Uhle, Stubel - Las Ruinas de Tiahuanaco

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LAS RUINAS DE TIAHUANACO ALPHONS STÜBEL Y MAX UHLE

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Una mirada al mapa enseña a conocer en gene-ral la posición topográfica de Tiahuanaco, su distan-cia a la costa, su altura sobre el nivel del mar, lascordilleras y macizos que dividen y coronan el alti-plano, así como la relación que guarda el suelo deesta curiosa zona arqueológica con la cercana orilladel lago Titicaca. Sin embargo, se necesita tambiénuna descripción literaria viva a fin de presentar estatopografía a quienes no han podido conocer a tra-vés de sus propias experiencias y observaciones esteterritorio y sus características climáticas. El cuadrobosquejado por el señor Inwards en su descripciónde las ruinas, llena este cometido admirablemente.El pasaje correspondiente reza en traducción tex-tual: -El viajero de nuestros días que desembarca enla costa norte, se encuentra al principio en un dila-tado desierto de arena que se extiende más de milmillas inglesas hacia el sud, con el Océano Pacífico

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de un lado y los Andes del otro. A tramos de unascien millas corren por la arena pequeños ríos du-rante unos pocos meses del año, y en las orillas deestos cursos se observan zonas de poca extensiónde tierras muy fértiles, pues sólo se necesita aguapara transformar el desierto en un jardín. Las lluviasse esperan en vano en esta costa tan hostil para lavida animal y vegetal, con excepción de las franjasque bordean los precarios ríos. Se puede compren-der la decepción y la consternación de las huestes dePizarro al desembarcar en ese desierto, antes de pe-netrar en el interior más feraz. El viajero atraviesapues esta planicie de extenuantes arenales despuésde recorrer unas diez a cien millas inglesas, segúnsea el punto de partida, para llegar al pie de la cordi-llera, y siempre que no le haya tocado experimentarun torbellino de aire caliente o un terremoto. Allíencuentra de golpe un paisaje diferente. A cadavuelta del camino que se interna serpenteando en laprecordillera, se le ofrece a su alrededor la manifes-tación de una creciente fecundidad: en primer lugarel trébol y el maíz, luego la caña de azúcar y las pal-meras, hasta que por fin llega a una región bien irri-gada si bien de escasas precipitaciones, donde sedan los productos más exuberantes y hermosos de

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la tierra, Sigue ascendiendo por los pasos de lamontaña. Tal vez deba usar un delgado cabo quehace las veces de puente sobre una corriente turbu-lenta cuyo cauce está a centenares de metros másabajo, como el Apurimac, -el gran depósito-, y así vaganando altura hasta los portales peñascosos de lascadenas exteriores de los Andes, donde le aguardaun nuevo panorama. En primer lugar, aparecen lasplanicies de sal y los ríos sulfurosos, luego vastasextensiones de pasto ralo, en las cuales habría sufi-ciente espacio para todos los rebaños del mundo ydonde los ejércitos del Inca marchaban por carrete-ras militares de gran perfección a dominar los vallesde los alrededores. Continúa el ascenso hasta unaplanicie situada a 4.000 metros sobre el nivel delmar y la costa, pasando por Cuzco, la antigua capitaldel Perú, que tiene dos millas inglesas de diámetro yestá ubicada como un trono en un lugar desde elcual se domina toda la región. Por último, en suininterrumpida ascensión se le ofrecerá un cuadroque por cierto debe haber dado su cuño a la religiónoriginal de los moradores de estas tierras. Infinita,hasta donde alcanza la vista, se extiende a la derechae izquierda, como un segundo océano, un lago azuly desde la otra orilla se reflejan en sus aguas las ele-

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vadas crestas de la cadena interior de los Andes,restándole importancia a todos los picos de menoraltura y que tantos esfuerzos costaron al viajero es-calar.

"En las embarcaciones de junco de los indios, elviajero alcanza en pocos días el extremo meridionaldel lago, donde éste se transforma en un manso ríode tranquilo curso que va a desembocar en otro la-go sin desagüe. Ambos lagos forman en este sentidoun paralelo respecto al Mar Muerto y el lago de Ge-nezareth con la única diferencia notable que los oc-cidentales son los situados a mayor altura respectoal nivel del mar, mientras que los de Oriente son lasdepresiones mis bajas del mundo. Es como si lanaturaleza hubiera querido equilibrar sus diferen-cias.

"Sólo unas pocas millas más y el viajero alcanza-ría las terminaciones de algunas miríadas de brazosen que se abre el majestuoso Amazonas hacia losAndes. En grandes saltos que forman cataratas y delos cuales cada uno tiene una vegetación y un climaque los caracteriza, lo llevarían pronto valle abajohacia las grandes selvas que se extienden oscuraspor miles de millas de tierras vírgenes hasta elOcéano Atlántico. -Bajo la conducción de Inwards,

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el lector parte de la costa occidental en tren rápido ydespués de escalar el frío altiplano llega a las cálidastierras bajas. Se encuentra aquí en medio del gran-dioso paisaje de montaña que le ha descripto, Ellector sólo se equivocaría si supusiera que Tiahua-naco, en virtud del paisaje que lo rodea, posee unasituación de privilegio. El alto valle de Tiahuanaco,precisamente en la región en que se levantaron susmemorables construcciones carece de toda la belle-za panorámica de la dilatada vista del lago de unazul intenso, rodeado de montañas coronadas denieve. La vegetación tampoco frece nada capaz deseducir al ojo. El suelo llano del amplio valle seasienta en la región de las estepas herbáceas, des-provistas de árboles y en el límite extremo del relie-ve, que permite el cultivo del suelo, a casi 4.000 mts.de altura.

Según la medición de Pentland, 1,t cuenca dellago Titicaca posee una longitud de unos 183 kiló-metros, casi tres veces la longitud del lago Constan-za. Esta rodeado de montañas y de éstas bajan haciasus orillas valles largos y cortos, pero ninguno deellos es atravesado por un río de caudal constante,rico y turbulento. Es en su extremo noroccidentaldonde el lago recibe las aguas de sus afluentes mis

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importantes; los valles de pobres recursos hídricosdesembocan en él por el lado sudeste. Ello se debea que de ese lado no hay cadenas montañosas altas yel suelo sediento del valle, de poca inclinación, ab-sorbe la mayor parte de las aguas llovidas, antes deque lleguen al lago.

Tiahuanaco se encuentra en este valle poco ce-rrado en su parte posterior, que tampoco desembo-ca en la gran cuenca del lago Titicaca, sino en unapequeña cuenca, rica en islas y bahías, que comunicacon aquél sólo a través de un estrecho acanalado.

La distancia del lugar al borde meridional del la-go es de unos 20 a 25 kilómetros y su altura sobre elnivel del mismo de 43 mt.

Desde el punto de vista geológico el valle poseeuna característica que se hace claramente notable ensu configuración exterior. Las cadenas de montañasque limitan el valle en sus lados norte y sud, perte-necen a formaciones diferentes. Las elevaciones quesemejan fortalezas situadas al norte de Tiahuanaco,están formadas por arenisca roja, cuya antigüedadno ha sido determinada aún definitivamente, peroque al parecer puede atribuirse a la formación de-voniana. Además, en esta cadena el material no apa-rece descubierto sino tapado por arena y capas de

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guijarros que originan una redondez jibosa de lascrestas y hacen que la pendiente de la montaña sepierda paulatinamente en el fondo del valle. La altu-ra de esta pendiente fortificada alcanza término me-dio unos 300 metros. El límite del valle por el ladosud muestra una formación esencialmente distinta.Representa una cadena montañosa muy dividida,cuyas cumbres dentadas se elevan al doble de alturapor encima del nivel del valle (600 a 800 metros).Antiguas rocas cristalinas entre las cuales parecentener mayor difusión los pórfidos de cuarzo, cons-tituyen el basamento de esta montaña.

La anchura del fondo del valle entre las dos ca-denas montañosas que conservan la dirección es-te-oeste podría alcanzar aproximadamente a quincekilómetros. El suelo se compone principalmente deestratos de barro, arena y cantos rodados, cuyascondiciones de estratificación indican como seguroorigen los aluviones y los depósitos bajo el agua ysugieren la posibilidad que en tiempos remotos unbrazo del lago Titicaca, en el que se formaron estosdepósitos, se internara profundamente en el valle.

Las colinas aplanadas en forma de meseta con-firman que este antiguo fondo lacustre aluvional noera perfectamente llano, sino que aquí y allá pre-

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sentaba elevaciones después que las aguas se retira-ron, entre ellas las más llamativas como el-CerroArtificial-, la montaña tan famosa cerca de Acapanay el collado sobre el cual fue erigida la actual aldeade Tiahuanaco.

Sobre este terreno cedido voluntariamente porel lago Titicaca se levantaron las construcciones deMahuanaco y no lejos de ellas serpentea en ondula-dos meandros un arroyo, llamado río Tiahuanaco.En algunos lugares las aguas fueron excavando unprofundo lecho de varios metros en el suelo desmo-ronadizo, poco resistente. Numerosos surcos deagua que sólo alimentan al arroyo desde la montañacuando llueve torrencialmente, desembocan en susdos orillas, pero especialmente en el lado sud dellecho.

Diseminadas por el valle hay un gran número degranjas indias, rodeadas de campos y prados, deli-mitadas en forma irregular. Asimismo, por las lade-ras de la pendiente del valle hasta los pies delobservador, se extienden algunos campos aislados.En aquellas alturas, donde son frecuentes las hela-das nocturnas, los campos se trabajan de preferen-cia sobre las pendientes verticales, pues se sabe porexperiencia que allí las heladas son menos perjudi-

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ciales para los sembrados que en el llano. El climade Tiahuanaco no permite una variedad muy grandeen la producción de vegetales. Las patatas amargasque antes de su preparación son expuestas a la hela-da para hacerlas comestibles, luego llamadas chuño,la quinoa (mijo), las habas, unas pocas patatas bue-nas y algo de avena son los únicos productos que seconsigue obtener del suelo, del alto valle. La avenase suele sembrar en agosto y se la siega en junio, alcabo de diez meses, pero aún entonces no está ma-dura y sólo puede emplearse como forraje.

El maíz prospera en la orilla del lago Titicaca,aquí y allá en lugares de especial preferencia, perotambién requiere once meses para que maduren suspequeñas mazorcas, casi esféricas.

Estos pocos datos agrícolas dan una escala bas-tante amplia de las condiciones climáticas de la re-gión, bajo las cuales crearon sus obras losfundadores de Tiahuanaco y sobre la alimentaciónque les procura el suelo patrio.

Abarcar con claridad las condiciones topográfi-cas del alto valle de Tiahuanaco es de especial inte-rés para los arqueólogos, porque se ha supuesto enmuchas ocasiones que el cambio de nivel del lago,para el cual se dan todos los vestigios desde el

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punto de vista geológico, debe haberse producidoen la era histórica. Sin embargo, no se ofrecen a losgeólogos suficientes puntos de partida para la defi-nitiva solución de esta cuestión. El geólogo, habi-tuado a calcular en grandes cifras, considera másprobable que en la época de la erección de los edifi-cios de Tiahuanaco, la distancia al lago haya sidoaproximadamente igual a la actual, que el lago hayabañado en aquel entonces el lugar de emplaza-miento de las obras. Pues si pocos siglos hubiesenbastado para provocar tan significativo receso en elnivel de las aguas (35 0 40 metros), entonces tam-poco sería muy remota la época en que el lugar delas obras estaba bajo el agua, en el supuesto que elretroceso haya sido regular en el período dado.

Sólo los datos históricos confiables serían capa-ces de dar completa seguridad al respecto. Ellosprodigarían al mismo tiempo al geólogo la rara gra-cia de corroborar con números un hecho emanadode sus observaciones.

A continuación, se reúnen sumariamente lospocos datos que se pueden evaluar para la clarifica-ción de este problema importante para la arqueolo-gía, de mayor significación tal vez para la geología.

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De acuerdo con la Relación de la Provincia delos Pacajes, Tiahuanaco se encontraba en 1586 auna legua del lago. En la actualidad, la distancia esconsiderablemente mayor, pero quizá lo fuera en-tonces, de lucido que habría que admitir una esti-mación general y menos precisa de la distancia. Estedato parece corroborarse también de otra manera.

La aldea de Huaqui existía ya hacia unos cienaños, cuando se confeccionó el informe precitado,pues según la leyenda le habría dado su nombreTupac Inca Yupanqui. Tal vez sea más antigua aún,Presumiblemente, esa leyenda sólo se inventó con elpropósito de sustentar la incorrecta derivación delnombre del idioma quechua. En el siglo XVI, Hua-qui se encontraba a una distancia del lago de un dearco. Ahora bien, si se pudiera comprobar que laaldea ubicada hoy en día pocos metros sobre el ac-tual nivel se encuentra aún en su antiguo emplaza-miento, quedaría probado que el lago Titicaca quizátuviera el mismo nivel actual, mucho antes de la lle-gada de los españoles.

Otra prueba parecida la suministra tal vez, unantiguo fuerte aymará en el valle del río Escoma v lalocalidad eponima, que según el mapa de Pentlandse encuentra a unos ocho metros sobre el nivel del

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lago. El fuerte parece prolongarse hasta el fondo delvalle plano aluvional. Si la exploración del lugarconfirma estas relaciones, se comprobaría el hechoque en tiempos muy anteriores al siglo XV, el niveldel lago debe haber sido igual al presente.

No quiero dejar de hacer mención de otro mo-mento. En la dirección de Tiahuanaco hacia el sehallan dispersos bloques de piedra aislados sin la-brar Je considerable tamaño. Sin duda, datan de laépoca en que los monolitos se transportaban hastalos lugares de construcción, pero estos no llegaron asu destino, pues las evidencias indican que duranteel transporte fueron abandonados en el camino. Laexistencia de esas piedras rotura pues la suposiciónde un nivel considerablemente más alto del lago.