Torres - Gardea poetica desolacion.pdf

download Torres - Gardea poetica desolacion.pdf

If you can't read please download the document

Transcript of Torres - Gardea poetica desolacion.pdf

  • treinta

    Chihuahua literariaCiudad y literatura:

    una cartografa literaria en la narrativachihuahuense

  • Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirsepor ningn procedimiento electrnico o mecnico, incluidos fotocopia, grabacin magntica o cualquiersistema de almacenamiento de informacin o de recuperacin sin permiso por escrito del coordinador yde la institucin y de la editorial, en los trminos de la Ley Federal del Derecho de Autor, y en su caso delos tratados internacionales aplicables, so pena de hacerse acreedor a las sanciones legales correspon-dientes.

    Imagen de portada:

    Fichas bibliogrficas en MLA, Harvard-APA y libros en espaol, respectivamente:

    Payn Fierro, Humberto (coord.). Chihuahua literaria. Ciudad y literatura: una cartografa literaria en lanarrativa chihuahuense. Col. Sol y arena n. 30. Chihuahua: Doble Hlice Ediciones-UniversidadAutonoma de Chihuahua, 2013.

    Payn Fierro, H. (coord.). (2013): Chihuahua literaria. Ciudad y literatura: una cartografa literaria en lanarrativa chihuahuense. Chihuahua, Mxico: Doble Hlice Ediciones-Universidad Autnoma deChihuahua.

    PAYN FIERRO, Humberto (coord.): Chihuahua literaria. Ciudad y literatura: una cartografa literaria en lanarrativa chihuahuense, Chihuahua (Mxico), Doble Hlice Ediciones-Universidad Autnoma deChihuahua, col. Sol y arena n. 30, 2013, xx pp.

    IMPRESO EN MXICOPRINTED IN MEXICO

    DERECHOS RESERVADOS, 1A. EDICIN ELECTRNICA, 2013 Humberto Payn Fierro

    por coordinacin. Facultad de Filosofa y Letras

    de la Universidad Autnoma de Chihuahua Reyes Gonzlez Martn Doble Hlice

    Allende 109-4, CentroChihuahua, Chih. CP 31000www.doblehelice.com.mx.

    ISBN 978-607-9086-xx-x

  • humberto payn fierro (coord.)autores:

    csar antonio sotelo gutirrezmarco vladimir guerrero heredia

    jos antonio garca prezmnica torres torija gonzlez

    toms chacn riverahumberto payn fierro

    Chihuahua literariaCiudad y literatura:

    una cartografa literaria en la narrativachihuahuense

  • CHIHUAHUA LITERARIA. CIUDAD Y LITERATURA: UNA CARTOGRAFA LITERARIA EN LA NARRATIVA...

    7

    Presentacin

    El ao 2010 fue la fecha en que se conmemor los 100 aos dela Revolucin Mexicana, y un ao despus el tricentenario de lafundacin de la ciudad de Chihuahua, razn por la cual se orien-t la investigacin hacia este aniversario, vinculando el espaciogeogrfico con la creacin literaria, ya que hay varias figuras re-presentativas dentro de la literatura mexicana del siglo XX que,siendo oriundas de Chihuahua, en su obra literaria han plasmadolo chihuahuense dentro del espacio de la ficcin.

    Relacionar la literatura con la historia es uno de los caucesms importantes por donde han transitado los escritores latinoa-mericanos desde principios del siglo XX. En un afn de apegarse aun realismo vinculado con la crnica y el carcter testimonial sur-ge una nueva forma de encarar la historia, y es as que la ficcin,ms que fabular en torno a universos ficticios, se fija a la verosimi-litud del relato con fuertes vnculos a los hechos referidos. Peropara lograrlo tambin es imprescindible contar con la referenciaespacial, para construir el anclaje necesario que enlace el univer-so representado con el espacio geogrfico que le sirve como pun-to de partida.

    El espacio chihuahuense, tanto urbano como rural, se erigircomo un ente ms en el mundo de la ficcin, ya sea como atms-fera que preside y dictamina el curso de las acontecimientos, yacomo escenario que cobija los hechos narrados o ventilados en larepresentacin dramtica. Es por ello que el estudio del espaciode la ficcin, a la luz de la crtica literaria, intentar descubrir lasmarcas textuales que harn figurar a Chihuahua como un espa-cio geogrfico singular, con fuertes connotaciones simblicasdentro del universo de la fabulacin tanto narrativa como dram-tica.

    M.A. Humberto Payn Fierro.

  • MNICA TORRES TORIJA GONZLEZ: INTRODUCCIN

    9

    Introduccin

    Los festejos en torno al Tricentenario de la Fundacin de Chi-huahua, adems de celebrar el origen de un centro urbano, hanpropiciado que la mirada con que se contempla el escenario de lacapital y el estado se vincule con una revisin histrica que per-mita la comprensin del presente. La memoria, la crnica y el re-lato han sido testigos y protagonistas de ir forjando una tradicinliteraria, que aunque parca en el manejo de Chihuahua como es-pacio literario, s lo suficientemente significativa como para dejarconstancia de un estilo propio de esta tierra, cual sea de identi-dad.

    El presente corpus ensaystico, integrado por seis aproxima-ciones diversas, nos comparte una mirada crtica al hecho litera-rio en diferentes gneros y estilos, transitando por la crnica, elteatro, la poesa y las formas narrativas del cuento y la novela. Encada uno se ha querido evidenciar la manera en que Chihuahua,como espacio geogrfico, se ha convertido en el espacio imagina-rio de la ficcin. Con diferentes marcas referenciales, cada uno delos textos crticos se ha convertido en el testimonio de las vocesrepresentativas de una tradicin cultural ya instaurada en unanueva cartografa literaria contempornea.

    El recorrido crtico que hemos realizado mis colegas y yo hapretendido enfatizar el legado de los escritores chihuahuensesque integran el grupo de artistas que han manifestado un fuerteapego por el lugar de origen, por lo que este representa ante lahistoria, ante el momento presente y en sus variadas lecturas po-ticas que lo han convertido en un espacio literario.

    En Construccin potica de la ciudad, el M.E.H. MarcoVladimir Guerrero Heredia nos ofrece un panorama urbano deChihuahua capital a travs del anlisis de Retratos cotidianos, deAlfredo Chvez Salcido, libro que convierte el texto en una expe-

  • H. PAYN F. (COORD.): CHIHUAHUA LITERARIA. CIUDAD Y LITERATURA: UNA CARTOGRAFA...

    10

    riencia sensorial de la ciudad derivada de los estmulos que cadarincn y reflejo le ofrecen al autor, una ciudad vivida y vvida. Enel anlisis de Yermo, de Alfredo Jacob, el maestro Guerrero reco-rre los motivos poticos ms emblemticos que construyen la vi-sin metafrica de la capital. En poemas como la Oda a Chihua-hua o en los sonetos de la ciudad (Santa Rita, Parque Ler-do, Calle Libertad, Cerro de Santa Rosa, Catedral) seconstruye una especie de mosaico potico que proyecta y vislum-bra la totalidad del escenario urbano mediante un lenguaje pre-ciosista que a juicio del maestro Vladimir fluye en metforasgiles, en smiles clarificantes, en adjetivos y eptetos apuntalan-tes, en imgenes precisas, delimitadoras.

    En Educacin e ignorancia en Mano dura, de Manuel Ta-lavera, el Dr. Toms Chacn Rivera seala las caractersticasque lindan con la dicotoma educacin e ignorancia que envuel-ve al ser humano en su experiencia de vida. Esta obra de Tala-vera, segn el Dr. Chacn, expone a dos seres mostrando unahueca percepcin de sus mundos y una debilidad en la persona-lidad que los empuja a la animalizacin del comportamiento conel uso de la violenta agresin verbal que pudiera escandalizar es-cnicamente. El bajo grado de educacin en ellos emite una tristerealidad de seres formados en la ignorancia que presentan debili-dades de carcter, tales que los llevan al ridculo social.

    En La crnica irreverente de Jess Chvez Marn, el M.E.S.Jos Antonio Garca Prez revisa los textos que construyen la fo-tografa urbana con un tono irnico y atrevido. En la crnica co-tidiana narrada con singular gracia, Jess Chvez Marn recorrediferentes escenarios urbanos que desnudan a la ciudad, mos-trndola con todo su encanto y todos sus vicios. El comentarioque el maestro Garca hace de Te amo Alejandra nos muestrael compendio de imgenes citadinas retocadas por una ironaquevedesca, un humor que oscila en la exquisitez y en la sornams descarnada; ningn personaje, ningn ambiente, deja de serzarandeado por la pluma irreverente de Chvez Marn. Pero trasese espritu desacralizado y mordaz prevalece la evocacin del re-cuerdo y la nostalgia de un pasado que la memoria se afana enrescatarlo del olvido.

    En Chihuahua como espacio literario en Sueos sin eplogo,de Enrique Macn, el Dr. Csar Antonio Sotelo Gutirrez resalta

  • MNICA TORRES TORIJA GONZLEZ: INTRODUCCIN

    11

    la complejidad de la estructura y la originalidad de la novela delapreciado maestro Macn. Seal el Dr. Sotelo, que Macn toma ala capital del estado de Chihuahua en dos momentos histricosclave. El primero, en los ltimos aos del Porfiriato y los primerosdel movimiento armado de 1910, y el segundo en el periodo deagitacin poltica del final de la dcada de los ochenta, cuandovientos de cambio se vislumbraban en el panorama de la hege-mona en el poder del Partido Revolucionario Institucional. Conesto, Macn intenta recuperar la memoria histrica de una socie-dad aptica y poco preocupada por el inminente cambio que entodos los aspectos se observa en el pas con el fin de siglo, a la vezque quiere dejar constancia de una poca gloriosa para la ciudadcuando todava existan los hroes y los ideales por los cualesofrendar la vida.

    En Una visita no guiada a la ciudad de Placeres, el M.A.Humberto Payn Fierro hace hincapi en la rivalidad establecidaentre los protagonistas del relato y su intrnseca relacin con el es-pacio imaginario que los cobija, Placeres, un pueblo lleno de sol yde calor que sofoca. Como en algn momento coment Luis Ar-turo Ramos, el espacio literario de Placeres emerge como la re-creacin de un medio ambiente atosigante y opresivo que habrde condicionar ciertas conductas y actitudes. La cancin de lasmulas muertas nos hace presenciar la lucha del hombre con elhombre, minimizada de propsito tras la aparente confrontacinde las propiedades. Fausto Vargas, protagonista, y LenidasGngora, antagonista, harn emerger las pasiones ms humanasmotivando y condicionando acciones y pensamientos que losconcitarn a adoptar posturas extremas. Inmersos en el mundode Placeres, la luz, el calor, la resequedad y el polvo encarnarnen los personajes descritos y los condicionar para un actuar y unsentir, que como expresa Lenidas: En Placeres, sofocado in-fierno, todos estamos locos.

    Por ltimo, en Jess Gardea o la potica de la desolacin enla cartografa literaria chihuahuense, de mi autora, recorro lasdiferentes lecturas en torno al espacio imaginario del universo na-rrativo de Jess Gardea. Esos cuentos nos conducen a un espaciode hostilidad hacia los seres que habitan un paraje de condicio-nes extremas. El fro que paraliza, el calor asfixiante, la luz cega-dora, el miedo que consume, la soledad que aniquila y la muerte

  • H. PAYN F. (COORD.): CHIHUAHUA LITERARIA. CIUDAD Y LITERATURA: UNA CARTOGRAFA...

    12

    que acecha forman un todo, el tiempo y el espacio donde residela miseria de los hombres.

    M.E.S. Mnica Torres Torija Gonzlez.

  • M. VLADIMIR GUERRERO H.: CONSTRUCCIN POTICA DE LA CIUDAD: YERMO, DE ALFREDO...

    13

    Construccin potica de la ciudad: Yermo,

    de Alfredo Jacob, y Retratos cotidianos, de

    Alfredo Chvez Salcido

    MARCO VLADIMIR GUERRERO HEREDIA

    El viajero, cualquiera, algn viajero todos lo hemos sido o loseremos alguna vez cruzando por el camino, caminando travsde la nada espacial; el espacio abierto y muchas veces desierto.Solo, en medio de un gran espacio deshabitado, cruza lento o r-pido, alegre o angustiado; busca su destino o lo encuentra al azar.En el espejo del plano horizonte, al lmite de nuestra vista y talvez similar a un espejismo, se descubre una mancha uniforme,disforme; se descubre: el resplandor de la ciudad.

    La ciudad entonces revelada ejercer su fuerza de imana-cin; su atraccin ser absoluta; el viajero dejar de serlo paraconvertirse en ciudadano; tal vez, solo por un instante o posible-mente la habitar, compenetrndose en ella. La ciudad ser asi-lo, morada, domicilio, hogar, refugio, deslinde, apoyo, imagen,visin. La ciudad comenzar a ser construida.

    La ciudad como tema de reflexin y estudio viene acompa-ando al hombre desde el principio de lo que hemos dado porllamar civilizacin; decimos que hemos llamado, porque el actode civilizar se interpreta como sacar de lo salvaje o como el actode educar (Alonso 242); pero nuestras ciudades (posmodernas ohper modernas) renen entre sus mltiples paradojas el des-consuelo del fracaso iluminista del progreso, el rostro negativo delabandono y la desigualdad. En las ciudades modernas se vivenluchas o desigualdades ms terribles que cualquier tiempo primi-tivo que podamos evocar.

    Toda urbe se configura como un punto de encuentros y des-encuentro. En la ciudad moderna aprendemos a construir nues-

  • H. PAYN F. (COORD.): CHIHUAHUA LITERARIA. CIUDAD Y LITERATURA: UNA CARTOGRAFA...

    14

    tro conocimiento; es decir, la ciudad no solo ser el espacio fsicoo geogrfico que nos ocupe; no ser nicamente el lugar denuestros pasos; se convertir adems en una posibilidad onto-lgica y epistemolgica. La ciudad o la urbe no denota, solamen-te como su etimologa lo puede marcar el espacio de los ciuda-danos o lugar de edificios; la ciudad ser crisol de los hombres:

    Lugar de reunin y desunin, la ciudad, es el enclave principal; lapiedra angular desde donde se generan los continuos cambios sufri-dos y perpetrados por una comunidad. Construir o destruir una ciu-dad es una labor inherente al ser humano; por lo tanto, la ciudad seyergue como la manifestacin ms amplia y compleja creada por lamano del hombre; el espacio de la casa del hombre siempre inmer-so en cambio constante [Anzaldo 17].

    Los proyectos ideolgicos y vitales de cada civilizacin puedenverse reflejados en sus ciudades fsicas o sus ciudades imagina-rias. Platn, en sus dilogos Critias y Timeo nos describe una ciu-dad ideal: la Atlntida mito o realidad descrita por Platn es elreflejo de la ciudad-estado perfecta; un paraso terrestre que al fi-nal se ve consumido por disminucin del principio divino de sushabitantes y por un dominio del carcter humano que los llena deavidez injusta y de una ansia de poder sin lmites (Platn Critias57). El Critias es un dilogo incompleto; pero Zeus decide aplicarun castigo a los atlantes; manda reunir en el Olimpo a todos losdioses y el resto todos lo sabemos.

    Asimismo, la Biblia nos ofrece un sinfn de relatos donde laciudad aparece como protagonista central, pero uno de los mssignificativos es el de La Torre de Babel:

    Era entonces toda la tierra una lengua y unas mismas palabras. Yaconteci que, cuando partieron de oriente, hallaron una vega en latierra de Sinar, y se asentaron all. Y dijeron los unos a los otros:Dad ac, hagamos ladrillo y cozmoslo con fuego. Y les fue el ladri-llo en lugar de piedra, y el betn en lugar de mezcla. Y dijeron: Dadac, edifiqumonos ciudad, y torre, que tenga la cabeza en el cielo;y hagmonos nombrados, por ventura nos esparciremos sobre lafaz de toda la tierra. Y descendi el SEOR para ver la ciudad y latorre, que edificaban los hijos del hombre. Y dijo el SEOR: He

  • M. VLADIMIR GUERRERO H.: CONSTRUCCIN POTICA DE LA CIUDAD: YERMO, DE ALFREDO...

    15

    aqu el pueblo es uno, y todos stos tienen un lenguaje; y ahoracomienzan a hacer, y ahora no dejarn de efectuar todo lo que hanpensando hacer. Ahora pues, descendamos, y mezclemos all suslenguas, que ninguno entienda la lengua de su compaero. As losesparci el SEOR de all sobre la faz de toda la tierra, y dejaron deedificar la ciudad. Por esto fue llamado el nombre de ella Babel,porque all mezcl el SEOR el lenguaje de toda la tierra, y de alllos esparci sobre la faz de toda la tierra [Gnesis cap. 11].

    La ciudad mtica de Babilonia se convierte en portadora de signi-ficado; el pensamiento mtico nos revela sentidos y su funcin si-gue tan vigente como antes del pensamiento racionalista, ya queen un mito se generaliza la experiencia humana hasta un modelouniversal y por medio del cual podemos comprender nuestro des-tino, tal como lo afirmara Paul Ricouer (37).

    As, las ciudades mticas reflejan no solo un pasado lejano, si-no el deseo de realizacin y la culminacin en la ciudad perfecta.Si la ciudad mtica es significado y evocacin de sentido, sertambin paradigma de unin, cohesin y legitimacin o en su fra-caso, de prdida del sentido social e individual, porque como afir-ma, profundamente, Joan-Carles Melich en su estudio Antropo-loga simblica y accin educativa:

    La funcin del mito es ser un paradigma, un modelo de todas lasacciones y decisiones humanas. El mito es lo que da sentido, es unhorizonte de inteligibilidad, que posee un carcter legitimador (en elsentido de justificador). El mito es razn ltima (o, si se quiere, ra-zn primera). Es en este sentido que sostengo que es un relato fun-dador de las interacciones e instituciones sociales. El mito es un sis-tema dinmico de smbolos que se convierte en relato; es el relatooriginario que sirve de soporte para la construccin del mundo de lavida, de la cotidianidad. El mito aglutina, cohesiona ilusiones colec-tivas. Con l es posible un fondo comn, intersubjetivo. De ah quetodo mundo de la vida posea un horizonte mtico. Los horizontesde sentido son mticos. El mito es el discurso ltimo en el que seconstituye la tensin antagonista, fundamental para cualquier otrodiscurso, es decir para cualquier desarrollo del sentido. Cada so-ciedad humana sobrevive porque se mantiene unida alrededor deun mito, de un arquetipo central que acta de capullo de mari-

  • H. PAYN F. (COORD.): CHIHUAHUA LITERARIA. CIUDAD Y LITERATURA: UNA CARTOGRAFA...

    16

    posa unindola y protegindola de los procesos de disgregacin,entropa y muerte cultural [Melich 72-73].

    El nacimiento de la Modernidad, que podemos ubicarlo desde elRenacimiento, tambin construye en su imaginario la ciudadideal; esta ser paradigma de la ciudad gobernada por la razn, lajusticia y la virtud. El pensamiento moderno (guiado aunquemuchas veces ciego por la paradjica fe absoluta en la razn)describe una ciudad que refleje el anhelado mundo divino en latierra. Si bien un modelo de esta ciudad nos lo brindar tam-bin el mismo Platn en su obra La repblica, la idea ms difun-dida ser la clebre Del estado ideal de una repblica en la nuevaisla de Utopa o, simplemente, Utopa de Toms Moro.

    Moro describe una sociedad idealizada y contrastante a la so-ciedad de su tiempo. Aunque muchos observan que estos mode-los tienen como motivo hacer una crtica a los sistemas polticos ysociales de su tiempo y no la descripcin ingenua de un mundoperfecto, la ciudad moderna, que nace al amparo de las ideas ilu-ministas, busca consolidar el ideal ilustrado que se finca en los pi-lares de igualdad, fraternidad, justicia y racionalidad; de este mo-do, la ciudad moderna ser el templo de la razn donde la hu-manidad culmine y logre el sueo siempre deseado: la ciudadperfecta.

    La idea del fracaso del proyecto ilustrado, la idea del fin delproyecto de la Modernidad, es una idea ya bastante discutida,pero no por eso ha de perder su vital importancia para el desarro-llo de las sociedades contemporneas. El pensamiento posmo-derno ha sentado las bases que permiten a las distintas disciplinasdel conocimiento humano realizar una crtica cultural, para bus-car en conjunto las alternativas a este momento axial que requie-re no uno, sino mltiples replanteamientos y valoraciones.

    Al lado de la utopa moderna se construye su antagonista: ladistopa posmoderna; all donde se habita un mundo donde la ra-zn permite que la justicia y la equidad sean un bien de todos losciudadanos, donde los problemas sociales han desaparecido pa-ra que la sociedad sea guiada por el equilibrio y el bienestar co-mn. En su anttesis, la ciudad distpica, el totalitarismo, ser laforma de dominio que bajo una apariencia de armona y paz atravs de la tecnologa, a la par de la sugestin discursiva, se erra-

  • M. VLADIMIR GUERRERO H.: CONSTRUCCIN POTICA DE LA CIUDAD: YERMO, DE ALFREDO...

    17

    dique la libertad, la justicia, pero (sobre todo) la individualidad.Obras como 1984 de George Orwell, Un mundo feliz de AldousHuxley o Farenheit 451 de Ray Bradbury son paradigmas litera-rios que a travs de la ciencia-ficcin reflexionan sobre estas so-ciedades desarmonizadoras.

    Plantear la anttesis utopa-distopa significa develar que laciudad moderna se proyecta hacia dos paralelos: la armona y eldesequilibrio; los paralelos, tambin, de la visin mtica y la bs-queda desmitificante de la razn; porque como lo plantean Teo-doro Adorno y Max Horkheimer en su libro La dialctica de lailustracin: los hombres se encuentran en un proceso universal yconstante de ilustracin, de desmitificacin, de cambiar y salir delos orgenes, pero a la vez nunca han podido liberarse de la repe-ticin y del eterno retorno a los orgenes. Esto quiere decir que elmundo moderno (tecnificado, globalizado) se encuentra bajo eldominio de la ciencia y la razn solo en apariencia, ya que estaconstante de mito-ilustracin sigue presente en nuestras socieda-des modernas.

    La ciudad de Chihuahua no queda fuera de ninguno de losaspectos anteriormente planteados. Desde su fundacin el 12 deoctubre de 1709 y desde que don Antonio Deza y Ulloa la esta-blece en las confluencias del ro Chuvscar y el ro Sacramento laciudad se ha construido, destruido o reconstruido; mltiples hansido sus cambios, y como lo enfatiza Esther Enrquez Portillo (11)en la introduccin a su libro Los constructores de la ciudad mo-derna (a propsito de la ciudad de Chihuahua):

    Recordar es el primer paso para conocer y reconocer los valoresque la ciudad moderna tuvo. Recordar pudiera ser un recurso delcual servirnos para no destruir aquello que es ya patrimonio colecti-vo y que posee grandes enseanzas para aplicar en esa tarea pen-diente que es responsabilidad de todos: hacer del sitio en que vivi-mos un lugar que favorezca el desarrollo pleno y armnico del serhumano.

    Esto significa que la ciudad se ha ido construyendo y reconstru-yendo encima o a costa de la misma ciudad. Pero ante este actodestructivo, la Chihuahua de los tres siglos sobrevive en la memo-ria de los que la habitamos, de los que la hemos hecho casa y

  • H. PAYN F. (COORD.): CHIHUAHUA LITERARIA. CIUDAD Y LITERATURA: UNA CARTOGRAFA...

    18

    hogar; de todos los que la hablamos y a los que ella nos habla.Puede ser que la ciudad colonial sucumba ante la ciudad moder-na: Se demuelen edificios de la antigua ciudad espaola paraconstruir otros nuevos; se abren calles y se amplan callejones[] Estas nuevas construcciones se levantan en lugar de antiguosedificios coloniales, que son sacrificados en aras del progreso y lamodernidad (Enrquez Portillo 28-29).

    Denunciar este acto ruinoso no es el objetivo de este escri-to, pero s lo es el de establecer un dilogo con la ciudad de Chi-huahua a travs de la palabra; y duplicamos dilogo de la palabraporque con la ciudad se dialoga a travs de los espacios (arquitec-tura), por medio de la vista (pintura), por medio de sus habitantes(antropologa y sociologa), se le habla en el tiempo (historia) y sele habla por medio de las palabras, del lenguaje.

    La polifona de elementos que hablan de la ciudad se caracte-riza porque en todos ellos la ciudad se posiciona como el encuen-tro de mltiples posibilidades, porque la ciudad es o puede ser elsueo tranquilo o la pesadilla abominable. Al momento de escri-bir estas lneas, las ciudades del estado de Chihuahua se encuen-tran en medio de una guerra subterrnea, pero no menos terribleque cualquier otra guerra; guerra que obedece a complejos ele-mentos y que se presenta como un fenmeno que requiere deuna participacin ciudadana total para ser comprendido y encon-trarle una solucin civil; es un momento clave para tomarse laciudad como un punto de reflexin:

    Mirar la ciudad a travs de la irrupcin de un acontecimiento permi-te problematizar las formas de estructuracin/desestructuracin delo social en su dinmica poltica y cotidiana. Ah, la grupalidad y lasmltiples formas que asume la identidad, los lenguajes que nom-bran el mundo y le dan sentido, los anclajes profundos desde losque se participa en la accin colectiva, los desencuentros y los con-sensos precarios entre diferentes sistemas de representacin culturalque organizan nuestra percepcin del mundo [Reguillo 18].

    As, la construccin potica de la ciudad es el objetivo de este tex-to; construccin que ser posible a travs de la ciudad literaria,aquella que se construye a travs de la memoria y que se haceposible en la literatura, como lo asegura Demetrio Anzaldo en su

  • M. VLADIMIR GUERRERO H.: CONSTRUCCIN POTICA DE LA CIUDAD: YERMO, DE ALFREDO...

    19

    importante estudio Gnero y ciudad en la novela mexicana (18):[] la ciudad estar cargada de mltiples sentidos que se ree-laborarn mediante el artilugio del lenguaje humano: la palabra.Es decir, que por medio del lenguaje la ciudad material quedasimblicamente unida a la inatrapable ciudad de la literatura. Lapalabra es el puente entre ambas realidades: la de la ciudad real yla invisible.

    Este ensayo busca demostrar la construccin potica de laciudad en dos textos: Yermo de Alfredo Jacob y Retratos cotidia-nos de Alfredo Chvez Salcido. Esta construccin potica serposible a travs del eje temtico y comparativo de la ciudad, quese ver a su vez regulado por medio de los siguientes elemen-tos: la otredad, la nostalgia, la memoria y la anttesis pasado-pre-sente.

    Comenzaremos este anlisis con el texto de Retratos cotidia-nos de Alfonso Chvez Salcido. Este texto narrativo publicadoen el ao 2000 por la Universidad Autnoma de Chihuahua secompone de seis partes tituladas: 1) Historias individuales; 2)Juegos y destinos; 3) Trabajadores y trashumantes; 4) Ruptura desueos antiguos; 5) Ceremonias; y, 6) La calle.

    Cada una de estas seis divisiones del texto se componen devariadas y pequeas crnicas urbanas que podramos denomi-narlas como fotografas urbanas, si atendemos a las palabrasque en la introduccin a su texto hace el mismo Chvez: El obje-tivo central fue reunir los escritos e integrarlos como un todo, y elresultado, son imgenes que todos hemos visto y vivido, pero talvez por falta de tiempo no las platicamos y por eso se pierden enla memoria, en el enjambre de imgenes que nos dispara la ciu-dad (Chvez 14).

    Por motivos de delimitacin, solo comentaremos en este tra-bajo los siguientes textos: Maquila, Toms el msico, Elhombre extrao, El corrido, Malabarismo, Dragn, Zoourbano, Catedral, El ro, Naufragio y Relatos de la calleLibertad.

    Es evidente que el texto de Chvez es consecuencia de unaexperiencia sensorial de la ciudad. El autor es estimulado por ca-da rincn y reflejo de esta ciudad; ciudad vivida y vvida. Pareceque una de las preocupaciones fundamentales del autor es evitara toda costa el sopor y tedio que causa la cotidianeidad, el ador-

  • H. PAYN F. (COORD.): CHIHUAHUA LITERARIA. CIUDAD Y LITERATURA: UNA CARTOGRAFA...

    20

    mecimiento de los sentidos que nos vuelve indiferentes al acto devivir en la ciudad: A la ciudad la tocamos no slo con las extre-midades, sino con la vista, el odo y el olfato (Chvez 9).

    La ciudad se vuelve por momentos metfora de un cuerpohermoso y desnudo; en ella en la ciudad de Chihuahua se da lamilagrosa oportunidad de conocer al otro, de universalizar lo lo-cal; en cada paso y cada medida de esta ciudad nos acercamos,tocamos o destocamos con el otro; con el prjimo, con el prximo(Chvez 10).

    En Maquila, la ciudad es el escenario de aquellos obrerosque desde temprano por la maana acuden a su cita laboral; aquy de nuevo la ciudad se vuelve una sinfona de la modernidad:nubes de humo, rechinar de balatas que a travs de la lenguapotica se vuelven cantos fnebres para los adormilados obreros.

    Esta fotografa se acerca y hace click en los otros; el obrerode maquiladora se sumerge en su caverna con el hambre por de-lante; en sus manos est el comer como lo afirma el autor y acosta de esto no importa perderse el vuelo de las mariposas o nin-guna de las escenas citadinas cotidianas: el ocano, las letras; ciu-dad perdida entre movimientos autmatas, reiterados.

    A travs de un monlogo autocitado, el obrero que se vuel-ve personaje activo entabla dilogo con la mquina:

    [] quin es la mquina, yo obrero o tu alambre retorcido que nos para qu sirvas, cunto vales? Tu silencio me abruma, mis ojos tecontemplan y t, inmvil, mudo. Como un conjunto de terrores, tesueo y te espero al amanecer, nadie puede impedir el consumo deestas cosas que se clavan como alfileres en la eternidad y estn des-tinadas, por miles para el consumo de todo el mundo [Chvez 18].

    Con profundo lenguaje potico, sensitivo: la otredad en el dilo-go del obrero con la mquina (muda e inconmovible), se vuelveuna denuncia al discurso moderno, pues el desencanto en elobrero ante el consumismo y la enajenacin son detonante de unprofundo insomnio, de un miedo profundo que intenta deshuma-nizar y convertir en mquina al hombre.

    Otro texto donde el discurso de la otredad se hace evidente esel de Toms el msico. Toms representa al artista callejero,heredero del antiguo juglar. Toms construye la ciudad en medio

  • M. VLADIMIR GUERRERO H.: CONSTRUCCIN POTICA DE LA CIUDAD: YERMO, DE ALFREDO...

    21

    de su ceguera nata y a travs de los sentidos. El texto completo esuna sinestesia donde los sentidos se implican unos a otros parahacer posible la empata artstica con el personaje: Veo por lasmanos; siento formas, las texturas speras, lisas y rugosas. Y msadelante la sinestesia se vuelve parte del discurso del personaje:Hay algo que creo ver, la msica que sale de mi guitarra, semueve en el aire, sube, baja y me hace sentir cosas en el cerebro,por eso aprend a tocarla, para soar con sonidos y formas y nocon cosas (Chvez 20).

    El otro se construye poticamente; se le da voz en la exotopadel artista en su relacin yo-otro. De acuerdo a las teoras de Baj-tn, Chvez realiza una conciencia constructiva en la bsqueda yla elaboracin de una imagen exterior e interior, en la produccinesttica, desde la cognicin del otro. Para que la apariencia tomevida es necesario ser vivida desde lo otro, desde el otro.

    El discurso de la otredad se manifiesta por medio de la activi-dad esttica que requiere de una necesidad insuperable del bino-mio yo-otro, en el que constantemente se busca una realizacinconvincente que se llevar a cabo a travs de vivenciar en m lasexperiencias del otro. Solo as yo y el otro podrn alcanzar unavida esttica productiva que se realiza en un nuevo plano del ser.

    En El hombre extrao, el discurso narrativo se realiza pormedio de la voz del personaje, que en estilo directo nos habla desu percepcin de los dems, de los prjimos: Las imgenes sur-gen por las avenidas, fluyen como ros, mojan mi cara, pelo y es-palda; son piedras vivas, rboles y gente a quienes abrazo conamor y toco honestamente; son parte de m y yo incrdulo de tansoportable cercana de seres (Chvez 26).

    Este texto que nos presenta una referencia intertextual, puesse construye a partir de la cancin homnima de Silvio Rodr-guez poetiza la relacin yo-otro; el extrao construye un dis-curso mgico y potico que convierte en paciencia la rapidez delritual de lo habitual; convierte en color y sonido el empobreci-miento existencial de los dems:

    [] entonces los transformo en peces, flores o procesin de hormi-gas; furiosos lanzan mariposas a lo que creen es mi cara y sonro,porque tan slo soy su espejo y conciencia y es que a ellos no lesgusta ser malos ni podridos ni tener envidia ni odios ni celos; pero

  • H. PAYN F. (COORD.): CHIHUAHUA LITERARIA. CIUDAD Y LITERATURA: UNA CARTOGRAFA...

    22

    no saben que son as porque les falta una cobija de luz que los alum-bre, que les ayude a sacar sus pies de la basura [Chvez 26-27].

    Este extrao, que pudiera ser La locura del Erasmo de Rotter-dam, termina su discurso con una sentencia aguda: somos viaje-ros del barco que hace tiempo se hunde, lentamente, en las aguasde los das.

    Nuestro siguiente texto, El corrido (Chvez 42), intenta re-latar el xodo de los hombres de la sierra a la ciudad capital. Lanecesidad es el acicate que los mueve de sus orgenes a buscarrecursos para la familia; las notas de un corrido acompaan el pe-regrinaje:

    Voy a cantar un corridode un hombre que fue a la guerray anduvo en la sierra heridopara conquistar su tierra.

    La ciudad es hospicio de estos hombres de sombrero; campesi-nos o pequeos ganaderos de vacas flacas que se dispersan enlos oficios de la ciudad: limpian jardines, cargan costales en lacentral de abastos, adems de recordarse en la sangre el me-lanclico terruo que se seca y se cuartea bajo el sol. El corrido estestigo intertextual del exilio, la memoria de una clase olvidada,doliente (Chvez 42):

    El general nos decapelin con mucho valorles vamos a dar parcelacuando haiga reparticin.

    Reparto que no lleg, que no llega. Despus aparece la imagencitadina: Por las tardes, la cerveza caguama es ocasin para pla-ticar, en el mentidero de la esquina, cuentos viejos repetidos dos-cientas veces (Chvez 43). La ciudad es el encuentro con una re-velacin mayor, con el desencanto y la prdida de la esperanza;la sequa los alej de su tierra: paraso buclico, y los arroj a lasequa agotadora de la ciudad:

  • M. VLADIMIR GUERRERO H.: CONSTRUCCIN POTICA DE LA CIUDAD: YERMO, DE ALFREDO...

    23

    Tres aos corren a uno de donde est para ir a donde sea, aunqueslo vengan a enterarse, ms de cerca, que los problemas estn enel cielo, en la tierra y en todo lugar.

    Aqu se acaba el corridodel hombre que fue a la guerraque anduvo en la sierra heridoel llamado Juan sin Tierra [Chvez 43].

    Es en la ciudad donde se propicia el encuentro nostlgico con losdems; la ciudad es el contenedor de angustias y malestares; sudiversidad nos habla de cambios constantes e inesperados, comoafirma Anzaldo (38): Uno de esos cambios es la prdida del in-tercambio entre los sectores rurales y urbanos a los cuales se lesha dado una marcada preferencia, situacin que favorece la apa-ricin de los llamados cinturones de miseria, favelas o ciudadesperdidas, formadas por una poblacin que busca integrarse alcontexto urbano.

    As, la ciudad potica se proyecta en el eco de estas voces queparecen perderse en las murallas de concreto de la urbanidad; sematerializa en la palabra que ejecuta la voz de todos y cada unoque se integra o desintegra en las calles, en las plazas, en los bulli-cios. Malabarismo y Dragn son dos fotografas que se acer-can de nuevo a la figura del artista callejero; saltimbanquis queun gran esteta de la ciudad como Charles Baudelaire contem-plador y testigo del Spleen citadino supo retratar e interpretar ensu poema en prosa El saltimbanqui.

    Como el mismo Baudelaire afirmara: el poeta tiene el privile-gio de ser l y de ser los dems; es como un alma errante que bus-ca un cuerpo para entrar en l; el poeta dice Baudelaire (156)entra cuando quiere en cada persona. Chvez contempla y buscael alma de esos artistas callejeros: payasos de crucero, tragahu-mos-lanzallamas, artistas que contrastan en lo comunal, con losdems.

    El payaso es un ser de colores que contrasta con el rostro uni-forme del ciudadano comn; una serie de adjetivaciones nos re-alzan la imagen inusitada de estos personajes: Son vendedoresde pjaros muertos haciendo armona en el caos vial, buzos de lanecesidad, reyes del circo citadino, magos de manos levantadas

  • H. PAYN F. (COORD.): CHIHUAHUA LITERARIA. CIUDAD Y LITERATURA: UNA CARTOGRAFA...

    24

    que juguetean con soles de plstico, hombres y nios heridos porel hambre, caminando las horas con los ojos puestos, uno en elsemforo y el otro, al equilibrio de las esferas (Chvez 45).

    Chvez nos dice que Benedetti, en su libro Cotidianas, losdescribira en la metfora son destellos de fantasa en calles rea-les (46). Baudelaire vera en estos artistas el reflejo, la imagendel poeta viejo: superviviente de la generacin en que l fue elbrillante animador; del viejo poeta sin amigos, sin familia, sin hi-jos, degradado por la miseria y por la ingratitud pblica, en la ba-rraca donde la gente olvidadiza no quiere ya entrar (Baudelaire162).

    La miseria o la extrema necesidad obligan a estos destellos dela cotidianidad a convertir su arte en el medio de sustento, de ali-mentacin, como se narra en Dragn: Al inicio, el hambre looblig a ser lanzallamas; la confirmacin fue por no saber otra co-sa ms que hacer faenas al fuego como animal mitolgico, contintes de necesidad y sabor acre de combustible (Chvez 49). Es-tos dragones cenizos llevan su espectculo maravilloso a ritmo decada cambio de semforo; su fuego qumico y multicolor invadela noche entre insectos metlicos y ojos curiosos que se atraenpor reflejo.

    Zoo urbano da paso a otros habitantes de la urbe; a la fau-na peculiar que ha hecho de la urbe y del asfalto su hbitat, suecosistema: Los rboles de los parques y plazuelas reciben frutosvoltiles, que regresan de la cercana Concordia, Aldama o cual-quier otro rumbo y aceptan el regocijo cobijndolos entre ramasverdes (Chvez 50).

    Estos frutos voltiles comparten el espacio asfltico con caba-llos tristes que acarrean tierra a los jardines, perros acostumbra-dos al pavimento; gatos, cazadores instintivos de alimaas y rato-nes; palomas grises y tornasoladas; aves nocturnas y murcilagosque danzan en las luces del alumbrado pblico (Chvez 50-51).

    Una mirada nostlgica se asoma en el texto; la ciudad mono-toniza y disminuye el instinto vital: El instinto animal se pierdeentre rejas y consumos de sobras de comida, los gatos cada vezcazan menos, los perros no tienen que pastorear nada, los caba-llos perdieron su actividad campirana. A los animales los hemosconvertido a nuestra imagen y conveniencia (Chvez 52). El zoourbano se convierte en un objeto ms de nuestra posesin; con-

  • M. VLADIMIR GUERRERO H.: CONSTRUCCIN POTICA DE LA CIUDAD: YERMO, DE ALFREDO...

    25

    vertimos a los animales en compaa de nuestras soledades, denuestros egosmos consumistas.

    La ciudad establece comunicacin con sus moradores a tra-vs de sus habitantes, pero fundamentalmente es en sus espa-cios donde la relacin ciudad-ciudadano se multiplica en una plu-ralidad de percepciones: En esta comunicacin afectiva, el ta-mao y forma de las estructuras de los edificios y de todos losespacios que habitamos mantienen una interaccin nica y parti-cular para cada persona (Anzaldo 40).

    En el texto Catedral, el espacio de la ciudad surge impo-nente desde el centro geogrfico de Chihuahua capital; espaciogeomtrico que marca el principio desde donde se desborda laciudad en rdenes simtricos y correlacionados con los trazos la-bernticos que se crean en los nuevos suburbios: En el centromismo de todas las ciudades latinoamericanas y por tanto la ma,est ubicada la centenaria iglesia que llamamos Catedral; inquili-na presente con historia de cantera y sonidos metlicos (Chvez66).

    Los edificios coloniales son testimonio final de un proyectourbanista occidental y moderno que se desploma en nostalgia ymemoria; urbanismo tradicional moderno, neoclasicista, ilustra-do; orden de lneas y crculos ortogonales (Anzaldo 46); ahora laciudad es tambin otras ciudades dentro de la gran ciudad; esespacio fragmentado y cambiante de esto testigo nuestra eclcticaCatedral: La ciudad creci alrededor de sus cpulas, en algntiempo su llamado era quien marcaba el ritmo del latido urbano,hoy es una joya de piedra antigua, que con su calicanto guardacelosa la sangre y el sudor con que fue erigida (Chvez 67).

    Los espacios siguen siendo protagonistas de estos relatos ur-banos, y en El ro la anatoma natural de nuestra ciudad tomavoz para testimoniar el origen de la ciudad de Chihuahua. El tex-to es de tono melanclico, pues el esplendor natural ha perdidoante el progreso devorador de la naturaleza, que es testigo de supropia devastacin: Aquellos votos de mineros y ganaderos pa-ra fundar la ciudad aqu, a orillas del ro Chuvscar, marcaron elfuturo de esta corriente, hedionda, que parte la poblacin en dos.Cinturn que galopa a ningn ocano, lleno de desechos huma-nos y progreso (Chvez 68).

  • H. PAYN F. (COORD.): CHIHUAHUA LITERARIA. CIUDAD Y LITERATURA: UNA CARTOGRAFA...

    26

    El recuerdo y la nostalgia no se evitan; el concreto y el asfaltoson la alfombra con que el progreso cubre la tierra y su pasado;ya no se escucha el canto del agua entre las piedras, canto del quefueron testigos conchos y rarmuris.

    De nuevo el discurso antittico de pasado-presente, naturale-za-ciudad, se confronta y se hace smbolo de un terrible presagio:la modernidad implica la vida y la muerte; la ciudad es el escena-rio de esta lucha: Testimonio sin palabra, herida lacerante yabierta de la ciudad antes arteria de vida y origen que acarreamuerte y olor nauseabundo [] Chuvscar de nuestro origen,oasis de caravanas espaolas, aquel que calm la sed de los beli-cosos nmadas, se tiende ahora en su lecho, agnico (Chvez69).

    La ciudad es crisol de emociones; es suficiente para todo tipode emocin que en ella o por ella se despierte. En Naufragio, laciudad es testigo perpetuo de las acciones de Eros; el amor quedaguardado en los espacios a veces furtivos de la ciudad. El par-que Lerdo es memoria; es pasado y presente; nostalgia del ayerque escapa: Con el recuerdo lleno de cantos de pjaros, una tar-de regres al parque de bancas metlicas; fue como resucitar auna vida conocida, cuando el corazn temblaba antes de cadaencuentro. En ese tiempo adolescente [] el pecho siempre estu-vo lleno de flores con olor a pasin de juegos nocturnos (Chvez71).

    Y ms adelante, el recuerdo se vivifica con intensidad: se re-cuerdan los pasos entre los adoquines, la separacin del parque yde la amada; se revela el desfile de imgenes que reviven el palpi-tar de animal herido; el recuerdo melanclico termina con el da ycon el principio de la noche: Comenz a llegar la noche, las faro-las siempre se encendieron, cay la venda de mis ojos y supe quehaba naufragado entre los rboles del Parque Lerdo (Chvez72). Termina el tiempo del hombre y las imgenes vuelven a sucuna, a su sepulcro inmortal.

    El ltimo texto a analizar del escrito de Chvez es Relatos dela calle Libertad, espacio emblemtico de la ciudad de Chihua-hua. En esta calle se podra afirmar lo que Mercedes Fernndez,en su ensayo Leer la ciudad (38) afirma de la misma: La ciu-dad ha sido histricamente crisol de razas, pueblos y culturas y unvivero propicio de hbridos culturales y biolgicos nuevos. No s-

  • M. VLADIMIR GUERRERO H.: CONSTRUCCIN POTICA DE LA CIUDAD: YERMO, DE ALFREDO...

    27

    lo ha tolerado las diferencias individuales, las ha fomentado. Haunidos individuos procedentes de puntos extremos [].

    La calle Libertad es un espacio de pluralidad; espacio de rela-ciones fsicas entre individuos, entre los chihuahuenses. Es unmosaico de culturas e identidades, de personalidades diversas.Este contacto, esta yuxtaposicin de modos de vida y personali-dades divergentes tiende a propiciar un punto de vista relativistay una actitud de tolerancia frente a las diferencias que puedenconsiderarse requisitos previos de racionalidad (Fernndez-Mar-torell 43).

    La calle es de nuevo detonante del recuerdo melanclico, su-blime por el ayer: [] a esta calle de los recuerdos, hay que sen-tirla con la vista, el odo y el olfato. Observar el alud de panora-mas de luz y color, sombras e imgenes que aparecen y desapare-cen entre luces (Chvez 103). El recuerdo se crea a partir de lossentidos: olores a palomitas, algodones de azcar, papas con chi-le, elotes con queso, tortas Pam-Pam, trozos de dulce o fruta, cha-peteadas, apetitosas, globos con rehiletes, paletas, alfajor de co-co, la flauta del afilador; innumerables recuerdos se contraponenal presente:

    Hoy aparecen negocios con nombres raros: El Golpe, Calzaofertas,Ivannia, Alexa, Caracolito, Tango, Ninja y un galern con juegos devideo llamado Kung Fu, donde los jvenes se emocionan con pan-tallas de video de guerras areas o combates full contact, totalmentedivorciados de la calle con audfonos y walkmans. No s si ven a lasmuchachas, pero ya no caminan por las banquetas [] Actualmen-te por la Lber circulan cholos, tumbados y cheros, que se distin-guen slo por la vestimenta, escuchan msica estridente o countryen grabadoras que cargan a uno y otro lado de la calle, al modo delos viejos organilleros, slo que con camisetas de Metallica y cachu-chas de los Bulls o los Raiders [Chvez 110-111].

    Pero aun en la nostalgia del autor, el relato nos refleja una verdadcitadina; el revivir de cada urbe se presenta en el convivir de susciudadanos, en el cruce de miradas y sentidos. El encuentro delas diversidades enfatiza nuestras sociedades multiculturales queexigen tolerancia a la diversidad, que presencian cada vez ms elcarcter de interculturalidad:

  • H. PAYN F. (COORD.): CHIHUAHUA LITERARIA. CIUDAD Y LITERATURA: UNA CARTOGRAFA...

    28

    Ahora el jugar como dira Barthes con el otro es jugar con unomismo; puesto que los lmites de la estructura social se han alteradodramticamente por los cambios hechos por los seres humanos. Laingente presencia humana ha desbordado y derribado los espaciosantiguamente restringidos para una minora. Literalmente son losjvenes los que han tomado a la ciudad y la urbe los ha absorbido,trastornando las relaciones sociales. La ciudad se ha convertido enel lugar ideal para las transformaciones sociales; su centro histricoes el espacio ambivalente donde se intensifican las contradiccionese injusticias y donde se continan las normas culturales tradiciona-les [Anzaldo 37].

    La calle Libertad intensifica este encuentro entre pasado y pre-sente, entre renovacin y conservacin de tradiciones culturales.El autor cierra el texto con una sentencia evocadora:

    Esta crnica no es una elega marchita o carta a un amor ido, es unrecuerdo vivo en mis sentidos, melancola voluptuosa, de dolor deausencia y tiempo [] La realidad, inexorable y comprensiva, nosdespierta a la universal agona cclica de las cosas, pero tambin arecordar la resurreccin dialctica de las costumbres y a aceptar laspromesas de nueva vida [Chvez 112].

    Yermo, de Alfredo Jacob, es un libro de poemas publicado por laUniversidad Autnoma de Chihuahua en el 2001; este es un libroque se compone de cinco partes donde se rene la produccinpotica de su autor. El texto rene setenta y cuatro poemas, perosolo se comentarn los siguientes: Oda a Chihuahua, que se in-cluye en la primera parte: Elementos de mi alma, y de la terceraparte Sonetos de la ciudad: Santa Rita, Parque Lerdo, LaJunta y Catedral.

    Lo que destaca en la totalidad de los poemas de este autor esel manejo preciso del lenguaje lrico, de la lengua potica y susmltiples instrumentos creativos. El lenguaje preciosista que fluyeen metforas giles, en smiles clarificantes, en adjetivos y epte-tos apuntalantes; en imgenes precisas, delimitadoras. Este len-guaje se viste de verso, rima, mtrica y ritmo elegante que dotana la poesa de Jacob de tcnica y sentimientos profundos.

  • M. VLADIMIR GUERRERO H.: CONSTRUCCIN POTICA DE LA CIUDAD: YERMO, DE ALFREDO...

    29

    Ser entonces que la ciudad construida por Jacob se engala-nar de belleza y serenidad; son los espacios que llenarn la poe-sa de este autor los que nos presenten a la Chihuahua lrica; es-pacios que coincidirn en la melancola del recuerdo con los es-pacios de Chvez Salcido. A esto cabra agregar la pertinencia dela poesa de Jacob en la literatura de la urbe, pues, como afirma-ra Octavio Paz, citado por Anzaldo (71-72):

    La literatura moderna nace con la ciudad moderna. Son realidadescomplementarias o, ms exactamente, aspectos complementariosde la misma realidad. Nuestra literatura es hija de la ciudad pero, asu vez, nuestras ciudades no seran lo que son sin los poemas, lasnovelas, los cuentos, los dramas y las comedias que, simultnea-mente, las retratan, las desfiguran y las transfiguran. Ms que el es-pejo de la ciudad, la literatura es su lengua y su conciencia, sus sue-os y sus remordimientos.

    Comencemos con uno de estos sueos de los que habla Paz.Oda a Chihuahua se compone de diez sonetos impecablemen-te trabajados en su composicin formal: mtrica endecaslaba,versos paroxtonos, sinalefas y dems figuras mtricas que refle-jan el impecable trabajo tcnico del autor, rima consonante, per-fecta. De la mano de este trabajo formal va el de las figuras litera-rias que crean el sentido y el contenido temtico de la ciudad.

    Con el tono melanclico por la ciudad evocada, la voz delpoeta se erige en busca de la ciudad de Chihuahua. En el sonetoI se exalta su belleza (Jacob 20):

    No se turbe la voz, Chihuahua ma,el jbilo del alma enaltecidaque se atreve a loarte, agradecida,con la musa estelar de mi poesa.

    Conmovido con tu excelsa diafana,mi voz invoca su apolneo acentoy abreva en el inmenso firmamentola luz de la belleza y la armona.

  • H. PAYN F. (COORD.): CHIHUAHUA LITERARIA. CIUDAD Y LITERATURA: UNA CARTOGRAFA...

    30

    Las imgenes se desbordan en los tercetos finales haciendouso de un sensualismo pleno; la ciudad contempla, la ciudad sereproduce rica en vida [Jacob 20]:

    Miraje del desierto calcinado,donde mi corazn alucinado,se baa en el roco de la alborada

    mi soledad te suea frutecidade leyendas, de flores y de vidaque al bardo le confas, enamorada.

    La ciudad nos contiene y nos engendra. La importancia de darleidentidad a la ciudad se hace urgencia. Como Esther Cohen (18)lo afirma en su texto El silencio del nombre: ensayos desde la c-bala: La Identidad depende de nuestro nombre, individual y co-munitariamente, el nombre es nuestro pasado, presente, y futuro.El nombre es nuestra esencia y por lo tanto, es nuestra fuerza ynuestra debilidad, nuestra identidad. Tener un nombre significatener vida, existir. Tener un nombre es saberse uno en contrastecon el otro.

    As, en la literatura, el arte y la memoria, en estas tres dimen-siones de la cultura de la humanidad, el nombre se convierte enfundamental; se convierte en palabra mgica, en registro de lostiempos; se convierte en esencia y ausencia (Jacob 20):

    Es urgente el anhelo de nombrarte,cuna de mis ensueos y mis ansias,matizar con mis voces las fraganciasdel preludio en el verso exaltarte.

    En el penltimo terceto del soneto II (Jacob 21), la ciudad es sig-no y ha retomado su identidad a travs de la voz del poeta; el arteha expresado la ciudad:

    Oh, ciudad, tu portento y lozanablasonan el calor de un nuevo dadonde la libertad renace erguida

  • M. VLADIMIR GUERRERO H.: CONSTRUCCIN POTICA DE LA CIUDAD: YERMO, DE ALFREDO...

    31

    El lenguaje es el distintivo por el que la ciudad se construye; lapalabra potica es creadora, es edificante y arranca del vaho nihi-lista a la urbe para dotarla de brillo, de esplendor. El hiprbatonlo expresa as (Jacob 21):

    Y al darte del idioma una diademabrillas t ms, esplendorosa gema,por tu celebridad y por tu vida.

    Siguiendo las teoras bajtinianas, encontramos la expresin est-tica de Jacob desde una perspectiva intrnseca, donde el objetoesttico de referencia es el hombre. A partir del hombre (desdeuna visin predominantemente interior) todo se humaniza y to-dos los dems objetos (animales, lneas, colores, etctera) se con-vierten en seres con espritu y alma. As, en el soneto III el poeta lehabla a una ciudad humanizada, naciente, evocada (Jacob 21):

    Nufrago de tu amor, en la distanciate soaba en mis horas de tristezay reclinada en sombras mi cabezallenaba tu visin toda mi estancia.

    Mas al volver a respirar tu aliento,renacido en amor mi pensamientote coron de versos mi alegra.

    En el soneto IV (Jacob 21), los sentidos se desbordan en anhelospor la ciudad que se ha convertido en amante:

    Transmitida en mi sangre, diluida,te buscars en mis ardientes ojos.

    El poeta amante, ciudadano, se entrega a la ciudad (Jacob 22):

    Fue terrible la lucha, la subidaseg del corazn las ilusiones,mas olvidando todas mis cancionesmadrugan por llamarte consentida.

  • H. PAYN F. (COORD.): CHIHUAHUA LITERARIA. CIUDAD Y LITERATURA: UNA CARTOGRAFA...

    32

    El poeta en su grandilocuencia toma el papel de los poetasmticos y lleva a lo sublime el nombre de Chihuahua (Jacob 22):

    Ser tu heraldo y que tu nombre lleguepregonado a los vientos y se entreguems limpio, ms gigante, ms glorioso.

    Y este fuego interior que me consumete brinda para siempre su perfumede ardiente amor, sincero y tumultuoso.

    Si la poesa es bsqueda de verdad, de revelacin o de ensueo,la de Jacob es bsqueda de lo sublime. Su altura se mide en susencillez lrica, que se aleja aunque no lo parezca de rebusca-mientos oscuros. Muy al contrario, la herencia clsica y barrocaque se observa en cada lnea versal es una herencia que clarificay eleva esta poesa al decoro, a la armona entre forma y sentido;de este modo, la adjetivacin enaltece el objeto esttico en el so-neto V: Chihuahua la de auroras silenciosas (22). La prosopo-peya mueve a Chihuahua capital: te despierta la alondra maa-nera, Resurrecta al calor del nuevo da, Te yergues por la his-toria, legendaria, Y estremecida en cantos te pregonan (22).

    La melancola es el matiz emotivo que dulcifica esta visin l-rica; la ciudad se vive en sus rincones, en sus alrededores; confor-me transcurren los cambios diurnos (amanecer, atardecer y ano-checer) la ciudad se anima. Soneto VI (Jacob 23):

    En tus parques la sombra se diluyebajo el calor de esto; en la enramadala torcaz da su canto enamoradade la melancola que restituye.

    La ciudad es a travs de sus milenarios visitantes; pasado mtico ypresente religioso (Jacob 23):

    Un desrtico viento te proclamatarahumara magnfica y cristianaen el instante trrido del da

  • M. VLADIMIR GUERRERO H.: CONSTRUCCIN POTICA DE LA CIUDAD: YERMO, DE ALFREDO...

    33

    Yo te sueo Adelita en el combate,bien puesto el corazn en donde latede un acendrado amor vieja Hidalgua.

    Es momento del espacio mstico de la ciudad; la bsqueda deDios es smbolo perpetuo de la bsqueda humana de trascenden-cia; somos seres trascendentes y viajamos en bsqueda de la se-milla (Jacob 23):

    De tus templos el ngelus dolienterepite su cancin en los alcoresy van buscando el cielo los rumoresembrujados de ail. Presto se siente

    y por tus calles solitario vagofantasma del recuerdo en que me embriago,buscando de mis versos la semilla.

    El soneto VIII reconstruye los pasos del ciudadano en la ciudad;los sonidos, los colores, los suspiros, habitantes de los contornosde Chihuahua capital; el recuerdo y la presencia de sus habitan-tes (Jacob 24):

    Todava por las tardes se presienteen alguna calleja solitaria,de fray Alonso Briones su plegariamusitada muy quedo y reverente.

    Los espacios se embellecen con el juego de luces y de formas,metfora del encanto mstico lunar (Jacob 24):

    Y si la luna muestra su crecienteen un cielo de gualda y de Jacinto,es Santa Rita celestial recintosueo transfigurado y reluciente.

    Y en La Junta la noche va esfumandola sonrisa del ro; queda flotandoen el alma un jirn de firmamento.

  • H. PAYN F. (COORD.): CHIHUAHUA LITERARIA. CIUDAD Y LITERATURA: UNA CARTOGRAFA...

    34

    Por medio del lenguaje lrico de Jacob se sorprende a lo co-tidiano para transmutarlo en elementos sugestivos, inesperados,que inmortalizan en la memoria colectiva y potica a Chihuahuacapital. Los sonetos IX y X de esta extensa oda se conecta con elideal esttico de armona entre belleza y moral, binomio a vecesdenostado, pero que obedece a parmetros estticos enriqueci-dos y perpetuos. La ciudad es reflejo de valores; valores humanosy universales que conforman en perfecta unin a la ciudad y sushabitantes (Jacob 25):

    Ctedra de lealtad, milagreraemporio del valor y la limpieza,enjoyada tu frente de noblezale roba al sol la dimensin del da.

    Guarda tu corazn la diafanade un raro manantial de aristocraciay orgullosa cautivas con tu gracia,con tu rosada y joven lozana.

    El soneto X cierra con un mensaje claro y dulce a la ciudad enal-tecida. Callar la voz del poeta, pero el mensaje esttico ha logra-do el milagro de permitir la experiencia potica de la ciudad (Ja-cob 25):

    Vas a esfumarte de mi voz, ahora,en el rito sublime de quererte.Quin pudiera tenerte para ofrecerte,rumor de mares o roco de auroras![]Dios te guarde, oh ciudad resplandecientey pueda contemplarte relucientecomo una estrella en la mitad del da.

    Santa Rita, soneto que pertenece a Sonetos de la ciudad,abre con una serie de figuras literarias que irradian clarificando elentorno imaginario de la arquitectura ahora potica de la ciu-dad: Filn de lo sublime, Santa Rita nos dice Jacob (57) en una

  • M. VLADIMIR GUERRERO H.: CONSTRUCCIN POTICA DE LA CIUDAD: YERMO, DE ALFREDO...

    35

    metfora sensual. El templo es materia de lo hermoso y de lo sa-grado; lo reafirma enseguida a travs de una conjuncin de smil,hiprbaton y metfora (Jacob 57):

    [] parece de alfeique o de quimeraabalorio de cal, no de cantera,blanca paloma toda pequeita.

    El templo, ahora humanizado en la figura de Santa Rita, se figuraen novia del alba y en escalera vegetal enredadera por dondeel canto terrenal del pueblo chihuahuense eleva sus plegarias a loeterno (Jacob 57):

    Novia de la alborada, enredaderapor donde sube al cielo la armonadel pueblo que le canta su alegrade fervor y dicha verdadera.

    El lenguaje potico del soneto es impecable, recreando lo bellode los espacios citadinos a travs de metforas, smiles y prosopo-peyas: la ciudad resalta embellecida por los ojos del poeta (Jacob57):

    La luna por la noche la acrisolaen tmpanos de plata. Si est sola,vestida de silencio y de reposo,

    en nocturnal quietud, su arquitecturaes un joyel de encajes y de albura,donde el alma se encuentra en gozo.

    La ciudad que predomina en estos sonetos es la ciudad del en-sueo, una ciudad idlica, contemplativa: contemplada. La ciu-dad se construye a partir de sus sitios emblemticos, cada uno co-mo smbolo de armona y ritmo apolneo. As, Parque Lerdo(Jacob 59) se esboza en la pluma del poeta como un smbolo depaz, del amor, de la tranquilidad:

    Cadencia de la sombra y de la siesta

  • H. PAYN F. (COORD.): CHIHUAHUA LITERARIA. CIUDAD Y LITERATURA: UNA CARTOGRAFA...

    36

    que por conjuro del verdor se crea,el parque Lerdo es la mejor preseade mi ciudad anuncio de la fiesta

    de besos y caricias de la tarde,manantial de frescor, sitio amorosodonde se busca su quimera el gozoen remolinos de ferviente alarde.

    A su vez, el lugar buclico e imaginado se convierte en sitio dehechizo de amor que contempla silencioso el susurro de sus visi-tantes (Jacob 59):

    Por la noche, contraste de la sombra,la luna es el fantasma que se asombrade las mentiras que el amor construye

    y mientras en el cielo muellemente,las estrellas cintilan dulcemente,en el parque el silencio se diluye.

    En tono buclico muy similar al soneto anterior, La Juntanos musita la nostalgia de un sitio evocado en el recuerdo vivodel poeta; lugar idlico ser el que se aproxima a cantar el aedocitadino, con contraste temporal entre La Junta del pasado yLa Junta del hoy que se pierde entre ros de concreto (Jacob60):

    Apartado paraje del ensueo,La Junta, con sus ros tan infantiles,es un solar de dichas tan sutilesy un abrazo de paz, siempre sedeo.

    En esta evocacin, la memoria potica logra confundir pasado ypresente para armonizar la ciudad en torno a sitios serenos y con-trabulliciosos; de esta manera, el silencio que sucede a los cen-cerros del rebao es el nico sonido que acompaa el tranqui-lo fin del da (Jacob 60):

  • M. VLADIMIR GUERRERO H.: CONSTRUCCIN POTICA DE LA CIUDAD: YERMO, DE ALFREDO...

    37

    La oracin de los campos se levantay La Junta en silencio se agiganta,nota sublime con que muere.

    En Catedral se culmina con fino emblema la construccin po-tica citadina de Jacob. El centenario monumento ser smbolodel herosmo, que proyectar con esplendor sublime a los ciu-dadanos de la capital: monumento glorioso, pico (Jacob 65):

    Triunfo de la cantera en centenariaepopeya del fruto del artista.Arquitectura somnolienta y listaal requiebro amoroso en la plegaria.

    Contraste temporal-espacial entre pasado y presente, entre lo vie-jo y lo nuevo; el reclamo sereno a lo moderno por lo clsico sedejar sentir en los siguientes versos (Jacob 65):

    El maremgnum de lo modernistaquiere ahogar tu vetusta geometramas victoriosa sigue tu hidalguadel estpido albor mercantilista.

    Para terminar, los tercetos finales sern el esfuerzo por lograr, enla ciudad, la visin siempre nostlgica idealizada y apolnea deChihuahua capital (Jacob 65):

    Para m guardas floracin del sueocuando la tarde con urgente ensueovuelca sus oros sobre tus almenas.

    Y un dosel de palomas te decoraen el vuelo disperso de la aurora,alcanca de plegarias y de penas.

    Para concluir, es necesario puntualizar que la literatura nace deformas vitales. La experiencia esttica de la literatura busca acer-car la vida al que contempla, al que crea, al que evoca, al que lee.Una genuina experiencia esttica deber fundarse en buscar en el

  • H. PAYN F. (COORD.): CHIHUAHUA LITERARIA. CIUDAD Y LITERATURA: UNA CARTOGRAFA...

    38

    arte: la vida, en todas las dimensiones que a esta implican: socia-les, ticas, polticas, filosficas, religiosas, etctera.

    Intentar separar al arte de algunas de estas dimensiones co-mo muchas veces ha sucedido es demeritarlo y restarle valoresestticos. Como hemos mencionado, la ciudad se percibe desdediferentes ngulos y perspectivas, ninguna menos valiosa que lasdems. Todas las esferas que dimensionan nuestra forma de vivirla ciudad nos acercan a comprender la armona requerida quenos coloque en el papel certero de ciudadanos.

    Baudelaire, en el prlogo y dedicatoria de su libro El Spleende Pars: pequeos poemas en prosa (142), habla del sueo po-tico de encontrar la prosa adecuada para expresar los movimien-tos y vaivenes del alma misma; nos dice que este anhelo le vino:

    De la frecuentacin de las ciudades enormes, del encuentro de susinnumerables relaciones, es de donde nace este ideal obsesionante.Usted mismo, mi querido amigo refirindose a Arsenio Houssaye aquien dedica su libro no ha intentado en traducir en una cancinel grito estridente del vidriero, y de expresar en una prosa lrica lasdesoladoras sugestiones que ese enva hasta las buhardillas a travsde las ms altas brumas de la calle?

    As es la ciudad de sugerente, de constructiva. Dicho de este mo-do, la ciudad es espacio vital donde los diferentes discursos cultu-rales se completan y definen; hablar de filosofa, de literatura, deciencias exactas o ciencias sociales (antropologa, sociologa, psi-cologa, etctera) en torno a la urbe es hablar de lenguajes e ideo-logas que se complementan y se interconstituyen.

    La ciudad potica no se diferencia de la ciudad poltica, dela ciudad tica o de la ciudad arquitectnica.

    La ciudad literaria es el testimonio real de sus ciudadanos, desus voces; voces que construyen fuera del silencio a la urbeimaginada en el terror o idealizada en la utopa. Es necesario to-mar lugar y posicin en la ciudad que nos abraza, que nos en-vuelve, pues como ciudadanos nos corresponde tomar derechos,pero tambin deberes y obligaciones.

    Los derechos estticos y sociales son una realidad y no unaabstraccin. Como sociedad debemos establecer que la realiza-cin plena de unos depender siempre de la realizacin y el

  • M. VLADIMIR GUERRERO H.: CONSTRUCCIN POTICA DE LA CIUDAD: YERMO, DE ALFREDO...

    39

    bienestar de los otros; no somos hongos que se devoren unos aotros; somos solidaridad y esta es necesaria. Podemos concluirque el vivir en sociedad no implica vivir aislados o con derechos avulnerar a costa de nuestro bienestar la felicidad o la libertad delos otros.

    Como personas sociales tenemos derechos y obligaciones; te-nemos el deber de evitar, en lo posible, todo acto de abuso, deatropello para con los ms dbiles. En general, tenemos deberespara con los dems; deberes que conllevan a buscar el bien de losdems como sociedad. Tenemos, por ltimo, el derecho y la obli-gacin de tomar la ciudad desde todas las esferas discursivas po-sibles. Podemos tener el enorme placer de no abandonarla.

    Fuentes citadas

    Alonso, Martn. Diccionario del espaol moderno. Mxico: Aguilar, 1992.Anzaldo Gonzlez, Demetrio. Gnero y ciudad en la novela mexicana. Mxico:

    Universidad Autnoma de Ciudad Jurez, 2003.Bajtn, Mijal. Yo tambin soy (fragmentos sobre el otro). Mxico: Taurus/Alfa-

    guara, 2000.Baudelaire, Charles. Tomo II: los parasos artificiales. El Spleen de Pars. Mxi-

    co: Letras Vivas, 1998.Chvez Salcido, Alfonso. Retratos cotidianos. Mxico: Universidad Autnoma

    de Chihuahua, 2000.Cohen, Esther. El silencio del nombre. Ensayos sobre la cbala. Mxico: Taurus-

    UNAM, 1994.Enrquez Portillo, Esther. Los constructores de la ciudad moderna. Mxico: Insti-

    tuto de Cultura del Municipio de Chihuahua, 2004.Fernndez-Martorell, Mercedes (ed.). Leer la ciudad. Espaa: Icaria Editorial,

    1988.Jacob, Alfredo. Yermo. Mxico: Universidad Autnoma de Chihuahua, 2001.Melich, Joan-Carles. Antropologa simblica y accin educativa. Argentina: Pai-

    ds, 1996.Platn. Dilogos. Mxico: Porra, 2000.Reguillo Cruz, Rossana. La construccin simblica de la ciudad sociedad, de-

    sastre y comunicacin. Mxico: Instituto Tecnolgico y de Estudios Supe-riores de Occidente, 1999.

    Ricoeur, Paul. Freud: una interpretacin de la cultura. Mxico: Siglo XXI Edito-res, 1999.

    Sagrada Biblia. Charlotte, NC, Estados Unidos: C.D. Stampley Enterprises,1965.

  • TOMS CHACN RIVERA: EDUCACIN E IGNORANCIA EN MANO DURA, DE MANUEL TALAVE...

    41

    Educacin e ignorancia en Mano dura,

    de Manuel Talavera Trejo

    TOMS CHACN RIVERA

    La educacin y la ignorancia siempre han existido en la historiadel teatro. Desde los griegos hasta nuestros das, se han expuestotramas de accin dramtica donde imperan los aspectos del sabery el ignorar envueltos en el comportamiento humano, con sus vir-tudes y vicios de conducta en la vida social. Aristfanes, en laobra Las nubes del ao 423 aC, Los supuestos de 1509 del italia-no Ludovico Ariosto (creador del poema pico Orlando el furiosode 1516), La verdad sospechosa de 1617 de Juan Ruiz de Alar-cn y La leccin de 1951 de Eugene Ionesco, son algunas quehan hecho ver la postura de la educacin inmersa en los proble-mas del comportamiento y su contraparte, la ignorancia. En estasobras predomina la educacin y la ignorancia por ejemplo paraaprender tretas y crear engaos, para alcanzar el amor de la da-ma ante pretendientes ricos e ignorantes que carecen de instruc-cin, para el mal uso de la educacin a travs de personalidadesllenas de mentiras y simulacin, as como para educar castrandola vida a los que desean salir de la ignorancia.

    La obra que mueve a este estudio tambin se inserta en la di-cotoma educacin e ignorancia que envuelve al ser humano ensu experiencia de vida. La obra teatral Mano dura, de Manuel Ta-lavera, expone caractersticas que lindan con las obras atrs sea-ladas. Este anlisis se enfoca en la invasin de la ignorancia querecibe una familia educada; esto es, una familia ignorante se in-troduce en la vida de una familia instruida. El objeto de este tra-bajo es para enunciar que las actitudes antisociales crean perso-nalidades dbiles, huecas e insustanciales que contrastan con elvalor de la educacin.

  • H. PAYN F. (COORD.): CHIHUAHUA LITERARIA. CIUDAD Y LITERATURA: UNA CARTOGRAFA...

    42

    Mano dura es un texto teatral que presenta un prlogo en elque Armona Lazo es educada desde beb con msica y a JniorCosta lo educan por la fuerza y el mandato, as como con la faltade tacto y el mimo exagerado. Luego estos protagonistas son pre-sentados como adultos y llenos de contrastes en la formacin desus personalidades. Ella posee el talento musical y l es un estu-diante mediocre y lleno de actitudes insustanciales en su compor-tamiento. La noche de la tromba en la ciudad de Chihuahua(1990), Jnior, al igual que una alumna del profesor Lazo, hanido a consultar al padre de Armona sobre asuntos escolares. Lospadres de ella salen a un concierto antes del fenmeno atmosfri-co y los jvenes quedan atrapados junto con el abuelo. Los pa-dres de Jnior llegan al hogar de los Lazo buscndolo debido a latormenta. El padre machista de Jnior decide dejar el refugio pa-ra recuperar su auto. En tanto, la madre de Jnior y el abuelo be-ben y terminan en la recmara. De madrugada vuelven padre ehijo con el auto rescatado; Armona duerme en la sala, los padresde Jnior usan la recmara de los Lazo que se han quedado enun hotel de la ciudad por la tromba y Jnior duerme con Armonaen el silln. Al amanecer, la lluvia ha cesado y los padres de Ar-mona descubren la invasin en la que su hija ha perdido el ho-nor y se debe buscar una solucin. Todo parece indicar que lospadres de ambas familias resolvern el problema con matrimo-nio, pero el desliz del abuelo con la madre de Jnior traer sor-presas en la trama. En el eplogo de la obra, ha pasado el tiempoy los protagonistas jvenes tienen a su hijo, el cual ser educadocon la msica y el deporte, creando un crculo de repeticin deactitudes en la nueva generacin familiar.

    Dentro del mbito de la familia educada, los Lazo, se nota porparte del padre una vida de rectitud y valores que se hacen paten-tes ante la hija al decirle: Eres el modelo que todo padre honestoy culto desea como hija (Talavera 142). El halago es porque ellaha trabajado como msico en la orquesta de la Universidad deChihuahua. As, el acuerdo con la inclinacin a lo educativo en lahija armoniza la relacin con su padre. Sin embargo, tambin sepercibe una lucha de la educacin contra la ignorancia. El padrede Armona rie con el abuelo de ella por el mal comportamientodel viejo. La vulgaridad del abuelo choca con el padre al grado deconsiderarlo este, grosero y maleducado. Ello es as por los capri-

  • TOMS CHACN RIVERA: EDUCACIN E IGNORANCIA EN MANO DURA, DE MANUEL TALAVE...

    43

    chos y la pugna constante entre ellos, de modo que la fuerte per-sonalidad de este abuelo es el conflicto inicial de la obra teatral. Yla polmica entre ellos es que mientras el viejo insiste en hacerlotodo a su modo, el seor Lazo exige seguir las reglas de la casa.Este choque de personalidades se da porque uno sabe ms y elotro se muestra ignorante, sin preparacin. Lo que se deduce esque dentro de la familia Lazo hay ya un invasor del orden y es enel abuelo en quien recae dicha actitud incmoda para la convi-vencia en cortesa. As, lo notorio del carcter de este miembro dela tercera generacin produce un comportamiento antisocial an-tes de la tromba.

    La conducta ignorante del abuelo no le permite comprenderque, sin conocer a Jnior, lo est induciendo a que seduzca y selleve a su nieta Armona. El viejo no sabe que est mostrndole aljoven una actitud desagradable que choca con el tipo de culturaque habra de existir en la casa del profesor Lazo. El abuelo deArmona muestra en su proceder un comportamiento vulgar querompe con el tipo de hogar culto y educado al expresarle a Jniorlo siguiente: Abuelo: De veras no es tu novia? Si te fijas bien, noes fea toca muy bonito el instrumento, y en la cocina no hacemalos quesos (Talavera 147). Esto muestra la oposicin entreeducacin e ignorancia que se da en el hogar donde se desarrollala obra. Lo que se percibe de la casa de Armona Lazo es un n-cleo familiar que no est muy resuelto en su manera de convivir.Ello es porque en la relacin de vida de esta familia existen perso-nas con y sin educacin. Cobra relevancia entonces que el seorLazo no haya podido educar al suegro en su propia casa. El brotede lucha generacional o de desacuerdos para la convivencia or-denada hace de la vida de este hogar chihuahuense una desarti-culacin que expone a una clase de familia en desorden debido aque uno de los miembros que la componen rompe el clima de co-hesin en la educacin familiar de la obra Mano dura.

    Ante este rasgo de un grupo familiar con caractersticas deeducacin e ignorancia, el autor parece anticipar la oleada dems incultura y vulgaridad que aparece en escena al momento enque sucede la tromba con el arribo del resto de la familia de J-nior. Mientras ello llega, conviene resaltar que tambin en el pro-ceder aludido del abuelo se nota la conducta locuaz y chistosa deun viejo que incita al amor y sus juegos. El doble sentido en su

  • H. PAYN F. (COORD.): CHIHUAHUA LITERARIA. CIUDAD Y LITERATURA: UNA CARTOGRAFA...

    44

    hablar pinta a la obra con matices de comedia, puesto que hacede su persona un carcter cmico por el cual se puede sentir sim-pata al percibirlo como personaje gracioso, pero tambin puedecausarle repulsin al seor Lazo si llegara a enterarse que el abue-lo busca alejar a la hija del seno materno. El carcter de ignoran-cia en el abuelo ante la persuasin hacia Jnior envuelve un as-pecto de la comedia en esta obra al notar con atencin las pala-bras de Mara Victoria Reyzbal cuando explica que en estegnero dramtico existe el recurso de la presentacin jocosa dedefectos y la poca trascendencia de lo que acontece (Reyzbal17). La expresin desfachatada y con doble sentido del abuelobusca la risa, pero de igual forma se incorpora un vicio de con-ducta al vulgarizar insinuaciones que en los dos jvenes no co-bran ninguna relevancia. Los defectos de comportamiento en elviejo atestiguan el clima de ignorancia que existe en la obra, perotambin anticipan una mayor dosis de actitudes antisociales.

    Con la llegada de los padres de Jnior a la casa de los Lazo seda la siguiente situacin que presenta al matrimonio Costa comouna pareja desarticulada cuando explican la situacin exterior:

    Dolores: Se trata de que cay una tromba, hay inundaciones y algu-nos ahogados, pero nada ms.

    Armona: Ay, Dios mo, en dnde?Dolores: Aqu. A nosotros no agarr en el camino y perdimos el ca-

    rro. Somos los paps de Jnior. Somos los Costa.Seor Costa: Todo sucedi en unos cuantos minutos. Pareca una

    lluvia comn y corriente, pero el agua empez a subir y subir, amadre! Cuando menos pens, el agua ya estaba dentro del carroy el carro pareca lancha, nos arrastraba, nos arrastraba vi a s-ta que tiraba manotazos y se hunda; la arrastr de los pelos y na-d con ella hasta que pude salir. Obra de Dios que soy fuerte, sino [Talavera 156].

    Lo que se nota desarticulado o torcido en esta relacin de parejaes el trato entre los dos que se torna insustancial. Mientras Dolo-res Costa es incapaz de salvarse sola, el seor Costa la rescata co-mo si fuera un objeto. Adems, l la llama por el pronombre es-ta, lo cual refleja una pobreza de interaccin en la pareja. El sig-nificado de esta cosificacin a la mujer envuelve la superioridad

  • TOMS CHACN RIVERA: EDUCACIN E IGNORANCIA EN MANO DURA, DE MANUEL TALAVE...

    45

    del macho que con su actitud de supremaca refleja el carcterbrbaro de la ignorancia.

    La esposa, por su parte, al mostrarse frgil y desvalida ante lasituacin, expone una personalidad dependiente de la fuerza delmarido que la ha privado de una actitud de fortaleza ante las ad-versidades. Esto habla de una pareja familiar desarticulada, por-que no se comparte de forma equitativa, ya que se le trata de for-ma inferior y ella es un ser sometido a la fuerza masculina.

    Sobre esta base familiar, los Costa expresan un tipo de familiasin unin de valores morales, esos que integran a sus miembrosen circunstancias justas. La prueba de esa injusticia es que el ca-rcter de la seora Costa se percibe dbil por su ignorancia a nohacerse valer, en tanto que la personalidad del esposo se tornainsustancial, pues no le da su lugar a la mujer en un trato de res-peto.

    Visto as, el problema que envuelve a los Costa es la ignoran-cia que despiden sus comportamientos y la forma en que la prac-tican hacia su entorno social. Una vez que se ha decidido pasar lanoche en casa de la familia Lazo, el seor Costa opta por ir al res-cate de su auto, aun ante las adversidades del peligro notificadaspor la radio. l y su hijo ignoran cualquier desgracia y se prepa-ran mostrando actitudes de fuerza exageradas, como si fueran ajugar ftbol americano. El estmulo entre ellos es del podero y lacapacidad por vencer todo lo que se les oponga. Ambos dejan enel escenario una muestra de la actitud machista que es capaz deimponerse a todo.

    Y lo que resulta evidente es que en este par de machos se re-fleja la constante imitacin de conducta que muchos medios decomunicacin propician en los individuos. Padre e hijo demues-tran que son consumidores de comportamientos ilusorios adqui-ridos por la chatarra televisiva que inunda a miles de familias ennuestro pas. Esto se debe a que Jnior y su padre estn condicio-nados a cultivar el deporte y la fortaleza de sus cuerpos, pero ig-noran el cultivo interior de sus personalidades. Carecen de unaeducacin integral, pues en la adquisicin del modelo machistaellos desbordan su inters y eso los convierte en seres externos,personas no interesadas en mirar hacia su interior, para darsecuenta de las carencias educativas que aun poseen. La falta deeducacin en estos dos personajes trae como consecuencia vicios

  • H. PAYN F. (COORD.): CHIHUAHUA LITERARIA. CIUDAD Y LITERATURA: UNA CARTOGRAFA...

    46

    de conducta debido al cultivo excesivo del exterior, el cual, lgi-camente, produce un desequilibrio en la personalidad y el com-portamiento.

    La actitud de la seora Costa tambin muestra un desbalanceen su comportamiento y una tendencia al vicio de conducta de lainfidelidad. Su permanencia en casa de los Lazo la lleva a interac-tuar con el abuelo al grado de iniciar una camaradera que los lle-va a la ingestin de alcohol para socializar entre ellos. La amabi-lidad seductora del abuelo y las copas preparan el camino paraque ambos caigan en la senda de la tentacin al pasar lo siguien-te:

    Abuelo: Usted es una mujer muy bella.Dolores: Oh, qu galante.Abuelo: No es galantera. Es la pura verdad. Est usted muy bue-

    na buenota.Dolores: Ay, oiga, hace que me ponga colorada.Abuelo: Perdneme, pero yo soy muy francote.Dolores: De joven debe de haber sido usted terrible.Abuelo: Y lo sigo siendo, cmo la ve? Sigo siendo un buen gallo.Dolores: Pues tendra que demostrarlo.Abuelo: Lo duda?Dolores: Verlo para creerlo.Abuelo: Cuando usted diga.Dolores: Veo que usted no se anda con rodeos. Mejor srvame otro

    trago [Talavera 165].

    Y as, de copa en copa ellos terminarn en la alcoba del abuelosin importarles dnde estn. El comportamiento de ellos, ademsde ser irresponsable, envuelve vicios de carcter que los muestradbiles, porque al caer en el influjo del alcohol se convierten enpersonas desarticuladas. Son seres descompuestos por el estmu-lo exterior y torcidos por la endeble educacin que poseen. Al pa-recer, el autor busca aqu ensamblar dos personalidades que des-ahogan la actitud antisocial a travs de vicios de carcter que gol-pean el valor de la educacin. La ignorancia irrumpe el hogar dela familia Lazo, y en este caso, el acto de infidelidad se da conms facilidad por la debilidad de conducta en la seora Costa y lademostracin de la endeble educacin del abuelo.

  • TOMS CHACN RIVERA: EDUCACIN E IGNORANCIA EN MANO DURA, DE MANUEL TALAVE...

    47

    Ahora bien, si esto se mira bajo la lupa de la comedia y la bs-queda de efectos cmicos para suscitar la risa, podra percibirseque es una situacin graciosa por parte del abuelo y valentonapor parte de Dolores. Sin embargo, aunque a la comedia Arist-teles la design como la imitacin de las personas ms vulga-res, aludindolas corrientes por su fealdad y ridculas como unaclase especfica de lo feo, con el paso del tiempo esta definicinmantiene dichas caractersticas, pero se le ha sumado la contra-parte a la vulgaridad al detectarse personas virtuosas que obtie-nen un premio por su comportamiento justo y equilibrado. Demodo que la actitud virtuosa de lo ecunime en Mano dura cobrapoca relevancia y es debido a que la ignorancia es un factor inva-sivo en casa de los Lazo.

    La ocupacin al espacio de la familia Lazo llega a completar-se con el regreso de Jnior y su padre una vez que han recobradoel auto. El padre toma posesin completa de la recmara princi-pal como si fuera suya. l se apropia del espacio ajeno y cometeel acto ntimo con su mujer. Lo absurdo de esto es que permane-cer refugiados y comportarse de esa forma en la intimidad, recal-ca de nuevo una distorsin en el modo de ser. La pareja descom-pone el ambiente al actuar como ellos son, pero en un espacioajeno; su comportamiento refleja una actitud de ignorancia y des-conocimiento. En cuanto a Jnior, seduce a Armona, pensandoque es la alumna y habr de asumir las consecuencias.

    Al ser encontrados Armona y Jnior por los padres de ella, elchico es reprendido y cuestionado por el seor Lazo. En sus rega-os, el padre de Armona refiere a Caldern de la Barca para bur-larse de Jnior. Tambin evala el esmero y el gasto de tantaeducacin hacia su hija para al final ver esos resultados. Y la des-igualdad de carcter y educacin lo refleja Jnior ante el seorLazo al aludir a cmo resolvera la situacin de vivienda con Ar-mona.

    Y se ve as:

    Seor Lazo: Y cuntos metros cuadrados tiene tu terrenito?Jnior: Mire profesor, este, yo quiero serle muy franco, la ver-

    dad: cuadrados, lo que se dice cuadrados, no son, porque el te-rreno

    Seor Lazo: Ser mejor que llames a tus padres.

  • H. PAYN F. (COORD.): CHIHUAHUA LITERARIA. CIUDAD Y LITERATURA: UNA CARTOGRAFA...

    48

    Jnior: No s si me entienda, el terreno es un tringulo, ve? [Ta-lavera 173].

    Aqu es notoria la carencia de conocimiento o falta de sentido co-mn en Jnior, que se plasma no solo como un error por ser jo-ven, sino como un vaco de informacin o educacin que lomuestra con una falta de desarrollo intelectual por la errnea di-reccin de sus padres que evidencian sus problemas con la edu-cacin y la falta de informacin a su hijo. De seguro estos proble-mas de educacin tambin lo vivieron los abuelos de Jnior. Ytodo esto se envuelve en el crculo vicioso que tiene en atraso a laeducacin. La ignorancia del chico expone a un personaje incon-gruente y desarticulado, porque le cuesta hacer claro su pensa-miento, de tal modo que cae en una situacin tan embarazosa co-mo la de cumplirle a Armona. En la comedia, los defectos decomportamiento producen una accin que llega a causar una risaburlona en los dems, trayendo como consecuencia el ridculo,que en esta parte de la obra es parcial y no conlleva a tanto casti-go. Pero en suma, es un defecto mnimo del problema de educa-cin que el seor Lazo percibe como no viable y que choca con loque l quiere para su hija.

    Luego el seor Lazo ve a Jnior como un barbajn, pero laesposa y el abuelo le hacen ver que ya es inevitable. Armona de-clara que lo hizo por propia voluntad y que ya se quieren. Estasrazones llevan al padre de Armona a solo esperar la conversa-cin con los padres de Jnior. Y el encuentro con ellos producecontrastes que los hace ver diferentes en el modo de pensar yconducirse. El inters del seor Lazo es serio y busca aclarar co-sas sobre el destino de su hija, en tanto que el seor Costa mues-tra la superficialidad de sus juicios e ideas. De ese modo, debidoa tanto comentario innecesario, el padre de Jnior desva y dis-trae mucho el hablar del seor Lazo, quien no termina por ser es-cuchado con atencin. Y cuando puede expresarse sin interrup-cin, alude sobre el problema de la superacin as:

    Seor Lazo: La educacin es importante. Cmo cree usted quecon tener dinero basta? No sabe usted que la ignorancia es elpeor lastre que puede tener un pas? Y por desgracia tenemos unpueblo maleducado e ignorante. Cmo se puede ser tan incons-

  • TOMS CHACN RIVERA: EDUCACIN E IGNORANCIA EN MANO DURA, DE MANUEL TALAVE...

    49

    ciente que en lugar de combatirla, fomentamos nuestra propiamiseria? El arte, amigo mo, el arte es el camino adecuado, es lamejor forma de hacer hombres de bien.

    Seor Costa: Vamos, vamos, pos, qu no sabe usted que he edu-cado a mi chamaco en las artes marciales? [Talavera 189].

    El resultado de esta aseveracin del seor Lazo y el desvo igno-rante del tema por parte del seor Costa exponen la polaridad deconocimientos de una familia a otra. Mientras la conciencia delprimero cuestiona aspectos de valor tico y sociolgico, la del se-gundo es una resolucin simple y analfabeta, porque su concien-cia es la de no comprender lo que habla el profesor. La alusinconvierte al padre de Jnior en un hombre atrasado, con un gra-do muy bajo de cultura sobre el valor de la educacin social. As,en tanto que la madre de Armona marca la importancia de lacarrera artstica de su hija, la madre de Jnior apela a la tradicinfamiliar y la necesidad de que Armona sepa cocinar, pues se lequem el guiso. Y es aqu donde el abuelo los trata de impresio-nar y pasa as:

    Abuelo: Pues le habr fallado por esta vez en la cocina, pero mi nie-ta toca muy bien el instrumento, verdad, Jnior?

    Clotilde: Pap, por favor.Dolores: Ay, pero cmo es usted mula, don Laureano.Abuelo: Cmo que mula? Cmo que mula? Soy un gallo, y de los

    buenos, a poco ya no se acuerda?Seor Costa: Cmo dijo el seor? [Talavera 191].

    A partir de aqu se establece una divisin entre todos los mayoresen la que el seor Costa agrede a su mujer, insulta y se porta in-discreto. Tambin se establece escnicamente un doble dilogoque hace al texto divertido por pintar dos situaciones que suce-den alternativamente. Ante dichos ataques, el seor Lazo intentadefenderla, pero es intil. Los dos hombres de la familia llegan alos insultos y las palabras soeces echando a perder todo. Y al mis-mo tiempo de los insultos, Jnior pide la mano de la hija a unexaltado seor Lazo que lo ignora. El choque en s lleva a un ma-reo de nimos caldeados que presenta a seres violentados queterminan fuera de su propio control.

  • H. PAYN F. (COORD.): CHIHUAHUA LITERARIA. CIUDAD Y LITERATURA: UNA CARTOGRAFA...

    50

    El efecto de invasin de un mundo ignorante y brbaro a unoun poco ms civilizado es de desarticulacin de un posible acuer-do entre los miembros ms adultos de estas dos familias. La ob-servacin hacia los vicios o actitudes antisociales permite ver queel matrimonio Costa posee problemas de personalidad y de con-ducta. De ello, lo ms triste es que ambos no han sido nunca per-meados por la utilidad de la educacin. Hurfanos de instruccin,no pueden encajar en el ambiente de los Lazo. Y aunque se al-canza a ver que todo ha sido suscitado por el impulso ignorantede dos personas, el abuelo y Dolores, la escena se envuelve en untodo donde se da una descripcin deformada de los aspectosconcretos y posibles de la vida cotidiana (Marchese 60). Esto,que es tan usado en las comedias, se agranda en la obra Manodura y hace que de lo simple o rutinario de un acto social se vuel-va una situacin humana deprimente. De modo que la pareja dechicos huye y demuestran una ruptura con la generacin de lospadres.

    De ese modo, la emocin en el espectador no llega a ser la delhorror y la piedad, como en la tragedia, sino un efecto de risa queincomoda la forma de presenciar lo humano a travs de una ob-servacin sobre los vicios del carcter. Esta obra de Talavera ex-pone a seres mostrando una hueca percepcin de sus mundos yuna debilidad en la personalidad que los empuja a la animaliza-cin del comportamiento con el uso de la violenta agresin verbalque pudiera escandalizar escnicamente. El bajo grado de educa-cin en ellos emite una triste realidad de seres formados en la ig-norancia, que presentan debilidades de carcter tales que los lle-van al ridculo social.

    Ante este panorama y bajo el predominio de la ignorancia so-bre la educacin, conviene reflexionar un poco sobre la situacinque el autor expone en cuanto al problema de la familia social enla ciudad de Chihuahua. Podramos pensar en que es mera fic-cin y no existe este tipo de personas en nuestra sociedad; tam-bin podramos creer que estas personalidades son parte denuestra sociedad. Pero lo importante es percatarse de que la obramarca la problemtica como un predominio del factor ignoranciasobre el elemento educacin. Esto lleva a preguntarnos, la igno-rancia existe porque es superior a la educacin? O, es ms fcilno cuestionarse sobre s mismos que buscar educarnos? Ser

  • TOMS CHACN RIVERA: EDUCACIN E IGNORANCIA EN MANO DURA, DE MANUEL TALAVE...

    51

    que el esfuerzo por expandir la educacin est siendo obstaculi-zado por algunos medios de comunicacin que funcionan comodistractores que impiden la concentracin para desarrollarnoseducativamente? Infinidad de factores pueden estar implicadosen el bajo potencial educativo que pudiera existir en nuestra ciu-dad, en el pas y en muchos de los pueblos de Latinoamrica. Sinembargo, lo que despierta el texto teatral de Talavera es que laconvivencia de la educacin y la ignorancia estn generando unaconstante doble versin de ambas, al grado de fortalecerse la unay la otra con fuerzas semejantes. Y el problema no es contemplar-las y darle su lugar a cada una, sino en buscar que lo que tenemoscerc