Tratat de l'Aigua - Valencia

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NÚMERO 1. PRIMER QUADRIMESTRE DE 2008.

SUMMARI

3 Tractat de l’Aigua. Revista Valenciana Interdisciplinar de l’Aigua: Una presentación.Vicent Franch i Ferrer. Professor de Ciència Política i de l’Administració. Universitat de València (Estudi General).Director Tractat de l’Aigua.

13 CONTRIBUCIONS AL TRACTAT DE L’AIGUA

GEOGRAFIA DE L’AIGUA

14 La evolución de las precipitaciones en las regiones geográficas de Valencia y Murcia.J. Quereda Sala, E. Montón Chiva, y J. Escrig Barberá. Estación de Climatología Aplicada (Universitat Jaume I).

24 Perturbaciones climáticas al Ciclo Hídrico en la Cuenca Mediterránea Occidental: Origen y Propagación a Escalas Regional-Europea y Global.Millán M. Millán. Dr. Ingeniero Industrial, Ph.D. Director Ejecutivo de la Fundación CEAM. València.

ARQUITECTURA DE L’AIGUA

34 Construir l’aigua. Sobre l’arquitectura hidràulica i les hortes històriques enteses com una de les belles arts.Enric Guinot. Catedràtic d’Història Medieval. Universitat de València (Estudi General).

46 Los embalses de la cuenca del Júcar.Francesc E. Franch i Ferrer. Ingeniero de Caminos Canales y Puertos. Confederación Hidrográfica del Júcar.

DRET D’AIGÜES

54 ¿Son los contratos de cesión de derechos y los bancos de agua instrumentos convenientes para mejorar la gestión del agua?Joaquín Melgarejo Moreno, Mª. Inmaculada López Ortiz. Departament d’Anàlisi Econòmic Aplicat. Universitat d’Alacant.

ADMINISTRACIÓ DE L’AIGUA

62 Nuevas formas de reasignación de caudales. Especial atención a los bancos públicos de aguas.José A. Comos Guillem. Licenciado en Derecho. Director de la Fundació Aigua i Progrés de la Comunitat Valenciana.

ANTROPOLOGÍA DE L’AIGUA

72 El valor patrimonial universal dels regadius històrics valencians: el Palmerar i la Séquia Major d’Elx.Luis Pablo Martínez. Llicenciat en Geografia i Història. Direcció General de Patrimoni Cultural Valencià i Museus.

83 ACTUALITAT DE L’AIGUA

BIBLIOGRAFIA DE L’AIGUA

85 Regadiu i usos de l’aigua en l’àmbit valencià.Salvador Vercher i Lletí. Llicenciat en Història. Arxiver de l’Ajuntament d’Alzira.

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Director:Vicent Franch i FerrerContacto: [email protected]: tractatdelaigua.com

Edita:Fundación de la Comunidad Valenciana. Agua y ProgresoGuillem de Castro, 65-17ª. 46008 ValenciaTel. 96 315 41 26 - Fax 96 315 40 95www:aguayprogreso.com

Consell de Redacció:Francisco Cabezas Calvo-Rubio, José Alberto ComosGuillem, José Quereda Sala, Enric Guinot, Antonio ManuelRico Amorós, Joaquín Melgarejo Moreno, SalvadorVercher i Lletí, Lourdes Castelló, Luis Pablo MartínezSanmartín, Josep Lluís Gil Cabrera, Vicent Gil Vicent,Xavier Marí Cerezo.

Escriuen en este número:Vicent Franch i Ferrer, José Quereda Sala,Enrique Montón Chiva, José Escrig Barberá,Millán M. Millán, Enric Guinot, Francesc E. Franch i Ferrer,Joaquín Melgarejo Moreno, Mª Inmaculada López Ortiz,José Alberto Comos Guillem, Luis Pablo Martínez,Salvador Vercher.

Fotografies:Redacció de Tractat de l’Aigua

Maqueta:Backspin

Imprime:LAIMPRENTA CGCiudad de Cartagena, 2A46988 Pol. Ind. Fuente del JarroPaterna (Valencia)Tel. 96 134 12 77 - Fax 96 134 03 82

ISSN: En trámite.Depósito Legal: V-912-2008Número 1. Febrer de 2008.

Foto de coberta:Font pública a la Plaça de Dins d’Aín

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3Presentación

Tractat de l’Aigua.Revista Valenciana Interdisciplinar

de l’Aigua: Una presentación.

Vicent Franch i FerrerDirector de TdA

En la base del Nilómetro de El Cairo

Imágenes como ésta llamannuestra atención sobre elcompromiso solemne quedebemos suscribir con la naturaleza. En la foto, el PozoNegro, en algún lugar de laSerra d’Espadà.

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La nieve, la fuente, y elagua de mar domesticada,tres imágenes para un pro-pósito. En la foto superior,

nieve sobre almendros en laSerra d’Espadà; en el centro,

fuente de dos caños en elpequeño pueblo montañés

de Aín; abajo, una vista parcial desde tierra del Port

de Borriana.

El lector tiene en sus manos la primera entrega de la concre-ción de un viejo y anhelado sueño personal.

Hace más de veinte años, en un momento donde empezabaa primar la hiper especialización de las diferentes cienciasy se hacía evidente el proceso de autismo de los campos delsaber, llevado quizás por esa pulsión que unos amigos califi-caban como de enciclopedismo, y otros, de manera más ajus-tada, de pasión por la hibridación ensayística diseñé un am-bicioso proyecto investigador con el que encerrarme para elresto de mis días.

La pasión personal fraguada en una mezcla de tradicionesfamiliares, vivencias de la infancia e interés por determi-nados campos de las ciencias de la naturaleza, de la histo-ria y de la propia realidad geográfica valenciana me lleva-ron a la convicción de que quizás podía convertirme enmodesto émulo de Diderot, de d’Alembert, de Panckouke yde todos aquellos que hicieron de L'Encyclopédie, ou Dic-tionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers (pu-blicada entre 1751 y 1780 en 21 volúmenes de texto, 12volúmenes de láminas y 2 volúmenes de índice general, conun total de 71.818 artículos y 2.885 ilustraciones) un com-pendio del saber más novedoso de su época, encerrándomeen algún lugar ad hoc (un monasterio, un hotel de monta-ña, quizás una alquería recuperada en el término municipalde mi ciudad natal, Borriana, o quizás, en aquel paraje queandaba buscando desde hacía años y que finalmente encon-tré en un pequeño pueblo del interior de la Serra d’Espadà,que por su propio topónimo, Aín (fuente, agua, en árabe) de-notaba que el destino me estaba preparando para un bau-tismo de agua, que era, en definitiva el objetivo de aquellaindisimulada querencia. Pensaba que sería capaz de ence-rrarme pronto en ese lugar innominado a recoger paciente-mente materiales para escribir y luego editar un particularTractat de l’Aigua en el que ofrecer de modo completo y ex-haustivo todo aquello que se encontrase en la línea trans-versal que recorre el binomio agua/ámbito valenciano.

Pretendía tomar como ejemplo la obra de los ilustrados fran-ceses y ordenar todas las voces que comprendiesen amboscontenidos y empezar a llenar carpetas para luego escribir ar-tículos sobre esto y aquello, que iría publicando o bien deacuerdo con el orden alfabético de los mismos, o bien clasifi-cados en volúmenes por materias siguiendo las pautas delpropio Charles-Joseph Panckouke, sucesor de Diderot en ladirección de la obra, que pocos años más tarde de aparecerel último volumen de L’Encyclopédie (1780) amplió aquella or-denando sus contenidos por materias y no alfabéticamente.

El Tractat de l’Aigua, pues, era muy ambicioso y/o quizásquedaba demasiado anclado a los residuos de romanticis-mo que siempre quedan en el alma de quienes hemos cre-cido rodeados de acequias, pozos, cisternas, motores deextracción de aguas y que todavía hemos conocido en fun-cionamiento sénies, cadufs, o molins d’aigua en nuestro en-torno más inmediato y disfrutamos de la magnífica joya quefue ser niños con río enamorados de tolls, Marededéus quevenien del fons de la llacuna, rajolins, clots, ulls, senillars,marjals, tandes, braços o filloles, o bien, decía, podía con-vertirse en un proyecto imposible si quería abordarlo todo,a fondo, y sin concesiones.

El mismo ejemplo del proyecto ilustrado francés y la irrupciónimparable del futuro del agua como bien de primera necesi-dad amenazado seriamente por la sobreexplotación del recur-so, la escasa atención a su recuperación una vez usada y elamenazante cambio climático, unido a la acelerada desapa-rición en muchos lugares de este pequeño país mediterráneode culturas ligadas a usos ancestrales del agua, me animaron

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a cambiar de estrategia, habida cuenta, además, de que en-contrar un esponsor para un proyecto personal de éxito tan in-cierto dictaba a la prudente reconversión del mismo.

Por eso decidí transformar el Tractat en un lugar de encuen-tro donde los diferentes especialistas aportasen sus traba-jos para convertirlo en un foro permanente y con voluntadde permanencia donde reunir a los científicos, a los soña-dores, a los nostálgicos de lo que fue, y a los que se ocupanen lo que habrá de ser, a resignados pesimistas y a altruis-tas de convicción, para poder ofrecer un conjunto de refle-xiones que puestas en común denoten la riqueza, importan-cia y papel que el agua juega en nuestras vidas, la que hajugado en nuestra configuración como pueblo específico hoyautogobernado como Nacionalitat Histórica en el marco dela Constitución de 1978, y la que inevitablemente va a jugaren nuestro futuro.

Este Tractat de l’Aigua que ahora presento reunirá, pues, ensus páginas trabajos relacionados fundamentalmente y espe-cíficamente con el contenido del binomio agua/ámbito valen-ciano, es decir, que no va a suplantar ni a competir con las re-vistas especializadas cuyo cometido alcanza al sujeto ‘agua’en sus dimensiones universales o científicas, o en la ubica-ción estricta de un ámbito técnico. Al centrarse como objeti-vo esencial en ese binomio incluirá trabajos donde ambas re-alidades estén aseguradas. No vamos a publicar trabajos sobrelos grandes ríos del mundo, o sobre las particularidades delMar Muerto, o sobre las características del primitivo y legen-dario sistema de gestión de las aguas de riego en la antiguaMesopotamia, o sobre el derecho al agua en los oasis de losdesiertos magrebís, porque, por una parte, sería excedernosdel objetivo marcado, y, por otra, porque el desarrollo temá-tico del binomio de que hablamos da lo suficiente para llenarel índice del Tractat durante por lo menos dos décadas. Es ob-jeto de TdA tratar, recoger investigaciones y presentacionesdonde lo general –el agua– viene aplicado a lo concreto –anuestro pequeño país y sus particularidades–, y ello suponeque debemos acotar el Agua en las pertinentes Áreas Temá-ticas para poder distribuir, después, las tareas entre especia-listas e investigadores de cada una de las materias. ComoPanckouke, prefiero la ordenación temática a la alfabética, ypor ello, aunque cada una de las Áreas Temáticas que presen-tará TdA pueda subdividirse en subáreas, e, incluso, algunostrabajos pertenecen, si se quiere ser riguroso, a más de unárea, e, incluso, otros, pueden no encajar en ninguna de lasáreas, he seleccionado un limitado número de áreas, sin áni-mo de exhaustividad y con la reserva de poder perfilar unoscriterios temáticos mucho más definidos con la intención deque los trabajos pedidos o recibidos puedan ubicarse en al-guna de ellas sin excesivas dificultades.

Las Áreas Temáticas de Tractat de l’Aigua

Esta no es una enumeración que implique privilegios, y, des-de luego, sólo es una de las que pueden confeccionarse, y laque, un poco como herencia de mi primigenio plan he recu-perado para esta publicación.

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Denis Diderot

Cubierta de L’Encyclopédie

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El contraste entre el territoriodesertizado y el oasis avisa

de los peligros que se ciernen sobre las comarcas del

sur valenciano (en la foto un oasis tunecino).

En la Geografia de l’Aigua los contenidos a abordar son muyextensos: La descripción de las costas marítimas, altas y ba-jas, los diferentes parajes que la costa modela, las desem-bocaduras de ríos y barrancos, la acción de las culturas agrí-colas en las costas, las fuentes de agua dulce, losmanantiales, los ríos subterráneos, las corrientes de agua su-perficiales, los torrentes, los barrancos, los ríos, las gargan-tas que forman los ríos, el capricho de los meandros, la for-mación de las cuencas hidrográficas, los lagos, loshumedales,... pero también es actividad relacionada con losgeógrafos el estudio de la pluviometría, los climas del país,la tipología de las precipitaciones, las aguas de lluvia, las tor-mentas, el granizo, la nieve, la escarcha, las brisas y los vien-tos, la gota fría, las inundaciones y las sequías, la alimen-tación de los acuíferos y sus vicisitudes,... en fin, lo quemodernamente ha venido en llamarse climatología.

tivar plantas y cosechar frutos se llevó el agua de donde dis-curría a su albur hacia los campos. Impedir el paso del aguamediante presas y muros y dirigirla, después, a lo largo decanales, acequias y nuevas cuencas hacia donde por su vo-luntad no iría, almacenarla en albercas, en balsas, o en pan-tanos con pretensión de lago o de mar, y guardarlas para irderramándolas poco a poco en distantes lugares donde el la-berinto de las acequias y los campos la esperan como un eli-xir de vida que es; sortear hondonadas, saltar barrancos yatravesar caminos mediante acueductos, artilugios sifónicoscopiados de la naturaleza, supone una variedad de obras des-tinadas a fines domesticadores y de dominio

Embridar las aguas del mar para hacerlas navegables, cons-truir puertos en las costas, o en el interior de ríos generosos,encauzar aguas caprichosas e imprevisibles, evitar las co-

6Presentación

Al agua, además, para su dominio, que es condición necesa-ria para su uso hay que domesticarla, reunirla, cercarla, evi-tarla, hacerle frente, darle salida, dirigirla,… y ello se ha he-cho mediante técnicas donde la Arquitectura de l’Aigua seha empleado a fondo en aplicar ocurrentes procedimientosprimero y contrastadas técnicas científicas después paralograr esa nómina de pretensiones.

Si la Geografia describe y estudia el agua en su dimensión,llamémosle, sin brida, en lucha con la tierra y con el aire, laArquitectura opone a la naturalidad de las querencias delagua una disciplina dirigida a objetivos concretos. Para cul-

rrientes y pasar sobre ellas nos llevan a un apasionante mun-do de formas y técnicas donde primero fue la tierra, despuésla piedra, y, finalmente, el hormigón invasor. Puentes, taja-mares, túneles, escolleras, drenajes, corrientes marinas, mo-vimientos de avance o retirada del mar por los efectos delimplante en la costa de los puertos artificiales, los puertosnaturales, las ollas donde fondeaban los barcos en la Anti-güedad son la parte más visible y espectacular de la Arqui-tectura de l’Aigua. Pero no son menos interesantes aquellosmodos de guardarse del agua: desde el simple paraguas alos tejados de teja árabe, desde los sistemas de drenaje de

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La modesta teja árabe constituye uno de los iconospara dominar las aguas pluviales (en la foto, un dintelde tejas encaladas en un pueblo del interior valenciano).

las avenidas e inundaciones a la evacuación de las aguas su-perficiales en los cascos urbanos la técnica ha aportado a lahistoria valenciana soluciones unas veces originales, otras,adaptando procedimientos de importación. Distribuir aguapara el campo, o para el abastecimiento urbano ha tenido entierras valencianas notables singularidades. La Arquitecturade l’Aigua en el ámbito valenciano es una fuente riquísimade datos, procesos y realidades que, ellos solos, darían ma-terial pertinente para llenar las páginas de nuestra revista.

Si la Geografia describe y la Arquitectura constriñe, el apar-tado de los Usos de l’Aigua, nos lleva directamente a la fina-lidad, a los destinos que se le dan al agua. El agua tiene undestino inexorable en la tierra y en los reinos vegetal y ani-mal, y su ciclo reina, o reinaba sobre el devenir de plantas yanimales. La intervención del hombre ha puesto en peligroalgunas inercias que creíamos aseguradas para siempre. Lacomunidad humana que construye artilugios frente al agualo hace porque quiere asegurarse usos y evitarse sorpresas.

El agua en la alimentación, el agua para la higiene, el aguapara el riego, para la salud, el agua para producir energía,para la industria y la locomoción van llevándonos a parajesque se desdoblan hacia ámbitos concretos del devenir. Mo-linos hidráulicos, producción de energía eléctrica, máquinasde vapor, envasado de aguas para el consumo, propiedadesde las aguas, fuentes especiales, aguas milagrosas, medi-cinales, calientes y frías, duras y blandas, cisternas capa-

ces de preservarlas sanas para el consumo, redes de plomoo de poliestireno, o de polipropileno para cada puerta, de-pósitos estratégicos que envían aguas a cada casa, o depor-tes que se han desarrollado gracias al agua. Aguas com-pañeras de guisos, aguas sobre el fuego y con fuego,cocciones y ebullición. Actividades depuradoras y desali-nizadoras, y potabilizadoras; aquello que se aplica al aguapara según qué uso y destino.

Los usos generan modos de relación con el agua, y su do-minio afecta lógicamente a la titularidad de unos y de otrossobre los caudales, los lechos de agua, las aguas que dis-curren en la superficie, las aguas quietas y las voraces, lasdel continente, las del vientre de la tierra por descubrir ylas del mar; para todo ello, desde muy antiguo se hizo ne-cesario un instrumento que fijara competencias, prohibicio-nes, preferencias, abstenciones y tabúes, el Dret d’Aigues;éste tiene entre nosotros una historia especial, y fue desdeValencia de donde costumbres y prácticas ancestrales sirvie-ron para ilustrar la primera Ley de Aguas de España. Los apro-vechamientos, la naturaleza de la propiedad, la afectaciónde los predios a aguas distantes llevadas allí mediante sur-cos y heridas autoritarias en la tierra, los pleitos entre pos-tores, los compromisos hechos ley inatacable, las formas dedisfrute, la apasionante evolución de los conceptos e institu-tos que han perfilado esa vasta disciplina que une derecho yagua en una trama donde las culturas del Mediterráneo se

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conjugan, mezclan y confunden en instituciones propias ce-lebradas en el mundo, como nuestra antigua Cort dels Se-quiers (Mihalat al Suhur, en tiempos de sarrahins, Tribunalde les Aigües desde la época moderna).

El Dret d’Aigües que viene de antiguo, la herencia de roma-nos y árabes, las normas de los pueblos ocupantes en la ale-gremente llamada Reconquesta, el genio propio de este pue-blo nuestro dictado por la escasez y la perentoria necesidadde un orden garante alumbraron instituciones, reglas de re-parto, sanciones, y también competencias sin prescripciónhoy ya en discusión. Los conflictos entre usos a veces com-plementarios, a veces antagónicos, como los del riego y laproducción de energía en ingenios atados a la caída sabia delagua dieron de sí especiales reglas que discernían sobre elmejor cumplimiento de las titularidades sobre las aguas.

Pero ese Dret d’Aigües fue sometido, primero, a la pruebade la industrialización y del desarrollo, incluso se vio supe-rado por el desigual desarrollo de las partes, el abuso delas existencias y la necesidad de ordenar nuevos conceptospara saber de quien son las aguas muertas después de con-sumidas por la vorágine de la urbe siempre sedienta; des-pués, se volvió cicatero en pro del ahorro y la responsabi-lidad, y el agua se convirtió también aquí en un bien cadavez más escaso; y los pleitos de antes, que fueron eter-nos, son ahora el pan nuestro de cada día: guerras del agualas hay entre regantes y hoteleros, entre industriales y eco-logistas, entre desarrollistas y conservacionistas; como si

de reliquias se tratase, albuferas y humedales han empe-zado a gozar de privilegiados Estatuts, y el Estado, y conél La Generalitat legislan decisiones hospitalarias para queesas y otras aguas no acaben áridas. Instituciones públicasya legendarias acogen un acercamiento en pirámide de ti-tulares y administradores de las aguas regidos por guardia-nes investidos de autoridad. Las Confederaciones Hidrográ-ficas, las Mesas del Agua, los congresos donde se debateel ciclo integral, los aprovechamientos, las políticas de pro-tección del agua, las pedagogías para el ahorro y buen usodel agua, y con ellas, el Plan Hidrológico Nacional, que fuecomo la Carta Magna del Agua, nos llevan a un ámbito des-doblado del tradicional Dret d’Aigües, el de la Administra-ció de l’Aigua y las prolijas reglas vigentes en un ámbito tanamplio y apasionante para el futuro más inmediato, y conél, el de las Polítiques Públiques de l’Aigua.

El agua, que sirve para el ritual del bautizo y la bendiciónen la cultura religiosa del país, bautizó también con su pre-sencia los nombres propios de lugares y aldeas, cerros y va-guadas, hondones y roquedales, fértiles vegas y recónditasgargantas; hay pues una rica Toponímia de l’Aigua, un Ono-masticon Acquae que rige secretamente lugares, incluso ca-lles y casas de muchos sitios de la geografía valenciana; in-dagar en la etimología de esos centenares de nombres, vera qué secretas razones obedecen topónimos donde el aguaestá presente, incluso cuando todo parece indicar que ya hu-yó de allí, que fue.

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Una vista del muro de cierredel pantano d’Ulldecona

desde el embalse

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En algunas ocasiones, incluso, esos topónimos encierransignificados que trascienden a la estricta denotación: cuan-do el agua se sacraliza, cuando a propósito de las aguasnuestros antepasados urgieron peregrinaciones, dedicaronsalmos, personificaron en deidades y genios los parajes don-de el agua prestaba trascendencia a la triste vida apareceuna rica Antropologia de l’Aigua, una mística donde el aguaes parte sustancial, y, así, canciones, leyendas, milagrerí-as adosadas, confusiones deliberadas o naturales con suspoderes, conjuros a celebrar en días señalados, miedos fa-bulados a abluciones en el mar en días de fiesta grande,costumbres adosadas al baño, a las maneras de sumergir-se, a los sitios; y también procedimientos a veces empíri-cos que permiten convertir un ruego fervoroso en lluvia acántaros; la asignación mágica de poderes a santos y vír-genes pegados al agua, las hadas y las ninfas, pero tam-bién los monstruos que vienen del mar, de la gruta, de si-tios sacrales en ríos de aquí al lado.

Esta tierra tiene algo de eso en sitios muy cercanos unosde otros. El país está sembrado de esperanzas y temores quela Antropologia de l’Aigua desvela.

También colabora con ella el genio de nuestros escritores yartistas, y la crónica de los viajeros curiosos, y la de los quequisieron dar testimonio de prodigios, bellezas o paraísosque les arrancaron versos y lisonjas; la Literatura de l’Ai-gua no es una disciplina, es, simplemente un archivo curio-so que cumple con el débito de dar Notícia de l’Aigua; elagua del mar cuando penetra en la metáfora, las aguas delcielo, y sus garabatos nefélicos cuando construyen discur-sos esbeltos, las aguas que invaden la paremiología, elrefranero, la juiciosa tendencia a lo sentenciero de nuestratradición oral; el agua que llovió cuando enterraron a Bigot,o se casó una pareja en Cervera, la pasada que no muevemolino, la del río que no recibió a la sangre porque no lle-gó, el agua que canta, y la que llora; ríos de metáforas, derefranes, de frases estereotipadas, de eslóganes; una ca-tarata de préstamos lingüísticos a cuenta de la simbiosisque mantenemos con el agua.

Y al agua se acercó también el artista plástico, y la puso ensus lienzos, le dio significados, la usó para decir o para ocul-tar, y la entregó a caprichos de los sentidos en lagos urbanosque reflejan en sus lechos miríadas de neones, o, a veces,palmeras que se asoman sorprendidas en esos espejos. Aguay Arte, el agua en el arte, las Arts de l’Aigua, una simbiosisdonde técnica, sentimiento y estética muestran usos estéti-cos, préstamos para la simple contemplación y ponderacióndel agua como símbolo y evidencia de las plenitudes soña-das: fuentes públicas que salen de las fauces de leones ca-bezudos, estanques sembrados de nenúfares y carpas, es-pectaculares chorros dominados al compás de Tchaicovski yasaeteados por luces de embrujo o de triunfo, himnos quesuenan regados por palmerales acuáticos, caprichosas cas-cadas labradas por expertos cinceles para obtener los soni-dos del alma que el agua contiene.

9Presentación

Càntirs, colxos, botiges, llibrells,... esa pequeña legión de recipientesde barro que acercaban hasta no hace tanto tiempo el agua a nuestras

bocas (en la foto, cántaro y pileta de una casa bereber en Túnez)

Un abeurador, típica construcción de nuestra cultura agraria

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De la necesidad (no ahogarseen el agua) a la creatividad,

la natación de alta competición es un deporte

hoy muy sofisticado.

He aquí, pues, que el agua, como nuestra propia especiees protagonista de lo más sublime y de lo más trágico, dedarnos la vida generosamente o de sugerirnos nuestra pro-pia senectud.

El Agua a la que Tractat de l’Aigua se va a entregar es unay es múltiple, una porque toda ella tiene la misma fórmulaquímica, dos partes de hidrógeno y una de oxígeno, así desencillo, múltiple porque como hemos visto ocupa buena par-te de nuestro devenir y de los entornos posibles con los quenuestra vida se relaciona.

Intentar acotar esa unidad proyectada en lo múltiple cir-cunscrita al ámbito valenciano da una oportunidad exce-lente a especialistas, empresas e instituciones relaciona-das con las diferentes Áreas Temáticas para mantener enlas páginas de Tractat de l’Aigua un fructífero y creativodiálogo, ahora más necesario que nunca dada la angustio-sa actualidad del agua y una vez asumido que los conflic-tos que genera su escasez y las formas de su uso y gestiónestán pidiendo diálogo y trellat.

Tractat de l’Aigua se completa con dos ámbitos temáticosmás: una sección de Bibliografia, donde se ofrece biblio-grafía histórica y novedades publicadas que afectan a lasdiferentes Áreas Temáticas, y una sección especial quecon el título de Onomasticon Acquae en el futuro irá ofre-ciendo artículos sobre vocablos que pertenecen al bino-mio agua/ámbito valenciano.

Finalmente, TdA llevará en próximos números una selec-ción de las noticias más relevantes que afectan al agua en elámbito de la Comunitat Valenciana, (Actualitat de l’Aigua),que se hayan producido en el periodo que transcurra entre lapublicación de un número y el siguiente, como simposiums,reuniones científicas, jornadas profesionales, ferias sobre te-mas relacionados, declaraciones institucionales, documen-tos públicos, legislación, obras relacionadas, y, en fin, cuan-tos eventos combinen agua y Comunitat Valenciana.

10Presentación

Un grabado valenciano de 1831 reproduce las

sesiones semanales de losjueves del Tribunal de les

Aigües valenciano

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Nuestros propósitos

El lector tiene ahora en sus manos la primera entrega de loque quiere ser un foro interdisciplinar donde ir depositandoreflexiones, investigaciones, apuestas y proyectos cuyo des-tino es llamar la atención sobre la atención que el agua nosestá demandando con urgencia. En TdA queremos ser el re-cipiente donde los estudiosos, los expertos y, en suma, cuan-tos estamos implicados en el binomio agua/ámbito valencia-no podamos encontrar el marco para ese gran debate quela sociedad, y con ella, la economía y la política están prota-gonizando ya al amparo de las incertidumbres que se ciernen

ante la disponibilidad de ese bien colectivo cuyo futuro es-tá sembrado de problemas a resolver, decisiones a tomar yconsensos para llegar al buen gobierno de las aguas desdela responsabilidad pública pero también la privada.

El desierto siempre nos pareció a los valencianos algo exóti-co y lejano. Sin embargo la desertización ya no es un concep-to alejado de nuestra realidad.

Este foro, además, nace de la mano de un Convenio de co-laboración entre dos instituciones como son, por una partela Fundación Agua y Progreso de la Comunitat Valenciana,Fundación pública auspiciada y financiada por la Generalitat,

11Presentación

Francesc Borrull, diputado valenciano en lasCortes de Cádiz y autor de Aguas del Túria

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y, por otra, la Universitat de València (Estudi General). Me-diante el acuerdo suscrito entre Fundación y Universitat,TdA ha buscado ya para este primer número colaboracio-nes procedentes de otras Universidades Valencianas (comola de Alacant, o la Jaume I, de Castelló) y del campo de losprofesionales relacionados directamente con la gestión,aprovechamientos o investigaciones ligadas al agua en laComunitat Valenciana.

Como inspirador y Director de TdA, al tiempo que quiero agra-decer el impulso y apoyo de la Fundación Agua y Progreso,ofrezco estas páginas a todos aquellos que puedan aportarestudios y trabajos que participen de este diálogo interdisci-plinar y creativo que espero contribuya a acercar posiciones,a generar sinergias y a lograr un generoso consenso entre ac-tores políticos, económicos, sociales y culturales acerca delagua, pues un país como el nuestro, con una tradición tanabigarrada en el uso responsable, el derecho pionero y unasabia y ancestral administración del agua debe ser ejem-plo, como lo ha sido en el pasado, que trace nuevos hori-zontes donde el derecho al agua de calidad y para todos seauna realidad acompañada de usos responsables y sosteni-bles donde la ciudadanía participe de modo directo en el di-seño y gestión de ese bien común que es el agua.

Aín, 3 de febrero de 2008

12Presentación

Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928), aporta en sus novelasvalencianas descripciones de

los paisajes ligados a los usosancestrales de las aguas.

El autor, apostado en una pileta de agua bendita, en el exterior de una recóndita ermita románica en el pirineo andorrano.

El reloj de agua, heredero de la antigua Clepsidra esuna muestra fehaciente de la simbiosis entre el arte yla técnica mediante la utilización del agua. En la foto,el reloj de agua de Bernard Gitton instalado en elCentre Júlia en Andorra.

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Contribucions al Tractat de l’Aigua

Geografia de l’Aigua

Arquitecturade l’Aigua

Administracióde l’Aigua

Antropologiade l’Aigua

Dret d’Aigües

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14Geografia de l’Aigua

La evolución de las precipitacionesen las regiones geográficas deValencia y Murcia

J. Quereda Sala, E. Montón Chiva, y J. Escrig BarberáEstación de Climatología Aplicada (Universitat Jaume I. Castelló)

En la foto, los autores cerca de la desembocadura de El Millars.

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FIGURA 1. Distribución de neveras, días de innivación y trayectosde la nieve en la Provincia deCastellón.

I. La importancia de la cuestión: ¿Están disminuyendolas precipitaciones de la región mediterránea?

Esta cuestión es uno de los más inquietantes interrogantescientíficos que tiene ante sí la climatología mediterránea. Uninterrogante que tanto administración como gran público plan-tean insistentemente a los profesionales de las ciencias dela atmósfera, ante la evolución pluviométrica de los últimosaños con acusadas sequías. Esta exigencia viene acrecenta-da actualmente por un acelerado desarrollo demográfico yeconómico que plantean un auténtico reto investigador enlos momentos en que las hipótesis sobre un cambio climáti-co reducen las previsiones pluviométricas en valores del 20al 25 % para mediados del siglo XXI. Un impacto sobre los re-cursos hídricos que podría ser todavía más severo por el au-mento de las evapotranspiraciones, ya que con tan solo unaumento térmico de 1ºC, los recursos de agua disponibles severían mermados en un 20-25 % (J. QUEREDA et al., 2005).

Sin embargo, y a pesar de la notable aportación que los ac-tuales modelos cerrados atmósfera-mar realizan, todo cuan-to se pueda decir y modelizar hacia el futuro podría estar su-jeto a graves errores si no se parte de nuestros conocimientossobre la climatología pasada.

I.1. ¿ Qué revela este pasado climático?

Ante todo que el clima no siempre ha sido idéntico al ac-tual y que su continua variabilidad se ha forjado sobre cau-sas naturales y no antrópicas. Consecuentemente, en el es-tado actual de las investigaciones resulta todavía muyaventurado afirmar la existencia de un cambio climático glo-bal de efecto invernadero inducido por el aumento en la con-centración atmosférica de gases emitidos básicamente porla actividad humana. A pesar del éxito de la hipótesis en laque cabe todo, frío, calor, lluvias, sequías, faltan todavía mu-chos estudios que unan juiciosamente todas las anomalíasclimáticas observadas y expliquen las numerosas debilida-des e incertidumbres que presenta la actual hipótesis delcambio climático global.

En realidad el clima está en continua evolución y cambio.El más reciente se produjo con el notable enfriamiento re-gistrado entre los siglos XVII y XVIII, un periodo que inclusoha sido denominado Pequeña Edad de Hielo. En ese esce-nario climático de fondo sobre el que se proyectan las ac-tuales inquietudes, las temperaturas fueron 1 ó 2 grados in-feriores a las actuales (J. DETTWILLER, 1979; G. MANLEY,1974; H.H. LAMB, 1977; E. LE ROY LADURIE, 1983; S.H.SCHNEIDER, 1986). La causa natural de esta crisis climáti-ca radicó en el notable descenso de la actividad solar, he-cho que aparece demostrado en las grandes lagunas de ani-llamiento que muestran los bosques de coníferas a causade la carencia de fotosíntesis. El frío perduró hasta bien en-trado el siglo XIX forzado por una intensa actividad volcá-nica cuya secuela de aerosoles disminuyó la radiación so-lar, Tambora (1816), Coseguina (1835) y Krakatoa (1883). Yadesde fines del siglo XIX las temperaturas han iniciado un

paulatino recuperamiento cuyo valor se ha estimado en 0.6-0.7ºC. Todo esto aparece bien fundamentado, tanto a nivelglobal como regional mediterráneo.

I.1.1. El escenario climático de fondo en la región mediterránea

En la región mediterránea española, la evolución térmicaregistrada parece corresponderse con la manifestada por lamayor parte de los observatorios europeos mundiales. Eneste sentido, la incursión de unos siglos fríos correspon-dientes a la denominada “Pequeña Edad de Hielo”, apare-ce bien atestiguada por el sensible retroceso de los glacia-res pirenaicos y alpinos. Más al sur, en todo el ámbitoespañol, los testimonios aparecen vinculados a hechos fe-nológicos como las heladas relatadas en las crónicas o aelementos paisajísticos como las neveras y molinos hidráu-licos, la reducción de espesor de los anillos de crecimientoanual de los árboles o la espectacular actividad en torno ala nieve y el hielo (H.CAPEL, 1970; J.QUEREDA, 1990,1999;X. DE PLANHOL, 1999). Una grandiosa red de neveras y mo-linos jalonan la vertiente mediterránea. Construcciones alas que la documentación existente ubica entre 1571 y 1750,incluso en áreas del pleno dominio semiárido español don-de la climatología actual no registra promedios anualesde un solo día de innivación (Fig. 1): ¿Dónde están las nie-ves y las aguas?

En 1870, el consejo de la villa de Castellón constata que ca-da vez se baja menos nieve y que esta contiene cada vez máspiedra, tierra y hierbas que nieve. Tal vez es una constata-ción de que desde fines del siglo XIX las temperaturas haniniciado un paulatino recuperamiento cuyo valor, hasta nues-tros días, se ha estimado en 0.6-0.7ºC. Todo esto aparecebien fundamentado.

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FIGURA 3. IPCC (2001), Escenarios cli-máticos previstos en la esco-rrentía del año 2050 comoanomalías con respecto a laescorrentía promedio del pe-ríodo 1961-1990. Las proyec-ciones están efectuadas pormedio de los modelos de se-gunda y tercera generacióndel Hadley Centre (HadCM2y HadCM3).

II. Las previsiones del IPCC (Panel Intergubernamen-tal para el Cambio Climático) según modelos del Ha-dley Centre

Las bases científicas de este último informe de las NacionesUnidas, IPCC, Climate Change 2001, establecidas en los mo-delos del Hadley Centre, establecen que el incremento glo-bal de la temperatura durante el siglo XX ha sido de 0.6 ºC ±0.2 ºC. Un incremento térmico que para el rango de escena-rios de los gases de efecto invernadero (GEI’s) desarrolladoen el IPCC, Special Report on Emision Scenarios (SRES), va asuponer un calentamiento global entre 1.4 ºC y 5.8 ºC haciael año 2100. Incrementos energéticos sobre los que los mo-delos desarrollados establecen un gradual aumento del niveldel mar entre 0.09 y 0.88 metros para el mismo año.

Estos mismos modelos, proyectados por el Hadley Centre, pa-ra un escenario de un incremento anual del 1 % en la con-centración atmosférica del CO, predicen que nuestra regiónmediterránea será la más vulnerable de Europa a los efectosdel cambio climático. Vulnerabilidad basada en que simultá-neamente al aumento térmico de 2 ó 3 ºC se produciría unareducción de recursos hídricos (Fig. 2).

El valor de esta reducción de recursos hídricos, en el mo-delo de tercera generación (HadCM3) podría alcanzar has-ta un 33 % de las actuales magnitudes de escorrentía, yade por sí escasas con valores medios anuales de 75 mm enlas tierras valencianas y tan solo 50 mm en la Región deMurcia (Fig. 3).

En síntesis, la Cuenca Occidental del Mediterráneo, en el bor-de meridional de la zona templada entre los 35º N y los 45º N,podría estar abocada, de este modo, a experimentar impac-tos climáticos y biogeográficos de gran intensidad. Como con-secuencia de ellos, a lo largo del siglo XXI, se podría asistira una sensible readaptación de su escenario biogeográficomuy afectado por el aumento de las evapotranspiraciones ydisminución de los recursos pluviométricos. Procesos ambosque los actuales modelos preconizan en base al progresivoalejamiento de la zona frontogenética polar.

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FIGURA 2. Aumento térmico (ºC) estivalprevisto a final del siglo XXI

por el GMC y el RCM.

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FIGURA 5. Topografía hemisférica de lasuperficie de presión de 700hPa en mgp (1980-2004)(Dattore and Spangler, 2005).El gradiente hemisférico depresión es fiel reflejo de lasdos masas de aire o fluidosque interaccionan sobre lazona de las latitudes medias.

FIGURA 6. Uno de los mayores efectosdel cambio climático sería laalteración de las grandes es-tructuras atmosféricas conuna dilatación de la célula tro-pical y contracción latitudinalde la célula polar. ego de lasestructuras atmosféricas.

FIGURA 4. La imagen global multisatéli-te del día 20/09/1993, permi-te ilustrar el juego de las es-tructuras atmosféricas.

III. El cambio climático y su repercusión sobre los proce-sos ciclogenéticos de la región hidrográfica del Júcar

En efecto, la actual imaginería de satélite es bien expresivade esta dinámica (Fig. 4). Estas imágenes muestran obsti-nadamente que la incesante variabilidad del tiempo en lasregiones templadas viene asociada a las interacciones quese operan entre los dos fluidos atmosféricos que componennuestra troposfera (LEROUX, 2001). Entre ambos fluidos seinserta una zona de convergencia termodinámica constante-mente barrida por dorsales anticiclónicas y senos ciclónicos.Un conjunto de estructuras atmosféricas que integrantes delsistema climático responden a esa gigantesca máquina tér-mica funcionando entre una fuente cálida intertropical y unafuente fría polar (Fig. 5).

Es aquí donde los procesos inherentes al cambio climáti-co podrían determinar una gran alteración. En este sen-tido, la disminución del gradiente energético entreambas fuentes por una gran reducción del albedopolar y aumento térmico, implicaría menores ne-cesidades de transferencias energéticas. De es-te modo, la zona de convergencia termodinámicapodría migrar igualmente cuatro o cinco gradoslatitudinales hacia el norte (Fig. 6). Su situación sedispondría sobre la faja de máximo contraste térmi-co. Concomitantemente con este desplazamiento seproduciría la dilatación y desplazamiento de la otra granestructura atmosférica, la célula anticiclónica de Hadley.

Consecuentemente con estos procesos, la Península Ibéricay especialmente la región mediterránea se hallarían sensi-

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FIGURA 7. Mapa de anomalías medias depresión (m geodinámicos) a 700 hPa, entre 1970-1979 y1990-2000. El periodo más re-ciente muestra un sensible au-mento de la presión atmosféricasobre la Cuenca Occidental delMediterráneo (NCAR, NationalCenter for Atmospheric Rese-arch, Boulder, Colorado, W. M.SPANGLER and R.L. JENNE,Northern Hemis. Tropo. Anals.).

FIGURA 8. Espectacular transporte de pol-vo africano sobre toda la Euro-pa Occidental. La frecuencia deestos aerosoles podría monito-rizar un eventual desplazamien-to de la zona desértica sobreámbitos ibéricos.

blemente afectadas en estas modificaciones de la circulacióngeneral de la atmósfera. Así un calentamiento general de lazona entre 1.5 ºC y 3 oC, como el previsto para el año 2050 enla mayor parte de los modelos, podría suponer que la célulasubtropical de altas presiones de Azores se desplazase lati-tudinalmente desde los 37º N de su posición media actualhasta los 41-42º N. Ello podría implicar una reducción con-siderable tanto de las borrascas del frente polar como de lasirrupciones de aire frío. Un escenario atmosférico que pare-ce haber presidido la climatología en años recientes.

III.1. ¿Se detecta ya alguna señal climática en relacióncon ese escenario de aridez que los modelos de cam-bio climático han previsto sobre las regiones de Valen-cia y de Murcia?

Ésta es propiamente la cuestión o reto científico. Hoy, más quenunca, es preciso volver a interrogarnos sobre alguna de lasmás inquietantes cuestiones que tiene ante sí la Climatolo-gía mediterránea: ¿Están ascendiendo las temperaturas?, ¿Es-

tán disminuyendo las precipitaciones mediterráneas?. Esta úl-tima es la cuestión clave u objetivo del presente estudio.

Desde luego es evidente que si este escenario lo dibujamoscon el comportamiento climático de las dos últimas décadasdel siglo XX, el aumento de las temperaturas y la sequía pare-ce presidir nuestro porvenir. En efecto, la cúpula anticiclónicainstalada y reforzada sobre la Cuenca Occidental del Medite-rráneo entre 1980-2000, responde a una mayor presencia dela masa de aire sahariana sobre nuestra región (Fig. 7).

Concomitantemente con esa frecuente cobertura de la masade aire africana parecen haber aumentado notablemente losepisodios de lluvias de barro. Aunque no existen registrosfiables de este tipo de suceso meteorológico, las anotacio-nes actualmente disponibles permiten constatar un probableaumento en toda Europa occidental. Esta mayor frecuencia delos aerosoles del Sahara puede estar constituyendo una de lasalertas de un posible cambio climático (S. BURT, 1991). Estatendencia ha sido muy marcada tanto en las Islas Británicas (F.G. THOMAS, 1993) como en el Observatorio pirenaico de Lan-

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FIGURA 10. Mapa de los principales ob-servatorios de la región me-diterránea española y de lared de observatorios de pri-mer y segundo orden utiliza-da en este estudio.

nemezan (France) (J. DESSENS and P. VAN DINH, 1990). El au-mento ha sido constatado también sobre la región mediterrá-nea española (J. QUEREDA and E. MONTON, 1998) (Fig. 8).

Este efecto anticiclónico ha estado en consonancia con lascondiciones cálidas y de sequía que se han desarrollado so-bre la región mediterránea durante la última década. Todoello en relación a un desplazamiento hacia el norte de Euro-pa de las corrientes atmosféricas de borrascas y lluvias. Es-pecialmente la sequía parece haber afectado con cierta se-veridad a las tierras mediterráneas (Fig. 9).

IV. ¿Se está registrando ya una reducción de los recur-sos pluviométricos?

Este es uno de los grandes interrogantes que la Climatologíatiene ante sí para dar respuesta a una demanda social, es-pecialmente angustiada en épocas de sequía como la actual.Y la verdad sea dicha, parece que no debería tener dificulta-des en pronunciarse ya que cuenta con numerosos observa-torios con registro de precipitaciones.

Sin embargo, la realidad es muy distinta. En efecto, si biendisponemos de observatorios suficientes en cantidad para com-probar el comportamiento y evolución de las precipitaciones, nosucede lo mismo respecto a la calidad de los datos que con-tienen. Es decir, que si bien todas estas series pluviométricasson aceptables en cuanto a duración y continuidad, no lo sontanto respecto a la posible calidad de sus datos. Numerosascausas de heterogeneidad pueden estar afectando a los regis-tros, especialmente la variación espacial de los observatorios.

IV.1. Los observatorios y los datos

Los datos utilizados en esta investigación, espacialmenteaplicado a la Comunidatat Valenciana y a la de Murcia, per-tenecen a la red de observatorios de primer o de segundo or-den del I.N.M. Esta red comprende 4 estaciones de primer or-den y 49 en de segundo orden (Fig.10). Los datos de base(INM, Instituto Nacional de Meteorología y ConfederacionesHidrográficas del Júcar y del Segura) han sido los totalesmensuales de precipitación.

IV.2. La calidad de los datos

Dado que la validez de toda conclusión sobre la evolucióndel clima depende de la calidad de los datos, todas las se-ries utilizadas han sido sometidas a un cierto número de ope-raciones de control. La primera etapa de tratamiento de losdatos ha consistido en testear la continuidad y coherenciaespacial de los totales pluviométricos mensuales con recons-titución de los valores inexistentes por ausencia o pérdida.

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FIGURA 9. Evolución de las temperaturas(área) y de las precipitaciones(columnas) en los tres observa-torios de primer orden de laComunitat Valenciana, Alican-te, Valencia y Castellón (1950-2005). El aumento de las tem-peraturas y la sequía parecepresidir nuestro porvenir.

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Asimismo, los valores que no estaban comprendidos en elintervalo de confianza al 99% han sido rechazados. Todosestos valores, ciertamente poco numerosos y en ningún ca-so superiores al 3% de la longitud de serie, han sido recons-tituidos con la ayuda de una interpolación simple con los to-tales de los observatorios más próximos y de mejorcoeficiente de correlación, r> 0’7.

IV. 2.1. El control de la homogeneidad de las series climáticas

En esta segunda fase, todas las series han sido sometidas aun cierto número de operaciones de control de homogenei-dad. Las técnicas utilizadas se han basado en la metodologíaexpuesta por Alexandersson (1986 y 1997) y Moberg (1997).Una metodología que, sin ser totalmente innovadora, propor-ciona, hoy por hoy, una de las mejores aproximaciones al pro-blema de tratamiento de las series climáticas temporales.

En este último test, método de Alexandersson, una serie esdefinida como homogénea con relación a una serie sincróni-ca de referencia si las ratios entre observaciones simultáne-as constituyen una serie de números aleatorios. Para elloes obligado definir una serie de referencia. Esta serie debeimperativamente presentar caracteres de homogeneidad ybuena correlación con la serie estudiada. No obstante, si bienes fácil encontrar para cada observatorio a testear un obser-vatorio próximo presentando una buena correlación con laserie estudiada, resulta por el contrario delicado caracterizarla homogeneidad interna de cada serie. Ello obliga a calcu-lar una serie media de referencia con las diferentes series yen la que las heterogeneidades queden difuminadas.

Ciertamente, aquí radica una de las principales debilidadesdel método. En efecto, el procedimiento consiste en prome-diar series homogéneas o no, esperando atenuar el efecto delas rupturas en las series no homogéneas, que desgraciada-mente son la mayor parte. Si ello permite la mayor parte deltiempo detectar las rupturas de homogeneidad sobre la serieen test, es preciso no olvidar que los coeficientes correctoresdeducidos de la serie de ratios están sesgados. Corregir unaserie a partir de una serie de referencia implica generalmen-te la igualación de las tendencias de la serie corregida y de laserie de referencia. De este modo, si no se está seguro de la

calidad de la serie de referencia, lo que es a priori el caso, losresultados pueden ser falseados. Es por ello por lo que hemosadoptado una precaución: eliminar del cálculo de referenciaslas series claramente no homogéneas con coeficiente de co-rrelación menor de 0’7.

Una referencia específica a cada observatorio es así calcu-lada. El cálculo consiste en una media ponderada median-te los cuadrados de los coeficientes de correlación a fínde que cada serie tenga el peso específico que le corres-ponda en la configuración de la serie de referencia. De es-te modo se forma una serie con los coeficientes entre losvalores a testear y los de referencia. En esta serie que esnormalizada el test trata de descubrir un cambio con res-pecto a la media. Para cada paso de tiempo, mes o año,un valor de test es calculado y comparado al valor críticopara una confianza dada. En caso de sobrepasar este va-lor crítico se considera que existe heterogeneidad. La fechamás probable de ruptura de homogeneidad corresponde alvalor máximo del test (Fig. 11).

Este test nos ha permitido considerar que una gran parte delas series no eran aleatorias. Por ello hemos procedido a lacorrección de heterogeneidades para disponer de la sufi-ciente calidad en las series como garantía de las conclusio-nes de tendencia.

IV.2.2. La corrección de heterogeneidades

Todas estas rupturas de homogeneidad han sido corregidasa partir de la fecha mostrada por el test de Alexandersson.Sin embargo es preciso señalar que, en la mayor parte de loscasos, se han verificado y confirmado tales rupturas median-te el histórico de cada uno de los observatorios, no siendoobstáculo su ignorancia por cuanto el test trata precisamen-te de actuar en estas situaciones. El periodo que se conside-ra heterogéneo es el que está situado antes de la fecha deruptura. El método utilizado para la corrección de las hetero-geneidades es el expuesto por Alexandersson: “to detect re-lative non-inhomogeneities, we form ratios (by tradition usedin precipitation studies) or differences (here primarily) inten-ded to be used on temperatures data”.

Es decir que el método ha consistido en establecer la ratioentre la media del periodo a corregir y la media del periodohomogéneo y multiplicar los valores del periodo a corregirpor esa ratio. Para calcular la media se ha utilizado la fórmu-la propuesta por Alexandersson (1996). Los coeficientes decorrelación entre las series tratadas de los totales pluviomé-tricos deben mostrar una buena conexión, r>0’7.

V. Las tendencias pluviométricas

Tras este exhaustivo control de la calidad de las series y de suhomogeneización, se ha efectuado un análisis riguroso de lastendencias pluviométricas mediante configuraciones linealesregresivas. La significación de tales valores de trend es mostra-da a través de tests y del coeficiente de determinación (r2). Es-te análisis ha permitido establecer las siguientes conclusiones:

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FIGURA 11. Ejemplo de tratamiento

mediante el Test de homoge-neidad de Alexandersson (J. Quereda et al., 1999).TS, niveles de confianza.

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V.1. La evolución pluviométrica de las regiones de Valen-cia y de Murcia, durante la segunda mitad del siglo XX (1950-2005), con los registros de las 53 series pluviométricas, hamostrado globalmente una tendencia descendente de lasprecipitaciones. Así, el valor obtenido es de - 0.38 mm/año,lo que equivaldría a una reducción de 20-22 mm a lo lar-go de esa segunda mitad del siglo (Fig. 12). No obstante,esta tendencia descendente que caracteriza a la segundamitad del siglo XX, viene totalmente determinada por lasdos grandes sequías padecidas durante la última décadadel mismo, años 1994-95 y 1998-1999. El año 1995 es elrecord en severidad de sequía de todo el siglo XX, seguidopor el año 1970. En cualquier caso el coeficiente de deter-minación (R2) es nulo.

V.2. La segunda conclusión que puede extraerse es la no-table diferencia mostrada en el valor de la tendencia en-

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tre la evolución pluviométrica seguida por el sector sep-tentrional, provincias de Valencia y Castellón y la segui-da por el resto del sector mediterráneo en las provinciasde Alicante y Murcia. Así, la tendencia de los sectores sep-tentrionales no muestra decrecimiento de las precipitacio-nes, con valor de 0’06 mm/año, mientras que la tenden-cia del territorio meridional es netamente negativa, convalor de – 0’79 mm/año (Fig. 13).

V.3. Como consecuencia de esta evolución tan irregular, y enla que han bastado dos sequías sobre los años noventa pa-ra marcar una tendencia negativa, la disminución de las llu-vias sobre la región mediterránea es un proceso que no ad-quiere significación estadística. Ello queda de manifiestomediante la aplicación de los diversos tests de significación.El test no paramétrico de Pettit y el de Mann-Kendall, a losniveles de confianza del 95% (Fig. 14) vienen a reflejar que

FIGURA 12. Evolución y tendencia pluvio-métrica global de las regio-nes de Valencia y de Murcia(1950-2005). Trend obtenidotras la homogeneización delas 43 series pluviométricasregionales.

FIGURA 13. Evolución y tendencias plu-viométricas de la zona nor-te, (provincias de Valencia yde Castellón) y de la zonasur, (provincias de Alicantey Murcia).

FIGURA 14. Los test de Pettit y Mann-Kendall, aplicados sobre laserie media regional de lasprecipitaciones anualesmuestra que, en el intervalode confianza del 95%, noexiste significación estadísti-ca de tendencia.

21,5

10,5

0-0,5

-1-1,5

-2-2,5

-31900 1907 1914 1921 1928 1935 1942 1949 1956 1963 1970 1977 1984 1991 1998 1900 1907 1914 1921 1928 1935 1942 1949 1956 1963 1970 1977 1984 1991 1998 2005

1000800600400200

0-200-400-600-800

-1000

Pettitt test Mann test

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todas las anomalías pluviométricas registradas y especial-mente esas dos sequías finales del siglo XX se insertan den-tro de lo que es la variabilidad natural del clima.

V. 4. La mejor expresión de esta falta de tendencia viene con-figurada por la evolución secular de las precipitaciones re-gionales entre 1900 y 2005. El procedimiento utilizado paraobtener esta reconstrucción de la evolución secular ha sidoel método regresivo de los promedios regionales de la red de53 observatorios durante el período 1950-2005, con el pro-medio de los cuatro observatorios de primer orden con regis-tros seculares. Dado que el coeficiente de correlación de es-tas series históricas con las precipitaciones regionales en elperíodo 1950-2005 es notablemente elevado, r = 0.86, seha obtenido la evolución secular de las precipitaciones regio-nales. El valor del trend secular ha sido de 0.07 (Fig. 15). Almismo tiempo es posible constatar que se mantiene la dife-rencia de comportamiento entre la zona norte y la zona me-ridional. Así, mientras que en las provincias de Valencia yCastellón, las precipitaciones parecen aumentar, en la zonasur, provincias de Alicante y Murcia, muestran una tenden-cia a la disminución (Fig. 16). Todo ello con valores sin sig-nificación ni determinación temporal.

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CONCLUSIONESLa enorme inquietud provocada por la escasez actual de re-cursos hídricos y la dramática imagen que ello representa pa-ra la región mediterránea, implica la necesidad de analizarrigurosamente la evolución pluviométrica. Dentro de este aná-lisis una cuestión clave se plantea: ¿Estamos asistiendo a unareducción progresiva de nuestras precipitaciones?. Una inte-rrogante a la que los análisis realizados no permiten dar unarespuesta afirmativa. Es más, tanto la falta de coincidenciaen el comportamiento regional como las tendencias sosteni-das durante el último siglo en la mayor parte de la región me-diterránea, autorizan, en el estado actual de nuestros cono-cimientos y mientras prosiguen las investigaciones, a norechazar la hipótesis de la estabilidad climática en el marcode sus variaciones naturales.

FIGURA 15. Evolución y tendencia secular

de las precipitaciones medi-terráneas a lo largo del

siglo XX. El “trend” muestraque las precipitaciones me-dias habrían aumentado en

unos 8 mm anuales.

FIGURA 16. Evolución y tendencias plu-viométricas seculares de la

zona norte, (provincias de Va-lencia y de Castellón) y de la

zona sur, (provincias de Alicante y Murcia).

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24Geografia de l’Aigua

Perturbaciones climáticas al ciclohídrico en la Cuenca MediterráneaOccidental: origen y propagación a escalas regional-europea y global

Millán M. MillánDr. Ingeniero Industrial. Director Ejecutivo de la Fundación CEAM.

El autor con su nieta en el Pico de la Olmedilla. A la izquierda, el río Mijares/Millars en la primavera de 2006.

Detalle del Estany de laVila en la desembocadura

del Riu Sec en Borriana.

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La Figura 1 muestra un diagrama que relaciona los proce-sos atmosféricos específicos en la Península Ibérica y Cuen-ca Mediterránea Occidental (CMO), con sus posibles retro-alimentaciones climáticas desde la escala local a laregional-europea (1) y global (2, 3). Las hipótesis que contie-ne son resultado de diecisiete proyectos de investigación enMedio Ambiente y Clima financiados por la Comisión Euro-pea desde el año 1974 hasta el 2006.

El sistema climático consiste en: (a) una interfase continen-tal alta (la Península Ibérica) que separa el Oceáno Atlánti-co de (b) un mar interior profundo (Cuenca Mediterránea Oc-cidental) totalmente rodeado de montañas en las latitudessubtropicales, (c) condiciones anticiclónicas semi-perma-nentes durante casi siete meses del año, y (d) las actualespropiedades de la cubierta vegetal en las tierras que rode-an la Cuenca Occidental.

Las laderas de las montañas que respaldan la costa medi-terránea española están orientadas al Sur y Este, y favo-

recen el desarrollo temprano de los vientos de ladera des-pués de la salida del sol. La brisa de mar inicia su desarro-llo unas horas más tarde, y penetra hacia el interior incor-porando de forma escalonada y sucesiva (i.e., en pasos osaltos discretos) las celdas circulatorias de los vientos deladera ya formadas (4). El viento anabático resultante, quedenominamos “brisa combinada”, es mucho más intensoque la suma de sus componentes (5, 6).

En cada paso de este proceso, en el frente de la brisa, se pro-ducen inyecciones verticales del aire que entra con la brisa.Las inyecciones ganan en profundidad según progresa la bri-sa y va alcanzando las cimas montañosas del interior. A estasinyecciones orográfico-convectivas, propiciadas por las lade-ras, las denominamos «chimeneas orográficas». Las masas deaire inyectadas tienden a estabilizarse por debajo de su al-tura máxima de inyección e inician su desplazamiento haciael mar con un flujo de retorno a su altura. De este modo, du-rante la entrada de la brisa combinada se va generando una

25Geografia de l’Aigua

CICLO DIURNO: BRISA DE MAR-TORMENTAS

C I C L O M E D I T E R R Á N E O R E G I O N A L

C O M P O N E N T E O C E Á N I C A

C I C L O A T L Á N T I C O - G L O B A L

P O S I B L E S C I C L O S D E R E T R O - A L I M E N T A C I Ó N

C O M P O N E N T E A T M O S F É R I C A

CICLO DIURNO: BRISA DE MAR-TORMENTAS

C I C L O M E D I T E R R Á N E O R E G I O N A L

C O M P O N E N T E O C E Á N I C A

C I C L O A T L Á N T I C O - G L O B A L

C O M P O N E N T E A T M O S F É R I C A

Aumenta la salinidaddel Mediterráneo

Su efecto invernaderoaumenta la

temperatura del mar afinales del verano

El vapor de agua (que no precipita) y loscontaminantes (O3) siguen los flujos de retornoen altura y forman estratos, que se acumulansobre el mar, hasta = 4-5 Km de profundidad

Aumenta laerosión conpérdida devegetación

El nivel de condensaciónasciende y supera la altura de

las montañas costeras

Pérdida de tormentas deverano: la sequía aumenta en

las zonas del interior

Sale agua más saladaal Atlántico

+ Efectos de loscontaminantes (Nucleación)

* Cambios en eluso/propiedades

del suelo

* Evaporación del mar

RUTA EUROPEAInundacionesde verano enel Centro deEuropa: 1997,2002, 2005, ...

Transporte sobre elAtlántico hacia el

Caribe, condeposición a lo

largo del recorrido

Aumento rápido de la sequía enel Suroeste (y ¿centro?)

de Europa y Norte de ÁfricaCambian el calor, vapor de

agua y contaminantesañadidos a la brisa de mar

Más precipitación frontal sobrelas Islas Británicas, y menos en

el sur-oeste de Europa

Perturbación (+?) de la Oscilacióndel Atlántico Norte (NAO)

Perturbación a loshuracanes y

depresiones extra-tropicales en el

Caribe y Atlánticooccidental

Reacciones heterogéneasen nubes de poco

profundidad: Sulfatación ynitrificación del polvo

sahariano

Ruta con re-circulaciones verticalespor el sur del Atlas, y/o

ruta por el ÁfricaCentral

Altera el balance entre la evaporación y auto-precipitación en la cuenca mediterránea occidental

Incremento delluvias

torrenciales enotoño-invierno

Vapor de agua y fotooxidantes acumu-lados salen de la cuenca (3-10 días)

FIGURA 1. Bucles de retro-alimentaciónentre las perturbaciones decambios de usos de suelo enla Cuenca MediterráneaOccidental y el sistema climá-tico a escalas local, regionaly global. Las flechas azulesmarcan la ruta del vapor deagua y las negras los proce-sos que se derivan en cadaestadio de la ruta. Los resul-tados finales se marcan enotros colores, y los umbralescríticos del ciclo climáticoestán recuadrados en rojo.

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serie de estratos que se desplazan hacia el mar a diferentesaltitudes. En general, las inyecciones a más altitud forman es-tratos más largos (más tiempo de recorrido en retorno).

Durante su recorrido por la superficie el aire de la brisa ga-na calor sensible (temperatura potencial) por intercambiosdirectos con el suelo calentado por el sol. Tambien incorpo-ra el vapor de agua procedente de la evaporación y evapo-transpiración de la superficie (suelo, humedales, cultivos ycubierta vegetal). La humedad relativa en cualquier punto desu desarrollo depende del balance entre el calor sensible ga-nado y el vapor de agua acumulado. Y, si se alcanza el nivelde condensación en la “chimenea orográfica” del frente debrisa, puede dispararse una tormenta en cualquier estadiode la entrada de la brisa.

Si esto ocurre parte del vapor de agua y de los otros com-ponentes de la brisa (p.ej., contaminantes emitidos en la cos-ta y sus productos de reacción) precipitan al suelo. El calorlatente liberado en la condensación contribuye al desarrollo

de la convección profunda, que mezcla el resto de los com-ponentes dentro de la troposfera (incluyendo el vapor de aguaque no llega a precipitar), y los vientos en altura pueden ven-tilar estos componentes hacia otros lugares. En esta situa-ción las circulaciones costeras se consideran «abiertas».

Si, por el contrario, la brisa no recoge la suficiente cantidadde vapor de agua para compensar el calentamiento del airea lo largo de su recorrido (su ganancia en temperatura poten-cial), el nivel de condensación en la «chimenea orográfica»del frente de la brisa va ascendiendo y llega a elevarse porencima de las montañas costeras. En este caso, o no se pro-duce condensación, o se forman cúmulos con poco desarro-llo vertical1, y las circulaciones permanecen «cerradas» conlas características siguientes:

1. Las brisas combinadas (incluyendo los flujos en superficiey sus retornos en altura) tienden a auto-organizarse a esca-la regional dando lugar a la formación de líneas de conver-gencia que se sitúan sobre las cadenas montañosas que ro-

26Geografia de l’Aigua

FIGURA 2.(izquierda) Entrada de la brisa combinada (i.e., brisa de mar con los vientos de ladera) a lo largo del Valle del Mijares en Castellón a las 13:03-13:48 UTC y alas 14:49-15:35 UTC, del 20 de julio de 1989, documentada con las medidas de un avión instrumentado durante el proyecto europeo MECAPIP (1988-1991). Enestos gráficos el ozono se utiliza como trazador de oportunidad de los flujos. Las flechas que muestran la posición aproximada de los flujos de retorno y losestratos formados en los dos estadios de la entrada, se han elaborado a partir del campo de vientos medido por el propio avión. La traza del trayecto aparecesobre la silueta de la península situada a la izquierda de los gráficos y tiene un recorrido total de 350 km. El origen del transecto se ubica aproximadamentesobre la vertical de Guadalajara. Para otras referencias se puede indicar que Teruel está en el valle situado a unos 190 km del origen, y que el final del trayec-to está a ≈ 40 km de la costa en línea con la plataforma para la carga de crudo situada sobre el mar, frente de la refinería de Castellón.El gráfico inferior izquierdo muestra el frente de la brisa al Este de Teruel, a más de 80 km de la costa, con una chimenea que supera los 2000 m. La modeliza-ción meso-meteorológica de alta resolución para sustituir la falta de datos experimentales a más altura, indica que la inyección alcanzó ≈ 4700 m. Este mis-mo gráfico se muestra a la derecha (superior), junto al de la humedad relativa (inferior), medida durante el mismo vuelo.Los gráficos de la derecha muestran que el vapor de agua sigue el mismo camino que otros componentes de la brisa (ozono) cuando no se produce precipitación, re-tornando hacia el mar en altura y formando estratos. También sirve para ilustrar las características de los datos Día del sensor MODIS-Terra (14), en su órbita síncro-na a las 10:30 UTC, que muestra la Figura 3 (izda.). A esa hora, la columnas de vapor de agua medidas sobre la vertical de las chimeneas orográficas de los frentesde las brisas pueden ser superiores a los medidos sobre el mar, donde la fracción restante es ≈ 4/6 (= 6/6 - 1/3) del máximo acumulado durante la noche (ver texto).

1 En otros casos se desarrollancúmulos profundos (cumuluscongestus), a horas más avan-zadas de la tarde, y la tormen-ta o no alcanza la fase de ma-durez o, si se desarrolla, tienepoca duración. Información deeste tipo, procedente de distin-tas zonas del Mediterráneo,había ido llegando a la Comi-sión Europea desde 1974. Y, en1994 se decidió aplicar la in-formación obtenida en los «Pro-yectos Mediterráneos» de laCE para analizar esta situación.

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dean la CMO. Datos experimentales muestran que las brisaspueden llegar a más de 100 km de la costa,

2. Los datos disponibles indican que las «chimeneas orográ-ficas» pueden alcanzar más de 5,5 km de profundidad a fina-les de la tarde, i.e., alturas de ≈ 3000 a 3500 m sobre monta-ñas de ≈ 2000 m de altitud a ≈ 80 km de la costa (Figura 2),

3. Imágenes del satélite METEOSAT muestran que los com-ponentes (humo en este caso) inyectados en los flujos de re-torno a media tarde pueden viajar más de 280 km, hacia elcentro de la cuenca en unas pocas horas.

4. Para mantener la continuidad de los flujos durante estosprocesos se genera un hundimiento compensatorio (subsi-dencia) sobre el mar que crece en extensión, y alcanza las zo-nas costeras durante la tarde (Figura 3).

5. La subsidencia se consolida sobre toda la cuenca occi-dental durante la tarde. Sobre el centro de la cuenca Ba-lear se han documentado velocidades de hundimiento de15-25 cm/s, a 3500 m de altura (16:00 UTC, el 7 de juliode 1991).

6. Adicionalmente, la subsidencia confina la profundidad delos flujos de las brisas en superficie, a menos de ≈ 200-300m altura, durante todo su recorrido de la costa hasta las chi-meneas orográficas del interior (Figura 4).

7. Como resultado, los volúmenes de aire implicados en es-tos procesos son limitados. Por ejemplo, por cada unidadde ancho a lo largo de la costa, el volumen tiene una longi-tud de 120 km a 160 km hacia el interior, pero sólo unos 200m a 250 m de altura.

27Geografia de l’Aigua

FIGURA 3.Promedios mensuales de las columnas totales de vapor de agua en agosto de los años 2003 y 2004 sobre la Cuenca Mediterránea Occidental, medidas por elsatélite MODIS-Terra (14) con órbita descendente y paso ecuatorial a las 10:30 UTC (izquierda), y por el satélite MODIS-Aqua con órbita ascendente y pasoecuatorial a las 13:30 UTC (derecha). Cuando pasa el Terra las circulaciones costeras tienen sólo una o dos horas de desarrollo, y la subsidencia compensato-ria sobre el centro de la cuenca no se ha generalizado. Cuando pasa el Aqua, las circulaciones están mucho más desarrolladas, la subsidencia ya se ha conso-lidado sobre el mar, pero los nuevos estratos formados por los flujos de retorno en altura no han llegado aún al centro de la cuenca. Comparando las imáge-nes se puede observar la disminución de la columna de agua sobre la cuenca Balear a primeras horas de la tarde con respecto a los valores de la mañana. Deesta manera se puede detectar como la masa de aire sobre el mar se hunde (pérdida de valor en la columna total sobre el mar) para compensar el volumen deaire que, sobre la superficie, se desplaza hacia las costas para alimentar las brisas de mar (aumento del valor de columna sobre las costas).La detección de este proceso es posible porque a las 13:30 los nuevos flujos de retorno en altura no han tenido tiempo de reponer un volumen (columna) equi-valente de vapor de agua sobre el mar. De hecho, los retornos a más altitud llegan al centro de la cuenca a últimas horas de la tarde, y la profundidad máximade los estratos acumulados se alcanza durante la noche.

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28Geografia de l’Aigua

FIGURA 4.Evolución de la capa límite (capa superficial) en tres emplazamientos de la costa este española en verano (típicamente para las dos últimas semanas de julio), do-cumentada en varios proyectos europeos (Millán et al., 1997). Se utilizaron tres globos cautivos en modo de perfilamiento en: la costa (PUERTO de Castellón), a 17km tierra adentro (en SICHAR), y a 78 km de la costa en VALBONA (Teruel). Los sondeos se hicieron cada media hora durante el día en los dos primeros emplaza-mientos, y sólo en períodos seleccionados para caracterizar la llegada de la brisa en Valbona. Los años en los que se hicieron los sondeos, y el número total deellos se indica en la parte superior izquierda de las figuras. En cada sondeo, se consideró la altitud de la capa superficial como la de la primera inversión de tempe-ratura detectada en cada perfil. La altura promedio está indicada en azul y las otras líneas muestra ± una desviación estándard.Se puede ver que la altura media de la capa límite raramente supera los 200-300 m de profundidad, a lo largo de todo el recorrido de la brisa desde la costa hastalas cimas montañosas del interior. Ya se había observado en 1986 y 1987 que la capa límite en la costa de Castellón crecía rápidamente durante la mañana y de-crecía durante la tarde, en respuesta a algún tipo de subsidencia compensatoria mesoescalar, marcada por la evolución de la primera inversión en altura. Análisisde datos posteriores y modelización mesoescalar han confirmado dichas hipótesis (8), y muestran que la profundidad de la capa límite también oscila durante eldía, como ya se había observado en la orilla de los Grandes Lagos de Canadá.El resultado es que, por unidad de anchura a lo largo de las costas mediterráneas, los volúmenes de aire desplazados tienen mucha longitud (los 120 km a 160 kmdel recorrido de la brisa) pero poca profundidad.

Otros aspectos importantes durante el ciclo diurno de estasrecirculaciones verticales son:

• Después de la puesta del sol cesan las circulaciones des-critas, y se inician otras (más débiles) de signo contrario. Es-to es, el desarrollo de flujos de derrame (terrales) en las zo-nas costeras que producen una ascendencia generalizada delas masas de aire situadas sobre el mar durante la noche.

• Durante esta parte del ciclo los estratos formados sobreel mar tienden a re-distribuirse en altura en función de sutemperatura potencial.

• De este modo el nuevo sistema de estratos formado aúltimas horas de la tarde alcanza su máxima profundidad du-rante la noche siguiente, y puede llegar a superar los 5500m de profundidad sobre el mar (8),

• La mañana siguiente se reinician las brisas de mar y deladera, y el ciclo comienza de nuevo,

• De este modo se produce una recirculación vertical so-bre toda la Cuenca Mediterránea Occidental que tiende a acu-mular los componentes emitidos en las costas, y el vaporde agua que no ha precipitado, en estratos sobre el mar,

• Los resultados, utilizando medidas satelitarias de la co-lumna vertical de vapor de agua, lo ilustran las Figuras 5 y 6.

• Se estima que la subsidencia neta sobre el mar es delorden de 1500 m durante el período solar, y sugiere que ca-da día se recicla ≈ 1/3 de la masa de aire acumulada sobreel centro de la cuenca los días anteriores2,

• Finalmente, el calentamiento (pseudo-adiabático) por lasubsidencia en los flujos de retorno tiende a re-evaporar, ydisipar las gotitas formadas, en nubes que hayan alcanzadopoco desarrollo vertical sobre las chimeneas orográficas.

• Un proceso similar puede ocurrir si se producen nubesde poca profundidad en la parte superior del sistema de es-

2 Esta información se utiliza alinterpretar los datos del vaporde agua obtenidos con el saté-lite MODIS de la NASA en lasFiguras 2 y 3.

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tratos durante la noche, que se re-evaporan como consecuen-cia de la subsidencia compensatoria la mañana siguiente.

Como resultado de estos mecanismos, los estratos formadossobre el mar por las circulaciones «cerradas» pueden conte-ner tanto los componentes iniciales presentes en la brisa, co-mo los productos resultantes de sus reacciones en fase se-ca (foto-oxidantes), y otros productos resultantes de reaccionesen fase heterogénea. Por ejemplo, la sulfatación y nitrifica-ción de las partículas después de haber actuado como núcle-os de condensación, formando gotitas, en nubes que se re-evaporen posteriormente.

El nivel de condensación del aire en la brisa con respecto a laaltura de las montañas costeras puede considerarse como el

«umbral crítico» que determina: si las circulaciones son «abier-tas», y se desarrollan tormentas durante la tarde, o si perma-necen «cerradas», manteniendo los flujos de retorno y la acu-mulación de vapor de agua y contaminantes en estratos sobreel mar. Y, puesto que el nivel de condensación depende del ba-lance entre la ganancia de temperatura potencial y el vapor deagua que acumula la brisa a lo largo de su recorrido, las carac-terísticas y el estado de la superficie son los que determinan,en último lugar, el comportamiento del sistema.

Finalmente, mientras las circulaciones permanecen cerradasla pérdida de las tormentas aumenta la sequía sobre las zo-nas del interior de la región. Esto da lugar a suelos más se-cos, y a menos evaporación, que elevan más aún el nivel de

29Geografia de l’Aigua

FIGURA 5.Promedios mensuales de la columna de vapor de agua en agosto 2000 medidos por MODIS-Terra. Se han separado los valores obtenidos con el Producto Día(izquierda) y con el Producto Día + Noche (derecha). El vapor de agua se utiliza como trazador de oportunidad de las recirculaciones atmosféricas con ciclodiurno, y muestra una distribución claramente diferenciada en todo el entorno Mediterráneo.Izquierda. Los datos Día resaltan los bordes de la cuenca mediterránea, ya que el satélite mide el vapor de agua en la vertical de las chimeneas orográficassobre las montañas costeras (Figura 2), mientras que ≈ 1/3 (2/6) de la masa de aire (y columna de vapor de agua) acumulada sobre el mar los días anterioresse está hundiendo para alimentar el flujo superficial de dichas circulaciones. Esto se refleja en valores más bajos de la columna de vapor de agua sobre elcentro de la cuenca (ver más detalles en la Figura 3).Derecha. El producto Día + Noche muestra el promedio de las mediciones a las 10:30 UTC (día) más las de las 22:30 UTC (noche). Sobre los bordes de la cuenca da,esencialmente, la mitad de la medida diurna (≈ 3/6 de la columna total). Sobre el centro de la cuenca da la media del valor Día (≈ 4/6 del total) y la del valor Noche,más cercano al total (6/6) acumulado sobre el mar por las recirculaciones verticales el(los) día(s) anterior(es). El promedio es ≈ 5/6, más cercana al total acumuladosobre el centro de la cuenca, y es lo que resalta ese dato. Se observan acumulaciones sobre el Mar Adriático, y el Mar Negro. Los productos MODIS eliminan losdatos en los píxeles donde se detectan nubes (agua condensada). Por esta razón los promedios tienden a dar valores anormalmente bajos sobre áreas donde se for-man tormentas frecuentes los días de verano, p.ej. los Alpes, Apeninos y Atlas-Medio Atlántico (marroquí).

FIGURA 6.Promedios de los productos Día + Noche de la columna de vapor de agua en la troposfera para agosto del 2003 y del 2004, medidos por el satélite MODIS.Junto con los productos equivalentes (Día + Noche) en las Figuras 4 y 6, muestran la evolución del vapor de agua que se acumula sobre la Cuenca Occidentalen Agosto, al no haber precipitado sobre las montañas que rodean la cuenca, durante los años 2000 y 2002-2004.

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condensación del aire de la brisa, dando lugar a menos tor-mentas,... y constituyendo el primer bucle de retro-alimenta-ción hacia la desertificación (7), como muestra esquemática-mente la Figura 7.

Los procesos descritos dominan desde aproximadamente me-diados de abril hasta mediados de octubre. Los períodos derecirculación vertical-acumulación sobre el mar pueden du-rar de 3 a 10 días, y cesan cuando una borrasca transitoria,o una depresión fría en altura, ventilan total o parcialmentela masa de aire acumulada. Y, una vez pasado el transitoriolas recirculaciones se inician de nuevo. La estadística dispo-nible indica que el número y la duración de los períodos va-rían durante el verano. El número máximo (cinco) tiende aocurrir en julio, con una duración media de 4 días, mientrasque los períodos más largos tienden a ocurrir en agosto (tres)con una duración media de 5 días (ver Figura 9).

Así que, en contraste con otras regiones europeas dominadaspor advección, en la Cuenca Mediterránea Occidental el vaporde agua, los contaminantes y sus productos de reacción pue-den acumularse sobre el mar (Figuras 5, 6 y 8). De modo queen unos pocos días (9), y sin necesidad de una evaporación tanintensa como en las zonas tropicales, estos mecanismos pue-den generar una gran masa de aire húmedo, contaminado, ypotencialmente cada vez más inestable. Finalmente, la Figura8 muestra como la masa de aire acumulada puede alimentaruna depresión con trayectoria tipo Vb y contribuir a las inunda-ciones de verano en el Centro de Europa (1).

La situación descrita domina actualmente a lo largo de lascostas mediterráneas del norte de África, la península ibé-rica, sur de Francia y sur de Italia desde finales de prima-vera hasta principios de otoño, bajo las condiciones actua-les de usos del suelo. Éstas, a su vez, parecen ser resultadode interacciones y retro-alimentaciones acumuladas du-

rante los últimos 2000 años (10), y aceleradas en los últi-mos 30 años.

Otro factor más reciente es el aumento de emisiones de con-taminantes atmosféricos en la cuenca, que añaden aerosoles,ozono (11, 12) y otros gases con un efecto invernadero muysuperior al del CO2 (p.ej. el ozono troposférico, unas 200 ve-ces más eficiente). Estos componentes recirculan junto con elvapor de agua, y una de las hipótesis actuales es que su efec-to invernadero sobre la cuenca puede aumentar la tempera-tura del aire superficial (i.e., por debajo de unos 2500 m de al-tura sobre el mar) entre 1º y 3º C en verano. Esto representauna subida de entre ≈ 100 y 300 m en el nivel de condensa-ción del aire de la brisa. Y, puede haber sido el desencadenan-te de los procesos de retro-alimentación en un sistema ya alborde de su umbral crítico como resultado de las perturbacio-nes a los usos del suelo acumuladas en esta región.

El segundo bucle lo origina el efecto invernadero de los ga-ses, partículas, y vapor de agua acumulados sobre el mar, queproduce un calentamiento adicional (acumulativo) del Me-diterráneo durante el verano y puede, a su vez, alimentar llu-vias más intensas e inundaciones en otoño e invierno (13).Sin embargo, los embolsamientos de agua caliente se mue-ven dentro de la cuenca y hacen que las lluvias torrencialespuedan ocurrir en cualquier punto de ella. Por tanto, este bu-cle tiende a propagar los efectos de las perturbaciones enuna parte de la cuenca a otras partes de la cuenca, de formaaleatoria y con un retraso de tres a seis meses. Adicional-mente, el Mediterráneo cada vez más cálido a finales de in-vierno y primavera también puede contribuir a un aumentode lluvias intensas en el Centro y Este de Europa (esta co-nexión no se muestra en la Figura 1).

Las conexiones Atlántico-Globales se inician cuando el va-por de agua acumulado migra fuera de la región y contribu-

30Geografia de l’Aigua

FIGURA 7.Relación conceptual entre la humedad que entra por la costa, la añadida por evaporación a lo largo del recorrido de la brisa, el desarrollo de tormentas en lasmontañas del interior y el ciclo hodrológico de origen local en las costas mediterráneas. Como promedio, el vapor de agua que entra con la brisa en Castellónen verano es de 14 g (agua)/kg (aire). Para que se dispare una tormenta sobre Gudar (2000 m) es necesario que la cantidad de vapor de agua se incremente aunos 20 g/kg, y para que se dispare en Barracas debe aumentar a unos 26 g/kg. Sin las cantidades añadidas (de 7 y 12 g/kg, respectivamente) por evapora-ción de la superficie (marjales, vegetación, etc) no se disparan las tormentas, no se cierra el ciclo hidrológico local, y el vapor de agua sigue los flujos de re-torno de las brisas en altura y se acumula sobre el mar hasta unos 5500 m. Los ciclos de acumulación de este tipo duran actualmente entre 3 y 10 días. El va-por de agua acumulado puede alimentar las inundaciones sobre el centro de Europa en verano (Figura 8), y esta pérdida de vapor de agua de la cuencamediterránea a otras areas aumenta la salinidad del Mediterráneo (Figura 9).

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ye a las precipitaciones en otros lugares, p.ej., lluvias in-tensas de primavera-verano sobre el Centro y Este de Euro-pa (Figura 8). Adicionalmente, las Figuras 5, 6 y 8 ilustran laevolución de la cantidad de vapor de agua acumulado en agos-to durante los últimos años (2000, 2002-2004) y sugieren, poruna parte, los posibles cambios en su efecto invernadero so-bre el mar y, por otra, el aumento de la cantidad de agua dis-ponible para su advección fuera de la región.

La pérdida del vapor de agua, que debería haber precipitado so-bre el mar o sobre las montañas que rodean la cuenca, alterael balance evaporación/auto-precipitación en la cuenca occi-dental, y aumenta la salinidad del agua profunda que fluye porGibraltar hacia el Atlántico (Figura 9). La salida de agua más sa-lada al Atlántico potencia uno de los «tipping points» (rupturadel equilibrio) del sistema climático global (15). Cómo el in-cremento de salinidad afecta el paso de las borrascas atlánti-

cas a través de la Oscilación del Atlántico Norte (índice NAO),y a qué escala de tiempo opera, son dos nuevas cuestiones.

Alternativamente, la masa de aire acumulada sobre la cuen-ca occidental puede salir por el canal de Sicilia, seguir el co-rredor del sur del Atlas hacia el Atlántico por las islas Cana-rias (3), como muestran las Figuras 10 y 11, e iniciar un cuartobucle. A lo largo de este recorrido, los vientos de ladera en lafalda sur del Atlas también pueden producir ciclos recircula-torios verticales. La columna de polvo resultante (hasta ≈ 7km de altitud) en marzo, ya ha sido documentada por la NA-SA (16). El polvo sahariano que cruza el Atlántico, junto conel aerosol marino (sal), y otros componentes (polen), actúancomo núcleos de condensación en la formación de huracanesy depresiones extratropicales en el Caribe (17, 18, 19).

En este caso, la masa aérea húmeda y contaminada actúa co-mo fondo en el que se pueden producir reacciones heterogé-

31Geografia de l’Aigua

FIGURA 9.Mapa de puntos críticos del sistema climático global elaborado por el Prof. H. J. Schellnhuber (map of global «tipping points» in climate change, Inventing anicon), publicado el 24 de octubre de 2005: en la revista Nature, (437, 1238), que muestra la Válvula de Salinidad Mediterráneo-Atlántico. El Dr. Schellnhuberes chairman del Grupo Asesor Externo de la CE en «Global Change and Ecosystems», del que es miembro el autor de este trabajo.

FIGURA 8.Izquierda. Promedio de los productos Día+Noche para agosto de 2002, que muestran ≈ 5/6 del valor medio del vapor de agua acumulado sobre la Cuenca Medite-rránea Occidental ese mes, y disponible para su advección a otras regiones. Dada la duración actual de los ciclos de recirculación vertical en agosto (ver texto), elpromedio mensual que muestra la Figura (unos 30 L de agua precipitable por m2) es equivalente al vapor de agua acumulado durante unos tres días consecutivos.Derecha. Retro-trayectorias (tipo Vb) de las masas de aire que alimentaron las precipitaciones en Alemania y República Checa el 11-13 de agosto de 2002 (1).La evidente interconexión entre las diferentes escalas apunta las posibles importantes consecuencias que las perturbaciones a escalas local-regional podríantener sobre todo el sistema climático global.

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neas adicionales con el polvo sahariano, y cambiar sus ca-racterísticas fisico-químicas antes de cruzar el Atlántico ha-cia el Caribe (2, 3). Por ejemplo, en cúmulos de poca profun-didad formados por los vientos de ladera en el Atlas Saharianodurante el día, que se re-evaporen durante la tarde-noche,como se ilustra en la Figura 12. Las cuestiones son: cómo loscontaminantes y vapor de agua en la masa de aire que sale

de la cuenca occidental contribuyen a la sulfatación y nitrifi-cación del polvo sahariano que cruza el Atlántico, cómo es-tos cambios contribuyen a afectar las depresiones extratro-picales y los tornados en el sur de los Estados Unidos y, enúltimo lugar, cómo se afecta la NAO y el comportamiento delas borrascas atlánticas.

El efecto combinado de las dos rutas en el ciclo Atlántico-Global (Figura 1) podría ser la disminución de las precipita-ciones de origen frontal sobre la fachada atlántica de la pe-nínsula ibérica (Portugal y cornisa cantábrica española), ysobre el sur de Francia, concurrente con un aumento de llu-vias e inundaciones sobre las Islas Británicas en verano. Yambos efectos parece que ya se están detectando. Así, elefecto de las perturbaciones del uso del suelo en las costasmediterráneas, y el efecto invernadero de los contaminantesatmosféricos emitidos en ellas, pueden propagarse al siste-ma climático Global con tiempos que pueden variar entre se-manas para la ruta atmosférica-Caribe, a años (10 a 20 ?) pa-ra la perturbación oceánica-válvula salina.

Los datos, análisis y las e hipótesis que se plantean en estetrabajo han sido presentados por el autor y debatidas en lasreuniones del Grupo Asesor Externo en Global Change andEcosystems de la DG RTD (Investigación), del que es Chair-man el Prof. H.J. Schellnhuber. La Figura 1 fue presentadapor primera vez en la reunión del 18 de diciembre de 2001.Las retroalimentaciones climáticas que plantea son relevan-tes para los impactos del cambio climático en la cuenca me-diterránea y para las nuevas políticas del agua de la UE. Co-mo resultado, la Comisión Europea ha incluido entre lasprioridades científicas del 6º Programa Marco de Investiga-ción una serie de temas en los que se hace mención espe-cífica de los «feedbacks» y/o de los efectos del Mediterrá-neo, incluyendo ≈120 M en la convocatoria de proyectos dejulio 2005 para los temas siguientes:

I.1.1 Regional carbon and greenhouse gas budgetsI.2.2 Atmospheric aerosols and climate forcingI.3.1 Climate change impacts in the Mediterranean areaII.1.1 Global water cycle, water resources and droughtsII.1.2 Flash-flood forecastingII.4.1 Water scenarios for Europe and for neighbouring countriesIV.1.1 Combat land degradation and desertification

32Geografia de l’Aigua

FIGURA 10.Superior. Ondas en los flujos de

retorno de las circulaciones cos-teras fotografiadas poco antesde la puesta del sol, a ≈ 80 km

del Mediterráneo, mirando haciael mar (Este-Sureste). Este día

los flujos de retorno podían servistos gracias a la formación de

nubes poco profundas en elfrente de la brisa (Millán et al.,1992), y los estratos que dejan

al re-evaporarse las gotitas.Inferior. Foto tomada 15 minutosmás tarde, después de la puestadel sol, mirando hacia las mon-tañas donde estaban las chime-

neas orográficas del frente debrisa durante la tarde (hacia el

Suroeste). Una vez cesan las bri-sas y se disipan las nubes de

poca profundidad quedan estra-tos formados por los componen-tes que llevaba la brisa y sus de-

rivados, gaseosos y partículas,formados en fases seca y húme-

da (en las gotitas).

FIGURA 11.Modelo conceptual de las circulaciones en el Mediterráneo que represen-ta el estado de conocimientos en 1995 (8), resultante de los tres primerosproyectos de investigación europeos en la Cuenca Mediterránea. Muestrala continuidad de los flujos resultantes de mecanismos con ciclo diurnoque están bien desarrollados a media tarde en verano. Entre ellos se in-cluyen: (#1) el transporte de masas de aire envejecidas a lo largo de lacosta portuguesa bajo intensa subsidencia compensatoria durante el día,(#2) la entrada de aire atlántico al Golfo de León y Cuenca Balear seguidopor su recirculación vertical a lo largo de la costa española e italiana, in-cluyendo el paso a la formación de tormentas sobre los Apeninos durantela tarde, (#3) la salida de las masas de aire envejecidas por Gibraltar y (#4)el transporte hacia las Islas Canarias por el sur del Atlas con recirculacio-nes verticales a lo largo de su recorrido.

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33Geografia de l’Aigua

FIGURA 12.Promedio de la columna de vapor de agua durante el día los meses de agosto y septiembre de 2002, obtenido del Producto MODIS-Terra Día. Muestra unagran cantidad de vapor de agua en el corredor del sur del Atlas que se desplaza hacia (el sur de) las Islas Canarias y la Zona de Convergencia Inter-tropicaldurante el día, empujada por el anticlón de las Azores. Estos datos se pueden comparar con las hipótesis de trabajo elaboradas en 1995 que muestra la Figu-ra anterior, cuando aún no se disponía de los datos del satélite MODIS-Terra. La modelización de este tipo de transporte desde el Mediterráneo hacia elAtlántico y, seguidamente hacia el Caribe es muy reciente (3) y confirma los datos experimentales sobre la sulfatación y nitrificación del polvo sahariano, re-cogidos desde los años 1974 en el Caribe y Sureste de los EEUU (2, 17, 18, 19).

Referencias

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La Figura 1 y los datos del MODIS han sido preparados específicamente para el trabajo:Drought and floods in Europe: MODIS evidence of a vertical recirculation-accumulation mode for water vapour over the Mediterranean, and implications for climatic feedbackspor: Millán M. Millán*, Lucio Alonso#, Mª.J. Estela*, E. Mantilla*, Jose Jaime Dieguez*, Gorka Perez-Landa*, Gotzon Gangoiti#, y Marino Navazo# (*CEAM, #ETSII-UPV), para su publicaciónen el Journal of Geophysical Research-Atmospheres. El resto de su contenido ha sido previamente publicado en las referencias: 1, 3, 7, 9, 13, 15, y 20. The MODIS images used in this studywere acquired using the GES-DISC Interactive Online Visualization and Analysis Infrastructure (Giovanni) as part of the NASA’s Goddard Earth Sciences (GES) Data and Information Servi-ces Center (DISC)

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Arquitecturade l’Aigua34

Construir l’aigua. Sobre l’arquitecturahidràulica i les hortes històriquesenteses com una de les belles arts

Enric Guinot RodríguezCatedràtic d’Història Medieval. Universitat de València (Estudi General).L’autor al Patio de los Naranjos, a la Mesquita de Còrdova.

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Arquitecturade l’Aigua

El paisatge construït de l’Horta de València està definit en primera instànciapel traçat de les séquies itambé per la localització delpoblament. Braç de la Cadena, de la Séquia de Rascanya (Almàssera).

Quan es parla de patrimoni històric o històricoartístic al-guna gent acostuma a pensar en pedres i potser més enconcret en pedres antigues. També pot ser que s’imaginealguna de les grans construccions arquitectòniques delssegles passats, bé siga una catedral, un castell o palau oalguna altra obra “monumental” d’estes característiques,o potser li vinga al pensament alguna imatge més relacio-nada amb l’expressió artística plàstica com ara una pintu-ra, escultura o peces similars. Si ens preguntàrem què mésn’hi podríem incloure, pot ser ens animaríem a estendreeste concepte de patrimoni a les excavacions arqueològi-ques o als vells manuscrits i llibres que s’atresoren a ar-xius i biblioteques.

Però allò que no és tan habitual és parar-se a pensar en elsignificat que té una bona part d’este tipo de patrimoni.Això és, i amb algunes excepcions, de forma majoritàriaestem identificant i valorant un patrimoni que representaels escenaris i espais del poder en les societats del pas-sat, bé siguen les residències oficials o privades, públi-ques o militars de la monarquia i de la noblesa feudal,bé siguen escenaris de les institucions religioses. Tambéés veritat que, sovint, alguns d’estos àmbits impliquen lapresència, i activa, del conjunt de la societat com ara enel cas de les esglésies i parròquies. I també cal deixar benclar que, per considerar-los espais de poder, no podemmenystenir-ne la qualitat artística o la bellesa que en lagran majoria dels casos pot anar i està associada a estetipo d’espais.

En realitat la nostra observació va dirigida més bé a parar l’a-tenció en el fet de què només a poc a poc en temps recentss’ha despertat una nova mirada revaloritzadora sobre altrestestimonis materials del passat que són representatius denous àmbits de la societat i, més en concret, dels escenarisde la vida quotidiana, bé siga laboral o domèstica i privada.Parlem de la casa, de la botiga i l’obrador artesà, dels carrersi places com a espais de convivència i trobada, però tambédels forns i molins, de les almàsseres i riu-raus, de les ma-sies i les casetes de pedra seca i així un llarg etcètera deconstruccions entre les quals destaca de forma molt clara enl’àmbit valencià l’arquitectura de l’aigua.

Tradicionalment totes estes construccions han estat considera-des com elements patrimonials d’un “segon ordre”, identifica-des amb l’etiqueta de béns etnològics i separats administrati-vament així del patrimoni arquitectònic i artístic, el qual serial’únic “monumental”, de fet com si eixa etiqueta segregadorafos un indicatiu de menor valor social i històric. No cal entrar engrans explicacions per a evidenciar la importància vital i la llar-ga història de segles a través dels quals la societat valencianas’ha vist obligada a pensar l’aigua, a construir l’aigua o, si esvol dir de forma més concreta, a bastir els edificis, artefactes iconstruccions de tota mena necessaris per a captar l’aigua quebrolla o circula de forma natural per la nostra geografia, per aconduir-la per als seus usos agrícoles de forma majoritària pe-rò també per al consum humà i animal, per a emmagatzemar-laper als temps de sequera o per a distribuir-la en camps i parcel·lesen base a acords socials sobre el seu ús.

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Arquitecturade l’Aigua

Séquia de Rascanya(Horta de València): llengües

d’Alboraia-Almàssera, quetallen l’aigua de formaproporcional entre els

dos pobles.

A més a més és ben evident que si ens referim als usos del’aigua en la història i més en concret en la història dels va-lencians, els testimonis, arquitectures, construccions, espais,restes arqueològiques, paisatges organitzats, usos i costums,institucions i dret d’aigües, tradicions agrícoles, documenta-ció històrica i encara altres aspectes també formen part d’u-na manera o altra del patrimoni valencià de l’aigua i van moltmés enllà de l’arquitectura conformant el que podem anome-nar una veritable cultura mediterrània de l’aigua.

D’esta llarga història d’usos i necessitats el patrimoni arqui-tectònic és, probablement, el més visible i el que ens aportaalgunes de les construccions més notables o monumentalsque conservem del conjunt del patrimoni a la nostra terra, comara podrien ser els antics pantans o els aqüeductes. No pe-quem d’exagerats si afirmem de forma rotunda que algunad’estas arquitectures hidràuliques valencianes, com ara elspartidors importants de les principals séquies històriques va-lencianes –per exemple aquells que tallen de forma propor-cional i consensuada les dotacions d’aigua acordades entrediversos pobles i localitats–, podrien ser i en realitat són sim-bòlics monuments a la concòrdia i a la capacitat de solucio-nar els conflictes d’interessos en una qüestió tan vital com haestat de sempre en les societats bàsicament agràries el ga-rantir la salvació de les collites i, per tant, els aliments in-dispensables de cada any.

Però tot i la importància d’estes construccions i edificis sin-gulars –sens dubte la cara més visible de l’arquitectura del’aigua, cal que ens adonem de l’existència d’altra arquitec-tura més difusa però ben important i és la del territori, la delpaisatge construït. Tots els paisatges que ens envolten sónantropitzats, resultat d’una transformació de segles de l’es-pai rural a través de les societats que ens han precedit des defa més de dos mil anys, i més en concret apuntem als quatregrans períodes històrics mediterranis que han marcat la nos-

tra història: la romanització, el món islàmic medieval, el mónfeudal medieval i modern, i els grans canvis de la contempo-raneïtat. Tots ells han deixat la seua petjada de forma acumu-lativa en els nostres paisatges rurals, construint-los, recons-truint-los i transformant-los fins l’actualitat, si bé allò queha anat quedant dels més antics és sempre més aïllat, pun-tual o no decisiu en el paisatge rural contemporani.

Com és lògic a la nostra terra no hi ha un únic paisatge ru-ral construït sinó que hi trobem una notable diversitat en fun-ció de les seues característiques estructurals, vegetals i so-cials les quals responen als diferents usos i necessitats perpart de llauradors i pastors. Per això podem parlar de paisat-ges rurals d’horta, de secà, de marjal, de pastures o de bos-cos, tots ells amb diversos graus d’intervenció humana peròsense excepcions amb un major o menor disseny construïtdel seu espai.

I, sense cap mena de dubte, els paisatges més complexosfísicament i social al llarg de la nostra història són els pai-satges de l’aigua, dels quals són la millor representació leshortes històriques valencianes. De diferents dimensions,esteses de nord a sud de la nostra comunitat, presents tanta les grans planes costaneres com encaixades entre les se-rres dels pobles de l’interior, de major o menor complexitatsocial segons la quantitat de pobles que en fan ús, peròsempre vertebrades per un o diversos sistemes hidràulics–els canals de les séquies–els quals són els que donen raóde la seua estructura espacial. Pràcticament no hi ha poblevalencià que no tinga una horta pròpia o en forme part d’u-na de grans dimensions que integra diverses localitats, pe-rò en tots els casos estos paisatges representen altre tipod’arquitectura de l’aigua –o si es vol enginyeria, com recla-men alguns–, perquè a ells es conjuga l’ordenació del terri-tori (poblament, xarxes de comunicació, parcel·laris), ambles construccions arquitectòniques necessàries per al seu

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Arquitecturade l’Aigua

funcionament i de les quals podem recordar la diversitatd’assuts, pantans, partidors, aqüeductes, sifons, sénies imolins, entre altres.

És per tot això que podem parlar d’una veritable diversitati riquesa en les arquitectures de l’aigua de les terres va-lencianes, des de l’edifici singular d’una font o un abeura-dor a la vora d’un camí ramader fins al complex paisatge deles hortes enteses estes com la més alta representació so-cial dels paisatges de l’aigua, d’un patrimoni de l’aigua quefa pensar en l’existència de veritables pedres d’aigua, enuna metàfora que vol resumir el valor simbòlic d’esta partde la nostra cultura.

Atenent per tant esta doble mirada pensem que pot parlar-se a efectes clarificadors de l’existència de dos grans àmbitsreferits als tipos de patrimoni arquitectònic de l’aigua en elsentit més extens de l’expressió. Un primer són les arquitec-tures i edificis singulars, presos individualment i relacio-

L’arquitectura hidràulica

Els diversos usos socials de l’aigua al llarg dels segles hananat acumulant una extensa varietat de construccions de to-ta mena relacionades amb la resolució dels requeriments hí-drics de l’agricultura i del consum humà. Estes solucions tèc-niques han variat al llarg del temps però, a grans trets, latipologia d’edificacions i artefactes ha estat bàsicament si-milar en un període de llarga durada que va des de l’èpocamedieval fins al segle XIX. Només la revolució industrial delvuit-cents va generalitzar noves solucions constructives i for-mals i va difondre o permetre difondre noves maquinàries itambé possibilitats de reg o subministrament impossibles an-teriorment, cas dels motors dels pous o l’aparició de fàbri-ques en mig de les hortes.

A tall d’orientació i sense establir-ne barreres formals entreuns grups i altres és usual dividir les arquitectures hidràuli-ques en funció dels seus usos principals: primer, per al reg

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L’horta d’Elx, exemple de leshortes medievals valencia-nes. Encara hui en dia enspermet veure la plantació deforment en regadiu, com erahabitual fins al segle XX a to-tes les hortes valencianes

nats amb els diversos usos i funcions socials de l’aigua alllarg dels segles, els quals van des de les funcions de reg entotes les seues varietats possibles, fins als usos relacio-nats amb el subministrament humà i animal per a beure i pera la vida domèstica, però també tenint en compte els usosindustrials al llarg dels segles i els punts de sociabilitat alvoltant de l’aigua, el segon gran àmbit seria és l’arquitectu-ra del paisatge de regadiu, això és, els espais vertebrats perla xarxa dels sistemes hidràulics de les séquies i que, a lanostra terra, tenen un nom propi: les hortes (E. Guinot, 2005b).

És obvi que sovint alguns d’estos usos estan relacionatso fins i tot són comuns, per exemple, els pantans tenen fun-ció d’acumular aigua per a regar però també pel subminis-trament humà. O el cas de les fonts, que són punts de cap-tació d’aigua però també, a sovint, espais de sociabilitaten la vida quotidiana i en determinades festes, per la qualcosa la divisió proposada no vol ser un encotillament sinóben bé al contrari un instrument per a facilitar-ne el seuenteniment.

agrícola en totes les seues variants; segon, per als usos in-dustrials; i tercer, per al subministrament humà i animal ambtotes les seues variants d’aigua potable i usos higiènics i do-mèstics (J. Hermosilla (dir.), 2002a, 2002b, 2004).

Arquitectura hidràulica per al reg

Clarament és la que acumula major quantitat d’elements in-dividuals i construccions de tota mena atenent els volums hí-drics que històricament ha hagut de captar, dirigir i distribuir.És evident que els sistemes de reg al nostre país no han es-tat sempre similars des de l’època romana fins a l’actualitat,però en el fons la resposta material als problemes del rega-diu ha estat pareguda fins al segle XIX més enllà de diferentssolucions físiques segons el coneixement tecnològic del mo-ment. Volem dir, que aquesta arquitectura del regadiu sem-pre ha hagut de respondre a com captar l’aigua, com fer-lacircular fins a les zones a regar, i com partir-la i distribuir-laentre els usuaris i regants.

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Arquitecturade l’Aigua

Així, si ens referim a les construccions necessàries per a cap-tar l’aigua per al reg (o altres usos), la forma predominanthan estat les barreres de deriva lateral en el llit dels rius ibarrancs les quals tenen el nom tradicional d’assut a la ma-joria de comarques valencianes, si bé també es coneixen comrescloses al Maestrat de Castelló i rafes al Vinalopó. Durantels segles medievals tots els assuts valencians foren cons-truïts amb materials no permanents, bàsicament amb troncsi estacades, de tal manera que les periòdiques revingudesde la tardor solien endur-se’ls aigües avall. En el fons el re-latiu baix cost de la seua construcció era un criteri per a noreforçar-los i eixia més a compte tornar a plantar els troncsen el riu. Fou a partir de la meitat del segle XVI quan, ambel creixement demogràfic i agrícola, es donà un augmentde la demanda d’aigua per a regar les grans hortes, des dela Plana a Oriola passant per València, de tal manera que lescomunitats de regants més poderoses decidiren invertir enla construcció dels primers assuts permanents de pedra i se-llars com ara els de la Vega de València o l’impressionant as-sut de la Séquia Reial del Xúquer a Antella (E. Guinot, S. Sel-ma, S. Verger, 2001).

Els assuts valencians, a més, són completats arquitectònica-ment per diversos elements com ara les goles de la séquia,això és, els arcs de volta separats per un tallamar central, idotats de comportes que prenen l’aigua de l’assut i la fan en-trar al canal. També trobem al seu costat l’almenara, això és,la gran comporta de regulació que permet anivellar l’aigua

que para l’assut i tornar al riu la que no correspon a la sé-quia. Les goles solen ser construccions molt antigues ja queal ser semisoterrades resistien les revingudes del riu; en can-vi, les almenares, o les cases de comportes de la gola, hanestat objecte de periòdiques reparacions. Tot i això volemdestacar entre altres el cas de l’almenara reial de la Séquiade Montcada o el de l’almenara del Jabalí en la Séquia Ma-jor de Benaguasil pel seu paper històric d’instrument de tan-deig entre poblacions, en la regulació tradicional del riu Tú-ria entre la Vega de València i els pobles aigües amunt delriu (E. Guinot et alii, 1999).

Una evolució d’estes “parades” en els rius són els pantans,els quals també fan funció d’emmagatzematge i regulació ique són ja coneguts i construïts a època romana. Pot ser hihagué algun d’ells a les nostres terres però els més anticsconservats són els que es construïren a les comarques d’A-lacant a partir del segle XVII, com ara els de Tibi, Alacant oElx, en un moment històric en què hi hagué no tant major ca-pacitat tecnològica sinó més bé necessitat social de dispo-sar de més aigua de reg (T. Pérez Medina, 1997).

En esta varietat de construccions per a la captació de l’aiguano podem oblidar les aparentment més humils, com ara lesfonts canalitzades per al reg, o les més amagades, com arales mines d’aigua, les galeries excavades que busquen el bro-llador d’aigua a la roca mare. Sobre les primeres normalmentles construccions existents no són de gran envergadura, talcom es veu de forma molt clara a la important Font de Quart,a les Valls, o a la font de San Vicent a Llíria, però sí podenanar unides a grans basses d’emmagatzematge per a reunirel cabal d’aigua suficient per a fer tandes de reg. En moltspobles n’hi havia d’estes basses que hui han anat desaparei-xent, o estan reconstruïdes, però les més antigues les trobemassociades a hortes medievals d’origen andalusí, i mantenenen alguns casos la seua estructura arquitectònica.

Quant a les mines d’aigua, sovint van associades a una fonti són presents a multitud de pobles, per la qual cosa n’hi hacentenars d’elles, si bé les seues dimensions i entitat sónmolt variables, així com la seua antiguitat. Tot indica que lamajoria són dels dos o tres darrers segles però és cert que,en molts casos, la seua senzillesa tècnica i els materials usatssón seculars i no és gens fàcil atribuir-los una cronologia sim-plement a través de l’anàlisi arqueològica. De fet sí que ésclar que algunes mines són d’origen medieval i entre ellesdestaca poderosament la Font Antiga de Crevillent, un veri-table qanat andalusí de vora tres quilòmetres de túnel sote-rrat i dotat de pous d’aireació, que va ser visitat i descrit a fi-nals del segle XVIII per l’erudit i botànic Antoni Josep deCavanilles (M. de Gea, 1990).

I dins de l’arquitectura de captació de l’aigua no podem obli-dar els pous, no sols els més simples i artesanals de con-sum humà sinó sobretot els de reg. Històricament els méssignificatius foren els que estaven associats a una sénia ila seua presència varià d’unes comarques a altres segonsles facilitat d’accés a la capa freàtica, però entre els segles

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Assut de la Séquia Reial delXúquer, a Antella. La prime-

ra obra de sellars fou de fi-nals del segle XVI però a cau-

sa de les riuades ha estatrefet unes quantes vegades.

Plànol de 1782 de la Font deQuart (Quart de les Valls)

(Arxiu del Regne de València,Mapes i Plànols, nº. 73).

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El caixer de la Séquia Reialdel Xúquer, al terme d’Alginet

XVIII i XX la comarca del Baix Maestrat, a Vinaròs i Benicar-ló, per exemple, va reunir centenars d’estes sénies hui qua-si desaparegudes, i el mateix podem dir de la seua moltusual presència a les zones baixes de les hortes costane-res, tocant les terres de marjal com ara a Alboraia, a la ro-dalia de l’Albufera o a la marjal de Pego i Oliva. Però siles sénies representen una època històrica antiga, els aven-ços tecnològics ens aportaren una nova arquitectura a par-tir del segle XIX: són els motors d’aigua, de vegades senzi-lles casetes però en alguns casos ben interessants perquèreuneixen instal·lacions de motors de vapor amb el seu fu-meral i les noves màquines de motors d’electricitat del se-gle XX, com es constata al recent inventari dut a terme enel municipi de Picassent (F. Martínez, 2006).

La segona qüestió pel que fa al funcionament dels sistemesde reg històrics és la circulació de l’aigua captada fins alscamps on va a ser utilitzada, mitjançant les séquies. Estestradicionalment sempre foren canals excavats en la terraperò el seu traçat és en si el resultat d’una planificació i dis-seny del qual parlarem més avant en explicar el paisatge deles hortes. Recordem que hi ha trams de séquies excavadesen la roca, com ara en diverses hortes dels pobles de l’AltPalància o dels Serrans i que, normalment en trams inicialsde les séquies que deriven de rius, no és estrany que de l’è-poca medieval s’haja tingut que construir un caixer artificialamb pedres i calç perquè les revingudes anuals afectavenla seua integritat; estos trams solen rebre el nom de “les ar-gamasses” i són ben rellevants, per exemple, en el cas del’inici de la Séquia Major de Vila-real, al riu Millars (E. Gui-not, S. Selma, 2002).

En realitat els canals principals han estat refets amb formi-gó a la gran majoria de les séquies valencianes, per la qualcosa la conservació de séquies mare o braços principals ambla seua estructura de terra, la mota a les dues bandes i el tra-çat típic sinuós seguint les corbes de nivell, comença a seruna excepció preocupant, més encara atenent la velocitatd’introducció dels sistemes de reg per degoteig que anul·lenper a sempre la funció de la séquia. Tot i això l’arquitecturasingular més significativa relacionada amb la circulació del’aigua és la que té com a objectiu salvar els obstacles de co-ta al llarg del seu recorregut. De forma molt senzilla podemtrobar o bé la solució en altura, això és, els aqüeductes, o béla solució subterrània mitjançant els sifons.

Probablement els aqüeductes siguen les construccions mésvisibles d’esta arquitectura juntament amb els pantans, pe-rò sorprenentment encara no tenim un inventari complet delsexistents a la Comunitat Valenciana, més quan un d’ells ésuna de les poques mostres d’època romana que ens han arri-bat. Ens referim al magnífic aqüeducte de Xelva però tambéals més desconeguts “Arcs” d’Estivella, en el qual sobre-viuen arcs romans amb altres de gòtics medievals i repara-cions de diverses èpoques. Tot indica que alguns altres esremunten a època islàmica, als segles X o XI, cas dels Pon-tets de Crevillent o l’aqüeducte del Salt de l’Aigua, de la Sé-quia de Quart, a Manises, als quals podem afegir-ne sumaruns quants més, baixmedievals, tot i que de vegades siguenper a subministrament urbà, cas del de Morella, que porta-va l’aigua de la font de Vinatxos.

Quant als elements subterranis, els sifons reben el nom po-pular de canos o botes i estan presents almenys a les gransséquies com a solució per creuar un barranc i evitar així la

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Aqüeducte dels Pontets, dela Font Antiga de Crevillent.

És una obra d’origenmedieval, refeta també al

segle XVIII, que forma part del’impressionant “qanat”

musulmà que permeté crearla desapareguda horta

i palmerar de Crevillent

Eixida del tram minat de la séquia comuna

de Castelló-Almassora

destrossa del canal en temps de pluges torrencials. Proba-blement el més antic dels valencians siga el cano de la Sé-quia Reial del Xúquer a Algemesí, que creua la rambla o riuMagre –del qual hi ha notícia ja de principis del segle XV–,mentre que els següents documentats són de la segona mei-tat del XVI o del XVII, cas del cano de la séquia de Montca-da al barranc del Carraixet, del de la de Rascanya al mateixbarranc, el de la de Favara al barranc de Catarroja o el de laSéquia Major de Benaguasil a la rambla Castellarda. Estossifons han passat generalment molt desapercebuts perquèes veuen poc més que les casetes d’entrada i eixida, però te-nen tant de mèrit arquitectònic com els trams de séquies mi-nades que són usuals en algunes grans séquies com a solu-ció per a evitar l’aterrament del caixer en punts de dificultatorogràfica. Per exemple, tenim també del segle XVII el moltllarg tram minat de la séquia comuna de Castelló-Almasso-ra per a creuar la rambla de la Vídua i després seguir sote-rrat vora el llit sec del riu Millars, així com la continuïtat ja asoles de la Séquia Major de Castelló per dins de l’actualnucli urbà d’Almassora. És una gran obra del segle XVIII do-tada de més d’una quinzena de grans pous de ventilació iun canal soterrat dotat de volta (E. Guinot, S. Selma, 2002).

Un tercer tipo de construcció per al reg seria les destinadesa l’emmagatzematge de l’aigua, de les quals les més monu-mentals són els pantans dels quals hem parlat abans. Moltmés humils però de gran abundància, en canvi, són les bas-ses de reg, fent referència a les d’origen antic ja que hui endia estan fent-se’n moltes de noves per a regular el reg o eldegoteig i no sembla massa lògic equiparar-les a les que esremunten als temps medievals com es fa en algunes oca-sions. En els menuts sistemes hidràulics de muntanya de dis-seny islàmic és usual que la captació de la font siga acu-mulada en una d’estes basses, fetes d’argamassa i, sovint,

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lluïdes per dins per fer estanc el recipient, tal com passa ales d’antics pobles de moriscos com ara Segart o Beselga,esta darrera en terme d’Estivella. Tot i que estes són les bas-ses més significatives no hauríem d’oblidar la tradició de leshortes valencianes del conreu del cànem, per a fer sogues icordes, el qual havia de ser preparat submergit en basses es-pecífiques de les quals hi ha abundant notícia als arxius toti que pràcticament ja no se’n coneixen.

Finalment, una darrera tipologia constructiva relacionada ambels sistemes de reg seria la relacionada amb la distribuciódels cabals d’aigua centrats bàsicament en els partidors. Ac-tualment la majoria de les séquies tenen els partidors tradi-cionals fets de nou, substituïts per portells laterals en els cai-xers de formigó, dotats d’una paleta metàl·lica i, moltesvegades, amb un torn per a facilitar la seua manipulació. Toti això encara es troben en molts llocs antics partidors no subs-tituïts i, entre ells, hem de destacar dues tipologies històri-ques. Els més senzills són els anomenats ulls o rolls, quetal com fa sospitar la paraula són forats rodons picats en unapedra de certes dimensions. El seu objectiu era dotar sem-pre de la mateixa quantitat d’aigua a la séquia que hi prenia,i era costum que estigueren sempre oberts com ara el casdels dos ulls del Roll de la Margetana a la Séquia de Lorca,al terme de Ribarroja de Túria.

Però sens dubte els més importants són els partidors de llen-gua o simplement llengües, això és, un tallamar de pedra si-tuat al mig del corrent de la séquia per a dividir-la en dos bra-ços (a vegades potser en més). L’ingeni del seu disseny rauen el fet de què vinga l’aigua que vinga sempre partirà de for-ma proporcional i equilibrada entre les dos séquies noves,eliminant així les disputes entre pobles en temps de seque-ra. Les llengües quasi sempre es troben situades a les sé-quies mare o a l’inici dels braços principals i no hi ha dubteque formen part del disseny dels sistemes hidràulics andalu-sins, anteriors a la conquesta de Jaume I. Hui en dia ja n’handesaparegut molts, o han estat soterrats, però en queden bas-tants realment importants o de vegades molt antics en la seuaestructura, com ara les llengües entre la Séquia Sobirana ila Jussana de la Séquia Major de Borriana, o les d’Alboraia-Almàssera a la séquia de Rascanya de l’Horta de València.Una recent excavació arqueològica a les llengües del Raig dela séquia de Tormos, a València, ha documentat les seues mi-des originals de dos colzes egipcis exactes d’ample en cadaboca del partidor.

Arquitectura hidràulica industrial

Tot i que una primera impressió pot fer pensar en l’oposi-ció espacial i social entre món rural i industrial, allò certés que les més antigues màquines usades per la societatpreindustrial foren mogudes per aigua. Es tracta primor-dialment dels molins, dels quals ací hem de citar en primerlloc totes les seues tipologies tècniques i d’ús, des dels tra-dicionals i més usuals fariners als d’arròs, tan típics de lesplanes costaneres valencianes, passant pels batans o mo-lins drapers, ja ben documentats des del segle XIII a les prin-

cipals hortes valencianes, fins arribar als més peculiarscom ara els paperers, que començaren a difondre’s a L’Al-coià i el Comtat a partir del segle XVII, i també al riu de laSénia i altres llocs a partir del XVIII. Junt a ells, puntual-ment, en segles passats han existit molins o més bé me-nudes instal·lacions industrials com ara els martinets deferro (el Martinet de Paterna, per exemple), algun molí depólvora a època Moderna, o també serradores de fusta(E. Guinot et alii, 1999).

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Doble ull de la séquia de Lorca (Ribarroja).

Llengües del Molí i del Palau, ala séquia Jussana de Borriana.La seua funció histórica era par-tir l’aigua de forma proporcionalentre dos desaparegudes al-queries d’època islàmica delterme de Borriana.

Un dels pocs molins d’èpocamedieval conservats a l’Hortade València. El molí del Tell,de la séquia de Favara. El ca-sal propiament dit és la case-ta a un aigua situada al cen-tre del conjunt, en primerafila, i actualment ha estatrestaurat al restar inclòs enel Parc de la Rambleta. El te-nim documentat ja a principisdel segle XIV però va ser quasitotalment refet al segle XVII ise li annexionà la casa al XVIII.

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Però si aquells vells artefactes dels casals moliners forma-ren part del paisatge natural de les hortes valencianes, la re-volució industrial des de finals del XVIII i durant el XIX tam-bé va lligada a l’energia hidràulica. Les primeres fàbriquesindustrials modernes foren instal·lades sobre antics molinsper a aprofitar el salt d’aigua i moure les rodes o turbines, otambé se’n crearen de noves en altres casos. Per exemple,hui en dia poden visitar-se les instal·lacions de la fàbrica tèx-til de Vinalesa creada a finals del Set-cents i, al seu exterior,veure la reconstrucció que s’ha fet del gir de la gran roda ver-tical situada a sobre de la Séquia de Montcada i que moviales primitives teixidores mecanitzades. També podem inclou-re en este grup instal·lacions molt més revolucionàries comsón les primeres “fàbriques de llum” (o “molí la llum”, per-què fou usual en molts pobles instal·lar la turbina en un an-tic molí). Però la importància d’estes instal·lacions no hauriad’ocultar-nos exemples molt més modestos però bàsics peral progrés econòmic valencià de principis del segle XX, comara les primeres “fàbriques” de tatxes de la plana de Cas-telló, d’Almassora o Borriana, situades a sobre d’antics mo-lins al caliu del creixement de la demanda de caixes per al’exportació de taronges. Actualment disposem ja d’una bo-na i extensa col·lecció d’obres que recullen els catàlegs demolins de diverses comarques valencianes (B. Barberà, 2002;J. Ivars, F. Sendra, 2002; T.V. Pérez Medina, 1999; T.PerisAlbentosa, 2000; S. Selma, 2000; F. Sendra, 1998, 2001, en-tre altres autors).

L’arquitectura per a l’abastiment d’aigua a la població

Finalment un tercer gran grup d’arquitectura hidràulica seriael relacionat amb el subministrament d’aigua per a usos po-tables, animals o de neteja en la vida quotidiana de les po-blacions. Tot i la seua usual senzillesa, els primers exemplesen què podem pensar poden ser la diversitat de fonts, ru-rals i urbanes comunes a qualsevol dels pobles valencians ique han generat punts de visita tan coneguts com les fontsde Sogorb, Viver, Begís, o les ben interessants gòtiques de laciutat de Xàtiva (J. Hermosilla (dir.), 2002b).

Relacionades directament amb estos usos potables cal feresment de les cisternes o grans aljubs existents a molts po-bles valencians. Es tracta de grans construccions subterrà-nies per a emmagatzemar aigua potable aportada per la sé-quia de reg en certes èpoques de l’any (en algun cas parla dela lluna nova de febrer) i garantir als veïns l’aigua en tempsd’estiu. Tot i que s’acostuma a considerarles islàmiques, sóndifícils de datar en base a la seua anàlisi material, mentreque les dades arxivístiques les remunten com a molt al segleXVII, com ara el cas de les de Quart de Poblet, Aldaia, Riba-rroja, Vilamarxant o Petrés.

En la mateixa línia hem de citar ara les obres més modernes,normalment ja del segle XIX, relacionades amb el subministra-ment d’aigua corrent als nuclis urbans i a les cases de formaindividualitzada. Estos sistemes de conducció d’aigües pota-bles han generat en alguns casos grans construccions, tant d’a-qüeductes com, especialment, de dipòsits com ara l’especta-cular sala de columnes del de la ciutat de València i queactualment acolleix les dependències del Museu d’Història dela Ciutat, a tocar del veí terme municipal de Mislata.

De forma paral·lela a l’arribada d’aigua als espais habitatshan existit històricament altres instal·lacions per a fer-ne unús higiènic, especialment de tres tipos. En primer lloc el cla-vegueram, els albellons de les ciutats i viles més importantsper a evacuar les aigües residuals, i que, ja des d’època me-dieval documentem com una de les preocupacions de les au-toritats municipals; per exemple, podem assenyalar el casben destacat de la pròpia ciutat de València amb els “vallvell” i “vall nou”, que funcionaren durant segles com a granscol·lectors, essent, el primer, subterrani i dotat d’una espec-tacular volta (M. J. Teixidor, C. Domingo, 1989).

En la mateixa línia higiènica caldria tenir en compte tambéels banys públics, més abundants al període medieval queno al posterior i dels quals tenim exemples que es remuntena època andalusí, reutilitzats posteriorment en temps feu-dals, com ara els magnífics banys del convent de les Claris-ses d’Elx o els banys de l’Almirall de la Ciutat de València.Tot i la importància d’estos no hauríem d’oblidar els testi-monis arqueològics que ens han quedat dels banys d’èpo-ca romana com els existents a Llíria, els més humils banysd’alqueries rurals islàmiques a Torres-Torres, o els urbanscom els restaurats banys de l’Admirall, de la Ciutat de Va-lència (A. Ribera (dir.), 1991).

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Les maquinàries dels molinshan estat durant segles undels instruments més com-plexos a l’abast del treball

humà, moguts per la força hi-dràulica dels salts d’aigua. Ala imatge, una mola del molí

de Descals, a Ontinyent.

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I una darrera i també senzilla arquitectura hidràulica comu-na a molts pobles però ben important, tant des del punt devista de la vida quotidiana com de la sociabilitat, són els lla-vadors o safareigs. Tot i que aparentment solen correspon-dre més bé a construccions dels segles XIX i XX, és possibleque en alguns casos puguen remuntar-se més arrere en eltemps, i cal tenir-los molt en compte en la valoració dels cir-cuits de l’aigua en els espais urbans i domèstics.

Però si eixim fora dels recintes poblats encara haurem defixar-nos en altres construccions hidràuliques relacionadesamb diversos aspectes de la vida rural o quotidiana. Sensdubte el que podria ser més representatiu per la seua gene-ralització arreu de moltíssims pobles valencians són lesinstal·lacions per a donar de beure al ramat, bàsicament cen-trades en les cisternes o aljubs rurals i els abeuradors delsanimals. Les primeres són molt usuals vora els camins de latranshumància de les ovelles, per exemple a les terres delMaestrat de Castelló, i en molts casos han de remuntar-sealmenys al segle XV, quan la llana de la comarca s’estenguéper tota la Mediterrània occidental i la cabanya ovina cres-qué de forma impressionant. En canvi els abeuradors per acavalleries o altres animals són construccions molt més sen-zilles, fetes i refetes al llarg dels segles, però tant la seuasenzillesa com la poca espectacularitat de la seua traça nohaurien d’enganyar-nos quant al seu valor com a testimonide la vida rural tradicional.

Per acabar este repàs podrien incloure’s algunes altres cons-truccions més peculiars, com ara els pous de neu o neve-

res, típiques de certes muntanyes valencianes i esteses alssegles XVII i XVIII amb les conegudes funcions de conservaciódel gel per a usos alimentaris. Entre elles destaquen algunesde grans dimensions a la serra d’Aitana, a la de Mariola o alsPorts de Morella (J. Cruz, J.M. Segura, 1996).

L’arquitectura dels paisatges hidràulics: les hortes valencianes

La segona arquitectura de l’aigua que proposem com a ob-jecte d’estudi i valoració patrimonial són les hortes històri-ques. Cal aclarir en primer lloc que tot paisatge regat no ésuna horta ni molt menys; de fet, la major part del regadiu va-lencià actual no són hortes històriques sinó resultat de les

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Llavador d’Aras de los Olmos.

Una de les grans hortes his-tòriques valencianes, relati-vament desconeguda: l’hortade la Séquia Major de Bena-guasil, d’origen musulmàmedieval i amb un paisatgeconstruït ben complex tantper la seua xarxa hidràulicacom pels models deparcel·lari. En la imatge, alfons, la Pobla de Vallbona

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transformacions agrícoles del segle XX quan les noves fontsd’energia i els pantans han permès estendre el reg a milersd’hectàrees que sempre havien estat de secà. Per això, la ma-jor part de l’actual paisatge de tarongerars de la Plana deCastelló o de la comarca de l’Horta de València no són ensentit estricte hortes històriques ja que estes corresponenexclusivament als espais agrícoles de regadiu vertebrats perséquies i canals d’origen medieval, unes vegades d’època is-làmica anterior al segle XIII i en altres casos resultat de lesampliacions o noves hortes creades durant l’època medievali moderna, com ara els casos de l’horta de la Séquia Majorde Vila-real, la d’Escalona a Carcaixent o la Séquia Major deSueca entre altres (E. Guinot, 2005a).

En este sentit hauríem de definir les hortes mediterràniescom un dels més peculiars paisatges agraris del regadiu his-tòric, que es remunten en el seus primers dissenys a l’è-poca altmedieval, ja que foren els musulmans qui les esten-gueren d’est a oest de dita conca i han continuat funcionantfins l’actualitat en la seua arquitectura espacial bàsica.En l’origen d’aquestes hortes medievals també cal destacarla confluència de tradicions del reg del Pròxim Orient –lesgrans cultures mesopotàmiques i egípcies–, amb una no-va agricultura procedent de la Índia i altres països monsò-nics –verdures que creixen a l’estiu amb molta demandad’aigua, contraposades a la tradicional agricultura medi-terrània anterior de cereals, vinyes i oliveres–, i a les queacabà sumant-se la tradició del Magrib basada en l’apro-fitament exhaustiu de cabals d’aigua poc abundants. A totaixò cal sumar-li encara uns criteris concrets d’organitzaciósocial i de repartiment de l’aigua que tenien com a base unsdrets col·lectius sobre ella així com la seua distribució pro-porcional entre els regants, tot i que al sud de la Comuni-tat Valenciana es documenten peculiars casos de venda delstorns d’aigua sobrants com ara a Elx o, antigament, a Cre-villent (T. F. Glick, 2003).

Estes tradicions són les que estigueren en la base de lacreació de les primeres hortes de terres valencianes entreels segles VIII i X, en època islàmica quan esta terra s’ano-menava el Sharq al-Andalus, i tant la seua organitzaciómaterial com les seues tradicions socials de repartimentde l’aigua foren heretades a meitat del segle XIII pels co-lons i repobladors que arribaren en temps de la conques-ta del rei Jaume I i han continuat en funcionament fins al’actualitat. Es tracta per tant d’un veritable paisatge hi-dràulic construït espacialment, amb una ordenació del te-rritori que respon a criteris socials sobre la forma d’ús iocupació, i amb més de mil anys d’història a sobre d’elles,la qual cosa ens permet entendre-les com la suma acumu-lada de les successives societats i cultures rurals de lanostra terra.

A grans trets els elements que defineixen esta construcciódel territori de les hortes són, en primer lloc, la xarxa decanals i séquies d’irrigació, que vertebra de forma majori-tària i dominat l’organització i localització de la resta d’e-lements de les hortes. En segon lloc hem de tenir en comp-te la localització dels nuclis de poblament, els espais deresidència, que tant en el cas del poble concentrat com enel de la casa, barraca o alqueria dispersa representen fitesque contribueixen a definir l’espai de l’horta. En tercer llochem de tenir en compte el traçat de les vies de comunica-ció entre estos punts de poblament però també els caminsque porten a zones exclusivament de treball, als camps, eltraçat dels quals esdevé sovint junt a les séquies princi-pals (els eixos de rigidesa que dibuixen una part signifi-cativa d’aquest paisatge de les hortes). I el quart element,no menys important, és la parcel·lació dels camps, que se-gueix criteris d’adaptació a les línies anteriors però que di-buixa també clarament zones definides que van dibuixantel mapa visual de cadascuna de les hortes (E. Guinot, S.Selma, 2005).

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L’horta d’Alboraia i la séquiade la Mar, en un plànol de

finals del segle XVIII

(Arxiu del Regne de València,mapes i plànols nº. 143).

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Arquitecturade l’Aigua

Estos criteris són en realitat una eina tècnica per a descodi-ficar la gènesi del paisatge actual d’una horta, però no po-drem dur endavant este procés sense entendre els criterissocials que portaren al disseny primigeni de les hortes valen-cianes en època islàmica i les seues transformacions durantla baixa Edat Mitjana i l’època Moderna. A partir de la con-questa feudal del segle XIII les noves relacions socials do-minants tingueren la seua aplicació concreta en el reparti-ment de moltes hortes, de tal manera que en el seu paisatgecomençà a acumular-se una nova capa d’ordenació del terri-tori, de reconstrucció dels espais de treball, de selecció delsespais de residència i de modificacions en aspectes de lesxarxes de reg i arquitectura hidràulica.

Evidentment el destí de les diverses hortes baixmedie-vals i modernes valencianes no fou homogeni: hi hagué hor-tes que continuaren explotades pels mudèjars i moriscos

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fins 1609, probablement amb pocs canvis interns, però enaltres casos s’ampliaren significativament les hortes exis-tents com ara a la comarca de La Ribera entre finals del se-gle XV i finals del XVIII; també canvià en estos segles el pai-satge vegetal de moltes hortes –l’explosió de la morera, ladifusió dels nous vegetals d’Amèrica, l’extensió progressi-va d’una agricultura més comercialitzable i pensada per almercat. Tot això, amb un progressiu augment dels llaura-dors que treballaven les hortes, implicà una densa històriaque ha anat modificant la realitat medieval fins arribar alsnostres temps. Per això hem de parlar de la diversitat depaisatges de les hortes històriques valencianes al llarg delssegles –de l’horta de cereal i vinya medieval a l’horta demoreres de l’edat Moderna fins al mar de tarongers del da-rrer segle, tot un seguit de paisatges històrics sobreposatsl’un a l’altre que cal diferenciar per a abastar el conjunt delseu valor patrimonial.

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Los embalses de la cuenca del Júcar

Francesc E. Franch i FerrerIngeniero de Caminos, Canales y Puertos

El autor en el paraje conocido como el Pozo Negro, en algún lugar de la Serra d’Espadà

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No podemos comenzar a hablar sobre los embalses de undeterminado territorio sin conocer previamente alguno delos aspectos del mismo que, al fin y al cabo, van a determi-nar los criterios de diseño de las presas que los cierran.Así pues, recorreremos en primer lugar y en términos ge-nerales la fisiografía, hidrografía y climatología de la cuen-ca del Júcar

La cuenca hidrográfica del Júcar, con una extensión de42.988,6 km2, comprende todas las cuencas que vierten almar Mediterráneo, entre la margen izquierda de la Gola delSegura, en su desembocadura, y la desembocadura del ríoCenia, además de la cuenca endorreica de Pozohondo. Admi-nistrativamente hablando incluye totalmente las provinciasde Valencia, Castellón, buena parte de las provincias de Ali-cante, Teruel, Cuenca y Albacete y una pequeña porción dela provincia de Tarragona.

Administrativamente, la gestión de los recursos hídricos co-rresponde a la Confederación Hidrográfica del Júcar.

Dentro de la cuenca hidrográfica se diferencian dos zonas:

1. Interior, montañoso, con altitudes superiores a los 1.800 m.

2. Llanuras litorales o «planas».

Las llanuras litorales se cortan bruscamente contra las pro-longaciones de los relieves del interior. En estas llanuras li-torales existe la tendencia a la formación de marjales o al-buferas entre las que destaca la de Valencia.

Los relieves interiores responden a alineaciones que pene-tran en el área de la cuenca:

• Desde el norte: dominio catalánide y dominio ibérico.

• Desde el sur: dominio bético.

Todo ello supone un 25 % de la superficie total de la cuen-ca en cotas por encima de los 1.000 metros. El resto de lacuenca se sitúa por debajo de esta cota: el 33% correspon-de a las planas, situadas por debajo de la meseta, y el resto,el 42% corresponde a las planas de la llanura manchega.

Para la descripción de estos relieves podemos confiar en laspalabras escritas por el ilustre Botánico valenciano del sigloXVIII D. Antonio José Cavanilles que dice, ya en el prólogo desu obra Las observaciones sobre el Reyno de Valencia: ...«Portodos los confines del Reyno se hallan montañas que difi-cultan el paso, sin mas excepción notable que las llanuraspor donde se pasa a las ciudades de Murcia y de Villena. Porestos mismos sitios, igualmente que por todas las otras par-tes, a medida que se interna en el reyno se encuentran es-carpados cerros y montes de mucha altura, que dexan pro-fundos barrancos, y forman ya grupos o laberintos intrincados,ya cordilleras de muchas leguas sin interrupción aparente»...Hacemos esto extensible a los territorios que esta Confede-ración abarca.

En la Ilustración 1 se muestra de forma visual la distribuciónde cotas dentro del territorio de la CHJ.

Quedan en esta figura claras las delimitaciones de las pla-nas y el abrupto relieve interior. Con cotas mas elevadas enla zona norte interior.

Esta situación es la que define la tipología y recorrido delos ríos de la cuenca.

Citando de nuevo a Cavanilles, en el prólogo de su obra ha-bla de los ríos que engloba la CHJ. ...«Los principales ríos delreyno son el Xúcar, Turia, Millares y Segura; y de segundo or-den el Palancia, Albayda, Alcoy y Cenia. Añádese un núme-ro considerable de riachuelos, que con las innumerables y co-piosas fuentes aumentan el riego y las producciones»...

Nos sirve de nuevo su descripción de los cursos principales...«Corto es el número de llanuras del reyno, y aun estas estre-chas, hallándose casi siempre entre el mar y las raíces de losmontes. Así los ríos para atravesar el reyno se ven precisadosa correr por profundos cauces, como se observa en el Xúcar,Turia, Palancia y Millares. Parece imposible que las aguas ha-yan podido romper los obstáculos de tantas leguas de montes,formando en ellos surcos de mas de mil palmos de profundi-dad. Desde Cofrentes hasta Antella corre el Xucar por el pro-fundo cauce que llace entre el caballón y los montes de Cor-tes, Millares y Sumacarcer. El Turia, después de atravesar elRincón de Ademuz, entra en las gargantas de varios montes,y al pasar por Chulilla corre por canales de mas de 600 palmosde profundidad, y apenas 50 de ancho, describiendo curvas enaquella materia, mas dura que el mármol ordinario. Palanciadesde que nace en Peñaescabia serpea por las profundas rai-ces de los montes, fecundando 22 pueblos que se hallan en sucurso hasta Murviedro. Últimamente Millares entra en el rey-no por la Puebla de Arenoso, y desde allí hasta Fanzara se haabierto paso por los apéndices de la sierra de Espadán, en par-tes tan profundo y estrecho, que no se pueden registrar aque-llos cortes sin estremecerse.»...

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ILUSTRACIÓN 1. Distribución de cotas en elterritorio de la CHJ.

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En cuanto al régimen de los ríos de la cuenca tan sólo tressuperan un caudal medio de 10 m3/s, el Mijares, el Turia y elJúcar, siendo el Júcar el más caudaloso, con una aporta-ción media de 1.825 hm3 anuales que equivale al 55% del to-tal de los recursos disponibles. Los cauces que constituyenla cuenca del Júcar tienen un régimen marcadamente me-diterráneo, caracterizado con unas fuertes sequías en vera-no frente a inundaciones en otoño.

Y volviendo a la actualidad, la red hidrográfica de la CHJ que-da resumida en la tabla que se muestra a continuación:

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ILUSTRACIÓN 2. Red hidrográfica y embalses

principales.

RÍO (longitud) Nacimiento Sistema Cuenca (km2)

CENIA (49 km) Norte de Fredes; Tinença de Benifassar Cenia-Maestrazgo 196,7

SERVOL (59 km) Vertiente meridional del Port de Torre Miró (Morella) Cenia-Maestrazgo) 343,1

MIJARES (156 km) Sierra de Gudar Mijares-Plana de Castellón 4.028,2

Rambla DE LA VIUDA (81 km) Mijares-Plana de Castellón 1.510,3

PALANCIA (85 km) Sierra del Toro (Javalambre) Palancia-Los Valles 911,2

TURIA (280 km) Muela de San Juan (Mtes. Universales) Turia 6.393,6

JÚCAR (497,5 km) Cerro de San Felipe (Mtes. Universales) Júcar 21.578,5

CABRIEL (262,2 km) Muela de San Juan (Mtes. Universales) Júcar 4.754,2

ALBAIDA (38 km) Sierra Mariola (Alcoy) Júcar 1300,5

MAGRO (125,9 km) Júcar 1.543,7

SERPIS (74,5 km) Sierra Mariola (Alcoy) Serpis 752,8

GIRONA (38,6 km) Alcoy Marina Alta 117,7

ALGAR-GUADALEST (12,2 km) Alcoy Marina Baja 216,2

AMADORIO (28,4 km) Alcoy Marina Baja 205,2

MONNEGRE (39,8 km) Alcoy Marina Baja 486,6

VINALOPÓ (81,2 km) Alcoy Vinalopó-Alancantí 1.691,7

En la gestión de las aguas de todos estos cauces se impone unorden geográfico. De ese orden lógico surge el concepto de sis-tema de explotación como una unidad geográfica donde se tie-nen en cuenta todos los recursos disponibles tanto superficia-les como subterráneos para su correcta explotación.

De norte a sur los sistemas de explotación son los siguientes:

CENIA-MAESTRAZGO: Comprende la totalidad de las cuen-cas de los ríos Cenia, Valviquera, Cervol, Bco de Agua Oli-va, Cervera, Alcalá y San Miguel, así como todas las sub-cuencas litorales del territorio comprendido entre la margenizquierda del río Cenia y el límite de los términos municipa-les de Oropesa y Benicasim. En él se encuentra el embal-se de Ulldecona.

MIJARES-PLANA DE CASTELLÓN: Comprende la totalidad delas cuencas de los ríos Mijares, Seco, Veo y Belcaire y la to-talidad de las cuencas litorales comprendidas entre Benica-sim, incluido su término municipal, y el límite provincial en-tre Castellón y Valencia. Incluye los embalses de Arenós,Sichar y María Cristina.

PALANCIA Y LOS VALLES: Comprende la cuenca del río Pa-lancia en su totalidad y las subcuencas litorales compren-didas entre el límite provincial de Valencia y Castellón y elmunicipal entre Sagunto y Puzol. En él se encuentra el em-balse del Regajo.

TURIA: Comprende la cuenca propia del río Turia en su to-talidad, así como la de los barrancos de Carraixet y Poyo ylas subcuencas litorales comprendidas entre el límite nortedel término municipal de Puzol y la Gola del Saler. Los em-balses principales son Arquillo de San Blas, Benagéber yLoriguilla en el río Turia.

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JÚCAR: Comprende la cuenca propia del río Júcar en su to-talidad, incluyendo, además, el área y servicios efectivamen-te atendidos por el Canal Júcar-Turia y las subcuencas lito-rales comprendidas entre la Gola del Saler y el límite de lostérminos municipales de Cullera y Tabernes de Valldigna. Losembalses principales de este sistema son Alarcón, Contre-ras y Tous. Entre los tres abarcan el 70 % del volumen em-balsable de la CHJ.

SERPIS: Comprende la totalidad de las cuencas del río Ser-pis, Jaraco y Beniopa y las subcuencas litorales compren-didas entre el límite sur del término de Cullera y el límitenorte del término de Oliva. En el Serpis se encuentra el em-balse de Beniarrés.

MARINA ALTA: Comprende la totalidad del las cuencas delos ríos Girona y Gorgos y las subcuencas litorales compren-didas entre el límite norte del término municipal de Oliva yla margen izquierda del río Algar.

MARINA BAJA: Comprende las cuencas propias de los ríosAlgar y Amadorio y las subcuencas litorales comprendidasentre el río Algar y el límite sur del término municipal de Vi-llajoyosa. En el afluente del río Algar se encuentra el embal-se de Guadalest situándose el embalse de Amadorio en el ríodel mismo nombre.

VINALOPÓ-ALACANTÍ: Comprende las cuencas propias de losríos Monegre, Rambla de Rambuchar y Vinalopó y las sub-cuencas litorales comprendidas entre el límite norte del tér-mino municipal de El Campello y la divisoria con la Confede-ración Hidrográfica del Segura.

El territorio de la Cuenca Hidrográfica del Júcar está influen-ciado por un clima básicamente mediterráneo, caracterizadopor un intenso y largo periodo estival. Sin embargo, y debidoa la geografía y relieve, se producen las siguientes diversi-ficaciones del clima:

• Grandes diferencias entre norte y sur del área de la cuen-ca debido a la extensión de la misma.

• Atenuación de los efectos continentales por efecto de laslíneas montañosas, prácticamente continuas, de eje noroes-te-suroeste.

• Zonas costeras afectadas por la dinámica de vientos ma-rinos del Mediterráneo generando una elevada diferencia detemperaturas medias entre la costa y el interior.

• Las cadenas montañosas generan áreas secas y subde-sérticas al aumentar los efectos de solanas y umbrías.

• Régimen de precipitaciones dominado por vientos de ponien-te (en la porción occidental) y levante (litoral y sublitoral).

Todo ello da lugar a irregularidades climáticas y a marca-das diferencias entre norte y sur y entre este y oeste.

La mayor parte del territorio se encuentra a resguardo de laslluvias de origen atlántico. Pero el Mar Mediterráneo es unagran fuente de calor y humedad que actúa en el sector litoralpor una parte como agente suavizador del clima y por otra

como causante de lluvias torrenciales. El ejemplo extremo deesto último es la llamada “gota fría”. Este efecto puede con-siderarse como el más importante, debido a que puede llegara provocar inundaciones catastróficas. Esto sucede cuandoconcurren una serie de factores que no son habituales como:

• Penetración de aire frío a nivel de la troposfera.• Aislamiento de ese aire frío en una bolsa de aire más cálido.

La unión de estas masas de aire provoca de por si una graninestabilidad, acentuada en ciertas zonas donde llega a pro-ducirse una convección forzada de enormes volúmenes de ai-re de forma violenta. Esto produce tormentas muy intensascercanas a la costa con el mediterráneo como principal apor-tador de humedad.

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ILUSTRACIÓN 3. Sistemas de explotación.

ILUSTRACIÓN 4. Embalses principales de lacuenca del Júcar.

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Dependiendo de la orografía, las crecidas originadas pue-den ser de gran importancia. Así, las sierras del flanco surde dirección Penibética pueden hacer coincidir las creci-das con las del norte de dirección Ibérica como en el ca-so de la crecida del Turia en 1957 coincidente con la cre-cida del río Magro.

Cuando el fenómeno alcanza suficiente energía puede supe-rar la Muela de Cortes y afectar a la cuenca del Júcar, co-mo sucedió en 1982 generando lluvias en una extensión de5000 km2. Esta situación implicó como bien sabemos la rotu-ra de la presa de Tous provocando una catástrofe sin prece-dentes en España.

En cuanto a las temperaturas, en general la distribución seadapta al relieve, si bien el gradiente térmico entre las tie-rras del interior y los llanos costeros es más acusado en in-vierno que en verano.

La distribución de lluvias también está influenciada por el re-lieve, situándose las zonas de máxima pluviometría en elinterior septentrional de la provincia de Castellón y la facha-da oriental de las sierras Béticas (Pego). La elevada pluviosi-dad de estos puntos se debe al efecto conjunto de la altitudy proximidad al mar.

Los puntos de menor pluviosidad también se deben al relie-ve, como el efecto pantalla de las sierras Béticas sobre lafranja meridional seca o el entorno cerrado por montañas enel caso de Ayora-Cofrentes y la plana de Utiel-Requena.

Una vez explicado el funcionamiento básico de la cuenca esmas fácil entender la distribución y tipología de los embal-ses de este territorio.

España es el cuarto país del mundo en número de presasde embalse y se beneficia del uso de las mismas desde laépoca romana. Es un hecho que los embalses tienen unefecto beneficioso para el desarrollo de un país o región.Incluso teniendo en cuenta los actuales argumentos esgri-midos por profanos y especialistas en contra de las cons-trucción de presas, en el debate hay que poner siempre enla balanza la necesidad de las mismas y los beneficios queconllevan. A grandes rasgos los beneficios aportados porlos embalses podrían ser los siguientes: nos permiten de-rivar el agua de los cauces hasta donde se ha de usar, al-macenar agua sobrante para su uso en épocas de necesi-dad, obtener energía limpia y renovable, nos garantizanriegos y suministros de agua potable, incluso el uso recre-ativo de las aguas y, por último, pero no menos importan-te nos protegen de las avenidas. Esto último es de espe-cial aplicación en el ámbito de la cuenca del Júcar. Losepisodios de lluvias ligados a fenómenos de gota fría quese dan en esta zona han generado lluvias tan copiosas quede no ser por la acción laminadora de los embalses los efec-tos de las mismas en las zonas aguas abajo hubieran sidomuy perjudiciales, incluso en algunos casos, catastróficos.

La cuenca del Júcar incluye en su territorio 27 embalses cu-ya capacidad total evaluada está en torno a los 3.334 hm3, de

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ILUSTRACIÓN 5. Vista del embalse

de Alarcón.

ILUSTRACIÓN 6. Volúmenes embalsados a

día 1 de octubre en los últimos 43 años.

ILUSTRACIÓN 7. Vista del embalse

de Contreras.

ILUSTRACIÓN 8. Volúmenes embalsados en

los embalses explotados porla CHJ a día 1 de octubre en

los últimos 43 años.

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los cuales más del 70 % se encuentra en el sistema Júcar,entre los embalses de Alarcón, Contreras y Tous. Y más del90 % entre los sistemas Júcar y Turia.

El hecho es, como se puede apreciar en los gráficos, que elvolumen embalsado raramente supera el 50 % de la capa-cidad total, y aunque hay que remarcar que los gráficos si-guientes se han realizado con fecha 1 de octubre (final delaño hidrológico) por lo que al estar recién pasada la cam-paña de riegos los embalses no muestran su máxima capa-cidad anual.

Es significativo ver en los gráficos un cierto ciclo hiperanualen la evolución de los volúmenes de embalse. Si hacemos es-te análisis en cada uno de los sistemas de explotación pode-mos ver también, salvando las distancias, esta evolución delos volúmenes embalsados.

Sistema de explotación Júcar

En este sistema se encuentran los tres embalses de mas ca-pacidad de la Confederación. El embalse de Alarcón con 1.118hm3, el embalse de Contreras con 852 hm3 y el embalse deTous con 378 hm3.

Como ya se ha dicho estos tres embalses podrían contenerel 70 % del agua embalsada en la CHJ. El resto de em-balses del sistema, dado su régimen de explotación porcompañías hidroeléctricas, no cumplen una función regu-ladora por lo que no se consideran a la hora del cálculo debalances de recursos.

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ILUSTRACIÓN 9. Vista del nuevo embalse de Tous.

ILUSTRACIÓN 10. Volúmenes embalsados en el sistema Júcar a día 1 de octubre.

ILUSTRACIÓN 11. Volúmenes embalsados en el sistema Turia a día 1 de octubre.

Sistema de explotación Turia

Los embalses de este sistema son: el embalse de Arquillo desan Blas, encargado del abastecimiento de la ciudad de Te-ruel, con 21 hm3, el embalse de Benageber con 221 hm3 y elembalse de Loriguilla con 73 hm3

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Arquitecturade l’Aigua

Sistema de explotación Mijares

Los embalses de este sistema son: el embalse deArenós con137 hm3, el embalse de Sichar con 49 hm3, el embalse de MªCristina con 18 hm3 y el embalse de Alcora con 2.2 hm3.

Sistema de explotación Marina Baja

Esta formado por los embalses de Amadorio y Guadalest con15,8 y 13 hm3 de capacidad, respectivamente.

Como ejemplo de la función laminadora de los embalses dela cuenca del Júcar citaremos el último episodio de lluviasintensas con efectos dañinos. Entre los días 20 y 26 de octu-bre del año 2000 se dio una situación de gota fría. La dife-rencia entre esta y otras gotas frías, que son fenómenos re-lativamente comunes en nuestra zona, fue su larga duración(5 días) y su gran extensión.

La precipitación media areal acumulada sobre el territoriode la cuenca del Júcar entre el 20 de octubre a las 8:00 yel 25 de octubre a las 8:00 fue de 143,3 mm, equivalente aun volumen de agua de 6.123 hm3. Las lluvias fueron en ca-si todos los casos torrenciales con intensidades entre 60 y80 mm/hora. La siguiente imagen nos muestra la distribu-ción de las lluvias en esos días.

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ILUSTRACIÓN 12. Volúmenes embalsados en el sistema Mijares a

día 1 de octubre.

ILUSTRACIÓN 13. Volúmenes embalsados en el sistema Marina a

día 1 de octubre.

ILUSTRACIÓN 14. Mapa raster de lluvias

acumuladas del 21 al 25 deoctubre de 2000.

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Con todo lo analizado en este trabajo se quiere resaltar unavez más el doble efecto de nuestros embalses, reguladory laminador, tan necesarios para nuestra cuenca por losmotivos anteriormente apuntados.

Arquitecturade l’Aigua

EMBALSE CAUDAL PUNTA CAUDAL DE REDUCCIÓNDE ENTRADA SALIDA (m3/s) (%)ENTRADA (m3/s)

Embalse María Cristina 1.268 774 39

Embalse Sichar 694 122 82,4

Embalse de Alcora 318 186 41,5

Embalse de Regajo 363 236 35

Embalse de Algar 753 288 61,8

Embalse de Ulldecona 297.7 142.5 52,1

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Debido a estas lluvias se produjeron caudales importantesen casi todos los cauces del sector norte y centro de lacuenca del Júcar. Valga como ejemplo los caudales puntaregistrados por la red SAIH (Sistema Automático de In-formación Hidrológica) de la Confederación Hidrográficadel Júcar)

• Río Júcar (Huerto Mulet): 610 m3/s

• Río Magro (Guadassuar): 790 m3/s

• Rambla del Poyo: 538 m3/s

• Río Turia (La Presa): 372 m3/s

• Barranco del Carraixet (a su paso por Betera): 100 m3/s

La situación que se planteó puso en funcionamiento 6 pre-sas. Éstas garantizaron la laminación de las crecidas de losríos Palancia (embalse de Regajo y Algar), Mijares (MaríaCristina, Sichar y Alcora) y Cenia (Ulldecona). El caso delembalse de Ulldecona es particularmente significativo yaque partiendo de una situación de embalse vacío, se llenóen tan solo 11 horas, llegando a verter por sus órganos dedesagüe de coronación.

El efecto laminador fue muy grande, reduciendo los caudalesen los cauces aguas abajo de los embalses hasta valores asu-mibles por los cauces. Esta tabla resume los efectos logra-dos por cada embalse.

ILUSTRACIÓN 15. Presa de Algar vertiendo poraliviaderos.

ILUSTRACIÓN 16. Embalse de María Cristinavertiendo por coronación.

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Dret d’Aigües54

¿Son los contratos de cesión de derechos y los bancos de agua instrumentos convenientes paramejorar la gestión del agua?

Joaquín Melgarejo MorenoMª Inmaculada López OrtizDepartamento de Análisis Económico AplicadoUniversitat d’Alacant

Los autores en un puente sobre el río Ródano a su paso por Lyon

La complejidad de la gestión del agua ha penetradoen la terminología contemporánea de modo que laalusión a los bancos de agua no es sólo metafórica.En la foto la sede central de un tradicional bancovalenciano.

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Dret d’AigüesConceptualmente, el agua ha pasado de ser un bien libre,inalterable y “abundante” a ser considerado un recurso conun valor social, que interviene como input en procesos econó-mico-productivos, es escaso y susceptible de degradación. Lascrecientes demandas de agua, incluidas las medioambienta-les, han puesto de manifiesto su valor económico y la nece-sidad de que el recurso sea asignado a unos usos eficientes.Sin embargo, el sistema económico vigente no asume estaconcepción en su totalidad, limitándose en el mejor de los ca-sos a plantear un modelo de explotación que incluye la recu-peración de costes que la disponibilidad del recurso genera.Es en este contexto en el que cobra valor el argumento de queel mercado puede ser un mecanismo eficaz para modificarinercias del pasado y para introducir racionalidad económi-ca en la gestión del agua. Una política de precios puede con-tribuir significativamente a la valoración del recurso y, comoresultado de ello, puede ser un estímulo eficaz para el ahorrode agua, mientras que la gratuidad es más bien un estímuloal despilfarro. No obstante, hay quien argumenta que un mer-cado de aguas no lograría resolver una serie de diversos ycomplejos problemas de índole pública, ya que el intercam-bio libre de derechos privados puede tener impactos sobre ter-ceros, sean éstos otros usuarios o el medioambiente. Ade-más, se arguye que el mecanismo de precios no es capaz dereflejar algunos valores sociales que son más cualitativos quecuantitativos (paisaje, tradiciones, equidad, ...).

Sin descartar los instrumentos tradicionales de regulación,una política de contención de la demanda, coherente con laconsideración del agua como un recurso escaso cuya deman-da no puede ser atendida ilimitadamente como presuponíael sistema concesional, requiere una reforma del sistema degestión del agua mediante la introducción de incentivos eco-nómicos que trasmitan señales de escasez. Desde estos su-puestos, los mercados del agua podrían ser un mecanismoeficaz para lograr que los recursos hídricos sean mejor va-lorados por los usuarios y para transmitir información sobrela escasez del recurso en cada situación. De lo que se trataes de buscar mecanismos que trasladen a los consumidores“señales de escasez”, que les induzca a valorar el agua porsu coste efectivo con la finalidad de moderar las deman-das. Esto, según V. Pérez Díaz y otros (1996, p. 72), puede con-seguirse tanto introduciendo un coste directo del agua (co-brando un precio por ella) como estableciendo un coste deoportunidad (permitiendo a los concesionarios la venta delagua que no utilicen). Para favorecer un uso más racional delagua, tan efectivo como establecer un precio que se aproxi-me a los costes de producción puede ser el permitir que elagua a la que se tiene derecho y no es utilizada adquiera unvalor económico, pudiendo ser vendida a otros usuarios o ala propia administración hidráulica.

Parece claro, pues, el papel que puede desempeñar la in-troducción de pautas de comportamiento asociadas al “mer-cado”, ya que, en principio, la razón para autorizar los inter-cambios entre particulares estaría relacionada con el interésde que los usuarios percibieran las señales inequívocas de

escasez real que tiene el recurso, lo cual podría ser enten-dido como una medida complementaria y, en ocasiones, al-ternativa a la tradicional política de incremento de la ofertapara satisfacer una demanda permanentemente insatisfecha.

Un mercado, en principio, tiene dos funciones esenciales.De un lado, facilita el intercambio entre dos particulares queobtienen de él ganancias mutuas, y, bajo ciertos supuestos,beneficia también al conjunto de la sociedad porque favore-ce una asignación más eficiente de los recursos, en especialde aquéllos que son escasos como el agua. Parece obvio queel uso que pueda hacer el comprador debe ser más efecti-vo que el del vendedor, máxime si se tiene en cuenta queel primero tiene que hacer frente a unos costes de transac-ción no despreciables, por lo que la rentabilidad a obtenerpor el adquirente empleando el agua potencialmente debeser mayor que la que obtendría el vendedor. La otra fun-ción esencial del mercado consiste en la distribución de in-formación sobre el valor relativo de un bien escaso. El des-arrollo de toda una economía del agua al margen de lasfuerzas del mercado sustenta la tesis de que la informaciónsobre el valor relativo del agua es dispersa, fragmentada,distorsionada y ruidosa (A. Garrido Colmenero, 2000). Por to-do ello, las dos funciones esenciales de un mercado son laeficiencia asignativa y servir de vehículo de transmisión deinformación sobre el valor de intercambio de los bienes; esdecir, los mercados del agua podrían ser un mecanismo efi-caz para lograr que los recursos hídricos sean mejor valo-rados por los usuarios y para transmitir información sobre laescasez del recurso en cada situación.

El origen de los modernos mercados del agua ha sido similaren todos los lugares donde se han establecido (Chile, Cali-fornia, Texas). En estos espacios, la asignación de derechosde agua y el registro de sus usos han sido el resultado decomplejos procesos históricos que, a su vez, son el reflejo delas decisiones adoptadas en el pasado, de la existencia decambiantes necesidades sociales y de las transformacionesinstitucionales. Ahora bien, aunque al hablar de mercadosdel agua suele imaginarse una situación de libre intercambiodel recurso gobernada por la teoría económica clásica de equi-librio entre oferta y demanda, la realidad es bien diferente,incluso en sociedades con una tradición económica muy li-beral, ya que los condicionantes naturales, históricos e ins-titucionales que operan sobre estos intercambios transfor-man el mercado en un mecanismo con muchas restricciones.

La promulgación de la Ley de Aguas de 13 de diciembre de1999 supuso una importante novedad en el ordenamiento hí-drico español, ya que aspiraba a modificar sustancialmenteel sistema de explotación de las aguas, introduciendo crite-rios de racionalidad económica que contribuyesen a una ges-tión más adecuada y a una mayor preservación del recursonatural. La Ley modificaba la anterior de 1985, introducien-do medidas encaminadas a flexibilizar el sistema concesio-nal en que se ha sustentado la política hidráulica desde quefuera gestada por el pensamiento regeneracionista1. Esta po-lítica, aplicada durante todo el siglo XX, llevó implícito un sis-

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Dret d’Aigües

tema de gestión y financiación coherente con su propósitode aumento constante de la oferta de agua2. Frente a esta si-tuación, la Ley de 1999 prevé nuevas formas de asignaciónde recursos de agua. Permite la transmisibilidad de las con-cesiones, introduce la figura de la concesión para el riego al-ternativo o sucesivo de distintas superficies, o prevé un pe-rímetro máximo de superficie dentro del cual el concesionariopodrá regar unas parcelas u otras. También posibilita otorgarconcesiones colectivas para riego (G. Ariño y M. Sastre, 2001,p. 368). En definitiva, con la Ley de 1999 se introducen en elordenamiento jurídico español los contratos de cesión de de-rechos de agua y, con ellos, el mercado del agua.

En la Ley de 1985 el aprovechamiento de las aguas, al estarsupeditado al concepto de dominio público, no podía cederseni venderse, salvo que la Administración, previo expedienteadministrativo en cada caso, autorizase una sustitución decaudales o un cambio de destino de los otorgados. Es un he-cho que tales posibles transferencias no se han producido deforma oficial3. La Ley de 1985 establecía que el agua era unbien “gratuito”, como si se tratase de un recurso abundante;sin embargo, la realidad hidrológica española no corroboraesta consideración, y la propia sociedad admite que se tratade un recurso natural escaso y ciertamente valioso. Esta le-gislación tan sólo prevé exacciones destinadas, fundamental-mente, a resarcir a la administración hidráulica de una partede las inversiones necesarias para garantizar la disponibili-dad del recurso (canon de regulación, tarifa de utilización ycanon de vertido), sin tener en cuenta los demás costes deoportunidad que el consumo tiene para la sociedad. Lo másrelevante, desde la óptica económica, es que estas exaccio-

nes se configuran a partir de las obras requeridas para dispo-ner del recurso y depurarlo, pero no guardan relación, comoreconoce el Libro Blanco del Agua (1998, p. 540), con la esca-sez del recurso y, por tanto, no tienen en cuenta su valor eco-nómico, ni tampoco consideran la disposición a pagar por par-te de los potenciales consumidores. En definitiva, la ausenciade un sistema que traslade al usuario los costes reales, uni-do a los preceptos del régimen concesional, no facilitan quese produzca una asignación económicamente eficiente entrelos demandantes que compiten por el recurso4. Las disfuncio-nes que provoca este sistema de asignación concesional, noeconómica, se muestran en las dificultades de precisar térmi-nos como “demanda” (sin precio asociado), “racionalidad yeconomía en el uso del agua”, “caudal ecológico”, etc.

Frente a esta situación de absoluta rigidez en la asignacióndel agua, la nueva Ley de 13 de diciembre de 1999 ha intro-ducido medidas encaminadas a flexibilizar el sistema conce-sional5. Así, en primer lugar, se permite la transmisibilidad delas concesiones que pueden ser destinadas a otros usos dis-tintos del inicialmente previsto; si bien se contemplan limi-taciones6. De este modo, se introdujeron en el ordenamien-to jurídico español los contratos de cesión de derechos deagua. Se trata de una nueva forma de asignación de recur-sos de agua en la que la iniciativa la tienen los concesiona-rios que desean transmitir o adquirir derechos, y en la que elpapel de la administración hídrica, aún existente en teoríapuesto que se le tienen que notificar los contratos realizadospara su aprobación, se difumina sobremanera porque su si-lencio en el breve plazo que se le otorga para responder equi-vale a la aceptación de la voluntad de los contratistas (silen-

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La mirada tradicional,evocadora y bucólica de las

reservas superficiales deagua está dando paso

a otras perspectivas dondemercantilismo y medio

ambiente libran unadura batalla.

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Dret d’Aigüescio administrativo positivo), con la excepción de los contra-tos para la transmisión de derechos de agua entre cuencas,en los que es necesaria la aprobación expresa (A. Embid Iru-jo, 2000). En segundo lugar, se ha modificado el apartado 4del artículo 59, introduciendo la figura de la concesión de rie-go para distintas superficies de terreno alternativa o sucesi-vamente, o se prevé un perímetro máximo de superficie den-tro del cual el concesionario podrá regar unas parcelas u otras.En tercer lugar, establece que el Organismo de cuenca podráotorgar concesiones colectivas para riego a una pluralidadde titulares de tierras (G. Ariño y M. Sastre, 2001, p. 368).

La posibilidad de mejorar la asignación de los recursos me-diante transacciones voluntarias, una vez bien definidos losderechos de los agentes interesados, es una cuestión cen-tral en la discusión de las políticas económicas del agua,pues a ella se remiten las rigideces jurídicas concesiona-les y los posibles mercados y bancos del agua. La nuevaregulación, Ley de 1999, supone una novedad muy sustanti-va, ya que contempla la creación de una nueva forma de asig-nación de derechos por la mera voluntad de los particularesfrente a las formas tradicionales de otorgamiento medianteconcesión o por título legal, que hasta ahora eran las únicasfórmulas contempladas por el derecho español, y que en am-bos casos suponían la decisión expresa de un poder público(A. Embid Irujo, 2000).

El sistema de intercambios previstos en el contrato de cesióntemporal de derechos, aunque en sentido estricto no es unmercado, puede ser considerado así porque incorpora tresaspectos que aproximan el intercambio al mecanismo de mer-cado: la voluntariedad de las partes, la temporalidad varia-ble de las cesiones y el precio negociado libremente. Por lotanto, aunque el agua no es objeto de transacción, sí lo es elderecho a usarla, por lo que podemos llamar mercado a loque la Ley denomina contratos de cesión de derechos, tal co-mo lo hace A. Garrido Colmenero (2000).

Desde una óptica técnico-política, el impulso a la introduc-ción del “mercado” del agua vino desde el ámbito del Minis-terio de Medio Ambiente con la redacción y debate del LibroBlanco del Agua (1998, p. 754), en el que se consideraba alagua como un bien preferente. Se consideraba que la inter-vención pública en los ámbitos de la producción, distribucióny consumo del recurso estaba motivada por varias razones,a saber: la irracionalidad de los consumidores, que podíanconsumir más o menos cantidad del bien en función de susintereses privados, que no serían considerados socialmente;la generación de externalidades positivas o negativas quepueden producir sobre otros bienes y consumos; y la nece-sidad de garantizar un consumo mínimo de los mismos. Enatención a estos criterios y de la no existencia de derechosde propiedad sobre el agua, se ha considerado que la provi-sión del mismo no es la óptima si no incorpora un sistema deprecios que actúe de indicador de la consideración de re-curso escaso y renovable que el agua tiene.

La exposición de motivos de la Ley de 1999 arguye como una

de las razones para la modificación de la Ley de 1985 la “in-tensísima sequía” de los primeros años de la década de losnoventa, proponiendo el legislador la “búsqueda de solucio-nes alternativas, que con independencia de la mejor reasig-nación de los recursos disponibles a través de mecanismosde planificación, permitan de un lado incrementar la produc-ción de agua mediante la utilización de nuevas tecnologías(...) y, por otro, potenciar la eficiencia en el empleo del aguapara lo que es necesario la requerida flexibilización del actualrégimen concesional a través de la introducción del nuevo con-trato de cesión de derechos al uso del agua, que permita op-timizar socialmente los usos de un recurso tan escaso”.

El artículo 61 bis de la Ley de 1999 es el que introduce laposibilidad de realizar transferencias de los derechos con-cesionales mediante la celebración de contratos de cesiónde derechos sobre el agua7. Analicemos con más detallesus propuestas.

1º) Sujetos que pueden contratar. La norma precisa que “losconcesionarios o titulares de algún derecho privativo de lasaguas podrán ceder con carácter temporal a otro concesio-nario o titular de derecho de igual rango según el orden depreferencia establecido en el plan hidrológico de cuenca co-rrespondiente o, en su defecto, en el artículo 58 de la Ley,previa autorización administrativa. Se trata de un mercado li-mitado, pues las transacciones deben desarrollarse entre con-cesionarios, es decir, entre quienes previamente poseen untítulo legítimo para utilizar el agua. No se pueden adquirir “exnovo” derechos a la utilización. Además, dichas transaccio-nes sólo podrán tener lugar entre usos de igual o mayor ran-go, no siendo posible una transferencia en sentido contra-rio al orden normativo de utilización, salvo cuando laadministración hídrica lo autorice excepcionalmente. Por lotanto, esta posibilidad se limita a los titulares de derechosconsuntivos, estableciéndose en el mismo artículo que “losconcesionarios o titulares de derechos de usos privativos decarácter no consuntivo podrán ceder sus derechos para usosque no tengan tal consideración”. Esta cautela se ha intro-ducido para limitar la posibilidad de que las empresas eléc-tricas pudiesen intervenir en este mercado generando efec-tos distorsionadores, como ocurrió en el modelo chileno (A.Vergara, 1996). Las eléctricas, por lo tanto, sólo podrán rea-lizar transacciones entre ellas.

2º) La duración del contrato. La cesión de derechos ha de sertemporal, sin que la Ley precise el número de años de ésta,cuestión que parece dejarse a la autonomía de la voluntad delas partes, siempre que su plazo no sea superior al tiempo queresta para que se extinga la cesión o el derecho del cedente8.

3º) Volumen que se puede ceder. El límite máximo de la ce-sión es el del total del caudal concedido, si bien no basta conesta apreciación ya que se deben tener en cuenta caracterís-ticas esenciales de la práctica del aprovechamiento. Por ello,se añade que no se podrá ceder más volumen que el “real-mente utilizado” por el cedente. Los parámetros que mencio-na para ello son el volumen medio del caudal “realmente uti-

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Dret d’Aigües lizado” y “durante la serie de años que se determinen”, co-rregido en todo caso con las dotaciones objetivas que fijeel plan hidrológico de cuenca y el buen uso del agua. Nos en-contramos ante conceptos esencialmente relativos, que con-tienen mucha subjetividad, y, en expresión de A. Embid Iru-jo (2000), de posible solución múltiple. Además, sorprende lano limitación de las posibles adquisiciones de los concesio-narios que adquieren los derechos de usos del agua, ya queéstos pueden tener menos cantidades concedidas que el ce-dente o bien pueden adquirir derechos a varios concesiona-rios que pueden incluso superar sus derechos previos. Otracuestión no mencionada en la norma es el tema de los retor-nos naturales, que prácticamente todas las utilizaciones delagua tienen y que no deberían computarse entre los volúme-nes que se pueden ceder, porque, de ser así, se podrían verafectados intereses de terceros y medioambientales.

4º) La intervención administrativa. Los cortos plazos estable-cidos dan a la Administración un papel de testigo. Sin em-bargo, aparte de la regulación general del marco jurídico delos intercambios, el papel de la Administración, en especialde los Organismos de cuenca y del Ministerio de Medio Am-biente, es clave para el funcionamiento del sistema de inter-cambios de usos del agua. Los contratos son aprobados im-plícita o explícitamente por los Organismos de cuenca o elMinisterio de Medio Ambiente, excepcionalmente. La Admi-nistración aparece como responsable de la infraestructura hi-dráulica pública, por lo que su actuación resulta decisiva pa-ra garantizar los intercambios, ya que gestiona la mayor partede las infraestructuras que puedan estar afectadas por la apli-cación de la Ley. Asimismo, la Administración juega un pa-pel activo en los llamados bancos del agua al responsabili-zarse tanto de la declaración de los hechos sujetos a estaactuación como de las demandas y ofertas de agua para ha-cer frente a los problemas de las zonas afectadas. Al Mi-nisterio de Medio Ambiente corresponde autorizar la utiliza-ción de infraestructuras “que interconecten territorios dedistintos planes hidrológicos de cuenca9. En este caso, de-be existir consentimiento expreso y todo parece indicar queno puede servir el silencio administrativo positivo.

5º) El precio. Este es el punto central de regulación del mer-cado: la fijación del precio al que el agua puede ser vendida.En principio, “la cesión de derechos de usos del agua podráconllevar una compensación económica que se fijará de mu-tuo acuerdo entre los contratantes y deberá explicitarse en elcontrato”; si bien, “reglamentariamente podrá establecerseel importe máximo de dicha compensación”. Es un mercadoen su comportamiento, pero que puede ser fuertemente inter-venido en el caso de que la Administración así lo considere.

6º) Utilización de infraestructuras por terceros. Para que seproduzcan intercambios resulta imprescindible que existanposibilidades de tráfico real a través de determinadas infraes-tructuras. Ello se regula estableciendo el acceso de tercerosa la red de dos formas diferentes, según quien sea el titularde la infraestructura. Si se trata de un particular, se acorda-rá con el propietario de esas instalaciones cómo se realiza-

rá su utilización (acceso negociado); mientras que si son pro-piedad del Organismo de cuenca, éste fijará el pago de unaexacción por su uso (acceso regulado).

7º) Centros de intercambio/bancos del agua. La creación de es-ta figura supone una novedad que, dadas las peculiaridadesque presenta, merece un comentario más amplio. La norma in-troduce la posibilidad de que, en casos de sequía y otras cir-cunstancias excepcionales, puedan constituirse “centros de in-tercambio concesional” mediante acuerdo del Consejo deMinistros y a propuesta del Ministerio de Medio Ambiente. LosOrganismos de cuenca pueden ser compradores, previa auto-rización para realizar “ofertas públicas de adquisición de dere-chos de uso del agua para posteriormente cederlos a otros usua-rios mediante el precio que el propio Organismo oferte”. Estesistema, que parece inspirado, todo lo indica, en el Banco deaguas californiano (Libro Blanco del Agua, 2000, p. 547), podríaresolver algunas de las deficiencias de los contratos de cesiónentre concesionarios y estimular los incentivos de los conce-sionarios para que internalicen en sus decisiones los riesgosde sequía y permitieran un reparto del agua más cauteloso10.El centro de intercambios tiene la importante ventaja de quetodos los sistemas de información hidrológica, técnica y regis-tral se pondrían al servicio de un sistema experto de intercam-bios, en el que las restricciones ambientales, los posibles efec-tos sobre terceros y todas las servidumbres y limitacionestécnicas deberían ser tenidas en cuenta (A. Garrido, 2000, p.24). Con el banco existiría la posibilidad de ordenar a los des-tinatarios del agua con arreglo a los criterios que se estable-ciesen, fuesen éstos o no los contemplados por la Ley. La fal-ta de infraestructuras adecuadas que permitan realizar distintastransacciones entre cuencas, con la salvedad del trasvase Ta-jo-Segura y el canal Negratín-Valle del Almanzora, hace impo-sible el funcionamiento pleno de un mercado del agua a es-cala nacional. Por ello, es muy posible que funcionen sólo enel ámbito de una cuenca hidrográfica y, por lo tanto, consigansólo pequeñas mejoras de la eficiencia (M. Rico y J. A. Gómez-Limón, 2002, p. 308). Por lo tanto, los centros de intercambiovan asociados a la existencia de una situación de sequía o deescasez extraordinaria de recursos y su establecimiento pue-de resultar positivo entendido como un mecanismo adicional ycomplementario de actuación en tales situaciones extremas.Es un instrumento de gestión de la demanda, por cuanto quecon él se incide en el fomento de políticas de ahorro del recur-so11. Finalmente, el Real Decreto Ley 9/2006, de 15 de septiem-bre, de medidas urgentes para paliar los efectos producidospor la sequía, en su disposición adicional tercera sobre el “des-tino de los recursos adquiridos por los centros de intercambiode derechos al uso del agua” los autoriza para realizar ofer-tas públicas de adquisición temporal o definitiva de derechosde uso del agua con el fin de destinar los recursos adquiridosa: 1º) la consecución del buen estado de las masas de aguasubterránea o a constituir reservas con la finalidad puramenteambiental tanto de manera temporal como definitiva; 2º) la ce-sión a las comunidades autónomas previo convenio que regu-le la finalidad de la cesión y posterior utilización de las aguas.Todo parece indicar que la creación de estos bancos tiene una

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Dret d’Aigüesprioritaria vocación ambiental y también para resolver proble-mas de abastecimiento a poblaciones.

En definitiva, los llamados mercados del agua no han de en-tenderse como un mercado de intercambio de libre acceso,sino como una posibilidad de intercambiar los derechos aluso del agua entre un número limitado de sujetos –los con-cesionarios- y bajo determinados condicionamientos subje-tivos, formales y temporales; y todo ello supervisado por laadministración hidráulica.

Contrato de cesión temporal de derechos al uso priva-tivo de aguas públicas entre la Comunidad de Regan-tes del Canal de Estremera (Madrid) y el Sindicato Cen-tral del Acueducto Tajo-Segura (10 de febrero de 2006)

Este contrato se suscribió al amparo de lo establecido en elReal Decreto Ley 15/2005 de 16 de diciembre, de MedidasUrgentes para la Regulación de las Transacciones de Dere-chos al Aprovechamiento de Aguas12. El acuerdo se enmarcóen la crítica situación como consecuencia del acusado défi-cit de precipitaciones que se había producido en el año hi-drológico 2004-2005 (un descenso de más del 30%), lo quehacía temer que la campaña de riego para el año 2005-2006no podría desarrollarse con normalidad y también se veríanafectados los abastecimientos de algunas poblaciones. La in-tensa sequía que padecían muchas cuencas de España, conuna situación especialmente grave en las del Segura, Júcare internas de Andalucía (Confederación del Sur) motivó el per-miso de la administración hidráulica para que pudieran lle-varse a cabo transacciones de derechos del uso del agua, re-sultando fundamental que dichas transacciones pudierandesarrollarse a través de las infraestructuras de conexión in-tercuencas. La finalidad de este Real Decreto era la de dis-poner de un instrumento más para aliviar el déficit que pre-sentaban algunas zonas de España. El Decreto tenía unavigencia temporal vinculada a la situación de sequía que pa-decía el país y abarcaba desde su publicación hasta el 30 denoviembre de 2006. En él se contemplan esencialmente dosmedidas: habilitar a los titulares de derechos al uso de aguapertenecientes a las zonas regables de iniciativa pública pa-ra la celebración de los contratos de cesión de derechos deuso de agua y que las infraestructuras de conexión intercuen-cas entre el embalse del Negratín (Granada) y el de Cuevasde Almanzora (Almería), así como el Acueducto Tajo-Segura,pudieran ser utilizadas para las transacciones.

La entidad cedente, la Comunidad de Regantes del Canalde Estremera, es titular de una concesión de aguas proce-dente del río Tajo para su uso en regadío, con un volumenanual de 31,05 Hm3. La entidad cesionaria, el Sindicato Cen-tral de Regantes del Acueducto Tajo-Segura (SCRATS), ac-tuaba en representación de todas las comunidades de regan-tes y usuarios individuales con derecho al uso para riego delas aguas procedentes del trasvase Tajo-Segura13. Ambas en-tidades llegaron a un acuerdo para la cesión temporal de de-

rechos al aprovechamiento de aguas. Para ello firmaron unacuerdo en Murcia el 10 de febrero de 2006, en el que se fi-jaban las siguientes cláusulas:

1º) La comunidad cedente transfería a la cesionaria para elaño 2006 el derecho al aprovechamiento del volumen de suconcesión del río Tajo (31,05 hm3) para su uso en regadío, sinque en ningún caso se considerase la posibilidad de una pos-terior reutilización de los citados caudales.

2º) Los caudales se transferirían aprovechando una infraes-tructura de naturaleza pública, ya que el agua se tomaríaen el embalse de Bolarque (Tajo) y se conduciría por el Acue-ducto Tajo-Segura y por el Postrasvase (Segura) hasta su des-tino, aplicándosele el mismo régimen económico-financieroprevisto para la utilización de estas infraestructuras. La ex-traordinaria situación de sequía sufrida por la cuenca del Se-gura motivó la exención a los usuarios del SCRATS del pa-go de los apartados b) y c) de las tarifas del trasvaseTajo-Segura (Real Decreto Ley 10/2005), los cesionariossolicitaron la aplicación de esta exención a los volúmenesadquiridos, ya que si no era así el precio final del agua ha-bría resultado extraordinariamente oneroso, haciendo in-viable el uso de esta agua para el riego.

3º) El precio fijado para la transacción fue en concepto decompensación por pérdidas de la actividad derivadas de lacesión temporal de derechos de agua y ascendió a 0,185562euros/m3, por lo que de derivarse la totalidad de la con-cesión el importe de la operación importaría un total de5.761.700,10 €. En garantía del pago comprometido, se en-tregó a la entidad cedente un aval bancario para cubrir unposible incumplimiento.

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En la foto, el fondo del Niló-metro del Templo de Philae(Egipto); una curiosa y com-pleja forma histórica de me-dir los caudales de el Nilopara calcular los impuestos aimponer a los agricultores.

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Dret d’Aigües

4º) La comunidad cedente hacía constar que la cesión había es-tado posibilitada porque se había llevado a cabo un plan demejora y modernización de regadíos en la zona regable, lo quehabía permitido un uso más racional del agua con un ahorroconsiderable de los recursos hídricos utilizados. Está claro quela cesión nada tuvo que ver con la presunta modernización,ya que se cede la totalidad de la concesión. Más bien parecetratarse de una cautela para adaptarse al espíritu de la Ley, yaque de otro modo podría alentar una revisión de la concesión.

5º) Ambas partes manifestaban la voluntad de prorrogar elacuerdo, si no cambiaban las circunstancias y la administra-ción lo permitía, para los años 2006-2007 y 2007-2008. El con-trato parece que tendrá continuidad, ya que se ha prorroga-do un año más el Real Decreto 15/2005, de 16 de diciembre,ya que se ha manifestado como un instrumento útil para lareasignación voluntaria de derechos de agua14.

CONCLUSIONES

En síntesis, del trabajo se desprende la necesidad de pro-mover una política que fomente no sólo el ahorro del agua, si-no también la eficiencia en el uso y la preservación de la ca-lidad del recurso. Para ello, es preciso superar progresivamentela actual economía expansionista del agua, complementandola actuación exclusiva sobre la oferta con otras actuacionesque persigan alcanzar el equilibrio entre las políticas de ofer-ta y demanda, mediante la contención de esta última.

En este sentido, los objetivos de una política de gestión dela demanda deben ser los de aumentar la percepción social

de los problemas ambientales; cambiar el comportamientode los consumidores finales y, en su caso, de las gestoras delagua, inculcando la preocupación por la eficiencia en el usoy por la distribución del recurso; introducir incentivos al aho-rro; trasladar los costes a los usuarios y combinar los meca-nismos de regulación y de mercado.

En este contexto el contrato de cesión y la creación de loscentros de intercambio de derechos al uso privativo del aguacomo mecanismos de redistribución de caudales concedi-dos se presentan como instrumentos que pueden servir pa-ra contener la demanda y fomentar el ahorro.

Notas

1 En este sistema, el aprovechamiento de las aguas, al estar supeditado al con-cepto de dominio público, no podía cederse ni venderse, salvo que la Adminis-tración autorizase una sustitución de caudales o un cambio de destino de losotorgados.2 Sobre la política hidráulica y su plasmación en el transcurso del siglo XX, pue-de verse J. Melgarejo Moreno, 2000.3 M. Sevilla (2000) hace una referencia a esos mercados no regulados que seestán dando en el Levante español mediante la compraventa de aguas, la am-pliación de las superficies regadas, la actuación de intermediarios “sobreco-gedores”, etc. Esta situación “extraoficial” debe regularse o continuará tenien-do un carácter clandestino, con los problemas que de ello se derivan.4 La Ley de Aguas de 1985 establece que las concesiones podrán ser revisa-das: a) cuando se hallan modificado los supuestos determinantes de su otor-gamiento; b) en casos de fuerza mayor a petición del concesionario y c) cuan-do lo exija su adecuación a los Planes Hidrológicos. Sólo en el caso c) elconcesionario perjudicado tendrá derecho a indemnización, de conformidadcon lo dispuesto en la legislación general de expropiación forzosa.5 La Ley de 1999 se hace eco de las directrices propuestas en el Libro Blancodel Agua (1998, p. 840), que proponen “adecuar los sistemas de adquisiciónde derechos privados al uso del agua a la situación actual de un recurso esca-so cuyas nuevas demandas no pueden ser atendidas ilimitadamente como pre-suponía el sistema concesional, siendo necesario arbitrar mecanismos de trans-ferencia entre usuarios, para optimizar socialmente los usos existentes”.6 Las transacciones deben desarrollarse entre concesionarios, es decir, en-tre quienes previamente poseen un título legítimo para utilizar el agua. Nose pueden adquirir “ex novo” derechos a la utilización. Además, dichas trans-acciones sólo podrán tener lugar entre usos de igual o mayor rango, no sien-do posible una transferencia en sentido contrario al orden normativo de uti-lización, salvo cuando la administración hídrica lo autorice excepcionalmente.El artículo 58 de la Ley de Aguas establece el siguiente orden de preferen-cias: 1) abastecimiento a poblaciones; 2) regadíos y usos agrarios; 3) usosindustriales para producción de energía eléctrica; 4) otros usos industriales;5) acuicultura; 6) usos recreativos; 7) navegación y transporte náutico; 8)otros aprovechamientos.7 Unos análisis sobre los distintos apartados del artículo 61 bis de la Ley de1999 pueden verse en A. Embid Irujo (2000) y en M. Sevilla (2000). Es espe-cialmente interesante por los matices de carácter económico y social queestablece el artículo de M. Rico González y J. A. Gómez Limón (2002).8 La Mancomunidad del Sorbe (Guadalajara, Alcalá de Henares, ...) ha compra-do, por 2 millones de euros a la Comunidad de Regantes Canal de Henares, 20Hm3 anuales acogiéndose a la reforma de la Ley de Aguas de 1999. El precioacordado ha sido de 38.000 €/año más una cantidad variable que se desglo-sa del siguiente modo: los primeros 4 Hm3 a 0,01 €/m3; hasta los 20 Hm3 a 0,02€/m3 y durante los meses de junio, julio y agosto a 0,02 €/m3. El País, 11 deagosto de 2002. Este caso nos plantea la duda razonable acerca de si no ha-bría sido más oportuno intentar una revisión de la concesión, ya que todo pa-rece indicar que los caudales cedidos temporalmente no han sido fruto de me-joras en la eficiencia de su uso.Otro ejemplo, más reciente, queda contemplado en el Plan del Alto Guadiana,una iniciativa de la Junta de Castilla-La Mancha incluida en el Plan Hidrológi-co Nacional. Se trata de una oferta pública de adquisición de derechos de aguaa los agricultores para que dejen de regar y puedan regenerarse los acuíferos;

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Padímetro, columna queregistra las inundaciones

en Ferrara (Italia) desdela Edad Media.

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Dret d’Aigüeses decir, se pretende crear un “banco público” de agua administrado por laConfederación Hidrográfica del Guadiana, que sería la encargada de reasig-nar los nuevos derechos, en función del ritmo de recuperación de acuíferos,y sólo los otorgaría a quien acreditase que ha instalado caudalímetros paracontrolar el agua extraída. El País, 23 de febrero de 2004.El 23 de mayo de 2006, tres comunidades de regantes de Hellín (Albacete)firmaron en la Confederación del Segura un contrato de cesión de dere-chos al uso del agua de 1,2 hm3 a favor de la Mancomunidad de Canales delTaibilla para abastecimientos. Para ello, se dejaron de cultivar unas trescien-tas hectáreas de arroz, a cambio las comunidades de regantes recibirán apro-ximadamente 360.000 euros (1.200 /ha). El Digital. Castilla-La Mancha, 25de mayo de 2006.9 El sistema parece inspirado en las llamadas “aguas de peaje” que utilizan lainfraestructura del trasvase Tajo-Segura para distribuir aguas propias delSegura y del Júcar, pagando por ello un canon a la Confederación en concep-to de uso (J. Melgarejo, 2000). Aquí se podría plantear el problema de la ca-pacidad de transporte si la demanda la supera, quizás podría solucionarse es-te problema priorizando los usos esenciales y caudales del trasvase, ysubastando la capacidad sobrante del sistema entre los destinatarios de re-curso (A. Garrido, 2000).10 El Banco de Aguas de California, creado por el Estado durante un extraor-dinario período de sequía, anunció que compraría todo el agua que se le qui-siera vender a un precio previamente establecido y luego la vendería a quié-nes la quisieran comprar a un precio también fijado con antelación (esteúltimo algo superior). La fórmula funcionó bien, con la sorpresa de que par-te del agua comprada por el Banco no encontró comprador, lo que parece evi-denciar que, al introducir mecanismos de precios, parte de las demandas se“restringió”. Un estudio comparado entre los centros de intercambio espa-ñoles y el Banco de Aguas californiano puede verse en T. M. Navarro Caba-llero (2005, p. 230-231).11 Según A. Molina (2005, p. 64), los centros de intercambio no son un mode-lo necesariamente más sostenible en términos ambientales, puesto que no ge-neran un ahorro global de agua, ya que los caudales ahorrados son utiliza-dos para otros fines que difícilmente serán de restauración ambiental. Noobstante, recientemente ha aparecido la noticia de que la Confederación delGuadiana comprará derechos de agua a los regantes del acuífero 23 para des-tinarlos a la recuperación medioambiental de la parte alta del río, y de ellosse podrá ceder hasta el 30% a la Junta de Comunidades de Castilla-La Man-cha para que los utilice con fines similares. Según el presidente de la Confe-deración del Guadiana, Enrique Calleja, esta compra se realizará a través delllamado centro de intercambio de derechos de agua y será clave en el NuevoPlan Especial del Alto Guadiana. El centro de intercambio fue aprobado el 22de septiembre de 2006. La Verdad, 26 de septiembre de 2006.12 Este Decreto fue convalidado por el pleno del Congreso de los Diputados el22 de diciembre de 2005, con 178 votos a favor y 125 absteciones.13 El SCRATS actuaba en representación de todas las comunidades de regan-tes y usuarios individuales con derechos de riego con el agua del ATS por-que las transacciones de acuerdo con la Ley debían realizarse entre conce-sionarios, y el SCRATS no tenía estrictamente título concesional, ya quetenían un título administrativo “sui generis” derivado de la legislación sobrereforma y desarrollo agrario. Para homologar este título a una concesión fuepreciso promulgar el Decreto Ley 15/2005 de 16 de diciembre. Este Decre-to entiende “homologable” el título que poseen los usuarios de las zonas re-gables de iniciativa pública a la concesión, declarándose el carácter inscri-bible de dichos títulos.14 Real Decreto Ley 9/2006, de 15 de septiembre, sobre Medidas urgentespara paliar los efectos producidos por la sequía. Este decreto responde alagravamiento de la situación de sequía que sufre el país, que ha obligadoa realizar en la cabecera del Tajo una reserva estratégica de agua para laMancomunidad de Canales del Taibilla mediante contratos de cesión de de-rechos. Este hecho ha originado un imprevisto e importante desequilibrio ensus operaciones comerciales.

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Nuevas formas de reasignación decaudales. Especial atención a losbancos públicos de agua.

José Alberto Comos GuillemLicenciado en DerechoDirector de la Fundació Aigua i Progrés de la Comunitat Valenciana

El autor sentado en una de las sillas de los Síndics del Tribunal de les Aigües

L’Albufera, pulmón acuáticocercano a la ciudad de

Valencia, que en los últimosaños viene siendo objeto de

veneración.

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Administracióde l’Aigua

MERCADOS DEL AGUA

Concepto

Los mercados del agua consisten en un mecanismo institu-cional que facilita la transferencia legal de derechos de aguas.Se puede tratar de:

• Un mercado de aguas propiamente dicho, donde se in-tercambia el derecho a acceder al recurso.

• Un mercado de derechos sobre la propiedad del agua, don-de se transfiere la propiedad del agua.

Un mercado de aguas implica normalmente la existenciade unos compradores, unos vendedores y un organismode regulación que se encarga de facilitar y supervisar lastransacciones. Si el organismo cuenta con un fuerte res-paldo económico, puede ocurrir también que él mismocompre y venda el agua, mientras que si tiene poca sol-vencia económica y se mantiene con los gastos de trans-acción, normalmente se encarga de poner en contacto ven-dedores y adquirentes.

Existen cuatro tipos fundamentales de mercados legalmen-te constituidos y regulados:

• Mercados de alquiler. Venta de agua, caudal o volumenpara un tiempo determinado.

• Mercados de derechos. Transferencia de la propiedad delagua, como si se tratase de propiedades sobre bienes raíceso de acciones sobre sociedades limitadas.

• Mercados de opciones. Transferencia de la opción de usarel agua durante un tiempo limitado. El comprador paga unacantidad de dinero por tener esta opción, a la que se añadeotra compensación adicional si el uso finalmente se realiza.

• Transacciones de agua a cambio de inversiones en equi-po de capital. El comprador financia parte de la mejora de losequipos de utilización del vendedor para poder, a cambio, uti-lizar los caudales ahorrados. Este tipo de transacciones nosiempre se considera como un verdadero mercado de aguas.

Para las aguas subterráneas, los mercados de aguas puedenfuncionar de dos formas:

• Mediante la venta de un caudal teórico asignado o pose-ído por el vendedor y que el comprador sacará de otro pun-to del acuífero (Ej. En las Islas Canarias).

• Mediante la venta de caudales realmente extraídos por elvendedor y posteriormente cedidos en superficie al compra-dor (Ej. En la India).

La función fundamental de un mercado de aguas es favore-cer la reasignación de derechos de uso del agua en paísesdonde todos los recursos disponibles ya están asignados ysiguen surgiendo nuevos usuarios que reclaman agua, inclui-do el medio ambiente.

Y en este sentido, se puede distinguir entre:

• Y un mercado de cesiones en circunstancias hidrológi-cas normales, actuando como un instrumento útil para redis-tribuir derechos existentes.

• Un mercado de agua en circunstancias excepcionales co-mo la sequía o la sobreexplotación, actuando como un ins-trumento útil para en situaciones puntuales, facilitar la rea-signación del agua a usos prioritarios y asegurar los caudalesecológicos.

Esta reasignación, en teoría, se puede realizar en Españasin recurrir a los mercados, utilizando el mecanismo de “re-visión de concesiones”, regulado en el Artículo 63 de la Leyde Aguas, pero, en la práctica, “la Administración no ha em-prendido una política ni sistemática ni parcial de revisiónde concesiones”.

Creación

El proceso de gestación de los mercados del agua, cualquie-ra que sea la forma que adopten en las diferentes etapas his-tóricas y en los variados espacios en los que se materializa,culmina cuando a la escasez de los recursos se suma una de-manda creciente, que se muestra permanentemente insatis-fecha y está originada por el potencial de riqueza que es sus-ceptible de generar. Se origina entonces, un proceso detransmisión no del bien, sino del derecho al uso, que da lu-gar a una casuística muy variada (venta, arrendamiento, su-basta,...) y genera un negocio más o menos lucrativo segúnlas circunstancias.

Históricamente los mercados de agua han surgido cuando lademanda de recursos ha excedido de la oferta disponible ydesaparecen a medida que se amplia la oferta de recursosy éstos, además, ganan certidumbre.

Para un buen funcionamiento de los mercados de agua, esnecesario que se complementen las políticas de oferta conlas políticas de control de la demanda, pues el hecho de queel agua tenga un precio, induciría al ahorro del recurso, pe-ro su marcha debe estar supervisada siempre por el Esta-do, quien debe actuar como garante de los derechos de lasociedad.

Marco legal en España

En España, el mercado de aguas está desarrollado y fun-cionando sólo en las Islas Canarias, donde el agua subte-rránea es un recurso de propiedad privada (pues la ley deaguas de Canarias tiene prelación sobre la legislación es-tatal en esta materia) que se comercializa según sistemade mercado.

Por ejemplo, en Tenerife, donde casi la totalidad del agua uti-lizada es subterránea, los propietarios del agua tienen accio-nes que corresponden a volúmenes de agua que discurrenpor las galerías y tuberías en el subsuelo de la isla. Si un pro-

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pietario quiere vender su agua se pone en contacto con unintermediario, que le ofrece un precio o remuneración porel agua que éste quiere arrendar. Durante el tiempo acorda-do, el intermediario se encarga de vender y distribuir el aguacedida por el propietario original. También es posible venderla acción misma, como si fuera una acción en bolsa. En es-te mercado de arrendamiento y venta de acciones la inter-vención del Estado, en este caso el Gobierno de Canarias, esmuy limitada: se ha creado la Cámara Insular de Aguas, querepresenta a las comunidades de aguas y que sirve de in-terlocutor con la Administración Pública. Esta Cámara parti-cipa en el Consejo Insular de Aguas que asume la dirección,ordenación, planificación y gestión unitaria de las aguas. En-tre sus funciones se incluyen la fijación de los precios delagua. El sistema de mercado se basa fundamentalmente enla confianza entre los actores, ya que apenas se usan conta-dores y no existen estadísticas sobre propiedad del agua,transacciones y precios.

En cuanto al resto de España, la legislación estatal prevé lacreación de un mercado del agua, regulado en los artículos55 a 72 y 111 bis de la Ley de Aguas y los artículos 343 a 355del Reglamento del Dominio Público Hidráulico.

Se prevén dos tipos de actividades:

1. Cesión de derechos entre particulares.

Regulada en los artículos 67-70 de la Ley de Aguas y los artí-culos 343-353 del Reglamento de Dominio Público Hidráulico.

Los concesionarios o titulares de algún derecho al uso pri-vativo de las aguas podrán ceder con carácter temporal par-te o todos sus derechos a otro concesionario o titular de de-recho de igual o mayor rango. (Normalmente el orden deprioridad es: abastecimiento de población, regadíos y usos

agrarios, usos industriales para producción eléctrica, otrosusos industriales, acuicultura, usos recreativos, navegación,otros aprovechamientos.) Sólo en el caso excepcional y tem-poralmente, el Ministerio de Medio Ambiente puede auto-rizar cesiones que no respeten el orden de prioridad entreusos. Los contratos de cesión tienen que ser notificados yautorizados por el Organismo de Cuenca, que puede ejerci-tar un derecho de adquisición preferente del aprovechamien-to de los caudales a ceder. El plazo para que la Administra-ción dé su autorización es de uno ó dos meses dependiendode los casos y aplica el silencio administrativo positivo. ElMinisterio de Medio Ambiente podrá establecer el importemáximo de compensación. Podrán ceder sus derechos sólolos concesionarios de aguas superficiales y subterráneas ylos titulares de aprovechamientos temporales de aguas pri-vadas inscritos en el Registro de Aguas. Los concesionarioso titulares de derechos de usos privativos de carácter no con-suntivo solamente podrán ceder sus derechos para usos quetengan el mismo carácter.

2. Centros de intercambio de derechos o Bancos Públicosde Agua.

Regulados en el artículo 71 de la Ley de Aguas y el artículo355 del Reglamento de Dominio Público Hidráulico.

En situaciones excepcionales, como por ejemplo, los acu-íferos sobreexplotados ó sequía excepcional, se puede au-torizar al Organismo de Cuenca a realizar ofertas públicasde adquisición de derechos de uso del agua para que és-te posteriormente los ceda a otros usuarios mediante elprecio que el propio Organismo oferte. Dicha autorizaciónse realiza mediante Acuerdo del Consejo de Ministros, apropuesta del Ministerio de Medio Ambiente. En la ofer-ta pública se tendrá que especificar el volumen máximo

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Concesionarios y titulares de derechos al uso privativo de las aguas(concesionarios de aguas superficiales y subterráneas; titulares deaprovechamientos temporales de aguas privadas inscritos en el re-gistro de Aguas). Los derechos a usos no consuntivos sólo se pue-den ceder para usos que tengan este carácter.

Quién cede Concesionarios o titulares de aprovechamien-tos al uso privativo con derechos inscritos enel Registro de Aguas o en el catálogo de apro-vechamiento de la cuenca.

Concesionarios o titulares de derecho al uso privativo de igual omayor rango.

Quién adquiere El Organismo de Cuenca

SiempreCuándo En situaciones excepcionales (Ej.: sobreexplo-tación, sequías excepcionales)

Sólo temporalmenteDurante cuánto tiempo Temporalmente o definitivamente

Mediante contrato entre las partes autorizado por el Organismode Cuenca

Cómo Mediante oferta pública donde se fija quiénpuede vender, cuánto y a qué precio.

Para usos del mismo y de mayor rangoPara qué Para cederlos a otros usuarios mediante el pre-cio que el Organismo de Cuenca oferte (se de-fine en normas específicas)

Las partes contratantes; el Ministerio de Medio Ambiente puedefijar la compensación máxima.

Quién fija el precio El Organismo de Cuenca, en normas espe-cíficas.

Cesión de derechos Centros de Intercambios de derechos

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susceptible de cesión y las características de los aprove-chamientos que pueden ceder derechos; los importes decompensación económica; y el carácter temporal o defini-tivo de la cesión. Esto se aplica a los usos privativos y nose especifica qué va a hacer el Organismo de Cuenca conlos derechos adquiridos. Los Organismos de Cuenca tie-nen que crear las normas para regular el funcionamientode estos Centros.

En este contexto, la Administración es “poco más que un tes-tigo privilegiado” de la Cesión de derechos, mientras que enel Centro de intercambios tiene un papel más activo ya que“es ella misma quien determina la posibilidad de transaccio-nes y su última finalidad”.

La reforma de la Ley de Aguas de 1999 ha sentado las basespara que el mercado de aguas pueda existir en España. Sinembargo, para que éste pueda funcionar realmente todavíaquedan muchos aspectos por regular, por ejemplo:

• Cómo se va a calcular exactamente el volumen transferi-ble en cada cesión

• El papel de los retornos de agua en las transacciones

• Cómo se van a tutelar los derechos de terceros y a preve-nir daños medioambientales derivados de las transacciones

• Los detalles del papel de supervisión y control de la Ad-ministración (ej. elementos que la Administración tiene queconsiderar para autorizar o denegar una transacción; pago deimpuestos para cubrir los gastos administrativos)

• Cómo se van a utilizar las infraestructuras públicas paratransferir el agua

Es importante subrayar que cualquier mercado, incluso elmás “libre”, está sometido a reglas establecidas por el mar-co legal en el que se desarrolla. En este sentido, no se pue-de pensar en un mercado que no esté de alguna manera“regulado” por el Estado aprobando leyes o el marco ins-titucional.

CONTRATO DE CESIÓN DE DERECHOS DE LOS USOSDEL AGUA.

Particularidades

El contrato de cesión se configura como un instrumento dereasignación de caudales cuyo principal objetivo una más jus-ta y racional distribución de los recursos que ya han sido con-cedidos.

Y las comunidades de regantes figuran, como sujetos del con-trato de cesión, entre los principales beneficiarios de esteinstrumento jurídico, al que pueden recurrir para afrontar eldéficit hídrico en épocas de escasez.

De este modo, la cesión de derechos de los usos del agua seconvierte en un mecanismo eficaz de optimización de losrecursos hídricos disponibles para el regadío, mediante sudistribución temporal a cultivos más eficientes que carecende la dotación suficiente.

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De izquierda a derecha, JoséAlberto Comos, Director dela FAPCV, el Presidente delTribunal de les Aigües,Francisco Pastor, el Síndic dela Séquia de Favara, IsmaelCubells, i Vicent Franch(Director de TdA), en unavisita reciente de la revistaal Tribunal de les Aigües.

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Sin embargo, la Ley de Aguas no recoge la posibilidad de ce-lebrar cesiones entre usuarios intercuenca, lo que reducedrásticamente los posibles efectos redistributivos que a unnivel nacional podría originar el contrato de cesión.

Pero el Real Decreto Ley 15/2005, de medidas urgentes pa-ra la regulación de las transacciones de derechos al apro-vechamiento del agua vino a corregir esta situación.

Sujetos del contrato. Transacciones intercuencas

Hasta entonces, sólo podían acudir al contrato de cesiónlos miembros de comunidades de usuarios de aguas subte-rráneas, de una misma unidad hidrogeológica o un mismoacuífero, y las comunidades de usuarios de aprovechamien-to conjunto de aguas superficiales y aguas subterráneas.

Así como los miembros de comunidades generales (comunida-des de segundo grado) o de juntas centrales, ya que los acuer-dos entre usuarios de una misma comunidad de primer gradoo con una única concesión están considerados actos internos.

No obstante, el Real Decreto 15/2005 estableció una seriede medidas urgentes, aunque con carácter temporal, parala regulación de las transacciones de derechos de aprove-chamiento del agua con el fin de combatir los efectos dela sequía.

En primer lugar, permite que las transacciones puedan ser ce-lebradas por titulares de derechos al uso del agua que, aunsin título concesional, representaban un elevado consumo decaudales, como las Zonas Regables de Interés Nacional.

Así, previo informe del Ministerio de Agricultura, Pesca y Ali-mentación, los titulares de derechos al uso del agua adscri-tos a las zonas regables de iniciativa pública cuyas dotacio-nes máximas figuren en los planes hidrológicos de cuencapodrán celebrar contratos de cesión.

Además, el Decreto Ley incluye como sujetos del contrato alos titulares de aprovechamientos de las zonas servidas conel agua del acueducto Tajo-Segura y a los aprovechamientosde la Mancomunidad de los Canales del Taibilla. Y permiteutilizar las infraestructuras de conexión intercuencas existen-tes entre el embalse del Ngratín y el de Cuevas de Almanzo-ra, además del mencionado acueducto Tajo-Segura.

En todo caso, establece que las transacciones que im-pliquen la utilización de infraestructuras de conexión in-tercuencas deberán ser autorizadas por la Dirección Ge-neral del Agua, previo informe de los organismos decuenca afectados.

Cabe recordar, sin embargo, el carácter temporal de este De-creto Ley, como norma coyuntural destinada a combatir losefectos de la sequía, pues las medidas que contempla esta-rían en vigor hasta 30 de noviembre de 2006, si bien han si-do prorrogadas en dos ocasiones por un año más, de formasucesiva, mediante los Reales Decretos Leyes 9/2006 y9/2007, ante la persistencia de la sequía.

Volumen de la cesión y contraprestación económica

El contrato de cesión de los derechos al uso del agua recogi-do en la Ley de Aguas debe incluir el volumen anual sus-ceptible de transmisión, que no podrá superar al realmenteutilizado por el cedente, teniendo en cuenta la cantidad uti-lizada durante los últimos cinco años.

No obstante, el valor resultante podrá ser corregido atendien-do a la dotación que fije el plan hidrológico de la cuencapara cada uso, los retornos que procedan, las circunstanciashidrológicas extremas y el respeto a los caudales medioam-bientales establecidos o al buen uso del agua.

La cesión de los derechos al uso del agua podrá ir acompañadade una contraprestación cuyo importe fijarán libremente las par-tes y que deberá constar expresamente en el contrato, aunqueel ministerio podrá establecer su importe máximo cuando las des-viaciones del mercado así lo aconsejen.

Formalización y autorización administrativa

Los contratos de cesión deberán formalizarse por escrito yser puestos en conocimiento del Organismo de cuenca y delas comunidades de usuarios del cedente y cesionario me-diante traslado de la copia del contrato en el plazo de 15 dí-as desde su firma. Además, es obligatoria su inscripción enel Registro de Aguas.

En el caso de cesiones entre usuarios de agua para riego, de-berá constar la identificación expresa de los predios que elcedente renuncia a regar, así como la de los predios que eladquiriente se compromete a regar con el caudal cedido.

Cuando el destino de los caudales cedidos sea el abasteci-miento a la población, el contrato deberá incluir el infor-me de la autoridad sanitaria sobre la idoneidad del agua pa-ra dicho uso.

Además, la puesta en funcionamiento del contrato de cesiónrequiere la previa autorización administrativa, ya que sin suotorgamiento éste no producirá efectos entre las partes.

Entre los supuestos en los que se establece que el Organis-mo podrá no autorizar la cesión, figura cuando ésta afecte ne-gativamente al régimen de explotación de los recursos en lacuenca, así como a los derechos de terceros, a los caudalesmedioambientales, a la conservación de los ecosistemas acuá-ticos o cuando el cedente o cesionario no tengan debidamen-te inscrito su derecho legítimo al uso privativo del agua.

Así, la plena efectividad del contrato exige que el adquirien-te utilice efectivamente los caudales cedidos, ya que podrásancionarse al cesionario que interrumpa de forma perma-nente la explotación de los caudales adquiridos, por lo queel Organismo de cuenca se encargará de realizar el segui-miento del cumplimiento del objeto del contrato.

Ejemplo de cesión entre usuarios de diferentes cuencas

Al amparo del Real Decreto Ley 15/2005, el 10 de febrero de

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2006 se firmó el primer contrato de cesión entre usuarios so-metidos a distintas cuencas hidrográficas. El sujeto cedenteera la Comunidad de Regantes del Canal de Estremera y elcesionario era el Sindicato Central de Regantes del Acueduc-to Tajo-Segura.

Mediante el contrato de cesión, el transmitente se compro-metía a ceder durante el año 2006 el derecho de aprovecha-miento de 31,05 hectómetros cúbicos de agua, procedentede su concesión del río Tajo para regadío, a cambio de unacontraprestación de 0,224813 euros por metro cúbico.

La imagen de los grandesdepósitos de agua para elabastecimiento urbano y delas torres para obtenerpresión en la distribucióndel agua tienen un aire debanco fluido donde elcapital acumulado y elretribuido se igualan.

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El agua objeto de la cesión se tomaría en el embalse de Bo-larque, perteneciente a la cuenca del Tajo, y se conduciríahasta las distintas tomas en la cuenca del Segura, a travésde toda la infraestructura delo acueducto Tajo-Segura. El con-trato fue finalmente prorrogado para el año 2007, en las mis-mas condiciones pactadas inicialmente, incluyendo un incre-mento en el precio de la transacción del 50 por ciento del IPC.

Éste es sólo un ejemplo de los beneficios que entraña unaherramienta eficaz de redistribución de los recursos hídricoscomo es la cesión de los derechos de los usos y aprovecha-mientos del agua, mediante una correcta administración delos mismos, con el fin de proporciona caudal suficiente a unacomunidad deficitaria.

ESPECIAL ATENCIÓN A LOS BANCOS PÚBLICOS DEAGUA

Concepto

Los Bancos de Agua son centros de intercambio de derechos aluso del agua, también denominados bancos públicos del agua,en alusión a la institución que en buena medida los inspira.

Un “banco de agua” es un mecanismo para vender o arren-dar derechos de uso de agua que existe en EEUU, Chile, Ca-nadá y Australia. En Europa son todavía un concepto nuevoy las únicas experiencias reguladas que se han desarrolla-do han sido en las Islas Canarias.

En España, el programa A.G.U.A. del Ministerio de MedioAmbiente, prevé la creación de bancos de agua como una delas medidas para paliar los problemas del agua. En octubrede 2004, el Consejo de Ministros aprobó la creación de “Cen-tros de Intercambio de derechos de agua” en tres cuencas hi-drográficas (Segura, Júcar y Guadiana). A la vez, la Directi-va Marco del Agua justifica la creación de un banco de aguasiempre y cuando sirva para mejorar el estado de las aguassuperficiales y subterráneas.

Se trata en definitiva, de rescatar concesiones que en su díael Organismo de Cuenca otorgó, actuando la Administra-ción hidráulica como un banco de agua; y para a su crea-ción es necesario que se reforme la Ley de Aguas para me-jorar el control público del consumo.

Un banco de agua podría ser una eficaz medida para redu-cir el impacto de las sequías en el abastecimiento y una opor-tunidad para mejorar la situación de ríos, humedales y acuí-feros. El Ministerio de Medio Ambiente deber resolver ladifícil tarea de encontrar un equilibrio entre el control del mer-cado para evitar daños al medio ambiente y a terceros, y laagilidad de las transacciones, para no desanimar a los inte-resados ni aumentar excesivamente los costes de transac-ción de las operaciones de compra-venta.

El centro de intercambios tiene la importante ventaja de quetodos los sistemas de información hidrológica, técnica y re-gistral se pondrían al servicio de un sistema experto de in-

tercambios, en el que las restricciones ambientales, los po-sibles efectos sobre terceros y todas las servidumbres ylimitaciones técnicas deberían ser tenidas en cuenta. Conel banco existiría la posibilidad de ordenar a los destina-tarios del agua con arreglo a los criterios que se estable-ciesen, sin que ello obligase a que cada una de las transac-ciones debieran respetar el orden de prelación. Sin embargola falta de infraestructuras adecuadas que permitan reali-zar distintas transacciones entre cuencas, con la salvedaddel trasvase Tajo-Segura, hace imposible el funcionamien-to pleno de un mercado de agua a escala nacional. Por elloes muy posible que funcionen sólo en el ámbito de una cuen-ca hidrográfica y, por tanto, consigan sólo pequeñas mejo-ras de la eficiencia.

Supuestos en que procede la creación de los centrosde intercambio.

Los centros de intercambio de derechos al uso del agua hansido creados en el Ordenamiento Jurídico español con un evi-dente carácter excepcional, puesto que su creación procedeúnica y exclusivamente previo Acuerdo del Consejo de Mi-nistros, a propuesta del Ministerio de Medio Ambiente; ensegundo lugar, por las limitadas y singulares situaciones enque aquélla tendrá lugar.

Pues efectivamente, la constitución de los Bancos públicosde agua ó centros de intercambio de derechos al uso del aguaha sido relegada por el legislador para situaciones particula-res y de mayor gravedad que aquellos supuestos en que pro-cederán los contratos de cesión. En virtud de los artículos71.1 del Texto Refundido de la Ley de Aguas y el 354.1 delReglamento del Dominio Público Hidráulico estas situacio-nes son las de los artículos 55,56 y 58 del mismo cuerpo le-gal. Esto es, situaciones de falta de disponibilidad de recur-sos que obliguen al Organismo de Cuenca a fijar la explotaciónde los mismos para garantizar su uso racional; los casos dedeclaración de sobreexplotación de acuíferos; los supuestosde sequías extraordinarias, estados de necesidad, urgenciao concurrencia de situaciones anómalas o excepcionales; ytodos aquellos otros que reglamentariamente se determinenpor concurrir situaciones análogas.

Además, se permite a las Comunidades Autónomas instara los Organismos de Cuenca para realizar adquisicionesde derechos de uso del agua para atender fines de interésautonómico. De esta forma se logra la participación de lasComunidades Autónomas en una institución como los cen-tros de intercambio de derechos al uso del agua cuyo fun-cionamiento está atribuido al Estado, a través, primero,del Consejo de Ministros que acuerda su creación y, des-pués, de los Organismos de Cuenca que se encargarán desu funcionamiento, evitando así que las cesiones de cau-dales se falseen o produzcan por motivos especulativosentre particulares.

En conclusión, sería conveniente la ampliación de los su-puestos en que pueden constituirse los centros de inter-

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prioridades de usos y la compatibilidad con los planes hidro-lógicos de cuenca y los sistemas de explotación del recursoy, en segundo lugar, el menor coste de la adquisición de losderechos susceptibles de cesión.

• El plazo para la presentación de solicitudes por parte delos concesionarios o titulares de derechos interesados.

Hay que recordar que, sólo podrán ceder sus derechos losconcesionarios o titulares de aprovechamientos al uso priva-tivo de las aguas que los tengan inscritos en el registro deAguas o en el Catálogo de aprovechamientos de la cuenca.Estos deberán hacer constar en las solicitudes sus datos deidentificación, título jurídico que ampara el uso privativo delas aguas, volumen de agua que está dispuesto a ceder y de-más requisitos necesarios.

Recibidas las solicitudes, el Organismo de Cuenca resolve-rá sobre la determinación de los derechos que han resultadoadjudicatarios de la oferta. La resolución se notificará a losafectados, se publicará en el BOE y se inscribirá en el Regis-tro de Aguas.

Segunda Fase: Cesión de los caudales adquiridos

En la regulación de esta segunda fase, sólo nos encontramosen el artículo 71.3 del Texto Refundido de la Ley de Aguas,con que se establecen las adquisiciones y enajenaciones delderecho al uso del agua que se realicen en los centros de in-tercambio, habiendo de respetar los principios de publicidady libre concurrencia.

Consecuentemente, el Organismo de cuenca publicará unaoferta de cesión de derechos al uso del agua, en la que seconcretarán los siguientes extremos:

• El Volumen susceptible de cesión y las características delos aprovechamientos que pueden ser adquiridos

• Los criterios relativos al retorno de las aguas cedibles

• El importe de la cesión y las condiciones y formas de pago

• El plazo por el que se efectúa la misma

• Los criterios de selección de los adjudicatarios de la cesión

• Y el plazo para la presentación de solicitudes por losinteresados

Hay que destacar que no se encuentra en la normativa limi-tación alguna que proteja a los adquirentes más débiles eco-nómicamente, a diferencia de otras experiencias en el ex-tranjero.

LA INTERVENCIÓN DE LA ADMINISTRACIÓN EN LOSINSTRUMENTOS DE REASIGNACIÓN DE CAUDALES

En los centros de intercambio de derechos al uso de agua

La intervención administrativa en los bancos públicos de aguaes plena, a diferencia de lo que sucede en el contrato de ce-

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cambio o bien generalizar su aplicación y así dejarían deser un instrumento residual solamente utilizado en situa-ciones excepcionales como las previstas en la normativaactual, y se utilizarían de forma cotidiana, siempre debida-mente justificados.

Funcionamiento de los Bancos Públicos de Agua

En primer término, el Organismo de Cuenca captará los de-rechos de uso del agua a través de las correspondientesofertas públicas de adquisición de derechos, dirigidas a losconcesionarios que reúnan las características detalladas enlas mismas.

Y en segundo lugar, se efectuará la posterior cesión de losderechos adquiridos a aquellos usuarios que acepten las con-diciones y precios ofertados por el Organismo de Cuenca. Lacesión se realizará mediante documentos administrativos pú-blicos a diferencia de los contratos de cesión entre particu-lares, que son eminentemente privados.

La puesta en marcha de los centros de intercambio de derechosal uso de agua requiere que el Consejo de Ministros, a propues-ta del Ministro de Medio Ambiente, adopte un Acuerdo por elque apruebe la constitución de los mismos y faculte al Organis-mo de Cuenca para realizar las ofertas públicas de adquisiciónde derechos. Esta oferta se publicará en el Boletín Oficial delEstado, en el Diario oficial de las comunidades autónomas afec-tadas y, al menos, en dos diarios de amplia difusión.

Primera Fase: Oferta pública de adquisición de caudales.

En la oferta pública de adquisición de derechos al uso de agua,se concretarán necesariamente los siguientes extremos:

• El volumen máximo susceptible de cesión y las caracterís-ticas de los aprovechamientos que pueden ceder los derechos.

• Los requisitos técnicos necesarios para poder acudir a laoferta pública de adquisición y, especialmente, los referen-tes a la calidad del recurso y a los criterios relativos al retor-no de las aguas susceptibles de cesión.

• Los importes máximos y mínimos de la compensacióneconómica que deben satisfacerse por la cesión de los de-rechos al uso privativo de las aguas y las condiciones y for-mas de pago.

• El carácter temporal o definitivo de la cesión y, en su ca-so, plazo que se establezca; a diferencia del contrato de ce-sión de derechos al uso de agua que siempre es temporal.(Habría que concretar que la posibilidad del carácter defini-tivo de la cesión tiene como límite el tiempo que falte a laconcesión para extinguirse.

• Los criterios en virtud de los cuales el Organismo de Cuen-ca procederá a la selección de derechos que sean objeto deadquisición, así como la determinación del precio de la ce-sión. En la determinación de los volúmenes y compensacio-nes objeto del intercambio se tendrán en cuenta primero las

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sión, pues la autoridad medioambiental solicita la constitu-ción del centro de intercambio y, una vez aprobada por el Go-bierno, será la Administración hidráulica la que dirigirá to-do el proceso. Su intervención es total al controlar todos susextremos la oferta pública de adquisición de derechos y, pos-teriormente, hacer lo propio con la oferta pública de cesiónde los mismos.

En la cesión de derechos entre particulares

En el contrato de cesión se requiere aceptar la iniciativa yactuación privada entre los titulares de derechos sobre bien-es de dominio público, dejando a la Administración hidráu-lica la autorización de un contrato que se ha fraguado porlos propios concesionarios. Por el contrario, si se consideranecesaria una mayor intervención pública en las transaccio-nes de recursos hídricos se enjuiciarán más apropiados loscentros de intercambio de derechos de uso del agua. Aho-ra bien, la creación de estos centros está prevista sólo ensupuestos excepcionales, con lo que la función de reasigna-ción de caudales que cumple sólo tendrá lugar de forma es-porádica. Por el contrario, el contrato de cesión pordrá utili-zarse siempre que los interesados lo estimen necesario y asílo acuerden, sin tener que acreditar la existencia de unasituación excepcional.

IMPACTO MEDIOAMBIENTAL: Riesgos y Beneficios Po-tenciales sobre el Medio Ambiente

Beneficios

• Parte o todos los derechos cedidos se destinan a usos me-dioambientales. En Canadá hasta el 10% de los caudales ovolúmenes transferidos queda a disposición del organismopúblico para destinarlo a fines públicos o privados. Si el gas-to para destinar caudales a fines medioambientales es so-portado por la Administración, el sistema de mercado tienevarias ventajas con respecto a un sistema de subvencionesdirectas para dejar de regar. Estas son, por ejemplo, la ma-yor flexibilidad en cuanto a tiempos, en cuanto a la distri-bución espacial de las cesiones a adquirir, puesto que la Ad-ministración puede escoger qué aprovechamientos, entre losque se venden/arriendan, le interesa comprar para sus fines.Y además, como la Administración tiene derecho de adquisi-ción preferente del aprovechamiento de los caudales, de losprecios quedan fijados por el mercado, sin requerir largas ne-gociaciones entre los cedentes.

• Se fomenta la disminución de la demanda de agua pararegadío. El mercado de aguas puede proporcionar ingresosadicionales para complementar las rentas de agricultores quequieran abandonar parcialmente o totalmente el regadío por-que no les resulta rentable o porque les interesa dedicarse acultivos de secano.

• Se desincentiva el despilfarro de agua para mantener de-rechos de agua superficial.

• Se promueve el ahorro del agua y la recuperación de losacuíferos.

• Se sensibiliza a la sociedad en general sobre el valor delagua. Al tratar el agua como un bien cuya compra-ventapuede generar beneficios y cuyo precio refleja su abundan-cia, se transmite a la sociedad el mensaje de que este re-curso tiene también un valor económico y que no se debemalgastar.

Riesgos

• No considerar al medio ambiente como posible destinata-rio de los derechos cedidos.

• En caso de “agua virtual”, podría aumentar la presiónsobre los recursos disponibles.

• Posible concentración de los usos de agua en la parte al-ta de la cuenca hidrográfica.

• Que los derechos de agua se transfieran casi en su tota-lidad de los usos agrícolas a los usos urbanos, provocandodaños al tejido al rural.

Actualmente no es posible acumular de un año a otro volú-menes de agua asignada en vista de una posible sequía pro-longada. Esto significa que si un usuario de agua superfi-cial no utiliza en el año toda el agua asignada, no podráutilizarla ni venderla el año siguiente. Para que esto sea po-sible es necesario establecer unas normas específicas quepermitan la venta interanual.

Hay que recordar, finalmente, que el banco de agua no creamás agua. Se debe intentar su correcta y adecuada aplica-ción, junto con el ahorro del agua, la implementación delos objetivos ambientales de la Directiva Marco del Aguay la reforma de las Confederaciones Hidrográficas comouno de los retos más importantes para la futura gestión delagua en España.

EXPERIENCIAS FORÁNEAS: El Banco de Aguas de Ca-lifornia

El Banco de Aguas de California, creado por el Estado du-rante un extraordinario período de sequía, anunció que com-praría todo el agua que se le quisiera vender a un preciopreviamente establecido y luego la vendería a quiénes laquisieran comprar a un precio también fijado con antela-ción (este último algo superior). La fórmula funcionó bien,con la sorpresa de que parte del agua comprada por el Ban-co no encontró comprador, lo que parece evidenciar que, alintroducir mecanismos de precios, parte de las demandasse “restringió”.

Todo comenzó entre el año 1.987 a 1.991, período este en elque, como hemos indicado, California sufrió una importan-te sequía que produjo una reducción de la precipitación anual

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Referencias

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EMBID IRUJO A. (2000): Una nueva forma de asignación de recursos: el mer-cado del agua. 6ª Conferencia Internacional del Seminario Permanente Cien-cia y Tecnología del Agua. 22 de noviembre-1 de diciembre de 2000 Iberdro-la, Valencia.

entorno al 28% de la media, los caudales del río un 25%, yel nivel de reservas no superaba el 32% del total.

A principios de los años noventa, se crea el Banco de Aguas,gestionado por el DWR (Department of Water Resources),para facilitar las transferencias de agua ante determinadassituaciones de escasez coyuntural. Esta corporación actuabacomo coordinador de las distintas entidades participantes enel Banco de Aguas. Las transferencias del recurso se gestio-naban a través del Banco de Aguas. Los precios de venta delrecurso incorporaban no sólo el coste de compra, sino tam-bién los gastos de gestión y de transporte y la cesión de unaparte como caudal ecológico. Las cantidades que se podríancomprar quedaban estipuladas en función de una clasifica-ción de necesidades críticas.

El Banco de Aguas estimó las necesidades críticas y urgen-tes en 614 hectómetros cúbicos y compró un total de 1.012hm3, a un precio medio de 13 pts/m3.

En Octubre de ese mismo año, el Banco de Aguas había rea-signado un 80% de la demanda inicial calificada como de ne-cesidades urgentes. El precio final de venta se situó en 18,5pts/m3, razón por la que la demanda final fue inferior a lasestimaciones iniciales, antes de conocerse el precio.

Aproximadamente el 50% tuvo como origen la agricultura,mientras que los principales compradores fueron las empre-sas de abastecimiento urbano.

Como además la demanda final fue inferior a las previsio-nes, se destinó un importante caudal a conservación del me-dio ambiente.

Uno de los aspectos más importantes a resaltar de esta ex-periencia es que los agricultores sí estuvieron dispuestos avender el agua, de modo que parece evidente la capacidadde la agricultura para ofertar el preciado recurso, a cambiode un precio que le compense oportunamente por el abando-no temporal de la tierra. Además la demanda de agua es sen-sible al precio.

Hace medio siglo sólo algu-nas aguas con propiedadesmedicinales se envasabanpara su comercialización.Hoy incluso muchas aguasde mesa se presentan de lamano de un diseño exquisitoen sus envases.

Todo lo anterior parece indicarnos que el precio del agua másrealista, puede ayudar a economizar el empleo de este recur-so, incentivando a la liberación de recursos para su posibleventa, mediante las mejoras técnicas y/o el desarrollo de nue-vas fuentes de oferta.

En la medida en que en España tenemos una irregularidad enla distribución del recurso importante, un uso elevado en laagricultura, y una demanda creciente para riego sobre todoen la zona del mediterráneo, parece importante tener en cuen-ta las posibilidades de los intercambios de agua, ya sea en-tre usuarios del mismo o distinto nivel para hacer frente a lasépocas de sequía y escasez.

IRANZO, J.E. (2000): 6ª Conferencia Internacional del Seminario PermanenteCiencia y Tecnología del Agua. 22 de noviembre-1 de diciembre de 2000 Iber-drola, Valencia.

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www.fenacore.org Federación Nacional de Comunidades de Regantes

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El valor patrimonial universal delsregadius històrics valencians: El Palmerar i la Séquia Major d’Elx.

Luis Pablo MartínezDirecció General de Patrimoni Cultural Valencià i Museus

L’autor a una séquia del Barranc dels Molins, a Ibi.

Representació d’Elx almanuscrit de les Cantigas

de Santa María (CantigaCXXXIII del Códice Rico;

Biblioteca de l’Escorial, T.I.1),en interpretació d’Antonio

Ródenas. Elx es representacom una vila travessada

per un canal, amb una palmera datilera

simbòlicament al davant.

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Antropologia de l’Aigua

Introducció

El 30 d’octubre de 2000, el Comité del Patrimoni Mundialde l’Organització de les Nacions Unides per a l’Educació, laCiència i la Cultura (UNESCO), acordà, en el transcurs de laseua 24ª Sessió –Cairns, Austràlia; 27 de novembre a 2 dedesembre de 2000–, la inscripció del Palmerar d’Elx en laLlista del Patrimoni Mundial.

El Comité descriu el Palmerar com segueix –traducció lliurede l’original en anglés–: “el Palmerar d’Elx, un paisatge d‘hortsde palmeres, fou formalment constituït, amb elaborats siste-mes de regadiu, al temps que la ciutat musulmana d’Elx vaésser erigida, cap a la fi del segle X d. C., quan bona part dela Península Ibèrica era àrab. El Palmerar és un oasi, un sis-tema per a la producció agrícola en zones àrides. És tambéun exemple únic de pràctiques agrícoles àrabs en el conti-nent europeu. El conreu de palmeres datileres a Elx és cone-gut almenys des dels temps dels ibers, cap al segle V a. C.”

Els criteris que féu servir el Comité per a justificar formal-ment la inscripció en la Llista foren els següents:

• “Criteri (ii): El Palmerar d’Elx representa un exemple re-marcable de la transferència d’un paisatge característic d’unacultura i un continent a un altre, en este cas de l’Àfrica delnord a Europa.”

• “Criteri (v): l’hort de palmeres constitueix un tret típic delpaisatge nordafricà que va ésser portat a Europa durant l’ocu-pació islàmica de bona part de la Península Ibèrica i que hasobreviscut fins el dia de hui. L’antic sistema de regadiu, queencara funciona, resulta d’especial interés.”

El llenguatge emprat pels experts de la UNESCO potser nofou el més adequat per a descriure el formidable procés detransferència cultural que exemplifica el conegut com a Pal-merar Històric d’Elx, l’oasi andalusí, integrat pels horts queenvolten a la vila medieval –dit així per contraposició a laresta d’horts del Camp d’Elx, creats gràcies als nous regadiusderivats del Segura a començaments del segle XX–. Evident-ment, no fou tant l’ocupació militar com la «posada en valor»del territori d’Al-Andalus per la nova societat musulmana laque féu possible el miracle de transformar les àrides terresil·licitanes, amb pluges que sovint no superen la mitjana dels300 mm anuals –mínim per al conreu de blat–, un estiu ambuna temperatura mitjana que ultrapassa el 26ºC i fins a cincmesos de sequera –dades publicades per l’Ajuntament en1989–, en un verger amb una producció intensa i diversifi-cada, magnífic exemple d’allò que Andrew M. Watson qua-lificà com a “revolució agrícola àrab”.

Així mateix, l’oasi, entés com a agrosistema de regadiu es-pecialment adaptat a condicions d’extrema aridesa, que téen la palmera datilera (phoenix dactylifera) l’espècie conreadamés característica, no només constitueix un tret específic delpaisatge nord-africà, ans també pertany a la tradició agrícoladels països de l’Orient Mitjà, amb l’Iran com a referent mésllunyà, i del Nou Món, cas dels oasis mexicans de la BaixaCalifòrnia Sud. La plena comprensió de la significació univer-

sal de l’oasi il·licità requereix el reconeixement de la seuaposició dins esta cartografia mundial de la cultura de la pal-mera datilera i de la sèquia: una cartografia que reflecteix unformidable procés de transferència de coneixements agrohi-dràulics des de l’Orient cap a l’Occident; un procés que tin-gué en Al-Andalus la seua estació clau, on hom sintetitzà unasubtil cultura agrícola de l’aigua a partir de les mil·lenàriestradicions de la resta del món islàmic, i des d’on es trans-ferí este coneixement a Iberoamèrica.

Amb la seua resolució, però, el Comité del Patrimoni Mun-dial atorgava reconeixement per primera vegada al valor pa-trimonial universal de la nostra cultura tradicional de l’ai-gua. Els experts del Consell Internacional de Monuments iLlocs (l’ICOMOS) i de la UNESCO subratllaren explícitamentl’“especial interés” de l’“antic sistema de regadiu” queconstitueix la columna vertebral que suporta el Palmerarcom a paisatge cultural: la Séquia Major d’Elx, que ja en elsegle XIX cridà l’atenció no sols d’erudits locals, com Ma-riano Roca de Togores y Carrasco, Marqués de Molins, sinótambé de geògrafs i d’enginyers forans, com ara MauriceAymard, Clements R. Markham, William Hamilton Hall oJean Brunhes.

El problema de la datació del Palmerar

Quan l’arquitecte alemany Hans Dorn visità Elx en generdel 1999 per avaluar la candidatura UNESCO, preguntàen diverses ocasions als experts que l’acompanyaven quinaera l’antiguitat del Palmerar. El seu desconcert era nota-ble, no sols pel fet que la candidatura informava simultà-niament sobre el Palmerar i el Misteri d’Elx –la candida-tura formalitzada el 1998 era, en efecte, conjunta, adiferència de l’esborrany de candidatura de 1995, limitatal “Palmerar Històric”–, sinó, sobretot, per la notable dis-paritat de criteris de la bibliografia. Freqüentment, els au-tors han eludit un pronunciament exprés, a l’empara de va-gues i evocadores fórmules, com féu Francisco FiguerasPacheco en 1914: “las inmediaciones de la población es-tán ocupadas por fantásticos bosques de palmeras, restovital de aquellas remotas épocas en que la ciudad era mo-rada de iberos, púnicos y helenos”.

Així, hom ha postulat datacions força extremes, de d’aquellsque, amb més imaginació que evidència empírica, han apun-tat el seu origen segles abans de Crist, fins els que, en fun-ció d’una lectura hipercrítica de les fonts escrites, defenenun origen molt més recent, segles posterior a la conquestacristiana –com fa Gaspar Jaén en Les palmeres del migjornvalencià–. Deixant de banda la polèmica de l’origen autòc-ton o importat de les datileres il·licitanes –que també hi és;hom ha postulat un origen fenici (Pedro Ibarra a la seua His-toria de Elche) i el seu caràcter autòcton (Francisco Picó enEl Palmeral Histórico de Elche), entre altres teories–, el certés que abans de Crist hi havia palmeres, i se’n feia ús. La ce-ràmica ibèrica del jaciment de l’Alcúdia testimonia l’existèn-cia d’una veritable cultura de la palmera, associada a la re-ligiositat i els seus rituals, com ha estudiat Rafael Ramos

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Antropologia de l’Aigua

Fernández. Per altra part, el nombre de palmeres cridà l’aten-ció de Plini el Vell, i les encunyacions romanes incorporarenla palma i la palmera com a emblema.

Altra cosa és, nogensmenys, que aleshores existira el Palme-rar com a l’agrosistema de regadiu que, mercés al compro-mís del poble il·licità, ha arribat encara discernible fins elsnostres dies –encara que força desvirtuat–. En efecte, el Pal-merar no és ni un “bosc natural” de palmeres datileres, niuna plantació agrícola només de palmeres. Estes són, sensdubte, l’element dominant, per la seua airosa verticalitat. Tan-mateix, les datileres no són sinó un dels cultius associats quecaracteritzen l’agrosistema tipo oasi d’Elx, on les palmeresdefineixen l’estructura del parcel·lari mitjançant la seua plan-tació en alineacions encreuades, d’acord amb regles consue-tudinàries que han generat un parcel·les sorprenentment or-togonals i homogènies. Un parcel·lari que esdevé productiumitjançant la seua irrigació per les aigües de la Séquia Ma-jor, alimentada per derivació de l’escàs i salobre cabal del Vi-nalopó. Els paràmetres contemporanis –empitjorats per lasobreexplotació de la conca– són eloqüents: un mòdul de0’370 m3/seg, i una conductivitat de 13.400 µS/cm a l’esta-ció d’aforament d’Asp, segons dades citades, respectivament,per Antonio M. Rico i els autors del document Análisis Am-bientales del Pla Hidrològic Nacional de l’any 2000.

L’arqueologia hidràulica i la datació andalusina del Palmerar

En un intent de satisfer la demanda de l’avaluador, i de do-tar de major solidesa a la candidatura UNESCO, l’autor de lespresents línies aprofundí en la qüestió de l’origen del Palme-rar. Davant la manca d’informació arqueològica o escritaexplícita –no n’hi ha cap làpida fundacional, ni notícia cro-nística coetània–, la datació del Palmerar només podia fona-mentar-se científicament en l’anàlisi arqueològica extensivadel territori il·licità, tot partint de dues premisses: la depen-dència dels horts de palmeres respecte de la Séquia Major,i l’estreta relació existent entre la Séquia i la ciutat medie-val d’Elx. En este punt, cal tenir ben present una altra polè-mica característica de la bibliografia il·licitana: la de l’origenhistòric del regadiu.

Fins el dia de hui, arqueòlegs i geògrafs s’han alineat ma-joritàriament amb la tesi que defensa la romanitat del rega-diu per derivació del Vinalopó, que té la justificació més sò-lida en la coincidència de certs trams de la Séquia Major id’algun dels seus braços principals amb la centuriació delcadastre romà, com raonara Vicente Gozálvez Pérez en elseu treball “La centuriatio de Ilici”. La lectura arqueolò-gica del paisatge, prenent com a base el vol fotogramètricde la United States Air Force de 1956, permet copsar que,en efecte, al territori il·licità es documenta l’empremta de

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Vol fotogramètric de la USAF(1956). Detall on es veuen, enla riba esquerra del Vinalopó,

la ciutat històrica, el Palmerarque l’envolta, i les terres al

sud, pitjor regades (a la dretaen la imatge). La Séquia Majores recolza en un eix visible dela centuriatio (el Filet de Fora),però la vertebració del paisat-

ge a l’entorn de la ciutat esconstrueix a partir del ventallde sèquies principals deriva-

des del caixer de la SéquiaMajor, subratllades en la foto-grafia aèria per la blancor dels

camins que en discorren enparal·lel. Per cortesia del’Institut Universitari de

Geografia de la Universitatd’Alacant.

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la centuriació. Tanmateix, on millor es conserva la gran qua-drícula romana és en les cotes baixes del terme, lluny del’actual ciutat d’Elx.

A l’entorn d’Elx, medina de nova fundació d’època califal,predominen clarament unes altres línies d’ordinació del ter-ritori, que s’obrin en ventall, seguint amples trajectòries cor-bes, des de la ciutat i les seues immediacions. Estes líniesno són sinó l’empremta en el paisatge del traçat dels prin-cipals braços de la Séquia Major i dels camins que en dis-corren en paral·lel. Tot plegat, fa l’efecte que l’obertura delsistema de regadiu de la medina esborrà del mapa la centu-riació en esta part del territori il·licità –sense perjuí de lesesmentades (i limitades) coincidències–. La irrellevància dela centuriació romana pel que fa a la configuració del pai-satge agrícola dels voltants de la medina d’Elx ve refermadaper l’anàlisi de la disposició dels horts de palmeres que cir-cumden la Vila Murada.

Com s’ha dit, i analitzarem més endavant, les parcel·les delshorts són ortogonals; però l’ortogonalitat del parcel·lari no ésabsoluta. És a dir: les alineacions de palmeres que defineixenles parceles de conreu no s’ordenen d’acord amb eixos abso-luts, com els de la centuriació –kardo maximo, eix nord-sud,i decumano maximo, eix est-oest; línies rectes creuades a90º, en paral·lel a les quals hom traçava les línies de divisióde la terra–, sinó que es distribueixen en blocs d’orientaciódiferencial, determinada per la sinuosa trajectòria dels prin-cipals braçals de la Séquia Major.

Per altra part, l’Elx actual és una medina de nova fundació,construïda al nord de la Ilici ibero-romana, ocupada fins èpocavisigòtica. En 1998, Rafael Azuar argumentà que la SéquiaMajor hauria estat bastida de forma paral·lela a la construc-ció de Madînat Il?, considerada la centralitat de la medinadins l’espai productiu generat pel sistema de regadiu, i lacongruència de la informació arqueològica amb la escassainformació escrita d’època andalusina i dels temps immedia-tament posteriors a la Conquesta. De fet, la reactivació delfenomen urbà durant els segles centrals de la història d’Al-Andalus anà sovint de la mà de la construcció de nous siste-mes de regadiu al voltant de ciutats preexistents, o de medi-nes de nova fundació, cas, respectivament, d’Oriola i deMúrcia, en la mateixa cora –província– de Tudmir, on admi-nistrativament s’enquadrava Elx.

En efecte, la tradicional arqueologia intensiva, els escassosperò significatius testimonis escrits i gràfics d’època medie-val i la informació relativa a la gestió de l’aigua en el sistemade la Séquia Major refrenen les apreciacions derivades de lalectura arqueològica del paisatge. Encara que les seues ai-gües són salobres i no són aptes per al consum humà, la Sé-quia Major travessa els fonaments de l’alcàsser musulmà icreua la medieval Vila Murada –el recinte fortificat de plantatrapezoïdal definit en època almohade–, estratègicament des-plegada sobre l’escarpada rambla del Vinalopó. Al-Idrisí des-crigué Elx cap a 1154 com “una ciutat situada sobre un pla”,travessada “per un canal que hi arriba des del riu i penetra

en la ciutat per davall de la muralla, i se’n serveixen, ja quecorre al seu bany i travessa els mercats i els carrers”. Si-gnificativament, una de les vinyetes de la cantiga CXXXIII delmanuscrit de les Cantigues de Santa Maria custodiat a la Bi-blioteca de l’Escorial conegut com a “Códice Rico”, analit-zada per Francisco Franco en 1994, representa Elx com a unaciutat creuada per un canal, tot posant una palmera dati-lera al davant. Séquia i palmera defineixen iconogràficamentla ciutat, a ulls de l’il·luminador del segle XIII.

Tanmateix, alimentar els banys no justifica que hom fes pas-sar la sèquia mare pel bell mig de la ciutat. Bastava amb partdel cabal d’un braç secundari. Dos degueren ser les raons queho determinaren.

Per una part, este traçat permeté construir molins hidràulicsen les immediacions del nucli de població, sobre el canal mare,la ubicació més racional: l’estricta distribució de l’aigua de laSéquia Major per tanda hauria dificultat enormement la seuaconstrucció en els braços secundaris –i no hauria estat tole-rada pels regants–; més encara a l’existir la possibilitat detransferir cabals d’uns canals en altres –fet que es tracta mésendavant–, la qual cosa que determinava un alt grau d’alea-torietat de la seua distribució dins dels límits marcats pel tornde reg –només un peculiar canal derivat de la Séquia Major,la Séquia de Marxena, tingué un molí construït (en època cris-tiana) al seu caixer, metres després del seu naixement; enginyque es beneficiava de la dotació fixa de dos fils d’aigua quegaudia Marxena, i del gran desnivell existent des del partidor

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Representació d’Elx al manus-crit de les Cantigas de SantaMaría (Cantiga CXXVI delCódice Rico; Biblioteca del’Escorial, T.I.1), en interpreta-ció d’Antonio Ródenas. Lespalmeres configuren el rere-fons paisatgístic, en congruèn-cia amb la seua disposició físi-ca a l’entorn de la vila i laseua alçada.

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al sol de la rambla del Vinalopó, on cau esta sèquia per tra-vessar-lo i poder regar a l’altra riba–. A més a més, el caixermare tenia garantit un mínim de tres files sobre el mòdul dedotze en què es dividia el seu cabal fins el Molí de Ressem-blanch o de la Veta, pròxim als darrers partidors de la Sé-quia Major. La continuïtat de l’emplaçament d’alguns del mo-lins documentats després de la Conquesta respecte de laubicació d’enginys d’època musulmana ha estat documentadaper Enric Guinot i Sergi Selma, i l’examen visual de les restesd’alguns molins clau en l’articulació del sistema, com ara l’es-mentat el Molí de la Veta, revela l’existència de fàbriquesde tàpia anteriors a la Conquesta cristiana –Rafael Azuar, co-municació personal in situ–.

Per altra part, permeté la creació d’un espai agrícola produc-tiu i rendible a l’entorn de la nova ciutat, mitjançant l’ober-tura d’una atapeïda xarxa de canals de reg en les immedia-cions. La ciutat comandava l’espai agrícola bonificat per laSéquia Major. La prova rau no sols en el traçat físic dels ca-nals, sinó en la seua peculiar vinculació respecte del règimde distribució de les aigües de la Séquia Major.

L’empremta paisatgística del règim de distribució del’aigua de reg

En efecte, la component immaterial del sistema de regadiude la Séquia Major amb la seua subratlla la centralitat dela medina. No disposem de documentació de qualitat per al’època de la Conquesta. Tanmateix, podem extraure conclu-sions ben fonamentades mitjançant l’anàlisi de dos textoscabdals: el tractat Claridad de la Acequia de la Villa de El-che compilat l’any 1589 per Baltasar Ortiz de Mendoza, par-cialment publicat en 1914 per Pedro Ibarra en la seua obraEstudio acerca de la institución del riego de Elche; i el Regla-mento para el régimen y gobierno de la comunidad de pro-pietarios de las aguas de la Acequia Mayor del Pantano deElche imprés el 1912, fonamentat en unes ordenances an-teriors de l’any 1791.

D’acord amb estos documents, la distribució del cabal de laSéquia Major, que discorre incòlume al llarg d’uns quatrequilòmetres des de l’antic assut medieval fins els primerspartidors, Albinella i Marxena, al nord d’Elx, implicava unestricte torn de reg i una zonificació que primava el territorimés immediat a la ciutat en detriment de les terres mésallunyades. El cabal del canal mare, com ja s’ha dit, es divi-dia en dotze parts, anomenades fils o talles (Reglamento,art. 80), essent un fil la dotzena part de l’aigua que circu-

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Molí de Ressemblancho de la Veta, a la segona

meitat del segle XIX.Malhauradament enderrocat

no fa molt de temps.

Vol fotogramètric de la USAF (1956). Detall corresponent als hortsde palmeres al nord (l’esquerra en la imatge) de la ciutat medieval.Es veu clarament com els bancals ortogonals s’ordenen en blocs laplanta i l’orientació de les quals varien en funció de la sinuosa tra-jectòria dels braços principals de la Séquia Major. Per cortesia del’Institut Universitari de Geografia de la Universitat d’Alacant.

El Molí Real, encara en peu, construït sobre el canal mare de laSéquia Major, aigües amunt de la ciutat d’Elx, ben a prop de lesmuralles medievals.

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lava pel canal en un període de dotze hores. D’estos, un filcorresponia al comú de la ciutat d’Elx, dos fils pertanyiena l’anomenada Horta dels Moros, mentre que els restantsnou fils anaven en benefici de la coneguda com a Horta Ma-jor o dels Cristians.

Una primera peculiaritat ja apuntada és que la Séquia Ma-jor, tot i discórrer per la riba esquerra del Vinalopó, on sen’aprofita la majoria del seu cabal –deu fils: el de la ciutatmés els nou de l’Horta Major–, també rega terres en la ribadreta, mitjançant la derivació de la ja esmentada Séquia deMarxena. Esta cridanera anomalia ha estat interpretada perEnric Guinot i Sergi Selma com a una més que probable in-novació posterior a la Conquesta cristiana, vinculada a l’ex-pulsió dels musulmans de la Vila Murada –que dugué apa-rellada la construcció d’una Moreria de nova planta a l’actualraval de Sant Joan– i l’expropiació dels seus predis a l’HortaMajor –la que envoltava la medina– arran de la repressió dela seua sublevació de l’any 1264.

Pel que fa a la riba esquerra, l’Horta Major es regava amb elsdihuit fils que circulaven diàriament per la Séquia Major –noude dia i nou de nit–, descomptada la part de Marxena –dosde dia i dos de nit– i de la ciutat –un de dia i un de nit–. Se-gons Ortiz de Mendoza, els dihuit fils diaris de la Séquia Ma-jor es dividien en aigua de dula –del árabe daula, turno– i ai-gua d’horts. El Reglamento, en efecte, diu que “forman laComunidad todos los propietarios de aguas de la AcequiaMayor, ó sean, los de agua de Huertos y de Dula” (art. 3).

Per altre part, l’article 7 del Reglamento diu que “las aguasdel Pantano de Elche [en referència a la presa d’acumulacióconstruïda en el segle XVII] se dividen en tres clases, con lasdenominaciones de agua de Huertos, agua de Dula, y agua deMarchena”, tot indicant que a la primera aigua corresponien600 fils, a la segona 75, i a la tercera 138. L’Horta Major, doncs,es regava amb 600 fils d’aigua Horts i 75 fils d’aigua de Dula,distribuïts en una tanda de 37 dies i mig –675 fils, dividits en-tre els 18 fils assignats a l’Horta dels Cristians dels 24 que cir-culaven diàriament per la Séquia Major–. Esta informació éscongruent amb la subministrada per Ortiz de Mendoza, queens diu que la tanda de reg era de “trenta y siete días, ó ya denoche ó ya de día” (cap. I), amb la indicació suplementària queel torn de reg es feia “de arriba abajo” (cap. X), com també esdedueix de la lectura del Reglamento (art. 90).

Segons les ordenances de 1912, “las nueve tallas de la Ace-quia Mayor pueden distribuirse y correr indistintamente porcualquiera de sus partidores, cuando se trate de agua de Huer-tos” (art. 83), mentre que “el agua de Dula solo podrá ser re-gada por el partidor de Aladia y en los días establecidos paracada una de las Dulas” (art. 84), essent estes dules les de“Beniboch, Rabajalí, Daimés y Boniol” (art. 129). Per la seuapart, Ortiz de Mendoza descriu l’aigua de Dula com “ciertaagua obligada a regar cierta partida de la huerta y de aquellatierra no puede salir sin expreso consentimiento del que des-pués riega, ó dando satisfacción al daño”, mentre que, percontra, de les aigües d’Horts “en cualquier parte se puedenregar en donde no aura [sic] dulas, ahora sea huertos, viñascomo otra manera de cultivo”.

L’aigua d’horts és, doncs, un aigua que pot ésser transferidaentre els canals beneficiaris d’este règim dins la Séquia Ma-jor, amb l’única limitació de l’orde imposat pel torn de reg.Esta peculiaritat institucional es materialitzà en els partidorsmòbils que tant singularitzen el sistema de la Séquia Major.D’ençà el segle XIV, la transferència de cabals es regulà pelmecanisme de mercat, en benefici de les elits locals, quemonopolitzaven la titularitat de l’aigua –separació de l’ai-gua respecte de la terra; venda de l’aigua per a reg en pú-blica subhasta–. Ens trobem, amb molta probabilitat, davantd’un impacte del règim feudal, força procliu a la privatitza-ció dels recursos generadors de renda, sancionat pel poste-

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Restes del Molí de la Rambla, construït a començaments del segleXIV sobre el caixer de la Séquia de Marxena.

Plànol de la Séquia Majord’Elx, de començaments delsegle XX. El nord geogràficcorrespon amb l’esquerra de la imatge.

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rior orde capitalista. Molt probablement, com ja apuntà La-farga i recentment han argumentat Guinot i Selma, l’aiguad’horts també havia estat adscrita al reg d’espais determi-nats mitjançant partidors específics, com la de dula. Això,però, no exclou la possibilitat, apuntada per Gil Olcina –quecompara els partidors mòbils il·licitans amb els partidors detaules de Lorca–, que ja en temps musulmans hagués exis-tit algun mecanisme de transferència d’aigua entre els ca-nals d’horts, en funció d’una racionalitat orientada a la maxi-mització de l’aprofitament del cabal circulant en l’àrea on esconreaven les espècies hídricament més necessitats i eco-nòmicament més rendibles.

Per destriar la lògica paisatgística inherent a la distincióentre dules i horts, cal, doncs, focalitzar l’estudi en les dules,molt més estables en termes històrics. A principis del segleXX, com hem vist, les dules estaven estrictament adscrites alpartidor d’Alàdia, que és el quinzé en ordre dels vint queenumera el Reglamento (art. 4: “Arbinella, Carrell, Asnell,Anoy, Candalíx, Real, Nichasa, Abet, Matrof, Alcaná, Nafís,Tufá, Cuñera, Saoní, Aladía, Franc, Alausa, Alborrocat, Ana-cla, Palombar, Avall-Baya, Avall-Sinoga”). Alàdia, doncs, estroba ubicat en la cua del sistema de la Séquia Major, i regaterres ben allunyades de la ciutat: el territori de les antiguesalqueries de Beniboch, Rabajalí, Daimés i Boniol.

Segles abans, però, les dules presentaven una distribució geo-gràfica diferent. Ortiz de Mendoza (cap. III) ens indica que elspartidors o canals secundaris que derivaven aigua de la Sé-quia Major eren vint-i cinc, força coincidents amb els vint par-tidors enumerats el 1912: “Albinella”, “Marchena”, “Carrell”,“Asnell”, “Albelló”, “Anoy”, “Real”, “Vila”, “Candalix”, “Orts”,“Alingasa”, “Abet”, “Matrof”, “Alcaná”, “Nafís”, “Atufá”,“Cuñera”, “Sahony”, “Aládia”, “Franch”, “Aláusa”, “Albor-rocat”, “Anacla”, “Palombar”, “Carmahadet, Beniay y Sinoga”.

Ortiz, a més d’indicar-nos que només podien existir deu par-tidors oberts simultàniament –efecte del torn de reg; cap.

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III–, ens diu que determinats partidors o canals es trobavenrigorosament adscrits al règim d’aigua de dula –la qual cosaimplica que la resta es beneficiava del règim d’aigua d’horts–.L’un s’ubicava en capçalera de la Séquia Major (Carrell, ambtres dules: Barranc, Figuera Roja i Pedregal; caps. XV a XVII),un altre al bell mig del sistema (Candalix, amb dues dules:Pont de la Barrera o Benimonder, i Partidor Nou o Benisarco;caps. XVIII a XXIIII), i altres tres en la seua cua: Cuñera (cap.XXV), Franch (dula de Beniboch; cap. XII) i el vint-i-cinqué ca-nal que servia les dules de Carmahadet, Benyay i Sinoga (caps.XXVI a XXVIII). A més a més, a la fi del sistema, al partidorde l’Almeida, es trobaven les dules ja esmentades de Raba-jalí, Daymés i Boniol (caps. XII a XIV).

Esta adscripció geogràfica de les dules sembla respondre ambclaredat a un disseny del sistema de regadiu orientat a lacreació d’una horta amb un nucli hídricament privilegiat, ones poguera practicar l’agricultura intensiva, envoltat per unacorona exterior beneficiària d’un regadiu força pitjor dotat,encara que suficient per assegurar cultius amb baixos reque-riments hídrics. El cercle a l’entorn del nucli privilegiat el tan-caven al nord les dules regades per Carrell; a l’Est, les du-les de Candalix; i al sud, les dules derivades aigües avalldel Molí de Ressemblanch.

Significativament, Carrell era el primer partidor de reg prò-piament dit derivat de la Séquia Major en la riba esquerra,només precedit pels partidors d’Albinella –el canal propi dela ciutat– i Marxena –que, com sabem, rega a l’altra bandadel riu–. Tant Carrell com Candalix són definits per Ortiz coma “braçals llargs”: “como el partidor de Carrell sea tan largosu brasal” (cap. XV); “Candalix corta en los huertos, y... comosea el Brazal de Dula tan largo y distante la fita...” (cap. XXII).Esta referència a la “fita” és extraordinàriament rellevant, jaque indica el punt des d’on hom podia començar a regar del’aigua de les dules de Candalix, amb la peculiaritat que finseixa fita Candalix podia regar amb aigua d’horts.

Certament, el gruix de les dules es concentra en la cua delsistema, fet que portà Rafael Azuar a plantejar que les dulespogueren haver estat una innovació introduïda sobre el dis-seny original del sistema d’època musulmana; hipòtesi fona-mentada en què les alqueries de Beniboch, Rabajalí, Daymési Boniol formaven part de la reserva dominical de l’infant Ma-nuel, i que les fonts diuen que va ser ell qui decretà la crea-ció d’estes dules; qüestió que Ortiz (caps. V i XII) relacionaamb la concessió als il·licitans de les aigües de Villena perpropi infant l’any 1276, que hauria permés estendre una mical’àrea servida per la Séquia Major.

Segons Ortiz (cap. V), la incorporació de l’aigua de Villena per-meté fer passar el mòdul de la Séquia Major de 8 parts –queseria l’original d’època andalusina– a 11, en benefici íntegrede l’Horta Major, l’assignació de la qual augmentà de 6 fils a9. Este increment repercutí a nivell institucional, ja que els dretssobre els 6 fils o talles originals, amb indicació del torn de reg,quedaren registrats en l’anomenat Llibre Major, mentre que els3 fils suplementaris es registraren en el Llibre Xic, de nova com-pilació. Ortiz no informa, però, sobre la definitiva fixació del

Un dels característics partidors mòbils de la

Séquia Major d’Elx.

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mòdul de la Séquia Major en 12 fils o talles, que implica elcòmput de la talla propietat de la vila, encara que ja en parlade la singularitat del partidor d’Albinella, per on es prenia lafila d’aigua de la ciutat. Segons Ortiz, el 18 d’octubre de 1285,la comtessa Beatriz, muller de l’infant Manuel, ordenà desde Villena que Nicolás de Luna, mestre d’aigües, determinésla “justa mesura”, dels partidors d’Albinella i Marxena, queningú no podria modificar (cap. V); document que es troba co-piat en el llibre de privilegis de la vila, publicat per María LuisaCabanes. Marxena i Albinella han estat des d’aleshores elsúnics partidors fixos oberts en la Séquia Major.

Ortiz (cap. XXXVIII) també esmenta, però, documentació delConsell d’Elx segons la qual “Beniama”, “Benigoma” o “Be-nichoraha”, “Medina Cadina”, “Beniambros”, “Benichuchel”i “Benicreixent” també havien estat temps enrere dules, “ylos antiguos las libertaron en que pudiesen correr por todoslos partidores”. L’ampliació de les dules cap a les cotes baixes,facilitada per l’increment del cabal a disposició de la SéquiaMajor, ben bé podria haver estat vinculada a una transforma-ció d’antigues dules en cotes més altes al règim de l’aiguad’horts. Cal adonar-se, a més a més, que tant estes antiguesdules, com les que subsistien en temps d’Ortiz, estaven enbona mesura associades a topònims amb prefixe aràbig“beni”, és a dir: alqueries andalusines.

Tot plegat, es reforça la imatge d’unes dules ja existents entemps de la Conquesta, configurant un cinturó exterior de ter-res amb regadiu pobre a l’entorn d’un àrea de reg privile-giat i molt probablement d’extensió comparativament mésreduïda –major longitud dels canals de dula–, on resulta pos-sible la praxi d’una agricultura molt més intensiva. No és ca-sualitat, doncs, que el cercle interior d’este espai regat, méspròxim a la Vila Murada, històricament coneguda com a par-tida d’Horts i Molins, siga l’àrea on es concentren els hortsde palmeres, on històricament s’ha practicat un enginyós unsistema de repartiment d’aigües i una sàvi policultura, mag-níficament descrita per autors com Baltasar Brotons, queha permés extraure el màxim rendiment a la minsa i salo-bre aigua disponible per al regadiu –la del Vinalopó–, mitjan-çant el conreu associat d’espècies, amb un accentuat predo-mini d’aquelles que mostren una major tolerància a la salinitat:fruiters, com els magraners; herbàcies, com l’alfals; i, per des-comptat, les pròpies pàlmeres datileres.

La lògica interna del Palmerar Històric

Tampoc no sembla casual que en l’àmbit del Palmerar His-tòric la unitat bàsica que configura els horts, el bancal deplanta ortogonal delimitat per l’encreuament de palmeresalineades –rectangular i quadrada, però també trapezoïdalo triangular: els anomenats “cornillals” o “secants”, gene-rats per la intersecció de blocs de parcel·les quadrangularsd’orientació diferencial, forçada per les sinuoses trajectò-ries de les sèquies que els alimenten–, té una superfície mit-jana pròxima a la tafulla ilicitana (953 m2), unitat de super-fície de clares arrels andalusines, com han establitrecentment Carlos Ortiz i Lina Gracia.

La tradicional proporció “natural” de palmeres mascles i fe-melles, entorn al 50%, indica clarament que la plantació depalmeres es va concebre des d’una lògica aliena a la meraproducció de dàtils de consum humà. Les plantacions de pal-meres per a la producció de dàtils comestibles es caracterit-zen pel predomini aclaparador d’exemplars femella –produc-tors del preuat fruit; uns pocs exemplars mascles basten pera pol·linitzar a mà les femelles–, i una pregona homogeneï-tat genètica –producte de la plantació de palmeres obtin-gudes per reproducció asexuada, a partir de filloles o esquei-xos, i no per plantació de dàtil, com històricament succeïa aElx–. La distribució homogènia de mascles i femelles pelshorts, producte de la impredictibilitat del gènere de la pal-mera nascuda de dàtil, garanteix a Elx la pol·linització natu-ral, per obra del vent.

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Les aigües de la Séquia Major servien un amplíssimespectre d’usos, fins i totdomèstics i de lleure.

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Antropologia de l’Aigua

vanilles a finals del segle XVIII: “destinaron a palmas mil ta-hullas contiguas a los edificios de la villa, que reducidas ahuertos cercados de paredes forman un bosque circular de70 mil palmas. Síguese a esta faja circular de huertos otramás ancha, donde se cultivan trigos, barrillas, alfalfas, y otrasplantas útiles; y últimamente vienen los olivos, que ocupan30 mil tahullas, y sirven de corona o cerco al resto de las huer-tas”. Per al botànic, la “multitud de empinadas palmas... ocul-tan los edificios, y parte de las torres y cúpulas de la villa máspopulosa del reino”, la qual cosa, ensems amb testimonisgràfics decimonònics anteriors a la crisi del Palmerar comagrosistema, resulta congruent amb la representació de lavila d’Elx en la cantiga CXXVI de l’esmentat manuscrit es-curialense: les palmeres constitueixen el fons escènic de laciutat, vista des de la riba dreta de la rambla del Vinalopó.

Ningú no pot dubtar del sentit paisatgístic de la compara-ció d’Elx amb “la ciutat del Profeta” –l’oasi de Medina, Ma-dínat an-Nabí– pel geògraf Ibn Saïd al-Magribí († 1274), del’afirmació d’Ibn al-Yasaa, citada pel primer, segons la qual“no hi ha a al-Andalus dàtils millors que els d’Elx”, i de l’as-severació del geògraf Yáqút, quan diu que Elx “és molt cè-lebre per les seues exquisides panses i les seues excel·lentspalmeres, que només es conreen en esta regió d’al-Anda-lus”. El Palmerar Històric regat per la Séquia Major és unoasi andalusí.

La datació andalusina del Palmerar a partir de la seua anà-lisi integral com a agrosistema fonamentat en un sistemade regadiu resulta força consistent. Sobretot, des del mo-ment que no es pot sostenir, com han raonat autors comAzuar, Guinot i Selma, González Villaescusa i l’autor d’es-tes línies, que el sistema de regadiu de la Séquia Majord’Elx siga d’origen romà. Ni tan sols es pot sostenir queel regadiu musulmà es recolze en les restes d’un regadiuromà preexistent.

Cal no oblidar que el Palmerar Històric envolta la medina d’Elx,i no la Ilici ibero-romana, és a dir, l’actual jaciment arqueolò-gic de l’Alcúdia, que Carmina Verdú identifica amb el topò-nim Medina Cadina –de l’àrab Madîna Qadîma, la “Ciutat An-tiga”–, que en temps de la Conquesta hauria estat una dula.La ciutat iberoromana, situada en el marge mal regat d’unsistema de regadiu amb centre en l’Elx islàmica: la romani-tat del regadiu tradicional il·licità és, doncs, una quimera, permolt que certs trams de la Séquia Major i els seus braços, idels camins associats, vinguen a coincidir en certs trams amblínies de centuriació. La coincidència –força limitada– delscanals del sistema de la Séquia Major amb línies de centu-riació no pressuposa la coincidència amb pretesos antics ca-nals de reg paral·lels a estes; on hi sèquies, la regla gene-ral és que són estes les que determinen el traçat dels camins,i no al contrari.

Si resta algun dubte, propose des d’estes pàgines que homcompare la longitud d’estes coincidències amb la longituddels trams de canals de reg on la coinciència manca per com-plet. Encara que, com ja s’ha dit, una ullada a la fotografiaaèria resulta ja prou significativa.

Estes peculiaritats morfològiques i botàniques del palmeraril·licità han satisfet històricament dos objectius prioritaris.Per una part, la plantació ortogonal de les palmeres facili-tava la gestió de l’aigua de reg: l’homogeneïtat del parcel·larifacilitava enormement la distribució de l’escàs cabal pelsoficials de la Séquia Major –quelcom documentat pel geò-graf Michael E. Bonine als oasis iranians–, en benefici de laproductivitat de la terra i dels cultius més rendibles, peròtambé més exigents en termes hídrics, com les mateixes pal-meres, que subministraven nombroses utilitats, com ara ali-ment per al ramat –dàtils amargs–, per als homes –dàtilsdolços, que n’hi ha–, béns de consum de producció artesa-nal –barrets, cabassos, estores, graneres, etc.–, combusti-ble i material de construcció. Per altra part, l’abundància depalmeres mascle permeté el desenvolupament d’una arte-sania amb un alt valor afegit, la producció de palma blanca:els mascles d’altra forma improductius esdevenien així eco-nòmicament interessants.

No sabem –ni, probablement, podrem saber– si el palmerarandalusí estava orientat a la producció de palma blanca, lademanda històrica de la qual té una estreta vinculació ambdeterminats rituals catòlics –com ara l’espectacular processóde Diumenge de Rams a Elx, o la pròpia Festa o Misteri d’Elx,on la palma blanca estableix la connexió mística entre el plà-nol celestial i el terrenal–. Tanmateix, la plantació ortogonalde palmeres constitueix, per les raons dalt assenyalades, unacomponent essencial de la posada en valor agrícola del ter-ritori circumdant de la medina d’Elx.

A manera de conclusió

Els anells de productivitat agrícola directament proporcionala la seua proximitat a la Vila Murada foren descrits per Ca-

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Els bancals envoltats de pal-meres, regats amb “aigua

d’horts”, permetien un poli-cultiu intensiu d’alta producti-

vitat al cor del sistema de laSequia Major. En esta bucòli-

ca postal dels anys 60 delsegle passat, veiem el cultiuassociat de palmeres datile-

res i alfals, i transformacióartesanal de palma blanca.

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Vista d’Elx en vespres de laindustrialització (finals delsegle XIX), des de la ribadreta del Vinalopó. Com entemps medievals, les palmeres envolten la ciutat,i conformen el rerefonspaisatgístic del nucli urbà.

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Actualitat de l’Aigua

Bibliografiade l’Aigua

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La present secció de la revista Tractat de l’Aigua naix amb lavoluntat d’acostar al lector interessat una sèrie de novetatsbibliogràfiques (i algunes no tant novetats) ons l’aigua i lesterres valencianes siguen els seus protagonistes. A través desuccessives edicions de la revista des d’aquesta secció esrecolliran una sèrie de treballs, estudis i investigacions cor-responents a diverses àrees temàtiques aplicades, però, al’àmbit valencià. Així, per exemple, en posteriors lliuramentsde bibliografia ens centrarem en diverses àrees temàtiques,des de la geografía de l’aigua (per referir-nos a aquelles mo-nografies i estudis que tracten de les costes marítimes, delsrius i barrancs, dels manantials i fonts ...) fins l’arquitecturade l’aigua (pantans, canals i sèquies, molins, nòries, basses...),sense oblidar el dret de les aigües (lleis, reglaments i orde-nances, antigues i modernes...). Ara, però en aquest primernúmero encetem aquest apartat amb el lliurament d’una sè-rie de referències bibliogràfiques referents al regadiu i usosde l’aigua en època històrica.

Una primera intenció d’aquest apartat es la creació d’un cor-pus bibliogràfic que facilite als estudiosos i investigadorsdels diversos camps de recerca una bibliografía adient perfacilitar-los llurs investigacions. Allò que cal primar, doncs,és la qualitat de la informació. Una part de l’èxit de les co-ses que es fan rau no sols en sí mateixa, sinó en la neces-sària difusió; en que allò que es publica arribe a qui verta-derament ha d’aplegar; en altres paraules, ens donariemplenament per satisfets si la consulta de la nostra biblio-grafia servira per a allò que escrivia J. C. Dana: “la piu pre-ziosa di tute le conoscenze è la conoscenze che conduce adaltre conoscenze”.

La confecció de bibliografies sembla que no es una de lestasques més reeixides a casa nostra. Hi ha una vertaderamancança d’este tipo de treballs, i cal, al nostre entendrereduir eixe dèficit estructural. No obstant això, cada voltamés hi ha iniciatives que fan que les bibliografies o reper-

toris d’obres siguen una compilació de primera referènciaa la qual acudir a l’hora d’encetar qualsevol estudi o inves-tigació. Vore el que hi ha o existeix a la literatura científicaés la primera fita del camí que duu a l’eficàcia en els resul-tats dels estudiosos.

Cal esmentar que estos lliuraments de Bibliografia Temàtica,(en cada número de TdA oferirem una temàtica diferent o encompletarem de ja publicades), es podràn consultar també ala pàgina web de Tractat de l’Aigua de manera que la recu-peració de la informació sol·licitada es puga fer des de diver-sos camps de recerca com ara autors, títols, àrees temàti-ques, any de publicació, idioma, etc., etc.

En la Secció que encetem trobarem en el futur diferents apar-tats: un és l’esmentat de la Bibliografía Temàtica; els altresafecten a les novetats bibliogràfiques en el domini de l’àm-bit aigua/valencià, però també a la noticia retrospectiva depublicacions clàssiques sobre la matèria. A Novetats Biblio-gràfiques trobarem la nota de les publicacions que arriben ala nostra revista, breus recensions de les novetats, i una sel.lec-ció d’obres a les quals dediquem un tractament més complet,allò que tradicionalment s’entén com a crítica de llibres. Pelque fa a les obres clàssiques (Clàssics de l’Aigua), entenemque potser convé rellegir no poques obres clàssiques amb elsulls de l’actualitat per tal de recuperar tant les aportacionsdels autors valencians al permanent debat que hi ha al voltantde l’aigua com les d’aquells altres autors que se n’han ocupatdel binomi aigua/valencià en la dilatada historia de publica-cions que emplenen les Biblioteques pròpies o foranes.

El resultat d’estes intencions haurà de convergir en laconfecció d’una Biblioteca en la qual a cada títol l’acom-panye una breu resenya de continguts per tal d’afavorirel treball dels estudiosos o dels ciutadans interessats entemes concrets.

Salvador Vercher Lletí

84Bibliografia

de l’Aigua Bibliografia de l’AiguaUnes notes a tall d’introducció

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85Bibliografiade l’Aigua

Regadiu i usos de l’aigua en l’àmbit valencià

Bibliografia Temàtica

Salvador Vercher LletíLlicenciat en Geografía i HistòriaArxiver de l’Ajuntament d’AlziraL’autor en l’Assut de Sueca

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86Bibliografia

de l’Aigua

Les pàgines que segueixen constitueixen un primer lliuramentd’un assaig de Bibliografia Temàtica de l’àmplia produccióhistoriogràfica i d’estudis que historiadors, arqueòlegs i geò-grafs valencians, i no valencians, han dedicat a l’estudi de ladistribució de l’aigua per al reg i altres usos a casa nostra.

Afortunadament, als estudis que erudits, enginyers i altresautors feren fa ja unes quantes dècades, hem de sumar-hi lesaportacions que en els darrers anys, des dels anys 70 i 80 delsegle XX ençà, han fet noves fornades d’historiadors i geò-grafs formats a les universitats valencianes. Ells han estu-diat parcel·les de la història local i comarcal en interessar-seper l’espai viscut com a àmbit historiable i d’estudi.

El tema de l’ús, conflicte i distribució de les aigües superfi-cials o subterrànies, corrents o estancades, de fonts o de sè-quies, és un tema historiogràfic recurrent en els últims temps.Pot ser cap altre poble com el valencià ha elaborat i establertuna simbiosi tan singular entre aigua i camperols al llarg d’unasèrie de centúries.

És per això que esta bibliografia no deixa de ser un reflexd’allò que interessa conèixer i saber a l’home de hui, i de quinha estat el seu passat, més o menys recent. L’historiador, elgeògraf, i l’estudiós en general, no s’abstrauen en una di-mensió fora de contacte, sinó que al contrari, son homes delseu temps, i estudien i escriuen per als seus contemporanisinteressats a esbrinar el coneixement, de vegades, d’allò pro-per ad ells, com ara comunitats de regants, molins, naixe-ments de sèquies, difusió de la ciència i tècnica hidràulica,conflictes hídrics...

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92Bibliografia

de l’Aigua

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Número 1. Primer Quadrimestre de 2008.

Summari

Tractat de l’Aigua (Revista Valenciana Interdisciplinar de l’Aigua): Una presentación. Vicent Franch i Ferrer (Director).

La evolución de las precipitaciones en las regiones geográficas de Valencia y Murcia. J. Quereda Sala, E. Montón Chiva, y J. Escrig Barberá.

Perturbaciones climáticas al Ciclo Hídrico en la Cuenca Mediterránea Occidental: Origen y Propagación a Escalas Regional-Europea y Global. Millán M. Millán.

Construir l’aigua.Sobre l’arquitectura hidràulica i les hortes històriques enteses com una de les belles arts. Enric Guinot.

Los embalses de la cuenca del Júcar. Francesc E. Franch i Ferrer.

¿Son los contratos de cesión de derechos y los bancos de agua instrumentos convenientes para mejorar la gestión del agua? Joaquín Melgarejo Moreno, Mª. Inmaculada López Ortiz.

Nuevas formas de reasignación de caudales. Especial atención a los bancos públicos de aguas. José A. Comos Guillem.

El valor patrimonial universal dels regadius històrics valencians: el Palmerar i la Séquia Major d’Elx.Luis Pablo Martínez Sanmartín.

Bibliografia Temàtica. Regadius i usos de l’aigua en l’àmbit valencià.Salvador Vercher i Lletí.

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