TRIBVNA IiIBRE FUNERARIA

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NUM,_ 89 ALICANTE 4 DE NOVIEMBitE DE 11100 AAíJ lf PRECIOS DE SUSCRIPCION PeriódiGo 1i1d2p0i1d1e11tA DIRECCION Y REDACCION an la imprenis de este peribdico. Trimestre. . . . 1,26 peaetae y DE INTERESES MATERIALES . Semestre . , .... 2,50 x , La oorreepondeocie al admietra AiSo . . . . . . . . 5 ~ dor D. Franoieoo Autón Valem. Anancioe á preaioe convencionales ~üü1BT0 S1i@l!0 ~,i~~(~((~° CéilfilllOS plaza Meyor, núm 14 —ELCHE. . ~ . ~ . ~~.r. TRIBVNA IiIBRE LOS CARLISTAS ¿Cuándo hubo aqui régimenes de libertad y democracia? Nunca, y quien otra cosa piense, tiene cá- taratas en la inteligencia. Y noha- biendo sido nunca establecidos, claro está que no pudieron fraca- sar. La único que aqui ha sufrido tremendo y bochornoso fracaso, ha sido el absolutismo, ya de loa reyes, ya de los ministros, Fra- casó el absolutismo con Carlos I, el Chamberlain español; con Feli- pe II, el humillado en Flandes; con Felipe III, el P,i~doso, tan romo de inteligencia como apático de voluntad, juguete de loa Lerma y Uceda, y arruinador de la agricul- tura patria; can Felipe IV, tan bondadosocomo holgazán y despil- farrador, tan religioso como ami- go de diversiones y galanteos, en- tregado por completo á los Oliva rea y Haro, grande como loa pozos cuyagrandeza aumentacuandomás tierra se les extrae; coa Carlos iI el Hechizado, el endemoniado, príncipe mísero, digno de lástima como hombre, de execración como rey, último vástago de una dinas- tía fatal púra Espafla, que empe- en un epiléptico y ncabó un imbécil; con Felipe V, que perdió á Gibraltar; con Carlos I V, elman- so esposo de María Luisa; con Fer- nando VII, el tigre del Mediodía; con Cea Bermúdez, con Narvaez, con González Bravo, con Bravo ; y Morillo, con O°Dosel!, y la mayor parte de los gobernantes que pa- deció España en el reinado de lo destronado de Septiembre; con Ice hombres dula Restauración y de la Regencia, doctrinarios concul- cadores de todo derecho y falsea dores de toda la vida naçional. El absolutismo real sembró de huesos españoles los campas de Italia y !os Paises Bajos y los ma- rca de la Gran Bretaña; dilapidó los ricos tesoros que de allende loa mares abordaban á nüeatres ces- las; corrompió las coatutnbt'ea p¡}- Micas, embruteció dl pueblo, dejó baldíos los campos, mató la indos- tris, perdió con daño para la pa= tris el terreno en que hoy flore- cen quince repúblicás y viven treinta m{llenes de personas,gter- minó au largó sdrje de fechortás legándonos un pleito de fan111ia qúe ea sangría suelta para la pa tris. El absolutismo ministerial mak- barató los bienes comunales y loa procedentes deladesamortizacibn; ensangrentó en cien distiptga oca sienes el suelo de la patria; hizo morir en láa colonias medio millón de infelices hijos del pueblo; nos lanzó á luchas exteriores en las yue perdimos juntamente con pro- ctosas 4idas,deóoro, vergüénza y dinero; ha engendrado el esçepti- cismó en el ánimo y pereza en la voluntad; ha entronizado la fic- ciónen todo yha comprometido el crédito público y el porvenir de la nación. Y no habrá quien pueda des- mentir nada de lo qúe queda con- signado, porque mil' hechos cier- tos, evidentes, innegables, lo prue- ban plenamente.' Si algo hay en la E@peña de sa- ca siglo que nas haga parecer un pueblo civilizado, lo ençontrare- mos en loa albores del régimen constitucional, al bajar alaepulcro llena de miseria y podredumbre Fernando VII, y en los días de la gloriosa revolucíóndelieptiembre Es decir, 4iempre que en nuestra .patria logró fl ltrarse por entre los negros nubarrones del abaolutis- mo-, el brillante solde la libertad. Ante el descrédito de la reale- za, es lógico y racional .que sea aqui una esperanza la república; ante el malestar c`recieáte de las clases obreras y la desenfrenádá avaricia du la búrgues[a, Cabe pensar en la institución de la de- mocracia socialista; ante los abu ros del Estado, se explica que tén- ga aquí partidarios el Iibertarismo y se suefla en transformar radical- mente la sociedad.¡Pero atreverse á soñar siquiera que Don Carlos pueda ser unasoluciénl ¿Qué re- presenta Don Carlos si no lleva consigo la restauración de la anti- gua nobleza con todos sus privile- gios; la omnipotencia del clero con la unidad religiosa y la inquisi- ción, la reintegración del poder real en la plenitud de ]asoberania, la muerte, en fl n, de todas las conquistas revolucionarias? Pues no representa otra cosa que la continuación del régimen actualen Cuanto tiene de malo. ¿Qué repre- aénta Don Carlos con sus ideas propjas? F,n lo político y civil, barbarie; en lo ecónóaiico, el des- crédito, la bancarrota y la muer- te de la nación. En los albores del siglo %x no cabo volver $los gobiernos per- soAalea. j,a democracia, si no ha encarnado aún en las costumbres y se traducido en hechos, está en todas las conciencias. En Es- páña solo cabe un levantamiento digno, una revolución fructífera: la qúe Hicieran todos los hombrea honrados para que'el pueblo se Cápacitase para ejercer sus dere- Chos. ¡Jn gueblo todo en armas pi- dïendo á clases directoras,- cal"' túra, educación; pósesión de su soberanía y los medios para ejer- cerla, ¡quó hermosa espectáculo! Partidas armadas gritando ¡vi• V~ C,arlos VIII jQué asilo! A. LLOIICA Y GARCIA. FUNERARIA ¡D[a triste el de difuntos! Prepáralo la estación, vístelo de gasas la Natúraleza, y una luz. té- trica, gris, con tintesl[vidgs eaco- je de frío el corazón ya más pe- queño con el reçuerdo, hoy. aviva- do, que en pea de sl han dejado los que. fueron. 1DIa triste el de difuntos! , Pero más triste hoy, que una España moribunda, sino muerta, hace m8s grande el duelo con que se acongoja el alma. Empequeñecido el ser con lo que parece robarle la memoria de loa muertos,. contempla con extrañeza el hormiguero de loa vivos. ¡Cosa extraña ver en el día, de difuntos moverse la Humanidad! ¿Quiénes son los muertos? ¿Quiénes son loe vivos? Bajo la obaesióp de estas ideas nos lanzamos á la calla: Todo el mundo se dirigía al Cementerio. ¿Dcjnde estaba? Elche entero nos lo parecía. ¿A qúé, pues, salir de nuestra ciudad? La idea. fija de la muerte empujábanos á recorrer las sepulturas. En la plaza Mayor vimos un gran panteón. Era el Ayuntamiento. Leimos: Aqui yace la Administracldn municipal. Murió de lo çantrario. Ninguna corona adornaba su frontix, ninguna luz hacíoY•evivir recuordC álgúnó, Seguimos andando y tropeza• mes con un gran aepulcrc blan- queado, que ostentaba esta ins- cripción: Aqui descansa D. Sebas- tián Canáles "Húrtala. Murió de dis- gustos. Un. Agnus grabado en oro, serviste de escuda Más adelante llamó nuestra aten- ción otro sepulcro hermano del an- terior, también blanquéado, cúyo letrero decía: Yace en pea en .esta sepultura D. TosE S¢nehea Boiz. Fa- !!crió á consecuencia de'una descaoya eléctrica. Dos estátuas represen- tando la óscuridad ó el oecúrantis- mo,diferenciaban este pánteán del anterior. Y fuimos recorriendo el inmen- so cementerio. La Regeneración re- posaba allí por toda una eterni- dad, átravesada por una dada fl o- rentina. Tambión .vimos allí la tumba de la Libe7•tad, terminada por hermosa matrona aprisionado con férreas cádenas que apreta- ban figuras parec~jlas á Bagaría, Silvelay demó,s redentores nues- tros. Bajándo por estrecha calle de sepulcros, nos detuvimos ante otro blanco coruo la nieve, on cuya lá-. pida leimos: Dueº•ºae aqui el sueño eterno D. Pamdn de Albornoz, ñfurid de Comunidad. Y más abaj4á.guiea de escúdo, ostentaba un cayado en campo de galos. El GYrculo Canseraador presenta- ba en lápida nueva la aiguiento inscripción: La Unión censeº•s4dora de Matairc.haaubido al limbo. Murió de feto. Cansados ya de recorrer aque- llw ciudad de los muertos, que era un inmenso cementerio de las vi- vos, dirigimonos fiacia la puerta, y allí, en una calle adornada do árboles, cuyas hojas secsa comen- zaban áalfombrar el suelo, depa- rónos la casualidad un hermoso panteón, todo de piedra berroque- ña: Aqui yace Turi, àfwnat da lo ínismo. Y qúieimos salir del cementerio. Mas ¿cómo hacerlo, sin abandonar la población? Y con el alma enferma de dolor, seguimos aún hoy contemplando Data hermosa ciudad, convertida en inmenso panteón; mientras allá arriba, colgado de lo alto, lee campanas que doblan á muerto parece. que traen á lamente de los vivos la virgiliano eaclama- eión: ¡Han parre sepultos! IAy, perdonad á los muertos! . NEGRURAS En nuestro último número dába- mos cuenta de la calda de Silvela, del nuevo ministerio militar, y nos parecía sale acontecimiento .evi- dente síntoma del descrédito y frac caso del. partido do la unión con- aervadora. Sentíamos tristeza al pénaar en lo que. viene y en lo que se va. De un lado el partido silve- liata descompuesto á fuerza de equivocaciones y torpezas de su jefe. Y para consuelo, vefamoe en puerta al Sr. Sagsata, el que per- dió todo nuestro imperio colouial, el de la paz vergonzosa de Par[s, el de lee grandes promesas y crue- les realidades, y el que, en fl n, reos tiene preparado,aL Sr, Tari, para que gobierne á este desgraciado pueblo de Elche. ¡Oh! ¡aciago des- tino el nuestro! ¡desdicha grande la da esta España, cada vez más empobrecida y mal mirada de la Europa culta! Esta semana hay más negruras en el horizonte. Los carlistas haº iniciado una sublevación en Bada- lona. Se anuncia otra vez una nüe, va guarra civil, que acabarla , de hacer gírense nuestra sagrada y querida nacionalidad. Las monta- flas de Çataluña se han manchado estos d[$s ya de sangre. ¿Podrá este gobierno, sin en la liber- tadsofocar esta nueva sublevacióº do los , pai•tidariós de D. Carlos2 ¿Despertará el espirito liberal en esta masa inerte y fria que cons- tituye en loa Rctualea momentos el grao pueblo español? ¿Hay espo- ranaa en un país que ha visto im- pasible Cómo se perdían sin com- bate Cuba, Puerto Rico y Filipj- nas? ¿Puede estar la salvación, en que vuelva al poder eI Sr, Sagasta

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NUM,_ 89 ALICANTE 4 DE NOVIEMBitE DE 11100 AAíJ lf

PRECIOS DE SUSCRIPCION PeriódiGo 1i1d2p0i1d1e11tA DIRECCION Y REDACCION an la imprenis de este peribdico. Trimestre. . . . 1,26 peaetae y DE INTERESES MATERIALES . Semestre . , . . . . 2,50 x , La oorreepondeocie al admietra AiSo . . . . . . . . 5 ~

dor D. Franoieoo Autón Valem. Anancioe á preaioe convencionales ~üü1BT0 S1i@l!0 ~,i~~(~((~° CéilfilllOS plaza Meyor, núm 14—ELCHE.

. ~ . ~ . ~~.r.

TRIBVNA IiIBRE LOS CARLISTAS ¿Cuándo hubo aqui régimenes

de libertad y democracia? Nunca, y quien otra cosa piense, tiene cá-taratas en la inteligencia. Y noha-biendo sido nunca establecidos, claro está que no pudieron fraca-sar. La único que aqui ha sufrido tremendo y bochornoso fracaso, ha sido el absolutismo, ya de loa reyes, ya de los ministros, Fra-casó el absolutismo con Carlos I, el Chamberlain español; con Feli-pe II, el humillado en Flandes; con Felipe III, el P,i~doso, tan romo de inteligencia como apático de voluntad, juguete de loa Lerma y Uceda, y arruinador de la agricul-tura patria; can Felipe IV, tan bondadosocomo holgazán y despil-farrador, tan religioso como ami-go de diversiones y galanteos, en-tregado por completo á los Oliva rea y Haro, grande como loa pozos cuyagrandeza aumentacuandomás tierra se les extrae; coa Carlos iI el Hechizado, el endemoniado, príncipe mísero, digno de lástima como hombre, de execración como rey, último vástago de una dinas-tía fatal púra Espafla, que empe-zó en un epiléptico y ncabó eú un imbécil; con Felipe V, que perdió á Gibraltar; con Carlos I V, elman-so esposo de María Luisa; con Fer-nando VII, el tigre del Mediodía; con Cea Bermúdez, con Narvaez, con González Bravo, con Bravo;y Morillo, con O°Dosel!, y la mayor parte de los gobernantes que pa-deció España en el reinado de lo destronado de Septiembre; con Ice hombres dula Restauración y de la Regencia, doctrinarios concul-cadores de todo derecho y falsea dores de toda la vida naçional.

El absolutismo real sembró de huesos españoles los campas de Italia y !os Paises Bajos y los ma- rca de la Gran Bretaña; dilapidó los ricos tesoros que de allende loa mares abordaban á nüeatres ces- las; corrompió las coatutnbt'ea p¡}- Micas, embruteció dl pueblo, dejó baldíos los campos, mató la indos- tris, perdió con daño para la pa= tris el terreno en que hoy flore-cen quince repúblicás y viven treinta m{llenes de personas,gter-minó au largó sdrje de fechortás legándonos un pleito de fan111ia qúe ea sangría suelta para la pa tris.

El absolutismo ministerial mak-barató los bienes comunales y loa procedentes deladesamortizacibn; ensangrentó en cien distiptga oca sienes el suelo de la patria; hizo morir en láa colonias medio millón de infelices hijos del pueblo; nos

lanzó á luchas exteriores en las yue perdimos juntamente con pro-ctosas 4idas,deóoro, vergüénza y dinero; ha engendrado el esçepti-cismó en el ánimo y lá pereza en la voluntad; ha entronizado la fic-ciónen todo yha comprometido el crédito público y el porvenir de la nación.

Y no habrá quien pueda des-mentir nada de lo qúe queda con-signado, porque mil' hechos cier-tos, evidentes, innegables, lo prue-ban plenamente.'

Si algo hay en la E@peña de sa-ca siglo que nas haga parecer un pueblo civilizado, lo ençontrare-mos en loa albores del régimen constitucional, al bajar alaepulcro llena de miseria y podredumbre Fernando VII, y en los días de la gloriosa revolucíóndelieptiembre Es decir, 4iempre que en nuestra

.patria logró flltrarse por entre los negros nubarrones del abaolutis-mo-, el brillante solde la libertad. Ante el descrédito de la reale-

za, es lógico y racional .que sea aqui una esperanza la república; ante el malestar c`recieáte de las clases obreras y la desenfrenádá avaricia du la búrgues[a, Cabe pensar en la institución de la de-mocracia socialista; ante los abu ros del Estado, se explica que tén-ga aquí partidarios el Iibertarismo y se suefla en transformar radical- mente la sociedad.¡Pero atreverse á soñar siquiera que Don Carlos pueda ser unasoluciénl ¿Qué re-presenta Don Carlos si no lleva consigo la restauración de la anti-gua nobleza con todos sus privile-gios; la omnipotencia del clero con la unidad religiosa y la inquisi-ción, la reintegración del poder real en la plenitud de ]asoberania, la muerte, en fln, de todas las conquistas revolucionarias? Pues no representa otra cosa que la continuación del régimen actualen Cuanto tiene de malo. ¿Qué repre-aénta Don Carlos con sus ideas propjas? F,n lo político y civil, lá barbarie; en lo ecónóaiico, el des-crédito, la bancarrota y la muer-te de la nación.

En los albores del siglo %x no cabo volver $los gobiernos per-soAalea. j,a democracia, si no ha encarnado aún en las costumbres y se há traducido en hechos, está en todas las conciencias. En Es-páña solo cabe un levantamiento digno, una revolución fructífera: la qúe Hicieran todos los hombrea honrados para que'el pueblo se Cápacitase para ejercer sus dere-Chos. ¡Jn gueblo todo en armas pi-dïendo á aé clases directoras,- cal"' túra, educación; lá pósesión de su soberanía y los medios para ejer-cerla, ¡quó hermosa espectáculo!

Partidas armadas gritando ¡vi• V~ C,arlos VIII jQué asilo!

A. LLOIICA Y GARCIA.

FUNERARIA ¡D[a triste el de difuntos! Prepáralo la estación, vístelo de

gasas la Natúraleza, y una luz. té-trica, gris, con tintesl[vidgs eaco-je de frío el corazón ya más pe-queño con el reçuerdo, hoy. aviva-do, que en pea de sl han dejado los que. fueron.

1DIa triste el de difuntos! , Pero más triste hoy, que una

España moribunda, sino muerta, hace m8s grande el duelo con que se acongoja el alma.

Empequeñecido el ser con lo que parece robarle la memoria de loa muertos,. contempla con extrañeza el hormiguero de loa vivos. ¡Cosa extraña ver en el día, de difuntos moverse la Humanidad! ¿Quiénes son los muertos? ¿Quiénes son loe vivos? Bajo la obaesióp de estas ideas

nos lanzamos á la calla: Todo el mundo se dirigía al Cementerio. ¿Dcjnde estaba? Elche entero nos lo parecía. ¿A qúé, pues, salir de nuestra ciudad? La idea. fija de la muerte empujábanos á recorrer las sepulturas. En la plaza Mayor vimos un gran panteón. Era el Ayuntamiento. Leimos: Aqui yace la Administracldn municipal. Murió de lo çantrario. Ninguna corona adornaba su frontix, ninguna luz hacíoY•evivir recuordC álgúnó, Seguimos andando y tropeza•

mes con un gran aepulcrc blan-queado, que ostentaba esta ins-cripción: Aqui descansa D. Sebas-tián Canáles "Húrtala. Murió de dis-gustos. Un. Agnus grabado en oro, serviste de escuda

Más adelante llamó nuestra aten- ción otro sepulcro hermano del an-terior, también blanquéado, cúyo letrero decía: Yace en pea en .esta sepultura D. TosE S¢nehea Boiz. Fa- !!crió á consecuencia de'una descaoya eléctrica. Dos estátuas represen-tando la óscuridad ó el oecúrantis- mo,diferenciaban este pánteán del anterior.

Y fuimos recorriendo el inmen- so cementerio. La Regeneración re-posaba allí por toda una eterni- dad, átravesada por una dada flo-rentina. Tambión .vimos allí la tumba de la Libe7•tad, terminada por hermosa matrona aprisionado con férreas cádenas que apreta-ban figuras parec~jlas á Bagaría, Silvelay demó,s redentores nues-tros.

Bajándo por estrecha calle de sepulcros, nos detuvimos ante otro blanco coruo la nieve, on cuya lá-. pida leimos: Dueº•ºae aqui el sueño eterno D. Pamdn de Albornoz, ñfurid de Comunidad. Y más abaj4á.guiea de escúdo, ostentaba un cayado en campo de galos. El GYrculo Canseraador presenta-

ba en lápida nueva la aiguiento

inscripción: La Unión censeº•s4dora de Matairc.haaubido al limbo. Murió de feto. Cansados ya de recorrer aque-

llw ciudad de los muertos, que era un inmenso cementerio de las vi-vos, dirigimonos fiacia la puerta, y allí, en una calle adornada do árboles, cuyas hojas secsa comen-zaban áalfombrar el suelo, depa-rónos la casualidad un hermoso panteón, todo de piedra berroque-ña: Aqui yace Turi, àfwnat da lo ínismo.

Y qúieimos salir del cementerio. Mas ¿cómo hacerlo, sin abandonar la población?

Y con el alma enferma de dolor, seguimos aún hoy contemplando Data hermosa ciudad, convertida en inmenso panteón; mientras allá arriba, colgado de lo alto, lee campanas que doblan á muerto parece. que traen á lamente de los vivos la virgiliano eaclama-eión: ¡Han parre sepultos!

IAy, perdonad á los muertos!

. NEGRURAS En nuestro último número dába-

mos cuenta de la calda de Silvela, del nuevo ministerio militar, y nos parecía sale acontecimiento .evi-dente síntoma del descrédito y frac caso del. partido do la unión con-aervadora. Sentíamos tristeza al pénaar en lo que. viene y en lo que se va. De un lado el partido silve-liata descompuesto á fuerza de equivocaciones y torpezas de su jefe. Y para consuelo, vefamoe en puerta al Sr. Sagsata, el que per-dió todo nuestro imperio colouial, el de la paz vergonzosa de Par[s, el de lee grandes promesas y crue-les realidades, y el que, en fln, reos tiene preparado,aL Sr, Tari, para que gobierne á este desgraciado pueblo de Elche. ¡Oh! ¡aciago des-tino el nuestro! ¡desdicha grande la da esta España, cada vez más empobrecida y mal mirada de la Europa culta!

Esta semana hay más negruras en el horizonte. Los carlistas haº iniciado una sublevación en Bada-lona. Se anuncia otra vez una nüe, va guarra civil, que acabarla , de hacer gírense nuestra sagrada y querida nacionalidad. Las monta-flas de Çataluña se han manchado estos d[$s ya de sangre. ¿Podrá este gobierno, sin fé en la liber-tadsofocar esta nueva sublevacióº do los , pai•tidariós de D. Carlos2 ¿Despertará el espirito liberal en esta masa inerte y fria que cons-tituye en loa Rctualea momentos el grao pueblo español? ¿Hay espo-ranaa en un país que ha visto im-pasible Cómo se perdían sin com-bate Cuba, Puerto Rico y Filipj-nas? ¿Puede estar la salvación, en que vuelva al poder eI Sr, Sagasta

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EL Y ÜEBLO DÉ ELCHE . .. .: , — -

que autorizó nuestro último son rojo? ¿Y Paraíso, el reputado fa-bricante de espejos de Zaragoza, que acaba de ver en Cádiz la dis-cordia entre sus devotos, amena-zándo~e ya unos á otros con las varas do medir?

Es muy negra la realidad: No hay más que una esperanza: una nueva resurrección del pueblo. En momentos tan angustiosos como cate. renació á nueva vida el alío 8 para vencer á Napoleón, el año 20 para humillará k ornando VII, el affo 68 para destrohar á Isabel II,

Pero ahora, ;dónde Detén Daoiz y Velarde't ¿dónde el comandante Riego? ¿dónde el general PrimT

¡No tenemos caudillos, no tene-mos hombres de Eetsdo, no tene-mos jefes y apenas tenemos pa-tria)

!Quiera Dios que un rey o de luz rompa estas negruras que nos ro-dean!

No perdamos la esperanza.

u.

INSTANCIA Del legajo de nuestro archiva

aseamos la quo arregl'aàa al len-guaje de nuestra época, diría:

98ÑOII.

Las moradores del poblado de vúestro seidorlo, con el aeatamien-to que comovaeailoa os deben, di-bm: Que en.énaueño, viereºcorrer cómo por cíela cinematográfica mte aú:magín, algunos siglos del paasáo y del venir. `?imos que El-dhe Formaba parte del Reino de 3lurcia, pertenaoiente a} rey Mu-hamad-be`a•Aben~Hud: Quaéstase eoñtotfa sil Príncipe de Castiha, Don Alonso: Quq éste entregaba nuestro pueblo en feudo á su her-mano el infante D. Manuel: Que se sublevaron loa moros de Murcia, protegidos por Ben-Alhama, rey da ~Qratatda: Qne~ hbn JaimeF de Aragón rendía á aqúellos, apod0-rándoae de su reino que devolvía á aa yerno D. Alonso: Que éste en-tregaba nuevamente Elche en juro da heredad á suhermano DonMa-nuelc Que de éste pasaba á su hijo DonJuan Manuel, estando todavía bajo la tutoría do su madre Doña Beatriz: Que de este, y por consi-guiente, de lu corona de Castilla, pasaba á la de Aragón, que cedía Don Jalme'II: Que date lo daba en señorío al Infante Don Ramon Be-renguer: Quo de date iba á su so-brino el Infante ]Son Juan, hijo de Alonso IV: Que de P,ste pasaba á Dbn Pedro IV: Que éste lo donaba al infante Don Martín: Que éste lo empegaba á Baróelona: Que éste se posesionaba de él por medio de au representante Dou Bernardo de Reqúeseita: Quo los hijos de Elche ae redimían con sus propias bienes durante el reºnado de D. Juan II: Que el hijo de éste, Don Fernan-do, casaba con Doffa Isabel, her-mana yheredera de Enrique IV, y se refundían en alíe cabezas las co-ronas de Castilla y León y Ara-góh, ypor conquista la de Nava-rra: Que Elr;he s0 donaba á Doga Isabel, y ósea cedía su seflorío á Don (}atierre de Cárdenas: Quo pertenecía también despees á Don Dingo de Cárdenas hasta que el señorío ae perd[a en el reinado de Carlos V: Que ae dictaban en 6 de Agosto de 1811, 3 deMayo de 1883, y 2G de Agosto de 1837, leyes de abolición de soflorios, y que todo, en fin, ae empleaba en constituir la unidad del poder y de la legis-lación en España, y se dictaban

leyes de carácter y obaervanci general, entre ellas, una de 14 d Septiembre de 1882, llamada d Enjuiciamiento criminal, en cuya artículos 101 y siguiente, ae pre venla que da todo dedito ó falta na c!a accion penal para castigo del cuy pable, la chal eº•a pública, y lodos lo ciudadanos espa~ioles (sin distinguí entro loa del pueblo y del campo) podrían ejercitarla son arreglo á da prescripciones de lrt ley.

Más al despertar de aquel en sueflo, y darnos á la calle, preso todavía de nuestra pesadilla, no detuvimos ante un bando que, coi fecha 6 del mes de Octubre pasa do, se habta fijado en el líense ex tgrior de la muralla que vá deadE el concejo al trinquete, y según e que, todos lea Iabitandes del earnpi están audoriutdoa para denunciar an de la autoridad do S. 1. las falla+ que observaren, comedàdas por los ga Hados por los guardas ó qor otra t

I otras personas. Entonces nos dimos cúenta de

que todo había sido un sueño: dt que no hablan llegado loa tiempot y las cosas al eataLo en que nexo tres las hablamos visto: ' de qµe nos hallábamos todavía á últimos del siglo xt, cuando la semilla sembrada en nuestro suela comen zó á fractificar como antes lo ha-bia hecho en Francia y Alemania, produciendo el feudalismo con nin-guna de sus ventajas, pera con to-dos au9 inconveúientes: de que te nlamos aeffor, siquiera se llamara 'Don Sebastián Canales, y el fuero que nos rigiere fuera au absoluUx voluntad. Perdonadnos,seffor,gne au~ue en sueños hayamos creído ver épocas más prósperas que la presente, y leyes más equitativas y justas que las que os dicta vues-tro- criterio, y os rogamos que, pava de los sueflos nb ae debe ha-cer baso, no lo hagais vos tampo-co y hal;sis extensiva á los habi-tantes de ]s población la merced que por'aqueí bando concedlateís á los.del campo.

En Elche, sin fecha.

(Es casi cppia). Los Dfscor,os.

~ ,

PROSA CLÁSICA ¿Qué dijera el selior Amadts, al

tal oyera? Pero, á buen, seguro que 81'te perdonara, porquefué 01 más humilde y cgrtés caballero de,au tiempo, y demás grande ampara-dor de lea doncellas; mas tal te pudiera haber sido qqe no te fuera bien tollo, que nò todos son corta-ses ni lii0n mirados; álgunos hay follones y descomedidos: ni todos iba que se llaman caballeros lo; sonde todo en todo, que unos son de oro, otros de alquimia, y todos parecen.caballetos, pero no todos pueden Datar al toque de la piedra do laberdad: hombres. bajos. hay. que rebientan por parecer caballe-ros; y caballeros altos. .hay que parece que á pgsta muer0ñ por parecer hombres bajos: aquéllos se levantan ó con la ambición ó con la virtud; estos ae~ abajar ó con ]a flojedad 6 con el vicio: y ea menester aprovecharnos del cono• cimiento discreto para distinguir estas dos maneras ds caballeros tan parecidos en los nombres, y tan distintos en las acciones.

Mirad, amigas: á cuatro suertes delinajea (y catadme atentas) ae pueden reducir todos los que hay en el mundo, que son datos: unos que tuvieron principios humildes, y ae fueron extendiendo y dilatan-

do hasta llegar á una suma gran-deza; otros que tuvieron prinçi-pios grandes y los fúeron conser-vando, ylos conservan y mantie-nen en el ser que comenzaron; otros que aunque tuvieron princi-pios grandes, acabaron en punta como pirámide, habiendo dismi-nuido y aniquilado au principio hasta parar er. nonada, como lo ea la punta de la'piaámide, quo ~res-pocto de au base ó asiento no es nada; otros hay, y estos son los más, que ni tuvieron principio bueno ni razonable medio, y as1 tendrán el fiñ sin nombre como el linaje de la gentó plebeya y ordi-nariá. De todo ló dicho quiero que infirais, bobas,m[as, que es gran- dula confdsión que hay entre los linajes, y que. solo aquellos pare-cen grandes y ihtstrea, que lo muestran en la virtud y en la ri• queza y lïberalidad de sus sueños. Dije virtudes, riquezas y liberali-dades, porque el grande que fuere vicioso será vicioso grande, y el rico no liberal será un avaro men-digo; que al poseedor de las rique-zas no le hace dichoso el teneflas, sino el gastarlas, y no el gastarlas como quiera, sino el saberlas bien gastar. Al caballero pobre no le queda otro camino para mostrar qua es caballero, sino el de 1'a vir-tud, siendo afable, bien ériadq, cortés, Comedido y oficioso; ito so-b0rbio, no arrogante, tío murmu-rador, ysobre todo caritativo...

CEItVANT$p

5ccciòn~ Profesional ocasiones de clientela

1.° De clientela firme.—Tres son las coyunturas para la iniciación de una clientela firme ó de secapo, á sobar: 1.a la coufiunza inapica-da,desde los últimos años de estu-dio, entre amigos y conocidos, por virtud de aplicación y aprovecha-miento notorios; 2,' la casualidad, generadora espontánea de tantas maravillas sociales, y 3." la pa• e[encia de médïco novel„ fortifica- la con oportunas y notorias mees- tras teórico-práctiçaa de capaci-lad, precedentes legítimos é indis-pensables da una temprana nom-oradla. No conozco más; pero con una mediana capacidad da apro-vecharlas. y siendo posible entre-tejerlas, paréceme bastantes. De as clientelas yracioaamende 6º•aapa-radas, lo. propio que de las;vendí-ías, nada de especial dirá. Eµ las segundas el cliente revela algo de tcémila, y - una y otra pararán en o que el médico receptor ee me-~ezca.

2.° De clientela falsa.--Nada nás expedito y rápido que la irn-~rovisaeión, honesta y todo, aun-lue no muy correctt; de una clien-ela de regadlo intenso (1), pero ex-~úeata por lo mismo á disolvorae ola de puro hidratada. He aquí la ateta: Tómense, propios ó pres-ados, unos miles de pesetas; ob-énganse toa docenas de cartas re-omendatorias ápersonas do pro; mígrese al centre populoso elegi-o por campo de cultivo intensa. Iáganse unas. primores compras e instrumental; otras de mobilia-io; tómese cuarto y servicio; con-ráteae vehículo de arrastre, y co-iíence el reparto de epístolas de resentacibn y encgmienda, En llar, desde luego, háblese algo de is cosas del d[a, mucho de enfer-

(1) Véase el número anterior.

metates y bastante más del atra-ao de la ciencia indígena y de los ' ádelantos de qua ea evangelista y saoerdote el portador. Acéptense encargos; aprovéchese toda co-yuntura de ramiflcacionea y anas-tomosis derivadas de lea carótidas recomendatorias primitivas; séase. portento de acodad; al no basta con un caballo, enganchar tronco, y por la noche surjan del cansan• cío corporal de las bestias y del espiritual de nuestro I)r. Mesías, loa máshermosos eneueffos de clien-fe'sca prosperidad...; más á los pocos meses aéonteoerá quo, do uaapsrte,lanatural ínaolvencia de unos clientes decorosamente soli-citadoa, pera que por solioi~áos se sienten protectores, con el agra-vante aristocrático de 1 ppcopen-eión á mirak cokoo prote~ido hasta aquel que ptesta dinero• Aàn inte-rés, y de otra, la enormidad del gasto y la imposibilidad da ;eba-jarlA, tlo:pens, tal su[cidio, sgelen acabar con ta eitipresa domó sca bar ciertas noblezas aludidas por Cervantes en el .Don ó~lote... en p+tada; á menos, quo el hércie apea extranjero en Espacia, á charlatán en cualquier parte del mundo..

Módico joven que algo ae esti-me, evite, por Dios, un tal fraca-so, pues aparte toda razón moral, hay dos utilitarias capaces de en-frenar al más tentado: una, que quizás habré de repetir,. y es quq, para prosperar en el camino de 10 incorrecto, se necesita eec magi~-tralmente eugéndrado á tal fin,.y otra, que si para todo la ocasit{n es calva, lo, que oa para formar clientela, Domo para bien ensaF, no suele tener más qµe un cabelle. Por lo menos, cuanto á mi conq-cer, ninguá médico que ha fraóa-sado en la, aplicación de la ex-puesta receta, ha vuelto ya eu su vida á levantar cabeza.

Dtt. LETADSEÑnt ~®

Politiquilla Cuando lee barbQai...

Y no solamente de tµ v~seip@, sino que también. do tu pariente y hermano en Matáis.

Echalas á remgjttr, porque se-gún leemos y segun noticias de autorizado origen, ha sido suspen-so por el gobe;aadgr civil de la provincia, en el elje;çicio de au cargo, el alcalde de Aepe. La pus-pensióp hasido decretada por des-obediencia á la autoridad nada menos. Figúrate tú,, no gnereq, ia-gcesar ese alcalde fondq álguno por el çontingegte provincial, d posar da las órdenes que el gober-tºgdar lq, había dado! La resolución del gobernador

díceae que es unánimemente aplau-dida. Nuestro querido colega y buen amigo El Graduador de Ali-cante entiende, y entiende muy bien, que lo qqe ae 6a hecho con el alcalde de Aspase hará con los que estén en el mismo vaso. Por-que dice, y dFce muy bien, qua 6 se tira de la cuerda para todos ó para ninguno:

Seffalea son estas de la decaden-cia política del Sr. Mataia inieia{ia de un modo alarmante .desde que el-general Linares se encargó del lino'eum que el general PolavieJa quería poner en la capitanía gene-ral deffiadri~para preservarse de la húmedad. or lo visto no gger(a quo se le oxidara la espada de Pa-raffaque al general cristiano.

Lo qué por lo visto se olida de segúro es el acta da diputado del

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. EL PC7EBL0 DE •ELCHE

Sr. Mataix;-eí~teno volverá ápes-oar en el sto revuelto de nuestras cenagosas elecciones.

É1 diácürso dé Mataix En el Teatro Circo de Alicante

se ha celebrado un mitin para ¢so del Tiro ~lúciònàl (¡dúliento tirò les vamos á dar... saos á uos-otros!)¡y en esa reunión ha pro-nunciado un discurso nuestro dipu-tado el Sr. Mataix; Al cual en pe-riodos rimbombantes ee acreditó de tirador y al mismo tiempo de fresco, por las frescuras que dijo. Vean ustedes; entre otras cosca dijo: <,,,la historia de Espafla está plagada de çµ®ntiras y ha llegado_ á crear batallas ganadas que no oxistiaroü• (como la elección de Mataix, por ejemplo, que tampoco ae ganó más que en lá imaginación revuelta del caciquismo falsifica-dor de sélas)'.

<...y es preciso que termine esa Pelea educación que venimos dan-do al pueblo eapaflol, hablándole de Numancia y de Sagunto y de los conquistadores del Perú y de MAjico y de nuestras luchas homA-ricas de Flandes.. (Y de los héroes de Paraflaque, y de la regenera-ción por Polavieja prometida).

<...mientras vemos perder im-pasibles nuestras posesiones sin averiguarlas causas de nuestros úiléBgtY`As; cuando estamos gober-nados por los mismos hombres á quienes no se esige la responsabi-lidad de aquellas pérdidas=. (Y ¿t~ué hace el Sr. Mataiz en el Con-greso que no, pide esas responsa-bilidades y nd cumjtle sus debereá de hombre de conciencia y de es-pañol' pdtribtico7 (Mucho fóllage ee sale para una guerra, 8r. Ma-ta~!)

Continúa el 9r. Mataiz entre ~jyrnadat aplaurar de los del Tiro na-cional(pero ¿qué-aplaudían setos llïáü'brésih

<En Grecia (¡quA erudición!), en las Repúblicas antiguas (¡quA pi-co!), un derecho barbero (¡quó bar-baridsdl)arrojaba de la ciudad or-ganizada el miembro inutil (¡ta-pal)Hoy un derecho que supone-mos mas ezpansivo, siquiera al-gunas veces sea mas falso, los mi• ma (¿A los miembros inútilee?), loe encubre (!eso, eso!) y les da como nuevos Neptunos(debieran de ser vuloanos) las riendas de la misma nd`etónquaperdieron porsuimpe-riéig...

<El púeblo está todavía amodo-rrado (pues si no l0 e3tuviera, ¿có-mo es posible que fuera usted di-putado, Sr. Mataix2), aun duerme, porque:no se le dice lo que puede y lo que debe Aeperar; y esto es principalmente deber de nosotros los hombres públicos (¡viva tu ma-ra y tu publicidad!) Eatamoa ya en el caso de lanzar el grito célebre de los Almogávares: ¡Deaperta fe-rrol...x (¡Basta, basta! iNo quere-mos ver más, ni oír mas, ni saber mas del discurso del Sr. Mataiz! Con lo copiado pueden ver nuea-troalectores hasta dónde llega la despreocupación y la frescura de catos señoras diputados por gene-ración expontánea.

dQuo oadis, Mataix)

Bl Contador municipal .

Ahora sl que vá de veras, por-que aquello de Legido parece que fue broma.

j~a tenemos Contador de fondos municipales!

Y... tan fondos! Ha llagado ya, como decimos en

otro lugar. Y nosotros desde que ha llogndo

nos devanamos los casos pregun-

tándonos,¿quó contará este sañcu? ¡Como no cuenta cuentos) Porque lo que es eh la Alcaldía,

posos dineros habrá para coºter.

Casas de Elche ¡Más vale así!

Persona que por su cargo está bien enterada, nos dice que los pe-ritos llamados á dar au parecer acerca de la mesa encontrada en los altos del cafA de la Corredera, aseguraron en sus declaraciònea que ósta es de ]ae hechas 'para ju-gar al monte.

Conste así en bierí de la forma-lidad de los referidos peritos con-sultados. Pero conste también que conforme lo dijimos nosotros lo oímos de labios: autorizados, antes de_que ae prestara ninguna decla-ración. En éstas consta lo contrario.

Nosotros nos alegramos de ello y decimos: ¡Más vale así)

]Bien venido!

Ha llegado á Elche el Contados de fondos municipales, D. Antonio Alcaide.

P{eèfbánnestra bienvenida.

Cuento

Un albañil borracho cayóse de un tercer piso. Recogióronle me-dio muerto, Ileváronle, para cu-rarle, á una farmacia vecina y, actea de nada, acercaron á sus la-bios un vaso de agua.

—Señores,—dijo el borracho.—¿De qué piso tiene que caerse uno para que le ofrezcan un vaso de vino?

Éso decimos- nosotros: ¿De qué modo hemos de preguntar por el gimnasio del Colegio y por el nom-bre de los profesores de las clases da adorno, para que nos contesten?

Dsnza macabra

Loe municipales danzan que ea un primor. Todos loa dise son ca-rasnuevas y nuevos cuerpos los que lucen las gorras y los unifor-mes y las alpargatas, y manos nuevas las que empuñan el sable y acarician los reooloeres municipa-les.

Muchas de esas caras y de esos cuerpos no sou de Elche vienen de fuera, son forastlehos. lE.r qua no hay aquí quien quiera ser yya mu-nicipal2 ¿Tea mal lea váA ¿Es que aquí ya nos conocemoa7

Seiier, ¿qué pasará con el càrgo cae del municipio, para que así cambien diariamente de personal? Noa aseguran que todo este baile se debe á cierta combina que ae trae cierta personalidad. Procura-remos enterarnos, al es quo ya no lo estamos, y daremos de nuestras pesquisas parte ó todo á nueatroa lectores.

Por lo que hasta ahora nos di-cen, resulta algo pornográfico, y, por lo mismo, triste en demasía es-te baile de los lta~ee empleados. Parócenos oír, al compás de sus movimientos, el chocar da los hue-sos dei esqueleto regenerador y la voz cavernosa que, retumbando en la bóveda de su calavera, parece salir do las profundidaflea de una rtumba, con todast las tristezas dantescas .del Lasciate oqa{ rpo- ranas.

En fin, que este baile municipal simula á noéatros ojos una verda-dera datlza macabra.

Los carlistas

Leemos en loa pe15ádicos de Va-lencia que se han visto documAn-

~ tde impresos de la brigada carlia-ta de Alicante, y qúe en esta pro-vincia, en la parte conocida pór la Marina, se encuentra una perso-nalidad carlista valenciana de sig-

_nificaçión militar y de posiciótl holgada..Çon el citado jefe partís- ron de Vaténcia, según ae dice, unos veinte indivldtios bieíi unifor-mados ycon variedad de armas, todas ellas de sistemas modernos.

Dicen también que esta partida de La Marina, pronta á alzarse, Meas temo segutrdo á un-carlista muy conocido en,aquella comarca.

Én Elche están tranquitos los carliatag. No se ha conürmada lo que ae habla dicho esta semana de que los carlistas más caracteriza-dos de Elche habían'comido juntos en una finca de este campo, asis-tiendo á la reunió❑ tres sacérdo-iés~, brindándose por Carlos VII.

Hubo comida y vivas, pero fué una reunido particular que en'na-da ae relaciona con el carlismo.

¡Respiremoel Y no hay que ocu-parse de eso.

Por ahora, gracias á Dios, están lejos loa carlistas sublevados, posa de Eiche á Cataluña, hay bastan- tea kilometres.

Teatro Llorente

Eljueves, 1.° de Noviembre, se puso en escena el drama en tres actos y en prosa del ezcelentlaimo Sr. D. Josó Echegaray, <Silencio de muerte.

Pocas palabras diremos acerca ~é la ejecución, porque si au❑ en obras de poco estudió suele ser de-fectuosa, 1aFde los estrenos ❑o ha de e$traBaiÍse que se resintiese de algún descuido ]a primera repre-aentación de un drama en que figu• can .personajes dificilísimos, lo btlál kumen`ta lee dificultades de un acertado desempeño.

A pesar de esto, los señores que tomaron parte en la obra, estuvie-ron bien en el desempeñodesus pa-pelea, sobresaliendo la Srta. Ron-da, que obtuvo infinidad de aplau-sos, y ]a Srta. Alvarez, que oum• plió como buena.

l;l público salió tontee Isinjo, y creemos que la Compañia verá re-compensados sus desvelos por el ézitq alcanzado.en dicha obra.

Vista noche se pondrá en escena la comedia en tres actos, titulada <EL octavo no mentir.; y para final, la hermosa producción de loe hermanos Alvarez Quintero, que tan justos premios están al-canzando en Madrid, titulada <La reja*.

Registro Oivil

Segunda quincena de Ocdubre

NACIMIENT09

Antonia Esclapóz Mora, Ramón Coves Mora, Juan Garcla Vicente, ➢Iargarita Orte Asencio, Geróni-mo Boix Agulló, Andrés Jaén Ca-no, b[anuela Pomares Ruiz, Geró-nimo Sempere Marco, Manuel Po-mares Llorens,ManuelaQuilosCea-taño, Rafael ~iavarro Sanchez, Antonio Gopzalvez Pomares,Fran-cieco Oliver Pascual, Asunción Pa-rroe Maefá, Teresa Antón- Ibarra, María Soriaºo Maeiá, Manuela (jo-me2 Brufál, Franciscò Baltasar, Vicente Pastor Más, Victoriano Galiano y Antón, Vicente Vicente Irles, Jaime Boi% Maten,

➢larte

Pastor Mogica, Juan Mora Sepul-cre, Vicente Maciá Vives.

MATRIMONIOa

Jaime Ceva con María Roca, An-

tomo Más con Franníaca Ibarra. Gerónimo Agulló con Teresa Ruiz, Antonio Gonzálbez con Remedios 1rar1, Francisco Jaón con Antonia Maten, Gérónimo Antón con En-earnación Almela, Jaime Sanasno co❑ Antonia Parras, Matías Qui-]lón con Elena Alonso, Jaime Pe-rez con Encarnación Guilló,

DEF[iNOIONEa

Teresa Maciá Martínez, JosAfa Esclapóz Guilló, María Coves Mi-ralles, Francisco Javier Ascencio González, Antodio MàrttnAz `Mo-lina, Vicente Bariz Ferrer, a-rita. Torres $cotona, Manue ' Ma-ciá Martlaez, Francisca Itiateú'To-rrea, Alejandro Garcla Lopez, Paecuala Alicer Moltó, Antonio Blanco Morón, bolòres Garcla Si-mó, Baltasar Navarro Sanchez.

Fallecitnientoe

En la noche del último jueves fallecieron en Elche, nuestro. que-rido amigo D. José Pomares Botl, peraona.honradisímà, y la señora de nuestro buen amigo D. Josó Antón Pomares, Dofla Joaquina Ruiz.

Reciban las respectivas familias de loa queridos muertos, nuestro más sentido pósame. iDescanaen en paz!

Lástimas

Por consecuencia de las últimas peraietentea lluvias, so han hundi-do algunas casas de campo en la partida rural de la Marina. Los ve-cinos damnificados piensan elevar respetuosainstancia A los poderes públicos, en demanda de algún so-corro que les remedie en algo da las pórdidas sufridas. Nunca como en la ocasión ~preseilte %podrán nquallos usar con más justicia de sus caritativas atribuciones.

Oíroulo Obrero Illioitar:so

Esta tarde á las tres se celebra-rá una reunión en el local n lerceo del Circulo Obrero Illicitano, con el objeto de que varios señores in-vitados ásete acto, convengan la forma y ❑eche de cada semau:i que han de eapltcar diferentes asignaturas.

Aplaudimos con entusiasmo to-dò lo que se haga parn procurnr la mayor cultura del proletariado. Y serla de lamentar que en vista de recientes disgúatoa y actos' pb?íti-cos ocurridos en este importante centro, la reunión de esta tarde no fuera todo lo numerosa que es de desear. Pero la Comisión de Ins-trucción que fiche la atención de invitar á varios señores de Elche para ezplicar asignaturas, no de-be eztrañar la ausencia de algu-nos invitados, porque le consta que catos, lejos de merecer las simpatías de la presidencia del Circulo, no son tratados por esta, dentro del local de ]a sociedad ¢on la consideración que se merecen. Y la Comisión indicada debió te• ner en cuenta estas .cosas, antes de entender las invitaciónes, para no poner eu el caso á nadie de que se le tache injustamente de desa-~ento.

Con este motivo, insistimos en nuestra advertencia á los socios del Circulo Obrero, de que de$en conseguir que la. direcofón dr#la Sociedad no esté en manòs de per-sona de marcado carácter polítiço, y que, como el actual presidente, lleve toda su representación teri-nista dentro de• la .sociedad. El presidente del Círculo; el ea pollti-ca (qua esto no es ningún pecado mortal), debe dejarse la política á la puerta del loca! del Circulo, y

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1,iL Plf1a;BLC1 $~ ELI;HL

dentro no debe ser más que un obrero, empleando todas sus ener-gías, todas, todas, en lo que se ro-flera al progreso de una sociedad de trabajadores, que como ol Cír-culo Obrero de Elche hemos aplau-dido ycelebrado siempre con des-interés ysinceridad.

No hay que dudarlo, la política en el Círculo Obrero es un mal, que sino se evita, impedirá su en-grandocimiento y proporcionará muchos disgustos.

Nada, nada de política. Se trata de una sociedad do socorros rnú-tuos, de una asociación de traba-jadores ynada más.

Esto hemos siempre y acto deci-mos, porque en conciencia así creemos que debe ser.

Y conste que no estamos apasio-nados contra nadie.

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