Una Ideología Difícil de Señalar

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Una ideología difícil de señalar Feminización del varón occidental. Los marxistas culturales no ven sus ideas como parte de una doctrina. Un marxista cultural nunca se reconocerá a sí mismo como tal, y lo será inconscientemente. El marxismo cultural defiende sus ideas como si fueran axiomas o dogmas universales e independientes de toda doctrina y pretende presentarlas como si estuviesen de algún modo libres de cualquier extremismo ideológico. Su extremismo ideológico es particularmente peligroso ya que generalmente las personas no lo perciben y, en cambio, dan por hecho que es parte de un supuesto "progreso". Así pues, por ejemplo, mientras que un nacionalista racial se opondrá al genocidio blanco en base a su ideología, según la cual todos los pueblos tienen derecho a un lugar bajo el sol, un marxista cultural defenderá el multiculturalismo o el integracionismo racial sin basarse en el marxismo cultural en sí, como una doctrina base de la que parten sus valores, sino que lo hará desde una perspectiva, en cierto modo, externa a la política, considerando que el multiculturalismo es algo natural y sano per se, cerrándose también, por ello, a toda forma de discusión y argumento que contradiga sus creencias. Dicho de otra forma: el marxismo cultural no se basa en ideas, sino en dogmas, que muy a menudo se intentan imponer a los demás dotándolos de un aparente discurso crítico y científico. Esto distingue al marxismo cultural por completo del resto de ideologías, y lo hace especialmente difícil de criticar y de señalar, lo que lo protege ante los ataques. Asimismo, en Occidente, casi la totalidad de las personas autodenominadas "apolíticas" son en realidad marxistas culturales.

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Una ideología difícil de señalar

Feminización del varón occidental.

Los marxistas culturales no ven sus ideas como parte de una doctrina. Un marxista cultural nunca se reconocerá a sí mismo como tal, y lo será inconscientemente.

El marxismo cultural defiende sus ideas como si fueran axiomas o dogmas universales e independientes de toda doctrina y pretende presentarlas como si estuviesen de algún modo libres de cualquier extremismo ideológico. Su extremismo ideológico es particularmente peligroso ya que generalmente las personas no lo perciben y, en cambio, dan por hecho que es parte de un supuesto "progreso".

Así pues, por ejemplo, mientras que un nacionalista racial se opondrá al genocidio blanco en base a su ideología, según la cual todos los pueblos tienen derecho a un lugar bajo el sol, un marxista cultural defenderá el multiculturalismo o el integracionismo racial sin basarse en el marxismo cultural en sí, como una doctrina base de la que parten sus valores, sino que lo hará desde una perspectiva, en cierto modo, externa a la política, considerando que el multiculturalismo es algo natural y sano per se, cerrándose también, por ello, a toda forma de discusión y argumento que contradiga sus creencias. Dicho de otra forma: el marxismo cultural no se basa en ideas, sino en dogmas, que muy a menudo se intentan imponer a los demás dotándolos de un aparente discurso crítico y científico.

Esto distingue al marxismo cultural por completo del resto de ideologías, y lo hace especialmente difícil de criticar y de señalar, lo que lo protege ante los ataques. Asimismo, en Occidente, casi la totalidad de las personas autodenominadas "apolíticas" son en realidad marxistas culturales.