Tresmontant.Antropología genética

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ANTROPOLOGA GENTICA1ANTROPOLOGA GENTICAClaude TresmontantCual es el destino del hombre segn el cristianismohttp://www.efjc.com/documents/Antropoligiagenetica%20dos%20columnas.docSegn el cristianismo, el hombre es un animal, que apareci, (eso lo sabemos ahora por las ciencias de la naturaleza) al trmino actual de la evolucin csmica, fsica y biolgica, hace slo unos cincuenta mil aos, si pensamos en el homo sapiens. y este animal, que acaba de nacer, est llamado, segn el cristianismo, a un destino transcendente, propiamente sobrenatural: La participacin eterna en la misma vida de Dios. Es sta la definicin del hombre segn el cristianismo. Sabemos que los paleontlogos distinguen varias etapas en el proceso de hominizacin, etapas marcadas por la aparicin, primero de los diversos australopitecos, despus, de los arcntropos (pitecntropo, sinntropo, atlntropo, etc.), luego, de los paleontropos (hombre de Neanderthal y otros) y, finalmente, de los nentropos (homo sapiens moderno y fsil). Entre todos los seres aparecidos a lo largo de este proceso de antropognesis, cul es verdaderamente un hombre? Es una cuestin de definicin, y dicha definicin implica necesariamente una dosis de arbitrariedad, si nos atenemos a los datos empricos. Se puede definir al hombre como el ser capaz de fabricar utensilios, o de hacer fuego. Se puede decidir que hay hombre a partir de cierto grado de cefalizacin. Para el telogo, hay hombre desde que aparece un animal que es capax Dei, capaz, por creacin y por constitucin, de entrar en relacin con el Ser absoluto, e invitado a un destino propiamente sobrenatural. El telogo, lo mismo que el paleontlogo, no sabe cundo apareci este ser. Pero lo que sabe es que llamar hombre al ser que sea capaz de un destino sobrenatural. Es una cuestin de definicin, pero esta definicin afecta al mismo ser del hombre. Aunque la aptitud para un destino sobrenatural no es fosilizable, no puede someterse a los anlisis empricos. Se somete a otro tipo de anlisis, filosfico y metafsico. Volveremos a hablar de ello. Ese animal est en rgimen de paso: paso del orden animal al orden constituido por la misma vida divina. Es un animal, por lo tanto, que ni ahora ni en los orgenes nunca ha tenido el estado de naturaleza pura. Est en rgimen de paso del orden natural, creado -el orden csmico, fsico y biolgico- al orden sobrenatural, in-creado: la participacin en la vida divina. Segn el cristianismo, este animal que es el hombre, est esencialmente inacabado. Lo est fsica, biolgica, psicolgica e intelectualmente. Pero lo est de un modo todava ms radical porque ha sido invitado, llamado, desde su creacin, a una transformacin radical, a una metamorfosis. Se conocen los fenmenos y procesos de metamorfosis en varias especies animales, por ejemplo, los renacuajos, que son las larvas de los jvenes batracios, o las crislidas, las ninfas de los lepidpteros. En el renacuajo, por ejemplo, todo el organismo sufre una transformacin radical; el intestino y el aparato circulatorio experimentan grandes cambios vinculados a la desaparicin del aparato branquial. Prdida de rganos: prdida de vrtebras, de la cola, de los rganos laterales y de las branquias. En realidad, todo el proceso de la ontognesis, o embriognesis, es un proceso que implica transformaciones, metamorfosis. Al cabo de unas semanas de estar en el vientre de la madre, el feto humano tiene tambin la apariencia de un renacuajo, y algo que se parece a las branquias. Segn el cristianismo, el hombre es precisamente un animal que se halla ahora en rgimen de embriognesis, continua, y llamado a transformaciones radicales, a metamorfosis, no fsica, como en el caso de las larvas de batracios, sino ontolgica y espiritual. Una larva de batracio, si perteneciera a la Unin racionalista, podra sostener ms o menos este punto de vista, en una hipottica discusin con una larva bergsoniana: Yo slo creo lo que veo. Somos larvas, tenemos tal o cual estructura anatmica, tal o cual fisiologa. Lo que es, es lo que era y lo que ser. Tu historia de una transformacin a la que estaramos llamados, tu historia de metamorfosis, pertenece a la mstica, al obscurantismo, a la mentalidad prelgica. Por otra parte, ningn renacuajo ha visto jams esta transformacin, esta metamorfosis de la que hablas. El racionalismo consiste en sostener que, somos renacuajos y que siempre lo seremos. El renacuajo bergsoniano podra responder ms o menos as: Presta atencin, amigo. Lo que actualmente viene dado en tu experiencia no es lo que hay de ms profundo en nosotros. Estamos efectivamente llamados a una transformacin, a una metamorfosis, y no te lo digo sin tener buenas razones. Pues estamos programados para esta transformaci6n y esta metamorfosis. Los procesos de transformacin y metamorfosis estn previstos e inscritos en nuestro patrimonio gentico. La transformacin radical a que estamos llamados (que es nuestro nico destino) est inscrita fsicamente en nuestra naturaleza. No confundas racionalismo con fijismo. El futuro nos reserva sorpresas, porque el futuro es siempre, en la historia de la naturaleza, ms rico que el pasado. El futuro es esencialmente imprevisible, y te equivocas al condenar a priori esta novedad en nombre del pasado. No s exactamente en qu nos convertiremos, y, como t, no recuerdo haber visto nunca este ser nuevo al que estamos destinados a convertirnos. Pero s que la llamada a esa transformacin est inscrita en mis genes y en mi inconsciente biolgico. Llamar irracional todo lo que es nuevo, es una actitud que, desde el punto de vista lgico, no puede sostenerse. El vicio de cierto racionalismo, o pretendido racionalismo, es juzgar la realidad sencillamente de acuerdo con lo que hoy aparenta, y no ahondar ms para discernir lo que puede llegar a ser y que est ya programado en su fondo. Es desconocer la dimensin gen tica de lo real, es fijismo. Segn el cristianismo, el hombre actual es al hombre que viene, al hombre que se est gestando, algo as como lo que es la larva en relacin con el animal que ha sufrido ya las transformaciones a que est llamado por su misma constitucin. La diferencia est en que, en el orden zoolgico y por lo que se refiere a las metamorfosis observables por el naturalista, se trata de transformaciones fsicas, anatmicas y fisiolgicas, y, sin duda, tambin psicolgicas. En cuanto al hombre, Se trata de una transformacin que le hace pasar del orden biolgico y psicolgico a otro orden, que est ante nosotros, y que los telogos llaman sobrenatural, queriendo decir con ello que el hombre tiene acceso, por medio del paso a dicho orden, a la vida del mismo Dios. No es cuestin de intentar imaginar qu puede ser ese orden nuevo a que estamos destinados, por la sencilla razn de que la imaginacin siempre procede recomponiendo representaciones antiguas. Ahora bien, por lo que se refiere a ese orden a que estamos llamados, no hay repre- sentacin antigua ni actual que valga. Es importante recordar que si sabemos que estamos invitados, llamados, a una transformacin radical, a una metamorfosis, a un destino propiamente sobrenatural e imprevisibleteniendo en cuenta slo el pasado, si lo sabemos, es porque el mismo Creador nos lo ha dicho, nos ha comunicado esa ciencia de nuestro futuro. Pero el hecho de la revelacin no es una cuestin de creencia o de fe en el sentido contemporneo del trmino. El hecho que Dios mismo ha comunicado una ciencia a la humanidad en ese pueblo embrionario que es el pueblo hebreo, es un hecho experimental que la inteligencia humana, si lo desea, puede verificar. Dicho de otro modo: si el cristianismo ensea que estamos llamados a una transformacin, a una metamorfosis, a un destino propiamente sobrenatural, no lo afirma en el aire. Lo dice porque tiene razones para pensarlo, razones que pueden ser verificadas por cualquiera que lo desee. Y no todo acaba aqu. No slo este destino y finalidad sobrenatural son enseados por Dios mismo, el Creador, sino que estn inscritos, de cierto modo, en nuestro ser desde su misma creacin. En lenguaje moderno, estamos programados por constitucin para ese destino sobrenatural; es decir: si sondeamos lo profundo del hombre, hallamos que el hombre est trabajado, lo sepa no, sea consciente de ello o no, por un deseo natural, congnito, indestructible, de un destino que es precisamente el que ensea la teologa. El filsofo y el psiclogo pueden darse cuenta de ello si analizan a fondo lo que sucede en el hombre. Ms adelante volveremos a hablar de esto, al abordar la doctrina del inconsciente en los msticos cristianos. La idea de una transformacin radical, de una metamorfosis, de un nuevo nacimiento, de un paso del orden fsico, biolgico y psicolgico, a otro orden ulterior y superior, es enseada por numerosos textos en los libros de la Nueva Alianza ( Nuevo Testamento ). Por ejemplo, Jn 1, 12: A cuantos lo recibieron (a l, ellogos que es la luz creadora), les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. stos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de voluntad humana, sino de Dios. Este texto significa que los hombres que reciben la enseanza creadora que proviene de Dios, o la informacin creadora que procede de Dios, stos nacen de nuevo, o de una manera nueva, no como la primera vez a partir de operaciones biolgicas y fisiolgicas, sino por medio de un nacimiento nuevo, obra del mismo Dios, por el cual el hombre se convierte en hijo de Dios. Es un nacimiento nuevo, una nueva creacin. Destaquemos de paso que en esta perspectiva el hombre puede llegar a ser hijo de Dios. No lo era en el origen. No lo era por naturaleza o constitucin o creacin. Puede llegar a serIo, si recibe la enseanza creadora que viene de Dios, el logos que es a la vez vida, luz, ciencia y pensamiento. No ramos hijos de Dios. Estamos llamados, invitados, a llegado a ser por adopcin. No lo ramos por naturaleza, sino que estamos invitados a llegado a ser por gracia. No se dice que nosotros ramos hijos de Dios en el pasado, y que perdimos dicha condicin. Est escrito en este texto que estamos invitados, si queremos, ahora y en el futuro, a convertirnos en hijos de Dios por medio de un nacimiento nuevo. Hay, pues, una diferencia fundamental en relacin con la perspectiva gnstica, segn la cual tuvimos en el origen una condicin transcendente de la que fuimos despojados o precipitados. Oposicin radical entre ambos puntos de vista. Volveremos a hablar de ello. En la perspectiva gnstica hay cada y, despus, retorno a la condicin original. En la visin cristiana de la historia de la creacin hay una primera creacin y, luego, un nuevo nacimiento, pero no un retorno a los orgenes. Otro texto del mismo libro atribuido a cierto Juan pone en escena al rabino galileo Yesha en una discusin con un telogo judo perteneciente al partido de la estricta observancia y, en cierto sentido, a la teologa de vanguardia, ya que la teologa de los fariseos admita un des- arrollo de la revelacin que era rechazado por el partido de los saduceos. He aqu el clebre dilogo: Haba un fariseo llamado Nicodemo, magistrado judo. ste fue a ver a Yosha de noche y le dijo: Rabbi, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro, porque nadie puede hacer los signos que t haces si Dios no est con l. Yesha le contest: Te lo aseguro, el que no nazca de arriba (o de nuevo) no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le pregunta: Cmo puede nacer un hombre siendo viejo? Acaso puede por segunda vez entrar en el viente de su madre y nacer ? . Ms adelante, en lo que nos queda de esta conversacin entre ambos telogos judos, Yesha aade: Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del espritu es espritu. No te extraes de que te haya dicho: Tenis que nacer de arriba (o de nuevo) . Lo que nace de la carne es carne puede traducirse as en lenguaje moderno: lo que pertenece al orden fsico, biolgico, psicolgico, lo que nace en este orden y de este orden, no puede por sus solas fuerzas acceder a un orden diferente y transcendente. San Pablo, antes del autor -sea cual fuere -del cuarto Evangelio, fue el terico de esta metamorfosis, de esta transformacin, de este nuevo nacimiento a que el hombre esta llamado: Como vimos, en la primera carta de Pablo a los cristianos de Corinto, hay un pasaje en que Pablo dice: El hombre psquico (psykhikos anthropos; es decir, el hombre que pertenece nicamente al orden fsico, biolgico y psicolgico, el hombre que slo es animal) no acepta lo que proviene del espritu de Dios, le parece una locura; y no puede captarlo porque hay que enjuiciarlo con criterios espirituales... (1 Cor 2, 14). Un poco ms adelante, en la misma carta, Pablo aade: Por mi parte, no pude hablaros como a espirituales (pkeumatikos) sino como a carnales, (sarkikois) como a ninos en Cristo. Por eso los alimente con leche, no con comida slida, porque no estabais para ms. Por supuesto, ni tampoco ahora, que sois todava carnales. Mientras haya entre vosotros rivalidad y discordia, no es que sois todava carnales y que procedis como gente cualquiera? (1 Cor 3, 1-3 ). Lo que, en el texto anterior, Pablo llamaba el hombre psykhikos es decir, el hombre perteneciente al orden psico-biolgico o psico-fisiolgico, el hombre animal, aqu lo llama sarkikos es decir, carnal, que es exactamente sinnimo de la expresin precedente. El hombre psquico y el hombre carnal son lo mismo. Es el hombre que es slo hombre, que todava no ha realizado la transformacin que le har pasar a otro orden, llamado por Pablo espiritual (pneu-matikon) en un sentido tcnico y preciso: el orden en que el hombre est en comunicacin con el espritu de Dios, o con Dios que es espritu. Por otra parte, la expresin: No es que sois todava carnales (sarkikoi)?, queda explicitada por la otra expresin: y que procedis como gente cualquiera? . Lo que Pablo llama el orden de la carne es el orden humano antes de la transformacin a que el hombre est llamado. Tambin se destaca en este texto que Pablo distingue los nios y los adultos en Cristo. Los nios no pueden tolerar la comida de los adultos. Veremos cma. esa doctrina de un desarrollo, de un paso de la edad infantil a la edad adulta, se vuelve a encontrar en los grandes maestros de la teologa mstica, por ejemplo Juan de la Cruz. Hay una ciencia rudimentaria, adaptada a los principiantes en Cristo, y luego una ciencia para los ms adelantados en la transformacin. Ms adelante, en la misma carta dirigida a los cristianos de Corinto, Pablo vuelve a hablar del tema: Ahora conocemos de un modo parcial. ..Cuando venga lo perfecion gentica O lo acabado (to teleion) lo que es parcial ser abolido. Cuando yo era nio, hablaba como un nio, tena la mentalidad de nio, discurra como un nio; cuando me hice un hombre, acab con las nieras. Porque ahora vemos en un espejo, de un modo analgico. Ms tarde {cuando venga el fin) veremos cara a cara. Ahora conozco parcialmente. Cuando venga el fin, conocer como he sido conocido (1 Cor 13, 9-13 ). Tambin en la misma carta a los cristianos de Corinto, Pablo explica cmo el primer hombre -o la primera humanidad- fue creado animal, es decir, psquico, puesto que el vocablo latino anima es la traduccin del griego psykhe cmo la primera humanidad estaba en una condicin animal, y cmo lo espiritual, en el sentido tcnico que el trmino adquiere en Pablo, viene al final. El hombre es un animal llamado a convertirse en espiritual, o sea, participante del espritu que es Dios, o de Dios que es espritu. Pero primero es animal -es la primera creacin -, y slo llegar a ser espiritual al trmino de la obra de Dios, es decir, ahora cuando el mismo Dios ha venido a vivir entre nosotros para hacernos participes de su propia vida. Pablo escribe esto contra los gnsticos que, ya en su tiempo, profesaban justamente lo contrario, a saber, que la primera humanidad, o el primer hombre, haban sido creados espirituales, transcendentes, de condicin divina, y que, despus, como Consecuencia de una cada, el protio- anthropo) el hombre original -que la gnosis juda que es la cbala llamar adam kadmon) en hebreo, adam hariskhon -, ese primer hombre cay en la materia, en la existencia corporal. La existencia corporal, animal, en la perspectiva gnstica sera el resultado de una cada, un estado segundo y no primero. Contra el esquema gnstico, Pablo dice, citando la Biblia hebrea en su traduccin griega: As est escrito: el.primer hombre (adam, en el texto hebreo) fue un ser "? animado. y Pablo anade: El hombre ultimo, el hombre final o terminal, ser un espritu de vida. No es primero lo espiritual, sino lo animal (psykhikon) lo espiritu ( pneumatikon) viene despues. El primer hombre salio de la tierra, es terreno. La segunda humanidad procede del cielo (o naci del cielo, ek ouranou). Lo mismo que hemos llevado la imagen del terreno, llevaremos tambin la imagen del celestial. Quiero decir, hermanos, que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios,-ni hay lugar para las fuerzas de descomposicion-. Les enseno un secreto (myterion): no todos moriremos, pero todos seremos cambiados, transformados... (1 Cor 15, 45-51). En este texto Pablo ensea formalmente que el hombre, o la humanidad, est llamada a una transformacin fundamental que la har pasar del orden Pscobiolgco (lo psykhikon) al orden espiritual (lo pneumatikon). En el plan de la creacin, el hombre fue creado animal en primer lugar, es decir, perteneciente al orden psicobiolgico, y ulteriormente, en una etapa posterior de la creacin, fue llamado a una transformacin que har de l un ser capaz de entrar en el reino de Dios en arameo: mala) o sea, en vida de Dios. El orden psicobiolgico, que Pablo dice utilizando una expresin hebrea (basar wedi) en su traduccin griega, la carne y la sangre, no puede, en cuanto tal, entrar en la economa de la vida de Dios, simplemente porque Dios es espritu. El orden fsico y biolgico no entrar, tal cual es, en la economa de la duracin futura, la duracin eterna que es la vida de Dios. Es necesario, por lo tanto, que el hombre sufra una transformacin, y la sufriremos todos, tanto si estamos ya muertos como si todava vivos en el ltimo da. De todas formas, hay que sufrir esta transformacin para entrar en el reino de Dios, transformacin que nos hace pasar de la condicin animal a una condicin nueva, de otro orden, que Pablo llama espiritual (pneumatikon). En una carta que Pablo escribe a la comunidad cristiana de Roma hacia los aos 57-58, explica que el hombre viejo (o el hombre antiguo) tiene que morir para que nazca el hombre nuevo: No sabis que los que por el bautismo nos incorporamos al Cristo Yesha, fuimos incorporados a su muerte? Por el bautismo fuimos sepultados con l en la muerte, para que as como Cristo ha despertado de entre los muertos por la gloria del Padre (es decir, de Dios), as tambin nosotros andemos en vida nueva. Sabiendo que nuestro hombre viejo (hoplaios hemon anthropos) ha sido con-crucificado (con Cristo). .. (Rom 6, 3-4.6). Volveremos a encontrar ms adelante la doctrina de muerte expresada en este texto, cuando abordemos a s misma la cuestin de saber cmo comprenden la muerte los msticos cristianos y qu entienden por ella. Veremos tambin cmo esa doctrina adquiere todo su sentido cuando se estudia la funcin de la ascesis en el desarrollo y transformacin del hombre. Notemos simplemente a la oposicin entre el hombre viejo) la humanidad vieja y la humanidad nueva) tal como se formula en el texto. La encontramos formulada de otra manera, tambin en la carta de Pablo a la comunidad cristiana de Roma: la oposicin entre el hombre interior) que es el hombre espiritual, el hombre nuevo que se est formando en otros, y el hombre exterior, que es el hombre antiguo hombre animal que se est corrompiendo: Me encuentro con la ley (ho nomos) traduccin del hebreo torah de Dios, en mi interior ( o por lo que se refiere al hombre interior). Pero percibo en mi cuerpo una ley diferente que guerrea contra la ley que aprueba mi razn, y me vuelvo prisionero de la ley del pecado. .. (Rom 7, 22-23 ). Pablo advierte aqu que el hombre interior, que est formando, el hombre nuevo o hombre espiritu: complace en la ley creadora de Dios, que como normativa conduce a la libertad, o, ms sencillamente, se convierte en el designio creador de Dios sobre el hombre, por el hombre antiguo, el hombre viejo, est condicionado con lo que llamaramos en nuestro lenguaje de hoy programaciones antiguas, que entran en conflicto con la norma creadora que el mismo Dios propone en el movimiento del profetismo hebreo. Ello no significa que esas programaciones antiguas, transmitidas genticamente, e inscritas en nuestro paleoencfalo, sean malas en s mismas. Desempearon su funcin biolgica en la historia anterior de la vida. Pero el hombre es precisamente un animal invitado a ir ms lejos, a superar las viejas programaciones. Algunos ejemplos: las programaciones viejas, que datan por lo menos del principio del reino de los mamferos, nos mandan responder a la agresin por medio de la agresin. Aquel, cuyas enseanzas estn consignadas en los Evangelios sinpticos y en el cuarto Evangelio, nos ensea una nueva norma, una nueva programacin, original, paradjica: no responder a la agresin con la agresin, sino responder a la agresin con la creacin, como lo hace el mismo Creador increado; dicho de otro modo: convertirse en co-operador del Creador yendo en el sentido del crecimiento y del desarrollo del ser, y no en el sentido de la destruccin de los seres. Otro ejemplo: las viejas programaciones que dirigen nuestra conducta poltica y que constituyen el fondo de nuestro inconsciente (el inconsciente ms antiguo no es el que ha sido reprimido), esas viejas programaciones nos recomiendan la defensa del territorio, la defensa de la propiedad, la sumisin servil a los jeques, a los Fhrer o a los duci, la mstica del jefe que hallamos en tantas sociedades animales, con sus rituales de sumisin. El maestro Galileo que vino a ensear la nueva programacin no tena territorio propio. Ni siquiera tena un lugar donde reclinar la cabeza. Expresa, intencionalmente, renunci a todo uso de la propiedad, y recomend adrede no atesorar, no acumular, no preocuparse por el futuro. Finalmente, ante las autoridades polticas y militares profes una indepenciencia, marc una distancia, por no decir una desenvoltura que es totalmente incompatible con lo que exigen los regmenes tirnicos, tanto de derecha como de izquierda. Ense explcitamente una nueva programacin, una nueva norma, que, en efecto, entra en conflicto con las viejas programaciones inscritas en nuestro cerebro antiguo desde que el hombre existe, programaciones que haban sido elaboradas mucho antes de la aparicin del hombre). En la misma carta a los cristianos de Roma, Pablo dice: Los que viven segn la carne (kata sarka; entendamos: segn el orden antiguo, segn las viejas normas biolgicas y psicolgicas de la humanidad vieja) piensan de acuerdo con la carne ( entendamos: piensan y actan segn las modalidades de la existencia biolgica y psicolgica antigua). Los que viven segn el espritu (es decir, segn el hombre nuevo que ha nacido, no de la carne, sino de Dios) piensan las cosas del espritu ( o de acuerdo con el espritu). El pensamiento (o la mentalidad) de la carne es la muerte. El pensamiento ( o la mentalidad) del espritu es vida y paz. Por eso, el pensamiento (o la mentalidad) de la carne es rebelarse contra Dios; no slo no se somete a la ley de Dios, ni siquiera lo puede. Los que estn (que viven) en la carne ( o sea, segn el orden biolgico antiguo) no pueden agradar a Dios. Pero vosotros no estis en la carne (no vivs segn las modalidades biolgicas y psicolgicas antiguas), sino en el espritu, ya que el espritu de Dios habita en vosotros... (Rom 8, 5-9). En resumen, para Pablo hay dos suertes de pensamiento, dos maneras de pensar, dos tipos de mentalidad: el pensamiento o la mentalidad de la humanidad vieja, que vive segn las programaciones animales, agravadas por el hecho de que el hombre es un animal capaz de conciencia refleja y, por ello, de pervertir las programaciones naturales, capaz, por ejemplo, de torturar, cosa que no hacen el tigre ni el len; y, despus, el pensamiento o la mentalidad de la humanidad nueva, la que vive segn el espritu, es decir, que recibe la informacin comunicada por el espritu de Dios, o por Dios que es espritu. Ello constituye dos especies de humanidad, cuyos pensamientos, objetivos, finalidad, manera de ser no son los mismos: la humanidad antigua y la humanidad nueva. El pensamiento, o la mentalidad, de la carne -dice Pablo- es la muerte. Qu significa esto? Trataremos de examinar ms adelante en qu consiste la doctrina de los msticos cristianos acerca del inconsciente. Pero advirtamos ya ahora que, para Pablo, existe en el hombre viejo, o sea en cada uno de nosotros antes de nuestro nuevo nacimiento, un pensamiento que se dirige hacia la muerte, primero la nuestra y luego, sin duda, tambin la de los dems. El orden biolgico y psicolgico, antiguo, el orden animal que nos constituye en primer lugar, no es capaz, por s mismo y por s solo, de conseguir la vida eterna. Desde que accede a la conciencia refleja, slo es capaz de llegar a aquella tristeza segn la carne, de que habla Pablo en otra de sus cartas, tristeza que tan bien han expresado varias filosofas modernas que profesan que el hombre es un ser-para-la-muerte, Sein zum Tode, o sea, segn su pensamiento, para la nada. Para Pablo, slo el hombre nuevo, el hombre creado de nuevo, el que vive segn el espritu -el espritu de Dios, claro est -, slo este hombre nuevo es capaz de esperar la vida eterna, y tambin de amar a los seres creados. La enfermedad mortal del hombre antiguo es la desesperacin. Slo es capaz de pensar en la muerte, en la suya y en la de los dems. Slo es capaz de producir la muerte, la suya y la de los dems, por el asesinato y por el suicidio. Sin embargo, se presenta una dificultad ante la perspectiva que nos abre el pensamiento de Pablo. Si, para usar el lenguaje moderno, las programaciones viejas son obra del Creador nico, tal como exige el monotesmo, cmo comprender que haya un conflicto tal entre las viejas programaciones y la voluntad actual de Dios, conflicto tan profundo que, segn Pablo, los que viven segn las modalidades de la humanidad vieja (la carne), no pueden agradar a Dios? Estn en rgimen de hostilidad en relacin con Dios el Creador. No hay en esta perspectiva algo que nos inclina hacia el dualismo de Marcin o de Mani, quienes profesaban que el creador del mundo fsico, de los cuerpos y del mundo animal, es el principio malo? No lo creemos. Primero, hay que tener en cuenta la perspectiva gentica. Lo que era bueno para las especies animales antiguas, lo que era bueno y necesario para los prehomnidos y quiz tambin para la humanidad que emerga progresivamente de la animalidad, no es necesariamente bueno para la humanidad de hoy y de maana, si justamente el hombre es un animal llamado aun destino ulterior, y por ello a superar su condicin animal presente. Lo que es malo, no son las viejas programaciones; lo es detenerse, fijarse, agarrarse a ellas, lo mismo que lo malo no es la psicologa infantil sino permanecer en ella cuando se tienen cincuenta aos. Lo malo no es ser gusano. Lo es rechazar la transformacin por la cual el gu- sano se convierte en mariposa. Por otra parte, y tal como ya hemos dicho, el hecho de que el hombre es un animal capaz de conocimiento reflejo, a causa de su neocrtex, introdujo en la economa biolgica de la existencia de dicho ser un factor nuevo, como subray al fin de su vida el paleontlogo francs Pierre Teilhard de Chardin. El paso de la reflexin, como l deca, provoca una mutacin, en todos los sentidos, para bien y para mal. El hombre es un animal capaz de hacer metafsica, de componer msica, de pintar y de esculpir, pero tambin es un animal capaz de matar a los seres que pertenecen a su misma especie y de torturarlos. Es una grave injuria a las bestias salvajes hablar de la bestialidad de ciertos hombres, ya que los animales salvajesjams han cometido los horrores que cometen hoy, en pleno siglo xx, las naciones que ingenuamente creamos civilizadas. Un tigre o un len se sentiran deshonrados si hicieran lo que hacen los especialistas del interrogatorio en diversas naciones modernas, y ni la leona ni la tigresa, matan a sus pequeos, ni reclaman a la Seguridad social el reembolso del asesinato. En lo que Pablo llama el hombre viejo o la carne, sin duda hay que distinguir, por una parte, lo que hemos llamado las programaciones viejas, las programaciones transmitidas genticamente e inscritas en el paleoencfalo, y, luego, lo que la humanidad ha hecho de s misma desde que existe, lo que ha aadido, lo que ha pervertido y desnaturalizado. Todo esto es lo que constituye, en el pensamiento de Pablo, el hombre viejo. Est lo innato, y luego est lo adquirido, que se ha transmitido de generacin en generacin. En una segunda carta escrita por Pablo a los cristianos de Corinto (por lo menos la segunda de las que se conservan), y que data sin duda del ao 57, Pablo dice: Aunque nuestro hombre exterior ( ho exo hemon anthropos) va decayendo, nuestro hombre interior (ho eso) se renueva de da en da... (2 Cor 4, 16). He aqu la concepcin cristiana del envejecimiento y de la muerte. Hay algo que se corrompe y envejece en nosotros (segundo principio de la termodinmica): es el hombre viejo o el hombre exterior. Pero se va formando en nosotros un nuevo ser, que naci con el bautismo, y este ser contina creciendo y renovndose hasta la muerte inclusive, la cual no significa la nada. En nosotros hay simultneamente, hablando en lenguaje moderno, crecimiento de la antropa y crecimiento de la informacin. En nosotros se forma un ser que est llamado a la vida eterna y que ser capaz de ella cuando haya alcanzado la talla suficiente. El envejecimiento externo es correlativo a la renovacin interna. La desesperacin del hombre viejo que muere es atemperada por el jbilo del hombre nuevo que est naciendo y se est formando. Esto no se encuentra en Heidegger. Y Pablo, en la misma carta, aade: De manera que el que est en Cristo, es una criatura nueva (kaine ktisis). Lo viejo (el viejo orden de cosas) ha pasado; mirad, existe algo nuevo (2 Cor 5, 17). La ltima frase es, sin duda, una reminiscencia del texto de un profeta que tom parte en el exilio de los judos a Babilonia, y que deca: No recordis lo de antao, no pensis en lo antiguo; mirad que realizo algo nuevo; ya est brotando, no lo notis? (Is 43, 18). Es Cristo, es decir, el Verbo encarnado, o sea, Dios que vino entre nosotros asumiendo al hombre en la unidad de una persona, quien ha fundado la nueva creacin, la humanidad nueva capaz de participar en la vida eterna de Dios. Por esto l es la clula madre, el germen, de este organismo espiritual que es el reino de Dios: la humanidad informada por el Verbo de Dios. El que est en Cristo, enraizado en Cristo o injertado en l, el que de l recibe el pensamiento y la vida que procede de Dios, es efectivamente una creacin nueva. Pablo lo llama el hombre nuevo. En la carta que escribi, hacia el ao 57, a los cristianos de Galacia, Pablo vincula su doctrina de las edades del hombre a una doctrina general de las edades de la humanidad, es decir, a una filosofa de la historia: Quiero decir: mientras el heredero es menor de edad, en nada se diferencia de un esclavo, pues, aunque es dueo de todo, lo tienen bajo tutores y administradores. Igual nosotros, cuando ramos menores estbamos esclavizados por los elementos del mundo Pero cuando lleg la plenitud del tiempo, Dios envi a su hijo, nacido de mujer, sometido a la ley (la ley juda, la torah) para rescatar (es decir, liberar) a los que estaban sometidos a la ley, para que recibisemos la adopcin filial. y la prueba de que sois (ahora) hijos es que Dios envi a vuestros corazones ( o sea, a vuestras inteligencias, sentido hebreo de leb) el espritu de su hijo, que grita: Abba! , o sea: Padre! De modo que ya no eres esclavo, sino hijo, y s eres heredero por obra de Dios. En este texto, Pablo expone cmo la humanidad fue primero esclavizada a los elementos del mundo. Entonces -dice Pablo en el versculo siguiente -no conocais a Dios, y erais esclavos de seres que por su naturaleza no son dioses (Gl 4,8). La humanidad pas de la idolatra al monotesmo, y luego, cuando lleg la plenitud del tiempo, cuando la humanidad madur para recibir esta visita y acogerla, Dios envi a su propio hijo nacido de mujer, nacido en el judasmo y sometido, por tanto, a la ley juda. Por medio de l, recibimos la adopcin filial. Llegamos a ser lo que no ramos por naturaleza: hijos de Dios. Llegamos a ser por gracia lo que el Hijo, es decir, el Logos encarnado, es por naturaleza. Y recibimos el espritu del Hijo, que tambin es el espritu de Dios, y podemos llamar a Dios con el nombre que utilizaba Yesha, la palabra aramea abba, que significa padre, en un sentido familiar e ntimo. Podemos llamar a Dios padre tal como el mismo Yesha llamaba , a Dios su padre. La filiacin y la adopcin se sitan, pues, al trmino de la obra de Dios, y no en sus comienzos. Esto concuerda con lo que vimos antes: el espritu se da al final. El hombre fue creado primero psquico, y slo al final se convierte en espiritua1; o sea, participante del Espritu, que es el esrpritu Santo. Pablo nos presenta, por lo tanto, en este texto una perspectiva gentica y progresiva para el conjunto de la humanidad, para la historia humana. En la misma carta a los Glatas, Pablo vuelve a formular su doctrina de la creacin nueva: No es la circuncisin ni la no circuncisin lo que importa, sino (el hecho de ser) creacin nueva, kaine k tisis (Gl 6, 16). No hay que creer, por lo tanto, que la vida mstica, en el sentido entendido por Pablo y los msticos cristianos posteriores, sea una especialidad reservada a algunos excntricos, a una casta de privilegiados. La vida mstica, es decir, la transformacin del hombre, su paso de la animalidad a la participacin en la vida divina, es el nico destino de todo hombre, tanto si lo sabe como si no. Esta vida mstica empieza realmente desde el momento en que el hombre, a sabiendas o sin saberlo, es trabajado por el Espritu santo, o sea, por el espritu de Dios o por Dios que es espritu. Es lo que Pablo dice en su carta a los cristianos de Roma: Los que son llevados, conducidos, por el espritu de Dios, son hijos de Dios. No habis recibido un espritu de esclavitud (o de servilismo) para caer en el temor; recibisteis un espritu de adopcin, que nos permite gritar: Abba!, que quiere decir (en arameo): Padre! Este mismo espritu atestigua junto con nuestro espritu que somos HIJOS de DIOS. SI somos HIJOS, somos tambin herederos; herederos de Dios, coherederos con Cristo; y el compartir sus sufrimientos es seal de que compartiremos tambin su gloria (Rom 8, 14-17) : La vida mstica es la comunicacin al hombre, por Dios, del Espritu santo, o sea, el espritu de Dios, tanto si el hombre lo sabe como si no. Volveremos a encontrar esta cuestin al abordar la doctrina del inconsciente. La comunicacin del Espritu santo al hombre es el principio de la vida nueva a que el hombre est llamado. Y por eso Pablo puede hablar de las arras del espritu: Deposit las arras del espritu en nuestros corazones (2 Cor 1, 22; 5, 5). Dicho de otro modo, la vida mstica, la dimensin mstica o sobrenatural, normalmente forma parte del hombre tal como existe en concreto. Una antropologa completa, integra, debe tenerlo en cuenta, y una antropologa que no quiere observarlo o descubrirlo es una antropologa mutilada, decapitada. En las cartas escritas al final de su vida, entre los aos 61 y 63, Pablo vuelve a tratar y a desarrollar su doctrina de la humanidad nueva. En la carta a los cristianos de feso, Pablo dice que Cristo Jess rene las partes dispersas de la humanidad, Israel y las naciones paganas, para crear una humanidad nueva, o un hombre nuevo, kainlon anthropon (Ef 2, 15). Ms adelante, en la misma carta, Pablo explica cmo los santos deben alcanzar la talla del hombre adulto o perfecto (eis andra teleion), la talla de la plenitud de Cristo, para no continuar siendo nios pequeos (Ef 4, 13 ). Despus, Pablo escribe a los cristianos de feso: No vivis ni os conduzcis como los paganos, con la cabeza vaca, con el pensamiento a oscuras y ajenos a la vida de Dios, a causa de su ignorancia. No es as como conocisteis a Cristo. Aprendisteis a despojaros de vuestro antiguo modo de ser y de actuar: el hombre viejo que se corrompe; a cambiar vuestra actitud mental, y a revestiros del hombre nuevo (ton kainon anthropon), creado a imagen de Dios... (Ef 4, 17-24). Expresiones semejantes en la carta a los Colosenses: Os despojasteis del hombre viejo ( ton pala ion anthropon) y de su manera de obrar, y os vestisteis del nuevo ( ton neon ) , que por el conocimiento se va renovando a imagen de su Creador; y aqu no hay ms griego ni judo, circunciso ni incircunciso, no hay ms extranjero, brbaro, esclavo ni libre: no, lo es todo y para todos Cristo. .. (Col 3, 9-11). Pablo propone una perspectiva gen tica para toda la humanidad en su desarrollo histrico, y para cada uno de nosotros. En lenguaje biolgico: desde el punto de vista de la filognesis, y desde el punto de vista de la ontognesis. La perspectiva gentica que ensea san Pablo fue a menudo meditada por los padres, griegos y latinos, y par- ticularmente por san Ireneo de Lyn, el cual explica que Dios no poda, no a causa de s mismo sino a causa de las condiciones del ser creado, crear al hombre acabado, perfecto (teleion) desde el principio, y de golpe. El hombre tena que ser creado incompleto, para poder crecer y desarrollarse progresivamente, y hacer el aprendizaje de hombre. La creacin implica necesariamente unas etapas, unos momentos. Las cosas no pueden hacerse de golpe, sobre todo en lo que atae al hombre, que est llamado a un destino transcendente. Ireneo recoge y desarrolla el pensamiento de Pablo, a partir de los textos que hemos citado. La vida mstica, o sea, la transformacin del hombre, la nueva creacin, es efectuada y realizada por el mismo Dios, que se une al hombre en la unidad de una persona, en el Verbo encarnado. La vida mstica es la transformacin del hombre. Es la comunicacin, por parte de Dios, al hombre, de una informacin creadora. El mismo Logos de Dios se comunica al hombre. El hombre realiza esta transformacin si se conforma a Cristo) el Verbo encarnado, no por medio de una imitacin simplemente externa, sino por una conformacin interna que renueva totalmente su ser. Transformacin, informacin, conformacin, y tambin metamorfosis: es una familia de palabras que vamos a encontrar en los maestros de la mstica cristiana. Constantemente las leemos en santo Toms de Aquino, y tambin en san Juan de la Cruz. El lenguaje de la teora de la informacin se adapta espontneamente a la exposicin de la doctrina de la creacin, y tambin de esa creacin nueva que es la vida mstica. Los doctores cristianos no esperaron el siglo xx para utilizarlo. En su carta a los cristianos de Roma, Pablo dice: Porque (Dios) los conoci primero, y los predestin (a llegar a ser) conformes (symmorphous) a la imagen de su Hijo, de modo que ste (el Hijo) fuera el mayor de una multitud de hermanos... (Rom 8, 29-30). El Verbo encarnado es el primognito de la nueva creacin, o de la humanidad nueva. Nosotros participamos en el rgimen de esa nueva creacin si nos hacemos conformes, interiormente en nuestro ser, al Verbo encarnado, que Pablo llama el Hijo. En la misma carta a los cristianos de Roma, un poco ms adelante, Pablo dice: Os lo recomiendo, hermanos. No os amoldis a los esquemas (me synskhematizesthe), a los modos, a las ideas reinantes, del mundo ste (to aioni touto), sino transformaos (metamorphousthe) por la renovacin de la inteligencia ( te anakainosei tou noos) ... (Rom 12, 2). En la segunda carta a los Corintios Pablo emplea otra vez el trmino de metamorfosis en relacin con el Verbo encarnado, del cual nos proviene la novedad de creacin: y nosotros, que llevamos todos la cara descubierta y reflejamos (como un espejo) la gloria del Seor, nos vamos transformando ( metamorphoumetha) con la asimilacin de su imagen y semejanza (ten eikona), de gloria en gloria (es decir: lo que recibimos procede de la propia gloria del Seor; y esto conduce a nuestra gloria; la metamorfosis va de la propia gloria del Seor a nuestra propia gloria); pues todo ello es obra del Seor que es espritu... (2 Cor 3, 18). Y en la carta a los Glatas, Pablo dice lo siguiente a propsito de la crisis que atravesaba la joven iglesia: Hijos mos, otra vez me causis dolores de parto, hasta que Cristo tome forma (morphosthe) en vosotros... (Gl . 4, 19). Se trata de una informacin tan profunda de la humanidad por Cristo, que puede expresarse de modo equivalente al de una formacin de Cristo en la humanidad. Ya no vivo yo, vive en m Cristo (Gl 2, 20). En la carta a los Filipenses, Pablo dice que se ha hecho (conforme) se ha conformado (symmorphizomenos) a la muerte de Cristo (Flp 3, 10). Un poco ms adelante, Pablo dice: ...aguardamos como salvador al seor Jess, el Cristo, el cual transformar (metaskhematizei) nuestro cuerpo humilde, hacindolo conforme (symmorphon) a un cuerpo glorioso... (Flp 3, 21). Para xplicar lo que es la mstica cristiana, hemos evocado la analoga de las metamorfosis biolgicas. El objeto de la mstica es operar en el hombre una meta- morfosis tal que lo conduzca de su estado presente -un ser que emerge penosamente de la animalidad- al estado a que est invitado: la participacin en la vida divina. Se trata de una verdadera transformacin d todo el ser. A ms de un lector puede haber sorprendido o chocado esta analoga de las metamorfosis. Dicha analoga se halla, extensamente desarrollada, en uno de los maestros de la vida y experiencia msticas, santa Teresa de vila, en la obra titulada Castillo interior. En ella Teresa medita largo y tendido sobre el gusano de seda y sus metamorfosis: cmo el gusano se convierte en mariposa. Teresa explica cmo esta metamorfosis, esta transformacin, implica y exige una muerte, tal como comentaremos despus con mayor detenimiento. Mas advertid mucho, hijas, que es necesario que muera el gusano, y ms a vuestra costa. Pero esta metamorfosis, esta transformacin desemboca en un ser nuevo: Cmo ayuda el Seor y transforma un alma, que no parece ella ni su figura. San Juan de la Cruz es el terico de las transformaciones necesarias para que el hombre pueda pasar de su estado presente, de su condicin presente, animal, a la condicin a que est invitado: la participacin personal en la vida divina. En toda su obra, san Juan de la Cruz recoge y desarrolla la doctrina formulada por el autor del cuarto Evangelio y por san Pablo. Juan de la Cruz Comenta el texto del cuarto Evangelio que lemos antes: Dio Poder para que puedan ser hijos de Dios, esto es, se puedan transformar en Dios solamente aquellos que no de las sangres, esto es, que no de las complexiones y composiciones naturales son nacidos, ni tampoco de la voluntad de la carne, esto es, del albedro de la habilidad y capacidad natural, ni menos de la voluntad del varn (en lo cual se incluye todo modo y manera de arbitrar y comprender con el entendimiento ), no dio Poder a ninguno de stos para poder ser hijos de Dios, sino a los que son nacidos de Dios, esto es, a los que, renaciendo por gracia, muriendo primero a todo lo que es hombre viejo, se levantan sobre s a lo sobrenatural, recibiendo de Dios la tal renacencia y filiacin, que es sobre todo lo que se puede pensar . Vemos cmo es la pura doctrina del Cuarto Evangelio y de san Pablo. Juan de la Cruz expondr extensamente en qu consiste y cmo se realiza la transformacin del alma en Dios, necesaria para que el hombre acceda a lo que los Evangelios llaman el reino de Dios, es decir, la participacin en la misma vida de Dios. Hablamos -dice Juan de la Cruz en el prlogo de Llama de amor viva - del ms perfecto grado de perfeccin a que en esta vida se puede llegar, que es la transformacin en Dios. Cul es el fin y el trmino de esta transformacin, de esta nueva creacin, que es tambin el fin y el trmino de toda la creacin, la finalidad misma del universo? Es lo que vamos a ver ahora.