Una tarde en Monfragüe

Domingo 19 de abril de 2009

• Cuando tranquilamente viajaba por el parque de Monfragüe se me cruzó un bonito zorro.

• Y me hizo mucha ilusión, por eso le hice muchas fotos

• Proseguí mi camino en busca de un bonito lugar sin gente donde sentarme a comerme mi bocadillo de jamón con mi coca-cola. En un mirador del parque me aposenté.

• Cuál fue mi sorpresa cuando a la mitad del bocadillo miro al lado y me veo un bonito zorro con ganas de comérselo.

• A lo que yo, me acojoné. Pero le hice fotos desde el coche. Porque no se iba ni a la de tres.

• Hay que decir que el bocadillo era de jamón ibérico de mi tierra.

• Cuando decidió irse, yo me fui con el coche a otro lugar a ver si me dejaban terminarme mi rico bocadillo.

• Después de muchos miradores con gente, encontré uno donde no había nadie y decidí parar para seguir comiendo.

• Cuando de nuevo estoy sentada, con bocadillo y coca-cola en mano, oigo un ruido enfrente mío entre las jaras.

• Primero me pareció un burro, pero luego me dí cuenta que era un ciervo que se estaba echando la siesta.

• Como este invitado no me molestaba, decidimos continuar cada uno con sus quehaceres. Yo me comí mi bocadillo y él se echó su siesta.

• Claro está, que después accedió a posar para unas bonitas fotos.

• De camino de vuelta para casa, ya por Torrejón el Rubio se me cruzaron en la carretera dos pájaros que no volaban.

• Cuando paré el coche, me di cuenta que eran o perdices o codornices (es que no las distingo).

• Por supuesto, les hice unas bonitas fotos. Una de ellas posó para el reportaje

• Como podéis ver, uno nunca está sólo, siempre aparecen buenos compañeros de viaje.