Torrolate nº 16

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1 www.labastidatorrolate.tk Octubre 2009. Nº 16 Plataforma para la conservación y defensa de Toloño y su entorno T o r r o l a t e Toloño eta bere inguruaren babes eta zaintzaren aldeko plataforma Parece que sí, pero cuidado. La promotora no descansa. De hecho ha vuelto a recuperar la alcaldía de nuestro pueblo. Suena fuerte, pero así es. No olvidemos que la sociedad municipal "Labastida Gestión Municipal (LGM)" forma parte, con sólo el 20% de la sociedad "San Ginés de Labastida S.A." (SGLSA), en la prácti- ca, la promotora del Plan General de Ordenación Urba- na de Labastida (PGOU). Les ha costado, lo cual nos da una idea de los enormes intereses que puede haber detrás, pero lo han consegui- do. Para ello han tenido que destruir el PNV local, han tenido que provocar la expulsión de su partido de los dos concejales del PNV: el Sr. Landa y la Sra. Petralan- da, han conseguido que el PP traicionara el pacto que firmaron con otros partidos sobre transfuguismo y apo- yara, vergonzosamente, a un candidato que antes de las elecciones tenía como principal objetivo desalojar de la alcaldía a quien ahora le apoya y han conseguido que el PP "trague" y ceda la alcaldía, a pesar de tener cuatro concejales, precisamente a quien intentaba desalojarles de ella. ¿De quién es la alcaldía entonces? No es del PNV, no es del PP. Más claro agua. Las primeras decisiones, de acuerdo con los auténticos jefes, reactivar el PGOU, que sigue estando rechazado por la Comisión de Ordenación del Territorio, y tratar de impedir que las denuncias de Torrolate lleguen ante la Comisión Jurídica de Euskadi. ¿Por qué tienen tanto miedo a que nuestra denuncia llegue a la Comisión? En este momento nuestro alcalde es un hombre muy pe- ligroso. Al ser un tránsfuga no tiene que rendir cuentas a nadie. Dejará la alcaldía para traspasársela al PP en ¿Compás de espera? menos de un año, así que no tiene nada que perder. Desde el punto de vista político es un cadáver, pero ob- viamente, en el tiempo que le queda de alcaldía puede hacer mucho daño al pueblo. Y lo hará si eso responde a sus intereses personales que, no lo olvidemos, están relacionados con la gestión de terrenos. No hay que olvidar tampoco quién lo puso donde está y quién lo sostiene: el PP que, contraviniendo el pacto an- titransfuguismo firmado por ellos, desalojó a Higinio de la alcaldía por el simple hecho de estar combatiendo un plan urbanístico que no beneficia al pueblo. Habrá que pedir, por tanto, responsabilidades al PP y no olvidar, cuando gobierne Ignacio Gil, que ellos son los respon- sables de que tengamos a un tránsfuga por alcalde y que serán también responsables de lo que este señor está haciendo. Ahora para ti, mañana para mi

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Plataforma para la conservación y defensa de Toloño y su entorno

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www.labastidatorrolate.tk Octubre 2009. Nº 16

Plataforma para la conservación y defensa de Toloño y su entorno

T o r r o l a t e Toloño eta bere inguruaren babes eta zaintzaren aldeko plataforma

Parece que sí, pero cuidado. La promotora no descansa. De hecho ha vuelto a recuperar la alcaldía de nuestro pueblo. Suena fuerte, pero así es. No olvidemos que la sociedad municipal "Labastida Gestión Municipal (LGM)" forma parte, con sólo el 20% de la sociedad "San Ginés de Labastida S.A." (SGLSA), en la prácti-ca, la promotora del Plan General de Ordenación Urba-na de Labastida (PGOU).

Les ha costado, lo cual nos da una idea de los enormes intereses que puede haber detrás, pero lo han consegui-do. Para ello han tenido que destruir el PNV local, han tenido que provocar la expulsión de su partido de los dos concejales del PNV: el Sr. Landa y la Sra. Petralan-da, han conseguido que el PP traicionara el pacto que firmaron con otros partidos sobre transfuguismo y apo-yara, vergonzosamente, a un candidato que antes de las elecciones tenía como principal objetivo desalojar de la alcaldía a quien ahora le apoya y han conseguido que el PP "trague" y ceda la alcaldía, a pesar de tener cuatro concejales, precisamente a quien intentaba desalojarles de ella. ¿De quién es la alcaldía entonces? No es del PNV, no es del PP. Más claro agua.

Las primeras decisiones, de acuerdo con los auténticos jefes, reactivar el PGOU, que sigue estando rechazado por la Comisión de Ordenación del Territorio, y tratar de impedir que las denuncias de Torrolate lleguen ante la Comisión Jurídica de Euskadi. ¿Por qué tienen tanto miedo a que nuestra denuncia llegue a la Comisión?

En este momento nuestro alcalde es un hombre muy pe-ligroso. Al ser un tránsfuga no tiene que rendir cuentas a nadie. Dejará la alcaldía para traspasársela al PP en

¿Compás de espera? menos de un año, así que no tiene nada que perder. Desde el punto de vista político es un cadáver, pero ob-viamente, en el tiempo que le queda de alcaldía puede hacer mucho daño al pueblo. Y lo hará si eso responde a sus intereses personales que, no lo olvidemos, están relacionados con la gestión de terrenos.

No hay que olvidar tampoco quién lo puso donde está y quién lo sostiene: el PP que, contraviniendo el pacto an-titransfuguismo firmado por ellos, desalojó a Higinio de la alcaldía por el simple hecho de estar combatiendo un plan urbanístico que no beneficia al pueblo. Habrá que pedir, por tanto, responsabilidades al PP y no olvidar, cuando gobierne Ignacio Gil, que ellos son los respon-sables de que tengamos a un tránsfuga por alcalde y que serán también responsables de lo que este señor está haciendo.

Ahora para ti, mañana para mi

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Sr. Alcalde:

Tras leer sus declaraciones en el diario "El País" del pasado lunes 17 de agosto, le remitimos esta carta para exigirle un mínimo de respeto.

Usted podrá hacer las cábalas que quiera sobre la re-presentatividad de quienes nos oponemos al campo de golf y, en particular, de Torrolate. Sería preferible que fuera capaz de reconocer la realidad de las cosas pero allá usted con sus cuentas. Porque los porcentajes de representatividad son relevantes en las elecciones y en las relaciones entre partidos políticos. Si vamos a eso, usted tenía una cierta representatividad que ha perdido por completo al convertirse en tránsfuga. Tras traicio-nar a los votantes de su candidatura, ¿a quién represen-ta usted hoy?

Usted debería saber que el dinamismo de los movi-mientos sociales no se mide en votos. Lo que pone a cada cual en su sitio es lo que hace por el pueblo y la razonabilidad de sus propuestas. Las nuestras le son bien conocidas porque constan por escrito en el Ayun-tamiento.

Tiene en su despacho nuestras acciones de nulidad contra la trama del golf&wine. Pero, en vez de agilizar la investigación sobre aquella cesión de terrenos muni-cipales a una sociedad anónima por todos conocida, ha optado por impedir que sean dictaminadas por un órga-no imparcial.

Tiene también nuestra alegación que advertía de ries-gos muy serios en la reanudación del procedimiento de revisión del planeamiento urbanístico. Pero, en vez de

mostrar un mínimo de prudencia para velar por los in-tereses del pueblo, ha decidido tirar para adelante con la recalificación de los terrenos de aquella misma so-ciedad pase lo que pase y cueste lo que cueste (al con-tribuyente, claro).

Tiene, en fin, el escrito en el que le preguntamos cómo piensa dar cumplimiento a la Recomendación del Arar-teko para que el Ayuntamiento no vuelva a violar -como hizo la anterior Corporación- nuestros derechos de participación. Pero a eso ni siquiera nos contesta.

Estas y otras iniciativas demuestran que -con apoyos que son bien recibidos aunque vengan de Villabuena, de Miranda o del mismísimo Zaldibar, que por lo visto es el pueblo del que usted procede-, hacemos lo que podemos en defensa del pueblo que queremos. Y tam-bién que usted, cuando no las ignora, las desprecia o las prohíbe.

Con tanto escrito de por medio, cualquier profesional de la política mínimamente responsable habría aprove-chado nuestra disposición al diálogo. Obviamente, no es su caso. Y cuando un periodista le pregunta por qué actúa de ese modo, usted pretende ocultar sus verdade-ras razones respondiendo que es porque somos un "grupo de delincuentes".

Pues bien, Sr. Landa: sea grande o pequeña, Torrolate se merece tanto respeto como cualquier otra asociación local. Usted se ha pasado en su afán de desprestigiar-nos porque sabe perfectamente que Torrolate no es un grupo de delincuentes. Por eso le damos una oportuni-dad para que rectifique públicamente sus declaraciones y explique en el mismo medio cuáles son las verdade-ras razones que le impiden dialogar con cualquiera que se oponga al campo de golf.

De lo contrario, y sin perjuicio de las acciones legales que emprenderemos, exigimos su inmediata dimisión. Porque un alcalde que insulta y trata de ese modo a las personas de su propio pueblo evidencia que no está en condiciones de presidir con la debida objetividad y neutralidad su Ayuntamiento. ¿Por qué no puede usted ser mínimamente imparcial en este asunto, Sr. Landa?

Carta abierta al alcalde de Labastida

Un alcalde que insulta a sus convecinos no está ca-pacitado para representar a su pueblo

El pasado 14 de septiembre remitimos al alcalde un escrito en el que le pedíamos explicaciones por sus vergonzosas declaraciones a la prensa y le exigíamos una rectificación pública. A día de hoy, todavía no hemos recibido contes-tación alguna, ni privada ni públicamente, así que hemos decidido dar a conocer nuestro escrito para que los veci-nos de Labastida lo conozcan.

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Participación ciudadana Llegué a Labastida en el marco de una investigación so-bre conflictos socioambientales y participación ciuda-dana. Higinio estaba al frente de la corporación desde hacía varios meses pero su posición era débil y él lo sa-bía.

El conflicto que dominaba la escena, pública y privada, del municipio de Labastida era de naturaleza básica-mente urbanístico-recreativa, de concepción de pueblo y de procedimientos. Urbanístico-recreativa porque la construcción del campo de golf -con tintes magalóma-nos- estaba asociada a la construcción de nuevos espa-cios residenciales; concepción de pueblo porque el cre-cimiento residencial -entre 700 y 800 viviendas asocia-das al golf- era exponencial, ajeno al principio de com-pacidad, y transgredía los límites de un pueblo que ya tenía unos porcentajes muy elevados de segunda vivien-da ; y, finalmente, de procedimientos porque el trasfon-do político del conflicto era la inercia de un modo de concebir la política que no había conocido las disonan-cias y que se sentía seguro en el juego de las meras ma-yorías institucionales.

Ciertamente, el proyecto del campo de golf y áreas resi-denciales asociadas concitó un acuerdo plenario unáni-me (2003) que otorgó al proyecto la categoría de estra-tégico. Pero nació en medio de una confusión concep-tual de profundo calado, que se hizo explícita en el Ple-no de aprobación del proyecto y, que a su vez, ya había alimentado las justificaciones del grupo promotor para hacer frente a la situación de declive en que, supuesta-mente, estaba inmersa la localidad. Esta confusión con-ceptual no era otra que el objetivo de insertar al munici-pio de Labastida en la senda de un "desarrollo sosteni-do". Crecimiento siempre continuo sin tomar en consi-deración a dónde nos lleva ese crecimiento. Precisamen-te esta defensa motora del "desarrollo sostenido" es el argumento que obnubiló a quienes debían adoptar las decisiones y que, a su vez, imposibilitó la realización de una reflexión contrastada acerca de las consecuencias del proyecto para el pueblo. No era moderno, sin embar-go, el "desarrollo sostenido" -el énfasis en lo que posibi-lita que el crecimiento perdure- en la era de la sostenibi-lidad -el énfasis en lo que posibilita que el equilibrio so-cioambiental perdure-.

No pretendo hacer una historia del conflicto pero ese fue, a mi juicio, el sustrato del mismo. A partir de estos

hechos y de sus desarrollos, con la revisión de la norma urbanística al frente, se posibilitó la cristalización de una oposición que no había pasado de la latencia hasta que se constituye la Plataforma Torrolate. El tránsito del "¿cómo puede ser?" al "¡no debe ser!"; del susurro a la organización. En este contexto se fraguó el cambio polí-tico en la localidad.

No me interesan las siglas, pero lo cierto es que una fuerza política concentró los apoyos electorales en las últimas elecciones municipales con la defensa de San Ginés en el horizonte. Tal es así que el crecimiento en apoyos electorales obtenidos fue muy importante: el 135% frente a un retroceso del 33%, 53% y 21% respec-tivamente de sus competidores. Estos apoyos pedían el cambio y cuestionaban el vínculo social con el proyecto. Pero el cambio llegó de la mano de las alianzas en el ámbito supralocal, lo que dejaría al nuevo equipo de go-bierno en una situación débil y profundamente delicada en los dos años en que ha estado al frente de la cor-poración.

¿Y ahora qué? No parece que los nuevos gestores del Ayuntamiento estén por la labor de escuchar "la voz del pueblo", más bien al contrario, pero existe marco legal para que la ciudadanía de Labastida pueda pronunciarse sobre los proyectos que condicionarán su futuro; puede promoverlo el nuevo equipo de gobierno voluntariamen-te, resuelta la vía judicial o, de lo contrario, puede la ciudadanía instar al debate y la decisión ciudadana con una nueva recogida de firmas que ampare una iniciativa popular, que aspire a resolver las cuestiones trascenden-tales para el municipio del modo más profundamente democrático: preguntando al pueblo, con toda la infor-mación disponible, cuál es su verdadera opinión. Higi-nio y su equipo lo intentaron.

Aspecto de una de las actividades de las jornadas

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Por un desarrollo sostenible Nos llega de la Diputación Foral de Álava noticia de que se está elaborando el Plan Estratégico de Desarro-llo Sostenible para el Territorio Histórico de Álava. Este plan tiene como eje central el compromiso con el desarrollo sostenible, es decir aquel que satisface no sólo las necesidades del presente, sino que permite también que las puedan satisfacer las generaciones fu-turas. Se basa, por tanto, en la capacidad de sustenta-ción del medio natural.

El plan tiene como primera exigencia suscribir la De-claración de Aalborg y los Compromisos de Aal-borg+10. Estos compromisos, que abarcan temas como las "Formas de Gobierno", la "Gestión Municipal", la defensa de los "Bienes Naturales Comunes", la "Planificación y Diseño Urbanístico" entre otros, obli-gan a todas las administraciones, también a las locales, a que, por ejemplo, sus "decisiones sean abiertas, res-ponsables y transparentes", a "asegurar que los temas de sostenibilidad sean parte central de los procesos de toma de decisión municipal y que la asignación de re-cursos esté basada en criterios sólidos y amplios de sostenibilidad", a "mejorar la calidad del agua, ahorrar agua y hacer un uso más eficiente de la misma", a "promover y aumentar la biodiversidad y aumentar y cuidar los espacios verdes y las áreas naturales", a "evitar el crecimiento urbano desmesurado, logrando densidades urbanas apropiadas y priorizando el desa-rrollo urbano en zonas ocupadas frente a zonas ver-des", etc.

Esperemos que el proceso de aprobación del plan vaya rápido porque resulta que tenemos una administración municipal que, frente a la transparencia, se dedica a tratar de impedir que nuestras alegaciones y denuncias lleguen a los organismos pertinentes, la Comisión Jurí-dica de Euskadi por ejemplo. Frente a la sostenibili-dad, plantea un Plan General de Ordenación Urbana basado en un modelo de desarrollo trasnochado, agre-sivo con el medio natural, especulativo y que consume una gran cantidad de suelo. Un plan que para ahorrar agua propone la construcción de un campo de golf, que en lugar de evitar el crecimiento urbano desmesurado, propone construir 750 viviendas en un pueblo de 1.400 habitantes con el mayor índice de segundas residencias de Euskadi, viviendas que se pretenden construir fuera del casco urbano, en dirección lineal hacia áreas prote-gidas.

La desorientación y el desenfoque total y absoluto de nuestro gobierno municipal parece evidente. Lo que se pretende hacer en Labastida va en una dirección total-mente opuesta a la orientación que están tomando los modelos de desarrollo y planificación urbanísticos ac-tuales y desde Torrolate pedimos a Diputación no sólo que avance sin pausa en la aprobación definitiva del Plan Estratégico, sino que trate de evitar políticas y planes que vayan en contra del espíritu y de los objeti-vos marcados en él, sobre todo de aquellos que, como el de Labastida, pueden causar daños irreparables al patrimonio común.

Fases del Plan Estratégico