Trabajo Final de Master - Vulnerabilidad frente a incendios forestales

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William Hernández Ramos. Licenciado en Geografía por la Universidad de La Laguna, Tenerife (Islas Canarias) Factores de vulnerabilidad de los incendios forestales

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William Hernández Ramos. Licenciado en Geografía por la Universidad de La Laguna, Tenerife (Islas Canarias)

Factores de vulnerabilidad de los incendios forestales

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INDICE 1. Introducción .................................................................................................. 5 2. Objetivos e hipótesis del trabajo ................................................................... 7 3. Metodología .................................................................................................. 8 4. Estado de la cuestión ................................................................................... 10 5. Desarrollo de la investigación ....................................................................... 14

5.1 El concepto de núcleo rural ............................................................. 14 5.2 Factor local ...................................................................................... 16

5.2.1 El medio físico ........................................................................ 16 5.2.1.1 La altitud ..................................................................... 16 5.2.1.2 La pendiente ............................................................... 23

5.2.2 El marco humano: la población rural ...................................... 26 5.3 Factor meteorológico ....................................................................... 31

5.3.1 Elementos del clima ............................................................... 32 5.3.1.1 Las masas de aire y los rayos ......................................... 32 5.3.1.2 La temperatura ................................................................ 40 5.3.1.3 La radiación solar ............................................................ 45 5.3.1.4 La nieve ........................................................................... 47

5.4 Factor antrópico .............................................................................. 48 5.4.1 Evolución de las causas ......................................................... 51 5.4.2 Origen desconocido ................................................................ 53 5.4.3 Duración del incendio ............................................................. 54

5.5 Factor socioeconómico .................................................................... 55 5.5.1 Estado actual de los usos ....................................................... 55 5.5.2 Estructura de la propiedad...................................................... 60 5.5.3 Sociedad y demografía ........................................................... 61 5.5.4 Historia de los incendios forestales ........................................ 66 5.5.5 La vulnerabilidad y la exposición ............................................ 68

5.6 Factor legal ...................................................................................... 70 5.6.1 Estrategia Territorial de la Comunidad Valenciana ................. 70 5.6.2 Ley 3/1993, de 9 de diciembre, Forestal de la Comunidad Valenciana ....................................................................................... 72 5.6.2 Plan Especial frente al Riesgo de Incendios Forestales ......... 75 5.6.3 Plan Territorial Forestal .......................................................... 81

5.6.3.1 Importancia del plan ........................................................ 81 5.6.3.2 El campesinado y rédito económico del bosque ............. 81 5.6.3.3 Los incendios según el PATFOR .................................... 82 5.6.3.4 Otros aspectos legales del PATFOR ............................... 97

5.6.3 Ley de Montes ........................................................................ 97 5.7 Factor comunitario ......................................................................... 101

5.7.1 Gonzalo Cots. Representante en la Montaña del Sindicato Agrario Unió de Llauradors i Ramaders ........................................ 101

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5.7.2 Miquel Pla. Bombero, especialista en incendios forestales y miembro del grupo ecologista Colla Ecologista La Carrasca (Ecologistas en Acción) ................................................................. 103 5.7.3 Agrupació Contra Incendis Forestals (ACIF) ........................ 106

6. Conclusiones .............................................................................................. 110 6.1. Propuesta ..................................................................................... 115

6.1.1. Alicante ................................................................................ 115 6.1.2. Valencia ............................................................................... 118

7. Bibliografía ................................................................................................. 121 7.1. Otras fuentes ................................................................................ 126

8. Índice de tablas y figuras ............................................................................ 127

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Palabras clave : incendios forestales, factores de vulnerabilidad, exposición, peligro, Alicante, Valencia Resumen : Los incendios forestales son cada año motivo de preocupación y alerta en la sociedad. Desde múltiples disciplinas se ha intentado arrojar luz a los motivos que explican este riesgo natural inducido por el hombre. Sin embargo, pocas veces se ha profundizado desde una perspectiva geográfica que integre los factores que provoca la vulnerabilidad de las poblaciones afectadas. La Comunidad Valenciana, y en concreto las provincias de Valencia y Alicante, comparten rasgos que los distinguen como zonas poderosamente expuestas a este riesgo. Las diferencias entre ambos territorios son notorias, así que ni la exposición será la misma, ni la vulnerabilidad será igual. Son las similitudes y las diferencias entre ambas lo que ha impulsado a realizar un exhaustivo análisis de la vulnerabilidad en cada provincia con la intención de conocer dónde está la población es más vulnerable. Keywords : forest fires, vulnerabilities, exposing, hazard, Alicante, Valencia Abstract : Forest fires each year are cause for concern and alert society. From multiple disciplines have attempted to shed light on the reasons for this natural hazard induced by man. However, seldom has deepened from a geographic perspective that integrates the factors causing vulnerability of affected populations. The Valencian Community, and in particular the provinces of Valencia and Alicante, share traits that distinguish them as powerfully areas exposed to this risk. The differences between the two territories are notorious, so neither the exhibition will be the same, nor will equal vulnerability. They are the similarities and differences between what has prompted a thorough analysis of the vulnerability in each province with the intention of knowing where the population is most vulnerable.

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1.- INTRODUCCIÓN Los incendios forestales son uno de los fenómenos más recurrentes en el planeta. Obviar la importancia de estos sucesos sería un ejercicio de futilidad por parte de los investigadores. No obstante, pese a los grandes avances tecnológicos, existe un factor que escapa al control de la tecnología de este riesgo como es la clara componente antrópica de su génesis. El Ministerio de Medio Ambiente cifra la vinculación de las igniciones con el hombre en algo más del 70%. Sin embargo, el gran problema que existe en esta cuestión es la imposibilidad de controlar dos elementos como son, por una parte, la acción del mismo hombre sobre el medio, y por otra, la mitigación o control absoluto a estos recurrentes fenómenos. Ahondando más en ambos factores, gracias al pensamiento geográfico se sabe que el ser humano ha modificado el sistema natural global a conveniencia, ha desestabilizado ecosistemas vírgenes para obtener así, su propio beneficio. Desde que Paul Vidal de la Blache postulase las tesis de su geografía regional, se ha aceptado de común acuerdo la teoría posibilista en la que el hombre ya no es un agente pasivo dominado por el medio, sino que el mismo ser humano será capaz de modificar el medio. Este hecho nos viene a explicar infinitas actuaciones del ser humano a diferentes escalas sobre la naturaleza. Se puede aceptar, pues, que tal y como se concibe la postura vidaliana de finales de siglo XIX y principios del siglo XX, el hombre ha modificado a su antojo el medio. Este es un factor de importancia capital para explicar el contexto de este proyecto. Sin las actuaciones del hombre, la superficie quemada sería irrisoria cuantitativamente. Ahora bien, en este instante se hace necesario vincular las actuaciones del hombre con su exposición a este peligro. Otrora la actividad agrícola era la que dominaba en el mundo occidental. Hoy día una sociedad que aún mantenga su economía a través de la agricultura no se acepta como una sociedad desarrollada. Baste un ejemplo: Burkina Faso, en donde, según las Naciones Unidas, en 2010 el 79,6% de su población era rural, es decir, se vive fundamentalmente de la tierra. Con la entrada del sistema económico neoliberal se produjo el tan hablado y escrito éxodo rural, es decir, una marcha masiva del campo a la ciudad, provocando el consecuente abandono de las tierras de cultivo. Este ejemplo es perfectamente visible, por ejemplo, en la isla de La Gomera. En el siglo XIX y principios del XX esta isla se encontraba totalmente abancalada, llena de cultivos activos. En la actualidad de todo aquello sólo queda un paisaje escalonado y abandonado debido a la emigración en busca de otras oportunidades. No se puede pasar por el alto el agresivo incremento de los espacios verdes. Debido a la deforestación practicada sobre todo en centurias previas al siglo XX, muchos espacios se quedaron sin el ‘verde’ natural. Por esto, desde

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principios y mediados del siglo pasado se proyectaron repoblaciones forestales a diferentes niveles según las Comunidades Autónomas. Esto provocó el paulatino incremento de las zonas forestales. En algunos casos, como el de la Comunidad Valenciana, las repoblaciones se hicieron con una sola especie, en este caso, el pino carrasco (pinus halepensis), perdiendo así biodiversidad. Claro que, no todo en esto es blanco o negro. Si bien es cierto que mucho del espacio forestal actual es fruto de repoblaciones, no podemos obviar que otra parte importante ha rebrotado de forma natural. En la mayoría de los casos estos espacios forestales están muy cerca de poblaciones rurales e incluso cerca de polos urbanos y/o turísticos, como en el caso de Tenerife, en el que el Parque Natural de la Corona Forestal se sitúa relativamente cerca de núcleos como el Puerto de la Cruz, Adeje o La Orotava. Al hecho anterior hay que unirle el solape en muchos casos con espacios agrícolas, bien en uso, bien abandonados. Por último, no se puede olvidar el clima, con veranos secos y en muchos casos con calores sofocantes fruto de la entrada en territorio nacional de una masa de aire tropical continental, es decir, de advecciones de aire sahariano. Los proyectos que se han realizado en algunas comunidades autónomas vienen a diseñar tácticas de conocimiento del territorio, de establecer una estadística de los incendios, de las especies más proclives a atraer o propagar el comienzo del fuego, incluso a estudiar la orografía y los asentamientos agrícolas, como por ejemplo el Plan de las Zonas de Altos Riesgo de Incendios, elaborado por la empresa Tragsa para el Cabildo Insular de Tenerife. Desde la administración local y regional se han realizado esfuerzos para intentar controlar algo que, cuando está en ebullición, es imparable. Algunos ecólogos afirman que el control del fuego es algo quimérico e incluso nocivo para el equilibrio natural. Desde la ecología se opta por conocer los espacios y saber el estado de la vegetación e incluso la realización de quemas prescritas y controladas para intentar disminuir el peligro de incendio. A tenor de lo sucedido en los últimos años con la aparición de diversos planes de emergencia, no parece que sea factible el control o supresión de los incendios forestales, pero sí se pueden proyectar prácticas territoriales de mitigación. El Doctor en Geografía de la Universidad de Valencia Artemi Cerdá apunta a una cualitativa mejora del ordenamiento agroforestal como la mejor solución para minimizar el peligro de incendios forestales. Establecidos los criterios anteriormente mencionados, es evidente que existen claros espacios de gran peligro de incendios que pueden afectar a la población. Sabiendo y conociendo el territorio actual, su configuración y la actividades que se llevan a cabo en el mismo, la justificación de este proyecto está fuera de toda duda posible, pues se trata de un campo poco estudiado: los factores que

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convierten en vulnerable el territorio donde se puede producir los incendios forestales que en muchos casos es donde se asienta el ser humano y que, por tanto, puede llegar a condicionar su estancia y vínculo con el espacio donde se establece. 2.- OBJETIVOS E HIPÓTESIS DE TRABAJO Este trabajo parte siendo muy ambicioso por cuanto pretendemos responder muchas cuestiones vinculadas a la vulnerabilidad de la población debida a los incendios forestales. La primera pregunta que planteamos fue cuáles eran los factores que provocaban vulnerabilidad. Factores que iniciaban o propagaban los incendios dentro de un marco geográfico que a priori desconocíamos. El fin de todo era no apartarnos de la visión geográfica integradora y no caer sólo en una especialidad. En este trabajo pretendemos aunar las tres ramas de la Geografía para abordar el estudio de los incendios forestales y la población. Partimos de la base de que no queríamos un enfoque meramente ecológico o meteorológico o meramente físico. Nos hicimos una serie de preguntas al realizar la criba de los factores de mayor importancia. La más simple de todas las preguntas es, ¿Cuáles son las causas que provocan el comienzo de un incendio? Dentro de la geografía física y, en concreto, en lo referente a variables orográficas, climáticas, nos cuestionamos dónde se encontraban las máximas pendientes, dónde estaban los puntos calientes de temperatura máxima absoluta y temperatura máxima media; dónde existía más radiación solar y qué características tendría en ese territorio. Nos preguntamos hasta qué punto la temperatura influye en los espacios forestales interiores. Qué elementos del clima favorecen a la ignición de los incendios forestales. Si hablamos de biogeografía nos cuestionamos cuál es el modelo ideal para prevenir o minimizar el daño de los incendios. Queremos saber en función de los factores de vulnerabilidad qué espacios habitados o potencialmente antrópicos están más expuestos. Como trabajo geográfico integrador no podemos dejar de lado la geografía humana. Pretendemos saber qué cambios se han operado en el territorio de Valencia y Alicante, cómo han evolucionado los usos del suelo y su interrelación con los incendios que es realmente lo que nos interesa. Nos preguntamos si antes había más incendios o si la superficie quemada era mayor y sobre todo cómo afectaba a la población antes en relación con la actualidad. Otro objetivo es saber y conocer la evolución demográfica que explique el porqué del abandono agrícola actual y su relación con estos riesgos inducidos. Cómo se inserta la actual sociedad en el territorio. Para nosotros es importante tener como fin la comparación entre las actuaciones de la sociedad ante un incendio hace un siglo con respecto a la actualidad, si existía o no mentalidad de ayuda mutua entre vecinos.

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Gran parte de este trabajo versará sobre el aspecto legal. Inquirimos hasta qué punto los incendios están controlados por la ley, si existe normativa específica, qué dice, si se cumple con rigor o si, por el contrario, no es así. Queremos examinar si existe cartografía que pueda arrojar luz al riesgo de incendios forestales y su vinculación con la población. Pretendemos estudiar cómo la diferente normativa trata elementos como la vulnerabilidad, la peligrosidad y la exposición. Dentro de este trabajo también queremos plantear o realizar propuestas alternativas. Un estudio entre el dogma y la creación de nuevas ideas para examinar los espacios de riesgo de incendio y su estrecha vinculación con la exposición y la vulnerabilidad. Nuestra hipótesis de partida ha de suponer que en Alicante y Valencia la vulnerabilidad no es igual en ninguno de los aspectos que estudiaremos. Creemos que existe independencia y que tanto los asentamientos humanos como la disposición de los espacios agrícolas y forestales es distinta, ergo, la peligrosidad también será distinta y la vulnerabilidad de la población expuesta al riesgo de incendios también será distinta. 3.- METODOLOGÍA Difícilmente podríamos llevar a efecto un trabajo de estas proporciones sin un método de trabajo que incluya una mentalidad aperturista para atisbar a llegar a una cierta profundización de cada factor. El primer paso fue saber qué orientación queríamos para nuestro trabajo. Desechamos de partida una perspectiva ecológica o meramente física y escogimos la visión geográfica. Sin embargo, dentro de la Geografía podríamos habernos centrado en alguna de sus profusas ramas, pero escogimos realizar un trabajo con una perspectiva que lograra integrar la geografía física, la geografía humana y la geografía regional para poder enriquecer más nuestro estudio. Supimos escoger la orientación de este trabajo pues hasta hoy pocos son los estudios que se han hecho con tal visión integradora y a la vez crítica sobre el riesgo de incendios forestales. Hecho esto, comenzamos a plantear el estudio. Establecimos de partida los elementos más relevantes antes, durante y después de un incendio forestal. Hicimos una lista y posteriormente una criba para poder realizar un análisis pragmático y a la vez clarificador. Desde el inicio y hasta el final el principal objeto fue no dejar de cuestionar lo que hacíamos, siendo críticos al máximo con el trabajo. Con cada factor escogido nos preguntábamos qué podía ser importante para la exposición o vulnerabilidad de la población. Una vez puestos a resolver esas primeras cuestiones pasamos a intentar profundizar y saber si podíamos plantear más preguntas, ya que de innumerables fases previas podríamos inferir posteriores fases de investigación. Así sucedió con la estadística o la cartografía, que,

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según sean utilizadas, pueden resultar aparentemente frías y superficiales, pero a las que intentamos sacar el máximo partido. Después de establecer los factores que creíamos más importantes y de fijar las preguntas previas a contestar pasamos a pensar en cuáles serían las fuentes de información y las herramientas para lograr tal fin. Las fuentes que nos generaron información fueron muchas y diversas. En principio resultaron ser las varias decenas de artículos leídos para buscar concretar en nuestro ámbito de estudio: Valencia y Alicante. Con bastante poco éxito en este sentido pasamos a una amplia gama de libros incluso de otras ramas como la Administración de Empresas o la Ecología. Éstos nos reportaron más y mejor información para nuestro fin. La bibliografía fue desde pequeños manuales para rescatar algún párrafo suelo hasta grandes tesis doctorales pasando por atlas sobre el clima de la comunidad autónoma valenciana y, por último, manuales del aspecto físico valenciano. Antes de encontrar la información matemática y cartográfica hubo otras fuentes intangibles que, si bien no están materializadas en este TFM, fueron claves para llegar hasta ellas. Se trata de aquellas personas que orientaron los senderos por los que discurrir. En este sentido tenemos que nombrar a los profesores del máster y a varios funcionarios de la Diputación de Alicante gracias a los cuáles pudimos encontrar las vías de acceso a la información. Las fuentes de información oficial procedieron de las consellerías de Gobernació y de Territori i Medi Ambent. Del ente autonómico obtuvimos abundante información estadística y sobre todo cartográfica para poder manejarla con criterio y sobre todo de forma crítica para saber su valía para nuestro trabajo. No podríamos pasar por alto a todas aquellas personas que se ofrecieron a completar nuestro TFM con las entrevistas sobre el factor comunitario de los incendios forestales. Estas personas nos ofrecieron su tiempo para poder cuestionarles en entrevistas sobre todo aquello que nos inquietaba. Sin duda para la elaboración de este trabajo fue básico conocer y manejar los Sistemas de Información Geográfico, tanto el software libre (GvSIG, QSIG, Sextante) como el oficial (Arc Gis 10.1). Como nuevas tecnologías de información tuvimos que recurrir a las páginas webs para actualizar el contenido de las leyes y conocer las situaciones por las que han atravesado los planes y leyes que hemos estudiado. Dentro del gran mundo de Internet trabajamos con fuentes estadísticas puntuales procedentes del Instituto Nacional de Estadística (INE) y todo tipo de visores SIG, desde las de la Comunidad Autónoma valenciana (Terrasit, ICV) hasta las generales del

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Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente (SIGpac) y por último la Infraestructura Espacial de Datos (IDEE). Con todas estas fuentes y herramientas elaboramos un Trabajo Final de Máster ambicioso que, si bien es cierto que le falta poder profundizar en numerosas cuestiones, no es menos cierto que el grado de trabajo y de información contenida es variado y sobre todo muy valioso cualitativa y cuantitativamente. 4.- ESTADO DE LA CUESTIÓN Para empezar a contextualizar este trabajo analizamos el estado de la cuestión no sin antes realizar una pregunta previa: ¿Qué factores provocan mayor vulnerabilidad entre la población? Se han enumerado las variables que se consideran que inciden más a la población. En este apartado tenemos el objetivo previo de saber si existe bibliografía que no sólo hable de estos agentes a considerar, sino de la comparación entre dos mundos como son los espacios agroforestales de Alicante y Valencia. -Factores locales En este apartado se concretarán las diferencias entre ambos ámbitos de estudio (Alicante y Valencia), analizando las vías de comunicación, la pendiente, la cuantía de sierras y sus altitudes, el número de efectivos en los núcleos considerados como rurales. Existe una amplia gama de bibliografía sobre las características físicas de la Comunidad Valenciana de forma general, no obstante, debido al detalle que queremos aplicar en este trabajo, no es fácil encontrar fuentes que nos proporcionen estos detalles. En este sentido, fue importante el “Atles Comunitat Valenciana, Espanya i el Món” que nos dio un grado de detalle para Alicante y Valencia adecuado para lo que estábamos buscando. Evidentemente, para la consulta de temas relacionados con la población en núcleos rurales hemos acudido al Instituto Nacional de Estadística.

-Factor meteorológico Para casi todos los autores es el factor capital para entender y engarzar la vulnerabilidad con los incendios forestales. Se refiere a aquellos fenómenos que, unidos con otros, pueden comenzar la ignición. Se trata del calor (temperaturas altas), los vientos (direccionalidad de las masas de aire), insolación y nieve. En todos los artículos se menciona en mayor o medida éste factor como causa principal junto con la vegetación. Este factor se nombra en casi todos los libros y artículos pero siempre se hace de forma genérica. Hemos realizado las pertinentes consultas de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), pero también otros libros como el “Atlas Climático de la Comunidad Valenciana” (Sancho Ávila, J.M. et all., 2012)

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-Factor antrópico Se refiere a la voluntariedad del hombre para comenzar un fuego. No sólo eso, además se pretende profundizar aún más para conocer cuán dañino puede ser el hombre como causante del comienzo de un incendio forestal. Se trata, pues, de una variable con un amplio espectro. Acerca de este aspecto a considerar se han encontrado varias citas de diversos artículos en el que se trata el tema, a veces de forma más profunda, otras de forma más somera. Uno de los artículos donde mejor se expone la voluntariedad del hombre para provocar los incendios es “Generación de un modelo de peligro de incendios forestales mediante teledetección y SIG” (Chuvieco, et all. 2007). Este interesante artículo se centra en la descripción, principalmente, de los factores humanos, los cuáles cuantifica aludiendo a las estadísticas oficiales vinculadas con la voluntariedad y negligencia de esta componente antrópica. Aunque el artículo no ahonda en demasía en los motivos, sí que realiza una enumeración y explicación sucinta. Los autores de este documento añaden dentro de este apartado cuestiones como las infraestructuras tales como vías de comunicación o líneas de alta tensión como variables a tener en cuenta para la realización de la cartografía de Sistemas de Información Geográfica. Cuestión ésta nada baladí si tenemos en cuenta que el trágico incendio de Torremanzanas en Alicante, en verano de 2012 y que se cobró dos víctimas, comenzó tras un problema en el motor de un coche en una vía de comunicación rural. Acerca de la ignición en las carreteras, el artículo “Los incendios forestales en la vertiente peninsular mediterránea” (Álvarez Rogel, 2001), afirma que en la Región de Murcia el 34% de los incendios entre 1985 y 1998 se produjeron cerca de este tipo de vías o de sendas, algo que viene a reflejar la incidencia del factor antrópico en el comienzo de los fuegos. Otros artículos hablan de forma mucho más superficial sobre este factor, como en el artículo “Análisis del régimen de incendios forestales en los montes de Portaceli durante el Siglo XX”, (Urios Moliner, 2004) en el que tan sólo menciona que en el sector mediterráneo los incendios forestales han tenido que ver principalmente con aspectos sociales y de aprovechamiento de la vegetación. Otros títulos tan sólo aluden a influencias y modificaciones del hombre sobre la naturaleza para provocar mayor vulnerabilidad pero en el estudio de casos específicos y muy localizados. En líneas generales en todas las publicaciones se habla del factor antrópico, pero no se ha observado que específicamente se relate una crítica sobre la concienciación o el pensamiento ecológico o de conservación como un punto de partida. Tampoco se detecta una comparación de acciones llevadas a cabo por el hombre en las provincias de Alicante y Valencia, en cuanto a que

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provoquen los incendios, o de investigaciones a este respecto, sin que se observe, según la bibliografía consultada, un patrón específico.

-Factor socioeconómico Pretende acudir a la evolución histórica de las costumbres de la población principalmente rural de Alicante y Valencia. Este punto se refiere a los modos de vida de la población, la forma en que se proveían de los montes para obtener combustible, luz o comida para el ganado. En el artículo de Matarredona (1996): “Los incendios forestales. Un riesgo candente en La Montaña alicantina”. Investigaciones geográficas, nº 16, pp 157-170 se encuentran referencias de La Montaña alicantina y a la forma en la que en los siglos XIX y XX la población explotaba el monte de forma que es fácil aducir que la montaña alicantina está sobreexplotada debido al intenso uso que se le ha dado, cuestión ésta que vino a cambiar a partir de mediados del siglo XX. Por otra parte, en el libro “Incendios históricos, una aproximación multidisciplinar” (Araque Jiménez), se añade algo más de información. En uno de sus apartados se habla de la práctica habitual que suponía prender fuego a los bosques por conflictos en usos o intereses para el uso de estos montes. Por otra consideraremos relevante saber la evolución poblacional, los usos del suelo, el tipo de propiedad y el cambio que se ha ido operando en este territorio desde el siglo XIX. A lo anterior le añadiremos la importancia o no que tuvieran entonces los incendios forestales, si antes existían, cuánta superficie se quemaba antes con respecto a ahora entroncándolo todo y resolviendo el cómo y el porqué de la sociedad y la economía de antes con respecto a la actualidad. Junto con lo anterior también hablaremos del aspecto económico. El modo de ganarse la vida de las poblaciones ha cambiado mucho en dos siglos, de tal manera que se ha pasado de una economía basada en el sector primario a otra economía basada en el sector terciario. Una cuestión que se ha dado con mayor o menor fuerza en todo el territorio español. Pero en este apartado también se explica los intereses que pueden surgir antes y sobre todo después de un incendio forestal. En lo referente al cambio del sistema socioeconómico, al ser genérico, en muchos artículos y bibliografía se nombra de forma somera sin que sus citas, muy puntuales, puedan ser aprovechadas para arrojar luz a este factor de vulnerabilidad. En muchos casos el factor económico está “disfrazado” en otros textos por el factor social debido a que se asocia los usos y costumbres de aprovechamientos con la economía local que, aunque está relacionado, en este trabajo se considera por separado. Probablemente lo más importante referido a los intereses económicos se haya encontrado en el artículo “Un sistema de cuentas para la valoración de los efectos comerciales y ambientales del gasto público en la mitigación del fuego en el bosque mediterráneo” (Campos

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Palacín, et all, 2005) en el que se aduce que en el año 2003 el cambio de uso por hectárea de alcornocal a matorral tras un incendio provoca una disminución del precio de la tierra de hasta 1.500 euros.

-Factor legal Para nosotros el más importante. La normativa que gestiona y planifica el riesgo por incendios forestales, así como la vulnerabilidad, peligrosidad y exposición no es muy abundante en la Comunidad Valenciana. Se pueden citar la Ley de Montes de 1974; la Estrategia Territorial de la Comunidad Valenciana que, si bien menciona dicho riesgo, no profundiza en ello y ni tan siquiera había desarrollado un Plan de Acción Territorial hasta el pasado mes de mayo de 2013. Lo que dice la Estrategia Territorial de la Comunidad Valenciana sobre incendios, en comparación, dista mucho de lo que dice sobre el riesgo de inundaciones, cuestión ésta última bien desarrollada en dicho documento. Por otra parte está el Plan de Emergencia de Protección Civil, probablemente otro de los documentos más importante para la planificación y gestión. También se puede citar el Plan Forestal de la Comunidad Valenciana. Todo este sistema lo iremos viendo en el resultado de la investigación.

-Factor comunitario La histórica participación vecinal en los trabajos de extinción de incendios. Esta variable intentará saber si ha habido carencia o no, a día de hoy, de una sociedad conectada intrínsecamente con el medio, con una idea de comunidad y ayuda que bien podría suponer una mejora ante el riesgo de incendios. Otrora, eran los propios campesinos los que apagaban los incendios que, en la mayoría de los casos, ellos mismos provocaban. De este tema poco o más bien nada hemos encontrado en el estado previo a la cuestión, de ahí la importancia que le queremos dar por el hecho de la actuación activa de la población en la extinción de incendios. El conocimiento del medio y la ayuda que se proporcionaban como comunidad cohesionada les hacía más fuertes. Sin embargo, hoy no existe esa figura quizás cargada de espontaneidad. Hoy día lo que existe es una ley que prohíbe que todo aquel que no sea técnico o un voluntario preparado pueda participar en labores de extinción de incendios. Este factor está estrechamente ligado al factor histórico y social, así como el cambio del régimen económico en la sociedad, no sólo de la Comunidad Valenciana, sino en general de toda España. En los artículos y libros consultados no hay nada escrito. En este sentido, no se evalúa el hecho de que la población autóctona de una zona o región por conocimiento del territorio estuviera en el pasado o esté en la actualidad más capacitada para apagar los conatos de incendios.

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5.- RESULTADO DE LA INVESTIGACIÓN 5.1.- El concepto de núcleo rural Es necesario contextualizar etimológicamente el concepto de núcleo rural. Este TFM tratará la vinculación de los factores naturales y antrópicos. Dentro de los humanos establecemos sobre todo aquellos que tienen que ver con el con el emplazamiento de los núcleos rurales. Hay una cantidad ingente de definiciones y conceptos acerca de lo que es o no rural. Desde la Geografía se ha divagado mucho sobre este aspecto, pero también ha habido grandes luces acerca de lo que es rural o no. Obviamente el mundo rural no es igual hoy que hace cincuenta años. El sociólogo B. Kayser define el espacio rural como “un conjunto territorial cuyas decisiones se le escapan y en el que existe un modo particular de utilización del espacio y de vida social, caracterizado por una densidad relativamente débil de habitantes y de construcciones, lo que determina un predominio de los paisajes vegetales, uso económico del suelo de predominio agro-silvo-pastoril y un modo de vida de sus habitantes marcado por su pertenencia a colectividades de tamaño limitado, en las que existe un estrecho conocimiento personal y fuertes lazos sociales, y por su relación particular con el espacio, que favorece un entendimiento directo y vivencial del medio ecológico” (Kayser, B.,1990. La renaissance rurale, sociologie de campagnes du monde occidental, en: Estrategias de desarrollo rural en la Unión Euroea, definición de espacio rural, ruralidad y desarrollo rural). El Plan de Acción Territorial Forestal (PATFOR) estima que los municipios rurales valencianos son el 61,85% del territorio según el Programa de Desarrollo Rural 2007-2013 que realiza el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente. Tres años más tarde se realizó un nuevo informe del período 2010-2014 y que el PATFOR actual no tuvo en cuenta. En este nuevo documento la superficie rural de la Comunidad Valenciana ascendía al 68,5%. El Programa de Desarrollo Rural 2010-2014 recuerda la ley 45/2007 de 13 de diciembre para definir el medio rural, el cual estima como “el espacio geográfico formado por la agregación de municipios o entidades locales menores definidos por las administraciones competentes que posean una población inferior a 30.000 habitantes y una densidad inferior a 100 habitantes por km2 ”

CCAA Sup.Rural % Sup.Tot Km2

C.León 96,5 93.813,48

Aragón 95,2 47.839,64

C.Mancha 91,1 79.409,09

Navarra 90,6 9.800,76

La Rioja 89,4 5.027,91

Asturias 85,9 10.603,53

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Extremadura 85,9 41.634,43

Galicia 84,5 29.574,42

Cantabria 83,5 5.252,58

Andalucía 79,6 87.590,68

Cataluña 78,4 32.090,52

C. Valenciana 68,5 23.258,05

País Vasco 62,4 7.089,08

Canarias 51,9 7.442,64

Murcia 48,1 11.313,11

Madrid 47,7 8.021,80

Baleares 38,6 4.991,67

TOTAL 84,5 504.753,39

Tabla 1. Porcentaje de superficie rural y superficie total por Comunidades Autónomas. Fuente: www.magrama.gob.es. Programa de Desarrollo Rural 2010-2014. Elaboración propia.

Existe una clara tendencia de realizar una definición cuantitativa de núcleo rural, sin embargo esto sería un craso error, pues hay otras cuestiones a tener en cuenta (servicios que poseen, comunicaciones, posibilidades de expansión territorial, entre otras). Hay quien asevera que desde 1950 ha disminuido la población en municipios de menos de 2.000 habitantes. Esta afirmación, que bien puede ser cierta, al menos en el siglo XXI no ha correspondido con dicha tendencia. Hemos realizado escogido dos núcleos poblacionales al azar de cada provincia, con la condición de que no superaran los 1.000 habitantes, y hemos realizado una comparación para conocer su evolución en los últimos doce años.

Figura 1. Gráfico de la evolución de la población rural en Algar de Palancia y Agres. Fuente:

Instituto Nacional de Estadística (INE). Elaboración propia

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580

600

2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012

Evolución de población rural en núcleos de Alicante y Valencia

Algar de Palancia (Valencia) Agres (Alicante)

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Según el gráfico anterior en Algar de Palancia la población se ha visto incrementada desde el año 2002 con alguna fluctuación ocurrida en 2009 ó 2011 pero con un moderado y notorio ascenso. En el caso de Agres llegó a aumentar el número de efectivos en tal núcleo hasta 2004, pero desde entonces ha ido disminuyendo la población. Dicho esto es aventurado pensar que en todos los núcleos rurales ha habido despoblación, ya que hay casos en el que se producen fluctuaciones e incluso moderados ascensos en la cuantía. 5.2.- El factor local A Alicante y a Valencia les separan muchas cuestiones que iremos viendo poco a poco en este TFM. Comparten comunidad autónoma y son fronterizas una con la otra pero existen matices importantes entre ambas. Dentro de la misma provincia hay múltiples diferencia que pueden hacer un territorio más o menos vulnerable o expuesto al peligro de incendio. Esas diferencias las hemos denominado “locales”. En concreto, y con una visión lo más geográfica posible, estudiaremos algunos factores físicos y humanos que inciden en la ignición y extinción de un incendio forestal, pero también las facilidades o dificultades que ocurren al llevar a cabo las labores de extinción, como pueden ser la inaccesibilidad por falta de infraestructuras terrestres que inciden negativamente en la evacuación de los espacios rurales. 5.2.1.- El medio físico En este punto hablaremos de los elementos físicos y visibles que incidirán, no sólo en el comienzo de un incendio forestal, sino en su avance o retroceso. Están estrechamente ligados al apartado de la climatología, ya que estos factores físicos modificarán más o menos los elementos del clima que también son importantes para establecer las diferencias entre provincias. Valencia y Alicante tienen físicamente cosas en común. Ambas tienen un amplio espacio costero que tiene su espacio dedicado a la huerta y usos terciarios como manda el sistema socioeconómico actual. Los dos territorios son montañosos pero no son iguales, ni mucho menos. 5.2.1.1.- La altitud En Valencia, salvo en sus extremos norte y sur, la altitud hacia el interior se gana progresivamente, de tal forma que tiene un gran espacio llano que vendría a ocupar más o menos las comarcas de la Ribera Baja, Huerta Oeste, Huerta Sur, Huerta Norte y la capital. Sin embargo, pese a ser prácticamente llano, en dichas comarcas ya comienzan a aparecer las primeras elevaciones. Se trata de montañas realmente bajas como la Sierra de Corbera en la Ribera Baja que alcanza apenas los 370 metros. Cada espacio dentro de la provincia tiene su particularidad. Por ejemplo, el Camp de Morvedre y La Safor tienen

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terminaciones de algunos pequeños sistemas o valles. En el caso del Camp de Morvedre, está el valle del Palancia, perteneciente a la provincia de Castellón. En el caso de La Safor es la terminación del Vall d’Albaida que se encuentra a su vez flanqueado por varias sierras, como la Sierra de Ontinyent de 956 metros o la Serra Grossa con 900 metros, entre otras. Pero lo más destacado sin duda es el interior de Valencia, que está a caballo entre las estribaciones de la meseta manchega y del Sistema Ibérico que finaliza en el norte de la provincia. Esto le confiere una marcada heterogeneidad. En el centro- interior las altitudes varían pero están en consonancia con una tipología mesetaria, esto es, una o varias altiplanicies que se encuentran más o menos basculadas, como la Plana de Utiel, de entre 600 y 900 metros de altitud o incluso el Macizo del Caroig, que, si bien tiene varias elevaciones, actúa más bien como un meseta alta. Igualmente no podemos olvidarnos de los valles interiores. Al sur de Requena tenemos el valle del río Cabriel, en Cofrentes el valle que da nombre a la comarca, el Vall d’Albaida, entre otros que complica mucho la adjetivación única de la provincia de Valencia que, como veremos más adelante, influirá a nivel vegetal, climático y, claro está, en la mejor actuación frente a los incendios forestales o lo que es peor, en la mayor peligrosidad de estos. Como mencionamos anteriormente, hay tres zonas paisajísticas. Las llanuras costeras, la meseta interior, las estribaciones montañosas del norte que proceden del Sistema Ibérico y también las estribaciones del Sistema Prebético que ya entran en contacto con la montaña alicantina. Ahora bien, de cara a la entrada de las masas de aire que pueden complicar o incluso iniciar un incendio forestal (unido a otras variantes, claro está), tenemos que adentrarnos más en las montañas y conocer sus direcciones predominantes. En el norte, como hemos apuntado, se encuentra el Sistema Ibérico que tiene orientación NW-SE. En esta zona tendremos una sucesión de montañas que están paralelas a la costa. Esto provoca a su vez que la altitud se vaya ganando o perdiendo por escalonamiento, no de forma brusca. Hemos hecho un recuento personal de todas o la mayoría de las sierras que se encuentran en la provincia de Valencia para estudiar además sus directrices predominantes. Si tenemos en cuenta de donde procedería la orientación del Sistema Ibérico, lo más común sería encontrar sierras con orientaciones NW-SW. Cuantitativamente así es. En el recuento de elevaciones la mayor parte de las mismas siguen una orientación NW-SE o NNW-SSE. Por tanto, es difícilmente definible el espacio valenciano. Esto además se complica aún más por los espacios protegidos. En esta ocasión nosotros sólo

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hemos recurrido a dos figuras de protección: los Espacios Naturales Protegidos y Lugares de Interés Comunitario.

DIRECTRIZ NOMBRE ALT. MX. COMARCA PROTECCIÓN W-E

S. Tortajada 1515 R. Ademuz S. Dos Aguas 838 Hoya Buñol S. Boquerón 981 V. Cofrentes LIC

NW-SE

S. El Tejo 1260 Requena LIC S. Morterilla 969 Requena S. La Noria 540 Requena S. Calderona 907 Camp. Turia P. NT. PROT S. Los Bosques 1044 Hoya Buñol S. de Cabrera 798 Hoya Buñol S. Caballón 827 Hoya Buñol S. Castellet 342 Ribera Alta S. Falguera 361 Ribera Alta S. Murtra 626 Ribera Alta S. les Agulles 563 Ribera Alta S. Serratilla 824 Requena S. Corbera 824 Ribera Baja

NNW-SSE

S. Enmedio 921 Los Serranos S. Negrete 1292 Requena LIC S. de Utiel 1110 Requena LIC S. Juan Navarro 1164 Requena S. del Brugal 1138 Requena S. de Rubial 1041 Requena S. Bicuerca 1118 Requena S. Buixcarro 676 Vall d’Albaida

WSW-ENE S. de Martés 1086 Requena LIC S. la Ceja 840 Requena

SW-NE

S. del Sabinar 1551 Los Serranos S. Andilla 1581 Los Serranos S. Azagadores 1060 Los Serranos S. los Pinares 860 Los Serranos S. Tarragón 750 Los Serranos S. del Asno 692 Requena S. Mugrón 1209 V. Cofrentes S. Enguera 764 C. Navarrés S. Plana 631 La Costera S. Ontinyent 956 Vall d’Albaida S. Grossa 900 Vall d’Albaida S. de la Creu 437 Vall d’Albaida S. Requena 490 Vall d’Albaida

S-N S. Malacara 1118 Hoya Buñol S. las Cabrillas 908 Requena

Tabla 2. Sierras de la provincia de Valencia. Fuente: Atles Comunitat Valenciana, Espanya i el Món; Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente, visor SIGPAC. Elaboración propia.

A menudo nos encontraremos en el futuro de este TFM, planes que aducen el carácter excesivamente proteccionista en demasía de los espacios forestales de la comunidad valenciana. De las elevaciones que hemos descrito encontramos un parque natural, la Sierra Calderona que limita con Castellón. En esta lista aún falta el Parque Natural del Turia que comprende las comarcas de la Huerta, Camp de Turia y Los Serranos. Se trata de un bosque de pinos

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carrascos y matorral mediterráneo. Una zona más o menos homogénea de vegetación.

Figura 2. Relieve de la provincia de Valencia. Fuente: Centro Nacional de Información

Geográfica (CNIG), www.cnig.es. Elaboración propia.

Uno de los parques naturales de la provincia es Hoces del Cabriel, un espacio sinuoso en el límite de la provincia que marca el río Cabriel. El último de los parques naturales es el de Chera-Sot de Chera, ubicado entre las comarcas Requena y Los Serranos. La existencia de espacios protegidos puede ser favorable para que no haya peligro de incendios ya que en teoría están “protegidos”, sin embargo, esto no es así y en muchas ocasiones los parques naturales o incluso parques nacionales en el resto de España han sido pasto de las llamas con las consecuentes pérdidas ecológicas y económicas. En el caso de Valencia estos espacios naturales protegidos deberían ser seguros para la conservación y la pervivencia ecológica y la seguridad de los pueblos anexos, pero tampoco es así. Un buen ejemplo fue el del pasado mes de julio del presente año, en el que un incendio en los municipios de

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Benaguacil, Vilamarxant y Pedralba afectó al perímetro del parque natural del Turia en pleno centro de la provincia. Si en Valencia destacábamos la heterogeneidad de paisajes en el territorio, en cambio, Alicante se define por su fisiografía extraordinariamente montañosa. Se trata de una de las provincias más montañosa de toda España, por el gran número de sierras que la jalonan a lo largo y ancho de su territorio. Existen muy pocas zonas realmente llanas y allí donde existen siempre hay una elevación en el horizonte por pequeña que sea. Las comarcas del Bajo Segura y Bajo Vinalopó podrían definirse llanas, además de prácticamente deforestadas y con dominio de la huerta. Sin embargo, incluso allí donde dominan las planicies se elevan montañas como las sierras de Callosa, de Orihuela y otras menores. Las comarcas de Hoya de Alcoy y Comtat son prácticamente una montaña continua con valles interiores como el de Barxell, situado entre la Sierra de la Font Roja y Mariola. Si existen altiplanicies, éstas no son exactamente definibles como tal. En el Alto Vinalopó, topográficamente se podría considerar así, pero cuenta con innumerables cadenas montañosas a su alrededor, que superan en ocasiones los mil metros. Los valles son agrestes y suceden escalonadamente a otras montañas que siempre están presentes incluso a pie de costa como la Sierra Helada en la Marina Baja o el Montgó en la Marina Alta. El centro-norte de la provincia es la zona más accidental y forestal, sin embargo, la mayor elevación se sitúa en muy cerca del litoral, en la Sierra de Aitana que culmina en los 1558 metros y a muy pocos kilómetros de la costa en línea recta. Así pues, podemos definir tres ámbitos paisajísticos: la costa o litoral y su llanura anexa al menos en el sur; el falso altiplano del Alto Vinalopó y la montaña pura que, a diferencia de otras caracterizaciones montañosas en España, tiene unos escalonamientos que es donde se sitúan los núcleos poblaciones y las infraestructuras terrestres que sirven para salvar el escarpado relieve, además de ser espacio de cultivo tanto pasado como presente. Debemos tener en cuenta que Alicante es el punto final del Sistema Bético, que arranca desde el sureste de Andalucía. La directriz básica de sus montañas es SW-NE. Se trata de relieves plegados de la orogenia alpina. En la provincia alicantina existen más sierras y elevaciones que en Valencia, al menos en número, pero en éstas hay mayor cantidad de montañas que superan los mil metros. En el recuento de sierras la gran mayoría de las mismas siguen una directriz SW-NE ó SSW-NNE, en concordancia con el sistema montañoso del que proviene.

DIREc NOMBRE ALT. MX. COMARCA PROTECC.

S. de Almudaina 983 Comtat S.C Font Roja 1352 Hoya de Alcoy P.Nat. Protegido y LIC S. de Filosa 692 Comtat

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W-E

S. de Foradada 700 Marina Alta S. del Penyó 824 Marina Alta S. del Castellar Marina Alta S. de Aitana 1558 Marina Baja LIC S. de la Taja 1000 Vinalopó Med. S. de Algaiat 1099 Vinalopó Med. S de la Tabaia 405 Vinalopó Med. S. de la Madera 365 Vinalopó Med-Bajo Vin. S. Grossa 233 Bajo Vinalopó S. del Cristo 266 Bajo Segura S. de Orihuela 634 Bajo Segura LIC S. del Almirante 758 Marina Alta S. de Seldetes 435 Marina Alta

SW-NE

S. de Mariola 1389 Hoya de Alcoy P.Nat. Protegido y LIC S. de la Solana 996 Alto Vinalopó S. de Ballestera 38 C. Alacant S. de Alfaro 1186 Comtat-Marina Alta S. de la Villa 505 Alto Vinalopó S.C. de Parcent 975 Marina Alta-Marina Baj. S. Fontanelles 1120 Alto Vinalopó S. del Rencono 1210 Alto Vinalopó S. de Onil 1193 Alto Vinal.-Hoya Alcoy S. del Fraile 1040 Alto Vinalopó S. de Enmedio 765 Alto Vinalopó S. de les Salines 1237 Alto Vinalopó S. de la Cabrera 873 Alto Vinalopó S. de Castalla Hoya de Alcoy S. d’Arguenya 1228 Alto Vinal.-Hoya Alcoy S. de la Real Hoya de Alcoy S. de Benicadell 1022 Comtat S. de l’Albureca 761 Comtat-Marina Alta S. La Serrella 1380 Comtat S. de la Carrasca 945 Marina Alta S. de Segária 505 Marina Alta S. de Migdia 705 Marina Alta S. de la Mostalla 368 Marina Alta S.Castell Solana 610 Marina Alta S. de la Venta 603 Marina Alta S. de la Grana 1095 Marina Baja-C. Alacant S. Galiana 1020 C. Alacant S. de los Ventós 899 C. Alacant S. de Fontealent 425 C. Alacant S. de las Águilas 520 Vinal. Med-C.Alacant S. de Reclot 1055 Vinalopó Med. S. Escalona 345 Bajo Segura S. de Abanilla 731 Bajo Segura S. de Crevillente 815 Bajo Segura LIC S. Carrasqueta 1205 C.Alacant-Hoya Alcoy

SSW-NNE

S. Lloma Llarga 725 Marina Alta S. Gelada 400 Marina Baja LIC S. de Relleu 560 Marina Baja S. la Bonalba 300 C. Alacant S. de los Tajo 340 C. Alacant S. Mediana 386 C. Alacant S. del Cid 1152 Vinalopó Med. S. de la Umbría 847 Vinalopó Med. S. de la Sima 870 Alto Vinalopó-M. Vinal.

NW-SE S. del Montgó 753 Marina Alta P.Nat. Protegido y LIC

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S. de Bernia 1129 Marina Alta LIC S. de l’Alforna 515 Vinalopó Med-B. Vinal. S. las Pedrizas 852 Vinalopó Med. S. del Castellar 750 Marina Alta S. del Maigmó 1296 Hoya de Alcoy S. de l’Aguilar 890 Comtat-Marina Baja S. de la Xorta 1200 Marina Baja LIC S. de Orxeta 680 Marina Baja. S. de Callosa 567 Bajo Segura LIC

NNW-SSE

S. d’Olta 590 Marina Alta S. del Sancho 200 C. Alacant S. Negra Alto Vinalopó-M. Vinal S. de la Safor 1012 Marina Alta Cabeçó d’Or 1210 C. de Alacant S. de Pujálvarez 341 Bajo Segura

S-N S. de Ferrer 860 Marina Alta LIC S. del Morrón 910 Alto Vinalopó S. Penya Roja Hoya Alcoy-C. Alacant

Tabla 3. Sierras de la provincia de Alicante. Fuente: Atles Comunitat Valenciana, Espanya i el Món; Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente, visor SIGPAC. Elaboración propia.

En Alicante existen tres Parques Naturales Protegidos: Sierra del Montgó; Sierra de Mariola y Sierra de la Font Roja. Además de estos espacios forestados, existen numerosos Lugares de Importancia comunitaria (LIC). Asimismo, una de las características que podemos resaltar es que prácticamente todas las sierras del listado que hemos enumerado están provistas de vegetación en mayor o menor medida. Así pues, aunque las características físicas de Alicante hagan ver que el territorio no tiene una continuidad forestal, sí tiene espacios forestales aunque muchos de éstos formen islas o ‘parques’ urbanos de planta arbórea. No está tan expuesto como Valencia, pero tiene muchos espacios que con pocas hectáreas pueden provocar gran daño debido a la fuerte ruptura del territorio alicantino a causa de la actividad antrópica. De esta forma no es que Alicante sea menos vulnerable que Valencia por el hecho de no tener un continuo vegetal, sino que es otro modelo de vulnerabilidad en el que con pocas hectáreas de incendio se ocasiona un problema importante. De hecho, así sucedió el pasado verano 2012 en el tristemente famoso incendio de Torremanzanas en el que, si bien la superficie afectada no fue grandiosa, las pérdidas sí que fueron importantes, en especial en lo que se refiere a la pérdida de vidas humanas.

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Figura 3. Relieve de la provincia de Alicante. Fuente: Centro Nacional de Información

Geográfica (CNIG), www.cnig.es. Elaboración propia.

5.2.1.2.- La pendiente En este punto hablaremos sólo de las pendientes máximas, ya que en las labores de extinción de incendios la pendiente supone un mayor peligro y riesgo para el avance de las llamas. El mapa de pendientes máximas es un buen indicador para saber dónde se sitúan los lugares de mayor peligro coincidiendo con el espacio forestal. En Valencia las mayores pendientes se alcanzan en puntos donde hay una continuidad importante de masa boscosa. La comarca de Los Serranos es donde se encuentra una de las zonas con mayor peligro. Las máximas pendientes en zona forestal se sitúan en torno al río Turia en su paso por el sur de dicha comarca, cerca del pantano de Benaixeve, siguiendo hacia el sureste, en dirección la Hoya de Buñol. Al norte de Los Serranos, también hay una amplia zona de máximas pendientes en el entorno de la Sierra del Sabinar y hacia el noroeste. Podemos decir que, atendiendo a este factor local, que la comarca de Los Serranos es la más peligrosa de producirse un incendio.

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Otra zona importante a destacar es aquella que se sitúa en el límite de las comarcas de Canal de Navarrés, Hoya de Buñol y Valle de Cofrentes, una zona que comprende las Sierras de Martés, Dos Aguas y Caballó. Esas pendientes máximas penetran hacia la comarca del Valle de Cofrentes, en el entorno de Cortes de Pallás, justo en el norte del macizo del Caroig. También conviene reseñar la vulnerabilidad por la inclinación del relieve en la sierra del Boquerón. Caso paradigmático o extraño cuanto menos es lo que sucede al sur en la comarca de La Safor siendo un lugar costero y con escasa altitud, sin embargo existen reseñables pendientes a causa de la presencia de las sierras que acaban en dicho emplazamiento como son la Sierra de Corbera, Agulles, Buixcarró y, sobre todo, al sur con la sierra de La Safor y Gallinera. En el resto del territorio podemos mencionar lugares puntuales como la Vall de Contesa en la comarca de La Costera. Todos estos emplazamientos coinciden con marcadas zonas forestales que confieren una grandísima vulnerabilidad en el caso de producirse un incendio forestal, debido a que las labores de extinción serán más problemáticas, no sólo por el avance del fuego, en función de la entrada de la masa de aire, sino, sobre todo, por la dificultosa orografía, que es lo que realmente queremos plasmas en este apartado.

Figura 4. Pendientes de la provincia de Valencia. Fuente: Centro Nacional de Información Geográfica (CNIG), www.cnig.es. Elaboración propia.

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En Alicante la pendiente es un factor tremendamente importante por lo que existen muchos espacios de gran inclinación que aumentan la vulnerabilidad. La Marina Baja y sus límites con el Comtat y la Marina Alta son zonas muy críticas. Las pendientes más altas de toda la provincia prácticamente se concentran allí y en especial en el Puigcampana, la sierra de Orxeta, toda la Sierra de Aitana, la Sierra La Real en el centro y sur de la comarca. Además, en sus fronteras existe una concatenación de sierras en las que se aprecian grandes escarpes. Podemos mencionar entre las zonas más vulnerables por la pendiente las sierras de la Serella, Malla Llop y la Xorta, que es todo un eje que comprende Marina Baja-Comtat-Marina Alta. Asimismo tampoco podemos olvidarnos espacios pequeños como las sierras de Ferrer y Bernia. Todo ello en un pequeño espacio y que pasa por ser además uno de los más continuos desde el punto de vista forestal, aunque en muchos de esos territorios existen espacios agrarios que bien podrían disminuir la vulnerabilidad.

Figura 5. Pendientes de la provincia de Alicante. Fuente: Centro Nacional de Información

Geográfica (CNIG), www.cnig.es. Elaboración propia.

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Aparte de este espacio crítico, el resto de pendientes en la provincia tienen una relevancia más puntual pero igualmente destacada, de tal manera que no podemos obviar que si se produjera un incendio cerca del Cabezó d’Or o en la Sierra de Mariola, además de otros factores de vulnerabilidad que iremos viendo, la pendiente sería un factor más que dificultaría las labores de extinción del incendio. En este punto no debemos tampoco olvidar que la pendiente per se no es un problema. Para que exista vulnerabilidad la condición sine qua non es que además de pendiente, debe haber combustible. 5.2.2.- El marco humano: la población rural Dentro de los localismos de las dos provincias analizamos el factor humano. Sin embargo, no podemos operar sin tener en cuenta la forma en la que debemos relacionarlo con los incendios forestales y por ello debemos hablar del factor humano que en este caso será la población rural. Hemos establecido unos parámetros previos de los que hablamos en la introducción de este TFM. Considerando que la población rural debe tener un marco de déficits de servicios, de número de población y de infraestructuras, hemos realizado varias cribas, primero, en función del número de habitantes. En este TFM propusimos una cantidad igual o inferior a 1.000 habitantes. El segundo corte dependía de si estaba en suelo forestal o muy cerca del mismo. Eran estos los dos requisitos que pusimos para empezar analizar los caseríos, pueblos y capitales municipales. En este tramo vamos a analizar los emplazamientos que están expuestos debido a su aislamiento y al número de habitantes. A más población, más dificultad para realizar una eventual evacuación con motivo de un incendio, pero un número nimio de habitantes implica también más dificultades para llegar a dicho emplazamiento y, por tanto, la evacuación será también complicada. Dicho esto, creemos que a medida que la población llegue al umbral de 1.000 habitantes la vulnerabilidad será mayor, y a medida que disminuya el número de habitantes el aislamiento del núcleo poblacional, en teoría, irá en aumento. Ha sido difícil hacer el estudio en la provincia de Valencia ya que, realizando los cortes especificados, hay más de un centenar de pueblos que cumplen los requisitos. En esta provincia encontramos caseríos prácticamente despoblados como Ahillas con 6 habitantes, en la comarca de Los Serranos, o Arroyo Cerezo con 12 habitantes en el Rincón de Ademuz. Para exponer un estudio del caso hemos escogido la comarca que más casos tiene y que puede suponer el mejor ejemplo. Se trata de la comarca de Los Serranos. Los emplazamientos más habitados coinciden con pueblos que son capitales municipales como el caso de Bugarra (831), Alpuente (754) y Gestalgar (737); mientras que los menos habitados son los que presentan peores comunicaciones: Ahillas (6), Artaj (15) u Oset (74).

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Escogiendo el caso de Los Serranos establecemos dos niveles de vulnerabilidad: por colapso y por aislamiento. De esta forma tenemos una población de entre 500 y 1000 habitantes que pueden ser vulnerables por colapso debido a que, siendo núcleo rural su afección antes o durante un incendio forestal será alta debido a que su evacuación puede llegar a ser muy dificultosa, llegando al colapso si las comunicaciones terrestres no son adecuadas. La vulnerabilidad por aislamiento complicará la evacuación por encontrarse incluso peor comunicados y, por tanto, toda acción que se lleve en dichos emplazamientos conllevará un mayor tiempo de desplazamiento. En la distinción no sólo interviene el número de habitantes, sino también el mayor o menor aislamiento de la entidad poblacional, marcada por las carreteras de acceso y, claro está, por la componente orográfica. En algunos casos el núcleo rural tiene tan sólo una misma vía de entrada y salida al mismo, mientras que en otros casos hay más de una vía de comunicación. El número de la población, unido a las carreteras y el factor orográfico nos hace establecer una diferencia entre poblaciones en un modelo que bien se puede exportar a otras comarcas con marcado acento rural de ambas provincias.

Pueblo Hab Comarca

Vul

nera

bilid

ad p

or c

olap

so

Bugarra 831 Los Serranos Alpuente 754 Los Serranos Gestalgar 737 Los Serranos Domeño 723 Los Serranos Chulilla 718 Los Serranos Losa del Obispo 574 Los Serranos Higueruelas 509 Los Serranos Titaguas 508 Los Serranos Calles 464 Los Serranos Andilla 405 Los Serranos

Sot de Chera 405 Los Serranos

Vul

nera

bilid

ad p

or a

isla

mie

nto

Benagéber 217 Los Serranos La Pobleta (Andilla) 155 Los Serranos Baldovar (Alpuente) 76 Los Serranos Oset (Andilla) 74 Los Serranos Obispo Hdez (Alpuente) 63 Los Serranos El Collado (Alpuente) 61 Los Serranos La Cuevarruz (Alpuente) 57 Los Serranos Corcolilla (Alpuente) 53 Los Serranos Artaj (Andilla) 15 Los Serranos Villar de Tejas (Chelva) 14 Los Serranos Pantano de Gener (Benagéber) 13 Los Serranos Caserío de Alcotas 8 Los Serranos La Torre (Alpuente) 7 Los Serranos Ahillas (Chelva) 6 Los Serranos

Balneario de Fuencaliente (Chulilla) 2 Los Serranos Tabla 4. Tipos de vulnerabilidades en la comarca de Los Serranos, Valencia. Fuente: Instituto

Nacional de Estadística (INE), www.ine.es; Ministerio de agricultura y Medio Ambiente, www.magrama.es, Centro Nacional de Información Geográfica (CNIG), www.cnig.es.

Elaboración propia.

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El mapa es esclarecedor y nos advierte de la gran cantidad de espacios habitados en el interior y en presencia de territorio forestado. Ello se puede observar en el Rincón de Ademuz, el ya comentado caso de Los Serranos, Requena, Valle de Cofrentes y Vall d’Albaida.

Figura 6. Núcleos rurales de mil o menos habitantes de la provincia de Valencia. Fuente:

Instituto Nacional de Estadística (INE), www.ine.es; Ministerio de agricultura y Medio Ambiente, www.magrama.es, Centro Nacional de Información Geográfica (CNIG), www.cnig.es,

Consellería de Gobernació de la Comunitat Valenciana. Elaboración propia.

El Análisis de estas características en Alicante es mucho más simple debido a que los criterios que escogimos nos ha reportado un número aceptable de núcleos poblacionales, que permiten realizar un mejor análisis. Aún así existen caseríos que el Instituto Nacional de Estadística no contempla singularizados sino como parte de varios núcleos diseminados en el municipio.

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PUEBLO HABS MUNICIPIO COMARCA Catamarruch 831 Planes Comtat Tárbena 809 Tárbena Marina Baja Sella 626 Sella Marina Alta Agres 598 Agres Comtat Bolulla 450 Bolulla Marina Baja Campo de Mirra 444 Campo de mirra Alto vinalopó Benimantell 364 Benimantell Marina Baja Penáguila 318 Penáguila Hoya de Alcoy Benimaurrell 261 Vall de laguar Marina Alta Beniarda 248 Beniardá Marina Baja Alcoleja 204 Alcoleja Comtat Fleix 194 Vall de laguar Marina Alta Benasau 174 Benasau Comtat Bodegueta 154 Benimantell Marina Baja Fontiles 133 Vall de laguar Marina Alta Confrides 129 Confrides Marina Baja Alcalá de la Jovada 128 Vall d'alcalá Comtat Befallim 110 Benifallim Campo de Alicante Quatretondeta 109 Quatretondeta Comtat Benillup 106 Benillup Comtat Facheca 104 Facheca Comtat Teix de Abajo 90 Torremanzanas Campo de Alicante Teix de Arriba 90 Torremanzanas Campo de Alicante Abdet 72 Confrides Marina Baja Famorca 59 Famorca Comtat Tollos 45 Tollos Comtat Beniaya 30 Vall d'alcalá Comtat

Tabla 5. Núcleos poblacionales de menos de 1000 habitantes de la provincia de Alicante. Fuente: Instituto Nacional de Estadística (INE), www.ine.es; Ministerio de agricultura y Medio

Ambiente, www.magrama.es. Elaboración propia.

En Alicante encontramos seis pueblos con la que hemos definido como vulnerabilidad por colapso: Catamarruch; Tárbena, Sella y Agres. Son entidades de población con entre 500 y 1000 habitantes. Estar en zona montañosa y forestal podría provocar problemas en evacuación. El resto de emplazamientos estarán tanto más aislado cuanta menos población tenga. En resumen, podemos decir que hay mayores espacios vulnerables en Valencia que en Alicante porque hay más núcleos habitados y están más disperso. En la provincia de Alicante el Comtat y la Marina Baja son las dos comarcas donde hay un mayor número de núcleos rurales con 1.000 o menos habitantes que están, además, en suelo forestal.

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Figura 7. Vías de comunicación hacia los núcleos rurales de Alicante. Fuente: Centro Nacional

de Información Geográfica (CNIG), www.cnig.es; Consellería de Infraestructuras, Territori y Medio Ambiente www.cit.gva.es/cast/carreteras/mapas-car/carreteras-cv-car/. Elaboración

propia.

Ahora bien, para realizar las pertinentes evacuaciones éstas serán más complejas allí donde existan mayor proporción de personas de la tercera edad debido a su escasa movilidad. Haciendo esta suposición hemos hecho un sucinto análisis para saber localmente qué emplazamientos rurales tendrían este problema. Para ello hemos recurrido a la tasa de envejecimiento que da la proporción de la población de 65 o más años con la siguiente formulación:

P = Población de 65 y más años / Población total * 100 En Alicante encontramos un núcleo, Tollos, en la comarca del Comtat, con 45 habitantes y una tasa de envejecimiento del 49%, por una tasa de adultez del 44,9%. Se trata del único caso en el que la tercera edad supera a la población de edad adulta en Alicante, y, además, siguiendo el criterio de vulnerabilidad en función de la población que aplicamos anteriormente estaría dentro de una situación de aislamiento.

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En Valencia encontramos dos casos. El primero el de la población de Castielfabib, capital del municipio homónimo en la comarca del Rincón de Ademuz. Su tasa de envejecimiento es de 46,8% frente al 42,4% de la población adulta. El segundo caso no es tan claro pero creemos pertinente exponerlo, se trata de Vallanca, también capital municipal y también en el Rincón de Ademuz. Sus tasas de adultez y envejecimiento prácticamente son iguales, 46,8% y 45,5%, respectivamente. Ambos pueblos, al igual que lo que ocurría en el caso alicantino están en lo que venimos a considerar vulnerabilidad por aislamiento. 5.3.- Factor meteorológico Aunque para muchos el clima es el factor más importante a tener en cuenta en la ignición de un incendio forestal, en este TFM le damos un valor igual a otros debido a que per se puede ser más o menos importante pero no definitivo si otros factores como la planificación y gestión, o la idiosincrasia del territorio están en el lugar adecuado. Desde un punto de vista geográfico e integrador, en este TFM intentamos desarrollar una Geografía capaz de mirar el aspecto físico, humano y regional para explicar un riesgo natural que además en muchos casos es inducido. Por esto mismo creemos que el clima es tan importante como la disposición de los núcleos poblacionales, la planificación o la ordenación territorial. Podemos distinguir entre factores y elementos del clima. Los factores son aquellas influencias que conforman las manifestaciones atmosféricas y que provocan como resultado los diferentes climas. Existen factores generales o más particulares, desde los factores astronómicos hasta los geográficos. Por otra parte, los elementos son cada una de las magnitudes físicas cuantificables. Son precisamente los elementos los que estudiaremos en este apartado: temperatura, la insolación, y, sobre todo, el viento. También incidiremos en la orientación de las cadenas montañosas como un elemento que hace variar los elementos del clima. El Mediterráneo da nombre al clima característico de las dos provincias que estamos estudiando en este TFM. Más allá de estos territorios, el clima mediterráneo se extiende por otros territorios no sólo de la propia península ibérica, sino de todo el Planeta. Científicamente denominado templado-cálido de fachada oriental, se da en regiones como el centro de Chile, suroeste de Sudáfrica, una parte de Australia, el estado de California en Estados Unidos y entre los paralelos 32º y 38º latitud norte dentro de Europa y una parte del territorio marroquí. Sin embargo, ni tan siquiera nos hace falta irnos tan lejos para singularizar este clima en la zona objeto de nuestro estudio. La propia península ibérica en su mayor parte tiene rasgos de mediterraneidad. Las diferentes variantes se

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pueden ver en la propia Comunidad Valenciana. Los inviernos en general son moderadamente suaves, con temperaturas en torno a los 10 ºC por ejemplo en Valencia, y veranos caracterizados por el intenso calor, con una media aproximadamente de 25º C en la provincia valenciana, pero con máximas que perfectamente pueden superar los 40º C en numerosas zonas del interior. Hay variantes de este clima, ya que no es igual en el noroeste de Valencia, en el Rincón de Ademuz, que en Guardamar del Segura en Alicante. Las variantes de la mediterraneidad del clima ya las destaca uno de los más importantes geógrafos españoles de todos los tiempos, Javier Martín Vide, quien distingue hasta seis tipos: submediterráneo, continental, de fachada oriental, meridional, árido o del sureste y, de montaña (Climas y tiempos de España, Matín Vide y Olcina Cantos, 2001). Hay una serie de factores que hace variar este clima regionalmente. Uno de los rasgos que hace diferente con respecto al resto de las otras variantes es que es el único que está bañado por un mar, el Mediterráneo, el de mayor superficie del mundo, sino contamos los océanos. Es además un mar sumamente cálido lo que le confiere mayor singularidad a este clima con respecto a otras variantes. Provoca que las oscilaciones térmicas sean más acusadas en el interior que en la costa y ocasiona diferencias costa-interior con respecto a la humedad, obviamente mayor en las zonas litorales. No podemos olvidar la orografía. Más adelante hablaremos de las diferencias locales que existen entre ambas provincias en este sentido. Podemos decir que la provincia de Alicante es más montañosa que Valencia pero que ésta última tiene un relieve algo más diverso. Las precipitaciones son tremendamente irregulares y diferentes según estemos, por ejemplo, en el norte en el Rincón de Ademuz (Valencia) o la Vega Baja del Segura (Alicante). Depende de factores como la presencia de montañas más o menos altas, su disposición u orientación, la cercanía al mar, y el flujo a los vientos dominantes del interior (Ponientes) o de la costa (Levante). 5.3.1.- Elementos del clima Para este TFM estudiaremos la las tormentas eléctricas que ocasionan los rayos, las temperaturas, la radiación solar, las masas de aire y la nieve. Todos estos elementos no tienen la misma relevancia. Los rayos son, estadísticamente, el principal motivo de ignición de un incendio, mientras, otros elementos como las masas de aire pueden propagar las llamas. 5.3.1.1.- Las masas de aire y los rayos como origen de la ignición Los rayos son debido al cambio de polaridad positiva-negativa entre las nubes y la tierra. Normalmente estas nubes son grandes cumulonimbos y como no, son debido a un crecimiento vertical que nos indica que existe o se está

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formando una tormenta que tendrá como resultado precipitación, relámpagos, truenos y rayos. Dependiendo de la cantidad de lluvia, si hay aparato eléctrico, pueden generar incendios forestales que pueden ser apagados por la propia lluvia o no. En las estadísticas que ya veremos más adelante ya podemos adelantar que estas tormentas con aparato eléctrico y generadoras de incendios sólo se han dado en la provincia de Valencia. Las tormentas pueden tener diferentes génesis y pueden no ser exactamente iguales, éstas dependen de un elemento del clima: las masas de aire. Según su procedencia tendremos un tipo de tormenta con rayos. Podemos diferenciar tres tipos de masas de aire que llegan y afectan a las dos provincias estudiadas para el caso que nos ocupa: Tropical Continental, Tropical Marítima y Polar Marítima. -Masa de aire Tropical Continental Es una de las más importantes no en cuanto a persistencia a lo largo del año sino en lo que ocasionan cuando llegan. Se trata de vientos que entran de S-SE proveniente del continente africano, más concretamente de la baja térmica de Argelia, y al entrar en contacto en el mar Mediterráneo gana en humedad. Tenemos, pues, una masa de aire muy cálida y húmeda, dos condiciones para que una masa de aire se inestabilice. El último factor que falta es el obstáculo montañoso. Esto último degenera la masa de aire del estado en el que nació, ya no es igual y el contacto con las montañas da origen a tormentas de rayos con cierta importancia del aparato eléctrico y poca precipitación en comparación con lo que habitualmente precipita de forma torrencial en la Comunidad Valenciana. Esta advección sahariana pese a la entrada en contacto con un cuerpo de agua como el Mediterráneo sigue siendo seca en comparación con otras. La importancia de esta masa de aire es que va cargada con polvo en suspensión. Estas tormentas secas son las que pueden ocasionar incendios forestales.

Figura 8. Mapas de 850 y 500 hPa. Advección de polvo sahariano y viento del suroeste en la Comunidad Valenciana el 28 de junio de 2012. Fuente: www.wetterzentrale.de

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-Masa de aire Polar Marítima Las borrascas del Atlántico que cruzan toda la península van dejando importantes chubascos en el noroeste, pero a medida que entran en territorio ibérico van perdiendo humedad y ganando en temperatura. Esta masa de aire entra en la Comunidad Valenciana produciendo un efecto foëhn al contactar con las sierras valencianas. Pueden entrar en dirección W-NW o incluso SW lo que unido a las orientaciones de las montañas alicantinas y valencianas tendrán mayor o menor incidencia. Esta masa de aire deja débiles precipitaciones que ocasionalmente pueden dar lugar a tormentas con aparato eléctrico especialmente en territorio valenciano. Si no se disuelve esta masa de aire, eventualmente se puede volver a cargar de humedad cuando llega al Mediterráneo y reactivarse con cierta fuerza, sin embargo, esto no es lo habitual. Lo procedente es que esta masa de aire llegue totalmente desecada y entre en la comunidad siendo el llamado Terral o Poniente. En verano sólo ocasiona bajada de temperaturas si se da alguna esporádica tormenta de granizo, pero lo más frecuente es que haya subidas por el efecto foëhn. En las épocas de mayor precipitación en el Mediterráneo, esto es, Primavera-Otoño, deja chubascos y tormentas de importancia relativa. -Masa de aire Tropical Marítima Esta masa de aire entra por el suroeste peninsular y puede llegar a territorio valenciano como Terral o Poniente. Se trata de una masa de aire de viento muy cálido que por el efecto foëhn gana incluso más temperatura. No ocasiona tormentas eléctricas sensu stricto pero puede dar lugar, combinado con otros factores, a la propagación de un incendio forestal. -Los rayos Desde el año 1.968 hasta el año 2.010 la Comunidad Valenciana, a través de la Consellería de Gobernació registró por esta causa un total de 33 incendios forestales de más de 100 hectáreas. Esa cifra supone un 20,4% del total de igniciones de esta extensión, además de ser, como ya dijimos, el elemento natural por excelencia que per se puede provocarlos. Hemos divididos los 33 incendios provocados por rayos en intervalos. El período más nefasto ocurrió entre 1.991 y 1.995, con doce incendios. Tras este le sigue el quinquenio 1.981-1.985 con ocho igniciones de más de 100 hectáreas. Por la otra parte, debemos mencionar que la entrada en el nuevo siglo ha provocado una significativa disminución de este causante natural.

Incendios de más de 100 has

Años Nº de incendios

68-70 1

71-75 3

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76-80 4

81-85 8

86-90 2

91-95 12

96-2000 2

2000-2005 1

2005-2010 0

Tabla 6. Incendios de más de 100 has. en la Comunidad Valenciana debido a los rayos (1968-2010). Fuente: Consellería de Gobernació. Elaboración propia.

Ahora bien, si hablamos de incendios de menos de 100 hectáreas, los llamados conatos, el número se ve especialmente incrementado en todos los intervalos. Es más, analizando los datos estadísticos de Valencia y Alicante se advierte un aumento de los mismos en este mismo período de tiempo. En los 90 se experimentó un significativo número de conatos. Ya entrados en el nuevo siglo, las pequeñas igniciones siguen incrementándose hasta llegar a las 371 en el período 2.000-2.005, para volver a disminuir en el quinquenio 2.005-2.010, pero aún siguen siendo en comparación con la década de los 70 y 80.

Conatos de incendios

Años Nº conatos

68-70 19

71-75 73

76-80 65

81-85 115

86-90 118

91-95 223

96-2000 253

2000-2005 371

2005-2010 219

Tabla 7. Conatos de incendios en Alicante y Valencia (1968-2010). Fuente: Consellería de Gobernació. Elaboración propia.

Si realizamos el análisis estadístico de los incendios de menos de 100 hectáreas por provincias, en Valencia siempre el número de estos pequeños fuegos es mucho mayor que en Alicante, debido sin duda a una mayor superficie forestal. Encontramos una diferencia estadística en ambas provincias y es que desde 1968 hasta 2010 el número de conatos ha ido creciendo siempre hasta alcanzar el récord en el período 2005-2010, con 47 conatos. Sin embargo, en Valencia el máximo número de conatos se sucedió en el quinquenio 2000-

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2005, con 371 conatos. Posteriormente, en el último intervalo las pequeñas igniciones volvieron a disminuir hasta niveles de la década de los años 90.

Alicante

Valencia

Años Nº conatos

Años Nº conatos

68-70 2

68-70 17

71-75 3

71-75 70

76-80 3

76-80 62

81-85 4

81-85 111

86-90 7

86-90 111

91-95 13

91-95 210

96-2000 36

96-2000 217

2000-2005 40

2000-2005 331

2005-2010 47

2005-2010 172

Tabla 8. Conatos de incendios forestales en Alicante y Valencia (1968-2010). Fuente: Consellería de Gobernació. Elaboración propia.

Una vez analizada toda la estadística, podemos aseverar que todos los incendios importantes conocidos por esta causa se han producido en la provincia de Valencia. Un total de 23 incendios se han producido en este territorio. Incluso dos emplazamientos se han repetido incendios en diferentes años por la misma causa. Son los casos de Millares en dos ocasiones, en la comarca del Valle de Cofrentes; y Requena en cuatro ocasiones en la comarca homónima. En este último caso en 1.984 se produjeron dos incendios sin solución de continuidad, el primero el 19 de julio de ese año, y semanas después, el 13 de agosto, volvía a producirse otra ignición por la misma causa. Es lógico que en Valencia se hayan producido los grandes incendios, ya que en esta provincia el espacio forestal es mayor. La fragmentación boscosa y la roturación agrícola en Alicante hace complicado que se produzcan incendios forestales de gran extensión. Sin embargo, a la hora de estudiar zonal o geográficamente el mayor problema es la falta de identificación del emplazamiento. En el período estudiado se produjeron hasta diez incendios que la consellería no ha ubicado en lugar alguno, aunque sí se poseen los datos de la extensión quemada y la causa, en este caso, los rayos.

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A partir de 500 hectáreas podemos hablar de un gran incendio. Como tal y por esta causa el número se reduce un tercio, pasando de 33 a 11 incendios. El peor tuvo lugar en el nefasto año 1994. La ignición comenzó el 4 de julio de ese año en Millares, en la comarca del Valle de Cofrentes afectó a más de 25.000 hectáreas de suelo forestal y 500 hectáreas más de suelo no forestal. Nueve años antes, en 1985 en el pueblo de Tous, unos años después de la terrible y tristemente conocida pantanada de Tous tuvo lugar otra gran catástrofe por culpa de un rayo que provocó la ignición que devastó casi 19.000 hectáreas de suelo forestal en el que es el segundo más importante y de mayor extensión por esta causa. Y no menos importante fue el del año 1991 en Yátova, en el interior de la provincia valenciana que afectó a más de 15.000 hectáreas de terreno forestal y hasta 2.000 hectáreas de terreno no forestal.

Figura 9. Mapa de frecuencia de rayos en la provincia de Valencia. Fuente: Consellería de Gobernació. Elaboración propia.

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Fecha de

Inicio TM de Origen Arbolada No Arbolada Veg.Herb Total Forestal

Total no Forestal Causa

04/07/1994 MILLARES 11.835,00 13.545,00 50,00 25.430,00 500,00 Rayo 27/07/1985 TOUS 16.085,00 2.801,00 0,00 18.886,00 0,00 Rayo 28/07/1991 YÁTOVA 6.330,00 9.070,00 0,00 15.400,00 2.015,00 Rayo 13/07/1991 LUTXENT 855,00 2.215,00 0,00 3.070,00 0,00 Rayo 05/08/1990 MILLARES 2.600,00 0,00 0,00 2.600,00 0,00 Rayo 01/09/1978 INDETERMINADO 2.240,00 190,00 0,00 2.430,00 0,00 Rayo 07/08/1993 ANDILLA 1.545,00 432,00 110,00 2.087,00 0,00 Rayo 31/07/1994 REQUENA 1.650,00 0,00 0,00 1.650,00 0,00 Rayo 19/07/1984 REQUENA 900,00 200,00 0,00 1.100,00 0,00 Rayo 24/07/1984 GUADASSUAR 355,00 745,00 0,00 1.100,00 0,00 Rayo 17/07/1975 INDETERMINADO 290,00 510,00 0,00 800,00 0,00 Rayo

Tabla 9. Incendios forestales por causa de rayos en la provincia de Valencia. Fuente: Consellería de Gobernació. Elaboración propia.

-Las masas de aire y orientación de las laderas Porcentualmente los orígenes de las masas de aire en la Comunidad Valenciana son del oeste, es decir, masa de aire Tropical y Polar Marítimas que pierden tal condición al entrar en la península. En función de la disposición montañosa de la provincia de Valencia y Alicante entrarán principalmente del NW (en Alicante) o SW (en Valencia).

Figura 10. Tipos de tiempo y masas de aire en la Comunidad Valenciana. Fuente: Atlas

Climático de la Comunidad Valenciana, Sancho Ávila, J.M., et all., 2012. Elaboración propia.

Como se observa en los mapas, en Alicante las masas de aire entrantes principalmente vienen del oeste. Sin embargo, la orientación de sus montañas siguen una directriz igual al del Sistema Bético, esto es, SW-NW, por tanto los vientos terrales para poder ser más efectivos tienen que entrar de justo de

Porcentaje de los tipos de tiempo y masas

de aire asociadas a lo largo del año

Subsidenciaanticiclónica,advecciónanticiclónica y pantanobarométrico

Advección del levante conbaja en altura yascendencia ciclónica

Adveccionesseptentrionales ycontinentales

Advecciones zonales ysubzonales (W,SW,NW)

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frente y en este caso la masa de aire que afectaría más sería aquella que entrase del cuarto cuadrante. Los vientos del SW también vienen a ser representados en el mencionado mapa de entrada de masas de aire. Existen más corredores de entrada de flujos de aire del Sur-Sureste. En el sur de la provincia tenemos la Penya Grossa y la Sierra de Crevillente en la comarca del Vinalopó Medio donde entran sobre todo flujos del S-SE, sin embargo en el centro de la Sierra de Crevillente, en el Picatxo de San Gabriel entra un flujo del W-NW. En el Alto Vinalopó están las sierras de Salinas, de les Fontanelles y Onil con una clara orientación de cara a la entrada de flujos de viento de S-SE. En esta misma comarca un corredor como el valle de Biar tiene entradas de masas de aire del tercer y cuarto cuadrante. En la comarca del Bajo Segura está la sierra de Orihuela que posee ambas orientaciones, S-SE y W-NO-NE. La sierra de Carrasqueta en su parte más occidental tiene un claro flujo del W-NO-NE con pequeños corredores exteriores de entrada de S-SE. En la comarca del Campo de Alicante se sitúan las sierras de La Grana y del Cabeçó d’Or que como bien se marca en el mapa tienen orientación que permite sobre todo la entrada de masas de aire del oeste.

Figura 11. Mapas de entrada de masas de aire. Fuente: Centro Nacional de Información Geográfica (CNIG), www.cnig.es; Atlas Climático de la Comunidad Valenciana, Sancho Ávila, J.M.,

et all., 2012. Elaboración propia.

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A medida que vamos yendo hacia el norte el mapa de las orientaciones y la entrada de los flujos teóricos de entrada de masas de aire se complica. Aún así nos queda claro que en la Marina Baja está la sierra Gelada con clara entrada del W-NW. En la misma comarca tenemos las sierras de Almudaina, Xorta y Aitana con más espacios entre sí pero con predominio de manchas rojas que nos indican que probablemente entren vientos del segundo cuadrante, mientras que en sus interfluvios entran flujos del oeste. No podemos obviar que estos vientos occidentales pueden entrar por las sierras de Beneixada, Fontadella, Arguenya, Castalla y Maigmó. En Valencia es más complicado dirimir las entradas de las masas de aire según la orientación de sus montañas. Muchas de sus sierras siguen la directriz del Sistema Ibérico, esto es, NW-SE. Es sobre todo el Valle de Cofrentes donde se puede apreciar una mayor mancha amarilla que nos indica que en esa zona fluyen o entran vientos del W-SW. También tiene cierta importancia el conjunto de las sierras de El Negrete y de Utiel, en la comarca de Requena. Podríamos afirmar que al norte de la provincia existen trazas de elementos del relieve por donde fluyen vientos del tercer y cuarto cuadrante aunque siempre con entradas del S-SE, se tratan de la estribación más suroriental del Sistema Ibérico que entra hacia la comarca de Los Serranos donde existen sierras como El Sabinar y más hacia el este, las laderas de la Sierra Calderona abiertas al oeste. La entrada de masas de aire es fundamental para entender el peligro o riesgo de incendio forestales. Si existe tormenta seca, en función del origen de la masa de aire, vendrá con la misma la aparición de rayos y por tanto habrá muchas posibilidades de que se produzca la ignición, pero depende también de la orientación de la cadena montañosa, pero sobre todo del efecto foëhn. Aún así, estos dos factores no pueden actuar por si mismos para producir un incendio de gran magnitud. 5.3.1.2.- La temperatura Nos interesa como una variable que puede generar vulnerabilidad o riesgo de incendio. Las temperaturas entran en juego en la ignición de los incendios por las temperaturas. Las olas de calor de forma continuada a lo largo del estío puede ser el motor de un gran incendio forestal. El pasado verano fue especialmente virulento en cuanto a incendios, siendo el de Cofrentes el mejor ejemplo. El verano de 2012 se caracterizó por la repetición de olas de calor de más o menos intensidad durante los tres meses del verano. Las temperaturas son moderadas tanto en verano como en invierno pero esta generalización no nos sirve. Hay muchas y notorias diferencias de temperatura entre el norte y el sur, la costa y el interior y, desde luego, debe quedar claro,

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que dependerá sobre todo de la existencia o no de combustible el que un fuego comience. En el caso de Valencia y Alicante, las temperaturas máximas siempre se alcanzan en el interior de ambas provincias. Si el emplazamiento está en una “hoya”, esto es, entre dos sistemas montañosos, la temperatura será mayor por la falta de flujos de masas de aire. En general en zonas de cierta altitud son más proclives a sufrir un estimado aumento térmico, que será más significativo en los valles. Esto se verá reflejado principalmente en verano en el caso que nos interesa.

Figura 12. Mapa de temperaturas máximas absolutas en Alicante y Valencia (1961-1990).

Fuente: Centro Nacional de Información Geográfica (CNIG), www.cnig.es; Atlas Climático de la Comunidad Valenciana, Sancho Ávila, J.M., et all., 2012. Elaboración propia.

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Los mapas de temperatura que hemos elaborado han sido hechos a partir de interpolaciones de algoritmos del Sistema de Información Geográfica Arc Gis. Tenemos unos valores de un período de tiempo de 30 años, sacados del Atlas Climático de la Comunidad Valenciana, y posteriormente se aplica una fórmula matemática para estimar cómo será la temperatura en el resto del territorio donde no hay una serie climática con datos. Así elaboramos, por ejemplo, el mapa de temperaturas máximas alcanzadas en las dos provincias estudiadas. Pese a los valores apreciados en el mencionado atlas, tenemos que poner en entredicho dichas temperaturas, pues, al realizar la comparación con las cifras oficiales de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) sobre los extremos térmicos, encontramos incoherencias que conviene advertir en este trabajo. En Valencia, según el Atlas Climático de la Comunidad Valenciana encontramos tres estaciones que superan ampliamente los 40ºC, se trata de Bugarra en la comarca de Los Serranos que llegó a los 49 ºC de temperatura máxima absoluta en los meses de junio y julio desde 1961 a 1990. Les siguen dos estaciones, la de Cofrentes en la comarca del Vall de Cofrentes, y Xativa en la comarca del Canal de Navarrés, ambos emplazamientos con 47 ºC. Sin embargo, las cifras oficiales de AEMET nos dicen que el hito térmico está en la estación el aeropuerto de Valencia, con 43,4 ºC, que data del 6 de julio de 1986. Por tanto, el dato aportado por el libro es poco fiable. Las tres estaciones mencionadas con anterioridad cumplirían alguno de los requisitos que previamente teorizamos, es decir, lugares interiores y además están en zonas forestales, lo cual les confiere cierto grado de exposición al riesgo de incendios forestales. En Alicante tenemos dos entidades de población con temperaturas máximas absolutas de más de 40 ºC, se trata de Villena, en el Alto Vinalopó con 44 ºC y sobre todo El Pinós, en el Vinalopó Medio con 46 ºC. Según fuentes oficiales de AEMET, la temperatura máxima absoluta se produjo en la ciudad de Alicante el 5 de julio de 1994 con 41,4 ºC, por tanto, tenemos que volver a poner en entredicho los valores del libro consultado. Para el estudio que estamos realizando, en el caso alicantino, sólo cumple una premisa: estar en el interior. No se tratan de emplazamientos montañosos ni que destaquen por estar cerca de una masa forestal. Estas características deberían cumplirse en la montaña de Alicante que comprendería las comarcas del Comtat, Hoya de Alcoy, Marina Alta y Marina Baja, sin embargo, la interpolación hecha no nos ofrece un mapa de más detalle porque carecemos de datos oficiales de las estaciones secundarias que nos podría proporcionar AEMET, y a las que no hemos podido tener acceso, para dichas comarcas. No tenemos dudas de que en el interior de Alicante, en la Montaña se llegan a temperaturas iguales, parecidas o superiores a las estaciones de Villena y El Pinós. Aún así las temperaturas máximas absolutas no sólo rondan los 40 ºC

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sino que en numerosas estaciones en el verano se alcanzan valores de 40 ºC, 41 ºC ó 42 ºC.

VALENCIA EMPLAZAMIENTO COMARCA TEMP.MX. ABS. Bugarra Los Serranos 49 ºC Cofrentes V.Cofrentes 47 ºC Xátiva C.Navarrés 47 ºC

Tabla 10. Temperaturas máximas absolutas en Valencia y Alicante (1961-1990). Fuente: Atlas Climático de la Comunidad Valenciana, Sancho Ávila, J.M., et all., 2012.. Elaboración propia.

En el mapa de temperatura media de las máximas absolutas los valores se matizan bastante, sin embargo, se repiten varios de los emplazamientos que antes comentamos. En Valencia de nuevo Bugarra, Cofrentes y Xátiva ofrecen los valores más altos además del mismo orden. La población situada en Los Serranos, Bugarra, tiene una temperatura media de las máximas absolutas de 27 ºC, mientras que con dos grados menos se sitúan Cofrentes y Xátiva.

Tabla 11. Temperaturas máximas medias en Valencia y Alicante (1961-1990). Fuente: Atlas Climático de la Comunidad Valenciana, Sancho Ávila, J.M., et all., 2012. Elaboración propia.

En la provincia de Alicante Monforte del Cid, en el Vinalopó Medio ostenta la mayor temperatura con 26 ºC, seguido de Elche y Catral con 25 ºC. Estas temperaturas no nos dicen demasiado para confirmar nuestra hipótesis. Esto puede deberse incluso a que no hace falta que se alcancen grandes temperaturas para que se favorezca la ignición allí donde la orientación, las masas de aire y sobre todo la existencia de combustible sean lo suficientemente importantes como para que la temperatura actúe como precursor indirecto del inicio de un fuego.

ALICANTE EMPLAZAMIENTO COMARCA TEMP.MX.ABS. El Pinós Vinalopó Med. 46 ºC Villena Alto Vinalopó 44 ºC

VALENCIA EMPLAZAMIENTO COMARCA T. MD MX. ABS. Bugarra Los Serranos 27 ºC Cofrentes V.Cofrentes 25 ºC Xátiva C.Navarrés 25 ºC

ALICANTE EMPLAZAMIENTO COMARCA T. MD MX. ABS. Monforte del Cid Vinalopó Med. 26 ºC Elche Bajo Vinalopó 25 ºC Catral Bajo Segura 25 ºC

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Definitivamente las temperaturas máximas absolutas no operan o no juegan un papel excesivamente relevante. En Alicante “las temperaturas máximas medias más altas se registran en las comarcas del Sur y en zonas de baja altitud (…). Los 40 ºC se han superado en la mayor parte de los observatorios de las provincias de Valencia y Alicante excepto en las zonas más altas”. Sin embargo, más adelante el autor afirma que “Las máximas absolutas en las zonas interiores están asociados a invasiones de aire cálido sahariano con gran estabilidad atmosférica en los meses de julio y agosto”. (Pérez Cuevas, A.J, Atlas Climático de la Comunidad Valenciana, 1994, p.79)

Figura 13. Mapa de las temperaturas máximas medias en Alicante y Valencia (1961-1990). Fuente: Centro Nacional de Información Geográfica (CNIG), www.cnig.es; Atlas Climático de la

Comunidad Valenciana, Sancho Ávila, J.M., et all., 2012. Elaboración propia.

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5.3.1.3.- La radiación solar La radiación solar es otro elemento del clima que nos puede aportar información acerca de si es o no importante en los incendios forestales. Dentro de la radiación solar distinguiremos la directa y la radiación difusa. Según la Agencia Estatal de Meteorología la primera es “la irradiancia que alcanza la superficie en un plano horizontal procedente únicamente del disco solar”. La radiación difusa, por otra parte es “la que incide igualmente en un plano horizontal procedente del resto del cielo debido a los procesos de dispersión que se producen en la atmósfera” (Sancho Ávila, J.M., et all. “Atlas de radiación solar en España”, 2012, p. 6). Por razones obvias la radiación global sería la suma de ambas. La continua radiación unida a las horas de sol a lo largo del año provoca que la evapotranspiración llegue a ser muy efectiva. Si el año se presenta lluvioso la radiación puede provocar la desecación rápida de los lugares que han sido bañados por la precipitación. Sin embargo, si el año no ha sido prolífico en lluvias esta radiación puede provocar aridez y puede llegar a secar la biomasa. Si el sustrato sigue muy seco la radiación da un ingrediente extra para que un terreno agroforestal esté expuesto al peligro de incendios.

Figura 14. Irradiancia global media diaria (1983-2005). Fuente: Atlas de radiación solar en

España, Sancho Ávila, J.M., et all., 2012. Elaboración propia. Como vemos en el anterior gráfico de la radiación global media diaria entre 1983 y 2005, en la provincia de Alicante hay más radiación media diaria, 5,05 kilowatios por metro cuadrado al día por 4,92 Kw/m2 día, de Valencia. La provincia sureña tiene una mayor radiación directa que en Valencia y su radiación difusa también es mayor que la provincia capitalina. En el siguiente gráfico vemos la evolución de la radiación por meses. Lo más importante a destacar es que los meses de verano, junio y julio, en Alicante el valor de radiación directa es muy similar a diferencia que en Valencia en donde en el mes de julio se alcanza el máximo de radiación directa. En general en Alicante

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todos los meses hay una mayor radiación global que en Valencia, lo cual le confiere ser una provincia mucho más expuesta. En este punto no debemos olvidar la disposición de la biomasa que es más continua en Valencia y más roturada en Alicante, por tanto, aunque en la capital haya menos radiación, ésta sigue teniendo unos guarismos parecidos a los de Alicante, así que lo que diferenciará una y otra será el uso agroforestal de su espacio. Como ya hemos comentado, el espacio agroforestal está mejor definido y planificado en Alicante, mientras que en Valencia la masa forestal es un gran continuo. Hay diferencias tanto en el espacio como en el tiempo. La radiación será diferente en función del mes del verano del que hablemos pero también de la zona de Alicante y Valencia en la que estemos. En el mes de junio los mayores índices de radiación están en las comarcas del Valle de Cofrentes y Requena-Utiel con aproximadamente 7.60 Kw/m2 día. También existen grandes zonas en la Huerta de Alicante, la propia ciudad hasta las comarcas de la Ribera. En Alicante los mayores índices se encuentran en las comarcas del Vinalopó y el Bajo Segura con 7.80 Kw/m2 día. Algo menos de radiación existe en la Marina Alta, concretamente entre Denia y Calpe, con 7.60 Kw/m2 día.

Figura 15. Irradiancia directa y difusa mensual en Alicante y Valencia (1983-2005). Fuente: Atlas de radiación solar en España, Sancho Ávila, J.M., et all, 2012

En el mes de julio se alcanza el cénit de radiación en la Comunidad Valenciana. El extremo oeste de la comarca de Requena-Utiel es donde mayor llega la radiación, concretamente 8.00 Kw/m2 día. En este sector dominan espacios agrícolas y agroforestales. Con 7.80 también es un valor alto para el resto de la provincia donde además se concentra la mayor parte de los espacios forestales valencianos. En Alicante de nuevo el Bajo Segura y el Alto Vinalopó son los dos sectores donde mayor radiación existe. No es el lugar donde se concentra la mayor parte de espacios forestales a diferencia de

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Valencia. En general en ambas provincias se alcanzan valores altos de radiación solar.

Figura 16. Mapas de irradiancia global media de junio, julio y agosto en Alicante y Valencia (1983-2005). Fuente: Atlas de radiación solar en España, Sancho Ávila, J.M., et all., 2012.

Elaboración propia. En Agosto los índices de radiación solar ya comienzan a disminuir. El mapa que se muestra es ciertamente parecido al del mes de junio con algunas diferencias. El centro de la comarca de Requena en Valencia obtiene un índice medio de 6.80 Kw/m2 día. Es la mayor radiación solar alcanzada en este mes junto al sur del Bajo Segura y el centro de las comarcas del Vinalopó en Alicante Podemos decir que este factor es más peligroso para Valencia ya que los mayores índices coinciden espacios agroforestales o de dominio absoluto de la biomasa. Esto no sucede en Alicante, donde la mayor radiación se da en la huerta alicantina del Bajo Segura y Vinalopó pero allí los espacios forestales son más bien muy escasos, y por tanto el riesgo de incendio también es ínfimo. Inferimos de todo lo anterior que la importancia de este hecho radica en que una cantidad similar de kilowatios por metro cuadrado provocará, en teoría, más desecación, evapotranspiración y por tanto, riesgo en Valencia frente a Alicante. Este elemento por sí solo no es peligroso si la radiación no es alta, pero unido al calor, el viento, la biomasa, la falta de oxígeno y la sequía pueden ser necesarias para que favorezca la ignición. 5.3.1.4.- La nieve Las precipitaciones en forma de cristales de hielo evidentemente no pueden provocar incendios forestales, sin embargo, puede inducir a los mismos de forma indirecta si el hombre no entra en juego. Al producirse una nevada con un espesor importante de aproximadamente medio metro de tal forma que afecta a la parte más baja de la vegetación arbórea de la biomasa. Cuando se quita o se derrite la nieve los troncos de esos árboles pueden quedar inclinados

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o dañados. Si no se gestiona adecuadamente la limpieza del arbolado, es decir, si no se ha limpiado la zona adecuadamente, al llegar un incendio, será mucho más fácil la propagación del mismo si no se ha limpiado la zona adecuadamente. Este hecho depende de otras circunstancias pero sobre todo es el que menos influye debido a que las nevadas son muy poco frecuentes sobre todo en la provincia de Alicante. En algún puntos del interior valenciano los días medios de precipitación en forma de nieve pueden ser de más de cinco como es el caso de Áyora en del Valle de Cofrentes, (Atlas de radiación solar en España, Sancho Ávila, J.M., et all., 2012, p. 177). Pero como aseveramos, lo importante es el espesor de nieve. Se han dado casos de espesores importantes en la Montaña de Alicante. Combinado con la masa boscosa provoca la ruptura de ramas que caen al suelo como combustible altamente inflamable. Podemos tomar como referencia la nevada de Torremanzanas de 2009. Aquella situación rompió parte del arbolado de la zona. No ocurriría nada si la gestión de los montes fuera la adecuada. Sin embargo, en el caso de Torremanzanas, no se limpiaron aquellas ramas que habían caído debido a la acumulación de nieve, lo cual propició que el incendio posterior se propagara con facilidad. Es esta es la razón que hace que la nieve sea un elemento más en la propagación de un incendio. 5.4.- El factor antrópico Según los datos facilitados por la Consellería de Gobernació la mayoría de los incendios forestales producidos en las provincias de Alicante y Valencia son de origen antrópico directa o indirectamente. En este apartado se incluyen como causas la intencionada propiamente dicha, pero también las negligencias y causas accidentales. Además estimamos pertinente otras causas relacionadas con el hombre como son: quemas agrícolas y pastos, trabajos forestales, hogueras, fumadores, quemas de basuras, escapes de vertederos, quemas de matorrales, motores y máquinas, maniobras militares, ferrocarriles y líneas eléctricas. Los datos a analizar van desde el 1 de enero de 1968 hasta el 31 de diciembre de 2010, en dos series de datos que son homogéneas. Hemos realizado una criba en la que sólo escogimos aquellos incendios de como mínimo 250 hectáreas de afección, que supone un número ínfimo con respecto al total. Mientras que en la provincia de Valencia la Consellería hemos cifrado el número de incendios en 129 del total de 6864, en la provincia de Alicante hemos obtenido un total muy parecido, 128 pero de un total de 4.878 incendios. Por este motivo utilizaremos un valor porcentual para poder equiparar y diferenciar mejor las causas antrópicas. Según esta base de datos, los incendios causados por el hombre, referidos anteriormente, no tienen la misma importancia entre las dos provincias, si bien

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hay una serie de causas que son dominantes en ambas, las intencionadas. Las causas intencionadas dominan en ambos territorios. En Valencia en cuarenta y dos años los pirómanos han causado 78 siniestros, mientras que en Alicante han sido 91 incendios, sin embargo, su porcentaje no es el mismo. Para la provincia capitalina la intencionalidad ha supuesto un 60,5%, claramente inferior que para la provincia alicantina, que alcanza el 71,1%. El segundo motivo antrópico de ignición difiere para ambas provincias. Las negligencias, según los datos de la Consellería, son la segunda causa con un 10,1% en Valencia. La segunda razón en la provincia de Alicante son los fumadores, con un 7%. La tercera causa antrópica, que es la quema agrícola, supone un porcentaje bastante bajo en ambas provincias, un 9,3% en Valencia y un 6,3% en Alicante. Sorprendente este último porcentaje, pues por la masa agrícola aún activa en ambas provincias lo lógico sería pensar que las quemas agrícolas tuvieran mayor peso específico en las estadísticas del inicio de los incendios forestales. La explicación está en la aplicación de las leyes y los planes que establecen cómo y cuándo se han de realizar dichas quemas agrícolas. Como es lógico pensar, las quemas agrícolas no se pueden realizar en épocas de mucho calor, con alertas meteorológicas de tiempo adverso. En este sentido la Comunidad Autónoma establece bien los tiempos en que hay que realizar las quemas agrícolas, lo cual explica el bajo porcentaje.

Figura 17. Gráfico de las causas antrópicas de ignición de incendios forestales de más de 250

has. en Valencia (1968-2010). Fuente: Consellería de Gobernació. Elaboración propia.

Causas antrópicas de ignición de los incendios forestales de más de

250 has. en Valencia (1968-2010)

Intencionado Negligencias Quema agrícola Fumadores

Maquinarias Quema de basuras Líneas eléctricas Maniobras militares

Hogueras Quemas pastos Trabajos forestales

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En Valencia otras causas menores y de poca importancia son los fumadores con un 6% del total de 129 incendios de causas exclusivamente que tienen que ver con el hombre. Y no es causa precisamente baladí, ya que por este motivo han ardido en Valencia miles de hectáreas. El peor de los incendios por este motivo comenzó el 5 de julio de 1994 en Requena, en la comarca homónima, en la que ardieron 24.064 hectáreas de superficie forestal arbolada más 705,9 hectáreas de superficie no forestal. Así pues, no conviene tampoco banalizar esta causa aunque su porcentaje con respecto al total sea tan ínfimo. El hecho tirar una colilla al monte es, en cierto modo, un híbrido entre la intencionalidad y la negligencia. Las maquinarias, sin más especificación, suponen un 4% del total de causas. Con este mismo porcentaje está la quema de basuras que llegan a ser incontroladas y provocar incendios tan graves como el de Sot de Chera del año 1.992 que calcinó una superficie de 1.072,60 hectáreas o incluso por esta misma causa resultó ser peor el de Fontanars dels Alforins en el Vall d’Albaida con 18.417,30 hectáreas. Sólo dos incendios se han sucedido por causa de líneas elétricas en lo que supone un 3% del total.

Figura 18. Gráfico de las causas antrópicas de ignición de incendios forestales de más de 250

has. en Alicante (1968-2010). Fuente: Consellería de Gobernació. Elaboración propia.

En Alicante, como hemos aseverado antes, las causas secundarias no son las mismas. Además, de las tres principales causas que ya nombramos anteriormente, en Alicante las negligencias han supuesto un 6% del total de los 128 incendios que hemos tomado como referencia. Las hogueras son una causa antrópica y además propias de la idiosincrásica de la región valenciana. Las fiestas que anualmente se celebran en ambas provincias pueden llegar a provocar no sólo un sinfín de conatos, sino que, cuando el control se escapa,

Causas antrópicas de ignición de los incendios forestales de más de

250 has. en Alicante (1968-2010)

Intencionado Fumadores Quema agrícolaNegligencias Hogueras Quema de basurasQuemas pastos Líneas eléctricas Ferrocarril

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llegan los incendios de gravedad. Esto ha sucedido en dos ocasiones en Alicante. El mayor desastre por las hogueras sucedió el 12 de octubre de 1980 donde ardieron 950 hectáreas. Nueve años antes, esto es, en 1971, en pleno mes de agosto debido a las hogueras se calcinaron 480 hectáreas de monte. El 4% de todos los incendios escogidos han sido por la quema de basuras, algo que en algún momento ha sido un auténtico desastre, como así ocurrió en Alcoy el 6 de julio de 1994, donde ardieron 2.224,70 hectáreas de terreno forestal más 285,20 hectáreas de suelo no forestal. Fue sin duda el más devastador debido a las quemas de basuras pero tampoco conviene olvidar el de Agres del 4 de julio de 1994 donde quedaron calcinadas 845,4 hectáreas de terreno forestal además de 160,8 de superficie no forestal. Sólo dos incendios se han producido debido a las líneas eléctricas y de ellos, el peor sucedió el 24 de enero de 2009 en La Nucía, donde quedaron calcinadas 960 hectáreas. Queda demostrado así que incluso las causas menos relevantes porcentualmente pueden provocar grandes incendios y, por tanto, importantes desastres. Un ejemplo fue el del pasado año 2013 en Torremenzanas en el que, por la combustión del motor de un vehículo, ardieron 600 hectáreas y perdieron la vida dos operarios que estaban en el trabajo de extinción del incendio. 5.4.1.- Evolución de las causas Tras analizar los datos de las causas de la Consellería hemos establecido una evolución de las mismas por intervalos quinquenales desde 1.968 hasta 2.010 para ambas provincias. En los dos territorios la intencionalidad es la causa predominante en casi todos los intervalos. En Alicante, desde el intervalo 1976-1980 hasta 1991-1995 este motivo domina, ya que supera ampliamente el 70% de todos los siniestros en este período de tiempo. En el caso del intervalo 1.981-1.985 los trece incendios de más de 250 hectáreas fueron por causas intencionadas, es decir, el 100% de los mismos. Es en la provincia alicantina donde este origen ha aumentado con el paso de los lustros, concretamente desde 1976-1980 hasta el quinquenio 1991-1995. A partir de mediados de los 90 la intencionalidad comienza a disminuir y, aunque sigue siendo el principal motivo de la ignición de los incendios, su porcentaje comienza a descender. Ya en el intervalo 2005-2010 los cuatro incendios de causa antrópica supone un 50%, mientras que las negligencias y las líneas eléctricas completan los otras génesis de los incendios de esos cinco años.

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En Valencia, si bien la intencionalidad sigue siendo la mayor causa de comienzo del incendio, el porcentaje no es tan alto como en la provincia alicantina. A diferencia de Alicante, la intencionalidad ha aumentado en los dos últimos intervalos, suponiendo un 75% y un 85,7% para los quinquenios 2000-2001 y 2005-2010, respectivamente.

Evolución de las causas de los incendi os de más de 250 has. en la provincia de Valencia (1968-2010)

Intencionado Negligencias Quema agrícola Fumadores

1968-1970 0,0 42,9 28,6 0,0

1971-1975 69,2 11,5 0,0 15,4 1976-1980 52,9 0,0 23,5 0,0 1981-1985 60,0 0,0 20,0 0,0

1986-1990 60,0 0,0 0,0 0,0

1991-1995 63,4 14,6 0,0 0,0

1996-2000 50,0 12,5 12,5 12,5

2000-2005 75,0 0,0 0,0 0,0 2005-2010 85,7 0,0 0,0 0,0

Tabla 12. Causas de incendios forestales de más de 250 has en Valencia. Fuente: Consellería de Gobernació. Elaboración propia.

Evolución de las causas de los incendios de más de 250 has en la provincia de Alicante (1968-2010)

Intencionado Negligencias Quema agrícola Fumadores

1968-1970 13,3 6,7 40,0 13,3

1971-1975 44,4 11,1 0,0 0,0

1976-1980 87,5 2,5 2,5 2,5 1981-1985 100,0 0,0 0,0 0,0

1986-1990 90,9 0,0 9,1 0,0 1991-1995 73,9 0,0 0,0 0,0

1996-2000 57,1 14,3 0,0 28,6

2000-2005 66,7 0,0 0,0 16,7

2005-2010 50,0 25,0 0,0 0,0 Tabla 13. Causas de incendios forestales de más de 250 has en Alicante.

Fuente: Consellería de Gobernació. Elaboración propia. En síntesis, la causa antrópica principal es la intencionada, esto es, los pirómanos. En Alicante en gran parte del período analizado ha sido este motivo exclusivamente, y en los últimos lustros esta causa ha ido disminuyendo, no así en Valencia, donde la intencionalidad no sólo no ha disminuido, sino que además este porcentaje se ha visto incrementado.

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5.4.2.- Origen desconocido En las casos en los que el inicio del incendio no se ha logrado saber, perfectamente pueden descansar en un origen antrópico (negligencia no sabida, intencionado, quemas agrícolas, etcétera), de ahí que establezcamos un apartado para el análisis de las cifras que maneja la Consellería de Gobernació. En toda la serie estudiada, y siempre teniendo en cuenta aquellos siniestros de más de 250 hectáreas, en la provincia de Valencia ha habido un mayor número de incendios con causas no sabidas, 103 en territorio capitalino por 62 de la provincia de Alicante. Su evolución cronológica es bastante significativa. En ambas provincias, siempre según las cifras del ente Autonómico, desde el año 1996 hasta el año 2010 no ha habido una ignición del fuego que no se haya atribuido a alguna causa concreta. Por el contrario, antes de 1996 siempre hubo algún incendio con origen desconocido, aunque se observa que entre 1976 y 1980 hay un máximo en las dos provincias, algo que en el caso valenciano se prolonga hasta el año 1985. Se trata, pues de un período en el que, bien por falta de una debida investigación, por desdén o por dificultades en las pesquisas, no se pudo hallar la causa.

Incendios con origen desconocido

Valencia Alicante

1968-1970 7 11

1971-1975 8 8

1976-1980 36 21

1981-1985 37 11

1986-1990 10 6

1991-1995 5 5

1996-2000 0 0

2000-2005 0 0

2005-2010 0 0

TOTAL 103 62

Tabla 14. Incendios con origen desconocido en las provincias de Alicante y Valencia (1968-2010). Fuente: Consellería de Gobernació. Elaboración propia.

Esta estadística se explica a partir de la creación en el año 1994 del Grupo de Investigación de causas de Incendios perteneciente a la Consellería. Según el organismo autonómico este grupo ha sido el encargado de llevar las pesquisas para esclarecer las causas de la ignición de los incendios forestales, de ahí el drástico descenso desde el período 1991-1995. En los últimos tres lustros no ha habido un incendio de la extensión analizada en la que no se haya encontrado una causa de su comienzo.

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5.4.3.- Duración del incendio Los bomberos, las brigadas forestales y los voluntarios actúan con determinación para extinguir los incendios que, en su gran mayoría, son ocasionados por el hombre. Ahora bien, una de las características de los incendios tiene que ver con su duración desde que se detectan hasta que se extinguen. En general, la mayor parte de los incendios desde 1968 hasta 2010 no duran más de tres horas, aunque aquí conviene realizar una serie de matizaciones importantes.

Tabla 15. Duración de los incendios en Alicante y Valencia (1968-2010). Fuente: Consellería de Gobernació. Elaboración propia.

Según la Consellería de Gobernació, desde finales de los 70, se han producido 1.018 incendios de menos de una hora de duración, que vendrían a ser conatos, que suponen un 5,17 % del total. No obstante, la superficie quemada es apenas significativa debido a que, como decíamos, han sido pequeños conatos. El número de incendios con duración de entre 1 y 3 horas aumenta hasta los 5.843, la mitad de todos los incendios, sin embargo, la superficie forestal es escasa, ya que supone un 1,2% del total de la biomasa afectada en los 32 años de estadística. A medida que la duración del incendio aumenta, como es obvio, la superficie quemada también se incrementa. Esto se debe a las dificultades para controlarlo. El dato horario nos revela la gravedad del incendio y sus dificultades para extinguirlo. Entre 24 y 48 hubo una afección de 87.103,07 hectáreas, que supone el 18,7% del total forestal quemado. En la Comunidad Valenciana, en 32 años, se han producido 41 incendios de más de 96 horas que han quemado 177.572,3 hectáreas, que significa que casi una cuarta parte del total de superficie afectada se ha debido a estos duraderos incendios. Esto nos demuestra que a mayor duración del incendio, más afección a terreno forestal. Además podemos concluir que incluso las causas de ignición porcentualmente insignificantes pueden ocasionar siniestros realmente importantes. Queda claro que existe una gran cantidad de datos sin analizar o

Siniestros Superficie % Sup. Forestal Duración (Horas) Núm. % Forestal en has.

Sin datos 1,00 0,02 0,05 0,00 <1 1.018,00 7,84 160,68 0,03 >=1 - <3 5.843,00 45,02 5.631,09 1,21 >=3 - <6 3.046,00 23,47 15.098,30 3,25 >=6 - <12 1.356,00 10,45 17.558,22 3,78 >=12 - <24 1.019,00 7,85 45.085,27 9,69 >=24 - <48 504,00 3,88 87.103,07 18,73 >=48 - <72 112,00 0,86 63.676,79 13,69 >=72 - <96 39,00 0,30 53.210,96 11,44 >=96 41,00 0,32 177.572,33 38,18

TOTALES 12.979 100,01 465.096,76 100,00

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causas sin saber que podrían ayudar a intensificar su estudio. En los últimos años el número de hectáreas que se han quemado ha ido en disminución, las causas prácticamente se polarizan en una o dos, la intencionalidad y las negligencias. El hombre es, desde luego, el principal enemigo en estos siniestros, numérica y porcentualmente. Sin embargo, bien es cierto que ha sido el propio factor antrópico el que ha aumentado la biomasa con respecto a hace un siglo y por tanto hay una interconexión entre aumento de las hectáreas quemadas y el aumento de la biomasa. Aunque en los últimos años esta interrelación parece haber disminuido desde que existen datos estadísticos estos nos dicen que hubo un período crítico, entre la década de los 80 y los 90, en el que las tierras de Valencia y Alicante sufrieron un gran perjuicio de su masa forestal debido a la cantidad de incendios que se sucedieron pero, sobre todo, un gran perjuicio a la masa forestal. Como veremos en puntos posteriores, la concienciación de la población, y la gestión y planificación han hecho algo para disminuir el peligro de incendio. 5.5.- Factor socioeconómico: sociedad agrícola e historia de los incendios Quizás al hablar de incendios forestales en la mayoría de las ocasiones no se atienda adecuadamente al factor antrópico tradicional. Hablamos del hombre como causante de la llama pero también como precursor de la extinción de las mismas. Rara vez vemos hablar del ser humano como factor pasivo en forma de máximo responsable de la ordenación y planificación del espacio forestal que ocupa parte de su vida. Ahora bien, igual que es importante esto, no lo es menos saber de dónde vienen estas huestes que confinan al espacio agrícola y forestal. ¿Cómo se inserta la actual sociedad en un territorio así? En Valencia, lo hace en un territorio muy polarizado por su ciudad, donde los pueblos o caseríos del interior están a una distancia considerable, pero con una montaña heterogénea y relativamente accesibles. En cambio, en Alicante, con accesos fáciles, con pueblos más accesibles y un territorio más montañoso. En ambas provincias hoy día conviven grandes espacios agrícolas, espacios rurales que no tienen por qué tener adheridos un espacio para la urbe. 5.5.1.- Estado actual de los usos Podemos partir de una base actual. ¿Cómo se concentran los usos en las provincias que estamos estudiando? La Consellería de Infraestructura, Territorio y Medio Ambiente nos da las cifras de la superficie ocupada. Según dichos datos, existen ligeras diferencias en la superficie naturalmente ocupada, es decir, sus usos. Estamos hablando en este caso de espacios agroforestales sin distinguirlo en el mapa, sino cuantitativamente. La primera diferencia que observamos en el gráfico es la superficie cultivada que es mayor en la provincia de Alicante (51%) que en la de Valencia (42%) con respecto a la superficie total de la provincia.

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Tabla 16. Usos agroforestales en las provincias de Alicante y Valencia. Fuente: Consellería

d’Infraestructures, Territori i Medi Ambient, http://www.cma.gva.es/web/. Elaboración propia. Si tenemos en cuenta que nuestra propuesta, como un perfecto equilibrio de la planificación y la gestión de estos espacios de riesgo ante incendios, es tener zonas de cultivos activas anexadas con espacios forestales, podemos entender la importancia del uso agrícola en el territorio. Ese equilibrio aún lo mantiene la provincia de Alicante ya que la superficie ocupada por un uso forestal es casi la mitad de su territorio con un 48%, mientras que en Valencia el total forestal equivale al 41% de la provincia. No obstante, habría que analizar esta diferencia, ya que, estas proporciones podrían incluir, en el caso alicantino, espacios de escasa vulnerabilidad como la Vega Baja, algo en lo que se debería profundizar en un trabajo de mayor calado. Pero la diferencia entre porcentajes mencionada, es importante de cara a establecer las diferencias entre ambos territorios pero sobre todo para romper ciertas ideas preconcebidas en torno a ambas zonas. En Valencia la distribución forestal es más continua porque además es orográficamente menos montañosa que Alicante. En el espacio alicantino existe una mayor roturación y sobre todo los espacios forestales son más discontinuos que en Valencia. Ciertamente esto nos da una idea perfecta de los usos actuales en ambas provincias y sobre todo en Alicante. Al sur de la comunidad autónoma el ordenamiento es más óptimo, por el contrario la planificación en Valencia podría provocar que, tras un incendio, éste sea cuantitativamente más importante por ser un continuo forestal y no estar tan roto como en Alicante.

Figura 19. Usos agroforestales en Alicante y Valencia. Fuente: Consellería d’Infraestructures, Territori i Medi Ambient, http://www.cma.gva.es/web/. Elaboración propia.

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En los siguientes mapas podemos observar los mosaicos agrícolas, forestales y mixtos de cada provincia en el año 2008. En primer lugar el espacio agrícola sigue la lógica valenciana, esto es, la mayor parte de los cultivos están en las zonas ya sabidas en ambas provincias: sur de Alicante y litoral de Valencia. Podemos apreciar en el mapa agrícola que ambas provincias tienen un espacio vacío sin cultivar. En el caso de la provincia sureña la conocida Montaña de Alicante, que incluye las sierras de Mariola, Font Roja, Aitana, etcétera, e incluso más hacia al oeste, entre Villena y Concentaina, un vacío agrícola que vuelve a aparecer al norte de la ciudad capital de provincia y hacia el sur. También existe cierta concentración agrícola pero menor en el litoral de la Marina Alta. Las comarcas litorales de Valencia concentran algo más de la mitad del espacio agrícola provincial. Esto no es lo adecuado para ordenar el espacio agroforestal para tener un menor espacio de riesgo, o para ser más exactos, para que las zonas agrícolas activas actúen como cortafuegos perfectos de los espacios forestales. Por tanto, podemos acertar a decir que allí donde existe una fuerte concentración agrícola es indicativo de un déficit en la ordenación territorial. Existe, no obstante, una cierta concentración agrícola en la comarca Reqena-Utiel hacia el norte.

Figura 20. Mapa de espacios agrícolas en Alicante y Valencia, 2008. Fuente: Consellería de Infraestructura, Territorio y Medio Ambiente. Elaboración propia.

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Es bien sabido, por otro lado, que muchas de esas zonas agrícolas han sido abandonadas y que muy seguramente como advierten artículos y libros que estudiaremos en este capítulo pero más adelante, el espacio agrícola era mayor y más importante que el actual, sobre todo desde un punto de vista social y económico, de ahí que hoy día un incendio forestal tenga mayor impronta en cuantía de hectáreas afectadas pero no sea tan relevante como un siglo precedentes. Analizamos ahora el espacio mixto o agroforestal, es decir, un ideal de ordenamiento de los espacios tanto agrícola como forestal que creemos en este TFM que es el que llevaría un equilibrio y que podría impedir que los incendios forestales no se propagaran con facilidad, cuestión ésta que es más visible en la provincia de Valencia, porque en los últimos 20 años se han quemado grandes extensiones, a diferencia de Alicante. Figura 21. Mapa de espacios agroforestales en Alicante y Valencia, 2008. Fuente: Consellería

de Infraestructura, Territorio y Medio Ambiente. Elaboración propia. Si observamos el mosaico del mapa agroforestal; que realizó la Consellería de Infraestructura, Territorio y Medio Ambiente para el Plan de Acción Territorial

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Forestal (PATFOR), aprobado el pasado mes de mayo del presente año; vemos que, a priori, Alicante cumple mejor los requisitos que Valencia. El espacio agroforestal se centra sobre todo entre las comarcas del Comtat y Campo de Alicante. En ese espacio la mancha es más continua al igual que al sur, en la Vega Baja del Segura. Vemos una mancha por lo general homogénea, que quizás se pierda un tanto entre la Hoya de Alcoy y la Marina Alta, pero igualmente existen espacios agrícolas y forestales que dan idea de la mejor situación en general en la que está Alicante. Históricamente la afección de los incendios en número de hectáreas casi siempre ha sido menor en Alicante que en Valencia. En la segunda el espacio agroforestal no está tan bien definido o está más concentrado en ciertas zonas, a diferencia de lo que ocurre en Alicante. Las comarcas de Requena-Utiel y Valle de Cofrentes concentran espacialmente estos espacios. El centro y sobre todo el litoral prácticamente no los tienen. En el caso de Valencia las repoblaciones y el ordenamiento forestal no han cumplido con lo que nosotros exigimos en este TFM y el abandono agrícola ha ido acompañado de repoblaciones y grandes espacios forestales que no poseen cortafuegos o espacios agrícolas suficientes que pudieran generar menor riesgo.

Figura 22. Mapa de espacios forestales en Alicante y Valencia, 2008. Fuente: Consellería de

Infraestructura, Territorio y Medio Ambiente. Elaboración propia.

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Por último, no cabe duda que el espacio forestal en la provincia valenciana es mucho mayor que en Alicante. La provincia de Valencia es mayor que la de Alicante, pero lo importante es que se puede constatar en este mapa que el espacio forestal valenciano es casi un continuo de sur a norte y el alicantino no. Las comarcas valencianas de Canal de Navarrés, Valle de Cofrentes, Hoya de Buñol, Los Serranos, Rincón de Ademuz y norte de Camp de Morvedre y Campo de Turia ocupan un continuo forestal fuera de toda duda. Esto provoca que actualmente y, a diferencia de lo que sucedía hace un siglo, cuando se produce un incendio, la afección sea mayor. Hace cincuenta años el espacio forestal era mucho menor, por tanto al haber menos combustible el riesgo era menor. Una vez hecho el análisis actual nos conviene hacer una retrospectiva para conocer mejor estos espacios en el pasado. A continuación nos cuestionamos ¿Cómo era la sociedad de hace poco más de un siglo en ambas provincias? Hay que analizar si en la forma de organización agrícola o poblacional existe alguna clave para el estudio de la vulnerabilidad y resiliencia de los incendios forestales. 5.5.2.- Estructura de la propiedad En el siglo XIX la nobleza y el clero poseían la mayor parte de las tierras en grandes propiedades. Esto fue algo habitual en ambas provincias pero mucho más polarizado en Valencia que en Alicante. Sin embargo, un punto de inflexión ocurrió a mediados del siglo XIX que fue la desamortización de Madoz de 1855. En la nobleza ocurre que “se desmoronan sus patrimonios” a partir de 1841, y tres lustros más tarde comienza el cambio de tal manera que el “86% de la tierra fue a parar a manos de propiedades de residentes en la ciudad” (Propiedad Agraria y Sociedad Rural en el País Valenciano y espacios contiguos. Siglos XIX-XX, Romero González, J., 1982, p. 634). A partir de esa primera desamortización comienzan a operarse cambios capitales. En 1860 tenemos que el 44,5% de las tierras cultivadas eran de los propios cultivadores en un 47%, con un régimen de pequeña propiedad de entre 1 y 5 hectáreas. (Propiedad Agraria y Sociedad Rural en el País Valenciano y espacios contiguos. Siglos XIX-XX, Romero González, J. 1982, p. 684).

Estructura de la propiedad en 1860 % cultivadores Has. % tierras cultivadas 42 Menos de 1 5 47 De 1 a 5 44,5 8 De 5 a 10 22,6 2,3 Más de 10 25

Tabla 17. Estructura de la propiedad en 1860. Fuente: Propiedad Agraria y Sociedad Rural en el País Valenciano y espacios contiguos. Siglos XIX-XX, Romero González, J., 1982, p.684.

Elaboración propia

Lo que sucede durante toda la segunda mitad del siglo XIX en el País Valenciano pero sobre todo en Valencia y algo menos en Alicante es una “decadencia de la nobleza y clero” (Transformaciones agrarias en el país

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valenciano 1878-1913, Martínez Serrano, J.A., 1979, p. 131) lo que provoca la aparición de una nueva clase alta en las urbes que tuvieron acceso a ellas por la desamortización. Pero el gran problema es que estos propietarios no labraban la tierra. Su único objeto era obtener réditos económicos sin preocuparse de poco más. En esta segunda mitad de centuria “desaparece la propiedad señorial y se consolidan la pequeña y mediana propiedad” (Propiedad Agraria y Sociedad Rural en el País Valenciano y espacios contiguos. Siglos XIX-XX, Romero González, J. 1982, p. 614). Con todo esto tenemos a un sector de la población, los que viven lejos de la ciudad, que no están nada contentos con la situación. Esto provocó las agitaciones sociales de los años 1878 y 1879, que marcarían un importante cambio a partir de entonces. Nace una nueva estructura de la propiedad agraria con un importante aumento de la pequeña y mediana tenencia de tierras. Ya entrados en el siglo XX se produce un aumento en la adquisición de tierras en las primeras tres décadas en el que se produce además un “proceso de fragmentación entre pequeños propietarios y campesinos” (Propiedad Agraria y Sociedad Rural en el País Valenciano y espacios contiguos. Siglos XIX-XX, Romero González, J. 1982, p. 682). A partir de entonces se entra en un proceso en el que los pequeños propietarios trabajan la tierra para obtener recursos para el autoconsumo y vendiendo el excedente, combinación muy poco común en la centuria anterior. De hecho, esta situación ha acabado en convertirse en un hecho habitual: “La agricultura tradicional de esta comarca ha estado casi siempre dedicada al autoconsumo, siendo generalmente extensiva y de secano”” (La Agricultura a título parcial en la montaña de Alicante, Moltó Mantero, E. 2003, p. 27). 5.5.3.- Sociedad y demografía Tras conocer el estado de las tierras y su tenencia podemos resolver que estamos hablando, pues, de una sociedad tradicional y agrícola, con una notoria lucha de clases por obtener lo que materialmente otorgaba riquezas para unos y subsistencia para otros, cuando los pobladores rurales tuvieron acceso a la propiedad para su supervivencia. Hablamos de un territorio roturado donde la agricultura es el eje sobre el que gira todo. Cultivos que estaban activos o que si no lo estaban, se pretendía y se buscaban que lo estuvieran, porque era imperativo que así fuera. Por tanto, hasta finales del siglo XIX no parece que existiera vulnerabilidad o exposición al peligro de incendios forestales. Otras fuentes apuntan que los incendios que se produjeron eran muy poco importantes. Se producían porque puntualmente no se controlaban los rastrojos o incluso por motivo de conflictos entre vecinos del mundo rural. Según apuntan estas fuentes, estos incendios rara vez ponían en peligro a las poblaciones o sobrepasaban los límites de ser

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un pequeño incendio, debido en gran medida al control que se tenía sobre el territorio y a la conciencia vecinal de ayuda ante estos muy puntuales eventos (Araque Jiménez, et all., Incendios Históricos. Una aproximación multidisciplinar, 1999). Hablando de sociedad sensu stricto, en Alicante ésta era tradicional, muy cristiana y “no moderna”, con un conflicto entre los clericales y anticlericales por parte de la clase alta, cuestión ésta que tan sólo se daba en la misma ciudad, ya que en “los pueblos de montaña o marinos se alejaban del modelo ortodoxo católico” (Alicante en el cambio del siglo XIX al XX: secularización y modernidad, Mira Abad, A. y Moreno Seco, M., 2003, en Revista de Historia Contemporánea). Sobre los años 30 del nuevo siglo las zonas de cultivo tienen su génesis en la previa expropiación y lo que comienza a existir ya son grandes propiedades forestales (Propiedad Agraria y Sociedad Rural en el País Valenciano y espacios contiguos. Siglos XIX-XX, Romero González, J. 1982, p. 682). La población cuantitativamente fue evolucionando hasta que, en un momento determinado, se produjo el llamado éxodo rural del mundo agrícola y ganadero a las ciudades que comenzaron a acoger inmigrantes del interior. Se forjaba así el nuevo sistema económico que impera ahora, con todos los matices que no explicaremos en este TFM porque no es el objeto principal. Como vemos en el cuadro la evolución de la población en algunos de los municipios de la provincia de Alicante ha sido constante desde el primer cuarto del siglo XIX hasta mediados de siglo XX. Sin embargo, no ha crecido de la misma manera en los diferentes municipios.

Tabla 18. Evolución de la población en municipios de Alicante (1825-1950). Fuente: Paisajes agrarios y medio ambiente en alicante, Hernández, M., 1997, p. 50.

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En la siguiente tabla vemos el crecimiento porcentual con respecto al período anterior de cada uno de los municipios estudiados en el artículo “Paisajes agrarios y medio ambiente en alicante” de la Doctora en Geografía María Hernández. Hemos estimado conveniente trabajar con estos municipios sugeridos por la Doctora Hernández, debido a que están en diferentes zonas de la provincia (costa, montaña, interior y sur), de tal manera que podamos contrastar la dinámica de la población en distintos puntos. En este caso hay municipios que han ido perdiendo población como es el caso de Benillup, hasta llegar a perder a mediados del siglo XX. Sin embargo, este mismo municipio en algo más de medio siglo ha ido recuperando población, pero aún continúa con números negativos con respecto a 1825. Pasó de tener 237 habitantes en el siglo XIX a 97 en 2011. Los municipios de Sella y Vall de Gallinera tienen un comportamiento similar ya que, con respecto a 1825, han perdido más de la mitad de la población y la tendencia con respecto a mediados de siglo XX no ha cambiado demasiado, como se puede observar. En el extremo opuesto está, sin lugar a dudas, el municipio de Denia que ha crecido casi un 400%, es decir, su población se multiplicado casi por cuatro desde 1825.

Población % Respecto al período anterior

Variación % desde

Pueblos 1825 1857 1900 1950 2011 1825

Alcalalí 604 73 7 -26 72 137

Bañeres 1853 38 30 13 92 289

Benillup 232 -3 -8 -48 -9 -58

Biar 1445 120 12 -23 37 159

Callosa E. 3925 -1 8 0 88 101

C.Mirra 488 64 18 -33 -30 -10

Crevillente 8445 -2 30 18 124 236

Denia 2991 121 88 -5 277 1395

Jalón 2088 54 -16 -29 73 59

Ondara 1350 92 35 -14 119 392

Pego 5025 16 19 22 31 121

Sella 1435 18 4 -19 -55 -56

V.Gallinera 1634 17 2 -13 -59 -58

Villena 7344 39 39 42 75 376

Respecto al total anual 32 29 8 101 272

Tabla 19. Población y variación porcentual en municipios de Alicante (1825-2011). Fuente: Paisajes agrarios y medio ambiente en alicante, Hernández, M., 1997, p. 50; Instituto Nacional

de Estadística (INE), www.ine.es. Elaboración propia.

En la suma de todos los efectivos en los diferentes períodos para los catorce municipios podemos ver que durante el siglo XIX no se experimenta un crecimiento excesivo en la población. Al no estar los datos de los momentos en los que demográficamente hubo crisis como las hambrunas o las epidemias

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que asolaron el territorio español a principios de siglo XX, tampoco se ve plasmado en el gráfico. Lo que sí se observa es que hasta mediados del siglo pasado el aumento de efectivos en estos catorce municipios no fue tan acusado como en los 75 años precedentes. El crecimiento extremo se ve entre 1950 y 2011, ahí juega un papel fundamental lo sucedido con Denia y, en menor medida, Ondara.

Figura 23. Evolución de la población en municipios de Alicante (1825-2011). Fuente: Paisajes

agrarios y medio ambiente en alicante, Hernández, M., 1997, p. 50; Instituto Nacional de Estadística (INE) www.ine.es. Elaboración propia.

Pero sin lugar a dudas para el objeto final de nuestro estudio el siguiente mapa es la clave para explicar lo que ha sucedido no sólo en estos municipios sino en la dinámica global de ambas provincias que están siendo estudiadas. En el llamado éxodo rural del primer tercio de siglo XX y sobre todo a partir de mediados del siglo pasado la población se trasladó de los pueblos a las ciudades y del interior a la costa. Esto último es la explicación exacta de lo que ha sucedido en Denia que ha aumentado exponencialmente su población en 185 años a diferencia de otros. En el mapa se observa la coloración amarilla del municipio de Denia que representa el crecimiento de una zona de litoral que ha alcanzado a ciertos núcleos internos como es el caso del municipio colindante, Ondara. También es importante destacar el importante crecimiento que experimentó un municipio interino como es Villena. En ese caso la población de los pueblos se desplazó hasta la capital municipal para ser una ciudad pequeña de casi 35.000 habitantes que es una de las referencias de la comarca. En el otro lado están los municipios del interior profundo de Alicante, como es el caso de Benillup y Sella sobre todo, ambos en la zona de la montaña de Alicante. No podemos obviar tampoco Vall de Gallinera que limita al norte con el Vall d’Albaida en Valencia y que está en una

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1825 1857 1900 1950 2011

Evolución de la población en municipios de

Alicante (1825-2011)

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zona de montaña y valles lo que explica el vaciado poblacional que ha experimentado.

Figura 24. Mapa de evolución poblacional en municipios de Alicante (1825-2011). Fuente:

Paisajes agrarios y medio ambiente en alicante, Hernández, M., 1997, p. 50; Instituto Nacional de Estadística (INE) www.ine.es; Centro Nacional de Información Geográfica (CNIG),

www.cnig.es. Elaboración propia.

La urbanización o la reubicación en el mundo urbano no han parado desde que se inició el pasado siglo. Se ha pasado de poco más de un cuarto del total de la población viviendo en ciudades de más de 20.000 habitantes en el año 1900 a más del 65% en esta misma superficie a mediados de los años noventa del siglo XX. Esto es lo que se refleja en el siguiente cuadro, en el que no se nota tanta evolución de la población urbana en ciudades grandes de más de cincuenta o cien mil habitantes.

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5.5.4.- Historia de los incendios forestales Tras analizar cómo era la sociedad, la estructura de la propiedad y la evolución demográfica enlazamos lo anterior con la historia de los incendios forestales en Alicante y Valencia. Nos cuestionamos en este momento ¿Antes había más o menos incendios? ¿Las superficies calcinadas eran mayores o menores que en la actualidad? Taxativamente podemos afirmar que antes las superficies quemadas eran considerablemente menores. Pero lo más importante, ¿cuán relevante resultaban antes los incendios con respecto a la actualidad? Esta última pregunta la podemos resolver fácilmente. En el siglo XIX la importancia de estos siniestros era mucho mayor que en la actualidad. Y lo era porque en esa centuria la sociedad estaba ruralizada, era una sociedad agrícola y, por tanto, vivía de la tierra y los bosques eran fuente, entre otras cosas, de carbón para vivir. Así, aunque la superficie quemada fuera demostradamente menor, la afección a la vida era mucho mayor que hoy día. La primera cuestión la podemos contestar ya. En el siguiente cuadro se muestra la superficie afectada en la provincia de Valencia entre 1874 y 1961. Como se puede apreciar cuantitativamente, se podrían circunscribir a incendios de tamaño medio y grande. Además, su estudio comparativo con respecto a los actuales se haría más complicado debido a que se refiere a intervalos de años y no a una fecha concreta en la que se produjo un incendio. Sin embargo gracias a las apreciaciones del libro “Incendios históricos, una aproximación multidisciplinar” podemos saber que por años el mayor de los incendios no llegó ni a 60 hectáreas en el siglo XIX. Las primeras grandes superficies afectadas llegaron en los años 30 del pasado siglo. En el año 1931 se quemaron casi 160 hectáreas en la provincia de Valencia.

Períodos Has 1874-1883 590

Tabla 20. Proporción de población urbana de la Comunidad Valenciana (1900-1996). Fuente: “Las bases socioeconómicas del postmaterialismo: la sociedad valenciana de finales del siglo

XX”, Castelló, R., 2001, p.7

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1884-1893 1.173 1894-1903 1.116 1904-1913 482 1914-1923 617 1924-1933 2.075 1934-1943 519 1944-1953 906 1954-1961 1.735

Tabla 21. Extensión de los incendios forestales en la provincia de Valencia (1874-1961). Fuente: Incendios históricos, una aproximación multidisciplinar, Araque Jiménez, E et all, 1999,

p.129. Elaboración propia

La comparativa es sencilla si atendemos a los siguientes gráficos que reproducen la estadística de los incendios, primero en Valencia y luego en Alicante, desde 1968 hasta 2010. No nos hace falta irnos hasta los años 90 para ver que la superficie quemada ha sido mucho mayor en comparación con cualquiera de los períodos anteriormente expuestos. En el año 1968 en Valencia se quemaron 2.350 hectáreas, mientras que en Alicante ese mismo año quedaron afectadas 3.282 hectáreas en la que es además una de las pocas veces en las que la provincia alicantina superó en afección a la de Valencia.

Figura 25. Superficie afectada por incendios forestales en la provincia de Valencia (1968-2010).

Fuente: Consellería de Gobernació. Elaboración propia.

Los incendios en el siglo XIX estaban ocasionados por “conflictos entre vecinos y autoridad forestal por los aprovechamientos del monte” (Incendios históricos, una aproximación multidisciplinar, Araque Jiménez, E., 1999, p. 123). Pero, según apunta la misma fuente, antes de los mencionados conflictos eran también habituales tal y como narran las crónicas de Cavanilles y De la Croix (Incendios históricos, una aproximación multidisciplinar, Araque Jiménez, E., 1999, p.123).

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Superficie afectada por incendios forestales en la provincia de

Valencia 1968-2010

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Figura 26. Superficie afectada por incendios forestales en la provincia de Alicante (1968-2010).

Fuente: Consellería de Gobernació. Elaboración propia.

En las gráficas anteriores además se aprecia la diferencia de superficies calcinadas entre Valencia y Alicante. Es una cuestión de mucha lógica “Alicante es una región muy pobre forestalmente hablando que se encuentra a la cola en el conjunto del país en cuanto a número de hectáreas forestales y de ellas arboladas. Sus condiciones son bastante duras habiendo sido además un territorio muy poblado desde la antigüedad con fuertes necesidades de terrenos agrícolas, de zonas para pasto que han ocupado terrenos potencialmente forestales. De este modo nos encontramos que las áreas pobladas de arbolado han quedado relegadas a concretas zonas de montaña” (Incendios forestales en Alicante, Mansanet Terol, C.M., 1987, p.24) 5.5.5.- La vulnerabilidad y la exposición La interpretación necesaria que debemos hacer en torno a esta cuestión social e implicándolo con el factor agrícola es la profunda reforma del mundo rural que propició el abandono total de estos pueblos en muchos casos. Sobre todo fue una nueva forma de interpretación del mundo interior agroforestal por parte de la administración autonómica y estatal, que propició la construcción de urbanizaciones a través del planeamiento que han cambiado radicalmente la imagen de la Comunidad Valenciana, y por tanto, la visión del riesgo, el peligro, la exposición y la vulnerabilidad. Esta nueva idiosincrasia choca de bruces con la situación de hace 150 años. Un mundo rural que entonces estaba aislado o pertenecía a las clases altas y que testimonialmente podría sufrir una catástrofe no cuantitativamente sino socialmente. “El incremento del tamaño de los incendios puede estar en parte justificado por el cambio en la configuración de los montes valencianos puesto

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Superficie afectada por incendios forestales en la provincia de

Alicante 1968-2010

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que el abandono de las parcelas cultivadas en el interior de los montes ha significado la desaparición de áreas que actuaban como cortafuegos naturales e impedían que los incendios alcanzasen las extensiones que actualmente recorren” (Incendios históricos, una aproximación multidisciplinar, Araque Jiménez, E., 1999, p134). Este hecho viene a confirmar las tesis planteadas en este apartado de TFM. El abandono de cultivos en épocas recientes en algunos casos implicó el avance de la masa forestal. Esta misma biomasa fue ayudada a prosperar y propagarse, gracias a las labores de repoblación de la administración valenciana, que lo ha seguido haciendo hasta estas fechas. El quid de la cuestión es que el abandono agrícola produce un mayor riesgo en los primeros años.

Figura 27. Gráfica sobre la distribución por sectores de la población en la economía valenciana (1955-1993). Fuente: Las bases socioeconómicas del postmaterialismo: la sociedad valenciana

de finales del siglo XX, Castelló, R.; 2001, p. 8. Como apreciamos en el anterior gráfico se va operando una disminución del sector agrario desde 1955 hasta 1975, que continua bajando después y que implica además el abandono del cultivo. Si a esto le juntamos las nuevas ideas de urbanización, que antes comentábamos, y le añadimos el aumento de la biomasa de una u otra forma, el panorama que tenemos desde los años 70 del siglo pasado hasta ahora es bastante desolador. Sabiendo y conociendo los cambios sociales que han hecho idear otro concepto de mundo rural tenemos una flagrante exposición a un posible peligro que podría o no existir hipotéticamente. Si contamos además con que progresivamente se ha abandonado el mundo rural y agrícola, lo que nos sugiere es sobre todo una mayor vulnerabilidad en estos territorios que ya no poseen una presión de uso que impida que el peligro esté latente. Por último, juntando todo lo anterior tenemos que el riesgo de aparición de un peligro como el incendio forestal es

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harto y que viene muy reflejado en las estadísticas de la Consellería de Gobernació en torno a las superficies forestales incendiadas desde los años 60 hasta nuestros días. 5.6.- Factor legal En este apartado se analizarán cuatro documentos que hemos elegido como ejemplo de la planificación y la gestión de los incendios la en la Comunidad Valenciana. Se trata de realizar una crítica de cada texto, aportar algo si fuera posible, y destacar todo aquello que tenga que ver con los incendios forestales y los términos referidos a vulnerabilidad, si los hubiere. Los cuatro documentos elegidos son los siguientes: La Ley 43/2003 de 21 de noviembre, de Montes. La primera en orden jerárquico. De entre todas las elegidas está en la cúspide, ya que es una Ley Estatal y que obliga al cumplimiento de su articulado. Estrategia Territorial de la Comunidad Valenciana. Es la segunda en orden jerárquico. Proviene de la misma Comunidad Autónoma. Son directrices que promueven o aconsejan su desarrollo. Quisimos hacer hincapié en el contexto de los riesgos naturales y en concreto sobre los incendios para observar las carencias existentes. Ley 3/1993, de 9 de diciembre, Forestal de la Comunidad Valenciana. Ostenta el mismo nivel que la anterior, es el ente autonómico el que lo realiza y el que intenta que se cumpla. Es más concreto que la ETE y debido a su ámbito de aplicación, que es el marco forestal, creemos acertado y conveniente su inclusión. Plan Especial de Protección Civil frente al Riesgo de Incendios Forestales. De obligado cumplimiento a escala de la comunidad autónoma. Es el documento clave a la hora de hablar de prevención y actos que tengan que ver con la planificación para que la yuxtaposición de ambos sea efectiva y no provoque exposición al peligro y, por tanto, vulnerabilidad. Plan General de Ordenación Forestal (PATFOR o PGOF). El de menor orden jerárquico. También pertenece al ámbito de la Comunidad Autónoma Valenciana pero es el más concreto y singular de todos porque gira en torno a las acciones sobre las masas forestales y los incendios. Es un documento clave en todo el entramado y no exento de polémica debido a las denuncias, anulaciones, su nueva aprobación y utópica ambición de su proyecto. 5.6.1.- Estrategia Territorial de la Comunidad Valenciana El Decreto 1/2011, de 13 de enero, del Consell, por el que se aprueba la Estrategia Territorial de la Comunitat Valenciana debería ser, por orden

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jerárquico, el principal documento, el que velase y salvaguardase la gestión y la planificación de este riesgo teniendo en cuenta el carácter centralista de la gestión de este tipo de riesgos en la autonomía. Sin embargo, no es así. No lo es porque lo que contiene es meramente testimonial. Para encontrar algo referido a los incendios hemos de irnos al tomo 8 de “Riesgos”. Lo primero que podemos es un mapa de la superficie forestal quemada en 2009 en territorio nacional que no refleja la historia de estos siniestros. Posteriormente existe un gráfico sobre la “Evolución de la superficie afectada por incendios forestales en la Comunitat Valenciana 1970-2009” (ETE, 2011, Tomo 8, p. 16), que si bien da idea de la realidad, ésta es apenas descrita.

Figura 28. Gráfico de la evolución de la superficie afectada por los incendios forestales en la

Comunidad Valenciana (1970-2009). Fuente: Estrategia Territorial Valenciana, 2011, Tomo 8, p.16

La Estrategia Territorial habla de la “Planificación sobre riesgos naturales e inducidos” (ETE, 2011, Tomo 8, p. 26). En este artículo se obliga a la Generalitat a realizar Planes de Acción Territorial (PAT) para los diversos riesgos naturales (entre dichos PAT está el PATRICOVA). En un apartado de esta directriz contempla el PAT “del Riesgo de Incendios Forestales que contemple medidas de reducción de este riesgo desde la ordenación del territorio, que podrá ser subsumido en el PAT Forestal” (ETE, 2011, Tomo 8, p. 27). Después de muchos años el pasado mes de mayo de 2013 se ha aprobado el Plan de Acción Territorial Forestal (PATFOR). El documento autonómico establece una serie de “medidas correctoras del riesgo” (ETE, 2011, Tomo 8, p. 26) que son meras recomendaciones, que no son de obligado cumplimiento y que no dejan de ser meras vaguedades como “mantener la conectividad territorial por parte de los espacios forestales, el mantenimiento de los usos del suelo agrario en el ámbito forestal, reducir la fragmentación del territorio” (ETE, 2011, Tomo 8, p. 32). El hecho de la inexistencia de un plan de gestión deja a las claras las carencias de la planificación de los incendios en el territorio. Una planificación en la que debería incluirse cartografía básica. No obstante, conviene señalar la importancia de la idea de la pervivencia del suelo agrícola en suelo forestal.

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1-Ley 3/1993, de 9 de diciembre, Forestal de la Comunidad Valenciana. Capítulo III, artículo 6 2-Ley 3/1993, de 9 de diciembre, Forestal de la Comunidad Valenciana. Capítulo III, artículo 6, apartado C

Quizás una futura gestión y planificación de los incendios parta de esta idea como base. 5.6.2.- Ley 3/1993 de 9 de diciembre, Forestal de la Comunidad Valenciana Es una de las leyes más importantes, no tanto por la gestión de los incendios, sino por las consideraciones que hace del suelo agroforestal y que bien puede ser una herramienta para la planificación de estos espacios. Como veremos se trata de una ley controvertida, polémica y que cabría investigar a fondo si se cumple del todo o no, ya que resulta en ocasiones ambigua y pasa por ser una guía de buenas recomendaciones. Es importante destacar que al inicio de dicha ley se presenta la definición de suelo forestal. Es una definición biogeográfica, ya que se basa en grandes grupos de especies pero matiza que da igual su origen (natural o antrópica). Más adelante en el documente hace mención a los Objetivos de esta Ley. Se establece como hito cultural de “primera magnitud” la “recuperación de las especies y el mantenimiento de las especies autóctonas”1. Los objetivos planteados en esta ley, a nuestro parecer, no se cumplen, ya que establece la necesidad de recuperar las especies autóctonas. Si tenemos en cuenta que en gran parte del territorio valenciano se ha repoblado “casi exclusivamente” con pino carrasco (Pinus halepensis) (Maestre Gil, et all, 2004) este apartado no se cumple. En el año 2004 se daba cuenta en Alicante de un “80% de la superficie forestal arbolada” con esta especie (Maestre Gil, et all, 2004). Aunque se haya supuesto como el valor de la vegetación potencial para esta zona, se trata de una vegetación monoespecífica que provoca el empobrecimiento del paisaje cultural y ecológico. Si acusamos en este apartado de la ley del empobrecimiento vegetal, necesariamente también se incumple el apartado que habla de la manutención, protección y ampliación de las “cubiertas vegetales del mayor número posible de estratos para contrarrestar el proceso de erosión, regular los flujos hidrológicos (…)”2. Baste como ejemplo el mapa de la ETE o el Plan de Acción Territorial Forestal sobre el riesgo erosión del suelo valenciano para dar buena cuenta de este incumplimiento, si bien lo más importante es la pobreza del número de estratos vegetales.

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3-Ley 3/1993, de 9 de diciembre, Forestal de la Comunidad Valenciana. Capítulo III, artículo 6, apartado G 4-Ley 3/1993, de 9 de diciembre, Forestal de la Comunidad Valenciana. Título II, Capítulo I.

Figura 29. Mapa de riesgo de erosión en Alicante y Valencia. Fuente: Consellería de Territori y

Medi Ambent. Elaboración propia En otro apartado de esta misma ley sobre la participación ciudadana3 habría que ver si este hecho se cumple. Sin embargo, puestos a realizar una crítica objetiva de este punto, habría que añadirse la colaboración entre los propios vecinos en las cuestiones derivadas de las emergencias y preemergencias y no sólo centrarse exclusivamente en temas económicos o forestales. Este tema conviene señalarlo como de gran importancia ya que esto enlaza directamente con el factor comunitario de este TFM. Uno de los puntos clave versa sobre la planificación forestal4. Hete aquí que encontramos una clave de la polémica de esta Ley que en 1993 obligó a la elaboración de un Plan General de Ordenación Forestal (PGOF ó PATFOR),

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5-http://www.levante-emv.com/comunitat-valenciana/3713/juzgado-investiga-consell-prevarico-plan-forestal/366482.html [Consulta: 20/06/2013] 6-Ley 3/1993, de 9 de diciembre, Forestal de la Comunidad Valenciana. Capítulo III, De los incendios forestales, artículo 55 7-Ley 3/1993, de 9 de diciembre, Forestal de la Comunidad Valenciana. Capítulo III, De los incendios forestales, artículo 56 8-Ley 3/1993, de 9 de diciembre, Forestal de la Comunidad Valenciana. Capítulo III, De los incendios forestales, artículo 57

cuya aprobación se realizó en 2004. Este PATFOR, no obstante, provocó una denuncia de “un particular” en la sala de lo penal del Tribunal Superior de Justicia de Valencia “contra el ex conceller Esteban González Pons por un presunto delito de prevaricación”5 tan sólo tres años después de su aprobación. Este mismo año, en 2013, la Consellería de Territorio sacó un nuevo PATFOR que analizaremos más adelante. Para el estudio que estamos llevando a cabo el capítulo referido a los incendios forestales será el más importante. En tal apartado otorga al ente autonómico la “planificación y ejecución de las acciones” en la lucha contra el siniestro que estamos estudiando. Se trata de una forma más de centralización excesiva de una tarea como es la planificación contra los incendios forestales. Si bien es cierto que existen los Planes de Acción Municipal, estos no son una norma generalizada. Esto ya aparece en el tercer apartado de este mismo artículo: “Las entidades locales con terrenos forestales en su territorio podrán redactar Planes Locales de Prevención de Incendios que serán obligatorios para las situadas en zonas de alto riesgo de incendios forestales, debiendo ser remitidos a la Consejería de Medio Ambiente”6. Este documento se refiere Igualmente a las ayudas comunitarias de los propios vecinos en las tareas de control y extinción de incendios, reseñando que los dueños de propiedades forestales en las que se haya declarado este siniestro “deberán participar en los trabajos de extinción de los mismos, con todos sus medios técnicos y humanos”7, sin embargo, aclara poco después que la forma en que se establecería esta ayuda sería a través de voluntariado y cooperación. Más adelante avisa de la prohibición de “la quema de rastrojos” y “restos para labores agrarias en los terrenos colindantes o con una proximidad con el monte inferior a 500 metros”8. No obstante, sabemos que este artículo se vulnera por parte de la población de forma sistemática debido a las negligencias que ya contabiliza la propia consellería en aquellos incendios iniciados por quema de rastrojos o quemas agrícolas. En otro punto de este mismo artículo menciona la necesidad de repoblar las zonas incendiadas. Sabemos que en algunos puntos de la Comunidad Valenciana estas repoblaciones no han llevado consigo una correcta planificación agroforestal para lograr un equilibrio adecuado. Donde no existe este espacio agroforestal, por el contrario, se ha repoblado pero no se ha gestionado posteriormente, obteniendo como resultado la acumulación de combustible forestal propicio para la ignición

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9-Ley 3/1993, de 9 de diciembre, Forestal de la Comunidad Valenciana. Capítulo III, De los incendios forestales, artículo 59. 10-Ley 3/1993, de 9 de diciembre, Forestal de la Comunidad Valenciana. Capítulo III, De los incendios forestales, artículo 63. 11-SIERRA, J. «El TSJ anula el Plan General Forestal en el que se apoyan decenas de planes urbanísticos», en Adene: Publicación de ecología, [en línea] <http://www.adene.es/recursos/noticias/tabid/296/articleType/ArticleView/articleId/1933/El-TSJ-anula-el-Plan-General-Forestal-en-el-que-se-apoyan-decenas-de-planes-urbanisticos.aspx>. [Consulta: 18/06/2013].

en condiciones favorables para ello. De suma importancia en la planificación agroforestal y urbanística resulta otro apartado en el que se arguye que aquellos suelos en los que haya habido incendios forestales no se podrán reclasificar urbanísticamente. Más tarde apunta que estos mismos terrenos “no se podrán destinar al pastoreo en los cinco años siguientes; tampoco podrán dedicarse o transformarse en suelos agrícolas hasta transcurridos, al menos, veinte años, ni a actividades extractivas hasta transcurridos diez años, salvo autorización expresa y motivada de la Administración forestal, previo informe del Consejo Forestal”9. Hace dos años parte del articulado donde se señala lo anterior fue modificado por Ley autonómica 9/2011 de 26 de diciembre para salvaguardar los intereses del ente autonómico para aclarar que en algunos casos puntuales o de “carácter singular” se podrá “excepcionar la prohibición de cambio de uso forestal, dentro del plazo general de los 30 años, mediante acuerdo justificado”. En primera instancia habría que ahondar la primera cuestión para saber hasta qué punto este artículo se ha cumplido en toda su extensión y magnitud. Lo que sí parece lógico es que con la modificación la Generalitat ha querido cubrirse las espaldas para no incurrir en una falta contra este artículo en concreto en el futuro. Esta Ley es polémica porque le faltó un estudio de impacto de ambiental”10. De hecho, en 2007 el PATFOR fue denunciado porque dichas estimaciones de impacto eran obligatorias y en su elaboración, y posterior aprobación en 2004 se “omitió el trámite de evaluación medioambiental previsto en la ley”11. Habría que investigar más a fondo si después de la sentencia en firme del Tribunal Superior de Justicia y la nueva aprobación se han realizado los pertinentes estudios de impacto. 5.6.3.- Plan Especial frente al Riesgo de Incendios Forestales (PEIF) Al aprobarse este documento se deroga el Decreto 253/1995 de 24 de Julio, aprobado por el Consell de la Generalitat Valenciana. El PEIF es el documento más importante en la lucha y gestión contra los incendios forestales. Define su objeto en “regular la utilización, coordinación y movilización de los medios y recursos de los organismos públicos y privados” (PEIF, art. 3.1). Este plan está activado en los casos de preemergencias y emergencias, estableciéndose jerárquicamente por encima de los Planes de Acción Municipal (PAM), que están siempre supeditados a lo que ordene el PEIF salvo en los casos de los municipios con una “estructura propia e independiente, si se dispone de los

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recursos propios o asignados suficientes para diseñarla” (PEIF, art. 6.1). Aún con todo el director del PEIF se reserva el derecho de activar dicho PAM. En cualquier caso, de activarse el PAM de motu proprio por parte del municipio, el alcalde debe comunicar su activación al director del PEIF. De esta forma, se establece la impronta y la importancia de este documento a nivel municipal. Posteriormente el PEIF especifica los contenidos mínimos que deben tener los PAM y sus funciones. Uno de los puntos importantes es el referido a las fases de emergencias. En el nivel 0 se supone que los incendios pueden ser controlados por el PAM, y el nivel 1 se reserva para aquellos incendios que, pudiendo ser controlados por el municipio, por su evolución, se harían necesarias “medidas para la protección de las personas y los bienes” (PEIF, art. 6.4). El nivel 2 ya se incorpora medios autonómicos previstos por este PEIF. Finalmente el nivel 3 incorporaría la mediación estatal. De cara a la vulnerabilidad y la exposición son claves los Planes de Autoprotección previstos por el PEIF que habla de las acciones llevadas a cabo cuando se declare una emergencia en “núcleos de población aislada, urbanizaciones, campings, etc. Que se encuentren en zonas de riesgo” (PEIF, art. 7) que se encuentren afectados por un incendio forestal. Estos planes de autoprotección son anexos de los PAM. La función de los Planes de Autoprotección es la de ayudar con las “labores de vigilancia y detección previstas” (PEIF, art. 7.a) en el PEIF, la organización de “medios humanos y materiales disponibles para la actuación en emergencias por incendios forestales hasta la llegada e intervención de los medios de extinción previstos en este plan y en los planes de ámbito local” (PEIF, art. 7.b) y, por último, “preparar la intervención de ayudas exteriores en caso de emergencia y garantizar la posible evacuación” (PEIF, art. 7.c). Como apuntábamos, este punto en concreto es el que gestiona brillantemente las medidas para salvaguardar las vidas humanas y sus bienes en caso de producirse y no controlarse un incendio forestal. Sobre el “Análisis del riesgo y vulnerabilidad” el PEIF estudia los factores que explican la ignición y propagación del fuego. No obstante, realmente la vulnerabilidad no es estudiada ya que, según sentencia al final de este punto, “la especial configuración de la Comunitat Valenciana, hace prácticamente inviable un análisis de vulnerabilidad a nivel global que contemple aspectos sobre los siguientes tipos genéricos de valores a proteger:

-La vida y la seguridad de las personas. -Valores de protección de infraestructuras, instalaciones y zonas habitadas. -Valores económicos. -Valores de protección contra la erosión del suelo.

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-Valores paisajísticos. -Patrimonio histórico-artístico” (PEIF, art. 2).

Desde este TFM pensamos que una correcta gestión y planificación de estos siniestros puede ayudar a disminuir la exposición, por tanto la vulnerabilidad de los núcleos poblacionales afectados o que pudieran ser afectados por estas catástrofes. Existen además elementos de mucho valor para poder realizarlo. En este documento ya se habla de “los parámetros estadísticos” (PEIF, art. 2), que suponen un más que interesante acercamiento territorial hacia los puntos que históricamente han sido más perjudicados por los incendios. Se trata de una variable cuantitativa que depende de los modelos de combustibles y de otros factores naturales como son la pendiente y las condiciones meteorológicas. Lo que revela este PEIF y que lo hace por sí muy valioso son las fases de Preemergencias y emergencias ante incendios forestales. Los niveles de preemergencias son tres:

-Nivel 1: riesgo bajo-medio de incendio forestal -Nivel 2: riesgo alto de incendio forestal -Nivel 3: riesgo extremo de incendio forestal (PEIF, art. 5.1)

Se establecen los niveles en función de los datos del Instituto Nacional de Meteorología (AEMET) y el Centro Meteorológico Territorial de Valencia. Cada día establece un nivel. Por otra parte, el PEIF establece los niveles de emergencias en función de las características locales y naturales de la zona (viento, temperatura, humedad relativa) y la carencia o no de infraestructuras (cortafuegos, red viaria, puntos de agua). De esta forma, se establece numéricamente cuatro niveles de emergencias. El nivel de emergencia cero es para los incendios forestales que pueden ser controlados, son pequeños conatos que no tienen afección a la población y apenas importancia. El nivel de emergencia uno es similar al nivel anterior pero depende de su evolución y de si puede o no llegar a un núcleo habitado. El nivel de emergencias dos ya cobra su importancia puesto que se tienen que utilizar los medios previstos en el propio PEIF y hasta una posible ayuda estatal, si se diera el caso. El último nivel de emergencia, el tres, se aquel que se declara como de “interés nacional” (PEIF, art. 5.2) en cuyo caso tomaría el mando el Ministerio del Interior, y nunca se ha dado hasta la fecha ni en la Comunidad Valenciana ni en ningún lugar de España para los incendios forestales. Las emergencias y preemergencias se establecen por zonas. En las dos provincias que está siendo objeto de estudio hay cuatro: Zona 3, Zona 4 (Valencia) y Zona 5, Zona 6 (Alicante).

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Figura 30. Mapa de las zonas de nivel de preemergencias en la Comunidad Valenciana.

Fuente: Consorcio de Bomberos y Protección Civil de la provincia de Alicante. Ahora bien, hemos de suponer que las preemergencias no se activan igual cada día de cada mes de todos los años. Así pues, hemos cogido los tres meses de verano (junio, julio y agosto) y hemos sumado los niveles de preemergencia según las zonas que el consorcio de bomberos y protección civil establecen.

Figura 31. Gráfico del nivel de preemergencias en junio, julio y agosto (2004-2012). Fuente: Consorcio de Bomberos y Protección Civil de la provincia de Alicante. Elaboración propia.

Del global de los tres meses estivales obtenemos como resultado una gráfica en la que sacamos estas conclusiones:

0

50

100

150

200

250

Alto Extremo Extraordinario

Nivel de preemergencias meses de junio, julio

y agosto (2004-2012)

Valencia int Valencia cos Alicante Int Alicante C

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-La tendencia del nivel Alto de Preemergencias es claramente favorable a las zonas interiores de Valencia (Zona 3) y Alicante (Zona 5), y testimonial en las zonas costeras. -Los valores Extremos son muy parecidos a los valores para la Preemergencia Alta, si bien los avisos Extremos son ligeramente superiores en las zonas interiores de Alicante y Valencia pero cobran mucha importancia en las zonas costeras, llegando a duplicar el valor en el caso de la costa de Valencia y a casi a multiplicarse por dos en la costa alicantina. -Los avisos Extraordinarios son muy parecidos en todas las zonas pero el número de alertas son mucho menores que los dos anteriores.

Ahora bien, si pretendemos analizar lo que ha sucedido desde 2004 hasta 2012 en cada mes del verano, veremos que existen dos tendencias, por una lado, la de junio, y por el otro lado, la de los meses julio y agosto, que son muy parecidas. Como podemos ver en los gráficos siguientes, el mes de junio no se comporta igual que los meses de julio y agosto. Esto se observa en las emergencias de carácter ‘Extremo’, que apenas superan los 20 días en las zonas estudiadas. Sin embargo, en julio y agosto, la dinámica es diferente, ya que en el interior de Valencia y Alicante el número de días de emergencias de carácter ‘Extremo’ sobrepasa los 80 días

Figura 32. Gráfico del nivel de preemergencias en junio (2004-2012). Fuente: Consorcio de

Bomberos y Protección Civil de la provincia de Alicante. Elaboración propia.

0

20

40

60

80

100

Alto Extremo Extraordinario

Nivel de preemergencias del mes de junio

(2004-2012)

Valencia interior Valencia costa Alicante Interior Alicante Costa

Nº DÍAS

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Figura 33. Gráfico del nivel de preemergencias en julio (2004-2012). Fuente: Consorcio de

Bomberos y Protección Civil de la provincia de Alicante. Elaboración propia.

Figura 34. Gráfico del nivel de preemergencias en agosto (2004-2012). Fuente: Consorcio de

Bomberos y Protección Civil de la provincia de Alicante. Elaboración propia. La estructura organizativa de este PEIF se encuadra con el Centro de Coordinación Operativa Integrado (CECOPI) que está a la cabeza de todo el organigrama.

Figura 35. Estructura organizativa del PEIF. Fuente: Consorcio de Bomberos y Protección Civil

de la provincia de Alicante.

0

20

40

60

80

100

Alto Extremo Extraordinario

Nivel de preemergencias mes de julio

(2004-2012)

Valencia int Valencia cos Alicante Int Alicante C

Nº DÍAS

0

20

40

60

80

100

Alto Extremo Extraordinario

Nivel de preemergencias mes de agosto

(2004-2012)

Valencia int Valencia cos Alicante Int Alicante C

Nº DÍAS

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En páginas sucesivas este PEIF establece la gestión tanto de las preemergencias como de las emergencias, así como los mandos que operarán a cada nivel de planificación de las correspondientes emergencias:

Comité Asesor (PEIF, art. 1.4) Gabinete de Información (PEIF, art. 1.5) Puesto de mando avanzado (PEIF, art. 1.6) Unidades Básicas de Intervención (PEIF, art. 1.7)

De una forma bastante detallada el PEIF avanza describiendo la operatividad de este plan frente a las preemergencias y emergencias, las medidas de protección o el catálogo de recursos con el que se cuenta, así como el organigrama según niveles de emergencias. 5.6.3.- Plan de Acción Territorial Forestal Se trata del documento más reciente de entre todos los aquí expuestos. Se aprobó el Decreto 48/2013 de 3 de mayo, por el que sale adelante el Plan de Acción Territorial Forestal (PAT) de la Comunitat Valenciana. La Estrategia Territorial Valenciana asegura que el PAT de Incendios Forestales puede ser asumido por el PAT Forestal (PATFOR). 5.6.3.1.- Importancia del plan El PATFOR no es un documento más, la Ley 3/1993 de 9 de diciembre Forestal, que en su artículo 20 dice que la Generalitat deberá aprobar este documento. No obstante, esto no se hizo primero hasta 2004, luego, en 2007 se anuló y, finalmente, este año 2013 ha vuelto a aprobarse. El nuevo PGOF o PATFOR se realiza acorde al marco normativo actual, acogiéndose a la figura de Plan de Acción Territorial, de forma que se integra en las nuevas políticas de ordenación territorial que ha adoptado la Comunitat Valenciana. Para ello, el contenido del PATFOR se adaptará, tanto a las exigencias de la Ley de Ordenación del Territorio y Protección del Paisaje (LOTPP), como a lo recogido en la Ley 3/1993 para el Plan General de Ordenación Forestal de la Comunitat Valenciana. La importancia de este plan está fuera de toda duda, toda vez que realiza toda una radiografía de las características físicas de la Comunidad Valenciana para centrarse sobre todo en los espacios forestales. En este sentido, también realiza un breve análisis de la población agraria o rural del territorio valenciano. 5.6.3.2.- Campesinado y rédito económico del bosque Según el PATFOR, el perfil del ‘campesino’ o del titular de los terrenos agroforestales es “un minifundista que posee una pequeña finca” (PATFOR, art. 1.1). De las cifras que aporta este plan se deduce que estos pequeños propietarios gestionan el 68% de la propiedad agroforestal en toda la Comunidad Valenciana, ya que, según este documento, la gestión de los

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terrenos por parte del ente autonómico supone un 32% del total “a pesar de ser titular de menos de una décima parte”. El PATFOR excusa sus posibles fallos o dificultades de planificación y gestión de estos terrenos a la “atomización de las propiedades” (PATFOR, art. 1.1) pero, curiosamente, también a las figuras de protección, cuestión esta que puede depender o no, en parte o parcialmente, de la propia administración. En este último aspecto no cabe duda de que si a alguien dificulta el proteccionismo del terreno forestal es a los propietarios, cuestión ésta compleja de analizar. Se queja de esto en el PATFOR, pero también se quejan los pequeños y medianos agricultores con tierras, ya que es complejo realizar acciones de cualquier índole. Volviendo de nuevo a la radiografía del habitante rural, este PATFOR logra hacer un acertado diagnóstico sobre el mismo. Se ha partido de la base de los problemas acuciantes en el mundo rural, y partir de encuestas y participación ciudadana, se llegó a la conclusión de que algunos de los principales problemas que consideramos de especial relevancia para este TFM son la “cohesión social”, el “despoblamiento” y el “envejecimiento”. Quizás una de las claves sea el rédito económico. Tanto la Comunidad Autónoma en la propiedad de sus terrenos, como el conjunto de personas con propiedad privada hablan ineluctablemente del proteccionismo, o de los fallos de la gestión o la planificación pero la perversidad puede radicar en el coste-beneficio de estas labores para los intereses de unos y otros. El PAT que estamos analizando asevera literalmente que “la superficie forestal valenciana ocupa casi el 60% del territorio, pero que aporta apenas el 0,03 % al PIB autonómico” (PATFOR, art. 1.1), para además quejarse de que la mayor parte de esos terrenos son privados y que ello es motivo del menoscabo en la planificación y gestión forestal. Y no es menos cierto que a lo largo de los años el abandono agrícola es más que evidente por la misma razón: altos costes de producción y escasos beneficios. Ello ha lastrado en las dos últimas décadas la agricultura, la cual se ha abandonado paulatinamente. 5.6.3.3.- Los incendios según en el PATFOR Inferimos que el documento no se realiza autocrítica por su gestión del espacio forestal, sino que echa la culpa de los incendios forestales al abandono agrícola: “Este abandono conlleva una degradación progresiva de los ecosistemas. Los montes acumulan biomasa que no sólo incrementa los niveles de riesgo de incendio” (PATFOR, art. 1.1). Si bien esto es cierto, no lo es menos que desde que se creó allá por el año 1993 la Ley Forestal, que obligaba a crear este PATFOR, se han tenido 20 años de tiempo para que la Administración autonómica haya podido realizar o sugerir una solución a un problema muy evidente. Soluciones como incentivar a los agricultores concediendo ayudas o subvenciones que les motiven no

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abandonar el campo; o bien realizar expropiaciones a pequeños núcleos si ello repercutiera en la mejora de la gestión agroforestal, eximiendo totalmente una idea, propuesta o destino perversamente urbanista de dicha expropiación, después de la anulación previa de este PATFOR en 2007 por el Tribunal Superior de Justicia de Valencia. Y aún con la queja de la falta de planificación y gestión por el abandono agrícola, y pese a esas dos décadas como espacio y tiempo, con todo ello, el nuevo PATFOR dice tener como objetivo “aprovechar el territorio forestal como generador de empleo en el medio rural” (PATFOR, art. 1.4), algo que no tendría objeción alguna si no fuera porque es un objetivo que ya debería haberse llevado a cabo y porque no es difícil prever el futuro a medio y largo plazo visto lo realizado en dos décadas. De momento este PATFOR tiene 15 años para ser actualizado, será entonces en 2028 cuando haya que ver hasta qué punto este último objetivo se ha cumplido. El apartado 4 del PATFOR se centra en la regulación de los incendios forestales, y para comenzar habla de la interfaz urbano-forestal, un concepto éste de gran importancia para el estudio de la vulnerabilidad y la exposición de la población frente a este peligro. En este sentido el PATFOR alerta de que “la creciente interfaz urbano-forestal y el incremento de actividades recreativas que los incendios forestales puedan poner en peligro la vida y las infraestructuras construidas por el hombre” (PATFOR, art. 4.4). Deducimos de esta afirmación que la interfaz mencionada ha crecido, en buena lid, por el aumento de la superficie forestal en detrimento del mayor abandono agrícola; y que el aumento de la masa forestal, unida a la mala gestión-planificación de las políticas integradoras podría ser la clave de la mayor vulnerabilidad pese al mayor abandono en las zonas rurales. -Omisión de estadísticas de grandes incendios Cuantitativamente este PATFOR hace un ejercicio de omisión de los datos de los grandes incendios forestales (aquellos de más de 500 hectáreas de afección). Asevera que desde 1999 hasta 2010, se han producido “13 grandes incendios” (PATFOR, art. 4.4.1), que podemos reconocer gracias a los datos de la Consellería de Gobernació y que son los siguientes: En Alicante

FECHA LUGAR TOTAL FORESTAL TOTAL NO FORESTAL

27/08/2000 Planes 623,00 0,00

30/08/2003 Llíber 874,00 0,00

24/01/2009 La Nucía 960,00 46,00

06/09/2010 Otra Provincia 554,89 0,00

Tabla 22. Grandes incendios en Alicante (1999-2010). Fuente: Consellería de

Gobernació. Elaboración propia.

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En Valencia FECHA LUGAR TOTAL FORESTAL TOTAL NO FORESTAL

15/08/1999 Enguera 3.195,50 0,00

03/09/2000 Simat de La Valldigna 1.317,80 0,00

16/09/2000 Chiva 2.223,00 50,00

28/08/2003 Buñol 1.707,00 0,00

12/08/2004 Serra 624,38 61,90

12/07/2005 Simat de La Valldigna 641,95 5,81

10/03/2006 Simat de La Valldigna 2.094,00 0,00

06/09/2010 Ontinyent 1.957,17 0,00

07/09/2010 Rafelguaraf 2.059,35 12,42 Tabla 23. Grandes incendios en Valencia (1999-2010). Fuente: Consellería de Gobernació.

Elaboración propia.

Sin embargo, la mayor parte de los grandes incendios, cuyas extensiones afectadas han superado con creces las anteriores cifras se produjeron con anterioridad a 1999. Gracias a las propias estadísticas de la Consellería de Gobernació hemos sabido que entre Valencia y Alicante se han producido entre 1983 y 1999 cincuenta y cuatro grandes incendios. Si la extensión total del PATFOR es de 19.008,17 hectáreas, en el período que estamos estimando (1983-1999) han ardido 222.108,90 hectáreas, es decir, diez veces más la superficie que en el período 1999-2010. De hecho, las 19.008,17 hectáreas del período considerado en el PATFOR apenas suponen un 8,5% del total de la superficie quemada para el período 1983-1998. Estamos hablando de incendios de gran magnitud, con extensiones de más de 20.000 hectáreas. Parece claro que la Consellería de Territori i Medi Ambient omitió claramente las estadísticas previas a 1999, que son las más importantes, destacando los grandes siniestros de los años 1993 y 1994. Pero es que, además, habiéndose aprobado en mayo del presente año 2013, también han obviado los datos de los incendios de 2011 y 2012. Sin duda, se trata de un grave fallo de este PATFOR. Un técnico de la Consellería de Territori i Medi Ambient preguntado por este hecho, dijo desconocer el motivo de esta omisión. A continuación ponemos los grandes incendios que creemos que el PATFOR omitió. En Alicante

FECHA LUGAR TOTAL FORESTAL TOTAL NO FORESTAL

21/08/1986 Jalón 850,00 0,00

22/08/1986 Vall de Ebo 851,00 0,00

24/07/1990 Vall de Gallinera 900,00 50,00

24/07/1990 Vall de Gallinera 1.100,00 0,00

25/07/1990 Beniarrés 884,00 300,00

25/07/1990 Castella de Castells 6.800,00 0,00

30/07/1991 Lorcha 1.055,00 0,00

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18/08/1991 Alcalalí 1.200,00 0,00

29/08/1992 Tárbena 1.760,00 500,00

10/07/1993 Lorcha 575,00 50,00

20/08/1993 Llíber 605,00 0,00

04/07/1994 Agres 845,40 160,80

06/07/1994 Alcoy 2.224,70 285,20

11/08/1994 Denia 820,00 0,00 Tabla 24. Grandes incendios omitidos por el PATFOR en la provincia de Alicante desde 1986

hasta 1994. Fuente. Consellería de Gobernació. Elaboración propia. En Valencia

FECHA LUGAR TOTAL FORESTAL TOTAL NO FORESTAL

31/07/1983 Yátova 4.097,00 0,00

10/09/1983 Ontinyent 1.040,00 0,00

21/04/1984 Buñol 545,00 0,00

19/07/1984 Requena 1.100,00 0,00

24/07/1984 Guadassuar 1.100,00 0,00

14/08/1984 Enguera 2.000,00 0,00

15/04/1985 Siete aguas 932,00 0,00

27/07/1985 Tous 18.886,00 0,00

29/07/1985 Enguera 5.100,00 0,00

18/05/1986 Sot de Chera 877,00 0,00

22/07/1986 Otos 538,50 0,00

17/07/1987 Marines 775,00 0,00

03/08/1988 Llombay 538,00 0,00

24/07/1990 Gestalgar 9.990,00 205,00

25/07/1990 Salem 1.040,00 0,00

05/08/1990 Millares 2.600,00 0,00

13/07/1991 Lutxent 3.070,00 0,00

15/07/1991 Rótova 571,00 0,00

28/07/1991 Yátova 15.400,00 2.015,00

30/07/1991 Tavernes de la Valldigna 1.077,00 0,00

30/07/1991 Villalonga 900,00 0,00

31/07/1991 Chiva 3.550,00 104,00

07/08/1991 Ayora 4.950,00 300,00

08/08/1991 La Yesa 930,00 0,00

28/09/1991 Enguera 2.301,00 2,00

30/08/1992 Marines 4.249,00 0,00

30/08/1992 Otra Provincia 1.740,00 0,00

31/08/1992 Sot de Chera 1.072,60 20,00

31/08/1992 Calles 3.302,00 0,00

07/08/1993 Buñol 2.183,00 50,00

07/08/1993 Andilla 2.087,00 0,00

26/08/1993 Dos agua 5.200,00 0,00

26/05/1994 Domeño 2.350,00 0,00

Page 86: Trabajo Final de Master - Vulnerabilidad frente a incendios forestales

86

02/06/1994 Loriguilla 2.852,10 110,00

22/06/1994 Calles 5.264,00 84,20

22/06/1994 Calles 5.264,00 84,20

04/07/1994 Millares 25.430,00 500,00

04/07/1994 Fontanars dels Aforins 18.417,30 0,00

05/07/1994 Requena 24.064,00 705,90

31/07/1994 Requena 1.650,00 0,00

10/08/1994 Otra Provincia 1.780,00 200,00 Tabla 25. Grandes incendios omitidos por el PATFOR en la provincia de Valencia desde 1986

hasta 1994. Fuente: Consellería de Gobernació. Elaboración propia. El PATFOR sigue insistiendo con los grandes incendios y se atreve a realizar un diagnóstico geográfico, esto es, por comarcas, para encontrar los emplazamientos que estadísticamente más daños han sufrido por los incendios. Para este documento la comarca de L’Horta, la Ribera Alta y la Ribera Baja (todos en Valencia) son los principales lugares donde han tenido lugar estos siniestros. Al no recabar los incendios previos a 1999 se pierden gran cantidad de datos y esto repercute también en la zonalidad de los mismos.

Figura 36. Gráfico del número de incendios por cada 10.000 has por comarcas (1999-2008).

Fuente: PATFOR, artículo 4.4.1 sobre “Los incendios forestales” Según nuestro estudio a partir de los datos estadísticos de la Consellería de Gobernació, cogiendo los incendios de más de 500 hectáreas para las dos provincias estudiadas, vemos en el gráfico como el La Canal de Navarrés ha sido la que en los últimos 27 años más ha sufrido con los incendios forestales, donde han ardido 41.128,5 hectáreas, aunque más de la mitad de estas corresponden al incendio de Millares de julio de 1994. Tras ésta, le sigue la comarca de la Hoya de Buñol, también en Valencia y que coincide con el

Nº incendios por cada 10.000 has. terreno forestal y año por comarca, 1999-2008

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PATFOR. En esta zona han ardido 38.056 hectáreas. Un alto porcentaje de esta cifra fue debido al incendio de Yátova de julio de 1991, donde ardieron 15.400 hectáreas.

Figura 37. Gráfico de grandes incendios forestales por comarcas (1983-2010). Fuente:

Consellería de Gobernació. Elaboración propia. Las comarcas de Los Serranos, Requena-Utiel y Vall d’Albaida le siguen en número de hectáreas afectadas, siempre en la provincia de Valencia. Para encontrar una comarca alicantina hemos de irnos a la Marina Alta que con 14.050 hectáreas es la comarca más asolada por los incendios forestales en Alicante. Casi la mitad de esta extensión fue debido al incendio de Castell de Castells de julio de 1990, donde se quemaron 6.800 hectáreas.

INCENDIOS POR COMARCAS 1983-2010

COMARCAS Has.

Comtat 4.493

Hoya de Alcoy 2.510

Marina Alta 14.050

Marina Baja 3.266

Campo de Turia 8.672

Canal de Navarrés 41.129

Hoya de Buñol 38.056

La Safor 6.608

Los Serranos 31.530

Requena-Utlaiel 27.520

Ribera Alta 22.596

Vall d’Albaida 26.063

Valle de Ayora 5.250 Tabla 26. Incendios por comarcas en Alicante y Valencia (1983-2010). Fuente: Consellería de

Gobernació. Elaboración propia.

0

10.000

20.000

30.000

40.000

50.000C

on

cen

tain

a

Ho

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Grandes incendios forestales por comarcas 1983-

2010

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88

El PATFOR habla indirectamente de la vulnerabilidad y la exposición. Para este plan hoy día las viviendas se encuentran más cerca que nunca de puntos en donde existen masas forestales. En concreto, se refiere a que las “viviendas pertenecientes a núcleos urbanos y urbanizaciones en contacto con vegetación forestal que genera situaciones de riesgo para las mismas, estas zonas de interfaz urbano-forestal se dan con mayor frecuencia en aquellos municipios costeros con una relativa presencia de terreno forestal, así como en municipios cercanos a grandes núcleos de población” (PATFOR, art. 4.4.1). Se trata, pues, de un avance muy importante, ya que analiza el objeto de nuestro trabajo. Es cuanto menos curioso saber la zonificación que realizan de la exposición y la vulnerabilidad en zonas costeras y zonas cercanas a grandes núcleos. No se refiere estrictamente a poblamientos rurales, sino también a urbanizaciones. -Claves cartográficas del PATFOR En este apartado analizaremos nociones básicas para un incendio forestal como es peligro de incendio; riesgo potencial, riesgo estadístico o interfaz urbano-forestal. Sin embargo, además de la propia cartografía que aporta el PATFOR nosotros añadiremos el factor humano con los núcleos poblacionales que quedan afectados por esas zonas definidas por este documento para así comprobar qué zonas estarán expuestas. -Riesgo potencial

Figura 38. Mapas del riesgo potencial de incendios en las provincias de Alicante y Valencia.

Fuente: Consellería de Gobernació. Elaboración propia.

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La Consellería de Gobernació define el riesgo potencial de incendio a partir del cálculo del riesgo estadístico (recurrencia) y la peligrosidad. De esta manera define varios estadios de potencialidad de los cuáles hemos escogido los tres más importantes: Alto, Grave y Extremo. Sin embargo, debido a la escasa información que nos aporta el riesgo potencial de incendios, hemos añadido la componente geográfica de las entidades de población y las comarcas para saber y conocer mejor su distribución y saber cuáles son las zonas con mayor riesgo potencial de incendios. En la provincia de Alicante, es la comarca de la Marina Alta la que más entidades de población están condicionadas por el riesgo potencial de incendios (16). Además, existen tres pueblos con un riesgo potencial extremo: Alcalalí, Benichembla y Murla. Las comarcas de la Marina Baja y Comtat tienen el mismo número de núcleos poblacionales con riesgo potencial (15). Son estas tres comarcas las cuantitativamente más importantes. Pese a ser más grande en extensión, la provincia de Valencia sólo posee cinco pueblos más que Alicante en riesgo potencial de incendios (61 de Alicante por 66 de Valencia). Cerca de la mitad de las entidades de población valencianas se sitúan en tres comarcas: Los Serranos (15), Valle de Cofrentes (9) y Campo de Turia (8). En esta última comarca existe hasta tres pueblos con riesgo potencial extremo: La Coma, Mallaetes y Providencia. En general existe una mayor homogeneidad en el reparto de los núcleos poblacionales de la provincia de Valencia, aunque a diferencia de Alicante, existen territorios sin exposición poblacional como son los casos de las comarcas de Ribera Baja, Ciudad de Valencia, Huerta Sur, Vall d’Albaida.

Número de núcleos poblacionales con Riesgo

Potencia de Incendio

COMARCA Alto Grave Extremo TOTAL

Marina Alta 12 1 3 16

Comtat 12 3 0 15

Marina Baja 9 5 1 15 Vega Baja del Segura 2 2 0 4

Hoy de Alcoy 2 1 0 3 Vinalopó Medio 3 0 0 3

Alto Vinalopó 1 0 1 2 Bajo Vinalopó 2 0 0 2

Campo de Alicante 1 0 0 1

44 11 6 61

Número de núcleos poblacionales con Riesgo

Potencia de Incendio

COMARCA Alto Grave Extremo TOTAL Los Serranos 10 4 1 15 Valle de Cofrentes 7 2 0 9 Campo de Turia 4 1 3 8 Requena-Utiel 6 0 1 7 Canal de Navarrés 3 1 1 5 La Safor 4 0 1 5 Ribera Alta 5 0 0 5 Camp de Morvedre 3 1 1 5 Hoya de Buñol 3 0 0 3 La Costera 2 0 1 2 Huerta Oeste 0 0 1 1 Huerta Norte 0 0 1 1 47 9 11 66 Tabla 27. Número de núcleos poblacionales con grados de riesgo potencial de

incendio por comarcas en Alicante y Valencia. Fuente: Consellería de Territori y Medi Ambent. Elaboración propia.

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90

-Interfaz urbano forestal

La interfaz urbano-forestal es aquella en donde existen en la misma zona espacio forestal y urbano. Según el PATFOR los espacios forestales son ecosistemas “más vulnerables”. Según esta definición y con los números obtenidos de la Consellería de Gobernación, la provincia de Valencia, al tener mayor superficie forestal (746.514,881 Has.) es, por tanto, más vulnerable y con menor capacidad de recuperación que en Alicante (290.366,4055 Has). Entre ambas provincias hay una significativa diferencia de espacio forestal de 456.148,4755 de Valencia con respecto a Alicante. En el mapa de interfaz urbano forestal hemos establecido un espacio urbano-forestal “Alto” o “Muy Alto” en función del número de puntos de interfaz urbano-forestal en una cuadrícula de 1x1 kms. Pese a que en Valencia hay más superficie forestal y las diferencias con respecto a Alicante, el número de entidades poblacionales vinculadas a una interfaz urbano-forestal “Alto” o “Muy Alto” es realmente muy parecido, 40 núcleos de población en Alicante por 39 en la provincia de Valencia. Hemos contabilizado hasta 29 pueblos con una

Figura 39. Mapas de grados de interfaz urbano-forestal en las provincias de Alicante y Valencia. Fuente: Consellería de Gobernació. Elaboración propia.

Page 91: Trabajo Final de Master - Vulnerabilidad frente a incendios forestales

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interfaz urbano-forestal alta en Alicante y 11 poblaciones con interfaz urbano-forestal muy alta. Geográficamente en Alicante hay tres comarcas que tienen la mitad o más de pueblos dentro de esa interfaz urbano-forestal que son Marina Alta, Marina Baja y Comtat. De las 29 entidades poblacionales que tienen categoría de interfaz urbano-forestal “Alta”, más de la mitad (15) están en las tres comarcas ya mencionadas. Por último, ocho de los once núcleos habitados calificados como “Muy Alto” también están en las comarcas señaladas anteriormente. Aun así, en todas las comarcas existe al menos un pueblo en el que se existe una interfaz urbano-forestal. En Valencia el patrón es similar. Hay cuatro comarcas que cuantitativamente ostentan al menos la mitad de todos los pueblos calificados con interfaz “Alta” o “Muy Alta”. Estas comarcas son Campo de Morvedre (6), Campo de Turia (5), La Safor (4) y Ribera Alta (4). Casi la mitad de las interfaces altas están en estas cuatro comarcas y exactamente la mitad (5) del total de las interfaces muy altas están en las mismas cuatro comarcas.

Tabla 28. Número de núcleos poblacionales con grados de interfaz urbano-forestal por comarcas en Alicante y Valencia. Fuente: Consellería de Territorio y Medio Ambiente.

Elaboración propia.

COMARCAS ALICANTE Alta Muy Alta Total

Marina Alta 8 4 12

Marina Baja 5 2 7

Comtat 2 2 4

Campo de Alicante 4 3 7

Hoy de Alcoy 4 0 4

Alto Vinalopó 1 0 1 Vinalopó Medio 1 0 1 Bajo Vinalopó 1 0 1

Vega Baja del Segura 3 0 3

TOTAL 29 11 40

COMARCASVALENCIA Alta Muy Alta Total

Camp de Morvedre 3 3 6

Campo de Turia 4 1 5

La Safor 3 1 4

Ribera Alta 4 0 4

Valle de Cofrentes 3 0 3

Hoya de Buñol 1 2 3

Los Serranos 3 0 3

Rincón de Ademuz 2 1 3

Ribera Baja 1 1 2

Huerta Oeste 2 0 2

Vall d’Albaida 1 0 1

La Costera 1 0 1

Canal de Navarrés 1 0 1

Huerta Norte 0 1 1

Ciudad de Valencia 0 0 0

Huerta Sur 0 0 0

Requena-Utiel 0 0 0

TOTAL 29 10 39

Nº de poblaciones

con interfaz

urbano-forestal

Nº de poblaciones

con interfaz

urbano-forestal

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-Mapa de vulnerabilidad

Figura 40. Mapas de niveles de vulnerabilidad en las provincias de Alicante y Valencia. Fuente: Consellería de Territori y Medio Ambiente. Elaboración propia

Quizás dentro de la cartografía que aporta el PATFOR los mapas de vulnerabilidad sean los de mayor valor. Sin embargo, el documento analiza la vulnerabilidad de los ecosistemas forestales de la Comunidad Autónoma, es decir, sólo ve el punto de vista natural. Desde este TFM creemos que es necesario aportar la vertiente antrópica para poder analizar mejor la vulnerabilidad. Si partimos de la base que la vulnerabilidad forestal para este Plan de Acción Territorial vendría a ser, por negación, las masas de bosque homogéneas con carencia de especies rebrotadoras así como la continuidad vertical de la vegetación. Nosotros hemos añadido todas aquellas entidades poblacionales que están en las manchas de dicha vulernabilidad de ecosistemas forestales para tener la exposición de dichos ecosistemas de la población que vive en esos núcleos poblacionales. En el caso que nos ocupa distinguiremos con la susceptibilidad alta o muy alta.

Page 93: Trabajo Final de Master - Vulnerabilidad frente a incendios forestales

93

En un visionado genérico y comparativo de ambos mapas elaborados vemos que la provincia de Alicante tiene una vulnerabilidad más alta que la provincia valenciana, ya que las machas de vulnerabilidad catalotagada como “Muy Alta” es mayor en el territorio alicantino. Sin embargo, la mancha de vulnerabilidad “Alta” en Valencia es mucho más homogénea que la “Muy Alta” de Alicante. Cuantitativamente existen más pueblos en Valencia expuestos a la vulnerabilidad según el PATFOR, sin embargo, hay más entidades de población de “Muy Alta” vulnerabilidad en Alicante que en Valencia (51 en Alicante y 36 en Valencia). En la provincia valenciana el número de núcleos poblacionales con vulnerabilidad “Alta” asciende a 50, mientras que en Alicante son sólo 13. Desde el punto de vista de la distribución comarcal por provincias no deja lugar a dudas. Es en la comarca de la Marina Alta donde mayor número de pueblos expuestos hay, no sólo en la provincia alicantina, sino incluyendo también Valencia y además todos ellos con una vulnerabilidad “Muy Alta”. Las entidades que se encuentran en La Marina Alta son las siguientes: Urbanización Altea, La Granadella y Portichol (municipio de Jávea); Benichembla y Fontilles (Municipio de Benichembla); Campell (Municipio de Vall de Laguar); Benidoleig (Municipio homónimo), Alcalá de la Jovada y Beniaya (Municipio de La Vall d’Alcalá), Jalón y Bernia. (Municipio de Jalón); Carrosa (Municipio de La Vall de Gallinera), Marnes (Municipio de Llíber), Les Rotes (Municipio de Dénia) y Aigües (Municipio de de Aigües). Tras la Marina Alta, en Alicante la comarca con mayor número de núcleos de población con vulnerabilidad Muy Alta es la Marina Baja (13). Las demás comarcas se distribuyen así: Comtat (10); Campo de Alicate (8); Hoya de Alcoy (5); Vega Baja del Segura (5); Bajo Vinalopó (2) y Alto Vinalopó (2). Después de este recuento podemos decir que la vulnerabilidad mayor se sitúa en el norte y noreste de la provincia, así como en la llamada ‘Montaña de Alicante’. En la provincia de Valencia la distritución comarcal de las entidades de población con vulnerabilidad es la siguiente: Plana de Utiel (14); Los Serranos (12); La Safor (10); Valle de Cofrentes (10); Camp de Morvedre (10); Rincón de Ademuz (7); Vall d’Albaida (5); Campo de Turia (5); Costera (3); Canal de Navarrés (3); Ribera Alta (3); Hoya de Buñol (3); Huerta Oeste (1). En este caso el interior valenciano es en el que se refleja mayor vulnerabilidad.

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-Riesgo estadístico

Figura 41. Mapas de niveles de riesgo estadístico en Alicante y Valencia. Fuente: Consellería de Gobernació. Elaboración propia

Desde la Consellería de Gobernació se obtuvieron los datos cartográficos de riesgo estadístico de incendios que el ente autonómico ha hallado a partir de la frecuencia de los incendios y las causas de los mismos. De nuestra parte hemos superpuesto todas aquellas entidades poblacionales que están dentro de los tres grados que expone la Consellería (Riesgo estadístico alto, grave y extremo). Al analizar la frecuencia y las causas, los pueblos serán más vulnerables en función de estas características. En Valencia existen un número mayor de núcleos poblacionales. A medida que asciende el grado riesgo estadístico, menor número de pueblos habrá. En esta provincia existen un total de 267 entidades poblacionales afectadas por el riesgo estadístico de incendios forestales. Con riesgo estadístico extremo en Valencia existen un total de 37 repartidos comarcalmente de la siguiente manera: Los Serranos (11), Campo de Turia (8); Campo de Morvedre (7); Hoya de Buñol (4); Vall d’Albaida (4); Vall de Áyora o Cofrentes (2) y Ribera Alta (1). Con riesgo grave hemos contabilizado 61 entidades poblacionales repartidos de esta manera comarcalmente: Camp de Morvedre (12); Rincón de Ademuz

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(10), Los Serrano (9); Vall de Áyora o Cofrentes (7); Ribera Alta (7), Canal de Navarrés (6); Requena (3); Hoya de Buñol (2); La Costera (2); La Safor (2) y Campo de Turia (1). Con riesgo estadístico alto en la provincia de Valencia existen 169 entidades poblacionales afectadas repartidos comarcalmente de la siguiente forma: La Safor (39); Ribera Alta (29); Los Serranos (19); Vall d’Albaida (15); Campo de Turia (12); Huerta Norte (11); Valencia (9); Requena (8); La Costera (7); Rincón de Ademuz (6); Camp de Morvedre (6); Huerta Oeste (6); Canal de Navarrés (2). Muchos menos pueblos o caseríos afectados existen en la provincia de Alicante, con 164. Con riesgo estadístico extremo hemos contabilizado 41 núcleos poblados divididos comarcalmente de la siguiente manera: Comtat (27); Marina Baja (11); Marina Alta (3). Con riesgo grave hemos contado 27 pueblos, divididos así: Marina Alta (20); Vinalopó Medio (10); Marina Baja (6); Marina Alta (1). Por último, con riesgo estadístico alto hemos contabilizado un total de 98, con la siguiente división comarcal: Marina Alta (36); Alto (12); Vega Baja (12); (Bajo Vinalopó (9); Comtat (9); Marina Baja (6); Hoya Alcoy (5); Campo de Alicante (5); Vinalopó Medio (4). -Peligro grave de incendios

Figura 42. Mapas de peligro grave de incendios en las provincias de Alicante y Valencia. Fuente: Consellería de Territori y Medi Ambient. Elaboración propia.

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En este último mapa se han superpuesto los núcleos poblacionales con el peligro moderado y grave de incendios. Hemos tenido en cuenta aquellas entidades que están pegadas a la mancha que otorga el peligro como moderado o grave. Según el PATFOR el peligro de incendio o la peligrosidad es la “magnitud que puede adquirir el incendio en función de los factores físicos del territorio (clima, relieve, vegetación)” Los pueblos con peligro moderado o grave de incendios en Alicante se sitúan en mayor número en Marina Alta y Marina Baja. La primera comarca engloba a 37 entidades poblacionales, 10 de peligro moderado y 27 de peligro grave. De las catalogadas por el PATFOR como moderadas, el conjunto más importante se sitúan en las faldas de la Sierra de Montgó, mientras que el estado “grave” se sitúan los pueblos en las faldas de sierras Foradada-Almudaina, Carrasca, Penyó y Ferrer. En la comarca de la Marina Baja hemos encontrado un número de 27 entidades de población que catalogamos con peligro moderado o grave. Existen 17 pueblos o caseríos con peligro moderado y 10 con peligro grave. La mayor parte de estos núcleos poblacionales se sitúan en una especie de hoya entre las sierras de Bernia, Aixortá, Serrella, Aitana y Puig Campana, además de en las faldas de esas mismas sierras.

El tercer mayor número de pueblos en los que se aprecia un peligro de incendios moderado o grave es el Condado de Concentaina o Comtat. En esta comarca existen 21 entidades poblacionales, 15 de peligro moderado y sólo 6 de peligro grave. Del establecido como riesgo moderado 5 se sitúan en la sierra de la Almudaina, 3 al noreste de la sierra del Menetjador, y 3 al oeste de la sierra de Aitana. En este sentido el PATFOR acierta al establecer la Marina Alta como la zona de mayor peligro, no obstante, obvia en todo momento la repercusión humana de los asentamientos y desde luego que no habla en el sentido ampliamente geográfico en que lo estamos haciendo en este Trabajo Fin de Master.

Por su parte, en la provincia de Valencia, y como bien apunta el PATFOR, es la comarca de Requena-Utiel la más afectada. No obstante, conviene señalar también que la importancia que le da este documento es en función del número de hectáreas mientras que nosotros realizamos la propuesta desde un punto de vista de afección a la población inserta en núcleos habitados enclavados en las zonas que el documento señala. En la comarca Requena-Utiel hemos contabilizado 30 pueblos y/o caseríos, de los cuales 17 están bajo un peligro moderado y 13 en un peligro grave. La mayor parte de los pueblos con un peligro moderado se sitúan en la Sierra de Martés, al sur-sureste de la comarca pero también algunos en la plana de

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Utiel. La segunda comarca en número de entidades poblacionales afectadas es Los Serranos, con 28 pueblos expuestos al peligro, 12 de nivel moderado y 16 de nivel grave. Por último el valle de Ayora o Cofrentes es la última comarca que reviste importancia desde el punto de vista de la exposición a la población, con 16 núcleos habitados en este territorio, 6 de carácter moderado y 10 con un peligro grave. 5.6.3.4.- Otros aspectos legales del PATFOR Este Plan asevera que “la Conselleria puede delegar en los Ayuntamientos el ejercicio de las competencias en materia de prevención” (PATFOR, art. 4.4.1). Se trata de los Planes de Acción Local, definidos por el PEIF. En este sentido el PATFOR se olvida de mencionar el Plan de Emergencias de la Comunidad Valenciana en el que se establece que se debe elaborar un plan de prevención de incendios forestales (pag.9 del PEIF). Y la “delegación” de las competencias también estará supeditada a aquellos municipios con “recursos propios”. Así pues, el PATFOR comete un error por omisión documental del PEIF en dicha sentencia. El último punto del PATFOR que analizaremos trata de la “productividad de los montes”. Es importante un dato: “las explotaciones de menos de 25 Has en Valencia ocupan el 18,4%, y en Alicante el 23,3%” (PATFOR, art. 3.1.1), es decir, la fragmentación de la propiedad es mayor en la provincia del sur de la Comunidad. El documento se escuda en este frente para hablar de dificultad en la “planificación y gestión de los recursos” (PATFOR, art. 3.1.1). Es importante lo que dice el Plan sobre las infraestructuras, señalando la falta de las mismas, en concreto de pistas forestales. Y resulta relevante porque una importante red de caminos, sendas o vías pecuarias repercute en la disminución de la vulnerabilidad, ya que, sin estas vías, la evacuación o la comunicación interna entre núcleos de población o emplazamientos especialmente complicados se ven dificultados, y ello repercute en las tareas de planificación y gestión de un incendio forestal. El PATFOR hace referencia a otro factor importante que incide en la mayor peligrosidad de incendios forestales. Se trata de la acumulación de madera, que otrora fue “el principal producto obtenido de los montes” (PATFOR, art. 3.1.1). Pero al ser poco rentable, se ha dejado de explotar, si bien es cierto que es una realidad innegable, no es menos cierto que el aspecto económico debe cambiarse para ser visto como un valor intangible, de paisaje aprovechable, algo que parece ser, no combina con la mentalidad del ente valenciano a tenor de los visto en este Plan. 5.6.4.- Ley de Montes Se ha elegido esta ley porque es de carácter estatal y ordena el planeamiento forestal y debe ser de obligado cumplimiento, si bien, como veremos, tiene una

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serie de propuestas y articulados que no se han venido cumpliendo y, por ello, la consideramos de suma importancia. La Ley 43/2003 de 21 de noviembre, de Montes. Según esta ley, los motivos u objetivos de la misma es “La ordenación, la conservación y el desarrollo sostenible de todos los tipos de bosques son fundamentales para el desarrollo económico y social, la protección del medio ambiente y los sistemas sustentadores de la vida en el planeta. Los bosques son parte del desarrollo sostenible”. Según este texto, “el objeto de esta ley es constituirse en un instrumento eficaz para garantizar la conservación de los montes españoles, así como promover su restauración, mejora y racional aprovechamiento apoyándose en la indispensable solidaridad colectiva”. (BOE, núm. 280 Sábado 22 noviembre, 2003, p. 41442) De nuestro tema de trabajo destacamos que según este texto en los incendios existe la obligación “de toda persona de avisar de la existencia de un incendio, y, en su caso, de colaborar en su combate”. Evidentemente aquí ha de referirse al cuerpo de voluntarios que hayan sido reclutados. Esto último es importante porque poco más adelante precisa que se deben hacer y promover “campañas de concienciación y sensibilización ciudadana”. La coordinación en la extinción de incendios entre administraciones es algo que la Ley de Montes establece. Pese a los desmanes realizados en la Comunidad Valenciana tras realizar el primer Plan de Acción Territorial Forestal, que fue llevado al Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, esta Ley ya advierte de la imposibilidad de cambiar de usos tras un incendio forestal y así establece la prohibición del “cambio de uso forestal por razón del incendio” (LM, 2003, Exposición de motivos). No obstante, durante años muchos suelos ya quemados han sido transformados en urbanizables y han sido urbanizados, pese a que, como bien establece la ley, deben pasar 30 años para que ese cambio de uso se lleve a efectos. La sombra de la perversidad del cumplimiento de la ley vuelve a toparse con los intereses políticos. El día 2 de agosto de 2013 el ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete adelantó una posible reforma de esta Ley de Montes para permitir obras de “interés general” tales como hospitales o prisiones. De llevarse a cabo incumpliría precisamente el articulado que dice que han de pasar 30 años para cambiar de uso a un suelo ya quemado. Se trata de un asunto sumamente controvertido pues una “obra social” como la mencionada por el ministro supone un cambio de uso en el planeamiento. Además, si se llevaran a cabo dichas obras, además del edificio público, habría que realizar otras obras igualmente públicas, como vías de acceso o

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12- “Arias Cañete abre la puerta a construcciones públicas en montes quemados por

incendios”, consulta digital el 2/8/2013 en www.20minutos.es

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aparcamientos, lo cual cambiaría de forma radical el paisaje forestal y, dicho

sea de paso, obraría perniciosamente contra la Ley12. La importancia de esta ley queda exenta de toda duda, pues existe numeroso articulado específico sobre incendios forestales. Sobre el Estado y las Comunidades Autónomas avisa que “organizarán coordinadamente programas específicos de prevención de incendios forestales basados en investigaciones sobre su causalidad y, en particular, sobre las motivaciones que puedan ocasionar intencionalidad en su origen” (LM, 2003, Título IV, Capitulo III, art. 44.1). Esto no se llevó a cabo hasta mediados de los 90, antes, no se hacía hincapié en investigaciones que determinasen las causas de un incendio forestal. Por otra parte, desde este TFM cabría preguntarse en qué medida y eficacia se hace uso de estas actividades de prevención. Posteriormente añade que “las Administraciones públicas desarrollarán programas de concienciación y sensibilización para la prevención de incendios forestales, fomentando la participación social y favoreciendo la corresponsabilidad de la población en la protección del monte. Las Administraciones públicas podrán regular la constitución de grupos de voluntarios para colaborar en la prevención y extinción y cuidarán de la formación de las personas seleccionadas para desarrollar estas tareas. Igualmente fomentarán las agrupaciones de propietarios de montes y demás personas o entidades interesadas en la conservación de los montes y su defensa contra los incendios” (LM, 2003, Título IV, Capitulo III, art. 44.2). Sabemos que existen asociaciones de voluntarios y aficionados, sin embargo, inferimos que no es ni la norma, ni se lleva a efecto tanto como se quisiera. Habría que preguntarse cuánto se protege al monte, en qué consiste esa regulación de voluntarios, si la cifra es suficiente, si es algo adecuado o no, si participan en el período de extinción de un incendio, cómo o de qué manera actúan eficientemente. Muchas dudas son las que deja esta ley en el aire, que bien podrían ser objeto de un estudio más amplio. Todo aquello que nos hable de prevención nos sirve, como de hecho es muy útil lo siguiente: “Las comunidades autónomas regularán en montes y áreas colindantes el ejercicio de todas aquellas actividades que puedan dar lugar a riesgo de incendio, y establecerán normas de seguridad aplicables a las urbanizaciones, otras edificaciones, obras, instalaciones eléctricas e infraestructuras de transporte en terrenos forestales y sus inmediaciones, que puedan implicar peligro de incendios o ser afectadas por estos. Asimismo, podrán establecer limitaciones al tránsito por los montes, llegando a suprimirlo

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cuando el peligro de incendios lo haga necesario” (LM, 2003, TITULO IV, Capitulo III, art.44.3). Este punto es muy polémico, pues convendría hacer un exhaustivo estudio sobre si la Comunidad Valenciana regula eficientemente sus montes pero sobre todo si controla las áreas colindantes que, por definición, no es bosque, tales como los planes parciales construidos a pies de monte, edificaciones u obras varias, etc… que, además de que pueden haber sido construidas ilegalmente, pueden no cumplir ni con esta ley, ni con otras normas subsidiarias a esta ley. Consecuentemente podríamos hablar de forma clara de que en la Comunidad Valenciana no se respetan los 30 años para el cambio de uso de forestal o rústico a urbanizable. Sabemos que no ha sido así, pero tampoco si ha sido norma o no. Por otra parte, esto nos conduce irremediablemente a un estado alarmante de exposición al posible peligro. Con toda seguridad estas cuestiones no han sido contempladas a la hora de urbanizar, de ahí que cuando la ley dice que se deben establecer normas de seguridad, nos preguntemos ¿A qué normas de seguridad se refiere si estas construcciones, han sido declaradas como asentamientos ilegales por incumplimiento de la norma? La Ley cita la organización de la extinción de los incendios forestales, de lo que señala la obligación del Estado de coordinarse con las autonomías para realizar la formación, preparación y equipamiento de personas para apagar los fuegos, así como dotar de “los medios materiales que intervengan en los trabajos de extinción contra incendios forestales. El seguimiento de estas medidas corresponde a la Comisión Nacional de Protección de la Naturaleza, asistida por el Comité de Lucha contra Incendios Forestales” (LM, 2003, Título IV, Capitulo III, art. 46). Esta ley habla sobre zonas de “alto riesgo de incendio”, las cuáles define como aquellas zonas “en las que la frecuencia o virulencia de los incendios forestales y la importancia de los valores amenazados hagan necesarias medidas especiales de protección contra los incendios, podrán ser declaradas zonas de alto riesgo de incendio o de protección preferente” (LM, 2003, Título IV, Capitulo III, art. 48.1). De esta parte podemos señalar, por tanto, la importancia del mapa estadístico de incendios que nos proporciona la frecuencia o recurrencia de estos siniestros. Posteriormente señala “corresponde a las comunidades autónomas la declaración de zonas de alto riesgo y la aprobación de sus planes de

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defensa” y que “para cada una de estas zonas se formulará un plan de defensa” (LM, 2003, Título IV, Capitulo III, art. 48.2). Por último hablamos del mantenimiento y restauración del carácter forestal de los terrenos incendiados. Versa sobre la resiliencia de estos espacios, para lo cual prohíbe “el cambio de uso forestal al menos durante 30 años”, así como “toda actividad incompatible con la regeneración de la cubierta vegetal, durante el periodo que determine la legislación autonómica” (LM, 2003, Título IV, Capitulo III, art. 50). Este último artículo, que debería ser sobre todo muy rígido en su cumplimiento para evitar la proliferación de cambios de usos, se tiene como un tanto laxo, y ello se ve al exponer excepciones a lo anterior. Vetos difícilmente inimaginables, tales como que “con anterioridad al incendio forestal, el cambio de uso estuviera previsto en” (LM, 2003, Título IV, Capitulo III, art. 50), y da igual que estuviera aprobado o pendiente de aprobación en el planeamiento. El colmo de este artículo es justificar el cambio de uso argumentando que se producirá el cambio cuando el terreno concurra en algo ambiguamente llamado “interés general”, algo para lo que es condición sine qua non que sea de titularidad pública

5.7.- Factor comunitario Uno de los factores más novedosos que venimos a analizar en este TFM es el que hemos llamado “Factor Comunitario”. En este apartado hemos pretendido ser portavoces de personas de a pie que nos han dado sus percepciones y visiones acerca de la mayor o menor colaboración en las labores contra los incendios, pero también de asuntos de otra índole. Lo que queremos saber, como hipótesis de partida, es si antes había más colaboración y conciencia para apagar un incendio que ahora, en cuyo caso sería cierto aquello de que hoy hay un mayor despego del terruño. 5.71.- Gonzalo Cots. Representante en la Montaña del Sindicato Agrario Unió de Llauradors y Ramaders. Agricultor De Alicante, de Agres en la comarca del Comtat, hemos hablado con Gonzalo Cots, un agricultor y de 42 años, buen conocedor de la zona y de los testimonios de sus antepasados agricultores. Nos sorprendió en tanto en cuanto nuestra hipótesis de partida era rebatida con suma fuerza gracias a sus palabras. Cots, en primera instancia, fue cuestionado sobre los cambios percibidos en la montaña alicantina y si, de haberlos, estos habían sido o no ostensibles: “Por lo que conozco y por lo que me cuentan mis antepasados sí ha habido cambios. Hoy día predomina el abandono de cultivo. Esas zonas son cubiertas por la zona forestal que va en aumento. La superficie agraria se

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ocupa hoy día por las especies forestales que van en progreso”. En este aspecto no es sorprendente saber lo que ya impone la lógica del abandono agrícola, pese a que en algunas zonas de España se hayan reactivado los cultivos de autoconsumo. Lo sorprendente es que las zonas “sucias” que han quedado de esos espacios abandonados hayan sido tomadas por espacios forestales. Cots fue preguntado por la forma en la que se vivía un incendio forestal antes de la entrada en vigor de la ley que prohibía la participación y/o colaboración de los ciudadanos de a pie: “Ha habido varios incendios forestales. Antes se reclutaba a gente, tanto agricultores como ganaderos. Durante la dictadura cuando había un incendio forestal se reclutaba a personas de a pie. Estas personas se veían obligados a participar aunque bueno, lo cierto es que no se oponían. Había mucha conciencia entonces y eso aún perdura. Nosotros hoy día no dudamos en ayudar. Incluso ha habido sanciones por estas ayudas ciudadanas para apagar incendios. Aquí en Agres, hay una subcomarca llamada La Valleta. En 1994 hubo un incendio y la gente conoce la orografía, los barrancos más conflictivos. Nosotros nos situamos en un barranco que comunica la Sierra de la Solana con la Sierra de Mariola, en zona de umbría, y atajamos el fuego en la zona del barranco aunque no se llegaron a desalojar pueblos”. Este testimonio es valiosísimo en tanto en cuanto vemos que las propias personas participaron en labores de extinción de motu proprio. Esto da cuenta de lo importante de unos valores que parecen perdidos o muy alejados en el tiempo pero que no lo están. El factor comunitario aún subyace en la conciencia de las personas de las poblaciones alicantinas hoy día. Quisimos testar la percepción de los medios con los que se contaban antes con respecto con los de ahora. Cots fue claro y no dio lugar a dudas: “Hoy en día hay más medios pero falta coordinación. Hace tres años se produjo un incendio muy importante en el que los que vinieron a apagar el incendio desatendieron las recomendaciones de gente del lugar, indicaciones de caminos. Ellos van a sus faenas. Nosotros no pudimos actuar en el frente del incendio pero sí pudimos hacer algo abriendo caminos y recomendando”. Esta declaración implica el incumplimiento tácito del Plan de Acción Territorial Forestal, de obligado cumplimiento y advertido por la Estrategia Territorial Valenciana. La pregunta clave en esta entrevista es saber si ha cambiado mucho la mentalidad de las personas de hoy con respecto a las de antes en las labores de contingencias de incendios forestales. Cots responde que “sí, ahora hay más conciencia. Sigue habiendo conciencia, más conciencia sobre todo en las poblaciones pequeñas excepto a aquellas de unos cinco o diez mil habitantes. La gente tiene mal estar por no poder colaborar en los incendios. La gente no tiene medios pero sí puede hacer tareas de colaboración y no se tienen en

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cuenta. El ganadero o el habitante están capacitados. Nadie conoce mejor el terreno que ellos”. Podemos inferir de su respuesta que allí donde pervive un estado más parecido a una economía agrícola se siente más la vulnerabilidad de la tierra. Por último, venimos a cuestionar a este buen agricultor de Agres en la comarca de El Comtat, sobre la percepción de los incendios forestales. Para Gonzalo Cots “antes había menos incendios. Hoy hay más por los intereses, los pirómanos, porque se hace demasiada publicidad al tener un incendio”. No podemos aseverar si existen o no intereses o si hay o no más o menos publicidad. Quizás esto último vendrá a ser debido a la globalización y que las noticias llegan a todo lugar con rapidez. Sin embargo, sí hubo una época de graves y grandes incendios. 5.7.2.- Miquel Pla. Bombero, experto en extinción de incendios forestales y miembro del grupo conservacionista Colla Ecologista La Carrasca, Ecologistas en Acción) Bombero de 40 años y militante en un grupo ecologista, Miquel Pla tuvo a bien comentarnos su visión particular sobre los espacios agroforestales y la conciencia ciudadana desde un punto de vista totalmente opuesto al testimonio anterior. Al ser cuestionado sobre los cambios en el campo y montaña de la provincia alicantina, Pla aseveró que “es cierto que la zona de trabajo los cultivos se han ido abandonando y ha provocado la propagación de los incendios y luego se ha ido a las partes forestales. Estas zonas de cultivos que no se trabajan son la conexión perfecta para que se produzcan los incendios”. En este caso el bombero alicantino no vincula o no habla de un mayor terreno forestal sino la conexión entre abandono agrícola y espacios forestales como motivo de la ignición del fuego.

Miquel Pla no quiso retrotraerse anteriores a los años 80 para intentar recordar al menos sus percepciones. Quiso pisar sobre seguro para intentar afirmar de forma taxativa su visión y conocimiento de este asunto. Cuando se le preguntó precisamente por la situación previa la década de 1980, en lo que se refiere a las labores de extinción de incendios forestales, Pla abortó la cuestión: “Soy joven, tengo sólo 40 años y decirte algo no sería serio”. El bombero alicantino se trasladó al fatídico año 1994, “en el interior de Alicante hay un antes y un después del año 1994, ya que hubo un incendio que afectó los siete municipios que están en la misma sierra –Agres, Alcoy, Alfafara, Banyeres, Bocairent, Concentaina y Muro d’Alcoi-. Muy recientementee” –arrasó unas 500 hectáreas el pasado año 2012-. Sigue relatando Pla, que hasta justo ese año 1994 “la población participaba, se organizaba de forma efectiva para la ayuda en las labores de extinción de incendios”.

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Figura 43. Perímetro de la Sierra de Mariola. Las líneas negras marcan los límites de los

municipios. Fuente: Wikipedia.org.

No obstante, pese a este testimonio, afirma que “la participación de la población fue peligrosa y contraproducente porque la gente no tenía materiales, ni medios y se ponían ellos mismos en peligro”. El miembro del consorcio de Bomberos de Alicante vuelve a referirse al año 1994 como clave por otras razones, ya que entonces “se gesta la Agrupació Contra Incendis Forestals (ACIF) y la población ya se organiza más formándose con nosotros” y Pla da relieve a esta formación porque “la experiencia de los bomberos de Alicante es potente”. Realiza una comparación entre un antes y después de la mejora de los voluntarios. Pla se muestra optimista en su discurso y afirma que, tras las mejoras en la formación de voluntarios, que ocurre hasta el año 2004-2006 “se aprovecha la experiencia en incendios en Comtat, Marina Alta y los bomberos colaboran con ACIF, que se organiza de una manera más profesional”. De esta forma el bombero nos revela algo que si bien es cierto, no resulta ser la norma que precisa la ley, como son las políticas de prevención y formación de la población. Pla revela que “a la población se la forma con cursos en donde se ponen en marcha los protocolos de actuación”. No es imposible la comparación entre el trabajo de los bomberos de Alicante y Valencia. Pla se centra en describir la idiosincrasia y el pensamiento que existe desde el consorcio de bomberos de Alicante. Para Miquel Pla, hay diferencias entre las dos provincias que son objeto de estudio: “en Alicante los cuerpos de bomberos tienen la ley de encomienda forestal, pero en Valencia no es así, el consorcio de bomberos está compartido con las brigadas forestales que son o pertenecen a empresas semi-públicas”. De suma importancia resulta este último dato debido a cierta corriente generalizada de escepticismo y

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desconfianza en torno a dichas empresas, y en particular TRAGSA. De esta forma sentencia Pla: “Lo que no podemos permitir es que las empresas que repueblan los montes se encarguen también de la extinción” en clara alusión a TRAGSA. Volviendo a la ineluctable comparación entre provincias, ya nos aclara que los métodos o la forma de actuar en Alicante y Valencia difieren ya que, según el bombero, “Nosotros tenemos más experiencia por iniciativa y mando, y en Valencia esa experiencia la han tenido más las brigadas”. Otras fuentes del consorcio de bomberos consultadas para este trabajo y ajenas a Miquel Pla afirman que el cuerpo de bomberos de Valencia no está del todo preparado o formado en trabajos de extinción de incendios en zonas forestales y que dichas labores las llevan a cabo principalmente las brigadas. A diferencia de lo que ocurre en Alicante, en Valencia éstas son las que acuden primero a actuar sobre las llamas. Según esta fuente, el éxito de Alicante radica en la mejor preparación y en la cohesión entre los dos cuerpos principales: bomberos y brigadas, y que los primeros están formados y preparados para llevar a cabo labores de extinción en terreno forestal. Pese a esto último, Pla recuerda una reivindicación “histórica” como es la unión de “todas las brigadas y consorcios del País Valenciano”, el motivo que arguye es que desde el consorcio de bomberos se cree que “la iniciativa de incendios forestales no debe ser de una empresa semi-privada como TRAGSA. Las provincias de Alicante y Valencia, bajo el punto de vista del bombero del consorcio, no tienen límites administrativos que valgan: “Nosotros, los bomberos en Alicante vamos más formados y con más material porque hemos llevado la iniciativa, pero en Valencia esa iniciativa no ha sido tan importante”. Sigue defendiendo la labor del voluntariado también en ambas provincias y no como un ente único y exclusivo de la provincia alicantina. Lejos de ello parece haber un hálito de esperanza para que el voluntariado no sea cosa exclusiva de Alicante y el ente en el que están puestas todas las miradas es la Agrupació Contra Incendis Forestals (ACIF). “Se gestó y ha crecido en Alcoy pero en el Vall d’Albaida (Valencia) ya hay un ACIF, al igual que en la Marina Alta (Noreste de Alicante). El voluntariado no es la panacea, es un complemento genial para los bomberos” Al ser cuestionado por la preparación y los medios con los que se trabaja con respecto al pasado Pla pone la voz de alarma ya que “desde el año 2008-2009 ha habido un retraso total en cuanto a organización, formación y modelización de los medios. Todo lo que ganamos desde 1994 lo hemos retrocedido desde 2008 con la mala suerte de que la gestión técnica del consorcio es además bastante lamentable. Es muy diferente hoy día porque es un cuerpo más

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burocrático que no se ha traducido en más medios. Si funciona el consorcio de bomberos, es por la voluntad del trabajador del parque de bomberos”. Hemos cuestionado a Pla sobre la mayor o menor conciencia de la población rural en labores de extinción de incendios. Para el bombero alicantino “desde el año 1994 se ha mejorado pero va lentamente. Hoy día es más organizado y es más efectivo que antes. Aceptamos la ayuda cuando es de sentido común, cuando interesa y se requiere”. No obstante el bombero aclara que las ayudas ciudadanas no se deben hacer en un marco que no sea el que circunscriba al perfil de voluntario formado y preparado. De esta manera ejemplariza el pensamiento de los bomberos en este aspecto: “Si se declara un incendio en un Parque Natural, detrás estará el director del parque y un equipo de técnicos, se echa mano del director del parque en este caso. Otra cosa son las personas que intentan ayudarte con un acceso a una pista pero claro, si ellos no entienden que por ahí no puede pasar un camión de bomberos, eso ya es otra cosa, eso nos puede poner en riesgo. Hoy día creo que hemos mejorado gracias a los voluntarios y claro, cuando hay un incendio lo suyo es dejarse aconsejar por ellos”. Para Miquel Pla la conciencia ha de nacer en la base de la educación, esto es, los colegios. Y sin embargo su visión se acerca más a nuestra hipótesis de partida y al parecer no existe tanta conciencia a su parecer, ya que en este sentido “Hay un largo camino que andar. Sí es cierto que hay más cultura de protección. Cuando hay un incendio la gente se vuelca pero en las escuelas la educación ambiental es fundamental y no se hace. Yo creo que la educación ambiental no es suficiente o es escasísima. La educación ambiental de nuestros colegios debería ser mayor”. Con esta afirmación queda claro que por un lado, hay una parte de la población que está concienciada y participa en las labores de extinción a través de los voluntariados, pero queda claro también que el número de personas que adquieren esa conciencia no es suficiente o no es tan visible como se querría. Resultó controvertida la respuesta acerca de la supuesta y en teoría mejor y más medios para la extinción de un incendio. “Objetivamente sí se está más preparado, aunque hay menos formación. Los recursos hacia la prevención son menores y las ayudas de las administraciones también son menos. Hoy está todo mejor organizado, hay más y mejores materiales, pero el problema viene de hace ocho años. Todo está en entredicho porque las aportaciones económicas han disminuido”. 5.7.3.- Agrupació Contra Incendis Forestals (ACIF) Las últimas de las opiniones vertidas sobre el tema comunitario se obtuvieron en un encuentro en la sede de la Agrupació Contra Incendis Forestals (ACIF)

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en Alcoy. En una mesa redonda se comenzaron a hacer preguntas y cada una de las personas que estaban allí vertía su opinión acerca de la cuestión lanzada a la palestra. En general se trata de un grupo homogéneo, con las ideas muy claras, sin desacuerdos entre ellos. Sus opiniones fueron ciertamente algo diferentes a las dos estimadas antes que estas. En el coloquio de ACIF participaron Jordi Gutiérrez, presidente de ACIF, Carlos Tomás, miembro de Protección Civil en Alcoy y voluntario en ACIF, así como Jesús Satorre, médico de profesión y voluntario de ACIF y Andreu, igualmente voluntario ACIF. Queríamos saber la percepción sobre este factor comunitario, las ayudas entre vecinos al ocurrir un incendio. Para el presidente de ACIF la agricultura marcaba un límite perfecto para que no se produjeran incendios como los de hoy día, por lo que en comparación de las circunstancias de ahora y entonces, las ayudas comunitarias no habrán cambiado en demasía, y así lo aseveró: “el tema comunitario habría sido entonces igual que ahora. La agricultura ha sido extensiva en el pasado y la probabilidad de que afectara a una extensión forestal era muy pequeña”. Jordi Gutiérrez describió como habría sido la actividad de entonces así como el paisaje agrícola: “Antes había tránsito de animales. Todo el territorio cultivable se cultivaba, se abancalaba con piedra y los incendios forestales que se daban eran mínimos”. Cuestionado sobre los por qué de una sociedad comunitaria en épocas pasadas, Gutiérrez añadió que “el espacio era más pequeño, más agrario y había más cortafuegos agrícolas”. Sin embargo, el actual presidente menciona que hoy día hay una “degradación total de los márgenes agrícolas con los herbicidas o por el fuego. El problema del herbicida es que estaba mal tirado cuando hay hierba alta y ese es un factor de riesgo añadido”. Al hablar del actual paisaje, de las divisiones comarcales o municipales, para los presentes en la sede de ACIF, no existen tales divisiones administrativas, sino diferencias paisajísticas, en este sentido expresaron su pensamiento al aseverar que “el paisaje de Alcoy es el reflejo de otras comarcas limítrofes”, de esta forma existe una especie de determinismo causal por el cual hay un apego o aprecio a los territorios ecológica, humana y paisajísticamente similares, se trata de un espacio que viven de igual manera al ser geográficamente igual para ellos. En varias de las entrevistas no públicas de este TFM, en las que se informaba de las diferencias entre Valencia y Alicante a la hora de aplacar un incendio forestal, alguno nos dijo que la actuación en Alicante es más correcta por la mejor preparación de las personas que actúan en las labores de extinción de incendios. Esta fuente, que no quiso revelar su nombre para este TFM,

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aseguraba que los medios humanos en Valencia no estaban bien preparados ni coordinados en comparación con los de Alicante. Ante esta aseveración, Jordi Gutiérrez aseveró que “el jefe forestal de Valencia ha credo un grupo de bomberos forestales. En Valencia hay un equipo de bomberos que antes eran brigadas que coordinaban por zonas a otros brigadas forestales”. Excusando las palabras del alto cargo, que aseguraba que en Alicante se llevaban a cabo mejores labores de extinción que en Valencia, el presidente de ACIF quiso romper una lanza en favor de los encargados en Valencia: “Los bomberos de litoral no podrán hacer demasiado tanto en Alicante como en Valencia. Si lo sacas de su hábitat no saben qué hacer. Por ejemplo, en Crevillente o Torrevieja poseen los mismos bomberos y no sabrán que hacer en según qué situaciones les pongas”. Al hablar de organización para proceder a la extinción de incendios en este caso los miembros de ACIF no fueron tan concretos como los dos anteriores protagonistas de este apartado. Jordi Gutiérrez, también voluntario de ACIF no se moja o lo hace criticando la misma organización, para ello pone como ejemplo un caso: “La coordinación varía en función de quien esté al mando. Hay formas de atacar al fuego: haces un perímetro pero cuando salvas lo de fuera tratas de atacar las islas interiores porque en algunos casos al controlar el perímetro se deja que se quemen esas islas interiores. Es algo recriminable a un cambio en la coordinación y tampoco es eso, si podemos entrar con una pasada de agua y que no se queme media hectárea más, genial”. Con los compañeros de ACIF fuimos más allá de nuestras propias premisas del factor comunitario y quisimos testar además las quejas que el voluntariado alcoyano tiene cuando se trata no sólo de las labores de extinción de incendios sino de la propia gestión post incendio. De esta manera una de las críticas más feroces llegaron cuando se habló de las acciones tras el incendio y más en concreto con la extracción de pinos quemados: “la extracción de pinos por arrastre lo que ha logrado hacer es degradar el suelo con la excusa de que no salgan hongos en el suelo. Los recursos que se han utilizado de esa madera han degradado la zona de Serelles. El daño que haces aquí es mucho al arrancar los pinos porque también son bancales, el principal problema es de erosión. Extrayendo de raíz los pinos y arrastrándolos se han podido hacer hasta carreteras”. Volviendo a las diferencias que existen entre los bomberos de Alicante y Valencia, uno de los presentes, de nombre Andreu fue taxativo en sus declaraciones: “El trabajo no se puede generalizar entre los bomberos de Alicante y Valencia. Las actuaciones de los bomberos de Benidorm, cuando tiene que abrir ascensores, son los mejores, pero cuando van a un incendio forestal no”. No se mordió tampoco la lengua al hablar de otros problemas que

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existen en Alicante, desdeñando así las visiones para quien en Alicante el cuerpo de bomberos es la Panacea con respecto a Valencia, para ello Andreu ataca a la falta de incorporación de efectivos jóvenes “en el parque de la Montaña la administración ha metido la gamba porque no ha hecho un relevo generacional en los bomberos”, a lo que Jordi Gutiérrez apostilla y aclara que este hecho “sólo ocurre en Concentaina, que además es uno de los parques más punteros pero todos ellos son cincuenteros”. Los problemas se agolpan y la chispa se enciende en la sede de ACIF Alcoy. De esta manera surgen más reclamaciones para dar cuenta de que no es oro todo lo que reluce en Alicante. En este sentido la crudeza de las declaraciones de Andreu están fuera de toda duda: “El problema es que el fuego dure tres, cuatro días ó 24 horas, las coordinaciones de incendios que duran tres ó cuatro días son un caos. Otro problema es si produce un incendio en Valencia primero, en Alicante después y nuevamente en Valencia, todo ello en poco tiempo, entonces se ha jodido todo porque es un tema administrativo”. Jordi Gutiérrez mantiene la calma y vuelve el tono sereno pero no baja la intensidad de la crítica hacia los bomberos de Alicante para defender que no es que se trabaje mejor en la provincia alicantina con respecto a la valenciana, sino que depende las circunstancias: “En un incendio te encuentras personas, probablemente bomberos de Benidorm que tendrán menos voluntad de extinción que uno de Cocentaina. Si hay voluntad de colaborar todo se puede hacer pese a no tener ni idea”. Los voluntarios, en este caso de ACIF Alcoy desmienten que sus colaboraciones se restrinjan únicamente a la provincia de Alicante, muy lejos de ello, según Jordi Gutiérrez “depende de las distancias y las condiciones, si tienes contacto con el mando del incendio pues vamos a Valencia, si hay relaciones con personas de allí, nos llevan”. En la sede de ACIF tuvieron palabras para la Unidad Militar de Emergencia (UME) que se persona en un incendio para realizar labores de extinción de incendios. Algunos voluntarios no están de acuerdo con las actuaciones de la UME, y esto algunas veces ocasiona problemas de gestión del peligro de incendio, de la evolución del mismo y sobre todo de la coordinación de cara a la extinción del incendio. Es, probablemente lo más grave de todo. Andreu de nuevo habla claro sobre la UME: “Nos pueden hacer lo que les salga, como poner un camión donde les plazca aunque no puedan ponerlo ahí. En un incendio cuando llega la UME y estamos nosotros se hacen dos guerras paralelas, ellos parten con un mando y se hace lo que él diga pero el problema es la comunicación de la UME. Sus medios de comunicación con el resto de personas, como nosotros no son los adecuados”.

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En síntesis, ACIF nos habló poco del sistema de concienciación ciudadana en el pasado con respecto a la actualidad, sin embargo, a cambio, pudimos saber cómo se trabaja en un incendio forestal, los problemas que existen en la cadena de mandos y relativas diferencias que existen entre los bomberos de las provincias estudiadas. 6.- CONCLUSIONES Dado lo ambicioso del TFM algunos de los objetivos iniciales no se han podido cumplir, sin embargo, muchas de las preguntas que nos hicimos inicialmente pudieron ser respondidas con más o menos acierto. Creemos que el primer fin, el de aunar las tres ramas de la geografía en este trabajo se ha cumplido. De todos los factores de vulnerabilidad de los incendios forestales el más paradigmático es el que atañe a los asuntos legales. Existe una gran maraña entre lo que se pretende cumplir y lo que se ha llegado cumplir. Más si cabe teniendo en cuenta que el ministro de Medio Ambiente prevé una modificación importante en la Ley de Montes. Legalmente los incendios están sometidos al control de estos documentos, se planifican los espacios de riesgo y se gestionan las emergencias, sin embargo, debido a la recurrencia de los incendios cada verano, cabe preguntarse si los protocolos de actuación desde la administración autonómica y provincial se cumplen. Ésta ha sido una de las respuestas que categóricamente no hemos podido obtener, pero inferimos que algo no funciona cuando un plan como el Plan de Acción Territorial Forestal se ve sometido a anulación por una denuncia y no se aprueba hasta años más tarde, con objetivos tan ambiciosos como generar empleo en las poblaciones rurales, cuando estos emplazamientos tienen tras de sí más que un problema laboral. Creemos que una investigación de futuro podrá esclarecer si en la ley y en los planes existen las perversiones que se infieren desde aquí. El marco legal menciona los tres pilares del riesgo de incendio: peligrosidad, exposición y vulnerabilidad. No todos hablan claro pero podemos concluir lo siguiente: que la peligrosidad es aludida por el Plan de Acción Territorial Forestal, que además de aportar cartografía sobre el peligro de incendio, define la peligrosidad y habla de los elementos que inciden en un aumento de la misma. De los documentos analizados sólo el Plan de Acción Territorial Forestal habla del peligro de incendio. Este mismo plan también es el único que claramente habla de exposición al riesgo de incendio. Por último, la vulnerabilidad es tocada por el Plan Especial de Incendios Forestales de Protección Civil, y además el Plan Territorial Forestal aporta cartografías y menciones indirectas sobre vulnerabilidad. Por tanto podemos concluir que si bien existen menciones y material, no creemos que sea suficiente como para abordar la cuestión, sobre todo porque rara vez mezcla la peligrosidad, la

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exposición y la vulnerabilidad ecológica o forestal, con el elemento antrópico, o para ser más exactos, la exposición de la población al peligro de incendio. Esta es la clave para saber que los instrumentos legales escogidos se nos antojan insuficientes para el análisis. Los incendios forestales están más o menos controlados por la ley, esto es, en cuanto a su planificación y gestión. Por ejemplo, el Plan Especial de Incendios Forestales es una guía sobre la gestión durante un incendio. Otros planes no son tan concretos y otros hablan de términos de gestión en el pre y post incendio como es el caso de la Ley de Montes. Existen documentos muy completos como el ya mencionado Plan Especial de Incendios Forestales. No obstante, notamos que no todo lo que dice la ley o los planes se cumple y es un déficit claro que se debe mejorar. Centrándonos en las causas que provocan los incendios, el principal motivo es igual en ambas provincias estudiadas. Sin embargo, el resto de motivos difieren, mientras en Valencia son las negligencias, en Alicante son los fumadores. De causas naturales, esto es, los rayos tras una tormenta, existe una clara diferencia y es que sólo se da en Valencia. De entre toda la estadística estudiada en Alicante nunca ha habido un incendio de entidad, esto es, de 250 hectáreas o más, que haya sido causado por un rayo. También podemos aseverar que las causas menos comunes de comienzo de un incendio no necesariamente traen consigo un incendio pequeño, sino todo lo contrario. Asimismo podemos concluir que los peores momentos de incendios ya han pasado, siendo los años 90 auténticas catástrofes naturales, posteriormente a esa década las hectáreas quemadas se han visto disminuidas, aunque el pasado año 2012 hubo un nuevo importante repunte de hectáreas afectadas por incendios. . Podemos aseverar que antes el número de incendios era menor y su extensión también era bastante menor. Cuando nos referimos al pasado hablamos de finales del siglo XIX y principios-mediados del siglo pasado. Probablemente este haya sido uno de los descubrimientos más importantes en esta investigación para saber que hasta los años 80 y 90 nunca se conocieron tantos incendios ni tantas hectáreas quemadas como hasta ese momento. No pudimos cumplir con el fin de saber si antes existía o no ayuda entre personas del mismo emplazamiento rural, o lo que vinimos a llamar “factor comunitario”. Las entrevistas hechas nos hacen inferir que existía ayuda pero no hemos logrado conocer con los testimonios encontrados, cómo se organizaba la población. En este punto querríamos saber cómo funcionaban como comunidad o sociedad enclavada en puntos de difícil acceso, si hacían uso o no de senderos o cañadas. Tanto los testimonios como el libro Incendios

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históricos. Una aproximación multidisciplinar, de Araque Jiménez nos hace pensar que había una ayuda mutua sin que existiera un ente como la Guardia Civil o similar que los organizara. La hipótesis que nosotros manejamos es que antes se realizaba la movilización de todo el núcleo poblacional para apagar las llamas de un incendio. Según esta teoría el factor comunitario habría desaparecido ya que hoy día al producirse la ignición cerca de un lugar habitado las fuerzas de seguridad y protección civil realizan la preventiva evacuación de la población para la salvaguarda a esta. Para nosotros es la evidencia de que el factor comunitario ha desaparecido en estos núcleos rurales, sin embargo, no hemos hallado testimonios que nos corroboren esta hipótesis. Lo más cerca que hemos estado es al hablar con el agricultor de Agres, Gonzalo Cots, quien descubrió que en décadas pasadas se hacían grupos de vecinos para realizar batidas que buscaban extinguir el incendio. Sin embargo, tampoco hemos logrado establecer diferencias entre Valencia y Aicante, por tanto, esta hipótesis no ha podido ser probada y no hemos podido cumplir con el objetivo. Desde el punto de vista meteorológico podemos concluir que por sí mismos los elementos del clima no inician un incendio forestal, salvo las tormentas de escasa precipitación con aparato eléctrico, pero en estas circunstancias sólo se han dado incendios forestales por rayos en Valencia, no en Alicante, según las fuentes de la Consellería. Así pues, la primera es la única en la que sucede. La nieve, como elemento muy secundario, tendría que darse una serie de circunstancias muy concretas para poder achacarlo como causa de un incendio, además no siempre se producen nevadas importantes. En este sentido es uno los elementos climáticos más débiles de los estudiados. La temperatura es un buen indicador, no generará por sí mismo un incendio pero ayudará junto con otros elementos como la sequía pertinaz, combustible mal gestionado y el factor aleatorio. Concluimos que en Valencia, al sur de la comarca de Los Serranos y en el Valle de Cofrentes son los puntos calientes donde además existe masa forestal para que se produzca un incendio. Coinciden tanto en la temperatura máxima absoluta como en la temperatura media de las máximas. En Alicante no podemos aseverar esto con rotundidad pues allí donde existen las máximas temperaturas no hay una masa forestal de importancia. La radiación solar afecta más a Alicante que a Valencia. En la provincia sureña incide más en el Bajo Segura y Noreste del Alto Vinalopó, zonas de escasísimo valor forestal y, por tanto, a tener poco en cuenta. En Valencia el valor de la radiación solar es ligeramente menor pero se acerca a las dos zonas anteriores, en este caso es centro y sur de la comarca de Requena. Podemos concluir que hay cuatro comarcas en donde el factor climático incide especialmente y por tanto hay mayor vulnerabilidad para las poblaciones asentadas, esto son: Los Serranos, Requena, Valle de Cofrentes y núcleos dispersos de La Costera. En Alicante no apreciamos un patrón debido

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a que el factor esencial, que es la existencia de biomasa, no se halla allí donde están los valores solicitados. No podemos aseverar que un elemento por si solo influya en la ignición de un incendio forestal, pero la temperatura, la radiación solar o la entrada de masa de aire apropiada son los elementos más importantes. En este sentido, las masas de aire que pueden ocasionar más problemas son las del Sur-Sureste con advección de aire sahariano y sobre todo del Oeste con los vientos llamados Ponientes y Terrales que en función de la orientación de las laderas del manantial del que provenga será más o menos peligroso. Local y físicamente la provincia de Alicante es más homogénea que la valenciana. La directriz de las montañas de Alicante es SW-NE, mientras que en Valencia es NW-SE. Son diferencias locales como el mayor número de cadenas montañosas en Alicante con respecto a Valencia. La altitud, si es importante, hará que haya menos presión atmosférica, por lo tanto menos oxígeno, factor que incide en la ignición o extinción de un incendio. Las mayores pendientes se encuentran en un punto crítico de Alicante, concretamente en el límite entre Marina Alta, Marina Baja y Comtat. Hay, por tanto, notorias diferencias entre las dos provincias a nivel local. Otra conclusión que podemos sacar es que existe una importantísima cartografía vinculada a los incendios forestales tales como: Riesgo Estadístico de Incendio, Riesgo Potencial de incendio, Riesgo Grave de incendio, entre otros. Sin embargo, las variables manejadas son numéricas o ecológicas, salvo en lo referente al mapa de Interfaz Urbano Forestal. Para realizar un estudio geográfico integrador eficaz, a toda esta cartografía le falta la necesidad de contar e incluir núcleos de población, para que sirva de algo más que como elemento para ecólogos o geógrafos físicos. Toda la cartografía importante existe gracias al Plan de Acción Forestal que además ha salido recientemente, si bien algunos de los mapas no están actualizados, y eso es un gran defecto. En definitiva, hay una importante base cartográfica pero es necesario mejorarla para poder extraer más y mejores conclusiones, tanto desde el punto vista natural como humano, que es, a fin de cuenta, lo que se demanda desde la ciencia geográfica, el nexo entre lo físico y lo antrópico. En lo referente a los cambios en el territorio y usos del suelo, por lo que sabemos, desde el siglo XIX hasta la actualidad se ha producido una fuerte roturación de las tierras, pasando de grandes a pequeñas propiedades. Las masas forestales otrora no eran importantes o eran nimias lagunas, pues todo lo que se podía se dedicaba al cultivo para la supervivencia de la población en los emplazamientos más rurales. No obstante, esa roturación es más notoria en Alicante que en Valencia. Existe en la segunda un continuo forestal que no lo tiene Alicante. Podemos aseverar, sin tener todas las pruebas, que antes el

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espacio agroforestal no estaba tan bien definido o no existía como tal. En este aspecto los usos del suelo han pasado de un dominio exclusivo de la agricultura y pequeños bosques, a una minimización del espacio agrícola activo hoy día, y un territorio salpicado por espacios agroforestales como si fueran islas en ambas provincias. Del trabajo realizado nosotros proponemos que el mejor modelo para minimizar los daños de los incendios forestales es tomar medidas de planificación agroforestal que sean cumplidas y que sean objetivo de las leyes. Es decir, creemos que el mejor modelo es el agroforestal útil y bien ordenado, lo ideal sería que los espacios agrícolas estuviesen activos, que el espacio forestal esté anexado al agrícola y que los asentamientos estén algo distanciados de estos dos espacios. Además de una agricultura activa se requiere una gestión forestal generosa, que no mire la economía y que se haga efectiva pese a las rémoras económicas actuales. No es cosa baladí decir que los asentamientos poblacionales en la ordenación forestal estén separados de los espacios forestales y agrícolas. Uno de los puntos que podemos concluir tiene que ver con la historia de los emplazamientos habitados. Pretéritamente los núcleos rurales estaban muy cerca de los espacios agrícolas y de los pocos espacios forestales, de tal manera que, al producirse un incendio, por pequeño que fuera, las repercusiones eran nefastas para el poblador de entonces. Esto hoy en día es muy distinto, ya que, dependiendo del pueblo, estamos hablando de un núcleo de segundas residencias, o rural con mucha población, rural con escasa población, o despoblado. Las incidencias de los incendios serán diferentes en función del tipo de enclave del que estemos hablando. Tampoco podemos comparar las repercusiones actuales con respecto a las pasadas, debido a los éxodos rurales que han tenido lugar en ambas provincias, que ha llevado a la población de vivir en el campo, a la ciudad, lo cual explica además el acuciante abandono agrícola que lleva produciéndose las últimas décadas de forma escalonada. Un abandono agrícola reciente repercute negativamente en los incendios, pues se trata de un espacio de riesgo que puede ser batido por las llamas. Por último, partíamos de la hipótesis de que la vulnerabilidad en Alicante y Valencia no es igual en ningún aspecto. Efectivamente la exposición al peligro y por tanto la vulnerabilidad no es igual, de hecho es mayor en Valencia que en Alicante. Históricamente siempre lo ha sido debido a las características de su territorio. Esto se justifica porque el espacio climático, biogeográfico, orográfico, y demográfico difieren en mayor o menor medida. De hecho, por esta razón hemos separado los análisis de Valencia y Alicante en cada factor de vulnerabilidad, pues en cada caso era ligeramente diferente y por tanto la

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gravedad de la situación podría ser diferente como, de hecho, ha quedado demostrado. 6.1 Propuesta En último lugar realizamos un último análisis para conocer los espacios de riesgo. Se trata de aquellos núcleos, poblaciones y territorios que están más expuestos y, por tanto, serán más vulnerables ante un incendio forestal. La propuesta que hemos elaborado trata de la unión de los mapas de riesgo potencial, riesgo estadístico, vulnerabilidad, peligro e interfaz urbano-forestal con los núcleos poblacionales que se sitúan justo en la unión de los cinco mapas. Primero tratamos individualmente cada mapa, reclasificando las variables cualitativas en función de los valores considerados más altos y más representativos. Finalmente, a cada elemento del mapa le hemos dado un valor en función de lo que consideramos más importante. Así, el mapa de la interfaz urbano-forestal le otorgamos el valor máximo (5), pues pensamos que es la variable más geográfica que tenemos, pues tiene en cuenta la posición de los núcleos poblacionales en relación con su exposición al riesgo. Al mapa de vulnerabilidad le otorgamos el segundo valor más alto (4), pues también tiene en cuenta la exposición al peligro de incendio. Justamente el mapa de peligro grave de incendio le sigue cuantitativamente (3), para lo que consideramos que es un valor que mide el peligro de incendio. Los dos últimos valores por este orden son el riesgo potencial (2) y el riesgo estadístico (1), pues consideramos que los modelos de combustibles con todas sus variables es lo que premia el riesgo potencial, así como la historia, frecuencia y aleatoriedad en el caso del riesgo estadístico. La unión de todos los mapas juntos nos dio una serie de variables. En primer lugar tuvimos en cuenta que existe una exposición extrema a todos aquellos núcleos poblacionales en el que las cinco variables son coincidentes. Esta ha sido la metodología a la que hemos recurrido y a continuación presentamos los resultados de la propuesta. 6.1.1. Alicante Con una exposición extrema al riesgo de incendios forestales hemos hallado dieciséis núcleos habitados, de los cuáles la mayoría corresponde al norte de la provincia de Alicante. Casi todos ellos se sitúan en las comarcas de la Marina Baja y la Marina Baja. Sin embargo, lo que nos dice esta disposición poblacional es que, por una parte, son caseríos de poca población, y por otra, que existen algunas entidades que se encuentran muy cerca del mar como es el caso del Albir, muy cerca de Benidorm. Se trata de una urbanización al pie

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de la Serra Gelada. La urbanización Cautivador también es un núcleo residencial que se encuentra al Este del Puigcampana. Otra urbanización, El Portichol, la encontramos muy cerca del Cap de Sant Martí, Dénia, uno de los puntos más orientales de la provincia alicantina. También nos llama poderosamente la atención que en el cruce de los cinco elementos que nos otorgaría una orientación hacia los puntos más expuestos a los incendios, aparecen entidades como una urbanización a pie de playa, Campoamor en el Bajo Segura, quizás porque está rodeado de cierta vegetación. Cuanto menos también es el caso de Guardamar del Segura, que también está a pie de playa y con vegetación. Sin embargo, las entidades de población realmente importantes y que nos han de importar aún más son aquellas que se encuentran en el interior.

Figura 44. Mapa de la exposición al riesgo de incendios forestales en la provincia de Alicante. Fuente: Instituto Nacional de Estadística (INE), www.ine.es; Ministerio de agricultura y Medio

Ambiente, www.magrama.es, Centro Nacional de Información Geográfica (CNIG), www.cnig.es, Consellería de Gobernació y Consellería de Infraestructura, Territorio y Medio Ambiente de la

Comunitat Valenciana. Elaboración propia.

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Alcalá de la Jovada, en Marina Alta solo posee 128 habitantes. Se trata de un pueblo que es el ejemplo de una gran exposición al riesgo de incendio. Está a unos 600 metros sobre el nivel del mar y está rodeado de sierras. En este punto cohabitan un espacio forestal y agrícola, ergo, un interfaz urbano-forestal.

Entidad de población Comarca

Exp

osic

ión

extr

ema

Urbaniz. Campoamor BAJO SEGURA

Guardamar del Segura BAJO SEGURA

Penáguila HOYA ALCOY

La Carroja MARINA ALTA

Castell de Castells MARINA ALTA

La Pedrera MARINA ALTA

Llíber MARINA ALTA

Pedreguer MARINA ALTA

Urbaniz. El Portichol MARINA ALTA

Sella MARINA ALTA

Alcalá de la Jovada MARINA ALTA

Urbaniz. Albir MARINA BAJA

Urbaniz. Cautivador MARINA BAJA

Casas del Señor VINALOPÓ MEDIO

Xinorlet VINALOPÓ MEDIO

Culebrón VINALOPÓ MEDIO Tabla 29. Pueblos con exposición extrema ante incendios forestales en Alicante. Fuente:

Ministerio de agricultura y Medio Ambiente, www.magrama.es, Centro Nacional de Información Geográfica (CNIG), www.cnig.es, Consellería de Gobernació y Consellería de Infraestructura,

Territorio y Medio Ambiente de la Comunitat Valenciana. Elaboración propia. Penáguila, en la comarca del Comtat, tiene 318 habitantes y posee una orografía ciertamente compleja, pues está también rodeada de sierras pobladas de vegetación. Castell de Castells en la Marina Alta tiene 478 habitantes y también está en un emplazamiento complicado. Sella, en la Marina Baja y con 626 habitantes está justo al pie del Peñón Divino, al sur de la Sierra de Aitana. Otro arquetipo de caserío que estamos buscando es La Carroja, también en la Marina Alta y con tan sólo 25 habitantes.

Figura 45. Foto del pueblo de Penáguila. Fuente: Google Maps.

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6.1.2. Valencia Existen más núcleos expuestos a las cinco variables principales (Riesgo Potencial, Riesgo Estadístico, Peligrosidad, Vulnerabilidad e Interfaz urbano-forestal). Los emplazamientos de los núcleos expuestos al riesgo extremo están al norte y en el interior de la provincia valenciana. En la comarca de Los Serranos existen seis pueblos, si bien dos de ellos, según el Instituto Nacional de Estadística (INE) están deshabitados.

Figura 46. Mapa de la exposición al riesgo de incendios forestales en la provincia de Valencia. Fuente: Instituto Nacional de Estadística (INE), www.ine.es; Ministerio de agricultura y Medio

Ambiente, www.magrama.es, Centro Nacional de Información Geográfica (CNIG), www.cnig.es, Consellería de Gobernació y Consellería de Infraestructura, Territorio y Medio Ambiente de la

Comunitat Valenciana. Elaboración propia. En Los Serranos hay pueblos con gran población como el caso de Tuéjar, de 1188 habitantes y otros como Pardanchinos que no llegan ni al centenar de

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personas. Otros, son capitales municipales como son el caso de Andilla y Alpuente, sin embargo, no pasan de ser meros caseríos situados lejos de la ciudad, mal comunicados y con unas condiciones naturales que les otorgan todos los factores geográficos y físicos de vulnerabilidad. El caso de Pardanchinos está entre el Cerro Campiño, de 848 metros y gran arbolado, al oeste tiene la sierra de Los Pinares. Peor es el caso de Casas del Río, de 33 habitantes, en la comarca de Requena. Se trata de una aldea encajada en el valle del río Cabriel, además de muy mal comunicada.

Entidad de población Comarca

Exp

osic

ión

Ext

rem

a

Puebla de San Miguel R.ADEMUZ

Más del Olmo R.ADEMUZ

Sesga R.ADEMUZ

Mas de Jacinto R.ADEMUZ

Negron R.ADEMUZ

Alpuente LOS SERRANOS

Andilla LOS SERRANOS

Quesa CANAL NAVARRÉS

Jalance VALL COFRENTES

Zarra VALL COFRENTES

Sellent CANAL NAVARRÉS

La Hortichuela LOS SERRANOS

Tuejar LOS SERRANOS

El Chopo LOS SERRANOS

Pardanchinos LOS SERRANOS

Cuart de les vall CAMP MORVEDRE

Casas de Medina REQUENA

Casas del Río REQUENA

Cofrentes VALL COFRENTES

Buñol HOYA DE BUÑOL

Alborache HOYA DE BUÑOL

Favara RIBERA BAJA

Sumacárcel RIBERA ALTA

Bolbaite CANAL NAVARRÉS

Barcehta LA COSTERA

Llano de Corrales VALL D'ALBAIDA

Montichelvo VALL D'ALBAIDA

Ador LA SAFOR Tabla 30. Pueblos con exposición extrema ante incendios forestales en Valencia. Fuente:

Ministerio de agricultura y Medio Ambiente, www.magrama.es, Centro Nacional de Información Geográfica (CNIG), www.cnig.es, Consellería de Gobernació y Consellería de Infraestructura,

Territorio y Medio Ambiente de la Comunitat Valenciana. Elaboración propia.

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Por otro lado está el Rincón de Ademuz, que tiene cinco caseríos en zona de riesgo extremo. Se trata de pueblos de muy poca población, ninguno de ellos llega al centenar de habitantes. Son emplazamientos en zonas montañosas y muy vegetadas que les confieren así una gran exposición ante la inminencia de un incendio forestal. El caso de la urbanización Casas de Medina, en la comarca de Requena, es el paradigma perfecto de un espacio residencial en medio de terreno forestal o montañoso, pues se sitúa en las laderas de la Sierra del Negrete. Al este de la provincia, en la comarca del Camp del Morvedre se sitúa Quart de les Valls, que tiene delante de sí una serie de elevaciones y sierras arboladas que actúan como pared infranqueable, y anexo una zona cultivada, en lo que bien podría considerarse una interfaz urbano-forestal. Muchas de las poblaciones que no están en el interior de Valencia están caracterizadas por un cierto peso poblacional, caso de Buñol, con 9.773 habitantes o Favara, en el la comarca de la Ribera Baja, con 2.457. En estos casos el exceso de población en un ámbito agroforestal añade aún más vulnerabilidad si se tuvieran que dar las condiciones para que se produjera una evacuación del núcleo poblacional debida a un incendio forestal. La característica predominante de estos pueblos y caseríos es, en casi todos los casos, la difícil orografía que tienen ante si, las regulares comunicaciones, la presencia de serranías o montañas de cierta altitud y además la presencia de terreno forestal.

Figura 47. Foto de la población Casas del Río. Fuente: Google maps.

La unión de los cinco valores que generan riesgo nos ha dado como resultado una serie de pueblos que son, muchas veces, ejemplos de los que estamos buscando para intentar actuar y crear soluciones, pero la teoría no nos ha otorgado, como ocurriera en Alicante, resultados homogéneos, sin embargo es

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una gran aproximación a lo que habíamos buscado, los puntos críticos para la población en el caso de producirse un incendio. 7.- BIBLIOGRAFÍA Agencia Estatal de Meteorología (2012) Atlas de Radiación España. Madrid, 162 pp. Águeda, A, Cubells, M., Pastor, E., Pérez, Y., Planas E. (2011): “investigación en incendios forestales: quemas experimentales en Australia”. Centre d'Estudis del Risc Tecnològic (CERTEC), Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), Boletín del CIDEU, nº 10, pp. 37-52. Alloza, J.A., Vallejo Calzada, V.R. (2004): “Integración de la restauración forestal de zonas quemadas en la planificación forestal: un ejemplo de I+D en restauración forestal”. Cuadernos de la Sociedad Española de Ciencias Forestales, nº 17, pp. 13-20. Álvarez Rogel, Y. (2001): “Evolución histórica de los incendios forestales en España”. Nimbus, nº 7-8, pp. 39-49 Álvarez Rogel, Y. (2001): “Los incendios forestales en la vertiente peninsular mediterránea y región de Murcia”. Papeles de Geografía, nº 34, pp. 5-15. Andre, V, Gimeno-García, E., González Pelayo, O., Campo, J., Rubio, J.L. (2010) “Respuesta hidrológica y erosiva de un suelo forestal mediterráneo en recuperación de diferentes impactos”. Pirineos. Revista de Ecología de Montaña, nº 165, pp. 29-53 Atles Comunitat Valenciana, Espanya i el Món. Edit. Vicens Vives. Edició 2009 Bardaji, M., Molina, D. (1999): “Análisis comparativo interregional de los incendios forestales en la España peninsular”. Investigación Agraria. Sistemas y Recursos Forestales, Tomo 8, pp. 151-170 Campos Palacín, P., Oviedo Pro, J.L., Caparrós Gass, A. (2005): “Un sistema de cuentas para la valoración de los efectos comerciales y ambientales del gasto público en la mitigación del fuego en el bosque mediterráneo”. Investigación agraria. Sistemas y recursos forestales, Vol. 14, nº 1, pp. 110-121. Capel Molina, J.J. (1978): “Factores del clima de la península ibérica”. Paralelo 37, nº 2, pp. 5-13.

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7.1. Otras fuentes Diario 20 Minutos: 2 de agosto de 2013 Diario Levante: 7 de noviembre de 2007 www.ine.es www.magrama.gob.es/ www.cnig.es/ www.sigpac.mapa.es/fega/visor/ www.idee.es/ www.wetterzentrale.de/

8.- INDICE DE TABLAS Y FIGURAS Tabla 1. Porcentaje de superficie rural y superficie total por Comunidades Autónomas .................................................................................................................... 15 Tabla 2. Sierras de la provincia de Valencia ................................................................. 18 Tabla 3. Sierras de la provincia de Alicante .................................................................. 22 Tabla 4. Tipos de vulnerabilidades en la comarca de Los Serranos, Valencia ............. 27 Tabla 5. Núcleos poblacionales de menos de 1000 habitantes de la provincia de Alicante..................................................................................................................... 29 Tabla 6. Incendios de más de 100 has. en la Comunidad Valenciana debido a los rayos (1968-2010) ................................................................................................... 35 Tabla 7. Conatos de incendios Alicante y Valencia (1968-2010) .................................. 35 Tabla 8. Conatos de incendios forestales en Alicante y Valencia (1968-2010) ............. 36 Tabla 9. Incendios forestales por causa de rayos en la provincia de Valencia ............. 38 Tabla 10. Temperaturas máximas absolutas en Valencia y Alicante (1961-1990) ........ 43 Tabla 11. Temperaturas máximas medias en Valencia y Alicante (1961-1990) ............ 43 Tabla 12. Causas de incendios forestales de más de 250 has en Valencia .................. 52 Tabla 13. Causas de incendios forestales de más de 250 has en Alicante ................... 52 Tabla 14. Incendios con origen desconocido en las provincias de Alicante y Valencia (1968-2010) .................................................................................................... 53 Tabla 15. Duración de los incendios en Alicante y Valencia (1968-2010) ..................... 54 Tabla 16. Usos agroforestales en las provincias de Alicante y Valencia ....................... 56 Tabla 17. Estructura de la propiedad en 1860............................................................... 60 Tabla 18. Evolución de la población en municipios de Alicante (1825-1950) ................ 62 Tabla 19. Población y variación porcentual en municipios de Alicante (1825-2011) ............................................................................................................................. 63

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Tabla 20. Proporción de población urbana de la Comunidad Valenciana (1900-1996) ............................................................................................................................. 60 Tabla 21. Extensión de los incendios forestales en la provincia de Valencia (1874-1961) ................................................................................................................... 67 Tabla 22. Grandes incendios en Alicante (1999-2010) ................................................. 83 Tabla 23. Grandes incendios en Valencia (1999-2010) ................................................ 84 Tabla 24. Grandes incendios omitidos por el PATFOR en la provincia de Alicante desde 1986 hasta 1994 ................................................................................... 85 Tabla 25. Grandes incendios omitidos por el PATFOR en la provincia de Valencia desde 1986 hasta 1994 .................................................................................. 86 Tabla 26. Incendios por comarcas en Alicante y Valencia (1983-2010) ........................ 87 Tabla 27. Número de núcleos poblacionales con grados de riesgo potencial de incendio por comarcas en Alicante y Valencia .............................................................. 89 Tabla 28. Número de núcleos poblacionales con grados de interfaz urbano-forestal por comarcas en Alicante y Valencia ................................................................ 91 Tabla 29. Pueblos con exposición extrema ante incendios forestales en Alicante ........ 117 Tabla 30. Pueblos con exposición extrema ante incendios forestales en Valencia ........................................................................................................................ 119 Figura 1. Gráfico de la evolución de la población rural en Algar de Palancia y Agres ............................................................................................................................. 15 Figura 2. Relieve de la provincia de Valencia................................................................ 19 Figura 3. Relieve de la provincia de Alicante ................................................................ 23 Figura 4. Pendientes de la provincia de Valencia .......................................................... 24 Figura 5. Pendientes de la provincia de Alicante ........................................................... 25 Figura 6. Núcleos rurales de mil o menos habitantes de la provincia de Valencia ........ 28 Figura 7. Vías de comunicación hacia los núcleos rurales de Alicante ......................... 30 Figura 8. Mapas de 850 y 500 hPa. .............................................................................. 33 Figura 9. Mapa de frecuencia de rayos en la provincia de Valencia ............................. 37 Figura 10. Tipos de tiempo y masas de aire en la Comunidad Valenciana ................... 38 Figura 11. Mapas de entrada de masas de aire ............................................................ 39 Figura 12. Mapa de temperaturas máximas absolutas en la Alicante y Valencia (1961-1990) ................................................................................................................... 41 Figura 13. Mapa de las temperaturas máximas medias en Alicante y Valencia (1961-1990) ................................................................................................................... 44 Figura 14. Irradiancia global media diaria (1983-2005) ................................................. 45 Figura 15. Irradiancia directa y difusa mensual en Alicante y Valencia (1983-2005) ............................................................................................................................. 46 Figura 16. Mapas de irradiancia global media de junio, julio y agosto en Alicante y Valencia (1983-2005) ................................................................................................. 47 Figura 17. Gráfico de las causas antrópicas de ignición de incendios forestales de más de 250 has. en Valencia (1968-2010) ............................................................... 49

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Figura 18. Gráfico de las causas antrópicas de ignición de incendios forestales de más de 250 has. en Alicante (1968-2010) ................................................................ 50 Figura 19. Usos agroforestales en Alicante y Valencia ................................................. 56 Figura 20. Mapa de espacios agrícolas en Alicante y Valencia, 2008 ........................... 57 Figura 21. Mapa de espacios agroforestales en Alicante y Valencia, 2008 .................. 58 Figura 22. Mapa de espacios forestales en Alicante y Valencia, 2008 .......................... 59 Figura 23. Evolución de la población en municipios de Alicante (1825-2011) ............... 64 Figura 24. Mapa de evolución poblacional en municipios de Alicante (1825-2011) ............................................................................................................................. 65 Figura 25. Superficie afectada por incendios forestales en la provincia de Valencia (1968-2010). ................................................................................................... 67 Figura 26. Superficie afectada por incendios forestales en la provincia de Alicante (1968-2010) ..................................................................................................... 68 Figura 27. Gráfica sobre la distribución por sectores de la población en la economía valenciana (1955-1993) ................................................................................ 69 Figura 28. Gráfico de la evolución de la superficie afectada por los incendios forestales en la Comunidad Valenciana (1970-2009) .................................................... 71 Figura 29. Mapa de riesgo de erosión en Alicante y Valencia ....................................... 73 Figura 30. Mapa de las zonas de nivel de preemergencias en la Comunidad Valenciana..................................................................................................................... 78 Figura 31. Gráfico del nivel de preemergencias en junio, julio y agosto (2004-2012) ............................................................................................................................. 78 Figura 32. Gráfico del nivel de preemergencias en junio (2004-2012) .......................... 79 Figura 33. Gráfico del nivel de preemergencias en julio (2004-2012) ........................... 80 Figura 34. Gráfico del nivel de preemergencias en agosto (2004-2012) ....................... 80 Figura 35. Estructura organizativa del PEIF .................................................................. 80 Figura 36. Gráfico del número de incendios por cada 10.000 has por comarcas (1999-2008) ................................................................................................................... 86 Figura 37. Gráfico de grandes incendios forestales por comarcas (1983-2010) ........... 87 Figura 38. Mapas del riesgo potencial de incendios en las provincias de Alicante y Valencia. ....................................................................................................... 88 Figura 39. Mapas de grados de interfaz urbano-forestal en las provincias de Alicante y Valencia ........................................................................................................ 90 Figura 40. Mapas de niveles de vulnerabilidad en las provincias de Alicante y Valencia ........................................................................................................................ 92 Figura 41. Mapas de niveles de riesgo estadístico en Alicante y Valencia ................... 94 Figura 42. Mapas de peligro grave de incendios en las provincias de Alicante y Valencia ........................................................................................................................ 95 Figura 43. Mapa del perímetro de la Sierra de Mariola ................................................. 104 Figura 44. Mapa de la exposición al riesgo de incendios forestales en la provincia de Alicante ..................................................................................................... 116 Figura 45. Foto del pueblo de Penáguila ....................................................................... 117

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Figura 46. Mapa de la exposición al riesgo de incendios forestales en la provincia de Valencia .................................................................................................... 118 Figura 47. Foto de la población de Casas del Río ......................................................... 120