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    Trabajo Final Teoría Política de la Modernidad: una mirada histórica  2013 

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    Trabajo Final para Evaluación del curso de Posgrado

    TEORÍA POLÍTICA DE LA MODERNIDAD: UNA MIRADA HISTÓRICA 

    (FLACSO, 2012)

    Dra. Liliana J. Guzmán

    Consigna 1: 

     Acerca de las interpretaciones de Julien Freund, desde el neoaristotelismo, acerca de

    la política, en crítica a la teoría de Thomas Hobbes:

    1.- ¿Cómo expondría, en sus palabras el “carácter artificial de la política” propuesto

     por el contractualismo en general, y por Hobbes en particular?

    El núcleo central de la filosofía política de Thomas Hobbes podría decirse que es el

    concepto de “voluntad individual” (y por lógica, la consecuente noción de “contrato

    social”). En efecto, su teoría contractualista procura responder a la relación entre

    Justicia y Estado, pero en el marco de las acciones humanas, cuyas voluntades

    individuales interactúan en la construcción (necesariamente “artificial”) de una

    colectividad racional (o racionalizada). Al carecer el hombre de altruismo natural, su

    condición innata de rapacidad y agresividad constantes hacen de su razón una

    capacidad insuficiente por naturaleza para guiar su conducta en una colectividad socialy racionalmente organizada.

    Siendo naturales al hombre sus instintos de orgullo, ambición y soberbia vital (o

    vanidad), estas son fuerzas motrices que activan su imaginación e inducen a la

    temeridad. Los límites que, en las relaciones con otros hombres, actúan para equilibrar

    esas fuerzas son logrados por el convencimiento o por la fuerza, ambos fundados por

    el miedo elemental del hombre a su propia muerte. En base a la duda y la

    desconfianza, la búsqueda de la justicia no es motivada por el deseo de

    magnanimidad sino por ese miedo elemental a la muerte. Tal es el que tiende en la

    voluntad social a la construcción de un orden político que garantice y regule la

    independencia, libertad y confianza del hombre en sí mismo.

    Por ello, fundada en la esperanza y confianza de paz, el Estado es en esta teoría

    contractualista la construcción artificial que hace posible la legalidad y la soberanía,

    por delegación voluntaria de la autoridad por parte de los ciudadanos. Hobbes concibe

    esta artificialidad del Estado bajo una forma constitucional específica: la monarquía

    patrimonial-democrática: un Estado que funde su soberanía en ambas formas (el

    patrimonio, la democracia) asegura la preservación del poder político, administrativo,

    económico y religioso necesarios para la eficacia del orden civil que necesita el cuerpo

    social para su regulación, crecimiento, justicia y prosperidad.

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    2.- ¿Está de acuerdo con el filósofo político francés Julien Freund en que para Hobbes

    sólo si hay Estado es posible la política porque sólo es política la que hace el Estado?Haga una breve descripción del “estado de naturaleza” del contractualismo en general,

    y de Hobbes en particular, como introducción a la respuesta.

    Tal como describí en la respuesta a la pregunta 1, el contractualismo hobbesiano parte

    del supuesto de un cuerpo social en estado natural figurado como una guerra del

    hombre contra el hombre, ello debido a que las acciones humanas son motivadas por

    los deseos naturales del hombre a la ambición, el orgullo y la vanidad. De constituirse

    el cuerpo social con esa forma de Leviathan, el hombre como parte de un cuerpo

    social deviene y produce así su propia desintegración y aniquilamiento. Ante estaposibilidad, son necesarias la regulación y equilibro de las fuerzas humanas en una

    cesión voluntaria de derechos al soberano, logrando así el pasaje de un estado natural

    a un estado civil, contrato mediante. Ello justifica, y es fundamento, de la construcción

    de una figura que garantice la ley, la justicia y el equilibro de fuerzas, tal es el Estado.

    Con relación a la interpretación de Freund, considero preciso desdoblar mi posición en

    las dos partes contenidas en el supuesto hobbesiano.

    En primer lugar, “solo si hay Estado es posible la política”, es un supuesto al que doy

    total acuerdo, en especial por la caracterización del ente regular que Hobbes asigna a

    esa figura. Hobbes concibe al Estado como la construcción de la voluntad cedida (por

    delegación y renuncia) de los ciudadanos, por ende, el Estado es quien regula las

    fuerzas políticas, económicas y sociales mediante la legalidad fundada en la

    Constitución y las leyes, órgano que sustancia o concreta el pacto social. Así, el

    Estado es conducido por un soberano cuyo espíritu, ajeno al despotismo y al

    totalitarismo, prevé, equilibra y posibilita el mejor conjunto de las condiciones posibles

    para la preservación y aseguro del cuerpo social.

    Pero en segundo lugar, una segunda mitad del enunciado acerca de la filosofía de

    Hobbes, expresa que “sólo es política la que hace el Estado”. En este punto, disiento

    con la tesis hobbesiana (o la interpretación de Freund sobre ella), principalmenteporque en el mismo cuerpo de su teoría política está claramente establecido, como

    crítica a la burguesía y afirmación de una necesidad de contrato social, que las fuerzas

    económicas o religiosas pautan sus líneas de acción específicas para la

    administración de la vida material y espiritual de los hombres. Vale decir, incluso en la

    teoría hobbesiana hay un señalamiento concreto a la necesidad de construir un

    aparato de gobierno como el Estado, dada la necesidad de equilibrio, moderación y

    distribución de los recursos y fuerzas con que cuenta el hombre en el cuerpo social.

    Por otra parte, y más allá de los postulados hobbesianos, la realidad del mundo

    contemporáneo y las transiciones del modelo económico capitalista al neo-

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    industrializado dan cuenta de la necesidad ineludible de una regulación estatal en los

    mercados, especialmente por la capacidad que tienen los poderes económicos de

    delinear y condicionar políticas y formas de gobierno o administración de lo real (lo

    cual evidencia que no sólo el Estado fija, determina y tiende políticas sobre el cuerposocial… en todo caso es un ente de equilibrio y administración de las mismas).

    3.- ¿Acuerda con la posición neo-aristotélica de J. Freund según la cual la política

    debería ser un arte ligado a la actividad de los ciudadanos dentro de un espacio

     político natural o más bien acuerda con Hobbes en que la política debería ser

    una ciencia abocada a la construcción artificial del Estado por parte de individuos

    racionales, egoístas y autointeresados? Justifique argumentativamente su posición

    tomando como hilo conductor las palabras resaltadas en bastardilla en esta pregunta.

    No acuerdo con la posición neo-aristotélica de J. Freund, y no sólo por la caducidad de

    la consideración (metafísica) del espacio político como “natural” a la condición

    humana, sino principalmente por la vigencia de la tesis de Hobbes acerca de la política

    como “ciencia abocada a la construcción artificial del Estado por parte de individuos

    racionales, egoístas y autointeresados”.

    Considero que en esa tesis de Hobbes hay no sólo una descripción psicológica de la

    naturaleza humana, y del hombre en su singularidad como individuo y como

    constructor de poder y de recursos. En efecto, los desarrollos económicos y políticos

    de las formas de gobierno y administración de la vida en Occidente durante los últimos2 siglos, han constituido una realidad tal en la cual el individualismo necesariamente

    actúa desde los instintos egoístas, interesados y con ambiciones que racionalizan su

    deseo de dominio sobre otros. Esa racionalización sigue actuando bajo la forma de

    necesidad del contrato, de la ley y de la necesidad de establecer (o requerir) garantías

    del cuerpo social al Estado, como centro de equilibrio de fuerzas y como regulador o

    garante de la justicia.

    ¿Qué sentido, sino, ha tenido la construcción permanente que -a posteriori   de la

    Segunda Guerra Mundial y la consiguiente Guerra Fría- ha conllevado a naciones

    enteras en la configuración de pactos internacionales y acuerdos de paz y seguridad

    respecto de todos los temas de la vida humana y social (desde la economía hasta la

    pobreza, la salud y la educación)? No advierto tendencia alguna de cierta “armonía o

    equilibrio natural” de fuerzas en los acuerdos internacionales o políticas globales de

    delimitación de unos temas con tratamiento específico y común para todos los países

    miembros de las democracias representativas de Occidente. Advierto más bien, y a la

    luz de la teoría hobbesiana, a la tendencia regulatoria de los Estados a poner límites y

    acotamientos a las fuerzas de aniquilamiento y acción predadora de unos contra otros,

    de unos hombres contra otros, de unos gobiernos contra otros, de unos grupos

    sociales contra otros grupos sociales.

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    Nada en la realidad comunicada mediáticamente y vivida cotidianamente por los

    sujetos miembros de los Estados nacionales hace pensar que estamos en el mejor de

    los mundos posibles, sino que, en acuerdo a la premisa cartesiana iniciadora de la

    modernidad, el “buen sentido” es lo mejor repartido en el mundo, y ello no como lamejor de las condiciones humanas sino como la administración lo más racional posible

    de una realidad de fuerzas irracionales que, de no mediar el Estado como instancia de

    equilibro regulatorio, puede devenir en el estado de barbarie de un Leviathan universal

    (aunque “adormecido” en sus capacidades críticas de la facultad de pensar, en tanto

    sujeto de consumo y de las nuevas condiciones –precarias- de trabajo).

    Consigna 2: 

    1. Reconstrucción del fragmento citado de Pierre Bourdieu (1930-2002):

    “ Hay un cierto número de condiciones de existencia de una cultura crítica que no

     pueden ser aseguradas sino por el Estado. En breve: debemos esperar -e incluso

    exigir- del Estado instrumentos de libertad frente a los poderes económicos, pero

    también frente a los políticos: es decir, frente al Estado mismo [...] Por eso es

    necesario que los artistas, los escritores e intelectuales, que tienen a su cargo algunos

    de los más singulares hallazgos de la humanidad, aprendan a servirse, contra el

    Estado, de la libertad que el propio Estado asegura. Es preciso que trabajen, sin

    escrúpulo ni mala conciencia, para impulsar el crecimiento del compromiso del Estado

    y a la vez a mantenerse vigilantes frente a la propia empresa del Estado.”  

    a) Reconstrucción según la idea kantiana de “uso público y privado de la razón”: 

    “ Habría, en todo campo social, un conjunto de condiciones de posibilidad para la

    construcción e instrucción de los hombres hacia una cultura crítica de hombres libres y

    capaces de gobernarse a sí mismos, y que no pueden ser aseguradas sino por el

    Estado. Tales condiciones tendría como doble vía de constitución la capacidad

    humana de hacer un uso público y un uso privado de la razón. La distinción

    (instrumental) entre ambos usos del entendimiento estaría dada por la capacidad dehacer un uso libre y activo de la propia capacidad de pensar por sí mismo,

     públicamente, y la necesidad de preservar la libertad de pensamiento en el marco de

    lo instituido o pautado en el modo de gobierno o institución donde el hombre actúa,

     piensa y desde el cual habla como voz autorizada (en el marco de los límites

    impuestos por su propia institución).

    Es decir, debemos esperar que el Estado garantice modos e instrumentos de libertad

    de pensamiento y de uso la razón, frente a los poderes hegemónicos de la economía,

    la política y de las mismas instituciones de administración pública y/o privada. Por eso

    es necesario que todos los hombres puedan ejercer el derecho a la libertad de

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     pensamiento en el marco de la expresión de su razón pública y privada, como crean

     prudente, de los hombres de un pueblo, lugar donde los artistas, escritores e

    intelectuales aprendan a servirse, contra la razón del Estado en determinado momento

    y gobierno específicos, de la libertad que el propio Estado y sus modos de gobiernoasegura para la libertad de pensamiento de toda su ciudadanía.

    Es preciso que a la par de su formación e instrucción para la vida ciudadana, los

    hombres  – a través de sus entidades de representación pública- garanticen el buen

    derecho a hacer uso de su conciencia y libertad de pensamiento, para impulsar el

    crecimiento del compromiso del Estado y a la vez manteniéndose vigilantes o alertas

    frente a la propia acción pública del Estado, que no es otra que salvaguardar la

    defensa equilibrada de todos los poderes públicos y privados que interactúan al interior

    del mismo.”  

    b) Reconstrucción según la noción kantiana de “crítica”:

    Hay un estado de situación intrínseco a la condición humana, en la historia presente

    de una cultura crítica, que no puede ser asegurado sino por el Estado. Nos referimos a

    las garantías que los poderes públicos, representados y nucleados en el poder del

    Estado, deben garantizar para todos los ciudadanos: la capacidad de hacer uso no

    sólo de su propio entendimiento, sino aún más, exigir y esperar del Estado y el

    conjunto de sus instituciones, la capacidad de respetar el uso público de la capacidad

    de pensar, el cual no sólo es la posibilidad de pensar sin tutelajes sino también laexpresión de la crítica de la razón, como facultad humana de poseer un entendimiento

    capaz de juzgar.

    Esta facultad humana de hacer uso del propio entendimiento, como facultad de crítica

    y juicio frente a las condiciones de la experiencia humana, deben ser garantizadas en

    su capacidad de uso y libre expresión por el Estado y sus instituciones, como garantía

    y protección frente a los poderes económicos y políticos, o frente al Estado mismo [...]

    Por eso, todos los funcionarios y ciudadanos que tienen por tarea la capacidad de

     pensar en voz alta, aprendan a valerse de los propios recursos del Estado, contra el

    Estado mismo, a fin de asegurar y defender la libertad que el propio Estado asegura.

    Es preciso que hagan uso público de la facultad de una razón crítica y afirmativa, para

    impulsar el crecimiento del compromiso del Estado con el respeto a la libertad, y a la

    vez a mantenerse vigilantes frente a la propia empresa del Estado, para que no se

    desvíe de su función de equilibrio de fuerzas ni amedrente de manera alguna la

    capacidad del hombre para valerse de su propio entendimiento, como razón crítica y

    emancipatoria.”  

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    2.- La frase “servirse contra el Estado, de la libertad que el propio Estado asegura”, ¿le

    parece que implicaría necesariamente inclinarse por un “camino revolucionario” en

    política? Justifique argumentativamente su posición.

    Si atendemos al sentido de esa frase o enunciado en el marco de la filosofía kantiana,

    como es el tenor de la primera parte de la consigna 2, considero que en la filosofía del

    idealismo trascendental y en las consecuencias políticas que la noción de Ilustración

    conlleva para la constitución de un pueblo culto y libre, no necesariamente la frase

    “servirse contra el Estado, de la libertad que el propio Estado asegura”  tendría

    connotaciones de corte o tendencia revolucionaria. Al contrario, sería un enunciado

    que (leído desde el idealismo trascendental kantiano, e incluso el idealismo absoluto

    hegeliano) no señalaría por destino de la historia la revolución para la libertad, sino la

    lenta tarea de la razón en la historia para enseñorearse de una civilización ilustrada y

    políticamente libre. Tal camino, asegurado por las garantías internacionales de una

    “paz perpetua”  entre los Estados, sería la condición de posibilidad y la concreción

    material de una forma de gobierno que garantice no sólo la capacidad del buen uso de

    la razón y su libre expresión, sino también la capacidad de los pueblos para

    gobernarse y elegir sus propios modos de concreción y crecimiento de sus

    condiciones materiales y progreso colectivo.

    Si atendemos al sentido de esa frase de Bourdieu, en el marco de una filosofía de

    corte más bien materialista dialéctico, creo que sí había una tendencia en de la frase

    hacia un camino revolucionario, al menos en la utopía de la consideración de la teoría

    política marxista según la cual la revolución garantiza el gobierno del proletariado y el

    cambio de condiciones sociales en la estructura material. Camino o sentido“revolucionario” de la frase que, en el contexto de formación del autor (Bourdieu) pudo

    haber adquirido sentido y valor generacional como acontecimiento histórico, pero que

    en el contexto actual de estallido de las filosofías idealistas y emergencia permanente

    de problemas en conflicto de Estado o entre Estados, hace (a mi juicio) más imperiosa

    la necesidad de pensar más en favor de un Estado para una ciudadanía de hombres

    libres, racionales y mayores de edad, que en una revolución proletaria (o intelectual).

     Al menos como educador, creo que más en el camino señalado por Hobbes y Kant

    para la construcción de un Estado que equilibre el poder, en el horizonte de una

    Ilustración concretada en una ciudadanía capaz de gobernarse a sí misma y en elmarco de la ley preservada en las políticas públicas, que la capacidad de una

    “revolución”  que quizás dista aún de ser posible, dadas las condiciones materiales e

    institucionales que atraviesan la historia del presente.

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    Bibliografía consultada:

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    Platón, República, Madrid: Gredos.

    Rousseau, J.-J., Escritos sobre la paz y la guerra, Madrid: Centro de EstudiosConstitucionales, 1982, trad. M. Morán.

    Strauss, L.-Cropsey, J. (comps.), Historia de la filosofía política, México: FCE, 1996.Strauss, L. La filosofía política de Hobbes. Su fundamento y su génesis. Buenos Aires:FCE, 2006.

    Liliana J. Guzmán

    30 de marzo de 2013.