Trapiche nº16

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Volvemos a estar en Riberalta, regresamos ayer de Brasil, de Porto Velho, donde conseguimos reunirnos con un personaje que ocupa el cargo de relacio- nes institucionales de la empresa Odebrecht, pudimos filmar las instalaciones de la represa en el Río Madera. Nunca me había puesto enfrente de una perso- na que simbolizara con tanta precisión al capitalismo sin escrúpulos, era eco- nomista, hablaba de beneficios, economía global, del proyecto de las represas en los ríos amazónicos, de crear hidrovías que unan Sudamérica y salgan a los océanos para sacar las materias primas de las grandes empresas y corporaciones que pretenden explotar el suelo amazónico: minería, agronegocio (con la soja como mayor exponente), vías férreas, carreteras. POLÍTICA El megaproyecto de la des-esperanza Trap i che MAYO 2010, Cochabamba - Bolivia Año II Nº 15 12 páginas D.L. Nº: 2-3-37-09 Pág. 11 Pág. 6-7 TIEMPOS DE VICTORIA PARA EVO, ¿TIEMPOS CÓMODOS? El conflicto entre los diferentes proyectos de transformación del MAS El triunfo del MAS en las pasadas eleccio- nes generales apuntala de forma contundente la política llevada a cabo por Evo y, más con- cretamente, las principales y más conflicti- vas, líneas de la política económica del MAS en estos cuatro pasados años. Por un lado, la nacionalización de los hidrocarburos bolivianos que, mediante la reinversión de parte de los mayores re- cursos obtenidos por el Estado, ha contribuido a un crecimiento del PIB mayor que en cualquier go- bierno anterior. Esto, junto con la favorable evolución de la minería, ha permitido que ahora, en plena crisis mundial, Bolivia presente las cifras de creci- miento más altas de toda América Latina. Cambios simbólicos y un poco más que eso Vinicius Mansur Pág. 4 La ciudad de Santa Cruz como “tierra de nadie” Alejandro Dausá Pág. 9 Mujeres contra la guerra, la violencia y el militarismo Elena Apilanez Pág. 5 Los bolivianos somos así Antonio Peredo Leigue Pág. 10 POLÍTICA POLÍTICA POLÍTICA SOCIEDAD

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El conflicto entre los diferentes proyectos de transformación del MAS

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Volvemos a estar en Riberalta, regresamos ayer de Brasil, de Porto Velho, donde conseguimos reunirnos con un personaje que ocupa el cargo de relacio-nes institucionales de la empresa Odebrecht, pudimos filmar las instalaciones de la represa en el Río Madera. Nunca me había puesto enfrente de una perso-na que simbolizara con tanta precisión al capitalismo sin escrúpulos, era eco-

nomista, hablaba de beneficios, economía global, del proyecto de las represas en los ríos amazónicos, de crear hidrovías que unan Sudamérica y salgan a los océanos para sacar las materias primas de las grandes empresas y corporaciones que pretenden explotar el suelo amazónico: minería, agronegocio (con la soja como mayor exponente), vías férreas, carreteras.PO

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El megaproyecto de la des-esperanza

TrapicheMAYO 2010, Cochabamba - Bolivia Año II • Nº 15 • 12 páginasD.L. Nº: 2-3-37-09

Pág. 11

Pág. 6-7

TiEmpos dE vicToria para Evo, ¿TiEmpos cómodos?El conflicto entre los diferentes

proyectos de transformación del mas

El triunfo del MAS en las pasadas eleccio-nes generales apuntala de forma contundente la política llevada a cabo por Evo y, más con-cretamente, las principales y más conflicti-vas, líneas de la política económica del MAS

en estos cuatro pasados años. Por un lado, la nacionalización de los hidrocarburos bolivianos

que, mediante la reinversión de parte de los mayores re-

cursos obtenidos por el Estado, ha contribuido a un crecimiento del PIB

mayor que en cualquier go-bierno anterior. Esto, junto

con la favorable evolución de la minería, ha permitido que

ahora, en plena crisis mundial, Bolivia presente las cifras de creci-

miento más altas de toda América Latina.

Cambios simbólicos y un poco más que eso

Vinicius Mansur Pág. 4

La ciudad de Santa Cruz como “tierra de nadie”

Alejandro Dausá Pág. 9

Mujeres contra la guerra, la violencia y el militarismo

Elena Apilanez Pág. 5

Los bolivianos somos así

Antonio Peredo Leigue Pág. 10

POLÍTICA POLÍTICAPOLÍTICA SOCIEDAD

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Trapiche2 Mayo 2010, Cochabamba - BoliviaEDITORIAL

Uno de los grandes postulados del actual gobierno es el llamado Gran Salto Indus-trial y consiste, principalmente, en obtener valor agregado de las materias primas con que cuenta el país, llámese hierro, hidrocarburos, litio u otros. La obtención de valor agregado no se da sino es a través de la transformación de la materia prima en producto elaborado, es decir, de su industrialización, por ejemplo la siderurgia con la producción de acero y la infinidad de derivados a que da lugar, la petroquímica y sus centenares o millares de sub productos, el litio, considerado como energía limpia que no contamina y su aplicación en productos electrónicos; lo dicho, solamente por hablar de tres de los recursos naturales que actualmente ocupan la atención de los bolivianos y de potencias económicas del exterior.

Los gobiernos neo liberales que enajenaron recursos estratégicos del país lo hicie-ron básicamente en consideración de dos premisas: primera, que el estado es un mal ad-ministrador, que sólo da lugar a la corrupción y convierte a las empresas estatales en sus haciendas propias en las que debe colocar como funcionarios a sus militantes políticos. No podemos negar que hay bastante de cierto en esta premisa, pero debemos reconocer, al mismo tiempo, que esta es una lamentable y perversa herencia de la dominación colo-nial que sufrimos aún y que se está haciendo grandes enormes esfuerzos para superarla; segunda: el capital privado transnacional es de administración eficiente, sin mancha de corrupción, los recursos naturales los transforma en riqueza efectiva que beneficia a los pueblos, hace ingresar ingentes capitales de inversión para la creación de fuentes de tra-bajo. Más la realidad es bastante distinta: el capital privado transnacional nos ha demos-trado, nuevamente, que está ansioso de absorber toda la materia prima que los gobiernos serviles pongan a su disposición en las condiciones más favorables, por ejemplo: extraer y exportar la mayor cantidad posible de materia prima al costo más bajo, apropiarse de un altísimo porcentaje de las utilidades, no estar obligado a reinvertir sus utilidades para el desarrollo del país, en contrapartida ofrece realizar importantes inversiones para la exploración y explotación de los recursos naturales que, sencillamente no lo cumple por-que son inversiones de riesgo.

La llamada capitalización, impuesta en el país por el gobierno de Sánchez de Lo-zada, fue presentada como el milagro económico y tecnológico que iba a provocar la conversión de Bolivia en una especie de tigre sudamericano ya que habría una chorrera de capitales transnacionales y de tecnología industrial que transformarían radicalmente la economía del país. El resultado fue que Bolivia no recibió tecnología ni capitales y más bien se convirtió en exportador neto de capitales que eran las utilidades de las transna-cionales. Las migajas quedaban para el pueblo boliviano.

El gran salto industrial apunta a aprovechar técnica, científica, práctica, urgente y masivamente, recursos naturales que tenemos en abundancia, entre ellos el gas; también se suscribió un contrato con la empresa hindú Jindal para la explotación e industriali-zación del hierro del mutún, uno de los emporios de hierro más grandes del planeta. Naturalmente que para la industrialización de ambas materias primas se requiere mu-cho capital. El gobierno pretendía emplear para este fin capital propio resultante de la nacionalización de los hidrocarburos; infelizmente este propósito ha sido retrasado por un caso de corrupción de conocimiento público, pero es indispensable seguir adelante tomando las previsiones necesarias para evitar nuevas dificultades. En el tema del hie-rro, estamos asistiendo a las evasivas de la transnacional asiática que va incumpliendo su compromiso de inversión de capitales en la línea de establecer una planta siderúrgica que convierta a Bolivia en productora de acero y sus derivados; el mayor empeño actual de la Jindal está concentrado en exportar miles de toneladas de hierro como materia prima, que están almacenadas en sus campos de trabajo, pero no avanzar en aquello que nos interesa profundamente a los bolivianos: la industrialización de ese hierro.

El comportamiento de la transnacional Jindal no es casual; empresas y capitales de su clase están listas para saquear los recursos naturales, no importa de cuan lejanas geo-grafías, pero se resisten velada o abiertamente a aceptar industrializar esos recursos allá donde se encuentran o tienen su origen. Para las grandes potencias capitalistas Bolivia es y debe seguir siendo un país proveedor y exportador de materias primas. El gran salto industrial de Bolivia debe convertirse en realidad pese al boicot que tenemos al frente, ya que sólo con la industrialización lograremos superar el papel de pobreza y dependencia permanente que nos tiene asignado el sistema capitalista.

COORDINADORHelmut Vega

CONSEJO EDITORIALGrover Vega

Elena ApilanezLeila Pérez

INDICEPInstituto de Investigación

Cultural para Educación Popular

Dirección:Calle Maria Luisa Pacheco Nº 359

Cochabamba - Bolivia

Casilla: 463

Telf./Fax: 4301852

E-mail: [email protected]

Las opiniones expresadas en los artículos son de exclusiva responsabilidad de los autores y pueden no coincidir con las opiniones de la Institución.

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18 de mayo de 1781 - cuzcoMicaela

Inversion privada trans nacionaly el gran salto industrial Trapiche

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En esta guerra, que ha hecho crujir la tierra con dolo-res de parto, Micaela Bastidas no ha tenido descanso ni con-suela. Esta mujer de cuello de pájaro recorría las comarcas haciendo más gente y enviaba al frente nuevas huestes y es-casos fusiles, el largavistas que alguien había pedido, hojas de coca y choclos maduros. Galopaban los caballos, incesantes, llevando y trayendo a través de la serranía sus órdenes, salvo-conductos, informes y cartas. Numerosos mensajes envió a Túpac Amaru urgiéndolo a lanzar sus tropas sobre el Cuzco de una buena vez, antes de que los españoles fortalecieran las

defensas y se dispersaran, desalentados, los rebeldes. Chepe, escribía, Chepe, mi muy querido: Bastantes advertencias te dí…

Tirada de la cola de un caballo, entra Micaela en la Plaza Mayor del Cuzco, que los indios llaman Plaza de los Llantos. Ella viene dentro de una bolsa de cuero, de esas que cargan yerba del Paraguay. Los caballos arrastran también, rumbo al cadalso, a Túpac Amaru y a Hipólito, el hijo de ambos. Otro hijo, Fernando, mira.

Grover vega

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Trapiche 3Mayo 2010, Cochabamba - Bolivia ECONOMÍA

Existen muchas interpretaciones de las causas de la enorme crisis financiera y económica que es-tamos sufriendo en el mundo y, muy en particular, en la Unión Europea y en el sur de nuestro conti-nente. Una, que pertenece a la sensibilidad liberal, asume que la culpa la tiene el excesivo desembolso del gasto público, que ha ahogado el crecimiento económico. De esta interpretación se derivan las propuestas de que hay que disminuir tal gasto a fin de reducir el déficit y la deuda pública. Hoy, esta visión está generalizada en la mayoría de fórums fi-nancieros, políticos y mediáticos de la Unión Euro-pea. Como prueba de la certeza de su diagnóstico, muestran que los países que están en peor situación hoy en la Unión Europea son los países del Sur de Eu-ropa –Grecia, Portugal y España-, e Irlanda, que tiene unos mayores déficits, como resultado de su supuesta falta de disciplina en sus políticas de gasto. La supuesta exhuberancia de tal gasto (la posibilidad de jubilación a los 55 años en Grecia, es el caso más citado) es la cau-sa de sus dolores de cabeza. De ahí la presión de que deben reducir muy significativamente su “exagerado” gasto público, a fin de recuperarse y salvarse del colapso (y salvar así también el euro, que está experimentando dificultades por culpa de estos países). En cuanto al ele-vado desempleo, éste se atribuye predominantemente a las supuestas rigideces del mercado laboral, conse-cuencia de unos sindicatos excesivamente poderosos e influyentes que están obstaculizando la recuperación económica, en su acérrima defensa de los trabajadores con contrato fijo (y salarios demasiado altos) creando un elevado desempleo.

De esta interpretación de las causas de las crisis se derivan las políticas públicas promovidas por la Unión Europea, que consisten en reducción del gasto y em-pleo público, en disminución de los derechos sociales y laborales, y en desregulación de los mercados laborales. El desarrollo de tales políticas (que alcanzan su máxima expresión en el caso de Grecia), se consideran necesa-rias para salir de la crisis. En realidad, es el desarrollo de las políticas liberales que los mundos financieros y empresariales han deseado durante muchos años, y que ahora utilizan la crisis para llevarlas a cabo. Su coste so-cial y humano será enorme, y su impacto en la crisis será mayor, acentuándola.

Lo que es llamativo es que tal dogma liberal, re-producido en los medios de información y persuasión, tiene muy escasa evidencia empírica que lo sustente. Es fácil mostrar que la causa de los problemas de los países con grandes dificultades no es su excesivo gasto públi-co. En realidad, todos ellos (Grecia, Portugal, España e Irlanda) tienen un gasto público, como porcentaje del PIB, más bajo que el promedio de la Unión Europa de los Quince, el grupo de países más desarrollados de la UE, al cual todos ellos pertenecen. Lo mismo ocurre con el gasto público social como porcentaje del PIB, también más bajo que el promedio de la UE-15. Idén-tica situación ocurre con el empleo público. El porcen-taje de la población que trabaja en el sector público en todos estos países es más bajo que el promedio de la UE-15.

Y en cuanto a los supuestamente exuberantes sala-rios, las cifras muestran que, tomando los salarios de los trabajadores de la manufactura, como punto de referen-cia, todos ellos tienen niveles salariales más bajos que el promedio de la UE-15 (más bajos incluso de lo que les correspondería por el nivel de riqueza que tienen), los

beneficios empresariales y de la banca están entre los más altos, así como su fraude fiscal. Todos estos datos muestran que los problemas que tienen no se deben a su “excesivo” gasto público y “exuberantes” salarios.

De ahí que sea mucho más creíble otra explica-ción del origen y causas de las crisis financieras y eco-nómicas, que está siendo marginada y discriminada en los fórums y medios de información y persuasión es-pañoles y en la UE. Las crisis actuales son consecuen-cia directa de las políticas liberales promovidas por el establishment europeo que ha provocado una enorme polarización de las rentas y creación de grandes des-igualdades. Los países citados son los más desiguales en la UE, en un continente en el que las desigualdades han crecido enormemente. Las rentas del trabajo como porcentaje de las rentas totales han ido disminuyendo enormemente, disminuyendo con ello la demanda, una de las causas más importantes de la crisis. La otra causa de la crisis es la falta de crédito, resultado también de la polarización de las rentas con el crecimiento exuberan-te de los beneficios del capital, que se invirtieron pre-dominantemente en actividades especulativas (como las inmobiliarias y el desarrollo de instrumentos de alto riesgo) que crearon las burbujas que al estallar provoca-ron el enorme problema de falta de crédito.

La Alternativa ProgresistaLas soluciones son fáciles de ver. Hay que estimu-

lar la demanda en aquellos países, así como en toda la UE, a base de una redistribución de las rentas con un

incremento de la capacidad adquisitiva de las cla-ses populares, impidiendo bajos salarios (que son la causa de la baja productividad) y una enorme expansión del gasto público con el objetivo de crear empleo, precisamente las políticas opuestas a las que se están realizando en la UE. Nunca se ha salido de ninguna depresión y gran recesión en el siglo XX (como la actual) sin que haya habido una enorme expansión del gasto público y crecimiento de la deuda. La Gran Depresión se resolvió con el New Deal y el enorme incremento del gasto público durante la II Guerra Mundial. En Europa, la recons-trucción de las economías casi destruidas como consecuencia de la II Guerra Mundial se basó en

unas enormes inversiones públicas fiscales y sociales, facilitadas por el Plan Marshall. Creerse ahora que se puede salir de esta enorme recesión sin tal crecimiento del gasto público en toda la UE es ignorar las lecciones de la historia. Reducir el gasto público es una nota de suicidio. En realidad, si no fuera por la reducción del gasto público, España ya habría salido de la recesión.

En cuanto al otro gran problema, la falta de crédi-to, éste debe resolverse a base de una intervención pú-blica, no para ayudar a los banqueros, como se está ha-ciendo ahora, sino para garantizar el acceso al crédito. Como era predecible, las medidas de austeridad exigi-das a las clases populares por parte de la UE van acom-pañadas con medidas muy generosas a la banca, tanto la griega como la alemana (entre otras), propietarios de la deuda griega. Tal como bien ha dicho Joseph Stiglitz, si todas las “ayudas” a la banca se hubieran invertido en crear bancos públicos de crédito, la falta de crédito ya se habría resuelto. Se han gastado 700.000 millones de dólares, sólo en EEUU, para salvar la banca, cuando con este dinero podría (y debería) establecerse una banca o bancas públicas que garantizaran el acceso al crédito por parte de empresas (sobre todo medianas y peque-ñas) y ciudadanía. Un tanto semejante ha ocurrido en la UE (ver V. Navarro, ¿Por qué no banca pública? www.vnavarro.org, sección Economía Política).

Lo que estamos viendo hoy es la plena expresión de lo que solía llamarse “lucha de clases”, en la que las clases dominantes lideradas por el capital financiero es-tán imponiendo sus exigencias a las clases populares a fin de recuperar su rentabilidad. Como bien ha dicho Warren Buffet, una de las personas más ricas del mun-do, conocedor del mundo financiero empresarial, al cual pertenece, “hay clases y lucha de clases, y mi clase está ganando esta lucha”. La famosa frase de apretarse el cinturón sólo aplica a las clases dominadas. Las do-minantes ni siquiera llevan cinturón. La nula regula-ción de la banca, a pesar de haber sido la causa de la crisis financiera, dos años ya tras haber creado la crisis, muestra hasta qué punto el mundo político está con-figurado por tales intereses financieros empresariales, que están dañando enormemente la economía real. No es sorprendente que las llamadas democracias tengan problemas tan graves de credibilidad que están cuestio-nando su legitimidad. La agitación social en Grecia es el inicio de un proceso que pondrá en vivo lo que hasta ahora aparecía sólo en pasivo, expresándose en absten-ción en los procesos electorales. La transformación de tal abstención pasiva en agitación activa será, a partir de ahora, una constante en los años venideros. El peli-gro es que esta agitación la capitalicen las derechas, tal como está ocurriendo en EEUU. Veremos qué ocurre en la UE.

Las políticas promovidas por la Unión Europea son ineficaces e injustas

Vicenç Navarro / Sistema Digital

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Trapiche4 Mayo 2010, Cochabamba - BoliviaPOLÍTICA

Estaba en un Seminario titulado“Estado, sociedad y crisis del Capital”, realizado

en La Paz, Bolivia. En la programación del evento –que indicaba que también se realizaría en las ciudades de Cochabamba, Santa Cruz y Oruro- estaban nom-brados intelectuales de diferentes partes del mundo, alineados al pensamiento crítico como la mejicana Ana Esther Ceceña o el inglés Bob Jessop, la china Ngai-Ling Sum y el boliviano Álvaro García Linera.

Entre los temas a ser abordados, el folleto del seminario destacaba “Economía política de la regu-lación post-crisis”, “¿Vuelta al Estado? Crisis económica y democracia”, “Crisis financiera y el ascenso de los Estados periféricos: BRIC y el caso de China”, “Geopolítica de la dominación en Amé-rica Latina”, “Economía Política Cultu-ral” o “Anticapitalismo y descoloniza-ción en Bolivia”.

Sin duda, un evento similar podría celebrarse en cualquier parte del mun-do. No obstante, en muy pocos países, esta iniciativa sería organizada por el Ministerio de Participación y Desarro-llo, el Ministerio de Economía y Finan-zas Públicas y la Vice-Presidencia de la República, tal y como se mostraba en el material divulgativo.

En poquísimos lugares, un semina-rio con dicha propuesta incluiría activi-dades de formación exclusivas para de-terminados sectores del funcionariado público, como sucedió con éste.

En muy pocos países, el seminario tendría como palco principal de celebra-ción el Banco Central, un bonito audi-torio cuya capacidad aproximada de mil personas fue completada prácticamente todos los días.

Dimensión históricaPor estar inmerso en la realidad

boliviana, observando sus contradic-ciones, atento a las polémicas como co-rresponsal de Brasil de Fato y absorbido por el acontecer cotidiano del país, veo diluirse día a día la dimensión histórica del proceso por el cual está pasando Bolivia, tan mar-cado por las dificultades del gobierno para romper y superar la herencia colonial y también capitalista que impregna las instituciones del Estado –sean éstas de coerción física, legislativa, ejecutiva, judicial o de prestadora de servicios-, los partidos políticos –ma-nifestándose igualmente al interior del MAS-IPSP-, la economía…en fin, que impregna la cultura.

Entre tanto, no hay escepticismo que resista a un debate sobre la crisis del Capital dentro del Banco Central. La fuerza simbólica del acto evidencia con vigor –y sinceridad- que el país está buscando otro rumbo.

Frente a las enormes dificultades, presentadas en todo el mundo y, en especial, en América Latina, de

salir de las formas de organización desiguales consa-gradas por el capitalismo globalizado, caracterizando una especie de déficit político –que algunos podrían identificar como programático, otros como ideológi-co y los terceros como la estrategia viable para la acu-mulación de fuerzas-, en Bolivia se recurre a varios simbolismos que buscan evidenciar que está en tran-sición. En otras palabras, en Bolivia la acción política transformadora en el campo simbólico parece estar trabajada desde algún método concreto por parte de los dirigentes del “proceso de cambio”.

Identificación étnicaDigamos que tal acción política solo existe con

tanta fuerza –aunque no sólo por eso- por causa de la identificación étnica –y también de clase- del pue-blo con el líder de ese proceso, el aymara de Oruro, el cocalero de Cochabamba y Presidente del Estado Plu-rinacional de Bolivia, Evo Morales Ayma. El cambio simbólico en la relación indígena-poder sin duda es ca-pitalizada y trabajada sistemáticamente por la política y, podríamos decir, que la Nueva Constitución –apro-bada en Referéndum popular, que instaura el Estado Plurinacional y que afirma en su Preámbulo “dejamos en el pasado el Estado colonial, republicano y neoli-beral”- es el fruto de esa capitalización y es uno de los reflejos más vistosos de esa apropiación política.

Otro movimiento político claramente percep-tible está en el esfuerzo de volver al Presidente de origen indígena en líder mundial de defensa de la Naturaleza, de la Madre Tierra, de la Pachamama, a pesar de que el Programa de Gobierno 2010-2015 del MAS-IPSP esté lleno de proyectos industriali-zadores y desarrollistas.

En los espacios de la Organización de las Na-ciones Unidas (ONU), Morales fue designado –por las entidades indígenas- como el “líder espi-ritual y político de los pueblos indígenas de Abya

Yala (continente americano), defensor del Vivir Bien y de los Derechos de la Madre Tierra”, siendo el encargado de llevar al órgano “Los 10 Mandamientos para salvar la Madre Tierra del capitalis-mo”.

SimbologíaDurante el último encuentro de

ONU en Copenhague, Morales convocó a la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático –con sede en la ciudad boliviana de Cochabamba-, pro-poniendo la realización de un referén-dum mundial para definir las políticas que enfrentarán el problema y, haciendo alusión a Fidel Castro, exigió a los países industrializados el pago de la deuda eco-lógica, en vez de cobrar la deuda externa de los países en desarrollo. Otro movi-miento que crece este año –aunque fue iniciado en 2007- es la postulación de Evo Morales al Premio Nóbel de la Paz.

Podríamos citar ejemplos más puntuales de esa acción política, a tra-vés del Estado, en el campo simbólico boliviano, como la incorporación de la wiphala –bandera indígena con 49 cua-drados coloridos con los colores del arco iris- como símbolo oficial de la “pluri-nación”, inclusive siendo incorporada por las Fuerzas Armadas. Además, la in-corporación oficial de las frases “Patria o Muerte, venceremos” por parte de los militares, bramada por primera vez en un desfile militar realizado en Marzo de este

año, es otro ejemplo más.En medio de las dificultades tan palpables para

gestar un sistema-mundo alternativo al capitalismo, tales cambios en el campo simbólico advierten del momento transformador por el cual está pasan-do el país. Estas evidencias dicen mucho sobre la profundidad del proceso, a pesar de no conformar todos los elementos necesarios para caracterizarlo. Alimentan expectativas por su traducción en pro-fundos cambios en la vida material. Lo que éstos materializan hasta ahora es la certeza de que un proceso contestatario está en curso y que, en ese sentido, hay debate vivo, orgánico, por parte de los que creen en la construcción de su propio proceso de cambio.

Cambios simbólicos y un poco más que esoVinicius Mansur / Brasil de Fato

Traducción: Elena Apilánez Piniella

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Trapiche 5Mayo 2010, Cochabamba - Bolivia SOCIEDAD

Indica Irantzu Mendia1 que, históricamente, las mujeres nos hemos organizado entorno a cuatro tipos de objetivos: los que se refieren a

cuestiones vinculadas con la supervivencia económica, los que se refieren a la vindicación y/o reivindicación de derechos específicos, los que atañen a cuestiones huma-nísticas y/o de bienestar general y, finalmente, aquellas que tienen que ver con cuestiones nacionalistas o étni-co/raciales. Indica también que, uno de los problemas fundamentales que atañe a la limitación de reconoci-miento de estas acciones colectivas de las mujeres, es que se han considerado como acciones no políticas, más bien vinculadas a cuestiones éticas como el voluntariado o la caridad.

En efecto, nos hemos acostumbrado a ver cómo, en múltiples momentos pre y post bélicos, las mujeres han sido sistemáticamente excluidas de los espacios de decisión y cómo su capacidad de opinión ha sido no sólo ignorada sino también desacreditada. Pienso que ello se debe, evidentemente, al hecho de que el espacio de La Política (con mayúsculas) le ha sido secularmente veda-do a las mujeres y, por lo tanto, nuestras voces no cuen-tan con suficiente autoridad, poder y reconocimiento para que formen parte de las discusiones políticas inter-nacionales.

No obstante ello, como hemos podido observar con la simple mirada al mundo, las mujeres han apoyado las guerras, han contribuido con su mano de obra a sos-tenerlas, han financiado las mismas con sus contribucio-nes impositivas y han, incluso, participado en ellas. Des-de la otra cara de la moneda y, de forma simultánea, las mujeres han sido matadas en las guerras, han sido viola-das y violentadas en las guerras, han sido expulsadas de sus territorios por los conflictos que en ellos se han de-sarrollado, han sido expulsadas de sus casas porque éstas han sucumbido a los bombardeos, han sido viudas, han sido huérfanas y sus familias han sido desaparecidas por los efectos de los combates bélicos… Pero, eso sí, nunca se les ha permitido la oratoria, aquella que se les permite a los hombres porque forman parte del espacio en el que se desarrollan los poderes y los quehaceres.

Pero las mujeres de antes y las de ahora han sido siempre sagaces y, por ello, no se han dejado amedrentar por los poderes patriarcales que todo lo pueden; de este modo, han sido capaces de construir espacios de rela-ción, comunicación y acción colectivos y supra-fronte-rizos convirtiéndolos en nuevas formas de articulación civil alejadas de las fórmulas de participación político patriarcales clásicas si bien, no siempre exentas de de-bilidades, contradicciones y preocupaciones irresueltas. Pese a que a muchos (varones) les cueste reconocerlo, en muchas ocasiones las mujeres, organizadas en colec-tivos con objetivos claramente políticos, -en ocasiones afirmando su opción feminista- han sido la vanguardia de las resistencias y de las propuestas alternativas al modus operandi del sistema político-patriarcal-militar-industrial, altamente desarrollado durante el siglo XX y estos primeros años del transcurrir del siglo XXI por algunas de las llamadas potencias militares internacio-nales (no es preciso nombrarlas pues ya conocemos sus nombres).

Me interesa reflexionar brevemente sobre ¿qué es lo que mueve a las mujeres a crear espacios colectivos lo-cales y transfronterizos para articular resistencias contra la violencia patriarcal, la guerra y el militarismo? Exis-ten diversas opciones al respecto si bien no todas están exentas de amplios debates aún irresueltos; la opción que presenta más problemas y en la que me voy a centrar en los siguientes párrafos, a mi modo de ver, es aquella que se relaciona con lo que se ha dado en llamar la polí-tica de la maternidad (Mendia, 2008) a través de la cual se sustenta el hecho de que las mujeres podrían estar más cercanas a la construcción y defensa de la paz que los hombres por su vinculación directa con el papel de reproductoras –no sólo físico sino también simbólico-.

Esta asignación socio-biológica-simbólica, si bien contiene muchos peligros por estar muy cercana a las concepciones esencialistas del ser mujer y porque, de al-guna forma, puede estar reproduciendo asignaciones de género patriarcales tradicionales ha sido, al mismo tiem-po, motor de movilización colectiva y, sin duda, política, en el caso de un buen número de grupos de mujeres en resistencia civil pacífica y, al mismo tiempo, en demanda y reivindicación de derechos de ellas y de sus hijos. En este caso, las mujeres construyen simbolismos compar-tidos entorno a su ser mujer-madre, articulan propuestas éticas entorno a la introducción del amor en las prácti-cas políticas tradicionales y las convierten en elemen-tos estratégicos de resistencia, al hacerlas públicas y al utilizarlas como símbolos de demanda y reivindicación; puedo pensar que éste es el caso de los variados grupos de mujeres que han articulado su activismo político en-torno a colectivos que demandan explicaciones sobre las desapariciones y los secuestros de sus familiares en los procesos dictatoriales y en los conflictos bélicos.

Varios de ellos son y han sido muy activos en di-versos países latinoamericanos en los últimos 30 años: COFADEH en Honduras, PROVIDA en El Salvador, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo en Argentina y otros en Guatemala o Chile, por ejemplo; en estos casos, los

grupos mencionados se han convertido en la actualidad en estandartes y vanguardia de la lucha colectiva por el respeto a los Derechos Humanos en América Latina. Sin perder las razones de sus orígenes, muchos de estos gru-pos han derivado en la actualidad en verdaderos colecti-vos de acción política.

Tal y como su propio nombre indica, “Las Madres” son, precisamente eso, mujeres-madres demandando la aparición de sus hijos e hijas (nietos y nietas) deteni-dos o detenidas de forma arbitraria y en circunstancias irregulares. No pretenden, en sus inicios, una transfor-mación revolucionaria de la sociedad ni ostentan plan-teamientos anti-militaristas o pacifistas políticamente articulados, sino que demandan información y restitu-ción respecto a las detenciones arbitrarias. Sucesivamen-te, “Las Madres” van tomando posturas más políticas en el sentido de que optan -como ámbito de actuación- por el espacio púbico y por una de las plazas de mayor con-tenido simbólico en Buenos Aires. Por ello, su actuar “de madres” pasa de ser privado e individual a público-polí-tico y colectivo en muy poco tiempo y su presencia en la Plaza de Mayo tiene una connotación simbólica muy profunda para la sociedad argentina.

Los valores maternales son su fuente de lucha y de demanda, asumiendo una posición política como muje-res-madres; por ello, no se las toma en consideración ni se las considera “peligrosas” por parte de la Junta Militar hasta un tiempo después en que su accionar es conocido y adquiere dimensiones internacionales, radicalizando su simbolismo hacia espacios de toma de decisión polí-tica. Muchas de ellas no son militantes políticas o sindi-cales, ni siquiera son mujeres con pensamientos progre-sistas o de vanguardia, sino que son mujeres con roles más o menos tradicionales a las que se les ha arrebatado la razón de su “ser mujer”. No les importa, en un princi-pio (posteriormente “Las Madres” comienzan a partici-par del movimiento social latinoamericano y comienzan a participar de actos políticos en contra de la dictadura militar de su país), quién ostenta el poder, sino el por qué se ha violentado su identidad de esa forma y, sobre todo, su total indefensión frente a un poder hasta enton-ces totalmente desconocido por ellas, seguramente por-que nunca se habrían tenido que “enfrentar” al Estado, con todas sus consecuencias.

La experiencia de las Madres de Plaza de Mayo es, sin lugar a dudas, digna de mención, de hecho, en estos momentos en Argentina forman parte de la vanguar-dia del movimiento social. No obstante ello, mis dudas acerca de sus vinculaciones entorno a la política de la maternidad continúan presentes, si bien me permito preguntarme, para finalizar, ¿qué hubiera sido de ellas si, en los momentos más duros de la Junta Militar argenti-na hubieran tomado posturas políticas más radicales y se hubieran identificado con la izquierda y la resistencia democrática a la dictadura?. ¿Habrían sobrevivido o ha-brían sido aniquiladas?.

1 MENDIA Irantzu (2008).- Estrategias de organizaciones de mu-jeres para una paz con justicia de género. En Mujeres en situa-ciones de conflicto: reflexiones en clave feminista, Edita Hegoa (País Vasco) y ACSUR-Las Segovias (Madrid).

Elena Apilanez

Algunas reflexiones sobre las estrategias de resistencia pacífica y colectiva:Mujeres contra la guerra, la violencia y el

militarismo

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Trapiche6 Mayo 2010, Cochabamba - BoliviaPOLÍTICA

El triunfo del MAS en las pasadas elecciones generales apun-tala de forma contundente la política llevada a cabo por Evo y, más concretamente, las principales y más conflicti-

vas, líneas de la política económica del MAS en estos cuatro pasados años. Por un lado, la nacionalización de los hidrocarburos bolivianos que, mediante la reinversión de parte de los mayores recursos obtenidos por el Estado, ha contribuido a un crecimiento del PIB mayor que en cualquier gobierno anterior. Esto, junto con la favorable evolución de la minería, ha permitido que ahora, en plena crisis mundial, Bolivia pre-sente las cifras de crecimiento más altas de toda América Latina.

Por otro lado se encuentra el desarrollo de una reforma agraria con la que se ha reimpulsado el proceso de “saneamiento” de la estructura de la propiedad de la tierra, con el objetivo de proveer de las mismas a las comunidades campesinas. Todo ello ha sido ratificado con la puesta en marcha de una nueva constitución que, a priori, abre la puerta a otra forma de entender Bolivia, donde algunas de las cosmovisiones andinas indígenas y formas de vivir la política están por fin recogidas.

En primer lugar, tomando como referencia el Plan Nacional de Desarrollo (PND), encontramos que el eje clave en torno al cual gira y del que depende de manera casi absoluta el éxito del proyecto de trans-formación, es la nacionalización de los hidrocarburos. Dicha naciona-lización busca por encima de todo recuperar la propiedad y el control de los recursos hidrocarburíferos, con el doble objetivo de potenciar el desarrollo y la industrialización del sector a la par que se aumenta la renta petrolera captada por el Estado. Este incremento es considerado por el propio PND como el principal soporte económico para relanzar otros sectores y para la puesta en marcha de políticas sociales.

Aún reconociendo la importancia de revertir la tendencia neoli-beral a la privatización y concentración de los ingresos generados en esta actividad, el planteamiento masista mantiene el carácter rentista del sector hidrocarburos, corriendo el riesgo de reforzar la dependencia de la economía boliviana, algo además no del todo compatible con los planteamientos de algunos movimientos indígenas.

Al margen de estos problemas, un análisis más pormenorizado de las medidas tomadas hasta ahora en este ámbito permite concluir que no estamos hablando de una nacionalización en sentido estricto pues se mantiene una alta participación de capital privado (extranjero) en las distintas expresas que operan en el sector. Por ello, el grado de cumpli-miento de los objetivos con los que se plantea el proceso va a depender de hasta qué punto el incremento de la participación estatal está siendo suficiente o se ha dado de forma tal que permita al gobierno hacerse con el control de las actividades que se desarrollan a lo largo de la cadena productiva.

Esto, a su vez, resultará fundamental para garantizar las inversio-nes necesarias tanto en exploración y producción (que hagan viable un crecimiento sostenido de la producción y, por tanto, también de la renta petrolera), como en la industrialización de los hidrocarburos.

La respuesta a ese interrogante depende de dos factores: en primer lugar de las condiciones fijadas en los nuevos contratos firmados con las empresas transnacionales pues, en función de ellos, se determina tan-to la distribución de una parte importante de la renta petrolera, como los compromisos de inversión; en segundo lugar de la operatividad de YPFB y su capacidad para liderar el desarrollo del sector.

En ambos aspectos el balance no puede dejar de ser crítico pues ni los contratos firmados establecieron los mecanismos necesarios para garantizar las inversiones de las petroleras, que de hecho han estado ejerciendo un auténtico boicot en este sentido, ni las actividades de YPFB (envuelta en distintos escándalos de corrupción) hasta el mo-mento han favorecido un desarrollo significativo del sector.

El cambio de legislatura parece mostrar signos alentadores pues se ha elaborado, por fin, un plan de inversiones por parte de YPFB para el período 2009-2015, se ha creado la Empresa Boliviana de Industrializa-ción de Hidrocarburos (EBIH) y algunas empresas transnacionales han anunciado importantes inversiones para los próximos años. Sin embar-go, aún es pronto para saber si se trata sólo de grandes proclamas.

Donde indiscutiblemente la nacionalización arroja un saldo positivo es en términos fiscales pues se ha producido un aumento de la participación estatal en la renta petrolera (aunque menor de la esperada por algunos) a lo que ha contribuido también la impor-tante subida de los precios del gas y del petróleo.

Por el momento, la reinversión de esos mayores ingresos pú-blicos, aunque no habría permitido avanzar en la transformación estructural de la economía boliviana, sí que habría servido para de-sarrollar una política fiscal expansiva con la que se ha mantenido alta la tasa de crecimiento económico4. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que tanto la falta de inversiones, en caso de no recupe-rarse, como los vaivenes en los precios del petróleo pueden generar incertidumbres sobre la sostenibilidad de esta redistribución del excedente hidrocarburífero.

En la segunda gran línea de actuación del MAS durante la pa-sada legislatura, la de la reforma agraria, los avances y obstáculos del proceso también se han intercalado. Las profundas raíces étnico-políticas del conflicto por la tierra en Bolivia lo han convertido en uno de los escenarios centrales de confrontación entre la base social del MAS y los autodenominados comités cívicos departamentales, en torno a los cuales se ha organizado la oligarquía boliviana. Es en este complejo marco en el que hay que interpretar el alcance del proceso de reforma agraria iniciado. Ello no es óbice, sin embar-go, para que se puedan encontrar marcadas en el propio programa electoral del MAS algunas de las fronteras que no se han logrado superar.

Así es, la estrategia masista para enfrentar el problema político y económico de la desigual distribución de la tierra en Bolivia ha pasado desde el inicio por tratar de compatibilizar el acceso equita-tivo a la tierra para los campesinos, con la garantía de la seguridad jurídica para los propietarios que la utilizasen de forma “produc-tiva”. De modo que las medidas iniciales tomadas en este campo han supuesto la continuidad, aunque a través de su “reconducción comunitaria”, del proceso de reforma ya iniciado con la Ley INRA de 1996, basada, no hay que olvidarlo, en la estrategia de “reforma agraria asistida por el mercado” del Banco Mundial.

De hecho, el proceso de “saneamiento” de tierras fiscales e impro-ductivas relanzado a partir de 2006 sólo ha incorporado un elemento sustancialmente diferente respecto a aquella Ley: que la verificación del cumplimiento de la denominada “Función Económica y Social” (FES) de la tierra (que es la que determina la posible reversión de la propiedad de los predios que no la cumplan) ha pasado de poder demostrarse por el simple pago del impuesto sobre la propiedad, a tener que comprobar-se “en campo”.

En el resto de aspectos la nueva Constitución Política del Estado no ha hecho sino refrendar la continuidad con aquélla política de refor-ma agraria, especialmente, al garantizar explícitamente (en sus artículos 393 y 397) la propiedad privada de la tierra en tanto cumpla la FES, entendida ésta como su “empleo sustentable en el desarrollo de activi-dades productivas”. Así, al apuntar únicamente al latifundio improduc-tivo, ha eludido cuestionar la propiedad de las grandes explotaciones agrícolas y ganaderas del oriente. Más aún, la otra gran medida aproba-da, la limitación del tamaño del latifundio a 5.000 hectáreas ha quedado restringida en su aplicación a los predios adquiridos “con posterioridad a la vigencia” de la Constitución (artículo 399), impidiendo de facto la redistribución de la tierra de los latifundios ya existentes. Éste ha sido, posiblemente, el precio a pagar para tratar de contener las acciones gol-pistas de la oposición.

A pesar de ello, al mismo tiempo, el MAS ha intentado dotar de tierras a los pueblos indígenas originarios, utilizando la herramienta que le queda: el saneamiento de las tierras fiscales y los latifundios im-productivos. Gracias a ello ha podido mantener el apoyo mayoritario del campesinado (exceptuando a algunas facciones del MST bolivia-no), el cual, no en vano, es el que ha estado sufriendo más de cerca las agresiones de los comités cívicos.

Ciertamente es muy probable que a medio plazo se vea cuestiona-da la posibilidad de “convivencia de los territorios indígenas con el de-recho propietario de las empresas capitalistas y su mercado de tierras”5. Por el momento, sin embargo, son un elemento básico de la resistencia frente a esas agresiones y los cimientos sobre los que se quiere edificar la autonomía indígena. De hecho, con el inicio de esta nueva legislatura está previsto el desarrollo de toda la normativa al respecto. Así, entre las principales leyes que deberán ser tramitadas en el plazo máximo de 180 días desde la constitución de la nueva Asamblea Legislativa Plurinacio-nal, destaca la Ley Marco de Autonomías y Descentralización.

En todo caso, aunque con la aprobación de esta ley se garantizase formalmente la autonomía indígena, ésta quedaría a expensas de que dentro del mismo MAS se resolviese el debate sobre cuál es el modelo de desarrollo que se quiere para Bolivia. Y es ahí donde las cosas pare-cen no estar tan claras. El apoyo al programa de gobierno presentado para estas elecciones, claramente orientado hacia el desarrollo clásico de la sociedad moderna es mayoritario dentro del MAS, sobre todo en las clases dirigentes. Bajo la consigna de “Revolución Industrial, Vial, Tecnológica e Institucional” se plantea romper la tradicional “matriz rentista” de la explotación de recursos y el impulso de una dinámica de industrialización. El discurso de cierre de campaña en El Alto fue un exponente claro de las intenciones desarrollistas de Evo Morales.

Sin embargo, ponerlas en marcha de manera exitosa implicaría lo-grar, como mínimo, dos cosas durante esta legislatura: una, la toma del control real del sector hidrocarburífero por parte de una YPFB que, tras los casos de corrupción, se encuentra lejos de estar si quiera operativa; y, dos, el impulso decidido de un proceso de reinversión productiva es-tatal de la renta petrolera que permitiese avanzar (probablemente en el marco del ALBA) en la transformación del actual modelo primario-exportador. Algo para lo que la excesiva descentralización y la alta par-

Tiempos de victoria para Evo, ¿tiempos cómodos?El conflicto entre los diferentes proyectos de transformación del MAS

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Trapiche 7Mayo 2010, Cochabamba - Bolivia POLÍTICA

Ciertamente es muy probable que a medio plazo se vea cuestiona-da la posibilidad de “convivencia de los territorios indígenas con el de-recho propietario de las empresas capitalistas y su mercado de tierras”5. Por el momento, sin embargo, son un elemento básico de la resistencia frente a esas agresiones y los cimientos sobre los que se quiere edificar la autonomía indígena. De hecho, con el inicio de esta nueva legislatura está previsto el desarrollo de toda la normativa al respecto. Así, entre las principales leyes que deberán ser tramitadas en el plazo máximo de 180 días desde la constitución de la nueva Asamblea Legislativa Plurinacio-nal, destaca la Ley Marco de Autonomías y Descentralización.

En todo caso, aunque con la aprobación de esta ley se garantizase formalmente la autonomía indígena, ésta quedaría a expensas de que dentro del mismo MAS se resolviese el debate sobre cuál es el modelo de desarrollo que se quiere para Bolivia. Y es ahí donde las cosas pare-cen no estar tan claras. El apoyo al programa de gobierno presentado para estas elecciones, claramente orientado hacia el desarrollo clásico de la sociedad moderna es mayoritario dentro del MAS, sobre todo en las clases dirigentes. Bajo la consigna de “Revolución Industrial, Vial, Tecnológica e Institucional” se plantea romper la tradicional “matriz rentista” de la explotación de recursos y el impulso de una dinámica de industrialización. El discurso de cierre de campaña en El Alto fue un exponente claro de las intenciones desarrollistas de Evo Morales.

Sin embargo, ponerlas en marcha de manera exitosa implicaría lo-grar, como mínimo, dos cosas durante esta legislatura: una, la toma del control real del sector hidrocarburífero por parte de una YPFB que, tras los casos de corrupción, se encuentra lejos de estar si quiera operativa; y, dos, el impulso decidido de un proceso de reinversión productiva es-tatal de la renta petrolera que permitiese avanzar (probablemente en el marco del ALBA) en la transformación del actual modelo primario-exportador. Algo para lo que la excesiva descentralización y la alta par-

ticipación de algunas prefecturas en la distribución de la renta pe-trolera captada por el Estado podrían convertirse en un obstáculo. Más aún si se tiene en cuenta que el destino fundamental que se le ha dado por parte de éstas ha sido el desarrollo de infraestructuras locales que pudiendo ser necesarias no son suficientes para lograr una transformación productiva como la que propone el MAS.

Aunque una más amplia gestión estatal fuese exitosa en el logro de los objetivos de transformación de la economía del país, seguiría quedando pendiente avanzar en un frente de profundo ca-rácter político: el del conflicto por la distribución de la renta. Es evidente que en este ámbito la redistribución en forma de políticas sociales de la renta hidrocarburífera recuperada por el Estado supo-ne una importante victoria para las clases populares.

Programas como el “Bono Juancito Pinto” o la “Renta Digni-dad” han permitido una mejora inmediata de las condiciones de vida de la población, que se constata en la disminución de la pobre-za y la desigualdad que se han producido. Sin embargo, la posibili-dad de utilizar, como se está haciendo, esa captación de renta por parte del Estado está llevando a eludir el conflicto interclasista en su origen más inmediato, el ámbito de las relaciones productivas. Así, mientras se evita cargar a las empresas con el sostenimiento del nuevo sistema de pensiones, las subidas anuales del salario míni-mo no han podido impedir la caída de los salarios reales. Todo ello ha acentuado, en vez de revertir, la profunda regresión que se venía produciendo en el reparto de la renta a nivel agregado entre los sala-rios (directos) y los beneficios empresariales, pasando los primeros de representar un ya escaso 30% de la renta nacional en 2005, a un 25% al finalizar 2008.

Por otro lado, junto con estos problemas internos en los ám-bitos productivo y distributivo, también van surgiendo otras im-portantes líneas de conflicto derivadas del tipo de inserción externa elegida para el modelo de desarrollo boliviano. Un ejemplo muy re-levante de ello es el papel de la construcción de infraestructuras que Bolivia está ya implementando junto con otros 11 países de Latino-américa bajo el programa denominado Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudaméricana (IIRSA). A pesar de

que la IIRSA se presenta como un proyecto de infraestructura sosteni-ble, las denuncias contra sus impactos medioambientales, políticos, eco-nómicos, sociales y culturales se han sucedido en los últimos años.

Así, mientras para la Coordinadora Andina de Organizaciones In-dígenas (CAOI), la iniciativa constituye un “ecocidio y un genocidio”, para el analista Raúl Zibechi, la IIRSA supone “una integración doble-mente subordinada: a Brasil, por parte de los países sudamericanos, y del conjunto de la región al mercado y al empresariado mundiales”, en tanto refleja un modelo de “integración exógena” dirigida a los merca-dos externos implicando “una dinámica capitalista muy similar a las lógicas de acumulación originaria de capital, es decir, a las lógicas de acumulación por desposesión”.

En este mismo sentido, en las últimas semanas arrecian las protes-tas del pueblo Leco o el Mosetenes del norte amazónico de la provincia de La Paz contra la posible construcción de campos de extracción de petróleo por la compañía Petroandina en sus tierras. La contestación del gobierno y del MAS ha sido uniforme y se puede resumir en las pala-bras del Vicepresidente Álvaro García Linera: “por encima del derecho de las comunidades está el derecho del Estado”.

No en vano, todas estas limitaciones, junto con las ya comentadas en la resolución del conflicto por la tierra, no son sino las propias del desarrollismo estatalista para impulsar, al menos por sí solo, un proceso de transformación social. No es de extrañar, por tanto que, dentro del MAS y, sobre todo, dentro de la complicada madeja de comunidades indígenas, colectivos y movimientos que han aupado al poder a Evo, se esté reclamando al mismo tiempo que se abra otra línea de acción alternativa y creativa que no repita los caminos desgastados de dicho desarrollismo sino que vaya inventando los caminos del Vivir Bien de los pueblos de la Abya yala.

El Vivir Bien no nace ahora, es producto de la cosmovisión mi-lenaria de los pueblos indígenas del continente y acerca y enseña con-ceptos como complementariedad, reciprocidad y comunitarismo que chocan frontalmente con esquemas occidentales establecidos basados en la enseñanza y la educación en el vivir mejor, pero no el Vivir Bien. Y, para realizar un acercamiento a este concepto, hay que, en un proceso complejo, reconstruir: no primar el yo (primer pronombre en las len-guas occidentales) sino el nosotros (primer pronombre en quechua o aymara por ejemplo), no ver el tiempo como algo lineal, en el que prima el individuo que viene de un pasado, se sitúa en un presente y va hacia el futuro, sino el tiempo como algo circular, en el que el presente es conti-nuo y el pasado y el futuro son uno solo, el pasado está por delante y el futuro está por venir y esta atrás.

Frente a un capitalismo individualista, depredador, o incluso un socialismo que aunque preocupado de mejorar las condiciones de vida de la sociedad, solo la entiende como el conjunto de personas que vi-ven, sin considerar en absoluto a la Madre Tierra como algo vivo -y que puede llegar a ser tan industrial y depredador como el capitalismo-, el Vivir Bien es salir de la dicotomía entre ser humano y naturaleza, es des-pertar la conciencia de que somos parte de la Pachamama, de la Madre Tierra y con ella se complementa el ser humano. Así queda recogido en la nueva Constitución como base fundamental cuando habla de los Principios, Valores y Fines del Estado (artículo 8).

Queda ahora el ver cómo se traduce el concepto en realidad. Y esto es explorar en leyes, decretos y diferentes medidas que favorezcan la economía comunitaria y que coloque los criterios de la reproducción de la vida por encima de los de la producción de mercancías, de manera que ésta tenga sentido como servicio para la vida y no como fin en sí misma. Imaginar una vida distinta, sobre otras bases, recuperando las experiencias históricas pero inventando el futuro del no-capitalismo (con el gran problema de tener que hacerlo dentro de él, tanto en el ámbito interno, como en el externo).

Como recoge el propio Evo “antes los intelectuales en Europa pen-saban y teorizaban, y después en América Latina se intentaban poner en práctica esas teorías, y hoy en cambio aquí en Bolivia, en América La-tina, se están dando procesos de cambio donde los intelectuales tienen que venir a intentar teorizar que está pasando”. Y es cierto que hoy en Bolivia se camina en la búsqueda de nuevas formas de hacer política, de repensar el Estado y las interrelaciones entre las personas así como una conciencia en torno a la hecatombe climática que estamos provocando.

Sin embargo, a pesar de que la abrumadora victoria en las eleccio-nes pudiera hacer creer que nos encontramos ante tiempos más cómo-dos para el proyecto del MAS son múltiples los conflictos con los que chocan esas nuevas formas de hacer y de pensar. Como hemos visto, la encrucijada a la que se enfrentan Evo Morales y su nuevo gobierno implica la complicada labor de continuar con algunas de las medidas iniciadas en la legislatura anterior, al mismo tiempo que se trata de buscar un equilibrio entre el programa “desarrollista-industrialista” y el discurso “indigenista-ecologista”, que en muchos momentos colisionan irremediablemente.

Finalmente, pudiera darse el paradójico resultado de que fuesen las posibilidades abiertas por la recuperación de la soberanía económica estatal las que obstaculizasen la reversión de las más profundas relacio-nes desiguales de poder que siguen presentes en la sociedad boliviana.

1 Investigador en el Departamento de Economía Aplicada I de la Universidad Com-plutense de Madrid y miembro del Consejo de Redacción de la revista electrónica Economía Crítica y Crítica de la Economía.

2 Departamento de Economía Aplicada I, Universidad Complutense de Madrid.3 Miembro del Komité de Apoyo al MST de Madrid4 Weisbrot, Mark; Ray, Rebecca; y Johnston, Jake (2009): Bolivia: La economía bajo

el gobierno de Morales. CEPR. Washington. http://www.cepr.net/documents/pu-blications/bolivia-2009-12-spanish.pdf

5 Dessuter, P: Política de tierras en Bolivia. Desde la reforma agraria de 1953 hasta la nueva constitución política del estado. Monografía. CEDLA. La Paz. www.cedla.org

Tiempos de victoria para Evo, ¿tiempos cómodos?El conflicto entre los diferentes proyectos de transformación del MAS

Ricardo Molero Simarro1, Maria José Paz Antolín2 y Jon Sanz Landaluze3

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Trapiche8 Mayo 2010, Cochabamba - BoliviaPOLÍTICA

Las investigaciones sobre los actos racistas del 24 de mayo de 2008 en Sucre, avanzan len-tamente, pero las revelaciones se aceleran y

se enlazan con la intervención de la Unión Juvenil Cru-ceñista, desplazada a la capital para perturbar las delibe-raciones de la Asamblea Constituyente, como parte de un fin mayor, cual era la independencia de Santa Cruz.

Ahora se sabe, que estuvo por allí el terrorista con-tratado por los gamonales orientales, Eduardo Rozsa Flores. Y para no ser menos, USAID financiaba las ac-tividades de grupos contrarrevolucionarios agazapados tras una legítima aspiración, como es la capitalidad ple-na para Sucre.

Los bastardos intereses de esa élite planificadora del desmembramiento de Bolivia lograron desembocar en los graves hechos de “La Calancha”, aún frescos y con investigación cansina de nunca acabar.

Dentro las acciones del fiscal Dante Romay Ortega, acaban de aparecer las declaraciones públicas de un tal Yamil Pillco, que se dio a conocer como presunto héroe de la moralidad y hasta acusador de corrupto al fiscal.

El apellido de extracción quechua, nos hace pensar se trata de uno de esos indígenas desclasados que como “Felipillo” al servicio de Francisco Pizarro, traiciona a quienes ahora ya no considera sus iguales. No sería raro que sea otro de los regurgitados por indios e indígenas que no los quieren entre los suyos y los califican, por el contrario, como “indiacos”.

¿QUIEN ES ESTE ANGELITO?En pocos días más recordaremos ese amargo día en

que campesinos chuquisaqueños, fueron humillados al extremo de ser golpeados, obligados a besar la tierra y ser insultados de “raza maldita”, como gustan pregonar los militantes de la Unión Juvenil Cruceñista.

Entre los que vejaron, estaban “universitarios” lide-rados por Yamil Pillco y Alvaro Ríos. Sin duda actuaron adecuadamente estipendiados por los unionistas cruce-ños que campeaban por allí con billeteras abultadas.

Las investigaciones, de nunca acabar, involucran también al ex presidente del Comité Cívico, John Cava, al entonces presidente del Comité Interinstitucional y rector de la Universidad San Francisco Xavier, Jaime Ba-

rrón; la prefecta Sabina Cuellar, la ex alcaldesa, Aydée Nava, el ex presidente del Consejo Municipal, Fidel Herrera, los ex parlamentarios de Poder Democrático Social (Podemos), Lourdes Millares, Fernando Rodrí-guez, Tomasa Yarwi y otros.

IMÁGENES INÉDITASEl argentino César Brie, que por entonces residía

en Sucre, logró tomar imágenes, ahora en poder de los investigadores y en las cuales se revela cómo las autori-dades sindicadas aparecen involucradas, aunque nega-ron su participación.

Tras recibir las declaraciones de los xenófobos, la entonces presidenta de la Comisión de Derechos Hu-manos, Elizabeth Salguero, no dudó en señalar que el Comité Interinstitucional, actuó coordinando con los cívicos cruceños y sus paramilitares de la Unión Juvenil. Estos últimos llegaron anticipadamente para “entrenar” a los grupos de choque locales, entre los que estaba el inefable Yamil Pillco.

LOS GRUPOS DE CHOQUEEsteban Urquizu, dirigente de la Federación Única

de Pueblos Originarios de Chuquisaca, dijo en julio de 2009 que los líderes de la revuelta gamonal están identi-ficados. Entre ellos mencionó a la ex alcaldesa Nava y su Grupo de Choque a cargo de Gonzalo Muñoz.

Jaime Barrón y su propio Grupo integrado por es-tudiantes universitarios a los que embriagó y envió para agredir militares, policías y campesinos.

La Unión Juvenil Cruceñista, desplazada a Sucre para provocar disturbios, fogoneó intensamente junto con el grupo de Yamil Pillco, Jefe de la Juventud Conciencia.

Un quinto Grupo de Choque, correspondió a la Prefectura a cuya cabeza se encuentra sindicado, el co-chabambino Rodolfo Rivas, quien actuaba con ínfulas de ejecutivo en la gobernación departamental.

Pero el más peligroso de estos grupos fascistas, es sin duda, el constituido en las sombras por el terrorista Eduardo Rozsa Flores, contratado para promocionar la escisión del departamento de Santa Cruz y que estuvo presente en Sucre, durante los luctuosos días que invo-lucraron el 24 de mayo.

AQUEL FATÍDICO 24 DE MAYOEstaba anunciada la llegada de Evo Morales, para

un acto con los campesinos en el Estadio Patria. Miles de trabajadores agrarios se desplazaron a Sucre. Muchos de ellos verían por primera vez al presidente, un igual a ellos. No se les cruzó, por la mente, ser recibidos a palos y menos torturados por los que sienten correr “sangre azul” por sus venas.

Las hordas fascistas, se prepararon desde las cinco de la mañana. Dirigentes universitarios, entre los que se encontraba Yamill Pillco se reunieron a esa hora para planificar la toma del Estadio Patria.

A las siete de la mañana comenzaron las provoca-ciones a los militares. A las diez de la mañana, los mili-tares que intentaban garantizar la llegada del Presidente de la República, optaron por replegarse. En la zona El Patacón, Yamill Pillco, comandó un grupo de 300 uni-versitarios ebrios, entre los que se encontraban Unio-nistas cruceños, que apalearon a unos 30 campesinos cortándoles su pretensión de llegar al estadio departa-mental.

Más preparados en estas lides, los Unionistas por-taban cocteles molotov, petardos, y gases lacrimógenos traídos de Santa Cruz. Estos fascistas actuaban con las caras tapadas y la clara intención de matar a la mayor cantidad de campesinos para culpar luego a los “masis-tas”.

Detuvieron a los campesinos, les torturaron, gol-pearon, escupieron e hicieron hincar, obligándoles a besar las banderas de la candidata a la prefectura Sabina Cuellar. No contentos con ello, les robaron cuanto lleva-ban de valor encima, para luego de amarrados, ser con-ducidos semidesnudos hasta la plaza principal, donde se produjo el acto más cruel de absoluto racismo.

Yamil Pillco, estuvo allí comandando tan descali-ficables actos de barbarie. Hoy este “angelito” aparece como héroe acusador de los fiscales encargados de acu-mular información en torno a ese oprobioso hecho que enloda a los chuquisaqueños, aunque sea sólo a las élites fascistas están con cargo de culpa.

La justicia tiene que llegar y Yamil Pillco, tiene que recibir la cuota parte que le corresponde.

Un reaccionario con ínfulas de “moralidad”Fortunato Esquivel

El obispo René Fernández acaba de sorprender a la opinión pública con la afirmación de que la nueva Constitución es nada menos que ¡atea! ¿La razón? Que “no reconoce que el catolicismo es la religión oficial del estado”.

Señor obispo Fernández: La ciudadanía —y los fieles católicos son parte im-portante de la ciudadanía— merece respeto, tanto más por parte de un supues-to representante de Jesucristo. Y la primera muestra de respeto es no ofender la capacidad intelectual de la gente, y se la ofende con la exhibición de ignorancia. Usted tiene derecho de tener una opción política diferente a la de la mayor parte de sus supuestos feligreses, puede ser opositor al gobierno, pero no tiene derecho de desorientar a sus oyentes formulando disparates conceptuales. El ateísmo es una posición filosófica que consiste en la negación radical de la existencia de Dios; no tiene nada que ver con una posición respecto de la iglesia Católica (¿o usted llegaría a afirmar que Lutero y Mahoma eran ateos?). Y la nueva Constitución no se mete a afirmar nada respecto de la existencia de Dios —no le compete— sino que se limi-ta a respetar la libertad de cultos y el derecho de todos los ciudadanos y ciudadanas a practicar cualquier tipo de religión (y también el derecho de no practicar ningu-na, y el derecho de profesar el ateísmo; son todas opciones personales y legítimas).

Detrás de ese discurso deprimente se esconde la pretensión de que el cato-licismo sea obligatorio, y por tanto que la sociedad en su conjunto tenga la obli-gación de pagar el sueldo de los profesores de religión, y de los párrocos, y de las catequesis ¿y de qué más, monseñor? Pero eso era en los tiempos medievales, en estos tiempos es hora de que ustedes se ganen la vida, como nos la ganamos todos. Por lo demás sería interesante que cuando usted cita a los Libertadores los cite completos, porque se acuerda de que desearon que nuestro pueblo nunca pierda

la fe en Dios, pero no se acuerda de que nuestro presidente Sucre (por cierto uno de los poquísimos que puede compararse con Evo, en honestidad e inteligencia) expropió la mayor parte de los bienes del clero, y los convirtió en escuelas o en cen-tros culturales; ¿de eso no se acuerda, monseñor? ¿Tiene usted la típica memoria selectiva? Debería ser más sincero y olvidarse de los libertadores, porque con quien usted realmente se está identificando es con aquel obispo de Chuquisaca Benito de Moxó, que estuvo totalmente en contra de Jaime Zudáñez, igual que usted está ahora totalmente en contra de la nueva Constitución.

A eso le llamamos ser colonial. Por supuesto que usted es étnicamente boli-viano, pero la colonialidad no es cuestión de pigmentación de la piel, es cuestión de mentalidad, de actitud. Y la actitud que usted ha mostrado en su discurso revela que usted quisiera mantener la república colonial. Quisiera seguir contando con un gobierno dispuesto a regalarle plata a tal o cual magnate católico (a cambio de que le manifieste lealtad), que fue lo que pasó con el Cardenal Terrazas, que en 1998 no tuvo ningún escrúpulo en recibir dinero de gastos reservados (si era un dinero lícito, ¿por qué “reservado”?) nada menos que del ex dictador Bánzer, a través de su esbirro Náyar. Y claro, cuando se recibe dinero no se critica nada. No se pone re-paros a que la esposa de ese presidente volvía a hacer negocios como los que había hecho 20 años antes, y su yerno batía el record de corrupción en la prefectura de La Paz, y su ministro de defensa malversaba el dinero destinado a las víctimas del terremoto de Aiquile. Ahora nos explicamos por qué ni el cardenal ni usted dijeron nada contra aquel gobierno. En cambio ahora, contra un gobierno y una Constitu-ción que no dejan espacio para esos negociados Uds. no pueden estar de acuerdo.

¿A quién cree Ud. que engaña, monseñor René Fernández?

Rafael Puente CalvoEl obispo colonial

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Trapiche 9Mayo 2010, Cochabamba - Bolivia POLÍTICA

A raíz de una toma de tierras en los predios del ingenio San Aurelio, el autodenominado Comité Cívico

(Comité Pro-Santa Cruz) afirmó que la ciudad se había convertido en “tierra de nadie”. Hay que reconocer que por primera vez en mucho tiempo sus autoridades expresaron algo sensato y cerca-no a la verdad. La ciudad de Santa Cruz parece efectivamente tierra de nadie; urbe desbordada, caótica, sucia, con canales a cielo abierto con-vertidos en inmensos basurales, obras faraónicas a medio terminar, barrios condenados al olvido, pésimo servicio de transporte público, mala or-ganización vial. Caso singular de ciudad diseñada casi exclusivamente para vehículos, ya que más allá del deteriorado y minúsculo casco céntrico, los peatones se las ven en figurillas para caminar por innumerables distritos sin aceras, o para cru-zar anillos y avenidas que se convierten en corre-dores de la muerte. Cabría agregar el descomunal y descontrolado negocio de los loteamientos.

En fecha reciente, un mensuario impreso local le dedicó su nota central al tema1. Entrevis-tado el Arq.Fernando Prado, director del CEDU-RE, indicó que “…nuestra cultura individualista y de pueblo no se ha podido adecuar a las nece-sidades de una gran ciudad. Entonces estamos sufriendo las consecuencias de nuestro propio comportamiento y las del aparato administrativo, que tampoco está en condiciones de controlar los hechos…Se hacen obras con fuerte tono paterna-lista…Está faltando que la Alcaldía sea gobierno, y no sólo una ejecutora de obras públicas, y que sea gobierno con la gente, porque la gente no se siente parte de la ciudad”.

Desde otro ámbito, en su investigación sobre presupuesto público y participación social en el mu-nicipio2, el sociólogo Osvaldo Peñafiel señala la baja ejecución y la falta de criterios transparentes en la dis-tribución del dinero entre los diferentes distritos y sec-tores, a pesar de que, por ejemplo, más de un 79% de los recursos del año 2009 tuvieron como origen las fuentes tributarias familiares. Observa que en ese período, un 60% del presupuesto municipal se destinó a las que de-nomina “obras estrella”, espectaculares, con profusión de cemento, de gran costo económico (y por tanto pasi-ble de corrupción) y alto potencial electoral. Un escaso 20% fue para desarrollo humano, y un mísero 2% para “desconcentración municipal”, rubro donde realmente se encuentra la demanda vecinal.

Se produce así una situación que acopla, entre otros fenómenos, las deplorables gestio-nes de autoridades municipales, el atizamien-to de una supuesta “identidad camba” que se concibe como capaz de atropellar con arro-gancia cualquier regulación, y la hipercosme-tización de la propia historia, empecinada en presentar a Santa Cruz como un paraíso, aun en contra de evidencias palmarias.

Es oro, pero no brilla para todosEl nombre Aurelio es de origen latino y

significa “el que brilla como oro”. Sólo la rapa-cidad, el ánimo de lucro y la deshonestidad de innumerables gestiones municipales, explican la pervivencia de un predio cañero de 1.100 hectáreas incrustado en el corazón de la ciu-dad (las normas legales vigentes establecen que los predios urbanos no deben exceder de

una hectárea). Esta situación estrafalaria -una más en el caos urbano cruceño- llevó a las organizaciones del Foro Vecinal y a la ONG Desafío a emitir un pronuncia-miento en torno al caso de la toma de tierras del ingenio azucarero. Indican que se trata de la eclosión social de un antiguo problema, por el que más de 400.000 habi-tantes de la zona sur y este de la ciudad vienen exigiendo soluciones hace décadas.

Entre los inconvenientes generados por el ingenio destacan: cotaminación ambiental de aguas y aire pro-vocada por el jarubichi (desecho del procesamiento de la caña que produce olores nauseabundos y criaderos de moscas portadoras de enfermedades diarreicas en los niños), hollín causante de enfermedades respiratorias agudas, criaderos de mosquitos portadores del dengue hemorrágico en los basureros clandestinos de los alre-dedores de esos terrenos (que son además guarida de malvivientes), y corte de tráfico vehicular a lo largo de 7

kms., lo que ocasiona embotellamientos de hasta una hora y media de duración.

Mucho brilla San Aurelio, pero sólo para sus propietarios, que especularon con la geométrica valorización de esas tierras, enclavadas ahora a minutos del centro de la ciudad.

Terra nulliusEl marco de la tensión generada por la toma

de los terrenos en cuestión fue aprovechado por la actual senadora Centa Reck para publicar una nota donde clama contra la “invasión” y el “avasa-llamiento”3. Como es ya obligado en los discur-sos de la derecha local, incluye algunos párrafos sobre la supuesta epopeya de las generaciones que hicieron progresar la región oriental trabajan-do duro en establecimientos agrícolo-ganaderos. Echa mano a ideas representativas de la mitología del pionero cruceño (tesón, esfuerzo, pujanza, sa-crificio, fuerza arrolladora, visión, armonía entre patrón y trabajadores, etc.).

Paradójicamente, el fundamento de su argu-mentación épica es el concepto “tierra de nadie”. No hace mención alguna a los habitantes secula-res de estas llanuras. Según su escrito, se trató de inmensidades despobladas que fueron transfor-madas por la laboriosidad de nobles colonos. Un cuento de hadas en el que la varita mágica es el su-dor de los abnegados pioneros llegados de fuera.

No es casual que uno de los pilares de la con-quista portuguesa, española y británica de los si-glos XV y XVI haya sido precisamente el concep-to jurídico de terra nullius, esto es, la declaración

de las regiones sometidas o por invadir como tierras baldías, desocupadas. Sus habitantes eran considerados nullius (nadie), infieles, salvajes, subhumanos. Tan po-tente es el concepto, que en Australia se siguió debatien-do en los estrados judiciales hasta 1992.

Resulta entonces risible que los grupos de poder cruceños utilicen la expresión “tierra de nadie” como re-criminación injuriosa, cuando se han beneficiado histó-ricamente de esa figura, aplicándola a sangre y fuego so-bre los pueblos originarios. Las matrices de dominación contemporáneas se mueven con habilidad denostando o ensalzando conceptos, según convenga a los intereses y privilegios de clase que pretenden mantener. “Tierra de nadie” es una construcción falaz que pretende des-cribir una realidad que jamás existió en ningún lugar del mundo, pero que resulta funcional a los intereses de aquellos grupos que la instrumentalizan para castigar a

los sectores subordinados, criminalizar la po-breza, implementar políticas de exclusión, o justificar el saqueo. Lo irónico del asunto es que las élites cruceñas, promotoras tenaces de un modelo de ciudad irresponsable, orien-tado por el cálculo individual de utilidades y sustentado en la figura de terra nullius, están haciendo realidad la pesadilla.

1 “Cruceño ¿qué tan buen ciudadano sos? / Hablemos de ciudadanía”, revista Vamos # 26, abril 2010. Hay versión digital en http://revistavamos.wordpress.com/

2 El presupuesto público y la participación social. El caso del municipio de Santa Cruz de la Sierra, Osval-do Peñafiel, Programa Desarrollo del Poder Local/DESAFÍO, 2009.

3 La nota, titulada “Nosotros los cruceños”, apareció en primer lugar en el sitio web argentino La Historia paralela, muy conocido por su afinidad y defensa de golpistas y genocidas de aquel país. Es conveniente señalar que la senadora es columnista fija del mismo.

La ciudad de Santa Cruz como “tierra de nadie”Alejandro Dausá

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Trapiche10 Mayo 2010, Cochabamba - BoliviaPOLÍTICA

Los bolivianos somos flojos, faltones, caren-tes de iniciativa, acostumbrados a pedir, odiadores, fiesteros, borrachos y, encima de

todo, corruptos. Cualquier conversación que tengamos en la calle y hasta en la misma casa, recae en esos epí-tetos. No sólo que los decimos, sino que estamos con-vencidos de que así somos. Hasta nos sentimos orgullo-sos: somos el país más corrupto del mundo; tenemos la mayor cantidad de feriados; aprovechamos cualquier oportunidad para faltar al trabajo; es más: no queremos trabajar. En fin. Podríamos seguir enumerando las faltas que padecemos y, repito, de las que nos ufanamos.

Las eventualidades que me llevaron a vivir cierto tiempo en varios países, me enseñaron que nada de esto es cierto. Allí donde viví –Chile, Argentina, México- en-contré que se valoraba a los bolivianos como personas con sentido de responsabilidad, confiables y trabaja-dores. Tal certeza puede tenerla cualquier persona con parientes en el exterior. Del escaso dinero que logran ganar trabajando duramente, envían sus ahorros que, en cifras globales, suman hasta 800 millones de dólares anuales para Bolivia. Este panorama lo encontramos en todo el mundo. Podría ser permanente, si no fuese que, los emigrados están amenazados con ser expulsados de los países a los que llegaron con tanto esfuerzo.

¿Cuántos son los bolivianos y las bolivianas que vi-ven fuera?, dos o tres millones. Son algo así como exilia-dos económicos, pues salieron de su país obligados por la falta de trabajo. Cada país de América latina, como de África y también de Asia, tiene la misma historia, una historia como el caso de una mujer joven que, teniendo un título de contadora, emigró a España donde, después

de dos meses de dormir en bancas de plazas públicas, lo-gró un trabajo y pudo arrendar, junto a dos amigas, una habitación donde tener sus pocas pertenencias y dor-mir. ¿Qué trabajo?, cuida ancianas. ¿Para qué estudió?, para alimentar una ilusión. Estos son casos que pueden multiplicarse por miles.

Y ahora están volviendo. La Directiva de Retorno decretada por la Unión Europea los está obligando. Se ha formado un movimiento para impedir los abusos que están cometiendo so pretexto de esa disposición. No hay un solo país europeo que se distinga por el respe-to a los derechos humanos de los extranjeros a quienes llaman ilegales. Y hablamos solamente de la UE, porque en Estados Unidos de Norteamérica, no se trata de abu-sos, sino de delitos que llegan hasta al asesinato.

Las acciones de la UE contra nuestros hermanos recrudecen en la medida en que se hace más aguda la crisis en que han entrado los países derrochadores. Son los mismos países que, en el pasado reciente, nos acusa-ban de estar empobrecidos por la indisciplina de nues-tros pueblos, por la fragilidad de las instituciones, por ser como somos. Pero, de pronto, ocurre que ellos, los acusadores, tienen ahora los problemas y quieren tapar-los, insistiendo en que los inmigrantes son los causantes.

La verdad es completamente diferente. Llegaron allí, nuestros hermanos latinoamericanos, asiáticos y africanos, para hacer el trabajo duro con el que pros-peraron en Londres, lo mismo que en París, Roma o Frankfurt. Ellos, satisfechos con ese producto, se dedi-caron a gastar y malgastar. Vean ustedes si no es así: el país más endeudado de América Latina está por debajo de la deuda que acumuló cualquiera de los países de la

UE. Como ellos dictaban las normas, terminaron cre-yendo que, esa multimillonaria deuda, podían traspa-sarla a nuestras naciones. En realidad, ya lo habían he-cho anteriormente y estaban confiados en el método de traspaso. Pero ahora, las cosas son diferentes en Nuestra América y, por tanto, los derrochadores buscan otra for-ma que concretaron en la Directiva de Retorno.

Ahora bien. Aparte de movilizar cuantas fuerzas sea posible para impedir esa medida que transgrede la Declaración de los Derechos Humanos, tenemos que estar concientes de que volverá una gran cantidad de hermanos.

Debemos preparar las condiciones para recibirlos. Estamos en condiciones de crear mayor cantidad de empleos. Los necesitamos para avanzar en el desarrollo de nuestras potencialidades y los necesitamos para una vida digna de nuestro pueblo. Ellos, quienes se vieron obligados a salir de la patria, son parte de este pueblo que debe acogerlos cuando retornen.

Eso es parte de la obligación del Estado. La obliga-ción de todos nosotros, es terminar con ese mito maligno que han terminado por inculcarnos y que creemos a pie juntillas. No es cierto, no somos flojos, faltones, faltos de iniciativa, acostumbrados a pedir, odiadores, fiesteros, borrachos y, encima de todo, corruptos. Todas esas faltas y delitos están presentes, pero no son características de nuestro pueblo ni de ningún otro. También tenemos, y en gran cantidad, gente trabajadora, con gran iniciativa, deseosa de trabajar, honesta y transparente. Sintamos or-gullo de Tiwanaku. Sintamos orgullo del Kollasuyo. Y sin-tamos orgullo de la realidad que estamos construyendo.

Genio y figuraLos bolivianos somos así

Antonio Peredo Leigue

Un conflicto local se prolongó de tal modo que llevó a situaciones de riesgo nacional. Al mismo tiem-po, una protesta esperada de magisterio y salubristas, repetida todos los años, hizo pie en aquel conflicto y hasta logró que una malograda COB declarase huelga general indefinida. Por supuesto, esto no les impor-ta a los inveterados cuestionadores del cambio. Los trotskistas desempolvaron su vieja consigna: salario mínimo equivalente al costo de la canasta familiar. Es lógico, pero debemos luchar para alcanzarlo. Pero ellos quieren que hoy día se cumpla esta exigencia, sin importar lo que ocurra mañana.

Bien. Hagamos un recuento de los hechos.En el norte de La Paz, donde hay abundancia de

cítricos, se planificó la instalación de una planta pro-cesadora de estos frutos. Caranavi parecía ser el lugar apropiado y así se prometió. Pero, estudios técnicos, aconsejaron otro lugar que significara costos menores. En Caranavi se encresparon los ánimos y, sin esperar mucho ni poco, bloquearon las carreteras; los camio-nes cargados de productos comenzaron a formar una fila que pronto podía medirse en kilómetros. En el gobierno se consideró que, con buenas razones, se llegaría a un entendimiento pero, para entonces, otras poblaciones se aprestaban a entrar en conflicto contra los bloqueadores de Caranavi.

Hubo muchos desencuentros y el gobierno se vio enredado en una situación que no había imagina-do. Tuvo que intervenir la policía, pues no había otro remedio. Dos jóvenes muertos, varios heridos y otros tantos detenidos fue el saldo de un operativo que duró hasta tres días. Hubo desmanes de toda índole: transportistas contra bloqueadores, policías heridos y respondiendo con violencia y hasta disputas entre bloqueadores.

Un dirigente de Caranavi, señalado por el gobier-no como provocador del conflicto, fue entrevistado en un canal de televisión que le dio amplio margen para que culpara al gobierno, pero terminó enredándose en sus propias declaraciones. Quienes encabezaron el bloqueo, al cabo de una larga reunión con el pre-sidente, en la que se llegó a los acuerdos que dieron fin al conflicto, declararon: “nos hemos descuidado un poco, pero tampoco queríamos una polémica y sí una solución”. Terminaba un bloqueo que duró quince días, hubo una crisis que involucró al país y los diri-gentes de Caranavi declaraban que se habían descui-dado un poco.

Dos muertos. En las actas de entendimiento, se establece que habrá una investigación nacional e in-ternacional para determinar las circunstancias y la autoría. El gobierno ha dicho que los culpables serán severamente juzgados.

Seguramente, si el gobierno preveía la tragedia que iba a significar ese bloqueo iniciado el 24 de abril, habría dado la solución inmediata: dos plantas pro-cesadoras de cítricos, una en Caranavi y otra en una población de Alto Beni, como está acordado en el do-cumento final del conflicto. El doloroso desenlace de este conflicto pudo haberse evitado.

Paralelamente, el gobierno anunció que, este año, el aumento salarial alcanzaría al 5% para todos los sectores, excepto militares y policías que tendrían sólo el 3%. Teniendo en cuenta que, el año 2009, la inflación alcanzó 0,29%, se otorgaba un aumento real de 4,71% y 2,71% respectivamente. Inmediatamente surgieron las voces de protesta, partiendo de los au-mentos de dos dígitos otorgados en las gestiones ante-riores. El gobierno explicó, pero lo hizo de una forma técnica, sin considerar otros aspectos.

En principio, la reclamación estaba circunscrita a maestros y trabajadores en salud. Fue entonces que, el conflicto de Caranavi, ayudó a los trotskistas que exigieron a la COB declarar la huelga general indefini-da. En la fogosidad de las asambleas sindicales, como ocurre siempre, se hace escuchar más quien grita con-signas más extremistas. De ese modo, la huelga gene-ral indefinida estaba asegurada. Aunque, por supuesto y así lo saben los dirigentes del magisterio, no será general pues sólo ellos, los salubristas y algún sector gremial que quiere sobresalir, provocarían embotella-mientos. En cuanto a indefinida, puede significar unas horas o muchos días. Fueron pocas horas.

El dirigente máximo de la COB estaba en con-versaciones con el gobierno, pese a lo cual encabezó la marcha de protesta que, partiendo de Caracollo anun-ció que avanzaba hacia La Paz. Después del primer día de marcha, los acuerdos entre la dirección de la COB y el gobierno terminaron con ésta y no se habló más de huelga, pese a que los trotskistas alardearon otro día más en las calles de La Paz.

Hay necesidad de un momento de reflexión. El gobierno sabe que, al mismo tiempo que las manio-bras de la oposición y el patrocinio que viene desde fuera, hay responsabilidades que debemos asumir quienes estamos en el proceso de cambio. No pode-mos aceptar que ganamos otra batalla y salimos bien librados de ésta. Hay heridas: dos muertos no son números sino personas. ¿Qué ocurrió?, ¿lenidad en el seguimiento del conflicto?, ¿actuación equívoca de al-gunos dirigentes? Debemos establecer claramente las responsabilidades y tomar los recaudos para que, algo similar, no pueda volver a ocurrir.

Las contradicciones del procesoAntonio Peredo Leigue

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Trapiche 11Mayo 2010, Cochabamba - Bolivia POLÍTICA

Volvemos a estar en Riberalta, re-gresamos ayer de

Brasil, de Porto Velho, donde conseguimos reunirnos con un personaje que ocupa el car-go de relaciones instituciona-les de la empresa Odebrecht1, pudimos filmar las instalacio-nes de la represa en el Río Ma-dera. Nunca me había puesto enfrente de una persona que simbolizara con tanta preci-sión al capitalismo sin escrú-pulos, era economista, hablaba de beneficios, economía glo-bal, del proyecto de las repre-sas en los ríos amazónicos, de crear hidrovías que unan Suda-mérica y salgan a los océanos para sacar las materias primas de las grandes empresas y cor-poraciones que pretenden explotar el suelo amazónico: minería, agronegocio (con la soja como mayor expo-nente), vías férreas, carreteras...

Por otra parte pudimos documentar el otro punto de vista: entrevistamos al dirigente del Movimiento de Afectados por Represas de Brasil (MAB), que nos con-tó -entre otras cosas- que Odebrecht no está cumplien-do con las condiciones de reubicación, hay afectados y desplazados que pueden quedarse sin siquiera indem-nizaciones.

Estos megaproyectos intentan transnacionalizar la Amazonía, quieren la expansión sin límites de las cor-poraciones internacionales; el personaje sin escrúpulos cree en lo que dice, en lo que representa, cree en las cifras y no piensa en el impacto medioambiental o lo hace con gestos de cara a la galería “plantaremos árboles en todos aquellos lugares en los que nuestra actividad ya no sea necesaria”...Ya han talado árboles milenarios, matado toneladas de peces y destruido el ecosistema de ribera de miles de especies. Cuando lleguen las inunda-ciones por las represas el impacto será mucho mayor. El personaje sin escrúpulos no piensa en las miles de fa-milias de ribereños, campesinos, pescadores, indígenas que serán desplazados a causa de la subida de los ríos, personas que tendrán que cambiar su sistema de vida y verán desaparecer su ubicación familiar, sustradicio-nes ancestrales. Y si piensa en ellos lo hace a su manera, manipulando cifras, pasando por alto a aquellas fami-lias que no tienen título de propiedad de la tierra. Les ofrecen otras casas en otros territorios -“agrovillas”-, que nada tienen que ver con lo que tenían la verdad, sin el río que les da la vida, sin apenas tierras para sus cultivos.

Otra solución que se les da es una compensación económica que no solucionará sus vidas más que por unos años, si llega, o ubicarlos en las ciudades a través de créditos de vivienda y una cantidad de dinero que, lejos de solucionar, en la mayoría de los casos destruirá sus vidas. A los indígenas, que tienen derechos ancestra-les sobre las tierras, los están desuniendo para mermar sus fuerzas, nos comentan que les hacen regalos, com-pran a sus dirigentes.

La magnitud del desastre medioambiental y social que se avecina en la amazonía es descomunal; a través del IIRSA (Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana) se pretenden llevar a cabo más de 500

megaproyectos con el objetivo de sacar y transportar los recursos naturales y mercancías de la zona. Se están manejando cifras económicas enormes, pero gobiernos como el de Bolivia o Perú no pueden acarrear estos cos-tes, a cambio del “progreso” se endeudarán y, en lugar de llevar la calidad de vida a la población, colmarán de be-neficios a empresas como la mencionada anteriormen-te. Al pueblo se le presentan los megaproyectos como una necesidad de desarrollo; pero... ¿de qué desarrollo se está hablado?: de los desplazamientos masivos y de la destrucción del ecosistema en el que han convivido en relativa armonía durante generaciones y generaciones. Ahora puede que sus vidas cambien, sí, las intenciones se van clarificando, pudimos entrevistar a un concejal del Ayuntamiento de Riberalta, se le llenaba la boca al decirnos que las multinacionales llegarán a la zona pues cuando construyan la represa de Cachuela Esperanza tendrán electricidad y mano de obra barata.

En Cachuela Esperanza recogimos varias declaracio-nes. Una fue la de un represen-tante del MAS que decía que la represa de ninguna manera afectaría al pueblo, que es pa-trimonio histórico y eso no puede pasar, a él mismo le ha-bían mostrado el proyecto de la empresa Odebrecht y, además, conocía personalmente a los ingenieros que habían estado en Cachuela. El otro señor ha-bía estado en una reunión con miembros del gobierno y les habían informado de que la re-presa no iba a afectar al pueblo pero que, en caso de que lo hi-ciera, les construirían otras ca-sas en otro espacio cercano. El pueblo puede que se beneficie económicamente de la cons-

trucción -algunos ya están creando las infraestructuras para acoger a los trabajadores que serán necesarios-, pero Cachuela Esperanza cambiará el rugido de sus aguas, el de la mismísima Pachamama, por el de la maquinaria infernal. Su paisaje se verá afectado considerablemente: donde antes había barcas, vegetación, restos de semillas y maderas que arrastran los valiosos ríos amazónicos, ahora predominarán los bloques de hormigón; donde anualmente surgían las playas de arena por la bajada de los ríos y que atraía no sólo a pescadores aficionados sino también a pueblos indígenas ancestrales -entre ellos los Ese Ejja- ahora surgirán enfermedades como la malaria, el paludismo, el dengue… pues se alterará todo el dinamismo de la circulación del agua, mantendrá un caudal constante.

Estas cuestiones están pasando en el Brasil de Lula, se extienden por Perú, Ecuador y ahora pretenden llegar a Bolivia. De momento Evo Morales ha dado prioridad a las hidroeléctricas y a la represa de Cachuela Esperan-za. Se sabe que más del 80% de la energía que genere será para vender a Brasil, que pretende ser el gigante la-tinoamericano. Brasil está tomando tanta influencia po-lítica y económica en Sudamérica que está arrastrando a gobiernos como el de Evo Morales a tomar decisiones como la de construir la represa de Cachuela Esperan-za. Y aquí nos tendríamos que hacer la pregunta de si verdaderamente este esfuerzo merece la pena, de si no hay otras alternativas. El que debería de responder es un gobierno indigenista, defensor de la Pachamama, que se enfrenta o cede al chantaje desarrollista y neoliberal.

Nuestro trabajo, en ocasiones, casi es de investi-gación, la información nos lleva a la implicación y esto hace que no puedas dejar de posicionarte, dan ganas de implicarse más activamente en la lucha, pero hay que medirse, hay que tener prudencia pues en un momento dado todo se puede volver en nuestra contra. Conoce-mos a activistas, luchadoras y luchadores incansables, líderes, dirigentes y, con ellos, compartimos informa-ción y experiencias, más que nada aprendemos muchos ejemplos de integridad, compromiso y energía.

1 Odebrecht es una empresa 100% de capital privado, están cons-truyendo una mega-represa, la hidroeléctrica de Santo Antônio y pretenden en Cachuela Esperanza-Bolivia, además de otros megaproyectos

El megaproyecto de la des-esperanzaCrónica de Viaje por Bolivia de Nacho Arantegui

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Trapiche12 Mayo 2010, Cochabamba - BoliviaCULTURA

Hermann Bellinghausen/La Jornada

A 35 años de su asesinato, Roque Dalton (1935-1975) está más vivo de lo que jamás pensaron sus detractores lite-rarios, y pervive tam-bién, intensamente, en términos políticos y de experiencia re-volucionaria. Es uno de los muchos caídos en las esperanzado-ras insurrecciones en los años 70 del siglo

pasado que terminaron enlutando Centroamérica y el Cono Sur, y que, con excepción de Nicaragua, fueron derrotadas. Lo particularmente doloroso en el caso de Dalton es que fue asesinado por sus propios compañe-ros de lucha en El Salvador.

La noche del 10 de mayo de 1975, mientras dor-mía, recibió un tiro en la cabeza por decisión de tres de los cuatro miembros de la Comisión Militar del Ejér-cito Revolucionario del Pueblo (ERP): Joaquín Villa-lobos, Alejandro Rivas Mira y Vladimir Rogel Umaña. Ellos mismos se encargaron de la ejecución.

Para entonces, Dalton llevaba un mes preso por los mandos del ERP, al cual pertenecía; lo acusaban de agente, primero de la CIA, y después castrista. El pro-pio Fidel Castro reviró, y acusó de agentes de la CIA a Villalobos y a sus socios del tribunal guerrillero. Al parecer, el gran delito del poeta fue insistir en que antes de la insurrección era necesario crear un frente de ma-sas, o sea, tener bases en la sociedad descontenta. Eso acabaron haciendo los guerrilleros que confluyeron en el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) después de la muerte de Dalton.

Joaquín Villalobos llegó a ser uno de los coman-dantes del FMLN, y tras los acuerdos de paz del Cas-tillo de Chapultepec, que dieron fin a la guerra de El Salvador en 1992, regaló su arma al presidente mexica-no Carlos Salinas de Gortari; arma que a su vez había entregado a Villalobos el comandante Fidel Castro.

El gesto le ganó un boleto de primera clase a la Universidad de Oxford, donde sufrió una metamorfo-sis, como ha ironizado Roberto Bardini. Los estudios de posgrado hicieron de Villalobos especialista en pro-blemas de seguridad y le permitieron asesorar al gobier-no fascista de sus antiguos enemigos de ARENA, y más recientemente al presidente colombiano Álvaro Uribe.

Su deuda con Salinas era grande, y no dudó en trasladarse a México en enero de 1994 para sobrevo-lar la selva Lacandona junto con mandos del Ejército federal, para orientarlos en la ofensiva que preparaban contra el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, a raíz del levantamiento indígena de Chiapas.

El asesino de Roque Dalton vuelve a México en 2010 para hablar en Los Pinos ante el cuerpo diplo-mático y el gabinete del presidente Felipe Calderón, evaluar positivamente su guerra contra el crimen orga-nizado y delatar los mitos que la intentan desprestigiar (La Jornada, 9/01/10). Coincide la visita con la nueva publicación (¡en Australia!) del libro más emblemático y polémico de su víctima, Historias y poemas de una lucha de clases (editorial Oceansur, Melbourne, 2010), que Dalton escribió hacia 1975, póstumamente cono-cido como Poemas clandestinos (1981).

Una franja de sus ideas y convicciones hoy resul-tan obsoletas pero fueron comunes en la izquierda la-tinoamericana de los años 60 y 70 del siglo XX, como el sovietismo devoto o el rechazo intransigente a la ho-mosexualidad (aunque debe reconocerse que ya había asumido la igualdad de las mujeres, pues aprendió las primeras lecciones del feminismo sesentero, lo que en esa tradición de izquierda tenía su mérito).

Toda generación de poetas es en parte obsole-ta. Para ilustrarlo con el caso mexicano e indepen-dientemente de los logros artísticos, esto aplica a los modernistas porfirianos, los estridentistas, los Con-temporáneos, las revistas Taller e Hijo pródigo o el valemadrismo infrarrealista. Pero lo que va quedando es la poesía, donde la hay. Y las verdades que la alimen-taron.

Revolucionario de corazón, miltante íntegro y comprometido hasta el final, en Historias y poemas, Roque Dalton se desdobla en cinco heterónimos, poe-tas de su invención: la joven activista Vilma Flores, el líder estudiantil Timoteo Lúe, el también narrador Juan Zapata, el ensayista literario Luis Luna y el de mayor edad, Jorge Cruz, asesor jurídico del movimiento obre-ro católico, especialista en Paulo Freire y presunto au-tor de una Oda solidaria a Camilo Torres; su alter ego Dalton transcribe la serie Poemas para salvar a Cristo, incluyendo el memorable Credo del Che.

Víctima de un error estalinista del hoy oxfordiano asesor bélico de gobiernos neoliberales y represivos, Dalton tiene asegurado su lugar como autor fundamen-tal (y siempre incómodo) en las letras salvadoreñas y el conjunto de la literatura en lengua castellana. Tan sólo su libro más conocido, Las historias prohibidas

de Pulgarcito (1974), en deuda con las misceláneas de Julio Cortázar, pertenece a la estirpe cuasi nerudiana de Guatemala: las líneas de su mano, de Luis Cardoza y Aragón, y Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano.

¿Quién dijo que la poesía no muerde?

Quién mató a Roque Dalton?

Hace treinta y cinco años, Roque fue asesinado mientras dormía. Yo soy uno de sus muchos dolientes.

Fui su amigo, y lo sigo siendo.Su asesinato me dolió, y me sigue doliendo.

La impunidad me indignó, y me sigue indignando.La impunidad estimula a los criminales, y los militantes que matan para castigar la discrepancia no son menos

criminales que los militares que matan para perpetuar la injusticia.Aquí va mi abrazo, de muchos brazos, a los familiares de Roque, a sus amigos, a sus compañeros, y a las muchas y

muchos que no lo conocieron pero lo aman amando las palabras que nos dejó.

Roque DaltonEduardo Galeano/La Jornada

Por Qué EscribimosUno hece versos y ama

la extraña risa de los niños,el subsuelo del hombre

que en las ciudades ácidas disfraza su leyenda,la instauración de la alegría

que profetiza el humo de las fábricas.

Uno tiene en las manos un pequeño país,horribles fechas,

muertos como cuchillos exigentes,obispos venenosos,

inmensos jóvenes de piesin más edad que la esperanza,

rebeldes panaderas con más poder que un lirio,sastres como la vida,

páginas, novias,esporádico pan , hijos enfermos,

abogados traidoresnietos de la sentencia y lo que fueron,

bodas desperdiciadas de impotente varón,madre, pupilas, puentes,

rotas fotografías y programas.Uno se va a morir,

mañana,un año,

un mes sin pétalos dormidos;disperso va a quedar bajo la tierra

y vendrán nuevos hombrespidiendo panoramas.

Preguntarán qué fuimos,quienes con llamas puras les antecedieron,

a quienes maldecir con el recuerdo.Bien.

Eso hacemos:custodiamos para ellos el tiempo que nos toca.