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CRITICÓN, 102,2008, pp. 69-83. Un mensaje rescrito: los cuatro introitos del Aucto de la oveja perdida de Joan Timoneda Cyril Mérique LEMSO-FRAMESPA, Universidad de Toulouse-Le Mirad La cuestión de la transmisión de un mensaje religioso debió de plantearse en varias ocasiones en Valencia, a mediados del siglo xvi. La presencia importante, en la región del Levante, de una población morisca no dejó de preocupar a las altas esferas religiosas de aquel entonces, quienes desplegaron muchos esfuerzos para intentar convertir al cristianismo el mayor número de esos infieles. Son testimonios de aquellas tentativas de conversión varios documentos de aquella época. En su Introducción al teatro religioso del Siglo de Oro, Wardropper menciona una carta del virrey de Valencia, del 17 de septiembre de 1555, en la que pidió al Emperador que «nombrara arzobispo a fray Pedro de Soto a la muerte de Santo Tomás de Villanueva», que había sido arzobispo de Valencia hasta la fecha, porque, según lo que dice Wardopper, «la gran población morisca constituía un desafío» y «Valencia era acaso la ciudad más indicada [...], para dar un nuevo brillo a las festividades del Corpus». Declaraba el virrey en dicha carta: Y aunque en este reino recayan otras iglesias que también tienen moriscos en su diócesis, como sea ésta la principal y la que tiene la mayor parte dellas, es siempre la guía y ejemplo en esto y aún en todo... Aquí se había de buscar una persona como Fr. Pedro de Soto, y la iglesia no dejaría de ser a su propósito pues no era menester ir a buscar herejes fuera de su diócesis teniendo tantos nuevamente convertidos y que tanta necesidad tienen de doctrina 1 . Fray Pedro de Soto no fue nombrado arzobispo después de fallecer Tomás de Villanueva, pero Francisco de Navarra, el nuevo arzobispo, que llegó a la diócesis valenciana en 1556 y que fue un actor importante del Concilio de Trento, «reconoció —otra vez, según Wardropper— que a este núcleo "herético" le hacía falta una fe 'Wardropper, 1967, pp. 252-253.

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CRITICÓN, 1 0 2 , 2 0 0 8 , pp. 69-83 .

Un mensaje rescrito: los cuatro introitos del Aucto de la oveja perdida de Joan Timoneda

Cyril Mérique L E M S O - F R A M E S P A , Universidad de Toulouse-Le Mirad

La cuestión de la transmisión de un mensaje religioso debió de plantearse en varias ocasiones en Valencia, a mediados del siglo xvi . La presencia importante, en la región del Levante, de una población morisca no dejó de preocupar a las altas esferas religiosas de aquel entonces, quienes desplegaron muchos esfuerzos para intentar convertir al cristianismo el mayor número de esos infieles. Son testimonios de aquellas tentativas de conversión varios documentos de aquella época. En su Introducción al teatro religioso del Siglo de Oro, Wardropper menciona una car ta del virrey de Valencia, del 1 7 de septiembre de 1 5 5 5 , en la que pidió al Emperador que «nombrara arzobispo a fray Pedro de Soto a la muerte de Santo Tomás de Villanueva», que había sido arzobispo de Valencia hasta la fecha, porque, según lo que dice Wardopper , «la gran población morisca constituía un desafío» y «Valencia era acaso la ciudad más indicada [ . . . ] , para dar un nuevo brillo a las festividades del Corpus». Declaraba el virrey en dicha carta:

Y aunque en este reino recayan otras iglesias que también tienen moriscos en su diócesis, como sea ésta la principal y la que tiene la mayor parte dellas, es siempre la guía y ejemplo en esto y aún en todo... Aquí se había de buscar una persona como Fr. Pedro de Soto, y la iglesia no dejaría de ser a su propósito pues no era menester ir a buscar herejes fuera de su diócesis teniendo tantos nuevamente convertidos y que tanta necesidad tienen de doctrina1.

Fray Pedro de Soto no fue nombrado arzobispo después de fallecer T o m á s de Villanueva, pero Francisco de N a v a r r a , el nuevo arzobispo, que llegó a la diócesis valenciana en 1 5 5 6 y que fue un actor importante del Concilio de Trento , «reconoció — o t r a vez, según W a r d r o p p e r — que a este núcleo "herético" le hacía falta una fe

'Wardropper, 1967, pp. 252-253 .

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fortalecida», por lo cual «sabiendo que una dificultad lingüística se interponía entre

gran parte de su grey y la verdad cristiana, hizo redactar en valenciano un catecismo, o

Cartilla, para su edificación» 2.

Unos años más adelante, otro arzobispo se enfrentó con la cuestión de los moriscos:

se trata de don Juan de Ribera, que llegó a la diócesis valenciana en 1 5 6 9 . Durante

todos los años de su arzobispado, que duró hasta 1 6 1 1 , intentó convertir a la religión

católica la población mora . Su afán catequístico se plasmó en diversos documentos ,

destinados todos a la conversión de los moriscos. Así volvió a aparecer, en 1 5 7 1 , la

Cartilla redactada por su predecesor, Francisco de Navarra , con el título de Cartilla y

breu instrutió de la doctrina Cbristiana, ordenada per manament del Illustrissim y

Reverendissim senyor Don Francisco de Navarra per la divina gracia Archebispe que

fonch de Valencia. I Impressa per manament del Illustrissim e Reverendissim senyor don

loan de Ribera Patriarca de Antiochia, e archebispe de Valencia. I Estempada en

Valencia, Any M.D.LXXI; conocido es también el Catechismo e instrucción para los

nuevamente convertidos de moros que publicó Ribera en 1 5 9 9 .

Los moriscos de Valencia necesitaban, pues, recibir una enseñanza religiosa, y la

celebración del Corpus Christi , cuya relevancia iba creciendo por la influencia del

Concilio de Trento ( 1 5 4 5 - 1 5 6 3 ) , pudo ser un momento idóneo para dar paso a alguna

parte de dicha enseñanza. Un momento clave y muy esperado del Corpus era la

representación de diferentes dramas religiosos, a los cuales, acorde con la voluntad del

Concil io de Trento , había que dar más lustre y más relieve para combat ir a los

"heréticos".

El hecho de que se representara para el Corpus Christi de Valencia, en 1 5 5 7 , una

pieza del valenciano J o a n Timoneda, titulada Aucto de la oveja perdida, debería, tal vez,

relacionarse con este preciso contexto valenciano. Conviene preguntarse, en efecto, en

qué medida esta obra de Timoneda pudiera transmitir un mensaje de «vuelta al redil» a

la población morisca. Por otra parte, en 1 5 5 5 , dos años antes de la representación de

esta obra en la ciudad levantina, Tomás de Villanueva ya había dicho a propósito de los

moriscos que eran «del todo perdidos, sin orden y sin concierto, como oveja sin pastor,

y tan moros como antes de recibir el baut ismo» 3 . Quizás el argumento de la pieza de

Timoneda, sacado de la parábola de Jesucristo sobre la oveja perdida, permitiera ilustrar

la situación conocida en Valencia y a la cual los prelados intentaban aportar algún

remedio. Pero, para ver la adecuación del texto de La oveja perdida a los designios de

las altas esferas religiosas de aquella época, es imprescindible examinar las distintas

ediciones que se hicieron de esta obra en Valencia.

El caso de La oveja perdida es tanto más interesante cuanto que no se publicó

solamente una vez, en 1 5 5 8 , en un Ternario dirigido al arzobispo Francisco de Navarra ,

sino que, en 1 5 7 5 , por segunda vez, se volvió a imprimir en un Ternario Sacramental

dirigido a don Juan de Ribera. Este Aucto, en efecto, volvió a ser representado el mismo

año en que llegó don Juan de Ribera, en 1 5 6 9 , ya que el autor reza en la Epístola

dirigida al arzobispo: « [ . . . ] , he tenido ánimo, y osadía de dirigirle estos presentes Autos

representados delante su affable y benigna presencia el año de mil y quinientos y

2Wardropper, 1967, p. 253 . 3 Boronat y Barrachina, 1901, p. 216 .

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sessenta y nueve» 4 . Sabido es que estas piezas religiosas generalmente no se

representaban más que una sola vez; ya nos llama la atención, por tanto , que se

representara varias veces, en la misma ciudad, este drama religioso, y que por segunda

vez en 1 5 7 5 Timoneda dirigiera a un prelado, don Juan de Ribera, la edición de una

pieza que ya había dirigido años antes ( 1 5 5 8 ) a otro prelado, don Francisco de Navarra .

Ahora bien: si cotejamos las dos ediciones que hizo Timoneda, aparece que, más que

las ecasas modificaciones de la t rama del Aucto, interesan las numerosas e importantes

que atañen a los introitos de la obra , hasta el punto que podemos hablar no de meras

variantes sino de la existencia de dos versiones de cada uno de los mismos.

Porque hay que hablar no de uno sino de dos introitos para cada una de las dos

ediciones sucesivas de la obra. La cosa pasó relativamente desapercibida para la crítica,

como, por ejemplo, para Julia Martínez, que publicó el texto de la edición de 1 5 5 8 y, en

nota, las variantes de la versión de 1 5 7 5 . Y es que, en la edición de 1 5 5 8 , el segundo

introito no se sitúa, c o m o en la de 1 5 7 5 , al principio de la o b r a , es decir,

inmediatamente después del primero, sino que Timoneda lo ha co lacado al final del

Aucto, o sea en sus páginas finales, donde lo presenta de manera fragmentaria.

Lleguemos, para entenderlo mejor, a los textos, que son cuatro y que designaremos

con las letras siguientes: A l y A 2 para los dos textos de 1 5 5 8 ; B l y B2 para los dos de

1 5 7 5 (véase el Apéndice).

El primer introito de 1 5 5 8 ( A l ) , dirigido a Francisco de N a v a r r a , hace suyas,

globalmente, las pautas de los prólogos tradicionales en los que suelen aparecer, en boca

de un personaje de ficción, unos saludos hacia los oyentes o unos versos en alabanza de

un pudiente, seguidos por lo general del argumento de la obra que se va a representar y

por un final que hace hincapié en la atención y silencio que ha de manifestar el público.

Sólo que, en este primer introito de 1 5 5 8 , es el mismo dramaturgo quien asume la

recitación del introito y no un personaje de la ficción dramática. Siguiendo, en cambio,

las pautas tradicionales, el principio de este introito consta de 2 5 versos recitados en

loor del arzobispo Francisco de Navarra presente en la representación, a los que siguen

un resumen detallado del argumento de la obra ( 8 5 versos) y un final en el que

Timoneda pide la benevolencia del arzobispo. En cuanto al segundo introito de 1 5 5 8 (A2) , se presenta de la manera siguiente:

Introyto para el pueblo, de la oveja perdida; digo, para la clerecía.

AUCTOR Cumbre de la clerecía refugio sancto de nos; luzeros de nuestra guía; pilotos por quien se guía aquesta nave de Dios;

será' quí representada parábola de verdad, salida, moralizada de aquella boca sagrada fuente de summa bondad.

4 Aucto de la oveja perdida, p. 5.

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Agora ha d'prosseguir con el introito del principio, Y mudar este ringlón y la copla postrera.

Por lo qual aquí han de ver.

Esto, pues, todo ya visto, veréys al fin de las fiestas como con gozo muy listo tomará la oveja Christo por volverla al hato acuestas.

Acoged en vuestros senos atención, hermanos míos, que, si della estáis ágenos, de ignorancia os yréis llenos y de ciencia muy vacíos.

Las diferencias A l y A2 se deben al cambio de auditorio al que el autor valenciano se

dirige en sendos textos. En efecto, en el introito dirigido a Francisco de Navarra siempre

se alude a un destinatario único, mientras que el redactado para el pueblo se dirige un

destinatario plural. De ahí la sustitución del verso «Por lo qual aquí ha de ver» (v. 5 1 ,

A l ) por el verso «por lo qual aquí han de ver» (v. 3 1 , A 2 ) . Asimismo, los versos

«Después d'esto, señor, visto, / verá'n el fin de las fiestas» (vv. 1 0 1 - 1 0 2 , A l ) son

remplazados en el segundo introito por los versos «Esto, pues, todo ya visto / veréys al

fin de las fiestas» (vv. 8 1 - 8 2 , A 2 ) . A partir de estos hechos textuales , es posible

aventurar la hipótesis de que hubo en 1 5 5 7 , en Valencia, dos representaciones de la

misma obra, una privada ante el arzobispo de Valencia y otra pública en las calles de la

ciudad durante la fiesta del Corpus . L o que puede confirmar esta hipótesis es la

costumbre, en aquella época, de publicar conjuntamente las dos versiones de recambio

de un prólogo o de una conclusión, c o m o en el caso del entremés final de la Farsa

militar de Diego Sánchez de Badajoz , cuyas dos versiones se publ icaron en la

Recopilación en metro. Por otra parte, al final de dicha Recopilación, se publicaron

varios yntroitos sueltos, lo cual nos permite decir que estos prólogos tenían cierta

independencia y podían ser intercambiados por otros. Asimismo, en el Códice de Autos

Viejos, al final de la farsa VII, el autor añade una Loa para cualquier Autto con un

fragmento para «un prelado o otro señor» y otro fragmento dirigido «a un pueblo».

Por otra parte, empezar el segundo introito de 1 5 5 8 —y será también el caso del

segundo (B2) de 1 5 7 5 — por el verso «Cumbre de la clerecía», refiriéndose únicamente a

unos eclesiásticos, no significa forzosamente que el público no constara de laicos. En

1 5 5 8 , J o a n Timoneda introduce las modificaciones que aparecen al final de la obra con

esta frase: «Introito para el pueblo, de la oveja perdida, digo para la clerecía», cual si,

tras un momento de vacilación, se corrigiera a sí mismo. La explicación puede ser muy

sencilla: se trataría efectivamente de una representación durante las festividades del

Corpus frente a una asamblea compuesto por el pueblo, por un lado, y por eclesiásticos,

por otro lado. Según el investigador Eduardo González Pedroso, que también publicó

una edición moderna de La oveja perdida:

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ya en otros autos se habrá visto que era costumbre de los poetas de esta primera época dirigir la palabra a los sacerdotes, tomándolos por los representantes más autorizados de todo el concurso5.

Pero Timoneda no se contenta, en A2 , de adaptar el introito inicial a un público

plural. Suprime lisa y llanamente una quintilla de A l situada al final del argumento,

algo que puede revelar otras motivaciones suyas. Esta quintilla suprimida hace

referencia a las escenas de regocijo que aparecen al final del Aucto y a los bailes que

normalmente concluyen la representación, acorde con el final de la parábo la de

Jesucristo: «Regocíjense conmigo, porque he hallado mi oveja que estaba perdida. Les

digo que habrá más gozo en el c ie lo . . .» (Lucas X V , 6 - 7 ) . Se trata de la quintilla

siguiente:

Llamará sus ganaderos por divinos sanctos modos, y assí yranse a sus aperos, con bayles y correnderos regozijándose todos, (vv. 106-110, Al)

Cabe preguntarse si la supresión de esta quintilla no correspondería a la voluntad de

agradar al arzobispo Francisco de Navarra , harto conocido por sus ideas reformadoras.

Éste, antes de llegar a Valencia, había sido obispo en Badajoz de 1 5 4 6 a 1 5 5 6 , además

de ser el protector del más famoso canonista de la época, el Doctor Navarro, Mart ín de

Azpilcueta. Marce l Batail lon precisa que D. Francisco de N a v a r r a «présidait a u x

destinées de l'Evéché d'Extrémadoure vers le temps oú Diego Sánchez de Badajoz, curé

de Talavera la Real, y achevait sa carriére de dramaturge religieux» 6 . Si la música, los

bailes y las escenas de gozo popular eran normales durante las festividades del Corpus

Christi, muchos ya pensaban que el público de esta fiesta iba perdiendo su devoción

piadosa hacia el Santísimo Sacramento. En el período tridentino, no es ex traño que el

dramaturgo decidiera, quizás porque se lo pidiera Francisco de Navarra , no aludir en el

introito «para el pueblo», a prácticas populares c o m o los bailes, que podían pasar por

deshonestos. Mart ín de Azpilcueta decía a propósito de las cabalgatas de la Fiesta de

Corpus Christi:

Por ver y mirarlas algunos clérigos dejan el coro, otros el canto, otros ríen cantando y riendo cantan, dellos no atienden a lo que dicen, dellos más devotos están en notar quién cómo salió vestido, y quién cómo danza, baila, burla, y dice gracias, que en contemplar en el mismo Santísimo Sacramento que allí se lleva, o en el misterio que aquella procesión representa. Y aún, lo que es peor, algunas veces veréis al mismo que lleva el Santísimo Sacramento o la imagen principal reírse y tener los ojos más tendidos a estas burlas y ruidos que al mismo Dios y hombre que en sus manos lleva7.

5 González Pedroso, 1952, p. 79. 6 Bataillon, 1940, p. 2 0 1 . 7 Commento en romance..., pp. 96-97.

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Citemos otra vez el ejemplo del teatro religioso de Diego Sánchez de Badajoz, donde

abundaban este tipo de elementos jocosos crit icados también en las Constituciones

Sinodales. Críticas que cobraron mayor relevancia todavía durante las sesiones del

Concilio de Trento: el desarrollo de un teatro no burlesco por parte de Timoneda podría

ser una reacción en contra del teatro de Diego Sánchez via la influencia de Azpilcueta y

de Francisco de Navarra .

Otro hecho corrobora esta tendencia a erradicar lo burlesco en las fiestas religiosas:

entre las dos ediciones del texto, se reunió en Valencia un Concilio Provincial que tomó

medidas en contra de los abusos e irreverencias que se cometían «bajo el pretexto de

celebrar más festiva y alegremente las fiestas religiosas». Se lee en la sesión tercera y

última, que tuvo lugar el 2 4 de febrero de 1 5 6 6 :

que estaban en un error los que creían contribuir al culto de los santos celebrando sus fiestas con danzas y bailes, Por lo cual el Sínodo prohibía, bajo pena de excomunión a los infractores, la celebración de tales danzas, ni aun en calles o plazas, ante los altares; prohibía asimismo en absoluto que los bailes y juegos tuviesen lugar en las casas de las cofradías en que hubiese capilla o altar, y en todas las demás casas cofradías prohibe los bailes nocturnos, por no ser conveniente para el culto de las fiestas, y ser ocasión de muchos males8.

Y es muy posible que Timoneda tuviera en mente estas recomendaciones a la hora de

representar, por tercera y por cuarta vez, su Aucto, esta vez ante Juan de Ribera y luego

ante el pueblo valenciano, en 1 5 6 9 .

Si pasamos en efecto a la edición de 1 5 7 5 , vemos que en ella, son dos los introitos

que encabezan La oveja perdida: uno, muy breve ( B l ) , va dirigido al arzobispo Juan de

Ribera, y otro (B2) , que lleva el título sin más comentario de «para el pueblo». Se trata

pues de dos introitos con dos destinatarios distintos y que nos permiten imaginar que

también pudo haber dos representaciones de la misma obra en 1 5 6 9 , una ante el

arzobispo J u a n de Ribera a quien Timoneda destinó una corta composición poética

propia de unos 3 6 versos (ya no hay resumen del argumento de la obra que se va a

representar), y otra , pública, cuyo introito es casi el mismo que aquel que fue recitado

ante el pueblo unos 12 años antes, en 1 5 5 7 .

Así los cuatro introitos remitirían a cuatro representaciones de la misma obra , dos

privadas y dos públicas. El drama no hubiera sido representado dos veces, algo que ya

era poco habitual para una pieza religiosa representada en la misma ciudad, sino cuatro

veces. Wardropper , que hace caso omiso de la edición de 1 5 5 8 , ve en el primer introito

de 1 5 7 5 dirigido a Juan de Ribera una especie de prolongación de la carta dedicatoria

que encabeza el Ternario Sacramental. N o dice nada de una posible representación

privada ante el arzobispo. Sólo comenta: «En el introito que escribe, Timoneda se vuelve

a dirigir a Ribera —seguimos la edición de 1 5 7 5 — , pero ahora la fundición del introito

c o m o epístola dedicatoria es más evidente» 9 . Pero es muy posible que, en 1 5 7 5 ,

Timoneda repitiera algo experimentado en 1 5 5 8 : el introito dirigido a Ribera sería

entonces el prólogo de una representación privada de 1 5 6 9 , cuando llegó el arzobispo.

Por lo demás, el final de este breve introito deja pensar que después de su recitación se

8 Vicente González, 1948, pp. 155-156. 'Wardropper, 1967, p. 271 .

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AUCTO DE LA OVEJA PERDIDA D E T I M O N E D A

dio paso directamente a la representación de la obra , y no a la recitación de o tro

introito. Timoneda, en efecto, acaba dicho introito por estos versos:

Esta representación será quí representada puesta con humillación a su sabia corrección: y con esto mi embaxada espera, y pide perdón, (vv. 31-36, Bl )

Si comparamos el bloque encomiástico que figura al principio del introito dirigido a

Francisco de Navarra ( A l ) , con el breve introito dirigido al arzobispo Juan de Ribera

( B l ) , vemos que el autor, sin abandonar completamente el «molde» original, intensifica

su tono laudatorio. Hay, en efecto, en 1 5 7 5 una importante ampliación de la laudatio de

1 5 5 8 (25 versos en A l , 3 6 en B l ) , como se verá por el cotejo siguiente:

Versión de 1558 (Al)

Illustríssimo señor de muy alta preeminencia, de nuestra fe defensor y vigilante pastor deste reyno de Valencia;

loor heroyco se debe a vuestras letras y vida; pero fué mi lengua breve porque, señor, no se atreve a entrar do no hay salida.

Mas por veros tan christiano, con lo que he dicho, diré qu'este reyno Valenciano que agora os pide la mano os verná a besar el pie.

Quiso un vuestro servidor qu'en serviros es novicio seros nuevo embaxador para offresceros, señor, un religioso exercicio.

Con la magestad que veo mi lengua tiene socobra; mas si le falta el arreo supla la falta el desseo que de serviros me sobra,

(vv. 1-25, Al)

Versión de 1575 (Bl)

Illustríssimo Señor vaso de gran elocuencia celebérrimo Doctor cuidadoso y buen Pastor, Guía y Norte de Valencia de la fee aposentador.

Ante vos sé que el callar es de mayor excellencia porque quereros loar, es en un puño encerrar toda la circunferencia de los cielos, tierra y mar.

Por do veo que, si alabo, al que es sin par este día, a mí mismo desalabo: y assí no empiezo ni acabo, porque cortedad sería dar principio do no hay cabo.

Y pues que nadie ha llegado a loaros, ni es possible, mi saber queda escusado su estado más alabado, su poder más invencible, su valor más encumbrado.

Será sola sufficiente voluntad, que se conbida a serle muy obediente con la qual traigo un presente que es de la oveja perdida, el pecador penitente.

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Esta representación será aquí representada puesta con humillación a su sabia corrección: y con esto mi embaxada espera, y pide pardón. (vv. 1-36, Bl)

La intensificación del tono encomiástico en B l se nota primero en el uso reforzado de

los superlativos y de los títulos («Illustríssimo», «Celebérrimo», «Señor», « D o c t o r » ,

«buen P a s t o r » , « G u í a » , «Norte de Valencia» en los versos 1-4 de B l , frente a

«Illustrísimo», «señor» y «vigilante pastor» en los versos 1-4 de A l ) . Asimismo, en B l ,

se nota el uso sistemático de las mayúsculas para los títulos atribuidos a Ribera, algo

que contribuye todavía más a su ensalzamiento y que no aparecía en A l . Si en ambas

versiones el autor recurre a la preterición, renunciando a alabar a los dos arzobispos por

resultar imposible hacerlo como merecen, observamos que en B l esta figura estilística se

extiende por casi todo el prólogo, en expresiones y giros como «Ante vos sé que el callar

/ es de mayor excellencia» (vv. 7 - 8 ) , «Por do veo que, si alabo, / [...] / y assí no empieco

ni acabo, / porque cortedad sería / dar principio do no hay cabo» (vv. 1 3 - 1 8 ) o « Y pues

que nadie ha llegado / a loaros, ni es possible, / mi saber queda escusado» (vv. 1 9 - 2 1 ) .

Si, en A l , el autor se muestra halagüeño hablando del «loor heroyco» debido a «las

letras y vida» de Francisco de Navarra (vv. 6 -7 ) y recalca así la fama del arzobispo, en

B l el autor se refiere al nuevo arzobispo con giros más enfáticos todavía: «mi saber

queda escusado / su estado más alabado / su poder más invencible / su valor más

encumbrado.» (vv. 2 1 - 2 4 ) . El tono hiperbólico, que no aparece en A l , contribuye

también a intensificar el elogio inscrito en el introito dirigido a Ribera, c o m o es el caso

entre los versos 9 - 1 2 : «porque quereros loar , / es en un puño encerrar / toda la

circunferencia / de los cielos, tierra y mar» (vv. 9 - 1 2 ) .

Pero hay más. En B l , Timoneda no sólo intensificó el tono encomiástico sino que

decidió destacar de entrada el tema de la penitencia, uno de los caballos de batalla,

como se sabe, de la Contrarreforma impulsada por el Concilio de Trento . Cuando la

representación de la obra ante Juan de Ribera, en 1 5 6 9 , ya se habían publicado las

prescripciones del Concilio. Así, mientras en A l el autor escribe «para offresceros,

señor, / un religioso exercicio» (vv. 1 9 - 2 0 , A l ) , en B l Timoneda prefiere decir: «con la

cual traigo un presente / que es la oveja perdida, / el pecador penitente» (vv. 2 8 - 3 0 , B l ) .

Del mismo modo, en el segundo introito (el «para el pueblo») de 1 5 7 5 (B2) , la única

diferencia con A2 concierne a una estrofa donde Timoneda prefiere recalcar claramente

el tema de la penitencia. Los versos de A2: «Sana Pedro su poncoña / con santos

alumbramientos / y, en amorosos alientos / úntale luego la roña / [. . .]» (vv. 7 6 - 7 9 , A l )

son reescritos así en B2: «Lava Pedro su poncoña / con santos a lumbramientos /

penitencia, sanctimoña: / úntale luego la roña / [.. .]» (vv. 7 6 - 7 9 , B 2 ) .

Concluyendo: intensificar el tono encomiástico del introito dirigido a Juan de Ribera

y destacar el tema contrarreformista de la penitencia en los dos introitos de 1 5 7 5 ,

ejemplifica el ambiente de aquella época. Se trata de cambios textuales modestos pero

que c u a d r a n con la evolución del en torno post - tr ident ino de aquellos años .

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Reconozcamos, sin embargo, que si el sacramento de Penitencia fue defendido en Trento

para m a r c a r una diferencia con Lutero que no lo reconoció c o m o tal, en Valencia no

debió de ser el temor hacia los luteranos y sus creencias lo que empujó al autor a insistir

en esta cuestión. El efecto de insistencia producido por la reedición de La oveja perdida

y por las cuatro representaciones de la obra podría reflejar las preocupaciones pastorales

locales relacionadas con el problema de los moriscos. Sabido es que el bautismo no era

suficiente para llegar a ser un verdadero cristiano y que muchas veces se puso en tela de

juicio la autenticidad de las conversiones de los moros , que actuaban más por interés

que por convicción.

Con estos cuatro introitos de 1 5 5 8 y 1 5 7 5 , Timoneda mostró que su voluntad era

escribir unos prólogos serios, algo que marcaba una diferencia con la mayor parte de los

introitos que se habían escrito hasta entonces. La influencia de Trento y de los distintos

arzobispos de Valencia movieron tal vez a Timoneda a redactar prólogos que fuesen más

solemnes. En Valencia, una ciudad alegre y bulliciosa, habituada a celebrar las fiestas

religiosas con mucha pompa, tendrían un eco especial las prescripciones de Trento , y

más que nunca se necesitaba dar crédito a la predicación emprendida para con los

infieles.

Cabe señalar, por fin, c o m o subraya el investigador valenciano Manuel V. Diago

Monchol í ( 1 9 8 4 ) , que Timoneda, librero y editor, no descartaba cualquier posibilidad

de obtener alguna ganancia con la venta de sus libros: por eso supo aprovechar la

llegada de los arzobispos p a r a ofrecerles su o b r a favor i ta . Sirviéndose de los

acontecimientos de la vida religiosa (llegada de los arzobispos, Concilios) y de los

problemas locales (los mor i scos ) , el autor J o a n T imoneda pudo así mejorar la

promoción de sus libros.

1558, Al

Introito y argumento al Illustrissimo y Reverendissimo señor, el señor don Francisco de Navarra, Arcobispo de Valencia, ec. (sic)

AUTOR. Illustrissimo señor de muy alta preeminencia, de nuestra fe defensor y vigilante pastor deste reyno de Valencia, 5

loor heroyco se debe a vuestras letras y vida; pero fué mi lengua breve porque, señor, no se atreve a entrar do no hay salida. 10

Mas por veros tan christiano, con lo que he dicho, diré

lice

1575, B l

Introito al Illustrissimo y Reverendissimo Señor don Joan de Ribera, Patriarcha de Antiochia y Arcobispo de Valencia. Joan Timoneda.

Illustrissimo señor vaso de gran elocuencia celebérrimo Doctor cuidadoso y buen Pastor, Guía y norte de Valencia de la fee aposentador. 6

Ante vos sé que el callar es de mayor excedencia porque quereros loar, es en un puño encerrar toda la circunferencia de los cielos, tierra y mar. 12

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C Y R I L M É R I Q U E Criticón, 102, 2008

qu'este reyno Valenciano que agora os pide la mano os verná a besar el pie. 15

Quiso un vuestro servidor qu'en serviros es novicio seros nuevo embaxador para offresceros, señor, un religioso exercicio. 20

Con la magestad que veo mi lengua tiene socobra; mas si le falta el arreo supla la falta el desseo que de serviros me sobra. 25

Será aquí representada parábola de verdad salida y moralizada d'aquella boca sagrada, fuente de summa bondad, 30

de la cual haze memoria Lucas con santos desseos a los quinze de su historia; predicóla el rey de gloria a escribas y fariseos, 35

diziendo que, de su grado, quien cien ovejas tuviere, cuando alguna se le fuere que dexe todo el ganado por buscar la que perdiere. 4 0

Esta tal moralidad tiene diversos sentidos; primero la humanidad, después la gentilidad que andaban todos perdidos. 45

Mas porqu'el hombre recuerde, estos dexados, agora diremos, porque concuerde, que la oveja que se pierde es el alma pecadora. 50

Por lo cual aquí ha de ver que Custodio no se tarda, pastor que, con gran plazer saca la oveja a pacer, qu'es el ángel que la guarda. 55

Andando regozijado este Custodio bendito, otro pastor ha llegado que la oveja ha sosacado, qu'es el carnal apetito. 60

Siendo la oveja perdida,

Por do veo que, si alabo, al que es sin par este día, a mí mismo desalabo: y assí no empieco ni acabo, porque cortedad sería dar principio do no hay cabo. 18

Y pues que nadie ha llegado a loaros, ni es possible, mi saber queda escusado su estado más alabado, su poder más invencible, su valor más encumbrado. 24

Será sola sufficiente voluntad, que se conbida a serle muy obediente con la qual traigo un presente que es de la oveja perdida, el pecador penitente. 30

Esta representación será aquí representada puesta con humillación a su sabia corrección: y con esto mi embaxada espera, y pide pardón. 36

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AUCTO DE LA OVEJA PERDIDA D E T I M O N E D A 7 9

Miguel entra a demandar cómo y por dónde s'es yda; Custodio y él de corrida concuerden d'irla a buscar. 65

Pues, sucediendo esto tal, otro pastor será visto, dicho Cristóbal Pascual, que, so el grossero sayal, viste persona de Christo. 70

El cual como buen pastor que su ganado mejora, busca, movido de amor, a su oveja, con sudor, por el bien que le atesora. 75

Como pastor figurado, yendo la oveja buscando, topa con Pedro Preciado y dale de su ganado del corral llaves y mando. 80

Después de dadas por él gracias del bien rescebido, vuelve Custodio y Miguel buscando por buen nivel la oveja que se ha perdido. 85

Assí qu'en yrla buscando los tres con el mayoral óyenla qu'está balando atada y se revolcando en un suzio cenegal. 90

Esto es cuando el pecador reconosce sin discordia la culpa de su error y pide a nuestro Señor ayuda y misericordia, 95

sana Pedro su poncoña con santos alumbramientos y, en amorosos alientos, úntale luego la roña con unción de sacramentos. 100

Después d'esto, señor, visto, verá'n el fin de las fiestas cómo con gozo muy listo tomará la oveja Christo por volverla al hato acuestas. 105

Llamará sus ganaderos por divinos sanctos modos, y assí yranse a sus aperos, con bayles y correnderos regozijándose todos. 110

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8 0 C Y R I L M É R I Q U E Criticón, 102, 2008

Con los pastores, señor, quise mi obra esmaltar, pues aquel summo pastor con un pastoral color doctrina nos quiso dar. 115

Puesto he toda diligencia ser breve relatador: ruego a su benivolencia que a mí mande dar licencia y a la obra algún favor. 120

1558, A2 1575, B2

Faltan en A2 los 25 primeros versos y los 15 últimos de A l . Publicamos en negritas a continuación los elementos "nuevos" de A2 con relación a Al .

Señalamos en negritas las tres únicas variantes de B2.

Introyto para el pueblo, de la oveja perdida; digo, para la clerecía.

AUCTOR Cumbre de la clerecía refugio sancto de nos; luzeros de nuestra guía; pilotos por quien se guía aquesta nave de Dios; 5

será 'quí representada parábola de verdad, salida, moralizada de aquella boca sagrada fuente de summa bondad. 10

de la cual haze memoria Lucas con santos desseos a los quinze de su historia; predicóla el rey de gloria a escribas y fariseos, 15

diziendo que, de su grado, quien cien ovejas tuviere, cuando alguna se le fuere que dexe todo el ganado por buscar la que perdiere. 20

Esta tal moralidad tiene diversos sentidos; primero la humanidad, después la gentilidad que andaban todos perdidos. 25

Mas porqu'el hombre recuerde, estos dexados, agora

Introyto para el pueblo.

Cumbre de la clerecía refugio sancto de nos; luzeros de nuestra guía; pilotos por quien se guía aquesta nave de Dios; 5

será 'quí representada parábola de verdad, salida, moralizada de aquella boca sagrada fuente de summa bondad. 10

de la cual haze memoria Lucas con santos desseos a los quinze de su historia; predicóla el rey de gloria a escribas y fariseos, 15

diziendo que, de su grado, quien cien ovejas tuviere, cuando alguna se le fuere que dexe todo el ganado por buscar la que perdiere. 20

Esta tal moralidad tiene diversos sentidos; primero la humanidad, después la gentilidad que andaban todos perdidos. 25

Mas porqu'el hombre recuerde, estos dexados, agora

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AUCTO DE LA OVEJA PERDIDA D E T I M O N E D A

diremos, porque concuerde, que la oveja que se pierde es el alma pecadora. 30

Por lo cual aquí han de ver que Custodio no se tarda, pastor que, con gran plazer saca la oveja a pacer qu'es el ángel que la guarda. 35

Andando regozijado este Custodio bendito, otro pastor ha llegado que la oveja ha sosacado qu'es el carnal apetito. 40

Siendo la oveja perdida, Miguel entra a demandar cómo y por dónde s'es yda; Custodio y él de corrida concuerden d'irla a buscar. 45

Pues, sucediendo esto tal, otro pastor será visto dicho Cristóbal Pascual que, so el grossero sayal, viste persona de Christo. 50

El cual como buen pastor que su ganado mejora, busca, movido de amor, a su oveja, con sudor, por el bien que le atesora. 55

Como pastor figurado yendo la oveja buscando topa con Pedro Preciado y dale de su ganado del corral llaves y mando. 60

Después de dadas por él gracias del bien rescebido, vuelve Custodio y Miguel buscando por buen nivel la oveja que se ha perdido. 65

Assí qu'en yrla buscando los tres con el mayoral óyenla qu'está balando atada y se revolcando en un suzio cenegal. 70

Esto es cuando el pecador reconosce sin discordia la culpa de su error y pide a nuestro Señor ayuda y misericordia, 75

sana Pedro su poncoña

diremos, porque concuerde, que la oveja que se pierde es el alma pecadora.

Por lo cual aquí han de ver que Custodio no se tarda, pastor que, con gran plazer saca la oveja a pacer qu'es el ángel que la guarda.

Andando regozijado este Custodio bendito, otro pastor ha llegado que la oveja ha sosacado qu'es el carnal apetito.

Siendo la oveja perdida, Miguel entra a demandar cómo y por dónde s'es yda; Custodio y él de corrida concuerden d'irla a buscar.

Pues, sucediendo esto tal, otro pastor será visto dicho Cristóbal Pascual que, so el grossero sayal, viste persona de Christo.

El cual como buen pastor que su ganado mejora, busca, movido de amor, a su oveja, con sudor, por el bien que le atesora.

Como pastor figurado yendo la oveja buscando topa con Pedro Preciado y dale de su ganado del corral llaves y amndo.

Después de dadas por él gracias del bien rescebido, vuelven Custodio y Miguel buscando por buen nivel la oveja que se ha perdido.

Assí qu'en yrla buscando los tres con el mayoral óyenla qu'está balando atada y se revolcando en un suzio cenegal.

Esto es cuando el pecador reconosce sin discordia la culpa de su error y pide a nuestro Señor ayuda y misericordia,

lava Pedro su poncoña

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8 2 C Y R I L M É R I Q U E Criticón, 1 0 2 , 2 0 0 8

con santos alumbramientos y, en amorosos alientos, úntale luego la roña con unción de sacramentos. 8 0

con santos alumbramientos penitencia, sanctimoña: úntale luego la roña con unción de sacramentos. 8 0

Esto, pues todo ya visto veréys al fin de las fiestas como con gozo muy listo tomará la oveja Christo por volverla al hato acuestas. 8 5

Esto, pues, todo ya visto, veréis al fin de las fiestas cómo con gozo muy listo tomará la oveja Christo por volverla al hato acuestas. 8 5

Acoged en vuestros senos atención, hermanos míos, que, si della estáis ágenos, de ignorancia os yréis llenos y de ciencia muy vacíos. 9 0

Acoged en vuestros senos atención, hermanos míos, que, si della estáis ágenos, de ignorancia os yréis llenos y de ciencia muy vacíos. 9 0

Referencias bibliográficas

A Z P I L C U E T A , Martín de, Commento en romance a manera de repetición latina y scholástica de juristas sobre el capítulo Quando, De consecrañone, Dist. Prima, Coimbra, Imprenta Juan de Barrera, 1 5 4 5 .

BATAILLON, Marcel, «Essai d'explication de l'auto sacramentai», Bulletin Hispanique, 4 2 , 1 9 4 0 , pp. 1 9 3 - 2 1 2 .

BORONAT Y BARRACHINA, Pascual, Los moriscos españoles y su expulsión, Valencia, Imprenta de Francisco Vives y Mora, 1 9 0 1 .

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GONZÁLEZ, Vicente, la personalidad artística del Beato Juan de Ribera, Valencia, Imprenta Diana,

G O N Z Á L E Z PEDROSO, Eduardo, Autos sacramentales desde su origen hasta fines del siglo XVII, Madrid, BAE, 1 9 5 2 .

TIMONEDA, Juan de, Aucto de la oveja perdida, en Obras de Juan de Timoneda, ed. Eduardo Julia Martínez, Madrid, Sociedad de Bibiófilos Españoles, 1 9 4 8 , 3 vols., vol. II, pp. 1 - 5 7 .

W A R D R O P P E R , Bruce, Introducción al teatro religioso del Siglo de Oro, Madrid, Anaya, 1 9 6 7 , 2 A ed. ( I A ed. 1 9 5 3 ) .

MÉRIQUE, Cyril. «Un mensaje rescrito: los cuatro introitos del Aucto de la oveja perdida de Joan Timoneda». En Criticón (Toulouse), 1 0 2 , 2 0 0 8 , pp. 6 9 - 8 3 .

Resumen. El Aucto de la oveja perdida fue editado en Valencia por su autor Joan Timoneda, una primera vez en 1558, en un Ternario Espiritual dedicado al arzobispo Francisco de Navarra, y una segunda, en 1575, en un Ternario Sacramental dedicado al arzobispo Juan de Ribera. Los prólogos que encabezan la pieza se dirigen, en ambas ediciones, a dos destinatarios distintos, el arzobispo de Valencia, por una parte, y la asamblea (o «pueblo»), por otra. Se produce, entre estas dos ediciones, una serie de cambios en la redacción de los fragmentos dirigidos a los arzobispos, retoques que no nos parecen corresponder únicamente a la voluntad de renovar la presentación en ocasión de la llegada de un nuevo prelado. Teniendo en cuenta el entorno contrarreformista en el que Timoneda editó sus dos Ternarios, y la cuestión de los moriscos y de su

1 9 4 8 .

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/ l U C r O DE LA OVEJA PERD1DA D E T I M O N E D A 8 3

convers ion al cr i s t ian i smo, tan candente en aquellos aflos en Valenc ia , es posible que la m o t i v a c i ó n de J o a n

T i m o n e d a , al real izar estos c a m b i o s textuales , fuera m a s bien ideològica, y se inspirara en el deseo de a d e c u a r

mejor los pró logos a los preceptos tridentinos.

R é s u m é . L'Aucto de la oveja perdida a été édité à Valencia p a r son auteur J o a n T i m o n e d a , une première fois

en 1 5 5 8 , dans un Ternario Espiritual dédié à l 'archevêque F r a n c i s c o de N a v a r r a , et une d e u x i è m e fois, en

1 5 7 5 , dans un Ternario Sacramental, dédié à l 'archevêque J u a n de Ribera . Les pro logues qui ouvrent la pièce

sont adressés , dans les d e u x édit ions, à d e u x dest inataires dist incts , l 'archevêque de Valenc ia , d'une p a r t , et

l 'assemblée (ou le « p e u p l e » ) , d 'autre p a r t . Il se produi t entre ces d e u x édit ions , une série de c h a n g e m e n t s

textue ls dans les e x t r a i t s adressés a u x archevêques , des r e t o u c h e s qui ne n o u s semblent p a s c o r r e s p o n d r e

uniquement à la vo lonté de renouveler la présentat ion de la pièce à l 'occasion de l 'arrivé d'un nouveau prélat .

Si l'on prend en c o m p t e l 'environnement contre-ré formis te dans lequel T i m o n e d a a édité ses Ternarios, ainsi

que la question des morisques et de leur convers ion au christ ianisme, question d'actual i té dans ces années-là à

Valenc ia , il est possible a lors que la mot ivat ion de J o a n T i m o n e d a , au m o m e n t de réaliser ces changements

t ex tue l s , fût p lutôt idéologique, et qu'elle répondî t ainsi à un désir de m i e u x a d a p t e r les p r o l o g u e s a u x

préceptes du Conci le de Trente .

S u m m a r y . T h e Aucto de la oveja perdida was first published in Valenc ia by its a u t h o r , J o a n T i m o n e d a , in

1 5 5 8 in a Ternario Espiritual dedicated t o archbishop F r a n c i s c o de N a v a r r a . It w a s published a second t ime in

1 5 7 5 in a Ternario Sacramental dedicated t o archbishop J u a n de R i b e r a . In the t w o editions the prologues to

the play are addressed differently: in the first t o the a r c h b i s h o p o f Va lenc ia , in the second t o the g a t h e r e d

assembly o r "people". Be tween the first and second edit ions there are a series o f changes a m o n g var ious

fragments addressed t o the archbi shops — c h a n g e s that , we believe, w e r e n o t m a d e solely with the intent o f

renewing the play on the o c c a s i o n o f the arrival o f a n e w prelate . Cons ider ing the c o n t e x t o f the C o u n t e r -

R e f o r m a t i o n during which T i m o n e d a published his t w o Ternarios, and the quest ion o f the M o o r s a n d their

convers ion t o Chris t iani ty —issues of pr ime i m p o r t a n c e in Valenic ia a t t h a t t i m e — it is possible tha t the

mot ive o f J o a n T i m o n e d a ' s changes w a s in fact ideological and inspired by a desire t o have the pro logues

a c c o r d m o r e fully with Trident ine precepts .

P a l a b r a s c lave . Aucto de la oveja perdida. Conci l io de T r e n t o . In tro i to . M o r i s c o s . NAVARRA, F r a n c i s c o de.

RIBERA, J u a n de. TIMONEDA, J o a n .

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EL JARDÍN DE FALERINA

Edición crítica de Luis Galván y Carlos Mata Induráin

Universidad de Navarra • Pamplona Edition Reichenberger • Kassel 2007