Tradicion fandango tixtleco

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Escuela Secundaria General N° 21 “Heroína De Tixtla” Materia: Formación Cívica y Ética. “TRADICION DE MEXICO” Maestra: Elizabeth Pablo Flores. Alumno: Brian Osvaldo López Díaz. 3° Grado Grupo “A” Tixtla Guerrero, febrero del 2014.

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Escuela Secundaria General N° 21 “Heroína De Tixtla”

 Materia:

Formación Cívica y Ética. 

“TRADICION DE MEXICO” 

Maestra: Elizabeth Pablo Flores.

 Alumno:

Brian Osvaldo López Díaz.

 3° Grado Grupo “A”

  Tixtla Guerrero, febrero del 2014.

INTRODUCCION

Tixtla ha sido una gran receptora de música proveniente de muy diversos lugares debido a que hasta la tercera decena del presente siglo, gran parte de sus habitantes se dedicaban al comercio en bestias por diversas partes del estado. Fueron llegando a Tixtla tradiciones musicales provenientes de las ferias y fiestas regionales de la Costa Grande, Costa Chica e inclusive de los estados aledaños tales como sones, palomos, chilenas, patadas, jarabes, zapateados, chamarreados o arrancazacates, jarabes oaxacados, zambas, gustos, cantadillas, bolas, papaquis, y muchos otros géneros musicales.

Ya en su tierra, los lugareños han impreso su estilo particular y su personal gusto, por lo que han sufrido algunas modificaciones, tanto en la manera de cantarlos como en la forma de bailarlos. Es de suponer que casi al mismo tiempo que surgieron estos sones de artesa fueron llevados a Tixtla, ya fuera por los arrieros que comerciaban con la Costa Chica o por los propios costeños que acudían a Tixtla durante el mes de septiembre para asistir a las festividades religiosas de la virgen de la Natividad.

Los nativos de la Costa Chica llevaban desde su tierra su artesa,al frente de la iglesia, en el atrio,en donde, en honor a la Virgen de Tixtla bailaban durante varias noches. Al ver y conocer los tixtlecos los sones de artesa, los adoptaron y empezaron a bailarlos, imponiéndoles su propio estilo. Esto debió haber ocurrido a mediados del siglo XIX o un poco después, ya que algunos ancianos de Tixtla comentaban que vieron bailar a sus padres y a sus abuelos estos sones.

Ya en Tixtla los “sones de artesa” cambiaron su nombre “sones de tarima”, debido a que, como en esa ciudad no se practica la pesca y, por lo tanto, no existían canoas, estas fueron sustituidas por tarimas de madera que producían un sonido similar.

SONES DE TARIMA DE TIXTLALa ciudad se encuentra asentada en un pequeño y fértil valle de la región central del estado. Está poblada por mestizos e indígenas de la familia nahua, que en su mayoría se dedican al comercio y la agricultura. Los tixtlecos son francos, alegres, bulliciosos y muy apegados a sus tradiciones.La ciudad ha sido gran receptora de música, venida de diversos lugares, en virtud de que hasta 1930, aproximadamente, sus habitantes se dedicaban al comercio en bestias: la arriería.

De los lugares que recorrían, llegaron a Tixtla tradiciones musicales provenientes de ferias y fiestas regionales de Costa Grande, Costa Chica e incluso de los estados más cercanos, tales como sones, palomos, chilenas, patadas, jarabes, zapateados, chamarreados, arrancazacate, gustos, cantadillas, bolas, papaquis y otros muchos géneros musicales, a los que los lugareños les han impuesto su particular estilo y gusto personal, por lo que han sufrido modificaciones importantes tanto en la manera de cantarlos como de bailarlos.

Se cree que al surgir los sones de artesa y llegar a Tixtla, llevados por los comerciantes de la Costa Chica o por los propios costeños que visitaban la ciudad en las festividades de septiembre dedicadas a la Virgen de la Natividad, traían desde su tierra la artesa, que colocaban en el atrio de la iglesia, y bailaban durante varias noches. Pasado el tiempo, los tixtlecos adoptaron este baile imponiéndole su propio estilo.

Es a mediados del Siglo XIX, o un poco después, cuando los sones de artesa cambian su nombre por “sones de tarima”, toda vez que al no existir en estas tierras la práctica de la pesca y tampoco había canoas, éstas fueron sustituidas por tarimas que producían un sonido similar.

En la actualidad, los sones de tarima se ejecutan en el interior de las casas cuando se trata de una fiesta familiar, como bodas, bautizos, cumpleaños y onomásticos. En esas ocasiones, los invitados cantan Las mañanitas guerrerenses y Los papaquis; llevan cuelgas, regalos regionales y cadenas de cempasúchil que colocan en el cuello del festejado; las puertas de las casas se adornan con papel de china y crepé, de los colores más brillantes. El “dueño del festejo” obsequia tragos de mezcal, servido en carrizo, jarrito o copa y comienza el fandango; los músicos tocan, las parejas, turnándose, suben a la tarima a mostrar sus mejores pasos de baile.

En las festividades religiosas de la Virgen de la Natividad, el Día de San Isidro Labrador, del Señor Santiago, de San Lucas y el 12 de diciembre, Día de la Virgen de Guadalupe, en las calles aledañas y barrios, el pueblo participa en los fandangos como espectador o bailando sobre las tarimas que se colocan en plazas y atrios de las iglesias. También se bailan los sones de tarima en los eventos cívicos y escolares, en donde se lucen los bailarines de la región y de los organismos de cultura popular, patrocinados, en ocasiones, por dependencias del gobierno.

Como el son, que predomina en todo el estado, el tixtleco es música alegre, mestiza, ligado al baile de pareja, que muestra el coqueteo entre el hombre y la mujer. También combina partes instrumentales y cantadas. Empieza con una música llamada “paseo” a la que le sigue una copla, mientras la pareja baila realizando cruces, vueltas, medias vueltas y giros, durante los cuales el hombre redobla y la mujer zapatea. Otras veces, la pareja sólo zapatea y se desplaza lateralmente o de frente a lo largo de la tarima.

Las coplas que se cantan tienen de seis a diez versos, con número variable de sílabas por lo general octosílabas, de tipo amoroso, descriptivo y, con frecuencia, llenas de picardía. Los sones se cantan con estribillo que se va repitiendo entre copla y copla. Algunos versos se repiten para uniformar la estructura musical. En principio, los sones se tocaban con jarana, vihuela y un arpa. En la actualidad se emplean dos vihuelas y un cajón de madera llamado “cajón de tapeo” o tapeador, que, llevado a contratiempo, le da sonido muy especial y característico a la música. El ritmo es de 6/8, y entre los sones más famosos están El pato, El zopilote, La zambachucha y La iguana.

CONCLUSION.

Las tradiciones y costumbres que nos han dejado nuestros ancestros no debemos perderlas y se deben seguir transmitiendo de generación a generación.

Es importante inculcarles a los niños estas tradiciones para que sigan ellos fomentando en un futuro estas bellas tradiciones.

BIBLIOGRAFIA.

www.enciclopediagro.org/index.php/.../1550-sones-de-tarima-de-tixtla

maestriaangie.blogspot.com/.../danza-folklorica-de-guerrero-sones-de.ht

danzaytradiciondemexico.blogspot.com/.../fandango-en-tixtla-guerrero.h

terramestizomaniamusicos.blogspot.com/.../sones-de-tarima-de-tixtla-gro.