Tres Ratones Ciegos - Christie Agatha

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&TRES RATONES CIEGOS Agatha Christie BTraducción: C. Peraire del Molino GUÍA DEL LECTOR ðEn un orden alfabético convencional relacionamos a continuación los principales personajes que intervienen en esta obra: BOYLE~: Señora de mediana edad, hospedada en la pensión de los Davis. CASEYd: Portera de la casa número 74 de la calle Culver. DAVIS’ (Giles): Comandante de marina retirado y dueño de una casa de huéspedes. DAVISH (Molly): Joven esposa del anterior. HOGBENN: Inspector de la policía de Berkshire. KANE*: Sargento detective. LYONj: Mujer asesinada en su domicilio de la calle Culver. METCALFV: Mayor del ejército, huésped de los Davis. PARAVICINIh: Otro de los hospedados en la pensión de los Davis. PARMINTER:: Inspector de Scotland Yard. TROTTER,: Sargento de policía. WRENd (Cristóbal): Joven, también huésped de los Davis. 0CANCIÓN INFANTIL INGLESA Three Blind Mice Three Blind Mice "See how they run See how they run HThey all run after the farmer's wife VShe cut of their tails with a carving knife TDid you ever see such a sight in your life (As Three Blind Mice? Traducción: *Tres ratones ciegos. *Tres ratones ciegos. "Ved cómo corren. "Ved cómo corren. @Van tras la mujer del granjero; Jles cortó el rabo con un trinchante. :¿Visteis nunca algo semejante ,a Tres ratones ciegos? PRÓLOGO X Hacía mucho frío, y el cielo, encapotado y gris, amenazaba nieve. Un hombre enfundado en un abrigo oscuro, con una bufanda subida hasta las orejas y el sombrero calado hasta los ojos, avanzó por la calle Culver y se detuvo ante el número 74. Apretó el timbre y lo oyó resonar en los bajos de la casa. ¦La señora Casey, que se hallaba fregando los platos muy atareada, dijo amargamente: Z-¡Maldito timbre! Nunca le deja a una en paz. |Jadeando, subió los escalones del sótano para abrir la puerta. ®El hombre, cuya silueta se recortaba contra el oscuro cielo, le preguntó con voz ronca: Page 1 ABC Amber Sony Converter, http://www.processtext.com/abcsonylrf.html

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Policiaca

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  • &TRES RATONES CIEGOS Agatha ChristieBTraduccin: C. Peraire del Molino

    GUA DEL LECTOR En un orden alfabtico convencional relacionamos a continuacin losprincipales personajes que intervienen en esta obra:

    BOYLE~: Seora de mediana edad, hospedada en la pensin de los Davis.

    CASEYd: Portera de la casa nmero 74 de la calle Culver.

    DAVIS (Giles): Comandante de marina retirado y dueo de una casa dehuspedes.

    DAVISH (Molly): Joven esposa del anterior. HOGBENN: Inspector de la polica de Berkshire. KANE*: Sargento detective. LYONj: Mujer asesinada en su domicilio de la calle Culver. METCALFV: Mayor del ejrcito, husped de los Davis. PARAVICINIh: Otro de los hospedados en la pensin de los Davis. PARMINTER:: Inspector de Scotland Yard. TROTTER,: Sargento de polica. WRENd (Cristbal): Joven, tambin husped de los Davis.

    0CANCIN INFANTIL INGLESA Three Blind Mice Three Blind Mice

    "See how they run

    See how they run HThey all run after the farmer's wifeVShe cut of their tails with a carving knifeTDid you ever see such a sight in your life (As Three Blind Mice? Traduccin: *Tres ratones ciegos. *Tres ratones ciegos. "Ved cmo corren. "Ved cmo corren. @Van tras la mujer del granjero; Jles cort el rabo con un trinchante. :Visteis nunca algo semejante,a Tres ratones ciegos?

    PRLOGO X Haca mucho fro, y el cielo, encapotado y gris, amenazaba nieve. Un hombreenfundado en un abrigo oscuro, con una bufanda subida hasta las orejas y elsombrero calado hasta los ojos, avanz por la calle Culver y se detuvo ante elnmero 74. Apret el timbre y lo oy resonar en los bajos de la casa.La seora Casey, que se hallaba fregando los platos muy atareada, dijoamargamente:Z-Maldito timbre! Nunca le deja a una en paz.|Jadeando, subi los escalones del stano para abrir la puerta.El hombre, cuya silueta se recortaba contra el oscuro cielo, le pregunt convoz ronca:

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  • "-La seora Lyon?-Segundo piso -inform la seora Casey-. Puede usted subir. Le espera?TEl hombre afirm lentamente con la cabeza.4-Oh! Bueno, suba y llame.B Le observ mientras suba la escalera, cubierta por una alfombra rada. Mstarde dijo que le haba producido una extraa impresin. Pero en aquellosmomentos slo pens que deba sufrir un fuerte resfriado que le haca temblarde aquella forma... cosa nada extraa con aquel tiempecito.Cuando el hombre lleg al primer rellano de la escalera comenz a silbarsuavemente la tonadilla de* Tres ratones ciegos.

    CAPTULO PRIMERO Molly Davis dio unos pasos hacia atrs en la carretera para admirar elletrero recin pintado de la empalizada: MONKSWELL MANOR

    "Casa de Huspedes Hizo un gesto de aprobacin. Realmente tena un aspecto muy profesional. Otal vez pudiera decirse casi

  • -Oh, lo haremos 6 nosotros. En cualquier sitio en que vivamos tendremos quehacerlo, y unas cuantas personas ms no representan mucho ms trabajo. Cuandohayamos empezado podemos hacer que venga una mujer a ayudarnos en la limpieza.Con slo cinco personas que nos pagasen siete guineas por semana... `Molly se abism en optimistas clculos mentales.F-Y adems, Giles -concluy-, sera nuestra propia casa. Con nuestrascosas. Y me parece que si no nos decidimos por esto, vamos a tardar aos enencontrar otro sitio donde vivir.h Giles tuvo que admitir que aquello era cierto. Haban pasado tan poco tiempojuntos despus de su agitado matrimonio, que ambos estaban deseosos deinstalar su hogar ya perdurable.As es que el gran experimento pas a ser puesto en prctica. Publicaronanuncios en los peridicos de la localidad y el Times Rde Londres, obteniendovarias respuestas.~ Y aquel da precisamente iba a llegar el primero de sus huspedes. Gileshaba salido temprano en el coche para tratar de adquirir varios metros dealambrada que haba pertenecido al Ejrcito y que se anunciaba en venta alotro lado del condado. Molly tuvo que ir andando hasta el pueblo para hacerlas ltimas compras. Lo nico malo era el tiempo. Durante los dos ltimos das haba sidoextremadamente fro, y ahora comenzaba a nevar. Molly apresurse por el caminomientras espesos copos se fundan sobre el impermeable y su rizoso y brillantecabello. El parte meteorolgico haba sido en extremo descorazonador: eran deesperar intensas nevadas. Pero que no se helaran las caeras. Era una lstima que fueran a salirlesmal las cosas cuando acababan de empezar. Mir su reloj. Ya ms de las cinco!Giles ya habra vuelto... y se estara preguntando por dnde andaba ella. -Tuve que volver al pueblo a comprar algunas cosas que haba olvidado -ledira."Y l preguntara:0-Ms latas de conserva?Siempre bromeando por eso; en la actualidad su despensa estaba bien provistapara casos de apuro.Y ahora, pens Molly mirando al cielo preocupada, pareca que los apuros ibana presentarse bien pronto.La casa estaba vaca. Giles an no haba regresado, Molly fue primero a lacocina, y luego subi a revisar los dormitorios recin preparados. La seoraBoyle, en la habitacin sur, la de los muebles de caoba. El mayor Metcalf, enel cuarto azul, de roble. El seor Wren, en el ala este, en el del mirador.Todos eran bonitos... y qu suerte que ta Catalina tuviera un surtido tanesplndido de ropas de cama! Molly ahuec un edredn y volvi a bajar. Eracasi de noche, y la casa le pareci de pronto muy silenciosa y vaca. Era unacasa solitaria, situada a dos millas del pueblo. A dos millas..., pens Molly,&de cualquier parte.A menudo se haba quedado sola en la casa..., pero nunca hasta aquel momentotuvo aquella sensacin de soledad.... La nieve bata blandamente contra los paneles de la ventana, produciendo unsusurro inquietante... Y si Giles no pudiera regresar?... Y si la capa denieve fuese tan espesa que no dejara avanzar el automvil? Y si tuviera quequedarse all sola... tal vez durante varios das?Contempl la cocina, grande y confortable, que pareca reclamar una cocinerarolliza que la presidiera moviendo las mandbulas rtmicamente al comerpasteles y beber t muy cargado, teniendo a un lado de la mesa a un ama dellaves entrada en aos, al otro una doncella sonrosada y enfrente una fregonaque las mirara con ojos asustados. Y en vez de eso, all estaba ella sola.Molly Davis, representando un papel que an no encontraba muy natural. Toda suvida, hasta aquel momento, pareca irreal... lo mismo que Giles. Estabarepresentando un papel, slo representando... Una sombra pas ante la ventana y Molly se sobresalt... Un desconocido se

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  • acercaba quedamente. Molly oy abrir la puerta lateral. El desconocido sedetuvo en el umbral, sacudindose la nieve antes de penetrar en aquella casavaca.6Y de pronto se tranquiliz.|-Oh, Giles! -exclam-. Cunto me alegro de que hayas vuelto!

    2 b-Hola, cario! Buen tiempecito! Cielos, estoy congelado !dGolpe el suelo con los pies y se frot las manos. Automticamente, Molly cogi el abrigo que l haba arrojado, como decostumbre, sobre el arcn de roble, y lo colg en la percha luego de sacar desus bolsillos la bufanda, un peridico, un ovillo de cordel y el correo de lamaana. Dirigindose a la cocina, dej todo aquello encima de la mesa y pusola olla sobre el fogn de gas.z-Conseguiste la alambrada? -le pregunt-. Has tardado mucho. -No era de la que yo quiero. No nos hubiera servido para nada. Y t qu hasestado haciendo? Me refiero a que no habr llegado nadie todava.P-La seora Boyle no vendr hasta maana.-Pero el mayor Metcalf y el seor Wren tendran que haber llegado hoy.-El mayor Metcalf ha enviado una postal diciendo que no podr llegar hastamaana.-Entonces a cenar slo tendremos al seor Wren. Cmo te lo imaginas? Yo comofuncionario pblico retirado.8-No, creo que es un artista.-En ese caso -repuso Giles-, ser mejor que le cobremos una semana poradelantado.-Oh, no, Giles; trae equipaje. Si no paga nos quedaremos con l. -Y si luego resulta que consiste slo en piedras envueltas en papel deperidico? La verdad es, Molly, que no tenemos la menor idea de cmo llevareste negocio. Espero que no se den cuenta de nuestra inexperiencia.Z-Seguro que la seora Boyle lo descubre -dijo FMolly-. Es de esa clase demujeres.R-Cmo lo sabes? Si an no la has visto!Molly le volvi la espalda, y extendiendo un peridico sobre la mesa fue abuscar un pedazo de queso y comenz a rallarlo.L-Qu es esto? -quiso saber su esposo.-Pues ser un exquisito pastel de queso gals -le inform-. Miga de pan ypatata chafada, y slo un poquitn Fde queso para justificar su nombre.p-Eres una cocinera estupenda -dijo Giles con admiracin.~-T crees? Slo puedo hacer una cosa a un tiempo. Es el hacer "varias a lavez, |lo que demuestra tener mucha prctica. El desayuno es lo peor. -Por qu? -Porque se junta todo... huevos con jamn... caf con leche... las tostadas.La leche se sale, o se queman las tostadas... El jamn se carboniza o loshuevos se cuecen demasiado. Hay que vigilarlo todo con la velocidad de un gatoescaldado.-Tendr que espiarte maana por la maana, sin que t te des cuenta, paracontemplar esa encarnacin del gato escaldado. -Ya hierve el agua -dijo Molly-. Quieres que llevemos la bandeja a labiblioteca y escuchemos la radio? No tardarn en dar noticias de Prensa. -Y como parece ser que vamos a pasar la mayor parte del tiempo en la cocina,veo que tendremos que instalar un aparato aqu tambin.@ -S. Qu bonitas son las cocinas! sta me encanta. Creo que es lo msbonito de la casa... con su mesa... la vajilla... y la sensacin de grandezaque da esta enorme cocina econmica... aunque, naturalmente, me alegro de notener que cocinar con ella.-Supongo que debe consumir en un da nuestra racin de combustible de todo unao... -Casi seguro. Pero piensa en las cosas que se asaban aqu... solomillos de

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  • ternera y piernas de cordero. Grandes calderos en los que se preparabamermelada casera de fresas con libras y libras de azcar. Qu poca tanagradable la victoriana... y qu cmoda! Fjate en los muebles de arriba,grandes, slidos y bastante adornados..., pero, oh!, comodsimos; ampliosarmarios para la mucha ropa que se sola tener. Y en todos los cajones, que seabren y cierran con una facilidad extraordinaria. Te acuerdas de aquel pisitomoderno que nos alquilaron? Todo se atascaba... las puertas no cerraban, y sise cerraban, luego no podan abrirse.-S, eso es lo malo de las casas modernas. Si se estropean ests perdido.L-Bueno, vamos a escuchar las noticias. Las noticias consistieron principalmente en tristes pronsticos sobre eltiempo, el acostumbrado punto muerto de los asuntos de poltica internacional,discusiones en el Parlamento y un asesinato en la calle Culver, en Paddington.4 -Bah! -dijo Molly, desconectando la radio-. Slo miseria. No voy a escucharotra vez las recomendaciones para que economicemos combustible. Qu es lo queesperan? Que nos quedemos helados? No creo que haya sido un acierto inaugurarnuestra casa de huspedes en invierno. Debimos haber esperado hasta laprimavera. -Y agreg en otro tono de voz-: Quisiera saber qu aspecto tenaesa mujer que han asesinado."-La seora Lyon?v-Se llamaba as? Me pregunto quin la asesin y por qu...z-Tal vez tuviera una fortuna escondida debajo de un ladrillo. -Cuando se dice que la polica est deseando interrogar a un hombre que sevio por la vecindad, significa ello que l es el presunto asesino?~-Por lo general creo que s. Es simplemente un modo de decirlo.jLa aguda vibracin del timbre les hizo sobresaltarse. -Es la puerta principal -dijo Giles-. Ser el asesino? -agreg a modo dechiste. f-En una comedia, desde luego, lo sera. Date prisa.-Debe de ser el seor Wren. Ahora veremos quin tiene razn, si t o yo.

    3 El seor Wren entr acompaado de un ramalazo de nieve y, todo lo que Mollypudo distinguir de su persona, desde la puerta de la biblioteca, fue susilueta recortndose contra el blanco mundo exterior. Qu parecidos son todos los hombres civilizados, pens Molly. Abrigooscuro, sombrero gris y una bufanda alrededor del cuello.h Giles cerr la puerta, mientras el seor Wren se quitaba la bufanda y elsombrero y dejaba la maleta en el suelo... todo ello sin parar de hablar.Tena una voz aguda, casi molesta, y la voz del recibidor, le revel como unhombre joven, de cabellos rubios, tostado por el sol, y los ojos claros einquietos.h -Muy malo, demasiado malo -deca-. El invierno ingls ha llegado a su puntoculminante... y hay que ser muy valiente para hacerle cara. No le parece? Hetenido un viaje terrible desde Gales. Es usted la seora Davis? Encantado!-Molly sinti su mano aprisionada en una mano huesuda-. Es completamentedistinta de como la haba imaginado. Yo me la supona como la viuda de ungeneral del Ejrcito indio... muy triste... una verdadera rinconera victoriana... y es celestial... sencillamente celestial... Tienen flores decera? O aves del paraso? Oh, este lugar me va a encantar. Tema que fuerademasiado anticuado... muy, muy... Manor. Y es maravilloso, autnticamentevictoriano. Dgame, tienen alguno de esos aparadores de caoba... de caobarojiza con grandes frutas talladas?-Pues a decir verdad -dijo Molly, casi sin aliento ante aquel torrente depalabras-, s lo tenemos.T-No! Puedo verlo en seguida? Est aqu?\ Su velocidad era desconcertante. Ya haba hecho girar el pomo de la puertadel comedor y encendido la luz. Molly le sigui consciente de la miradadesaprobadora de su marido.

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  • El seor Wren pas sus dedos largos y angulosos por el rico trabajo de talladel macizo aparador, lanzando exclamaciones apreciativas.-No tienen una gran mesa de caoba? Cmo es que han puesto todas esasmesitas pequeas?z-Pensamos que los huspedes lo preferiran as -repuso Molly.4-Querida, claro que tiene toda la razn. Me haba dejado llevar de mi amor a la poca. Claro que detener la gran mesa habra que sentar a su alrededor a la familia adecuada. Unpadre severo, con una gran barba... una madre prolfica, once nios; una torvainstitutriz y alguien llamado pobre Enriqueta... la pariente pobre que es laayuda de todos y se siente muy agradecida porque le han dado cobijo. Miren esachimenea... imagnese las llamas que lamen el hogar quemando la espalda de lapobre Enriqueta.-Le subir la maleta a la habitacin -dijo Giles-. La habitacin del alaeste?$-S -repuso Molly.El seor Wren sali al vestbulo mientras Giles suba la escalera.F-Es una cama con dosel? -pregunt.-No -repuso Giles antes de desaparecer en un recodo de la escalera.-Me parece que no voy a ser del agrado de su esposo -dijo el seor Wren-.Dnde ha estado? En la Marina? -S.( -Me lo figuraba. Son mucho menos tolerantes que en el Ejrcito y las fuerzasareas. Cunto tiempo llevan casados? Est usted muy enamorada de l?|-Tal vez desear usted subir a ver si le agrada su habitacin. -S. Perdn. He estado algo impertinente. Pero la verdad es que quierosaberlo. Quiero decir, que es interesante conocer la vida de los dems, no leparece? Me refiero a lo que sienten y piensan, no a lo que son y a lo quehacen.`-Supongo que usted es el seor Wren -dijo Molly.4El joven se qued cortado.: -Pero qu tonto...! Nunca se me ocurre aclarar las cosas primero. S, yosoy Cristbal Wren... no se ra. Mis padres eran una pareja muy romntica yesperaban que yo llegara a ser arquitecto y por eso les pareci una buena ideallamarme Cristbal... De ese modo ya tena mucho ganado.-Y es usted arquitecto? -pregunt Molly, incapaz de ocultar su regocijo., -S, lo soy -repuso el seor Wren, triunfante-. Por lo menos estoy muy cercade serlo. Todava no he terminado la carrera. Pero la verdad es que soy unbuen ejemplo de un deseo que por una vez se cumpli. Y si quiere que le digala verdad, me temo que ese nombre me servir de estorbo. Nunca llegar a serun Cristbal Wren. No obstante, los Nidos Prefabricados de Cris Wren puede quelleguen a tener fama.LGiles bajaba la escalera y Molly dijo:Z-Ahora le ensear su habitacin, seor Wren.nCuando baj al cabo de unos minutos, Giles le pregunt:Z-Bueno, le han gustado los muebles de roble?-Tena tantas ganas de dormir en una cama con dosel que le di el cuarto rosa.nGiles gru algo que terminaba en ese joven cargante. -Escchame, Giles -Molly adopt una expresin severa-. Esto no es unareunin de invitados, sino un negocio. Y te guste o no, Cristbal Wren...F-No me gusta -la interrumpi Giles.-...tienes que aguantarte. Nos paga siete guineas a la semana y eso es todolo que importa."-Si las paga, s.b-Se ha comprometido a pagarlas. Tenemos su carta.r-Y le has llevado t la maleta hasta la habitacin rosa?@-La ha llevado l, naturalmente.r -Muy galante. Pero no te hubieras cansado cargando con ella. Desde luego noes probable que est llena de piedras envueltas en papeles. Es tan ligera queme parece que debe estar vaca.

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  • T-Chist! Ah viene -dijo Molly avisndole." Cristbal Wren fue acompaado a la biblioteca que presentaba un bonitoaspecto con sus butacones y el hogar de la chimenea encendido. Molly le dijoque la cena se serva al cabo de media hora, y contestando a sus preguntas leexplic que de momento l era el nico husped.< -En este caso -dijo Cristbal-, le molestara que fuera a la cocina aayudarla? Puedo hacer una tortilla, si me lo permite -ofreci para que Mollyaccediera.As fue cmo Cristbal se meti en la cocina y luego les ayud a secar losplatos y los vasos. Molly se daba cuenta de que todo aquello no acreditaba a una casa dehuspedes formal... y a Giles no le haba gustado nada. Oh, bueno, pens Mollyantes de quedarse dormida: maana, cuando estn los dems, ser distinto.

    CAPTULO II J La maana lleg acompaada de un cielo oscuro y nieve. Giles se mostrabapreocupado, y Molly desanimada. Con aquel tiempo todo iba a resultarextremadamente difcil.: La seora Boyle lleg en el taxi de la localidad pertrechado con cadenas enlas ruedas, y el conductor le dio malas noticias sobre el estado de lacarretera.t-Vaya nevada que va a caer antes de la noche! -profetiz." Y la propia seora Boyle no contribuy a desvanecer el pesimismo reinante.Era una mujer alta, de aspecto desagradable, voz campanuda y ademanesautoritarios. Su natural agresividad se haba acrecentado con el cargo de granutilidad militar que desempe durante la guerra.N-De haber imaginado que esto no estaba en marcha, nunca se me hubieraocurrido venir -dijo-. Pens que era una Casa de Huspedes debidamenteestablecida.-No tiene por qu quedarse si no es de su agrado, seora Boyle -dijo Giles.L-No, desde luego, y no pienso hacerlo. -Tal vez prefiera que llame a un taxi, seora Boyle -continu Giles-. Lascarreteras todava no estn bloqueadas. Si es que ha habido algnmalentendido, lo mejor ser que vaya a otro sitio. -Y agreg-: Tenemos tantospedidos de habitaciones que podremos alquilar la suya sin dificultad... Porcierto que vamos a elevar el precio de la pensin.^La seora Boyle le lanz una mirada aplastante. -Desde luego que no voy a marcharse sin haber probado antes cmo es estesitio. Puede darme una toalla de bao ms grande, seora Davis? No estoyacostumbrada a secarme con un pauelo de bolsillo.vGiles hizo una mueca a Molly a espaldas de la seora Boyle.-Querido, has estado magnfico -dijo Molly-. Cmo le has parado los pies!-Las personas agresivas en seguida se amansan cuando se las trata con supropia medicina -dijo Giles.-Oh, Dios mo! -exclam Molly-. Me pregunto qu tal se llevar con CristbalWren.,-Pues mal -dijo Giles.Y desde luego, aquella misma tarde la seora Boyle le deca a Molly conevidente desagrado:8-Es un joven muy particular. El panadero con aspecto de un explorador del rtico, les trajo el pan,advirtindoles que tal vez no pudiera efectuar el prximo reparto. -Todos los caminos se estn cerrando con la nieve -les anunci-. Espero quetengan provisiones suficientes para aguantar unos das.-Oh, s! -contest Molly-- Tenemos gran cantidad de latas de conserva.Aunque ser mejor que me quede con ms harina. Recordaba vagamente que los irlandeses hacan un pan llamado de soda. En casode llegar a lo peor, tal vez ella pudiera hacerlo.El panadero tambin les trajo los peridicos, y Molly los extendi sobre la

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  • mesa de la cocina.Las noticias del extranjero haban perdido importancia. El tiempo y elasesinato de la seora Lyon ocupaban la primera pgina.Se hallaba contemplando la borrosa reproduccin del rostro de la difuntacuando la voz de Cristbal Wren dijo a sus espaldas:(-Un crimen bastante bajo, no le parece? Una mujer de aspecto tan vulgar y en semejante calle. No esverdad que tras esto puede esconderse cualquier historia?-No tengo la menor duda -dijo la seora Boyle con un bufido- de que esa mujerha tenido el fin que mereca.-Oh! -El seor Wren volvise hacia ella con fingido inters-. De modo queusted lo considera un crimen pasional, verdad?J-No he dicho nada de eso, seor Wren.$ -Pero fue estrangulada, no es as? Quisiera saber... -dijo extendiendo susmanos largas y blancas- lo que debe sentirse al estrangular a alguien.0-Por favor, seor Wren!RCristbal acercse a ella bajando la voz.-Ha pensado usted, seora Boyle, lo que debe experimentarse al serestrangulado?DLa seora Boyle volvi a exclamar:0-Por favor, seor Wren!HMolly ley en voz alta y apresurada: H El hombre que la polica est deseando interrogar lleva un abrigo oscuro yun sombrero claro, es de mediana estatura y se cubre el rostro con una bufandade lana. -En resumen -concluy Cristbal Wren-, tiene igual aspecto que otrocualquiera -Ri. L-S -dijo Molly-; que otro cualquiera.

    2 En su despacho de Scotland Yard, el inspector Parminter deca al sargentodetective Kane: H-Ahora recibir a esos dos obreros. -S, seor. *-Qu aspecto tienen?-De clase humilde, pero decentes, y reacciones bastante lentas. Parecenformales.F-Bien -dijo el inspector Parminter. Y dos hombres vestidos con sus mejores trajes y muy nerviosos fueronintroducidos en el despacho. Parminter les clasific de una sola ojeada. Eraun experto en conseguir tranquilizar a la gente.H -De modo que ustedes creen tener algunas informaciones que pudieran sertiles en el caso Lyon -les dijo-. Han sido muy amables al venir. Sintense.Quieren fumar?TAguard a que encendieran los cigarrillos.2-Hace un tiempo terrible. -Cierto, seor.N-Bien, ahora... veamos de qu se trata.Los dos hombres se miraron azorados al ver llegado el momento difcil dehacer el relato.F-Veamos, Joe -dijo el ms grandote..Y Joe comenz a hablar.^-Ocurri as, sabe. No tenamos ni una cerilla. -Dnde fue eso?-En la calle Jarman... Estamos trabajando en la calzada... en lasconducciones de gas. El inspector Parminter asinti con la cabeza. Ms tarde pasara a detallarexactamente el tiempo y el lugar. La calle Jarman se hallaba cerca de la calleCulver, donde se registr la tragedia.

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  • -No tenan ustedes ni una cerilla -repiti para animarle a continuar.& -No. Haba terminado mi caja y el encendedor de Bill no quiso funcionar, asque le dije a un sujeto que pasaba: Podra darnos una cerilla, seor? Nocrea que entonces hiciera nada de particular. Slo pasaba por all... comomuchos otros... y se me ocurri pedrsela a l.6Parminter asinti de nuevo.-Bueno; nos dio una caja, sin decir nada, Bill le dijo: Qu fro!, y l selimit a contestar casi en un susurro: S, desde luego. Yo pens que debaestar muy resfriado. Llevaba la bufanda hasta las orejas. Gracias, seor,dije devolvindole sus cerillas, y se march tan de prisa que cuando me dicuenta de que le haba cado algo era ya demasiado tarde para llamarle. Erauna libretita que debi carsele del bolsillo al sacar las cerillas. Eh,mster, le grit. Se le ha cado algo. Pero, al parecer, no me oa, y atoda prisa dobl la esquina, no es cierto, Bill?h-S -repuso el aludido-, como un conejo escurridizo. -Fue en direccin a Harrow Road, y ya no pudimos alcanzarle a la velocidadque iba; de todas formas era un poquitn tarde... y total por un librito denotas..., no es lo mismo que una cartera o algo as..., tal vez no fueseimportante. Extrao sujeto, dije a Bill. El sombrero calado hasta los ojos,abrigo abrochado hasta arriba... como los ladrones de las pelculas. No escierto, Bill?4-Eso es lo que me dijiste.0 -Es curioso que lo dijera, aunque entonces no pens nada malo. Slo quetendra prisa por llegar a su casa, y no se lo reproch. Con el fro quehaca!6-Desde luego -convino Bill. -As que le dije a ste: Echemos un vistazo a esta libretita y veamos sitiene importancia. Bueno, seor, y lo hice. Slo hay un par de direcciones,dije a Bill Calle Culver, 74, y otra de un Manor de las afueras.Joe prosigui su historia con cierto gusto, ahora que haba cogido el hilo.D -Calle Culver, 74 -dije a Bill-. Esto est al volver la esquina. Cuandoterminemos el trabajo, pasamos por ah..., y entonces vi unas palabrasescritas al principio de la pgina. Qu es esto?, pregunt a Bill. Y lcogi el librito de notas y ley: Tres ratones ciegos, me dijo, y en esepreciso momento... s, en aquel mismo momento, omos una voz de mujer quegritaba: Asesino!, un par de calles ms abajo.nJoe hizo una pausa para que su relato impresionara ms. -Y le dije a Bill: Oye, ves a ver qu pasa. Y al cabo de un rato volvidiciendo que haba un montn de gente y la polica y que una mujer se habacortado la yugular o haba sido estrangulada, y que fue la patrona quien laencontr y grit llamando a la polica. Dnde ha sido?, le pregunt. En lacalle Culver. Qu nmero?, le pregunt, y me dijo que no se haba fijado.dBill carraspe, escondiendo los pies, avergonzado. -Y yo dije: Iremos a asegurarnos, y descubrimos que era el nmero 74. Talvez, dijo Bill, esa direccin de la libretita no tenga nada que ver conesto. Pero yo le contest que tal vez s , N y de todas maneras despus deconsiderarlo bien y de haber odo que la polica deseaba interrogar a unhombre que haba salido de aquella casa a aquella hora, vinimos para preguntarsi podamos ver al caballero encargado de este asunto, y estoy seguro y esperono haberle hecho perder el tiempo.-Han obrado muy bien -dijo Parminter-. Y han trado esa libretita? Gracias.Ahora...l Sus preguntas fueron precisas y profesionales. Obtuvo el lugar exacto, lahora, datos... Lo nico que no consigui fue la descripcin del hombre quehaba perdido la libretita. Pero en cambio le hicieron otra de una patronapresa de un ataque de histerismo, y de un abrigo abrochado hasta arriba, unsombrero calado hasta las orejas y un bufanda ocultando la parte baja delrostro, una voz que era slo un susurro, unas manos enguantadas. Cuando los dos hombres se hubieron marchado, permaneci contemplando aquellibrito, que dej abierto sobre la mesa... y que ira al departamento

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  • correspondiente para que comprobasen si haba en l huellas digitales. Masahora su atencin se hallaba concentrada en aquellas dos direcciones y en lalnea de letras menudas escritas al principio de la pgina.XVolvi la cabeza al entrar el sargento Kane.4-Venga, Kane, y mire esto.lKane lanz un silbido al leer por encima de su hombro:.-Tres ratones ciegos! ,Bueno, que me aspen... -S -Parminter abri un cajn y sac media hoja de papel que puso encima dela mesa junto al librito de notas, y que haba sido hallado prendido con unalfiler en las ropas de la mujer asesinada.(En el papel se lea: &ste es el primero. Y debajo un dibujo infantil de tres ratones y un fragmento de pentagrama conunas notas.FKane silb la tonadilla por debajo. -NTres ratones ciegos. Ved cmo corren...V-Muy bien. sa es la tonadilla de la firma.&-Es tonto, verdad?-S -Parminter frunci el ceo-. No hay la menor duda acerca de laidentificacin de esa mujer? -No, seor. Aqu tiene usted el informe de las huellas dactilares. La seoraLyon, como se haca llamar, era en realidad Maureen Greeg. Hace dos meses quesali de Hollaway despus de cumplir su condena.2Parminter dijo pensativo: -Fue a la calle Culver 74, hacindose pasar por Maureen Lyon. De vez encuando beba un poco y se sabe que llev a un hombre a su casa un par o tresde veces. No demostr temer a nada ni a nadie, y no hay razn para que secreyera en peligro. Este hombre llama a la puerta, pregunta por ella y lapatrona le dice que suba al segundo piso. No es capaz de describirle; dicenicamente que era de estatura mediana y al parecer un fuerte resfriado lehaba hecho perder la voz. Ella volvi a los bajos y no oy nada que lehiciera entrar en sospecha. Ni siquiera le oy salir. Diez minutos ms tardefue a subirle una taza de t a la seora Lyon y la encontr estrangulada. steno fue un asesinato fortuito, Kane. Haba sido todo cuidadosamente planeado.JHizo una pausa y agreg de improviso:-Quisiera saber cuntas casas de huspedes hay en Inglaterra que se llamenMonkswell Manor.@-Puede que slo haya una, seor.-Eso sera tener demasiada suerte. Pero avergelo. No hay tiempo que perder.Los ojos del sargento se posaron en las direcciones de la libretita. CalleCulver, 74, y Monkswell Manor. Y dijo:8-De modo que usted cree...?L-S. Y usted no? -le ataj Parminter.-Podra ser. Monkswell Manor... ahora que.., sabe que jurara que he vistoese nombre escrito en alguna parte ltimamente? -Dnde? -Eso es lo que trato de recordar... Aguarde un momento... En un peridico...ltima pgina. Aguarde... Hoteles y Casas de Huspedes... Un momento, seor...era uno atrasado. Estaba resolviendo el crucigrama...Sali corriendo de la habitacin, regresando triunfante al poco rato.8-Aqu lo tiene, seor. Mire.|El inspector sigui la direccin del dedo ndice del sargento.H-Monkswell Manor. Harplender, Berks.*Descolg el telfono.b-Pngame con la polica del condado de Berkshire.

    CAPTULO III CV on la llegada del mayor Metcalf, Monkswell Manor comenz a funcionar tan

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  • normalmente como cualquier negocio en marcha. El mayor Metcalf no resultabatan solemne como la seora Boyle, ni excntrico como Cristbal Wren. Era unhombre de mediana edad, impasible, de aspecto marcial y apuesto, que habarealizado la mayor parte de su servicio militar en la India. Parecisatisfecho con su habitacin y el mobiliario, y aunque l y la seora Boyle nose haban conocido hasta entonces, el mayor haba tenido amistad con variosprimos de aqulla, de la rama de los Yorkshire, en Poonah. Su equipaje,consistente en dos pesadas maletas de piel de cerdo, aplac todos los recelosde Giles. A decir verdad, Molly y Giles no tuvieron mucho tiempo para hacercomentarios sobre sus huspedes. Prepararon entre los dos la cena, lasirvieron, cenaron despus ellos y fregaron los platos. El mayor Metcalfelogi el caf y Giles y Molly se acostaron rendidos, pero satisfechos... paralevantarse cerca de las dos de la madrugada para atender las insistentesllamadas del timbre.-Maldita sea! -buf Giles-. Llaman a la puerta. Qu diablos...?J-Date prisa -repuso Molly-. Ve a ver.4 Dirigindole una mirada de reproche, Giles envolvise en su batn y baj laescalera. Molly le oy descorrer el cerrojo y luego un murmullo de voces en elvestbulo, e impulsada por la curiosidad sali de la cama y fue a mirar desdelo alto de la escalera. Abajo, en el recibidor, Giles ayudaba a un barbudodesconocido a sacudirse la nieve del abrigo. Varios fragmentos de suconversacin llegaron hasta ella.-Brrr! -Tiritaba el extrao-. Mis dedos estn tan helados que no los siento.Y mis pies... -Golpe el suelo con ellos.-Entre aqu -Giles le abri la puerta de la biblioteca-. Est ms caliente;ser mejor que espere mientras le preparo su habitacin. Z-He tenido mucha suerte -dijo el desconocido. Molly sigui mirando por entre los barrotes de la barandilla de la escaleray pudo ver a un anciano de barba negra y cejas mefistoflicas. Un hombre quese mova con la ligereza de un joven a pesar de las canas de sus sienes.Giles cerr la puerta de la biblioteca tras l y subi a toda prisa. Mollyabandon su puesto de observacin.2-Quin es? -quiso saber. Giles sonri. -Otro husped para nuestra Casa de Huspedes. Su coche ha volcado en lanieve. Consigui salir de l y se ha abierto camino como ha podido por lacarretera (est soplando una fuerte ventisca, escucha) y vio nuestro letrero.Dice que fue como la respuesta a una plegaria.B-Y, crees que es como es debido?-Querida, no es una noche a propsito para que anden por ah los rateros.0-Es extranjero, verdad?-S. Se llama Paravicini. Vi su cartera... Casi creo que la ense adrede...,atiborrada de billetes. Qu habitacin le damos?-El cuarto verde. Est ya dispuesto. Slo tenemos que hacer la cama.-Me imagino que tendr que dejarle un pijama. Lo ha abandonado todo en elautomvil. Dijo que tuvo que salir por la ventanilla.Molly fue en busca de sbanas, almohadas y toallas. Mientras hacan la cama atoda prisa, Giles le dijo: -La nevada es muy densa. Vamos a quedar bloqueados por la nieve ycompletamente aislados. En cierto modo resulta emocionante, no crees?-No lo s -repuso Molly preocupada-. T crees que sabr hacer pan de soda?-Pues claro que s. T entiendes mucho de cocina -le dijo su fiel marido., -Nunca he intentado hacer pan. Puede ser duro o tierno, pero es algo que noslo trae el panadero cada da. Pero si quedamos bloqueados no podr venir.-Ni l ni el carnicero, ni el cartero. No recibiremos peridicos y esprobable que se corte el telfono.-Slo nos quedar la radio para advertirnos lo que debemos hacer?L-De todas maneras, tenemos luz propia.-Debo poner en marcha el motor maana mismo. Y hay que conservar la

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  • calefaccin a toda potencia.-Me figuro que el prximo envo de carbn no llegar en unos cuantos das ynos queda muy poco. -Oh, qu contratiempo, Giles! Presiento que lo vamos a pasar muy mal. Dateprisa y trae a Para... como se llame. Yo me vuelvo a la cama. A la maana siguiente se confirmaron los pronsticos de Giles. La nievealcanz una altura de cinco pies, y el viento la arremolinaba contra la puertay ventanas. Todava segua nevando. El mundo exterior se haba vuelto blanco,silencioso, y en cierto modo... amenazador.

    2 La seora Boyle se sent a desayunar. No haba nadie ms en el comedor.Acababan de retirar de la mesa contigua el servicio del mayor Metcalf, y ladel seor Wren estaba dispuesta todava para el almuerzo. Por lo visto, uno sehaba levantado antes y el otro lo harandespus. La seora Boyle era la nica que saba que las dnueve en punto esla hora adecuada para desayunar. La seora Boyle haba terminado la excelente tortilla e iba dando cuenta delas tostadas con ayuda de sus dientes blancos y fuertes. Estaba descontenta ydefraudada. Monkswell Manor no era ni remotamente como ella lo habaimaginado. Esperaba haber podido organizar partidas de bridge con solteronasque se dejaran impresionar por su posicin social y por sus relaciones, y a las que podra insinuar la importancia y secretos de sus servicios prestadosdurante la guerra. El trmino de la guerra haba dejado a la seora Boyle anclada, como loestaba, en una playa desierta. Siempre fue una mujer activa, que hablaba sincesar de eficiencia y organizacin, lo cual haba evitado que la gente lepreguntara si era una buena y eficiente... organizadora. Las actividades deguerra le haban venido como anillo al dedo. Haba dirigido, animado ypreocupado, a decir verdad, a mucha gente sin concederse ni un minuto dedescanso. Y ahora, toda aquella vida excitada y activa haba terminado. Volvaa su vida privada y su antigua vida agitada ya no exista. Su casa, que habasido requisada por el Ejrcito, necesitaba ser reparada y pintada de arribaabajo antes de que pudiera volver a habitarla, y la dificultad de encontrarservicio la hacan insuperable. Sus amigos se haban desperdigado, y aunquealgn da encontrara su puesto de momento era cosa de dejar transcurrir eltiempo. Un Hotel o una Casa de Huspedes le pareci la mejor solucin, y poreso resolvi ir a Monkswell.BMir a su alrededor con disgusto.-Debieron haberme dicho que estaban empezando -dijo para sus adentros.h Apart el plato. En cierto modo, el hecho de que el desayuno estuvieraperfectamente preparado y servido, con buen caf y mermelada casera, lecontrariaba todava ms, ya que la privaba de un legtimo motivo de queja.Asimismo, su cama era muy cmoda, con sbanas bordadas y almohada blanda ysuave. A la seora Boyle le agradaba el confort, pero tambin el poderencontrar defectos. Y esto ltimo tal vez fuera su pasin ms arraigada. La seora Boyle, levantndose majestuosamente, sali del comedor cruzndoseen la puerta con aquel extraordinario joven de cabellos rojos, que aquellamaana luca una corbata de cuadros, verde rabioso... una corbata de lana.tAbsurda -djose la seora Boyle-. Completamente absurda.T Y el modo de mirarla aquel joven con el rabillo de aquellos ojos claros...tambin le disgustaba. Haba algo molesto..., extrao... en aquella miradaligeramente burlona.No me extraara que fuese un desequilibrado mental, continu dicindosemistress Boyle.V Y saludndole con una ligera inclinacin de cabeza, para corresponder a suextravagante reverencia, entr en el espacioso saln. Qu butacones mscmodos... sobre todo el de color de rosa! Sera mejor que les hicieracomprender desde ahora que aqulla iba a ser su butaca. Puso su labor sobre

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  • ella, a modo de seal y fue a apoyar la mano sobre los radiadores. Sus ojosbrillaron con arrogancia. Ya tena algo de qu quejarse.(Mir por la ventana. Vaya un tiempo malo... malsimo. Bueno, no se quedara mucho tiempo all...a menos que llegara ms gente y empezara a divertirse.Un montn de nieve cay desde el tejado produciendo un ruido ahogado. Laseora Boyle se estremeci.p-No -dijo en voz alta-. No me quedar mucho tiempo aqu.H Alguien ri..., risita de falsete, hacindole volver la cabeza. El jovenWren la contemplaba desde la puerta con aquella extraa expresin tancaracterstica en l.V-No -le dijo-. No creo que dure mucho aqu.

    3 t El mayor Metcalf ayudaba a Giles a quitar la nieve amontonada ante la puertaposterior. Era muy diestro en el manejo de la pala y Giles no cesaba deprodigar frases de elogio y gratitud.-Es un buen ejercicio -dijo el mayor Metcalf-. Debiera hacerse a diario. Yasabe usted que ello ayuda a conservar la lnea., De modo que el mayor era un amante del ejercicio fsico. Giles lo habatemido desde que le oy pedir que le sirviese el desayuno a las siete y media.^Como si leyera su pensamiento, Metcalf le dijo:-Su esposa ha sido muy amable al prepararme el desayuno tan temprano, ha sidoun placer poder tomar un huevo recin puesto.< Giles se haba levantado antes de las siete a causa de las exigencias de lamarcha del hotel. En compaa de Molly estuvo cociendo los huevos, preparandoel t, y arreglando el comedor y la biblioteca. Todo estaba limpio ydispuesto. Giles no pudo dejar de pensar que de haber sido un husped de supropio establecimiento, nadie le hubiera sacado de la cama en una maanasemejante hasta el ltimo momento posible. No obstante, el mayor se haba levantado, almorzando y deambulando por lacasa pletrico de energa y buscando en qu entretenerse.dBueno -pens Giles-, hay mucha nieve que quitar.Dirigile una mirada de soslayo. La verdad era que no resultaba un hombrefcil de clasificar. Reservado, de mediana edad , ~ y mirada extraa yobservadora. Un hombre que no dejaba traslucir nada. Giles se pregunt por quhabra ido a Monkswell Manor. Probablemente le acababan de licenciar y estarasin ocupacin.

    ^Y por qu todo el mundo tiene que desayunar a distinta hora? -selamentaba al ir amontonando los platos en la fregadera-. Resulta muy molesto. Una vez lavados y colocados en el escurreplatos corri a hacer las camas.Aquella maana no poda esperar la ayuda de Giles. Tena que abrir caminohasta la casita de la caldera y el gallinero. Molly hizo las camas a toda marcha y lo mejor que pudo, estirando lassbanas y remetindolas por los lados lo ms de prisa posible. Estaba barriendo el suelo de uno de los cuartos de bao cuando son eltelfono. Molly experiment primero una sensacin de contrariedad porque interrumpansu trabajo, pero luego sinti alivio al pensar que por lo menos seguafuncionando el telfono, y baj corriendo para atender la llamada. Lleg a nla biblioteca casi sin aliento y descolg el auricular. 4 El seor Paravicini apareci ms tarde. Haba tomado caf y una tostada, unfrugal desayuno europeo continental.Cuando Molly se lo sirvi, tuvo una sorpresa al verle levantarse y hacerleuna exagerada reverencia mientras le preguntaba:`-Es usted mi encantadora patrona? Me equivoco?

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  • Molly le dijo lacnicamente que estaba en lo cierto. A aquellas horas notena humor para galanteos.

    -S?nUna voz llena, con un ligero acento del pas, pregunt: $-Monkswell Manor?^-S. Aqu la Casa de Huspedes Monkswell Manor.f-Podra hablar con el comandante Davis, por favor?-Ahora no puede ponerse al aparato -dijo Molly-. Yo soy la seora Davis.Quin le llama, por favor?b-El inspector Hogben, de la polica de Berkshire.>Molly se qued sin respiracin.,-Oh, s... es..., s?| -Seora Davis, se ha presentado un asunto bastante urgente. No quiero decirmucho por telfono, pero he enviado al sargento detective Trotter a su casa ala que llegar de un momento a otro.-Pero no lo conseguir. Estamos bloqueados por la nieve... completamenteaislados. Los caminos estn intransitables.-Pero, inspector Hogben, qu... Mas ya haba cortado la comunicacin. Era evidente que Hogben, una vez dichotodo lo que tena que decir, daba por terminada al conferencia. Molly colg elauricular y volvise al mismo tiempo que se abra la puerta.H-Oh, Giles, ya ests aqu, querido!Giles traa nieve en los cabellos y la cara bastante tiznada de carbn.Pareca sudoroso. -Qu te ocurre, cario? He llenado de carbn el depsito y he entrado lea.Ahora ir al gallinero y luego a echar un vistazo a la caldera. Te parecebien? Qu es lo que pasa, Molly? Pareces asustada. -Giles, era la polica. -La polica? FEl tono de Giles expresaba asombro.p-S, nos envan un inspector, sargento, o algo parecido.B-Pero por qu? Qu hemos hecho?-No lo s. T crees que ser por aquellas dos libras de mantequilla que noshicimos traer de Irlanda?:Giles tenia el ceo fruncido.-No me habr olvidado de sacar la licencia de la radio, verdad?` -No. Est en el escritorio. Giles, la seora Bidlock me dio cinco de suscupones por mi viejo abrigo de tweed. Supongo que esto est prohibido..., peroyo lo encuentro perfectamente justo. Yo tengo un abrigo menos, as que, porqu no voy a tener los cupones? Oh, querido, qu otra cosa habremos hecho?-El otro da tuve un pequeo encontronazo con el coche... Pero fue culpa delotro. Sin la menor duda...*-Debemos haber hecho algo -gimi Molly. -Lo malo es que prcticamente todo lo que uno hace hoy en da es ilegal-dijo Giles apesadumbrado-. Por eso siempre se tiene cierta sensacin deculpabilidad. Me imagino que ser algo relacionado con el asunto de la Casa deHuspedes. Probablemente para ejercer de fondistas debe haber una serie derequisitos que observar, de los que ni siquiera tenemos idea. -Yo cre que lo nico que importaba era lo referente a la bebida. Y no hemosservido nada a nadie. Por otra parte, por qu no habramos de admitirhuspedes en nuestra propia casa de la manera que ms nos agrade?-Lo s. Parece lo ms natural, pero como te digo, hoy en da todo est ms omenos prohibido. -Oh, Dios mo! -suspir Molly-. Ojal no hubiramos emprendido este

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  • negocio! Vamos a estar varios das bloqueados por la nieve, todos se pondrnde mal humor y se comern nuestras reservas de provisiones y no s lo que serde nosotros.-Anmate, cario -repuso Giles-. Estamos pasando un mal momento, pero todo searreglar.La bes en la frente distrado y soltndola agreg en otro tono de voz:-Sabes, Molly, que, pensndolo bien, debe ser algo de bastante importanciapara que enven a un sargento a pesar de la nieve?bHizo un gesto sealando hacia el exterior y dijo:6-Debe tratarse de algo muy urgente.Se miraron perplejos y en aquel momento abrise la puerta dando paso a laseora Boyle.-Ah, est usted aqu, seor Davis! -dijo la recin llegada-. Sabe que elradiador del saln est fro como el mrmol?z-Lo siento, seora Boyle. Andamos algo escasos de carbn y...HLa seora Boyle le ataj con rudeza.H-Pago siete guineas a la semana..., siete Pguineas. Y no estoy dispuesta ahelarme.dGiles se puso como la grana y repuso escuetamente:.-Procurar remediarlo. |Cuando sali de la estancia, la seora Boyle volvise a Molly.H -Si no le molesta que se lo diga, seora Davis, creo que tiene hospedado ensu casa a un joven muy particular... Sus modales..., sus corbatas..., y nuncase peina? - Es ~un joven arquitecto, que ha hecho una gran carrera -dijo Molly.:-Le ruego me perdone, pero...D-Cristbal Wren es arquitecto y.., -Djeme hablar, mi querida joven. Naturalmente que s quin es sir CristbalWren. Era arquitecto. Fue quien construy San Pablo. -Yo me refiero a este otro Wren. Sus padres le llamaron Cristbal porqueesperaban que fuera arquitecto. Y lo es... bueno, o casi lo es.X -Hum! -gru la seora Boyle-. A m me parece esto una historia bastanteextraa. Yo de usted hara algunas averiguaciones acerca de su persona. Ques lo que sabe de l?H -Tanto como de usted, seora Boyle... es decir, que tambin me paga sieteguineas a la semana. Y en realidad eso es todo lo que necesitamos saber, nole parece? Y por lo que a m respecta, no me importa que mis huspedes megusten o... -Molly mir fijamente a la seora Boyle-, no me gusten.HLa seora Boyle enrojeci de coraje. -Es usted joven y sin experiencia y debiera agradecer los consejos dealguien que sabe ms que usted. Y qu me dice de ese extranjero? Cundo hallegado? -A medianoche.h-Vaya. Es muy curioso. No es una hora muy corriente.-Negarse a admitir a los viajeros sera ir contra la ley, seora Boyle. -Yagreg en tono menos agresivo-: Tal vez no sepa eso.-Todo lo que puedo decir es que ese Paravicini, o como se llame, me parece...-Cuidado, cuidado, querida seora...! Cuando se habla del ruin de Roma... La seora Boyle peg un salto como si acabara de ver al mismsimo diablo. Elseor Paravicini que acababa de entrar silenciosamente en la habitacin sinque ellas se dieran cuenta, ri, frotndose las manos con ademn sarcstico.-Me ha asustado usted -le dijo la seora Boyle-. No le he odo entrar. -Para eso he entrado de puntillas -repuso el seor Paravicini-. Nadie me oyenunca entrar o salir. Lo encuentro muy divertido. Algunas veces oigo cosas yeso tambin me divierte. -Y agreg en tono ms bajo-: Y nunca olvido lo queoigo.DLa seora Boyle dijo en voz dbil:r-De veras? Voy a buscar mi labor... la dej en el saln. Y sali a toda prisa. Molly se qued contemplando al seor Paravicini conexpresin ausente. l se le acerc andando a saltitos.

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  • -Mi encantadora patrona parece preocupada -y antes de que Molly pudieraevitarlo le bes en la mano-. Qu es ello, querida seora?Molly retrocedi. No estaba segura de que le agradara aquel individuo que lamiraba como un viejo stiro:-Esta maana se hace todo bastante difcil a causa de la nieve -le dijo conligereza.. -S -El seor Paravicini volvi la cabeza para mirar por la ventana-. Lanieve lo complica todo, no es cierto? O al contrario, lo hace todo muy fcil.0-No se a qu se refiere.`-No -repuso l pensativo-. Hay muchas cosas que usted ignora. Por ejemplo,me parece que no sabe gran cosa de cmo administrar y regir una casa dehuspedes..Molly alz la barbilla.-Confieso que es cierto..., pero tenemos intencin de salir adelante. -Bravo bravo!-Despus de todo -la voz de Molly demostraba una ligera ansiedad-, no soy tanmala cocinera...-Sin duda alguna es usted una cocinera encantadora -repuso el seorParavicini.nQu molestos resultan los extranjeros!, pens Molly.Tal vez mster Paravicini leyera sus pensamientos pues el caso fue que susmodales cambiaron y habl sosegado y muy serio. -Puedo darle un pequeo consejo, seora Davis? Usted y su esposo nodebieron ser tan confiados. Tienen alguna referencia de sus huspedes?-Es costumbre obtenerlas? -Molly pareci algo azorada-. Yo cre que la genteacuda... y eso bastaba. -Siempre es aconsejable saber algo de las personas que duermen bajo nuestrotecho -Se inclin par darle unos golpecitos en el hombro con aire ligeramenteamenazador-. Tmeme a m como ejemplo. Aparec a medianoche diciendo que micoche haba volcado a causa de la ventisca. Qu sabe de m? Nada en absoluto.Y tal vez tampoco sepa nada de ninguno de los otros huspedes.

    -La seora Boyle... -comenz a decir Molly, ms se detuvo al ver a la aludidaentrar en la estancia con su labor de punto en la mano.-El saln est demasiado fro. Me sentar aqu -Y se dirigi hacia lachimenea.rEl seor Paravicini se le adelant con su andar peculiar.

  • nVolvi a hablar, esta vez en tono de simple curiosidad:6-Qu es eso de la polica?Z -Han telefoneado -dijo Molly- hace muy poco rato, para decir que van aenviar aqu a un sargento -Mir por la ventana-. Pero yo no creo que consigallegar -dijo esperanzada. -Por qu nos envan a un polica? -Dio un paso hacia ella, pero antes deque Molly pudiera contestar palabra, se abri la puerta y entr Giles.-Este carbn parece de piedra. -dijo contrariado. Luego agreg-: Ocurrealgo?\El mayor Metcalf volvise de repente hacia l:\-He sabido que va llegar la polica. Por qu?B -Oh, no tenga cuidado; -repuso Giles-. Nadie puede llegar hasta aqu. Haycinco pies de nieve. Los caminos estn bloqueados. No es posible que seacerque nadie.pY en aquel momento dieron tres golpecitos en la ventana.

    CAPTULO IV T odos se sobresaltaron, y durante unos segundos no consiguieron localizarla procedencia de la llamada, que llegaba hasta ellos como un aviso fantasmal.Hasta que, con un grito, Molly seal la ventana, donde un hombre golpeaba conlos nudillos en el marco, y todos se explicaron el misterio de su llegada alver que llevaba puestos los esques.Lanzando una exclamacin, Giles cruz la estancia para abrir la ventana.$ -Gracias, seor -dijo el recin llegado, que tena una voz alegre y unrostro muy moreno-. Soy el sargento detective Trotter -presentse l mismo.La seora Boyle le mir con disgusto por encima de su labor de punto.-No es posible que sea ya sargento -dijo mirndole desaprobadoramente-. Esusted demasiado joven.El joven, que por cierto lo era mucho, pareci ofenderse y dijo en tonoligeramente molesto:N-No soy tan joven como parezco, seora.nSus ojos recorrieron el grupo hasta detenerse en Giles.-Es usted el seor Davis? Puedo quitarme los esques y dejarlos en algunaparte?8-Desde luego, venga conmigo.tCuando la puerta del vestbulo se hubo cerrado tras ellos, Bla seora Boyledijo con acritud:-Para eso pagamos hoy en da a nuestros policas? Para que se diviertanpracticando deportes de invierno?fParavicini se haba acercado a Molly y le pregunt:r-Por qu ha enviado a buscar a la polica, seora Davis? Ella retrocedi un tanto bajo la firmeza y malignidad de aquella mirada.Aqul era un nuevo Paravicini, y por unos instantes Molly sinti miedo.\-Pero si yo no he avisado! -dijo con desmayo.Y entonces Cristbal Wren entr por la puerta, muy excitado, diciendo con vozpenetrante: -Quin es ese hombre que hay en el vestbulo? De dnde ha salido? Espreciso ser muy valiente para venir con este tiempo.La voz de la seora Boyle se dej or por encima del entrechocar de susagujas de crochet.-Puede que lo crea o no, pero ese hombre es un polica. Un polica...esquiando!Su tono pareca expresar que haba llegado el quebrantamiento de la gradacinentre las clases sociales.-Perdneme, seora Davis, podra utilizar un momento el telfono?8-Desde luego, mayor Metcalf.El mayor se dirigi al aparato mientras Cristbal Wren deca con su vozchillona:-Es muy guapo, no les parece? Siempre he credo que los policas tienen un

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  • gran atractivo.0 -Oiga... oiga... -El mayor Metcalf gritaba irritado por el auricular.Volvise a Molly-. Seora Davis, este telfono, est muerto, completamentemuerto.^-Funcionaba muy bien hace slo un momento Yo...La interrumpi la risa estridente, casi frentica, de Cristbal Wren.-De modo que ahora estamos completamente aislados. Es divertido, verdad?b-Yo no le veo la gracia -repuso el mayor Metcalf.T-Ni yo, desde luego -dijo la seora Boyle.RCristbal continuaba riendo a carcajadas.-Se trata de un chiste de mi propiedad -dijo-. Chitn -se llev el ndice alos labios-, que viene el poli!P Giles entraba en aquel momento con el agente Trotter. Este ltimo se habalibrado de los esques y sacudido la nieve, y llevaba en la mano una granlibreta y un lpiz.&-Molly -dijo Giles- , el sargento Trotter quiere hablar unos momentos connosotros dos reservadamente.LMolly les sigui fuera de la estancia.F-Pasemos al gabinete -invit Giles.( Fueron a la reducida habitacin situada al fondo del vestbulo quebautizaron con este nombre. El sargento Trotter cerr la puerta con sumocuidado.n-Qu es lo que hemos hecho? -pregunt Molly, inquieta. -Hecho? -El sargento Trotter la mir sonriente-. Oh! -agreg-. No se tratade eso, seora. Lamento haber dado lugar a un malentendido. No, seora Davis,es algo distinto por completo. Es ms bien un caso de proteccin de laPolica, no s si me comprenden ustedes.Como no le entendieron lo ms mnimo, los dos le miraron interrogantes.HEl sargento Trotter sigui hablando:J -Es con relacin a la muerte de la seora Lyon. La seora Maureen Lyon, quefue asesinada en Londres hace dos das. Tal vez lo hayan ledo ustedes en losperidicos. -S -dijo Molly.-Lo primero que quiero saber es si ustedes conocan a la seora Lyon.-Jams la haba odo nombrar -dijo Giles, y Molly murmur unas palabras paraacompaarle en su negativa.6 -Bien, ya me lo figuro. Pero a decir verdad, Lyon no era el verdadero nombrede la interfecta. La Polica tena su ficha con las huellas dactilares, demodo que pudieron identificarla sin dificultad. Su verdadero nombre era Greeg;Maureen Greeg. Su fallecido esposo, John Greeg, fue un granjero residente enLongridge Farm, no muy lejos de aqu. Es posible que ustedes hayan odo hablardel caso Longridge Farm.En la estancia reinaba el silencio ms absoluto. Slo se oa el golpeamortiguado de la nieve que resbalaba del tejado. Trotter agreg: -Tres nios evacuados se alojaron en casa de los Greeg en Longridge Farm en1940. Uno de esos nios falleci a consecuencia de abandono y malos tratos. Elcaso arm mucho alboroto, y los Greeg fueron condenados a presidio. Greegescap cuando le llevaban a la crcel, rob un automvil y sufri un accidentedurante el intento de burlar a la polica. Muri en el acto. La seora Greegcumpli su condena y fue puesta en libertad har unos dos meses.-Y ahora ha sido asesinada -dijo Giles-. Quin suponen que la mat?rPero el sargento Trotter no era partidario de las prisas.P-Recuerda el caso, seor? -quiso saber.2Giles neg con la cabeza.t-En 1940 yo era guardiamarina y serva en el Mediterrneo.DTrotter dirigi su mirada a Molly. -Yo... yo recuerdo haber odo algo -dijo Molly bastante inquieta-. Pero,por qu se dirige usted a nosotros? Qu tenemos que ver con esto?r-Pues porque es posible que corran peligro, seora Davis.

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  • F-Peligro? -Giles estaba asombrado.> -Ocurre lo siguiente, seor. Cerca del lugar del crimen se recogi unlibrito de notas en el que haba apuntadas dos direcciones. La primera: calleCulver, 74.d-All donde fue asesinada esa mujer? -dijo Molly.t-S, seora Davis. La otra direccin era: Monkswell Manor.^-Qu? -Molly exterioriz su asombro-. Pero eso $es extraordinario. P -S. Por eso el inspector Hogben consider necesario averiguar si ustedesconocan la relacin que pudiera existir entre ustedes, o esta casa, y el casoLongridge Farm. -Ninguna..., absolutamente ninguna -repuso Giles-. Debe tratarse de unacoincidencia.< -El inspector Hogben no lo considera as -dijo el sargento Trotter conamabilidad-; y hubiera venido l en persona de haberle sido posible. Debido alestado atmosfrico, y por ser yo un esquiador experto, me ha enviado a m paraque averige todo lo referente a las personas que habitan esta casa, y quedebo transmitir por telfono, y para que tome las medidas que considerenecesarias para la seguridad de todos.4Giles exclam con acritud:-Seguridad? Pero hombre, es que cree que van a asesinar a alguien aqu?-No quisiera asustar a su esposa -dijo Trotter-, pero eso es precisamente loque teme el inspector Hogben.@-Y qu razones pueden tener...?NGiles se interrumpi y Trotter precis:J-Eso es lo que he venido a averiguar..-Pero todo esto es una locura.-S, seor. Y precisamente porque es una locura, resulta peligroso.-Hay algo ms que todava no nos ha dicho, verdad, sargento? -preguntMolly. -S, seora. En la parte superior de la hoja del librito de notas habanescrito: Tres Ratones Ciegos, y prendido en las ropas del cadver de lamujer asesinada se encontr un papel con las palabras: ste es el primero,un dibujo de los tres ratones y |un pentagrama con la tonadilla infantilTres Ratones Ciegos.0Molly cant por lo bajo: (Tres Ratones Ciegos,@Van tras la mujer del granjero! Ved cmo corren.

    les.. Se interrumpi.*-Oh, es horrible... horrible ! 2Eran tres nios, verdad?-S, seora Davis. Un muchacho de quince aos, una nia de catorce y el niode doce, que muri...6-Qu fue de los otros dos? -Creo que la nia fue adoptada, pero no hemos conseguido dar con suparadero. El muchacho tendr ahora unos veintitrs aos. Hemos perdido surastro. Se dice que siempre fue un poco... raro. A los dieciocho aos sealist en el Ejrcito, para desertar ms tarde. Desde entonces no se ha sabidode l. El psiquiatra del Ejrcito dice que, desde luego, no es normal.-Y usted cree que haya sido l quien asesin a la seora Lyon? -preguntGiles-. Y que es un manitico homicida que puede venir aqu por algunarazn desconocida? -Supongo que debe haber alguna relacin entre alguno de los que viven aqu yel caso de Longridge Farm. Una vez hayamos establecido esta relacin, podremosprevenirnos. Usted declara que no tiene nada que ver con ese caso, verdad? Yusted lo mismo, eh, seora Davis?.-Yo... oh, s..., s...v-Quieren decirme exactamente quines habitan en esta casa?

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  • Le dieron los nombres. La seora Boyle, el mayor Metcalf. Cristbal Wren...Y el seor Paravicini. El sargento los fue anotando en su libreta. -Criados?-No tenemos criados -repuso Molly-. Y eso me recuerda que debo subir a pelarpatatas.LY sali de la habitacin a toda prisa,*Trotter mir a Giles.D-Qu sabe usted de esas personas?-Yo... nosotros... -Giles hizo una pausa antes de agregar con calma-: Laverdad es que no sabemos nada de ellos, sargento. La seora Boyle escribidesde su hotel de Bournemouth. El mayor Metcalf desde Leamington. Mster Wrendesde un hotel particular de South Kessington. El seor Paravicini surgi dela nada... o mejor dicho, de entre la nieve... Su automvil haba volcado acausa de la ventisca, cerca de aqu. No obstante, supongo que tendr tarjetasde identidad, cartilla de racionamiento o alguno de esos papeles.D-Ya lo averiguaremos, desde luego.-En cierto modo es una suerte que haga tan mal tiempo -dijo Giles-. As elasesino no podr llegar hasta aqu, no le parece?`-Tal vez no le sea necesario venir, seor Davis.:-Qu quiere decir? -repiti.nEl sargento Trotter vacil unos instantes y luego dijo:8-Tenemos que considerar que 8es posible que ya est aqu.4Giles le mir sorprendido.:-Qu quiere decir? -repiti.`-La seora Greeg fue asesinada hace dos das. Y todos sus huspedes hanllegado aqu despus, verdad, seor Davis?-S, pero haban reservado habitacin... algn tiempo antes... todos, exceptoParavicini.nEl sargento Trotter suspir. Su voz denotaba cansancio.Z-Estos crmenes fueron planeados de antemano.-Crmenes? Pero si slo se ha cometido uno! Por qu est tan seguro de quehaya de haber otro?-Lo habr... No; espero evitarlo. Pero se intentar, estoy seguro de ello., -Pero entonces.., si est en lo cierto -Giles habl muy excitado-, slo hayuna persona que puede ser el asesino. La nica que tiene la edad precisa: Cristbal Wren.

    2 NEl sargento Trotter entr en la cocina.d -Seora Davis -dijo a Molly-, me agradara que pudiera usted acompaarme ala biblioteca. Quisiera interrogarles a todos; el seor Davis ha sido tanamable de ir a prevenirles... -Muy bien..., pero djeme que termine de pelar las patatas... Algunas vecesdeseara que sir Walter Raleigh no las hubiera descubierto nunca...El sargento Trotter guard silencio y Molly agreg para disculparse.\-La verdad es que todo me parece fantstico...Z-No es fantstico, seora Davis. Se trata de hechos.-Tiene usted la descripcin del hombre? -pregunt Molly con curiosidad.^ -De estatura mediana, ms bien delgado, llevaba un abrigo oscuro y sombrerogris; hablaba con voz apenas perceptible y se cubra el rostro con unabufanda. Ya ve... podra ser cualquiera. -Hizo una pausa y agreg-: Hay tresabrigos oscuros y tres sombreros grises colgados en el vestbulo, seoraDavis.-No creo que ninguno de mis huspedes viniera de Londres precisamente.-No, seora Davis? -Y con un movimiento rpido el sargento Trotter dirigiseal aparador y cogi un peridico. -El "Evening Standard del 19 de febrero. De hace dos das. Alguien lo hatrado aqu, seora Davis.

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  • -Qu extrao! -sorprendise Molly al tiempo que una ligera lucecita brillabaen su memoria-. Cmo puede haber llegado ese peridico? -No debe juzgar siempre a las personas por su apariencia, seora Davis. Laverdad es que usted no sabe nada de la gente que tiene en su casa. Eso me da aentender que ustedes dos son nuevos en este negocio.-S, es cierto -admiti Molly sintindose de pronto muy joven, tonta einexperta.d-Y tal vez tampoco lleven mucho tiempo de casados.~-Slo un ao -Se sonroj ligeramente-. Fue todo tan rpido...!z-Amor a primera vista -dijo el sargento Trotter con simpata.@Molly no fue capaz de enfadarse.-S. -dijo, aadiendo a modo de confidencia-: Haca quince das que nosconocamos... Sus pensamientos volaron a aquellos catorce das de noviazgo vertiginoso. Nohaban existido dudas... En aquel mundo preocupado, de confusin ynerviosismo, se haba realizado el milagro de su mutuo encuentro... Una ligerasonrisa curv sus labios.Volvi a la realidad, bajo la mirada indulgente del sargento Trotter.\-Su esposo ha nacido por esta regin, verdad?d-No -repuso Molly, distrada-. Es de Lincolnshire.P Saba muy pocas cosas de la infancia y juventud de Giles. Sus padres habanmuerto y l evitaba hablar de su niez. Molly supona que deba ser muydesgraciado de nio.-Permtame que le diga que son ustedes muy jvenes para dirigir un negociocomo ste -dijo el sargento.f-Oh, no lo s! Yo tengo veintids aos y adems...fSe interrumpi al abrirse la puerta y entrar Giles.-Todo est dispuesto. Ya les he puesto en antecedentes -anunci-. Espero quele parecer a usted bien, verdad?-Eso ahorra tiempo -repuso Trotter-. Est preparada, seora Davis?

    Una sonrisa apenas perceptible apareci en los labios de mster Paravicini,quien alz las manos en un gesto de protesta. -Pero si yo soy un extrao en esta regin, seor inspector! No s nada,nada en absoluto, de los sucesos locales a que se refiere usted.LTrotter, sin perder tiempo, prosigui: -Seora Boyle?h-La verdad, no veo por qu..., quiero decir..., por dqu tendra yo que veren tan desagradable asunto? -Seor Wren?-Por aquel entonces era yo un nio -repuso Cristbal con voz estridente-. Nisiquiera recuerdo haber odo *nunca hablar de ello.2-Y usted, mayor Metcalf?-Lo le en los peridicos -repuso con brusquedad-. Entonces yo estaba enEdimburgo.L-Eso es todo lo que tienen que decir?De nuevo rein el silencio. Trotter exhal un suspiro de desesperacin.-Si uno de ustedes es asesinado -les dijo-, no culpen a nadie, sino a ustedesmismos.XY dando media vuelta abandon la biblioteca.

    3 Cuando el sargento Trotter entr en la biblioteca oy simultneamente cuatrovoces. La ms aguda y chillona era la de Cristbal Wren, que declaraba que no iba apoder dormir aquella noche, que todo era emocionante y por favor, por favor,Bpeda que le dieran ms detalles.A modo de acompaamiento, la seora Boyle afirmaba con voz grave.

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  • -Esto es una afrenta... Valiente proteccin tenemos...! La Polica no tienederecho a dejar que los asesinos anden sueltos por el pas. El seor Paravicini accionaba elocuentemente con ambas manos y sus palabrasquedaban ahogadas por la voz de la seora Boyle. De vez en cuando podan orselas frases tajantes del mayor Metcalf pidiendo pruebas.|Trotter alz la mano y todos, a un mismo tiempo, enmudecieron.& -Gracias! -les dijo-. El seor Davis acaba de hacerles un resumen delmotivo de mi presencia. Ahora deseo saber una cosa, una sola cosa y pronto.Quin de ustedes tiene algo que ver con el caso de Longridge Farm? El silencio continu inalterable y cuatro rostros impasibles fijaron susmiradas en el sargento Trotter. Los rasgos de las emociones de momentos antes:indignacin, histeria, curiosidad..., se haban desvanecido de aquellossemblantes.El sargento Trotter volvi a hacer uso de la palabra, esta vez con msapremio.-Por favor, entindame. Tenemos razones para creer que uno de ustedes correpeligro... peligro de muerte...
  • -Pero aguarde, seora Boyle -baj la voz-, hasta que yo me deslice por detrsde usted y apriete mis manos alrededor de su garganta...pMolly retrocedi involuntariamente y Giles dijo enojado:-Est usted enojando a mi esposa, Wren, y de todas formas es una broma muypesada.F-No es cosa de broma -dijo Metcalf.-Oh, pues claro que s! -repuso Cristbal-. Esto es precisamente... la bromade un loco. Por eso resulta tan fnebre.\Mir a su alrededor y volvi a echarse a rer. 2 ZLa seora Boyle fue la primera en recobrarse.^-Es un joven neurtico y muy mal educado -dijo.6 -Me cont que estuvo enterrado cuarenta y ocho horas durante un ataque areo-explic el mayor Metcalf-. Me atrevo a asegurar que eso explica muchas cosas.d -La gente siempre encuentra excusas para dejarse llevar de los nervios -dijola seora Boyle con acritud-. Estoy segura que durante la guerra yo pas tantocomo cualquier otro y mis 8nervios estn perfectamente.-Tal vez esto tenga que ver con usted, seora Boyle -exclam Metcalf. -Cmo dice? VEl mayor Metcalf se expres tranquilamente:b -Creo que en 1940 estaba usted en la Oficina de Alojamiento de estedistrito, seora Boyle -Mir a Molly, que inclin la cabeza en seal deasentimiento-. Es as, no es verdad?REl rostro de la seora Boyle se puso rojo de ira. R-Y qu? -desafi con la voz y la mirada. - Usted ffue la que envi a los tres nios a Longridge Farm. -La verdad, mayor Metcalf, no veo por qu he de ser responsable de loocurrido. Los granjeros parecan buena gente y se mostraban deseosos de alojara los nios. No creo que puedan culparme en este sentido... o .que yo searesponsable.(Su acento se quebr.8Giles intervino, preocupado. X-Por qu no se lo dijo al sargento Trotter? -Esto no le importa a la polica -replic la seora Boyle-. Puedo cuidar dem misma. -Ser mejor que vigile con todo cuidado -dijo el mayor Metcalf sin alterarse,y l tambin sali apresuradamente de la estancia.-Claro -murmur Molly-, usted estaba en la oficina de hospedaje...Recuerdo...d-Molly, t lo sabas? -Giles la miraba fijamente.-Usted viva en la gran casa que luego incautaron, no es verdad?-La requisaron -precis la seora Boyle-; y la arruinaron por completo-agreg con amargura-. Est devastada. $Fue una iniquidad.Y entonces el seor Paravicini comenz a rer. Ech la cabeza hacia atrs,riendo sin el menor disimulo. -Perdnenme -consigui decir-; pero es que todo esto resulta muy divertido.Me estoy divirtiendo... s, me estoy divirtiendo en grande.En aquel momento entraba en la habitacin el sargento Trotter y dirigi unamirada de censura al seor Paravicini.~-Celebro que todos se encuentren tan divertidos -dijo, molesto.-Le ruego que disculpe, querido inspector, y le pido perdn. Estoyestropeando el efecto de sus graves advertencias.TEl sargento Trotter se encogi de hombros. -Hice cuanto pude por aclarar la situacin -dijo-. No soy inspector, sinoslo sargento. Por favor, seora Davis, quisiera hablar por telfono.V-Perdneme -repiti Paravicini-. Ya me voy.Y abandon la biblioteca con su andar firme y airoso, que ya llamara laatencin de Molly.@-Es un tipo extrao -dijo Giles.

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  • -Podra ser un criminal -repuso Trotter-. No me fiara ni un pelo de l.N-Oh! -exclam Molly-. Usted cree que l...? Pero si es demasiado viejo...O no lo es? Se maquilla... bastante, y su andar es seguro. Tal vez pretenda parecer Pviejo. Sargento Trotter, usted cree...?`El sargento Trotter dirigile una severa mirada.-No iremos a ninguna parte con teoras intiles, seora Davis -se acerc altelfono-. Ahora debo informar al inspector Hogben.j-No podr comunicar -le advirti Molly-. No funciona.@-Qu? -Trotter gir en redondo.RY la alarma de su acento les impresion. :-No funciona? Desde cundo?x-El mayor Metcalf intent hablar antes de que usted llegara.-Pero antes funcionaba perfectamente. No recibi el mensaje del inspectorHogben? -S. Supongo... que desde las diez... la lnea se habr cortado... por lanieve.HEl rostro de Trotter se ensombreci.\-Me pregunto -dijo- si pueden haberla cortado.&Molly sobresaltse.(-Usted lo cree as?$-Voy a asegurarme.Y abandon a toda prisa la estancia. Giles vacil unos instantes y al finsali tras l. Molly exclam:-Cielo santo! Casi es la hora de comer. Debo darme prisa... o no tendremosnada que llevarnos a la boca.pY cuando sala de la biblioteca la seora Boyle murmur:f-Qu chiquilla ms incompetente! Y qu casa sta. No 2pagar siete guineaspor esta clase de cosas.

    3 El sargento Trotter, inclinado, repasaba los cables telefnicos y pregunt aGiles:>-Hay algn aparato supletorio?-S, arriba, en nuestro dormitorio. Quiere que vaya a mirar all?&-S, haga el favor.Trotter abri la ventana e inclinse hacia el exterior, barriendo la nievedel alfizar. Giles corri escalera arriba.

    4 L El seor Paravicini se hallaba en el saln. Dirigise al piano de cola y loabri. Una vez hubo tomado asiento en el taburete, comenz a tocar suavementecon un dedo. &Tres Ratones Ciegos$Ved cmo corren...

    5 Cristbal Wren estaba en su habitacin, y yendo de un lado a otro silbabasuavemente..." De pronto su silbido ces. Sentse en el borde de la cama y escondiendo elrostro entre las manos comenz a sollozar... murmurando infantilmente:,-No puedo continuar...Luego su expresin cambi, y ponindose en pie enderez los hombros.n-Tengo que continuar -dijo-. Tengo que acabar con ello.

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  • Giles permaneca junto al telfono de su dormitorio, que era a la vez el deMolly. Inclinse para recoger algo semioculto entre las faldas del tocador:era un guante de su esposa, y al levantarlo de su interior cay un billete deautobs, color rosa... Giles contempl su trayectoria hasta el suelo, mientrascambiaba la expresin de su rostro. Podan haberle tomado por otro hombre cuando se dirigi a la puerta como unsonmbulo, y una vez la hubo abierto permaneci unos instantes contemplando elpasillo en direccin al rellano de la escalera.

    7 " Molly termin de pelar las patatas y las ech en una olla que coloc sobreel fogn. Mir dentro del horno. Todo estaba dispuesto, segn su plan.Encima de la mesa de la cocina yaca el ejemplar de dos das atrs, el$Evening Standard. RFrunci el ceo al verlo. Si consiguiera recordar...PDe pronto se llev las manos a los ojos.@-Oh, no! -exclam-. Oh, no...!, Baj lentamente sus manos contemplando la cocina como si fuera un lugarextrao... tan clida, cmoda y espaciosa, con el sabroso aroma de los guisos. -Oh, no ! 4-repiti casi sin aliento.F Y tambin con el andar lento de una sonmbula dirigise a la puerta que dabaal vestbulo. La abri. La casa estaba en silencio... slo se oa un ligerosilbido...$Aquella cancin...Molly se estremeci volviendo a la cocina para echar otro vistazo. S, todoestaba en orden y en marcha.DUna vez ms fue hacia la puerta...

    8 B El mayor Metcalf baj lentamente la escalera. Aguard uno instantes en elvestbulo, luego abri el gran armario situado debajo de la escalera y semeti dentro.Todo estaba tranquilo. No se vea a nadie. Era una buena ocasin para llevara cabo lo que se haba propuesto hacer...

    9 En la biblioteca la seora Boyle conect la radio. Estaba todava enfadada. La primera emisora que sintoniz estaba lanzando al ter una charla sobre elsignificado y origen de las melodas infantiles. Lo ltimo que esperaba or.Gir el cuadrante con impaciencia y una pastosa voz le inform:( -La psicologa del miedo debe ser comprendida. Supongamos que usted se hallasolo en una habitacin y se abre una puerta en silencio a su espalda...Y la puerta se abri. La seora Boyle experiment un violento sobresalto.-Oh, es usted! -dijo, aliviada-. Qu programas ms estpidos! No consigoen modo alguno encontrar nada digno de orse!X-Yo no me preocupara por eso, seora Boyle. -Y qu otra cosa puedo hacer si no es escuchar la radio? -pregunt-.Encerrada en esta casa con un posible asesino... Aunque no es que me crea esaVmelodramtica historia ni por un momento...&-No, seora Boyle?

  • 0Que no hizo mucho ruido.6El asesino era muy experto.

    -Es que no puede dejar de acosarla? -dijo Giles, furioso-. No ve que estnerviosa? -Estoy investigando un crimen, seor Davis... Le ruego me perdone, comandante Davis.z-No utilizo mi ttulo de guerra en ninguna ocasin, sargento.$ -Perfectamente, seor -Trotter hizo una pausa, como si hubiera tocado unpunto delicado-. Como iba diciendo, estoy investigando un crimen. Hasta ahoranadie ha tomado este asunto en serio. La seora Boyle tampoco. No quiso darmecierta informacin. Todos ustedes han hecho lo mismo. Bien, la seora Boyle hamuerto y, a menos que lleguemos al fondo de todo esto... y pronto, puede quehaya otra muerte.:-Otra? Tonteras! Por qu?-Porque... -repuso el sargento Trotter con voz grave- eran tres ratoncitosciegos... -Una muerte por cada uno? -pregunt Giles, extraado-. Pero tendra queexistir alguna relacin... quiero decir, otra relacin con aquel caso..-S, tiene que haberla.P-Pero, por qu ha de haber otro crimen aqu?` -Porque slo haba dos direcciones en el librito de notas. Haba slo unaposible vctima en la calle Culver, 74. Ya ha muerto. Pero en Monkswell Manorhay un campo ms amplio.4 -Tonteras, Trotter. Sera una coincidencia casi improbable que se hubieranreunido aqu por azar dos personas relacionadas con el caso de Longridge Farm. -Dadas ciertas circunstancias, no sera mucha casualidad. Pinselo, seorDavis.4Se volvi hacia los otros. -Ya tengo sus declaraciones de dnde estaba cada uno de ustedes cuando laseora Boyle fue asesinada. Voy a repasarlas. Usted, seor Wren, estaba en suhabitacin cuando oy gritar a la seora Davis? -S, sargento.-Seor David, usted se encontraba en su dormitorio examinando el telfonosupletorio que hay all?$-S -repuso Giles.-El seor Paravicini se hallaba en el saln tocando el piano. A propsito,no le oy nadie, seor Paravicini?v-Tocaba muy piano, muy piano, sargento, y slo con un dedo..-Qu es lo que tocaba? -*Tres Ratones Ciegos, sargento -Sonri-. Lo mismo que el seor Wren silbabaen el piso de arriba. La tonadilla que todos llevamos metida en la cabeza.J-Es una cancin horrible -dijo Molly.-Y qu me dice del cable telefnico? -quiso saber Metcalf-. Lo habancortado intencionadamente?-S, mayor Metcalf. Precisamente junto a la ventana del comedor... acababa delocalizar la avera cuando grit la seora Davis.-Pero eso es una locura! Cmo espera el criminal poder salir con bien detodo esto? -pregunt Cristbal con voz estridente.dEl sargento le contempl fijamente unos instantes. -Tal vez eso no le preocupe mucho -dijo-. O es posible que se crea demasiadolisto para nosotros. Los asesinos son as. Nosotros tenemos un curso depsicologa en nuestro aprendizaje. La mentalidad de un esquizofrnico es muyinteresante.-No podramos suprimir las palabras innecesarias? -pregunt Giles.-Desde luego, seor Davis. Slo hay dos de ellas que nos interesan demomento. Una es asesinato y la otra peligro. 2 Nos hemos de concentrarsobre esas palabras. Ahora, mayor Metcalf, permtame que aclare susmovimientos. Dice que estaba usted en el stano..., por qu?

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  • R -Echando un vistazo -repuso el mayor-. Mir en el interior de ese armarioque hay debajo de la escalera y entonces vi una puerta, la abr, haba untramo de escalones y los baj. Tiene usted un stano muy bonito -dijodirigindose a Giles-. Parece la bien conservada cripta de un viejomonasterio.* -No se trata de buscar antigedades, mayor Metcalf. Estamos investigando uncrimen. Quiere escuchar un momento, seora Davis? Dejar abierta la puerta dela cocina -Y sali. Oyse cerrar una puerta con cuidado-. Es eso lo que oyusted, seora Davis? -pregunt al reaparecer.:-Yo... creo que fue algo as. -Era la puerta del armario de debajo de la escalera. Podra ser que elasesino, tras matar a la seora Boyle, se retirara por el recibidor, y alorla salir de la cocina se refugiara en este armario y cerrara la puerta.-En ese caso estarn sus huellas en el interior del armario -exclamCristbal.V-Y tambin las mas -dijo el mayor Metcalf.-Cierto -repuso el sargento Trotter-. Pero nos ha dado una explicacinsatisfactoria, verdad? -agreg en tono ms bajo. -Escuche, sargento -intervino Giles-, admito que usted es el encargado deaclarar este asunto, pero sta es mi casa, y en cierto modo me sientoresponsable de las personas que se hospedan aqu. No podramos tomar ciertasmedidas de precaucin?^-Tales como...? Diga, diga usted, seor Davis.-Bien, para ser franco, habra que arrestar a la persona que aparece comoprincipal sospechoso.-Dgale que no va a arrestarle.

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  • -No voy a arrestar a nadie. Para hacerlo necesito pruebas. Y no las hay...por ahora.& -Creo que te has vuelto loca, Molly -exclam Giles-, y usted tambin,sargento. Hay una sola persona que rena las caractersticas del asesino y... -Aguarda, Giles, espera -interrumpi su esposa-. Oh, clmate! SargentoTrotter..., puedo... puedo hablar un momento con usted?2-Yo me quedo -dijo Giles.*-No, vete, por favor.El rostro de Giles estaba sombro y presagiaba tormenta cuando habl.D-No s lo que te ha pasado, Molly.XY sigui a los otros fuera de la habitacin.P-Diga usted, seora Davis, qu es ello?z -Sargento Trotter, cuando usted nos habl del caso de Longridge Farm, nosdio a entender que deba ser el hermano mayor el... responsable de todo esto.Pero no lo sabe con certeza, verdad?X -As es, seora Davis. Pero la mayora de posibilidades, se inclinaban haciaese lado..., desequilibrio mental, desercin del Ejrcito... se fue elinforme del psiquiatra.-Oh, ya, y por consiguiente todo pareca indicar a Cristbal. Yo no creo quehaya sido l. Debe de haber otras... posibilidades. Es que aquellos niosno tenan familia... padres, por ejemplo?-S. La madre haba muerto, pero el padre estaba sirviendo en el extranjero.B-Bueno. Y qu hay de l? Dnde se encuentra ahora?-No tenemos informes. Obtuvo los documentos de desmovilizacin el ao pasado.-Y si el hijo era un desequilibrado mental, el padre tambin pudo serlo. -Es posible.-De modo que el asesino pudiera ser de mediana edad, o ms bien viejo.Recuerde que el mayor Metcalf se asust mucho cuando le dije que habatelefoneado la polica. Y realmente estaba atemorizado.^ -Crame, por favor, seora Davis -dijo el sargento Trotter con calma-. No hedejado de considerar todas las posibilidades desde el principio. El jovenJim... el padre, e incluso la hermana. Podra haber sido una mujer, sabe? Nohe pasado nada por alto. Puedo estar seguro en mi interior..., pero no lo s... todava. Es muy difcil conocer todo lo referente a los dems... sobretodo en estos tiempos. Le sorprendera lo que se ve en el Departamento dePolica. Principalmente en matrimonios. Bodas rpidas... casamientos deguerra... Sin explicar el pasado... Sin hablar de familia, ni amistades. Lagente acepta la palabra de un desconocido como artculo de fe. Si un individuodice que es piloto de aviacin, o mayor del ejrcito... la chica le cree apies juntillas... y algunas veces tarda uno o dos aos en descubrir que es unempleado de un Banco que se ha fugado y que tiene esposa e hijos... o que esun desertor del ejrcito... o peor.4Hizo una pausa y continu:-S perfectamente lo que est pensando, seora Davis. Slo quiero decirle unacosa. @El asesino se est divirtiendo. HEso es de lo nico que estoy seguro.:Y se dirigi hacia la puerta.

    Molly quedse inmvil mientras senta arder sus mejillas. Al cabo de unosinstantes avanz lentamente hacia el fogn y se arrodill para ir a abrir lapuerta del horno. El aroma sabroso y familiar alegr su nimo. Era como si depronto volviera a encontrarse en el mundo amable de la rutina cotidiana.Guisar... cuidar de la casa... la vida ordinaria y prosaica... Desde tiempo inmemorial las mujeres han preparado los alimentos para loshombres. El mundo de peligros... y locuras se desvaneci. La mujer, en sucocina, se encuentra a salvo... completamente a salvo.Abrise la puerta. Molly volvi la cabeza, viendo entrar a Cristbal Wrencasi sin aliento.-Cielos! -exclam Cristbal-. Qu desorden! Alguien ha robado los esquesdel sargento!l-Los esques del sargento? Pero quin ha podido ser?

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  • b -La verdad es que no puedo imaginarlo... quiero decir, que si el sargentodecida marcharse y dejarnos, supongo que el asesino debiera sentirsesatisfecho. En fin, que no tiene sentido, no le parece?n-Giles los puso en el armario de debajo de la escalera.p-Bueno, pues ya no estn all. Es algo extrao, verdad? Ri alegremente. -El sargento est furioso... Y culpa al pobre mayor Metcalf..., que sostieneque no se fij si estaban o no cuando mir dentro del armario justamente antesde que mataran a la seora Boyle. Trotter dice que debi haberlo notadoforzosamente -Cristbal baj la voz-. Si quiere saber mi opinin, creo queeste asunto est empezando a desmoralizar a Trotter.r-Nos est desmoralizando a todos nosotros -replic Molly.-A m no. Lo encuentro estimulante. Es tan deliciosamente irreal!...b -No dira eso... si hubiera sido usted quien la hubiese encontrado. Merefiero a la seora Boyle. Sigo recordndola... No consigo olvidarlo... Surostro... hinchado y crdeno...Se estremeci. Cristbal acercse a ella y le puso una mano sobre el hombro.v-Lo s. Soy un estpido. Lo siento. No quise entristecerla.VUn sollozo ahogse en la garganta de Molly. z -Hace unos momentos todo pareca como antes... esta cocina.., el preparar lacomida... -Habl de un modo confuso e incoherente-. Y, de pronto, todo...volvi de nuevo... como una pesadilla. Haba una curiosa expresin en el rostro de Cristbal Wren mientrascontemplaba con marcada atencin a la joven.-Ya comprendo -le dijo-. Bueno, ser mejor que me vaya... y no la entretenga.Cuando Cristbal tena ya la mano en el pomo de la puerta, la joven exclam: -No se marche!l se volvi, mirndola interrogadoramente, y regres a su lado despacio..-Lo ha dicho de veras? -El qu?:-Que no quiere que me marche.-S, ya se lo he dicho. No quiero estar sola. Tengo miedo de quedarme sola.Cristbal sentse junto a la mesa. Molly abri el horno y cambi de estanteel pastel de carne.h-Eso es muy interesante -dijo Cristbal en voz baja. -El qu?-El que no tema quedarse a solas... conmigo. No tiene miedo, verdad?,Molly movi la cabeza.(-No, no tengo miedo.@-Por qu no tiene miedo, Molly?*-No lo s... yo no... -Y, no obstante, soy la nica persona que rene las caractersticas delasesino.-No -repuso Molly-. Existen otras... posibilidades. He estado hablando deello unos momentos con el sargento Trotter.8-Y est de acuerdo contigo?x-Por lo menos no est en desacuerdo -dijo la joven despacio.Ciertas palabras volvan a martillear su cerebro. Especialmente la ltimafrase: S fperfectamente lo que est pensando, seora Davis. Pero, losaba? Es posible que lo supiera. Tambin dijo que el asesino estabadisfrutando... Era cierto?.Y pregunt a Cristbal:-T no te ests divirtiendo precisamente, verdad? A pesar de lo que acabasde decirme.-Cielos, no! -repuso Cristbal mirndola, sorprendido-. Qu cosas tanchocantes se te ocurren!" -Oh, no es cosa ma, sino del sargento Trotter. Le odio! Me ha metido cosasen la cabeza... cosas que no son verdad... que no pueden ser verdad.Se cubri el rostro con las manos, pero Cristbal se las apart suavemente.F-Escucha, Molly, qu es todo esto?

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  • Ella dej que la sentara en una silla junto a la mesa de la cocina. Losmodales de Cristbal ya no eran ni morbosos ni infantiles.>-Qu te pasa, Molly? -le dijo.8La joven le mir largamente.t-Cunto tiempo hace que te conozco, Cristbal? Dos das?-Poco ms o menos. Ests pensando que para hacer tan poco tiempo nosconocemos bastante bien.6-S... es extrao, verdad?-Oh, no lo s... Existe una corriente de simpata entre nosotros.Posiblemente porque ambos... hemos luchado contra ella.No era pregunta, sino afirmacin, y Molly la pas por alto. Pregunt en vozmuy baja:f-Tu nombre verdadero no es Cristbal Wren, verdad? -No. -Por qu...?r -Por qu he escogido se? Oh, me pareci bastante ingenioso. En el colegiosolan burlarse de m llamndome Cristbal Robin. Robin... Wren... me figuroque fue por asociacin de ideas.J-Cul es, pues, tu verdadero nombre?FCristbal repuso con voz tranquila:-No creo que te interese... No significara nada para ti... No soyarquitecto. En la actualidad soy un desertor del ejrcito.Por un momento en los ojos de Molly brill un relmpago de alarma.8Cristbal lo comprendi as.-S -continu-. Igual que nuestro asesino desconocido. Ya te dije que yo erael nico que coincida con su descripcin.N -No seas tonto -replic Molly-. No he credo nunca que fueses el asesino.Contina... hblame de ti... Qu impulsos fueron los que te hicierondesertar? Los nervios? -Te refieres a que sent miedo? No. Por extrao que parezca, no estabaasustado... es decir, no ms asustado que los otros. Gozaba fama de tenermucho temple ante el enemigo. No; fue algo bien diferente. Fue por... por mimadre. -Tu madre?-S... vers; muri durante un ataque areo. Qued sepultada. Tenan quedesenterrarla. No s lo que se apoder de m cuando me enter... supongo queestaba un poco loco. Pens... que me haba ocurrido a m... Sent que debaregresar a casa en seguida... y sacarla yo mismo... No puedo explicarlo... fuetodo tan confuso... -Ocult el rostro entre las manos y sigui con vozahogada-: Anduve de un lado a otro durante mucho tiempo, buscndola a ella...o a m mismo... no s. Y luego, cuando mi mente se aclar, tuve miedo deregresar... saba que nunca conseguira explicarlo... y desde entonces... nosoy absolutamente nadie.zQued mirndola con el rostro contrado por la desesperacin.|-No debes pensar as -le dijo Molly-. Puedes volver a empezar.4-Es que acaso es posible?
  • confirm mi creencia, profundamente arraigada, de que todo era cruel ytraicionero...-Comprendo... Y luego, supongo -dijo Cristbal sin dejar de mirar con granfijeza y observarla- que apareci Giles. -S -Cristbal vio la sonrisa tierna, casi tmida, que temblaba en suslabios-. Lleg Giles... y volv a sentirme feliz y segura-. Giles!La sonrisa desapareci de sus labios. Se estremeci como si tuviera fro. -Qu te ocurre, Molly? Qu es lo que temes? Porque ests asustada, no esas?>La joven asinti con la cabeza.t-Y es algo referente a Giles? Algo que ha dicho o hecho?h-No es Giles, en realidad, sino ese hombre horrible.-Qu hombre horrible? -Cristbal estaba sorprendido-. Paravicini?:-No, no; el sargento Trotter.,-El sargento Trotter?8 -Sugiriendo cosas... cosas ocultas... provocndome terribles ludas acerca deGiles... pensamientos que nunca cruzaron por mi mente. Oh, le odio... leodio!JCristbal alz las cejas sorprendido.d -Giles? Giles! S, claro, l y yo somos de la misma edad. A m me parecemucho mayor, pero me figuro que no debe serlo. S, Giles tambin coincide conlas caractersticas del asesino. Pero escucha, Molly, todo esto es unatontera. Giles estaba aqu contigo el da que esa mujer fue asesinada enLondres.bMolly no contest. Cristbal la miraba extraado."-No estaba aqu?Molly habl casi sin aliento. Sus palabras fueron un susurro incoherente. -Estuvo fuera todo el da... con el coche... fue al otro extremo de lacomarca para comprar una alambrada que vendan all... por lo menos eso fue loque dijo... y es lo que pensaba... hasta... hasta... -Hasta qu?Lentamente Molly alarg la mano para sealar la fecha del ejemplar del"Evening Standard jque cubra parte del tablero de la mesa de la cocina.,Cristbal mir y dijo:V-Es la edicin de Londres de hace dos das.-Estaba en el bolsillo del gabn de Giles cuando regres. Debi... debihaber estado en Londres.N Cristbal se extra. Mir de nuevo el peridico y luego a Molly, yfrunciendo los labios comenz a silbar aunque se interrumpi de pronto. Noquera silbar aquella tonadilla precisamente en aquellos momentos, yescogiendo sus palabras con sumo cuidado y evitando mirar a Molly a los ojos,dijo:D-Qu es lo que sabes de... Giles? -No! -exclam la joven-. No! Eso es lo que ese Trotter dijo... o insinu.Que las mujeres solemos