Una Propuesta Para Combatir El Mal

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Una propuesta para combatir al enemigo Hno. Ángel Salas, msp Al mirar en nuestro entorno y fuera de él nos percatamos que vivimos en situaciones muy difíciles, donde el odio reina por la ausencia del amor y el pan de cada día es la violencia que causa la muerte de miles de personas. Es verdad que el mundo se corrompe casa vez más; sin embargo, en tiempos como los nuestros Dios espera corazones generosos que sean capaces de actuar por amor a la fe y a los hermanos a costa de cualquier sacrificio. Por ello, no todo está perdido, mientras exista gente de fe y de corazón misericordioso hay esperanza. Los mexicanos hemos sido testigos de grandes desgracias, ahí está el “caso Ayotzinapa” que hasta ahora no ha tenido solución; y no es el único problema, hay muchos casos que se han quedado sin resolver, ahí tenemos un sistema corrupto donde los bienes económicos se concentran en manos de pocos, miles de personas secuestradas, gente torturada y asesinada por el crimen organizado, familias destruidas, jóvenes sin rumbo y niños sin amor; en fin, una sociedad que va en pique. Sin embargo, no podemos ser ingenuos pensando que la desgracia posa sólo en México, lo que vivimos aquí es una pequeña muestra de lo que sucede en otras partes del mundo. El inicio del año 2015 se vio enrojecido por los atentados del terrorismo yihadista en el corazón de Europa. “Charlie hebdo” fue una gran prueba de que Occidente, envuelto por el materialismo y el consumismo, es un mundo netamente egoísta incapaz de mirar más allá de sus fronteras. El atentado al semanario satírico francés ha llamado fuertemente la atención de la opinión pública; los periódicos y las redes sociales, como nunca, tratan de entender y valorar lo ocurrido, hasta una manifestación multitudinaria se realizó en contra de este hecho. Es bueno manifestar el descontento al terrorismo, pero ¿por qué no se reaccionó con la misma indignación frente al holocausto masivo de cristianos y minorías religiosas en Medio Oriente o ante la matanza de 2000 personas en Nigeria por parte del grupo extremista Boko Haram? Sólo hasta que la desgracia acontece en nuestra casa comenzamos a reaccionar. Es tiempo de hacer conciencia de que más allá de nuestras fronteras geográficas, culturales, religiosas y de pensamiento, existen hermanos que también sufren. Recordemos que Cristo, con su muerte, destruyó el muro que nos separaba, poniendo fin a la enemistad entre los pueblos y

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Se trata de un pequeño ensayo para responder al problema del mal

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Una propuesta para combatir al enemigoHno. ngel Salas, mspAl mirar en nuestro entorno y fuera de l nos percatamos que vivimos en situaciones muy difciles, donde el odio reina por la ausencia del amor y el pan de cada da es la violencia que causa la muerte de miles de personas. Es verdad que el mundo se corrompe casa vez ms; sin embargo, en tiempos como los nuestros Dios espera corazones generosos que sean capaces de actuar por amor a la fe y a los hermanos a costa de cualquier sacrificio. Por ello, no todo est perdido, mientras exista gente de fe y de corazn misericordioso hay esperanza.Los mexicanos hemos sido testigos de grandes desgracias, ah est el caso Ayotzinapa que hasta ahora no ha tenido solucin; y no es el nico problema, hay muchos casos que se han quedado sin resolver, ah tenemos un sistema corrupto donde los bienes econmicos se concentran en manos de pocos, miles de personas secuestradas, gente torturada y asesinada por el crimen organizado, familias destruidas, jvenes sin rumbo y nios sin amor; en fin, una sociedad que va en pique. Sin embargo, no podemos ser ingenuos pensando que la desgracia posa slo en Mxico, lo que vivimos aqu es una pequea muestra de lo que sucede en otras partes del mundo. El inicio del ao 2015 se vio enrojecido por los atentados del terrorismo yihadista en el corazn de Europa. Charlie hebdo fue una gran prueba de que Occidente, envuelto por el materialismo y el consumismo, es un mundo netamente egosta incapaz de mirar ms all de sus fronteras. El atentado al semanario satrico francs ha llamado fuertemente la atencin de la opinin pblica; los peridicos y las redes sociales, como nunca, tratan de entender y valorar lo ocurrido, hasta una manifestacin multitudinaria se realiz en contra de este hecho. Es bueno manifestar el descontento al terrorismo, pero por qu no se reaccion con la misma indignacin frente al holocausto masivo de cristianos y minoras religiosas en Medio Oriente o ante la matanza de 2000 personas en Nigeria por parte del grupo extremista Boko Haram? Slo hasta que la desgracia acontece en nuestra casa comenzamos a reaccionar. Es tiempo de hacer conciencia de que ms all de nuestras fronteras geogrficas, culturales, religiosas y de pensamiento, existen hermanos que tambin sufren. Recordemos que Cristo, con su muerte, destruy el muro que nos separaba, poniendo fin a la enemistad entre los pueblos y haciendo de ellos un solo cuerpo (cf. Ef 2, 14.16). Por tanto, debemos quitarnos esa mirada miope que tenemos de la historia y de la geografa, no se trata de que slo Mxico sufre, o que Francia o que Irak o que frica: es la familia humana que se encuentra sometida al odio, al deseo de venganza, al terrorismo, a las injusticias, a las guerras. No podemos ser indiferentes a otras naciones, mirando slo lo que nos hace sufrir, como si otros no padecieran; si nosotros, como nacin, hemos experimentado un amargo dolor, fruto de la violencia y la injusticia, entonces, fcil podemos solidarizarnos con aquellos pueblos que sufren, incluso ms que nosotros. El fundamentalismo yihadista se ha convertido en una amenaza para todo el mundo. Este movimiento terrorista no se anda con medias tintas, ni mucho menos con negociaciones o acuerdos de paz; para ellos, el nico acuerdo es conquistar al mundo entero sin importar a quien haya que matar. Para Occidente esto podr sonar a cuento de risa, pero para el yihadismo es una determinacin: conquistar Occidente e imponer su religin, destruir toda cultura y desaparecer cualquier religin a filo de espada. Exageracin? Claro que no, es una realidad que muchos no quieren ver. Los terroristas siembran pnico y para conquistar utilizan armas para matar, nosotros no podemos quedar inamovibles, esta es un problema que incumbe a todas las naciones, ms aun a todos los cristianos, pues el Seor al fundar su Iglesia quiso que continuramos con su obra de salvacin. Recordemos las palabras del Seor: Ustedes son la sal de este mundoUstedes son la luz de este mundo (Mt 5, 13.14). Estas palabras nos dicen que los cristianos tenemos una misin grande y noble: dar sabor a la vida de los dems, iluminndolos con el testimonio. Por ello, frente a esta guerra debemos tomar nuestras armas, esas que no matan pero tienen efecto y mucho alcance: la oracin y el sacrificio. Debemos de formar un cerco de proteccin, de tal manera que el enemigo no avance ms, para detener este tsunami que deja sentir su furia en el mundo entero. Frente a esto, una propuesta sencilla: una cadena de oracin pidiendo por la paz y la justicia, no slo para una nacin, sino para todos los pueblos; uniendo fuerzas a las 3 de la tarde rezando la corona de la Misericordia. Esto pude ser de manera personal, en compaa de otro, en familia o formando pequeos grupos de oracin con parientes o vecinos; el objetivo es reunir un gran nmero de combatientes, con la finalidad ganar la paz, la justicia y la concordia mundial. En la medida en que nos comprometamos con esta sencilla manera de combatir el mal y contagiemos a otros, uniremos fuerza para triunfar segn el Evangelio que nos manda amar a nuestros enemigos y orar por quienes nos persiguen (Cf. Mt 5, 44). Jess nos dijo: Si dos de ustedes se ponen de acuerdo aqu en la tierra para pedir algo en oracin, mi Padre que est en el cielo se lo dar (Mt 18, 19). Es importante unir fuerzas solidarizndonos con los dems, de esta manera la oracin hecha en la caridad de la comunidad se transforma en una oracin invencible. Ojal y se pudiera lograr que muchos realicen esta cadena de oracin. No podemos combatir el mal con las mismas armas que traen desgracia y muerte a la humanidad. San Pablo nos recuerda: no tomen venganza ustedes mismos, sino dejen que Dios sea quien castigueNo te dejes vencer por el mal. Al contrario, vence con el bien el mal (Rom 12, 19.21). Una sociedad relativista y carente de valores espirituales podra considerar la oracin como el refugio de los cobardes; sin embargo, para los que tienen fe y aman a los suyos, creemos que la oracin nos dar el triunfo sobre el mal. En fin, es tiempo de tomar en serio las cosas y actuar. La mayor aportacin a la paz que podemos hacer en este momento los cristianos es desterrar de nuestro interior todo odio, todo rencor, todo racismo, toda indiferencia; tomar en serio nuestro compromiso bautismal y anunciar la palabra de Dios. Si no actuamos hoy, vendr el enemigo y matar a todos, entonces diremos: por qu no hice caso? No nos dispongamos para lamentarnos, mejor actuemos y oremos ahora que hay tiempo, despus ser demasiado tarde; as que nos vemos a las 3 de la tarde para conseguir juntos misericordia para este mundo azotado por el mal.