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Pascua: fiesta de gozo Continúa en la pag. 2 Un periódico de la Arquidiócesis de Newark, NJ Marzo/Abril 2009 Pascua. Fiesta de gozo. Fiesta de canto. Fiesta de esperanza. Fiesta de la Comunidad. Inicio de la creación nueva y definitiva. En movimiento. Con un pasado impetuoso, con un presente risueño, con un futuro prometedor. Cristo glorioso renueva la humanidad y se presenta como la plenitud de sentido de toda la creación. La vida. La vida sin límite, en exten- POR P. ANTONIO CIORDIA, OAR sión y densidad. La vida en plenitud. Con Dios, en Dios e invadidos total- mente por su presencia. Eje y centro de la Buena Nueva. Un hecho, no una mera aspiración. Una realidad, no una quimera. Una explosión de divinidad en el hombre; Dios mismo que ha inter- venido con poder y majestad; no una deducción del pensamiento humano en filosofía o religión. La resurrección de Jesús, elemento integrante de la Pascua cristiana, (Foto cortesÌa de Catholic Advocate) MISA CRISMAL: El lunes 6 de abril a las 8:00 pm la Catedral Basílica de Newark será el marco de una de las celebraciones litúrgicas más importantes del año. El arzobispo Juan José Myers acompañado por los obispos auxiliares, cientos de sac- erdotes y diáconos y con la participación de feligreses de todas las parroquias de la diócesis celebrará la “misa crismal”. En ella se consagrará el Santo Crisma, que se uti- lizará en los bautismos, al igual que en la ordenación de sacerdotes y obispos, y se bendecirán el óleo de los catecúmenos y el óleo de los enfermos. Es, sin duda, una de las manifestaciones más bellas de la unidad de la iglesia diocesana.Todos estamos invitados. Si nunca has participado, te invitamos a que lo hagas este año. Dejarse seducir por Dios uienes siguen a Jesús encuentran en los días santos (Semana Santa y Pascua) un tiempo precioso para, precisamente, no des- cansar de Dios, sino más bien para descansar con Él, vivir con El y gozar en El. La nueva forma de vivir estos días, revistiéndolos de solaz y diversión, muy poco tiene que ver con el espíritu de un tiempo de gracia y santificación que nos permite vivir el milagro más grande que han visto los siglos: Todo un Dios se hace hombre para que el hombre y la mujer de todos los tiempos puedan gozar de un cielo eterno de amor y de gozo. A todos nos vienen bien unos días de intimidad con el Señor, compartiendo lo que somos y lo que tenemos, atesorando raudales de paz, tomando conciencia de nuestra fe, valorando en su justa medida nuestro compromiso y proyectando hacia el mundo la inmensa alegría de sabernos salvados por un Cristo que está vivo y sigue enamorando a los que quieren seguirle. Jesús es un personaje seductor. Conven- dría sumergirnos en su conocimiento. Una lectura consciente de la Palabra nos llevará por vericuetos desconocidos que nos harán comprender la profundidad, la intensidad y el milagro de un amor sin medida que lo da todo sin pedir nada a cambio. Nuestra vida no es un simple entretenimiento. Necesita- mos de vez en cuando despertar nuestro corazón de niño para asombrarnos ante las repetidas manifestaciones de amor, de entrega, de perdón, de generosidad de un Crucificado que no se pierde en la oscuridad de una tumba, sino que manifiesta su poder –venciendo la debilidad y el miedo— resucitando gloriosamente a una Vida que no acabará jamás y que nosotros podremos compartir. Como Pablo tenemos que detenerlos en el camino de la vida, cerrar los ojos para ser iluminados, expresar nuestra disponibilidad repitiendo a todas horas: ¿Quién eres Señor? ¿Qué quieres de mí? Corren tiempos de in- creencia, de falta de fe y de valor. Por ello, en estos tiempos duros, se necesita la voz fuerte de hombres y mujeres que sean ca- paces de ser testigos de Cristo. Hombres y mujeres que muestren una inmensa fe, un ardor inquebrantable y una coherencia evi- dente de fidelidad a Dios y de compromiso con el ser humano. No hay que temer ni la difamación ni la muerte. Hay que jugárselo todo por la causa de Cristo. Una luz especial tiene que brillar en nuestros ojos y en nuestra sonrisa en las fiestas de la pasión, muerte y resurrección del Señor. Los católicos de esta hora tenemos que ser como una bocanada de vida en un mundo que se está ahogando. Semana Santa y Pascua se abren ante nuestra vista como oportunidad única de ponernos en contacto con un Dios que está vivo. A la oración se llega por el camino de la interiorización, que supera el resto de las cosas. Orar estos dias en silencio, re- flexionando sobre el misterio de nuestra redención, va a darnos una paz interior que va a ser el motor de una vida nueva. Analicemos lo que estamos viviendo, des- cubramos nuestras reales motivaciones, oremos por otras personas que solicitan nuestra intercesión. Estos días de oración nos darán suficiente paz y lucidez para ver nuestra vida con los ojos de Cristo. Y observar con mucha más profundidad lo que veríamos con solo nuestra inteligencia. No hay que tener vergüenza de caer, sino de quedarse en el suelo. Todos hemos encontrado dificultades en nuestra vida, pero ha llegado la hora de levantarnos, creer en nuestras posibilidades y seguir a Cristo como testigos hasta las últimas consecuencias. POR PADRE GREGORIO MATEU baña de luz toda realidad; hasta los rincones más oscuros que colindan con la nada—dolor, carencias, muerte— quedan sublimados en esplendorosa luz y vitalidad. El Triduo Pascual celebra el dolor, la impotencia, la muerte misma de Cristo, como pascua, y, en él, los de toda la hu- manidad, como realidades transfor- madas en vida divina en el paso de Jesús al Padre. No es la vida, sin más, lo que celebramos, sino la muerte transformada en vida; no el gozo a solas, sino el dolor convertido en gozo; no la impotencia desnuda, sino la debilidad extrema tor- nada en poder de Dios. Con ello, toda esa serie de limita- ciones dolorosas, invadidas por la gloria de Cristo, son, en este sentido, destellos de lo divino. No es un nuevo edificio que surge de la nada, sino que los materiales humanos, sublimados ahora por la redención, componen el santo Templo de Dios. La gloria de Dios los invade. Por eso, impregnados de esa luz y poder, irradian luz y poder, tienen un valor pascual. Es el dolor de parto a un nuevo nacimiento; es la limitación que posee el poder redentor; es la muerte que se convierte en el encuentro Q

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Pascua: fiesta de gozo

Continúa en la pag. 2

Un periódico de la Arquidiócesis de Newark, NJ Marzo/Abril 2009

Pascua. Fiesta de gozo. Fiesta decanto. Fiesta de esperanza. Fiesta de laComunidad. Inicio de la creación nuevay definitiva. En movimiento. Con unpasado impetuoso, con un presenterisueño, con un futuro prometedor.Cristo glorioso renueva la humanidad yse presenta como la plenitud de sentidode toda la creación.

La vida. La vida sin límite, en exten-

POR P. ANTONIO CIORDIA, OAR sión y densidad. La vida en plenitud.Con Dios, en Dios e invadidos total-mente por su presencia. Eje y centro dela Buena Nueva. Un hecho, no unamera aspiración. Una realidad, no unaquimera. Una explosión de divinidad enel hombre; Dios mismo que ha inter-venido con poder y majestad; no unadeducción del pensamiento humano enfilosofía o religión.

La resurrección de Jesús, elementointegrante de la Pascua cristiana,

(Foto cortesÌa de Catholic Advocate)MISA CRISMAL: El lunes 6 de abril a las 8:00 pm la Catedral Basílica de Newarkserá el marco de una de las celebraciones litúrgicas más importantes del año. Elarzobispo Juan José Myers acompañado por los obispos auxiliares, cientos de sac-erdotes y diáconos y con la participación de feligreses de todas las parroquias de ladiócesis celebrará la “misa crismal”. En ella se consagrará el Santo Crisma, que se uti-lizará en los bautismos, al igual que en la ordenación de sacerdotes y obispos, y sebendecirán el óleo de los catecúmenos y el óleo de los enfermos. Es, sin duda, unade las manifestaciones más bellas de la unidad de la iglesia diocesana. Todos estamosinvitados. Si nunca has participado, te invitamos a que lo hagas este año.

Dejarse seducir por Diosuienes siguen a Jesús encuentranen los días santos (Semana Santay Pascua) un tiempo preciosopara, precisamente, no des-cansar de Dios, sino más bien

para descansar con Él, vivir con El y gozaren El. La nueva forma de vivir estos días,revistiéndolos de solaz y diversión, muypoco tiene que ver con el espíritu de untiempo de gracia y santificación que nospermite vivir el milagro más grande que hanvisto los siglos: Todo un Dios se hacehombre para que el hombre y la mujer detodos los tiempos puedan gozar de un cieloeterno de amor y de gozo.

A todos nos vienen bien unos días deintimidad con el Señor, compartiendo loque somos y lo que tenemos, atesorandoraudales de paz, tomando conciencia denuestra fe, valorando en su justa medidanuestro compromiso y proyectando haciael mundo la inmensa alegría de sabernossalvados por un Cristo que está vivo y sigueenamorando a los que quieren seguirle.

Jesús es un personaje seductor. Conven-dría sumergirnos en su conocimiento. Unalectura consciente de la Palabra nos llevarápor vericuetos desconocidos que nos haráncomprender la profundidad, la intensidad yel milagro de un amor sin medida que lo datodo sin pedir nada a cambio. Nuestra vidano es un simple entretenimiento. Necesita-mos de vez en cuando despertar nuestrocorazón de niño para asombrarnos ante lasrepetidas manifestaciones de amor, deentrega, de perdón, de generosidad de unCrucificado que no se pierde en la oscuridadde una tumba, sino que manifiesta supoder –venciendo la debilidad y el miedo—resucitando gloriosamente a una Vida queno acabará jamás y que nosotros podremoscompartir.

Como Pablo tenemos que detenerlos enel camino de la vida, cerrar los ojos para seriluminados, expresar nuestra disponibilidadrepitiendo a todas horas: ¿Quién eres Señor?¿Qué quieres de mí? Corren tiempos de in-creencia, de falta de fe y de valor. Por ello,en estos tiempos duros, se necesita la vozfuerte de hombres y mujeres que sean ca-paces de ser testigos de Cristo. Hombres ymujeres que muestren una inmensa fe, unardor inquebrantable y una coherencia evi-dente de fidelidad a Dios y de compromisocon el ser humano. No hay que temer ni ladifamación ni la muerte. Hay que jugárselotodo por la causa de Cristo. Una luz especialtiene que brillar en nuestros ojos y en nuestrasonrisa en las fiestas de la pasión, muerte yresurrección del Señor. Los católicos de estahora tenemos que ser como una bocanadade vida en un mundo que se está ahogando.

Semana Santa y Pascua se abren antenuestra vista como oportunidad única deponernos en contacto con un Dios que estávivo. A la oración se llega por el camino dela interiorización, que supera el resto delas cosas. Orar estos dias en silencio, re-flexionando sobre el misterio de nuestraredención, va a darnos una paz interiorque va a ser el motor de una vida nueva.Analicemos lo que estamos viviendo, des-cubramos nuestras reales motivaciones,oremos por otras personas que solicitannuestra intercesión. Estos días de oraciónnos darán suficiente paz y lucidez paraver nuestra vida con los ojos de Cristo. Yobservar con mucha más profundidad loque veríamos con solo nuestra inteligencia.

No hay que tener vergüenza de caer, sinode quedarse en el suelo. Todos hemosencontrado dificultades en nuestra vida,pero ha llegado la hora de levantarnos,creer en nuestras posibilidades y seguir aCristo como testigos hasta las últimasconsecuencias.

POR PADRE GREGORIO MATEU

baña de luz toda realidad; hasta losrincones más oscuros que colindancon la nada—dolor, carencias, muerte—quedan sublimados en esplendorosaluz y vitalidad.

El Triduo Pascual celebra el dolor, laimpotencia, la muerte misma de Cristo,como pascua, y, en él, los de toda la hu-manidad, como realidades transfor-madas en vida divina en el paso de Jesúsal Padre. No es la vida, sin más, lo quecelebramos, sino la muerte transformadaen vida; no el gozo a solas, sino el dolorconvertido en gozo; no la impotenciadesnuda, sino la debilidad extrema tor-nada en poder de Dios.

Con ello, toda esa serie de limita-ciones dolorosas, invadidas por lagloria de Cristo, son, en este sentido,destellos de lo divino. No es un nuevoedificio que surge de la nada, sino quelos materiales humanos, sublimadosahora por la redención, componen elsanto Templo de Dios. La gloria deDios los invade.

Por eso, impregnados de esa luz ypoder, irradian luz y poder, tienen unvalor pascual. Es el dolor de parto aun nuevo nacimiento; es la limitaciónque posee el poder redentor; es lamuerte que se convierte en el encuentro

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Página 2 Marzo/Abril 2009La Vida de la Iglesia

“El otro discípulo que había llegado primero,entró a su vez, vio y creyó” (Juan, 20,8)

El Viernes Santo, cuando celebramos laPasión del Señor, recreamos la Via Do-lorosa, el camino entre la fortaleza ro-mana en Jerusalén y el Gólgota, queNuestro Señor Jesucristo recorrió cargan-

do el peso de la Cruz.Esta tradición de recorrer los pasos de Jesús

comenzó en los primeros siglos de la cristiandad. Esuna jornada colectiva de fe, esperanza y convicción.

En cada parada a lo largo del camino recordare-mos la Pasión de nuestro Señor, Su sacrificio pornuestra redención. Lo que entonces el mundo viocomo una derrota, nosotros lo vemos como una vic-toria, la Victoria de la Cruz a la Gloria, de una vidade oscuridad a una nueva vida en la luz del Señor re-sucitado. Y otra vez descubriremos por la med-itación y la oración que Dios nos ama, que se ocupade nosotros, que es misericordioso y que el mundono tiene poder sobre nosotros.

Este año nuestra jornada será diferente, nuestrospasos serán tal vez un poco más fuertes y más de-

terminados. Yo les insto a orar por los niños aquienes, hombres y mujeres víctimas de la culturade la muerte, no les dan la oportunidad de nacer. Eneste momento de la historia de nuestra nación, hayuna posibilidad real de que las leyes federales pro-puestas eliminen las protecciones para los niños nonacidos, que hemos obtenido en los últimos 38 años.Quienes creemos en la santidad de la vida en toda suextension -desde el momento de la concepción hastala muerte natural- necesitamos ahora esa determi-

nación y fuerza adicional en la Via Dolorosa delmovimiento pro-vida.

Actualmente nuestra lucha por la vida continúaenfrentando dificultades igual que, por la Pasion denuestro Señor, cada uno de nosotros está llamado acargar su propia Cruz y seguirlo. Pero igual que Sussufrimientos nos proporcionaron el fulgor de laResurrección y la promesa de una nueva vida,nosotros esperamos que nuestros pasos traigan unverdadero cambio en la forma en que nuestra so-ciedad vea a los indefensos, en un futuro en el quetodos creamos en la santidad de la vida.

Yo sé que algunos pensarán que esto es dificil decreer. Recuerden, sin embargo, que aun el apostolamado, san Juan, tenía dudas al principio cuandocorrió hacia la tumba de Jesús en la mañana de Pas-cua. Juan esperó afuera mientras Pedro, que tal vezacababa de sobreponerse a sus temores y an-siedades, entraba en la tumba. Pero Juan entró al fin,vio los signos y creyó.

Los signos de un compromiso renovado a la vidaen esta nación están aquí. En esta Pascua celebre-mos a Cristo Resucitado y celebremos la resurrec-ción del movimiento pro-vida.

Más razones para celebrar la promesa

Pascua: fiesta de gozo

Por Arzobispo Juan J. Myers

Sinceramente en el Señor

Presidente y Publ isher: Su Excelencia Reverendísimo John J. Myers, J.C.D., D.D., Arzobispo

Coordinación: Diácono Asterio Velasco Junno Arocho, Oficina de ComunicacionesConsejo Editorial : Msgr. William J. Reilly

Rev. José GambaDiácono Asterio VelascoMarisa InclánMaría de los Angeles García

Publ icación y distribución: Advocate Publishing Corporation

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Un periódico de la Arquidiócesis de Newark, NJ

Hoy quisiera reflexionar sobre circunstanciasque todos vamos a experimentar de una forma uotra en algún momento de nuestra vida. Preguntasdifíciles y decisiones a tomar cuando alguienentra a un hospital, en momentos de crisis queconvierten el dolor humano en un caos. Son rea-lidades a enfrentar, y aunque la ciencia médicaprogrese (gracias a Dios recibimos los frutos deese progreso), todos somos mortales, todosvamos a experimentar la partida de esta vida

Decisiones extraordinariasMONS. MANUEL A. CRUZObispo Auxiliar de NewarkVicario para los Hispanos

Viene de la pag. 1

decisivo con Dios. Porque la Pascua los ha santificadoy dignificado tanto que entran como instrumentos desalvación. Pues la luz de la Pascua no mira tan solohacia adelante sino que alcanza lo presente y anterior.

Jesús resucitado no se desprende de su hu-manidad, sino que la mantiene y la diviniza. No sedesnuda de su condición de siervo salvador, sinoque la eleva a la más alta dignidad filial, Señor detodo lo creado. Jesús no se ha privado de bajar alabismo, sino que lo ha convertido en suprema vic-toria y redención.

Nosotros, todavía en este valle de lágrimas,gozamos ya del poder divino de nuestra flaqueza,pues en nosotros el Espíritu de Dios lo santificatodo, hasta lo más precario de nuestra condición hu-mana, capaz de arrancar bien del mal. Sufrir conCristo, ser aplastado con Cristo, morir con Cristo es

ya participar de la pascua y vivirla en el proceso dedivinización.

Decimos que el dolor, el trabajo penoso, lamuerte son consecuencia y hasta expresión delpecado. No así a la luz de la Pascua; o al menos nototalmente así. Nuestra muerte está incrustada en lade Cristo, es salvadora en él: nuestros sufrimientos,al decir de Pablo, completan los de Cristo, hacién-dolos suyos en su Pasión; y el trabajo laborioso porobediencia y amor es participación salvadora de sucruz.

“Bienaventurados los que sufren por causa de lajusticia”; “Bien aventurados los que lloran”; “Lejosde mí gloriarme si no es en la cruz de Cristo”...

Fiesta de gozo por el significativo presente. Fies-ta de canto, por el encanto del don que se nos con-cede de contemplarnos en Cristo. Fiesta de esperan-za por el glorioso porvenir. Fiesta de la Iglesia todaporque es cuerpo del resucitado en camino de un in-tegración con él. Todo tiene sentido en Cristo, nadafuera de él. Triduo Pascual.

donde la Fe nos enseñaque nos espera unaeternidad con Dios. En-tramos en contacto contérminos médicos como“intubación”, “máquinarespiradora”, “masajecardíaco”, y “no resucitar(DNR)”, cuando se nospide decidir sobre posi-bles acciones que tendránimpacto directo en lavida del paciente.

Morir no es difícil,pero prepararnos paranuestra muerte o la de

nuestros seres queridos y aceptarla, puede ser ex-tremadamente difícil, y para el hombre de hoy,sumamente confuso. Cuando la familia médicanos hace preguntas o nos pide decidir, entoncesdudamos de la capacidad del médico; siempre

deseamos lo mejor para nuestros seres queridos yno queremos que nada ni nadie nos quite o nossepare de aquellos que tanto amamos.

Es un hecho que todos deseamos, aún en medio deldolor, la pena y la confusión, la dignidad humana.Queremos ser tratados con dignidad, confrontar nues-tras enfermedades con dignidad, que nuestros seresqueridos y aun nosotros mismos, crucemos el umbralde la muerte con dignidad. De aquí que debamos estarpreparados para esas situaciones extremas de maneraque al tomar esas decisiones extraordinarias, sea consumo respeto a la vida y la dignidad del hombre y siem-pre a la luz de las enseñanzas de nuestra Fe.

El respeto a la dignidad humana hace que lapreparación de un testamento en vida-directiva avan-zada (“living will”) cobre gran importancia, pues es lamanera en que una persona puede expresar la forma enque desea que se respete su voluntad y sus creenciasdurante procedimientos o tratamientos médicos,además de ayudar a sus familiares llegado el momen-to de tomar decisiones que pueden incidir en su vida.

Mons. Manuel A. Cruz

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Con estas palabras que nosotros hemosrepetido miles de veces, saludó el arcángelGabriel a aquella jovencita de Nazareth que

se convertiría, por su aceptación a la voluntad deDios, en la madre de Su Hijo.

María la sin pecado, puesto que estabatotalmente poseída de la gracia de Dios quien lapreservó del pecado para hacer de ella el primersagrario del mundo, aceptó libremente ser parte delmisterio de la Encarnación. Quiso Dios la librecooperación de María para que el Espíritu Santocomenzara a ponernos a los seres humanos encomunión con Cristo, y ella se entregó por entero ala persona y a la obra de su Hijo para servir con Elal misterio de la Redención.

Maria creyó a pesar de que la encarnaciónsobrepasa a toda comprensión y toda posibilidadhumana porque “Ninguna cosa es imposible paraDios” (Lc. 1, 37) y con su “Fiat” (hágase) permiteque su virginidad se convierta en fecundidad únicapor medio del poder del Espíritu Santo y de la fe.

Quedarnos con los conceptos sobre Maríaexpuestos arriba sería quedarnos a medias en loque se refiere a la Santísima Virgen Madre deDios. Hemos de comprender que la maternidad deMaría no se redujo solamente a ser la madre deJesús; ella fue hecha la Madre del Cristo total, laIglesia, por eso afirmamos como Iglesia que Maríaes Madre nuestra.

Jesús en la cruz nos la da como Madre y noshace sus hijos en la figura del discípulo amado.María está presente con los apóstoles después de laAscensión del Señor “perseverando en la oracióncon un mismo espíritu” (Hechos 1, 14). María estápresente en la Iglesia a través de los siglos;nosotros podemos orar con ella y orarle a ella. Laoración de la Iglesia está apoyada en la oración deMaria con un culto especial que, sin ser culto deadoración, es superior a la veneración que tenemosa los santos.

María ha sabido, como toda buena madre,acercarse a sus hijos teniendo en cuentasus necesidades y sus costumbres, por esotenemos una Virgen de Guadalupe, morena

Marzo/Abril 2009 Página 3Comentario

como los indígenas mexicanos, que les habla en elidioma que ellos saben entender, una Virgen deCoromoto, una Virgen de la Caridad del Cobre,una Nuestra Señora de las Mercedes, una Virgende Chiquinquirá, una Señora de los Angeles ytantas otras advocaciones de María que se “viste”con distintos ropajes y cambia de nombre deacuerdo a las circunstancias; pero que es la únicaVirgen María Madre de Dios.

En el mes de mayo, mes tradicionalmentededicado a intensificar el culto mariano, oremoscomo Iglesia : “Dios te salve, María; llena eres degracia; el Señor es contigo; bendita tú eres entretodas las mujeres; y bendito es el fruto de tuvientre, Jesus” .

SABES…

SABES…

PRINCIPIO DE FECREEMOS QUIE LA VIRGEN MARIA ES MADRE DE DIOS

Y MADRE NUESTRA.

Dios te salve, llena de graciaRespuestas a las preguntas de nuestra ediciónanterior.

¿Qué es el principio de subsidariedad?

El principio de subsidariedad es el quedetermina que en cada sociedad la autoridad nopuede recaer solamente sobre una persona oinstitución. El principio de subsidariedad seopone a todo tipo de colectivismo; traza loslímites de intervención del Estado y tiende ainstaurar un verdadero orden internacional.

¿Qué es necesario para que laautoridad sobre un grupo se ejerzalegítimamente?

Para que la autoridad se ejerza legítimamentees necesario que busque el bien común delgrupo que gobierna y si, para alcanzarlo empleamedios moralmente lícitos. Si los dirigentespreoclamasen leyes injustas o tomasen medidascontrarias al orden moral, estas disposicionesno pueden obligar en conciencia.

¿ Qué es el bien común?

El bien común es el conjunto de condiciones dela vida social que permiten a los grupos y acada uno de sus miembros conseguir más plenay fácilmente su propia perfección.

¿Qué es el dogma de la InmaculadaConcepción?

¿Qué quiere decir “panaghia”?

¿Cómo se le llama litúrgicamente alculto a la Virgen?

Responde a estas preguntas y compara tusrespuestas con las que aparecerán en nuestrapróxima edición….hasta entonces.

María de los Ángeles García

Conozca

la Fe

Católica

¿Por qué la Iglesia nos enseña que la VirgenMaría no tuvo más hijos si la Biblia menciona alos hermanos de Jesús?

Efectivamente en el evangelio según san Mateo(13,55) se mencionan sus hermanos Santiago, José,Simón y Judas y sus hermanas, (sin mencionar susnombres). La Iglesia, sin embargo, siempre haentendido estos pasajes no como referidos a otroshijos de la Virgen sino a los hijos de una Maríadiscípula de Cristo a quien el evangelista designacomo “la otra María” (cfr. Mt. 28, 1). Se trata puesde parientes próximos de Jesús a quienes se lesllamaba hermanos según una expresion conocidadel Antiguo Testamento (cfr. Génesis 13, 8;14,16;29,15)

Ver Catecismo de la Iglesia Católica número 500¿Tiene preguntas o dudas sobre la fe católica?

Envíelas a nuestra dirección postal. Trataremos deresponderlas siempre que sea posible.

Preguntas Populares

El ángel te saluda “Ave María”El ángel te saluda “Ave María”estás llena de gracia ante el Señor,eres mujer bendita por tu amor,y en ti espera cumplir su profecía.

Tu seno virginal concebiríaal Hijo del excelso creador.Manifiestas al ángel tu candor.Es tu pureza mística alcancía.

Te informa que Isabel, estéril, vieja,pues nada hay imposible al Hacedor,tendrá un hijo y ya está en el sexto mes.

En tu decoro el cielo se depeja,te ofreces como esclava, con fervor,y a la sombra de Dios vendrá la mies.

Emma M. Valdés

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Página 4 Marzo/Abril 2009Comentario

Para los que tenemos el privilegio de vivir donde lascuatro estaciones son claramente diferenciables, lallegada de la primavera es un acontecimiento casi festivo.Sea ésta la estación mas hermosa o no, esto depende delas preferencias individuales, sí tiene una componenteque nos atañe a todos: marca el fin del largo invierno,con sus días cortos y suelo helado, y abre las puertasal disfrute del espacio exterior. Pero la verdaderabelleza de la primavera está en que la naturaleza se abrea la vida; ya en el brote de hierba verde o en los botonesapretados de las flores; en el verde tierno de los árboleso en el trino de los pájaros, es como si toda la energíaacumulada en los duros meses de sobrevivencia, estallaraen un despliegue de color y sonido, que cada año nosrecuerda que la vida siempre se impone.

Es en este entorno que la cristiandad celebra su fiestapor excelencia: La Pascua de resurrección del Señor.Fiesta de vida que en el decir de San Pablo es la razónde nuestra esperanza y nuestra fe. El Señor cargandocon las culpas de la humanidad entera se ofrece obe-dientemente en sacrificio perfecto. Experimenta lamuerte, pero destruye su poder cuando emerge victo-rioso del sepulcro. Acompañamos a un Jesús sufrientepara encontrarnos después con un Cristo resucitado.Y ésta es la garantía de nuestra propia resurrección.La muerte nunca más será nuestro final. Misterio deamor que no llegamos a comprender en su totalidad,pero que nos eleva a la categoría de Hijos de Dios ynos hace herederos de la Casa del Padre. Las palabrasquedan cortas y nuestro corazón agradecido y humildese une a la Iglesia toda en un “¡Señor mío y Diosmió!”

Otras celebraciones matizan también esta época deprimavera. La Iglesia dedica el mes de mayo, mes de lasflores, a María, y el Día de las Madres está colocadodentro de este marco. La esencia de ambas celebra-ciones es la vida misma desde su principio... María esmodelo de madre por excelencia. Aceptó su maternidadpor encima de todas las dificultades que esto pudieraacarrearle, fue fiel, piadosa, valiente y consecuente consu compromiso de madre hasta el final de sus días. Ynuestra propia madre; cúmulo de amor, esfuerzo ysacrificio. Muchas veces es difícil expresar todo lo queella significa. Quizás por eso las flores hayan tomado ellugar de las palabras para honrar a esa mujer que ha sidollamada a ser bendición para sus hijos.

La crisis global en más de un sector es el tema ac-tual. Los medios de comunicación venden con éxito susproductos, en ellos nos enteramos de lo cotidiano. Seve que han sido trabajados con todos los elementosposibles y añadidos, de su cosecha, dramatismo y extrasque casi siempre influyen en nosotros y actúan comocombustible para ponernos en estado de angustia, estrésy desesperanza.

A diario podemos comprobar que todo tiene un ciclo,todo es producto y resultado de acción o inactividad. Portanto no sería extraño que quien equivoca su paso tropiecey caiga. A diario me encontraré con dificultades.

Puedo tomar los momentos difíciles y de crisis como lagran oportunidad para corregir el rumbo y confirmar la rutahacia mi objetivo o simplemente ver como el momento defortalecer mis flaquezas. Es posible que sea ocasión deubicarme en mejor situación.

A mí me resultó positivo tomar la información y la

asesoría directamente de los expertos y no me confiésolamente de mi experiencia y de los datos que tuve amano. Desoyendo los discursos y arengas de líderesque añaden desilusión, busqué las verdaderas joyasproverbiales y leí a los que pasaron ya las crisishistóricas. Encontré las profecías de esperanza deHabacuc que me hicieron recordar que el momentomás oscuro de la noche anucia el amanecer y resolvívivir cual lirio del campo o ave del cielo con mi fe en Dios.

“Aunque la higuera no eche sus brotes y no den susfrutos las parras;

aunque fracase la cosecha del olivo, y no produzcannada los campos;

aunque no haya ovejas en el corral y desaparezca elganado del establo,

yo me alegraré en el Señor, tender mi gozo en Diosmi salvador.

El Señor es mi señor y mi fuerza; él da a mis pies la agilidad de la cierva y me hace

caminar por las alturas.”

Perdona a tu siervo, SeñorHace poco leí en la columna dominical del escritor

peruano Jaime Baily donde decía lo siguiente: “Uno no es ellibro que ha leído, ni las personas que ha amado, ni el dineroque ha amasado, sino los caminos que ha recorrido”. Hacetiempo que tenía ideas parecidas volando como pajaritossobre mi cabeza y de pronto como que este individuo hizo quese posaran de forma ordenada, así como algo dirigido por unacomputadora eficiente.

Es interesante que muchos de los encuentros de Jesucristocon las gentes ocurrieran a lo largo de un camino, de unrecorrido, o de un viaje. Dos de los más notables fueronel de San Pablo, camino a Damasco, y el de Cleofás y otrodiscípulo cuando se dirigían a Emaús.

A veces el Señor se acerca en momentos cuando nosconsideramos invencibles, protegidos por escudos, cascosy portando un arma en la mano. Viene a nuestro encuentrocuando nos creemos en la sima, pero de caminos equivocados,como a Pablo. Otras veces se nos presenta cuando nossentimos abatidos, vencidos, a punto de tirarlo todo a labasura. Y sintiéndonos así, emprendemos el camino deregreso izando la bandera de la derrota y el pesimismoprematuramente, como a los dos rumbo a Emaús.

La cuaresma nos presenta la opción de analizar nuestromapa de viaje, cerrar los ojos a las distracciones del mundoexterior y mirar un poco hacia adentro, cambiar de rumbo si

fuese necesario, para entonces poder reconocer al Cristoresucitado. Es importante también mirar hacia atrás antes decontinuar el trayecto, pues fueron nuestros antepasados losque abrieron la brecha, y como decía Machado, hicieroncamino al andar.

Es tiempo también, de bajarnos del caballo, poner los piesy la cabeza en tierra firme, y pedir perdón. A veces se hacetan seductora la meta, tan embriagadora la carrera, que nosolvidamos del punto de partida. Hasta los objetos inertes noshacen reconocer este hecho. Me pasa cada vez que busco enMap Quest una dirección. Lo primero que nos pregunta lamáquina es de dónde partimos y después a donde queremos ir.Si no lo hacemos así, no nos permite continuar el recorrido.

Querido compañero de viaje, si llegas a la meta antesque yo, intercede ante el Señor para que me perdone porlas veces que anduve con exceso de velocidad, manejandoembriagado por el poder, la ambición, ansioso de llegarprimero, atropellando a mi prójimo en el proceso. Pídeleque me perdone por las veces que no guardé la distanciaadecuada e invadí el espacio ajeno. Cuéntale que fueproducto del mal funcionamiento de mi GPS interior loque me hizo perder el rumbo y escoger caminos equivocados.Dile que fue por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísimaculpa. Por ultimo, ruégale que me perdone todas las otrasviolaciones las cuales no me atrevo a escribir para asítratar de mitigar las multas que tendré que pagar al finaldel camino.

Primavera,fiesta de vidaPOR MARGARITA GUTIÉRREZ

Viviendo con fe los tiempos difícilesPOR MARCO GUERRERO

POR DAMIÁN DE ARMAS

Hace unos días eldiácono Tom Barrett

recibió con motivo de sucumpleaños (87) y sus 32

años de servicio comodiácono el

reconocimiento de sucomunidad de San José y

San Miguel en Union City.La palabra “descanso” no

existe en el vocabulariode Tom y de su esposa

Peggy. Siempre al serviciode los más necesitados, la

mayoría de elloshispanos. Por su labor ysu ejemplo de entrega,

¡gracias!Foto cortesÌa de V. Velasco

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Marzo/Abril 2009 Página 5Reflexionemos

Por Mons. William J. Reilly

DoctrinaSocial de la Iglesia

Por el Padre Pedro Navarro

Al paso

de los días

Por Padre Juan Luis Calderón

Un año con San Pablo

¿Creyentes o “beatos”?que él no tiene. Entre los cuatro, y al menos en esteaspecto, hay sólo uno que se comporta como verdaderocreyente y verdadero cristiano. Paradógicamente, ya losabemos, es el que cree que no cree.

Yo soy católico y creo, no faltaba más, que esbueno que vayamos a la iglesia el domingo: lacomunidad puede ayudarnos muchísimo a vivir mejornuestra fe. Creo que es bueno llevar algún signo visiblede nuestras creencias: es una buena forma de decir, sinpalabras, lo importante que son en nuestras vidas. Perosi nos quedamos sólo en eso, en lo exterior, en losritos, en las prácticas visibles, nuestra supuesta fe es

Aparecida

muerta e inútil. No sirve para nada. Seríamos nocreyentes sino “beatos”. Y esta palabra, “beatos”, notiene muy buena imagen que digamos.

Los “beatos” son unos personajes medio folklóricos ymedio patéticos, que suelen rondar las Iglesias como lasmoscas en torno a la miel. Coleccionan misas como otroscoleccionan sellos. Empatan un rosario con otrorepitiendo maquinalmente e interminablemente lasmismas palabras sin pensar en lo que dicen. Es unconsumidor de ritos, una persona que hace cosas seriaspero que no las vive. Confiesa todos los días pero nocambia de vida. Va a la iglesia constantemente pero alsalir de ella no es capaz de compartir nada. Critica a todoel mundo pero no mueve un dedo para que las cosascambien. Es la caricatura de una persona piadosa. En vezde religioso es fanático, es decir, alguien que no tienenada en el cerebro y muy poco en el corazón.

El hombre (o la mujer) sinceramente religioso une lafe con la vida. Encuentra a Dios en la iglesia pero loencuentra, sobre todo, en el trato con los demás. Aprendede Dios mismo a perdonar, a no juzgar, a ver la verdaddonde quiera que se encuentre, aceptando, con humildad,que el bien y el mal coexisten, en mayor o menorproporción en todo corazón humano. En el suyo y en elde los demás…

Cristo, en general tan tierno y paciente con todos,tuvo palabras muy duras hacia aquéllos que se creíanmejores y superiores a los demás. Palabras muy fuertespara los “beatos” de aquellos tiempos, para los fariseos,para los que creían tener a Dios agarrado por la barbagracias a su colección de ritos. “Las prostitutas y losladrones llegarán antes que ustedes al reino de loscielos”, les dijo.

Yo le pido a Dios que ni el que escribe ni el que leetengamos que escucharlas cuando tengamos quecomparecer ante Él.

La iglesia de Cristo está presente en primer lugary sobre todo en la familia. En el marco de la vidafamiliar es donde está más claramente presente elamor de Dios, el mensaje de salvación y el don de lagracia. Cuando faltan estos tres elementos, tambiénfaltan la unidad y la alegría que debe acompañarles.El mismo Juan Pablo II nos recordaba en Río deJaneiro que debemos trabajar para que cambie lasituación de la vida familiar y que la familia asumasu papel y misión en la sociedad y en la iglesia. Nonecesitamos mirar muy lejos para observar dóndefalta esta fuerza y dónde comienzan las dificultades.Las pequeñas comunidades de fe, en parroquias, endiferentes regiones, están cogiendo fuerza paraenriquecer los valores familiares. En Aparecida,Brasil, al comenzar Benedicto XVI sus palabras,dijo clara y sucintamente: “La familia esinsustituible para la serenidad personal y para laeducación de los hijos.”

En cierta ocasión oí afirmar a un católico que losespiritistas están todos locos y como talesdeberían ser metidos en un manicomio. Tenía un

vecino espiritista, que, claro, cree en la reencarnación ysuele decir que los protestantes deben ser convertidos ensapos en la próxima vida, por su fanatismo. Unconocido mío, protestante acérrimo (por supuesto)proclama muy convencido que los católicos van a irtodos al infierno debido a su idolatría. Conozco a unagnóstico, que no practica ninguna religión pero quevive en paz con los demás y acepta, sin hostilidad, quepuede haber personas buenas aunque tengan creencias

Trabajar con todas las personas de buenavoluntad en la construcción del Reino.

Fortalecer con audacia la pastoral de lafamilia y de la vida.

El evangelio de Marcos comienza diciéndonosque “el Reino de Dios ha llegado”. Los obisposde América Latina reunidos en Aparecida nos

recuerdan que la llamada del Señor continúa hoy y quedebemos vivir nuestras vidas como discípulosmisioneros, transformados por la presencia deJesucristo entre nosotros. Brevemente se nos dice quela misión propia de la iglesia es proclamar la personade Jesucristo, celebrar los sacramentos que él nosencomendó, y practicar la caridad.

El primer paso en la evangelización es proclamar elmensaje. Una vez que conocemos la persona, el plan, elmisterio pascual de Jesucristo, nos movemos hacia lacomunidad de fe y la celebración de los sacramentos.Tenemos un sinfín de recursos a nuestra disposición paralograr este sueño en la comunidad local, al igual que a unnivel más amplio. El peligro es que esperamos a que losdemás actúen primero, o apuntamos con el dedo a lascausas sin ofrecer ninguna solución. Como decía JuanPablo II al empezar su carta Redemptoris Missio:”Lamisión de Cristo Redentor, que él encomendó a suiglesia, está muy lejos de estar cumplida.”

En el Cuerpo deCristo hay oficinasEn los últimos meses, los hispanos que trabajamos

en oficinas de la Arquidiócesis de Newark hemoscomenzado un nuevo modo de trabajo en equipo,

guiados por la sabia mano de nuestro Obispo auxiliarManuel Cruz. El sistema es sencillo y efectivo: reunirnosmensualmente para dialogar sobre lo que está pasandoen nuestra Arquidiócesis, planificar actividades yreflexionar juntos sobre los rumbos del pueblo hispanocatólico en este rincón del mundo. En poco tiempo estosencuentros están dando frutos y todos ustedes seránbeneficiarios de ellos.

Todos sabemos que, para funcionar mejor, laArquidiócesis ha dividido su ministerio en diferentesparroquias (lo que usted ve cada domingo), y también endepartamentos u oficinas. Cada uno se ocupa de atenderlas necesidades de un área de la vida de la Iglesia deNewark. Todos juntos: parroquias y oficinas, guiados por

el ministerio del Arzobispo John J. Myers y sus obisposauxiliares, formamos el Pueblo de Dios que peregrina enlos condados de Hudson, Essex, Union y Bergen. LaArquidiócesis de Newark.

Al regresar al Centro Guadalupe, después de cadareunión, visito la capilla para dar gracias a Dios pornuestro ministerio y preguntar al Señor qué quiere demí/nosotros. En estos días, resuenan en mi corazón laspalabras de San Pablo: “Aunque somos muchos, somosun solo cuerpo, porque comemos de un solo pan” (1Co10:17). Estas palabras, que siempre aplicamos a la Iglesiay a los cristianos, se las aplico hoy a nuestraArquidiócesis. Quisiera poder transmitirles con palabrasla hermosa sensación que me produce participar en esasreuniones mensuales con mis colegas en el ministeriohispano. Cada uno habla desde su servicio y misión. Perotodos juntos formamos la Iglesia. Un cuerpo con muchosmiembros (todos necesarios) y una sola cabeza: Cristo.Muchos puntos de vista, pero un solo corazón y una solaalma (Hch 4:32) dirigidos hacia Dios. Muchasparroquias, muchas oficinas, muchos movimientosapostólicos… pero un solo Señor, una sola fe, una solaIglesia. Somos distintos y somos uno. Y así debe ser.

Diferencia en ministerios, parroquias y oficinas no

significa división o ruptura. Es simplemente organizar laIglesia para que cada aspecto de la vida de nuestra fepueda desarrollarse mejor. Parece que tenemos miedo alas “diferencias”, pero no hay motivo, porque todostenemos muy clara nuestra vocación (léase lo que Sanpablo dice sobre los carismas en 1Co). La vocación deamar y servir al Señor sólo puede desarrollarseauténticamente dentro de la Iglesia, que nos enseña yalimenta la fe.

Ya ven: parecía una reunión de trabajo y resultó ser unmomento de comunión con Cristo y con su cuerpo, quees la Iglesia. Me siento afortunado por ser cristiano en laArquidiócesis de Newark… incluso en las reuniones.

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Página 6 Marzo/Abril 2009Comentario

Tortas de camarón y albóndigas de bacalao

Al pensar en la Cuaresma este año, por algunarazón, lo primero que me vino a la mente fue lacomida. Las albóndigas de bacalao y el potaje

de garbanzos de mi madre, y las tortas de camarón de misuegra. Se podría decir que Cuaresma y Semana Santatienen en la comunidad hispana una serie de saboresespeciales. Posiblemente esto sea cierto de cadapueblo y cultura.

Puede resultar curioso que comience hablandode comida en tiempo de ayuno y abstinencia. Sinembargo, muchas de nuestras tradiciones culturales,entre ellas las gastronómicas, nos ayudan a recordarlos valores y costumbres de los tiempos litúrgicos,precisamente porque han nacido de ellos. Nosayudan a ponernos “en ambiente”.

Pero, como todo, la Cuaresma se convierte en puroritualismo si no se vive su significado profundo. Porejemplo, a juzgar por el número de nosotros que asistea la Iglesia en Miércoles de Ceniza, algunos pudieranpensar que éste fuera para los hispanos el día másimportante del año litúrgico. Pero ¿de qué sirve que nosimpongan la ceniza si luego no hacemos el esfuerzo deacompañar al Maestro en su ascenso a Jerusalén?

La Cuaresma nos recuerda que la existencia humana

es la historia de la relación interpersonal entre Diosy el hombre en el contexto de la alianza consagradapor Cristo. Esta alianza supone la superación constantedel pecado y la conversión como actitud personal ycomunitaria hacia Dios y los hermanos. Esta es lavocación del cristiano.

La conversión es un don de Dios que requiereuna respuesta generosa y un esfuerzo de purifi-cación interior por nuestra parte. Los temas recu-rrentes de las liturgias cuaresmales nos ayudan arecorrer ese itinerario: ayuno, abstinencia, sacrifi-cio, moderación de los deseos, oración y obras decaridad. Los evangelios dominicales nos presentan aCristo como protagonista, modelo y maestro. Es unrecorrido que invita a la superación del egoísmo y ala búsqueda de la justicia, donde la comunidad cris-tiana es a la vez signo e instrumento de reconci-liación. Es, en definitiva, una invitación a vivir conintensidad la dimensión de bautizados, a recorrer uncamino de fe más consciente.

Decía san Pedro Crisólogo: “Tres son, hermanos,los resortes que hacen que la fe se mantenga firme,la devoción constante y la virtud permanente. Estostres son la oración, el ayuno y la misericordia.Porque la oración llama, el ayuno intercede y lamisericordia recibe”. Esto es, la oración nos devuelve

la comunión con Dios; la caridad nos reconcilia conlos hermanos; y el ayuno, como ejercicio de autodo-minio, nos libera espiritualmente y nos reconcilia connosotros mismos.

A menudo buscamos excusas para evitar lascosas que nos incomodan. “No se cae el mundo”,decimos, porque un viernes de Cuaresma comacarne, o porque no me prive de algo que me cuesta;“ya buscaré tiempo para Dios más tarde”, mientrasInternet, la televisión o el iPod llenan nuestra vidade ruido; “que otro se preocupe, ya tengo bastantesproblemas”.

Mientras tanto, nos olvidamos de si el pordioseroal que evitamos dando un rodeo pasó la noche o elanciano que no visitamos murió de soledad; Diosnunca tuvo su minuto de atención; y, en esta so-ciedad de la abundancia, el cuerpo sigue empacandolibras que no necesita. Dios se ha convertido en unavoz lejana en nuestro corazón endurecido, un ecodistante en nuestra conciencia. Y luego, nos extrañanlos males espirituales y físicos que nos aquejan

Necesitamos silencio. Necesitamos tiempos y es-pacios que nos permitan escuchar a Dios. Quizá hoyapague la radio de mi auto en el camino a casa. Porcierto, mamá, mándame la receta de las albóndigas.No me salen como a ti. Será el bacalao.

POR MAR MUÑOZ-VISOSO

deprimidas y desesperadas, y tienden a hacer comen-tarios disimulados a quienes están cerca, esperando quealguien haga algo y les ayude. Si la persona no recibeayuda llega un momento en que se da por vencida y dejade hablar del asunto. Muchos tienden a interpretar estocomo que la persona se tranquilizó, pero puede representaralgo mas peligroso, el que la persona se resignó a queno va a ser ayudada, y puede tomar decisiones másdrásticas, como el atentar contra su vida. María Luisahabía llegado a este punto peligroso; sin embargo, algoen su interior la había empujado esa noche a la Iglesia.Lo que pasaría con su vida dependía de lo que pasaraesa noche en esa celebración.

Alguien tocó la campana, para indicar a los presentes

que la Eucaristía iba a iniciar. Un grupo de her-manos inició el canto “Juntos como hermanos”, yel sacerdote y los ministros pasaron junto a ella.

Como acontece en la “Octava de Pascua” (Los8 días siguientes a la Resurrección del Señor), lasLecturas hablaban esa noche de esperanza, de unDios que nos ama a pesar de todo, de un Hombre-Dios que había vencido a la muerte, de cómo lasprimeras comunidades cristianas comenzaron avivir su fe, de cómo muchos no se dieron porvencidos a pesar de los obstáculos, y sobre todode que no estamos solos, porque Dios nosacompaña en todo momento.

A medida que la misa avanzaba, algo se fuerompiendo dentro de María Luisa, algo así comoun dique que contenía todo el dolor y las lágrimasque había acumulado durante años. Lloróquedamente primero y luego con más intensidad,hasta que una paz inmensa, como no lo habíasentido antes, inundó todo su ser. Pero el mo-mento más fuerte llegó después del “PadreNuestro”, cuando la Iglesia pide a Dios el regalode la paz, y nos damos la paz unos a otros. En esemomento, uno de los presentes, al saludar aquienes estaban cerca, notó en las sombras sufigura, y decidió ir hasta donde ella se encontrabapara darle el saludo. Se le acercó, le sonrió, ymovido por el Espíritu de Dios, aunque él mismo

no lo sabía, le dio un abrazo y le dijo: “¡Dios te ama, quéÉl te conceda su paz!”

Aquel hermano, aquella noche de Pascua, con la sin-ceridad y bondad de su saludo, fue el instrumento deDios para salvar una vida. María Luisa descubrió aquellanoche el amor de Dios, en las Lecturas, en el Canto, en laPredicación del Sacerdote, y especialmente en el saludosincero de un hermano; descubrió en Dios la razón y lafuerza para iniciar una nueva vida. Ella no se pierde hoydía la oportunidad de ir a la Iglesia; es feliz y contagia atodos con su alegría, y cuando llega el “Saludo de la Paz”no hay quien la supere en amor, sinceridad y bondad aldarlo. Ella sabe cuán importante es. ¿Lo sabes tú? ¡Eresconsciente de que Dios sigue actuando con poder!

La llamaremos María Luisa, aunque ese noes su nombre verdadero, para proteger suidentidad, como acostumbran decir a veces enlibros, en otros escritos o en películas. Pero loque voy a compartir podría hacer pensar a mu-chos: “Están hablando de mi.”

María Luisa, una joven delgada de unos 30años, llegó una noche a la Iglesia, temblando,con la mirada baja, y caminando lenta y encor-vadamente, como si tuviera sobre sus hombrostodo el peso del mundo. Entró al templo y sesentó atrás, en la parte más oscura, tratando deocultarse y de pasar desapercibida. Faltabanpocos minutos para que la misa iniciara. Era lasemana siguiente a la Pascua de Resurrección, ytodavía la Iglesia, llena de flores y adornadapara la ocasión, tenía ese olor agradable de lasPascuas y del incienso.

María Luisa no había ido a la Iglesia en años,no había participado de la Cuaresma ni del TriduoPascual, esos Tres Días en que celebramos elamor de un Dios que lo da todo por nuestrasalvación. Tal vez no tuvo ella a alguien que laguiara de pequeña por los caminos de la fe; talvez nadie acostumbró llevarla a la Iglesia; talvez la llevaron sólo para La Navidad, el Miér-coles de Ceniza, el Domingo de Ramos y el ViernesSanto, como todavía acostumbran muchos de nuestroshermanos. Tal vez la inscribieron en las Clases de Cate-cismo, para que hiciera la Primera Comunión, y “Podersalir ya de eso”, como acostumbran decir muchos. MaríaLuisa no había escuchado hablar de la Pasión y Muertede Jesús, pero sí vivía ella una pasión personal y dolorosaque estaba acabando con su vida. Los pecados que otroshabían cometido contra ella y sus propios pecados, eranuna cruz que se había vuelto imposible de cargar. Habíallegado a ese peligroso momento en que la persona sepregunta: “¿Y qué sentido tiene vivir?” Quienes laconocían no habían notado su “Pedido de Auxilio”, queacontece cuando las personas se sienten extremadamente

“Un saludo de la paz en una noche de pascua”POR P. FERNANDO GUILLÉN

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Los talentosUna de las cosas a

las que muchos cris-tianos permanecemosindiferentes es a nues-tra propia inercia. Esecristianismo pasivo, in-activo, que lo esperatodo de Dios y de losdemás. Que se queja, quecritica; pero que no hacenada. Que reza, que pide;pero que no da nada. Esaindiferencia es fatalporque cumplir con lomínimo no es sufi-ciente. Tenemos quedespertar, que levan-tarnos, que seguir siem-pre adelante.

No es tan difícil comoparece. El mismo Cristo dijo quedebemos usar nuestros talentos. El quesepa hablar que hable. El que sepa escribirque escriba. El que sepa limpiar que limpie.El que sepa enseñar que enseñe. Lo que Elquiere es que usemos nuestros talentos enbien de los demás. De ese modo nos va a sermás fácil y vamos a hacer mejor las cosas.Pero que no se quede nadie sin dar algo anuestra Iglesia, sin dar algo a nuestroshermanos.

¿Sabes cantar? Unete al coro. ¿Te gusta en-señar? Hazte catequista. ¿Te gusta organizar

Se vale de cualquier cosa …

fiestas? Bríndate para cooperaren los eventos de la parroquia.¿Te satisface consolar a los en-fermos? Visita los hospitales.¿Tienes algún tiempo libre?Visita a los que están solos.¿Sabes dibujar? Fantástico.

Las necesidades sonmuchas, los trabajadorespocos. Brinda tu talento a laIglesia, a tu Parroquia. De al-guna manera podrás usarlo ytendrás satisfacciones muygrandes. Piensa además, quees poner tu talento a la disposi-ción de otros, en forma organi-zada, y dentro de una comu-nidad de la que tú eres parte,importante, pero una parte.

Atender el teléfono, contes-tar cartas, enviar circulares,

repartir papeles, recogerdinero… parecen cosasinsignificantes ¿verdad?,pues para todo eso hacen

falta voluntarios con imagi-nación, Ante Dios todos los es-

fuerzos tiene el mismo valor, sólo de-pende del amor con que se hagan.

Dios te quiere. Dios te llama. Tus her-manos te necesitan. Y en cada hermano estáDios. Tal vez aquel amigo que hace tiempoque no viene a la iglesia, O quizá aquella per-sona que tú sabes que sufre y necesita con-suelo, una palabra de comprensión. O tal veztu sola presencia en la misa va a mover aotros a ir…¡quién sabe!

¿Vas a seguir indiferente?

Si tuviéramos la oportunidad de hablar condiferentes sacerdotes, religiosos, religiosas,diáconos, ministros de la Eucaristía, catequis-tas, hombres y mujeres de fe y le pregun-táramos: ¿Qué pasó entre Cristo y tú para lle-gar a lo que eres? estoy segura que las histo-rias y testimonios serían increíblemente in-teresantes.

Yo solamente les podría contar la mía. Re-cuerdo que tenía alrededor de veintidós años.Por ese tiempo le pedía a Dios tener más fe;quería no asistir a Misa por pura rutina; niacercarme a la Eucaristía sin comprender losublime del momento; ni hacer las oracionesde una forma monótona, deseaba algo másverdadero y profundo y el Señor que es todoamor me venía escuchando detenidamente.

Por esos tiempos comencé a leer El MantoSagrado por Lloyd C. Douglas, que es unlibro que describe todo lo relacionado con latúnica de Cristo. A medida que iba leyendome enamoré de los personajes: Marcelo era elsoldado romano que a la muerte de Jesús seganó la túnica que lo cubría y Demetrio erasu esclavo.

Una tarde tomé el libro en mis manoscomo acostumbraba y leí que Demetrio oyóhablar de Cristo y se empezó a interesar en

El y cada día sentía más la necesidad deconocerlo.

Un buen día cuando supo que Jesús pasaríapor una calle de Jerusalén, sin permiso de suamo corrió a alcanzarlo. Entre la multitudapenas podía verlo, pero cuando Cristo pasópor el lugar se detuvo y El fue el que buscó aDemetrio y lo miró profundamente…

Demetrio quedó transformado, pero muchomás quedé yo. Aquellos ojos que miraron alesclavo me penetraron hasta lo más profundode mi ser, el corazón me saltó de gozo y cuan-do levanté los ojos del libro noté que algogrande había pasado. Mi manera de ver lascosas, de sentir, habían cambiado…

Esa noche tenía miedo de que aquella"magia" se fuera, pero afortunadamente nofue así. Comprendí que El no se va, El esPRESENCIA REAL, nosotros somos los quenos vamos, los que nos alejamos…

¿Cuál es tu historia? Me gustaría que lacompartieras con muchas personas.

Si no la tienes aún, cuando escuches laletra de una canción, leas un libro, veas unapelícula, tengas una conversación con al-guien, recibas un consejo, o estés ante unacontecimiento ya sea alegre o triste, mués-trate receptivo, a lo mejor ese es tu momento,porque El para tocar los corazones y regalartela fe, se vale de cualquier cosa…

POR CARMEN GINART

Marzo/Abril 2009 Página 7Comentario

• SEMINARIO DE VIDA EN EL ESPIRITU1era charla: ¿Que es la Renovación Carismática? 2da charla ElAmor de Dios y la fe. Hecho por Pedro Repollet. Para másinformación, llama a Reina Basualdo al 973-497-4326.Día: Jueves, 16 de AbrilLugar: Our Lady of the Valley

510 Valley StreetOrange, NJ

Hora: 7:30pm – 9:00pm

• SEMINARIO DE VIDA EN EL ESPIRITULa Conversión y La Nueva Vida: Frutos de la Santidad. Hecho porPaul Quillermina. Para más información, llama a Reina Basualdo al973-497-4326.Día: Jueves, 23 de AbrilLugar: Our Lady of the Valley

510 Valley StreetOrange, NJ

Hora: 7:30pm – 9:00pm

• RETIRO DE ESPIRITUALIDAD Y SANACIONINTERIORPerfección Cristiana. Temas sobre el pecado original y susconsecuencias…el uso correcto de la libertad…Sanación interior ymucho más. Es tiempo de oración y penitencia porque preparemosnuestro corazón renunciando al pecado. También es tiempo dealegría y esperanza por la venida de Jesús a nuestras vidas.Día: Sábado, 25 de abril, 2009Lugar: San Leo

324 Market StreetElwood Park, NJ 07407

Hora: 12:15pm – 5:00pmDonación: $5.00

• SEMINARIO DE VIDA EN EL ESPIRITUEl Espiritu Santo. ¿Quién es y que hace?/Los Dones del Espiritu.Hecho por Paul Quillermina. Para más información, llama a ReinaBasualdo al 973-497-4326.Día: Jueves, 30 de AbrilLugar: Our Lady of the Valley

510 Valley StreetOrange, NJ

Hora: 7:30pm – 9:00pm

Si tu parroquia tiene alguna actividad que quieren anunciar en laCartelera Arquidiocesana, favor de enviar informacion de vuestroseventos por correo electronico a Junno Arocho ([email protected])

Cartelera ArquidiocesanaPOR ESPERANZA LÓPEZ

ES TU PERIÓDICO. AYUDA A MANTENERLO.Envía tu contribución voluntaria,

cheque o giro postal a:

NEW JERSEY CATÓLICO

Archdiocese of Newark

P.O. Box 9500, Newark

New Jersey 07104-0500

CatólicO

Continúa en la pag. 2

Y a estamos recorriendo la senda que nos lleva a

la Navidad. V

amos prendiendo la corona de

Adviento que m

arca los tiempos finales de una

espera de siglos, diseñada por los profetas,

cantada por los salmistas, ponderada por los

pobres de Yahvé que ven el tiem

po de la liberación plena-

mente cum

plido. Está am

aneciendo el misterio insondable

del más puro am

or. Todo un Dios va a entonar el him

no de

la Encarnación. E

mm

anuel –Dios con nosotros- aparece

como un S

ol brillante para inundar de luz y de ternura todos

los enclaves de un mundo que, aun sin saberlo, está en una

permanente actitud de espera.

Es cierto que el am

biente que se respira por doquier en

los días previos a la Navidad, tiene un am

argo sabor a su-

perficialidad: gastos innecesarios, escaparates iluminados,

bulla comercial im

parable, comidas suculentas, bebidas sin

control, regalos a destajo... Observo, asi m

ismo, caras son-

rientes, efluvios de paz y felicidad en algunos corazones,

alegría gozosa en los niños, gestos de fraternidad en los an-

cianos, vivencias religiosas intensas en muchos creyentes y

deseos de superación en tantos que quieren amanecer con

un corazón nuevo, en el año nuevo que se avecina.

¿Cóm

o podemos vivir los católicos la N

avidad? Es

tiempo de abrir el corazón a los herm

anos. El seguidor de

Jesús siente en su alma intensos deseos de servir a D

ios. No

dejemos lugar para el egoísm

o y brindemos m

uestras de

Un periódico de la Arquidiócesis de Newark, NJ

Diciembre 2007

PO

R P

AD

RE G

REG

ORIO

MAT

EU

L a intervención

de la

Virgen

María, entre los días 9 y 12 de

diciembre del año 1531, diez

años después de la caída de la ciudad

de México (Tenochtitlan) en m

anos

de los españoles, la encontramos en el

códice “Nican m

opohua” que quiere

decir “aquí se cuenta”, donde se

reseña el

acontecimiento

que hizo

posible que el actual México naciera.

El hecho histórico de que “algo”

permitiese que, de una lucha espan-

tosa entre

dos culturas

opuestas,

naciera un

pueblo nuevo,

mestizo,

hijo del imposible encuentro entre dos

pueblos. Un encuentro de unión en la

fe que llevó a este nuevo pueblo “del

hostigamiento al acom

pañamiento, de

la inquisición a la comunión, del

resentimiento a la veneración, de la

incomprensión al respeto, del dolor a

la reconciliación, de la orfandad al

advenimiento de D

ios”; en pocas pala-

bras, “de la muerte a la vida, del sin

sentido a la luz”.

En la ciudad de M

éxico había tres o

cuatro lugares donde se hacían solemnes

sacrificios, uno de ellos era el cerro del

Tepeyac en donde se ubicaba un templo

dedicado a la madre de todos los dioses

a la que llamaban Tonantzin y es ahí

donde ahora está edificada la basílica de

Nuestra S

eñora de Guadalupe. E

n este

hecho histórico y a la vez actual, se

centra el Milagro de la G

uadalupe a la

cual los indígenas la identifican y le

dan el nombre de T

onantzin (Nuestra

Madre).Juan

Diego

iba cam

inando y

al

pasar por el Tepeyac escuchó que lo

llamaban:

“Juanito, Juan

Dieguito”.

bondad a todo el mundo. L

a vida de cada creyente debe

tomar un renovado sentido de plenitud, m

ostrando una es-

pecial atención al más necesitado, sufriendo con los que

sufren, aliviando pesares a los que lloran, repartiendo

amor a raudales a los m

endigos de ternura. No som

os seres

solitarios, sino hermanos solidarios que com

parten con

generosidad lo que son y lo que tienen. El católico asum

e

su mayoría de edad cuando, contem

plando el nacimiento

del Niño D

ios, se le enternece el corazón, desparecen las

arrugas de su alma y com

ienza a vivir un cielo nuevo y una

Caminando hacia la NavidadLa G

uadalupana, estrella

de la evangelización

NewJersey

PO

R PA

DRE JO

RG

E D

E S

AN

TA M

ARÍA

tierra nueva, en la que resultará posible vivir en fraternidad.

Nuestra N

avidad será completa cuando logrem

os repar-

tir amor, dar una m

ano, dibujar una sonrisa, aliviar una

pena, brindar a los demás nuestro tiem

po, compartir una in-

quietud, contem

plar con

ojos lim

pios la

magia

de un

paisaje, encontrar un rato de silencio o sumergirnos sin

redes protectoras en los cielos de la oración. Es cierto que

en esta Navidad aparecen en el horizonte negros nuba-

rrones. Los horrores de la guerra y del terrorism

o siguen

lastimando países y sesgando vidas. O

dios destructores

vienen a turbar la paz de pueblos y familias. L

egiones de

refugiados andan perdidos por los caminos del m

undo en

busca de un hogar amoroso. M

iles de jóvenes siguen tran-

sitando por las sendas oscuras y truculentas de la droga, del

alcohol o del sexo sin seso. Los traficantes de la inocencia

siguen comerciando con vidas en flor y dejando una estela

de maldad insufrible. M

e duelen en el alma las fam

ilias

heridas por el desamor, los pueblos que carecen de pan, los

niños que mendigan m

igajas de ternura o los ancianos cuya

piel reseca demanda una oleada de caricias.

Proclam

emos con alegría el verdadero m

ensaje de la

Navidad. U

na alegría bienaventurada que Dios concede

gratuitamente a los pobres que lloran, a los hum

ildes que

apenas llaman la atención, a los que siguen teniendo ham

-

bre y sed de justicia, a los compasivos con los que se en-

cuentran solos, a los pacificadores que rotulan surcos de

bondad en los áridos cotos del egoísmo, a los lim

pios de

corazón que luchan sin descanso por la causa del Evange-

lio. Lo realm

ente significativo es que logremos vivir cris-

tianamente la N

avidad evitando hacer oídos sordos a los

sufrimientos, a las lágrim

as, a las lamentaciones de tantos

seres humanos que sufren y lloran sin consuelo. S

i en al-

guna ocasión tenemos que sentir la solidaridad y el am

or en

grado elevado, tiene que ser, primordialm

ente, en las fies-

tas de Navidad. Y

no sólo regalando un puñado de billetes

de banco, sino brindando todo nuestro ser con generosidad

y constancia para hacer un mundo un poco m

ejor. ¡Si hay

amor de verdad, es N

avidad!

Page 8: Un periódico de la Arquidiócesis de Newark, NJ … · poder –venciendo la debilidad y el miedo— ... impotencia, la muerte misma de Cristo, como pascua, y, en él, los de toda

Página 8 Marzo/Abril 2009Comentario

El 14 de marzo se tuvoen el Centro

Guadalupe un taller"Ten fe. Acaba con el

hambre", paracristianos comprometi-

dos. "Pan para elMundo"

(www.bread.org) esuna voz cristiana queaboga por el final del

hambre en el mundo através de ofrendas de

cartas escritas alGobierno de los

Estados Unidos paraque la ayuda

internacional denuestro país tenga unimpacto más efectivoen la transformación

del mundo. Estabaabierto a todos y

acudieron personasmuy involucradas con

sus iglesias, reforzandosu vocación de serconstructores del

Reino de Dios.(Foto cortesÌa de Centro Guadalupe)

Existen todo tipo de personalidades ycaracteres en un equipo de futbol. Están lospesimistas a quienes les cuesta un trabajo

inmenso sentirse campeones, aun cuando laanotación va en gran ventaja para su propioequipo. Hay otros que son optimistasirremediables. Para estos su equipo va a ganar noimporta cuál sea la desventaja. Se le suman a losmencionados, aquellos que por su indiferencianunca parecen estar comprometidos ni convencidosde nada. Su participación en el juego es lapesadilla de cualquier entrenador. Y allí estántodos, interactuando, relacionados e identificadoscomo equipo, con sus apasionamientos, susfurores y sudores… ¡mientras que el oponente leshace la vida imposible!

Escojo la analogía, pues es muy cercana a larealidad de nuestra vida cristiana. Los que hemosdecidido seguir a Jesucristo el Señor, nuncacaminamos solos o enajenados de los demáscreyentes. Entre los discípulos de Cristo haytambién todo tipo de caracteres y personalidades.Lamentablemente, los optimistas no son lamayoría. Parece ser que el pesimismo y laindiferencia son malestar endémico de loscristianos como tal. Como que el desafío de ladisciplina del evangelio no se presta fácilmentepara una visión de vida alentadora. Los fracasos ydecepciones asfixian y marchitan los intentos detantos principiantes. Y ahí estamos todos, como elequipo de futbol, con apasionamientos, furores ysudores…mientras que la maldad prevalente en elmundo trata de hacernos la vida imposible.

No se nos hizo muy difícil este año durante laCuaresma y especialmente en Semana Santa,identificarnos con el Cristo traicionado y

maltratado. Nos ha tocado vivir una situación decrisis mundial que no parece tener salida. DesdeWall Street en Nueva York hasta la Bolsa deValores en Inglaterra, nadie parece tener una felizalternativa ante lo precario de la economía. ¡En lacapital de Washington, hablan de billones como siestuviesen hablando de canicas! La largaincidencia de tragedias reza como una letanía dedesesperos. La cantidad de familias que han perdidosus casas, sus autos, su propiedad, el númeroalarmante de padres de familia desempleados, losestudiantes que han perdido becas, gente mayordesprovista de seguros de salud, todo un desastrefinanciero. La angustia que les ha tocado vivir aéstos es difícil de describir.

El llamado central de Cuaresma siempre ha sidoel saber morir por nuestros sacrificios ymortificaciones, para poder vivir, o sea, elmismísimo misterio pascual. Admitimos que laconsigna de “ser menos para lograr ser más” nosiempre es entendida ni fácilmente aceptada. Nosencontramos todos sin embargo, dada la premuraeconómica, en ese dilema de aceptar voluntariamenteel vivir con menos, no para tener más, sinomeramente para poder sobrevivir. El apretarse elcinturón, como decimos de la disciplina del ahorro,es mucho más llevadera cuando es decisiónvoluntaria. Es ahí cuando nos tornamos victoriososen tiempos de derrota. Nadie nos obliga a vivir enausteridad. Eso es escogido deliberado e intencional,como estrategia saludable y racional.

En el esplendor de la Pascua de Resurrección quecelebramos en este mes, recordamos con granacierto, que a Cristo nadie le quitó la vida, que El laentregó libremente (Juan 10/17-18). Por eso esvictorioso, por eso la derrota es la de la muerte. ¡Quésabia es la enseñanza de nuestra madre Iglesiacuando insiste que el misterio de Cristo Resucitado

es el misterio central de nuestra fe! Toda nuestraexperiencia de fe cobra razón de ser, precisamenteporque Cristo mató la muerte, porque su vidaresucitada es la garantía de nuestro poder seguirviviendo, aun en medio de la adversidad.

Proclamar victoria en tiempo de derrota serefiere a ese tesón de fe personal que se renuevapor la vida resucitada de Cristo Nuestro Señor. Esahora en medio de la crisis económica queempeora día a día, que nuestra fe heroica, debe dellevarnos a creer que la voluntad de Dios no nosllevará adonde no nos acompañe Su gracia.Pensemos con detenimiento en esa verdad tanoportuna. Se nos aprieta el corazón con la ansiedadde tantos interrogantes, “No puedo entender cómoDios permite esto”. “¿Acaso Dios nos haolvidado?” “¿Dónde está Dios en este momento?”Y así muchas otras preguntas similares, todascomo expresión de exaspero.

No, no seamos ingenuos. Es muy poco probableque Dios no obre milagritos instantáneos que deinmediato nos rescaten de nuestros aprietosfinancieros. El milagro increíble de su gloriosaresurrección es el posible milagro más práctico eneste momento de nuestra historia de fe. Es en loradical de una muerte que cuelga de un madero, queencontramos razón para la esperanza. Cristo abrazónuestra condición de ansiedad, de desespero…, depecado y la clavó en la cruz. Matando la mismamuerte, se fue a pasear por el mundo con unaenseñanza insistente, “Vengan a mí los que estáncansados y agobiados y yo los aliviaré” (Mateo11/28). Pues, “…yo he venido para que tengan viday la tengan en abundancia” (Juan 10/10).

¡Que Cristo Resucitado nos conceda la corduray sensatez de esperar y confiar en su DivinaProvidencia…sí, aquí y ahora en medio de esta“recesión” tan impertinente!

Proclamando victoria en tiempos de derrotaPOR PADRE DOMINGO RODRÍGUEZ, S.T.