Unidad 1 MSV - ffomc.org como peatones, hacia una cultura de comportamiento vial saludable. Es...

La Prevención en Seguridad Vial a través de la Salud

Médicos por la Seguridad Vial

Unidad 1 - Introducción

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UNIDAD 1 - INTRODUCCIÓN

1. INTRODUCCIÓN

Desde el programa “Médicos por la Seguridad Vial” queremos darles la bienvenida a

este curso, creado por el Instituto de Seguridad Vial de FUNDACIÓN MAPFRE y

desarrollado en colaboración con la Fundación para la Formación de la OMC.

El objetivo del programa desde sus inicios ha sido fomentar por medio de diferentes

acciones la prevención de accidentes de tráfico a través del cuidado de la salud, y

concienciar a la población, a través de los médicos, de la estrecha relación que existe

entre salud y seguridad vial.

Con la creación de este curso queremos ofrecerles la mejor herramienta para

convertirse en prescriptores de seguridad vial y prevenir accidentes de tráfico a través del

consejo médico, facilitándoles los conocimientos necesarios para recomendar a sus

pacientes las pautas que deben seguir como conductores y peatones.

Este ha sido el objetivo de “Médicos por la Seguridad Vial” desde su nacimiento en

2006, creando una gran recopilación de información de consulta que relaciona salud y

seguridad vial y poniéndola a disposición del colectivo médico a través de su portal

gratuito www.medicosporlaseguridadvial.com

Ahora FUNDACIÓN MAPFRE quiere dar un paso más y avanzar en este objetivo,

ofreciendo a través de este curso la formación adecuada para que usted se convierta en el

mejor agente de seguridad vial. Para ello hemos unido nuestros esfuerzos a la

Organización Médico Colegial a través de su Fundación para la Formación, por su calidad y

su experiencia en facilitar la mejor formación a los profesionales médicos.




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Médicos por la Seguridad Vial dirige sus esfuerzos hacia los médicos como agentes

imprescindibles para trasmitir esta relación entre salud y seguridad vial, por varios

motivos:

� Porque desarrollan una labor socializadora en la prevención de riesgos para la

salud.

� Porque poseen un amplio conocimiento, experiencia y autoridad en materia de

salud.

� Y porque tienen un contacto permanente y directo con los ciudadanos a través

de sus consultas.

Por todo ello, la OMC ha colaborado con FUNDACIÓN MAPFRE desde la creación de

Médicos por la Seguridad Vial y ahora les ofrecemos este curso, con el que queremos:

� Destacar la importancia del papel preventivo que tienen como médicos frente a

sus pacientes como conductores y peatones.

� Ofrecerles la herramienta pedagógica que les ayude a reconocer las

enfermedades, síntomas y tratamientos que afectan a la seguridad vial.

� Aportarles los conocimientos necesarios para recomendar a sus pacientes las

pautas que deben seguir para prevenir accidentes.

La enfermedad de sus pacientes puede guardar relación directa con la seguridad vial

propia y de los demás, y en ocasiones esto puede ser más importante que la propia

enfermedad.

Comencemos con esta primera unidad de introducción que nos dará una visión general

de qué es la seguridad vial y su enfoque preventivo a través del cuidado de la salud.




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2. PROPÓSITO DEL CURSO Y ESTRUCTURA

Los aspectos normativos son importantes para preservar el orden y garantizar los

principios básicos de convivencia en una sociedad, pero no son suficientes, es necesario

desarrollar la educación vial y que ésta se inscriba en un marco global de educación y

participación ciudadana. Es por ello que este curso tiene como objetivo principal brindarles

como médicos una herramienta pedagógica que les permita orientar a sus pacientes, tanto

conductores como peatones, hacia una cultura de comportamiento vial saludable.

Es preciso señalar que la seguridad vial sólo será posible si se consideran estrategias de

intervención en materia de legislación, ingeniería vial, programas educativos, atención

médica y de rescate y participación ciudadana.

Desde la estrategia de programas educativos se inserta la educación vial, entendida

como el proceso mediante el cual se promueve el conocimiento de las normas y señales

que regulan la circulación de vehículos y personas, así como la adquisición de valores,

hábitos y actitudes, que permitan a los ciudadanos dar una respuesta segura en las

distintas situaciones de tránsito en las que nos vemos inmersos como personas. Así, la

educación vial constituye un aspecto fundamental para promover los cambios deseados,

puesto que considera que no basta con el conocimiento de las normas por parte de

peatones, conductores y ocupantes.

El Instituto de Seguridad Vial de la FUNDACIÓN MAPFRE viene desarrollando múltiples

actuaciones con el objetivo de prevenir y reducir los elevados índices de accidentalidad de

tráfico, siempre atendiendo a valores de compromiso social, formación, comunicación,

cooperación e innovación.




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Una de las principales actividades del Instituto de Seguridad Vial es fomentar la

educación vial a través de cursos, estudios de investigación, campañas divulgativas y

distribución gratuita de materiales didácticos. En esta línea de actuación crea en 2006

Médicos por la Seguridad Vial, un programa dirigido al colectivo de médicos con el fin de

transmitirles cómo influyen las patologías y tratamientos en la seguridad vial de sus

pacientes y conseguir que la sociedad relacione preventivamente salud y seguridad vial

mediante los consejos sanitarios que los médicos pueden prescribir desde las consultas.

Para ayudar a la clase médica en esta labor se desarrolló la mayor recopilación de

información clave para prevenir los accidentes de tráfico desde la óptica de la salud y se

recogió en el portal www.medicosporlaseguridadvial.com haciendo un repaso por aquellas

especialidades que tienen mayor relación con la seguridad vial. A partir de este material,

base y raíz del programa, de la experiencia y acciones desarrolladas estos años y de la

necesidad de seguir sumando en esta misión, se crea el curso “La Prevención en

Seguridad Vial a través de la Salud - Médicos por la Seguridad Vial” una herramienta

pedagógica para que:

� La seguridad vial esté integrada en sus consultas y en su día a día.

� La visión de prevención a través del cuidado de la salud sea percibido como algo

cotidiano.

Todos seamos concientes que situaciones inicialmente banales desde el punto de vista

de la salud pueden ser fatales en la conducción. Por ejemplo, el síndrome de Ménière no

implica para el paciente ningún riesgo grave inherente a la propia patología, pero si se

manifiesta mientras se conduce, las consecuencias pueden ser fatales.




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En este curso haremos un recorrido por los factores de salud que mayor influencia

directa tienen en la seguridad vial, por las enfermedades, síntomas y tratamientos que

pueden afectar a nuestra percepción, a nuestra coordinación y respuesta motora, a la

ergonomía, confort y concentración necesarios para una conducción segura. Para ello

trataremos aquellas especialidades médicas que más condicionan nuestra seguridad vial y

también estudiaremos dos grupos especialmente sensibles desde esta perspectiva, los

mayores y los niños.

La selección de los contenidos del curso se ha realizado, dentro del extenso material

que la temática del curso podría abarcar, respondiendo al interés de tener una visión

general de esta “nueva” perspectiva de la salud. Por este motivo, animamos al alumno a

ampliar la base de partida que se ofrece en este curso y a que profundice en aquellos

temas que, siendo incluidos, se estudian de forma somera. Para ellos se le facilitará

documentación complementaria, bibliografía y se recomienda siempre tener como

referencia base el contenido de www.medicosporlaseguridadvial.com

Analicemos más detalladamente la estructura y contenidos del programa para crearnos

una fotografía del recorrido que vamos a realizar, comenzando por la percepción a través

de los órganos sensoriales, esencial para la conducción.

Es indiscutible que la percepción a través del sentido de la vista es elemental para la

conducción, un tercio de los siniestros se producen por distracciones visuales del

conductor, pero no hay que dejar de tener en cuenta el oído y el tacto como sentidos

complementarios y condicionantes a la respuesta que un conductor da a los estímulos que

recibe del entorno. El oído ayuda a situar los estímulos en el tiempo y en el espacio,

además de ser el responsable del equilibrio, y por su parte el tacto es el sentido de

contacto del conductor con los mandos del vehículo, luego cualquier lesión en la piel

puede condicionar su capacidad de reacción.




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Podemos entonces tener deficiencias en nuestros sentidos que afecten a la percepción,

y por tanto a la conducción, pero también éstos pueden verse alterados por determinados

consumos humanos como veremos en la unidad 3 donde estudiaremos el hábito del

consumo de alcohol y de drogas ilícitas. Es una realidad la estrecha y creciente relación

que existe entre consumo de alcohol y drogas y la existencia de accidentes de tráfico. La

disminución en los últimos años de las cifras de fallecidos y heridos en carretera ha sido

muy positiva, pero la reducción del porcentaje de fallecidos con alcohol o drogas en

sangre no ha sido tan significativo, por lo que todavía queda un amplio recorrido de

mejora.

También estudiaremos los efectos del uso de medicamentos en la capacidad de

conducción. Aún cuando la incidencia de este supuesto es menor que el consumo de

alcohol o drogas, puede resultar igualmente peligroso en la carretera y teniendo en cuenta

que el porcentaje de población que sigue tratamientos que implican el consumo de

fármacos es muy alto, su estudio es necesario.

En este punto es importante hacer esta reflexión, el factor humano es en el 90% de

los casos el desencadenante de los accidentes de tráfico, por lo que la modificación de su

comportamiento es esencial para la prevención de accidentes. En el caso de los reductores

de la percepción es esencial que el paciente conozca sus riesgos y tenga un

comportamiento vial responsable.

Los estímulos que percibimos del exterior afectan a nuestras acciones y decisiones al

volante, y la capacidad de dar respuestas oportunas en el menor tiempo posible a esas

señales ópticas, acústicas o táctiles está condicionada por la capacidad de nuestro aparato

locomotor y su correcto funcionamiento para ejecutarlas adecuadamente. Por eso en la

unidad 4 analizaremos las patologías más frecuentes del aparato locomotor y cómo

condicionan la seguridad vial.




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Por otro lado, para generar la correcta respuesta motora a los cambios del entorno,

vital desde el punto de vista vial, toda la información externa debe ser recogida,

procesada y transmitida adecuadamente. En la unidad 5 abordaremos algunas de las

enfermedades neurológicas que mayor influencia y presencia tienen en la seguridad vial y

estudiaremos la figura del cuidador del paciente con deterioro cognitivo como conductor

de riesgo.

Para continuar dedicaremos la unidad 6 y 7 a analizar aquellos trastornos y

circunstancias del paciente que pueden condicionar el confort en la conducción, que no

sólo hace referencia a la comodidad, si no a que ésta facilite y propicie la seguridad en la

conducción. Desde una simple mala digestión a un infarto agudo de miocardio, haremos

un repaso de algunos de los trastornos cardiovasculares, digestivos y renales que pueden

suponer un riesgo para la seguridad vial y estudiaremos de forma específica la relación

que el embarazo, la obesidad y las necesidades fisiológicas tienen con el riesgo vial, para

conocer las medidas y recomendaciones que dar a nuestros pacientes.

Continuaremos analizando en las unidades 8 y 9 determinadas patologías, muy

comunes en nuestras consultas, y los trastornos que más significativamente afectan a la

concentración necesaria, la atención precisa y los reflejos adecuados para una correcta

conducta al volante y, por tanto, la seguridad propia y ajena. Nos centraremos en los

trastornos neurológicos/vasculares, los respiratorios y los psiquiátricos, tres grupos de

afecciones muy relevantes desde la perspectiva vial.

Y terminaremos nuestro recorrido dedicando el último capítulo a los niños y los

mayores, dos grupos de edad que consideramos necesitan una especial atención por sus

circunstancias de dependencia y vulnerabilidad y por sus características físicas, psíquicas y

motoras, importantes condicionantes de la seguridad vial.




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Centremos ahora en esta primera unidad introductoria, donde aportaremos una visión

global de la seguridad vial como problema de salud pública y de la importante vinculación

que tiene con la salud. Haremos un repaso de los distintos roles que pueden tener

nuestros pacientes y veremos el importante papel que como médicos tenemos en este

campo.

Para completar esta unidad les facilitamos documentación que les ayudará a enmarcar

la temática de este curso, como es el Reglamento General de Conductores y otros textos

legislativos de su interés, así como informes y trabajos que demuestran la grave

repercusión que los accidentes de tráfico tienen hoy en día y porque es de suma

importancia que pongamos todos los medios para paliar este grave problema.

3. HERRAMIENTAS DEL CURSO

A lo largo del curso se les irá guiando a través de las distintas pantallas con la ayuda de

los tutores virtuales, las locuciones y de los elementos interactivos:

Ventanas de interactividad: les indicarán como visionar cada

pantalla y cuales son los elementos interactivos que tienen que

pinchar para ver sus contenidos.

♦ Iconos informativos:

Para su estudio: destaca información importante que debe ser

estudiada por el alumno.




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Saber más: botón interactivo a través del cual se amplía la

información sobre el tema que se está tratando.

Lectura imprescindible: a lo largo de todo el curso se empleará

este icono para visionar y descargar la sección concreta del

Reglamento General de Conductores que hace referencia al tema

tratado en esa diapositiva.

En esta unidad se les ha facilitado el texto completo del Reglamento General de

Conductores y les recomendamos que tras cada unidad consulten las secciones completas

para conocer otras referencias que hace el reglamento sobre temas no tratados en la

unidad.

Como alumnos contarán con el apoyo de los tutores durante el desarrollo del curso,

que además de estar a su disposición para atender todas sus dudas o consultas sobre los

contenidos y las evaluaciones, les aportarán documentos e información de interés que

enriquecerá el contenido de cada unidad.

4. INFLUENCIA SALUD-SEGURIDAD VIAL

La Seguridad Vial es un problema social grave que nos afecta a todos, siendo la 9ª

causa de mortalidad en el mundo y la 5ª en España. Según se extrae del informe de

siniestralidad de las DGT, en el 2008 en España se produjeron 93.161 accidentes de

circulación con víctimas, 3.100 fallecidos y 16.488 heridos graves.

Los accidentes de tráfico pueden estar provocados por factores ambientales, mecánicos

y humanos, pero en el 90% de los casos la principal causa es el factor humano, lo que nos




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da una ventaja puesto que se puede incidir sobre el comportamiento humano. Todas

nuestras actuaciones están condicionadas por la percepción de bienestar o malestar, es

decir por la salud, y entre ellas por supuesto está incluida la conducción.

De manera que la relación entre salud y seguridad vial se puede ver en un doble

sentido, por un lado la conducción incide directamente en el estado de salud, así lo

demuestras las cifras de fallecimientos y heridos, y por otro el estado de salud influye en

la conducción, puesto que su alteración puede generar, ocasionar o facilitar accidentes

viales y porque los tratamientos pueden tener efectos sobre la conducción.

Además hay que tener en cuenta que todos tenemos alguna relación con el tráfico en

algún momento (sea como peatones, conductores o pasajeros) y a pesar de ello, la

mayoría de la población no es consciente de esta relación, lo que no es extraño si

consideramos que aún el riesgo más evidente para la conducción, el alcohol, sigue siendo

el principal motivo de accidente, por lo que otros factores menos visibles, como el estrés,

la depresión, la fatiga o las molestias físicas son a menudo minusvaloradas y no impiden

que quienes las sufren se pongan al volante.

Aquí es donde como médicos debemos y podemos actuar preventivamente

considerando que el accidente de tráfico es una enfermedad evitable, informando a los

pacientes de los efectos que la enfermedad y la medicación pueden tener en su seguridad

como conductores y peatones, y prescribiendo seguridad vial a través del consejo médico

para prevenir riesgos en la vía pública.

La influencia de la salud en la seguridad vial ha sido estudiada casi desde la existencia

de la circulación vial pero no ha sido hasta las últimas décadas cuando ha recibido un

impulso definitivo. Existe toda una disciplina médica dirigida a la seguridad vial, la

Medicina de Tráfico, que puede definirse como aquella parte de la Medicina que previene,




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protege y repara los daños relacionados con el accidente de tráfico. Constituye un área de

conocimiento que tiene como fin la aplicación de la preparación del médico al estudio del

fenómeno del tráfico y a la prevención de lesiones por accidente de circulación. Como área

interdisciplinar que es, recoge conocimientos de diferentes especialidades biomédicas,

como la epidemiología, la medicina interna, la medicina legal y la toxicología, la medicina

del trabajo, la psicología médica y otras especialidades médicas. Sin embargo, cada vez

existe mayor tendencia a integrar estos aspectos en la práctica de la Atención Primaria, en

cuanto facultativos con mayor capacidad de prevención.

5. DATOS DE INTERÉS SOBRE LA RELACIÓN ENTRE SALUD Y SEGURIDAD VIAL

Para obtener el permiso de conducir es necesario superar tres pruebas, la teórica, la

práctica y la evaluación psicofísica. Esta última es la única que hay que realizar para las

posteriores renovaciones y prórrogas del permiso, se realiza en los centros de

reconocimiento de conductores y está regulada por la normativa española (RD 818/2009)

y europea (Directiva 91/439) que establecen qué enfermedades o circunstancias de salud

impiden obtener o prorrogar el permiso de conducir, al quedar limitadas las aptitudes para

conducir con seguridad.

La Dirección General de Tráfico y la Universidad de Valladolid, realizaron un estudio

multicéntrico en un total de 8.043 conductores, del que podemos sacar interesantes

conclusiones sobre el estado de salud de los conductores de vehículos en España cuando

se realizan los reconocimientos y de cómo éste condiciona la aptitud para la conducción.

9 de cada 10 conductores consideró que su estado de salud era bueno (66.9%) o muy

bueno (27%). El 20.9% de los encuestados dijo padecer un proceso patológico, siendo

más frecuentes en hombres (23.2%) que en mujeres (16.2%) y a medida que aumenta la

edad.




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Las patologías más habituales corresponden al Aparato Circulatorio (7.2%), Sistema

Endocrino (6.9%) y Aparato Respiratorio (2.2%), siendo las enfermedades más frecuentes

la hipertensión arterial (5.7%), hiperlipidemia (4.1%) y diabetes mellitus (1,7%).

1 de cada 4 conductores (24.6%) tomaba algún medicamento. Los grupos de

medicamentos más frecuentemente consumidos correspondían a afecciones

cardiovasculares (7.8%), digestivas y metabolicas (4.6%) y del Sistema Nervioso (4.4%).

Los fármacos más consumidos fueron antihipertensivos (3.2%), hipolipemiantes (3%) y

analgésicos no narcóticos (2%).

Entre los motivos por los que la evaluación del conductor resultó ‘No Apto’ (0.3%),

‘Interrumpido’ (1.2%), o ‘Apto con restricciones’ (10.3%) destacan:

- Reconocimiento médico: diabetes mellitus (0.8%) y sordera parcial o

completa (0.6%).

- Reconocimiento psicológico: deterioro psicomotor (0.3%) y deterioro

cognitivo (0.2%).

- Reconocimiento oftalmológico: ‘falta de agudeza visual’ (3.9%) y ‘visión

monocular’ (1.8%).

Es evidente por tanto, que la salud es condicionante de la aptitud para conducir, y que

es imprescindible evaluarla para la obtención del permiso o su renovación. Las limitaciones

o condicionantes que se indiquen tras las pruebas son medidas preventivas para evitar

riesgos propios y ajenos en la vía pública, pero es necesario continuar con esta labor

preventiva en el día a día y esto debe hacerse desde las consultas.




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La aparición de nuevas patologías, la evolución de las existentes, los cambios de

tratamientos y otros factores de salud no estudiados en los reconocimientos y que

comprometen la seguridad vial como conductores y también como peatones, hacen

imprescindible que como médicos siempre tengamos presente la influencia diaria del

estado de nuestros pacientes en su seguridad vial y que les concienciemos de ello a través

del consejo médico.

6. LABOR DEL MÉDICO

En España, al igual que en otros países desarrollados, los accidentes de tráfico

constituyen un problema de salud pública de primera magnitud. Los factores que más

inciden en la siniestralidad vial son el alcohol, la velocidad, la no utilización de cinturón o

casco, la distracción y las infracciones. Estos factores dependen completamente de la

responsabilidad en la conducción y son claramente sensibles de mejora con una adecuada

implicación de los actores que intervienen en ella.

Las cifras demuestran que las medidas y planes que las distintas instituciones han

puesto en marcha los últimos años, actuando sobre los principales factores causantes de

accidentes, han reducido de manera muy significativa la accidentalidad en las carreteras.

Pero todavía queda un largo camino que recorrer en el que todos los agentes debemos y

podemos actuar.

Por eso la respuesta como médicos debe ir encaminada a usar el consejo médico para

fomentar una actitud preventiva y con este curso queremos ofrecer la información y

formación necesaria para prescribir seguridad vial. Los médicos, especialmente los de

atención primaria, se encuentran en una posición idónea para colaborar activamente en la

reducción de la magnitud de los accidentes de tráfico.




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El papel del médico no ha de reducirse a la labor asistencial del accidentado o a la

rehabilitación del mismo, sino que debe extenderse a la consideración integral del paciente

como paciente-conductor y como paciente-peatón. A todos los niveles preventivos los

médicos debemos aportar un esfuerzo en la reducción de accidentes viales.

Las estrategias de prevención primaria son todas aquellas intervenciones que tienen

como objetivo evitar el accidente. Las estrategias de prevención secundaria están

constituidas por aquellas intervenciones que pretenden minimizar las consecuencias del

accidente en el mismo momento de producirse. Las estrategias de prevención terciaria

tienen como fin la reducción de las lesiones y secuelas a medio y largo plazo y finalmente

las estrategias de nivel cuaternario que persiguen la rehabilitación de la salud del

accidentado y su resocialización.

Dentro de las estrategias de prevención primaria, el estado previo de salud del

conductor o peatón constituyen posibles factores de riesgo de accidente y lesiones. El

médico deberá considerar las circunstancias individuales de cada sujeto antes de juzgar su

capacidad para la conducción. Los padecimientos en distintas esferas fisiopatológicas

pueden originar un deterioro del paciente poniendo en peligro su seguridad para conducir

a pesar de que no existan patologías específicas de riesgo de accidente. Es precisamente

en estos casos en los que el papel del médico se hace insustituible dando al paciente los

consejos para una conducción segura o, en su caso, recomendarle dejar de conducir.

La presencia de una patología crónica no debe suponer la imposibilidad de acceder a un

permiso de conducción; es limitado el tipo de situaciones que impiden la obtención o

revisión del permiso de conducción, y siempre suponen modificaciones sustanciales de las

capacidades psicofísicas.




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Tradicionalmente han existido discrepancias en los estudios sobre el riesgo de

accidente de tráfico de conductores afectados de patología crónica. El resultado de

estudios más recientes, en general vienen a reiterar la conclusión de que el conductor-

enfermo crónico en general no supone uno de los principales factores de riesgo de

accidentalidad, si está sometido a un control médico periódico y no presenta signos de

descompensación en su enfermedad.

En cualquier caso, el médico deberá tener en cuenta todas las circunstancias de

conducción del sujeto. Es muy distinto que se trate de una actividad profesional, en la que

habitualmente se combinan un mayor número de horas de conducción con condiciones

ambientales adversas y con la responsabilidad de los pasajeros o de la mercancía

transportada, que de la utilización del vehículo de modo esporádico y opcional.

7. LOS DIFERENTES ROLES EN LA SEGURIDAD VIAL: PEATÓN, CONDUCTOR Y

OCUPANTE.

Cada persona, en forma individual o colectiva, es el elemento más importante que

interviene de forma directa y activa en la circulación; a las personas se les denomina

también usuarios de las vías, y de acuerdo al rol que desempeñan son: peatones,

conductores y ocupantes de un vehículo.

Vamos a repasar cada una de estas figuras y dar unas recomendaciones viales

generales cuyo cumplimiento entra dentro de un comportamiento vial responsable que

debe ser asumido por todos y cada uno de nosotros para reducir los riesgos viales, en

mayor medida si existen condicionantes de la salud.

Por tanto estas recomendaciones deben ser parte de la labor preventiva que debemos

realizar como médicos, pero también dentro del marco global de educación vial.




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7.1. Los peatones

Se consideran como peatones a todas las personas que transitan a pie por las vías

públicas aptas para la circulación. El peatón goza de una serie de derechos y obligaciones

establecidos por la ley y debe asumir las responsabilidades que se deriven de su

incumplimiento.

Los peatones son los más vulnerables en caso de accidente. Más de la mitad de los

siniestros en los que está implicado un peatón se producen por su irrupción en la calzada

o por cruzar de forma indebida exponiéndose a caídas y posibles atropellos. En España

mueren cada año alrededor de 1.000 personas atropelladas. Los mayores, junto con los

niños, son los dos grupos de más alto riesgo en los accidentes de circulación peatonal.

La convivencia entre vehículos y peatones es, cuando menos difícil, aunque no siempre

la conducta del peatón esté exenta de culpabilidad en los siniestros. Según datos de la

Dirección General de Tráfico, el peatón es el responsable de siete de cada diez atropellos.

Los más graves tienen lugar en carreteras interurbanas, mientras que en ciudad son más

numerosos.

� Consejos generales a seguir por parte de los peatones

Hay una serie de recomendaciones que, aunque puedan parecer obvias, deben ser

siempre tenidas en cuenta y asumidas por todos para reducir el riesgo de accidentes en

las calles:

• Cruzar una calle por el paso de peatones equivale a una disminución del 50%

del riesgo de ser atropellado.




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• Siempre que estén habilitadas zonas peatonales caminar por ellas, no invadir

nunca la calzada.

• Si no hay zonas peatonales, circular lo más cerca posible de los edificios.

• Nunca caminar por el borde de la acera.

• Una vez que el semáforo para peatones se ponga verde no se lanzarse sin más

a la calzada, mirar a ambos lados y esperar dos segundos antes de cruzar.

• En los pasos de peatones, cruzar siempre por la zona más alejada de la

dirección de los coches. Es donde menos accidentes se producen.

• Cruzar las calles por el camino más corto, siempre en línea recta, nunca en

diagonal. Cuantos menos metros se recorran, menor será el riesgo.

• Extremar la precaución con los vehículos largos cuando giran (autobuses,

camiones, etc.) porque las ruedas traseras se cierran respecto a las delanteras y es fácil

sufrir un atropello.

7.2. Los conductores

Los conductores son las personas que manejan un vehículo motorizado o no

motorizado, gozan de los derechos y obligaciones establecidos por la ley y son

responsables de las consecuencias que se deriven de su incumplimiento. La licencia de

conducir es el documento oficial que faculta a su titular conducir vehículos motorizados en

las vías públicas del país.




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Estadísticamente la probabilidad de que un conductor pueda sufrir más accidentes de

circulación se sitúa entre los 25 y 34 años. Este aspecto no significa que los comprendidos

en este tramo de edad sean los conductores de más riesgo. A este respecto, el grupo que

con mayor frecuencia sufre los accidentes es el comprendido entre los 16 y 24 años, y en

segundo término el de los mayores de 65 años.

En cuanto al sexo, los hombres registran mayor accidentalidad que las mujeres, y ello

parece determinado por la mayor exposición al riesgo.

Si analizamos los colectivos de mayor riesgo, sin duda alguna el primero de ellos son

los denominados conductores jóvenes. Desgraciadamente casi 15 de cada 100 jóvenes

europeos en edades comprendidos entre los 15 y 24 años, mueren en accidente de

circulación. Son varios los factores a juicio de los expertos que inciden en estos

resultados: mayor necesidad de autoafirmación, excesiva sobrevaloración de su capacidad,

conducta más exhibicionista en grupo, asunción de mayor nivel de riesgo en la conducción

que otros grupos de edad.

Otros aspectos que contemplan determinados investigadores, y que explicarían ser más

proclive a la siniestralidad, se orientan hacia su actitud frente al tráfico, por cuanto los

conductores jóvenes, por regla general, no ven la actividad de la conducción como

peligrosa, tiene una menor percepción del riesgo, y tienen una excesiva confianza sobre

sus posibilidades de controlar el vehículo en cualquier situación, a la vez que consideran

que sólo ellos conducen correctamente mientras los demás lo hacen mal. La realidad es

que tienen menos experiencia de la conducción, y éste es sin duda un factor esencial, ya

que a mayor experiencia como conductor, mayor es la valoración del riesgo.

Sin embargo un elemento importante a tener en cuenta, es el referido a que las

probabilidades de sufrir un accidente se producen en el segundo y tercer año de permiso,




19

por ello es necesario incidir en que es fundamental adquirir experiencia poco a poco, por

lo que la práctica mejora las aptitudes y habilidades para conducir.

Otro de los grupos de conductores de más riesgo lo constituyen las personas mayores.

A nadie se le puede escapar que la edad va deteriorando las facultades físicas de las

personas, aunque los avances de la medicina, permitan alargar cada vez las expectativas

de vida. Nuestras facultades van mermando, y no se tiene la misma capacidad visual o

auditiva, por ejemplo, del mismo modo que las reacciones sean cada vez más lentas. Todo

esto complica la conducción y hacen más peligrosa la circulación de los mismos.

Por ello los conductores de cierta edad, deben evitar circular en los momentos más

peligrosos del día como son el amanecer o el anochecer, y no hacerlo en situaciones de

mala visibilidad, como pueden ser la niebla, lluvia intensa, en momentos de alta densidad

de tráfico, o por la noche. En todo caso deben hacerlo a velocidad moderada, y guardando

escrupulosamente las distancias de seguridad.

Es conveniente que cumplan con las revisiones médicas, y se sometan a todos los

exámenes médicos necesarios en caso de padecer alguna dolencia o disminución de

facultades (vista, tensión, trastornos auditivos, diabetes, etc). La accidentalidad de los

mayores no viene provocada por el incumplimiento de las normas de tráfico, sino más bien

por la pérdida de las facultades psicomotoras.

� Consejos generales a seguir por parte de los conductores

• Respetar las distancias de seguridad con el vehículo que lo precede.

• Tratar de imaginar y anticipar la maniobra del otro conductor puede evitar

muchos accidentes.




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• No se debe conducir bajo los efectos de drogas o bebidas alcohólicas.

• Asegurarse de una correcta ventilación del interior de su vehículo.

• Evitar las comidas copiosas si se va a conducir, dan sensación de pesadez

al conductor y provoca en él somnolencia y disminución de los reflejos.

• Nunca debe conducir si su estado de salud no es bueno, y menos aún bajo

el efecto de medicamentos que puedan producir somnolencia o afectar sus

reflejos. Consultar con su médico los efectos colaterales de la medicación y

como pueden afectar en su capacidad de conducción.

• En caso de accidente, y hasta que no se demuestre su inocencia, el

conductor es legalmente responsable de los daños o lesiones que puedan

sufrir las personas que lleva a bordo.

• Extremar la precaución en situaciones meteorológicas adversas como lluvia,

niebla o nieve.

• Respetar siempre las señales de tráfico.

7.3. Los ocupantes

Los ocupantes son las personas transportadas dentro de un vehículo, o que pagan un

importe en contraprestación de un servicio de traslado. La conducta de los ocupantes de

un vehículo, tanto en la ciudad como en la carretera, debe ser la más correcta y

respetuosa posible hacia la persona que conduce el vehículo, ya que cualquier

comportamiento inadecuado por parte de éste puede ser causa de accidente.




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Por otro lado, los niños de hasta 135 centímetros de altura deberán utilizar sillas

infantiles homologadas y, a partir de esa altura sólo será necesario el cinturón de

seguridad. Así mismo, se prohíbe que los niños menores de 3 años viajen en vehículos que

no cuenten con dispositivos adaptados a su peso.

En ocasiones el ocupante realiza una función fundamental, ya que existen

circunstancias en las que el conductor, bajo prescripción médica, debe viajar acompañado.

En esta ocasión el ocupante debe seguir las pautas dictadas por el conductor, y en caso

de emergencia socorrerlo en la medida de lo posible, ayudarle a inmovilizar el vehículo en

una zona segura y avisar a los servicios de emergencia si fuera necesario.

Pero no sólo en los casos de emergencia, sino que el ocupante de un vehículo tiene la

obligación de mantenerse alerta a todo lo que ocurre a su alrededor, y advertir al

conductor de cualquier peligro que se pudiera producir en la vía.

� Conductas inadecuadas de los ocupantes

• Subir o bajar del vehículo antes que este se detenga completamente.

• Cruzar la calle por delante de un vehículo después de bajarse de éste.

• Alborotar y comportarse inadecuadamente dentro del vehículo.

• Distraer al conductor con juegos, gritos o movimientos bruscos.




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8. CONCLUSIONES

Este curso tiene como objetivo principal brindar al docente una herramienta pedagógica

que le permita, orientar y concienciar tanto a conductores como a peatones hacia una

cultura de comportamiento vial saludable, con el claro objetivo de salvar vidas en

carretera.

Con esta unidad introductoria hemos querido dar una visión global del alcance de la

seguridad vial, de cómo afecta a todos y cada uno de nosotros, y de la importancia de

concienciar a la población de ello a través de nuestros consejos y recomendaciones.

Los contenidos y la documentación adicional que incluye la unidad son un importante

punto de partida para enmarcar la temática del curso y a través del resto de unidades

estudiar todos los factores de salud, que por su influencia en la seguridad vial, debemos

tener en cuenta para que nuestros consejos sean una útil herramienta de prevención.

Unidad 1 MSV - ffomc.org como peatones, hacia una cultura de comportamiento vial saludable. Es...

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