Un Objeto Fuera Del Intercambio Simbólico

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Un objeto que se escapa a la red de significantes o las casas que se incendian: incidencias estructurantes y clínicas del objeto a (Alex Kanevsky) “Lo he visto dirigirse hacia el mar, subir a un promontorio batido y destrozado por la ceja de la espuma; y, como una flecha, arrojarse a las olas. He aquí el milagro: el cadáver reaparecía. A la mañana siguiente, en la superficie del océano, que devolvía a la orilla ese despojo de carne. El Hombre se desprendía del molde que su cuerpo había excavado en la arena, escurría el agua de sus cabellos mojados y retomaba, con la frente muda e inclinada, el camino de la vida.” (Lautréamont, Los cantos de Maldoror, segundo canto, pp 178) Felipe Saavedra

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Trabajo sobre el estatuto del objeto a

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Un objeto que se escapa a la red de significantes o las casas que se incendian: incidencias estructurantes y clnicas del objeto a

(Alex Kanevsky)

Lo he visto dirigirse hacia el mar, subir a un promontorio batido y destrozado por la ceja de la espuma; y, como una flecha, arrojarse a las olas. He aqu el milagro: el cadver reapareca. A la maana siguiente, en la superficie del ocano, que devolva a la orilla ese despojo de carne. El Hombre se desprenda del molde que su cuerpo haba excavado en la arena, escurra el agua de sus cabellos mojados y retomaba, con la frente muda e inclinada, el camino de la vida. (Lautramont, Los cantos de Maldoror, segundo canto, pp 178)

Felipe SaavedraProfesor: Danilo Sanhueza

Maldoror relata el destrozo y florecer de los cuerpos. La expectacin de ver a los ahogados. La fascinacin del jinete, que soplando los labios, reanima a los muertos. Y estos, se levantan, se inscriben en la vida, dejan -como el cuerpo que devuelven las olas- un molde excavado en la arena. Esta marca aparece como una referencia a un sitio vaco que anuncia un recorrido. Un desplazamiento que comienza cuando la huella se marca, cuando el cuerpo camina.Se nace en un lugar, bajo un nombre que anuncia una historia que excede al sujeto. Y en la filiacin, nos posiciona frente a los que componen el ncleo ms intimo/familiar. Se vive en un discurso que nos nombra antes de ser un cuerpo cognoscible. Qu sera dejar una huella en la arena antes de volver de la muerte, sino marcar ese lugar en esa playa, en esa costa universal de lo simblico. Hacia qu direccin se camina despus que las olas introducen el cuerpo en la arena?Ciertamente, el cadver se reanima, dejando huellas a donde vaya. Marcando sus pasos, ordenndolos en una trama y una secuencia. Acaso una referencia para pensar un sistema, dentro del cul se establecen leyes de combinacin entre elementos y unidades mnimas de diferenciacin. As, esta costa llena de huellas, bien podra hacer las veces del cdigo, en la lingstica.Lacan situar, en ese lugar del cdigo, una aproximacin posible al Otro, al cual no podemos sino estar referidos. En sus posibilidades se contienen las leyes de relacin entre significantes, a saber, bajo la forma de la metfora y la metonimia. Y su diferenciacin ltima, en los fonemas.Lejos de una caracterizacin de lo simblico, esta alusin al Otro es para sealar a este cuerpo que queda marcado por el significante. Este ingreso a la costa lo barra, lo encinta, lo posiciona, lo referencia, lo orienta. Se hace sujeto del inconsciente-, el cual se organiza por esas mismas leyes de combinacin y sustitucin (metonimia/metfora). Decimos entonces que el inconsciente es el discurso del Otro.Basta ver la relacin del significante al cuerpo en el estadio del espejo. Este cuerpo puro conflicto pulsional, disgregado en trozos, en pequeos pedazos, en pequeos a. Lacan mediante la experiencia del ramillete invertido, ocupar la nomenclatura de a par referirse a ese cuerpo real, del cual se produce una imagen, que cumple la funcin de la metfora. La imagen del cuerpo es una accin significante, que se vuelve metfora de a: i (a).

El espejo recto, el lugar del Otro, sostiene y hace posible una identificacin, que es una transformacin, la asuncin de una imagen sobra la cual sern posibles todas las identificaciones posteriores. El Otro responde a la mirada interrogante, asombrada y confundida del infante: Ese eres t.Lo central de este detenimiento sobre un aspecto particular del espejo, es esta funcin de metfora de la imagen. Que es una sustitucin sobre estos trozos reales de cuerpo, sobre estos fragmentos, sobre estos pequeos a. La consecuencia de esta imagen es la unificacin totalizadora de estos pedazos de real, es una imagen ideal, ficticia, completa. Sin embargo, esta metfora -(a)-, no hace sino sealarnos que a ya no est, slo tenemos esta imagen. Nos encontramos en un escenario donde a ya se encuentra irremediablemente perdido.Si en el resultado de la dinmica especular, a termina perdido, quizs los puntos de bsqueda deban situarse en un momento pre-especular, es decir, antes de la relacin con el significante de la imagen del cuerpo y la asuncin de esta, por una identificacin posibilitada por una posicin establecida desde el Otro. A saber, un punto clave para indagacin sobre a, es situarnos a un momento previo de relacin con el Otro. Pensar en cul es el objeto que termina irremediablemente perdido. Parece ser, que algo de eso podra situarse antes del espejo, en el momento de la primera satisfaccin.La apuesta es pensar aproximaciones a una nocin que en la obra Lacaniana subvierte el estatuto de objeto tal como se piensa desde la objetividad moderna cientificista, y un miramiento por las implicancias epistemolgicas del concepto de causa que recae sobre este, al sealar al objeto a como el objeto causa del deseo. Si bien estas primeras aproximaciones al objeto a darn cuenta de algo que siempre se escapa, o que en la neurosis su condicin es no encontrarse, no por eso no tiene efectos observables en la clnica. Precisamente, ese objeto que se pierde, que se busca, deja marcas en los sujetos, y por sus efectos sabemos de su incidencia.

Das Ding: un objeto fuera del intercambio simblico/perdido por naturalezaLacan (1959) en el seminario VII se detiene sobre la diferenciacin que aparece en la obra Freudiana de la nocin de cosa. La principalmente oposicin ser entre la palabra Sach y Ding. Ambos conceptos referirn a distintas aproximaciones a la naturaleza de la cosa a la que refieren, pero adems, servir para modelar el estatuto de objeto atribuido en a. En el primer caso, Sach refiere al concepto con el que se articularn las representaciones-cosa (Sachvorstellung). Pero estas cosas, son productos de la accin humana, la cual se encuentra gobernada por el lenguaje. Son cosas que se encuentran insertas en un modo de organizacin a travs de signos. Son cosas de las cuales se tiene una representacin precisamente. Ding por su parte, parece ser de un orden completamente distinto. Habra que situar, de hecho, la pregunta por la relacin que existe entre Ding y la representacin (Vorstellung). Esa clave permitir dar con la diferencia radical que existe entre Sach y Ding. Para esto ser imprescindible la referencia al principio de realidad y el principio del placer (Lacan, 1959).Sabemos del principio de realidad, que responde a una necesidad, a la urgencia de la vida, el aparato psquico o se adapta o perece. Al nivel del proceso secundario, este principio determina la cantidad de energa conservada por el organismo que es necesaria para la vida (Lacan, 1959). Sin embargo, existe un secreto en das Ding: revela que el principio de realidad funciona, de hecho, aislando al sujeto de la realidad. Lo que posibilidad es una subjetivizacin del mundo exterior. As, la realidad se capta como trozos escogidos. No nos informa de la cualidad de una esencia, no refiere al noumeno Kantiano, sino ms bien, est en funcin de los signos: que nos informan de cosas relacionadas al mundo exterior y nuestro enfrentamiento a este. El principio del placer por su parte, entrega las coordenadas de una facilitacin que busca la tensin ptima, debajo de la cual ya no hay ni percepcin ni esfuerzo (Lacan, 1959).Estas aproximaciones a los dos principios, lejos de profundizar en sus funciones y relaciones, son para poder situar la relacin de das Ding a estos, y principalmente a la realidad en la cual operan. Parece ser, que la Cosa se ubica en un lugar extranjero a esta realidad que es aislada por los principios. Es desde un origen ajena a esta. Esta realidad de los principios, tiene de hecho, por objetivo volver a encontrar un objeto, dejar testimonio que an est presente en la realidad. El importante lugar de la primera satisfaccin, sobre el cual se sita das Ding, como un objeto, un primer exterior sobre el cual se organiza todo el andar del sujeto. En referencia a qu es este andar?, a sus deseos. Que algo, despus de todo, est ah, sirve como prueba para ubicarse en relacin a un anhelo, y esperar, en su oportunidad, alcanzar das Ding, el cual aparecera tras una serie de condiciones. No obstante, la Cosa no puede volver a ser encontrada. El objeto est perdido por naturaleza, slo se le encuentra como nostalgia. (Lacan, 1959)Das Ding ocupa el lugar de Otro absoluto para el sujeto. Se encuentra totalmente referido a l. Puesto que, si no se puede encontrar el objeto, si se encuentran las coordenadas de placer, las cuales se buscan en nombre del principio del placer. Lacan (1959) seala que esto es el soporte de toda experiencia prctica, puesto que la relacin a das Ding realiza un primer emplazamiento de la orientacin subjetiva, es previo a toda represin, y tiene incidencia directa en la eleccin de neurosis. En otras palabras, en ese lugar del das Ding, de una realidad muda externa primer exterior-, se organiza totalmente lo opuesto: una realidad que comanda y ordena.La Cosa, figura como un punto de partida lgica y cronolgicamente para la organizacin del mundo en el psiquismo. Es un trmino, que pese a ser extranjero para el sujeto, gira en torno a l todo el movimiento de la representacin, que es regulado por el principio del placer. Y sobre el cual, se funda toda orientacin del sujeto hacia el objeto, que en este caso se da por perdido. En esta regulacin de la trama, las representaciones se asocian mediante leyes referidas a una organizacin de memoria que es facilitada y regulada por el principio del placer (Lacan, 1959).Esta bsqueda se transforma en un rodeo, puesto que de lo que se trata es de una transferencia de cantidad de representacin en representacin, en otras palabras, procesos de pensamiento que regulan la carga de las representaciones. Se mantiene siempre una cierta distancia en torno a lo cual esta misma bsqueda gira. Das Ding da una ley invisible, pero su trayecto es regulado por el principio del placer, que lo destina a no encontrar ms que la satisfaccin de la necesidad (Lacan, 1959).Das Ding responde a una funcin primordial, la cual se sita en el nivel inicial de instalacin de las representaciones inconscientes. Pero, a nivel de las representaciones das Ding no est, figura como ausente y extranjera.No obstante, esta distancia ser fundamental a nivel de la constitucin psquica. Este Otro absoluto que es el das Ding para el sujeto, Lacan (1959), lo sita en relacin a la Cosa Materna. Seala que el Supery como funcin est ligado al principio de realidad, y si hay una ley que es primordial es la prohibicin del incesto. Por qu?, lo interesante de esta vuelva a la interdiccin del incesto, es una salida que va un poco ms all de la respuesta cultural y tiene que ver con los efectos desastrosos para constitucin de lo Icc en los sujetos, si esta distancia no est. Esto se debe a que el deseo por la madre no puede ser satisfecho, si esto ocurriese, sera el fin de todo el mundo de la demanda, que es precisamente donde se seala que estructura de manera ms profunda, el inconsciente humano. Con esto, se quebrara a su vez la funcin del principio del placer, que remite a que el hombre busque lo que debe volver a encontrar, pero que no puede alcanzar, a saber, la ley de interdiccin del incesto. De esta manera, en su relacin a la estructuracin de un Icc, la distancia con Das Ding es la condicin de la palabra (Lacan, 1959).En esta segunda aproximacin, ahora pre-especular al objeto a, se encuentra la nocin de objeto perdido que incide en una trayectoria de rencuentro, siempre imposible y nostlgica. Sin embargo, esta nocin de exterioridad va a necesitar un momento posterior en la obra de Lacan para poder sostener el alcance de la incidencia en el sujeto, a saber, en lo que ser su deseo en su funcin de causa.El objeto causa del deseo: aSer en el seminario X donde Lacan (1962) se detendr en un abordaje desde distintas dimensiones sobre el objeto a. La notacin algebraica en este caso, busca dar una localizacin de identidad. Y toda localizacin mediante una palabra es siempre metafrica. Esto se seala puesto que nombrarlo objeto a, tiene un uso metafrico, es una palabra que se toma de la relacin sujeto/objeto, sin embargo excede la objetividad. Esta ltima refiere el trmino ltimo del pensamiento cientfico occidental, es un correlato de una razn pura que se traduce en un formalismo lgico. Sin embargo, Lacan opondr a objetividad el trmino objetalidad, al cual se referir como el correlato de un pathos de corte.Un pathos de corte, un mal corte, mal hecho, que siempre deja un resto, el objeto a. Responde a un pedazo carnal que nos es arrancado, y que circula en el formalismo lgico. Es una parte de nosotros mismo que queda atrapada en la mquina y que es irrecuperable por siempre jams (Lacan, 1962). En los distintos niveles de la experiencia corporal donde se realiza su corte, el objeto a, siempre est perdido. No obstante, es el soporte, se dir el substrato autntico de toda funcin de la causa.Lacan introduce el objeto a, como el objeto causa del deseo. Seala que esta causa est alojada en el cuerpo y figurada por la falta. Ah donde algo sea sometido a la consideracin del conocimiento, surge la causa. Y a su vez, la funcin del conocimiento es animada por el deseo. O desde la frmula del fantasma, podramos indicar que a es el soporte del deseo: $ deseo de a ($ a) (Lacan, 1962)Todas estas aproximaciones en frmulas Lacanianas son para problematizar qu significa que el objeto a sea causa del deseo. Dnde tendramos que situar al objeto con respecto al deseo?En un primer momento podramos asumir que el objeto est delante del deseo, y que desde este, lo perseguimos, nos posicionamos en direccin y orientacin hacia el objeto al frente. Sin embargo, de lo que se est hablando es totalmente lo contrario. No se debe situar una intencionalidad del deseo que site al objeto al frente de este. Decir que el objeto a es la causa del deseo, es nombrar al objeto detrs del deseo. El objeto es en su funcin esencial, algo que se escapa de nuestra aprehensin. El objeto, como ya vimos con das Ding, se sita en el exterior, sin embargo la satisfaccin de la tendencia slo se realiza en la medida que alcanza algo en el interior del cuerpo, donde ah encuentra su satisfaccin. (Lacan, 1962)Desde una topolgica estructural es posible indicar esa relacin exterior/interior que dar toda sustancia al concepto de causa.

De lado izquierdo, en a, existe un exterior antes de que exista cualquier interiorizacin, es decir, antes que el sujeto en el lugar del Otro (A), se capte bajo la forma especular del lado derecho, introduciendo en l la distincin yo y no-yo. A este exterior que es el lugar del objeto, previo a toda interiorizacin, pertenece la nocin de causa (Lacan, 1962)Para poder develar mejor la funcin de objeto causa del deseo, Lacan (1962) se sirve del fetiche. Pregunta Qu es lo que se desea?, dice que no es ni el zapato, ni el seno, ni ninguna cosa en la que se busque encarnar el fetiche. El fetiche causa el deseo, y por su parte, el deseo, se agarra de donde puede. No importa quin porte el zapato o el seno, es el fetiche lo que debe estar ah, es este la condicin que sostiene su deseo.Lo interesante de la topologa especular, es que establece una relacin muy particular entre el sujeto y a. Puesto que ah donde decimos yo (je), en el plano inconsciente, en ese lugar se sita a. En este plano t eres a, el objeto, y eso es intolerable, y no slo para el discurso (Lacan, 1962).

El aislamiento de a se producir a partir del Otro, y en la relacin del sujeto a este, a se constituir como resto. El punto de partida del sujeto es en la funcin del significante. El sujeto barrado que surge del lugar del Otro, y este sujeto barrado es el nico al que accede nuestra experiencia. Pero del lado del sujeto, el Otro queda tachado, al Otro le haca falta la llegada del Sujeto. De esta operacin, interseccin de dos lugares, queda un resto, a.Sin embargo, estas aproximaciones ocurren en tiempos muy originarios en el sujeto, y algunos tiempos son tambin mticos como A y S antes de la barra (significante). Y una de las preocupaciones centrales del Seminario X, es tambin mostrar la incidencia del objeto a en la clnica. Sabemos hasta ac que remite a la pregunta por el deseo, por su causa, por sus desplazamientos, que es el objeto oculto en una trayectoria. No obstante, existen otras formas de traduccin de este, acaso aquella que lleva el nombre del seminario, la angustia.Angustia y a: Traduccin subjetiva del objeto: la angustia est enmarcada/no sin objeto.Qu significa sealar que la angustia sea la nica traduccin subjetiva del objeto a?Con la aproximacin a la Cosa se pudo dar cuenta de un objeto que en su naturaleza antecede la representacin, y es ms, que su indecencia es inaugural en la trayectoria de representaciones en el principio de placer y luego en el de realidad. Que en ese sentido orienta al sujeto a una bsqueda, que se desplaza de representacin en representacin, siempre soslayando el objeto perdido. Se recorri que esa nostalgia es fundamental en el deseo, y que con toda propiedad a es el objeto causa del deseo, que eso significa que su ubica detrs del deseo, desde una exterioridad. En otras palabras, se trate del espejo, se trate de un momento pre-especular con el das Ding, o se trate de la causa del deseo, parece ser, que el objeto a resulta problemtico de ser atrapado en una red de significantes. Antecede el significante de la imagen del cuerpo, donde este ltimo slo anuncia que ya no est, es previo al desplazamiento de representaciones de las cosas (Sachvorstellung) y slo con su distancia y ausencia se hace posible la palabra (Wort), y se orienta una trayectoria por seguir.Una entrada a aquello que se sita en el campo de la angustia y que precisamente se presenta a travs de las ventanillas (donde est el marco), refiere a lo ominoso. Lo que se presenta sbitamente de golpe, y en su presencia, permite que surja aquello que en el mundo no puede ser dicho. El marco siempre est ah, y hay angustia cuando surge de este marco lo que ya estaba ah, la casa -Heim-. Sin embargo, la casa del hombre se sita en un punto en el Otro, est en un ms all de nuestra imagen (Lacan, 1962), tal es lo que se pudo revisar a travs del espejo.Est un lugar que representa nuestra ausencia, de un lugar que manda y se apodera de la imagen, hacindola aparecer como objeto, debido a la no autonoma del sujeto, es decir, el deseo entra a la casa donde siempre se le ha esperado bajo la forma del objeto que soy, exiliado de mi subjetividad. El surgimiento de lo Heimleich, constituye el fenmeno de la angustia. Ahora bien, est no carece de objeto, tiene otra clase de objeto. Este est sobrecerrado a otras huellas, donde mundo se configura, en tanto, red de huellas por los significantes, lo que engendra el mundo del sujeto que habla, mundo que por lo mismo, puede engaar, mientras desee no s nada de lo que deseo. (Lacan, 1962)Entonces, de qu orden es esta traduccin subjetiva?

Lejos de encontrar en la angustia un marco simblico desde donde sea posible una traduccin del objeto a, de lo que se trata es de algo ms complejo. En la red, es decir, los significantes de la pizarra, se deja entrever el lugar que ocupa la angustia. Brevemente, esta red se construye en base a los ejes que suponen el registro de la accin: dificultad y movimiento. Esto, a propsito del texto Inhibicin, sntoma y angustia, la red parte en la inhibicin, en donde concretamente Freud (1926) refiere la inhibicin de la funcin de motricidad y los obstculos a esta, como dos puntos fundamentales. De ah que la red se estructura en su movimiento, hacia abajo: desde su complejizacin en la descoordinacin de la emocin hasta el movimiento incalculable en la turbacin, y hacia la derecha, acorde a la dificultad con la accin, primero, en una enlentecida y de movimiento reducido en el impedimento, hasta el sujeto atravesado por la barra, la castracin expuesta en el embarazo. Hay que recordar que la dificultad est siempre ligada al movimiento pulsional, es la dificultad con la inercia de la pulsin (Muoz, 2009).La angustia se sita en ese lugar al borde de la pizarra de los significantes. En esa red marca un lmite. En otras palabras, no hay red, no hay otro sentido que dejar vaco el lugar donde est la angustia (Lacan, 1962).Causa y angustia: certeza y accin/lo que no engaaLa angustia es un corte sin el cual, lo real sera impensable, hace aparecer lo inesperado, no engaa puesto que se sita fuera de toda duda, lo que no quiere decir que exista una relacin entre la duda y la angustia, mas, es la angustia la que causa la duda. Esta ltima, combate la angustia, puesto que la funcin de la causa, seala una verdad, la duda lucha contra la certeza de la angustia, que llevara a la accin (Lacan, 1962).La expresin de lo que no engaa, como lo fuera de duda, tiene especial implicancia con lo real, en tanto, est externo a la simbolizacin, la angustia no engaa, porque su certeza es real, no se deja articular por el significante. Cmo se dejaba ver en la red de huellas, que constitua un mundo desde el significante, est la posibilidad de la construccin del engao. En lo simblico est dicha posibilidad, puesto que un significante siempre remite a otro, camino que extrava el deseo. La angustia orienta hacia lo real, sin engaos, lo cual es una cualidad exclusiva a la angustia, en el universo de los afectos (Muoz, 2009).A travs de la represin era posible establecer en Freud (1926) una diferencia entre la primera y segunda concepcin de angustia. En la primera, la energa de la investidura de la mocin pulsional reprimida era mudada de manera automtica en angustia. Mientras que en la segunda concepcin, se plantea al yo como un genuino almcigo de la angustia, el motor de la represin sera la angustia.En este sentido, este lugar de la angustia es posible identificarlos en la neurosis obsesiva. Donde se sola identificar que la vacilacin obsesiva en la duda generaba angustia, se encuentra que es la angustia la causa de la duda (Lacan, 1962). La duda combate la angustia, puesto que esta ltima no tiene seuelo. Es el nico afecto que presenta una traduccin del objeto a, es decir cuando hay angustia se presenta lo real. La duda permite sustraerse de la certeza de lo real que se presenta. Adems, esa certeza presenta lo insoportable de enfrentarse al objeto a, en su encuentro con el desconcierto de lo real (Muoz, 2009)De esta manera, se tejen estrategias de mediacin con lo real, y esto se logra travs de un soporte simblico e imaginario, si el obsesivo no duda, aparece la angustia, entonces surge la necesidad de volver a recubrirla simblicamente en construcciones de rituales o compulsiones, donde se pueda sostener la duda. El logro de sostener la duda es precisamente no toparse con la accin que conlleva la certeza (Lacan, 1962)Angustia Duda || Certeza AccinAl no engaar alude a los vnculos con el Otro, y la certeza es un preludio a toda accin humana, cmo se seala previamente de la frase de Lacan (1962) el acto arrebata a la angustia su certeza. Esta consideracin es importante, entonces actuar es lo nico, sobre lo cual lo real se puede orientar en otra direccin. Robarle la certeza a la angustia en el acto, es dar otra direccin. As no habra accin sin angustia previa, la certeza de esta cie la direccionalidad del acto. La angustia se presenta como la causa formal del acto (Muoz, 2009). No obstante, como se podra problematizar sobre el pasaje al acto, el robo de la certeza a la angustia no asegura el control sobre la direccin del acto, este puede ser imprevisible e incalculable, pudiendo incluso eliminar al propio sujeto.

Yo-casa, la casa en llamas, la casa perdida: acto y angustia.Mariana acude a consulta por un intento de suicidio, ella lo presenta como el segundo en su vida. Dice que no tiene fuerzas para nada y que ya no espera que las cosas cambien. Una semana antes de su primera sesin se toma un frasco entero de Tramadol ms algunos antidepresivos y se acuesta. Seala que lo hizo pensando que no volvera a despertar. No obstante, despert, y vio que sus hijas mayores estaban a lado de la cama muy preocupadas. Durmi ms de un da. Me relata que, Jos Miguel, su pareja actual les habra sealado a las hijas que la mam estaba pasando por un mal momento y que haba que ayudarla, que estaba muy cansada y que tendran que cocinar y ordenar entre ellos, mientras ella se recuperaba. Es una escena curiosa, en la cual, nadie notifica que Mariana se toma las pastillas, y ella tampoco asiste a un hospital. Seala que luego de dos das se levant.La paciente tiene 42 aos, es madre de cuatro hijas, las dos mayores las tuvo con una ex pareja y las dos menores con Jos Miguel con quien vive actualmente.Durante las primeras sesiones, hablar de los dos intentos de suicidio en su vida. La primera vez, tom a sus hijas mayores, cuando una era beb y la mayor tenia casi dos aos (hoy tienen 16 y 18) y fue al metro con la intencin de tirarse con ellas. Seala que era un momento, en el cual senta que no tena a quin acudir. Su pareja la engaa. Va despus del parto de Yesenia, cuando Mariana se encontraba en recuperacin para decirle que se ir de la casa, que dejar a la familia porque tiene una relacin con la hermana mayor de Mariana. A su vez, ella no tena casa, vivan en la casa de los padres de su pareja. l le dice que se quede ah, que sus padres la seguiran acogiendo. Dice que esto la desespera, que no tiene a donde irse. Su madre haba vendido su casa y viva de allegada con la hermana mayor de Mariana, quin desaloj su casa y se fue. Acepta permanecer con los padres de l.En este contexto se dirige al metro, dice que lo nico que la detuvo fue pensar en su hermana menor, quin era distinta dentro de la familia, que de hecho nunca se crio con Mariana y sus otras dos hermanas. En este punto se detiene, y me comenta que dejan de vivir juntos, en su familia, cuando ella muy nia. Me relata que sus padres son exonerados polticos. Que su madre es profesora de historia y tena un cargo en un sindicato. No tenan mala situacin, vivan en el sur. Y ella recuerda que los militares les quemaron la casa. Que tras el incendio el padre se va con una nana joven que tenan, que las abandona y desde ah vagan con su madre, sin casa, buscando ayuda con familiares a lo largo del pas. La hermana menor se queda con una abuela, y Mariana su madre y sus dos hermanas mayores, comienzan un viaje hacia el norte. La madre las dejaba en algunas casas de familiares, pero ella tena que esconderse, por lo que dorma en muchos lugares distintos.

Luego de su arrepentimiento en el metro, acude donde su hermana menor, quien la ayuda con algo de dinero para que pueda comenzar a arrendar otro lugar. Le dan 60 mil pesos, con eso arrienda una pieza en una casa en Quinta Normal, donde vivan alcohlicos, con suelo de tierra, y donde tiene que encerrarse con una cadena por miedo a que entren hombres a su habitacin. Dice que fueron aos muy duros, de mucha hambre, de fro, que esa pieza estaba muy lejos de ser una casa.Vivi en esa habitacin hasta que conoci a Jos Miguel. Su relacin con l, abri la oportunidad de vivir en una casa. Sin embargo, a un alto costo. Cuando lo conoce l era alcohlico y drogadicto, por lo que vivi aos de mucha violencia. Todo esto lo presenciaron sus hijas, y en la medida que nacieron las hijas que tuvo con Jos Miguel, tambin les afecto. Al punto que al da de hoy, le gritan y la insultan como lo hace el padre.Le comento sobre las dificultades de vivir de casa en casa, sobre lo difcil del viaje que comienza desde el primer incendio.Me responde que hubo otro incendio. Que Alejandra, la hermana mayor que viene despus de ella, qued embarazada muy joven, a los 17 aos. Pero que fue incapaz de contarle a su madre. Mariana culpa a su madre de no poder haber creado las condiciones para que su hermana hablara. Dice que haba mucho temor de hablar algo as. Su hermana esconde el embarazo, con ropa holgada y comienza a vestirse en el bao. Incluso el da del parto, dijo que ira donde la abuela, y fue al hospital a dar a luz. De ah reciben una llamada de la institucin, y se enteran. Mariana comenta que fue muy doloroso para ella ver que su hermana fuera al hospital sin nada, ni ropa para el hijo. En este punto habla de una culpa por no haberse dado cuenta tampoco de todo lo que estaba pasando.La madre acept recibir a la hija con su nieto, y apoyarlos en todo. Slo puso una condicin: que nunca ms viniera el padre del nio, con quien tenan muchas discusiones. Mariana comenta que fue una medida cruel, que su hermana estaba enamorada, que por lo mismo ella entiende que su hermana se escapara de la casa. Rpidamente desapareci de la casa con su hijo, an era menor de edad. Vivi con su pareja algunos meses. Sin embargo, un da fueron a hacer unas compras y dejaron al nio en la cuna. Hubo una falla elctrica y la casa se incendi, lo cual le cost la vida al beb. Tras esta muerte la hija vuelve a la casa.Me comenta que siempre la casa es un problema. Que su madre despus de luchar dcadas por tener una casa, la vendi cuando la tuvo, se le hizo muy grande y reparti plata para sus hijas mayores. Su hermana menor desaloj su casa y se escapo con sus hijos y su amante, la ex pareja de Mariana. Cuando la madre de ella, lleg a la casa de esta hermana que la hospedaba, encontr una casa vaca.

Comenta que para ella el problema no es muy distinto. Siente que en su caso ella hace las veces de la casa. Que la casa es algo de lo cul nadie se quiere hacer cargo, nadie limpia, nadie ordena, slo ella. Y desde ah se enuncia: yo soy la casa. Le desespera que su participacin en la casa sea sintindose una muralla o el suelo. Me comenta que no slo no la ayudan, sino que adems no la escuchan, no la toman en cuenta. Ella se preocupa por todos y nadie por ella.Durante el proceso, se lograr instalar la pregunta de Por qu permanezco en un lugar donde me siento tan menospreciada?, y Mariana pondr en palabras una trayectoria en su investigacin que servir para volver a pensar muchos de los materiales trados. Dir: Ser porque cuando uno de verdad est mal, todos se preocupan?Ella se enuncia en una identificacin a este objeto-casa, como un lugar de menosprecio e inerte. Sin embargo, en su historia, las casas sufren perjudiciales destinos. Ser un punto fundamental en las sesiones cuando comente que le dieron un subsidio, que tiene un departamento de ella. Que ahora podra ir a vivir con sus hijas y no tener que aguantar malos tratos y gritos de Jos Miguel. Se atreve a confrontarlo, y este recibe las crticas de Mariana. Las cosas resultan bien por un mes, se acaban las peleas y comienzan a conversar. Sin embargo, luego de eso vuelven los gritos y los insultos. Mariana habla no soportar donde est, pero no vuelve a hablar de irse. Su departamento sigue vaco. Pens en entregrselo de momento a su madre.Es interesante, en retrospectiva, como sus intentos de suicidio, lejos de ser una salida de la escena, son un llamado a Otro. No por eso no se pone en juego la angustia, esta se acta en una dimensin que convoca a los dems. Ah aparece la fantasa del escape: tener una casa para no tener que soportar estos tratos. Sin embargo, es central cuando Mariana se pregunta: Mi madre, mi ex pareja y Jos Miguel, son las personas que ms mal me han tratado, y yo me he quedado con ellos hasta el final.Comenta que de nia la castigaban por todo. Que su familia es un matriarcado y siempre la odiaron por ser igual (fsicamente) a su padre. Si se perda algo la acusaban de haberlo robado. Y relata escenas de humillacin y castigos fsicos delante de la familia. Que cuando se descubri que ella no haba sido, nadie reconoca el error. No obstante, ella trabajaba desde, muy nia para hacer regalos y ayudar con los pagos en la familia. Me comenta con mucho dolor, que en muchos de esos castigos se sinti importante, que ah si la tomaban en cuenta.En cierta manera, las identificaciones de Mariana se ponen del lugar de un objeto que es desechado y abandonado, o que por su reverso slo alcanza una forma de reconocimiento desde la humillacin y la agresin. En su lugar de ser el rostro del padre, carga con ser siempre el centro de atencin del matriarcado familiar, desde la persecucin y desconfianza, para terminar en el castigo. En su identificacin al hogar, se encuentra con el objeto del que nadie se quiere hacer cargo, que nadie limpia ni ordena, pero del que todos dependen, en el que todos viven.En el transcurrir de las sesiones Mariana puede hacerse la pregunta por su lugar, por su posicin dentro de esta forma de relacin donde termina siempre siendo agredida y sintindose violentada, angustiada por una situacin que la sobrepasa, pero que de alguna manera, sin saber bien por qu, no puedo sino estar ah en ese lugar.Es interesante la manera en que Mariana se mueve desde el relato de una planificacin de su suicidio, dejando todos los asuntos listos respecto al departamento para sus hijas y postulacin a becas de estudio, hasta una pregunta por cmo quizs algo de ella ha permanecido por algo en el lugar de su sufrimiento. En ese sentido, se vuelven decidores los desplazamientos en su malestar. De la certeza y la angustia en el querer desaparecer, al ubicarse en relacin a cmo sufriendo y haciendo todo por todos aun cuando estos le fallen y la traten mal, les demuestra que dependen de ella, no pueden sino estar pendiente de lo que hace.La nocin de causa abre un campo completo de preguntas por como en la constitucin subjetivo algo exterior delimita una trayectoria individual. Si bien en este recorrido se ha trabajado la nocin de causa en el objeto a, es posible nombrar el lugar de la causa en otros fenmenos. No olvidar como seala Lacan (1962) respecto al masoquismo, como el supery cumple la funcin de este lugar de causa, es decir, como ley y sancin exterior habla luego desde el interior ordenando un camino por seguir.Qu pasa cuando la casa se enferma?Al parecer lo que ve Mariana cuando sus hijas la rodean luego de tomarse las pastillas, es que an no se pueden hacer cargo de lo que las rodea. La paciente sabe de la importancia de su lugar, y esta desorganizacin familiar en su enfermedad se lo refuerza. Con ella enferma, los dems ayudan a hacer las cosas, pero desde un profundo desconocimiento de lo que hacen, lo que si ven, es la cantidad de cosas de las que Mariana se hace cargo. Es llamativo que la ltima sesin Mariana llega con un yeso. Dice: Me ca tendiendo ropa, apoye la mano y se me fue el dedo gordo para atrs. Ella dice que intenta remediar lo que est pasando, y se dobla el dedo, buscando encajarlo y volver a lo poner en su lugar. Comenta que los mdicos le dijeron que esa fue una mala decisin, que se dao ms el dedo, pero que sin embargo no habrn problemas de recuperacin. Mariana se intenta ayudar y se fractura an ms. Tomo su lesin como un testimonio de una posicin, de una circulacin particular que se instala cuando la casa se enferma y deja de funcionar.

Bibliografa

Freud, S. (1993). Inhibicin, sntoma y angustia (1926), Obras completas, vol.XX, Buenos Aires, Amorrortu Ed.Lacan, J. (1990). Seminario VII. La tica del psicoanlisis (1959-1960). Buenos Aires: Ed. Paids.Lacan, J. (2006). Seminario X. La angustia (1962-1963). Buenos Aires: Ed. Paids.Lacan, J. (2008). Escritos 2. Buenos Aires: Siglo XXI Editores. - Lacan, J. [1961]. Observacin sobre el informe de Daniel Lagache: Psicoanlisis y estructura de la personalidad. Muoz, P. (2009). La invencin Lacaniana del Pasaje al Acto. Cap IX Entorno conceptual del pasaje al acto en psicoanlisis. Buenos Aires: Manantial.