TU 144 marzo

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Edita HOAC - Nº 144 - MARZO 2013 - III ª Época - 0,60 - Suscripción anual: 6 La reforma laboral empeora el empleo La lucha contra la violencia machista en crisis L L a burocracia de las organizaciones políticas parecen duras de oído al sufrimiento de los más desfavorecidos y desválidos; y excesivamente complacientes con el poder económico, con el que en ocasiones mantienen una relación nada decente. Afortunadamente se ha abierto una puerta a las esperanzas de regenerar nuestra democracia y conseguir mayo- res niveles de justicia social, con la aceptación a trámite de la Iniciativa Legislativa Popular que aspira a acabar con el drama de los desahucios que dejan sin hogar, pero con una deuda impagable, a tantas familias. Habrá que esperar a ver en qué queda el trámite, pero el camino ya se ha empezado a recorrer, gracias a la participación informada y consciente de la ciudada- nía, incluidas las propias víctimas de la legislación hipotecaria. Para la Iglesia «la participación en la vida comunitaria no es solamente una de las mayores aspiraciones del ciudadano, lla- mado a ejercitar libre y responsablemente el propio papel cívi- co con y para los demás, sino también uno de los pilares de todos los ordenamientos democráticos, además de una de las mejores garantías de permanencia de la democracia» (Com- pendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 190). En esta época de grandes padecimientos e injusticias y ante la crisis de las propias instituciones democráticas, nos parece oportuno recordar, con la Iglesia, que «se hace imprescindible la exigen- cia de favorecer la participación, sobre todo, de los más débiles, así como la alternancia de los dirigentes políticos, con el fin de evitar que se instauren privilegios ocultos; es necesario, ade- más, un fuerte empeño moral, para que la gestión de la vida pública sea el fruto de la corresponsabilidad de cada uno con respecto al bien común» (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 190). Esperanza para la democracia Esperanza para la democracia a a s s í í l l o o v v e e m m o o s s

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Revista ¡TU! dedicada de temas del mundo del trabajo

Transcript of TU 144 marzo

Edita HOAC - Nº 144 - MARZO 2013 - III ª Época - 0,60 ! - Suscripción anual: 6 !

La reforma laboralempeora el empleo

La lucha contra la violenciamachista en crisis

LLa burocracia de las organizaciones políticas parecenduras de oído al sufrimiento de los más desfavorecidos ydesválidos; y excesivamente complacientes con el poder

económico, con el que en ocasiones mantienen una relaciónnada decente. Afortunadamente se ha abierto una puerta a lasesperanzas de regenerar nuestra democracia y conseguir mayo-res niveles de justicia social, con la aceptación a trámite de laIniciativa Legislativa Popular que aspira a acabar con el dramade los desahucios que dejan sin hogar, pero con una deudaimpagable, a tantas familias. Habrá que esperar a ver en quéqueda el trámite, pero el camino ya se ha empezado a recorrer,gracias a la participación informada y consciente de la ciudada-nía, incluidas las propias víctimas de la legislación hipotecaria.

Para la Iglesia «la participación en la vida comunitaria no essolamente una de las mayores aspiraciones del ciudadano, lla-

mado a ejercitar libre y responsablemente el propio papel cívi-co con y para los demás, sino también uno de los pilares detodos los ordenamientos democráticos, además de una de lasmejores garantías de permanencia de la democracia» (Com-pendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 190). En estaépoca de grandes padecimientos e injusticias y ante la crisis delas propias instituciones democráticas, nos parece oportunorecordar, con la Iglesia, que «se hace imprescindible la exigen-cia de favorecer la participación, sobre todo, de los más débiles,así como la alternancia de los dirigentes políticos, con el fin deevitar que se instauren privilegios ocultos; es necesario, ade-más, un fuerte empeño moral, para que la gestión de la vidapública sea el fruto de la corresponsabilidad de cada uno conrespecto al bien común» (Compendio de la Doctrina Social dela Iglesia, 190).

Esperanza para lademocraciaEsperanza para lademocracia

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LL as leyes laborales, porsí solas, no crean em-pleo, algo que de-

pende, al fin y al cabo, de laactividad económica y de lasexpectativas de negocio. Enlo que sí que inciden es en lascondiciones de trabajo, en elánimo del empresariado y enel ritmo de generación depuestos de trabajo. Las últi-mas modificaciones del mer-cado de trabajo no han dadolos frutos esperados. Ha sidoutilizada para rebajar los sala-rios, modificar horarios y faci-litar los planes de ajuste.Tam-bién para destruir empleo aun ritmo nunca visto antes,cuando las medidas de flexili-bilidad interna de las empesasno han evitado el deteriorode la actividad empresarial.

«Pensar que con una legisla-ción se puede arreglar la situa-ción del mercado laboral espa-ñol es engañarnos. Y en todocaso, hasta que no se produzcala expansión económica, la leyno podrá mostrar sus efectospositivos», opina Miguel Án-gel Malo, profesor de econo-mía de la Universidad de Sala-manca. «La reforma laboralimpuesta por el PP ha confir-mado nuestros peores presa-gios. Ha incumplido sus objeti-vos, puesto que no ha creadoempleo ni reducido el paro. Lacontratación ha caído con ca-rácter general un 3,6%, la ocu-pación ha bajado el 5% y elparo ha aumentado el 13%»,afirma Toni Ferrer, secretariode acción sindical de UGT.

«La legislación no ha servidopara generar trabajo, sinopara duplicar el ritmo de des-trucción de empleo y para quelos salarios bajen en términosnominales. Ha desequilibradola posición de los trabajadoresen relación con los empresa-rios, que han abusado de ellapara destruir puestos de tra-bajo», afirma el responsabledel gabinete económico deCC.OO., Miguel Ángel Gar-cía. Para el sindicato USO,«las reformas emprendidaspor el Gobierno, lejos de reac-tivar la economía y el empleo,han profundizado en la rece-sión económica, fruto entreotras cosas, de un colapso dela demanda interna y se hantraducido en más empleo des-truido, alcanzando una tasa deparo del 26,6%, y más de 2 mi-llones de personas que no per-ciben prestación o subsidio dedesempleo».

Xabier Thibault, director ge-neral de Empleo del Ministe-rio de Empleo y Seguridad So-cial, tiene otra visión, como nopuede ser menos: «Pretendía-mos sustituir flexibilidad ex-

terna por flexibilidad internapara evitar una mayor destruc-ción de empleo y así ha sido.Las empresas están redu-ciendo las condiciones de tra-bajo de sus plantillas en vez re-cortar el empleo». El consuelode Thibault radica en que lascongelaciones y rebajas desueldos han permitido salvarlos 30.000 empleos que se hanvisto afectados por los acuer-dos de descuelgue. Del mismoparecer es Pedro Schwartz,profesor extraordinario de laUniversidad San Pablo CEU,quien coincide en que unaparte del efecto de la reformalaboral es que «ha permitidoque las empresas se liberarandel empleo poco productivo»,lo que habría facilitado queuna parte de las compañíassortearan mejor la situación.

Lo que nadie duda es que seestá produciendo una rebaja–vistas las últimas declaracio-nes del jefe de los empresariosespañoles, todavía sin fin– delos derechos de los trabajado-res con el objetivo de ganar laansiada competitividad quepueda relanzar la economía

del país. Un camino defendidopor la mayoría de expertos,aunque de dudosa eficacia, enun mundo donde las empresasse mueven a sus anchas paraencontrar siempre mano deobra más barata y legislacionesnacionales que prometen cadavez mayores tasas de ganancia.

Por su parte, la Confedera-ción Europea de Sindicatosha convocado movilizacionescoincidiendo con la Cumbrede Primavera de los lídereseuropeos de los días 14 y 15de marzo, por el empleo, es-pecialmente por el estableci-miento de un plan de empleojuvenil, el crecimiento y la re-generación democrática. Perosu influencia y prestigio ac-tuales no parecen que seansuficientes para que sus pro-puestas sean muy tenidas encuenta.

Mientras las autoridaes y lapropia sociedad civil no en-tiendan que el mayor reto ac-tual al que nos enfrentamoses el de la generación de tra-bajo decente (o en su defectoun sistema de protección so-cial que garantice unos ingre-sos mínimos y el acceso a losservicios básicos) capaz de re-ducir la pobreza, la desigual-dad y la injusticia, habremosde convivir con unas dramáti-cas tasas de paro generadorasde gran dolor y sufrimiento.Toda una amenaza para la co-hesión y la convivencia de laque pocos parecen ser cons-cientes.

Roge Torres

Un año después de la última reforma laboral las cosas no han mejorado para los trabajadores. Han desapare-cido unos 850.000 puestos de trabajo, el despido indemnizado con 20 días aumentó hasta casi el 50% y losexpedientes de regulación han aumentado en un 66%.

la calle

La reforma laboral empeora el empleo

Quiénes hacemos el ¡Tú!Coordina: Mª Dolores Medina

Colaboran: Roge Torres, A. A. Maestre, Francisco Porcar, José Luis Palacios, Cristina López, Gregorio Burgos, Antonio Hernández y Chipola.El ¡Tú! se imprime en papel couché de 100 gr/m2, ecológico, 100% libre de cloro y de otros compuestos sulfurosos.

Nuestra dirección: Periódico ¡Tú!, Alfonso XI, 4 -4º, 28014 Madrid, y nuestros teléfonos son: 91 701 40 80, y 91 522 74 03 (fax)Edita: Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC). Depósito legal: M.40919–1996

La tirada de este número ha sido de 12.000 ejemplares.

««MM e quedan tres meses de paro yveinte años de hipoteca», dice

un trabajador parado, de profesión ar-quitecto. María, separada, con una hijaadolescente, ha terminado el contratode un mes, y no sabe qué hacer. María esmédica.

Estos casos explican con fuerza demo-ledora lo que nos está ocurriendo almundo obrero: ser arquitecto o médicosignificaba pertenecer a un estrato altode la sociedad. Ahora son trabajadoresparados y precarios…

No se han igualado con el resto delmundo obrero, nos hemos hundido, yellos han quedado en la cúspide de unapirámide de pobreza y exclusión, ocu-pando hoy la posición que ocupaban lospeones y profesionales de baja cualifica-ción, que ahora deambulan como zom-bies buscando un empleo que nunca vol-verá.

Se nos ha quitado el empleo y la pro-tección, dejándonos sin derechos y sindefensa: los sindicatos, atacados y ca-lumniados, con la ayuda inestimable deellos mismos, están lejos de estas vícti-mas. La administración de justicia, queGallardón nos obliga a pagar con un sa-

lario que nos han quitado, nos machacasi acuciados por la necesidad seguimosel consejo de Santo Tomás: tomar de loajeno lo necesario para vivir. Como leha ocurrido a Adela, condenada porcomprar alimentos para sus hijos con latarjeta de otro, y finalmente indultada,cuando se le debía haber pedido perdónpor haberla dejado sin lo necesario paravivir.

La respuesta está en nosotros, en cadaser humano, si recuperamos la pasión yla compasión por el otro, que Dios hapuesto en nuestros corazones. De estapasión nació el gran movimiento de so-lidaridad que llamamos sindicatos, y deesta pasión pueden renacer de nuevo, siunimos la necesaria negociación colecti-va con la tarea humanizadora de com-partir la vida concreta de cada una delas víctimas.

A.A. Maestre

¡Pobre mundo obrero pobre!

EE s normal que los escándalos de corrupción nos ten-gan asqueados y más que hartos. Pero esa lógica re-acción no debería llevarnos a per-

der de vista algo muy importante: no setrata solo del comportamiento de algu-nas personas deshonestas; se trata decomportamientos corruptos que hancrecido en la atmósfera de una radicalcorrupción de la economía.

Lo que ha provocado la actual crisissocial es la corrupción de una econo-mía cada vez más alejada de las necesi-dades de las personas y dominada por laespeculación (financiera, inmobiliaria…),en la búsqueda insaciable del mayor beneficio acosta de lo que sea. Esa economía corrupta de la épo-ca del crecimiento económico, del que tanto se presu-mía, y que socialmente considerábamos como algo nor-mal y natural. Ese ha sido el caldo de cultivo ideal para lacorrupción, porque es la economía de los negocios sucios(legales o ilegales), de las mentiras, del todo vale para ga-nar más y más dinero.

Es el «ansia de dinero», no solo como comportamientode algunos individuos, sino también como cultura econó-mica de nuestra sociedad, lo que ha provocado el actualdesastre para los empobrecidos y el resquebrajamiento de

la sociedad. En un escrito del Nuevo Testamento se ad-vierte del problema que el «amor al dinero» representapara nuestra humanidad: «la raíz de todos los males es el

ansia de dinero» (1 Timoteo 6, 10). Un problema que seagrava mucho cuando el «ansia de dinero» es la atmós-fera que nos envuelve. No en vano decía Jesús: «no po-déis servir a Dios y al Dinero» (Mateo 6, 24), que po-dríamos expresar también como «no podéis servir alas personas y al dinero». Ese amor al dinero abre unabismo de indiferencia ante el sufrimiento de los em-

pobrecidos, porque nos hace ciegos a su realidad.Solo cambiando esa atmósfera social podremos

combatir de verdad la corrupción. Y el cami-no para hacerlo está muy claro: es el ca-

mino de aquellos que sí son sensiblesal sufrimiento y las necesidades delos empobrecidos, de aquellos que seponen a su lado y de su lado, de los

que dedican sus mejores esfuerzos acombatir ese empobrecimiento, a ali-

viarlo, intentar acabar con él. Ese es el ca-mino de la vida, de lo justo, de lo humano. El

amor al dinero es un camino de muerte, de injusticia, de in-humanidad. Y no nos autoengañemos: no podemos hacercompatibles los dos caminos.

Francisco Porcar

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política en zapatillas

cultura

LLLLaaaa ccccoooorrrrrrrruuuuppppcccc iiiióóóónnnn yyyy eeee llll aaaammmmoooorrrr aaaa llll dddd iiiinnnneeeerrrroooo

SS in embargo, la Red Es-tatal de OrganizacionesFeministas contra la

Violencia de Género llevabaregistrados 62 crímenes de mu-jeres cometidos en el ámbitofamiliar, una cifra más pareci-da a la de años precedentes.Hay quien sospecha maliciosa-mente que se está produciendoun maquillaje estadístico quepueda servir para justicar la re-ducción de recursos públicosen el combate contra la violen-cia ejercida contra las mujeres.Otra interpretación para expli-car el descenso de muertes porviolencia de género tiene quever con la disminución de lasseparaciones, que en muchoscasos actúan como detonantesde los crímenes, por lo que lasagresiones quedarían confina-das al ámbito familiar sin lle-gar a desembocar en muerte.

Preocupa el hecho de queaumenta el porcentaje de mu-jeres que presentan una de-nuncia por malos tratos peroluego desisten de continuar elproceso (13,11% en 2012, fren-te al 11,54% en el 2011). Unaexplicación posible de este

cambio sería quela dificultad demantener o en-contrar un traba-jo y la pérdida delos ingresos fami-liares provocadapor la mala situa-ción económicadesanima a lasmujeres en suproceso de ruptu-ra con el presuntomaltratador. Otrofactor inquietan-te procede delgran número desobreseimientosen sede judicialde estas denuncias y el descen-so de las órdenes de protec-ción cursadas, pese al aumentode las denuncias. Las tasas ju-diciales podrían empeorar unpoco más el panorama. Desde2010 el presupuesto públicopara hacer frente a esta lacraha descendido un 28%, segúninforma el diario «El País».

Julia Almansa, de la Funda-ción Luz Casanova que mantie-ne dos programas contra la vio-lencia de género, comenta que

«no ha habido tanto una elimi-nación de estas partidas –en al-gunos casos sí, como en Casti-lla-La Mancha que ordenó elcierre de todas las casas de aco-gida– como una reducción desus cuantías. Hay administracio-nes que no miran las trayecto-rias y la competencias de las en-tidades sino que se fijanexclusivamente en el coste eco-nómico para adjudicar los con-tratos».

Fundación LuzCasanova

La fundación Luz Casanova–la entidad jurídica de las reli-giosas Apostólicas, llamada asíen honor de su fundadora, paracolaborar con las administra-

ciones–, en 2005, creó su servi-cio de atención a mujeres mal-tratadas. Además de casas deacogida, que funcionan comoun recurso de emergencia pararomper de inmediato con laviolencia que han sufrido, yque cuenta con unas 20 plazas,existía un servicio de interven-ción que duraba nueve meses,con el objetivo de ayudarles aasumir su historia y recuperarsu autoestima, denominado«Mercedes Reyna». Ocho per-sonas formaban el equipo pro-fesional remunerado que re-partía su actividad entre laasistencia legal, la atención psi-cológica, la intervención social,la educación en habilidades so-ciales y de género, la ludoteca-

Oficialmente las víctimas de la violencia machista fueron menos en 2012que en años anteriores. La Delegación del Gobierno contra la Violenciade Género contabilizó 49 mujeres fallecidas a manos un hombre. Sería lacifra más baja desde que entró en vigor la Ley Integral contra la Violen-cia de Género aprobada en 2004. El año 2011 fueron 61 las mujeresasesinadas; y 76 en 2008, la cifra más alta desde entonces.

la ventana del mes

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«Otro factor inquietante procede del grannúmero de sobreseimientos en sedejudicial de estas denuncias y el descensode las órdenes de protección cursadas...»

La lucha contra la violencia mac

guardería y la supervisión delas visitas a los «puntos de en-cuentro». A pesar de los es-fuerzos por establecer unanueva fase de intervención quepueda garantizar la indepen-dencia económica a través delempleo, la Fundación Luz Ca-sanova ha perdido el contratocon las administraciones públi-cas, al ser desbancada por unaempresa de nueva creación

que presentó una oferta econó-mica más baja.

«Veníamos constatando quelas mujeres que llegaban pre-sentaban circunstancias cadavez más graves, además de laviolencia padecida, por lo quenos veíamos en la necesidad deintensificar el trabajo social ybuscar otros recursos para po-der resolver necesidades bási-cas como el empleo, el aloja-

miento, la manuten-ción de los hijos...», ex-plica Julia Almansa. Laobra social de lasApostólicas ha optadopor dedicarse a otrocolectivo menos aten-dido en la actualidadpor los servicios y enti-dades sociales comoson las adolescentesmaltratadas o con rela-ciones de riesgo consus parejas y abrir su fi-nanciación a la colabo-ración de entidadesprivadas.

José Luis Palacios

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chista en crisis

NosotrascontamosEl proyecto «Nosotras conta-mos» permite a las mujerescontar con un espacio de re-lación y de autoayuda, y tam-bién de alerta sobre posiblesnuevas relaciones de parejapeligrosas, una vez que hanroto con la historia de violen-cia padecida. Maria José y sucompañera Concha lideran,de algún modo, la iniciativaque permite a las vícti-mas de la violencia do-méstica reconstruir susbiografías. «Les doy miteléfono y les digo a lascompañeras que mepueden llamar siempre.A veces quedamos parair al cine, para tomaruna caña o para pasear.Buscamos actividadesque sean gratis o cues-ten poco... A veces setrata de dejar que sedesahoguen y otras decambiar de tema parano estar siempre ha-blando de lo mismo»,explica María José.También se esfuerza

esta mujer por encontrar tra-bajo a sus compañeras, mu-chas de las cuales se enfren-tan sin redes de apoyo nihabilidades suficientes –a ve-ces, hasta desconociendo elcastellano– a la dura tarea demantenerse económicamenteindependientes, socialmenteútiles y emocionalmente sa-nas.

Tras pasar por el proyecto«Mercedes Reyna» de laFundación Luz Casanova,María José decidió que debía

seguir vinculada a él, peroesta vez, ofreciendo su expe-riencia a otras mujeres que lapudieran necesitar. Explicaque «estaba en una cárcelhasta que rompí las cadenas yme vi aflorar como jamáspensé que lo podría hacer, asíque si ahora veo o intuyo quehay mujeres que puedan es-tar pasando por lo que yopasé, siento la necesidad dehacer lo que me hubiera gus-tado que alguien hubiera he-cho conmigo. Resulta que

además, haciendo esto, recibomucho afecto, me llenan decariño y soy feliz cuando reí-mos juntas».

«Cuando se formó el se-gundo grupo de terapia conmujeres víctimas de la violen-cia, me dijeron que podía ha-ber alguna compañera concaracterísticas parecidas a lasmías y ya me animé a partici-par, yo estaba en vías de re-cuperación y me sentía fuer-te. Siempre pensé que sihubiera encontrado antes al-

guna persona que mecomprendiera y mehubiera prestado ayu-da, me habría ahorra-do muchos tormen-tos, así que pensé queyo podía servir deayuda a otras muje-res. Estaba agradeci-da y de algún modoquería devolver loque habían hechoconmigo. Me ofrecí ala psicóloga, le dijeque contaran conmi-go y estaba siempredispuesta a ir cuandome lo pidieran», afir-ma.

–¿Cómo nació el libro«Evangelio en la calle» y quérazón de ser tiene este título?¿Qué cree que puede apor-tar?

–En esta etapa última, y yalarga, del «¡TÚ!» se me enco-mendó, desde el principio lareflexión «Evangelio en la ca-lle». El «inventor» fue RafaelDíaz Salazar. Y la verdad esque me gustó y me resultóapropiada. La razón de ser delcristiano es, sin duda, la de lle-var el Evangelio a la calle paraaportar en el corazón de lavida la fuerza infinita de suluz. Si Jesucristo (y su Evange-lio) estuviera más presente enla calle, ¡otro gallo cantaría!

–¿Qué papel dirías que es-tamos llamados a desempe-ñar los cristianos en el mundodel trabajo?

–Las reflexiones de este li-brito giran alrededor de lavida corriente y moliente y enesa vida ocupa un lugar insus-tituible el trabajo o, por des-gracia, la ausencia del mismo.Si los cristianos prescindimosde esto, abandonamos unaparcela enorme en donde sejuega la vida y la muerte delser humano. La luz y la sal delEvangelio no se puede escon-der y hay que sacarla paraque el trabajo en malas condi-ciones y el sin trabajo no aho-gue y estrangule a tanta genteanunciando, al mismo tiempo,un trabajo más humano.

–¿No hemos encerrado loscristianos a Cristo en las cua-tro paredes del templo, en lasimágenes y en la cerrazón denuestra propia vida?

–Así es. Por eso digo quehay que reivindicar la vida, laluz, la esperanza, los amane-ceres, las calles, las plazas, eltrabajo, la lucha por unmundo nuevo, en definitiva,la Resurrección. No pode-mos buscar a Jesús entre losmuertos. Esto es una críticafrontal a aquellos cristianossiempre envueltos en sacris-tías y ceremonias sin vida.

–¿Crees que quizá nos falta,a veces, mostrar más abierta-mente y de manera esperan-zadora estas señales de la pre-sencia de Cristo Resucitado?,¿a qué se debe?, ¿cómo ponerremedio?

–Necesitamos verdadera-mente personas que transmi-tan Resurrección. Yo pongoel caso del pensionista quecomparte, de la madre quequiere rebajar el tren de vidade su familia, del enfermo vi-sitador… Es necesario mos-trar más claramente estas se-ñales. Nuestra falta de fe, lafacilidad que ofrecen otroscaminos y la exigencia de laverdadera Resurrección sonlas dificultades. Pero merecela pena superarlas.

–¿Cómo podemos ser, tal ycomo indicas «caricia, con-suelo y fuerza de Dios para

los sentados al borde del ca-mino»?

–Comer menos y pensarmás, luchar por la justicia yrechazar el asistencialismo,compartir el pan, valorar quesomos parte de una gran fa-milia que lo está pasandomal, potenciar la fuerza delas «mujeres del barrio ypueblo», no vivir encerradosen la casa, no descalificar anadie por ninguna razón, en-tregar nuestra vida más queguardarla y, finalmente, darun vaso de agua al sediento.Jesús de Nazaret eleva por-tentosamente el vaso de agua(el servicio) a dignidad de sa-cramento tanto para el que

lo da como para el que lo re-cibe.

–¿Qué tiene que pasar paraque sea «agua para el sediento,luz para el caminante y nove-dad para el que busca»?

–Que tomemos en serio elEvangelio y la calle, la calle yel Evangelio. Que no los se-paremos, que estén insepara-blemente unidos. La fuerzaprofunda del Evangelio esimparable cuando tiene comomarco las alegrías, las angus-tias y las esperanzas del bulli-cio de la calle. La calle tam-bién queda limitada si nocuenta con la lucidez delEvangelio.

Paqui Castilla

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¿quién es?

Antonio Hernández-Carrillo, autor de «Evangelio en la calle»:

El sacerdote granadino ha reunido sus colaboraciones en esta publicación en un libro queacaba de ver la luz en Ediciones HOAC. Desde su fidelidad a la Iglesia, a la HOAC y alos empobrecidos del mundo obrero ha querido contribuir en el «Año de la Fe» a la siem-pre apasionante tarea de convertir el Evangelio en vida cotidiana.

«No podemos buscar aJesús entre los muertos»

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LL os gobiernos están tomando muchasmedidas para salir de la crisis: reformalaboral, recortes en educación, en sa-

nidad y en todo. Se está organizando un mun-do económico distinto. Con angustia nos pre-guntamos: el mundo del trabajo, ¿en quéquedará? Cuando la economía empiece a le-vantar la cabeza, ¿en qué situación estarán lostrabajadores y trabajadoras? ¿Hacia qué mun-do del trabajo vamos a ir?

Se va imponiendo la globalización económi-ca, una única economía mundial. Algunos so-ñaban que triunfaría un modelo de trabajado-res llenos de derechos laborales y sociales, congran capacidad salarial, unidos y organizadospara un futuro mejor, por lo menos como enlos países europeos.

En cambio, ahora se nos dice que esta aspi-ración es ruinosa. Los trabajadores de los paí-ses desarrollados deben asemejarse a los paí-ses emergentes (China, India, Brasil…). Parapoder emerger, los trabajadores deben traba-jar más, tener salarios más bajos, aceptar lostrabajos como se imponen, no estar muy orga-nizados con sindicatos fuertes, cotizar másaños y tener pensiones más realistas. Es decir,

todos los trabajadores de la tierra equiparados,no hacia arriba, con buenas condiciones, sinohacia abajo, en peores condiciones. Así habrátrabajo para todos y progreso.

La mirada justa de la enseñanza social de laIglesia ya decía hace bastantes años que la lla-mada globalización podría ser «un bien para elhombre y para la sociedad, pero podría consti-tuir también un daño de notables consecuen-cias. Todo depende de algunas opciones defondo, es decir, si la globalización se pone alservicio del hombre y de todo hombre, o si ex-clusivamente contribuye a un desarrollo des-vinculado de los principios de solidaridad yparticipación» (Juan Pablo II, Discurso 2 demayo de 2000).

Hoy estamos viendo entre nosotros los da-ños de notables y lamentables consecuenciasque produce la globalización de la economíacapitalista dominante.

Hay que resistir y soñar otras cosas, otromundo. «Actualmente son muchos los que re-conocen que es necesario un nuevo modelo dedesarrollo, así como una nueva visión de laeconomía» (Benedicto XVI, Mensaje sobre lapaz, 2013).

Gregorio Burgos

La mirada justa

¿Qué mundo del trabajo nos espera?

PP roliferan iniciativas anti-crisis de ciu-dadanos bienpensantes y organismosde todo tipo que quieren poner su gra-

nito de arena en el combate contra los dramáti-cos efectos de la crisis económica, social y polí-tica que vivimos. Los grandesmedios de comunicación lo ce-lebran entusiasmados. Hasta sepermiten lanzar sus propias ini-ciativas benéficas, a pesar deque en su parrilla fomenten sincompasión las más bajas pasio-nes y los egoísmos más desen-frenados. Por peregrinas quepuedan ser las iniciativas bien-intencionadas, los medios lesdan cancha, aunque solo sea para contrarrestarel resto de trágicas informaciones con las que sedespachan últimamente, sin reparar en distin-guir si este tipo de proyectos caritativos humi-llan más que promueven a sus beneficiarios, es-clavizan más que liberan o perpetúan lasinjusticias más que las combaten.

Frente a la caridad que humilla, el pensamien-to cristiano propone la caridad política que no secontenta con vestir al desnudo y dar de comer alhambriento sino que persigue también atender alas causas de los problemas y promover la parti-cipación en las organizaciones, instituciones yestructuras políticas en las que se toman decisio-nes que afectan a las personas. El reto sigue sien-

do ambicioso, ya que en gene-ral, los católicos, como decíaJosé María Mardones, somosmejores enfermeros que médi-cos. Decía el profesor VíctorManuel Marí Saéz que «en estecontexto de crisis y de precarie-dad seguirán proliferando ini-ciativas solidarias. En todasellas hay buena intención, perocon esto no basta. Hace falta in-

tegrar importantes dosis de caridad política paraque, junto a la ayuda puntual, se critiquen lascausas que generan esa pobreza y se avancenotros modos de organizar la producción, la dis-tribución y el consumo de los bienes necesariospara la vida». Pues eso.

Cristina López

El número de personasen riesgo de pobreza

en España ha aumentadoen 1,4 millones de personasdesde 2007, un incrementomayor que en el resto depaíses de la Unión Euro-pea, según el informe «Cri-sis y fractura social en Eu-ropa».

En nuestro país la po-breza severa ha au-

mentado más que en ningúnotro país de nuestro entor-no hasta llegar al 5,2% de lapoblación.

La diferencia de ingre-sos entre el 10% más

rico y el 10% más pobre haaumentado desde 2007 un16,7%, colocando a nuestropaís en el tercer puesto den-tro de la Unión Europea encuanto a desigualdad.

Dadas las característi-cas de nuestro merca-

do laboral, la recesión eco-nómica ha supuesto másdestrucción de empleo queen cualquier otro país euro-peo, a pesar de que la caídade la actividad económicaha sido parecida.

¿Sabías que...?Caridad en la pantalla

Aparato crítico

evangelioen la calle

Todavía hoy pesan muchas injusticias que obstaculizan elcamino hacia la igualdad de las mujeres. En algunos países sermujer es un riesgo incluso antes de nacer. El 60% de las per-sonas con hambre crónica son mujeres y niñas. El 98% de lasvíctimas de la trata en todo el mundo son mujeres y niñas. Dosterceras partes de las personas analfabetas del mundo sonmujeres. Ellas son con frecuencia objeto de explotación eco-nómica. Sus derechos son vulnerados sistemáticamente enmuchas partes del mundo, de modo que no pueden ejercer supropia libertad, ni tomar las mismas decisiones que los hom-bres, ni disponer de los mismos bienes. Por eso, Manos Unidaseste año ha dedicado su campaña de sensibilización a recordarque «No hay justicia sin igualdad», con el convencimiento deque con esfuerzo, trabajo y voluntad, puede cerrarse la brechaque separa a hombres y mujeres en muchas sociedades.

Así va el mundo

Conocer la realidad es el primer paso para disponerse a cambiarla

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2ª Edición

JJ esús, nuestro Maestro, no desaprovechó ni unsolo momento de su vida para enseñar conautoridad. Incluso lo hizo en momentos real-

mente cargados de sufrimiento personal. La escena ala que me voy a referir es significativa porque en ellarealiza su enseñanza en el camino del calvario y conla cruz a cuestas. Desde semejante púlpito, sin duda,su mensaje es de un auténtico maestro y adquiereuna capacidad de persuasión infinita.

«A un gran gentío del pueblo y de mujeres que segolpeaban el pecho y lanzaban lamentos por él»,Jesús el Nazareno les dice: «Hijas de Jerusalén, nolloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestroshijos»… (Lucas 23, 27-31).

Cristo recoge con su mirada de misericordia laslágrimas de aquellas mujeres, pero no quiere que sequeden en una expresión estéril y superficial y, poreso, las conduce también al dolor de tantos inocentes(madres e hijos) injustamente maltratados a lo largode la historia cercana y lejana. Las invita a reconoceren él el leño verde, pero deben pensar también en elleño seco del dolor de los otros.

¡Qué hermosa lección y qué hermosa escuela endonde se imparte!

A este pasaje del Evangelio me llevan continua-mente grupos de personas, especialmente mujeres,que, cuando cuentan sus estrecheces, penalidades einjusticias de la vida, siempre terminan diciendo:«Pero nosotros no podemos quejarnos ni llorardemasiado porque hay mucha, mucha gente que estápeor que nosotros; ellos sí que están pasándolo mal.Y de este pasaje se alejan aquellos otros que incom-prensiblemente solo miran a Cristo con la cruz acuestas y los demás les traen sin cuidado. ¿Será posi-ble? Nadie estamos libres de tal pecado.

Contemplar a Cristo con la cruz a cuestas es unejercicio lleno de ternura y compasión, pero inmedia-tamente (simultáneamente) hemos de oír de loslabios del mismo Jesús: «Llorad por vosotras y porvuestros hijos».

Y entonces, y solo entonces, el Evangelio se hacecalle y camino.

Antonio Hernández-Carrillo

No lloréis por mí

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