Un Dia en Machu Picchu

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Ensayo Un Dia en Machu Picchu, Cusco

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INTRODUCCION Cori Qente no es un colibr cualquiera, es un soador que busca respuestas sobre la contaminacin ambiental de la tierra. En su mundo cuenta con sueos y voluntades para llegar a la verdad. El cambio climtico, la desglaciacin, y la contaminacin ambiental, le preocupan en demasa y por ser perseverante con sus objetivos Cori Qente se hace inmortal, resurgiendo en cada episodio. Por lo enigmtico, el santuario de Machu Picchu es el centro de las operaciones de Juanita, Cori Qente, Cndor Apuchin y sus amigos, quienes se proponen en aminorar el calentamiento global. En el presente libro, se denota que el colibr o Cori Qente entrega un mensaje a todos los hombres, concerniente a la contaminacin ambiental de las ciudades desarrolladas, que pone en peligro la vida de todo los seres de la tierra. Es el ser que busca el bien de todos y tiene el valor de comenzar por lo ms difcil. Los nios de los cuatro suyos reunidos en Machu Picchu propugnan el encuentro de las buenas voluntades en favor de la vida. Para hacer realidad sus sueos como parte de la solucin. El colibr o Cori Qente es el ave privilegiada que vive del nctar de las orqudeas de todo el santuario. Los muchachitos de Aguas Calientes le conocen con el nombre de Qente por tener plumas de colores impresionantes. Quien Entrega su vida en diversas oportunidades a favor de la humanidad y la naturaleza. Se trata de hacer entender a los lectores sobre los efectos de la contaminacin en sus diversas formas: las aguas servidas, el dixido de carbono que emiten las fbricas, las unidades mviles, el metano de los desechos orgnicos, el mercurio vertido en las minas de oro y la quema de rboles y pastos, vienen afectando el medio ambiente en demasa Se hace entender que Chaska, Tupac, Cusikoyllor, Urpi y amigos, junto a sus mascotas viven en un ambiente contaminado. Desde el complejo arqueolgico de Machu Picchu, proponen hacer entender al mundo que se debe plantar rboles para aminorar el efecto invernadero.Teo Bjarm

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LA AVENTURA En el pueblo de Aguas Calientes, el amanecer lluvioso es una inspiracin; donde el colibr verde fulgurante sobrevuela a las flores multicolores, apropindose del aroma de cada una de ellas, haciendo suyo el elixir que le permite seguir viviendo. Las orqudeas como parte de la naturaleza se esmeran en producir ms y ms el nctar de la avecilla afortunada. Aguas calientes pueblo, es un rinconcito de por si clido y exuberante, donde cientos de hombres se relajan en las aguas volcnicas del pachamama, a metros del ro sagrado del Vilcanota. Muchos de ellos mientras se refrescan rememoran pasmadamente la travesa del camino inca. Al mismo tiempo, llega el tren de la ciudad imperial de Cusco, repleto de turistas de otros confines del mundo, quienes tienen el placer de pisar el csped de una de las maravillas ms importantes del orbe. Los recin llegados se apresuran en ingresar al complejo arqueolgico de Machu Picchu, con el fin de empaparse con la energa de cada una de las piedras, erigidas por hombres que supieron convivir en armona con la naturaleza. Los visitantes un tanto obnubilados contemplan por horas la maravilla del mundo que hechiza con su energa hasta ofuscar a los incrdulos. Paraje, donde el trinar de colibres, zorzales, gallitos de las rocas y la bandada de azares denotan melodas de exquisitez gusto. Armona que solo se escucha en el santuario inca, por ser el centro de la cosmovisin andina. En la poblacin de Aguas Calientes. El devenir de los das es parte de la vida cotidiana de los lugareos y los turistas, que se interrelacionan con sus costumbres y formas de vida. Es una metrpoli cosmopolita donde no falta nada. Sobran los sueos como tambin las ganas de seguir conviviendo con la naturaleza. Por su parte, los nios del pueblo en grupos se alistan para ofrecer sus artesanas y amistar con los visitantes, es la oportunidad para hacer conocer sus costumbres y contarles leyendas que jams haban escuchado los recin llegados. De madrugada salen en grupos a patear pelota otros a chapotear en las aguas tibias de la piscina. Mientras que Justo y sus amigos corretean en busca de Locuas cuantas veces sea necesario llegan a la urbe y los baos termales, uno de ellos silba el otro llama y los dems buscan los lugares que frecuentaba Locuas, quien haba desapareci del pueblo de un da a otro; piensan que el huayco del pasado da lo arrastr. Lo penoso es ver a Tunqui, sobrevolar desesperadamente, entre ventanas, postes y techos de la ciudad de Aguas Calientes. Fue abandonado por su amo de un momento a otro. Los amigos de Locuas hacen lo imposible para coger al Gallito de las Rocas que se encuentra de hambre y todo chamuscado. Justo pretende alimentarlo con pedazos de pan, el ms pequeo solo atina llamar por su nombre, Tunqui con solo canturrear se conforma de la ausencia de su protector. Pero el ulular del tren que llega a cada rato de Cusco, espanta constantemente al gallito.

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Extraan al amigo polglota, que guiaba a los gringos por los parajes de Aguas calientes. Tambin paraba desafiando a los turistas que descendan en sus unidades mviles de Machu Picchu hacia puente ruinas. La apuesta consista en que los extraos desciendan en el carro de la localidad y Locuas le bastaba su fuerza de voluntad, fue todo un ganador. Quien llega primero al puente ruinas desde el embarcadero del santuario, es el ganador de la apuesta. Para Locuas le era familiar ganar constantemente por conocer los parajes de descenso como la palma de su mano. Los 5 kilmetros de bajada no es poco, partan juntos y en cada curva sola esperar Lucas, a la unidad mvil que trasladaba a los turistas, con solo saludarlos con la mano al aire una dos y tres veces les indicaba que estaba ganando. Descenda a pe corriendo curva tras curva, muchas veces se tropezaba con las piedras del camino de herradura, as sangrando llegaba primero al puente. La constancia forj a un ganador en excelencia. Los amigos turistas de Lucas no se explicaban como un nio poda ganar al carro luego de varios minutos de viaje. Solo solan mover la cabeza en seal de haber perdido la apuesta. El secreto lo guardan bien los nios de Aguas calientes por ser parte de su subsistencia. Lucas en recompensa reciba obsequios y propinas de los turistas. En reciprocidad acostumbraba decir a los perdedores. Recicla, Rechaza y Recoge. Era un jovencito bien crecido, con ojos pequeos cabello negro difcil de peinar, en el brazo izquierdo tena un tatuaje, que le fue retratado por uno de los visitantes al santuario, se poda apreciar la salida del sol. Siempre estaba vestido con un pantaln negro, en su hombro estaba revoloteando el infaltable Tunqui. Acostumbraba recoger cartones y papeles, tambin latas. El jovencito ms ligero y popular de aguas calientes haba desaparecido as por as, nadie lo ha visto. Encontraron su gorro amarillo sobre las rocas adyacente al ri que baja de las alturas del pueblo. Muchos de sus amigos incluso visitaron a la iglesia para rezar por la salud de su entraable amigo.

Mientras tanto en la lejana de Aguas calientes. Hacia el norte, la noticia de la fiebre del oro llega como rayo en cielo despejado, es la oportunidad de trabajar, los faltos de ella se alistan con esmero para viajar a la Amazona. En stas circunstancias de excitacin por el oro, no son valederas las razones de la compaera ni de los hijos. Es hora de extraar el cmodo colchn y cobijo caliente, todo en pos de salir de la necesidad apremiante. Las deudas a las bodegas y amistades crecen a diario, es necesario trabajar en lo que se pueda. Y lavar oro es una tentacin que no permite renunciar, es la oportunidad de hacer realidad los sueos de riqueza.

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Todos alistan sus valijas, se esmeran en llenar pertrechos, entre alimentos y embalan prendas ligeras. Sobre todo, llenan ilusiones y esperanzas, cuando se viaja sin destino, todo sirve hasta los recuerdos son provechosos. Una travesa por parajes desconocidos no importa mucho, lo primero es trabajar en los lavanderos de oro, que no solo satisface una curiosidad; sino las utopas jams imaginadas. Con ese aliciente los exploradores alistan palas picos, sogas, martillos clavos, mantas, azogue, dinamitas, mechas, bateas y cuanto sea necesario para juntar oro en polvo. Lejos de leyes y derechos, donde los gramos de oro es la medida de intercambio comercial. Los viajeros, se despiden con nostalgia de sus seres queridos, se trasladan con destino al manto verde de la Amazona, en busca de hacer realidad sueos de riqueza. Desde Lima dejan atrs pueblos polvorientos y devoran cientos de kilmetros, haciendo suyo las serpenteantes y estrechas carreteras del sur del pas. Las horas de viaje facilitan soar con pepitas, charpas y chispas de oro; es la ilusin de todo novicio. Mientras ruedan por las carreteras polvorientas, la mayora de los viajeros se encuentran exhaustos por las horas de viaje. Unos con piernas entumecidas y otros tantos apenas mueven sus dedos de sus extremidades inferiores, sin embargo la idea de juntar oro sigue inclume. Mientras que las entraas de los aventureros se retuercen de hambre, lo poco que han ingerido en uno de los paraderos qued en la nada. Soportan todo el trote, esperando conocer la selva, el ro, la naturaleza la fauna y la vegetacin exuberante. Despus de una noche y un da de viaje. Por fin llegan al abra de Huallahualla, paso obligatorio de trasvaso a la selva majestuosa. Pueblo como de los muchos que existen en la serrana, los lugareos conocen el negocio del oro, salen y entran constantemente. Cuando se inicia la poca escolar muchos se internan a la selva, solo as se compran los tiles escolares, los afortunados cuentan con chacras de oro, los menos se satisfacen en batear la arenilla de las orillas del rio. Se detienen las unidades mviles bruscamente junto a la polvareda, las ventanas se encuentran empaados que no permite divisar a los viajeros. Es un pueblito llena de gente clida, con calles estrechas nada alineadas, el denominador comn de las casas son las pequeas puertas con ventanas inadvertidas. Del techo de paja gotea agua acuestas y en otros casos se aprecia colgar escarche a manera de una pequea cerilla y el piso llena de lodo que no da ganas de bajar del carro, pero es necesario hacerlo pase lo que pase. Toms el gordinfln del grupo sin ms no ms se baja de la unidad mvil que le traslada, de pronto siente el soplo del aire frio, es cuando comienza a mirar de un lado a otro, busca los servicios higinicos. Definitivamente no estaba en una ciudad, es un personaje que apenas se mueve por estar subido de peso, goza del don de conseguir amigos con rapidez, su amplio calvicie lo disimula con un gorro negro, su mana de no olvidar es chasquear el dedo medio con el pulgar; y el caf cargado es su perdicin, con la condicin que el edulcorante domine.

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Junto a Toms, todos corren de un lado con el fin de aligerar sus necesidades biolgicas. Desde luego, las piernas no cooperan, tiemblan de fro y cansancio. Pero hay que soportar el frio antes de mearse. As mismo Cesar Cocler baja del carro para hacer aguas menores. Dos minutos es suficiente para quedarse casi congelado, en segundos lo vertido por Csar ya es escarche. Tembloroso por el frio, rpidamente se guarece en la unidad mvil que comanda, sus manos se ponen tensos, que no le permite succionar el pitillo de siempre, apenas hace fuego. Luego de acomodarse en su asiento el jefe del grupo, desde la cabina bien abrigado dialoga con uno de los obreros. Hoy chato! Cmo te llamas? Pregunta Cesar Cocler al joven que anda rengueando. Si jefe! Contesta diligentemente el muchacho. Me llamo Nicols Luque!! Para usted Nico. Jefecito. Nacido en Chincha, tierra de campeones... Chincha ni que ocho cuartos! Inmediatamente ordena que todos suban al carro No quiero enfermos en mi labor! Entendido? Pregunta Cesar Cocler S! Si jefe! Nico, un tanto temeroso cumple las rdenes de Cesar. Todos al carro!! Cuidado con resfriarse Son rdenes del jefe. Csar Cocler es un hombre llena de ambiciones, en las pampas de Ica ya exploto oro no le importa las necesidades de sus cooperantes, primero es su ambicin. Por su carcter irascible fue expulsado por los comuneros, si no fuera su astucia no estara para contar de sus inversiones en la selva. El cigarro es su perdicin, hasta las uas del dedo medio pinta de color amarillo, tambin sus dientes, la afona no le permite hablar en voz alta, toser descontroladamente es su maldicin. Muchos comentan que sufre del mal de prkinson y otros le endilgan a los narcticos los temblores de sus manos. Los llegados de la costa que suean con el oro del lavadero, sienten asfixiarse por falta de oxgeno, sus pequeos pulmones no soportan ms. Huallahualla a seis mil metros sobre el nivel del mar, no es una broma. Es ms bien un lugar donde sus habitantes viven de los productos orgnicos dentro de un sistema ecolgico natural. Los extraos sienten que los minutos de permanencia en Huallahualla son horas de martirio. Se encuentran acalambrados de cuerpo y alma. Una mayora atinan envolverse con la frazada, que se encuentra al alcance de sus manos. Unos pitan su cigarro con desesperacin y otros frotan sus manos, muslos y hombros. Felizmente la mayora de los obreros se encuentran en sus asientos. Falta un buen pitillo o quiz caazo para disipar el fro. En el nterin del fro y el descanso, se escucha la voz del Jefe de la expedicin minera. Toms! Tomas! Llama Cesar Cocler, flaco y ojeroso.

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Toms con la obediencia de un buen sabueso, saca la cabeza por una de las ventanas de la unidad mvil. Y contesta bastante angustiado. Si Jefe! Es hora de descender! Pon en marcha el carro, tenemos que llegar temprano. Ordena el jefe del viaje. Bien En el acto jefe! Contesta Toms. El destino de los aventureros se encuentra a horas de viaje, solo depende que la expedicin se traslade sin novedad. En la selva el Otorongo se come a los hombres, las piraas y los caimanes tragan a todo ser que se mueve repite barias veces uno de los obreros desde el fondo del carro. Afirmacin que denota angustia, agravando el cansancio del viaje largo. El que sembraba desesperacin, era Juanelo que porta a todo lugar un bolso raro de color negro con rebites multicolores, en ella guarda los naipes que predicen el futuro siempre fue su negocio y pasatiempo. Suele estar leyendo las lneas de las manos de los parroquianos, abecs sus vaticinios eran acertados y otros el hazmerrer. Compite con los que leen las hojas de coca. El viaje a la selva es una travesa llena de incgnitas, puede pasar de un momento a otro la pesadilla de nunca olvidar, as tambin la experiencia jams vivida. La selva tiene secretos que compartir en cada recodo del bosque; como del chullanchaqui que est a la expectativa de los recin llegados. Con desorientarlos basta para que el infortunado se pierda en el bosque, lo dems, se encargan los buenos o malos espritus. Los valientes de los barracones y todos aquellos que hacen realidad la aventura de sus vidas en general son presa fcil de los mosquitos y la manta blanca del valle. Para poder sobrevivir en la exuberancia se requiere mucha imaginacin y perseverancia. Por el trote del viaje nadie dialoga, el mutismo es generalizado, sin embargo Nico entabla conversacin con Csar Cocler Qu viaje tan pesado jefe! El jefe de la expedicin minera, solo atina mover la cabeza, asintiendo el comentario. Nico, defraudado por la indiferencia nueve la cabeza, y se queda mirando como ste hombre se acomoda en su asiento para dormir nuevamente. Frente al desaire Nico requinta A ste carajo en qu momento le dirig la palabra! Qu mal! Nico el morocho, de clera se retira a su asiento. Mientras que el carro segua rodando aceleradamente curva tras curva con direccin a Laberinto. Nico piensa, los que tienen plata creen tener toda la razn, algn da yo tambin tendr la ma, ya quisiera verlos a estos qu desprecio !Qu se han credo! La secuencia del viaje prosigue, de apoco se van introducindose a la vorgine de la lluvia copiosa del bosque. Es cuando comienza a gotear el techo del carro, muchos se incomodan, los sueos de riqueza es primero antes de las adversidades del camino. El chaparrn les da la bienvenida, a los nuevos vecinos de la exuberancia.

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Las precipitaciones pluviales en el valle de Laberinto son una constancia. Los madereros clandestinos necesitan ros bien cargados. Para trasladar sus cuartones de madera, de las quebradas menos imaginables. Los maderos de cedro, guano, espngo entre otros son transportados afanosamente por los ros hasta los aserraderos. Luego cargan a los camiones con destino a las urbes. Los Madereros deforestan todo el valle en forma masiva, sin que nadie advierta. Es como la plaga de langostas, que no dejan nada a su paso. Lo peor del caso es que estos dedicados a deforestar no replantan un solo plantn, sus negocios son primero antes que la biodiversidad. Entretanto, en las pampas y quebradas de las punas, junto a torrentes, charcas y praderas; pastan un grupo de vicuas, afortunadamente libres como las aves de las jalcas. Mientras que Juanita contempla de alegra los primeros copos de nevada. Tan pronto llegan las primeras lluvias desde las alturas de la Vernica, Chicon, Salccantay, Ausangate, Pitusiray, Allinccapac y Phinaya, etc. Guardianes tutelares de los moradores del trapecio andino. Juanita hermosa y delicada vicua, se desliza libre como el aire, por las pampas de Ausangate y Phinaya, degustando los ichus, jucos y wirawiras. Luego de apacentar en los pastizales de Ausangate se asoma a orillas del ro para abrevar y seguir ladeando por las praderas de los valles interandinos del sur. El hato de juanita, luego de haber pasado peripecias, meses atrs, espera el invierno con preocupacin. El pajonal junto a las moyas predicen la poca que se viene. Se secan los pastos y los ichus de las altas punas. Por fin lleg la poca de invernar. La vicua de las punas, luego de soportar la insolacin del medio da, procura beber agua del ro Ccosipata. Grande es su sorpresa cuando percibe la turbiedad del agua del ro Porque la oscuridad del agua? El otro da, el ro estaba transparente, incluso pude ver lo que salan y entraban las truchas y suches. Ahora qu? Piensa preocupada Juanita No es correcto que los meses de esto, las aguas estn turbias que estar pasando! Incgnitas que inquietan a Juanita. Al ver que el ro Pilcopata estaba turbio en pleno mes de julio. Como si hubiera terminado de llover. La curiosidad le embarga de sobremanera y decide desplazarse por toda la orilla del ro. Procurando llegar al macizo nevado de Ausangate, donde nace el ro Pilcopata y por un extremo, el Rio Ccosipata. Son extensas pampas y lomas llenas de hielo que cubre quebradas y valles con manto blanco. El fro es insoportable, los iceberg de gran tamao se desmoronan sin ms no ms. Formndose pequeos riachuelos que arrastran tierra inerte, rio abajo. No ser que las aguas del Ausangate se vienen trasladndose de lugar?....pregunta Juanita. Nadie contesta.

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No entiendo? Moviendo su cabeza acepta el silencio del tmpano que gotea de color. Mientras que los rayos solares va quemando la grupa de juanita. El viaje cuesta arriba, agot a Juanita, sus piernas tiemblan de cansancio y por el fro galopante flaquea su fuerza. Para recuperar las energas perdidas inicia pastar con gran voracidad. Una bocanada, una tras otra, el bolo de paja es deglutido con bastante apetito. El pasto es tan pequeo que no facilita a juanita alimentarse, tiene que talar al mximo. El poco pasto que hay en las altas punas es disputado con las vizcachas, venados y los smiles de juanita. En el nterin de apacentar; el agudo sentido de juanita escucha un susurro. Que pareciera pedir auxilio, en plena planicie de la cordillera del vilcanota; frecuencia que se pierde en el infinito. Juanita deja de mascullar por un rato, tratando de escuchar el susurro. Los sentidos de la vicua se ponen en alerta, vibran sus orejas pretendiendo descubrir la procedencia del sollozo Pero estoy sola? Alguien me habla? Que me est pasando!, Sin entender lo que ocurra levanta la cabeza divisando el entorno. No consigue ver a nadie. Contina pastando presurosamente, cuando escucha nuevamente ese tole, tole Es el cansancio? O que ocurre? Se pregunta Juanita; sin poder entender lo que ocurra en ese momento. Frente a la adversidad Tengo que regresar a casa antes que obscurezca! Piensa juanita. En eso, la vicua Juanita descubre que los sonidos proceden del verdor del pasto que talaba con prisa la respingada. No puede ser! No! No! Pretende entender lo que ocurre, Si. Si ya lo tengo! Lo tengo! Dice Juanita con bastante alegra. No!!No es el pasto!; es el agua que discurre por medio del pastizal. Ya entiendo! Eso es, ya lo tengo. Dice Juanita contenta. Levantando su cuello y sus extremidades se alza hacia el infinito celebrando el descubrimiento. Juanita se queda mirando como el agua flua hacia abajo Sin saber qu hacer. Pregunta al que discurre afanosamente entre los pastos Qu est pasando yacu? Con frialdad, el agua se hace escuchar. Me estoy mudando lejos, dejo mi hogar de siglos, por no poder soportar ms el calor del sol, ltimamente todo ha cambiado. Yacu prosigue. Los tmpanos de esta parte de la tierra se deshielan rpidamente por el calentamiento global. Como vers Juanita el manto blanco de Ausangate, Phinaya y otros; vienen retirndose por kilmetros cuadrados, quedando tierra negra inerte. Me voy hacia los valles interandinos en busca de nuevas formas de vida. Las lagunas y lagos es el nuevo lugar de descanso para nosotros.

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Acongojado yacu explica lo que ocurre. Juanita! Muchos nos vamos, otros nacen y una mayora desaparecen por el cambio climtico de nuestra tierra. Nosotros Que podemos hacer!. Creo casi nada, toca buscar una serie de alternativas. S o No? Amiga! Sabas que el incremento de la temperatura media del planeta est provocando derretir los glaciares de la antrtica, por ende de nuestros nevados? Pregunta yacu a su ocasional interlocutora. Juanita se esfuerza para contestar. Mira Yacu; definitivamente la desaparicin de algunas especies el aumento de huracanes, ciclones, heladas, exceso de lluvia etc. Son manifestaciones del efecto invernadero, que tiende agravarse por la poca prevencin de las causas. Eso nadie lo puede negarlo! Continua Juanita- No s qu pasa! Me han dicho que en la atmsfera se ha producido aumento de gases por el uso indiscriminado del petrleo, quema de arbustos y la tala de rboles. El efecto inmediato es el calentamiento global que desnaturaliza las pocas del ao. Por eso, en sta altura los rayos solares queman, por el alto concentrado de rayos ultravioleta. Concluye Juanita As es! Por eso! me voy para no volver ms Adis!. Afirma Yacu. Juanita impresionada aprecia el deshielo prematuro de los glaciares de Ausangate, chorros de agua brotan del corazn de los bloques blanquecinos. Se desmoronan poco a poco los nevados, formando una cadena de arroyos que desembocan ro abajo. Falta que el viento, la lluvia, el trueno y el rayo tambin se vayan sin destino! Un poco ms!. No habr agua ni para saciar la sed Apenado balbucea Juanita. Luego de haber vivido una experiencia ms, Juanita se afana en regresar a casa. Qu pasara si los tmpanos de los andes y de los polos se diluyeran? Por qu tiene que irse Yacu de los nevados de mi tierra? Preguntas de Juanita que el viento del anochecer pone fin. El deshielo prematuro de los nevados perennes hace que se aumente la cantidad de agua, la misma que arrastra sedimento en abundancia durante las 24 horas. Por eso los ros Ccosipata, Pilcopata, Corani etc. siempre se encuentran turbios los ltimos aos. Incluso cambiando de color en distintos momentos. Mientras descenda pausadamente juanita. Meditaba sobre la ingrata experiencia vivida en las alturas de Ausangate, sin conseguir respuesta alguna. Solo el cantar del atardecer, de los pjaros de los peascos pone fin la meditacin de la voluntaria. Juanita persevera en indagar lo que pasaba en la planicie. Tengo que alertar a todos, no puede dejarnos yacu a vista y paciencia de todos. La respingada Juanita descenda pausadamente luego del largo trote. De pronto! Pum! Pum! Pum! Suenan disparos de arma de fuego a discrecin

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Aterrorizada y pelos en punta, Juanita brinca fuera del camino, metros hacia arriba. Por instinto de conservacin corre despavorida, hasta conseguir escapar del peligro. Las rocas y la geografa sinuosa son su salvacin. Son los cazadores furtivos que llegan de tiempo en tiempo. Quienes juntan piel y fibra de vicua. Llegan espordicamente para diezmar todo lo que encuentran Vienen de otras regiones, tambin llegan los del altiplano. Sus lugares de casera de vicuas es toda la cordillera del sur del pas. Clandestinos que tienen como oficio de recopilar fibra de la mejor calidad, se trasladan huyendo de la justicia desafiando a las leyes y a las autoridades. Pasaron breves minutos, tiempo que dura recargar los fusiles de casa. Cuando nuevamente se reanudan los disparos de los furtivos Pum! Pum! Pun! Truena una y otra vez, el arcabuz de energmenos que corren tras las vicuas. Para quitarles la vida por dos o tres libras de lana, bastante bien cotizada en el mercado negro. Por naturaleza Juanita corre con los pelos en punta, patitas para que te quiero, si no es para sta ocasin Por fortuna, los laberintos de los parajes del ande, posibilitan desquitarse del depredador ms letal de la tierra. Mientras tanto Apu Cndor sobrevolando por las alturas, observa los momentos difciles que pasa Juanita. Por culpa de los cazadores furtivos. Apu Cndor preocupado comienza deslizarse graznando, al entorno de los forasteros. Se trata de defender la vida de los moradores de los andes. Con bajadas de pique y aletazos amenazantes, Apu Cndor hace desistir a los individuos furtivos. Las horas de persecucin y disparos a discrecin concluye. El cansancio de los perseguidores no es poco; uno que otro alcanzo su objetivo, la mayora perdi la oportunidad de sacrificar a las vicuas indefensas. Sin embargo; dentro del hato de juanita uno de los matones repite Por fin Te tengo!, Solita caste! Ya eres ma!... Grita una y otra vez, era una persona de baja estatura con cabellos bien crecidos que portaba un sombrero negro y chalina blanca, que colgaba de su cuello, tambin cargaba un morral. Quien con sus brazos lo sostena a la vicua herida. Y con un sacudn violento tira al suelo al hermano de juanita. Inmediatamente el pequeo hombre saca una daga sarrosa de su moral, con un certero golpe sangra a la vctima. Luego degella con rapidez y empieza a desollar el pellejo, la daga tan filuda facilita quitar el pellejo. Mientras tanto, por fin los aventureros llegan a su destino. Inmediatamente Cesar Cocler ordena a Tomas. Tomas tienen que construir la barraca!, todos tienen que meter mano. Pronto se anochecer Si jefe, inmediatamente dispondr a los muchachos a trabajar, contesta Tomas. Al rato todos cogen sus chavos y martillos para construir la barraca. De apoco el sol viene disipndose. Todos se afanan en terminar de construir la morada que los guarecer por meses, las calaminas y maderas son clavados al unsono. Y la cocinera corretea para sancochar un poco de yuca, en el afn de preparar la cena del da, falta leo y fogn, sin embargo Nico, Juanelo y amigos cooperan a oooooooooo

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Desde la madrugada, cada uno con sus herramientas se afanan laborar el primer da, la expectativa es encontrar oro por doquier. Previamente coordinan con el capataz para el avance de la labor. Tomas les dice no todo lo que brilla es oro ya aprendern como es el negocio del oro, solo exijo lealtad al patrn. Todos tenemos que estar unidos, solo as podremos sobrevivir en este inmenso bosque. Al mismo tiempo los conductores de las mquinas pesadas mantienen sus unidades mviles, dejando a punto para iniciar el trabajo. Por la maana, se preparan para pasar el desayuno en pleno corazn de la selva. Concluido el desayudo, el capataz les imparte las rdenes respectivas Seores Cada carretillero debe descargar 80 viajes por da. Si logran hacerlo en medio da, tienen derecho a descansar la tarde entera. No es un concurso, es una tarea para los obreros de Laberinto. Las reglas de trabajo se cumplen en sta labor, es ms, nadie puede hacer lo que les plazca, sin conocimiento nuestro. Entendieron Amigos? Pregunta Toms, el capataz. Una mayora mueve la cabeza en seal de conformidad y otros se quedan mirando al que imparte las rdenes. El amigo Toms del viaje, cambi radicalmente en el lavadero a un hombre dspota y autoritario. Antes que se marche el capataz, Uno del grupo pregunta. Jefe, si no llegamos a las 80 carretillas por da Qu pasa? El capataz sorprendido, se da una vuelta, le clava una mirada profunda al que preguntaba. Se encuentra frente a un nio bien crecido y desarrollado. Un jovencito de 14 aos estaba trabajando en los lavaderos de oro, posiblemente para apoyar econmicamente a sus hermanos menores, por ser hurfano de padre. Qu te llamas chico? Pregunta el capataz. Me llaman Locas seor. Contesta con tranquilidad el joven mientras rascaba su brazo derecho, por la noche los mosquitos haban realizado su faena. Toms un tanto disgustado, trata de acomodar su gorro negro y dice: bien, no s cmo el jefe ha permitido que un menor de edad tenga que trabajar en laberinto. T debes estar estudiando en tu pueblo, no s qu ests haciendo en este infierno. Pero ya en Laberinto, aprenders mucho, pero ten mucho cuidado. Necesitas mucha suerte y esmero para que cumplas con tus sueos. Es tu oportunidad hijo. Le trata animar Tomas al joven que por necesidad se enrolo a la expedicin. Bien, amiguito por el momento t sers el controlador del nmero de carretillas que trasladan tus compaeros. Contars si cumplen con su tarea los obreros durante el da o no. Coge t cuaderno y empieza. Termina ordenando el capataz. Bien seor! Estoy seguro que no le fallar. Contesta alegre el muchacho. Los carretilleros slo atinan mover la cabeza por la decisin supuestamente errnea de Tomas Qu suerte del chibolo! Murmuran mirndose entre ellos. En otros lugares todos trabajan igual. Comenta Nico, Estos chicos estn con fuerza al tope para trabajar; bien gracioso es el capataz, nos pone a un chico como controlador sin que sepa hacer nada.. En fin as ser! La labor prosigue como la secuencia de todos los das, cada cual saca la fuerza de flaqueza para cumplir la tarea. Unos se tropiezan por el apuro de

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cumplir con las 80 carretillas de desmonte, la misma que tiene que ser descargado de una profundidad de 3 a 4 metros. Otros se accidentan al caer de la rampa artesanal, en fin son gajes del oficio. En horas de descanso, el joven controlador acostumbra hablar de su tierra Aguas Calientes, de Machu Picchu y de Cusco. Muchas veces por la nostalgia se quebraba al extremo de llorar desconsoladamente. Aprovechando el descanso del medio da el capataz del lavadero pregunta al joven controlador Locuas, porqu ests en Laberinto? T debes estar junto a tu familia, no tienes la edad para estar trabajando en estos parajes peligrosos. Como veras la selva no es para nios. Seguidamente; contesta Locuas. Es que ustedes no saben lo que paso en mi tierra. A mi pueblo arras el huayco, si no es por la suerte hoy no estara junto a ustedes. Tuve que escapar sin destino, Dej a mis hermanos y a mi madre; pero ellos saben bien que siempre trabajo para que ellos estudien. Yo soy el mayor de ellos, debo ayudar a mi pobre madre. Prosigue Locuas. Amigos un da en las alturas de mi tierra de Aguas calientes, el ro del pueblo fue obstruido por arbustos, lodo y piedras. Al rato se form una laguna artificial. La lluvia que cay un da y dos noches hizo que eclosion la laguna artificial. Arras todo a su paso el huayco. Por temor tuve que fugar de aguas calientes sin mirar atrs. He dejado a mis amigos, tambin a mis hermanos menores, a mi mamita y a Tunqui, que debe estar buscndome sin descanso. Son aves de belleza incomparable, representa a todo el santuario de Machu Picchu. Todos le conocemos como el hacedor de rboles. Mientras cuenta su vida Locuas, las lgrimas le traicionan. Qu ser de mi gallito? Pregunta con bastante nostalgia Pobre de l!, abandon al huir del huayco. Sus compaeros le miran sonriendo. Toms el capataz con fines de cortar la aoranza del cusqueo, Pregunta Por qu te dicen locuas, es t nombre o t chapa? La interrogante le cae como anillo a los dedos al muchacho. Contesta con tranquilidad Es que tiene su significado la chapa que me han puesto mis amigos. Jefe. Tena que decir la verdad, bien amigos ustedes tambin tiene que saber los que est pasando con el globo terrqueo por culpa de nosotros. En aguas calientes siempre he dicho: Amigo: rechaza, recicla y rene, al ver en las calles de mi pueblo botellas de plstico. Ni que decir, en las orillas del ro sagrado del Vilcanota: los papeles, cartones latas y cachivache y medio, que vienen contaminando las aguas y a los peces de agua fra. Y a la biodiversidad del santuario de Machu Picchu. Por eso muchos creen que soy loquito y por mucho ms; mis amigos turistas me han puesto ese apodo que honrosamente lo llevo. Como mis amigos son una m, nunca han olvidado esa chapa. Sin embargo, mi nombre es Lucas Luque Luna. Luego de un buen descanso se reinicia el trabajo, la actividad fsica y el esfuerzo desplegado durante el da agota a los obreros. La tarea no se logra generalmente. Apenas descargan 60, 62, 65 carretillas en las diez horas de labor.

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Juanelo empujando a un lado la carretilla dice: Nico, estoy viendo estrellitas, mis piernas tiemblan de cansancio y tengo bastante hambre el poco almuerzo no me ha llenado. No puedo ms. El sacrificio que hacemos nadie nos reconoce, Hay que descansar afirma Nico el morocho. Mientras que el atardecer pinta el ocaso. A Laberinto llegan un sin nmero de personas en busca de oportunidades y dinero fcil. Tres meses de ensueo deja huella en el alma de cada uno de los visitantes ocasionales. Para sobrevivir en la selva se requiere bastante imaginacin; los peces, las aves, los rboles, la lluvia, el anochecer y la madrugada son como las flores del paraso. Todo depende como se interrelaciona con cada uno de ellas. Las unidades mviles pesadas de Cesar Cocler hacen lo suyo, remueven cientos de toneladas de desmonte, trasladan de un lugar a otro, tierra y hormign. El lavadero de oro es como el hormiguero, donde todos traen y llevan tierra, cortan rboles, dinamitan los roquedales, embalsan los ros. En fin es la actividad que deforesta y contamina sin retorno. Por fin llega el da sbado, todos los mineros se frotan las manos, es el da en que se azoga el polvillo de oro, se compra cerveza en abundancia y se paga a la tierra. Todo el santo da se dedican a mezclar la lama con el azogue. Y los relaves son vertidos al ro. Al concluir el azogado proceden a quemar en una especie de sartn, sopletean sin cesar, sin perder de vista. Concluido el pesado, la juerga empieza temprano, las visitantes fminas cooperan en la fiesta. Es un desenfreno que se agota por la madrugada. Por necesidad de trabajo los jvenes llegan de las provincias altas con tanta esperanza, a los lavaderos de oro. Luego de tres meses regresan con enfermedades tropicales y muchas de ellas embarazadas. Los pocos gramos conseguidos apenas alcanzan para comprar un par de pantalones y el pasaje de retorno.

El cazador furtivo de pequea estatura, luego de victimar a una de las vicuas, con agilidad felina se para, luego mira a su alrededor, no ve a nadie. Toma una porcin de pellejo con su fibra lo envuelve en su morral y se aleja sigilosamente. Perdindose entre el bosque de piedras.

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Tanto sacrificio para un kilo de lana! Este estuvo tan flaco! Por eso no tiene mucha lana. Creo que hoy estoy de malasMurmura el pequeo hombre que sola llegar a menudo a esos parajes. Nepomuceno Crdenas siente la temperatura baja de la puna Qu fro! No soporto ms! Al ao no volver, tengo que dedicarme a otras actividades. Repite una y otra vez mientras se rene con sus compinches. De pronto! Se escucha el trote de alguien. Llega agitado un hombre de tez morena, nariz aguilea, pelo negro, recio y de buena talla. Pareca usar ropa de camuflaje llena de bolcillos, con porte militar, Quien estaba empapado de sudor, apenas poda balbucear, su corazn lata como nunca. Para poder disipar el cansancio, sigue caminando alrededor del grupo, con la cabeza agachada. Toma asiento en un promontorio de piedras, saca su pauelo de uno de sus bolcillos y seca su cuello sudoroso. Luego de reposar un rato y calmado, pregunta. Nepomuceno, cuantos kilos acopiaste? Uno a dos kilos! No ms jefe. Contesta el victimario de vicuas. Que! Carajo Con eso no pagas ni tu almuerzo! Ni para eso sirves! Ms has perdido municiones, Tu sabes muy bien cunto cuesta cada uno de ellas?. Replica Veto Flores molesto, por la poca cantidad de fibra que Nepomuceno acopi; en otras oportunidades victimaba tres a cuatro vicuas en cada cacera. Sigue interrogando Veto a Nepomuceno y Qu es de la carcasa? Nepomuceno, sin saber que decir echa la culpa al mal tiempo. Estaba nevando jefe y no pude traerlo, lo dej para los zorrillos. Carajo! Qu tragars maana? Yo tengo que darles todo y ustedes no cooperan en nada, hay que pensar cmo pasar el da. Espero que no se repita en otra oportunidad t desinters! En el nterin de las buenas razones, llegan los dems cazadores. Cargando pellejos y carne para la cena. Uno, dos y tres carcasas son arrumadas a un rincn del canchn de piedras, mientras que los dems miran con satisfaccin la llegada de los compaeros de causa. Al ver un par de carcasas de vicua, el enojo de Veto Flores, jefe de la cacera, calm en demasa y sonriendo ordena. Haber flojotes!! Metan fuego a esa carne. Es hora de cenar, tengo hambre Ser por qu no hemos almorzado? Nadie contesta a Veto Flores Rpidamente los clandestinos se organizan. Uno de ellos se afana conseguir lea para prender la hoguera, el otro arma el fogn, otros cogen la carne incrustndolo un palo por el medio, sobrando unos 50 cm para poder hacer girar. Colocan la carne con bastante pericia al fuego lento y esperan que dore el asado. Todos a una y una para todos. Costumbre que suele repetirse en los grupos furtivos, solo as sobreviven en los parajes inhspitos de toda la vertiente de la cordillera de los andes. Unos atizan, otros giran la carne, los dems prestos para alguna contingencia del momento. Nepo coge lea y alimenta al fuego. Sal! Ajo! Mejunje!...solicita Lucas el chef improvisado, que procede organizar la cena. Sin embargo nadie le atiende, porque no haba los condimentos que requera Lucas.

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Hoy cenaremos un asado de vicua diente de leche, estar como para las muelas del feje. Bromea Lucas. Todos se carcajean ja, ja, ja Por su parte Nepomuceno hace lo suyo. Frente a la adversidad Veto Flores dice: no tiene por qu quemarse la cena, se trata de dorar la carne a fuego lento, no hay apuro, tenemos toda la noche. Solo piensen en el horno de la bollera del pueblo, el secreto est en dorar la carne. S o no! Muchachos? En eso, Aquilino pretende hacer escuchar al jefe Sin sal toda comida sabe a muerto! Nunca he comido chuma!. Al escuchar tal reproche, inmediatamente el jefe Veto, disuade la idea Muchachos!! En el cuartel todos tragan sin sal, por eso nadie sufre del corazn, espero que comprendan la situacin. Por eso son buenos soldados!! Aade Lucas. A manera de disimular el mal rato, Lucas arroja pedazos de lea al fuego. Nepomuceno frota sus manos y los dems se miran entre ellos. Al mandams nadie puede reprochar sus mandatos; para un ex militar las ordenes se cumplen sin duda ni murmuraciones. Eso lo saben bien los acompaantes, por eso tienen que seguir la corriente. Lucas el viejo aade al comentario. Jefe! Los cachacos tambin engullen plvora para perder el miedo. Por ejemplo a nosotros en Micuya los antiguos nos hacan tragar plvora a cada rato, si ustedes sabran la vida militar lo entenderan. Por falta de un poco de sal, estos amigos ya estn con tontera y medio. Prosigue con su participacin Lucas Si no les gusta esta vida para que m se han enrolado al grupo?. Ustedes saben muy bien sta actividad solo se hace una vez al ao, tenemos que trasladarnos de un lugar a otro con rapidez. El secreto est en movernos rpido. Para sta actividad tenemos que estar con morrales aligerados. No haya tiempo ni fuerza para estar cargando mejunje. Tienen que comprender nuestras limitaciones. Unos das ms, todo habr acabado. Termina recomendando a sus compaeros Lucas. Mientras tanto. El asado al palo envenena los sentidos de los cazadores, ms an cuando se encuentran de hambre; la insalivacin de los cocineros y los mirones es aguda. Todos inquietos por la suculencia, esperan el momento de meter diente al asado de dos dientes. A medida que va girando el asado, gotea cebo al fuego en abundancia. Poniendo en aprietos a Lucas el cocinero. El humo asfixiante hace lagrimear a los mirones, con apuro frotan sus ojos. Prefieren alejarse del humo para no pasar malos momentos. Al ver que el asado al palo se encontraba en su punto Veto Flores les dice. Seores echen un poco de licor al asado y ser comida de los dioses. En efecto, Nepomuceno junto a Lucas el cocinero comienzan a sazonar el asado con alcohol de 40 grados que suelen siempre llevar en sus alforjas. El jefe de los cazadores de vicuas, es un hombre inescrupuloso, capaz de matar a sus compinches para lograr sus objetivos. Es de carcter irascible, no entiende buenas razones, por eso fue expectorado de la milicia de su tierra.

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Me muero de hambre Lucas!, hasta qu hora foguearan? Pregunta el jefe orureo, mientras saca de su botn hediondo una navaja filuda con cacha de madera, segn deca que fue obsequio de su padre. Con rapidez contesta Lucas Ya est tostadito el asado, como le gusta jefe!. Por fin llega el momento de satisfacer el hambre. Son capaces de embutirse toda la carne, ms an cuando se trata de un asado sabroso que bloquea todos los sentidos. Hasta los canes de las lejanas inician la caminata tras el olor de la suculencia. Todos inquietos al apreciar que el asado ya est listo. En eso grita Lucas A cenar!! Todos a cenar!. En un santiamn todo el grupo se arremolina tras el asado al palo. De cuclillas se posesionan para auto servirse, una mayora con sus navajas intentan cortar presas, sin poder lograrlo. El asado est muy caliente. Luego de un rato, el jefe incrusta su chaveta al tierno y suculento dorado de carne. Cada cual corta una porcin para poder picar mientras enfre ms el dorado. El ms glotn coge una parte de la pierna, otros la costilla, el brazuelo, el cuello; sucesivamente, el palo se queda sin presa, solo gotea grasa. Entre tomaduras de pelo, chistes y carcajadas la cena poco a poco llega a su fin. Los huesos son juntados para arrojar al precipicio, se trata no dejar huella a la ronda campesina, que siempre estn al acecho de los furtivos. Hastiado por el sebo, Veto Flores coge un trozo de asado y se aleja. Tambin otros emulan al jefe. Mientras que Nepomuceno se embute carne con un poco de sal y rocoto. Les mira a sus compaeros. El hombre prevenido vale por dos les dice a los que seguan cascando los huesos. Al otro lado, el chef Lucas reparte un sorbo de alcohol de 40 grados, a los que terminaron de cenar para matar la vicua les dice. Una mayora repite una y otra vez, hasta embriagarse. Saciados con tanta carne, cada uno se retira alegre hacia la cueva de piedras. Para pasar la noche a la intemperie; es una forma de pernoctar en el trabajo. Todos duermen listos y prestos para escapar de los ronderos, quienes son organizaciones autnomas que combaten a los cazadores furtivos y los que se encuentran al margen de la ley. Por las noches se deprimen los cazadores, al recordar de sus seres queridos. La lejana y el peligro que corren, a cada uno les pone meditabundo. Los creyentes se persignan rogando por la salud de sus familiares y que la fortuna les sonra pronto. Es hora de dormir pacientemente. Al da siguiente, de madrugada Nepomuceno y Lucas ya se dieron una vuelta por los peascos, tratando cazar vizcachas para el desayuno. Sin poder conseguirlo. En la cueva los dems apenas se reponen de la noche pesada. Se comunican amistosamente. Cuentas sus sueos y la pesadilla de la noche. Qu noche tan pesado jefe? Pregunta el ms joven del grupo. Claro, te has despachado una pierna de asado Cmo no puede zapatear t pobre hgado! Contesta Veto Flores. Al holgazn que solo sirve para reclamar de la comida.

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El secundarte de Veto Flores, iluminado por el da de sol radiante, se aproxima a su jefe con fines de conversar. Buenos das jefe. Que tal contesta. Que apetito tenas anoche, te has devorado toda una pierna, eres envidiable. Le dice Veto flores a Lucas el cocinero. Estuve de hambre jefe. Contesta avergonzado el cocinero. Mira jefe. Las vicuas se encuentran detrs de aquel cerro, los muchachos ya lo vieron. Conozco el camino, que le parece si maana bien temprano les caemos encima. Hay que juntar mucha fibra, insiste una y otra vez Lucas. Le inquieta tanto, porque en Oruro recibi adelanto buena cantidad de dinero Necesitaba matar ms auqunidos para cubrir sus necesidades. Y devolver el prstamo

LA ESPERANZA En Laberinto la secuencia de los das lluviosos prosigue sin tregua, as como la actividad cotidiana de los obreros que revuelven una y otra vez la tierra trada de las orillas del rio. Los aventureros de la fiebre del oro se dirigen a la falda del cerro, portando mechas y cartuchos de dinamita, para abrir paso a las unidades mviles pesadas. Grupo de avanzada que rpidamente perforan las rocas, cogen detonadores y todo aquello que es necesario para destrozar las rocas que se interpone a los buscadores de oro. Luego de una faena larga, inicia las explosiones sucesivas Pun! Pun! Pun!. El estruendo alarma a las aves, a los osos de anteojos, a los reptiles y peces que fugan sin destino. Se haba iniciado la contaminacin ambiental en todo el sentido de la palabra, el hombre por la codicia destroza todo a su paso, incluso poniendo en peligro la vida. Entre tanto, Cori Qente junto a Cndor Apuchin desde el aire, se limitan a contemplar el episodio grotesco que viene pasando en Laberinto, no entienden por qu los recin llegados sin mas no ms cortan rboles,

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explotan las rocas, trasladan de un lugar a otro tierra y hormign, vierten sus desechos a los ros, queman los arbustos etc. En fin hacen lo posible para poder juntar oro en polvo. Se necesita hacer llegar el cargador frontal, tractor sobre oruga, volquetes y la draga a la labor, donde esperan los obreros lugareos habidos de azogar oro. Maquinarias que desmontaran gran cantidad de hormign de las playas de cientos de aos atrs, vencern a la naturaleza, para saciar la sed de riqueza de Cesar Coclear. De pronto!! Aparecen grujiendo unos enormes objetos metlicos. Moles rodantes que chirran, junto a otro morrocotudo de brazo largo con uas metlicas. Conducidos por hombres que portan cascos de todo color. Quienes a cierta distancia de Laberinto se posesionan para trabajar en la selva virgen. Instantes en que se escucha Aqu!! Aqu jefe! Dice uno de los conductores de la mquina pesada de cuatro llantas bien grandes, que deja huella profunda en el lodazal sus cocadas. Se detiene el cargador frontal, es cuando desciende del enorme vehculo Toms, el capataz del lavadero, quien portaba una pipa que humeaba acuestas. Inmediatamente ordena con voz afnica y firme. Bajen las herramientas con mucho cuidado! Es hora de trabajar Los obreros diligentemente uno tras otro apilan carretillas, picos, bateas, palas, mechas y fulminantes, junto a cajas y pomos llenas de Azogue. Pertrechos indispensables para acopiar oro en polvo. Tambin llega el carro del tipo de porte atltico y alto, que porta casco blanco. Quien se pone de pie para estirar sus msculos tumefactos, una y otra vez. Sus extremidades se dan el placer de ser extendidos. Luego de restablecerse Cesar Cocler , se pone de pie y firme, divisa el paisaje que le rodea. Mirando fijamente a sus trabajadores, como si rememorara algo; levanta la mano izquierda y con el ndice seala al sur girando al norte. Como fuera el amo de la tierra, se apropia de todo el panorama de Santa Fe. Bastante satisfecho dice: Todo lo que se ve; es nuestro, muchachos! Creo que somos afortunados. Me siento satisfecho por que en algn lugar de Santa fe se encuentra la riqueza que todos buscan hasta el cansancio; espero que seamos los afortunados de verdad. Las vistas satelitales demuestran que nos encontramos en el lugar perfecto, se necesita trabajar con mucha paciencia. Sugerencia que Tomas lo entiende con esmero. S o no Tomas? Pregunta Cesar Cocler a su colaborador Y ste, mueve la cabeza afirmativamente. Todo depende de la suerte jefe! Nosotros haremos todo lo posible, si la suerte nos sonre Santa fe ser prospero jefecito. Contesta Toms. Mientras que los ojos pardos de Cesar Cocler brillan con bastante codicia. Cesar Cocler consigui una concesin minera, para trabajar artesanalmente en los lavaderos de oro. Sin embargo, introdujo maquinaria pesada, que progresivamente destroza el eco sistema de Santa fe. El movimiento de tierra por cientos de metros cbicos por da deteriora aceleradamente e indiscriminadamente la exuberancia. Santa fe, tierra ubicada en el corazn de Laberinto, es un perfecto paraso donde los seres vivos gozan la armona de la naturaleza. Donde los miles de peses entre Besucones, Siluros, Percas, y otros se desplazan armoniosamente en las aguas cristalinas, junto al coro de los papagayos, tites, entre otros, que conforman el prodigio natural sobre la tierra. Concierto que pocos tienen la fortuna de sentir o dejarlo inadvertido. Depende de la sensibilidad de cada uno de los moradores de la selva.

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Las horas en la selva pasan ms que nunca. Las cigarras y las lucirnagas hacen su parte al atardecer. Apenas se termina cenar, la oscuridad de la noche encima a los buscadores de oro. Los obreros se proponen pernoctar por primera vez en el corazn de Laberinto; unos cuentan sus ancdotas, otros charlan de sus problemas familiares, los dems beben un t piteado. barriga llena corazn contento dice el capataz. Pernotar en la selva es un privilegio inolvidable, donde se escucha una sinfona lgubre a la cada del crepsculo, agotndose al rayar el da. Las cigarras, lucirnagas, loros, pumas y ronsocos son parte del concierto, que anima descansar placenteramente a los lugareos. Los primerizos por lo hermoso que es el concierto, no pegan los parparos toda la noche. Al rayar el alba, los obreros casi soolientos se dirigen al ro, para dejar la pesadilla de la noche. Previamente comparten un sorbo de la agita del olvido, que se encuentra al alcance de cada uno de ellos. La orilla del ro es su habitad; as los mineros se sienten como en su casa. Hay de aquellos que tienen aversin del agua; la huta el tornillo y la fiebre amarilla se convierten en parte de la historia del minero. Para el regreso de los baistas, en la barraca espera el desayuno listo y bien servido, consistente en agua caliente con una porcin de faria y sancochado de yuca. Es la dieta cotidiana de los moradores del valle de Inambari. A paso ligero los obreros regresan del ro, se ponen en cola en orden de llegada, los obreros apresuradamente cogen sus camelas para pasar el desayuno, cogen un poco de harina de yuca y azcar, luego lo menean con el caf caliente. Llenan al estmago como fuera concurso del mejor glotn. Al rato, listos para la labor minera. Todos a trabajar! Ordena el responsable de la labor, luego de concluir de alimentarse se mueven tranquilamente con direccin a la labor, portando sus herramientas de trabajo. El conductor del cargador frontal con agilidad, prende su mquina pesada. Los otros emulan lo mismo. Se inicia el rugir de motores, que rompe la pacfica y tranquila vida de los moradores de la exuberancia de la selva. Tan pronto se inicia la faena, chirran los motores rompiendo la tierra virgen, arrasando de raz los arbustos y rboles. Remueven los bancos de arena de cientos de aos. Otros cargan al volquete azul, que apura en descargar cuantas veces sea al da Y los maestros preparan la draga para capturar el oro en polvo en su mxima expresin. La minera artesanal deja atrs: desolacin y tierra inerte. Los dems trabajadores, trozadora elctrica en mano cortan rboles indiscriminadamente, su trabajo es abrir paso a las orugas y cargadores frontales. Uno tras otro caen arboles de todo tamao y grosor, las que son depuradas por las maquinarias pesadas y los arbustos junto a los troncos son quemados. Es una deforestacin sin lmite ni retorno, a nadie le importa los indefensos animales, la vegetacin, los peces ni mucho menos la contaminacin del medio ambiente. El trabajo en el lavadero de oro prosigue, los das y semanas se convierten en una monotona de nunca acabar; por el cansancio y el aburrimiento los obreros esperan impacientemente el da domingo, para descansar y dormir todo el da. Los que tienen obligaciones no cubiertas siguen trabajando sin descanso.

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El da martes l3, se inicia temprano la labor, cargan y descargan hormign las unidades mviles, los carretilleros hacen lo suyo. Toms como buen explorador catea los meandros y recoveco y medio, con el objeto de encontrar el bolsn de oro, objetivo principal de Cesar Cocler. Cuando faltaba 45 minutos para la hora de almuerzo, el gritero de Toms entrecorta la actividad cotidiana del da Oro!! Oro!! Grita el capataz rechoncho. Sin ms no ms, los peones se arremolinan al pie del cargador frontal. El volquetero detiene su maquinaria para curiosear. Tambin los carretilleros dejan de lado la tarea. Urra!! Urra!! Somos ricos Ricos hermanos!!Gritan incesantemente en coro los presentes. Arrojan al aire sus gorros y sombreros, Nico se encontraban con el torso desnudo, a quin le palmean en la espalda a manera de celebrar la buena noticia. El bolso de pepitas y charpas de oro fue descubierto en uno de los meandros de Santa fe. El hallazgo del metal precioso alucina a cualquiera, los obreros miran con ojos desorbitados. Cada uno de ellos fantasea por segundos con la riqueza del valle. Mientras tanto, desde la altura Cori Qente, presencia la extraa conducta del grupo de hombres. Apuchin, que sucede abajo? Pregunta Cori Qente, La curiosidad le fascinaba. Creo que encontraron oro en polvo en abundancia, por ese metal los hombres son capaces de matarse. Ya lo veras! Contesta Apuchin un tanto intranquilo. Ahora que pasara? Repregunta Cori Qente. Por el momento nada. Ms tarde los hombres comenzaran untar la lama juntada con azogue, el relave o los residuos lo vertern al ro sin inmutarse de nada. Estos saben bien que el azogue tiene gran cantidad de plomo, que es nocivo para la salud de los seres vivos, afecta a la sangre generando leucemia. Sin embargo a nadie le importa nada, primero es la codicia y el dinero, antes que la naturaleza. Contesta cndor Apuchin, l rey de las alturas. Entretanto en el campamento Cesar Cocler y Dorotea charlan amenamente. Jefe!, en estos meses la selva es un infierno, la temperatura llega hasta 40 grados bajo sombra, es insoportable el clima. Los de la sierra no soportan el clima, ms que seguro estos abandonen de un momento a otro el lavadero. Pronto lo ver! Jefecito, Dice Dorotea, que est encargada de la cocina. Cuando Cesar estuvo por contestar. De improviso se abre la puerta, e ingresa abruptamente Juanelo. Jefe!, Jefe! Jefecito! Oro!, oro! Hemos encontrado una cantidad de charpas de oro, Vamos a la labor! Rpido Rpido! La noticia del hallazgo le pone inquieto a la vez incrdulo al jefe. Se queda mirando fijamente a Juanelo, sin saber qu hacer. No mova ni un musculo y la cocinera hasta haba perdido la nocin de su ocupacin. Luego de unos segundos de quietud, Cesar Cocler se entusiasma mucho. Se levanta del silln en que descansaba, los pasos hacia la ventana permiten entender a Cesar Cocler lo que escuchaba, frota sus manos y dice: Por fin lo logramos! Urra!, Urra!. A zancadas se aleja de la barraca, luego de un buen trecho llega al lugar del descubrimiento, los obreros le reciben con aplausos, los ojos les brillaba

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y los comentarios a discrecin. Antes que llegue al lugar, se abalanza Tomas ante su jefe. Con los puos cerrados y los brazos abiertos, sacude una y otra vez su fuerza y dice: Kilos de oro jefe! Por fin lo logramos, Ganamos!, Ganamos! Con las manos alzadas Tomas hace unas cuantas vivas: Viva el jefe! Que viva! Contestan los presentes. Por primera vez! se lleg a extraer tanta cantidad de oro. Gracias al sacrificio de los obreros que laboraron de sol a sol. Es merecido un descanso Dice Toms. Mientras tanto el morocho Nico, agita la mano izquierda anunciando algo. Miren! Miren! Compaeros Miren! Tanto oro! Oro como cancha! Hay que celebrar! Hay que celebrar!! Celebrar hermanos. Corretea entrando y saliendo Nico. Para el morocho todo es celebrar, fomenta fiestas para dejar de trabajar. Tambin est presto a cumplir comisiones, para viajar a Puerto o a Laberinto, solo por no trabajar. Uno tras otros, contemplan con ojos desorbitados la cantidad de oro que se encontr en el recodo del ro. Bastaba coger un puo del preciado metal para sentir el magnetismo que emana cada gramo de ella. Los del grupo se preguntan, Tanto oro! Todito para uno solo? Y nosotros sacndonos la mugre todo el da, para que otros gocen. No les parece injusto? Pregunta Nico. Al mismo tiempo comenta Ral; Compaeros nos merecemos por lo menos un da de descanso, se encontr en demasa el metal que todos buscan, por eso hay razones suficientes para que el jefe disponga un da para que descansemos s o no hermanos? Al mismo tiempo pregunta Ral. Por unanimidad aclaman Si, Si! No solo es descansar, es necesario festejar, dicen una mayora de los obreros. Cesar Cocler se sorprende de la cantidad de oro que sus ojos partos contemplaba. Como es lgico el metal precioso se encontraba entreverado con arena fina, sin embargo el resplandor del oro es inconfundible. Es cuando Cesar Cocler se limita a mover la cabeza en seal de satisfaccin. Quien con una leve sonrisa les da la mano a Toms y a Ral, para luego palmearles en el hombro, procurando susurrar en el odo a Toms. Les espero en la oficina! Les dice a ambos Luego de unos minutos, el capataz y Ral se dirigen a la oficina de Cesar Cocler T qu crees que el feje nos diga? Pregunta Ral, mientras marchaban apresuradamente con direccin a la oficina. No s! Quisiera unos gramitos para solucionar el problema de mi familia. Sera justo premiar a todos en general, Dice Toms Yo solo quisiera 10 gramos para comprarme un lotecito en Puerto, tengo hijos menores que educar y mantener, vivo en un cuartito arrendado. En fin ya lo veremos, al mismo tiempo Toca la puerta, el capataz Toms. Quien les recibe sonriendo. Bien, creo que el da de hoy estamos de suerte, se ha encontrado lo suficiente para que podamos irnos, sin embargo les suplico poner en raya a los obreros, todo sacrificio tiene su recompensa. Hoy nos ha tocado a nosotros. Maana ser para otros, as es la vida, la perseverancia es el arma de los triunfadores hermanos. Propongo celebrar el da de hoy por el hallazgo, lo merecen los obreros. Preparen buena cena y encarguen algunas chelitas, es preciso challar, de lo contrario el Chinchillico se enojara. Tambin un despacho sera importante. Encrgate Toms de todo por favor.

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Al mismo tiempo el jefe de la expedicin minera les recomienda a sus hombres de confianza. Maana espero que sea mejor Toms. Y t Ral tienes que colaborar mejor. Si jefe! Contesta Ral, todo sumiso. No se preocupe, los tengo en la mira jefe, los que suelen reprochar estn bien vigilados. Ayer noms me han dicho que estn con nosotros esperando que los planes se hagan realidad. Inmediatamente Toms se dirige a la barraca, para participar a los dems obreros el invite del dueo. Hermanos!! El jefe Cesar Cocler hoy da est de buen humor, nos invita a una cena. Porque somos afortunados ja ja. Ja ja ja! Gastndose una broma les comunica que abra una fiesta y una cena a nombre del gran jefe. Todos los presentes se codean al escuchar la invitacin. Era evidente la juerga, que dura toda la noche. Mientras se acicalan los obreros. Nico Pregunta Cuantos kilos de oro se ha encontrado Ral? Fue todo un faenn muchacho!! Ya habr oportunidad para dialogar al respecto. En sta oportunidad, el jefe les manda felicitaciones por el esmero puesto en la labor. Ms bien Aprense! Hasta para que chupen Hay que rogarles? Pregunta Ral, sin que nadie se inmute No sean pendejos!! Cuidadito que se termine la fiesta antes de ser iniciado! Afirma Ral Rpidamente los obreros se constituyen a la cocina, donde encuentran una ruma de cajas de cerveza y Dorotea con gran agilidad prepara la cena de la noche. Mientras que sirvan la comida, nadie puede estar perjudicado; un par de chelas deschapa Tomas. Ordena Cesar Cocler, desde la cabecera de la mesa artesanal compuesto por dos largos maderos. Bien! Bien! Jefecito, sus rdenes sern cumplidas a pie juntillas. Contesta Ral. Mientras tanto los dems se acomodan en torno a la mesa. Por esta vez, Nico entrega a cada uno de sus compaeros un vaso descartable para que se sirvan la cerveza. Concluye en poner una jarra al medio de la mesa, diciendo el municipal sirve para que sus penas se ahoguen en sta mesa As deca mi abuelito. Jajajajajajajajaja. Pasaron horas; el jefe, el capataz y los peones confundidos comparten el banquete del ao. Luego continan brindando cerveza, perdindose en el bullicio de la msica del momento. Las parejas tomados de la mano realizan una serie de contorciones para lograr la corografa que gusta a Cesar Cocler. Entre copas y llantos se dicen de todo En fin, cada cual con lo suyo. Al rayar el alba, junto al concierto de papagayos, cada uno a su hamaca, es hora descansar. Horas despus, con sus herramientas a trabajar y cumplir la tarea. Mueven miles de metros cbicos de tierra; con el fin de alimentar a la draga hidrulica. Gigante que depura el metal precioso de la arena. Convirtiendo la selva verde en un lodazal de tierra inerte y desolacin indescriptible. Los rboles y arbustos, son arrasados por las mquinas de Csar Cocler. Los trabajadores procuran cumplir la tarea: los que tienen experiencia en la labor arman la cama de yute para atrapar el oro, los recin llegados con sus carretillas afanosamente descargan tierra, piedra y todo. Los dems tras el lama, el azogue y la amalgama.

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A la altura de las nubes, planea el ave ms velos de la tierra Qu manera de festejar, luego de destruir la naturaleza? Pregunta Cori Qente al Cndor que se desplaza pesadamente por el cielo de Laberinto. Inmediatamente Cndor Apuchin contesta. La actividad minera en la selva es destructiva, los restos de azogue que se vierten a los ros y lagunas, envenena a todo ser viviente por el alto grado de contaminacin. Y por la cadena alimenticia, todas somos contaminados por el mal uso del plomo. El ciclo de la vida y a la naturaleza no lo entienden bien, los que buscan fortuna en Laberinto. Hacen realidad sus sueos de riqueza a costa de afectar la biodiversidad de la amazonia. No crees que la vida sea primera que la codicia? Pregunta Apuchin a su ocasional amigo Cori Qente. Quien participa Sabas que miles de toneladas de sedimento que trasladan los ros todos los aos, poco a poco forman islotes?. Lodazales insalubres, con alto concentrado de azogue vertido en los lavaderos de oro de Laberinto, Huaypetue, Mucumayo, Inambari etc. Frente a esta realidad nadie hace nada No s qu pasa con los hombres! No esperemos que avance sta actividad de los hombres. El eco sistema ya est afectado por la mano del hombre. Hay que hacer algo amigo. Concluye Cori Qente Qu te parece! Si convocamos a una junta. Que todos sepan lo que ocurre en el mundo de los hombres, y en nuestro mundo, son realidades distintas, que afectan directamente a la vida de todos aquellos que moramos en la tierra. Idea Cndor Apuchin. Claro Apuchin, es el momento para poder entender a los que destruyen. Contesta Cori. Cndor Apuchin por ser el ave ms grande de la exuberancia toma una decisin unilateral. Hay un aforismo de los abuelos que dice ms vale tarde que nunca Amigo Cori Qnte, avisa a todos los hermanos que moran en la tierra, nos reuniremos un da en el saln de Coricancha. En especial invita a Tunqui l debe estar al tanto de todo, por ser el ccollana del santuario de Machi Picchu, los rboles y arbustos son parte de su vida, por haberlos sembrado por cientos de aos. Por fin llega el da anunciado. Cndor Apuchin comienza dar vueltas y vueltas desde horas de la maana, hasta el medioda. Los aletazos torpes y los graznidos agudos alertan a los halcones, cerncalos, colibres, y las dems avecillas que contemplan el vuelo afanoso del ave ms grande de la tierra. Cori Qente hace lo suyo, tan pronto vuela junto al viento, por las faldas de Machu Picchu. Con la fuerza enigmtica de la ciudad maravilla se da una vuelta por todo el santuario y los vales interandinos. De pronto de detiene en el roquedal de Tunqui. Quien lo recibe sorprendido. Qu novedades traes Cori Qente? Pregunta Tunqui. Mi buen amigo, los rboles y arbustos que sembraste en la selva alta y baja; estn siendo deforestado por los hombres de la fiebre del oro. Los ros estn siendo contaminados y la vida de nuestros hermanos pende de un hilo. No! No puede ser! Sin ellas, muestra morada se convertir en un desierto dice Tunqui. Instantes en que comienza a barajar sus plumas rojas, su creta refulgiese por entender que es parte de la solucin.

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As es! Amigo gallito de las rocas. T que vienes sembrando las semillas de las frutas y frutos de la selva, tienes que estar presente en el encuentro de Coricancha. Te esperamos amigo! No faltes! Cori Qente se despide amablemente y prosigue con la tarea de avisar a todos los moradores de las regiones. El Gallito de las Rocas o Tunqui es una de las aves ms espectaculares del mundo. Su fantstico plumaje de color rojo, negro y cresta esplendorosa distinguen al ave ms fastuoso del bosque, en poca del cortejo el tunque realiza maniobras asombrosas. Su dieta importante es la fruta. Mientras volaba Cori Qente. Piensa sobre su amigo Tunqui. Este Gallito se traga entera las semillas, luego excreta en los lugares ms remotos, a ella se deben los arboles de la selva. Por eso los lugareos le conocen como el hacedor de rboles, y en el santuario de Machu Picchu son reverenciados por los lugareos. Los tunquis construyen sus nidos en las caras verticales de las rocas, en cavernas o grietas, utilizando principalmente lodo mezclado con saliva y algunos insumos de plantas. Por eso, los hombres del imperio Inca construyeron las tumbas de sus muertos emulando la actividad constructiva del gallito de las rocas. De modo que partan volando al infinito, despus de muerto. Por su parte, juanita anoticia a los suyos con rapidez. Trota por las faldas de Ausangate, por la planicie de Chimboya, llegando hasta Phinaya. El sacrificio rinde fruto cuando se persevera por lo que se quiere. Y para ello sencillamente hay que querer estar dispuesto a cambiar. Por fin llega el da del encuentro. Pasado el medioda todos ingresan al templo del sol llenas de inquietudes e incgnitas. El complejo arqueolgico de Coricancha es el centro donde mana la energa solar. Es el lugar perfecto para la primera junta de los amigos de Cndor Apuchin, que buscan respuestas sobre la contaminacin del medio ambiente. El templo del sol, antes de la intervencin de los llegados del occidente, estaba cubierto el contorno del muro interior con placas de oro; se ingresaba descalzo y en ayunas para no contaminar a las deidades del gran imperio. Hasta el da de hoy existen las hornacinas y las puertas de doble jamba, ubicadas hacia la salida del sol, que coincide con la gran placa de oro, que resplandece cuando el sol nace de la cspide de Pachatusan. Resplandor que energiza a los habitantes de la ciudad del cusco. en la actualidad subsisten los edificios originales, destacando cuatro construcciones rectangulares, colocadas dos a dos, siguiendo un perfecto eje de simetra y que, segn los cronistas espaoles del siglo XVI, estuvieron recubiertas de placas de oro y pedrera preciosa. En el exterior hubo un jardn artificial de oro, segn las descripciones los objetos existentes eran de oro fino, as como las mazorcas de maz, el ganado e incluso los pastores que lo aguardan. Mientras llegan los dems invitados al encuentro. En el sector denominado rodadero en la parte alta Cndor Apuchin acicala sus plumas, frota constantemente su cresta roja entre sus piernas, y soba armoniosamente su cuello. Las contorciones de su cabeza de izquierda a derecha, es una constante. Las plumas blancas del cuello al no soportar la friccin en la piedra, caen al piso, las que son llevadas por el viento. Es el rito que Cndor Apuchi lo plasma todo los das, durante los meses de invierno en los alrededores del complejo arqueolgico de Sacsayhuaman.

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Concluido el culto a la vida, se encuentra listo para cumplir uno de sus retos. Toma vuelo hacia el templo del sol cruza el barrio San Cristbal, la plaza Auccaypata, y se posa en Coricancha. Cndor Apuchin abanica sus alas hacia el cielo, y con el cuello de plumas blancas gira su cabeza de atrs hacia adelante. La vena de saludo sorprende a todos. De improviso se dirige a los asistentes Amigos! Nos encontramos en el templo de Coricancha, edn de los hombres sabios.Todo el universo est obligado a reverenciar el templo del sol, por encontrarse en el ombligo del mundo. Los que estaban deambulando al escuchar a Cndor Apuchin inmediatamente se ponen firmes y ceremoniosos. Luego, inclinan su cabeza en seal de respeto. Todos se dan la bienvenida mutuamente. Prosigue participando Cndor Apuchin. Amigos; que sea testigo el gran templo del sol, de sta junta de buenas voluntades. Es necesario entender el cambio climtico, el deshielo de los nevados, el efecto invernadero y la contaminacin ambiental de nuestro habitad. Los tiempos estn cambiando rpidamente, por nuestras desinteligencias se deteriora la vida y nosotros estamos prestos para defender nuestro mundo. Cuando concluye Apuchin con su participacin los de la junta solo atinan mover sus cabezas y mirarse el uno al otro. De pronto interrumpe Cori.Qente, el ave ms pequeo del grupo, que se encontraba en la hornacina ms importante del templo Eso es cierto! Siento que el mundo est cambiando rpidamente, las lluvias, las heladas y el granizo es demasiado, hay aos secos, tambin llueve en demasa y el frio es insoportable Alguien puede decir qu est pasando? Pregunta a los asistentes. Nadie contesta. Pas unos minutos, cuando Juanita sacude con vigor su pelaje. Con pasos firmes avanza al medio de la junta y dice: Hermanos a m me consta que el tiempo ha cambiado demasiado, por ejemplo; los manantiales de agua dulce vienen secndose, y lo poco que queda, rio abajo son contaminados por la accin del hombre. Vieran como los nevados de Ausangate, Chicon, phinaya, Huascaran, etc. se deshielan por el calor excesivo de la tierra. Ms adelante que todava pasar! Para explicarnos este fenmeno nos estamos reunindonos. Haber si hacemos algo! Con insistencia retoma su participacin Cori Qente. Hermanos el da de hoy tenemos que nombrar a nuestro representante. Personalmente propongo que Cndor Apuchin se encargue de indagar lo que ocurre ms all de nuestro alcance. Hermano Apuchin, t eres fuerte, inteligente, hbil y puedes volar hasta los confines del mundo sin problema. Nuestros Apus te protegern en el lugar donde ests y con la energa del Coricancha lo cumplirs con bastante acierto. En consecuencia propongo que nos representes en el periplo a iniciar. Eres el escogido. Desde ya, suerte amigo!! Termina proponiendo a su amigo Cori Qente. Desde el dintel del templo, abruptamente aparece gallito de las rocas, agitando su ala negra, quejoso y cansado de tanto buscar a su amo. Se dirige inmediatamente a los de la junta. Amigos, he escuchado pacientemente sus propuestas. Felicito a cada uno de ustedes por preocuparse de la naturaleza, del agua de los rboles de nuestra vida nuestro habitad nuestra casa, en fin todo lo que nos da la vida. Ustedes saben bien,

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que las aguas que bebemos diariamente se encuentran totalmente contaminadas con metales pesados que hace dao a la salud de todo ser que vive en la hermosa e inigualable paraso. Por ejemplo las aguas servidas de las ciudades por falta de oxgeno se descomponen y emanan olores que afecta al habitad que vivimos. Metano que deteriora la salud de todos aquellos que se encuentran en contacto. As mismo, los productos qumicos, los pesticidas, como los detergentes que usan diariamente los hombres deterioran la calidad del agua. Ni que decir el derrame del petrleo, las sustancias radiactivas procedentes de los residuos producidos por la minera de los lavaderos de oro y el refinado del uranio, las centrales nucleares; han terminado de infectar el agua. Prosigue Gallito de las rocas o Tunki con su participacin: Amigo Apuchin, t eres capaz de atravesar la cordillera de los andes sin problema alguno, tambin cruzar el mar como siempre lo haces. Acepta nuestra propuesta. Juanita y Cori, tienen toda la razn. T puedes hacer con esmero todo lo encomendado. Nosotros te confiamos sta atarea delicada! Termina con su participacin Tunki. Desde un extremo Cori Qente grita S! S!, est bien!, los dems siguen la secuencia iniciada por Cori Qente Bravo, Bravo! Vamos Apuchin!, estamos contigo buen amigo T puedes! T eres el mejor! Por fin Cndor Apuchin tuvo que participar antes de aceptar el cargo. No poda defraudar las propuestas hechas a su favor. Amigos: les agradezco sinceramente por la confianza que me tienen. Sin embargo existen limitaciones para cumplir ste delicado caso. No tengo tantas bondades, como ustedes dicen. Las debilidades que poseo no permitiran cumplir satisfactoriamente la misin. En consecuencia otro hermano podr cumplir mejor la tarea. Frente al rechazo sutil de Cndor Apuchin, una mayora agazapan sus cabezas, entendiendo que la propuesta fue hecha en vano. Luego de una pausa; Cndor Apuchin, mira fijamente a Cori Qente. Y pregunta. Quin es el ms veloz de los nuestros? Pueden decir quin es el ms pequeo?, Y el que presume ser el ms perspicaz? Sucesivamente interroga a los presentes con el fin de hacer entender que otros poseen mejores atributos que l, y est dispuesto a renunciar todo los privilegios a favor del que rene mayores atributos. En eso! Dando aletazos se pronuncia Tunqui. Hasta el da de hoy conozco al nico hermano veloz como el rayo a Cori Qente. Los dems mueven la cabeza en seal de conformidad, sin embargo prosigue con su alarde Tunqui. Es como hubiera encontrado la solucin con respecto al problema. Despus de una pausa. Los presentes al unsono se pronuncian: Cori Qente! Es el ms pequeo y veloz, su versatilidad es inigualable. Si est bien! La propuesta es muy buena Suerte amigo! Corean en grupo los que se encuentran cerca del dintel principal. Entretanto Cndor Apuchin retoma con su participacin, pretendiendo convencer a los oyentes Pues!! Hermanos, Cori Qente es el designado por todos ustedes. Yo tambin propongo sin egosmo alguno a Cori Qente para que nos represente en el poniente desconocido. Tiene todas las bondades necesarias para cumplir lo encomendado. Anda! y ve lo que ocurre en el mundo de los hombres. Concluye eufrico Apuchin, luego abanica sus alas. Entretanto, Tunki todo un hacedor de rboles anima a su amigo Cori Q ente para que acepte el nombramiento. Al mismo tiempo dice:

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Hermano Cori Qente, las siete vidas que dicen que posees, pon al servicio de la vida Ahora o nuca! Esta es la oportunidad! Ms bien antes que partas, bebe todo el nctar del Sullusullu, del Inka Llaulli, tambin del uschu y del Paray Tika te darn la energa telrica que necesitas. Bellas flores del valle sagrado que embriagan con su aroma veraniega a todo ser que vive en sta tierra. Y cumple con esmero lo encomendado. T ests honrado por el hacedor! Contina Tunki alentando, de cuando en cuando le picotea a Cori Qente para que acepte el cargo. Mira! Cori, cada episodio de tu vida ser ofrendada a favor de la biodiversidad, la naturaleza y la vida. Los papagayos, los peces, el oso de anteojos, yo, l y todos nosotros llevaremos en el alma tu nombre. Con Mayor razn los hombres harn suyo tu altruismo y te reconocern en la eternidad t bondad y sacrificio. Por el magnetismo y la magia de los Apus tutelares de Huanacaure, Sacsayhuaman y Pachatusan, cambiar de color tus plumas en cada ocasin que resurjas. T sabes que los antepasados han dejado ste mensaje, por primera vez se divulga el secreto guardado celosamente de generacin en generacin. Es el momento que hagas realidad el prodigio que posees en defensa de la naturaleza. Por fin Tunki termina con su participacin. Con voz entrecortada la vicua Juanita seala: la cordillera blanca que conocemos viene deshelndose con rapidez. Convirtindose en una cadena de cerros negros y los nevados de Ausangate, Chicon, Salccantay, Allinccapac, Phinaya, Huascaran etc. siguen el mismo camino. Es decir perdiendo gran cantidad de agua por el calor excesivo de horas de la maana. Continua participando Juanita; como para no creer, apenas los hombres dicen cuida el agua no dejes que se acabe eso no basta. Como sabemos, los nevados es la reserva de agua dulce para la humanidad, si no hacemos nada, pronto se acabar el recurso hdrico y no sabremos qu hacer. Recin el grito de auxilio llegar al cielo. Es necesario tomar medidas atinadas en conjunto. Todo en favor de la vida!. Amigo Cori!, hay que indagar lo que vienen haciendo los hombres ms all de nuestro alcance. El avance de la ciencia, las explosiones nucleares, el metano generado por todos nosotros son causantes para que la tierra est enferma. Cunto quisiera acompaarte!; pero es imposible. T versatilidad es fortaleza que nadie posee, ms las vidas que dicen que tienes Estoy segura que hars realidad nuestras preocupaciones. Alas y buen viento!, hermano. Sentencia la respingada.

EL ENCOMENDADO En Santa fe, contina la secuencia diaria del lavadero de oro, cada uno con sus obligaciones. Toms junto a sus aclitos batean con esmero; cogen cierta cantidad de lama con un poco de agua hacen girar la batea junto al material en forma circular hasta lograr separar el oro en polvo, tratando de

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discurrir el agua junto a la arenilla. A sta actividad se denomina batear, es la forma artesanal de juntar el oro en polvo. La batea tiene una forma de un plato plano circular hecha de madera especial, con una depresin en el medio, de 30 centmetros de radio aproximadamente. Es el utensilio ms importante de todo lavadero, sin ella no se puede clasificar o separar el oro de la lama. Toms el capataz del lavadero luego de charlar amenamente con Cesar Cocler. Abruptamente llama a la encargada de la cocina. Doro! Hoy Doro! Si patroncito! Contesta la cocinera. Seora Dorotea; maana bien temprano quiero el desayuno, para estos Vagos de mircoles! El jefe tiene toda la razn, la labor no est andando bien y yo tengo la culpa. Ya veremos que pasar de hoy en adelante! Comenta enrgicamente el capataz. El trabajo en el lavadero se convirti en una pesadilla, se tena que laborar ms horas de lo debido, muchos renuncian a la labor. Se van sin destino con la ropa en el cuerpo, muchos llegan y otros se van. Antes de parar en la palizada. Por el trato cruel e humillante de Tomas, los obreros del campamento preocupados no saben qu hacer ni a quien quejarse. La jornada de trabajo se increment, la alimentacin es escasa, las relaciones interpersonales se han deteriorado en demasa. En fin, seguir trabajando en Santa Fe es toda una odisea. En horas de descanso, Ral pregunta Qu tal tiramos carta? No s qu nos est pasando estas ltimas semanas. Juanelo haber lee tus cartas!. Est bien; pero t cortas primero. Invita Juanelo a Ral para que inicie la sesin de los naipes. Claro que lo ar! Contesta Ral. Con bastante destreza, una y otra vez baraja Juanelo los naipes, sus dedos se mueven como del pianista que pretende lograr una meloda y extiende sobre la manta las cartas uno a uno, formando una mesada larga. Previamente Juanelo pide permiso a los Apus de la montaa, e inicia con la lectura de los naipes. Las cartas nos dirn lo que pasa en el trabajo. Comenta el ocultista Hay est! Ven? Ya lo saba! Alguien ha robado mucho azogue del almacn y para recuperar nos hacen trabajar al doble. As es! Miren, Miren! Qu tal raza!. Mientras los acompaantes de Juanelo se miran entre s. Sin ms no ms prosigue Juanelo con la ceremonia; coge otra carta, al verlo frunce su ceo No! No es posible! Murmura Juanelo un tanto preocupado, casi no lo advierten los que estn al fondo. Una vez ms saca una carta. En eso, se lleva las manos a su frente luego a su cuello, estaba sudando, no poda expresar lo que vea y senta. De improviso coge los naipes y sin decir nada, levanta la manta tendida y se aleja disimulando que tena dolor de cabeza, Juanelo todo cabizbajo se acomoda en una esquina de la barraca, para pasar la noche. Qu pas? Se preguntan los compaeros de Juanelo No s!contesta Nico. Seguro algo ha visto y no quiere decirnos Debe ser malo! Comenta Nico mirando los ojos de Ral. Alguna vez acert mis problemas este Juanelo. Dice Ral. Los dems solo atinan mover la cabeza en seal de conformidad, cada cual se dirigen a sus hamacas. Cuando los compaeros de Ral se disponan pernoctar, con energa comenta Ral. Estos suean oro!, Comen oro! Pagan en oro! Matan por oro! Lo que falta es que pidan que las excretas se conviertan en oro! Solo as!, son felices de lo que hacen. Sin embargo ni se inmutan de lo que ocurre. Solo las cartas de Juanelo saben lo que pasar ms adelante...

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Prosigue Ral compartiendo su sentir con sus compaeros, visiblemente disgustado de lo que ocurre en la barraca. Ustedes saben a qu costo se extrae el oro, estamos depredando la naturaleza sin darnos cuenta. Qu tristeza! No s qu pasar en adelante! Luego de algunos minutos, Juanelo retorna al grupo, con la cara desencajada y algo sudoroso. Ral sorprendido de la actitud de Juanelo, pregunta Qu pas Juanelo? o Que tienes!, Te encuentras bien? Reanimado Juanelo contesta. Bien amigos; solo para ustedes. Las cartas dicen que pronto pasara algo grave en Santa fe, la penumbra envolver la barraca, correr sangre y muerte. No s cmo y cundo, Solo queda rezar hermanos! No ser la fiebre del oro? Pregunta Nico, que se encuentra pensativo, tirando piedritas al pozo de agua. Puede ser no! Contesta Juanelo. Si brillan los ojos y estn plidos, segursimo es la fiebre del oro. Dice Juanelo La muerte estara cerca de la barraca? pregunta Ral Responde Juanelo. Por ejemplo en Muccumayo, Laberinto, Loromayo, Huaype, la rinconada etc. la fiebre del oro est en su auge. Por la codicia se matan, se empujan al ro. Si supieran, a la persona que ms deben por su trabajo, le dan la vuelta para pagar a la tierra, lo entierran en la puerta del socavn para que la mina sea prspera. Aqu no hay ley, la ley es del ms fuerte. Dios nos salve! Termina Ral. Eso no es nada. Dice Nicols Luque. En Vrae los hombres que llegan a menudo, se matan por la pasta, que se produce por kilos. Pobre de los soplones. Lo exterminan uno a uno en presencia de todos, para que escarmienten los delatores. Por el PBC llegan de otros continentes extraos con miles de dlares las que son invertidos en la compra de los insumos qumicos y la hoja de coca que son adquiridos de los pobladores de la exuberancia, quienes deforestan cientos de hectreas para sembrar. Y los cidos servidos son vertidos a los ros y lagunas. Es el eslabn donde se inicia la contaminacin del medio ambiente.

En el encuentro las cosas se entramparon por la propuesta de Tunqui. Luego de la participacin de los asistentes, Cndor Apuchin rompa el silencio: Hermanos estn en lo cierto, definitivamente soy lento para cumplir tamaa tarea, mis movimientos son torpes que fcilmente puede delatar mi presencia. Tienen que comprender que se necesita ciertas cualidades para cumplir el periplo en beneficio de la vida. Por eso, me ratifico en proponer a Cori Qente. Por ser el amigo que tiene todas las cualidades necesarias para darse la vuelta por el orbe. Es cuando nuevamente interviene gallito de las rocas, el hacer de rboles. Baraja sus plumas rojas en armona de la cresta pronunciada con que cuenta. Moviendo su cabeza roja prpura y propone. Sigo pensando que el hermano Cori Qente es el llamado para cumplir sta misin. No hay otro igual que l. Finalmente Tunqui tuvo que dirigirse a Cori Qente. Hermano Cori acepta sta misin, todos te conocemos y confiamos, s que lo cumplirs con bastante entereza la misin, acepta el cargo y vivirs en el pensamiento de cada uno de nosotros.

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Apenas concluyo Tunqui con su participacin, cuando se escucha Cori! Cori! Cori! Cori Qente es el elegido! La mayora lo exclaman al ave fulgurante. Cori Qente no tena otra alternativa que aceptar la propuesta. Emocionado toma vuelo hacia la parte alta del husmo del templo del sol, dominando el panorama se dirige a los presentes Amigos!! Ha llegado la oportunidad para cumplir la misin ms delicada de la historia, estoy seguro poder hacerlo. Las habilidades que me endilgan ustedes inmerecidamente, las pondr al servicio de la vida. Creo que falta hacer mucho. Solo unidos podemos reducir el efecto invernadero y otros males del medio ambiente. Sin embargo, nosotros no hacemos nada, al contrario los hombres prosiguen con sus malos hbitos envenenando a la naturaleza en favor de sus comodidades. Prosigue Cori Qente con su participacin, la emocin le embarga demasiado hasta los pasajes de sus ancdotas comparte con los asistentes con bastante alegra. Gracias a cada uno de ustedes, por la confianza que depositaron; ser un honor representarlos en el lugar donde sea necesario. Tengo todas las ganas de hacer algo por la vida; pero necesito de ustedes para cumplir con acierto la misin encomendada. La unidad de todos har posible que seamos fuertes, frente las adversidades de la vida. Uno no somos nada, barios somos algo, todos seremos invencibles. Prosigue con su participacin Cori Qente Gracias! por escucharme, me faltan palabras para agradecerlos. Creo que sta es nuestra oportunidad para hacer mucho por la tierra seamos perseverantes en lo que queremos. Cori Qente hace una venia, bate sus alas y se suspende en el aire por unos segundos, mira a su alrededor y se aleja a la velocidad de un rayo. Desapareciendo en segn dos del templo del sol. Apenas los visitantes lo advierten. Se haba cumplido los deseos de todos los seres de la tierra. Se logr elegir al mejor representante para que indague lo que ocurre con la naturaleza, que viene afectando directamente a la vida. Con el nombramiento de Cori Qente, la mayora de los asistentes se encuentran satisfechos. En eso Tunqui afanosamente sobrevuela por todo el cusco, los dems aves siguen a Tunqui con graznidos como fuera un concierto impartido en el cielo de la ciudad Inca. A la vez Juanita se pone a retozar en la planicie de Coricancha, acompaado por los dems. En el templo del sol todo se puede hacer, hasta lo imposible; por la energa telrica que emana cada piedra del templo del sol. A la vez, Cori Qente con la vitalidad del ave elegida planea por los cielos de Sacsayhuaman, Qenko, Pucapucara, limitndose a contemplar la ciudad maravillosa del cusco. Mientras tanto un sin nmero de ideas martillan la cabeza de Cori Qente. Tengo que cumplir sta misin con bastante esmero o ser el hazmerrer de todos. No!! No!! No puede ser Ya vern!! Demostrare lo bueno que soy, quiero sentir las vidas que dicen que tengo. Se interroga y contesta sucesivamente. Antes de todo, Cori Qente procura degustar el nctar de los Ccantus, Gladiolos, Capules, Azucenas, uqchus, Paray tika Orqudeas, y cuantas flores que vegetan en el valle sagrado. Es necesario alimentarse a satisfaccin para poder cruzar los valles y montaas. La travesa de Cori Qente se inicia. Previamente se aproxima al Apu Huanacauri, para solicitar anuencia y cumplir satisfactoriamente lo encomendado. Instante en que percibe que los dioses del mundo andino le facultan comenzar lo delegado. Alzando vuelo cual ave fnix llena de

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esperanzas e incgnitas, parte al horizonte que denota esperanza. Al mismo tiempo piensa; la perseverancia siempre lo hace fcil lo imposible. Solo requiero buena dosis de esmero e imaginacin. Cori Qente encimando las nubes, aprecia los nevados de la cordillera de los andes, el can del Apurimac el lago Titicaca y la exuberante selva; que conforman la pincelada del hacedor. Con bastante esmero aprecia el nacimiento de la neblina de Cosipata, que cubre los picos de los valles interandinos, confirmando lo maravilloso que es la tierra. Con sorpresa aprecia, el nudo de Vilcanota y el glaciar de Phinaya que se vienen derritindose dejando manto negro. La cadena de Salccantay que apenas mantiene copos de nieve en sus cumbres. Ausangate, Chicon, Huascaran etc. Tambin son parte de la desglaciacin. Los nevados se retiran a vista y paciencia de los lugareos. Verdad que acongoja a Cori Qente. Cuando recuerda el comentario de Juanita. Efectivamente las aguas se vienen retirndose cuesta abajo. Los nevados de antao hoy solo son cerros negros. Qu lstima! Piensa el encomendado. Mientras que la noche encima el cielo de la serrana, el crepsculo del atardecer anuncia que el dios sol nace en el otro hemisferio. Luego de haber pernoctado en los tres cruces de Paucartambo, Cori Qente de madrugada contempla la salida del sol. Del infinito nacen los primeros rayos que pinta el azul inmortal, al rato el matizado de colores pareciera el mejor fresco del creador. Ms an, cuando las nubes acarician el amanecer divino. La refraccin de la luz, permite apreciar una alfombra de ensueos a expensas de los del olimpo. Cori Qente aprecia por primera vez en su