Un nuevo caso de Holmes y Watson_versión veta

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Un nuevo caso de Holmes y Watson Curso 2012-2013 Alumnado de 4º de ESO A Institut La Serra, Mollerussa

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Una nueva aventura de Holmes & Watson surgida de un proyecto de escritura colectiva.

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Un nuevo caso de Holmes y Watson

Curso 2012-2013

Alumnado de 4º de ESO A

Institut La Serra, Mollerussa

Durante el mes de noviembre de 2012, los alumnos y las alumnas de 4º de ESO A han participado en un proyecto de escritura colectiva en el marco de la asignatura de Lengua castellana y literatura.

La propuesta surgió como una actividad relacionada con la lectura de la novela Estudio en escarlata (1887), de Arthur Conan Doyle. El libro narra el primer caso protagonizado por el detective Sherlock Holmes y su compañero el doctor Watson. Tomando estos personajes clásicos, los alumnos se comprometieron a imaginar una nueva aventura protagonizada por el tándem de investigadores y a ir construyéndola entre todos. Cada uno de los veintidós alumnos ha participado con un texto que continuaba las aportaciones anteriores de sus compañeros. Utilizamos el espacio virtual de la asignatura en el Moodle del centro para ir elaborando el texto.

Presentamos ahora el resultado final a todos aquellos lectores que sientan curiosidad por esta muestra de fan fiction.

Mollerussa, finales de noviembre de 2012

La imagen de la portada figura en la base de datos de imágenes de Google con una licencia de derechos de autor que permite su reutilización.

http://s0.geograph.org.uk/geophotos/02/73/86/2738640_492a909c.jpg

En un barrio de suburbios de Londres se encontraba una cortesana vendiendo,

como cada noche, su cuerpo a la calle. La chica, Loren querida por muchos,

desconocida por pocos, con tez blanca y fina como la seda, ojos penetrantes

maquillados de un azul chillón, que sin duda no pasaban desapercibidos y

cabello moreno cual carbón vestía como cada día su ceñido corsé rojo con

lentejuelas bastas y luminosas. Esa noche, no era una noche cualquiera, había

quedado con él. Ilusionada como una chiquilla quinceañera, se disponía a salir

de su maloliente habitación, cuando se topó con un hombre. Un hombre que

sin duda, había visto en algún lugar anterior.

Su caminar era serio, su rostro era pálido y mostraba tristeza como si acabara

de presenciar la muerte de un ser querido. Quizá, por el giro radical de su vida

implicando a la gente que lo rodeaba en su entorno se respiraba

nerviosismo, ya que no paraba de mirar a su alrededor como si de un

momento a otro algo surgiría de la nada. Por lo que, cuando él se dio cuenta de

la presencia de Loren, la miraba con cara de miedo, cosa que llegó a

inquietarla.

Todo y la extraña forma con la que se comportaba ese hombre pudo llegar a

identificarlo.

Él, había cambiado des de la última vez. Su sonrisa contagiosa, se había

transformado en la mayor representación de tristeza y temor, y sus brillantes

ojos se habían apagado. John, había sido durante muchos años uno de sus

principales clientes, pero hacía mucho tiempo que no se encontraban.

Loren no entendía que hacía él allí, y mucho menos porque tenía ese aspecto,

pero no podía faltar a su cita, así que intentó pasar desapercibida, John

también la reconoció, pero la ignoró completamente. En ese momento

solamente podía pensar en la escena que había vivido horas antes, y que por

mucho que lo intentase no podía borrar de su mente.

Había presenciado un asesinato. Como no estaba seguro de haber sido visto

por los asesinos, se fue muy deprisa y optó por visitar al detective más

reconocido del momento, Sherlock Holmes. No quería ir a la policía porque era

un hombre de mala reputación a quien nadie creería.

Así que se dirigió a toda prisa, e ignorando a Loren, hacía Baker Street 221 B.

Ahí lo recibió Holmes en persona, en una habitación llena de humo como era

habitual. Le reconfortaba encontrarse con su mirada pensativa a medida que le

iba exponiendo el caso. Holmes le presentó el doctor Watson, quien

participaría activamente en la investigación.

Al mismo tiempo, Loren se encontró por fin con Jack.

En ese encuentro los dos, no sabían que decirse, ya que había pasado tanto

tiempo que a duras penas se reconocieron. Estuvieron hablando de sus cosas

durante un buen rato. Se hizo medianoche, cuando Jack tuvo que volver a su

casa, para reencontrarse con su esposa y su hijo, cuando en ese mismo

momento, los asesinos que vio, les cogieron a los dos, y se los llevaron a un

tipo de mansión, donde fueron bruscamente atados y maltratados por esos

asquerosos asesinos.

Su mujer al ver que no venia, denuncio su desaparición a la policía.

Su mujer se fue directa a la policía, ya que su marido se había retardado en

volver de hablar con Loren, pero los policías no la creyeron por su estrafalaria

forma de vestir. Después de ver como la rechazaban ella se dirigió hacía Baker

Street, concretamente hacía la casa del gran detective Sherlock Holmes. Al

llamar a la puerta de robusta madera una voz ronca respondió con un

“adelante” y ella se adentró en la casa. Pudo observar las grandes obras que

decoraban esa casa, mientras iba avanzando hacía el salón. Allí se reunió con

los tres hombres que hablaban entre sí. Ella dejó que terminaran su

conversación, y luego les informó de la desaparición de su querido marido,

Jack. Sherlock se comprometió a ayudar a esta pobre mujer, y por ello esta le

dio una descripción física de su marido. Al oírlo, John dijo que había visto a un

hombre con estas apariencias.

Apenas medio día antes, cuando John regresaba a casa después de un duro

día de trabajo, se paró frente a una casa en un barrio viejo y medio

abandonado al oír salir de una casa unos gritos de mujer. Se acercó y pudo ver

a través de la puerta entreabierta un cuerpo en el suelo y un hombre que salía

corriendo por la parte trasera que coincidía con la descripción del hombre

desaparecido, Jack. Sherlock y Watson viendo que la descripción de la mujer y

la de John tenían algo en común se dirigieron al lugar de los hechos.

Al entrar en la casa de la fallecida los dos se sintieron atrapados por un

profundo olor a perfume de mujer que llegaba hasta la habitación del hombre

asesinado. Sherlock echó un vistazo a la escena del crimen, y descubrió un

pequeño sobre debajo de la cama, se agachó y pudo ver que no había nada en

el interior. El asesino debía estar buscando algo. Miles de preguntas inundaron

la cabeza de los dos hombres, ¿Que podía haber dentro de aquel sobre que

fuera tan importante como para matar? En aquel momento Watson se giró y

pudo ver como un hombre sonriente los fotografiaba desde el otro lado de la

calle.

Rápidamente Holmes y Watson salieron a ver quien era ese extraño hombre,

pero él fue más rápido y se esfumó, sin dejar rastro aparente. Sin darle

importancia al asunto, los detectives siguieron con el caso que en aquel

momento ocupaba su atención, pero en éste nada tenía sentido. La mujer

muerta con un golpe, de un objeto punzante, en la cabeza, había sido movida

de lugar, ya que la habitación permanecía ordenada, como si nada. Tras varias

horas de búsqueda, Watson encontró debajo de una mesa, una especie de

llave con una inscripción.

¿Qué significaba todo aquello? Las pistas no conseguían encajar entre sí, y

por muchas cosas que intentasen, algo se les escapaba de las manos. ¿Pero

qué?

De repente, se oye un ruido, proveniente de la habitación de al lado.

Sigilosamente Holmes se desplaza hasta ésta y ve como una mujer de tez muy

blanca y muy maqueada, buscaba entre unos papeles, desesperada.

Ésta era Loren.

Holmes al ver a esa chica muy nerviosa buscando unos papeles, le preguntó

si la podía ayudar, y ella le contestó que buscaba unos papeles que estaban

dentro de un sobre.

¿Eran los papeles que habían desaparecido? Ahora tenía la opción de saber

que había dentro del sobre. Holmes llamó a Watson, y hablaron un momento a

solas. Cuando terminaron de hablar hicieron un cuestionario a Loren, por tener

más información sobre la mujer muerta y los papeles del sobre.

Loren conocía a la mujer muerta era una de sus mejores amigas, y una de las

más populares de su universidad, no sabía por qué la habían matado.

Loren marcho llorando.

Pero entre Holmes y Watson, quedó una duda evidente. ¿Loren había dicho

toda la verdad?

Cuando la chica se fue llorando, los dos detectives se miraron mutuamente y

sospecharon que Loren no había dicho todo lo que sabía porque se puso muy

nerviosa al contestar sus preguntas. Por eso decidieron seguir investigando en

el lugar de los hechos.

Holmes y Watson encontraron indicios de que Loren podía estar involucrada en

este asesinato.

Encontraron un papel debajo del sofá, casi no se podía leer, ya que era un

papel viejo y estaba muy sucio, pero al final descubrieron que lo que se

escondía debajo de la suciedad era una dirección.

La leyeron con curiosidad y Holmes le dijo rápidamente a Watson que no

podían tardar ni un minuto más en ir a esa dirección. Estaban seguros de que

esa pista era una pieza clave en su investigación.

Al cabo de pocos minutos un taxi se detuvo justo en la calle de enfrente y ni el

más veloz de los animales puede correr tan rápido como lo hicieron Holmes y

Watson para evitar que a alguien más se le ocurriese subir a ese taxi.

Dieron la dirección al taxista y enseguida pusieron rumbo hacia lo que

pensaban que sería determinante para resolver el caso.

Su desconcierto e intriga aumentaron cuando vieron donde se detuvo el coche.

Estaban delante del antiguo cementerio de la ciudad.

Se quedaron perplejos. ¿Qué significaba? Si el asesino quería ser original al

enterrar a la mujer, no lo había conseguido. ¿Era allí donde tenía previsto el

asesino ocultar a la mujer? No lo creían. Sin embargo, se adentraron en el

sucio y abandonado cementerio que estaba inundado por telarañas y suciedad.

Pero al otro lado del cementerio vieron a una mujer buscando algo. No le

podían ver la cara pero la ropa, la ropa era igualita a la que llevaba Loren hacía

tan solo una hora. O era ella o iba a comprar a menudo con ella al Bershka y

tenían el mismo gusto. Holmes y Watson se decantaron por la primera opción y

corrieron hacia ella. Cuando la mujer se dio cuenta, huyó como pudo pero

tropezó a los pocos metros y la pudieron atrapar con facilidad.

Pudieron identificar a Loren perfectamente pero, ¿qué hacía allí? Estaba claro

que estaba implicada en el caso pero, ¿era cómplice? ¿u odiaba a la chica de

su universidad porque le copiaba la ropa?

El enigma quedó resuelto cuando Loren les habló.

Holmes y Watson insistieron a Loren de que les contara todo, todo lo que ella

podría saber sobre este asesinato.

Finalmente, Loren les contó con detalle lo que hacía exactamente esa tarde en

que asesinaron a la mujer, Sarah. Holmes y Watson pudieron comprobar que

Loren tenía una buena cuartada y que ella no podía haber sido la asesina de

Sarah.

Como Loren quedaba fuera de sospechas, Holmes y Watson se fueron del

cementerio, y se dirigieron hacia la casa donde Sarah murió.

Llegaron. Mientras Holmes y Watson iban avanzando en dirección a la casa

oyeron un ruido de cristales rotos que provenía del interior de la casa.

Rápidamente entraron en el interior y descubrieron que el cadáver había

desaparecido.

Una vez más estaban sin pruebas, no entendían por_qué motivo se habían

llevado el cadáver. Se les pasó una cosa fundamental que hacer, ante todo

debían de haber registrado el cuerpo por si llevaba algo incriminatorio, como se

les pasó ese detalle el asesino volvió para recoger el cuerpo juntamente con

pruebas que hubieran sido concluyentes para el caso. Examinaron la zona

donde el asesino o dicha persona había robado el cadáver de la escena del

crimen. A esa persona al romper el cristal y llevarse el cuerpo, se le enganchó

alguna pieza de su vestuario que quedó atrapada en los cristales rotos. Por lo

que pudimos averiguar era un trozo de tela de su bolsillo donde había un

resguardo de una compra reciente en un supermercado. Siguieron la pista

hacia la tienda, allí le preguntaron al encargado sobre un hombre misterioso

que había ido a comprar una caja de galletas y un zumo. Él les pudo dar

algunos rasgos que recordaba pero como no había cámaras de seguridad, solo

podían hacer un retrato robot de la información del dependiente.

Pero Holmes y Watson se quedaron de piedra cuando el dependiente les dijo

que dicho cliente iba vestido con una chaqueta del Bershka. ¿Qué es lo que

realmente pasó? Eso es lo que pensaron Holmes y Watson, la descripción que

les daba el encargado de la tienda coincidía con la vestimenta que llevaba

Loren en el cementerio.

Los detectives pensaron que Loren podía estar vinculada en el asesinato y que

la cuartada que les había dado era totalmente falsa, así que fueron en busca

de Loren para volverla a interrogar.

El primer sitio en el que miraron fue el cementerio. Se pasaron media hora

buscando hasta debajo de las piedras, pero estaba claro que Loren no se

encontraba allí. Decidieron volver a la casa, ya que Loren aún no había

encontrado los papeles que andaba buscando, y era muy posible que estuviera

allí.

Cuando llegaron, lo primero que vieron fue que la puerta de la casa estaba

abierta. Entraron sin perder un segundo más, y no les fue muy difícil adivinar

que Loren o estaba allí o había vuelto en algún momento: había papeles por

todos lados.

Tras unos minutos de buscarla, Watson la encontró escondida en un armario,

con un cuchillo clavado en el estomago y claramente muerta.

Watson, lleno de terror pero acostumbrado a ese tipo de situaciones corrió para

avisar a Holmes. Investigaron la escena del crimen y encontraron una cartera

con una inscripción en la que ponía “JN”. Dentro de la cartera solo había un

papel con una dirección apuntada. Holmes y Watson, estaban muy confusos ya

que no encontraban mas pistas del asesino. Los detectives tampoco

destacaban la opción de que se hubiese asesinado. Los detectives volvieron a

su casa un poco desorientados. Una vez estuvieron en su casa, valorando la

acción del crimen, un hombre, al cual no pudieron identificar, lanzó una piedra

por la ventana. En la piedra estaba escrito: ¡Vais a morir, cabrones!

Se asomaron por la ventana y vieron al hombre que había lanzado la piedra.

Salieron rápidamente a la calle y le persiguieron a lo largo de diversas calles

repletas de gente, hasta que el hombre se metió en un bosque y le perdieron.

Buscaron un rato en el bosque hasta que encontraron una enorme mansión

que parecía abandonada.

Entraron y la registraron, pero no encontraron nada. Cuándo iban a irse,

Sherlock encontró detrás de un armario una puerta que parecía antigua cerrada

con llave. La puerta tenía grabadas unas inscripciones que creían recordar.

Efectivamente, eran iguales que las que tenía la llave que encontraron en el

lugar del asesinato. Entraron con cautela, por si había alguien, pero estaba

vacía. Encontraron encima de una mesa diversos documentos y fotos. Había

cuatro fotos, una de Loren, una de Sarah, una de Jack y una de John. Las tres

primeras estaban marcadas con una cruz. Loren y Sarah estaban muertas, y

desconocían el paradero de Jack, por lo que no descartaron que estuviese

muerto. Salieron corriendo de la casa en busca de John, estaban seguros de

que él sería su siguiente objetivo.

Al llegar a la casa, Holmes y Watson llamaron a la puerta. Nadie les contestó, y

los detectives volvieron a llamar. Al cabo de cuatro veces, Holmes decidió

echar la puerta abajo. Entraron dentro y no se oía ni se veía nada en el interior

de la oscura casa. Encendieron un par de cerillas y registraron toda la casa sin

dejarse ningún detalle de dónde podría encontrarse Jack. En el dormitorio,

Watson tropezó con una alfombra. Holmes al oír el ruido que su compañero

había armado, se fue corriendo y descubrieron que debajo la alfombra había un

trampilla que daba a un supuesto sótano. Tuvieron que encender otras dos

cerillas más para bajar y al estar abajo, pudieron ver a Jack atado en una silla,

con una silueta humana detrás.

Holmes avanzó con mucho cuidado hacia lo que parecía ser un hombre con un

rifle en la mano cuando se dio cuenta de que lo que estaba detrás de la silla no

era nada más que un espantapájaros. Holmes le dijo a Watson que desatase a

Jack, pero Watson ya no estaba ahí. Holmes sabía que le observaban pero

prefirió no hacérselo saber a los rivales. El gran detective estaba bloqueado y

tenía la mente en blanco, cosa que no es propia en él, cuando vio un tatuaje en

la espalda de Jack, un tatuaje que constaba de una pistola con las iniciales de

MS. Las reconoció. Mark Simon era un buscado mafioso de la época que ponía

este tatuaje a todas las personas que le debían dinero, y si no se lo pagaban

las mataba a todas con el mismo objeto, un cuchillo.

Holmes se acercó a Jack y pudo ver el tatuaje de la pistola con las iniciales MS.

Jack estaba atado sin camiseta y se le veía como unos latigazos en la espalda,

lo habían torturado. Finalmente Holmes desató a Jack parecía mal herido y

estaba débil. Jack se levantó y con su poca fuerza pudo decirle a Holmes que

era una trampa para atraparlos a Watson y a él. Holmes lo cogió por la cintura

para llevárselo hacia arriba cuando de repente Mark Simon salió de un

escondite apuntando a Holmes con una pistola. Holmes estaba pensando cómo

hacer para escapar con Jack y detener a Mark Simon. La idea era fácil, en el

sótano había un dedo de agua, si le tiraba la pistola en el suelo se mojaría la

pólvora y así no tendría peligro de ser disparado. Holmes emplea su plan y sale

a la perfección, le pone los grilletes a Mark Simon y lleva a Jack a un hospital

para que le atiendan, rápido se va a buscar a Watson pero no lo encuentra. Se

va a la misma trampilla que antes y ve la misma silueta de antes pero esta vez

es un hombre de verdad, al bajar rápido pensando que era Watson, le dispara

en el pecho derecho y se cae al suelo inconsciente, pero no pudo ver quien

era.

Un día después, Holmes estaba en una camilla y vio a Watson con él, los dos

estaban bien. Así empieza un nuevo caso para el mejor detective.