Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

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TRANSICIÓN, RETOS Y PROBLEMAS DE LAS UNIVERSIDADES EN EL SALVADOR: Opiniones circunstanciales (1997 – 2002) Oscar Picardo Joao, MEd.

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TRANSICIÓN, RETOS Y PROBLEMAS DE LAS UNIVERSIDADES EN EL SALVADOR:

Opiniones circunstanciales (1997 – 2002)

Oscar Picardo Joao, MEd.

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Derechos Reservados © Copyright Oscar Picardo Joao 1999 San Salvador Trabajo en edición

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A todos los universitarios salvadoreños, que con cientificidad y academicidad

han transformado la historia, comprometidos con la Verdad.

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INDICE PROLOGO DEL Dr. David Escobar Galindo.............................................................. 7

A MODO DE INTRODUCCION................................................................................... 7

¿QUO VADIS ...UNIVERSITAS SALVADOREÑENSIS? …………………………….. 9

UNIVERSIDAD Vrs. PARTICULARIDAD: ¿Quid eras... , quid es Universitas? ...... 11

LA CULTURA DE EVALUACIÓN Y LA EVALUACIÓN DE LA CULTURA............… 15

LA MISIÓN -DE LA MISIÓN- EN LA UNIVERSIDAD………………………………..... 18

LA UTOPIA DE LA UNIVERSIDAD: SU VISIÓN………………………………........… 21

INTEGRIDAD DE LA INSTITUCIÓN E INSTITUCIÓN DE LA INTEGRIDAD:

Reflexiones en torno al Criterio X de Evaluación…………………………….............. 23

PARES ACADÉMICOS: Su Significado y Vocación……………………………......... 26

LAS UNIVERSIDADES FRENTE A PARTICULARES……………………………….. 28

LAS UNIVERSIDADES Y EL PLAN DE NACIÓN……………………………….......… 30

REALIDAD, ACADEMIA Y POLITICA: Apuntes de epistemología........................… 32

UNIVERSIDAD Y GESTION PUBLICA: Retos políticos y retos educativos..........… 35

"UNIVERSIDAD LIBRE DE EL SALVADOR": Reminiscencias críticas de la

historia universitaria……………………………........................................................… 38

PROFECÍAS UNIVERSITARIAS: Reflexiones sobre pensamiento de

Martín-Baró………………………………….............................................................… 40

OPINION Y UNIVERSIDAD: Reminiscencias y exigencias de la historia..............… 42

EL MANIQUEÍSMO HISTÓRICO DE LA UES: Y las posibilidades de derrocarlo.… 44

MINERVA, LA MUJER: Símbolo y Realidad……………………………..................… 46

¿TIENE AUTONOMIA LA UES?: Tesis históricas y semánticas..........................… 48

LAS UNIVERSIDADES EN LA ENCRUCIJADA………………………………............. 52

UNIVERSIDAD Y REALIDAD: Juntas y revueltas…………....................................… 55

UNIVERSIDADES FRENTE A PARTICULARES (Parte II, dos años después)…… 58

¿CALIDAD UNIVERSITARIA? …………................................................................… 61

LA EDUCACIÓN: ¿GASTO O INVERSIÓN?…………………………………………. 63

LAS UNIVERSIDADES: Al borde de lo mismo………………………………………. 66

EL MERCADO UNIVERSITARIO EN COSTA RICA Y EL SALVADOR…………… 68

EDUCACIÓN, CIENCIA Y DESARROLLO………………………………………………. 71

CTS…¿cuándo?…………………………………………………………………………… 73

VISITA A MINERVA: Retomando el compromiso olvidado……………………………. 74

EL MAGISTERIO: Retos, problemas y posibilidades………………………………. 77

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ACREDITACION UNIVERSITARIA: Retos, Problemas y Posibilidades……………… 80

LA CAPACITACIÓN DOCENTE COMO DESARROLLO Y COMO CULTURA…….. 82

LA MISMA OFERTA, LAS MISMAS CARRERAS: Los mismos problemas…………. 85

¿FORMACIÓN DE PROFESIONALES O FORMACIÓN DE CIENTÍFICOS?……. 87

EL LADO OCULTO DE LA “CALIDAD” EDUCATIVA………………………………….. 89

LA EXPERIENCIA DE LOS “COMMUNITY COLLEGES”…………………………. 91

¿EVALUACIÓN SIN “VALUACIÓN”?…………………………………………………. 93

¿LA EDUCACION EN LA GLOBALIZACIÓN?……………………………………… 95

NUEVAS POLÍTICAS PARA NUEVAS UNIVERSIDADES………………………… 97

PARADOJAS DEL CONOCIMIENTO EN EL SIGLO XXI……………………………. 99

REFORMAS Y TRANSFORMACIONES EDUCATIVAS EN

CENTROAMÉRICA: Reflexiones sobre espacios olvidados……………………… 101

EL DRAMA DEL INFRADESARROLLO INFORMÁTICO Y LA EDUCACIÓN…….. 103

LOS ESPEJISMOS DE CALIDAD EDUCATIVA EN LOS COLEGIOS Y

UNIVERSIDADES ……………………………………………………………………… 105

EDUCACIÓN Y TERREMOTO: Algunos intangibles………………………………… 107

EL NAUFRAGIO DE LAS UNIVERSIDADES………………………………………. 109

TRES CRITERIOS DE CALIDAD EN LA EDUCACION SUPERIOR…………….. 111

EDUCACIÓN SUPERIOR POR INTERNET: ...y el Modelo Pedagógico?………… 113

LOS “CLAUSTROS” EDUCATIVOS…………………………………………………… 115

SOBRE MAESTROS, ANIVERSARIOS Y CRISIS………………………………….. 116

LA ESCUELA Y EL MAESTRO FRENTE A LA SOCIEDAD INFORMACIONAL… 118

DIME QUE UNIVERSIDAD TIENES.…………………………………………………. 120

LA UNIVERSIDAD FRENTE LA SOCIEDAD (1/3)………………………………… 122

LA UNIVERSIDAD FRENTE AL CONOCIMIENTO (2/3)………………………….. 124

LA UNIVERSIDAD FRENTE A LA PERSONA (3/3)……………………………….. 126

LAS TRES CRISIS DE LA UNIVERSIDAD…………………………………………… 127

EDUCACIÓN PARA UN FUTURO VIABLE…………………………………………… 129

EDUCACIÓN Y SOCIEDAD INFORMACIONAL: Perplejidades y perspectivas… 131

DESTINO ACADEMICO Y PREDESTINACIÓN CURRICULAR…………………… 133

“LITERATURA GRIS” Y UNIVERSIDAD……………………………………………… 135

LA DIGNIFICACIÓN DOCENTE: EL PUNTO DE PARTIDA ………………………. 137

LA EDUCACIÓN COMO PUNTO DE PARTIDA, PERO… ……………………….. 139

LA EDUCACIÓN: ¿servicio público o negocio privado?…………………………… 141

LA “INFORMACIÓN” EN LA EDUCACIÓN…………………………………………. 142

LA MISMA OFERTA, LAS MISMAS CARRERAS: LOS MISMOS PROBLEMAS.. 144

¿UNA PAES PARA NUEVOS DOCENTES?……………………………………….. 146

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PEDAGOGÍA DE LA INCERTIDUMBRE…………………………………………….. 148

PEDAGOGÍA INFORMACIONAL: Enseñar a aprender en la sociedad del

Conocimiento…………………………………………………………………………….. 150

“EL EDUCADOR HACE COMUNICADOS Y DEPÓSITOS…” …………………….. 152

¿INVERTIR EN EDUCACIÓN?, MEJOR INVERTIR EL PROCESO… …………… 153

EL TLC Y LAS UNIVERSIDADES (FUTURE TRENDS)……………………………. 155

EL PROFESOR UNIVERSITARIO… ………………………………………………… 157

SERÉ YO… ¿MAESTRO?…………………………………………………………….. 159

PEDAGOGÍA DE LA REALIDAD Y REALIDAD DE LA PEDAGOGÍA……………. 160

LOS INTANGIBLES DE LA CALIDAD EDUCATIVA……………………………….. 162

ALUMNOS QUE REPITEN, MAESTROS QUE FRACASAN………………………. 164

UNIVERSIDADES Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN: CULPA COMPARTIDA…. 166

LA REFORMA PENDIENTE… ……………………………………………………….. 167

LOS PROFESIONALES QUE NECESITAMOS… …………………………………. 169

TLC Y EDUCACIÓN: ¿Departamento 15 o Estado 53?……………………………. 171

TÁCTICA Y ESTRATEGIA DE LA “CALIDAD” EDUCATIVA……………………… 173

PEDAGOGÍA Y SUBDESARROLLO: Mito y retórica……………………………… 175

TECNOLOGÍAS Y PEDAGOGÍA…………………………………………………….. 177

DOCENTES... ¿NOS AUTOEVALUAMOS?…………………………………………. 179

Nota: Referencias de los subtítulos, donde fue publicado el artículo

LPG: colaborador de La Prensa Gráfica

DEM: columnista de Diario El Mundo

ESC: colaborador de El Sol Centroamericano

SRF: Sin Registro de Fecha

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DOS PALABRAS INTRODUCTORIAS David Escobar Galindo

Oscar Picardo Joao es un intelectual de nuestro tiempo, y esa caracterización lo define como una mentalidad abierta a los grandes temas que palpitan en la realidad, tanto nacional como internacional. Su bagaje académico es de primera calidad, y sus instrumentos analíticos tienen la precisión de una inteligencia bien educada y entrenada. Por eso, su aporte crítico es siempre sesudo, ágil, oportuno y certero. Picardo Joao, como pensador de estirpe que es, nunca anda por las ramas: su búsqueda constante es entre las nervaduras complejas del árbol vivo del conocimiento.

Hombre práctico, Oscar Picardo Joao sabe en qué mundo se mueve y en qué espacio le toca funcionar. Si bien es cierto que en las condiciones actuales de la comunicación ya todos los ámbitos están a disposición del conocimiento, el pequeño entorno siempre pesa mucho. En El Salvador, la suerte del libro como tal sigue siendo aleatoria, y en contraste, la expansión de los medios de comunicación escrita es muy dinámica desde siempre. Nuestro amigo ha tomado, pues, posición permanente en las almenas del periodismo, y desde ahí está enviando señales constantes, con la soltura y la vitalidad que le son propias.

Las colaboraciones periodísticas tienen la enorme ventaja de llegar a infinidad de lectores durante un día; pero su lado flaco es la fugacidad. Hay, entonces, que pensar en el libro, que las recoja y les dé la debida permanencia, para provecho de los lectores más avisados y también para servicio de los estudiosos sobre temas específicos. De las páginas del periódico han salido todo el material de este libro; y hoy, al tenerlo reunido, se produce el fenómeno virtuoso: la lectura concentrada le evidencia ese poder de unidad y sentido interior que no era posible advertir en la lectura sucesiva.

Picardo Joao junta aquí sus reflexiones sustanciosas sobre un tema concreto: la educación superior en el país. Son trabajos publicados a lo largo de cinco años, entre 1997 y 2002. Todo un catálogo de percepciones filosóficas, reflexiones científicas y técnicas, acercamientos problemáticos y datos de la realidad inmediata. Al ir avanzando por esta rica floresta de opiniones sobre el fenómeno universitario salvadoreño, el lector recibe toda una afluencia de conocimientos, variados e reveladores, que ponen los múltiples asuntos en incitantes perspectivas. No habla desde estas páginas el estudioso frío, en su gabinete de investigador: habla el intelectual comprometido con el trabajo diario, que está poniendo constantemente a prueba su conocimiento en la trepidante maquinaria de los hechos reales.

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Como muy bien se desprende de la lectura de este libro, en El Salvador la educación –y no sólo la superior—está en crisis, en el sentido creativo y desafiante del término. Eso es así porque constituye un reflejo exacto del ser del país. Es un fenómeno en dificultoso movimiento, cuyos goznes y bisagras requieren mucho aceite histórico. Reflexionar sobre ese acontecer es, por consecuencia, una tarea profundamente auxiliadora. Antes, la educación se daba por descontada, como si sólo hubiera algunos retos cuantitativos por resolver; ahora, la sana angustia cualitativa va impregnando el sistema, y sus efluvios se transmiten a la sociedad, en un desplazamiento que anuncia tiempos mejores, aunque no menos difíciles.

Este libro de Oscar Picardo Joao es indispensable para calar en la entraña universitaria salvadoreña de este tiempo, con miras a los derroteros del porvenir. Aquí hay un esfuerzo de comprensión y dilucidación francamente admirable, y, por ende, hay que agradecérselo al autor con todas las de la ley. Hay mucha gente que vive la realidad, pero es escasísimo el número de los que la piensan. En este caso, estamos ante un pensador activo y práctico, lo cual le agrega un extraordinario valor a la tarea del análisis.

Ojalá que todas las personas que están vinculadas al fenómeno universitario tomen este libro para lectura reflexiva; y también lo hagan todos aquellos que se interesan en conocer a fondo la realidad en que vivimos. Si eso ocurre, este excelente material habrá cumplido su destino. San Salvador, octubre, 2002

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A MODO DE INTRODUCCION En 1997 comenzaba en el ámbito universitario una etapa más de la historia

de la Educación Superior, desplazando por completo a una caduca Ley de

Universidades Privadas, que desde 1965, con su simplismo permitió el momento

más decadente del entorno académico. En efecto, la nueva Ley de Educación

Superior y su Reglamento (1995) posibilitó un espacio de dos años para que las

instituciones de adaptaran a un marco legal que se ubicaba en la antípoda del

anterior.

Los siguientes artículos elaboran un bosquejo del proceso de transición

universitario, se trata de un conjunto de opiniones circunstanciales que siguieron el

ritmo del devenir histórico entre 1997 y 2002; diálogos con las instituciones, con la

realidad y con el imaginario utópico, que denotan el paso de un momento de

transformación.

Cada día más, diversos organismos e instituciones nacionales e

internacionales, señalan la importante relación entre universidad y desarrollo; y es

que, ciertamente, la creación, difusión y transmisión de conocimiento delega en los

ciudadanos una cultura de conocimiento y de información, y depende del status de

este bagaje de ideas, la comprensión y visión que los profesionales tengan de su

entorno. Existe una analogía, una articulación entre la realidad académica y la

realidad histórica que marca la pauta del desarrollo, esto es innegable, así como lo

es la situación de las universidades antes de este momento crucial y el estado de

la Nación.

Las grandes carencias investigativas, científicas y académicas se tradujeron

en una sociedad de mitos icónicos; fue la década perdida, la de los ochenta, en

donde imperó la irracionalidad y el antihumanismo; la exacerbada guerra fratricida,

el momento de menos espacio político, de menos diálogo y menos libertad de

expresión; la sociedad era el espejo de las universidades y viceversa.

Hoy a las puertas de un nuevo siglo y de un nuevo milenio, el azar histórico

de la humanidad indica un nuevo derrotero, la era del conocimiento, de la

información y de lo global exige nuevos paradigmas, y es así como El Salvador

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responde con ahínco e inmediatez a los signos de los tiempos; el desgaste de la

realidad posibilita un giro que trastoca todos los ámbitos, y la universidad como

espacio de pensamiento comienza a responder.

Sea un momento coyuntural, de transición o circunstancial, percibimos los

movimientos, las oscilaciones de la geometría nacional; la caída del Muro de

Berlín y los Acuerdos de Paz de Chapultepec, fueron los símbolos, para el mundo

y para nuestro país, respectivamente, cuyo significante se traducía en cambios,

novedades, ajustes, etc.; este “aggiornamento” tocó las aristas de las

universidades salvadoreñas, y con estas opiniones que entregamos a la sociedad,

ya no como alertas aisladas, sino como la sistematización evolutiva, descubrimos

el devenir, el proceso y la historia, breve pero intensa, de lo que viven estas

instituciones sociales, catalizadoras de lo más genuino y generadoras de

conciencia social.

Quienes trabajamos en universidades con convicción y voluntad de verdad

real, sabemos que estas instituciones son un engranaje clave para el desarrollo

político, económico, social y cultural, no solo por que fraguan grupos de

profesionales que posteriormente asumen las riendas del desarrollo, sino porque

son las responsables de establecer los horizontes y visiones de una generación,

bosquejando un perfil cultural de “creencias” que incide sobre otros rubros de la

sociedad.

Esperamos que estas lecturas fragmentadas -desde la perspectiva

semántica- pero unificadas –desde la lógica histórica- puedan aportar algo al

conocimiento de los ciudadanos y académicos que piensan o creen que las

universidades tienen una palabra que decir a sus coetáneos.

El Autor; Septiembre del 2002.

¿QUO VADIS ...UNIVERSITAS SALVADOREÑENSIS?

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(22 de abril de 1997; LPG)

La sociedad actual se puede describir por una serie de tendencias

marcadas por: tecnocracia, globalización, hedonismo, insensibilidad,

funcionalidad, materialismo y agnosticismo religioso, histórico y cultural. De este

modo las generaciones presentes y futuras van perdiendo su identidad e

idiosincrasia, a la postre de un entorno social cada vez más deshumanizado,

marcado por hitos de violencia, narcotráfico, corrupción, fraude, etc.

¿A causa de qué la sociedad está de este modo?, obviamente hay una

respuesta; la inhumanización es fruto de la carencia de “humanidades”; una

corriente actual tiende a valorizar a la persona ya no por el ser sino por el tener,

“Cuánto vales, cuánto tienes”; el dinero, el deseo mimético de competir, el

mercado y los avances tecnológicos mandan; en cambio la filosofía, la teología, la

psicología, las letras, la antropología, la sociología van en decadencia.

Las universidades y la Ley de Educación Superior , obviamente responden a

estudios de factibilidades -lamentablemente-, “es factible, es posible”; pero

¿caminamos por sendas éticas?.

Los salvadoreños fueron los humanistas, no se conoce un gran

salvadoreño, por la medicina, química, ingeniería, etc. ; Masferrer, Gavidia, Armijo,

Dalton, Monseñor Romero, Escamilla, Ellacuría, Escobar Galindo, Cea, etc. ¿de

qué campo eran? ; no pretendo desvalorizar las ciencias empíricas, pero los

grandes de la historia fueron humanistas, y si no busquemos en las bibliotecas.

Al parecer ya se cerró el canon de intelectuales en El Salvador, lo que

emerge es la maquila, los establecimientos de comida rápida, la construcción y los

colegios; puro consumismo; si bien estamos deficientes en el área creativa de

producción industrial, estaremos totalmente mutilados con la nulidad de

producción intelectual, ¿por qué?, porque la tendencia de las universidades es

cerrar las carreras de Filosofía, Letras y otras afines.

Gente que piense, que sea crítica, analítica al parecer no es conveniente, y

no van con los manuales de las transnacionales, que ya vienen elaborados, y que

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no aceptan modificaciones; uno llega a la oficina y le entregan el manual

operativo, de estos límites no se salga, todo está empíricamente calculado.

¿Dónde dejamos el arte?, otro hijo bastardo o huérfano de las

universidades; con costo en la UES y en algunas carreras afines al diseño de la

Universidad Matías Delgado se encuentran vestigios y reminiscencias del arte, y

con el “requién” del CENAR se va sepultando toda posibilidad.

Si seguimos este camino, volveremos a la etapa histórica de la

colonización, el afán de ser un “pequeño dragón centroamericano”, movilizará el

dinero como moscas en una eterna y distanciada clase baja con lo mínimo; y así

produciremos mucho para el mercado internacional, pero muchas viñetas y

marcas con el logo “made in“, quedando sumergidos en el anonimato maquilístico

de Centroamérica.

Más triste aún es que los que escriben sobre El Salvador y sobre los

salvadoreños son extranjeros. Muchos manejan sofisticados programas de

software, conocen al dedillo el Internet, pero jamás han leído una obra de algún

escritor salvadoreño, sin embargo éstos son los útiles tecnócratas. En los colegios

muchos estudiantes copian textualmente las enciclopedias de las PC para los

trabajos de investigación, propinando el desprestigio del libro. No estoy

proponiendo una relegación al atraso, ni el desprestigio de la alta tecnología, pero

sí la axiología recuperación del humanismo.

Dios y la historia en el campo intelectual son dos rezagados elementos, lo

centroamericano y salvadoreño en su esencia se disipa poco a poco; aquellas

generaciones y círculos de intelectuales que marcaban la pauta de una época se

han descontinuado. Necesitamos profesionales integrales que con su quehacer

profesional humanicen; necesitamos recuperar lo histórico, lo cultural y lo nacional,

y no fusiones integradas y sintéticas de ciencias sociales.

Universidades y estudiantes desempolvemos la “Oda a Centroamérica” de

Gavidia, el “Mínimun Vital” de Masferrer, y junto con Gavidia pensemos “Nosotros

necesitamos dar valor a nuestra herencia. Hay una ciencia en Centro América

admirable. La ciencia del tiempo; la cronología... La América debe reflejarse en el

poema, en la epopeya, en el teatro... en la filosofía propia”.

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¿Hacia dónde vamos universidades?...hacia donde ustedes nos llevan.

UNIVERSIDAD Vrs. PARTICULARIDAD: ¿Quid eras... , quid es Universitas?

(30 de abril de 1997; LPG)

Ante la pregunta del encabezado, ¿qué eras..., qué eres universidad? que

ciertamente nos genera una leve afasia, tenemos la responsabilidad de pretender

dar una respuesta; obviamente las definiciones posibles en nuestro contexto

tendrán mas de cuarenta respuestas posibles, tantas como Universidades hay.

Pero intentando adivinar una respuesta fiel al concepto y a su concreción histórica,

nos introducimos en un análisis con estas dos vertientes: el Concepto y la

Historia.

El término Universidad, proviene del latín Universitas, atis, cuya

comprensión es: la multitud de todas las cosas; el mundo de; el universo de. Dicho

concepto proviene a la vez de una combinación de ciertas raíces latinas: a) Unus,

a, um, (2415)que se traduce como: uno, alguno, igual, semejante; b) Verso, sare,

que se traduce como: volver a, tratar sobre; c) Versus, a, um que se traduce como:

vuelto, mudado, cambiado; d) verto, tere, que se traduce como: tomar, volver,

convertir. Reflexionando sobre el aspecto etimológico, y tomando en cuenta la

primera acepción, Universidad es un “lugar sustancial” en donde se encuentra lo

relacionado con lo multidisciplinario, en donde lo semejante y lo cambiante se

trata, se toma, se vuelve sobre ello. Ahora bien, si materializamos estas

realidades semánticas, el concepto Universidad exigitivamente supone la

concreción significante y significadora; esto quiere decir que la Universidad es un

lugar donde se desenvuelve lo multidisciplinario, en otras palabras, el todo, lo

comúnmente conocido por universal, y no las partes hablando en términos

Gestálticos.

Para designar lo que hoy conocemos como Universidad, debemos aceptar

que el término pasó por un proceso histórico; se comenzó a emplear en la Edad

Media, para designar cualquier comunidad o corporación considerada en su

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aspecto colectivo. A finales del siglo XII, la palabra Universidad se aplicó

exclusivamente para designar a la comunidad de Maestros y Discípulos que se

reunían en una población con el objeto de dar y recibir, recíprocamente

instrucción en las diferentes disciplinas científicas que entonces se cultivaban.

En conclusión el concepto de Universidad tiene un ámbito definido por dos

constantes: en primer lugar, se trata de un centro multidisciplinario, total y no

particular; en segundo lugar, supone la actividad “recíproca” de contenidos

científicos, constituida por maestros y discípulos.

Históricamente, las Universidades nacen en Europa, en torno a corrientes

de pensamiento o concretamente a pensadores, que inicialmente estaban

relacionados a monasterios, aunque desde los pre-Socráticos, pasando por las

Escuelas peripatéticas y los círculos del Aereópago existían grupos pedagógicos,

pero los monasterios son el antecedente directo de la Universidad; en tales

monasterios se encontraban las grandes bibliotecas y por ende, los lectores,

traductores y escritores. Así surgen las Universidades de Bolonia, París,

Salamanca apadrinadas por Dominicos y Jesuitas, quienes eran los depositarios

de la sabiduría intelectual. Desde 1170 tenemos datos históricos de la Universidad

de París, cuyos estatutos se consolidaron hasta 1208; también así la Universidad

de Bolonia que recibió sus estatutos en 1203 bajo el consentimiento del Papa

Inocencio IV. Así los “Glosadores Boloñeses” comenzaban a despuntar en

materia jurídica, mientras que los Parisinos hacían otro tanto en materia teológica.

España como potencia no se quedaba atrás, Alfonso VIII en 1212 fundó en

Palencia los Estudios Generales, con iniciativa gubernamental, ante la corta vida

de esta institución, emerge con el impulso del rey Don Alfonso IX la gloriosa

Universidad de Salamanca, en 1215, con el mismo carácter público de Palencia,

hasta que en 1255 recibió el visto bueno Papal por razones de acreditación. En

estas Universidades el pensum general era establecido por el “Trivium” y

“Cuadrivium” (gramática, lógica, retórica, geometría, astronomía, etc.);

posteriormente se sumaron a éstas carreras específicas en materia jurídica,

historia, arqueología, ciencias naturales, teología, filosofía, etc. Estas

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Universidades tenían un talante aristocrático, sólo para clases privilegiadas,

eruditos, intelectuales, literatos y eclesiásticos.

Con el reinado de Carlos III se propició una política administrativa nueva

para las Universidades, así, para el siglo XVI se impulsaban los programas de

Estudio y se nombró un censor; el espíritu reformista permitió la entrada de

sospechosos en las aulas, las ideas de Bacon, Descartes, Locke, Kant, Van Espen

y Bernardi se desanatematizaron; y a la vez esto posibilitó que los estudios

Universitarios cruzaran el Atlántico, y así se fundó la Universidad Pontificia de

Santo Tomás de Aquino, creada por Carlos V y confirmada por Paulo III en 1538 -

en la Española-; de este modo se propagaron las Universidades en América, y se

inauguró el 7 de Enero de 1681 la Universidad de San Carlos de Guatemala, Alma

Mater de Grandes centroamericanos, entre ellos: Pbro Dr. José Simeón Cañas

(Salvadoreño), Dr. José Felipe Flores (Chiapas), Dr. José María Álvarez y Estrada

(Guatemalteco), Lic. José Cecilio del Valle (Hondureño) y Lic. Miguel Larreynaga

(Costarricense).

En El Salvador, en 1841 se crea la Universidad de El Salvador, y hasta

1965 surge la primera Universidad Privada: Centroamericana “José Simeón

Cañas”; en la década de los setenta surgen tres Universidades más; en los

ochenta surgen 32 Universidades, y en los noventa 11 Universidades; haciendo un

total de 41 Universidades.

Esta breve y cosmética reflexión histórica pretende que el lector profundice

en la realidad significante de una Universidad. Lo que podemos deducir de lo

antes anotado, es que la Universidad es una institución de servicios intelectuales,

teóricos, prácticos, investigativos y científicos hacia la sociedad; en síntesis, la

calidad social depende de la Universidad; de aquí, la importancia de las

Universidades en Europa, que fueron pocas pero de alta calidad.

Ahora bien, en el contexto salvadoreño hay Universidades excelentes,

buenas, regulares y malas, ¿de qué depende la ubicación axiológica? ;

parafraseando la Nueva Ley de Educación Superior, depende de: definición de

grados académicos, sistema de Unidades Valorativas, Coeficiente de Unidades

de Mérito, extensión cultural, requisitos de ingreso, requisitos de graduación,

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Libertad de Cátedra, Autonomía, estudio de factibilidad, etc. Esta es una verdad,

pero no toda la verdad, el criterio último para catalogar una Universidad depende

de tres funciones o actividades, la Universidad debe: 1) Ser Investigadora,

profundizando en la realidad nacional, en las ciencias humanísticas y científicas,

indagando y aportando propositivamente. 2) Ser Docente, bajo el criterio de

reciprocidad, “docere” es sacar -no dinero- lo que posee experiencialmente el

alumno; docente significa asumir la tarea investigativa, escribir, producir

intelectualmente, dar algo original y no fusilado. 3) Ser Proyectora, de lo que

enseña hacia la sociedad aportando soluciones a los problemas.

Cada Universidad anualmente debería presentar a la sociedad sus

investigaciones, proyectos y publicaciones, y así podríamos medir qué clase de

Universidad es. De ser así, cada problema social tendría una Universidad a su

servicio, pero en realidad, hay Universidades de “casa y garaje”, sin campus, sin

investigación, sin proyectos y casi sin docentes, ¿cómo van estas instituciones a

cumplir con las tres funciones. ?. Pero quizás cumplan con la ley.

La Universidad debe jalonar a la sociedad a perspectivas de vida más

humanas, con sentido crítico, debe señalar el camino, debe ser un signo histórico.

Como decía Ellacuría, “la Universidad debe ser operante y efectivamente

conciencia crítica y creadora al servicio de la comunidad (TP)” Habría que

cambiarles el nombre a muchas instituciones, ya no llamarlas Universidad sino

“Particularidad”, no sólo por no hacer honor al concepto, sino por las limitaciones

reales; tenemos tantas Universidades como pupuserías, con las mismas

limitaciones -con el permiso y perdón de las pupuseras- tres o cuatro carreras

(chicharrón, queso, revueltas y con loroco). ¿Quo vadis...Universitas

Salvadoreñensis?

LA CULTURA DE EVALUACIÓN Y LA EVALUACIÓN DE LA CULTURA.

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(14 de mayo de 1997; LPG)

Los paradigmas idiosincrásicos de las Universidades salvadoreñas

comienzan su abducción, hacia un nuevo horizonte; las que andaban al garete se

enfrentan a una nueva realidad: La Cultura de Evaluación.

El MINED, a través del Sistema Nacional de Supervisión y Mejoramiento de

la Calidad de Educación Superior, comienza un proceso histórico, que además de

aplicar la Nueva Ley, tiene como fin transformar la cultura ácrata y aislada de las

Universidades que se mantenían en un círculo vicioso indefinido de diversa índole,

respondiendo a esta problemática situación surge la Calificación, Evaluación y

Acreditación de Universidades, como un proceso unitario para establecer las

bases culturales de la evaluación permanente.

La cultura de evaluación, no tiene como finalidad “cerrar Universidades”,

sino más bien, mejorar las que hay, y obviamente cerrar aquella que no se adecue

a la Ley y a los procedimientos que ésta exige. Esta cultura nueva, se enmarca en

un proceso de tres etapas: Calificación, Evaluación y Acreditación. Las dos

primeras son un mandato de ley, la última es opcional de cada Universidad,

aunque ciertamente será una obligación virtual.

La calificación, se enmarca en un contexto de criterios cualitativos, en

donde se valoran catorce indicadores. La Evaluación se trata de dos etapas: la

primera, la Universidad dice lo que es, lo que tiene, y hacia donde se dirige, en la

Autoevaluación; la segunda, se trata de la verificación por pares académicos,

propuestos por las mismas universidades y otras instancias, éstos se presentarán

como “iguales” ante las autoridades universitarias a evaluar “in situ”, sin pretender

ser espías o fiscalizadores radicales, por el contrario son verificadores de la

verdad universitaria expuesta en la autoevaluación. Los criterios de evaluación -

más cualitativos- son diez: Misión Institucional, Gobierno y Administración

Institucional, Estudiantes, Académicos, Carreras y Otros Programas Académicos,

Investigación y Proyección Social, Recursos Educacionales, Administración

Financiera, Infraestructura física e Integridad Institucional. La Acreditación vendrá

a ser una penúltima etapa -porque no habrá última, por la continua evaluación-

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como respuesta sobre el informe elaborado por los pares académicos que emitirá

el comité de acreditación.

Este giro copernicano en la Educación Superior de El Salvador, vendrá a

sumarse al proceso de la Reforma Educativa, y a otras innovaciones que ha

generado el MINED; de este modo, a pesar de las deficiencias existentes se está

caminando para mejorar la calidad educativa en El Salvador.

No obstante, algunas de las Universidades existentes, ya se sometieron a

un proceso de Acreditación, tal es el caso de AUPRICA (Asociación de

Universidades Privadas de Centroamérica) y AUPRIDES (Asociación de

Universidades Privadas de El Salvador); dichas asociaciones recomiendan a sus

miembros someterse a un proceso de acreditación para formar parte de tal

entidad, lo cual supone un precedente válido experiencial de continuidad; estas

asociaciones se adelantaron históricamente, dando un primer paso significativo,

abrieron brecha en el campo de la acreditación.

¿Pero qué significa Cultura de Evaluación?, no se trata de una visión

superficial, que se conforma con cumplir lo mínimo e indispensable que exige el

marco legal, hay un “más” que exige una reflexión.

La Cultura de Evaluación, es Evaluación de la Cultura, es un proceso

permanente, requiere criticidad, veracidad y honestidad, se trata de un modus

vivendi universitario, de una interacción bilateral, generar cultura de evaluación, es

evaluar la cultura, es un autoanálisis que nos dice como debemos ser, para ser.

Evaluar, del latín “Valeo, ere” es dar valor, confirmar un valor; lejos de la visión

mercantilista: Valor de uso: utilidad de un objeto y valor de cambio: relación

cuantitativa, hablamos de un valor axiológico-ético; evaluar supone una revisión

inquisitiva, para descubrir lo que es total y últimamente, más allá de las

apariencias; evaluar supone una filosofía, una reflexión que supera la etapa

ideológica; se trata de una fatiga intelectual que indaga en lo que hay para decir lo

que es.

El axioma tomista de causas y efectos calza perfectamente en el tema de

cultura de evaluación, es decir, la calidad profesional, investigativa y docente a

todo nivel es el resultado o el producto de la formación universitaria; la universidad

Page 19: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

19

es causa de lo bueno y lo malo que se registra en el acontecer nacional; las

negligencias profesionales, la corrupción, la estafa y el fraude -entre otros males-

tiene que ver directamente con la Universidad. La incompetitividad que

padecemos en contraste de la invasión de las potencias primermundistas y

segundomundistas - y a veces hasta tercermundistas- , se tiene que resolver en

los campus universitarios. De este modo evaluar es sinónimo de mejorar, de

alcanzar y de superar. Evaluar es una postura sincera en la cual afirmamos lo que

realmente somos, sin dejar de lado lo que pretendemos ser; y esto implicará un

reto científico e intelectual de la Universidades para comenzar un verdadero

trabajo de investigación, de docencia y de proyección social altamente propositivo

y competitivo, tomando los recursos existentes con un grado de aprovechamiento

indefinido; sin duda la creatividad salvadoreña presente en la historia nos ha

indicado que sí hay una verdadera potencialidad mimética y disipada, recuperarla

es también una tarea de la evaluación.

Pero esta evaluación se presenta como una “cultura”, es decir, cristalizada

en un horizonte histórico, en un “Ethos”, en una costumbre tradente. “Cultura de

Evaluación” es una nueva etapa histórica apoyada en una subtensión dinámica,

que supone los errores del pasado, y sobre ellos esculpe los criterios del futuro; se

trata de un desgarramiento exigitivo de la realidad, realidad que jalona nuevos

procesos para mejorar.

Posiblemente existan resistencias a los cambios e inadaptados, pero si

estamos dispuestos a querer sobrevivir en el marco de la globalización, que

supone la competencia contra grandes, y si pretendemos hacer de las

Universidades verdaderos recintos de Investigación, Docencia y Proyección

Social, tenemos que dar la bienvenida a esta abiogénesis, llamada: “La Cultura de

Evaluación, que sin más es Evaluar la Cultura”.

LA MISIÓN -DE LA MISIÓN- EN LA UNIVERSIDAD.

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20

(6 de junio de 1997; LPG)

El pretexto de este título apunta a una dirección definida: La Universidad, no

obstante no es el único campo de aplicación, una Misión es el magno título de

cualquier proyecto colectivo, es un indicador de direccionalidad insoslayable para

evitar navegaciones históricas al garete.

El concepto Misión proviene de las raíces latinas: “Mitto, ttere”, cuya raíz es

“mit” significa mover, remover, dar vueltas, enviar, despachar, mandar; y en su

concreción el término “Missio, onis”, acción de enviar, encargo. Como podemos

apreciar a simple vista la etimología permite una veloz acción epistémica: Misión

es un encargo histórico realizable, se trata de un “hacia” y de un “hacer”, su

contenido lleva implícito una dirección y una acción.

Una misión determinada, puede tener un alcanzativo a corto, mediano o

largo plazo; sus dimensiones pueden tener una micro o macro pretensión, sus

variables en tiempo y espacio son polifacéticas, pero su rango de misión viene

dado por el poder posibilitador de realizarla, si se sale de este marco se

transforma en la utópica visión, que es otra cosa.

En el flamante Sistema de Supervisión y Mejoramiento de la calidad de

Educación Superior que explicamos en el artículo “La Cultura de Evaluación y

Evaluación de la Cultura” (14-05-97), anotamos el tema de la Evaluación y

Autoevaluación, con sus respectivos criterios, y como “Primus inter pares” aparece

el Criterio I “Misión Institucional”; que sea éste el criterio primero no es casual, sino

causal, por la obvia razón de que la evaluación está sujeta a la misión de la

Institución. Dicho de otro modo, se evaluará de acuerdo a su razón histórica

existencial, si una institución existe tiene un porqué y para qué, tiene una

peculiaridad singular -válgame la redundancia-; ¿qué es lo que posibilita la

existencia de varias Universidades?, además de la demanda, su propio perfil que

pretende llenar un vacío determinado.

La Misión de una Institución de Educación Superior es un plan programático

e histórico realizable, realista, completo y útil, que fija los horizontes y espacios de

Page 21: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

21

su capacidad intelectual y operativa; de la misión emergen los fines y objetivos, los

planes y proyectos, y todas las estrategias; la misión es el génesis del devenir

institucional.

Se trata de una “matrix”, de un principio y fundamento, de la filosofía

institucional, que se debe cristalizar y materializar en la historia; deducimos ante

todo que la misión debe ser HISTORICA.

La misión tiene principio y fin, su “alfa y omega”, debe surgir -en el caso de

las Universidades- desde la perspectiva participativa, una misión pensada por uno,

la tendrá que realizar uno mismo; o sea, es un proyecto COLECTIVO, porque

surge de la misma necesidad social del grupo que la exige para caminar hacia. Si

ya definimos que su principio tiene lo grupal o colectivo como sui generis, su fin

será la realización del proyecto contenido, mediante una verificación y evaluación

continua, por medio de planes y proyectos estratégicos que marquen la pauta.

Esto supone que la misión exige un “camino” y unos “instrumentos” para caminar

por rumbos concretos. Lograr tal misión supondrá, entre otras cosas: establecer

estrategias y políticas, objetivos generales y específicos, programas y proyectos,

etc.

Pero la misión debe impregnar todo y superar los momentos y lugares

permeables de resistencia, debe tocar las áreas más vulnerables, debe llegar

hasta los rincones y vértices que no percibimos y están; la misión exige un

engranaje total de todas las piezas; para lograr esta misión de la misión se

requiere de una difusión real, que supera el simple conocimiento, y que llega hasta

la interiorización de la misma en la vida de cada protagonista institucional desde la

rectoría hasta el mantenimiento.

Vista así la misión, como una filosofía de vida y de existencia laboral, podrá

honestamente historizarse y lograr su vocación o llamado a la concreción real de

la teoría; el papel que soportó su carga y fatiga pretenciosa podrá transformarse

en sustancias y accidentes históricos, en verdaderos sucesos -pensados- que

superan los hechos del azar. Desde esta perspectiva la misión debe ser “el

momento teórico de la praxis”, dicho de otro modo, la teoría que surge de y para la

praxis; de no ser así, la misión se tornará visión, el papel continuará soportando

Page 22: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

22

los ideales platónicos de su autor o autores, y el camino de la Institución se

transformará en un eterno laberinto Institucional.

Cuando pensamos en la realización de la misión, hay que superar varios

obstáculos que intervengan en su perfil diáfano, evitando los contenidos tácitos;

por ejemplo, si hablamos de Universidad se supone que: es una Institución de

Educación Superior, una Institución Educativa, una Institución dedicada a la

educación, etc.;superando estas redundancias y otras por el estilo, la misión debe

contener un propósito definido “al grano”; debe obviar los aspectos idealistas que

no se realizarán, esos se dejan para la visión como ya se apuntó; así la

elaboración debe pensarse en una “tensión creativa” entre dos puntos como lo

afirma el Dr. Everett Egginton, es decir dialéctica; debe evitar también la utilización

de términos “elegantes y etéreos” como afirma el Ing. Mario A. Ruíz en su

documento “La Universidad Francisco Gavidia frente a los retos del siglo XXI”,

logrando una definición más bien clara y concreta superando las buenas y

legítimas intenciones.

Por último la misión no debe aislarse de la realidad, es decir el contexto es

determinante como fontanal posibilitador de lo existente y como contraste

pragmático frente a las posibilidades institucionales, se trata de un enfrentamiento

entre el poder posibilitador de la realidad y las posibilidades generadas por éste

para la institución.

Superando todos los posibles reduccionismos que hemos señalado, y

logrando una honesta intención posible plasmada en la misión a partir de la

participación y de las concreciones históricas, diseñaremos la verdadera Misión

de la Misión.

LA UTOPIA DE LA UNIVERSIDAD: SU VISIÓN.

Page 23: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

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(10 de junio de 1997; LPG)

El concepto “Utopía” se universalizó dentro del contexto socialista, para

designar la etapa precientífica en la formación de la teoría acerca de la sociedad

basada en la comunidad de bienes, en el trabajo obligatorio y en la igualdad

distributiva. No obstante el término fue utilizado anteriormente en el contexto

griego, y luego lo retomó Tomás Moro para describir la sociedad ideal.

La palabra Utopía proviene del griego “Ou (no) Topos (lugar)”, es decir

“Lugar que no existe”; ciertamente esta definición etimológica complementa la

visión significante de su uso; en lo cotidiano manejamos el término utopía o

utópico para designar casi una fantasía o un disparate, o más bien un sueño.

Hace algunos años entrevistaron al célebre escritor Uruguayo Eduardo

Galeano, autor de varias obras trascendentes entre ellas “Memoria del Fuego” y

“Las Venas Abiertas de América Latina”, y el entrevistador le preguntó que

significaba para él Utopía; se quedó pensando unos segundos y contestó más o

menos así: Utopía es un lugar que está como a cien pasos de nuestra realidad,

caminamos diez pasos hacia el, y él se aleja diez pasos, caminamos veinte y

veinte se aleja; -le interrumpió el entrevistador- ¿entonces para que nos sirve la

utopía?, -contestó Galeano- para caminar amigo, sólo para seguir caminando...

Esta anécdota cristaliza la función de la utopía, desde el momento que a

algo se le llama utopía es inalcanzable, y su abstracto “ubi” sólo nos sirve como

punto de referencia, nunca lo alcanzaremos, estará presente para impulsarnos,

para jalonarnos hacia esa etapa indefinida; posiblemente nuestra contextura

psicológica tenga implícita indeleblemente esta necesidad de sueños, fantasías,

anhelos, lo que comúnmente definimos en el adagio popular “La esperanza es lo

último que se pierde”.

Un sinónimo o analogado de la Utopía es la visión, entendida en el contexto

estructural de la misión, fines y objetivos de la Universidad; dentro de los excesos

realistas, dogmáticos y rígidos que exigen la definición de una misión, entendida

esta como un mandato programático y realista alcanzable, al igual que los fines y

objetivos, es menester ceder espacios a los perfiles humanos que se han

Page 24: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

24

dedicado a definir lo realizable, para que fontanalmente brote lo irrealizable, es

decir las utopías y sueños, las pretensiones ideales de lo que se querría ser y no

se es.

La visión de una Institución, sea esta universidad o no, tiene que estar

articulando lo que se es y lo que se quiere ser; ciertamente las misiones que

definen a las universidades no son un reflejo mimético de lo que se es, hay algo

de “mentirillas” en el famoso “transformar la sociedad”, pero en fin hay algo de

verdad algo se hace, aunque sea poco; y aquí articula la visión desde lo que se es

hasta lo que se quiere ser; retomando el ejemplo de Galeano, el establecer la

visión nos mantiene caminando hacia ella; se trata de algo casi “escatológico”, el

“ya-si-pero-todavía-no” de los cristianos, es un “telos” o “agathon” que nos marca

el punto de llegada, al cual nunca vamos a llegar, pero siempre nos mantendrá en

camino.

La “visión” que utilizamos aquí, es la de “visionario”, concepto que nos

permite desde la misión trazar una perspectiva hacia el futuro; pero nos queda

una pregunta ¿será necesaria una visión, cuando la misión ya nos indica el

rumbo?, ¿Exigen una visión los criterios de evaluación?. Aparentemente la

respuesta es no, pero si superamos las apariencias encontraremos que la visión

está de forma tácita en todos aquellos que pretendemos una Universidad cada día

mejor.

No pequemos de omisión, para que nuestra misión no esconda entre líneas

visiones, diseñemos a la par una visión, que nos permitirá ser más realista en la

misión; descarguemos nuestras ganas de lo que queremos ser en esta visión, así

nadie nos acusará de poseer una misión irrealizable. Quizás la función de la visión

sea la de posibilitar sueños en ese párrafo, para que después al despertar

escribamos la verdadera misión sin sueños donde corresponda.

La misión evoca al tiempo “es” presente, la visión evoca al tiempo “ser”

infinitivo, tan siquiera futuro, sino que se disipa en lo infinito, en el lugar que no

existe, en la utopía. Soslayar la visión es mutilar las esperanzas, o bien ubicarlas

en el lugar inadecuado; sin visión se podrá correr el riesgo de un corto plazo,

desplazando las posibilidades futuras del largo plazo; la visión es un asunto

Page 25: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

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fiducial, -si a los cristianos les fulminaran la resurrección comenzarían a ser

heideggerianos “seres para la muerte”- si obviamos el más allá de la Institución, el

talante metafísico, nada nos motivará para mejorar. Necesitamos por estas y otras

razones una visión, una utopía, un faro de referencia que ilumine el gris del

presente.

INTEGRIDAD DE LA INSTITUCIÓN E INSTITUCIÓN DE LA INTEGRIDAD: Reflexiones en torno al Criterio X de Evaluación.

(2 de julio de 1997; LPG)

El Subsistema de Evaluación, como una de las tres partes que constituye el

Sistema de Supervisión y Mejoramiento de la Educación Superior de El Salvador,

propone diez criterios a modo de “base para el juicio” o “reglas de juicio” tanto para

el auto estudio institucional como para los pares evaluadores. El criterio X cierra el

decálogo normativo con el título “Integridad Institucional”.

El contenido de la Integridad Institucional -según el documento de criterios

de aplicación- se mide ante todo con la coherencia de la declaración de su misión;

dicho de otro modo, la integridad es el resultado entre la tensión Misión-Función;

si la misión expresa que se pretende “humanizar la sociedad” se tiene que

verificar como humaniza, si lo hace de una forma u otra hay integridad.

Esta Integridad es también un correlato análogo entre la realidad

institucional y sus posibilidades de desarrollo, si en la misión cristalizamos la meta

de ser una Institución de avanzada en tecnología y apuntamos en el autoestudio

que contamos con un centro de cómputo con veinte PC, y líneas de Internet,

aparentemente hay coherencia, pero puede resultar que de estas veinte PC

diecinueve sean procesadores clonados 286, una sea multimedia con la tal línea

de Internet y esté en la rectoría lo cual afectaría a la integridad institucional en el

informe.

La integridad se mide también en la publicidad, en lo que se dice de lo que

se es públicamente, tanto a nivel físico como abstracto; en las ofertas de futuros

Page 26: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

26

Campus o en las Carreras aprobadas, en los postgrados, etc. Otras medidas de

Integridad las encontramos en los servicios académicos ofrecidos, en el

seguimiento a graduados y en la información institucional ofrecida al Ministerio de

Educación.

Más allá de estos contenidos del criterio de Integridad Institucional habrá

que elaborar una reflexión crítica para inquirir honestamente sobre el significado

de integridad logrando un alcance conceptual que se fundamente en la dura

verdad de la Institución.

El término “Integridad” del latín integritas, atis , proviene de integer, gra,

grum, que significa “no tocado, intacto, entero, puro, no manchado; término

constituido etimológicamente por la preposición privativa in más tago que significa

tocar o palpar. Esta apreciación nos lleva al campo de lo Ético y hasta lo moral,

por el espectro significante.

Vista así la integridad como un conjunto axiológico, supone una actitud de

verdad y honestidad de la Institución de cara a la comunidad educativa, a la

sociedad y al Ministerio de Educación, que en síntesis se podría expresar en: decir

lo que se es, sin restricciones ni excesos. Este decir verdad -aristotélicamente

hablando- presupone la adecuación de la cosa a lo escrito o dicho, es una tarea

epistemológica en donde expresamos realmente lo que hay y lo que es en una

Institución.

El tratamiento ético de la integridad exige ante todo conocer lo ético; este

concepto del griego “ηθιχν” (etzike) relativo a las costumbres, trata los tópicos de

la ética normativa y de la teoría moral; la ética normativa investiga el problema del

bien y del mal estableciendo códigos morales de la conducta; la teoría de la moral

investiga la esencia, origen y desarrollo de tales códigos. En el campo de la ética,

encontramos una amplia tipología desde la ética clásica antigua hasta las

concepciones de ética aprobativa, ética autónoma y heterónoma, ética evolutiva,

ética teológica, entre otras.

Entre estas concepciones valdría la pena retomar para el aspecto

institucional la concepción Autónoma, la cual se basa en el principio programático

interno avalado por Kant en la “Crítica de la razón práctica”; esta posibilidad no es

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27

la única, pero ciertamente cada Institución en su misión establece el código de

referencia, o sea que no hay una heteronomía, una ley externa que me señale el

comportamiento ético; los criterios son externos pero se sujetan a la definición de

misión; la ley de Educación Superior sólo aporta lo mínimo para la existencia

institucional; en síntesis una visión de la ética autónoma es la adecuada en virtud

de la misión.

Ahora bien, volvemos al punto de partida la misión establecerá

indefectiblemente el código ético para la integridad institucional. La versión corta

de misión será un símbolo de la misión extensa que debe desarrollar la

universidad, en ella estará la “vara de medida” de eticidad institucional.

Las Instituciones de Educación Superior deberán tener un cuidado

minucioso en el establecimiento de su misión extensa -no en vano aparece como

primer criterio-, en este lugar significante y significador de la misión extensa

deberán aparecer las realidades y posibilidades de la institución; un más, puede

significar falta de integridad.

De este modo se unen criterios I y X con ocho criterios articuladores, estos

criterios de centro son mediadores de las realidades extremas. La Integridad se

medirá en “voluntad de verdad real”, es una resultante de la verificación de misión;

habrá que presentar en el autoestudio institucional una verdad transparente,

diáfana, racional, y no una verdad a medias, entre líneas.

Una mancha, tocará lo puro, y por pequeña que sea la mácula puede

adverar una actitud inquisidora en el Ministerio, la carencia intencional de verdad

puede propiciar la acuidad de los evaluadores; la integridad tiene sus sinónimos

en esta materia: verdad y honestidad; vista así la Integridad de la Institución será a

la vez la Institución de la Integridad.

PARES ACADÉMICOS: Su Significado y Vocación.

(7 de julio de 1997; LPG)

Page 28: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

28

Posiblemente, muchos salvadoreños, involucrados o no, en el acontecer

universitario han oído hablar de los “Pares” académicos; grupos de dos, tres,

cuatro, cinco o seis personas, que se dedicarán a evaluar Instituciones de

Educación Superior. Ciertamente muchos se preguntarán: ¿por qué pares de tres

o cinco?, o bien ¿qué hacen estos pares?, ¿Quiénes son los pares?.

En primer lugar habría que analizar el significado lingüístico del concepto

par; con frecuencia en nuestro avatar cotidiano intuitivamente relacionamos par es

análogo a dos, pero en realidad la palabra par desde la perspectiva latina y sajona

tiene otro significado relativo al anterior. “Par, Paris” en latín significa igual o

semejante, aquella famosa frase cismática de oriente que reclamaba al pontificado

que era “primus inter pares” primero entre iguales, refleja el uso latino del

concepto; por lo tanto no es lo mismo igual o semejante que dos. Si bien, la

designación de pares ha llegado desde el contexto norteamericano, en tanto que

en Estados Unidos comenzó el proceso de Acreditación, habría que analizar el

significado sajón; las palabras “Pair” o “Peer”, también se refieren a iguales o

semejantes, no obstante se utilizan también para designar pareja.

De este modo, “Par” con su adjetivo académico, significa igual o semejante;

ahora bien, contextualizando, los pares académicos son los que llegan como

iguales o semejantes a las autoridades académicas de los Institutos de Educación

Superior, es decir, no son ni más ni menos, sino iguales; este grupo de iguales o

semejantes se pueden constituir en grupos de dos, tres, cuatro, cinco o seis,

depende de las dimensiones de la institución que van a evaluar.

Teniendo claro su significado, analicemos ahora su vocación; y apunto este

término porque vocación viene del latín “llamado”, y es que estos pares han sido

llamados, y no se han propuesto ellos. El Ministerio de Educación y la Dirección

Nacional de Educación Superior, en su Sistema de Supervisión y Mejoramiento de

la Educación Superior, para responder a las exigencias de la Ley en su artículo

Nº39, contempla tres sub-sistemas: el de Calificación con sus catorce indicadores

cuantitativos, el de Evaluación con dos etapas de autoevaluación y verificación por

pares regidas por diez criterios cualitativos y el de Acreditación no obligatorio.

Page 29: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

29

Como podemos apreciar los pares académicos entran en escena en la

verificación del auto-informe institucional, esto supone que la primera función de

los pares es verificar la verdad institucional expuesta en el auto-informe

institucional, teniendo como norma de juicio diez criterios cuyo talante es la calidad

y no la cantidad. De este modo, la visita de los pares supone un inquirir sobre la

información ya dada, y no una actitud inquisidora sobre prejuicios subjetivos; así,

el par tiene que distanciarse de cualquier subjetividad, incluso de cualquier

Institución que conozca y que la tenga como modelo; este distanciamiento ético,

exige una actitud crítica, sobria, coherente, racional y objetiva.

Los pares académicos cuentan con sus herramientas de trabajo: ante todo

su integridad, en vista que han sido seleccionados de un grupo numeroso de

propuestas realizadas por las mismas Instituciones de Educación Superior y otras

entidades, así se ha tomado en cuenta su curriculum vitae, su experiencia

académica y otros factores determinantes para asegurar un trabajo honesto y

adecuado; cuentan además con el auto-informe institucional y sus anexos, que

serán estudiados para realizar la visita más o menos focalizada a una área;

también poseen el documento de criterios de evaluación y un manual de pares

académicos que regirá los procedimientos de visita; además se les facilita

capacitaciones impartidas por el MINED con profesionales de Harvard.

¿Qué significa esto para las Instituciones de Educación Superior?, ante

todo un servicio gratuito de evaluación, que posibilitará elevar la calidad

académica de la Institución; los pares al finalizar la visita ofrecerán un informe oral,

previo al informe escrito que se entregará a la Dirección Nacional de Educación

Superior, el cual será contrastado con la auto-evaluación y serán insumos para la

última etapa de acreditación; en otros países la acreditación cuesta miles de

dólares, aquí será gratis.

Las Instituciones tendrán dos elementos insoslayables que garantizarán su

integridad y una visita próspera: Su Misión Institucional y su Honestidad; si hay

coherencia entre la Misión, es decir su filosofía institucional y lo que realiza

históricamente la universidad se garantiza el cincuenta por ciento de éxito en su

visita; si es honesto el auto-estudio institucional y dice lo que es y lo que hay, se

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garantiza el otro cincuenta por ciento; el resto podrán ser recomendaciones del

Ministerio para que siga su camino Institucional y para que mejore.

Los pares, son así, articuladores que tomando la misión y la honestidad,

vincularán a la Institución y a la Cartera de Estado, para mejorar y hacer de El

Salvador un país próspero con un desarrollo sostenible fundado en la calidad

profesional de sus ciudadanos.

LAS UNIVERSIDADES FRENTE A PARTICULARES.

(19 de enero de 1998; LPG)

Las universidades salvadoreñas –estatales y privadas- se encuentran en el

ojo del huracán, sometidas a rigurosos controles a partir de los referentes de la

Ley de Educación Superior y los sub-sistemas de calificación, evaluación y

acreditación; los artículos legales, indicadores y criterios se han constituido en el

instrumento inquisidor que pretende elevar la calidad de la educación superior.

A pesar de las bondades del sistema, que sin duda alguna –en caso de que

se cumpla, y se soslayen los intereses clientelistas politiqueros- logrará la

excelencia académica, hay que reflexionar sobre temas periféricos y “particulares”

que en la actualidad asedian a tales instituciones.

Un primer elemento particular es la interpretación de datos de la

calificación, cuestión delicada y que se prestó a malentendidos; obviamente al no

contar con una explicación exhaustiva previa, la poco ponderada prensa televisiva

se abalanzó como ave carroñera –a lo que ya estamos acostumbrados-; para

cristalizar la situación tomaré el indicador de alumnos por metros cuadrados

construidos, el cociente resultante fue producto de la división entre el número total

de estudiantes, entre el total de metros cuadrados construidos; los resultados

fueron asombrosos, en algunas universidades escasos centímetros; pero la

pregunta real es ¿están todos los estudiantes al mismo tiempo en las aulas?, la

respuesta es un radical no, hay turnos...

Page 31: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

31

Un segundo elemento particular se enmarca en la contraposición de tres

realidades: criterios de evaluación, realidad de la institución y funciones

universitarias; la controversia se desata a la hora de elaborar un plan estratégico,

en tanto que aparecen tres referentes bastantes complejos de yuxtaponer; el

problema es eminentemente metodológico, en tanto que los diez criterios dan una

visión total de lo que debería ser una universidad, pero a la vez representan un

problema de integración operativa; las funciones clásicas de Docencia,

Investigación y Proyección Social, que definen el espectro universitario, quedan

frente a los criterios un tanto tambaleantes, siempre y cuando pretendamos

articular ambas realidades; si a esto sumamos en talante de la institución, es decir

su experiencia histórica y su propia identidad, se nos problematiza más aun el

panorama.

Lo cierto es que las universidades necesitan planificar estratégicamente

como instituciones, y los referentes (criterios, indicadores, funciones y realidad) se

presentan como diversas opciones no excluyentes, pero complicantes, y ante esto

surge la pregunta: ¿cuál será la mejor opción?. La posible respuesta trastoca la

intimidad institucional, ya no se podrá tener un punto de vista muy particular, sino

que la hegemonía impele a la autonomía.

El tema de debate se agudiza ante algunas otras variables particulares,

tales como: la hermenéutica de la calificación, la veracidad de los auto-estudios

institucionales versus los posibles shows y el “criterio” o “sesgos” de los pares

académicos.

La hermenéutica de la calificación estigmatiza algunas universidades y

otorga preseas a otras, y como se pudo apreciar en los resultados había

indicadores con resultantes risibles y asombrosas, y otros obviamente muy

gráficos. La posibilidad de prefabricar shows ante la visita de los pares es otra

realidad ¿quién puede garantizar la no existencia de tales funestos fines?; en tres,

cuatro o cinco días, con un mes de anticipación se puede hacer de todo, inclusive

ante la tenacidad inquisidora de un par agresivo. La capacitación de tres días para

ser evaluador de universidades, también representa otro problema, cuando los

candidatos están alejados del mundo académico, o bien desconoce la dinámica

Page 32: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

32

del nuevo contexto de educación superior, sin olvidar los posibles síndromes de

competencia o sesgos a la hora de evaluar.

Así pues, en el marco de este nuevo contexto de particularidades, retos y

desafíos nuestras universidades tienen un punto de llegada: ser verdaderos

recintos en donde se pueda crear, divulgar y aplicar conocimientos, dicho de otro

modo ser universidades en el sentido estricto del término.

LAS UNIVERSIDADES Y EL PLAN DE NACIÓN.

(27 de enero de 1998; LPG)

En el marco del sexto aniversario de los Acuerdos de Paz, la Comisión de

Desarrollo Nacional entregó al ejecutivo el documento "Bases para el Plan de

Nación", el cuál "no es conocido" en algunas universidades privadas; no obstante

se ha abierto el debate para discutir sus contenidos y materializar las propuestas,

y a partir de los contenidos expresados en los medios nos han llegado los ecos del

mencionado plan.

En primer lugar, ignoro, si se tomó en cuenta o no al sector académico-

universitario para la elaboración del documento, suponemos que sí por dos

factores: a) en tanto que las universidades, las coherentes, albergan en sus

recintos a los profesionales formadores de las próximas generaciones, quienes a

mediano plazo ocuparán los cargos administrativos e institucionales, y quienes

tendrán en sus manos la responsabilidad de ejecutar algunos lineamientos del

Plan de Nación. b) La lógica del documento, según una columna periodística,

posee dos ejes fundamentales: totalidad y participación, elementos que garantizan

la legitimidad y representación del documento; y dentro de lo total y de lo

participativo están las universidades.

En segundo lugar, el Plan de Nación posee cinco áreas o campos de

análisis estructural: político, educativo y cultural, socioeconómico, participación

ciudadana e institucional. En este sentido, el Plan toca puntos neurálgicos de la

Page 33: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

33

realidad salvadoreña, y entre ellos el tema educativo. Las universidades, además

de formar profesionales, están formando a la nueva generación docente, regida

por los lineamientos del MINED; los nuevos profesores y licenciados en educación

con sus respectivas especialidades son los que acrisolarán -junto a la familia- los

valores éticos, cívicos y democráticos de nuestra niñez y juventud.

De este modo considero de vital importancia, que el Plan de Nación pase

por las aulas universitarias, y se estigmatice en el modus docendi de nuestros

futuros maestros y profesores, para garantizar una implementación real e

indeleble.

Nos queda otro tema de sustancial importancia relacionado con la

Proyección Social y el Servicio Social, de las universidades y de los estudiantes,

respectivamente; como anotamos anteriormente los otros rubros capitales del plan

tienen que ver con temas socioeconómicos, ciudadanía, instituciones y política, y

obviamente suponemos que se trata de luchar duélicamente contra los factores

que generan "la marginación sociocultural y la pobreza estructural" y estructurante.

Sería interesante que cada universidad focalizara su Proyección y Servicio social,

a un problema o a una zona geográfica, y así podríamos verificar dos cosas: por

un lado se estaría trabajando ordenada y sistemáticamente en los problemas

estructurales y estructurantes de la marginación y de la pobreza, elemento que

nos permite medir los avances de manera científica; por otro lado estaríamos

cristalizando una verdadera proyección social que garantice la excelencia

académica de la universidad.

En las universidades convergen las ideologías y las clases sociales más

diversas y heterogéneas, y al cabo de tres o cinco años, se tornan bastantes

homogéneas estas diferencias; a pesar de ello, nuestras universidades poseen

muy poca vida universitaria, y pocas costumbres de generar escuelas o corrientes

de pensamiento; creo, sin lugar a dudas que en las universidades se deberían

debatir algunas ideas en torno al plan, y no hacer descansar tanto la opinión en la

fatiga política de algunos protagonistas; además se podrían realizar ensayos de

gestión sobre el plan a través de la Proyección Social y el Servicio Social,

Page 34: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

34

elementos fundamentales que entre otras cosas no tiene costos mayores de

recurso humano.

Estaremos a la expectativa de entrar en la "dirección de entendimientos"

que se promueve, para coadyuvar a consolidar el proceso democratizador, así

como también estaremos esperando una copia del documento, y una invitación

para abrir el debate, y que no se quede simplemente en los estudios de televisión,

ni en la reminiscencia de la historia contemporánea, lo cual es el mayor peligro de

un documento de vital importancia y de interés nacional.

REALIDAD, ACADEMIA Y POLITICA: Apuntes de epistemología

(12 de mayo de 1998; LPG)

Camino a Eulisis, en los alrededores de Atenas hacia el 387 a.C., Platón

funda en el jardín de Academos su Escuela: aquí se comenzó a crear teoría,

primero de forma dialogal -al estilo socrático, mayéutico-, luego fue ganando

terreno la exposición docente; pero en ambos casos la educación moral y política

era el eje curricular, el centro de la actividad educativa. La academia de Platón

pasó por varias etapas, desde su sui generis histórica hacia el escepticismo,

pasando por el dogmatismo (Filón de Larisa) hasta llegar al estado ecléctico

(Antíoco de Ascalón). Lo importante aquí -antes de la decadencia- es la

correlatividad entre la actividad académica y la realidad política-moral.

Lo interesante de este preámbulo histórico es que entre líneas podemos

descubrir estos tres ámbitos interactivamente relacionados: realidad, academia y

política: y este signo o símbolo de la historia se nos presenta como un referente

para nuestro hoy.

Se supone que en las universidades, en la actualidad, se crea conocimiento

(investigación), se transmite conocimiento (docencia) y se difunde o aplica el

conocimiento (proyección social); si bien esta hipótesis se pudiera comprobar, la

articulación consciente de estas tres funciones carece de fundamentos

Page 35: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

35

explicativos, y en realidad por fundamentos explicativos, y en realidad por omisión

o por comisión, no está muy claro cuento conocimiento se crea, se transmite y se

aplica, con más de cuarenta instituciones de educación superior seríamos una

potencia primermundista si esto fuera así.

La realidad como lugar presencial, probativo e histórico debe ser siempre

un dato crucial para la academia y para la política. Lo político involucra todos los

ámbitos de lo que está en la polis, sea la académica y la realidad misma. La

academia debe inquirir racionalmente en la realidad, pero en la realidad politizada.

Esta trilogía constituida por tales mediaciones históricas nos invitan a reflexionar a

los políticos y académicos sobre el acercamiento a la realidad, es decir, ejercitar o

fatigar la epistemología, en donde podamos definir cómo abordar la realidad.

Los modelos epistemológicos en la historia, y la historia de los modelos

epistemológicos, nos ha aportado indefinidas formas de conocimiento, desde la

contemplación pura hasta la transformación revolucionaria; de este modo es

menester revisar algunas propuestas válidas que nos permiten asomarnos a la

realidad, interpretarla y transformarla. Desde el asombro presocrático, pasando

por la mayéutica, la doxa, la duda hasta los más complejos sistema de

posibilidades -o de poder posibilitador de la realidad- se ha pretendido llegar a una

verdad sobre la realidad misma desde diversas perspectivas. Quizás la tarea más

fascinante de la persona humana es llegar a poseer un corpus sistemático

cognitivo que nos permita sustentar una forma de vida coherente.

Hemos perdido el asombro, y con ello la capacidad de problematizar,

conceptualizar y solucionar afecciones de la realidad; esta debe ser una primera

tarea indelegable del político y del académico: permitirse espacios de asombro, y

no caer en rutinas de la realidad. Somos ingenuos, no dudamos, más bien

criticamos, hay que recuperar la capacidad dialéctica de la duda, en donde

podamos contrastar el logos con la realidad histórica; pero se trata de esta duda

cartesiana, una duda con talante epistémico para llegar a mayores niveles de

verdad. Necesitamos un distanciamiento intelectual, la ironía socrática nos

propone el modelo fundamental: "sólo sé que nada sé"; muchos creen saberlo

todo, no se actualizan, es un síndrome común en la academia y en la política; los

Page 36: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

36

perjuicios y antecedentes teóricos no permiten evolucionar; es vital distanciarse de

lo que creemos saber, sin lugar a dudas, la distancia permite espacios para

aprehender algo nuevo. Inquirir racionalmente la realidad, supone una búsqueda

lógica en el lugar sustancial, y no repasos efímeros utópicos; el académico y el

político, deben de poseer este sano estrabismo: un ojo en la teoría y otro en la

historia; de este modo hay que indagar en la historia, en la realidad misma, buscar

datos presenciales y probativos que nos permitan emitir juicios lógicos para no

caer en círculo de aporías demagógicas o bien en un exacerbado teoricismo. El

carácter metafísico de la realidad exige al político y al académico ciertas visiones

totales y últimas de la realidad; la concepción parcial tiene como efecto visiones

fragmentadas, y por analogía paráis desarticuladas. Tanto el político como el

académico deben superar los reduccionismos funcionalistas y hedónicos, los

pseudovalores de una sociedad semisecularizada, consumista pragmática deben

ser un dato de alerta para la axiología política y académica; esto supone buscar el

"más" que hay en las apariencias de la realidad, utilizando los instrumentos

anteriores.

Por otra parte la "vida teórica" y la "vida política" que deben poseer los

políticos y académicos, entendiendo estas acepciones como responsabilidades o

condiciones sine quam non se puede vivir de tal forma; la vida teórica supone ser

más que Agentes (activistas) y Actores (miméticos), sino que Autores (creativos) lo

que exige leer, escribir, hacer teoría, etc.; la vida política, implica una concepción

totalizante de la historia desde la perspectiva de la polis o ciudad, lo que a su vez

exige un marco ético por el ethos mismo.

Se podría presuponer vocacionalmente, que tanto el político como el

académico deben poseer un status, es decir una forma de vida o existencia al

servicio de algo que humanice, de donde deducimos un principio programático y

configurador: la humanización, como elemento vital en contra de las estructuras

deshumanizadoras y deshumanizantes. Hacer academia y hacer política como

actividad debe apostar y apuntar a la humanización.

La voluntad de verdad real de los académicos y políticos debe revalorizarse

en nuestra sociedad; en los políticos ya nadie tiene confianza porque han

Page 37: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

37

sobrevalorado las ideologías y los intereses sobre la realidad misma, sin embargo

el status quo les permite ciertas aberraciones en virtud de su investidura -cuando

ejercer cargos públicos-; sobre los académicos, hay que decir que no son

considerados dignos de consulta y que su papel es irrelevante para el desarrollo

social; en otras latitudes ser académico es un honor y su palabra tiene una cuota

de poder; bien sea por su aporte teórico o por su fuerza ética, pero en nuestro

medio ni siquiera se posee status quo.

Hoy académicos y políticos deben recuperar su locus socialis, y esto se

podrá lograr en la medida que ambos aborden la realidad, y puedan desde ella

decir una palabra válida para la historia.

UNIVERSIDAD Y GESTION PUBLICA: Retos políticos y retos educativos

(27 de mayo de 1998; LPG)

Un alto porcentaje de los funcionarios protagonistas de la res publicae han

recibido su formación en las universidades del país, estatales y privadas, lo que

nos hace suponer, que a pesar de las deficiencias de la calidad de la Educación

Superior, se han cubierto necesidades mínimas profesionales. En la actualidad,

los estándares de calidad se están elevando poco a poco, con las exigencias de la

Ley de Educación Superior, y sus Sistema de Supervisión y Mejoramiento de la

Calidad de la Educación Superior en El Salvador. Obviamente, los cambios

positivos no son giros copernicanos, sino procesos históricos; esto significa que el

futuro es esperanzador, en materia educativa.

Es una verdad pertinente, que las universidades salvadoreñas se han

enmarcado en su espectro con poca interactividad social; a lo sumo, algunas de

ellas han jugado un papel crítico, y debido a ello ingresaron al canon de la

sospecha. Inclusive la Investigación ha aportado muy poco a la sociedad y la

Proyección Social ha sido muy tímida.

Page 38: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

38

Ser docente universitario - hora clase, tiempo completo- es algo poco

trascendente en el currículum de un profesional, y esto es lamentable, que el

status quo personal de un docente sirva poco y nada; posiblemente una de las

tareas fundamentales de las universidades es elevar la dignidad del docente

universitario - y también sus salarios -; inclusive muchas veces, suena en la voz

populi, que algunos docentes universitarios han fracasado en su ejercicio

profesional y por ello se dedican a trabajar en docencia. Elevar la dignidad

docente es tarea institucional, y demostrar la calidad docente será tarea del

profesional, investigando, produciendo intelectualmente, leyendo, actualizándose,

etc.

Ser estudiante universitario, supone poseer una actitud crítica de inquirir la

realidad investigando y estudiando, dando de sí todo, en esta etapa fundamental

de la vida; muchos estudiantes se preocupan por el "título", para eso estudian y

viven, pero el título no es lo más importante, es un símbolo de cumplimiento;

estudiar, egresar y graduarse, va más allá del anhelo vehemente de poseer un

cartón colgado en la pared, esto no garantiza trabajo; la capacidad analítica,

intelectual y competitiva es lo importante. Es notorio en los estudiantes que la

mayor preocupación es el cartón, y no la calidad educativa.

Si la universidad es el locus sapientiae por excelencia, si allí están: las

bibliotecas, los intelectuales reflexivos, los estudiantes sedientos de aprender

más, los recursos informativos y la tecnología más avanzada - por lo menos así

debería ser- se podría garantizar las mejores consultorías para la gestión pública -

y privada -. Pero en realidad, ni la gestión pública ni la privada, acuden a las

universidades para solicitar ayuda, y si se hace, no es lo más común.

Las nuevas exigencias del marco legal tienden a romper los paradigmas y

lacras del pasado: la mediocricidad generalizada, cristalizadas en alumnos tras el

título, docentes mediocres, universidades de garaje, etc. Hoy las universidades se

perfilan como instituciones serias, coherentes y dignas de confiar. De ser así,

llegamos a la propuesta del título, y a la siguiente pregunta. ¿Es posible que las

universidades coadyuven a la gestión pública?, ¿Podrán ser instituciones

consultoras?.

Page 39: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

39

Las respuestas a estas dos preguntas pretenden invitar a universidades y

políticos a un acercamiento, y es que las universidades cuentan hoy en día con un

soporte institucional eminentemente importante, constituido por tecnología,

recursos humanos profesionales y estudiantes en servicio social. Si en realidad

hace falta investigación y proyección social en las universidades, es más

necesario crear condicionamientos que posibiliten tales funciones; sería muy

interesante que la Asamblea Legislativa ofreciera a las universidades los temas de

debate (presupuesto, condonación de la deuda agraria, impuestos, ambiente),

para que estudiaran soluciones científicamente; es más las mejores soluciones

estarían evidenciando la verdadera excelencia académica que todas las

universidades predican. Por otra parte, la gestión pública podría contar con

distintos puntos de vista ampliando los horizontes de posibilidades para solucionar

problemas. ¿Por qué pagar asesores a costos altísimos?, es sabido, que con

frecuencia llegan a las universidades especialistas de diversos países a dar

conferencias y seminarios, y esto no se aprovecha, mejor es comprar una receta

con cocinero y todo, y es también lo más caro.

A El Salvador han llegado prestigiosos catedráticos de Oxford, Cambridge,

Yale, Harvard, Sorbona, Salamanca, Bologna, etc., y han sido subutilizados, en

tanto que su experiencia se limita a lo académico; otra gran verdad, es que en

muchas universidades salvadoreñas trabajan prestigiosos ingenieros, abogados,

arquitectos, administradores, economistas, etc., y a ellos nunca se les toma en

cuenta para la gestión pública; y vemos en la antípoda, verdaderos horrores

profesionales, teóricos y prácticos. Y es que hay que licitar calidad no cantidad, si

así fuera, podrían competir las universidades.

Esperamos que a partir de 1998, mientras se eleva la calidad de la Educación

Superior, se eleven también los espacios de participación, y así las universidades

puedan demostrar públicamente qué hacen, y cómo lo hacen, lo que vendrá a

redundar en beneficios institucionales; éstos sin duda, son los nuevos retos

políticos y educativos.

"UNIVERSIDAD LIBRE DE EL SALVADOR": Reminiscencias críticas de la historia universitaria.

Page 40: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

40

(22 de junio de 1998; LPG)

En la obra del Dr. Joaquín Parada, titulada "Discursos Médico-Históricos

Salvadoreños", se encuentra el discurso "Los Precursores", en donde se sienta el

precedente de aquellos que lucharon antes de 1841, para instaurar las bases de

un centro educativo profesional o universitario, y también analiza las causas de la

Universidad de El Salvador, tal como lo cuenta el historiador Manuel Vidal en su

obra "Nociones de Historia de Centroamérica" (1935).

La Pontificia y Real Universidad de San Carlos Borromeo y el Colegio San

Francisco de Borja, de Guatemala, habían comenzado la tarea de difundir y crear

cultura en Centroamérica; no obstante el tercer Arzobispo de Guatemala Pedro

Cortéz y Larraz, había planteado la intuición de abrir una casa de estudios hacia

1770.

Y no fue, sino hasta las primeras décadas del siglo XVIII, que emergen las

verdaderas intenciones de crear una universidad en El Salvador; desde 1812 los

precursores comienzan esta aventura, primero, José Ignacio Avila, pasando por la

propuesta de la Asamblea de 1825, Fulgencio Mayorga en 1828, hasta llegar a

Juan Lindo y Zelaya en 1841. Y es así, que el 16 de Febrero de 1841 la Asamblea

emite un decreto para fundar una Universidad y un Colegio de Educación,

ubicados en el antiguo convento de San Francisco.

Comienza de esta manera la historia universitaria salvadoreña, y también

en ella, una nueva vida acompasada de bemoles dialécticos: la autonomía

universitaria comienza a ser en la historia un bastión crítico, tal como debe ser.

Durante la administración -provisional y oficial- del presidente Rafael

Antonio Gutiérrez (1894-1898), los estudiantes Gustavo Guerrero y Vicente

Trigueros redactaron "El Látigo", una publicación que censuraba las acciones

gubernamentales y públicas, a modo de correctivo crítico; los artículos aquí

editados hirieron la susceptibilidad del presidente Gutiérrez, quien tomó

represalias contra los estudiantes y los expulsó de la Universidad.

Frente a este hecho, la comunidad universitaria, solidaria, en señal de

protesta, firmaron una hoja en donde denunciaban el hecho de la expulsión de sus

Page 41: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

41

compañeros, y además amenazaron con no poner un pié en la universidad

mientras no se revocara la orden injusta; así mismo, los estudiantes colocaron un

cartel en la puerta de la UES que decía: "Casa de alquiler, no amueblada", y

rubricando la propuesta fundaron la "Universidad Libre de El Salvador", la cual

sólo duró cinco meses debido a problemas económicos; y afortunadamente en

1898 se recuperó la autonomía universitaria, bajo un decreto firmado por don

Francisco Gavidia y el presidente Gutiérrez.

La enigmática y poco conocida universidad paralela fue un signo histórico-

profético del destino posterior de la UES; el devenir militarista posterior y la falta

de espacios políticos, ocasionaría reacciones críticas en el ceno del Alma Mater, a

las que no faltaron respuestas intervencionistas y represoras.

El Látigo, de Guerrero y Trigueros, y la solidaridad estudiantil, no eran otra

cosa que la conciencia crítica universitaria frente a los desmanes de la gestión

pública; muchos han cuestionado las respuestas universitarias ante los fenómenos

de incompetencia política y social, y es que en realidad, las universidades como

lugares de creación y difusión de conocimientos tienen esta tarea como

responsabilidad. Las ideas liberales, emancipadoras e ilustradas que forjaron la

independencia salvadoreña, llegaron a través de estudios y lecturas realizadas en

los recintos universitarios.

La universidad como lugar reflexivo y crítico, tiene como tarea indelegable,

el distanciarse de cualquier postura oficialista, y a la luz ética de la realidad deberá

emitir juicios racionales; dudar y negar, cuestionar e inquirir deben ser principios

programáticos del docente y del estudiante universitario. La tarea de crear

conocimientos supone una fatiga intelectual a partir de premisas dialécticas:

antítesis-tesis-síntesis, y de hecho el método científico parte de supuestos o

verdades relativas que hay que comprobar, esto es sinónimo de la actitud

socrática: "aún...sé que nada sé"; y si a esto yuxtaponemos el "adagio marxista"

que utilizan hasta las universidades más conservadoras en sus fines y objetivos:

"Transformar la sociedad", nos enfrentamos a la pregunta crucial: ¿cuál es el rol

social y político de la universidad?; obviamente, no es un rol opositor de

contrapunto, en donde se está en contra de los que están a favor, y a favor de los

Page 42: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

42

que están en contra, sino un rol ético, crítico y noético, transparente y fiel a la

verdad; con una convicción firme análoga de la teoría a la práctica, tal como

sucedió con aquellas misteriosa y sabia Universidad Libre de El Salvador".

PROFECÍAS UNIVERSITARIAS: Reflexiones sobre pensamiento de Martín-Baró

(12 de Agosto de 1998; LPG)

Estamos en un momento de transición universitaria; la nueva Ley de

Educación Superior y el respectivo Sistema de Supervisión y Mejoramiento de la

Calidad de la Educación Superior en El Salvador, exigido por la ley, nos proponen

un giro copernicano, que apunta y apuesta a un nuevo paradigma institucional

regido por el imperio de la legalidad y de la excelencia académica.

Ante estas circunstancias, aparentemente nuevas, encontramos un

documento de Ignacio Martín-Baró, S.J. no tan nuevo, pero con un talante

profético, titulado "Una nueva pedagogía para una Universidad nueva", escrito en

los ochenta. A Martín-Baró, se le conoce por sus aportes en la Psicología, y por

sus análisis densos desde una perspectiva crítica, y no precisamente como un

teórico sobre el quehacer universitario-educativo; sin embargo, desempolvando

este artículo, nos sorprende Martín-Baró con su sagacidad, con su inquisición

intelectual y con su rigor profético en la denuncia y en el anuncio.

Martín-Baró comienza con una ironía, bajo el supuesto de plantearse una

reforma educativa, esto, -nos dice- es de ignorantes o de idealistas, no obstante

apuesta a una utopía dinamizadora y creativa; hoy, podríamos interpretar este

preámbulo como una "visión de futuro".

En la primera parte del artículo, Martín-Baró nos propone un contraste: la

universidad de hoy y mañana. La tesis fundamental, parte de una premisa que

afirma: la universidad de hoy está en crisis; así, nos propone un cuadro

comparativo, en donde encontramos dos modelos: Universidades del espíritu

(Newman, Jaspers, Whitehead) y Universidad del poder (Napoleón, URSS); luego

Page 43: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

43

nos define tres rasgos de las Universidades Latinoamericanas: Universidad como

ascensor social, universidad vertical y universidad politizada; en síntesis, una

universidad servil, acrítica y pragmática.

La universidad del mañana, como cura radical y generadora de cambio, a

juicio de Martín-Baró debe: a) asumir un papel político (no partidario-ideológico), b)

poseer una opción axiológica de humanizar a la sociedad, c) generar una cultura

autóctona, entendiendo esta generación de cultura como una reflexión crítica

(pensar con profundidad), acción eficaz (denunciar y anunciar) y realismo político

(compromiso), y d) poseer un sistema de aprendizaje epistemológico, entre la

persona y la realidad.

Este cambio universitario supone una "Nueva Pedagogía", y para Martín-

Baró hay que revisar las teorías de Rogers, Illich, Freire, en donde el estudiante

descubre, construye y realiza un aprendizaje dialéctico basado en flexibilidad,

creatividad y dialogicidad.

Desde esta perspectiva Martín-Baró nos propone un "desadaptamiento" de

las lacras y vicios históricos, de las concepciones verticales y mercantiles, y del

inmediatismo mediocre.

Tal discurso, no sólo tiene vigencia, sino que es un texto programático en

donde se describe parte de nuestra realidad universitaria, y en donde emerge una

propuesta, más que idealista o utópica, necesaria y vital. Nuestras universidades

como lugar de sostenibilidad y desarrollo, como proyecto humano de sociedad,

tienen este indelegable compromiso de cambiar la concepción de "Ascensor

Social", por una acepción más racional y coherente.

El inmediatismo histórico, constituido en un marco de anarquía universitaria

en la década de los ochenta, generó ciertos modelos inadmisibles hoy en día; las

exigencias académicas, es decir, docentes, investigativas, sociales,

administrativas y tecnológicas, del presente no se pueden soslayar ante los retos

de una nueva civilización interactiva, informática y globalizada. La universidad de

final de siglo tiene la responsabilidad de construir un nuevo espectro profesional, y

el cambio debe comenzar al interior de las instituciones, no sólo adaptándose a las

nuevas exigencias, sino planteando verdaderas reformas académicas, con énfasis

Page 44: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

44

en la construcción de un curriculum más laxo, y con la actualización y adecuación

de la formación de los docente, apostando a la diana de la investigación.

Los grandes cambios históricos, las transformaciones sociales, los ajustes

de creencias, valores y actitudes, tienen a la base un nuevo arquetipo

educacional; nuestro subdesarrollo, nuestra pobreza y nuestra marginación

sociocultural, tiene que ver -entre otras cosas y causas- con nuestro sistema

axiológico, es decir, con las expectativas de vida, con el sentido de la vida y con el

valor de la vida; la educación, como parte del devenir histórico de la persona,

pauta con estos ejes comportamentales; dicho de otro modo, la educación es un

instrumento emancipador y critico, que nos puede permitir asomarnos a otros

horizontes.

Indiscutiblemente, las riendas históricas de la nación, en un futuro próximo,

serán llevadas por algunos profesionales que ahora están en las aulas; el grado

de mediocridad universitaria y la resistencia al cambio, generará gobernantes

mediocres y resistentes; todos los intentos políticos, las metas económicas y las

perspectivas sociales, dependerán de una nueva cultura, crítica, eficaz y realista,

elementos que no tienen otro lugar de gestación, fuera del ámbito académico

universitario. El desgaste histórico, las crisis y los conflictos tienen a sus espaldas

personas irracionales, acríticas, anticreativas e ideologizadas, perfil delineado por

la educación familiar y la institucional, contingencia inevitable de otras

generaciones miméticas.

OPINION Y UNIVERSIDAD: Reminiscencias y exigencias de la historia

(22 de diciembre de 1998; DEM)

Hoy iniciamos este ejercicio de opinión en un espacio plural, que nos

permite “Desde la Academia” analizar, reflexionar y generar un sano debate para

construir el espectro democrático salvadoreño, y para fortalecer una saludable

cultura de diálogo y administración del disenso.

Page 45: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

45

La realidad, fuente manifestativa de la historia, nos aporta los datos

cruciales, sobre los cuales nos aventuramos a la fatiga intelectual de la opinión;

con objetividad, ética y noética, la academia salvadoreña, o el mundo académico

tiene la responsabilidad de decir alguna palabra sobre lo que acontece; más allá

de la fontanal obligación emanada de las funciones universitarias, en donde bajo

la proyección social la universidad debe articularse con la realidad histórica, es

menester potenciar este vínculo y tratar de buscar alternativas en donde la voz

universitaria sea escuchada, y de ser posible respetada.

La historia universitaria salvadoreña, su acerbo y experiencias, nos enseña

que décadas atrás la universidad cumplía estrictamente este compromiso; en la

obra “El Periodismo en El Salvador” de Italo López Vallecillos encontramos las

evidencias del papel protagónico de la Universidad de El Salvador, institución que

a finales del siglo XIX y a inicios del siglo XX tenía un aparato critico de respuestas

permanente.

Hacia 1875 se publicaba “La universidad Nacional”, periódico quincenal de

carácter científico y literario; dos años después sale “La Prensa Universitaria”

editada en San Miguel. A inicios del siglo XX, en 1918 se publica el “Verbo

Estudiantil” instrumento de opinión con duras criticas al sistema judicial, y según

comenta López Vallecillos poseía brillantes artículos; a éste le sigue “La Ráfaga”,

fundado por el universitario Luis Barrientos, luego “La Defensa”, “La Tribuna

Estudiantil”, “La Estrella Roja”, entre otros.

Por ciertas circunstancias históricas y políticas, la ideologización de los

medios cerró espacios para los universitarios, y entre el desgaste de la guerra y la

crisis universitaria de los ochenta, se generaron verdaderos ghetos, o como decía

Martín Baró “Ascensores Sociales”, en donde la mayoría de universidades, lejos

de preocuparse por la realidad nacional se dedicaron a un mercantilismo docente,

obviamente con sus raras y pocas excepciones.

Las universidades y desde ellas los universitarios, docentes y estudiantes,

tienen la responsabilidad científica de indicar el rumbo de la historia, de catalizar

los signos históricos y participar en la construcción del país; y este papel

Page 46: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

46

protagónico debe ser facilitado tanto por el gobierno y sus órganos, como por las

universidades.

Sin caer en aspiraciones platónicas o hegelianas, podemos comenzar a

trabajar en la generación de ideas y en la producción de una opinión ética con su

respectiva criticidad constructiva; es irracional que ante las negatividades del país

las universidades, ni siquiera opinen, y mucho menos investiguen lo que está

pasando; la actitud ataraxica y escéptica es un grave delito de omisión científica,

¿cómo vamos a formar profesionales si no tenemos la voluntad de tomarle el

pulso al país?, ¿cómo vamos a enseñar a solucionar problemas que no

conocemos?, esta actitud nos lleva al clásico mimetismo y a la tradicional

enseñanza por “autoridad” repitiendo discursos de libros desfasados; hay que

crear conocimiento desde, para y por la realidad, y no quedarse en la elucubración

hipotética y teórica, y para generar este conocimiento hay que dialogar,

cuestionar, inquirir e interpelar a las circunstancias del momento. Posiblemente el

ejercicio de opinión sea un buen instrumento primario para desoxidar y renovar

ideas. A partir de este martes, intentaremos “Desde la Academia”, llevarles a

nuestros lectores un nuevo punto de vista, o una vista desde un punto nuevo, con

la finalidad de presentar un panorama más amplio de la realidad nacional.

EL MANIQUEÍSMO HISTÓRICO DE LA UES: Y las posibilidades de derrocarlo

(24 de abril de 1999; LPG)

La Universidad de El Salvador en su historicidad ha tenido el coraje y la

tenacidad de resistir a todo tipo de embates, con el temperamento y el garbo de un

intangible mistérico; desde terremotos hasta anarquistas, pasando por una

pléyade de circunstancias difíciles, ahí está la mirada de Minerva atenta con el

juicio critico en su conciencia colectiva universitaria.

Uno de los problemas más difíciles que ha sufrido nuestra Alma Mater ha

sido el “síndrome del maniqueísmo” institucional, el cual ha tenido tres etapas muy

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47

definidas en los 158 años de vida; este maniqueísmo se define como una lucha

duélica entre dos antagónicos enemigos.

La primera etapa maniquea se define entre 1841 y 1870, los polos

antagónicos eran la clericalización de los claustros y la secularización liberal;

Vasconcelos da la primera estocada secularizando en 1850, responde Dueñas

clericalizando en 1852; la reforma de 1853 clericaliza y Barrios en 1859 arremete

con la secularización nuevamente, a la que responde Dueñas en un segundo

momento.

La segunda etapa se define a partir de 1871 hasta 1827, el tema que

emerge es la autonomía universitaria, y el duelo es entre Escuelas de

Profesionales versus Facultades; obviamente todavía quedaban reminiscencias de

la etapa anterior (hasta Zaldivar). La autonomía universitaria emergía tímida hacia

1871, y fue en el gobierno de Menéndez en 1885 cuando se da el primer intento

de fragmentación; en 1887 se suprime la autonomía y en 1890 los Ezeta suprimen

el rectorado, el cual se recupera cuatro años más tarde en el gobierno de

Gutiérrez; la autonomía se recupera hasta 1898. El acicate que comenzaba a

agudizar la situación eran los estudiantes críticos, a tal punto que en 1897 crearon

“La Universidad Libre de El Salvador”. Con el gobierno de Escalón en 1901 se

suprime nuevamente el rectorado e introduce las Escuelas de Profesionales, y es

hasta 1908 con el gobierno de Figueroa que regresa la figura del Rector a la UES;

nuevamente en 1913 con Meléndez se pierde la autonomía, la que se recupera

hasta 1927 con el gobierno de Pío Romero Bosque en donde nuevamente se

restablece el rectorado y las Facultades.

La tercera etapa comienza hacia 1948 con el rectorado del Dr. Llerena, la

pugna es entre la cientificidad y el pragmatismo decadente; este problema lo

hereda el Dr. Fabio Castillo en su primer período de 1963, años difíciles en donde

ocurren fenómenos peculiares, como por ejemplo: el intento de la independencia

de la Facultad de Ingeniería en donde estuvieron involucrados el Ing. Enrique

Altamirano y el Ing. Edgardo Suarez, entre otros; también la fundación de la

primera universidad privada, que en un primer momento representó los intereses

de una alternativa conservadora, y que cambió hasta 1975 cuando se lleva a cabo

Page 48: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

48

la Asamblea General XXXII de los jesuitas y se impulsa un compromiso por la fe y

la justicia, esto relacionado a otros factores (Vaticano II, Conferencia Episcopal de

Medellín, el P. Ellacuría, etc.). La UES se debatió en estos años entre los

problemas políticos ideológicos y la academicidad en decadencia, como han

manifestado algunos protagonistas de esta historia: la UES era conciencia critica

de la sociedad, pero descuidó su propia conciencia interna, y en estos momentos

muchos de los que fueron parte de esa conciencia critica ni se acuerdan de ella,

tienen amnesia.

En la actualidad estamos a las puertas de una nueva elección de Rector (o

Rectora), y esperamos no sólo transparencia y honestidad en este proceso, sino

también que se rompa el maniqueísmo histórico, y que de una vez las nuevas

autoridades junto al gobierno permitan definir un rumbo, ya no entre la polaridad

antagónica que tanto ha acrisolado a la UES, sino bajo una concepción científica

en donde se cristalicen las funciones docentes, investigativas y de proyección

social, sin descuidar el privilegio de señalar el camino histórico del país.

MINERVA, LA MUJER: Símbolo y Realidad.

(2 de Mayo de 1999; LPG)

Han pasado 158 años desde que se fundó la Universidad de El Salvador,

una historia difícil, compleja e intensa; un devenir en donde se ha constituido el

desenlace del destino y la historia del país. La Universidad es el lugar sustancial

en donde fontanalmente emerge el conocimiento a través de la Investigación y la

Docencia, que posteriormente se revierte en el desarrollo histórico a través de la

Proyección social.

En la Universidad se busca la verdad en la realidad –esto es investigar-, y

lejos de pretender que la universidad posea la verdad, la verdad se posesiona de

la universidad; así, la Universidad adquiere su identidad y su misión, en el

momento que comienza a cristalizar su existencia científica, es decir a vivir

Page 49: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

49

institucionalmente con y por la ciencia, lo que genera un verdadero “espectro”

académico.

Lamentablemente por una y mil causas, en nuestra Universidad de El

Salvador lo científico y lo académico ha estado en un constante debate duélico,

amenazado por patologías diversas, que han causado un desgaste sustantivo, y

hoy tenemos que admitir, a pesar de los esfuerzos, que la decadencia continúa y

que se está institucionalizando como parte del acervo patrimonial, siendo ya un

elemento pertinente de la cultura universitaria que emerge en muchos ambientes.

Como signo de los tiempos, o signo de los cambios, ha surgido la figura de

una Mujer como candidata a asumir la Rectoría de la UES; ante este suceso

comencé a buscar en la periferia de mi biblioteca algún antecedente histórico

sobre el rol de la mujer en la UES, obviamente ninguno de los 74 Rectores que ha

tenido la UES había sido mujer; tampoco encontré en las 254 biografías que

presenta Miguel A. García en el Diccionario Enciclopédico de la UES, una sola que

perteneciera a una mujer; apenas hallé un discurso apertura de clases del

Licenciado Don Pedro García pronunciado en 1881 en donde se insinúa una leve

apología que afirma: “es necesario extender la ilustración a la mujer”; revise la

clásica Historia de la Universidad de Miguel A. Durán, y tampoco encontré datos.

Ante esta ausencia y vacío del protagonismo de la mujer en la historia

universitaria debido a los factores patriarcales y machistas de nuestra cultura, y no

conforme con la búsqueda, de repente lo más obvio, que suele ser lo menos obvio

apareció en la contraportada de un libro: la Minerva, símbolo y primera mujer de la

UES. Por lo menos antes de 1859 ya existía el Escudo Universitario con la imagen

de la Minerva, en donde el Rector Dr. Manuel Gallardo mandó escribir bajo el

escudo del Salón de Honor la frase: “Ioanes de Lindo erexit MDCCCXLI”.

¿Qué significado puede tener que la Doctora María Isabel Rodríguez llegue

a la rectoría de la UES?. En primer lugar, el hecho de que una mujer aspire a este

cargo estigmatizado por hegemonía masculina ya es en sí un signo de cambio de

rumbo para la UES. En segundo lugar, es significativo que la Doctora Rodríguez

desborde las expectativas profesionales, teniendo en su haber una vida científica

que va más allá del simple status quo. En tercer lugar, la figura de la Doctora

Page 50: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

50

Rodríguez está marcada por un trabajo académico que trasciende las fronteras, y

que adquiere una dimensión universal de alto reconocimiento. En cuarto lugar, los

espacios de comparación con los otros candidatos no permiten establecer un

problema de equilibrio.

Minerva, la simbólica diosa de la sabiduría, con su gesto paciente y su

mirada inquisidora, ha sido testigo silenciosa de la ilustración y del oscurantismo

de la Universidad. La Doctora María Isabel Rodríguez con su Movimiento de

Unidad pretende transformar a la UES en una institución dedicada al quehacer

científico, excluyendo la mediocridad. Todo símbolo posee una realidad, toda

realidad posee símbolos, esperamos que el símbolo de Minerva se cristalice en la

realidad, en un significante historizado por la Doctora Rodríguez; dándole así a

una mujer la oportunidad merecida y ganada con el mérito del trabajo académico y

científico, lo cual siempre será la mejor carta de presentación para una autoridad

universitaria y para dignificar el espacio y el sujeto académico, que en la

actualidad está en el peor momento de su historia.

¿TIENE AUTONOMIA LA UES?: Tesis históricas y semánticas

(5 de mayo de 1999; DEM)

El problema de la Autonomía Universitaria referida a la Universidad de El

Salvador puede tratarse desde dos perspectivas concretas: la histórica y la

semántica; la realidad histórica nos explica la evolución del concepto, obviamente

cuando se parte de una historicidad objetiva, no como la que se contó hace

algunos días en “Centuria”, una historia deformada, amañada y mal contada; por

su parte, la realidad semántica nos da razones lógicas sobre el significado y

aplicación del concepto.

Desde el punto de vista histórico, el tema de la autonomía emerge a los

treinta años de la fundación de la UES, desde 1841 a 1871 la problemática

universitaria se debatió en la identidad ideológica entre lo clerical y lo secular; la

Page 51: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

51

hegemonía liberal pudo más que el poder eclesial desplazando a los claustros, y

fue así como la nueva Asamblea Constituyente en 1871 emite la Cuarta

Constitución Política de la República, derogando la de 1864; en el artículo 125 de

la nueva Constitución se proclama que la enseñanza en los niveles medio y

superior es “Libre” estableciendo la base de la autonomía universitaria (realmente

la Autonomía se consolida por el Art. 202 de la Constitución Política de 1950 en su

triple aspecto docente, administrativo y económico, bajo el gobierno del Presidente

Oscar Osorio), la cual es manifestada el 23 de Octubre de 1871 mediante Decreto

del Poder Ejecutivo en donde también se delega la elección de las autoridades por

los “académicos reunidos en junta”, y se establece que las cátedras deben ser

provistas por “oposición”, entre otros datos; sin embargo, esta autonomía fue letra

muerta en la practica.

La autonomía universitaria se comenzó a entrelazar con el problema de la

libertad de pensamiento, tanto así que las primeras manifestaciones estudiantiles

fueron recibidas con intolerancia por el gobierno, y éste incidió en las políticas

universitarias suprimiendo en 1887 la autonomía bajo la Rectoría del Dr. Nicolás

Tigerino; las tensiones se fueron agudizando al término que en 1987 los

estudiantes fundan la Universidad Libre de El Salvador; una serie de hechos se

venían acumulando: el caso de la “navaja del Dr. Renson”, y los gobiernos del

Gral. Ezeta y del Gral. Rafael Antonio Gutiérrez, fueron las gotas que colmaron el

vaso; mientras tanto el gobierno quitaba y ponía rectores a su libre albedrío. El

caso de la Universidad Libre de El Salvador fue complicado para el gobierno y El

28 de septiembre de 1898 como respuesta reivindicativa el Estado decretó la

autonomía de la Universidad Nacional volviendo a la normalidad institucional como

una respuesta de perdón y olvido, siendo secretario de Estado en el Ramo Don

Francisco Gavidia.

Los sucesivos gobiernos de inicios del siglo XX continuaron en la

indefinición de la autonomía universitaria, ni Escalón, ni Figueroa, ni Quiñones

solucionaron el problema, y fue hasta 1927 en el gobierno de Pío Romero Bosque

que se recuperó parcialmente el tema de la autonomía; no obstante las

intervenciones militares de 1960, 1972 y 1980 demostraban que la autonomía

Page 52: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

52

universitaria era un adefesio; las políticas presupuestarias posteriores rubricaron

la situación enajenando a la UES a la decadencia.

Desde el punto de vista semántico la palabra “auto-nomía” está compuesta

por dos conceptos griegos: “autos” (por sí mismo) y “nomos” (Ley), el concepto

griego "autonomeo" ha sido interpretado desde la perspectiva política como

"independencia", como gobierno por su propia ley; en los diccionarios, desde los

más rudimentarios hasta los más técnicos, la autonomía se define como:

“Potestad para poder regirse”, “Independencia”, “Vida propia” y “Condición de no

dependencia”, etc. La autonomía se relaciona también con una condición moral

que toca la arista de la responsabilidad y de la madurez. En el clásico diccionario

de Bobbio-Mateucci-Pasaquino, la autonomía universitaria se relaciona a los

movimientos de reforma de Córdoba (1918), en donde emergió el tema de

democracia y participación en las universidades. La Reforma de Córdoba abogó

por cinco reivindicaciones: 1) autonomía, 2) enseñanza gratuita, 3) ingreso

irrestricto, 4) unidad obrero-estudiantil y 5) gobierno con participación; los influjos

del radicalismo de Hipólito Yrigoyen llegaron a todos los rincones universitarios de

Latinoamérica, a nuestro país con un poco de retraso pero llegó; este hecho

relaciona al tema de la autonomía universitaria con la exclusión del despotismo

interventor y con los procesos de democratización tal como lo indican las cinco

tesis reformistas. En síntesis, no se puede comprender el tema de la autonomía al

margen de los procesos democratizadores, y no se puede comprender una

democracia cuando la participación está amarrada a poderes superiores que

toman las decisiones anticipadamente.

La Ley Orgánica de la UES, que emana del Artículo 61 de nuestra

Constitución, acarrea un problema desde 1965, cuando se creó la Ley de

Universidades Privadas, que de hecho era inconstitucional; el problema no se

solucionó en la Reforma Constitucional de 1983, y para terminar de completar, la

Ley de Educación Superior de 1995 no sólo vino institucionalizar el conflicto, sino

que además puso en tela de juicio la propia Ley Orgánica de la UES.

La nueva Ley Orgánica de la UES aprobada la semana pasada, lejos de

solucionar el problema de la Autonomía, lo mantiene con una ilustrada aberración;

Page 53: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

53

mientras los Considerandos I, III y IV, y el Artículo 4, con majestuosidad definen tal

autonomía, el Artículo 7, ambigua e irracionalmente reglamenta la forma y

cantidad de pago de matricula y escolaridad, lo cual debería estar en un miserable

reglamento interno de la administración; pero además, este Artículo define

procedimientos operativos para obtener una cuota diferenciada, y para rematar

dice “cuando el aspirante lo prefiera podrá abstenerse de presentar la declaración

jurada” exigida, y cierra con broche de oro definiendo el techo de la cuota en base

a diez días salarios mínimos para la zona urbana. Pero esto no es todo, al

analizar las composiciones en el gobierno de ciertas entidades universitarias, en

unas aparecen profesionales agremiados y en otras no; y así podríamos seguir

encontrando “gallos” a esta Ley.

Es muy triste y decadente que quienes tienen la responsabilidad profesional

de elaborar una Ley, no tengan ni el más mínimo sentido común, y que además

tengan la necesidad de andar “fusilando” leyes de otros países un poco menos

subdesarrollados; también es deprimente que dicha Ley no sea aceptada por la

propia UES, y que esta institución simplemente diga no estamos de acuerdo, y no

de un paso más. También los estudiantes han dado muestras de la mediocridad

preocupándose solamente por el tema de las cuotas, fueron a la Asamblea

Legislativa a protestar, y los anestesiaron bajando el techo para las cuotas.

Como están de moda las “Reformas de Segunda Generación”, algunos

diputados se escudaron en este modismo político; lo cierto es que la UES no

podrá evolucionar seguirá estancada, y difícilmente ninguno de los candidatos a

rector podrá propiciar una transformación mientras la Universidad no posea una

verdadera autonomía que garantice la plena libertad de planificar su vida

financiera y administrativa, regida hasta el momento por el oscurantismo.

LAS UNIVERSIDADES EN LA ENCRUCIJADA

(22 de junio de 1999; DEM)

Page 54: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

54

De la Ley de Universidades Privadas (1965) a la Ley de Educación Superior

(1995) la diferencia va más allá de treinta años de evolución académica;

efectivamente, el nuevo marco legal no sólo se ubicó en la antípoda de la

exigencias simplistas y permisivas de la antigua ley, sino que además estableció

un Sistema de Supervisión y Mejoramiento de la Calidad de la Educación Superior

en El Salvador, compuesto por tres Subsistemas: Calificación, Evaluación y

Acreditación.

Tal como se esperaba, los resultados de los nuevos instrumentos legales

comenzaron a generar su efecto, cuya mayor expresión fue la reducción de

universidades, centros regionales y carreras. No obstante, al analizar los

resultados de los indicadores cuantitativos del Subsistema de Calificación (1998),

y al leer las resoluciones resultantes de los criterios cualitativos del Subsistema de

Evaluación (1997), observamos que aparentemente, las universidades están muy

lejos de alcanzar los estándares de calidad deseados.

Un análisis histórico del devenir universitario salvadoreño nos presenta un

panorama muy diáfano para entender el presente; en efecto, como anotaba M.

Bloch “la incomprensión del presente surge de la ignorancia del pasado” , y debido

a factores muy peculiares existe una extraña resistencia a conocer la historia

universitaria de las décadas recientes, en donde se fraguaron procesos

insospechables que rozaron la arista de lo político, del compadrazgo y de lo

antiético.

Veinte años tiene la historia de la decadencia universitaria, en donde

compartieron responsabilidades el gobierno, los políticos, grupos mercantilistas y

muchos mediocres preocupados por acceder a un título universitario, ya se había

instaurado una “cultura” de la universidad de garaje, y una verdadera anomia en

los espacios universitarios.

Las buenas intenciones de cambiar esta situación en el marco de la

Reforma Educativa constituía una responsabilidad indelegable para las

autoridades del MINED, no obstante la barrera de la autonomía universitaria

siempre aisló el tema de educación superior un tanto al margen de los procesos

de reforma, además existían y existen muchas fibras delicadas que no

Page 55: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

55

posibilitaban un accionar independiente, a pesar de ello comenzó un proceso de

cambio.

Con sus bemoles, algunos “fusilajes”, ciertas incoherencias e influencias de

ciertas instituciones, la Ley de Educación Superior emergió arrastrando el error de

1965 que violaba la Constitución y emproblemando la Ley Orgánica de la UES.

Para el establecimiento del Sistema de Supervisión y Mejoramiento de la Calidad

dos consultores de Harvard elaboraron un híbrido del sistema chileno y de New

England, esto en Evaluación. Por su parte en Sistema de Calificación,

ingenuamente, confió un soft ware a las universidades para que contestaran lo

que quisieran en materia cuantitativa. No podemos negar, que en general con sus

fallas, la Ley y el Sistema influyó positivamente, generó una búsqueda parcial de

la calidad, y hoy estamos mejor que ayer; no obstante no hay que ser dogmático y

debe llevarse a cabo una revisión exhaustiva con criticidad sobre los instrumentos

que posee el MINED para dialogar con las universidades.

Es absurdo el manejo distanciado que se ha venido haciendo entre lo

Cuantitativo y lo Cualitativo, y aunque internamente la Dirección Nacional de

Educación Superior tenga claro la articulación entre estos dos ámbitos, es

prudente que no entreguen nunca a la sociedad datos aislados, es decir

calificación por un lado y evaluación por otro; las razones lógicas de lo cuantitativo

se encuentran en lo cualitativo. Una universidad puede tener una relación de libros

por alumnos muy buena, de 50 libros por alumnos, ¿y si son libros anticuados?, ¿y

si son guías telefónicas?, ¿y si son los mismos libros?; entonces hay que

yuxtaponer lo cuantitativo a lo cualitativo. También existen indicadores que cruzan

datos de espacio o computadoras por alumnos, así como existen turnos u horarios

en las universidades, y difícilmente están todos los alumnos de una institución a la

misma hora, o todos pretendiendo acceder a la vez a las computadoras, etc.

Las relaciones numéricas en la Ley y en los Sistemas no garantizan para

nada la calidad, si se aíslan de lo cualitativo; efectivamente, ayuda lo cuantitativo a

comprender el status real de una institución, y no solo ayuda sino que es un

criterio indispensable, pero necesita una clave de lectura complementaria que está

en lo cualitativo.

Page 56: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

56

Otro dato que se aleja de la realidad, en instituciones grandes, es la

exigencia del Art. 34 sobre las relaciones numéricas de docentes a tiempo

completo; sería ideal tener una relación de 75 alumnos por docente, y mejor aun

de 50, 40 o 30; para quienes hemos trabajado como docentes universitarios

sabemos que grupos cuantiosos dificultan el trato con el alumno en materia

didáctica, y además esto acarrea un trabajo exaula “que nunca se paga” en las

horas clase, es decir el corregir parciales, laboratorios y otras exigencias. Sin

embargo, si la lógica nos indica que un número igual o inferior a 75 alumnos por

docente a tiempo completo sería lo ideal, llegamos de nuevo a la distribución de

alumnos por horarios; no se puede determinar tal relación cuando la población

estudiantil se distribuye en dos o tres grandes grupos. Además esto genera otros

problemas de espacio y equipo; por ejemplo, en una universidad con 7,500

estudiantes se necesitarían 100 docentes a tiempo completo, esto implica 100

salarios permanentes, 100 espacios adecuados, 100 computadoras, y otra

cantidad de “cienes”. Es lo ideal, pero no lo real para el promedio de costos de la

educación superior.

Quienes hemos tenido la oportunidad de estudiar en países desarrollados,

nos damos cuenta de algunos factores muy importantes: 1) los estándares de

calidad son muy altos; 2) los docentes universitarios tienen un alto status social y

son muy bien pagados; y 3) el costo de universidades privadas es muy alto. De

hecho hace poco un grupo de salvadoreños estudiamos en un programa de

maestría de una universidad norteamericana, el costo de un año de estudios osciló

en un promedio de U$ 7,000, es decir más de sesenta mil colones, teníamos

calidad, excelentes docentes, y todo lo que uno se imagina, fue un programa

brillante pero costoso, y no era una universidad elite ni privada. Ni se diga lo que

cuesta estudiar en Harvard, Yale, Princeton, Cornell, etc.

Cualquier rector salvadoreño coherente aspiraría a ser como algunas de

estas universidades, pero cómo hacemos si aquí cobrar una mensualidad de mil

colones ya es una exageración pensando en la situación de pobreza de las

mayorías. Las universidades más destacadas de nuestro medio, algunas de ellas

vinculadas a factores religiosos lo que genera amplios beneficios (Adveniat, Kirche

Page 57: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

57

Not, etc.), no encuentran muchos espacios para diversificar sus ingresos, es

necesario contar con donantes o convenios de cooperación interuniversitarios,

como por ejemplo universidades jesuitas o salesianas, o bien que el gobierno o

algún filántropo done algunos millones o un terreno para un campus, etc.

Sin lugar a dudas, es aplaudible lo que ha logrado el MINED en pro de la

calidad universitaria, tanto la Ley como los Sistemas y sus autoridades han

emprendido un esfuerzo titánico y han trasformado sus objetivos en logros, a

pesar de muchas resistencias; la educación superior está mejor que hace cuatro

años, y las nuevas exigencias han impulsado en las universidades nuevas

preocupaciones, no obstante sería prudente revisar algunos puntos utópicos que

generan un desgaste innecesario, el proceso de la búsqueda de calidad ya se

inició, pero como proceso histórico es progresivo, tiene su ritmo, y así las

exigencias deberían ser análogas, sin descuidar un gran ausente de nuestro

sistema: los incentivos para la calidad, y sin caer en el mismo error del Sistema

chileno: la autonomía absoluta.

UNIVERSIDAD Y REALIDAD: Juntas y revueltas.

(inédito, 1999)

Dado por comprendido el significado denso de los dos conceptos que

encabezan este artículo, es menester profundizar sobre la hilativa “y” que articula

los dos términos, y a la vez propone una nueva clave de lectura y comprensión.

En el contexto salvadoreño, pocas universidades han representado el papel

protagónico exigido por el compromiso existencial de ser universidad; bien como

ofrecimiento o como demanda social, las universidades no mantienen una

interacción dinámica, homogénea y permanente relativa a la realidad. Tomando en

cuenta la posibilidad de la realización de Proyección Social e Investigación, el

efecto e impacto social que debiera producir se disipa a la falta de una

sistematización focalizada.

Page 58: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

58

Si tomamos en cuenta que en el espectro de Educación Superior existen

más de sesenta instituciones, los efectos de transformación social y desarrollo

sostenible debieran ser altamente significativos, y más aún si sumamos la

población activa estudiantil que trabaja en Servicio Social y en Proyección Social

el resultado sería notorio. El problema planteado radica en dos puntos: a) para el

número de universidades que existen no se nota el impacto de beneficio social, b)

la proyección y servicio social que se realiza no está sistematizada

geográficamente.

Este problema se radicaliza más, cuando analizamos la relación

institucional entre las universidades y los proyectos de ONG's, Gobierno y otras

instituciones de servicios y beneficios sociales; es extraño escuchar sobre la

realización de un proyecto conjunto, y más raro aún, que determinada entidad

consulte a las universidades sobre la realización de un proyecto, y obviamente nos

preguntamos: ¿acaso en las universidades no se encuentra la visión más

calificada y profesional?. Las universidades deben ser -y creo que son- las

consultoras más efectivas y relativamente menos costosas, en virtud de los

servicios sociales que cumplen los alumnos, y que podrían colaborar con

determinados estudios. Este ejercicio, de implementarse, podría ser a la vez una

fuente de ingreso para diversificar los costos institucionales; dicho de otro modo:

vender servicios profesionales.

Bien sea, una u otra posibilidad, es decir, por coadyuvar o por captar

ingresos, las universidades como centros de saber o como lugar intelectual, son

las instituciones más adecuadas para articular teoría y praxis, y para yuxtaponer

las realidades sociales e históricas que al garete se antagonizan al azar o

circunstancialmente.

Desde esta perspectiva, la “y” como hilvanación se encuentra acopiada a la

universidad, y dispuesta a ser maleable a determinadas circunstancias éticas de

servicios; uno de los servicios que aparentemente han generado las

universidades en El Salvador ha sido las encuestas, -por lo menos el más

tangible-; no obstante, otras universidades han impulsado proyectos de desarrollo

social como por ejemplo el programa EDUCO; obviamente, en ambos casos se

Page 59: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

59

podrían elaborar interpretaciones de efectividad e impacto social. No se trata de

medir competitivamente el mejor proyecto, sino más bien, ver cuantas

universidades generan aportes a la realidad, bien sea esta realidad nacional,

educativa, política, etc.

Esta invitación a la reflexión está dirigida a las universidades y a las

instancias extra universitarias, que podrían solicitar determinados servicios; por

citar un ejemplo hipotético, los planes estratégicos de los municipios, de desarrollo

local podrían estar impulsados o verificados por las universidades, lo cual sería a

la vez un doble compromiso: político de parte del Municipio y evaluador para la

universidad. Por otra parte, la posibilidad de focalizar la fuerza proyectiva social,

es decir que cada universidad concentrara su poder universitario en un

departamento, con un doble beneficio: por un lado hay departamentos

desprotegidos que nunca reciben servicios sociales y podrían recibirlos, por otro

lado, las universidades constatarían la efectividad de su aporte.

Pero el tema de Universidad y Realidad trasciende las esferas funcionales,

hay un “más” complementario, tanto para la universidad como para la realidad,

ambas instancias se necesitan, la universidad para estar catalizando las

exigencias de la realidad e incorporarlas en la docencia, y la realidad para

perfeccionar las irregularidades negativas. Al margen una de la otra, pierden su

sustancial compromiso histórico, y se convierten en aislados ámbitos de egoísmo

potenciado, la universidad necesita -epistemológicamente- conocer la realidad, la

realidad necesita -ontológicamente- superar las cuotas de negatividad potencial.

El poder posibilitador de la realidad necesita ser aprovechado en beneficio

de una situación más humana axiológicamente hablando, el poder intelectual de la

universidad necesita de la realidad para encarnarse históricamente y traducir los

signos históricos hermenéuticamente hablando.

No podemos concebir una universidad que prescinda de la realidad, ni una

realidad carente de teorías humanísticas y científicas; la realidad debe estar

jalonada por la universidad, y la universidad debe incardinarce en la realidad.

Universidad y Realidad, han de ser más que una categórica complementación,

una sustancial necesidad recíproca, siempre juntas y -pero- revueltas.

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UNIVERSIDADES FRENTE A PARTICULARES (Parte II, dos años después)

(31 de agosto, 1999; DEM)

A finales de 1997 escribí una columna titulada “Universidades frente a

Particulares”, con la intención de describir un novedoso proceso impulsado por la

nueva Ley de Educación Superior, y por el Sistema de Supervisión y Mejoramiento

de la Calidad, concretamente por el Subsistema de Evaluación.

Solamente para recordar, este Subsistema está compuesto por tres

componentes: a) el Autoestudio institucional; b) la Visita in situ por Pares

Evaluadores –que verifican el autoestudio- (Paris, latín o Peer, inglés, que significa

iguales o semejantes, es decir académicos); y c) el Informe final, que se utiliza

como fuente para la Resolución sobre el estado cualitativo de la institución. Todo

el proceso, se enmarca en juicios cualitativos a partir de diez Criterios de contraste

propuestos por el MINED, los cuales son tomados por las instituciones evaluadas

y por los Pares evaluadores, a modo de rúbrica, o sea que el evaluado y el

evaluador están en condiciones análogas y el proceso no consiste en una caza de

brujas, o en un procedimiento arbitrario o sorpresivo; éstos Criterios, en sus

enunciados y contenidos, proponen un estándar de calidad, supuestamente el

ideal, y en su conjunto, ofrecen una visión integral de la institución desde los

aspectos más intangibles (Criterios I y X) hasta los más obvios y fácticos (Criterios

II al IX).

Cuando llevamos a cabo la primera experiencia de evaluación y visita, en

1997, entre temores e incertidumbres, sucedieron cuestiones increíbles en ciertas

instituciones, que los Pares por ética no podemos contar, pero que se resumen en

una frase: “muchas universidades están lejos de hacer honor a tal nombre...eran

negocios de mala calidad”; en cambio en otras –las menos- los procesos fueron

normales. Los Pares evaluadores teníamos una serie de variables en contra:

inexperiencia, pocos antecedentes, resistencia, y sobre todo el contexto, ya que

Page 61: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

61

en 1997 se cumplían los dos años de gracia para cumplir con la Ley promulgada

en 1995, particularmente con el Artículo 34 que establecía los requisitos mínimos

de funcionamiento; desde esta perspectiva, ciertas universidades de dudosa

integridad asociaron la visita de los Pares con el cierre de universidades, ya

coincidió la exigencia legal y la visita. Sin embargo, el cierre de universidades que

se dio en aquel contexto estaba asociado a irregularidades que escapaban de la

visita de Pares, fue más bien una coincidencia, pero sin lugar a dudas si la visita

hubiese sido para cerrar universidades quedaran una diez universidades o menos.

Hoy los Pares ante un nuevo proceso de evaluación contamos con mayor

experiencia y con más antecedentes, e inclusive con mejores Pares, porque el

grupo inicial fue depurado después de una evaluación.

Así mismo, la nueva evaluación en su segunda experiencia ya se va

encaminando hacia la Acreditación, proceso voluntario, que como lo dice su

nombre, a través de una Comisión especial dará créditos de calidad a

determinadas instituciones que se sometan a un proceso aún no definido, pero

que sin lugar a dudas podrá considerar datos o informes de las Evaluaciones de

los Pares.

Aunque todavía no se ha definido el proceso de Acreditación, podemos

sostener que por fin la población tendrá un parámetro para juzgar en que

institución hay o no hay calidad, y así no malgastar su dinero en universidades que

lejos de estar formando profesionales están desformando y engañando a muchos

ingenuos padres y estudiantes.

En efecto, al leer las veintinueve Resoluciones de la Evaluación 1997,

observamos, por ejemplo, que en la mayoría de universidades salvadoreñas NO

SE INVESTIGA, por falta de presupuesto, de programas, de investigadores y de

otras excusas más; y si no se investiga, no se crean conocimientos, y por lo tanto

se hace docencia con datos prestados o desactualizados. Paradójicamente, en un

entorno global que está marcando la pauta de una “Civilización del Conocimiento”,

vemos a las universidades agotadas en esquemas del pasado, enseñando a la

ciudadanía lo que ya sabe, pero de un modo más elegante o “intelectual”.

Ciertamente la investigación se ve como un “gasto” y no como una “inversión”, y si

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62

se hace algo de investigación es poco relevante y no coadyuva a procesos de

desarrollo, sino a identificar, desde mil puntos de vista, los problemas sociales,

descuidando otras áreas del quehacer científico..

Y a pesar que muchos responsables de la educación superior ondean la

bandera de la Conferencia Mundial de Educación Superior, llevada a cabo en

París y convocada por la UNESCO, aún no se atreven a cumplir con el Artículo 1,

literal “c” que rescata la función de la Investigación, la cual es considerada como la

mayor fuente para el desarrollo de los pueblos.

A propósito, esta semana nos visitó el Dr. Moncada, distinguido científico

que se formó en la academia salvadoreña, en sus tiempos gloriosos, y que hoy es

reconocido internacionalmente, y en el marco de una actividad académica

impulsada por el Movimiento de Transformación Universitaria (MTU) nos incitó a

pensar en las tres revoluciones de los países desarrollados: 1) revolución

informática; 2) revolución de la automatización de los procesos; y 3) revolución

biológica molecular; mientras el Dr, Moncada comparaba las inversiones de las

naciones en desarrollo científico, y mientras nos demostraba los porcentajes del

PIB asignados a educación en éstos países, a uno que vive de la academia le da

tristeza ver lo atrasado que estamos, no obstante tenemos la certeza y el

entusiasmo para creer que podemos cambiar, pero necesitamos que el gobierno

cambie y se preocupe más de la Educación Superior, así como los líderes y

responsables de las Universidades Privadas, también tienen que cambiar, bajo el

supuesto de que el desarrollo vital de un país depende de las universidades, y no

de un plan presidencial, ni de las variables macroeconómicas.

O invertimos en investigación o nos hundimos en el subdesarrollo; o

buscamos convenios con universidades de países desarrollados o nos limitamos a

utilizar el conocimiento de segunda mano y atrasado; o invertimos en

investigadores y postgrados o seguimos la retrospección e involución académica;

o ampliamos la oferta académica de los saberes abandonados y nuevos o

terminaremos perdiendo la identidad y sufriendo la amarga espera de las “migajas

que caigan del primer mundo”.

Page 63: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

63

No podemos ser tan ingenuos o tan descabellados con el país, ¿cuántos

líderes de la educación o funcionarios de gobierno no han ido mil veces a viajar y

ver las maravillas del primer mundo?, esas maravillas tienen un nombre a su base:

Harvard, Yale, Cornell, UCLA, Penn, Stanford, Princeton, Oxford, Notre Dame,

Comillas, etc., etc., me refiero a universidades serias que investigan, y obviamente

a gobiernos que incentivan y propician el quehacer científico. En nuestro país ya

se ha dado algún paso, y se han donado algunas manzanas de terreno a dos

instituciones, pero no se trata de regalar algo, porque en sí esto no es la solución,

en tanto que ahora más de veinte instituciones pueden estar a la espera de un

regalo similar; lo mejor que puede el gobierno es incentivar a la investigación de

dos modos concretos: a) instaurando un premio considerable en materia científica,

y convocando a todas las universidades a participar; y b) aportando un fondo

especial para investigación a las universidades que se sometan a la Acreditación y

queden debidamente acreditadas; sin lugar a dudas, estas iniciativas además de

fomentar la investigación estarían propiciando un nuevo criterio para medir la

calidad. Quien tenga oídos, que oiga...

¿CALIDAD UNIVERSITARIA?

(4 de septiembre, 1999; LPG)

A pesar de los grandes esfuerzos planteados en una nueva dinámica legal y

sistémica, la calidad universitaria continua en entredicho, y de modo bastante

generalizado. Al leer las Resoluciones que publicó la Dirección Nacional de

Educación Superior (1997), acerca de la Evaluación realizada por los Pares

académicos, descubrimos que estamos lejos del modelo deseado de calidad.

Una de las preguntas capitales que nos debemos hacer todos los

involucrados en el quehacer universitario, y la sociedad misma es ¿Qué es la

calidad Universitaria?; las posibles respuestas a este problema pueden ser

tratadas desde múltiples perspectivas, no obstante para reducir el espectro

Page 64: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

64

especulativo planteamos tres vertientes, lo que al final debería traducirse en una

visión holística o total del proyecto educativo.

Calidad en investigación, calidad en docencia y calidad en proyección

social, deberían unificarse en una sola propuesta universitaria: calidad en Misión

Institucional. Sin embargo, es necesario echar un vistazo al documento "La

Educación Superior en el siglo XXI: visión y acción", emanado de la Conferencia

Mundial de Educación Superior, llevada a cabo en París y convocada por la

UNESCO, en donde encontramos un tópico central, descrito en el Artículo 1 (literal

"c") y en el Artículo 5 de dicha declaración: Investigación.

La investigación se concibe como un servicio y contribución a la sociedad,

fuente de progreso y de desarrollo social a través de la creación de conocimientos,

y obviamente lugar sustancial para la retroalimentación de la docencia y de la

proyección social. Paradójicamente, mientras los principales actores mundiales de

la educación superior indican que la Investigación es el soporte de las

universidades, en nuestro medio -según las Resoluciones- de veintinueve

instituciones, sólo una hace investigación.

No cuentan con programas de investigación (13 instituciones), no cuentan

con una estructura, ni con políticas, ni con presupuesto para investigación (10

instituciones), es incipiente (5 instituciones), entre otros datos, son los indicios o

justificaciones que se encuentran en estas Resoluciones; de hecho se puede

apreciar o interpretar que la investigación es vista como un "gasto" más que como

una "inversión". Y si fuéramos más rigurosos aún, y analizáramos el tipo de

investigación que se hace en nuestras universidades, nos encontraríamos con un

alto porcentaje de investigaciones enfocadas en el área de ciencias sociales, y con

un gran vacío en los campos más empíricos y/o tecnológicos.

De hecho la oferta académica de las universidades evoluciona a un ritmo

muy lento y desfasado, todavía ofrecemos lo mismo que hace diez años, a

sabiendas que la evolución del conocimiento cada vez se renueva con mayor

rapidez; no conocemos nuevas áreas de conocimiento en telecomunicaciones,

robótica, ni en nuevas subespecialidades, no vemos la emergencia de postgrados

(Maestrías y Doctorados) que superen y actualicen los saberes tradicionales. Así

Page 65: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

65

mismo, hay que anotar la gran ausencia de ciertas áreas académicas que se han

desplazado por contar con poca demanda estudiantil, y lejos de responder con

una política de subvención, se ha respondido con lineamientos más mercantiles:

Historia, Antropología, Sociología, Filosofía, Arqueología, Política y Letras, son

algunas de nuestras carreras ausentes.

En el fondo se percibe que nuestro estudiante aspira al título y no al saber,

y la universidad se torna en "ascensor social" (Martín-Baró), y en cómplice de este

mal que obstaculiza el camino ético de las universidades.

LA EDUCACIÓN: ¿GASTO O INVERSIÓN?

(18 de enero, 2000; DEM)

La pregunta del titular parece por demás absurda; en efecto, el capital

educativo es el más seguro, la mejor inversión y herencia para nuestros hijos.

Inclusive se ha dicho hasta la saciedad que la educación es el instrumento para el

desarrollo de los pueblos, y como dice el eslogan del Ministerio de Educación:

“Educación es la Solución”.

Pero a veces lo más obvio posee sus escaramuzas, y en educación cuando

introducimos el tema de “Calidad” se relativizan la tesis; en efecto, la educación

deficiente puede dejar de ser inversión y transformarse en un gasto, cuyos efectos

colaterales poseen límites insospechables; veamos algunos ejemplos de lo que

sucede en nuestro país: es más costoso un kinder que una universidad; Usted

paga doce meses de colegiatura y su hijo recibe diez meses de clases; en muchos

colegios paga un “bono” (que nadie sabe que es en sí) y además una Matrícula; a

veces Usted paga cuotas especiales para construir infraestructura de centros

educativos privados, sin que Usted sea accionista; la publicidad de algunos

centros educativos expresan que poseen tecnología de punta, y lo que hay son

unos veinte clones desactualizados; existen campus universitarios que son casas;

en muchas universidades no se hace investigación; muchos docentes trabajan en

Page 66: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

66

esta profesión porque han fracasado en su vida profesional; muchos directivos de

instituciones educativas sin fines de lucro ocupan cargos con sueldos exorbitantes

y además se compran servicios a sí mismos en empresas con otro nombre; en

prestigiosos colegios de venden y compran pruebas; algunos docentes trabajan en

dos y tres turnos de educación media y en su tiempo libre atienden un par de

grupos, de cien alumnos cada uno, en alguna universidad; entre otras

trivialidades…

Inicialmente digamos que todo “conocimiento” es importante para el devenir

humano, pero cuidado, conocimiento no es sinónimo de educación; también

asumamos otro importante aforisma: en los centros educativos se recibe

información, y la verdadera educación se complementa y cristaliza en el hogar,

como algo “previo” y actitudinal. Desde esta perspectiva, finalmente consideremos

nuestro contexto educativo, que últimamente se ha bosquejado en un simple

“credencialismo”; en el fondo una gran mayoría de nuestros jóvenes –y de padres

y madres también- no les interesa el saber, la educación o el conocimiento, lo que

buscan es un “Título” y un “Status”.

Tomando en cuenta estos datos nos encontramos ante un escenario

complejo, pautado por una gran cantidad de centros educativos mercantilistas, los

cuales garantizan a los interesados ese status anhelado; de hecho, podemos

apreciar día a día, la excesiva preocupación publicitaria de muchas instituciones

educativas que tienen la necesidad de estar continuamente ofertando sus

servicios y diciendo que tan buenos son.

Por otra parte, nos encontramos ante el problema del “Magisterio”; sin lugar

a dudas, el status del maestro ha llegado a niveles muy bajos, y esto se debe a

dos factores importantes: por un lado, la falta de vocación magisterial, lo que está

asociado a la visión laboral del docente desde una perspectiva peyorativa, la

pregunta es: ¿quién quiere ser docente?; por otro lado, desde la perspectiva

económica, nos encontramos que los salarios son muy bajos, lo que está en

relación a la primer tesis. Así mismo, el degradante estado de los formadores de

maestros viene a introducir otro ingrediente que problematiza la situación; pero no

vaya a creer que esto es una exageración, si Usted supiera los resultados

Page 67: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

67

obtenidos por los nuevos maestros en su evaluación para acceder al escalafón se

caería de espaldas.

En síntesis, hemos armado un rompecabezas con tres piezas: 1) la visión

mercantil de los propietarios de las instituciones educativas; 2) la cultura

“credencialista” de nuestros estudiantes; y 3) el nivel paupérrimo de nuestros

maestros. Estos tres componentes, obviamente no se pueden generalizar, hay

excepciones y como tales son pocas; pero frente a este panorama complejo que

se refleja en los mediocres –e inmorales- resultados de la PAES, en las notas

obtenidas por los maestros frente a los exámenes del Tribunal Calificador y

también en los pocos ponderados resultados de la Evaluación de Universidades,

concretamente en las Resoluciones finales, debemos preguntarnos si en realidad

lo que pagamos por la educación de nuestros hijos es ¿un Gasto o una Inversión?.

Esta pregunta se vuelve más preocupante y radical frente a los nuevos

retos de un mundo global y competitivo; si ya estamos hablando de tratados de

libre comercio y de procesos de integración, nos debe comenzar a preocupar

como vamos a hacer para competir con profesionales de otros países con mayor

desarrollo, porque esto de la globalización y de la competitividad no son

fenómenos que tengan que ver simplemente con productos, economía, finanzas e

industria, implica también la competencia por los puestos de trabajo y la

profesionalidad; de hecho, muchas empresas transnacionales no solo introducen

los conceptos sino también sus cuadros técnicos y profesionales.

Cuando ingresamos a una simple aula escolar pública de un país

desarrollado, no es que encontremos, solamente, un océano de tecnología y

condiciones óptimas para el desarrollo pedagógico, también encontramos

maestros profesionales, creativos, innovadores y fundamentalmente, convencidos

que tienen en sus manos un tesoro: los y las niños/as, lo que les lleva a una

profunda convicción y visión de futuro; las computadoras, el internet y los

laboratorios con docentes desmotivados y sin autoestima no garantizan para nada

la transformación de la persona.

Ciertamente, al compararnos con otros países de la región no estamos tan

mal, pero no basta esta comparación, es inválida y superficial; no olvidemos que

Page 68: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

68

nuestra mayor posibilidad de desarrollo está en nuestra gente, por lo tanto

debemos apostar “todo” absolutamente todo, a la educación, tanto el Estado como

la familia, y progresivamente debemos tomar conciencia sobre la importancia de la

“inversión” educativa; seguir graduando gente poco preparada es irresponsable y

se le causa un gran daño al país; seguir ofertando las mismas carreras y con los

mismos contenidos que hace veinte años es inadmisible; seguir con maestros

deficientes y mal pagados va en detrimento del propio desarrollo nacional.

Para que la “Educación sea la Solución” es necesario “Solucionar los

problemas de la Educación”, se ha avanzado bastante en estos últimos años, sin

embargo, de cara al futuro, queda mucho por hacer; y esto sí es una

responsabilidad compartida entre el Estado, la sociedad y el mercado; no dejemos

que la posible y necesaria “Inversión” se siga transformando en simple y

vulnerable “Gasto”.

LAS UNIVERSIDADES: AL BORDE DE LO MISMO

(22 de enero, 2000; LPG)

A finales de 1999 e inicio del 2000 se inició, por segunda vez, el proceso de

Evaluación in situ, por Pares Académicos, que exige la Ley y el Sistema de

Supervisión y Mejoramiento de la Calidad de la Educación Superior, en todas las

universidades del país.

Dando una opinión muy genérica de los comentarios que se escuchan en

“los pasillos” y adelantándonos un poco al documento de las Resoluciones finales,

los resultados indican que se ha avanzado poco y nada; muchas universidades, al

parecer, están intentando llegar a los “mínimos” exigidos por la ley, es decir –y en

lenguaje académico- pasar con seis raspando, y no dar mucho más de sí, salvo

raras excepciones.

La Investigación, la creación de conocimiento y la producción intelectual,

continúan relegadas en el paredón del olvido; los docentes horas clase aún

Page 69: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

69

campean; y los mayores indicadores de calidad se han transformado en la

infraestructura física; parece que al contar con buenos edificios ya hay garantías

de excelencia y “relativas” posibilidades de desarrollo; inclusive, dicen que dicen,

que ciertos sectores universitarios a través de un ente importante quieren

disminuir las exigencias existentes, como si estuviéramos muy bien.

¿Cuáles van a ser los verdaderos síntomas y signos de los inicios de la

calidad universitaria?, cuando los mejores profesionales que trabajan en la

empresa privada y los que están fuera del país ingresen a los espacios

universitarios; y para que esto ocurra será necesario competir, y dejar,

obviamente, los salarios oficiosos que solo alcanzan para sobrevivir. Trastocar el

status docente es urgente, tanto, como transformar la visión de profesor

universitario en verdadero creador de conocimiento o en un “Pedagogo

Investigador” como señalaba un alto funcionario de la UNESCO; no es posible que

continuemos de modo mimético ofertando y consumiendo conocimientos

prestados e inútiles para la vida real del profesional.

La gran mayoría de nuestras universidades siguen siendo, como decía

Martín-Baró, verdaderos “Ascensores Sociales”; la gente lo que quiere es el título,

no el saber, y las instituciones se hacen cómplice de este mal que tanto daño hace

a la sociedad.

Ahora que se está creando la Comisión de Acreditación, y que están

sonando nombres, algunos muy adecuados y otros muy indecorosos, comenzará

el verdadero reto de cara a la calidad; el juicio implacable de la No-Acreditación

deberá ser determinante para los empleadores y para quienes inviertan en su

educación superior, ya que las condiciones competitivas comienzan a saturar el

mercado.

¿Reforma o Transformación?, ¿Evaluación o Acreditación?, ¿Conciencia o

Negocio? quién sabe, lo que sea necesario para invertir la geometría universitaria,

que en la actualidad raya los límites del desencanto e invita a la melancólica

tristeza de un devenir que a paso lento, pero seguro, va como metástasis

corroyendo a la sociedad sutilmente; no necesitamos tantas oportunidades con un

Page 70: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

70

discurso de falsa equidad, sino las que sean buenas y necesarias aunque pocas;

mientras tanto, estamos al borde de lo mismo...

EL MERCADO UNIVERSITARIO EN COSTA RICA Y EL SALVADOR

(7 de marzo, 2000; DEM)

A pesar de las considerables diferencias económicas, políticas y sociales,

El Salvador y Costa Rica poseen en común una anomalía educativa titulada

“Desarrollo del Mercado Universitario”, fenómeno que se describe a fondo en la

obra de Avelino Martínez Rocha y Luis Armando Lázaro Girón.

Considerando los optimismos democráticos que se expresan en los

avances de la democratización centroamericana, esto no ha impedido que en

otras áreas sociales y concretamente en las educativas surjan síndromes de

restricción; en efecto, en los Estados Nacionales, después del agotamiento del

modelo de la sustitución de importaciones y de la crisis de la deuda externa, y más

recientemente con la reducción de las reservas del ahorro interno, se han visto

sometidos a los imperativos de los organismos financieros internacionales; esto ha

originado el cruce de dos orientaciones complementarias de la política económica:

la disposición de la estructura productiva a la apertura comercial y el ajuste interno

de las variables macroeconómicas, dibujando un escenario consumista. La

apertura externa y el ajuste interno tendrían como resultado la revalorización de la

productividad media y la competitividad internacional.

De este escenario se deduce la reducción del gasto público que influye

considerablemente en las políticas sociales, y como efecto colateral emergen las

ideas “privadas” –llámese hoy privatización-.

El gasto público en educación se ha ido reduciendo sistemáticamente en

Centroamérica; en 1970 se invertía en educación en la región –en promedio- un

porcentaje del presupuesto nacional del 21.9%, mientras que a inicios de los

noventa esta porcentaje promedio se había reducido al 15.5% (FLACSO, 1992).

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71

Pero además de la reducción del gasto público ha sido acompañado del

discurso maniqueo que considera al Estado como el causante de la crisis, y que

por lo tanto es necesario reducirlo a su mínima expresión. Por contraste se ha

argumentado que el mercado es la vara salvífica y generador de la libertad

empresarial que impulsa la productividad, la riqueza y el crecimiento. Se trata de

un mercado perfecto (Hinkelammert, 1991).

Como vemos estas tesis son relativas si observamos el panorama de las

universidades privadas de Costa Rica y El Salvador; ciertamente muchas de estas

entidades han producido riqueza a pesar de ser de “utilidad pública y sin fines de

lucro”, pero en el fondo en un grupo considerable de universidades privadas se

han cristalizado los actos de corrupción, venta de títulos y otras aberraciones sin

precedentes; inclusive al valorar, por lo menos los resúmenes disfrazados de las

realidades cualitativas en El Salvador nos encontramos ante un panorama incierto:

no hay investigación, no hay proyección social, no hay docentes a tiempo

completo, no hay eficiencia, entre otras cosas.

Las preguntas que nos debemos de hacer es: ¿porqué tantas universidades

privadas en Costa Rica y El Salvador?, ¿qué hay detrás de estos filántropos que

se preocupan tanto, tanto por la educación del país, sin fines de lucro?, y

finalmente ¿cree usted que el status quo de los “propietarios” de universidades ha

cambiado?.

Al observar cifras y estadísticos nos encontramos con más dudas aún; por

ejemplo, las tasas de escolaridad en promedio entre 1990 y 1995 eran las

siguientes: El salvador Primaria 81.6, Media 31.2 y Superior 19.1; en Costa Rica

Primaria 108.8, Media 57.3 y Superior 29,3. Con estos resultados observamos que

existe un embudo que se reduce sustancialmente en el nivel superior, pero al

comparar con los demás países del área El Salvador y Costa Rica reportan las

cifras más altas; el sistema es selectivo y excluye a las clases bajas que

accedieron al sistema educativo gratuito, pero que luego no pudieron pagar.

En promedio, al año 1994 El Salvador reportaba alrededor de 44

universidades privadas, Costa Rica 17, Panamá 8, Nicaragua 4, Guatemala 3 y

Honduras 2; al observar los porcentajes equivalentes a fundación de

Page 72: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

72

universidades privadas en años, en Costa Rica y El Salvador nos encontramos

con los siguientes resultados 1997-1990= 44%; 1989-1980= 43%; 1979-1966=

9%; al comparar los datos de matrícula entre 1970 y 1994 en las universidades

privadas los datos son: El Salvador 1970 25,7/ 1994 69,1; Costa Rica 1970 0/

1994 23,9. Los gráficos de la oferta educativa privada a 1997 se centran en cuatro

sectores: Ciencias sociales 37%, Educación 31%; Ingenierías 16% y Ciencias de

la Salud 5%; el resto en otras áreas del saber; las ofertas de grado académico en

Costa Rica y El Salvador por programas en promedio se distribuyen así:

Profesorados 40%; Licenciatura 40%; Maestría 3%; y Doctorados 1%.

Estas cifras reflejan una realidad: en ambos países se desarrolla un

credencialismo abrupto, cuyo interés mayor es graduar estudiantes sin importar la

calidad; se dan dos momentos coyunturales en la emergencia de universidades: la

crisis del Estado y la emancipación del Mercado; a esto hay que anexar que el

saber es mimético, no se crea conocimiento; los docentes no son los mejores

profesionales sino más bien los que fracasan en el sector empresarial o son

rechazados. Si esto no fuera así, con la cantidad de universidades existentes el

nivel de desarrollo nacional se habría incrementado considerablemente, sin

embargo las cosas siguen igual.

El Mercado Universitario posibilitó la Universidad del Consumo, un modelo

análogo al sistema que respondía a las demandas de una efímera competitividad;

mientras tanto los Estados redujeron los presupuestos universitarios estatales con

la finalidad de aplacar los embates ideológicos y críticos, y a la vez intentando dar

la razón a las tesis de la mano invisible. ¿Cuál es el resultado?: Una masa

mediocre de profesionales, engañados por el sistema y jalonados a un escenario

de espejismos. Hoy en día es triste escuchar a un profesional hablando o ver

como escriben; es dramático observar la ausencia de la criticidad, de la lógica y de

la producción intelectual. La susodicha crisis de liderazgo, que se traduce en crisis

económica, política y social está enclavada en este problema.

Hay excepciones, obviamente, pero en este contexto dantesco son

demasiado pocas; urge una respuesta que impulse un giro copernicano en la

Educación Superior, ya que de ella depende el desarrollo de los pueblos; a pesar

Page 73: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

73

de los grandes esfuerzos que se han impulsado en los últimos años, por lo menos

en El Salvador, persiste un manejo con ciertas consideraciones sumamente

perjudicial.

EDUCACIÓN, CIENCIA Y DESARROLLO

(13 de marzo, 2000; LPG)

Educación, Ciencia y Desarrollo no es solamente el ilustrado nombre de

una Comisión que gestó algo bueno para el desarrollo del país; continúa siendo la

potencial trilogía para construir el imaginario de un posible plan de nación…

“A inicios de la década de los noventa, la educación y el conocimiento se

colocaron nuevamente en un lugar central en el debate acerca de las estrategias

de desarrollo económico y social de los países latinoamericanos…La toma de

conciencia acerca de la profundidad de la crisis educativa latinoamericana y las

transformaciones económicas, políticas, sociales e ideológicas que ocurrieron

durante la década de los ochenta generaron las condiciones para que se gestara

un creciente consenso respecto de la necesidad de recuperar el rol central de la

educación en la construcción de las sociedades del nuevo milenio”, sostiene

Daniel Filmus, Director de FLACSO, Argentina.

A finales de los noventas múltiples organismos y entidades desplegaron

declaraciones y manifiestos sobre la educación y la ciencia de cara al siglo XXI,

como por ejemplo: Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI

Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo; 44ª y 45ª reuniones de la Conferencia

Internacional de Educación (Ginebra 1994 y 1996); Resoluciones aprobadas por la

UNESCO en sus 27ª y 29ª reuniones; Conferencia Mundial sobre Educación para

Todos (Jomtien, 1990); Conferencia sobre Libertad Académica y Autonomía

universitaria (Sinaia, 1992); Segundo Congreso Internacional sobre Educación e

Informática (Moscú 1996); Congreso Mundial sobre Educación Superior y

Desarrollo de los Recursos Humanos en el siglo XXI (Manila 1997); Quinta

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74

Conferencia Internacional de Educación de las Personas Adultas (Hamburgo

1997); Conferencia Mundial sobre la Educación Superior de la UNESCO (París

1998); entre otras. Sin lugar a dudas, éstos y otros eventos similares nos aportan

significativos signos de que la educación, la ciencia y la tecnología son las claves

de lectura para comprender el futuro inmediato y su respectivo desarrollo.

No puede existir una visión social distanciada de la educación, la ciencia y

la tecnología; y no puede existir una visión económica o política sin esta visión

social, de existir, estamos ante un genocidio sutil. En este sentido, la educación, la

ciencia y la tecnología están tocando permanentemente las aristas de la solución

de los problemas más graves de la sociedad, sin embargo, la excesiva confianza

en el economicismo acompañada de procesos políticos pocos transparentes, es el

jinete del subdesarrollo.

La educación, la ciencia y la tecnología deben operar para solucionar los

problemas sociales; y por ello deben luchar por conseguir su espacio en las

agendas nacionales. Los pueblos más subdesarrollados son análogamente los

que poseen mayores índices de analfabetismo, ausentismo y repitencia escolar;

en sus universidades solo se hace docencia mimética, no hay investigación ni

creación de conocimiento, estando condenados a consumir los deshechos

académicos de los países desarrollados y esto genera una verdadera “entropía”.

La clave del desarrollo es: ver la educación como una inversión y no como

gasto; tener más confianza en la ciencia que en las medidas económicas;

democratizar la tecnología; el hilvanar todo lo anterior con una visión estructural de

futuro…cosas que tenemos, pero están en el baúl de los recuerdos.

CTS…¿cuándo?

(8 de abril, 2000; LPG)

Los estudios de Ciencia, Tecnología y Sociedad, conocidos por las siglas

CTS, o también identificados como Estudios Sociales de las Ciencias, o bien

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75

Science and Technology Studies (STS), se están expandiendo en las

universidades de los países desarrollados con gran vertiginosidad.

Bajo esta acepción de CTS se despliega la articulación entre dos ámbitos,

hasta hace poco, muy distantes: Ciencia y Sociedad; en efecto, el espectro

científico se reducía a escenarios artificiales aislados de lo secular y mundano, y

por su parte, la sociedad se desarrollaba “consumiendo” productos científicos y

tecnológicos al garete, en muchos casos siendo víctima de los ensayos y errores

científicos.

La “iglesia científica” de T. Huxley, las “utopías informáticas” de A. Toffler, y

las “fobias y amenazas tecnológicas” de T. Rozak, han dejado de ser un mito

literario; ciertamente cuando los científicos a través de las biotecnologías

manipulan el ADN y cuando el desarrollo sofisticado de chips es utilizado para

letales armas, comenzamos efectivamente a preguntarnos por el devenir de las

ciencias, y obviamente emerge la preocupación de asomarnos a los laboratorios.

El 1º de julio de 1999, en el marco de la Conferencia Mundial sobre la

Ciencia en Budapest, Hungría, se externaron las mayores preocupaciones en la

“Declaración sobre la Ciencia y el Uso del Saber científico”; el documento parte de

un llamado de conciencia hacia la sostenibilidad, inmediatamente evoca los

grandes beneficios del desarrollo científico e invita al “debate democrático sobre el

saber científico”; así mismo, plantea las abismales asimetrías y desigualdades de

los beneficios y el bienestar proporcionado por las ciencias. Finalmente se

proclaman cuatro compromisos sustanciales: con el progreso, con la paz, con el

desarrollo y con la sociedad.

Si bien este tema pueda parecernos extremadamente ajeno, será hora que

nos comencemos a preocupar por el devenir científico y tecnológico, y sobre su

vinculación sobre la sociedad. Ya no podemos darnos el lujo de seguir

consumiendo ciencia y tecnología de segunda mano y desactualizada; tampoco

podemos seguir engañando a la población con el marketing publicitario de

“tecnologías de punta”; ni mucho menos podemos prestarnos a ser víctimas de

tecnologías fallídas o fracasadas.

Page 76: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

76

Ante las tendencias globales en donde prevalece el capital del

conocimiento, de la información y de la innovación, quedan dos caminos definidos:

la competitividad y el subdesarrollo; el primer camino demanda inversiones

sustanciales en educación, ciencia y tecnología; el segundo, simplemente seguir

como vamos, confiando en el economicismo y en la compra de tecnología

desfasada.

Si los gobiernos latinoamericanos no deciden apostar a políticas de

concertación intersectoriales involucrando, al menos, a las empresas privadas y a

las universidades; si continúan con los excluyentes y reductivos presupuestos en

educación, ciencia y tecnología, no será necesario extrañarse ante la vilipendiada

“brecha” entre ricos y pobres.

VISITA A MINERVA: Retomando el compromiso olvidado

(24 de mayo, 2000; LPG)

La reciente visita del Presidente Francisco Flores a la Universidad de El

Salvador se ha constituido en un hecho con pocos precedentes en la historia

universitaria; soslayando la visita del ex Presidente Duarte, ya que, más que una

visita fue una catarsis de violencia debido al convulsionado momento político, nos

encontramos que en las últimas décadas no ha sido común que un Presidente se

acerque al Alma Mater salvadoreña.

De hecho, la presencia del Presidente fue asumida con muestras de

consideración por parte de la comunidad universitaria: no se escucharon

consignas ni se vieron pancartas que repudiaran la visita del Presidente; por su

parte Francisco Flores actuó con mucha naturalidad, rompiendo el protocolo,

descuidando las medidas de seguridad, e ingresando a espacios no considerados

en la agenda; su discurso fue elocuente y salió a relucir la personalidad oculta del

universitario, actitud que nos gustaría percibir más seguido.

Page 77: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

77

En términos generales, la visita del Presidente se puede considerar como la

recuperación de un compromiso olvidado, ya que constitucionalmente la

Universidad de El salvador es parte del Estado, tanto así, que hace algún tiempo

me contaba el Dr. Fabio Castillo que durante su gestión como Rector a inicios de

los sesenta, existían tendencias de un grupo anarquista cuya tesis era destruir a la

Universidad porque era parte del aparato estatal.

El compromiso del Estado se ha debatido duélicamente con la autonomía

universitaria; de hecho, al observar la presencia de la Universidad en las

Constituciones nos encontramos con un fenómeno curioso; por ejemplo, la primera

Constitución que asume en sus contenidos a la Universidad fue la de 1872, en su

Artículo 44; no hay que olvidar que la Universidad ya existía desde 1841, y que

desde esa fecha a la citada se habían redactado dos Constituciones la de 1841 y

la de 1864; posteriormente desaparece del mapa constitucional el tema de la

Universidad en las Constituciones de 1880, 1883, 1886 y 1939, esta gran y

significativa ausencia debe estar vinculada al debate entre liberales y

conservadores –particularmente de tendencias eclesiales- , que en muchas

ocasiones, durante este periodo le costó a la Universidad varias intervenciones y

los cambios radicales en donde se anulaba la rectoría y se implementaban

sistemas colegiados de Decanos, hecho que consta en la historia de Miguel

Durán.

La universidad reapareció en la Constitución de 1950, y en su Artículo 205

se habla por primera vez de Autonomía universitaria, y se indica que “el Estado

contribuirá a asegurar y acrecentar el patrimonio universitario y consignará

anualmente en el presupuesto las partidas destinadas al sostenimiento de la

universidad”; esta declaración se retoma en la Constitución de 1962 Artículo 204; y

en la Constitución de 1983 Artículo 61.

Tal como se puede apreciar, la responsabilidad del Estado en la seguridad

y crecimiento del patrimonio universitario es evidente; tan evidente como el

descuido que ha tenido el propio Estado desde la década del cincuenta hasta

nuestros días; como anotamos anteriormente, esta amnesia del Estado no es

casual sino causal, ya que durante estos años los gobiernos tácitamente

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78

identificaron a la Universidad como la plataforma del Marxismo; y por su parte la

Universidad señalaba al gobierno como el ente fatal de la dominación y de la

represión, supuestos que son reales.

Las cosas han cambiado, nuevos escenarios y un imaginario social un tanto

diferente, han desarticulado el antagonismo exacerbado entre estos dos actores;

no obstante, la universidad no debe perder su carácter de conciencia crítica de la

sociedad, sin descuidar dos elementos fundamentales: a) su autocrítica; y b) su

talante académico-científico.

Sin lugar a dudas, la Rectora Doctora María Isabel Rodríguez está llevando

la Universidad a su cause esencial, sin embargo es necesario contar con el

compromiso colectivo de toda la comunidad universitaria, particularmente de

docentes y estudiantes; ¿qué compromiso?, el de recuperar el status académico

científico y el de iniciar una verdadera revolución de ideas, de discusiones y

debates, a la luz de la investigación y del análisis de la realidad. Hagamos

nuevamente de la Universidad de El Salvador, la mejor universidad de

Centroamérica.

EL MAGISTERIO: Retos, problemas y posibilidades (6 de junio, 2000; DEM)

Ser docente en Centroamérica más que una profesión es un reto ante un

fatal destino de estancamiento social y económico; a pesar de los múltiples

esfuerzos, de las reformas y transformaciones el status docente continúa siendo

una profesión de segunda o tercera categoría que no abriga muchas esperanzas

de superación; lo salarios van desde US$ 46 (en Nicaragua) hasta no más de US$

500 (en Costa Rica) frente a los constantes aumentos del costo de la vida, cuando

Page 79: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

79

la oferta salarial da un paso la demanda del gasto cotidiano da cinco; sin embargo,

a pesar de este escenario funesto todavía existe mucha gente solidaria que tiene

vocación de servicio y se entrega a esta noble profesión minusvalorada por la

sociedad y el gobierno, a pesar que la misma sociedad y el gobierno tenga que

poner sus hijos en manos de estos artesanos de conciencia y de conocimientos.

¿Qué significa ser docente hoy?, ¿cuáles son los retos del magisterio ante

las amenazas y oportunidades globales?, intentaremos contestar estas preguntas

en este espacio como preámbulo ante la proximidad del día del magisterio.

Algunas tendencias actuales basadas en el constructivismo pretenden

reducir el rol del docente a una simple visión de “Facilitador”, ante esto hay que

decir que el docente debe ser facilitador y más; las exigencias de una agenda

constructiva no deben hacer del docente un espectador o ayudante del

aprendizaje, por el contrario el docente debe ser un verdadero “Mediador” entre el

cúmulo de conocimientos y saberes y las experiencias de los alumnos; esto

supone una tarea articuladora, creativa e innovadora en donde ensamble los

andamios del cúmulo histórico de la humanidad y de las vivencias personales y

colectivas del aula; así, debe facilitar la “desconstrucción” de experiencias

negativas y la “construcción” de experiencias positivas, porque no todo es ético ni

en el devenir histórico ni en la persona misma.

Entonces los docentes deben ser: Mediadores Analíticos, que inquieran

racionalmente la realidad y sobre ella diseñen la arquitectura de conocimientos;

Mediadores Hermenéuticos, que interpreten correctamente y descubran los

símbolos apropiados para el aprendizaje; y Mediadores Prácticos, basados en un

quehacer docente ético y eficiente.

Las corrientes contemporáneas invitan a reflexionar en un nuevo modelo de

docencias y cada vez más se habla del “Pedagogo Investigador”, es decir un

quehacer docente centrado en acciones técnicas específicas, cuyas capacidades

deben ser eminentemente profesionales en lo que respecta a contenidos,

metodologías, tecnologías, evaluación, etc. y que además diseña su agenda

pedagógica en un permanente diálogo con el quehacer investigativo endógeno y

exógeno al aula.

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Otros teóricos invitan a construir un perfil docente siguiendo los criterios del

informe Delors de la UNESCO para la educación del siglo XXI: a) el aprender a

conocer; b) el aprender a hacer; c) el aprender a convivir; y d) el aprender a ser;

esto supone que los docentes debe facilitar y mediar los aprendizajes desde estas

cuatro perspectivas, superando las visiones reductivas cognitivas e integrando

aspectos vitales y existenciales como lo son las habilidades, la convivencia social

y la ética.

Al margen de estas visiones la tarea docente cada día se hace más

compleja, no solo por que cada día existe más información y más acceso a los

nuevos conocimientos, sino también porque sus responsabilidades cotidianas

cada vez son más complejas; en la actualidad, además de las exigencias

curriculares contemporáneas son integradoras y holísticas, y cuando se habla de

ciencias naturales se exige que se domine la química, la física y la biología, y

cuando se habla de ciencias sociales es necesario conocer sociología, filosofía,

historia y geografía; a esto hay que añadir los Ejes Transversales, por lo que

además se supone el conocimiento mínimo sobre perspectiva de género, ecología,

derechos humanos, etc. Por otro lado, los nuevos recursos informáticos a los que

acceden los estudiantes generan una mayor competencia, y cada vez más los

niños, adolescentes y jóvenes son exigentes y demandan una docencia de altura.

También es hora de comenzar a reflexionar sobre los “Equipos

Magisteriales”; las tendencias actuales están impulsando los trabajos sinérgicos y

proactivos, en donde los equipos, redes y clusters están desplazando al

individualismo; si se exige un coherente trabajo sociabilizante en el aula, es

imposible pensar en una figura emblemática y única al frente de los equipos de

trabajo.

Como se puede apreciar en este breve análisis la preparación del docente

es muy compleja y la demanda de profesionalidad es muy alta; lo más

preocupante es que en manos de los docentes está el futuro de los niños, y no

sólo el futuro cognitivo sino también parte de su futuro perfil personal, dado que

pasa en estos más de quince años de educación frente docentes que sirven de

modelos para la tenacidad, intelectualidad, servicio, ética, etc.; son los docentes

Page 81: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

81

los que capacitan a los estudiantes para asumir los retos globales y los problemas

locales; y la pregunta central es: ¿están nuestros docentes preparados? o bien

¿tenemos conciencia de esta gran responsabilidad que tienen los docentes?.

Generalmente los padres y madres de familia confían en la institucionalidad

de los centros educativos, pero tras esta fachada están los docentes frente a los

niños, y muchos docentes por necesidad laboral trabajan en el colegio de

excelencia y también en el público, en la universidad de mayor prestigio y en la de

garaje, y con los salarios existentes: ¿qué tan profesionales son los docentes?,

¿de cuánto tiempo disponen en los centros educativos para preparar clases y para

superarse?, ¿cuánto invierten de su sueldo en buenos libros?, ¿cómo son las

bibliotecas institucionales y las particulares?.

Hay quienes sostienen que la docencia es un refugio de la mediocridad,

aquellos alumnos rechazados en las carreras élites y/o exigentes se enrolan en la

docencia por ser una carrera de medianas exigencias y con pocas matemáticas;

inclusive a nivel universitario ¿qué profesional que tenga éxito en el mundo

privado va a dejar éste, para ir a ganar 50 colones por una hora clase en donde le

recetan un grupo de cien alumnos?; lo más paradójico en Centroamérica y

particularmente en El Salvador, es que la educación parvularia o inicial es igual o

más cara que la universitaria, y por ende los salarios son análogos al nivel.

La pregunta fundamental que nos hacemos quienes trabajamos en

educación es: ¿quiénes quieren ser maestros/as y porqué?, sin lugar a dudas,

considerando algunos años de experiencia docente, menos de un 5% de quienes

ingresan al campo de la docencia tienen vocación, y un gran porcentaje accede a

esta profesión por necesidad y por las múltiples oportunidades que hay en el

“Mercado Educativo”. Al observar los porcentajes de docentes hora clase –

docentes taxi- que hay en el espectro educativo, a pesar de las exigencias legales

en Educación Superior, nos encontramos que representan más de un 60% de la

oferta real; inclusive en una reciente investigación sobre el perfil docente se pudo

constatar que más de un 40% de docentes de educación media tienen otros

trabajos, incluyendo trabajos que no son de docencia.

Page 82: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

82

Hacer reformas o transformaciones, e inclusive pretender ingresar a la

globalidad con un magisterio tan complejo es una tarea titánica; la agenda de las

políticas educativas en Centroamérica debe ubicar en un lugar importante el tema

Magisterial; la pregunta fundamental que debe hacerse es ¿cómo reformar y/o

transformar el minusválido status docente en una profesión digna y demandable?,

con una respuesta eficaz a este cuestionamiento se puede lograr en un segundo

momento cambios, transformaciones e inserciones de cualquier calibre.

ACREDITACION UNIVERSITARIA: Retos, Problemas y Posibilidades

(7 de junio, 2000; LPG)

La semana pasada el Ministerio de Educación y la Dirección Nacional de

Educación Superior presentaron “en sociedad” a la flamante Comisión de

Acreditación para las instituciones de Educación Superior, dando cumplimiento a

las exigencias legales en el marco del Sistema de Supervisión y Mejoramiento de

la Calidad de dicho nivel. Tal como está diseñado el Sistema citado, la

Acreditación es voluntaria y cierra el círculo de dos procesos precedentes: La

Calificación –cuantitativa- y la Evaluación –cualitativa-.

Si algo es importante en esta nueva Comisión es la gente que “da crédito”

de la calidad; sin lugar a dudas, las autoridades del Ministerio de Educación han

hecho un esfuerzo encomiable al constituir un grupo de notables personas reflejo

de la época de plata de la Universidad de El Salvador –la de oro fue en los

cincuenta con el rector Llerena- y de la época de oro de la UCA –de los pocos que

sobrevivieron-; en efecto, si es necesario garantizar algo para acreditar

universidades, lo más importante es la independencia, calidad y autoridad ética de

los acreditadores, y esto se ha logrado en este equipo.

Ahora bien, un primer reto de esta Comisión está vinculado a la selección

de los modelos de Acreditación; al menos, dos formas son las más conocidas en

el espectro de las entidades acreditadoras como SACS, NEASC, etc.: Acreditación

Institucional y Acreditación de Programas; la primera da fe de toda la institución, la

Page 83: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

83

segunda garantiza partes o programas; al parecer, el modelo influenciado por

Harvard que se asumirá es el de Acreditación Institucional lo cual, de cara a

nuestra realidad, presenta ciertos problemas; por ejemplo, en nuestro medio es

sumamente difícil dar garantías del “todo” o de lo integral, ya que nuestra cultura

universitaria históricamente ha estado –y sigue estando- preñada de múltiples

deficiencias, y hasta la institución con mayores estándares de excelencia posee

ciertas debilidades, por lo que en última instancia se tendrían que acreditar ciertas

estructuras o elementos en descrédito. Por el contrario, sería mucho más factible

acreditar programas de buena calidad y dejar para un segundo momento aquellos

programas o estructuras que aún no alcancen los estándares necesarios o

estipulados para dar fe de ellos.

Obviamente al acreditar Programas se exigen altos estándares en la planta

docente, en la investigación, en los recursos, en la proyección social y en los

procesos administrativos de apoyo, no se trata solamente de decir que los

contenidos curriculares son buenos, sino que todo el entorno del programa llena

los requisitos de calidad; esto significa que gradualmente se trabajaría por

construir un andamiaje de calidad, y no se exigiría absolutamente los estándares

del todo institucional, lo que de hecho en nuestro país en vías de desarrollo sería

muy complejo.

Otra pregunta fundamental en torno a la Acreditación, y que de hecho toca

la arista de lo anterior, es referente a los contrastes de homologación;

concretamente nos referimos a las implicaciones de calidad, ¿qué supone estar

Acreditado?, ¿qué los requisitos exigidos y cumplidos garantizan una calidad tal y

competitiva con las universidades del primer mundo?, y de no ser así, ¿cuáles son

los estándares?, cuidado con las recetas!!; sabemos que en cualquier caso lo que

se busca es mejorar, pero será prudente conocer el referente de contraste

deseado.

Finalmente, emerge el tema de incentivos; en otros países se ha cometido

el error de premiar la calidad con autonomía total, creándose a mediando plazo un

caos incontrolable; obviamente aquí no cometeremos el mismo error, pero habrá

que plantear algunos incentivos como fondos para becas y/o investigación, o algo

Page 84: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

84

que motive y jalone la preocupación por la calidad, ya que la propuesta es

voluntaria.

Damos la bienvenida a la Comisión de Acreditación y le deseamos éxito en

esta titánica tarea de instaurar el imperio de la calidad en un escenario difícil

pautado por la mediocridad, el oportunismo y el mercantilismo académico; el

mayor reto y riesgo, a priori, es que no tengan mucho trabajo, pero lo importante

es que esté la Comisión presente como símbolo de la necesaria transformación

académica, única salida para el desarrollo y para la inserción en el mundo global

de la información y el conocimiento.

LA CAPACITACIÓN DOCENTE COMO DESARROLLO Y COMO CULTURA

(13 de junio, 2000; DEM)

Los modelos de capacitaciones masivas han colapsado, la experiencia y el

recuerdo que queda de ellos no va más allá de una jornadas que poco y nada

impactan en el aula; pero la pregunta fundamental es ¿cómo capacitar a todos los

docentes con tan pocos recursos?.

Digamos en primer lugar que la práctica de capacitaciones como variable

interviniente e intermitente debe desaparecer, aspirando a un modelo autónomo

de responsabilidad profesional: es el docente quien debe construir su agenda de

capacitación sin necesidad de terceros; pero como este supuesto es difícil,

partamos de propuestas más concretas.

Los teóricos educativos han definido el concepto de “Desgraduación o

Desacademicidad”, con este neologismo se pretende describir un proceso de

desnaturalización académica; una persona que se licenció en 1990 y para que

1991 no se ha actualizado ha perdido un año, y para 1995 si continúa sin

actualizarse, ante la vertiginosidad de conocimientos y saberes nuevos, vuelve a

su estado inicial de parcial ignorancia como si un hubiese estudiado.

Page 85: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

85

Ante esta preocupante situación el tema de la capacitación debe adquirir un

lugar preponderante en la agenda educativa bajo nuevas tácticas y estrategias; un

primer aspecto a considerar, es la reformulación de la capacitación docente bajo

un paradigma de “desarrollo profesional”, lo cual, obviamente, debe estar jalonado

por un sistema que estimule o premie los esfuerzos de este desarrollo; un

segundo aspecto, es la creación de una “Cultura permanente” de este desarrollo

profesional, es decir, no debe haber momentos específicos en intervalos

prolongados, sino que el desarrollo profesional y/o la actualización debe ser una

tarea permanente.

Bajo estas acepciones habrá que crear las condiciones institucionales para

esta transformación; una buena propuesta a considerar es el modelo de “Escuelas

viajeras” que ha diseñado la Universidad de El Salvador, en donde un grupo de

maestros especializados –y no capacitadores- se insertan en los centros

educativos, y desde aquí: elaboran un diagnóstico local, identifican las debilidades

y fortalezas, y trabajan con el/la maestro/a en su entorno y lo más importante, con

los alumnos; de hecho, existen temas pedagógicos en donde es vital capacitar en

el aula y no en ambientes artificiales; por ejemplo, el constructivismo no se asimila

con charlas ni conferencias, sino en la vivencia experimental de ejercicios

concretos con alumnos.

Otro punto importante sobre este tema es que las capacitaciones deben ser

diseñadas y ejecutadas por maestros/as que conozcan la realidad, y que hallan

tenido la experiencia real y la suficiente autoridad ética para ser orientadores;

generalmente en nuestra tradición malinchista los capacitadores ni son maestros,

y en muchos casos ni conocen la realidad, inclusive se ha dado la situación que se

trae un experto conferencista cuyos dotes son más bien el dominio de grandes

auditórium con presentaciones en power point fascinantes y otros recursos

impactantes; tal como decía el experto mexicano Daffny Rosado, en el reciente

Foro de Consulta sobre Educación Media Técnica organizado por APREMAT, es

muy importante “hacer lo nuestro” y no “hacerlo nuestro”. De hecho, cabe destacar

que si tenemos la necesidad de recurrir a experiencias de otros países, por favor,

busquemos entonces ejemplos exitosos de países desarrollados y con más

Page 86: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

86

madurez, y no los que tradicionalmente se buscan en Latinoamérica en Argentina,

Chile, México, Brasil o Colombia, que en resumidas cuentas, el desarrollo

educativo está igual que nosotros con la diferencia que los problemas son más

grandes y las soluciones son más grandes, pero que en el fondo mantienen

índices análogos de inequidad, subdesarrollo, dependencia, pobreza.

Pero la creación de una cultura o disciplina personal de autodesarrollo

profesional debe emerger en las instituciones de formación docente –o antes-; si al

estudiante universitario no se le exige o no se le introduce en el camino de las

responsabilidades profesionales autónomas, si no se le ayuda a construir un

hábito de lectura o de actualización, difícilmente podrá autoformarse en el

escenario laboral.

En el fondo estamos ante un grave problema asociado a la motivación y al

autoestima, lo cual a su vez se articula con varios factores: en primer lugar, el

status docente y sus posibilidades de desarrollo ¿qué le puede motivar al docente

a superarse profesionalmente o a invertir en un postgrado?, o bien ¿qué

condiciones de posibilidad existen para escalar a mayores niveles?; en segundo

lugar, la calidad del sistema ¿qué institución garantiza estándares de calidad en el

campo educativo a nivel de diplomados, postgrados, maestrías y doctorados?; en

tercer lugar, la relación entre el perfil del candidato al magisterio y las condiciones

de su formación profesional ¿aspiran los estudiantes y docentes a superarse por

convicciones personales o tiene que existir un incentivo económico?.

Un penúltimo aspecto a considerar es este tópico es el relacionado a las

condicionantes que generalmente demandan capacitación; por ejemplo, las

reformas curriculares son un detonante clásico; lo paradójico es que las

experiencias reales del aula, y en ellas, los procesos de orientación y

autodesarrollo profesional son los elementos que deberían exigir las reformas

curriculares y no al revés; la tensión entre problemas educativos y soluciones

pedagógicas, las propias experiencias y recursos reales, deberían ser las fuentes

de retroalimentación para el currículo y para los libros de texto; pero no, el docente

siempre es el ente pasivo que se viene a enterar por boca de un extraño, lo que le

pasa y como debe actuar; pero nadie es profeta en su tierra ni en su mundo

Page 87: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

87

laboral, parece necesario que alguien venga a decirle a uno que problemas tiene y

que encima cobre por eso.

En última instancia el tema de desarrollo profesional y de una cultura de

autoformación tiene que ver con una visión de futuro y con una autocompresión de

la profesionalidad docente; mientras se haga docencia para sobrevivir o mientras

se haga una docencia desfigurada o saturada, no habrá espacios, tan siquiera

para pensar, en la importancia del desarrollo profesional; más allá de las

inquietudes vocacionales también el sistema tendrá que abrir los espacios iniciales

para jalonar o para estimular esta preocupación profesional.

LA MISMA OFERTA, LAS MISMAS CARRERAS: Los mismos problemas

(5 de julio, 2000; LPG)

Un total de ciento veintitrés carreras configuran la oferta de las veintinueve

universidades en nuestro país, en donde estudian aproximadamente ciento

diecisiete mil trescientos treinta y cuatro estudiantes. En este escenario, al analizar

la distribución de alumnos en los diferentes grados académicos nos encontramos

con datos realmente preocupantes.

Comenzamos por anotar que solo un 1.2% de los estudiantes están en

programas de postgrado, concretamente en trece ofertas; pero más preocupante

aún es que de este 1.2% el 61% pertenece a postgrados relacionados al rubro de

Economía, Administración de Empresas y Comercio, mientras que el restante 39%

se distribuye fragmentadamente en ocho áreas de otras ciencias; y nos

preocuparíamos mucho más si analizáramos la calidad de estos postgrados.

En términos generales, las concentraciones de alumnos en torno a ciertas

carreras nos indican que la oferta y la demanda universitaria ha estado estática y

poco propositiva, veamos los porcentajes más altos de estudiantes inscritos:

16.3% Derecho, 12.9% Administración de Empresas, 6.1% Medicina, 4.8%

Ingeniería en Computación, 3.4% Educación y 2.8% Comunicaciones.

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Si bien las tendencias globales en los países desarrollados demandan

invertir la relación de Licenciados versus Técnicos, en nuestro país será

sumamente difícil hacer este intento, ya que por cada dieciséis estudiantes de

grado de Licenciatura hay uno estudiando carreras técnicas.

En Humanidades apenas se cuenta con un 0.6% de la población estudiantil,

lo que vaticina un futuro incierto de cara al humanismo que tanto se predica; no

hay que olvidar que en El Salvador los más grandes hombres y mujeres que ha

tenido en su historia han sido humanistas, entonces ¿qué nos depara con esta

generación de relevo tecnócrata, pragmática y utilitarista?.

Un dato importante a destacar en el análisis de los datos es el relativo a la

equidad de género, ya que la población femenina representa el 55%; así mismo,

se puede apreciar que en algunas carreras como Medicina, Administración de

Empresas, Veterinaria, antes masculinizadas, ahora se ha invertido la relación de

género. En cuanto a las carreras relacionadas al Medio Ambiente, solo nos

encontramos con una población del 0.3%, lo que nos indica que el futuro en este

rubro es aciago.

Las carreras con mayor movilidad estudiantil, en donde se reportan más

ingresos por equivalencia son Administración de Empresas 0.3% y Derecho 0.2%;

esto nos hace suponer que existe una variedad cualitativa de ofertas universitarias

en donde el estudiante comienza a probar y a reprobar en una escala degradante

de universidad en universidad hasta lograr el título.

Así estamos, a grandes rasgos podemos decir que la oferta y la demanda

académica está igual, a nivel cualitativo, que en la década de los setenta y

ochentas, a diferencia que tienden a desaparecer las humanidades; no percibimos

un avance en nuevas ofertas que respondan a los campos tecnológicos que han

emergido (telecomunicaciones) o bien a las propias capacidades del país (biología

marina, eco-turismo, etc.).

¿Qué significan estos datos o cómo los podemos interpretar?, simplemente

recurriendo al artículo “Una nueva pedagogía para una nueva universidad” de

Ignacio Martín-Baró, en donde señalaba que la universidad es un “Ascensor

Social”; efectivamente, esto no ha cambiado con el agravante de la preocupación

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“credencialista” de nuestros alumnos, más el matiz pragmático-utilitario que se ha

fraguado en nuestra sociedad consumista; nuestros jóvenes quieren ante todo:

hacer dinero, lo que no da espacios para pensar en aspectos vocacionales,

profesiográficos o simplemente humanos.

¿FORMACIÓN DE PROFESIONALES O FORMACIÓN DE CIENTÍFICOS?

(19 de julio, 2000; LPG)

En las últimas semanas varios columnistas han abordado el tema de la

Educación Superior con cierta preocupación, y no es para menos, ya que el futuro

del país va ser análogo a la calidad de profesionales que tengamos. De hecho, no

somos los únicos preocupados, en otros países como Venezuela, por ejemplo, se

está debatiendo profundamente la relación entre la oferta académica y el mercado

laboral, como respuesta a nuevas necesidades de la industria y de la

competitividad (www.el-nacional.com , 17-07-00).

Pero si bien nos preocupa la ecuación mercado laboral/oferta académica,

más nos debe preocupar el tema de la formación de científicos; en efecto, es la

comunidad de científicos la que produce conocimientos nuevos para nutrir a todo

el espectro académico y para impulsar el avance del país.

Algunos académicos sostienen que sería tarea de las Universidades

Estatales formar científicos, mientras que las Universidades Privadas se

dedicarían a formar profesionales para el mercado laboral; sea esto verdad o no,

lo cierto es que alguna institución debería formar científicos. La pregunta crucial

es: ¿cómo se forman científicos?, o más bien ¿cuál sería el perfil institucional y los

recursos necesarios para formar científicos?.

De un modo muy genérico digamos que para formar científicos lo que se

requiere es que exista un “espacio” de científicos con los laboratorios y

condiciones de investigación apropiadas, con un salario adecuado, que estén

trabajando a tiempo completo, y sobre todo produciendo “nuevas, pertinentes e

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90

innovadoras” propuestas, cada quien desde su perspectiva, claro está. También

se necesita “Voluntad” de verdad real, sea del gobierno, de las instituciones

académicas o de otros sectores, para apoyar, invertir y promocionar la actividad

científica.

Un supuesto clásico de mediocridad, sostiene que los países

subdesarrollados no pueden hacer actividades científicas, y que es un rubro

reservado para el primer mundo; si los países hoy desarrollados, hubiesen

pensado así cuando eran subdesarrollados, estaríamos aún en un círculo vicioso,

jurásico y entrópico. Y es que el camino al verdadero desarrollo radica en la

producción científica y no en el capital o en la producción, éstos pertenecen a un

segundo momento precedido por lo científico.

Ahora bien, al enfrentarnos a nuestra nuda realidad descubrimos un

panorama incierto de cara a lo científico; por ejemplo, al analizar el rubro

“investigación” en las resoluciones del Subsistema de Evaluación de 1997 los

resultados eran: No cuentan con programas de investigación (11 instituciones); No

es parte de la actividad académica (4 instituciones); Es incipiente (4 instituciones);

No se practica (4 instituciones); No se desarrolla (2 instituciones); No alcanza el

nivel requerido (2 instituciones); Sin proyectos (3 instituciones); Poca dedicación (1

institución); No cuenta con una organización (2 instituciones); No cuenta con

personal ni plan (1 institución); No cuenta con presupuesto (3 instituciones); entre

otros piropos, estemos ahora atentos a las resoluciones de 1999 para ver cuanto

hemos evolucionado.

Si no tenemos una investigación básica y elemental, la palabra “científico”

suena a extraterrestre; ciertamente habrá algún apologista que salga diciendo que

si se hacen actividades con el método científico, y menos mal; pero estamos

hablando de lo científico a alto nivel, cuyos sinónimos deben asomarse a ese

extraño evento llamado Premio Nóbel, es decir investigación científica creativa,

propositiva, innovadora, sugerente, que resuelva problemas cumbres de la

sociedad, y no a la simple rutina de formulismos estadísticos y modismos

hipotéticos sobre lo que ya sabemos del mil modos distintos.

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EL LADO OCULTO DE LA “CALIDAD” EDUCATIVA

(6 de septiembre, 2000; LPG)

En la historia universal de la pedagogía nunca se había hablado tanto de

“calidad” de la educación, como en las últimas décadas en Latinoamérica;

paradójicamente, la entropía educativa en nuestro costumbrista y folclórico

continente parece no tener fin (Puryear, 1997, Filmus, 1999).

Las percepciones y acepciones en torno a los límites y alcances del

concepto de calidad educativa también gozan de una cierta inmunidad inagotable;

de hecho, calidad –qualis- es simplemente la manera de ser, el carácter, la índole,

la nota existencial y presencial de algo, o sea que la calidad por sí misma es un

estado abierto de lo sustantivo cuyo margen oscila, maniqueamente, de extremo a

extremo: calidad pésima, mediocre, aceptable y excelente, pero a fin de cuentas

calidad; solo basta un punto de vista subjetivo para el juicio, pero ¿cuál es la

calidad objetiva deseable?.

Graciela Olearraga Mussio en su obra “Educación y Calidad Total” habla de

una “cultura” de la calidad educativa; no cree en los discursos periféricos, sino en

un ethos arraigado en las creencias y valores de quienes están en los entornos

educativos. Los expertos Darío Púlfer, Lesbia Canovas y Gabriel de Pujadas,

quienes elaboraron el documento preparatorio para la IX Conferencia

Iberoamericana de Educación celebrada en Cuba en julio de 1999, plantean la

trilogía calidad-equidad-participación como un núcleo indivisible, es decir, no

admiten la calidad como un elemento aislado. El especialista mexicano Ernesto

Elizondo plantea la “calidad de la educación como una experiencia”, y no como un

logro, producto de una decisión política.

Algunos más paranoicos, están intentando aplicar en la educación los

criterios de la International Satandar Office, es decir las normas ISO 9000, a través

de estándares de calidad, basados en las premisas de Albert Batik, cuyo

fundamento es que los estándares o normas son especificaciones de

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92

requerimientos para asegurar la calidad en un proceso de producción; en otras

palabras, que la educación sea regida por la ASI, ANEP, CASALCO o ABANSA, o

algo por el estilo, a fin de cuentas la educación es un negocio…

La calidad de la educación, como los valores, no se enseña, no se

establece en un manual, tampoco se puede forzar o implementar con un

lineamiento político descendente, ni se garantiza con enunciarlo en un documento;

la cultura o experiencia de calidad requiere una arquitectura estructural, cuyos

fundamentos son los docentes y la formación docente, pero no hay que cometer el

error de sentar a los docentes en capacitaciones o en el aula para contarles como

es eso de la calidad, hay que experimentarla con convicciones constructivas.

En nuestro medio existe un círculo vicioso silogístico en torno a la calidad

de la educación: las universidades poseen bajos niveles de calidad, los docentes

se gradúan en la universidad, luego los docentes no garantizan la calidad; no es

para menos, por ejemplo, en nuestras poco ponderadas bibliotecas universitarias

las obras bibliográficas más actualizadas para enseñar didáctica son las de

Tomaschewsky y de Stöker, ambas de los años sesenta; se puede reformar el

Curriculum, implementar estándares, dar capacitaciones, y mil cosas más, pero

mientras no tengamos producción de conocimientos, criticidad y verdaderos

espacios para la investigación educativa, poco y nada se puede hacer, como

preámbulo de una innovadora cultura educativa.

Como decía un insigne maestro y pedagogo de la Universidad Central de

Venezuela Rafael Carías: “en el pasado ser maestro de la universidad era un

prestigio, en el presente ser maestro de la universidad es una dudosa reputación,

en el futuro no quiero imaginármelo”.

LA EXPERIENCIA DE LOS “COMMUNITY COLLEGES”

(20 de septiembre, 2000; LPG)

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Los Comunity Colleges o Colegios Comunitarios constituyen una

interesante experiencia educativa de transición entre la educación técnica y las

carreras universitarias; se trata de un espacio educativo creado en Estados Unidos

y Canadá en los años sesenta, con al menos cuatro objetivos: primero, formar

verdaderos técnicos para la industria y el trabajo; segundo, ofrecer una

oportunidad de acceso a los estudiantes que no ha podido ingresar a la

universidad, sin excluir la posibilidad de continuar estudios superiores; tercero,

ofrecer cursos libres para oficios varios; y cuarto, generar un escenario educativo

que responda a las demandas de la comunidad.

Los Colegios Comunitarios no son universidades, ni tampoco pertenecen a

un nivel de educación media técnica, son una modalidad de los tradicionales

“Colleges” norteamericanos, es decir, ofrecen el equivalente a los dos primeros

años de educación universitaria, con la diferencia de que su oferta educativa

apunta y apuesta más al sector laboral.

Como todo programa norteamericano, los Colegios Comunitarios gozan de

una gran flexibilidad curricular, permitiendo al estudiante “trazar su propio destino académico” según sus intereses y vocación; muy diferente a nuestra

realidad Latinoamericana, en donde la institución ofrece un canon riguroso

dogmático e inquebrantable. Como se anotó estos Colegios Comunitarios

permiten efectuar “transferencias” y equivalencias para la educación universitaria;

una vez que el estudiante ya tiene un título técnico y se inserta en el mundo

laboral, puede abrir espacios para continuar con estudios superiores; por el

contrario en nuestra realidad credencialista, el estudiante pasa un promedio de

seis o siete años, en el que medio estudia y medio trabaja, teniendo como

resultado un “medio profesional”.

En nuestro medio es muy frecuente encontrar profesionales ejecutando

trabajos técnicos; la relación de licenciados y equivalentes por técnicos oscila en

27 a 1, en Estados Unidos es de 9 a 1, y aún pretenden invertirla. Nadie quiere ser

técnico, todos queremos al menos ser licenciados o Master, y lo peor es que las

universidades se prestan mercantilmente bajo el supuesto de la equidad; en

nuestro costumbrista continente, parafraseando al tango “cambalache”: da lo

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94

mismo ser cura, rey de basto, ladrón, diputado, médico, licenciado, Phd o

ingeniero; y peor aún, en nuestro país existe una considerable cantidad de

personas “saludando con título ajeno de Doctor”.

Es paradójico que en Latinoamérica un estudiante pasa más años en la

universidad –al menos cinco-, y estudia más asignaturas especializadas desde el

inicio de su carrera, y su calidad, en comparación con un bachelor norteamericano

de cuatro años que ha estudiado al menos quince asignaturas menos, deja mucho

que desear.

Los Colegios Comunitarios tienen una característica fundamental: preparan

una oferta académica análogamente comunitaria, es decir responden a las

necesidades locales y a la vocación industrial y empresarial de la región; ¿cómo

es posible que en una región con vocación marítima como la de Oriente se estén

preparando psicólogos, abogados, maestros y médicos, entre otros, y no existan

carreras relativas a las ciencias de mar?; no tenemos que graduar por graduar

gente, no vamos a hacer a El Salvador competitivo en el escenario global por

tener cantidades de profesionales desempleados; en nuestro país abundan

maestros con serias deficiencias pedagógicas, abogados que escriben con

dificultad, hablan pésimamente y ni pueden litigar, médicos altamente peligrosos

para la salud, ingenieros que constantemente construyen casas que se hunden; y

si tanto hablamos de “tecnologías”, ¿porqué no hay técnicos?.

¿EVALUACIÓN SIN “VALUACIÓN”?

(18 de octubre, 2000; LPG)

A juicio del experto mexicano en evaluación Francisco Martínez, de la

Secretaría de Educación Pública, los procesos de Evaluación educativa en

Latinoamérica, se pueden definir, en términos generales, bajo las siguientes

coordenadas: 1) sólo se evalúa al alumno; 2) la evaluación de centra en los

resultados; 3) sólo se evalúan los efectos observables; 4) no se contextualiza la

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95

evaluación; 5) se evalúa para controlar; 6) se utiliza la evaluación como

instrumento de poder; 7) se evalúa para preservar; y 8) no se propicia la

evaluación honesta.

En este contexto y desde esta perspectiva, los procesos evaluativos se

debaten entre una búsqueda obsesiva de confiabilidad y validez con metodologías

que ostentan cierto cientificismo centradas en el instrumento (medición), pero

dejando de lado factores fundamentales en torno al objeto de evaluación.

Generalmente, las definiciones de evaluación apuntan y apuestan a tres

vertientes: obtención de información (medición) + juicios de valor (contra un

baremo) + toma de decisiones (asignar un código hermenéutico de nota) (Terri D.

Tenbrink, María Antonia Casanova), aunque en la práctica lo que predomina es el

cúmulo de información –muchas veces mal obtenida y mal medida- para elaborar

juicios de valor subjetivizados y luego no tomar decisiones coherentes.

Las definiciones de evaluación nos llevan a deducir que existe una dinámica

entre la “realidad educativa” mediada y contrastada por el “ideal educativo” para

“comparar” y luego “intervenir”; en este contexto, el baremo estándar es

determinante para ejecutar una evaluación que nos permita obtener evidencias de

la realidad, pero también será fundamental acceder a métodos y estrategias que

nos permitan abracar objetivamente el acercamiento al todo que se pretende

evaluar, y fundamentalmente intervenir para corregir y para ayudar a mejorar.

En nuestro espectro cultural evaluativo se manejan dos constantes que

muchas veces se confunden: evaluación y medición; inclusive, dada la influencia

estadounidense se comete un error gravísimo cuando se traduce el concepto

Assessment cuyo significado es “Valuación”; y aquí es importante detenerse un

poco, Measurasment es medición, Assessment es valuación y Evaluation es

evaluación; nuestra carencia sistémica es no contar con la “valuación” en los

juicios de valor, lo cual es más amplio y considera otras variables menos visibles

pero existentes circunscritas a la realidad a ser evaluada; generalmente medimos

y sobre los datos estadísticos sacamos conclusiones, pero no observamos el

entorno inmediato que determina a los alumnos o escuelas que se evalúan. Desde

esta perspectiva, tenemos que romper con los cánones tradicionales centrados en

Page 96: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

96

la “nota”, la evaluación como proceso formativo y sumativo supera el

establecimiento de un signo matemático; más bien, la evaluación es un proceso

análogo al propio aprendizaje, y como tal debe considerar otras variables, tales

como la madurez, la responsabilidad, la integridad, etc.; esto supone que el

maestro debe diseñar rúbricas precisas y darlas a conocer a los alumnos, evitando

formar alumnos cínicos, muy buenos en la asignatura pero desastrosos en su

ética. Esto también debilita el “poder” omnipotente del maestro que tiene las llaves

para decidir quien aprueba y quien aplaza, actitud triste pero real en nuestra

cultura educativa, que va generando una verdadera paranoia por las notas y que

es contraria al propio constructivismo..

En síntesis, necesitamos verdaderos procesos de evaluación, integrales,

formativos y que apunten y apuesten al mejoramiento del objeto a evaluar; que

posean medición, pero sobre todo “valuación”, con mayor amplitud, flexibilidad,

que permitan explorar otras dimensiones del andamiaje educativo, y que

fundamentalmente excluyan la inquisidora visión unívoca y unilateral centralizada

en la “maestrocracia”.

¿LA EDUCACION EN LA GLOBALIZACIÓN?

(17 de noviembre, 2000; LPG)

Recientemente la American Association of Schools Administrators (AASA)

elaboró un estudio multidisciplinario donde se determinaron las características que

debe tener el sistema escolar para preparar a los estudiantes; el libro “Preparando

Colegios y Sistemas Escolares para el siglo XXI” (Preparing Schools and schools

Systems for 21st Century) de Gary Marx, Frank Withrow y Harvey Long, recoge

Page 97: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

97

todas las visiones de la ASSA y de otros expertos que han tratado últimamente el

tema.

Entre otros resultados, las características de la “nueva escuela y del nuevo

sistema” exigen: redefinición de la escuela para el mundo digital; igualdad de

oportunidades para una educación excepcional con el financiamiento adecuado;

educadores estimulados con altas expectativas; crear un proyecto base de

curriculum para la vida; tecnología interactiva que permita una escuela abierta a

toda hora; escuelas que realizan, consideran y aplican investigación; estudiantes

que aprenden a pensar, razonar y tomar decisiones; evaluación basada en el

desempeño y en las aspiraciones; dirección escolar con liderazgo; entre otros

aportes.

“Somos la primera generación con capacidad de destruir el mundo, y la

última generación que puede salvarlo, y lo que ocurra dependerá en gran medida

de cómo eduquemos a la gente y de cuán dispuestos estemos a impulsar un

cambio positivo” señala el experto Gary Marx; en este contexto, el experto indica

que la “virtud cívica” será un factor ético determinante en el devenir educativo de

la globalización: “solicité a 55 líderes en educación, gobierno, negocios y otros

campos que identificaran qué necesitan los estudiantes para estar preparados

para el siglo XXI, y señalaron la importancia de las ciencias básicas. Pero lo más

notable fue como todos demandaron que necesitamos estudiantes con virtud

cívica, responsables de sus acciones, que acepten y respeten la diversidad y que

se involucren y preparen para el gobierno”.

Pero no sólo la educación debe cambiar, no basta tener la tecnología y las

características antes mencionadas, a juicio de Pedro Milos, Subdirector del Centro

de Investigación y Desarrollo de la Educación (CIDE) de Chile, el entorno social,

económico y político debe transformarse ya que a los jóvenes se les enseña

solidaridad, trabajo en equipo, uso de tecnologías, pero al enfrentarse al mundo

real se encuentran con una realidad que está en la antípoda de las escuela.

Nuestro escenario es una muestra patética de lo que se anotó

anteriormente; la crisis ética de los principales actores y líderes del país y sus

efectos perversos bosquejan un panorama de contrastes poco esperanzador para

Page 98: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

98

nuestros estudiantes; cada día nos sorprende y asalta el sarcasmo, la mentira, la

impunidad, el absurdo, el cinismo, en las portadas de nuestros principales

rotativos; y mientras en la escuela se pretende dar un paso, en la realidad se

retroceden diez, por lo que la escuela se transforma en un espacio excesivamente

“artificial”…la realidad tiene una alta cuota pedagógica…

Al parecer nuestra Reforma Educativa tiene que luchar con la anti-Reforma

de las estructuras políticas, económicas, sociales y jurídicas; creemos

ingenuamente que el sector educativo es un espacio inmune y mágico que nos

jalona al desarrollo global, pero en realidad no es así, dado que el sistema

educativo es un engranaje más de la realidad nacional; efectivamente, la cultura

educativa intenta transformar la conciencia de nuestros niños bajo un paradigma

ético, pero pesa más la negatividad a la que están sometidos los niños a través de

los espacios familiares minusválidos, los medios de comunicación que reflejan el

constante absurdo político y el desformado entretenimiento. A fin de cuentas,

deducimos que no vasta una Reforma Educativa distanciada de la realidad, se

necesita una urgente y análoga Reforma ética de las estructuras políticas que

disminuyan la brecha entre lo que se dice y lo que se hace.

NUEVAS POLÍTICAS PARA NUEVAS UNIVERSIDADES

(22 de noviembre, 2000; LPG)

La nueva Ley de Educación Superior que entró en vigencia en 1997

sorprendió a la mediocridad universitaria que campeaba en nuestra realidad

académica; sus exigencias y el innovador Sistema de Mejoramiento de la Calidad

de la Educación Superior (Calificación, Evaluación y Acreditación) daban el primer

Page 99: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

99

paso tras la búsqueda de la calidad; sin embargo, quedó una deuda pendiente que

se comienza a saldar: “Las políticas de Educación Superior”.

Actualmente el Consejo de Educación Superior (CES) trabaja en el diseño

de, al menos, diecisiete lineamientos estratégicos que hasta la fecha estaban al

garete y a disposición de la tibia hermenéutica de algunas universidades; estos

ejes programáticos son: Desarrollo Académico, Educación Tecnológica,

Investigación Científica Institucional, Proyección y Servicio Social institucional,

Postgrados y Especializaciones, Extensión y Valores, Movilidad académica,

Movilidad del Conocimiento, Cooperación internacional, Fortalecimiento de la

Educación Superior, Relación de la Educación Superior con la Sociedad y el

Estado, Formación de Recursos Humanos, Participación del MINED y del Consejo

de Educación Superior, UES y otras Instituciones Estatales de Educación

Superior, Patrimonio de las instituciones de Educación Superior, Sector Productivo

y Educación a Distancia.

Como se puede apreciar la agenda es amplia y sugestiva, cubriendo casi

totalmente el espectro de la interacción universitaria ad intra et ad extra; sin

embargo, no hay que olvidar los quince “Principios básicos que deben guiar el

diseño de las políticas en la educación superior” que sugirió Carlos Tünnerman

Bernhein en el documento de la Conferencia Mundial sobre la Educación Superior

de la UNESCO, celebrada en París en 1998, que se podrían resumir de este

modo: 1) la educación superior es un bien social; 2) equidad de acceso al nivel y

garantías de eficacia; 3) poder intelectual al servicio de la sociedad; 4) dimensión

ética; 5) crear posibilidades de futuro; 6) cumplir la misión cultural; 7) vocación

global; 8) pertinencia y coherencia con la realidad; 9) relación con el mundo del

trabajo; 10) formar ciudadanos críticos, participativos y solidarios; 11) énfasis en el

aprendizaje de los estudiantes; 12) coherencia e integración con una educación

permanente; 13) libertad y autonomía ante todo poder o fuerza social; 14)

responsabilidad ante los niveles precedentes; y 15) políticas de Estado proactivas

y dinámicas.

Al contratar estos principios con la agenda del CES la brecha es mínima y

los puntos coincidentes del andamiaje son casi analógicos, no obstante quedan

Page 100: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

100

mínimas fisuras para entablar alguna reflexión, como por ejemplo: Está bien que

se exija a las universidades pero ¿qué va a aportar el Estado para incentivar el

cambio?; ¿cómo se va a manejar políticamente la libertad y la autonomía

universitaria? si hasta ahora se ha tenido un rol indirectamente intervensionista;

¿quién va a dar el primer paso entre el Estado, el sector productivo-empresarial y

las universidades para propiciar el imprescindible e indelegable diálogo?;

posiblemente los contenidos de las políticas tengan estas respuestas.

De lo que sí estamos seguros, es de que el futuro del país depende de las

universidades; la crisis actual es el reflejo o el efecto de dos décadas perdidas en

la educación superior, en donde la investigación ha brillado por su ausencia

prevaleciendo el credencialismo que se desborda en la mediocridad profesional de

muchos pseudolíderes, políticos, asesores, jueces, fiscales y empresarios, cuya

característica taxonómica es la falta de ética, el lucro, el mercantilismo y la

insensibilidad social; como anotó hace algunos años Martín-Baró la universidad

fue un falaz “ascensor social” y hoy estamos pagando las consecuencias.

Dadas las circunstancias y antecedentes, bienvenidas sean las nuevas

políticas y esperamos que transformen radicalmente esta visión aciaga, en nuevas

universidades emprendedoras, críticas y científicas al servicio de la sociedad.

PARADOJAS DEL CONOCIMIENTO EN EL SIGLO XXI

(SFR,2000; DEM)

Muchos autores, pensadores y teóricos coinciden en que el “conocimiento” es

el mayor capital del siglo XXI; inclusive sostienen que las mayores características

del conocimiento en el siglo XXI se resumen en los siguientes postulados: a) La

evolución del conocimiento desborda las capacidades de asimilación; b) La

Page 101: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

101

velocidad del conocimiento se reduplica con una gran vertiginosidad; c) El

conocimiento ha encontrado un vehículo de expresión multidisciplinario, dinámico

y univerzalizante: la informática, y en ella la Web; d) El conocimiento es la base de

una nueva civilización; e) Las exigencias del conocimiento crean nuevas formas

de analfabetismo funcional: tecnológico e idiomas; f) La competitividad global está

sustentada sobre diversas formas de inteligencia.

De esto deducimos que las antiguas preguntas epistemológicas de los

filósofos a lo largo de la historia aún siguen vigentes: ¿qué conocemos?, ¿cómo

conocemos? y ¿para qué conocemos?.

Los medios educativos y científicos, y por ende el conocimiento son la clave

del desarrollo; sin embargo el conocimiento, por sí mismo, ha sido también la base

del devenir inhumano, de donde han emergido las carreras armamentísticas, la

tecnología deshumanizante, la manipulación genética y las diversas formas de

economicismo salvaje.

El siglo XXI es un símbolo de las inteligencias artificiales, pero debe serlo

sobre todo de la inteligencia humana; la mayor expresión de un conocimiento

adecuado, coherente y ético se sustenta sobre la libertad, equidad y humanismo; y

es que la persona, socráticamente, debe comenzar por conocerse a sí mismo,

luego tiene la responsabilidad de conocer su entorno y finalmente conocer lo

demás.

Es importante destacar, que como personas estamos perdiendo la

capacidad de “asombro” lo que dificulta el recto conocimiento; conocer implica:

asombrarse, problematizar, conceptuar y solucionar, esta también es la base de la

ciencia; así lo hicieron los filósofos presocráticos, y desde ese momento todo gran

pensador a bosquejado un esquema análogo.

Pero paradójicamente, en nuestra realidad escolar, académica y

universitaria el conocimiento ha ido perdiendo espacios, y todas aquellas

disciplinas curriculares asociadas al conocimiento se han diluido; los estudios de

lógica –en todas sus formas-, la epistemología, la lingüística, la retórica y la

filosofía en general, se han sustituidos por “ciencias” pragmáticas, simplistas y

utilitarias; inclusive la oferta académica universitaria se ha acomodado a una

Page 102: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

102

demanda del mercado, el cual a su vez se traduce en un progresivo espacio

irracional, inhumano pero “practico”; las humanidades tienden a desaparecer y

emergen las carreras tecnocráticas.

El conocimiento parece ser un patrimonio de la informática y no de lo

humano; las computadoras resuelven todo y lo que se requiere son simples

habilidades y destrezas.

Si damos un vistazo a nuestro alrededor y preguntamos por: la creación y

producción intelectual, publicaciones de revistas científicas, padrón de patentes de

invención, investigación universitaria, avances tecnológicos, solución de

problemas técnicos, etc., nos encontramos que las respuestas se reducen a una

realidad: mimetismo; en efecto, los países desarrollados ya tienen las respuestas,

y bajo el adagio de que todo está inventado consumimos soluciones caducas y

desactualizadas; en muchos casos, hasta los viles libros de textos son importados.

Pero en el fondo tenemos que compartir la culpabilidad de la ausencia de

una cultura de producción intelectual: en primer lugar, no existen políticas que

fomenten la investigación; en segundo lugar, la investigación se ve como un gasto

y no como una inversión; en tercer lugar, no hay sistemas de incentivos que

propicien la investigación; y en cuatro lugar, estamos aniquilando la producción

intelectual por la falta de espacios, la falta de creatividad y la facilidad de tener a

Estados Unidos cerca…en donde ya se inventó el agua tibia.

REFORMAS Y TRANSFORMACIONES EDUCATIVAS EN CENTROAMÉRICA: Reflexiones sobre espacios olvidados

(SFR, 2000; DEM)

En Centroamérica los países si no han comenzado ya, por lo menos están

pensando en cambios, transformaciones o reformas educativas; en estos procesos

se modifica todo: las leyes, currículo, libros de texto, la infraestructura, la

administración, la supervisión, los niveles, los recursos, no obstante queda un

espacio sustancial con cierta inmunidad a los cambios: el magisterial.

Page 103: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

103

Para cambiar, reformar o transformar en una acepción integral la clase

magisterial, más que ser consultada debe ser protagonista de dicho devenir; a

mediados de 1999 la ex Vice Ministra de Educación Darlyn Xiomara Meza

afirmaba acertadamente: “la reforma educativa no ha ingresado al aula”; hoy

podemos acuñar la pregunta: ¿y no debió haber salido del aula?.

Daniel Filmus, Director de FLACSO en Argentina, en su artículo “Educación

y desigualdad en América Latina en los noventa: ¿una nueva década perdida?”,

señala que la educación llegó a ocupar un importante lugar en las agendas de los

diversos gobiernos del continente, pero cuestiona severamente la efectividad de

las políticas educativas, dado que los niveles de desigualdad social en la región se

han incrementado.

En términos generales, los cambios y reformas no han llegado al nivel de

transformación; se han superado los paradigmas de una educación clásica,

moralizante y repetitiva de corte lancasteriano; se ha tomado distancia de los

modelos desarrollistas; y se han implementado cosméticas formas –y no fondos-

de los modelos del primer mundo. Pero los puntos más sustanciales y álgidos del

hecho educativo se han soslayado; inclusive en algunos países de la región se

retocan año tras año, a modo de proyección progresiva, las tasas e indicadores de

analfabetismo, deserción, repitencia e inversión del porcentaje PIB, pero en el

fondo se desconocen la fuentes ya que no existen censos poblacionales

confiables ante una dinámica demográfica vertiginosa; el hecho de tener control

sobre las variables y estadísticos del sistema educativo solo garantiza validez pero

no confiabilidad. De hecho al observar la evolución de las tasas matriculación

inicial entre 1992 y 1997 que ofrece el Anuario de la Coordinación Educativa y

Cultural Centroamericana (CECC, 1997), percibimos que el aumento de matrícula

es insuficiente ante el posible aumento demográfico, ya que la movilidad

estadística de crecimiento global de la región oscila en apenas un 0.3 %; así

mismo, las tasas de repitencia, indicadores de eficiencia, tasas de promoción y el

gasto por alumno en los diversos niveles arrojan datos preocupantes que validan

la tesis expuesta.

Page 104: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

104

La pregunta fundamental de la verdadera transformación educativa implica

la superación de la visión reformista de las instituciones y de los recursos, y nos

lleva indefectiblemente a un punto neurálgico: el magisterio; entonces, ¿el hecho

de reformar las leyes, el currículo, los libros de texto y la administración garantiza

una verdadera transformación? aparentemente, la respuesta es no; entonces ¿qué

implica una verdadera transformación?, implica más que consultar y capacitar al

magisterio, hacerlo co-autor del proceso; y esta participación supone un punto de

partida antropológico muy olvidado en las agendas de reformistas: conocer la

identidad de los docentes, ¿quién es y cómo es el docente salvadoreño?, lo que a

su vez facilita el análisis de las posibilidades de concretizar o no, determinados

cambios en el escenario educativo; dicho de otro modo, conocer las capacidades

de asimilación, valorar sus condiciones para el cambio y auscultar hasta dónde

puedo contar con su gestión en la verdadera reforma, es decir en el aula, lugar

sustancial de las grandes reformas y/o transformaciones.

Inclusive yendo más allá, sería necesario contar con estructuras de interfaz

en donde otros sectores sociales colaboren en amalgamar el compromiso de una

cultura de transformación; no solo el docente, sino también los círculos

concéntricos que están alrededor de los centros educativos, y para los cuales

trabaja el sector educación; en efecto, la dinámica global nos invita a conformar

equipos, redes y clusters, en donde se aproveche la sinergia y proactividad de los

responsables y “necesitados” de una mejor educación, es decir, todos.

En conclusión, es necesario reubicar el centro de las políticas educativas

bajo una geometría multilateral, en donde lo magisterial articule las ofertas

globales con las demandas locales, y las políticas de Estado con los problemas

del aula; así mismo, es primordial refundar una nueva acepción del status docente,

hoy por hoy, una profesión minusvalorada, atomizada y saturada socialmente.

EL DRAMA DEL INFRADESARROLLO INFORMÁTICO Y LA EDUCACIÓN

(SFR, 2000; DEM)

Page 105: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

105

“Se está ampliando la brecha a escala mundial entre los que tienen y los

que no tienen, y entre los que saben y los que no saben” (Informe sobre el

Desarrollo Humano 1999, PNUD); esta frase la hemos escuchado mil veces de

diversos modos, y al parecer tenemos la desgracia de seguir escuchándola cada

vez más y con mayor intensidad.

Para no aburrir a los lectores y contarles una vez más que esta brecha tiene

que ver con la distribución de la riqueza, y por ende con los niveles ultra-

asimétricos de riqueza y pobreza, voy a presentar una nueva faz de este dualismo

que se agudiza año con año, concretamente desde el desarrollo informático.

El desarrollo informático en la actualidad se ha ido “domesticando”, en los

hogares se puede acceder a internet, y esto implica la posibilidad de una opción

educativa agregada cuyos horizontes son insospechables; los motores de

búsqueda, los sitios Web, los periódicos del mundo, las bibliotecas digitales, entre

muchos otros recursos, hacen que el estudiante tengan por lo menos dos

facilidades: a) cantidad de información; y b) velocidad de acceso a la información.

De utilizarse correctamente la tecnología informática, y aplicándola a los

procesos educativos, los estudiantes adquieren ventajas cualitativas sobre

aquellos que no tienen esta ventana al mundo; se ha demostrado que el desarrollo

de visiones y capacidades de conocimiento sustentadas en las herramientas

informáticas, en edades y/o niveles primarios de la educación hacen que los

niños/as desplieguen más habilidades y destrezas.

Veamos ahora como están las cifras de acceso a tecnología informática

versus la distribución demográfica mundial, según el último informe del PNUD,

antes citado; en Estados Unidos vive el 4.7% de la población mundial, y tienen

acceso a internet el 26.3%; en América Latina vive el 6.8% de la población

mundial y tiene acceso a internet el 0.8%; no vamos a comparar África o Asia,

porque la cuestión se torna más dramática. Como podemos apreciar la población

Latinoamericana 2.1 % mayor que la de Estados Unidos, y posee 25.5% más de

acceso a internet.

Page 106: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

106

¿Qué significado pueden tener estas diferencias?. La información y la

tecnología de comunicaciones constituyen importantes instrumentos de desarrollo

y puede abrir una pista rápida hacia el crecimiento basado en los conocimientos;

el hecho de que el acceso a internet esté limitado, no solo frena el desarrollo de

los pueblos, sino que amplía la brecha existente entre norte y sur, entre

primermundismo y tercermundismo.

En la actualidad, se habla en los círculos educativos de una nueva

manifestación de analfabetismo, catalogada como “funcional”; los “analfabetos

funcionales” son aquellos que no pueden utilizar el lenguaje informático ni el

lenguaje inglés; de todo esto se deduce que una clave del desarrollo es el dominio

de los Tres Lenguajes: a) vernáculo; b) informático; y c) inglés.

Al margen de los crecimientos económicos, de los indicadores de derechos

humanos, de las tasas de mortalidad y analfabetismo, de la pobreza en general,

surge un nuevo rubro que viene a confirmar las desigualdades entre los países

desarrollados y los subdesarrollados. Entonces otras preguntas nos asaltan: ¿cuál

será el límite de esta tensión?, ¿estamos condenados a un sempiterno

inframundo?, ¿cuál es la clave de este dantesco acertijo de la inhumanidad?.

Nosotros como países pequeños, no tenemos otra salida que la “verdadera

integración”; solos no podemos competir; pero además de integrarnos –a tiempo-,

tenemos la imperiosa necesidad de recrear verdaderos espacios cognitivos en el

ámbito educativo, especialmente en el universitario; en la actualidad sufrimos un

sueño letárgico de lo mimético, no creamos nada, copiamos casi todo; hasta un

simple manual de materias elementales lo fusilamos. Tenemos que impulsar la

producción intelectual, la investigación y la generación de conocimientos, y

desmitificar las falsas creencias de la predestinación tercermundista; hay gente

muy capaz y creativa, quienes tengan alguna responsabilidad rectora, permitan

por una vez la posibilidad de una aventura intelectual; ya estamos saturados de

profesionales “credencialistas” y vacíos de investigadores científicos; apenas

tenemos el 0.02 % de investigadores –por población-; …hasta cuando van a

despertar universidades…

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107

LOS ESPEJISMOS DE CALIDAD EDUCATIVA EN LOS COLEGIOS Y UNIVERSIDADES

(3 de enero, 2001; LPG)

Más allá de las imágenes publicitarias y de los mitos sobre la excelencia

académica de nuestros centros educativos, existe una realidad concreta a la que

se enfrentan los padres y madres de familia a la hora de seleccionar una

institución para que ingrese su hijo; en efecto, las variables a considerar para esta

importante opción oscilan en múltiples aspectos tangibles: costos, solidez,

ubicación, tecnologías, infraestructura, status quo, religión, bilingüismo,

biculturalismo, etc; no obstante, existe un espacio oculto menos tangible, y quizás

el más importante, a la hora de valorar la calidad educativa deseada: la planta

docente.

En términos generales, el sistema educativo es análogo a la estructura de

clases, posiblemente podríamos hablar de tres grandes bloques de oferta

académica, con ciertos matices: a) instituciones light, que presentan significativos

filtros de carácter económico, y cuentan con ciertas consideraciones técnicas de

pertinencia, cuyo fin es el intento de preparar a los sujetos para insertarse en la

globalidad competitiva bajo los supuestos de la funcionalidad del idioma inglés y

de la capacidad de conocer otra cultura; b1) instituciones fiduciales, las cuales

garantizan un marco axiológico, generalmente cristiano –católico y protestante-, y

son de carácter vanguardista de cara a la realidad local; vale la pena señalar, que

la presencia de actores religiosos se ha ido sustituyendo, paulatinamente, por

actores seculares, lo que ha disminuido la tensión fe-realidad y su propia

identidad; b2) instituciones mercantiles, se trata de un considerable bloque de

instituciones laicas, cuya publicidad se centra en los valores tecnológicos –que no

poseen y desconocen- y en otros aspectos, tales como deportes, laboratorios, etc;

generalmente, estas instituciones son lucrativas y reciben a alumnos expulsados

de otros centros; y c) instituciones estatales, cuyo rango de taxonómico de calidad

Page 108: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

108

depende fortuitamente del liderazgo –generalmente ausente- de los directores. Y

finalmente existirán algunas excepciones...

Como se anotaba al principio, la calidad real o fáctica del proceso educativo

dependerá de la “línea de trabajo docente”, que generalmente es fragmentada y

heterogénea; de hecho, muchos docentes trabajan en dos instituciones a la vez,

dedicando más o menos de su tiempo conforme a las exigencias institucionales;

también la casuística nos remite a centros educativos en donde cuentan con

algunos docentes bien pagados, utilizados para la imagen institucional (dominan el

inglés y son graduados en el extranjero) y otro grupo con menores salarios y

menores incentivos pero que están escalafonados y los utilizan como respaldo

ante el MINED; otra modalidad que nos remite a indicadores cualitativos es la

estabilidad de la planta docente, es decir la cantidad y calidad de docentes a

tiempo completo versus los de hora clase. El baremo de calidad educativa

institucional es muy análogo a la visión social de la profesión docente y a sus

condiciones salariales; pero lamentablemente, los padres y madres de familia no

tienen acceso a conocer la situación real de la clase docente que atiende a sus

hijos, siendo verdaderamente ellos quienes trabajan y moldean la conciencia de

los estudiantes.

Otros importantes espejismos de los centros educativos son la tecnología,

el deporte y la infraestructura; de hecho, son aspectos fundamentales en el

devenir educativo, pero por sí mismos no son garantías de calidad, y

generalmente son utilizados como ganchos estratégicos de la publicidad; el

andamiaje coherente entre tecnología, deporte, infraestructura y buenos docentes,

nos aproxima a un modelo de centro más pertinente y eficiente; en síntesis,

además de lo que hemos anotado, analicemos otros detalles: ¿cómo es la

biblioteca del centro?, ¿cuántos días, realmente trabajan?, ¿con qué tecnologías

cuentan y cómo las utilizan?, ¿qué tiempo dedican las instituciones para actualizar

y capacitar a los docentes?, ¿cuál es la relación entre lo que usted paga y lo que

se invierte en el proceso educativo anualmente?. Delegar la responsabilidad

educativa a un espejismo tiene un alto precio para la vida de una persona; en la

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109

sociedad actual se valora la criticidad, la innovación y la capacidad de adaptación

al medio, y esto solo se logra con buenos mediadores entre la teoría y la realidad.

EDUCACIÓN Y TERREMOTO: Algunos intangibles

(7 de marzo, 2001; LPG) Más allá de los efectos visibles, y de la infraestructura dañada por los

terremotos y réplicas que afectaron a miles de escuelas, el espectro educativo

nacional está siendo afectado por otros fenómenos menos tangibles o

imperceptibles a simple vista.

Sin rigor fáctico y recurriendo a ciertos supuestos o hipótesis, los

movimientos sísmicos han causado a nivel educativo los tres segmentos de

efectos: a) Migraciones; b) Afección en Indicadores estructurales; y c) Afecciones

psicológicas.

A nivel de Migraciones podemos identificar: 1) migraciones de las

poblaciones escolares a nivel local (de una escuela a otra en el mismo distrito o

departamento), como se da en Santa Tecla por escuelas totalmente destruidas; 2)

migraciones de las poblaciones escolares a nivel regional (de una escuela a otra

en diferentes Departamentos), por familias que han emigrado, tanto de la capital

hacia el interior o viceversa; 3) migraciones socioeconómicas (de escuelas

privadas a públicas), por distintas causas: deterioro de la economía familiar por el

sismo, o por razones utilitarias mientras se repara la escuela privada; y 4) algún

grado de migración a escuelas en el extranjero de la clase pudiente.

A nivel de Indicadores estructurales se verán afectados los siguientes

rubros: Baja Cobertura, debido a la infraestructura dañada; deterioro de la Calidad,

en relación al daño de materiales y equipos; aumento de Ausentismo, niños y

niñas que tendrán que abandonar la escuela, temporalmente, por procesos

migratorios, por trabajo o por pérdida de sus padres; aumento de Deserción, niños

y niñas que abandonarán absolutamente la escuela; aumento de Extraeedad, por

aquellos niños que abandonen temporalmente la escuela debido a las causas

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110

anunciadas; pérdida de Eficiencia por razones estructurales materiales y humanas

que afecten a la escuela; entre otros.

En lo que respecta a Afecciones Psicológicas, el stress post trauma

generado en maestros (as) y niños (as) debido a la sistemática tendencia sísmica,

y otro tipo de alteraciones psicológicas derivadas en procesos moderados de

fobias, psicosis, ansiedad, etc., efectivamente, ha fraguado una verdadera

colectividad escolar dañada psicológicamente, y viviendo una etapa de

incertidumbre pautada por las propias experiencias y por las funestas

especulaciones.

Sería muy arriesgado hacer estos cálculos de los “profetas retrospectivos” o

estimar cuánto vamos a retroceder a nivel educativo; pero si es posible y

necesario poseer datos científicos de estos fenómenos intangibles, ya que en

última instancia el futuro del país depende de la educación.

Sin lugar a dudas, la casuística de los efectos de los movimientos sísmicos

en el sector educativo debe ser amplísima, ya las experiencias personales y

locales poseen múltiples variables, tales como: el manejo de la crisis por los

maestros, el liderazgo del director, los materiales de construcción del centro

escolar, y obviamente el grado real de percepción y afección del sismo en tal o

cual escuela.

Aunque me permití soslayar el tópico económico en la taxonomía propuesta

anteriormente, cabe decir que en este rubro la problemática es compleja y variada

para los propietarios de colegios, para las familias y para las universidades; a nivel

de instituciones educativas, algunos tienen compromisos bancarios, otros tienen

que pagar planillas, y encima reparar la infraestructura; en algunos casos

universitarios, están cobrando las cuotas so pretexto de la “Bandera Verde”, pero

como la mayoría de su planta docente es de hora clase, y aún no hay clases, casi

todo es ganancia; muchas familias afectadas por el terremoto, se debaten entre la

comida, el alquiler y la cuota, y ya sabemos que educación con hambre no es

educación.

Este escenario poco visible pero latente, es análogo y significante de la

destrucción material; nuestra cuota de responsabilidad solidaria es crucial, no

Page 111: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

111

permitamos el naufragio educativo, y no dejemos aislados al MINED, colaboremos

realmente con nuestras escuelas.

EL NAUFRAGIO DE LAS UNIVERSIDADES

(11 de abril, 2001; LPG)

Ya en el siglo XXI, factor y metáfora que fue la excusa para muchas

universidades, de cara a implementar majestuosas misiones y visiones

institucionales, pautadas por la “tecnología” y por la poco ponderada “sociedad del

conocimiento y de los aprendizajes”, y tomando en cuenta la brújula propuesta por

la Conferencia Mundial sobre la Educación Superior de la UNESCO en 1998, hoy

interrogamos públicamente a las universidades…y les acercamos algunas

preguntas, más allá y más acá de la Ley de Educación Superior, y sobre todo

sobre sus tres funciones básicas: 1.- ¿Se está haciendo Investigación Institucional por áreas de

conocimiento?, lo que implica tener presupuestos consignados, personal

especializado, bibliografía y laboratorios actualizados, publicaciones. De ser

positiva la respuesta: ¿cuántas patentes registradas posee la universidad?, y

¿cuántas publicaciones científicas ha difundido en el año?; más aún, ¿qué ha

aportado la universidad a la sociedad para solucionar sus problemas?. En el

marco de la entrega del Premio Español a la investigación “Ramón y Cajal”

comentaba Xavier Zubiri en 1982: “¿Qué es lo que se investiga? Evidentemente la

verdad, pero no una verdad de nuestras afirmaciones, sino la verdad de la realidad

misma… Pero ¿cómo se investiga esta realidad verdadera?…”; en este contexto

les preguntamos a las universidades sobre los contenidos y métodos de la

investigación, y sobre todo cuáles son sus aportes innovadores y creativos.

2.- Ante los avecinados tratados de libre comercio que impulsarán cruciales

procesos de competitividad global con países más desarrollados, preguntamos:

¿nuestros graduados están formados para esta competencia?; ¿conocen el ritmo

vertiginoso del cambio global de los conocimientos, la incertidumbre y caducidad

Page 112: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

112

de los mismos?; ¿están conscientes de la necesidad indelegable de aprendizaje

continuo, y preparados para afrontarlos?, y sus docentes, formadores y maestros

¿son los profesionales más exitosos y competitivos del ámbito profesional?,

¿poseen salarios y la suficiente dignificación o status para garantizar todo lo

anterior?.

3.- Los límites y aristas entre la sociedad y la universidad cada vez son más

difusos, y por ende los vínculos entre la universidad y los diversos sectores extra-

universitarios adquieren mayor importancia, razón por la cuál preguntamos: ¿cómo

están operando las articulaciones de la universidad con: la empresa privada, el

sector industrial, con la política, la economía y la cultura, con la pobreza, con el

Estado…?; y sobre todo: ¿cuál ha sido el rol de las universidades frente a las

catástrofes de los terremotos…recoger ropa y ayuda…y decir que poseen bandera

verde?, en este mismo contexto: ¿qué tienen que decir desde el punto de vista

geotécnico, social, sobre la reconstrucción y la vivienda, sobre la educación y

sobre la pobreza?.

No más preguntas, con estas bastan, y quedan en la conciencia académica

para iniciar un buen examen de conciencia institucional aprovechando la Semana

Santa.

Es importante caer en la cuenta que la Educación Superior es un factor

sumamente importante en el andamiaje competitivo de un país; en los espacios

universitarios se forjan y acrisolan los actores protagónicos del futuro inmediato, la

clase profesional y dirigente, los políticos y empresarios. En la actualidad estamos

siendo testigos de un patológico sistema judicial análogo a la pseudoformación

universitaria y a los fraudes académicos generados en las décadas de los 80 y 90,

y si se investiga más a fondo se descubrirá que no sólo son los abogados…hay

otros falsos profesionales, de otras falsas carreras y universidades. La depuración

universitaria que se inició en 1997 con el Sistema de Supervisión y Mejoramiento

de la Calidad aún tiene mucho que hacer, y esperemos atentamente a ver que

universidades se deciden “voluntariamente” a someterse a los procesos de

Acreditación.

Page 113: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

113

TRES CRITERIOS DE CALIDAD EN LA EDUCACION SUPERIOR

(16 de mayo, 2001; LPG)

Muchos investigadores y analistas de la Educación Superior han discutido y

se han preguntado sobre el alcance y límites de la “calidad” en este nivel

educativo; los documentos, artículos y ponencias sobre este tópico son

abundantes en la última década; asimismo, los sistemas para evaluar y acreditar

la “calidad” universitaria han emergido durante la década de los 90 a lo largo y año

de los continentes europeo y americano.

Pero la calidad es, en cierta medida, un “intangible” que se cristaliza a

través de expresiones concretas; si retomamos las clásicas funciones

universitarias –investigación-docencia-proyección social- e intentamos interpretar,

a partir de ellas, las posibles expresiones de calidad, el resultado sería:

A nivel de investigación de calidad: a) revistas científicas de arbitraje

internacional; b) grupos de investigadores ad hoc trabajando sobre temas

relevantes de la sociedad, la ciencia y la tecnología; c) presupuesto propio,

definido y equilibrado con las demás funciones; d) enlaces concretos con el sector

industrial y empresarial del país; e) vinculación con la comunidad científica

internacional, a través de convenios; y f) un staff de investigadores vinculados a

programas de postgrado, maestrías, doctorados y PhD.

A nivel de docencia de calidad: a) una planta estable de docentes a tiempo

completo; b) evaluaciones para docentes que midan cantidad y calidad de

producción intelectual en libros y revistas científicas; c) salarios acorde a lo

anterior y competitivos con el sector empresarial; d) vinculación de interfaz

alternativa con investigación y proyección social; e) un sistema escalafonario que

permita el crecimiento y desarrollo ascendente profesional; f) escenarios

apropiados para las prácticas profesionales, laboratorios, simulaciones,

tecnologías, etc.; y g) participación en Congresos, eventos y seminarios a nivel

internacional.

Page 114: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

114

A nivel de Proyección social: a) vinculación matricial a la realidad nacional

del país, conforme a la oferta académica; b) proyectos concretos, con

presupuestos y personal, para mitigar circunstancias de marginación social; c) una

infraestructura coherente con todo lo anterior; y d) espacios definidos para el

diálogo universidad-sociedad, a través del servicio social, las prácticas

profesionales y otros proyectos pertinentes.

Más allá de la publicidad y de otros aspectos periféricos, la “Calidad” posee

nombre y apellido, y a la vez cuenta con criterios e indicadores de rigor histórico

sustentado en la propia tradición universitaria de las instituciones que se han

preocupado por tres aspectos: desarrollo del país, excelencia rigurosa y

sostenibilidad del prestigio.

Por ejemplo: ¿a qué se debe el prestigio de Harvard?, conversando, hace

unos meses, con un catedrático y Director de la Maestría en Políticas Educativas

de la Universidad de Harvard, me comentaba, que él, tiene la obligación –o

responsabilidad- de aportar anualmente a la ciencia determinados productos

“innovadores” , los cuales deben cristalizarse en artículos de arbitraje internacional

y en libros; para esto, dedicaba parte de su año laboral a investigar, y otra parte

del año para presentar sus resultados en la docencia universitaria; es decir, no

hacía docencia “prestada”, sino que su actividad docente se centraba en nuevos

indicios y nuevos contenidos de su investigación. Sobre esto se le evaluaba

anualmente, y si alcanzaba los estándares requeridos continuaba en el puesto,

sino tenía que dejar vacante el puesto.

Pero esta expresión de calidad tiene que ver con algo mayor, con la

“mística” institucional que propician estas universidades en políticas concretas, en

su entorno y en sus autoridades; existe así, un entorno de calidad que invade todo

el espectro universitario, que excluye la mediocridad y que no admite espacios a

desequilibrios entre investigación, docencia y proyección social. EDUCACIÓN SUPERIOR POR INTERNET: ...y el Modelo Pedagógico?

(23 de mayo, 2001; LPG)

Page 115: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

115

En la vorágine de las encrespadas aguas informáticas comienzan a

emerger un considerable y preocupante cantidad de ofertas de Educación a

Distancia a través de internet; algunos le llaman Educación Telemática, otros

Educación Virtual o Digital. Lo cierto es que internet, como medio o herramienta,

posibilita la capacidad de movilizar información, documentos, imágenes y guías

didácticas que permiten establecer una “relación” educativa entre tutores y

alumnos, más allá de las barreras espaciales y temporales.

Pero como suele suceder, en el amplio escenario de la oferta educativa,

comienzan a pulular cursos, diplomados, maestrías y doctorados a distancia que

poseen un carácter más mercantil que académico, lo cual invita a la reflexión,

profundización y conocimiento.

Efectivamente, Internet puede ofrecer y garantizar estudios de alta calidad –

tanto o más que la presencial- siempre y cuando la seriedad de los programas

esté respaldada por ciertos criterios institucionales, empezando por el prestigio de

la institución, y siguiendo por la calidad de los tutores; pero sobre todo, en

educación Telemática lo más importante es el “Modelo Pedagógico”. ¿Qué

significa el Modelo Pedagógico?: la configuración de una “plataforma” Web, que

no solo integre los espacios tradicionales de aulas y bibliotecas virtuales, sino que

además, cuente con diseños de guías didácticas para la orientación que eviten el

“naufragio” en la navegación, y que dichas guías estén sustentadas en una

concepción psicopedagógica coherente y en un manejo versátil, a través de

tutores especializados.

La Educación Telemática o a Distancia por Internet, bajo el rigor de un

programa serio y honesto es tan exigente como la educación presencial;

generalmente, la evaluación en estos programas se constituye a partir de los foros

debates por correo electrónico, lo que supone el dedicar tiempo suficiente a las

lecturas del curso para acceder al conocimiento necesario y participar

demostrando los propios puntos de vista; por otra parte, la variada participación de

personas en los debates, que se encuentran en escenarios geográficos distintos y

Page 116: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

116

distantes, enriquece la experiencia del aprendizaje, siendo sustancialmente

dialógica, constructiva y aprovechando los entornos.

Universidades como la Oberta de Catalunya (www.uoc.es) , la UNED

(www.uned.es), la Open University del Reino Unido (www.open.ac.uk), o

programas como Mentor (www.pntic.mec.es), MALTED (www.malted.com), o los

Cursos de la Universidad de Murcia (www.um.es), son un claro ejemplo de

seriedad académica en educación a distancia utilizando nuevas tecnologías; otro

ejemplo a observar en donde participan Docentes y Asesores Pedagógicos

salvadoreños, es el curso experimental que ofrece la Organización de Estados

Iberoamericanos a través de su plataforma en www.oei.es/plataforma .

En síntesis, es necesario tener precaución a la hora de invertir en un curso

o programa educativo a través de internet que no cuente con un Modelo

Pedagógico tangible y con una plataforma telemática apropiada; no hay que ser

ingenuo y dejarse llevar por los “adornos” y pseudo-propagandas de las nuevas

tecnologías, que muchas veces son un anzuelo mercantil para engañar a la gente.

Siempre que visite un sitio Web de oferta educativa por internet evalúe: si posee

un modelo pedagógico, una plataforma integral, mecanismos de evaluación

pertinentes, recursos didácticos apropiados, descripciones precisas de los

procedimientos administrativos, modelos de seguimiento para los alumnos,

requisitos de acceso, y curriculum y rol de los tutores; las nuevas tecnologías sin

un respaldo humano sólido son simples instrumentos inertes, recordemos una vez

más, que en educación el internet es medio no fin.

LOS “CLAUSTROS” EDUCATIVOS (6 de junio, 2001; LPG)

Históricamente, en el devenir académico, han existido varios modelos de

claustros académicos, unos más intensos que otros, partiendo del supuesto de

Page 117: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

117

que es necesario permanecer encerrados (claudo-dere claustrum-i); en este

sentido, el Clero, los Militares, y en menor medida los Médicos y Maestros,

recibían su formación en recintos relativamente aislados de la realidad social. Lo

que pretendía este modelo, desde el punto de vista psicopedagógico, era generar

un entorno de dedicación plena a las tareas, sin distracciones, y también fraguar

una mística identitaria que los segregara de la sociedad civil, y que a su vez esta

los percibiera como distintos y hasta superiores.

Las instituciones que más han mantenido este modelo son la Iglesia y los

Militares, mientras que los Médicos y los Maestros sufrieron un proceso de

secularización que los regresó al “desgarrado y vano mundo”; el cierre de las

Escuelas Normales y de muchas residencias Universitarias Médicas culminó a

mediados del siglo XX.

Tanto en el Clero como en los Militares, las razones claustrales también

estaban pautadas por cierto grado de “Mysterium”; eclesialmente la “Fuga Mundi”

monacal, en un primer momento estuvo relacionada por un desprecio a lo

mundano de carácter antropológico-teologal, y posteriormente por la sacralización

del sacerdocio. Por su parte los Militares tenían razones de carácter táctico y

estratégico, y además consolidaron verdaderas castas elitistas, las cuales en

algunos casos y tiempos se vincularon a mistéricos grupos masónicos.

En común, la Iglesia y los Militares poseen un riguroso sistema “Jerárquico”

y una gran “Simbología” del poder, que los hace diferentes a los “civiles”; sus

vestimentas, su trato, sus privilegios, su poder, su lenguaje, sus ritos, etc.

Desde la perspectiva educativa, podríamos advertir que los claustros

extremos son peligrosos y nocivos, y esto obviamente incluye a los Militares y al

Clero; ante una sociedad de la información y el conocimiento cada vez más

vertiginosa y abierta, el aislamiento puede generar ghetos irreconciliables con esta

sociedad, terminando en resultados desagradables como el caso del asesinato del

Cadete Erick Mauricio Peña Carmona, o bien, en no pocos casos de sacerdotes

con hijos. Asimismo, el excesivo aislamiento genera otro efecto negativo: el

fanatismo fundamentalista de los “superhombres” que se sienten,

taxonómicamente, en una categoría superior a la sociedad civil, asumiendo muy a

Page 118: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

118

pecho los principios de una “habitud radical” muy propia de Nietzche; de hecho, en

muchas concepciones Constitucionales de Latinoamérica se habla de Militares,

Clero y Civiles, tres clases sociales sustancialmente distintas.

Los momentos claustrales “con medida” en determinadas profesiones

pueden ser necesarios, cuando la intención apunta y apuesta a la “mística” grupal,

y a generar identidad por una razón ética de servicio, de pro-existencia; casi nadie

duda, que el fin de las Escuelas Normales fue también, el fin de la mística docente

y de la desvalorización docente, ya que la vida “normalista” significaba un

aprendizaje existencial en donde se convivía con la experiencia de maestros

veteranos, lo que suponía un aprendizaje más allá de las aulas, compartiendo en

los pasillos, en los juegos, en el deporte y en los tiempos libres.

Será necesario entonces, que tanto los Seminarios Diocesanos, y más aun

las Escuelas Militares de Cadetes, den un vistazo hacia dentro y revisen su modus

operandi, con la finalidad de analizar su claustro y los efectos de éste en sus

alumnos; también será necesario que el Ministerio de Educación se pregunte una

vez más por la factibilidad de reabrir la Escuela Normal, en función de repensar la

critica formación docente actual que deja mucho que desear.

SOBRE MAESTROS, ANIVERSARIOS Y CRISIS

(20 de junio, 2001; LPG)

Tomando en cuenta la tradicional celebración del Día del Maestro, en donde

reconocemos el esfuerzo de la noble profesión dedicada a esculpir valores,

conciencias y conocimientos, es necesario reflexionar sobre la situación actual del

magisterio, más que dedicarnos a las simples reminiscencias y halagos. Digamos

en primer lugar, que el punto de partida situacional de los docentes en la

actualidad es el siguiente: 1) Profesión desvalorizada; 2) Falta de mística; 3)

Salarios no competitivos; 4) Formación inicial deficiente; 5) Incapacidad para la

actualización; 6) futuro profesional incierto y sin oportunidad de hacer carrera; 7)

Page 119: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

119

gremiales sin propuesta consistentes, sin formación, fragmentadas y sin capacidad

propositiva; entre otros aspectos y con las respectivas excepciones.

La aguda y rigurosa critica no debe verse como un escenario fatal

“unilateral”, sino como un fenómeno de responsabilidades compartidas en donde

todos tenemos una cuota de responsabilidad: el MINED, el magisterio mismo, la

sociedad, los propietarios de la educación privada, las universidades, los padres y

madres, el mercado, el sistema, etc.; en este contexto y desde esta perspectiva,

adquiere capital importancia el título de esta columna: ¿Quién da el primer

paso?…para iniciar una verdadera transformación e invertir las debilidades en

fortalezas, quién o quiénes van a encargarse de asumir la responsabilidad de

iniciar el cambio, y sobre todo, cuándo va iniciar este cambio.

Sin lugar a dudas, las respuestas tácitas a estas preguntas apuntan y

apuestan, análogamente, a una responsabilidad compartida; al parecer todos los

involucrados deberían asumir su cuota respectiva de responsabilidad, “pero”

desarrollando una “agenda” nacional para recuperar nuestro desvalorizado

magisterio; ¿cuáles son los actores, supuestos y tópicos de la agenda?; sin lugar a

dudas, los actores son el MINED, los Gremios Magisteriales, las Instituciones

Formadoras de Maestros, y otras instancias con interés vertido directamente en la

cuestión; los supuestos, desde cada uno de los actores, deben partir de un axioma

o imperativo ético: “nuestro aporte, responsabilidad y apoyo serán recíprocos a

los tuyos”, es decir una actitud de apertura a dar, a comprometerse y a cumplir,

soslayando la actitud egocéntrica de “esperar” a que me den para luego yo dar; y

los tópicos de la agenda podrían responder a los 7 puntos señalados al principio.

Generalmente las grandes discusiones magisteriales se han centrado en el

tema salarial, pero lo financiero no debe ser el punto de partida, sino un elemento

más e importante de la discusión; antes de ingresar al debate de las

reivindicaciones salariales, es necesario pasar por la antesala de los compromisos

profesionales y éticos; de hecho, nos guste o no, la lógica del sistema de mercado

en el que vivimos interroga, valoriza y dialoga sobre el “valor” o sobre las

“competencias”; dicho de otro modo, no podemos demandar salarios competitivos

si la capacidad profesional no corresponde a las exigencias “cualitativas”; pero lo

Page 120: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

120

“cualitativo” en el magisterio, es a su vez, una responsabilidad que deriva a un

andamiaje complejo, en el que tiene que ver el propio sistema educativo, y

fundamentalmente las instituciones que forman maestros, ¿cómo vamos a exigir

calidad a lo maestros, sin auscultar la dramática situación de muchas

universidades, reflejada en los resultados de algunas evaluaciones del Tribunal

Calificador y en las Evaluaciones Institucionales?.

Estamos ante un complejo círculo vicioso, pero alguien tendrá que

decantarlo para ingresar a la insoslayable supercarretera de la globalidad, pautada

por los conocimientos, la información, las nuevas tecnologías y la calidad de la

educación…casi todo dependiente de nuestros queridos maestros y maestras…

LA ESCUELA Y EL MAESTRO FRENTE A LA “SOCIEDAD INFORMACIONAL” “Las reformas educativas llegan a ser lo que los docentes son capaces de hacer” (M. Fullan)

(11 de julio, 2001; LPG)

“La sociedad en que vivimos, especialmente sus centros de enseñanza y en

general los centros de difusión cultural, se encuentran anclados en una vieja

racionalidad: la que dimana de la lógica aristotélica, de las divisiones

metodológicas cartesianas y del determinismo newtoniano...estos planteamientos,

típicos del industrialismo, hoy resultan simplistas y rígidos, cuando hemos

comenzado a construir la sociedad postindustrial: La Sociedad de la Información y

del Conocimiento ... más que una reforma educativa, es necesaria una revolución

en el pensamiento, en la elaboración de nuestras construcciones mentales y en su

representación...es menester propiciar inteligencias estratégicas y estrategias

inteligentes ...transformando nuestras escuelas en “organizaciones que aprenden”

en comunidades de innovación y aprendizaje” (Vilar, Coll, Senege, Castells).

Este es el escenario global pautado por la incertidumbre, la complejidad y

las nuevas tecnologías; la sociedad salvadoreña, tarde o temprano, tendrá la

insoslayable necesidad de navegar en estas encrespadas aguas, ¿llegar a puerto

Page 121: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

121

o naufragar? es una decisión que dependerá de las “aulas” y, obviamente, de las

decisiones políticas que se tomen para afrontar este reto: mejorar la calidad

educativa, invertir más en educación y nuevas tecnologías, desarrollo científico,

entre otros tópicos.

Pero, por ahora, mientras el Olimpo político piensa, analiza y decide, los

centros educativos –de todos los niveles- deberán preguntarse por el “equipaje”

para esta aventura que se avecina, ya que tarde o temprano las repercusiones de

la sociedad informacional amadrinará a El Salvador, y la intensidad de este

acercamiento –tenue o violento- dependerá de la capacidad del recurso humano.

A juicio del prestigioso académico Manuel Castells “la revolución tecnológica está

transformando las dimensiones fundamentales de la vida humana: el tiempo y el

espacio”, efectivamente, del otro lado de la barda, en el mundo desarrollado los

descubrimientos científicos y las innovaciones están ampliando la capacidad

productiva y suplantando las barreras espaciales y temporales en muchos

ámbitos.

Al parecer, la vorágine científica y tecnológica emerge en los espacios

académicos, desde la escuela hasta la universidad; desde esta perspectiva, un

factor importante es la capacidad docente de generar dos importantes

movimientos en su geometría profesional: a) de cara a la institución –escuela o

universidad- crear equipos de docentes sinérgicos e interdisciplinarios, con la

finalidad de constituir verdaderas comunidades académicas de aprendizaje y

producción de ideas; y b) de cara a los alumnos, mediar, facilitar e inducir, para

posibilitar aprendizajes significativos, flexibles e innovadores, más allá de los

objetivos curriculares, buscando el desarrollo de la imaginación, la producción

intelectual y el uso de nuevas tecnologías.

Una clave inicial para los docentes e instituciones decididos a navegar sin

naufragar en las orillas de la globalidad es “información”; en efecto, en el actual

proceso de cambio científico y tecnológico la información es materia prima y

producto, es hipótesis y tesis, es fuente y proceso; acceder a la información

pertinente, conocer sus cauces, formas de obtenerla y utlizarla, es un primer paso

posible y necesario en los países en vías de desarrollo; lo que se necesita es

Page 122: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

122

poseer conciencia y voluntad de que la información es vital para el desarrollo, y

luego hacer docencia y escuela con esta arquitectura informacional;

parafraseando a un buen amigo ecólogo: es necesario contar con docentes que

tengan “cabeza global y pies locales”.

DIME QUE UNIVERSIDAD TIENES...

(18 de julio, 2001; LPG)

...y te diré cual es tu futuro; ¿es posible o viable este aforismo?, no solo

posible sino necesario y hasta indispensable, ya que las tendencias

contemporáneas de la globalidad apuntan y apuestan al capital humano como el

mayor recurso para el progreso de los pueblos; obviamente nos referimos al sector

profesional, quienes investigan, producen, aportan, es decir, el capital humano que

tiene capacidad transformadora y no maquilera.

Ahora bien, el aforismo está dirigido al país, y para ser más concreto al

gobierno, razón por la cual emerge otra pregunta obvia: ¿qué futuro se avecina

para el país, tomando en cuenta las circunstancias actuales de la Universidad de

El Salvador?. Esta pregunta lleva implícitas múltiples vertientes, que van desde lo

presupuestario, pasando por su capacidad científica, infraestructura, personal,

hasta llegar a la calidad de sus egresados. Claro está, existe un factor

interviniente: las universidades privadas, pero dado el mercantilismo, sobre el cual

se sustentan muchas de estas instituciones, y tomando en cuenta el peculiar

carácter privado soslayamos esta variable para insertarnos en la realidad concreta

de la Universidad que tiene el país y el gobierno: la Universidad de El Salvador.

Desde hace décadas, el tema presupuestario de la UES viene pautando

con su problemático destino; años atrás la mediática determinación ideológica era

el factor crucial: a más crítica menos presupuesto; pero esta formula contestataria

se ha ido revirtiendo, afectando a la producción de conocimientos y a nuestra

Page 123: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

123

clase profesional; en efecto, el bajo presupuesto tiene dos incidencias

preocupantes: poca investigación y fuga de profesionales e intelectuales.

En la actualidad las coordenadas están cambiando, la universidad recupera

poco a poco su cauce académico, ya que hay más convencimiento de que para

ser conciencia crítica de la sociedad y de sí misma, necesita poseer un respaldo

científico, como lo tuvo en los años previos al conflicto. Este nuevo rumbo

impulsado por la Rectora –que tiene más ideas académicas que políticas- exige

una respuesta análoga del gobierno, concretamente un apoyo decidido en materia

presupuestaria que permita ensamblar el andamiaje de la docencia, la

investigación y la proyección social, necesarias para que la Universidad pueda dar

cuentas del futuro del país; dicho en otras palabras: si el gobierno posee una

visión de futuro competitiva para responder a los retos globales de la sociedad del

conocimiento, de la innovación y de las nuevas tecnologías, deberá demostrarlo

en la asignación presupuestaria dedicada a la UES.

Durante la década de los 90 el flujo presupuestario del sector educativo se

centró en educación básica (SABE, EDUCO, Escuela Saludable, etc.); a finales de

esta década, ha ingresado al escenario de inversión la educación media; el

resultado de este enfoque ha posibilitado una mano de obra barata para el sector

maquilero y otras industrias, que necesitan obreros con capacidades mínimas de

lectoescritura y cálculo; la fórmula ha funcionado…pero el futuro es preocupante.

Con sus matices y bemoles, la política educativa en la educación superior ha

logrado limpiar el espectro de caos que circundaba a este nivel educativo, aunque

los retos pendientes son significativos: diseños de políticas, incentivos a la

investigación, cierre de universidades y carreras que no cumplen requisitos de

calidad, dignificación docente, entre otros. Pero sobre todo, el mayor reto deberá

ser: asumir la responsabilidad de devolver a la UES la posibilidad de recuperar la

calidad académica, lo cual depende de una asignación presupuestaria que

consigne recursos para la investigación y para un escalafón que permita competir

con el mundo laboral extrauniversitario.

Page 124: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

124

Educación sigue siendo la solución, pero en última instancia la calidad de la

educación dependerá de la Universidad: punto de partida y de llegada, madre de

la mediocridad o de la excelencia, estaticidad o desarrollo.

LA UNIVERSIDAD FRENTE LA SOCIEDAD (1/3)

(25 de julio, 2001; LPG)

La institucionalidad universitaria, históricamente, se ha configurado por tres

funciones esenciales: Docencia, Investigación y Proyección Social; no obstante,

los signos de los tiempos exigen determinados ajustes y reacomodos para

responder a las circunstancias de la realidad, conforme al propio devenir científico,

político, social, económico y cultural de los pueblos. Desde esta perspectiva,

tenemos la hermenéutica necesidad de descifrar el significado de las funciones

universitarias en el momento actual, razón por la cual presentamos esta trilogía:

La Universidad frente a la Sociedad; La Universidad frente al Conocimiento; y La

Universidad frente a la Persona.

En septiembre de 1980, Ellacuría publicó en ECA (383) el artículo

“Universidad y Política”, en donde señalaba que la proyección social debería tener

el máximo rango directivo, de modo que ésta determine últimamente la docencia y

a la investigación, aunque también sea determinada por ellas. El debate sobre la

jerarquización de las funciones universitarias quedó planteado en el artículo, y

posteriormente nadie discutió sobre este importante tópico, el cual aun se

mantiene latente, ya que las circunstancias estructurales sociales de pobreza y

marginación se mantienen, lo que ha variado, desde los 80 a la fecha es que ya no

tenemos conflicto, pero, actualmente: ¿debe ser la proyección social la función

más importante y configuradora de la universidad?.

Sin lugar a dudas, antes de contestar esta pregunta programática debemos

resolver un asunto anterior: ¿qué es proyección social?; en efecto, los amplios

márgenes de comprensión sobre este enunciado lleva a las universidades a

Page 125: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

125

varias acepciones de “saco roto”: a) cualquier actividad que no sea docencia

puede ser proyección social; b) el servicio social es proyección social; c) apoyar un

deporte es proyección social; d) una actividad cultural es proyección social; e)

recoger ropa para damnificados es proyección social; y así sucesivamente.

Digamos en primer lugar, que proyección social es mucho más que estos

casos presentados; es un compromiso institucional con la sociedad orientado

como incidencia total de la universidad sobre la realidad social estructural,

particularmente en aquellos escenarios más complejos. Dicho de otro modo, y

siguiendo el artículo de Ellacuría, la proyección social se cristaliza o se lleva a

cabo a través de una “cultura”, entendida como un modo de gestión y saber

“transformativo” de la sociedad.

Esto significa que la Proyección Social no es -o debe ser- una oficina o

unidad académica que gestiona acciones universitarias en la sociedad...es esto y

más, es sobre todo: a) una reflexión y comprensión de la sociedad; b) una forma

de diálogo entre universidad y sociedad; y c) una forma de vinculación entre la

universidad y la sociedad, coherente con los dos supuestos anteriores.

Desde esta perspectiva, la universidad como conciencia crítica de la

sociedad y de sí misma, se ve reflejada en la sociedad misma, es parte de ella,

pero por su acervo colectivo se puede distanciar hermenéuticamente para

analizarla, juzgarla, guiarla, ayudarla, a través de acciones concretas y puntuales.

Ante la sociedad actual, pautada por un andamiaje de incertidumbres,

redes, información, tecnologías, vertiginosidad, la proyección social también debe

comprenderse como un principio institucional “articulador”, siendo el puente o

vínculo con otras realidades emergentes y significativas de la sociedad; por decirlo

metafóricamente: debe ser la ventana de la universidad hacia la sociedad, pero

también hacia el mundo, posibilitando el flujo de problemas extra-universitarios

hacia la Docencia y hacia la Investigación.

LA UNIVERSIDAD FRENTE AL CONOCIMIENTO (2/3)

Page 126: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

126

(1 de agosto, 2001; LPG)

Continuando con la columna anterior, reflexionamos ahora sobre la

“Investigación” en las Universidades como factor indispensable de cara a la

producción de conocimientos; en efecto, investigar debe entenderse o

interpretarse como el camino unilateral para la evolución científica, creando

nuevas teorías, ideas, leyes, principios, corrientes, tecnologías y conocimientos,

que permitan un desarrollo social, político, económico y cultural adecuado a las

necesidades de la población.

El concepto investigación desde la perspectiva etimológica está asociado a

dos términos latinos: “In + vestigium”; la preposición “in” se traduce como: ir en la

pista, indagar, averiguar, descubrir; “vestigio” se traduce como rastro, huella,

señal. En síntesis, investigium significa ir en búsqueda de algo que da un signo;

pero, con Xavier Zubiri profundizamos más y preguntamos: "¿Qué es lo que se

investiga?. Evidentemente investigamos la verdad, pero no una verdad de

nuestras afirmaciones, sino la verdad de la realidad misma".

En este contexto, y retomando los antecedentes conceptuales investigación

es sinónimo de inquirir y buscar una verdad oculta, algo innovador, lo que

demanda aquellas arcaicas y vigentes costumbres y capacidades presocráticas:

asombro, duda, problematización y búsqueda de soluciones.

Hacer investigación implica superar el anquilosado vicio de los

conocimientos prestados; efectivamente, cuando en las universidades se hace

docencia con bibliografía ajena al propio docente que imparte la clase, lo que está

sucediendo es un proceso educativo descontextualizado; inclusive, a veces, el

propio docente no logra asimilar la arquitectura cognoscitiva del autor que utiliza, y

termina haciendo el ridículo.

Pero además de esta tarea balbucenate, de investigar para hacer docencia,

es necesario investigar para jalonar el desarrollo de otros ámbitos, tales como el

tecnológico, productivo, económico, médico, científico, etc.; efectivamente, la

brecha del subdesarrollo, de la pobreza, de la marginalidad y de la irracionalidad

política social se puede medir en el barómetro de la investigación, bajo la

Page 127: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

127

ecuación: a menos investigación más pobreza...marginalidad...irracionalidad.

Entonces no es extraño que en los países más industrializados y desarrollados

existan universidades y entidades con alta capacidad investigativa.

En los países subdesarrollados, los excesos de confianza

hipereconomicista continúan encubriendo la obvia realidad de que solo a través

del desarrollo científico y de la educación puede cambiar el rumbo de la nación;

pero como decía un estimado profesor universitario: en nuestro país lo obvio es lo

menos obvio...

En muchas de nuestras universidades no se hace investigación, realmente

los propietarios y funcionarios que la dirigen aun no entienden bien eso de

investigar; muchos creen que se hace investigación a través de las mal llamadas

“tesis” que realmente son estudios monográficos, otros creen que hacer

investigación es tener a un fulano sentado frente a una computadora, algunos con

hacer encuestas de opinión resuelven el problema, y los menos ingenuos

confunden la investigación con la publicación algunas revistitas que poseen más

fotos y referencias que artículos.

La dedicación a la investigación supone, ante todo, una apuesta a capitales

de riesgo; inicialmente, desde la perspectiva económica la investigación no es

rentable a corto plazo, sino una inversión a mediano y largo plazo cuyos beneficios

son: haber aportado algo nuevo, haber solucionado algo, satisfacción,

academicidad, cientificidad, desarrollo profesional...no es negocio, es compromiso

universal y posibilidad de responder algunas preguntas que nadie ha hecho...

LA UNIVERSIDAD FRENTE A LA PERSONA (3/3)

(8 de agosto, 2001; LPG)

Cerramos la trilogía con esta columna dedicada a la Docencia, a un oficio

cuya dignificación, en nuestro país, está pelando los últimos puestos del desarrollo

profesional; ciertamente, la docencia está estrechamente vinculada a la

Page 128: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

128

investigación, y si no se hace investigación, es previsible que encontremos una

analogía circunstancial...ser docente es sinónimo de “repetidor”.

Ante todo, tengo que confesar que muchos de los comentarios que voy a

suscribir en este artículo son penosos y me causan cierto malestar interno, pero

en última instancia creo que son verdades que no se suelen decir públicamente y

que sus efectos mucho daño ocasionan al país.

En primer lugar, la hipótesis más cruda, dolorosa y exacerbada: muchos de

los profesionales que conforman las filas docentes universitarias son profesionales

que han fracasado en su ejercicio profesional en el mercado y que se refugian en

las aulas; pero cuidado: hay muchas excepciones, gente que hace docencia por

amor a la profesión; la hipótesis, está asociada a factores de diversa índole,

especialmente de tipo económico; por ejemplo, los docentes hora clase se les

paga alrededor de 60 colones la hora, tomando en cuenta la arquitectura

curricular, una asignatura posee un promedio de 4 UV (Unidades Valorativas)

equivalentes a 80 horas clase en el ciclo o semestre, es decir 4800 colones en

seis meses; esto significa que un docente se le paga 800 colones por mes al

impartir una materia; para alcanzar un sueldo regular, los docentes atienden 3 o 4

asignaturas con grupos de alumnos muy grandes, lo que va en detrimento de la

preparación de las clases y de la calidad académica. Docentes más afortunados

obtienen una plaza de tiempo completo, lo que les reporta un salario que oscila

entre 5,000 y 7,000 colones mensuales.

Esta realidad económica refleja el Status Quo de la profesión docente en

nuestra sociedad; si observamos los salarios gerenciales de las empresas

competitivas en nuestro medio, los puestos y cargos de asesoría en los

ministerios, las plazas a nivel de Dirección, y otros cargos que demandan

profesionalidad universitaria y grado académico de licenciado, ingeniero o master,

encontramos un rango aproximado que oscila entre los 10,000 y 30,000 colones;

al comparar estos salarios y sus responsabilidades con la carga docente y su

compensación económica, descubrimos la brecha existente entre el mundo laboral

empresarial e industrial y el universitario.

Page 129: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

129

En los países desarrollados la dinámica es invertida: las universidades de

prestigio compiten con atractivos salarios, y suele suceder que jalonan a los

profesionales exitosos del mundo laboral hacia las aulas y laboratorios; y en esto

consiste el propio prestigio: en poseer en sus claustros académicos a los mejores

profesionales de la sociedad. La excelencia de estas instituciones no consiste en

invertir miles de dólares en publicidad, sino en una visión académica sustentada

en principios de responsabilidad social, de seriedad institucional y de

honorabilidad.

Nuestra realidad universitaria está muy distante de lo que describimos

anteriormente, en la actualidad –con las respectivas excepciones- el docente es

casi un “maquilador de conocimientos” desfasados y desactualizados, no investiga

y por ende no produce conocimientos, enseña con libros antiguos o

descontextualizados, o con separatas amarillentas; pero este es el modelo de

docente creado estructuralmente por la institucionalidad universitaria que se

fraguó en la década de los 80 y que aun persiste: por las universidades-negocios y

por los empresarios del conocimiento; desde esta perspectiva, el docente es un

medio para lograr un doble fin: el título para el estudiante y dinero para algunas

universidades sin fines de lucro…

LAS TRES CRISIS DE LA UNIVERSIDAD (5 de septiembre, 2001; DEM)

A mediados de los ochenta Ignacio Martín Baró escribió un interesante

artículo titulado “Una Nueva Pedagogía para una Nueva Universidad”, en donde

exponía la situación problemática de las universidades en Latinoamérica; a juicio

del psicólogo social, las universidades poseían tres rasgos estructurales: 1) la

finalidad de las universidades es formar profesionales, tornándose en un unívoco

ascensor social; 2) poseen organización y administración “napoleónica”, es decir

verticalista; y 3) son estructuras vinculadas a un determinado orden político, bien

sea ideológico u oligopólico. En síntesis, anota Martín Baró, las universidades son:

Page 130: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

130

SERVILES, ACRITICAS Y PRAGMÁTICAS; y hoy añadimos: se prestan al fraude

académico siendo MERCANTILISTAS.

Sin lugar a dudas, el tema de los títulos falsos revela el mercantilismo

académico fraguado por muchos empresarios del conocimiento que se decían

rectores, decanos y funcionarios universitarios; el verdadero problema de los

títulos falsos no tiene que ver tanto con los controles del Ministerio de Educación o

con otros entes normalizadores estatales, sino que es un problema ETICO de

quienes expedían el título. En un segundo lugar podemos ubicar, tanto, la

responsabilidad del Ministerio de Educación como la de muchos estudiantes

gangueros que buscaban el facilismo credencialista, pero en primera y última

instancia la responsabilidad estaba en las universidades.

En la actualidad, muchos señalan que la Ley de Universidades Privadas de

1965 era laxa y permisiva lo que facilitó el fraude, argumento falaz para encubrir

las acciones delictivas de las universidades; desde que se fundó la Universidad de

San Carlos en Guatemala en 1676 hasta mediados del siglo XX muchos

centroamericanos y salvadoreños se graduaron de ésta Universidad y de la

Universidad de El Salvador sin fraudes y sin contar con rigurosos marcos legales.

En el fondo, el problema real al que asistimos tiene nombre y apellido: La

Educación es un Negocio.

Lamentable o fortuitamente, les tocó al gremio de Ciencias Jurídicas, pero

sería necesario que se llevara a cabo una investigación más profunda en otras

ciencias y en todas las universidades, para que no queden los abogados como

chivos expiatorios.

La casuística que se comenta en los pasillos universitarios es amplia, desde

funcionarios públicos que ostentan un título de una universidad a la que poco o

nunca asistieron, hasta funcionarios universitarios que por clientelismo facilitaron

expedientes y títulos; razones hay muchas: Compadrazgo, amiguismo, presiones

políticas, cuestiones ideológicas-partidarias, dinero, poder, etc; y en no pocos

casos, ante los requisitos de una plaza gubernamental siempre existió una

universidad que se prestó para ayudar a que el funcionario la obtuviera…

Page 131: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

131

También es necesario trazar una línea cronológica en esto de los títulos

falsos: antes y después de 1995; sin lugar a dudas, con la nueva Ley de

Educación Superior que entró en vigencia en 1997 las cosas cambiaron, ya que

las exigencias y controles del MINED, y el propio Sistema de Supervisión y

Mejoramiento de la Calidad de la Educación Superior pusieron un alto a la

corruptela, lo que se tradujo, de hecho, en el cierre de muchas universidades.

Entonces ¿cuál es la tarea pendiente?, ampliar el margen de investigación

para el Fiscal Especial en razón de que profundice en las ciento veintitrés carreras

ofertadas y en las cuarenta y cuatro universidades existentes antes de 1997,

también abrir una oficina confidencial para escuchar testimonios sobre alumnos

fantasmas que den pie a nuevas investigaciones. Por el futuro profesional del país

esperamos que este no sea otro de los típicos casos de impunidad, amnistía o

perdón y olvido. EDUCACIÓN PARA UN FUTURO VIABLE

(10 de octubre, 2001; LPG)

Hacer un par de años, Edgar Morín elaboró para la UNESCO el informe

“Los siete saberes necesarios para la educación del futuro”, en donde expone los

problemas centrales que permanecen ignorados u olvidados y que son necesarios

enseñar en el siglo XXI; si bien el título del documento suena muy recetario,

debido a estos postulados numéricos, es importante reconocer la importancia de

estas apreciaciones en un complejo escenario global de terrorismo, guerra,

violencia, antivalores e irracionalidad en el que vivimos.

El primer saber se titula “Las cegueras del conocimiento: el error y la

ilusión”, y plantea como lo educativo aborda todo menos el conocimiento del

conocimiento, posibilitando un enfoque epistemológico débil, acrítico e irrelevante.

El segundo saber, por ende, trata “Los principios de un conocimiento

pertinente”, y el punto de partida es la necesidad de promover un conocimiento

capaz de abordar los problemas globales para inscribir allí los conocimientos

Page 132: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

132

parciales y locales; esto supone, superar los tradicionales conocimientos

parcializados y fragmentados de las disciplinas aisladas que impiden conocer las

relaciones mutuas y las influencias recíprocas del todo complejo.

“Enseñar la condición humana” como tercer saber, supone asumir la unidad

compleja del ser humano –física, psíquica, cultural, social e histórica- en el propio

enfoque pedagógico y curricular, organizando los conocimientos dispersos en un

marco interdisciplinario.

El cuarto saber plantea “Enseñar la identidad terrenal”, y parte de tres

enfoques: primero, estudiar y analizar el destino planetario del género humano;

segundo, diseñar una arquitectura retrospectiva e histórica de la solidaridad

humana; y tercero, caer en la cuenta de la complejidad de nuestro género y de

nuestro destino: vida y muerte…

“Enfrentar las Incertidumbres” es el quinto saber, y Morín plantea la

necesidad de abordar las incertidumbres con la misma fuerza que se abordan las

certezas de las ciencias, bajo el adagio: “es necesario aprender a navegar en un

océano de incertidumbres a través de los archipiélagos de certeza”; esto supone el

abandono del determinismo y una apuesta a la aventura científica y educativa.

El sexto saber se enmarca en “Enseñar la comprensión”, en este contexto

comprensión es medio y fin de la comunicación, y para entenderla se necesita

estudiar la “incomprensión” en toda su extensión: xenofobias, racismo, desprecio,

odio religioso, exclusión ideológica, intolerancia, etc.

Finalmente, el séptimo saber es “La ética del género humano”; al respecto

Morín sugiere una educación que conduzca a una “antropo-ética” considerando el

carácter trilógico de lo humano: individuo-sociedad-especie, que desemboca en la

convivencia democrática; pero está ética no se debe enseñar con lecciones de

moral, sino a través de las experiencias cotidianas del individuo, de los grupos

sociales y de la especie misma, esbozando dos grandes finalidades ético-políticas:

consolidar desde la escuela una vida democrática, y concebir la humanidad como

una comunidad planetaria.

Intentando contrastar estas ideas con la geometría de nuestra realidad

educativa, descubrimos que los grandes enemigos de estas hipótesis se pueden

Page 133: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

133

catalogar en determinados fenómenos, tales como: a) la visión y perspectiva

mercantilista de muchas casas de estudio; b) la ampliada brecha de

desactualización entre los nuevos conocimientos y usos de nuevas tecnologías y

el facilismo mediocre de la práctica docente; c) los pocos espacios y falta de

flexibilidad para el desarrollo profesional docente; d) el enfoque religioso

fundamentalista, tibio e incompatible con las ciencias; e) la desvalorización

“pública” de lo educativo; f) la ausencia radical de liderazgo educativo en los

centros de estudio; y g) la rigidez curricular fomentada por el entorno y por el

miedo al cambio. Puede acceder al texto completo en PDF (Acrobat) en:

http://www.unesco.cl/pdf/programa/sietesab.pdf

EDUCACIÓN Y SOCIEDAD INFORMACIONAL: Perplejidades y perspectivas

(31 de octubre, 2001; LPG)

Ante de reflexionar sobre las perspectivas de la Educación para la Sociedad

Informacional, es menester definir la antípoda en la cual se debaten los sistemas

educativos latinoamericanos; en efecto, nuestros perplejos escenarios pautados

por el determinismo y el conformismo cognitivo han fraguado, lo que Edgar Morín

llama, un “Imprinting Cultural”; se trata de una huella matricial de difícil retorno,

que se ha acrisolado en nuestras costumbres, creencias, docentes, instituciones

educativas y sistemas.

En un informe de la Fundación Viladecans sobre la realidad educativa de

nuestro país, el especialista Bernardo Grande, citando a Sergio Vilar, anotaba: “La

sociedad en la que vivimos, especialmente sus centros de enseñanza y en general

los centros de difusión cultural, se encuentran anclados en una vieja racionalidad:

la que dimana de la lógica aristotélica, de las divisiones metodológicas cartesiana

y la del determinismo newtoniano. También numerosas empresas e instituciones

permanecen anquilosadas en esos planteamientos, típicos del industrialismo, que

Page 134: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

134

hoy resultan simplistas y rígidos, cuando hemos comenzado a construir la

sociedad postindustrial: La sociedad de la información y del conocimiento”.

La cita es emblemática y preocupante, y no es para menos; las grandes

inversiones en educación durante la década de los noventa en Latinoamérica han

generado un cambio poco perceptible, se reformó todo menos lo que se tenía que

reformar…; el Director de FLACSO Argentina Daniel Filmus lo define como

“década perdida”…seguimos con altos índices de pobreza y de exclusión social, la

investigación brilla por su ausencia, y los indicadores educativos de cobertura,

analfabetismo, repitencia y costo-efectividad son desfavorables, y los porcentajes

del PIB que se invierten en educación se mantienen realmente estáticos al

contrastarlos con las tasas de crecimiento demográfico.

Siguiendo a Bernardo Grande, y en él a Vilar, encontramos algunas pistas

para ensamblar un andamiaje de perspectivas acorde a lo informacional y

cognoscitivo: “más que una reforma de la enseñanza, es necesaria una revolución

en el pensamiento, en la elaboración de nuestras construcciones mentales y en su

representación. En pos de esas finalidades, la conjunción de las nuevas

tecnologías con los métodos transdisciplinarios, es la que puede ofrecer una

“inteligencia estratégica” y a la vez, “estrategias inteligentes” para que las

“mundializaciones” en marcha desemboquen en una verdadera y nueva

civilización, y no en una nueva barbarie (como temen algunos científicos)…”.

La globalización –o mundialización- es aleatoria, compleja y difícil para los

países en vías de desarrollo, no por esto, los sistemas educativos deben caer en

una resignación providencial; por el contrario, la revolución de pensamiento y el

cambio radical y antagónico debe iniciar en el aula, a través de múltiples

estrategias de responsabilidades compartidas, entre ellas: a) formar nuevos

docentes que maniobren con las cegueras del conocimiento –error e ilusión- y

estén concientes de la incertidumbre, pero sobre todo, que estén formados sobre

el rigor de lo informacional y del conocimiento pertinente; b) crear niveles

educativos flexibles y constructivistas, que permitan a los estudiantes trazar su

destino académico; c) fortalecer entornos educativos pautados por la

interdisciplinariedad, la complejidad y el acceso y uso de la nuevas tecnologías,

Page 135: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

135

particularmente en las aulas; d) consolidar los ejes éticos de la cooperación,

solidaridad, identidad y diálogo, tanto en lo curricular como en lo administrativo; y

e) declararse en transformación permanente por la calidad. Sólo así, podremos

dar el primer golpe de timón para ingresar a las encrespadas aguas globales.

DESTINO ACADEMICO Y PREDESTINACIÓN CURRICULAR

(5 de diciembre, 2001; LPG)

Los sistemas educativos latinoamericanos se caracterizan por su “rigidez

curricular”, y este fenómeno posee dos manifestaciones negativas: en primer

lugar, los programas no admiten salidas intermedias, es decir, poseen un input y

un output radical, facilitando el fracaso educativo; en segundo lugar, los programas

de estudio predestinan al estudiante, esto significa, que el estudiante no puede

optar por asignaturas o áreas de su interés, obligándole a llevar verdaderas

“cruces” académicas que están en la antípoda de sus intereses y de su perfil

psicológico.

En los países desarrollados, el currículo académico de cualquier nivel

educativo es flexible en doble sentido: por un lado, posibilita movilidad al

estudiante, permitiendo múltiples salidas –output-; así, el estudiante al finalizar un

año de estudios puede egresar al campo laboral con un certificado válido, y luego

puede regresar a culminar su carrera; por otro lado, los estudiantes configuran su

destino académico conforme a sus intereses; de este modo, desde los niveles

iniciales hasta el nivel superior, cada quién va experimentando en, al menos,

cuatro grandes áreas: artes, humanidades, ciencia y tecnología y comunicaciones,

y va “optando” por aquellas asignaturas de su interés. Esto significa que el

estudiante ensambla su destino académico.

En nuestro medio, todo el sistema educativo predestina al estudiante;

quienes tienen interés o estudian ciencias tienen la obligación de llevar cursos o

asignaturas de humanidades, y viceversa. En efecto, somos “todólogos” sabemos

Page 136: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

136

de todo “un poco”, pero en última instancia no sabemos nada; y esto, tomando en

cuenta que en todos los niveles educativos y en todas las carreras universitarias

cursamos uno o dos años más que en Estados Unidos, por ejemplo.

Asimismo, si un estudiante que ha cursado 3 años de una carrera, y

descubre que no era tal su vocación y decide cambiarse a otra, aunque sea de

ciencias afines, ha perdido tiempo y dinero, ya que las susodichas “equivalencias”

en el marco de un currículo rígido, determinista, cartesiano y aristotélico, no

posibilitan mayor aprovechamiento. Desde esta perspectiva, el dogmatismo

curricular es absoluto: o cumple con los años previstos del programa o no le sirve

de nada. Obviamente, existe un entorno credencialista que facilita este tipo de

estaticidades; sin embargo, el sistema educativo debería posibilitar espacios de

flexibilidad, ya que en nuestro medio la mayoría de alumnos son “trabajadores que

estudian”, ni siquiera “estudiantes que trabajan”. Una alternativa similar a los

Comunity Colleges (colegios comunitarios) podrá ser una interesante opción,

especialmente para aquellos empíricos que no han tenido oportunidades de

estudio y son excluidos del mercado por no tener un título.

Pero además de la rigidez existen fracturas o desarticulaciones entre los

niveles; es muy común escuchar la queja universitaria de que los bachilleres

llegan mal preparados; pero los profesores de Educación Media se quejan de que

los estudiantes vienen con mala formación desde Básica; y a los de Básica no les

queda más remedio que echar mano de la desintegración familiar o de la

Parvularia. El hecho es que, al parecer, no existe una planificación estructural del

Curriculum a la luz de un proyecto de nación, y en caso de existir, casi nadie utiliza

los instrumentos curriculares, bien sea por ignorancia o por libertad de cátedra;

efectivamente, el Curriculum no pasa de ser un adorno educativo, más hoy ante la

vertiginosidad de los cambios en el conocimiento, en la ciencia y en la información,

razón por la cual debemos preguntarnos por la eficacia y eficiencia de este gran

elefante blanco educativo, sin llegar, obviamente al anarquismo de Francisco

Ferrer o Iván Illich.

Page 137: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

137

“LITERATURA GRIS” Y UNIVERSIDAD

(12 de diciembre, 2001; LPG)

El concepto de “literatura gris”, en el mundo académico, se refiere a la

literatura científica restringida a ciertos círculos de investigadores que producen

artículos, informes, monografías, journals, etc.; generalmente este tipo de fuentes

es de corto tiraje, de bajo costo, y de alta calidad, y generalmente presentan

aportes de investigaciones o hipótesis, las cuales nutren a las revistas científicas

de arbitraje internacional.

Sobre este tópico, la bibliotecóloga española Isabel de Torres Ramírez

afirma: “Lo que se denomina literatura gris –LG- es un conjunto integrado por una

extensa gama de documentos que aumenta cada día…hecho que se ha

convertido en vehículo privilegiado para difundir los conocimientos generados por

la investigación, inaugurando, además un nuevo modo de trabajar”.

En el mundo académico y científico real -el de verdad, no como el nuestro-

la literatura gris y las revistas de arbitraje internacional son uno de los criterios

más importantes para evaluar o acreditar la calidad institucional; por ejemplo, una

pregunta de rigor es cuántos registros ISSN de artículos científicos ha producido al

año, o bien cuántas revistas de arbitraje internacional se publican por

especialidad. Obviamente, no me refiero a las revistas que publican nuestras

universidades, plagadas de fotos, de propagandas y de artículos sin aportes a las

ciencias. Si Usted tiene curiosidad sobre literatura gris, por ejemplo, en el área

educativa puede visitar el “Education Policy Analysis Archive” de la Universidad

Estatal de Arizona en http://epaa/asu.edu/epaa/ y podrá comparar la diferencia

abismal entre nuestra producción intelectual universitaria y la verdadera

producción científica.

Entonces ¿cuál es el punto de partida para iniciar el verdadero camino de la

producción intelectual y científica?; en primer lugar, consolidar una verdadera

relación académica con universidades serias, y no simples convenios

propagandísticos; a partir de esta relación, conocer los enfoques metodológicos

Page 138: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

138

del arbitraje internacional, los cuales exigen elementos sencillos, es decir, que

cada artículo cuente con un formato universalmente aceptable, con un Abstract

bilingüe (inglés-español), bibliografía actualizada, rigor en los aportes, sistema de

notas y citas congruente, crear un comité científico para evaluar la calidad de los

aportes, entre otros aspectos.

La revistas científicas de arbitraje internacional y la literatura gris de una

institución universitaria, constituyen uno de los mayores significantes de la calidad

académica; y es que la producción intelectual es el reflejo de lo que sucede en el

aula; si el docente investiga y produce sus clases no serán simple saber por

“autoridad”, sino que introduce en la práctica pedagógica nuevos conocimientos;

por el contrario, si no hay producción es sinónimo de mediocridad y de falta de

actualización profesional.

En este contexto, más allá de las magnificas páginas periodísticas

publicitarias y de los spot radiales y televisivos; inclusive más allá de las

pseudoacreditaciones, la ciudadanía y los estudiantes tienen que juzgar la calidad

institucional por el nivel de participación en los padrones de arbitraje internacional,

y si es mucho pedir, por lo menos en los indicios de algún esbozo de revista

académica seria, que actualmente no pasan de 2 o 3 títulos a nivel nacional ante

la vergonzosa cantidad de 27 universidades.

Hacer literatura gris, aunque sea incipiente, no demanda tantos recursos

financieros, sino más bien creatividad y voluntad de verdad real para cristalizar

ideas innovadoras o experiencias; si logramos producir, en su momento vendrá la

etapa de publicar, pero no esperemos tener las condiciones editoriales ideales

para iniciar la producción, ya que muchos líderes universitarios de nuestro país

aun no están preparados para comprender la importancia de este tema, y están

muy ocupados en asuntos financieros…

LA DIGNIFICACIÓN DOCENTE: EL PUNTO DE PARTIDA

(SFR, 2001; LPG)

Page 139: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

139

Sin lugar a dudas, el punto de partida para enarbolar el desarrollo de un

país es el aula; es en este espacio, en donde se deben gestar las grandes

preocupaciones en torno al conocimiento, y a su vez impulsar el desgajamiento de

las capacidades humanas en torno al aprendizaje y al desarrollo científico,

generando nuevos hábitos para usar y crear tecnologías, administrar y producir

conocimientos, y sobre todo ensamblar un marco ético respetuoso de lo humano y

del medio ambiente.

Sin embargo, para que este escenario que describimos sea posible es

fundamental contar con docentes que posibiliten y coadyuven a crear las

condiciones propicias; efectivamente, necesitamos nuevos docentes que sean

verdaderos “mediadores” analíticos entre la información y los estudiantes, no

simples facilitadores sino “Pedagogos Investigadores” que estén concientes de

dos realidades maniqueas: por un lado, los retos de la globalidad y sus

implicaciones en torno a la interdisciplinariedad, la complejidad, las

incertidumbres, el hiperdesarrollo tecnológico y la vertiginosidad de la información

y el conocimiento; por otro lado, las grandes amenazas: la mediocridad, el

conformismo, el hedonismo, el subdesarrollo, la pobreza, la marginación y el

economicismo, entre otras.

En la actualidad, la clase docente vive uno de sus peores momentos; con

certeza podemos afirmar que la dignificación del magisterio –asociada al status

quo- es paupérrima; no obstante, esta situación tiene una etiología histórica

relativa a varios factores, entre ellos: el cierre de las Normales y la delegación de

la formación docente a universidades-negocios; un ejercicio sindical volcado,

excesivamente, a las reivindicaciones laborales descuidando lo técnico-

pedagógico; la disminución presupuestaria de la inversión educativa; entre otros

aspectos.

En el marco inicial de la Reforma Educativa en Marcha, se reformó todo:

leyes, Curriculum, programas de estudio, libros de texto, administración…menos al

maestro, la reforma no pudo ingresar al aula con plenitud; la clase docente no se

apropió de la reforma por razones técnicas e ideológicas; hubo resistencia, falta de

Page 140: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

140

participación, desconcierto, y sobre todo, no se tomó en cuenta que el verdadero

reformador o transformador es el docente, todo lo demás es periférico; hay

reforma día a día, aula por aula, escuela por escuela; como apunta el politólogo

Mexicano Luis Aguilar Villanueva: “los planes nacionales omnicomprensivos han

fracasado”, de este modo, dos acciones son urgentes de cara a los cambios

educativos: crear políticas educativas de Estado, en lugar de políticas de gobierno,

y sobre todo, impulsar los cambios de forma focalizada –aunque sea menos

rentable electoralmente-.

En la actualidad, se especula que la formación docente es deficiente, y es

que en el fondo, curiosamente, es una profesión agustinianamente predestinada;

quien estudia para maestro, debe tener mucha vocación porque su techo salarial

en el sector público o privado ya está fijado, y las posibilidades de hacer carrera

son limitadas; ahora bien, en muchas universidades la carrera docente es un

reducto para aquellos que fracasan en sus aspiraciones a carreras tales como

medicina, derecho o administración de empresas, o bien un trampolín para

permanecer en la universidad y luego cambiar de carrera, o también un pivote

laboral para luego insertarse en el mercado. En síntesis, el reto es repensar la

profesión docente devolviéndole su dignificación, la pregunta crucial será ¿quién

da el primer paso para el cambio?.

LA EDUCACIÓN COMO PUNTO DE PARTIDA, PERO…

(SFR, 2001; LPG)

Durante la década de los noventa nadie dudó que la educación era punto

de partida para lograr un verdadero desarrollo sostenible; hoy, tampoco dudamos,

no obstante insertamos un “pero” frente a los resultados obtenidos, ya que aún no

Page 141: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

141

se visibilizan los logros, y por el contrario la brecha entre pobreza y realización

social se amplía, y las sociedades latinoamericanas padecen de crecientes

indicadores de violencia social.

En educación los cambios no son abruptos, es decir los resultados se

cristalizan a un ritmo lento, que se percibe en lustros, décadas y generaciones;

pues bien, ya cerramos una década y los síntomas son preocupantes.

Las tesis de los organismos financieros internacionales y de otras instancias

supranacionales están colapsando: ¿era la educación básica el escenario

adecuado para iniciar las reformas?; ¿qué pasó con el compromiso de Jontiem, y

qué va a pasar con Dakar?. Al parecer, hoy se da un paso atrás, y se cree que el

escenario adecuado para mitigar la pobreza y el subdesarrollo es la Educación

Inicial; sin embargo nos preguntamos: ¿cómo están los indicadores reales de

analfabetismo?.

Al observar nuestro entorno inmediato, y más allá de los temas sublimes del

quehacer educativo nos encontramos ante graves problemas vinculados, de un

modo u otro, a varios niveles de lo educativo; por ejemplo, un 56% de nuestros

fiscales no poseen título (y a saber cuántos tendrán títulos de dudosa

procedencia), los asesores de los Diputados son universitarios, cuando deberían

ser expertos con postgrado, un grupo de estudiantes de medicina poseían títulos

de bachillerato falsos, el 90% de nuestras universidades no ejercen la

investigación institucional violando el Art. 34 de la Ley de Educación Superior, un

alto porcentaje de maestros candidatos al escalafón reprueban los exámenes del

Tribunal Calificador, en la última PAES se filtró y comercializó el examen, con

frecuencia se dan enfrentamientos salvajes entre estudiantes por rivalidades

institucionales, entre otros casos.

En términos generales, el problema no es educativo sino ético, pero lo ético

nos remite insoslayablemente al sistema educativo y a la familia; existen así,

algunas variantes ocultas que están operando y obstaculizando el devenir social,

las cuales no han sido detectadas por las políticas educativas de los noventa y por

ende no han sido tratadas.

Page 142: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

142

Digamos en primer lugar, que se le dio más importancia a la cobertura, a la

calidad y a la modernización, relegando en un segundo lugar a lo axiológico y

cultural; el pragmatismo de las tasas estadísticas del Banco Mundial y de las

fórmulas de costo-efectividad, no permitieron leer entre líneas los signos históricos

de la postguerra y de una tradición educativa que adolecía de patologías severas.

Tarde y periféricas fueron las reformas a la formación docente cuyo estigma aún

prevalece y opera negativamente: son muy pocos los docentes de vocación, y los

muchos que ejercen la docencia cargan con la desvalorización social de la

profesión.

Culpas históricas compartidas entre: los Organismos Financieros que

sobrepusieron sus intuiciones estadísticas y recetas ante la realidad, los

Ministerios de Educación que vieron en los préstamos millonarios una oportunidad

política para visualizar su gestión, los Gremios Magisteriales que se enclaustraron

en lo salarial, la Universidad de El Salvador que se quedó muda, otras

Universidades se beneficiaron con alguna tajada de los préstamos comprando su

criticidad, …y así están las cosas, casi todos con la cola pateada, esperando otra

década para ver si es cierto que la educación podrá solventar los problemas del

subdesarrollo.

LA EDUCACIÓN: ¿servicio público o negocio privado?

(SFR, 2001; LPG)

Antes y después de la globalización, los servicios educativos de un país

constituyen la mayor estrategia para el desarrollo y progreso de una nación; en

efecto, quienes han invertido más educación ostentan mejores niveles de vida,

Page 143: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

143

una democracia más estable y una economía más sólida. No obstante, es

importante analizar la configuración del sistema educativo, tomando en cuenta las

aristas privadas y públicas que lo delimitan.

En la mayoría de Constituciones la educación, ha sido, y es una

responsabilidad sustancial del Estado, quien debe garantizar el acceso y la calidad

de los servicios educativos; esto hace suponer que lo educativo como tal posee

una dimensión pública o social, pero frente al desequilibrio entre la oferta estatal y

la demanda ciudadana, el Estado ha posibilitado la existencia de servicios

educativos privados; también han existido variables ideológicas y religiosas que

han intervenido en una oferta educativa peculiar para sectores específicos desde

la perspectiva privada.

El hecho de que exista generalizadamente una oferta educativa privada, no

debe obstaculizar los fines y responsabilidades del Estado, ni mucho menos

degradar este servicio indispensable a la categoría de “negocio”; sin lugar a

dudas, este tema es ambiguo y complejo, ya que el carácter privado de una

empresa educativa demanda rentabilidad o utilidades. Por ejemplo, en nuestro

país la educación parvularia, básica y media puede ser con fines de lucro,

mientras que la educación superior es de utilidad pública sin fines de lucro. Usted

se preguntará: ¿por qué llegaron a existir 47 universidades si no era negocio?, y la

respuesta es: sí es negocio, el lucro está disfrazado en los salarios de los

propietarios de la universidades que asumen cargos académicos, y en empresas

menores –parqueos, cafetines, librerías, fotocopiadoras, etc.- que le venden

servicios a la universidad, cuyos dueños son los mismos funcionarios académicos.

En términos generales, nuestro sistema educativo es más negocio privado

que servicio público, de ahí se deduce la cantidad de colegios y universidades, las

altas cuotas, la existencia de los bonos en las escuelas bilingües, la alta tasa de

migración escolar, el robo de la PAES y la venta de títulos…cosas y casos de la

mano invisible y de la competencia y del mercado educativo.

Pero además, el negocio educativo es un buen negocio, es sumamente

rentable debido a los altos índices demográficos y a la preocupación de la gente

que quiere dejarles una buena herencia para sus hijos: una educación de calidad;

Page 144: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

144

y aprovechando la sobreoferta docente, los colegios y universidades, pueden

pagar bajos sueldos y cobrar cuotas altas. La fórmula matemática para analizar el

lucro desmedido en el negocio educativo es sencilla: multiplicar la cuota mensual

por el número de alumnos existentes en el aula, restarle el salario del maestro, y

sumarle el 50% de todas las extras: matrícula, bonos, pagos administrativos,

derechos de examen, carnet, parqueo, fotocopias, gastos de graduación, etc., etc,.

Al ver los resultados de esta fórmula, lo primero que se le puede ocurrir es poner

un negocio educativo…

¿Qué implicaciones tiene esta realidad para el país?, digamos que muy

serias; en primer lugar, debemos observar los resultados de la calidad educativa

en la PAES, en las Olimpíadas de Matemáticas o en los Subsistemas de

Calificación y Evaluación, en términos generales podríamos calificar al sistema

como “mediocre”, y esto incide en la clase profesional, y obviamente en el futuro

del país; esperamos que algún día el pago sea análogo a la calidad, al costo que

sea…

LA “INFORMACIÓN” EN LA EDUCACIÓN

(SFR, 2001; LPG)

Una de las mayores preocupaciones actuales de los sistemas educativos,

en los países desarrollados, es el acceso y la producción de “información”; así lo

demuestra el libro “Las fuentes de información: estudios teórico-prácticos”,

publicado recientemente en España, el cuál presenta la producción colectiva de un

grupo de distinguidos catedráticos, coordinados por Isabel de Torres Ramírez de

la Universidad de Granada. En términos generales, la obra se divide en cuatro

apartados; el primero, aborda la recuperación de la información y sus fuentes; el

segundo, trata sobre la búsqueda de la información; el tercero, presenta los

instrumentos para identificar, localizar y evaluar la información; y el cuarto, cierra

Page 145: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

145

con instrumentos específicos para la identificación de repertorios, catálogos, bases

de datos y redes.

Si el conocimiento es poder, lo que alimenta el apetito epistemológico es la

información; Humberto Eco en su obra “Péndulo de Foucoult” anota: “…no hay

informaciones mejores que otras, el poder consiste en ficharlas todas, y después

buscar conexiones”; efectivamente, en las sociedades informacionales –o más

desarrolladas- la lógica política y económica se sustenta en una innovadora

trilogía: el capital debe ser el humano, el sistema de producción debe estar

organizado sobre un aparato de conocimiento e información, y la materia prima es

consustancial y paradójicamente: conocimiento e información. En este contexto, el

desarrollo científico, se desenvuelve en estas mismas coordenadas, y desde la

información de los códigos genéticos hasta los microprocesadores de las nuevas

tecnologías, están embriagados de información y conocimiento.

Si la información es el hecho que comunica (Recueil de documentation et

information , ISO, 1998), y es a su vez proceso y resultado (el hecho de comunicar

algo y el resultado de esa comunicación), y por ende, genera una modificación

mental, podemos decir que tiene mucho que ver con lo educativo. Por cierto, el

proceso de enseñanza aprendizaje, desde la perspectiva docente, implica facilitar

el acceso a nuevos conocimientos utilizando diversas estrategias didácticas de

información (libros, separatas, artículos, enciclopedias, internet, etc.); y desde el

estudiante, implica construir nuevos conocimientos utilizando experiencias

cotidianas y conjugándolas con la información que brinda el docente y con otros

medios.

En la actualidad, a pesar de nuestras carencias, es absurdo imaginarnos

una educación mediocre, ya que las fuentes de información, cada vez más nos

acorralan e inundan; nuestro problema no es la falta de información, sino que la

mayoría de docentes no canalizan adecuadamente el potencial latente de

información que nos rodea. Hoy tenemos vertiginosos medios de comunicación,

particularmente de prensa escrita que circulan hasta el último rincón del país,

además contamos con Infocentros y Cybercafés en todos los departamentos, y

Page 146: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

146

poco a poco, los ciudadanos caen en la cuenta que es mejor invertir en una PC

que en otros aparatos triviales.

En una hora de navegación –cuyo costo es igual a una cerveza, caja de

cigarros u otro gasto recurrente- podemos acceder a un mundo insondable de

información que enriquece nuestros conocimientos, bien sea para preparar una

clase o para complementar una tarea. El problema crucial de nuestra realidad

educativa puede tener dos vertientes o: por un lado, el “desconocimiento” de cómo

utilizar la información en el proceso de enseñanza-aprendizaje, yendo mucho más

de los tradicionales libros de texto, e incorporando otras fuentes de información

más “seculares” o menos tradicionales; y por otro lado, la falta de “conocimiento”

sobre el uso de nuevas tecnologías de la información y comunicaciones,

concretamente uso de internet y correo electrónico. Erradicando estos nuevos

analfabetismos funcionales, el espectro educativo puede transformarse, y así

continuar la marcha de la reforma…

LA MISMA OFERTA, LAS MISMAS CARRERAS: LOS MISMOS PROBLEMAS

(SFR, 2001; LPG)

Un total de ciento veintitrés carreras configuran la oferta de las veintinueve

universidades en nuestro país, en donde estudian aproximadamente ciento

diecisiete mil trescientos treinta y cuatro estudiantes. En este escenario, al analizar

la distribución de alumnos en los diferentes grados académicos nos encontramos

con datos realmente preocupantes.

Comenzamos por anotar que solo un 1.2% de los estudiantes están en

programas de postgrado, concretamente en trece ofertas; pero más preocupante

aún es que de este 1.2% el 61% pertenece a postgrados relacionados al rubro de

Economía, Administración de Empresas y Comercio, mientras que el restante 39%

se distribuye fragmentadamente en ocho áreas de otras ciencias; y nos

preocuparíamos mucho más si analizáramos la calidad de estos postgrados.

Page 147: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

147

En términos generales, las concentraciones de alumnos en torno a ciertas

carreras nos indican que la oferta y la demanda universitaria ha estado estática y

poco propositiva, veamos los porcentajes más altos de estudiantes inscritos:

16.3% Derecho, 12.9% Administración de Empresas, 6.1% Medicina, 4.8%

Ingeniería en Computación, 3.4% Educación y 2.8% Comunicaciones.

Si bien las tendencias globales en los países desarrollados demandan

invertir la relación de Licenciados versus Técnicos, en nuestro país será

sumamente difícil hacer este intento, ya que por cada dieciséis estudiantes de

grado de Licenciatura hay uno estudiando carreras técnicas.

En Humanidades apenas se cuenta con un 0.6% de la población estudiantil,

lo que vaticina un futuro incierto de cara al humanismo que tanto se predica; no

hay que olvidar que en El Salvador los más grandes hombres y mujeres que ha

tenido en su historia han sido humanistas, entonces ¿qué nos depara con esta

generación de relevo tecnócrata, pragmática y utilitarista?.

Un dato importante a destacar en el análisis de los datos es el relativo a la

equidad de género, ya que la población femenina representa el 55%; así mismo,

se puede apreciar que en algunas carreras como Medicina, Administración de

Empresas, Veterinaria, antes masculinizadas, ahora se ha invertido la relación de

género. En cuanto a las carreras relacionadas al Medio Ambiente, solo nos

encontramos con una población del 0.3%, lo que nos indica que el futuro en este

rubro es aciago.

Las carreras con mayor movilidad estudiantil, en donde se reportan más

ingresos por equivalencia son Administración de Empresas 0.3% y Derecho 0.2%;

esto nos hace suponer que existe una variedad cualitativa de ofertas universitarias

en donde el estudiante comienza a probar y a reprobar en una escala degradante

de universidad en universidad hasta lograr el título.

Así estamos, a grandes rasgos podemos decir que la oferta y la demanda

académica está igual, a nivel cualitativo, que en la década de los setenta y

ochentas, a diferencia que tienden a desaparecer las humanidades; no percibimos

un avance en nuevas ofertas que respondan a los campos tecnológicos que han

Page 148: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

148

emergido (telecomunicaciones) o bien a las propias capacidades del país (biología

marina, eco-turismo, etc.).

¿Qué significan estos datos o cómo los podemos interpretar?, simplemente

recurriendo al artículo “Una nueva pedagogía para una nueva universidad” de

Ignacio Martín-Baró, en donde señalaba que la universidad es un “Ascensor

Social”; efectivamente, esto no ha cambiado con el agravante de la preocupación

“credencialista” de nuestros alumnos, más el matiz pragmático-utilitario que se ha

fraguado en nuestra sociedad consumista; nuestros jóvenes quieren ante todo:

hacer dinero, lo que no da espacios para pensar en aspectos vocacionales,

profesiográficos o simplemente humanos.

¿UNA PAES PARA NUEVOS DOCENTES?

(SFR, 2001; LPG)

En la actualidad, el Ministerio de Educación apunta y apuesta a la “Calidad”

en todas sus formas y expresiones, y no es para menos, ya que en la

hipersociología global del conocimiento, del aprendizaje y de las nuevas

tecnologías en que vivimos no hay espacios para la mediocridad.

Pero la calidad debe ser constatada fácticamente, es decir, debe haber

evidencia de que existe, razón por la cual se establecen indicadores, estándares,

normas y mecanismos para medirla o evaluarla. Muestra de ello es la PAES, una

prueba con referencia a normas, que año con año, permite analizar el devenir de

la reforma educativa a través de las aptitudes y aprendizajes logrados por los

alumnos de bachillerato. Obviamente, los resultados obtenidos en la PAES

permiten inferir o deducir otras realidades educativas, tales como: la calidad de los

docentes, el liderazgo de los directores, la capacidad de asimilación de los

lineamientos de la reforma por los centros educativos, el apoyo y participación de

los padres y madres, y a grandes rasgos tomarle el pulso a todo el sistema

educativo.

Page 149: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

149

Hoy se suma a la PAES una nueva iniciativa: la ECAP; en efecto, el

Acuerdo Ejecutivo Nº 15-1913 cristaliza y legitima la voluntad de buscar la calidad

de la educación en la formación inicial del profesorado, estableciendo “como

requisito para egresar de cualquier carrera de profesorado a partir del año 2000, la

aprobación de una prueba de resultados que será diseñada por el MINED…”; en

este contexto, se ha dispuesto consolidar una Evaluación de las Competencias

Académicas y Pedagógicas (ECAP).

Siguiendo los pasos y experiencia de la PAES, la organización

epistemológica de la ECAP se sustenta en la Taxonomía de Bloom, explorando,

en el dominio Cognoscitivo: Conocimiento, Comprensión, Aplicación, Análisis,

Síntesis y Evaluación; pero la ECAP va más allá, no solo por el nivel de

participación en su montaje, ya que han trabajado en su elaboración los propios

formadores de docentes, sino que además cuenta con un confiable sistema de

validación de sus preguntas –o ítems- con estudiantes activos, y también permite

explorar en los futuros Profesores de Idioma Inglés el área de “listening” a través

de un formato versátil, utilizando cintas magnéticas, similares a las aplicadas en el

examen TOEFEL. Pero quizás, la diferencia más significativa entre la PAES y la

ECAP, es que en ésta última, su aprobación, es un requisito de egreso

indispensable para graduarse.

Ante la ECAP, y ante cualquier tipo o modelo de evaluación, es necesario

comenzar a asumir una actitud distinta, a la que tradicionalmente tenemos de

temor y aberración; así como también, es imprescindible erradicar la visión de

coercitiva de poder, de quienes administran la evaluación. La evaluación -como

dice el discurso- debe ser en la práctica parte integral del proceso de enseñanza

aprendizaje. Esto supone un verdadero cambio cultural, unificando las

concepciones duales y distantes entre aprendizaje y evaluación.

Si bien, Evaluación (Evaluation) es mucho más que medir (Measurasment)

-ya que supone la poco ponderada Valuación (Assessment)-, en nuestra

formación inicial de docentes tenemos la imperiosa necesidad de conocer, al

menos, cuáles son las mínimas competencias académicas y pedagógicas desde

una perspectiva cognoscitiva. La tarea de cara al futuro, será explorar las

Page 150: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

150

restantes categorías de la taxonomía de Bloom: lo afectivo y lo psicomotríz del

maestro, es decir, el perfil psicológico y sus capacidades para desplazarse en el

aula bajo las coordenadas didácticas, pedagógicas y comunicativas. Damos la

bienvenida a la ECAP, y creemos, sin lugar a dudas, que es un punto de partida

para constituir un nuevo magisterio configurado por el andamiaje de la “calidad”.

PEDAGOGÍA DE LA INCERTIDUMBRE

(2 de enero, 2002; LPG)

El año 2001 inició con las incertidumbres de los terremotos y culminó con

las incertidumbres del terrorismo; no en vano, algunos intelectuales como Manuel

Castells, Edgar Morín y Sergio Vilar habían definido la globalidad como un

escenario pautado por la complejidad, la incertidumbre y los excesos

informacionales; así será, a partir de ahora, nuestra aldea global: un espacio con

límites difusos y un tiempo vertiginosamente acorralado por los partes informativos

de lo que sucede, sin saber hasta dónde puede llegar el hecho o el suceso…

La incertidumbre supone la pérdida de seguridades y certezas, esto implica

que nuestro equipaje tiene que ser ligero y nuestra capacidad epistemológica tiene

que ser aguda y crítica. Vivir en la incertidumbre supondrá un proceso de

adaptación cultural enmarcado por la duélica tensión de lo local versus lo global;

en este contexto, debemos sumergirnos en las encrespadas aguas globales sin

descuidar el oxígeno de la identidad, ingresando así a las dos vertientes que nos

propone Castells en su obra “La Ciudad Informacional”: Espacio de flujos

(articulación de poder y de riqueza) y espacio de identidades (articulación de la

experiencia cotidiana y lo local).

Pero ¿a causa de qué tenemos que vivir con las incertidumbres?. Desde

que se inventó el microprocesador en 1971, seguido por las técnicas de

recombinación genética y la revolución tecnológica de las comunicaciones,

ingresamos a una cautelosa reestructuración del capitalismo que logró barrer con

Page 151: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

151

las utopías socialistas, generando así una densa atmósfera homogeneizante que

aun se cristaliza en Afganistán; esta circunstancia bosqueja al capitalismo como

sistema social, al informacionalismo como modo de desarrollo y a las tecnologías

de la información como poderoso instrumento de trabajo.

Esta compleja matriz que envuelve a las ciudades, no sólo genera

milimétricas redes de comunicación, pero cuidado, se comunica e interconecta

información, debilitando el capital social, ya que cada vez más nos relacionamos

por medios tecnológicos, y pasamos más horas frente a aparatos generando un

doble efecto: individualismo exacerbado, y mecanicismo afectivo. Veamos

ejemplos sencillos: cada vez más los niños (as) juegan con aparatos interactivos

en donde no necesitan otros referentes humanos; los efectos tecnológicos desde

lo lúdico hasta lo laboral son cruciales, en todo espacio hay microchip,

microprocesadores, tarjetas electrónicas; una considerable parte de la sociedad se

informa y comunica a través de computadoras; cada vez más los medios de

transporte son regidos por cerebros artificiales…

Entonces, cuando creemos que el futuro está garantizado y cuando

confiamos ciegamente en la tecnología, aparece el rostro de la naturaleza

(terremotos) o un atisbo de la rudimentaria máquina humana (terrorismo), y nos

vuelven a dar una lección implacable de los principios reales que rigen nuestro

mundo: naturaleza y persona; y es aquí en donde emerge la incertidumbre:

cuando nos desconectamos de estas dos realidades…

Pero más allá de esta incertidumbre estructural, están las cegueras del

conocimiento: el error y la ilusión, que generan una tipología de incertidumbres

más particulares y cotidianas. Si creemos unívocamente que las tecnologías y los

sistemas informáticos nos van a dar certeza estamos equivocados, ya que

siempre, insoslayablemente, detrás de cualquier átomo tecnológico está la mano

humana disociando, afectando, plasmando su identidad siempre perfectible.

El Impringting cartesiano que nos ha domesticado a los occidentales -junto

a algún mito- hoy se desenmascara frente a lo inesperado, nos vemos en el

espejo y descubrimos nuestro vil reflejo detrás del horror, de la miseria y de la

barbarie. Bienvenido a la globalización…

Page 152: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

152

PEDAGOGÍA INFORMACIONAL: Enseñar a aprender en la sociedad del conocimiento

(27 de marzo, 2002; LPG)

A lo largo de la historia educativa de la humanidad, la concepción de

pedagogía como universal, a evolucionado condicionadamente por los andamiajes

sociales, culturales e ideológicos de los pueblos. La pedagogía paso de un

servicio doméstico -de la sociedad esclavista antigua- a un modus operandi de

transmitir formalmente conocimientos para preservar la cultura o un orden social

establecido –sistema educativo-. No obstante, todo enfoque pedagógico ha

contado con un adjetivo circunstancial determinado por los énfasis de la

comprensión educativa; así por ejemplo, “La pedagogía del oprimido” de Freire

denunció la “educación bancaria”, dando pautas para plantear una “Pedagogía de

la Liberación”.

Las teorías o corrientes pedagógicas han oscilado en enfoques, más o

menos, centrados en el docente o en el estudiante; sin embargo, en la actualidad,

ante las encrespadas aguas de la globalidad, la sociedades se debaten en la

transición para llegar a constituirse en “sociedades informacionales”, “Sociedades

del conocimiento” o “sociedades del aprendizaje”, sustentadas en la vorágine del

las nuevas tecnologías de la información; y ante estos retos, es necesario re-

plantear el quehacer pedagógico –como base educativa- para formar al ciudadano

de estas posibles ciudades.

En los análisis sociológicos actuales (Castells, Cornella, entre otros) se

pone de manifiesto la “sobreinformación” y las “infoestructuras”; es más, se

despliegan las nuevas ecuaciones para pensar en estas sociedades

informacionales considerando las “economías informacionales” y la “cultura de la

información”; asimismo, se definen las nuevas “habilidades informacionales”

(literacy skills) yuxtapuestas y análogas a las emergentes manifestaciones de los

“analfabetismos funcionales” (informático, idiomático e informacional).

Page 153: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

153

Estos escenarios demandan una nueva arquitectura educativa que apunte y

apueste al aprendizaje de por vida (lifelong learning) lo que implica entablar una

nueva hipótesis educativa: enseñar a aprender, y sobre todo utilizar

adecuadamente la información (cuidando la infoxicación) en el proceso de

enseñanza aprendizaje. Se plantea entonces una nueva hipótesis, un nuevo

enfoque para comprender el quehacer educativo llamado “Pedagogía

informacional”, ante el cual, los docentes y estudiantes deben asumir un nuevo rol

de “mediaciones” entre la experiencia humana y la información existente, y sobre

todo caer en la cuenta que la información debe ser punto de partida y de llegada

en el proceso de enseñanza aprendizaje.

Desde esta perspectiva, un macro-supuesto de la “pedagogía

informacional” radica, en que, los verdaderos rendimientos educativos para

responder a las exigencias de aprender para toda la vida implican el uso de la

información en todas sus dimensiones: acceso, análisis, evaluación, producción,

etc.; pero este nuevo paradigma no es en sí mismo una respuesta teorética, sino

que cuenta con implicaciones practicas de carácter laboral; por ejemplo, cada vez

más, la generación, proceso y transmisión de la información se convierten en las

principales fuentes de productividad y poder (Cornella, 1999), y en el campo

laboral, más allá de la Leyes de retorno decreciente de los tangibles, los

“trabajadores del conocimiento” acceden a más y mejores empleos.

Educar desde la pedagogía informacional, supone integrar a la arquitectura del

proceso de enseñanza aprendizaje el uso de las tecnologías de la información y

las comunicaciones, usando el internet y los mass media como herramientas

didácticas…para que nuestros alumnos sean los protagonistas y constructores de

la sociedad del conocimiento.

“EL EDUCADOR HACE COMUNICADOS Y DEPÓSITOS…”

(24 de abril, 2002; LPG)

Page 154: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

154

El 2 de mayo la comunidad educativa universal recuerda al pedagogo

brasileño Paulo Regulus Neves Freire, quien con sus aportes innovadores

revolucionó el pensamiento pedagógico contemporáneo, desde las favelas de

Pernambuco (1958), pasando por las aulas de Harvard (1969), hasta la recepción

de veintisiete Doctorados Honoris Causa.

En las tres grandes obras de Freire: Educación como práctica de la libertad

(1967), Pedagogía del Oprimido (1968) y Pedagogía de la Esperanza (1992), se

denuncia el gran problema -aun vigente y sin reformar- del fracaso educativo: la

“educación bancaria”, y desde otra perspectiva define la relación de “prescripción”

entre opresores y oprimidos, como imposición de conciencia.

Escribe Freire en Pedagogía del Oprimido: “Cuanto más analizamos las

relaciones educador-educandos dominantes en la escuela actual, en cualquiera de

sus niveles, más nos convencemos de que estas relaciones presentan un carácter

especial y determinante: el de ser relaciones de naturaleza narrativa, discursiva y

disertadora…En vez de comunicarse, el educador hace comunicados y depósitos

que los educandos, meras incidencias, reciben pasivamente, memorizan y

repiten…”.

La amplia crítica de Freire aborda dos grandes escenarios: en primer lugar,

los sistemas nacionales, quienes fomentan una relación dicotómica opresor-

oprimidos, ante lo cual Freire plantea una liberación pedagógica desde el

descubrimiento de la conciencia, a través de los nuevos significados que se

desprenden de aprendizajes explorados por el sujeto; en segundo lugar, devela la

realidad que ocurre en las aulas, a través de un decálogo descriptivo de la

educación bancaria: es el educador quien: enseña, sabe, habla, piensa, disciplina,

opta, actúa, selecciona, identifica y decide; mientras que el estudiante es un ente

pasivo; en síntesis: “Yo enseño, tu aprendes”.

Al parecer, la escuela y las aulas aun cuentan con los mismos enemigos

que denunció Freire, es decir, la critica sigue vigente; el sistema educativo

continua rigiéndose en la lógica del fracaso escolar para alfabetizar mano de obra

barata y para mantener ciudadanos ignorantes; además, como expresión

Page 155: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

155

exacerbada de lo anterior, en la actualidad hay escuelas equipadas para quienes

pueden pagarlas, y escuelas caóticas para los grupos sociales pobres y excluidos.

En materia docente, a pesar de los intentos piagetanos y constructivistas,

aun no se comprende eso de integrar las experiencias del estudiante en el

proceso de enseñanza aprendizaje; mucho menos, se vislumbra la posibilidad de

concebir la concepción de aprendizajes propuesta por la UNESCO en el Informe

Delors; es decir, nuestros docentes no están “enseñando a aprender”…

Dadas las circunstancias, y siguiendo los aportes de Freire, digamos que la

verdadera transformación educativa debe iniciar en el aula, bajo un principio de

dialogicidad entre docentes y estudiantes; pero este diálogo debe tener a la base

la búsqueda de los verdaderos significados de lo que se debe aprender…

búsqueda asociada a lo cotidiano y a las necesidades del entorno, búsqueda

crítica, soslayando la estaticidad y el absurdo saber por autoridad; necesitamos

docentes en búsqueda dialógica…. que no elaboren comunicados y depósitos…

¿INVERTIR EN EDUCACIÓN?, MEJOR INVERTIR EL PROCESO…

(15 de mayo, 2002; LPG)

La ecuación educativa sigue equivocada: más millones de dólares, con los

mismos maestros y el mismo entorno, es igual a pobreza; esta tesis la planteó

Daniel Filmus Director de FLACSO (Argentina) en 1998, al observar el

comportamiento financiero y crediticio del sector educativo en Latinoamérica

durante la década de los 90.

Recuerdo una rapsódica conversación que sostuve con el anterior Ministro

de Educación de Costa Rica, Fernando Vargas, quien me manifestaba, que el 7.2

% del PIB que se invertía en educación en su país era un espejismo ya que un

98% se iba en salarios, y él presentía –a pesar de la asimetría regional- que la

educación estaba estancada, prueba de ello fueron los resultados “ocultos” de la

última participación costarricense en el laboratorio UNESCO.

Page 156: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

156

Elevar la inversión en educación para nada garantiza que podrá disminuir la

pobreza, y esto se debe a dos escenarios: en primer lugar, a nivel meso-educativo

existen circunstancias asociadas a la formación docente muy criticas; en efecto,

en muchas aulas y escuelas, por más que se le doten de todos los recursos

necesarios, PC, libros, laboratorios y hasta un mejor sueldo, las cosas no van a

cambiar, dado que el o la docente no tienen las Literacy Skills para ejercer la

docencia, ni siquiera vocación, y esto es muy grave. En segundo lugar, en el

escenario social rural no hay conectividad ni alineación sistémica a nivel

educativo; en muchas comunidades al terminar el sexto grado no pueden

continuar con el bachillerato, o bien al terminar éste último nivel no pueden

acceder a estudios técnicos o universitarios; pero hay algo más, la posible oferta

educativa no responde a la vocación productiva de la región, o bien, hay una

disociación significativa entre el sector educativo y el empleador.

¿Cómo es posible que en el bachillerato comercial los estudiantes estén

aprendiendo a escribir a máquina?, y cuando van a buscar empleo se encuentran

con computadoras; o en bachillerato automotriz, estén aprendiendo con motores

de ocho cilindros en “V” de los años 60 y 70, y cuando van al sector empresarial

se encuentran con sofisticados motores de inyección computarizados. Es más, por

ejemplo en la Unión que es un Departamento con vocación pesquera y náutica,

ninguna institución prepara técnicos en motores fuera de borda u otros motores

marinos, por el contrario se gradúan centenares de bachilleres generales y en

comercio, ¿y luego qué oportunidad tienen…?.

Para invertir en educación, hay que invertir el proceso de las políticas

educativas, las cuales deben ser ascendentes desde la escuela, y para iniciar esta

verdadera reforma o transformación se necesitan: 1) directores (as) con liderazgo;

2) docentes en aprendizaje permanente con vocación y mística; 3) escuelas con

autonomía y articuladas sistémicamente con niveles técnicos y superiores; 4)

planes regionales integrados por los sectores productivos, empresariales y

educativos; 5) una agenda de reflexión pautada por la investigación en el aula, en

la escuela y en la sociedad; 6) sistemas de evaluación estandarizados que midan

y valúen (measurasment y assessment); 7) uso de las tecnologías de la

Page 157: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

157

información y las comunicaciones bajo un modelo pedagógico informacional; 8)

desterrar la lógica del fracaso escolar con un nuevo enfoque evaluativo; entre

otras exigencias.

Efectivamente, para iniciar este proceso se necesitan recursos, pero sobre

todo se necesitan mecanismos legales más flexibles y reformas estructurales en

aquellos tópicos vinculados al recurso humano: sin directores ni docentes con

mentalidad planetaria todo intento de reforma o toda inversión será un nuevo

fracaso.

EL TLC Y LAS UNIVERSIDADES (FUTURE TRENDS)

(27 de mayo, 2002; LPG)

Algún día, tarde o temprano, comenzarán a funcionar los Tratados de Libre

Comercio en Centroamérica; los partes meteorológicos occidentalistas así lo

indican y las encrespadas aguas de la globalidad lo exigen. Con este tipo de

tratados económicos multilaterales el espacio y tiempo de la sociedades

comenzará a cambiar, y parte de estas mutaciones tocarán la arista de las

universidades.

En la reciente investigación de R. Mason “Globalising education: Future

trends” se presentan un conjunto de hipótesis sobre el devenir universitario para

este siglo, entre las que se destacan: a) las universidades se están dedicando

cada vez más al negocio del conocimiento, lo que supone el amalgamiento de

clusters o consorcios de universidades y empresas entre diversos países; b) la

educación tiende a ser análoga al desarrollo de las comunicaciones, a cambios

rápidos y fundamentales, esto supone una innovación constante de programas

que respondan life-long learning, alejándose poco a poco de los tradicionales y

extensas carreras; c) las universidades, ante la globalidad, se transforman en

espacios de discusión y decisión y sobre todo en un ente para salvaguardar la

cultura.

Page 158: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

158

Pero más allá de estas hipótesis, una tendencia importante es la fuerza que

están alcanzando los programas de “Acreditación”; en efecto, los TLC´s abren las

fronteras y permiten un flujo vertiginoso de movilidad institucional, del cual no

escapan las universidades, y por razones estratégicas, competitivas o de control la

acreditación universitaria es un mecanismo que podrá utilizarse, exigirse o

establecerse para garantizar calidad de los productos o programas ofertados.

En El Salvador ya se perciben estas tendencias de la libertad académica

global; recientemente hemos visto anuncios formales de la Universidad Católica

de Chile o del Ave María College, y no será extraño que pronto entre en acción el

Tec de Monterrey, sin contar la oferta académica on line y algunos programas que

operan en convenio con universidades salvadoreñas.

Por otra parte, es importante destacar que en un TLC los potenciales socios

–más desarrollados- nos perciben bajo una doble óptica: a) la mano de obra es

barata, y b) hay un alto índice de consumo por el ingreso de remesas; esto,

asociado a la saturación de la oferta académica universitaria y a la sobrepoblación

profesional clásica (Derecho, Administración de Empresas, Medicina, Psicología,

Educación, etc.) podrá generar fracaso y frustración de nuestros profesionales,

razón por la cual habrá que diseñar múltiples cursos de postgrado y maestrías

para especializar a los profesionales en áreas más técnicas, vinculadas a las

comunicaciones, tecnologías, comercio electrónico, manejo informacional,

instrumentos, metrología, inglés, mecánica-robótica, telemática, software,

programación, etc..

Sino transformamos urgentemente la universidad en pocos años tendremos

la maquila más sofisticada del planeta…ranas y planas operadas por abogados,

médicos, licenciados e ingenieros; no sólo hay que re-pensar la oferta académica,

sino que además urge buscar socios estratégicos en la empresa privada y sobre

todo con universidades de países desarrollados; sin olvidar que lo más importante,

al margen de las decisiones estratégicas, es enseñar a aprender…para aprender

toda la vida.

Page 159: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

159

EL PROFESOR UNIVERSITARIO…

(5 de junio; 2002, LPG)

Escribir sobre el profesor universitario en una columna es una tarea

sumamente compleja; en efecto, la taxonomía docente en nuestro medio está

pautada por tres posibles coordenadas: en primer lugar, la dimensión temporal, ya

que existen profesores a tiempo completo, a medio tiempo y horas clase; en

segundo lugar, la dimensión profesiográfica, debido a que existen profesores por

vocación, por necesidad y por frustración profesional; y en tercer lugar, la

dimensión científica-cualitativa, encontrando docentes que enseñan lo que

investigan, otros que repiten lo que otros han producido, y finalmente aquellos que

improvisan.

En síntesis, parafraseando a Ignacio Ellacuría, nos encontramos con tres

tipos de docentes: Actores, Agentes y Autores; los actores repiten miméticamente,

los agentes hacen viviendo en un activismo y los autores crean, producen innovan.

Hacer docencia a nivel universitario –en un escenario ideal- supondría la

conjugación de dos posibles agendas: docencia-investigación o docencia-

proyección social; la primera agenda, supone que se hace docencia sobre la

experiencia investigativa, enseñando los contenidos producidos en el quehacer

científico; la segunda agenda, parte de la experiencia solidaria y humanitaria en la

realidad, la cual debería nutrir el quehacer didáctico-pedagógico de los contenidos

a enseñar.

Asimismo, la docencia en la sociedad del conocimiento supone el dominio

de la arquitectura informacional, accediendo a las fuentes adecuadas para

construir un andamiaje de intangibles que le permita subsistir en el mundo

vertiginoso de la ciencia; efectivamente, el docente es un “trabajador del

conocimiento” que debe estar al tanto de los conocimientos y habilidades

necesarias (Literacy Skills) del mundo real o laboral, siendo así un verdadero

mediador entre la ciencia, la realidad y los sectores productivos.

Page 160: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

160

No obstante, en nuestro medio, estos ideales no pasan de ser eso: ideales,

ya que en la realidad la docencia –en no pocos casos- es una profesión

infravalorizada y socialmente con poca dignidad; prueba de ello son los ínfimos

salarios, que escasamente compiten con profesiones u oficios elementales.

Si la docencia es poco competitiva, por analogía, los profesionales que se

gradúan de nuestras universidades pueden hacer poco y nada ante los embates

de la globalidad; en los países desarrollados se da un fenómeno peculiar: las

universidades están al acecho de los profesionales exitosos o con experiencia

para llevarlos a sus aulas, mientras que la empresa privada y los sectores

productivos, no pierden su tiempo en evitar esta fuga; esta tensión genera salarios

competitivos, mayor desarrollo científico en las empresas y docencia pertinente en

las universidades.

En nuestro medio la relación universidad – empresa es a la inversa;

primero, en algunos casos cuando un profesional es descartado por

incompetencia profesional, en el sector productivo, se refugia en la universidad;

segundo, no existe interés en fomentar investigación aplicada y asociada al

binomio universidad-empresa, las soluciones se compran en Miami; tercero, hay

una desconfianza viciosa entre el sector empresarial y el sector universitario;

cuarto, el mercado aun no compite por ideas y conocimientos, ya que las

condiciones monopólicas se solucionan por clientelismo y compadrazgo.

En síntesis, el problema del profesor universitario, en cuanto dignificación

profesional y social, tiene su raíz en la regeneración estructural de la relación

universidad – empresa; de mantenerse este divorcio, el desarrollo del país seguirá

al garete, a ver quién da el primer paso…

SERÉ YO… ¿MAESTRO?

(19 de junio,2002; LPG)

Desde hace algunos años, en la Cátedra de Didáctica Especial, dedico un

espacio para auscultar con mis estudiantes sobre las diversas modalidades de

docentes en el escenario salvadoreño; se trata de un ejercicio fascinante que

Page 161: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

161

evoca las reminiscencias y experiencias que vivimos desde la primaria hasta el

momento actual. En este contexto, los estudiantes elaboran un cuadro taxonómico

compuesto por nombres sugestivos y definiciones. Aprovechando la proximidad

del Día del Maestro, quisiera compartir ciertas reflexiones sobre esta noble

profesión dedicada a trabajar con las conciencias, la verdad, la vida, la información

y la ciencia.

En términos generales, cuando indagamos sobre la tipología docente, el

mapa que se obtiene es amplio, heterogéneo y complejo, desde el “maestro”

intachable y abnegado hasta las manifestaciones patológicas pautadas por el

mercantilismo, la apatía, la improvisación, la soberbia y el acoso sexual; en efecto,

hoy en día las profesiones no son más que un reflejo analógico de la sociedad; no

obstante, los buenos maestros -y los futuros maestros- nos inspiran a seguir

reflexionando sobre el quehacer docente como una tarea excepcional y

determinante para el futuro del país.

La pregunta capital de esta reflexión consiste en descubrir quién es el

verdadero maestro; previamente, es necesario anotar que la etimología de

Magíster nos remite a dos raíces latinas: Magis (adverbio de cantidad) que

significa más y Magnus que se traduce como grande, es decir, doblemente

grande; asimismo, según estudios filológicos el concepto Magester en latín antiguo

estaba asociado a Menerva (Minerva o Palas) Diosa de la sabiduría. En síntesis,

quien ostenta el título o cargo de maestro tiene una sustantiva responsabilidad, ya

que asociar estos calificativos a la tarea educadora la responsabilidad es más

crucial.

Ser maestro o maestra en la sociedad actual tiene grandes implicaciones

éticas, veamos algunas razones; en primer lugar, una tarea indelegable es la

búsqueda de la verdad a través del proceso de enseñanza aprendizaje con fin

último de la educación; en segundo lugar, el maestro está llamado a “enseñar a

aprender”, lo que supone asumir los retos apuntalados por Jaques Delors

(aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a ser y aprender a convivir); en

tercer lugar, el maestro debe tener como punto de partida de su agenda didáctica

y pedagógica la comprensión humana total y su entorno ecológico; en cuarto

Page 162: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

162

lugar, superadas las visiones lancasterianas y bancarias, el maestro debe ser

generador, inspirador y mediador de nuevos conocimientos; en quinto lugar, desde

la perspectiva social y cultural, el maestro debe ser un modelo genuino de las

creencias y valores necesarios para la sociedad del conocimiento y la democracia;

en sexto lugar, el maestro debe ser un amigo comprensivo que paulatinamente

erradique los grandes males del fracaso escolar…es posible que existen muchas

razones más.

Tomando en cuenta estos antecedentes –y otros que nos imaginemos-

quienes trabajamos en educación podemos preguntarnos con certeza ¿seré yo un

maestro?, o tal vez seré: un burócrata que sobrevive del sistema educativo; un

profesional que rápidamente consiguió empleo en una escuela para sobrevivir; o

un profesional que de escuela en escuela o de universidad en universidad logra un

sueldo por entretener un rato a niños y jóvenes…Si por casualidad es un maestro

o maestra Feliz Día… PEDAGOGÍA DE LA REALIDAD Y REALIDAD DE LA PEDAGOGÍA

(3 de julio,2002; LPG)

Algunos teóricos de la educación dedicaron gran parte de su reflexión para

distinguir o diferenciar entre el fenómeno educativo y el hecho pedagógico; otros

autores, por el contrario han enunciado que en la escuela se recibe información, y

que la verdadera educación es la experiencia que se vive en el hogar y en los

entornos sociales; más allá de quién tenga razón o no en este debate, lo

importante, es caer en la cuenta que, en menor o en mayor grado, la persona es

un ser en aprendizaje permanente, y por ende, lo que sucede y acontece en la

historia es pedagógico.

Para soslayar las posiciones antagónicas o dicotómicas en la discusión

sobre los límites y alcances de lo educativo como acción formal deberían suceder

dos cosas: a nivel escolar, el docente debe integrar la vida del estudiante en el

proceso de enseñanza aprendizaje; y a nivel familiar, los padres y madres deben

Page 163: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

163

asumir su rol de educadores en continuidad con el quehacer académico, haciendo

énfasis en los niveles más intangibles, particularmente en los valores, y sobre todo

integrando la negatividad de la realidad como el no-deber-ser.

Efectivamente, la sociedad actual nos ofrece un marco de negatividades, el

cual lejos de ser anti-pedagógico debe servir como referente de contrastes para

transformar nuestra realidad. La vorágine de violencia, delincuencia y corrupción

que invaden la arquitectura social debe utilizarse como recurso pedagógico; los

antivalores no se pueden ocultar, y nada hacemos con evadirlos u omitir su

realidad a través de una crítica sutil, por el contrario, deben ingresar al aula como

un elemento curricular…o deben integrarse como temas de agenda familiar.

La anomia es evidente, el irrespeto a las convencionalidades es flagrante, el

desorden va en incremento, y todo se traduce en los indicadores de la Policía

Nacional Civil; aparentemente, la globalidad con sus flujos ha ampliado la ósmosis

cultural, trastocando los valores y creencias; asimismo, sus efectos

hipereconomicisistas han agudizado los niveles de pobreza y exclusión generando

más violencia.

¿En dónde se encuentra la reversión del proceso?; algunos creen que en

leyes y penalidades más coercitivas, otros apuestan a gestiones dictatoriales con

mayor represión y disciplinamiento; pero si la violencia genera más violencia –

como decía Giovanni Montini- la solución debe estar en acciones humanistas, ya

que analógicamente debería generar una sociedad más racional y humana; y es

aquí donde lo educativo debe jugar un rol crucial, no sólo por los círculos virtuosos

y las ecuaciones desarrollistas, sino porque es la posibilidad esencial para una

sociedad éticamente mejor.

Apostemos entonces, a que todo es pedagógico, y en primer lugar

asumamos nuestra existencia como recurso fundamental, las acciones humanas

son magistrales…; luego, ingresemos al aula la problemática política, social,

económica y cultural, y con sentido crítico juzguémosla, inquiriéndola

racionalmente y buscando soluciones hipotéticas para una sociedad mejor; y en

tercer lugar, seamos concientes que la vida enseña, ya que las circunstancias más

sencillas del quehacer diario suman o restan en la axiología infantil.

Page 164: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

164

Cuatro horas de trabajo en una escuela se liquidan en un minuto de

insultos, o en diez segundos, mientras tiramos basura en la calle o nos pasamos

un semáforo en rojo; también, cuando nos defrauda el modelo de maestro se

desmoronan lo valores. La pedagogía de la realidad, supone caer en la cuenta de

la realidad de la pedagogía… LOS INTANGIBLES DE LA CALIDAD EDUCATIVA

(17 de julio, 2002; LPG)

En el lenguaje de la calidad educativa los tangibles, paulatinamente, pasan

a un segundo plano; podrán existir edificios, laboratorios, equipos sofisticados,

computadoras, respaldo financiero e inclusive salarios competitivos, pero si no hay

innovación, creatividad, cultura de actualización, producción de ideas,

aprendizajes e investigación con rigor, poco y nada se puede hacer…

En educación los tangibles, obviamente, son necesarios e importantes, pero

se puede correr el riesgo de absolutizarlos; en efecto, los humanos somos

susceptibles a los espejismos, y es posible que confundamos algunos iconos de la

realidad con la realidad misma, o bien apostar a la hipótesis equivocada de sobre-

valorar los recursos tecnológicos, físicos o visibles sobre los recursos humanos,

creyendo ilusamente, que al obtener los primeros, la calidad de los segundos será

una consecuencia inexorable.

Para lograr el equilibrio entre los tangibles y los intangibles educativos, es

decir, para superar las visiones reduccionistas y minusválidas, es imperioso

reflexionar y actuar con una nueva arquitectura científica, metodológica y

organizacional que transforme la educación, partiendo de las aulas mismas.

En primer lugar, es necesario superar el discurso constructivista con un

enfoque pedagógico que apunte y apueste al “enseñar a aprender”, para aprender

toda la vida; no basta con la fórmula piagetana de integrar las experiencias con un

enfoque participativo, es indispensable que el docente junto a sus estudiantes

caigan en la cuenta sobre la necesidad de ingresar a la sociedad de los

aprendizajes y del conocimiento, utilizando al máximo las “info-estructuras” y

Page 165: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

165

sobre todo recuperando el espacio perdido de la lectura, la discusión y producción

de ideas.

En segundo lugar, tenemos que arriesgarnos a implementar nuevas

metodologías didácticas, con una doble finalidad: primero, fracturar las rutinas –

que con frecuencia son las mayores enemigas de los significados pedagógicos y

epistemológicos- intentando que ingresen al aula nuevos problemas que

refresquen el quehacer educativo, y segundo, recuperando la capacidad

“experimental” que es la que hace evolucionar a la ciencia educativa, evitando la

entropía que vivimos actualmente.

En tercer lugar, las comunidades educativas ampliadas –sectores

productivos, padres y madres, directores, docentes y estudiantes- deben diseñar

una nueva arquitectura organizacional para participar con eficacia y sobre todo

para tomar conciencia de su responsabilidad educativa; la educación no es un

problema que se debate en el aula, por el contrario, todos en la sociedad tenemos

una cuota de responsabilidad comenzando por los padres y madres y siguiendo

por el sector productivo del país; no olvidemos, que las tasas de deserción,

repitencia y fracaso escolar de nuestro sistema educativo desembocan en la

pobreza, en la exclusión social y sobre todo en la delincuencia; ¿queremos una

sociedad mejor?, entonces involucrémonos en la cosa educativa, no esperemos

milagros del sistema judicial o de la policía.

En síntesis, leamos entre líneas, develemos la agenda oculta de la

educación, y sobre todo, descubramos los intangibles, los que existen y los

ausentes y necesarios. Educación puede seguir siendo la solución, siempre y

cuando no sea una tarea unilateral del Estado sino de la sociedad misma. ALUMNOS QUE REPITEN, MAESTROS QUE FRACASAN

(31 de julio, 2002; LPG)

El fracaso escolar es uno de los males endémicos de los sistemas

educativos; la repitencia y la deserción son las dos expresiones que cristalizan

Page 166: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

166

este fenómeno que genera tanta frustración en el destino de una persona; es más,

muchos docentes poseen la creencia que es natural o normal que se den estos

fenómenos, incluso algunos lo tienen como norma, y con frecuencia al inicio del

curso o ciclo escolar anuncian su sentencia lapidaria: “no todos podrán pasar esta

asignatura…”, efectivamente hay una predestinación hacia el fracaso, y no faltan

los maestros o maestras que se jactan de su implacable rigor asumiendo los

primeros lugares en el ranking: este año aplacé al 50% de los estudiantes…soy

muy yuca…

El fracaso escolar, es sin lugar a dudas el mayor reflejo del fracaso docente;

obviamente, hay estudiantes que dedican poco tiempo a estudiar, o que en sus

hogares no hay seguimiento al quehacer académico; no obstante, esto no es

excusa para “lavarse las manos”, siempre hay una cuota de responsabilidad.

Los buenos docentes, son aquellos que minimizan los efectos nocivos en el

proceso de enseñanza aprendizaje, los que detectan a tiempo los problemas y

comienzan a preocuparse, evitando que arribe el fracaso; cuando un estudiante

presenta los primeros síntomas de poca dedicación, es ahí, en donde el docente

debe actuar, indagando que causa hay detrás de este efecto, e intentando

solucionarla. En este contexto, el docente debe explorar las circunstancias de los

estudiantes, analizar si hay amistades perniciosas, problemas familiares,

problemas económicos, etc; recordemos la complejidad de la persona misma, y

sobre todo seamos sensibles ante los dramas ocultos; es injusto reducir la

evaluación a medición, hay que “valuar” (assessment), y sobre todo debemos

conocer a nuestros estudiantes tratándolos con humanidad, y no como maquinas

que deben expulsar un puntaje para promoverlos.

Muchas veces me cuesta entender cuando un estudiante aplaza una

asignatura con 5.94, no encuentro los límites razonables de seis centésimas de

conocimiento menos; me da la impresión que estamos ante un “absurdo con

precisión, confiabilidad y validez”; tampoco me parecen válidas las curvas que se

aplican bajo criterios estadísticos para contrarrestar el fracaso del docente –

porque ningún estudiante llegó a diez- arrastrando la mediocridad hacia un

espejismo mejorado.

Page 167: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

167

Con esto no quiero decir que tenemos que ser flácidos y laxos bajo una

política de laissez faire, laissez passer, siendo permisivos con la holgazanería y

fomentando la mediocridad; por el contrario, la calidad requiere exigencia, pero

una exigencia racional y obvia, bajo una escala de parámetros más amplia, como

el baremo norteamericano –en letras- que no admite las ridiculeces de centésimas

y milésimas de conocimientos.

Pero antes de discutir métodos y formas de evaluación, lo que sí debemos

de tener claro es la responsabilidad de los y las docentes ante el fracaso escolar;

cuando un estudiante deserta o repite grado una cuota significativa de este

problema dependió del docente; no basta con reclamar que estudien, hay que

interesarse a tiempo por el estudiante; peor aun, cuando el estudiante es

expulsado por repetir grado la culpabilidad del fracaso la asume la institución

misma.

Para alumnos problemáticos, de mala conducta y poco dedicados hacen

falta buenos docentes, si usted no puede solucionar un problema de este tipo y se

lo regresa a los padres y madres de familia ¿qué hace en un aula?…

UNIVERSIDADES Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN: CULPA COMPARTIDA

(14 de agosto, 2002; LPG)

En el contexto del polémico y acalorado foro “La Prensa en El Salvador”

trasmitido por el Grupo Megavisión, uno de los panelistas invitados –por cierto el

más cuestionado y agredido por el público- presentó una “tesis” para explicar la

mediocridad del periodismo en El Salvador; efectivamente, señaló que las

universidades ofrecían una formación desactualizada, y que además no existían

controles profesiográficos que garantizaran un filtro vocacional para ingresar a la

carrera de ciencias de la comunicación o periodismo.

Page 168: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

168

Al respecto de esta “hipótesis” planteada en el foro, considero que es muy

superficial, ya que en el fondo hay otros elementos que configuran la arquitectura

formacional vinculados a la propia oferta laboral; es decir, existe una relación

causal directa entre la calidad de la educación y las posibilidades de desarrollo

profesional. Pero antes de entrar en detalles, también considero erróneo la

generalización que se ostentó, ya que los absolutos son injustos y perversos;

personalmente, como evaluador de universidades no creo que todos los

programas estén desactualizados, ni que todos los docentes sean incapaces, ni

mucho menos que ninguno de los candidatos a comunicadores o periodistas no

tengan vocación…

Ahora bien, pasándonos a la cancha institucional de los medios, nos

encontramos con un círculo vicioso: ¿cómo vamos a exigir calidad de periodistas

con sueldos que oscilan entre trescientos y quinientos dólares?, es más,

conociendo las intimidades de los medios ¿se dan oportunidades de desarrollo

profesional que fomenten una verdadera carrera periodística?, ¿hay incentivos?, o

por el contrario se adjudican las mejores plazas o cargos a figuras políticas

prominentes, amiguetes o caras bonitas… Obviamente esta realidad no justifica

una formación de mala calidad, pero estructuralmente la fomenta.

Hoy en día los periodistas y comunicadores tienen la oportunidad de

estudiar en prestigiosos programas de postgrado on line; por ejemplo, en la

Escuela de Periodismo de la Universidad Autónoma de Madrid y El País

www.elpais.es/ayuda/escuela/ o en la Universidad Oberta de Catalunya

www.uoc.edu, pero el año de estudio cuesta no menos de mil quinientos dólares,

más los materiales y el tiempo dedicado a navegación; me pregunto entonces:

¿están dispuestos los medios a sufragar o becar a su personal para mejorar la

mala calidad de su formación?, ¿tienen los medios programas de actualización o

años sabáticos para que sus periodistas refresquen sus conocimientos?.

Pero como esto tampoco excluye la responsabilidad de las universidades

salvadoreñas, debemos pensar en otra estrategia compartida; las universidades

podemos revisar y renovar el curriculum, adquirir bibliografía actualizada, y traer

algunos profesores prominentes del extranjero, y los medios de comunicación

Page 169: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

169

deberían asumir alguna cuota de responsabilidad, como por ejemplo: crear

espacios de práctica y/o acompañamiento, participar en la propia formación, becar

a buenos estudiantes, permitir que los periodistas hagan carrera en las empresas,

diseñar sistemas de actualización con cursos especializados, y sobre todo dar

más oportunidades a los comunicadores o periodistas de oficio para los cargos

gerenciales, ya que muchos buenos periodistas se han ido al extranjero ante la

falta de espacios locales, y paradójicamente algunos medios han dado sendos

espacios malinchistas a pasantes y periodistas extranjeros.

Compartamos la responsabilidad; desde las universidades estamos

dispuestos a asumir el reto para mejorar la calidad formativa de los comunicadores

y periodistas, esperamos sus propuestas

LA REFORMA PENDIENTE…

(21 de agosto, 2002; LPG)

Un grupo de alumnos, más allá de la identidad colectiva o grupal de su nivel

etario o social, refleja entre líneas fenómenos individuales diversos asociados a

múltiples aristas psicológicas y circunstanciales; en efecto, desde que Anthony

Gregorc introdujo el concepto de “Estilos de Aprendizaje” a finales de los 70, los y

las docentes tienen la gran responsabilidad de descubrir, potenciar y respetar, al

menos, las cuatro grandes categorías taxonómicas aportadas por este autor

(activos, reflexivos, teóricos y pragmáticos).

El enfoque pedagógico LSBE –Learning Style Based Education- supone

que los aprendizajes son comportamientos distintivos que sirven como indicadores

de cómo una persona aprende y se adapta desde la perspectiva epistemológica,

afectiva y fisiológica; ciertamente, el aprendizaje real, con verdadero significado no

es sólo cognitivo sino que tiene implicaciones asociadas al ethos; es decir, un

estudiante brillante no es solamente aquel que obtiene buenas notas, sino también

aquel que se adapta a diversas situaciones con mayor versatilidad.

Page 170: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

170

Desde Sócrates con su heurístico método dialógico, pasando por las

respuestas a las necesidades del individuo en El Emilio de Rousseau, hasta

Dewey y Piaget con sus teorías paidocéntricas y constructivistas, descubrimos que

cada persona posee necesidades concretas, intereses diversos y aspiraciones

multifacéticas. Ante esta compleja realidad, los y las docentes no pueden obviar

las particularidades, y tratar al los estudiantes como un conjunto o como un todo,

bien sea en el proceso de enseñanza aprendizaje o en la evaluación. No es en

vano, que las corrientes pedagógicas actuales reclaman la incorporación de las

experiencias de cada alumno para lograr aprendizajes significativos, sin menos

cabo de la arquitectura de las relaciones sociales de cada grupo, necesarias para

crecer en solidaridad.

Cuando no atendemos la diversidad y generalizamos, estamos ante

eminentes síntomas de fracaso escolar, bien sea por repitencia, deserción o

desinterés; en este contexto, el reconocimiento fáctico de los Estilos de

Aprendizaje se enmarca dentro de enfoques pedagógicos contemporáneos que

insisten en la creatividad sustentada en el aprender a aprender; Carl Rogers

(1975) afirmaba en Libertad y Creatividad en la Educación: "El único hombre

educado es el hombre que ha aprendido cómo aprender, cómo adaptarse y

cambiar"; en efecto, desde los niños hasta los adultos el aprendizaje a lo largo de

toda la vida es una necesidad.

La UNESCO, en Aprender a ser (1972), indicaba que aprender a aprender

no debía convertirse en un slogan más; posteriormente en el informe Delors “La

educación encierra un tesoro” se despliega la tétrada emblemática del siglo XXI:

aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a convivir y aprender a ser, tarea

sustantiva y difícil en escenarios educativos absolutizados…

Cada maestro y maestra en su aula tiene el reto de no interrumpir la

capacidad de asombro y creatividad de cada niño y niña; para ello tiene que ser un

verdadero pedagogo observador y mediador, y no un simple transmisor de

conocimientos que cumple con el horario y con los contenidos curriculares. La

verdadera reforma educativa iniciará parcialmente y paulatinamente en cada aula,

cuando los y las docentes descubran que el quehacer educativo en un diálogo

Page 171: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

171

pautado por conciencias, creencias y valores, en donde cada quién debe

establecer su punto de vista, su punto de partida y su punto de llegada,

contrastando siempre estos puntos con la verdad y con la historia. Para descubrir

este nuevo rol docente se necesita mística, principios y fundamentos.

LOS PROFESIONALES QUE NECESITAMOS…

(28 de agosto,2002; LPG)

Al discutir sobre la tipología de profesionales que necesita El Salvador en el

escenario actual nos vienen a la mente muchos conceptos: competitivos,

científicos, expertos, especialistas, innovadores, etc.; no obstante, no solo es

difícil tener certeza sobre la clase de profesionales que gradúan las universidades

actualmente, sino que además hay que optar por un modelo más o menos

equilibrado que responda a las exigencias del mundo laboral y científico, o bien

repartir el pastel académico con cuotas institucionales.

En la actualidad, en México se debate con profundidad si la UNAM tiene la

tarea de formar científicos y agentes de cambio social, mientras las universidades

privadas forman profesionales competitivos; algunos sectores reclaman que la

vocación pública ha sido secuestrada por el mercado, y otros señalan que la

arquitectura de la globalidad es financiera y está pautada por la competitividad.

Lo cierto es, que lo que está en juego, es el desarrollo mismo, bajo la

interrogante: ¿producimos y creamos conocimiento o compramos las soluciones

bajo las reglas mercantiles?; así de simple, formamos conciencias criticas o

hábiles negociadores; pero la respuesta, si bien es cierta, resulta a la vez simplista

ya que formamos profesionales para una sociedad y una ciudad con

circunstancias concretas, las cuales están configuradas sobre un soporte

productivo, comercial e industrial. En este contexto el pronóstico es más

complicado, y se nos revierte en la pregunta: ¿cuántos científicos y cuantos

Page 172: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

172

profesionales competitivos necesitamos?, o bien ¿en qué áreas se necesitan

científicos y en cuales profesionales competitivos?.

El dilema no es fácil de resolver, pero es necesario discutirse, y las

universidades deberían ser las primeras en psicoanalizarse al respecto, e intentar

dar, al menos, una vaga respuesta institucional a la pregunta: ¿qué porcentaje de

científicos se deben formar, en qué áreas, y con qué oportunidades de trabajo?;

asimismo, es necesario que las universidades entablen un diálogo permanente

con el sector empleador, productivo, comercial, industrial y social para cumplir

correctamente las tres funciones universitarias, y parafraseando a Kant, se

pregunten: ¿qué debo enseñar?, ¿qué debo investigar? y ¿qué debo hacer por la

sociedad?.

El horizonte de una reflexión universitaria en este sentido, no solo debe

mover la geometría curricular, sino también, establecer nuevas relaciones de

cooperación científica que articulen los sectores académicos y empresariales,

evitando que las empresas compren sus soluciones en el exterior, e iniciando una

agenda de investigación aplicada sobre los problemas del sector productivo.

Al parecer estas ideas son utópicas, y a un paso está Miami o Houston,

como para arriesgar fondos e ideas; sin embargo, bajo esta lógica seguiremos

sumergidos en el subdesarrollo con soluciones efímeras y rapsódicas; por el

contrario, las sociedades con mayor desarrollo apuestan, incentivan y propician la

investigación y la cientificidad, y sobre todo la vinculación universidad-empresa.

Hace una semana el rector de la Universidad de Buenos Aires Jaim

Etcheverry, con frustración señalaba que: “la educación en Latinoamérica se

estaba convirtiendo en una Guardería Ilustrada, y cada vez más guardería y

menos ilustrada”; esta premonición o profecía la estamos viviendo en El Salvador

desde hace algún tiempo, a pesar de los grandes esfuerzos de la Dirección

Nacional de Educación Superior; el problema sigue siendo el mismo, que vengo

anunciado desde 1997 en estas columnas: ¿quién da el primer paso…?.

Page 173: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

173

TLC Y EDUCACIÓN: ¿Departamento 15 o Estado 53?

(SFR, 2002; LPG)

La nueva economía ha creado dos escenarios: una plataforma virtual de

carácter bursátil que tiende a expandirse, y las reminiscencias de los aparatos

productivos del siglo XX que se disipan poco a poco; a juicio del periodista español

Javier Castañeda Bernal, las grandes empresas trasnacionales comienzan a

liquidar todos sus activos tangibles, y con este fenómeno se desgajan los despidos

masivos, llamados “despidos por comodidad bursátil”; empresas como Alcatel,

Tyco, Bayer, entre muchas otras, ingresan en la supercarretera digital de los

intangibles, dejando atrás los volúmenes materiales y las grandes líneas de

producción.

Este nuevo paradigma económico pautado por los “conocimientos”, por la

“información” y por las “nuevas tecnologías”, y sobre todo por la movilidad y

versatilidad de los flujos financieros es la contraparte real en los Tratados de Libre

Comercio, ya las pretensiones de los países subdesarrollados es buscar

asociatividad con los grandes de la economía; al respecto El Salvador aspira a

desarrollar tres grandes tratados: con Estados Unidos, con Canadá y con México,

entre otros.

Los Tratados de Libre Comercio son como una autopista en donde fluyen

bilateralmente empresas, capitales y productos, y por mucha regulación que se

acuerde, la asimetría del tamaño de los carriles de la autopista será análoga a la

asimetría de las economías. Ahora bien, si tomamos en cuenta las diferencias de

los modelos económicos entre Estados Unidos y El Salvador, observamos que el

primero está “sustentado” en una profunda reflexión científica que va desde “La

Gran Transformación” (Polanyi) pautada por la subordinación de los tejidos

sociales al orden económico, hasta llegar a la hipersubordinación de lo político al

orden financiero especulativo; mientras que el segundo, si bien intenta replicar

este modelo, lo hace bajo las coordenadas de un paradigma cuasi-industrial, y

porque no decirlo, hasta artesanal.

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174

El problema de los modelos económicos ante un TLC, no es simplemente

una cuestión de ventajas tecnológicas de productividad, sino también un asunto

demográfico; tal como lo indica el experto Carlos Frade en su obra “Estructuras,

dimensiones, facetas y dinámicas fundamentales de la sociedad global de la

información”, citando a V. Navarro, la superioridad de la economía americana (PIB

3,4%) frente a la aparente “esclerosis” europea (PIB 2,5%), tiene a la base un

problema demográfico; en efecto, el crecimiento poblacional americano ha sido

nueve veces mayor que el de la población europea. Pero no nos alegremos por

nuestra alta tasa de natalidad, ya que el crecimiento demográfico norteamericano

es acompañado no solo de una alta inversión en educación (más del 7% del PIB),

sino también de una educación de alta calidad, que ha incorporado la flexibilidad

curricular, las nuevas tecnologías, estándares de calidad, lo informacional y la

relación estrecha entre educación y sector productivo.

Con los TLC tenemos la oportunidad de optar en ser un verdadero

Departamento 15 en los Estados Unidos o bien un tácito Estado 53, todo

dependerá de nuestra capacidad para preparar el equipaje ante esta aventura;

¿qué necesitamos?, ante todo, una urgente reflexión sobre lo educativo,

estableciendo una agenda impostergable: 1) política científica-tecnológica (un

CONACYT que actúe ya); 2) inversión en investigación (pública y privada); 3)

mayor presupuesto para la Universidad de El Salvador (tanto, como exigencias en

calidad); 4) establecimiento de convenios entre el sector productivo y las

universidades; 5) Convenios –análogos a los TLC- entre universidades locales y

de países desarrollados; entre otras acciones urgentes. Seamos el Departamento

15, y no el Estado 53…

TÁCTICA Y ESTRATEGIA DE LA “CALIDAD” EDUCATIVA

(SFR, 2002; LPG)

Parafraseando a Benedetti, más allá de lo poético y de lo metafórico, es

posible, que alguna vez, un Rector o una Directora de una institución educativa se

cuestione: ¿cuáles pueden ser las tácticas y estrategias para iniciar el devenir de

Page 175: Transicion y Retos de Las Universidades en El Salvador

175

la calidad educativa?; las posibles respuestas ante esta gran pregunta son

múltiples; no obstante, intentaremos plantear una posible agenda, a partir de

determinadas vertientes no tradicionales, intentando soslayar las soluciones

obvias, como pueden ser: capacitación docente, adecuación curricular,

equipamiento, etc.; desde esta perspectiva, buscamos nuevas soluciones

plausibles “desde” las propias instituciones, y “para” una concepción de calidad

educativa pautada por las exigencias globales.

Una estrategia con incidencias didácticas de vital importancia en un centro

educativo es el acceso y manejo de la información; las tácticas apropiadas para

cristalizar esta idea pueden ser: a) organizar bibliotecas en las aulas; b) utilizar el

internet con fines educativos (browsers y correo electrónico); c) incorporar los

medios de comunicación a las tareas de aprendizaje; d) planificar investigaciones

que generen información; y e) producir información a partir del propio centro

educativo (boletines, páginas Web, revistas, etc.).

Desde el punto de vista pedagógico, una estrategia indispensable es que

los estudiantes y docentes produzcan conocimientos e información; las tácticas

necesarias suponen el reto de: a) utilizar portafolios para analizar y/o evaluar el

devenir de aprendizajes; b) escribir artículos breves sobre temas a estudiar; c)

sistematizar todo evento que se desarrolle en el centro educativo; d) recapitular

todas las experiencias que se llevan a cabo en el aula, a modo de bitácora; y e)

evaluar el desempeño docente y de los estudiantes en función de la calidad de

producción de ideas, conceptos y teorías.

Una tercer estrategia que aborda lo organizativo puede ser la creación de

sociedades de ex-alumnos que apoyen a los centros educativos; las tácticas que

pueden posibilitar un funcionamiento eficiente de esta entidad pueden ser: a) crear

un programa de desarrollo académico de actualización –post grado-, a través de

congresos, cursos y acciones afines; b) establecer una agenda de actividades

sociales que proyecten la institución hacia la sociedad; c) generar recursos para

fortalecer el funcionamiento de la institución; y d) fomentar la identidad institucional

a través de otras actividades recreativas.

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Estas “tácticas y estrategias” intentan descubrir el lado oculto de nuestras

instituciones educativas, las cuales han caído en un conformismo y rutinario

quehacer, sujeto a dos posibles variables: credencialismo -dispensar títulos- y

mercantilismo –cobrar, sin dar nada más que un título-. Hace algunos años,

muchas instituciones educativas ofrecían un valor agregado, más allá del cartón,

inclusive fomentaban una sana rivalidad deportiva con un alto grado de identidad;

pero hoy, recordando a Paulo Freire, hemos caído en la típica educación

“bancaria”: depositar -algunos conocimientos- y retirar -a un sujeto mediocre, poco

competitivo y sin mística-.

Está por demás decirlo, pero el futuro del país se debate en las aulas, y si

pretendemos asomarnos a la globalidad, necesitamos personas con rigor,

versátiles, creativas, humanistas, conocedoras del bien y del mal tecnológico,

críticas; y esto sólo es posible, si los líderes educativos despiertan del sueño

letárgico y se dan cuenta que: “la sociedad en que vivimos, especialmente sus

centros de enseñanza, se encuentran anclados en una vieja racionalidad: la que

dimana de la lógica aristotélica, la de las divisiones metodológicas cartesianas y la

del determinismo newtoniano…más que una reforma de la enseñanza, es

necesaria una revolución del pensamiento, en la elaboración de nuestras

construcciones mentales y en su representación. En pos de esas finalidades, la

conjunción de las nuevas tecnologías con métodos transdisciplinarios es la que

puede ofrecer una inteligencia estratégica y a la vez estrategias inteligentes…”

(Vilar).

TECNOLOGÍA Y SUBDESARROLLO: Mito y Retórica

(SFR, 2002; LPG)

Desde hace algunos años, en nuestro país, muchos mesías vienen

insistiendo en la necesidad del desarrollo tecnológico de cara a las exigencias

globales y competitivas; el concepto de tecnología es manipulado en los diversos

discursos con un grado de irresponsabilidad y cinismo tal, sin valorar los posibles

efectos que podría ocasionar en nuestra sociedad; y aunque parezca una visión

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pesimista u oscurantista habrá que reflexionar sobre algunos tópicos estructurales

antes de creer ingenuamente que la tecnología va a solucionar casi todo.

En primer lugar, digamos que la relación tecnología-control demográfico es

un aspecto esencial; según el experto argentino Víctor Assenza Parisi, en los

países donde las tasas de crecimiento poblacional son moderadas la tecnología

no afecta al espectro laboral; sin embargo, en los países en vías de desarrollo con

altas tasas de natalidad -como el nuestro- la tecnología es un factor determinante

en el desempleo; en efecto, una de las consecuencias del sofisticado desarrollo

tecnológico es la simplificación y automatización de procesos, lo que incide en

menos necesidad de mano de obra. Entonces la ecuación: más tecnología versus

más gente es igual a más desempleo.

Esto nos lleva a repensar el significado del tipo de tecnologías que

necesitamos, la cantidad de tecnologías apropiadas y la ubicación de tecnologías

en los sectores productivos; como vemos no es así de simple y ligero hablar de

que necesitamos desarrollo tecnológico, y discurrir sobre la tecnología como una

panacea para insertarnos en la globalidad competitiva, por el contrario podemos

hundirnos.

Otros mesías reducen el escenario tecnológico a computadores e internet;

primero creen que hablar de tecnología es sinónimo unilateral de informática, y

segundo creen que la informática tiene la solución mágica a todos los problemas

de los países subdesarrollados. Sin lugar a dudas, las computadoras y la internet

son instrumentos de primera línea en el manejo de la información, aspectos vitales

para el quehacer educativo y para todos los sectores de la sociedad, pero no

seamos ingenuos en creer que por tener una computadora e internet nuestro

devenir social va a mejorar; existen, inclusive algunos supuestos culturales y

antropológicos que inciden en las prioridades de los sujetos, por ejemplo, en una

reciente investigación sobre tecnología y educación, descubrimos que un

porcentaje significativo de los adolescentes que tienen acceso a internet lo utilizan

prioritariamente para: entretenimiento 42%, deportes 29%, educación y búsqueda

de información 21% y pornografía 8%; en este contexto, habría que preguntarse

que grado de asimilación tendría la tecnología informática en nuestro medio rural y

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en las periferias urbano-marginales, es decir en la mayoría de nuestros jóvenes, y

más aún, si la asimilación fuera positiva, que oportunidades laborales tendrían en

su medio una vez que está capacitado.

Por el contrario, conversando con las autoridades del Instituto Tecnológico

de Costa Rica, me manifestaron el interés que tienen en atraer a los jóvenes

salvadoreños que fueron a la India a especializarse en software, ya que su parque

tecnológico está demandando programadores de alto nivel; de hecho, ya tenían

reclutados algunos pocos, pero la demanda es mayor que la oferta técnica

existente; dicho de otro modo, en Costa Rica primero crearon las condiciones

científicas, investigativas y laborales necesarias y ahora compiten salarialmente, y

nosotros, a la inversa, queremos formar especialistas y técnicos para que no

encuentren trabajo y luego se fuguen a otros escenarios.

El discurso de la tecnología es bastante laxo, todos sabemos que es

importante pero tenemos que poner los pies sobre tierra y definir un andamiaje

sólido y coherente con nuestra problemática realidad social; será necesario ubicar

el desarrollo tecnológico en un lugar “posterior” a los siguientes aspectos:

alfabetización, investigación, equidad y cobertura educativa con calidad,

medioambiente, democracia, etc.; de no ser así, la tecnología continuará siendo

un buen mito para nuestra retórica.

TECNOLOGÍAS Y PEDAGOGIA

(SFR, 2002; LPG)

Con el advenimiento de las Nuevas Tecnologías y su implacable

persecución en todos los ámbitos, el sector educativo ha sido uno de los más

acorralados; en efecto, la conjugación telemática-educación es fundamental en la

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sociedad global, pautada por los paradigmas de la información, del conocimiento y

del aprendizaje permanente.

La primera pregunta que se plantearon los expertos en pedagogía y

didáctica fue sobre el “lugar” de la telemática en el proceso de enseñanza-

aprendizaje; algunos teóricos pensaron que era un “contenido” fundamental del

curriculum, mientras que otros plantearon la visión “instrumental”, es decir, como

recurso de apoyo educativo. En el fondo, la discusión era si la telemática era

“medio” o “fin”. Para no hacer larga la historia, el consenso generalizado se fue

inclinando hacia la visión de las nuevas tecnologías (internet, correo electrónico,

multimedia, video, etc.) como herramientas de apoyo para facilitar los

aprendizajes.

En un segundo momento, se planteo la compatibilidad de la telemática con

los enfoques psicopedagógicos, particularmente con las teorías que están en

boga: Constructivismo (Vigostky), Conversación (Pask), Conocimiento Situado

(Young) y Acción Comunicativa (Habermas); considerando las variables de estas

teorías se concluyó que la telemática articulaba con los enfoques psicoevolutivos y

psicopedagógicos por las siguientes razones: Sobre el Constructivismo, partiendo

de los tres elementos fundamentales de toda situación de aprendizaje Contenidos

(QUE aprende), procesos (COMO aprende) y condiciones (ENTORNO que facilita

el aprendizaje y EXPERIENCIAS del alumno), se puede concluir, que por ejemplo,

internet y sus recursos, amplían la capacidad de interacción personal con estos

elementos. Con la teoría de la Conversación de Pask, que supone que aprender

es por naturaleza un fenómeno social, hay también compatibilidad por la red de

relaciones que ofrecen las nuevas tecnologías. La teoría conocimiento situado de

Young, señala que el conocimiento es una relación activa entre el individuo y un

determinado entorno, y además el aprendizaje se produce cuando el aprendiz está

envuelto activamente en un contexto complejo y real; aquí también internet

propicia innovadores entornos. Y finalmente la teoría de acción comunicativa de

Habermas, sustentada en el rigor, la racionalidad y la crítica, impulsando cierta

capacidad de expresarse, hacerse entender y actuar coherente, también es

congruente con las aristas de la telemática y sus recursos lógicos.

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La salvedad que vale la pena señalar, es que las nuevas tecnologías

aplicadas a la educación, especialmente internet ofrecen “realismo” y no

“realidad”, esto significa que queda pendiente un imperativo ético como

responsabilidad de la persona para ensamblar el andamiaje de la información y el

conocimiento con las circunstancias históricas; de hecho lo mismo ocurre con los

aprendizajes tradicionales: se corre el riesgo de que se queden en teoría, en las

aulas, en las bibliotecas y en los laboratorios.

La efectividad pedagógica de las nuevas tecnologías demanda la

desmitificación de al menos tres aspectos: a) que la computadora va a ahorrar

trabajo; b) que la computadora va a sustituir al profesor; y c) que el internet y la

cultura digital va hacer desaparecer a los libros; todo estos es falso, a´) elaborar

materiales didácticos en multimedia da mucho trabajo; b´) la afabilidad humana es

insustituible; y c´) los libros estarán ahí, necesitan ser subrayados, diagramados y

palpados. En este contexto y desde esta perspectiva, internet es efectivo

pedagógicamente para: hacer que aparezcan nuevas formas de trabajo grupal y

asincrónicas, posibilita nuevos vehículos de información más veloces y

simultáneos que superan los obstáculos de tiempo y espacio y permite utilizar más

y mejores recursos: bases de datos, museos, software, bibliotecas digitales, redes

especializadas, multimedia, fotos digitales, revistas electrónicas, buscadores,

tutoriales, FTP, Clip-art, Shareware, etc. La telemática viene hacia el aula:

¿huimos o la esperamos?, mejor ¿ingresamos al desarrollo o seguimos estáticos?.

DOCENTES... ¿NOS AUTOEVALUAMOS?

(SFR, 2002; LPG)

Sin lugar a dudas, en el escenario de la sociedad informacional, los

mecanismos de evaluación de la calidad educativa estarán en estrecha

vinculación con la competitividad misma, y obviamente los estándares, criterios e

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indicadores cada vez serán más exigentes; en este contexto, ¿para qué esperar la

llegada de un sistema o de un instrumento de evaluación que nos tipifique en la

mediocridad?, entonces, podemos tomar el atajo de la “autoevaluación” y así estar

preparados para responder a los retos y exigencias actuales. Si bien esta columna

no es el espacio apropiado para formular una herramienta de autoevaluación,

presentamos diez supuestos que podrían contrastarse con nuestra prácticas y

capacidades docentes; se trata de un metafórico decálogo que nos da pautas, al

menos, para reflexionar en nuestra cotidianeidad pedagógica.

En primer lugar, revisemos “La visión del Aprendizaje”: La concepción de

aprendizaje podría guiarse por las pautas del informe Delors de la UNESCO:

aprender a conocer, a hacer, a ser y a convivir; pero además, debe hacer un

aprendizaje permanente, ya que la vertiginosa evolución de los conocimientos no

permiten la estaticidad, nos podemos “degraduar”, ¿sigue Ud. Actualizándose?.

En segundo lugar reflexionemos sobre “el Uso de la NTIC”: El uso de las

Nuevas Tecnologías de la Información y de las Comunicaciones (NTIC) es

imprescindible; internet es un medio para acceder a la información y comunicar

nuevas ideas; ¿ya tiene Usted e-mail?, ¿interactúa con sus estudiantes por e-

mail?.

En tercer lugar, un tema crucial es la “Evaluación Integral”: Evaluación

(evaluation) es la suma de Valuar (assessment) y medir (measurasment); no basta

con medir las categorías cognitivas, hay que explorar y descubrir otras

capacidades del estudiante; ¿ya no utiliza solamente parciales objetivos, verdad?

Un cuarto tópico importante es la “Producción de conocimientos”:

Antiguamente se enseñaba por “autoridad” recurriendo a las ideas de otros

pensadores; hoy, tenemos la necesidad de que los docentes produzcan sus

propias ideas contextualizadas; ¿Ya ha producido algún material?

En quinto lugar ubicamos la concepción del docente como “El Pedagogo

Investigador”: El docente ya no enseña, y tampoco es un simple facilitador

instrumental; por el contrario debe ser un verdadero mediador entre las

experiencias de la realidad y las que poseen los estudiantes; ¿práctica Ud. el

constructivismo del que tanto habla o ha oído hablar e investiga en el aula?.

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Sexto, “Planificar para la calidad”: Cinco preguntas fundamentales definen

la calidad educativa: ¿qué aprenden los alumnos?, ¿cuál es el nivel al que ocurren

esos aprendizajes?, ¿qué competencias han desarrollado los alumnos en base de

esos aprendizajes?, ¿cómo han ocurrido los aprendizajes?, y ¿bajo qué

condiciones se han producido los aprendizajes?. Pero no se logra la calidad al

azar, sino planificándola. ¿Ud. planifica, y si lo hace...lo cumple?.

El séptimo aspecto presenta “Los límites y la incertidumbre”: Los docentes

no lo saben todo, tienen límites, más hoy en una sociedad compleja, pautada por

la incertidumbre que a su vez genera posibilidades de “error e ilusión” en el

manejo de los conocimientos; en este sentido, ¿Esta conciente de esto y busca la

verdad con rigor, confiabilidad y validez posible?.

El “Ir a la realidad” es el punto octavo: Las aulas son el espacio de la

docencia por excelencia, pero con frecuencia es necesario salir de ellas para “ir a

la realidad” y dialogar con ella; ¿afronta los grandes problemas sociales que

aquejan a la sociedad y los contrastan con las teorías?.

Noveno, “Hay que leer”: Una de nuestras grandes debilidades es el

activismo, y la falta de espacios para la lectura; en la actualidad hay mucho que

leer, es necesario actualizarnos y buscar bibliografía pertinente, física o digital;

¿cuántas horas dedica a la lectura?

Y diez, “El modelo ético”: El docente es uno de los modelos sociales para el

estudiante; alguien a quien imitar, seguir o admirar; esto supone que el docente

debe “ser” y “parecer” un profesional de la academia, y sobre todo debe llevar a la

práctica lo que predica en el discurso sustentado en la verdad y la justicia.