Uga La Tortuga

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Uga la tortugaCuento infantil sobre la perseverancia y el esfuerzo

Caramba, todo me sale mal! se lamenta constantemente Uga, la tortuga. Y es que no es para menos: siempre llega tarde, es la ltima en acabar sus tareas, casi nunca consigue premios a la rapidez y, para colmo es unadormilona.Esto tiene que cambiar! se propuso un buen da, harta de que sus compaeros del bosque le recriminaran por su pocoesfuerzoal realizar sus tareas.Y es que haba optado por no intentar siquiera realizaractividadestan sencillas como amontonar hojitas secas cadas de los rboles enotoo, o quitar piedrecitas de camino hacia la charca donde chapoteaban los calurosos das deverano.-Para qu preocuparme en hacer un trabajo que luego acaban haciendo mis compaeros? Mejor es dedicarme ajugary a descansar.- No es una gran idea, dijo una hormiguita. Lo que verdaderamente cuenta no es hacer el trabajo en un tiempo rcord; lo importante es acabarlo realizndolo lo mejor que sabes, puessiempre te quedar la recompensa de haberlo conseguido.No todos los trabajos necesitan de obreros rpidos.Hay labores que requieren tiempo y esfuerzo. Si no lo intentas nunca sabrs lo que eres capaz de hacer, y siempre te quedars con la duda de si lo hubieras logrados alguna vez.Por ello, es mejor intentarlo y no conseguirlo que no probar y vivir con la duda. La constancia y laperseveranciason buenas aliadas para conseguir lo que nos proponemos; por ello yo te aconsejo que lo intentes. Hasta te puede sorprender de lo que eres capaz.- Caramba, hormiguita, me has tocado las fibras! Esto es lo que yo necesitaba: alguien que me ayudara a comprender elvalordelesfuerzo; te prometo que lo intentar.Pasaron unos das y Uga, la tortuga, se esforzaba en sus quehaceres.Se sentafelizconsigo misma pues cada da consegua lo poquito que se propona porque era consciente de que haba hecho todo lo posible por lograrlo.- He encontrado mi felicidad: lo que importa no es marcarse grandes e imposibles metas, sinoacabar todas las pequeas tareas que contribuyen a lograr grandes fines.FIN

Las moscas

En un frondoso bosque, de un panal se derram una rica y deliciosa miel, y las moscas acudieron rpidamente y ansiosas a devorarla. Y la miel era tan dulce y exquisita que las moscas no podan dejar de comerlas.Lo que no se dieron cuenta las moscas es que sus patas se fueron prendiendo en la miel y que ya no podan alzar el vuelo de nuevo.A punto de ahogarse en su exquisito tesoro, las moscas exclamaron:- Nos morimos, desgraciadas nosotras, por quererlo tomar todo en un instante de placer!Poema para nios: Las moscasA un panal de rica mieldos mil moscas acudieron,que por golosas murieron,presas de patas en l.Otra dentro de un pastelenterr su golosina.As, si bien se examina,los humanos corazonesperecen en las prisionesdel vicio que los domina.

El nio y los clavosUn cuento para ayudar a controlar el mal genio de los nios

Haba un nio que tena muy, pero que muy mal carcter. Un da, su padre le dio una bolsa con clavos y le dijo que cada vez que perdiera la calma, que l clavase un clavo en la cerca de detrs de la casa.El primer da, el nio clav 37 clavos en la cerca. Al da siguiente, menos, y as con los das posteriores. l nio se iba dando cuenta que era ms fcil controlar su genio y su mal carcter, que clavar los clavos en la cerca.Finalmente lleg el da en que el nio no perdi la calma ni una sola vez y se lo dijo a su padre que no tena que clavar ni un clavo en la cerca. l haba conseguido, por fin, controlar su mal temperamento.Su padre, muy contento y satisfecho, sugiri entonces a su hijo que por cada da que controlase su carcter, que sacase un clavo de la cerca.Los das se pasaron y el nio pudo finalmente decir a su padre que ya haba sacado todos los clavos de la cerca. Entonces el padre llev a su hijo, de la mano, hasta la cerca de detrs de la casa y le dijo:- Mira, hijo, has trabajo duro para clavar y quitar los clavos de esta cerca, pero fjate en todos los agujeros que quedaron en la cerca. Jams ser la misma.Lo que quiero decir es que cuando dices o haces cosas con mal genio, enfado y mal carcter, dejas una cicatriz, como estos agujeros en la cerca. Ya no importa tanto que pidas perdn. La herida estar siempre all. Y una herida fsica es igual que una herida verbal.Los amigos, as como los padres y toda la familia, son verdaderas joyas a quienes hay que valorar. Ellos te sonren y te animan a mejorar. Te escuchan, comparten una palabra de aliento y siempre tienen su corazn abierto para recibirte.Las palabras de su padre, as como la experiencia vivida con los clavos, hicieron con que el nio reflexionase sobre las consecuencias de su carcter. Y colorn colorado, este cuento se ha acabado.FIN

Daniel y las palabras mgicasDaniel y las palabras mgicas, un cuento que fomenta la amabilidad a los nios

Daniel juega muy contento en su habitacin, monta y desmonta palabras sin cesar.Hay veces que las letras se unen solas para formar palabras fantsticas, imaginarias, y es que Daniel es mgico, es un mago de las palabras.Lleva unos das preparando un regalo muy especial para aquellos que ms quiere.Es muy divertido ver la cara de mam cuando descubre por la maana unbuenos das, preciosadebajo de la almohada; o cuando pap encuentra en su coche unte quierode color azul.Sus palabras son amables y bonitas, cortas, largas, que suenan bien y hacen sentir bien:gracias,te quiero,buenos das,por favor,lo siento,me gustas.Daniel sabe que las palabras son poderosas y a l le gusta jugar con ellas y ver la cara de felicidad de la gente cuando las oye.Sabe bien que las palabras amables son mgicas, son como llaves que te abren la puerta de los dems.Porque si t eres amable, todo es amable contigo. Y Daniel te pregunta: quieres intentarlo t y ser un mago de las palabras amables?FIN

La liebre y la tortuga

En el mundo de los animales viva una liebre muy orgullosa y vanidosa, que no cesaba de pregonar que ella era la ms veloz y se burlaba de ello ante la lentitud de la tortuga.- Eh,tortuga, no corras tanto que nunca vas a llegar a tu meta! Deca la liebre rindose de la tortuga.Un da, a la tortuga se le ocurri hacerle una inusual apuesta a la liebre:- Estoy segura de poder ganarte una carrera.- A m? Pregunt asombrada la liebre.- S, s, a ti, dijo la tortuga. Pongamos nuestras apuestas y veamos quin gana la carrera.La liebre, muy ingreda, acept la apuesta.As que todos los animales se reunieron para presenciar la carrera. El bho seal los puntos de partida y de llegada, y sin ms prembulos comenz la carrera en medio de la incredulidad de los asistentes.Astuta y muy confiada en si misma, la liebre dej coger ventaja a la tortuga y se qued haciendo burla de ella. Luego, empez a correr velozmente y sobrepas a la tortuga que caminaba despacio, pero sin parar. Slo se detuvo a mitad del camino ante un prado verde y frondoso, donde se dispuso a descansar antes de concluir la carrera. All se qued dormida, mientras la tortuga sigui caminando, paso tras paso, lentamente, pero sin detenerse.Cuando la liebre se despert, vio con pavor que la tortuga se encontraba a una corta distancia de la meta. En un sobresalto, sali corriendo con todas sus fuerzas, pero ya era muy tarde: la tortuga haba alcanzado la meta y ganado la carrera!Ese da la liebre aprendi, en medio de una gran humillacin, que no hay que burlarse jams de los dems. Tambin aprendi que el exceso deconfianzaes un obstculo para alcanzar nuestros objetivos. Y que nadie, absolutamente nadie, es mejor que nadie

Carrera de zapatillasCuentos para nios que fomentan la amistad

Haba llegado por fin el gran da. Todos losanimales del bosquese levantaron temprano porque era el da de la gran carrera de zapatillas! A las nueve ya estaban todos reunidos junto al lago.Tambin estaba lajirafa, la ms alta y hermosa del bosque. Pero era tan presumida que no quera ser amiga de los dems animales.La jiraba comenz a burlarse de sus amigos:- Ja, ja, ja, ja, se rea de la tortuga que era tan bajita y tan lenta.- Jo, jo, jo, jo, se rea del rinoceronte que era tan gordo.- Je, je, je, je, se rea del elefante por su trompa tan larga.Y entonces, lleg la hora de la largada.El zorro llevaba unas zapatillas a rayas amarillas y rojas. La cebra, unas rosadas con moos muy grandes. El mono llevaba unas zapatillas verdes con lunares anaranjados.La tortuga se puso unas zapatillas blancas como las nubes. Y cuando estaban a punto de comenzar la carrera, la jirafa se puso allorardesesperada.Es que era tan alta, que no poda atarse los cordones de sus zapatillas!- Ahhh, ahhhh, qu alguien me ayude! - grit la jirafa.Y todos los animales se quedaron mirndola. Pero el zorro fue a hablar con ella y le dijo:- T te reas de los dems animales porque eran diferentes. Es cierto, todos somos diferentes, pero todos tenemos algo bueno y todos podemos seramigosy ayudarnos cuando lo necesitamos.Entonces la jirafa pidi perdn a todos por haberse redo de ellos. Y vinieron las hormigas, que rpidamente treparon por sus zapatillas para atarle los cordones.Y por fin se pusieron todos los animales en la lnea de partida. En sus marcas, preparados, listos, YA!Cuando termin la carrera, todos festejaron porque haban ganado una nueva amiga que adems haba aprendido lo que significaba laamistad.Colorn, colorn, si quieres tener muchos amigos, acptalos como son.FIN

Sara y LucaSara y Luc. Cuentos sobre el valor de la sinceridad para los nios

Entonces Sara se sinti ofendida y se marchllorandode la tienda, dejando all a su amiga.Luca se qued muy triste y apenada por la reaccin de su amiga.No entenda suenfadoya que ella slo le haba dicho la verdad.Al llegar a casa, Sara le cont a su madre lo sucedido y su madre le hizo ver que su amiga slo haba sidosinceracon ella y no tena que molestarse por ello.Sara reflexion y se dio cuenta de que su madre tena razn.Al da siguiente fue corriendo a disculparse con Luca, que la perdon de inmediato con una gran sonrisa.Desde entonces, las dos amigas entendieron que la verdaderaamistadse basa en la sinceridad.Y colorn colorado este cuento se ha acabado, y el que se enfade se quedar sentado.FIN

Un conejo en la vaUn conejo en la va. Un cuento infantil que fomenta la compasin en los nios

Daniel se rea dentro del auto por las gracias que haca suhermanomenor, Carlos. Iban de paseo con sus padres al Lago Rosado. All iran a nadar en sus tibias aguas y elevaran sus nuevascometas. Sera un da de paseo inolvidable. De pronto el coche se detuvo con un brusco frenazo. Daniel oy a su padre exclamar con voz ronca:- Oh, mi Dios, lo he atropellado!- A quin, a quin?, le pregunt Daniel.- No se preocupen, respondi su padre-. No es nada.El auto inici su marcha de nuevo y la madre de los chicos encendi la radio, empez a sonar unacancinde moda en los altavoces.- Cantemos esta cancin, dijo mirando a los nios en el asiento de atrs. La mam comenz a tararear una cancin. Pero Daniel mir por la ventana trasera y vio tendido sobre la carretera el cuerpo de un conejo.- Para el coche papi, grit Daniel. Por favor, detente.- Para qu?, responde su padre.- El conejo, le dice, el conejo all en la carretera, herido!- Dejmoslo, dice la madre, es slo un animal.- No, no, para, para.- S papi, no sigas - aade Carlitos-. Debemos recogerlo y llevarlo alhospitalde animales.Los dos nios estaban muy preocupados y tristes.- Bueno, est bien- dijo el padre dndose cuenta de su error. Y dando vuelta recogieron al conejo herido.Pero al reiniciar su viaje fueron detenidos un poco ms adelante por una patrulla de la polica, que les inform de que una gran roca haba cado sobre la carretera por donde iban, cerrando el paso. Al enterarse de la emergencia, todos ayudaron a los policas a retirar la roca.Gracias a la solidaridad de todos pudieron dejar el camino libre y llegar a tiempo al veterinario, que cur la pata al conejo. Los paps de Daniel y carlos aceptaron a llevarlo a su casa hasta que se curaraUnas semanas despus toda la familia fue a dejar al conejito de nuevo en el bosque. Carlos y Daniel le dijeron adis con pena, pero sabiendo que sera ms feliz en libertad.FIN

El caballo y el asno

Un hombre tena un caballo y un asno.Un da que ambos iban camino a la ciudad, el asno, sintindose cansado, le dijo al caballo:- Toma una parte de mi carga si te interesa mi vida.El caballo hacindose elsordono dijo nada y el asno cay vctima de la fatiga, y muri all mismo.Entonces el dueo ech toda la carga encima del caballo, incluso la piel del asno. Y el caballo, suspirando dijo:- Qu mala suerte tengo! Por no haber querido cargar con un ligero fardo ahora tengo que cargar con todo, y hasta con la piel del asno encima!Cada vez que no tiendes tu mano para ayudar a tu prjimo que honestamente te lo pide, sin que lo notes en ese momento, en realidad te ests perjudicando a ti mismo.

Santilin

Santilin es un osito muy inteligente, bueno y respetuoso. Todos lo quieren mucho, y susamiguitosdisfrutan jugando con l porque es muydivertido.Le gusta dar largospaseoscon su compaero, el elefantito. Despus de la merienda se renen y emprenden una larga caminata charlando y saludando a las mariposas que revolotean coquetas, desplegando sus coloridas alitas.Siempre est atento a losjuegosde los otros animalitos. Con mucha paciencia trata de ensearles que pueden entretenerse sin daar las plantas, sin pisotear el csped, sin destruir lo hermoso que lanaturalezanos regala.Un domingo llegaron vecinos nuevos. Santilin se apresur a darles la bienvenida y enseguida invit a jugar al puercoespn ms pequeo.Lo aceptaron contentos hasta que la ardillita, llorando, advierte:- Ay, cuidado, no se acerquen, esas pas lastiman.El puercoespn pidi disculpas y triste regres a su casa. Los dems se quedaron afligidos, menos Santilin, que estaba seguro de encontrar una solucin.Pens y pens, hasta que, risueo, dijo:- Esperen, ya vuelvo.Santilin regres con la gorra de su pap y llam al puercoespn.Le colocaron la gorra sobre el lomo y, de esta forma tan sencilla, taparon las pas para que no los pinchara y as pudieran compartir los juegos.Tan contentos estaban que, tomados de las manos, formaron una gran ronda ycantaronfelices.FIN

Itzelina y los rayos de sol

Itzelina Bellas Chapas era una nia muycuriosaque se levant temprano una maana con la firme intencin de atrapar, para ella sola, todos los rayos del sol.Una ardilla voladora que brincaba entre rbol y rbol le gritaba desde lo alto. A dnde vas, Itzelina?, y la nia respondi:- Voy a la alta montaa, a pescar con mi malla de hilos todos los rayos del sol y as tenerlos para m solita.- No seas mala, bella Itzelina - le dijo la ardilla- Deja algunos pocos para que me iluminen el camino y yo pueda encontrar mialimento. -Est bien, amiga ardilla - le contest Itzelina-, no te preocupes. Tendrs como todos los das rayos del sol para ti.Sigui caminando Itzelina, pensando en los rayos del sol, cuando un inmenso rbol le pregunt. Por qu vas tan contenta, Itzelina?- Voy a la alta montaa, a pescar con mi malla de hilos todos los rayos del sol y as tenerlos para m solita, y poder compartir algunos con mi amiga, la ardilla voladora.El rbol, muy triste, le dijo:- Tambin yo te pido que compartas conmigo un poco de sol, porque con sus rayos seguircreciendo, y ms pajaritos podrn vivir en mis ramas.- Claro que s, amigo rbol, no ests triste. Tambin guardar unos rayos de sol para ti.Itzelina empez a caminar ms rpido, porque llegaba la hora en la que elsolse levantaba y ella quera estar a tiempo para atrapar los primeros rayos que lanzara. Pasaba por un corral cuando un gallo que estaba parado sobre la cerca le salud.- Hola, bella Itzelina. Dnde vas con tanta prisa?- Voy a la alta montaa, a pescar con mi malla de hilos todos los rayos del sol y as poder compartir algunos con mi amiga la ardilla voladora, para que encuentre su alimento; y con mi amigo el rbol, para que siga creciendo y le d hospedaje a muchos pajaritos.- Yo tambin te pido algunos rayos de sol para que pueda saber en las maanas a qu hora debocantarpara que los adultos lleguen temprano al trabajo y los nios no vayan tarde a laescuela.- Claro que s, amigo gallo, tambin a ti te dar algunos rayos de sol le contest Itzelina.Itzelina sigui caminando, pensando en lo importante que eran los rayos del sol para las ardillas y para los pjaros; para las plantas y para los hombres; para los gallos y para los nios.Entendi que si algo le sirve a todos, no es correcto que una persona lo quiera guardar para ella solita, porque eso esegosmo. Lleg a la alta montaa, dej su malla de hilos a un lado y se sent a esperar al sol.Ah, sentadita y sin moverse, le dio los buenos das, viendo como lentamente los rboles, los animales, las casas, los lagos y los nios se iluminaban y se llenaban de colores gracias a los rayos del sol.Este cuento quiere ensearnos lo importante que es elrespeto al bien comn.

Laura cambia de ciudad

Lasvacacionesse terminaron y Laura estaba triste. De nuevo tena que ir alcolegioy no estaba entusiasmada con la idea. Y es que a su padre lo haban ascendido a director de una sucursal bancaria y por ello tuvieron quemudarsede ciudad. Ella quera volver al colegio de siempre donde tena muchosamigos.Tan slo le faltaba un mes para cumplir loscinco aosy pensaba que en sufiestano tendra ningn amigo. Sin embargo, en presencia de sus padres disimulaba, sus paps andaban muy ilusionados con la casa que haban adquirido y ella no quera "aguarles" la fiesta. De camino para el colegio, siempre de la mano de su mam, iba pensando en sumaestraCristina y lo bien que se la pasaba con ella Desde luego, ya no sera lo mismo!La madre la condujo hasta la puerta de laclasecuando, Qu sorpresa! Cristina estaba all? Estaba soando? Pronto se aclar el equvoco. La maestra se llamaba Rosa y era hermana gemela de Cristina. En la clase haba veinte nios y estaban sentados por grupos de siete. Laura se sent en el grupo donde haba seis.En dicho grupo estaba sentada Mara, que era hija de su maestra y que casualmente viva en su misma urbanizacin. Ricardo y Jaime eran dos nios muy divertidos y habladores. Estaba tambin Carmen, una nia de etnia gitana de ojos grande y tez morena, pero la que ms le llam la atencin era una nia de rasgos distintos de los de todos.Era china y sus padres acababan de instalar un bazar frente alcolegio, por lo que llevaba poco tiempo residiendo en la ciudad. Se llamaba Yenay y todava no saba hablar espaol. Laura, desde el primer momento, conect con Yenay y se entendan perfectamente sin palabras. Haba pasado un mes y Laura ya estaba mucho ms alegre.Jugaba constantemente en el recreo con los nios de su grupo y adems se haba propuesto ensearle su lengua a Yenay. Sus paps le haba preparado unafiesta de cumpleaosa la que haban acudido todos los nios sin faltar ninguno de los de su grupo.Tambin acudieron a dicha fiesta amiguitos antiguos, ya que la distancia entre las dos ciudades era de apenas veinte kilmetros. Laura disfrut muchsimo. Se haba dado cuenta de que segua teniendo los amigos de siempre y haba conseguido otros nuevos con los que compartira todos susjuegos.FIN

Una lechuga no es un platoHay un gusano en mi plato!, dijo Matas haciendo gestitos con lamanocomo para ahuyentarlo. El gusano primero mir el plato, despus mir a Matas y luego dijo:- Glup!, parece que me equivoqu. Esta no es una hoja de lechuga.Cuando se le pas un poquito elmiedo, Matas, que era muy curioso, se acerc a observar muy bien a don Gusano.

Cuento infantil sobre generosidad- Vaya! -pens- No slo es bastante extrao y bonitos sus colores, sino que tambin tiene muchas patitas. Debe estar desorientado.- Desorientado no, apenas un pococegatocorrigi el gusano- pero en voz tan bajita que nadie lo escuch.Por un instante el gusanito detuvo su marcha, encorv su lomo verde y mir a Matas con sus ojitos finitos de gusano perdido.Sonrieron cada uno a su manera. Matas, entonces, trajo una hoja de lechuga, que con mam sac de la heladera.Lo carg sobre ella y la llev al jardn. Don Gusano sinti el airecito y fuefeliz.Entretanto, Matas lo miraba divertido.Pasito a paso el gusano se fue perdiendo entre las rosas con un buen bocado de lechuga entre las mandbulas.Pero eso s lechuga sin condimentar!FIN

La Bella Durmiente.Hace muchos aos, en un reino lejano, una reina dio a luz una hermosa nia. Para la fiesta del bautizo, los reyes invitaron a todas las hadas del reino pero, desgraciadamente, se olvidaron de invitar a la ms malvada.Aunque no haya sido invitada, la hada maligna se present al castillo y, al pasar delante de la cuna de la pequea, le puso un maleficio diciendo: " Al cumplir los diecisis aos te pinchars con un huso y morirs".Cuento tradicional para nios

Al or eso, un hada buena que estaba cerca, pronunci un encantamiento a fin de mitigar la terrible condena: "Al pincharse en vez de morir, la muchacha permanecer dormida durante cien aos y slo el beso de un buen prncipe la despertar."Pasaron los aos y la princesita se convirti en una muchacha muy hermosa. El rey haba ordenado que fuesen destruidos todos los husos del castillo con el fin de evitar que la princesa pudiera pincharse.Pero eso de nada sirvi. Al cumplir los diecisis aos, la princesa acudi a un lugar desconocido del castillo y all se encontr con una vieja sorda que estaba hilando.La princesa le pidi que le dejara probar. Y ocurri lo que el hada mala haba previsto: la princesa se pinch con el huso y cay fulminada al suelo.Despus de variadas tentativas nadie consigui vencer el maleficio y la princesa fue tendida en una cama llena de flores. Pero el hada buena no se daba por vencida.Tuvo una brillante idea. Si la princesa iba adormirdurante cien aos, todos del reino dormiran con ella. As, cuando la princesa despertarse tendra todos a su alrededor.Y as lo hizo. La varita dorada del hada se alz y traz en el aire una espiral mgica. Al instante todos los habitantes del castillo se durmieron.En el castillo todo haba enmudecido. Nada se mova, ni el fuego ni el aire. Todos dormidos. Alrededor del castillo, empez a crecer un extrao y frondoso bosque que fue ocultando totalmente el castillo en el transcurso del tiempo.Pero al trmino del siglo, un prncipe, que estaba de caza por all, lleg hasta sus alrededores. El animal herido, para salvarse de su perseguidor, no hall mejor escondite que la espesura de los zarzales que rodeaban el castillo.El prncipe descendi de su caballo y, con su espada, intent abrirse camino. Avanzaba lentamente porque la maraa era muy densa. Descorazonado, estaba a punto de retroceder cuando, al apartar una rama, vio algo...Sigui avanzando hasta llegar al castillo. El puente levadizo estaba bajado. Llevando al caballo sujeto por las riendas, entr, y cuando vio a todos los habitantes tendidos en las escaleras, en los pasillos, en el patio, pens con horror que estaban muertos.Luego se tranquiliz al comprobar que slo estaban dormidos. "Despertad! Despertad!", chill una y otra vez, pero fue en vano. Cada vez ms extraado, se adentr en el castillo hasta llegar a la habitacin donde dorma la princesa.Durante mucho rato contempl aquel rostro sereno, lleno de paz y belleza; sinti nacer en su corazn el amor que siempre haba esperado en vano.Emocionado, se acerc a ella, tom la mano de la muchacha y delicadamente la bes... Con aquel beso, de pronto la muchacha se despert y abri los ojos, despertando del largusimo sueo.Al ver frente a s al prncipe, murmur: Por fin habis llegado! En mis sueos acariciaba este momento tanto tiempo esperado". El encantamiento se haba roto.La princesa se levant y tendi su mano al prncipe. En aquel momento todo el castillo despert. Todos se levantaron, mirndose sorprendidos y dicindose qu era lo que haba sucedido.Al darse cuenta, corrieron locos de alegra junto a la princesa, ms hermosa yfelizque nunca. Al cabo de unos das, el castillo, hasta entonces inmerso en el silencio, se llen demsicay de alegres risas con motivo de la boda.FIN

El orejnEra su segundo da declase. Henry se sent en el primer pupitre del aula, al lado de la ventana, como le recomend su mam. La profesora entr en clase y les dijo "buenos das". Hoy vamos aestudiaralgunos animales. Comenzaremos con el asno, ese animal tan til a la humanidad, fuerte, de largas orejas, y...- Como Henry!, la interrumpi una voz que sala de atrs del saln.Muchos nios comenzaron arerruidosamente y miraban a Henry.- Quin dijo eso?, pregunt la profesora, aunque saba bien quin lo haba dicho.- Fue Quique, dijo una nia sealando a su lado a un pequen pecoso decinco aos.- Nios, nios, dijo Mily con voz enrgica y poniendo cara de enojo. No debenburlarse de los dems. Eso no est bien y no lo voy a permitir en mi saln.Todos guardaron silencio, pero se oa algunas risitas.Cuentos cortos para nios sobre la tolerancia

Un rato despus unapelotade papel gole la cabeza de Toms. Al voltear no vio quien se la haba lanzado ynuevamente algunos se rean de l. Decidi no hacer caso a las burlas y continu mirando las lminas de animales que mostraba Mily. Estaba muy triste pero no llor. En el recreo Henry abri su lonchera y comenz a comerse el delicioso bocadillo que su mam le haba preparado. Dos nios que estaban cerca le gritaron:- Orejn, oye orejn, no comas tanto que va a salirte cola como un asno, y echaron a rer.Otros nios a su alrededor lo miraron y tocando sus propias orejas, sonrean y murmuraban. Henry entendi por primera vez, que de verdad haba nacido con sus orejas un poco ms grandes. 'Como su abuelo Manuel', le haba odo decir a su pap una vez.De pronto se escucharon gritos desde el saln demsica, del cual sala mucho humo. Henry se acerc y vio a varios nios encerrados sin poder salir, pues algn nio travieso haba colocado un palo de escoba en los cerrojos.A travs de los vidrios se vean los rostros de los pequeos llorando, gritando y muyasustados. Dentro algo se estaba quemando y las llamas crecan.Los profesores no se haban dado cuenta del peligro, y ninguno de los nios se atreva a hacer nada. Henry, sin dudarlo un segundo, dej su lonchera y corri hacia la puerta del saln y a pesar del humo y del calor que sala, agarr la escoba que la trababa y la jal con fuerza. Los nios salieron de prisa y todos se pusieron a salvo.Henry se qued como un hroe. Todos elogiaron su valor. Los nios que se haban burlado de l estaban apenados.En casa, Henry cont todo lo sucedido a su familia, por lo que todos estaban orgullosos de l. Al da siguiente, ningn nio se burl de Henry. Haban entendido que los defectos fsicos eran slo aparentes, pero en cambio elvalorde Henry al salvar a sus compaeros era ms valioso y digno de admirar.FIN

Pedrito, el caracol y la babosaCuentos infantiles sobre la bondad y la generosidadPedrito era un pequeo caracol de bosque que deseaba encontrar a unamigoo amiga. Camin y camin hasta llegar a unhuerto. All haba unas babosas que se rieron de su caparazn.Pedrito, triste, se ocult en su caparazn. Tras unos cuantos das descansando, llovi, y Pedrito sali dispuesto a irse a vivir a otro lugar, pero al sacar la cabeza vio a una pequea babosa que se haba asustado al verlo.

El valor de compartir- No te asustes, slo soy un caracol.- Pero, pero eres muy extrao, llevas una piedra encima de tu cuerpo! dijo temblando la babosa.- No, no es una piedra, se llama caparazn, es micasa. Cuando tengofroo llueve mucho me escondo dentro y me siento mejor.- Pues me gustara tener un caparazn como t. Cundo me crecer?- T eres una babosa y vosotras no tenis caparazn, pero si quieres podemos intentar encontrar uno vaco.- Me gustara mucho, dijo la babosa pequea dando saltos de alegra.Los dos amigos se pusieron a buscar por todo el bosque y finalmente debajo de la hojarasca encontraron un caparazn precioso, con una espiral dibujada, pero le iba tan grande, que decidieron buscar otra.Al cabo de un buen rato encontraron un pequeo caparazn, pero era tan menudo que la babosa no caba de ninguna de las maneras. Se puso tristsima y el pobre Pedrito no saba qu hacer para que parase dellorar.Finalmente se le ocurri una brillante idea:- Podramos compartir mi caparazn, dijo Pedrito para consolar la babosa.- De verdad haras esto por m?- Pues claro que s. Eres mi amiga. Se hizo denochey los dos compaeros se pusieron adormir, el caracol se acurruc al fondo del caparazn y la babosa cupo perfectamente.- Buenas noches! dijeron los dos a la vez.FIN

De sonrisa en sonrisaUna maana, Patricia se despert asustada por unsueoque haba tenido. So que a todas las personas que conoca se les haba borrado lasonrisa.Estaba rodeada de gente muytriste, con caras alargadas, con el ceo fruncido, con rostros llenos de amargura, cosa que no le agrad nada.Hasta su mam, que era muy alegre y siempre tena unchistepara compartir, slo gritaba y mostrabamal humor.Cuento que habla de valores

De igual manera su padre yhermano; por no hablar de lamaestra, que tena un rostro de estatua, y sus compaeros declase, quienes ni con una broma rean.Esto angusti mucho a Patricia, ya que siempre pensaba que la sonrisa era la forma natural de comunicarse para entender al amigo, al hermano y a lospadres.Esto lo pensaba debido a que sus mejores ratos los haba vivido cuando todos los miembros de la familia se rean, y saba lo importante que era ese pequeo gesto para mantenerse unidos y comunicarse.Patricia cada vez se senta ms sola e incomprendida, nadie rea a su alrededor e incluso ella lleg a dejar de sonrer y comenz a llorar, temiendo que nunca volvera a ver feliz a nadie.Pero lleg al punto de que el susto invadi todo su cuerpo y de repente se despert. Se dio cuenta de que estaba en su cama, a salvo, y dijo: "Menos mal que slo fue un sueo".En ese momento su mam lleg a la cama con eldesayunoy una tremenda sonrisa, dndole un beso y dicindole que el da hay que empezarlofeliz.FIN

Todos somos diferentes.Cuenta una historia que varios animales decidieron abriruna escuelaen el bosque. Se reunieron y empezaron a elegir las disciplinas que seran impartidas durante el curso.El pjaro insisti en que la escuela tuviera un curso de vuelo. El pez, quela natacinfuera tambin incluida en el currculo. La ardilla crea que la enseanza de subir en perpendicular en los rboles era fundamental. El conejo quera, de todas formas, que la carrera fuera tambin incluida en el programa de disciplinas de la escuela.Cuento sobre el respeto

Y as siguieron los dems animales, sin saber que cometan un gran error. Todas las sugerencias fueron consideradas y aprobadas. Era obligatorio que todos los animales practicasen todas las disciplinas.Al da siguiente, empezaron a poner en prctica el programa de estudios. Al principio, el conejo sali magnficamente en la carrera; nadie corra con tanta velocidad como l.Sin embargo, las dificultades y los problemas empezaron cuando el conejo se puso a aprender a volar. Lo pusieron en una rama de un rbol, y le ordenaron que saltara y volara.El conejo salt desde arriba, y el golpe fue tan grande que se rompi las dos piernas. No aprendi a volar y, adems, no pudo seguir corriendo como antes.Al pjaro, que volaba y volaba como nadie, le obligaron a excavar agujeros como a un topo, pero claro, no lo consigui.Por el inmenso esfuerzo que tuvo que hacer, acab rompiendo su pico y sus alas, quedando muchos das sin poder volar. Todo por intentar hacer lo mismo que un topo.La misma situacin fue vivida por un pez, una ardilla y un perro que no pudieron volar, saliendo todos heridos. Al final, la escuela tuvo que cerrar sus puertas.Y saben por qu? Porque los animales llegaron a la conclusin deque todos somos diferentes. Cada uno tiene sus virtudes y tambin sus debilidades.Un gato jams ladrar como un perro, o nadar como un pez. No podemos obligar a que los dems sean, piensen, y hagan algunas cosas como nosotros. Lo que vamos conseguir con eso es que ellos sufran por no conseguir hacer algo de igual manera que nosotros, y por no hacer lo que realmente les gusta.Debemos respetar las opiniones de los dems, as como sus capacidades y limitaciones. Si alguien es distinto a nosotros, no quiere decir que l sea mejor ni peor que nosotros. Es apenas alguien diferente a quien debemos respetar.FIN

El burrito albinoGaspar era un burrito muy simptico y divertido. No le tema a nada ni a nadie. Tena un carcter jovial, alegre, era especial, diferente a los dems burritos.Por ser diferente todos los animales lo miraban con desconfianza, y hasta con temor. Por qu era diferente? Cuando naci era totalmente de color blanco; sus cejas, sus ojos, sus uas, el pelaje, el hocico, todo era blanco. Hasta su mam se sorprendi al verlo.El respeto de los nios a la diversidad

Gaspar tena dos hermanos que eran de color marrn, como todos lo burritos. Su familia a pesar de todo, lo acept tal cual era. Gaspar era un burrito albino. A medida que fue creciendo, l se daba cuenta que no era como los dems burros que conoca. Entonces le preguntaba a su mam por qu haba nacido de ese color. Su mam le explicaba que el color no hace mejor ni peor a los seres, por ello no deba sentirse preocupado.- Todos somos diferentes, tenemos distintos colores, tamaos, formas, pero no olvides, Gaspar, que lo mas importante es lo que guardamos dentro de nuestro corazn, le dijo su mam.Con estas palabras, Gaspar se sinti ms tranquilo y feliz. Demostraba a cada instante lo bondadoso que era. Amaba trotar alegremente entre flores, riendo y cantando. Las margaritas al verlo pasar decan:- Parece una nube que se cay del cielo, o mejor un copo de nieve cayendo sobre el pastizal, o una bola de algodn gigante!Las rosas, por su lado opinaban:- es la luna nueva que cay a la tierra y no sabe volver!Cuando Gaspar sala de paseo por los montes, las mariposas salan a su encuentro, revoloteando a su alrededor, cual ronda de nios en el jardn; los gorriones, lo seguan entonando su glorioso canto. Gaspar se senta libre y no le importaba que algunos animales se burlaran de l. De repente lleg a un arroyo y mientras beba agua, los sapos lo observaban con detenimiento y curiosidad y se preguntaban:- Y este de donde sali?, Ser contagioso, un burro color blanco?, o ser una oveja disfrazada de burro?Sigui su paseo, y en el camino se encontr con un zorro que le dijo:- Burro, que plido eres, deberas tomar sol para mejorar tu aspecto.- Yo tomo luna, por eso soy blanco, me lo dijo un cisne que nadaba en la laguna, respondi el burrito inocentemente.- Qu tonto eres! Jajaja, eso de tomar luna, es muy chistoso, jajaja, se burlaba el astuto zorro.Gaspar no entenda donde estaba el chiste, porque l se crey eso de tomar luna. Sigui su camino, pensando en lo que le haba dicho el zorro. Entonces decidi recostarse sobre la fresca hierba bajo el intenso sol de verano. Transcurrieron unas horas en las cuales, Gaspar, se haba quedado dormido.Despus de un rato se despert, tan agobiado y muerto de calor que corri a refrescarse en la laguna. Cuando sali del agua, observ su imagen reflejada en ella y una triste realidad, su pelaje segua blanco como siempre. El cisne lo haba engaado. Los cisnes que lo miraban se rean de l.- Que tonto eres, crees que ponindose al sol su pelaje cambiar de color?, se burlaban.Gaspar sigui su camino, y de repente encontr frente a sus ojos, un paisaje muy bello que lo dej atnito. Se encontr en su lugar, su mundo. Todo era blanco, como l. Se meti ms y ms, y empez a rer y rer. Estaba rodeado de jazmines, por ac, por all, ms ac, mas all, todo blanco y con un aroma embriagador.- Gaspar, Qu vienes a hacer por aqu?, le preguntaron los jazmines.- Aparec de casualidad, no conoca este sitio, le contest Gaspar.- Cuando te vimos de lejos supimos que eras vos. Omos hablar de vos, los gorriones y las mariposas nos contaron tu historia. No debes sentirte triste por tu aspecto, mranos a nosotros, deberamos sentirnos igual, y sin embargo tenemos algo que nos identifica, que no se ve pero se siente, es el hermoso perfume que emanamos, que es nico y hace que todos los das nos visiten cientos de mariposas y pjaros, tan bellos como nunca vimos.Comparten todo el da con nosotros y no les importa si somos blancos o de otro color. T tambin tienes algo que es ms importante que tu color, que se percibe. Es tu frescura, tu bondad y alegra. Cualidades que hacen que tengas muchos amigos verdaderos. Debes aceptarte tal cual eres, para que te acepten los dems, le animaron los jazmines.Gaspar, record las palabras de su mam. Desde ese da se acept como era, y cosech muchos ms amigos que no lo miraban por su aspecto, sino por lo que guardaba en su gran corazn.FIN

Hace froEl invierno es un viejito que tiene una barba blanca, llena de escarcha que le cuelga hasta el suelo. Donde camina deja un rastro de hielo que va tapando todo.A veces trae ms fro que de costumbre, como cuando sucedi esta historia: Haca tanto, pero tanto fro, que los rboles parecan arbolitos de Navidad adornados con algodn. En uno de esos rboles vivan los Ardilla con sus cinco hijitos.Cuento sobre la solidaridad. Hace fro

Pap y mam haban juntado muchas ramitas suaves, plumas y hojas para armar un nido calientito para sus bebs, que naceran en invierno.Adems, haban guardado tanta comida que podan pasar la temporada de fro como a ellos les gustaba:durmiendo abrazaditoshasta que llegara la primavera.Un da, la nieve caa en suaves copos que parecan maripositas blancas danzando a la vez que se amontonaban sobre las ramas de los rboles y sobre el piso, y todo el bosque pareca un gran cucurucho de helado de crema en medio del silencio y la paz. Brrrmmm!Y entonces, un horrible ruido despert a los que hibernaban: una mquina inmensa avanzaba destrozando las plantas, volteando los rboles y dejando sin casa y sin abrigoa los animalitosque despertaban aterrados y corran hacia cualquier lado, tratando de salvar a sus hijitos!Pap Ardilla abri la puerta de su nido y vio el terror de sus vecinos. No quera que sus hijitos se asustaran, as que volvi a cerrar y se puso a roncar.Sus ronquidos eran ms fuertes que el tronar de la mquina y sus bebs no despertaron. Mam Ardilla le pregunt, preocupada:-Qu pasa afuera?- No te preocupes y sigue durmiendo, que nuestro rbol es el ms grande y fuerte del bosque y no nos va a pasar nada- le contest.Pero Mam Ardilla no poda quedarse tranquila sabiendo que sus vecinos tenan dificultades. Insisti:- Debemos ayudar a nuestros amigos: tenemos espacio y comida para compartir con los que ms lo necesiten. Para qu vamos a guardar tanto, mientras ellos pierden a sus familias por no tener nada?Pap Ardilla dej de roncar; mir a sus hijitos durmiendo calientitos y a Mam Ardilla. Se par en su cama de hojas y le dio un beso grande en la nariz a la dulce Mam Ardilla y corri a ayudar a sus vecinos!.En un ratito, el inmenso roble del bosque estaba lleno de animalitos que se refugiaron felices en l. El calor de todos hizo que se derritiera la nieve acumulada sobre las ramas y se llenara de flores. Pareca que haba llegado la primavera en medio del invierno!.Los pajaritos cantaron felices: ahora tenan dnde guardar a sus pichoncitos, protegidos de la nieve y del fro. As, gracias a la ayuda de los Ardilla se salvaron todas las familias de sus vecinos y vivieron contentos.Durmieron todos abrazaditos hasta que llegara en serio la primavera, el aire estuviera calientito, y hubiera comida y agua en abundancia.FIN}

Too y la sirenaA Too le regalaron una red para que pescara a la orilla de laplaya. Muy ilusionado se fue el domingo a probarla y empez a echarla, pero slo sacaba del mar algas y algn pequeo pez, que devolva al mar para que pudieracrecer.Despus de varias horas cogi algo que brillaba en la red, y con cuidado lo sac para ver lo que era. Con gran sorpresa vio una orqudea de sal cristalizada, y enseguida quiso regalrsela a sumadrepara darle una gran alegra.Cuento sobre la cooperacin

Pensando en lo que haba encontrado, se sent a descansar en una piedra que sala del mar. De pronto oy una voz a sus espaldas, y al volverse vio la sonrisa de una hermosa nia que le dijo:- Veo que has encontrado mi flor de cristal. La haba perdido y estaba disgustada, ya que todas las sirenas tenemos una que nos regal nuestro Rey, Neptuno.Entonces Too se dio cuenta de que era una sirena, y le dijo:- Yo quera regalrsela a mi madreLa sirena le contest:- Yo puedo traerte del fondo del mar un buen regalo para tu madre si me das mi orqudea. Too se la dio sin pensarlo dos veces y la sirena, con una gransonrisa, la cogi ynadhacia el fondo del mar.El nio pens, 'igual ya no vuelve pero, claro, si la flor es de ella no podr quitrsela'.Terminaba de pensar en esto cuando sali la sirena sosteniendo una gran ostra, era una ostra! La sirena le dijo:- Cuando tu madre la abra, vers como le gustar. Quiz sera bueno que la sirena se sumergiera y entoncesToo abrira la ostra y encontrara la perla.Se dieron las gracias mutuamente. La sirena se sumergi en el mar y Too se fue, imaginando la cara que pondra su madre cuando le contara su aventura y, mejor an, la que pondra al recibir la sorpresa tan bonita que le iba a dar. Estabafeliz!FIN

La desobediente tortuguita RubyEra una vez una tortuguita que se llamabaRubyy que viva con su mam y sus dos hermanitas tortugas. Un da, la mam le dijo a Ruby que cuidara desus hermanitasporque ella iba al campo en busca de unas hojas frescas para comer.Ruby le contest que s, que ella cuidara de sus hermanas. Pero a lo lejos, Ruby, la tortuguita,escuch una msicaque le gustaba y se coloc una blusa de color rojo, un sombrero, una falda amplia y se puso sus tacones para ir a bailar, porque deca que le gustaba esa msica que estaba sonando.Cuento sobre la obediencia

Cuando lleg al lugar de donde vena la msica, se encontr que all vivaun perroque se llamaba Franklin, el cual le dijo que l tena mucha hambre y que si ella no haba pasado por algn lugar adonde hubiera comida abundante.Ella le dijo: 'tranquilo amigo, yo te voy a ayudar a conseguir comida. Cuando tu dueo se ponga a comer me avisas'. As fue, cuando el seor Jos se iba a llevar un muslo de pollo a la boca, vino la tortuguita Ruby y le mordi el dedo gordo del pie.Del dolor que le produjo la mordedura de la tortuga, solt el muslo de pollo de inmediato, lleg el perro y se lo llev corriendo para comrselo lejos porque tena mucha hambre.El seor Jos se puso a llorar; de inmediato su esposa,la seora Marale pregunt que por qu daba tantos gritos. l le mostr la herida que le haba hecho la tortuguita y le pidi que llenara una olla grande con agua y la pusiera en el fogn a calentar para meter a la tortuguita dentro del agua caliente y poderla comer.Despus lleg el perro y escuch que la seora Mara buscaba afanada a la tortuguita porque el agua ya estaba caliente, pero Franklin, el perro, saba que mataran a su amiga la tortuguita Ruby por haberlo ayudado a conseguir comida.Olfate dnde se encontraba la tortuguita que se encontraba debajo de una cama y le dijo: 'Sssssh..., no te preocupes, que cuando se acuesten yo te abro la puerta para que salgas'.Cuando oscureci la tortuguita Ruby sali y el perro se despidi de ella en la puerta.La tortuguita tuvo mala suerte porque un seor que iba paseando por la calle la vio y la meti en un saco, pero como el perro vio que Ruby la tortuguita estaba en peligro, corri muy deprisa y mordi en la nalga al seor.Luego el seor solt el saco y el perro Franklin ayud a salir a Ruby, la tortuguita, del saco, cuando de pronto vieron que la mam de la tortuguita vena, llamndola, junto con sus hermanitas.La tortuguita Ruby le prometi a su mam que la obedecera, ya que casi pierde la vida por desobedecerla. Y adems, no haba sido tan responsable dejando a sus hermanitas solitas.FIN

Micaela y el hada de la obedienciaste es el pas de los cuentos. Hoy Micaela ha llegado hasta aqu buscando algo, qu ser?- Hola, soy Micaela!- Hola, respondi el ratn Brillo Dorado, mientras apuntaba en su libreta de notas con su gran lpiz tambin dorado.- Qu haces? - pregunt Micaela curiosa, acercndose al ratn.- Tengo que anotar a todos los visitantes. Eres la visitante nmero 3.

Cuento sobre la obediencia- Nmero 3?, pens que aqu venan muchos nios y nias de todo el mundo.- Tienes razn, en realidad ese es mi nmero favorito, ji, ji, ji, se ri Brillo Dorado.- Y qu haces por aqu?, este es un lugar muy lejano.- Mam me ha enviado, estoy buscando al Hada de laObediencia, necesitohablarcon ella.- Pues hoy es tu da de suerte, yo te llevar - dijo Brillo Dorado.Es as como juntos emprendieron el viaje. Subieron sobre unas nubes que los transportaron por el cielo y durante el trayecto adoptaban diversas formas, eran hermosas!Luego bajaron cerca de un ro con aguas cristalinas, treparon sobre una hoja de eucalipto se dejaron llevar por las aguas hasta la prxima orilla, Todo era muy divertido! Al final del camino haba un castillo muy pequeito, y Brillo Dorado dijo:- Aqu es, ya llegamos, yo puedo entrar porque soy pequeo, pero t necesitas pasar por la prueba de lahumildad.- Cmo es eso? pregunt Micaela.- Slo prate frente a la puerta y si tu corazn tiene dentro el sentimiento de humildad te hars pequea y podrs entrar.- Y si no resulta?, tengomiedoBrillo Dorado dijo Micaela.- No te preocupes, eres una buena nia. Todo saldr bien. Entonces Micaela se par frente a la puerta del pequeo castillo y de pronto, como por arte de magia, se hizo tan pequea que pudo entrar fcilmente.- Qu bueno, ya estamos adentro, -se alegr Micaela-, vamos a buscar al hada de la Obediencia, amigo ratoncillo. En medio de un gran altar estaba el Hada, con una sonrisa hermosa.- Hola, Micaela, qu te trae por aqu?, -pregunt el Hada.- Cmo est usted, seora Hada?, necesito saber el secreto de laobediencia, pues me est resultando difcil ser obediente con mam. - Es fcil, querida amiga. Recuerdas las nubes que te trajeron y el ro en el que navegaste hasta ac? Pues ser obediente es ser como las nubes que pasan adoptando la forma que el viento les da, son hermosas y pueden ir fcilmente a cualquier lugar.Tambin ser obediente es ser como el agua que fluye, que corre hacia abajo y llega al ocano. El que es obediente tiene ventaja ante Dios, no es una tarea fcil pero te ayudar mucho a escuchar y aceptar lasopiniones de los dems.Luego le dio un abrazo a Micaela y sali por la ventana. Micaela en un abrir y cerrar de ojos ya estaba en sucuarto. Ese da habaaprendidomucho.FIN