las industrias estaban floreciendo, las cosechas en el Estado se aseguraban eran magnificas pues la mayoría de las cementeras se habían logrado y se decía que había maíz y frijol en abundancia.688
Así, durante todo el proceso revolucionario, la manifestación del miedo en Sinaloa se
debió en su mayoría a los peligros y adversidades de la violencia revolucionaria, tras
la derrota villista en Sinaloa, ocurrió la subordinación de los líderes locales al
movimiento constitucionalista y después al obregonismo, lo que propició que en el
Estado, las luchas internas y por lo tanto los temores, la violencia y la inseguridad
que se desataron, no propiciaron que se extendieran en Sinaloa o se expresaran
más allá de 1917.
688 El Informador Diario Independiente, Guadalajara, Jalisco, 14 de octubre de 1917, p.3.
269
CONSIDERACIONES FINALES.
Es indudable que la revolución desempeño un papel importante en la manifestación y
propagación de los miedos en Sinaloa, donde la inseguridad y la violencia repercutió
entre la sociedad durante los años de 1911-1915, donde el caos revolucionario tuvo
su mayor auge en la región. Estos temores se vieron agudizados por el paso de los
ejércitos revolucionarios, donde a lo largo de los diferentes apartados de esta
investigación se hace énfasis en el aspecto de la violencia, la cual se extendió por
toda la geografía sinaloense.
La revolución fue un cambio abrupto para la sociedad sinaloense, lo cual género
mucho más miedo al propagarse el caos y la violencia por todo el territorio, lo que
conllevó a que la gente realizara cambios y tomara otras actitudes para resguardarse
y protegerse de las amenazas del conflicto bélico.
A pesar de que durante la paz y la seguridad porfiriana ya existían temores e
incertidumbres de otro tipo y a menor escala, con la revolución esos miedos
presentaron aspectos de continuidad, ya que no terminaron durante el ocaso
porfirista, pues siguieron prevalenciendo, solo que la violencia y el caos ocuparon
una preocupación central, por lo que la mentalidad de la gente no cambió aunque
cambiara el orden político; y los miedos prevalecieron ya que estos no desaparecen,
por lo que hay otro tipo de estructuras mentales, cognitivas y sociales que generan
esos miedos.
Por otra parte, lo que se logró con esta investigación fue darle un enfoque y un
abordaje diferente al porfiriato y la revolución, desde una narrativa del miedo donde
se pudiera observar una faceta menos conocida de estos periodos; es decir, no
caracterizando como otros estudios han caracterizado al porfiriato, como el de una
paz impuesta y el de una revolución que significa el rompimiento de esa paz. Por
eso, en la parte inicial de esta investigación se explora la existencia de miedos e
incertidumbres durante los tiempos del orden y la tranquilidad porfi riana. Por ejemplo;
durante el porfiriato había temor de la gente hacía los bandidos, independientemente
si había paz, la figura del bandido provocaba un miedo que era vivido solamente en
regiones serranas por lo que era muy localizado.
270
También existieron otras incertidumbres que hicieron su aparición como las
carestías, las enfermedades, las calamidades de la naturaleza (sequias, plagas y
ciclones), asimismo existieron otros temores más tradicionales y arcaicos que
corresponden al mundo de las creencias, que permanecen dentro de la mentalidad
como el miedo al diablo, la muerte, a Dios, la oscuridad, la noche, los aparecidos, los
otros, etc.
El orden porfiriano proporcionaba cierta seguridad y estabilidad social. Cuando la
población padecía de alguna perturbación era el gobierno y las autoridades quienes
en la mayoría de los casos mantenían a raya cualquier desborde de sensibilidad que
desataran las hambrunas, los factores climáticos, los motines militares y la
inseguridad, etc.
En la mayoría de los casos estas afectaciones no alteraban en gran medida la
cotidianidad de la sociedad porfirista, ya que muchos de estos miedos no se
desbordaban, sino que se enclavaban en ciertas regiones afectando principalmente a
las clases menesterosas y proletarias. En esa época imperaba la idea de un largo
porvenir esperanzador y pletórico para México, porque durante muchos años se vivió
bajo la noción de una certidumbre duradera.
Los últimos años del régimen fueron adversos y provocaron diferentes sentimientos
debido a las continuas crisis donde bajaron los niveles de vida, que elevaron la
marginación, el desempleo y la miseria; gran parte de la población no estaba
preparada para los cambios bruscos y radicales que los miedos desatados
producían, por lo que debido a su prolongación, estas perturbaciones permearon en
el colectivo ante la idea de un futuro incierto.
Durante la revolución, los miedos tenían una modulación distinta, a como se
comportaban durante el porfiriato, es decir cuando prevalecía el orden y la calma.
Durante el caos revolucionario, los miedos y la sensibilidad de la población
mantuvieron aspectos de continuidad; los revolucionarios recorrían la sierra en busca
de armas, dinero y parque, en sus primeras acometidas, saqueaban los pueblos
serranos, imponían préstamos forzados a los dueños de haciendas y minerales, por
lo que sus movimientos recordaban al bandolerismo del siglo XIX. La falta de armas
271
al principio de la revuelta propició que la sociedad sintiera la revolución como lejana,
aislada y escondida entre las montañas de la sierra.
Esto provocó una sensación de falsa seguridad, pero cuando las incursiones
revolucionarias fueron cada vez más frecuentes y amenazaron seriamente la
tranquilidad, gran parte de la población comenzó a huir a las ciudades, debido a que
los primeros levantamientos respondían al odio y deseo de venganza de los alzados,
propagando una especie de Grande Peur en muchas partes de México, cuyo miedo
era sentido por un sector de la sociedad porfirista, principalmente los caciques
locales, los autoridades porfiristas y la clase oligárquica. Como también se extendió a
demás sectores de la sociedad.
El miedo durante la revolución en Sinaloa fue algo que se manifestó incluso antes de
que se escenificaran los hechos de armas en la región. Este temor era alentado por
lo rumores o “borregos” que se encargaban de propagar el miedo y la alarma;
usualmente la población relacionaba estos rumores con la revuelta generada en
lugares como Chihuahua y Durango, por lo que en ocasiones desataban verdaderos
pánicos colectivos, el cual se apoderaba de los pueblos serranos mediante la idea
infundada, en la que los revolucionarios se acercaban para cometer saqueos y toda
clase de tropelías. Esta situación se asemejaba al Gran Miedo acontecido durante la
revolución francesa, donde las poblaciones se alarmaban con la aparente
aproximación de grupos de bandidos y vagabundos para saquear los pueblos y
cometer toda clase se atropellos y actos salvajes. En estos casos, también se
sumaba la idea de la venganza popular y la imagen del tribunal revolucionario que
consistía en el castigo de la clase opresora.
Los "borregos" hablaban sobre la aproximación de los grupos revolucionarios en la
Sierra Madre Occidental, en los limítrofes con el estado de Durango. El avistamiento
de estos hombres armados despertaba temor entre los vecinos de pueblos serranos
que trasmitían y difundían estas noticias por diferentes medios como las
publicaciones de la prensa, las correspondencias, las partes oficiales del ejército, el
telégrafo, el teléfono, etc. Estos medios de comunicación convertían estas noticias en
rumores, pues no solo las daban a conocer, sino que en el proceso se le modificaba
272
y exaltaba, con lo cual la mayoría de las ocasiones estos rumores se esparcían con
una facilidad y rapidez impresionante a todos los centros poblacionales,
principalmente en las ciudades que se encontraban en los valles y costas de Sinaloa.
La frecuencia de los “borregos” fue alta durante los primeros meses de la revuelta;
muchas veces se alteraban por las imágenes de tropas que se divisaban por el
campo, que alteraba la normalidad de estas poblaciones, donde la vista y el oído
jugaban un papel muy importante, ya que en ocasiones creaban verdaderos
momentos de autosugestión mediante los ruidos, murmullos, sonidos particulares de
la caballada, los balazos al aire, o instrumentos como el clarín y las trompetas; lo
anterior desencadenaba momentos de gran alarma que alteraban las conductas y las
emociones colectivas de estas poblaciones que se encontraban bajo el gran miedo.
Cuando la violencia revolucionaria inició su descenso de la sierra para internarse en
los valles y la costa de Sinaloa, se produjeron algunos cambios dentro del orden
social, politico y economico, lo que no significó que la estructura de la sociedad
cambiara. Con las principales plazas del sur y centro del estado siendo asediadas
por los revolucionarios, la situación se tornó más caótica; la violencia revolucionaria
se fue trasladando a nuevos espacios y nuevos actores: la sociedad urbana fue la
que padeció en gran medida el caos de la revolucion, lo que provocó que las
autoridades y el gobierno funcionaran a medias, los medios de comunicación y
transporte de la epoca se vieron interrumpidos, se produjo la emigración del campo a
las ciudades y el eclipse de la clase oligarquica porfirista que huía hacía el
extranjero.
Los miedos relacionados con la violencia y el caos revolucionario presentan, sobre
todo fases de continuidad durante todo el proceso, si se comparan los temores
afligidos primero en el levantamiento maderista y luego en el zapatismo, éstos
convergen primero a través de la difusión de los rumores y las falsas alarmas
propagadas por la prensa y otros medios, para después padecer los hechos armados
y violentos lo que va elevando el setimiento de inseguridad. La imaginación
incrementaba la sensación de alarma, a partir de algo que, si bien podía no existir, en
el caso de los rumores, siempre se convertía en una espera dolorosa.
273
El rostro de la violencia zapatista tuvo gestos particulares: primeramente, lograron
una extensión territorial importante, que incluso sus últimos estertores al momento de
la derrota seguían causando caos y sufrimientos en distintas parte del estado.
Además, este fenómeno significó un desequilibrio en todos los niveles de vida,
asolando las haciendas, pueblos, ranchos, etc.; estos rebeldes lograron
desestabilizar por momentos la actividad económica del estado, ante el elevado
número de saqueos, préstamos forzados, robos, asaltos, raptos y demás atropellos
contra la población.
Otro rasgos que se incorpora, son los grandes problemas de comunicación sobre
todo a la hora de auxiliar a la población, que sufrió la embestida zapatista entre los
meses de marzo-julio de 1912, lo que motivó que la sociedad reaccionara con
mecanismos y conductas propias relacionadas con búsqueda de seguridad para su
protección, huyendo a lugares más seguros donde podía dar alivio y calmar el alma y
el espíritu. Las actitudes de la sociedad sinaloense en general fueron la de evadir
hasta cierto punto los peligros que representaban estos temores, lo predominante era
que las familias escaparan a los puertos de Mazatlán, Altata y Topolobampo, los
cuales servían como una especie de refugios o santuarios, los cuales mantenían
cierta sensación de seguridad y confort, donde llegada la hora podían huir hacia el
exterior, mientras en el resto del estado se vivía el caos revolucionario.
Otras aptitudes a la que la sociedad recurrió para lidiar con el miedo y la violencia fue
la organización de los vecinos en guardias armadas para luchar y defenderse de los
bandidos zapatistas, lo cual buscaba retornar cierta seguridad y normalidad en
términos de vivir su situación insegura. Un recurso más para sobrellevar estos
padecimientos eran los encierros, recurso utilizados por los habitantes de Culiacán
en 1912, convirtiendo sus casas en fortalezas, construyendo almacenes para
resguardar la despensa y objetos de valor, trincheras de sacos de arena y demás
materiales para colocarse en las ventanas, sellaban habitaciones con ladrillos para
resguardar de la violencia zapatistas durante la toma y el saqueo de la ciudad, donde
muchos vecinos no se vieron las caras por trece días.
274
El refugio en la religión fue otra opción utilizada para sobrellevar y evadir la angustia
y las aflicciones de la vida diaria durante la revolución. En Mazatlán, vecinos de
Culiacán que huían de la violencia zapatista organizaron una misa en la que se pedía
a la virgen y a la divina providencia intercedieran para otorgar y concediera la paz y
la salvación al estado y la república.689 Ante el miedo las relaciones familiares se
fortalecen y el refugio en la religión calma los pesares de la vida y el alma que evitan
la propagación de los temores, las dudas y la incertidumbre.
Las vivencias que tuvieron los sinaloenses durante el levantamiento zapatismo en
Sinaloa recuerdan a la experiencia anterior. Los padecimientos de la violencia
estuvieron marcados por una escalada en el tono en la que se intensificó el miedo y
se prolongó el conflicto. La imagen de los zapatistas permeó dentro del imaginario de
la población, pues los relacionaba con prácticas salvajes e inhumanas, asesinatos,
violaciones, y destrucción. Muchas de las gavillas zapatistas contaban entre sus filas
con bandidos, ladrones, oportunistas y criminales; utilizaban los corredores de la
zona serrana de Durango y Sinaloa, incrementado la violencia y la inseguridad con
toda clase de pillaje cuando sometían una población. Durante la revolución estas
partidas integraban compañías de 100 a 300 integrantes, a diferencia del porfiriato
donde las partidas de bandidos eran grupos pequeños, oscilando entre los 5 y 20
integrantes.
Es indudable que el miedo desempeñó un papel importante durante la revolución en
Sinaloa; la inseguridad y la incertidumbre producto de la violencia revolucionaria,
repercutió gravemente entre la sociedad sinaloense de 1911-1917, años donde el
conflicto revolucionario tuvo mayor auge en la región, donde los temores se vieron
agudizados por el paso de los ejércitos revolucionarios, desde los maderistas,
carrancistas y hasta los villistas que se internaron en el norte de Sinaloa. A lo largo
del tratamiento del tema se ha hecho énfasis en los aspectos generales de la
violencia revolucionaria que afectó a las poblaciones de la entidad en su totalidad.
En este panorama los temores se desbordaron en Sinaloa ante la creciente aparición
de grupos revolucionarios que operaron por todo el Estado, donde la revolución
689 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 10 de mayo de 1912, p. 5.
275
Constitucionalista devoró casi por completo la geografía sinaloense, limitándose la
presencia de lugares seguros a las pequeñas franjas costeras en Topolobampo,
Mazatlán, Culiacán y Navolato. Estas condiciones se debían a que en la lucha
revolucionaria los temores y las angustias se vieron potenciados por el deseo y la
idea de venganza y castigo contra las instituciones, funcionarios y el gobierno.
El derrumbe del maderismo no representó una profunda atmosfera de miedo para la
sociedad de aquel entonces, al menos de forma inmediata, y es que el golpe de
Estado, se esperaba como algo deseado por algunos. Cuando la contrarrevolución
de los militares triunfó, la reacción natural de varios sectores de la población fue de
confianza y certidumbre en el nuevo gobierno capaz de restaurar la paz
exterminando a las bandas rebeldes. Para los constitucionalistas, los huertistas
fueron considerados traidores, eran perseguidos y para ellos hay una conmutación
de pena de prisión o destierro690, o en el peor del caos fueron fusilados como los
prisioneros federales capturados en los combates de la Villa de Sinaloa y de
Mazatlán.691
Los nuevos miedos constituyeron algunos cambios en la dinámica social, los cuales
permearon en las conductas y comportamientos de distintos niveles de la sociedad.
Durante la coyuntura revolucionaria, el miedo se adentró no solo en la población,
sino en las instituciones gubernamentales, muchos funcionarios abandonaron sus
puestos públicos debido al terror y a los tribunales revolucionarios.
A lo largo de la temática se hace referencia del actuar de la violencia revolucionaria,
la difusión de los rumores desestabilizaban grandes regiones o espacios geográficos.
Estos miedos a la violencia e inseguridad cubrieron diversas zonas de Sinaloa, al
principio, se vinculan a las regiones serranas, pero después se trasladaron a las
regiones del valle y la costa, lo cual significaba un desequilibrio en los niveles de
vida. El clima de inseguridad causó la interrupción y abandonó de los trabajos
mineros en Rosario, Pánuco, Copala, Santa Lucia, San Dimas, Cosalá, Guadalupe
de los Reyes, etc., contribuyendo también los saqueos a las tiendas de raya, casas
particulares, prestamos forzados, la paralización de estos trabajos generó miseria y
690 (AHGES)-ICSGES, Ramo Guerra, abril 1914, Fs. 361. 691 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 1 de octubre de 1913, p. 3.
276
pobreza en estas zonas,692 lo que orilló que muchos emigraran a lugares donde
hubiera mejores condiciones de vida, para entonces las ciudades proyectaban
seguridad y una vía de escape a los temores de la violencia revolucionaria.
Para muchos, los puertos de Altata, Mazatlán y Topolobampo eran lugares de paso,
la mayoría de los que llegaban tenían en mente embarcarse hacía otros lugares.
Tras la toma de Culiacán en 1913, las ciudades portuarias se llenaron de gentes que
venían huyendo y atemorizados, familias enteras de comerciantes, funcionarios,
soldados, campesinos, mineros, obreros, artesanos y demás estratos sociales, se
desplazaban de la sierra y el campo al puerto de Altata y de ahí al de Mazatlán.
Pese a las dificultades, los núcleos urbanos estaban abastecidos, protegidos y el
comercio funcionaba, había trabajo, los medios de comunicación conectaban con el
exterior y no escaseaban los artículos de primera necesidad. Pero también, durante
la revolución, las aptitudes de la sociedad sinaloense fue la de regirse por un estilo
de vida carcelaria, dentro de los sitios y los asedios, las ciudades se convirtieron en
cárceles o cuarteles como fue el caso de Culiacán y Mazatlán. Espacios
caracterizados por una vida cara y trágica, donde la seguridad militar restringe
libertades, para garantizar la seguridad debido al desborde de sensibilidades que
hace al miedo incontrolable.
En el campo sinaloense la situación no fue mejor, sin contar que la población se
encontraba en medio de los combates entre los carrancistas y federales, mientras
lidiaban con requisiciones de toda clase; entre 1913-1914 el conflicto revolucionario
provocó ocupaciones y saqueos de localidades, el cierre de las negociaciones
mineras, haciendas, comercios, fabricas, talleres, lo que generó muchos
desocupados.
Particularmente, durante el sitio de Mazatlán se configuró un sentimiento de
supervivencia, de los miles de personas que venían huyendo y que se quedaron
cercadas en la ciudad por el ejército revolucionario. Durante meses, la población
vivió con el sentimiento de una larga y dolorosa espera de un ataque
692 Rigoberto Arturo Román Alarcón, La minería en Sinaloa Producción, Empresas y Cooperativas, siglo XIX y XX, México, Universidad Autónoma de Sinaloa, 2017, p.112.
277
constitucionalista que produjera la caída de la ciudad y que tras la ocupación se
cometieran toda clase de salvajismos y atropellos contra la población. La situación
fuera del sitio no era mejor, los que huían del puerto mazatleco no encontraron
mejores condiciones de vida, pues se enfrentaban a la escasez y desabasto, a las
enfermedades, a los bandidos y la inseguridad.
El destino de muchos era el Occidente o el norte de México, así como tierras de
Norteamérica; algunas veces en las casas donde se pedía posada, reposaban hasta
tres familias al mismo tiempo, según una expresión de la época, la mayor parte de
los emigrados de este puerto fueron en busca de lana y están saliendo trasquilados.
Por otra parte, durante 1913, la naturaleza jugó en contra de los sinaloenses,
muchas de las siembras y cosechas se perdieron por la falta de lluvias y de agua, en
algunos lugares gran parte de los trabajadores del campo se enrolaban al
movimiento armado, lo anterior ocasionó que en 1914, en los campos se podía notar
la falta de siembras, pero sobre todo la terrible escasez de maíz y frijol en todo
Sinaloa. En el norte del estado, no se presentaba la más mínima muestra, de que el
arado haya pasado por allí.693
En general, la zozobra, el temor y hasta la angustia por los daños que pudiera
provocar la contienda bélica que de una u otra manera involucraba a quienes no
combatían, se siguieron expresando durante 1914, con especial énfasis en Mazatlán,
como lo vivirían al año siguiente los pobladores de Los Mochis y sus alrededores;
todo por los vaivenes de la ruptura y confrontación entre constitucionalistas y
convencionistas.
Aunque este panorama no impedía que la población continuara con sus actividades
cotidianas como el trabajo, el ocio y el entretenimiento, aunque como escribe Samuel
Ojeda éstos eran sazonados con nuevos ingredientes que le proporcionaban otro
sabor; de hecho, esta fue una constante durante toda la coyuntura revolucionaria, el
de los profundos sabores amargos y los nudos en el estómago que representan en
su mayoría el malestar colectivo durante la revolución.694
693 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa 10 de junio de 1914, p. 3. 694 Samuel Octavio Ojeda Gastélum, Historias de la revolución…, p. 166.
278
Asimismo, las conductas y comportamientos dominantes en las situaciones en que la
violencia, el temor y los malos augurios, la solidaridad se convertía en una defensa,
protección y un arma colectiva, en cierto sentido las denuncias constituían un medio
de adhesión para enfrentar los abusos y atropellos de la soldadesca. El sentimiento
de huida, la búsqueda de seguridad y de mejores condiciones de vida, eran formas
en la que los sinaloenses evadían los temores de la revolución. La vida cara y trágica
durante la revolución provocó numerosos amotinamientos contra la miseria, el
hambre, y la escasez. Aunque también surgió un egoísmo compartido durante los
días del sitio, una especie de sentimiento de voracidad, ambición e individualista que
caracterizó un instinto de supervivencia expresada en la frase ¡sálvese quien pueda,
y como sea!
Finalmente, el miedo a la revolución contribuyó significativamente al derrumbe de la
estructura porfirista, las masas de hombres armados que se rebelaban contra las
injusticias sociales y el hartazgo político provocaron la paralización de los trabajos y
las actividades económicas y mercantiles, inmovilizó a los medios de comunicación
de la época, alteró las relaciones sociales, desmoralizó al ejército y provocó el
espanto y el terror en las autoridades, instituciones, las clases oligárquicas y del
mismo sector popular, lo que aceleró la caída del antiguo régimen.
Para 1917 los miedos generados por la violencia revolucionaria en Sinaloa,
disminuyeron gradualmente debido al triunfo de los constitucionalistas y al
estancamiento del conflicto en regiones como Chihuahua, Sonora, Morelos, etc. Por
lo que esto, no viene a representar el fin de los temores y la violencia, sino que estos
comienzan a focalizarse en zonas muy específicas de México. Es decir que los
miedos siguieron prevaleciendo ya que no desaparecieron al triunfo de la facción
constitucionalista, por lo que siguieron y los temores de la población se desplazaron
hacía a otro tipo de perturbaciones.
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