Un Medico Higienista Buscando Ordenar El Mundo Urbano Argentina a Comienzos Del Siglo XX

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SALUD COLECTIVA, Buenos Aires, 3(1): 71-80, Enero - Abril, 2007 71 RESEÑA HISTÓRICA / HISTORIC REVIEWS RESUMEN Aferrándose a las altas expectativas generadas por el discurso del progreso y las promesas de la ciencia, la higiene fue una suerte de gran consejera, de experta en el arte de observar, corregir, mejorar o tratar de cambiar radicalmente la salud del cuerpo social en su conjunto. En ese contexto llegó incluso a imaginar ciudades alternativas o utópicas. Emilio Coni, probablemente el higienista argentino más destacado de fines del siglo XIX y comienzos del XX, imaginó una de esas ciudades. Las notas que siguen con- textualizan su "Ciudad argentina ideal o del porvenir", cuyo texto original –publicado por primera vez el 3 de abril de 1919 en La Semana Médica– se reproduce. PALABRAS CLAVE Historia; Salud Pública; Saneamiento. ABSTRACT As part of the discourse of progress and the promises of science, hygiene as a discipline has been playing the role of a great advisor, a sort of expert in the art of observing, correcting, improving and trying to change the health of the social body and the modern nation. In that context hygiene even imagined alternative or utopian cities. Emilio Coni, perhaps the most distinguished Argentine hygienist of the end of the 19th century and the beginnings of the 20th, imagined one of such cities. The following notes aim at contextualizing his "Argentine ideal city". The original version of Coni's text, published in La Semana Médica on April 3, 1919, is also included. KEY WORDS History; Public Health; Sanitation. Un Médico Higienista Buscando Ordenar el Mundo Urbano Argentino de Comienzos del Siglo XX (a) A Hygienist Doctor Trying to Bring Some Order to the Early 20th Century Argentine Urban World Diego Armus 1 1 Doctor en Historia por la Universidad de California, Berkeley. Profesor de Historia Latinoamericana. Swarthmore College, EE.UU. [email protected]

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RESUMEN Aferrándose a las altas expectativas generadas por el discurso del progreso ylas promesas de la ciencia, la higiene fue una suerte de gran consejera, de experta en elarte de observar, corregir, mejorar o tratar de cambiar radicalmente la salud del cuerposocial en su conjunto. En ese contexto llegó incluso a imaginar ciudades alternativas outópicas. Emilio Coni, probablemente el higienista argentino más destacado de fines delsiglo XIX y comienzos del XX, imaginó una de esas ciudades. Las notas que siguen con-textualizan su "Ciudad argentina ideal o del porvenir", cuyo texto original –publicadopor primera vez el 3 de abril de 1919 en La Semana Médica– se reproduce. PALABRAS CLAVE Historia; Salud Pública; Saneamiento.

ABSTRACT As part of the discourse of progress and the promises of science, hygiene asa discipline has been playing the role of a great advisor, a sort of expert in the art ofobserving, correcting, improving and trying to change the health of the social body andthe modern nation. In that context hygiene even imagined alternative or utopian cities.Emilio Coni, perhaps the most distinguished Argentine hygienist of the end of the 19thcentury and the beginnings of the 20th, imagined one of such cities. The following notesaim at contextualizing his "Argentine ideal city". The original version of Coni's text,published in La Semana Médica on April 3, 1919, is also included.KEY WORDS History; Public Health; Sanitation.

Un Médico Higienista Buscando Ordenar el Mundo Urbano

Argentino de Comienzos del Siglo XX (a)

A Hygienist DoctorTrying to Bring Some Order to the Early 20th Century Argentine Urban World

Diego Armus1

1Doctor en Historia por laUniversidad de California,Berkeley. Profesor deHistoria Latinoamericana.Swarthmore College, [email protected]

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Progreso, multitud, orden, y bienestarfueron algunos de los elementos constitutivos deuna ideología urbana que desde el último terciodel siglo XIX marcó a la reflexión sociológicaargentina. En ese contexto, donde eran inoculta-bles los desafíos de un porvenir crecientementeasociado a los problemas de la metrópolismoderna y en menor medida del mundo indus-trial, se incubaron los discursos de la degenera-ción y la regeneración, de la reforma y el cambiosocial profundo. La higiene estuvo en el centromismo de esos discursos, como forma de ejerci-tación del poder, como técnica preventiva aten-ta a los problemas colectivos del ambiente urba-no y de su administración y gestión, como polí-tica social vinculada a la generación de tecnolo-gías utilizables en muy variados campos deacción, de la casa al barrio y la ciudad, de laescuela a la fábrica y el taller. Aferrándose metó-dicamente a las altas expectativas generadas porel discurso del progreso y las promesas de laciencia, fue una suerte de gran consejera, deexperta en el arte de observar, corregir, mejoraro cambiar radicalmente la salud del cuerposocial en su conjunto. Llegó incluso a imaginarciudades alternativas o utópicas.

En la Argentina esos ejercicios de imagi-nación no han sido muy prolíficos. Dispersas entextos periodísticos y ensayos académicos apare-cen ideas y visiones que revelan una cierta volun-tad de imaginar el futuro o, incluso, tratar demodelarlo. La ciudad argentina ideal o del porve-nir (b) es un ejemplo acabado de esa voluntad.Escrita por Emilio Coni, uno de los más distingui-dos médicos higienistas argentinos y publicadaen La Semana Médica en 1919, esta ciudad ima-ginada expresa de modo sintético la vocación dereforma que permeó no sólo la prolífica produc-ción académica y de difusión de su autor, sinotambién, y más en general, la del reformismohigiénico de fines del siglo XIX y comienzos delXX, obsesionado en ordenar un convulsionado ycada vez más cosmopolita mundo urbano.

En la ciudad de Coni son evidentes lasinfluencias de la Hygeia. A city of health, que elinglés Benjamin Richardson publicó en 1876 yque la Revista Médico Quirúrgica reprodujo enespañol ese mismo año, cuando Coni se desem-peñaba como su director. Pero La ciudad argenti-na ideal o del porvenir condensa una trama de

preocupaciones que sólo en parte coincidían conlas de la ciudad concebida por Richardson o laagenda higienista de Coni de fines del siglo XIX.En efecto, en Hygeia los problemas sociales delcrecimiento urbano e industrial han sido reduci-dos a problemas sanitarios; allí, al igual que enlos trabajos de Coni de la década del ochenta,como Progres de l'hygiene dans la RépubliqueArgentine, la percepción de lo colectivo estabamarcada por las impaciencias higiénicas yambientales (1,2).

Hacia 1920, sin embargo, el mundourbano que intenta reformar Coni tiene otrasurgencias. De algún modo la distancia que mediaentre 1880 y 1920 es la distancia entre una pré-dica básicamente centrada en la salubridad y elequipamiento sanitario y otra que, reconociendosu importancia, ya ha incorporado y jerarquizadola dimensión del asistencialismo. La trayectoriaprofesional de Coni da cuenta de esos cambios:en 1880 era un obstinado promotor de la expan-sión de redes de agua potable y en 1920 unincansable organizador de instituciones de asis-tencia, prevención, moralización y bonificaciónsocial (2,3). Así, La ciudad argentina ideal o delporvenir puede ser leída como el resultado deuna visión que apuntaba a contener y acomodarlos embates de la cuestión social y los problemasurbanos incubados en el marco de la expansióneconómica agroexportadora. Su prioridad fueasistir y moralizar a los sectores populares urba-nos que el aluvión inmigratorio había hecho cre-cer sin precedentes.

La ciudad imaginada de Coni es local,en el sentido que ofrece propuestas marcadasmás o menos directamente por la Buenos Airesreal en que vivía Coni, sin aventurarse a espe-cular con cierto detalle sobre una nueva socie-dad y el lugar que en ella tendrá el individuo,la familia, la mujer, la producción, el tiempolibre o el uso del territorio. Tal como ocurriócon la mayoría de los reformadores sociales dela época la cuestión de la vivienda estaba en elcentro del proyecto de regeneración social queConi estaba ofreciendo. Su ciudad no teníaconventillos, ni pensiones ruinosas, ni ranchos,y los poderes públicos y las empresas se hacíancargo de la construcción de casas y barriosdonde "la contaminación física y moral en lasviviendas de los trabajadores era un dato del

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pasado y la profilaxis de las enfermedades conta-giosas había alcanzado su apogeo". Apostando ala educación de las masas populares en una ope-ración de la que se obtendría "óptimos resulta-dos, el obrero estará atraído por su viviendahigiénica y sonriente, y sus hijos no entrarán enla escuela del vicio desde sus primeros años. Laraza será mejorada física y moralmente y la habi-tación colectiva no quedará en la historia sinocomo un recuerdo vergonzoso."

La ciudad de Coni luce como un barrioobrero modelo, donde la vivienda higiénica,decente y moderna se realiza en una idea de ciu-dad reformada donde se asoman influencias muyvariadas, tanto de la tradición del city beautifulmovement como del pintoresquismo del barriojardín, donde no se cuestiona la cuadrícula exis-tente y en donde una cierta monotonía en la edi-ficación parece querer condensar una fuertevocación igualitarista. Es un mundo urbano habi-tado por casapropistas que habían asumido comopropios los ritos de la higiene, la veneración dela vida hogareña, las ventajas de un huerto-jardínque suavizaría el ajuste de una población de ori-gen rural y ultramarino en un improvisadomundo urbano. No se trata de un mundo radical-mente utópico. En esos años muchos otros discu-tieron el casapropismo que se expandía al ritmode la expansión de la cuadrícula urbana. El socia-lismo miró con reservas esa migración de inquili-nos hacia una periferia carente de servicios bási-cos e infraestructura y propugnaba construir gran-des casas colectivas de renta y más de un visitan-te extranjero en tiempos del Centenario repudióla cuadrícula como una evidencia casi retrógraday totalmente incapaz de incorporar las noveda-des de la arquitectura pintoresquista entonces demoda. Pero para el reformismo público, encarna-do desde comienzos del siglo XX en las figuras detécnicos municipales como Domingo Selva,Francisco Cibils, Benito Carrasco y otros, el mer-cado estaba convirtiendo a los trabajadores enpropietarios. Con esa interpretación sintonizabanbien el registro literario y periodístico de ManuelGálvez y Enrique González Tuñón y también elreformismo higiénico, del que la imaginada ciu-dad de Emilio Coni es un acabado ejemplo.Todos ellos encontraron en el casapropismo laalternativa "privada" que permitía descomprimirlos abigarrados modos de habitar de los sectores

populares en el centro y facilitar su integracióncomo ciudadanos desde sus casitas en losbarrios (4-8). No debe sorprender entonces quela ciudad de Coni sea un reflejo bastante verazsi no de toda la ciudad real, sí de los barrios queestaban emergiendo al compás de la expansiónurbana, esto es, barrios de origen inmigratorio ycriollo formados por sectores medios bajos, tra-bajadores, artesanos, comerciantes, empleadosestatales, donde las funciones residencialesestaban punteadas por unas pocas industriasgrandes y medianas, una multitud de tallerespequeños con bajo nivel de maquinización ypequeños negocios.

Pero el tema central –y la peculiaridad–de La ciudad argentina ideal o del porvenir es elasistencialismo. Se trata no sólo de un discursoque entendía la vida en la ciudad solamente encondiciones materiales mínimamente aceptablessino también de una red compacta de institucio-nes profilácticas y terapéuticas dirigidas y coordi-nadas por médicos, arquitectos e ingenieros sani-tarios, todos ellos profesionales a quienes el pro-pio proceso modernizador venía a legitimar ensus saberes específicos. Así, según Coni, el podermunicipal debía controlar la acción filantrópicatanto en su versión asistencial –"protección yasistencia del niño, el enfermo, el anciano, elalienado, el desvalido, etc."– como en la de lahigiene pública, la "profilaxis general, desinfec-ción, bromatología, inspección veterinaria, etc."

La ciudad de Coni trabajaba sobre unaexhaustiva clasificación de la acción terapéuticay asistencial según la edad, el sexo y las enfer-medades. La protección de la infancia era unaprioridad; niño y madre recibían el apoyo denumerosas instituciones estatales que no deja-ban detalle sin atender. Para las mujeres embara-zadas Coni mencionaba maternidades con asis-tencia de partos a domicilio, consultorios gine-cológicos y cantinas maternales. En el caso delas madres solteras se indicaban asilos, donde lasmujeres podían criar a sus hijos ganando almismo tiempo un jornal. Para la niñez se conta-ba con dispensarios de lactantes, casas-cunabarriales, consultorios médico-preventivos, colo-nias de vacaciones, escuelas que ofrecían lacopa de leche y el almuerzo, asilos maternalespara huérfanos, indigentes o abandonados, colo-nias agrícolas y colonias permanentes para niños

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débiles. Para los trabajadores no faltaban losconsultorios médicos y farmacias en las fábricas,las escuelas industriales y las escuelas profesiona-les de artes y oficios. Y para los indigentes ocasio-nales los asilos nocturnos, y para los vagos y ato-rrantes los asilos-talleres con trabajo obligatorio.

A través del asistencialismo, Coni redu-cía la ciudad a una unidad sanitaria donde reina-ba la prevención, la vigilancia y las justas com-pensaciones al esfuerzo individual. La ciudadargentina ideal o del porvenir era una ciudadmoderna donde se había logrado controlar lavelocidad metropolitana, donde el ritmo de lavida barrial definía el ritmo de la vida urbana engeneral. Era una ciudad donde los tópicos de lareproducción y el consumo contaban más quelos de la producción. El énfasis estaba en loslugares de la residencia; allí se palpaba un bien-estar, modesto y saludable, al que accedía todala población. Y para aquellos que por algúnmotivo necesitaban ser asistidos, una red de ins-tituciones facilitaba las compensaciones y ayu-das necesarias.

La ciudad de Coni presenta una explíci-ta aspiración a construir un espacio sano. El cen-tro de sus preocupaciones estaba puesto entomar las riendas de un mundo urbano que cre-cía a ritmos asombrosos. Para lograrlo se tratabade hacer cumplir las recomendaciones de lahigiene, adecuar el sistema alimentario, organi-zar los impulsos, hacer de la población pobre unniño limpio. Coni no imaginaba un mundo sinenfermedad y su ciudad parece haber aprendidoa convivir con la tuberculosis y en menor medi-da con las enfermedades infectocontagiosas, enun equilibrio biológico y social garantizado porel asistencialismo. Su ciudad advierte sobre laexistencia de un higienismo realista, no se sabe sicomo resultado de la coyuntural impotenciamédica frente a ciertos males o como muestra dela aceptación que la enfermedad era parte de laexperiencia humana.

La ciudad argentina ideal o del porvenires regeneracionista. Es un modelo que no apuntaa una completa reformulación de la sociedad yque, en cambio, enfatiza en la prevención, laprofilaxis y una suerte de filantropía de Estado.

Coni se colocaba así en una posición intermediaentre el pragmático y el utopista. Aceptaba laenfermedad y la locura, enfrentaba el problemade la multitud con la estrategia de segregar a losdegenerados y a los enfermos agudos y protegery asistir a quienes garantizaban que la sociedadpuediera seguir funcionando. Por eso más que alas condiciones de reproducción de la fuerza detrabajo, su mirada estaba dirigida a las poblacio-nes y la ciudad. Su ciudad es, ante todo, una redinstitucional que debe asegurar salud y bienestar.

Coni ofrece un tutelaje humanitario,superador de los más clásicos criterios represi-vos y reclusorios con los que se había maneja-do la enfermedad, la anormalidad, la indigen-cia, la criminalidad. Sus hospitales y asilosdebían dejar de ser lugares de exilio y la cari-dad debía ser reemplazada por la filantropía.Interviniendo en la escena pública y la privadacon sensibilidad social, paternalismo y nopocas veces rigor, el Estado devenía en el granactor no sólo de la lucha por la salud sino tam-bién del esfuerzo por evitar el deterioro físico ymoral de la población. Los ingenieros sociales,y los médicos higienistas en primer lugar, eranla representación misma de ese Estado, los res-ponsables de gobernar y manejar los conflictosy dificultades del ajuste de una multitud aluvio-nal, inestable y por momentos peligrosa. Enesto la ciudad de Coni parece retomar las clási-cas figuras de los guardianes del orden enPlatón o la élite de científicos y técnicos quetodo lo controlan, como ocurre en FrancisBacon, Marie Jean Condorcet, Herbert GeorgeWells y, muy en particular, en la Freiland deTheodor Hertzka con sus médicos funcionariosde Estado (9,10). Así, La ciudad argentina idealo del porvenir expresa la fuerza del reformismopúblico encarnado en profesionales y técnicosbien posicionados en la burocracia estatal ymunicipal que impulsan iniciativas filantrópi-cas y asistencialistas destinadas a gestionar unaprosperidad urbana garante de una cierta armo-nía social, transformar las costumbres en laescala hogareña y facilitar la ampliación de laciudadanía social y la emergencia de nuevosactores sociales.

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NOTAS FINALES

a. Estas notas son parte de un libro de próximaaparición titulado La ciudad impura. Salud,tuberculosis y cultura en Buenos Aires, 1870-1950. Buenos Aires: Edhasa; 2007.

b. Dado que es un texto de difícil acceso, sereproduce a continuación del presente artículo,un fragmento de la portada de La Semana Médicay el texto completo de La ciudad argentina idealo del porvenir de Emilio R. Coni.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Richardson B. Hygeia, la ciudad de la salud.Revista Médico Quirúrgica, publicaciónQuincenal. Órgano de los Intereses MédicosArgentinos. 1876;(12):113-186.

2. Coni E. Progres de l'Hygiene dans laRépublique Argentine. París: Bailliere; 1887.

3. Coni E. Memorias de un médico higienista(Contribución a la historia de la higiene pública ysocial). Buenos Aires: A. Flaiban; 1918.

4. Gálvez M. Historia de arrabal. Buenos Aires:Agencia General de Librería y Publicaciones; 1922.

5. González Tuñón E. Parque Patricios. Caras yCaretas. 1925. (Nº 1419).

5. Selva D. La habitación higiénica para el obrero.Revista Municipal. 1904;5(12):1-3.

6. Carrasco B. La ciudad del porvenir. Caras yCaretas. 1908. (Nº 490).

7. Cibilis FR. La descentralización urbana de la ciu-dad de Buenos Aires. Boletín del DepartamentoNacional del Trabajo. 1911;(16):610-616.

8. Munford L. The story of utopias, ideal common-wealths and social myths. New York: Knopf; 1922.

9. Manuel FE, Manuel FP. Utopian thought in theWestern World. Cambridge (Mass): Belknap; 1979.

Recibido el 2 de Febrero de 2007

Versión final presentada el 8 de marzo de 2007

Aprobado el 20 de marzo de 2007

FORMA DE CITAR

Armus D. Un médico higienista buscando ordenar el mundo urbano argentino de comienzos del siglo XX.

2007;3(1):71-80.

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Figura 1. FRAGMENTO DE LA PORTADA DE LA SEMANA MÉDICA. AÑO 1919.

Fuente: La Semana Médica. 1919;XXVI(14):331.

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Figura 2. ARTÍCULO ORIGINAL DE EMILIO R. CONI, PUBLICADO EN LA SEMANA MÉDICA. AÑO 1919.

Fuente: La Semana Médica. 1919;XXVI(14):342-345.

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Fuente: La Semana Médica. 1919;XXVI(14):342-345.

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Fuente: La Semana Médica. 1919;XXVI(14):342-345.