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ZARAGOZA, DICIEMBRE 2010 AÑO 85 - num. 369

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Año 85, nº. 369

diciembre, 2010

PORTADA: Detalle de viola realizada

por Javier Martínez

Fotografía, Antonio Ceruelo

DIRECTOR:Santiago Parra de Más

CONSEJO DE REDACCIÓN:José María RuizAntonio EnvidMiguel Caballú

COORDINACIÓN:Elena Parra

FOTOGRAFÍAS:Antonio Ceruelo, García Omedes,Javier Ibargüen, Ricardo Marco, Javier Rincón, Joaquín Sicilia,

Juan Oliván, Fundación "Santa Mª de Albarracín",

Alberto Martínez Embid,Ángel Sahún, Alicia Hernández,

Miguel Ángel Solans, Miguel Caballú, Santiago Parra,

Fernando Lozano.

EDITA: SIPA

REDACCIÓN Y ADMINISTRACIÓN:C/ Torre, 28, bajos. 50002

Teléfono: 976 298 [email protected]

DISEÑO Y MAQUETACIÓN:L&T estudio

FOTOMECÁNICA E IMPRESIÓN:INO reproducciones

ISSN 1579-8860DEPÓSITO LEGAL: Z- 2724/95

S U M A R I O

4 EDITORIAL. LOS CARTUJOS SE VAN DE AULA DEI. Revista Aragón

REPORTAJES HISTORIA Y ARTE

6 SAN PEDRO EL VIEJO DE HUESCA. Javier Ibargüen y Ricardo Marco

12 EL VIAJE POR ARAGÓN DE J.B. LABAÑA. Agustín Hernando Rica

19 REAL SEMINARIO SACERDOTAL DE SAN CARLOS. S. Parra / BIBLIOTECA. Manuel Tartaj

26 LA RIQUEZA MUEBLE EN ALBARRACÍN. Antonio Jiménez

30 SAN PEDRO DE ALAGÓN. Javier Peña Gonzalvo

REPORTAJES NATURALEZA Y ARAGONESES

36 HERÁLDICA EN LA COMUNIDAD DE CALATAYUD. Manuel Sancho Rocamora

40 EL PICO DE PERDIGUERO. Alberto Martínez Embid

44 DELICIAS: UN JARDÍN EN ALTURA EN ZARAGOZA. Joaquín Sicilia

47 HUERTOS URBANOS. Soho / Entre3 arquitectos

50 LA CONTRADANZA DE CETINA. Alejandro Rincón G. de Agüero

56 TALLERES QUINTANA. Blanca Isasi Isasmendi

61 PANTALLAS Y ESCENARIOS. Alejo Lorén Ros

64 EL ANTIGUO SON DE NUESTROS BOSQUES. Javier Martínez, fotografías, Antonio Ceruelo

66 TURISMO RELIGIOSO. Miguel de Caspe

68 ALCOTEC. Redacción

70 EXPOSICIÓN DE MARÍN BAGÜÉS. Revista Aragón

ACTIVIDADES SIPA

72 EXCURSIÓN A BENASQUE. Fernando Lozano Almarza

78 VIAJE A JORDANIA. Alejandro Abadía París

81 LARRÉS, VILLANÚA, CANFRANC Y JACA. Revista Aragón

83 VERUELA Y LITUÉNIGO. Revista Aragón

85 JUBILEO EN GALICIA. Miguel Caballú Albiac

VIDA SOCIAL

86 NOTICIAS BREVES

Los cartujos de Aula Dei,que están en Zaragoza desde 1570,

anuncian su marcha al valle de Ezcabarte, en Navarra.

Esta marcha genera un problema de primera magnitud

para el patrimonio artístico aragonés.

PRESIDENTE:Miguel Caballú Albiac

VICEPRESIDENTES:Javier Ibargüen Soler

José Luis Lana Armisén

SECRETARIO:José María Ruiz Navarro

VOCALESFélix Fortea del Sarto, Antonio Envid Miñana,

María Pilar Lorda Alcalá, Juan Oliván Bascones, Elena Parra Navarro,

Jesús Sola Piera,Francisco Bentué,Alberto Martínez, Alejandro Abadía.

PRESIDENTE DE HONOR:Santiago Parra de Más

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Lcartuja de Aula Dei está en los aledaños de Zarago-za, cerca de la desembocadura del río Gállego, térmi-no de Peñaflor. Data de 1564 y fue uno de los gran-des legados que el arzobispo-virrey D. Hernando deAragón, hijo de Fernando el Católico, dejó a la ciu-

dad. Su iglesia, que consta de una nave única de cruz latinacubierta por bóveda de crucería estrellada ricamente decora-da, fue construida hasta comienzos del siglo siguiente con la-drillo y recursos locales en el gótico tardío propio de otros edi-ficios zaragozanos patrocinados por el mismo D. Hernando.Las celdas de los frailes, siguiendo los principios de la Ordende San Bruno que aúnan el retiro, la vida claustral y el trabajo,se desparramaron en su entorno por la bella campiña del Gá-llego. La decoración de la iglesia, el retablo y la bonita portadaen yesería barroca son obra de mediados del XVIII. Pareceque el retablo es de Martínez de Arellano y los lunetos deFrancisco Bayeu. Un conjunto de gran importancia histórica yartística, amén de su valor espiritual. Dispuso de una gran bi-blioteca a la que hace mención Ricardo del Arco. Puede quealguno de sus fondos fuera al archivo diocesano.

Vino a completar toda esta ornamentación dieciochesca dela iglesia de la cartuja el conjunto de pintura mural al óleo, re-alizado por Francisco de Goya y Lucientes hacia 1774; de lasonce pinturas originales de Goya solamente se han conserva-do siete, algunas con importantes restauraciones. Pertene-cen a Goya el pórtico de San Joaquín y Santa Ana, Nacimien-to de la Virgen, Desposorios y Visitación (estas tres en el mu-ro lateral derecho), Circuncisión y Epifanía (en los brazos delcrucero) y Presentación en el templo (derecha del presbite-

rio), que han sido recientemente limpiadas por Carlos Barbo-za y Teresa Grasa. Esta obra mural de Goya deshace el tópi-co de un Goya pintor maduro, ya que aquí se muestra a losveintiocho años como un gran maestro, y trabajando conenorme libertad.

En 1903, los pintores franceses Paul y Amedée Buffet pin-taron de nuevo cuatro de los temas de Goya, que se habíanperdido: Presentación de la Virgen en el templo, Anunciacióny Natividad (en el lado izquierdo de la nave) y Huida a Egipto(en el lado izquierdo del presbiterio), además de retocar par-tes fundamentales de las mencionadas de Goya. Trajerontambién los cartujos en 1901 una serie de siete grandes lien-zos del pintor francés Jean Bardin, en cuyo taller se formaronlos mejores neoclásicos franceses, como David; representanlos Siete Sacramentos y se encuentran en el refectorio; se-gún Julián Gállego, serían realizados hacia 1782.

Además de la iglesia merecen atención los claustros, tantolos dos pequeños como el grande, muestra interesante de laarquitectura manierista aragonesa.

Lo más destacable para el arte moderno o lo que más fa-ma le ha dado en nuestros tiempos son las pinturas. Ocurrióque a su vuelta de Italia en 1774 Goya fue encargado decompletar la decoración dieciochesca de la iglesia con unosgrandes murales relativos a temas de la vida de la virgen, susdesposorios, huida a Egipto, etc. Fueron en total once laspinturas, de las que se han conservado siete.

Porque la vida de la Cartuja de Aula Dei ha sido accidenta-da. Tuvo doscientos años de bonanza y esplendor. Tampoco

EDITORIAL

Iglesia de la Cartuja, lado sur. Murales de Goya.

LLooss ccaarrttuujjooss ssee vvaann ddee AAuullaa DDeeii

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le faltó un poeta, Miguel Dicastillo, que en 1670 escribió: “Lavida paso en estas soledades, /previniendo a la muerte eter-nidades, /blandamente cautivo/ de un dueño por quien mueroy por quien vivo”. Luego vinieron las sucesivas huidas de losmonjes, no a Egipto sino a la exclaustración. El siglo de lasluces no entendió aquella vida de recogimiento y oración.Los franceses la ocuparon en 1808 y los monjes fueron ex-pulsados. Volvieron con Fernando VII para marcharse de nue-vo en 1823 en el trienio liberal y definitivamente cuando ladesamortización de Mendizábal en 1835. Parecida suerte su-frieron en el XIX casi todas las cartujas europeas, sobre todolas francesas.

Pero en 1901 los cartujos volvieron. Fueron destinados aAula Dei algunos religiosos franceses exclaustrados y AulaDei se refundó. Los mismos monjes se encargaron inicial-mente de la restauración del conjunto y de los cuadros deGoya, labor que encargaron a destacados especialistas delmomento: los Buffet, que incluso hicieron lo posible por re-cuperar lienzos que parecían definitivamente perdidos. Des-pués intervinieron Teresa Grassa y Carlos Barboza, y ahora laDGA lleva a cabo una nueva restauración. No solo la Adminis-tración, sino cajas de ahorro como la CAI, han volcado impor-tantes recursos en Aula Dei.

Anuncian ahora los cartujos que abandonan Aula Dei, sevan a Navarra, al valle del Ezcabarte, donde les han cedido te-rrenos y disponen de un avanzado proyecto. Los defensoresargumentan en lenguaje tecnocrático que se trata de un“equipamiento” del valle, pero no faltan detractores a estaocupación excepcional. Poco han trascendido las razones defondo. Los monjes, se dice, buscan recogimiento, del que nodisponen en grado suficiente en las afueras de una gran ciu-dad. Seguramente ha influido el enfadoso asunto del accesoa las pinturas de Goya, ahora también abiertas a las mujeresmediante un corredor especial y por rigurosos turnos. La in-fanta Isabel en 1908 y después la reina Dña. Sofía habían si-

do casi las únicas en ser oficialmente admitidas. Pero, ¿pue-de ser este solo motivo, el recogimiento, el que haya movidoa los cartujos a tan significativo paso? ¿No hallan el suficienteen un espacio tan aislado y singular? ¿Se puede renunciar asía un emplazamiento tan cargado de historia? ¿No se habitanotras cartujas monumentales conciliando visitas? ¿O es quehan encontrado en Navarra ayudas materiales aquí negadas.En general son personas muy mayores, algunos enfermos?No pueden superar la carga.

Poco se ha ocupado la opinión de este abandono de AulaDei. Somos así de indiferentes, siempre nos ha faltado lasensibilidad para calar la importancia de estas cosas hastaque ya no tienen remedio. Entonces nos revolvemos airados.La nueva exclaustración cartujana, que ahora no es el produc-to de espíritu revolucionario alguno, abre un problema de pri-mer orden. Algunos pensarán que el acceso abierto podrá so-lucionarse sin trabas, pero una cartuja viva es un foco espiri-tual. Sin ella el monasterio reduce su significado. Su manteni-miento resulta costosísimo. Tampoco sabemos a cienciacierta de quien será la propiedad del inmueble y de los bie-nes artísticos, cuestiones es de suponer que dependientes,nada menos, que de las leyes desamortizadoras, de las depatrimonio artístico y de la compra de Aula Dei por la GrandeChartreuse en 1901. Tiene Aragón ya otras tres cartujasabandonadas, la llamada Baja también cerca de Zaragozaaguas abajo del Ebro, la de Santa Fe en Cadrete y la de LasFuentes en Lanaja. Todas en mal estado de conservación co-mo muchas veces denunció esta revista. Está claro que laconservación del patrimonio religioso es asunto dificilísimo yque en estos últimos años se han hecho muchas cosas. Peroen esta tema de Aula Dei parece que ha faltado comunica-ción, movilización deliberada de la opinión ciudadana aunqueno fuera sino para pedir ideas, indagación de razones latera-les, quizás instancias al más alto nivel eclesial, un manejo po-lítico del asunto.

EDITORIAL

San Joaquín y el ángel. Goya, detalle.

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Iglesia de San Pedro el Viejo. Huesca.

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Historia y Arte / REPORTAJES

INTRODUCCIÓN

n el año1999 la D.G.A. convoca un concursopara la redacción de un Estudio Informativo,Descriptivo y Analítico del Conjunto de SanPedro el Viejo de Huesca. El documento (enla práctica, un Plan Director), fue presentadodos años más tarde por los arquitectos adju-dicatarios del concurso Javier Ibargüen y Ri-cardo Marco, y se estructuró en tres gran-

des apartados que analizan los diferentes aspectos:

• Antecedentes históricos y evolución constructiva del edificio

• Análisis y evaluación arquitectónica

• Propuestas y programas de intervenciones en el entorno,en el monumento y en su patrimonio, con su correspon-diente plan de usos, gestión y difusión.

Este trabajo permitió analizar la sostenibilidad del monu-mento como construcción arquitectónica y analizar el carác-ter dinámico del templo en los aspectos litúrgico, cultural yturístico.

Una de las propuestas más ambiciosas e importantes delestudio era la liberación y recuperación de los ábsides deltemplo y la eliminación de las edificaciones sobrepuestas al

Panteón Real, aun manteniendo la mayor parte de los edifi-cios que configuran la manzana cerrada trasera. Ello, no obs-tante, exigirá una laboriosa gestión urbanística y expropiato-ria, con la consiguiente demora en los objetivos. Por ello,desde la dirección general de Patrimonio, se optó inicial-mente por otra de las principales propuestas de interven-ción del estudio, la restauración del Panteón Real, antiguasala capitular del monasterio Benedictino, hoy capilla de SanBartolomé. De esta manera se recupera y valora una de laspiezas más significativas del templo y más relevantes histó-ricamente para Aragón.

BREVE HISTORIA DE SAN PEDRO EL VIEJO

Tras la batalla de Alcoraz y la entrada triunfal de Pedro I enHuesca, en la iglesia de San Pedro se dio gracias a Dios porla victoria alcanzada. Ya entonces (1096) a San Pedro se lellamaba ‘el Viejo’, aludiendo a su origen antiguo. A raíz de laconquista de la ciudad, se dio la iglesia de San Pedro al abady al monasterio de San Ponce de Tomeras, en Francia, aquienes se lo había prometido el rey. Se convierte entoncesen monasterio benedictino.

La edificación de tiempos de los mozárabes fue derribadapara construir en 1117 la iglesia y el claustro que hoy con

Después de múltiples explicaciones, el primer rey de Aragón, don Ramiro, de la Casa de Navarra, descansa en su panteón de San Pedro el Viejo.

SAN PEDRO EL VIEJO DE HUESCA y las últimas obras de restauración en el Panteón Real

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templamos con no pocas reformas. También se construye-ron dependencias monásticas, que en siglos pretéritos fue-ron absorbidas por las casas que rodean al templo. Su es-tructura arquitectónica pertenece al llamado románico euro-peo, que se difundió por la ruta del Camino de Santiago.

En 1137, el rey Ramiro II el Monje, dejando el gobierno delreino a su futuro yerno Ramón Berenguer, conde de Barcelo-na, se retiró a este monasterio de San Pedro para continuarsu vida monástica, que había tenido que abandonar al subir altrono por la muerte de su hermano Alfonso I el Batallador.

La vida monástica de este secular monasterio termina a fi-nales del siglo XV, cuando el rey Fernando en Católico, conautoridad apostólica, deshace este monasterio de frailes be-nedictinos y deja sólo los clérigos regulares, nombrandopriores comendatarios; el primero con este título fue JuanCortés, siendo el último prior monje Bernardo Alter Zapila,cuyo sepulcro con estatua yacente se conserva en la capillade San Bartolomé, enfrente del sepulcro de Ramiro II elMonje. El priorato fue definitivamente suprimido en el año1535 por el papa Paulo III a instancias del rey Carlos I (V) yde la ciudad de Huesca para que sus rentas pasaran al Cole-gio Imperial y Mayor de Santiago, que acababa de fundarse.

El trazado original pertenece al siglo XII. Del siglo XIII sonla torre hexagonal y los restos de pintura mural (1276) locali-zada en el paño situado sobre el arco inmediato a la verjadel coro. Del siglo XVII son el coro y la capilla de los santosJusto y Pastor.

La iglesia y el claustro de San Pedro el Viejo fueron decla-rados Monumento Nacional por Real Orden el 18 de abril de1885. En 1888 y 1889 se redactan los proyectos de restau-ración y consolidación del ruinoso claustro e iglesia, por los

arquitectos P. Bolomburu y R. Magdalena. Se reconstruyeíntegramente el claustro y se recrece el nivel de la nave dela iglesia, dotándole de su imagen actual. Hay que reseñar,ya en los últimos años, las intervenciones del arquitecto Ri-cardo Usón en la capilla de San Bartolomé en el año1985, larestauración de la torre según el proyecto de Joaquín Naval.En 2006 se liberó el ábside de la epístola de las edificacio-nes adosadas, y ya en 2009 y 2010 la actual restauración dela capilla de San Bartolomé (Panteón Real) así como de to-das las cubiertas del claustro y sus capillas, dirigida por losarquitectos firmantes.

LA RESTAURACIÓN DEL PANTEÓN REAL:

CAPILLA DE SAN BARTOLOMÉ

En la capilla de San Bartolomé del claustro de San Pedroel Viejo, donde se encuentra el Panteón Real, se ha interve-nido al objeto de poner en valor los enterramientos de losdos reyes aragoneses Ramiro II el Monje y Alfonso I el Bata-llador, así como otros personajes históricos de menor rango.

La actuación sobre la capilla ha solventado algunos proble-mas técnicos importantes, como la eliminación de humeda-des, creando ventilación natural y aislando la solera de losmuros perimetrales. Todo ello, independientemente de lamencionada renovación de cubiertas del claustro, tanto es-tructural como en lo relativo a su impermeabilización, resol-viendo la problemática definitivamente. Así mismo, se haactuado sobre tres aspectos arquitectónicos para completarla restauración satisfactoriamente.

El primero de ellos se relaciona con los niveles de la capi-lla. Existe un nivel inferior que incluye la zona del presbiterio

Sarcófagos de Alfonso I el Batallador (con la tapa en el suelo, pendiente de la nueva colocación de sus restos) y del prior Bernardo Alter Zapila.

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y el tramo intermedio, divididos por un arco apoyado en pila-res adosados a los muros donde se sitúan los capiteles ro-mánicos. Fue necesario recrecer el pavimento para alcanzarel nivel original, según indicaban las basas de las columnasque soportan los capiteles románicos. Un segundo nivel secorresponde con el tramo donde se ubican los sarcófagos deRamiro II y de Alfonso I. Aquí también se recreció el pavi-mento para regularizar los confusos niveles existentes que,entre otros problemas, provocaban que no se visualizase co-rrectamente el sarcófago del prior Bernardo Alter Zapila. Deesta manera se jerarquiza el espacio de la capilla, estable-ciendo dos zonas diferenciales: una como panteón de los se-pulcros reales y otra de la capilla propiamente dicha. Esta di-ferenciación ya era clara y patente en los planos de las gran-des reformas de final del siglo XIX, pero había quedado mini-mizado en las últimas obras.

El segundo se refiere al tratamiento de los muros. En lazona del presbiterio, donde se conserva una fábrica de sille-ría en algo mejor estado, se procedió a una mínima limpieza,restauración y reintegración, ya que el tipo de piedra y sugrado de deterioro superficial no permiten su consolidación alargo plazo, y sólo una sustitución generalizada resolvería elproblema. En la zona de sarcófagos, donde nos encontramoscon un revoco liso que cubría toda la superficie de la bóveda,se ha recuperado el despiece de imitación de sillería, que yaexistió, como puede apreciarse en las fotografías antiguas,despiece pintado sobre un revoco, que también revistió lanave de la iglesia hasta las últimas intervenciones del sigloXX. En este tramo de la capilla el despiece, por una elemen-tal coherencia formal de los paramentos, se ha llevado hastael arranque de los muros, resultando una diferenciación esté-tica, pero armonizada, de la zona de panteón, todo ello con- 9

Historia y Arte / REPORTAJES

Cabecera de la capilla de San Bartolomé (Panteón Real).

PANTEONES REALES EN ARAGÓN

De Ramiro I a Fernando II tres dinastías reales rigie-ron los destinos de Aragón desde su formación comoReino hasta su eclosión como Corona de amplios terri-torios peninsulares y mediterráneos. Guerreros, con-quistadores y guardianes de los Fueros y libertades so-ñaron con ampliar y engrandecer Aragón, no sólo geo-gráficamente, sino también en los campos político y di-plomático.

La Casa Real de Aragón posee varios panteones enlos que están depositados los restos de sus monarcas:“El contexto es confuso: los restos de los reyes, reinasa infantes están dispersos en una veintena de panteo-nes”. Fuera de Aragón se concentra la mayor densidaden Cataluña; le sigue Italia (Nápoles, Palermo) y, final-mente, Granada, donde se encuentran los restos deFernando el Católico.

En Aragón, además de los expoliados y profanadosmonasterio de Sijena (rey Pedro II el Católico) y monas-terio de San Victorián (supuestamente Íñigo Arista yGonzalo Sánchez), nos quedan dos enclaves fundamen-tales y de obligada referencia en la historia de Aragón.El monasterio de San Juan de la Peña, donde durantecinco siglos se enterraron diversos reyes y nobles deAragón y Navarra. Allí yacen los restos de Ramiro I,Sancho Ramírez o Pedro I. El otro enclave fundamentalse encuentra en la iglesia de San Pedro el Viejo, antiguomonasterio Benedictino, donde reposan los restos delos dos últimos reyes aragoneses de la dinastía ramiren-se, Ramiro II el Monje, Alfonso I el Batallador, así comolos del infante D. Fernando y una infanta ignota.

Principales panteones reales por cronología:

ARAGÓN

• Monasterio de San Victorián: Supuestamente, Íñi-go Arista y Gonzalo Sánchez.

• San Juan de la Peña: Ramiro I, Sancho Ramírez yPedro I.

• San Pedro el Viejo: Alfonso I y Ramiro II.

• Monasterio de Sijena: Pedro II el Católico.

OTROS EMPLAZAMIENTOS

• Monasterio de Poblet: Alfonso II, Jaime I el Con-quistador, Pedro IV el Ceremonioso, Juan I, Martín Iel Humano, Fernando I y Alfonso V el Magnánimo.

• Monasterio de Monserrat: Juan II.

• Catedral nueva de Lérida: Alfonso IV.

• San Domenico-Maggiore, Nápoles: Ferrrante I y Fe-rrante II.

• Catedral de Palermo: Federico II y Pedro II.

• Monasterio de Santes Creus: Pedro III el Grande yJaime II el Justo.

• Catedral de Barcelona: Reina Petronila y Alfonso IIIel Liberal.

• Convento de San Francisco de Barcelona: Alfonso III.

• Catedral de Granada: Fernando el Católico.

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Crucero de la iglesia de San Pedro el Viejo. Huesca.

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secuencia del devenir histórico y de las profundas transfor-maciones y reconstrucciones que ha sufrido este primer tra-mo de la capilla.

Y finalmente, el tercero, hace relación al tratamiento de lamuseografía, es decir, la forma de mostrar los enterramien-tos y el propio espacio de la capilla. En este apartado juegaun papel fundamental la iluminación, que valora, jerarquiza ypotencia tanto las piezas que se exponen como las cualida-des espaciales.

Al sarcófago de Ramiro II se le ha dotado de su carácternatural de pieza exenta, frente al anterior, que se mostrabacomo una lápida embutida en el muro. De esta manera seenfatiza la importancia del excepcional sarcófago romano re-aprovechado para el enterramiento del rey aragonés.

La tumba de Alfonso I ofrecía algunos problemas que re-ducían su capacidad evocadora. El sarcófago, y el arcosolioque lo cobijaba, se adaptaba a la lápida semicircular que seretiró en las obras de los años 80. Para ello, en su día se mo-dificó el arco preexistente (dibujado en los planos de RicardoMagdalena a primeros del siglo XX), dejando una jamba es-trecha y falta de proporciones, entre los dos arcosolios. Latapa blanca de alabastro con las letras grabadas incisas resul-taba excesivamente discordante con el resto de tapas sepul-crales de la capilla y escasamente dejaba ver el texto.

La solución propuesta resolvía ambos conflictos, reducien-do el tamaño del arco y colocando un sarcófago exento de lasparedes del arcosolio, que albergara en una urna los restos deAlfonso I, con la misma tapa recortada por ambos extremos yentonada con las otras dos tumbas. El arcosolio destinado alprior Bernardo Alter Zapila se ha mantenido intacto en cuantoa proporciones y características del mismo. El tratamiento demuros generalizado de todo este espacio que alberga los sar-cófagos ha sido el de enfoscado con despiece pintado por lasrazones que se han expuesto anteriormente.

En el espacio del presbiterio aparecen dos hornacinas fu-nerarias. Las del lado del Evangelio, del Infante D. Fernando

y la del lado de la Epístola de una infanta ignota. La soluciónpropuesta ha consistido en retrasar las lápidas funerariasque contienen los epitafios remarcando y enfatizando de es-ta manera el carácter del hueco abovedado. Las nuevas ta-pas, de alabastro teñido, dejan una junta perimetral paraventilación del interior, con el fin de evitar el alto grado dehumedad que venía afectando a las urnas de metacrilatoque contienen los restos óseos.

La iluminación ha constituido una de las preocupaciones yretos más significativos de la restauración. Se ha utilizadocomo una herramienta para potenciar los valores espacialesy de los sarcófagos. En nuestro caso, la gramática de la luzse ha circunscrito a tres categorías básicas: luz para ver,mediante iluminación general con las regletas empotradasen el suelo; luz para mirar, realzando ciertas piezas expositi-vas (sarcófagos, y escultura de San Bartolomé) y luz paracontemplar que matiza y caracteriza un aspecto del espacio,con las regletas localizadas detrás de los tres sarcófagos,que dramatizan, cualifican y resaltan las piezas expuestas.

En definitiva, se ha buscado la creación de una atmósferapersonal en donde el silencio parece predominar a travésdel orden, la claridad y una estructura interna de las formasque se funden sin jerarquías. Un espacio en el que se buscala sutileza frente a lo inmediato, las geometrías despojadasfrente a la exhibición gesticulante; en definitiva, un contene-dor en donde la actuación arquitectónica palidece ante elcontenido.

Javier Ibargüen

Ricardo Marco

Arquitectos

Fotografías: García Omedes 11

Historia y Arte / REPORTAJES

Vista del claustro.

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Historia y Arte / REPORTAJES

Presentación: un proyecto destinado a dibujar la imagen

cartográfica de Aragón

ras tres días de viaje desde Madrid, el 29 deoctubre de 1610 hacía su entrada en Ara-gón el cosmógrafo de origen portuguésJuan Bautista Labaña. El motivo que le traíaa este reino era reconocerlo ocularmente,tomando medidas y datos necesarios paraposteriormente proceder a dibujar el mapade este escenario. Un encargo encomenda-do por sus diputados, tras haber contempla-

do el primer mapa de Cataluña y reflexionado acerca de lasventajas informativas, operativas y simbólicas que la disponi-

bilidad de tal recurso o instrumento representaba. Comocosmógrafo al servicio de Felipe III, profesor de la Academiade Matemáticas y asesor en temas de náutica en la corte,dispuso de un permiso de seis meses, destinando los mis-mos a recorrer sin tregua todo su escenario, desde los vallespirenaicos a las ciudades más meridionales del Maestrazgo.Con los datos obtenidos tras su intenso periplo, en su domi-cilio de la corte irá pacientemente alumbrando la imagen car-tográfica de Aragón. Una tarea jalonada de dificultades, es-pecialmente al tener que compaginarla con otros compromi-sos derivados del puesto de confianza que disfrutaba. Unade las nuevas tareas asignadas fueron las clases de geogra-fía y ramas del conocimiento afines al príncipe, futuro FelipeIV. Junto a la labor de dibujo del mapa y tareas encaminadasa su publicación, también preparó la redacción de un libro

El viaje emprendido en Aragón por

J. B. Labaña en 1610-1611

T

Mapa del recorrido efectuado por Labaña en el transcurso de los seis meses queduró su periplo por Aragón, según el permiso real concedido.A la derecha, frontispicio de la edición del Itinerario, efectuado en 1895. Supublicación contribuyó a dar a conocer la colosal obra realizada por este autor.

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con las anotaciones obtenidas en el transcurso del viaje. Unaaportación de la que no vuelve a hablarse, pese al firme de-seo de los diputados aragoneses en conseguirla, hasta queuna copia de la misma fue descubierta en la biblioteca deLeiden por el ilustrado aragonés Ignacio de Asso.

El proyecto que acabamos de esbozar puede ser contem-plado y juzgado tanto como una iniciativa política destinadaa proclamar una soberanía y reforzar el poder de una clasedirigente con la apropiación de nuevos saberes geográficos,como una singular y esperanzadora empresa cultural queperseguía el mejor conocimiento de un escenario emplean-do la práctica del viaje, el reconocimiento ocular de su mor-fología y la toma de datos al servicio de la invención de unasrepresentaciones cartográficas y literarias.

Desencadenantes y circunstancias del viaje

Como acabamos de manifestar, en el otoño de 1610 sedesplazaba a Aragón el cosmógrafo real Juan Bautista Laba-ña. El motivo de su viaje era reunir datos precisos con losque dibujar un mapa circunstanciado del país y redactar unamemoria con los atributos geográficos más relevantes delas poblaciones que salpicaban su escenario. Ambos testi-monios han llegado hasta nosotros: el mapa, estampado; yla memoria o descripción del viaje, manuscrita.1 ¿Pero quiénera Labaña, qué tareas intelectuales desplegó en Aragón ycuáles fueron los resultados de su periplo?

El portugués Juan Bautista Labaña (c1555-1624) era unapersona dotada de brillante talento que llegó a desempeñarnumerosos cargos y comisiones durante las monarquías deFelipe II, Felipe III y Felipe IV. Asesorado por el arquitectoJuan de Herrera tras la unión de Portugal a su corona, Felipe

II lo llama a la corte para ejercer como profesor de matemá-ticas en la Academia de Ciencias fundada en 1582 y ejercerde asesor en temas de cosmografía, geografía y topografía.Durante varios lustros ejercerá su magisterio en Madrid, jun-to a otros docentes ilustres, contando con alumnos distin-guidos que lo han inmortalizado en sus obras, como Lopede Vega o el propio Cervantes. Dada su competencia y ver-satilidad, compaginará la tarea educativa con otras enco-mendadas por el monarca, redactando informes en asuntosde náutica y astronomía. Vuelto a su Lisboa natal, en dondeera cosmógrafo mayor, Felipe III reclamará de nuevo susservicios, regresando a la corte. Además de las enseñanzasde la Academia y ser elegido como preceptor del futuro Feli-pe IV (1613), llevará a cabo otras comisiones de tipo científi-co y diplomático en España y fuera de ella, así como la edi-ción de obras literarias, genealógicas e históricas derivadasde su condición de cronista del monarca.

En 1606, Felipe III recibe como obsequio por el nacimien-to de la infanta María un impresionante mapa mural de Cata-luña, estampado en Flandes ese mismo año. El mapa, sinduda, suscitaría comentarios elogiosos en círculos cortesa-nos, tanto por la novedad y suntuosidad de su imagen comopor el arsenal de datos que contiene. El cronista aragonésArgensola advirtió rápidamente la potencialidad de un testi-monio gráfico de esa naturaleza para su país. Unas ventajassimbólicas y operativas, en asuntos de gobierno o adminis-tración, y especialmente para el eficaz desempeño de su ta-rea de cronista del Reino. Conseguido un ejemplar y mostra-do a los diputados aragoneses con la intención de persuadir-les de su valor, éstos acuerdan la realización de uno similarde su territorio, confiando al cronista las gestiones para en-contrar un autor -1607-. Sabedor de las luces y competen-cias ostentadas por Labaña, conviene con él los términospara llevar a cabo la tarea. Se redacta un contrato o capitula-

Mapa de la península en el que se puede advertir la escasez de datos disponibles acerca de Aragón. Aparece en la Geographia editada por Miguel Servet en 1535.

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ción -1610-, que examinado detenidamente, sorprende porla meticulosidad con que se describen y concretan las suce-sivas acciones de la iniciativa. Y, sobre todo, por el espíritu yla cultura que presiden e impregnan sus artículos. Un espíri-tu que se materializa en cómo obtener los datos que debenarticular y sustentar la arquitectura del mapa, su naturalezacuantitativa o matemática, el viaje como forma de obtener-los y el empleo de un instrumento de su invención -un go-niómetro- para precisar las magnitudes de unos ángulos, cri-terios intelectuales muy avanzados en la historia de la cien-cia y la cartografía españolas. Por otro lado, la cultura queinspira y nutre la redacción de los sucesivos capítulos evocauna gran familiaridad con un tema novedoso -la invención deun mapa-, el rigor que debe sustentar su composición o di-seño -una ética de la precisión- y el despliegue de unas ac-ciones que tardarán siglos en asumirse y extenderse a todaEspaña. Asimismo, el documento revela otros curiosos ex-tremos que contribuyen a esclarecer la creación cartográficaen la época, como la relación establecida entre sus protago-nistas, la estimación de las partidas económicas asignadas,la ornamentación o retórica que debe exhibir su imagen, nú-mero de ejemplares a estampar y otros datos muy elocuen-tes que ignoramos para casos similares. Sorprende el breveplazo que se da para coronar la empresa: ¡un año! Incluso laexistencia del mismo contrato constituye un hecho excep-cional.2

Las acciones desplegadas en el transcurso del viaje

Logrado un permiso de seis meses para ausentarse de lacorte, Labaña comienza a familiarizarse con el escenario queiba a evocar en una imagen cartográfica en Zaragoza -prime-ros días de noviembre de 1610-. Aquí, además de entrevis-

tarse con sus patrocinadores y comenzar a reunir los datosadministrativos que precisaba, desde la Torre Nueva del relojefectúa las primeras mediciones astronómicas y geométri-cas, uno de los observatorios privilegiados de la ciudad des-de el que se podía divisar un dilatado horizonte. Con la asis-tencia de un práctico -posiblemente un arriero o trajineroque le iba informando de la toponimia-, diez días despuésemprende su largo periplo por Aragón, ascendiendo por la ri-bera del Ebro hasta los confines con Navarra, y tras visitarlas Cinco Villas llega a las tierras altas del Pirineo, valles deAnsó y Canfranc, dedicándoles los últimos días de este mes.Después se desplaza a las escarpadas tierras orientales,adentrándose en algunos de sus angostos valles, aunque lascondiciones térmicas, especialmente la nieve y el frío, le im-piden reconocerlos. Recordemos que el viaje lo hacía en mu-la, equipado con sus pertenencias, contando con la ayuda deun práctico que le iba desvelando los nombres de los luga-res que atravesaba. Pernoctaba en los núcleos más populo-sos, aunque no siempre, momento que aprovechaba para de-purar los datos que había tomado con un instrumento geomé-trico con el que calculaba los ángulos de los lugares que divi-saba en el horizonte. También, para entrevistarse con perso-nas eruditas a las que reclamaba información del lugar, con-signando el número de sus vecinos, propiedad o pertenenciadel núcleo, rentas, producciones, monumentos y hechoshistóricos o antigüedades artísticas dignas de mención. Ano-taba igualmente noticias curiosas o pintorescas de las quesus residentes se sentían orgullosos. Son los heterogéneosdatos que vemos reseñados en su diario.

Tras regresar a Zaragoza para descansar unos días, repo-ner fuerzas y despejar dudas -2ª quincena del mes de enerode 1611-, reemprende su periplo encaminándose de nuevohacia tierras occidentales -Moncayo-, para proseguir des-

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Dibujo en el que puede contemplarse el perfil de la capital, “Çaragoça”, y escenario próximo.

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Sauvaterre de Bearn.

pués hacia las meridionales -Maestrazgo-, siguiendo una ru-ta algo más zigzagueante, hasta llegar a los confines con Ca-taluña en el Bajo Aragón. Las acciones que efectúa diaria-mente son análogas a las desplegadas los meses preceden-tes, eso sí, contando con mayor experiencia y un conoci-miento más profundo y documentado del escenario que vi-sitaba y de sus gentes. Una vez concluido el plazo concedi-do por el monarca, y equipado con un vasto arsenal de da-tos de su escenario, el 30 de abril de 1611 emprende el re-greso a la corte, llegando a su domicilio el 7 de mayo.

Las tareas de gabinete efectuadas en su domicilio de la

Corte: interpretación de los datos, dibujo del mapa y re-

dacción del Itinerario

Suponemos que el viaje resultó agotador, especialmentepara una persona acostumbrada a la vida de la corte. Porotro lado, su elevada edad -unos 55 años-; el intenso ritmo aque sometió el viaje -prácticamente, cada día duerme y co-me en un sitio diferente-; los abruptos y solitarios caminospor los que transitó y, especialmente, los cerros a los queascendió como puntos de observación privilegiados del con-torno; el riguroso invierno que le sorprendió en las tierras al-tas del Pirineo -la Navidad la pasó en Graus, recorriendo laRibagorza; aunque fue peor su estancia en Jaca el 25 de no-viembre, retenido por una intensa ola de frío que le paralizó

las piernas-; o el más que precario estado de muchas de lasposadas en las que pernoctó y restauró fuerzas; todo ello nole arredró en su misión, y con enorme vitalidad y tesón si-guió adelante con su compromiso. Con fervor casi religiosocumplió con la férrea disciplina del programa que se habíatrazado y continuó con escrupulosidad la liturgia de la tomade datos geométricos que precisaba -suponemos que algúnlugareño o práctico se asombraría de su insistencia en per-manecer en ciertos observatorios bajo la intensa lluvia o elfrío cierzo que azotaba-; y se entrevistó con innumerablespersonajes, de toda condición y saber. Sus respuestas, plas-madas en su cuaderno de viaje, son las que sosegadamenteirá depurando, complementando y pasando a limpio en suaposento madrileño.

Alentado y guiado exclusivamente por su talento, irá pa-cientemente trazando y alumbrando la imagen con la morfo-logía de Aragón, recurriendo sistemáticamente a las medi-das angulares atesoradas. Comenzando por la elección deuna escala, insertará en su centro la capital e irá ubicandosucesivamente los núcleos de población que había observa-do. Finalmente, establecerá su contorno o frontera, y con-cluirá con el dibujo de los cursos fluviales que surcan susuelo y las montañas identificadas por sus naturales, tal co-mo le exigía el contrato suscrito. Reclamó a sus patrocina-dores el envío de algunos datos que precisaba, especial-mente de los valles pirenaicos y confines con el país vecino

Primera copia del mapa de Labaña en Ámsterdam.

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que no pudo recorrer, y con ellos, concluye el dibujo del ma-pa, apremiado por los diputados que ven que se va demo-rando excesivamente el proyecto y no cuentan todavía conresultados tangibles.

En 1615, Labaña remite a sus mecenas la imagen acaba-da, que será examinada con expectación y curiosidad. Entre-gada a una comisión de expertos, se censuran sus datos yse sugiere introducir algunas enmiendas. Así, entre las cu-riosas reacciones suscitadas se halla la de que lo había dibu-jado “mui montuoso y poco poblado”. Unas consideracio-nes que no gustaron al cosmógrafo y a las que respondióexponiendo sus motivos.

Finalmente -1616-, con los retoques ornamentales desti-nados a engalanar el mapa, llegaba la etapa de su grabado yestampación. Unas complejas tareas técnicas que obligabande nuevo a detener la marcha del proyecto, ya que en Ma-drid se contaba con escasos profesionales capacitados enesta actividad artística. El mapa de Cataluña había sido remi-tido a Amberes para su grabado y edición, que junto conÁmsterdam eran los centros especializados en la produc-ción de estampas cartográficas. Además, sabían iluminarlosprimorosamente, realzando su belleza y funcionalidad.Consciente de los riesgos que entrañaba un desplazamien-to -además de poderse extraviar en el camino, se corría elriesgo de que se introdujeran errores en su trascripción to-ponímica al no contarse con persona de confianza allí que

se responsabilizara de todo el trabajo-, Labaña opta por con-fiar la tarea a un grabador conocido, Diego de Astor, quienpaulatinamente abrirá en el domicilio del cosmógrafo lasseis planchas encargadas a Flandes, tutelando así todo elproceso de grabado y estampación -1616 a 1618-.

La demora irritaba cada vez más a los ansiosos diputadosaragoneses. Asumían que el autor, volcado en asuntos con-fiados por la Corona, perdía su interés en culminar el pro-yecto, cruzándose cartas extremadamente duras. En 1618,poco antes de partir para Lisboa, Labaña muestra al monar-ca el fruto de su labor, obsequiando con un ejemplar a cua-tro personalidades de la corte. Conocida la noticia, los dipu-tados consideraron herido su amor propio, ya que no se en-contraban entre sus privilegiados destinatarios, reclamandocon contundentes amenazas la entrega de las planchas. Pe-ro como constaba en el contrato, Labaña debía percibir unacantidad que se le adeudaba para estampar los ejemplaresy, posiblemente, ante las vigilias invertidas y las loas tributa-das a su trabajo, esperaba que le otorgaran algún tipo de re-conocimiento o merced, ya que no eran significativas las ga-nancias económicas cosechadas. Tras intervenir la justicia,las planchas salen del domicilio del cosmógrafo cuando éstese hallaba en Lisboa, entregadas por sus familiares, llegan-do a Zaragoza en el verano de 1619, procediéndose a partirde entonces a la inserción de la dedicatoria a los diputadosde ese año, su estampación y difusión.

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Mapa de la diócesis de Zaragoza extraída del mapa de Labaña.

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Una vez que las planchas se hallan bajo la tutela de la Di-putación del Reino, el mapa se estampará incesantemente,a medida que se iban agotando sus existencias. Con la in-serción de diversas rectificaciones -la frontera con el naci-miento de los ríos de la Sierra de Albarracín en Aragón- yadiciones -entidades de población, corregimientos y cami-nos-, la última estampación verá la luz en 1777. Y con losbombardeos de los franceses, las planchas -que se hallabanintervenidas por reparos puestos a la delimitación fronterizacon Francia por los censores de la Academia de la Historiaante el monarca- desaparecerán definitivamente entre susruinas.

El camino seguido hasta nuestros días por su imagen

cartográfica e Itinerario

En los albores de la década de 1630, un ejemplar del ma-pa llegará a Ámsterdam, ciudad especializada en la comer-cialización de saber geográfico, siendo reproducido con todafidelidad en sus talleres. Maquillada la imagen con su pecu-liar estilo, la ofrecerán insertada en los atlas o antologíascartográficas que venden por toda Europa, contribuyendoasí a proclamar su importancia y mostrar su identidad. Sucopiosa información territorial contribuirá a llenar el vacío dedatos que acusaban los mapas de España estampados enlos Países Bajos, tradicional proveedor de imágenes carto-gráficas de nuestro país.

Habituado a las loas dispensadas por el monarca, y resen-tido ante el severo trato y escaso reconocimiento mostradoa su obra por los diputados, Labaña se negó a entregar elcuaderno de notas con los datos obtenidos en su desplaza-miento, pese a la insistencia de aquellos. Invocaba que noestaba obligado a ello y, a la vista del contrato suscrito, ésteno lo aclara del todo. El caso es que, gracias a los datos to-mados y las anotaciones consignadas en su diario, redactóuna obra que tituló Itinerario del Reino de Aragón. Un sabro-so y documentado texto que adoptó la forma de diario y enel que nos desvela infinidad de noticias, no solamente delpaís, su economía, nobleza, historia, curiosidades, etc., sinotambién de su autor, formación y preocupaciones mostra-das, las acciones que despliega metódicamente, el momen-to histórico del viaje -los devastadores efectos producidoscon la expulsión de los moriscos- así como el rigor con queefectúa su trabajo. Pese a que es parco en consideracionespersonales -jamás emite una valoración personal o conside-ración afectiva-, constituye un testimonio sin parangón en lahistoria del conocimiento geográfico y la invención cartográ-fica. Además, conocemos todas las circunstancias que con-currieron y condujeron a su existencia. Un rasgo excepcio-

nal en el panorama científico de la época, al tener constan-cia de la infinidad de empresas malogradas o de las que susresultados han desaparecido, como la añorada Descripciónescrita por el maestro Esquivel y que Labaña llevaba consi-go y consultó en el transcurso del viaje.

Retomando el hilo de las vicisitudes experimentadas porel Itinerario, sabemos que Labaña accedió a sacar copias delmismo, algunas de las cuales constituyeron joyas bibliográfi-cas poseídas por la nobleza. A partir de aquí perdemos elrastro de los mismos. Sí sabemos que el bibliófilo IsaacVossio contaba con un Itinerario, y que su copiosa bibliotecafue a parar a la Universidad de su ciudad natal, Leiden. Des-cubierto el códice por el ilustrado Asso en 1782, al intuir susméritos, lo comunica a la Sociedad Económica de Amigosdel País, quien accede a subvencionar la confección de unacopia del mismo.

Son diversos los estudiosos aragoneses de los albores delsiglo XIX que se hacen eco de su existencia, como Antillón,3

avalando su importancia documental. Reclamada por el pú-blico culto, en 1895 se procede a su edición, prologada porSancho y Gil. Gracias a su lectura, tuvimos conocimiento desu importancia, en nuestro caso, como cuaderno de campogeográfico y testimonio cartográfico. Otros, en cambio, lohabían considerado como relato viajero, entre otros, GarcíaMercadal que, pese a su aridez narrativa y extensión, lo tra-duce e incluye en su antología. Tras haber sido objeto deuna tesis doctoral y explotado por diversos estudiosos delpasado, es en el transcurso de las últimas décadas cuandocontemplamos su verdadera eclosión, con una versión másdepurada, su reedición y una mayor difusión. Como cabíaesperar, resulta un texto muy apreciado por eruditos loca-les, quienes buscan ansiosamente las curiosas noticias re-gistradas de su localidad.

Agustín Hernando Rica

Universidad de Barcelona

1 De sendos testimonios contamos con facsímiles o ediciones. Asimismo,disponemos de una bibliografía que contempla los diversos aspectos de laexperiencia.

2 Gran parte de la documentación acumulada con motivo de la génesis y con-fección del mapa, como el contrato y la correspondencia cruzada entre laspartes, autor y diputados, fue publicada en el Boletín de la Real Academiade la Historia, Tomo LXXIX, Madrid, 1921. 320-361.

3 Isidoro de Antillón, Noticias históricas sobre el Mapa de Aragón que levantóen el siglo 17º el Cosmógrafo Juan Bautista Lavaña, Variedades de Cien-cias, Literatura y Artes. Tomo IV, Madrid 1804, 16-32 y 81-94. Su lecturarevela que conocía toda la documentación dejada por el proyecto y protes-taba ante la Academia de la Historia el secuestro de las planchas y losejemplares distribuidos tras la última estampación, ya que es su discursode ingreso como académico de dicha corporación. Este trabajo y la docu-mentación del mapa figura como apéndice en nuestro trabajo La imagende un país. Juan Bautista Labaña y su mapa de Aragón. Zaragoza, Institu-ción Fernando el Católico, 1996.18

Advertencias que hace el autor acerca del procedimiento utilizado.

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oy San Carlos es enZaragoza la bonitaiglesia barroca, de tra-za jesuítica, donde secelebran bodas y con-ciertos clásicos porsus excelentes cuali-dades acústicas. Des-

graciadamente no siempre puede visi-tarse por el turista o el aficionado al ar-te. Adjunta a la iglesia hay una residen-cia en la que se alojan sacerdotes an-cianos y algún que otro seglar. Inmer-sa en esta residencia, con escasísimoconocimiento del gran (y pequeño) pú-blico, existe una fastuosa biblioteca.Fastuosa más por el contenido quepor el continente, que es sin embargodigno. Todo el conjunto está siendorestaurado. Las fachadas van muyadelantadas y luego se continuará conel interior. Las obras, sobre todo en

estos tiempos de penurias económi-cas, llevarán su tiempo y no sabemosqué criterios se seguirán. En la facha-da al Coso Bajo hay una ringlera detiendas que afean extraordinariamentela vista del edificio. Quizá, con algo desuerte, las veamos eliminadas.

Pese a tan escasa atención hay queseñalar que la historia del enclave deSan Carlos es sin embargo dilatada ycompleja. Pensamos que es intere-sante dar alguna noticia de ella antesde hablar de su biblioteca. El área dela ciudad donde se edificaron la iglesiay el colegio de jesuitas, luego semina-rio, perteneció a un extremo de la ju-dería zaragozana. El emplazamientopudo ya venir de la época goda y si-guió en los siglos mulsulmanes. Fuerespetado por Alfonso el Batalladorcuando la reconquista de la ciudad en

1118, si bien amurallado y flanqueadopor iglesias como la de San Andrés,San Pedro, San Juan y San Lorenzo,todas desaparecidas entre los siglosXIX y XX. La judería comenzaba en lacalle San Gil, antigua plaza de la Veró-nica, y seguía por la parte izquierda delCoso Bajo hasta la Magdalena. Dispo-nía de una puerta, tres postigos y untrenque según noticias de Ricardo delArco en su Zaragoza histórica. Enaquel gueto vivieron desde el comien-zo del XII hasta el final del XV de dosa cuatro mil personas según los mo-mentos, con sus autoridades, indus-trias y sinagogas. Hasta disponían deun castillo con siete torreones, deno-minado por el pueblo “la cárcel de losjudíos”, que se sitúa precisamente enel área de San Carlos. Los hombressalían al exterior para sus negocios ytrabajos, las mujeres, niños y ancianos 19

Historia y Arte / REPORTAJES

El Real Seminario Sacerdotal de

San Carlos

Entrada a la iglesia de San Carlos Borromeo de Zaragoza, enfrente de la llamada Casa de los Morlanes, linaje de artistas y poetas.

H

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prácticamente nunca. Expulsados losjudíos en 1492 Fernando el Católicodonó este amplio recinto, quizás deunas tres o cuatro hectáreas, a JuanCabrero, “su fiel camarero”, quien sereservó algunas cosas y donó de in-mediato el grueso a la ciudad. Fueronedificándose casas y hasta palacios,como el del Reino, donde tuvo su se-de la Real Sociedad Económica duran-te muchos años hasta su demolicióncuando la apertura de la calle de la Ye-dra (hoy San Vicente de Paúl), tambiénla Casa de los Morlanes, y algunosotros. Hacia 1554, todavía en vida deSan Ignacio, vemos instalados a los je-suitas cerca de la calle Mayor, estoes, al otro extremo de la entrada de di-cha judería por San Gil. Ocuparon losjesuitas unas casas en las que se habi-litó una pequeña capilla dedicada aNuestra Señora del Belén. En años si-guientes, por compra y donación, seamplía el solar a otras casas conti-guas, donde por cierto se toparon conun corral que había sido la sinagogamayor. Hacia 1574 se derriba aquelconjunto provisional para construir laactual iglesia dedicada a la InmaculadaConcepción de María, advocación queen rigor, y no la de San Carlos, segui-ría siendo la actual. Junto a ella edifi-caron un colegio. Todo esto lo cuentamuy documentadamente Ramón He-rrando Prat de la Riba en un libro dedi-cado a los estudios sacerdotales queandando el tiempo (1920-1925) haría

en este seminario diocesano de Zara-goza San José María Escrivá de Bala-guer. La iglesia primitiva, obra de losjesuitas, experimentó profundas re-modelaciones en el siglo XVIII, tam-bién por la mano de constructores dela orden, pero de estos aspectos artís-ticos se dará cuenta en otro númerode la revista dedicado al conjunto mo-numental de San Carlos. Ahora esta-mos en la biblioteca y aún extendién-donos demasiado.

Los jesuitas en Zaragoza.

Baltasar Gracián

La llegada de los jesuitas a Zaragozay su posterior dedicación a la enseñan-za suscitó bastante polémica en la ciu-dad, sobre todo cuando en 1627 secrearon en este colegio los EstudiosMayores, a los que la Universidad Pe-dro Cerbuna se opuso. En todas partesse temió a esta orden a poco de sufundación tanto por la preparación desus miembros como por sus relacio-nes con estamentos poderosos, con-secuencia de una enseñanza destinadaa las élites de cada momento. La or-den en sí y la obediencia de sus miem-bros a una autoridad central romana,fuera el papa o el general de la compa-ñía, les fue dotando de un aire transna-cional, de pertenencia a un universocristiano globalizado que resultabamuy extraño para los religiosos deotras órdenes tan pegados al terruño.

Se les temía y se les envidiaba, o seles envidiaba porque se les temía. To-do lo cual habría de propiciar la poste-rior expulsión de la orden cuando entiempos de Carlos III el asunto revistióuna rivalidad de poderes que el Estadoquiso zanjar a la brava.

En este colegio desempeñó su do-cencia desde 1651 el eximio jesuitaBaltasar Gracián, que en aquella épocapublicó en Zaragoza su Criticón y pre-paró otras muchas obras publicadas aveces con su nombre y otras con ex-trañas referencias. Aquí permaneció elgran pensador aragonés durante casiquince años, con escapadas a Huescapara deleitarse con la amable y cultaacogida de Lastanosa, y aquí tambiénmantuvo frente a las autoridades de laorden sus diferencias intelectuales,propias de un espíritu rebelde con losangostos límites de la ortodoxia delmomento.

Frente a la iglesia de San Carlos es-taba y está la llamada Casa de losMorlanes, hoy restaurada y destinadaa Filmoteca municipal. Esta de losMorlanes fue una importante familiaaragonesa de artistas y literatos, conalguno de los cuales tuvo Gracián am-plia relación fruto de las tertulias poéti-cas tan en boga en la Zaragoza de me-diados del XVIII.

Tras la expulsión de la Compañía deJesús en 1767 el colegio quedó aban-donado unos años hasta que se convir-

Ruinas del Seminario. Grabado de Gálvez y Branbilla.

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tió en el Real Seminario diocesano deSan Carlos, nombre elegido sin dudaen loa del monarca expulsor. Allí comohemos dicho completó su formaciónreligiosa en tiempos ya contemporáne-os el nuevo santo monseñor Escriváde Balaguer, fundador del Opus Dei.

Durante la guerra de la Independen-cia la iglesia y el Seminario de San Car-los soportaron en primera línea losefectos de la contienda cuando losfranceses en el segundo Sitio rebasa-ron las murallas del Huerva. Servía dealmacén de municiones, uno de los va-rios que se improvisaron en la ciudad.Desde su imponente mole se presen-tó una viva resistencia de la que nosqueda abundante iconografía. Quedóparcialmente destruido, sobre todo enla fachada secundaria que se abre alCoso Bajo. Fue reconstruido en variasetapas aunque se abandonase uno delos colegios adjuntos, al que se acce-día por un pasaje elevado. Pero la igle-sia y la biblioteca quedaron indemnes.

De la época de los Sitios nos que-dan, además de los grabados de Gál-vez y Brambilla, algún cuadro de la de-fensa del Seminario de San Carlos yotro muy singular de la entrada glorio-sa de Fernando VII en Zaragoza, cuan-do tras la retirada del ejército napoleó-nico regresaba a España en 1814 des-de Valençay. Venía a Valencia para ju-rar la Constitución, pero Palafox le con-venció para que se detuviera en nues-

tra ciudad. Juró Fernando la Constitu-ción en el Pilar, en Valencia ya se mos-tró renuente. En el cuadro de referen-cia se distingue a Fernando sobre uncarretón engalanado pasando triunfan-te ante las ruinas de San Carlos por elCoso Bajo: arrastran la carreta hom-bres del pueblo y algunas doncellasvestidas a la moda del Imperio.

El caballero Roda y Arrieta

De extracción humilde, Manuel deRoda y Arrieta estudió en el colegio dela Compañía, siguiendo luego como“manteísta” -esto es, como becadoportador del manteo, obligado a distin-tos trabajos al no ser alumno de pago,su formación de jurista en la universi-dad de Zaragoza. En Madrid ejerció suprofesión de abogado sin grandes no-vedades hasta que al amparo de la fac-ción del duque de Alba, todavía bajo elreinado de Fernando VI, empezó aprosperar. Su primer cargo importantefue como agente de preces y luego,embajador en Roma. En 1765 fuenombrado ministro de Gracia y Justi-cia, cargo que mantuvo durante másde quince años, ejerciendo una pode-rosa influencia en el reinado de CarlosIII. Consta que fue afiliado a la primeralogia masónica española bajo el tam-bién primer Gran Oriente el duque deAlba. Roda fue uno de los agentesmás destacados de la expulsión de losjesuitas españoles, de la cual el conde

de Aranda quizás fuera simple ejecu-tor. El famoso motín de Esquilache,hábilmente manipulado por la camarillareal, fue atribuido a los miembros de laCompañía, justificando la cruel ordende expulsión. Cruel, aparte de las razo-nes políticas, por la forma en que sellevó a cabo. Más de seiscientos jesui-tas embarcados en los puertos de Le-vante fueron dando tumbos por el Me-diterráneo sin que ningún estado qui-siera aceptarlos. Apartado del poder,Roda muere en La Granja, siendo in-vestido a título póstumo marqués deRoda.

A través de sus cargos y larga estan-cia en Roma, Roda tuvo la oportunidadde reunir una biblioteca muy variada,sobre todo en cuanto a la cultura de laIlustración. Por disposición expresa delantiguo alumno del colegio de los je-suitas todos estos libros vinieron a SanCarlos. Se compensaba así la desapari-ción de tantas bibliotecas como llega-ron a existir en Zaragoza y Aragón. Ri-cardo del Arco hace un recuento de al-gunas en su libro Figuras Aragonesas:la de San Juan de la Peña, la de SanVictorián, la de Jerónimo Zurita, la dela Cartuja de Aula Dei, la librería de An-tonio Agustín, la de Luis de Salazar,etc. Los ilustres predadores van desdeD. Ramón Berenguer, Príncipe de Ara-gón, hasta el mismo Conde Duque, pa-sando por otros menos importantes. ElEscorial, Monserrat, Simancas y otrosfamosos panteones de libros han sido

Historia y Arte / REPORTAJES

Cuadro del pintor valenciano Miguel Parra Abril (1780-1846), en el que sobre la plantilla de los grabados de Gálvez y Brambilla se ha figurado el paso de un triunfante Fernando Vll ante las ruinas del Seminario de San Carlos.

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los destinatarios de los fondos arago-neses. Reconforta pues que el caballe-ro Roda nos legara su biblioteca y quela iglesia la haya conservado tan bien.

Enclave histórico

Todo esto merece alguna reflexión:la importancia histórica del recinto deSan Carlos, testigo de tantos sucesos;rincón de la poderosa judería zaragoza-na que tanto ayudó a Fernando en susempresas para ser luego expulsada si-guiendo políticas ajenas a los interesesdel Reino; el establecimiento en la ciu-dad de la inquietante orden ignaciana,cuyos hermanos edificaron primero laiglesia y al cabo de un siglo, ellos mis-mos, sin arquitectos exteriores, la re-decoraron y actualizaron en el más es-pléndido barroco, el del buen gusto,quizás siguiendo el patrón de la iglesiaromana del Gesú (iglesia del SantoNombre de Jesús); las andanzas del in-quieto Gracián escamoteando la disci-plina, frecuentando las tertulias poéti-cas y recibiendo amonestaciones y exi-lios; el colegio, convertido ya en el Re-al Seminario, recibiendo una bibliotecamonumental de su antiguo alumno Ro-da, convertido en una personalidad.¿Cuáles serían los pensamientos delministro? ¿Le guió el resentimiento decolegial becado cuando promovió laexpulsión de sus antiguos maestros?,¿o fue el recto convencimiento de queaquella enseñanza elitista no era laadecuada para el país? ¿O, quizás, sim-ples celos regalistas acordes con elsentimiento de Carlos III? ¿Y, por quéese empeño de que su biblioteca fueraa parar a San Carlos, incluyendo las es-tanterías?, ¿algún tipo de arrepenti-miento o nostalgia? Sigue luego la his-toria mostrando la heroica defensa deZaragoza desde San Carlos, que es asu vez testigo de la entrada de “El De-seado”, que pasa ante sus ruinas consu carreta arrastrada por doncellas ves-tidas a la moda napoleónica: ¿eran yaesas graciosas túnicas la señal de larevolución triunfante, de que la resis-tencia había sido inútil?

Termina la vida del seminario conesos cinco años de estancia del santofundador del Opus Dei. Y ya es coinci-dencia la de que vislumbrase su futuraobra estudiando en el viejo solar jesuí-tico. Y es que hay rincones mágicosaunque no lo sepamos.

Santiago Parra de Más

UNA BREVE HISTORIA

l seminario sacerdotal deZaragoza fue fundado en1737, instalándose pocodespués en la plaza delReino. Cuando los jesuitasfueron expulsados y estan-do vacante su colegio de la(más tarde denominada

así) plaza de San Carlos, se traslada allíen 1769, bajo la denominación de RealSeminario Sacerdotal de San Carlos. Aeste mismo emplazamiento se lleva la

BBiibblliiootteeccaa ddeell RReeaallSSeemmiinnaarriioo SSaacceerrddoottaallddee SSaann CCaarrllooss

EMarqués de Roda, por Pompeo Batoni.

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Historia y Arte / REPORTAJES

Biblioteca de San Carlos (fotografías, Fernando Lozano).

pequeña biblioteca de que disponía el seminario, siendo deadvertir que la que disponía el colegio de los jesuitas habíasido “integralmente” retirada y trasladada con anterioridadpor cuenta del Estado.

Nada quedaba pues de la biblioteca de los jesuitas cuandomuere el 30 de agosto de 1782 el Excmo. Sr. D. Manuel deRoda y Arrieta, ministro de Gracia y Justicia de Carlos III,aragonés de nacimiento. En memoria testamentaria autó-grafa escrita el 13 del mismo mes, incorporada a la matrizdel testamento otorgado en Madrid a 29 de diciembre de1771, dejaba su “librería entera” al Real Seminario Sacerdo-tal de San Carlos de Zaragoza, disponiendo el lugar dondese había de colocar.

Es muy interesante la advertencia que hace el testadorsobre los “libros prohibidos”: dice que “… he tenido licen-cia de los Señores Inquisidores Generales para leer y tenerlibros prohibidos y la misma facultad me concedieron los Pa-pas Benedicto XIV y Clemente XIII; he comprado y tengoen mi librería muchas obras prohibidas; y habiendo hechopresente al Sr. Inquisidor General mi intención de que pormi fallecimiento no se vendiesen ni se separasen, sino quese conservase la librería entera (…) se dignó concedermeesta gracia por su Despacho de 27 de enero, de 1781”.

Y por último, “Prevengo también y quiero que la conduc-ción de dicha mi Librería a Zaragoza y Seminario de San Car-los la ejecuten mis testamentarios a mis expensas”.

Con el legado de Roda, su “Dama”, como él mismo deno-minaba a su biblioteca, el Seminario de San Carlos tiene la

categoría de poseer una de las mejores bibliotecas particula-res de España.

Otros fondos, ya de menor significación aunque siempreimportantes, fueron incorporándose a la biblioteca actual deSan Carlos. Así los que se adquirieron en 1837 de la antiguabiblioteca de San Ildefonso, aparte de algunos legados comoel que en 1918 donó el M. I. Sr. D. Vicente Agustín Pardo.

En estos últimos años se ha efectuado una catalogacióncompleta de la biblioteca. Fue realizada por D. José Martí-nez Planell, del cuerpo de Archiveros, con la colaboración deD. Francisco Izquierdo Trol y D. Agustín Fontcuberta Mem-brado. Existe también un volumen en el que aparece la rela-ción de manuscritos e incunables, casi todos pertenecientesa la biblioteca de Roda.

Descripción general

La biblioteca ocupa dos grandes salas rectangulares. En susparedes están ubicadas las estanterías originales de Roda. Elnúmero de libros está en torno a los 16.000 volúmenes. Losmanuscritos son 225, de los siglos XIV al XIX. Los impresosincunables son 84. Los libros se mantienen en el mismo or-den que D. Manuel los tenía. El criterio general de su ordena-ción es fundamentalmente temático y por volúmenes.

La biblioteca refleja perfectamente el espíritu de su pro-pietario. El marqués de Roda fue un gran ilustrado, uno delos más notorios ilustrados aragoneses, y un gran bibliófilo.

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Ya en su época de ministro plenipotenciario ante el papaempieza a seleccionar y adquirir obras importantes en Ro-ma. Más tarde, tendrá agentes bibliófilos en diversos luga-res de Europa. A D. Manuel le encantan los libros importan-tes y, sobre todo, bellamente impresos. Como ilustrado, leinteresan toda clase de temas. Por ello, la temática de los li-bros es variadísima: clásicos griegos, obras de los SantosPadres, Biblias políglotas, libros de viajes, ciencias natura-les, oficios, enciclopedias, oratoria, arquitectura, balística,física y química, literatura, clásicos españoles, numismáti-ca, etc. Es muy notable la colección gráfica de autores y ga-lerías de arte universales.

MANUSCRITOS

Son 225. Reseño simplemente alguno de ellos: Tratadosde Cicerón, Plauto, Quinto Horacio Flaco, Papeles varios deAntonio Agustín, El fuero de Sobrarbe con historia y notaspor Don Joan Luis López, papeles de jesuitas, Apuntes de ar-quitectura, Cartas y papeles originales del venerable SeñorPalafox, Cartas de la venerable madre Sor María de Ágreda aFelipe IV y de éste a aquélla, desde el año 1643 a 1665.

Destaco, por su importancia, los siguientes manuscritos:

I Crónica de Bernard Desclot. Llibre del rei Pere d’Aragon edels seus Antecessors. La crónica de Bernat Desclot esuno de los monumentos de la historiografía medieval dela Corona de Aragón, compuesta en catalán hacia 1383-1388. Trata de la historia del reinado de Pedro IV el Cere-monioso, pero también rememora los orígenes de la Co-rona y los reyes que le precedieron, su abuelo Jaime II ysu padre, Alfonso IV.

II Sonetti e Canzone, Tiomphi di Messere Francesco Petrar-cha in vita di Madonna Laura. Manuscrito del siglo XVI enfinísima vitela. Consta de 193 hojas a irla coúnna, caligra-fiada con letra de la época y en italiano. Tiene dos partes.La primera corresponde a Sonetos y Canciones de Petrar-ca. Todas las capitales están pintadas y en oro. Casi todaslas “O” y “Q” contienen pequeñas cabecitas pintadas. Lasegunda parte, la más importante, contiene los triunfosde Petrarca. Las capitales son más complejas y ricas. LosTriunfos están pintados en láminas con escenas alegóri-cas para cada uno de ellos: Triunfo del Amor, Triunfo delPudor, Triunfo de la Muerte, Triunfo de la Fama, Triunfodel Tiempo, Triunfo de la Eternidad.

IIILibro de Horas de Fonseca. Es el libro más importante dela biblioteca. Perteneció al obispo de Palencia, don JuanRodríguez de Fonseca, para quien fue iluminado en Brujaspor los años 1506-1514. Su escudo aparece en la láminacorrespondiente al mes de junio, mes de san Juan. Poste-riormente se pintaría la lámina primera, pues lleva el escu-do del cardenal Benito Odelaschi (después, Inocencio XI);este escudo aparece en dos meses del calendario. Es unrico manuscrito sobre vitela. Encuadernado en tapas demadera recubierta de concha y figurado en marco de platacon adornos y cierres del mismo metal. Los cantos sondorados.

Contiene un calendario con escenas ilustradas a todo co-lor con los oficios propios de cada época del año. Lo másdestacado son las 47 láminas enteras orladas. Las esce-nas de los apóstoles y la vida del Señor son magníficas.El follaje, pájaros y animales que llenan las orlas, son mi-nuciosos. D. Federico Torralba lo describe: “Es ejemplarextraordinariamente rico por su ornamentación. El conjun-

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Rariorum plantarum. Obra general en seis volúmenes manuscritos del siglo XVII, encuadernados todos ellos en vitela. Contiene un gran número de variedades deflores: rosales, tulipanes, narcisos, claveles, dalias, lirios etc., pintadas directamente sobre el papel y a color.

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to de ilustraciones y orlas es siempre de un gran primorpero de ejecución variada, siendo posible diferenciar porlo menos tres manos. Los temas y los personajes recuer-dan sin duda a varios de los grandes pintores flamencosde la época, hasta el punto de que en alguna de las pági-nas, que acumulan varias historias como un retablito, apa-recen auténticas reproducciones de cuadros que conoce-mos; los maestros que inspiraron esta decoración sonMemling, Gérad David, Van der Goes, principalmente, pe-ro no deja de existir también algún modelo de Van Eyck.En breve, la editorial Siloé editará una edición facsímil deeste hermoso libro.

lVRariorum plantarum quae vel in hortis excoluntur vel alibisponte proveniunt florunque elegantia et veritate placentad vivium manu depictarum. Obra general en seis volúme-nes manuscritos del siglo XVII. Encuadernados todos ellosen vitela. Contiene un gran número de flores: rosales, tuli-panes, narcisos, claveles, dalias, lirios etc., todas ellas pin-tadas directamente sobre el papel y a todo color. Magis-tralmente ejecutados y dibujados. En su representacióngráfica se ha puesto el máximo esmero y detalle. Destacasu colorido vivo y fascinante. Magnífico estado de conser-vación.

INCUNABLES:

Cito los siguientes:

• Sebastian, Grant: Salutífera navis• Campano, Giovanni Antonio: Opera Omnia• Marco Tulio Cicerón: Cuestiones Tusculanas• Esopo: Fabulae et vita Aesopi cum comento per Francis-

cum de Tuppo

• Ptolomeo, Claudio: Cosmographia latina• Luis Diez de Aux: Traducciones de los Himnos que hizo

Aurelio Prudencio• Vincencio Blasco de Lanuza: Historias eclesiásticas y se-

culares de Aragón en que se continúan los Annales• Juan de Jesús María: Libro de la Vida en la escuela de la

muerte• Juan de Roda y Bayas: Recopilación de los más selectos y

experimentados remedios, simples y compuestos, para lacuración de las enfermedades y accidentes de cirugía

• Leonardo Craso: Hipnebrotomachia Poliphili ubi humanaOmnia non nisi somnium esse docet. Un libro de gran re-percusión en la arquitectura y escultura urbana de los si-glos XVI y XVII

Otros libros y colecciones destacables:

1 José Berni y Catalá: Creación, antigüedad y privilegios delos títulos de Castilla. Es un libro lujoso que describe losdiversos títulos nobiliarios de la época de Carlos III, aquien está dedicado. Encuadernado en piel color grana.En la cubierta y contracubierta está estampado el escudoreal en oro. El retrato de Carlos III aparece en el folio nº 4pintado en acuarela y lápices de color. Le acompañan pin-turas de cañones, balas, fasces, la balanza de la Justicia yMinerva con lanza y escudo.

2.Ovidio: Metamorfosis. Libro de presentación magnífica enpiel. Llama la atención el conjunto de grabados.

3 Arts et Metiers. Es una colección típica de la Ilustración.Consta de 30 volúmenes, en los que se describen todoslos diversos trabajos artesanales de la época. Los oficiosse ilustran con multitud de láminas explicativas.

4 Memoirs por l’Histoire des Sciences et de Beaux Arts. Esuna colección celebérrima que utilizaban los ilustrados enaquella época. Empieza en enero de 1701 y termina enoctubre 1772. Está completa.

Conclusión

Podemos concluir diciendo que el Real Seminario Sacer-dotal de San Carlos está orgulloso de poseer una de las másbellas bibliotecas particulares existentes en España. Es qui-zá la segunda de las bibliotecas españolas en cuanto a laproducción bibliófila francesa de la época de la Ilustración,conteniendo ediciones completas de las revistas del mo-mento. Son muchos los investigadores que acuden a con-sultar estas obras, sobre todo desde que la catalogación delos fondos empieza a ser accesible y pública. La conserva-ción de los libros en general tiene un nivel alto. El mobiliario,en cambio, necesita de una importante revisión. La Conseje-ría de Cultura de la Diputación General de Aragón está pa-trocinando su informatización, contribuyendo también a larestauración de los armarios: el primero de ellos ya ha sidocompletado con la consiguiente limpieza de los libros en élcontenidos. Pero faltan muchas cosas y es obligatorio decirque cualquier tipo de ayuda será bien recibida.

R.P. Manuel Tartaj

Director del Real Seminario de San Carlos

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Historia y Arte / REPORTAJES

Biblia políglota.

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a sierra de Albarracín es una tierra rica envalores. Aunque en este sencillo artículo va-mos a ocuparnos de los bienes muebles deeste territorio, recuperados además por laFundación Santa María de Albarracín, permí-tanme que a modo de introducción conside-re muy brevemente la riqueza natural e his-tórica de esta comarca turolense.

Es este un territorio montañoso, de altos y dominantesaplanamientos. Es una sierra chata por plana, que cuenta sinembargo con salientes elevaciones montañosas y profun-dos valles, que vienen a acuñar los mayores contrastes delterritorio y de su paisaje. Frente a las parameras calcáreascon bosques abiertos cuando los hay, de sabinas, carrascasy pinos sueltos, se dan igualmente frondosos pinares en es-pacios más altos y húmedos de la sierra. Por destacar algu-nas singularidades, mencionamos por ejemplo los paisajesde rodeno, de Albarracín, Bezas y Ródenas; así como los do-minios kársticos de Pozondón, Griegos o Frías; las especta-culares formaciones periglaciares del Tremedal, o los paisa-jes fluviales del Guadalaviar y del Tajo, entre otras.

Es también una tierra cargada de historia. Puesto que ha-blamos de la sierra de Albarracín, hemos de restringir el te-rritorio a la denominada comunidad histórica de Albarracín ya su peculiar devenir. Hunde sus raíces en la Edad Media,asociada en origen al señorío independiente cristiano de Al-barracín, en el último tercio del siglo XII, superado el domi-nio musulmán, y quedando en manos del los señores nava-rros de Azagra. Bajo el dominio de los Austrias, esta comuni-dad madura consiguiendo mayores prerrogativas hasta suseparación en 1689. Sus cuatro sesmas iniciales se incre-mentan desde el siglo XVII al XIX, hasta contemplar los vein-titrés municipios actuales, incluida la ciudad de Albarracín.

Esta peculiar historia, siempre a regañadientes de Albarra-cín, ha dejado un gran patrimonio arquitectónico y mueble,este último bastante mermado debido a la guerra civil. Salvola ciudad de Albarracín, que ha actuado siempre como cabe-cera del territorio, los municipios serranos son pueblos gana-deros de sencilla arquitectura residencial, con rotundas cons-trucciones cuando se trata, esporádicamente, de edificiospertenecientes a alguna notable familia de ganaderos. Soncasas de hasta dos niveles, levantadas en la piedra del lugar,26

LLa riqueza mueble de la sierra de AlbarracínUN PATRIMONIO EN REGENERACIÓN

Iglesia del Villar del Cobo.

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Aragón / REPORTAJES

normalmente con pocos huecos, cubiertas a dos aguas, cua-dras y corrales contiguos, siempre dejando un urbanismoabierto hacia el campo, con amplias calles anudadas por pla-zoletas sucesivas que facilitaban el tránsito del ganado. Elayuntamiento y la iglesia constituyen el patrimonio mayor decualquier localidad.

Muchas de las iglesias se encuentran desnudas. Su patri-monio mueble ha desaparecido y su valor preferente es elarquitectónico. En general, suelen ser iglesias de los siglosXVI y XVIII, que en otras ocasiones poseen una gran dota-ción histórica como ocurre con las iglesias de Ródenas, Vi-llar del Cobo, Gea de Albarracín y Orihuela del Tremedal, delas que a continuación nos ocupamos por ser en ellas dondeen mayor medida se vienen recuperado bienes muebles deinterés.

La Fundación Santa María de Albarracín desarrolla anual-mente un ciclo de cursos superiores para técnicos en res-tauración. Son cursos aplicados, de naturaleza práctica, quefacilitan la restauración gradual de estos bienes. Aplicandoeste sistema se han recuperado diferentes pinturas de ca-ballete, libros, textiles, grabados y dibujos, orfebrerías, etc.,muchos de estos bienes pertenecientes al patrimonio serra-no. Veámoslo a continuación por etapas e intervenciones:

La huella del Medievo queda muy patente en Albarracín.El castillo y los recintos amurallados, así como su fuero y losnumerosos restos cerámicos, metálicos y óseos, inventaria-dos, restaurados y expuestos en el museo de la ciudad, sonun claro ejemplo. En concreto, y sin entrar en detalles, unade las colecciones cerámicas más importantes del siglo XIes la que actualmente se presenta en el museo de Albarra-

cín, procedente de las excavaciones de su castillo. Hemosde considerar también el testimonio pictórico de la iglesiade Santiago (retablo de San Sebastián) y varias de las tablaslocalizadas en el museo diocesano, pertenecientes en suconjunto al siglo XV y la mayoría intervenidas por la Funda-ción.

En el conjunto de la sierra son notables estos bienes me-dievales por su calidad. En Orihuela del Tremedal cuentancon una extraordinaria talla románica de la virgen del Treme-dal (siglo XII). De Noguera de Albarracín es una magníficacruz procesional del siglo XIV, con algún esmalte que pudie-ra ser bizantino, recuperada en estos años pasados y depo-sitada en el museo diocesano de Albarracín. De este mismosiglo, y hasta el XVI, se han sometido a un tratamiento deconservación reciente cinco documentos en pergamino delVillar del Cobo. También se ha intervenido en las dos tablasdel XV, procedentes de esta misma localidad y pertenecien-tes a un posible retablo tardo gótico desaparecido. Son lastablas de san Fabián y san Sebastián, francamente deterio-radas, afectadas por xilófagos y con importantes pérdidasde policromía, que se expondrán próximamente en la iglesiade esta localidad.

La huella renacentista no es menos sorprendente. Lasiglesias más importantes de Albarracín, incluida su catedral,se reedificaron el siglo XVI, de ahí que los testimonios deeste periodo sean igualmente elocuentes. De todos ellos seintervino en el retablo de San Pedro de la catedral, atribuidoa Cosme Damián Bas, y uno de los más significativos de lalocalidad por su calidad y estado de conservación, así comoen la sarga que le sirvió de guardapolvo, que se encuentratodavía en su localización original, la iglesia de Santa María.

Detalle cerámico, siglo XI.

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También se actuó en el sagrario del retablo mayor de estamisma iglesia, decorado entre querubines, mascarones, ca-denetas y vegetales, con bajo relieves de san Pedro y sanPablo en los laterales del cuerpo principal, y la Resurrecciónde Cristo en el frontis, franqueado a su vez con tres colum-nas de orden corintio; o por ejemplo, en las pinturas mura-les de la denominada Parroquieta del claustro, o capilla de laInmaculada, en la que aparecieron importantes grisallas detamaño natural alusivas a la vida de la virgen. En el museodiocesano pueden observarse numerosas pinturas y algu-nos textiles de esta época, atendidos igualmente en losmencionados ciclos formativos.

Son muy numerosas las iglesias del siglo XVI levantadasen el resto de la comarca de Albarracín. Buenos ejemplosconstituyen las erigidas en Terriente (desprovista de equipa-miento mueble alguno), Villar del Cobo, Valdecuenca y Ró-denas. En esta última iglesia merecen destacarse el retablode san Juan Bautista y una tabla del mismo siglo XVI, actual-mente en restauración. Sin embargo, la Fundación ha cen-trado su actuación en un impresionante conjunto textil decasulla, dalmáticas y capa pluvial perteneciente a Orihueladel Tremedal, elaborado en terciopelo rojo de gran calidad,con impactantes bordados en relieve entre motivos vegeta-les, geométricos y figuraciones religiosas, con finos hilos deoro. En la actualidad quedan por concluir las dos dalmáticasdel trío.

El Barroco es el estilo que mejor se encuentra representa-do en la zona. La mayor parte de las iglesias fueron redeco-radas, si no construidas, en el siglo XVIII, como consecuen-cia del desarrollo económico que vivió el país y, a la par, es-te territorio. El impulso de la ganadería y la derivada indus-tria textil facilitaron un decisivo despegue económico de lasierra de Albarracín, que se manifestó también en la impor-tante producción de bienes muebles, que han llegado hastanosotros. Hemos de considerar también que fue este un es-tilo rotundo y decisivo, a la par que cercano a la contempo-raneidad, facilitando de este modo su pervivencia última. Ladesamortización y las guerras de la Independencia y la civildel siglo pasado han mermado este patrimonio y por su-puesto el de periodos anteriores.

Se dice que el mejor Barroco arquitectónico de la provinciade Teruel lo constituye el de la iglesia de Orihuela del Tre-medal. Desde luego se trata de una impresionante construc-ción del XVIII que sobresale, impetuosa y maciza, por enci-ma del rosario de casitas que configuran la localidad, aseme-jando más por su porte al de una catedral. Son muchas lasiglesias de la zona que pertenecen a este periodo: la de No-guera de Albarracín, Tramacastilla, Moscardón, Guadalaviar,El Vallecillo, Griegos, Torres de Albarracín y Bronchales, es-tas últimas del siglo XVII. El apogeo económico referenciadoposibilitó también la renovación de casi todos los caseríos yla construcción de notables edificios residenciales, normal-mente con buenas forjas decorando sus fachadas.

En cuanto a bienes muebles barrocos, la intervención dela Fundación se centró especialmente en la localidad de Al-barracín con la recuperación de los retablos del Dulcísimonombre de Jesús y de san Antonio de Padua, en la iglesiade Santa María, y el retablo de la capilla privada del obispo,sita en el antiguo palacio episcopal, además de numerosasesculturas, instaladas en el museo diocesano que cobija es-te palacio. En pintura se han recuperado la totalidad de loslienzos que constituyen la colección del mencionado mu-seo, en su mayoría pertenecientes a este periodo, entre lasque sobresalen las firmas anónimas de un Cristo crucifica-do, copia de un original de Mengs, perteneciente al Museodel Prado; un san Miguel Arcángel, san Antonio de Padua,virgen con el niño, etc.

En Gea de Albarracín se restauró el magnífico lienzo de laAdoración de los Reyes y, relevante por su significado, elpatrón de la localidad, San Bernardo, que es una esculturade bulto redondo con incrustaciones de cristales y cueros,ambas piezas depositadas en la iglesia de la villa. Quizás laobra más significativa por sus proporciones (223 x 146 cm)es el grabado de la Anunciación, de origen francés y realiza-do con nueve planchas, que pertenecía al convento de lascapuchinas, todo ello del siglo XVII, como también lo es lavirgen de la Esperanza, expuesta en el pabellón de la SantaSede en la Exposición Universal de Zaragoza. Es una escul-tura femenina de bulto redondo y tamaño natural que desta-ca por su exquisita policromía y por el manifiesto embarazoque presenta la talla, simbolizado a su vez con el bajo relie-ve del sol central que cubre su vientre. También se intervi-no en cuatro libros, dos de ellos pertenecientes a este pe-riodo (Índice alfabético de los nacidos y bautizados en laiglesia parroquial de San Bernardo de la iglesia de la villa deGea, y Libro de bautismos, casados y muertes desde 1618),que actualmente están depositados en el archivo parroquialde la localidad. Por último se acaba de restaurar, en este ca-so para la localidad del Villar del Cobo, La muerte de san Jo-sé, otra de las anónimas pinturas barrocas de la zona.28

La muerte de san José, siglo XVIII. Villar del Cobo.

Capa Pluvial, siglo XVI. Orihuela del Tremedal.

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Los bienes recuperados más recientes pertenecen al sigloXIX y principios del XX. En concreto se trata de un viacrucisde papel, perteneciente a Ródenas, y de un grabado de lavirgen del Pilar, localizada en la iglesia de Santiago, en Alba-rracín. Un manto de la virgen de Orihuela del Tremedal aca-ba de restaurarse, con su saya y el manto del niño, y añosatrás, un libro de bautizos, confirmaciones y matrimonios(1859-1886) de la localidad de Gea de Albarracín.

Quizás este patrimonio mueble de la sierra de Albarracínpuede ser uno de los pretextos para iniciar un recorrido dife-rente por este singular territorio. Como hemos visto, los bie-nes de Orihuela del Tremedal y de Gea de Albarracín pue-den ser el atractivo de la entrada o salida de este sugerentecircuito que considere el resto de las iglesias del territorio,sin olvidarnos, cuando menos, de las de Ródenas, Villar delCobo y del mismo Albarracín. El arte mueble parcialmenterecuperado, dicta el guión.

Quizás nos hayamos podido dejar en el camino algún otrobien que merecía ser reseñado, pero en conjunto, lo mássignificativo es, en mi opinión, la existencia de ese gran pa-trimonio mueble que poseen como dotación buena parte delas iglesias de la sierra de Albarracín, y la increíble labor demejora de los mismos que se viene desarrollando desde elcentro de restauración de la Fundación Santa María de Alba-rracín. Desde luego queda mucho por hacer, pero sin dudase ha iniciado el mejor de los caminos para la regeneraciónde aquel patrimonio que más cuesta ver y atender, y quemás valor añadido puede imprimir a un territorio ya excep-cional a primera vista por su impresionante huella arquitec-tónica y natural.

Antonio Jiménez Martínez

Fotografías: Fundación Santa María de Albarracín y Alicia Hernández 29

Aragón / REPORTAJES

Sagrario de Santa María, siglo XVI. Albarracín. San Bernardo, siglo XVII. Gea de Albarracín.

Sagrada familia, siglo XVII. Gea de Albarracín.

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a iglesia de San Pedro apóstol se alza en laparte más alta de la villa de Alagón, en elmismo lugar en donde se ubicó la mezquitay probablemente los templos romano y cel-tíbero. Francisco Abbad la fecha en el sigloXV y Gonzalo Borrás en el siglo XIV, en am-bos casos sin documentación que las justi-fique y sin distinción de fases de construc-ción en lo referente a nave, ábside y torre.

El levantamiento de planos, así como las obras de restau-ración, me han permitido distinguir cinco fases constructivaspara el conjunto principal: la más antigua, la torre, del sigloXI, que sería el alminar zagrí de la mezquita preexistente; lasegunda, el ábside, construido hacia el 1200; la tercera, lanave de dos tramos, una capilla lateral y la torre pequeña, deprincipios del siglo XIV; la cuarta corresponde a la ampliacióndel siglo XVI con un nuevo coro que abraza el alminar, lasdos capillas del tramo segundo de la nave y el recrecido delas cubiertas con una falsa con miradores de arquetes; ade-más se construyó una pequeña capilla exenta dedicada a lavirgen del Carmen; finalmente, en los siglos XVII-XVIII seconstruyeron las capillas del primer tramo y la sacristía.

Estas fases constructivas son apreciables a simple vista.Los muros del presbiterio son más gruesos que los de la na-

ve y se adosan a con limpia junta vertical. No hay duda deque primero se construyó el presbiterio y posteriormente secontinuó con la nave. Ésta, a su vez, alcanza la torre abra-zándola, de tal forma que la nave no tiene planta rectangu-lar, como es lo habitual, sino que queda achaflanada al intro-ducirse la torre en el interior. Las catas estratigráficas practi-cadas por el Gobierno de Aragón en 2006 constatan que elacabado original de la torre en la parte recayente a la navees el mismo que en el exterior, es decir, ladrillo visto zabo-llado y que se tuvo que horadar el muro de la misma paraempotrar en ella los nervios de las bóvedas.

Durante las obras, el hallazgo más importante ha sido elde los dos ventanales del ábside, tabicados probablementeen el siglo XVI cuando la iglesia experimenta una fuertetransformación. Y es excepcional porque se trata de un tipode ventanas totalmente singular, relacionado con la arqui-tectura normanda. Los normandos de Sicilia y Nápoles tam-bién habían empleado este recurso decorativo durante el si-glo XII y además lo habían exportado al reino normando deInglaterra, como en la catedral de Durham (1090). En Ara-gón sólo sé de una ventana igual, en la torre del homenajedel castillo Calatravo de Alcañiz, también de la misma épo-ca. Estas ventanas, junto con la planta circular en el interiory pentagonal en el exterior, con decoración arcaica, permi-30

San Pedro de Alagón

L

Iglesia de San Pedro de Alagón.

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Aragón / REPORTAJES

ten concluir lo temprano de la fecha de construcción, lleván-donos a los orígenes de la arquitectura mudéjar.

A la vista de lo anterior, se extraen las siguientes conse-cuencias:

La cronología oficial del siglo XIV para el conjunto de igle-sia medieval con torre, que no está sustentada por docu-mento alguno, es insostenible a juzgar por las evidentes fa-ses constructivas que se aprecian a simple vista.

El presbiterio fue construido sin ninguna duda antes quelos dos tramos de la nave principal (la construcción por fa-ses, empezando por el presbiterio, es bastante usual sobretodo en la Edad Media). El interior, de planta circular, lo enla-za directamente con la arquitectura tardorrománica por loque su construcción tuvo que llevarse a cabo entre finalesdel siglo XII y 1243, cuando terminan las obras de la iglesiade Santa María de Tauste, ya que esta iglesia y la de SanPablo de Zaragoza tienen una estrecha relación con la deAlagón, formando un grupo prototipo.

Las catas estratigráficas del interior del templo revelanque la torre existía con anterioridad a éste. Como el ábsidetuvo que ser construido hacia 1200, la torre tiene que sernecesariamente el alminar de la mezquita preexistente.

Evolución constructiva de San Pedro de Alagón.

Cronología

Los musulmanes construirían de nueva planta su mezqui-ta mayor en este lugar, con el muro de la quibla orientado

hacia el SE (La Meca). Ello condiciona la orientación de laiglesia que hoy conocemos, pues se encuentra notablemen-te girada respecto de la orientación canónica medieval:orientaban siempre sus ábsides hacia el este y aquí se en-cuentra hacia el NE, quedando el muro del lado de la Epísto-la con la misma orientación que tuviera la quibla. Con estosantecedentes y ante la ausencia de documentación escritaque revele datos concretos relativos a la construcción de to-dos o algunos de sus elementos, hay que recurrir a la visióndel propio edificio como medio de establecer el procesoconstructivo del complejo edificio que ha llegado hastanuestros días.

Así pues, tras la conquista de la villa en 1119, igual queocurrió en la mayor parte de Zagr-Alandalús (o Marca Supe-rior de Alandalús), la mezquita sería consagrada al nuevoculto cristiano y su alminar convertido en campanario. Unavez superado el colapso de la floreciente época zagro-anda-lusí, la segunda mitad del siglo XII y sobre todo la primeramitad del siglo XIII son periodos de fuerte expansión econó-mica y por tanto demográfica, en cuyo contexto tiene lugarla paulatina sustitución de la antigua mezquita por la actualiglesia mudéjar.

En primer lugar, hacia el año 1200 o antes, se construiríael presbiterio adosándolo a la fachada NE de la mezquita,que permaneció como nave del templo (la iglesia de San An-drés de Calatayud aun conserva la antigua mezquita trans-formada en iglesia, ampliada en el siglo XVI). El alminar con-tinuó usándose como campanario, aunque a juzgar por su

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ubicación, con respecto a la futura nave de la iglesia, debíaestar prevista su demolición más adelante.

Posteriormente, al sobrevenir la crisis económica de la se-gunda mitad del siglo XIII, las obras de construcción de lanueva iglesia se verían detenidas hasta ser retomadas en elsiglo XIV, levantando la nave en el solar de la vieja mezquita.Solo se construyeron dos tramos, porque en ese momentodebió decidirse mantener el alminar como campanario, si-guiendo el ejemplo de Zaragoza y Tauste.

La ampliación posterior tiene lugar hacia 1500, cuando sederriba el coro mudéjar que estaría en el segundo tramo dela nave, y se recrece ésta hacia el SO mediante un nuevocoro que, al salvar la torre, tiene menor anchura. A la alturadel viejo coro se construyen dos capillas, una a cada lado. Afinales del siglo XVI se recrecen en altura la nave y el presbi-terio con el ya clásico mirador de arquetes, presente en lapráctica totalidad de la arquitectura civil de la época. Otrascapillas y la sacristía completan el ciclo constructivo durantelos siglos XVII y XVIII.

San Pedro de Alagón, Santa María de

Tauste y San Pablo de Zaragoza:

las primeras iglesias mudéjares

Estas tres iglesias, las tres en la Ribera Alta del Ebro, con-forman un grupo de edificios zagro-mudéjares con sorpren-dentes coincidencias tanto en lo referente a la reutilizaciónde sus respectivos alminares octogonales para campana-rios, como por la singularidad de sus presbiterios, los trescirculares “románicos” en su interior y poligonales en el ex-

terior, que nos conducen al nacimiento de la arquitecturamudéjar.

Su ubicación en Zaragoza o cerca de ella explica perfecta-mente su carácter de edificios prototipos en donde se habíagestado tanto el alminar de planta octogonal (derivado delcircular persa), como la arquitectura mudéjar aragonesa quese extendería también al ámbito geográfico de las ciudadesde Tarazona, Calatayud y Daroca.

Los alminares

Los alminares zagríes conservados (gracias a su transfor-mación en campanarios) tienen la peculiaridad de estar edifi-cados con sistemas constructivos y estructurales originales,el ladrillo y el yeso, en lugar de la piedra y la cal de los cor-dobeses, y estar decorados con soluciones persas –laceríasy cerámica vidriada- en lugar de la sobriedad omeya cordo-besa. Los alminares almohades, como La Giralda, seránposteriores a los zagríes y por tanto con elementos toma-dos de éstos (véase el artículo sobre el alminar de Tausteen el número anterior de la revista Aragón y el próximo en elque J. Miguel Pinilla hará un estudio pormenorizado de losalminares zagríes y su origen persa).

En Zagr-Alandalús hay básicamente dos tipos de almina-res: los de planta cuadrada y los de planta octogonal. Los delas tres iglesias son de estos últimos, por otro lado más es-casos. El de Alagón mide 31 m de altura y los otros dos 46m; el de La Seo (en el interior de la torre de Contini) con 56m, es el más alto, como corresponde a la mezquita más im-portante de la taifa saraqustí. El más antiguo de todos elloses el de San Pablo de Zaragoza.

Vista de la torre de San Pablo y detalle de ventana mudéjar.

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La descripción “oficial” de estas torres es que son de tipoalmohade, con dos torres concéntricas entre las que discu-rre la escalera o rampa. Realmente es al revés. Jaime Car-bonel reparó que es un solo grueso muro con escalera em-butida en su interior. Progresivamente van evolucionandohacia el tipo almohade que realmente deriva de los almina-res zagríes.

Los ábsides

Los ábsides mudéjares son de dos tipos: el más comúnes el de planta poligonal, y el otro el de cabecera plana delas iglesias fortaleza. El grupo de las tres iglesias respondeal primero pero con la peculiaridad de tener el interior semi-circular en lugar de poligonal. Esta singularidad ha pasadoinadvertida en las descripciones “oficiales” porque los pla-nos publicados de las mismas reflejan la planta de las bóve-das en la que el ábside circular deviene poligonal. Esta ca-racterística los enmarca al final del período románico, ya quea partir de este momento la arquitectura cristiana abandonala planta semicircular. Por tanto debieron ser construidas entorno al año 1200, entre 1190 y 1260, cuando la arquitecturagótica sustituye a la románica; de la iglesia de Tauste se tie-ne constancia de que se terminaba en 1243, y San Pablo en1257 según Francisco Íñiguez. Este periodo, por otro lado,es adecuado al momento de expansión económica y demo-gráfica que experimenta el país, una vez salvada la crisis su-cesoria de Alfonso I, y asentada la “conquista cristiana” deforma que los nuevos pobladores ya no temían que los an-

dalusíes reconquistasen Zagr-Alandalús como había sucedi-do con Barbastro en 1064.

Un análisis comparativo entre los tres ábsides en su parteexterior nos revela:

La decoración del ábside de Alagón, a media altura, estádirectamente copiada o inspirada en la de su respectivo al-minar. La de Tauste acompaña a las ventanas por arriba ypor abajo (la banda superior deriva de su alminar mientrasque la inferior –zigzag entre bandas de esquinillas- pareceinspirarse en Alagón). El ábside de San Pablo no tiene deco-ración, al menos visible.

El presbiterio de Alagón tiene dos ventanas grandes enlos lados oblicuos, el de Tauste tiene tres, y el de Zaragozatiene cinco, una en cada lado. Las ventanas de Tauste y Za-ragoza son más estrechas y dentro de la normalidad mudé-jar. Las ventanas de Alagón, en cambio, son de gran tama-ño, tripartitas con arcos entrelazados de tipo normando. Unaventana en el castillo de Alcañiz es la única coincidencia enAragón, que yo sepa.

Las naves

Aunque las naves de las tres iglesias han sido enmascara-das por ampliaciones y reformas a lo largo de su historia, entodas se aprecia claramente el núcleo original. La de Alagóndifiere notablemente de las otras dos, tanto por su tamañocomo por la inmisión del alminar. Es la más pequeña, dedos tramos, y además, el del hastial, más corto; Tauste tie-

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Detalle de la torre de San Pablo.

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ne tres tramos iguales, mientras que Zaragoza tiene cuatro;además, San Pablo, ubicada en el barrio más próspero y po-blado de la Zaragoza medieval, hubo de ampliarse con sen-das naves laterales, que de forma irregular envuelven a lanave primitiva. En las tres sobresale exteriormente el pres-biterio con respecto a la nave. Las ventanas son como lasde los ábsides en Tauste y Zaragoza, pero las de San Pedroson pequeñas, sin abocinar, y si tuvieron decoración, no laconservan.

También difieren en la ubicación de la torre con respecto ala nave. En Alagón queda a un lado, mientras que en Taustey Zaragoza se ubica en el eje del hastial. Parece que en Ala-gón, que pudo ser la pionera, cuando se decidió construir lanueva iglesia se pensó en la total demolición de la mezquita,incluida el alminar, por lo que el presbiterio quedó cerca és-te, y además ladeado. En cambio, cuando décadas después,siguiendo el modelo alagonero se acometió la construcciónde las nuevas iglesias de Tauste y Zaragoza, ya se habría de-cidido que sus alminares iban a permanecer como campana-rios definitivos, por lo que los ábsides se trazaron en el ejede las torres y a la distancia conveniente para luego encajarla nave (tres tramos iguales en Tauste y cuatro en Zaragoza).Para contrarrestar los esfuerzos estructurales de las esqui-nas de los hastiales se construyeron sendas torretas, circula-res en Zaragoza y octogonales en Tauste.

Luego sucedió que en Alagón se decidió no derribar el al-minar, como ya se había acordado en las otras dos iglesias,y se amoldó la nueva nave a la torre, aunque ello supusieseque resultara de una longitud inferior, con un segundo tra-

mo notoriamente pequeño y una inmisión de la torre en elinterior de la nave.

De todo ello se puede concluir que el presbiterio de Ala-gón es el más arcaico y consecuentemente sería el primeroen construirse de los tres, del cual derivan.

Conclusión

Hasta ahora no se ha descrito una justificación razonabledel nacimiento de la arquitectura mudéjar, básicamente pordos razones. La primera, y más importante, es que “oficial-mente” se rechaza que se conserven edificios anteriores ala conquista cristiana, de donde pudieron surgir estos nue-vos edificios, salvo La Aljafería y algunos castillos de tapialde yeso. La segunda es que se retrasa la aparición del fenó-meno mudéjar hasta la segunda mitad del siglo XIII, cuandolos alarifes aragoneses, pasadas varias generaciones, ya ha-brían perdido los conocimientos de sus antepasados y esta-ban a centenares de kilómetros del territorio islámico, en elsur de Andalucía. Además, en este contexto ¿cómo unossimples “albañiles” fueron capaces de crear un sistema es-tructural, constructivo y decorativo tan complejo como elmudéjar? Las vanas explicaciones de felices maridajes entreOriente y Occidente solo sirven para corroborar que no setiene una explicación lógica.

A partir de Daroca, donde alguna de sus iglesias es inicial-mente románica y se termina años después con ladrillo, seexplica el nacimiento de la arquitectura mudéjar en claveeconómica: en un contexto de crisis económica se abando-na la piedra para pasar al ladrillo, al ser éste más barato. Es-34

Iglesia de Santa María de Tauste.

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te argumento es insostenible por cuanto ciudades europeastan importantes como Ámsterdam, Tolosa o Ferrara resulta-rían ser pobres por estar levantadas con ladrillo. En el casode Aragón, Zaragoza sería una ciudad pobre, porque cons-truye con ladrillo, y Jaca o Alcañiz serían las ciudades ricasporque pueden permitirse construir con piedra. Evidente-mente, no tiene sentido. El ámbito geográfico es el queaboca a construir con ladrillo o piedra y no el económico.

La explicación lógica para el nacimiento de la arquitecturamudéjar pasa por admitir la existencia de edificios religiososandalusíes, especialmente las torres. Estos alminares, y lasmezquitas a las que acompañaban, fueron el modelo paralas nuevas iglesias mudéjares, y, como La Aljafería, han lle-gado hasta nuestros días.

La evolución constructiva y decorativa de las tres iglesiaspermite concluir que fueron edificadas a partir de finales delsiglo XII. Para que las técnicas zagríes del ladrillo y el yesono hubiesen caído en el olvido, no deberían haber transcurri-do más de dos o tres generaciones de alarifes desde 1118,año de la conquista de Zaragoza. Así pues, la arquitecturamudéjar no pudo nacer más allá del año 1200, fecha ade-cuada para el ábside de Alagón. La solución de Alagón de-bió gustar porque pocas décadas después se adopta paraSanta María de Tauste y San Pablo de Zaragoza, aunque seabandonaron las grandes ventanas normandas al no seradecuadas ni al sistema constructivo de ladrillo ni al climacálido de aquí. Además, su construcción responde a la nue-va estrategia de mantener los antiguos alminares comocampanarios, dadas sus magníficas proporciones y porquecon un aspecto similar, pero en piedra, ya se estaban cons-truyendo en los nuevos territorios levantinos de la Coronade Aragón.

Los alarifes zagríes, cuando reciben el encargo de cons-truir el ábside de Alagón, sólo tienen que adaptar su reper-torio constructivo y decorativo al nuevo uso cristiano. Laplanta y el interior son románicos pero el exterior es total-mente zagrí. En cambio, para las ventanas, innecesarias enla arquitectura zagrí (las mezquitas sólo precisan pequeñasaberturas), recurren a las ventanas normandas, cuyo origentambién es islámico.

Hay constancia de que muchas parroquias ya existían alaño o años siguientes de la conquista, por lo que éstas se li-mitaron a ocupar los edificios de las anteriores mezquitas.La interpretación “oficial” es insostenible ya que se afirmaque inmediatamente se levantaron edificios románicos, pe-ro sin constancia alguna de su construcción y además casininguno se ha conservado. Lo cierto es que se mantuvieronesas mezquitas durante mucho tiempo, ya que fueron con-sagradas al nuevo culto cristiano, siendo sustituidas paulati-namente por edificios mudéjares. Sin embargo, en las áreasaragonesas donde la piedra es el material habitual de cons-trucción, como Huesca, Barbastro y Alcañiz, no se desarro-lló la arquitectura mudéjar pero sí se conservan iglesias ro-mánicas o góticas.

Javier Peña Gonzalvo

Arquitecto

Evolución de la iglesia de San Pedro.1. S. XI; 2. hacia 1200; 3. S. XIV; 4. S. XVI; 5 S. XX.

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Régimen jurídico de la comunidad

nvadida por los musulmanes la cuenca media del Ja-lón y toda la comarca de Calatayud, es a partir de lareconquista de la zona por el rey Alfonso el Batalladoren el año 1120 y del posterior otorgamiento del Fue-ro de Calatayud, cuando las aldeas de la comarcaquedaron agrupadas formando parte de esta comuni-dad organizada en sesmas o subcomunidades, unapor cada río: el Jalón, el Jiloca, el Miedes, el Cañada,

el Berdejo y el Mesa.

El régimen jurídico-administrativo en el que vivió la comu-nidad de Calatayud durante casi siete siglos está definido enel propio Fuero de 1131 concedido por el Batallador. En éstese define no sólo la organización administrativa (una especiede Estatuto de Autonomía que diríamos ahora), sino quecontiene también las normas de convivencia y un particularcódigo penal. Y con el paso de los siglos se fueron aproban-do y publicando diversas Ordinaciones en 1637, 1751 y1824 en las que fueron introduciendo los pertinentes cam-bios y modificaciones. Estas Ordinaciones tenían aspectossingulares como el método de elección de los cargos direc-tivos por insaculación y posterior sorteo y las condicionesque deberían de reunir los candidatos para ser insaculados.Como dato curioso, en uno de los capítulos relativos a lasreuniones del Consejo así elegido, podemos leer: “Habráuna sala decente donde se puedan reunir los señores comu-nistas” (¡en el siglo XII!).

Tras el controvertido testamento de Alfonso I el Batalladorpor el que donaba todos sus reinos y propiedades a las ór-

denes militares del Temple, del Hospital y del Santo Sepul-cro, el poder eclesiástico (aún después de haber sido im-pugnado dicho testamento), continuó detentando una buenaparte del poder civil, pues a pesar de que la comunidad deCalatayud continuaban siendo patrimonio alodial de la Coro-na, coexistía la jurisdicción del importante arcedianato de laColegiata de Sta. María en Calatayud sobre las aldeas de lacomunidad. Y dicha jurisdicción, establecida por el papa Lu-cio II en el año de 1182, no sólo se refería a aspectos ecle-siales o pastorales sino que incidía también en asuntos polí-ticos y, cómo no, económicos. Existían dentro del perímetrode la comunidad enclaves dominados no directamente porla Corona, sino por señores feudales, como ocurría en losSeñoríos de Saviñán, de Terrer, de Vilueña o de Morata deJalón. Por otra parte es sabido que en ciertos lugares de lacomunidad las órdenes militares continuaron teniendo elmando y jurisdicción como ocurría en Tobed, en Nuévalos,en Maluenda y Paracuellos de Jiloca. También había en lacomunidad lugares con abadengo interpuesto, como ocurríapor ejemplo, en Carenas y Villafeliche, que eran propiedaddel abad del monasterio de Piedra.

La heráldica en la comunidad de Calatayud

Al ser la comunidad de Calatayud patrimonio de la Coronasu heráldica no podía ser otra que la del rey, es decir, loscuatro palos (mal llamadas barras) de gules en campo de oro.

Este régimen jurídico duró hasta que en el año 1834 la co-munidad de Calatayud fue disuelta. Sus villas y aldeas se

HHeerráállddiiccaa eenn llaa ccoommuunniiddaadd ddee CCaallaattaayyuudd ((II))

I

Iglesia de Torralba de Ribota.

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quedaron sin heráldica propia y sus ayuntamientos se vie-ron obligados a sellar sus documentos con el escudo de Es-paña (con las variantes que éste ha tenido a lo largo de lossiglos XIX y XX).

Así las cosas, tuve el honor de ser requerido por variosayuntamientos de esta antigua comunidad para que investi-gase e identificase, si los hubiere, los símbolos oficiales deestos municipios y, en el caso de que no existieran, paraque propusiera unos diseños de escudos y banderas de for-ma que estos ayuntamientos, haciéndolos suyos y de acuer-do con las disposiciones legales vigentes, les diese el trámi-te correspondiente solicitando del Gobierno la aprobaciónde los mismos y la consiguiente concesión oficial de blasóny bandera propios y distintivos de estos municipios. Los mu-nicipios a que me refiero fueron Morata de Jiloca, Velilla deJiloca, Fuentes de Jiloca, Terrer e Ibdes.

Por lo anteriormente expuesto, nos vimos obligados aproponer una heráldica ex novo, para lo cual fue necesariorealizar un análisis de los antecedentes físicos e históricosde cada localidad y extraer de ellos los elementos más signi-ficativos que pudieran ser objeto de representación gráfica(siempre dentro de las posibilidades que nos ofrece la em-blemática heráldica y el arte del blasón).

En el caso de las corporaciones locales de Aragón, losconcejos a partir del siglo XII (que es cuando la heráldica seconsidera ya perfectamente sistematizada), solían ostentarlos blasones de sus señores.

Las villas y aldeas podían tener los siguientes estatus dife-rentes: a) ser de realengo, es decir, directamente propiedaddel rey, el cual otorgaba a los habitantes de las citadas locali-dades ciertos fueros y libertades; b) ser de señorío secular,es decir, propiedad de un señor (un noble) particular, en cu-yo caso los habitantes solían estar a merced del capricho delseñor sin fuero alguno que les protegiese; c) ser de señorío

eclesiástico, propiedad de un abad o de un obispo determi-nado; d) ser propiedad de una de las órdenes militares.

Tanto en el caso de señorío eclesiástico como en el de lasórdenes militares los habitantes eran simples vasallos, sier-vos a merced de sus señores y sin fueros ni derecho algunocon un status similar a los de señorío secular. Las localida-des de realengo ostentaban como escudo heráldico las ar-mas del rey u ostentaban otro blasón que el soberano leshubiera concedido.

Las localidades de señorío sólo podían ostentar las armasde sus propietarios. Este régimen de señoríos continuó has-ta que fueron abolidos por las Cortes de Cádiz. Además, eldía 27 de enero de 1837 se ordenó picar y desmontar de lasfachadas de las casas consistoriales los blasones de los se-ñores, pues se consideró que aquello era un símbolo de va-sallaje. Esta orden se cumplió en algunos ayuntamientos,pero la mayoría de éstos conservaron los escudos existen-tes, en unos casos por pura desidia, en otros por mero pruri-to de desobediencia, y en otros simplemente porque le gus-taba, y no lo consideraban una señal degradante.

Es más, cuando en virtud del Real Decreto de julio de1840, todos los municipios de España estaban obligados atener escudo heráldico, muchos ayuntamientos adoptaronlegalmente los escudos de señorío que campeaban aún enlas fachadas de sus casas consistoriales, e incluso algunosmunicipios que habían picado el escudo y otros que no habí-an tenido nunca escudo en la fachada de sus ayuntamien-tos, adoptaron oficialmente las armas heráldicas de los quehabían sido sus señores.

Vemos, pues, que entre las dos posturas contrapuestas:“¡El escudo del marqués no quiero ni verlo!”, o “¡El escudodel marqués es ahora del pueblo!”, esta segunda tuvo máséxito.

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Iglesia de Morata, por Agustín Sanmiguel.

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En Morata de Jiloca

En el caso de Morata de Jiloca, para decidir el diseño desu escudo tuvimos en cuenta, como antecedente físico ogeográfico, el hecho de que este municipio está situado enel valle y vega del Jiloca, no lejos de Calatayud, donde esterío rinde sus aguas al Jalón, y que la economía es esencial-mente agrícola, con una fértil vega de regadío y una impor-tante producción de cereales en el secano. Morata de Jilocaposee un ejemplar importantísimo de la arquitectura mudé-jar, cual es la iglesia parroquial de San Martín. De traza y es-tructura gótica, pertenece a un reducido grupo de iglesiasde nave única y cabecera plana, con presbiterio, tras una ar-quería de tres arcos, en vez del consabido arco triunfal. Estadisposición es similar a las iglesias parroquiales de Tobed,Torralba de Ribota, y Cervera de la Cañada.

Al entrar en esos templos se nota una sensación rara,muy rara, da la impresión como que se agarrota el corazón,que el espíritu se encoge y que se pierde el sentido del es-pacio. Serán las dimensiones, la orientación quizás, las pro-porciones… las relaciones entre extraños y crípticos módu-los. Yo creo que los constructores de esos templos debíanestar en contacto o formaban parte de alguna hermética or-ganización heredera de los proscritos miembros de la Ordendel Temple. Pues es sabido que los templarios decían cono-cer el secreto del templo de Salomón. La verdad es que alentrar en esos templos la sensación que se experimenta es

que se está entrando en la casa de Yahvé...,en la casa de Dios. Esta importante muestrade arquitectura podría haber sido un elemen-to a tener en cuenta para la elección del moti-vo gráfico del escudo de Morata de Jiloca.Sin embargo renunciamos a ello por la dificul-tad plástica de introducir un dibujo esquemá-tico que pudiese producir en el ánimo la in-quietante sensación que he comentado.

El elemento elegido fue el diseño de uncastillo. Hubo un castillo del siglo XIV en Mo-rata de Jiloca del que sólo quedan las ruinas,aún sin estudiar, por lo que cabe presumirque con anterioridad existiese ahí alguna for-taleza musulmana. Puede considerarse estecastillo como pieza fundamental que apunta-se a la importancia militar y estratégica deleje Jiloca-Daroca-Calatayud, tanto en la épocade la Reconquista como durante la llamada

“guerra de los Pedros”: de Pedro I el cruel de Castilla y Pe-dro IV el ceremonioso de Aragón. Los antecedentes históri-cos de Morata son muy escasos. Cuando las tropas castella-nas de Pedro el Cruel se dirigían a Cariñena después de ha-ber asolado Alhama, el castillo de Morata de Jiloca debió sertestigo de la cruenta campaña.

Otros elementos a representar gráficamente en el escudode este municipio eran los referidos a los aspectos domini-cales, al carácter de realengo de la villa, como miembro inte-grante de la comunidad de Calatayud. La pertenencia a estacomunidad la representamos con el señal real, que duplica-mos por razones estéticas, y dibujamos en forma de losan-ge, pues en las claves de los arcos de la citada iglesia deSan Martín aparece este escudo de las cuatro barras o bas-tones en forma romboidal, “a la manera valenciana”. Parasimbolizar que la conquista de estas tierras fue anterior aeste escudo de las barras, es decir, anterior al matrimoniode doña Petronila con el conde de Barcelona, podemos aña-dir en el escudo la cruz de Íñigo Arista y la de san Jorge co-mo armas antiguas de Aragón.

Otro elemento a representar (a través de unas ondas) se-ría el río Jiloca, como accidente geográfico más importantey como expresión de la comarcalidad fluvial de la zona, y co-mo símbolo de su economía agrícola.

Para ordenar estas piezas es donde interviene la estéticaque comentábamos antes para armonizar el blasón. Siem-pre dentro de las estrictas normas de la ciencia heráldica y

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en todo momento de acuerdo con el criteriode la Real Academia de la Historia, consisten-te en mantener siempre las armas antiguas,de existir éstas. En este caso se mantienen,y por duplicado, las armas de la comunidad.Por tanto propusimos para Morata de Jilocaeste escudo:

En campo de azur, un castillo de oro alme-nado, donjonado, mazonado de sable, adjura-do de gules, acostado de dos escusones enlosange de oro, con cuatro palos de gules ycolocado sobre dos burelas onduladas de pla-ta. En el centro del jefe una cruz paté y fijada,cargada de una estrecha de gules. Al timbre,la corona real cerrada de España.

La bandera, por ser un emblema o señalpara ser divisada de lejos, deberá tener, si esposible, los colores del escudo, o los colorespredominantes de éste, y puede llevar en elcentro el escudo correspondiente o alguna pieza del mismo.

Así propusimos una bandera de proporciones 3x2 divididaen tres franjas horizontales iguales, la primera azul, la se-gunda blanca con una franja azul de un noveno de la altura yla tercera azul. En el centro, el escudo de Morata de Jiloca.

Velilla de Jiloca

En el vecino municipio de Velilla de Jiloca el problema erael mismo: un ayuntamiento que, al disolverse la comunidad,se quedó sin escudo. El proceso fue similar: esto es, buscarelementos históricos y geográficos que pudieran ser repre-sentados gráficamente. En la búsqueda de estos antece-dentes encontramos huellas y testimonios más o menos di-rectos del pasado de Velilla, aunque bien es verdad que bas-tante exiguos. Datos quizá anecdóticos como que allí nacie-ra san Rómulo, mayordomo que fue de Trajano, y que preci-samente en Velilla recibió la palma del martirio. O, porejemplo, que uno de los testigos de la firma del fuero de lacomunidad de Calatayud en 1134 fuera don Íñigo de Nava-rra, natural de Velilla. Datos históricos nada representativos.

Como datos geográficos encontramos los pinares de lazona alta del municipio, y también el río Jiloca. El losange orombo de la comunidad figura repetido en el guardapolvodel retablo de la parroquia de san Juan Bautista, lo que nosda pie para que estos escusones figuren en la bordura del

escudo, por analogía plástica con el referido guardapolvo, yteniendo en cuenta que la bordura, como pieza honorable,tiene el significado de protección. Los habitantes de Velillaestaban efectivamente protegidos por el fuero de la comuni-dad de Calatayud.

También podríamos incluir, como hicimos en la vecina lo-calidad de Morata, las cruces de Íñigo Arista y de san Jorge,para evocar la conquista por Alfonso el batallador. Tambiénincluimos el sello parroquial que figura en numerosos docu-mentos de Velilla: el Agnus Dei.

Así, propusimos para esta villa un blasón de oro con un pi-no al natural, cortado de sinople con un cordero de plata quelleva una bandera de lo mismo cargada de una cruz llana degules. En punta dos burelas onduladas de plata. Bordura ge-neral de azur, llevando en el centro del jefe una cruz paté yfiché de plata cargada de una estrecha de gules, y en loscostado y punta de dicha bordura siete losanges de oro concuatro bastones de gules. Al timbre, la corona real cerradade España.

Para la bandera elegimos los colores rojo y amarillo de lacomunidad en un triángulo con base en el mástil, y el restode la bandera, verde.

Manuel Sancho Rocamora

de la Real Academia de Bellas Artes de San Luis

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Librea otoñal del pico de Perdiguero según se arriba a la Laguna Blanca de Literola.

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n el flanco noroeste delas montañas de Be-nasque, se extendíauno de los últimos ba-luartes de la PequeñaEdad Glaciar. Conociósus años de esplendorcon el final del siglo

XIX, cuando los diversos pirineístasrondaron el entorno del Perdiguero almodo de los exploradores árticos. Hoyen día, con la inevitable regresión delos neveros pirenaicos, todas estascrónicas forman parte de un pasadoen apariencia remoto. Sin embargo, lapérdida de su atuendo de hielos reful-gentes apenas disminuye el encantode estas regiones de alta montaña enestado puro…

La intimidad del Quinto Pilar

de Benasque

Antes de romper una lanza en favorde esta gran cima franco-española, na-da como situarla. El pico de Perdigueroconstituye el remate del llamado maci-zo de Lliterola-Oô y, sin duda alguna,es su cima más popular. Ciertamente,por cuenta del atractivo de las grandescotas… Desde la lejanía, se materializasiempre como un bloque de aspectosólido y calcáreo, más o menos ralladopor algún nevero suspendido. Ya des-de la estación de Cerler, ya desde elfondo del valle de Estós, su masa sabeimponer. Según el censo de Jean Buy-sé, el entorno inmediato de nuestroPerdiguero (3.222 m), amo y señor dela zona, acoge a varios satélites: los Hi-tos Este y Oeste (3.170 y 3.176 m), laTuca de Lliterola (3.095 m), el pico Ro-

yo (3.121 m), la Punta y la Aguja de Lli-terola (3.132 y 3.028 m). Todo un fes-tín para los coleccionistas de tresmilespirenaicos. Porque la mayoría de los vi-sitantes de este Reino del Perdiguerose presenta en verano, cuando el sec-tor muestra enormes campos de pedri-zas. Cierta reputación asentada sobresus panoramas infinitos consigue que,sobre su vértice, raramente se degus-te la soledad.

Nuestra cumbre fue avistada desdeantiguo: en 1611, aparecía el topóni-mo Perdiguero sobre el mapa de JuanBautista Labaña. Dado que dicha cartafue copiada con profusión, el referidotresmil jamás se hundiría en el anoni-mato. Menos clara parece la significa-ción de su nombre, que algunos quie-ren ver una referencia a las “perdicesnivales” que habitan sobre sus faldas,y otros a sus “mares pedregosos”.

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Desde el valle de Gías, aspecto del grupo del Perdiguero por su flanco Oeste. Por el fondo, el Aneto.

El pico de Perdiguero (3.222 m)

Antiguo reino de hielos eternos

E

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Hacia 1968, el benasqués Ángel Balla-rín definió al Perdiguero como uno delos Cinco Pilares que velaban sobre elvalle del Alto Ésera.

No se conoce quién fue su mástemprano visitante: pudo ser tanto elruso Friedrich von Parrot en 1817, co-mo el galo Toussaint Lézat hacia1850. El único hecho contrastado esque Henry Russell holló el Perdigueroen 1863, cuando el resto de la comu-nidad pirineísta ignoraba olímpicamen-te al coloso; de hecho, creyó ser el pri-mero sobre la cumbre…, antes dedescubrir una enigmática torreta depiedras. ¿Una señal de los cazadoresde ixarsos de Benasque o de Luchon?Los turistas tardaron en imitarle:Eugène Trutat se limitaría a retratar anuestra eminencia en 1875 y desde elPlan d’Estañ; un año después, AlbertLaporte declaraba haber trepado hastacierto Perdiguières sin aportar prue-bas. Hacia 1877, el oscense LucasMallada rebuscaba entre los mineralesde sus basamentos.

La segunda presencia confirmadasobre el Perdiguero fue la del cartó-grafo Franz Schrader, en 1879. Tras él,Henry Russell regresaría al puntal para

obsequiarle en 1881 con otro accesopor el valle de Remuñé…, amén decierta leyenda exagerada: acaso nues-tra montaña, ¿“podía ser demolida porcien hombres en un mes de trabajo”?Ese mismo estío, la caravana de HenriBrulle y Jean Bazillac accedía hasta lospuntales del Perdiguero, Lliterola y Ro-yo, iniciando la era del coleccionismocimero. En cuanto a la comparecenciainvernal, se concretaba en 1888 mer-ced a Roger De Monts, Jean Bazillac yCélestin Passet.

El itinerario por el sur quedaría abier-to en 1902: los cinco hermanos Cadierescalaron el muro Sur-Sudoeste delPerdiguero para tomar por la izquierdasu arista cimera. Mientras, los andari-nes ibéricos se desperezaban. En1907, Juli Soler Santaló enumeró, des-de el puerto de Oô, su alineación depicachos: “Royo, Lliterola, Perdigue-ro…”. Pero el terreno no iba a perderfácilmente su acentuación gala: desde1914, Henri Ferrand proclamaba laabundancia de excursionistas al Perdi-guero por el norte. Varios textos ayu-daron en su divulgación: en 1920, laGuide Soubiron lo erigía como “”unode los más bellos miradores del Piri-

neo; en 1928, la Guide Ledormeur re-comendaba dicha cúspide por sus “in-mensos panoramas”.

La crónica vertical pronto se tornóvertiginosa… La arista Oeste del Perdi-guero pudo ser vencida en 1923 por lacordada Arlaud-Laffont-Mengaud. En1934, la asociación Arlaud-Grelier fir-maba la travesía entre el pico de Gar-gallosa y el Perdiguero. Al año siguien-te, los Arlaud-Barrué-Parant subían alPerdiguero con tablas de esquí. En elverano de 1937, Arlaud escalaría suvertiente de Lliterola. ¿Y los hispanos?Iban saliendo de la fase turística: aun-que José García Mercadal apenas cita-ba en 1923 al Perdiguero, cinco añosdespués, el grupo de Oliveras-Estasenlo ganó en atuendo invernal. Desde1930, nuestro recordado Fernando Al-marza recorrería todas sus cimas saté-lites, iniciando el coleccionismo detresmiles aragonés…

Hoy, los deportistas más fervientesdel acopio de tresmiles acuden en tro-pel a Oô. Así y todo, estos afanes delos coleccionistas de cumbres desapa-recen ante las perspectivas cimeras, lo-adas por escritores como Enríquez deSalamanca (1975), Pardina (1987), La-

Las primeras nieves comienzan a engalanar las puntas superiores del Perdiguero, señor del valle de Estós.

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coma (1993) o Atela (2003). En este te-rreno, la unanimidad parece completa.

Una ruta solitaria al Perdiguero

Indudablemente, existen muy diver-sas posibilidades para encaramarsehasta la calva de nuestra montaña: losaccesos desde los valles de Lliterola ode Astau, brindan interesantes rutas.El Perdiguero dispone de una terceravía normal, bastante sosegada, por suflanco sudoeste, que aquí vamos a es-bozar…

Tras dejar atrás Benasque, nos alle-garemos hasta el aparcamiento del ini-cio de Estós (1.280 m), donde quedanlos vehículos. Una pista de tierra seadentra por este valle secundario, sir-viéndonos, tras los ásperos repechosiniciales, magníficas perspectivas delPerdiguero. Entre el boscaje y los pra-deríos, se arriba a la encantadora caba-ña de Santa Ana (1.500 m, 50’): cruzarel río Estós por el cercano puente dela Ribera para rastrear esas marcas depintura, amarillas y blancas, que bali-zan el sendero. Es preciso atender ta-les trazas en las proximidades de una

mallata de piedra, donde la ruta girabruscamente hacia septentrión. Desdeaquí, nuestro camino trepará por lasprofundidades de un frondoso bosquede hayas, alcanzando sin problemas lacabaña de la Coma y los prados de laPleta d’el Tormo (1.789 m, 1 h 55’).Ante la vista de unos viejos cuartelesde Carabineros en ruinas, la trocha ga-na cota por la orilla del pequeño to-rrente que baja del Perdiguero.

Superar unas cuestas bravías paraarribar a los herbazales de la Pleta d’elPerdigueret (2.130 m, 3 h). La ruta pa-sa entre la compacta mole del Perdi-guero y del más gracioso Perdigueret.Por la retaguardia, alza su masa el ma-cizo de Posets en alarde de pujanza.Desdeñando esos hitos que conducenhacia el Cuello de Perdiguero, prose-guiremos hacia el pequeño Ibonet(2.380 m, 4 h): una gravera con gene-rosos taludes defiende los accesosdel evidente collado Ubago (2.670 m,4 h 45’).

Los cairns de piedra insinúan la rutahacia el norte, evitando los repechosmás empinados. Por la derecha, pode-mos disfrutar de las vistas del cuencopétreo del ibón de Lliterola. Nos halla-

mos en mitad de una inmensa pedri-za, donde cantos y guijarros se suce-den, en un ambiente de gran ascetis-mo, hasta la antecima del Hito de Per-diguero (3.170 m, 5 h 50’). Nuestroobjetivo no queda lejos y las pendien-tes van a mostrarse más clementes.Por fin situados junto a la torreta cime-ra (3.222 m, 6 h), podemos descansaren tanto se despliega ese fascinanteuniverso de lagos y picachos que ro-dea al Perdiguero. Los últimos restosglaciares todavía dan fe de su antiguapujanza blanca.

No importa demasiado por qué rutay qué estación se elija para visitar és-te, el Quinto Pilar de las montañas be-nasquesas: será difícil que el pico dePerdiguero defraude a sus invitados.

Alberto Martínez Embid

Socio de Montañeros de Aragón nº 7.209

Naturaleza / REPORTAJES

El rostro septentrional del macizo de Perdiguero y su vertiente francesa de Óô.

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Estado anterior

elicias es un popular y populoso barrio de laciudad de Zaragoza formado a partir de losaños 50 y especialmente durante las déca-das más desarrollistas de los 60 y 70. Su ca-rencia de zonas verdes y elementos simbóli-cos reconocibles por sus pobladores eran, ysiguen siendo, una asignatura pendiente yprioritaria a la hora de revitalizar el barrio. La

población de Delicias proviene fundamentalmente de núcle-os rurales, resultado de las migraciones españolas de losaños 60 y 70.

Este proyecto nació hace diez años por iniciativa de laasociación Manuel Viola. Esta asociación rescató la voluntadmunicipal de actuar sobre un pequeño solar que pretendíatransformarse en plaza, dentro de la calle Delicias, arteriapeatonal y sin duda corazón vital del barrio.

El solar de referencia, de una superficie en planta de 530m2 aproximadamente, contaba con la presencia de unasagresivas medianeras, cuestión que cualquier solución quese propusiera para este espacio debía minimizar y resolver.

Objeto de la intervención

El principal reto de la intervención consistía en la funda-ción de un espacio público representativo capaz de conver-tirse en un lugar de encuentro para sus habitantes, un espa-cio para el ocio, para la integración y la relación con la natu-raleza. Convertir un vacío residual de uno de los barrios másgrises de la ciudad en una plaza-jardín que acogiera tambiénlas dependencias de la asociación de vecinos del barrio.

Descripción de la intervención

Planteamos un jardín en altura casi como una acción quepodríamos entroncar dentro de los conceptos de los “Com-munity Gardens”, localizados en pequeños solares neoyor-quinos. Este jardín dignificaría las medianeras que dan a laplaza y se convertiría en un jardín no solamente contemplati-vo sino también transitable, de modo que el espacio públicode la plaza se viera ampliado por diferentes estancias en al-tura. Las dependencias de la asociación de vecinos se ubi-carían en el sótano para convertirse en el principal motor de

Jardín en altura Delicias

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la plaza, encargándose de la gestión medio-ambiental del es-pacio, así como de su utilización como espacio didáctico yde actividad ciudadana.

La idea conceptual de este jardín en altura surge comoformalización de la metáfora y recuerdo de ese árbol de lainfancia que todos llevamos dentro y en el que todos hemosformalizado de alguna manera parte de nuestros sueños ovivencias.

El encuentro del jardín vertical con las calles adyacentes,fundamentalmente con la peatonal calle Delicias, se realiza através de una plaza que ocupa toda la dimensión del solaroriginal con diferentes niveles, entre los que destaca la pre-sencia de un escenario con graderío.

A partir de este nivel básico, el visitante accede bien a laplanta semisótano de la asociación, bien inicia un recorridoascendente que lo va conduciendo a diferentes niveles consus correspondientes estancias.

Cada recorrido, y cada estancia, plantean característicasde naturación comunes y diferenciales dando gran variedadal paseo del jardín. El recorrido va entrecruzando en altura elespacio de la plaza como si un juego de ramas de árbol par-tiese de un tronco original, así nos encontramos en diferen-

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eenn ZZaarraaggoozzaa

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tes cotas de nivel: de 3,15 a +4,70, de +4,70 a 6,25, a 7,80de 7,80 a 9,35 y 10,90, para completar la ascensión hastalos niveles +14,40 metros sobre el nivel +/- 00 de la plaza.Todos los recorridos son accesibles, carentes de barreras ar-quitectónicas.

Todo el conjunto construido se presenta como un todoúnico, interrelacionando la arquitectura con la naturación.Las propias vigas de las pasarelas que enlazan los diferentesniveles se han diseñado como jardineras dimensionadas pa-ra acoger las diferentes especies propuestas en la natura-ción. Un conjunto de mallazos y telas metálicas recicladasde otros ámbitos de construcción sirven de soporte para eldesarrollo de la plena naturación de todos los espacios en al-tura. La torre simbólica del ascensor previsto, se natura in-corporando troqueles de chapa destinados a la chatarra quese reciclan configurando una celosía metálica que incorporadiferentes policromías a través de móviles de metacrilato,plantaciones y metacrilatos en fachada. Se ha establecidoun minucioso sistema de riego por goteo de todo el jardínvertical que se recoge en un depósito para recuperación deesta agua.

Dentro de este ámbito se pretende dar a todo el conjuntoun carácter didáctico con la referencia y explicación de lasdiferentes especies incorporadas. Se plantea un recorridobotánico con un total de 84 especies diferentes.

Esperemos que este “árbol” simbólico sea un ejemplo denaturación que sirva para contribuir a la rehabilitación gene-ral de un barrio y salde conceptualmente la carencia de losespacios naturados que el barrio debería de haber dispuestodesde el origen.

Joaquín Sicilia

• Autor: Sicilia, J / Sicilia y Asociados Arquitectura,S.L. (Proyecto y Dirección)/ Zaragoza (España)

• Autor: Vela, L (Jardinería)/ Jardinería Vela/ Zara-goza (España)

• Dirección: Crespí, J. (Arquitecto Sicilia y Asocia-dos Arquitectura, S.L.)/ Zaragoza (España)

• Dirección: Herrero, M.A. (Arquitecto técnico Si-cilia y Asociados Arquitectura, S.L.) )/ Zaragoza(España)

• Estructura: Pérez Benedicto, S.L.)/ Zaragoza(España)

• Estructura: Ingemetal)/ Zaragoza (España)

• Instalaciones: Inpro Estudios y Proyectos, S.L.)/Zaragoza (España)

• Constructora: DGP, Dirección Gestión y Promo-ción, S.L.)/ Zaragoza (España)

• Colaboradores: Asociación vecinos Manuel Vio-la)/ Zaragoza (España)

• Excmo. Ayto. de Zaragoza (Servicio de Parquesy Jardines)/ Zaragoza (España)

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HUERTOS URBANOSMicrorrevoluciones verdes del siglo XXI

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Extracto de la exposición delmismo nombre, inaugurada

el 17 de septiembre de 2010en la sala de exposiciones de

La Calle Indiscreta de Zaragoza.Sus autores son el grupo

multidisciplinar SoHo y entre3 Arquitectos

y fue producida por el Departamento de Medio Ambiente

del Gobierno de Aragón

n las ciudades moder-nas surgen iniciativascon el fin de recuperar,como eje central dedesarrollo, el bienestarde sus habitantes. Lasurbes han crecido y,con ellas, el asfalto y el

hormigón. Paralelamente, las necesi-dades y las inquietudes de los ciuda-danos han evolucionado, tratando deincorporar diversidad biológica y cultu-ral en el paisaje urbano. La ciudad co-mo hábitat multicultural, diverso y po-liédrico donde reunir calidad de vida ybiodiversidad.

VEGETALIZAR LAS CIUDADES ES

UNA NECESIDAD

Tras una larga historia de urbanizarel campo hoy aspiramos a incorporarloa nuestras calles.

El urbanismo actual incorpora ele-mentos de la naturaleza autóctona ensus trazados, reduciendo barreras en-tre el paisaje urbano y el natural.

Se llevan a cabo actuaciones urba-nas para conseguir ciudades más habi-tables. Iniciativas que tratan de forjarun nuevo modelo de ciudad en el quela naturaleza no esté desterrada.

MICRORREVOLUCIONES INDIVI-

DUALES ACERCAN EL CAMPO A

NUESTRAS VIDAS. TODOS PODE-

MOS TENER UN HUERTO URBANO.

Las posibilidades para su ubicaciónson múltiples:

SOLARES

Espacios en desuso cedidos a los ciu-dadanos para su cultivo.

AZOTEAS Y TERRAZAS

Configurando un nuevo paisaje. La ciu-dad mutante que avanza naturalizán-dose y ofreciendo oportunidades alocio y la economía de recursos.

E

Al inicio del siglo XX, el 10% de la pobla-ción total del planeta vivía en ciudades.

En el año 2000, alrededor del 50% dela población habitaba en ciudades.

En el año 2025, la población urbana podría alcanzar los 5000 millones.

Global Urban Observatory

Al unísono ...“Banksy. Wall and Piece” - Ed. Century

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BALCONES

Porque ningún lugar es demasiado pe-queño para un huerto urbano.

ESPACIOS COTIDIANOS

Cultivando un huerto se percibe el lati-do de la vida y de la naturaleza, su ri-queza y diversidad.

JARDINES

¿Por qué no un jardín comestible?

¿Qué aporta a nuestras vidas la micro-rrevolución verde? La relación es in-terminable: interrelación social; enri-quecimiento del paisaje urbano; usolúdico de espacios; identificación conla ciudad; contacto directo con la tie-rra; percepción de la fragilidad y lafuerza de la vida; beneficios de culti-var y consumir nuestros productos;belleza del entorno y estímulo perso-nal; valoración del origen cercano delos alimentos; actividad placentera acualquier edad; disfrutar de aromas ysabores; estímulo a la constancia; cali-dad de vida; importancia del sol y dela lluvia; creatividad y ocio saludable;conocimiento y valoración de la sos-tenibilidad…

No lo olvides:

LA CIUDAD CRECE, CULTÍVALA.

CULTÍVATE.

Soho

Entre3 arquitectos

Azoteas, balcones, espacios cotidianos y jardinesacercan al campo a nuestras vidas.

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esde que se hace la oscuridad en la plazade la villa de Cetina y se comienzan a es-cuchar, a lo lejos, los sones de la comitivaque acompaña a los contradanzantes ocontradanceros, como allí se les conoce, ala luz tintineante de las teas que portan, laemoción va in crescendo en el numerosopúblico que congrega el acto, ejerciendouna poderosa atracción y misterio durante

las casi dos horas que dura esta genuina representación.

Atrás quedan muchas horas de ensayo dirigido en la ac-tualidad por el tranquero Silvino Ibáñez, antiguo contradan-cero, que transmite la pasión por la contradanza, elige lasmudanzas o cuadros que con sus cuerpos irán componien-do los nueve contradanceros participantes, dirigidos poruno de ellos denominado diablo que enseña los pasos a los

El rito de una conmemoraciónLa Contradanza de Cetina

DLa contradanza cierra las fiestas de Cetina ylos actos que conmemoran la muerte de sanJuan Lorenzo, franciscano hijo y patrón de lavilla que fue martirizado y degollado junto asan Pedro de Dueñas por predicar la fe cris-tiana el 19 de mayo de 1397 en la Granadamusulmana bajo el sultanato de MuhammedVII. Es a partir de su canonización en 1731cuando debió de iniciarse algún tipo de cele-bración, que ha ido evolucionando hasta to-mar el cuerpo tal y como la conocemos hoy.

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nuevos, corrige las evoluciones y la plástica de cada mudan-za para que sean las adecuadas y, en definitiva, está pen-diente de todo, ayudando en momentos precisos para queel desarrollo del acto resulte lo más perfecto y ajustado a latradición.

El rito comienza acudiendo los contradanceros a eso delas diez de la noche, ya vestidos, a la casa de la primera varade la cofradía de san Juan Lorenzo, donde también se en-cuentran el resto de cofrades y los músicos. Allí enciendenlas teas de soga y brea preparadas días antes para la oca-sión, partiendo a continuación a casa del alcalde y luego a ladel cura, para llegar la comitiva a la plaza de la Villa a los so-nes de la música, hasta la primera muralla defensiva del cas-tillo o barrera, dando comienzo la representación con elalumbrado público apagado.

En este ambiente de misterio, en el que el expectante pú-blico ha conformado un amplio cuadrilátero, la peculiar indu-mentaria de los contradanceros juega su papel. Van vesti-dos de calzón corto, cuatro con chaquetilla, de negro conaplicaciones geométricas y florales blancas, y cuatro con ca-miseta, de blanco con aplicaciones en negro; todos llevan lacara oculta tras caretas blancas decoradas en negro enfati-zando rasgos y la cabeza cubierta con pañuelo blanco; el dia-blo destaca de conjunto por vestir de rojo con detalles enblanco, boina roja y borlón, va con la cara descubierta, en laque se ha pintado un gran mostacho y perilla; todos ellos lle-van medias y zapatillas de esparto a juego con el traje, y nique decir tiene que los contradanceros deben ser jóvenes,ágiles y fuertes por el ejercicio continuo al que se ven so-

metidos, y especialmente el diablo, que no para de bailar ymoverse durante toda la representación.

Sentadas las autoridades, dejadas las teas y dispuestoslos contradanceros por parejas en filas de a dos, con el dia-blo tras ellos, comienza a sonar una música obsesivamenterepetitiva, a cuyo son, dirigidos los contradanceros median-te una palmada del diablo, comienzan a ejecutar cada unade las mudanzas del conjunto siguiendo una serie de pasosde baile, pareja tras pareja, a los que final se incorpora eldiablo, conformando cuadros plásticos, religiosos o profa-nos, como si de construcciones de arquitectura o de monta-je de mecanismos industriales se tratara. “El castillo”, “Losarcos”, “El retablo”, “La puerta del coro”, “La peana deSan Juan Lorenzo”, “La Virgen de Atocha”, “San Miguel”,“La cadena”, “El batán por alto”, “El batán por bajo”, “Lavuelta de la campana”, etc., contabilizan más de una treinte-na de mudanzas, si bien no se representan todas dada sularga duración.

Una vez completada cada mudanza, que recibe los aplau-sos del público y de forma entusiasta si se ha ejecutado a laperfección -siempre al son de la repetitiva música-, comien-za a desmontarse en orden inverso a su construcción, vol-viendo los contradanceros a la posición de origen para co-menzar la siguiente a partir de una nueva palmada deldiablo.

En un anterior trabajo establecí una relación de la contra-danza con la arquitectura, la efímera y mueble, o incluso conla industria, a la vista de lo que representan las distintas mu-danzas y cómo se van construyendo o componiendo estos

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cuadros con los elementos-cuerpos de los contradanceros,exactamente igual que se edifica en arquitectura, se armaun retablo o se monta un artilugio mecánico. La adición deelementos se rige en todos los casos por la práctica cons-tructiva siguiendo las leyes gravitatorias simples y tensionesde fuerzas, para lo cual, los figurantes, van actuando por pa-rejas y de forma simétrica estableciendo siempre el necesa-rio equilibrio.

Cada cuatro mudanzas cambia la música con un escuchea modo de baile cruzado entre ellos, de cara a restar mono-tonía al conjunto del desarrollo, volviendo a la disposicióninicial.

La contradanza termina con una representación teatraliza-da, pantomima o mojiganga, como quiera llamarse, del afei-tado a navaja, muerte y resurrección del diablo, en la cual,estando sentado éste en una silla, los contardanceros vanbailando uno a uno enseñándole los cuatro primeros los úti-les del afeitado: la toalla, la vacía, la jarra del agua, y el ja-bón; y los cuatro siguientes lo preparan para el afeite. Trasello, el último le pide el dinero del servicio, a lo que el diablose niega, amenazándole con la navaja, que ha afilado espe-cialmente en el trasero de otro contradancero; le vuelve apedir el dinero tambaleándolo, a lo que el diablo esconde labolsa entre el público, siendo degollado y cayendo al suelo.Después de comprobar que esta bien muerto, llora con es-peciales gemidos llamando al resto de contradanceros, queacuden, lo recogen y pasean en alto, ahora con las teas queles ha provisto el Tranquero, lo dejan en el suelo y resucita -por supuesto por la intercesión de san Juan Lorenzo-; en-tonces la repetitiva música se hace más rápida y los contra-danceros, con sus teas bailan el tramo final haciendo un cru-ce de parejas, y gritando ¡viva san Juan Lorenzo!, terminan-do el acto seguido del ¡viva¡ y del aplauso emocionado delos asistentes.

Como vemos, la contradanza se compone básicamentede dos partes claramente diferenciadas sin aparente cone-xión entre ellas. Por un lado la formación de un número de-terminado y variable de cuadros plásticos ejecutados por loscontradanceros a ritmo y esquemas de contradanza, y porotro una mojiganga con el diablo como protagonista.

Se ha especulado mucho con sus orígenes, la mayoría delas veces, pienso, por hacer un tipo de literatura elucubradatravés de la simbología: que si proviene de la antigüedadcelta -lo cual es un tanto descabellado y absurdo por los dosmilenios y civilizaciones habidas por medio-; que si de ritosiniciáticos de vida, muerte y resurrección -por el ritual noc-turno a la luz del fuego (antiguamente no había luz eléctrica)entre dos días y en un ambiente de salmodia monocorde,en el que los trajes recuerdan muy de lejos y esquemática-mente a esqueletos-; que si intervienen los ciclos lunarescelebrándose en el plenilunio de mayo -no se de que año,ya que nunca coincide-; …; pero también es verdad que eltema tiene su atractivo y apetece imaginar en su misterio ysus callados personajes en la oscuridad de la noche a la luzde la teas, adentrándonos en vivencias acumuladas en laexistencia del hombre que se pierden en el tiempo, y quepueden aflorar sin obedecer a reglas especiales. Lo ciertoes que por este camino, a través de simbologías diversas,que no dejan de tener indudable mérito, se puede ir en unsentido, pero también en el contrario.

Lo que sí tenemos seguro es que se inscribe en el ladoprofano y en la noche final de fiesta que conmemora lamuerte de san Juan Lorenzo. Por la mañana se ha celebradola misa mayor, procesión con las reliquias del santo y la ima-gen en su peana adornada con las típicas rosquillas para su-

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bastar, y representado el dance, no menos interesante quela contradanza. Tras la elevación a los altares por el PapaClemente XII en 1731 y la llegada de nuevas reliquias a Ceti-na, con las manifestaciones piadosas y festivas que esto su-puso, entre ellas la construcción de la ermita del santo, enun periodo de renovación de los hábitos sociales en la Espa-ña de la nueva dinastía Borbónica frente a la decadencia dela anterior, es cuando puede arrancar la actual contradanza,no sin una raíz quizá más antigua difícil de precisar; pero locierto es que no conocemos por el momento otra referenciamás antigua que la de las fiestas de Cetina de 1751 con elnombre de Mojiganga, que es precisamente la segunda par-te de la contradanza actual.

Y es que esto viene a cuento por que, sin la base de másdocumentación, la cosa puede tener también una fácil y ló-gica respuesta, respetando la orientación que cada autorpueda darle.

La contradanza de Cetina se compone de las dos partesclaramente diferenciadas, sin aparente conexión entre ellasa no ser por la continua y repetitiva música que le da cohe-sión sonora, y los propios actores que mantienen su indu-mentaria.

Por un lado la formación de los cuadros o mudanzas delprimer tramo de la representación tendría la procedencia delbaile de la contradanza dieciochesca, popularizada en Espa-ña como reflejo de los bailes de salón de las clases socialesaltas -Cetina fue en el pasado una población de señorío consu antiguo castillo-palacio habitado en el que no faltarían re-cepciones y fiestas “a la moda”-, con origen en los countrydances o bailes campestres ingleses que se extendieronpor el resto de Europa bien entrado el siglo XVIII, consisten-te en ejecutar pasos y evoluciones por parejas consecutivasmientras las restante parejas acompañan los movimientos -justamente como lo hace cada pareja de contradanceros enla representación-, interviniendo además un director, que eneste caso se correspondería con el diablo dirigiendo el iniciode las evoluciones y culminando el final de cada una.

También la propia música que se interpreta en la repre-sentación de la contradanza, que de su simple análisis losmusicólogos no la fechan más allá de 1700, es coincidenteen su estructura de ritmo rápido de danza en compás bina-rio, compuesto por varias secciones de ocho compases quese repiten, con la de las otras contradanzas, las cuales al-canzaron su máxima popularidad a partir de la segunda mi-tad del siglo XVIII, utilizándose ya muy a finales de ese siglo,en otros géneros escénicos, aparte del propio baile, fechasen las que perfectamente podría llegar a Cetina y adoptarsepara la representación.

En cuanto a la mojiganga, que corresponde a la segundaparte, debía de ser, ateniéndonos al propio significado de lapalabra, una fiesta con representación de hechos y temasdramatizados en la que intervienen personajes o figuras condisfraces ridículos y extravagantes -como es el afeitado ymuerte del diablo-. Es probable que a aquella mojiganga, do-cumentada en la referencia de 1751, bien se le pudo dotarde mayor aparato ampliándola con una contradanza previapasada por el tamiz de lo popular, ya que el resultado pocose parece a un baile de salón, renovándose el espectáculoincluso con la nueva denominación de contradanza, por cas-tellanización el anglicismo country dance dicho, más nove-doso y “fino” como nos parece todo lo que viene de fuera,impregnándose de marcado carácter religioso por la referen-cia a san Juan Lorenzo, y todo ello dentro de la estética ydramatismo del último barroco, llegando hasta hoy sin ape-

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nas más variaciones que la incorporación de nuevas mudan-zas en el tiempo.

A modo de epílogo, me siento en la obligación de recono-cimiento hacia D. Joaquín Ibáñez Lacruz, de extender el co-nocimiento de esta espectacular manifestación por ser unade las más genuinas de la geografía aragonesa, que por su-puesto hay que ver en Cetina, ya que en otros lugares no re-sulta tan auténtica al perder significado; si bien pienso, queel disfrute de la calidad que tiene la contradanza ganaría enplástica y teatralidad cuidando una serie de detalles; porejemplo: orientar la representación en la dirección hacia elcastillo, a modo de telón de fondo en el que se deberíanenfatizar puntos concretos y relevantes del conjunto edifi-cado mediante una tenue y pensada iluminación, aparecien-do como flotando en la oscuridad de la noche añadiendomás misterio a la representación. Bajo su primera murallapodrían disponerse las autoridades, que deberían aprove-char para vestirse con indumentaria antigua de uso en esazona de Aragón y tras ellas la imagen de san Juan Lorenzoen su peana, sobreelevada respecto del público y profusa-

mente iluminada sólo con cirios y velas; el propio tranqueroy los que guardan las teas durante la representación tam-bién deberían vestir ropa tradicional o mono negro; los pro-pios contradanceros evitar tejidos sintéticos en sus trajes,etcétera; fundamental el recuperar el sonido antiguo de lamúsica con dulzainas y tambor; y sobre todo evitar los des-tellos de flash -lo que habría que advertir al público previa-mente al desarrollo del acto-.

Por otro lado, apetece disponer de una investigación com-pleta y abierta a nuevas aportaciones, y por qué no, iniciarde forma concreta un primer núcleo divulgativo y expositivode la contradanza junto con todo lo que además tiene y pue-da ofrecer Cetina al visitante: el dance, la vida ejemplar deSan Juan Lorenzo, un rico patrimonio arqueológico, etnográ-fico y edificado civil y religioso, el Cid, los Liñán, Quevedo,la Guerra de la Independencia. su incipiente desarrollo in-dustrial de principios del XX, o también sus productos y va-riados paisajes y biodiversidad, por ejemplo.

Alejandro Rincón González de Agüero

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Todos a la capitalCetina es una población dentro de la comarca de lacomunidad de Calatayud, situada sobre una terrazaen la margen derecha del valle medio del Jalón, a675 m de altitud, con fuertes contrastes paisajísti-cos en su término municipal -en su mayor parte an-tropizado-, que van desde la aridez a la frondosidadde las vegas de los ríos que lo atraviesan.

Su configuración actual parte de la altomedieval,arracimándose el caserío al Sur de un recinto de-fensivo coincidente más o menos con el del actualcastillo. Por su situación en zona fronteriza entre losreinos de Aragón y Castilla hubo de fortificarse es-pecialmente ya en la baja Edad Media y sobre todoa partir del siglo XIV, soportando continuas incursio-nes por los valles del Jalón y del Henar.

Referenciada en el verso 547 del Cantar de MíoCid (H. 1140) -Entre Fariza e Çetina mio Çid iva al-bergar- cuenta con un rico patrimonio cultural en elque destaca el castillo de los Liñán, transformadoen residencia señorial a finales del siglo XV, conuna interesante capilla gótico-mudéjar dónde se ca-saron en 1634 Francisco de Quevedo con la viudade Juan Fernández de Heredia y Liñán, señor del lu-gar; la iglesia parroquial de San Juan Bautista, ba-rroca de comienzos del siglo XVII, y las ermitas delos patronos de la villa, Nuestra Señora de Atocha,también del siglo XVII y San Juan Lorenzo, erigidaen el XVIII.

En la actualidad cuenta con unos 700 habitantes,de los más de 2.500 con los que llegó a contar enla primera mitad del siglo XX, no sé si sufriendo odisfrutando, ante la pasividad y complacencia de to-dos, del hecho absolutamente generalizado en lospueblos de Aragón de la continua y triste sangría desus gentes a la ciudad.

Alejandro Rincón González de AgüeroArquitecto

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alleres Quintana desempeñó una larga tra-yectoria artesana, con una producción reli-giosa y civil aplicada a la arquitectura y ob-jetos decorativos con una función de usodoméstico, por un lado y otra de culto, co-mo son los rosarios. El ejercicio de la laborproductora en la capital aragonesa, docu-mentada desde 1847, fue iniciada por Dá-

maso Quintana y Toy, traspasando sus fronteras con Leóny Rogelio, hijo y nieto respectivamente, desempeñando unalabor muy interesante en Aragón y en otras localidades deEspaña. Conocida es su obra de arte mueble, destacandolos faroles para las procesiones del Rosario y de SemanaSanta, así como otras piezas devocionales, objetos de meta-listería destinadas principalmente para las iglesias. Pero hayque destacar también su labor en lampistería, menos cono-cida, siendo el primer taller que en la década de los cincuen-ta del pasado siglo combinó el bronce y el cristal, realizandopor primera vez en el taller pequeñas series de ocho o diezunidades. No podemos olvidar su producción en grabado al

ácido y la rotulación como un elemento innovador, convir-tiéndose en una especialidad de la casa. La primera conclu-sión que hay que destacar de este interesante taller es elvasto plan de proyectos e intervenciones que llevaron a ca-bo en la capital aragonesa, traspasando sus fronteras y ac-tuando de forma activa con obras en otras regiones españo-las; por lo que es preciso considerar que Talleres Quintanase merece un carácter reivindicativo de su obra artesana,que ponga en valor su producción no sólo local sino la de ca-rácter nacional.

En su trayectoria casi siempre encontramos colaboracio-nes, porque Talleres Quintana trabajó con los más prestigio-sos arquitectos de la ciudad, por lo tanto además de su cali-dad técnica, hay que valorar la versatilidad, ya que supo lle-var a buen fin trabajos de proyectos diversos, desde el len-guaje académico de los faroles para los Rosarios de Cristal ala vidriera realizada magistralmente para el cine Dorado en1949, emblema de la modernidad y vanguardia, diseñadapor el elemento más activo del Grupo Pórtico, Santiago La-

Dámaso Quintana y Toy. Rogelio Quintana Bellostas. León Quintana Bianchi.

Talleres Quintana:artesanos zaragozanos

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gunas, plasmando en vidrio la abstracción más pura en unalarde de pintura en libertad. Desgraciadamente de estaobra hoy sólo nos quedan las fuentes documentales y gráfi-cas, desaparecida en los años 70 para adaptar la sala de pro-yección cinematográfica a las nuevas necesidades, ya queera mucho el público que acudía al mismo. Vistieron los in-teriores de las edificaciones domésticas con sugerentes vi-drieras, en las que sus propietarios buscaban lo exclusivo, loestéticamente bonito, en definitiva, disfrutar de una viviendaconfortable y acogedora. Las vidrieras se colocaban en puer-tas, lucernarios, techos, escaleras o en cualquier hueco dela casa transformaban la luz, creando ambientes cálidos yllenos de color. No sabemos qué aspecto pudieron tener losinteriores de las viviendas, salvo alguna excepción, como lacasa Juncosa, construida entre 1903 y 1906 y situada en elpaseo de Sagasta nº. 11, o en la calle de San Jorge nº. 3. Sinolvidar que las preferencias decorativas de la burguesía zara-gozana de la transición del siglo XIX al XX, que manifestóuna predilección por el eclecticismo mezcla de tendenciashistoricistas, como podemos apreciar en el proyecto de obra

de la hoy desaparecida casa almacén de Enrique Molinerproyectada por el arquitecto Regino Borobio en la calle deEspoz y Mina nº. 32 o la casa que la familia Fita hizo remo-delar en la actual calle de Cinco de Marzo, angular a plaza deSalamero, y que son los únicos ejemplos de vidriera civil fir-mada por Talleres Quintana que se conserva junto a los vi-trales del domicilio de Rogelio Quintana en la calle de San-clemente de Zaragoza.

Realizar los faroles procesionales para el Rosario propor-cionó reconocimiento profesional a los Quintana; muy pron-to la admiración que causó su obra en la capital aragonesafue difundida entre otras localidades aragonesas y tambiénen otras regiones española: veintiocho rosarios se formaliza-ron para otras tantas localidades. No es difícil imaginar lasorpresa que la procesión con sus fanales brillando en la no-che zaragozana causó, mezcla de sentimientos y admira-ción, a los devotos y curiosos que asistieron al acto. Con larealización de estas obras se buscaba además de un efectoestético, un carácter didáctico. Existía en la capital aragone-

REPORTAJES

Misterios dolorosos del Rosario de Cristal de Haro.

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sa, como en toda España, un elevado índice de analfabetis-mo y los libros todavía estaban tan sólo al alcance de unospocos; las vidrieras de los faroles desarrollaron ciclos icono-gráficos cuyo tema estaba relacionado con la representaciónde los sucesos de la vida de Jesús y María, las escenas ocu-pan un panel normalmente sobre fondo plano o geométricoformado principalmente por vidrios de colores y para facilitarsu reconocimiento, estas escenas van acompañadas de unacenefa o cartela con el texto indicando el número o escenadel misterio que se evoca. La magia y misterio que desde elinterior de los faroles se proyectaba, favoreció que otras ciu-dades españolas, Vitoria, Valladolid, Toledo o Castellón, ad-quirieran piezas en los primeros años del siglo pasado. Fueel constructor de los faroles para la procesión que Zaragozarealiza cada 13 de octubre; los faroles de los Misterios, San-tuarios Marianos, La Salve, el Ángelus, la carroza de la His-panidad, la Asunción y el farol de La Marina construido yornamentado en el taller zaragozano y que fue decisivo paraque el Ayuntamiento de Zaragoza le encargara otro monu-mental fanal que representara la unión estrecha de Américay España.

El local de los Quintana fue un complejo mundo de obje-tos; modelos, lienzos, estampas, cartones, pinturas, boce-tos, todo ello necesario para una permanente formación, nosólo para los maestros artesanos sino también para oficialesy aprendices que a lo largo de los muchos años de actividadasimilaron y perfeccionaron la compleja técnica de la vidriera.

La evolución del taller durante tres generaciones es el re-flejo de una época que se debate entre la tradición y la mo-dernidad. León Quintana desarrolló su actividad en la segun-da mitad del siglo XIX. La discreción marcó su vida; fue un

gran lector y siempre estuvo deseoso de introducir las mo-dernas técnicas que se estaban imponiendo en el grabado alácido, vitrales y metalistería. Realizó dos viajes a París, don-de se estaban produciendo las principales innovaciones dela vidriera artística. Su formación práctica en el taller familiarle permitió adquirir la suficiente preparación para impartirdocencia en la Escuela de Artes y Oficios de Zaragoza, aco-giendo con entusiasmo las propuestas para la creación delespacio adecuado para las enseñanzas artísticas en la capi-tal aragonesa. Desgraciadamente su inesperado fallecimien-to impidió a León Quintana crear discípulos como profesorde la mencionada escuela. Si León Quintana Bianchi pro-porcionó calidad artística a la producción del taller, su hijoRogelio Quintana Bellostas lo consolidó y le proporcionó fa-ma, modernidad y proyección nacional, que se hubiera vistoincrementada si el proyecto del Rosario de Cristal para Ma-drid se hubiera formalizado.

León y Rogelio Quintana eran maestros vidrieros, capacesde dar respuesta a los diversos requerimientos, fueron pin-tores que crearon cartones para su ejecución, experimenta-ron en los recursos de los vidrios y en su aportación al arte.Su obra vidriera estuvo subordinada a la arquitectura salvoen los faroles del Rosario de Cristal, gracias a su ejecuciónpusieron por primera vez en la historia, invitando a la partici-pación popular de profundo sentimiento religioso, el arte apie de calle, utilizando la luz y el color en la búsqueda de labelleza. Esta exploración radica en el recurso del conoci-miento de la luz y como ésta, filtrada, crea una atmosferaque da lugar a un espacio nuevo, investigación llevada a ca-bo en la sección de vidrios de su taller en la planta superior,en el arco de San Idelfonso, ya que allí se realizaba la pintura58

Lámpara. Cortesía familia Quintana.

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de los vitrales con luz natural, para comprobar sus efectos yutilizar los vidrios más apropiados.

La colaboración con los más insignes arquitectos y artis-tas la inicia Dámaso, cuyos sencillos trabajos en metal y vi-drio le pusieron en contacto con el pintor Bernardino Monta-ñés Pérez, artífice del diseño de las vestimentas de la Guar-dia Romana que acompañaban a la reformada procesión deSemana Santa en Zaragoza y otras ciudades y pasado eltiempo se convirtieron en una de las actividades más dura-deras del taller.

Pero fue León Quintana Bianchi quien inició la coopera-ción más exitosa y artística en su profesión; en unión del in-signe arquitecto Ricardo Magdalena llevaron a cabo obrasque forman parte del patrimonio artístico de la ciudad. Ade-más de los faroles monumentales del Rosario de Cristal, lamás representativa y con más trascendencia popular, susexpertas manos intervinieron en obras privadas, como las vi-drieras para el Salón Paraninfo de la Facultad de Medicina yCiencias; en ambientes religiosos como las iglesias de Ga-rrapinillos, Hermanas de los Desamparados, San Gil, SantaEngracia y la Cartuja del Aula Dei, destacando el amplio pro-grama iconográfico de la colegiata del Santo Sepulcro de Ca-latayud (Zaragoza). Con el escultor Dionisio Lasuén, conquien colaboró también en la Escuela de Artes y Oficios im-partiendo docencia, pasó a grabado al ácido de la Alegoríadel Otoño y de la Primavera y proyectos para vidrieras. El fa-llecimiento prematuro del artesano privó a la ciudad de ladestreza magistral que demostró al realizar en vidrio obrasde gran complejidad y belleza que sin duda se hubieran con-vertido en referente artísticos.

La tercera generación está representada por RogelioQuintana Bellostas quien, como todos los artistas con largatrayectoria- cincuenta años- atravesó diferentes etapas; jun-to a obras de excelente calidad, como la impresionante ca-rroza-farol que reproduce la catedral de Santa María de Vito-ria y que él mismo calificaba como uno de sus mejores tra-bajos, al final de su actividad se aprecia un cansancio en lasformas, repetidas o ligeramente modificadas. Al fallecer supadre León, es Ricardo Magdalena, máximo exponente delhistoricismo y eclecticismo arquitectónico aragonés, quienavaló algunos de sus trabajos, le ofreció la ejecución de lasvidrieras del quiosco de la música del boulevard de San Se-bastián todavía en la mente de la familia Quintana y las delnuevo edificio del Anatómico Forense de Zaragoza, que pre-senta similitudes formales con las de las iglesias de San Gilo Santa Engracia. Estas obras y la confianza del arquitectofacilitó la trayectoria del joven Rogelio, que contaba veinteaños. Con el arquitecto Luis de la Figuera embelleció el in-mueble más representativo de la burguesía industrial y co-mercial de la ciudad, el Casino Mercantil, Industrial y Agríco-la. Fue el arquitecto quien propuso al artesano para que fue-ra nombrado académico correspondiente de la Academia deBellas Artes de San Luis de Zaragoza, honor que le fue con-cedido en 1946. Quizá pintó las trazas en los vitrales que elarquitecto Manuel Martínez Ubago diseñó para el desapare-cido colegio de las Madres Adoratrices en la calle de HernánCortés. Para centros de ocio varias fueron sus colaboracio-nes con Miguel Ángel Navarro, Julio y Pascual Bravo, así co-mo reformas para cines, cafés, espacios industriales o enti-dades financieras. Amigo personal del artesano fue el pintordecorador Francisco Sorribas, que intervino en el Pabellón 59

REPORTAJES

Maqueta catedral nueva de Vitoria.

Pintura en cristal. Cortesía de Ángel Ruiz Solans.

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Mariano de la Exposición Hispano-Francesade 1908. Ambos participaron en la decora-ción del Teatro Circo o en el lucernario delsalón comedor del Casino Mercantil, Agrí-cola e Industrial de la capital aragonesa,donde también pinto las grisallas del espec-tacular salón Pompeyano. Larga fue su co-laboración con los arquitectos Regino y Jo-sé Borobio, edilicia pública, privada o reli-giosa, en muchos de sus proyectos contri-buyó Talleres Quintana en un acabado es-tudiado y detallado. La obra más innovado-ra la realizó trasladando a cristal la abstrac-ción diseñada por el arquitecto Santiago La-gunas para el tristemente desaparecido ci-ne Dorado antes citado. Teodoro Ríos y Ro-gelio Quintana fueron colaboradores habi-tuales: espacios de recreo y ocio, colegiosy viviendas tienen el sello de Quintana. Conel taller de escultura y pintura de los her-manos Albareda fueron recreados muchostrabajos en metal y vidrio. Pero también eltaller desde su sección de dibujo realizabasus propios diseños, vidrieras, lucernarios,muebles, lámparas y rótulos salieron de suhábil mano como los faroles del TeatroPrincipal con unos estilizados dragones enbronce.

Durante la primera mitad del siglo XX, lasautoridades eclesiásticas y particulares fue-ron conscientes del valor artístico de las vi-drieras, de ahí que desde el primer momen-to se concedió importancia a su manteni-miento y conservación preventiva a fin deevitar costosas reparaciones, pero este inte-rés fue perdiendo peso y pronto, las piezasdestinadas a acompañar la procesión fueronolvidadas en locales mal acondicionadosque favorecieron toda clase de percanceshasta llegar a adaptar faroles procesionalespara uso doméstico. La restauración al prin-cipio era realizada por el propio artista vidrie-ro, de esta forma se mantenía el criterio for-mal de la pieza, pero la falta de medios eco-nómicos, el alto precio de los materiales,obligaba a utilizar artesanos locales o inclu-so las propias familias que custodiaban lapieza, se sentían libres para mejorar la obraoriginal, introducían añadidos según su gus-to, sin nombrar las limpiezas agresivas, pin-tado de las piezas alterando el color naturaldel material y provocando incluso ha elimi-nación de la firma, como consecuencia deestas prácticas existe una dificultad paraprecisar atribuciones. Este sistema, queabarata el precio de cada nueva intervención, dificulta actual-mente la identificación de las obras originales, que se hanvisto sometidas, por otra parte, al gusto estético del momen-to, a motivos de índole religiosa o política y por último la faltade apreciación por el arte de la vidriera.

El arte religioso contemporáneo aragonés parece estar enregresión, en crisis; sin duda, el laicismo de la sociedad tam-bién ha favorecido esta situación. Cada vez se realizan me-nos obras religiosas, especialmente desde la introducción

de la filosofía del Concilio Vaticano (1965)que propugna una desornamentación delos templos. Arquitectura, escultura y pin-tura religiosa han caído en desuso, y estasituación lleva a valorar la labor de Talle-res Quintana, sobre todo en su interven-ción en el Rosario de Cristal de Zaragoza,como su aportación más novedosa, sien-do prácticamente las únicas construccio-nes en arte religioso que se llevaron a ca-bo en los últimos decenios en la capitalaragonesa, formando un conjunto degran calidad artística, único en España yen el mundo, sin ninguna duda. Mirar co-mo los faroles, obras móviles y expues-tas temporalmente en espacios urbanos,se recortan luminosos sobre el oscurocielo nocturno, iluminación “de acento”según los expertos y que sirve para resal-tar elementos pictóricos, matizando lassombras, un efecto que nadie puede ne-gar: haber quedado ensimismados al mi-rar las monumentales farolas, equipara-bles a monumentos que han utilizado lailuminación para lograr efectos bellos, co-mo la torre Eiffel, en París o, en NuevaYork la estatua de la Libertad, iluminacióna la que hoy estamos acostumbrados,pero que si retrocedemos más de cienaños, estos fanales moviéndose por laoscura noche de octubre, debían sobre-coger.

En cuanto a las vidrieras de los edifi-cios civiles, no han corrido mejor suerte.Los cambios de actividad de los edificiosy su adaptación a las nuevas necesidadeshan supuesto la desaparición de muchasde ellas. Casi imposible será recuperar ladecoración vitral de las viviendas privadassino es a través de los reportajes gráfi-cos. La escasa rentabilidad de la produc-ción vidriera obligó a Talleres Quintana,una empresa de gran tradición en la con-fección de vitrales con más cien años deejercicio profesional, a modificar su pro-ducción derivándola a la producción delámparas de cristal y rotulación de comer-cios. La amenazante competencia obliga-ba a una continua renovación técnica quea su vez requería grandes inversiones yalgo más importante abandonar en los úl-timos años de actividad el sentido artesa-no que siempre tuvieron las obras deQuintana.

Su arte fue cayendo en el olvido. Suscoloridas composiciones dejaron de ser del gusto de suscontemporáneos, hasta acabar arrinconadas en la más abso-luta incomprensión. Talleres Quintana fue un taller de arte-sanos del vidrio y del metal; experiencia, autoformación,profesionalidad, elegancia en sus diseños y el buen trato asus clientes fueron los principales avales de su trabajo.

Blanca Isasi-Isasmendi60

Arriba, ermita de San Jorge en HuescaEn el centro, vidriera vestíbulo cine Dorado

de Zaragoza.Abajo, farol mano. Rosario Cristal

de Sigüenza.

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REPORTAJES

a revista zaragozana de cine y espectáculosPantallas y Escenarios tiene una larga y curio-sa trayectoria; es el desarrollo natural deotras publicaciones anteriores, entre ellasuna más humilde del mismo nombre quemás bien era un boletín para publicitar e in-formar de las películas que se estrenaban enlos salones de Empresa Parra S.L., dedicadaa la exhibición cinematográfica. Esa revista-boletín publicitario, editado por Empresa Es-

pañola de Publicidad PROA, había sido una idea promovidapor el gerente de Empresa Parra, don Francisco Parra Mateo,desde 1942. De esta publicación, que como veremos ense-guida tuvo su origen en otra, se conservan escasos ejempla-res, y tan solo hemos encontrado uno de 1945 en la Heme-roteca Municipal de Zaragoza. En ella, el propio don Francis-co cuenta el origen de esa publicación: “Esta revista se titulóprimero Noticiario del Cinema y comenzó en 1933. Más tar-de se amplió a teatros, toros, deportes, y se publicó ya concarácter de regularidad, como puede apreciarse esta tempo-rada.” De aquel Pantallas y Escenarios de septiembre-octu-bre de 1945 que figuraba como nº 170, año XIV, decía supromotor: “de momento y por las disposiciones actuales seocupa únicamente de cuanto afecta o se relaciona con losespectáculos, siendo en definitiva un anticipo de lo que elespectador va a presenciar en el transcurso del mes inser-

tándose algunas referencias retrospectivas de teatro, cine,alguna crónica musical y su correspondiente sección deamenidades”.

En 1961 la propia Empresa Hermanos Parra, fusionadaahora con la empresa Quintana, ambas dedicadas a la exhi-bición cinematográfica en Zaragoza y diversos pueblos deAragón, donde contaban con los mejores salones de exhibi-ción, deciden convertir aquel humilde Pantallas y Escenariosen una publicación de carácter nacional a la venta en losquioscos. Crean una revista de cine, teatro y espectáculosprofusamente ilustrada, aprovechando las fotografías, dibu-jos, reportajes y entrevistas que las productoras ponen adisposición de los exhibidores.

Se estabiliza ya como una publicación mensual, pese aque su primer número aparece como de abril-mayo, épocaII y año XIX, con una imagen en la portada de Silvia Pinal yFernando Fernán Gómez en la película Adiós, MimíPompón, dirigida por Luis Marquina.

La revista Pantallas y Escenarios estuvo dirigida al co-mienzo por un director gerente, José María González Larrea,y en los años 70 contó también, por imperativo legal, conun director periodista, el aragonés José Omenat Santeste-ban, sin que desapareciera nunca el cargo de director geren-te, que ostentó un miembro de la familia editora, FranciscoParra de Más.

Durante muchos años Pantallas y Escenarios fue más un folleto trimestral de presentación delos filmes a proyectar y de las compañías de teatro contratadas para los teatros Fleta y Argen-sola que una auténtica revista.

Pantallas y Escenarios:una revista excéntrica(Excéntrico: adj. De carácter raro, extravagante. // Geom. Que está fuera del centro)

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Se comenzó imprimiendo en Gráficas Iris, que también seencargaba de la impresión de las entradas de los cines y delmaterial de propaganda de la actividad exhibidora de la em-presa propietaria; y más tarde en los talleres del Heraldo deAragón.

Nos vamos a detener en algunas de las características ycolaboradores de aquella revista zaragozana de cine y es-pectáculos que inicio su andadura en 1961, el año de pro-ducción de la película de Marco Ferreri El cochecito, de laque ya hay información en dicho número.

Es una revista netamente aragonesa, aunque desde susprimeros números cuenta con una redacción en Madrid, alfrente de la cual estuvieron Esteban Farré y Antonio Mora-les, y años más tarde Antonio Ramis.

Observamos, al consultar el catálogo de revistas y publica-ciones españolas, que, deliberadamente o no, coincide sunombre con el de otra Pantallas y Escenarios, revista de ci-nematografía y teatro quincenal, que se había editado enBarcelona en 1927 por Martín Felipe, con dirección en Con-sejo de Ciento 227. Pero, contado anteriormente el origende la revista aragonesa, no creemos que la de Barcelonatenga nada que ver con ella, excepto el título.

La revista zaragozana se publicó durante dieciocho años,de 1961 a 1979, y contó con numerosos colaboradores, lamayoría de Zaragoza, como Manuel Rotellar -colaborador,además, en revistas cinematográficas como Otro Cine, Te-rror Fantastic, Nueva Dimensión y Film Guía (de Barcelona);Positivo (Valencia); Mundo Hispánico, Cinestudio y Cinema2002 (Madrid) y Aragón 2000 (Zaragoza)-, o Manuel Hernán-dez Martínez, que conocemos publicó en Pantallas y Esce-narios las colaboraciones: “El recuerdo”, “Grandes novelasy grandes películas”, “La novela y el cinematógrafo”, “Laavenida de la Independencia: un excelente prólogo”, “Losjalones del tiempo”, “Soledad estrella”, “Nueva etapa”,“Viaje inmóvil”, “Cuerpo en vuelo, alma en vilo (I)” y “Cuer-po en vuelo, alma en vilo (II)”.

Entre la larga lista de colaboradores, destacan algunos ara-goneses dedicados a la enseñanza, al cine o a la prensa, co-mo Ildefonso Manuel Gil, José F. Pérez Gállego, José Jimé-nez Aznar, José Antonio Páramo, Emilio Calvo, Rabel Velilla,Amado Gracia, Ricardo A. Portolés, José María Ferrer “Gusta-vo Adolfo”, Emilio Alfaro Gracia, José Antonio Duce, AlfonsoZapater Gil o Eliseo Bayo. También aparecen entre sus cola-boradores los nombres de Marcelo Arroita-Jaúregui, FélixMartialay, José Luís Guarner, Ignacio Montes Jovellar, Ma-nuel Dicenta o Juan Francisco de Lasa, entre otros muchos.

En la revista colaboró gente que había estado ligada al flo-reciente movimiento cineclubista de Zaragoza desde déca-das anteriores y a los grupos de cine amateur (ahora muyestudiados y considerados, como el de José Luis Pomarón,fotógrafo profesional y autor de apreciables films en 16 mm,y 35 mm).

Son habituales de la revista en sus primeros años los es-critos de Emilio Alfaro y José Antonio Duce, fundadores dela productora Moncayo Films.

Todos estos profesionales del cine o de las letras, situa-dos en un lugar tan excéntrico de la actividad cinematográfi-

Las películas de “romanos” resultaron muy apropiadas cuando llegó la pantallagrande del Cinemascope. En Zaragoza se filmó Salomón y la reina de Saba enlos páramos de Valdespartera donde murió, quizás de una insolación, TyronePower. Mingote publicó este chiste.

La transición política originó posiciones enconadas respecto a la censura. Lle-garon las películas atrevidas que de momento hicieron furor. Se crearon las lla-madas “Salas X” para las más extremas. Todo el mundo expresó su opinión so-bre el asunto. José Miguel García Cruz, en el número correspondiente a diciem-bre de 1977 de la revista, hablaba de la necesidad de desprenderse del corsé cas-trante que nos había atenazado. Pues bien, evidentemente, ya nos hemos des-prendido.

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ca como es Zaragoza, participaron en Pantallas y Escenariosque, como se trasluce de su nombre y de su contenido, sededicó también a tratar el espectáculo teatral; no hay que ol-vidar que algunos de los cines de la Empresa Parra erantambién teatros, como el Argensola o el Fleta.

La revista contaba con gran número de ilustraciones, pro-cedentes de las fotos y carteles de mano que daban las pro-ductoras a las distribuidoras para su publicidad y difusión.

La excentricidad de la misma, esta vez en su acepción derareza, la vemos también en que encontramos en ella sec-ciones dedicadas a la tauromaquia, la magia o el tiempo at-mosférico. Es de reseñar que contaba con algún que otrocolaborador que publicaba viñetas cómicas, e incluso en al-gún número con una pagina de lo que se llamó “tebeo” ó“cómic”, algo poco frecuente en aquellos años, como lo en-contramos reseñado en un libro sobre la historia del cómicen Zaragoza, donde se dice: “Salvo estos intentos, sólo hayalgunos breves «destellos» de “cómics” en la revista de ci-ne Pantallas y Escenarios…”.

Pantallas y Escenarios es, pues, dentro del panorama ci-nematográfico español, una rara avis, tanto por el lugar deedición -al no estar hecha ni en Madrid ni en Barcelona-, co-mo por su contenido, a veces variopinto, y, también, por supermanencia en el tiempo, pues lo normal en las publicacio-nes de cine era ser efímeras.

Son todas estas circunstancias las que llevan a considerarmuy interesante esta revista, llena de datos, colaboradores,colaboraciones y “destellos” desconocidos, escasamenteestudiados o muy poco conocidos, entre otras cosas por-que, pese a ser plataforma de expresión de gente comoManuel Rotellar, la existencia de la revista, como productodentro del mecanismo publicitario de un potente exhibidorlocal, y el lugar de edición, fuera de los grandes centros dela producción cinematográfica la hacía estar menospreciadapor la crítica seria y alejada del raquítico ambiente cultural ci-nematográfico existente durante los años en que se editó,que coincidieron, por ejemplo, con los de las revistas señe-

ras del cine español contemporáneo, Film Ideal (1956-1971),Nuestro Cine (1961- 1971) y de Cinestudio (1961-1973).

El ser de distribución institucional entre el sector de ladistribución y la exhibición cinematográfica la hacía tambiénpoco comprensible dentro del ámbito de las revistas de cinede la época, aunque ahora comprendemos que en ciertosasuntos podía contar con información de primera mano, oresponder a directrices que bien analizadas pueden dar al-gún fruto, dentro de un estudio crítico de la revista.

La revista tenía un formato grande, muy similar al de la ci-tada Cinestudio, y también tenía como ésta papel brillanteen su portada y contraportada.

Contenía publicidad de alguna empresa zaragozana, y deelementos relacionados con la exhibición o la distribución ci-nematográfica, como máquinas de proyección, equipos desonido o CEPICSA.

Cubría la reflexión sobre el cine (Ildefonso Manuel Gil,Martialay), su historia (Rotellar, Guarner), su actualidad, suschismes y acontecimientos (Montejano, Ramís), y daba noti-cia de todo lo que se estrenaba en Zaragoza, en Madrid y enBarcelona.

Un previo vaciado de la revista y de la confección de índi-ces de colaboradores y colaboraciones, separando las de ca-rácter informativo de las teóricas y doctrinales y de las en-trevistas, sería necesario; así como un posterior estudio delos textos que se vean de interés, y en algunos casos, pro-curar la identificación de algunos colaboradores, no recorda-dos. Así mismo realizar una separación de las noticias de ca-rácter publicitario de las de contenido histórico o referencialcinematográfico. Así como un índice de imágenes de inte-rés y de sus portadas. La publicación de este breve recuer-do de la revista zaragozana de la Empresa Parra es, por miparte, una primicia de ese trabajo, que está abierto a losasuntos que el estudio de la revista nos sugiera.

Alejo Lorén Ros

Cineasta y miembro de la Asociación Española de Historiadores del Cine

No sólo hicieron taquilla laspelículas porno o semi, sinotambién aquéllas que en losmomentos de la transicióndescubrieron al público lasmiserias de la dictadura. Deentre ellas Furtivos, de JoséLuis Borau, llenó durantemeses el cine Avenida sitoen el paseo de la Indepen-dencia nº 26.

REPORTAJES

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os actuales violeros, constructores de instru-mentos antiguos, pretendemos revivir lastécnicas de construcción de los instrumentosmedievales, renacentistas y barrocos. Estabúsqueda es apasionante, sobre todo cuandose intentan recuperar tipologías instrumenta-les que se han extinguido o de las que con-

servamos pocos ejemplares. Si queremos rescatar la purezay autenticidad del sonido original, hemos de recurrir a losmismos materiales naturales que se utilizaban, como sonlas maderas, cuerdas de tripa, colas, hueso, resinas, acei-tes, pigmentos, pergamino e incluso tejidos de lino para losrefuerzos interiores.

En la elección de la madera, no se trata solo de seleccio-nar especies, sino de desentrañar los cortes más adecuadosen un mismo tronco. Es necesario recuperar procesos anti-guos de talado y curación de maderas y elegir después laspartes del tronco más adecuadas para cada uso. La maderapara tapas se desgaja siguiendo la estructura natural de susfibras, con la misma técnica de los esgajados que se con-servó en muchos de nuestros pueblos de montaña, al rajarlos costeros u hojas de los tejados. Solo servirán los trozosradiales, que nos permiten obtener tablas muy finas, resis-tentes y elásticas. Aunque la mayor parte de los instrumen-tos de cuerda clásicos se construyen con arce y abeto, losvioleros recurrían sobre todo al uso de maderas autóctonas.El teórico aragonés Pablo Nassarre, recordando a Boecio,

aconsejaba a los artesanos, que debían saber elegir las ma-deras fuertes con que se han de fabricar los instrumentos,las que convengan para construir la caja armónica, sobre to-do, que tenga el planeta Júpiter dominio en ella. Recomen-daba especialmente el nogal (jovis glans, o bellota de Júpi-ter), para fondos y aros, de la que alababa sus cualidadessonoras, superiores incluso al ébano. Para mejorar las cuali-dades de esta madera es necesario curarla enterrándola ensirle de oveja durante varios meses.

El pino era también muy apreciado por los violeros del si-glo XVI, especialmente el llamado pino de Cuenca, sobre to-do para hacer mangos de vihuela y “suelos”, o fondos, se-leccionando los mejores cortes de los pinos que se bajabanhasta Toledo por el río Tajo, procedentes de las sierras deAlbarracín y Cuenca. Cipreses, jinjoleros, álamos blancos yperales eran otros árboles adecuados. Entre las maderascomplementarias, destinadas a piezas estructurales como eldiapasón o los cordales de instrumentos de arco, destacabael uso del boj, también utilizado en las tallas de los lazos decalidad que cerraban las bocas de los instrumentos y en lastaraceas, junto a maderas de árboles y arbustos de diferen-tes colores, como la cornicabra, de cuyo corazón se labra-ban los escaques rojos. Muchas maderas de procedenciaafricana o americana se fueron sumando a nuestras made-ras autóctonas a partir del siglo XVI, destacando entre ellasdiferentes variedades de ébanos, dalbergias y cocobolos.

Javier Martínez, en su taller, comprueba el “sonido de la madera” de la viola en la que está trabajando. (Fotografías, Antonio Ceruelo)

El antiguo son de nuestros bosques

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REPORTAJES

Una protoindustria zaragozana especializada en la confec-ción de cuerdas para vihuela en el siglo XVI tenía concedidoel monopolio de la compra de todos los intestinos de corde-ro y carnero de la ciudad. Tras su limpieza e hilado, se cali-braban y se vendían en mazos a los músicos.

En la composición de los barnices, intervenían resinas im-portadas y, sobre todo sandáracas extraídas de arbustos dediferentes especies de enebros, resinas muy utilizadas en laépoca y conocidas con el nombre de “grasa”, mezcladas enalcohol, o “aguardiente de siete coceduras” y, sobre todo,en aceite de linaza, nueces o espliego.

Todos estos materiales naturales de nuestros bosques seennoblecían tras su muerte, como rezaba un reiterado afo-rismo de músicos y violeros: Viva fui in sylvis sum dura occi-sa securi dum vixi tacui mortua dulce cano: viva estaba enlos bosques, una dura hacha me taló, mientras viví era silen-ciosa, ahora canto dulcemente.

Javier Martínez

Violero

Fotografías, Antonio Ceruelo

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TTUURRIISSMMOO RREELLIIGGIIOOSSOO,, ppuunnttoo ffuueerrttee ppaarraa eell ddeessaarrrroolllloo

LLAA VVEERRAACCRRUUZZ DDEE CCAASSPPEE

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esde hace años seconsidera un seg-mento importantedel turismo nacionalel llamado “turismoreligioso”. No es ex-traño en un país con

tanto patrimonio artístico religioso ycon tanta tradición cristiana. La iglesiacatólica lo incorpora en el llamado “tu-rismo cultural” .

El Camino de Santiago es el estan-darte del turismo religioso. Hay datoshistóricos que hablan ya de viajerosceltas que atravesaban el Somport pa-ra dirigirse a Fines Terrae, en busca depaz para el alma. El caminar siempreva bien al espíritu, además de contri-buir a la salud del cuerpo. Se iba, y seva, al Campus Stellae por cumplir unvoto, por curar una enfermedad o, sim-

plemente, movidos por la fe o el espíri-tu de aventura. Este año 2010 es AñoSanto Jacobeo. Visitarán Galicia millo-nes de peregrinos, versus turistas. ElSIPA también ha ido y sus miembros-peregrinos hicieron a pie los últimos ki-lómetros desde el monte del Gozohasta la catedral compostelana.

Hasta la Iglesia católica, general-mente tan lenta en la hora de innovar,se dio cuenta de que el deseo de lagente por viajar y conocer se podía sa-tisfacer ofreciendo en un buen conte-nedor, llámese catedral, unos excelen-tes contenidos artísticos religiosos.Sumar fe y cultura. Así nacieron LasEdades del Hombre, que han moviliza-do a millones de turistas. Las Edadesdel Hombre es una fundación de ca-rácter religioso que tiene como metala difusión y promoción del arte sacrocastellanoleonés, y que ha montado

exposiciones desde 1989 en las cate-drales de Valladolid, Burgos, León...hasta la edición XV que acaba de con-cluir en diciembre 2009 en la catedralde San Pedro de Soria, donde tambiénestuvo el SIPA.

El turismo mariano pone en movi-miento a millones de personas que re-corren lugares relacionados con la vir-gen María. No olvidemos que en sus66 años de vida terrenal estuvo enmuchos sitios, como Patmos, dondesu acompañante san Juan escribió elApocalipsis; Éfeso, donde parece quemurió; o la propia Zaragoza, donde lle-gó “en carne mortal” para animar ensu predicación a Santiago y a los con-vertidos. De mayor volumen turísticoson los lugares donde ha habido apari-ciones en los veinte siglos de cristia-nismo: los clásicos y conocidos Lour-des, Fátima, Chestohova... o los nue-

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vos lugares como por ejemplo Medju-gorje, una aldea de Bosnia-Herzegovi-na donde se apareció a seis mucha-chos el pasado 24 de junio de 1981, olas apariciones en Prado Nuevo de ElEscorial a Amparo Cuevas, también de1981. Lo que son, en principio, movi-mientos de personas llevadas por la fecontagia a otras muchas movidas porla curiosidad o por otras vinculaciones,dando lugar a que el tráfico de viajerosy los alojamientos y servicios se multi-pliquen, y esto es turismo. En Aragónha nacido Aradex para el desarrollo yexpansión turística, entidad que liderala ruta mariana que agrupa a los res-ponsables religiosos de Montserrat,Lourdes, Torreciudad y el Pilar para ac-ciones de promoción en común. Unéxito bien reciente. Así pues, un as-pecto interesante para nuestros objeti-vos de propiciar turismo en Aragón,es el tirón que puede suponer las de-vociones a las reliquias. Las más im-portantes son las relacionados conCristo, como, la lanza, el cáliz de la úl-tima cena, la sábana santa, los clavos,la corona de espinas... la cruz.

Hay trocitos, partes minúsculas, dela Vera Cruz en muchas iglesias delmundo, y muchas de ellas se cree queson falsas o que pertenecen a otracruz y no a la cruz en la que Jesucristomurió. Por otra parte en todo el mundocristiano hay unas devociones en tornoa la Santa Cruz, algunas que trascien-den lo puramente local o lo estricta-mente religioso. No puedo dejar de re-ferirme a la Vera Cruz de Santo Toribiode Liébana, centro de peregrinacióncántabro por el que han pasado millo-nes de fieles, peregrinos, o simple-mente turistas, o la Cruz de Caravaca,en Caravaca de la Cruz que este año2010 celebra Año Santo y se espera lavisita de casi un millón de personas.

En Caspe se custodia un excepcio-nal trozo de la cruz de Cristo, un Lig-num Crucis cuya autenticidad estáavalada desde el siglo XIV y cuyo ta-maño (19,5 cm el leño vertical y 14,5cm el horizontal) es el segundo mayordel mundo cristiano. Pectoral del papaaviñonense Clemente VII fue llevada aCaspe por el Gran Maestre de la Or-den de San Juan Fernández de Here-dia en 1394. Una Vera Cruz que tienelarga tradición en sus devociones, concofradía del siglo XVI, hasta titular deganados, con milagros no oficiales pe-ro popularmente reconocidos, con fer-vor reiterado en actos, con presenciaen el sentir y alma de la mayoría delos caspolinos.

Quizá ha llegado el momento de en-tender en Caspe que este patrimonioreligioso, basado en la fe y la tradición,además de ser un motivo de culto pa-ra los cristianos es un recurso turísticopara Aragón y España. Ahora que elturismo nos permite abrir nuevos cau-ces de comunicación y riqueza (Inter-net, vuelos de bajo coste) quizá no se-ría despropósito diseñar un plan de re-conocimiento, información, valoracióny promoción de la Vera Cruz de Cas-pe. La puesta en valor del Lignum Cru-cis ya se inició desde el Centro de Ini-ciativas Turísticas en los años setenta(primer cartel, primeros pregones, fo-lletos, reproducciones áureas...). Entu-siasmos primeros que han sido semi-lla para que en octubre 2010 se con-vocasen por la entidad comarcal BajoAragón-Caspe, con la colaboración delSIPA, unas jornadas sobre trismo reli-gioso que han estudiado este impor-tante recurso turístico. Asimismo, un

Plan dinamizador del producto turísti-co impulsado por el Gobierno de Ara-gón, la comarca y el ministerio compe-tente de Madrid, ha destinado200.000 euros a la restauración de lacapilla de la Veracruz de Caspe en laColegiata de Santa María, donde po-drá contemplarse la reliquia, hastaahora curiosa y lamentablemente cus-todiada en la caja fuerte de una enti-dad financiera, hurtada a la contempla-ción de viajeros y fieles devotos.

Tengo para mí que un punto fuertede los valores de Caspe para el fo-mento del turismo es desarrollar unturismo religioso, con base en el Lig-num Crucis. Soy optimista, aunque te-mo que la gente poco universal o nadaecuménica siga pensando que estascosas solo son cosas de la iglesia...cosas de misa.

Miguel de Caspe

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s un laboratorio quefunciona en la Facul-tad de Veterinaria deZaragoza y que acabade recibir un premiode los que concedeanualmente la Acade-mia Aragonesa de

Gastronomía por su labor de investiga-ción en la tecnología de los alimentos.Nació hace unos pocos años, auspicia-do por varios departamentos de laDGA, deseosos de disponer de un ins-trumento que ayudara a todo ese am-plio sector de la alimentación. Desdelos cheffs que aspiran conseguir nue-vos colores o texturas, diferentes pre-sentaciones, técnicas de elaboración,etc. Hasta toda la industria conservera

o cadenas de conservación alimentariaya en frío, fresco, liofilización etc. Sucometido es pues muy amplio y estáclaro que su labor puede ser muy útilsi aciertan a establecer las líneas deinvestigación más prometedoras paralas necesidades de toda esa comuni-dad de usuarios potenciales.

Viniendo con lo que es la cocina ensí, la condimentación de alimentos, esevidente que su evolución ha estadoestrechamente relacionada con lastécnicas disponibles en cada momen-to. Desde las ánforas romanas para eltraslado a largas distancias de vinos yaceites por las cualidades de transpira-ción del barro cocido; los salazones,escabechados y ahumados; las fer-mentaciones de cerveza y vino. Las

sociedades humanas siempre han uti-lizado los medios de los que disponíanpara estos menesteres alimentarios.Eran naturalmente el sentido común,la observación y la praxis los que sub-venían a estos conocimientos, no loslaboratorios. Medios y también utensi-lios, como el machacador de ajos queinventó el ingenioso Leonardo de Vinci(“el Leonardo”, como se le conoce enla cocina). Las ollas de barro con lámi-na cristalizada, que fueron sustituyen-do en el París de los primeros restau-rantes a las de cobre, peligrosas por elcardenillo, prohibidas por la policía dela alimentación ya a finales del sigloXVIII. La cocina se convierte en cien-cia con Brillat de Savarin y los nuevosmodos de disponer el fuego y los hor-

El laboratorio recrea nuevos instrumentos y técnicas para la investigación de la cocina.

ALCOTEC

E

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nos permiten la confección de hojal-dres (es tan ligero que vol au vent) ysalsas. La “cocina económica”, queingeniosamente proveyó al hogar deagua caliente, al tiempo que sus cua-tro fogones, alimentados de carbónmineral, proporcionaban los fuegosnecesarios para “retirar” pucheros ysartenes, cosa tan propia de la cocinaespañola como advierte Galdós. Lue-go vino la olla exprés, el microondas,todos ellos artilugios ingeniosos ycientíficos que han marcado hitos con-tinuos en el arte y oficio de cocinarmejor y más descansadamente.

Por supuesto que estos estudiostienen también un apartado residual,más científico. ¿Qué pasa con los ali-mentos cuando se cocinan? ¿Cómo

se degrada un aceite cuando se re-fríe? ¿Qué ocurre cuando el baño ma-ría se usa a temperaturas concretas yestables? Es ésta una nueva disciplinacientífica que habría encantado a losgrandes cocineros del XIX, que casi laintuyeron. Todo esto es más o menoslo que amablemente nos explicaronlas profesoras Rosa Oria y María LuisaSalvador en una amable charla quepronunciaron a finales del pasado no-viembre en el ámbito cultural de ElCorte Inglés. Deseamos al equipo deAlcotec un gran acopio de descubri-mientos que sirva para abaratar y me-jorar la dieta, objetivos últimos de susexperimentos.

Redacción

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o solemos ocupar-nos de las exposi-ciones de arte ennuestra revista sinode manera muy oca-sional, sencillamen-te porque no dispo-nemos de suficien-

tes páginas. Es una verdadera lástimaque suceda así porque cuando Aragónempezó a publicarse en 1925 había re-seña puntual de las muestras másdestacadas y ahora cuando releemosla revista podemos obtener cumplidacuenta de las inquietudes artísticas deaquellos años.

Por otra parte en esta tarea que se haimpuesto nuestra sociedad de exten-der y divulgar la cultura priman las ex-posiciones y las hay muy buenas, fan-tásticamente organizadas. Sería difícilreseñarlas con cierta holgura aunqueno hiciéramos otra cosa. En este casohacemos una excepción por muchasrazones: la importancia de la exposi-ción que ha organizado Cajalón, la idio-sincrasia del artista y de su obra, ytambién para resaltar la buena labor

realizada por su comisario, ManuelGarcía Guatas, catedrático de Arte denuestra Universidad y colaborador deesta revista.

Habrá que recordar que este excep-cional pintor aragonés nació en Leci-ñena, a pocos kilómetros de Zaragoza.En esta ciudad hizo su primer aprendi-zaje artístico con Mariano Oliver y lue-go siguiendo los estudios de la Escue-la Elemental de Artes Industriales.Culminó el aprendizaje en la Academiade San Fernando de Madrid. Comootros pintores de la provincia disfrutóde las ayudas que para la formaciónde estos artistas otorga la Diputaciónde Zaragoza y que tan buenos resulta-dos ha proporcionado historicamente.Estuvo en Roma y Florencia una largatemporada (1909-1912). De esta épo-ca son sus dos famosos lienzos depintura historicista: Santa Isabel dePortugal y Los Compromisarios deCaspe, que cuelgan en los salones dela Diputación de Zaragoza. De vuelta aZaragoza fue promovido a director delMuseo de Bellas Artes y abrió su es-tudio particular recibiendo numerosos

encargos. Consiguió en 1910 y 1915sendas medallas en la Exposición Na-cional de Bellas Artes. Los temas desus obras son principalmente asuntosaragoneses y retratos. Murió en 1961.

La exposición sobre Marín Bagüésse ha celebrado a lo largo del otoño,conmemorando los cincuenta años dela muerte de quien para muchos ha si-do el pintor aragonés más representa-tivo de la primera mitad del pasado si-glo XX. El lugar, los fantásticos salonesde Cajalón, antiguo Casino Mercantilde Zaragoza. La muestra ha sido muyoportuna porque el tiempo había co-menzado a dispersar su obra, que sehallaba en buena parte en manos priva-das: los herederos del artista y aque-llos que guardaban los retratos de susfamiliares, pues no hay que olvidar queMarín Bagüés cultivó este género conpredilección. Afortunadamente, elAyuntamiento de Zaragoza, movidopor personas beneméritas, compróhace años una buena parte de la pro-ducción de este pintor cuando su her-mano puso en venta los cuadros quele había legado. Este fondo figura en el

EExxppoossiicciióónn ddee MMaarríínn BBaaggüüéésseenn CCaajjaallóónn

N

Las tres edades, y, a la derecha, detalle del Pan bendito.

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Museo Provincial de Bellas Artes.Otros pintores aragoneses no han teni-do tanta suerte aunque incluso en vidapusieran su obra a disposición del mu-nicipio casi por precio simbólico. Nohabía dinero. Casi nunca lo han tenidolos organismos públicos a la hora deconservar el recuerdo de los artistas.

Nuestra enhorabuena a Cajalón y alos demás organizadores de esta expo-sición, de la que se ha editado un estu-pendo catálogo que servirá para darcuenta de una obra que como todaslas pictóricas acabará dispersándose.

Pintó muchos retratos en los salo-nes de Cajalón, reuniéndose pinturas,dibujos y algún aguafuerte de Francis-co Marín Bagüés. Se trata en su ma-yor parte de obras pertenecientes acolecciones privadas nunca expuestasen la ciudad, aunque también hay al-gunas de diversas entidades que tie-nen su sede en Zaragoza. Otras mu-chas, dispersas, han podido reunirsegracias a una labor de búsqueda

Revista Aragón

A la derecha, Pilar Marín Marín, sobrina de Marín Bagüés. Era em-pleada de telefónica y después de la guerra trabajó en un hotel de Ma-drid. El retrato fue pintado con un fondo de altos árboles inspiradosen los del Retiro. Blusa de seda color crema y tocada con pamelaazul, sostiene un anillo dorado.

Autorretrato en Roma. Óleo sobre lienzo. Debió inspirarse en uno de Franz von Stuck, de los Uffizi.La obra de este alemán simbolista expresionista, pareció cautivarle.

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Palacio de los Condes de Ribagorza.

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na vez más el SIPA nos ha brindado la po-sibilidad de visitar un rincón maravillosode nuestro Aragón. Hacía tiempo quequeríamos ir a Benasque y conocer elnuevo hotel de los Llanos del Hospital; asíque conducidos por Juan Oliván Basco-nes, que se encargó de la logística, em-prendimos el viaje el 22 de mayo pasado,

pernoctando en el referido hotel que se convirtió en nuestrabase de operaciones.

Llegamos a Benasque sobre el mediodía, siendo recibidosen el Ayuntamiento por su alcalde José Ignacio Abadías Mo-ra. Hubo palabras de bienvenida y pequeños obsequios. Deallí salimos para realizar un recorrido por la villa, visitandosus casas y palacios más importantes. Nos acompañó gen-tilmente María Gazo Albar, guía de la oficina de Turismo. Al-morzamos luego en el hotel Ciria, degustando un extraordi-nario menú de la tierra. Qué bien se come en Benasque.

Por la tarde fuimos al cercano pueblo de Anciles, un bellopaseo. El pueblo, un pequeño núcleo de 57 habitantes, reú-ne unas casas palacio de extraordinario interés, bien conser-vadas. Visitamos la iglesia de San Pedro, admirando su ábsi-de románico del siglo XVI; allí oímos misa oficiada por el pá-

rroco de Benasque, Rafael Quirós, que según nos explicó sehallaba a punto de abandonar el tranquilo Alto Aragón paraincorporarse a los afanes de la iglesia misionera. Un destinode vanguardia.

Al atardecer nos dirigimos al Llano del Hospital por el Par-que Posets-Maladeta, a la vista de cascadas y llanos, bajo pi-cos de más de tres mil metros de altitud, los más altos de lacordillera. Cerca de esta carretera está el punto por donde seproyectó en su momento un túnel hacia la vecina localidadfrancesa de Bagneres de Luchon. El asunto estuvo a puntode salir adelante, pero ahora está en punto muerto y ni siquie-ra se sabe si su construcción sería del agrado de todos. La ru-ta que seguimos es muy justita para los autobuses que pasanmomento de agobio. Lo peor son los aludes, que en determi-nados momentos del invierno son más que amenazadores.Casi todas las temporadas hay que cerrar el tránsito a vecesdurante días enteros, lo que supone un importante perjuiciopara los varios hoteles que hay en la zona. Habría que hacerunas viseras de protección que no representan un costo ex-traordinario pero que nunca encuentran hueco en los presu-puestos. Llegamos por fin al pintoresco y desafiante hotel delos Llanos del Hospital, situado a los pies de los picos de Pa-derna, Salvaguardia y Gourgutes, un lugar paradisíaco.

Excursiones / VIDA SOCIAL

Benasque, conjunto histórico.

Excursión a Benasque

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A la mañana siguiente vamos de excursión al Plan del Fo-rau d`Aiguallut con el fin de disfrutar de la vista del rey delPirineo, el Aneto, de 3.404 metros de altitud. Partiendo delLlano de la Besurta, itinerario elegido por muchos montañe-ros para realizar la ascensión al Aneto y Maladeta, antes delrefugio de la Renclusa nos desviamos en dirección al Forau.Al Forau d`Aiguallut llegan las aguas de fusión procedentesde los glaciares del Aneto, Barrans y Tempestades, conflu-yendo en la cascada de Aiguallut para desaparecer unos me-tros más abajo filtrándose en las arenas de un espectacularsumidero kárstico. La corriente de este río subterráneo de-semboca en Güells de Joel, en el paraje de L`Artiga de Lindel valle de Arán, aportando sus aguas al Garona. Segúncuentan pudo saberse esto coloreando el río con una sus-tancia muy utilizada por los hidrógrafos para el estudio delos cursos subterraneos de agua: la fuorescenia. En la cas-cada pudimos ver con gran claridad la impresionante vistadel Aneto y de su glaciar por el que ascendían cantidad demontañeros con esquís de travesía. Degustamos un ligero

almuerzo de típicos productos aragoneses, jamón y queso,todo ello regado con un vino en bota.

De nuevo en el hotel, fuimos recibidos por el incansableinvestigador Jorge Mayoral, en la prometedora biblioteca delCentro de Congresos del Hospital, sede de la FundaciónHospital de Benasque, que reúne fondos pirenaístas y seocupa del estudio histórico de las comunicaciones con Fran-cia y de los diversos “hospitales” que a través de los tiem-pos sirvieron para acoger a viajeros y peregrinos. Por la tar-de volvimos a casa.

Benasque: el caserío

No se conoce con exactitud el origen de la villa de Benas-que, aunque la importancia estratégica de su emplazamien-to es garantía de su gran antigüedad, siendo en el siglo Xcuando aparece nombrada por primera vez en la documen-tación histórica. Sus momentos de esplendor se correspon-den con los siglos XVI y XVIII en los que florecieron tanto elcomercio con Francia y el auge de la actividad ganadera, losprincipales recursos del Valle. En Benasque se asentaronlos primeros Solange, que con el nombre de Solans hanacampado a sus anchas en Aragón.

Fruto de su antigüedad y del buen hacer de sus habitan-tes son las distintas casa que encontramos en nuestro pa-seo por sus calles. En las viviendas se englobaban los esta-blos y ganados, sus tierras, su pasado y el rango social quese desprendía de todo ello. El “amo” dominaba una jerar-quía en la que convivían los abuelos, la esposa y los hijos,de entre quienes el primogénito era considerado herederouniversal para evitar la fragmentación de la casa. Este siste-

Anciles, iglesia.Debajo, en el Forau de Aiguallut, con el pico del Aneto al fondo.

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ma dejaba algún “tión”, o hermano soltero de los padres,que convivía con la familia.

Las casas se construían principalmente con sillares depiedra, y sus forjados se realizaban de vigas de madera,mientras que los tejados se cubrían con lajas de piedra o pi-zarra. Las escasas ventanas solían tener un dintel de piedrao madera. En las puertas se concentraban los trabajos deforja, de entre los que destacan los llamadores o trucadores,de curiosas formas animales, geométricas o de claro conte-nido sexual. Puede distinguirse entre las “casas-patio” entorno al que se estructura el resto de las dependencias, ylas “casas-bloque”, que parece derivar de la “borda” y quereserva el piso inferior para los animales y la planta primerapara las personas.

La villa de Benasque albergó la capitalidad del Condado deRibagorza, por lo que, más allá, de las casa tradicionales secuanta con la presencia de edificios nobles en su mismocasco urbano.

Entre ellos podemos destacar el palacio de los Condes deRibagorza, “Casa Albar” o “Casa Regatillo” (hasta la guerracivil). Es un bello palacio renacentista de mediados del sigloXVI. Consta de dos pisos en mampostería separados poruna cornisa. La puerta se abre en un arco de medio puntocon la clave decorada, pilastras acanaladas al igual que el fri-so y frontón triangular rematado en este caso con tres flore-ros y en el centro el escudo. En el piso superior se abrencinco ventanas adinteladas y esculpidas, tres de ellas confrontones sobre ménsulas y escudete y las otras dos pre-sentan los bustos de una dama y un caballero. En el lado de-recho de la fachada y bajo el alero se conserva un garitón oescaragüaita realizado en mampostería que también tuvo en

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Vista de Benasque. Debajo, Casa Faure y Casa Suprián.

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el otro lado, puesto que todavía se conserva el arranque delmismo.

“Casa Faure”, preciosa casa solariega ubicada en el ladooeste de la plaza del Ayuntamiento, constituye un ejemplode las “casas torreadas”, tan abundantes en el valle. Constade planta baja, dos pisos y una torre adosada en su lado sur.En el primer piso encontramos una serie de ventanas conarco rebajado, destacando en la baja su portada de arco re-bajado en cuyo trasdós figura la fecha de 1723. Sobre estefrontón triangular, rematado por tres bolas en sus vértices,se alberga el escudo de la familia muy arraigada en Benas-que.

“Casa Antón Cornell”, gran casona con escasos metrosde fachada. Posee una peculiar portada con el escudo de losCornel integrado en el dintel de la misma.

“Casa Juste”, es una de los edificios de mayor interés ar-quitectónico de Benasque. También “casa torreada”, se ar-ticula en torno a un patio. Consta de planta baja y dos pisos.La puerta se abre en un gran arco de medio punto, en cuyaclave encontramos un pequeño escudete alusivo a San Se-bastián, y la fecha de 1567 (según la familia la fecha de fina-lización de la casa pues parece ser que su inicio esta fecha-do en 1492) y sobre el mismo se sitúa el escudo de los Jus-te. En la primera planta hay tres vanos adintelados y en lasuperior y sobre la puerta hay un matacán apeado en cuatroménsulas. La torre que se sitúa en el lado izquierdo de la fa-chada, es de un solo cuerpo y esta rematada por almenas.

La iglesia parroquial de Santa María es una construccióndel siglo XIII, que ha sufrido con el paso del tiempo diversastransformaciones. Es de planta de cruz latina con una solanave dividida en cuatro tramos cubierta por una bóveda decañón apuntado, crucero y cabecera recta. La portada y elóculo son las partes más antiguas. La puerta se abre al sur

en arco de medio punto formado por cuatro arquivoltas, lamás exterior de las cuales se apea sobre sendas ménsulas.Encima de ellas hay un gran óculo profundamente abocina-do, cuyo extradós está decorado con unos relieves de difícilinterpretación y con lo que parece una representación deSan Marcial en la cruz en la dóvela de la clave (parece serque la portada y el óculo son de principios del XVII). El bap-tisterio del siglo XVI se ubica en la capilla de los pies. Seabre al exterior con una puerta de arco apuntado y está cu-bierto por una bóveda de crucería cuyos nervios apean enménsulas labradas en forma de rostros. El edificio sufrió unpavoroso incendio en octubre de 1925 (año catastrófico paraBenasque puesto que en primavera se produjo una gran ria-da causando grandes destrozos en la villa), que destruyóprácticamente todo su tesoro atístico, por lo cual en su inte-rior hallamos imágenes modernas, como la de San Marcial,patrón de Benasque, una copia del Cristo románico, o elgran retablo del altar mayor, obra del pintor aragonés RuizAnglada.

De gran interés es el caserío de Anciles. El núcleo estáformado por espléndidas casas solariegas de los siglos XVIy XVII, tales como, “Casa Sort”, “Barrau”, “Sastre”, “Su-prián”, “Mingot”, “Sebastián”, “Escuy”, así como la Iglesiade San Pedro. La Casa Barrau fue cuna de un personajeilustre y conocido por todos, el político y militar Don ValentínFerraz y Barrau, que nació en ella en 1794. Fue alcalde deMadrid y dio nombre a la calle Ferraz.

El hotel de los Llanos del Hospital

Este nuevo establecimiento hostelero está enclavado cer-ca del nacimiento del Ésera a 1754 metros de altitud, enpleno Parque Natural, como se dijo. Tiene una extensión de33.400 hectareas, gran riqueza faunística, un impresionanteconjunto de 13 glaciares, 95 lagos o ibones de origen glaciary diversas cascadas de gran belleza.

El hotel evoca la tradición de los hospitales de Benasque,destinados al albergue de los viajeros que trasponían la mu-ralla pirenaica por este lugar. Hubo hasta cinco de estoshospitales u hospederías, que se fueron sucediendo a lo lar-go del tiempo en ubicaciones diferentes, aunque próximasentre si. El último de ellos, levantado a mediados del sigloXIX yacía abandonado desde 1936. Y ahora ha renacido gra-cias al tesón de la familia de Jorge Mayoral y de un grupode benasqueses, Antonio Lafón, Luis Blanco, Terete Sope-na, Joaquín Bravo, Mario y Aurelio García, convirtiéndose enun magnífico complejo hotelero.

Este recuerdo histórico de los “hospitales” ha movido amuchos investigadores que intentan aclarar su origen y vici-situdes. Fue un benasqués ilustre, Vicente Juste Moles,quien comenzó a realizar estos trabajos, que ahora han des-bordado lo que pudo ser la Edad Media para hallar vestigiosmás pretéritos. Me gustaría destacar la gran labor del arque-ólogo aragonés Jose Luis Ona González y la francesa CarineCalastrenc Carrére, que estudian también otros enclaves si-milares como el de Santa Cristina en Candanchú.

La economía de la zona

La economía del Valle de Benás ha respondido a las carac-terísticas tradicionales de la agricultura y ganadería. En loscomienzos del pasado siglo empiezan a llegar a la Villa per-

Casa Barrau.

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sonas con inquietudes. Como José Barrabés, del pueblo deEspés, que empezó con un pequeño establecimiento co-mercial cuyos descendientes han convertido en una impor-tante actividad de venta de material deportivo, pionero enlas ventas on line a todo el mundo. Valero Llanas es otro deestos personajes que empezando por muy poco ha dado lu-gar a una serie de establecimientos hoteleros de importan-cia. Y es que el turismo, el turismo de montaña por ser másprecisos, sobre todo desde que empezó a insinuarse la es-tación de esquí de Cerler, parece haber revolucionado el va-lle. A los bellos paisajes, las cumbres más elevadas del Piri-neo, ya reconocidas por el excursionismo catalán que edifi-có el refugio de la Renclusa, se ha unido una gastronomíaexcelente. Algo habrá tenido que ver en ello la excelente Es-cuela de Cocina de Guayente. Pero queda todavía muchopor hacer, sobre todo en materia de comunicaciones puesel acceso a Benasque sigue siendo largo y complicado, aun-que haya obras y promesas en marcha; entre ellas estaría lamejora de la ruta en el bello Congosto de Ventamillo, sobreel que habría que actuar con gran delicadeza.

Hemos citado el trabajo de algunos benasqueses y noquiero olvidarme, tanto por cariño como por considerarlo co-mo uno más del valle, de mi abuelo Lorenzo Almarza Mallai-na. Su primera incursión por estas tierras fue hacia 1915, in-vitado por la familia chistavina de su mujer, Carmen Lagunade Rins. Quedó desde entonces prendado por el valle, so-bre todo tras las excursiones de caza que emprendía conJosé Español, de “Casa Sort”, de Anciles, o José Cereza,“Fades”. De aquí le vino su afición a la montaña, la cons-trucción de su casa en Benasque, la formación de la secciónde Montañeros del SIPA y del mismo club Montañeros deAragón, que presidió muchos años. Hay que tenerlo puescomo un benasqués más. Por cierto que Lorenzo Almarzafue un gran fotógrafo y su colección está en depósito en elmuseo de Huesca. Habrá que rescatar alguna reproducciónpara un nuevo artículo en la revista Aragón.

Fiestas. El benasqués

Queda mucho por contar del valle de Benasque, pero yaestoy excediéndome de las páginas asignadas. Para quienesno lo sepan les diré que en esta zona de la Ribagorza arago-nesa se habla el benasqués o patués, una de las hablasfronterizas o de transición que tiene elementos de otras ara-gonesas, del catalán y del gascón: una adscripción difícil. Suvocabulario es extenso y propio y cuenta hasta con piezasteatrales. Sobre l lengua de Benasque escribió Luis Maríade Arag, “El aragonés influenciado por el catalán y el lemo-sín”, Rev. 200, 207 y 208.

Celebra Benasque sus fiestas para san Marcial, su patrón,bailando una especie de contradanza en la que los figuran-tes portan grandes castañuelas y forman diversas figuras.Lo más curioso es que la música que se sigue es la del him-no de Riego, la marcha republicana. Aunque no exista unani-midad parece que todo se remonta a los tiempos en que elluego general estaba destinado como sargento en Benas-que. Puede que allí mismo oyera o se inspirara en algunamelodía, sin que falten diversas teorías. El caso es que yaen el trienio liberal se impuso como una de las marchas pa-trióticas españolas, siempre con un sentido progresista.Contó con innumerables letras, siempre avanzadas y a ve-ces chocarreras. Ha tenido tuvo sus partidarios el movidohimno de Riego, muy apto para instrumentos de viento.Nuestra segunda república lo reconoció como suyo y aúndebe sonar como himno nacional español en alguna partedel mundo, como ocurrió no hace mucho en el mundial defútbol de Australia. Yo lo he oído en festivales franceses co-mo una muestra más del folklore pirenaico.

Fernando Lozano Almarza

Fotografías: Angel Sahún

Excursiones / VIDA SOCIAL

Hotel de los Llanos del Hospital de Benasque.

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l SIPA nos permite viajar con una mentalidad distin-ta. España es un país que ofrece grandes posibilida-des, pero conocer la labor que muchos españoleshan desarrollado fuera de nuestros lindes es otro ti-po de experiencia cultural que nos acerca a valorar-nos más, a sentirnos más nuestros.

Y el pasado mes de junio un grupo de aragone-ses nos trasladamos al mar Muerto, a Jerashm,Artemisa, donde en la puerta de Venus un arrapie-zo con mucha escuela nos ofreció postales a uneuro; y al monte Nebot, desde donde se divisa elJordán, la Tierra Prometida; a Madaba, que guardael mapa que permitió el descubrimiento del bautis-mo de Cristo y que lo protege dentro de la iglesiade San Jorge y que nos acerca a nuestros prime-ros símbolos.

Un viaje: Jordania

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Jordania es un país estepario, encerradoen un cielo plomizo sin apenas nubes ycon una autovía de más de 800 km quela cruza de este a oeste. Una comunica-ción sin puentes ni quitamiedos, aun-

que aquí se tenga miedo a todo. En el valle, ca-mino de las montañas de Moisés, hay un hotelantiguo que parece una fortaleza. Se llama ComSanan, que en traducción castellana se lee como“Érase una vez…”.

Y así comenzamos a conocer pequeña Petra, atravesandoWadi Musa, una ciudad donde viven los cuidadores, comer-ciantes y mantenedores de Petra, la grande, a través de su-bidas y bajadas temerarias por un macizo montañoso, au-ténticos desfiladeros que, de noche, el viajero no puedeapreciar con claridad. Los nabateos construyeron este lugarpara confundir a sus enemigos. El monumento está encerra-do en un circo de piedra en cuyo frontal se aprecian, escul-pidos sobre roca, los símbolos, pilastras y huecos del Teso-ro. Aquí se sirven cenas especiales mientras hacen sonar enla megafonía interpretaciones de Carros de Fuego, y lasbandas sonoras de Dr. Zhivago y Lawrence de Arabia. El cu-bierto suele cobrarse, incluida la fiesta, entre los 200 y 240euros y se invita a degustar el arak, un licor aromático deanís. Jordania produce, además, vino, cerveza y bebidas re-frescantes. Dicen que los cristianos tienen aquí el vino enci-ma de la mesa y los musulmanes… debajo.

Apreciamos en nuestro viaje que la gastronomía jordanaes muy variada, aunque repetitiva, pudiendo degustar comoen pocos lugares el mansaf (plato nacional del país), que escordero guisado entero, con salsa cocida de yogur servida

en una cama de arroz; el muskan, pollo con cebollas, aceitede oliva, semillas de pino y especias, horneado en pan ára-be; el maglouba, guiso de carne o de pescado acompañadode arroz; el sish kaba, pedazos de cordero, pollo adobado yempanadas de carne picada, cocidos al carbón de leña concebollas y tomates; y, por supuesto, no falta el zahtar (pas-teles de falafel), junto con los edames de hummus, (garban-zos en puré) y de ful (habas secas de faba en aceite o mana-keesh de tomillo). Las especias son ingrediente imprescindi-ble en cualquier plato, se pueden encontrar en estableci-mientos especiales, que venden de todas las variedades,principalmente en el mercado Souk en la parte baja de Am-mán, en donde se encuentran algunas de las tiendas másviejas de la metrópoli, apreciando que el té se sirve con hier-babuena y el café se aromatiza con cardamomo.

Jordania es una tierra seca en la que apenas caen 100 l deagua de lluvia por metro cuadrado al año, pero se han abier-to pozos subterráneos y algún oasis donde se recogen cua-tro variedades de azafrán, casi de tanta calidad como los ara-goneses. Curiosamente, tienen un acuífero en el desierto:Edisi, cuya agua se embotella directamente. Comentan quees el mayor de todo el Oriente Medio, que va a surtir deagua a Ammán y que puede ser uno de los productos mássolicitados del mundo. Agregando que otra de las joyas delpaís son las piedras semipreciosas llamadas “jeodas” y la“pislazu”, también denominadas como “coral de Akabba”.

La figura del turolense Martín Almagro adquiere aquí unadimensión especial, porque el Dr. Almagro no sólo contribu-yó a la recuperación de Amra, sino también la cúpula de laCiudadela formando parte en su rica labor investigadora eldemostrar que era redonda y de piedra, cuando otros exper-tos no le creían y tuvieron que aceptarlo al aportar las prue-bas necesarias. Hoy la cúpula muestra la redondez en ladri-llo, en el exterior, y de madera en el interior.

Petra. Subida al monasterio.

SIPA/ VIAJES

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Amra fue un pabellón de caza de los poderosos situadoen el desierto. El pozo, la noria y las pinturas al fresco quelo decoran, es un lugar para el reencuentro con el investiga-dor español, porque somos conscientes de que si algo hade distinguir al SIPA es que al recorrer caminos, volar cie-los o surcar mares, que nos acercan a otras culturas, he-mos de ser capaces de descubrir y valorar a aquellas perso-nas que, por circunstancias del destino, han participado enel desarrollo o en la Historia de otros países. Son gentesnuestras, artífices a veces de variar los destinos de estospueblos y a las que debemos propagar y agradecer. La la-bor investigadora sobre la figura de Martín Almagro en Jor-dania está hoy abierta para los estudiosos.

Y es que la Tierra Prometida, dentro de Tierra Santa, esun mundo de sorpresas, debiendo puntualizar que éstacomprendería los lugares en los cuales se desarrollaron es-cenas bíblicas tanto de la Tanaj como del Nuevo Testamen-to, conformándola Israel, los territorios palestinos de Cisjor-dania (Judea y Samaria); Jordania, Egipto (estadía del puebloelegido por 400 años) Iraq (la antigua Caldea, tierra natal deAbraham); Siria (refugio del profeta Elías y de la conversiónde Pablo de Tarso); Turquía, Grecia y Creta, es decir, la “Hé-lade”, sede de una de las primeras iglesias, sin olvidarnosde la Península Itálica, donde murieron los apóstoles Pedroy Pablo y fueron martirizados los primeros cristianos. Estosería la Tierra Santa. La Tierra Prometida es la que visita-mos: el valle del Jordán. La visión que hay desde el monteNebot, el monte de Moisés.

Y Petra. El Tesoro, porque atravesar el desfiladero es eldeseo cuasi cinematográfico más esperado de un viaje porOriente Próximo. Estar frente al Tesoro es un sueño. Unasensación nueva, no de sorpresa porque la hemos revisadomuchas veces en fotos, pero sí sentir el placer del encuen-tro. Estar en el corazón de la montaña es diferente, porqueeste es el corazón de la montaña. Aquí el escritor lo hacecon un espíritu siempre presto a las emociones. Siempre.Cincuenta mil casas esculpidas en la piedra hay en el valle.Casas y tumbas de reyes y de familias que la habitaron. Tri-bu o reino que acogía las caravanas y les cobraba servicios.Esto fue la ambición de hebreos, griegos e itálicos, cuyashuellas se traslucen en el teatro romano, en el paseo de lascolumnas y en el estilo helenístico de los frisos de sus cons-trucciones que incluye elementos locales como las coronas

nabateas (bocinas). Subir al monasterio es una aventura, co-mo lo es el comer en una jaima en el desierto, bajo las figu-ras esculpidas de algún rey “faisal” o del pétreo rostro deLauwrence de Arabia en el desierto de Wadi Rum. O el acer-carse el lugar del bautismo donde el visitante puede recogeragua del río Jodán para futuros acontecimientos familiares;o al Museo Arqueológico y admirar las estatuas de Ain Gha-zai -las más antiguas del mundo- o contemplar los manuscri-tos hallados en Qumrán. Este es un viaje para la cultura.

Para españolizar más nuestro viaje visitamos el InstitutoCervantes de Ammán, donde un grupo de siete profesoresimparten el español a más de cinco mil alumnos. Hoteles,restaurantes y puestos de información hablan castellano confluidez y no es complicado encontrar en la calle personasque nos entiendan. Era la oportunidad de darles las gracias.Y les entregamos el azulejo de la entidad y compartimos to-dos una mañana espléndida donde Domingo Buesa y losmiembros de la sociedad intervinimos en un acto emotivo.

Allí, entre los libros, alimentamos la ilusión de escribir al-go que glosara sobre la noche en la pequeña Petra; de lacomida del mediodía dia del desierto, de poder admirar alamanecer los primeros rayos de sol sobre la puerta del Te-soro o sentir de sensación de estar dentro de las aguas delmar Muerto, donde se flota sin hundirse, al atardecer. Es elser capaces de plasmar la imagen luminosa del Jordan des-de el monte Nebot, o del ruido de la bombas en el desiertoen una guerra, nunca acabada,entre judios y musulmanes yque es la tragedia de aquella tierra; de contamplar las casasrepletas de testigos continuadores, siempre continuadoresde la vida de los lugareños en familia; de las llamadas desdelos minaretes; de las viejas calles de Ammán y del esfuerzode las gentes del Cervantes. Allí.

Son esas sensaciones que siguen perviviendo en la me-moria y que nos llevan una y otra vez a las montañas de Pe-tra y los Siete Pilares de la Sabiduría; como si la estepa, lasestrellas, el polvo y la pobreza iluminara la necesidad de es-cribir un día un poema. Algo que dijera algo de una tierra se-ca, de un aragonés que aquí estuvo restaurando pinturas alfresco y cúpulas elevadas; de unas gentes que enseñancastellano; de una ciudad de piedra y de un grupo de arago-neses que un día la visitaron y dejaron allí su impronta. Sonlos viajes del SIPA.

Alejandro Abadía París

Los siete pilares de la sabiduría.Desierto de Wadi Rum.

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Excursiones / VIDA SOCIAL

n otra de nuestras excursiones nos fuimosal Alto Aragón, ruta que por razones de es-pacio contamos un tanto telegráficamente.Visitamos primero el museo de dibujo delcastillo de Larrés, una de las más impor-tantes obras llevadas a cabo por la asocia-ción Los Amigos del Serrablo en la etapade dirección de Julio Gavín. Magnífica re-

construcción de la casa fuerte que domina la entrada del Se-rrablo e interesante colección de dibujos que sirve para darleun estupendo contenido.

Fuimos después al túnel del Canfranc. Era el aniversario dela apertura de la línea y había una convocatoria para pedir sureapertura. En la boca del túnel internacional nos integramosa los expedicionarios de CREFCO y CRELOC, asociaciones

española y francesa, para pedir por enésima vez el restable-cimiento de las comunicaciones. Es importantísima para elfuturo la travesía central con su túnel de baja cota. Pero mu-chos pensamos que tratándose de una inversión ingentepuede tardar un montón de años. Mientras tanto, podría res-tablecerse por mucho menos dinero el viejo ferrocarril delCanfranc, ce petit train por el que tanto lucharon los aragone-ses, que aún podría dar mucho de sí. Se estima que su capa-cidad de transporte podría llegar hasta los dos millones detoneladas/año, lo que evitaría muchos camiones contaminan-do el valle del Aspe. Es una idea sencilla pero a la que laDGA hace oídos sordos.

Fuimos luego, en una espléndida mañana, a visitar las gru-tas de Villanúa, las Cuevas de las Güixas. Está esta gruta muyrelacionada con el SIPA ya que fue nuestra asociación en

Larrés, Villanúa, Canfranc y Jaca

E

Castillo de Larrés, Museo de dibujo de la asociación Los amigos del Serrablo.A la derecha, enésima concentración ante el túnel del ferrocarril. Canfranc.

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1925 la que realizó los trabajos para acondicionar su visita.Todavía consta allí nuestro nombre: SIPA. De donde se sacóel dinero para hacerlo es un misterio no revelado. Se trata deuna típica formación kárstica muy interesante de recorrer porun camino habilitado. En las inmediaciones se ha acondicio-nado un centro de interpretación.

Y para terminar, después de comer en el histórico HotelMur, visitamos el nuevo Museo del románico de la catedralde Jaca guiados por Javier Ibargüen. Un día completo.

Las interesantes grutas kársticas de Villanúa fueron acondicionadas para su vi-sita hacia 1929 por nuestro Sindicato de Iniciativas. A su lado hay hoy un cen-tro de interpretación.

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veces nuestros viajes son demasiado den-sos y uno vuelve con los huesos un tantocansados. No fue éste el caso de la bonitaexcursión que hicimos de vuelta del vera-no a Veruela y Lituénigo. El deus et machi-na de este viajecito era en realidad gastro-nómico, tripero, como decimos en el país.Se trataba de degustar la excelente cocina

que la familia Sahún tiene en su restaurante La corza blanca,en Vera de Moncayo. Y además, ya en periodo de hongos ysetas, probar también los magníficos productos moncaínos,los de huerta y los de monte. Porque en casa Sahún todo esmoncaíno, hasta las patatas. Y catar además el cada vezmás excelso vino de Borja, que vienen a procurarse hastalos australianos que han abierto una bodega de exportación.Como refinados patricios romanos nos deleitamos primeroen visitar los pastos donde viven y se alimentan las cabrasmoncaínas y las churras tensinas que aspirábamos almorzar.Hombre depredador y malvado que primero se cerciora dela excelente alimentación de la presa para luego comerla fe-lizmente. Así que tras las pláticas turísticas sobre la vida ehistoria del Moncayo que al pie de la mismísima cruz deBécquer nos impartió deleitosamente el historiador Javier

Bona subimos a los pastos para contemplar el rebaño y suordenada evolución a los silbos y gritos del pastor. Perrr,perrr, para dirigir a los perros. ¿Sabían ustedes que la pala-bra “perro” es en español onomatopéyica y se deriva deesas señales con las que el pastor guía las ovejas? Una sin-gularidad de nuestro idioma.

No todo fue el comer y beber. Recorrimos algún pueblo yparamos sobre todo en Lituénigo donde visitamos un peque-ño museo de aperos y objetos de labranza tradicional, colec-ción que ha recogido nuestro amigo Jesús Hernández y queahora ha pasado a ser museística. Es de recordar que estacolección ya nos la mostró su padre, del mismo nombre, enun viaje realizado hace años. Y entonces le sugerimos queaquello debía concluir en el seno de un centro de interpreta-ción porque estos útiles tan normales entonces se perderíansin remedio con el paso del tiempo. Recomendación que pu-blicamos en nuestra revista Aragón al dar cuenta de aquellaexcursión. Pues bien, mira por donde, se nos hizo caso yaquí tenemos ya un pequeño museíto de lo más agradable ycompleto. Por esta buena gestión y por haber seguido nues-tra indicación el SIPA ha decidido conceder un diploma alfundador, cosa que haremos próximamente.

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Veruelay Lituénigo

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Contemplando la punta de Capra Moncaína.Al lado, Lituénigo, iglesia y ayuntamiento.

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Visitamos la iglesia de Lituénigo de la que os ofrecemosalgún pequeño detalle entre lo artístico y lo naive. A la entra-da de la iglesia se ha instalado un panel cerámico que reco-ge la costumbre tradicional de este pueblo de la ceremoniadel pesaje de los recién nacidos. En el otro platillo de la ba-lanza o romana se depositará el trigo cuyo valor se dona a laparroquia.

Ya por la tarde, después de la capra y de la oveja, visita-mos el monasterio cada vez más bonito e interesante consus cambiantes exposiciones. Parece que han comenzadolas obras para la construcción del Parador Nacional que vaalzarse en las antiguas celdas monacales. Pensamos queserá todo un éxito y un elemento dinamizador del turismoen el Moncayo, singular paraje paisajístico con importantísi-mos elementos monumentales.

SP

La cruz de Bécquer, donde escuchamos las explicaciones del historiador JavierBona. Al lado, detalle de la iglesia de Liuénigo. Debajo, ceremonia del pesajedel recién nacido en cereal para el culto a la iglesia.

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l atractivo está justificado: 1.300 km de cos-ta en acordeón, novecientas playas o playi-tas para gozar del mar y el sol, alfombraverde para los pies, útil y bello hermana-miento de pinos mediterráneos y eucaliptosaustralianos, nécoras alternando con pulpoy almejas con cigalas, porque en Galicia to-do lo que nada se come, ¡y qué bien se co-

me! Bueno, omito muchos etcéteras a la hora de loar lastierras gallegas que el SIPA visitó en la primera semana denoviembre, animados por esos etcéteras y las indulgenciasplenarias del Año Santo.

Destino: La Coruña, A Coruña, o sea con nuestro espírituintegrador, destino A- La Coruña. Siguen los 14 km de pa-seo marítimo que inventó Sir Paco Vázquez, actual embaja-dor en la Santa Sede, cuando fue alcalde. Allí estaba el tran-vía zaragozano de José María Valero enhebrando las corali-nas farolas, que te acerca al parque de la Alameda dondeestá la iglesia de Nuestra Sra. del Pilar. El reloj floral y calen-dario se pone al día todos los días y le ponen el mes todoslos meses. El seto de plantas que marca el año dura más,bueno, un año. Son 285.000 coruñeses, algo menos que los

gallegos del Centro Gallego de Buenos Aires, que acoge a300.000, nos dice un guía muy versado. Y añade, si Vds.van a Latinoamérica dejaran de ser aragoneses y les llama-ran gallegos. ¡Pues tanto no mola, la verdad!

Santiago de Compostela, escaparate de Galicia, capital dela comunidad. Unos días antes de llegar el papa BenedictoXVI, los peregrinos del SIPA hicimos a pie los últimos kiló-metros desde el monte del Gozo a la catedral. Al principiocamino camino, con arbolado exultante tapando el cielo yamanitas y setas rojas emergiendo entre miles de hojas se-cas crujiendo bajo los pies. Al poco, la ciudad ya ha alcan-zado al camino y los edificios te envuelven tragándose el ca-mino, el misterio y la emoción y devoción. Muchos bares ytiendas de souvenirs...Del medieval camino sólo queda elrecuerdo. Pero lo hicimos. Y al llegar a la catedral silencioentre granito casi desierto y rótulos: mochilas No, fotos No,video No, teléfonos No… y las tradicionales colas tampoco.Niños ni uno y peregrinos bien pocos. Sólo un confesionarioen uso, y el apóstol con la misma sonrisa enigmática y bo-balicona resistiendo los abrazos. La barroca capilla de la Vir-gen del Pilar, la primera en la girola sigue con sus desluci-dos mármoles multicolores y sus descoloridos si bien deco-

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Puerta de Platerías en la catedral de Santiago de Compostela.

NOTAS DE LA MOLESKINE

Jubiloso jubileo en GALICIA

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El famoso patio de Fonseca, en Santiago, con la estatua de su Rector.

rativos esgrafiados. En la hornacina del altar nuestra Vir-gen parece que clama por una urgente restauración.Santiago de Compostela suma de tradición y moderni-dad, la más rural de las ciudades gallegas, quinientosaños de universidad, miles de estudiantes y casi tantastabernas y Patrimonio de la Humanidad. Por un día lofue, en parte, de los viajeros del SIPA.

Cójase una docena de “camelios” floridos con doce-nas de camelias. Póngase en una huerta húmeda y fértil.Márquense caminos con setos de olorosos arrayanes ycon piedras talladas cuajadas de mohos verdes. Algunafuentecilla atractiva por pequeña y algún ombú asombro-so por lo grande. También una higuera. Y algún rosalabrazando un monolito de granito. Envuélvase todo elloen una neblina sutil formada por miles de gotitas deagua, y colóquese en el centro del jardín una encantado-ra casa del siglo XIX, de nobles proporciones y popularpresencia. Con su porche para el agua y la balconada pa-ra el sol. Entre labriega e hidalga. Piedra y madera moja-da de romántica seriedad... bueno pues si este jardín yesta casa están en Padrón, es la Casa de Matanza, Mu-seo de Rosalía de Castro, la eximia escritora en prosa yverso gallego, precursora de la poesía castellana moder-na. Una delicia.

Tras la gigantesca ría de Arosa, con el mayor puentede casi dos kilómetros, su Albariño compitiendo con elGodello, sus almejas de Carril, su hórreos, su isla de LaToja con su Gran Hotel lleno de fragancias e hidrotera-pias, sus pulpos y sus cruceros, entre mariscadoras ychurrusquiñas, mafiosos y campesinos del mar... llega-mos a Pontevedra donde está la única plaza de toros deGalicia. Una sorpresa de ciudad provinciana, con inusualbullicio de gente tomando castañas asadas, entrando ysaliendo de “iglesias”, con o sin alcohol como la cervezaEstrella de Galicia. Gente que va con el paraguas y lasgafas de sol porque el tiempo también alterna. Y comotoda Galicia asomada al Atlántico. Sólo a 8.000 km deNueva York en línea recta.

Miguel Caballú Albiac

Excursiones / VIDA SOCIAL

De nuestros viajes tenéis relación puntual. Siemprehemos pensado que era la mejor forma de descu-brir Aragón y el universo mundo, en lo que pode-mos.

Damos también noticias de nuestra asociación. AntonioEnvid y Santiago Parra, por ejemplo, concurrieron a un Sim-posio de Comunicaciones que hizo la Universidad de Paueste pasado diciembre. Antonio ha investigado cosas sobreel turismo franco-británico que desembarcó en el Pirineo amediados del XlX, que nos contará en el próximo número.Santiago estuvo a la suyo, a defender una vez más el petittrain del Canfranc, de nuevo un tanto orillado por las macro-travesías del eje mediterráneo y del túnel de baja cota.

Santiago Gimeno ha reproducido su bella estatua del ni-ño que contempla la Torre Nueva en tamaño pequeño, ins-talada en grande en dicha plaza. Está, para quien quiera ad-quirirla, a su disposición. Gracias hay que darle por suacompañamiento cuando visitamos las nuevas instalacio-nes de la Escuela de Artes y Oficios, tan magníficas.

Alejandro Abadía sigue con sus proyectos y exposicio-nes filatélicas, de las que damos cuenta. Rafael Margaléha sido el dibujante del nuevo sello del ilustre Pablo Serra-no. Hubo una presentación en Crivillén.

Pretende el SIPA acercarse a las comarcas aragonesas,esa nueva distribución comarcal no exenta de controver-sias pero que al menos para el auge turistico resulta pinti-parada. Vamos a hacer un informe intensivo por cada unade ellas comenzando por la comarca del Aranda. Este viajepor Brea, Illueca, Tierga y los casi quince pueblos de la co-marca lo hemos realizado ya a mediados de diciembre yresultó fantástico. Estará en nuestra próxima revista. Parasolemnizarlo hicimos el pasado dia 21 de diciembre unasesión especial en la Real Academia de San Luis, asistie-ron: el presidente de la Comarca del Aranda D. Enrique

Forniés, el fotógrafo y escritor Santiago Cabello autor dellibro "La Comarca desde el aire" y la historiadora Gloria Pé-

rez García, autora del libro "La Comarca del Aranda" quehizo un amplio recorrido sobre el pasado de estas tierrastan singulares. Fue especialmente interesante.

Ya os dijimos que tenía el SIPA el propósito de entregarunos pequeños premios a las personas que en nuestras an-danzas por tierras de Aragón se habían demostrado comoespeciales valedores de todas las cosas de la tierra que fue-ra necesario defender. Hay muchos. Es un premio que que-remos conceder con sencillez, simplemente un diploma. Yaos hemos contado en nuestra reseña del viaje a Veruela quehemos querido distinguir con él a Jesús Hernández, creadordel museo de Lituénigo. También se le ha concedido a Bau-tista Antoñán, por su abnegado y largo esfuerzo en defensadel monasterio de Rueda. Gracias a estos intentos Rueda alfin se ha conservado y ha podido ser restaurada. Y tambiéna nuestro admirado consocio Juan Ferrer, siempre a caballoentre Aragón y Cataluña en su mansión de Villalba de los Ar-cos. Impulsor acérrimo del Camino jacobeo del Ebro-Camíde Sant Jaume y de tantas cosas más. Estuvo el SIPA pre-sente en su casa para entregarle este diploma, que envuel-ve afecto y gratitud. Poco podemos hacer por tantas perso-nas que se han significado en su vida en la defensa de losintereses de Aragón, pero al menos que conste nuestro re-conocimiento. No todo se olvida.

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El 11 de noviembre, festividad de San Martín deTours, Crivillén (*) celebra sus fiestas patronales.En este año de 2010 se une, a la celebración de lafiesta patronal, el 25 aniversario del fallecimientode Pablo Serrano Aguilar, hijo de esta localidad. Por

tal motivo, se ha filatelizado el evento con la emisión de unsello de correo con el retrato de Pablo Serrano, realizado porel dibujante aragonés, miembro del SIPA D. Rafael MargaléHerrero.

Recibidos y guiados por Mª Josefa Lecina Ortín, alcaldesa-presidenta del ayuntamiento y después de las celebracionesreligiosas, en un entrañable acto en el salón de plenos delayuntamiento se reunieron muchos de los ciento veintidóshabitantes del lugar para escuchar a Alejandro Abadía París,

promotor y corazón del proyecto (vocal de SIPA y presiden-te del Grupo filatélico del CIT de Samper de Calanda, grupoque ha conseguido en Madrid, en la primera semana de no-viembre, la medalla de oro en la 48ª edición del Campeonatode España de Filatelia).

Un emotivo discurso del mismo, ensalzando no solo a lalocalidad sino también a su hijo más conocido, Pablo Serra-no. Resultado de un buen trabajo de investigación, Alejan-dro dio a los asistentes una lección de historia hablando deotros hijos de Crivillén como D. Jaime Bielsa, al que se leatribuye el rescate de los cálices del monasterio del Olivardurante la Guerra de la Independencia, o como D. Franciscoy D. Agustín Gargallo; D. Joaquín Núñez y los hermanos Te-llo Amondareyn, que justifican el título y subtítulo del princi-

Crivillén, sus gentes:forjando hombres

La colección filatélica “110 Años de Historia Postal de Te-ruel”, de nuestro socio D. Alejandro Abadía París, fue ga-lardonada el pasado 23 de octubre por el jurado calificadorde la 48 Exposición Filatélica Nacional, en Madrid, conmedalla de oro dentro de la especialidad de Historia Pos-

tal. Todo un hito dentro de la filatelia aragonesa, en esa especiali-dad, al alcanzar 88 puntos, a tan solo dos puntos del “Gran Oro”,lo que le permitiría participar en competiciones de Clase Maestra.

Alejandro Abadía galardonado con la medalla de oro dentro de la especialidad de Historia postal

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José Gonzalvo

escultorCasi cerrando la edición de nuestra revista nos

llega la noticia del fallecimiento de José Gon-zalvo, escultor turolense de relevancia inter-

nacional a quien tuvimos el honor de conocer ennuestras visitas a Rubielos de Mora, su lugar de na-cimiento. Nos proponemos ocuparnos de su obraampliamente en nuestro próximo número. Mientrastanto dejamos constancia de nuestro sentimientopor esta importante pérdida. En la portada de nues-tra revista 317 recogimos una de sus obras realiza-das en hierro.

pio de la historia postal del lugar. También citó la descrip-ción de Madoz, dando sí una idea de la importante actividadcomercial que tuvo Crivillén en el pasado, tanto en el sectorde la minería como en el agrícola y ganadero..

Con su verbo inflamado y su pasión por la filatelia, perosobre todo trabajador por y para Teruel y sus pueblos, nosintrodujo en el mundo filatélico, explicando lo que supone elvalor que tiene la historia postal para entender la evoluciónhistórica de los lugares. Orgulloso, nos dijo lo que Teruelsignifica en el mundo postal al ser la provincia, no sólo espa-ñola sino europea, más filatelizada, ya que lo han consegui-do 61 de las 301 localidades turolenses que dispusieron demarca postal; explicó también lo que es una “postal máxi-ma” y algunas formas de coleccionismo como cultura.

Otra sorpresa nos preparó Alejandro, y es que como con-secuencia de su búsqueda ha encontrado en la estafeta dela localidad de Alcorisa, que centralizó en su día las estafe-tas de los pueblos del entorno, el matasellos original de lacartería de enlace de Crivillén, que se va a emplear para ma-

tar las cartas y postales que se presenten del acto que seestá celebrando.

Cedió la palabra al autor del retrato de Pablo Serrano, D.Rafael Margalé, que brevemente explicó lo que le costó ele-gir la imagen de la que obtener el retrato, ya que buscabauna en la que la expresión del escultor no fuera una pose,sino el reflejo de su serenidad en una edad avanzada.

Despidió el acto la alcaldesa Mª Josefa Lecina, agrade-ciendo a todos la presencia e invitándonos a una comida dehermandad con las gentes de Crivillén.

El veranillo de san Martín nos regaló un bonito y soleadodía de confraternización.

Paz Mesas

*Crivillén es un pueblo aragonés de la provincia de Teruel, Comarca de An-dorra-Sierra de Arcos. Tiene una población de ciento doce habitantes y cubreuna superficie de 42,0 km2, situándose a una altitud de 774 m.

De nuestra última excursión.Delante del castillo del papaLuna, en la comarca delAranda.

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