Toque Crítico de Martín Esparza Flores: Nueva Ley de Amparo

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Martín Esparza FlorEs L uego de los estropicios cometidos por los ministros de la Corte en enero pasado tras los ambivalentes fallos de Florence Cassez y el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), el presidente Enrique Peña Nieto anunció con fanfarrias, el pasado 3 de abril, la entrada en vigor de la Nueva Ley de Amparo que, a decir de los inte- grantes del alto tribunal, ampliará la esfera de protección de los derechos humanos en el ámbito del Poder Judicial de la Federación. La nueva ley puede ser la panacea, según admiten expertos juristas, el problema de fondo es y seguirá sien- do la probidad ética y moral de quienes sean los encar- gados de ejecutarla porque, como el país lo ha atestigua- do, no puede confiarse la correcta aplicación del derecho a funcionarios judiciales que carecen de un alto sentido de responsabilidad y honorabilidad, más propensos a los reflectores, a la vida palaciega y a la rimbombante decla- ración pública, que a la ejecución pulcra y sin consiga de los ordenamientos constitucionales. Hace unos meses y mientras se esperaba la aproba- ción final del reglamento de la flamante ley, el ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea señaló enfático que el Poder Judicial estaba preparado para aplicar la reforma en materia de amparo “aunque la ley reglamentaria esté detenida en el Congreso”. Y casi en una función de prócer de la justicia, expresó: “esta nueva Ley de Amparo, junto con la reforma constitucional en materia de derechos humanos, forman un sistema integral para el desarrollo y la protección de los derechos fundamentales que sin duda necesitaba México”. Adelantó el integrante de la Corte que entre los princi- pales avances del innovador ordenamiento se podían contemplar una mayor protección a los derechos funda- mentales y a los derechos humanos así como el privilegiar la ponderación que deberían hacer los jueces entre la apariencia del buen derecho y la no afectación al interés social. Ambas premisas brillaron por su ausencia y fueron ignoradas cuando los ministros de la Corte decidieron exonerar como patrón sustituto de los trabajadores de la extinta Luz y Fuerza al presidente de la república. Una cosa es segura y los mexicanos lo sabemos a pie juntillas: no importa cuántas reformas judiciales se hagan y qué grado de buenas intenciones contengan. Todo pro- seguirá sumido en el eterno gatopardismo judicial si no desterramos a nuestros pésimos funcionarios judiciales como los que ahora se han enquistado en el máximo órgano de justicia del país y en buena parte del Poder Judicial de la Federación. 14 de abril de 2013 De los dichos a los hechos Nueva Ley de Amparo, catálogo de buenos propósitos Siempre! Todo proseguirá sumido en el eterno gatopardismo judicial si no desterramos a nuestros pésimos funcionarios judiciales.

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Martín Esparza FlorEs

Luego de los estropicios cometidos por los ministrosde la Corte en enero pasado tras los ambivalentesfallos de Florence Cassez y el Sindicato Mexicano

de Electricistas (SME), el presidente Enrique Peña Nietoanunció con fanfarrias, el pasado 3 de abril, la entrada envigor de la Nueva Ley de Amparo que, a decir de los inte-grantes del alto tribunal, ampliará la esfera de protecciónde los derechos humanos en el ámbito del Poder Judicialde la Federación.

La nueva ley puede ser la panacea, según admitenexpertos juristas, el problema de fondo es y seguirá sien-do la probidad ética y moral de quienes sean los encar-gados de ejecutarla porque, como el país lo ha atestigua-do, no puede confiarse la correcta aplicación del derechoa funcionarios judiciales que carecen de un alto sentidode responsabilidad y honorabilidad, más propensos a losreflectores, a la vida palaciega y a la rimbombante decla-ración pública, que a la ejecución pulcra y sin consiga delos ordenamientos constitucionales.

Hace unos meses y mientras se esperaba la aproba-ción final del reglamento de la flamante ley, el ministroArturo Zaldívar Lelo de Larrea señaló enfático que elPoder Judicial estaba preparado para aplicar la reformaen materia de amparo “aunque la ley reglamentaria estédetenida en el Congreso”. Y casi en una función de prócerde la justicia, expresó: “esta nueva Ley de Amparo, juntocon la reforma constitucional en materia de derechos

humanos, forman un sistema integral para el desarrollo yla protección de los derechos fundamentales que sinduda necesitaba México”.

Adelantó el integrante de la Corte que entre los princi-pales avances del innovador ordenamiento se podíancontemplar una mayor protección a los derechos funda-mentales y a los derechos humanos así como el privilegiarla ponderación que deberían hacer los jueces entre laapariencia del buen derecho y la no afectación al interéssocial. Ambas premisas brillaron por su ausencia y fueronignoradas cuando los ministros de la Corte decidieronexonerar como patrón sustituto de los trabajadores de laextinta Luz y Fuerza al presidente de la república.

Una cosa es segura y los mexicanos lo sabemos a piejuntillas: no importa cuántas reformas judiciales se hagany qué grado de buenas intenciones contengan. Todo pro-seguirá sumido en el eterno gatopardismo judicial si nodesterramos a nuestros pésimos funcionarios judicialescomo los que ahora se han enquistado en el máximoórgano de justicia del país y en buena parte del PoderJudicial de la Federación.

• 14 de abril de 2013

De los dichos a los hechos

Nueva Leyde Amparo,

catálogo de buenos propósitos

Siempre!

Todo proseguirá sumido en eleterno gatopardismo judicial si no desterramos a nuestros

pésimos funcionarios judiciales.

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