Trabajo Práctico - Redacción I

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gatha Christie. Un breve paseo por su historia. Agatha Christie es conocida por sus fans como “la pionera” de las escritoras policiales. Nació el 15 de septiembre de 1890 en Torquay, Inglaterra. Su padre, Fred Miller, era norteamericano. Su madre, Clara Boehmer, inglesa. Ahondemos en su infancia. No es riesgoso concluir que la misma fue, dentro de todo, feliz. Se desarrolló en el campo, escenario reflejado más tarde en sus obras. Resulta curioso agregar que Agatha jamás fue al colegio (dato no menor: aprendió a leer sola a los cinco años). Su padre murió cuando ella tenía once años y su familia entró en bancarrota. De ahí la decisión de su madre de viajar por el mundo en pos de abaratar costos. Una anécdota divertida es que comenzó a escribir “sin querer”, “por accidente”. A modo de juego, mandó su primera novela a una editorial sin esperar que se la aceptaran; siempre dedicándose a su familia por sobretodo. Pero, ¡se rio mucho cuando la llamaron para editársela! Es llamada “la emperatriz del crimen” y, en rigor, esta designación continúa intacta. Es que Agatha fue la mejor escritora detectivesca, la única en su género o, por lo menos, la que siempre ha resaltado por sobre las demás. Y, como si su reconocimiento por su nivel literario fuera poca cosa, la perspectiva económica lo iguala o, quizás, supera. Así es: Agatha Christie es la novelista más vendida de todos los tiempos. Ha vendido más ejemplares que ningún otro autor, con excepción de la Biblia. Entre sus obras (más de ochenta) podemos apreciar: “El misterioso caso de Styles”, “Poirot investiga”, “Asesinato en el Orient Express”, “Muerte en el Nilo”, “Diez negritos”, “Sangre en la piscina”, “El pudding de Navidad”, “Pasajero a Frankfurt”, “Un asesinato dormido”, etcétera. Las circunstancias de su vida, como aquellas experiencias en la Primer Guerra Mundial (tuvo que trabajar en una farmacia y aprender sobre drogas, fármacos y venenos) le sirvieron mucho para escribir sus obras. Y no es extraño que esta inglesa haya extraído también de la guerra la creación de Hércules Poirot, un detective belga, ridículo y con cabeza de huevo. A Para los curiosos, un recorrido por las frases más rimbombantes de Agatha. A disfrutar. “Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único”. “Cásate con un arqueólogo. Cuanto más vieja te hagas, más encantadora te encontrará”. “Cuando no hay humildad, las personas se degradan”. “Las conversaciones siempre son peligrosas si se quiere esconder alguna cosa”. “Lo más razonable que se ha dicho sobre el matrimonio y sobre el celibato es esto: hagas lo que hagas te arrepentirás”: “La maldad no es algo sobrehumano, es algo menos que humano”: “La mejor receta para la novela policíaca: el detective no debe saber nunca más que el lector”. “En lo concerniente a las grandes sumas, lo más recomendable es no

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Trabajo Práctico - Redacción I . Alumna: Sofía Tolosa

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gatha Christie. Un breve paseo por su historia.

Agatha Christie es conocida por sus fans como “la pionera” de las

escritoras policiales. Nació el 15 de septiembre de 1890 en Torquay,

Inglaterra. Su padre, Fred Miller, era norteamericano. Su madre, Clara

Boehmer, inglesa.

Ahondemos en su infancia. No es riesgoso concluir que la misma fue, dentro de todo,

feliz. Se desarrolló en el campo, escenario reflejado más tarde en sus obras. Resulta

curioso agregar que Agatha jamás fue al colegio (dato no menor: aprendió a leer sola

a los cinco años).

Su padre murió cuando ella tenía once años y su

familia entró en bancarrota. De ahí la decisión de

su madre de viajar por el mundo en pos de

abaratar costos.

Una anécdota divertida es que comenzó a

escribir “sin querer”, “por accidente”. A modo de

juego, mandó su primera novela a una editorial sin

esperar que se la aceptaran; siempre

dedicándose a su familia por sobretodo. Pero, ¡se

rio mucho cuando la llamaron para editársela!

Es llamada “la emperatriz del crimen” y, en rigor,

esta designación continúa intacta. Es que Agatha

fue la mejor escritora detectivesca, la única en su

género o, por lo menos, la que siempre ha

resaltado por sobre las demás.

Y, como si su reconocimiento por su nivel literario

fuera poca cosa, la perspectiva económica lo

iguala o, quizás, supera. Así es: Agatha Christie es

la novelista más vendida de todos los tiempos. Ha

vendido más ejemplares que ningún otro autor,

con excepción de la Biblia.

Entre sus obras (más de ochenta) podemos

apreciar: “El misterioso caso de Styles”, “Poirot

investiga”, “Asesinato en el Orient Express”,

“Muerte en el Nilo”, “Diez negritos”, “Sangre en la

piscina”, “El pudding de Navidad”, “Pasajero a

Frankfurt”, “Un asesinato dormido”, etcétera.

Las circunstancias de su vida, como aquellas

experiencias en la Primer Guerra Mundial (tuvo

que trabajar en una farmacia y aprender sobre

drogas, fármacos y venenos) le sirvieron mucho

para escribir sus obras. Y no es extraño que esta

inglesa haya extraído también de la guerra la creación de Hércules Poirot, un

detective belga, ridículo y con cabeza de huevo.

A Para los curiosos, un recorrido por las frases más rimbombantes de Agatha. A disfrutar.

“Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. La vida, en realidad, es una calle de

sentido único”. “Cásate con un arqueólogo. Cuanto más vieja te hagas, más encantadora te encontrará”.

“Cuando no hay humildad, las personas se degradan”. “Las conversaciones siempre son peligrosas si se quiere esconder alguna cosa”.

“Lo más razonable que se ha dicho sobre el matrimonio y sobre el celibato es esto: hagas lo que hagas te arrepentirás”:

“La maldad no es algo sobrehumano, es algo menos que humano”: “La mejor receta para la novela policíaca: el detective no debe

saber nunca más que el lector”. “En lo concerniente a las grandes sumas, lo más recomendable es no

Aunque no resulte ameno para el lector, no es posible obviar la mención de su muerte.

Agatha falleció el 12 de enero de 1976 en su casa de campo de Wallingford.

Claramente y, como debía ser, su obra y su éxito internacional no fueron vanos: fue

miembro de la Real Sociedad de Literatura y doctora honoris causa de las Letras por la

Universidad de Exeter, así como la Dama del Imperio Británico (que no es poco).