Un Plato de Juguete en El Barrio Ingles, Rosario, Argentina
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UN PLATO DE JUGUETE EN EL BARRIO INGLÉS, ROSARIO, ARGENTINA
Arq. Conservador de Museos Gustavo Fernetti Centro de Estudios de Arqueología Histórica de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad
Nacional de Rosario.
Museo Itinerante del barrio de la Refinería.
Programa de Preservación y Rehabilitación del Patrimonio – Municipalidad de Rosario
Junta de Historia de Rosario.
Resumen
El estudio artefactual en arqueología posee una gran importancia para nuestra comprensión de la
cotidianeidad de los grupos que utilizaron esos artefactos.
Las fabricación, decoración, función y cronología de los artefactos, sumados y combinados a la
documentación nos brindan datos sobre los aspectos simbólicos de los grupos, inaccesibles por la
desaparición de las personas que les dieron sentido.
Del sitio arqueológico Morrison 1 (MO1) en el norte de la ciudad de Rosario, Argentina, se pueden inferir
detalles del consumo de los habitantes de las viviendas construidas por el Ferrocarril Central Argentino en
1890.
El presente trabajo describe un hallazgo, el de un pequeño plato perteneciente a un juego de té para
muñecas, que proponemos como disparador para futuras investigaciones problematizando sobre
categorías antropológicas como familia, niñez y género.
Palabras clave: arqueología urbana, Rosario, basurales, juguetes
Abstract
The study of archeologic artifacts has great importance for our understanding of the daily life of the groups
that used using those devices.
The manufacturing, decoration, function and chronology of artifacts, together and combined with
documentation, give us data on symbolic aspects of the groups, currently inaccessible by the
disappearance of the people who gave them meaning.
The archaeological site Morrison 1 (MO1) in the north of the city of Rosario, Argentina, can infer details of
the culture of the inhabitants of the houses built by the Argentine Central Railroad in 1890.
This paper describes the finding of a small plate, that belonged to an old toy tea set for girls.
We propose the present work as a beginning for further investigation by questioning about
anthropological categoríes as family, childhood and gender.
Keywords: urban archeology, Rosario, landfills, toys
Introducciòn
El estudio artefactual –incluimos en ellos a los elementos cerámicos- posee una gran importancia en el de
la cotidianeidad de los grupos que produjeron, consumieron y descartaron dichos artefactos.
Las técnicas de fabricación, la decoración, la función y la cronología de los artefactos, nos brindan
información sobre los aspectos simbólicos al combinarlos con la documentación, abordando así aspectos
inaccesibles por la desaparición de las personas que les dieron sentido. Del sitio arqueológico Morrison 1
(MO1) se pueden inferir detalles del consumo de los habitantes de las viviendas construidas por el
Ferrocarril Central Argentino en 1890.
Esta relación entre costumbre y artefacto, dado el carácter discreto del sistema que forman los
fragmentos, los cuales por lo general han llegado hasta nosotros en muy pocas unidades (y a veces sólo
una) una extrapolación es riesgosa. Sobre cuando se disponen de muy pocos datos sobre el grupo en
cuestión.
El carácter especulativo de la inferencia en base a fragmentos escasos o únicos sólo puede minimizarse
mediante el análisis objetual combinado con el método comparativo o las supervivencias de estos objetos
en la actualidad, por ejemplo (Traba y Zuccarelli, 2014).
Según esta perspectiva la aparición de un objeto arqueológico singular puede dar pistas útiles para
iluminar los modos de vida pasados, siempre y cuando no se caiga en una extensión a todo un grupo del
carácter simbólico de ese objeto único en el registro arqueológico (Chang, 1883).
En el caso que nos ocupa, un objeto de cerámica nos permite formularnos preguntas para así establecer
comparaciones e hipótesis no sobre el objeto en sí, sino sobre las relaciones socales donde estuvo
inmerso.
El objetivo de este trabajo –mayormente descriptivo- es problematizar sobre ciertos aspectos sociales
que, ausente su materialización en el registro arqueológico como “vestigios de una manera de vivir”,
implican, finalmente, una antropología del pasado.
El sitio
Durante operaciones de zanjeo para el tendido eléctrico, en 2013 en el Parque Scalabrini Ortiz, hacia el
este del Barrio Ingles, se removieron porciones de suelo a lo largo de las calles adyacentes, lo que puso
en evidencia gran cantidad de fragmentos de todo tipo. Dada la concentración de los fragmentos, el tipo y
antigüedad establecidos prima facie y la extensión de su dispersión, se consideró la posibilidad de estar
frente un basural en gran medida original y correspondiente a las antiguas viviendas ferroviarias.
frente a ello y en el marco de una arqueologìa de rescate –en el sentido de “registrar lo que aparece”- se
observaron los fragmentos evidentes y se realzó una recolección superficial.
Luego de recolectado de realizó un inventario, marcado y pre catalogación por material, luego por función
y se dejaron para trabajos posteriores atributos de tipo simbólico, comercial, industrial, etcétera (Brooks,
2005). De este modo, los fragmentos se ordenaron en categorías, lotes y atributos a los fines de poder
elaborar hipótesis iniciales o tentativas.
En ese marco casi forzoso, uno de los fragmentos se identificó inicialmente como un platito de juguete
para muñecas (toy saucer).
Figura 1- Ubicación general del sitio Morrison 1 (MO1)
Ubicación UTM al centro del sitio: Zona 20H – 717669,87 m. E – 6354032,31 m. S
El objeto
El artefacto hallado consistía en un conjunto de tres fragmentos que -a primera vista- se identificaron
como de porcelana europea de pasta blanda o porcelana biscuit que remontaban perfectamente, no
pudiéndose hallar el remanente para completar el objeto. El material observable con lupa de 3X, en las
fracturas evidenció ausencia de esmalte (slip) con una pasta lisa, no porosa y de aspecto vitrificado y
traslúcido. Los cortes no retenían suciedad del suelo, siendo fácilmente lavables, quedando los
fragmentos limpios de un color levemente amarillento, a diferencia de la porcelana de alta calidad o bone
china. Sin embargo, esto puede deberse a coloraturas por los inevitables procesos edáficos en un
tecnosuelo de varios componentes.
El supuesto platito o saucer tiene un diámetro de 38 mm de diámetro (promedio) y 5 mm de altura, con
una depresión central de 20 mm. de diámetro para el apoyo de la tacita, que no pudo ser hallada. Por la
parte inferior presenta un reborde circular en forma de anillo de 11,3 mm de diámetro interior y 17 exterior
y que sobresale 1.2 mm de la superficie.
El borde, observado con lupa de 3X, es muy irregular y aunque presenta una pequeña saltadura, no
creemos que sea por desgaste o rotura, sino por el proceso de fabricación original. Aunque partimos
solamente de un examen visual, es razonable creer que al ser los moldes de fábrica de cierta tosquedad,
parte de la masa líquida se filtró por los taseles, quedando un filo o pestaña definiendo un contorno
irregular y una leve ondulación del borde, con algunas salientes puntuales que tornan el perímetro áspero
al tacto e incluso cortante.
La base, formada por el pequeño anillo antedicho, ante el análisis visual se presenta rugosa,
probablemente producto de la manufactura y no por el desgaste o por saltaduras. La pieza carece de
marcas de fabricación.
Figura 2- El plato de juguete (saucer) hallado en el sitio Morrison - MO1, remontado en forma provisoria.
Se observa a la derecha ampliación del borde. Registrado en el RENYCOA en 2014.
Foto gentileza Lic. Soledad Biasatti.
Cuestiones de identificación
La primera cuestión que debimos afrontar era si verdaderamente era un platito de juguete.
Dado que posee un formato circular y una depresión central, incluso un reborde, observado su diseño
creemos que efectivamente se corresponde a un plato, del tipo para recibir una taza en dicha depresión.
Lo excepcional es su tamaño.
Las tazas y sus platos domésticos poseen dimensiones considerablemente mayores. El uso de un
artefacto de este tipo, dado su exiguo tamaño, debía tener una taza de dimensiones acordes, ya que una
taza muy alta ubicada en la depresión del platito sería muy inestable: la manufactura de la depresión es
ligeramente irregular, ya que probablemente haya sido hecha en un molde bastante basto.
Si se mantuvieran las proporciones, estimamos que la taza correspondiente debería contener poca
cantidad de líquido, unos 10 cm3, no llegando a 30 ml. Esta cantidad contrasta con las tazas de café
habituales, que poseen una capacidad de 100 a 350 ml.
La proporción establecida nos permite hipotetizar que el artefacto hallado es un plato de dimensiones
diminutas, una miniatura.
No podemos establecer directamente que sea una miniatura de juguete, pudiendo ser parte de la vajilla
que se suele denominar “decorativa”. Los platos miniatura que establecen los catálogos son para uso
cotidiano, pero no para beber sino reducciones de tazas normales de café que sirven para disponerlos en
vitrinas. Sin embargo, sus dimensiones suelen ser bastante mayores. Algunos modelos decorativos van
unidos con finas cadenas de latón dorado, sin dejar dudas que su destino es una vitrina o estante.
A fin de cuantificar las diferencias entre juegos de té para muñecas, hemos establecido una relación K
entre el diámetro del saucer (D) y la altura de la taza (H), en la inteligencia que esa relación no es
solamente estética sino producto de un saber empírico-comercial del fabricante, incluyendo estabilidad de
la pieza y proporciones de la imitación respecto a un objeto “para adultos”.
NOMBRE DE LA PIEZA MATERIAL CRONOLOGÍA PLATO (SAUCER) DIÁMETRO EN MM
D
TAZA (CUP) ALTURA EN MM
H K=D/H
WORCESTER TOY TEA CUP
PORCELANA 1770 75 37 2,03
SPODE MINIATURE CUP
PORCELANA 1840 76 32 2,38
FLOREALE TOY CUPS PORCELANA 1900 48 25 1,92
ROYAL ALBERT LE PETITE
PORCELANA 1920 64 38 1,68
ROYAL DOULTON PORCELANA 1920 63 38 1,66
JAPAN TOY TEA SET
PORCELANA JAPONESA
1970 41 20,6 1,99
PLATITO BARRIO INGLES
PORCELANA 1900? 38 ¿ 19 ? ¿ 2,00 ?
Figura 3- Tabla de proporciones (K) entre diámetro del plato o saucer (D) altura de la taza (H).
Fuente: Elegimos catálogos comerciales para coleccionistas, dado que es importante la verosimilitud de
las descripciones de los jueguitos para la reputación comercial del vendedor.
Como vemos, todos los juguetes que se venden comercialmente y son aproximadamente de la época,
presentan una relación aproximada 2:1, o sea dos veces la atura de la taza para el diámetro del saucer.
Juegos muy antiguos como los Worcester de 1770 mantienen esa proporcionalidad, aún para tazas altas
de poco diámetro, el plato es mayor respetando la relación.
De este modo y si se mantiene la proporcionalidad general a los juegos analizados, la tacita (cup) debería
medir 19 mm. de alto, dimensión muy pequeña para los juegos europeos que se venden a coleccionistas
especializados y que sólo pueden observarse en jueguitos baratos más modernos de origen japonés
(1960-hoy), que también mantiene esa relación 2:1.
En base a esto podemos afirmar con alguna certeza que el artefacto es un fragmento de un platito de té o
café para muñecas, de los denominados genéricamente “dollhouse tea set” o “toy tea set” usado como
juguete para imitar las costumbres hogareñas, por parte de las niñas, según un consumo que se rastrea,
al menos desde el siglo XVII para las clases medias europeas.
Figura 4- Dimensiones generales del saucer y representación de las proporciones entre la altura de la
taza faltante (H) y el diámetro del plato (H), manteniendo la relación respectiva 2:1.
El juego de imitar
Este tipo de artefacto adquiere sentido, de tratarse de un platito para muñecas como afirmamos, al imitar
lúdicamente la costumbre adulta de tomar té.
El juego de té propiciaba la socialización en el juego. Los “toy tea sets” de más de dos tazas presuponía
un grupo de niñas jugando “a recibir” o sea que la niña asume el papel de ama de casa que “invita” a sus
amigas a una tertulia. Estas amigas podían ser niñas o bien muñecas. Los juegos de dos tazas
implicaban que una muñeca o una niña jugaba un rol de invitada o bien –para el caso de la muñeca- de
“hija” para la propietaria del jueguito, la “madre”. Se supone, además, que esta imitación significaba
prediseñar en el rol que le cabría a la niña en su vida adulta.
Los juegos que pueden verse en catálogos de coleccionistas, abundan en dos tipos clásicos de juego: el
de piezas reducidas a dos tazas o incluso una y el juego completo, el cual puede incluir varias piezas
como tetera, azucarera y lechera además de un número de 4 o 6 tazas con sus platos. Los juegos de 12
tazas no son comunes y existen juegos históricos de alto precio de 20 a 100 piezas de todo tipo (Lechler,
1976 y 1986; Whitmyr, 1984).
Los elementos del juego –incluso los platitos- que se relevaron en catálogos pueden ser decorados o
lisos, en porcelana de pasta blanda, loza (whiteware), loza “piedra” (ironstone) o vitrificada (opaque),
siendo éstos los materiales más comunes, dada su resistencia a los golpes.
Los juegos son todos europeos durante el siglo XIX, comenzándose a importar masivamente de Japón,
China e India a partir de las décadas del 60 y 70. Pudieron observarse jueguitos ingleses, franceses
(Limoges), alemanes, belgas y españoles.
Con respecto a la cronología, ésta sólo puede ser inferida por la asociación con otros objetos de
porcelana europea. En el sitio MO1, numerosos fragmentos de cerámica whiteware abarcan períodos que
van de 1870 a 1920, con una gran variedad de decoraciones, sponged, twigs, transfer, decal, incluso
pequeños trozos de blue diffuse y con motivo Willow.
Los fragmentos de porcelana, opaque y demiporcelain también fueron numerosos, superando
largamente los sitios aledaños como Laguna de Mandinga (Sitio MD1, 2, y 3) y calle Junín (Sitios JU2 a
JU7), donde la porcelana fina europea es inexistente, reduciéndose casi exclusivamente a cerámica
vitrificada opaque para frascos medicinales o en una ocasión, demiporcelain belga.
Por lo tanto, podemos suponer, siquiera en forma tentativa, que estos fragmentos están asociados por el
contexto y abarcan el período aproximado 1880-1920, dado que fragmentos de objetos posteriores fueron
muy pocos en la muestra recolectada.
Conclusiones
Hemos establecido razonablemente que el fragmento hallado correspondería con un platito de juguete.
Pero esta inferencia, basada en una lógica basada en catálogos, no implica sine embargo pensar en una
extensión del “jugar con platitos y muñecas” a todas las niñas del grupo habitante del Barrio Inglés.
Dado que, como dijimos, los fragmentos son variables discretas en el sistema, sería una especulación
extrapolar su uso generalizado. Incluso es arriesgado asumir que el platito formaba parte de una manera
habitual de jugar.
Dada esta notoria ausencia en la evidencia, preferimos cambiar el eje y plantea una problemática de tipo
antropológico antes que arqueológico-materialista.
La relación entre presencias y las ausencias en el registro, aún en un sistema arqueológicamente
dinámico como MO1, la suponemos axiomáticamente inconmovible, a menos que se hagan retiros
masivos de material sin reintegro de la extracción. O sea el sistema, formado por variables discretas,
permanece poco estacionario, dinámico o altamente dinámico, pero como sistema varía solamente las
relaciones internas de las presencias, mientras permanece fija la relación “aparece-no aparece” dado un
corte temporal sincrónico. El basural o sea el contexto arqueológico, para nosotros permanece “en-sí”.
Por otro lado, los objetos no solamente se pueden taxonomizar, datar y adjudicarlos a grupos, sino que
pueden también plantear preguntas que van más allá de su material, forma y función concretos.
Con esas intenciones, nos proponemos problematizar acerca del rol de la niñez y el género en el Barrio
Inglés. Se trata de acceder a comportamientos grupales en base a evidencia escasa, por lo que las
relaciones directas deben antes problematizarse que afirmarse.
… cuando nos referimos a él (comportamiento arqueológico) aludimos a la determinada capacidad que
posee el hombre para jerarquizar y para crear diversas categorías dentro de los objetos y sobre todo a la
capacidad de leer presuntos significados que no aparecen explícitos, pero del que todos los miembros de
una comunidad son poseedores del código (Cerrilo de Cáceres y Fernández Corrales, 1989)
En este sentido, ese código es inaccesible en base sólo a lo artefactual.
Por lo tanto, es menester formular interrogantes que superen la carencia material, acceder a esa
capacidad mencionada en la cita:
¿Los grupos de vecinos del Barrio Inglés tenían una economía doméstica que incluía juguetes o
sea consumos de aparato simbólico? ¿o es este un caso aislado? Más profundamente, ya que
presuponemos que un adulto adquirió el juego para una niña: ¿Cual es la relación que se plantea en un
grupo familiar, al considerar la infancia, la socialización y los juegos?
En base a lo arriba argumentado es que podemos decir que este objeto fragmentado y singular (al menos
hasta que puedan realizarse excavaciones sistemáticas) y “cronológicamente difuso” nos permite avanzar
por caminos diferentes al habitual análisis material, incursionando en lo simbólico, lo social, lo etario y lo
sexual.
Creemos que los objetos singulares, lejos de no poder aportar información por su carácter de soledad en
el registro, actúan como disparadores y obligan a los arqueólogos a plantear relaciones,
comparaciones y sobre todo, otras preguntas sobre la sociedad.
Un posicionamiento que creemos necesario para poder indagar sobre un pasado poco transitado de la
historia social rosarina.
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