Trabajo Teoria Elitista de La Democracia Con Referencias
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POSICIÓN FRENTE A LA “TEORÍA ELITISTA DE LA DEMOCRACIA” .
I.- IDEA CENTRAL.
En el presente trabajo el autor dará a conocer su posición frente a la teoría
elitista de la democracia, para lo cual, en una primera instancia del desarrollo hará
una breve explicación de las dos teorías que se revisaron y que son una
contraposición entre ellas. La primera será sobre la teoría participacionista de la
democracia y en segundo orden la teoría elitista de la democracia, para pasar
luego a la posición del autor y finalizar con una breve conclusión.
II.- DESARROLLO.
A.- TEORÍA PARTICIPACIONISTA DE LA DEMOCRACIA.
Esta teoría tiene su origen en aquellos teóricos que sostienen que la
democracia debe lograr la mayor participación posible del pueblo. El cientista
político inglés J. R. Pennock1 definió la democracia participativa como "El uso
de la democracia directa en varias formas y niveles", ya sea a nivel local como
nacional. La democracia consiste, en su aspecto más universal y
característico, en el patrocinio de las principales decisiones del Estado por los
propios ciudadanos. Consecuentemente, podemos señalar que la democracia
participativa radica en que sean los propios ciudadanos los que amparen las
decisiones, sin incluir necesariamente el total de los procesos de decisión,
pero en todo caso una proporción significativa de ellas.
La teoría participacionista de la democracia, si bien puede hallar sus
comienzos en los primeros teóricos de ésta, no fue desarrollada hasta la
segunda mitad del siglo pasado, después de la enunciación de la teoría
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elitista. Aunque se pueda creer lo contrario, ésta no fue una respuesta para
generar el debate con los creadores de la teoría elitista.
La democracia participativa nació como un lema de los movimientos
estudiantiles de la Nueva Izquierda de los años 60. Luego siguió a la clase
trabajadora en los sesenta y setenta, como resultado del creciente
descontento entre los trabajadores y el extendido sentido de alienación
provocado por el funcionamiento de la democracia. Una manifestación de este
nuevo espíritu fue el surgimiento de movimientos en pro del control de los
trabajadores en las industrias.2. Sin embargo, podemos ver ya en Rousseau la
teoría democrática participativa dada por su idea de la soberanía popular. En
su obra "El Contrato Social", cada ciudadano es custodio de una parte de la
soberanía y como tal es parte en las decisiones colectivas.
Rousseau creía que el momento ideal para la toma de decisiones era
aquella donde no estuviera presente ningún grupo organizado, sólo individuos,
porque los grupos podían hacer prevalecer sus "intereses particulares". Pero
como fuera improbable evitar la existencia de grupos organizados en la
comunidad, entonces éstos deberían ser lo más numerosos y parecidos en
poder político que fuera posible, para que ninguno de los grupos pudiera
obtener ganancias con respecto de los otros3.
Otro teórico de esta teoría es John Stuart Mili. La democracia ideal de Mili
radicaba en un pueblo racional debatiendo cuál era el bien común y luego
optando por él. Para Mili, el gobierno democrático es el que accede a la
participación de todo el pueblo y no sólo por una mayoría representada.
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También se pronuncia por una descentralización del poder, manifestándose
partidario tanto de la participación del ciudadano en el gobierno nacional
como en el gobierno local. La mejor forma de gobierno, según Mili, consiste en
una manera "totalmente popular", ya que es la que brinda condiciones más
favorables para el buen gobierno y a la vez promueve una forma mejor y más
elevada de carácter nacional, que cualquier otro sistema4.
En definitiva, si estamos de acuerdo que la finalidad del gobierno
democrático es conseguir la participación de todos los ciudadanos en el
proceso electoral, para así avalar sus derechos, no debe satisfacernos la
explicación que por estar estos derechos igualmente garantizados por el
sistema representativo debe éste convertirse en la esencia de la democracia.
La representación es un elemento, necesario y efectivo, pero no es el fin
último.Al decir de Carole Pateman: "Para que exista una política democrática
es necesario que exista una sociedad participativa, es decir, una sociedad en
que todo el sistema político haya sido democratizado y en el que la
socialización pueda realizarse a través de la participación"5.
La democracia participativa refuerza la democracia representativa en la
medida que el acto de participación educa a la gente en la posibilidad de la
tolerancia y el respeto mutuo. Sin embargo, es necesario recordar que el fin
esencial de la actividad política es la participación y no la representación, ésta
es sólo un mecanismo instrumental de reemplazo, cuando la participación
directa es imposible.
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B.-TEORÍA ELITISTA DE LA DEMOCRACIA.
La posición contraria a la teoría participacionista, señala que el papel de la
participación popular en la democracia debe circunscribirse a ser sólo un
medio para la generación de los líderes y, en todo caso, de control, pero no de
gestión directa de los asuntos, conformando la teoría elitista de la democracia.
Con la palabra élite se hace referencia a una minoría selecta y destacada
en una actividad o ámbito social. En Ciencia Política, la élite es el grupo de
personas que en alguna de las actividades humana, tiene una cuota de poder
muy superior al conjunto de quienes forman ese ámbito de actividades y que
ejerce algún tipo de influencia sobre los mismos. Otras acepciones para
referirse a estos actores son los de dirigente o clase política.
Hacia finales del siglo XIX y hasta mediados del siglo XX se desarrollan las
teorías elitistas, momentos de la historia marcados por movimientos
revolucionarios y grandes movilizaciones sociales. La participación de las
masas constituye un peligro para la estabilidad del sistema. De ahí el carácter
antidemocrático de las reflexiones sobre élites. Ante la amenaza que
constituyó la aparición del totalitarismo, nace la necesidad de asegurar la
estabilidad de los sistemas políticos y de examinar la teoría democrática
usualmente aceptada en lo que pudiera un peligro para dicha estabilidad.
Generándose de esta forma, las motivaciones que dieron origen a la teoría
elitista.
Pareto y Mosca son los dos pioneros en este tipo de enfoque. El enfoque
elitista promueve una fórmula limitada de acceso a la élite, le otorga un alto
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grado de unidad interna, así como grandes cuotas de poder en la sociedad. La
élite es necesaria, ya que es improbable un modelo de democracia directa en
el que todos los ciudadanos participen en la toma de decisiones. Las razones
de lo inevitable de la élite varían según autores. Para unos es inevitable por
razones técnicas mientras que para otros lo es inevitable porque hay
individuos más preparados y mejor dotados que deben dirigir a los menos
preparados y con menos habilidades y capacidades.
Para Gaetano Mosca la elite está formada por una minoría de personas
que detentan el poder en una sociedad. Este grupo funciona como una
auténtica clase social. Hay vínculos entre sí, y presenta en su interior
estratificaciones. No distingue entre élite social, política y económica, sino que
habla de unidad de la élite en la que, dados sus poderosos medios
económicos, se aseguran el poder político. No dominan por ser los mejores,
sino por su educación, situación en la estructura social y contactos con
miembros de la élite6. Por lo tanto, se puede decir, que con la palabra élite, se
señalaba a quienes tenían las más altas aptitudes respecto al promedio
general y, en forma más acotada, se refería al grupo que Mosca llamó "clase
política". Posteriormente W. Pareto, hace una distinción entre "Elite no
gobernante" y "Elite gobernante", que practica el control positivo del poder.
De esta forma se tiende a asimilar élite a la "clase dominante" o de
oligarquías.7.
Para Shumpeter, la teoría democrática es simplemente un método. El
asevera que la democracia es una teoría neutra que no está asociada con
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ningún ideal o fin particular. Para él, el método democrático: "Es aquel
sistema institucional para llegar a las decisiones políticas, en el que los
individuos adquieren el poder de decidir por medio de una lucha de
competencia por el voto del pueblo"8.
La teoría clásica está de acuerdo que la dirección de los asuntos públicos
demanda aptitudes y técnicas especiales que sólo algunas personas poseen, y
por lo tanto deben ser confiadas a especialistas9.
Schumpeter propone fundar una teoría más realista, aunque diferente. Él
plantea que los grupos humanos actúan casi exclusivamente por la
aprobación de un liderazgo. Esta teoría no niega el hecho de que sí existen
grupos con una voluntad determinada, pero éstos no proceden directamente,
sino que permanecen potenciales hasta que algún líder político los despierta y
los transforma en factores políticos.
Sin embargo, los votantes no eligen a sus líderes con una mente
totalmente abierta10. La existencia de partidos hace que la competencia
electoral se centre entre las elites de los diferentes partidos políticos.
Entre las consecuencias que se obtienen de esta teoría, se encuentra en
primer lugar que los únicos medios de participación abiertos al ciudadano
común, serían el sufragio y la libre discusión de sus ideas. Entonces, la
democracia significa tan sólo que el pueblo tiene la oportunidad de aceptar o
rechazar los hombres que han de gobernarle11.
La función primaria del voto del elector es producir un gobierno, ya sea
directamente o a través de un cuerpo intermedio -como en los regímenes
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parlamentarios- y no, como implica la doctrina "clásica", garantizar que las
materias que deben ser decididas y las políticas adoptadas fueran
enmarcadas de acuerdo a la voluntad del pueblo.
Esta función incluye naturalmente la facultad de poder quitarle su apoyo
en los momentos de presentarse a la reelección, los que Schumpeter
considera como los únicos momentos de fiscalización efectiva.
Se presenta entonces el problema de la calidad de los hombres
seleccionados por el método democrático para ocupar las posiciones de
liderazgo. Se dice que las cualidades que hacen a un buen candidato no son
siempre las mismas que se necesitan una vez estando en el cargo.
Robert Dahl, señaló en una de sus obras que como demócrata liberal
simpatizaba con la idea de igualdad del poder político, pero como científico
advirtió que su materialización es imposible en cualquier sistema político de
grandes proporciones.12
C.-POSICIÓN FRENTE A LA TEORÍA ELITISTA DE LA DEMOCRACIA.
Ante lo antes señalado y otros aspectos leídos y que no son reflejados por
espacio, la posición del autor del presente trabajo frente a la teoría elitista de
la democracia, es que ésta se refiere a la existencia de grupos que buscan la
obtención del poder político en una sociedad políticamente organizada. La
existencia de estas élites, propuestas por Pareto, Mosca y otros, provoca que
este grupo cuantitativamente minoritario del sistema social se encargue de
dirigir al resto del sistema, y que esta minoría se distancie y escape del
control de la mayoría, denominada también las masas. Esto significa que las
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teorías elitistas merman a la democracia desde el punto de vista del
individualismo de dos maneras:
Primero, al existir una tendencia a una fuerte ansias de poder de las elites,
se pierden las formas de control por parte de la mayoría. El Estado, por lo
tanto ya no presenta participación desde la sociedad y la democracia se
transforma en una manera de resolver el conflicto de poder entre las élites.
En segundo término, esta merma en el control por parte de las mayorías,
pueden causar que las élites gobiernen a favor de las minorías que tienen el
poder y no para la protección de las libertades y de la propiedad individual.
Sin embargo, el autor considera que la capacidad de los ciudadanos
comunes para participar en la toma de decisiones no es la más adecuada, lo
que me hace inclinar en favor de las élites como conductoras de la sociedad,
pero a nivel nacional. Esto, ya que el ciudadano corriente, como señala
Schumpeter y que estoy totalmente de acuerdo, le presta total atención a su
vida privada dejando de lado los asuntos de interés público, sin importar que
ellos le puedan afectar directamente. Además, este ciudadano carece de
educación cívica y generalmente está mal informado o interpreta la
información de acuerdo a lo que él cree o simplemente repite lo que escucha
tergiversando gran parte de su contenido. Esto se da incluso en personas con
un buen nivel de educación, ya que éstos también carecen de buen juicio en
materias políticas, lo que se manifiesta por su tendencia a discutir y analizar
de manera inmadura los aspectos que pueden ser de interés y de bien común,
cayendo en la simplicidad de lo personal y sentimental.
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Ante esta situación que refleja una alta posibilidad de que el ciudadano
común y corriente sea manipulado por esferas mejor preparadas, encuentro
que es mejor estar afecto a las élites políticas, siempre y cuando velen por el
bien común, ya que éstas son elegidas por todos los ciudadanos, y aunque no
sean del gusto de un grupo de electores, deben velar para que el bien común
se cumpla de la mejor forma posible, lo que se trata de lograr a través de la
generación de políticas públicas, sabiendo que de no actuar de acuerdo a lo
esperado, el votante, amparado en el voto soberano, castigará su accionar en
nuevas elecciones, ya que éstas son la ocasión en que las expresiones
individuales se toman en cuenta, puesto que la elección es el método de
seleccionar el liderato.
Por otra parte, quiero señalar que a nivel comunal, según mi parecer, la
teoría elitista no es tan aplicable, ya que a menor escala la actividad y
participación ciudadana es más provechosa, ya que en este ámbito el
ciudadano interactúa más directamente por verse directamente afectado de
las decisiones comunales.
Estimo que la teoría elitista de la democracia no es mala en su esencia,
por el contrario, pero esto no significa que se deba considerar ideal o perfecta.
Como es citado Harold Lasswell13, “el centrarse en las élites no significa ser
indiferente al resto de la comunidad”, ya que no se puede dejar de vigilar o
controlar por algún organismo a aquellos que ostentan el poder, aunque ellos
sean elegidos democráticamente a través de elecciones. Si se llega a la
desincentivación de la participación ciudadana se puede llegar al otro
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extremo, es decir, que los líderes se transformen en antidemocráticos,
llegando a la dictadura y a la tiranía.
Como es citado Sartori por Bachrach, éste señala que “La democracia es
algo terriblemente difícil. Tan difícil que sólo élites responsables y
experimentadas pueden salvarla de los excesos del perfeccionismo, del vortex
de la demagogia y de la degeneración de la lex majoris partís (Ley de la
mayoría). Es por esto que un adecuado liderazgo es vital para la democracia...
Cuando las presiones desde abajo se hacen más fuertes, ese liderazgo
eminente es más necesario que nunca".
III.- CONCLUSIÓN.
A través del presente trabajo hemos podido revisar en forma breve la teoría
participacionista y la teoría elitista de la democracia, aspectos que me han
permitido dar mi opinión sobre la segunda de ellas, encontrando que es necesaria
en un sistema político de gran escala o nacional, donde debemos entender que
ésta no es mala, mientras la élite política ejerza el poder buscando el bien común,
sin caer en el extremo de actuar condicionada a la aspiración del logro del bien
particular y personal, transformándose en antidemocrática. La élite es válida cada
vez que el ciudadano común no cuenta con la educación cívica adecuada y no
dispone de la capacidad de prestar atención a los asuntos de interés público, aun
cuando le puedan afectar su vida.
Pág. 10 de 12 Elaborado por M.Ojeda M.
I.- NOTAS:
1.- Pennock, J.R., citado por Silva Jiménez, Ana María. “HACIA UNA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA (II PARTE): TEORÍA PARTICIPACIONISTA DE LA DEMOCRACIA”. Rev. derecho (Valdivia). Dic. 1997, Vol. 8, No. 1, pp. 113-121. http://mingaonline.uach.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-09501997000200008&lng=es&nrm=iso#r2.
2.- Macpherson, C.B., “THE LIFE AND TIMES OF LIBERAL DEMOCRACY”. Oxford University Press, Oxford, 1977, pág. 93.
3.- Silva Jiménez, Ana María. “HACIA UNA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA (II PARTE) TEORÍA PARTICIPACIONISTA DE LA DEMOCRACIA”. Rev. derecho (Valdivia). Dic. 1997, Vol. 8, No. 1, pp. 113-121.
http://mingaonline.uach.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-09501997000200008&lng=es&nrm=iso#r2
4.- Mill, John Stuart, “CONSIDERACIONES SOBRE EL GOBIERNO REPRESENTATIVO, Herrero Hermanos Sucesores S.A., México, 1966, págs. 52- 53
5.- Pateman, Carol, “PARTICIPATION AND DEMOCRATIC THEORY”, Cambridge University Press, London, 1970, págs. 1-3.
6.- Ruiz Rodríguez, Leticia, “LAS ÉLITES POLÍTICAS” http://www.usal.es/~dpublico/areacp/materiales/Elites1.pdf
7.- Valdivieso del Real, Rocío. “TEORÍA DE LAS ÉLITES” http://www.robertexto.com/archivo8/elites.htm
8.- Shumpeter, J.A., “CAPITALISMO. SOCIALISMO Y DEMOCRACIA”, Ed. Aguilar, México, 1963, pág. 343
9.- Silva Jiménez, Ana María. “HACIA UNA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA. LA TEORÍA ELITISTA Y LA TEORÍA PARTICIPACIONISTA DE LA DEMOCRACIA”. Rev. derecho (Valdivia). dic. 1993, Vol. 4 , pp. 145-155.
http://mingaonline.uach.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-09501993000100009&lng=es&nrm=iso
10.- Shumpeter, J.A., “CAPITALISMO. SOCIALISMO Y DEMOCRACIA”, Ed. Aguilar, México, 1963, pág 282
11- Ibid pag 362.
12.- Bachrach Peter. “CRÍTICA DE LA TEORÍA ELITISTA DE LA DEMOCRACIA”. Amorrortu editores, pág. 135.
13.- Ibíd, pág. 108
Pág. 11 de 12 Elaborado por M.Ojeda M.
II.- BIBLIOGRAFÍA
1.- Silva Jiménez, Ana María. “HACIA UNA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA (II PARTE): TEORÍA PARTICIPACIONISTA DE LA DEMOCRACIA”. Rev. derecho (Valdivia). Dic. 1997, Vol. 8, No. 1. http://mingaonline.uach.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-09501997000200008&lng=es&nrm=iso#r2.
2.- Silva Jiménez, Ana María. “HACIA UNA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA. LA TEORÍA ELITISTA Y LA TEORÍA PARTICIPACIONISTA DE LA DEMOCRACIA”. Rev. derecho (Valdivia). dic. 1993, Vol. 4.
http://mingaonline.uach.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-09501993000100009&lng=es&nrm=iso
3.- Mill, John Stuart, “CONSIDERACIONES SOBRE EL GOBIERNO REPRESENTATIVO, Herrero Hermanos Sucesores S.A., México, 1966.
4.- Pateman, Carol, “PARTICIPATION AND DEMOCRATIC THEORY”, Cambridge University Press, London, 1970.
5.- Ruiz Rodríguez, Leticia, “LAS ÉLITES POLÍTICAS” http://www.usal.es/~dpublico/areacp/materiales/Elites1.pdf
6.- Valdivieso del Real, Rocío. “TEORÍA DE LAS ÉLITES” http://www.robertexto.com/archivo8/elites.htm
7.- Shumpeter, J.A., “CAPITALISMO. SOCIALISMO Y DEMOCRACIA”, Ed. Aguilar, México, 1963.
8.- Macpherson, C.B., “THE LIFE AND TIMES OF LIBERAL DEMOCRACY”. Oxford University Press, Oxford, 1977
9.- Durand, Cliff, “LA DEMOCRACIA Y LAS LUCHAS POR LA JUSTICIA SOCIAL”. Traducción por Otto Begus, Morgan University http://www.globaljusticecenter.org/ponencias/durand1_esp.htm
10.- Bachrach Peter. “CRÍTICA DE LA TEORÍA ELITISTA DE LA DEMOCRACIA”. Amorrortu editores.1973
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