Un Momento de Reflexión

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Un Momento de Reflexión Después de reflexionar en mi corta experiencia ministerial, me he dado cuenta que nuestra labor más apremiante en estos momentos, es reenfocar la visión de nuestra hermandad hacia Cristo. El haber descuidado nuestro enfoque en Cristo nos ha hecho poner el enfoque en los seres humanos. Hoy en su gran mayoría la hermandad (Cuando hablo de la hermandad incluyo a todo lo que se llama iglesia, Pastores, y miembros por igual) solo vive quejándose de lo que los demás hacen o dejan de hacer. Por todas partes se oyen quejas contra “Los dirigentes”, a quienes se acusa de permisivos, tolerantes, tibios, apostatas, y hasta diabólicos; y muchos creen que “los dirigentes” tienen una agenda secreta de la cual “la membresía” no tiene conocimiento; y cuantas más películas que podemos armarnos en la cabeza. (y no estoy diciendo que no haya alguno en estos errores) En medio de esta batalla donde nos tiramos la pelota los unos a los otros, echándonos la culpa por estar todavía aquí en la tierra, pretendemos hacer evangelismo y atraer a otros a los pies de Cristo (No sabemos si cristo ya salió corriendo a causa de tanta habladuría). Cabe reflexionar en la pregunta de Pablo ¿está Cristo dividido? Sin duda alguna que cristo no está dividido, sin embargo esa parece ser la primaria enseñanza a nuestros miembros de iglesia; pues basta solamente un corto tiempo que una persona pase en la iglesia para que se encuentre envuelta en un conflicto, ya sea de carácter personal o teológico (por no mencionar el conflicto espiritual que sigue sin solucionar a pesar de ser bautizado). ¿Por qué tanto interés en desangrarnos los unos a los otros? En una de las clases que recibí en la universidad, en la materia de Psicología, recuerdo que se hablaba de un mecanismo de defensa llamado reflección; que se trata de reflejar en otro lo que yo mismo soy, con tal de que los demás no adviertan en mí ese problema. No soy psicólogo, no he pretendido serlo y tampoco quiero, sin embargo ese parece ser el cuadro de nuestro pueblo; pues en vez de andar humillados delante de Dios, andamos buscando

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Un Momento de Reflexión

Después de reflexionar en mi corta experiencia ministerial, me he dado cuenta que nuestra labor más apremiante en estos momentos, es reenfocar la visión de nuestra hermandad hacia Cristo. El haber descuidado nuestro enfoque en Cristo nos ha hecho poner el enfoque en los seres humanos. Hoy en su gran mayoría la hermandad (Cuando hablo de la hermandad incluyo a todo lo que se llama iglesia, Pastores, y miembros por igual) solo vive quejándose de lo que los demás hacen o dejan de hacer. Por todas partes se oyen quejas contra “Los dirigentes”, a quienes se acusa de permisivos, tolerantes, tibios, apostatas, y hasta diabólicos; y muchos creen que “los dirigentes” tienen una agenda secreta de la cual “la membresía” no tiene conocimiento; y cuantas más películas que podemos armarnos en la cabeza. (y no estoy diciendo que no haya alguno en estos errores)

En medio de esta batalla donde nos tiramos la pelota los unos a los otros, echándonos la culpa por estar todavía aquí en la tierra, pretendemos hacer evangelismo y atraer a otros a los pies de Cristo (No sabemos si cristo ya salió corriendo a causa de tanta habladuría). Cabe reflexionar en la pregunta de Pablo ¿está Cristo dividido?

Sin duda alguna que cristo no está dividido, sin embargo esa parece ser la primaria enseñanza a nuestros miembros de iglesia; pues basta solamente un corto tiempo que una persona pase en la iglesia para que se encuentre envuelta en un conflicto, ya sea de carácter personal o teológico (por no mencionar el conflicto espiritual que sigue sin solucionar a pesar de ser bautizado).

¿Por qué tanto interés en desangrarnos los unos a los otros? En una de las clases que recibí en la universidad, en la materia de Psicología, recuerdo que se hablaba de un mecanismo de defensa llamado reflección; que se trata de reflejar en otro lo que yo mismo soy, con tal de que los demás no adviertan en mí ese problema. No soy psicólogo, no he pretendido serlo y tampoco quiero, sin embargo ese parece ser el cuadro de nuestro pueblo; pues en vez de andar humillados delante de Dios, andamos buscando a quien humillar, señalando sus errores solo con el objetivo de parecer más santo o justificar los errores propios.

Como pastor distrital constantemente recibo quejas de algunos hermanos contra otros, o contra los dirigentes, a lo cual quedo impotente sin saber que hacer o decir, salvo la respuesta que ya todos conocemos “Mire a Cristo”. No estoy diciendo que esté en contra de esa respuesta; de hecho eso es lo que estoy tratando de defender, pues mientras permanezcamos enfocados en cristo, no habrá tiempo para estar lamentándonos por los pecados de otro sino por los propios. Pero quedo impotente porque nuestras quejas parecen tan bien intencionadas que algunas incluso me convencen, hasta que después reflexiono y las desecho.

En medio de todo esto he llegado a dos conclusiones. Si hacemos cualquiera de las dos, se acabarán los problemas mencionados:

1. No recibamos más seres humanos en la iglesia.2. Sigamos el consejo de 2 Crónicas 7:14