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UN RECORTARIO IMPORTANTE Los cristianos somos como los demás en la hora del dolor y del sufrimiento; quiero decir que no participamos de una raza superior entre los humanos, con asideros a mano para evitar el dolor ya que este es consustancial al ser humano. Quien vive, pasa dolores y sufrimientos y, por más que tratemos de evitarlos, entrarán antes o después en nuestra vida: enfermedades, frustraciones, fracasos, penalidades de todo tipo sabiendo, además, que la muerte es algo insoslayable con lo que ello significa ante las grandes preguntas de la existencia. Otra cosa es que podamos desarrollar una madurez anclada en nuestra fe, esperanza y amor para sufrir menos ante un dolor concreto. Nuestra experiencia de fe en Cristo resucitado nos relaciona con el dolor de otra manera. Pero lo que ahora quiero resaltar es otro lado de la cuestión, que tomará mayor relevancia cuando comience la Cuaresma: el “valor” que tiene el dolor y el sufrimiento para un cristiano. Lo cierto es que no todos piensan igual desde la fe cuando nos golpea la adversidad hasta desestabilizarnos a nosotros o a nuestros seres más queridos. No sabemos por qué existe el dolor, pero lo cierto es que podemos hacer diferentes cosas con él: machacarnos el ánimo, relativizarlo, superarlo, aceptarlo, rechazarlo y sufrir más... las consultas de psiquiatras y psicólogos están llenas de personas ávidas de pautas para aliviar la carga de sufrimiento que padecemos. ¿Qué decir desde la fe? Ha pasado el tiempo en que el dolor debe ser un arma buscada para la purificación o la santificación. Bastante tenemos con los dolores interiores y los que nos llegan cuando menos lo esperamos. Jesús se pasó la vida sanando, curando, liberando, aportando ejemplo y esperanza para que trabajemos nuestro interior puliendo las miserias y defectos y apostando claramente por liberar en lo posible los sufrimientos de los demás. Si queremos mortificarnos para coger músculo espiritual evangélico, muy bien: hagamos el sacrificio de ser más humildes, de soportar mejor a quienes no tienen éxito social y son cargantes; trabarnos la actitud de ayudar a quienes lo están pasando peor, sobre todo dando de nuestro tiempo con el mejor talante. Misericordia quiero, y no sacrificios, es nuestro eslogan que todos deberíamos seguir. Jesús no quiso el dolor para sí ni para nadie, tampoco lo buscó; y cada vez que se encontraba con él, adoptó una actitud sanadora y liberadora. Cuando llegó su hora de sufrir por coherencia con lo que fue su mensaje, entonces lo transformó en amor. Devolver el bien por mal es un extraordinario sacrificio que nos libera y libera al otro. En definitiva, podemos sufrir mucho por amor, pero el objetivo es el amor transformador, no el sufrimiento. Este es el mensaje revolucionario de Cristo, tan contrario a la mal llamada resignación cristiana. No nos engañemos, resulta mucho más sacrificado y cristiano amar a los demás siguiendo la senda de Cristo que fustigarnos con ayunos, privaciones materiales, y otras limitaciones autoimpuestas que nos hacen reconocernos estupendos católicos. Mucho mejor resulta si buscamos, sobre todo, el sacrificio que supone liberar cruces a los demás y trabajar nuestros defectos. Este sufrimiento es el que nos pide Dios por encima de cualquier otro. GABRIEL Mª OTALORA. (EcleSALia 10/02/20) Lunes, 24: 19:30h Pedro Barrado Seguimos conociendo a Jesús Martes, 25: 18.00h. Equipo de CARITAS 19:30h. Reunión Padres de Comunión III 19:30h Reunión PDMisionero 2º núcleo. Miércoles, 26: MIERCOLES DE CENIZA. Ayuno y abstinencia 19:00h. Eucaristía e imposición de la ceniza 19:30h. Oración Grupo Renovación Carismática Jueves, 27: 17:30h. Catequesis 19:30h. Reunión informativa PEREGRINACION A TIERRA SANTA. 19:30h. Oración de la comunidad. Vernes, 28: Abstinencia 17:00 y 18:00h. Catequesis Sábado, 29: 12:00h. Cursillo prematrimonial. Domingo, 1: DOMINGO I DE CUARESMA DIA Y COLECTA DE HISPANOAMERICA Eucaristía: 11:00h y 12:30h. 11:00 Entrega de la Cruz Camboya Niños que hacen 1ª Comunión. 12:00 h. Catequesis AVISOS: - EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA: “HISTORIA DE LA PARROQUIA- PEREGRINACIÓN a TIERRA SANTA: Del 20 al 27 de marzo. Día 24 Modesto, Bta. Mª Josefa Naval, Bta. Ascensión del Corazón de Jesús. Sant 3, 13-18 Sal 18 Marcos 9, 14-29 Día 25 Walburga, Luis Versiglia, Calisto Caravario, Bto. Roberto de Arbrissel. Sant 4, 1-10 Sal 54 Marcos 9, 30-37 SE INICIA EL TIEMPO DE CUARESMA Día 26 MIERCOLES DE CENIZA. Alejandro de Alejandría, Néstor, Paula Montal, Bta. Piedad de la Cruz Ortiz Real. Jl 2, 12-18 Sal 50 2Cor 5, 20-6,2 Mateo 6, 1-6.16-18 Día 27 Gabriel de la Dolorosa, Juan de Gorze, Bta. Francisca-Ana de los Dolores de María, Bta. Caridad, Bto. José Tous Soler. Dt 30, 15-20 Sal 1 Lucas 9, 22-25 Día 28 Nª Sra. Refugio de los Pecadores, Román, Rufino, Bto. Ciriaco María Sancha, Bta. Antonia de Florencia. Is 58, 1-9a Sal 50 Mateo 9, 14-15 Día 29 Hilario, Augusto Chapdelaine, Osvaldo de Worcester, Emma. Is 58, 9b-14 Sal 85 Lucas 5, 27-32 Las Matas. Madrid - Año XVII - nº 1046 DOMINGO VII - T.O. Ciclo A 23 febrero 2020 http://www.sanjoselasmatas.es [email protected] . ¿Sonreír al que deteriora e invade mi vida, perdonar a quien me afrenta, ayudar a quien me arruina y asistir a quien me olvidó un mal día? ¿CÓMO ME PIDES TANTO, SEÑOR? ¿Amar al que tal vez nunca me amó, abrazar al que, ayer, me rechazó, llorar con el que, tal vez, nunca yo encontré consuelo en la aflicción? ¡Cómo, Señor! ¡Dime cómo! Cuando ya es difícil amar al que nos ama. Caminar con el que queremos, entregarnos al que conocemos o alegrarnos con el que nos aplaude. ¡Cómo, Señor! ¡Dinos cómo hacerlo! Cuando nos cuesta rezar por los nuestros o prestar nuestra mejilla a quien ya nos da un beso. Cuando es duro el ser felices con aquellos que con nosotros conviven. ¿CÓMO NOS PIDES TANTO, SEÑOR? Ayúdanos a estar en comunión permanente con Dios y entonces, Señor, tal vez, no nos parezca tanto ni un imposible ser cómo Tú eres y llevar a cabo lo que Tú quieres: AMOR SIN CONDICIONES. Javier Leoz

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UN RECORTARIO IMPORTANTE

Los cristianos somos como los demás en la hora del dolor y del

sufrimiento; quiero decir que no participamos de una raza superior entre

los humanos, con asideros a mano para evitar el dolor ya que este es

consustancial al ser humano. Quien vive, pasa dolores y sufrimientos y,

por más que tratemos de evitarlos, entrarán antes o después en nuestra

vida: enfermedades, frustraciones, fracasos, penalidades de todo tipo

sabiendo, además, que la muerte es algo insoslayable con lo que ello

significa ante las grandes preguntas de la existencia.

Otra cosa es que podamos desarrollar una madurez anclada en nuestra

fe, esperanza y amor para sufrir menos ante un dolor concreto. Nuestra

experiencia de fe en Cristo resucitado nos relaciona con el dolor de otra

manera. Pero lo que ahora quiero resaltar es otro lado de la cuestión, que

tomará mayor relevancia cuando comience la Cuaresma: el “valor” que

tiene el dolor y el sufrimiento para un cristiano. Lo cierto es que no

todos piensan igual desde la fe cuando nos golpea la adversidad hasta

desestabilizarnos a nosotros o a nuestros seres más queridos.

No sabemos por qué existe el dolor, pero lo cierto es que podemos hacer

diferentes cosas con él: machacarnos el ánimo, relativizarlo, superarlo,

aceptarlo, rechazarlo y sufrir más... las consultas de psiquiatras y

psicólogos están llenas de personas ávidas de pautas para aliviar la carga

de sufrimiento que padecemos.

¿Qué decir desde la fe? Ha pasado el tiempo en que el dolor debe ser un

arma buscada para la purificación o la santificación. Bastante tenemos

con los dolores interiores y los que nos llegan cuando menos lo

esperamos. Jesús se pasó la vida sanando, curando, liberando, aportando

ejemplo y esperanza para que trabajemos nuestro interior puliendo las

miserias y defectos y apostando claramente por liberar en lo posible los

sufrimientos de los demás.

Si queremos mortificarnos para coger músculo espiritual evangélico,

muy bien: hagamos el sacrificio de ser más humildes, de soportar mejor

a quienes no tienen éxito social y son cargantes; trabarnos la actitud de

ayudar a quienes lo están pasando peor, sobre todo dando de nuestro

tiempo con el mejor talante. Misericordia quiero, y no sacrificios, es

nuestro eslogan que todos deberíamos seguir.

Jesús no quiso el dolor para sí ni para nadie, tampoco lo buscó; y cada

vez que se encontraba con él, adoptó una actitud sanadora y liberadora.

Cuando llegó su hora de sufrir por coherencia con lo que fue su mensaje,

entonces lo transformó en amor. Devolver el bien por mal es un

extraordinario sacrificio que nos libera y libera al otro. En definitiva,

podemos sufrir mucho por amor, pero el objetivo es el amor

transformador, no el sufrimiento. Este es el mensaje revolucionario de

Cristo, tan contrario a la mal llamada resignación cristiana.

No nos engañemos, resulta mucho más sacrificado y cristiano amar a los

demás siguiendo la senda de Cristo que fustigarnos con ayunos,

privaciones materiales, y otras limitaciones autoimpuestas que nos

hacen reconocernos estupendos católicos. Mucho mejor resulta si

buscamos, sobre todo, el sacrificio que supone liberar cruces a los

demás y trabajar nuestros defectos. Este sufrimiento es el que nos

pide Dios por encima de cualquier otro.

GABRIEL Mª OTALORA. (EcleSALia 10/02/20)

Lunes, 24: 19:30h Pedro Barrado Seguimos conociendo a Jesús

Martes, 25: 18.00h. Equipo de CARITAS 19:30h. Reunión Padres de Comunión III 19:30h Reunión PDMisionero 2º núcleo.

Miércoles, 26: MIERCOLES DE CENIZA. Ayuno y abstinencia 19:00h. Eucaristía e imposición de la ceniza 19:30h. Oración Grupo Renovación Carismática

Jueves, 27: 17:30h. Catequesis 19:30h. Reunión informativa PEREGRINACION A

TIERRA SANTA. 19:30h. Oración de la comunidad.

Vernes, 28: Abstinencia 17:00 y 18:00h. Catequesis

Sábado, 29: 12:00h. Cursillo prematrimonial. Domingo, 1: DOMINGO I DE CUARESMA

DIA Y COLECTA DE HISPANOAMERICA Eucaristía: 11:00h y 12:30h.

11:00 Entrega de la Cruz Camboya Niños que hacen 1ª Comunión. 12:00 h. Catequesis

AVISOS: - EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA: “HISTORIA DE LA PARROQUIA”

- PEREGRINACIÓN a TIERRA SANTA: Del 20 al 27 de marzo.

Día 24 – Modesto, Bta. Mª Josefa Naval, Bta. Ascensión del Corazón de

Jesús.

Sant 3, 13-18 – Sal 18 – Marcos 9, 14-29 Día 25 – Walburga, Luis Versiglia, Calisto Caravario, Bto. Roberto de

Arbrissel.

Sant 4, 1-10 – Sal 54 – Marcos 9, 30-37

SE INICIA EL TIEMPO DE CUARESMA Día 26 – MIERCOLES DE CENIZA.

Alejandro de Alejandría, Néstor, Paula Montal, Bta. Piedad de la Cruz Ortiz Real.

Jl 2, 12-18 – Sal 50 – 2Cor 5, 20-6,2 – Mateo 6, 1-6.16-18 Día 27 – Gabriel de la Dolorosa, Juan de Gorze, Bta. Francisca-Ana de

los Dolores de María, Bta. Caridad, Bto. José Tous Soler.

Dt 30, 15-20 – Sal 1 – Lucas 9, 22-25 Día 28 – Nª Sra. Refugio de los Pecadores, Román, Rufino, Bto. Ciriaco

María Sancha, Bta. Antonia de Florencia.

Is 58, 1-9a – Sal 50 – Mateo 9, 14-15 Día 29 – Hilario, Augusto Chapdelaine, Osvaldo de Worcester, Emma.

Is 58, 9b-14 – Sal 85 – Lucas 5, 27-32

Las Matas. Madrid - Año XVII - nº 1046

DOMINGO VII - T.O. – Ciclo A – 23 febrero 2020

http://www.sanjoselasmatas.es [email protected]

.

¿Sonreír al que deteriora e invade mi vida,

perdonar a quien me afrenta,

ayudar a quien me arruina

y asistir a quien me olvidó un mal día?

¿CÓMO ME PIDES TANTO, SEÑOR?

¿Amar al que tal vez nunca me amó,

abrazar al que, ayer, me rechazó,

llorar con el que, tal vez,

nunca yo encontré consuelo en la aflicción?

¡Cómo, Señor! ¡Dime cómo!

Cuando ya es difícil amar al que nos ama.

Caminar con el que queremos,

entregarnos al que conocemos

o alegrarnos con el que nos aplaude.

¡Cómo, Señor! ¡Dinos cómo hacerlo!

Cuando nos cuesta rezar por los nuestros

o prestar nuestra mejilla

a quien ya nos da un beso.

Cuando es duro el ser felices

con aquellos que con nosotros conviven.

¿CÓMO NOS PIDES TANTO, SEÑOR?

Ayúdanos a estar en comunión permanente

con Dios y entonces, Señor,

tal vez, no nos parezca tanto ni un imposible

ser cómo Tú eres y llevar a cabo lo que Tú quieres:

AMOR SIN CONDICIONES. Javier Leoz

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«El Señor no se cansa de perdonar; somos nosotros los que

desgraciadamente nos cansamos de pedir perdón ».

P. Francisco Lectura del libro del Levítico 19,1-2.17-18 El Señor habló así a Moisés: «Di a la comunidad de los hijos de Israel: “Sed santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo. No odiarás de corazón a tu hermano, pero reprenderás a tu prójimo, para que no cargues tú con su pecado. No te vengarás de los hijos de tu pueblo ni les guardarás rencor, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor”». Palabra de Dios

Salmo responsorial. - Sal 102 R/. EL SEÑOR ES COMPASIVO Y MISERICORDIOSO Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. R/. Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura. R/. El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia. No nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas. R/. Como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos. Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por los que lo temen. R/.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 3,16-23

Hermanos: ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo: y ese templo sois vosotros. Que nadie se engañe. Si alguno de vosotros se cree sabio en este mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios, como está escrito: «Él caza a los sabios en su astucia». Y también: «El Señor penetra los pensamientos de los sabios y conoce que son vanos». Así, pues, que nadie se gloríe en los hombres, pues todo es vuestro: Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro. Todo es vuestro, vosotros de Cristo Y Cristo de Dios. Palabra de Dios.

+ Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 38-48

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo, diente por diente”. Pero yo os digo: no hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también el manto; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas. Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo”. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto». Palabra del Señor.

Seguimos caminando y lo hacemos porque deseamos volver a acoger y gustar el proyecto del Reino que Jesús nos está anunciando estos domingos. Él sigue ejerciendo de Maestro. Hoy también seguirá en esa labor proponiendo sus profundas enseñanzas.

Amor y perdón, dos palabras claves en el mensaje de las lecturas de este domingo. Fáciles de pronunciar, pero difíciles de practicar.

No resulta fácil, por propia voluntad, el amor a los enemigos por parte del ser humano. ¿Responder al odio con amor? ¿A la violencia con la mansedumbre? ¿A la afrenta con la humildad? ¿Cómo llegar a ese grado de exquisitez cristiana? ¿Cómo regalar bien ante el mal? Ni más ni menos que colocando en el centro de nuestra existencia a Dios mismo.

Parece que no conocemos otro camino para resolver los problemas que el recurso a la violencia. No es extraño que las palabras de Jesús resuenen en nuestra sociedad como un grito ingenuo además de discordante. Y, sin embargo, quizá es la palabra que más necesitamos escuchar en estos momentos en que, sumidos en la perplejidad, no sabemos qué hacer en concreto para ir arrancando del mundo la violencia. Hay una convicción profunda en Jesús. Al mal no se le puede vencer a base de odio y violencia.

Jesús no se detiene a precisar si, en alguna circunstancia concreta, la violencia puede ser legítima. Más bien nos invita a trabajar y luchar para que no lo sea nunca. Por eso es importante buscar siempre caminos que nos lleven hacia la fraternidad y no hacia el fratricidio.

Amar a los enemigos no significa tolerar las injusticias y retirarse cómodamente de la lucha contra el mal. Lo que Jesús ha visto con claridad es que no se lucha contra el mal cuando se destruye a las personas. Hay que combatir el mal, pero sin buscar la destrucción del adversario.

Pero no olvidemos algo importante. Esta llamada a renunciar a la violencia debe dirigirse no tanto a los débiles, que apenas tienen poder ni acceso alguno a la violencia destructora, sino sobre todo a quienes manejan el poder, el dinero o las armas, y pueden por ello oprimir violentamente a los más débiles e indefensos.

Dios siempre está dispuesto a perdonar. Esa es la diferencia entre Él y nosotros; por inercia y sin esfuerzo alguno, perdona, olvida y entrega amor. Nosotros dosificamos el perdón, nos cuesta olvidar y el amor lo damos también con cuentagotas. Por ello mismo, el final del evangelio de hoy nos retrata: vivir con Dios significa aspirar a su perfección; ver las cosas como Dios mismo las ve y reaccionar, incluso en situaciones ilógicas y contradictorias, desde el testimonio de la fe. ¿Imposible? Con Dios desde luego que no.

Así, la vida de un cristiano debe ser un eco de las actitudes, pensamientos, obras y deseos de Cristo. Por lo tanto, abrirnos sin desmayo y sin miedo, mirar hacia el cielo cuando se nos hace sufrir en la tierra, meditar la gran lección que Jesús nos da en la cruz, pueden ser perfectamente unos claros síntomas de que queremos vivir según El y que, entre otras cosas, deseamos la perfección cristiana en el encuentro con numerosos prójimos, manifestarles y hasta asombrarles e impresionarles, por la viveza y sinceridad de nuestro amor.

Varios adversarios se levantan en contra de ser, allá donde estemos, imagen de su amor: el egocentrismo, el racionalismo, el egoísmo, el individualismo, la ausencia de Dios… Tenemos armas para hacerles frente: la oración, la solidaridad, la fe, la comunidad y las promesas de Jesús que, por la fuerza del Espíritu, nos asiste hasta el día en el que vuelva definitivamente. ¿Cómo nos encontrará? Ojalá que, el Señor, nos ayude a hacer de nuestra vida una ofrenda y un amor que no sea excluyente.