Trayectorias de liderazgo de adolescentes mujeres formadas por...

Trayectorias de liderazgo de adolescentes mujeres formadas por Paz y Esperanza en Huánuco

Trayectorias de liderazgo de adolescentes mujeres formadas por Paz y Esperanza en Huánuco

Autor:Serafin Osorio Bautista

Diseño, diagramación, corrección de estilo e impresiónSonimagenes del Perú SCRLAv. 6 de Agosto 968, Jesús María.

Primera Edición: Diciembre 2016Huánuco, Perú

Asociación Ministerio Diaconal Paz y EsperanzaJr. Hermilio Valdizán 681, Jesús María – Lima - Perú

Oficina Regional HuánucoJr. Dámaso Beraún 1124, Huánuco - Perú Telefax: 51 - 62 - 519913 [email protected]

Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2016-17400

Esta publicación ha sido elaborada con el apoyo financiero de INTERNATIONAL JUSTICE MISSION®. La responsabilidad del contenido es exclusivamente de su autor.

ContenidoCapítulo uno 4Introducción 4Trayectorias de Liderazgo de Adolescentes 6Objetivos y Metodología 7

Capítulo dos 8Testimonios sobre Trayectorias de Liderazgo de Adolescentes Mujeres 8Testimonio N° 1Adolescente Paola 9

Testimonio N° 2Adolescente Gabriela 14

Testimonio N° 3Adolescente Juliana 22

Testimonio N° 4Adolescente Rocío 29

Testimonio N° 5Adolescente Mariana 35

Conclusiones 39Bibliografía 40

Capítulo unoIntroducción

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El objetivo del presente documento es contribuir a la discusión sobre los cambios que la acción institucional de Paz y Esperanza genera en diferentes

regiones en las que interviene, de manera particular sobre las trayectorias de liderazgo de las adolescentes en los espacios públicos en Huánuco. Estas trayectorias son presentadas en forma de testimonios porque interesa que las mismas adolescentes den cuenta de sus experiencias de participación y reflexionen, cómo en dicha vivencia construyen trayectorias de liderazgo.

Las trayectorias de liderazgo de las adolescentes son fenómenos novedosos del proceso de participación promovido por Paz y Esperanza en Huánuco principalmente en los Encuentros Distritales, a través de los programas de formación, “¡Yo también tengo algo que decir!” y las acciones de incidencia política, organizadas desde el año 2013, con el apoyo de Save The Children. Estas acciones son campos de construcción de trayectorias de liderazgo de las adolescentes, que trascienden los muros de las instituciones educativas.

El proceso se inicia con la participación de las Fiscalías Escolares, Municipios Escolares, Policías Escolares y brigadieres de los colegios de educación secundaria1 en el Programa de Participación de Niños, Niñas y Adolescentes para Intervenir ante la Violencia Sexual; cobrando mayor fuerza durante la preparación de los proyectos para el III Encuentro Internacional de Organizaciones de Niñas, Niños y Adolescentes de Latinoamérica y el Caribe, organizado por Save The Children en Lima (2013).

A través de este evento se inspira y motiva a que muchos niños, niñas y adolescentes (NNA en adelante) se involucren en la organización de los Encuentros Distritales “¡Yo también tengo algo que decir” y de las acciones de incidencia política, haciendo que se vayan convirtiendo en campos de discusión y debate sobre problemáticas que afectan a los NNA en Huánuco, como la violencia sexual, trata de personas y asignación de roles jerarquizados de género; al mismo tiempo, les permite trabajar propuestas de prevención. Muchas de estas propuestas se traducen en agendas de incidencia ante las autoridades del Gobierno Regional y de las entidades sectoriales del Estado.

1 En la preparación de este encuentro participan 25 niños, niñas y adolescentes de las siguientes Instituciones Educativas de la ciudad de Huánuco: IE “Nuestra Se-ñora de las Mercedes”, IE “Milagros de Fátima”, IE “Julio Armando Ruiz Vásquez”, IE “Leoncio Prado” y IE “Pedro Sánchez Gavidia” (Sipión y Monsalve, 2015).

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TrayecTorias de liderazgo de adolescenTes mujeres formadas por paz y esperanza en Huánuco

Entre los años 2013 y 2016, los NNA que participan en el Programa de Participación de Paz y Esperanza, organizaron cuatro Encuentros Distritales “¡Yo también tengo algo que decir!”. En el I Encuentro (2013), discutieron sobre las diversas formas de violencia que afectan a los NNA de la región y los principales marcos normativos que protegen sus derechos, como la Convención de los Derechos del Niño y el Código del Niño y del Adolescente. En el II Encuentro (2014), las discusiones giraron en torno a la Ruta de Denuncia de casos de abuso sexual de los NNA; propuesta incluida en el sistema local de pro tección, con el apoyo de entidades, como la Defensoría del Pueblo y la Mesa de Concertación de Lucha contra la Pobreza.

El III Encuentro (2015) dilucidó las causas de la violencia que afecta a los NNA, motivando el análisis y la reflexión grupal sobre el modo de construcción de roles de género en los ámbitos de interacción cotidiana (familia, escuela, relación entre pares) y las formas de preven ción de la violencia sexual. Finalmente, el IV Encuentro (2016) abordó sobre la participación ciudadana de los NNA, la incidencia y vigilancia de los acuerdos y planes regionales de protección de la infancia, concertados en las acciones de incidencia con las autoridades locales y regionales (Sipión y Monsalve, 2015).

El Programa de Atención Integral para Niños, Niñas y Adolescentes que Sufrieron Violencia Sexual es otro campo no menos importante de construcción de trayectorias de liderazgo de las adolescentes en Huánuco.

En efecto, los Encuentros Distritales “¡Yo también tengo algo que decir!” y las acciones de incidencia política con las autoridades locales y regionales, y las autoridades sectoriales del Estado son campos de construcción de trayectorias de liderazgo especialmente entre las adolescentes mujeres en Huánuco a través del diálogo, discusión, debate y los acuerdos.

Trayectorias de Liderazgo de AdolescentesSe entiende por Construcción de Trayectorias de Liderazgo a la formación de sujetos que se sienten responsables de sí mismos y de quienes conviven e interactúan con ellos, es decir, de la emergencia del sujeto como libertad, con capacidad de ejercer control sobre sus vivencias y modificar las relaciones que configuran su entorno social; el cual, le permite sentir y concebir sus acciones y comportamientos como componentes de su historia personal de vida (Touraine, 1993).

Los testimonios sobre trayectorias de liderazgo de las cinco adolescentes que se presentan en este documento pueden leerse como historias de emergencia y despliegue de la libertad, en que las adolescentes se sienten y se perciben dueñas de sus acciones y comportamientos para pensar, hablar, opinar, participar, proyectar, entre otras. Estas vivencias cobran forma especialmente en los Encuentros Distritales “¡Yo también tengo algo que decir!” y en las acciones de incidencia política que desarrollan. Allí opinan libremente sobre la violencia que les afecta personalmente y afecta a los demás niños, niñas y adolescentes.

Por otro lado, en estos encuentros y acciones de incidencia, los NNA discuten y debaten sobre la transformación de las relaciones de violencia en los ámbitos en que interactúan cotidianamente, como la familia, la escuela, la calle, la vecindad, entre otros. Comprenden que la transformación del entorno familiar y social exige también la modificación de los modos de decisión, la asignación jerarquizada de roles de género, las orientaciones culturales y los valores; por ello, sus propuestas son discutidas con los agentes de

Capítulo unoIntroducción

6 TrayecTorias de liderazgo de adolescenTes mujeres formadas por paz y esperanza en Huánuco

decisión política para que eventualmente se traduzcan en políticas públicas.

En estas vivencias de sentirse y percibirse dueñas de sus acciones y comportamientos, proyectan también lo que quieren hacer de sus vidas, es decir, descubren y encausan las futuras carreras que desean estudiar al concluir la educación secundaria. Actualmente, las cinco adolescentes están entonces están estudiando en la universidad las carreras que eligieron durante su participación en los programas de Paz y Esperanza.

En los cinco testimonios que se presentan también hay un factor que juega un papel crucial: la vida de grupo. La emergencia y despliegue de la libertad se produce en las relaciones interpersonales, fraguadas por la amistad, el afecto y la empatía entre pares; que hace posible el reconocimiento del “otro” u “otra”. Es decir, las trayectorias de liderazgo son resultados también del reconocimiento, como sujetos que se sienten responsables de sí mismos y de quienes conviven e interactúan con ellos o ellas.

Objetivos y Metodología La principal hipótesis que orienta este estudio es que los niños, niñas y adolescentes que han participado activamente en el Programa de Participación y en el Programa de Atención Integral impulsados por Paz y Esperanza en Huánuco, han construido trayectorias de liderazgo debido a que los programas mencionados han configurado determinados campos de confianza y libertad para el despliegue de la acción compartida.

Los objetivos del estudio fueron:

1. Contribuir a la discusión sobre los cambios generados por la acción institucional de Paz y Esperanza en la vida de los NNA.

2. Identificar las trayectorias de liderazgo en la historia de vida de las adolescentes, contadas por ellas mismas.

3. Identificar los principales factores que han contribuido a la construcción de las trayectorias de liderazgo en la historia de vida de las adolescentes, contadas por ellas mismas.

La metodología aplicada fue de carácter cualitativo y exploratorio. Para ello, se llevó a cabo entrevistas en profundidad a cinco adolescentes mujeres: cuatro de ellas participaron en el Programa de Participación y una en el Programa de Atención Integral de Paz y Esperanza en Huánuco, entre los años 2013-2016. Las adolescentes fueron seleccionadas por los responsables de los programas mencionados. El objetivo de estas entrevistas fue reconstruir en forma discursiva las trayectorias de liderazgo de las adolescentes y los factores que contribuyeron a ello, contadas por ellas mismas.

Estas trayectorias son presentadas bajo la modalidad de testimonios porque interesa que las mismas adolescentes cuenten sus experiencias de construcción de trayectorias de liderazgo -en el documento, éstas van en cursivas-; con una breve introducción de éstas, empleando como subtítulos las expresiones de las mismas adolescentes, extraídas de las entrevistas. Los testimonios son presentados con nombres cambiados con la finalidad de proteger la identidad de las entrevistadas.

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Capítulo dosTestimonios sobre Trayectorias de Liderazgo de Adolescentes Mujeres

Presentación

Paola estudia Sociología en la Universidad Hermilio Valdizán de Huánuco. Durante los años 2014 y 2015, Paola integra la Organización Niños, Niñas

y Adolescentes, y participa activamente en el Programa de Participación de Paz y Esperanza, organizando los Encuentros Distritales “¡Yo también tengo algo que decir!” y promoviendo las acciones de incidencia de la Ruta de Denuncia ante las autoridades del Gobierno Regional. Sin embargo, el interés por la cuestión social, nace en los tiempos de participación en el colegio, como fiscal escolar y promotora de prevención del consumo de drogas, promovida por la organización De Vida. Actualmente, Paola es integrante de la Red de Jóvenes de Huánuco, un colectivo cívico.

“En esos tiempos participaba regularmente como líder. Lo que me ayudó a superar el miedo fueron los concursos que organizaban en el colegio”

Paola desarrolla tempranamente experiencias de liderazgo a través del ejercicio de la fiscalía escolar y como promotora de un programa de prevención contra las drogas en su colegio. Ambas experiencias exigen el uso de la palabra en público y la organización de acciones colectivas, que influyen en el desarrollo del liderazgo en los espacios públicos:

“Entré a Paz y Esperanza en el año 2014; pero antes, en el colegio, he sido presidenta de líderes y he participado en varios eventos de De Vida. Este programa se ocupaba de la prevención del consumo de la droga en los colegios de Huánuco. Al igual que mi hermana, a mí me gusta participar en los eventos sociales.

Desde la primaria me involucré en las actividades sociales. Cuando estuve en cuarto de primaria ya nos invitan a las charlas que organizaba el Gobierno Regional de Huánuco. En esas charlas se trataban sobre la trata de personas y las drogas. Desde entonces, fue naciendo en mí, el interés por la cuestión social y fui entendiendo poco a poco estos problemas.

Estando en quinto de secundaria fui elegida fiscal superior. Salía mucho del colegio por los eventos que había. A los fiscales y brigadieres nos llevaban a diferentes eventos; por eso, me descuidé de mi salón,

testimonio n° 1

Adolescente Paola

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que estaba muy abocado en la fiesta de la promoción. Eso me costó la marginación de mis compañeros.

Como fiscal ayudé en varios casos, como la identificación de adolescentes embarazadas. Hubo muchas chicas que se embarazaron estando en el colegio. Otro problema que vimos fue el bulling. En los colegios siempre se forman grupos y cuando los chicos no se unen a los grupos o no están de acuerdo con estos grupos, sus líderes empiezan a atacarlos en forma verbal, luego, con golpes. La Fiscalía (Ministerio Público), daba tres a cuatro charlas al año a todo el colegio, pero no ayudaba a profundizar mucho.

Para mí ha sido importante también el haber participado en el programa de De Vida. Ese programa me ayudó a superar el miedo de hablar en público. De Vida daba charlas en los colegios y organizaba actividades deportivas de fútbol y vóley; hacíamos marchas en los días festivos para sensibilizar a la gente sobre los daños que causa el consumo de drogas. De Vida solo daba temas básicos, no profundizaba. Lo que me ayudó más fueron los concursos porque permitía hablar en público. En esos tiempos participaba regularmente como líder; pero mi coordinador me decía, que era una mala líder porque yo hacía el trabajo casi de todas. Las chicas eran muy relajadas. Durante este tiempo, bajé mis promedios, me afectó por ejemplo para optar la Beca 18; pero no me arrepiento de haber participado en el desarrollo de ese programa”.

Soportes familiares débiles La familia de Paola provee escasos soportes para el desarrollo de habilidades sociales a sus integrantes, especialmente adolescentes, por las prioridades diferenciadas y las relaciones de violencia en la familia; sin embargo, estos factores no han sido obstáculos para el desarrollo del liderazgo en ella:

“Mis padres han desarrollado una relación muy compleja. Mi papá ha sido una persona muy celosa y mi mamá muy sumisa, al punto que llegó a golpear a mi mamá; por eso, mi mamá decide separarse. Ellos viven separados. Mi familia también tiene otro problema. Mi hermano toma mucho y se vuelve una persona muy violenta. Pero lo quiero un montón. Creo que las cosas pasan por algo. Cuando a uno le pasan cosas malas, hay que ponerse más fuertes (llora). Si mi hermano cambia, mejoría las relaciones en la familia. Creo que mi hermano es así porque mi papá también es así. Ese fue el motivo para que mis padres se separaran. Yo he hablado tanto con mi hermano y él no cambia. Debe tener algo en el corazón que no lo saca, no se ha abierto todavía y eso lo que más me molesta”.

“(En Paz y Esperanza) nos capacitamos en la Ruta de

Denuncia para informar, sensibilizar y denunciar el

acoso y violación sexual a niñas y adolescentes”

Capítulo dosTestimonios sobre trayectorias de liderazgo de adolescentes mujeres


Paz y Esperanza ofrece un programa de capacitación, en el que las adolescentes como Paola adquieren capacidades de prevención de la violencia sexual y denuncia de casos de abuso sexual ante las autoridades de justicia. Estas adolescentes se familiarizan con instrumentos y prácticas de prevención de la violencia a través de los encuentros, talleres y consejerías:

“Estando de fiscal, el año 2014, mi coordinador me dijo que si podía ir a una invitación y yo dije, voy. Vine con una compañera fiscal y me gustó el programa (de Paz y Esperanza), el modo como se desarrollaba y cómo hablaban. Venía porque me gustaba, no tanto por compromiso. Yo participaba en varios talleres y fue elegida facilitadora de los encuentros. Un evento que hacen todos los años. Fui facilitadora en estos eventos. Nos capacitábamos para dar los temas en los encuentros.

En los talleres hablábamos sobre el bulling, acoso sexual y otros temas, pero yo me basé más en esos dos temas: bulling y acoso sexual. Sería muy importante que los profesores profundicen el tema de bolling y acoso sexual, sobre todo con los niños y adolescentes para que puedan protegerse frente a estos problemas. Nosotros abordamos la prevención frente a estos problemas. Hay chicas que han sufrido violación pero no tienen la capacidad para denunciar a sus agresores. Los colegios deben ocuparse más sobre estos casos y armar programas de prevención.

Durante el tiempo que estuve en el Programa de Paz y Esperanza, trabajamos también la Ruta de Denuncia. Este es un instrumento de denuncia, indica cómo los niños y adolescentes pueden denunciar ante las autoridades los casos de violación y abuso; según este instrumento, los niños y adolescentes también pueden denunciar. Hasta ahora los únicos que pueden hacerlo son las personas mayores. Por otro lado, las autoridades de justicia, las victimizan cada vez que van a la justicia: policía, fiscalía, Poder Judicial. Por otro lado, para que no cambie su versión y estén protegidas, se deben instalar las cámaras Gesell. Entonces, nosotros nos capacitamos en la Ruta de Denuncia para informar, sensibilizar y denunciar el acoso y la violación sexual a las niñas y adolescentes”.

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Paola participa en los encuentros, espacios de elaboración participativa de propuestas sobre medidas de prevención y atención de las niñas y adolescentes que han sido víctimas de la violencia sexual. Las adolescentes discuten sus propuestas con las autoridades regionales y los candidatos al Congreso por Huánuco. Algunas de estas propuestas fueron traducidas en medidas políticas:

“En los encuentros hacíamos las cosas que queríamos pedir a las autoridades. Este material, presentamos ante las autoridades. Uno de esos encuentros coincidió con el cambio de autoridades de la región. Estaban ahí los que se querían lanzarse a la acción política, como la Sra. Beteta que decía que “nosotros ayudaremos a los niños, si mi partido gana”; pero, nosotros le dijimos que tienen que apoyar a los niños “sí o sí” y no sólo cuando sus partidos ganen. Ellos no se esperaban reacciones como éstas. Los acuerdos no pueden quedarse en las cuatro paredes, firmar y chau. No, no es así, sino que tienen que cumplirse.

Nosotros somos el presente y el futuro del Perú; por ello, las autoridades tienen la obligación de ayudarnos. Me acuerdo, que en una de esas reuniones, un señor mayor se paró y dijo “los niños no van a hacer valer sus derechos, no van a poder hacer cumplir los papeles (acuerdos) que están firmando porque son niños”. Una de mis compañeras le contestó, diciendo: “nosotras también tenemos derechos, por los cuales tenemos que opinar”.

Los acuerdos que firmaron las autoridades los están implementando ahora. Es decir, se está aplicando la Ruta de Denuncia en Huánuco. Nuestro esfuerzo ha tenido sus frutos. Lo novedoso fue que nosotras mismas salimos a hablar y no que otros hablaran por nosotros”.

“La Ruta de Denuncia se está aplicando. Nuestro esfuerzo ha tenido sus frutos. Lo novedoso es que nosotros mismos (adolescentes) salimos a hablar”



“Lo que he aprendido en Paz y Esperanza ha reforzado las cosas que había aprendido con De Vida y he aprendido (también) cosas nuevas”

Paola evalúa su historia de vida como una trayectoria de liderazgo, que empieza en el colegio a través de sus experiencias como fiscal escolar y promotora escolar. Esta trayectoria cobra mayor firmeza en el programa de Paz y Esperanza, especialmente en los encuentros con los adolescentes y en las discusiones sobre las relaciones jerarquizadas de género:

“Lo que he aprendido en Paz y Esperanza reforzó las cosas que había aprendido con De Vida, pero en Paz aprendí cosas nuevas. Estas experiencias me sirvieron para ayudar a los niños y adolescentes que sufren daños; por otro lado, me ayudó mucho que me eligieran como facilitadora para los encuentros. Yo fui facilitadora en los encuentros de la Granja Linderos donde trabajamos la Ruta de Denuncia. Nos capacitaron para trabajar la Ruta de Denuncia. Igualmente, en los encuentros que se desarrollaron en la Hacienda Santa Cruz.

Ha venido la gente de Save The Children para explicarnos sobre el machismo y la equidad de género, es decir, de cómo la sociedad crea unos moldes; según los cuales, el hombre es superior a las mujeres, y el hombre no puede salir de ese molde. Fue muy interesante reflexionar sobre cómo la sociedad se maneja solo con una sola idea potente y que no acepta las demás ideas, o las relega, y quiere meter a todos en esa sola idea, y los que no están

de acuerdo con esa idea son considerados anormales. Profundizamos con videos sobre estos temas. Hay expresiones muy frecuentes que utilizamos para intimidar a los varones, por ejemplo decimos: “corres como una niña”. Eso es un insulto para las mujeres, nos hacen aparecer como muy delicadas y frágiles, y a los hombres como los fuertes, que tienen la fuerza, que pueden resolver problemas.

Los encuentros me ayudaron mucho. Me ayudó a perder el miedo y la vergüenza. Por ejemplo, el hecho que me haya atrevido a dar charlas. No es nada fácil dar charla a los compañeros. Te ayuda a desenvolverte mejor. A mi mamá le gusta que participe. Me dice que es algo bueno, que me ayuda a desenvolverme. A mi hermana igual. Mis hermanos no me dicen nada”.

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Presentación

Gabriela estudia Ciencias de la Comunicación en la Universidad Hermilio Valdizán de Huánuco. Durante los años 2014 a 2016, ella ha participado

en el Programa de Participación de Paz y Esperanza. Actualmente, Gabriela vive con su abuelo y un hermano menor en la ciudad de Huánuco. Su madre trabaja en el pueblo de Uchiza, como psicóloga en un colegio estatal; su padrastro, un militar retirado, trabaja también fuera de Huánuco. Gabriela ha experimentado dificultades en la casa familiar desde pequeña debido a la ausencia del padre y la violencia familiar; sin embargo, ella ha desarrollado habilidades sociales para afrontar estas adversidades y al mismo tiempo, una rica trayectoria de liderazgo.

“Mi padrastro siempre ha sido un problema en mi familia”

Desde niña, Gabriela ha vivido en un hogar inestable, marcado por la ausencia del padre y la presencia de un padrastro agresor, la violencia familiar y la relación inestable entre la madre y el padrastro; sin embargo, Gabriela encuentra en el abuelo, la figura de seguridad emocional y de protección cotidiana:

“Yo no vivo con mi papá. Vivo con mi mamá, mi padrastro y mi hermanastro. En mi casa siempre ha habido violencia. Cuando era pequeña, mi padrastro golpeaba a mi mamá y a mí también. Generalmente cuando tomaba, nos golpeaba. Él es militar y creo que él también fue tratado con violencia. El viene de una familia disfuncional. Mi padrastro siempre ha sido un problema en mi familia.

Yo no me he llevado bien con mi padrastro. Hasta ahora no me llevo bien con él. Ahora, yo vivo con mi abuelo. Mi mamá tiene una relación muy rara con mi padrastro. Se separan, vuelven; se separan y vuelven. Yo vivo con mi abuelo y mi hermanito menor. Por cuestiones de trabajo, mi mamá se fue a Uchiza y mi padrastro también trabaja fuera de Huánuco; entonces, yo vivo con mi hermanito, lo cuido, lo cocino. En algunos aspectos, mi hermanito es como su padre. Mi abuelo es el que más me ha cuidado. Me tiene un gran cariño porque siempre está pendiente de mí. Él ya tiene 86 años”.

testimonio n° 2

Adolescente Gabriela


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cercana y contar con un nuevo soporte emocional y de protección:

“Siempre me ha gustado hablar. Participaba mucho en mi colegio, en canto, en teatro y en otras actividades que se desarrollan en el colegio. Al inicio fui muy tímida, creo que por la violencia que había en mi casa. Mi padrastro me insultaba siempre. Me decía “eres fea, eres fea” y cosas así. Yo siempre me veía en el espejo, para ver si realmente era fea. Eso lo hice hasta el primer año de secundaria.

Mis amigos me han ayudado a valorarme. Ellos me decían que no era fea, que era bonita y todo eso. Ahora estoy mucho mejor. Todo se supera. Se trata de ser mejor cada día. Los amigos rescataban lo mejor de mí. Lo mejor de mí es que soy única y que me estoy queriendo más y más. Siempre me comparo con mi mamá. Si ella es así, yo tengo que ser distinta. En mi mente siempre está el ser mejor persona, en valorarme como persona, no dejar que me lastimen. Yo no he tenido una familia. Siempre mi padrastro ha estado ahí, una persona ajena a mi familia. No he tenido la suerte de vivir con mi papá.

El año pasado vi a mi papá por primera vez. Fue un encuentro raro. Me llegó un mensaje por Facebook. Un mensaje muy largo. Yo pensé que era de mis amigos. Leí. En este mensaje me decía que “soy tu papá”. No sabía qué hacer, si ponerme triste o ponerme alegre. No le reproché nada, más bien traté de actuar con cordialidad. Yo le escribí diciendo “gracias por acordarte”. El me pasó pensión desde pequeña. Sentí como que alguien me estaba valorando; a pesar de todo, me estaba pidiendo disculpas.

Nos encontramos en setiembre del año pasado. Fui con una tía a Lima. Al encontrarme, me dio tantos nervios. Estaba bien calladita. No podía decir ni una palabra.

“En mi mente siempre está el ser mejor persona, en valorarme

como persona, no dejar que me lastimen”

Gabriela descubre dos ámbitos de relación que la sacan progresivamente del aislamiento en que la sitúa la violencia familiar y la ausencia del padre: las relaciones de amistad y el encuentro con el padre. El sentirse reconocida por los amigos, mejora su autoestima y el sentimiento de valía personal. El encuentro con el padre abre la posibilidad de construir una relación interpersonal

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Solo quería llorar. Él hablaba con mis tías. Ellas le contaban todo lo que me había pasado. Mi papá me dio un abrazo, diciéndome que lo disculpara. Él trabaja en Lima. Es policía. Él tiene también su familia. Mi madrastra no quiere que hable conmigo. Tal vez sienta dolor o rencor, quien sabe; pero yo no tengo la culpa. Nuevamente, este año nos hemos visto con mi papá. Esta vez, si decidí contarle lo que me pasaba. Me llama. Me aconseja. Como le conté lo que me pasaba. Me dice que me va a ayudar hasta que termine la carrera.

Mi vida ha cambiado. Cuando era adolescente he sufrido más. Me sentía muy sola. Ahora que conozco a mi papá. He incorporado a alguien que es muy importante en mi vida.

La mayoría de mis amigos y amigas tiene problemas con sus padres. Los papás también toman y golpean a sus esposas. (..) El año pasado tuve un problema tan fuerte con mi mamá y le dije que me voy a ir de la casa. Ella me dijo que me fuera. Agarré y metí mis cosas en la mochica y me fui, pero me fui al colegio. Como mis amigos vieron mi ropa junto a los cuadernos, me dijeron que haces con tanta ropa, les dije que me quiero ir de la casa. Ellos me dijeron que eso no era la solución. (…) Ahora que no están mi mamá ni mi padrastro, creo que estoy un poco aliviada. Mi mamá me dice “por qué no me llamas, ni me escribes”. Recién empiezo a valorar a mi mamá. Pero más aliviada porque siento que puedo ser responsable”.

“En los Encuentros de Paz y Esperanza hablábamos sobre qué podíamos hacer frente a la violencia y el mensaje era que “no te quedes callada, tú

también tienes algo que decir”

En los talleres, Gabriela adquiere una comprensión más cabal sobre la violencia, su condición de víctima de la violencia familiar y los derechos de los niños, niñas y adolescentes; al mismo tiempo, en los encuentros Gabriela toma conciencia sobre la importancia de encarar la violencia y cambiar las relaciones de violencia familiar. Los talleres y encuentros son recordados como espacios de camaradería, que preparan para modificar las relaciones de violencia:



“Paz y Esperanza empezó a convocar a todos los brigadieres y fiscales, pero en mi salón hubo solo tres alumnos destacados que iban a las charlas de Paz y Esperanza. Yo quería ir pero no podía porque era solo para fiscales y brigadieres. Cuando uno de mis amigos no quiso ir a Paz, yo pedí ir en su reemplazo. Fui entusiasmada y ahí encontré a muchos alumnos. Fue así como ingresé a Paz y Esperanza.

Me entusiasmó Paz y Esperanza especialmente por los temas que hablaban, como la violencia; por eso, dije que quería participar. Me interesó el tema porque yo estaba viviendo violencia en mi casa.

Lo que más me gustó de Paz y Esperanza es que nosotras podíamos hablar, opinar y expresarnos libremente. La mayor parte de las charlas a los que había asistido solo hablaban y hablaban. Las charlas de Paz y Esperanza eran diferentes. A parte que aprendías, te divertías. Aprendíamos a través de los juegos. En las charlas de Paz y Esperanza empleaban mucha dinámica.

No tenía un concepto sobre lo que es la violencia. Yo solo tenía idea de la violencia a partir de la violencia que sufría en mi casa, que mi mamá y mi padrastro me violentaban. Es decir, no tenía un concepto sobre la violencia. Sin embargo, en Paz y Esperanza aprendí sobre la violencia y las diferentes formas en que se expresa, que había no solo la violencia física, sino también psicológica, sexual y otras formas. Me ayudó a entender que realmente yo estaba sufriendo violencia. Así como el alcoholismo y la drogadicción provocan efectos, la violencia también genera secuelas.

No sabía sobre los casos de explotación de niños, tampoco sabía sobre mis derechos y mis deberes, como por ejemplo, el Código del Niño y Adolescente. Así, conocí mejor sobre la trata de personas y los

derechos, mis derechos. En el colegio te enseñan sobre los derechos, pero en forma general, no en detalle como aprendimos en Paz y Esperanza.

Hacíamos también encuentros. Lo más bonito era que nosotros dábamos ideas. Estos encuentros duraban tres días. Nosotros sabíamos a qué íbamos. No tanto a divertirnos. Íbamos con una finalidad, de aprender, y no tanto porque nos sobraba tiempo. En esos encuentros hablábamos sobre qué podíamos hacer frente a la violencia y el mensaje era que “no te quedes callada, tú también tienes algo que decir”. En las familias, los adultos siempre hablan o te dicen que no tienes que hablar cuando los adultos hablan, pero los encuentros de Paz eran diferentes: allí teníamos que hablar, dar nuestras opiniones y expresar lo que pensábamos. Los profesores también te hacen sentir muy insegura

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porque siempre te están diciendo: yo sé más que ustedes. Los encuentros nos preparaban también para decir a los profesores que “yo también tengo algo que decir”. En los encuentros nos motivaban a pensar qué podemos hacer frente a la violencia”.

“Yo ya no asumí el papel de pasividad frente al maltrato de mi padrastro, sino que busqué como poner en alto a ese problema”

Gabriela encara el maltrato que sufre en el hogar y especialmente frente a su agresor, que es un miembro de su familia: padrastro. Ella opta por la persuasión como estrategia porque busca el cambio de comportamiento del agresor; sin embargo, considera hacer uso de la denuncia cuando la persuasión no logra sus objetivos:

“En mi casa, yo ya no asumí el papel de pasividad frente al maltrato de mi padrastro, sino que busqué como poner en alto a este problema. Yo le decía ya: “si sigues así, yo te voy a denunciar”. Yo me armaba de carácter y empecé a retar a mi padrastro; pero, lo enfrenté no con violencia sino con el cuestionamiento, le decía “tú qué problema tienes con mi mamá. Las cosas se solucionan hablando”. Yo buscaba hacerle capacitar. Cuando estaba borracho no lo enfrentaba, sino cuando estaba sano. Le increpaba con lo de mi hermanito también, le decía: “¿Cómo va a crecer mi hermanito, quieres que sea como tú de adulto?”. Yo buscaba siempre en

recapacitarlo. Esto le ayudó mucho a mi padrastro. Por ejemplo, ahora ya no viene de frente a atacarnos, cuando está molesto o borracho se va de la casa.

Yo creo que la solución no es actuar con violencia. La violencia genera más violencia. Lo mejor es hablar, hacer que recapacite y buscar soluciones duraderas. Pero cuando no cambian con eso, ya hay que denunciarlo. La familia tiene que cambiar, no esperar que alguien de fuera venga y solucione el problema.

En mi familia veo un cambio. No tanto al 100%. Por ejemplo, mi padrastro ya está apaciguando más. Mi mamá también. Antes le discutía a mi padrastro que venía borracho. A mí también me escuchan porque ya no me quedo callada. Estoy tratando de ayudar a mi mamá. Habla también ya un poco más con mi padrastro pero no hay confianza todavía con él. Mi mamá ha avanzado bastante. Ella está trabajando en Uchiza. Ella estudió psicología, lo dejó porque quedó embarazada de mí, lo retomó y terminó. Ahora está trabajando en un colegio de Uchiza. Está tratando de ayudar”.

“Paz y Esperanza nos ayudó también a detectar los

problemas que afectan a los chicos y chicas en el colegio”

Gabriela se va interesando también en la vida de otros adolescentes del colegio que como ella sufren violencia en sus hogares, poniendo en práctica ciertas estrategias aprendidas en el programa de formación, como la



identificación de las víctimas, animar a los afectados que hablen sobre el problema de la violencia y hacer denuncias siguiendo ciertas pautas:

“Paz y Esperanza nos ayudó también a detectar los problemas que afectan a los chicos y chicas en el colegio. Por ejemplo, nos ayudó a identificar ciertas actitudes, como el estar reprimido, el estar callado, el aislamiento; la manera en que habla, con tono bajo; la forma en que mira, no mira a la cara, te desvía la mirada; o no está con los amigos; que generalmente, se va rápido. O también al otro extremo, chicos que son muy violentos. Eso fue bueno, que nos ayudó a identificar los problemas de la violencia en los chicos y chicas del colegio. Una estrategia de aprendizaje de estas cosas fue el teatro. Se usan técnicas que enseñan a identificar este tipo de problemas.

Por otro lado, decidimos juntarnos más con las personas que sufren violencia porque la mayoría de ellos no confía sobre sus vidas. Les animábamos para que no se queden calladas. Esas cosas aprendimos en Paz. Había como tres pasos: cómo detectar, como animar a que los afectados hablen y denunciar. Lo que más buscábamos era que cuenten lo que les pasaba, que hablen, que no se queden callados o calladas. Que hablen con los profesores, con las personas de confianza, o con su mejor amigo. Cuando sufres violencia, no necesariamente tienes que hablar con algún mayor; puedes ir a denunciar solo o con un amigo. Yo pienso que ir solo es mejor porque no te avergüenzas.

Llevábamos un cuaderno para detectar casos de chicos o chicas que sufrían violencia en el colegio. Por ejemplo en mi caso, yo hablaba primero con mi tutora. Recurríamos más a los profesores del colegio, no tanto a la fiscalía o a la policía”.

“Íbamos a exponer nuestras ideas a las autoridades.

Solicitamos más presupuesto para identificar casos y

canalizarlos hacia las autoridades de justicia”:

Junto con sus compañeros del Programa de Participación, Gabriela entra al campo de la discusión y generación de acuerdos sobre sus propuestas de prevención y atención

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de los niños y adolescentes afectados por la violencia, con las autoridades especialmente del Gobierno Regional de Huánuco; aunque, estas acciones hallan pocas respuestas que se traduzcan en medidas políticas:

“Íbamos a exponer nuestras ideas a las autoridades. A ellos, solicitamos más presupuesto para ver estos casos y que nos ayuden a identificar y canalizarlos hacia las autoridades de justicia. Nos reuníamos con las autoridades, pero no tanto con el presidente regional o los alcaldes. Venían más sus representantes. Yo creo que tendrían que estar más las autoridades que toman decisiones, no? Porque se trata de situaciones que afectan a muchos adolescentes y jóvenes.

Siempre nos dicen que nosotros somos el presente y el futuro, pero también nosotros necesitamos apoyo de las autoridades. Las autoridades están más preocupadas en las obras. Bueno, no discrepo que se hagan obras porque es importante que Huánuco crezca; pero también deben atender temas como la violencia. Siempre hay violencia en los hogares. Es importante tener datos sobre cuántos jóvenes sufren violencia para hacer algo. Las autoridades no se preocupan para afrontar la violencia, siempre están pensando en que la gente les recuerda por los puentes y las carreteras que hicieron”.

“Quiero trabajar con los jóvenes, originar cambios y dejar huella en Huánuco”

Otro punto importante en el testimonio de vida de Gabriela es la proyección de futuro a partir de su experiencia de lucha contra la violencia y el desarrollo de

una trayectoria de liderazgo: trabajar con los jóvenes y originar cambios para solucionar los problemas sociales:

“Yo quiero trabajar con los jóvenes. Quiere terminar de estudiar comunicación y tal vez hacer una segunda carrera, sociología. A veces pienso también en ser alcalde de Huánuco. Yo pondría más interés en solucionar los problemas sociales, como el machismo, la violencia contra las mujeres, la violación de los niños y adolescentes. Quiero originar el cambio, como Paola. Ella también quiere hacer cambios. Es una amiga muy chevre. Muchos jóvenes no proyectan, solo piensan en divertirse, solo vivir el momento presente. Yo quiero dejar huella. Algo marcado en Huánuco”.




Presentación

Juliana estudia derecho en la Universidad de Huánuco. Ella se integra al Programa de Participación de Paz y Esperanza siendo fiscal

escolar, en el cuarto año de secundaria. Juliana vive con sus padres y una hermana menor. Su padre es contratista de obras de viviendas y su madre, ama de casa. Juliana tiene varios hermanos mayores de compromisos anteriores de ambos padres, con quienes ha desarrollado escasos vínculos familiares. Una de sus tutoras ha jugado un papel importante en su formación escolar y en el desarrollo de su trayectoria de liderazgo durante la etapa de estudiante en el colegio.

“Siempre me han elegido como presidenta del salón, desde el primero hasta el quinto de secundaria”

Juliana ejerce liderazgo en su colegio desde los primeros años, como brigadier, fiscal escolar y presidente de su aula. Ella sostiene que sus compañeros la elegían para el ejercicio de estas funciones por su buen comportamiento y rendimiento académico; al mismo tiempo, Juliana desarrolla liderazgo en los programas de organizaciones externas al colegio, como De Vida, y Paz y Esperanza:

“Desde el primero de secundaria he sido brigadier en mi aula. Una de las tutoras ha seguido mi desempeño hasta el quinto año de secundaria. Como brigadier era una autoridad en mi salón y participábamos en distintos talleres, especialmente sobre la prevención del consumo de drogas. Había muchos casos relacionados con la droga en Huánuco.

Con la ayuda de la tutora, en el colegio, me acerqué a los talleres sobre derechos de los niños, cuando era fiscal. Éramos cinco líderes de cada salón. De este modo, me contacté con Paz y Esperanza. Nuestra misión como fiscal era observar y reportar diariamente casos de violencia a la profesora y tutora, pero más a la tutora, a la que teníamos más confianza.

testimonio n° 3

Adolescente Juliana


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A mí me eligieron como brigadier por mi desempeño y mi comportamiento. Era una de las primeras del salón y tenía un buen comportamiento que aprendí de mis padres. Como brigadier aprendí a ser más responsable y me fui mentalizando sobre el futuro, vas madurando poco a poco. Maduré más en comportamiento. Siempre me han elegido como presidenta del salón, desde el primero hasta el quinto de secundaria. Los mismos alumnos te escogen para ser brigadier. Siempre me elegían a mí.

En el colegio se hacían muchas actividades, por ejemplo, el Día del Logro. En ese día, los alumnos exponen. Esta actividad se hace dos veces al año. De igual modo, De Vida organizaba talleres de prevención frente a la droga. Allí participaban casi todos los alumnos y padres de familia. De Vida ha trabajado mucho en los colegios. En este trabajo

se elegían a los fiscales. Hacían charlas mediante videos, luego, hacían deporte, competencia de fútbol y vóley entre los colegios.

En cuanto a la relación con los profesores, yo tuve una buena tutora. Al principio era muy recta. Iba al colegio con mis mechones y esta tutora me exigía más, siempre me exigía más. Poco a poco me fui dando cuenta que me tenía cariño y la llegué a considerar como mi segunda madre. Recuerdo también a otras profesoras, como la de Lengua. Ellas me ayudaron mucho a hablar en público, a expresarme. Por eso, ahora, en este campo, no he tenido problemas en la universidad”.

“Mis padres me han dado la alimentación, vivienda y

otras cosas, pero no me han podido ayudar más (…). La

mayor parte de lo que soy, se debe a mi esfuerzo y al de mis

compañeros”

Juliana es muy crítica frente al comportamiento machista del padre y la actitud sumisa de la madre, y el escaso reconocimiento que recibe de ellos por sus logros escolares. Ella siente y percibe que está construyendo una historia de vida diferente a los de sus padres y hermanos mayores, y demanda reconocimiento por ello:

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papá siempre me tenía con eso: “tú vas a ser como ellos”. Eso es lo que me molesta más; pero eso, me ha empujado a sobresalir. Mis padres nunca han ido a recoger mis libretas o diplomas del colegio. Mi tutora siempre ha sido la que ha recogido. Yo le decía a mi papá: “mira, todas mis notas están en azul y mi comportamiento es bueno en el colegio”. Le digo algo más: “mira, yo tengo ya 18 años, no te he traído ninguna vergüenza”. Es más, mi padre ha recibido felicitaciones por mí. Tal vez, por eso, mi padre ha ido pegándose a mí, poco a poco. A veces, los errores de los demás pesan mucho. Te dicen cosas que han hecho otros y no se fijan en lo que uno está construyendo”.

“En las charlas teníamos que hablar; había mucha

participación, te daban mucha confianza; nosotros mismos poníamos las reglas, como

llegar puntual a las charlas, ser respetuosos con las opiniones

de los demás”

Juliana describe los programas formativos de Paz y Esperanza como espacios de participación, confianza y diálogo, que le permiten desarrollar capacidades para hablar, opinar, discutir y actuar; al mismo tiempo, establecer relaciones interpersonales que hacían posible la convivencia entre estudiantes de colegios generalmente rivales:

“Mis padres me han dado alimentación, vivienda y otras cosas, pero no me han podido ayudar más porque no son profesionales. Entonces, la mayor parte de lo que soy, se debe a mi esfuerzo y al de mis compañeros. Mi padre es muy inteligente. A pesar de no ser una persona profesional, él ha logrado muchas cosas. Él es maestro de obras y contratista. El encuentra obras grandes, contrata personas y dirige obras. Primero fue albañil, luego maestro de obras y ahora es contratista. Todo esto lo ha logrado en base a su experiencia.

En cuestión de trato, yo tengo más confianza con mi mamá. Mi padre siempre está más abocado a su trabajo, no tiene tiempo para nosotros. Viene cansado, no se da tiempo para los hijos. Tengo hermanos mayores, en el primer compromiso de mis padres, tanto de mi papá como de mi mamá, pero no soy tan allegada a ellos. Vienen muy raras veces a mi casa.

Mi papá es muy machista; por ejemplo, él ha tenido queridas y mi mamá ha sido callada, lo aceptaba nomás. He crecido con un resentimiento hacia mi padre. Él pegaba a mi madre. Antes, hasta me mandaba a lustrar sus zapatos. Teníamos que levantarnos temprano para prepararle su desayuno. Mi papá era muy machista, pero ahora ha cambiado. Ha cambiado bastante. El nacimiento de mi hermana menor lo hizo cambiar. Creo que cambia también porque se está volviendo más viejo y piensa que le vamos a tratar mal cuando sea anciano; aunque, nos traten bien o mal, nosotros tenemos que apoyarlo.

Los padres cuando toman siempre hablan de los logros de sus hijos, dicen “mi hijo es tal…mi hija es tal”. Hasta ahora, mi padre todavía no puede decir eso, pero yo le digo: “papá tu hija va a ser abogada y mucho más”. Eso es mi meta, que mis hermanos menores sean mejores que yo. Como mis hermanos mayores le han fallado, mi



“Yo ingresé al Programa de Paz y Esperanza con las charlas sobre los derechos del niño y el Código del Niño. Elegían a cinco líderes por cada salón. Una de las elegidas fui yo. La mayoría de las charlas a las que había asistido eran aburridas; pero, como teníamos que ir, íbamos nomás. Pero la primera charla a la que asistí en Paz me gustó mucho. Se hacían historias de vida, en que los invitados teníamos que hablar y actuar. Había mucha participación, te daban mucha confianza. En esas charlas, nosotros mismos poníamos las reglas, por ejemplo, llegar puntal a las charlas; ser respetuosos con las opiniones de los demás. Generalmente, si uno dice algo mal, los chicos se burlan; pero, como nosotros mismos habíamos puesto las reglas, teníamos que respetarlas. Una de las cosas que aprendimos fue que todas las opiniones eran válidas o dignas de ser escuchadas.

Nos daban charlas sobre diferentes temas, por ejemplo, la violencia contra los niños y adolescentes. Lo que más me gustaron fueron los encuentros fuera, a donde nos íbamos por dos días. Ahí dábamos charlas porque nos preparaban para ello en las oficinas de Paz y Esperanza. A esos encuentros, íbamos alumnos de varios colegios. Socializábamos entre estudiantes porque en Huánuco generalmente hay mucha rivalidad entre los colegios. Así aprendimos a convivir entre nosotros. Eso era la dinámica, a nosotras nos preparaban y dábamos las charlas.

“Las charlas nos ayudaron a mostrar liderazgo frente a las autoridades de Huánuco. (…)

Nosotros teníamos que hablar y opinar frente a ellos. Eso es algo

que crea Paz y Esperanza”

Juliana da cuenta de la dinámica de construcción de las agendas de prevención y atención a los NNA afectados por la violencia: discusiones, debates y acuerdos sobre propuestas en los encuentros “¡Yo también tengo algo que decir!”; pérdida de miedo para hablar con las autoridades; desarrollo de acciones de incidencia; traducción de agendas en acuerdos, y el seguimiento al cumplimiento de dichas agendas.

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“Estas charlas nos ayudaron a mostrar liderazgo frente a las autoridades principales de Huánuco. Nosotros fuimos perdiendo el miedo frente a ellos. Ellos son generalmente los que hablan y ahora nos tocaba hablar a nosotras. Nosotras mismas preparábamos los materiales, nosotras mismas teníamos que hablar, teníamos que opinar frente a ellos. Eso es algo que crea Paz y Esperanza, en ninguna otra organización se hace así.

Después de los encuentros venían los diálogos con las autoridades. Presentábamos problemas de los niños, niñas y adolescentes. Las autoridades tenían que firmar un acta para que cumplan sus compromisos. Por ejemplo, trabajamos sobre la explotación sexual. Aquí, en Huánuco, se captan a las chicas para llevarlas a otros lugares de explotación sexual. En un parque que está cerca de la Plaza de Armas se colocaban avisos ofreciendo trabajos con buenas remuneraciones, pero no sabían que las iban a llevar a los lugares de explotación sexual. Entonces, pedimos a las autoridades que supervisen bien, todo tipo de avisos y salvaguardar de los engaños. También pedíamos a que las autoridades supervisen los locales, como las discotecas, que prohíban el ingreso de los menores. Si había menores tenían que ser retirados.

Se estaba promoviendo mucha permisividad, por ejemplo, durante el gobierno de Coco Giles se promovían muchas fiestas y borracheras, y los adolescentes se estaban acostumbrando a tomar. La plaza de armas se había convertido en un lugar de fiestas; igualmente, las escuelas. Que no haya bares cercanos a los colegios. Pedíamos que se cumplan los artículos de la Constitución Política, que prohíbe el establecimiento de bares y night clubs cerca a los colegios.

Otra cosa que promovimos fue la Ruta de Denuncia de casos de violación a las niñas. Los violadores pueden ir a la cárcel, pero como efecto de las violaciones quedan secuelas. Esta ruta consideraba la investigación del antes, del suceso y después de ocurrida la violación.

Nosotros planteábamos los problemas y la solución. Ellos tenían que firmar en las actas de compromiso para ayudar y desarrollar acciones de prevención y atención a las adolescentes. Esas actas tenían que cumplirse. Si es que no cumplían, el siguiente año, igualito, hacíamos lo mismo. Les decíamos, Sr. Ud. ha firmado un acta y tiene que cumplir. Nosotros no podíamos retirarlos, pero sí podíamos ventilarlo en la prensa y como político prácticamente quedaban mal. La organización sigue haciendo eso”.

“Allí (en el Congreso) tuve que hablar a los congresistas. Hablé mirando la cara a los

congresistas. Creo que lo hice bien. Me sentí orgullosa de

mí misma”

Un acontecimiento que marca la trayectoria de liderazgo de Juliana es su presentación ante el Congreso de la República, levantando la problemática de la violencia sexual contra los niños, niñas y adolescentes en Huánuco, y demandando medidas de prevención y atención a



los congresistas para encarar esta problemática. Una experiencia clave en la construcción de la trayectoria de liderazgo en la vida de Juliana, de la que se siente muy orgullosa:

“Una de las participaciones que me ayudó mucho y en la confianza con mi papá fue el haber ido al Congreso en Lima. Paz y Esperanza organizó para que un representante de Huánuco vaya a Lima para presentar un problema que vulnera los derechos de los niños, niñas y adolescentes. Me eligieron. Esta representación fue por elección y autorizada por el colegio y el padre de familia. Nos prepararon también. El problema que afecta a los niños y adolescentes era la violencia sexual.

Fui al Congreso. Allí estaban los congresistas y la prensa. La cuestión era que tenía que ir bien como mi tutora o mi papá, pero mi tutora dijo me dijo que hay poca comunicación con tu papá y quiero que vayas con él. Al final fui con mi papá. Él no tenía que hablar, solo tenía que acompañarme. Eso hizo también que el lazo de comunicación fuera más fuerte. Desde entonces, mi papá me valora más. Allí tuve que hablar a los congresistas. Me sentí orgullosa de mí misma. Hablé mirando la cara a los congresistas. Creo que lo hice bien. También fui a RPP Noticias y allí también me entrevistaron. Mi papá me miraba nomás cuando hablaba”.

“El programa de Paz me ha ayudado a tomar conciencia

sobre los derechos. Los niños y adolescentes tenemos

derechos. (…) Lo que quiero hacer con mi carrera es que las leyes se cumplan y protejan los

derechos de los pobres”

Juliana reconoce que el programa de Paz y Esperanza le permite sensibilizarse ante la vulneración de derechos de los NNA y de la población pobre, que se produce en los casos de violencia sexual y el escaso acceso a la justicia; al mismo tiempo, esta experiencia habría influido en la elección de Derecho como carrera profesional, que actualmente estudia en la Universidad de Huánuco:

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“El programa de Paz y Esperanza me ha ayudado a tomar conciencia sobre los derechos de las personas. Las personas tenemos derechos. Los niños y adolescentes tenemos derechos. Por otro lado, creo que todo esto ha pesado para estudiar Derecho, para ayudar a las personas. Eso quiero hacer en la vida. Puedo ayudar a las familias pobres de Huánuco. Como la gente pobre no tiene dinero no se les hace justicia.

Las normas y leyes fueron hechas para que se cumplan. Eso es lo que quiero hacer con mi carrera, hacer que las leyes se cumplan, protejan los derechos de los pobres. Hay personas que injustamente van a la cárcel o personas que tienen dinero se burlan de la justicia, quedando impunes. Con su dinero, pagan a los abogados y salen libres.

El programa me ha ayudado a sensibilizarme frente a la vulneración de derechos y que la justicia tiene precio en Huánuco. Antes de entrar al programa de Paz no sabía qué estudiar, el programa me aclaró lo que quería estudiar. A veces pensé en ser ingeniera, pero me decía “de qué vale estudiar algo si no te gusta”. Mi papá también me desanimaba, me decía “no vas a poder con abogacía, estudia una carrera como educación”; pero, yo me decía “eso no va conmigo”. Yo soy muy problemática cuando no se cumple con lo que tiene que ver con el derecho de las personas”.



Presentación

Rocío estudia Economía en la Universidad Nacional de Huánuco. Cuando cursaba el cuarto año de educación secundaria, se integra al Programa

de Participación de Paz y Esperanza, desarrollando una rica experiencia de liderazgo, que ya venía ejerciendo como fiscal escolar en su colegio. En representación de la Organización de Niños, Niñas y Adolescentes de Huánuco, Rocío participa en el III Encuentro Internacional de Organizaciones de Niñas, Niños y Adolescentes de Latinoamérica y el Caribe, promovido por Save The Children (2013). Tomando como referencia este evento, ella y sus compañeras del Programa Participación promueven activamente la organización de los Encuentros Distritales “Yo también tengo algo que decir” en Huánuco. En estos encuentros, ella y sus compañeras se constituyen en portavoces de las demandas de reconocimiento de derechos de los NNA y participan en los espacios de concertación regional, como la Mesa de Concertación de la Lucha contra la Pobreza y las acciones de incidencia regional.

“Trabajamos mucho como fiscales (escolares ambientales), logramos combatir la draga en los colegios de Huánuco”

Rocío inició su trayectoria de liderazgo en el colegio como fiscal escolar adjunta y, luego, como fiscal escolar superior. En el Programa de Participación de Paz y Esperanza fortaleció esta trayectoria, incursionando en las redes sociales de derechos de los niños y adolescentes, como la Mesa de Concertación de Lucha contra la Pobreza:

“Yo participaba como fiscal ambiental en el colegio. Ahí me inicié participando en el grupo de los chicos líderes. Cuando estuve en cuarto año, Paz y Esperanza empezé dando charlas a los fiscales de las I.E.; luego, se amplió a los municipios escolares, con chicos que querían participar, que tenían capacidades y cualidades para ser líderes. Se abordan diversos temas, como la violencia sexual, ruta de la denuncia, prácticas de acoso sexual, trata de personas, entre otros. Paz y Esperanza

testimonio n° 4

Adolescente Rocío

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me ayudó a consolidar estos conceptos, que ya había aprendido en los trabajos con De Vida. Yo empecé como fiscal en mi colegio. Daban charlas y se organizaban diversos concursos. Nos han dado bastante formación. Teníamos conferencias con fiscales de Huánuco y con fiscales de Lima. Yo fui fiscal desde tercero a quinto. Ya en quinto me nombraron fiscal superior ambiental y me llamaron a formar parte de la Mesa de Concertación de Lucha Contra la Pobreza. Me convocaron a la Mesa como representante de los niños.

Aprendí mucho en De Vida, pero sus charlas no eran como de Paz y Esperanza, que se hace con pocos. Convocaban a todos los fiscales de Huánuco. Hicimos muchas cosas, como las plantaciones en Amarilis y la formación de una organización ambiental. Cada mes

teníamos charlas. Hacíamos concursos. Los premios contemplaban viajes a Lima o en efectivo.

Mi participación en la fiscalía abrió mi mente. El primer tema que abordamos fue la trata de personas. Yo no había escuchado hablar de este tema. Realmente me parece un tema interesante. Esas charlas fueron fortaleciendo mi deseo de participar en las redes sociales. Para mí fue una experiencia única estar en la fiscalía. Comencé como fiscal adjunta. Mi colega de quinto era la fiscal superior escolar de la región. Ahora ella también está en la universidad. En mi caso, me fui vinculando con De Vida. Esta institución trabajaba con chicos que tenían problemas de conducta, drogadicción y delincuencia. En ese tiempo trabajamos con chicos de secundaria. Frente a la drogadicción, trabajamos mucho como fiscales. Logramos combatir la draga en los colegios de Huánuco. Se hacían requisas sorpresa en las aulas. Muchos chicos traían droga camuflado en la comida, como la papa rellena. (…) De Vida trabajó también con los padres”.

“Me dieron una base sólida sobre derechos, que todas las personas tenemos derechos. (…) Esas experiencias me permitieron liderarme a mí misma y liderar a otros chicos”



Rocío describe el Programa de Paz y Esperanza como un ámbito de participación y confianza, que facilita la adquisición de conocimientos sobre los derechos de los niños y adolescentes; desarrollo de capacidades para discutir, debatir y expresar sus opiniones en público, asumir mayor responsabilidad sobre su vida y la de sus compañeros y compañeras:

“Me ayudaron en una etapa muy vulnerable de mi vida, la adolescencia. Me dieron una base sólida sobre derechos, que todas las personas tenemos derechos. Me dieron también la base para expresarme libremente. Me dieron mucha confianza para hablar ante la gente, en público; que exprese lo que pienso. Otra cosa que aprendí es a valor la participación en los grupos porque también me vinculé a otros grupos, como los que tienen los chicos en la universidad. Allí conocí a Joel. Él es miembro de la RED DE JOVENES DE HUANUCO. Ese tiempo también participé en Paz y Esperanza. Esas experiencias me permitieron liderarme a mí misma y liderar a otros chicos.

Los talleres ayudan mucho. En los talleres había chicos bastante tímidos. Nosotros teníamos que darles mucha confianza para que hablen. Saben, pero son tímidos, tienen miedo sobre todo porque se rían o se burlen de ellos. Nuestra misión era dar confianza, ayudar. Hasta ahora hay chicos que no quieren exponer”.

“Lo que me marcó más fueron los congresos (…) “¡Yo también tengo algo que decir!”, que hicimos en Huánuco”

El Programa de Participación de Paz y Esperanza abre diversos espacios de diálogo y debate sobre los derechos de los niños y adolescentes en Huánuco, que desarrollan los mismos NNA. Uno de los eventos que produce mayor impacto en la trayectoria de liderazgo de Rocío es el III Congreso Internacional “¡Yo también tengo algo que decir!”. Desde entonces, ella y sus compañeras se convierten en promotoras activas de la organización de Encuentros Distritales “¡Yo también tengo algo que decir!” en Huánuco:

“Estando en cuarto de secundaria llego a Paz y Esperanza por medio de una profesora. Luego, cuando estaba en quinto como fiscal superior, las charlas de Paz y Esperanza se hicieron más fuertes. Era semanal. Como ya había escuchado algunos temas en De Vida, iba a las charlas de Paz parar consolidar ideas. Así me fui haciendo más conocida en Paz y Esperanza. Trabajamos mucho sobre la Convención sobre los Derechos de los Niños. Trabajamos mucho sobre la violencia, tipos y sus manifestaciones, los embarazos en las adolescentes.

Paz y Esperanza trabaja estos temas de manera muy dinámica y participativa. Entendíamos bien. Era muy divertido. Aprendías haciendo dinámicas. Por eso, asistían los chicos, porque aprendían mediante prácticas, como el teatro.

En quinto ya comenzamos a formar nuestra institución, con fiscales y municipios, Paz y Esperanza nos daba charlas. Hubo una oportunidad para presentar un proyecto en Lima. Solo se tenía que presentar un proyecto de los cinco colegios con los que trabajaba Paz y Esperanza. En mi colegio hicimos un proyecto sobre cómo intervenir ante el problema del consumo de droga para participar en el III Congreso Internacional.

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Otros colegios también presentaron sus proyectos; pero, de todos, el consumo de drogas y cómo resolvimos, fue la ganadora2. Venimos tres representando a mi colegio: mi compañera Paola, Juliana y yo. De las tres tenían que elegir a una que tenga más domino del tema y me eligieron a mí como representante. Fui con Doris al III Congreso Internacional de Niños, organizado por Save The Children en Lima. Estuvimos allí y vimos cómo los propios chicos podían dirigir un congreso. Ellos nos facilitaban información. Estaban preparados. Se reunían. Eso mismo quisimos hacer en Huánuco. Por ello, decidimos hacer la réplica del congreso que se llamó “¡Yo también tengo algo que decir!”.

2 Proyecto ganador: “Disminución del consumo y comercialización de droga en la IE ‘Julio Armando Ruiz Vásquez’” (2013).

Lo que me marcó más fueron los congresos que hicimos en Huánuco, con los cinco colegios. Estos congresos eran réplicas del Congreso Internacional “¡Yo también tengo algo que decir!”. Juntamos a muchos chicos. En los congresos discutíamos propuestas para que firmen las autoridades. Las reuniones con las autoridades fueron un gran logro porque sentimos que éramos escuchadas. Cada que se hacía un congreso, se hacía reunión de desayuno con las autoridades. Hemos hecho varios congresos”.

“Discutíamos temas sobre derechos de los niños con la Defensoría del Pueblo, el CEM y otras instituciones. (…) Todo esto trabajamos en la Mesa de Concertación de Lucha contra la Pobreza”

Los congresos de los adolescentes se convierten en espacios de construcción de acuerdos sobre propuestas de reconocimiento de derechos de los niños y adolescentes en la región. Estas propuestas se discuten y debaten con las autoridades regionales para que sean canalizadas en políticas públicas; a su vez, las adolescentes como Rocío se constituyen en representantes y portavoces de los NNA:



“Después de los congresos teníamos reuniones con las autoridades. En los congresos acordábamos lo que las autoridades debían hacer por los niños. Convocábamos a las autoridades del Gobierno Regional, la Defensoría del Pueblo, la DEMUNA y de otras instituciones.

Una de las peticiones era que haya personas especializadas en las DEMUNAs porque habían más profesores. No había psicólogos, quienes te podrían brindar más ayuda. Otra demanda es que el Gobierno Regional trabaje más temas relacionados con la adolescencia, como la trata y violencia sexual. Otro punto que discutíamos es la creación del CONNA en Huánuco, como las que existen en Lima. Sería bueno decíamos que entre todos los colegios formemos un municipio escolar, con un alcalde que nos represente.

Discutíamos temas sobre los derechos de los niños con la Defensoría del Pueblo, el CEM y otras instituciones. Todo esto trabajamos en la Mesa de Concertación de Lucha Contra la Pobreza. Nos invitaban a la Mesa, pedían nuestras opiniones. Me llamaban siempre a la Mesa para tratar temas de la niñez. Había un programa sobre la niñez en la Mesa”.

Ese mismo nombre le pusimos a nuestra organización “¡Yo también tengo algo que decir!”. (…) Todos los miembros de ese grupo ya estamos en la universidad”

Las adolescentes, como Rocío, que participan en el Programa de Paz y Esperanza forman un grupo, con el mismo nombre de los congresos “¡Yo también tengo algo que decir!”, con el propósito de tener una mayor presencia en la sociedad; sin embargo, la vida universitaria los sitúa ante nuevas exigencias y prioridades:

“Entre todos decidimos formar el grupo. Los chicos que nos conocimos en Paz y Esperanza. (…) Creamos también nuestra página web “¡Yo también tengo algo que decir!”. Allí comunicábamos los que hacíamos y colocábamos todas las actividades de Paz y Esperanza. El nombre viene del III Congreso Internacional de Lima. Ese mismo nombre le pusimos a nuestra organización “¡Yo también tengo algo que decir!”. Este nombre indica que queremos que nos escuchen y que nosotros tenemos algo de qué hablar; por eso, elegimos este

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nombre. Todos los miembros de ese grupo ya estamos en la universidad. Uno está en la UNI en Lima, pero la mayor parte estamos en la UNHEVAL.

Inscribimos a nuestra organización “¡Yo también tengo algo que decir!” a la SENAJU3. Una entidad del Estado que trabaja con organizaciones de los jóvenes. Allí me eligieron a mí como coordinadora de la organización y a Juliana como vice coordinadora. Ahora, como la mayor parte de nosotros está ya en la universidad, estamos tratando de transmitir a los nuevos chicos que se están formando para que ellos puedan dirigir.

3 Secretaría Nacional de la Juventud adjunta al Ministerio de Educación.

El año pasado nos reunimos aquí en Paz y Esperanza. Un representante de Save The Children nos reunió. Nosotros teníamos la intención de seguir apoyando a Paz, formando a nuevos chicos pero Paz nos dijo que solo trabajaba con chicos del colegio; ya no hallamos un lugar en Paz, y nos hemos ido alejando. Prácticamente ya no hallamos un espacio en Paz.

Éramos un grupo de 10. Los chicos tenían mucho deseo de seguir ayudando, pero quedamos ahí. Ya no nos reunimos como grupo. Cada uno está en sus cosas. Ahora ya tienen otros objetivos, es como si ya hubiéramos cerrado una etapa y ya estamos en otro ciclo, viendo otros objetivos. Tenemos horarios diversos, los exámenes. Priorizan otras cosas. No es como antes. En la universidad no hay reuniones de grupos como los nuestros; aunque hay partidos, pero no me gusta. Me dedico solo a estudiar. Además desde mi carrera la vida de grupo se ha cerrado, tal vez si hubiera estudiado derecho, seguiría. Estudio economía. Mi papá es economista. Me gusta mucho el análisis”.



Presentación

Mariana participa en el Programa de Atención Integral de Paz y Esperanza. En este programa desarrolla capacidades para el ejercicio de liderazgo en el

campo eclesial, un ámbito en que se congregan muchos niños, adolescentes y jóvenes. Actualmente, Mariana se está preparando para ingresar a la Universidad Nacional Hermilio Valdizán de Huánuco. Ella ha elegido estudiar la carrera de psicología. Vive con su madre y un hermano mayor, que estudia en la UNHEVAL. Desde hace varios años, Mariana se halla vinculada a una Iglesia. En ella, inicia el ejercicio de liderazgo como Maestra de Niños; luego, como Líder de un grupo de adolescentes y jóvenes.

“Éramos un grupo, que llegamos por diferentes motivos. Recuerdo mucho los paseos, campamentos y encuentros. He tenido una participación continua en el programa”

Para Mariana, el Programa de Atención Integral de Paz y Esperanza fue fundamentalmente una vida de grupo, que se construye en base a relaciones interpersonales de confianza entre las adolescentes mujeres a través de paseos, reuniones, encuentros, charlas y orientaciones:

“Cuando tenía ocho años tuve un problema; por eso, vine a Paz y Esperanza. Aquí recibí orientaciones y charlas. Éramos un grupo, que llegamos por diferentes motivos. Recuerdo mucho los paseos, campamentos y encuentros. En estos eventos, las psicólogas nos enseñaron sobre los valores, cómo cuidar nuestro cuerpo, confraternizar y otras cosas. En este programa estuve desde los 8 hasta los 16 años de edad. Hasta los trece años de edad estuve en el programa de niños y, luego, pasé al de adolescentes. He tenido una participación continua en el programa”.

testimonio n° 5

Adolescente Mariana

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“Éramos un grupo que nos apoyábamos. En mí caló mucho los temas de autoestima y valores. Me ayudó mucho (también) sobre la responsabilidad”

La vida de grupo facilita el desarrollo de relaciones interpersonales para el apoyo mutuo con sus compañeras, las capacita para hablar sobre sus experiencias de vida y asumir responsabilidades que se proyectan más allá del mismo grupo:

“Las psicólogas siempre nos motivaban. Éramos un grupo que nos apoyábamos. Nos permitía que cada uno contara su experiencia. Cuando íbamos a la Casa Hogar Lindero, cada uno podía hablar de su vida y lo hacíamos con la ayuda de las psicólogas. En mí caló mucho los temas de autoestima y valores.

Los trabajos de manualidades que hacíamos, me ayudó mucho sobre la responsabilidad. Estos trabajos tenían que ser entregados a tiempo y nos pagaban por ello. Si hacías más, tu ganancia era mayor, pero si hacías menos tu ganancia también era menor. De acuerdo a lo que hacíamos, iba también los méritos.

Este aprendizaje en la responsabilidad, me sirvió para desenvolverme mejor en otras partes; por ejemplo, en las tareas del colegio. Desde el cuarto de primaria hasta el segundo de secundaria no tuve un promedio de notas buenas; uno porque no entendía bien y otro, por falta de responsabilidad. A partir del segundo de

secundaria fui subiendo en mis notas y los profesores se sorprendían de mi desempeño. Este era el resultado de la responsabilidad que había aprendido. Empecé también a leer un poco más libros y me fue gustando la lectura. Fui aprendiendo a ordenar mi tiempo y ya no hacer las cosas a última hora”.

“Desde los 15 hasta los 16 años, he sido Maestra de Niños en mi Iglesia. Como los equipos crecen, pasé de Maestra de

Niños a ser una Líder”



Mariana halla en la Iglesia un campo adecuado para el ejercicio del liderazgo específicamente como docente de niños y, luego, como líder de los grupos de adolescentes y jóvenes. La experiencia ganada en el Programa de Atención Integral de Paz y Esperanza constituye la base para el ejercicio de este liderazgo:

“Paz y Esperanza me ha motivado también a vincularme más a la Iglesia. En la Iglesia me han enseñado a valorar más a la familia. Las charlas y talleres, me han vuelto más reflexiva, a pensar antes de actuar. Esto me ha ayudado a moldear mi carácter. He aprendido a dialogar más.

Yo empecé a asistir a la Iglesia desde los 8 años, es decir, desde el problema que tuve. Desde los 15 hasta los 16 años, he sido Maestra de Niños en mi Iglesia; que trabaja con 37 grupos familiares. Como no se puede llegar a todas las personas, trabajamos con grupos, con los supervisores y líderes. Los líderes se dividen en equipos y cada equipo se reúne en una casa. Como los equipos crecen, pasé de Maestra de Niños a ser una Líder. Actualmente estoy liderando un grupo familiar. Mi grupo está conformado por jóvenes y adolescentes”.

“Mi estrategia de trabajo se basa en una consejería que genere procesos de cambio

en vidas de los chicos”

Mariana sostiene que el ejercicio de liderazgo se traduce en una estrategia de trabajo (identificación de problemas y desarrollo de acciones) y conferir un sentido a las

acciones (generar cambios en vidas de los adolescentes afectados por problemas); al mismo tiempo, le ha permitido establecer un proyecto de vida (estudiar psicología para ayudar a las personas):

“Como líder de mi grupo, he ido identificando los problemas que tienen los adolescentes y jóvenes. Estoy liderando este grupo desde los 17 años y he visto muchos adolescentes que están metidos en la droga. Mi estrategia de trabajo se basa en una consejería que genere procesos de cambio en vidas de los chicos. En este tiempo, he visto que han mejorado o han dejado el consumo de la droga.

En otros adolescentes, he hallado problemas emocionales fuertes. Pienso que este problema nos llega a todos los adolescentes, pero que cada uno responde de manera distinta. Muchos chicos se cortan los brazos y andan con cicatrices. He trabajado con estos chicos y han dejado de cortarse. Estos chicos llegan a esta situación porque carecen de afectos, que es bien importante en la vida de los adolescentes.

Estos cambios que veo en los chicos, me ha ayudado también a mejorar mis estrategias de trabajo con ellos. En esto consiste mi trabajo como líder. Hay pocas lideresas jóvenes y mujeres. Había otra igual que yo (líder adolescente mujer) en mi Iglesia; pero, por motivos de trabajo, ha viajado a Pucallpa. Los demás líderes son mayores, tienen sus hijos y sus trabajos.

La experiencia de liderazgo que he adquirido, me ha enseñado a servir a las personas y mi vida ha adquirido mayor sentido; más específicamente, me ha ayudado a elegir una carrera y a prepararme para seguir ayudando a las personas como psicóloga. Mi inclinación era para la ingeniería civil porque me gustada y tenía aptitudes para la física; pero, me di cuenta que me apasionaba

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más las personas. En vez de construir puentes o edificar casas, prefiero ver vidas cambiadas. La psicología te ayuda en el estudio de la persona, estoy preparándome para la universidad y este marzo postularé”.

“El liderazgo, me ha ayudado también a clarificar qué puedo hacer por mi familia. Creo que puedo promover la unidad en mi familia. Quisiera formar una red de apoyo familiar”

Mariana identifica muchos problemas en su familia nuclear y en su familia extensa, como la separación de los padres, la escasa comunicación entre hermanos, escasas oportunidades de encuentro y reconocimiento con los primos, tíos, sobrinos. Estos problemas familiares son percibidos como desafíos que la motivan a promover espacios de encuentro y la formación de redes de apoyo familiar:

“Mis papás están separados. Yo vivo con mi mamá y mi hermano. En la adolescencia, fui cayendo en la cuenta de la importancia de pasar más tiempo con la familia. No pasaba mucho tiempo con mi familia porque mis padres están separados, aunque ambos están en Huánuco. Mi papá ha formado otra familia y ahí tengo una hermanita pequeña de cinco años. Estoy sacando tiempo para acercarme más a mi papá. Él no es muy afectivo, ni cariñoso. Eso se debe a que él no los ha recibido, cómo puede dar algo que no tiene.

El trabajo de liderazgo, me ha ayudado a clarificar qué puedo hacer por mi familia. Antes, mi familia era unida; ahora, cada una anda por su lado. Cuando era más pequeña, la familia Rosales y la familia Barreto se juntaban e iban al campo. Pero hoy, se juntan solo para las fiestas o los funerales de algún familiar. Ya no conocemos a los primos, ni a los sobrinos, menos a los tíos. No tenemos oportunidad de dialogar con ellos. Por ejemplo, hace poco mataron a mi tío, que fue el alcalde de Amarilis y no tuve la oportunidad de conocer ni conversar con él. Creo que puedo promover la unidad en mi familia, dialogando o promoviendo encuentros, paseos y almuerzos. Decirles que es importante unirnos y no solo encontrarse cuando alguien fallece. De este modo, quisiera formar una red de apoyo familiar”.



Conclusiones

En la actualidad, las cinco entrevistadas son jóvenes, entre los 18 y 19 años de edad, que están cursando estudios superiores, cuatro de ellas en

la Universidad Nacional Hermilio Valdizán y una en la Universidad de Huánuco. Las cinco descubrieron y eligieron las carreras que están estudiando durante el proceso de participación en el Programa de Participación y el Programa de Atención Integral de Paz y Esperanza, desarrollados entre los años 2013 y 2016.

Al momento de ingresar a los Programas de Paz y Esperanza, tres de las entrevistadas se desempeñaban como fiscales escolares en sus respectivos colegios y, como tales, ejercían algún tipo de liderazgo entre sus compañeros y compañeras. Algunas de ellas consideran que fueron elegidas como fiscales por su buen rendimiento académico y su buen comportamiento escolar, es decir, por sus méritos personales.

Todas las entrevistadas descubren una propuesta innovadora en los programas de Paz y Esperanza, específicamente en su metodología de trabajo y el trato que reciben. Destacan que la metodología participativa y lúdica que se aplica en los talleres y encuentros, las ayudó a perder el miedo y la inseguridad para hablar en público, desarrollar capacidades de análisis y reflexión sobre problemas como la violencia que afecta a los NNA; discutir y debatir entre ellas y con las autoridades; facilitar talleres y organizar encuentros. Es decir, una metodología que las capacita para responsabilizarse de sí mismas y de sus compañeros y compañeras. Recuerdan haber descubierto y vivido relaciones interpersonales mediadas por la confianza, el diálogo y actuar en libertad.

Condiciones que contribuyen al reconocimiento de unos y otras como sujetos con capacidades y derechos, es decir, estas vidas se afirman como sujetos en un marco de vivencias de grupo.

Cuatro de las entrevistadas identifican los talleres, los Encuentros Distritales “¡Yo también tengo algo que decir!” y las acciones de incidencia, como campos de construcción de trayectorias de liderazgo; campos que se configuran como espacios de diálogo, discusión y debate sobre problemas que afectan a los NNA (violencia sexual, trata de personas, relaciones jerarquizadas de género), y acuerdos sobre propuestas que se traducen en agendas políticas y, eventualmente, en políticas públicas de prevención. Una de las entrevistadas concibe también la Iglesia como un campo de construcción de trayectorias de liderazgo, a partir de su propia experiencia. Es decir, en los espacios de participación, tanto cívicos como eclesiales, las adolescentes sienten y se perciben como sujetos con capacidad de modificar sus entornos marcados por la violencia familiar, la violencia sexual y las relaciones jerarquizadas de género.

Cuatro de las entrevistadas provienen de familias fragmentadas por la separación de sus padres, la agresión que ejerce el padrastro, el machismo del padre, el alcoholismo que vuelve más violento al hermano, etc. Sin embargo, todas coinciden en estar dispuestas a modificar sus propios contextos familiares en que viven; promoviendo el diálogo, la persuasión e incluso redes de apoyo familiar; tomando como referencia, los espacios de participación construidos por ellas mismas en los programas de Paz y Esperanza.

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BibliografíaEntrevistas a adolescentes participantes de los programas de Paz y Esperanza en Huánuco. 2016

SIPION, Cristian y MONSALVE Lorena. Sistematización de Buenas Prácticas y Lecciones Aprendidas de los Modelos de Intervención a Favor de la Niñez y Adolescentes Frente a la Violencia Sexual. Asociación Paz y Esperanza de Huánuco. 2015.

TOURAINE, Alain. Crítica de la Modernidad. Madrid: Temas de Hoy. 1993.

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