Unidad de Misión y Diversidad de Ministerios

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1 1.-Introducción Considero valioso tratar el tema presente, dado que hoy en muchos lugares sigue disminuyendo el número de vocaciones y se acrecienta la ausencia de presbíteros que puedan presidir la celebración dominical. En medio de debates en distintas diócesis y conferencias episcopales en Latinoamérica, Europa y el mundo, es importante valorar el esfuerzo de los laicos quienes a través de los “ministerios laicales”, avivan la fe de la comunidad cristiana, congregada en el día del Señor para elevar sus oraciones, muchos de ellos realizan la comunión eclesial al prestar un servicio a los ministros ordenados. El objetivo del presente trabajo es examinar y exponer de manera breve lo señalado por el directorio respecto a los ministerios laicales en la celebración dominical en ausencia o espera de presbítero, documento publicado en el mismo año que la Exhortación apostólica, Christifideles Laici, del Papa Juan Pablo II, dedicada a los laicos y a su vocación misionera. Directorio publicado en el año 1988, a la que le siguieron otras, que marcaron un hito en el desarrollo eclesiológico normativo de dicha celebración peculiar. Estos documentos suponen una recepción eclesiológica del Concilio Vaticano II en bien de la santificación del “día del Señor” y edificación de la Iglesia, ponen de relieve la corresponsabilidad del laicado en la misión eclesial y su participación en servicios específicos encomendados por la Jerarquía. En éste punto la “Christifideles laici” cita a San Pablo respecto a la constitución de la Iglesia en su Carta a los Efesios: “A cada uno de nosotros nos ha sido dada la gracia según la medida del don de Cristo (...). Es él quien, por una parte, ha dado a los apóstoles, por otra, a los profetas, los evangelistas, los pastores y los maestros, para hacer idóneos los hermanos para la realización del ministerio, con el fin de edificar el cuerpo de Cristo, hasta que lleguemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto, según la medida que corresponde a la plena madurez de Cristo”. (Ef 4, 7.11-13). La Instrucción del año 1988 junto a la del 2004 y la del año de 1997 que se examinan, mantienen el sentido de dichas celebraciones dominicales en orden a respetar y señalar al ministro propio de esta celebración y al misterio grande que se celebra, señalan su sentido, las limitaciones y condiciones que serán el marco del presente trabajo.

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1.-IntroduccinConsidero valioso tratar el tema presente, dado que hoy en muchos lugares sigue disminuyendo el nmero de vocaciones y se acrecienta la ausencia de presbteros que puedan presidir la celebracin dominical. En medio de debates en distintas dicesis y conferencias episcopales en Latinoamrica, Europa y el mundo, es importante valorar el esfuerzo de los laicos quienes a travs de los ministerios laicales, avivan la fe de la comunidad cristiana, congregada en el da del Seor para elevar sus oraciones, muchos de ellos realizan la comunin eclesial al prestar un servicio a los ministros ordenados.

El objetivo del presente trabajo es examinar y exponer de manera breve lo sealado por el directorio respecto a los ministerios laicales en la celebracin dominical en ausencia o espera de presbtero, documento publicado en el mismo ao que la Exhortacin apostlica, Christifideles Laici, del Papa Juan Pablo II, dedicada a los laicos y a su vocacin misionera. Directorio publicado en el ao 1988, a la que le siguieron otras, que marcaron un hito en el desarrollo eclesiolgico normativo de dicha celebracin peculiar. Estos documentos suponen una recepcin eclesiolgica del Concilio Vaticano II en bien de la santificacin del da del Seor y edificacin de la Iglesia, ponen de relieve la corresponsabilidad del laicado en la misin eclesial y su participacin en servicios especficos encomendados por la Jerarqua. En ste punto la Christifideles laici cita a San Pablo respecto a la constitucin de la Iglesia en su Carta a los Efesios: A cada uno de nosotros nos ha sido dada la gracia segn la medida del don de Cristo (...). Es l quien, por una parte, ha dado a los apstoles, por otra, a los profetas, los evangelistas, los pastores y los maestros, para hacer idneos los hermanos para la realizacin del ministerio, con el fin de edificar el cuerpo de Cristo, hasta que lleguemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto, segn la medida que corresponde a la plena madurez de Cristo.(Ef4, 7.11-13).

La Instruccin del ao 1988 junto a la del 2004 y la del ao de 1997 que se examinan, mantienen el sentido de dichas celebraciones dominicales en orden a respetar y sealar al ministro propio de esta celebracin y al misterio grande que se celebra, sealan su sentido, las limitaciones y condiciones que sern el marco del presente trabajo.

En el desarrollo del presente trabajo se inicia recordando la funcin del ministro propio de la celebracin dominical, luego se examinan las instrucciones que ponen de relieve el sentido propio de dicha celebracin, como estas dejan al descubierto varios ministerios laicales que se ejercen en las mismas que deben ser objeto de posteriores reflexiones, se expone luego algunas experiencias prcticas de esta nueva praxis eclesial, Alemana y Francia que ante la falta de vocaciones a la vida sacerdotal y falta de ministros ordenados, sacerdotes o presbteros, han adecuado dichas instrucciones a sus territorios, observndose varios ministerios ejercidos por los laicos.

2.- El ministro propio de la celebracin dominical

Seala la constitucin sobre la liturgia que La Madre Iglesia desea ardientemente que se lleve a todos los fieles a aquella participacin plena, consciente y activa en las celebraciones litrgicas que exige la naturaleza de la liturgia misma y a la cual tiene derecho y obligacin, en virtud del bautismo, el pueblo cristiano "linaje escogido, sacerdocio real, nacin santa, pueblo adquirido"[footnoteRef:1] [1: Concilio Ecumnico Vaticano II, Sacrosantum Concilium 14, 1965. ]

El catecismo nos recuerda que "todos los miembros no tienen la misma funcin" (Rm12,4). Algunos son llamados por Dios en y por la Iglesia a un servicio especial de la comunidad. Estos servidores son escogidos y consagrados por el sacramento del Orden, por el cual el Espritu Santo los hace aptos para actuar como representantes de Cristo-Cabeza para el servicio de todos los miembros de la Iglesia (cf.PO2 y 15). El ministro ordenado es como el "icono" de Cristo Sacerdote. Por ser en la Eucarista donde se manifiesta plenamente el sacramento de la Iglesia, es tambin en la presidencia de la Eucarista donde el ministerio del obispo aparece en primer lugar, y en comunin con l, el de los presbteros y los diconos[footnoteRef:2]. [2: Catecismo de la Iglesia catlica. 1142, 1992]

En orden a ejercer las funciones del sacerdocio comn de los fieles existen tambin otrosministerios particulares, no consagrados por el sacramento del Orden, y cuyas funciones son determinadas por los obispos segn las tradiciones litrgicas y las necesidades pastorales. "Los aclitos, lectores, monitores y los que pertenecen a laschola cantorum desempean un autntico ministerio litrgico" (SC29).

Seala el catecismo de la Iglesia Catlica. Que as, en la celebracin de los sacramentos, toda la asamblea es "liturgo", cada cual segn su funcin, pero en "la unidad del Espritu" que acta en todos. "En las celebraciones litrgicas, cada cual, ministro o fiel, al desempear su oficio, hartodoysloaquello que le corresponde segn la naturaleza de la accin y las normas litrgicas"[footnoteRef:3]. [3: Cf. CEC. 1143-1145]

En conclusin podramos afirmar que en la comunin de la asamblea litrgica en las celebraciones en ausencia de presbtero o en su espera siempre se darn referidas a la eucarista y al ministro sagrado que es el que la preside, en representacin de Cristo cabeza y pastor de la comunidad. Celebracin en donde los distintos ministerios se ponen en ejercicio para la edificacin de la Iglesia y del mundo entero[footnoteRef:4]. [4: cf. J. Pablo II. Directorio preparado por la Congregacin para el Culto divino para las celebraciones dominicales en ausencia del presbtero. 1988.]

3.-Directorio preparado por la Congregacin para el Culto divino y aprobado y confirmado por el Sumo Pontfice Juan Pablo II, de 2 de junio de 1988, para las celebraciones dominicales en ausencia del presbtero.

Seala algunos aspectos para observar que nos ayudan a comprender mejor el marco de dichas celebraciones as como los roles del servicio o ministerio laical en dichas celebraciones dominicales. Su significado, carcter, los sujetos responsables, el desarrollo de la celebracin, la importancia de la Palabra de Dios, competencias entre otros aspectos:

3.1.- Significado de la terminologa ausencia de presbtero.

El documento es claro en el sentido de la expresin del ttulo, que habla de celebraciones en ausencia de presbtero, seala en el nmero 27 que: la comunidad podr experimentar verdaderamente que se rene el domingo no sin presbtero, sino solamente en su ausencia, o mejor, en su espera. Marcando que esta celebracin no es una celebracin ajena al sacerdocio ministerial sino todo lo contrario, est unida y referida a este[footnoteRef:5]. [5: J. A. fuentes, Regulacin cannica de las celebraciones dominicales en ausencia de presbtero (comentario al directorio de la congregacin para el culto Divino.1989. 559.]

3.2.- Carcter supletorio y no preceptivo de estas celebraciones.

Aclara que el precepto de la Iglesia para los domingos y das festivos es asistir a la Santa Misa (c. 1247 y n. 14 del Directorio); Que las celebraciones sin presbtero, una vez establecidas por la autoridad, sern ofrecidas a los fieles; pero que estos no tendrn ninguna obligacin de participar en las mismas, no como precepto. Seala que aquellos fieles que estimen oportuno dar culto a Dios de otra manera estarn en su perfecto derecho de hacerlo as. Es categirico cuando afirma que no existe ninguna obligacin sustitutoria de la Misa, sin embargo, deja constancia en el Directorio del valor de las celebraciones en ausencia de presbtero.

3.3.-Sujetos responsables. Las conferencias Episcopales, el Obispo y el Prroco.

En cuanto a la responsabilidad directa de cada celebracin recaer en el prroco del lugar. El prroco es el pastor propio de la parroquia que se le confa, y ejerce la cura pastoral de la comunidad que le est encomendada bajo la autoridad del Obispo diocesano (c. 519). Es al prroco a quien primariamente le compete informar al Obispo sobre la conveniencia de organizar estas celebraciones en algn lugar de su territorio (n. 21), y una vez tomada la decisin por el Obispo, es al prroco a quien compete preparar a los fieles, visitarles entre tanto durante la semana, y celebrarles en el momento oportuno los sacramentos, sobre todo la Penitencia. De tal manera que la comunidad podr experimentar verdaderamente que se rene el domingo no sin presbtero, sino solamente en ausencia del presbtero, o mejor, en su espera (n. 27). Estas afirmaciones se complementarn cuando normen luego las competencias de las conferencias episcopales.[footnoteRef:6] [6: J. A. fuentes, Regulacin cannica de las celebraciones dominicales en ausencia de presbtero (comentario al directorio de la congregacin para el culto Divino.1989. 567]

Respecto al dicono seala que ste no necesitar habilitacin especial alguna (obispo), pero actuar en unin y dependencia del prroco que es de quien depende la cura pastoral ordinaria de los fieles. Cuando no hay diconos el prroco designar aquellos laicos a quienes juzgue oportuno confiar la responsabilidad de moderar esas reuniones. El Directorio utiliza los trminos moderar y moderadores, evitando denominar esta funcin de los laicos como ministerio; se diferencia as la actuacin de los laicos de la propia de los ministros sagrados que sera celebrar y ser ministros de los ritos litrgicos.

3.4.- Desarrollo de la celebracin.

Tal vez lo ms destacado es que, en su conjunto, se considera la celebracin como un acto litrgico. Se indica, expresamente, que el desarrollo debe ser tal que se muestre no se trata slo de una reunin de fieles sino de liturgicae congregationis (n. 35). Es precisamente por su carcter litrgico por lo que este acto de culto tiene una total dependencia de la autoridad de la Iglesia. En las normas de la Santa Sede se prev el orden fundamental de la celebracin. Los moderadores realizan su funcin de manera que se distingue su actuacin de la propia de sacerdotes y diconos, para ello, entre otras cosas, est previsto que no utilicen la sede presidencial y que el altar solo sea empleado para depositar el pan consagrado antes de la distribucin de la comunin. [footnoteRef:7] [7: Ibd. 569.]

3.5.- Sujeto de la explicacin de las lecturas.

Puesto que la homila est reservada al sacerdote o al dicono (cf. CIC 766-767), lo mejor (optandus est, lo aconsejable) es que el prroco transmita la homila por l preparada al moderador del grupo, para que la lea. No obstante, obsrvese lo que haya dispuesto la Conferencia Episcopal sobre este punto.

4.-Sentido de las celebraciones extraordinarias en ausencia de presbtero, Instruccin Redemptionis Sacramentum

En la instruccin del 25 de marzo del 2004 se expone algunas cosas que se deben observar o evitar acerca de la Santsima Eucarista en dichas celebraciones. Seala el sentido de las celebraciones extraordinarias as como describe las condiciones que debe tener esta para su aplicacin[footnoteRef:8]. [8: Congregacin para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Instruccin Redemptionis Sacramentum. 2004. ]

4.1.- La eucarista culmen de la vida cristiana.

La instruccin seala que la Iglesia, en el da del Seor, el domingo, se rene fielmente para conmemorar la resurreccin del Seor y todo el misterio pascual, especialmente por la celebracin de la Misa. Afirma claramente que, ninguna comunidad cristiana se edifica si no tiene su raz y quicio en la celebracin de la santsima Eucarista. Por lo que el pueblo cristiano tiene derecho a que sea celebrada la Eucarista en su favor, los domingos y fiestas de precepto, o cuando concurran otros das festivos importantes, y tambin diariamente, en cuanto sea posible. Por esto, donde el domingo haya dificultad para la celebracin de la Misa, en la iglesia parroquial o en otra comunidad de fieles, el Obispo diocesano busque las soluciones oportunas, juntamente con el presbiterio. El documento propone entre otras soluciones, que los fieles se trasladen a otra iglesia de un lugar cercano, para participar del misterio eucarstico. Exige a los sacerdotes una clara conciencia del don recibido para los otrospide dar las facilidades para que todos los fieles tengan oportunidad de cumplir con el precepto de participar en la Misa del domingo que es su derecho[footnoteRef:9]. [9: J. A. fuentes, Regulacin cannica de las celebraciones dominicales en ausencia de presbtero (comentario al directorio de la congregacin para el culto Divino.1989. 162-163]

4.2.- Las celebraciones extraordinarias han de mirar y suscitar el hambre de la Eucarista.

Cuando falta el ministro sagrado u otra causa grave hace imposible la participacin en la celebracin eucarstica, dice el documento,el pueblo cristiano tiene derecho a que el Obispo diocesano, en lo posible, procure que se realice alguna celebracin dominical para esa comunidad, bajo su autoridad y conforme a las normas de la Iglesia. Seala que esta clase de celebraciones dominicales especiales, deben ser consideradas siempre como absolutamente extraordinarias. Por lo tanto, ya sean diconos o fieles laicos, todos los que han sido encargados por el Obispo diocesano para tomar parte en este tipo de celebraciones, considerarn como cometido suyo el mantener viva en la comunidad una verdadera hambre de la Eucarista, que lleve a no perder ocasin alguna de tener la celebracin de la Misa.[footnoteRef:10] [10: Ibd.270]

4.3.-Sobre la distribucin de la sagrada comunin y la discrecionalidad de los obispos.

Aqu el documento seala que es necesario evitar, diligentemente, cualquier confusin entre este tipo de reuniones y la celebracin eucarstica.Pide a los Obispos diocesanos, valorar prudentemente si se debe distribuir la sagrada Comunin en estas reuniones. Adems pide que esto sea determinado, para lograr una mayor coordinacin, por la Conferencia de Obispos, de modo que alcanzada la resolucin, la presentar a la aprobacin de la Sede Apostlica, mediante la Congregacin para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Adems seala que en ausencia del sacerdote y del dicono, ser preferible que las diversas partes puedan ser distribuidas entre varios fieles, en vez de que uno slo de los fieles laicos dirija toda la celebracin. No conviene, en ningn caso, que se diga de un fiel laico que preside la celebracin.[footnoteRef:11] [11: Ibd. 171]

4.4.- Sobre el peligro de tergiversar o confundir el sentido de dichas celebraciones.

Seala el documento que, no se puede pensar en reemplazar la santa Misa dominical con celebraciones ecumnicas de la Palabra o con encuentros de oracin en comn con cristianos miembros de dichas comunidades eclesiales, o bien con la participacin en su servicio litrgico.[footnoteRef:12] [12: Ibd.167]

5.- Necesidad del mandato expreso del Obispo y la aprobacin de los textos.

Aqu la Instruccin sobre algunas cuestiones acerca de la colaboracin de los fieles laicos en el sagrado ministerio de los sacerdotes del ao 1997 seala la necesidad de mandato expreso, la aprobacin de los textos, entre otros[footnoteRef:13]. [13: Cf. Congregacin para el Clero. Sobre algunas cuestiones acerca de la colaboracin de los fieles laicos en el sagrado ministerio de los sacerdotes. 1997. ]

5.1.- Necesidad de un mandato expreso del obispo.

El documento en el pargrafo & 1. En algunos lugares, las celebraciones dominicales son guiadas, por la falta de presbteros o diconos, por fieles no ordenados. Este servicio, vlido cuanto delicado, es desarrollado segn el espritu y las normas especficas emanadas en mrito por la competente Autoridad eclesistica. Para animar las mencionadas celebraciones el fiel no ordenado deber tener un especial mandato del Obispo, el cual pondr atencin en dar las oportunas indicaciones acerca de la duracin, lugar, las condiciones y el presbtero responsable[footnoteRef:14]. [14: J. A. fuentes, Regulacin cannica de las celebraciones dominicales en ausencia de presbtero (comentario al directorio de la congregacin para el culto Divino.1989. 90-91]

5.2.- Necesidad de aprobacin de los textos.

En el pargrafo 2. Seala que tales celebraciones, cuyos textos deben ser los aprobados por la competente Autoridad eclesistica, se configuran siempre como soluciones temporales. Est prohibido inserir en su estructura elementos propios de la liturgia sacrificial, sobre todo la plegaria eucarstica , aunque si en forma narrativa, para no engendrar errores en la mente de los fieles. A tal fin debe ser siempre recordado a quienes toman parte en ellas que tales celebraciones no sustituyen al Sacrificio eucarstico y que el precepto festivo se cumple solamente participando a la Santa Misa. En tales casos, all donde las distancias o las condiciones fsicas lo permitan, los fieles deben ser estimulados y ayudados todo el posible para cumplir con el precepto[footnoteRef:15]. [15: Ibd.94]

6.- Celebraciones dominicales extraordinarias en ausencia de Presbtero en Alemana y Francia A la luz de esta breve exposicin de las instrucciones y siguiendo a un autor podemos ahora examinar algunas experiencias de dicha celebracin extraordinaria y en ella los ministerios laicales, que se han desarrollado en algunas Conferencias Episcopales en este caso Francia y Alemania. Recordar antes que estas celebraciones se caracterizan por estar centradas en la palabra de Dios y en la oracin orientadas claro a suscitar el hambre eucarstico, celebraciones ya valoradas en particulares contextos histricos,y en las misiones, que encontraron una difusin reciente en Europa y en las iglesias jvenes como es el caso de Amrica Latina.

6.1.- Causas y desarrollo de esta praxis:

Para el autor estudiado, esta praxis eclesial ha experimentado interesantes desarrollos a nivel de reflexin y de organizacin al menos por tres motivos: la falta de sacerdotes; la renovacin de la eclesiologa y de la doctrina sobre los ministerios.

6.1.1.- Falta de sacerdotes. La atencin misma que la iglesia oficial ha reservado a nuevas situaciones pastorales de emergencia. As el autor constata como la dramtica reduccin numrica de sacerdotes ha provocado, incluso en Europa, la multiplicacin de comunidades cristianas sin pastor, deseosas de seguir congregndose en el da del Seor dentro de su propio ambiente de vida.

6.1.2.-Doctrina sobre los ministerios. Por otra parte, el reflorecimiento de ministerios en las distintas iglesias y la vigorosa investigacin teolgica actual sobre la cuestin han favorecido la asuncin de nuevas responsabilidades en las comunidades locales por parte de diconos, religiosas y laicos, hasta llegar a dirigir la asamblea o celebracin dominical cuando no se puede contar con la presencia del sacerdote.

6.1.3.-Renovacin eclesiolgica. Pero, adems, algunas conferencias episcopales se han interesado activamente por el problema, desarrollando las posibilidades que dejaron abiertas los documentos conciliares y posconciliares as como las instrucciones sealadas. La constitucin litrgica ( ao 1963), en efecto, haba recomendado la celebracin de la palabra en los domingos y fiestas, "sobre todo en los lugares donde no haya sacerdote, en cuyo caso debe dirigir la celebracin un dicono u otro delegado del obispo"(cf.SC35,4), mientras que la instruccinEucharisticum mysterium(1967) hablaba del caso en que, "por escasez de sacerdotes, se distribuye la comunin incluso por un ministro que tenga esta facultad por indulto de la Sede apostlica" (33, c). Como aplicacin de cuanto haba recomendado SC 35,4, la instruccinnter oecumenici(1964) haba ya sugerido la estructura de tales celebraciones de la palabra[footnoteRef:16]. [16: Cf. D. Sartore y AchuleM. Triacca. Nuevo diccionario de liturgia. Madrid, 1987. 182]

Naca as la posibilidad de programar una celebracin dominical, denominada con nombres distintos, que, adems de los ritos de saludo y despedida, poda comprender tres partes: proclamacin de la palabra; oracin de la comunidad; distribucin de la comunin. Poda estar presidida por un dicono o por otro ministro, hombre o mujer, generalmente delegado por el obispo, que hubiere alcanzado una adecuada preparacin. Tal funcin ministerial, por lo dems, no se limitaba slo al momento litrgico, sino que se extenda a todos los aspectos de la animacin de la comunidad cristiana, que nicamente raras veces, con frecencia slo cada mes, poda participar en la eucarista celebrada por el sacerdote responsable de la comunidad mayor.El fenmeno se ha propagado en muchas iglesias de diversos pases; pero para ilustrar sus aspectos y su problemtica, de manera breve juzgamos suficiente documentar la experiencia ms reciente de las iglesias de Alemania y Francia.

6.2.- La experiencia de las Iglesias Alemanas

En las dicesis de la Repblica Democrtica Alemana (= RDA), durante los aos del posconcilio adquiri notable estabilidad la institucin de lasasambleas sin presbtero,prevalentemente conocidas bajo el nombre decelebraciones estacionales (Stationsgottesdienste).Propagadas hoy en ms de dos mil parroquias, se han desarrollado desde una praxis anterior, experimentada y discutida durante ms de treinta aos en la dispora, donde "las comunidades cristianas estn de continuo amenazadas de disgregacin como piedras expuestas a la intemperie, en expresin de H. Aufderbeck, el mayor terico e inspirador de esta nueva experiencia eclesial. Una interpretacin ,.completa de tales celebraciones bien puede partir de esta directriz del snodo de Dresde: "El prroco y el consejo parroquial se han de comprometer a crear la posibilidad de que los fieles puedan congregarse con un delegado del obispo para escuchar la palabra de Dios, recibir el pan de vida, recogerse en oracin,por todos y recorrer en su vida ordinaria los caminos del amor y del testimonio"'. Se considera fundamental que los ministros llamados a presidir la celebracin estadiCional, para quienes se prefiere el nombre dediconos auxiliares,sean presentados por el prroco y el consejo parroquial y reciban una delegacin oficial del obispo, despus de una conveniente formacin. Progresivamente incrementada a travs de modalidades todava en experimentacin. Ha resultado muy oportuna la adopcin de unordoestable

6.2.1.- Estructura del Ordo de la celebracin: saludo y apertura con un acto penitencial; proclamacin de la palabra con homila; oracin universal; distribucin de la comunin; despedida y bendicin.

6.2.2.- La reflexin pastoral de los ltimos aos ha versado sobre los puntos siguientes:

a.-Una palabra seguramente decisiva para la pastoral de la dispora es Mt 18,19; elcredo ecclesiamposee un particular significado para una pequea asamblea de dispersos.

b.-No se infravaloran las dificultades que experimentan algunos ante las iniciativas que puedan contener un sabor protestante y que podran provocar una peligrosa desestimacin de la eucarista y del sacerdocio ministerial.

c.-Se ha reflexionado mayormente sobre las diferencias entre una celebracin eucarstica y las celebraciones estacionales: estas ltimas no sustituyen a la primera, que sigue siendo la forma mxima de reunin de la asamblea, y que no queda eliminada, sino que se celebra ms raras veces.

d.-Una celebracin estacional tiene algunas caractersticas propias: expresa la comunin con la comunidad parroquial, con la dicesis, con la iglesia universal; lleva a experimentar la relacin palabra-sacramento; actualiza la mltiple presencia del Seor; mantiene la antigua ordenacin de la plegaria eucarstica (alabanza, accin de gracias, splica, penitencia); no se limita a ser un hecho verbal, sino que realiza un ritmo adecuado entre palabras, ritos, silencio y acciones.

6.2.3.- Desarrollo de nuevos tipos de ministerios y estructura de dicha celebracin:

La nueva experiencia en la RDA se ha enjuiciado generalmente de manera muy positiva: el ministerio de los diconos auxiliares ha sido por lo dems bien acogido y con una gran colaboracin; ha estado muy bien acentuada la relacin con la eucarista y la comunidad parroquial; han sido muchos los frutos pastorales. La nueva praxis se ha propagado igualmente en la Repblica Federal Alemana (= RFA), donde "el problema ms crucial de la pastoral es, tanto para la comunidad como para los obispos, la preocupante escasez de sacerdotes, que se ir agravando an ms por envejecimiento del clero y por las crecientes necesidades de los fieles", como afirma la conferencia episcopal en un texto sumamente denso sobre los ministerios. En este contexto se han desarrollado dos nuevos tipos de ministerios: el diaconado permanente y los telogos laicos o asistentes pastorales(Pastoralassistenten),que son centro de una viva discusin teolgica y pastoral'. Los servicios pastorales de estos nuevos ministros se extienden a veces hasta presidir o dirigir las "celebraciones dominicales sin presbtero"(Sonntdgliche Gottesdienste ohne Priester),a las que dedicara el snodo alemn (1975) suma atencin en un texto que vale la pena resumir. Se parte de unas premisas: la importancia fundamental de la celebracin eucarstica dominical, como "forma primaria" de la asamblea litrgica de una comunidad"; la inconveniencia de multiplicar las misas dominicales de sacerdotes supercomprometidos, cada vez menos numerosos; la necesidad de una programacin zonal, con la concentracin para la celebracin eucarstica en algunas localidades ms cntricas; la presencia, sin embargo, de comunidades menores, sociolgicamente vinculadas a su ambiente y para las que "es menester tratar de organizar a toda costa celebraciones litrgicas dirigidas por un dicono o por un laico". Se iluminan las motivaciones litrgico-pastorales de estas celebraciones, subrayando que "debieran aprovecharse tambin las ricas experiencias que en este campo se han realizado ya, por ejemplo, en la dispora y con las ejemplares tentativas de la RDA". Se han dado distintas orientaciones sobre la conveniencia de revitalizar y apelar a la responsabilidad de las comunidades, sobre la preparacin de ministros y la presentacin de los mismos a los fieles "en una celebracin particular en la que se lea pblicamente la carta del obispo que les confiere tal oficio"[footnoteRef:17]. [17: Cf. D. Sartore y AchuleM. Triacca. Nuevo diccionario de liturgia. Madrid, 1987. 184]

Para la estructuracin de estas asambleas, "menos definidas por el derecho litrgico", se aconseja "servirse, donde sea posible, de los elementos de la misa: lecturas del da, explicacin por parte de una persona autorizada para predicar o bien por medio de un texto ledo, cantos, oracin, plegaria universal, oracin preparatoria y final para la distribucin de la comunin". El mismo snodo ha dedicado igualmente a estas celebraciones unadirectrizpastoral y ha presentado a la conferencia episcopal unvoto,solicitando "la elaboracin para las regiones de lengua alemana de algunos modelos comunes de liturgias comunitarias dominicales sin el sacerdote".

6.2.4.- Crtica a esta nueva praxis. La nueva praxis est siendo, en la RFA, objeto de reflexiones crticas por parte de algunos estudiosos, que la consideran un "paso en direccin equivocada": se discuten las nuevas funciones ministeriales concedidas a los laicos; se temen confusiones y malentendidos a nivel de dilogo ecumnico y de interpretacin de la eucarista; se expresa la conviccin de que una celebracin basada en la palabra y en la oracin, sin la comunin, podra convertirse en un camino ms seguro para mantener viva la estima y la espera por la celebracin eucarstica y para hacer a los fieles ms conscientes y responsables en el afrontar el problema de la escasez de vocaciones sacerdotales'.

6.3.- La experiencia de la Iglesia Francesa

En Francia, a comienzos de 1971, con el acento de la escasez de sacerdotes y con el desarrollo de la reflexin posconciliar, se ha visto ampliamente acogida la opcin pastoral de mantener en su ambiente a las comunidades locales, invitndolas regularmente a agruparse en asambleas, animadas y dirigidas por sus mismos miembros. Estas celebraciones, conocidas ms frecuentemente con el nombre deAssembles dominicales en l'absence de prtres(ADAP), en 1977 aparecan ya extendidas por ms de mil cien parroquias, repartidas en sesenta y siete dicesis.

6.3.1.- Estructura de dichas celebraciones.

Rito de apertura; liturgia de la palabra con homila y oracin universal; accin de gracias; comunin; despedida. Aunque con algunos antecedentes, la nueva situacin se configur rpidamente a principios de 1973, merced al fuerte influjo del documento de la asamblea de los obispos sobre la corresponsabilidad en la iglesia". Sobre la situacin pastoral francesa se realiz en 1979 una reflexin orgnica, en un encuentro nacional de animadores y responsables, preparado con el informe de 1977 sobre los diversos aspectos de estas asambleas (decisin, actuacin, funciones, contenido de la celebracin)[footnoteRef:18]. [18: D. Sartore y AchuleM. Triacca. Nuevo diccionario de liturgia. Madrid, 1987.184]

6.3.2.- Logros y dificultades de dichas celebraciones.

Logros.Esta floracin de asambleas sin sacerdote est ciertamente ligada a la escasez de clero, pero es igualmente expresin del convencimiento sobre la importancia fundamental de la asamblea para mantener y manifestar una comunidad cristiana, teniendo una consideracin especial con aquellos que no pueden abandonar su ambiente; y ha sido posible por la presencia de un grupo de cristianos que viven conjuntamente su fe en una comunidad local. Entre los aspectos positivos del fenmeno se ha subrayado el resurgir de una iglesia ms consciente y responsable, ms abierta y diversificada, ms viva y fraterna.

Dificultades.Estas celebraciones tienen varias dificultades: la precariedad de ciertos grupos; la dificultad de construir realmente la iglesia en asambleas con escaso nmero de participantes o con una presencia insuficiente de animadores; la persistencia de una mentalidad y de unos hbitos anteriores, que contribuyen a la continuacin de una prctica tradicional ms que al resurgir de un nuevo tipo de comunidad. Segn informes, pueden recogerse experiencias muy diversas sobre la preparacin e introduccin de la nueva praxis; sobre las funciones del animador, en relacin con los distintos servicios asumidos por los laicos dentro de la comunidad; sobre la manera de concebir y de ejercer la presidencia (mantenida como necesaria, pero con un papel a ser posible ms discreto); sobre la sensibilidad en torno a la funcin del sacerdote responsable de una comunidad mayor.6.3.3.- Recomendaciones para las celebraciones.

Son significativas, y no slo para la iglesia francesa, las orientaciones dadas por Pablo VI a los obispos franceses en 1977: "Afrontad igualmente el problema de las asambleas dominicales sin sacerdote, en los ambientes rurales donde la aldea forma una cierta unidad natural tanto para la vida como para la oracin; sera perjudicial desentenderse de l o dispersarlo. Comprendemos perfectamente la razn y las ventajas que de ah pueden derivar para la responsabilidad de los participantes y la vitalidad de la poblacin. El mundo actual prefiere estas comunidades a la medida humana, a condicin, evidentemente, de estar atendidas con suficiencia, vivas y no cerradas en s mismas como un ghetto. Os decimos, pues: proceded con discrecin, pero sin multiplicar este tipo de reuniones, como si fuesen ellas la mejor solucin y la ltima posibilidad. Ante todo, estad vosotros mismos convencidos de la necesidad de seleccionar con prudencia y de preparar a los animadores, laicos o religiosos, y de que ya en este nivel aparece de importancia capital el papel del sacerdote. Por lo dems, el objetivo debe seguir siendo la celebracin del sacrificio de la misa, la nica verdadera realizacin de la pascua del Seor. Y pensemos sobre todo en serio que estas asambleas del domingo no pueden bastar para construir comunidades vivas e irradiantes, en un contexto de poblacin poco cristiana o que est abandonando la prctica dominical. Es menester crear al mismo tiempo otros encuentros de amistad y de reflexin, grupos de formacin cristiana, con el concurso de sacerdotes y de laicos ms formados, que puedan ayudar al ambiente a establecer relaciones de caridad y a tomar una mayor conciencia de las propias responsabilidades familiares, educativas, profesionales, espirituales'.

6.4.- Conclusiones.

Considero que un dato significativo a valorar, la pauta que da D. Sartore, el autor estudiado, que ve un ltimo dato significativo, ve bajo el signo de la evidencia, un eco vivo sobre todo en las iglesias jvenes, afirma. Considera que las asambleas sin sacerdotes son el lugar donde ms vivamente se plantea el problema de los ministerios a partir de las necesidades reales y de los carismas que se ponen de manifiesto en las comunidades, sin excluir "la posibilidad de admitir como elegibles para la ordenacin sacerdotal a lderes reconocidos, salidos de niveles de comunidades cristianas de base de ndole distinta. En una palabra ve estas nuevas experiencias, que aunque son recursos provisionales y precarios de una pastoral en difciles situaciones, pueden llegar a ser punto de partida de una vigorosa renovacin eclesial, capaz de desembocar en una profunda reestructuracin de las comunidades cristianas. Comunidades que ya viven esta experiencia, en muchas Iglesias locales en latinoamerica, que sera un trabajo pendiente estudiar a profundidad. Lo cierto es que el tema sobre el rol de ministerios laicales cobra en este tiempo mucha importancia, es el mismo el Papa Francisco quien pide examen y discernimiento continuo sobre ciertas estructuras caducas. Al traer a la memoria alguna ancdota, recuerdo como hace algunos aos en Per, este tema fue acogido por la conferencia episcopal Peruana que asumiendo la preocupacin de los sacerdotes, quienes por la extensin geogrfica de las comunidades parroquias no pudieron asumir tantos compromisos de misas dominicales, adecuaron, el directorio y las instrucciones generando la figura de los agentes de Pastoral, para las comunidades rurales o del campo en su mayora. Comunidades lejanas por la geografa accidentada quienes durante muchos aos se vieron privadas del sacramento de la eucarista o de la comunin eucarstica, siendo los fieles los agentes de pastoral los que mantuvieron la fe con sus rezos. Por evocar una ancdota, recuerdo peregrinar en mi etapa de formacin sacerdotal de misin por unos meses y visitar varios de estos pueblos andinos. Recibir la peticin sincera de la gente sencilla, de querer que le celebre la misa, de que los case en matrimonio, de que los bautice, confundindome en todo momento con un sacerdote, percibir el hambre por el Seor, sigue siendo una realidad en muchos lugares del mundo La humanidad tiene hambre del Dios de Vida, y la Iglesia, como bien se estudia en clases, est llamada a discernir la voluntad del Seor y a buscar constantemente ser fiel a la misin recibida. Doy gracias por la oportunidad de alcanzar una mayor comprensin de los ministerios laicales para el servicio y edificacin de la Iglesia misterio de comunin y participacin. P Alex Gordillo UPSA.