A mi adorado hijo o hija, quién mucho antes de conocerle ya me había cambiado la vida. Ya me ponía a soñar. Me dio lecciones de vida que me ayudaron a crecer y prepararme para recibirle. Este cuento fue escrito desde el corazón y narra parte del proceso que viví para encontrarle.

Con todo mi amor,

Tu mami

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En un lugar de la selva donde hay muchas familias de animalitos como: paticos, armadillos, pájaros, leones, micos, culebras…

2

...Se encontraba la Mamá Loba. Ella tenía una casa bonita que compartía con todos los animales de la selva.

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Mamá Loba siempre deseó tener un hijo o hija. Ella observaba cómo la Cigüeña visitaba muchas familias en la selva y les dejaba un

bebé, y a ella no.

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Mamá Loba, todas las noches cerraba sus ojos y hablaba con Papá Dios. Le pedía que le diera una hija o hijo para cuidarlo y entregarle todo su amor.

Papá Dios le respondía “Tu Hijito o Hijita nacerá y algún día estará en tus brazos”.

5

En otro lugar lejano, en una Gran Isla cerca a la selva, vivían los Patos Pisingos. Era una isla rodeada de jardines, donde vivían muchos

animales de toda clase.

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Los Patos Pisingos recogían todos los animalitos de la selva que no tuvieran mamá, los cuidaban, los alimentaban, los educaban, les

daban mucho amor.

7

Aesa Hermosa Isla llegó, un Bebé Iguana que se encontraba solo en la selva. Los Patos Pisingos, le cuidaron y dieron mucho

amor. Y a pesar de que el Bebé vivía muy feliz, le hacía falta una Mamá.

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Un día Mamá Loba se despertó muy contenta como siempre. Era un día muy hermoso, el sol había salido desde temprano y fue a

dar un paseo.

9

De repente en lo más alto de un árbol estaba posada la Cigüeña ¡Era tan bonita! Tenía largas patas, su carita era pequeña y un gran

pico naranja; miraba a Mamá Loba fi jamente.

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Mamá Loba se acercó muy despacio, la acarició y entonces la Cigüeña sacó con su largo pico naranja un gran sobre de

debajo de su ala, lo dejó caer al césped y se fue.

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Mamá Loba recogió el sobre que decía “Un Mensaje de Papá Dios”, lo abrió y había un dibujo de una Gran Isla llamada Pisingos,

con una frase que decía “Tu hijito ya nació y se encuentra en este lugar”.

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Mamá Loba muy contenta, preparó las maletas y emprendió el largo viaje hacía la Isla de los Pisingos.

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Mamá Loba caminó por varios días buscando la Isla. Ya muy cansada, alcanzó a ver a lo lejos un Hermoso Bosque con muchos

árboles frutales, fl ores de muchos colores y animalitos de toda clase.

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E ra la Isla de los Pisingos.

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Mamá Loba, estaba muy feliz y ansiosa de conocer a su bebé, pero entre todos los animales de la Isla no se encontraba un Lobo.

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Los Patos Pisingos, al ver a Mamá Loba tan feliz con todos los animalitos, sin importarle la especie, le entregaron al Bebé Iguana.

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Mamá Loba regresó muy feliz a su casa con el Bebé Iguana y lo presentó a todos sus amigos y familiares. Ese día había mucha

alegría en la Selva.

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El Bebé Iguana creció muy feliz a lado de su Madre, aprendió a conocer la selva, a leer, escribir, bailar y a compartir con todos los

animales que allí había.

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Cuando el Bebé Iguana ya era una Gran Iguana, comenzó a darse cuenta de las diferencias que existían con su Mamá, como el color de la piel.

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Así que un día la Iguanita preguntó a la Mamá Loba ¿por qué era tan diferente y no se parecía físicamente a ella?

21

Mamá Loba le dijo: “Mi hermosa Iguanita, algunas madres tienen sus hijos de sus barriguitas, pero otras, como yo, tienen sus hijos del

corazón. Por eso no nos parecemos en lo físico, pero nuestros corazones han estado unidos siempre.

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Para la Iguanita la Mamá Loba, era la mejor Mamá del Mundo y para Mamá Loba, el Bebé Iguana, era el más precioso Hijo del Mundo.

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Desde ese día la Iguana y su Mamá, la señora Loba, estuvieron más unidas que nunca, vivieron muy felices y comieron

perdices.

Fin