Una novela de misterio ambientada en Oviedo protagonizada por … · 2019-08-09 · Una novela de...

Una novela de misterio ambientada en Oviedo protagonizada por unainvestigadoradefraudesquedespertarálaempatíadeloslectores.

GraciaSanSebastián ha renunciado a una exitosa carrera laboral enNuevaYorkyharegresadojuntoasumaridoJorgeasuOviedonatalparaejercerdeinvestigadora de fraudes a la Seguridad Social. Su nuevo caso estárelacionadaconelcobrodelapensióndeunmilitarfranquistaquesobrepasaloscientodoceaños,cifraatodaslucessospechosa.

Mientras su vida personal avanza por sendas imprevistas, Gracia seencontraráconramificacionesdelcasoquelallevaránainvestigarelsuicidiodeunavecinadesumadre.Devezencuandopideconsejoaunabuenaamigadelafamilia,lamonjadominicasorFlorencia.

www.lectulandia.com-Página2

AnaLenaRivera

Loquecallanlosmuertos

ePubr1.0Titivillus20-02-2019


Títulooriginal:LoquecallanlosmuertosAnaLenaRivera,2019Editordigital:TitivillusePubbaser2.0


AÁlexPlaza,quemeregalóestanovelacuandovinoalmundo.

ADavidPlaza,quemellenadepasiónporlavida.ATeresaRengel,cuyorecuerdomeinspiracadadía.


El día 21 de noviembre de 2017 en el Palacio Provincial deACoruña, sereúneel juradodelXXIXPremiodeNarrativaTorrenteBallesteren lenguacastellana, presidido porMaría Goretti Sanmartin Rei, vicepresidenta de laDiputacióndeACoruñaydiputadapresidentade laComisióndeCulturayNormalización Lingüística, y compuesto por los siguientes vocales: XuanBelloFernández, JuneFernándezCasete,VicenteLuisMoraSuárez-Varela,RamónRozasDomínguezyBelénGopeguiDurán.ActúacomosecretariadeljuradoMercedesFernández-AlbalatRuiz,jefadelServiciodeAcciónSocial,Cultura yDeportes, y está presenteMarcosSánchezGonzález, coordinadordelPremioTorrenteBallester.

Eljuradoacordóotorgarelpremioexaequoalasobras:Loquecallanlosmuertos,deAnaLenaRiveraMuñizyElángulodelaBruma,deFátimaMartínRodríguez.


Lagranmansiónhabíaaguantadoviento,lluviaydurosinviernos.Unanoche,unapequeñatormentaladespedazó.Noquedónada,solotierrahúmeda.Hablarondemaldeojo,debrujería,devenganzadivina.Nadiecomprendióquelagrancasanuncahabíaestadoatadaalatierra.


1

—¿GraciaSanSebastián?—preguntóunavozmasculinade suaveacentoextranjero.

—Sí,soyyo.—MellamoAzimMartínez,delconsuladoespañolenEgipto.—Dígame—respondíconelcorazónlatiendomásdeprisa.Mimadre llevabacincodías recorriendoEgiptodevacacionesconunas

amigas que, como ella, habían superado la edad de jubilarse. Dada lasituación en la zona,mi hermana y yo no la habíamos animado a hacer elviaje, pero ella se había empeñado en ir. «Si novoy ahora—nosdijomuyseria—,esposiblequenopuedairnuncayyonoquieromorirmesinverlaspirámides.Papámuriósinconocerlasyamínomevaapasarlomismo».

—Se trata de su madre. Ha tenido un accidente. —La voz de miinterlocutormedevolvióalpresente.

—¿Cómoestá?—Estáherida,conscienteyestable.LahaningresadoenelCentroMédico

Internacional de El Cairo. Para obtener más detalles le voy a facilitar elcontactode losdoctoresque laatienden.Nohablanespañol.Asumadre lehemosasignadounintérpretequeestáconellaentodomomento.Elequipomédicohablainglésyfrancés.¿Necesitaquelaayudemosconelidioma?

Noeranecesario.JorgeyyoacabábamosdevolveraEspañadespuésdevivirdiezañosenEstadosUnidos.

Mi madre era una mezcla entre Phileas Fogg y señora de provinciasanticuada. Tan pronto bajaba en abrigo de piel y tacones a comprar alMercadona como se apuntaba a cualquier aventura que le resultaraemocionante. Su único miedo era que le sucediera algo malo a nuestrafamilia.Segúnella,llegaunaedadenlaquenosetemenadamás.

Avisé a mi hermana, Bárbara, y conseguimos hablar con uno de loscirujanos en cuanto ella se identificó como cardióloga. Entre médicos, laconversación fue muy fácil: mi madre estaba en observación por si tenía


conmocióncerebralyhabíaqueponerleunaprótesisenelhombroantesdetrasladarla aEspaña.Estaba enunbuenhospital yno eraunaoperaciónderiesgo, salvo por los setenta y dos veranos que su hombro llevaba en estemundo.

Encuantocolgamos,sonómiteléfono.Númerodesconocido.—¿Gracia?¿Gracia?¿Erestú?SoyMarita.Nonosfuncionanlosmóviles

aquí—oídeciravozengritoaunadelascompañerasdeviajedemimadre,llorosayasustada.

—Marita,¿quéhaocurrido?¿Estáisconmimadre?—Estamos en un hospital de ElCairo, te llamo desde el teléfono de la

recepción. Adela está en observación y no nos dejan verla. Es un hospitalbuenísimo, pero no entendemos a nadie.Aquí no hablan español.A ella lehanpuestountraductor.Encantadoreslosdelconsulado.¡Yquélujohayenestehospital!Parecedepelícula.¡Quédisgusto,Gracia,quédisgusto!

—¿Vosotrasestáistodasbien?—Sí,nosotras sí.Yonome subí a semejante cacharro,medabamiedo.

Reginasí,perocadaunaibaenelsuyo,soloderrapótumadre.Másdecuatrometrosdandotumbos,Gracia,cuatrometros.

—¿Cacharro?¿Quécacharro?¿Quéesloquehapasado?—lainterrogué,dándome cuenta de que no habíamos preguntado cómo había ocurrido elaccidente.Habíasupuestoquehabíasidoenelautobúsquelasllevabadeunladoalotrodelpaís.

—Elquadesedeldemonio,queyalesdijeyoquenoloveíaseguro.Amínome dejaban subir sola porque no tengo carnet de conducir.Y tumadre,Gracia, dice que sí que lo tiene, pero ¿de qué le sirve?No lo ha usado encuarentaaños.

—¿Unquad?¿SehasubidoaunquadenEgipto?—Esqueeraunaexcursiónopcionaldelcircuitoycomohacíatantocalor

enElCairoyyahabíamos idoalkanakili ese, elmercado,ynoshabíamosgastadomuchodinero…—Maritaempezóadarmeunasexplicacionesqueyonoqueríaoír.

—¿Vosotrasno ibais averpirámidesy a relajaros enun idílico cruceroporelNilo?¿Aquiénse leocurresubirseaunquad?Parecéisniñas.—Mesalióunaregañinatanabsurdacomoimproductiva—.¿Cómoestá?

—Dicen que tiene el hombromuymal y que la van a operar aquí.Ay,Gracia,¡tanlejos!Elhospitalesmuylujoso,muybonito,tododemármol.Ylos médicos, encantadores. No les entendemos, pero son muy amables —insistiónerviosaMarita.


Un año después, martes a mediodía, recordaba aquel susto mientrasintentaba concentrarme en el nuevo casode fraudeque laSeguridadSocialme había encargado investigar.Me estaba preguntando por el secreto de lalarga vida y la asombrosa agilidad mental y tecnológica de don MarceloPravia,cientodoceañossegúnsufechadenacimientoypensióndejubilacióndomiciliadaenINGdesdelosnoventaynueve,cuandosonómimóvil.Eramimadre. Segunda llamada de la mañana. A veces se le olvidaba que yamehabía llamado, así que había puesto el teléfono en silencio. En mi vidaanterior,mimadrenuncamellamabadurantemihorariolaboral,bastantemásextenso. En cambio, en mi nueva ocupación, no me tomaba tan en serio.Teníamosuncódigo:sieraalgorelativoasusalud,dejabaunmensajeenelbuzónyyolallamabaenmenosdecincominutos.Solosieraporsaludosisequemabalacasa.Pornadamás.Sihubieracogidoelmóvilcadavezquealguienmellamaba«paracharlar»nohabríaresueltounsoloexpediente.

Después de descubrir que donMarcelo no solo parecía tener los cientodoceañoscumplidosyhabersesumadoalabancaporinternetcuandoestabacercade los cien, sinoquenohabía sidoatendidoporningúnmédicode lasanidad pública en los últimos treinta y cuatro, entendí por quéme habíantraspasadoelcaso.Nohabíaestadoenningúncentrohospitalario,nisiquierahabía ido a consulta con elmédicode cabecera o a un rutinario análisis desangre. El primer anciano al que la seguridad social española no le habíaextendidounarecetaenmásdetresdécadas.Todoindicabaquealgúnhijoofamiliar aprovechado llevaba unos cuantos años cobrando una pensión dejubilacióndeformafraudulenta.OibaadarleunbuendisgustoalestafadoroleibaaconseguiradonMarcelounapáginaenteradereconocimientoenelperiódico local. Fuera lo que fuera, y la lógica decía que sería lo primero,resultabauncasocurioso.

Cuando revisé el móvil ya había oscurecido y tenía cuatro llamadasperdidasdemimadre,dosdemihermanayvarioswhatsappsquemedejaronconfundida.

«¿Ya has hablado conmamá?Qué fuerte lo de la Impugnada, el pobreEvaristotieneunataquedenervios».Esteeraelprimerodemihermana.

«Nena, por favor, llámame.Yo estoybien y no se ha quemado la casa,perotengoalgomuygordoquecontarte».Mimadre.

«Nena,voyaacompañaraEvaristoasuapartamento,queestáelhombremuynerviosoyelcaldoylatilanolohancalmadomucho.Mellevoelmóvilporsimellamas».Otravezmimadre.


«Gracia, llama a mamá. La Impugnada se ha tirado por la ventana delpatio».Mihermanaampliandodetalles.

«Evaristoestáenshock.Mamáloestáatiborrandodecaldodepollo.Lehesugeridouncopazo,peromamánohaqueridodarleelCarlosIIIdepapáporquedicequedebedeestarcaducado.Lehedichoqueelcoñacnocaduca,aunqueyocreoqueloquepasaesquenoquiereabrirlabotella.Emoticonosguiñandoelojo.AlomejorloquenecesitaEvaristosonunoszapatosfucsias.Emoticonossonriendo».Estaeramihermanayéndoseporlasramas.

Yasíseguílalistahastalosmásrecientes:«¿Estáscurrandoo tehascogido la tarde libreyestásenplenoarrebato

pasional?»Mihermana,impaciente,poniéndosesarcástica.«Nena, cielo, ¿estás bien? Me empiezo a preocupar». Mi madre

poniéndosemadre.Conlainformaciónquemehabíandadonoeracapazdehilarlahistoria

deformaconsistente: la Impugnadaeracomollamabaneneledificiodondevivíamimadreaunavecinaqueusabaelverboimpugnarparatodoaquelloconloquenoestabadeacuerdo.«Esoloimpugnoyo»erasufrasepreferida.Nunca supimos quién empezó a llamarla así, pero terminó siendo conocidaconesemoteportodoslosvecinos.Porlodemás,eraunaseñoramuycabal,seria,tozudaeinteligenteyelsustentoeconómicoyemocionaldeunafamiliacompuesta por una hermana, Carmina, una señora encantadora, medio ida,quenovalíaparanada,yunsobrino,Ernesto,huérfanoycuarentónlargo,quenohabíapegadounpaloalaguaensuvida.LaImpugnadahabíasidomaestraenunodeloscolegiosdelcentrodelaciudadyhabíallegadoaserlajefadeestudios.Tambiéndecían lasvecinasyEvaristo,elporterodeledificio,queCarmina y la Impugnada tenían un hermano soltero, vividor,muy guapo yencantador, que cada cierto tiempo las visitaba para pedirles dinero. Lashermanas,quizáporesascosasquesucedenenlasfamiliasquenadiedefueraalcanzaaentender,solíandárselo.Yonoloconocía.

LaImpugnada,algunosañosmásjovenquemimadre,fuesuguíaenelmundomoderno tras lamuertedemipadre.DesumanoaprendióautilizarWhatsApp, se hizo amiga nuestra y de medio mundo en Facebook y seconvirtióenusuariadiariadelaspáginasdesabervivir.esyhola.com.InclusocomenzóaseguiralacasarealenTwitter.

Evaristoeraelporterodelacomunidadyvivíaenunadelasbuhardillas,propiedadcomúndelosvecinos.Enteoría,lacompartíaconsumujer,aunqueella,desdehacíamuchosaños,siempreestabaen«elpueblo».Enlapráctica,EvaristovivíasoloconsuperritaLima,unacanicheblancayesponjosaala


quecadasábadoacicalabaconmimoenlapeluqueríacanina.Llevabamásdecuarenta años trabajando en la finca. Se rumoreaba que le gustaba ponersealtísimos zapatosde tacónde charol fucsia, aunquenohabíapruebasde talcosa.

Inclusosiendoconocedoradetodoaquello,loswhatsappsdemimadreydemihermanaseguíansiendomuydesconcertantes.Mehubieragustadoquemi hermana me hiciera un resumen previo, pero ya estaría en el hospital.DurantesujornadalaboralBárbaranovivíaparaotracosa.Yalllegaracasatampocoporquesededicabaasublogsobrebienestarmentalcomomediodeprevención de la enfermedad cardíaca y a su grupo de trabajo sobre unprototipode chippreventivode los problemas cardiovasculares quequeríanpresentaralpremioanualdelasociedadmédica.Eraunaparatitosubcutáneoque se implantaba en el paciente de riesgo y detectaba cuándo se iba aproducir un fallo en el sistema cardiovascular. Aunque sonaba a cienciaficción, ya lo tenían listo para probar en pacientes reales. Siempre habíapensado que, con el tiempo, mi hermana recibiría el Nobel de Medicina.Rubia,gracias a la ramaceltade la familia, resultaba atractiva las contadasvecesquesemolestabaenarreglarseo,almenos,enquitarselasgafasysoltarlasempiternacoletaquerecogíaunpelolisoquenosiemprellevabalimpio.Suúnicaaficiónconocidaeraelfútbol.ErahinchaapasionadadelRacingdeSantanderdesdeque,contreceaños,unjovencísimocántabrolehabíadadosuprimerbesoenunasvacacionesdeverano.Cadavezquehabíapartidosetransformaba.Lástimaqueperdierantanto.Noganabaparadisgustos.

Mientrasreflexionabasobrelosmensajesquemehabíanenviado,sonómimóvil.

—Hola,mamá,¿qué…?—Nena, ¡menosmal!—me interrumpió—. ¡Quépreocupadame tenías!

¿Estásbien?—Sí,mamá.Estabatrabajandoypuseelmóvilensilencio.—Noentiendoparaquédejasteeltrabajotanbuenoqueteníasenelbanco

americanoeseenelqueestabas.Queríasllevarotravida,peroahoratrabajaslomismo,ganasmuchomenosynadiesabeaquétededicas.Antestampocoestaba muy claro, pero ganabas mucho dinero y salías en los periódicoshablandodecosasmuycomplicadas,comolagenteimportantey…

—¡Mamá!¿Quieresdejarmividaenpazycontarmequésucede?—¡Ay,nena!Sofía,ladelsexto,quesetiróalpatioynoloentiendo,no

me lo puedo creer.—Oí sus sollozos al otro lado del teléfono. Mi madreestabaafectadayyoconfusa.


—¿QuiénesSofía?¿NofuelaImpugnadalaquesetiró?—Claro,SofíaeslaImpugnada—aclarómimadre.—NosabíaquesellamabaSofía.—¿Cómopensabasquesellamaba?Parecementiraquenosepascómose

llamaunavecinadetodalavida.—Nunca la habéis llamadopor su nombre. ¿Por qué ya no la llamas la

Impugnada?—Hija,nosé,comoestámuerta,medanoséqué—lloriqueómimadre.—Mamá,nosestamosdesviandodeltema,¿quéhapasado?—Que la encontró Evaristo y no sabes cómo le impresionó al pobre

hombre. Estaba blanco como la harina, como si se fuera a desmayar. Lapolicíavinomuyrápido,peroelforenseyeljueztardaroncasitreshoras.AEvaristo no le dejaban irse hasta que no levantaran el cadáver, así que nosquedamos también las vecinas porque no íbamos a dejarle allí solo con elcuerpodeSofíaylapolicía.PerolopeorfuecuandollegóCarmina,que…

—Mamá,cuéntameloordenado,queno te sigo.Entonces, la Impugnadasetiróalpatio,¿sesuicidó?Semehacerarísimoenesaseñora.YlaencontróEvaristo.

—Claro,elpobrehombresalióalimpiarelpatiocomotodaslasmañanas.Lo raro es que nadie oyó el golpe y, desde un sexto piso, tuvo que hacermuchoruido.Yohabíasalidoalafruteríaacomprarunostomates,queibaahacerunaensaladacamperaporqueveníaacomertuhermana,cuandomedicuentadequeno tenía tomatesporque losquehabíaen laneverasehabíanpuestoblandosylosuséayerparahacersalsa,asíquebajéalafruteríaymeencontréconMariLuz, lamadredeLucía,¿teacuerdas?Que ibaalmismocolegio que tú, pero no a tu curso porque es dos añosmás pequeña, y nosfuimos a tomar un café, así que nomepilló en casa.Ni amí ni a ningunavecina.Fuesobrelasdocedelamañana.¿Notepareceunahoramuypeculiarparasuicidarse?

—No sé, no sabría decirte —respondí abrumada por el volumen deinformación—.¿Aquéterefierescon«peculiar»?

—Bueno,hija,es lahoraodehacer lacompraodepreparar lacomida.Parecequeunadecisióntanterribleesmáspropiadeunamalanoche.Enlacama, a solas y en silencio, esmás difícil luchar contra la tristeza.Yomeacuerdo mucho de tu padre cuando me acuesto. La cama me parece muygrandeyleechomuchodemenos.Alasdocedelmediodía,contantaluz,loveoextraño.—Lógicaaplastantedemimadre.

—Sialgúndíamesuicido,prometotenerloencuenta.


—Nena,nodigastonterías,¿eh?Queluegoempiezoapensarenelloynopuedodormir.Bueno,todassupusimosquehabíasidounaccidente,quehabíasalidoalimpiarloscristalesolapersianaporfuerayhabíatrastabillado,perodicenqueno,quesesuicidó,porqueseprendióuncartelenlafaldaconunosimperdiblesqueponía:«Evaristo,tápamerápidoparaquemihermananomeveamuerta». Ya sabes cómo era ella de organizada; siempre lo tenía todoplanificado.Sofíaeraelalmadeesafamilia.Noséquévanahacersinella,porque Carmina y Ernesto no son malos, pero son un par de inútiles quevivíanalamparodeSofía.

—¿Aquiénterefierescontodas?¿Quiénesestabaisallí?—PuesLupeladeltercero,Conchaladelquinto,Julialadelapeluquería,

Mara,lanuevadelsextoD,dondevivíanJuanyCristinaantesdejubilarseeirsealpueblo,esosqueeranprofesoreslosdos…

—Vale,vale,yamehagounaidea.Sigue.—¿Tepuedescreerquelospolicíasnonosdejarontaparlahastaquenolo

autorizaraelforense?AsíquellegóCarmina,lahermana,ylavioallítirada.No veas cómo se puso. ¡La pobre! Menos mal que antes había llegado elsobrino,Ernesto.Mediolástima.Sequedópálido,lloroso.Elgolpeesdobleporqueavercómovivenellosdosahora,aunqueyocreoqueenesemomentoErnestonoestabapensandoeneso.Seleveíamuytriste.

—¿Quéocurriódespués?—Llegó Carmina y se puso a gritar, fuera de sí. Parecía que se iba a

volver loca. O más loca de lo que ya está. Los pobres policías, que eranjovencísimos, por cierto, altos y guapos, muy guapos, no eran capaces detranquilizarla.Yelsobrino,muycariñoso,estabaintentandoapaciguarla,peronoloconseguía,asíqueLaia, lavecinadelsextodelotropatio, lacatalana,subió a su casa y bajó una caja deOrfidales, que le había dado elmédicoporquedesdeeldivorciodelhijonoduermenada.¿Tecontéquelanietanoerasunieta?Vayalagartalanuera,queahoraquelaniñatienecincoaños,selodiceyselargaconelpadredelacriatura.Paracolmo,elhijodeLaiaestáobligado a pagarle una pensión porque ¿sabías tú que una vez que el niñocumple un año tienes que pagar pensión, aunque te hagas las pruebas delADNesasynoseaselpadre?

—Sí.Lodelaleylosabía.Yno,nomehabíascontadonadadelanietadeLaia.

—¡Nomedigasqueteparecejustaesaley!—Se protege el interés del niño. ¿Qué más da eso ahora? Luego me

cuentas lodelhijodeLaia.Siguecon lode la Impugnada.Estabasconque


Laiahabía idoapor losOrfidales—respondímientras intentabaordenar lasideas.

—¡Ah,sí!AlfinalconseguimosqueCarminatomaradospastillas,aunquenosirvierondenada.Ellaloúnicoquequeríaerairaabrazarasuhermana,pero los policías guapos no la dejaron acercarse porque lo llamaron ¡elescenariodelcrimen!¿Quécrimen,Gracia?¿QuiénvaamataraSofía?Nomedigasquenoesinhumano.ImagínatecómosesentiríaCarminaviendoalahermanaallí tirada.Sofíaestababocaarriba,¿noesraro?Nosécómosecayóasí,parecedifíciltirarsedeespaldas.Ah,yescuchalomásincreíble¿teparecenormalquealguiensecaigadesdeunsextopisoynoderrameniunagotadesangre?Eracomoundecoradodeunaobradeteatro,bocaarriba,conlosojosabiertosy laspiernas tandobladasqueparecíandegoma.Sehabíavestidoymaquillado.Estabamuyguapa.Nose tirócon la ropadeestarencasa.Parecequeloteníabienpensado.Conlodemisaqueeraestamujer.Noibatodoslosdíascomolahermana,perolosdomingosnofaltabanunca,nialadelgallonialasvigiliasdeSemanaSanta.Nosé,hija,quenoloentiendo,¿túcreesquesevolvió loca?Unamujer tancabal, tanseria, tanmodernay¡tanlista!Sinoesporella,yonosabríanisiquierabuscarenlaagendadelmóvil ymuchomenos usar internet. Eramuy buena ymuy eficiente. Solopensarlobienqueseportabaconelsobrinoyconelhermanotarambana,quenohacíanmásquedarlesablazos,yadaunaideadelobuenaqueera.Yotejuro, hija, que no puedo entender lo que le pasó por la cabeza para querermatarse.

—Es difícil comprenderlo. Es la última persona de tu comunidad quehabría imaginado suicidándose. Tienes razón que le pega mucho más a lahermana.¿Ademásdelpapelpegadoalafaldanodejónada?

—PuesnosésidejaríaalgoencasaporqueErnesto,elsobrino,llamóalmédicoparaqueatendieraaCarminay,encuantollegó,leinyectóunsedanteallímismoenelpatioyconsiguieronsubirlaacasa.Yanoleshevueltoaver.ASofía la llevaronalAnatómicoForenseparahacerle la autopsia.MedijoMari,ladelcuartoderecha,quehastadentrodeveinticuatrohorasnotendránningún resultado. Hasta mañana, como pronto, no estará en el tanatorio.Vinieronperiodistas,perolapolicíanolesdejóhacerfotos,¡menosmal!Nosabesbienloguaposqueeranlospolicías.

—Vale,mamá,yamelohasdicho,almenostealegrastelavista.—Nodigastonterías.Yolodecíaporvosotras.Portino,portuhermana,

quetúyaestáscasada.Aunqueyopreferiríaquenosecasaraconunpolicíaporque es un trabajomuy peligroso y dicen que cobranmuy poco. ¿Cómo


pueden cobrar poco estos chavales si se juegan la vida todos los días?Tambiéntedigoquemevaleconcualquieraqueseabueno,formal,cariñosoyquemedénietos.Gracia,hija,necesitamossuperarloquelehaocurridoaestafamilia—dijoconunsollozo.

Mi madre aprovechaba para sacar el único tema del que yo no podíahablar.TodavíanoeracapazdeasumirenvozaltalamuertedeMartin.Eracomo admitir que jamás volvería a ver a mi niño. No estaba preparada.Aunquehabíanpasadomásdedosaños,aúnesperabadespertarmeundíayquetodohubierasidounahorriblepesadilla.

—¿Te acuerdas de cuando se suicidó la abuela deHéctor, el amigo deBárbara?—continué la conversación, ignorando amimadre y tapando conpalabras mis sentimientos—. Nos sobrecogió a todos, pero como aquellamujerllevabatantosañoscondepresiónyaltibajos,noleextrañóanadie.LaImpugnada,encambio,nomecuadraeneseperfil.Parecíaestarbien,conlasituación bajo control. Tenía la responsabilidad de cuidar de Carmina, delsobrino,inclusodelhermano.Decíaalguienque«nadiesesuicidaentiemposdeguerra».LaabueladeHéctorestabasola,noteníanadaporloqueluchar,pero¿la Impugnada?Esdifícilconocerbiena laspersonas.¿Túestásbien?¿Quieresquevayaaverteunrato?

—Estoybien,hija,notepreocupes.Nohacefaltaquevengas.MevoyalatimbaconCharoyReginayahíyamedespejounpoco.

La timba era como llamábamos a las reuniones de mi madre con susamigas, todasviudas, que jugabanunosdías al parchís, otros al chinchónyotros al cinquillo.Aveces, cuandoerancuatro, jugabanal tutey apostabanconunabolsadepesetasdelasquellevabanlacaradeFranco.Algúndíaesabolsavaldríamuchodineroenunmercadillodenumismática.

Despuésdehablarconmimadremesentíinquieta.NoporlamuertedelaImpugnada.Losentíaporella,perosoloeraunavecinamásdeledificioenelquecrecí.Nisiquieramehabíaresultadosimpáticahastahacíaunosaños,queleagradecímuchocómoseportóconmimadre.Sehicieronamigascuandomi padremurió ymimadre se quedó sola. Por aquella época, yo vivía enNuevaYorkyBárbaraestabadebecariaenunproyectodeinvestigaciónenLondres.Loquemeinquietabaeradescifrarcuáleraelprocesomentaldeunapersona, en apariencia equilibrada, demoral conservadora, con una familiapeculiar, pero bien avenida, para terminar con su vida de una forma tanimpactante.

No tenía una firme opinión sobre el suicidiomás allá de la libertad decadaunoparadecidirsudestino,peroelafánporentendermellevóaintentar


empatizar con alguien que sufriera un dolor tan insoportable que no lecompensaraaguantar,pormaravillosoquefueraloquepudieratraerlelavidaenelfuturo.Pordesgracia,misrecuerdosmeayudaronaexperimentarloconintensidad. Me dejé llevar por mis infiernos, de los que cada día seguíaesforzándome por huir. Podía sentir la atracción por la liberación que meofrecía el vacío infinito, pero arrojarme a él requería un agotamientoy unadesesperacióndelosqueyocarecía.CuandoaestaescenaleponíalacaradelaImpugnadasaltandopor laventanaenbuscade lamuerte, lahipótesisdequehubierasidounactoconscienteyvoluntariosemeantojabainverosímil.

Sofía, la Impugnada, era muy recta en el cumplimiento de losconvencionalismos socialesyde firmes convicciones religiosas.Noeraunamujerrebelde,inadaptadaodepensamientocreativo,sinomásbiendelasquepensabaqueladepresiónsecurabateniendoalgoquehacer.Erainteligenteyestaba puesta al día en los avances del mundo, pero también era muytradicional,comocualquierseñoramayordeeducaciónclásicaycatólica.

Sentímucha curiosidad por conocer el informe de la autopsia. Vería siBárbara podía hacer un par de llamadas alAnatómico Forense y conseguiralguna información de sus colegas. Uno de sus amigos de la universidadtrabajabaallí.

EsanochesoñéconEvaristo,consumonoazuldeportero,encaramadoenunos tacones imposibles de charol rosa fucsia, y haciendo un estriptis paraErnesto,elsobrinodelaImpugnada.

Medesperté agitada con esa imagenvolviendo ami pensamiento unayotravez.


2

EranlasdiezdelamañanacuandollaméaltimbredeladirecciónoficialdedonMarcelo.Me encontraba frente a un portalón de la zona antigua de laciudad, que olía amoho y ameados de la noche anterior.Aquella casa deporte señorial, que tendría unos doscientos años, estaba en el centro de lamovida nocturna. La mayoría de los palacetes de la zona acogían garitoscomo La Santa Sebe, el BB+, el BarVeider o el Nottingham Prisa. Callesadoquinadas, peatonales y con escasos vecinos, eran el lugar perfecto parahacerlasdeliciasdelagentejoven.Lazonarecibíaturistasduranteeldía,quefotografiaban los antiguos palacios y las casas más humildes en perfectoestado de conservación —era el precio que ponía el ayuntamiento a loscomerciantesde lazonaporpermitir la transformacióndelcascoantiguoencentrodesuministroalcohólicolocal—y,encuantoatardecía,sedistribuíanpor los callejones los adolescentes y los veinteañeros universitarios. En lashoras de la madrugada, las calles un pocomenos bulliciosas, pegadas a lazonaderestaurantes,eranparalosqueyanocumplíamoslostreinta.

LacasadedonMarceloerasencilla,austera,delaspocasquequedabansinmodernizarysinescudofamiliar,perodistinguida.Estabaen lazonademarchaquinceañeraydestacaba comounapieza fuerade lugar entre elM-AsturBaryLaTapillaSixtina.Esteúltimoestabaabierto.

LaTapillaSixtinaeraunbarantiguo,delosquedurantelasegundamitaddel siglo XX servían chatos a los vecinos del barrio. Reconvertido paraadaptarse a las circunstancias, proporcionaba alcohol barato y nutriciónnocturnaaloschavalesmásjóvenesy,duranteeldíaeraelúnicoproveedordetapasyracionesdelacalle.

Cuando entré, había una pareja de ingleses sentados en la barra. Yaentradosenlacincuentena,conbermudas,chubasquero,zapatillasdedeportey calcetines altos, estudiaban unmapa de la ciudadmientras devoraban unplatodepinchosvariados.¡Québuenapinta teníaelde tortilla!Conelpasodel tiempo,mi cuerpo habíamoldeado unas caderas que habrían hecho las


deliciasdeloshombresenlosañoscincuenta.Desistídecalcularlascalorías.El olor que salía de la cocina era demasiadodelicioso para no doblegarmivoluntad.Me encontré tomando unaCocaColaZero y un generoso pinchocalientedetortilladepatata,crujienteporfuerayjugosapordentro.

Una vez engullido mi pecado mañanero puse mi mejor sonrisa y lepreguntéalcamarero,deescasosveinteaños:

—¿Me podrías ayudar? Necesito hablar con el vecino de al lado y heestadollamando,peronorespondenadie.Elportónestámuycerrado,nosésimehabréequivocadodedirección.¿Sabessivivealguien?PorqueestaeslacalleMon,¿verdad?—Fingídudar.

—EslacalleMonsí,peronopuedoayudarte.Yonoconozcolazona,nosoydelbarrio,solovengoacurrarymepiro.Siquieres,selopreguntoaljefe—merespondióydesaparecióporunapuertadetrásdelabarra.

Un señor de unos cincuenta años, con calva incipiente y cara demalaspulgas,saliótraslapuertaporlaquehabíadesaparecidoelcamarero.

—¿Es usted la que pregunta por la casa de al lado?—me espetó conevidentemalaleche.

—Sí.Muchasgraciasporsaliraatenderme.—¿Porquéquieresaberlo?—meinterrumpiómientrasmemirabaconsus

desagradablesojosderata.«Vaya—pensé—,estonoempiezabien».Misonrisa,quepretendíaserencantadora,nohabíatenidomuchoéxitoa

lavistadelresultado.—Venía a hacer un encargo y me han dado esta dirección, pero he

llamado y no había nadie. No sé si me he equivocado porque está muycerrado, como si no se abriera desde hace tiempo, y se me ha ocurridopreguntaraquí.—Otrasonrisaamablederegaloquetuvoelmismoefectoquelaprimera.Ninguno.

—¿Quéclasedeencargo?—Niunapalabrademáspensabadeciraquelseñorquecadavezmecaíapeor.

—Soyagenteinmobiliario—improvisé—,expertaenlocalescomerciales.Estoybuscandounedificiodeesteestiloparaabriruncentrodeactividadesjuveniles.Me dieron la referencia de esta casa. Sería un local perfecto. Lazonayaestámuy frecuentadapor jóvenesyelcentroampliaría laofertadeocio saludable—soltémi falso cebo.Más clientes,más tiempo en la zona,másnegocioparaél.

Por un momento dudó. Me pareció ver brillar sus ojos al fulgor delpotencialdineromientrasoíamisexplicaciones.Alfinal,nopicó.Suavizósus


formas,perosecerrócomounaostra.—Losientomucho.Nolepuedofacilitarningúntipodeinformación.Yo

cambiaría la zona de búsqueda. Ese tipo de negocio que usted dice tendríamuchamás aceptación en la zona universitaria.Nopierda el tiempo aquí ybusqueporlaszonasmodernas.Hágamecaso.—Y,dichoeso,sediolavueltasindecirmeniadiós.

DiunúltimosorboamiCoca-Colaysalídellocal.Unavezfuera,disfrutédeuncalorreconfortante.Elhombredelbareradeesaspersonasqueterobandosotresdécimasdetemperaturacorporal.

Callejeéunpocomásbuscandoaalguienquepudierasermeútil.Desistídespués de un rato sin encontrar ni otro local abierto ni un vecino al quepreguntar.

DonMarceloseibaahacerderogar.Cavilabamientrascaminabaporlasestrechas y adoquinadas calles peatonales hacia mi despacho, con muchaspreguntas por resolver. ¿De quién sería la casa? Si era su familia la quellevabatantosañoscobrandodeformafraudulentalapensión,parecíalógicoqueya lahubieranvendido.¿Porquéestabavacíaenunazonarevalorizadadesde hacía muchos años y muy bien cotizada incluso en plena crisis?Consultaría en el catastro. Lo que más me sorprendía era la cantidad detiempoquepodíahabersemantenidoelfraude.Cientodoceañosregistrados.¿AquéedadhabríamuertodonMarcelo?¿Alosochenta,noventa,noventaycinco? Veinte años de fraude suponiéndole una vida más longeva que lamedia.Aquellacasanopagaríaladevolucióndelapensióncobradaduranteese tiempo, los intereses y las sanciones de la Seguridad Social. Iban a servariosmillonesdeeurosen total.Meparecíademasiado tiempoparaqueeldefraudadorfueraunodesushijos.¿Quéedadpodríantener?¿Unnieto?¿Unfraude hereditario? En cualquier caso, sería una tragedia para esa familiacuandosedescubriera.Habíamuchasposibilidadesdequealgunoterminaraenlacárcel.Porotrolado,noerajustoquehubieradesempleadossinderechoa paro, pensionistas que cobraban cuatrocientos euros, familias enteras derefugiados con ayudas de trescientos euros y tantos otros dramas humanosquelosfondosdelasarcaspúblicasnoalcanzabanasolucionar.DonMarcelocobraba la pensión máxima, unos dos mil quinientos euros brutos al mes.Segúnlosregistroshabíasidomilitar,pilotodeaviación,yhabíacombatidoenlaguerradelladodelosganadores.

Laexperienciamedecíaque las familiasquecometíanestos fraudesnosolíanserlasmásnecesitadas.Alcontrario,eranabogados,funcionariosconconocimientos suficientes para perpetrarlos, personal de los bancos y, en


general,genteconunasituacióneconómicadesahogadaaquienleveníabienundineroextraparaesoscaprichosqueprovocabanlaenvidiadelosvecinos.El todoterreno, el viaje a las islas exóticas o los veranosde los niños en elextranjeroresultabanmáscómodosdepagar.Esaeralarazónporlaquehabíadecididodedicarmeadestaparfraudes,paraqueeldinerosedestinaraaquienmáslonecesitaba,siningúnaprovechadosinescrúpulosmetíalamanoantesdequellegaraasudestino.Confiabaenquehubieraotroshaciendosutrabajoenelsiguienteeslabóndelacadenaparaqueeldinerollegaraalasfamiliasque lo necesitaban. Había empleadomuchos años demi vida dando formalegal a productos financieros que rozaban tanto la ilegalidad, que hacerlospasarporbuenoseraunodelostrabajosmejorpagadosdelFiDi,elDistritoFinanciero deNuevaYork. Era un trabajomuy rentable del que era difícilsentirseorgullosa.Despuésdeeso,habíadecididoutilizarmihabilidadpararetorcerlaleytrabajandodelladodelosbuenos.

Preocupadaporcómohabríapasadolanochemimadre,lallamé.—Hola,mamá,¿cómohasdormido?—Regular, hija, regular, toda la noche soñando unas cosasmás raras…

Medesperté sudandodoso tresveces.Te tengoquedejar porque acabadevenirRegina abuscarme, quehemosquedado conMari para ir a ver cómoestáEvaristoysiErnestoyCarminanecesitanalgo.

—Vale,mamá,llámameluegoymecuentas.Aprovechandoqueestabaporlazona,meacerquéalaCasadelosCuras.

Eraungranedificiodebellezasimple,blanco,conlasventanasbordeadasdepiedra local, deuncolor entre arenosoygrisy cincoplantasde altura,queocupabasinllamarlaatenciónunamanzanaentera.Inclusolapuerta,deforjasólida,seescondíaalosojosdequiennolabuscara.

Llamé al timbre antes de darme cuenta de que estaba abierto. Crucé elpatio blanco salpicado demacetas de todos los tamaños, unas de cerámicanegra, otras de barro rojizo, otras pintadas de colores, que acogían plantaselegidasdeformaanárquica,yreconocíelamordesorFlorenciaporlosseresverdes,máspasionalqueartístico.

SorFlorenciadebíadetenerunmillóndeañosyseguíatrabajando.NadieintentaríasepararladelaporteríadelaCasadelosCurassalvoquequisieramatarla.Enmisprimerosrecuerdos,cuandomimadremellevabaavisitarlaocuandoveníaamerendaracasaconnosotras,yaeraunaseñoramuymayor,almenosparamisojosinfantiles.SorFlorenciacontabacosasdesuniñezenZamora. Me quedaba horas escuchándola hablar de los bombardeos de laguerra,delhambredelaposguerraydecuandosuspadreslametieronenel


convento ante la imposibilidad de dar de comer a los ocho hermanos. Losmayorespodíantrabajarlatierra;losdospequeñosirían,unoalseminarioy,la otra, ella, al convento. La enviaron a vivir con las monjas dominicascuando tenía nueve años y allí empezó una vida que ella describía comomaravillosa. Al principio, contaba, había sido duro verse separada de lafamilia. Lasmonjas se dieron cuenta enseguida de que la parte religiosa legustaba—aunquesuspadresfueran,comoellalosdefinía,rojosdepuracepa—,perolasmatemáticasylageografíanoeransufuerte.Enpocotiemposeconvirtió en la alegría del convento. Le enseñaron a bordar, a cocinar y acuidarniños,ancianosyenfermos.Despuésdevariosdestinos,laenviaronalnorte para ayudar en la Casa de los Curas y con ellos se quedó. Primerocuidaba de los más ancianos y de los que ya no se valían por sí mismos,cocinaba y estaba allí donde se la necesitaba. Con los años, sustituyó a lahermanadelaporteríacuandoestasejubiló.

La Casa de los Curas era una especie de residencia de ancianos dondepodían ir los sacerdotes después de jubilarse, cuando ya no querían o nopodían vivir solos.Algunos de los curas estabanmuy delicados.Otros aúnestabanactivos, solo tenían losachaques típicosde laedady, como lacasaestaba en el centro de la ciudad, salían a pasear, amisa e incluso a tomaralgúnchatoqueotroa lossitiosde tapeodelcascoviejo.Pordentroeraunsitiosobrio,muylimpio,amplioyagradable.

Allí,cuidandodelabuenamarchadelhogar,eranfelicessorFlorenciayotrascuatrodominicasmásjóvenesqueella,aunqueestoúltimonoeradifícil.

Cuandomeasoméalagaritadelaportería,melaencontrévacíayllenade minúsculas macetitas con esquejes. Después de comprobar que sorFlorencia no estaba por la zona de la entrada, eché a andar por el pasilloprincipal a ver si la encontraba, aunque era probable que estuviera en lacocinaatormentandoalacocineraparaqueelpadreAnselmooelpadreJosé,aunque fueran diabéticos y estuvieran aquejados del corazón, no penarancomiendo comida insípida. Me proponía salvar al personal de cocina, queestaría intentando averiguar cómo pretendía sor Florencia que resultarasabrosaunacomida sin saly singrasa, cuandoaparecióella, con lamiradadirigida al inmaculado terrazo setentero que cubría el suelo. Iba a unavelocidadincreíbleparasusañosymurmurandoalvacío.

—De nada, no se enteran de nada, mira que ponerle manzana en eldesayuno al padre Adolfo, con lo mal que le sienta la fruta ácida. ¡Quémañanallevaelpobre!


—¡SorFlorencia!¡Quéalegríaverla!—dijeenvozaltaporque,sibiensuánimoysuspasosseresistíanalaedad,noasíeloídonilavista.

—Hola.¡Uy,hola!Espera,quemepongolasgafas,quenoséquiéneres.Sepusolasgafasquellevabacolgadasdeunacadenadoradaencimadesu

bata blanca mientras yo me fijaba en los eternos zuecos de farmacia azulmarino en sus pies y las medias de compresión de color carne hasta lasrodillas.EsaerasorFlorencia.Meobservóunosinstantesantesdecaerenlacuenta.

—Gracia,chiquilla,quecasinotereconozco.Heperdidomuchavistaenlosúltimosaños. ¿Cuántohacequenovienesaverme?¿Qué tal tumadre?¿Estáistodosbien?¿Ytuhermana?Esazorronanovienenunca—mesoltóynopudereprimirunacarcajada.

Desdelomásantiguodelostiempos,sorFlorenciaempleabalaspalabraszorronayzorrónparareferirsealagentejovenalaqueapreciabay,parasorFlorencia,erajoventodoaquelquenohubierallegadoalajubilación.Nuncanadie le había querido explicar lo que significaba la palabra en lenguajecoloquial.

—Estamostodosbien,hermana.Bárbaratrabajandoveinticuatrohorasaldíayselehacenpocas.Comosigaasívanainventarunpremiosoloparaella—empecélapuestaaldía.

—Ybienmerecidoque será.Averparaquién sino.Y tú también,quesoismáslistasymástrabajadorasquenadie.Desdeniñas.—AsorFlorencialepodíaelcorazónconnosotras.

—Graciasporelpiropo,hermana,aunqueenrealidadlalistaeraella,yoeramás bien del montón. Va a ser difícil queme premien dedicándome adestaparfraudesalaAdministraciónPública.

—Yaséquemeloexplicaste,hija,peroyonosémuybienquéesloquehaces.Haceunas semanasvinoaverme tumadreyme trajo casadiellesdeesasquehaceella, ¡qué ricas,nena!A lashermanasnuevas les encantaron.¿Sabesquehaydosnuevas?Conlacantidaddeañosquellevábamosaquílascincoyentresmesesnosquedamossindos.SorÚrsulasepusomuymalaenSemanaSanta.Estáterminal,enpaliativos,yquisovolveracasa,aGranada,conlahermanaylossobrinos.Amorir.YSorMaríavuelveamisiones.Fíjatequeregresódeallíhaceyaochoaños.EstuvomuchotiempoenelCongoyahoradicequela llamadenuevoelSeñorpara irconlosmáspobresyquequiere estar allí hasta que le aguante el cuerpo. El mes pasado fuimos adespedirlaalaeropuerto.Bueno—dijocambiandodetema—,¿ymamá?,quenolaveodesdelascasadielles.¿DelodeEgiptoyaestábien?


—Sí,ahora,graciasalaprótesis,sabecuándovaalloverantesquenadie.Se encuentra muy bien, aunque está un poco conmocionada y tristona —empecéacontar.

—¿Yeso,nena?—medijoconvozpreocupada.—¿UstedsabequiéneraSofía?Unaseñoramayor,vecinademimadre.—Nocaigo—respondiódespuésdereflexionarunmomento.—La que le enseñó a usar internet, Facebook y el e-mail. Vive con su

hermana,Carmina,queayudaenlaparroquiadeSanJuanelReal—empecéaexplicar.

—¿La Impugnada?—preguntó sor Florencia demostrando de nuevo suenvidiable memoria—. Sí, claro que sé quién es. Coincidí con ella variasvecesencasadetumadre,despuésdelamuertedetupadre.ACarmina, lahermana, la conocemos toda la comunidad religiosa porque se pasa el díametidaen la iglesia.Esamujer tiene lacabezaentrepájarosy flores.Vivenconunsobrinoquenotieneoficionibeneficio,peroque,segúndicelagente,noesmalchico.

—¡Esaes!SorFlorencianosabíanadadelsuicidiodeLaImpugnada.—Puesvamosasentarnos,hermana,quelecuentoloquehaocurrido—le

dijeagarrándoladelbrazo.—Ven, vamos allí, a la salita donde suelo ver la tele. Así no nos

interrumpen los curas.Algunosyaestán tanmayoresquemedanmucho lalata.

Meguiohastaunpequeñocuartoymeinvitóaentrar.Eraunahabitación,nomásgrandequeundespacho,conunaventanacubiertaporunosvisillosbeis y, como mobiliario, dos sillones estampados en tonos verdes, conaparienciadecómodos.Delantedeellos,unamesacamillaconfaldónajuegoytapetedeganchillo.Paracompletarelconjunto,enlapareddeenfrente,unaparador de pino sencillo y, sobre él una tele de pantalla plana a la que lecalculécincuentapulgadasyunrouterdefibraóptica.

Creo que la fascinación me hizo mantener la vista un poco más de lacuenta sobre la envidiable electrónica de la sala, porque sor Florencia seexplicó.

—Sí,hija,hemospuestofibraporqueconelteléfonoyelinternetnossaleestupendo de precio. Hemos contratado Netflix, cada uno tiene un usuariopara la tele de su habitación. Lo únicomalo es que ahora no baja nadie alsalóncomún.Esque,hijamía,enlatelenormalnoechanmásqueporquerías—medijocasidisculpándose.


Sonreí. En el lenguaje de Sor Florencia, porquería significaba cualquiercosa que les pareciera, según su beata moral, poco aceptable. Las chicashacían porquerías con los chicos, los programas de la televisión eranporqueríasylosjóvenesdecíanporquerías.

—Claro,hermana,yotambiénlotengo,esmuchomáscómodo.Hayqueestarconlostiemposquevivimos—latranquilicé.

—¡Pues eso digo yo! Bueno, cuéntame eso queme ibas a contar de tumadre y la Impugnada —me pidió cuando ya estábamos sentadas en losacogedoressillones.

—LaImpugnadasetiróayerporlaventanadelacocina…—ycontinuéconlosdetallesdelincidente.

SorFlo,comoyolallamabasiempredeniñaymuchasvecesdemayor,sequedó callada y reflexiva, casi inmóvil, con los ojos cerrados y los dedosentrelazados.PorunmomentonosupesisehabíaquedadodormidamientrasyohablabaosiestabarezandoporelalmadeSofía.Tardóunossegundosenabrirlosojos.

—Gracia, eso no tiene ningún sentido. Si me dijeras que se suicidóCarmina,lahermana,meimpresionaría,aunquelocreopocoprobableporqueparasuicidarsehayquetenervaloryCarminadudoquelotenga.Encambio,con lo de la Impugnada me he llevado un gran chasco —me dijo condesasosiego.

—Puesyave,hermana.¿Porquélodicesinolaconoceapenas?—Porque tumadremehablómuchasvecesdeellay¿sabes,Gracia?—

memirómuyseria—.Nadiesesuicidasisesientenecesitado.—Yohepensadolomismo,hermana,peroparecequenopudoserdeotra

manera.Nohahabidoroboniviolenciay,paradespejartodaslasdudas,estálanotaquellevabaenlafalda.

—Yosolodigoqueloquenosmatanosiempreeslavida,avecesesloquenosimpidevivirla.Yalgohaimpedidoviviraesamujer,Dioslatengaensugloria.

NoteníaclarosientendíabienasorFlorencia,aunquevislumbrabaloquequeríadecir.VolvíasentirquealgoestabafueradelugarenlamuertedelaImpugnada. Buscamos en la app del periódico a ver si decían algo de laautopsia.Tansoloveníaunapequeñareseñaenlaseccióndesucesoslocales:

«S.A.F.apareciómuertaenelpatiodesudomiciliodeldistritocentroenunpresuntoactodesuicidio.ElcuerposeencuentraenelInstitutoAnatómicoForensependientedelresultadodelaautopsia».


La prensa evitaba difundir noticias de suicidios para evitar el efectollamada.

—Hermana, yo venía a verla por otra cosa. Quería preguntarle algo, austedqueconoceamediaciudadvivayacasitodalamuertaenlosúltimoscincuentaaños—dijeentonodebromaintentandoborrarelestuporquehabíadejadoensudulceyarrugadacaralanoticiadelsuicidiodelaImpugnada—.Estoy investigando a un hombre que se llama Marcelo Pravia. Según losregistrostienecientodoceañosyviveenlacalleMon,53.Acabodeestarenesadirecciónypareceuninmuebleabandonado.

—¿Cientodoce?¡Quéraro!Leconoceríatodoelmundo.Noséaquécasaterefieres.¿Cómoesel53?¿Quéhayalrededor?—mepreguntó,intentandoubicarse.

—Esunacasadepiedraamarilla,sinescudo,sencillayalavezelegante,conlafachadasucia,dedosplantas,unportóndemaderaabajoyarribadosbalconcitosdehierroforjado.Notienemásadornos,peroelconjuntoesnobley sólido. El portón está mohoso y cerrado con una cadena y un candadobastante oxidado. Está unas casas más abajo de la antigua cerería, dondevendenlosciriosparalacatedraleimágenesdelossantos,¿sabecuálledigo?—intentédarlemásdatos.

—Latiendasíyesapartedelacalletambién,lacasanosé.¿NoserálaqueestáalladodeLaTapillaSixtina?—preguntósorFloparamisorpresa.

—Sí,hermana,esaes.NopenséqueconocieraustedlaTapillaSixtina.—Puesclaroquelaconozco,losdueñossonvecinosdelbarriodesdehace

generaciones.Esunsitiodelosdetodalavida,peronosellamósiempreLaTapilla Sixtina. Hasta hace unos años se llamaba Casa Lucas, por LucasRamilo,elquelafundó.Luegolaheredóelhijo,PepeRamilo,yahoraestáelnieto,LucasRamilo.Se llama igualque suabuelo.Esunhombrealqueelnegocio familiar le está resultandounacárcel.Élnoqueríaquedarseconelbar;sefueaBarcelonaatrabajaryestuvoallíunosaños,secasóytuvohijos.Noledebiódeirbienyvolvióparaacá.Almorirlamadre,elpadredejóelbaren susmanosyél le cambióelnombre.Dicenque levabien.Aunque,hija, te digo yo que ese hombre está amargado.Me voy por los cerros deÚbeda,Gracia,siesqueestoymayor—sedisculpómientrasyopensabaquepocagentedetreintateníalaprodigiosacabezadesorFlorenciayesoque,enelconvento, la tomaroncasipor tonta—.Lacasadeal lado—continuósorFlo—cambióvariasvecesde inquilinos.Haceañosvivíaunmatrimoniodeancianos.No eran de aquí, vinieron ya demayores, eran gente acomodada.Contabanporelbarrioquetuvierondoshijos,quesehabíanmuertolosdosy


ellos cambiaron de ciudad para huir de los recuerdos. Como si eso fueraposible.¿Quétevoyacontarati,hijamía?Biensabestúloqueeseso—dijomientras me tomaba la mano con cariño—. Alguna vez oí, no recuerdo aquién, ¡esta memoria mía!, que uno de los hijos se había suicidado, peroconsiguieronquelaversiónoficialfueraqueselehabíadisparadoelarmadelpadreporaccidenteparaqueloenterraranencamposanto.Eralaépocadeladictadura.Enaquellos tiempos la sociedaderamuchomenospermisivaqueahora.Yo los conocí cuandoya estabaSuárezdepresidente, al iniciode lademocracia,lodeloshijosfueantes.Tampocomevienealacabezacómosellamaban. Siempre iban juntos a todos los sitios, a misa a San Isidoro, acomprar al Fontán y a dar un paseo por estas calles. Yo los veía pasarcaminandomuchastardes.Ellasiempredenegroyélsiempreserio.Primeromurió ella, ¡Chelo!,me acabadevenir a la cabeza, se llamabaChelo.Y élcreo que volvió para su tierra. Ahí le perdí la pista. Esto fue hace por lomenostreintaaños.Norecuerdocómosellamaba,peronoeraMarcelo.Hacemuchosaños…Simeacuerdo,teaviso—concluyóSorFlorencia,quemediotodaaquellainformacióncomosifuesecosadenada.

Eramásdelasdoscuandonosdespedimos.Salídeallíapuntandoenmiagendamentalllevarleunenormemontóndecasadielles.Selashabíaganado.


3

Elserenormeyaterradorquemeperseguíaseprecipitabahaciamímuchomásrápidodeloquemispiernaserancapacesdecorrer.Meacercabaalfinaldeunestrechotúneldepiedranegra,dondemeesperabaunprecipiciooscuroy profundo. No había otro camino, no tenía escapatoria. La angustia meinvadió el pecho y el miedo se hizo dueño de mi respiración. Sentí quepateabaelairey,sinsueloquemesujetara,empecéacaerhaciaelabismo.Cuandounpequeñohazdeluzmedejóverloscadáveresdecientosdebebésmuertos,inertes,quemeesperabanenelfondo,micorazón,desbocadoporelpánico, se quedó quieto. Grité deseando morir antes de terminar mi caídahaciaelhorror.Unasirenaestridenteempezóasonaralolejos.«¡Diosmío!—pensé—,esunsueño,despiértame,despiértame,nomedejesconellos,nomeabandonesaquí».Elterroríficoescenarioempezóadesvanecersemientrasmiteléfonomóvilseibahaciendopresenteenmimesilla.NotéqueJorgesedabalavueltaenlacamamientrasmascullaba:«Siestuhermana,dilequelamato». Aún poseída por el pavor de mi pesadilla, leí en la pantalla de miteléfono«Bárbaramóvil».

—DiceJorgequelevaacostarperdonarteesteasaltoasusueño,peroyote agradezco infinito que hayas llamado.Gracias por salvarme del espanto.Tengoquecenarmenos.Siemprequemepasoconlacenatengopesadillas—dijequitandohierroamiangustia.Compartirmisdemoniossololosharíamásfuertes—.¿Sabesquéhoraes?

—Lassietecerocinco,tragona.DileaJorgequeyotambiénlequiero.Mevoyaacostar,llevocatorcehorasseguidassinsentarmeniunmomento.

—Dulces sueños. ¿Todo bien? —A esas horas y con la sensación dehorror, que aún no me había abandonado del todo, no estaba dispuesta ahablardeltrabajodenadie.

—Nadabien.Hahabidounhostiónterribleen laautopista—explicómihermana—.Trescoches,ochopersonas,tresmuertos.Unoerauncompañerodeaquídelhospital,deTrauma.Bazo,hígadoyriñónreventados.Atendióa


losheridosenelmomento, sequedóhastaque laambulanciase los llevóatodos y empezó a encontrarse mal. Ha estado bromeando hasta el final,aunqueeraconscientedeloqueocurríaysabedordequenopodíamoshacernada.MeacabodechutarunValium.Necesitodescansar.

—Lo sientomuchísimo. ¿Quieres que vaya luego a verte?—Ya estabadespierta y la dureza de la realidad había logrado disipar el miedo de lossueños.

—No, gracias, prefiero dormir.Cuandome despierte te llamo.Mañana,bueno, yahoy, novoy a trabajar.Perono te llamabapor eso, es que tengonovedades de la Impugnada y no quería contártelo por WhatsApp. Entérminos llanos, el resultado de la autopsia es «muerte por trompazomonumental».Nohaysignosdeviolencianinadaqueindiquequelatiraranalafuerza.Cayócasienposiciónvertical,serompiócasitodosloshuesosdelospiesydelaspiernas.¿Sabesloquesignificaeso?

—No,¿quésignifica?—Queintentóminimizarelimpacto.Esmuynormalenestoscasos.Enel

tiempo que pasa entre que se tiran y dan contra el suelo, el instinto desupervivencia los lleva a intentar salvarse. Suicidio de libro. Trágico, peronadafueradelugar.LaImpugnadasesuicidó.Tedejo,queempiezaahacerefectoelValium.—Y,sinmásdespedida,colgó.

Jorge se había vuelto a dormir, dándome la espalda, y roncabaligeramente, emitiendo un sonido rítmico y estable, como un metrónomo.Sentíelcalorylasuavidaddelassábanas.Noteníaganasdelevantarme,peromehabíadesvelado.Nuestrahabitaciónestabaentrelucesysombras,efectodelsolque,aúntímidoaaquellashoras,entrabaporlasrendijasabiertasdelapersiana.Megustabadormirasí,dejandoqueelamanecerdieraunpocodecalidezhogareñaalasfríasparedesazulesdenuestrocuarto.

Miré a Jorge,me recreé con su anchay definida espalda desnuday susrizos castaños recién cortados.Me apeteciómuchodespertarle. Faltaba casiunahoraparaquesonaraeldespertador.Semeocurríaunaformadepasarelrato con él mucho mejor que oírle roncar. Armonioso, relajado, potente.Comoeraél.Empecéaacariciarlelaespaldaaritmomuylento,abesuquearleelcuelloyamorderlesuspreciosasorejitas,casidesproporcionadasteniendoencuentaelgrantamañodelrestodesucuerpo.

—¿Quépasaahora?—gruñóperezoso.—Quetengoungrancalentónyestoydeseandoquetedespiertes.Jorgenoerauntíodeflorituras.Yyotampoco.


—Estoy cansado, es muy temprano—respondió arrebujándose con lassábanas.

Habíaqueutilizarlaartilleríapesada.Ledescribíunaescenaquenoeraaptaparatodoslospúblicos.Sediolavuelta,yabiendespiertoy,mientrassedesprendíaapresuradode

la poca ropa con la que dormía, su olor caliente me excitó tanto que meretorcí de ganas debajo de él.Un segundo seme hacía eterno para sentirledentro. Sacaba mi lado más animal. Al menos, el sexo funcionaba entrenosotros.Desdelamuertedenuestrohijo,eraloquenosmanteníaunidos.Eldolorenquistadoynocompartidolohacíamássalvajeypasional.Éramosdosanimalesheridosbuscandounplacerquedurabaeltiempojustoparahacernosolvidarydespuésnosdevolvía,cruelydespiadado,a la realidaddenuestrapérdida.

Así fue esa mañana. Como tantas otras. No compartíamos nuestraamarguradeotramanera.Sentícómocrecíamienfadohaciaélporalejarse,pordejarmesola,porfallarme,porpensarqueocultandonuestrosufrimientoíbamosalibrarnosdeél.MelevantéyapartédelpensamientomidisgustoconJorge. Nuestro matrimonio era lo único que quedaba en pie de todos missueñoscumplidosynopodíapermitirmeperderlo.

Poco después, engullíamos tostadas en el salón. Las mías con muchamantequilla,lassuyasconmuchamermelada.AprovechéparacompartirconélmisdudassobreelsuicidiodelaImpugnada.

—Quizáalguienlavioasomadaalaventanay,aprovechandolaocasión,laempujó—dije.

—¿Quiénteníallavedelacasa?SidescartamosalahermanayaEvaristo,nos queda el sobrino. ¿Tiene algún motivo para empujar a su tía por laventana?

—Enaparienciapierdeconsumuertemuchomásdeloquegana.—Si no haymotivo, no tiene sentido el crimen. No es tan fácil tirar a

alguienporunaventana.Tendríaquehaberestadomuyasomadaoencimadeuna escalera con los pies a la altura del alféizar de la ventana.Necesitaríaslevantarla mientras se resiste, grita, patalea y se sujeta. Eso habría dejadoseñales de violencia en el cuerpo. Por no hablar de que, si ha sido algoimprovisado, ¿cómodiablos lehanprendido lanotaa la falda?—sentencióJorge, con su habitual sentido común y los conocimientos adquiridos trasmuchosepisodiosdeCSI.

—Séquetienesrazón.Esquehayalgoquenomecuadrayconfíoenmiintuiciónmásqueenlasapariencias.Yeso,sininfravalorarelhechodeque


unaamigademimadresehasuicidadoyellanisiquierasediocuentadequeseencontrabamal.Noquedanadaparaquesusreflexioneslallevenasentirseculpable.

—LaImpugnadanoera tanamigade tumadrecomoparaquese sientaculpable de no haber estado ahí para ayudarla. Empezaron a tratarse hacepocosaños,notenemosni ideadequéocurríaenlavidadeesamujer.Haymuchas cosas horribles en el mundo, no podemos ocuparnos de todas. Siquieres,paraanimarla—propuso—,elfindesemanavamosacomerconellayjugamosaserSherlockHolmes,aunquecreoquenosvamosaparecermásalinspectorGadget.

Después de desayunar me puse un traje de chaqueta y unos zapatoscómodosparairaljuzgadoadeclararsobremiúltimocasocerrado.

Lamañana allí fue larga y tediosa. Salí pasada la una y fui a ver amimadre.Salvoquehubierasalidoconalgunadesusamigas,laencontraríaencasa.

Cuando llegué al portal, busqué aEvaristo, pero no lo vi.A esas horasestaría en el descansode la comidaohaciendo recadospara algunavecina,tareacon laquesesacabaundinerilloextra.Apretéelbotónpara llamaralascensor,elmismoque tantomeilusionabapulsaren la infancia.Nadamásentrar en casa de mi madre, me reconfortó el olor a horno caliente, a pancasero,amasadoenaquellafríapiedradegranitoquea tantasdeliciashabíacontribuido a lo largo de los años. Jugué a las adivinanzas con mi olfato.Estabapreparandoempanadaobollospreñaos.Meparéenlapuertaeinspiré.Notéotroaroma.Unguisoconsalsaespañola,carneguisadaorabodetoro.Entréenlacocina.Nohabíanadie.Tania, lachica internaquevivíaconmimadre,teníarestringidoelaccesoalavitrocerámica.Lacocinaeraelreinodemi madre. En el horno, encontré una enorme empanada y tres bollitospreñaos,preparadosconelobjetivodeaprovechar lamasasobrante.Laollaexprés, a fuegomuy lento, era la que desprendía el intenso aroma a guiso,peronorevelabasucontenidoexacto.

Cotilleéenlaneveraymeencontréunabandejadehornotapadaconfilmtransparente donde reposaba un enorme pargo, ya sin ojos, con la carnecortaday,enlashendiduras,rodajasde limónparaaromatizarsupiel.Listopara meter al horno en cuanto saliera la empanada. ¿Estaría mi madrepreparando algún tipo de comilona o solo estaba deprimida? La segundaopción era lamás probable, dados los sucesos de los últimos días, así quebusquélatartaescondidaenelarmario,enellugardesiempre,yallíestaba:unapreciosatartadenuecesglaseadaconmelocotón,ensuperiododereposo


para adquirir el sabor perfecto en veinticuatro horas.Avancé por el pasillohaciael salóny loencontrévacío.NiTanianimimadre.Continuéhacia lazonadelashabitacionessuponiendoqueestaríaensucuartitoprivado,anexoasudormitorio,dondeseescondíaa leer, acoseryaver losprogramasdecotilleoscuandoaúnvivíamipadre.Elcuartito,comolollamábamos,eralahabitación más pequeña de la casa, con una gran ventana, perfecta paracualquier actividad relajante que requiriera poco espacio. El ángulo queformaba la ventana daba al cuarto una amplia visión de la calle bulliciosa,repletadegenteacualquierhoradeldía.Susmueblesfavoritoseranunjuegode dos sillones mecedora, unas piezas únicas de edad indeterminada.Tapizadosyarregladosvariasvecesdesdequeyoeraniña,enaquelmomentolos cubría una tela azul estampada con aguas doradas. Cuando éramospequeñas,erannuestrasbutacaspreferidas.Bárbarayyonospeleábamosporsentarnosenlaquemimadredejabalibre.Enunaesquina,hacialacaraoestede la ventana, la máquina de coser con la que bordaba nuestros vestidoscuandoéramosniñas.Completabaelcuartoel libroquemimadreestuvieraleyendoenesemomentoyunateleThomsondetreintaydospulgadas,conculogordoydecodificadorTDT.

Allí laencontré, sentadaenunode los sillones,mirandopor laventana.Malaseñal.

—Hola,mamá—saludé.—Hola,cariño,quéalegría.Noteesperaba.¿Tequedasacomer?Mimadreestabaacostumbradaaqueentráramosensucasasinllamar.Lo

hacíamos nosotras, las vecinas que tenían llaves, Evaristo… Pensé que, sihubiera entrado una banda de ladrones, mientras lo hubieran hecho por lapuertayconllave,nosolonosehabríaasustado,sinoqueleshabríainvitadoauncalditoyaunastapas.«¿Leocurriría lomismoaLaImpugnada?»,mepregunté.

—Si quieres, me quedo contigo. Creo que vas a necesitar ayuda paraterminarteelfestínqueestáscocinando.¿Esperasaalguien?—preguntéentrerisasaversiconseguíaanimarlaunpoco.Parecíatristona.

—Bah,nena,luegotodosecome.HabíarabodetorodeofertaycomoatiyaJorgeosgustatanto,locompréporsiosapetecía.Además,ayerestabanlospargostanfrescosquemeapetecióprepararunoalhorno.

—¿Ylaempanada?—¡Ah! Por si venía tu hermana, que le gustamucho y se la zampa de

mediaenmedia.Ysino, la comemosen la timba,que siemprepicoteamosalgo—dijosindarleimportancia.


—¿Latartatambiénesparalatimba?—preguntéconironía.—Hija,quécotillaestás.¿Cómohasencontradola tarta?Puesunatarta,

Gracia, no es tan inusual. Por cierto, vas vestida muy rancia, pareces másmayor.Esetrajetehacesosa—saltó,yaaladefensiva.

—Sí, lo sé, vengo de un peritaje en el juzgado y, ya sabes, sobriedad,discreciónyaspectoprofesional.Sueltomitestimonioylisto—expliquésinofendermelomásmínimo.

—¿Cómotefue?—Bien,comosiempre.Perovamosaloimportante.¿Cómoteencuentras?

¿Deprimida?¿Nohassalidoalacalle?—Nomeapetecía.TeníacomidadesobrayTaniahabajadoacomprarel

pan.Estas—continuó,refiriéndoseasuscolegasdetimba—,noibanasalirapaseary,comomepuseaprepararlaempanada,noibaadejarelhornosolo,y…—siguiódivagandounbuenrato.

Nomequedarondudasdequeestabaalicaída.Mequedéacomerconellay la puse al día de las últimasnoticias sobre lamuerte deSofía.Cayó casitodoelpargo,quesehizoenveinteminutosconelhornotodavíacalientedela empanada, bien acompañado por una ensalada verde, un par de bollitospreñaosyuntrozodetartacadauna.

Me enteré de que Evaristo se estaba recuperando del shock, aunquecontinuabamuy afectado.Mimadre pensaba que, en el fondo, se lo estabapasando pipa—fue su expresión literal— siendo el centro de atención devecinas y curiosos. Todo el mundo le preguntaba por su estado y por losdetallesescabrososdelsuceso.Supequeñabuhardillaparecíaaquellosdíasladespensadeunhotel, con tanta aportaciónculinariade lasbienintecionadasvecinas. Bizcochos, tartas, frutas cultivadas en las «casas del pueblo»,chorizoscaseroseinclusounbuenguisodelegumbres,¡nofueraqueEvaristose pusiera malo de la impresión! Tenía que reponer fuerzas. En cuantoenterraran a la Impugnada —antes no, por respeto al cuerpo presente—empezaríanahacerlomismoconCarminayErnesto,peroamayorescala.Alfinyalcabo,elloseranlosverdaderosdolientesdelatragedia.

En Asturias, las penas se arreglaban comiendo y los duelos sesobrellevaban vía indigestión. Cuando un vecino se ponía enfermo, leinundaban con caldos caseros y pescados blancos para que se recuperarapronto. Cuando se moría alguien, alimentaban a la familia con comidaspotentesya lavezpocoostentosas,enseñaldeduelo.Bizcochos,pollosdecorralasados,arrozconlecheounbuenpoteconsuverduraysucompango.Cuandonacíaunbebé, tartasymás tartaspara«endulzar» la lactancia, que


trastocaban todos los planes de vuelta al peso anterior al embarazo de lareciénparida.

Después de comer, me quedé a ver el telediario a todo volumen en elcuartitomientras,enelsillónmecedoradeallado,mimadreroncabacomounosodurantelahibernación.Ellanegabaquesequedaradormidadelantedelateleyqueroncara.Tuvelatentacióndegrabarlaconelmóvil,peronoqueríaque se llevaraundisgusto.Cuando salí de sucasa erancasi las cincode latarde y me fui directa a la farmacia de mi amiga Sarah. Sarah llevaba enEspañamásdeveinteaños.Vinoalpaís,aOviedoyamicolegioconcatorceaños, un marcadísimo acento argentino y un desparpajo natural que meconquistódesdeelprimerdía.

SaludéaPilaryaCarol,lasempleadasdeSarahporlastardes,ypasépordetrásdelmostradoralatrastienda.

La trastienda no era tras ni tienda. Era la primera planta del edificiodonde estaba el local, a la que se accedía por unas escaleras situadas en elalmacén.

Allí,enelprimerpiso,Sarahteníamontadounapartamentoconsupropiaentrada independiente. Lo usaba, entre otras cosas, para sus romancespasajeros. Además de un dormitorio de diseño y un moderno baño coniluminaciónenladucha,latrastiendasecomponíadeundespachodondesushijos, los mellizos, hacían los deberes, una cocina mínima, que daba parapoco más que precocinados y sándwiches de Nutella, y un salón con unaespaciosachaiselonguenegraajuegoconunaenormetelevisióndondejugarenaltaresoluciónconlaWiiUylaPlayStation4.

Me encontré a Sarah en plena partida del FIFA 19 con los niños.Descansoprevioalascuentasdematesylosdeberesdescience.

—Gracia, ¡quéalegríaverteporaquí!¿Dónde tehasmetidoesteúltimomes?

—¡Hola,Gracia!—gritaroncasi alunísonomis zipizapes favoritos,unorubio como decía en la ficha del donante de esperma; el otro moreno, derasgosjudíoscomosumadre.

—Álexleestádandounapalizaamamá.Laschicasjugáisfatalalfútbol—afirmóHugo.

—¿Hasvistoloquetengoqueaguantar?Seisañosyconprejuicioshacialasmujeres,¿dóndelohabráaprendido?—sequejómiamiga.

Unavez terminarondemerendar y se pusieron a hacer sus deberes conDebbie,laaupairnorteamericana,Sarahyyonosacomodamosenelsofáylecontélosacontecimientosdelaúltimasemana.


—Sarah, ¿hay alguna droga que no deje rastro en la autopsia y que tepermitatirarporlaventanaaunaseñoradecasisetentaaños,unosesentadeestaturayunossesentaycincokilos?—preguntésinmáspreámbulo.

—No lo sé. No soy experta en drogas para cometer asesinatos. Si mepreguntaras por remedios para la gripe, la gastroenteritis o la dermatitis, lotendríamásclaro.¿Piensasqueesaseñorapudoserasesinada?

—Nolosé.Quizáestoyunpocoparanoica.Nodejodepensarquealgoestáfueradelugarenestahistoria.

—¿Medejasqueinvestiguelodelasdrogasytecuentoenunosdías?Detodasformas,¿porquéteinteresatanto?Séqueesunavecinaylaconocesdetoda la vida, pero la realidad es que no la conoces de nada. No sé si meentiendes.Las personas tenemosmuchas capas ymuchas caras.Ni siquieranosotros mismos nos conocemos tanto como para predecir cómo vamos areaccionarensituacioneslímites.

«¡Quécurioso!—pensé—,estoseparecebastantea loquemehadichoJorge».

—Ahí está el tema, Sarah, que en este caso no hay situación límite nidetonanteparaelsuicidio.

—¿Un desengaño amoroso? A estas edades son peores que losquinceañeros.

—¿Lodicesenserio?—preguntécasimolesta.—No,peronuncasesabe.¿Cansanciodevivir?¿Demenciasenil?¿Una

enfermedadaalquenoquisoenfrentarse?Segúnlocuentas,siestaseñoranosehasuicidado,nosécómolahanpodidomatar.Venga,nomemiresconesacara, que te prometo que averiguo lo de las drogas y tú prométeme que teolvidas de esto unos días. No descuides a Jorge, ¿eh? Que tu chico es unbombón.—Sarahmequisohacerreír.

—¡Eh!¡Niteacerques!—leseguíeljuego.No le había hablado de lo que ocurría entre Jorge y yo. Hacerlo me

parecíadejardelucharporél,porlonuestro,aceptarquenuncavolveríamosacompartirtodoloquesentíamos,lomaravillosoyloaterrador.

ASarah,elmatrimonio,elcompromiso,lafidelidadyesaíntimaypocoglamurosacalidezfamiliarquedalaconvivencialesuponíanlomismoqueaunleónpasardelasabanaafricanaaunajaulaenunzoológico.

—¿Te apetece que vayamos a tomar una copa al casco antiguo estanoche?—propuse—.Tengouncasoentremanosymegustaríapasarmeporallí.Pensiónde jubilaciónquehueleaañosde fraude.Cientodoceaños,ni


másnimenos,tieneelpensionistayllevasinvisitaralmédicomásdetreinta.Depaso,sacamosaBárbaradecasa,queestanochenocurrayestádebajón.

—Claro.¿QuélepasaaBárbara?—Unanochedura.Uncompañerohatenidounaccidentedecocheyloha

vistomorirenelhospital.Levendrábiensalirunratoyecharseunas risas.Esosí, tenemosqueempezarlarondaenlazonadequinceañeros,peroserásolounmomento.

—¿Quinceañeros?—preguntóSarahfrunciendoelceño—.¿Piensasirasívestida?Tevanaconfundirconlaprofesoradematemáticas.

DejandoaSarahenplenacarcajadagraciasamiatuendo,mefuiacasaarevisar toda la información que tenía sobre donMarcelo y a ponerme algomásapropiadoymuchomásincómodo.

Alabrirelordenador,viuncorreoderegistradores.org.Notasimpledelac/Mon, 53. Los titulares de la casa eran José Ramón Ramilo Álvarez yHerederosdeConsueloÁlvarezPastor.Chocantedato.Micerebro,sólidoyno demasiado rápido, se quedó procesando información unos segundos.¿Ramilo? ¿Como el del bar? No era un apellidomuy común. El resultadodistabadeserelqueesperaba.NirastrodeMarceloPravia,peroaquellonodejabadeserinteresante.ConsueloteníaqueserChelo,lamujerdelaquemehabía hablado Sor Florencia. ¿Quiénes serían sus herederos? Habíaencontradohacíapocounawebdondeveníantodoslosapellidosdelmundoordenadosporlacantidaddepersonasquelosllevaban.Lahabíaguardadoenfavoritosporsipodíasermeútilenalgúnmomento.

Ramiloocupabaellugar40.405deapellidos,ordenadosdemásamenoscomunes,yenEspañasolo lo llevaban880personas.Demasiadacasualidadparaquenofueranfamilia.

Consuelo Álvarez y José Ramón Ramilo Álvarez. ¿Dos Álvarez?¿Coincidencia?Vueltaalaweb.Elapellidoocupabaellugar220delosmásrepetidosenelmundoyhabía288.183personasconesteapellidoenEspaña.Demasiada gente apellidadaÁlvarez para sacar conclusiones. Era plausiblequefueracasualidad.Noeraundatofiableparainvestigar.Encambio,habíamuchasposibilidadesdequeRamilofueraunfamiliardelLucasdeLaTapillaSixtina.Afindecuentas,erancasascontiguas.Eralaprimerapistaquetenía.Aregañadientes,tuvequedejarlainvestigaciónparamástarde.EralahoradeiralencuentrodeSarahydemihermana.

Lanocheeratempladayhabíavariaspandillasdeadolescentesenlacallede la Tapilla Sixtina. Compartían minis de cerveza en grandes vasos deplásticotransparenteydealgoparecidoalalechedepantera,elcóctelcreado


por Chicote para los legionarios, que tan de moda había estado en mijuventud. Reparé en tres chicas con largas melenas, tacones altos y faldascortas compartiendo un cigarrillo, sentadas en el portal de la casa de donMarcelo.Meinvadióunaespeciedecomplicidadaldevolvermelosrecuerdosdeesamismaescena,querepetíamoscadatardedelfindesemanaunpardedécadasatrás.

Confiandoenqueellassintieranunpoquitodeesaconexión,meacerqué.—Hola,chicas.¿Mepodríaisayudar?—dijeconunasonrisadejadaque

pretendíaimitarladesidiaqueprovocanlosdiecisieteañosquelescalculaba.Memiraronexpectantes,sindecirnada.—Hemosquedadoenunbarconunosamigosqueconocimoselotrodía

—expliquémirando aBárbara y aSarah, recalcando la palabra amigos conunasonrisatontorrona—.Peronosomosdeaquíy,comosoyundesastre,nome acuerdo del nombre del local—continué con voz engolada ymimejorimitación del acento madrileño—. Solo apunté la dirección, calleMon 53,peroestonopareceunbarnidelejos.

—¡Quéva,tía!—merespondióunadeellas,despuésdedejarpasarunossegundosdesilencioydebuscarconlamiradalaaprobacióndesusamigas—.Esto es una casa deshabitada.Venimosmogollón por aquí y no hemosvistonuncaanadie.

—¡Quédesastre!Vayadespiste tengo.Porunmomentopenséque igualeraunodeesos localesquesealquilanpara fiestasyquepor fueraparecenunacasanormal—expliqué,intentandosacarmásinformación.

—No, no, ¿qué dices?—Otra vez lamisma chica—. Si esto está súperviejo.LousaeldeLaTapilladealmacén—dijoseñalandoalbarqueyoyaconocía.

—Ah,¿eslamismacasa?—fingíconfusión—.Igualeseseelbar.—No,quéva.Tieneunapuertaquecomunicaconél.En laplantabaja,

guardan los barriles y otras cosas. La de arriba lleva deshabitada muchotiempo.Conmueblesytodo.Yocreoque,otehasapuntadomallacalleo,siesesta,tienequeserenlosprimerosnúmeros,abajodeltodo,queesdondeestálagentemay…—yahísecallódegolpe.

Adivinando la continuación de la frase,me consolé pensando que, a suedad,cualquieraquepasaradelostreinta,amítambiénmehabríaparecidounvejestorio. Les di las gracias y recorrí los escasos cinco metros que meseparabandemipequeñogrupo,mientrasmepreguntabaporquéconocíalachicaelinteriordelacasadedonMarcelo.


—Ya está —empecé a poner al día a mis pacientes compañeras—.Diferente información de lo que esperaba, si es que esperaba alguna, perocuandomenossorprendente.Larubiaconocelacasapordentro.¿Osimportaque nos tomemos una caña aquí? Tengo una corazonada. Creo que loscamareroslausandepicaderocuandonoestáeldueño.Esoconfirmaríaquela casa está deshabitada y que no vive en ella la persona que estoyinvestigando.Dejadmeque lo compruebey luegonosvamosde tapas aLaGenuina.

AntesdeentrarenlaTapillaSixtina,mecerciorédequeenlabarrasoloestaban el camarero que ya conocía y otros dos igual de jóvenes. Para mialivio,nohabíarastrodeLucasRamilo,eldueño,alqueyaleponíanombregraciasasorFlo.

MientrasSarahseacercabaadistraeralcamareroquemeconocía,yomefuialotroextremodelabarra.

—Hola.Medicetunoviaquesilespuedesponerunminidecerveza,quetienensed—ledije.

—¿Minovia?¿Noseráladeeste?—medijoseñalandoalcompañero.—¡Ah!Puesigualsí.Larubitatanguapa—ledije.—Es ladeeste.Cómopimpla la tía.Amichicano legusta la cerveza.

Menosmal que no está el dueño—me respondió sin preguntarme siquieraquiénerayo.

—Yyoquierotrescañas—añadí.—Tepongolascañasylesllevoelmini.Mientras esperaba, localicé lapuertaque comunicaba lasdos casas.Era

tanvisiblequenoentendíacómonolahabíavistolamañanaanterior.


4

Elsábado,despuésdeunperezosoyabundantedesayunodeesosqueJorgey yo solo nos permitíamos los fines de semana, decidimos aprovechar lafantásticamañana,fríaysoleada.DimosunlarguísimopaseoporlamontañaparaplaceryregocijodeGecko,elpastordelosPirineosdemihermana,alquenosencargábamosdeagotarunavezporsemana.Cercadelmediodía,nospresentamosencasademimadreconelpropósitodejugaralosdetectives.Ellanosrecibióconunacaramuydistintaalaqueteníaenmiúltimavisitaycon un olor igual de delicioso. Jorge empezó a salivar en el ascensorsiguiendoelrastrodelrabodetoro.

EldíaanteriorhabíancelebradoelfuneraldelaImpugnada.Graciasalashoras que Carmina había dedicado a la parroquia, les concedieron elprivilegio de oficiar la ceremonia en la catedral.Asistió tanta gente que nohabíaasientosparatodosymuchostuvieronqueescucharlamisadepie.LaImpugnada conocía a varias generaciones por su trabajo de maestra. Sumuertetambiénatrajoaconocidosdeconocidosqueacudíanalallamadadelmorbo. Después de que la noticia saliera en el periódico, toda la ciudadcomentabaeldetalledelanotaprendidaenlafalda.Mimadrehabíalloradocomounaplañideraasueldo,peroaldíasiguienteparecíarecuperadayfelizde tenernos a todos allí. Estábamos Jorge y yo,Gecko, Bárbara y, paramisorpresa,ÁlexyHugo,mispequeñosahijados, a losquemihermanahabíarecogido para permitir a Sarah, sumadre, acudir a una comida íntima conalguien llamado «Bah, qué importa cómo se llame. Si termina siendo algoserio,yaoscontaré».

Bárbara, queno tenía ningunasganasdehacer de inspectorGadget connosotros, había prometido a los niños que los llevaría a ver una peli paramayoresdesieteyestabanemocionadísimos.Meextrañóquemihermanaseofrecieraacuidardeloszipizapesparaquesumadresefueradeligue.Nomecuadraba.AunqueBárbaraySarahse llevaranmásomenosbien, lohacíansin estridencias. Ellas no eran amigas y Bárbara era de esas personas con


vocacióndeayudaralosdemáscuandotienenproblemasgraves,peronodelasqueseofrecenaayudarparaqueelotrosalgaapasarelrato.Además,amihermana,losniños,engeneral,nolehacíannifunifa.Dehecho,lehacíanmásfaquefu.

Elcasoesqueallíestabanmissimpáticosahijadosponiendounainmensasonrisa en la cara demimadre que, embobada con ellos, les atiborraba depatatasreciénfritasypequeñosfiletesdesolomilloempanados.Losniñosselosestabanzampandoadoscarrillos.

—¡Hola, hijos!Estoydandode comer a los niños para que luegono seaburranenlamesaynosdejenalmorzartranquilos—dijomimadreamododesaludo.

—Losniñosyanoseaburrenen lamesacomoantes—leexplicóJorgemientras le plantaba un beso en la rubísima coronilla conseguida con unmagnífico tinte cubrecanas—. Les das el móvil y pueden estar horasentretenidosmientraslosadultoscomemos.

—¡Bah!Asíellosjueganmientrasnosotroscomemos,quenolesconvieneescuchar los líos de losmayores. Si nuestro niño viviera, ya comería en lamesatambién.Quépena,hijos.Quécrueleslavida.Ay,Gracia,losiento,yasé que no quieres que hablemos de Martín, pero no puedo evitarlo —sedisculpómimadremientrasyointentabarespirarhondo.

—Mamá, cállate, por favor —intervino Bárbara en mi auxilio. Yo nopodía hablar de la muerte de mi hijo. Aún no estaba preparada—. ¿Quécomemos?¿Enquéteayudamos?

—Tengo sopa de albóndigas, rabo de toro, unos boquerones fritos, queestaban fresquísimos y unos huevos que me trajo Regina del pueblo, degallinasdecasaquesolocomenmaíz.Loshehecho rellenosdepimientoybacalao.Buenísimos.

Mientras mi madre enumeraba la lista de platos, sentí un enfadoinfundado hacia ella, que justifiqué con la excusa de que seguía llamandoMartínamihijo,enlugardeMartin—quisimosunnombreparanuestrohijoquesonarabieneninglésyenespañolyaque,cuandoélnació,nosabíamossinosquedaríamosenNuevaYorkosialgúndíavolveríamosaEspaña—.Larealidad eraque soloproyectaba en ella la iraque sentía contra el universoporhabermearrebatadoaminiño.

—¿Sopadequé?—preguntóJorge, inmunealrestodelfestínrecitadoysabiendo que a eso faltaba añadirle las patatas fritas, el consistente pan demaízqueestabaviendoasomarpordebajodelpañoquelotapabayeltrozodetartadeloquetocara,quenorechazaríamos.


—Sopadealbóndigas,hijo,quemediolarecetaTania,queparecequeestípicaen…¿DequépaísesTania,quenuncameacuerdo?

—DeMoldavia,mamá,deMoldavia.¡Yaestábienquenosepasdedóndeeslapersonaquevivecontigo!—respondíalzandolavoz.

—Hija,¡noseasborde!¿Porquémehablasasí?Mi hermana me dirigió una mirada de advertencia y atemperó la

conversación.—Callaos las dos, por favor, y vamos a disfrutar la comida. Jorge, ya

verás qué buena está la sopa, la he probado y es exquisita —interrumpióBárbaravolviendoauntematanbanalcomoseguro.

—Como todo lo que cocinas,Adela—cameló Jorge a su suegra—.Yahabríaqueridoyocomidasasíde ricasencasa,queDaría trabajabamucho,perococinabafatal.Ymimadreaúnpeor,asíqueestabaencantadaconellaporque, con nueve hijos, dos abuelos y un montón de bichos, era difícilencontraranadiedispuestoatrabajarennuestracasa.Daríaaguantónimásnimenos que cuarenta años con la familia. Bueno, y cuéntanos, ¿cómoestuvieronErnestoyCarminaenelfuneral?

—Ernestoestabaabatidoymuycallado,comosiempre.Esechavalnoesmuyespabilado.—Paramimadretodoelquetuvieramenosdesesentaañoseraunchaval—.Siempreestácomoparado,noreaccionaantenada.Carmina,al principio del funeral, estaba ida. Parecía la reina de Inglaterra saludandodesdeelcoche.Lagenteibaadarleelpésameyellasonreíasindecirnada.Alrato, llegó el hermano tarambana y ella se puso como una niña el día deReyes.«¡Quéalegría,Antonio,quéalegría!»,decía.Estábamosenmediodelfuneral y se oyó su voz por toda la catedral. El tal Antonio apareció yamediada la misa. ¿Tú te crees que se puede gritar eso en el funeral de lahermana,pormuchoquesealegraradeverasuhermano?Eltipoesunseñorelegantísimo.Yolehabíavistohaceyamuchotiempo.Nomeacordaba,peroal verle le reconocí. ¡Qué buen porte tiene! Aparenta unos cincuenta años,aunqueyocalculo,porloquemecontóalgunavezSofía,quetendrámásdesesenta.Eselpequeñode los tres.Elpelocanoso.Muchopelo,ni rastrodeperderlo. Un abrigo azul marino impecable. Traje azul también, que lequedabacomounguante.Delgado.Recto.Unaposeimpresionante.Laropaque llevaba costaba un dineral, os lo digo yo. ¡Vaya con el tarambana! YCarmina,desdequeélllegó,felizcomounascastañuelas.Ernestoysutío,encambio, estuvieron muy fríos entre ellos. Casi no se hablaron. Me dio laimpresión de que Ernesto estaba un poco avergonzado de cómo se estabaportando la tía.O inclusomolesto.Yoestababoquiabierta.Yel restode la


iglesiaigual.Hayquetenerencuentaqueesunmomentomuytrágico,peroesonojustificaperderasílospapeles.

Cuandomimadre cuenta las cosas luego hay que hacer un repaso paraordenarlas.Senecesitauntiempoparaprocesarlainformaciónqueescapazdeproducirenescasísimossegundosaunavelocidadimpropiadesuedad.

—¿Ernestonoeshijodeltarambana?—preguntóBárbara—.¿Dequiéneshijo?Yopensabaqueeradelhermanovivalavirgen.Detalpalotalastilla,unojuerguistayelotrovago.

—Pues no lo tengo muy claro, nena. Cuando vivía papá, yo no teníarelaciónconlaImpugnadaydespués,cuandonoshicimosamigas,aunqueyolepreguntaba,ellacontabamuypocoyamímedabavergüenzainsistir.Porloqueyoentendí,Ernesto eshijodeunahermanamuerta enelparto.Otrahermana.Meacuerdobiendequemecontaronquelamadremuriócuandoélnació.Elpadrenoséquiénes.SofíayCarminanosondeaquí.SufamiliaesdealgúnlugardeCastillapor lasanécdotasquemecontabadecuandoeranniñas.Asíquedesuvidaanteriorsolosesabeloqueellascuentan.

Lo que a mí me quedó claro en aquella conversación fue que laImpugnadapodríahabersidoagentedelaCIAporque,sieracapazderesistiruninterrogatoriodemimadresinsatisfacersucuriosidaddurantevariosaños,debíadetenerunavoluntaddehierro.HabríadejadomalalaThatcherensustiempos.¿Quémásnosabríamosdeella?

Una vez terminada la comilona, cuando dio la hora que se considerabaprudencial para las visitas entre vecinas, mi madre llamó a Carmina paradecirlequesubíamosaverla.Pusimoscaradesolemnidadyenvolvimosconcuidadonuestraaportaciónalduelodelafamilia:unbizcochoglaseadoyunaenormeempanadadelomoconpimientos,calientetodavía.

Elascensor,jovenenlasentrañas,conservabalaaparienciaoriginal,consu jaulametálica y las puertas demadera. El rellano de la sexta planta, demármol blanco y verde, era igual que en el resto de los pisos, peroreconocibleydiferenciabledelde lasotrasplantas.Esunefectocuriosodelos edificios de viviendas. No importa que hasta los felpudos sean iguales.Cadarellanohuelediferente.Huelecomolasfamiliasquevivenenél.

NosacercamosalapuertadeCarminay,antesdequenosdieratiempoallamar al timbre, Ernesto la abrió con gesto adusto. La cara regordetacongestionada, el ceño fruncido, la frente perlada de sudor y un cigarrilloapagado en la mano, listo para encenderlo nada más llegar a la calle. Alvernos se quedó paralizado, como si despertara a otra realidad. Cuando


consiguió reaccionar, nos preguntó si íbamos a ver a su tía Carmina. Sinesperarrespuesta,nosdejóentrar,subióalascensorysefue.

Avanzamos por el pasillo, empapelado en un tono amarillo suave conramilletes de flores moradas y lleno de pequeños cuadritos con motivoscampestres. Era un pasillo ancho, como el del resto de las viviendas; encambio,enesacasa,resultabaestrecho.Laconsoladebronceypiedraverde,el taquillón de madera con sobre de mármol blanco y las minúsculasestanteríasdemaderacargadasdefiguritasdetodotipohacíanqueparecieraunaagobiantetiendadebaratijasantiguas.ElpatodecerámicadeSargadelos,laniñadeprimeracomuniónenporcelana,lapalomadeLladró,loscisnesdecristaldeMurano,lacampanadoradaycienobjetosmásdecorabantodoslosrinconesdelacasa,comomanifestaciónorgullosadelapersonalidadinfantildeCarmina.

Era como si la casa llevara puesto un disfraz de carnaval. Tenía lasensacióndeque,simemovíademasiadorápido,todoseibaavenirabajo.

Ladiscusiónquellegabaanuestrosoídosnoshizoavanzarhaciendomásruido del necesario para advertirles de nuestra llegada. En el salón estabanCarminay suhermanoAntonio.Antonio,enfadado, fumandoconansiasunpurito estrecho y largo, se dirigía a su hermana en voz más alta de lorazonable:

—No,Carmina,lascosasnosonasí.Nolevoyaaguantartonterías.Estonos ha costado mucho y no vamos a echarlo a perder ahora. Haremos lascosascomoyodigo.

Cohibidospor escuchar una conversación ajena en semejantes términos,dijimos hola en voz alta y Antonio se dio la vuelta. Su gesto cruel setransformóenunpegajosorefinamiento.Medesagradóalinstante.

Comomi madre había descrito, era elegante, erguido, buen porte, bientratado por la edad y por las inyecciones para rellenar arrugas puestas condestrezaenlossurcosadecuados,conropademarcaelegidacongustoyunosmodalestancorrectoscomoempalagosos.Mefijéqueeldiván,deteladoradaymaderadecaobaquehacíalasvecesdesofá,estabacubiertodecarpetasypapeles.

—¡Adela!Québienquehayasvenido.¿Estossonlosniños?Hacemuchoqueno losveía—dijoCarminadirigiéndoseamimadre.LosniñoséramosJorge y yo—. ¡Qué alegría! Ernesto acaba de salir a dar un paseo. Paradespejarse.EstamosconelpapeleodeSofíaylehaafectadounpoco.

Antoniointerrumpiósusexplicacionesdeinmediato.


—Yalarecuerdo—dijodirigiéndoseamimadre—.Ustedestabaayerenelfuneral.Disculpe,conlaimpresiónylapenaporSofía,nomeacuerdodetodoelmundo.

—Ostraíamosunbizcochoyunaempanadaparaquecomáisalgoenestosdíastandifíciles—explicómimadre.

—¡Qué amables! —la cortó Antonio mientras Carmina empezaba alloriquear y a sorber como una niña—. Nos vendrá muy bien. Mi pobrehermanaCarminaahoranecesitatodosnuestroscuidados.Yavencómoestáde afectada. Toda una vida juntas.No sé cómo agradecerles la amabilidad.Paramí,ellossonlomásimportantedelmundo.Elquecuidademifamilia,cuidademí.

—Esperocoincidirconustedesmásveces.EnestemomentoCarminaseibaaacostar.Estáconsedantes.Otrodíameencantaráverlosdenuevo.Mevoyaquedaruntiempoporaquí—dijoconclaraintencióndeacompañarnosalapuerta.

—Antonio,porfavor,¿quédices?Quieroquesequeden,lesheinvitadoatomar el café con nosotros. Son nuestros vecinos,Adela eramuy amiga deSofíayyolaquieromucho…—protestóCarmina.

Antonio no dio su brazo a torcer. Su inflexible comportamiento estabafueradelugar.Carminasepusomuynerviosaasíque,conlafirmepromesadevolverenmejorocasión,salimosdeallí.

CreoquenohabíavistoamimadretanenfadadadesdeaqueldíaenelqueyotendríatreceañosyBárbaraonceyunseñor,deunoscincuentaaños,—loquellamábamosenaquellaépocaunviejoverde—,nospiropeóporlacallesin darse cuenta de que mi madre venía detrás de nosotras. Lo estuvopersiguiendoindignada,paraguasenmano,hastaquelefaltóelresuello.Noloalcanzó,peroeltipejodebiódellevarseunbuensusto.

—¿Ya habéis vuelto? No habéis estado ni cinco minutos en casa deCarmina—preguntómihermanacuandoentramosdenuevoencasa.

Después de quemimadre se desahogara largo y tendido y compartieracon nosotros su preocupación por Carmina, empezamos a recoger para airnos:Bárbara,conlosniñosdeSarahalcine,mimadrealatimbaynosotrosanuestracasa.Estábamosapuntodesalircuandomihermanaseacordódealgo.

—¡Casisemeolvida!HallamadosorFlopreguntandoporti,Gracia.Meha dicho que el señor de la casa de La Tapilla Sixtina se llamaba Ino. LellamabandonIno.

—¿DonIno?—preguntóJorge—.¿CómolosDanoninos?


—¿QuéclasedenombreesIno?¿Esundiminutivo?—dudéyo.—Nosé,chica,sorFlomedijoquesabríasdequéhablaba.Esporlodel

ancianodelsitiodondefuimoselotrodía,¿no?—Sí, pero no es lo que esperaba, no entiendo ese nombre. ¿Ino? Hay

padresparatodo.—¿Qué sucede? Pensé que ya os habríais ido. —Mi madre apareció

arregladaparalatimba,conloslabiospintados,elpeloahuecado,pendientesdeoroyunabrigodepiel,quehabríacausadopesadillasacualquieractivistaproanimales.

—¿TúsabesquéclasedenombreesIno?—pregunté.—Sí, claro. Antes se usaba bastante. Yo conocí a un Ino, se llamaba

Paulino.¡Ah!,yotro,elquetrabajabacontupadre,Faustino.Lostresnosmirábamosincrédulosmientrasmimadreseguíaconlalista

deposiblesnombresabreviadoscomoIno,yadesvariandounpoco.—También puede ser de Inocencio. O de Celestino, aunque a los que

conozco los llamanTino. Elmarido demimadrina, quemurió hace tantosañosquenimeacuerdo,yeldeCelsa, lapanadera,quetambiénmurió.Eramuyjoven,nosehabíajubiladotodavía.

Nos fuimos todosmientrasmimadreseguía recitandodiminutivosenelascensor. Mundo, de Raimundo; Cleto, de Anacleto; Nasta, de Anastasio:Lolo,deManuel;Fito,deAdolfo…

Eldíasiguienteamaneciólluviosoygris.Llevabaunbuenratooyendorepiquetearlalluviaenelsuelodelaterrazayleyendolosúltimostuitsenelmóvilmientras esperaba que entrara luz por las persianas de la habitación,cuando vencí la pereza y salí de la cama. Esperaba un contacto cálido connuestroacogedorsuelodemaderatropical,peromispieslosintieronfrío.Mepuse mis zapatillas de borreguito y una enorme chaqueta de lana blancaencima de la camiseta de dormir. Eran las nueve de lamañana. Domingo.Jorgeyasehabíalevantado.Supusequehabríaidoalgimnasioantesdequeyomedespertara.Salídelahabitaciónsinabrirsiquieralaspersianas.¿Paraqué,siyasabíaloquehabíafuera?Estabademalhumor.Bajélasescalerasdenuestroluminosodúplex,queesedíaparecíaoscuroygris.Lalluviafinacaíatorcida,comoescritaporunniñopequeño.Loscristalesdelsalónestabansalpicados deminúsculas gotas que los hacían parecer plástico de burbujasparaembalaryelpaisajeatravésdeellosnoinvitabaasalirdecasa.Nohabía


nadiecaminandoporlacalle,soloalgúnconductordespistadoqueavanzabacon los parabrisas a máxima potencia. Las aceras rezumaban agua y losjóvenesárbolesdelapequeñaplazadeenfrentetratabanderesistirelviento,que loshacíadoblarsey recogersushojascomomelenasempujadasporunventilador. La niebla estaba tan baja que no permitía ver el cielo. Parecíahumoblancoquesehubieracomidolospisosmásaltosdelosedificios.

El ruidode laNespressomedevolvióa la realidad.El tiempopodía serhorribleperomiLinizioLungosería,comosiempre,reconfortante.

Con un buen trozo de bizcocho casero en el estómago, me puse mismejoresatuendosdedomingo.EnOviedo,tomarelaperitivodespuésdemisa—aunqueamisa ibanpocosyalaperitivomuchos—erauna tradiciónmuyarraigada.

Ataviada con unos botines elegantes, un paraguas de tela repujada y unabrigodelana,mefuiaverasorFlo.MehabíaarregladoconlaintencióndeirdespuésaLaPaloma,bardecultoqueestaríaareventardegente,dondemehabía citado mi hermana. Bárbara quería hablar conmigo en privado. Measombróqueparaelloeligieraelbarmásmasificadodelaciudadundomingoalaunadelatarde.Igualqueporlasnocheslosbaressellenabanporrangosde edad, a la hora del aperitivo todo elmundo semezclaba.Universitarios,treintañerosycuarentañerosenpandillas,conosinniños,familiascompletas,gruposdeseñorasydeseñoresyamayores,seapelotonabanenel localalahora del aperitivo. Un sitio tan antiguo que todos lo conocíamos desde lainfancia.Inclusolageneracióndemispadres.

Sor Florencia me estaba esperando. Esta vez en la portería. La habíallamadoantesdeir,aversiellaoalgunodelosresidentesdelaCasadelosCurasreconocíalosnombresqueaparecíanenlanotasimple.

Le di los pasteles que había comprado en una de las pastelerías másfamosas de la ciudad, donde hice media hora de cola. Por el aroma quedesprendíalacajahabíamerecidolapena.Olíanareciénhechos,aazúcaryalmendra.

—Ay,carbayones,¡quéricos!Notienesquetraermenadacuandovengasavermeporquevamosasalirrodando.Aunquetedigo,hija,quesondeestosplaceresquehacenqueundía tangrisy tan feocomohoy,parezcabonito.Pasa,pasa,quevienesempapada.

Contraelorbayu,chirimiriocalabobos,nohayparaguasquevalga.Sinparaguas,temojas.Conparaguas,también.

—Cuéntame,Gracia.Tehadadofuerteporestafamilia.


—Esportrabajo,hermana.Estoyinvestigandounfrauderelacionadoconellos. Los casos que he perseguido hasta ahora eran mucho más planos yvulgares. Certificados de defunción que se pierden antes de llegar a laSeguridadSocialporquealgúnhijooalgúnnietotieneaccesoaalguienquepuedatraspapelarlo.Esteasunto,encambio,metieneunpocodespistada.Noesuncasotanburdocomolosdemás.

Leenseñélanotasimpleparaversilesonabanlosnombres.—Bueno,nena,yocreoqueestáclaroqueelRamiloeste tienepintade

serelhijodeldueño.—¿Delgroseroconcaraderata?—preguntéasombrada.—¿Dequién?—DelLucas que lo lleva ahora. El queme dijo usted que se había ido

paraBarcelona,peroque tuvoquevolvera trabajarenelnegociodelpadrecuandolossuyoslefueronmal.

—No,deeseno.Delhijodelabuelodeese—meaclarósorFlo—.Osea,delpadredelquetúconociste.DePepe.Quélíonosestamoshaciendo,nena.Aversiteloexplicobien.ElLucasoriginaleraelabuelodelLucasdeahora.El hijo del Lucas original y padre del Lucas de ahora es Pepe.Muymajo,Pepe.Enaquellaépocafrecuentabanellocalalgunospadresdelaresidencia.Queda de paso a la catedral. Era un hombre alegre y charlatán. Servicialtambién.Ayudaba a todo el que podía.No recuerdo si su nombre era JoséRamón, pero parece más que probable. ¿Sabes qué estoy pensando? QuevamosapreguntarleadonAlfredo,queesigualqueunelefanteytambiénibapor allí cuando lo llevaba Pepe Ramilo. Ya hace mucho que no va. Estámayor,vaacumplirlosnoventa.¡Cómonosemehaocurridoantes!Hija,yano soy la que era. Don Alfredo es de aquí, de toda la vida, párroco de laiglesiadeSanPedro,conoceatodoelmundo.¿Sabesquiénes?

—No,noloconozco.¿Porquéesigualqueunelefante?—preguntéalgodespistada.

—¿Sabesquedicenqueloselefanteslorecuerdantodo?—dijosorFlo—.Laspersonas también.Sobre todo,recordamosloquenosduelemuchoy loquenoshacemuyfelices.

—Supongoqueloshumanosnosparecemosmuchomásalosanimalesdeloquenosgustacreer.

—¿Nodicenquenuestrosórganosy losdel cerdo sonmuyparecidosyqueestáninvestigandoparatrasplantarhígadosdecerdoahumanos?

—¿A usted qué le parece eso, hermana? —pregunté con verdaderacuriosidad.


—Pues,nena,nosémuybienquédiceelPapadeesto,noloheleído.Mecuestamucholeerconestavistatangastada,aunqueyocreoquetodoloqueayudeaqueunniñonopierdaasumadre,ounamadrenopierdaasuniño,quenohagadañoanadieysehagaparabien,nopuedesermalo,¿no?Bueno,síqueesmaloparaelcerdo,perotambiénnosloscomemosybienricosqueestán.

Nopudereprimirlacarcajada.—Que nos desviamos del tema, Gracia. Voy a ver si encuentro a don

Alfredo.SorFlorenciadescolgóelteléfonodeporteríayllamóalahabitacióndel

cura,peroestenorespondió.Cuandoyapensabaquetendríaquevolverotrodía para ver qué recordaba el anciano sacerdote, sor Florencia sacó unteléfonomóvildeúltimageneración.

—Espera,que le llamoalmóvil.Mehe tenidoquecomprarunograndeporqueyanoveobienlapantalla.Laedadesmalísima.Hacemosaguasportodoslossitios.

—Don Alfredo—dijo al aparato—. ¿Está usted por la casa? No le hevisto salir. ¡Ah!Yadecíayo.Está aquíGraciaSanSebastián.Es lahijadeAdela, la amiga de su primaMarita. Seguro que se acuerda porque el añopasado se rompióunhombro enEgipto y le llamó suprimadesde allí y leencargóunasmisasparaquetodosalierabien.

Semejante narración debió de activar la memoria de elefante de donAlfredoporquesorFlorencianonecesitóexplicarlemás.Lepreguntóporlahistoria de Casa Lucas, convertido en La Tapilla Sixtina, mientras yo meperdíaenmisrecuerdosdelaccidenteconelquad.

—Vamos a verle. Baja a la biblioteca y nos espera allí —dijo sorFlorenciaincorporándose.

Nunca había estado en aquella estancia. Era una sala muy grande, detechosaltísimos,quesorprendíaporsucalidez,conmásmaderaqueelrestodel edificio. No era una biblioteca antigua como las de las mansionesvictorianas, sino actual y acogedora. La habían construido en lasdependencias de lo que en su día había sido salónde actos.Las estanteríascubríantodaslasparedesyunassólidasescalerasdemaderapermitíansubiral corredor por el que se accedía a los libros de la segunda planta. Era unpasillosobrioquerecorríaencuadradotodalapared.

Enelcentrodelasalahabíamesasgrandesconlámparasfuncionales,queocupaban un tercio de la estancia. En otro tercio, enormes sofás de cuero,dilatadosporelcalorcorporalfrecuente,salpicadosconlaprensadeldíay,en


el espacio restante, sillones individuales, del mismo cuero marrón que lossofás.Lasalaolíaapapel,amaderayapaz,aunlugardondeestartranquiloconunomismooconunabuenanovela.

Cuando llegamos, ya estaba allí don Alfredo sentado en uno de lossillones,conunlibroenlasmanos.

—Tú debes de ser Gracia —me dijo, levantándose con mucha másagilidaddeloquehubieraesperadoporsuapariencia.

DonAlfredoconsultabaunlibroantiguosobrelaciudad,unaespeciedeguía turística de los años sesenta. En ella aparecía un local, de rabiosaactualidad entonces, famoso por sus tapas y raciones, en la zona que, enaquella época, era el centro neurálgico de la ciudad. Había una la foto LaTapillaSixtina,CasaLucas,conunjovenyunhombredemedianaedadenlabarra. El interior del local no había cambiado mucho desde que se habíatomadolafoto.Allíestabalabarrademaderaovalada,llenadecomidaydecopaslistasparausar.Alpiedelafotoseleía«LucasRamiloysuhijo,JoséRamónRamilo,“Pepe”,propietariosdeCasaLucas».En lafoto,Pepe lucíaunasonrisasocarronaqueiluminabasucara.Separecíaasupadre,elLucasRamilooriginal.Tambiénteníarasgoscomunesconsuhijo,elLucasRamiloqueyohabíaconocidoy,alavez,eralademostraciónempíricadequelacaraesel espejodel alma.Pepeno teníacarade rata, al contrario, teníacaradecachorrodegoldenretriever.Enelmargenizquierdodelafoto,lapuertaquecomunicabaconeldomiciliooficialdedonMarcelo, estabaabierta, conunenorme barril de cerveza impidiendo que se cerrara. El almacén de CasaLucas llevabamucho tiempo siendo el sótano del domicilio oficial de donMarcelo.

DonAlfredomehablódePepe,deladecadenciadelazona,desumujer,muerta hacía años, de su hijo Lucas, que se fue de joven lleno de sueños,despreciando,segúnél,elservilismodelpadreyelnegociofamiliar,yvolviócincuentón, sin dinero y amargado. Me contó que la puerta interior quecomunicabaconlacasadedonMarceloseabríaacadaratomientrasPepeyloscamarerosbajabanaporlosbarrilesdecerveza,aporlascajasdeCoca-Cola, de Bitter Kas o de Mirinda para los niños, cuando aún no se habíaimpuesto el dominio de laFanta.También se acordaba delmatrimonio quevivía en la casa de al lado, en los pisos de arriba, porque en la planta bajaestabaelestudiodeunpintor,alquenoleimportabaelruidoquehacíanPepey los camareros al pasar, arriba y abajo, todo el día por el rellano de laescalera.Delmatrimoniomecontócosasqueyasabía.DoñaCheloydonIno,aficionados a lamisa de la catedral o a San Isidoro y al paseo vespertino.


Llegaronavivirallíyamayores, jubilados.ChelomurióenlacasacercadelosochentaañosydonIno,alquedarsesolo,sehabíaidoaunaresidenciaaValladolid, su ciudad natal. No tenían herederos, los hijos habían muerto.Lástimadecasa,quevalíaundineralyseestabaechandoaperder.

—¿Nosabráustedporquéteníanesacomunicaciónentrelacasayelbar?—pregunté.

—Claro que sí —respondió—. Chelo era la tía de Pepe. Era la únicahermanadesumadre.ChelosecasómuyjovenconunseñordeValladolid,Marcelino,defamiliaburguesabastanteadinerada.ElmaridodeChelo,donIno, fuepilotode aviaciónenelbandoque se impuso, así que les fuemuybiendespuésdelaguerra.EraunmilitardeconfianzadelgobiernodeFranco.

—¿Marcelino, padre? ¿Ha dicho ustedMarcelino? ¿Cómo deMarcelo?¿Cómo de Marcelo Pravia? —grité mientras saltaba en del sillón paraestupefaccióndeDonAlfredo.

—¿Ves,nena,ves?—meacompañósorFloenlaexaltación—.¡SiyatedijeyoquedonAlfredoeraunelefante!

—Marcelino,estoyseguro.LodePraviayanolosé.Nomeacuerdo,perome puedo enterar —respondió don Alfredo haciendo caso omiso a laapelacióndeelefanteporpartedesorFlorencia.

—Oseaque,sinoheentendidomal, lahermanade laabueladelLucasCara de Rata de La Tapilla, lo que vendría a ser su tía abuela, era Chelo,ConsueloÁlvarez,propietariade lacasadeal ladoymujerdedonMarceloPravia,Marcelino,alqueseleconocíapordonIno.

—¿Ves,Gracia, ves? ¡Ya te dije que el padreAlfredo era un auténticoelefante!

Don Alfredo contemplaba, inmutable, la reacción espontánea de suquerida guardiana de la casa, que no paraba de dar pequeños aullidos dealegríaporeldescubrimiento.

—Perdone,padre,esquemehacostadodarconestehombre,conMarceloPravia.Medecíaquetuvieronhijos,peromurieron.—Ledipieaseguirconsusrecuerdos.

—Sí,dos.EnesaépocaelmatrimoniovivíaenValladolid.Veníanaverala familia de Chelo por Navidad y poco más. Entonces era difícil viajarinclusopara la gente deposibles.De esa época sé pocode suvidaporque,cuandoterminéenelseminario,estuvedestinadoporvariospueblosantesdevolveraquícomopárrocodeSanPedro.

—¿Sabecómomurieronloshijos?


—El mayor murió primero. Tuvo poliomielitis de niño. La polio, lallamábamos.Aunque se casóy tuvounniño,murió antesde los cuarenta aconsecuenciadelaenfermedad.Contabanquelaenfermedadlehabíadejadomuchas secuelas internas. El hermano pequeño murió poco después. Unaccidente.Lagentecomentabaquesehabíasuicidado.Quesehabíapegadoun tiro con el arma del padre. En la cabeza. De aquella, si se hubieradictaminado suicidio, no se habría podido enterrar en camposanto.Menudavergüenzaparaunafamiliacomoladeellos.TandeiglesiaytandeFranco.Tecuento,chiquilla,loquesehablaba,peronoloséniconozcoanadiequepuedasaberloconcerteza.SucedióenValladolid.

—¿Lepuedopreguntarunacosamás?Espersonal.—Claro,pregúntame—respondióconextrañezadonAlfredo.—MedalaimpresióndequenolecaíabienMarcelinoPravia.—Escorrectatuimpresión.Peronomeentiendasmal.Notodoesblanco

onegroenlavida.DonMarceloPravia,comotúdices,noseríasantodemidevoción,aunquesíhijodelSeñor,asíqueporalgohabrá«donMarcelos»enelmundo y otros peores, que de este se decíanmuchas barbaridades, unasserían ciertas y otras inventadas omagnificadas. Fue una época en la que,desdetodoslosbandos,sehicieroncosashorribles.EldonInoqueyoconocíaquí,medabapena.Enlavejezsevelavidadistinta.Nosabremosnuncadecuántas cosas se arrepentiría. A veces, la vida maltrata a las personas y,ningúnhombre,porcontrarioqueseaamisideas,mereceperderasushijos.

Seguimoscharlandounrato.DonAlfredoeraunancianoyalosancianoslesgustahablardetiempospasadosydeloquehanaprendidoenlavida.

Llegué tarde a la cita con mi hermana. Don Alfredo me habíaproporcionadomucha información prometedora con la que estaba deseandoempezaratrabajar.Encambio,teníaintencióndeolvidarladuranteunahorapara centrarme en Bárbara. Iba a ser difícil no pensar en mi caso, que seenredabamásconcadapasoquedaba.


5

Lasemanaempezócargadadeenergíaytanlluviosacomoeldomingo.Con todo lo que había averiguado, teníamucho trabajo que hacer en el

casodedonMarcelo.SolicitélosdatosdisponiblesdePepe,deConsueloydelosdosLucasRamilo,abueloehijo,enlaTesoreríaGeneraldelaSeguridadSocial;erandatosnopúblicosalosque,pormicontratodeserviciosconlaAdministraciónPública,teníaaccesosintenerquejustificarunmotivo.EnlaTesoreríatrabajabanrápidoasíque,calculéquealdíasiguientelostendría.

Lomásimportanteeraponerlainformaciónenorden.Marcelo Pravia, don Ino, natural de Valladolid y persona clave de mi

investigación.Siestabavivoeingresadoenunaresidenciaporsutierranatal,yo me quedaba sin caso. Si, como suponía, estaba muerto, existía laposibilidad de que algún trabajador de la residencia estuviera cobrando lapensión en su nombre. Era improbable porque ese tipo de estafadores nosuelen limitarse a un solo anciano. Cada vez quierenmás y la avaricia losllevaalacárcelenpocotiempo.Detodasformas,tendríaquecomprobarlo.

ConsueloÁlvarez, Chelo, esposa deMarcelo Pravia,muerta en 1983 ytitulardelacasadondevivióconsumarido,casaquetodavíasecomunicabaconelbarque,enaqueltiempo,regentabasusobrinoPepe.

Elmatrimoniohabíatenidodoshijos,amboshabíanmuertoantesquelospadres.Porloqueyosabía,almenosunodeellossehabíacasado.Líneadeinvestigación: localizar a la esposa.Mehabíanhabladodeunnieto.Elhijomayorhabíatenidounniñoantesdemorir.

También teníaqueconsiderara lahermanayal cuñadodeConsuelo, elLucasRamilooriginal,dueñoprimigeniodeCasaLucas.Muertos,segúndonAlfredo.Bueno,segúndonAlfredoysegúnlalógica,porquesicualquieradeellos también estuviera vivo, a juzgar por las fechas, habría tres«matusalenes»demásdecienañosenlugardeuno.

Además, estaba el sobrino de Consuelo, Pepe, José Ramón RamiloÁlvarez, copropietario con su tía del último domicilio de Marcelo Pravia.


Muerto. ¿Muerto? ¿Por qué sabía yo que estabamuerto?No recordaba quenadiemehubieradichoqueestuvieramuerto.Jubilado,sí.Muerto,no.¡Quéfallo!¿Cómosemehabíapodidopasaralgoasí?¿CuántosañostendríaPepeenlaactualidad?Nomuchomásdeochenta.Edadmuyrazonableparaseguirvivo,disfrutandode su jubilación.Ode la suyayde lade su tío.Puntodeinvestigaciónurgente.

Mujer dePepe.Muerta.Sí que sabía quePepe se había quedadoviudo.¿QuiénhabíasidolamujerdePepeylamadredelLucasnieto?SabíaquesellamabaConchitaporlainformaciónconseguidaatravésdesorFlorencia.Sisumaridoera elbeneficiariode lapensión fraudulenta, ella se convertía enbeneficiariatambiénylasumabaalalistadesospechosos.

¿SabríaalgoLucasCaradeRata?Esetipodefraudeerafácildeejecutardurante unos años, pero trasmitirlo de generación en generación locomplicaba de forma exponencial. Cuando todos los titulares de cuentasbancarias, inmuebles, etc., estánmuertoso superan los cien años, saltan lasalarmasdelossistemasinformáticos.

Yateníamilistadelossiguientespuntosparainvestigar:1.Estadofísico(vivoomuerto)dePepe.2. Localizar la residencia en la que ingresó Marcelo, don Ino, cuando

muriósumujer.3.LocalizaralasmujeresdeloshijosdeConsueloyMarceloyverificar

laexistenciadenietos.4.SolicitaruncertificadodedefuncióndeMarceloPraviaenValladolid.Esto último no solía funcionar, pero había que intentarlo. Era difícil

porque el certificado de defunción solo constaba en la localidad donde sehubiera producido el fallecimiento. No había datos centralizados. Con ladesaparicióndeesedocumento,empezabael fraude.Sinohabíacertificadode defunción, los asuntos del muerto continuaban como si nada hubierasucedido.Cadavez eramásdifícil enterrar a alguien sinun certificado realdebido a la informatización de los datos, pero hacía treinta años era muysencillo.Sobretodo,sielentierroseproducíaenunalocalidaddistintaaladelamuerte.

Me empecé a plantear viajar a Valladolid. Determinado tipo deinformaciónesmuchomásfácilconseguirlaenpersona.Tendríaquevisitarelcementeriodelaciudad.Unafamilia«conposibles»,comohabíadichodonAlfredo,acostumbrabaatenerunpanteón.Aveces,loscamposantoscuentanagritos loque laspersonas soncapacesdeocultar a lasbasesdedatospor


muydigitalizadasqueestén.Aplacépensarenello.Lasolaideadevisitaruncementeriomeponíalapieldegallina.

Enunúltimoarrebatodeinspiracióntambiénpedí,enlawebdelRegistrodelaPropiedad,lanotasimpledelacalleMon51,delacasaquealbergabaLaTapillaSixtina.Porprobar.

Satisfechaconmitrabajodelamañana,meacordédenuevodeBárbaraynuestraconversacióndeldíaanterior;habíamosquedadoenLaPalomaparahablarenprivado,perosolomehabíacontadobanalidades.

—Ya sé que te he llamado yo, pero no me apetece hablar. Me helevantadomuydecididay,segúnhaidoavanzandoeldía,mehedadocuentadequenecesitopensármelounpocomás.

—¿Paracontarmealgo?—No, Gracia, no es por ti. Lo que ocurre es que había tomado una

decisión,peromehanentradodudasynoquierohablarcontigohastaqueestéseguradeloquevoyahacer.

—¿Alguna pista? —le pregunté perpleja. Bárbara no era persona deindecisiones.

—No.Dejaeltema,porfavor.¿Medisculpasporhabertehechovenir?—¿Por invitarmea tomarelaperitivoundomingoamediodía?Nosési

voyapoderperdonarte.Lociertoeraquemehabíaquedado intranquila.Bárbarano teníabuena

cara. Se había arreglado a conciencia, cosa poco habitual en ella. Estabaguapa,habíaabandonadosusempiternacoletayelpelorubioreciénlavadolecaía sobre los hombros, llevaba las ojeras bien disimuladas, aunque no losuficienteparaengañarmeamí.Mihermananohabíadormidobien.

NoquiseinsistirymefuiacasaacomerconJorge.Poderhacerloeralarazón oficial de mi cambio de vida. La razón real era muy distinta, perotambiénhabíapesadoelhechode sentirme libreyno tenerqueganarme lavidatrabajandoconpsicópatassocialesconescasosescrúpulos,quesehacíanpasar por respetables, gracias a sus cargos políticos y a sus puestos en losconsejosdeadministracióndelasgrandesempresas.

LecontéaJorgemisavances.CuandovivíamosenNuevaYorkteníamoselacuerdodenohablardetrabajoyasíhabíasidodurantemuchosaños,perodesdelamuertedeMartin,eltrabajoeraunodeesostemasdeconversaciónseguros,delosquenonoshacíandaño.Yotambiénestabasiempreinformadadeloqueestabahaciendoensunegocio.Deloquemepodíacontarporque,aunquelainvestigadoraerayo,élperseguíaaciberdelincuentes,muchomáspeligrosos quemis estafadores. Después de comer, Jorge tenía programada


unavideoconferenciaconRusiaymástardeotraconCanadá,asíquemefuiapensaralaoficina.Élpreferíatrabajardesdecasa.Yo,desdeeldespachoquehabíamosalquilado.

Eldespachoseencontrabaadiezmanzanasdenuestracasa,ubicadoenunedificio antiguo, austero, de siete plantasmás buhardillas, con una fachadaseriayconstrucciónsólida.Eledificiosehabíadiseñadoparaviviendasyesehabía sido su uso durante varias décadas. Situado en la zona comercial, lademanda de oficinas había hecho que los antiguos pisos se hubieranremodeladocomodespachos.Lospocosvecinosquequedabaneranpersonasmayores que se resistían a abandonar sus hogares pormucho que, antes deestallarlaburbujainmobiliaria,seloshubieranpagadoapreciodeoro.

Elnuestroeraunespaciosobrioyfuncionalconsuelotécnicoyparedesblancas,dospequeñosaseostambiénblancos,nuevoseimpersonales,conelsímbolodemasculinoyfemeninoenlapuerta,deesosqueyonuncaacertabaadistinguir,unaminúsculacocina,máspequeñaqueunarmarioroperoyungran ventanal desde el que se veía el parque y la multitud de gente quepaseabapor lasaceras.Poresomegustaba tanto trabajarallí.Yporquemesalía barato: no tenía licencia de uso empresarial y al dueño le iba costarmuchoconseguirlaporquelavecinateníaunhijoconcejalysehabíaquejadodelruidoquehacíanlosanterioresocupantes.Estandoyo,eraunaespeciedesantuariosilencioso.Losantiguosinquilinosmehabíanhabladodeella,delavecina,comounogro,peroconmigose llevababien.Ellahubierapreferidotenerdevecinosaunafamiliaquevivieraallí,peroseconformabaconmigo,quenohacíaruido,lellevabadulcescaserosdevezencuandoycadadosotresdías llamabaasupuertaparapreguntarlecómoseencontraba.Lohacíaporquemeparecíaquesesentíasola,perotambiénporquemegustabamuchoeldespachoyporelprecioquelohabíaencontradoeraimposibleconseguirotro.

Habíapuesto lamesa, blancaygrande, de Ikea, en la sala principal, deespaldasalapuertaymirandoalaventana.Mitrabajoeramuysolitarioyverpasaratantagenteanónimameuníaalmundo.MisúnicaspertenenciaseranlaNespressoyunasillaergonómica.Simelasllevabanoquedaríarastrodemí.

Abrí la puerta y me acerqué a dejar el abrigo en el perchero junto laventana.Nomehabíadadotiempoasentarmecuandosonóelmóvil.

—¡Gracia! ¡Recién terminé mi máster en drogas!—dijo Sarah con unmarcadoacentoargentino.


Supequeestabaconuntío.Sarahhabíaperdidoelacentohacíaaños,perolorecuperabacadavezquequeríaresultarseductora.Ellaeralaexperta,peroyosiemprepenséquesulargamelenarizada,suestatura,superioralamíaybastanteporencimadelamediadelpaís,conunaspiernasinterminablesyunconjunto bien proporcionado, contribuían a su atractivomuchomás que elacento.Tiendoapensarquelaspasionesquemuevenelmundosonlasmásbásicas.

—Hola,Sarah.¿Quiéneselafortunado?—dijesocarrona.—Estoy con un antiguo compañero de la universidad que está

especializado en venenos y drogas mortales. Trabaja en un laboratorio deinvestigación en Londres; no es que sea un asesino en serie —aclaró sinnecesidad—. Está aquí pasando unos días de vacaciones con la familia yhemos aprovechado para recordar viejos tiempos. Imaginé que te iba ainteresar. Te llamo con él delante por si tienes alguna pregunta. Estáencantadodeayudarnos.

—Yaimagino,ya—dijeentrerisas—.Teagradezcomuchoelfavor.—Leexpliquéelcaso.Esperoquenoteimporte.MediceÁngelqueatu

pregunta de si hay alguna droga que no deje rastro para poder tirar a unapersona por un balcón sin resistencia, la respuesta es que sí y que no.Quetodosepuededetectar,peroquenosehacenpruebas.Encuantoalasdrogasmásrecientes,notienennisiquiera losmediospararastrearlas.Nosebuscanadafueradelohabitualcuandosetratadeuncasodesuicidioenaparienciatanclaro.Enalgunospaísesestándemodalasdrogasqueanulanlavoluntady la memoria de la víctima. En España se pueden conseguir, pero escomplicado encontrarlas. Las más comunes son el Flunitrazepam,comercializadocomoRohypnolylaescopolamina.

—¿Roinolyescopoqué?—Rohypnol y escopolamina. Tienes que conocerlas. Salen hasta en los

telediarios y en cualquier serie policíaca. La escopolamina se llamavulgarmenteburundanga.

—Esasímesuena.Envíameluegolosnombres.—¿Sigues sin ver los telediarios? ¿Sabes que Donald Trump ganó las

eleccionesenEstadosUnidos?—seburlóSarah.Cuandomi hijomurió, dejé de ver las noticias, no necesitaba escuchar

másdesgracias,teníaelcupocerrado.—¿Sepuedendetectar?—preguntéhaciendocasoomisoasurecochineo.—Sepuedeconunanálisisdelpeloyaúnconmásfacilidadenuncadáver

porqueno lahametabolizadoporcompleto.Laspruebas solo se realizan si


haysospechasdequehanutilizadoesetipodesustancias.EnEspañacasinohay tráfico de estas drogas, no son fáciles de conseguir. Yo sigo sinimaginarmeaalguientirandoaesaseñoraporlaventanaparaqueparezcaunsuicidioy,almismotiempo,preocupándoseporpegarleunanotaenlafaldadirigida al portero, no fueran a herir la sensibilidad de su hermanaatolondrada, por no llamarla retrasada. No sé, Gracia. Ángel, que es unhombrelistísimoyunaeminenciaenestetema,tampocolevesentido.

Tuvequetaparelteléfonoparapoderdescargarunacarcajada.Saraherauna maestra en el arte de la manipulación, en decirle a los demás lo quequerían escuchar. En esemomento, el tal Ángel estaría henchido como unpavoantetalreconocimientoasuintelecto.

—Tienesrazón,Sarah.Pensándoloenfríoesabsurdo.¿Quiénibaaquerertirar a la Impugnada por la ventana? Por lo que sabemos hasta ahora, sumuerte no beneficia a nadie, al contrario, para su familia disminuyen losingresos.Vivíandesupagamensualyahoralahanperdido.Lacasatambiéneradeella,odelasdos,nosé,ylaheredaránellos,supongo,pero¿paraquéibanaquererla?Siyavivíanenesacasa.Salvoquelalecturadeltestamentotraiga una sorpresa, el móvil económico no existe. El de los celos muchomenos.Nome imaginoaCarminay a ella enuna luchade amor.Además,Carmina no tendría fuerzas para tirarla por la ventana por drogada queestuviese.Inclusoesdifícilpensarqueconsiguióloscontactosnecesariosparacomprarladroga.Muchasgraciasporlainformación.Espero,almenos,quetuinformantemerezcalapena.Y,sino,aléjatedeél,queconesetrabajoquetiene,noesprudentequesesientadespechado—bromeé.

—No ha estado mal. Pásate luego por la farmacia y nos tomamos unacervecitaenCasaAnselmomientraslosmellizoshacenlosdeberes,¿sí?

—Allíestaré—prometí.Llamé a sor Flo para preguntarle por Pepe. Sor Florencia se estaba

divirtiendoconmispesquisas.Lefaltótiempoparadecirmeque,aunquecreíasaberdóndeestaba,ibaabuscar«pruebasytestigos»queloconfirmaran.

Decidíaveriguardesdeladistanciatodoloquepudierasobreelpotencialfallecimiento de Marcelo Pravia. La posibilidad de librarme de visitar uncementeriomedaba fuerzaspara leer cualquier cosa sobre lamuerte si conelloevitabaverladecerca.

BusquéenGoogleelcementeriodeValladolidydescubríque laciudadnoteníaunsolohogarparamuertos,comoyoesperaba,sinotres:ElCarmen,LasContiendasyPuenteDuero.


Despuésdeleerlainformacióndisponiblesobrelostres,seleccionécomoobjetivo el de El Carmen. El de Las Contiendas era moderno, de recienteconstrucción,yeldePuenteDueroeraunpequeñocementeriodeunbarrioobrero.ElCarmencontabaconmásdecientocincomilhabitantes,siesquesepodíallamarasíasusocupantes.

Debía informarme antes de ir hasta Valladolid a visitar el cementerio,porquebuscarunpanteón,sinpistas,entremásdecienmiltumbas,noibaasertareafácil.

Busqué en Google el teléfono de la empresa que tenía concedida laexplotación del negocio fúnebre y llamé para consultar si había algúninquilinollamadoConsueloÁlvarezPastoroMarceloPraviaVivas.Despuésde explicar varias veces que no se me había muerto nadie, que no queríaenterraranadie,niserviciodetanatorio,niserviciofloral,yconunacrecientefrustración por mi parte, me indicaron que llamara al día siguiente por lamañana,enelhorariodeatencióndeldepartamentoadministrativo.Elsistemainformáticoibalento,nosabíancómoencontrarlainformaciónquesolicitabay tenían muchas llamadas en espera. Pobres sistemas informáticos quesiempreestánahíparaecharleslaculpa.

Me mantuve enganchada a mi buscador favorito aprendiendo sobre elnegocio que se genera alrededor de lamuerte.Habíamuchas personas queafirmabanconvencidas:«Yoquieroquemeincinerenyquetirenmiscenizasen tal lugar» o «Quiero queme entierren junto ami familia en el pueblo».Saber que lamayoría de la gente prefería planificar lo queocurriría tras sumuerte, me dio esperanzas de que a don Marcelo le hubiera ocurrido lomismo.Animadaporlaexpectativadeencontrarunapista,seguícotilleandoyencontrévariosartículosen losperiódicosdedicadosa losenterradores.DelcementeriodeSanIsidroenMadrid,deSalamanca,deLeón,deAlmeríay,depronto, apareció un regalo: un artículo en El Norte de Castilla donde —¡bingo!— entrevistaban a Rodrigo Aguilar y a Darío Manzanares,enterradoresdelcementerioElCarmendeValladolid;elprimeroloeradesdehacía cincuenta años, estaba a punto de jubilarse; el segundo se habíaincorporado al oficio por oposición, compitiendo con otros trescientosaspirantes,hacíasolodosaños.¿Oposicionesaenterrador?Teníasentido.Afindecuentas, tambiéneranfuncionarios.Preferínoelucubrarsobreenquéconsistiríaelexamen.Meinteresabaelenterradorquellevabamásañosenlaprofesión.

Considerando laedadyelperfil,conunpocodesuerteparamí, tendríateléfonofijoensucasa.


Benditas páginas blancas virtuales. Solo tresRodrigoAguilar aparecíanenValladolid.

Me tomé un tiempo para pensar qué decir. No era un inicio deconversaciónfácil.Primerintento.

—¿Diga?—Hola,¿podríahablarconRodrigoAguilar?—¿Departedequién?—MinombreesElenaPastor,delperiódicoElNortedeCastilla.Había

tenidocuidadodebuscarelnombredeunacolaboradorarealdeldiario.—Espereunmomentitoqueahorasepone.—¿Diga?—respondióunavozdehombre.—Hola. Soy Elena Pastor, le llamo del periódicoEl Norte de Castilla.

Hizoustedunaentrevistahaceunosmesesparanuestroperiódico.—Sí.Dígame,¿enquépuedoayudarla?EnlaprimerallamadahabíaencontradoalRodrigoquebuscabayademás

estabaencasa.Cuandosalieradeldespachoteníaquepararacomprarlotería.—Queríahacerleunaconsultaenrelaciónconsutrabajoy,encasodeque

puedaayudarme,preguntarlesipodríamoscitarleenelartículoqueestamospreparando.

—Claroquesí.Encantadodecolaborar—seapresuróaresponder.—Estamoshaciendounreportajesobrelaevolucióndelaciudady,entre

otrascosas,vamosahablardefamiliasdeValladolidquetuvieronrenombreen su tiempo y sobre sus descendientes hoy en día. Queremos seguir subiografía, con el permiso de ellos, claro está. Datos interesantes, pero nopersonales;sisiguenaquí,hanemigrado,siformanpartedelavidaactivadela ciudad o por el contrario se mantienen como ciudadanos anónimos. Lellamo en concreto por la familia Pravia Vivas, porque no encontramosinformación de su paradero. La última persona sobre la que encontramosdatoseraunmilitardeladictadura.

—¿Pravia Vivas?—preguntó casi para sí mismo—. Me suena mucho.¿No se referirá usted a los Pravia del panteón abandonado? El de la zonanorte.Claroquese refiereaellos,Pravianoesunapellidomuycomúnporaquí. Es un panteón antiguo, de piedra, sobrio, casi feo diría yo. Estáabandonado hace años. Lo conozco bien porque fue uno de los primerosenterramientosquehice.Yoempecédeaprendizdeenterradorconmipadrealos catorce años, cuando salí de la escuela. No llevaba ni una semanatrabajando, ayudándolo a él, y esosprimeros entierrosno seolvidannunca.Por aquel entonces, la ciudad era la mitad de lo que es hoy y casi nos


sabíamos el árbol genealógico de todos losmuertos que nos llegaban. Solohabíaotroenterradorademásdemipadre,RamiroFermoso,peroesteentierronostocóanosotros.Oícomentaramipadreyalcura,donLeoncio,quehabíasidounamuertemuytrágica:unhombremuyjovenqueacababadetenerunhijo.Amipadre,lafamilianolecaíasimpáticaporqueeranfranquistas,peroél era sensible a los momentos de desgracia. Una vez muertos, me decíasiempre,todosiguales.Aunqueaquellamáximademipadrenoeradeltodocierta.Recuerdoquealpocotiempoenterramosenelmismopanteónaotroyme acuerdo bien porque donLeoncio, el cura, se negó a decir el responso.Decíaquesehabíasuicidado.Laversiónoficialeraundesgraciadoaccidente,perotodoelmundosabíaquesehabíapegadountiroconlapistoladelpadre.Me impresionómucho.Al finy al cabo, yono eramásqueun crío.No sepodíaenterrarencamposantoalossuicidas.¡Quétontería!Pobrecillos.Aesteloenterraron.Poresotampocolosmuertossoniguales.Sihubierasidopobrele habría tocado ir a la fosa común en la parte exterior del cementerio; sinembargo, con los ricos se hacía la vista gorda. Aunque entiendo a qué sereferíami padre.Hacemuchos años que no va nadie por el panteón de losPravia —Rodrigo soltó toda la información como si hubiera abierto unaespita.

—¿Nuncamásseenterrónadieallí?—Unos cuantos años después hubo dos entierrosmás, que yo recuerde,

tambiénmuyseguidos.Unonolohiceyo,peroelotro,eldeunseñormayor,síquemetocóamíymeacuerdobienporquenohubonadiedesufamilia.EraunhombrequenovivíaenValladolidhacíayatiempo.Loenterramoselcuradeentonces,Sebastiánsellamaba,yyo.Desdeaquellonohadebidodeirnadieporallí,nivivonimuerto.Nuncahubofloresnivelasninadiequesehiciera cargodelpanteón.Harámásde treinta añosde eso.Estáhechounapena.

—¿Podría ser ese entierro el de Marcelo Pravia Vivas? —le consultéesperanzada.

—Era un Pravia, estoy seguro. Mañana libro, pero pasado trabajo. Siquiere se lo miro en la lápida y la llamo al periódico —me ofreció muyservicial.

—Muchísimasgracias,donRodrigo.Meharíaungranfavorsimeenviaraunafoto.¿Cómopuedetenertanbuenamemoria?¿Seacuerdausteddetodoslosquehaenterrado?—lepreguntéintentandodarcredibilidadalaentrevista.

—Nome trates dedon,mujer,Rodrigo, soloRodrigo.—Ycontinuó—:meacuerdodelosprimerosydelosquemellamanlaatenciónporalgo.Me


impresionamuchoenterrar abebés.Llevoenterradosveintitrés enmis añosde profesión y los recuerdo a todos como si acabara de hacerlo.—CuandoRodrigodijoeso,mearrepentídehaberlepreguntado.Quisecortarle,peronomesalió lavoz—.Tambiénsemequedangrabadas lasexhumaciones.Y lagenteque seentierraen lospanteonesde lujo.Tambiénotrosde losnichosbaratos.Me acuerdo de una familia gitana que queríameter en el nicho unmontóndecosasdelmuerto.Hastaunaguitarra,quedecíanqueasuTomásnoloibanaseparardesuguitarra.TomásHeredia,filaterceradelsectorsur,hilera5,columnaJ.Laguitarranocabíaconelataúdenelnicho,asíquealfinaltuvimosqueabrirloymetieronlaguitarradentro.Haycosasquesefijanenlamemoria.

—Muchísimas gracias, don Rodrigo, perdón, Rodrigo —me despedíhaciendoesfuerzosporreponerme—.Pasadomañanahablamos.Sileparecebien,yolevuelvoallamarsobreestahora.

Esperabaqueelamableseñornollamaradevueltaalperiódico.Si,comosospechaba,elúltimoenterradoeramidonIno,MarceloPravia,podríairaljuez y solicitar un requerimiento que me permitiera obtener mucha másinformación. Ya no tenía dudas de que había un nieto en el enredo. ¿Quéhabría sido de él y de su madre? Tarea para añadir a mi lista de vías deinvestigación.

Me resultaba extraño que un matrimonio, que había perdido a los dosúnicoshijosque tenía,se fueraaviviraotraciudaddejandoallíasunieto.Raro. Muy raro. ¿Se fueron solo por la vergüenza del suicidio del hijo?Algunas personas vivían pendientes del «qué dirán» y hacía cuarenta añoshabía muchas más, sobre todo en determinados tipos de familias bienposicionadas.

Mientras hablaba con el enterrador deValladolid habían entrado varioswhatsappsenmimóvil.

«Hola,guapa.Loscanadiensesmehandadoestupendasnoticias.¿QuierescelebrarlasconmigoyunabotelladeMatarromeraestanoche?¿Alasnueveestarásaquí?Desnuditaycariñosa,porfavor».EradeJorge.

LehabíadichoaSarahquemeibaatomarunascañasconella.Lascañastendrían que ser cortas. Eran las siete. Llegaba tarde. Obvié el resto demensajesysalíhacialafarmaciadeSarah.

Elbardealladodelafarmacia,CasaAnselmo,eraunodeestossitiosdelosochentaque,pasadoslosaños,resultabacasposo.Lalargabarradegranitomoteadohacíajuegoconelsuelodellocal,unaespeciedetablerodedamasenversiónhortera,uncuadradonegro,unorosa.Anselmo,eldueño,andaluz


de nacimiento, que había alquilado el local hacía casi cinco años, habíacambiadolosgastadospufsylasmesitasbajaspormesasaltasdemaderadepino,prácticasycómodas,conunossólidostaburetesajuego.Tambiénhabíacambiadolaescasailuminacióndellocalporpotentesluminariasdecálidaluzamarillay, el cristal negroque lo separabade la calle, porun cristal ácido,dondeseleía,grabadoenletrasdecaligrafía,«CasaAnselmo».Anselmoeraunhombreencantador,animosoysimpático.Nohabíahechomáscambiosallocalporque,segúnél,«eltraspasohasidomuycaroytodavíaledebodineroalbanco.Novoyapedirmásparahacerreformasnimuchomenoscerrarellocal durante el tiempode la obra».El bar causabaun efecto inesperado laprimera vez que entrabas. Aun así, había gente a todas horas. No cerrabaningúndíaylabarraestaballenadepinchosyraciones.Soloatendíanellocalél,enlabarra,grande,hombretón,ysuhermanaÁfrica,degranparecidoconsu hermano y una excelente cocinera. Cuando África, con su imponentetamaño y una energía y un ánimo que llenaba de vida el local, salía de lacocinaconlasbandejasdepinchosreciénpreparados,lohacíacantando,paraalegría de todos los presentes. Casi siempre le daba por la canción delprogramade televisiónde losochentaCon lasmanosen lamasa.Aparecíapor la puerta abatible gritando a todo pulmón, con un potente vozarrón yperfecta afinación: «Siempre que vuelves a casa, me pillas en la cocina,embadurnada de harina, con las manos en la masa». O empezaba por elestribillo: «Papas con arroz, bonito con tomate, cochifrito, caldereta,migascon chocolate, cebolleta en vinagreta, morteruelo…». Esta era su favorita,perovariaba:«¿Quequéesloquetengo?Tengodeto.Tengogambas,tengochopitos,tengocroquetas,tengojamón».Fueracualfueralacanciónelegidadeldía,conseguíalosaplausosdetodoslospresentes.

CuandoSarahyyoentramosenelbar,ÁfricaestabasacandolasúltimasbandejasdepinchosdeldíamientrascantabaLabarbacoadeGeorgieDannalaparquemovía sus excesivas caderas.Nunca lahabíaoído cantar aquellacanción y,muchomenos, se la había visto bailar. El numerito era alegre ydivertido.Nadamás pedir nuestras bebidas y nuestra incondicional tapa deensaladilla de rape, especialidad de la casa, vi aAntonio, el hermanode laImpugnada, al otro extremo de la barra. En las ciudades pequeñas es fácilcoincidir. Se le veía impecable, como siempre. Estaba solo. Dejé a Sarahacomodadaensutabureteymeacerquéaél.

—Hola,Antonio, ¿se acuerdademí?—dije—.Soy la hija deAdela, lavecinadesushermanasysusobrino.


—Hola —le costó unos segundos reconocerme—. ¡Ah, sí! Hola. Yarecuerdo.Muchasgraciasporlaempanadayelbizcocho.Excepcionales.

—Sí, mi madre es una excelente cocinera. Ella y su hermana seapreciabanmucho.Sofía la introdujoenelmundode internetcuandomuriómi padre. Ahora hace videoconferencias por Skype con sus amigas dejuventudquevivenfuera.

Antonio parecía inquieto. Giraba en lamano el vaso de su caña reciénservida.

—¿Cómo se encuentran Carmina y Ernesto?—continué—. Carmina estansensiblequemeimaginoqueleestácostandomuchoencajarelgolpe.

—Laconocesbienpor loqueveo.Serecuperará.Esmuysensible,perotambiénesunamujerfuerte—merespondióbastanteseco.

No me dio opción a continuar con la conversación, así que volví conSarah.Antoniomeparecióenguardia.Eraunhombremuyesquivo.

Pocodespués,cuandoyahabíamosdadocuentadelaensaladilladerape,llegóunhombreareunirseconAntonio.Eramayor,muydelgadoydeescasaestatura, con manchas marrones en la calva propias de la vejez. Pidió unBitterKas.Me recordóaminiñez.Hacía tiempoquenoveíaanadiepediraquelrefrescorojoyamargo.Encuantolessirvieron,sedirigieronaunadelas mesas, a la más aislada, y el anciano se sentó apoyado en la pared,mirandohacialabarra.Antonionosdabalaespalda.Lacaradeaquelhombremesonabadealgo,aunquenosabíadequé.

—Sarah,perdona—interrumpílaconversaciónsobreÁngel,elexpertoendrogas—.Hayunseñormayorenlamesadelfondo,laqueestáenlaesquina.¿Tesuenadealgo?Míralobien.

—Nolohevistoenmivida.¿Porquélopreguntas?¿Quiénes?—Notengoniidea,peromesuenasucaraynosédequé.Estáhablando

conAntonio,elhermanotarambanadelaImpugnada—expliqué.—Pues,chiquilla,sitesuenaatiseráporlomenostutíoabuelo.Paraser

investigadora,tieneslacapacidaddeobservacióndeuncangrejo.Sarah bromeaba con mi incapacidad absoluta para recordar nombres y

caras.Volvíalacarga.—Vale,campeona,puescomotúereslaquelorecuerdatodo,porfavor,

míralobien,fíjaloentumemoriaydéjaloahíporsienunfuturoresultaqueesalguieninteresanteentodoesteembrollo.

—Lo estoy haciendo, está tan absorto en la conversación que no se dacuentadequeloestoyobservando.Tienecaradepreocupación.Noséloque


leestarádiciendoelAntonioese,peroalviejitonoleestágustandonada.Levoyasacarunafotoytelaenvío,asínoseteolvida.

—Vale, que no se te note. ¿Se está enfadando?—No quería darme lavueltaamirar.

—Enfadandono,másbienseestá…¿cómodiría?Abatiendo.Parecequeleestánponiendounsacodepatatasenlaespalda—explicóSarah.

Seguimosallíhastacasi lasnueve,hablandodelos liguesdeSarahydelas anécdotas de los mellizos. Cuando nos fuimos, los dos hombrescontinuaban sentados en la misma posición y, como me había anticipadoSarah, la cara del anciano era el reflejo de la desolación. Cuando habíaentradoenelbar, lohabíahecho tranquilo,despreocupadoyveinteminutosdespués de estar sentado con el hermano de la Impugnada, parecía triste yalicaído.

Cuandosalimosllovíaacántaros.Lasrendijasrectasdelasbaldosasdelaaceraparecíanunlaberintodepequeñosarroyosdeunaguaquedeambulabaentre ellas sin decidir hacia dónde ir.Me abroché el abrigo, refugié el pelodentrodeungorroimpermeable,abríelparaguasyaceleréelpasoparallegarprontoacasa,amicitaconJorge.

Durantetodoelcaminonopudedejardepensarqueyohabíavistoaquellacaraenalgunaparte.


6

Despuésdeunalargamañanaenlosjuzgados,meencaminéhaciamicasacruzandoelparque,conlaesperanzadequesemepasaraelmalhumor.Conlohambrientaqueestaba,ibaaserdifícil.Elhambremeponíadeunhumordeperros.Ylosjuzgadosaúnmás.

LeonorArgüellesCrespo, sesenta y seis años, hija deRománArgüellesJiménez de Zenón, fallecido en 1962, viuda de Ventura Costa Aguilera,fallecido hacía veintiocho años, casada en segundas nupcias con VicenteAmador Fernández de Armera desde hacía catorce. Profesional del cobrofraudulento de pensiones. Cobraba la pensión de su padre, funcionario delMinisterio deDefensa, desde que éstemurió.Continuó cobrándola una vezcasadaconVenturaCosta.Fallecióestey siguiócobrando lapensiónde supadre más la de viudedad de Ventura. Siguió haciéndolo después de sumatrimonioconVicenteAmador.Leonor recibíade laSeguridadSocial,deforma indebida, casi cuatro mil euros al mes. No contenta con su doblefraude,habíasolicitadounapensiónnocontributivaparaella,yaquenohabíatrabajadonunca.Esohizosaltar todaslasalarmas.Elfraudeascendíaamásde un millón de euros. Se le calculaba un patrimonio de más de cuatromillones en propiedades fruto de la herencia familiar y de la de VenturaCosta,sumaridomuerto.Susbienesproducíanunasrentasdemásdenuevemil euros mensuales que, sumados a las dos pensiones fraudulentas quecobraba, suponían doce mil euros al mes. Su último marido, Vicente,empresariodeéxito,eradueñodeunadelasmayoresempresasdetrasportedemercancías de la región. Era difícil entender los dos fraudes cometidos,pero aún lo era más entender por qué se arriesgó a solicitar una tercerapensiónde cuatrocientosmíseros—para ella—euros.Cadavez estabamásconvencidadequemuchosavariciososerangentecondinero.Almenos losqueyoconocía.Puedequemivisiónestuvieramuysesgadaporel atajodeestafadoresconlosquemitrabajomeobligabaalidiar.


Lo inaudito había sido ver cómo el juez había considerado losesperpénticosargumentosdeunperito«independiente»,quealegóquecobrardos pensiones indebidas y solicitar una tercera había sido un errorinvoluntario. Incluso aportó lo que él llamó pruebas fehacientes de laignoranciadelaestafadora.

Resueltaaqueloocurridoenlosjuzgadosnoamargaramidía,mecentréendisfrutardelpaseo.Habíasalidounsolinesperadoquesefiltrabaatravésdeloscentenariosárbolesdehojaperenne,abetos,alcornoquesyeucaliptos,yque hacía brillar aún más las impresionantes copas, ya más amarillas queverdes, de los imponentes castaños de indias e iluminaba los olmos y losroblesque,yaavanzadoelotoño,habíancubiertolosempedradospaseosconsus hojas. Aunque todavía olía a humedad por la lluvia caída durante lanoche,elsolcalentabamiespalda.Apesardelhambre,meapetecíaquedarmeunrato,sentada,consultandomimóvil,enunodelosbancosdemaderatanapreciadosporlosjubiladosenlosdíastemplados.

Llegóamíunoloracastañasasadasy, sinpensarlo,medirigíhaciaél,comoObélixalaromadeunjabalíasado.Conelcucuruchodepapelmarróncalientesobrelospantalonesdemitrajeytrescastañassaciandoelhambreenmi estómago, me senté en uno de los bancos dispuesta a revisar todos losmensajespendientes,mientrasmordisqueabalacuarta.

Empecépor lose-mails.Entre lapublicidad, lasofertasdelasquehabíaintentado mil veces darme de baja y las comunicaciones de los sitiosespecializados en los que sí que estaba dada de alta, encontré lo que meinteresaba:elcorreodelaSeguridadSocialyeldelRegistrodelaPropiedad.Abrí este último, del que solo me hacía falta leer la información de latitularidaddeLaTapillaSixtina.Elotromeibaallevarmástiempo.Pinchéenelenlaceparaaccederalanotasimpleymesolicitóusuarioycontraseña.Solíaaccederdesdeelportátil,queteníaguardadasmisclavesynorecordabacuáleseran.Intentélashabitualesyalcuartointentoempecéaimpacientarme.«Su dirección de e-mail no está asociada a ningún usuario registrado»,medevolvía la pantalla. ¿Cómo no iba a estar asociada a ningún usuarioregistradosiacababadellegarmeelavisoaesadireccióndecorreodequeyateníadisponible lanota simple solicitada?Enmianteriorprofesión,deesascosas se encargaba mi asistente. La falta de práctica se había llevado mipaciencia para enfrentarme a ellas. Solo había mantenido una dirección decorreo.Habíacancelado todas lasdemáscuandodecidícambiardevida.Lasimplicidad como lema. Pelé otra castañamientras intentaba encontrar unaexplicación.Cuandolamastiquésabíaarayos.Estabapodrida.¡Quéasco!El


día estaba resultando frustrante. O yo tenía una actitudmuy poco positiva.Fueraloquefuese,nomeapetecíapensarenello.

Guardéelmóvilenelbolso,tiréelrestodelcucuruchoyempecéabarajarmisopcionesparacomer.Podía llamaraSarahyproponerlecomerenCasaAnselmooenElVinoteo,acercarmeacasademimadre,dondesupusequeestaríaBárbara,conlaquellevabasinhablardesdeeldomingo,oirmeamicasayprepararmealgo.JorgehabíasalidomuytempranohaciaLondresparareunirseconuncliente.Nollegaríahastalanoche.Llaméacasademimadre.

—Hola,Gracia,¿cómoestás?—mesaludóTania.—Nopreguntesporquenoquerrásoírlarespuesta.—¡Vaya!—SesorprendióTaniaalotroladodelalínea—.¿Algograve?—No,soloundíairritante.—Tehatocadojuzgado,nomedigasmás.Nomegustóvermetantrasparente.—Dasenelblanco.Mehatocadodeclararenunjuicio—confirmé—,así

quellamabaparaversimeesperabaisparacomer.¿YaestáBárbaraallí?—No están ni Bárbara ni tu madre. Adela ha salido a comer con la

pandillade la timba. InvitabaRegina,quepor finhaencontradocompradorparalafincaesaquellevabaañosintentandovender.Ytuhermanahaceunosdíasquenoviene.

—¿Bárbaranohaidoacomerconvosotrasestasemana?—Ni esta ni la anterior, solo estuvo aquí el fin de semanaquevinisteis

vosotros.Me despedí de Tania sin plan para comer y recelosa por mi hermana.

Había estado tan rara la última vez que la había visto que me teníamosqueada.ParéenelMcDonald’sysubílacomidaaldespacho.

Comímientrasvolvíaaintentaraccederalainformaciónregistralquemeinteresaba.EntréenlapáginadelRegistroconlamismadirecciónque,desdeelmóvil,lawebmerepetía,intentotrasintento,quenoexistía.Lediungranbocadoalahamburguesaymelancéabuscarlainformaciónquenecesitabasinpararmeapensarcuálpodíahabersidoelfalloyarreglarloparaquenomevolviera a ocurrir. La próxima vez volvería a frustrarme cuando nofuncionara.Peroyamearrepentiríacuandosucediera.

LacalleMon51estabaanombredeJoséRamónRamiloÁlvarez,oseade Pepe, y de Ernesto Blanco Álvarez, menor de edad en la fecha de laescritura. Como representante legal de Ernesto, Sofía Álvarez Fernández.Adquiridoportítulodelegado.


Me costó unos momentos procesar la información. No podía sercasualidad. ¿La Impugnada? ¿Y el sobrino? No tenía ni idea de cómo seapellidabaelsobrino.Sabíacómoseapellidabaellaporsumuertereciente.ElÁlvarezquecompartíaneracoherenteconquefuerahijodeunahermanadela Impugnada.Y elBlanco con que no tuviera padre.Tenían que ser ellos.Legado otorgado por escritura del doce de diciembre de mil novecientossetenta y cinco. ¿Cuántos años tendría Ernesto entonces? Sería un niñopequeño.Deahílodelrepresentantelegal.Losdatosnosehabíanactualizadodesde la firmadel documento. ¿Qué demonios pintaban ellos en el caso dedonMarcelo?¿QuérelaciónteníanconLaTapillaSixtina?

Me levanté a por unLinizio Lungo queme ayudara a concentrarme enordenarlosdatosdelcaso.

Me sobresaltó el sonido del teléfono. Era mi madre. Descolguéautomáticamente, sin repararenque,enesemomento,noqueríahablarconnadie.

—¿Quépasa,mamá?—dijeamododesaludo.—¿Teinterrumpo?—Sí—dije—.Bueno,no—continuécuandomedicuentadequeellano

había hecho nada para merecer semejante grosería—. Perdona, acabo derecibiruna información sobreel casoqueestoy investigandoqueno séquésignifica.

—Poresotellamaba.MedijoTaniaquequeríasveniracomer,peroyatecontóella:salimosacomerlapandilladelatimbaporque¿teacuerdasdequeReginaheredóunasfincasporLeón,porlazonadelBierzo,cuandoelmaridomurió?Pues laspusoa laventa,peroconlacrisis lehacostadomuchísimovenderlas.

—Corta el rollo, mamá, ya me lo explicó Tania. En otra ocasión mecuentaslaversiónextendida.Ahoranoesbuenmomento.¿Porquéhasdichoquemellamabasporelcaso?

—Hija,estáshoyquenohayquienteaguante.TellamoporqueacabodehablarconsorFlorencia.¿Enquélíoslaestásmetiendo?Tencuidado,quelapobremujerestámuymayor.

—Vale,mamá.Sigue.—Siteponestanborde,notedoyelrecadoylallamasaella.—Anda,sigue,porfavor—lepedíenuntonomásdulce.—Mellamóamíporqueatinotelocaliza.Hastateenvióunguasá,pero

nolallamastedevuelta.


¡Quédespiste!ConellíodelanotasimpleyelmóvilnohabíamiradoelWhatsAppnilasllamadas.

—Loteníaensilencio.Tuvejuzgadoyyasabesqueallínopuedoatenderelteléfono.¿Quétedijo?

—Ah, entoncesyameexplico tumalhumor.Mepidióque tedijera—continuómimadre—queuntalPepeviveenelasilodelasmonjas.

—¿Enelasilodeaquí?—preguntésinpensar.Elasilodelasmonjaseraelnombrecoloquialdelbonitoedificioblanco,

situadoenlaladeradelmontequebordeabalaciudad,dondelasHermanitasde los Desamparados atendían a los ancianos que no tenían ingresossuficientes para pagar las residencias privadas. Tenían una larga lista deespera.

—Claro,nena.¿Quéasilovaasersino?—¿Estáallíélsolo?¿Seconfirmaqueestáviudo,quesumujermurió?—

lepreguntécomosiellasupieradequeibaeltema.—Sí,parecequesí.Dioslatengaensugloria.—¿Dioslatengaensugloria?¿Por?¿Laconocías?—Yono,¡quévoyaconocer!Sinosénidequiénhabláis.—Entonces¿porquédices«Dioslatengaensugloria»?—Pues porque es lo que se dice de losmuertos.Hija, qué tiquismiquis

estás.MenosmalqueJorgeesunsantoporquesino,cuandoteponesasí,sedivorciaríaparapodervivirtranquilo.

—¿Cómopuedessertanborde?Mira,vamosacolgaryhablamosenotromomento.

—Bueno,anda,vale.Unbeso.Noteenfades.Colguésinresponder.Diunsorboalcaféqueyasehabíaquedadofrío.

¡Quéascodedía!Conunnuevocafécalienteenlamano,losdatosdelaSeguridadSocial

medijeronloqueyasospechaba.ConsueloÁlvarezPastorhabíafallecidoen1983.JoséRamónRamiloÁlvarez,Pepe,todavíacobrabasupequeñapensiónde autónomo, como era previsible una vez que sabía que estaba vivo. EldomicilioqueconstabaenlabasededatoseratodavíaeldelacalleMon,51,pero eso no era concluyente. No era habitual que la gente actualizara eldomicilioenlaTesoreríadelaSeguridadSocial.LucasRamiloCastro,osea,el Lucas original, fundador de Casa Lucas, habíamuerto en 1972. ¡Menosmal! Ya bastante enredado estaba el tema como para que también hubieraalgo inverosímil sobre otro anciano. Lucas Ramilo Bernardino, el Cara deRata,pagabasin retrasossuscuotasdeautónomodesdehacíadiezaños.Su


vidalaboraldecíamuchodeél.Habíatrabajadovariosañosporcuentaajena,conunbuen sueldoa juzgarpor subasedecotización.Empezóacobrar elparoen1996.Losdatosindicabanquehabíasufridountraspiéensucarreraprofesionalylehabíandespedido.Despuésdedosañoscobrandoelsubsidiopordesempleo, tuvocotizaciones irregularesporcuentaajena,conunabasedecotizacióncadavezmásbaja.Ningunallegóalaño.Habíatenidodistintosempleoscadavezpeorremunerados,hastaquesehabíahechoautónomoenel2007 y empezó a regentar el bar de su padre. Los datos no aportabanmásnovedades.Meapetecíairmeacasa,tumbarmeenelsofá,arroparmeconunamanta, poner Juego de Tronos desde la primera temporada y esperar a quefueraunahorarazonableparaprepararmeunabuenacenaquecontrarrestaralahamburguesadelmediodía.

A pesar de la tentación de pasar el resto del día tumbada en el salón,cuandolleguéacasa,bajédirectaalgarajeycogímicoche.Siendoexactos,noeraelmío.Losdoscocheserandelosdos,conelcompromisodequeyousabaelgrande.NomegustabanloscochespequeñosyaJorgenolegustabaperder tiempo en aparcar. Ese día, Jorge se había llevado el grande alaeropuertoyamímetocabacogernuestrapreciosaminiaturaroja.

Cuandosalídecasayahabíaoscurecido.Aesasalturasdelotoño,losdíaseranmuycortos.Medirigíalasilo.

Elaccesoalapuertadeentradaestabaoscuro.Alamismahora,duranteelverano, losancianosdisfrutabandelbuen tiempoen lapraderaverdequerodeabaeledificio.Afinalesdenoviembre,laoscuridadcubríalosjardinesycasinoseveíalosuficienteparallegaralapuerta.Lasdosúnicasfarolasdehierroforjadoqueiluminabanelcaminoestabanapagadas.Añosatrás,habíasido un convento de clausura. Hice el trayecto entre el aparcamiento y laentrada principal con la escasa luz de unas estrellas que parecían dudar siasomarseonoalanoche.Encontrélapuertacerradaapesardequeeranpocomás de las seis. Llamé al timbre y una monja bastante joven, vestida conhábitoblancoynegro,meabrió.

—Hola, hermana.Me llamoGracia SanSebastián y venía a ver a PepeRamilo.

—Claro,pase.Todavíaestamosenhorariodevisitas,hasta lassiete.Hecerradoporqueentrabafrío.Además,comosenoshanfundidolasbombillasdefuera,daunpocodeimpresióndejarlapuertaabiertaporlanoche.Esperequeleavise.Nolahabíavistoaustedantes.

—Eslaprimeravezquevengo.


Me dejó en una pequeña sala de espera, con cuatro filas de sillas deplásticoverdeenganchadasde tresen tresyunamesadeformicabeigeconrevistasyfolletosdelaorden.Volvióenseguida.

—Creoquenoseacuerdabiendeusted,perodicequepase.«¿Cómovaaacordarsesinomeconoce?»pensé.Suertequelosancianos

en losasilossuelenestaraburridos, sumidosenelpasado,yno renunciananada que les despierte la mínima curiosidad en el presente, cansados deperderseenlosmismosrecuerdostodoslosdías.

Lamonjameacompañóhastaunasalaenorme,unpocodesangelada,consillonesde imitaciónapiel,mesascamillaysillasdeaspectonodemasiadoincómodo. Completaban la decoración varias estanterías llenas de librosusados,juegosdemesadetodotipo,delMonopolyalCluedopasandoporunRiskmuy ajado, y una televisión que emitía un programa concurso que yodesconocía.

MiréalrededorbuscandoaPepeymedicuentadequenolohabíavistomás que en una foto en blanco y negro de pésima calidad tomada hacíacincuenta años. ¿Cómo iba a reconocerlo? Me estaba preguntando cómoexplicarle a lamonja que iba a ver a un anciano desconocido cuando supequién era Pepe sin necesidad de preguntar. El señor que nos miraba,esperandosuvisita,sentadoenunode lossillones,eraelhombrequehabíavistoenCasaAnselmohablandoconAntonio,elhermanodelaImpugnada.

Ledilasgraciasalamonjaquemehabíaacompañadoymeacerquéaél.Se levantó del sillón poco a poco, con la dificultad de los años, parasaludarmemuycordial.

—Hola.Buenastardes.MellamoGraciaSanSebastián—mepresenté.—Encantado.Creoquenonosconocemos—dijo,buscandounasillapara

mí.—No. Discúlpeme por haberme presentado sin avisar. Pensé que era

mejorunavisitaqueunallamadatelefónica.—Claroquesí.Hashechobien.Siaquícadavisitaescasiunafiesta—

dijoconunagransonrisa—ymáscuandosetratadeunachicaguapa.Voyaserlaenvidiadetodoelsectormasculinodelaresidencia.

Sus cumplidos me hicieron sonreírle con cariño. Pensé que si eso lohubieraoídoenmianteriortrabajoselahabríajuradoaltipoquesehubieraatrevido.Claroque la intencióndecualquiercolegadeentonceshabríasidomuchomáscanallaqueladePepe,quesolointentabahacermesentircómoda.Eran modales de otros tiempos que ya no cuadraban con el estilo de vidaactual.


—Qué piropeador es usted—dije, siguiéndole la gracia—. Seguro queustedtienemuchasvisitas.Conoceráamediaciudad,contantosañosalfrentedeunbar.

—Veoquetehasinformadosobremí.Yanoesasí.Mientrasestuveenelbar sí que conocía a mucha gente y hablaba con todo el mundo. Luego,cuandovivía allí, al ladodemihijo, bajabaal bar amenudoymantenía larelaciónconlosantiguosparroquianos,perodesdequeestoyaquí,enelasilo,novienecasinadie.AmihijoLucasnolegustaquevayaporelbarybajaralcentroenautobúsnomeestanfácilcomocuandovivíaallímismo,enelpisodearriba.Lagenteteolvidapronto.Perodime,mujer,¿quétetraeporaquí?

Lapreguntaerapredecibleyyahabíaprevistocontinuarlahistoriaquelehabíacontadoalhijo,aLucasCaradeRata,porsiacasoenalgúnmomentoteníaquemantenerlacoherencia.

—Hevenidoporunasuntoinmobiliario.Soyagenteindependienteyunodemisclientes,unaorganizaciónsinánimodelucrodestinadaalociojovensaludable,me ha encargado buscar un local en la zona donde semueve lajuventudparamontaruncentrodeocioalternativo.Actividadesrelacionadasconelmundodigital, la tecnologíay la investigaciónquecomplementensutiempo libre. La idea es acercarnos donde están los jóvenes y ampliar susopcionesensumismazona.

—Suenainteresantetuproyecto.Esimportante.NoeslaprimeravezquetienequevenirelSamuraesascallesporquealgunoentraencomaetílico.Siunsitioasíayudaaevitarlo,seráalgobueno.Alosjóveneslesgustamuchoeso de la tecnología. Yo, en cambio, soy de otra época y tengo problemashasta para manejar el teléfono. Mira cómo lo tengo. —Me enseñó unSamsungyaobsoletoconlapantallarajada—.Nolocambioporquecadavezquecambiodemóvilmecuestalamismavidaadaptarmealnuevo.

—Eltrucoestáencomprarunodelamismamarca,laversiónnuevadelqueyatieneusted.

—Ya,peronuncaeselquetedanconlaoferta.—Enesotienerazón.Hacemosunacosa.Cuandosedecidaacambiarlo,

cojaustedelqueestédeoferta,meavisayaprendemos juntosamanejarlo;así, entre dos, se hace más fácil —le ofrecí, abriéndome una puerta amantenerme en contacto con la mejor pista que tenía. En las ciudadespequeñas lagente se ayudaba sin excusas, sinnecesidaddeconocerse.Aúnpervivían algunasbuenas costumbresdel pasado.Y también algunasmalas.EramuydistintoavivirenNuevaYork.


—Muchasgracias.Mevendríabientuayuda.Mihijoestámuyocupadoconelbary,desdequenoestáminuera,quemehacíamáscasoconestascosas, no tengo a nadie queme ayude.La hermana Inmaculada es la únicaquemeechaunamano,peroseledaigualdemalqueamí.

—¿Leocurrióalgoasunuera?—Vive conmis nietos en Barcelona. Ella ymi hijo están peleados. Se

volvió para Barcelona con los chavales porque decía que ellos tenían másoportunidadesallí.Larealidadesqueellaymihijose llevanmal.Lucasesbuenapersona,perotieneuncarácterdifícil.Losniñosyasonmayores,ellatieneallísutrabajoytodalagentequeconoce.Habíapedidounaexcedenciaenelinstitutodondedabaclasesysehareincorporado.Elresultadoesquesemarchóy ahorameesmuchomásdifícil ver amisnietos.Vendránpara laNavidadaverasupadre.¿Quieresverlos?Mira.—Nosinciertadificultad,Pepe sacó la cartera del bolsillo del pantalón—.Este esNacho.Mi hijo noquiso perpetuar la tradición familiar deLucas y Pepes.Y esta es Irene,minieta,consumadre.¿Verdadquésonguapos?Yasontanmayoresquenomehagoalaidea.

Pepememostraba la foto de un chico de unos veinticinco años, con elpelounpocolargo,barbadetresdías,grandesojososcurosyunasonrisamuyparecidaaladesuabuelo.Estabaenunaaceraurbanaal ladodeunamoto.LafotodeIreneysumadreestabatomadademáslejos,enunparquequenoreconocí.Una chica delgada, con una largamelena castaña que lanzaba unbesoalacámara.Lamadreeraunaseñorajuvenil,estilosa,sonriente,conunamelenitacortayvestidaalamoda.NoeralamujerquehubierapensadoparaLucasCaradeRata.

—Guapísimos.Ymuymayores—dije.—Lavidahapasadomuyrápido.Élestudiógeología,aunquenosémuy

bienparaquésirveesacarrera.Dicequeestemadepiedrasyminerales.Estápreparando oposiciones para la Generalitat, pero no salen plazas. Demomento, hace interinidades cuando puede. Ella termina este año un doblegradooalgoasílollaman,depublicidadymarketing.QuiereirseaAlemaniaavivir.ABerlínnadamenos.YaestuvoallídeErasmuselañopasadoyestáobsesionadaconvolver.HabloconellosporelSkype.Laniñamellamatodoslosdías.Ellameloinstalóymeenseñóausarlo.Poresonoquierocambiarelmóvil, no vaya a ser que con el nuevo nome funcione el Skype o nomevengainstaladoynopuedahablarconella.

Selelicuaronlosojos.Esmuytristesentirsesoloencualquiermomentodelavida,peroaúnloesmás,cuandounoesviejo.Alfinyalcabo,noexiste


unfuturoenelqueconfiarparaquetraigacosasmejores.—No se preocupe, Pepe.Que yome comprometo a dejarle instalado el

Skypeytodoloqueustednecesiteparahablarconsunieta.Levoyadejarmiteléfonoyustedmellama.

—Muchasgracias,hija.Ytú,¿estáscasada?¿Tienesniños?—seinteresópormí,conlaeternapreguntaqueremovíamidolor.

—No,notenemos—respondísinmatizarqueyanoteníamos.—Pues no pierdas el tiempo, que los hijos son los que dan ilusión y

alegríaalavida.—Yohabíavenidoahablarledeotracosa,perosemeha idoel tiempo

volando—dijeparahuirdeltemaquemeatormentabaelcorazónycontenerelinstintocruelderecordarlelamalarelaciónqueélteníaconsuúnicohijo—.Esmuyagradablecharlarconusted.

—Muchas gracias, hija, muchas gracias, contigo también. Los viejossomos un poco rollistas.Habías venido por eso de los jóvenes. ¿En qué tepuedoayudar?

—Comoledecía,trabajoparaunaasociaciónqueestábuscandounlocalpara dedicarlo a ocio alternativo y lo quieren en la zona donde están losjóvenes en su tiempo libre, o sea, en el casco histórico. He estado viendoedificios en venta o deshabitados y uno de los queme han referenciado essuyo:unedificioenlacalleMon,elnúmero53.

—¿Cómo?—ElsobresaltodePepeparecíasincero—.¿LacalleMon,53?¿Lacasademisabuelos?Noestáenventa.¿Lahapuestomihijoalaventa?Nopuedeser.

—No, qué va. Por eso venía a verlo a usted. Estaríamos interesados enexplorarlaopcióndecomprarlosiaustedeslesinteresa.Hemosvistoqueeledificioestáabandonado.

—No.Abandonadonoestá.¡Quéva!AhíviviómihijohastaqueminueravolvióaBarcelona.Lapartedeabajoeselalmacéndelbar.Siempreentramosen la casa por el bar, incluso cuando vivían ahímis abuelos. La puerta defueranolausamosnunca,poresoestásiemprecerrada.AhoranovivenadieporquemihijosefueaunapartamentodeesosquehanconstruidosaliendohaciaGijón,¿sabesdóndetedigo?

—Sí,seedificómuchoporesazonaenlosañosanterioresalacrisis.—Haalquiladounpisopequeño.Cómodoparavivirélsolo,peroconsitio

paracuandovienenloshijosaverlo.Élnolodice,peroyocreoqueesparaolvidar. De todas formas, la casa sigue ahí, montada, aunque él no entranunca. Se está echando todo a perder. Yo vivía encima del bar, de Casa


Lucas,bueno,deLaTapillaSixtina,esquenomeacostumbroaesenombre.Es un poco irreverente, aunque mucho más moderno. ¡Con la cantidad decuras que iban antes a Casa Lucas! Como está de camino a la catedral,muchos paraban allí a tomar un café o incluso un chato. ¿Qué te estabacontando?Seme ha ido el santo al cielo hablando de curas—se rio de suchiste—.Eslavejez,queesmalísimaparalamemoria.

—Pues tiene usted una memoria que ya les gustaría a muchos de migeneración.Medecíaustedquesucasaestabaencimadelbar.

—Yaúnestáahí,sigueigual.Yovoyalgunavez,dePascuasaRamos,ylosdelaempresaquelimpiaelbar,subenunavezalmesaabrirlasventanasyaquitarleunpocoelpolvo.Mihijonoentraenningunadelasdos.Nolosoporta.Yo,encambio,necesitoseguirteniendomicasa.Séqueseríamuchomássensatoalquilarla.Esunazonaquelesencantaalosestudiantesyalosturistas. Son los únicos que paran allí. Las familias han desaparecido delbarrio. Los bares y la gente en la calle hacen la zona incómoda y ruidosa.Además, las casas no tienen garaje y necesitanmuchomantenimiento.Aunasí,sealquilanbienlaspocasquequedancomoviviendas.Yonomesientofuerteparaalquilarla.Allíviví toda lavidaconConchita,mimujer,yesellugardondecriamosaLucas.Aunqueahoraestoyaquí,silaalquiloescomoasumir que voy a terminarmis días en la residencia y no quiero.Cada díajuegoconlaideadequevuelvoamicasayquemihijosereconciliaconsumujeryvienenlosdosaviviramilado.Tonteríasdeviejo.

Tuve que contener la emoción, como si estuviera viendo una películatriste.Sonreí.SololefaltabaaPepequeledespreciaraconlalástimadelquetecompadece.

—Nosontonterías.Yoleentiendo.¿Porquéestáaquí?¿Porquénosigueensucasa?—pregunté—.Ustedestáenunaformaestupenda.

—Undíamecaíynollevabaestetrastoencima—dijoseñalandoalmóvil—. Fue un bajón de azúcar. Soy diabético y ese día debí demedirmal lainsulina.EstuveinconscientehastaqueaLucasleescamónoverme,subióaversiestababienymeencontróenuncharcodesangre.Mehabíahechounabrechaenlacejaalcaerycasimedeshidrato.Mira,mira—dijo,señalándomelacicatrizencimadesuojoderecho.

—Vayafaena.—Cuandovivíaallí,bajabatodoslosdíasalbar,porqueestarconlagente

me entretenía mucho, pero molestaba a Lucas diciéndole cómo hacer lascosasy,alfinal,discutíamos.Noeraunasituaciónsosteniblepormástiempo.Un día llegó a echarme del bar. Ahora el negocio es suyo y él tiene que


llevarlocomoquiera.Perosiestoyporallínopuedoevitardecirleloquenome gusta. Él esmuy seco con los clientes de toda la vida y cada vez vanmenos.Sirvealcoholachiquillosqueaúnestánenelinstitutoyyonoestoydeacuerdo.Poresomevineparaaquí.Eramejorparamíyparaél.

—¿Yaquíletratanbien?—Muy bien. La mayoría de las hermanas son amables. Alguna está

amargada.Pero,engeneral,sonagradables.ConlahermanaInmaculadamerío mucho. También tengo buenos compañeros aquí. Alguno ya estáperdiendo la chaveta, pero otros no, están como yo y, a veces, bajamos alcentro.Todoslosdíasjugamosaldominó,perosehacemuylargoeltiempo.Y¿sabeslopeor?Queaquíhueleaviejo.Faltanniñosyjóvenes.Lavidaestáhecha para que convivan los niños con los viejos y los jóvenes con losadultos, para contarse cosas unos a otros y hacer un esfuerzo porcomprenderse. Losmás jóvenes tienen que explicarnos a los viejos todo lonuevoquehayenelmundoylosviejostenemosquecontarlesalosjóveneslasverdadesquenuncacambian.¿Aquí?¿Todosviejos?Esmuytriste.Noesnatural.Ynotehecontadolomalaqueeslacomida.Sanísimasegúndicenlasmonjas. Sin grasa, sin sal, sin sabor.Me salen el puré de verduras y elpescadoalaplanchaporloscuatropelosquemequedan.Y¿lospostres?Solonos dan dulces el día de Navidad y el del cumpleaños, pero solo para elcumpleañero. El resto, fruta, compota y yogures.Deben de tenermiedo dequenosmuramos,¡quéchiste!Siaquíestamostodosparaeso.

Mivisitahabíaabiertolaválvulaquesoltabalaspalabrasdelquenotienemuchaoportunidaddecomunicarse.

—Pepe,¿siendousteddiabéticoquieretomardulces?—Puesclaro,hija,diabéticoygoloso,quélevamosahacer.Simecomo

unpastelloequilibroconunpocomásdeinsulinaylisto.Aestaedadyadalo mismo. No tengo que cuidarme para llegar a la vejez —sonrió con subromaytuvequedarlelarazón.

Me quedó claro que el asilo no era el lugar favorito de Pepe, peromegustósucarácterpositivo.

Dieronlasochoylamonjaquemehabíarecibidomedijoqueerahoradeirse. Ya no quedaban más visitas y era la hora de la cena. Me fui con lapromesadevolver y el firmepropósito de cumplirla. Pepeparecía unbuenhombre.Noencajabaenelperfildeestafador.Siloera,¿porquévivíaenunasilo y no en una de esas residencias privadas de lujo o con una personainternaensucasaquecuidaradeél?


A la vuelta, me dirigí a casa de mi madre. La visita a Pepe me habíalibradodelmalhumorqueteníadesdemideclaracióneneljuzgado.Elgarajedemimadresiempreestabavacíoporqueellano teníacoche,solo lousabaBárbaracuandoibaacomer,Jorgeoyoenrarasocasionesy,muchasveces,la mitad de los vecinos cuando lo necesitaban. Cuando llegué había unMercedesdeesosqueusabanlasfamiliasnumerosas,desieteplazas.Despuésdelafrustracióninicialmesuscitóadmiración.Dejaraquelcocheenormeenunaplazacomolademimadreerademaniobristadeprimera.Lacasademispadreseraunedificioantiguo.Bonitoycómodo,peroanticuado.Cuandoseconstruyó, en la década de los cincuenta, los coches de moda eran elSeiscientos,elDosCaballos,elEscarabajo,elRenault4,elMinioriginalo,paralosmáspotentados,elTiburónoelMercedes300.Inclusoestosúltimos,gigantes para la época, eran mucho más estrechos que cualquiermonovolumenmoderno.Loscocheshabíancrecidomucho,perolasplazasdeaparcamientono.

—Mamá, hay un coche en tu plaza —dije cuando cogió el móvil. Elgarajeteníaalgobueno:cobertura.

—Sí,eseldelhijodeMariyCarlos.Havenidoconlafamiliaavisitarasuspadres.VivenenBergamota.

—¿EnBergamota?¿Esonoesunaespeciedefruta?—No,estáenItalia—aseguró.—¿NoseráenBérgamo?—apunté.—Sí,eso,enBérgamo.¿Quéhedichoyo?—¿Dóndedejoelcoche?—cortéelincongruentediálogo.—¿Hasvenidoencoche?—Sí,poresollamo—dijearmándomedepaciencia.—Quéraroquevengasencoche,hija.—¿Quéhago?¿Mevoy?—No,no,aparcaen laplazadeMarinayBenito.Estánenunbalneario

delIMSERSO,vuelvenlasemanaqueviene.—¿Eslaterceradelaizquierda?¿Ladeltrasteroconlapuertaamarilla?—Esaes.Déjaloahí.Quéraroquevengasencoche—insistiódenuevo

—.¿Dedóndevienes?—Suboytecuento.Laplazadeltrasteroanexoconpuertaamarillaeraunapesadilla.Porfin

empezabaaverlasventajasqueleatribuíaJorgeanuestroFiatchiquitín.Aunasí,me costómás de diezminutos aparcarlo. Con razón esa plaza siempreestabavacía.


—Has tardado mucho. ¿Te has encontrado con alguien?—me dijo mimadre,queyameesperabaenlapuerta.

—No, nome he encontrado a nadie. Es queme ha costado un poquitometerelcoche.

—Ya,hija,esqueestegarajeesmalísimoparamaniobrar.¿Cómoesquehasvenidoencoche?

—Porquevengodelasiloy,pornoiracasayvenirandando,mehetraídoelcoche,aunquehabríatardadomenosconlaotraopción.

—¿Delasilo?¿Yeso?—Vengoapedirteayuda—dijedesopetón.—¿Yeso,nena?¿Va todobien?¿Teencuentrasbien?¿Jorgeestábien?

¿Ocurrealgo?—preguntómimadrealarmadísima.—Sí,tranquila,todobien,estupendo,peronecesitoayudaconelcasoque

tengoentremanos.Mehabía resistido a la idea demezclar amimadre conmi trabajo.Mi

nuevaocupaciónnodejabadeserpeligrosa.Lagentehacecosasterriblespordinero y más cuando llevan tantos años estafando, que lo consideran underecho. Hay un gran salto cualitativo entre defraudar y matar a otro serhumano, pero muchas veces esa línea se cruza antes de que el propiodelincuentesedécuentadeello.Esoocurrecuandomatareselúnicomediodeconservartodoloconseguido.Despuésdedarlevariasvueltasconcluíqueloqueibaapedirleamimadrenoeramuydistintodeloqueellahacíatodoslos días con la gente que conocía. Solo quería presentarle a Pepe y queindagaraunpocosobreélysufamilia.QuizáellaencontraraalgúnnexoentrePepeylaImpugnada.

—¿Y tú crees que yo te puedo ayudar?—preguntómimadre con falsamodestiayojillosresplandecientes.

—Yocreoquetúeresladetectiveperfectaparaestecaso—lahalagué.—Noséyo,hija,nosé,peroenloqueyotepuedaayudarcuentaconello.Me pareció que estaba picada porque le había pedido ayuda a sor

Florenciayaellano.—Claroquepuedes.Yaloverás.Le conté los detalles del caso que ella necesitaba saber para realizar la

tareaqueleencomendabayqueconsideréquenolapondríanenpeligrosiseibadelalengua.

—¿LaImpugnadayelsobrino?—meinterrumpiócuandolehabléde latitularidaddeLaTapillaSixtina.YaselehabíaolvidadolodellamarSofíaa


la Impugnadapor respeto a losmuertos—.¿Nopuede ser casualidadyqueseanotros?Sonapellidosmuycorrientes.

—¿Casualidad?Nocreo,demasiadascoincidencias.Sinosonellos,¿quéhacíaPepeconelhermanotarambanaelotrodíaenCasaAnselmo?

—YonoconozcoaltalPepe,avercómolohago.—Mimadreyaestabatrazandoelplan.

—De eso me encargo yo. Ya buscaré la forma. Estoy segura de queencontraréis muchas cosas en común. También me gustaría que prepararasunascasadiellesmañanaporquelequierollevarunadocena.Conpocoazúcar,queesdiabético.YotraparasorFloyelpadreAlfredo.

—¿Levas adar casadielles aundiabético?Pues sí que loquieresbien.Mañananopuedeserporqueno tengonueces,perono tepreocupesque lascomproylashagoelviernes,¿teparece?¡Ah!Yotracosa:alpadreAlfredonolellevescasadielles,quenolegustaeldulce,peroleencantaelvermúdeLaPaloma.Llévaleunabotella,quelevaagustarmás.

—Pero¿túcómosabesesosinoloconoces?—pregunté.No dejaba de sorprenderme la capacidad de mi madre para comentar,

compartiryalmacenarinformacióndetodotiposobresusconciudadanos.Eraadmirableytambiénunpocoespeluznante.

ApuntéenmilistadetareascomprarunabotelladevermúenLaPaloma.—Mamá,porfavor,nocuentesnadadeestoanadie.—Hija, ya lo sé, que no soy tonta. Sacaré las conversaciones comopor

casualidad.—Perotenmuchocuidado.—¿Cuidadodequé?¿Quémevaapasaramí?Amiedad.—LamismaqueladelaImpugnadayestámuerta.—¿LaImpugnada?¿Sospechasquesumuertetienealgoqueverconesto?

Hastatuhermanadicequesesuicidó.Yellaesmédico.Sabedeesto—dijocon fe ciega en mi hermana, que, por brillante que fuera, solo sabía demedicina forense lo que había estudiado para aprobar la escasa asignaturaobligatoriadelacarrera.

—No lo sé, mamá—intenté tranquilizarla—. Quizá no tenga nada quever,peroesamujersesuicidóporalgo.

—Notepreocupes,hija,queyonomevoyasuicidarpornadadelmundo.Todavía os hago mucha más falta de lo que creéis. Hablando de eso —continuó, antes de que pudiera darle o quitarle la razón—, ¿has visto aBárbaraestosdías?Tieneuncursodenoséquéynoestáviniendoacomer.Loquememosqueaesquenomeha llamadonimehacogidoel teléfono.


Solomeha respondidoaunpardeguasásconmonosílabosydiciendoqueestámuyliada.Igualsehaechadonovio.¡Ojalá!Comoes tanreservadanoquerrá contárnoslo, pero este fin de semana no se libra. Voy a prepararmacarronesgratinadosconhuevoychorizo,esosquetantolegustan.

—¡Vaya bomba calórica! —protesté riendo y un poco preocupada porBárbara.

—¿Túquéhascomidohoy?—UnahamburguesadelMcDonald’sconpatatasfritas—confesé.—¿Ymismacarronessonunabombacalórica?Esosíqueesunabomba

y,menoscarne,escualquiercosa,quedicenqueechantodoslosdespojosalapicadora.

—Mamá, eso es una leyenda urbana. Si fuera así ya les habríansancionado hace mucho tiempo —afirmé sin convicción sabedora de lasllavesquetieneeldinero—,peroparaquetequedestranquilalaqueyocomíeradepollo.

Salíhuyendoantesdequemimadreempezaraconsucharlasobrelomalquecomíamoscontantacomidaprecocinadayreiterarasuinvitacióndequefuéramos a comer con ella todos los días, como hacía mi hermana. Aúnrecordaba cuando abrieron el primer restaurante chino en el barrio y se lemetió en la cabeza que servían carne de gato porque, según ella, habíandesaparecidotodoslosgatosdelvecindario.Yonuncahabíavistogatosenlosalrededores, ni antes del chino ni después, pero ella no atendía a la lógica.Cuando se dio cuenta de que la comida china había llegado para quedarse,dejó de decirlo. Supuse que se había dado cuenta de que, con el éxito queteníanylacantidaddeclientesqueibanallíacomercadadía,lateoríadelosgatosnosesostenía.Esosí,seguíamirándolosconrecelo.

Me acosté después de enviar unwhatsapp aBárbara y de disfrutar unacopa de Matarromera mientras veía dos episodios de Juego de Tronos ycenabaunplatodejamónibéricoyuntiramisú.Algunosdías,aunquetenganun mal principio, merecen un buen final. Ni siquiera oí llegar a Jorge demadrugada.


7

Despuésdeunmiércolesencerradatrabajandosinverelsolnilasnubes,eljuevessedespertóalegreysoleado.Elsalóndemicasarelucíaenunamarillointenso producido por la luz que entraba por la ventana. El sofá oscuroparecíapardoconelsolrecorriéndolodeextremoaextremo.Eraunadeesasmañanasenlasqueunonopuedesentirsetriste,aunquelopretenda.

Lanocheanteriormehabíaquedadotrabajandohastatardeyerancasilasdiez cuando me desperté. Era una de las ventajas de ser mi propio jefe ytrabajarporresultados,sinagenda,sinmáspresiónquehacer lascosasbienparapoderganarmelavidaconello.

Jorge se había levantado hacía tres horas, a nuestra hora habitual, sinhacer ruido para no despertarme y no había vuelto a subir hasta que oyóabrirsealfinlapuertadenuestrocuarto.

—¿Qué tal, lironcillo?—me dijo con esa sonrisa que le hacía parecersiemprealegreyrelajado,aunquesesintierarotopordentro.Comocadadía,leseguíeljuegodeunafelicidadquenoporfingidaeramenosdeseada.

Extendímis brazos para abrazarlo, pero antes de queme diera tiempo,Geckonosembistióporellateral,sesubióamismuslosdesnudosyresoplóconsucarotasonrientepidiendomimos.

—Y este, ¿qué hace aquí?—le pregunté a Jorge mientras acariciaba aGeckoyhacíamalabaresparaconseguirunbesodemimarido.

—Ha llamado Bárbara muy temprano para preguntar si podíamosquedarnos con él. No me ha dicho por qué. Te lo digo antes de que meinterrogues.

—Pero si ayer por fin conseguí que quedara hoy a comer conmigo—protesté.

—Sí,losé.Cancelado.Hadichoquesienteelplantónyqueyatellamará.—Bárbaraestárarísima,meempiezoapreocupar.—¿Apreocupar?¿Porqué? Igualhaconocidoaalguienyestáenpleno

flechazo.


—Esoopinatambiénmimadre—recordémuypococonvencida.Teníaunreconcomiopordentroquenomegustabanada,pormuchoquemedecíaamímismaqueeraunadeesaspreocupacionesdeotrastantasquesoloexistenenlaimaginación.

—¿Paro y me tomo un café contigo mientras desayunas?—se ofrecióJorge.

—Suenagenial.Esteyahasalidoalacalle,entiendo—dijeseñalandoaGecko.

—Sí,Bárbara lo trajo con los deberes hechos. ¿Aqué hora te acostasteayer?—mepreguntóJorgemientrasarrancabalaNespresso.

—Eranmásdelascuatro.Estuvehaciendotodoelpapeleoparalaordenjudicial queme permitirá conocer los titulares de la cuenta donde cobra lapensiónMarceloPravia.Bueno,yameentiendes,quienseaquelacobreporél.Cuantoantesentreenelprocesoburocrático,antesllegará.Lajusticiavalenta, cualquier cosa no urgente se eterniza y como aquí no hay nadie enpeligro,tardaréenconseguirla.

EldíaanteriorhabíallamadoaRodrigo,elenterrador.Habíaconseguidoqueme enviara porWhatsApp la foto de la lápida deDonMarceloPravia.Sucia y cubierta de verdín dejaba ver claramente las fechas, 1903-1985.Alguienllevabacobrandounapensióndejubilaciónensunombretreintayunaños.Eraelcasodefraudemásprolongadodetodoslosqueyohabíavisto.Con la foto, la documentación administrativa y los datosmédicos, la ordenestabagarantizada.Laúnicaincógnitaeracuándoyloúnicoseguro,quenosería pronto. Eso me dejaba dos opciones: o seguir la investigación enparalelo e intentar descubrir al defraudador antes de que llegara la orden odedicarmeaotrocasoyesperar.Estoúltimoeralomásrazonable.Cuandomedi cuenta de que estaba buscando motivos que apoyaran la decisión decontinuar la investigación, di la batalla contra mí misma por perdida. MepodíalaintrigaquemehabíacausadoenterarmedequeErnesto,elsobrinodeSofía, la Impugnada, era copropietario deLaTapilla Sixtina y quería sabercuáleralarelaciónentreAntonio,elhermano,conPepe.

AunqueGecko ya había dado su vueltamatutina,me apeteció sacarlo apasear al campo.Yo necesitaba reflexionar sobremis siguientes pasos y élnuncarechazabaunbuenpaseo.

Le lancé un beso a Jorge desde la puerta mientras él discutía porvideoconferenciaconelequipoquecolaborabaconélenBangalore.CogíelarnésdeGeckoyfuiasacarlodesuencierroenlacocina.Encuantomeviocon él en la mano, comprendió que nos íbamos de paseo y me habría


perdonadocualquiercosaquehubierapodidohacerledurantelaeternidaddelostiempospasados.Necesitabamuypocoparaserfeliz.

Nossubimosalcoche,algrande,alquemegustaba,queluegotendríaqueaspirarparaquitartodossuspelos.EnNuevaYorkalguienhabríaaspiradoelcoche por mí, ni siquiera sabría quién. Sin embargo, no hubiera tenidoocasióndesacaraningúnperroalcampounjuevesporlamañana.Llevaríahoras trabajando, peleando y negociando con personas tan insomnes yagresivas como era yo, rezando porque mis decisiones tuvieran beneficiosinmediatos,despuésdehaberdormidotresocuatrohorasylevantarmeconlapiel gris, ojeras, agobiada desde primera hora por cada euro que misestratagemaslegalespudieranhacerperderoganarparalaentidadfinancieraalaquehabíavendidomialma.AtéaGeckoconsucinturóndeseguridadynosfuimoshaciaelNaranco,lamontañaquerodealaciudad,encuyaladeraseencuentraelasilodelasmonjas.

Eloloralahierbaverde,húmedaporlaheladadelanoche,juntoconelsoldelinviernoenlacaraylosladridosdefelicidaddeGeckoenlosoídos,eran un excelente estímulo para el espíritu. Si esa sensación pudieraembotellarse y consumirse cadavezque alguien se enfadao se deprime, elmundo seríamuchomejor. Desde la pradera donde nos encontrábamos, enplenaladeradelacolina,laciudadseveíapreciosa.Lostejadosserecortabancontra el cielo de un azul irreal, adornado con unas nubes blancas yesponjosas,comolasqueabrencadaepisodiodelainterminableseriedeLosSimpson.Parecíaunescenario,undíaimpropiodelacornisaCantábrica.Miparquefavoritoseveíadesdearribafrondosísimo,comounaselvadelnorte,imitandoaunapiscinaverdesobrelaqueapetecíaplaneardesdeloalto.Porun momento me habría gustado ser pájaro y poder explorar de cerca cadaterraza,cadachimenea,cadaárbolycadafuente.ElcabezazodeGeckoenmicadera reclamando el juego de «tírame otra vez el palo» me sacó delensimismamiento.Llevábamosallícasiunahora.Mediopenaporeljuguetónpastor de los Pirineos de mi hermana, pero era hora de reemprender lamarcha.

Nos dirigimos hacia el asilo.Abrí diez centímetros la ventanilla traseradelcocheyresistísincederlatristemiradadeGeckocuandocomprendióqueloibaadejarallí.Soloseríaunmomento.Meabriólapuertaunamonjaconelmismohábitoque laquemehabíaabierto lavezanterior,peroesta teníacara de pocos amigos. Era la típica monja que, si en lugar de en unaresidenciadeancianos,lehubieratocadoenuncolegio,habríasidoelterrordetodoslosniños.Medioperezanadamásverla.


—Buenosdías,hermana.Preciosodía—saludé.—Comotodos.TodoslosdíassonobradelSeñorseancomosean—me

dijo con cara de hiena hambrienta a modo de respuesta. No empezábamosbien.

—Puestieneustedrazón—asentíconlaintencióndedistendereltonodelaconversación—.VeníaaveraPepeRamilo.

—No es horario de visitas. Y aquí llamamos a la gente por su nombrereal,poreldelapartidadebautismo.EltalPepetendráunnombre.

—Se llama José Ramón Ramilo y no vengo a visitarlo —respondíaparentandomáspacienciade laquemequedaba—.Vengoabuscarloparadarunpaseo.

—No tengo ninguna notificación de que nadie vaya a venir a buscar aningúnresidente.

«Madremía—pensé—.Vaaserduraderoer.Quémalcarácter.ParaqueluegodiganqueladedicaciónaDioselevaelespíritu».Eldeaquellaseñoraparecíasumergidoenunpozonegro,deesosdeaguatansuciaqueesespesa.Miperezaempezóaconvertirseenenfadoalpensaren lospobresancianosqueteníanqueaguantarlacadadía.Respiréhondo.

—Cierto, hermana, no lo notifiqué. Si puede avisarlo, se lo agradeceríamucho—dijeobsequiándolaconmicaramásinflexible.

—Sinotengonotificación,esmuyirregular.Esquenoséparaquéquiereustedverlo.

—Nosésiesirregular—dijesindarlelaexplicaciónquedemaneratantosca me pedía—, pero como Pepe Ramilo—continué, repitiendo el Pepeaposta—nopadeceningúntipodediscapacidadfísicaomental,tienelibertaddemovimientosypuedesalircuandoquiera.Nosepreocupe,queno tengointencióndeentrar.

AnotéenmicabezapedirleaPepesunúmerodemóvil.La hermana Trol, como acababa de bautizarla, se fue refunfuñando y

murmurando en un tono que pretendía aparentar ser bajo, pero resultabanaudibles cosas como«habrase visto qué desvergonzada»y algunamás que,aunquelaoí,nolaquiseescuchar.Cuandoencuentroaalgunapersonaasídeenfadadaconelmundopiensoque lagenética, suspadreso lavidanohansido generosas con ella, pero hay veces que hacer esa reflexión y mirar adeterminadaspersonasconbuenosojos,mecuestamucho.Siemprequedaennuestropoderlareacciónquetenemosanteloquenossucedey,porencimadetodorazonamiento,fueraloquefueraloquelehubieraocurridoaaquellamujer, no era culpamía y nome apetecía aguantarmalos humos de nadie.


Despuésdecasimediahoraenlapuerta,depie,sufriendoporteneraGeckosoloenelcoche,aparecióPepeconunagransonrisa,meagarródelbrazoymedijo:

—Vámonos.Québienquehayasvenido.Yantemiestupefacciónnosdirigimosalapuerta.Unavezfuerayameaclaró:—Le toca turno a la hermanaEsperanza y es insoportable.Hagamos lo

que hagamos le parece mal. Nos tiene encarcelados y nos tortura con suscríticasconstantes—explicó—.¡Quéaliviopodersalirunrato!

—¿Esperanza,Pepe?¿LahermanaTrol se llamaEsperanza?—pregunté—.¿Esunabromadesuspadresosecambióelnombrealentrarenlaordenyse lo pusieron a ver si se le pegaba algo? Porque esta señora trasmitecualquiercosamenosesperanza.

—Desde luego —rio Pepe continuando la burla—, si alguno tieneesperanzasdealgomejor,ellaselasquitatodas.Esinsoportable.

—¿Leapetecedarunpaseoporelcampo?Hesacadoapasearalperroyconeldía tanbuenoquehacepenséque levendríabienhacerejercicio.Esesedeallí.

—Meencantan los perros.Aquí no tienenni unoy esoque estamos enmediodelcampo.Normasdehigiene.¿Hasvenidoencoche?¿Meharíasunfavor?

—Claro,Pepe.Dígame.—¿Meacercarías al centro?Asínovuelvohasta lahorade la cenaque

empezaráelturnolahermanaCaridad.—Claro.¿LeacercoaLaTapillaotieneotroplan?—Notengoningúnplan,soloescapardeaquíunrato.VamosaLaTapilla

yasísuboacasa.Enelbar,siestámihijo,noquieroestarmuchotiempo.—¿No tiene ningún plan para pasar el día?—quise confirmarmientras

pensabaconrapidez.—No,hija.Cuandounoingresaenelasiloescomosisehubieraapeado

delmundo.Losamigosvanmuriendoylosquequedantevanolvidando.Noquierenquelesrecordemosqueellospuedenterminarigual.

—¿Legustalacomidacasera?—meatreví.—Claroquemegusta.Comoatodoelmundo.Consustancia,noelcaldo

lavado que tomamos aquí y los garbanzos sin un triste trozo de chorizo.Vamosavivirmilañosconestadieta.¡Quéhorror!

—Puesleinvitoacomeralsitiodondemejorsecomedelmundo.—No,hija,no.¿Cómomevasainvitar?Deesonada.


—Déjemequeleexplique.Leinvitoacomeracasademimadre.Aellaleva a encantar. A mi madre le gusta mucho cocinar. Desde que murió mipadre,vivesola,perocontinúacocinandocomosiviviéramostodosencasa.Levaaentusiasmarlaidea.

Pepeintentóprotestar,peroalfinalcedió.Parecíaencantadodetenerunplandiferente.Debedesermuyaburridaesaedadenlaquetodoslosdíassonigualesylashorassoloseinterrumpenysedistinguenporlosmomentosenlos que toca comer. No me extrañó que se indignara tanto con la comidainsípida del asilo.Cuando es lo único quemarca la diferencia en tu día, almenosesperasqueseaunaexperienciaplacentera.

Dejé aPepeconGecko, queyavolvía a estar felizdeverse librey conalguienconquienjugarymealejéunpocoparallamar.

—Mamá,tengoquepedirteunfavor—dijeencuantodescolgó.—Claro,Gracia.¿Estásbien?¿Quénecesitas?—¿Meinvitasacomer?—¡Pues claro! Eso no es un favor. Tu hermana sigue con el curso y

estamosTaniayyosolas.Nossobramuchísimacomida.—Espera, el favor viene ahora —la interrumpí—. Quiero llevar a un

invitado.—¿Un invitado? Hija, que no tengo nada especial. No tengo ni postre.

¿Quéinvitado?—preguntónerviosa.—PepeRamilo.—Noentiendo.¿Elseñordelbareseconelnombre tangroserodelque

mepedistequeinvestigara?—¿Investigar?Yonohedichoinvestigar—decidínoseguirporahí—.Sí,

esemismo.—¿Ylovasatraeracasa?—Esunancianoencantador,yaverás.—¿Perotúquélíostetraes?¿Yvamosaestarlastressolasconél?¿Con

unposibleestafador?—Mamá, tiene ochenta y tantos años,midemetro sesenta y si sopla un

pocodevientosalevolandodelodelgadoquees.Esunseñordeaquídetodala vida, pero si te sientes más cómoda llamo a Jorge a ver si se une a lacomida, aunque te aviso que está liadísimo esta semana con un clienteimportante.

—¿Liado te refieres a que está hablando con esa gente rara de todo elmundo?

—Nosonraros,mamá,soninformáticos,hackersblancos.


—Pueseso,jaquersocomosellamen,queamíyamehandichoenmásdeunsitioqueesoesilegal,quesoncomoladrones,perodeinternet.Poresonocompronadapor internet.YnomegustaqueJorgese relacioneconesagente.

—Nosonladrones,yateloheexplicado.Sellamahackingéticoysonlosbuenos. Jorge no se relaciona con ellos. Es uno de ellos. Trabajan paraempresasgrandesyevitanquelosquetúdices,loshackersmalos,lasataqueny nos roben a todos. Ellos trabajan para que tú y todos podamos comprartranquilos por internet y para que, en el futuro, cuando los coches seanautónomos, podamos conducir sin peligro de accidentes, protegidos de lasagresionesdealgúndesaprensivo.Llegaráunmomentoenquenuestracasasecontrolevíainternetyellosseencargarándequenadiepuedaentrarenellaydeque,cuandolos trabajosmenoscualificadoslosdesempeñenrobots, todofuncionealaperfecciónynadiepuedasabotearlos.Sonlosguardianesdelosnuevostiemposquevienen.Sondelosbuenos.

—SiyaséqueJorgenovaahacernadailegal,peromedamiedoqueestéconesagentequenoestrigolimpio.

—Ydale—dijedejándolaporimposible—.¿PuedollevaraPepeono?—Bueno,vale,peronomegustanadaquemeavisescontanpocotiempo,

queestoysinarreglar.¿Quépreparo?Conocíabienamimadreysabíaqueyaestabaempezandoaplanificarel

atracónalqueibaasometernos.—¿Cuántotiemponecesitas?—Venidsobrelaunaymedia.—Por favor, mamá, no prepares un festín —le pedí, consciente de la

inutilidaddemipetición.—¿Quéfestín?Simepillassinnada—protestó.Estabaclaroqueenlavidatodoeracuestióndeperspectivas.Colguéno

sin antes prometer que intentaría que fuera Jorge.Marqué su número y leexpliquéamimaridoloquesucedía.

—¿Tumadre tienemiedodequeun ancianodel asilo os ataque?No tepreocupes,queyoossalvo—bromeó.

—Unmillóndegracias,cariño.—Nomedes lasgracias,no lohagopor ti.Esquenomeperderíani la

escenanilacomilona.Esosí,alascuatrotengoqueestardevueltaencasa,quetengomuchotrabajo.

Cuandomedilavuelta,PepeestabajugandoconGeckocomounniñoyparecía veinte años más joven. La alegría le devolvía la vitalidad que le


quitabalatristeza.Allínosquedamosunbuenratoparadiversióndelperroydelanciano—

quecorreteabancomosi fueranamigosde toda lavida—,ymíaporverlosdisfrutar de una forma tan inesperada.Mientras ellos jugaban incansables a«tetiroelpaloytúmelotraes»,mesentéenelcéspedyacasisecoporelsoldelmediodía, con laciudadamiespalday, frenteamí, el cielodespejado,unaescarpadamontañaalolejosyunamantadepradosverdesalotroladodel monte. Reflexioné sobre los siguientes puntos a investigar y los fuiapuntando en la aplicación de notas de mi móvil. Antes de que me dieracuentaoíalolejoslascampanasdeunrelojanunciandolauna.PepeyGeckoseguíancomomuñecosconpilasnuevas.

Cuandome acerqué a avisarlos de que teníamos que irnos, no sé quiénpusomáscaradepena,siGecko,comoeradeesperar,oPepe,alquealdíasiguienteledoleríantodosloshuesosdelesfuerzo.Enesemomento,cargadodeendorfinas, el cuerpo le respondíacomonunca.Lavejezesmás felizencompañía,aunque lacompañíasea ladeunenorme, jovenyaúnalgo torpeperropeludo.

Antesdellegarallaberínticogarajedelacasademimadre,Pepeinsistióennopresentarseconlasmanosvacías,asíqueparamosenSantaCristinaacomprarunosbartolos,elpastel favoritodemimadre,acompañadosdeunabotella de cava.El subidónde azúcar iba a ser considerable y el efectodelcava en mi madre épico. Nunca bebía alcohol porque, según ella, «se lesubía».Solohacíaunaexcepciónenlascelebracionesfamiliaresdondenadamás probar un sorbito le entraba la risa floja, se mareaba y le dolían lasrodillas.

Cuandollegamosalapuertadelgaraje,Pepesemostróincómodo:—¿Tumadreviveaquí?¿Enesteedificio?—preguntó.—Sí,¿porqué?¿Conoceustedaalgúnvecino?—Sí.Másomenos—fuesucrípticarespuesta.—Siquierepasarasaludaraalguien,loespero—invité,conintenciónde

quemecontaraalgomás.—No,no.Esquemesuenaquehahabidounadesgraciaaquíhacepoco.—Sí,unavecinasesuicidó.Eraamigademimadre.—¿Amigadetumadre?Meparecióquepalidecíaantesdecambiardetema.Cada vez tenía más claro que Pepe sabía algo que yo quería que me

contara.Conseguíencajarelcoche,estavezenlaplazaquenoscorrespondía,


y subimos. Jorge ya estaba allí haciendo de catador voluntario de todo lopreparado.

Lacasademimadre teníaunadistribuciónpropiade lascasasantiguas,deesasque tienencocinagrandeconoffice,quenoeramásqueunespacioamplio al lado de la cocina donde comían las familias, más numerosas enaquella época que las de ahora.En nuestro caso, había unamesa en la quecabíanochopersonasconcomodidad.Enmiinfancia,comíamosenellatodoslos días excepto Nochebuena, Navidad y alguna celebración especial. Paraesasocasionesseñaladasmimadreponíalamesaenelcomedor.

El comedor era una habitación anexa al salón, con una doble puertacorredera que los comunicaba.Ahí no se podía entrar salvo en las grandesocasiones. Era una estancia feísima ami parecer y tan elegante como parasalir en una revista de decoración al parecer de mi madre. El espacio lopresidíaunaenormemesademadera sobre laquehabíaqueponer forrosyforrosantesdecolocarelmantel,siemprebordado.Encimade lamesa,unaenormeyencopetadalámparaconcientosdecristalitos,queproducíanhacesdecoloresconlaluzencuantoseencendíanlasdocebombillasqueteníalalámparaencuestión.Completabanelespaciounaparadoramediaalturabajounespejodemarcodoradoquellegabacasihastaeltechoyconseguíaquelahabitación parecieramuchomás grande de lo que era, una vitrina llena detazas doradas y plateadas, azucareros y demás chucherías que no recuerdohaber usado nunca.Mi madre había elegido un mantel amarillo claro, conbordadosenverdeyamarillofuerteymuchoscalados.Nuncahabíaentendidopor qué antes se bordaban los manteles haciendo agujeros porque si elobjetivodelmantelesprotegerlamesademanchasymigas,porloscaladossecolabatodo,perodesdepequeñamehabíanexplicadoqueeramáseleganteasíyqueparaesoseponíaotromantellisodebajo.

Aldíasiguiente,mimadreyTaniasequejaríandelocomplicadoqueeraquitarle las machas y plancharlo, pero volverían a usarlo nadamás que sepresentaraunanuevaocasión.Misteriosdelprotocolo.

Habíasacadounadelasvajillas«buenas»,cuberteríaderibetesdoradosylacristaleríade lasgrandesocasiones.Si loquepretendíaera impresionaraPepe, lo consiguió. Debió de pensar que éramos ricos o que lo habíamoshecho por él, que era la peor opción y la más probable porque se le veíacohibidoyperplejo.Tantobrillo,bordadoydoradoeraapabullante.

Le decía a mi madre cosas inconexas como: «Encantado, señora, tanagradableyelegantecomosuhija»,«Noteníaquehabersemolestado»,«Yyoaquí,quesolotraigounosbartolos»,«Québonitatienelacasa».


Mimadre,encambio,estabaigualqueunpavoantetantohalago.Puntopositivo. Estaba entretenida y disfrutaba del momento, aunque para ellohubieratenidoquebajaraltrasteroadesenterrarlostesorosfamiliares.

Para mi alivio, después de las formalidades, Jorge le puso el toque derealidadalaescenapalaciegaquemimadrehabíarecreado.Probósuerteconel fútbol, con el equipo local en concreto, para evitar cualquier tipo desusceptibilidad,yacertó.Pepeconocíalasalineacionesdetodoslostiempos,cosa en la que Jorge estaba pez, porque no tenía edad, no le gustabademasiado el fútbol y además se había criado enMadrid. Eso dio juego aPepe para lucir sus conocimientos y amimadre para recordar ami padre,forofo incondicionaldel fútbol engeneraly, enparticular,del equipode sutierra.

Unavezcontroladalasituación,meescapéalacocina.—Tania,¿hapreparadomuchosplatos?—Como siempre—respondió Tania—. Llevamos dos horas de infarto.

¿Sabes,Gracia?EstoesunacuraparaAdela.Cuandotienequeorganizaralgoselepasantodoslosmales,sacalaenergíadenosédóndeyyanoleduelenada.Rejuvenece.

—Hoyhe visto aPepe volver a la infanciamientras jugaba conGecko.Porcierto,¿haypiensoparaéloalgunasgalletas?Noletocacomer,perohahechomuchoejercicioysinosvedecomilonayno ledamosnadasevaaponercomounalmaenpena.

—Síquetenemos.¿DóndeestáBárbara?—No lo sé, le ha dejado el perro a Jorge y le ha pedido que nos lo

quedáramosestanoche.Nohadadomásexplicaciones.—Quéraro,¿no?—Sí,síqueloes.¿Nosabesnada?—Nada. Por cierto, también viene a comer Regina. Adela ha pedido

refuerzos—meinformóTania.—Puesmealegro.Asíencontraráncosasdequéhablar.—Ysonsacaránaeseseñorquehas traído.Desdeque leencargasteque

investigaraestánquenoparan.—¿Telohacontado?Miraquelehedichoquenoerainvestigaryqueno

selodijeraanadie.—¿Anadie?Quéinocenteeres,Gracia.Selohadichoatodaslasamigas

delatimba.Estántodasjugandoalosdetectives.—Nomegusta,Tania.Aversisevanameterenunlío.


—¿Enquélíosevanametercincoseñorasmayoresaveriguandocosasdehacemilaños?—mequisotranquilizar.

—Dondehaydinero ilegal en juego siemprehaypeligro.Ycréemequealguien se juegamucho. En fin, por eso no queríameterla, pero lo hecho,hechoestá,asíquevamosaintentarquesalgabien.

Nadamásdecirloyver lacarapálidadeTania,mearrepentí.Cualquiermención al peligro y al dinero sucio la ponía enmodo pánico. Su vida enMoldavia había sido un careo constante con negocios sucios y mafiasindeseablesal ladodeundelincuentemaltratadorconelquehabía tenido lamalasuertedetoparsecuandoeraunaadolescente.

Elfestínconsistióenunconsoméconjamónyhuevococido,unpicoteocompuestoporespárragos,ensaladillayalcachofasconjamónenelcentrodelamesa,unrollodebonitorellenoconsalsademariscoqueestabaexquisitoyunguisodecarnedebueyquehizolasdeliciasdePepe.Erachocantequeunhombretanpequeñopudieracomertanto.

Cuando abrimos la bandeja de los bartolos, Regina, mi madre y Pepe,parecíanhabercrecidojuntos,apesardequeacababandeconocerse.Pepelescontaba las anécdotas del bar. En cincuenta años tras la barra había oídomuchashistorias.Lagentecontabamássecretosenlosbaresqueensupropiacasa.

MimadreyReginaledejabanhablar, lehacíanpreguntasyleponíanaldíadetodosloscotilleosrelativosaaquellosque,amedidaqueevolucionabala conversación, identificaban como amistades comunes. Estaban haciendobiensucometido.Ellasteníansupropiométodo.

AlascuatroJorgenosabandonóyyoaprovechéparahuirconlaexcusade que tenía que hacer un recado.Dejé aTania almando de la «operaciónsonsacar a Pepe»: cuando viera que la conversación decaía y no daba paramás,teníaelencargodeavisarmeparaquevolvieraabuscarlo.

Mefuialdespachoparacontinuarconlaparteburocráticademitrabajo.Eraloquemenosmegustaba,papeleoabundanteeinútil.

ErancasilasochocuandorecibínoticiasdeTaniaporWhatsApp.«Gracia, ven a recoger a este señor que como sigamos así, tu madre

empiezaaprepararcena.Estánjugandoalparchís.Seloestánpasandomuybien».

Cuando llegué,Pepeaúnnosehabíadadocuentade lahora.Se leveíafeliz avanzando con las fichas azules e intentando comerse, en aquelmomento, una ficha amarilla de Regina. Se despidieron los tres como sifueranlosmejoresamigos,conlapromesadevolveraverse,conhalagosy


agradecimientos a la comida por parte de Pepe y la satisfacción de haberpasadojuntosunatardemaravillosa.«Mehereídocomohacíaaños»fueronlaspalabrasexactasdePepe,arreboladoyconunagransonrisa.

Apesardesusprotestasysusintentosdecogeruntaxi,insistíenllevarledevueltaalasilo.Eradenocheymesentíaresponsablededevolverlosanoysalvo al lugar donde lo había recogido.Mientras tanto,mimadreme hacíagestos,sinningúndisimulo,aunquesupongoqueellacreíaqueestabasiendomuy discreta, indicándome que teníamucho que contarme y que luegomellamaba.Estabaenascuasporenterarmedequéhabíanhablado,peronoeraelmomento.

—¿Selohapasadobien?—lepreguntéaPepecuandoyaestábamosenelcoche.

—He disfrutado la tarde como un niño el día de Reyes. Tu madre esencantadorayReginatambién.¡Quéseñoramásguapa!

Reginaeraalta,grande,guapayrubiadepeluquería.Muyblancadepiel,parecíaunaseñoraalemanaquesehubierapasadolavidasirviendoenormesjarrasdecervezaenlaOktoberfest.Eraunamujerquellamabalaatenciónporsutamaño.Viudadesdehacíamuchosaños,mimadrecontabaque«ligaba»un montón y que era un poco «ligerita de cascos». Yo contradecía estaafirmaciónconel razonamientodequeno sepuede ser ligeritade cascos adeterminada edad, pero no le convencían mis argumentos. Me imaginé aRegina,tancorpulentaysonrosada,yaPepe,tanpequeñitoymoreno,quenopudeevitarreírmeunpoco.

—No te rías,mujer, que soy viejo, pero aún soy un hombre—protestóPepeunpocoavergonzado.

—Claro que sí.Nome río de eso.Me río de su gusto con lasmujeres.Reginaesunamujermuyvoluminosa.

—Comoamímegustan.Grandes,rubiasydepielblanca.Parapequeñajoyaceitunadoyaestoyyo.

—¡Puestambiéntienerazón!¿Sabe?Alfinal,nohemospodidohablardeloqueveníaacomentarle.

—¡Ay,chiquilla!Nomehedadocuentacontantasemocionesdequetúhabíasvenidoaalgoimportanteynoasacardepaseoaunviejoalqueacabasdeconocer.¿Quéeraloquequeríascontarme?Setratadelacasa,supongo.

—Puessí,setratadelacasa.—Heestadopensandomuchoen laposibilidaddevenderladesdeeldía

quemeloplanteaste.


—¡Québuenanoticia!—LaafirmacióndePepemedespejabaelcaminopararesolvermuchosdemisinterrogantes.

—Tengo algunas dudas legales que resolver antes. Tú sabrás de estascosasdedicándoteaestodebuscarinmuebles.AmíloquemegustaríaesquelacasadondetenemoselbarfueraparaLucas.—Pepehizounapausa.

—Sí. Es lo natural. Es hijo único, ¿no? —pregunté al ver que laconversaciónempezabaaenfocarsehaciadondeyoquería.

—Eledificiodondeestáelbaresmío,perosoloenparte.Poreso,cuandoyomuera,noséquéocurriráconelnegocio.AunqueaLucasnolegusta,essumedio de vida. Estoy preocupado por él. Ya tengomuchos años ymuypocosmotivos para seguir aquí.—Pepe dudaba al hablar. Intuí que estabadecidiendohastadóndecontar.

—Leentiendo,Pepe.Nosabíaque lacasanoera suyaporcompleto—mentí—.Serádealgúnfamiliar,supongoquepodrácomprarsuparte.

—Esoquerríayo,perono tengodinero, asíque, sivendiéramos laotra,podríamoshacereso.Elproblemaestáenquetampocopuedovenderlaotraporquetampocoesmíaenteracomoyasabes.Laotramitadesdemitía.

—Sí,esolosé,peronoloentiendobien,Pepe.Sutíayanovive.—No,murióhacemuchosaños.—Aquísecalló.—¿Yustednoessuheredero?Comoenlanotasimpleaúnfigurabaella

comopropietariadiporhechoquesí,queporesonosehabíanmolestadoencambiarloalmorirella.

—Puesno.—¿Algúnhijo?—No,hijosno.Misprimosmurieronlosdos.—¿Nietos?—Escomplicado.Pepeevitóunarespuestadirecta.—Loquenecesitoentenderessipuedovenderlasolo—dijoalfin.¿Pepe quería robar al heredero de su tía? ¿Al mismo que yo estaba

impacientepordescubrirquiénerayporqué?—Pero,Pepe,silacasatieneotrodueño,¿cómolavaavenderustedsin

decirlenada?Esonosepuedehacer.Nopodríaescriturarniregistrarlaventadelinmueblesinlafirmadelotropropietario.

Ya habíamos llegado a la explanada que hacía las veces de parking delasiloy,comolaprimeravezquefui,noseveíanada.Lafarolaencendidamáscercanaestabacincuentametrosmásabajoynoalcanzabaailuminarnos,asíquedejélallaveenelcontactoylaslucesencendidas.


—Nomemalinterpretes.Quierovenderlaydar lamitaddeldineroa sudueño.YconlaotramitadasegurarmedequelacasadeLaTapillaes todaparaLucas.

Eraunalivio.Pepenoqueríaestafaralotroheredero.Oesodecía.MeibaallevarunadecepciónsidescubríaquePepe,alqueconocíadesdehacíasolounosdías,eraelestafadordelapensióndedonMarcelo.Supusequeesaeralarazónporlaquelospolicíasnoseimplicabanconnadierelacionadoconuncasonilosllevabanacomeracasadesumadre.Lecciónaprendida.

—¿Porquénohablaconélyleconvenceparavender?¿Oparaqueéllecompreaustedsupartesiesqueestáinteresadoenconservarlacasa?

—Noestáinteresadoenconservarla—merespondió.—Entonces,¿porquénovaaquerervenderla?—Porquenosabequeessuya.Denuevocallé.Despuésdeun rato en el que losdosnosquedamosen

silenciovolvíalataque.Pepeparecíaagotado.—Me gustaría ayudarle. Estoy muy interesada en la casa. Tiene la

ubicaciónperfectaparaloqueestamosbuscando,peroestoymuydespistadaconelproblema.Noacabodeentenderquéocurre.

—Aveces las familias sonmuycomplicadas.Laspersonashacen cosasterribles y es responsabilidad de la familia intentar arreglarlo, restaurar elorden de las cosas. Igual esto no suena muy moderno en los tiempos quecorren,perotodosnecesitamosraícesy,aunquelafamilianoseaperfecta,eslafamilia,paralobuenoyparalomalo.Aveces,nosdecepcionany,aveces,nos ayudan. Lo importante es estar ahí, siempre para ellos y ellos paranosotros,eintentarhacerlolomejorquepodamos.

—Lafamiliaesimportante—dijesinmojarmeysincomprenderaquéserefería el anciano. Me había sonado a una mezcla entre el discurso de ElPadrinoyellemadelosmosqueteros.

—Creoquenecesitopensarunpocomás.¿Podemoshablarotrodía?Meimaginoquetúsiguesbuscandootrosinmuebles,claro.

—Sí,nopuedoesperar.Peroantesdefirmarconotros,hablaríaconusted,nosepreocupe.

—Te lo agradezco mucho. A ver si consigo encontrar una solución.Hablamosenunosdías,¿teparece?—propuso.

Si Pepe no tenía nada que ver conmi fraude y encontraba la forma devender la casa, se iba a llevar un buen chasco al saber que no había nadieinteresado en comprarla.Ya era tarde para hacer las cosas de otramanera.Debíamantenermefirmeenmihistoria.


—Claro.Lasemanaquevienehablamos.Arranqué el cochemientras lo veía entrar en el edificio.Lo recibió una

monjaquenoeralahermanaEsperanza.Encuantomealejéunosmetrosseleccionéenelmanoslibresel teléfono

demimadre.No respondió.Supusequehabría ido a la timbadiaria.No lallaméalmóvilporquesihabíasalidoseríainútil.Nuncalooíacuandoestabafuera.Ledabaunusoraro.Paraellaeramásbienuninalámbrico.TendríaqueesperaraldíasiguienteparaenterarmedecómohabíaidolatardeconPepe.Talvezalgode loquehubieranhabladomedaríaunapistadequiéneraelherederodeConsueloÁlvarezPastor.

Ya no solo quería averiguar quién cobraba de forma fraudulenta lapensióndeMarceloPravia,queeraporloqueibanapagarme.ElcasohabíallegadoainteresarmetantoqueademásqueríaaveriguarporquélohacíaysihabíaalgunarelaciónconelinesperadosuicidiodelaImpugnada.


8

ElviernesmihermananoaparecióarecogeraGecko.Nosanuncióconunwhatsapp que nos lo quedábamos un día más. Ni siquiera preguntaba sipodíamoshacernoscargodeél.Lallaméynocogióelteléfono.Empezabaasentirunamezcladeinquietudyenfado,unpocomásdelosegundo.Ellaeraresponsable, cabal y eficiente.Deniña era casi repelente, nuncahacía nadamal.Amímeintimidabamuchosuperfección.Ellaibasiempreimpoluta,sinuna mancha en los vestidos con bordados y volantes que mi madre seempeñabaenponernosalasdos,consupelolisoyrubiobienpeinadoyunaire de princesa distante que la convertía en la hija deseada por cualquiermadre.Yonoconseguíamantenermelimpiamásdeunahora,mipelocastañoseconvertíaenunrevoltijoconcualquierexcusa,desdelosjuegospropiosdela niñez a la humedad ambiental, tan habitual en el norte de España. Mismanualidadesparecíanhabersidoatropelladasporuntranvía,lassuyaserandignas de un artesano profesional. Ella tocaba el violín y todos los años lereservaban el solo en la fiesta de fin de cursomientras amí seme resistíahastalaflautadulceyasíunalargalistadecosas.Inclusosiendoellalamáspequeña,mehacíasentirundesastrey,enclase,esaperfeccióninnatanuncalahizolamáspopular.Lefastidiabanmucholasactitudesdejadas,laperezayla falta de disciplina. Su criterio eramuy estricto a la hora de juzgar estosdefectosyentresusmúltiplesvirtudes,nodestacabalatolerancia.Amísolomequeríaporqueerasuhermana,sino,nomehabríasoportado.Suformadeactuarenlasúltimassemanasnocuadrabaconsucarácter.Empecéapensaren situaciones cada cual más absurda, aunque no encontraba motivo paraninguna.YesosincontarqueellamismahabíavenidoadejaraGeckoacasay según Jorge parecía encontrarse bien, incluso había bromeado con él.Bárbara era el antónimo de situación descontrolada. Recordé que hacíamuchosaños,cuandoaúnvivíamoslasdosencasademispadres,llamóalapuertaunaparejadetestigosdeJehová.Eraépocadeexámenesyestábamosestudiando cada una en su habitación. Insistieron varias veces yBárbara se


levantóaabrir.Pobresincautos,nosabíanconquiénseenfrentaban.Bárbaraleshizopasarunratomuymalo,noporsusconviccionesreligiosasqueellanoentróadiscutir,sinopordedicarsuvidaaalgotanimproductivocomoirdecasaencasahaciendoperdereltiempoalosdemássinaportarnadaútilala sociedad. ¿Y si por culpa de su interrupción mientras ella estudiabaanatomía, el día demañana fallaba en el diagnóstico de un paciente y esteperdíalavidaporello?Caeríasobresusconcienciasporhaberlamolestadoensu propia casa en su tiempo de estudio.No conozco convicciónmás férreaque la de los radicales religiosos y, a pesar de ello, aquellos dos se fueronavergonzados de no estar investigando la vacuna contra el cáncer o dandoclasesalosgeniosdelfuturo.

Alomejorteníarazónmifamiliaylehabíadadounflechazo.Llaméamimadre,quetampocoteníanoticiasdeBárbara,peromecontó

muchascosasdePepe:algunasqueyasabíayotrasmuchasdesuniñezquepoco teníanquever con el casodedonMarcelo.Todo eradeutilidadparaconocer a la persona que estaba investigando. Familia pequeña, abuelosprocedentesdeValladolid.MeenterédequeChelo,sutíaymujerdeMarceloPravia, solía ir apasar losveranosallí, con susprimas,yunañoconocióaMarcelo, secasóconél, tuvodoshijosquemurieronydespuésvolvióasutierraconelmarido,paraestarjuntoasuhermana,lamadredePepe,queeralafamiliamáscercanaquelequedaba.

LecontéqueaPepelegustabaReginaymimadremeprohibiódecírseloaellaporqueeseseñoreramuymayorynoestabaparatrotes.Nodiscutí.Lanotéunpocodisgustadaporlaposibilidaddequeunseñortanamablefueraun estafador. Quedamos para que me diera más detalles al día siguienteporquelavidadePepecontadapormimadrealteléfono,aunqueinteresante,eradifícildeseguirydeaterrizarendatosconcretos.

Medieronlassietedelatardeconelpapeleodeotrocaso,SantiagoPérezRubio, funcionario triatleta que llevaba diez años de baja médica porlumbalgias. Por el ventanal de mi despacho, sin cortinas que me aislaran,entraba la noche y las luces de la calle, que empezaban a encenderse.Meacerqué al cristal. Había gente caminando en todas las direcciones: unossolos,otrosengrupo,detiendaentiendaovolviendoacasadesdelaoficina.Mefijéenlasfamiliasquepaseabanconsusniños,devueltadeunatardedeparque y pensé en lo distintas que serían para mí las Navidades siMartintodavía estuviera vivo. Las luces de los comercios vistas desde arriba medeslumbraban.Medicuentadequenoeransololasdelastiendas,sinoque,enalgúnmomento,habíanpuestolaslucesdeNavidad.Atráshabíanquedado


losañosdeausteridaddonde la iluminaciónnavideñasehabíasimplificado.Volvíanloscoloresyelresplandorqueiluminabalacalleprincipalyelpaseodelparque.Abrí laventanaparacomprobarloyahíestaba.Juntoconelfríohúmedoentróelsuavesonidodelosvillancicosqueprocedíadelosaltavocessujetosalasfarolas.LaNavidadhabíallegadoenplenonoviembre,antesquenunca. Antes del cumpleaños de Jorge, el dos de diciembre, que marcabanuestroparticularfindelotoñoyeliniciodelaNavidad.AntesdelamuertedeMartin,esedíaempezábamosapensaren los regalosdePapáNoelyencómo celebrar unas fiestas que, en Nueva York, se nos antojabanmaravillosas.

Después del accidente que me arrebató a mi hijo, todo cambió. LaNavidad se convirtió en una época en la que prefería viajar a algún lugarlejanoysoleadodondePapaNoelnoexistieraylaspelículasnavideñasnoseentendieranbien,enunintentoinútildeolvidarqueminiñonuncaconoceríaalosReyesMagosyquejamáspodríaayudarleaponerlaestrellaenlapuntadelárbol.

La idea de celebrar el cumpleaños de Jorge estaba disparando miansiedad.Desdehacíamuchosaños,viajábamosaMadridduranteelpuentedediciembreparacelebrarloconsufamiliayamigos.Enlacenafamiliarnosjuntábamosmásdesesentapersonasentreniñosyadultos,conlaprevisióndeseguircreciendocadaaño.ElcumpleañosdeJorgeeralaexcusaparareunirsetodosporqueenNavidadsedispersabanpartedeloshermanosentrelascasasdelossuegros.Eraunatradiciónineludible.Unaño,Clara,lasegunda,habíaplanificado ir a esquiar en el puente ymi suegra se disgustó tanto quemicuñada, incapaz de soportar no sé si la presión familiar o el involuntariochantajeemocionaldesumadre,locanceló.ReservabanunacasaruralenlasierrapobredeMadrid, siempre lamisma,bonitayacogedora,dondehabíasitio para que todos pudiéramos dormir cómodamente. Allí cenábamos ybrindábamos por Jorge y por el año nuevo. Antes era divertido. Con tantagente,siemprehabíarisas,anécdotas,novedadesyalgunaqueotradiscusiónsobre la actualidaddel país.Martin había estado allí dos veces.La primeratodavíanoeramuyconscientededóndeestabaylasegundaselopasó«gueit!mummy».ElañoquemurióyonoquiseviajaraMadridparaelcumpleañosde Jorge. Todavía vivíamos en Nueva York y yo apenas era capaz delevantarme de la cama de nuestra casa deBrooklynHeights.Acercarme aljardínyrecordaraMartinjugandoensumanta,conloscubosocualquierotracosaquelefascinara,mesuponíaunautocastigoquenolehabríaimpuestonial más sanguinario terrorista. Jorge, en cambio, sí cruzó el océano para


celebrarconsufamilia.Decíaquecuantoantesretomáramoslavidanormal,antes podríamos seguir adelante.Yono entendía cómopodía celebrar si nopodíamos compartirlo con nuestro niño. Como si algo así pudiera dejarseatrás. No sé cómome convenció para ir el año siguiente, supongo que notenía fuerzas para discutir con él. Para entonces, él ya no quería quehabláramosmásdeello,queríapasarpágina.Quizámeconvencídequeeralomejor.

Lacenafueuna tortura.Nuestradesgraciaplaneósobre lamesasinquenadie la nombrara.Veía alMartin de hacía dos años correteando inseguro,explorando aquella casa desconocida. Me senté en una silla de la mesagigante,repletadecomida,ymerendía labestiaquemecomíapordentro,con saña, despacio, cada día. Nadie se atrevió amirarme ni a dirigirme lapalabra o, si lo hicieron, no lo oí. No recuerdo cómome levanté ni cómolleguéanuestrahabitación. Jorgenoquisohablardel temaaldía siguiente,perovisureprocheveladopornoestaralaalturadelascircunstancias.Esedíaserompióalgoentrenosotros.Desdeentoncessolocompartíamosespaciofísico y un decorado perfecto, como imaginado por un guionista. Cada díaaceptaba su abandono y deseaba buscarle entre las sábanas a ver si allíencontraba lo que tanto necesitaba. Se había convertido en un íntimodesconocido.Nadasabíayodesusufrimientoniéldelmío.

Apaguéel flexo,única iluminaciónque tenía encendida en el despacho,cogíelabrigoycerrélapuerta.Necesitabahuirdemisrecuerdos.

Pasé por delante de casa de mi madre cuando Evaristo terminaba suúltimatareadeldía:sacarlabasura.

—Evaristo,buenastardes.¿Quétalestá?¿Cómoseencuentra?—saludé.—Hola,Gracia.Aquíestoy,terminandolajornada.¿Cuántohacequeno

teveía?—Desdeantesdelatragedia—dijeponiéndomedramáticaasabiendasde

queaEvaristoleencantabaelprotagonismoyelcotilleo.—¡Nomedigas!Noquieroniacordarme.—Yameimaginoqueloquevivióustednoesfácildesuperar.Evaristodejó loscubosal ladodelportalyconunamanoenelcorazón

como si fuera a jurarme algo muy importante o como si le faltara larespiración,declamóalmáspuroestiloshakesperiano.

—Horrible, hija, horrible. Malísimo que me puse. Pensé que no iba alevantarcabeza.Estuvedosdíasenterosencamadela impresión.Hastamediofiebre.Nopasaunminutosinquemeacuerdedeella,deaquellaescenatan terrible.Ya tecontaría tumadre.¿Yesanotaqueseprendióen la falda


paraqueyola taparaynolavieramuertadoñaCarmina?¡Ylavio!¡Pobremujer!Claroquelavio.Lapolicíanomedejótaparla.

—MecontómimadrequeCarminacasisevuelvelocacuandoviomuertaaSofía—dijeintentandobajarledelescenarioimaginarioenelquesehabíasubido.

—Sí,másdeloqueestá.Ay,semehaescapado.¿Cómodigoestodeunavecina?—Evaristo Fingió ruborizarse—. Lo que quiero decir es que doñaCarminasiemprehasidounpocoexcéntrica.

—No se disculpe, Evaristo. Entiendo lo que quiere decir. La familiaenteraespeculiar—respondíparaanimarleaseguir.

—Esomismodigoyo.DoñaCarminapasamediodíametidaenlaiglesiayelotromedioconese rollo rarode lasvidentesy lasechadorasdecartas.Desde que murió su hermana viene todos los días la bruja esa de la callePelayo, laquesaleen la radio,aecharleel tarota lasnueveenpuntode lamañana,cuandoCarminavuelvedemisadeocho.

—¿Quiéndicequeviene?—pregunté.—Labrujaesa,laquesaleenlaradioyenlatelevisióndeaquíechando

las cartas a los famosos y a los políticos. No me sale el nombre. ¿Estarétonto? Si la conoce todo el mundo. Con el pelo largo, teñido de pelirrojo,bastantealta.

—Notengoniidea,nosabíaquehabíaunabrujafamosaenOviedo.—Es que llevas poco tiempo aquí. No era famosa cuando tú te fuiste.

Pregúntaleatumadre,ellasabráquiénes.—Seguroquesí.Siempretienelaradiopuesta.AsíqueCarminasehace

echar las cartas todos los días. Pero, Evaristo, si esa bruja, como usted lallama,esfamosayvieneacasatodoslosdías,tienequecostarleundineral.

—¡Ya tedigo!Antes iba ella,unavezpor semana.Lo séporqueme locontabaJoaquín,elporterodeledificiodelabruja.¡Berta!Yameacordé.LabrujaBerta.Desdequemuriólahermana,vienelabrujaacasatodoslosdíaslaborables.Servicioadomicilio.Purasuperchería.Ycobraasesentaeuroslatirada.

—¡Madremía!Vayapastizal.Sivienetodoslosdíasleharáprecio.—Tenencuentaquetienequevenirhastaaquí,esotambiéncuesta.—¿Dóndedicequevive?—Aquí cerca, casi vecinos, en la calle Pelayo, en el portal que está en

frentedelCulo—meexplicóEvaristomientrasyomemorizabaladirección,que intuía ibaaservirmedeayudaenmis investigaciones.El«Culo»eraelnombre de una escultura que adornaba la calle de forma tan original como


llamativa.LapolémicasobrelaconvenienciadeponerunenormeculofrentealTeatroCampoamor,dondeelmundoenteroloveríaportelevisióncuandoretrasmitieran la entregade losPremiosPrincesadeAsturias, había llenadopáginas de periódicos y tertulias de radio. Como sobre gustos todos tienenrazónynosepusierondeacuerdo,elCulosequedóallí.Seconvirtióenunreclamo turístico, de los más fotografiados de la ciudad y una indicacióninfalibleparasaberdóndeteníalabrujaBertalaconsulta.

—Es sorprendente elmejunje ideológico que tieneCarmina—continuóEvaristo—,porquetambiénseconfiesatodoslosdías.

—¿Cómolosabe?—LoséporqueelsacristándeSanJuanElRealesamigomío.Diceque

elcuraestádeellahastaelgorro.—Confesiónalasochoyconsultaaltarotalasnueve.Vayaplanazoque

tieneCarmina.—Yelrestodeldíaesparecido,tampocotienedesperdicio.Vaalcorode

laiglesia,ayudaenCáritas,aunquemecuentaCeferino,elsacristán,quemásqueayudarloquehaceesvolverloslocos.Porlatarde,alassiete,subealaiglesiadeloscarmelitasarezarelrosarioylosfinesdesemanaescatequista.Nosaledelaiglesia.¿Yquémedicesdelhermano?Sehainstaladoaquíyvavestidocomoundandi.Tanaltivo,tanporencimadelbienydelmal.Parecequeesperaquelehagasunareverenciacuandopasaatulado.

Me reí con la expresión anticuadadeEvaristo, que continuó como si lehubierandadocuerda.

—Esosí,noparaencasa—siguióconsucháchara—.Andadebarestodoeldíaymuchasvecessesubeauntaxiaquíenlapuertaynovuelvehastalanocheohastaeldíasiguiente.Enotrotaxi.YocreoqueestávolviendolocoaErnesto,elsobrino.Porqueesechicoesunvago,peronosedabatantoalosvicios;setomabasusvinosyfumabaalgunospuritos,queseolíanentodalaescaleraporqueSofíano ledejaba fumarencasa,asíquesalíaa laventanadelpatioafumarlosymeapestabatodoelrellano.Claroqueahorafumanencasa,élyeltío,yapestaigual.Puritoslosdos.Enalgoseparecen.

—¿Yporquédiceustedqueestávolviendolocoalsobrino?—sondeéalportero.

—Ernestosiemprehasidovagoynovaleparanada.Siselesestropeabaalgo,teníaquesubiryoaarreglarloporqueélnohacíaniamagodeintentarlo.

Nadie conocía las casas del edificio demimadre comoEvaristo. Teníallavedecasitodaslasviviendas,recogíalabasura,arreglabaenchufes,grifos


ydemásaveríascotidianasycolgabacuadrosycortinas.Lociertoesqueeraunajoyaparaelvecindario.

—También tengo que decirte —continuó—, que no molesta a nadieporquenohablanada.Comodiceelrefrán,enbocacerrada…Bajatodoslosdías a por el periódico y a dar un paseo, como los jubilados, se toma elaperitivoporlarutadelosvinos,vuelvealahoradecomer,secruzaconmigoysolodicehola,adiósyalgúncomentariosobreeltiempoosobreelfútbol.Despuésnosalemásdecasasalvoqueseafindesemana.Hastaahora.DesdequenoestáSofíao,yodiríaquedesdequeestáaquísutío,estátodoeldíafuera,deunbaraotro.SehahechoasiduodelCartadeAjusteydelTizón.Sale a las doce de casa, viene a comer y enseguida sale para el café. Novuelvehasta la noche.Se le ha puesto cara de amargado.Antes la tenía detontorrónyahoradetontorrónresentido.

—Igual es por la pena de la tía, que sería para él más bien como unamadre porque lo criaron ellas—aventuré a ver si Evaristo sabía algo mássobrelosorígenesdeErnesto.

—No es por la pena. Es por el tío.Que doñaCarmina suelta la lenguacuandoestádisgustadayséquetienenlíosydiscusionesencasa.Lospapelesde Sofía, dice. ¿Qué papeles? Lo que no sé es de qué van a vivir, ¿de lapensión de Carmina? Tendrá derecho a pensión, digo yo, aunque no hayatrabajadonunca.YelAntonioesteyocreoquevienealolordeldinero,aversiheredaelpiso.Queestospisosvalenundineroconsiderable.Gracia,yoveoamuchagentecadadíaymecuentanmuchascosas.Además,ya tengounaedadenlaquenecesitarégafasparaverdecerca,peroaloscaraduraslosveodelejos.

Evaristoseriodesumanidochiste.—Qué razón tiene—dije celebrándole la gracia—. Preocupados por el

dineronoestánporloqueveo,¿no?—¿Porquélodices?—Pues por los gastos que hacen. Carmina con la echadora del tarot,

AntonioconlostaxisyErnestodebares.—Esverdad—reflexionóEvaristo—,nolohabíapensado.—Igual tienen dinero de la familia —me atreví a sugerir— porque si

Ernestonoha trabajadonuncaseráporalgo. Igual se loenvíasupadre.Heoídoqueeshijodeunahermanaquemurió.

—Esodicenellos—dijoEvaristomuymisterioso.—¿Y eso? No parece usted muy convencido—pregunté atisbando una

informaciónquepodíaayudarme.


—Porque no hay ni una sola foto en toda la casa que no sea de elloscuatroyalgunadelospadresdeellostres.Ernestoatodaslasedades,ellasdeviaje,elhermanoposandocomoungigoló,labodadelospadres,lospadresdeancianos.NiunasoladelasupuestamadredeErnesto.Nidelpadre.¿Quémenosquetenerfotosdelahermanasimurióenelparto?

—Sí que es raro, sí.—Le di la razón—.Y si no es de la hermana ¿dequiéneshijo?

—Esono lo sé,peroparamíquehaygatoencerrado.Antesestascosaseranmuyfrecuentes.

—¿Quécosas?Explíquese,Evaristo,quemeestádejandoconlaintriga.—Pueslascosasquesucedíanantes,Gracia.Lascosasdelquédirán.No

seríalaprimerachicajovenquecometíaundeslizyelniñosequedabaenlafamiliaysehacíapasarporhijodelosabuelos.Unviajeconvenienteduranteunosmesesdelamadreydelahijaantesdequeselenotaraelembarazoyalavueltaveníanconunbebéquesecriabacomohermanodesumadreenvezdecomosuhijo.Otrasveces las enviaban fuera, aotraciudadydejabanalniño en una casa cuna o en un orfanato. Antes ser madre soltera no seperdonaba fácil en la sociedad.Laque loerayano secasabay, enaquellaépoca,paralasmujereseramuydifícilserindependientes.Habíamuypocostrabajosalosquepodíanaccederytodosestabanmuymalpagados.

—PeroErnestonotieneabuelos,¿verdad?—No lo sé. Cuando ellas vinieron a vivir aquí, yo era muy joven y

Ernestonovinoconellas.Llegóunpardeañosdespués.Eramuypequeño.Casinosabíahablar.Eraunniñomuyguapoymuybueno.

—¿Elpadrenuncavinoaverlo?—Aquí nunca venía nadie que pudiera ser su padre. Venía Antonio de

Pascuas a Ramos, cuando necesitaba dinero. Y también venía, de vez encuando,unmatrimoniomayor.

Aloírestosemeactivaronlasalertas.—¿Eranunmatrimonioqueteníaunbarenelcascoantiguo?—pregunté

pensandoenPepeysumujer.—Nocreo.Teníanaparienciadeseñorones,nosésimeexplico.CadavezteníamásclaroquePepenoeratrigolimpio.Conrazónsehabía

asustadoalverdóndevivíamimadre.¿Cómonolosibaaconocersiellocaldesunegocioloteníaamediasconellos?¿Quésucederíaentreellosparaqueterminaranlasrelaciones?

—¿Yanovienen?—insistí.


—¡Quéva!Hacemuchísimosañosqueno.Porlomenostreinta.Supongoquehabránmuertoya.

—¿PorquévinieronCarminaySofíaparaaquí?—preguntésinrodeosalavistadelasganasqueEvaristoteníadehablar.

—Sofíasacólaplazademaestraylaenviaronaquí.Estabadandoclasesenlospueblos,haciendosustituciones,yconsiguióplazafijaenelcolegioesequeestádetrásdelaestacióndeltren.SanFelipemeparecequesellama.Lefuebien,ascendióajefadeestudiosyallísejubiló.

—¿YCarmina?—Solo séquevino con suhermana.Carminanunca trabajó, siempre se

ocupódelastareasdelacasaydeErnesto.—¿Ynadadenovios?¿Ninguna?—Nunca.Yesoqueaúneranjóvenes.Carminaeramuyguapa,aunqueya

tenía el airedemedio retrasoque sigue teniendo,pero eramuybonita, conesospreciososojosazules.Sofía,aunque teníaportemilitar,estabadebuenver.Yoeramuchomásjovenqueellasy,aunasí,meparecíanmuyguapas.Sofía asumió que tenía que cuidar de la hermana y, al poco tiempo, delsobrino. Si alguna vez pensó en casarse lo olvidó. O no. Igual por eso sesuicidó.Secansódecuidardetodos.

—¡Quétriste,Evaristo!¿Ustedcree?—Sino,¿quémotivoibaatenerparahacerloquehizo?—Vistoasí,podríaser—respondísinquerermostrarmisdudasparano

achantarle—. Dicen que no dejó nota de suicidio ni nada —preguntéintentandosersutil.

—Siladejó,laencontraríanellosyquiénsabesilaentregarononoalapolicía.Sonmuyraros.Todos—respondióconvozdesuspense.

MedespedídeEvaristopasadaslasochodelatarde,nosinantesescucharsusquejasporlosachaquesdelaedadyporlotristequeibaaestarélcuandosejubilara,sinsucomunidad.Supuseque,paraél,jubilarseteníaqueserundesastre vital. La comunidad era su mundo y parecía muy feliz entre losvecinosysusvidas.

Tendríaquehaberidoacasaacambiarmederopaporquehabíaquedadocon Jorgey conSarah. Íbamosa tomar algopor la rutade la sidra.Nomepude resistirymeacerquécaminandoa losbaresdondeEvaristome indicóqueErnestoempleabalashorasdesdelamuertedesutía.LeencontréenelCartadeAjuste,sentadoenunodelostaburetesdelabarra,conunperiódico,ungin-tonicylamiradaperdida.


Meacerquéalabarra,aescasoscentímetrosdedondeestabaél,sentadoenuntaburetey,sinmirarle,pedíungin-toniccomoelsuyo,conunasgotasde limón natural yme senté en el taburete de al lado. Solo entonces, fingídarmecuentadesupresencia.

—Hola.TúeresErnesto,elsobrinodeCarminaySofía.SoyGracia.—Sí. Lo sé. Te conozco. La hija de Adela. Fue amiga de mi tía estos

últimos años —me dijo sin poder disimular que estaba un poco más queachispado.

—Desdequemuriómipadre.Tutíaseportómuybienconmimadre.—Subía muchas veces a casa. ¡Vaya casadielles hace! A mis tías les

encantan.«Bueno —pensé—, para ser un hombre que no habla con nadie no

empiezamallacharla.Sevequeelalcohollehacemásdicharachero».—Mealegrodequetegusten.Amítambiénmeresultandeliciosas.—Leha dadovarias veces la receta ami tíaCarmina, pero no las hace

igual.—Tenemosquesubirallevarosunaspocas.—¿Túhasheredadoeldon?—Yo, en la cocina, solo sirvo para las tareas de bajo valor añadido—

confesé.Enesemomentollegóelcamareroconmigin-tonic.Teníaunaapariencia

excepcional. Sorbí con cuidado de la pajita naranja curvada con esemuellecito tanmonopropiode las terrazasdeplayay lovolvíaposaren labarra.

—Quérico—dijeaErnestoyalautordelcóctel,queestabafrenteamíesperando el veredicto—. Excepcional —dije reprimiendo un gesto dedesagradoalnotarelsaboramargodelbrebaje.

Noesqueelcóctelestuvieramalo,sinoqueporbuenapintaquetuviera,amí nome gustaba el sabor de la ginebra ni de la tónica. En eso, como entantasotrascosas,noestabaa lamoda.Pensarqueaesamezcla lagente leechaba pepino era una de mis grandes pesadillas gastronómicas. Lo habíapedidoparahacermigasconErnesto.

—Estehombreesungenio—dijoErnesto.—¿CómoestáCarmina?—Mal.Mi tíaCarminaesmuyespecial—sedetuvocómosinosupiera

cómocontinuar—,yellaySofíaestabanmuyunidas.—Ytú,¿cómoteencuentras?Todoshablamosdetutía,peronoerauna

tíacualquiera.Meimaginoqueparatiseríacomounamadre.


—Casi. Aunque la que siempre ha ejercido de madre conmigo ha sidoCarmina.

Nosabíabienpordondeencauzarlaconversaciónymearriesgué.—¿YtutíoAntonio?Loconocíeldíaquesubimosallevaroslaempanada

yelbizcocho.¿Sigueconvosotros?—¿Quesisigue?Esenosevaniconaguacaliente—dijoErnesto.—Claro,elpapeleotardamucho.Cuandomuriómipadrefueuncaos—

sugerídespuésdeunincómodosilencio,aversicogíaeltestigoycontinuaba.—Lo nuestro es de peli de Almodóvar. Como todo en mi familia, que

nadapuedesernormal.—Yaimagino.—Teaseguroquenotienesidea—dijoErnestoponiendofinaltemaala

vezquevolvíaacogerelperiódicoparaseguirleyendo.CadavezestabamásconvencidadequeenlafamiliadelaImpugnadales

faltaba el gen de las buenasmaneras.Hice como quemiraba el reloj ymesorprendía.

—¡Quétardees!Meestánesperando,metengoqueir.—Puesnada,hastalapróxima—respondióErnestoamododedespedida.—¡Quépenadegin-tonic,conloricoqueestá!Siloquieresaprovechar,

estuyo.Casinolohetocadoyhasidoconlapajita.Intentécaerlebienporsinecesitabaotraconversaciónconélenelfuturo.

Sinmás que un seco gracias, cogiómi copa, quitó la pajita y dio un buensorbo sin levantar apenas la vista del periódico. Qué familia másincongruente. Al final la única normal iba a ser la Impugnada. Normal enaparienciaporquenohabíaqueolvidarquehabíasaltadodesdelaventanadeunsextopisoconunanotadirigidaalporteroprendidaenlafalda.Eranmásde las diez cuando a Sarah, a Jorge y a mí nos sirvieron las primeras yexquisitastapasdelacena.Unasriquísimasnavajasalaplanchayunaslapasguisadas,llámparesenbable,queeracomolasdenominabanenlacarta.LescontémiconversaciónconErnesto.

—¿Hasvisto?—bromeóJorgeconSarah—.Ladejosolaunratoysevaaligarconelvecino.

—Yquémalgusto—le siguióel juegoSarah—, si estágordísimoyescalvo.

—A las mujeres solo os importa el dinero y, ahora que va a heredar,Ernestoesunbuenpartido—continuóélconlabroma.

—¿Queréisdejardedecirchorradas?—protesté sin interésen lachanza—.¿Vosotroscreéisqueunamaestradeprovincias,pormuyjefadeestudios


quefuera,queteníaquemanteneraunahermanayaunsobrinosintrabajoniplandetenerloalgúndía,puededejaralgoenherencia?Yaesdifícilquehayaconseguidoahorrarparacomprarlacasaenlaqueviven.Noentiendocómopuedenpermitirseeseritmodevida.

—¿Ellassevinierondirectasaviviraledificiode tumadre?—preguntóSarah.

—MedijoEvaristo,elportero,quecompraronlacasacuandoSofíasacóla plaza demaestra y la enviaron aquí. Eso ocurrió antes de que trajeran aErnestoavivirconellas.

—Si no tenían dinero, ¿cómo compraron esa casa con el sueldo de unamaestracon laplaza reciénsacada,queveníadehacersustitucionespor lospueblos?Eledificiodetumadrenoerabaratocuandoseconstruyó.Enplenocentroynuevoporaquelentonces.

—Tiene razón Sarah. Sofía y Carmina no podían pagar eso —apuntóJorge.

—Iguallacompraronlospadres—dije.—Osea,quelafamiliatienedinero.Asíqueesposiblequelamuertede

Sofíasíqueseatansustanciosacomoparaqueestécausandounarevoluciónentreestostresbuitres—concluyóSarah.

Eraunaposibilidad.No lohabíapensado.Sofíanoparecía tenermuchodinero.Eraunaseñoramuyaustera.

—Notodossonunosbuitres.Elhermano,eltalAntonio,síquetienepintade estar aquí al olor de la carroña, pero Carmina no y Ernesto no sé quédecirte.Esun tipo rarísimo.Parece amargadoy esmuy tímido.Ademásdemaleducado.Yaoshecontadocómomecortólaconversación.

—Siesquetemetesenunosjardines…—dijoJorge.—Aquílavidaesasí,tío.Todoelmundoconocelavidadetodoelmundo

—expliqué.—En eso tiene razónGracia, Jorge. Si la gente de aquí deja de parar a

charlarconsusconocidosenlacalle,yomeforrovendiendoantidepresivosyansiolíticos—bromeóSarah.

—Cuandomimujerme dijo que quería volver a España, a una ciudadpequeñaytranquila,nopenséqueserefirieraaesto.Suicidios,chanchullos,ancianos estafadores, curas sabiondos y hienas alrededor de una herencia.¡Vayaconlavidatranquila!Losciberdelincuentesdelosqueintentoprotegeralmundosellevanlamalafama,peroaquí,queparecentodostanamablesytan formales, los dejan a la altura del betún. Miedo me da la siguientegeneraciónconaccesoalatecnología—bromeóJorge.


—Por cierto —interrumpí—, ¿alguno de los dos tiene curiosidad porconocersufuturo?

Antesdequelesdieratiempoanegarse,nostrajeronunosescalopinesconsalsadequesoLaPeralyunpicadillocaserocontortosdemaízqueolíadefábula,yJorgeySarahseembarcaronenunaconversacióngastronómicaenlaquenomeapetecióparticipar.


9

Llevaba cuarentaminutos sentada en una de lasmesas del Salazogue, unrestauranteenelcascoantiguo,dondemehabíacitadoBárbara.Empezabaapensar que había vuelto a darme plantón, cuando la vi buscarme desde lapuerta.

—Yaerahora.Mediahoratarde—leespetéencuantosesentó.—Hola.Yo tambiénmealegrodeverte—respondiósinquererentraral

trapo.—Tía,metienesdespistadísimayunpocopreocupada.—Tranquila, que acabo de llegar y ya te has puesto borde—me cortó

Bárbara.—Tarde y sin disculparte. Lo importante es que te veo bien —dije,

enterrandoelhachadeguerra.—Puesnoesreflejodecómomeencuentro.—¿Quétepasa?¿Estásbien?—Claroqueestoybien.Vamosapedirytelocuentoconcalma.—Vale—acepté sinmuchagana—.Yaquí, ¿qué se come?Noconocía

estesitio.—Es cocina fusión. Lo vi el otro día yme apeteció probarlo. ¿Quieres

vino?—Mejorno,amediodíamedasueño.—¿Soloamediodía?—Por la noche también, pero como despuésme voy a la cama, nome

vienemal.¿Porquélopreguntabas?¿Mevaahacerfalta?—tanteé.—Creoquesí—respondiómihermanaconunacarcajada.—Pideblanco.Albariño,sitienen.Bárbara encargó vino blanco paramí y una cerveza 0,0 para ella. Para

comer, nos decidimos por compartir una lasaña de plancton marino, unmilhojasdeensaladillayuntatakidechuleta.


—¿Pordóndeempezamos?—dijeimpaciente,unavezquenostrajeronlabebida.

—Vas a ser tía. Estoy embarazada —soltó Bárbara, directa y sinmiramientos.Comoeraella.

—¡Joder!Diunbuentragoalacopadevino.Elalbariñoconelestómagovacíome

provocóunmareomomentáneoyun cierto calor en el estómago.Cadavezcreíamásenlagenética.

—¿Esoestodoloquetienesquedecir?—preguntómihermanaunpocomosqueada.

—¿Teencuentrasbien?—Másomenos.Aratostengounalavadoracentrifugandoenelestómago

yotrosparecequeacabodebajarmedeunbarcodespuésdeunatormenta.Aveces,me siento comouna gorda trastornada en pleno ataque de gula y enotrosmomentosme duermo, aunque esté de pie. ¡Ah!Y ayer lloré porquepapánolovaaconocer.

—Que llorarasporesoes razonable. Igualno loespara ti,peroesalgotriste.

—¿Y qué me dices de la semana pasada? El lunes lloré porque elKentuckyFriedChickenhadejadodehacerlostrocitosdepechugadepollorebozados, que es lo único que he podido comer con ganas y sin náuseasdurantediezdías.Yanomeimportaporquehandejadodeapetecerme.

—Loquemeextrañaesquenohayaspuestouna reclamaciónoficial alKFCpordiscontinuarelplato.¿Yelbebé?¿Estábien?¿Decuántoestás?¿Teapetece?—empecéadispararpreguntas.

—Espera, te cuento desde el principio. Deberían habernos puesto ya elaperitivo—sequejóBárbara.

—Yavienealcamareroconalgoparapicar,asíque¿teimportaríaseguircontándomelodetuembarazo?

—Nosécómomesiento.Enfadadaconmigomisma.¿Sabes?Losgrandeshombres de la historia, los grandes científicos, los astronautas quecolonizaronlaluna,losinventores,cualquieraquehayacontribuidoconalgoimportantealasociedadnosehadedicadoacambiarpañales.Secentraronensumeta,noenhacerdeniñerasyporesoestoydisgustada.

—No digo que no tengas razón, pero ese razonamiento tiene un falloporquesinadiesededicaacambiarpañalesnovaahabersociedadalaquecontribuir—laconsolé,sindejardecompartirsupreocupación.


—Ya lo sé, pero yo quería ser uno de los grandes, no una cambiadoraanónimadepañales.

—Estoyseguradequepodrásseguirsiendoungenio.Tendrásaalguienque se ocupe de las tareas rutinarias. Además, para tu hijo nunca serásanónima.

—Estoy muy confusa, ya sabes que no me gusta sentirme así y lashormonasnomeayudan.

Melevantéylaabracé.EralaprimeravezqueveíaaBárbaravulnerabledesdequeladejóunhinchadelRacingcuandoerapreadolescenteydecidiónovolveraenamorarse.Ylocumplió.

—Ya, ya, déjalo, que nos mira todo el mundo—protestó Bárbara tanariscacomosiempre—.Guardalosmimosparaelbebé.¿Pordóndeempiezo?

—Loprimero,detallesclínicos.Yelresto,pordondequieras.—Pues datos clínicos primero. Cualquiera hubiera preguntado por el

padre,peroatitepuedelalógica.—Mepodéistúymisobrina.Elpadremeimportamenos.—¿Sobrina?¿Porquésobrina?¿Ysiessobrino?—¿Essobrino?—pregunté.—Aúnnolosé,peropodríaser.—¡Quéva!¿Piensasquevaaserunniño?—Comomédicocreoquehayuncincuentaporcientodeprobabilidad.—Estoyseguradequeserániña—sentencié—,porqueenlafamiliasolo

hayniñas:mamáysuhermanaylaabuela,queerancincohermanasencasa.—¿Sabesqueelsexolodefineelpadre?Esunacuestióndecromosomas.—Sí, lo sé. Yo también estudié los guisantes verdes y amarillos de

Mendelenclasedebiología.Medaigual.¿Decuántoestás?—Trece semanas.Meenteréhace tres semanasporqueni semeocurrió

pensarquepudieraestarembarazada.—Ahínopudolamentemédica—reí.—Sí, sí que pudo. Desde el punto de vista médico es un caso poco

frecuenteporqueestabatomandolapíldorayusépreservativo.Oesocreo.—¡Oléconmisobrina!¡Vayacampeona!—Osobrino.—Eso.Sobrina.—Volvíareírconciertaamargura.Noqueríabarajar la

posibilidaddequefueraunniño.TraeríademasiadosrecuerdosdeMartin—.¿Seteolvidólapíldorayseterompióelcondón?Notepeganada.

—Nocreoquefueraasí,pero¿teacuerdasdequealvolverdevacacionesmepusemala?Pilléunvirusquemeatacóalsistemadigestivo,asíquedebí


devomitarla.Nosemeocurreotraexplicación.Yqueyosepaelcondónnose rompió, pero tampoco lo vi después de… —dudó Bárbara—, ya meentiendes.Dehecho,situvieraquejurarsilousamos,nomeatrevería.

—¿Tú no estás segura de sí usaste condón o no? ¡Si cuentas hasta lasvecesquemasticas!¿Cómohaspodidoestarsemanastragándoteestotusola?

—Noteenfades.SelocontéaSarah.—¿A mi Sarah? —pregunté estupefacta—. Si ni siquiera es tu amiga.

Hubierajuradoquenotecaíademasiadobienyquesololaapreciabasporqueyolohacía.

—Yasí es,pero tienedosniños sinpadre.Puedeexplicarmemejorquenadie lo que eso supone. Cuando vi las dos rayitas en el test de embarazoqueríatomarladecisiónsola.Quisevalorartodasmisopcionesyséquehayalgunasqueatiteresultaríandifícilesdeaceptar.

Mequedécalladaunos instantesprocesando la información.Entendía loquemedecíaBárbara,peronoestabadeacuerdoconella.

—Respetolasdecisionesde losdemás.Cadaunotienequehacer loqueconsidere que tiene que hacer. Las personas que deciden no tener un bebéestán en su derecho y así debe ser, aunque yo no lo hiciera. Tampocometeñiría de pelirroja y esonoquiere decir quenomeparezcabienqueotrosllevenelpelodeesecolor.Estoeslomismo—protesté.

—Eslomismocuandosetratadelmundoengeneral.Noloescuandosetratade tusobrino,despuésde loquehemospasadoenestafamilia.Túhasperdidoa tuúnicohijo,mamáa suúniconietoyyoamiúnicosobrino.Sipretendesconvencermeamíoconvencerteatimismadequeahoraqueexistelaposibilidaddequevuelvaahaberunbebéentrenosotros, túdesplegaríastoda tu tolerancia si yo no quisiera traerlo al mundo, te estás engañando.Jamástepondríaenesasituacióndespuésdeloquehaspasado.

—Simeloestáscontando,quieredecirqueesaopciónestádescartada.—Sitodovabien,¡serástía!—Irábien.Esunagrannoticia.¡Mamávaaflipar!—Ya. Paso a paso. Priorizando. De eso me ocuparé más adelante. De

momento,cuentocontigoporquenoquierodecírselo.—Vale.Yahorasí:¿quiéneselpadre?—¿TeacuerdasdeRomán?—¿Román?Sí, claro.—Asimilé la informaciónduranteunmomento—.

Nopuedeser.¿Tucompañerodefacultad?¿Eltirillasempollóncongafasdeculodebotella?


—Esemismo. No veas cómo ha cambiado. Se ha operado la vista conláseryvaalgimnasio.Esunnadadorempedernido.Y,envezdeempollón,esunmédicotipo«triunfadorguaperas».

—¿Deverdad?Con lo feoqueera. ¿Siguecoladitopor ti?—reíconunpocodechufla.

—Unpoco,segúndice.Aunqueyocreoquehasidomásbienunrecuerdodejuventud.

—¿Noestáisjuntos?—¡Quéva!Élnosabenada.—¿Cómoquenosabenada?Empiezaporelprincipio.—No hay principio. Hay final. Ya sabes que tenemos la intención de

presentar el año que viene nuestro prototipo de detección precoz del riesgocardiológico a los Premios de la Real Academia Nacional de Medicina.Cuandome fui en septiembre aMadrid a trabajar con el equipo deLaPazparamontarelgrupodepacientesqueparticiparánenelensayo,adivinaconquiénmeencontré.

—ConRomán,imagino.—Casi. Con su hermano, que trabaja allí, en Cardiología. Alfredo.

Coincidimos en un programa de voluntariado en la facultad para ayudar aniños con tumores en el corazón.Es posible que no os llegarais a conocer.Tuvebastantetratoconélenlafacultadyporeso,cuandonosvimosallí,seempeñóeniratomaralgoyenllamaraRomán,quetambiénestáviviendoenMadrid. Quedamos por la noche. Román se especializo en Plástica. Ahorainyectahialurónicoalascuarentonasylesquitalaspistoleras.

—¿Enserio?Nolepeganada.Conloidealistaqueeradejoven,parecíaque terminaría investigando en Estados Unidos más que atraído por el vildinerodelamedicinaestética.Yrespectoalodelascuarentonasdeposibles,notepongastandignaqueyaseteempiezaamarcarelrictus.

—Gracias por el piropo, hermana, yo también te quiero.Continúo.Nosfuimoslostresdecañas.Hablamosdelostiemposdelafacultad,delosviejosconocidosydeltrabajo.Hicimosunrepasodelosrecuerdosdelpasadoynospusimosaldíadelasbanalidadesdelpresente.ElcasoesqueAlfredotieneunniño recién nacido, de pocomás de unmes, y le llamó lamujer porque albebélediofiebreysefuecorriendoacasa.AsíqueseguimosRományyo,caña arriba, caña abajo, «a ti cómo te va, a mí bien, a mí también, ¿teacuerdasaquellavez…?»yesascosasquehacemoslosviejosamigoscuandonosreencontramosdespuésdeaños.


—¿Nohabíasvueltoasabernadadeél?¿Nomantuvisteislarelación?¿NienFacebook?

—Nada.Al finaldelMIRempecéasalirconDaniRegueras,Románsepusomuypesadoynosenfadamos.TúyaestabasviviendoenNuevaYork.ÉlfuemuydesagradableconDaniehizocosasdelasqueahoranosreiríamos,peroenesemomentomeagobiaronmucho.RománsefueaCanadáahacerlaespecialidad,ynovolvimosavernos.Deestohacepocomásdeunadécada,pero no había ni Facebook, ni Twitter ni WhatsApp para mantener unaconexión,aunquefueraficticia.Nosperdimoslapista.

—Laparte positiva es que, a la vista de cómo termina el cuento, no sepuededecirqueseasrencorosa—meburlé.

—¡Qué chistosa estás y qué poco simpática! Después de las cañas,medijo que si picoteábamos algo. «Venga, vale», me apunté deseando ingeriralgo contundente porque, a base de cañas, aceitunas y cacahuetes, estabaempezandoaachisparme.Aélselederrumbaronlasinhibicionesyempezó,comolamayoríadelostíospelmazos,acontarmesuvida.Queestáfatalconlamujer,quelotratamalybla,bla,bla.Guionclásicode«tíocasadobuscarollo».

—¿Secasó?¿Estácasado?—interrumpí.—¡Ycontresniñas!—¡Anda,laleche!¿Tresniñas?¿Ycómoseteocurrióliarteconél?—¡Eh!Porahínovayas,queelquetienelaresponsabilidadconsumujer

yconsushijasesél,noyo.Yoestoylibreysincompromisoyyasupondrásque no lo violé. Ni siquiera me había planteado liarme con él. De hecho,todavía no sé en qué nivel de alcoholmepareció buena idea hacerlo—mecortóBárbaracontodalarazóndesulado.

—Nadaquedecir.Nopretendíajuzgartenimuchomenos.Tienesrazón.Túnotienesquerendircuentasanadie.Loquehagaélessuproblema,noeltuyo.Sigue,porfavor,queestopareceunapelideserieB,delasqueponenenlatelelossábadosporlatarde.

—Mecontóel típico rollodequenosequieren.Segúnél, ellano lehaquerido nunca, se casó con él porque su padre tenía dinero y porque élapuntabamaneras.Yélsecasóconellaporque,consuaspectodeentonces,teníapocasopciones.Dicequelotratacomouninútilycreequeellatieneunlíoconsuex.Queporlovistoesunmacarrasinprofesiónconocidaquevivedesuspadres.Sospechaqueellaledadinero.

—¡Vaya tostón!Estamospasandode lapelículade la sobremesadel finde semana al culebrón. De todas formas, después demás de diez años sin


veros,que tecuente todoesepestiñono loayudaaseratractivopormuchoquehayacambiado.EstenoliganiconelfísicodeBradPitt.Yteacostasteconél.PareceselsantoJob.

—No sé cómo sería la vida íntima del santo Job, pero yo en aquelmomento, entre la cerveza y el vino, escuchaba sus desgracias con ciertointerés,yaves.Siendosincera,medabaunpocoigualsuvida.Fuimosmuyamigos,peroyahacemuchosañosquenolosomos.

—¿Yestodequémaneraterminaenlacama?—Igual que en las películas de serieB, como tú dices.Mucho alcohol,

unaúltimacopaenelhotely¡voilà!Vasaser tía.Elrestoestáentrevagosrecuerdos.

—Ylodelpreservativo,¿enquéparteseperdió?—Supongoqueenalgúnlugarentrelosvagosrecuerdos.—¿Yestaesmihermana,laresponsable,laquenuncasesaltalasreglas?—Estuhermana,laquelohacetodoalogrande.Elcamarero,quetraíanuestrosplatos,mesacódelensimismamientoenel

quelaaventurademihermana,mifuturasobrinayelinesperadopadredelacriaturamehabíanmetido.Contansorprendentenoticianisiquierarecordabaquéhabíamospedido.Lossegundosdereflexiónmellevaronapreguntasmáscoherentes.

—Bárbara,¿enserionoselohasdicho?—Claroqueno.¿Paraquéquieresqueselodiga?—Porqueeselpadre.—Unpadrecasadoconotraycontreshijas.—Peroelpadre.—Ya.Menudomarrón.—Sí,marrón,peroesqueeselpadre—insistí.—Vayaperraquetehaentrado.Yaséqueeselpadre,peronoveomotivo

algunoparadecírseloycomplicarmelavida.—Yasetehacomplicado.—Siselodigomelacomplicamás.Asíelniñoesmío,solomío.Siselo

digoaélynoquierehacersecargo,malo,porquemedoleráqueamihijonolo quiera su padre. Si se lo digo y quiere ejercer de padre, malo tambiénporquetendréqueconsultárselotodoysearmaráundramaconsumujer.¿Teimaginas a mi niño con Román, su mujer ofendida y las tres niñasdefendiendoasumamádelintruso?Meangustiosolodepensarlo.Nopiensohacerpasaramihijoporesasituación.Laúltimaopciónnoesmejor:sinoquiere hacerse cargo del bebé y luego, con los años, se arrepiente y sí que


quiere, mucho peor. ¡Vaya trauma para el niño! Además, Román no meinteresa, sus problemasmatrimonialesme importan aúnmenos y no piensodedicarleniunminutodemitiempo,quebastantepocotengoyaymenosquevoyatenercuandonazcaelbebé.Noquierosudinero,podemosvivirlosdosdeloqueganoyosintenerquepasarningúnapuroeconómico.Siselodigo,paseloquepase,vaasalirmal.Poresonoquieronipensarenello.

—Tienes razón en todo—acepté repasando las posibilidades que habíaenumeradoBárbara,mientrasañadíapococonvencida—:peronoolvidesquetambiénhayunaposibilidaddequesalgabienyque,salgacomosalga,noesalgosuperfluo.Eselpadre.Nopuedesprivaraunniñodesupadre.¿Quélevamosadecircuandopregunte?Unacosaesmentirlealmundoyotracosamentirleatupropiohijo.Sobrealgotanimportantecomoquiénessupadre.

—Le diremos quemamá teníamuchas ganas de tener un hijo, pero noteníaparejayseinseminó,yasíllegóellaalmundo.¿Ella?¿Hedichoella?Oéloloquesea.Dehecho,esloquehapasado,aunquemenosplanificado.Y,Gracia,escúchame,esoesloquelevamosadeciramamá,aJorgeyatodoelmundo.LodeRománsequedaentretúyyo,¿entendido?

—Entendido.Siesloquequieres,asíserá.Haymuchotiempodeaquíaquehayaquehablarlealbebédesupadre.

—Seráscapazdeestardándomelatabarraaños.Silosé,notelocuento.—Hablandodetodounpoco,yaséqueeresmédicoyquesabesmásque

yo, pero ¿te has hecho las pruebas a ver si este tío además de unespermatozoidetehubierapegadoalgomás?

—Sí.Me lashice el primerdía.Antesde saberque estaba embarazada.Todoestáenorden.

—¡Vayaalivio!¿Puedescomertodoesto?—Sí,otracosaesquemedéascoono,peroloqueespoder,puedo.He

pasadolatoxoplasmosis,niideadecuándo.—Yomelopuedoimaginar.Cuandoeraspequeña,cadavezquemamáse

descuidaba te comías toda la tierra que encontrabas, la del parque, la de laplaza,ladelasmacetasdelaterraza…Comorecompensa,puedeshartartedejamónibéricoduranteelembarazo.

—¿Enserio?Nomeacuerdodeesaactividadinfantil.—Puespregúntaleamamá,queellasíqueseacuerda.Teníapánicoaque

te tragaras un gusano y se te quedara enganchado en la tripa. La tuvisteobsesionadaconeso.

—¡Quéchorrada!Esonopuedepasar.


—Ya,túeresmédicoysabeseso,peromamáesmamá.Ellapensabaquesí podía ocurrir y estaba acongojada. ¿Tú no te acuerdas lo que te costóconvencerladequeera imposiblequemepegaralagripepor teléfonoaqueldía que me entrevistaban para Yo Dona en un artículo sobre mujeresinfluyentesenelmundo financiero? Ibaahacerel reportaje fotográficoqueacompañaría a la entrevista y ella decía que si me ponía mala y no podíaacudirosalíamalenlasfotos,noseloperdonaríaenlavida.

—Es verdad, no me acordaba —dijo mi hermana con una sonrisa—.Cuéntamealgodetuvida,quenecesitopensarenalgoquenoseaelembarazoy el futuro.Necesito despejarme. Por cierto, esta lasaña está exquisita. ¿Leecharan plancton de verdad? ¿Qué hay del asunto del viejo ese que estásinvestigando?

—Desdelaúltimavezquenosvimoshanpasadomuchascosas.Aversiatiseteocurrealgo.Pruebaelmilhojas,estábuenísimo—dije,cambiandodetema.

Comprendí que Bárbara estaba harta de hablar del embarazo y que lehabíadadotantasvueltasquenecesitabadisfrutardeunratoamenocharlandodecosasdistintas.Paraella, consuvidaplanificada, estructuradayconsusobjetivosclaros,lallegadadeunbebéinesperadodebíadeseralgoparecidoalcaosdeluniverso.Lapusealdíademisinvestigacionesynotéqueseibarelajando. Parecía divertida escuchando mis hallazgos y mi desconciertosobrecómoseguir.

La dejé en su casa cuando empezó a notar la somnolencia propia delembarazo y me llevé aGecko, que no parecía estar entusiasmado con losplanes de siesta de su dueña.Después de pasar todo el día solo en casa, elpobrenoesperabaquemihermanasemetieraenlacamaenvezdesacarleadarunlargopaseoyaperseguirhojassecasporelparque.Conélsujetodelacorrea en lamano izquierda empecé a pasear haciami casa, sin prisa, conmúltiplesparadascadavezqueaGeckolellamabalaatenciónalgunacosaenmovimiento, fuera viva o inanimada. Nunca me había percatado de losolitariasquequedanlascallesdeOviedolosdomingosdeinvierno,despuésde lahorade comer.Las tiendas estabancerradasy, en las aceras, solomeencontré con alguna paloma despistada. El día se estaba encapotando conunas nubes grises que amenazaban llovizna.Hasta los edificios, antiguos ydistinguidos,parecíanmásgrisesqueotrosdías.Sentílamismasensacióndedesarraigoquesentíaenmividaanteriorcuandoesperabaenlosaeropuertosahorasintempestivas,enesassalasvipimpersonales,llenasdehombrescongestoserioyalgunamujerquepeleaporsuhuecoentreellos,alosqueseles


pasalavidadepaísenpaís,entrepersonasalasquenolesimportan.Recordéesa sensación de estar lejos de todo, de desconexión con mi gente. Elembarazodemihermanaremovíamidolor.Mealegrabadesertía,peronadamitigabaelsupliciodehaberperdidoamihijo.Habíacambiadodevidaydeentorno,habíaconstruidoparamíun refugio lejosdelambientehostil enelquevivíaantes,rodeadadebuitressedientosdedineroquevendíansualma,sus familias y sudignidadpersonal, por conservar su puesto en las cúpulasfinancieras. No les importaba timar a la gente corriente con productosfraudulentoseininteligiblessiconelloconseguíanununoporcientomásdebeneficio que el año anterior para unos accionistas anónimos que, comogrupo, se convertían enunmonstruo cruelydescarnadoquepedía sudosismensualderesultados,igualquelosantiguosdiosesaztecaspedíansacrificiosde sangre humana. Mi nueva vida era mejor, me gustaba lo que hacía,contribuíaahacerjusticiasocialyestabarodeadadepersonasalasquequeríaymequerían,peroelvacíoquedejóMartinalirsesehabíamudadoconmigoaminuevodestino.Nohabíaconseguidohuir.

Ensimismadaenmispensamientos,novi aCarminahastaque la tuveamenosdeunmetro,paradadelantedel escaparatedeuna tiendade ropadehombre,buscandoalgoensugranbolsoazulmarino.Estabasola.

—¡Carmina,quéalegríaverla!¿Cómoseencuentra?—saludé.—Uy,siereslanenadeAdela.—Mereconocióymelanzóunasonrisa.

Para laspersonasquenoshanvistocrecersomosniñosparasiempre—.Noencuentrolasgafas.Queríaverelpreciodeestaamericananegratanbonita.

Laamericanaerapreciosa,conaspectodequedarcomounguanteapocoquelaperchahumanaquelalucieranoestuvieracontrahecha.

—Cuatrocientosochentaeuros.Aúnnohayrebajas.—Es un poco cara, pero es muy bonita, ¿no te parece? —reflexionó

Carminaenvozalta.—Esbonitaytieneustedrazón,tambiénesmuycara.¿EsparaErnesto?

¿Paraalgunaocasiónespecial?—ParaAntonio.Aunque lodel lutonose llevamucho,megustaríaque

tuvieraunachaquetanegraparairalasmisasdelmesporSofía.Lehepagadounamisamensualamihermanadurante lospróximoscincoañosymehanprometido que iremos los tres el primer año. Antonio ha venido con pocoequipaje y, hasta que lo traiga todo, va a necesitar más ropa, que él estáacostumbrado a ir muy guapo. Es muy apuesto mi hermano. Desde niñollamaba la atención con ese pelo rizado y ese porte elegante. A Ernestotambiénlequedaríamuybien,peronoquiereoírhablardelutos.


—¿Antoniosequeda?—pregunté.—Sí,¡claroquesequeda!¿Cómonovaaquedarse?¿Quéíbamosahacer

Ernestoyyosinél?Somosunafamilia.Tenemosquevivirjuntos.—Carminanodudó.

—¿Ysucasa?—¿Qué casa? Es nuestra. Era de mi hermana y mía—me devolvió la

preguntasinentenderla.—Me refiero a lade suhermano, a ladeAntonio.Antesnovivía aquí,

¿no?—No, no tiene casa propia. Mi hermano es muy moderno y vivía en

Marbelladealquiler,comosellevaahora.Allí teníasusnegocios.ComoyanoestáSofía,puedequedarseaquí.Estamosmejorlostresjuntos,¿nocrees?

—Supongo —respondí sin comprometerme. Me pregunté por qué nopodíaquedarseAntoniocuandolaImpugnadaestabaviva.

—Las familias, nena, tienen que estar juntas —afirmó como si esaconclusiónfueraelsentidodesuvida.

—¿YErnestoestácontento?—Sí,porsupuestoqueloestá.MediceBertaqueestáconfundidoporla

muerte repentina de Sofía, pero que todo se arreglará, que este es nuestrodestino.

—¿QuiénesBerta?—pregunté,recordandoalaechadoradecartasdelaquemehabíahabladoEvaristo.

—Berta.Berta Llorente. La adivinadora. Es un ángel esamujer.Me hasalvado lavida.Siquieres te lapresento.Seguroque tevienebien.Nohayotra como ella. Es un consuelo tenerla—respondióCarmina con lamiradaida.

—Pues no sabe lo bien que me vendría, Carmina —me apresuré arespondersinhacercasoalavocecillainteriorquemeimpelíaapreguntarporquéconsiderabaquemehacíafaltaveraunavidente.

—No me digas más. Ya verás cómo Berta te ayuda. Es una personaincreíble.TieneundondeDiosparaayudaralosdemás.SinoesporBerta,no soportaría lo de Sofía. Creo que tengo su tarjeta. —Carmina siguióparloteandolasexcelenciasdeBertamientrasrebuscabaensuatestadobolso.

—¡Ah!Porcierto—arriesgué—,elotrodíavinoPepe,eldeCasaLucas,acomeracasademimadre.

—¿Pepe? ¿El bueno de Pepe? No sabía que Adela y él se conocieran.¿Cómonosubióasaludarnos?—Carminaentróaltrapo.


—Senosfueeltiempojugandoalparchísyélteníaquevolveralasilo.Lapróximavezselodigoysubimosasaludar,¿leparece?

—¡Quéilusión!Claroquesí.Omeavisasybajoyo.PorsiestáAntonio,que no le gusta que vaya gente a casa. Juego muy bien al parchís. Tengomuchísimasuerte.Esencantador.Pepedigo.Quépena.Estáenelasilosolo.Yelhijosolotambién.Esoesloquenoquieroquenospaseanosotros.Lasfamilias,siemprejuntas.

RecordéquePepemehabíadicholomismo.—Hacebienenmantenerlasuyaunida—dijedisimulandomirepelencia

cadavezmayorporeltalAntonio.—El pobre Pepe esmuy bueno, pero Luquitas, el hijo, aunque esmuy

bueno también, es un poco raro. Comomi Ernesto. Son buenos, peromuytímidos.De pocas palabras. ¿Cuándo empezarán las rebajas en esta tienda?MegustaríaregalarlelaamericanaaAntonioparaReyes.

—Puedepasarmañanaypreguntar.—Sí,esoharé.¡AquíestálatarjetadeBerta!Llámala,dilequevasdemi

parte,queterecibiráenseguida.Tienelistadeespera,¿sabes?Comoamímequieremucho, te hará un hueco. Verás cómo te ayuda. Te dejo, nena, quellego tarde a la reunióndeCáritas y tenemosmuchoquedecidir.Estámuymal elmundo.Nonos llega comida suficiente para todo lo que tendríamosquerepartir.¡Haytantanecesidad!Cuídateydarecuerdosatumadre.

Carmina me dio un beso en la mejilla y se fue calle arriba medioencorvada y centrada en sus pensamientos.HastaGecko lamiraba como sifuera un ser irreal. En ningún momento hizo ademán de acercarse a ella,olisquearla o lamerla como hacía con todo desconocido con suficientepacienciaparadejarse.Carminaeraunamujerinsólita.Tanamable,tandulcey tan encerrada en su mundo fantasmal. En su cabeza todo parecía tenersentido, aunque desde fuera pocas cosas parecieran tenerlo. Lo másinteresante era que Antonio se quedaba a vivir con ellos, que Pepe era el«bueno de Pepe», que a ella le gustaba Pepe y que aAntonio no debía degustarle tanto, si ella no quería que subiéramos cuando él estaba en casa.¿Sería que no le gustábamos nosotros, Pepe, o que no quería ver a nadie?¿Qué tenía que esconder? ¿Cómo le iba a sentar a Ernesto que su tío sequedaraavivirconellos?Mal,porloquesabía.Algúndíaharíaporvolveracoincidirconél.YlatalBerta,labruja,habíaencontradoungrannegocioconCarmina. ¿Cuál sería el tema de sus sesiones diarias? ¿La muerte de laImpugnada?Llamaríaparapedircitaaldíasiguiente.Eradomingoyyahabíatenidosuficientesconversacionesinesperadasparacubrirelcupodeldía.


Elsonidodelmóvilmerescatódemispensamientos.—¿Estás bien? ¿No se suponeque estabasdurmiendo?—respondí ami

hermana.—Envezdeecharmelasiesta,hepreferidovomitar.—Vaya,losiento.—Lashormonasnorespetannialosmejoreschefs.Gajesdelembarazo,

nitepreocupes.Tellamoporquemeheacordadodeunacosa.¿SabesquiénesTeoAlborán?

—Puescomonoseaunprimodelcantante,no.Nimesuena.—¿Dequién?—Nadie.Olvídalo.—Descartéempezarunaexplicaciónquenonosibaa

llevaranada—.¿Quiénes?—Cuandoéramosniñasvivíaconsuspadresalprincipiodelacalle,enel

edificio de la esquina encima de la panadería. ¿Te acuerdas? Tenían unporteroqueerauncardoborriquero.

—Sí, el portal sé cuál es. Y el portero también. Nada que ver conEvaristo.Peroelchicoquedicesnoséquiénes.

—Tendráunoscuarentaybastantes,espediatrayconoceaErnestodesdepequeño.Jugabanjuntosalfútbol.

—Puesnocaigo,perocuéntame.—QuefuealcolegioconErnestoytodavíatienenrelación.—¿Y?—QuetambiénesmédicoyvolvióhaceunosmesesdeBilbaocomojefe

dePediatríadelhospital.Noshemoshechoamigos.—¿Adóndequieresllegar?—¿No has dicho que quieres acercarte a Ernesto? Si quieres, yo me

encargo.VoyairaveraTeo.—¿Yquévasahacer?—Esoescosamía.Túdéjameamí,voyaintentarquehablesconErnesto

enunclimamásdistendido.Mevuelveaentrarelsueño.Mañanahablamos—mecortódesopetón.

ConmáscuriosidadqueinterésporlosplanesdeBárbara,sentílafrescahumedad de la primera gota de lluvia caer sobremimano yme encaminéhaciacasa.Geckoibaatenerqueconformarseconverunapeliconnosotrostiradoenelsofá.Aldíasiguienteyamearrepentiríacuandovieraelsofállenodepelos.


10

Tardéunossegundosendarmecuentadequelahumedadnoeraambiental,sinoqueproveníadeGecko,queesperabapacienteaquenosdespertáramosconlaspatasapoyadasenlacamaysucabezotaunosveintecentímetrosporencimade lasnuestras.Despuésdeapartarlocon tanta firmezacomocariñome acurruqué en el hombro de Jorge, que aún descansaba perezoso en esegozosoduermevelapropiodeldespertarnaturaldelcuerpo.Olíaalcalordelsueño.

—Buenos días —le susurré mientras le besaba la oreja izquierda,buscandoensucuerpomidosisdiariadeevasión.

—Buenos días. ¿Qué hora es? —me respondió bostezando mientrasmirabaenlamesillaenbuscadelmóvil.

—Lassieteymedia.—¡Quéhambre!—¡Quétragón!—respondídecepcionada.Noparecíamuydispuestoyno

meapetecíahacerningúnesfuerzoparaconseguir loquequeríadeél.Cadadíaquepasabameenfurecíamásnecesitarletantoymeagotababuscarlesinquesedejaraencontrar.

—¿TenemosaGeckoencasa,sinorecuerdomal?—preguntó.—Sí. Impaciente ya. Ha venido y se ha ido muy digno cuando ha

descubiertoquenoerabienrecibido.—¿Lobajoa lacalley túpreparaseldesayuno?—propuso,asabiendas

delomuchoquemefastidiabasacaralperroaprimerahora,reciénlevantadaysindesayunar.

—Hecho.Después se lo llevo aBárbara de camino al despacho.Voy ahacer una jornada de reflexión a ver si pongo en orden las ideas y lainformaciónsobreelcaso.¿Antesdebajarlonoteapetecenadamás?—volvíalacargabajandomimanohastasuentrepierna.

Jorge era como los toros bravos, no solía dejar pasar un capote cuandoestababienagitado.


Unahoramástarde,conelestómagorepletodezumodenaranja,caféytostadas,me encaminé a casa de Bárbara conGecko feliz y animado, biensujetoalotroextremodelacorreaquellevabaatadaamimuñeca.Dospaseosenmenosdeunahoraeramásquesuficienteparahacerleelperromásfelizdelplaneta.Aélno le importabaqueel luneshubieraamanecido tangrisyhúmedocomohabíaterminadoeldomingo.

—¡Gracia! ¡Gracia San Sebastián! ¡PorDios! ¿Eres tú?—oí a una vozfemeninadetrásdemí.

—¡Hola!—dije sin identificar a quiénmedirigía.Una cara adolescenteencimadeununiformeazulyblancovinoamicabezapararescatarmedemiperplejidad.Unaadolescentepecosayconcoletaquevivíaenalgúnlugardemimemoria seesforzabapormostrarsedetrásdeunamujer rechoncha,conexceso de maquillaje, mechas rubias y ropa de marca. Al acercarme meinvadióunanubedeunperfumequenoolíadesdelosañosdecolegio.

—¡Geni!Quierodecir ¡Eugenia!Cuántosaños.Casino te reconozco—confesé.

—Geni,Geni,mesiguenllamandoasí.Puestúestásigual.Solotefaltaeluniforme.¿NovivíasenEstadosUnidos?¿Estáspasandounosdíasaquí?

—Vivíallíhastahacepoco.—¿Yeso?Habíaoídoqueteníasunpuestazoenalgorelacionadoconla

bolsa,comolosdelaspelículasdeWallStreet.—Algoparecido.Enlajunglafinanciera,encualquiercaso.Lodejéhace

másdeunaño.—Claro.Losescándalosfinancierosesospor losquehanmetidoa tanta

genteenlacárcel.Mealegrodequeestésbien,aunquetehayasquedadosintrabajo.

ParecíaqueGeniyasehabíamontadosupropiaversióndelahistoria.Asíse ibaaquedarensucabezayen lade todoalquese locontaraporquenotenía intencióndesacarladesuerror.Eugeniahabíaperdido las redondasyagradablescurvasconlasquelahabíadejadolaúltimavezquelahabíavisto,hacíacasiveinteaños,peronolaaficiónporelchismorreomalicioso.

—Tenemos que tomar un café—continuó—. Ahora voy a llevar a lasniñasalcolegio.¿Quéhacesdentrodeunahora?

—Tengoquetrabajar.Tengoundíacomplicado.—¡Ah!¿Trabajas?¿Aquí?—Sí. —Intenté ser escueta para cortar la conversación, pero Eugenia

GalánVillanuevaeracomounpitbull.Unavezquepillabalayugular,nolasoltabasalvoqueledierasunmazazoenlacabeza.


—¿Trabajasaquí?—repitió.—Sí,aquí.—¿Enotrobancodeinversión?¿Aquíhaydeeso?—No,pormicuenta.—Esosíquenomeloesperaba.¿Inversionesprivadasoalgoasí?Aquíya

nohaymuchodineroqueinvertir.—Más bien algo así. Tengo que irme, Geni, que tengo una llamada

internacionala lasnueveyvoya llegar tarde.—Meibaacrecer lanariz—.Hasidomuyagradableverte.Estásestupenda.

Simeibaajugarmiproporcionadanariz,porlomenosquesirvieraparahacerunpocomásfelizaalguien.

—Deacuerdo,peronostomamosesecafé.TecontactoenFacebook.—Loestoydeseando.Anoté enmi agendamental ocultarmi perfil deFacebookdurante unos

días.Nolousabademasiado.—Nosvemos,entonces.¿Siguescasada?—Aprovechabahastaelúltimo

segundomientrasmeplantabadosbesossinpermitirmeevitarelcontactoconlosdosdedosdemaquillajenaranjaqueembadurnabasucaraysecortabaenunalíneaperfectajustoalaalturadelcuello.

—Me voy, Geni, que el perro no aguanta más —dije mientras meescabullíaacusandoal resignadoGecko,queolisqueabadistraído labasedeunafarolaesperandoqueterminaralaconversación.

—NotehepreguntadoporBárbara.Apuré el paso simulando queGecko tiraba demí. Le dije adiós con la

mano y una gran sonrisa en la cara. Caminé a paso rápido en direccióncontrariaaladeella,quetambiéneracontrariaalacasademihermana.Nomevendríamalunrodeoparaestirarlaspiernas.

Abrí el portal de la casadeBárbara con la llavey cuando llegué arriballamé al timbre. Una sola vez, por si estaba durmiendo. Suficiente para, siestabadespierta,noinvadirsuintimidad.Comonomeabrió,entréconánimodedejaraGeckoenlacocinaeirmesindespertarla.

—Pasa,estoyenlacocina—gritóencuantoabrílapuerta.Laencontré sentadaen lamesa, conuna tazadecaféentre lasmanosy

unasojerasbastantemarcadas.—Creíaqueestabasdormida.—Te he oído llamar, pero no me apetecía levantarme y sabía que

entrarías.Estoyocupadadecidiendosidesayunoovomito.—Difícilelección.¿Malanoche?


—No.Hedormidobien,peropodríaseguirdurmiendoochohorasmás.—¿Nopuedes?¿Trabajastantemprano?—Hoy sí, vienen unos colegas de un laboratorio de Londres que están

probando un nuevo medicamento para las trombofilias sin los efectossecundariosde losactuales.Estánbuscandohospitalesparahacerensayosymeinteresaríamuchoquenoseligierananosotros.

—Suenaimportante.—Loes.Hetrabajadomuchoparaquemenombrendirectoradelensayo.—Puesaporello,chútatetodaladosisdecafeínaqueelbebétepermita

tomary¡aimpresionarles!—¿Túquétal?¿AperseguiralsuplantadordedonMarcelo?—Sí.Mevoya encerrar a reflexionar.Por cierto, ¿sabes aquiénmehe

encontrado? A Eugenia Galán, Geni, la cotilla de mi clase, la que cuandoéramospequeñasmeempujócontraunradiadorymeabrióunabrechaenlacabeza,¿teacuerdas?

—Sí,lehasguardadorencortodalavida.—Unpoco,sí.Hayqueverlointensasquesonlasexperienciasinfantiles.—¿Yquétalelencuentro?—Enlostresminutosquenoshemosparadomeharesultadodifícilevitar

quemeenchufaraalpolígrafo.—Sigueigual,todoelmundohuyedeella,perosinquesenote.Alacara

lagentelehacelapelota.—Mihermanasonrió.—¿Porqué?—¿Notelohadicho?EstácasadaconRafaMiralles.—¿Yesequiénes?—Oteaprendeselquiénesquiénonovasa llegar lejos.Esun tíoque

estudiabaenelcolegiobritánico,queeramuygordo,delapandilladeÁlvaroNavelgasyDavidSotres.

—Nomesuena.¿Porquésesuponequetengoqueconocerlo?—Porqueeselcomisariodelacomisaríadelcentro.—¡Nojodas!¿GenilaChismeseslamujerdelcomisario?Nopuedeser.—Sí que puede. De hecho, es así. Igual no te viene tan mal hacer

relacionesconella.Loquemeasombraesquenosehayaenteradohastahoydequetúestásaquí.Estámásinformadaquelaradiolocal.

—Noheretomadorelaciones,heintentadopasarmuydesapercibiday,dequerer recuperar el trato con alguien, no hubiera empezado por ella.VeníapensandoenborrarmiperfildeFacebookparaquenomecontactara.


—Notemolestes.Ahoraquesabequevivesaquítevaalocalizarigual.No la subestimes. Tú eres un pez gordo en tema de cotilleos. Eres comopescarunmarlín.Vivesenelfondodelocéano,notedejasverydartecazasirveparaganarnotoriedad.Generartanpocainformaciónsobretuvidanoespositivo. Parece que ocultas un gran secreto y eso despierta las ganas defisgonear. Vas a tener que cambiar tu estrategia porque así consigues locontrariodeloquepretendesyesonoesbuenoparatutrabajo.

—Ya.¿Cómohaconseguidoesta chicacasarseconel comisario?El tíodebeser listo.Sinorecuerdomal,ellanollegóalaUniversidad.Suspendíahastaelrecreoyguapanohasidonunca.Ahoraesunadefesiocubiertoconropademarca.ElZaraleveníaigualdebienylesalíamásbarato.¿Túlahasvisto? Entre la ropa cara, el maquillaje a pegotes y las mechas esas depeluqueríasemanal,pareceunatertulianadeunprogramadecotilleos,deesasenplanverdulero.Yelvahodulzónquelapersiguenoayudamucho.

—Quéexageradaeres.Yquéresentida,¡solo teníaiscuatroañoscuandote empujó! Olvídalo—se burlómi hermana—.No es para tanto. Él no esningúnadonisyellanoeslerda,solocotilla.¿Túdedóndehassacadolaideadequealoshombreslesgustanlasmujeresinteligentes?

—A algunos sí. A los inteligentes.Dios los cría…—dejé el refrán sinterminar.

—Dimejorquesiestánbuenaslesperdonanqueseaninteligentes.ElañopasadoprohibieronlosatuendoshabitualesdelasazafatasdelaFórmula1ylos campeonatos de motos. ¿Piensas que las chicas que estaban allí contacones de tortura y conjuntitos sacados de una fiesta de Playboy, habíanpasadountestdeinteligenciaounodebelleza?

—¡Quécruel!Esoesporquelainteligencianoseapreciaaprimeravistaylabellezasí.

—Cruel no, científica. Tú puedes engañarte si quieres. Según losantropólogos,formapartedelaevolución:elhombrebuscamujeresatractivascon las que aparearse para reproducir sus genes y lamujer busca hombresexitosos capaces de proporcionar elmejor hogar a sus crías.Naturaleza enestadopuro.

—Osea,¿ellosbuscantíasbuenasynosotrastíosconpasta?¿Esoesunestudio científico? Porque más bien parece un pensamiento casposo yretrógrado.

—Pues te equivocas, está demostrado. La especie avanza más lenta encuantoadesarrollointelectual,peromásequilibrada—explicóconvencida.

—Románticoatope.


—La naturaleza no es ni justa ni romántica. Eso lo hemos inventadonosotros.FíjateenlosdocumentalesdeNationalGeographic:Losconejitosylasgacelassonunosanimalespreciososysiempreseloscomen,¿puedehaberalgomásinjustoymenosromántico?Encualquiercaso,yonoleharíaunfeoa esta chica, no sea que un día la necesites. No es mala gente. Si puedehacerteunfavortelohace.

—¿Paraqueselodebasluego,quieresdecir?—Puedeser,peroloimportanteesquetelohace.Elprecioencotilleoslo

cobradespués.—Encantadora.—Llámala.—Lo haré. Si no me va a quedar más remedio que mantener buenas

relacionesconella,mejordoyelprimerpaso.Quesemeveailusionada.Nome puedo creer que vaya a hacerle la pelota aGeni laChismes.Comomeestéstomandoelpelotemato.

—¿Túcreesquenotengonadamejorquehacerquetomarteelpelo?—respondió mi hermana en un tono un poco más déspota del necesario—.Seguroquelehasdadocobaatiposytipaspeoresentuantiguavida.Sitienesclaro por qué lo haces, esmás fácil.Mejor fuente de información no vas aencontrar.

—Lo peor es que tienes razón. De aquí a que nazca la peque dejas lacienciay teconviertesen filósofa.Hayquever loquehacen lashormonas.Me largo, que tengoque currar.Avísame cuando te hagas las pruebas y, siquieresquevayacontigo,estaréencantada.

—Cuentaconello.Mevoyaladucha—dijoamododedespedida.Devueltaaldespacho, leenviéaGeni laChismes,señoradelcomisario

Miralles, una invitación para conectar en Facebook que aceptó desde laversión móvil en menos de un minuto, seguida de un mensaje privadopidiéndomeminúmerodemóvilparaquedarporWhatsApp.

BusquéenelbolsolatarjetaquemehabíadadoCarminalatardeanteriorymarquéelnúmerodeBertaLlorente.Medium.Tarot.Numerología.MétodoCientífico. SeriedadMáxima. La primera cita que tenía disponible era parafebrerodelsiguienteaño.Lagenteestabachalada.Empezabaapensarquemehabía equivocado de profesión. Usé la baza de Carmina y me abrió laspuertas.Seconfirmabaqueeraunadesusclientesvip.Aldíasiguientealastresdelatarde,citaparados.

«Hola,bellezón.¿Meacompañasmañanaa las tresaveraunavidente?Dicenqueeslamejor»,tecleé.


«Yasabesquenuncadigoquenoaunplanazo.Emoticonosllorandoderisa.EsperoqueseaconBertaLlorenteporquesinoesasí,no tehandadobienlasreferencias».

«¿Laconoces?»«Enpersonano, pero todo elmundo sabequién es. ¿Hagode argentina

locaosolodemí?»Mihermanateníarazón:omeponíaaldíadelasociedadlocalomeibaa

perdermuchascosas.«Con hacer de ti será suficiente. No queremos asustarla. Emoticono

guiñando un ojo y sacando la lengua. Es la vidente de la hermana de laImpugnada,quieroversilesacamosalgo».

«¿Terecojoeneldespachoalaunaycomemosantesdelacita?EsenlacallePelayo,¿verdad?»

«Eso es. ¿Seguro que no has ido ya? Sonrisa en emoticono. Aquí teesperaré».

Corté la conversación pensando cómo ampliar un poco mi burbuja sinpasarme. Poco a poco. No hacía falta exagerar. Con la cotilla y la videntesería suficiente para los próximos días. Mucho más de lo que teníaplanificado.

Sinnoticiasdemiordenjudicial,repasélasescriturasdepropiedaddelasdoscasascontiguasdelacalleMon.El53,domiciliooficialdedonMarcelo,a nombre de Pepe y herederos de Consuelo, sin especificar. Sabía por mimadrequePepeerahijoúnicoyquesumadre,lamujerdelLucasoriginal,noteníamás hermanos queConsuelo. Si Consuelo yMarcelo no tenían hijos,Pepe,susobrino,eraelherederolegaldeConsuelo.Sieraasí,¿porquédecíaquenopodíavenderlacasa?

El51,dondeseencontrabaLaTapillaSixtinayelpisodePepe,anombredel propio Pepe y de Ernesto, el sobrino de la Impugnada, con ella comorepresentante legal.QueSofíaactuaraenrepresentacióndeErnestono teníasentido. Ya hacía mucho que él había superado la mayoría de edad. Derepentemeasaltóladuda:¿sabríaErnestoqueéleraeldueñodellocal?HacíaañosqueelborradordeHaciendasecruzabaconelcatastro,pero¿presentabaErnesto la declaraciónde la renta?Si no tenía ingresos conocidos, no teníaquehacerla.LaImpugnadamanejabaloshilosylosdinerosdelafamilia,asíque era posible que él estuviera en la ignorancia de lo que poseía.Era unaideacasigrotesca,¿cómonoibaasaberloErnesto?Perohabíaquecontarconesaposibilidad.


NecesitabainvestigaranombredequiénestabaelImpuestosobrebienesinmuebles.Yyadepaso,enterarmedecuándoseabriríaeltestamentodelaImpugnaday,loqueeramásdifícil,desucontenido.

¿Cuántos notarios habría en la ciudad? Google me lo podría decir.DespuésmeacercaríaalayuntamientoapedirunacopiadelIBI.

Elbuscadorwebencontrótrecenotarías.EmpezaríaporlasmáscercanasalacasadelaImpugnada.Necesitabaunahistoriacreíblequecontar.

—NotaríaTejoSolís,¿enquépuedoayudarle?—Buenos días, soyCasildaUrbiés, del despachoCueto Llanuces.—El

despacho era real, había sido del padre de una amiga que, al retirarse, leshabíacedidoeltestigoasushijas,yelnombreeradeunaprimadeellasquenosededicabaalDerecho—.LlamabaporquesenoshatraspapeladolacitadelalecturadeltestamentodedoñaSofíaÁlvarezFernándezynonosfiguraenlaagenda.Meestápreguntandomijefaynoloencuentroporningúnsitio.

—Espera,quetelomiro.¿Tieneselnúmeroderegistro?Niloteníanisabíaaquéserefería.—No lo tengo. Me ha saltado un mensaje en el ordenador, he dado a

aceptarporerroryheborradotodalaagendadelospróximosdías.Lopeoresquesemeolvidóhacercopiadeseguridadycomoselocuenteamijefamevaamatar.Estoyintentandorecomponerlayarreglareldesaguisado.

—Notepreocupes,quelobuscamos.¿Sofíaqué,mehasdicho?Menosmalque lasolidaridadentre lassecretariaseraalgomásqueuna

leyenda.—Noloencuentro.¿Estásseguradequéesaquí?—Puespensabaquesí.—¿Esparalospróximosdías?—Sí.Estasemana,sinorecuerdomal.Aunquepodríaserlasiguiente.—Puesaquínoes.—Que lío tengo, chica. Mil gracias por ayudarme, voy a ver si lo

encuentro.Laqueheliado.—Muchasuerte,guapa.Ysinoloencuentras,mellamas.Repetí la operación cuatro vecesmás, con idénticos resultados ymás o

menoscomplicaciones.Eneltercerintentolachicaqueatendíaelteléfonomedijo que tenía mucho trato con el despacho y «tú no eres la secretaria desiempre».Enlaquintallamada¡bingo!EltestamentoseleeríaeljuevesalasdiezenpuntoenlanotaríaSolísCeyanes,enelportaldeenfrentealaestatuadeWoodyAllen.


¿Y después qué? Una cosa era averiguar cuándo y dónde se leería eltestamentoy otra presentarse allí y esperar enterarse de algo.Lobueno eraqueteníatresdíasparapensármelo.

Estaba inmersa en mis reflexiones cuando me entró un whatsapp.Eugenia.Geni.LaChismes.

«Hola,guapa.SoyGeni.Grabamiteléfono.Nosabesquéalegríamehellevadoalverte.Otravezconectadasdespuésdetantosaños.Hayqueponersealdíacuantoantes.¿Quéteparecesinostomamosuncaféestamismatarde?Unbesito,cariño.Quésuertehabernoscruzadohoy.Emoticonosconbesitoycorazón».

«Unasuerteloca»,pensé.PerorecordéloquemehabíacontadoBárbarayhaciendodetripascorazón,respondí.

«Me parece una idea excelente, Geni. Yo también estoymuy contenta.Dimesitioyhorayallínosvemos».

«Québien,cariño,quéalegríamedas.¿AlasseisenLaMallorquina?»Geni era de esas personas que llaman guapa, bonita, cariño, encanto, a

todoaquelqueconocíandesdehacíamásdeunminuto,quedicen«tequiero»alosdiezdíasdehabervistoaalguienporprimeravez,cuandoelotrosolopuedepensaraquellode«yoatino»,yquedoranlapíldoraatodoelmundohastaelpuntodehacerlessentiromuyhalagadosomuyincómodos,segúnlapersonalidaddecadauno.Yoeradelassegundas.

LasgestionesenelAyuntamientomehicieronperderpartedelamañanaparaenterarmedequeelIBI,tantodelacalleMon53comodel51,estabaanombredePepe.

Devueltaenmidespacho,devorabaunagenerosaporcióndeempanadacasera,sacadadeunodelosmuchostuppersquemehabíadadomimadrelaúltima vez que había ido a verla, a la vez que intentaba perder el mínimotiempo con un caso queme habían pasado de urgencia. Era un expedienteburocrático y sin interés al que había que dar salida con rapidez porqueprovenía de una denuncia. El funcionario experto en bajas médicasfraudulentas. Redacté todas las peticiones judiciales para obtener las hojasoficialesde la competicióny lospermisospara citar a losdosmédicosquehabíanfirmadosusbajasyavancéenelrestodelosinformesasabiendasdeladocumentaciónquemeibaaenviarlaagencia.

Mientrasredactabaelpapeleo,mipensamientoseibaamicasoprincipal.PenséenquiénmáspodíaserherederodeConsueloÁlvarez,lamujerdedonMarcelo. Sus hijos, sus padres y su hermana habíanmuerto antes que ella.¿Dóndeestabaelnietoqueaparecíaydesaparecíadelahistoria?¿Quiénera


ese heredero que no sabía que la mitad de la casa que figuraba como eldomiciliodedonMarceloerasuya?¿PorquéPepenoqueríadecírseloyencambiosíqueríadarleeldinero?Teníadosopciones:preguntarleaPepesinsutilezasariesgodeactivarlasalertasdelancianooconsultarenelRegistroCivildondemeahogaríancon laburocracia.Difícilelección,perocadavezveíamáscrucialconoceresedatoparallegaralfondodelcaso.EltiempomecundiómenosdeloprevistoylleguéalacitaconGeniunosminutostarde.

La Mallorquina era una confitería-café de toda la vida, con dosescaparates redondos bordeando la puerta de entrada y baldas demármol ycristalenelinterior,repletasdedeliciasdechocolateypastelesreciénhechos,que brillaban a base de glaseados, almendras y azúcar glas. En LaMallorquinanovendíancupcakesni tartasde fondant, sinoesospastelesdegrancalidadqueenlaposguerrasoloestabanalalcancedelosricosyque,enla opulencia financiada a plazos de los años setenta, las familias de clasemediaacomodadacomprabanparaelpostredelosdomingos.Cincuentaañosdespués seguían teniendo el mismo éxito. Allí, en una de las mesas de laterraza climatizada, me esperaba Geni, con la máscara de maquillaje tanintactacomoporlamañana,algomásderímelenlaspestañasyataviadaconun gran bolso de Loewe y un pañuelo de Hermès. Yo no llevaba ningunamarca visible. En mi vida anterior solo usaba complementos y ropa degrandesmarcasporqueteníaunaimagenquemantenerymuchosinversoresalosqueimpresionar.«Siquieresquealguientedesudinerotienequeparecerquetútienesmucho,quesabesganarloyqueloharásparaél.Eresunamujerenunmundodehombres.Loúnicoquelesharáolvidarloesquepiensenqueerescapazdemultiplicarsudinero»,mehabíadichomijefaelprimerdíaqueentréenelbancodeinversión.AlaGraciaauténticaqueintentabarecuperar,nunca le habían llamado la atención y, desde que no necesitaba aparentarnada,nomehabíavueltoaacordardelasprendasdefirmasquedescansabanenmitrastero.Unpsicólogoestableceríaelsignificadoylasimbologíadequelashubieraencerradoenelsótano,enuncuartohúmedoysinluz.

—Hola, hola, hola, Gracia. Qué bien que hayas podido venir. Se lo hedichoaLeo,aSol,aNoe,aNatachayestántodasdeseandoverte—medijomientrasyoreconocíalosnombresdemiscompañerasdecolegio,depandillaadolescenteydeaventuraspúberes.

Aquellos nombresme despertaron recuerdos entrañables. Las relacionesquese formanen la infancia son tan intensasque, aunqueseenfríenconelpasodeltiempo,laconexiónconellassemantienetodalavida.Hacíamuchosañosquenolasveía.ContactospuntualesenFacebook,mensajesenNavidad,


algunaqueotranostálgicaqueaúnenviabapostalesfísicas,fotosdelosniñoscamufladas de calendarios en su afán por persistirmás allá de las fiestas yfelicitacionesdecumpleañosvirtuales.

—¡Quérecuerdos,Geni!Meencantaríaverlas.—Pues,chica,tehacesderogarporquenohasvenidoaunasolacenade

antiguosalumnos,nideNavidadnidenada.—Nunca me ha pillado aquí. —Me sorprendí excusándome sin que

hubierarazónparahacerlo.—AsíqueJorgeeselafortunado.LohevistoentuFacebook.Aunqueno

estuviéramoslinkadas,comotienesalrestodela«pandi»hepodidocotillear.Teenviéunainvitaciónhacedosaños,peronomelaaceptaste.

—¿Enserio?Soylopeor—dijeadaptándomeasulenguajequinceañero.Solo lefaltabaun«molamogollón»paraquemetransportaraamiedaddelpavo—.Unadespistadatotal.Quévergüenza,Geni.Nolousomucho,entrosolodevezencuando.

—Nopasanadamujer, siya teconozco.Enel coleeras igualde rarita.Peroyaestáarreglado,¿no?—dijoconciliadora.

—Claro que sí. Y tenemos que recuperar el tiempo perdido —asentíhaciendodetripascorazón.

Geni nunca había sido rencorosa. Ni siquiera en la primera infancia.Supuseque sería loque losnaturalistas llamanunaadaptaciónalmedio.SiGeni,conelcaráctermetomentodoquetenía,hubierasidovengativaconlosdesplantes que recibía, se habría convertido en una asesina en serie. Encambio,ellani siquieraparecíanotarlos.Quizá,enel fondo, sabíaqueeranmerecidos.

—Bueno,¿dóndevives?—¿Aquí?—respondí sorprendida ante el cambio de tema y la pregunta

directa.—Sí,claro,¿dóndevaaser?—Elinterrogatorioacababadeempezar.—Donde la Losa. —En realidad, la plaza no se llamaba así, pero le

sucedíalomismoquealaPuertadeAlcalá,quenadielallamabaPlazadelaIndependenciapormuchoqueesefuerasunombrereal.

—¿En qué casa? ¿No será en las casas de colores? —Geni queríaaveriguarhastaelúltimodetalle.Aestenivel,elcaféamediatardeseibaaconvertirencenaconcopas.

—Puessí,¿por?—respondísuspicaz.—PorqueelpromotoreselpadredeNoe.¿Teacuerdas?Esconstructor.

Ella trabajaconél.Es la subdirectorayencuantoél se retire sequedaráal


frentedelaempresa.¿Yhabéiscomprado?—Sí, hemos comprado—respondí dispuesta a enseñarle la escritura, el

contratodearrasy la referenciacatastralaversipasábamosyaal siguientetema.

—¡Jo!Noevaaalucinarcuandosepaquelehascompradoelpisoaellaynosehaenterado.Yahoraconfiesa:¿cómofuequedecidistevolverdespuésde tantos años? Y para quedarte por lo que parece. Si fuera temporal nohabríascompradounacasa.—LaotracosabuenadeGeniesqueeradirectaconsuspreguntas,nointentabadisimularsusintenciones.

Laconversacióncontinuóenlosmismostérminosdurantecasidoshoras.MehizopreguntassobreJorge,sutrabajo,elmío,losmotivosdequedejaramitrabajoanteriory,parami inquietudacercadeloqueellayasabíasobremí,nadasobreniños.Esetemaeratabúparamíyconociéndola,meresultabaextrañoquenopreguntaraporlamuertedeMartin.

Cuandoparecióquedarsatisfechaparaunprimerasaltoempezóahablardeella,enunaespeciedeintentodecompensarelniveldeinformaciónquecadaunateníamosdelaotra.

—Rafaestásiempremuyocupado.Osllevaríaisbienseguro,esunadictoaltrabajocomotú;yyosiempreconlasniñas,quenoveasquélatadan.

—Perosisonmonísimaslasdos.Eracierto,eranuncalcoexactodelamadrecuandoerapequeña.—Sonmuysimpáticas,peronoseestánquietasunmomento.Meagotan.

Porcierto,vayasustotumadre¿no?—¿Mimadre?¿Porqué?—pregunté.—Tehastenidoqueenterarseguro.Porlodelaseñoraesaquesetiróal

patio.—¡Ah!LaImpugnada.—¿LaImpugnada?RafamedijoquesellamabaSofía.LatíadeErnesto,

untíomuyraro.¿LallamabaislaImpugnada?¿Yeso?—Puesporalgoquesucedióenalgunareunióndelacomunidadquesela

debiópasarimpugnandocosas.Cosasdevecinos.¿ConocesaErnesto?—Ibaaclaseconelhermanomayordeunaamiga,ElenaMoreda.Jugaba

conmigo en el equipo de hockey. Su hermano también jugaba y, a veces,quedábamosdespuésdelospartidos.

—No la recuerdo. Ha sido una muerte impactante. Era amiga de mimadre. La pobre se ha llevado un sofocón. Está deprimida. Si ya es duroaceptar unamuerte natural, un suicidio descoloca todavíamás. Sobre todo,cuandoconocesalapersonayesloúltimoqueesperasdeella.


—Alguna vez las vi juntas, tomando algo aquí, en La Mallorquina.Entonces no sabía quién era, pero ahora que he visto las fotos la hereconocido.¿Quédicenlosvecinos?

—Están conmovidos. Si hubiera sido Carmina, su hermana, a nadie lehabríasorprendido.Esunamujermuypeculiar,etérea,comodeotroplaneta.Pero ¿la Impugnada? Esa mujer era todo terreno, positiva, resuelta y muyvital.Unpocoestrictaeintolerante;todouncarácteryalavezbuenapersonao,almenos,buenavecina.Hastaenseñóamimadreausarinternet,que,sinoes por ella, todavía está con el teléfono demarcarmetiendo el dedo en laruedaydandovueltas.

—¿Sabesquealapolicíatambiénleparecióraro?Todoelmundoleshadicho lomismoque tú, que parece imposible que se suicidara. Pero fue unsuicidio.Losforensesestánsegurosdequesetiróporlaventana.

—Noteníaniideadequelohubieraninvestigado.—Todos los suicidios se investigan. Porque, como le digo yo a Rafa,

cualquiera salta por la ventana si le amenazan con una pistola. Tienesmásposibilidadesdesobrevivir.

—¿Desdeunsextopiso?Nosabríadecirtecómoquedassisobrevives.¿YquétediceRafa?—preguntéintentandoeliminardemicabezalaimagendeGeniyelcomisariohablandodeloscasosdelaciudadenlasconversacionesmañanerasdecama,conelpijamapuestoylosdientessinlavar.

—PuesRafamedicequeno,queveodemasiadasseriesamericanas.Quenohayningúnindicioyqueparecequesetomósutiempoparaprepararlo.Sepusounanotaenlafalda,¿sabes?

—Sí, lo sé. La vio el portero y todo el vecindario. ¿Sabes si dejó algomás?Unanotadedespedidaalafamilia,porejemplo.Esoeslohabitualenlossuicidios—tanteé.

—Séquedejóunanota,peronoséquéponíaporqueesoRafanomelopuede contar. Es muy recto con estas cosas. Aún no han cerrado el caso,aunque por lo que sé, lo harán pronto.Ya les quedamás papeleo que otracosa.

—¿Sabesquiénnohavenidoalentierro?ElpadredeErnesto.Lamadreeraotrahermanadeellasquemurióenelparto—preguntéaversiGeniteníaalgoensuinmensabasededatosmentaldetrapossucios.

—Gracia,siguessiendounaingenua.Esapatrañadelahermanamuertaesloquecuentanellos,perotodaslasmalaslenguasdicenqueErnestoeshijodeSofía.De soltera.Un desliz que consiguieron tapar con esa historia de unatercerahermanafallecida.


—¡Andaya,Geni!¿Quédices?—Tú siempre has estado muy despistada en estos temas, pero en el

colegiodeErnestotodosdecíanqueSofíanoerasutía.SerumoreabaquelohabíatenidoenValladolid,lodejóallí,sevinoconlahermanalelaparaaquíy,untiempodespués,lotrajeroncontandoesahistoriadelsobrinohuérfano.

—¿Valladolid?¿HasdichoValladolid?—Sí,Valladolid.¿QuépasaconValladolid?Lafamiliaeradeallí.—¿Estássegura?—Pues ya me haces dudar, pero no, yo creo… No, no lo creo. Estoy

seguradequeerandeValladolid.SiquiereslepreguntoaRafa,queesosímelopuedecontarsinviolarningúnsecreto.¿QuéproblemahayconqueseandeValladolid?

—Ninguno—respondímientrasatabacabos.—¿Sabesqué?PregúntaselotúmismaaRafa.¿Porquénovenísacenara

casa?Luegotomamosunacopaencasao,siosapetecemássalir,nosvamosal BBT Otra a tomar un gin-tonic, que está muy cerca y hay muy buenambiente.Esoclaro,siatumarido,conesodeserhacker,noleimportacenarconuncomisario.

—Nosencantaría.Estatetranquila,queRafayJorgeseguroquesellevandemaravilla. Jorgeescomounguardiadeseguridadprivadode internet—aceptélainvitación.Lapesadilladeinterrogatorioqueacababadesufrirteníaque servir para algo. Para conocer al comisario. No podía quitarme de lacabezaquelaImpugnadaydonMarceloPraviafuerandelamismaciudad.

—Erabroma,tonta.Siguessintenersentidodelhumor.Heentendidoaloquesededicaymepareceapasionante.Además,tienequeganarmuchísimodineroconeso—dijolaauténticaGenidenuevo.Yendoaloimportanteparaella.

—Nolevamal—acepté.Quedamos en su casa el sábado a las ocho y, con dos cafés y dos

reconfortantestrufasdechocolatenegro,diporconcluidalajornadalaboral.Habíaestadocharlando treshorasconGeni, laChismes,yhabíansidomuyproductivas.


11

DespuésdelacenaestuvecharlandoconJorgesobreelcasomientrasenlatelevisiónavanzabaunapelículaquenoshabíaaburridoenlosprimerosdiezminutos.Tuvimosunmontóndeideasdisparatadas.Entrenosotroscualquiertemadeconversaciónerabienvenidoparanohablardelpasadoymitrabajoeraunfilón.Habíacobradofuerzauna teoríaen laque laImpugnadaydonMarcelohabíantenidounhijofrutodeunatórridaaventura.DonMarcelolehabríapropuesto irseavivirconelniñoa laciudaddeConsuelo,sumujer,para evitar habladurías. A la luz de la mañana la hipótesis tenía lagunasserias:¿dóndehabíaestadoelniñolosdosotresañosdesuvida?¿Porquéiba don Marcelo a enviar a su amante con su hijo, fruto de una relaciónadúltera, justo a la misma ciudad de la que era su mujer? Cualquier otraciudad en el otro extremo del país parecíamejor idea. ¿Por qué Chelo, sumujer,yademayor,ibaavolverasuciudadymantenerunarelacióncordialconlaexamantedesumaridoyelhijodeambos?Másquelagunas,lateoríatenía los Grandes Lagos al completo. Se me antojaba inverosímil que laImpugnadahubieratenidounenamoramientoarrolladorpordonMarcelo,unhombrecuarentaañosmayorqueella.ClaroquelaImpugnadaqueyoconocí,tambiénhabría sidoniña, adolescenteyveinteañera.Habríavividoel amor,soñadoconelpríncipeazulytenidocuentosdehadas,bandadasdepájarosyorquestasdeviolinesenlacabeza.Comotodoelmundoadeterminadaedad.Despuésdetodo,donMarceloseríaapuestoono,peroteníaquehabersidoun hombre poderoso y reconocido en la sociedad vallisoletana de la épocafranquista y había personas a las que esas cualidades les resultabanseductoras.Esahipótesisapoyaríalateoríadelaevoluciónequilibradadelasespecies,quemehabíacontadoBárbara.

Tal vez era la diferencia generacional con la Impugnada, la que nomepermitíadarcredibilidadala teoría.Laspersonasmayorestienenunpasadodifícil de visualizar por las generaciones posteriores, que los conocen ya


adultos,curtidosporsusvivencias,conmenosidealesymássentidopráctico,conmenosfuturoymáspasado.

Aunasí,muchoshechosnocuadraban.Decidíconsultarconalguienmásobjetivo,conmenorsaltogeneracional.Altercertonorespondiómimadre.—¡Cómohasmadrugado,hija!¿Hasdormidomal?—Mamá,soncasi lasnueve.YahedesayunadoyJorgeestá trabajando,

hablando con alguien en otro extremo del mundo. Deduzco que del ladooriental,porlashoras.

—Ahora que no trabajas, ¿por qué no te dedicas a descansar unatemporada?Con lacantidadde tiempoquehas tenido insomnio,aprovecha,duermeycuídate.

—Mamá, no empecemos. Sí que trabajo, la única diferencia es que notengoqueiraunaoficinaaunahoraconcreta.Hagountrabajobastantemáscomplicadodeloquepuedeparecerymepaganporello.

—Peronotepaganunsueldofijo.—Déjalo—corté,pensandoquenadaganabacon tener razónenaquella

discusión recurrente—. Te llamaba por otra cosa.Así, sin pensarlomucho.Tú,queerasdesuquinta,¿tepodríasimaginaralaImpugnadadejovencita?

—Claro,Gracia.¿Quépreguntaesesa?Túquétecrees,¿quelosviejosnohemossidojóvenes?Yniñostambién.

—¿Ycreesquealgunavezpudoestarenamorada?—Podríaser.Nosecasó,peropudohabersufridoundesamor,comotutía

Betania,queluegosequedósolteraparasiempre.¿Sabesesahistoria?—Sí,sí,melasé—mentí.Noteníaniideadequémeestabahablando—.

¿Podrías imaginarla enamorada de un hombre casado, guapo, con dinero,cuarentaañosmayorqueella?

—¿AtutíaBetania?—preguntómimadreperpleja.—No,mamá,alatíaBetaniano,alaImpugnada.—Puesno,hija,no.¿Quécosassetepasanatiporlacabeza?Sofíaera

una mujer muy formal y muy cabal. No era ninguna pelandrusca. Si medijerasCarmina,quetienelacabezallenadepájaros,meresultamásfactible,peroSofía,no.¡Claroqueno!—seindignómimadre.

Mereíanteelapelativodepelandruscaylosconvencionalismossocialesde su época. Las mujeres habíamos hecho un gran avance en los últimoscincuenta años. Todavía quedabanmuchos retos por delante y no iba a serfácil.Meentristeciópensarquemipropiamadrehubieravivido sometida alas reglas de una sociedad que imponía tantas restricciones a la mujer. La


buenanoticiaeraqueellaparecíahabersidofeliz.Y,sihabíaechadoalgodemenos,noibaacompartirloconmigosinoeranecesario.Mepreguntécómose tomaría lo del embarazo de Bárbara sin padre conocido ni por conocer.Peroesoeraotroasunto.

—Mamá,olvídatede lasbarrerasmorales. Imagínate aunaSofía joven,estudiando para ser maestra y a un hombre ya mayor, adinerado, que lacorteja—habíadecididomimetizarmeconmimadreyelvocabulariode suépoca—,quelaengañasobresuestadociviloquelecuentacualquierpatrañadeque sumujerestáenfermaoqueno loquiereyqueestáatrapadoenunmatrimonio infeliz y se declara una y otra vez. ¿Podría la rectísimaImpugnada, en su tierna juventud, haber hecho locuras por amor?Antes deresponderloprimeroquetevengaalacabeza—lacortécuandoyaempezabaaprotestar—,recuerdaqueeslamismapersonaalaquenocreíamoscapazdesuicidarseysetiróporelbalcóndesucocina.

—Yano sé quédecirte, hija.Todopuede ser en esta vida.—Mimadretitubeaba. La había hecho dudar y ver la hipótesis como plausible. Loimportanteparamíeraque,siensucabezapodíaexistir,podíahaberpasadoenlarealidad—.Todoestoquemecuentasmeparecemuyfantástico,peronoes imposible, no sería la primera vez que pasa algo así. Mi vecina de lainfanciatuvounhijosinpadre,peroNélidaeraunpococasquivana.NoeracomoSofía.

—¿Yquéhicieronconelhijo?—Elcambiodetemameinteresaba.—¿EldeNélida?Puesfueunaniña,Celia.Selaquedó.Nosecasó,claro.

La sociedad eramuy distinta en aquellos tiempos.Nélida eramuy guapa ytuvoamantesquelamantuvierontodalavidaypudoahorrarparatenerunavidadesahogadacuandosehizomayor.Laparteeconómicalasolucionómuybien,nomalgastóysefuegarantizandosujubilaciónylosestudiosdelaniña.Celiaestudiómedicina,comoBárbara.Ahoraesinternistaytrabajaaquíenelhospital.

—¿Loquehizoesavecinatuya,Nélida,eralonormal?—Puesclaroqueno.Lonormalerabuscarseunnovioycasarse.—No me refiero a eso —corregí—. Las chicas que se quedaban

embarazadas,¿sequedabanconelniño?¿Cómohacían?—Pues,hija,nosé.Habíadetodo.Lascasascunaestabanllenasdeniños,

no como ahora, que no hay niños para adoptar. En aquellos tiempos lo deadoptareramuyraro.SehablabademásdeunaquehabíadesaparecidounoscuantosmesesconlaexcusadeiraCastillaporelclimaseco.Habíamuchoscasosdetuberculosisylahumedaddelnortehacíamásdifícillarecuperación.


Aveces,eraporenfermedad,perootrasembarazadas,dejabanalniñoenunorfanato y al poco volvían como si no hubiera pasado nada, se casaban yseguían con su vida. El aborto, entonces, no era una opción. ¿Por quémepreguntastodoesto?

—Porque estoy contrastando la teoría de que Ernesto sea hijo de laImpugnada—solté.

Elsilencioalotroladodelalíneasemehizointerminable.—Noséquédecirte.Lociertoesquetodoesunpocoraroporqueaeste

niñolehanconsentidotodo,muchomásdeloquesedebeconsentiraalguienparaque se convierta enun adulto feliz.Añosy años en la universidad sinterminardeestudiarnada,ropademarca,coche,dineroparasalir,sintrabajarjamásysinhacernadamásquegastarundineroquenuncaaprendióaganar.No conoce ni el valor del esfuerzo ni la satisfacción de hacer algo por símismo.Selohandadotodohechoylehanquitadolasopcionesdehacerseadulto y volar. Es un desastre que no sabe controlarse a sí mismo: vago,tragón, fumador y empina el codo más de la cuenta. Ya tiene cuarenta ytantos,perolastíasnuncasehanpuestofirmesyselescaelababaconél.Mecuesta mucho pensar que tuviera esa ceguera con el hijo de una hermanamuertahace tanto tiempo.Unacosa esmimarlo, darle elmejorhogary losmejoresestudios,perootracosaes loquehanhechoellas.Handedicadosuvidaymuchosesfuerzoseconómicosaqueéltuvieratodoloquequisiera.Sinmedida.Comosisesintieranculpablesdealgoyquisierancompensarle.Ytedigo,Gracia,queelgranperjudicadoesélporqueloquehanhechoSofíayCarminaesfabricaruninepto.Ernestoesbuenchico,peroesuninútiltotal.

—Medejasdepiedra,mamá.—Estoquetehedichonolovayascontandoporahí—meadvirtió—.Si

se entera Carmina que yo he dicho algo así tendré un problema con estafamiliaynoquieroterminarmalconellos.AhoraestáaquíelAntonioeste,queno lopuedonimentar,no losoporto,peroCarmina,aunque le falteunhervor,esmuybuenavecina.YelojitoderechodeSofía,queseportómuybienconmigo.

—No te preocupes que esto no es para chismorrear. Aunque puedoconfirmarte que ya se cotillea sobre el origen de Ernesto. De hecho, ya serumoreabacuandoéleraunniño.Soloqueríacontrastarcontigolaposibilidaddequepudierasercierto.

—¿Cómosabesquesecotilleaba?Aunquenomeextrañanada.Yatedigoque el comportamiento de ellas con él siempre fue motivo de comentariosentrelosquelasconocían.


—MelodijoGeni,¿teacuerdasdeella?Delcole.VivíacercadelClubdeTenis.Supadretrabajabaenlaradioysumadreesginecóloga.

—Nosé,nocaigo.—Bueno,daigual,eslamujerdelcomisario.Vanacerrarelcasocomo

suicidio.—Osea,quesíquesesuicidó.Nofueunaccidente.—Elcarteldelafaldadescartaquefueraunaccidente.—Yoaúnteníaesperanzas.¿Porquénovienesacomerhoy?—meinvitó,

recuperandosuespontaneidadhabitual.—Nopuedo,mamá.HequedadoconSarah.La conversación conmimadre había sidomuchomás productiva de lo

queesperabacuandolallamé.Yonohabríasidocapazdeanalizarlarelaciónde Sofía y Carmina con Ernesto desde elmismo ángulo que podía hacerloella,despuésdetodaunavidadetratarconlagenteensufacetamáspersonal.Mi experiencia era diferente.Me había focalizado en tratar con inversores,analistas, accionistas, consejeros, políticos y demás faunadelmundode lasfinanzas, en el que cada paso que dábamos estaba modelado por años deestudioyprácticadetécnicasdenegociación.Yanorecordabaelnombredelos indiferenciablescoaches que llegué a tener enmi vida anterior, con losqueanalizabacadaoperaciónperdidaoganada,paranovolveracometerelmismoerrorlapróximavezypararepetirlasfórmulasdeéxito,fueraacostadequienfuera.Habíapasadomuchosañoslejosdelaspersonasnormales,dela verdadera naturaleza humana, mientras que mi madre no conocía otromundoquenofueraese.

Unwhatsappvinoasacarmedemisreflexiones.«A las médicas también nos apetece ser mamás normales. Quiero

quitarmelabatablancaporunahora.¿Meacompañasalaecografía?»Eramihermana.

«Cuentaconmigo.¿Cuándoes?»«Mañanasobrelascuatro,cuandoterminenlasconsultasexternas,asíme

lahaceunacompañeraenlaqueconfío».Necesitabaunashorasdetranquilidadparaverelcasodesdelaposibilidad

dequeErnestofuerahijodedonMarceloylaImpugnadaoincluso,talcomohabía apuntado mi madre sin quererlo, de don Marcelo y Carmina. Estaopciónmechirriabamás, aunqueconociendoa lashermanas, cuadrabamáscon el carácter de Carmina enamorarse de unmilitar casado cuarenta añosmayorqueella.Sinembargo,meparecíamásfácilqueCarminaseencariñaraconsusobrino,hijodelahermanaquehacíadecabezadefamilia,quenoal


revés. Aunque con el instinto protector de la Impugnada sobre su familia,tambiénpodríahaberocurridoquesehubieraresponsabilizadodesuhermanapequeña, débil y frágil y de su bebé. En ese caso, ¿por qué era ella larepresentantelegaldeErnestoynoCarminaenlaescrituradelinmuebledelacalleMon? ¿Solo por ser ella quien se encargaba de la economía familiar?¿Tal vez porque no consideraron a Carmina capacitada para ello? Encualquierade losescenarios¿dóndehabíaestadoErnestosusprimerosañosdevida?¿SehabíaquedadoconlosabuelosenValladolid?

LoquenoterminabadecuadrarmeeraqueCheloledejaraelinmuebledesu familia al hijo de su marido, fruto de una relación adúltera durante elmatrimonio. ¿Por qué iba a hacerlo? Ella tenía el doloroso vacío de haberperdido a sus hijos, pero de ahí a encariñarse con Ernesto y dejarle enherencialamitaddelacasadesuspadreshabíamuchadistancia.Necesitabahablar con Pepe. Tendría que contarle parte de la verdad. Si Pepe era elestafadorqueestababuscando,hacerlomecerraríatodaslaspuertas.

Mearreglé rápidoparaacudiramicitaconSarah.Esavez laque llegótardefueella.Cuandoibaallamarla,lavibajarlacalledelrestauranteapasorápidocon lamelenahúmeda,unos leggingsyunancho jersey rosaconunenormefularalcuellodetonosrosasygrises.Conunasonrisapermanenteymucha seguridad en sí misma, recibíamuchasmásmiradas furtivas que elrestodesuscongéneres.

—Disculpael retraso,he tenidoquedarmeunaduchaaúltimahora.Semehareventadounabolsadegelfríoymehepuestoperdida.

—Nitepreocupes,vamosacomer,queestoyhambrienta.Hacíadíasquenonosveíamosymeapetecíapasarunratoconlaúnica

amigacuyacompañíame reconfortaba.Había cortado la relacióncon todoslosdemásporuntiempo.Nomeentendieroncuandolesexpliquélasrazonesdemi cambio de vida.Muchos pertenecían amimundo laboral y entenderque yo me sintiera culpable por mi contribución a los problemas de laeconomía global, aunque no lo fuera legalmente, les habría supuestocuestionarseellosmismosyparaesocadaunotienesumomentoenlavida.Sierahonestaconmigomisma,esafuelaúnicarazónqueexpliqué,peronoeralaprincipal.LaverdaderaquenoqueríanadadelavidaquehabíavividoconMartin.Metorturabapensandoque,siJorgeoyohubiéramosestadoconélencasaenvezdeensendascenasdetrabajo,Martinestaríavivo.Aquellanoche,JorgeestabacenandoenAtlantaconlosresponsablesdeseguridaddeunagranmultinacionalyyoestabaintentandoaveriguarquépodíaofrecerados comisionados financieros a cambio de su voto positivo. Cuando me


encontrara con fuerzas retomaría la comunicación con los que echaba demenos.

NosfuimosdirectasalVinoteo,mirestaurantefavorito.—¿Setas empanadas rellenas de cecina y queso gamonedo?—preguntó

Sarah,ojeandolacartaenbuscadelosplatosdesiempreylasnovedadesdetemporada.

—Estupendo.—Y¿sipedimosotrotipodesetas?¿Ovaasermuchaseta?—Nunca es mucha seta. Estamos en otoño. ¿Qué te ha llamado la

atención?—Losníscalosconpatatas,huevotrufadoybechamel.—¡Québiensuena!Sinosquedamosconhambre,pedimosunpostre.Casi no nos dimos cuenta de que el pequeño comedor del Vinoteo se

habíallenadomientrasnosotrascomíamos.EstábamosdandobuenacuentadelosníscaloscuandoSarah,queestabasentadamirandohacialaescalera,abriólosojosconestupefacción.

—¿Pasaalgo?—preguntéreteniendoelimpulsodedarmelavuelta.—Pasa que tumarido acaba de entrar con una rubia imponente y se ha

quedadofríoalvernos.Medi lavueltayallíestabaJorge,concaradepasmoyunachicarubia

quellamabalaatenciónporsufísico.Eramásjovenqueél.Y,loqueeramásimportante,másjovenqueyo.

Jorgeseacercóanuestramesa.Teníauntalentoinnatoparacomportarseconnaturalidadencualquiersituación.

—Hola, cariño—me saludó con un beso en los labios—. No esperabaveros aquí. ¿Cómo estás, Sarah? No te levantes, seguid comiendo, quenosotrosnosvamosaotrositio.Aunquemequedoconlasganasdeprobar…¿Quéesesotanbuenoqueestáistomando?

—Níscalos—respondióSarah—.Espectaculares.—¿Porquéosvaisair?¿Nonospresentas?—lepreguntéconsolomedia

sonrisaporquelaotramediasenegóasalir,yunpocodecabreoquesenegóaquedarsedentro.

—No,mi amor—respondió conuna sonrisadeoreja a oreja—.Teveoluegoencasa.

—¿Ymecuentas?—¿Tecuentoelqué?—PorquénopuedesquedarteacomerenelVinoteoconlapersonaque

hasquedadosiestamosnosotrasaquí.


—Puesno,esonotelovoyacontar.Decualquierotrotema,tecuentoloquequieras.

Yconunbesoenmimofletederecho,sefuesindarmásexplicaciones.—Hayque reconocerquecon tumaridoesmuydifícilenfadarse—dijo

Sarahunavezrecuperadadelaimpresión.—¿Yesatíaquiénera?—¿Desde cuándo eres celosa?Nome preocuparíamucho porque desde

luegoélnohadisimuladoqueestécontigo.—No soy celosa, puede ser cualquier comida de trabajo, aunque los

clientesdeJorgenoestánaquí.Además,siesunacomidadetrabajo,¿porquésevan?Hasdereconocerqueelsecretismohasidochocante.¿Porquénonoslahapresentado?

—Sí,hasidoraro.Ynoseráscelosa,perotúamínomeengañasyestásmuymosqueada.Cuandohasintentadosonreírcomosinoteimportaraseteha puesto la misma cara que al Joker de Batman —dijo Sarah con unacarcajada.

—Síqueloestoy,perolonegaréconcualquieraquenoseastú.—Bueno,investigadora,aquítienesuncasoparalelodondehusmear.—NopiensoperseguiraJorge.Solomefaltaríaconvertirmeenunamujer

insegurayfiscalizadora—neguéconrotundidad.—Noesloquedicetucara.—Veteacag…—respondí.Estaba enfadada conmigomisma, no por lo que había dicho Sarah sino

porque si no iba a fisgonear no iba a ser por seguridad en la solidezdemimatrimonio,tanmalheridocomonecesarioparamí.Noestabapreparadaparaenfrentarmeanadaquepudierahacertambaleartambiénesapartedemivida.NosoportabalaideadeperderaJorge.Vivíaconlaconviccióndequealgúndíahablaríamosdetodoloquenohabíamoshabladoenlosúltimostresañosytodosearreglaríaentrenosotros.

—Olvídalo—meaconsejóSarah—ynotepreocupes,quesituvieraalgocon ella no la traería a un restaurante donde os conocen. Ahora vamos aconcentrarnos, que tenemos menos de una hora para planificar qué lecontamosaBertaLlorente.

Cuandoterminamosdecomer,nosdirigimoshacialaconsultadeBerta.Elportalde lacasadeBertaeraantiguo,modernizadoen losnoventay

objeto de un intento de recuperación en las últimas dos décadas cuando lovintage,loantiguoyloseñorialvolvieronaocuparsulugardehonoreneltopde laeleganciayelbuengusto.Habíacosasqueno teníanarreglo,comoel


modernísimo ascensormás propio de un rascacielos neoyorkino que de unedificiodelosañosveinte,convoz,pantalladigitalqueindicabalosnúmerosdeplantaypuertascorrederasdeacero.Otras,encambio,sehabíansalvadode la quema, como las dos columnas de mármol a cada lado de los tresescalones,quepartíanendosalturaselrellano.Lapuertadeentrada,dehierroforjado negro, grande, imponente y pesada, era un intento bastanteconseguidodeimitarlapuertaoriginal,sustituidaenlosañossetentaporunasdeaquellasendeblespuertasdealuminioquepoblaronlosportalespormásdedosdécadas.Larecordabadepasearporallídurantemiinfancia.Hastaintuíaque más de una vez habría hecho la travesura infantil de llamar a lostelefonillos para salir corriendo antes de que respondieran los vecinos. Lagaritadelportero,Joaquín,amigodeEvaristo,conservabalamaderaoriginaloalgúnrestauradorhabíahechounexcelentetrabajo.Bertanoteníaplacaenelportal,asíquenosacercamosapreguntarle.

—VeníamosaveraBertaLlorente.—Primeraplanta,puertaD,porlaescaleradelfondo.Continúenporeste

pasilloyalfinalveránlaotraescalera,justoalladodelmontacargas.Nos abrióunamujer deunos cincuenta añosynos invitó a pasar a una

saladeesperamuyampliaocupadaporunossofásenormesdecueroblanco,unaestanteríadelmismocolorquecubríalasparedeslaterales,llenadelibrossobreastrología,vidadespuésdelamuerteyrelatossobrenaturalesque,enunambiente tan moderno como el de aquel salón, tenían muy poco deestremecedores.Dos balcones tapados con visillos semitransparentes con lamisión de proteger a los clientes de las miradas indiscretas del edificio deenfrente, dejaban pasar la luz del sol que se reflejaba en el blanco delmobiliario. Para entretener la espera, prensa rosa del últimomes donde semezclabanlosnuevosyefímerosfamososconlosdesiempre.

No habían pasadomás de diezminutos cuandoBerta nos recibió en suconsulta. Su despacho eramás parecido a lo que podíamos esperar de unavidente.Muy amplio, sobrecargado de libros y objetos en un descuidomásque planificado, con mucha madera oscura que contrastaba con el blancoimpoluto del salón y las ventanas tapadas por unas cortinas tupidas que nopermitían adivinar elmomento del día. Toda la habitación estaba decoradaconmultituddeartilugiosétnicosyno tanétnicos,perorelacionadoscon lamás variada chamanería clásica: desde las tópicas bolas de cristal hastamúltiples barajas de tarot, cuencos tibetanos, palos de lluvia, máscarasafricanas,e inclusocerbatanasamazónicas,quenosési teníanalgoquevercon la predicción del futuro pero que, además de ser bonitas, contribuían a


crear atmósfera. Un ambientador bien escondido desprendía un olorambarino.

En el centro de la sala había una mesa redonda, baja, de estilo árabe,acompañada por unos grandes butacones demimbre con alegres cojines decolores. Había que reconocer que Berta era una gran conocedora de lapsicología humana. El efecto de pasar de un salónminimalista,moderno eimpecable a su consulta era el mismo que abrir una puerta del tiempo yencontrarse de repente en otro mundo. Te transportaba a otra realidad,colocadaenelpuntoenqueaBertaleinteresabaparainiciarsusesión.

Me gustaba reconocer la profesionalidad en cualquier tipo de trabajo,aunquefueraeldeengañabobos.Comosolíadecirmiabuelapaterna,lobienhechobienparece.Ocomodecíanlosconferenciantesdemoda,hagasloquehagas,hazloexcelente.

Bertanosanalizóconmuchodisimuloduranteunosinstantes.Meparecióqueestabadecidiendoquépapelletocabainterpretar.Sieratanbuenacomoparecía, no se mostraría igual ante una clienta como Carmina que antenosotras.

Extendílamanoparapresentarme.—BertaLlorente,encantada—respondió—.Sentaos,porfavor—dijo,y

nos señaló los sillones de mimbre cubiertos de cojines de colores que mehabían llamado la atención al entrar—. ¿Qué os puedo ofrecer? ¿UnaInfusión?Tengounagranvariedaddetés.¿Zumo?¿Café?

—Unpocodeaguaestaríabien,gracias.Abrióunapuertademaderay,almáspuroestilominibardehotel,sacó

tresbotellasdeaguamineralfríaytrescopasdecristal.—¿Enquéospuedoayudar?—Se trata de mi madre —fui al grano. A un grano que habíamos

planificadoconmuchodetalle—.Haceunassemanasmurióunaamigasuyadeforma…inesperada—hiceunapausalargacomosimecostaraencontrarlaspalabras—.Ahoramimadreestáconvencidadequesientesupresenciaencasayquieredecirlealgo,peronosabequé.

Me quedé callada, en un intento de forzar a Berta a continuar laconversación.Laspersonas tendemosa rellenar los silenciosconpalabrasyahíescuandohablamosdemás.Nocayóenlatrampa.Bertasabíamanejaralaspersonassindejarsemanipular.

—¿Sientesupresencia?—Sí.Conella—seguímuyescueta—.Encasa.—Explícameunpocomás.


En ese punto de la conversación, intervino Sarah tal como habíamosprogramado.

—Adela,lamadredeGracia,estáconvencidadequelaImpug…,perdón,Sofía,suamiga,rondalacasayquieredecirlealgo.Lamuertenofuenatural,setiróporlaventanadelpatio,yaAdelaleimpresionómuchoelsuceso.AAdelaya todos losque laconocíanporquenose loesperabanadie.Noerauna señora de las que se suicidan. Eramuy cabal, no sé sime explico. SihubierasidoCarmina…—apuntóSarahconelmáscuidadodescuido—,perobueno, eso no viene a cuento. El caso es que Adela siente que Sofía estáintentandodecirlealgo.YnopiensequeAdelaestáperdiendolachaveta,nimuchomenos.Ellamismaestámaravilladaconloqueleestápasando.Eranamigas, pero Adela ya sabe lo que es perder gente cercana, mucho máscercana,yestodesentiraunmuertonolehabíasucedidonunca.Alprincipio,creyóqueerasolofrutodelaimpresión.Quesesuicidetuamigayquetúnisiquierahayasnotadoqueestabadeprimida,daquepensar.Sesienteculpablepor no haberse dado cuenta de que Sofía tenía problemas y no haberlaayudadoatiempo.Nosotrostambiénpensamosqueerafrutodelaconmoción,peropasanlosdíasycadavezlasienteconmásfuerza.Creemosqueseestáasustando. Ha pensado en consultar a un neurólogo por si está teniendoproblemasderiegoenelcerebro,quenoseríaextrañoasuedad.Encualquiercaso,estánerviosayqueremosayudarla—explicóSarah,mientrasmedabaamílaoportunidaddeobservarcómoBertarecibíatodaestainformación.

Bertasemantuvoinexpresivaduranteelchorreoverbaldemiamiga.Soloasentíamuyseria.Nosemeescapóque,cuandooyódequiénsetrataba,sugestoreflejóalgoquemepareciócautela.

–Lo primero que tengoque deciros—empezóBerta—, es que no creoque tumadre se esté volviendo loca,Gracia.Eso tampocoquiere decir queSofía,suamiga…¿Cómolallamabas,Sarah?

—Unapodofamiliar,daigual.—TedecíaqueesonosignificaqueSofíaseleestémanifestandonique

quiera decirle algo. Muchas veces los muertos, sobre todo en muertesviolentas como la de Sofía, tardan en encontrar su camino.Mientras tanto,deambulan por los sitios que conocen, sin más objetivo que encontrar sunuevodestino.Esposiblequetumadreseamásperceptivaqueelrestodelaspersonas.Siesasí,enunassemanas,estasensacióndesaparecerá.

MepreguntéporquéqueríaquitarnosBertadelacabezaelhechodequela Impugnada quisiera decirnos algo. No llevaba mucho de investigadora,peroempezabaatenerdeformaciónprofesional.


—TengoanotadoenlafichaquevenísdepartedeCarmina.—Esoes.EslahermanadeSofía.ACarminanolehecontadoelmotivo

real de la consulta porque, con el mal momento que está viviendo, noconsidero que le venga bien saber que Sofía deambula por la casa de mimadre.TúconocesaCarmina,Berta.Noeslamejorinformaciónparadarleymuchomenoscuandonotenemosclarosipasaalgograveosiloqueocurreesquemimadreestámuyimpresionable.

—Escomprensible.Comodices,esmejornocontarleestoaCarmina.¿Tumadresabequehabéisvenido?

—No.Noteofendas,peroellanoaprobaríalavisita—dije,aunquequizámimadrehabríaestadoencantadadeverseenaqueldespacho,preguntandoaBertasivolveríaatenernietososiBárbaraibaacasarse.

—Bueno,muchagentenoacudeaquíhastaqueseveenunasituaciónenla que lo necesita—me respondióBerta con una amplia sonrisa—. Seguroquevosotrastampocohabíaispensadonuncaenvenir.

—No,nunca—admití.—Gracia ni siquiera sabía quién eras —reforzó Sarah—, pero tienes

razón, uno no se plantea ir al traumatólogo hasta que le duele un hueso,¿verdad?Berta, por favor, dinos, ¿quépodemoshacer?Ademásde esperar,quierodecir,porquetenemosmiedoporAdela,estámuyafectada,ytambiénnospreocupaqueselocuenteaCarminayqueentrelasdosseimaginenunapelículadelaquenoscuestemuchosacarlas.

La idea de mi madre contándole a Carmina que el espíritu de Sofía larondabaparecióinquietaraBerta,queseapresuróaresponder:

—¿SeríaviabletraeraquíaAdela?Necesitoqueestépresenteparapodertrabajarenestasituaciónquemeplanteáis.Podemosintentarlosinella,perovaasermuchomásdifícilconseguirresultados.

—Complicado—respondí—.Silatraemos,seráaregañadientesynosésivendrámuypredispuesta.Nolotomesamal,haybarrerasdifícilesdevencer—expliquéconfingidacomplicidad.

—Las veo a diario. De hecho, me sorprende vuestra apertura a estostemas.Muchagentesecierraalaexistenciadeotrasdimensionesespirituales.

Suspalabrassonaroncomounavisodequenoseestabatragandodeltodola escena que estábamos representando, pero también podía ser solo unasuspicaciapropiadelosqueestábamosacostumbradosadesconfiardetodoelmundo. En los negocios hasta los amigos eran potenciales enemigos. Máspeligrososqueningúnotroporquelacercaníalesdaunavisiónmáscerteradetuspuntosdébiles.


—¿No seríamejor verla en su propia casa, Berta? Adela solo nota esapresencia allí—preguntóSarah como si acabara de tener la idea—.Esunaanfitriona estupenda y, si vas tú a visitarla, no querrá quedar mal. ¿Quiénsabe?EsposiblequetútambiénsientasaSofía.Nosotrashemosestadoenlacasa y no hemos notado nada, en cambio, con tus conocimientos y tusensibilidad,estarenellugarpuedehacerlomásfácil.

Paramisorpresa,Bertaaceptólapropuestasindilación.Antesdeirnos,lepidióaSarahquenosdejaraunmomentoasolas.

—Gracia —me dijo cuando Sarah salió de la habitación—, no tepreocupesportumarido,tequieremucho.Nohaymásmujeresensuvida.Y,aunqueahoratecuestecreerlo,tendrásotrobebéyserásfelizconél.Tuvidaaquítetraeráloquehasvenidoabuscar.

Laparrafadamepillótandesprevenidaquemepetrifiquécomosihubieramiradoaunagorgona.Unescalofríomerecorriólaespaldadeabajoaarriba,frené a tiempo las palabras que mi cerebro primario envió a mi boca yrespondíconun«gracias»,tangutural,quenialmenosobservadorlehabríapasadodesapercibidalaimpresiónquemehabíacausado.Bertahabíadadoenelblanco:untirocertero,directoamipuntomásdébil.

—¿Quétehadicho?—mepreguntóSarahencuantosalimosalairelibredelacalle—.Hassalidoblanca.

—Oaprendoadisimularmejorovoya tenermuchosproblemas.Desdequeheempezadoestecasonomereconozco.Anteseramuchomásfría.

LecontélaconversaciónconBerta.—Esta es una ciudad pequeña. Unos cientos de miles de habitantes

parecenmuchos,peronosontantoscomoparanopoderenterartedelavidapúblicaylaqueelloscreenqueesprivadadelosqueteinteresan.Seguroqueestamujer investiga a la gente que va a su consulta antes de recibirlos. Eléxitodesurepresentaciónconsisteensabercosasquesusclientescreenquenopuedesaber.Túpedistelaconsultayellasehaenteradodequiéneres,dedóndevienesyquétepasa.LehasdadohastalareferenciadeCarmina,selohaspuestofácil.LoquenosabíaBertaesqueteacompañabayoy,poreso,amí no me ha dicho nada. Te ha cogido a solas para evitar que yo lepreguntara.Notedejesdeslumbrarporuntrucobarato.Noespropiodeti.Teinvitoauncafécalienteaversirecuperaselcolor.

—No,caféno,queyamehealteradobastante.Meapeteceunhelado,quenohemostomadopostre.¿VamosatomarunheladoaVerdú?

—¿Quieresunhelado?Hace10grados,lloviznayestádesagradable.Yoprefieroalgocaliente.


—Paratialgocalienteyparamíunacopadedosbolas,unadechocolatenegroyotradeturrón.Consalsadechocolate.¿CómosabelodeJorge?

—¿Enserio,Gracia?Nolosabe.Hasidounafraseaboleo.Hacoincididoconloquehapasadohoy.Siledicesesoacualquiermujerquellevamásdediez años casada, seguro que alguna chica le viene a lamente.Gracia, tía,parecementiraqueestafarsantetehayaalterado.Tú,mujerdehielo,¿teestásderritiendoaquí?Bertaesmuybuenaenloquehace,pero¡esunaactriz!Nocaigasenlatrampa.

—Tienesrazón.Ahoramedavergüenzahabermedejadoimpresionar.—LaspalabrasdeSarahhicieronsuefecto—.Vamosaporeseheladoalquelevoyaquitarunabolaylasalsadechocolateparanoarrepentirmeluegoyaporesecafé.

La lluvia fina y constante que nos caló en las escasas manzanas quecaminamossinparaguas, lejosdemolestarme,merelajóysemeocurrieronmilexplicacionesparaqueBertaLlorentesupieraloquelehabíaocurridoaMartin.Me sentía avergonzada por haber picado en un truco dementalistabarato.LarubiaconlaqueestabaJorgedejódeparecermeimportanteynadaensuactituddecíaquedebieraparecérmelo.Fueraloquefuera,nonosibaaafectar.Eraunbuendíayasíibaarepetírmeloamímismahastaquemelocreyera. El encuentro con Berta había sido de lo más productivo. Estabadeseandoorganizarlasesiónencasademimadre.

—Vamosavercómoestádenublada tucapacidadde razonar—retomóSarahconunasonrisaburlona,unavezquediocuentadesucafébombóncondoble de leche condensada. El dulce nos había mejorado el humor y laaplastantesensaciónconlaquesalídelaconsultasehabíadesvanecido.

—¿Aquéterefieres?—¿TefijastecuandoBertaabrióelarmariodelanevera?—Sí,estápensadoparanodejaranadiesolodentrodesusantuario.O,tal

vez,escuestióndecomodidad.—Nomerefieroaeso.¿Vistequémáshabíaenelarmario?—¿Copas,posavasos,servilletas?—juguéaadivinar.—Másarriba.—No, no vi nada que me llamara la atención. Que el armario tenía

cerradura,perolallaveestabapuesta.¿Aquévieneesteacertijo?—Aquetevoyadejarenlafarmaciayyomevoyairainvestigar.Bien

por lo de la cerradura del armario, pero ¿no viste otra neveramás pequeñaencima?¿Unacajacolorplataconuncristalenelfrontal?


—Había algo en la estantería de arriba, sí, pero no vi lo que era. Túestabas de frente.En cambio, desdemi sitio, la puerta del armario solomedejaba ver un hueco del interior de nomás de diez centímetros. Suficienteparaverqueabríaunaneverayquesacabaelaguaylascopas.Nadamás.

—Venga,vale,telopasoporeso,noteníasángulodevisión.Arribateníaotranevera.

—¿Tal vez le guste tener cervezas frías? ¿Hielo? ¿Dónde quieres ir aparar?

—Eraunaneveraconcombinación,delasdelaboratorio.—¿Cómounacajafuerte?—Exacto,perodefrío.—¿Paraguardarmedicinas?—Todo tipodesustanciasquímicas.En los laboratoriosseguardanbajo

llavelasdrogas,loscultivosylosvenenos.Loqueguardaellanolosé,perotenía la combinación activada. Parpadea una luz roja cuando lo está. Lacerradura en el armario con la llave puesta da que pensar. ¿Te fijaste quehabía más puertas con cerradura, pero ninguna tenía la llave? A lo mejorBerta sí que consigue que algunos de sus clientes vean espíritus. Como túmisma dices, desde donde tú estabas, a su lado, no se ve cómo sirve lasbebidas.

—¿Alucinógenos?Loveopeligroso.—DicesqueCarminapareceida.Ylavetodoslosdías.—CarminanuncahaestadomuycuerdayesoesanterioraBerta,aunque

esciertoqueestápeorquenunca.Nosé,Sarah,situssospechassonciertas,Bertacorremuchosriesgos.Jugarconsusclientesalasdrogaslapuedellevaralacárcelporhomicidio,sialgunomuereoenfermacomoconsecuenciadeingeriralgoasí.¿Ysiledauninfartoaunalérgicodespuésdequeestatipaledéalgo?

—Salvoque se tirenellosmismosporunaventana, ¿nocrees?Errordecálculo.

—¿Quéestásinsinuando?¿QueBertalediodrogasalaImpugnadaparaque saltarapor laventana? ¿Cómo?Noera clienta suya.Mecuesta inclusopensarquelaImpugnadaaprobaraqueCarminafueraaverla.Además,¿cómose calcula lo que va a hacer alguien drogado? Le puede dar por cualquiercosa.Esto es como los borrachos, cada uno saca lo que lleva dentro:Unoslloran,otroscantanyotroscometenasesinatosomaltratanasushijos.Esonolohaceelalcohol,elalcoholsololesayudaaliberarloquellevandentro.Las


drogas actúan igual. Si uno quiere suicidarse le ayudan a saltar, pero si notieneintencióndehacerlo…¿lopuedenprovocar?Túereslaexperta.

—Lasdrogasyelalcoholsondistintas.Haydrogasqueprovocanvisionesysivesentucabezaquealgohorribletepersigueparatorturarteymatarte,esposiblequelaideadesaltarporunaventanapuedaparecertebuena.Poresoson alucinógenos. Con un poco de sugestión previa se puede dirigir laalucinación.Noséloquehapasado,solosemeocurrelaposibilidad.LoquedigoesqueaBertaselepuedehaberidolamano.Yquelagentemayoresmás supersticiosa. En caso de apuro, hay personas que acuden a videntes,curanderos y todo tipo de charlatanes.Crecieron en una época en la que laciencianoestabatanavanzadanialalcancedetodos.Mevoyporlasramas,no sé lo que ocurrió. Lo que sé es que esta señora tiene una nevera delaboratorio en su despacho, de las buenas, no una cualquiera, con lacombinaciónactivadayenunarmariocon llave,al ladode lasbebidasquesirve a los clientes. Es muy fácil hacer cualquier tipo de infusión de unaplantaalucinógenamezcladaconunamentapoleo.

Tambiénpiensoqueeslavidenteconmáséxitoqueconozcoy,siatodoesto le sumamos que la hermana de una de sus mejores clientas se hasuicidado en circunstancias inverosímiles, el día que vaya a ver a Adelavamosaestarlasdosmuypendientesdequenoseacerqueanadaquebebaocomatumadre,¿teparece?

—Tienesrazón.Vamosaobservaryaevitarelpeligro.SilaImpugnadahubiera tomado alguna droga, ¿no habría salido en la autopsia? —insistítozuda,aunqueconocíalarespuesta.

—Ya tedije,Gracia,quehay tantos tiposdedrogasque,sino lasestánbuscando, es raro que se descubran. Y no digo que le dieran drogas paramatarla,sinoqueselaspudierondarparahacerlacreeryqueestopudoserunefectosecundarionoesperado.Osí.

—Y la relación entre la familia de la Impugnada y el caso de donMarcelo,¿cómolaexplicas?

—Porque el mundo es muy pequeño—replicó Sarah—. De ahí a quealguienselahayacargadoporlapensióndeunseñorquellevamuertotreintaaños,hayungransalto.

—Porlapensiónno,pornoiralacárcel.Encualquiercaso,tienesrazón,tenemosqueenterarnosdequéguardaahíestaseñora.

—Pastillasparalaalergianoson—bromeóSarah.—Estoy pensando que, si es tan fácil, ¿cuántos crímenes pasarán por

muertesnaturales?


—No tantos.Tienenque encontrar en la autopsia una causanatural queexplique lamuerte o signos evidentes de accidente; si no es así, investiganmás. O eso creo. Ya sabes que dicen que, aunque la gran mayoría de laspersonas condenadas por asesinato son hombres, no hay más asesinoshombres que mujeres. Cambia el método. El hombre es agresivo, usa laviolencia. La mujer es más paciente y reflexiva, usa el veneno y otrosmétodos mucho más lentos, delicados y difíciles de descubrir. Imaginacuántoscrímenesnodescubiertoshapodidohaberalolargodelahistoria.Elcrimenperfectonoesaquelenelquenosedescubrealasesinosinoelquenuncasesabequeesuncrimen.

Cuando lleguéamidespachoeran casi las seis.Teníamuchas llamadasperdidas,unmontóndemensajesnoleídos,muchoquehacerypocasganasde trabajar. Ni siquiera encendí el ordenador. No podía dejar de pensar enBárbara,enlaImpugnada,enErnesto,enmimadre,enJorge,enmíyentodoloquehabíamosperdidopor el camino.Sindarmecuenta, empecéa llorar.Lloré por todas las cosas tristes que recordaba, por los ancianos, por lasinjusticias delmundo, por lo que Bárbara iba a tener que enfrentar, por elbebéqueestabaencamino,tanfrágil,taninexperto,contantopordisfrutarytanto por sufrir.Y, sobre todo, lloré por Jorge y pormí. Lloré porMartin,nuestrohijomuertoantesdequepudieradescubrirelmundoylloréportodosloshijosquenuncameatreveríatener.


12

El día anterior había acompañado a Bárbara a la primera ecografía delembarazo.Elbebésehabíanegadoadejarquelaginecólogavierasuspartesíntimas,apesardequeestalointentóduranteunbuenratoparasatisfacerlacuriosidad de mi hermana. Por lo demás, todo estaba perfecto, aunque losresultadosdefinitivosdelconjuntodepruebasque lehabíanhecho tardaríanunasemana.Seríaelmomentodecontárseloamimadrey,silaconocíatanbien como creía, después del primer disgusto al enterarse de que no habríayerno,empezaríaconlaarduatareadefabricarchaquetas,mantitasydemásenseres de recién nacido. Aunque lo del yerno no se le iba a olvidar tanfácilmente.Noibaaquedarseconformeconunsimple«nohay».PeroesoeraproblemadeBárbara.Yoyaibaatenerbastanteconaguantar,hastadondemipacienciaalcanzara,losdesahogosdelasdos.

Medirigíarecogeramimadre.IbaapresentarmeenlanotaríaalahoradelalecturadeltestamentodelaImpugnada.Elmejorplanquesemehabíaocurrido era simular un encuentro casual y que estuviera mi madre paramitigar loforzadode lasituación.Lomásbaratoquesepodíahacerenunanotaríaerauntestamento,peromimadreyateníayyotambién,asíquepedíhoraparahacerun testamentovital.Nuncamehabíaplanteadohacerunoymimadresenegabaahacerloparaella:«Vosotrasyasabéisloquetenéisquehacer conmigo,os lohedichounmillóndeveces, así quenomemetas enestoquemedamuchaaprensión»medijotajante.Aunqueelhechodequemelo hiciera yo le gustó aún menos, aceptó acompañarme a regañadientes ydespuésdeprometerlevariasvecesquenoibaamorirmeantesqueella.

Cogidas del brazo como un matrimonio de avanzada edad, nosencaminamoshacialanotaríaunahoraymediaantesdenuestracita.Queríallegar pronto para tener ocasión de deambular y encontrarnos conAntonio,CarminayErnesto.Íbamoscontiempoporque,aunquelanotaríaestabaatresminutosdedistancia, conociendoamimadre,nosencontraríamosamásdeunapersonaconquienpararnosacharlar.


Nadamássalirdelportal,oímos:—¡Adela,Adela!Eraunaseñora,desconocidaparamí,deedadindefinidaentrelossetenta

ylosochenta,pelocorto,rubioplatinoybastóndemangoplateado.—¡Uy!MaríaOliva,¿cuántohacequenonosvemos?—saludómimadre

tancontentacomosiacabaradeverasumejoramigadelainfancia.—Mucho. Desde el día del concierto aquel en el auditorio el otoño

pasado.Teveoestupenda.¿Estaestuhija?¿Túereslamédico?Lode la igualdad lingüística,quehacíaalgunosaños sehabía intentado

imponer desde el gobierno creando incluso unministerio independiente, nohabía calado, se había formado un batiburrillo de género entre artículo ysustantivoycadaunolomezclabacomomejorleparecía.Amímedabaigualque lofuéramoscon«a»ocon«o»;quemihermanafueraungranmédico,cada vez más reconocida y con un brillante futuro, era lo único que meparecíaimportante.

—No, esta es Gracia, la mayor. La médica es Bárbara, la pequeña—respondióydespuéssedirigióamí—.¿TeacuerdasdeOliva?

—Ahoramismo,no.Mepillasdespistada—dijeintentandosalirdelpasocomo tantas veces había hecho con multitud de Olivas de similar edad ynombresvariopintos.

—Sí,Gracia,seguroquelarecuerdas—insistiómimadre—.Eslamamáde Montse, que hacía ballet, y jugabais juntas a veces en el parque depequeñas.EstudióDerecho.

—Ah,yacaigo,Montse…¿Cómoestá?—preguntéintentandoseramablesinacordarmenideMontse,nideOliva.

—EstáenMadrid—respondiólamadredelatalMontse—.Trabajaenundespacho de abogadosmuy importante. ¿Tú estás de visita? ¿Pasando unosdíascontumadre?Teechamuchodemenos.

—No.Ahoravivoaquí.—¡Québien!Túestabascasada,¿no?Lasolteraeratuhermana.Menudo

cambio.Tumadreestarácontenta,claro.Estámuysoladesdequesequedóviuda—dijo,dirigiéndoseaella.

—Sí,esverdad,estoymuysola,asíqueestoyfelizdetenerlosaquí.¿Quétevoyacontarloqueesteneraunahijalejos?

—Claro.¿Yvivíscontumadre?—No,hemoscompradounpisoenlaLosa.—Dicenqueahoraesmuydifícilconseguirunahipotecaenelbanco.O

sea,quenotefuemalenelextranjero—dijoyasinningúndisimulo.


—Nos fue muy bien y ahora queríamos una vida más tranquila —respondí,yaunpocohartadesemejantebaileinformativo.

—Qué estupendo. Pues nada, nena, que os vayamuy bien aquí, que tumadreosnecesitamucho.Yahoraadarleunnieto,quesinoseosvaapasarelarrozynoquerréisquedarossolos—meaconsejó.¡Quéimpertinentepodíallegaraserlagenteconesoscomentariosquepronunciabansinfiltroprevio!—. Ay perdona —continuó—. Tú eres la que… ¡Qué horrible lo que ossucedió!Tenéisque tenerotrocuantoantes.Unclavosacaotroclavo.—Y,como si hubiera dicho algo banal, cambió de tema—. Nosotros tambiénllevamosunatemporadamalísima—añadiódirigiéndoseamimadre.

Enesepuntodelaconversaciónmedejóenpazycomenzólaretahíladeinfortunios que le habían sucedido en el último año que incluían: unaoperación de cadera que la obligaba a usar bastón, una de próstata de sumarido,yque lahija, la talMontse, sehabía separadodelmaridodosañosdespués de adoptar dos niñas nigerianas, pero ella no notaba ningunadiferenciaylasqueríaigualquealasdelhijo,queeransuyas.Lapequeña,alparecer,eraunamonadayqueríamuchoa laabuela,o sea,aella,y«fíjatequé faena, ella sola allí con las dos niñas pequeñas y con un trabajo tanexigente,asíquevoyparaalláaayudarlatodoloquepuedo,peroclaro,conel bastón estoy medio inútil, imagínate la situación». Y así siguió laenumeración de detalles estériles y reflexiones sin sentido durante diezminutosmás.

—Mamá, si te encuentras con otra señora como esta, por favor, no nosparemos, dile que tenemos prisa, ¿sí? —le pedí cuando reanudamos lamarcha,ylatalOlivaestuvolobastantelejoscomoparanooírnos.

—¿Porqué?Sinotenemosprisa—protestó.—Prisanotenemos,peroganasdeaguantarotraconversacióncomoesta,

tampoco. ¿Cómo se puede ser tan bocazas? ¿Quién es la tal Montse? Encualquiercaso,laMaríaAceitunaesta…—empecéadecircabreada.

—MaríaOlivasellama—meinterrumpiómimadreensudefensa.—Como si se llama María Paraguaya. Qué impertinente. ¿Cómo se

atreve?¿Buscandocarnazaparaelcotilleo?—Pues no sé hija, interés natural. Y lo deMartin,Dios lo tenga en su

gloria—suspiróconlosojosaguados—,nolohadichoconmalaintención.Estás muy irascible con eso. Es natural que se comente. Este decreto desilencioquenoshasimpuestoatodosporlafuerzanoessano.Sinohablasdetuvida,¿dequéhablasconlagente?

—¿Deltiempo?Asítardasunminutoensaludarynodicesgilipolleces.


—Pues vaya rollo. Cálmate, no te lo tomes así. Lo nuestro fue unadesgracia —sollozó con el recuerdo de su precioso y sonriente nietomalogrado—.Gracia,tampocopuedesesperarquelagentenohable,porquelodequehayasdejadountrabajotanbuenoparavolveraquíadedicarteaesoquetededicas,noseentiendebien.¡SihastasalisteeneltelediariodelaTres!

—Yaveoquetúsiguessinentenderloymiraqueteloheexplicado—nosabíasienfadarmeodesistir.

—Esque,Gracia,estarmetiendolanarizenlosasuntosdelosvecinosenunmomentotanmalocomoelqueestaránpasando,¿quéclasedetrabajoesese?

—No me dedico a meter la nariz en la vida de los vecinos. Que seanvecinostuyosesunacasualidad.

—Bueno,túsabrás.Sidicesquetepaganbien,nodigonada.Túsabrásloquehaces—aceptómimadre,resignada.

—Preveoquevolveremosatenerestaconversación.—Igualsí,hija,igualsí.—¡Qué le vamos a hacer!—exclamé resignada—.No te pares conotra

MaríaAceituna,¿vale?Nonosvolvimosapararconnadiemás,nosésiporquemehizocasoo

porquenonosencontramosanadiequellevaratiemposinver.Llegamosanteuneleganteysólidoportóndemaderaverdeconaldabas

doradas que daba acceso al edificio de la notaría Solís Goyanes. Parecíacerrado,perocedióconunafacilidadinesperadaalalevepresiónquehicimosenelpomo.Dentroestabailuminadoymuchomáscálidodeloquesepodíaesperar.Elgranportal,queensustiemposhabíasidolaentradadecarruajes,estaba acondicionado para ser un lugar de tránsito donde convivían unanotaría, una clínica dental, un ginecólogo, un corredor de seguros, y variaspequeñasempresasquetambiénteníansugranplacadoradaenlapared.Eranlasdiezymediacuandolarecepcionistanoshizopasaraunasaladeespera.Con la excusa de buscar un baño, salí a recorrer la notaría para ver siencontrabaa la familiade la Impugnada.Alnoencontraranadieconocido,volvíalasalaquenoshabíanasignado.

—¡Cuántohas tardado,Gracia!¿Habíacolaenelbaño?Miraquiénestáaquí—dijomimadre.

QuienestabaallínoeraotrosinoPepe,queparecíaencantadodeveramimadre.

—Pepe,cómomealegrodeverlo. Ibaa llamarlo—dije—.¿Qué le traepor aquí? ¿Papeleo también? Somos el país de la burocracia, aunque dicen


queItaliaesmuchopeor.—Le estaba contando que aún estamos a vueltas con lo de tu padre, a

pesar dequeyahanpasadounos añosydequenosotrosno tenemosnada.Pero,inclusoasí,elpapeleoesinfinito—corroborómimadre,informándomeasídeporquésesuponíaqueestábamosallí.

—¿Usted,Pepe,tambiéncontemasdesumujer?—dije,conlaesperanzadequeentraraenlaconversaciónynoscontaraloquelellevabaalanotaría,sobretodosi,comosospechaba,eraeltestamentodelaImpugnada.

—No,quéva.Defamilia,perodelamía—respondióPepeesquivo.—¿Cómollevalodelmóvil?—preguntécambiandodetema.—¿Elqué?—respondiódespistado.—Elmóvil.¿Sedecideacambiarlo?—¡Ah!Elmóvil.Nimeacordaba.Sigueroto.Aúnnohehechonada.A

versiaprovechoqueestoyenelcentroymeacercoaalgunatienda.La conversación continuó en términos muy relajados, liderada por la

habilidadsocialdemimadre.EllayPepeanalizaronlasituacióneconómicaypolíticadelpaís, la inmigración,el terrorismoenelmundoysellevaronlasmanos a la cabeza con el «dónde vamos a parar». Fue como presenciar unbailedereconocimiento,hastaqueambosestuvieronsegurosdequeerandelmismo bando político y, solo entonces, empezaron a criticar a los del ladoopuesto.

Cuando estaban tan enfrascados en la conversación que ya se habíanolvidadodedóndeestaban,lapuertaseabrióyaparecieronAntonio,CarminayErnesto.

Antonio se quedó paralizado al vernos allí charlando conPepe como sinos conociéramos desde hacía años.Carmina sonrió encantada de ver amimadre. Y Ernesto, con su inexpresividad habitual, no parecía demasiadocontento de vernos, pero no sé si porque éramos nosotras o porque eso leobligabaaunmínimoderelaciónvecinalquenoleapetecía.

—Vaya—dijo Antonio—. Esta ciudad es un pañuelo. No paramos deencontrarnos. No sabía que ustedes se conocían —dijo refiriéndose a mimadreyaPepe,queestabanallísentadoscomoviejosamigos.

—Carmina,Ernesto,¿quétal?—preguntéymelevantélomásrápidoquepudeparaevitar responderalcomentariodeAntonio,beséaCarminaensucarablancaysuaveysaludéaErnesto,queolíaaunamezcladecoloniacara,geldebañoytabacorancio.

—¿Cómo estás, Carmina? ¿Papeles de Sofía?—preguntómimadre sinrodeosmientras yome sentaba al lado de Ernesto pensando cómo entablar


conversación.Me fijé en que Pepe evitaba mirar a Antonio, que continuaba de pie,

descolocado.—Sí—respondióCarmina—.Despuésdeloterriblequehasidoperderla,

ahoratenemosquehacertodoesto.Esmuydesagradable.—¿Quémevasacontar?Aquíestoyyocon lospapelesdeLuisymira

cuántotiempohapasado.Carmina,tepresentoaPepe,quetambiénestáconlosdesufamilia.

—¡Adela! Si conocemos a Pepe de toda la vida. Venimos juntos, porSofía—confesóCarminaconelcandorhabitualenella.

—Ay, no tenía ni idea de que erais familia—disimuló mi madre, quehabría engañado a cualquier polígrafo de última tecnología—. Familiacercana.Comovosotrasnosoisdeaquí,noosrelacionaba.

—Somosparienteslejanos,perollevamostantosañosjuntosqueescomosifuéramoshermanos.

Antonioserevolvióenelsillóndecuero,haciéndolocrujir.—¡Quécasualidad!—Mimadrehabíaolisqueadounrastroynopretendía

rendirsetanfácil—.¿Porsumujer?—lepreguntóaPepe,quevacilóantesdecontestaryseleadelantóCarmina.

—No,no—dijoCarmina—.Porsutía,laabueladeErnesto.Sienesemomentohubieranhechounafotoacadaunodelospresentesen

la habitación habríamos servido de ejemplo para cualquier conferenciaavanzadasobrelenguajenoverbal.Pepequisobalbucearalgo,peronoacertóaemitirmásqueunpardesonidosininteligibles.Antoniosepusorojodeira,pero no dijo nada, solo se levantó y empezó a dar vueltas por la sala.Mimadre no sabía qué decir y me miraba para que le diera pistas. Carminaparecía reflexionar, como si intuyera que algo no había ido bien, pero sincomprender qué. Parami perplejidad, Ernesto estaba pálido, con lamiradaperdida, como si acabara de aparecérsele la Santa Cofradía, mientras yointentaba cuadrar las piezas. Miré a mi madre con gesto de «por favor,continúalaconversaciónpordondesea»yella,hábilyobediente,yasehabíarecuperado lo suficiente como para hacerse la tonta sin que se notara enabsoluto.

—PuesmealegromuchodequeseáisfamiliaporquePepeesmuybuenapersona. Cuando uno es mayor, como nosotros, es muy importante tenerfamilia.SiyonotuvieraaGraciayaBárbara,noséquéhabríahechocuandomurió Luis.Me habría quedado sinmotivo alguno para vivir.Mi hermanaviveenMéxicodesdehacecincuentaaños,asíquenolaveomásqueunavez


cadadosveranos.Yelteléfononoeslomismo.¿Quéhabríahechoyosinlasnenas? La soledad es mala siempre, pero en la vejez muchomás. AunquetengolasuertedetenerbuenasamigascomoeraSofía,noeslomismo—mimadresoltóeldiscursocasisinrespirar.

—Lasoledades lamayordesgraciade lavida,Adela.Nosabe lasuertequetieneustedconlasniñas.LoquedaríayoporestarigualconLucas—dijoPepeconpena,comosiyahubieraolvidadoloqueacababadedecirCarmina.

No sé si fue porque mi madre fingió no darle mayor importancia a lainformaciónqueacababadeofrecerCarmina sobre losorígenesdeErnesto,porque la conversación terminó yendo por otros derroteros o porque estabaejercitando el autocontrol, pero parecía que Antonio se iba reponiendo.Ernesto,encambio,seguíanoqueado.

—HeperdidoaSofía,queeraelcentrodemivida—lloriqueóCarmina—,perosinolestuvieraaellos,laquesesuicidabaerayo.YherecuperadoamihermanoAntonio,quenos llenadealegría—continuóenunchorreodeinformaciónesgrimidacontanpocotactoquetodosnosquedamoscortados.

Sinpreámbulos,comomovidoporunresorteinterno,Ernestoselevantódeunsaltoysedirigióhacialapuerta.

—¿Adóndevas?Nosvanallamarya—ledijoAntonio.—Puesqueesperenaquevuelva.Ono.Hacedloquequeráis.Comocon

todo—respondiócasigritandoycerrandolapuertadeunportazo.Antonio volvió al nivel de indignación de minutos antes y Carmina

intentócalmarlo.—Habráidoafumar,Antonio,ahorasube.Estánervioso,noselotomes

encuenta.—Estoeselcolmo.Amítambiénmeapeteceuncigarroyaquíestoy—

respondióAntonio.—Lagentejoven,Antonio,esdeotramanera—insistióella.Pensé en lo poco joven que era Ernesto. Había llegado allí con la

intención de ser protagonista de una escena, pero me encontraba deobservadoraprivilegiada, comosideunaobrade teatro intimista se tratara,intentandonollamarlaatenciónparaquelaescenacontinuarasinquefueranmuy conscientes demi presencia.A fin de cuentas,mimadre les resultabainofensiva.Ellanoeramásquelavecinadetodalavida,unpococotilla.Yohabía descubierto parte de mis cartas con Pepe al interesarme por la casa.Aunquenosospecharanloquebuscaba,podíadespertarsuspicacias.Apocoque uno quisiera enterarse, no era difícil averiguar cuál era mi auténticaprofesión.


—¡Cuántotardan!—exclamóPepe.—¡Ay!Gracia,nena,ahoraquemeacuerdo.¿Alfinalconseguistecitacon

Berta?—dijoCarminapocodiscreta y sin venir al hilo de la conversación,cogiéndomedesprevenida.

—Sí,sí.Merecibiógraciasati,Carmina.¡Menudalistadeesperatiene!Esencantadora—merepusemientrasAntoniomemirabaatónitoymimadreinterrogante.

—¿Noesestupenda?—preguntóCarminaencantadadelpiropoasuguíaespiritualoloquefueraBertaLlorenteparaella.

—¿QuiénesBerta?—dijomimadre.—¿NosabesquiénesBerta,Adela?—Carminaparecíaescandalizada.—No,nomesuena—respondiómimadre,queseguíasinentenderdequé

hablaba Carmina ymemiraba reclamando alguna indicación que no podíahacerle porque los ojos de Antonio estaban clavados en mí. Y no era unasensaciónagradable.

—BertaLlorente.Esmaravillosa.Unángel—ledijoCarmina.—¿BertaLlorente, la adivina?—lapreguntademimadre ibadirigidaa

mí.Seabriólapuertaylarecepcionistaquenoshabíaacompañadoalasala

reclamónuestrapresencia.—¿GraciaSanSebastián?Elnotariolasespera.Antesdesalir,mimadre,aprovechandolaconfusión,cogióaCarminadel

brazo.—Carmina, sé fuerte,quevaa serduro.Simenecesitas, llamayvoya

hacertecompañía.—¡Ay,Adela!Te loagradezcomucho.Pensaba ira laparroquiaalsalir

deaquí,peronosécómomeencontrarédeánimo.—Ven para mi casa cuando salgas y tomamos un café tranquilas. Que

AntonioyErnestoseránmuybuenos,peroconellosnopuedesdesahogarteigualqueconunabuenaamiga.

—Cuántarazóntienes,Adela.Cuandosalgavoyparatucasa—aceptó.Ya en el pasillo nos cruzamos con Ernesto, que subía colorado y

sudoroso.Aldarmeunasescuetasgraciaspordarleánimosparalalecturadeltestamentosualientopenetróenminarizdejandounpotenterastrodetabacoyalcoholreciéntomado.

Despuésderedactaruntestamentovitalquenonecesitaba,acompañéamimadreacasaparaasegurarmedequeestaríaallícuandollegaraCarmina.NoqueríaqueperdieralaoportunidaddequeCarminasedesahogaraconellay,


aunquenoteníaganasdecomentarlainformaciónrecibida,nopudelibrarmedepasarallíunbuenratohastaqueconseguíexplicarleporcompletoydejarlaconvencidadequesihabía idoaveraBertaLlorenteeraporqueelcaso lonecesitabaynoporquemepasasenada.Aprovechéparaconvencerladequerecibieraalavidenteencasayaceptóaregañadientes,aunqueyosospechabaque en el fondo estaba encantada demontar la escenita para Berta y verlaactuarenpersona.Despuésdetodo,eraunpersonajeconocido.

—¿Lepuedopreguntarsivoyatenermásnietos?Yaqueviene…—Mamá,mejorcíñetealguion.¿QuésabeBertaLlorentesitúvasatener

nietosono?—respondí,sinpoderevitarpensarenelbebédeBárbara.—Pues si dicen que es tan buena, igual sí que lo sabe—respondiómi

madreenmodoinfantil.—¿Desdecuándocreesenestascosas,mamá?—Hija,yoquesé.¿Quédañovaahacer?—Porfavor,mamá,concéntrateenloquequeremossaber.Insisteenque

sienteslapresenciadeSofíaencasa.—Esciertoquelasiento.Nopuedodejardepensarenella.—Túcuéntaleloquetehedicho.Queseacreíble,¿vale,mamá?—Claro,quetengoalfantasmadelaImpugnadametidoencasaqueriendo

contarmealgoesmuysensato,peropreguntarlesivoya tenernietos,no—protestómimadreconunalógicademoledora.

—Vistoasíhaypocoquerebatirte.Pregúntaleloquequieras—cedí.Ya en la calle llamé a la asistente deBerta para fijar la cita.Tenía que

decidirsiibaainvitaronoaCarminaalasesión.Podíaserqueesoforzaraaque salieran a la luz nuevos datos o que me expusiera demasiado y mequedarasinfuentesdeinformación.

La mañana me había revelado detalles inesperados. ¿Consuelo era laabuelabiológicadeErnestooCarminalohabíadichoqueriendodecirqueeracomosuabuela?Sieralaabuela¿cómo?¿Lamadredesupadre?¿ErnestonoerahijodedonMarcelo?Pepehabíadichoqueeranfamiliayasídebíaser,porque él había asistido a la lectura del testamento. Si Carmina hubieraqueridodecirqueConsuelohabíasidocomounaabuelaparaErnesto,tendríapocosentidoquePepeestuvieraallí.¿OSofíalehabíadejadounlegado?Erapoco probable. El vínculo de sangre explicabamuchomejor la vinculacióneconómica entre las dos familias, a la que hasta ahora no había encontradounarazóndepeso.

Tenía una información muy fresca con la que trabajar. NecesitabaconstruirtodaslasposibilidadesenlasqueConsuelopudieraserlaabuelade


Ernesto.Peroesatareatendríaqueesperar.Antes,ibaairacasaaconvenceraJorgedequepararaunratoycomieraconmigo.Y,sieraposible,algomás.Aúnteníaalarubiadesconocidaenlacabeza.

El día se había levantado gris, pero el sol se había abierto camino enmediodeuncieloazulsalpicadodenubesesponjosasyblancas,comoreciénlavadas. Aunque en el centro de la ciudad todas las distancias eran cortas,llevaba varias horas de arriba a abajo ymis zapatos, recién estrenados,meestabanhaciendodaño.Midedomeñiquederechoempezabaadespellejarsebajolasmediasylapieldelzapatomerozabacomosifuerapapeldelija.Laincomodidadnomedejópensarconcoherenciaenelcasohastaquenolleguéa la habitación y los sustituí por las cómodas chanclas que usaba en casa.Cuandollegué,Jorgenoestaba.«Hola, tíobueno.Hevenidoacasaaversimehacíaselhonordecomerconmigo.Comeryloquesurja»leescribí.

Decidíprepararmealgorápidodespuésdetreintaminutossinrespuestayunadecepcióncreciente.Estabahusmeandoenlaneveracuandooílapuertade entrada y apareció Jorge, sudoroso y congestionado, con expresión defelicidad.

—¿Hassalidoacorrer?—¡Hola! ¡Qué inesperado verte aquí! ¿Comes conmigo?He tenido una

discusión con un cliente y he salido a machacarme un poco a ver si medespejabaaprovechandoquehasalidoelsol.

—¿Cómotehaido?—Tiempazo y pulsaciones bajas. Hecho un toro ymuchomás relajado

quecuandohesalido.Jorgeeratancompetitivoquecompetíaconsigomismo.—¿Quéquierescomer?—¿Quéhay?Miprimera respuesta fue«lomismoqueayerpor lanocheanoserque

hayas ido al súper». Cada día me irritaban más esas pequeñas costumbressuyasqueantesmeparecíancotidianas,perofrenéatiempoy,comosiempre,me tragué la indignación desproporcionada y le recité las potencialesopcionesquerequeríanunmáximodeveinteminutosdepreparaciónypuestaenlamesa.Nosdecidimosporunaensaladayunapresaibéricaalaplancha,cocinada entera y fileteada en lamesa para que el interior quedara crudoycaliente. Un poco de sal Maldon en el momento de servir y resultaríadeliciosa.

Decidí comportarme como haría cualquier mujer celosa y salvar lasapariencias,aunquemeaterraraqueaJorgeledieraporconfesaralgoqueyo


no quería que confesara. Supuse que estaba a salvo, él no era de ideasimpulsivas. No imaginaba a Jorge admitiendo una infidelidad salvo que lotuvieramuydecididoyplanificado.Enesecasoyanohabríanadaquehacer:loharía,preguntarayoono.

—Habíapensado invitartealVinoteo.Comoelotrodía tuvisteque irte,me imaginé que te quedaste con las ganas.—Le pinché antes demeter unbocadodelacarnetiernayjugosaenlaboca.

—Notepreocupes.Detodasformas,disfrutédeunamaravillosacomida—serio,sinentraraltrapoydevolviéndomeelrejón.

—¡Qué bien que ninguno os atragantarais ni os provocara una diarreaépica!—dije,llegandoalmáximoórdagoquemeibaapermitirechar.

—Y¿túdecíasquenoerasnadacelosa?—Nolohedichonunca.Claroquesoycelosa.Loquenosoyesobsesiva

ni desconfiada. No voy a cotillear los mensajes de tu móvil buscandoinfidelidades.

—¿Notengoquecambiarlacontraseña?¿Jorgebromeabaotanteabahastadóndepodíallegarsinqueyomediera

porenterada?—No cariño, tú solo procura tener actualizado tu seguro de vida, que

ahoraquemedaporinvestigarmuertesraras,igualaprendoalgo—respondíconmimejorsonrisaycadavezmásenfadadaconél.

¿Porquénomecontabaquiénera la chica?No le creía tan tonto comopara,siteníaunaamante,llevarlaacomeralrestaurantepreferidodesumujery,sinohabíanadaqueocultar,¿aquéveníatantosecreto?

—Sabesqueno tienesporquépreocuparte.No tengoojosparaningunaquenoseastú—dijoserio.

—Ojos sí que tienes. No mientas. Y a mí me parece bien —reí conpicardía,tentándoleparaquemedierasinoloquequería,almenossíloqueesperabadeél.

—Tienesrazón.Ojossí.Perocorazón,no.Esoestodotuyo.Yloesparasiempre.

—¡Quécursi!—meburlé,aunquesuspalabrasmetranquilizaron.Después de un rato juntos, jugando a satisfacer el instinto y a

proporcionarnosunadosisdeplacermutuo,yanomedolíanlospiesysentíalacabezadespejadaparaponermeatrabajareneltemaquemehabíadejadotandespistadaporlamañana.

Lasexplicacionesmásprobablessuelenserlasmássimplesylapersonaque yo conocía que razonaba conmenos complicaciones era sor Florencia.


Conlospiesllenosdetiritasyloszapatosviejosquerescatédelcubo«paraelcontenedorderopa»,mefuidandounpaseohastalaCasadelosCuras.

Oviedo me pareció aún más bonita que otros días, alegre y soleada,aunque apenas quedaban un par de horas para que oscureciera. Paseédisfrutando de la gente, de los niños que salían del colegio vestidos deuniforme,conlameriendaenlamano,delosadoquinesqueauncubríanlascallespeatonalesmásantiguas,deloscomerciosdesiempreydelosnuevos,pequeñosycoquetos,queseabríancargadosdeesperanzas.Aúnnomehabíaacostumbradoalasensacióndelibertadquedapoderpasearundíalaborable.Nomehabíapercatadode la cantidadde tiendasdeproductosgourmet quehabíanproliferadoen lazonavieja, lamás turística.Escaparates repletosdeproductos tradicionales: chorizos que olían a pimentón y especias, quesosenvasados al vacío, presumiendode su envoltorio de hojas de un verde tanoscuroqueparecíannegras, tartas de almendra empaquetadas para llevar, olatasdeconservaconlomejordelmar,entrelasqueseencontrabanlasalgasdelasfríasaguascantábricas,tandemodaytancotizadas.Cadavezmás,seveíanproductosimpensableshacíasolounasdécadascomoelvinolocal—enuna zona en la que nunca había habido viñas ni bodegas—, a preciosdesorbitados, fruto de la escasez y no de la calidad del producto, o nuevospostresllamadosAlonsosoLetizias.

El conjunto era atrayente, daban ganas de entrar, aspirar el aroma adespensadelaabuelayretaralcolesterolconunasbuenastablasdequesosyembutidos.Losnegociosestrelladelazonaseguíansiendolassidreríasylosrestaurantes, con una oferta cada vez más ajustada a los bolsillos de losturistas,demayorcalidadymás salpicadade innovacionesen losplatosdesiempre.

Ibaperdidaenmisensoñacionescuandomeparecióoírelpitidodelmóvilqueindicabamensajesnuevos.Noacostumbrabaahacercasodeinmediato,peromeapetecíatenerunaexcusaparasentarmeunosminutosenunbancoadisfrutardelospreciadosrayosdelsol,apesardesaberqueeranengañososylahumedadtraicionera.

«Larubianoesdeaquí.Lahevistosalirdelhotelqueestáenlacalledelauditorio».EraSarah.

«Osíqueesdeaquíysededicaaunaprofesiónquenopagaimpuestos.Ohaidoalacafetería»repliquétecleandoatodavelocidad.

«Sisededicaalnegocioque insinúasdebeserderollofetichistaporqueha salido con dos maletas grandes y se ha metido en un taxi que estaba


esperandofuera.Emoticonoguiñandoelojo.SellamaSloaneMilleryseguroquenoesdeaquí».

«¿Porquélosabes?»Laúltimainformaciónmehabíadejadoperpleja.«Porque el taxista preguntó: “¿Sloane Miller?” Y ella respondió en

perfectoespañolconunfuerteacentoamericano».«Emoticonosaplaudiendo».Esaerayo.«¿Estabaspreocupadaporlacompetencia?Emoticonosllorandoderisa».«No».«Notelocreesnitú».«Veteacag…»«Ya.TedejoqueÁlexyHugoestánintentandosubirsealTartiere».Sarahsereferíaaunaestatuadelparque,deunseñorsentado,encimade

unaltopedestal,porlaquetodaslasgeneracionesdeniñoshabíamosescaladoparasentarnossobreél.Ymásdeunohabíaestadoapuntodedescalabrarseenelintento.

«Gracias.Mehasalegradolatarde».El día empezaba a ser redondo. Información, buen tiempo, sexo

inesperado con Jorge y rubia espectacular rumbo a algún sitio lejos denosotros.

Cuando lleguéa laCasade losCurasmeencontréa sorFloarrancandohojasdelasmacetasdelpatiodelaentrada.

—Hay que aprovechar que ha salido el sol —me explicó—. Iba amerendar,¿teapeteceuncafé?QuitandoalhermanoMariano,eldelasilladeruedas,nohayningúnpadreenlacasa.Sontanpoquitos…Sehanidotodoscomolagartosadisfrutardeestesoldeinvierno.

—Venga, laacompañoconesecafé,perodescafeinado,quesime tomounodelossuyosnoduermoentresdías.

—Notecreas,queyavoynotandolaedad.Eldeantesdedormiryanomelotomoporqueluegomecuestaconciliarelsueño.

—Esque,sor,haypocagentequesetomeunexpresocargaditoalasdocedelanocheysevayaalacamaadormircomounlirón.Daiguallaedad.Enla universidad, cuando íbamos asfixiados para los exámenes, hacíamos esoparaestudiartodalanoche.

—Puesyolohehechotodalavidaysiempremehabíasentadobien.Esunapenaporquemegustabamucho.

—¿Cuántostomaahora?—Cuatroocinco.Nomás.Cargaditos,esosí.Elaguachirlenomegusta

—respondiósorFloasusochentaytantos,contotalnaturalidad.


Unavezquedimoscuentadelossuspirosdealmendrayelcafé,pasamosaltemaquemehabíallevadohastaallí.

—O sea que, segúnCarmina, la tía de Pepe es la abuela de su sobrinoErnesto.Puessíquesetehaenredadotodoconlodelfraudedelbar.¿SabessiPepeteníamástías?—apuntóSorFlo.

—Puesno,nosemehabíaocurrido.HepensadoenChelo,enlamujerdedonMarcelo,peropodríahabermás.Enelregistrodelapropiedadnoapareceningúnotropropietariodelacasadelafamilia.Esoseríararoenelcasodehabermáshermanos.¿Ustedcreeque,sihubierasidounhijoilegítimodedonMarcelo con La Impugnada, Consuelo habría ejercido de abuela del niñodespués de morir sus hijos? —insistí en mi teoría, resistiéndome aabandonarla,aunquecadavezparecíamenosprobable.

—Semehaceextraño.Unonuncasabecómosevaacomportarlagenteconlossentimientos,perodeloquesíestoysegura,Gracia,esqueunacosasonlossentimientosyotralosdineros.

—Nolaentiendo,sor.—Aunque pueda llegar a comprender que en la vejez quisiera al hijo

ilegítimo de sumarido pormil razones, no puedo encontrar ninguna por laque ledejaraeldinerodesupropia familia.De la suya,quenode ladesumarido.Estáshablandodeunageneraciónenlaqueeldinerovaasociadoalasangre.Nosésiconlagentejovenesohacambiadomucho:cuandolleguenaviejos, losabremos.NadiedelageneracióndedoñaChelopermitiríaquelacasadesuspadresfueraapararaunniñoquenosolonoerasuyo,sinoqueeralaconsecuenciadeladulteriodesumarido.Lavidadamuchassorpresas,peroelserhumanoesmuypocooriginal.Loscariños,lasvisitas,inclusoloscaprichos,podríanser.Insólito,peroposible.¿Lacasadesufamilia?Esosíque no. ¿Tú crees que esto te va a llevar a encontrar al defraudador quepersigues?

—Aldefraudadorcreohaberloencontrado.Ymedamuchapenasitengorazón. La orden judicial para descubrir al que gestiona la cuenta de donMarceloestáenproceso,aunque tardarádoso tresmeses.Antesdeesomegustaríaentenderlosmotivos.Estoyseguradequelaclaveestáenlafamiliade la Impugnada. Sobre todo, me gustaría quedarme convencida de que lamuertedeSofíafueunsuicidio.

—¿Todavía sospechas que pudieron matarla? Si tienes razón y siguesmetiendo la nariz, puede ser peligroso. Si tienes esas dudas, ¿no deberíasdenunciarloalapolicía?


—Estesábadovoyavera lapolicía.Por lapuertagrande:ensucasayconcenaincluida—respondípensandoenGeni.

La conversación con sor Flo no me despejó las ideas como habíaesperado.MefuiconelconvencimientodequeErnestonoeraelhijodedonMarceloy la sensacióndequemeestabaequivocando.Habíaencajadomalalgunapiezadelpuzle.


13

La modernización tecnológica de los servicios que nos presta el Estadollegócuandoyapensábamosqueseibanaquedararcaicosparasiempre.Enplena era digital y después de tanto retraso, parecía milagroso lo bien quefuncionaban.

ConJorgedeviaje,meencontrabasolaenlacocina,impregnadadeoloracafé reciénhecho.Mordími tostada, rebosantedemantequilla,mientrasmemaravillabadeque tuviéramosaccesoonline a loscertificadosdigitalizadosde todos los nacimientos posteriores a 1870. Solicité el de Ernesto BlancoÁlvarezenelRegistroCivilCentral.Encuatrodíaslotendríaenmibuzóndecorreoordinario,elmismoquesoloabríacuandorebosabalapublicidadquedejabanlosbuzonerosalosquenofrenabalacámaradeltelefonillo.

Con el estómago lleno y la cabeza repleta de hipótesis que no meconvencían,dudédecuáldebíaserelsiguientepaso.LacenaencasadeGenisemehacíaunpocomásapetecible.Laexperienciamehabíaenseñadoquelamejorformadeconseguirnuevainformaciónerahablarconlagentey,enunaciudaddondecharlar eradeporte,yo ibaacenarcon la capitanadel equipocampeón.CompréunosbombonesenOvetus,unadelasbomboneríasorgullode la localidad, y unos cupcakes cubiertos de fondant de colores para lasniñas,enelDosdeAzúcar.Sinfrutossecos,porsiacaso.Conelglutenyelhuevonopodíahacernada.Esperabaqueningunafueraalérgica.Siempremehabíandesagradadolasprimerasvisitasalacasadepersonasconlasquenotenía mucha relación porque nunca tenía claro cómo comportarme. EnEstados Unidos era más fácil. Siendo españoles, siempre esperaban denosotrosunabotelladevinodeRioja.LamiradailusionadacuandoveíanlapalabraReservaenlaetiquetanosdecíaquenuestraaportaciónalacenaeradel agrado del anfitrión. Yo me sentía más cómoda cuando la confianzallegabaaquecadaunosesirvieralasbebidasdelaneverayecharaunamanoenlacocina.Claroque,parallegaraeso,siempretienequehaberunaprimera


vez.Coneltemadelacenadeldíasiguienteresueltomequedésinnadamásquehacer.Almenossinnadadeloquemeapetecieraocuparme.

Despuésdeconsultarelcorreovariasvecessinningunanovedad,repasarlasnotassimplesdelRegistrodelaPropiedadsinque,comoeradeesperar,hubieran cambiado ni un ápice y meterme en la web de Idealista paracomprobar los precios de las casas en el casco antiguo y refrescar miinformación con vistas a una potencial conversación con Pepe, decidíaprovecharunpocoel tiempoyendoalgimnasio.Lasmusas investigadorasnoteníanganasdemadrugaryhabíamosconseguidounaofertaanualenunmodernoclubdeportivoquenosestabacostandoamortizar.Eranmásdelasoncecuando,agotadayconunaclaraperspectivadeagujetasaldíasiguiente,memetíenladucha.Nomesequéelpeloporqueibaavolveramojarseenlas dos manzanas escasas que separaban el club de mi casa. Llovía,advirtiendoquenoeradeesosdíasenlosquetuvieraintencióndeparar.Eralluviaintensadeinvierno,muchomenoshabitualqueelorbayuquemantieneelpaisajesiempreverde.Cuandoentrabaenelportal,sonómiteléfono.EraBárbara.

—Hola,futuramamá.¿Cómoteencuentras?—Muybien.Lasnáuseasmeestándandotregua.Iréalhospitalalasdoce.

Tengodospreguntasparati—dijomihermana.—Puespregunta.—Laprimera: ¿puedesvenir a vermeahora?Tengo los resultadosde la

ecografíaymegustaríaabrirloscontigo.—Claro,¿notardabanunasemana?—Sí.Esloquetienetenerenchufeenelhospital.—Estoyentrandoenelportalconelpeloempapado,perovoyparaallá.

Meprestaselsecadorentucasa,¿ok?Asínoperdemostiempo.Mepongounvaqueroysalgovolando.

—¿Dedóndevienes?—Delgimnasio.—¿Aestahora?—Sí, me he bloqueado con el caso. Bueno, cuelga que memeto en el

ascensor.—Subeporlaescalera,sovaga,quemefaltalaotrapregunta.—Quevivoenelático—protestéobedeciendo.—He quedado para tomar unas cañas con Teo Alborán esta tarde, ¿te

apuntas?—¿Conquién?—preguntédespistada.


—Las que perdemos la memoria somos las embarazadas, tú no tienesexcusa. Hablamos de esto el otro día:mi compañero, vecino nuestro de lainfancia,amigodeErnesto…

—Yameacuerdo.¿Hemosquedadosoloconél?¿YErnesto?—ConErnestotambién.HemosquedadoalasochoenLos4Gatos.¿Ya

hasllegadoacasa?—Nomepresiones que aúnvoypor el cuarto.Te recuerdoquemehas

enviadoporlasescaleras.—Vasatenerqueirmásamenudoalgimnasio—seburlómihermana—.

Yonocreoqueaguantemuchoestanoche,estoycomosimehubierapicadola mosca tsé-tsé. Dile a Sarah que venga si quiere y así os podéis quedarvosotrasconellos.

—Hecho.Cuelgo.Endiezminutosestoyallí.Noabraselsobre.—Noseasantigua,queesuncorreoelectrónicoynolovoyaabrir,pero

lamanicuraparaarreglarmelasuñasmordidasmelapagastú—advirtiómihermana.

—¡Tú no te has hecho una manicura en tu vida! —repliqué conconocimientodecausa.

MedirigíacasadeBárbaralomásrápidoquepude.Obviandolasreglasderespetoalaintimidaddemihermana,abrílaspuertasdesucasaconmisllavesyentré jadeandocomounbulldog inglésquehubiera intentadoecharunacarrera.Bárbarameesperabaenlaentradahaciendoseñalesparaquemedieraprisa.

—¿Cómo sabías que llegaba ya? —pregunté inclinándome sobre micinturaparaintentarrecuperarelresuello.

—Porquetalcomohassubidolasescalerascreoquesehaenteradohastaelancianosordodelúltimopiso.Sihasvenidoaestavelocidaddesdetucasa,retirolodichodelgimnasio,parecequefunciona:hasllegadoviva.

BárbaramesirvióunvasodeaguaymeentregóeliPad:—Ábrelotúyloleemoslasdos.El informe tenía cinco páginas, con un texto en columnas donde se

detallabaenlistaunaseriedeenfermedadesque,aexcepcióndelsíndromedeDown, paramí eran ininteligibles.En la columna de la derecha, lo quemeinteresaba:elnivelderiesgo.

Cuando llegamos a la página cinco, todos los niveles de riesgos eranbajos. Bárbara se echó a llorar. Primero le cayeron unas lágrimas por losmofletesqueenmarcabanunasonrisadealivio.Alospocossegundosempezóalloraramocotendidohastaqueseleenrojeciólacara.Seguíasuladosin


agobiarlaniintentarcalmarla.Hayvecesqueunoaguantatantodentro,queseva inflando de preocupaciones difíciles de resolver y de situacionesinesperadas hasta que el globo se pincha y sale a raudales por los ojos.Cuandoesoocurre,lomejoresdejarquesevacíe.Noerafácildigerirunhijoinesperado,sola,ymuchomenostomarladecisióndeexcluiralpadre.EsoylashormonasdelembarazoalasquenoquieroquitarméritoenlalloreradeBárbara.

Cuando dejó de llorar, fui al baño en busca de un algodón y algo quesirvieraparacalmarlapielsensible.Yadeniña,cuandolloraba,parecíaunodeesosmuñecosqueseiluminabanconunabombillarojadentroy,porloquepodíaver,nohabíacambiado.Medicuentadelacantidaddeañosquehacíaquenolaveíallorar.Mihermanaeraunachicadura.

Mientras le extendía la loción calmante por las mejillas, apareció unasonrisaburlonaensucaraymepreguntódegolpe:

—¿Decepcionada?—¿Por qué? ¿Por la llorera?Meparece lomás normal.Has acumulado

mucho estrés. La situación no es fácil y estás aguantando como unacampeona.Poralgúnladotetienesquedesahogar;sino,explotarás.

—¡Porquetusobrinaesniño!—Bárbaraempezabaaperderlapaciencia.Habíavueltoasuser.

—¿Niño?¿Cómolosabes?—Gracia,nena,porqueloponeenelinforme.¿Nolohasvisto?Ven,trae

eliPad.Mira—dijoymeseñalóenlasegundamitaddelatercerapágina,enlacolumnadelaizquierdauntextoqueponía:«Sexo:XY.Masculino».

—¡Nolohabíavisto!Solohemiradolacolumnaderiesgobuscandoquetodosfueranbajos.Esunnene.¡Québien!Amamálevaaencantarqueseaunniño.

—Tehasquedadosinsobrina.—¡Tengounsobrino!Somosyaunmontóndemujeres—dijedesoyendo

mi ladomás irracional, que se resistía a que fuera niño.No quería quemetrajera un aluvión de recuerdos consigo. Una niña habría sido diferente.DiferenteaMartin.

—¿Estás segura?—Bárbara adivinabamismiedos, ese desasosiego quemehabíainvadidoyquetanbiencreíaestardisimulando.

—Notemuevas,quevasaacabarconelliquidillodelaampollacalmanteenelojoynocreoquepara elojo sea igualdeagradable. ¿Cómo lovas allamar?


MisobrinoseríaunniñoyyoteníavariosmesesparadarleunaidentidaddistintaaMartinenmicorazón.

—Marcos —respondió Bárbara después de solo unos segundos dereflexión.

—¿Ya?¿Tanclaro?—Sí, me gusta. Ventajas de no tener un padre con el que negociar el

nombre.—MarcosSanSebastián.Suenagenial.¿Estáscontenta?—Mucho—respondiómihermanaconlosojosmásrojosdeloqueselos

habíavistojamás.Yelpelomássucioquenunca.—Habráquecontárseloamamá.Despuésdelshockvaaestarencantada.—¿Cuántoleduraráelimpacto?—No sabría decirte. Invítala a acompañarte a la siguiente ecografía.

Segúnlovayaviendosesentirámásabuela.Levaa llenardemimosdesdequenazcayyolavoyaayudar.

—¿Sabesqué?Nuncahevistoa loscolegasdepsiquiatría trataranadiecon un trauma por haber recibido exceso de cariño y las dos necesitáis unbebéalquemimar.

—Tengounanuevaoportunidaddecomprarcosaspara la llegadadeunniñoacasa.Porcierto,Bárbara—dijeamododedespedida—:Lávateelpeloantesdeiratrabajar.

—¡Québorde!Noestátanmal—oíqueprotestabamientrasyobajabalaescalera.

La imagen demímisma arrullando al futuroMarcos San Sebastiánmeprodujo una fuerte sensación de angustia y me hizo huir para poderrefugiarmeenmicaso.Concentrarmeeneltrabajoeramimejorterapia.

Medirigíacasa,conlaesperanzadeencontrarunpuntoporelqueseguirla investigación.No teníamuyclaroquéesperabasacarde lascañasconelcompañero de mi hermana y Ernesto. En cualquier caso, tenía poco queperderyalgoqueganarasíquedecidíseguirelconsejodeBárbaraeinvitaraSarah. Para animarla a venir a la cita, describí a Teo como un atractivomédicosoltero.Enrealidad,sabíaquenoteníapareja,peronoteníaniideadesieraguapoofeo.

—A lo mejor le gusta a tu hermana. Ahora que, por fin, se hadesmelenado…

—Sarah,nodigaschorradas.Estáembarazada.—¿Quétienequeverqueestéembarazadaparaquererdarseunaalegría?

Eres una antigua. Debería aprovechar ahora porque le van a venir tiempos


difícilesenesesentido.Los 4Gatos era un local pequeño, íntimo, como dirían los diseñadores

modernospor ladecoraciónenpiedraoscuraymadera. Imitabael estilodelasnuevasbodegasdediseñoqueproliferabanporLaRiojayLaRiberadelDuero para hacer frente a la demanda de los turistas gastronómicos. Erabonito, distinto al resto de los locales de la zona y muy apropiado paraprovocarconversación,contapasbienelaboradasyunaselectacartadevinos.Cuandoentramos,vimosaBárbaraconunchicoquesupusimosqueeraTeo.Ernesto no estaba. Tardó casi una hora en aparecer. El tiempo se nos pasóvolando. Teo no era guapo. Ni feo. Era un tío que pasaba desapercibido aprimera vista. Era al hablar con él cuando resultaba atractivo. Serio y, a lavez,divertido.Sarahdesplegótodosuencanto.Noelseductor,queguardabaparaotrotipodesituaciones,sinoelqueresultaatractivoahombresymujeresporqueesamenoyocurrente.

Bárbara,conelpelolimpioapesardelasprotestasdelamañana,ymásarregladadeloqueerahabitualenella,noshizoreírconsuhumorácido.Yono tenía ningún talento social que destacar. Carecía del carisma necesariopara ser la reinade la fiesta, ese era el papel deSarah.Tampoco era comoBárbara,queolaadorabanonolasoportaban.Parabienoparamal,ellasnodejabanindiferenteanadie.

CharlábamosmuyanimadoscuandollegóErnesto.—Tío,nocambias.Entusiastadelaimpuntualidad—ledijoTeo.Eltono

erajovial,elmensajedirecto.Conunaexcusaquesoloentendieronlassolapasdesuchaqueta,Ernesto

seunióalgrupo.Amímeconocía,aBárbaratambién,desdeniños,aunquenuncahubierancruzadomásquealgúnsaludodecompromisoenelascensor.ErnestonointentódisimularqueSarahhabíadespertadosuinterés.Elhombreconsangredehorchatateníabuengusto.

EnlasegundarondadevinosparanosotrosylaprimeraparaErnesto—almenosennuestracompañía—,surgiólacuestióndedóndeirapicotearalgo.

—¿Ya queréis cenar?—Se sorprendió Ernesto—. Son pocomás de lasnueve.

—Y cuando queramos sentarnos a cenar en algún sitio, entre que nostomamoselvinoaquí,vamosparaalláyconseguimosmesa,sonmásdelasdiezymedia.¿Túaquéhoracenas,tío?—quisosaberTeo.

—Mástarde.—Eso es el efecto de no tener quemadrugar al día siguiente—replicó

Teo.


—Ni tú tampoco, que mañana es sábado —respondió Ernesto, queempezabaamosquearse.

—¿Qué os apetece? ¿Nos vamos para el casco antiguo?—interrumpióSarah antes de que la conversación se volviera incómoda—.Me encanta lazonavieja,ahí semenotaquenosoydeaquí.—SarahexplotaelarmadelexotismocadavezquelanecesitaapesardellevarenEspañaveinteaños—.Tiene un toque especial que vosotros no notáis por haber nacido aquí. Serespiraarteehistoria.Laarquitecturadelcascohistóricoesextraordinaria.

—¿Tegustaelarte?—preguntóErnestoconunbrilloenlosojos.Esosíqueeraunanovedad.ParecíaquehabíaalgoqueaErnesto ledespertabaelinterés.

—Meapasiona—respondióSarah.ParamíeraagotadorpasarlasvacacionesconSarahsalvoquefuéramosa

unaplayasinningúnatisbodemonumentoquevisitar.Cuandonoeraasí,ellatenía que ver cada iglesia, cada escultura, cada edificio, cada lugar. Podíapasarunahoramirandouncuadroodosmirandounsuelo.Estoúltimo,lodemirarelsuelo,lohizoenlacatedraldeSienamientrasyo,hartadeesperarla,mesentéadisfrutardeundeliciosocaféenunaterrazaalasombra,despuésde recorrer las calles de la ciudad. El suelo delDuomo también me habíaparecidoimpresionante,distintoencadasitioquemirabas,perodiezminutosdeobservacióndemosaicosfuetodoloquemicuriosidad,muchomáslógicaqueartística,necesitóparaversesatisfecha.

AunquehabíaintentadoentablarconversaciónconErnestoymonopolizarsuatenciónparadirigireltemahaciadondemeinteresaba,llegóunmomentoenelqueentendíquesobraba.NopodíacompetirconelapasionadodebatesobreartequeteníanSarahyél,noeramipuntofuerte.Teníaqueconfiarenque Sarah le sacara algo queme pudiera interesar yme acoplé a la charlaentremi hermana y Teo,mientrasmantenía un oído alerta a lo que decíanSarahyErnesto.

Tal como había propuestomi amiga, nos dirigimos hacia el casco, a lazonadeloslocalesde«treintaytantosparaarriba».MelasarregléparabajarporlacalledeLaTapillaSixtina.Bárbara,Teoyyoíbamosdelante.Teonoscontaba una divertida anécdota sobre su primer trabajo en el hospital de lacuencaminerayniseplanteópordóndeíbamos.Mihermanaencambiomesonrió cómplice. Cuando pasamos por delante de la casa de Consuelo, lamujerdeMarceloPravia,contiguaaLaTapilla,oíaSarahdecir:

—Mira,todavíaquedanalgunascasasvacíasenlazona.¡Quépena!Sonpreciosas y, a la vez, discretas. Sin la ostentación de los escudos de los


palacetesdelaaristocracia,perocontodoelencantodelaantiguaburguesía.Meencantaríavivirenunsitioasí,aunqueconniñosesmuyincómodo.

NotéqueseparabanaobservarlaasíqueinterrumpíaTeoconlaprimeraexcusaquesemeocurrió.

—Esperadmeunmomento,quemeestá rozando labota—dijemientrasme apoyaba en un portal haciendo el gesto de arreglarme una arruga en elinteriordemiscómodasbotasdeinvierno.

—Esta,enconcreto,esmía—dijoErnesto.—¿Estaqué?¿Esta casa? ¡Andaya!—respondióSarahconfirmandomi

opiniónsobresugrantalentoparalaactuación.—Lodigoenserio.—¿Ylatienescerrada?Meestástomandoelpelo.—No te tomoel pelo; esmía, te lo aseguro.Loquepasa esquemehe

enterado esta semana.Parece que era demis abuelos.Deunos abuelos quetampocosabíaquetenía.

—Noteentiendo.—Son las cosas quepasan cuandounonace en la familiaMonster—le

respondióErnesto.—LafamiliaMonsterconestetipodepropiedadessellevamejor.—Notecreas.Encualquiercaso,siquieresverla,tengolasllaves.Aúnno

hevenidoniyo.—¿Lodicesenserio?Meencantaríaverunapordentro.—No sé cómo estará, lleva algunos años vacía porque, al parecer, mis

abuelosmurieronhacemásdetreintaañosyuno,queahoraresultaqueesmiprimo,eldueñodelbardeallado,vivióaquíuntiempo,peroyano.

—¿Eldueñodeesebarestuprimo?—Esodicen.Esprimomásomenos, supadre es sobrinodemi abuela.

Quierodecir,delaquemeheenteradoqueeramiabuela.Aunquetampocoesmi abuela, porque es abuela adoptiva por parte de padre. De un padreadoptivoquetampocohellegadoaconocer.

—¿Estáshablandoenserioomeestástomandoelpelo?Pareceunguiondeculebrón.—Sarahnodejóatisbarniunasombradeemociónapesardelainformaciónrecibida.

—No,quéva.Esmuchopeor.Nohaytelenovelaquepuedacompetirconmilíofamiliar.

—¿Ytehasenteradodetodoesoestasemana?Yo seguía agachada en el portal, sin moverme ni un milímetro,

escuchando la conversación e intentando hacerme invisible. ¿Adoptiva?


¿Adoptivaporpartedepadre?¡Claro!Todocuadraba.Ernestoeraelbebé,elnieto de Consuelo y Marcelo. ¿Qué hacía entonces con La Impugnada yCarmina?Sarahcontinuabahablando,peroyanomeenterédemás.

—Gracia,¿estásbien?—oídeciraTeo,queyasehabíadadocuentadequellevábamosunratoparadosacuentadeunarozaduraenlabota.

—Yavoy.Comonopodía alargar la excusa,me enderecéy seguimos andando los

tres, sin prestar atención a Ernesto y a Sarah, que se quedaron demasiadorezagadosynopudeoírlosmás.

TeohabíallamadoalrestauranteCaSusoantesdeencaminarnoshacialazona antigua y, gracias a una cancelación de última hora, nos habíanreservadounamesa.Lacenatranscurriósinnovedadessobreelcaso.SarahyErnesto se integraron en la conversación general, que no giró ni sobremedicinanisobrehistoria.Hablamosdelacomida,queresultóserestupenda,sobre vinos, en los que Teo reveló ser un gran entendido, aunque eso mesorprendiómenosquelapasióndeErnestoporelarte.Penséporunmomentoquemehabríagustadotenerunhobbyquemeproporcionaraanécdotasparatriunfar en las reuniones sociales, como el esquí fuera de pista, elparacaidismoolaescalada.Ounoquedieramuchopieaconversacionesconconocidos y desconocidos como el fútbol o la Fórmula 1. Quizá uno paragrupos de «raritos» como esos locos por La guerra de las galaxias. Alinstantepenséque,en realidad,nomegustaría tanto tenerloohabríahechoalgoalrespecto.

AlabamoslasvirtudesdelchefnadamásprobarunchoscodeTineoconhuevolíquido,quenosfascinóatodos.ElúnicoquesacabapegaseraErnestoque, como todos los que nunca hacen nada por sí mismos, asumía comomisión encontrar defectos a la excelencia del trabajo de los demás.Continuamos con las alabanzas después de probar las croquetas líquidas dequeso laPeraly lapresaconsalsadesidra.Cuando llegamosalcoulantdecasadiellamihermanaselevantódelamesayyolaseguí.

—Y yo que creía que ibas a la cocina para declararte al cocinero —bromeécuandoentréenelbañodetrásdeella.

Bárbara estaba cansada y, aunque las náuseas la estaban respetandogracias a que había comidomenos que nadie, se encontraba somnolienta yconganasdeacostarse.

—¿Teosabelodelembarazo?Mihermanaasintióconlacabezamientrasseechabaunpocodeaguafría

enlanuca.


—Entoncesnotienesqueponerexcusasparairte.Noquieroquevuelvastúsolaacasa,estáspálida.Teacompaño.

—Gracia—medijoconsonrisacómplice—,¿SarahestáintentandoligarconErnesto?Nolepeganada.PenséqueibaalanzarseaporTeo.

—Sarahestájugandoalosdetectivesyloestáhaciendofenomenal.Yatecontaréluego.

Cuandovolvimosalamesa,Ernestosehabíalevantadoyestabahablandocon unos hombres que no conocíamos, así que aproveché para comentar aSarahyaTeoqueBárbarateníaqueirseadescansaryqueibaaacompañarla.Teo semostró inflexible e insistió en hacerlo él. Sarah y yo nos quedamossolasesperandoaErnesto.

—Estoyenascuas—ledijeaSarahencuantoTeoyBárbarasalieronporlapuerta.

—¿Qué has oído? Parecías un rastreador comanche agazapada en eseportal.Paraserdetective,ladiscreciónnoestufuerte.

—No soy detective, soy investigadora. De fraudes a la AdministraciónPública. La discreción no era un requisito para sacar la licencia decolaborador,aunqueempiezoapensarqueesmásquenecesaria.HellegadohastaquelacasadedonMarceloessuyaylodelaabuelaadoptiva.

—Pueslohasoídocasitodo.—Unmillón de gracias por perder el tiempo con él, queme di cuenta

cuando entrábamos en la vinoteca que te gustabaTeoy no le has hechonicaso.

—Nome lo agradezcas. Teome ha parecido un tipo atractivo, pero noestádisponible.

—¿Yeso?—Está colado por tu hermana y no me parece que sea un capricho de

ahora.—¿PorBárbara?—¿Tienesotrahermanaoculta?PuesclaroqueporBárbara.Senotaala

legua.—Esoesimposible—neguéconrotundidad.—Chica,no sé,Bárbara, en su estilo, esmona.Unpoco fríaydistante,

demasiadoseriayunpocoácida.Marimandona,diríayo.Seguroquetienesupúblico.Yesbrillante.Sinoteacogotasuperfección,claro.

—Claroquenoesfeayqueesbrillante,aunquelahaspuestoverdeenunsegundo—protestéperdiendolapaciencia—.Teosabequeestáembarazada.

—¿Yqué?


—¿Cómoque«yqué»?Quenocreoquequieracomerseesemarrón.—Nohedichoquequiera casarse con ella y adoptar al niño.Loque te

digoqueestáloquitoporella.Loquehagaenestasituaciónyaseráotrotema.CuandoErnestovolvióalamesaseextrañódenoencontrarasuamigo,

peronopareciómuydesencantado.—¿Teovaavolver?—preguntó.MedicuentadequehabíasidomuygroseraconTeoalnoofrecernosa

esperarleenelrestauranteparairatomaralgocuandodejaraamihermanaencasa.

—Es un soso—dijoErnesto—.Seguro que se va para casa después dedejar a tu hermana. ¿Vosotras os tomáis una copa? Esmuy temprano pararetirarse.Podemosirconestoscolegasconlosqueestabahablandoquevanaempezar la noche por esta zona y luego irán hacia el lagar nuevo que hanreconvertidoendiscoteca,¿sabéiscuáles?

Ni me sonaba, pero la mera idea de irnos en coche con Ernesto a unadiscotecaenlasafuerasmehorrorizaba,asíquerechacélaofertacontodalaeleganciaquepude.

—No es una discoteca al uso, es rollo chill out —aclaró Ernesto almostrarlemis reticencias—.Estámuy bien.Hay varios futbolistas famososquesonsociosyestoscolegasmíossonlosquehanmontadoellocal.Elfindesemanaestabaallítodalagenteguapa.

—Suenabien.Nosapuntamos—asintióSarahaceptandolainvitaciónconmuchomásentusiasmodelqueesperaba.

Habría rechazado una y mil veces el plan, pero no quería dejar sola aSarah, después de haberme hecho el favor de asistir a la cena y de sufantásticalabordecampoconErnesto.

LosamigosdeErnestoeranunosmafiososconFerrari rojo incluido.Enuna ciudad de menos de medio millón de habitantes eran cualquier cosamenosdiscretos.Estabanfueradelugarentodosloslocales,noporelFerrari,sinoporqueelcocheibaacompañadodeunestiloquenoeraeldeldeJamesBond, sino más bien del Super detective en Hollywood, cadenas de oroincluidasy, lomásdolorosode todo, losmodales.Tratabana loscamareroscomocolegassinconocerlos, lesdecíanburradasaunascamarerasque,conunasonrisa forzada,sedebíandeestar tragando lasganasdeestamparles lacopaenlacabeza,enarasdeconservarelempleo.Cuandosacaronlasrayasde coca sin ningún disimulo enmedio del local y empezaron a enrollar unbilletede200euros,decidimosqueera elmomentodevolver a casa.Si se


metíanenlíos,mejorestarlejos.Amíyanisiquierameapetecíaterminarlacopa,meestabanrevolviendoelestómagoconsuprepotencia.

—¡Menosmal!¡Quéganasteníadeperderlosdevista!—dijoSarahconunamueca de asco en cuanto salimos del local—. ¿Has visto lo que le hadichoelbajitoa lacamarera?Lachicanolehacruzadolacaraporqueestátrabajandoyporqueselenotaquetienelastablassuficientesparatratarconestetipodepersonajes.

—Amímeextrañócuandoaceptastelainvitacióntanentusiasmada.—MediolasensacióndequeErnestoibapuestodecocacuandoíbamos

hacialacenayqueríacomprobarlo.Almenos,lehasoltadolalengua.—Yotambiénmedicuenta.Llegóalavinotecacon,parafraseandoaFito,

«losojoscomoelcoyotecuandovealcorrecaminos».Ahorayalosabemosseguroy esta copanosha abierto laspuertas aquedar conél otravez si lonecesito.Lehasencantado—bromeéconsorna.

—Ya,quésuertelamía.¡Vayajoya!Lanocheestabapreciosa,llenadeestrellas,muyfríayhúmeda.Caíauna

de lasprimerasheladasqueanticipanel invierno.Mientras esperábamosuntaxiparavolver,SarahmehizounresumendetodoloquelehabíacontadoErnesto.Lacocayunacarabonitaprestándoleatenciónhabíanderribadosutimidez.Nopodía ser el estafador porqueno tenía edadyporque, o era ungranfarsanteosehabíaenteradodemuchascosassobresuorigenesamismasemana.AraízdeltestamentodesutíaSofía.

CadavezmedabapeoressensacioneselsuicidiodelaImpugnada.Porunmomento,dudédeque lasconfesionesdeErnestoaSarahpudieran serunatretaparadespistarmeyalejarmedeloquequeríanocultar,peroluegomedicuentadequeniErnestonisufamilia teníanmotivosparasospechardemí.EralahijadelavecinayexceptoJorge,SarahyBárbaranadiesabíaaquémededicaba.Nisiquieramimadreloentendíabiennimuchomenoseracapazdeexplicarlo. En eso consistía el secreto de la discreción. Si lo hubieraentendido,nohabríapodidoevitarcontarloyhubierasidomuchomásdifícilpasar desapercibida. Cuando Teo en un intento de ser cortés me habíapreguntado durante la cena le había dado la respuesta estándar: temasfinancieros,fiscaleseinmobiliarios.Noeralaformamásclaradeexplicarlo,pero tampoco era mentira y acostumbraba a describirlo con esas palabrasporque eran una respuesta mágica. Nadie profundizaba más. Sonreían ydejaban de preguntar. Sonaba al trabajo menos interesante del mundo. Aveces,lascosassondiferentesaloqueparecen.


Esa noche, sin Jorge al lado para darme calor y seguridad me dormípensando en Martin. Mi hijo se había llevado mi sueño cuando se fue.Durantemucho tiemponopudedormirconnormalidadynome importaba,porqueesosratosdevigiliaerannuestros.Martinyyolospasábamosjuntosen mis pensamientos. Con el tiempo, habíamos aprendido a compartir lossueños.Seguíamosestandojuntos.


14

Elsábadoamanecióconunsolinesperado.Melevantéentradalamañana,con el cuerpomásperezosode lohabitual, regalode las dos copasquemehabíatomadodespuésdelacena.EchédemenossaliracorrerconJorgeparadespejarme.Nomeapetecíasalirsola.PorlanocheiríamosacenaracasadeGeni. Tenía tantas novedades que procesar de la noche anterior que meapetecía muy poco pasar la velada con ellos. Sabía que para obtener elcontactodelcomisarioteníaquepagarelpreciodedarleaGenimateriaparacomentar.Genieracomolasrevistasenbuscadeexclusivas.MeacordédelapelículadePrettyWoman,enesaescenagenialenlaqueRichardGere,enelpersonajedeEdward,estáperdidoenlaciudad,conoceaVivian,interpretadaporJuliaRoberts,mientrasellatrabajahaciendolacalle.

«Hola,cariño,¿buscasunacita?»preguntaVivian.«No,estoybuscandoBeverlyHills.¿Mepodríasdecircómollegar?»«¡Claro!Soncincodólares».«Esoesridículo»protestaEdwardofendido.«Elprecioacabadesubiradiez».«¡Nomepuedescobrarpordecirmecómollegaraunsitio!»«Puedohacer loquequiera, cariño.Yonoestoyperdida»sentenciaella

antesdequeél,antelarotundidaddelrazonamiento,accedaapagarlosdiezdólaresporlasindicaciones.

Me di cuenta de que, en estos tiempos, esa historia de amor, que habíaencandilado a toda una generación, habría sidomuy cuestionada por el rolasignado a la mujer. Además, la escena habría resultado anacrónica en unmomentoenelqueloscochesllevabaninstaladoelGPSdeserie.

ComolehabíaocurridoaRichardGere,yotambiénibaapagarunprecioporconoceralcomisario.

ContantasganasdequevolvieraJorgecomoperezaporlacenaconGeni,nopudeevitarpensarenlacelebracióndesupróximocumpleaños.QuedabandossemanasparairnosaMadridconsufamiliaynoqueríapensarenello.Ya


habíadecididonoir.Mientrasmeafianzabaenlaideadenoquererpasardenuevoporunacena tandolorosacomo ladelañoanteriorcon la familiadeJorge, me dieron las doce. Me sacó del ensimismamiento un mensaje deSarah.

«Adivinaquiénmehaescrito».«¿Thor?».«Ernesto».«¿Ernesto?Síquelohasimpresionado».«Quedamosayereneso,peroyotampocopenséqueselevantaría.Espara

enseñarmelacasadelaabuela.¿Tevienes?»«¿No quedará raro? Supongo que con quien quiere quedar es contigo.

Emoticonocorazones».«¿Yquémásda?Unavezqueestemosallínovaadejardeenseñárnosla».«Hecho».Al dejar el móvil, caí en la cuenta de un detalle del que no me había

percatadoantes.¿PorquénoestabaLucasRamiloenlalecturadeltestamentoacompañando a Pepe? Lo investigaría después, tenía el tiempo justo paraarreglarme.

La casa era preciosa, unverdadero tesoropara los amantes de las casasantiguas.No erami caso, pero sí podía admirar la belleza de la historia enella.Sarahparecíaencantada.Estabaamuebladay llenadeunpolvoqueseestaba cebando conmi alergia.Debía de tener los ojos comounvampiro ajuzgar por cómome escocían.No se trataba de una casa abandonada, solodeshabitada. Estaba muy sucia, pero tenía el olor humano de las visitasfrecuentes. La mezcla de mobiliario antiguo y moderno era curiosa y senotabanloshuecosdelosmueblesquealguiensehabíallevado.ImaginéquehabríasidoLucas,parasuapartamentonuevo.ElsótanoeraelalmacéndeLaTapilla, lleno de barriles de cerveza y cajas de refrescos, de limones ynaranjas,depatatasydebotesdetodotipoparalacocina.Tambiénhabíaunenormerefrigeradoryunarcóncongelador.

Enlaprimeraplantaestabaelportal,unpreciosopatiointeriorquedabaluz a toda la casa, un cuarto vacío y negruzco que debía haber sido lacarboneraoriginalyunpequeñoapartamentocasidiáfano.ReconocíenélelestudioquedonAlfredomehabíadichoquesealquilabaaunpintorenépocadelLucasRamilooriginal,elpadredePepe.Enelapartamentohabíarestosdecigarrillosrecientes,copasysábanasrevueltas.Dedujequeeraellugarqueloscamarerosutilizabanparatenerunratoasolasconsusliguesosusnovias.Noqueríapreguntarmecómoselavabanesassábanas,perosupongoquealos


dieciochoañosesapreguntanoestanimportante.Meestabahaciendomayor.El resto del inmueble, que empezaba en la primera planta, era la vivienda,másampliadeloqueparecíadesdefuera.Nadamásentrarhabíaunbonitoyluminoso salóncondosbalcones. Junto a la salaprincipal estaba la cocina,tambiéngrande, quenoparecía haber tenidomuchas reformas en todos susañosdevida,yunaseodecoradosegúnlosgustosdelosochentaconazulejosazulmarinodefloresysanitariosazulceleste.

Elsalónestabaamuebladoconunsofámodernoyfeo,marrónynaranja,orientadohaciaellugarenelqueparecíahaberestadolateleydondeyasoloquedabanunvídeoVHSyunDVDabandonados.En lasestanteríasdeunalibreríaantigua,dondeconvivíanunaenciclopediaencuadernadaencueroconlibrosdeElBarcodeVaporyconEldiariodeBridgetJones,habíafigurassin valor, recuerdos de viajes y algunas fotos enmarcadas. Reconocí a lamujeryaloshijosdeLucasCaradeRata,aPepe,asumujer,yaLucasentodas las edades.Tambiénhabíavarias fotosdeunhombredeportemilitarquesupuseeradonMarcelo,conysinlaquemefiguréqueeraConsuelo,sumujer.Noencontrénadaquemeaportasemásinformaciónsobreelcaso,perotodoconfirmabalosdatosquehabíarecabadohastaelmomento.

Pasérápidoporlaplantadearriba,deseandohuirdelpolvocuantoantes:cuatrodormitoriosyunsolobaño,delmismoestiloqueeldeabajo,peroconunaenormebañerayentonosamarronados.Sepodíareconocerlahabitacióndel hijo de Lucas, con pósteres de motos y moteros; la de la hija, con lacolección de peluches conservados de una infancia recién terminada; eldormitoriodematrimonioyotro,conmueblesmuchomásantiguos,queharíalas veces de cuarto de invitados. Eso era todo. Nada queme diera nuevaspistassobreelcaso.

—¿Quévasahacerconlacasa?—oíquepreguntabaSarah.—No lo sé. Está hecha una pena, pero aun así me parece muy bonita.

Tienealgoespecialqueteconectaconelpasado.—Espreciosa—respondióSarah—.Ynoestátanmal,solounpocosucia

ydestartalada,peroessólidayamplia.Conunabuenalimpiezaeshabitable.A mí me costaba identificarme con su ilusión. Prefería las casas

modernas, llenas de comodidades, con más baños, con domótica, muchosenchufesyfibraópticaencadahabitación.Pornohablardecómoestaríanlascañerías.Almenos tenía calefacción.Antigua, pero calefacción, al fin y alcabo, que proporcionaría el calor que iba a escaparse por las ventanas demadera, llenas de agujeros de carcoma. En cuestiones inmobiliarias yo noentendíaelromanticismo.


Los esperé en la puerta del caserón, mientras buscaba en el bolso unaampolladesuerofisiológicoconlaquealiviarmelosojos.Ellostardaronunlargoratoensalir.

—Lástimaquenotengagaraje—dijoErnestoyaenlacalle.—No sé si te dejarán abrir una puerta—respondió Sarah—. Toda esta

zona está muy protegida por Urbanismo. Hay sitio de sobra. En elapartamentoeseconpintadepicaderooenelotrocuartito,¿quésería?¿Lacarbonera?

—Podría intentarlo, pero como tú bien dices, toda esta zona está tanprotegidaquesupongoqueserádifícilconseguirelpermiso.

—Ylaobracostaráundineral—apuntóSarah.—Tengounfondodesdehacetresdías,peronoloadministroyo.—¿También has heredado un fondo? ¿Cómo un fideicomiso? Me

recuerdas a esos cuentos de gente que les llega la herencia de un tío enAmérica que ni siquiera conocían —dijo Sarah—. ¿Cómo es que no loadministrastú?

—¡Puesesodigoyo!Loadministraunseñoralqueconocíacomoamigodelafamilia,peronosabíaqueéramosparientes.Elpadredeldueñodelbarde al lado. Bien pensado podría ser incluso más grotesco: podríanadministrarlomistíos.Nosécuálseríapeor,sielaprovechadodemitíoolacabeza loca de mi tía. Que es muy buena persona, pero está como uncencerro.Demi tío no puedo decir lomismo.Lo bueno es que este señor,Pepe,eladministrador,pasadelosochenta,nopuededurarsiempre.

—Puede ser que no te ponga problemas si quieres reformar esta casa ypresentasunbuenproyecto.

—Nosé siquiero.Claroquesimi tíoAntoniosequedaavivirencasaconnosotrosvaaserinsoportable.Ahoraquehavistoquepuedevivirdelasopabobadesushermanas,lavivaylamuerta,vaaserdifícildespegarlodeallí.Almenos,mitíaSofíatuvoelbuencriteriodenodejarnadaasunombre.Se lo ha dejado todo ami tíaCarmina con unas condiciones en las que nopuedevendernada.

Ernesto hablaba con Sarah como si yo no estuviera allí, como si norecordaraqueyotambiénconocíaaPepe.Sarahteníaeseefectoenlagente.Atodoelmundoleinteresabacontarlesuvida.Locuriosoesqueaellapocoleinteresabalavidadelosdemás.

MeresultaballamativovercómoErnestoseindignabaconelcaraduradesutíoAntonio,queacudíaalolordelasopabobadesushermanascuandoélllevabahaciendolomismotodasuvidaadulta.Letratabancomoaunniño,


inclusoeneltestamentoyélparecíaverseasímismodeigualmanera,comosi tuvieranobligacióndecuidardeél.Erasorprendentequeunafamiliacontanto vago pudiera vivir así de holgada con el sueldo de unamaestra, quesupusesuficienteparavivirsinquesobraranadaafindemes.Elinstintomedecía que la pensión fraudulenta de don Marcelo no andaba lejos de allí.QuizánofueraPepeeldefraudadordespuésdetodo,aunqueestabacadavezmásseguradequesabíamuchomásdeloquecontaba.

CuandoentramosenLaTapilla,LucasRamilonieto,CaradeRata,estabadetrásde labarra.Nodiomuestraalgunadehabermereconocido.Yahabíatranscurrido casi un mes desde mi primera visita, así que mis inquietudesinicialesseapaciguaron.

—¿Nos pones un vermú y dos cañas? —pidió Ernesto, ignorandocualquierrelaciónentreellos.

—¿Este es tu primo? —preguntó Sarah susurrando a su oído con unasonrisacándidaquenadahacíasospechardesusintenciones.

—Esodicen.—¿Estuprimoynolosaludas?—preguntécomosinosupieranada.—Puesesqueconocerlo,ensentidoestricto,noloconozco,perosíséque

esél.Eselhijodelseñorquetecomentaba,eladministradordelfondo—dijodirigiéndoseaSarah.

Lucas volvió con las bebidas y con su habitual cara demalas pulgas leespetóaErnesto:

—Túereseldelacasademisabuelos,¿verdad?La pregunta dejó a Ernesto descolocado. Tardó unos segundos en

reaccionar.Noeraunhombrenirápidonilistoyademáserabastantetímido,por eso me sorprendió cuando consiguió recuperarse y responder con unasonrisademediolado.

—Sieslamismaqueladelosmíos,sí,esesoyyo.—Ylavasavender,claro,ajuzgarporlascompañías—leacusóLucas

mientras yo valoraba las opciones de finalizar la conversación sindescubrirme.

—Puesnolosé—dijoErnestoconfuso.—Esoesloqueocurrecuandoaunolecaenlascosasdelcieloynoles

tieneningúnaprecio.Parauncentrodeocio juvenil, nadamenos.Puesquesepasqueestacasallevaenlafamiliavariasgeneracionesparaquellegueunadvenedizoahacernegociosconella.

—Pero ¿qué dices, tío? Déjame en paz. Nosotros hemos venido aquí atomarelaperitivoentreamigosynonoshemosmetidocontigo.


—Pues anda que no habrá bares aquí. Porque aquí, ni tú ni esta—dijoLucasseñalándomeamí—soisbienrecibidos.

—Yesta,¿porqué?—preguntóErnesto,descolocado.—Déjalo estar, Ernesto, vámonos. Cóbrese y quédese el cambio—dije

dejandounbilletedediezeurossobrelabarra.MiúnicaobsesiónerasalirdeallíantesdequeErnestoseenteraradela

verdad. Me costaba mucho explicar que había estado interesándome porcomprar su casa y ahora iba a verla con él sin decirle nada. Pepe podíacontárseloencualquiermomento,perotambiénpodíaserquenolohicieray,mientras eso no ocurriera, tendríamos su confianza y una vía de acceso ainformaciónqueyonecesitaba.YaentendíaporquéLucasnohabíaidoconsupadrealalecturadeltestamentodelaImpugnada.Paraéldebíadehabersido tansorprendentecomoparaErnesto.El secreto sehabíaquedadoentrelosmiembrosdelageneraciónanterior.Hastaentonces.

—Sí,Ernesto,vámonos—dijoSarahconvozdulceytranquilizadora.Ernesto,dócil,sedejóguiarporSarahhacialapuerta,mientrasLucasnos

decíaenvozmásaltadelaquepodíaconsiderarseeducada:—Sí,eso,sanguijuelas,aprovecharosdel trabajodemifamiliay¡quése

osatragante!Ernesto, encaminado porSarah, que le cogía del brazo comouna novia

caminodelaltar,nohizoademándedarselavuelta.Cuando respiramos el aire fresco de la calle, Ernesto se encendió un

cigarrocon lasmanos temblorosasdelsofocónyde losexcesosalcohólicosdeldíaanterior,nocontrarrestadosconelvermú,quehabíaquedadoenteroenlabarra.

—Todaherenciatienedoscaras—empezóSarah—.Lacasaespreciosa,Ernesto,perotuprimoesungilipollas.

—Gilipollas integral. ¿Qué decía? ¿De qué hablaba? —dijo Ernestomientrasbajábamoslacalleenbuscadeotrobardonderelajarnos,lejosdeLaTapilla.

Porunmomentovalorécontarlelodelcentrodeociojuvenildeformaquemefavoreciera.Decidícallarmeporquenosemeocurríaningunaexplicaciónrazonableanohaberlemencionadoeltemaantes.

—¿Tú lo conocías? —me preguntó, poniendo fin a mis aceleradasreflexiones.

—¿Alchifladodelcamarero?—Mentícomountimadorprofesional—.SéqueeselhijodePepe,peronoloconozcodenada.APepesí,yasabes,peroPepe y él no se llevan bien. Es triste porque están los dos muy solos—


expliquéintentandodesviar laatenciónhaciaotro temamientraspensabaencómoresponderalapotencialpreguntadeporquéconocíaaPepe.Preguntaquenollegó.

—¡Bah!Olvidémoslo,quenosvaaamargarelaperitivo.¿Quéospareceeste?—Sarahsalióamirescateseñalandounbarfeoyoscuroenlaesquinadelacalle.

—Paraunvermú,mevale—respondióErnesto.—Tuprimoestámosqueadopornohaberheredadoélypensaráqueseva

aquedarsinalmacén.¡Queleden!Vamosabrindarportunuevacasay,alque no le guste, que se aguante—apuntó Sarah entrando la primera en ellocal.

A los diezminutosme despedí con la excusa de recoger a Jorge y conprisapornoestaralavistacuandoelralentizadocerebrodeErnestollegaraalaspreguntasquenoqueríaquemehiciera.

El avión de Jorge aterrizaba a las 14.20. Tenía tiempo suficiente parapreparar un plato de pasta fresca y una ensalada con uno de esos últimostomatesdelotoño,delashuertasdelospueblosdealrededor,quehacíanquetoda la cocina oliera a tomate tan solo con dejarlos cinco minutos en laencimera.

El reencuentroy labuenacomidadieron lugar auna tardedeotoño,deesasenlasquedanganasdeacurrucarseconunapelícula,quesedetieneparadisfrutardelascariciasenlaintimidady,despuésdelsexo,apeteceunpaseocampestre abrigados para disfrutar de los últimos rayos del sol del otoño.Aquellatardemesentícercadeél,comoenlosviejostiempos,antesdequenacieraMartin.

Cuandonosdimoscuenta,teníamoseltiempojustoparallegaralacenaconGeniynoqueríapresentarmetarde.

Bombones y cupcakes en mano, oliendo a ducha y a colonia reciénpulverizada,llegamosalchaletdeGeni.Paraserlacasadeuncomisario,laseguridaderaínfima.Lacasaestabasituadaenunacalleestrecha,sinaceras,con escaso espacioparaquepudieranpasardos coches, sin líneaspintadas,flanqueadaporlosmurosylasverjasdelascasasalosdoslados,porlasquesobresalían ramas de manzanos, sauces llorones y otros árboles que noreconocí.Entramosconeltaxiporlaverjadehierroforjado,abiertadeparenpar, supusimos que porque esperaban visita. La cancela abría paso a uncamino asfaltado que partía el jardín, salpicado de hortensias y rosales, yterminaba después de unosmetros en una pequeña explanada delante de lapuertaprincipaldondeestabanaparcadossuscoches.


Geninosabriólapuertaconunagransonrisa,susdosniñasyunpreciosoperro de aguas negro, seguidos todos ellos por Rafa. Me recordaron a lasfamiliasdelascomediasdeHollywood.Porunmomento,olvidéesecaráctermetomentodo que tanto me disgustaba de Geni y me parecieronenternecedores.Elperrose llamabaDragónycuandomemiróconsusojoscastañosdemandantesdecariciasymellenólamanodelametonesantesdeatreverseasubirseamispreciadospantalonesdesedaparaintentarloconlacara,meconquistó.LacasaolíaacomidadeNavidad.

—¡Québienhuele!Hueleafestínnavideño.—Casi.DeAccióndeGracias.HacocinadoRafa,que,despuésdehacer

lacarreraenEstadosUnidossevinoconalgunascostumbresdeallí.Preparaunpavoexquisitoy,enverano,susbarbacoassonfamosasenelvecindario.Tenéis que venir a probarlas. Ahora que te he reencontrado no te voy apermitirquevuelvasa escaparte—aclaróGenimientrasmeguiñabaelojo.Mesonómásaamenazaqueacumplido.

Después de las presentaciones de rigor en las que Jorge se mostróencantadoryRafa,padrazo,bonachóneinteligente,muydistintoacómomehabía imaginado que sería el comisario, Geni monopolizó a Jorge, al quesupondríaunapresamásfácilqueyo.Nosabíabienconquiénselasestabaviendo. Jorge era capaz de mostrar una actitud de estar haciendo lasconfesionesmásíntimassincontarnadadelamásmínimaentidad,aunqueelinterlocutor,encantadoconlamagiadesuconversación,solíatardarendarsecuenta.

RafasirviócuatrocopasdeunaromáticoblancoaustralianoydosFantasdenaranjaenunosvasosfucsiadondehabitabantodaslasprincesasDisney,ymeinvitóaentrarconélalacocina.

—¿Mehaparecidoportuscomentariosquetegustacocinar?—Me gusta comer, admiro a los que cocinan y, de vez en cuando, lo

intento.Ymeencantaprobarcosasnuevas.—Yamí,perosemenotamuchomásqueati,miraquemichelinestengo

—afirmóRafa con una carcajadamientras se agitaba la oronda tripa—.Nomesuenatucara.MedecíaGeniqueseguroqueterecordaba.Almenosdevista.¿Hascambiadomucho?

—Algunaarrugademásyunasgafasdemenos,graciasalacirugíaláser.Lodemássigueparecido.

—Puesesdefinitivo:Nomeacuerdodeti.—Asíquesíqueesposiblecrecerenelmismoambienteyporlasmismas

zonasynoversenunca.Pensabaqueno.


—Yotampocoysoymuyobservador.—Yaimagino.Coneltrabajoemocionantequetienes,supongoqueesuna

competenciaimprescindible.—Esmás aburrido de lo que parece desde fuera. Te diría que tiene un

cincuenta por ciento de política, un treinta por ciento de gestión y solo unveintedeinvestigación.Yestoysiendogenerosoconestoúltimo.

—Osea, que lode lapolítica es cierto.Comoen lasnovelaspolicíacasclásicas. Un inspector preocupado por descubrir asesinos y un comisarioobsesionadoportenercontentosalospolíticos.Nomedigasqueesasí.

—Loes.Perolasnovelasseensañanconnosotros.Elbuenosiempreeselinspector rebelde que no quiere doblegarse a los intereses políticos. Laimagende la ciudad es importante, genera ingresos del turismoy cualquiercosa que pueda afectarla se convierte en una prioridad para el alcalde, elpresidente de la Comunidad y pone al concejal de turismo al borde de unataquedenervios.Necesitamostenerloscontentos,queellossonlosquenosadjudicanlosfondosparamantenerlaciudadsegura.Porotrolado,losfondossalendelosimpuestosylosimpuestosdelturismoytodoesunacadena.

—Almenos,lospolíticossepreocupan.—Essumejorbazaparamantenerseenelcargoyserreelegidos.—Esoyamecuadramásconlosqueconozco.—¿Hastenidorelacionesconpolíticos?—Mucha.Conlosamericanos,noconlosdeaquí.Enmianteriortrabajo

lidiabaconfiscales,miembrosdecomisionesfinancierasyotrosaltoscargos,que allí son puestos políticos. No son funcionarios como aquí. En EstadosUnidostodoestápolitizado.Losbancosdeinversiónmantienenunarelaciónmuy estrecha con la clase política y eso era parte demi trabajo. El banconecesitaba conseguir su apoyo para las operaciones complicadas y para ellanzamiento de nuevos productos financieros.Lomejor que se puede hacerparaconseguirloessalvaguardarsuscapitalesconunrendimientogeneroso,dentrodelaley.Yahíestabayo,encargadaderetorcerlaleyylosproductosfinancieroshastaqueencajaranelunoconelotro,aunquenolesquedaraunmilímetro para respirar. Si conseguíamos garantizarles que no podíanprocesarlesyquelosbeneficiosseríanastronómicos,lesteníamosdenuestrolado.

—Veoquesabesdequétehablo—afirmóRafaconunasonrisacómplice.—Yaquí,¿quélespreocupa?—Cosas variopintas —respondió mientras removía una especie de

engrudoburbujeantequeolíadelicioso—.Porejemplo,queseincrementeel


númerodepersonaspidiendoenlascalles.Noquedabiene incomodaa losturistas. Excepto en las puertas de las iglesias, que ahí parece que sí quecuadranconelambiente.Comosiledieranuntoquecostumbristaalaescena.

—Ya entiendo por qué dicen que hay encarnizadas luchas internas paraconseguirunsitioenlapuertadeunaiglesia.

—Esunamafia.Lossintechopagancifrasimpensablesporconseguirunsitioenlasiglesiasdelaszonasturísticas.

—Perdóname,queteheinterrumpido.Preocupaquelascallesesténlibresdemendigos,y¿quémásprovocaeldolordecabezadelospolíticoslocales?Loscarteristas,raterosvariosymaleantesdepocamonta,supongo.

—Loscarteristas en las zonas frecuentadaspor turistas.Son inevitables,perohayquemantenerunnúmeroequilibrado.Sisemultiplicanlascarterasbirladas, tenemos que intervenir. También les preocupanmucho los asaltosconviolencia,aunqueaquísonescasos,ylasreyertasnocturnasenlaszonascéntricas.Enlosbarriosmarginalesnopreocupantanto.

—Y,¿eltráficodedrogas?—Solosiprovocaotrotipodedelitososonvisiblesenlaciudad.Mientras

los trapicheosse limitenadrogasdediseñoen lasdiscotecasyadrogasdepobresenpobladosalejados,todoestáenorden.

—¿Loscrímenesolaviolenciadegénero?—Noafectanalturismo.Laviolenciadomésticanohacequeelvisitante

sesientaenpeligro.Lespreocupaporuntemadeimagen.Vendenmucholospolíticos masculinos con discurso feminista. Y los crímenes, ¿a qué terefieres?

—A personas envenenadas en sus casas o algo así, al más puro estiloAgathaChristie.

—Puesdeesonohemostenidoningunodesdequesoycomisario,¿enquéestáspensando?—preguntóriendoRafa.

—Pensaba en las posibles explicaciones del suicidio de una anciana,vecina demimadre, que nome lo saco de la cabeza. La conocía de verladesdeniñaysupongoquemehaimpresionado.

—¿Te refieres al de Sofía Álvarez? Me contó Geni que tenías ciertarelaciónconella.Aúnnohemoscerradoelcaso.Puedequetusimpresionesseanciertas—medijoconvozmisteriosa.

—¿Enserio?—piqué.—No,claroquenoesenserio—serio—.Laúnicarazónporlaqueaún

nolohemoscerradoesquehayqueinvestigartodaslasposibilidades.Sobretodo, porque a todas las personas que han declarado en el caso, les parece


inverosímil que esa señora haya tomado semejante decisión. Nos llama laatención, aunquenadaevidencieque sea algodistintode loqueparece.Nohay móvil ni sospechosos factibles. Lo cerraremos en cuanto termine laburocracia.Comosuicidio.Connotaincluida.

—¿DejónotalaImpugnada?—preguntéhaciéndomelasorprendida.—¿LaImpugnada?¿Tútambiénlallamasasí?—Todoslosvecinos.Unacomunidadconsentidodelhumor.Unmaldía

enunareunióndevecinosyteponenelmoteparasiempre.—Síquedejónota.Muyenlalíneadelapersonalidadquetodoslosque

la conocíais describís. Parece una lista de tareas más que una nota dedespedida.Eincluyeuninventariodedocumentosparalafamilia.Esalgodelestilode«Encasodequepaseequis,buscadestoquetengoguardadoen…».Ni un os quiero, ni un adiós. Solo un «Recordad siempre que lo másimportanteeslafamilia».

—Pues ese tipodenota sí que le pega. ¿No seva a hacer pública? ¿Essecretodesumario?

—No. Ni hay secreto de sumario ni hay nada en ella que proteger.Tampocohayningúninteréspolicialenhacerlapública.Encambio,hayquegarantizaralmáximolaintimidaddelafamiliaantesdequealgúnperiodistaenbuscadecarroñaseabalancesobrelosdetallesmorbosos.

—¡Quépena!—exclamésinpensar.—Esonohasonadobien.—No.Hasonadofatal.Teexplico:estoytrabajandoenuncasodefraude

a la Seguridad Social y la investigación me ha dirigido a la familia de laImpugnada,quierodecir, deSofía.El hechodeque, justo ahora, cuando seestá investigandounfraudequepuedellevaralestafadora lacárceldurantemuchos años, ella se suicide, me parece una coincidencia para tener encuenta.

—¿Sabes que, como comisario, cuando me cuentas esto, tengo laobligación de pedirte toda la información que tengas? De pedírtelaoficialmente,merefiero,nomientrasestoyremoviendocremadecastañas.

—¿Es crema de castañas? Con razón huele tan bien. No tengo ningúnproblemaenhacerunadeclaraciónoficialconlainformaciónquetengohastaahora, siemprequepuedaseguir investigandomicaso,quenoesámbitodeactuaciónpolicial.

—Esopodemosarreglarlo.Hablasdecárcel.¿Tantodineroes?¿Porunapensióndejubilación?


—Una pensión de jubilación de un altomando del ejército de aviacióncobradadeformafraudulentadurantemásdetreintaaños.Treintaytres,paraserexactos.DonMarcelo,ellegítimoreceptordelajubilación,murióenmilnovecientos ochenta y cinco según la información que tengo. Es fiable,provienedelpropioenterrador.Incluyendolosintereses,casitresmillonesdeeuros. Y a eso añádele recargos y sanciones, que supondrán doblar esacantidadomás.

—¡Olé! —exclamó Rafa—. Pues esto me da una nueva óptica de lamuertedeestamujer.Alomejornolocerramostanpronto.

—¿Aunquenoseadeinteréspolítico?—Ahí está el juegomalabardemi trabajo.Mi responsabilidady loque

me piden mis jefes es proporcionar seguridad a todos los ciudadanos, nopuedo dedicarme solo a lo que les importa a los políticos ni gastar todo elpresupuesto disponible para seguridad ciudadana en perseguir mendigos yraterosinofensivosdepocamonta.Miobjetivoesmuydistinto,perohayquetener contento a todo el mundo. O, al menos, no tener a nadie en contra.Hablando de políticos, —continuó Rafa— sabía de las pensiones de losmilitares franquistas, pero pensé que con la democracia eso habíadesaparecido.Hacemuchosaños.

—Ha idodesapareciendoporquecasi todosestánmuertos.Supongoqueera más fácil esperar a que la naturaleza hiciera su trabajo y murieran deviejosqueponerseaquitarlespensionesaancianosmilitaresymolestaraunejército que, en aquella época, no estaba para bromas.Acuérdate de que elgolpe de Estado de Tejero fue en el ochenta y dos. Hace mucho, pero enrealidad no es tanto. A los políticos de la Transición lo último que lesinteresaba era echar más leña al fuego. Lo que hicieron fue reconocer elderechoarecibirunapensiónalosmilitaresdelejércitorepublicanoyasusviudas. Con eso, los ciudadanos quedaron contentos y las pensiones de losaltoscargosdelejércitoganadorpasarondesapercibidas.Noeran tantos,asíquelasarcaspúblicasnosufrierondemasiado.

—Salvoenestecaso,quealgúnlistonodejóquesesolucionaraporleydevidaycontinuóaprovechandolasituación.¿HabrámáscasosasíporEspaña?

—Espero que sí. Tengo que ganarme la vida —respondí con unacarcajada.

—Interesante trabajo el tuyo. ¿Qué decides? ¿Haces una declaraciónoficial?

—¿HabríaalgunaposibilidaddeverlanotadedespedidadeSofía?—meatrevíapreguntar.


—Habrá. Verla, nadamás. Pásate el lunes por la comisaría. ¿Sobre lasdiezestábien?Teespero.

—Perfecto,Rafa.Muchasgracias.—Lo mismo digo. La gente aún tiene miedo a hablar con la policía.

Exceptolasvecinasdetumadre—seburlóRafa—.Sinoshubierainteresadolamarcadedetergentequeusabalafallecidanohabríamostardadounminutoenconseguirla.Todasqueríaninvitaralosagentesauntrozodebizcochooaunaspastas.Lospobresvolvieroncasiagobiadosdetantasatencionesytantainformación inútil. Todas están convencidas de que fue un accidente; laversiónmayoritaria es que se subió a la encimera para limpiar la parte dearribadeloscristalesdelaventanaysecayó.Lanotamanuscritaquellevabaprendidaenlafaldadirigidaalporterodeledificio,loconsiderarontodasellasundetalleaccesorio.

—Sí,sonasí.Esunacomunidaddegentemayor.Cuandoyoerapequeña,vivíanmuchas familias conniños, pero loshijos sehan idoy lospadres sehan quedado solos. Aún no ha empezado a producirse la renovacióngeneracionaldeledificio.

—Muchasgraciasporofrecerteadeclarar.Nomegustaríacerraruncasocomosuicidioydejaraunasesinosuelto.

—Igualnohayasesino.Puedeseguirsiendosuicidio.—Eslomásprobable.Perovamosacomprobarloyahacerlascosasbien.

Hay una mujer muerta, tenemos que asegurarnos de que nadie la ayudó amorir.

Rafa me estaba cayendo genial. Además de por la utilidad en el caso,aunque fuera a cambio de muchas horas de burocracia y de juzgado si lainvestigaciónconcluíaenunfinalviolentoypocodeseado,el tipoera listo,educado,ylacenaqueestabapreparandoteníaunapintadeliciosa.Meestaballenando la segunda copa de vino cuando Jorge y Geni aparecieron por lapuertaseguidosdeDragón.

—Fuera, Dragón, fuera. En la cocina no —gritó Geni mientras Jorgebloqueabaelpasoalperro—.Gracia—dijodirigiéndoseamí—,tumaridoesencantador.¡Quésuertehastenido!

—Esperoqueéltambiénhayatenidosuerteconmigo—repliquéunpocomolesta.

—Porsupuestoquesí,¡quécosasdices!¿Cómovas,Rafa?Estoyapareceapunto.¿Tehaaburridomucho,Gracia?

—No,quéva,alcontrario.Tumaridoesungranconversador,semehapasadoeltiempovolando.


—Me da miedo preguntar de qué hablabais vosotros dos. Cuando sejuntandosraritosyasesabe,¿aquesí,Jorge?Gracia—continuóGeni—eraunaniñabordeysolitariaenelcolegio,aunquesupongoqueyalosabes.Sololeinteresabaganarpartidosdetenisypasabalosfinesdesemanajugandoenel club. Llevaba gafas de pasta, no semaquillaba y era un poco arrogante.Solo era amable con su pandilla. Si no pertenecías a su círculo casi no tehablaba.DebesercosadelagenéticaporquesuhermanaBárbaraeratodavíapeor.Peromásmona.Noteofendas,Gracia.

—Algohabíaoído—asintiómimaridoconunasonrisaburlona—.Sigueigual solo que ahora semaquilla, no lleva gafas y una lesión en el codo leimpidejugaraltenis.

—Todos hemos pasado por la adolescencia, Geni. Todos hemos tenidonuestrascosas—intervinoRafa.

—Claro que no, Rafa, ¡qué tontería! Jorge no tiene nada que ver convosotrosdos—rematóGeni,dejándonosatodossinpalabras.Porsuerte,noteníamosganasdesentirnosofendidos.

—Aunque no sea de gran anfitrión, ¿me ayudáis a trinchar el pavo queestáenelhornoyallevarlacenaalamesa?—preguntóRafacambiandodetema.

—Encantados—respondimoslosdosalunísono.—Te estás haciendo querer, Rafa. Mi mujer es feliz cuando le dan

confianza en la cocina—le explicó Jorge—.Gracia disfruta cuando puederemoversalsas,abrirneverasypreguntarcómosepreparantodoslosplatos.

—Puesesteessusitio.Amímeocurre igual—intervinoGenidiciendoporfinalgocoherente—.Lasniñasyahancenado.Voyasubiraponerlesunapelícula en su cuarto y así podemos cenar nosotros tranquilos. Rafa —continuó, dirigiéndose a su marido—, corta un poco de pavo para Dragónporquesinoledamosalgomásqueelpiensosevaavolverloco.Elolordelacarneasadalepierde.

Lacenatranscurriósinsobresaltos,conunaráfagaconstantedepreguntasporpartedeGeniysalpicadadetemasinteresantestraídosodefendidosporRafaparamitigarelinterrogatorio.

Eran más de las dos de la madrugada cuando, contentos de no haberllevadoelcoche,pedimosuntaxiparavolveryprometimoshacerlasiguienteennuestracasa.Habríaqueponerselaspilas.LacenadeAccióndeGraciasquenoshabíanpreparadohabíaresultadoexquisita.


15

Me dirigí a la comisaría a primera hora con toda la documentación delcaso.

Era un lugar bullicioso, lleno de gente en la zona pública y de policíasuniformados en la zona privada, delante de unos ordenadores, que meesperaba menos modernos teniendo en cuenta los recortes de presupuestopúblicodurantelosañosdelacrisis.Eraunedificiobonito,algoanticuadoylleno de luz. Los agentes me parecieron muy jóvenes y se notaba en susmesas. Para decorarlas tenían desde pequeños cactus a portarretratos demetacrilatoconfotosdeniñosyhastaalgúnmuñecocondedicatoria.Nuncahabía estado en la parte privada de una comisaría. Era una oficinagubernamental como cualquier otra, pero con los oficinistas vestidos deuniforme.

Rafamerecibiócontrajeycorbataensurolde jefedelacomisaría.Sedesenvolvía como un líder nato en su ambiente, de los que no necesitanimponer para trasmitir seguridad. Los inspectores, oficiales y agentes depolicíaparecíanapreciarle.

Me tomarían declaración él y un inspector. Después de escuchar elresultado de mis investigaciones, decidirían si debían cerrar la muerte deSofíacomounsuicidiooabrirunanuevalíneadeinvestigación.Entendíqueel hecho de que el comisario estuviera presente en la declaración era unadeferenciahaciamí.

Tardamoscasitreshorasenaclarartodoslosdetalles.Eralasegundavezque lapolicíame tomabadeclaración.Laprimerahabía sidoencasademitío,eldíadesumuerteencircunstanciasunpocoexcepcionales.Mitíovivíaconunamigodesdehacíamásdecuarentaañosyapocagenteseleescapabaqueeranunmatrimonioentodareglaexceptoporlospapelesqueenaquellaépocalasleyeslesnegaban.Conalgomásdesesentaañosapareciómuertoenelbañoconunatuendodelátex,quedejabapocoalaimaginación,yunlátigodecueroyterciopeloenlamano,delosquevendenencualquiersexshop.El


trombo en la cabeza le sorprendiómientras se preparaba para disfrutar unatardeíntimaconelquefueelamordesuvida.Encualquiercaso,alapolicíalepareciólobastanteextrañoparaquerergarantizarconelrestodelafamiliaqueVíctor,sunovio,marido,parejaocomosellamaraentonces,mitío,afindecuentas,decíalaverdad.

Contanpocaexperienciaenasuntospoliciales,optéporcontarlaverdaddesnuda sin omitir ningún detalle por incómodo que fuera. Les conté lahistoriaquehabíainventadoparaacercarmeaLucasRamiloyaPepesobreelfalso centro de ocio juvenil para el que unos supuestos clientes queríancomprar la casa de Marcelo Pravia y que me había hecho pasar por unaperiodistadeElNortedeCastillaalhablarconRodrigo,elenterrador,parasonsacarleinformación.Tampocolesocultéquehabíausurpadolaidentidadde la secretaria de un despacho para obtener información privada de losclientesdeunanotaría.Optéporcontarloshechosrealesenbrutosinintentarquelascosasparecieranmásbonitasdeloqueeran.

Nohuboningúncomentariopor suparte.Ladeclaraciónsemantuvoentérminos de absoluto respeto profesional a mis investigaciones y, aunquecapté algún gesto entre Rafa y el inspector cuando les conté misconversaciones con Rodrigo, el enterrador, no me di por aludida y ellostuvieron suficiente tacto como para no decir nada. No pronunciaron unapalabra hasta que les hablé de la nevera de laboratorio con la combinaciónactivada, que Berta Llorente tenía en su consulta. En ese punto, meinterrumpieron.Que estuvieradentrodeun armario con llave, al ladode laneverade lasbebidasqueservíaa losclientesy retiradode suvista,no lestranquilizó.

—Noessuficienteparaunregistrooficial,Rafa—dijoelinspector.Mesorprendióquenolellamara«señor»,perosupuseque,comoenotros

muchosdetalles, laspelículasamericanasnotienennadaqueverconloqueocurrefueradeEstadosUnidos.

—Podemos pedirle que nos permita entrar en su despacho y ver losarmarios,cosaquehará sino tienenadaqueocultar,peroque lapondráenguardiasinoestrigolimpio.Gracia,necesitamosalgomás—dijoRafa.

—¿Algomáscomoqué?Nosfuimos,notengonadamás.—Medicesquehabéisquedadoparahaceruna…¿cómolahasllamado?

Limpiezaespiritualencasadetumadre.—Sí.VaaverquéquiereelsupuestofantasmadeSofíaparaqueladeje

enpazysigasucamino.


—¿Tumadre cree que el espíritu de Sofía está en su casa?Me parececomplicadoquelofinjaconcredibilidad.SiBertanotienenadaqueocultar,másalládesusartesdeengañifa, loúnicoquepuedeaocurriresquesedécuenta,seofendaysevaya.Encambio,siestámetidaenalgoturbio,nosésitumadrevaaserrivalparaella.Podríaserarriesgado.Lacantidaddedinerode la que hablas y las consecuencias para el defraudador son unmotivo deconsideración.Sobretodo,sihayalgomásqueunsuicidio—sentencióRafa.

—Nohevalorado laopcióndequeBerta tuvieraningún interésenesto,másalládemanteneraCarminadecliente.Lavetodoslosdíasylastarifasde Berta no son baratas. No la he considerado un peligro potencial, ¿quépuedetenerellaqueverconlapensióndedonMarcelo?Detodasformas,yoestaré en la sesión y Sarah también, que no quiere perdérselo. Por eso hemetidoamimadre.Porcierto,nolasubestimes.

—¿Aquiénnodebosubestimar?¿ABertaLlorente?—preguntóRafa.—ABerta no sé, pero a mi madre seguro que no. Cuando le dije a la

videntequemimadre sentía lapresenciadeSofíanoeracierto,perodesdeque se lo he contado, se ha autosugestionado y cada día la sientemás. Encualquiercaso,escapazdecomplicarlelaconversaciónaBertayacualquierahastalamásabsolutaconfusión.Hayvecesqueinclusoamímecuestahilarlainformacióntalcomolacuentaella.

—Noquierosubestimaratumadre,peroesmideberprotegerlayhaymásflecosdelosquemepermitencerraruncasocontranquilidad.OrdenandoloshechospodemosafirmarqueelsuicidiodeSofíatienetodoslosingredientesdeunsuicidio.Lanotadelafaldaesdifícildefalsificar,colocaryhacerlodeforma que sea creíble con el carácter de la fallecida, tal como todos ladescribís. Por otro lado, hay dos datos que no encajan. Uno, que tenemosindiciossuficientesparapensarqueenelámbitocercanoaSofíapuedehaberundefraudadordesuficienteentidadcomoparaacabarenlacárcelyqueesoesunmotivoparaquitaraalguiendeenmedio.Esmásquefactible,porelritmodegastosde lafamiliaencomparaciónconsus ingresos,queseesténbeneficiandodeesefraude,aunque tambiénpuedeserdinerofamiliaryquenotengannadaqueverconelcobrodelapensióndeltalMarceloPravia.Esoesfácildecomprobar.ElsegundohechoesqueBertaLlorente,videnteyguíaespiritual de la hermana de la fallecida, tiene una nevera de laboratorioactivadaensuconsulta,ocultaalavistadelosclientes,enelmismolugarenelqueguardalasbebidasquelesofrece.

—Unresumenordenadoyclaro—asentí.


¿CómohabríaacabadoRafaconGeni?Supusequeloscincuentakilosquele sobraban le reducían bastante las posibilidades de elegir. Quizá Genituviera valores que catorce años de colegio juntas nome habían permitidodescubrir.Ohabíacambiado.ORafayGenisehabíanenamorado.Nohabíasido esa la sensación que me produjeron cuando cenamos con ellos. Mepareció unmatrimonio bien avenido y poco enamorado, unidomás por losinteresescomunesqueporlapasión,comotantosotros,quefuncionabanconlafórmulade«todalavidajuntos»ysesentíanmásomenossatisfechos.

—¿CuándoserálavisitadeBerta?—dijoRafasacándomedemisfrívolasreflexiones.

—Mañanaalasdoce.MimadrehainvitadoaCarminaacasa,peronolehacontadoqueBertatambiénestaráallí.

—Nomedejasmucho tiempo.¿Esprudente invitaraCarmina?Aunquecomentas que está, ¿cómo has dicho tú? «más para allá que para acá», nopodemosdescartaranadiedelalista.Laspersonastanimpredeciblescomolaquedescribessoneso,impredecibles.¿Quépretendessacardeestemontaje?

—¿Laverdad?Notengoniidea.BusquéunaexcusaparairaveraBertaquetuvieraqueverconlamuertedelaImpugnadaydeesavisitasurgióestasesión.Enelpeordeloscasos,soloperdíamosunamañanayganábamosunaanécdota.

—¿Ytienequesermañana?—advirtióRafa.—Yahabíamosquedado.¿Quieresqueloposponga?—No.Loquemegustaríaesestarpresentedealgunaforma.—Supongo que no te refieres a la típica escena final propia de Jessica

Fletcher enSehaescritouncrimen, dondeel culpable confiesamientras lapolicía lo graba todo desde el cuarto de al lado e interviene en el últimomomento.

—Buen intento,perono.Másbienenplan«measegurodequenopasanada».

—¿Quévaapasar,Rafa?¿BertavaadrogaramimadredelantedeSarahydemí?NotehedichoqueSarahesfarmacéutica.

—Séquiénestuamiga,laconozcodevista,deoídasydeficha—replicóRafa—.Haypocomásdetreintafarmaciasenelcentro,ochentaycuatroentotal. Siempre estamos pendiente de ellas. Las farmacias tienen revisionesperiódicasytratopreferenteencasodealarma.Sonunobjetivomuygolosopara yonquis desesperados, camellos de poca monta y chiflados con ideasfelices.

—Entonces,¿quéquieresquehagaconlasesióndemañana?


—Manténlacita.Voyapensarcómopodemosproporcionarosprotecciónpolicial.Estatardetellamoytedigoalgoalrespecto.

Nos despedimos y salí de la comisaría después de otra hora con elinspectorpararevisarladeclaración,firmarla,darmisdatosydemáspapeleonecesarioparaquelapolicíatuvieraunabasesobrelaqueintervenir.

Volvíaldespachopreocupada,valorandolaposibilidaddequelacitaconBertapudierasuponeralgúnpeligro,aunquenoacababadevisualizarquéeraloquepodíasuceder.SolosemeocurríanimágenesdeBertaabalanzándosesobremimadreconunajeringuillamortalyotrasescenasquemeresultabanmuypocoprobablespormuchoquelapropiapolicíasemostraracautelosa.

En un supermercado cercano compré una ensalada preparada, paracompensarlosexcesosdeldíaanterior,variasbandejasdefrutaydospacksdeyogures.

Después de dar cuenta de mi comida, me preparé un Linizio Lungo yllaméalaresidenciadeancianos.Eranyalascuatrodelatarde.

—Buenastardes.MegustaríahablarconPepeRamilo.ConfiabaenquenofueralahermanaEsperanzalaquehabíaatendidoel

teléfono.Nohabíareconocidolavoz.—¿Departedequién?—GraciaSanSebastián.—Pepenoseencuentraenlaresidencia.—¿Noseencuentra?—preguntésorprendida.—No.Ha salido—meexplicóunamonjaque,por la amabilidadcon la

quemedabalainformación,noeralahermanaEsperanza.—Muchasgracias,hermana,lellamoalmóvil.Porunmomentomehabía

asustado.—Esnatural.Nosepreocupe,Pepeestácomounroble.Detodasformas,

ledejarérecadodequehallamado.EsperabaquePepenoestuvieraconErnesto,compartiendolaescenacon

LucasenLaTapillaSixtinadelpasadosábadoyacabandoconmisopcionesderecabarmásinformacióndeningunodelosdos.

IbaallamaralmóvildePepecuandosonóelmío.Noconocíaelnúmero.—¿Sí?—¿GraciaSanSebastián?—Sí,soyyo.—La llamo de la consulta de Berta Llorente. Es relativo a la cita que

tienenmañana.Llamabaparaconfirmarla.—Selaconfirmo;mañanaalasdoce.


—Notengoconstanciadelpago.—Nohehechoningúnpago—respondí.—¿Berta no le explicó que las visitas a domicilio se pagan por

adelantado?Recordéqueeldíaquefuimosalaconsulta,Bertanosinstóahablarcon

suayudanteparaultimarlosdetalles,peroconlodesagradablequemeresultóel fin de la conversación con ella, salí a toda prisa y no había vuelto aacordarme.

—Si quiere puede acercarse esta tarde o hacer una transferencia yenviarmeeljustificanteporcorreoelectrónico.

—¿Quéimportees?¿Admitetarjetas?—Son trescientos veinte euros. Admitimos tarjeta, efectivo y pago por

transferencia,loqueleseamáscómodo.—Me acercaré sobre las cinco—accedí mientras intentaba calcular las

gananciasdeBerta.¿Cuántos clientes tendría Berta Llorente? La buena noticia era que

declarabalosingresosajuzgarporlosmediosdepagoadmitidos.Trescientosveinte euros por una visita a domicilio para limpiar la casa de un espíritu.¿Cuántosencargosdeesepreciotendríaalmes?Muchos,ajuzgarporlobienque iba el negocio además de otros servicios especiales que adivinaba seincluíanensuoferta,comocontactarconmaridos,padresymadresmuertos,quitarmalesdeojoorecuperaramoresperdidos.Buenaelecciónprofesionalla de Berta, que requería mucha habilidad y poca formación reglada. Nisiquieraserequeríanidiomas.

Despuésdesaldar lascuentasen laconsultadeBertaLlorente sin sacarningúnprovechodelavisita,volvíaldespachoyllaméalmóvildePepe.Noesperabanadaconcretode la llamada,peroaveces el éxito era cuestióndeaparecerenelsitioadecuado,enelmomentopreciso,ymeconsolépensandoqueparalograrloeranecesariointentarlomuchasveces.

—¿Dígame?—respondiólavozdePepe.—Pepe,soyGracia.GraciaSanSebastián.—¡Gracia! Qué alegría que me llames. ¿Qué tal estás? ¿Cómo está tu

madre?Hoyhehabladomuchodevosotras.—¿Yeso?—preguntéalerta.EsperabaquenohubierasidoconErnesto.—PorqueheestadoconRegina,laamigadetumadre—explicóexultante.—Québueno,Pepe—reíaliviada—.¿Unacita?—Hemosidoatomarelaperitivoyacomer.Lohemospasadomuybien.

Estodaunaseñora.


—Yaveoquelehaimpresionado.Mealegromuchoporusted.Siestáconella,noquierointerrumpir.

—No,yanoestamosjuntos.Noshemosdespedidoenelportaldesucasa.Esta tarde vienen su hijo y sus nietos, que viven enBarcelona, y se van aquedar con ella unos días. Regina quería terminar de prepararlo todo. Noshemoscitadoparadespuésdelpuente,cuandosufamiliasehayaido.

—Muybuenanoticia,Pepe.Asíquehabráunasegundavez.—SiDiosquierelahabrá¡síquelahabrá!—LailusióndelavozdePepe

atravesabaelteléfono.—Entonces,¿estáustedporelcentro?—Sí.EstoydudandosiiraCasaLucas,perdón,aLaTapilla,ovolveral

asilo. Está anocheciendo y, cuando está muy oscuro, tengo miedo detropezarmeenelcaminoentrelaparadadelautobúsylaresidencia.

—Sileapetece,tomamosuncafé,mecuentalodeReginayluegolellevoencoche.

—No,mujer.¿Cómomevasasubirhastaallí?—Soncincominutos.Nomecuestanada.Esosí,metienequeacompañar

hastamigaraje.—Claroquesí,andarsemedamuybien—aceptóPepe.Ya sentados en las blanquísimas mesas de un local llamado La Doble

VidaobservéaPeperadiante.Hastasepermitiópedirunacopadecavaparacelebrarlo.

—¡Québienlohepasado,Gracia!Teagradezcomuchoquemellevaraselotro día a comer a casa de tumadre. Regina es unamujer de bandera. Esguapa,listaydivertida.Unagranseñora.

—Leveomuyilusionado.Aversisenosvaaenamorar.—Enamorarseamiedadesdifícil,perosifueradealguienseríadeella.DudésiibaasacaralgoenclarodePepeesedíaporquenoparecíatener

pensamientosmásqueparasucitaconRegina,asíquedejéqueseexplayara.Durante más de una hora estuvo alabando sus virtudes y contándome losdetalles más nimios de la comida. Hasta el marisco lo comía Regina conelegancia,alosojosdePepe.

—Estuveelotrodíaen lacasadesusabuelos,Pepe.—Cambiéde temacuandoyalovimástranquiloydesahogadoporhabercompartidolaalegríaporsumaravillosacitaconalguien.

—¿Yeso?—preguntósorprendido.—EstuveconErnesto,elsobrinodeSofía.—¿Ernestoquierevenderlacasa?


—No ha tenido nada que ver con eso. El proyecto que me habíanencargadohacambiadoymisclienteslevenmuchasmásposibilidadesaunlocalmoderno en la zona del campus universitario. No le he dicho nada austedporqueyasupequelacasaeraahorapropiedaddeErnestoynoquisemolestarle.AErnestonisiquieralehecontadonadaalrespecto.

Laexplicaciónsaliódemibocatanfluidacomofalsa.TratabadereducirlasposibilidadesdequePepellegaraacomentarloconErnesto.

—Mejor.Nosésimehubieragustadoverlacasadondecrecíconvertidaen un negocio.Ya bastante duro es que Lucas no vaya a vivir allí. Siendopositivos,loprefieroasíquecomoloteníamosantesdequemurieraSofía.Yomequedoconlacasadelbary,cuandomemuera,seráparamihijoLucas.Ernestosequedaconlacasademisabuelos.Sonlosúnicosrepresentantesdelanuevageneración.

—¿Lacasanoeramediosuya?¿CómoesqueahoraestodadeErnesto?—Hemos hecho una permuta. Si no lo hacemos así, él habría tenido la

mitaddelacasademisabuelosylamitaddeledificiodondeestáelbar.Yyolaotramitaddelasdoscasas.AsícadaunotenemosunaymiLucasheredaráelinmueblecompletodondeestálaTapilla.Sino,yasabes,todosonlíos.Lomejorparaquenohayaproblemasesquecadaunotengalosuyo.Esloqueyoquería.

—Es lomáspráctico.Y la casade sus abuelosno salede la familia—arriesgué—.Quierodecir,quenoscomentabaErnestoqueeralaherenciadesuabuela.

—Másomenos.Enrealidad,sí,esasí—rectificóPepevacilante.—¿SutíaeslaabueladeErnesto?—Adoptiva. Es la abuela adoptiva. Supongo que no importa hablar de

ello.Ernestoyalosabe.—¿YlospadresdeErnesto?Losadoptivosquierodecir.—MiprimoMarcelo.Pobre.Murió.—¿Marcelo?—Sí,Marcelo, como su padre.Muriómuy joven. Con apenas cuarenta

años.Fueunadesgracia.—¿Ernestoerasuhijo?—Sí.Adoptivo—insistióPepe.Paraél, ladiferenciaparecía importante

—.Tenía dos añitos de aquella.Lo adoptaron nadamás nacer.Entonces eltemade laadopcióneradistinto.Eramás fácil,peroeraunestigmaparaelniño.Noteníanlamismaconsideraciónsocialqueloshijospropios,asíquelafamiliaocultabaalniñoyalmundolaadopción.Loshacíanpasarporhijos


biológicos. De aquella, la ley diferenciaba entre los hijos legítimos eilegítimos, los biológicos y los adoptivos, los hermanos y los mediohermanos.Noeracomoahoraquetodossonhijos,sinmásetiquetas.Esmásjusto.

—¿Y qué ocurrió cuando murió el padre de Ernesto? El adoptivo. Suprimo.

—Lamadre,lamujerdemiprimoMarcelo,noquisohacersecargo.—¡Quéterrible,Pepe!¿Despuésdedosañosconelniño?¡Quéduro!—Eranotrostiempos.Otraformadepensar.Lasociedaderamuchomás

cruel.Sevivíaporel«quédirán».Valladolideraunaciudadpequeña,comoOviedo,muyapegadaalastradiciones.Estoquetecuentonoseentiendebienen estos tiempos que corren, pero en aquella época las cosas eran de otramanera.

—¿Yquéfuedeella?Delamujerdesuprimo,quierodecir.—Se fue. No era de allí. No pertenecía a aquel ambiente y no encajó.

Nadie la ayudóa integrarse.Verse sola allí conunniño la superó.Aislada,viuda,conunbebéyconpocodineroporquemi tía,susuegra,senegabaaayudarla.Ellaeracanaria,deLaGomera,y,cuandoconocióamiprimo,vivíacon su familia en Tenerife, en el Puerto de la Cruz. Los padres se habíanmudadoaprovechandoqueempezabaelboomhoteleroenlasislas,buscandotrabajo.Miprimoestuvoallídeviaje,laconocióyseenamoró.Ellatrabajabaenelhoteldondeélsehospedó.Eraunachicamuyguapa.Muyalegre.Sindineroysinformación,peromuybonitaydivertida.Teníasalero.Mistíossedisgustaronmucho.Noeraloquehabíanplanificadoparasuhijo.Eldíadelaboda,mitíaysumaridoparecíaqueibandeentierro.Erantandiferenteslasfamiliasquelasituacióneratensa.SecasaronenValladolidporqueelpadredeellanopodíapagar laboda.Lapagómi tíay, a cambio, eligió el lugar.Casinovinonadiedelafamiliadeellayalosquevinieronleshicieronsentirque estaban fuera de lugar. Lamujer demi primo estaba triste y, aun así,enamorada. Todos pensamos que la aceptarían cuando llegaran los nietos,pero los nietos no llegaron porque la enfermedad de mi primoMarcelo loimpidióylarelaciónentresuegrosynuerafuedemalenpeor.MitíaCheloera una mujer muy dominante, todo un carácter. Eso les afectó a ellostambién.Secasaronmuyilusionados,peroluegolascosascambiaron.

—¿Dejóalniñoysefue?—Sí,asíes.Nuncamásvolvimosasaberdeella.—Y al niño lo devolvieron a la familia de origen —afirmé más que

pregunté—.DicenquelamadredeErnestomurióenelparto.Erahermanade


SofíayCarmina.—Eso dicen. Ellas también eran de Valladolid. Somos parientes: su

abuela y mi abuelo eran primos segundos. Para que acogieran al niño devuelta,micuñadoutilizósusinfluencias.LeconsiguióunaplazaaSofíaenuncolegiodeaquíy lescompraron lacasaeneledificiodondevive tumadre.Asíelproblemadesapareció.

—Noentiendo.¿PorquéesErnestoelherederodesutía?Sidesapareciódesuvidacuandoaúneramuypequeño.

—Porquecuandounosehacemayorvelascosasdeotramanera.Despuésde morir mi primo Marcelo, devolver al niño a su familia biológica lespareciólamejorsolución.Selibrarondeunacuñadaindeseadaydeunnietoquenollevabasusangre.HastalequitaronelapellidofamiliaryelniñodejódellamarseErnestoPraviaparallamarseErnestoBlanco.MiprimoMarcelodebió de revolverse en su tumba. Estaba ilusionadísimo con su niño.Unosañosmástarde,miotroprimo,Lucas,tambiénmurió.

—¿Lucas?—Sí,comomipadreymiabuelo,elpadredemitía.Miprimoyanoera

unRamilo, era unPravia.LucasPravia. ¡Qué tontería!Antiguamente lo depreservarelapellidotambiéneraimportante.

—¿Yquésucedió?—Lucas murió sin que le diera tiempo a tener hijos y a mis tíos les

empezaronapesarlosaños,lasoledadylaconciencia,asíquevinieronparaacá,abuscarloúnicoquehabíapodidosersuyo:Ernesto.Ledieronregalos,caprichosymimos,peronunca ledijeron laverdad.Hasta ahoraquenohahabidomásremedio.

—¿Cómoselohatomado?—pregunté.—No lo sé. Es un chico tan callado que parece que lleva el peso del

mundosobreloshombros,¿noteparece?—Puedequelolleve.O,almenos,queélsesientaasí.Cadaunosesiente

comosesienteynosiempreesproporcionalaloqueocurre.Todoshablandeélcomosifueraunniño,incluidousted,Pepe,peroestácercadecumplirloscincuenta.

—Tienes razón. No hay mayor carga para una persona que la falta deraíces.Sincimientosnadaessólido.

—Mire,amímegustapensarqueunopuedesaliradelanteapesardesuscircunstancias. Si uno no lleva las raíces de origen, puede arraigar en otrositioycrecerfuerte.AhoraErnestoyasabequiénes.

—Noséquéserápeor—murmuróPepe.


—¿Porquélodice?—Hayverdadestanfeasquesiemprehacendaño.Algunashacenincluso

máscuandosesabenadestiempoyaErnestosuverdadlevieneenunadosisdemasiado grande.Como tú dices, nadie le ve como un hombre adulto.Nisiquieraélmismo.Nosiemprelosorígenessonfácilesdesuperar.

Susreservasmehicieronpensarquenolodecíasoloporlaadopciónyladevolución.Afindecuentas,Ernestono tenía recuerdosdeesaetapadesuvida y se había criado con su familia biológica.Que tumadremuera en elpartoesunatragedia,peronoesalgoinsuperable.Tuveunaideaypreguntéabocajarro:

—¿Quiéneseransuspadres,Pepe?LosdeErnesto.Dígamelaverdad.Nomesuelteelcuentodelahermanamuerta.

—Nosoyyoquiendebecontarlo,Gracia.Escosadeellos.DespuésdedejaraPepeenlaresidencia,meencaminédevueltaalcentro,

mientrasreflexionabasobrelopocoqueseplanteanlosancianosporquénosinteresansushistorias,contaldequeescuchemosloquelespreocupaenesemomentoodeloqueocurrióensupasado.Lasganasdehablarycompartirsusrecuerdosderriban todassusbarreras.Cuandoestabaentrandoalgaraje,sonóelmanoslibresdemicoche.EraRafa.

—Rafa, creo que sé cuál es el secreto de la familia de Sofía. Esdescabellado,perocreoqueséquiénessonlospadresdeErnesto.Elproblemaesquesigosinencontrarotromotivoparaelsuicidiooparaelasesinatoqueelmiedoaqueelfraudesedestape.Estoyseguradequeeldefraudadorestáentreellos.Estoycerrandoelcírculoasualrededor.

—Pero,chica,¿quéhasestadohaciendodesdequesalistedelacomisaría?—TomaruncaféconPepeRamilo.—Noparecepeligroso.—Noloes.Tambiénlehepagadotrescientosveinteeurosporadelantado

alasecretariadeBertaLlorenteporlasesióndelimpiezaespiritual.—¿Cuántohasdicho?—preguntóRafa.—Trescientosveinte.—¡Vayadineral!Ennegro,claro.—No,admitetarjetaotransferencia,asíquelodeclara.—Almenos,pagaimpuestos.Nadaquedecirsalvoqueesmuycaro.¿Te

compensameteresosgastosentucaso?—Notodos losdías.De todasformas,prefieronopensarlomucho.Esto

yaesmásqueuncaso.Sehaconvertidoenalgocasipersonal.—TellamabaporlasesiónconBertamañana.


—Nomehagascancelarlaahoraquelahepagado.—Nimuchomenos.Alcontrario.Escuchabien.Quieroqueledigasatu

madre que mañana por la mañana va a estar un fontanero en su casaarreglando el desagüe del fregadero porque se ha roto una tubería, se hainundado lacocinayhacaladohastael techode lavecina.TambiénquieroquecuandollegueBerta,laencuentrediscutiendoconelsusodichofontaneroporqueella le insistióenquenoempezarasinopodía terminarantesde lasdocey,lejosdeterminarasuhora,lotendrátodoempantanado.¿Creesquepodrá?Apartirdeahí,quelesigaeljuegoalfontanero.Esimportante.

—Descuida. Lo hará bien. No sabes cómo se molesta con fontaneros,electricistas y pintores cuando llegan tarde, no terminan en el tiempo quedicen o pretenden cobrar más del presupuesto acordado. Se meterá en elpapel.

—Estamosconfiandomuchoenlacapacidaddetumadre.—Hazmecaso.Loharábien.Laconozco.—Esoespero.Nosvemosmañana.—¿Nosvemos?¿Dónde?—pregunté,peroRafayahabíacolgado.


16

Elmartesmedespertémuchoantesdequesonaraeldespertador,expectanteantelaperspectivadelasesiónqueteníamospordelante.Mesentíapreparadaparaenfrentarmeamuchassituacionesdiferentes,peronuncahabíapensadoque una de ellas fuera una velada espiritista con una vidente profesional.TeníamuchacuriosidadporveraBertaenacción.Jorgeseguíadurmiendoamilado,sumidoenunsueñoplácidoyprofundo.Laluzqueentrabaporlasrendijasdelapersianaeramuytenueasíquededujeque,obienelamanecerestabaperezoso,obien iba ahacerundíadeperros.Esperabaque fuera loprimero.

Alasdiezestabaencasademimadreconuncaféenlamano,sentadaconella y con Tania en la mesa de la cocina. Notaba más cosquilleo en elestómago de lo que a una ex tiburón de las finanzas le hubiera gustadoreconocer.Taniahabíadecididoquenoibaaestarpresenteyque,encuantollegaraBerta,ibaaaprovecharparasalirahacerlacompra.Decíaqueinvocaralosmuertostraíamalasuerteyqueella,demalasuerte,ibasobrada.Seloagradecí.Cuantasmenospersonasenlacasa,menosprobabilidadesdemeterlapata.Mimadre,encambio,estaba tranquila.Comocualquierotrodía.Sehabía puesto guapa, incluso se había pintado los ojos. Estaba impecable.Como era ella: arreglada hasta para cazar fantasmas.Aunque los fantasmasfuerandepega.

Ensayamosmenosdeloquemehubieragustadoamíymuchomásdeloquelegustóaella,quenodejabaderepetirmequeyairíaimprovisandosobrelamarcha.

Alasoncesonóeltimbre.—Eselfontanero,Adela,dicequeloesperamos—anuncióTania.—Quéprontoviene.Dilequepase.Esdelapolicía—revelómimadresin

pudor.CuandoviaRafaembutidoenunmonoazulyconunagorradelmismo

tonoenlaqueseleíaFontaneríaCeferino,medebatíentrelaadmiraciónyla


risa.Dicelasabiduríapopular,alaquenosabríaquéfiabilidaddarle,queeltrajenohacealmonje,peroRafaparecíacualquiercosamenosuncomisario.Cualquiercosano,loqueparecíaeraunfontanero,peronodelosqueteenvíaelsegurodelhogarcuandotutuberíaestropealapinturadelvecino,sinounorecién salido de las páginas de Pepe Gotera y Otilio. Supuse que esosignificabaquelacaracterizacióneraunéxito.

—¿Rafa? ¡No esperaba verte aquí!—balbuceé agradecida a la vez quecontenía la risa que luchaba por salir—.Mamá, ¿te acuerdas? Te hablé deRafa,elmaridodeGeni.Micompañeradeclaseenelcolegio.

—Claroquesí. ¡Unaniña imposibledeolvidar!—afirmómimadrequehabíarecordadoyaaEugenialaChismesymibrechaenlacabeza.

—Rafa es el comisario de la comisaría del centro —terminé con lapresentación—.Nopenséquefuerasavenirtú—dijedirigiéndomeaél.

—Nohabía otra opción.Eramuy difícil asignar este encargo de un díapara otro y está fuera de convenio.Mi tío es fontanero. Es el dueño de laempresa—dijoseñalándoselagorra—,yyoentiendobastantedefontanería.Másdeunveranodemijuventudmetocóiraayudarle.SinosalenadadelencuentroconBerta,nadietienequeenterarsedequelapolicíahaestadoaquíy, si descubrimos algo importante, serámuy fácil explicarmi intervención.Además,teconfiesoque,sileocurrealgomaloatumadre,Genimemata.

—¿Yeso?—pregunté.—Porqueteadmiramuchísimo.Paraellaeresunreferentedesdequeerais

niñas.Yoteníamuchacuriosidadporconocerte,porqueGenimehahabladomuchodeti,decuandoeraispequeñasydelobienqueteportabascuando,enclasedegimnasia,lasdemássemetíanconellapornosercapazdesaltarelpotro y tú la defendías. Lo pasaba muy mal porque las niñas la llamabangorda.

—¡Nomeacordaba!Erantresniñas,unasabusonas,quela tomaronconella en segundo y aprovechaban cualquier circunstancia para insultarla.Lasmonjas no hacían nada por evitarlo. En aquella época los profesoresignorabanloscasosdebullying.Cosasdeniños,decían.¡Hacetantotiempo!

—Geni no lo ha olvidado y está orgullosísima de que seáis amigas,aunquehayáisestadoseparadasporlascircunstancias.Sesientemuyfelizcontuvueltayconquehayáisretomadolarelación.Elotrodía,cuandovinisteisacenaracasa,estabaencantada.Teapreciamucho.

—Mevasasonrojar—dijeevitandolareciprocidadaunadeclaraciónquenoesperabayquemehizosentirunamomentáneamezcladeacercamientoaGeni,delaquenorecordabahabersidoamiga,solocompañerasdeclase.


¿Genipensabaesodemí?Noeramomentodeculpas.Yapensaríaenellomástarde.SiGenillevabatreintaañoscayéndomemalporalgoseríay,simehabía equivocado, buscaría la oportunidad para solucionarlo. Podría seguirequivocadaotrastreshorassinquesehundieraelmundo.

—Bueno,atrabajar—nosexhortóRafa—.Enséñamelacasa.¿Dóndelavaisarecibir?

Media hora después, Rafa conocía la casa y había desmontado elfregadero de la cocina, Sarah bebía la absurda infusión que mi madre lepreparaba cada vez que iba a su casa —porque, según ella, «a todos losargentinoslesgustabaelmate»—,yhabíamosacordadoladiscusiónqueRafaymimadreteníanquerepresentardelantedeBerta.Soloquedabaesperar.

Dos carteros comerciales después y la vecina del quinto que iba alCarrefour y se ofreció a traer a mi madre lo que necesitara, llegó Berta.Puntual,demostrandounavezmássuprofesionalidad.LlevabauniPadenlamano, ungranbolso cargadode cosasyunblusón colorido, que le llegabahastalamitaddelaperneradelosvaqueros.Tampocoestaveztraíatúnicaniturbanteniboladecristal.

LeabrimoslapuertaSarahyyomientrasoíamosamimadrediscutirconRafa en la cocina. Habían empezado su escena, tal como habíamosplanificado.

—Hola, Berta, muchas gracias por venir —saludé, pensando en lostrescientos veinte euros que había pagado por la sesión la tarde anterior—.Perdónanosporestejaleo.Seharotolatuberíadelfregaderoysehainundadola cocina. El fontanero ya debía haber terminado, pero no tiene pinta deacabarpronto.Mimadreestádelosnervios.

—Ya la oigo —me respondió sin mostrar suspicacia. ¿Por qué iba ainquietarseporunfontanero?—.Vaatenerquecalmarseporquelosespíritushuyendelosmomentosdeexcitaciónmáxima,salvoquelaprovoquenellosmismos.

—Sinosecalma, lepreparamosuna tila—apuntóSarah,dandoaBertaunaoportunidaddedesplegarlasmalasartesdeintoxicacióndeclientesquepresuponíamosenella.

La discusión entre Rafa y mi madre en la cocina se oía cada vez másacalorada.MeacerquéaverquésucedíamientrasBertaySarahbajabanlaspersianas del resto de la casa y echaban las caídas, que descansaban a losladosde las ventanas enmarcando los visillos. Intuí que la penumbra era elmejorambienteparaloqueíbamosahacer.Merecordabaelmontajepreviodelosescenariosdelosteatros.


Enlacocinameencontréamimadrefueradesí,másqueexcedidaensupapel, y a Rafa atónito ante su actuación. Estaba volcando en él todas lasfrustraciones acumuladas con fontaneros, pintores, empapeladores,acuchilladoresydemás ramasde losarreglosdomésticosquehabíandejadolascosashechastardeymal.Noeraunacuestióndefaltadeprofesionalidaddelgremio,sinoquemimadresiempreescogíaalmásbaratoenvezdealmásprofesional.Esdecir,elquesepodíapermitirserasídebaratoporquenoloibaaarreglarcomoeradebido.Porlacocina,bañosyparedesdelacasademimadresehabíansucedidoa lo largode losañosmásdeunaveintenadehijosysobrinosdealguienqueconocíaaalguienquelaconocíaaella.Todoscortadosporelmismopatrón.Eldelpobreniño,demásdetreintaaños,que«lo habían vuelto a echar del trabajo número cien después de una semana»porque «es que no acaba de encajar en ningún sitio» o «es que tienemalasuerte».Loquemimadrenoteníaencuentaesque,alpobrecitodeturno,lohabíanechadodeltrabajoporaparecerdoshorastardeyaelprimerdíaoporno presentarse porque el día anterior se había corrido una juerga, o porinsultaraunclienteyenviarlodepalabraaalgúnsitiopocograto.EsedíaletocóaRafapagarloserroresdeesosvagosmetidosachapuzasenlaépocadelasvacasgordasylosdemimadrealcontratarlos.Habíaconcentradotodasuiraenunasituaciónque,porserinventada,estabaexentaderiesgos.Exceptopara el asombrado comisario que estaba recibiendo semejante chaparrónverbal.

DespuésdedisculparmeconRafa,encuyoslabiospudeleer:«vayacontumadre»,lasaquédelacocinaylaacompañéalsalón.

—UsteddebedeserBerta.Muchasgraciasporvenir.Nosabecuántafaltame hace su ayuda —dijo mi madre espetándole dos besos, sentidos, decorazón,nodeesosquevanalaire—.Perdonelaespera,¿lepareceaustedrazonable que se rompa la tubería del fregadero y este fontanero, que teníaparamediahora,llevemásdetresymeestédesmontandohastalaencimerade lacocina? ¡Queesdegranito!Sime la rompe, lomato.Yquierevolvermañanaporquehoytieneotrocliente.Estenosevadeaquíhastaquenomelodejetodoperfecto,limpioyfuncionando.¡ComoquemellamoAdela!Esquenotienenvergüenza—sentenció,hechaunbasilisco.

MereírecordandoqueRafateníamiedodequenoresultaracreíble.—Lo de los arreglos en casa siempre trae dolores de cabeza—asintió

Berta—.Vengaysiéntese,Adela,quetenemosunatareamuyimportantequehacer.VamosaaveriguarquéleocurreaSofía,queyoséqueustedloúnicoquequiereesayudarlaaquedescanseenpazy,sivieneaverlaausted,esque


hayalgoqueno se lopermite.Vamosahacer todo loquepodamospor suamiga,porSofía—dijoBertaconunavozquesonabaabálsamoyesefueelefectoquetuvo.Bertaeramuybuenaenlosuyo.

Contemplécómo,enunmomento,amimadreselellenabanlosojosdelágrimasalacordarsedelaImpugnada.Nohaymejoractorqueelqueviveenelpapel,elqueabandonasupersonalidadysemeteenladelpersonajequeinterpreta.Mimadrevivíaenelmundode lasemociones,eradenaturalezapasional y por eso era capaz de pasar de un estado a otro solo conimaginárselo. Lo recreaba en su mente y, como nos ocurre a todos, elsentimiento que le producían las situaciones imaginarias era real. Seentristecíaalpensarenlamuertedesuamigayenlascuentastangrandesquetendríaporsaldarparaterminarlanzándosealpatiodesdeunsextopiso.Yasehabíaolvidadodelaindignaciónquesentíacontraelgremiodereparacionesyreformasdelhogar.

—Tenemos que ayudar a la pobre Sofía. ¿Cómo pudo hacer algo así?¿Cómonovaaestarvagandoporaquídespuésdeloquehahecho?—dijomimadreentrelágrimas.

DejéaBertaacargodetodoelprocedimientoconlatranquilidaddequeSarah lavigilabayfuia lacocinaaprepararuna tilaparamimadre.Volví,infusiónenmano,con instruccionesestrictasdeRafadenopermitirquemimadrelaprobara.Bajoningúnconcepto.

Encuantoselapusedelante,apesardeloquehabíamosinsistidoeldíaanterior,mimadre dio un buen sorbo a la tila. Como no podía ser de otramanera,sequemólos labios.Nomepreocupé.LatazahabíapasadodemismanosalassuyassinposibilidadalgunadeacercamientoporpartedeBertaque estaba a más de dos metros, «detectando» actividad espiritual con suiPad.

—Adela,¿sienteustedqueestáaquíSofía?—preguntóBerta.—Noto su presencia, pero esmás leve que otras veces—respondiómi

madre,nosupesiconvencidaono.—Vamosamovernosporlacasaparaencontrarellugardondemáscerca

sientaustedlapresenciayallínosinstalaremosparainvocarla.Misensornosayudará—dijorefiriéndosealiPad.

—Esoqueveustedahíenlapantallitadelaparato,¿quées?—preguntómimadreconlacuriosidaddeunniño—.Yotengounoigual,perosolotienee-maileinternet.

—Esunsensordeactividadespiritual.Detectalapresenciadealgúnente,peronopuedeidentificarlo.PodríaserSofíauotrapersona.Poresonecesito


queseconcentreustedenlocalizaraSofía.—Es sensacional a dónde han llegado las aplicaciones para dispositivos

móviles—comentóSarah.—EntendemosqueaquísoloestáSofía,Adela,asíqueelsensorserámuy

útil,peroloprimordialseráloqueustedsienta—prosiguióBertaignorandoaSarah.

—Tambiénestámimarido.Aveceslonotoamialrededor,sobretodoporlasnoches—lerespondiómimadrecontantarotundidadquemehizodudardesiestaríahablandoenserio.

—Ustedmeguía—laanimóBerta.Recorrimos la casa en penumbra, habitación por habitación, excepto la

cocina,dondeBertalepidióalRafafontaneroquenohicieraruidohastaqueleavisáramos.

—Entoncespuedoiratomarelbocadilloabajoyluegoya,sieso,subo—ofrecióRafa.

—Niseleocurra—dijomimadre—.Ustedsequedaaquíhastaquemehayaarregladoeldesastrequehamontado.

Pormuymetidaqueestuvieramimadreenelpapelquerepresentabanosehabíaolvidadodeloquehacíamosallíy leproporcionóaRafalaexcusaparaseguirenlacasasintrabajarysindespertarningunasospecha.

Rafa se quedó en la cocina, después de prometer que no daría unmartillazomáshastaquenotermináramos.

ElambientequegenerabaBertaeradetensiónsutilysobrecogedora,sinaspavientos,sincircoysinparafernaliaqueconvirtieralaescenaenteatro.Lohacíaconsuvoz,consusmovimientosy,sobretodo,conunasencillezqueledaba credibilidad. Todas estábamos esperando que Sofía apareciera encualquier esquina, aun sabiendo que no era posible. Era como uno de esosnarradoresgeniales,quesoloconsutono,susgestosylaspalabrasadecuadasconseguíangenerarensuaudiencia laatenciónyelsuspensenecesarioparaolvidar todo loquehabíaalrededor.Temetíade llenoenelambiente.Pudevislumbrar lo que Berta llegaba a conseguir con personas predispuestas ysugestionables.

Después de peinar la casa, llegamos de nuevo al salón. Las cuatro nosquedamos en silencio en el centro de la sala llena de muebles, en lasemioscuridad que proporcionaban las tupidas caídas de terciopelo.Transcurrieron unos segundos muy largos. El salón resultaba imponente,muchomásgrandedeloqueeraenrealidad.Losmueblesantiguos,herenciademiabuela,casifantasmales.Elpocopolvoquehabíaenelsalón,siempre


impoluto, resaltaba al trasluz de los escasos rayos de sol que se colaban através de las rendijas de la persianay las cortinas.Era impactante observarcómo podía cambiar una habitación, según lo que estuviera sucediendo enella.

—Estáaquí—dijomimadrederepentedirigiéndosealsofádeterciopelorosaquesoloseusabaparalasvisitasdepostín.

Mereíparamisadentrosporquemimadrenopermitiríaunareunión,paraellasocial,enunsitiodistintoalsalónpormuyenganchadaqueestuvieraalaaventuraespiritista.

Sofía—dijomimadre—, quiero ayudarte. Te presento a Berta, que havenidoparahacérnoslomásfácil.Sabemuchodeesto.Dimeloquenecesitas.

—EstáaquíAdela,estáaquí.Ustedeselcanal,hableconella—laanimóBerta.

—¿Quéteocurre,Sofía?Cuéntamelo.Note juzgo.Tusrazones tendríasparahacerloquehiciste.Soloquieroayudarte.Ojaláhubierapodidohacerloen vida. A lo mejor seguirías con nosotros—dijo mi madre con los ojosllorosos.

—LoestáhaciendomuybienAdela,sigaasí—animabaBerta.—Estoymuynerviosa,Berta,muynerviosa.—Amimadreletemblabala

voz.—Bebaunpocodetila,Adela,beba,queestamosapuntodeconseguirlo.

AhoraSofíaestámásactiva.Bertacogiólainfusióndelamesa,yatemplada,yselaofrecióamimadre

que,comounalmacándida,lacogió.Confiéenqueseatendríaalplanynobebería,perocuandovique se la acercabaa labocanoquisearriesgar.Nosabíacuáleraelpeligroosiexistíaalguno,peronoibaacomprobarlo.Fingítropezarycaísobremimadrebastantemásfuertedeloqueeramiintención.Aulló de dolor. Le había dado en el hombro donde llevaba la prótesis quetrajocomosouvenirdesuviajeaEgipto.Labuenanoticiaeraquelainfusiónse había derramado sobre la alfombra. Su alfombra favorita, para ser másconcretos:unapersa«auténtica»comoelladecía.Selahabíatraído,alláporlosañossetenta,sutío,emigranteenaquellostiemposenelladocontrariodelgloboalque,enlaposguerra,emigrabalagenteconmássueñosyescasecesque opciones en su tierra. Mi madre me miraba como si quisieraestrangularmeconlacaraconvertidaenunamuecadedolor.

—Pero ¿qué haces? ¡Ay! ¡Qué daño me has hecho! —se quejó conlágrimasenlosojosyestaveznoeranporlaImpugnada.


—Lo siento, me he tropezado con la mierda de alfombra esta —medisculpé.

—Demierdanada,¿eh?Queesunapersaauténtica,quemetrajomitíodeTeherán…—continuósoltandounaperorataalabandolasbondadesdelaalfombra.Quizánoledolíatantoelhombro.

—Quesí,mamá,yasabemoslobuenaqueeslaalfombra.¿Túestásbien?—Meduele—sevolvióaquejaragarrándoseelhombro.—Ven,Adela, vamos a darte unmasaje, a ver si te alivio—se ofreció

Sarah.—¿Túsabesdarmasajes?—preguntésorprendidaconlanuevahabilidad

demiamiga.—Igualquesabetodoelmundo.CuandoestabadeErasmusenItaliahice

uncursodeunasemanadequiromasaje…—empezóaexplicarSarah.—VamosaperderaSofíasinoreconectamospronto—interrumpióBerta

—.Adela,¿seencuentrabienparaseguir?—Claro que sí. Pobre Sofía. Con lo bien que íbamos—se lamentómi

madre,desencajadaysinsoltarseelhombro.Recogílatazadelaalfombraylallevéalacocina.SelaentreguéaRafa,

queseguíaallí,conlapuertaabierta,escuchandoatentamentelaescenaqueseestabadesarrollandoenelsalón.Mehizoungestoconelpulgarhaciaarriba,almáspuroestilodeunemperadorromano.Mefiguréquemefelicitabaporevitar quemimadre bebiera la tila y llevarle la taza para analizar.Cuandoregreséalsalónlasencontréotravezmetidasenfaena.MimadrehablabaconSofía, mientras seguía sujetándose el hombro con aspecto de sentir muchodolor.

—¿Quéteocurre,Sofía?¿Quénecesitas?—Siga Adela, siga, tiene a Sofía en disposición de hablar ya. ¿Qué le

dice?—laalentóBerta.—Yo te ayudo, Sofía, como tú me ayudaste a mí cuando murió Luis.

Nunca lo olvidaré. Has sido una persona maravillosa con todos los que terodeamos,contuhermana,contusobrino,conmigo,contodos.Apesardeloque has hecho, sé queDios te va a perdonar—continuómimadre con superorataqueseestabavolviendocadavezmáscasposaysanturrona—.¿Quéte preocupa? ¿Carmina? ¿Ernesto? ¿Los dos? ¿Te preocupan los dos?Creoquelepreocupanlosdos—continuódirigiéndoseanosotras.

—Pregúnteleporqué.Ellaestáaquíporalgoconcreto.Pregúntelequéleha quedado pendiente. Está en sumayor nivel de actividad. Está preparadaparacontárselo—sonó lavozdeBertaque,con lapenumbradel salónyel


sonidocadavezmáspenetrantequesalíadeliPad,noscondujoaunniveldetensión máximo. El método de Berta era bueno, el cliente era el canal, losugestionaba para oír la voz del difunto y así conseguía que el espíritu ledijeraalclienteloqueestequeríaoír.Nohabíadecepciones.

—¿Qué quieres que haga? ¿Cómo puedo cuidar de ellos? —volvió apreguntarmimadrealaire—.Carminaestábien,Sofía,notepreocupes.Noestásola.Estarábien.

Nos quedamos en silencio. Solo se oía de fondo el sonido rítmico ymonótonodelagenteenlacalleyelpenetrantesonidodeliPadqueparecíaque iba a estallar en una especie de trance hipnótico.Mimadre aparentabaestar tan concentrada que ninguna de nosotras se atrevía a hablar. Miré aBertadereojoymeparecióigualdeexpectantequenosotras.

Desde la puerta de la sala un profundo sollozo nos sobresaltó. Fue tanintenso como inesperado.Nos volvimos alarmadas y allí vimos aCarmina,sostenidaporRafacasienvolandas.Parecíadesvalida, tandelgada,con losojosllenosdelágrimasyunaexpresióndecongojaquemealertó.

—Sofía,perdóname.Perdóname—empezóagimotear.Nadiedijonada.SoloRafaparecíahabervueltoarecuperarelporteque

teníaenlacomisaría,apesardelmonoazulylagorraconlapublicidaddelafontaneríafamiliar.

—Perdóname.Perdóname,hermanamía—decíaCarminasinparar.—¿Que te perdone por qué, Carmina? A ti ¿por qué? —preguntó mi

madre haciéndose oír por encima del sonido in crescendo que salía de latabletdeBerta.

—Nopenséqueteibasamorir.Ay,Sofía,perdóname.Alinfierno.Voyairalinfierno—seguíaCarminaconsurecital.

—Yaestábien,Carmina—exhortóBertaconvozmarcial.—Quédese quieta donde está y cállese—ordenó Rafa a Berta con una

autoridadquedejóalavidenteparalizada.—¿Porquédiceseso,Carmina?—insistiómimadre.—Porque yo lamaté—confesó Carmina—.Yomaté ami hermana—

gritóconundesgarroinesperado.—NodigastonteríasCarmina,¿cómovasamatarlatú?—dijomimadre,

conlamanotodavíaenelhombrodoloridoylavozdesencajada.—Nosabesloquedices,Carmina.Cállate—volvióBertaalataque.RafaconsideróqueeraelmomentodeidentificarseanteBerta,quetomó

asiento en uno de los sillones del salón cuando supo quién era, y ante


Carmina,quenoreaccionó.LehubieradadoigualqueRafadijeraqueeraelcomisariooNapoleónresucitado.

—Fuiyo.Yolamaté.—Carminarepetíalomismounayotravez.EntreRafayyosentamosaCarminaenelsofáymimadresesentóasu

lado,sujetándolaconcariño.Rafalaflanqueóporelotroladoyyomeencajéenelbrazodelsofájuntoamimadre,asíqueSarahfueasentarseenelsillónlibre,alladodeBerta.

—¿Qué fue lo que hiciste, Carmina? Tú no mataste a Sofía—dijo mimadreconlamismavoztranquilizadoraconlaquenosacunabadeniñas.

—Sí que lo hice, Adela. Yo la maté —reiteró Carmina empecinadamientrasRafalehacíaseñalesamimadreparaquecontinuarayBertaparecíacadavezmáshundidaydescompuestaenelsillón.

—Cuéntamelotodo,Carmina.Desdeelprincipio.Suéltalotodo—lepidiómimadredulceycariñosamientraslamecíaconsubrazosanoyaliberado—.¿TirasteaSofíaporelbalcón?Porqueasífuecomomurióytúnohicisteeso—continuómimadreponiendounpocodecorduraenlaabsurdaescenaqueestábamosviviendo.

—No,esono.Yonolatiré.Yolaenvenenéyellasetirópormiculpa—respondióCarminalevantandolosojoshacialosdemimadre,buscandounacomprensiónqueparecióencontrar.

Rafa, Sarah y yo nos miramos atónitos, mientras Berta se llevaba lasmanosa lacabezaenungestoque,enesemomento,no fuimoscapacesdedescifrar,peroquehizosaltarnuestrasalarmasinternasalrecordarlaneverade laboratorio en su consulta. Rafa se levantó, colocó una silla al lado deBertaysesentó,cerrándoleelpasohacia lapuertayfijandosuatenciónenella.

—CuandoSofía quiso renunciar a la pensióndeErnesto, le dije quenopodíamosprescindir de esa cantidaddedinero, pero ella se empeñó enquedebíamosdejardecobrarla.Y,Sofía,erastancabezota—decíaCarminasinquesupiéramosbiensisedirigíaamimadre,alespíritudesuhermanaoasímisma—.Sofía decía que nos iban a pillar.Todo empezó cuando leyó unanoticiaenLaNuevaEspañaquehablabadelapersonamásancianadelpaísyella calculó que don Ino sería mucho mayor. Nos dijo que, en cualquiermomento,alguiensedaríacuenta, investigaríanydescubriríanqueDon Inohabíamuerto hacemás de treinta años. Incluso ideó un plan para dejar decobrar lapensión sindespertar sospechasporquedecíaque, sinospillaban,nosquitaríantodoloqueteníamosy,alomejor,hastanosmetíanenlacárcel.Pero Antonio no quería, Sofía, Antonio necesitaba el dinero, ya sabes que


nuncahatenidosuerteconlostrabajos,yErnestoesigualitoqueél,noselesda bien. ¿De qué iban a vivir? Tu pensión no era suficiente. Y ¿si nosquitaban la casa, Sofía? ¿Qué íbamos a hacer?Y ¿qué le íbamos a decir aErnesto?Élnecesitadineroparasuscosas.Nopodíashacereso,nopodías—gimoteabaCarmina.

—¿Por qué cobraban esa pensión, Carmina? —me arrepentí nada mássalirlapreguntademiboca,anteeltemordequeCarminavolvieraasuseryno quisiera continuar. Mi preocupación no se hizo real, Carmina habíaentradoenunaespeciedetranceynoparabadehablar.

—Por lo que le hicieron a Ernesto. Era lo justo. Ernesto lamerecía. YAntoniotambién,quetuvoquesalircorriendodeValladolidenplenanocheparaquemipadrenolomatara.Tanjovenqueera.Casiunniño.Ynosotrastambiénlamerecíamosdespuésdetodoloquesufrimos.

—Claro,Carmina, claro.Entonces, ¿quéhiciste?—mimadre seguía sinsaberaquésereferíaCarminayanimándolaaproseguir.

—Yosoloqueríaqueseolvidaradel tema.Noqueríahacerledañoamihermana.

—Nolehicistedaño,Carmina,¿cómoibasahacerletudañoaSofía?Ellanomurióenvenenada.

—Que sí, Adela, que sí. Se mató porque la envenené. —Carmina seaferrabaasuverdadcomounaniñaaunamuñecanueva—.Yoledieltóxico.Alprincipio,soloqueríaqueseencontraraunpocomalyseconcentraraenotra cosa, que dejara la pensión en paz. Pero no funcionaba. Seguíaempecinada y le fui subiendo la dosis. ¿Por qué iban a descubrir lo de lapensiónsinadiehabíareclamadoentantosaños?Bertamedijoqueeltóniconoleibaahacerdaño,queibaaserunacosapasajera,suficienteparaqueseconcentraraensusaludydejaralodelapensióndelado.

—Pero ¿qué le diste? ¡Ay, Dios, Carmina! —dijo mi madre, queempezabaaperderlacomposturaantelaimpensadaconfesión.

—Unasgotitasdel tónicodeBerta.Se lasponíaen laensaladayen lasverduras. ¿Te acuerdas,Adela, quemi hermana lo aliñaba todo con limón?Decíaqueelvinagreeraveneno,nolegustabanada.Eltónicoolíaalimón,leechaba un poco a su comida y ella no notaba nada. Como no tenía buenpaladaryseguía inamoviblecon la ideaderenunciara lapensiónempecéaponérselo en todas las comidas y en lamedicina que tomaba para el riego.Tuvecuidadodehacerlocuandoabrióunabotellanuevayleechéunfrascoentero. Notó el aroma al limón, pero pensó que habían cambiado lacomposiciónparadarlemejorsabor.


—¡Ay,Señor!Carmina,¿cómohicisteeso?¿Quéeranesasgotas?MimadremirabaaCarminaconhorrorypena,comosinosupierabien

quésensaciónescoger.—EltónicoiluminadordeBerta—insistíaCarmina.Bertacontinuabacallada.—¿Quéera,Berta?—preguntóSarah.—Nosédequéestáhablando.Yonoledinadaaestaseñora—respondió

BertaLlorenterecuperandolacompostura.—Quesí,Berta,quesímelodiste.Melodistetú.Acuérdate.—Carmina

laseñalabacasihistérica.—Yonoledinada—repitióBerta—.Estaseñoraestáenshockynosabe

loquedice.—Melodiste tú—repetíaCarminadirigiéndoseaBerta—.Sofíasedio

cuenta,loencontróyporesosetiróalpatio.—Que no, mujer, ¿cómo se iba a tirar por eso? —dijo mi madre sin

entendernada.—Porquelodecíaenlacarta—respondióCarmina.—¿Enquécarta?—preguntamosalavezRafayyo.—Enlaquemellegóporcorreotresdíasdespuésdequemuriera.A cada edad sus propios métodos. Correos. Así de fácil fue para La

Impugnadadejarunanotadesuicidioyevitarquelapolicíatuvieraaccesoaella. ¿Qué podía ser más fácil que una carta certificada recibida unos díasdespués?


17

Queridahermana:Nadameapenamásenelmundoquedejarossolos,peronoveo

otrasalida.Quieroquesepasque teperdono.No teculpodenada.Tenías grandes motivos para querer matarme.Me ha costado todauna vida aceptar lo que sentías por ellos, ese sentimiento tanprofundoquetehallevadoalbordedelalocura.Peroahora,alfinaldemisdías,puedocomprenderte.Séqueloquemehashechoesparaprotegerlosaellos,paraprotegeratuhijoyatugranamor,elmásprohibido que existe: el amor por tu propio hermano. Nosotros, tupropia familia, te arrebatamos el fruto de esa pasión y Dios te lodevolvió,seapiadódeti,paraquenomurierasdepena.Diosfuemásjusto y misericordioso contigo que nosotros. Yo fui la culpable.Convencíapapá.Leinstiguéparadeshacernosdetuhijoypreservarnuestrobuennombre, cuandoyoaún soñabaconcasarmey formaruna familia.Creía entonces y quise creer después que para el niñoseríamejor,quecreceríaenunbuenhogarynollevaríaelestigmadeserhijodelincestoo,enelmejordeloscasos,deunamadresoltera.Poco sabía lo que iba a cambiar lamentalidad de la gente en tanpocosaños.Esascosasyano le importananadie.Mamánoqueríaentregar a Ernesto, pero al vernos a papá y amí tan convencidos,también os abandonó. Me parecía que lo que habíais hecho eraimperdonableyqueesebebéqueibaasalirdetiseríalaencarnacióndelmal.Eltrofeodeldiablo.¡Quéjovenyquétontaera!¡Creíaestaren posesión de la verdad absoluta! Ahora sé que no hay mayorcrueldad que separar a una madre de su hijo. Yo ya no quierocontinuar.Mecontentoconlavidaquehevivido.Hetenidolasuertede pasarla a tu lado, mi Carmina, eterna niña enamorada, y deErnesto, al que no supimos dejar crecer y volar.He hechomuchascosasmal.Hequeridoimponerosmiformadeverlavida,sinpensar


que vosotros sois distintos, que os estaba matando al cortaros lasalas.Ernesto llevaunartistadentroque siempremediomiedoquesacara.Noquería que fuera como tú.Noquería que sufriera comosufriste tú. ¿Y tú? Tú eres una princesa de cristal quemerecías unamor de cuento de hadas, un bebé como un querubín, como el quetuviste,yunavidadeensueño.Yonolopermití.

Antoniomeodia,loveoensusojos.Memataríasituvieraelvalordehacerlo.PeroAntonionoesvaliente.Esunniñoencerradoenunaimagendehombreduro.Estádevueltadetodo,comoestánaquellosalosquenoleshanpermitidoiraningunaparte.Notoelodioensumirada, me culpa de lo mucho que ha sufrido. Era aún un niñocuandopapáloechódecasaporloquehicisteis.SehavueltotanfríoydesconfiadoquemeangustiapensarqueDiosmehagapagarelmalquelehemoshechoaéltambién.Túereslaúnicapersonaqueaúnleconmueve. Tenéis una oportunidad de tener una vida juntos. Osquedáis los tres. Solo espero que no sea demasiado tarde paravosotros.

En la caja fuerte del banco, con los recuerdos de mamá y lasjoyasdedoñaChelo,hayunsobrecontodaladocumentacióndelapensión de don Ino. En esos papeles solo figuro yo. Lo dejo todoarreglado,peroesimportantequeleentreguesestacartaaAntonioysigáismisinstrucciones.

LapensiónestádomiciliadaenlacuentadeING.Yoeralaúnicatitular y ya no queda dinero en ella. Todo lo que había loencontraréisenlacajafuerte,juntoconelrestodeladocumentación.Cuando llegue el siguiente ingreso de la pensión quiero que lodevolváis,quevayáisconélalaSeguridadSocialyquedenunciéiselerror. Cuando investiguen, descubrirán el fraude y debéis negarcualquier conocimiento sobre él. No os preocupéis por el futuro,perderéislapensión,peronoocurriránadamás.Meheencargadodequenoquedenbienesaminombre.TodoestáaltuyoylaherenciadeErnestoestáasalvo.VienedirectamentededoñaCheloydedonIno.Sonbienesquenotienennadaqueverconel fraudeyaErnestonopueden culparle. No queda dinero en efectivo en las cuentas. EstárepartidoentrelacajafuerteyelfideicomisodeErnesto.Pepelovaaadministrarhastaquemuera.Ensusmanosestarábien.Siemprehacuidado de nosotros. Cuando Pepe falte os quedaréis solos. Tenéissuficientedineroparavivirsinapuros.EsperoqueAntonioyErnesto


sean sensatos. Nuestra casa está a tu nombre desde hace años yErnesto es el propietario de la casa de doña Chelo. Así lo heacordadoconPepe.Élsabeloquehayquehacer.Confíaenél.

AnimaaErnestoa volverapintar. ¿Teacuerdas lobienque lohacía cuando estaba en el colegio? Aún están sus retratos en eltrastero. Pídele a Antonio que intente perdonarme, a ver si con superdónDiossecompadecedemí,y tú,hermanamía,nopierdasunminutoenllorarmeyveconellos.Estoquevoyahacer,pagarconloquemequedadevida,telodeboynocompensatodoelmalqueoshice.

Reza por mí, hermana, que Dios se apiade de mis faltas y miserrores.

Tuhermanaparasiempre,Sofía.

—¿Qué les va a pasar?—me preguntó Bárbara, sentada en una de lassillas afrancesadas del pequeño, blanco y coqueto local de Ma PetitePâtisserie, en La Florida, una de las zonas nuevas de la ciudad, donde sedisponíaadarcuentadeundeliciosopasteldelimónconmerengueitalianotostado.

Bárbarayano teníanáuseas.Estabaempezandoel segundo trimestredeembarazo,alqueporalgollamaneltrimestredulcey,aunqueelladecíaqueyaselenotabalatripa,estabamásdelgadaquenunca,despuésdetresmesesde ascos y vómitos. También estaba más guapa, las ojeras habíandesaparecidoylasonrisahabíavueltoasublanquísimacara.

—Nolosé,Bárbara.Esacartanodeberíasalira la luz.Solo traerámásdoloralosquenotuvieronculpadenada.Esperoqueeljuezdeinstrucciónhaga lo que tenga que hacer y que evite que la historia de esta familia seconviertaenunespectáculomediático.

—¿MeteránaCarminayaAntonioen la cárcel?A findecuentas, erancómplicesdelfraudesegúnlacarta.Losabíandesdeelprincipio.

—No creo. Es un fraude a la Seguridad Social y ellos no son losdefraudadores. No figuran en ningún sitio, todo estaba a nombre de LaImpugnada.Otracosaesque laencierrenpor intentodeasesinato,peroporfraudeno.

—¿TodavíanosesabeloqueledioCarmina?—Se lo llevaron para analizar. No sé nadamás. Ella entregó todo a la

policía, el bote que le quedaba de los que le había suministradoBerta y la


carta.Allímismo,subimosconellaabuscarloasucasa.Noséquépensar.Pareceunhadabondadosay,a lavez,escapazde intentarmatar,de formalentaypremeditada,asuhermana,quecuidódeellosdurantemásdecuarentaaños.

—Y que le destrozó la vida —puntualizó Bárbara—. Ayudó a que lequitaranasuhijoyselodieranaunosdesconocidosquedespuéslenegaronunhogar.Noesdeextrañarquesehayavueltoloca.¿Ylosdemás?

—AntonioseempequeñeciócomosiquisieradesaparecerencuantoRafase identificó en su puerta.Ernesto no reaccionó.No sabía quiénes eran susverdaderospadres.Élcreía loque lehabíancontadodesdepequeño:quesumadrehabíamuertoenelparto.

—¿Deverdadlocreía?¿Noleparecíararonoverfotosdesumadre?—Cadaunocreeloquequierecreer.Hastalascosasmásinverosímiles.—Paraundíaquepasaalgoemocionanteencasademamá,melopierdo.

¿Quéocurriódespués?—preguntóBárbara.—No sé de qué hablarían cuando se quedaron solos. Tampoco sé qué

declaróCarminaenlacomisaría.EsperoqueRafamellameparacontármelo,aunquenotieneporqué.Yahasidomuyamable.

—Tecaebien.—¿Quién?¿Carmina?Nosé,nosabríaquédecirte.Másbienno.Tengo

sentimientosencontrados.—Carminatedalástima,apesardeloquehahecho.MereferíaaRafa.—Tienes razónenambascosas.Carminamedapenaymeespantaa la

vez. Rafa me cae muy bien.Me parece un gran profesional y un tío muyhonesto.

—Osestáishaciendoamigos.—Podríaser.—¿Ysabesloqueesosignifica?—¿Quésignifica?Ilumíname.—QuevasatenerquellevartebienconGeni.Yquemevoyareírmucho

deti—semofómihermana.—QuizáGeniseamuchomejorquelapersonasuperficialycotillaqueyo

pensaba que era.Y no te rías tanto, queMarcos va a necesitar canguro—respondíalgoofendida.

—¿Podráshacerlo?¿Podráscuidardeél?—¿Sabesqué?—ledijeignorandolamismapreguntaquemehacíaamí

misma desde que sabía de la llegada de Marcos—. Creo que es buenmomentoparaqueselodigasamamá.Despuésdelaimpresiónquesellevó


con lo de la Impugnada y su familia, que Marcos no tenga padre le va aparecerunatonteríacomparadoconlamaravillosanoticiadetenerunnuevonietoalqueprotegerymimar.DesdequesabeloquelehicieronaErnesto,reflexionamuchosobreloquesignificalafamilia.Lodelincestolahadejadoatónita y la atrocidad de que a un niño lo abandonara primero su familia yluego su familia adoptiva, le ha conmovido el corazón. De Carmina y laImpugnadanihabla,solomurmuralomuchoqueengañanlasapariencias.

—No sé si Ernesto va a ser capaz de superarlo. Es un shock paracualquieray,paraunapersonadecarácterdébilcomoél, laexcusaperfectaparavegetaraúnmásdeloquelohacía.Quévidamástriste,sinilusionesysinnadaporloquepelear.—LaBárbararigurosayestrictahabíavueltoasuser.

—Siemprehayesperanza.¿Sabesquesehaido?Yanoestáconsustíos.Consuspadres,quierodecir.Sehamudadoalacasaquehaheredado.SelohacontadoaSarah.Ymamáleenvíacomida.Conlogordoqueestá,comoselacomatodavaaparecerunmuñecodenieve.

—SupongoqueestácocinandoTaniabajosudirecciónporqueellacasinopuedemover el hombro. La que has liado, por cierto.Menudo empujón lediste.

—Graciasporintentarhacermesentirculpable.Intentabasalvarlelavida.Yame siento fatal porque tengan que volver a operarla. Iba a ofrecerme aacompañarteacontarlelodelbebé,peroyanolotengoclaro.

—Erabroma.Notesientasmal,lasprótesisavecessemueveninclusosintocarlas.Fueunaccidente.Además,teníasunbuenmotivoparahacerloquehiciste.Respecto a lo de tu sobrino, había pensado acercarme esta noche acasademamáycontárselo.Eselmomentoadecuado.Prefieroirsola.Yatellamará ella después con la noticia. Le va a costar un rato asimilarlo, peroreaccionará bien. Tendrá un granmotivo para recuperarse cuanto antes delhombroporqueestarádeseandocogerloenbrazos.

—Hablandodeeso,¿quétalconTeo?Nolohasmencionado.—¿Con Teo?—Hizo una pausa—. Bien. ¿Por qué lo preguntas? ¿Qué

tienequeverconloqueestamoshablando?Nisiquieraelembarazoevitabaquemihermanasepusieraaladefensiva

antecualquierpreguntasobresuvidapersonal.Condoscafésyunaporciónderedvelvetenelestómago,bajécaminando

el largotrechoquemeseparabadelcentro,dispuestaanoenfrentarmeamisiguientecasohastalasemanasiguiente.Eldíaanteriorhabíadedicadotodalatardeaenviarelpapeleoconlosresultadosdelainvestigación.Laquese


referíaalfraudeyaldefraudador.ASofíaÁlvarezFernández.Alrestodelafamilia solo la nombraba de forma contextual. Lo más probable era queabrierandiligenciascontraSofíaycontrasupatrimonio.Alestarmuertaysinbienespropios,lacosasequedaríaahí.NosupondríamásgastoparalasarcasdelEstadoyconesosecerraríalainvestigación.LaSeguridadSocialganaba,yoganaba.Aellos losdejabafueradelcaso.Noformabanpartedel trabajoquemehabíanencargado.Loqueocurrieraconlapolicíaestabafuerademicontrol. Como no me atrevía a llamar a Rafa para preguntarle por lainvestigación,llaméaGeni.

—Hola,¡québienquemellames!—merespondióalprimertono.—Vaya,québuenrecibimiento,Geni,asídagusto.—¿Has hablado con Rafa por ese asunto que os traéis? Sé que es un

bombazo,peroRafanosueltaprenda.—Nosénadadeél.—Medijoqueibaallamartehoy.—Ya llamará—le respondídisimulandoelentusiasmoquemeproducía

suafirmación—.Queríapreguntartesiosapetecíacenarconnosotroselfindesemana.

Para justificar la invitación ante Jorge y Sarah, apelé a las normassociales, según las cuales las invitaciones se devolverían, pero lo cierto eraque, durante la cena en su casa, Geni me había resultado mucho mássimpáticayamabledeloquelarecordaba.

—Claro que nos apetece. Creo que no tenemos nada. Lo consulto conRafayteconfirmo,peroestaremosencantadosdeir.

—Traerosalasniñas.Tenemosconsolasyunpardeamiguitosparaellas.Sonmásomenosdelamismaedad.Lopasaránbien.

—¿Amiguitos? ¿Los niños de Sarah? No se ha casado, ¿verdad? Delpadredelosniños,¿nosesabenada?¿Iráconalgúnnovio?—preguntóGeni,quenopodíaevitarserquienera.

—Noatodo—cortéelinterrogatorio.—Hija,ereslamismadesiempre,unatumba.Nohayquientesaquenada.—PregúntaleaRafayllámameparaconfirmar.Corté la conversación antes de arrepentirme de la invitación.Almenos

sabía queRafa tenía pensado llamarme. Estaba en ascuas por satisfacermicuriosidad. Mi labor había terminado. Sabía que habían citado a Berta adeclarar y que el propio Rafa se había llevado a Carmina para tomarledeclaración formal. Por la tarde, Carmina había vuelto a casa, acompañadapor dos agentes encantadores, según les había dicho a las vecinas, que la


habían tratadomuy bien y le habían dicho que no se preocupara por nada.Esas fueron las conclusiones que sacóCarmina de su visita a la comisaría.Volviócomounaniñaalaquehubieranllevadoporprimeravezalparquedeatracciones.

Con mi caso cerrado y sin ganas de seleccionar el siguiente, no meapetecíahacernada.Aúnestabaanalizandolasrevelacionesdeldíaanterioryme quedaban piezas por encajar. Eran las once,muy pronto para forzar unencuentrocasualconalguienrelacionadoconelcaso,asíquefuiaveraPepe.Mealegrabaqueélnofueraeldefraudador.AunquePepeestabaaltantodelfraudedesdeelinicio,nolohabíahechoporcodicia,nisiquieraenbeneficiopropio.Lohabíaencubiertoparaayudaraunafamiliarotayresarcireldañocausadoaun inocente.Comoélmismomehabíadicho, considerabaque laobligacióndelafamiliaerarepararlosdañoscausadosporcualquieradesusmiembrosyporesoasumióesadesagradablecarga.

Aparqué en la explanada de tierra, llena de barro de la lluvia del díaanteriorymedirigíhaciaeltimbre.DespuésdetresintentosabriólahermanaEsperanza.Noempezábamosbien.

—Buenosdías,hermanaEsperanza—saludélomásamablequepude.—¿Qué desea? —respondió con su cara de troll y sin visos de

reconocerme.—VeníaaveraJoséRamónRamilo.—¿Teníaustedcita?—No.Avíselo.Querrárecibirme.—Nopuedeser.Noeshorariodevisitas.—Lo sé, pero nome hace falta entrar, con que usted lo avise para que

salgaessuficiente.—Debenllamarconantelaciónparahacervisitas.—Lotendréencuentalapróximavez.LahermanaEsperanzasediolavueltaymetuvomásdeveinteminutos

depieenlapuertahastaquevolvió.SinPepe.—JoséRamiloestáensuhabitación.Descansando.—¿Yeso?¿Noseencuentrabien?—No lo sé.No lohevisto.Mehadicho lahermanadeplantaque está

descansando.Estodalainformaciónquepuedodarle.—Sonmásdelasonce.Novoyairmesincomprobarqueestábien.—¿Esustedfamiliarautorizado?—No.—Puestengoquepedirlequesevaya.


La respuesta de la hermana Esperanza y la creciente preocupación porPepe sacaron lo peor demí. En esemomento,me dio igual que semejanteseñorafueraunamonja,unavendedoradeaspiradoresounteleñeco.

—Voyasubiraverlo.Déjemepasar.—No puede ser. Nadie que no sea un familiar puede subir a las

habitaciones.—Noleestoypidiendopermiso.Leestoydiciendoquevoyaentraryvoy

asubiraveraPepe.—Y yo la estoy informando de que no se permite el acceso a la zona

privadadelosresidentes.—Le digo esto, hermana, con todo el dolor demi corazón, pero voy a

entrar.Seaparteustedonoseaparte.AvancécongestopocoamableylahermanaEsperanzaseapartó,conla

caralívidaderabiaysucasi inexistentelabioinferior temblando.Sabíaquenoeranformasdetrataraunamonja,aunquenoentendíabienporquéteníaesa absurda creencia que las situaba en un plano distinto al resto de losmortales. A veces las situaciones requieren olvidar los buenos modales yaquella,enconcreto,mepareciógrave.

De camino a las habitacionesme encontré con la hermana Inmaculada,que me acompañó a ver cómo estaba Pepe. Ella no le había visto en eldesayuno,nohabíabajadoalcomedorporqueestabaocupadaorganizandolospreparativosde la fiestadeNavidad.Aloír que el ancianoaúnno sehabíalevantadosepreocupótantoomásqueyo.

—¡Quéraro!Todaslasmañanas,alassieteymedia,Pepeestáduchadoyarreglado.Esdelosprimerosendesayunar—dijo.

LahermanadelaplantanosacompañóhastalahabitaciónasegurándonosquePepeestababien,quesoloestabaunpocoalicaído.Cuandoentramos,loencontramossentadoenlaúnicabutacadelaestancia.

Nuncahabíaestadoenunahabitacióndeunaresidenciadeancianos.Erauna estancia luminosa, sin adornos, casi hospitalaria. Aséptica, espaciosa,listaparaelpasodesillasderuedasyenunexcelenteestado,peronopudeevitarsentirquesihubieraunasaladeesperadelamuertesepareceríamuchoa lashabitacionesdel asilo.Pepeno compartía habitación en esemomento,aunque había otra cama al lado de la suya esperando por el siguienteinquilino.Supusequeelanteriorhabríamuerto.Elcabeceroestabapreparadopara los cuidados básicos de los residentes enfermos: timbres de aviso,enchufesdemonitoresydemásartilugiosbásicosparaatenderalaspersonasconnecesidadesrespiratoriasodemedicaciónintravenosa.


—Ay,Gracia—dijoPepe, levantándose,conlosojoslicuadosyaspectosombrío—. No te esperaba aquí. Mira cómo me encuentras. Hecho unguiñapo.

—¿Qué le pasa, Pepe? ¿Se encuentra mal? —preguntó la hermanaInmaculadaconungestocariñoso.

Quédiferentespodíanserdospersonas,aunquevivieranenlamismacasaycompartieranoficioyvocación.SilacomparabaconlahermanaEsperanza,eracomoadmirarlabellezadelosCamposElíseosdandounpreciosopaseoporlagranavenidaqueformabanohacerloporlasalcantarillas.

—Me encuentro bien, hermana —dijo Pepe en un sollozo—. No sepreocupepormí.Esqueherecibidounanoticiamuymalaynomeapetecíalevantarme.

—¿Algúnfamiliar?—seinteresólahermanaInmaculada.—Sí,hermana,puededecirsequeesdeunfamiliar.—Yalosiento,Pepe.¿Puedohaceralgoporusted?Yasabequesiquiere

podemosdecirunamisaenlacapilla.—No hace falta. No se preocupe. Muchas gracias. Lamento mucho

haberlaasustado.Cuando la hermana Inmaculada salió de la habitación, me senté en el

bordedelacama,aúndeshechaymuyrevuelta,revelandounamalanochedesuocupante.

—¿Quierequelodejesolomientrasseaseayseviste?—¿Paraqué?—dijoPepe,conlosojosencharcadosdelágrimas.—¿Quélepasa,hombre?¿Quéesesotangravequehaocurrido?—Quemevana llevarpreso.Yyoa lacárcelnoquierovolver,Gracia.

Yaséloqueeseso.Noquieroirallí,prefieromorirme.—¿Estuvoustedenlacárcel?—Sí,dejoven,enel61,seismeses,porrepartirpropagandasocialista.—Perohombre,esoeranotrostiempos.Aver,cálmeseyexplíquese:¿por

quévaairustedalacárcel?¿Aquiénhamatado?—preguntéconsorna,aversiconseguíarelajarlounpoco.

—No, eso sí que no—me respondió gimoteando como un niño—.Esonunca,Gracia.LavidahumanaeslomásgrandeysolopuedequitarlaDios.Perosoycómplicedeunlíotremendo.

—Pepe,porfavor,explíquese—lepedí,adivinandocuáleraeldramaqueacongojabaaPepe.

—Ahora tiene que pasarme esto a mí. Cuando iba todo tan bien conRegina.Conunamujeralaquenohubierasoñadoaccederenmivida.¿Qué


vaapensardemí?Novaaquerervolveraverme—lloriqueóPepeignorandomipregunta.

—Pepe,seestáportandoustedcomouncrío.Cuéntemequéocurredeunavez,queseguroquelopodemosarreglar.

Mi rapapolvo de maestra de primaria pareció surtir efecto y Pepe serehízo.

—Túlosabestodo,Gracia.Séqueestabasallí.MelodijoAntonio.—Allí, ¿dónde? —pregunté sin querer meter la pata o darle más

informacióndeladebida.—Encasade tumadre.CuandoCarmina confesóy el pobreErnesto se

enteródetodo.—¿Yesoquetienequeverconusted?—Quesoycómplice,Gracia.Soycómplicedeldelito.—¿Cómplicedequé?¿LedioustedlasgotasaSofía?—¿Quégotas?—Nada.Olvídelo.¿Dequéesustedcómplice?—Delapensión.—Vamosaver,Pepe,¿hacobradoustedlapensióndedonMarcelo?—No,nohevistoniunduro.Bueno,niuneurotampoco.Peroleayudéa

élaorganizarlo.—¿Aél?Seríaaella.—No.Aél.AdonIno.AdonMarcelocomotúlellamas.Laideafuede

élydemitía.—¿NofuedeSofía?—No.Fuedeellos.SelesocurrióparacompensaraErnestoporloquele

habíanhecho.—¿Yquémáshizousted?—¿Qué más? ¿Te parece poco? Soy cómplice activo de un delito. Yo

arreglé todos lospapelescon loscontactosquemediodon InoparaquesumuertenoconstaraenningúnregistrooficialySofíapudieraseguircobrandolapensióncadames.

—¿Enelaño85serefiereusted?¿Yporesovaairalacárcel?Puesvayavistiéndoseycalmándosequenolevaapasarnada.

—Loquehiceesundelito.—Esundelitodiscutibleporqueustednohasacadoningúnbeneficioy,

encualquiercaso,estaríayamásqueprescrito.Hagamosuntrato:siustednocuentaqueayudóacumplir lavoluntaddeDonMarcelo,yotampocovoyahacerlo.Nadievaaenterarse,asíque,hágameelfavor,vístaseyvamosadar


unpaseoporelNarancoaprovechandoquenollueve.Porlacarretera,queelcampoestáembarradodelalluviadeayer.

—¿HastraídoaGecko?—preguntóconojosesperanzados.—No,losiento,hoyno.Hevenidoaverledeformaimpulsiva.Loespero

abajo.—¿Estásseguradequenovoyairalacárcel?—Segurísima.Comomuchoiráadeclararacomisaría.Ynosepreocupe,

queelcomisarioesamigomío.Podría haberle explicado que yo era la investigadora contratada para

descubrirelfraudequeélhabíaayudadoacometer.Sehubieraquedadomástranquilo sabiendo que me tenía de su lado, pero no lo creí conveniente.Desvelarmiprofesiónreal,nomeayudaríaenunfuturo.

Veinteminutos después, un Pepemuy distinto salía por la puerta de laresidencia,oliendoaaftershaveBrummel.Aquelaromametrajounaimagenentrañable de un frasco azul inagotable en el baño demis padres. Pepe seenfrentó a los restos de la helada sin abrigo, con una americana gruesa ychalecodepunto,pañueloenelbolsilloyunagorradecuadrospuestasobrelacalva.Lehabíacambiadolacara.

—Desdehaceuntiemposemeenfríamucholacabeza.Eslaedad—meexplicó.

—Estáustedmuyelegante.Yhuelefenomenal.—Llevoañosutilizandoelmismoaftershave.—Yaimagino—concedídivertida.Volvíalcentroconlacaracongelada,despuésdeunpaseodemásdedos

horasentreárbolesycasasdesperdigadas,enelquehabíamos llegadohastaUles, un pueblo minúsculo, de poco más de doscientos habitantes, que seresistía a ser colonizado por la ciudad. De camino, habíamos admirado lasiglesias prerrománicas, que siempre conseguían impresionarme, no por sutamaño,niporsusadornos,delosquecarecían,sinomásbienporsusencillay pequeña solidez que había aguantado el paso de los siglos enmedio delverde intenso de la montaña sin haber perdido un ápice de su prestancia,integradasensuentornocomosilapropianaturalezalashubierapuestoallí.DimoslavueltadespuésdetomaruncaféenelbardelpuebloydequePepeme contara los detalles de cómo y por qué donMarcelo había conseguidodejarasunietoadoptivo,enformadeseguridadeconómica,laaceptaciónquenolehabíandadoningunadesusdosfamilias,nilabiológicanilaadoptiva.Pepe no sabía nada de lo que había hecho Carmina. Ni siquiera conocía aBertaLlorente,másqueporlosanunciosdelaradio.MedespedídePepeen


lapuertadelasilopasadalaunadelatarde.Nadamásaparcarelcocheenelgaraje, me fui directa al Carta de Ajuste con la intención de encontrar aErnesto.Nohubosuerte.Deallí,mefuiacomprobarcómoleibaamimadreconloscalmantes.MeencontréaEvaristo,elportero,queibaderetiradaasudescansodemediodía.

—Evaristo,¿cómoseencuentra?—Muybien.VayalíoayerencasadeAdela.Cuántagente.—¿Porquélodice?Me preocupó que la capacidad de exageración y de transmisión de

noticias del portero expandiera cualquier información impredecible por elvecindario.

—PorquevinoBertaLlorente.¡Yelcomisariodepolicía!—Nosehagalíos.Dichoasíparecealgoquenoes.Confiaba en queEvaristo no hubiera visto aRafa vestido de fontanero,

sinoconsuropadecalle.—Elcomisario,lavidente,Carmina.Vayagrupo.Hayalgoextrañoenla

muertedelaImpugnada.—No,Evaristo,nadadeeso.Elcomisariovinoavisitarmeamí,atítulo

personal. Por otro lado, Carmina me insistió tanto en que conociéramos aBertayenlomaravillosaquees,quenoquisimoshacerleelfeo.Yabastantedisgusto tiene la pobre con lamuerte de la hermana. No nos costaba nadacomplacerla.

—¿ElcomisarionovinoaveraBerta?—Elcomisariovinoavermeamí.Eselmaridodeunaamiga—continué,

cortandolacerterasuposicióndeEvaristo.—Pues Berta salía blanca de casa de tu madre. Y Carmina con el

comisario.Evaristoeraastutoyobstinadoy,antesemejantebombazoentérminosde

cotilleovecinal,noibaarendirsetanfácilmente.—YasabeustedqueCarmina se impresionamuchocuandohablade su

hermana. Mi madre y ella estuvieron recordando a Sofía y a mi padre, ycogieronunatremendallantina.CarminasemareóunpocoymiamigoRafa,elcomisario,laacompañó—expliquéedulcorandounpocolarealidad.

—Y,aBerta,¿quéleocurríaaBerta?—preguntoEvaristoescéptico.—Nada.Hizosusesiónysefue.Esmuyprofesional,porcierto.—Ah,¿sí?—Yameentiende,Evaristo,dentrodelosuyo.Almenos,noesdelasque

montanuncircoesotérico.


—Tuvieronunamañanaentretenida.—Entretenida sí. Sinmás—afirmé con una rotundidad que esperé que

resultaracreíble,asabiendasdequeseibaaespecularmuchoenelvecindarioacuentadeloquehabríasucedidoencasademimadre.

Evaristovaciló,perodudédequehubieramordidoelanzuelo.Esperaba, por el bien de Ernesto, que Carmina no contara más de lo

debidoyquenadieseenteraradeloquerealmentehabíaocurrido.Cuando llegué a la casa, mi madre no estaba. Los calmantes estaban

cumpliendosufunción.Comonosemeocurríaaquiénmásacudirenbuscadeinformación,me

fuialdespacho.AbríelenvasedealitasdepollodelMcDonald’squehabíacomprado antes de subir. Estaban grasientas por fuera, pero confiaba enhacerlasmássaludablesquitándoleslapiel.

Sonó el teléfono nadamásmorder la primera. Era Sarah. Respondí sinpudormasticandouna alita.Debía de ser urgente porquehabíamos habladohacíapocashorascuandomehabíacontadolodeErnesto.

—¿Estáscomiendo?—mepreguntóantemi«diga»medioatragantado.—Sí,losiento.Mehaspilladoconlabocallena.Noqueríaquecolgaras.—¿Quécomes?—AlitasdelMcDonald’s.—¿Muchotrabajo?—No. Al contrario. He tenido una mañana improductiva buscando las

piezasquemefaltanparaterminardecomponerlahistoriadelaImpugnadayMarceloPraviayaveriguarloqueocurriráapartirdeahora,perotodosmisintentoshansidoinfructuosos.Nomeapeteceempezarelsiguientecaso.

—¿NotehallamadoRafa?—No.HellamadoyoaGeni.MehadichoquemevaallamarRafa.Por

cierto,luegomeconfirmalodelacena.—Quién te ha visto y quién te ve. Ahora invitas a cenar a Geni «la

Chismes»atucasa.Yyosoyaúnpeorporqueaceptoir.Tú,almenos,tienesunclarointerésentenercontactoconRafaMiralles.

—Noseasmalaquenotienesconquiéndejaralosniñoselsábadoyasínoosquedáislostressolosencasa.EsciertoquemeinteresaelcontactodeRafa,peronoessoloporeso.

—Notetengomásenascuas.Amísíquemehallamado.—¿Quién?—Rafa,Gracia.MehallamadoRafa.—¿Paraqué?


—Parapreguntarmetrescosas:sivendoaceitesesenciales,siBertaosuasistentesonclientasmíasysisabía lasconsecuenciasde la ingestiónde lacombinacióndeaceiteesencialdemelisaydatura.

—¿Yquélehasdicho?—Pues por este orden que sí, que no, y que sí, pero sobre esto último

queríaconfirmarundatoconuncolegayhequedadoenquelellamabaluego.—¿Paraquéquieresaberlo?—Nomelohadichoynolehepreguntado.Nomehaparecidooportuno.

Mellamabaencalidaddecomisarioporquesoylafarmacéuticamáscercanaal domicilio deBerta.Nome llamaba por ser amiga tuya, aunque supongoqueha influido.Solo te digouna cosa: el aceite esencial demelisahuele ysabealimón.¿TeacuerdasdeloquedijoCarmina?QueSofíasoloaliñabalaensaladaconlimónyporesoleponíaeltóxicoenlaensalada.

—¿Eso es tóxico? A mí me suena a remedio casero para dormir bien,comolavaleriana.

—La infusión se usa para eso. Los aceites no se suelen ingerir, sonirritantes, demasiada pureza, pero es difícil morirse por tomarlos. Esimposible a menos que tomes un litro de un tirón. El problema no es lamelisa, aunqueno seabueno tomarla así, lopreocupante son los restosquehanencontradodedatura.Sellamatambiénsemilladeldiablo.

El caso de donMarcelo y la Impugnada me estaba proporcionando uncursoaceleradosobredrogasraras.

—¿Qué es esode la semilla del diablo?—pregunté—.Me suena a otracosa.Apelideterror.Niñomalignoposeídooalgoasí.

—Esunaplantaalucinógena.Muytóxica.Venenosayletalsegúnladosis.—¡Caray! ¿Eso es lo que había en el bote de Carmina? ¿Se vende esa

mierdaenEspaña?—pregunté.—Sepuedeconseguirentodoelmundo.EnAméricaesmásfácilporque

crecesilvestreenelcampo.LaconcentracióndelpreparadoqueCarmina ledio a la Impugnada era baja, el resto era melisa. Incluso en dosis bajas,provoca unos síntomas terribles, desde alteración cardíaca severa a deliriosgraves. Lo que no se sabe es cuánto le daría Carmina a La Impugnada nidurantecuántotiemposeloestuvoadministrando.

—Osea,queesciertoqueCarminaestabaenvenenandoasuhermanaasangre fría. Ahora va a ser difícil saber si la Impugnada se mató paraprotegerlaoporquesevolviólocacomoconsecuenciadeladroga.

—Por lo que dice en la carta —dijo Sarah—, la Impugnada era muyconscientedeloquehacía.


—LaImpugnadaeralista.SiestabasintiendomalestarosíntomasrarosydescubrióqueCarminaeralaqueselocausabaalponeralgosospechosoenlacomida,nodebióderesultarledifícilllegaralaconclusióndequelaestabaenvenenando. Su propia hermana la estabamatando poco a poco. Supongoquedecidióprotegerla,comosiemprehabíahechoohabíapretendidohacer:solucionándolodeformadrástica.NohabíacambiadotantodesdequedecidióconsupadrequitarleelbebéaCarminayecharasuhermanoadolescentedecasa.Noletemblabaelpulsoniparalosdemásniparaellamisma.Tambiénhayquetenerencuentaqueellasabíaque,silaspillaban,inclusoencasodeque hubieran podido librarse de la cárcel, iban a embargarles todo lo quetenían.Asíalmenos,CarminayErnestosiguenviviendocomoantes.Enestascircunstanciasel suicidiosíesacordeconsucarácter.Sesacrificócomounsamurái. Ya viste la carta. Ni siquiera culpa a Carmina. Espero que no lametanenlacárcel.

—Nosécómovanahacerlosinpoderanalizarelcuerpo.Laincineraron.Yanoesposibleunasegundaautopsia.

—YnohayqueolvidarqueCarminanolamató—afirméconvencida—.Sería asesinato, pero en grado de tentativa. Como mucho, homicidioinvoluntariosiconsiguenconvenceral juezdeque la ImpugnadasesuicidóporelefectoalucinógenodelasdrogasqueCarminalesuministró.Aunasí,nocreoquelacondenaran.

—¿Porquépiensaseso?—PorqueCarminanoestábien.Viveenotromundoyvelascosasdeuna

formadistintaalosdemás.Unavezdejóquepusieranenriesgoasuhijo,nolo protegió y todo saliómal. Si consideraba que renunciar a la pensión eravolveraponerloenpeligro,noloconsintió.Ensumentetendrásentido.Loquesufrióhabráacrecentadosulocura.

—¿Yunjuezentenderáeso?—dudóSarah.—Noencontrarániun testigoqueasegurequeCarminaeraunapersona

normal.Ynocreoquepaseningúnexamenpsicológico.Tuvounhijoconsuhermanopequeño,quesoloteníatreceaños.Algoyaibamal.

—Puede ser.Damiedo. Las personas comoCarmina suelen aferrarse aunaideayllevarlahastaelfinal.Paraellas,laspasionessonmásintensasqueparalosdemás.

—Lomaloesqueunavezquesecruzaesalíneasepuedevolveracruzar—reflexionédesdemiladodelteléfono.

—¿HasenviadoyaelinformealaSeguridadSocial?—Sí.Ayerdediquélatardeaterminarloyaúltimahoraloenvié.


—¿QuéocurriráconlaherenciadeErnesto?—Lo más probable es que pueda conservarla. Dejarán de cobrar la

pensióndeformainmediata,peronocreoqueabranprocesocontralosbienesy,siloabren,haymuchasposibilidadesdequelovuelvanacerrar.

—¿Nohasincluidoelcontenidodelacartaentuinforme?—No—confesé—.Noformapartedelcaso.No me arrepentía. La investigación sobre el suicidio de la Impugnada

excedíami encargo y no habría sido una información bienvenida, le habríacomplicadoelcasoal inspectorquerecibieramiexpediente.Noerafácildeexplicar ni útil para él. Tampoco tenía claro que Rafa me lo hubierapermitido, era una prueba de un caso abierto. A mí me iban a pagar porcomprobarydemostrarsiMarceloPraviaestabavivoomuertoy,encasodeestar muerto, por demostrar quién estaba haciendo uso fraudulento de laprestaciónestatal.Yesoeraloquehabíahecho.

—SiCarminaesunpeligroparalaseguridadpública—continuédiciendo—,esasuntodelapolicía,nodelaSeguridadSocial.Yohehechotodoloqueestaba enmimano.LaPolicía ha sido protagonista en primera persona.Esinquietantepensarenlavidadeestafamilia.¿CómoserálavidadeErnestodespuésdeenterarsedeesto?

—Nomuchopeorqueantes.Esunahistoriaescabrosa.Alprincipiodesuvida,nadiequisocuidardeélydarlesuamorincondicional.Seavergonzarondeél.Después,amododecompensación,losobreprotegieron.Cuandoletocóhacerse adulto, no le consideraron capaz y le trataron como a un tonto.Hallegadoelmomentodequeseenfrentealavida.Letocaasumirqueesfrutodeunincesto,quesumadreesunaasesinaenpotenciaysutía,laquelecrio,unasuicida.Ytodosellos,unosestafadores.

—Esunabombaderelojería—reconocí—.Enmiopinión,esmejorparaélconocerlaverdad.Afindecuentas,elpadreeraunniño,lamadretieneunretrasomental.Estolehadadounmotivoparasalirdeahí.Estarámejorsolo.

—Esperoqueélpuedaverlo igualque tú.Tedejo.¿MecuentascuandosepasalgodeRafa?—sedespidióSarahcortandolasdivagaciones.

EranmásdelasdiezdelanochecuandomellamóRafa.No iban a abrir un caso contraBerta. La infusión por la quemimadre

debíavolveraoperarsedelhombrosoloconteníatila.Bertanohabíapuestonada en la taza.El tóxicoqueCarmina confesóhaberle dado a su hermanaera, como ya sabía por Sarah, aceite esencial de melisa con un pequeñoporcentaje de semilla del diablo, pero no podían probar que se lo había


suministradoBertanideterminarcuántohabíallegadoaingerirSofía.EralapalabradeCarmina,unadesequilibrada,contraladeBerta.

El forense mantenía la muerte por traumatismo generalizado de LaImpugnadayaqueeraimposiblehacerunanuevaautopsia.Sofíadescansabaenunaurnaensucolumbario, reducidaacenizas.HabíanhechounregistroencasadeBerta,perohabíanllegadotarde.Laneveraestabaallí.Abiertaysin nada en su interior. Encontraron muchos envases vacíos en el puntolimpio,hastadondehabíanseguidoaAzucena, lasecretariadeBertayalgomás, según las sospechas de Rafa. Todos los envases tenían restos deconcentradosyaceitesdeplantasaromáticas.Ningunadroga.Nadailegal.Loilegal era suministrarlosa losclientes sin suconsentimiento.Nada sepodíaprobardelusoquelesdabaynohabíadenunciascontraella.Nisiquierahabíamotivo:losaceitesqueencontraronnoteníanefectoalucinógeno.DeloúnicoquesepodíahaceryasehabíaencargadoRafa.Aldíasiguientesepublicaríaunartículoenelperiódicolocal:«Conocidavidente,B.Ll.,investigadaporunpresunto suministronoautorizadode sustancias tóxicas a sus clientes», conuna foto del portal donde tenía el consultorio.Un díamás tarde, saldría larectificaciónylasdisculpas,peroeldañoestaríahecho.Bertasehabíanegadoa colaborar con la policía. Que enviara a su secretaria, su compañera, sucómpliceoloquefuera,adeshacersedelosbotesqueguardabaenlanevera,noayudaba.Quizánopudierahacersenadamás,perodespuésdeesegolpeasu credibilidad, tendría más cuidado en el futuro. Esperaba que el artículocausaramuchodañoensunegocio.

—Entonces,¿aBertanoselepuedeimputarnadadenada?—Poco.Laspruebasselimitanaunosbotesdeaceitesesencialesvacíos

quesevendenencualquierfarmaciaoherbolario,quenocontienenrestosdenada ilegal, y la declaración de Carmina. Ella no es un testigo fiable enningúnjuicio.Aunqueeljuezconsiderarasutestimonio,nofueBertaquienledioladrogaaSofía,sinolapropiaCarmina.

—¿Noesunpocoraroquehayanllevadolosenvasesaunpuntolimpio?—Sí. Sospecho que han pretendido despistarnos y lo han conseguido.

Tengoelpálpitodequenoshanenviadoaperseguirelalfilparatenertiempodeocultaralrey.Loqueteaseguro.Gracia,esquemáslevalenosalirseniunmilímetro del camino porque, si lo hace, estaré allí para cazarla.Me loguardocomoalgopersonal.

—Siyoestuvieraensulugar,meiríadeaquí.—Veremos.Silohacen,pondréamicolegaresponsabledelazonasobre

aviso.


—¿QuévaapasarconCarmina?—Hemosentregadoelexpedientecompletoalajuezadeinstrucción,pero

nosésillegaráajuicio.LamuertedeSofíasecierracomosuicidio.Aunquelleguenajuzgarlaportentativadeasesinato,dadasuedad,suestadomentalyloembrolladodelcaso,haymuchasposibilidadesdequenolacondenen.Estoesmásunaalertadefuturo.Sialguiencercanoaellaempiezaatenersíntomaspoco comunes o muere en circunstancias no identificables actuaremos deinmediato. Prefiero pensar que no va a suponer un peligro para nadie. Yatieneloquehaqueridosiempre.

—Nodeltodo.Ernestosehaidodecasa,sehamudadoalacasaquehaheredado y, por lo que le ha dicho a Sarah, no quiere saber nada de suspadres.

—Esloquehay.Almenos,demomento.Nosvemoselsábado.Caminé hacia casa en plena helada. Había llegado el invierno. Decidí

invitar a Jorge a unamariscada el domingo frente al mar. Unmar oscuro,fuerte,batido,tanrevueltopordentrocomonosotros.Esperabaencontrarleencasa,agotadoperoliberadoyadesusasuntoslaborales.Teníamosquehablardenuestrofuturo,peroesoseríaotrodía.


Agradecimientos

Amieditora,Mathilde,queconfióenestahistoriadesdeelprimerdíaysedejólapielporsacarlaadelante.

AAlicia,miagente,porconfiarenqueunaescritoranovelseríacapazdellegarlejos.

A David, mi marido, que me animó a embarcarme en la aventura deescribirydepositótodasuconfianzaenmí.

AAlejandro,mihijo,quetrajoconéllainspiraciónylafuerza.ADavidyAlberto,mishijosafines,quellenarondeilusiónyentusiasmo

esteproyecto.Amis lectoresbeta,por serparte imprescindibledeestahistoria:Asier,

Cristian,Cristina,David,Eva,MiguelA.,MiguelA.G.,María José,María,SorayayVero.

AJoséMaríaGuelbenzu,porenseñarmeunapequeñapartedetodoloquesabedelartedeescribiryporsermireferenteencadalíneaqueescribo.

A Roberto Martínez Guzmán, por sus indicaciones y su desinteresadacontribuciónahacerestelibromejor.

Al jurado del Torrente Ballester, por disfrutar con la novela y elegirlaganadora.

Yati,lector,queereselgranmotivodeestahistoria.SiquieressabermásacercademíodeGraciaSanSebastián,sitienesalgoquecontarmeoquieresaportaralgoafuturashistorias,aquímetienes:

[email protected]/analenarivera@AnaRiveraMunizhttps://www.instagram.com/analenarivera/https://www.linkedin.com/in/anariveramuniz/


AnaLenaRivera,nacióel3demayode1972enOviedo.

Esunaescritora española, autorade la seriede intrigaprotagonizadapor lainvestigadoraGraciaSanSebastián.

LicenciadaenDerechoyAdministracióndeEmpresaspor ICADE,despuésde diecisiete años de carrera profesional en el mundo de los recursoshumanos,abandonósupuestoenlaaltadireccióndeunagranmultinacionalparadedicarsedellenoalaliteratura.Despuésdedosañoscomoescritoraybloguera literaria, sealzóconelPremioTorrenteBallesterdeNovela2019,porsuprimeranovela,Loquecallanlosmuertos,primercasodelaseriedenovela policíaca protagonizada por la investigadora financiera Gracia SanSebastián.LanovelaquedóFinalistadelPremioFernandoLara2017.


Una novela de misterio ambientada en Oviedo protagonizada por … · 2019-08-09 · Una novela de...

Documents

Transcript of Una novela de misterio ambientada en Oviedo protagonizada por … · 2019-08-09 · Una novela de...