Una Cosa Trae La Otra

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Una cosa trae la otra Sábado de mañana. ¿A quién se le ocurre, un sábado de mañana, temprano, ir a un laboratorio de análisis clínicos?... Hay mucha gente. La mayoría mujeres. Hacen fila con sus recipientes envueltos en papeles o en bolsas de naylon. Me vienen ganas de irme, pero ya estoy con mi frasquito de orina correspondiente. Falta la extracción de sangre y quedaré liberada. Detrás del mostrador la empleada repite automáticamente: Buen día. Obra social. Carnet. Nombre. Documento. Dirección. Teléfono. Correo electrónico. Firme aquí y aquí y aquí. Recibe frascos grandes, chicos, de vidrio, de plástico. Toma una tijera grande, corta papeles. Escribe los nombres, los pega en los recipientes. Incorpora datos en la computadora. Entrega un recibo con el día y hora para su retiro, luego dice: - Espere en esa puerta. La llamarán por el apellido. Cerca de esa puerta hay muchos esperando y sigo pensando ¿A quién se le ocurre un sábado de mañana, temprano, concurrir a un laboratorio de análisis clínicos? La puerta se abre y aparece el enfermero. Guardapolvo blanco, impecable. La mirada clara, cabello rizado, las manos grandes, dedos delgados. Con una sonrisa amplia llama por el nombre y apellido. Entra la señorita López. La empleada la mira. Toma la tijera y corta envoltorios de papel, de bolsas de naylon. Un llanto de bebé la perturba y va hacia la habitación cercana al mostrador. Murmura una canción de cuna. Pasa el tiempo. La señorita López todavía no salió. La empleada vuelve y mira la puerta del consultorio. Se escuchan risas. Una señora dice: - Están de jolgorio. La empleada mira la puerta. Aprieta bolsas de naylon. Con la lapicera dá golpecitos sobre el escritorio. Un señor comenta en voz alta: - Estamos en ayunas… - Yo tengo presión baja - dice otro. Y yo tengo ganas de tomar un café con tostadas y mermelada. La empleada se acerca a la puerta. Parece que quiere entrar, pero vuelve al escritorio. Toma la abrochadora. Comprueba que no funciona. La desarma. La tira en el cesto de basura. Saca la tijera de un cajón y la coloca sobre el mostrador. Una señorita dice en voz alta: - ¿ Álguien tiene un caramelo?. Necesito azúcar. Estoy muy mareada. - No. No. Tiene que estar en ayunas. Puede tomar agua solamente - dice la empleada. Y yo imagino una ambulancia en la puerta del laboratorio. Todos en camillas con la beba y la empleada. No se escucha nada en el consultorio. Tengo muchas ganas de café con leche y tostadas con mermelada. Quiero colgar la ropa en la terraza. Hoy es un día de sol. Baldear los patios. Barrer la vereda. Encerar los pisos. Llamar a mi hermana. Ir a la carnicería.

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Una Cosa Trae La Otra

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Una cosa trae la otra

Una cosa trae la otra

Sbado de maana. A quin se le ocurre, un sbado de maana, temprano, ir a un laboratorio de anlisis clnicos?...

Hay mucha gente. La mayora mujeres. Hacen fila con sus recipientes envueltos en papeles o en bolsas de naylon.

Me vienen ganas de irme, pero ya estoy con mi frasquito de orina correspondiente. Falta la extraccin de sangre y quedar liberada.

Detrs del mostrador la empleada repite automticamente: Buen da. Obra social. Carnet. Nombre. Documento. Direccin. Telfono. Correo electrnico.

Firme aqu y aqu y aqu. Recibe frascos grandes, chicos, de vidrio, de plstico. Toma una tijera grande, corta papeles. Escribe los nombres, los pega en los recipientes. Incorpora datos en la computadora. Entrega un recibo con el da y hora para su retiro, luego dice:

- Espere en esa puerta. La llamarn por el apellido.

Cerca de esa puerta hay muchos esperando y sigo pensando A quin se le ocurre un sbado de maana, temprano, concurrir a un laboratorio de anlisis clnicos?

La puerta se abre y aparece el enfermero. Guardapolvo blanco, impecable. La mirada clara, cabello rizado, las manos grandes, dedos delgados. Con una sonrisa amplia llama por el nombre y apellido. Entra la seorita Lpez. La empleada la mira. Toma la tijera y corta envoltorios de papel, de bolsas de naylon. Un llanto de beb la perturba y va hacia la habitacin cercana al mostrador. Murmura una cancin de cuna.

Pasa el tiempo. La seorita Lpez todava no sali. La empleada vuelve y mira la puerta del consultorio. Se escuchan risas. Una seora dice:

- Estn de jolgorio.

La empleada mira la puerta. Aprieta bolsas de naylon. Con la lapicera d golpecitos sobre el escritorio. Un seor comenta en voz alta:

- Estamos en ayunas

- Yo tengo presin baja - dice otro.

Y yo tengo ganas de tomar un caf con tostadas y mermelada.

La empleada se acerca a la puerta. Parece que quiere entrar, pero vuelve al escritorio. Toma la abrochadora. Comprueba que no funciona. La desarma. La tira en el cesto de basura. Saca la tijera de un cajn y la coloca sobre el mostrador. Una seorita dice en voz alta:

- lguien tiene un caramelo?. Necesito azcar. Estoy muy mareada.

- No. No. Tiene que estar en ayunas. Puede tomar agua solamente - dice la empleada.

Y yo imagino una ambulancia en la puerta del laboratorio. Todos en camillas con la beba y la empleada.

No se escucha nada en el consultorio. Tengo muchas ganas de caf con leche y tostadas con mermelada. Quiero colgar la ropa en la terraza. Hoy es un da de sol. Baldear los patios. Barrer la vereda. Encerar los pisos. Llamar a mi hermana. Ir a la carnicera. Comprar asado. Carac para la cena. Tengo turno en la peluquera. No quiero salir con los Fernndez. Pasar por el zapatero. Comprar plantillas. Hoy cumple aos mi ahijada. Podramos ir al cine o mirar vidrieras para qu?, sino tengo plata. Creo que cobro el jueves. Pagar el telfono. El agua. La luz con aumento. Sacar turno con el pedicuro. Con el clnico

- Cundo paso a retirar los anlisis?

- Ya le dije seora. El mircoles por la tarde. - me contesta malhumorada.

Otra vez risas y carcajadas.

- De jolgorio y fiesta. - vuelve a decir la seora.

La empleada toma unos papeles y entra. Luego sale y deja la puerta entreabierta.

La seorita Lpez dice al enfermero:

- No confunda mi sangre con otra.

El enfermero le responde:

- Las que vienen de lunes a viernes estn muy estresadas. Hasta la sangre parece ms negra en cambio la suya, la suya es ms ms relajada

Un seor dice en voz alta:

- Por eso vinimos todos el sbado.

El enfermero cierra la puerta.

La beba llora. La empleada corre a la habitacin y la trae envuelta en una paoleta rosa. Coloca una manta en el piso y all la nia juega. Un seor se acerca al mostrador y pregunta nervioso:

- Faltar mucho?

La empleada guarda la tijera en el bolsillo y dice:

- Son varios anlisis supongo que el enfermero los estar clasificando. Ya falta menos. Sigue usted.

Yo pienso en la maana del sbado. Me queda menos. Busco una revista. Son las de siempre. Qu lstima. No traje el diario. La empleada apaga la computadora. La seorita mareada revisa su cartera. Yo la imito. Me pregunto para qu traje el paraguas. Hoy es un da de sol. Saco el espejito y descubro un lunar en el mentn. La cara muy blanca.

La seorita Lpez sale muy despacio. Se acaricia el cabello. El enfermero queda en la puerta. Mirndola. No llama por ningn nombre ni apellido. La empleada entra rpido al consultorio. l la sigue.

El seor golpea la puerta y dice en voz alta: - Me toca a m.

La seorita mareada con el vaso de agua en la mano le dice:

- Ya sabemos. Espere un poco. Ahora sale la empleada.

El seor insiste y golpea ms fuerte.

- Tengo que vacunar a mi perro.

La seora del jolgorio le replica:

- Ninguno est aqu porque tiene ganas. Yo tengo que cuidar a mi nieto. No va a comparar con un perro.

La seorita mareada interviene:

- Por favor. No griten. Me duele la cabeza.

Un seor entra al laboratorio. Todos le decimos:

- Lleg tarde. No se dan ms turnos.

El seor sale muy asustado.

Yo creo que ya es tarde para barrer la vereda. No es bueno comer tanta carne. Tengo verduras. Las plantillas no son urgentes. Me siento muy dbil para encerar los pisos los patios pueden esperar. Ayer llovi. Mi pelo no est tan mal. El cineno s si quiero los impuestos, el clnico, mi hermana Voy a tomar agua.

El seor deja de golpear la puerta y se acerca a la seora.

- Yo no tengo nietos. Mi perro es todo lo que tengo por eso me toca a m.

Y vuelve a golpear con ms fuerza la puerta.

- Ya sabemos. Espere un poquito ms. Ahora sale la empleada. - dice la seorita cada vez ms mareada.

La empleada aparece limpiando la tijera. Hilitos de sangre resbalan entre sus dedos.

- Tena sangre negra. - nos dice.

Mira al seor. - A m me toca. La ma es ms ms Slo a m.

La nia viene gateando.