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Unidad 2: El cambiante relieve terrestre

I. Contenidos generales

Morfogénesis de relieves por procesos endógenos y exógenos. El ciclo de Davis y la gradación del paisaje. Concepto de ambiente, proceso y agente geomorfológico. Definición de geoformas y paisaje natural. Bases conceptuales para la descripción e interpretación de paisajes naturales. La trilogía de las geoformas: proceso, estructura y tiempo. Conceptos de geomorfología estructural, climática y dinámica. Los principios rectores de la geomorfología. La relación entre el clima y la morfoestructura del paisaje. Jerarquización de paisajes y aproximación escalar.

II. Objetivos

Establecer las diferencias entre ambiente, proceso y agente geomorfológico.

Integrar los conceptos de geoforma y paisaje natural.

Adquirir las bases conceptuales sobre las cuales describir e interpretar paisajes.

Plantear las relaciones existentes entre los factores geológicos primarios y los rasgos morfológicos resultantes de la acción de los agentes.

Analizar los principios de la geomorfología y relacionarlos con los conceptos de procesos, geoformas, estado y evolución del paisaje.

III. Introducción En la unidad anterior consideramos al planeta Tierra como un gran ecosistema cuya fisonomía es resultado del intercambio de materia y energía que se produce entre cuatro sistemas ó subsistemas principales: geológico-geomorfológico, climático, biogeográfico e hidrológico. Dicho ecosistema he sufrido cambios continuos a lo largo de los 4.600 millones de años de evolución planetaria. Por lo tanto el paisaje natural que nos rodea en la actualidad y del cual somos participes es el resultado de la superposición de procesos naturales que han actuado con diversa intensidad y frecuencia y cuya consecuencia ha quedado representada en el relieve por una amplia diversidad de rasgos y patrones morfológicos. Contra todo lo que suponemos frecuentemente, vivimos en un planeta geológicamente vivo, mucho más activo de lo que imaginamos. En esta unidad trataremos de modo introductorio los procesos geológicos, que caracterizan al sistema geológico-geomorfológico, y su incumbencia en la dinámica general del paisaje natural.

IV. Conceptos teóricos

La tierra se mueve y cambia

En lo que se refiere al sistema geológico-geomorfológico, que es el objeto principal de estudio en este curso, el mismo no ha permanecido inalterable desde el momento de la conformación del planeta. A lo largo de la muy prolongada historia geológica, distintos fenómenos naturales han provocado notorios cambios en la configuración de la superficie terrestre. Los continentes han variado su posición desde un gran masa continental inicial llamada Pangea, luego desmembrada en unidades continentales menores, las que derivaron de posición hasta obtener su ubicación actual. Consecuentemente, se han generado numerosos volcanes y se han elevado extensas cordilleras como la de los Andes o la del Himalaya. Asimismo; los movimientos de ascensos y descensos de los continentes y las oscilaciones del nivel del mar han sido los principales responsables de los reiterados

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eventos de inmersión y emersión que afectaron distintas porciones costeras de la superficie terrestre. Ello se ha asociado también con notorios cambios climáticos caracterizados por periodos con bruscos y prolongados enfriamientos, que favorecieron la cobertura parcial de los continentes por grandes masas glaciares, y períodos alternantes notoriamente más cálidos, que generaron el derretimiento de los hielos y la consecuente elevación del nivel del mar. Todos esos fenómenos, en general intensos pero lentos, han necesitado de tal cantidad de miles y/o millones de años para generar relieves de cierta magnitud que, como ya mencionamos con anterioridad, para un ser humano resultaría casi imposible ser testigo presencial de los hechos. Más aun si se tiene en cuenta que muchos de los fenómenos siguen ocurriendo hoy en día pero a una velocidad tan baja que son casi imperceptibles para nuestros sentidos. Sin embargo, cada tanto la naturaleza nos brinda la posibilidad de sentir toda la fuerza y el calor contenidos en el interior del planeta, mediante manifestaciones externas representadas por movimientos sísmicos de variada intensidad y violentas erupciones volcánicas sobre la corteza terrestre superficial. En síntesis, debemos

entender que habitamos un planeta dinámico, en continuo movimiento interno, aunque casi nunca contemos con la evidencia de ello.

“Lo que el viento se llevó” : agentes y procesos El planeta tierra se mueve y cambia. De eso ya no tenemos dudas. Ahora...la pregunta a realizarnos sería ¿Cuáles son las fuerzas o procesos responsables de la configuración el variado relieve planetario que observamos en la actualidad?. A lo largo de la historia geológica, los procesos interiores han actuado mancomunadamente con los procesos superficiales, externos a la corteza profunda, contribuyendo tanto en el pasado como en la actualidad, al modelado del paisaje natural Los responsables de las modificaciones de relieve registradas a lo largo del tiempo, son una serie de procesos físico-químicos que ocurren tanto en el interior como en el exterior de la corteza externa y que se engloban en dos categorías principales: a) procesos endógenos y b) procesos exógenos. Los procesos internos o endógenos son fenómenos que actúan en el interior de la corteza o a través de ella, como resultado de las actividades físicas y químicas de los materiales de la corteza y de los niveles más interiores del planeta. Éstas, ocasionalmente, se manifiestan en la superficie mediante movimientos tectónicos, vulcanismo y terremotos. En cambio, los procesos externos o exógenos son fenómenos que actúan sobre la corteza terrestre o muy cercana a su superficie como resultado de la interacción físico-química de ésta con la hidrosfera, la atmósfera, la biosfera y la antroposfera (en el caso de sitios habitados). Para la modificación del relieve los procesos externos se valen de medios ó agentes externos tales como el viento, el hielo, los glaciares, los ríos, la lluvia, las olas, las corrientes marinas y la fuerza de gravedad, entre otros menores como los organismos y el hombre mismo. Todos ellos son capaces de obtener y transportar materia de la tierra y reciben el nombre de agentes geomorfológicos. Por ello, algunos autores, como Thornbury (1966), desconocen a la gravedad como agente geomorfológico al considerar que no cumpliría el requisito de obtener y acarrear materiales. El viento, el agua y el hielo son medios capaces de desintegrar y/o descomponer materiales rocosos consolidados muy antiguos, ahora expuestos en la superficie terrestre. Luego, una vez reducidos a granos y partículas, esos mismos medios pueden transportar los materiales desde su lugar de origen, en general en áreas de elevada topografía, hasta un nuevo sitio

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de depositación, coincidente con depresiones tanto en áreas continentales como marinas. Claramente, lo más sencillo de percibir para nosotros, pasivos y temporalmente limitados observadores de los fenómenos de la naturaleza, es el continuo trabajo modelador de los fenómenos externos sobre la superficie de nuestro planeta. Por ejemplo, cotidianamente, somos testigos de la acción del viento, un componente climático destacado en la Patagonia, llevando partículas de un sitio a otro. De igual manera, identificamos la acción del mar sobre el paisaje costero actual, transportando arenas a lo largo de la franja litoral, para luego acumularlas en depósitos que conforman variados rasgos de relieve litoral. Por ende, estos agentes externos contribuyen a la ocurrencia de una serie de procesos superficiales que modelan el paisaje; produciendo la reducción de las áreas elevadas y el relleno de las zonas deprimidas. Por ende, la acción continua y reiterada de estos agentes ha desgastado las topografías positivas del planeta, mientras en otros sitios deprimidos de la corteza se han generado nuevas formas de relieve, favoreciendo la colmatación de las

topografías negativas. Como resultado de la degradación de las áreas elevadas y la

agradación de las zonas deprimidas, los procesos externos tienden a nivelar la superficie

terrestre. Esta tendencia final a la nivelación se conoce con el nombre de Gradación. Sin embargo, debe quedar claro que procesos internos y externos no son independientes. A modo de ejemplo se toma el caso de un tsunami (tormenta) sobre la costa. La actividad interna de la tierra genera un terremoto en una zona marina, el que se manifiesta externamente por medio de una fuerte inestabilidad del agua superficial y subsuperficial generando un maremoto. Consecuentemente, dicho fenómeno genera la movilización violenta de grandes volúmenes de agua contra la costa del continente, provocando fuertes tormentas, inundaciones y daños de similar magnitud a la que produce un terremoto en un área netamente continental. Por ende, en el modelado del relieve resultante se superponen los efectos de ambos procesos: endógenos y exógenos. Las rocas expuestas, los procesos físico-químicos, el material en movimiento y las formas de relieve resultantes forman parte del sistema geológico-geomorfológico. Por ello, este constituye un sistema dinámico representado por un conjunto de eventos y elementos interrelacionados y en continuo movimiento y cambio. Recordemos que el sistema geológico-geomorfológico permite el intercambio de materia y energía a través de sus límites, lo que consecuentemente genera una declinación de la misma en el tiempo. Ello es una condición esencial de todo sistema abierto. En síntesis, durante la prolongada historia geológica del planeta, los procesos exógenos asociados han tendido, en general, a nivelar la superficie terrestre; mientras los procesos internos o endógenos se han encargado fundamentalmente de generar rasgos elevados como grandes volcanes y cadenas montañosas. Sin embargo, de una rápida observación de las características generales del relieve del planeta parecería que, en esta larga e ininterrumpida disputa entre fuerzas constructivas y destructivas, ninguna de ellas ha alcanzado el predominio absoluto durante un rango temporal demasiado extenso. Claro...entendido ello en términos de tiempo geológico.

El concepto de Proceso geomorfológico Thornbury (1966) define como proceso geomorfológico al:

conjunto ó serie de modificaciones físicas y/o químicas que determinan un cambio o modelado de la superficie terrestre.

A partir de esta definición los procesos geomorfológicos pueden ser tanto procesos

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endógenos como exógenos. El único proceso que puede dar como resultado una forma de relieve en la superficie del planeta y no ser incluido en ninguno de los dos mencionados es el choque de meteoritos. Sin embargo, algunos autores reservan el proceso geomorfológico para los exógenos ya que consideran que estos últimos están estrechamente vinculados con la climatología. Ello debido a que la temperatura del aire, la precipitación, el viento y la humedad atmosférica son elementos del clima que actúan sobre el material rocoso de la superficie terrestre, bajo exposición subaérea y pueden generar modificaciones sobre el mismo. Al respecto, Bloom (1980), sostiene que la morfogénesis climática es una aproximación a la geomorfología ya que enfatiza el diseño de las formas de relieve en respuesta a variadas condiciones climáticas. Esto es especialmente relevante debido a que algunos relieves preservan el registro de más de un conjunto de procesos controlados por el clima y por ende la descripción adecuada de un paisaje puede proveer evidencias para reconstruir climas antiguos. La geomorfología se ocupa de estudiar las formas del relieve de la corteza terrestre tanto continental como marina. No sólo describe las formas sino también interpreta el potencial de cambio (dinámica) de las mismas con el fin de reconstruir la historia evolutiva o predecir cual será su evolución futura de un paisaje natural. En opinión de Tricart (1969) el carácter explicativo de la geomorfología es esencial y lo diferencia de la topografía que se limita a la descripción geométrica de la superficie terrestre. El autor destaca que si se quiere tratar a la geomorfología en su expresión más general y por lo tanto la más abstracta puede decirse que la geomorfología es una disciplina que tiene por objeto estudiar los caracteres y modificaciones de la superficie de contacto entre un medio sólido (litósfera) y sus envolturas, una líquida (hidrosfera) y otra gaseosa (atmósfera). Como ya vimos en la unidad anterior cada uno de ellas corresponde a un sistema abierto y por ende sus límites son permeables permitiendo una serie de procesos que favorecen el intercambio de materia y energía y en consecuencia las modificaciones de la superficie de contacto mencionada por Tricart. No sólo el campo climático aporta al entendimiento de la dinámica de los procesos geomorfológicos en la superficie del planeta. Debe destacarse que la mayor parte de la información sobre los procesos geomorfológicos es derivada de otros campos científicos, muchos de ellos, vinculados con el estudio de las ciencias geológicas. Así, la deformación de las rocas sometidas a presión son estudiadas por la geofísica y geología estructural , el análisis de las causas y predicción de terremotos esta dentro del campo de la Sismología, la Hidrología estudia la mecánica de los flujos de agua tanto dulces como marinas y la glaciología las propiedades físicas del hielo. Si bien todas estas disciplinas, entre otras, no tienen como objetivo primario la descripción y análisis de relieves, los datos que aportan sus estudios contribuyen al entendimiento sobre el funcionamiento de los procesos que modelan la superficie terrestre. Por ello, hallaran que en algunos libros de textos se hace una diferenciación de la geomorfología en tres campos: geomorfología climática, gemorfología estructural y geomorfología dinámica.

La geomorfología climática: se encarga de estudiar las relaciones causa-efecto entre el comportamiento de los elementos de clima y la consecuente modificación de los relieves.

La geomorfología estructural: pone su énfasis en el estudio de las relaciones entre procesos endógenos y la formación de estructuras geológicas en el paisaje. Ve a la estructura como un factor condicionante de la acción de los agentes geomorfológicos.

La geomorfología dinámica: analiza el potencial de cambio del relieve a partir de la

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acción de agentes geomorfológicos. Enfatiza en los procesos y agentes externos como medios naturales que favorecen la meteorización, erosión y transporte de material (partes del Ciclo sedimentario).

Bases para la interpretación del paisaje El desafío de la geomorfología es el de integrar los datos que aportan cada uno de los campos (climático, estructural, dinámico) de incumbencia, con el objetivo de llevar adelante una correcta y completa interpretación del paisaje natural. Por ello, frente al análisis complejo del relieve terrestre nos deberíamos realizar la siguiente pregunta: ¿Cómo se pueden unificar dentro del campo científico de la geomorfología los distintos campos científicos relevantes en el análisis, con el fin de obtener una descripción e interpretación del paisaje, una reconstrucción histórica y un detalle del comportamiento físico-químico de las rocas frente a la acción de los agentes externos? Los siguientes párrafos descriptivos pueden orientarnos hacia la búsqueda de una respuesta adecuada. 1. La ciudad de Puerto Madryn está edificada a lo largo de una costa baja que es límite

oriental de una planicie litoral que desciende desde el ambiente de mesetas hacia el océano Atlántico.

2. La ciudad de Puerto Madryn esta construida sobre una terraza marina de acumulación de

edad holocena conformada por cordones litorales elevados que colmataron una antigua bahía cuaternaria labrada originalmente sobre rocas sedimentarias de edad terciaria.

El primer párrafo (1) establece claramente ¿Qué? y ¿Dónde?, mientras el segundo (2)

destaca adicionalmente al ¿Qué? y al ¿Dónde?, el ¿Cómo?, ¿Cuándo? y ¿Porqué? Por ende, la interpretación y descripción de un paisaje natural desde una óptica geomorfológica debe estar sustentada en cinco variables básicas representadas por los siguientes interrogantes:

¿QUE? ¿COMO? ¿CUANDO? ¿DONDE? ¿PORQUE?

¿Qué? se refiere al objeto de análisis. Por ejemplo, el sustrato (terreno) geológico sobre el cual se construyó la ciudad de Puerto Madryn.

¿Cómo? se vincula con la naturaleza y dinámica de los procesos naturales que actúan en el planeta y cuyo resultado final puede quedar evidenciado en la conformación de un determinado paisaje. Por ejemplo, ¿Cómo se formó la terraza marina de acumulación sobre la que se asentó la ciudad?

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¿Cuándo? tiene una directa relación con el tiempo, tanto en lo relativo al instante en que se produce un evento o fenómeno natural (ó una combinación de eventos) como a la duración del mismo, y que da por resultado la creación de un determinado rasgo de relieve. Por ejemplo, ¿Cuándo comenzó y durante cuánto tiempo se produjo la depositación de cordones litorales que luego dieron lugar a la formación de terraza marina de acumulación?

¿Dónde? se relaciona con la ubicación y distribución espacial del fenómeno natural y del relieve resultante. Por ejemplo, ¿Dónde se formó la terraza marina de acumulación en relación con los restantes relieves y materiales geológicos presentes en el área?

¿Porqué? es un interrogante complejo ya que para su respuesta es necesario hallar e integrar previamente las respuestas de los otros cuatro interrogantes. Por ejemplo, ¿Porqué se formaron sectores aterrazados de cordones litorales en ese sector costero?

Conceptos de paisaje natural y geoforma

Hemos utilizado en distintos pasajes del presente capítulo el término paisaje sin haberlo definido explícitamente hasta el momento. Por ello, entenderemos aquí, en sentido amplio,

como paisaje natural desde el punto de vista geomorfológico a:

una asociación característica de geoformas ó rasgos morfológicos que forman parte del relieve de la superficie terrestre.

Entonces, para comprender más cabalmente la definición citada, se hace necesario definir

también el término geoforma que hace referencia a:

una unidad simple y característica del terreno que forma parte de la superficie terrestre.

Cada elemento del paisaje geomorfológico que pueda ser reconocido completamente y que tenga una forma consistente o cambie su forma de manera regular. Es decir, una superficie continua que puede ser reconocida en su totalidad por un observador, se encuentre el mismo con sus pies sobre la tierra u orbitando alrededor del planeta.

Esta definición implica que el elemento ha ser identificado como geoforma de interés variará según la escala de observación. Por ejemplo, para un observador orbitando alrededor del planeta, la costa patagónica o la cordillera de los Andes pueden constituir las geoformas a analizar. En cambio, para un observador parado en un acantilado costero la playa, las dunas o los acantilados mismos serían los rasgos de interés y por ende las geoformas a analizar. Por lo tanto, la delimitación de un geoforma en el paisaje es una operación que puede estar cargada de subjetividad, la que puede ser minimizada a partir de fijar la escala de observación.

A grandes rasgos las geoformas pueden ser producto de procesos de construcción ó de destrucción de la superficie terrestre. Ejemplos de la primera pueden ser los conos volcánicos o los deltas de los ríos, mientras que de las segundas serán los valles fluviales o los acantilados marinos.

La trilogía de las geoformas Los movimientos de ascenso y descenso cortical muy bruscos generados por procesos

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endógenos pueden deformar las rocas y dar como resultado una serie de estructuras geológicas (pliegues y fallas) que al momento de labrar un relieve a cargo de los agentes geomorfológicos actuarán como un factor de control en la evolución del mismo. Reconocer estas estructuras puede ser muy importante ya que a pesar del grado de deformación un buen observador logrará determinar las formas iniciales del relieve. Las geoformas, entonces según "la trilogía de Davis" pueden ser analizadas

sistemáticamente a partir de tres conceptos generales: estructura, proceso y tiempo. Así, una geoforma puede estar constituída por una cobertura de material rocoso con propiedades fisico-químicas específicas y discontinuidades físicas geométricamente dispuestas en la masa rocosa. Todos estos factores litológicos y mineralógicos (geológicos)

están reunidos bajo el concepto geomorfológico de la estructura, que es considerada como el resultado pasivo de procesos deformacionales ó deposicionales previos al comienzo del ciclo geomorfológico, dado por una serie de fenómenos físico-químicos que ocurren cuando las rocas están expuestas subaéreamente a la acción del agua o el aire. Por ello, la

estructura de la geoforma es una característica heredada de los procesos geológicos originales lo que le han dado propiedades tales como: tipo de roca, tamaño de sedimento, disposición de capas, presencia o ausencia de fracturas, pliegues, propiedades físicas de

los minerales predominantes, permeabilidad de las capas, etc. La estructura (geomorfológica) que caracterice una geoforma puede coincidir o no con una estructura geológica (pliegue, falla, etc.) o con una estructura sedimentaria (estratos, etc.). Ambos conceptos se explicarán en detalle en próximas unidades. Por otra parte, la configuración cambiante que presente una geoforma en la superficie terrestre estará en directa relación con el tipo (constructivo o destructivo) y la magnitud e

intensidad de los procesos externos que estén actuando sobre las estructuras (geomorfológicas) contenidas em dicha geoforma. Así, los procesos geomorfológicos (externos) varían en intensidad y magnitud de una región a otra, dependiendo del clima, la vegetación y la altitud respecto del nivel medio del mar. Pero no sólo la magnitud del proceso sobre determinada estructura rocosa es importante para intentar explicar la configuración y relieve resultantes. También es relevante incluir en el análisis el lapso

temporal (tiempo) durante el cual el proceso ha estado actuando sobre la masa rocosa y/o

el grado de equilibrio o estado que ha alcanzado el proceso actuante. Si bien hay casos en los que es posible medir el cambio de un geoforma en tiempos relativamente cortos, del rango de decenas o centenas de años; en geomorfología el tiempo generalmente se mide en millones y miles de años especialmente cuando se intenta ajustar el lapso que llevo a un paisaje alcanzar una situación de equilibrio luego de varios ciclos geomorfológicos. Algunos procesos geomorfológicos son lentos y graduales pero otros como las vibraciones de los terremotos o los deslizamientos de material por las laderas por acción de las lluvias pueden ser eventos repentinos que tendrán una respuesta inmediata en la masa rocosa, generando una nueva condición de equilibrio. Esta puede estar representada por configuraciones de relieve más estables como por ejemplo nuevos apilamiento de rocas, escombros o restos de construcciones damnificadas por el evento. En resumen, los paisajes son dinámicos y si su modificación esta en pleno progreso, algún

componente del paisaje (estructura geomorfológica) esta siendo alterado por algún

evento (proceso geomorfológico) durante un intervalo de tiempo definido de modo que el

sistema se dirija hacia un momento determinado de su evolución (estado).

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Conceptos y principios generales de la geomorfología Los 9 principios generales de la geomorfología se vinculan directamente con las nociones de estructura, proceso y dinámica del paisaje, lo cual a la vez se enlaza con el concepto de estado y evolución, ciclos geomorfológicos y rango temporal que ocupan éstos.

1° concepto: Los mismos procesos y leyes físicas que actúan hoy en día lo hicieron siempre a través de todo el tiempo geológico, aunque no necesariamente con el mismo valor que en la actualidad (se vincula con el principio del uniformitarismo). Por ejemplo, la expansión de las zonas de la superficie terrestre cubiertas con glaciares en el Pleistoceno no fue la misma que en la actualidad. Si bien los procesos fueron similares, la intensidad y sobretodo el área ocupada por los hielos en el Pleistoceno fue mucho mayor.

2° concepto: La estructura geológica resulta ser un factor dominante en el control de la evolución del paisaje, reflejándose en las formas resultantes.

Por ejemplo, el mayor grado de fracturación de una capa rocosa tiene directa influencia en la evolución que tendrá un determinado paisaje ya que no sólo facilita el desmembramiento de la capa rocosa sino también expone mayor número de superficies frescas para que los agentes climáticos pueden actuar sobre las mismas, provocando una serie de transformaciones físico-químicas en estas.

3° concepto: Los procesos geomorfológicos dejan su sello distintivo sobre las formas de relieve y cada proceso geomorfológico desarrolla su propio y característico conjunto o asociación de las formas de relieve.

Recordemos que un proceso resulta de la acción de agentes físico-químicos que favorecen la modificación de la superficie terrestre. Los procesos geomorfológicos individuales generan rasgos geomorfológicos también individuales y ello facilita la clasificación genética de los mismos. En este caso el tipo de paisaje se define en directa relación al proceso actuante, lo cual resulta especialmente relevante para reconstruir la historia geológico evolutiva y hasta a veces climática del lugar.

4° concepto: A medida que los distintos agentes erosivos actúan sobre la superficie terrestre, acontece una secuencia (relativo a orden) en las formas de relieve que muestra características distintivas en los sucesivos estados de su desarrollo.

Si aceptamos que las geoformas presentan rasgos distintivos dependiendo de su grado de desarrollo, entonces ello indica que el rasgo final es la suma de estados parciales de su desarrollo, los cuales tienen un orden de ocurrencia. Esto se vincula con el concepto de Ciclo Geomorfológico definido como:

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cambios a los que es sometida una porción de la masa terrestre en su configuración

superficial a medida que actúan sobre ella los procesos de modelado del relieve terrestre.

Un ciclo geomorfológico a la vez puede ser visto bajo una secuencia evolutiva de tres etapas de modo similar a lo que ocurre con un ser humano: juventud, madurez y senectud. Thornbury (1966) destaca que el ciclo geomórfico completo en realidad es un ciclo parcial ya que es mucho más factible su existencia. Sabemos que vivimos en un planeta activo y dinámico lo cual favorece más la interrupción del ciclo que su continuidad hasta completarlo totalmente. Ello más notorio aún en aquellos sectores del planeta que se caracterizan por una gran inestabilidad de la corteza.

5° concepto En la evolución del paisaje la complejidad es más común que la simplicidad.

En la génesis y evolución de los paisajes comúnmente actúan varios procesos y varios ciclos. Sobre la base de procesos y ciclos, Horberg (1952, citado en Polanski, 1974) presenta la siguiente clasificación de paisajes:

Paisajes simples: desarrollados por un único proceso ó cuando un único proceso ha sido el dominante. (Por ejemplo: campo de médanos)

Paisajes compuestos o complejos: cuando en el desarrollo actúan varios procesos dominantes. (Por ejemplo: zona costera donde desagua un río, una costa de fiordos)

Paisajes Monocíclicos: son paisajes donde se evidencia un sólo ciclo geomorfológico. (Por ejemplo: un río meandroso con planicie de inundación en sus laterales, un cono volcánico)

Paisajes Policíclicos: paisaje en los cuales se evidencian más de un ciclo geomorfológico por interrupción de su dinámica (Por ejemplo: meandros encajonados, un aparato volcánico del tipo cono en cono).

Paisajes exhumados: son antiguos paisajes geológicos que fueron sepultados por una depositación de material y posteriormente en otro momento del tiempo geológico nuevamente expuestos por la acción de procesos endógenos y exógenos subordinadamente. (Por ejemplo, la planicie del bloque de San Rafael)

6° concepto

La mayoría de los relieves terrestres evidencian una edad que no va más allá del Pleistoceno y la previa al Terciario es muy reducida.

Este concepto pone de manifiesto que durante todo el Cuaternario (desde 2.000.000 de años antes de presente a la actualidad) los procesos exógenos han actuado notoriamente sobre la superficie terrestre de modo tal que han modificado y/o enmascarado los relieves antiguos. Claramente, las estructuras geológicas vinculadas con las diferentes geoformas que caracterizan un paisaje pueden ser muy antiguas no así el carácter topográfico que se desarrolla sobre ella.

7° concepto Una interpretación efectiva del relieve actual de cualquier región, es imposible sin una apreciación o estimación total de las múltiples influencias derivadas de los cambios climáticos y geológicos que acontecieron y acontecen en el Cuaternario.

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Vinculado con el origen reciente de la mayor parte de la topografía del planeta, se reconoce que los cambios geomorfológicos ocurridos durante el Cuaternario (últimos 2.000.000 de años) son el resultado de cambios climáticos que dominaron en igual periodo. Las glaciaciones que afectaron al planeta han sido de vital importancia en el modelado de los relieves. La acción glaciaria como agente de desgaste cubrió grandes kilómetros del planeta y condicionó la humedad de regiones que en la actualidad son marcadamente áridas.

8° concepto Para comprender cabalmente la importancia variada de los diferentes procesos geomórficos es necesaria una apreciación de los climas del mundo.

Es evidente luego de todo lo discutido que la temperatura y la precipitación influyen sobre los procesos geomórficos. Así las variaciones climáticas influyen tanto directa como indirectamente los procesos. La influencia indirecta esta relacionada con la manera en que el clima afecta la cantidad, tipo y distribución de la cubierta vegetal. El control directo se vincula con cantidad y clase de precipitación, amplitud diaria de la temperatura, etc.

9° concepto Aunque el interés primario de la geomorfología son los paisajes actuales, su utilidad máxima lo logra por extensión histórica.

Si bien el principal interés de la geomorfología es el origen de paisajes actuales, en la mayoría de estos se presentan formas que datan de épocas geológicas anteriores, lo cual no debe ser obviado si se busca interpretar con propiedad la historia geomórfica de una región. Para esto se debe tener presente el principio del uniformitarismo.

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Esquema conceptual integrador Si se retoma la visión teórica que considera al planeta tierra como un gran ecosistema, cuya configuración se debe a la interacción de subsistemas más específicos, y se recuperan los distintos conceptos geomorfológicos aprendidos en esta unidad, es posible realizar un esquema integrador (figura 4). En él se destacan los principales conceptos que se deben tener en cuenta al momento de describir, interpretar y analizar la dinámica y evolución de un paisaje natural.

Ecosistema tierra

sistema geológico-geomorfológico

Procesos Procesos Procesos Dinámica

geomorfológicos exógenos endógenos

- lluvia Agente

- viento geomorfológico - agua corriente - olas y corrientes

costeras Geoformas - gravedad -. hielo

Paisajes Naturales

proceso Estructura Proceso Tiempo geológico previo

Caracterización y Evolución del paisaje natural

Figura 4: esquema integrador de conceptos geomorfológicos

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La jerarquización de paisajes: un problema de escala de observación

Si bien todo Paisaje natural, en un sentido amplio, está conformado por distintos elementos bióticos y abióticos de los cuales los rasgos geomorfológicos son solo parte. El relieve constituye el esqueleto del paisaje natural y es un factor condicionante de la dinámica y evolución del mismo (Sayago, 1982). Existen distintos trabajos realizados para distintos sitios del mundo que han llevado adelante una clasificación de paisajes. En otros, se destaca la propuesta de Christian y Stewar (1968, citado en Sayago, 1982) que considera el relieve como un elemento esencial para la caracterización de los restantes elementos del paisaje como los suelos y vegetación, realizando una clasificación mediante un esquema de aproximación en diferentes niveles de percepción o escalas. Otro enfoque destacado de clasificación taxonómica del paisaje corresponde a Sayago (1982) que sostiene los siguientes principios básicos:

a cualquier escala o nivel de percepción, el relieve constituye un factor esencial de la dinámica ambiental, por lo que su caracterización constituye el fundamento de toda clasificación del paisaje natural.

el clima junto con el relieve presentan una relación ambivalente con los restantes elementos del paisaje y el predominio de uno u otro en la génesis y evolución del mismo depende de las escalas de percepción consideradas:

- en niveles continentales (macro-regionales) la morfo-estructura supedita al clima. Por ejemplo, las cordilleras y sierras condicionan la circulación climática. - en niveles regionales el relieve y el clima presentan una interinfluencia condicionante a su vez de los restantes factores ambientales (suelos, vegetación, escorrentía superficial, etc.) - en niveles locales (sitio) de gran complejidad, el clima predomina sobre el relieve como generador de dinámica ambiental (geoformas características, distribución de suelos y vegetación, etc.). Si consideramos los conceptos de sistemas y ecosistemas para el estudio del terreno y que la componente geológico-geomorfológica es uno de los sistemas que interactua en la dinámica del ecosistema mayor, por ejemplo el planeta, es factible ver que una provincia geológica (geomorfológica) es un sistema de determinada escala dentro del cual se pueden diferenciar subsistemas geológicos-geomorfológicos de más detalle y a su vez dentro de estos, otros subsistemas hasta llegar a la unidad fundamental de paisaje que es la geoforma o elemento de relieve.

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De ello surge una jerarquización de la información morfológica en distintas categorías de clasificación, representables a diversas escalas (cuadro 1).

CATEGORÍA DEFINICIÓN ESCALA INFORMACIÓN GEOMORFOLOGICA

INFORMACION AMBIENTAL

INTEGRABLE

Provincia geomorfológica

coincide con la definición de Provincia geológica de Rolleri (1975), al considerarla como una región caracterizada por una determinada sucesión estratigráfica, un estilo estructural propio y rasgos geomorfológicos peculiares, siendo el conjunto expresión de una historia geológica particular (Puna, Precordillera, etc.,)

1:1.000.000 a menor

Grandes complejos morfoestructurales, geotectónicos y litoestratigráficos

masas de aire predominantes a nivel continental

Región geomorfológica

caracterizada por un estilo morfoestructural dado por la recurrencia de caracteres tectónicos, litológicos y particularmente los eventos morfogenéticos producidos durante el cuaternario (Cumbres calchaquies)

1:1.000.000

a 1:500.000

Unidades morfoestructurales y litoestratigráficas mayores

clima regional regiones ecológicas

Asociación geomorfológica

dado por la recurrencia de elementos morfogenéticos endógenos y un mesoclima característico (pie de monte oriental semiárido)

1:500.000

a 1:100.000

Conjunto de unidades morfogenéticas

Balance hídrico regional. Régimen de vientos, de heladas. Sistemas hidrogeológicos regionales. Grandes unidades de suelo

Unidad geomorfológica

representada por las formas características descriptas en la bibliografía geomorfológica cartografiables en una escala establecida (cono aluvial, pedimento, valle fluvial, barrera marina, planicie de mareas, acantilado, etc.)

1:100.000

a 1:30.000

unidades morfogenéticas características y procesos morfodinámicos generalizados

Precipitación, temperatura, unidades de suelos, tipos de vegetación

Elementos del relieve

son los elementos morfológicos internos de una unidad geomorfológica y pueden tener gran importancia en el análisis dinámico del ambiente (formas de erosión, micro-relieves, etc.)

1:30.000

a mayor

elementos endógenos de la unidad morfogenética y procesos morfodinámicos detallados.

Microclima, relaciones entre elementos de paisajes (suelo, agua, planta, etc.)

Cuadro 1: Sistema de clasificación de tierras (extractado de Sayago, 1982)

Monti, A., 2004 AMBIENTE NATURAL I

Apuntes teóricos. Primer módulo-Unidad 2 FHyCS, UNPSJBosco

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V. Palabras claves aprendidas proceso endógeno proceso exógeno proceso geomorfológico geomorfología agente geomorfológico ciclo geomorfológico degradación agradación gradación paisaje natural paisaje simple paisaje complejo paisaje. monocíclico paisaje policíclico paisaje exhumado geoforma estructura (geomórfológica) tiempo estado evolutivo provincia geomórfica región geomórfica asociación geomórfica unidad geomórfica elemento de relieve

VI. Bibliografía básica de consulta BLOOM, A.L., 1978. Geomorphology. A Systematic Analysis of Late Cenozoic Landforms. 510p. Prentice Hall. USA. POLANSKI, J., 1974. Geografía Física General. 296p. Manuales Eudeba. Buenos Aires. ROLLERI, E.O., 1975. Provincias geológicas bonaerenses. En: Geología de la Provincia de Buenos Aires. 6° Congreso Geológico Argentino. Relatorio: 29-54. Buenos Aires. STRALHER, A., 1984. Geografía Física. 767p. Ediciones Omega. Barcelona SAYAGO, J.M., 1882. Las unidades geomorfológicas como base para la evaluación integrada del paisaje natural. Acta geológica Lilloana XVI, 1: 170-180. Tucumán. THORNBURY, W, 1966. Principios de geomorfología. 643p. Ed. Kapeluz. Buenos Aires. TRICART, J., 1969. La epidermis de la tierra. 180p. Editorial Labor. Barcelona.