Una Lectura de La _primavera Árabe_ en Egipto. El Cambio Ideológico en Una Parte de La Población

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    Estudios de Asia y frica

    ISSN: 0185-0164

    [email protected]

    El Colegio de Mxico, A.C.

    Mxico

    RUIZ FIGUEROA, MANUEL

    UNA LECTURA DE LA PRIMAVERA RABE EN EGIPTO. EL CAMBIO IDEOLGICO EN UNA

    PARTE DE LA POBLACINEstudios de Asia y frica, vol. XLVIII, nm. 3, septiembre-diciembre, 2013, pp. 777-804

    El Colegio de Mxico, A.C.

    Distrito Federal, Mxico

    Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=58630441007

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    ASIA Y FRICA ACTUALES

    UNA LECTURA DE LA

    PRIMAVERA RABE EN EGIPTO.

    EL CAMBIO IDEOLGICO

    EN UNA PARTE DE LA POBLACIN

    MANUEL RUIZ FIGUEROAEl Colegio de Mxico

    Siempre hay muchas maneras de relatar un acontecimiento y

    tambin muchas maneras de interpretarlo; de hecho, la manerade relatarlo es ya de por s una manera de leerlo, de entenderloy explicarlo. Egipto y los pases rabes y musulmanes han pasa-do por muchos sucesos de variado tipo en los ltimos cien aos,por decir una fecha; a veces protagonizados por extranjeros, co-mo la ocupacin colonial; otras, como un movimiento de todoel pas, como las guerras de liberacin nacional; otras ms en-cabezados por los militares; otras, promovidos por lderes re-

    ligiosos, y aun otras, como movimientos populares.El fenmeno social de la llamada Primavera rabe, quetuvo un efecto en cadena y afect a varios pases, incluida laimpensable Siria, tuvo desde su inicio, con la autoinmolacinde un ciudadano tunecino, el carcter de una protesta y una re-belin contra el maltrato, el desprecio y la burla a la dignidadpersonal. Contra la arbitrariedad de un rgimen desptico,corrupto y corruptor, donde la impunidad y la injusticia suelen

    ser muy frecuentes.Se trata de un movimiento popular es decir, de la mayorade la poblacin donde todas las clases sociales se enfrentan ala lite gobernante, a la minora que goza de los beneficios delpoder. No es una guerra nacional de liberacin ni una protes-ta por el alza del transporte o del pan, ni un movimiento ideo-

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    lgico, religioso o poltico, sino de todo el pueblo, cansado por

    el abuso y la opresin, cuyos derechos han sido pisoteados du-rante muchos aos.Se parece a la Revolucin islmica de Irn. En un primer

    momento, la mayora de la poblacin se rebela contra la tira-na de la monarqua iran, no impulsados por una ideologa re-ligiosa, sino ms bien como expresin del cansancio generali-zado por los abusos de la polica, la injusticia y la corrupcinde la clase gobernante apoyada por el ejrcito. Sin embargo,

    al carecer de un liderazgo secular capaz de aglutinar a la ma-yora de la poblacin, los clrigos fueron apropindose de larevolucin hasta culminar con el liderazgo indiscutible delAyatola Ruhollah Khomaini y la instauracin de la Repblicaislmica, con una nueva Constitucin supeditada y dominadapor la shariah.

    En Egipto parece haber indicios de que pueda suceder lomismo. La Hermandad Musulmana ya es duea del triunfo

    sobre Mubarak, tiene un presidente electo por la mayora, unamayora en el parlamento y la nueva Constitucin, de corteislamista, que fue aprobada en referndum en diciembre pasado.Mohammed el-Baradei, Hamdin Sabahi y Amr Musa, destaca-dos opositores al presidente Mursi e integrantes del llamadoFrente de Salvacin Nacional, exigen al presidente derogar laConstitucin y formar un gobierno de unidad nacional. Estpor verse qu tan respetuosa es la Hermandad Musulmana de

    los derechos de las minoras; mientras tanto, la violencia im-pera en varias ciudades, adems de la capital, por la condena amuerte de varios participantes en los actos violentos despusde un partido de ftbol en Port Said.

    La Hermandad es la nica agrupacin que por sus recur-sos econmicos, impecable organizacin, adoctrinamiento desus miembros, trayectoria histrica de oposicin al gobierno ypresencia activa en la sociedad, tiene la capacidad de aglutinar a

    la mayora de los egipcios e imponer su visin poltico-religiosasobre el Estado y la comunidad.En este ensayo interesa esa minora que inici la rebelin

    contra Mubarak, que parece ser una minora secular. Se tratade escudriar y descubrir cmo lleg a este punto de vista; unapropuesta que no recurre al apoyo ideolgico del islam ni de

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    otra religin, sino que incluye una cosmovisin ms universal,

    que trasciende las religiones y los nacionalismos; cabe hablarde una transformacin de conciencia.En primer lugar hay que tener en cuenta que se trata de un

    momento muy particular, demogrficamente hablando, paralos jvenes, ya que ellos representan cerca de dos tercios de lapoblacin de los pases rabes,1y que esta situacin difcilmentevolver a repetirse debido a los cambios en la tasa de natalidad,2provocados bsicamente por las malas condiciones econmicas

    y la mejor informacin sobre mtodos anticonceptivos. El datoes importante porque, al tomar conciencia de esta realidad, elgrupo generacional que lo conforma siente la necesidad de ac-tuar y dejar una huella, una contribucin en el proceso de desa-rrollo del pas que contraste con las generaciones pasadas, comola que tiene las riendas del pas en este momento.

    Considerar la edad juvenil de los 15 a los 30 aos, porque,frecuentemente, aun al llegar a los 30 aos, los jvenes no tienen

    un empleo que les permita independizarse econmicamentede su familia, por lo que siguen bajo la tutela del padre, y noteniendo trabajo tampoco pueden contraer matrimonio y, silo contraen, siguen igualmente dependientes del padre.3Estaforma de vida dependiendo de alguien ms sin la posibilidad

    1Es el caso particular de Egipto: los jvenes entre 15 y 30 aos representaban

    casi dos tercios de los 80 millones de egipcios en 2007. Vase Henri Onodera, TheKifaya Generation. Politics of Change among Youth in Egypt, Suomen Antropologi:Journal of the Finnish Anthropological Society, vol. 34, nm. 4, invierno, 2009, p. 46.

    2Los jvenes con menos de 25 aos conforman 65% de la poblacin total de lospases rabes. No se repetir este porcentaje debido a la baja de la tasa de natalidad de3.2 a 2.7. Vase Youssef Courbage, The demographic inflection of the southern Me-diterranean: Reasons for optimism, en Roel Meijer,Alienation or Integration of ArabYouth, Richmond, Curzon Press, 2000. Las tasas de fecundidad han disminuido desdela dcada de 1960, pero siguen siendo altas. La poblacin de Egipto aument de 44millones en 1981 a ms de 80 millones en la actualidad. Mona Khalifa, Julie DaVanzoy David M. Adamson,Population Growth in Egypt - A Continuing Policy Challenge,

    documento temtico 183, Santa Mnica, Rand Corporation, 2000.3La tasa de desempleo en Egipto lleg a 11.8% en el segundo trimestre de 2011, aba-jo del 11.9% del primer trimestre (aunque superior al 8.96% del ao anterior) (DailyNews Egypt, Daily News Egypt: Egypt unemployment rate reaches 11.8 pct, 30 deagosto, 2011). La juventud de Egipto experimenta un desempleo masivo, con un es-timado de 7.7 millones de jvenes (de 15-24 aos) desempleados en 2010 (SudirmanNasir, Youth Unemployment and Youth Revolution, The Jakarta Post, 1 de marzo,2011).

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    de afirmar plenamente su autonoma y una vida propia tiene

    consecuencias individual y comunitariamente.4

    Al hablar de jvenes, pienso en ambos gneros, masculi-no y femenino, con la salvedad de que la visibilidad de las j-venes es menor que la de sus pares masculinos. Fuera de lasjvenes que provienen de clases econmicamente pudientes yque suelen ser tambin las ms liberales y las ms inclinadasa romper los moldes tradicionales, desafortunadamente el pa-pel de la mujer es todava, y por lo general, el de vctima y no

    el de herona. Las jvenes, sin embargo, se hacen cada da msvisibles. As, por ejemplo, muchas de ellas se sintieron atra-das por el popular Movimiento por el Cambio, mejor cono-cido como Kifaya por su clebre eslogan Ya Basta, y partici-paron pblica y activamente en demostraciones callejeras yprotestas.5

    Hay, por lo dems, factores histricos, sociales, genera-cionales, econmicos, polticos y de otra ndole, que pueden

    ayudar a comprender y entender mejor a los jvenes egipciosy rabes.Histricamente, es necesario tener presente el colonialis-

    mo en toda el rea del Medio Oriente. Al terminar la primeraguerra mundial sucedi el colapso del Imperio Otomano bajocuyo dominio se encontraban la mayora de los territorios quehoy conforman los modernos pases rabes. Aunque concluyesta etapa histrica, los territorios ex otomanos no obtuvieron

    su libertad poltica sino que quedaron como Mandatos colonia-les, bajo la dominacin poltica de pases europeos. De los pasesdel rea geogrfica solamente Turqua estuvo en posibilidad deconquistar militarmente su plena independencia.

    Hubo que esperar otra guerra ms, la segunda guerramundial, para que paulatinamente se formaran los modernos

    4Detrs de la fachada de una nacin prspera, Egipto de hecho enfrenta altos ni-

    veles de desempleo y pobreza extrema. La mayora de su poblacin ms joven estluchando contra el desempleo y la miseria, as como contra el alza de precios en ElCairo (Henry J. Reske, Egypts Poverty, Unemployment, Push Youths to BreakingPoint, NewsMax, 31 de enero, 2011). En cuanto a los adultos, hay casi 17 millonessin una educacin formal, lo que dificulta conseguir un empleo, ya que educacin yempleo estn ntimamente relacionados.

    5Onodera, The Kifaya Generation. Politics of Change among Youth in Egypt,op. cit., p. 49.

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    Estados rabes, como hoy los conocemos. Creo que es slo a

    partir de los aos cincuenta que los pases rabes logran unareal y verdadera independencia.La razn de recordar el colonialismo es fundamentalmente

    para traer a colacin las grandes expectativas que provoc elhecho de poder autogobernarse y escoger con plena libertad yautonoma el camino hacia el progreso y, sobre todo, de gozarlos beneficios econmicos, cientficos y sociales que disfruta-ban los pases europeos.

    La independencia era el momento de probar que con lasriendas del poder en sus manos, alcanzar el progreso y la mo-dernidad era cosa de unos pocos aos.

    Los sueos a que dio lugar la independencia y todas lasposibilidades abiertas al bienestar total fueron el gran incen-tivo para luchar por ella, a veces en forma tan violenta comoen la guerra de liberacin de Argelia. La generacin a la quele toc esta etapa de transicin lleva sobre sus hombros la res-

    ponsabilidad de los resultados. El lapso transcurrido desde laindependencia al da de hoy no es tan grande, por lo que anpodra haber testigos presenciales de ese momento histrico,que sin duda han relatado a sus hijos y sus nietos.6Pero si nolos hay, hay quienes han escuchado de viva voz de los que vivie-ron esos momentos la esperanza de una vida mejor con la quesoaron.

    La decepcin de comprobar que la independencia no trajo

    los resultados esperados es tan grande o ms que las expectativasque haba creado. En resumidas cuentas, podra decirse que fuecomo cambiar de un explotador a otro. Ya cabe hablar de porlo menos dos generaciones, la que luch por la independencia,form y cre las nuevas estructuras polticas, y la primerageneracin del desencanto.

    A partir de ah, en cada pas ha habido acontecimientos quehan marcado ms o menos profundamente a las generaciones

    siguientes hasta la de hoy en da. Un dato comn es que en losms o menos sesenta aos de independencia, el liderazgo pol-

    6El efecto de la independencia no es el mismo en los habitantes de pases quelograron su independencia hace doscientos aos, como los latinoamericanos, que enquienes la lograron hace apenas cincuenta o sesenta aos.

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    tico ha sido ocupado por dictadores que han estado en el poder

    la mitad de ese tiempo o ms, treinta o hasta cuarenta aos.Tal es el caso de Egipto. Despus de la Revolucin en 1952(hace casi sesenta aos) de los Oficiales Libres al mando del co-ronel Gamal Abdel Nasser,7presidente de 1956 a 1970, slo hahabido dos presidentes ms, Anwar al-Sadat de 1970 a 1981 yHosni Mubarak de 1981 a 2011, y todos militares.

    Las experiencias por las que ha pasado Egipto son simila-res a las de los dems pases rabes, y han fluctuado entre las

    esperanzas ms alentadoras y los ms frustrantes fracasos; deah que al asignar responsabilidades y crticas a los xitos yfracasos, la sociedad se haya identificado o distanciado de losactores responsables. Esto ha dado lugar a una clara concienciadel factor generacional y el consecuente conflicto entre genera-ciones. Varios estudiosos insisten en que este punto es esencialy juega un papel en los movimientos actuales de los jvenes.La sociedad rabe pasa por un conflicto generacional, donde

    la generacin ms vieja es la que controla el poder poltico8ya la que se culpa del muy mal estado de las cosas.Alejndose del concepto biolgico, el conflicto generacio-

    nal se explica en trminos de una conceptualizacin del cono-cimiento, que da lugar a lo que se denomina generacioneshistricas, o mejor todava, generaciones polticas. En estesentido, generacin es el producto de experiencias comunes quela influyen, la forman y la determinan, derivadas de sucesos

    impactantes y rpidos cambios; as, las generaciones polticasdel pasado han tenido responsabilidad en la situacin sociopo-ltica que se vive hoy.

    Y cules son los malos manejos y fracasos que se le atribu-yen a las viejas generaciones de los pases rabes. En el casoegipcio la primera crtica, aunque general, es el no haber podi-do encontrar el modelo adecuado para las gestiones polticas yeconmicas, que han empobrecido a las masas de sus pueblos

    y enriquecido a unos pocos.

    7Suele citarse el dato interesante o curioso de que el presidente Nasser fue elprimer egipcio en gobernar Egipto, despus de Cleopatra (m. 30 a.n.e.), aunque lafamilia de ella, los ptolomeos, eran de origen griego.

    8Gema Martin Muoz, Arab Youth Today: The Generation Gap, Identity Crisisand Democratic Deficit, en Meijer,Alienation or Integration of Arab Youth, op. cit.

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    Aunque no se puede negar que ha habido avances polti-

    cos, sociales y econmicos en los diversos modelos implantadosdespus de la independencia nacionalismo, panarabismo, libe-ralismo, ninguno de ellos ha funcionado adecuadamente paraproducir el bienestar econmico, la justicia y los gobiernos de-mocrticos con que soaba la nacin egipcia.

    Hay estudios sobre las generaciones rabes en momentosimportantes, como la generacin 1935-1936,9y de mayor tras-cendencia la generacin egipcia que tuvo que afrontar la derrota

    de 1967.10

    La ltima fue percibida como una derrota del pueblo; fueun tremendoshockpsicolgico que signific al final un rompi-miento con el pasado. El experimento nasserista fue desacredi-tado como un modelo fallido y condenado como un gobiernototalitario y opresor, donde no haba lugar para la libertadde expresin ni de organizacin, y donde el pluralismo y ladisidencia no tenan cabida. En las dos visitas que hizo Nasser

    a la Universidad de El Cairo, los jvenes lo cuestionaron duray severamente, y exigieron cambios, pero nada cambi sinohasta la muerte del ras.

    Las presiones de la juventud para terminar con la indefi-nicin de no guerra, no paz, contribuyeron a forzar al nuevopresidente Sadat a enfrentar militarmente a Israel en la guerrade octubre de 1973, donde se consigui una victoria, por lomenos parcial, que restaur la confianza y sobre todo el honor

    y la dignidad perdidos.Esta victoria, que la lite poltica se apropi hbilmente, diolegitimidad al nuevo presidente para realizar una serie de re-formas en total oposicin al nasserismo. Ruptura total con laUnin Sovitica y alineacin con Washington; liberalizacineconmica, con la llamada poltica de la puerta abierta (in-fitah) y tratado de paz con Israel. Se abrieron las puertas delas crceles y los presos polticos, en especial los hermanos

    musulmanes, salieron libres.

    9Haggai Erlich, Youth and Arab Politics: The Political Generation of 1935-36,en Meijer,Alienation or Integration of Arab Youth, op. cit.

    10Abdallah Ahmed, The Egyptian generation of 1967: Reaction of the youngto the national defeat, en Meijer,Alienation or Integration of Arab Youth, op. cit.

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    La liberacin econmica tuvo efectos limitados; favore-

    ci ms a los que ms tenan, sobre todo en los negocios deimportacin-exportacin, y encareci bienes bsicos de consu-mo, hasta que ocurrieron las violentas manifestaciones popu-lares por el aumento al precio del pan los das 18 y 19 de enerode 1977.

    La firma del tratado de paz con Israel (1979) al que muchosegipcios se oponan, en particular la hermandad musulma-na, produjo la condena generalizada de los pases rabes, con

    el consiguiente rompimiento de relaciones diplomticas, ex-pulsin de la Liga rabe y boicot econmico. Parte de estasprdidas econmicas fueron aliviadas con la ayuda econmica ymilitar de Estados Unidos. Este tratado puso al pueblo egipcioen una situacin muy incmoda, por decir lo menos.

    En cuanto a la juventud, desencantada de las polticas delpresidente Sadat, sobre todo al constatar que no haba verdaderalibertad poltica y la ineficacia de las polticas econmicas, se

    dividi en dos grupos ms radicales: los partidarios del islamis-mo y los izquierdistas y marxistas. Buena parte de jvenes yegipcios en general, que haban emigrado a otros pases rabesen busca de mejores oportunidades de trabajo, con el boicotde los pases rabes debieron regresar a Egipto. Tal vez laruptura ms radical, en trminos generacionales, se dio entrela lite poltico-econmica y los estratos sociales ms bajos, ydio lugar a una bsqueda desesperada de cambio, aun por los

    medios ms radicales.Despus del asesinato de Anwar al-Sadat (1981), el entoncesvicepresidente Muhammad Hosni Sayyid Mubarak se convir-ti en lder del Partido Democrtico Nacional y en el nuevopresidente. Por la buena disposicin del nuevo presidente secrearon amplias expectativas de cambio en grandes crculos dela poblacin egipcia. Tal vez as hubiera sido de no ser por unendurecimiento de Mubarak frente a los grupos opositores; es-

    pecialmente los islamistas, a raz de los varios atentados quesufri contra su vida, en especial el que tuvo lugar fuera deEgipto, en Etiopa, en 1995, al asistir a la Conferencia de laOrganizacin por la Unidad Africana.

    Por primera vez, desde los tiempos de Nasser, se restablecila pena de muerte como algo habitual contra los enemigos del

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    Estado, se incrementaron notablemente los servicios de inteli-

    gencia, se restringieron las libertades polticas con la famosaley de emergencia y las crceles se llenaron de miembros de losmovimientos islamistas.

    El desencanto juvenil con el nuevo presidente se dej sen-tir, junto a una enorme desilusin de que las cosas no iban acambiar. El desencanto fue tomando nuevas expresiones a me-dida que la juventud tuvo conciencia de su fuerza y su debili-dad, de una manera muy realista. Aqu es donde, me parece, el

    trasfondo generacional es importante, porque la juventud deci-di romper los lazos con las generaciones pasadas y buscar supropio camino. Una buena parte de la juventud tom la deci-sin de no afiliarse ni a los partidos existentes ni a otras organi-zaciones tradicionales de oposicin al Estado, simplemente por-que las encontraron ineficientes, muchas veces corruptas, perosobre todo las percibieron como los medios inapropiados,producto de una generacin que fracas. La juventud estaba en

    bsqueda de su propio camino.Si se observa en la poltica y la economa se encontrarn lasrazones que afectaron de una manera muy particular a la juven-tud. Poltica y economa se conjuntaron para apoyarse y bene-ficiar mutuamente en un crculo pequeo y exclusivo, al cual elresto de la poblacin era ajena y no tena forma de ingresar; enespecial la juventud, dado que el club poltico-econmico eraslo para las generaciones mayores. De aqu derivan dos de las

    carencias que ms resiente la juventud: la falta de libertad pol-tica y la falta de empleo. Sin libertad y sin trabajo es imposiblellevar una vida decente, digna e independiente, que conduzcaa la plena maduracin del individuo como persona y le d laposibilidad de contribuir, dentro de su comunidad y nacin,al bienestar de sus compatriotas.

    En cuanto a la falta de libertad poltica es de hacer notarla famosa Ley de Emergencia, que rige en Egipto desde 1967

    aunque fue creada en 195811 a raz de la guerra rabe-israelllamada de los seis das. Fue de nuevo impuesta despus delasesinato del presidente Sadat y, a partir de 1981, reimpuesta

    11Ley 162 de 1958. El texto rabe de 20 artculos se puede consultar en www.emerglobal.com/lex/law-1958-162.

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    y renovada cada tres aos. En 2006, Mubarak haba prometido

    reemplazarla por otras medidas, pero no lo hizo. El gobiernomilitar haba prometido abolirla cuando terminaran las protes-tas callejeras, pero en septiembre de 2011, a raz del ataque a laEmbajada Israel en El Cairo, el Consejo Supremo de las Fuer-zas Armadas, que rige en Egipto despus de Mubarak, hizoalgunas enmiendas: elimin artculos y agreg otros a esta Leyde Emergencia.

    Por esta ley se suspenden los derechos constitucionales, se

    amplan los poderes de la polica, se legaliza la censura, se pro-hben las demostraciones callejeras y las reuniones pblicasde ms de cinco individuos no aprobadas por el gobierno, las do-naciones financieras y las organizaciones no aprobadas por elgobierno.

    Bajo el estado de emergencia, el gobierno tiene el derechode encarcelar individuos sin razn aparente y mantenerlos sinjuicio por el tiempo que le parezca conveniente. Organizacio-

    nes egipcias de derechos humanos estiman que durante la dca-da de los noventa alrededor de 20 000 personas, y en 2010 unas10 000, fueron encarceladas y detenidas sin cargos ni juicios porlargos periodos.12

    Junto con no poder expresar libremente, ni de palabra nipor escrito, opiniones y crticas sobre el gobierno, aparecenunidas graves quejas, como la corrupcin y manipulacin de laselecciones. Por treinta aos, hasta 2005, Mubarak haba sido el

    nico candidato a presidente cuya eleccin dependa de votarS o No. En 2005 el nico candidato opositor, Ayman Nour,fue encarcelado antes de las elecciones. Las organizaciones dederechos humanos han documentado 30 casos de tortura en2009, relacionados con la participacin poltica consideradaprohibida por el gobierno.13

    Los excesos de la polica son bien conocidos; los policasvestidos de civiles, los llamados baltageya, caractersticos del

    gobierno de Mubarak, presentes por doquier, incluidos algunosde los cafs frecuentados por la juventud opositora a su gobier-no. Entre 1997 y 2007, la Organizacin de Derechos Humanos

    12US reported routine police brutality in Egypt, WikiLeaks cables show(The Guardian, US Embassy Cables: Police Brutality in Egypt, 28 de enero, 2011).

    13U.S. Department of State, 2009 Human Rights Report: Egypt, 2010.

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    de Egipto document 567 casos de tortura, incluidas 167 muer-

    tes a manos de la polica.14

    Peridicos, revistas o blogsfueroncerrados o penalizados por publicar informacin consideradacomo amenaza a la seguridad nacional; desde luego se tra-t de controlar y se cerr Internet en la mayor parte del te-rritorio egipcio durante las ltimas manifestaciones, para li-mitar la comunicacin entre grupos e individuos.15 Quedaclaro el frreo control estatal de individuos y grupos para im-pedir su oposicin al gobierno; al mismo tiempo, queda clara

    la constante amenaza y el temor en el que viva la poblacinegipcia.La situacin econmica es deplorable, como se seal antes.

    En parte debido a la misma explosin demogrfica, pues en cua-renta aos Egipto pas de 30 083 419 habitantes, en 1966, a 79millones en 2008,16y en parte, a las malas condiciones interna-cionales, a pesar de serios esfuerzos de Mubarak por introducirreformas apropiadas, pero tal vez ms o igualmente debido a la

    corrupcin en el gobierno, y de los empresarios y militares.17De esta forma, 40% de la poblacin vive con un ingreso equiva-lente a alrededor de dos dlares estadounidenses por da.18

    Hay varios trabajos acadmicos que han estudiado la eco-noma egipcia durante el periodo de las presidencias de Sadat yMubarak, y que evidencian cmo las grandes ganancias estabanreservadas a ciertos grupos sociales privilegiados; entre ellos,los militares. Como ejemplo estn los estudios de Delwin A.

    Roy,19y de Jay Pil Choy y Marcel Thum20que muestran lasvarias formas de economa informal, subterrnea y corrupta,

    14BBCNews, Egyptian Police Sued for Boys Death, 13 de agosto, 2010.15Jordan Robertson, The day part of the Internet died: Egypt goes dark, The

    Washington Times, 28 de enero, 2011.16Central Agency for Population Mobilization and Statistics, Population

    Clock (July 2008).17Bruce Rutherford,Egypt after Mubarak: Liberalism, Islam, and Democracy in

    The Arab World, Princeton, Princeton University Press, 2008; y Oxford BusinessGroup, The Report: Egypt 2007, enero, 2007.

    18Agence France-Presse, Egypt braces for nationwide protests, 25 de enero,2011.

    19A. Roy Delwin, The Hidden Economy in Egypt, Middle Eastern Studies,vol. 28, nm. 4, octubre, 1992, pp. 689-711.

    20Jay Pil Choi y Marcel Thum, Corruption and The Shadow Economy,Inter-national Economic Review, vol. 46, nm. 3, agosto, 2005, pp. 817-836.

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    que deja jugosas ganancias y en la que los militares tienen un pa-

    pel muy importante.Estos trabajos detallan cmo este tipo de economa subte-rrnea ha sido la caracterstica en Egipto durante varias dcadasen diversas actividades: construccin y viviendas, venta ilegalde propiedades del Estado, flujo de capital, cambio de divisas,contrabando de varios tipos, armas, drogas, juguetes, textiles,migracin rural al extranjero, rentas, evasin de impuestos yotras; todas, actividades no declaradas y muchas veces ilegales

    o que rayan en la ilegalidad. Este tipo de actividades, desdeluego, implica toda una cadena de corrupcin en todos los nive-les, que sin la colaboracin de funcionarios gubernamentales ydel ejrcito no podran llevarse a cabo. Los autores demues-tran la inseparabilidad entre corrupcin y economa subterr-nea, que tiene un punto positivo, complementar la economaoficial.

    Empresarios en el poder o ligados al partido oficial se hi-

    cieron clebres durante el ejercicio de Ahmed Nazif, duranteel rgimen del presidente Mubarak, como primer ministro (dejulio de 2004 a enero de 2011). As sucedi con el empresarioAhmed Ezz, cuyo monopolio controla 60% de la industria delacero.21El ejemplo ms claro es el mismo presidente Mubaraky su familia, cuya fortuna se estima en unos 70 000 millones dedlares. Transparencia Internacional, en su ndice de Percep-cin de Corrupcin de 2010, da a Egipto la calificacin de 3.1

    en una escala de 0 a 10 y el nmero 98 entre los pases.22Todos estos factores han motivado a millones de jvenessin empleo a rebelarse y luchar a su manera para cambiar estadeplorable situacin. Sus esperanzas por una vida mejor nodisminuyen a pesar del mal momento presente, ni tampocobajan las expectativas de una vida material ms holgada entre lasjvenes egipcias. As lo demuestra el estudio de Sajeda Amin yNagah H. al-Bassusi,23donde aparece muy claro que a pesar de

    21Transparency International, Corruption by country 2010, en www.trans-parency.org.

    22Transparency International, Corruption Perceptions Index 2010.23 Sajeda Amin y Nagah H. al-Bassusi, Education, Wage Work, and Mar-

    riage: Perspectives of Egyptian Working Women, Journal of Marriage and Family,vol. 66, nm. 5, nmero especial: International Perspectives on Families and SocialChange, diciembre, 2004, pp. 1287-1299.

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    tener que posponer la edad del matrimonio, por razones eco-

    nmicas, sus expectativas por una vida mejor no disminuyen.La situacin poltica y econmica de Egipto atraviesa porun muy mal momento y es particularmente perjudicial parala juventud; no obstante, la juventud no se da por vencida ydecide actuar de acuerdo con sus percepciones, para cambiaresta situacin. Quiero ahondar ms en una hiptesis que a miparecer explica por qu los jvenes actuaron como lo hicieron,ya que tal cosa puede parecer una absoluta utopa.

    Hubo varios cambios en la juventud que sucedieron paula-tinamente y que tuvieron repercusiones en varios aspectos desu vida personal y social. Ya dije antes que la juventud es unestrato mayoritario en la poblacin,24que los jvenes fuerontomando conciencia de su gran presencia cuantitativa, que sudesencanto y desilusin por el fracaso nacional que no supodarles condiciones para una vida mejor se expres como unreclamo generacional;25que las generaciones de sus padres y

    abuelos no tomaron las decisiones adecuadas y permitieron lacorrupcin y el enriquecimiento de unos pocos y el empobre-cimiento y sometimiento poltico de las mayoras. En conclu-sin, los jvenes decidieron romper con las estructuras y noparticipar en los medios y organizaciones presentes para lucharcontra un Estado corrupto y corruptor.

    Varios autores han llamado al espacio que crearon los j-venes como La calle (The Street).26Este espacio exclusivo im-

    plica el rechazo o la falta de identidad, en primer lugar, con elEstado y, en segundo lugar, con la familia, que han sido los pro-veedores de educacin, trabajo y seguridad para la niez y lajuventud. No los reconocen ms como los instrumentos adecua-dos, eficaces o capaces de llevar a cabo o cumplir esta funcin,sino ms bien, en gran medida o completamente, como fallidos,en especial al Estado.

    Se rompi con la familia al rebelarse contra su organizacin

    patriarcal reflejo de toda la estructura social, donde el padrese cree con el derecho de decidir qu tipo de educacin, trabajo

    24Vanse notas 1 y 2.25Vanse pginas 779-780.26Onodera, The Kifaya Generation. Politics of Change among Youth in Egypt,

    op. cit., p. 44; Meijer,Alienation or Integration of Arab Youth, op. cit., p. 1 ypassim.

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    y matrimonio le corresponde a cada hijo o hija, sin importar

    los deseos y proyectos de ellos. De mala gana aceptan perma-necer en la casa, aun casados, por no tener un medio propiode independencia econmica. Se rompi con el Estado cuandofue incapaz de proveer a los jvenes, educados por l, un tra-bajo digno y bien remunerado y porque se volvi corrupto yrepresor. El Estado ha hecho uso indiscriminado y excesivode la violencia contra las legtimas protestas motivadas por suineficacia y ha suprimido las libertades polticas.

    A qu se le llama La calle? Creo que se podra definircomo un espacio ms virtual que material, aunque tambintiene una materialidad muy especfica. Cuenta Henri Onoderaque cuando le pregunt a Ahmad por este espacio, el joven lodefini muy grficamente: de aqu [calle] Ramsis a [la plaza]Tahrir.27Lejos de la casa y la familia, considerada ignorante eincapaz de entender su rebelda, y fuera del alcance de la policadel Estado. Es un espacio de libertad donde se puede hablar,

    opinar, discutir, planear y soar con otros jvenes sobre lasmltiples posibilidades de una nueva vida individual y social.Son cafs o cibercafs donde los meseros son conocidos y con-fiables, y donde un polica vestido de civil sera fcilmente des-cubierto. Los jvenes evitan los telfonos normales (fijos), quepueden ser intervenidos, y recurren ms al celular e Internet,los mensajes, las redes (Facebook y Twitter) y especialmente losblogsde discusin poltica. Buena parte de la calle se compone

    del milagro de Internet.Mucho se ha hablado de las bondades de Internet; de lasposibilidades, casi infinitas, para sacarle provecho. Sus potencia-lidades son ilimitadas para la industria, el comercio, la poltica,el deporte, la familia, la medicina y, sobre todo, la educacin.Las publicaciones y estudios al respecto pueden llenar pginasy pginas de bibliografa. Ya habr oportunidad ms adelan-te de destacar aspectos importantsimos para entender la con-

    ducta de buena parte de la juventud rabe. Internet es un instru-mento neutro, se puede usar para bien o para mal, pero pareceque el bien prevalece. Las redes sociales han tenido sin duda un

    27Onodera, The Kifaya Generation. Politics of Change among Youth inEgypt, op. cit., p. 44.

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    papel de primera en la organizacin de las manifestaciones en

    la plaza Tahrir de El Cairo, y en otros pases rabes, pero hayque recordar una serie de cambios trascendentales que ocu-rrieron en la mayora de los pases rabes, aunque en gradodiverso, en las ltimas dcadas, y quiz ms rpidamente enlas ltimas dos o tres dcadas. Cambios que da a da son im-perceptibles, pero que al cabo de un tiempo pueden apreciarseclaramente.

    Tres factores han sido cruciales en esta transformacin de

    las sociedades rabes. La educacin superior de buena calidada la que no tuvieron acceso sus abuelos ni sus padres; a veces,las nuevas formas de urbanizacin que han acabado con loque era el barrio tradicional, y la impresionante facilidad deintercomunicacin con el resto del mundo.

    El cambio fundamental podra ser el de la confrontacin;de ah se derivan vitales consecuencias, que fueron cambiandocon mayor o menor dificultad, a veces dolorosamente, pero

    ineludible y gradualmente la conciencia de la juventud rabe,hasta llegar en algunos casos a transformaciones sorprendentesy casi inimaginables hasta hace poco tiempo.

    Considrese que estamos en la era de la globalizacin,de la electrnica, de la comunicacin, que pone en contactoparticularmente a los jvenes entre s, y de una manera sinprecedente los pone en contacto con culturas ajenas. La pre-sencia cotidiana de revistas, peridicos, casetes, discos compac-

    tos y otras publicaciones provenientes de Occidente que puedenfcilmente adquirirse en puestos de peridicos o en hoteles, oseries de televisin de diverso gnero; la posibilidad en algu-nos pases rabes de recibir programas de televisin directa-mente de Europa, e igual o ms Internet y los mensajes de texto,y la posibilidad de consultar cualquier cosa producida fuerade sus fronteras, desde noticias hasta artculos especializados:modas, discusiones polticas o actividades deportivas. En forma

    ms viva, el contacto con trabajadores o estudiantes que re-gresan a sus pases de origen o con parientes o amigos que ra-dican en el extranjero, o con turistas u otros extranjeros hanforzado a estas personas a cuestionarse sobre su propia realidad,a confrontar lo que tienen y lo que son con lo que no tienen ono son.

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    Ya sea de una manera consciente y voluntaria, o sin bus-

    carlo intencionadamente, y sea a travs de representacionesverdaderas o falseadas, el contacto con otras culturas obliga arepensar la propia, a compararla, medirla y confrontarla conlas otras.28

    Esto es lo que ha estado sucediendo en Egipto y el restode los pases rabes, de manera silenciosa, pero en todos losmbitos: individual, familiar, oficial y nacional, incluso reli-gioso.29Como en toda comparacin, se crea una cierta tensin

    e inseguridad al constatar y contrastar las propias deficienciasy bondades con las ajenas, y como reaccin se producen sen-timientos de imitacin y rechazo. Esto es en definitiva uncuestionamiento de la propia identidad, y un reto para definirlay afirmarla.

    La occidentalizacin percibida como el peligro de imitarlo de fuera y perder los propios valores, costumbres, actitudesy tradiciones nacionales ha obligado a varios gobiernos y

    organizaciones religiosas a procurar crear una conciencia na-cionalista para contrarrestar esta influencia, especialmente atravs de la educacin o programas televisivos y de radio. Es-tas propuestas gubernamentales o religiosas han simplementeconstituido nuevas ofertas de vida, valores e identidades fren-te a las que vienen de fuera, que es casi imposible controlar ymenos detener (excepto en pocos casos, como Irn, y habr quever si sus controles son efectivos ya que siempre se encuentran

    medios de evadirlos).Un resultado visible de estas mltiples ofertas de vida y devalores es la construccin de una nueva identidad. Es un pro-ceso ms o menos largo de(s)construir una antigua identidady construir o reconstruir una nueva identidad, cuya principal

    28Hay que recordar que buena parte de las sociedades rabes, a partir de la Edad

    Media, se aislaron de Europa, de modo que sus habitantes no tenan idea de las grandestransformaciones polticas, sociales, culturales y cientficas que ah ocurran.

    29Aqu viene a cuenta la siguiente y atinada observacin: A gran velocidad, lasociedad rabe se moderniz aun antes de que los polticos y reformadores llevaran acabo la modernizacin de sus pases (T. Rooke, Escape from the Family: A Themein Arabic Autobiography, en Meijer, Alienation or Integration of Arab Youth, op.cit., p. 221). La penetracin de ideas y valores occidentales, sin embargo, data de mstiempo atrs.

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    caracterstica sea la multiplicidad, cambiante o fluida, un llegar

    a ser ms que un ser.30

    En palabras de Mounia Bennani-Chrabi, cuando habla dela juventud marroqu sea rural que urbana: viven en el espaciodonde cantantes rabes de Medio Oriente, Michael Jackson, lamsica ra y los recitadores de El Corn reclaman su atencin,donde la literatura islmica publicada en El Cairo o en Casa-blanca van hombro a hombro conPalyboyyFemme Actuelle,y donde llevarjeans[pantalones de mezclilla] bien ajustados al

    cuerpo no impide el uso del vestido tradicional o djellaba.31

    Es como si uno estuviera en un supermercado de tradicionesculturales nos dice donde uno elige entre valores e imge-nes los que ms le agradan, sin por eso atenerse a una sola mar-ca. Es el gran intento por afirmarse como individuos.

    Aqu interviene un nuevo elemento de primer orden: laafirmacin de la propia individualidad, una identidad nicae irrepetible. La obsesin con la bsqueda de la propia identi-

    dad es la caracterstica ms tpica de la modernidad. Este fen-meno de construir una nueva identidad es paralelo a la expe-riencia de perder la identificacin con la familia tradicional, conla figura y el rol del padre, del patriarca, en el caso masculino,o rechazar la figura y el rol de madre y de mujer en la culturatradicional, para el caso femenino. Se expuso anteriormenteque la familia ha ido perdiendo, junto con el Estado, su papelde educadora y transmisora de los valores y usos de la cultura

    tradicional.Los jvenes de hoy ya no aceptan que sus mayores, suspadres y parientes, decidan por ellos en asuntos tan fundamen-tales como el matrimonio o el trabajo, o no recibir informacinsobre las relaciones sexuales sino slo unos das antes de casarsecuando la abuela o la ta o el abuelo o el to los pone al da yles explica de qu se trata, ni estn de acuerdo con la separacin

    30Vase Stuart Hall, The Local and the Global: Globalization and Ethnicity,en Anthony King (ed.), Culture, Globalization and the World System: ContemporaryConditions for the Representation of Identity, Minneapolis, University of MinnesotaPress, 1997, pp. 19-41, citado en Barbara Ibrahim y Hind Wassef, Caught betweenTwo Worlds: Youth in the Egyptian Hinterland, en Meijer,Alienation or Integrationof Arab Youth, op. cit., p. 161.

    31Mounia Bennani-Chrabi, Youth in Marocco: An indicator of a changingsociety, en Meijer,Alienation or Integration of Arab Youth, op. cit., p. 143.

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    por gnero sexual. Se rebelan contra la costumbre de que sean

    sus padres los encargados de buscarles un marido o una esposa,y de mala gana lo aceptan cuando la presin social es tal queacabar con esta prctica significara el ostracismo social paralos jvenes y su familia; as lo exponen Barbara Ibrahim yHind Wassef.32Este estudio fue hecho en una comunidad ru-ral de Assiut, regin considerada como la ms conservadorade Egipto, y aun ah la necesidad de cambios drsticos y deabandonar las costumbres tradicionales es percibida claramente

    por los jvenes; especialmente las mujeres, que quieren serdueas de su propia vida y construir su propia individualidade identidad.

    Por lo general, los analistas no suelen dedicar mucho es-pacio a la religin en este proceso de individualizacin. Cabesuponer, a priori, que tambin acerca de ella ha cambiado lapercepcin de la juventud actual, por lo menos de un buennmero de jvenes. Sobre Marruecos aunque vale pensar que

    en otros pases rabes ha ocurrido algo semejante, MouniaBennani-Chrabi dice que si bien el islam sigue siendo unareligin altamente apreciada por los jvenes, no lo consideranms como un sistema total, sino que lo viven acomodado alas necesidades particulares de cada uno. Al islam marroqu sele considera frecuentemente ortodoxo, dogmtico, actico ypuritano. As como es difcil encontrar jvenes que cumplancon todos los preceptos islmicos (como el ayuno), as tambin

    es difcil encontrar a quien haya roto del todo con el islam, oun ateo. Se sigue el dicho: Un poco para tu corazn, otropoquito para el amor a Dios y, as, cada uno vive el islam a sumanera, compartindolo con otros valores, ajenos pero, para losjvenes, compatibles.33Podra pensarse que en la guerra civil deArgelia, que conoci un aparente incremento del islamismo, lajuventud se volc al islam, pero no parece haber sido as. LuisMartnez34sostiene que fue por desafo y venganza contra el

    32Estas situaciones conflictivas estn muy bien ilustradas en el estudio de Ibrahimy Wassef, Caught between Two Worlds: Youth in the Egyptian Hinterland, op.cit., pp. 161-168.

    33Bennani-Chrabi, Youth in Marocco: An indicator of a changing society,op. cit., pp. 144 y ss.

    34Luis Martnez, Youth, the Street and Violence in Algeria, en Meijer, Alie-nation or Integration of Arab Youth, op. cit., pp. 83-105.

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    Estado, ya que la nica forma de vencer, con posibilidades de

    xito, era unindose a los grupos islamistas: GIA, FIS, MEI, MIA;nadie ms contaba con capacidad para enfrentarse al Estado.Hay un testimonio muy elocuente que confirma lo ex-

    puesto hasta ahora y es la literatura rabe. Buena parte de lasnovelas y obras autobiogrficas rabes discuten estos proble-mas. Sin pensarlo, uno podra decir: Qu coincidencia!,pero pensndolo dos veces no hay nada de qu sorprenderse,porque la literatura es un reflejo de la sociedad y de sus etapas

    de desarrollo. La literatura que se analizar ha aparecido enmomentos de crisis polticas y tensiones sociales; para comentareste tema me baso especialmente en los estudios de Richardvan Leeuwen y de Tetz Rooke.35

    El primer dato que aparece en estas obras es la constata-cin de que ha habido un cambio masivo, a gran escala, en lasociedad, en virtud de la influencia proveniente del extran-jero de revistas, peridicos y libros. Se habla incluso de la

    presencia fsica de gran nmero de extranjeros, como sucedidurante la intervencin britnica militar en Egipto y de cmoesta presencia incidi en cambios importantes en la poltica, lajudicatura y el comportamiento social. Esta informacin pro-voca grandes debates sobre la adopcin de los modelos y valoresoccidentales, las reformas polticas, la identidad cultural y lareinterpretacin del modelo de vida tradicional; es un debateentre el pasado y el futuro. Debido a que cada da hay mayor

    proliferacin de las ideas provenientes de fuera, y encarnizadosdebates, las nuevas generaciones se distancian cada vez ms delas anteriores.

    En todo caso, la informacin ha sido el detonador para ac-tivar la conciencia de las juventudes rabe y egipcia, y parajuzgar su situacin, con la que sin duda no estaban muy deacuerdo. El resquebrajamiento de la familia y la emancipacinfemenina son los primeros efectos. La primera rebelin es

    contra la estructura misma de la familia, smbolo y reflejo de laestructura nacional. En la familia se vive una relacin vertical,

    35R. van Leeuwen, The Lost Heritage: Generations Conflicts in Four ArabicNovels, en Meijer,Alienation or Integration of Arab Youth, op. cit., pp. 189-206, yT. Rooke, Escape from the Family: A Theme in Arabic Autobiography, op. cit.,pp. 207-223.

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    dominada por el padre, un dspota benigno pero juez severo,

    conservador intolerante de cualquier cambio y fiel representan-te de un esquema de valores que parece ya obsoleto; smboloadems de una sociedad patriarcal con estricta separacin porgneros sexuales, donde la mujer est sometida al hombre, yen ltimo trmino todos estn sometidos al padre-patriarca.Invariablemente, es tema obligado en la novela y autobiografasrabes. Constantemente se recurre al conflicto entre el padredominante (smbolo tambin del rey, presidente o dictador) y

    el hijo, o la hija, que quiere decidir su propia vida y enfrentaal padre; a veces con un final feliz, otras no. Se emplea, desdeluego, la metfora de comparar a la familia con una prisin yse habla sobre la necesidad de escapar de ella para realizar lossueos de libertad y desarrollo de la propia individualidad.La literatura hace entender dramticamente el porqu del re-chazo a la familia, y por qu no puede ser ms la educadora ytransmisora de los valores y la tica tradicional basada en una

    ideologa represiva y el miedo.Debido a la difusin masiva de la educacin y la prolifera-cin de universidades y escuelas laicas por doquier, las nuevasgeneraciones consideran a las anteriores como ignorantes,retrgradas, conservadoras y fallidas. As se entiende cuandose habla de un conflicto generacional, presente en la rebelinactual de la juventud. El enfrentamiento entre padre e hijossimboliza esta lucha generacional, llevada hasta la tercera

    generacin, como en la famosa triloga de Naguib Mahfuz.36Esta brecha generacional es parte del rechazo a la familia. Laliteratura rabe tiene muy presente cmo el rol y la autoridadde la familia pasan a manos del Estado y cmo la sociedad engeneral es secuestrada por oportunistas, y el Estado, a su vez,cae en manos de personajes corruptos, sin escrpulos, queslo piensan en sus propios intereses y en hacerse de grandesfortunas. Las luchas por el poder destruyen todo idealismo y

    corrompen a la sociedad.Igualmente se aborda el tema de nuevas ofertas para elegircada uno su camino por la vida; desde luego, no con la diversi-

    36Van Leeuwen, The Lost Heritage: Generations Conflicts in Four ArabicNovels, op. cit., pp. 191 y ss.

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    dad actual. La religin misma no puede quedar fuera, y en una

    novela constituye una forma de liberacin de la tirana paternal,pero es ya reinterpretada y vivida de una nueva manera, msadaptada a la propia individualidad.37En la obra de NaguibMahfuz, uno de sus personajes, Kamal, pierde la fe en la formatradicional de concebir la religin, que ya no aparece comofactor dominante en la sociedad sino como uno ms entre susmltiples componentes.38Las nuevas generaciones se caracte-rizan por su cada vez menor respeto por los cdigos sociales

    tradicionales, y poco a poco el viejo orden se erosiona para darlugar a una aspiracin por algo distinto y supuestamente mejor.As llegamos al tema central, la bsqueda de la propia iden-

    tidad, de la necesidad vital de afirmarse uno mismo como indi-viduo frente a todos los dems;39tema que ha sido una constantepor ms de un siglo en las sociedades rabes, y que es sin dudala problemtica esencial y la sustancia de sus obras literarias.Todas las luchas, los conflictos y enfrentamientos con un padre

    patriarcal y dominante y con la sociedad y el Estado, son porla bsqueda de la libertad, de una libertad que permita reali-zar el sueo de una vida mejor y ms completa, encontrar elpropio camino y la propia identidad, nica y distinta de todoslos dems. Una identidad que no es algo dado, sino que debeelegirse y crearse por cada individuo.

    Todos estos efectos que ha provocado la informacin denuevos sistemas de vida, de valores, de familia, de sociedad, son

    anteriores a la computadora. Ahora, cabe la pregunta, Internetaport algo diferente a la prensa, la radio y la televisin? Desdeluego que la velocidad de la comunicacin es lo primero quesalta a la vista, pero la rapidez de la comunicacin por s mismano parece ofrecer un resultado excepcional. Que un suceso en laregin ms remota del mundo se conozca casi en el momento

    37Rooke, Escape from the Family: A Theme in Arabic Autobiography, op.cit., p. 218.38Van Leeuwen, The Lost Heritage: Generations Conflicts in Four ArabicNovels, op. cit., p. 194.

    39El edificio intelectual y cultural que he erigido para m es mo: es en estoque difiero totalmente de mis padres. Aqu est la fuente de mi fortaleza, con lacual resisto, citado por T. Rooke (Escape from the Family: A Theme in ArabicAutobiography, op. cit., p. 213) de la obra The Prison of Life(Sinj al-Umr) del granescritor Tawfiq al-Hakim.

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    mismo en que est pasando puede tener efectos para planear

    una estrategia, pero no parece producir un cambio significativoen quien se entera.Adems de la rapidez e instantaneidad de la comunicacin,

    parece que hay otros efectos o cambios significativos en quienesusan este medio de comunicacin. Hay un buen nmero deestudios sobre Internet en general y sobre Internet y la demo-cracia, aunque el tema no es exactamente la idea que tengo enmente. Se discute cmo se usan las redes sociales para promover

    la democracia en un pas donde ya existe y cmo puede ayudara incrementarla. Es una retroalimentacin entre gobernantesy gobernados, sobre cmo la discusin de ideas y propuestaspuede hacer realidad ciertas polticas en ciertos campos. Seacerca ms a nuestra idea el estudio sobre el dogmatismo yel uso de Internet,40aunque no totalmente. Lo que tengo enmente es la intuicin de que el uso de las redes sociales puedetener un efecto democratizador en quien lo usa, que puede ser,

    por lo menos en algunos casos, un aprendizaje que lleve a latolerancia y respeto de las ideas ajenas y limite el dogmatismoy la intolerancia.41

    Se puede constatar, por la experiencia de varios usuariosasiduos a foros abiertos de Internet, cmo el intercambio deideas con conocidos y desconocidos, escribir y dialogar sintener enfrente al interlocutor, frecuentemente en el anonima-to, produce un efecto de valenta y de libertad para expresar las

    propias ideas. Los jvenes son quienes dominan mayoritaria-mente estos foros, de ah que los temas de conversacin seanaquellos relevantes para la juventud. Y si bien hay abundanciade temas superficiales y sin mayor trascendencia, cuando se de-bate sobre problemas polticos, econmicos, de desempleose comparten experiencias y vivencias con efectos positivos.

    Uno de los primeros hechos que se constata es que losjvenes de todo el mundo experimentan, en mayor o menor

    40Timothy H. Reisenwitz y Bob D. Cutler, Dogmatism and Internet Usageby University Students: Are Dogmatics Late Adopters?,Journal of Marketing Theoryand Practice, vol. 6, nm. 3, 1998, pp. 43-50.

    41En su artculo The Internet (Foreign Policy, nm. 115, 2006, pp. 14-27), An-drew L. Shapiro niega que Internet tenga un efecto democratizante por s mismo, puesms bien depende del contexto y las intenciones en que se use.

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    grado, las mismas dificultades y problemas. Que hay un deseo

    semejante de progresar y de ayudar a transformar la propiasociedad en una igualitaria y con las mismas oportunidadespara todos para crear su propia vida. Cuando el intercambiode ideas sucede en un contexto internacional por ejemplo,entre rabes y europeos, los jvenes advierten una identidadfundamental en cuanto a las aspiraciones y esperanzas por lo-grar una plena realizacin personal y por contribuir a crearuna sociedad ms justa. Se percatan de que todos tienen las mis-

    mas dificultades econmicas y polticas, pero advierten tambinuna diferencia fundamental entre ellos: la mayor, menor o nu-la libertad poltica para expresar ese malestar poltico y econ-mico, para crear foros de discusin y opinar, criticar y ayudara crear algo mejor.

    Esto significa que se crea una nueva conciencia, la con-ciencia de una identidad fundamental, universal, entre todoslos jvenes, en cuanto a los mismos deseos, aspiraciones y

    esperanzas de crear su propia identidad, de una vida plena enuna sociedad justa; en otras palabras, que el ser humano es elmismo en cualquier parte del mundo sin importar diferen-cias de lengua, raza, nacionalidad o religin. Todos tenemoslas mismas aspiraciones y no slo eso, tambin los mis-mos derechos, y hay que luchar por ello sin importar las di-ficultades.

    Especialmente el derecho a la libertad, un derecho inalie-

    nable e irrenunciable de tal importancia que sin la libertad deelegir su propio camino dentro de una familia respetuosade la libertad personal, dentro de un sistema poltico plural ydonde se garantice la libertad de pensar, creer y actuar y dondehaya oportunidades de encontrar la carrera y el empleo queuno quiera no se puede vivir plenamente.

    De esta forma, me parece que uno de los grandes y funda-mentales aportes de las redes sociales de Internet puede ser el

    crear una conciencia de la igualdad fundamental de todos losseres humanos, basada en los derechos humanos iguales paratodos, e irrenunciables; en particular, el derecho a la liber-tad. Una conciencia de igualdad supranacional y suprarreli-giosa, basada en la naturaleza misma del ser humano. Estanueva conciencia puede explicar, por lo menos en parte, el plu-

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    ralismo que se vivi en las manifestaciones de la plaza Tahrir,

    y el respeto a la diversidad de sus componentes, jvenes deuno y otro gnero, coptos, hermanos musulmanes y secula-ristas; tambin explicar por qu algunos jvenes de la her-mandad musulmana cuestionan algunos de los principios ex-clusivistas de la hermandad y piensan ms en la tolerancia yel respeto a la diversidad de opiniones polticas y creenciasreligiosas.42

    Los jvenes llamados secularistas o partidarios de un go-

    bierno laico como el de Turqua, de ninguna manera son ateoso enemigos del islam o de otra religin, sino que luchan porla igualdad de todas las religiones.43En este momento es unacorriente de pensamiento minoritaria, y as se plasma en losresultados de las votaciones de Egipto y otros pases rabesdnde an se opta por un gobierno islmico. En parte, porquela hermandad musulmana, por ejemplo, ha estado cerca delpueblo cuando ha habido necesidad; en parte porque no se co-

    nocen los proyectos de los secularistas, y en parte porqueconservar algunas prcticas islmicas favorece a los hombres,les da un control sobre la mujer que no quieren perder, pormnimo que sea, aunque cada da se vaya reduciendo. Habrque esperar los estudios sobre cmo se vot, segn la edad,el gnero y la clase social. Esto puede esclarecer la idea de uncambio de conciencia en la juventud internauta.

    Hoy no se lucha por el nacionalismo como hace un siglo44

    ni se promueve que el islam es la solucin; tampoco se derroca42CNN.com, Muslim Brotherhood undergoing Generational Rift in Egypt,

    2 de julio, 2011. Un miembro de la hermandad, Islam Lotfy, un joven abogado, hamanifestado pblicamente que varios miembros jvenes [] se estn sintiendo cre-cientemente alienados de la organizacin islmica [] Nuestros motivos son dife-rentes.

    43ngeles Espinosa, La oposicin laica se abre paso en Egipto (entrevista conHamdy Hasan, ex portavoz parlamentario de los Hermanos Musulmanes),El Pas, 29de enero, 2011. Vase tambin:El Pas, Egipto debe ser un pas laico, 15 de febre-

    ro, 2011, y El futuro poltico del mundo rabe y la laicidad, 4 de marzo, 2011. Deacuerdo con algunos observadores optimistas, la hermandad misma ha andado ya unlargo camino y no piensa de ninguna manera en un gobierno teocrtico al estilo deArabia Saudita y menos como Irn: El Pas, Islamistas de nuevo cuo?, 1 de di-ciembre, 2011.

    44En 2011 se celebr el centenario de la publicacin de la novela The book ofKhalid, del conocido escritor siro-libans Al-Rihani, cuya lucha por la independenciaestuvo centrada en el nacionalismo.

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    un rgimen represor como el del sha de Irn en nombre del

    islam ni se queman banderas ni proclamas antiestadounidenseso antiisraeles: se lucha por la libertad, contra la corrupcin, porla justicia; es decir, por derechos fundamentales del hombre. Lalucha es libert, egalit. No quiere decir que no siga habiendogrupos anticoptos, como tampoco que no sucedan hechos comolos ms de setenta muertos por rivalidades deportivas en PortSaid. Es parte de la condicin humana perfectible. Parece, sinembargo, percibirse un motivo diferente como el fin principal

    de la lucha: los derechos humanos inalienables y universales, lonico que puede crear una identidad o unidad de toda la razahumana, supranacional y suprarreligiosa.

    Tampoco fue en las manifestaciones de la plaza Tahrir elprimer lugar donde se profes un compromiso de lucha porlos derechos humanos y la libertad de creencia. El MovimientoEgipcio por el Cambio o Jvenes por el Cambio, o Kifaya, eraampliamente conocido por su lucha por elecciones libres, dere-

    chos polticos y fin de la ley de emergencia. Las declaracionesde sus jvenes miembros en favor de la democratizacin,secularismo y compromiso con los derechos humanos45fue-ron siempre bienvenidas en el resto de los pases rabes y enel extranjero. No ser una lucha fcil, pero la vida no detienesu camino.46

    En conclusin, parece que un grupo de jvenes egipcios haaceptado, paulatinamente, que los derechos humanos en es-

    pecial la libertad de pensar y actuar, el derecho al trabajo y laeducacin son inalienables y pertenecen al ser humano encuanto tal, sin diferencias de nacionalidad o religin, y que valela pena luchar por un Estado cuya Constitucin los reconozcay los proteja, sin discriminar entre hombres y mujeres.

    45Onodera, The Kifaya Generation. Politics of Change among Youth inEgypt, op. cit., p. 43.

    46Me complace que Tim Lester, de CNN, sea de la opinin de que la primavera ra-be fue promovida por una crisis de comparacin (crisis of comparison) entre lorabe-islmico y lo extranjero, no slo europeo sino tambin de la India, Turqua oIndonesia. Vase Tim Lister, Many similarities in Arab Spring, European chaos,CNN.com, 21 de noviembre, 2011.

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