Tomás Mazón Serrano

245

Transcript of Tomás Mazón Serrano

Page 1: Tomás Mazón Serrano
Page 2: Tomás Mazón Serrano

Tomás Mazón Serrano

Elcano, viaje a la historia

Prólogo de Braulio Vázquez Campos

Page 3: Tomás Mazón Serrano

© El autor y Ediciones Encuentro, S.A., Madrid, 2020© Prólogo de Braulio Vázquez CamposImágenes del pliego elaboradas por Tomás Mazón Serrano, en rutaelcano.comImagen de cubierta: Juan Sebastián de Elcano, Museo Naval de Madrid

Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación deesta obra sin contar con la autorización de los titulares de la propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede serconstitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y ss. del Código Penal). El Centro Español de Derechos Reprográficos(www.cedro.org) vela por el respeto de los citados derechos.

Colección Nuevo Ensayo, nº 73

Fotocomposición: Encuentro-MadridISBN Epub: 978-84-1339-356-8Depósito Legal: M-8924-2020Printed in Spain

Para cualquier información sobre las obras publicadas o en programay para propuestas de nuevas publicaciones, dirigirse a:

Redacción de Ediciones EncuentroConde de Aranda 20, bajo B - 28001 Madrid - Tel. 915322607www.edicionesencuentro.com

Page 4: Tomás Mazón Serrano

A May, porque somos dos en este barco, y a mis padres, por ser mi faro.

Page 5: Tomás Mazón Serrano

ÍNDICEPrólogoPreámbuloNota preliminar. Las fuentes documentales

PRIMERA PARTE. LA EXPEDICIÓN DE LA ESPECIERÍAI. Antes de zarparII. La búsqueda del ansiado pasoIII. Hacia el otro lado del mundo

SEGUNDA PARTE. EL VIAJE A LA HISTORIAIV. El cumplimiento de la misión y la gran decisiónV. El drama de la nao TrinidadVI. La gesta se consuma

TERCERA PARTE. MÁS DETALLES PARA LA ADMIRACIÓNVII. Los conocimientos técnicos con los que dieron la vuelta al mundoVIII. Grandes hasta el finalEpílogo personal

ANEXOSAnexo I. Los tripulantesAnexo II. El testimonio de Martín de AyamonteAnexo III. Crónica de Fernando de Oliveira, o Manuscrito de LeidenAnexo IV. Las fuentesOtra bibliografía

Page 6: Tomás Mazón Serrano

PRÓLOGO

Como Elcano y sus compañeros cuando regresaron a Sanlúcar de Barrameda, Tomás y yollevamos tres años compartiendo viaje en el estudio de la primera vuelta al mundo. Recuerdocómo allá por 2017 los comisarios de la exposición El viaje más largo , que conmemoraría el Vcentenario de aquel hito —Antonio Fernández Torres, Guillermo Morán Dauchez y yo mismo—,estábamos debatiendo aún el discurso narrativo de la muestra, y que alguno preguntó si habíamosvisitado la página web www.rutaelcano.com. Sí, claro que la conocíamos, era impresionantecómo podías moverte sobre el mapa de Google Earth siguiendo, bordada a bordada, el trayecto dela Armada de la Especiería de Magallanes según el Derrotero de la nao Victoria que entregara elpiloto Francisco Albo a la Casa de la Contratación. Era (es) una página magnífica, con entradassobre los protagonistas, la cartografía, las matemáticas y las técnicas de geoposicionamiento de laépoca, a las que sumaba apartados de bibliografía y fuentes documentales que permitíanreconstruir esta expedición y otras que la siguieron por el Pacífico... Todo ello en constanteproceso de rectificación y mejora, y sin siquiera un anuncio publicitario que compensara losgastos: como supe luego, a Tomás le estaba costando su buen dinero y su tiempo la divulgacióndesinteresada de esta historia. Sin dudarlo, casi al unísono, decidimos que teníamos que conseguirque este sorprendente estudioso trabajara con nosotros. Lo llamamos para conocernos y lo citamosen el Archivo General de Indias.

Cuando nos reunimos en mi despacho poco tiempo después, tuve el gusto de mostrarle algunosdocumentos que atañían a la armada de Magallanes. A lo largo de mi carrera profesional, hetenido ocasión de ver a cientos de investigadores en la sala de consulta de mi Archivo trabajarcon alguno de los más de 45.000 legajos cuyo cuidado tenemos encomendado. Pocas veces hevisto a alguien mostrar un respeto tan reverencial, y a la vez tanto entusiasmo y amor por laHistoria, como a Tomás cuando pudo leer los pliegos en cuarto del Derrotero de la nao Victoria,copia de finales del siglo XVI del original que terminara de confeccionar el piloto FranciscoAlbo. Fue fácil ponerse de acuerdo con una persona de estas características que, por si fuerapoco, no pedía nada a cambio de su colaboración. Su contribución ha sido fundamental para elgran éxito de nuestra exposición El viaje más largo , que ha acercado la historia de la primeracircunnavegación, entre septiembre de 2019 y febrero de 2020, a más de 320.000 visitantes en elArchivo General de Indias, y que seguirá su periplo en el Museo San Telmo de San Sebastiánentre junio y octubre de 2021.

Y ahora tenemos este libro, que está llamado a ser un clásico sobre la cuestión, escrito por un«simple» ingeniero técnico de obras públicas e historiador aficionado, como él se definióhumildemente en cierta ocasión. También es aficionado a la astronomía, como otro insigne

Page 7: Tomás Mazón Serrano

divulgador de la primera vuelta al mundo, el profesor D. José Luis Comellas. Este carácter deoutsider , lejos de suponer un inconveniente, es, en mi opinión, algo que puede llegar a ser —y eneste caso, sin duda lo es— un gran soplo de aire fresco. Aquellos que se acercan a aprender losrudimentos de una disciplina con el bagaje de unos estudios y una experiencia profesionalradicalmente distintos tienen la ventaja de estar libres de los prejuicios, vicios y fronterasmentales de los profesionales del ramo (me viene ahora a la memoria esa joya que es Cienciasecreta , de María Portuondo, otra ingeniera metida a historiadora). Tal circunstancia esespecialmente valiosa en una ciencia —y la Historia lo es, o algunos aspiramos a que lo sea—,que consiste, en esencia, en un método de verificación de hipótesis para, si no alcanzar la verdad,al menos irnos alejando de las mentiras. Mi opinión profesional, en mi doble vertiente comohistoriador y archivero, es muy simple: hay que estar siempre dispuesto a aprender, de quien seaque haya estudiado un tema con rigor, y especialmente si aporta una perspectiva nueva.

Mientras escribo estas palabras, tengo entre mis manos las páginas que Tomás está a punto deentregar a la imprenta. A pesar de que presumo de conocerle bastante bien, no deja desorprenderme su vasto conocimiento de la documentación y la cronística del Viaje (sí, merece quese escriba con mayúscula). Reconozco los ecos de las discusiones de hipótesis que Tomás hamantenido con distintos especialistas, y que le han llevado, tras acurada labor, a pulir sus ideassobre qué aconteció en cada una de las vicisitudes de la circunnavegación. Admiro cómo hasabido descubrir en documentos archiconocidos lo que a otros les había pasado inadvertido —¡ah,esa carta de López de Recalde! ¡Y qué me dicen del testimonio de Martín de Ayamonte!—,compruebo que, llevado por su amor a la verdad, no le importa desdecirse de algunas de suspropias hipótesis, expuestas en su web con idéntica pasión que ahora. Concluyo, en fin, que ellector podrá disfrutar de la mejor síntesis escrita hasta la fecha sobre la primera vuelta al mundo.

Pero no es solo que este libro esté bien documentado y sea muy sólido desde el punto de vistacientífico. Es que además su autor, con gran pulso literario, nos embarca con aquellos marinos ynos hace lamentar sus errores, dolernos de sus padecimientos, alegrarnos de sus buenos sucesos yenorgullecernos de sus éxitos como si fueran propios. No es logro baladí hacernos saltar porencima de los siglos para mirarnos en el espejo de aquellos hombres. Será muy difícil que alpasar la última página el lector no vea con afecto, como a viejos amigos, no ya a Elcano yMagallanes, sino a todos los aventureros que los acompañaron: el astrónomo Andrés de SanMartín, el piloto Francisco Albo, el maestre Juan Bautista, el paje Vasquito Gallego, el marineroGinés de Mafra, el capitán Gonzalo Gómez de Espinosa, el grumete Antón Moreno... Y milagroserá que, como acontece con los buenos libros de aventuras que nos aficionaron a la lectura en laniñez, a poco de arribar exhaustos al puerto de destino, no anhelemos volver a enrolarnos en laArmada de la Especiería y revivir la empresa.

No me cabe duda de que Tomás, a quien estos años de balanceo por las olas de alta mardesequilibran en la quietud de tierra firme, se pondrá a la cabeza de nuevas expediciones a otrastierras y mares aún inexplorados, que merecen ser contadas... y vividas. Y yo, amigo, si me lopermites, subiré a bordo contigo.

Page 8: Tomás Mazón Serrano

Braulio Vázquez CamposArchivero en el Archivo General de Indias e historiador

Sevilla, 28 de febrero de 2020

Page 9: Tomás Mazón Serrano

PREÁMBULOSaberá tu Alta Magestad lo que en más avemos de estimar y tener es que hemos descubierto e

redondeado toda la redondeza del mundo.

Carta de Juan Sebastián de Elcano dirigida al rey Carlos I,escrita a su llegada a Sanlúcar de Barrameda,

el 6 de septiembre de 1522

Les pido que vuelvan a leer la cita de arriba, que lo hagan despacio y que reflexionen sobre ella,porque es la piedra angular de esta historia maravillosa que nos disponemos a contar: contiene laauténtica motivación del capitán Juan Sebastián de Elcano, aquello de lo que más orgulloso sesentía, tras haber concluido el viaje más épico llevado nunca a término.

En el momento de escribir estas palabras, justo al regresar a Sanlúcar de Barrameda, Elcanosabía que acababa de ganar la eternidad. Era plenamente consciente de haber escrito una páginade la Historia, un nuevo hito para la humanidad que sería recordado por todas las generacionesfuturas. Exactamente eso fue lo que movió a Elcano y a sus hombres a hacer lo que hicieron, y delmodo en que lo hicieron.

Nadie les había pedido que dieran la vuelta al mundo. El objetivo de la expedición capitaneadapor Fernando de Magallanes nunca había sido otro que el de alcanzar las islas de la Especiería,también llamadas entonces Maluco o Moluco, —hoy islas Molucas, en Indonesia—. Intentarcompletar la vuelta al mundo fue algo improvisado, una idea que surgió durante el viaje entre losexpedicionarios supervivientes tras la muerte de Magallanes, quienes consiguieron encontrar lasMolucas y, desde el otro lado del mundo, tomaron la decisión consciente de elegir el camino devuelta que les iba a permitir circunnavegar por primera vez el globo, sabedores de que asíentrarían en la Historia.

Con ello se arriesgaron a volver atravesando el hemisferio que, según el Tratado de Tordesillas,correspondía a Portugal, el reino rival que pugnaba por hacerse con el comercio de las lucrativasespecias y que había dispuesto localizar y capturar a la armada de Magallanes. Esto llevó aElcano a realizar el viaje de vuelta siempre lejos de la costa para tener menos probabilidades deser detectado, lo cual otorga a su logro un valor añadido enorme, y un grado de épica y desufrimiento más allá de todo límite.

Con este libro pretendo acercar al lector, profano o experto, a la verdadera historia de esteviaje, desgranando la información que sobre él encontramos en los archivos históricos y en lasrelaciones que dieron sus propios protagonistas. Con ello, no solo vamos a ser capaces decomprender la magnitud colosal de este viaje y el esfuerzo que supuso, sino que, además, el modode actuar de aquellos hombres nos llevará a admirarlos por su valía, su valentía, y su enormesentido del deber y el honor.

Empezamos nuestro viaje a esta historia.

Page 10: Tomás Mazón Serrano

NOTA PRELIMINAR. LAS FUENTES DOCUMENTALES

Antes de comenzar, resulta conveniente tratar acerca de las fuentes que nos van a permitirconocer nuestro viaje.

Lo primero que puede resultarnos asombroso es saber que, pese a que han pasado ya quinientosaños, se conservan cientos de documentos relacionados con la expedición. En su mayoría se tratade manuscritos originales —o copias coetáneas— que se conservan principalmente en el ArchivoGeneral de Indias de Sevilla y, en menor medida, en el Arquivo Nacional da Torre do Tombo(Lisboa), aunque también hay algunos otros documentos muy relevantes en otros archivos.

Entre este inmenso legado encontramos información muy diversa, que principalmente fuegenerada o recopilada en su día por los oficiales de la Casa de Contratación de Indias de Sevilla,un organismo creado algunos años antes por los Reyes Católicos con el fin de gestionar lalogística necesaria para las expediciones al Nuevo Mundo. Esta tarea la ejercían de forma muyeficaz, si nos atenemos a su manera de trabajar en lo relacionado con esta expedición.

La Casa de Contratación registraba con especial celo todo aquello que supusiera un coste, demanera que, gracias a ello, hoy podemos conocer hasta el más insignificante detalle de qué fue loque se embarcó en las naos, el sueldo estipulado para cada tripulante, de dónde procedía cada unoo el nombre de sus familiares más allegados, además de los pagos que se les fueron realizandotras la vuelta y un sinfín de otros pormenores. La Casa de Contratación también recibía y guardabalos escritos con las disposiciones reales o reales cédulas, en las que vamos a poder conocer elparecer de Carlos I acerca de todo tipo de cuestiones relacionadas con la organización de laexpedición.

El grueso de estos documentos nos va a servir para averiguar cómo se gestó la expedición y quépasó tras su regreso, pero ¿qué hay acerca de lo que sucedió durante el viaje? En este caso, losarchivos guardan diferentes testimonios que se tomaron ante escribano, que era la maneraacostumbrada por entonces de dar fe pública a un documento. Así, por ejemplo, tras el regreso deElcano, tanto él mismo como el piloto Francisco Albo y el barbero —quien ejercía comoenfermero— Hernando de Bustamante contestaron a diferentes preguntas que les formuló elalcalde De Leguizamo, y en ellas relataban su versión de diferentes hechos, tales como la muertede Magallanes o la disputa que este mantuvo con el capitán Juan de Cartagena. Algunos de estosdocumentos incluso nos cuentan el viaje casi completo, como la declaración que hizo el grumeteMartín de Ayamonte, huido en la isla de Timor, al narrar a los portugueses que más tarde loencontraron cómo había llegado hasta allí.

Hay muchos otros testimonios parciales de los tripulantes, como el que fue tomado a variosresponsables de la expedición antes de partir, declarando las dificultades que hubo para reclutar

Page 11: Tomás Mazón Serrano

gente, o los escritos de los oficiales de la Casa de Contratación dando noticias al rey de lo quevenían contando los llegados a bordo de la nao San Antonio tras su regreso prematuro desde elestrecho de Magallanes. Contamos también con el testimonio que mandó tomar Magallanes tras elmotín del Puerto de San Julián, o el conocido como Libro de las Paces , en que se asentaron losacuerdos amistosos firmados con los reyes locales de diferentes islas asiáticas por las quepasaron.

Además de ello, tenemos una copia coetánea del Derrotero de Francisco Albo , el piloto griego,aunque de origen probablemente genovés 1 , que compiló en un largo texto las posicionesobservadas diariamente, lo que nos permite conocer dónde estuvieron cada día, en general con ungrado de precisión excelente. Resultan también de una gran relevancia las relaciones defallecidos, en las que se anotaba el día y causa de la baja de cada tripulante. Contamos con dos deestas relaciones: la que vino en la nao Victoria con un listado completo, y otra específica de lasbajas que se produjeron entre los tripulantes que quedaron en la nao Trinidad para intentar volverdesde las Molucas hasta España por el Pacífico.

Por si todo esto no fuera suficiente, algunos de los supervivientes al viaje escribieron largostextos en los que narraron las diferentes vicisitudes por las que pasaron, aunque en ningún casohan perdurado sus textos originales, sino copias realizadas tiempo después. La más conocida yextensa de estas relaciones es la de Antonio de Pigafetta, un italiano originario de Vicenza, ciudadpróxima a Venecia, que se encontraba en Castilla acompañando al nuncio del papa en la corte y, altener noticia de que se estaba preparando la expedición, pidió permiso al rey para embarcar.Como resulta patente en su texto, Pigafetta terminó estrechando amistad con Fernando deMagallanes, de quien se convirtió en un ferviente admirador. Pese a que gracias a Pigafettaconocemos detalles que no encontraremos en ninguna otra fuente, se aprecia cierto sesgo en surelación, al no mencionar siquiera a Elcano o a Gonzalo Gómez de Espinosa, los dos hombres másrelevantes de la expedición desde la muerte de Magallanes, y omitir algunos hechos de grancalado en la historia del viaje.

Ginés de Mafra embarcó como marinero en la nao Trinidad, y en ella se mantuvo durante toda laexpedición, así que no volvió a España con Elcano, sino que sufrió cinco años de penalidadeshasta que consiguió pisar de nuevo Palos, donde residía. Tras el fallido intento de volver por elPacífico, los supervivientes de la Trinidad regresaron a las Molucas y allí fueron apresados porlos portugueses que habían acudido a la caza de los de Magallanes. Después de años preso endiferentes lugares de Asia, Ginés de Mafra terminó siendo liberado en Lisboa y, tiempo después,entregó su relato a un compañero suyo anónimo, que terminó escribiendo lo que le contó. Estetexto es una de las principales fuentes sobre el viaje tanto por su extensión como por su grado deveracidad, y se conoce como la Relación de Ginés de Mafra .

Dos de sus compañeros a bordo de la Trinidad fueron los genoveses León Pancado, o Pancaldo,y Juan Bautista de Punzorol. En su caso, huyeron como polizones en una nao portuguesa desde laIndia hacia Lisboa, pero fueron descubiertos y apresados en Mozambique, donde este últimofalleció. Cualquiera de los dos pudo ser el autor del conocido como Roteiro de un piloto genovés

Page 12: Tomás Mazón Serrano

aunque es más probable que lo fuera León Pancaldo, puesto que sobrevivió, volviendo a colarsecomo polizón en un navío portugués que regresaba a Lisboa. Desde Mozambique ambosescribieron dos cartas con información muy valiosa dirigidas a Carlos I y a un personajedesconocido, que se conservan en Lisboa.

Otra carta similar y profundamente conmovedora la escribió el capitán de la nao Trinidad,Gonzalo Gómez de Espinosa, desde su prisión en Cochín (India), narrando el periplo y laspenurias sufridas, que se completa con las declaraciones que dieron ante escribano a su vueltatanto él como León Pancaldo, Ginés de Mafra y Juan Rodríguez «El Sordo».

De la mano de Juan Sebastián de Elcano contamos con una copia coetánea y figurada (imitandola firma original) de la maravillosa carta en que daba noticia de su llegada a Sanlúcar deBarrameda al rey. Según él mismo declaró, tras su regreso dejó varios documentos en poder deJuan de Sámano, secretario del Consejo de Indias, que no se han conservado.

La última relación de mano de uno de los tripulantes es una breve narración que publicóGiovanni Baptista Ramusio en italiano en 1554, bajo el nombre Relación 2 de un portuguéscompañero de Duarte Barbosa, que fue en la nao Victoria en el año de 1519. Puesto que su autordecía ser un «portugués» superviviente, y no hay registro de que ninguno de los portugueses que seenrolaron completara el viaje, se especula con que pueda ser obra del grumete Vasco GómezGallego, quien había embarcado diciendo ser de Bayona (Pontevedra), aunque después se tuvopor portugués.

Por último, no podemos olvidarnos de las crónicas sobre la expedición. Algunas de ellas sonmuy importantes porque las escribieron personas que tuvieron contacto con Elcano a su regreso.Así, tenemos la de Maximiliano Transilvano, la de Gonzalo Fernández de Oviedo y la de PedroMártir de Anglería, sin olvidarnos de la de Bartolomé de las Casas, que estuvo presente enValladolid cuando Magallanes acudió a la corte a ofrecer su proyecto a Carlos I.

Más tarde, Francisco López de Gómara y Bartolomé Argensola también aportaron interesantescrónicas, pero sin duda la más prolija, que además resulta ser muy fiable por su concordancia conotras fuentes, es la de Antonio de Herrera y Tordesillas, incluida en su obra conocida comoDécadas , o Historia general de los hechos de los castellanos en las islas y tierra firme del marocéano , publicada en el año 1601.

También hubo cronistas portugueses que trataron la historia de la expedición. Se trata de João deBarros, Fernão Lopes de Castanheda, Gaspar Correa y Fernão de Oliveira. Son todas muyinteresantes porque, en general, se sabe que tuvieron acceso a documentación original o inclusopudieron en algún caso tratar directamente con algún superviviente, con la excepción quizás de lade Gaspar Correa que resulta en ocasiones poco certera. La de Fernando (Fernão) de Oliveira, aveces llamada Manuscrito de Leiden , la publicaremos en un anexo al final del libro por ser muypoco conocida y de alto valor historiográfico.

También al final del libro relacionaremos todas las fuentes de forma exhaustiva con el fin de queresulte de utilidad para quien se interese por profundizar en ellas.

Page 13: Tomás Mazón Serrano

Apuntes de la Casa de Contratación con las cuentas a pagar a Juan Sebastián de Elcano tras su regreso, y registro de

Page 14: Tomás Mazón Serrano

los pagos sucesivos en que se le abonó el importe resultante. Elcano terminó percibiendo 613.250 maravedís, unaauténtica fortuna. Ministerio de Cultura y Deporte. A.G.I.,Contaduría,425,N.1,R.1.

Gracias a toda esta información, no solo seremos capaces de reconstruir lo que ocurrió durantelos tres años que duró la expedición con un grado de certeza bastante elevado, sino que ademásnos daremos cuenta de la clase de gente que llevó a cabo esta gesta, de un modo que nos llevará aadmirarlos no solo por lo que hicieron, sino también por cómo lo hicieron. Quedarán siemprepuntos abiertos a la discusión, asuntos que no terminen de poder comprenderse quizá en toda sudimensión y, sin duda, hechos que nunca quedaron escritos, pero la información que tenemos esmucha y suficiente para que, quinientos años después, podamos embarcarnos con ellos en aquelviaje que, como ellos sabían, les iba a servir para entrar en la Historia.

Page 15: Tomás Mazón Serrano

PRIMERA PARTE. LA EXPEDICIÓN DE LA ESPECIERÍA

Page 16: Tomás Mazón Serrano

I. ANTES DE ZARPAR

La carrera por la EspecieríaQuizás hoy nos resulte difícil alcanzar a comprender que unas simples especias como la

pimienta, la canela, el clavo o la nuez moscada fueran codiciadas de tal manera en tiempospasados que llegaran a constituir un motor para la humanidad, ya desde la Antigüedad. Lasespecias se cultivaban solamente en Asia, y algunas de ellas únicamente en unas islas remotas yenvueltas en un halo de leyenda, llamadas de la Especiería .

Las especias se caracterizaron siempre por ser escasas y caras. Ya Plinio el Viejo se sorprendíade que la gente pagara en Roma altas sumas por la pimienta: «Está su precio en seis libras, y cosaadmirable es que haya agradado tanto su uso, porque […] solo agrada por su picante sabor, y poréste se va a buscar hasta Indias» 3 . Algunas especias servían para condimentar alimentos, algomuy importante cuando se carecía de medios de conservación adecuados porque mitigaban el malsabor; otras eran empleadas como perfume o con fines medicinales.

Durante la Edad Media su comercio había sido llevado a cabo por mercaderes árabes, que lascompraban en origen y las transportaban hasta Oriente Medio, donde las vendían a venecianos ygenoveses, quienes se ocupaban de su distribución por Europa. Sin embargo, tras la caída deConstantinopla en 1453, el emergente Imperio otomano obstaculizó estas rutas comerciales, lo queprovocó un aumento espectacular del precio de la espeçiería dada su aún mayor escasez.

Los emergentes reinos de la península ibéricaMientras, en el extremo opuesto del Mediterráneo, los reinos cristianos de la península ibérica

habían forjado un carácter muy especial y un espíritu de continua necesidad de expansiónarraigado desde el mismo momento de su nacimiento. La Reconquista había convertido en algoacostumbrado la expansión hacia nuevos territorios que después había que repoblar e integrar.

La Reconquista terminó para Portugal antes que para Castilla. Aquel reino dio entoncescontinuidad a su impulso expansionista a través del mar, de la Mar Océana . Fueron pioneros enel desarrollo de sistemas y medios de navegación que permitieron a sus marinos llegar cada vezmás lejos: los remos desaparecieron de los navíos, que pasaron a impulsarse solo por unas velasmás desarrolladas; las naves permitieron cada vez mayor capacidad de carga y resistencia a lostemporales oceánicos gracias a una mayor altura de bordo; se desarrollaron la astronomía, lacosmografía y las matemáticas, ciencias necesarias para saber orientarse y navegar en marabierto.

Lo que inicialmente había sido un deseo de incorporar territorios a sus dominios a lo largo de lacosta atlántica africana, devino durante la segunda mitad del siglo XV en una voluntad y una

Page 17: Tomás Mazón Serrano

determinación férrea por hallar el modo de bordear África para alcanzar Asia y abrir una nuevaruta comercial marítima que les permitiera hacerse con el comercio de la especiería. Siguiendoeste empeño, Bartolomé Días consiguió en 1488 el hito fundamental de doblar el que llamó cabode las Tormentas , en la actual Sudáfrica, aunque a su rey Juan II no gustó el nombre y prefiriópasar a llamarlo tal como hoy lo conocemos: el cabo de Buena Esperanza.

Por entonces un tal Cristóbal Colón trataba de convencer a los Reyes Católicos de que él seríacapaz de llegar a la Especiería navegando hacia poniente. No consiguió ser atendido hasta que secompletó la conquista del último bastión musulmán en la península ibérica, con la toma deGranada el 2 de enero de 1492. No es por ello casualidad que ese mismo año se consumara unhecho que iba a cambiar el mundo. Apoyado especialmente por la reina Isabel I de Castilla, Colónse lanzó a navegar lo desconocido hasta topar con unas tierras que se interpusieron en su camino,y aunque quiso creer haber llegado a Asia, Colón descubrió el Nuevo Mundo.

¿Se imaginan que hoy España y Portugal se «repartieran» el mundo, la mitad para cada uno, sincontar con los demás? Esto fue exactamente lo que ocurrió entonces con la firma del Tratado deTordesillas en 1494. Con Portugal pretendiendo asegurarse el dominio de la costa africana, y elreino de Castilla el de las nuevas islas descubiertas por Colón —y quién sabía entonces si setrataban del extremo oriental de Asia— este acuerdo, con el que se reordenaban los yaestablecidos con anterioridad, nos da una idea perfecta de la mentalidad sin límites de esta gente,que ni más ni menos se repartió el mundo, con «todo lo que hasta aquí se tenga hallado ydescubierto, y de aquí adelante se hallare y descubriere [...], así islas como tierra firme».

El Tratado de Tordesillas es una de las claves en la historia de la expedición de la primeravuelta al mundo, ya que establecía una línea de repartición o demarcación en mitad del océanoAtlántico, un meridiano de polo a polo, que dividiría el mundo en dos mitades y serviría defrontera entre el hemisferio oriental, que quedaba para Portugal, y el occidental, que sería paraCastilla.

Bajo este marco, los esfuerzos de cada reino se centraron en continuar la exploración de susrespectivos hemisferios. Así, los españoles recorrieron el Caribe, descubrieron la tierra firmecontinental americana y, en 1513, Vasco Núñez de Balboa, tras cruzar a pie el istmo de Panamá,descubrió un océano a espaldas de América al que llamó Mar del Sur . Hubo otras expedicionesque avanzaron cada vez más hacia el sur en busca de un paso que les permitiera dirigirse haciaAsia, hasta la Especiería. El último avance logrado fue alcanzar el actual Río de la Plata, enArgentina, donde el piloto de la Casa de Contratación Juan Díaz de Solís encontró la muerte amanos de los nativos en 1516.

Portugal alcanza la EspecieríaPor su parte, los portugueses continuaron avanzando hacia Asia y la Especiería por su lado del

mundo hasta lograr alcanzarla. En 1499, Vasco de Gama llegó a India, pero no solo eso, sino que,en 1511, Diogo Lopes Sequeira se estableció todavía más hacia el oriente, en Malaca —en laactual Malasia—, en una expedición en la que encontramos a alguien de excepcional valía, y queya daba muestras de ello: un joven Fernão de Magalhães.

Page 18: Tomás Mazón Serrano

A finales de ese mismo año, desde Malaca partió una nueva expedición más hacia el oriente,bajo el mando de António de Abreu, en la que viajaba otra persona importante en nuestra historia,amigo y quizás pariente de Magallanes, llamado Francisco Serrão. Tras recorrer el cordón deislas principales que constituyen Indonesia (Sumatra, Java, Bali…), esta expedición alcanzó lasislas ubicadas más al sur del archipiélago de las Molucas, las de Ambón y Banda. Lograron asíencontrar algunas de las míticas islas de la Especiería, aunque no se establecieron en ellas ydecidieron regresar a Malaca. Pero durante la vuelta ocurrió algo relevante: Francisco Serranoquedó en una isla 4 junto con 9 o 10 hombres, mientras los demás se marcharon. Terminó en la deTernate, y desde allí escribió una carta a Fernando de Magallanes en la que le avisaba de queacudiera allí si quería hacerse rico. Nos lo cuenta así Gómara:

Mostraba [se refiere a Magallanes] una carta de Francisco Serrano, portugués, amigo opariente suyo, escrita en los Malucos, en la cual le rogaba que se fuese allá si quería ser prestorico, y le avisaba cómo se había ido de la India a Java, donde se casara, y después a lasMalucas por el trato de las especias.

Además, en esta carta Francisco Serrano ponía en conocimiento de Magallanes la ubicación delas islas Molucas, las verdaderas islas de la Especiería. Magallanes guardó bien la carta de suamigo.

La audaz propuesta de MagallanesTras su regreso a Portugal en 1513, Fernando de Magallanes participó en una campaña militar en

Azamor, en el actual Marruecos, donde fue herido en una pierna. Como consecuencia de elloquedó con una visible cojera de por vida. Algunos de los suyos le acusaron falsamente de habervendido ganado del rey allí, algo por lo que, o bien fue absuelto, o bien quienes le acusabanretiraron los cargos.

Sabemos que obtuvo entonces el rechazo de su rey Manuel I a una subida de pensión que habíasolicitado. Para él supuso un agravio y un deshonor que no pudo asumir. La crónica de Gaspar deCorrea nos cuenta, además, que Magallanes le pidió permiso para marchar a servir a otro rey conquien pudiera ser más afortunado, obteniendo como respuesta «que hiciera lo que quisiera, ycuando quiso besar la mano de su rey, éste no se dignó a dársela». No sabemos fehacientemente siesto último fue cierto o no, pero en cualquier caso, herido en su orgullo, deshonrado, y con un reyque cometió el grave error de dejar marchar a alguien con tanto empuje y tantos conocimientossobre los últimos descubrimientos portugueses, Magallanes decidió pasar a España en octubre de1517.

Hay dos cuestiones relativas a él que se han difundido de tal manera que han acabado porasumirse como ciertas por la historiografía, aunque en ninguna de las documentaciones primariaso crónicas relacionadas se mencionan. Una de ellas es que ofreció al rey de Portugal dirigir unaarmada hasta la Especiería por la vía de occidente. Simplemente, no es cierto. Quien sí lo habíahecho fue Colón, no Magallanes. La segunda de estas cuestiones es su edad: aunque veremos encasi todas partes que nació en 1480, no hay base documental cierta para afirmarlo 5 .

Page 19: Tomás Mazón Serrano

Retrato de Fernando de Magallanes. Copia anónima realizada en 1579 de un retrato anterior hoy perdido.Kunsthistorisches Museum de Viena.

El caso es que Magallanes pasó a Sevilla para ofrecer, esta vez sí, la idea de organizar unaexpedición hasta la Especiería navegando hacia el oeste. Enseguida se le unió el bachiller RuiFaleiro, un reputado cosmógrafo también portugués, experto en navegación y hombre de ciencia,que quizás encajaría en el arquetipo de científico extravagante 6 , y del que Bartolomé de las Casasrefirió que «tenía un demonio familiar». Sin duda Faleiro —o Falero— tuvo que ser un personajemuy interesante.

Sevilla por entonces era una ciudad boyante, en plena expansión desde el siglo XIV, que se viomuy reforzada desde que los Reyes Católicos fundaran en ella la Casa de Contratación de Indias,donde se organizaban las expediciones hacia el Nuevo Mundo. A ella acudía desde todas partesgente emprendedora y se acumulaba y trasmitía el conocimiento adquirido en cada viaje. A sufrente estaba desde su fundación el obispo de Burgos, Juan Rodríguez Fonseca. La Casa deContratación desarrollaba la logística y la ciencia necesaria para llevar a cabo las expediciones.Esto convirtió a Sevilla en un foco de atracción para Magallanes, que además sabía que

Page 20: Tomás Mazón Serrano

encontraría allí a otros portugueses que podrían ayudarle. Uno de ellos fue Diogo Barbosa,alcaide de las Atarazanas y los Reales Alcázares 7 , con cuya hija Beatriz terminó contrayendomatrimonio y tuvo un hijo, llamado Rodrigo, además de estar esperando el nacimiento del segundocuando partió.

Por aquel entonces se vivía en Castilla un período de transición bajo la regencia del cardenalCisneros, tras la muerte de Fernando el Católico el año anterior. El joven rey Carlos I deHabsburgo había llegado desde Flandes a Asturias solo un mes antes de que Magallanes pasara aSevilla, pero no fue hasta febrero de 1518 cuando las Cortes de Castilla le juraron como rey juntoa su madre Juana.

Magallanes y Faleiro encontraron eco enseguida. El proyecto que presentaron al rey fue el dellegar hasta las islas de la Especiería —cuya ubicación les era conocida por las cartas deFrancisco Serrano que Magallanes portó como aval, en las que se afirmaba que se encontrabandentro de la demarcación castellana— pero navegando hacia el oeste, sin invadir la demarcaciónportuguesa, y buscando un paso en Sudamérica que les permitiera alcanzar el Mar del Sur 8 .

Carlos I comprendió de inmediato el valor de la propuesta y, solo un mes después, el 22 demarzo de 1518, otorgó las Capitulaciones de Valladolid 9 , es decir, el contrato en el que seconcedía a Magallanes y Faleiro la capitanía de la expedición que habían propuesto. Esta seríasufragada por la Corona y estaría compuesta por cinco navíos, recalcando que se navegaría sininvadir el hemisferio portugués del Tratado de Tordesillas, algo fundamental para el rey. Por siquedaba alguna duda, Carlos I emitió en mayo de 1519 una larguísima Instrucción 10 por escritocon 74 cláusulas o directrices de todo tipo que debían respetarse durante el viaje y en la primerade ellas volvía a insistir en ello:

La principal cosa que vos mandamos y encargamos es que en ninguna manera no consintáisque se toque, ni descubra tierra, ni otra ninguna cosa dentro de los límites del serenísimo Reyde Portugal, mi muy caro y muy amado tío y hermano, ni en su perjuicio, porque mi voluntad esque lo capitulado y asentado entre la Corona Real de Castilla y la de Portugal se guarde ycumpla muy enteramente, así como está capitulado.

A tenor de esto, quiero aclarar una cuestión relacionada con el capitán Fernando de Magallanessobre la que hay mucha confusión, y es que él nunca habló de dar la vuelta al mundo. Magallanesmurió antes de que se decidiera el camino de vuelta que llevaría a conseguir esta hazaña, lo quecorrespondió a Juan Sebastián de Elcano y a los demás expedicionarios supervivientes en lasislas Molucas. Con ello no pretendemos restar mérito a un hombre admirable cuyo concurso enesta historia es fundamental, pero la suya fue la Armada de la Especiería, que debía localizar lasMolucas y volver por el mismo camino. En cambio, es en los hombres supervivientes de esaarmada tras la muerte de Magallanes en quienes recae el mérito de asumir la vuelta al mundocomo un objetivo nuevo, y de llevarla a término con éxito pese a la dificultad extrema queimplicaba la necesidad de alejarse permanentemente de la costa, donde había más riesgo de quefueran localizados por los portugueses, quienes estaban determinados a impedir su éxito.

Quizá sea este un matiz controvertido, pues rebate cientos de publicaciones, actos, conferencias

Page 21: Tomás Mazón Serrano

y opiniones que atribuyen a Magallanes el mérito de la primera vuelta al mundo. Esta afirmaciónen parte es cierta, pero solo en parte, puesto que comandó la expedición antes de completar elviaje de ida, y sin saber que, posteriormente, esta terminaría siendo la primera en circunnavegar elglobo.

Tras conocer que Magallanes y Faleiro habían acordado con Carlos I empezar a organizar suexpedición, Manuel I puso a trabajar a su embajador en Castilla, Álvaro da Costa, quien trató deevitarlo de varias maneras: ofreciéndoles «mercedes» para que volvieran a Portugal, quejándosee intentando convencer a Carlos I de que eran gente de poco crédito y, por último, quizá inclusotratando de acabar con ellos 11 .

La campaña de descrédito lanzada por este embajador contra Magallanes y Faleiro, «hombresde poca substancia» 12 , quizá terminó haciendo mella en Carlos I, ya que ordenó a Magallanesreducir la cifra de portugueses a bordo. Sin embargo, hizo que les nombraran comendadores de laOrden de Santiago —lo que equivalía a convertirlos en nobles— probablemente para proteger suintegridad.

Rui Faleiro empezó a mostrar síntomas de una enfermedad mental, y el rey terminó apartándolode la capitanía que le tenía concedida. Carlos I cuidó siempre de Faleiro en su enfermedad, leprotegió y le mantuvo a su cargo, probablemente hasta el fin de sus días, nombrándolo piloto deSu Alteza en la Casa de Contratación. Son múltiples las fuentes que se conservan con las realescédulas en que lo ordenaba y los registros de los pagos consecuentes al propio Faleiro y a suhermano Francisco.

Los preparativos de la expediciónSiguiendo las órdenes del rey, que demostró estar pendiente de que se dispusiera todo lo

necesario, la Casa de Contratación puso en marcha los preparativos de la expedición con unadiligencia asombrosa. Resulta impresionante la cantidad de documentos archivados que nos danidea del detalle con que todo fue resolviéndose. Personas como Juan Rodríguez Fonseca, Sanchode Matienzo, o el factor Cristóbal de Haro, que terminó participando como armador y organizadorde la armada, tuvieron un papel esencial en el éxito de esta empresa.

Capitanes y principales miembros de la expediciónLas cinco naos que formaron la expedición fueron adquiridas, trasladadas a Sevilla y

pertrechadas allí. Se las nombró como Trinidad, San Antonio, Concepción, Victoria y Santiago.Magallanes iría en la nao capitana, la Trinidad. El rey nombró capitanes del resto de barcos a

Juan de Cartagena, Gaspar de Quesada, Luis de Mendoza y Juan Rodríguez Serrano,respectivamente. Eran todos caballeros nobles castellanos, con la excepción de este último, queera un reputado piloto de la Casa de Contratación con una amplia experiencia marinera. Enocasiones hay referencias a él, de forma errónea, como portugués. En realidad, era de Fregenal dela Sierra 13 , actualmente en Extremadura, aunque entonces la ciudad pertenecía a Sevilla.

Juan de Cartagena fue nombrado, además, veedor real en la armada, es decir, los ojos del rey en

Page 22: Tomás Mazón Serrano

la expedición, la persona en quien el rey depositaba su máxima confianza para que velara por elcumplimiento de sus órdenes y también capitán de la Armada de la Especiería «en conjuntapersona» 14 con Magallanes. Esto creaba una bicefalia en el mando y, como se verá, no resultó seruna buena decisión.

Por otro lado, el rey obligó a embarcar en la expedición a los pilotos de la Casa de ContrataciónAndrés de San Martín —que además era cosmógrafo—, Juan Rodríguez de Mafra —quien habíaviajado en el segundo y tercer viajes de Colón, además de haber participado en otras muchasexpediciones al Nuevo Mundo—, Vasco Gallego y al ya mencionado Juan Rodríguez Serrano.Estos pidieron que se les aumentara el sueldo que cobraban como pilotos en Sevilla 15 ,equiparándolo al de otros pilotos portugueses con los que ya se contaba —Estêvão Gomes y JoãoLopes Carvalho—. El rey se los reconoció, pasando de 20.000 a 30.000 maravedís anuales,aunque los amenazó con perder su salario si no se daban por satisfechos.

Juan Sebastián de ElcanoMención particular merece Juan Sebastián de Elcano 16 , marino natural de Guetaria (Guipúzcoa)

que se convertirá en el gran protagonista de la expedición. Según él mismo declaró 17 , seencontraba en Sevilla al menos ocho meses antes de zarpar, es decir, en enero de 1519, cuandoconoció a Magallanes y a otros oficiales. Inicialmente se le inscribió como contramaestre, peroenseguida fue ascendido a maestre, siendo asignado a la nao Concepción. En Sevilla cobró poradelantado seis meses de paga 18 y un día antes de zarpar declaró tener «32 años, poco más omenos» 19 .

Elcano había adquirido durante su juventud una gran experiencia marinera, llegando a serarmador de una nave. Sirvió en las campañas de Orán y Trípoli (1509) y formó parte de unaarmada al servicio del Gran Capitán en las guerras de Italia. Sin embargo, ante los impagos porparte de la Corona, se vio forzado a vender su navío y lo hizo a unos saboyanos, estandoprohibido por entonces vender naves a extranjeros. Se ha afirmado en ocasiones que se alistó enla expedición para redimir esta falta, aunque sobre ello no hay constancia, y no es más que unasuposición contra la que cabe pensar que si se consideraba perseguido por la justicia, optó poracudir al peor sitio del mundo para permanecer oculto. No sabemos, por tanto, los motivos por losque Elcano quiso enrolarse en la expedición. Lo que sí consta es que, a su vuelta, el ya emperadorCarlos V perdonó expresamente la venta de su nave a extranjeros tras la petición del propioElcano 20 .

Page 23: Tomás Mazón Serrano

Retrato de Juan Sebastián de Elcano.Anónimo del s. XIX. Museo Naval de Madrid.

Por su testamento 21 sabemos que tuvo dos hijos de diferentes mujeres y que nunca se casó. Antesde que la expedición zarpara tenía ya un hijo llamado Domingo, con María Hernández deHernialde, también de Guetaria, «por cuanto siendo moza virgen, la hube». Tras su vuelta, tuvouna niña con María Vidaurreta, de Valladolid.

Las naves y su carga

Page 24: Tomás Mazón Serrano

Las naos consistían en una evolución de la carabela mediante la cual se conseguía una mayorcapacidad de carga y otras mejoras enfocadas a los largos viajes oceánicos. Constituían la últimaevolución tecnológica de su tiempo y, pese a ello, ni siquiera ofrecían lugar para alojar a latripulación. En las naos la gente no tenía otro sitio para dormir que en cubierta, al aire libre o bajoel techo que ofrecían los castillos de proa y popa. La bodega se dedicaba exclusivamente altransporte de la carga y solo el capitán contaba con una cámara. Se nos hace difícil imaginar lascondiciones de extrema dureza de la vida a bordo.

Tanto fue el detalle con que los oficiales de la Casa de Contratación de Sevilla anotaron cadagasto, que sabemos de forma muy pormenorizada cuál fue la carga 22 que se introdujo en las naves.Para alimentarse portaban sobre todo bizcocho o pan recocido, junto con legumbres y un sinfín deotros alimentos en cantidades menores, incluso seis vacas y tres cerdos vivos, y mucho vino, queera la bebida habitual de los marinos. La mayor parte de la carga la conformaba la mercancía quedebía servir para los intercambios comerciales, o «de rescate», formada por telas, anzuelos,peines, cascabeles, cuchillos y un sinfín de productos, entre los que destacan por su peso elazogue o mercurio, el bermellón 23 y el plomo.

La instrumentación a bordo estuvo compuesta por 23 mapas —o, como ellos decían, «cartas demarear»— hechos en pergaminos por Nuño García 24 , 6 pares de compases, 21 cuadrantes, 7astrolabios, 35 brújulas o agujas de marear, y 18 ampolletas o relojes de arena. Portaban ademáspiezas de artillería, pólvora, armas, municiones, ollas, calderos, hornos, linternas, herramientas detodo tipo, una fragua, útiles de pesca, medicinas y ungüentos, ornamento para decir misa, y hasta 5tambores y 20 panderos «para diversión».

La armada tuvo un coste total de 8.334.335 maravedís, de los cuales fueron financiados por laCorona, a través de la Casa de Contratación de Indias, 6.454.209 maravedís, mientras que elimporte restante de 1.880.126 maravedís fue puesto por el factor burgalés Cristóbal de Haro 25 .

La tripulaciónLa dotación de la Armada de la Especiería ascendió a los 247 hombres aproximadamente, quizá

alguno menos. Aunque de la mayoría de ellos tenemos la trazabilidad completa, los pocos de losque no la hay nos impiden saber con total certeza cuál fue el número exacto de tripulantes.

Hubo problemas para conseguir reclutar gente. Además de en Sevilla, se mandó dar pregones enMálaga, Cádiz y diversos puertos de Huelva. Uno de los motivos fue que «era poco el sueldo quese les daba (Elcano)» 26 , pero a ello se unieron ciertos recelos hacia Magallanes como portugués:«a algunos oía decir que, por ser portugués el capitán, no querían ir (Espinosa)» 27 .

Fue entonces cuando se admitió la incorporación de extranjeros. Elcano y otros maestres seocuparon de seleccionarlos, y sobre ello dejó declarado que quedaron contentos 28 . Así, uno delos aspectos más destacables de la tripulación fue su variada procedencia. Cerca de tres quintosdel total de la misma eran españoles —concretamente castellanos, porque del reino de Aragónapenas hubo dos personas—, hasta una cifra de 148 hombres, mientras que los dos quintosrestantes eran extranjeros. De estos, el grupo más numeroso lo conformaban los 28 portugueses,

Page 25: Tomás Mazón Serrano

algunos de los cuales embarcaron diciendo que eran españoles, seguido de los italianos (27) —ensu mayoría genoveses—, los franceses (15), griegos (8), flamencos (5), alemanes (3), un inglés yun malayo. Faltarían en estas cuentas once tripulantes de los que no conocemos o hay dudas sobresu lugar de origen. Quizá también hubo dos irlandeses, si la ciudad de Galway resultara ser la quefue escrita como Galvey , de la que provenían.

En cada nao, el piloto era el encargado de tomar mediciones para determinar la posición delnavío. Por su parte, el maestre era el responsable del gobierno del barco y jefe de los marineros,ayudado por el contramaestre, que quedaba a sus órdenes, siendo el responsable directo de losmarineros, quienes a su vez se apoyaban en los grumetes y pajes.

El grupo de hombres más numeroso al margen de estos lo formaban los sobresalientes, hombresde armas o soldados, necesarios para la protección de la armada al tratarse de una misión dedescubrimiento a lo desconocido. A ellos se añadían los merinos, quienes quedaban a las órdenesdel alguacil mayor para asegurar el orden a bordo.

En menor número embarcaron también especialistas en otros oficios y algunos clérigos. Así,cada navío contaba con varios lombarderos o artilleros, en general flamencos y alemanes.También había escribanos, carpinteros, despenseros, toneleros, herreros, armeros y calafates, queaseguraban la impermeabilización del casco de los barcos. Hubo también criados que servían alos capitanes y a algunos de los oficiales de mayor rango, y al menos un par de intérpretes, uno delengua malaya —Enrique de Malaca— y otro árabe —Jorge Morisco—, ambos «esclavos» deMagallanes.

Por otro lado, conocemos perfectamente el sueldo 29 mensual en maravedís que terminó siendoasignado a cada tripulante en función de su rango u oficio, comprendido entre los 3.000 de losmaestres y los 500 de los pajes. Es llamativo que Enrique de Malaca, quien consta como «esclavode Magallanes», cobrara un sueldo bastante alto, de 1.500 maravedís. Como es lógico, el sueldomayor era el de Magallanes, de 58.000 maravedís anuales 30 .

Como era costumbre, no había ninguna mujer entre la tripulación. Por otro lado, en la ya citadaInstrucción a Magallanes, el rey quiso proteger expresamente a las mujeres naturales de loslugares donde desembarcara la expedición en los siguientes términos:

La principal cosa de que nos tendremos por muy deservidos, e mandaremos castigar, es a losque hicieren delito e acometimiento con las mugeres de la tierra; e sobre todo en ningunamanera habéis de consentir que ninguna persona toque a muger.

Pese a las dificultades, la Casa de Contratación logró organizar una excelente armada, con cinconavíos de gran calidad, y una dotación compuesta por gente experimentada y cualificada en unagran proporción. Sin duda, esto terminó siendo parte del motivo de su éxito.

Page 26: Tomás Mazón Serrano

II. LA BÚSQUEDA DEL ANSIADO PASO

La travesía del AtlánticoEl 10 de agosto de 1519, una fecha histórica, las cinco naos partieron de Sevilla desde el muelle

de Las Muelas 31 , en la margen derecha del río Guadalquivir, en el barrio de Triana. Lo hicieronpor separado, para volver a reunirse en Sanlúcar de Barrameda, donde permanecieron 41 díasterminando de pertrechar las naves. Es muy posible que el retraso obedeciera a una estrategia deMagallanes para evitar y despistar a los portugueses, que organizaban una armada hacia la India,de la que posiblemente sospechara que tenía órdenes de interceptarlos. O quizás, faltara porembarcar algún personaje importante.

En este sentido, sabemos que el capitán Juan de Cartagena llegó a Sanlúcar «en postas», porqueel armador Cristóbal de Haro, quien pasó allí todo ese tiempo junto a Sancho de Matienzo, eltesorero de la Casa de Contratación, le pagó los 11.040 maravedís que costó el transporte 32 . Eraun importe demasiado alto para que viniera desde Sevilla y, por lo tanto, puede afirmarse que Juande Cartagena se incorporó a la expedición en Sanlúcar de Barrameda, aunque se desconoce lafecha concreta.

Sabemos también que Cristóbal de Haro envió a las Canarias una carabela con un criado suyoencargado de que, cuando las naos llegaran allí, estuviera todo preparado. Conocemos algunosdetalles de otros pagos realizados por el armador. Por ejemplo, que compró «tabla para hacer unacámara» al piloto Andrés de San Martín en la nao Trinidad, y que pagó un buey que habíacomprado Magallanes para que la gente comiera durante los días de espera en Sanlúcar.Curiosamente, durante aquella espera se obligó a la tripulación, en un momento dado, apermanecer a bordo de las naos, dando orden al alguacil Espinosa para que velara por elcumplimiento de tal indicación.

El 20 de septiembre de 1519 la armada largó velas por fin de Sanlúcar de Barrameda con unos244 hombres a bordo. La cifra aumentaría en tres personas más al paso por las islas Canarias. Seestableció que las cinco naves navegarían en grupo, o «en conserva», con la Trinidad, naocapitana, siempre al frente abriendo camino. Se instauró un sistema de comunicación básico entrenaves mediante el encendido de los diferentes faroles de popa a través del cual la Trinidad dabadeterminadas instrucciones, acordadas de antemano, al resto de navíos. Esta navegación enconserva otorgaba la gran ventaja de la protección mutua entre las naves, aunque tenía comoinconveniente que todas ellas debían adaptar su ritmo al de la más lenta.

En las CanariasAl cabo de seis días alcanzaron la isla de Tenerife y permanecieron allí entre tres y seis días 33 .

Page 27: Tomás Mazón Serrano

Al parecer, cargaron la pez necesaria para calafatear —impermeabilizar— el casco de las naves,además de leña y algunos víveres. Durante ese tiempo fondearon en dos lugares diferentes. Elprimero de ellos queda indicado en dos fuentes poco conocidas, que señalan que fue el Puerto deSanta Cruz. A este respecto, la crónica de Oliveira —o Manuscrito de Leiden — resultacontundente e inequívoca:

Y navegando por la derrota de las Canarias con buen tiempo, al cabo de siete días las tomarony surgieron en Tenerife, en el puerto de Santa Cruz.

La otra referencia que hace mención del puerto es la Breve et Ristretta Narratione di unPortughese Compagno di Odoardo Barbosa 34 , en la que se dice textualmente:

Llegamos a la isla de Tenerife, en la cual está el puerto de Santa Cruz, en veintiocho gradosdel polo ártico.

Se trata, en ambos casos, de informaciones localizadas en fuentes poco consideradas hasta ahorapor la historiografía, por lo que gran parte de la bibliografía existente habla aún hoy de un puertodesconocido o de ubicación dudosa. El segundo lugar en el que se detuvieron quedó registradoclaramente, ya que el propio Pigafetta dejó escrito que lo hicieron junto a la Montaña Roja, al surde la isla. Por deseo de Magallanes embarcaron aquí cuatro tripulantes más, mientras que uno delos que venían se quedó en Tenerife, sin que sepamos por qué. De este modo, a partir del paso porCanarias la dotación de la armada quedaría compuesta por 247 hombres.

Hay un par de crónicas que proporcionan cierta información de un hecho presuntamentesucedido mientras estaban en Canarias y que sería relevante. La primera, la de Gaspar Correa,incluida en Lendas da Índia , escrita antes de 1565, nos relata que, mientras la armada seencontraba en Canarias, llegó una nave con cartas del suegro de Magallanes, Diogo Barbosa, enlas que le recomendaba «tuviese cuidado de la seguridad de su persona, porque había sabido quelos capitanes que iban con él habían contado a sus parientes y amigos que, si los maltrataba, lehabían de matar y levantarse contra él». También la Conquista de las Islas Malucas (1609), deArgensola, se hace eco de esta información añadiendo algún matiz:

En ellas [las islas Canarias] le alcanzó una carabela con aviso secreto, de que sus capitanesle seguían con intento de no obedecerle, particularmente Juan Cartagena, que llevaba losmismos poderes que Magallanes. Él disimuló con valor.

Dado que se trata de una afirmación que aparece en crónicas posteriores, pero de la que no hayreferencia en fuentes primarias, no podemos asumirla como cierta sin más, pero si hubierasucedido así, podría explicar la postura tomada por Magallanes de no compartir sus intencionescon nadie en adelante. No obstante, para ser honesto, doy poca credibilidad al contenido de lacrónica de Correa por otros motivos que trataremos más adelante.

Por otra parte, la narración del viaje del grumete Martín de Ayamonte nos proporciona un datomuy revelador, pero que nos deja algunas incógnitas:

Fueron a las Canarias, donde estuvieron seis días y supieron cómo las naos de Portugal yahabían pasado antes para la India 35 .

Page 28: Tomás Mazón Serrano

Se trata de la única anotación en una fuente primaria en que se menciona la cuestión —tanmanida posteriormente— de las maniobras realizadas por Magallanes para evitar a una hipotéticaarmada portuguesa hostil. En ella se deja constancia de que tal armada existía y les llevaba ladelantera en dirección al cabo de Buena Esperanza, además de confirmar que estaban muypendientes de sus movimientos. Sin embargo, ¿realmente suponía una amenaza? ¿La larga esperaen Sanlúcar tuvo algo que ver con esto? ¿La derrota seguida por Magallanes estuvo influenciadapor intentar evitar un encuentro con ella? Son preguntas que quedan sin respuesta, aunque la citade Ayamonte, además de confirmarnos su existencia, nos hace sospechar que sí fue consideradauna posible amenaza, al menos hasta las Canarias, aunque quizá en adelante dejó de serlo, puestoque el camino que siguió Magallanes fue el mismo que el que entonces supo que había tomado esaarmada (Imagen I del inserto central) .

Magallanes oculta su planPorque una vez zarpó de las Canarias, Magallanes puso rumbo al sur. Tradicionalmente se ha

pensado que de este modo cambió de criterio respecto al documento elaborado antes de partir deSanlúcar de Barrameda, en el que se convenía la derrota a seguir. Se presupone que este debíaestablecer que desde las Canarias cruzaran hasta América —según era habitual para los navíosespañoles que atravesaban el Atlántico— aprovechando los vientos alisios, pero son todosuposiciones. En este sentido, Carlos I había dado la siguiente instrucción en abril de 1519 36 :

Capitanes e pilotos e maestres e contramaestres e marineros de los navíos del armada de quevan por nuestros capitanes generales Fernando de Magallanes e Rui Falero, caballeros de laOrden de Santiago. Porque los dichos nuestros capitanes están informados e saben de la forma emanera que se ha de seguir el dicho viaje, y ellos, en presencia de nuestros Oficiales de la Casade la Contratación de las Indias que residen en la cibdad de Sevilla, vos mostrarán la derrotacon todos los regimientos de altura que saben para el dicho viaje; por ende, yo vos mando queen el marcar del grado deis e cumpláis la instrucción que por los dichos capitanes, juntamentecon los dichos nuestros Oficiales de la dicha Casa, vos será dada, e de aquello no excedáis nifagáis en manera alguna, porque así cumple a nuestro servicio e bien del dicho viaje.

Así pues, el rey había ordenado que Magallanes y Faleiro mostraran la derrota a seguir a todoslos oficiales de la armada antes de partir en presencia de los oficiales de la Casa de Contratación.No está claro si esto llegó a cumplirse —según la crónica de Herrera, sí— ni el contenido de esaderrota, pero nos consta que al menos Juan de Cartagena no la conocía, porque tuvo que discutircon Magallanes para que este se la proporcionara. Aunque Magallanes lo hizo, empezó pronto adespreciar a Juan de Cartagena, sin tomar en consideración que Carlos I le había puesto a sumismo nivel de mando. La situación queda muy bien reflejada en el siguiente texto 37 :

En Canaria paresce que Juan de Cartagena pidió juntamente con los otros oficiales aMagallanes, que él debía consultar con él todas las cosas tocantes a su viage, como conjuntapersona, e con los otros oficiales conforme a las instrucciones que de S. M. llevaban, sobre loque diz que hobo alguna manera de enojo entre ellos, porque Magallanes no le salía a ello,diciendo Cartagena que les diese la derrota por do habían de ir, y al fin les dio.

Page 29: Tomás Mazón Serrano

¿Cuál fue esa derrota que comunicó Magallanes a Juan de Cartagena? Al parecer, no la quepensaba realmente adoptar. Mientras pudo, Magallanes mantuvo oculta a su tripulación laintención de alcanzar la Especiería sorteando el Nuevo Mundo. En cambio, les dijo que irían a laEspeciería doblando el cabo de Buena Esperanza, es decir, por la ruta portuguesa. Es importanteaclarar este asunto, porque contradice en gran medida lo escrito posteriormente por lahistoriografía sobre la expedición. Yo mismo tardé mucho en darme cuenta de ello. Nada másempezar su narración del viaje, Pigafetta nos da una de las claves:

[Magallanes] había resuelto abrir un camino que ningún navegante había conocido hastaentonces, pero se guardó muy bien de dar a conocer su atrevido proyecto, que llegó a realizarcon la ayuda de Dios, por temor a que trataran de persuadirle por los probables peligros quetendría que correr y por no desanimar a su tripulación.

Como vemos, Magallanes desconfiaba de que la gente lo siguiera si contaba su plan, y por ellotrató de mantenerlo oculto. Así pues, ¿cuál fue la derrota que, como también acabamos de leer,declaró a sus capitanes a requerimiento de Juan de Cartagena? Les contó que seguirían la rutaconvencional portuguesa hacia la Especiería. Después veremos en qué nos basamos para afirmaresto, aunque es bastante lógico: les dijo que irían por donde hasta entonces se sabía ir.

Ante esto, cabe pensar que, o bien la tripulación asumía sin más violar el Tratado de Tordesillasy la Instrucción del rey, o bien desconocían estos documentos, lo cual resulta difícil de creer. Haysin embargo un argumento de peso para considerar que no les preocupaba excesivamenteincumplirlos, y es que más tarde terminaron decidiendo atravesar el hemisferio portugués para darla vuelta al mundo. Si estuvieron dispuestos a hacerlo a la vuelta, podemos dar por seguro quetampoco habrían tenido un especial celo por no hacerlo a la ida.

El enfrentamiento con CartagenaDurante los días sucesivos a la partida de Tenerife, la armada navegó hacia el sur, sin alejarse

de la costa africana. Sin embargo, una vez alcanzó la latitud de Sierra Leona —o quizá después deavanzar algo más, hasta los cuatro grados indicados en el Roteiro de un piloto genovés —, virópor fin hacia el oeste y tomó rumbo hacia Brasil. Al ver esto Juan de Cartagena, dado que suponíaun cambio en el plan que Magallanes le había contado, volvió a requerirle explicaciones:

En la costa de Guinea, paresció que el dicho Magallanes mudó la derrota que les dio, y eldicho Cartagena dijo de una nao a otra al dicho Magallanes, que ¿cómo mudaba la dichaderrota? y él le respondió que sabía lo que hacía, y que le siguiese, que a él no le había de darcuenta 38 .

Puesto que Magallanes no podía explicar su cambio de rumbo hacia América sin desvelar susverdaderos propósitos, lo que hizo fue despreciar y ningunear a Juan de Cartagena para, de estemodo, seguir manteniendo oculta su intención. Ginés de Mafra dijo de él que a partir de esemomento se volvió «muy absoluto y riguroso».

Mientras se encontraban a la altura del ecuador, todavía cerca de la costa africana, la expediciónencontró grandes encalmadas, algo muy habitual en esa franja del Atlántico. Esto mantuvo a los

Page 30: Tomás Mazón Serrano

navíos al pairo durante nada menos que unos quince días. En estos días la relación entreMagallanes y Cartagena siguió deteriorándose:

Paresce que en este tiempo andando con calmerías en la dicha costa de Guinea, salvó unanoche el dicho Cartagena desde su nao con un marinero, al dicho capitán Magallanes, diciendo:Dios os salve señor capitán y maestre, e buena compañía. Y no agradó al dicho Magallanes ladicha salva, e mandó a Esteban Gómez, piloto que llevaba en su nao, que dijese a Eloriaga,maestre de la dicha nao Sant Antonio, que dijese al dicho Juan de Cartagena que no le salvasede aquella manera, salvo llamándole capitán general. E Cartagena le respondió, que con elmejor marinero de la nao le había salvado, y que quizá otro día le salvaría con un page. Ydizque dende en tres días el dicho Cartagena no lo tornó a saludar 39 .

Como vemos, la pugna entre Cartagena y Magallanes por el momento no dejaba de ser de guanteblanco, pero apuntaba ya malas maneras.

Coincidió que, al poco tiempo, todavía frente a la costa de Guinea, el maestre de la nao Victoria,Antón Salomón, fue hallado «acometiendo a un grumete contra natura», algo que supuso sudetención inmediata y su condena a muerte por parte de Magallanes, aunque esperó a detenerse entierra para ejecutar la sentencia. Por esta causa, Magallanes organizó un consejo de capitanes abordo de la Trinidad, en el que terminó estallando la relación con Juan de Cartagena:

En este comedio paresció que en la nao Vitoria, de la cual iba por capitán Luis de Mendoza,acometió un marinero a un grumete en el pecado de contra natura, de que dieron aviso al dichocapitán Magallanes, sobre que un día en calma hizo botar fuera el esquife, e mandó llamar a sunao al dicho Cartagena, e a los otros capitanes e pilotos de las otras naos, e juntos pasaron entreellos muchas palabras sobre las dichas derrota e manera de salvar, en que el dicho Magallanesechó mano del pecho al dicho Cartagena, diciendo: sed preso. Y el dicho Cartagena requirióalgunos otros capitanes e pilotos que ende se hallaron, que le diesen favor para prendera aldicho Magallanes, e no le acudieron e quedó preso el dicho Cartagena de pies en el cepo, y enesto los dichos oficiales rogaron al dicho Magallanes que lo entregase a uno dellos preso, y asílo entregó al tesorero Luis de Mendoza 40 .

Como acabamos de ver, Magallanes terminó apresando aquel día a Juan de Cartagena. Era unamedida muy drástica, que algunos no entendieron, puesto que consideraban que iba contra losdeseos del rey. A partir de entonces los rumores contra Magallanes se acrecentaron y el temor aque, según decía Ginés de Mafra, «los llevara a los portugueses», también.

La navegación prosiguió y a las calmas sucedieron fuertes tormentas. Durante una de ellas, serefiere Pigafetta a los «fuegos de San Telmo» que aparecieron en la punta de mástiles y gavias.Hoy sabemos que la ionización del aire durante las tormentas eléctricas puede causar queaparezcan resplandores y chorros de luz en los mástiles puntiagudos de los barcos, pero porentonces nuestros marinos atribuían este fenómeno a la protección divina, asociando la apariciónde estos fuegos con el cese próximo de la tormenta. Cinco naves bregando con mala mar, chorrosde luz en las puntas de la arboladura y, mientras, los marineros rezando para dar gracias por estaseñal. La imagen es tan potente como cierta.

Page 31: Tomás Mazón Serrano

Llegada a BrasilPor fin alcanzaron la costa brasileña a finales de noviembre. Sin embargo, Magallanes no se

detuvo, sino que continuó avanzando sin tomar tierra hasta después de doblar el Cabo Frío. Lohicieron el 13 de diciembre de 1519, en una bahía que llamaron de Santa Lucía. Aunque en todaslas crónicas sobre la expedición se identifica esta ubicación como el Río de Enero —o Janeiro enportugués—, atendiendo estrictamente a lo indicado en el Derrotero cabe la duda razonable deque no fuera allí donde se detuvieran, sino en la siguiente bahía, llamada Sepetiba, que seencuentra en su misma latitud.

A propósito de la elección de este primer puerto natural de parada, el Memorial 41 que dejóescrito Magallanes al rey acerca de la ubicación de las Molucas proporcionaba diversos datosgeográficos para justificar que estas islas se encontraban dentro de la zona de demarcaciónespañola. En virtud de los datos indicados por Magallanes podemos saber cuál sería, según suscuentas, la posición del meridiano de demarcación del Tratado de Tordesillas. Quizás la eleccióndel puerto de parada en la costa brasileña responde a que Magallanes consideraba que ya en aquelpunto había sobrepasado el meridiano de demarcación y, por ello, había entrado en territorio bajojurisdicción castellana.

Durante la parada en este puerto se incorporó a la expedición un hijito mestizo del pilotoportugués João Lopes Carvalho, fruto de la relación mantenida con una indígena en un viajeanterior. Carvalho pidió a Magallanes acercarse al lugar donde había estado años atrás, preguntóa los nativos por él, y se lo trajeron junto a su madre 42 . Aquel niño mestizo se unió a los nuestros,suponemos que a bordo de la nao Trinidad, en la que servía su padre. Más adelante contaremosqué fue de él, ya que el hijo de Carvalho fue el primer brasileño que vio Asia.

Fueron a un puerto de Santa Lucía que está en la tierra de Brasil, el cual se decía que fuedescubierto por los portugueses, donde estuvieron quince días tomando agua y leña. En el cualpuerto, João Carvalho, portugués, halló un hijo suyo que tuviera de una negra en el tiempo enque allí estuvo con un navío portugués 43 .

La travesía desde las Canarias hasta Brasil les había llevado 75 días. Permanecieron en la bahíade Santa Lucía dos semanas, bajo un intenso calor, reponiendo agua, leña y víveres, y manteniendoamigables intercambios con los naturales del lugar.

Hacia lo desconocidoLa expedición largó velas de su plácida escala en Brasil después de Navidad, el 27 de

diciembre de 1519, aunque sin separarse de la costa, y rumbo al sur. Sabían que no estabandemasiado lejos del que vino a llamarse Río de la Plata, un entrante hacia el este al que ya habíallegado Juan Díaz de Solís 44 tan solo tres años antes y que, por entonces, constituía la última tierraconocida en Sudamérica. Sin embargo, aquella expedición había sido sorprendida por unosnativos caníbales que terminaron asesinando al propio Solís y a otros de sus compañeros, aquienes, además, descuartizaron, asaron y devoraron. Los demás expedicionarios, horrorizados,decidieron dar la vuelta a España sin recorrer por entero aquel lugar.

Page 32: Tomás Mazón Serrano

Adentrándose en el Río de la PlataMagallanes sabía que era necesario explorar concienzudamente el Río de la Plata. Dado que

Solís no había tenido ocasión de poder hacerlo por completo, sospechaba que podía tratarse delansiado paso hacia Asia. Así, al cabo de quince días de navegación, el 10 de enero de 1520,embocaron el Río de la Plata y empezaron a adentrarse en él. Ginés de Mafra lo contaba así:

Un día se hallaron en agua tan blanca que por experiencia quisieron ver qué era, y probadahallaron ser agua dulce que causó en todos admiración y algún temor, sin ver tierra, de ver aguadulce.

Por su parte, Albo describió de esta manera lo que encontraron:

...la tierra es arenosa, y en derecho del cabo hay una montaña hecha como un sombrero, alcual le pusimos nombre Monte Vidi.

Como vemos, este fue el nombre que se terminó dando después a la capital de Uruguay,Montevideo.

No tardaron en ver gente en la costa. Pese a que estaban prevenidos de que podrían sercaníbales, cuenta Pigafetta que «por no perder la ocasión de hablarles y de verles de cerca,saltamos a tierra cien hombres y les perseguimos para entablar conversación o capturar algunos,pero huían dando tan enormes zancadas, que ni corriendo ni aun saltando pudimos llegar aalcanzarlos».

Avanzaron hacia el interior, hasta donde el fondo resultaba ser peligrosamente poco profundo —tan solo tres brazas, según anotó Albo— y, por precaución, Magallanes envió como avanzadilla ala menor de las naos, la Santiago, que se internó en el río Uruguay con la esperanza de encontrar elpaso hacia el Mar del Sur. Tardó 25 días en volver. Mientras tanto, las otras cuatro naos sequedaron esperando, aunque poco más tarde decidieron separarse a su vez y dos de ellas sedirigieron hacia el sur-suroeste para comprobar si había paso por allí. Descubrieron así la costaen la que Pedro de Mendoza fundaría diecisiete años después la ciudad de Nuestra Señora delBuen Ayre, a la que nos referimos hoy como Buenos Aires.

Tras reunirse de nuevo las cinco naves y confirmar que allí no se encontraba el paso quebuscaban, tuvieron que resignarse a emprender de nuevo el viaje. Largaron velas el 3 de febrero,día en el que, casualmente, sucedió algo extraño en la nao San Antonio. En la relación defallecidos leemos que «falleció Sebastián de Larte 45 , marinero de la nao San Antonio, el cualdicen que falleció de una vetada [sic, ¿patada?] que otro marinero le dio». Además de estefallecimiento, unos días antes, el día 25 de enero, se había ahogado Guillermo (o Guillén),grumete de la Concepción, al caer al agua. Tardaron cuatro días en conseguir salir a ladesembocadura del Río de la Plata, pues al encontrar fondos tan pocos profundos se vieronobligados a extremar las precauciones.

Territorios inexplorados

Page 33: Tomás Mazón Serrano

El 7 de febrero salieron de nuevo al Atlántico y continuaron costeando hacia el sur. A partir deaquí todo era ya territorio desconocido. Nadie antes había llegado a estas costas, así que cadaentrante, cada bahía y cada giro de la costa hacia el oeste debía ser explorado para verificar si setrataba del ansiado paso al Mar del Sur. A los cinco días se hallaron en la boca de la bahíaBlanca, en la que su escasa profundidad sorprendió a la nao Victoria, que «dio muchas culadas»,según nos cuenta Albo, aunque afortunadamente sin consecuencias. Aquí la costa resultacomplicada por la sucesión de cabos, bahías e islas, lo que les hizo demorarse varios días.

Poco más adelante, continuando al sur, encontraron el golfo de San Matías y el golfo Nuevo. Sitomamos en cuenta de forma estricta las anotaciones de latitud realizadas por Francisco Albo ensu derrotero, resulta desconcertante comprobar que habrían pasado de largo por el golfo de SanMatías sin adentrarse en él, mientras que a continuación tardaron cinco días en recorrer el golfoNuevo, de dimensiones mucho menores que el primero. Sin duda, se trata de un error en laslatitudes indicadas durante esos días 46 , puesto que el Roteiro , Antonio de Herrera u otras fuentessí mencionaron expresamente el descubrimiento de la que llamaron bahía de San Matías. Y nosolo eso, sino que podemos asegurar que fueron ellos quienes la bautizaron así, por hallarse enella el día en que antiguamente se celebraba este santo, el 24 de febrero.

Tres días después, hallándose ya a 44 grados al sur frente a la costa de la actual Argentina,refiere Albo que cazaron lobos marinos:

En este derecho hallamos una bahía, y delante de ella 3 leguas hay dos piedras que con ladicha bahía están este oeste, y más adelante hallamos otra, y había en ella muchos lobosmarinos, los cuales tomamos bien ocho de ellos, y en la dicha tierra no hay gentes, mas es muybuena tierra y lindos campos sin árboles, y muy llana tierra.

Pigafetta nos amplía esta anécdota, hablando también de pingüinos, a los que se refirió como«gansos»:

Costeando esta tierra hacia el Polo Antártico, nos detuvimos en dos islas que encontramospobladas solamente de gansos y de lobos marinos. Hay tantos de los primeros y tan mansos, queen una hora hicimos una abundante provisión para la tripulación de los cinco navíos.

Y continúa con esta curiosa descripción de los pingüinos:

Son negros y parecen estar cubiertos por todo el cuerpo de plumitas, sin tener en las alas lasplumas necesarias para volar; y, en efecto, no vuelan y se alimentan con peces; son tan gordosque tuvimos que desollarlos para poder desplumarlos. Su pico es como el de los cuervos.

Como podemos comprobar con descripciones de este tipo, Pigafetta disfrutaba descubriendocosas nuevas. Embarcado en esta expedición y explorando tierras nunca antes vistas, seencontraba en el mejor de los sitios posibles para alguien como él.

Ninguna fuente directa menciona un hecho que, según Herrera, ocurrió en el islote en el quecazaron lobos marinos. Seis hombres que habrían desembarcado en él se vieron obligados, acausa de una tempestad que se levantó y les impidió volver a las naos, a pasar allí la nocheescondidos entre las rocas por miedo a ser atacados por los lobos marinos. Los de las naos no

Page 34: Tomás Mazón Serrano

pudieron acudir en su auxilio hasta la mañana siguiente, encontrándolos todavía ocultos y ateridos.Como es lógico, a medida que alcanzaban latitudes más meridionales y se aproximaba el

invierno austral, el clima se iba volviendo cada vez más frío. De hecho, sufrieron «una furiosatempestad durante la cual los fuegos de San Telmo, de San Nicolás y de Santa Clara se vieronmuchas veces en la punta de los mástiles, y al desaparecer, al instante se notaba la disminución delfuror de la tempestad (Pigafetta)». Efectivamente, durante estos días Albo no pudo tomar lecturade la latitud, sin duda por encontrarse el cielo cubierto.

El 31 de marzo de 1520 acumulaban ya 58 días navegando desde que partieran del Río de laPlata. Ese día llegaron a un lugar con un puerto natural que ofrecía muy buenas condiciones deseguridad para las naves. Magallanes decidió aprovecharlo y detenerse allí para pasar elinvierno. Lo nombraron Puerto de San Julián e iban a permanecer en él nada menos que 147 días,casi cinco meses. Sin embargo, tan solo un día después de llegar a él tuvo lugar uno de los hechosmás relevantes del viaje, que marcaría un punto de inflexión: el levantamiento de parte de latripulación contra Magallanes (Imagen II) .

El motín del Puerto de San JuliánNo deja de resultar cuanto menos curioso que Albo, Pigafetta, o incluso crónicas tan importantes

como la de Fernández de Oviedo, no dieran detalle alguno sobre el motín del Puerto de San Julián.Pigafetta únicamente lo menciona, pero Albo ni siquiera. No obstante, existen otras fuentesdirectas por las que podemos llegar a saber lo que ocurrió. En primer lugar, una vez que pasótodo, Magallanes hizo levantar actas con las declaraciones de varios testigos que dan cuenta de losucedido y que fueron recogidas por los escribanos Martín Méndez y Sancho de Heredia.Recordemos que, en esta época, la función del escribano iba mucho más allá de la de meroescritor o copiador, por cuanto que lo que firmaba quedaba asentado como veraz y oficial, demodo semejante a un notario en nuestros días.

Versiones divergentesSin embargo, dado que esta versión de los hechos estuvo controlada sin duda por Magallanes,

que era parte implicada, resulta también necesario conocer la versión contraria u otras quepudieran resultar más imparciales. Estas las recibimos por diferentes vías. Por un lado, tenemoslas ya citadas declaraciones de Elcano, Albo y Bustamante ante el alcalde De Leguizamo. Porotro, también las declaraciones de algunos de los que volvieron en la nao San Antonio —que pusorumbo de vuelta a España desde el estrecho de Magallanes, como no tardaremos en tratar—. Entercer lugar, tres de los cuatro supervivientes de la Trinidad que consiguieron volver a España —Espinosa, Ginés de Mafra y León Pancaldo— también testificaron sobre ello; y, por último, eltestimonio de Martín de Ayamonte ante los portugueses en Malaca.

Debido a que lo que tenemos son distintas versiones de los hechos, procedentes de narracionesparciales y contadas por gente implicada en lo sucedido de una forma u otra, no podemos dar porcompletamente cierta ninguna de ellas. Pese a ello, y sin ánimo de extendernos demasiado en estepunto, vamos a intentar relatar paso a paso lo que consideramos sucedió en esos días. Pero antes

Page 35: Tomás Mazón Serrano

de ello, vamos a tratar sobre la causa que llevó a varios capitanes a amotinarse.

La derrota oculta por Magallanes, detonante del motínComo ya hemos dicho antes, Magallanes quiso mantener oculta a su tripulación la intención de

llegar a la Especiería por el oeste buscando un paso por América, y probablemente les contó quesu viaje se haría por la vía portuguesa, doblando el cabo de Buena Esperanza. Cuando por fin viróhacia América a la altura de Guinea, no quiso explicar su verdadera intención y apresó a Juan deCartagena.

Después de varios meses de navegación a lo largo de la costa de Sudamérica, con un clima cadavez más duro, resultaba difícil creer que fueran a cruzar hacia África para ir a la Especiería, porlo que el desconcierto entre los capitanes tuvo que ser mayúsculo.

No llevaban camino para allá [la Especiería], salvo que iban y seguían la costa de Brasiladelante por tierra fría e inútil 47 .

¿Por qué Magallanes les hacía ir por ese camino inhóspito? ¿Por qué no les llevaba por dondeles había dicho? ¿Hasta cuándo pensaba continuar malgastando los recursos? Esas eran sus dudas,y así se las plantearon a Magallanes. El siguiente fragmento, extraído de las declaraciones de losque terminaron volviendo a Sevilla a bordo de la nao San Antonio, solo tiene explicación conbase en la hipótesis en la que venimos insistiendo, y es su clave argumental:

Parece que los dichos capitanes y oficiales, visto que iban por la dicha costa adelante sintomar la derrota en busca del cabo de Buena Esperanza y la isla de San Lorenzo [Madagascar],donde el dicho Magallanes les dijo que habían de ir, y se les pasaba el tiempo, dejando denavegar para el dicho cabo de Buena Esperanza e isla de San Lorenzo, acordaron de hacer unrequerimiento al dicho Magallanes para que, conforme a lo que por Su Majestad les eramandado, y por las provisiones e instrucciones que llevaban parecía, siguiesen su viaje paradonde habían de ir 48 .

El propio Elcano justificó el motín ante el alcalde De Leguizamo en términos muy parecidos,aunque con un matiz importante que es necesario clarificar:

Los otros capitanes, juntamente con el dicho Cartagena, requerían al dicho Magallanes quetomase consejo con sus oficiales, e que diese la derrota a dónde quería ir, e que no anduvieseansí perdido, e que no tomase puerto donde invernasen e comiesen los bastimentos, e quecaminasen hasta donde podiesen sufrir el frío para que si hobiese lugar pasasen adelante; e quecomo al dicho Joan de Cartagena tenía preso el dicho Fernando de Magallanes, todos loscapitanes e la otra gente tenían miedo que los tomaría presos, e por los muchos portugueses egente de muchas naciones que había en la armada; e para ello requirieron a este testigo, comomaestre, Juan de Cartagena e Gaspar de Quesada que obedeciese a los mandamientos del Rey, eles diese favor y ayuda para que hiciesen cumplir los mandamientos del Rey, como en susinstrucciones lo mandaba.

El referido matiz es que Elcano, por un lado, refuerza la hipótesis de que Magallanes les teníadesconcertados y «perdidos», mientras que, por otro, habla de la idea de continuar adelante. En

Page 36: Tomás Mazón Serrano

este mismo documento, la declaración posterior de Hernando de Bustamante abunda en estasegunda cuestión, refiriendo que «los capitanes le decían e requerían que no envernase allí, sinoque fuesen hasta 55 ó 60 grados, e si hallasen cabo o estrecho que fuesen su viage luego, o dondeno le hallasen que se volviesen a Castilla».

La justificación que creo más plausible es que fue justamente en San Julián donde Magallanesaclaró por fin sus intenciones de buscar un paso en esa costa, tal y como lo había capitulado con elrey. De hecho, tenemos constancia de que al llegar arengó a la tripulación, ya que algunos lehabían preguntado por el sentido de invernar en aquellas tierras sin provecho, contestando que «elRey le avia ordenado el viage que había de llevar, y que en todo caso avia de navegar hasta hallarel fin de aquella tierra, o algún estrecho (Antonio de Herrera)».

Esto que nos cuenta la crónica de Herrera encajaría perfectamente con la versión de los hechosque dieron los de la San Antonio que, no nos olvidemos, reforzaba Pigafetta al decirnos queMagallanes ocultó sus intenciones a la tripulación. En virtud de esta hipótesis, al llegar a SanJulián, Magallanes dijo que pensaba pasar en ese lugar el invierno, los demás le preguntaron quéhacían allí y por qué no se dirigían a Buena Esperanza. Magallanes se lo explicó por fin, y ledijeron entonces que, en vez de detenerse, por qué no continuaban adelante buscando ese paso enla costa del Nuevo Mundo, conforme Elcano y Bustamante refirieron. Esta sería la única versiónde los hechos que encajaría con todas las fuentes primarias.

Fuera como fuera lo que sucedió, parece claro que Magallanes no supo gestionar su liderazgoadecuadamente, terminando por crear un ambiente de fuerte desconfianza que llevó a algunos desus hombres a sublevarse.

La noche del Domingo de RamosEl relato de lo ocurrido comienza el 1 de abril de 1520, Domingo de Ramos, el día siguiente a

arribar al Puerto de San Julián. Se celebró una misa solemne, que sería la primera en la tierra quedespués pasó a llamarse Argentina, a la que el capitán de la nao Concepción, Gaspar de Quesada,no acudió. Más tarde, las tripulaciones se retiraron a bordo de las naves y este capitán se ocupóde liberar a Juan de Cartagena. Ambos acudieron, ya por la noche, a la nao San Antonioacompañados por 30 personas armadas. Una vez a bordo, apresaron a quien se había nombradocapitán de esta nao en sustitución del propio Juan de Cartagena, el portugués Álvaro de Mezquita,que era primo de Magallanes. También encerraron con grilletes al veterano piloto Juan Rodríguezde Mafra.

Gaspar de Quesada llevó la iniciativa de la toma de la San Antonio. Zanjó las discusionesiniciales de forma expeditiva, apuñalando varias veces al maestre de esta nao, Juan de Lorriaga (oElorriaga), al que dejó malherido. Con ello consiguió que los demás dejaran de oponerse a susintenciones y tomó el control de la nao. Es en este punto donde consta la intervención de JuanSebastián de Elcano, quien también saltó a la San Antonio y, en calidad de maestre, dirigió lasoperaciones en las que se armó la nave con lombardas 49 .

Además del control de la San Antonio y de la Concepción, los amotinados contaban también con

Page 37: Tomás Mazón Serrano

el de la nao Victoria, con Luis de Mendoza al mando, que se había unido a los sublevados. Lesrestaba, por tanto, hacerse con el dominio de dos naos, la Santiago y la Trinidad. En la Santiagoestaba al mando Juan Rodríguez Serrano, quien al ser requerido por los amotinados para quedijera con quién estaba, si con el rey o con Magallanes, contestó que con ambos.

Tensa esperaEn la nao capitana, o bien no se percataron de lo que estaba sucediendo, o bien Magallanes

decidió mantenerse a la espera de nuevos acontecimientos. Al día siguiente, los sublevadosenviaron un escrito a Magallanes en el que le avisaban de que tenían el control de las tres naves yle pedían que, a partir de ese momento, se atuviera a las disposiciones de Su Majestad:

Queriendo ver si lo podían haber a la mano, decían que de allí en adelante, si obedeciese alos mandados del Rey, que donde le hablaban por «merced» hasta entonces, que a partir de allípara adelante le hablarían de «señoría» 50 .

A esto Magallanes les contestó que acudieran a su nao para tratar el asunto, ante lo cual lerespondieron que preferían quedarse en la San Antonio y que fuera él quien acudiera allí, portemor a que en la Trinidad ganara ventaja sobre ellos.

Frente a esta versión de lo ocurrido tras la toma de la San Antonio, tenemos otra según la cualMagallanes, quizá sospechando lo que estaba ocurriendo, mandó a varios hombres en un batel a laSan Antonio con la excusa de pedir agua. Desde la San Antonio un hombre les dijo entonces queno subieran y les contó lo que estaba sucediendo. A este respecto, hay una nota muy curiosa en unode los documentos en los que se relacionan las cuentas debidas a los tripulantes 51 . Dicha notadice del marinero Diego Martín «ser reportador de parlerías, y fue una de las personas que fueroncausa del escándalo entre el capitán, oficiales y Mendoza», una elegante forma de nuestrocastellano antiguo para referirse a un chismoso. Es poco probable que se tratara de esa personaque desde la San Antonio avisó a los del batel que enviaba Magallanes, puesto que era marineroen la Trinidad 52 , pero no he querido pasar por alto este detalle.

Magallanes toma la iniciativaFuera de un modo u otro, Magallanes supo lo que sucedía y determinó tomar la iniciativa. Envió

a la nao Victoria a un pequeño grupo de cinco o seis hombres, al frente de los cuales puso alalguacil mayor, Gonzalo Gómez de Espinosa. Al llegar al costado de la nave, su capitán, Luis deMendoza, no les quiso dejar embarcar, pero Espinosa le dijo que le parecía mucha desconfianzaque, yendo él solo, no le permitiera entregarle una carta que traía de Magallanes. Mendozaentonces accedió y, mientras leía la carta, Espinosa le propinó dos cuchilladas, dejándolo allímuerto:

Mandó un esquife [Magallanes] a la nao Victoria con un alguacil [Espinosa] y ciertoshombres, los cuales iban disimulados como hombres que iban de paz, y ellos iban armados ensecreto, y en cuanto estuvieron dentro de la nao, por mandado de Fernando de Magallanes,mataron a Luis de Mendoza, capitán de la dicha nao 53 .

Page 38: Tomás Mazón Serrano

Según declaró Elcano posteriormente al alcalde De Leguizamo, Magallanes otorgó a Espinosapor esta acción una prima: «y que por ello el dicho capitán dio al dicho Espinosa doce ducados».

Magallanes sabía que a bordo de la Victoria la mayoría de la gente le era afín, y por eso envió aEspinosa con el objetivo de matar a Luis de Mendoza, tras lo cual mandó un refuerzo de otrosquince hombres y la nao quedó definitivamente bajo su control. A continuación, la trasladaronjunto a la Trinidad, que ocupaba una posición estratégica en la embocadura del canal del Puertode San Julián. Más tarde, la nao Santiago también se situó junto a ellas, de tal modo que, si losamotinados pretendían huir, deberían pasar por su lado.

Ginés de Mafra y otras fuentes nos cuentan que por la noche Gaspar de Quesada quiso huir conla San Antonio, pero la corriente le jugó una mala pasada y dirigió su nao junto a la capitana.Según contó Martín de Ayamonte, en ese momento un marinero de la San Antonio pasó un cabo ysujetó la nao a la Trinidad. Gaspar de Quesada, viéndose perdido, quiso entonces negociar parallegar a un entendimiento, pero la Trinidad empezó a disparar artillería a bocajarro contra la SanAntonio, y los amotinados, incluyendo también a los de la Concepción, terminaron pronto porclaudicar.

…y Fernando de Magallanes comenzó a tirar [disparar] a la nao y de la rendir 54 .

Cuenta la crónica de Herrera que una de las balas pasó entre las piernas a Juan RodríguezMafra, sin causarle daño alguno.

Al día siguiente, Magallanes ordenó descuartizar el cadáver de Luis de Mendoza por traidor ycondenó a Gaspar de Quesada a ser decapitado y también descuartizado por el mismo motivo,pena que forzó a llevar a término a Luis de Molino, criado del propio Quesada, a quien perdonó lavida si era él mismo quien lo ejecutaba. Además, recluyó a Juan de Cartagena y al clérigo PedroSánchez Reina —quien lo había amenazado con el fuego del infierno—, mientras que finalmentedecidió no ejecutar al resto de amotinados. La historiografía ha adoptado como buena la versióndel perdón dada por Antonio de Herrera: «aunque halló que más de cuarenta hombres eran dignosde muerte, los perdonó, por averlos menester para servicio del armada». No obstante, Ginés deMafra nos da otra versión en la que el capitán general sale bastante peor parado: «esta crueldadno consintió la demás gente de la armada, yéndole a la mano al Magallanes, el cual viendo que nopodía salir con su intención, mudó consejo y conmutó la pena en otra menor».

Algunos de ellos se quejarían después del duro trato recibido por parte de Magallanes durantelos meses siguientes, aunque no podemos saber la realidad de este posible maltrato, ya que lostérminos de las quejas de los que volvieron a Sevilla en la San Antonio resultan poco creíbles:

A Andrés de San Martín y Hernando de Moralego, pilotos, les hizo dar tratos de cuerda hastahacerles perder los miembros 55 .

Algunas conclusionesSe ha escrito mucho en relación a este episodio del motín del Puerto de San Julián, con

posicionamientos a favor de unos u otros. En mi opinión, lo que ocurrió allí fue el resultado de

Page 39: Tomás Mazón Serrano

una mala gestión del liderazgo por parte de Magallanes, quien se excedió en el uso de su autoridadque, recordemos, el rey quiso que fuera compartida con Juan de Cartagena. No obstante, losamotinados críticos con Magallanes, pese a que pudieran llegar a temer sobre las verdaderasintenciones del capitán general y albergaran la duda de que estuviera obrando en contra de losdeseos del rey, cometieron un delito al pretender deponerlo por la fuerza de las armas.

Lo cierto es que Magallanes terminó por resultar siempre leal a Carlos I y podemos pensar quelos amotinados también. En realidad, todos ellos estuvieron movidos por lo que creían debía serla mejor manera de servir a su rey. Cabe pensar que unos y otros fueron hombres de honor, queobraron aquí considerando que cumplían su obligación de la mejor manera posible.

No todos los autores son de esta opinión, y qué duda cabe de que este desafortunado episodiomancha en cierto modo la imagen de nuestros protagonistas. En este sentido, quien quizá hayasalido peor parado fue el alguacil mayor, Gonzalo Gómez de Espinosa, que se mantuvo leal aMagallanes hasta el punto de matar a Luis de Mendoza. Sobre Espinosa, uno de los personajesmás destacados de esta expedición, y a quien iremos conociendo, podemos decir que simplementele tocó hacer su trabajo: velar por que se cumplieran las leyes, y los amotinados las incumplieronal oponerse a un capitán general nombrado por el rey, por muchas razones que tuvieran para ello.

Para finalizar, cabe comentar que, como hemos visto, no se trató de una pugna de españolesfrente a portugueses, versión de los hechos bastante recurrente y que desvirtúa de forma notable larealidad de lo que ocurrió en este episodio. En el bando de los amotinados hubo algunosportugueses, y en el de los fieles a Magallanes hubo muchos españoles.

A veces he pensado que, si no se hubiera producido este motín, con el que la autoridad deMagallanes salió reforzada, quizá la expedición no hubiera terminado cruzando el Estrecho yalcanzando Asia después de la interminable travesía del Pacífico. Quién sabe si esto sirvió paraque, en adelante, y con la única excepción de la nao San Antonio, los que albergaban dudas seresignaran a seguir a aquel capitán de audacia sin límites, hasta un extremo que nadie antes habíallevado a término.

En tierra de patagonesMás allá de estos acontecimientos, la estancia en el Puerto de San Julián estuvo lejos de resultar

plácida. El lugar ofrecía un puerto seguro, pero resultaba inhóspito, frío, estaba deshabitado y fuenecesario el consumo de los víveres que traían en las naos, puesto que los recursos naturales eranmuy limitados. Por lo que se nos cuenta en la relación de fallecidos, hubo otros momentoscomplicados durante la invernada además del motín:

A los veinte y siete días del dicho mes de abril, se echó de la nao Victoria a la mar AntonioGenovés, grumete de la nao Victoria y se ahogó, el cual apareció ahogado lunes, veinte y undías del mes de mayo del dicho año, el cual se echó a la mar de la nao Victoria, según pareciópor una pesquisa, porque lo acusaría un mozo que era somético.

Esta es la segunda referencia a la sodomía que vamos a encontrar, tras la ya referida del maestreAntón Salomón. También será la última. No nos constan más datos sobre este hecho, pero

Page 40: Tomás Mazón Serrano

continuando con las muertes, en junio se ahogó Rogel, lombardero de la San Antonio, y falleciópor enfermedad Pero Pérez, tonelero de la nao Concepción. No fue el único que murió aquí porcausas naturales, lo que nos da idea de los rigores del invierno, ya que en julio también murió elmaestre Felipe, calafate de la nao Trinidad. Juan de Lorriaga, maestre de la San Antonio, quehabía recibido varias puñaladas por parte de Gaspar de Quesada durante los primeros momentosdel motín, terminó falleciendo también en el mes de julio al no recuperarse de sus heridas.

Primer barco a piqueDurante este tiempo, concretamente a primeros de mayo, se produjo un desafortunado e

importante suceso. La nao Santiago, al mando de Juan Rodríguez Serrano, había sido enviada aexplorar en solitario la costa hacia el sur a modo de avanzadilla, mientras el resto permanecía enel Puerto de San Julián. Sin embargo, la nave se fue a pique mientras exploraba el estuario de unrío, en un lugar que llamaron Puerto de Santa Cruz. Aunque aquello pudo haber terminado en unadesgracia mayor, todos pudieron ponerse a salvo, a excepción de uno de los tripulantes, unesclavo negro de Juan Serrano llamado Juan Negro. Sin embargo, se perdieron parte de losenseres y víveres que contenía el navío 56 . Ginés de Mafra nos cuenta que «el piloto no tuvo laculpa, porque crece y mengua la mar en esta costa ocho brazas, que fue la causa por donde estanao se perdió, por quedar en seco».

No vamos a encontrar prácticamente ningún detalle más concreto acerca del naufragio de laSantiago, salvo en la crónica de Oliveira, que es la única fuente en que se trata la cuestión deforma extensa, por lo que merece que la reproduzcamos aquí:

Anduvo este navío más de veinte leguas y halló un grande río y hermoso, en el cual entró sinpeligro ni estorbo alguno, y estuvo en él tres días pescando sábalos que allí había y otrosmuchos peces, y también lobos marinos de los que hicieron carne. Y saliendo de este ríoanduvieron más tres leguas, al cabo de las cuales el viento favorable que habían tenido hastaallí se calmó, y les fue necesario surgir junto a una playa que había cerca. No tardó enlevantarse un viento cruzado desde el mar, con tan gran tempestad que se rompieron las amarrasy, queriéndose hacer a la vela, éstas se desgarraron. No pudieron hacer otra cosa que ir a tierra,y arribando se soltó el timón. Todavía porque el viento era grande y la nao iba derecha a tierra,salió bien fuera porque era la marea pleamar y la mar estaba gruesa por la tormenta, y la playalimpia, de manera que salieron todos por el bauprés en tierra, por donde se salvó toda la gente,que no murió sino solamente un negro quien se había metido debajo de la cubierta, y ahí murió.En cuanto la gente estuvo en tierra fue hecha luego la nao en pedazos, y los mantenimientos ymercaderías llevados por la mar, salvo algunos pocos que la mar lanzó a tierra, los cuales lagente aprovechó, y de eso se mantuvieron con mejillones, y lapas y otros mariscos.

Puesto que el naufragio se había producido al sur del río Santa Cruz, la tripulación quedóaislada e incomunicada. Al cabo de varios días se decidieron a construir con tablas una pequeñabarca que permitió cruzar el estuario a dos o tres hombres quienes, tras conseguirlo, hicieron elcamino a pie hasta el Puerto de San Julián para avisar a Magallanes. Fue un recorrido de más de120 km, completados con tal esfuerzo que cuando llegaron no los reconocieron. A esto se refiere

Page 41: Tomás Mazón Serrano

la crónica de Oliveira en los siguientes términos:

Estuvo allí esta gente quince días, padeciendo mucha hambre y trabajo hasta que determinaronvolverse a buscar la flota, y se fueron al río que estaba a tres leguas, mas pasaron dos días paraatravesar una gran sierra, áspera y nevada, sin camino alguno seguido, ni gente que se lomostrase. Y sacaron de dos pedazos del navío algunas tablas con las que hicieron un modo debarco en que cruzaron tres hombres el río, y que llevaron nuevas a la flota de cómo los otrosestaban esperando su socorro. Y el capitán mandó luego los bateles de las naos conmantenimientos que los trajesen.

Al dar cuenta a Magallanes de lo que había pasado, este dispuso de inmediato el rescate y,aunque Oliveira cuenta que se hizo con los bateles de las naos, la crónica de Antonio de Herreradiscrepa, afirmando que no hubo más remedio que llevarse a cabo por tierra, ya que había muymala mar. Solamente el cruce del estuario conllevó cuatro días hasta que, poco a poco, todospudieron atravesarlo.

Tras la pérdida de la Santiago, su tripulación se repartió entre las otras naos, y su capitán ypiloto, Juan Rodríguez Serrano, en quien Magallanes confiaba plenamente por haberse mantenidoneutral en el motín, fue designado capitán de la nao Concepción en sustitución del ajusticiadoGaspar de Quesada. En este momento Juan Rodríguez Serrano se convirtió en el único capitán denao en la expedición que no era portugués y familiar de Magallanes, ya que, tras el motín, estehabía colocado como capitán de la nao Victoria a su cuñado Duarte Barbosa, mientras que suprimo Álvaro de Mezquita siguió como capitán de la San Antonio.

El encuentro con los gigantesDurante la estancia en el Puerto de San Julián se produjo el primer encuentro con un gigante

patagón, personas de una talla extraordinaria que eran nómadas y vivían en aquellas tierras. Aqueltuvo que ser un momento digno de ser vivido por la sorpresa y expectación que tanto el patagóncomo nuestros hombres experimentaron al verse. La narración de Pigafetta resulta extraordinaria:

Transcurrieron dos meses sin que viéramos ningún habitante del país. Un día, cuando menoslo esperábamos, un hombre de figura gigantesca se presentó ante nosotros. Estaba sobre laarena casi desnudo, y cantaba y danzaba al mismo tiempo, echándose polvo sobre la cabeza. Elcapitán envió a tierra a uno de nuestros marineros, con orden de hacer los mismos gestos enseñal de paz y amistad, lo que fue muy bien comprendido por el gigante, quien se dejó conducira una isleta donde el capitán general había bajado. Yo me encontraba allí con otros muchos. Diomuestras de gran extrañeza al vernos, y levantando el dedo, quería sin duda decir que nos creíadescendidos del cielo. […] Este hombre era tan grande que nuestra cabeza llegaba apenas a sucintura.

Después vinieron nuevos encuentros. Cuenta Herrera que a seis de ellos «Magallanes les mandódar de comer una caldera de mazamorra, que hartara veynte hombres, pero los seis se la comierontoda, porque eran tan grandes, que el menor era mayor y más alto que el mayor hombre deCastilla». Este clima amistoso terminó poco después, cuando Magallanes prendió a dos de loscuatro patagones que los visitaron días más tarde, con intención de llevarlos a Castilla.

Page 42: Tomás Mazón Serrano

A este se añade otro encuentro que acabaría mal. No sabemos si, porque «quiso también prendera alguna de sus mujeres que se encontraban en tierra (Pigafetta)», o motivado por haber vistofuego en tierra durante la noche, Magallanes envió a un grupo de hombres —difieren las fuentesentre dos y seis— con el piloto João Lopes Carvalho a que se adentraran en tierra «para traeralguna carne fresca, si la hallasen, prohibiendo a los que iban que no hiciesen mal a la gente(Mafra)». Llegaron hasta una cabaña muy pequeña, cubierta de pieles, en la que había sietepersonas. Tras un primer contacto amigable con estos patagones, al intentar que uno de ellos fuerahasta las naos, fueron atacados con arcos y flechas, resultando muerto Diego de Barrasa, hombrede armas de la nao Trinidad, al ser alcanzado por una flecha envenenada. Magallanes recibió lanoticia de esta muerte con gran pesar y ordenó que un grupo de treinta hombres acudiera al lugarpara dar sepultura al fallecido y castigar a los patagones, a quienes ya no encontraron allí.

¿Se reemprende la expedición?Por fin, el 24 de agosto, casi cinco meses después de llegar, la Armada de la Especiería

abandonó el Puerto de San Julián. Algunos días antes, el 11 de agosto de 1520, Magallanesterminó de consumar la decisión que había tomado tras sofocar el intento de motín meses atrás, aldesterrar en aquel inhóspito paraje al capitán Juan de Cartagena y al clérigo Pedro Sánchez Reina,«con sendas taleguitas de vizcocho e sendas botellas de vino, que los juzgan por más mal librados,según la tierra donde quedaron, que a los otros que hizo descuartizar 57 ». Nunca más se supo deellos.

Tan solo dos días después llegaron al estuario del río de Santa Cruz, donde se había perdido lanao Santiago, y volvieron a detenerse allí cerca de dos meses. No conocemos con certeza losmotivos, pero es bastante probable que los de la Santiago contaran que aquel era un puerto másfavorable que el de San Julián y Magallanes decidiera trasladarse hasta allí para continuar con lainvernada. O quizás encontraron mala mar y por esa causa prefirió ser conservador. Nada haysobre ello, sino que en Puerto de Santa Cruz abundaba la pesca, lo cual fue bien aprovechado porlos expedicionarios.

Magallanes envió a un grupo de hombres a recoger los restos de la nao Santiago que hubieranpodido quedar allí o que hubieran sido devueltos por el mar a las costas. En esta operaciónterminó ahogado Martín Pérez (o de Gárate, según una de las listas de embarcados), quien habíaservido como carpintero en la nao Victoria. Durante estos dos meses hubo otras muertes, todas porellas causadas por enfermedades: el hombre de armas Antonio Fernández (o Hernández), elmarinero Jácome de Mesina y el lombardero Jorge Alemán.

Por fin, el 18 de octubre de 1520, cuando el clima se había tornado ya más benigno y las cuatronaves se terminaron de aderezar, partieron hacia el sur. Ante la flaqueza de los que le habíanpedido dar la vuelta, la mayoría de las crónicas nos cuentan que la determinación de Magallanespor seguir avanzando resultó fundamental. El capitán general dio muestra así de su inquebrantableespíritu: «que supiesen todos que él había de pasar adelante, y navegar hasta tanto que hallase fina aquella tierra, o hasta que hallase por dónde pasar a aquel otro Mar del Sur 58 ».

Page 43: Tomás Mazón Serrano

El descubrimiento del EstrechoTras zarpar del Puerto de Santa Cruz no fue necesario avanzar durante más de tres días, porque

el 21 de octubre encontraron un cabo, al que llamaron de las Once Mil Vírgenes , y un entrante demar hacia el este. Esperanzados, doblaron el cabo y empezaron a adentrarse, sin todavía saberlo,en el ansiado estrecho. La primera impresión que tuvieron fue la de encontrarse en la embocadurade una bahía, por lo que Magallanes ordenó que las naos San Antonio y Concepción siguieranadelante para determinar si hallaban fondo o si realmente estaban en un estrecho, mientras que lasnaos Trinidad y Victoria esperarían allí a que volvieran.

Borrasca y primeros indiciosSin embargo, esa misma noche se desató una terrible borrasca. Las naos que habían quedado a la

espera empezaron a garrear y dejaron de ver a las que se habían adelantado a explorar, temiendopor la suerte de sus compañeros: si aquello era una bahía, estarían en grave riesgo de encallarcontra la costa. Mientras tanto, también las naos que iban por delante se veían arrastradas hacia loque parecía el fondo de la bahía, pero allí encontraron un canal angosto por el que pudieron pasar.A continuación, se les abrió una nueva ensenada y, de nuevo, otro canal al frente. Lo que ocurriótres días después nadie mejor que el propio Pigafetta para contarlo:

Mientras estábamos en esta incertidumbre sobre su muerte [de las tripulaciones de laConcepción y la San Antonio] los vimos venir hacia nosotros, singlando a toda vela y con lospabellones desplegados, y cuando estuvieron más cerca saludaron con descargas de lasbombardas y prorrumpieron en exclamaciones de júbilo. Hicimos nosotros lo mismo, y al saberque habían visto la continuación de la bahía, o mejor dicho, del estrecho, todos juntos dimosgracias a Dios y la Virgen María, y proseguimos la ruta.

Pese a que en esta narración Pigafetta estaba dando por hecho que habían descubierto elestrecho, lo que en realidad tenían eran indicios de que así fuera, pues las corrientes lesparecieron crecer y a veces no hallaban fondo con la sonda. La desembocadura del estrecho lesquedaba todavía muy lejos y hasta llegar a ella tenían por delante una complicada y arriesgadatravesía.

Para tratar de asegurarse de que, efectivamente, estaban entrando en un estrecho, Magallanesordenó que varios hombres, con João Lopes Carvalho al frente 59 , desembarcaran en tierra ysubieran a un monte 60 para tratar de averiguar si el paso les quedaba abierto o cerrado. Estoshombres vieron que el paso de mar continuaba, pero también tierra al fondo muy a lo lejos, sinpoder asegurar nada de modo concluyente. Por ello, Magallanes decidió avanzar con las cuatronaves a través de las dos mismas angosturas que la San Antonio y la Concepción habían recorridoantes, llegando a una tercera bahía que tenía algunas islas.

Quizás fuera aquí donde Hernando de Bustamante y Ocacio Alfonso subieran a un monte paradivisar si el Estrecho tenía continuidad o no. Sabemos que fue así porque en la lista de cuentas apagar a cada tripulante encontramos que se les dieron 4.500 maravedís, que «Hernando deMagallanes les mandó de albricias cuando saltaron en tierra y se descubrió el estrecho 61 ».

Page 44: Tomás Mazón Serrano

Consultas a los oficialesEn este punto, Magallanes hizo algo nuevo: solicitar opinión a los demás oficiales. Quién sabe si

movido porque el motín de San Julián le había hecho recapacitar acerca de su conducta hastaentonces autoritaria, o quizás pretendiendo apuntarse un tanto en previsión de las posiblesrepercusiones que el trato dado a los sublevados le pudiera acarrear a ojos del rey cuandovolviera a España —lo pidió por carta, solicitando que se le contestara también por escrito—, locierto es que, según leemos en las crónicas de João de Barros y de Antonio de Herrera,Magallanes quiso recabar la opinión de algunos de sus oficiales.

En especial, resultan de sumo interés las opiniones de los pilotos Esteban Gómez y Andrés deSan Martín. Al consultarle Magallanes si continuar viaje o volver a España, Esteban Gómez dijoque, con vituallas para tres meses, podrían no ser suficientes «porque había gran golfo que pasar,y si les tomasen algunos días de calmas o tormentas perecerían todos (Herrera)». La importanciade esta cita es doble, puesto que, por un lado, nos hace ver que Esteban Gómez tenía muy claro deantemano que el Mar del Sur al que esperaban llegar iba a ser un «gran golfo» 62 , términomarinero utilizado para referirse incluso a un océano entero, y que no veía claro que lo pudieranatravesar ni con provisiones para tres meses. Es un adelanto acerca de un asunto sobre el que nosextenderemos después, porque no será el único indicio de una hipótesis sumamente interesante, yes que nuestros hombres ya sabían de antemano que a las espaldas de América les esperaba uninmenso océano. Por otro lado, esta cita nos ofrece la visión de alguien que, como enseguidaveremos, tomó la vuelta a España desde el Estrecho. Quizás en el momento de decir estaspalabras, Esteban Gómez urdía ya hacerse con el control de la San Antonio y poner rumbo devuelta. No lo sabemos, pero da lugar a sospecharlo.

Por su parte, el piloto Andrés de San Martín, cuya carta de contestación a Magallanes se incluyede modo textual en la crónica de Barros, razonó en ella que, por encontrarse ya tan alejados ydonde nadie antes había estado, convenía pasar adelante y tratar de asegurar que aquel era elestrecho que buscaban. No obstante, se mostraba prudente, pues aconsejaba que sería necesarioabandonar esas latitudes antes de que terminase la estación y cambiara la climatología. Estaban afinales de octubre o principios de noviembre, en la primavera austral, y, pese a que era unaestación propicia, pasaban grandes fríos y la noche no duraba ni cinco horas, por lo que, de seguirallí, San Martín temía, con buen criterio, que sufrieran borrascas que podrían comprometer laseguridad de las naves y de sus tripulaciones. Por ello, San Martín no solo pidió a Magallanescontinuar hasta la desembocadura del Estrecho sin demora, sino también que, una vez lo lograran,pusieran rumbo al norte para ganar cuanto antes latitudes más cálidas y seguras, como de hecho asíterminaron haciendo. La opción de la vuelta a España solo la consideró para el caso de que sedemoraran en el Estrecho más de lo debido.

La vuelta a Sevilla de la nao San AntonioContinuando con el camino seguido por la expedición —a la que habíamos dejado en la segunda

bahía después de haber atravesado dos angosturas— poco más adelante se abrían dos canales

Page 45: Tomás Mazón Serrano

distintos por los que continuar. En esta encrucijada, Magallanes optó por que se volvieran aseparar las naos. Dos de ellas irían por el canal que se abría hacia el sureste —la San Antonio yla Concepción—, mientras que él exploraría por el canal que iba hacia el suroeste con la Trinidady la Victoria. Quedaron en volver a reunirse en ese mismo punto a los tres días (Imagen III).

¿Deserción o descoordinación?Aprovechando la oportunidad que se les presentaba, cuenta Pigafetta que la nao San Antonio

«zarpó enseguida, y reforzó las velas sin querer esperar al segundo, pues quería adelantarle,porque el piloto tenía la intención de aprovecharse de la oscuridad de la noche para deshacer elcamino recorrido y volverse a España por la misma ruta que acabábamos de hacer».

Y prosigue:

El navío la Concepción, que no podía seguir de cerca al San Antonio, no hizo más que cruzarde una parte a otra para esperar en vano su vuelta. La San Antonio por la noche dio la vuelta yse dio a la fuga por el mismo estrecho.

En realidad, ninguno de los que quedaron en el Estrecho volvió a tener noticias de la SanAntonio hasta que regresaron a España. Esto nos resulta más claro si leemos otras fuentes como,por ejemplo, la carta de Antonio de Brito, donde leemos que Magallanes «mandó a la nao SanAntonio […] que fuera a descubrir por una abertura que había en el estrecho hacia el Sur, la cualno volvió más, y no saben cosa alguna de ella, si se volvió a Castilla o si se perdió».

En este momento Magallanes requirió al cosmógrafo Andrés de San Martín que averiguara quéhabía pasado, dado que —aunque ahora nos resulte llamativo— en aquella época la astronomía yla astrología eran una misma disciplina. El cronista Antonio de Herrera señala que este le contestó«que no gastase tiempo porque entendía que se había vuelto a Castilla». De igual modo, en lacrónica de João de Barros se indica que, «Fernando de Magallanes, deseando saber lo que lehabía ocurrido, dijo al astrólogo Andrés de San Martín que pronosticase por la hora de la partidalo que le había ocurrido, el cual respondió que hallaba que la nave se había vuelto a Castilla y quesu capitán iba preso». Por si todavía nos queda alguna duda al respecto, Martín de Ayamonterelató el episodio a los portugueses de este modo:

La presunción en todos fue que el piloto Esteban Gómez, portugués, prendería al dicho capitány tornaba en busca de Juan de Cartagena y del clérigo, y que esta presunción fue por unaconclusión que un astrólogo ahí sacó por mandado del dicho Fernando de Magallanes.

Según Pigafetta, las motivaciones de Esteban Gómez habían sido de índole personal:

Odiaba sin límites al capitán general, a causa de que, antes de que se aparejase nuestraescuadra, había él acudido al Emperador en busca de que le diese algunas carabelas paradescubrir tierras; pero, con la aparición del capitán general, Su Majestad no se las dio.

Para volver a tener noticias fehacientes de la San Antonio debemos esperar a su llegada aSevilla, que nos consta por varios documentos. De entre ellos, elegimos mostrar aquí la carta 63 delcontador Juan López de Recalde al obispo de Burgos para avisarle de este hecho:

Page 46: Tomás Mazón Serrano

En miércoles seis del propio [mayo de 1521] surgió en el puerto de las Muelas desta ciudad[Sevilla] la nao Santo Antonio, que es la mayor nao de las cinco que fueron en el armada de laespecería, en la que ha venido por capitán Gerónimo Guerra, pariente y criado de Cristóbal deHaro 64 , y por piloto Esteban Portugués, piloto desta casa, y con ellos hasta sesenta hombresentre marineros e sobresalientes. Trujeron preso en ella á un Álvaro de la Mezquita, primo, hijode hermano de Magallanes, que fue con él sobresaliente, e le pasó por capitán desta dicha naoen lugar de Juan de Cartagena después que le prendió; y desde la mañana, día de la Ascensión,comenzamos a hacer preguntas y tomar los dichos de todos los que en la dicha nao vienen.

Ante los oficiales de la Casa de Contratación de Sevilla, los de la San Antonio dieron unaversión diferente a la de Pigafetta de por qué decidieron volver: no hallaron a los demás en elpunto de encuentro acordado.

Cuando esta nao partió de la conserva del dicho Magallanes, el cual los envió a descubrir ungolfo y les mandó que volviesen al cuarto día a donde él quedaba, y volvieron al tercer día y nole hallaron, de donde acordaron de se volver a España 65 .

El viaje de vuelta desde el EstrechoLamentablemente, los «dichos» o declaraciones de los tripulantes de la San Antonio de los que

se fueron tomando relación no han perdurado, al menos que sepamos. Sin embargo, sí sabemoscuál fue el contenido resumido de las declaraciones que hicieron. En ellos hay dos ideasfundamentales: que pasaron por el Puerto de San Julián para tratar de recoger a Juan de Cartagenay a Pedro Sánchez Reina, y que dieron cuenta de los abusos de autoridad que habían sufrido porparte del capitán general. En cuanto al supuesto paso por el Puerto de San Julián, de ser cierto, noencontraron a los dos desterrados y partieron de allí sin ellos.

Otro aspecto reseñable en relación a la vuelta de la San Antonio lo encontramos en el posibledescubrimiento de las islas Malvinas. Aunque no nos consta que sus tripulantes hablaran de ello,es muy interesante comprobar que este archipiélago, hasta entonces desconocido, aparece porprimera vez en la cartografía inmediatamente posterior al viaje. En la copia del mapamundi deDiego Ribero de 1529 figuran como las «Yslas de Sansón». A pesar de ello, algunos inglesessostienen que fueron ellos quienes las descubrieron dos siglos más tarde, bajo el argumento de queen el mapa de Ribero no están representadas en su ubicación exacta.

Por otro lado, no parece muy coherente que Esteban Gómez y Gerónimo Guerra optaran por salira mar abierto alejándose tanto de la costa de la Patagonia hasta el punto de llegar a topar con lasMalvinas, para después dirigirse al Puerto de San Julián. Hicieron una cosa u otra, perodifícilmente ambas.

Sobre la derrota que siguieron una vez alcanzaron el ecuador no hay duda, pues relataron a losoficiales de la Casa de Contratación que se detuvieron en las islas Azores:

En las Azores, a falta de mantenimientos que traían, tomaron seis mil y quinientos y tantosmaravedíes de provisiones 66 .

Desconcierto en Sevilla

Page 47: Tomás Mazón Serrano

Como decíamos, tras su llegada a Sevilla, los tripulantes de la San Antonio se prodigaron encontar lo que, para ellos, habían sido abusos de autoridad de Magallanes. Tanto fue así que losadornaron con exageraciones al hablar de los castigos impuestos a los amotinados en San Julián.

Tras el desconcierto inicial por parte de los oficiales de la Casa de Contratación, y después dehaber declarado uno a uno, todos los tripulantes fueron puestos en libertad, con las excepciones deEsteban Gómez, Gerónimo Guerra, Álvaro de Mezquita, Juan de Chinchilla, Francisco de Anguloy Gutierre Estuziano, que permanecieron un tiempo bajo arresto hasta que se esclarecieron loshechos. Así lo relataban al rey los oficiales de la Casa de Contratación: «mil reclamos de todosellos tenemos cada hora, diciendo no deben estar presos, que antes les debíamos dar lugar paraque fueran ante V. Maj. a dar razón de lo sucedido en el dicho viaje».

Con los demás tripulantes, los oficiales tomaron la decisión de dejarlos ir, aunque sin pagarlessueldo:

A todos los sobresalientes y marineros que en la dicha nao vinieron, les dijimos que buscasensu vida sin perder más tiempo de lo perdido, porque basta hacer saber a V. Maj. la manera de suvenida y ver lo que nos enviaba a mandar sobre la paga de su sueldo, no les podremos pagarcosa alguna, y ellos, aunque quejosos, tienen esperanza de que V. Maj. les concediera mandarpagar el dicho su sueldo, y cada uno tomó el camino de buscar su vida. Suplicamos a V. Maj.nos envíe a mandar lo que fuere servido hagamos en lo del dicho sueldo.

Por otro lado, y dando crédito a lo que los tripulantes de la San Antonio contaban sobre eldudoso modo de actuar de Magallanes, los oficiales propusieron al rey que se dejara de pagar elsalario que cobraba su mujer, Beatriz Barbosa:

La mujer de Fernando de Magallanes tiene en esta Casa, por cédula de V. Maj. cincuenta milmaravedíes, que son los que a Magallanes se daban por capitán, y también […] a [Martín de la]Mezquita [sobrino de Magallanes], portugués, quince mil maravedíes en cada un año, mientrasque Magallanes volviese, los cuales, según del viaje ha sucedido, tenemos duda si les debemosde pagar o no. Suplicamos a V. Maj. nos envíe a mandar lo que en ello debamos hacer, porqueestas personas son las que manaron por mano del dicho Magallanes, a los cuales así porqueestán pagados hasta fin del año pasado como porque al presente no tenemos con que les pagarel tercio por año de este año, no les pagaremos hasta que sobre ello V. Maj. nos envíe a mandarlo que debamos hacer en ello.

Desconocemos muchas cosas de lo que sucedió después. Nos faltan piezas del puzle, ya que notenemos constancia de qué dijo el rey después de recibir estas informaciones, a excepción de doscartas que dirigió algún tiempo después a la Casa de Contratación. Toca por tanto hacer una ciertalabor detectivesca sobre este episodio. En primer lugar, en junio de 1520 —un mes después de lallegada de la San Antonio a Sevilla— consta una carta 67 de Juan Rodríguez de Fonseca, quien,recordemos, estaba al frente de la Casa de Contratación de Sevilla, era arzobispo de Burgos y,según algunos, familiar del capitán Juan de Cartagena 68 . La dirigía a los oficiales de la Casa deContratación tras haber recibido noticia de la llegada de la San Antonio y de lo que contaba sutripulación. En ella no se esforzaba lo más mínimo por disimular su enfado con Magallanes:

Page 48: Tomás Mazón Serrano

…ha me puesto tanta turbación la maldad que aquél [Magallanes] ha hecho…

Sin embargo, hombre listo como era, se limitó en adelante a dar instrucciones precisas en lasque ordenaba que se tomaran las medidas necesarias para que «en ninguna manera» pudieran ir aPortugal ni la mujer ni los hijos de Magallanes 69 hasta que no se aclarara la situación, que sellevara ante su presencia a Álvaro de Mezquita, «preso, y vengan con él, por guarda, GerónimoGuerra y Esteban Gómez, piloto, y otros dos o tres de los más principales que mejor razón tengan,de los que vinieron en la nao», y que se suspendiera todo pago relativo a la armada hasta que sedispusiera otra cosa.

Más de un año después, el 26 de agosto de 1521, el rey ordenó restaurar el pago de 15.000maravedís anuales a un sobrino de Magallanes, Martín de la Mezquita, que no había participadoen la expedición:

Nuestros oficiales que residís en la ciudad de Sevilla, en la Casa de la Contratación de lasIndias, ya sabéis cómo Martín de la Mezquita, portugués, sobrino del capitán Fernando deMagallanes, se quedó por nuestro mandado de ir en la armada que enviamos al descubrimientode la Especiería, de que fue por capitán el dicho Hernando de Magallanes, y porque entretantoque la dicha armada vuelve, el dicho Martín de la Mezquita no tiene con qué se sostener. Y mivoluntad es que le den en esa Casa quince mil mrs de ayuda de costa, durante el dicho tiempo.

Restitución de Esteban GómezEl 4 de octubre de 1521 el rey emitió otra real cédula 70 , referida a Esteban Gómez, en la que

vemos que resaltaba su capacidad como piloto y en la que, además, se puede ver que ya estaba enlibertad. En ella ordenaba que se le restituyera su salario como piloto de Su Alteza en la Casa deContratación, aunque todavía quedaba pendiente tomar una decisión para hacer justicia sobre lavuelta de la San Antonio:

Nuestros oficiales que residís en la ciudad de Sevilla, en la Casa de la Contratación de lasIndias, Nos habemos mandado a Esteban Gómez, nuestro piloto, que se vuelva a esa casa, y siconviniere que vaya en la armada que habemos mandado hacer, de que van por capitanesRodrigo del Castillo y Rodrigo Bermejo 71 , se lo mandéis, entretanto que otra cosa lemandemos. Por ende, yo vos mando que le hagáis pagar y paguéis su salario que de Nos tienepor piloto, con que se pueda sustentar. Y porque el dicho Esteban Gómez me ha hecho relaciónque, al tiempo que fue en la armada de que fue por capitán Hernando de Magallanes, dejó ciertahacienda suya en poder de Diego de Barbosa [suegro de Magallanes], teniente de alcaide delAlcázar de esa ciudad, y que ahora no se la quiere dar, antes le trae en pleito sobre ello. Porende, yo vos mando que luego hagáis traer a esa Casa todos los bienes y hacienda del dichoEsteban Gómez, y por inventario y ante escribano público, lo tengáis en depósito y secuestro, abuen recaudo, entretanto que se determina, sobre el negocio de las personas que se volvieron enla nao San Antonio, lo que se deba hacer y se debe hacer, y no hagáis en otra manera.

Pese a ello, Esteban Gómez tuvo que esperar a cobrar al 10 de febrero de 1522, fecha en queconsta el primer apunte del pago de su sueldo, incluyendo atrasos, en el libro de tesorería de laCasa de Contratación 72 .

Page 49: Tomás Mazón Serrano

Tras la llegada de la nao Victoria en septiembre de 1522, Elcano dio una versión de los hechosque no dejaba en buen lugar a Magallanes y, por ello, reforzaba los argumentos de Gómez. Pero,como acabamos de ver, por entonces Esteban Gómez ya había recuperado la confianza del rey.Tanto fue así que, poco después, obtuvo licencia para armar una carabela —solo una—, que le fuesuficiente para llevar a cabo la llamada Expedición del Catayo, que tenía la misión de encontrarun nuevo paso a través del Nuevo Mundo hacia el Pacífico, pero esta vez por el norte, y continuarel viaje hasta China y Japón, entonces conocidos como Catayo y Cipango.

Aunque no halló tal paso, dicha expedición recorrió la costa de Norteamérica desde la bahía deChasepeake (Virginia) hasta las tierras de Labrador, pasando por lugares tan importantes en elfuturo como la bahía de Nueva York —que llamó de San Antonio — y la bahía de Boston. Todaesta costa fue denominada durante años como Tierra de Esteban Gómez , quien se mantuvo leal ala Corona española hasta el final de sus días, en 1538, cuando, estando a bordo de la expediciónde Pedro de Mendoza al Río de la Plata, encontró la muerte en el río Paraguay a manos de losindígenas.

Por fin el gran océanoVolviendo a nuestra expedición, tras el hundimiento de la Santiago y la marcha de la San Antonio

ya solo restaban las naos Trinidad, Victoria y Concepción, que pasaron varios días buscando a lanao desertora, dejándoles señales en la costa por si se habían perdido. Las señales, según teníanconvenido de antemano, fueron grandes cruces de madera, al pie de las cuales se enterraba uncaldero con una nota dentro.

El cabo VírgenesFue muy probablemente en este momento cuando llegaron nuevamente hasta la desembocadura

por la que habían entrado al Estrecho, junto al cabo Vírgenes, y pusieron allí una gran cruz. Quedéfascinado al encontrar una referencia a esta cruz en un texto escrito dieciséis años más tarde. Enenero de 1536 llegaba a la embocadura del Estrecho la expedición de Simón de Alcazaba, que allíla encontró 73 :

Entramos en el Estrecho y a la entrada de él sobre mano derecha hallamos una cruz muy altacon letras que decían en el tiempo que se había puesto, y por ello supimos que era de cuandoVuestra Majestad había pasado con Magallanes...

Además de la cruz, localizaron en aquel lugar los restos de la nao Sancti Spiritus, en la queviajaría Elcano durante la expedición de Loaysa. Como es bien conocido, la Sancti Spiritusencalló contra las rocas durante un violento temporal. La cita prosigue del siguiente modo:

…y junto a ella en un río que allí se hace hallamos una nao perdida con los mástiles dellajunto a la cruz, puestos sobre maderos. Esta nao creo que será de las del comendador Loaysa, yyo pienso que [es] la de Juan Sebastián, que se perdió en los bajos.

Estas historias entrelazadas que nos traen los documentos archivados me parecen una auténticamaravilla. En este caso se mezcla la historia de tres expediciones diferentes en un mismo lugar, ya

Page 50: Tomás Mazón Serrano

de por sí tan mágico como la embocadura del estrecho de Magallanes tras el cabo Vírgenes.

La exploración finalPero volvamos con nuestra armada, que tras la infructuosa búsqueda de la nao San Antonio, se

resignó a su pérdida y continuó adelante, con el capitán Magallanes mostrándose cada vez mástaciturno. Sabía que si los de la San Antonio volvían a España y contaban su versión tendríaproblemas cuando regresara.

Una vez se encontraron de nuevo en aquel canal en que habían dejado la exploración,comprobaron que se volvía más angosto. Estaba flanqueado por altas montañas boscosas con lascumbres nevadas y el clima era cada vez más frío y nublado. Por las noches vieron fuegos a lolejos y, por ello, dieron el nombre a este lugar de Tierra del Fuego . Tomaron tierra junto a ladesembocadura del que llamaron río de las Sardinas , por la cantidad de ellas que pudieronpescar en él, e hicieron una buena provisión de un tipo de apio dulce que conservaban en vinagre,así como de marisco y agua. Nuestros hombres quedaron impresionados por la belleza del lugar,del que Pigafetta dijo: «creo que no hay en el mundo mejor estrecho que éste».

En adelante la exploración del Estrecho se hizo enviando por delante chalupas muy bienpertrechadas que iban verificando si el canal tenía continuidad. Cuando volvían dando nuevas delo que habían descubierto, las naos avanzaban ese tramo y se volvía a repetir el proceso.

Por fin, el 18 de noviembre de 1520, después de 28 días y casi 600 km desde que embocaran elEstrecho, la tierra les quedó atrás, desembocando a mar abierto entre los cabos que llamaronHermoso y Deseado, al mar que Vasco Núñez de Balboa había llamado antes Mar del Sur y al queellos llamarían Pacífico. De este modo conseguían cumplir el primero de los objetivos deFernando de Magallanes.

El sentimiento de alegría y orgullo por lo conseguido queda patente en esta maravillosa cita deGinés de Mafra, que nos ayuda a ponernos en su piel y a comprender que estos hombres, por muyduros que fueran, tenían las mismas emociones que nos hacen a todos humanos, como la que lesembargó al lograr algo nunca antes conseguido, tan íntimamente ligada al espíritu del explorador:

Cada uno se tuvo por dichoso en haberse hallado en cosa que otro antes que él no se habíahallado. […] Salió el armada del Estrecho a la mar del Sur, y dieron muchas gracias a Dios porse lo haber deparado.

Page 51: Tomás Mazón Serrano

III. HACIA EL OTRO LADO DEL MUNDO

La interminable travesíaLa travesía del Pacífico se inició buscando ganar latitudes más cálidas, poniendo rumbo al

noroeste, nordeste y norte sucesivamente. De nuevo el Derrotero de Francisco Albo se convierteen la fuente imprescindible para conocer el camino que siguieron, puesto que, durante la travesíadel Estrecho, el Derrotero no proporciona las posiciones diarias, sino que describe el camino aseguir, de tal modo que pudiera servir de ayuda a las expediciones futuras que quisieranatravesarlo.

La costa de ChileA los tres días, el 1 de diciembre, después de haber conseguido avanzar ya unos 500 km en

dirección norte, vieron tierra, «unos pedazos como mogotes» 74 . Nuevamente se apartaron detierra y navegaron tres días hacia el noroeste, pero entonces los vientos les hicieron virar alnordeste, por lo que de nuevo volvieron a aproximarse poco a poco a la costa del actual Chile. El13 de diciembre habían ganado 12 grados de latitud desde el Estrecho y se encontraban a la alturade donde 32 años más tarde el villanovense Pedro de Valdivia 75 fundaría la ciudad de Santa Maríala Blanca de Valdivia.

Llegados a este punto del viaje, resulta curioso comprobar que, al tratar de reproducir fielmenteen un mapa los rumbos y posiciones diarios descritos en el Derrotero, nos resultaría que, a partirde este día, habrían navegado en tierra, lo cual evidentemente se trata de un error. Quizá la mejorexplicación para ello sea que la «aguja de marear» —la brújula— noroesteaba, es decir, indicabaun norte falso más hacia el oeste que la realidad. De hecho, Pigafetta menciona que Magallanespercibe este error en la brújula y ordena corregirlo, algo que realizado desde el hemisferio sur,sin la estrella Polar a la vista, dice mucho sobre su capacidad como navegante.

Es imposible saber con certeza a qué distancia de la costa se encontraban cuando pasaron a laaltura de la futura Valdivia y si la divisaron o no. Si tenemos en cuenta la enorme altura de losAndes y que durante esos días pudieron «tomar» el sol para medir su latitud sin que encontrarannubes, cuesta creer que no la vieran, pese a que no hay mención de ello en ningún texto original.Además, los rumbos diarios indican que fueron en dirección hacia la costa durante varios días,más o menos con el mismo rumbo, hasta que viraron al norte y navegaron paralelos a ella durantetres días (Imagen IV) .

Hay dos datos que refuerzan la hipótesis de que no vieron tierra. El principal es que, en elPadrón Real de Diego Ribero, elaborado con las informaciones aportadas por Elcano tras suvuelta, no aparece esta costa; ni en este ni en ningún otro mapa coetáneo. A esto se añade que

Page 52: Tomás Mazón Serrano

durante esa época del año es habitual que se formen brumas persistentes en la costa, lo que lespodría haber impedido divisar tierra.

Así pues, no conseguimos resolver si les fue posible parar a avituallarse en aquellas costas debuen clima antes de virar hacia el oeste, o si simplemente no las vieron. En cualquier caso, locierto es que navegaron en paralelo a ellas hasta la altura de la futura ciudad de Concepción.Desde allí, en latitud de 38° sur, con un clima suave y benigno, viraron definitivamente hacia elnoroeste para engolfarse en aquel inmenso océano.

En medio del océanoPor fortuna, la climatología les resultó muy propicia, con vientos constantes a favor y sin

ninguna borrasca, lo que les permitió avanzar diariamente del orden de 70 leguas (unos 385 km).De la mano del relato que hace Pigafetta de esos días de navegación tenemos la primera

referencia escrita acerca de algunos de los astros que podían ver en el firmamento del hemisferiosur. Así, nos habla de «dos aglomeraciones de estrellitas nebulosas, que semejan nubéculas, apoca distancia una de otra». Se estaba refiriendo a las que hoy se conocen como Nube Grande deMagallanes y Nube Pequeña de Magallanes que, efectivamente, en el cielo austral se perciben aojo desnudo como dos manchas blanquecinas próximas entre sí. Hoy sabemos que se trata de dospequeñas galaxias irregulares satélites de nuestra Vía Láctea que en el año 1912 permitieron a laastrónoma Henrietta Leavitt hallar la clave para determinar la medida de distancias en elfirmamento, al encontrar en ellas estrellas variables de tipo cefeida. Esto le llevó a ampliar laescala del universo a una magnitud colosal y hasta entonces insospechada. Además de ello,Pigafetta hizo mención a la constelación que bautizaron como Cruz del Sur, bastante próxima alpolo sur celeste.

No llevaban todavía un mes de navegación desde que desembocaran en el Estrecho cuando seempezaron a producir las primeras muertes por enfermedad en alta mar entre las tripulaciones.Estaban a 23 de diciembre cuando falleció Alonso Portugués, hombre de armas. Durante los díascomprendidos entre Navidad y Reyes fallecieron otros tres hombres: Domingo Portugués, Diegode Peralta y Gonzalo Rodríguez. Ello da muestra de que las provisiones resultaban ya escasas sinningún género de dudas, y lo malo es que todavía les faltaban tres meses para que pudieran pisartierra. En este sentido, resulta muy reveladora la narración que nos dejó Pigafetta:

El bizcocho 76 que comíamos no era ya sino un polvo mezclado con gusanos, que habíandevorado toda la sustancia y que tenía un hedor insoportable por estar empapado en orines derata. El agua que nos veíamos obligados a beber era igualmente pútrida y hedionda. Para nomorir de hambre llegamos al terrible trance de comer pedazos del cuero con que se habíarecubierto el palo mayor para impedir que la madera rozase las cuerdas. Este cuero, siempreexpuesto al agua, al sol y a los vientos, estaba tan duro que había que remojarlo en el mardurante cuatro o cinco días para ablandarlo un poco, y enseguida lo cocíamos y comíamos.Frecuentemente quedó reducida nuestra alimentación a serrín de madera como única comida,pues hasta las ratas, tan repugnantes al hombre, llegaron a ser un manjar tan caro que se pagabacada una a medio ducado.

Page 53: Tomás Mazón Serrano

Mas no fue esto lo peor. Nuestra mayor desdicha era vernos atacados de una enfermedad porla cual las encías se hinchaban hasta el punto de sobrepasar los dientes, tanto de la mandíbulasuperior como de la inferior, y los atacados de ella no podían tomar ningún alimento. Murierondiecinueve, entre ellos el gigante patagón y un indígena del Verzín 77 que iba con nosotros.

En relación con el síntoma de la hinchazón en las encías, propio de la enfermedad del escorbuto,y que hoy sabemos que está causada por un déficit de ácido ascórbico o vitamina C duranteperíodos prolongados, tenemos otra cita que nos dejó Ginés de Mafra, quien decía así:

En este tiempo los bastimentos, parte por gastados y parte por corrompidos, se disminuían yen toda la gente había enfermedades, especialmente que con la bascosidad de las malascomidas se les hinchaban las encías tanto que les impedía el comer, y se morían, lo cual vistopor la gente tenían cuidado de con orines y con agua de mar lavárselas y tenerlas limpias, locual fue especial remedio para aquel mal.

Aunque la fortuna les sonrió con unos vientos favorables, tuvieron bastante mala suerte con laderrota seguida en el Pacífico, porque solo encontraron dos islotes pequeños en los que les resultóimposible parar. Los podemos identificar como el atolón de Puka-Puka y la isla de Flint, a las quellamaron San Pablo y de los Tiburones respectivamente, por la cantidad de ellos que encontrarony que pudieron pescar.

Debemos hacer notar que encontramos una imprecisión en el Derrotero durante los días en queavistaron la primera de estas islas. En la latitud que quedó anotada en él los días 24 y 25 de enero,en que se refiere este avistamiento, no hay en realidad ninguna isla. En cambio, según la Relaciónde Ginés de Mafra , este primer islote que encontraron en el Pacífico está en 15°, lo cual seaproxima más a los 14° 82’ reales en los que se sitúa el atolón de Puka-Puka y descarta otrasposibles islas ubicadas más al sur. Puesto que durante esos días el rumbo parece muy consistente ydescribe una línea casi recta, resulta claro que el error de medición del Derrotero no es de soloun día, sino que viene arrastrado durante varios, lo cual resulta bastante extraño. Cabría laposibilidad de que contaran con errores en la tabla de declinación 78 , aunque es algo muy difícilde creer, ya que había sido hecha en tierra con el mayor cuidado y precisión posibles por loscosmógrafos de la Casa de Contratación de Sevilla. No le encontramos una explicación sencilla.

La isla de los TiburonesEn cambio, con el segundo islote —la isla de los Tiburones— parece que la precisión del

Derrotero es buena porque da exactamente la latitud de la hoy conocida como isla de Flint. Eneste caso no caben dudas acerca de su identificación. Además, es prácticamente seguro que, del25 al 27 de febrero, pasaron muy cerca de otros atolones al oeste de esta isla que, curiosamente,no llegaron a ver, bien por hacerlo de noche, bien porque hubiera brumas o simplemente porqueno tienen altura suficiente para poder ser divisados a no ser que se pase realmente cerca de ellos.Estos atolones se conocen hoy como Islas Bikini, famosas en nuestros días por las pruebas dearmas nucleares efectuadas allí durante la Guerra Fría, entre otras cosas. Lo que no es tanconocido es que fueron descubiertas por don Álvaro de Saavedra, primo de Hernán Cortés, el 1

Page 54: Tomás Mazón Serrano

de octubre de 1529, quien se refirió a ellas como «tres islas bajas».Volviendo a nuestra expedición, y al hilo de la pesca de tiburones que tuvo lugar junto a la isla

de Flint y que les llevó a bautizarla con aquel nombre, es un error habitual dudar de la capacidadpara pescar de los tripulantes de la expedición. Conviene aclarar que, por supuesto, portabanmedios para hacerlo. El problema es que, en realidad, el océano abierto se parece mucho a undesierto, incluso para la vida marina, que prefiere las zonas en las que la profundidad no es muygrande y, por ello, la luz solar alcanza el fondo marino. Podemos dar también por hecho que enese periodo tomaran agua de lluvia recogida con las velas, dada la ausencia de bajas a lo largo dealgunas semanas. Este recurso era habitual siempre que la lluvia fuera lo suficientemente intensacomo para limpiar las velas de salitre.

Pocos días antes de llegar a la isla de los Tiburones, el 13 de febrero de 1521, cruzaron por finel ecuador. Habían recorrido una larguísima distancia desde el Estrecho, puesto que seencontraban ya a unos 10.000 km de la costa americana, y les faltaba todavía algo más de un terciodel océano por recorrer. Continuaron navegando dirección oeste-noroeste, con un viento favorableintenso, y ausencia de cualquier tempestad. Gracias a ello, el ritmo de avance se mantuvo altoincluso en latitudes cercanas al ecuador. Sobre la posible causa de esto es muy interesante lahipótesis recogida por el profesor José Luis Comellas en su obra La primera vuelta al mundo 79 ,acerca de la posibilidad de que la expedición se viera afectada favorablemente por una anómalaconfiguración climática causada por el fenómeno de El Niño. Desde el ecuador siguieron conrumbo oeste-noroeste hasta alcanzar una latitud aproximada de 12 grados norte y se mantuvieronen este paralelo.

Los extraños habitantes de GuamPor fin, el 6 de marzo de 1521, encontraron una isla donde, esta vez sí, pudieron desembarcar.

Se trata de la hoy conocida como isla de Guam, que no dejó de ser española hasta el año 1898, yque pronto se consolidó como punto de escala fundamental para los navíos españoles que viajarondesde América hasta Asia. Así nos cuenta Ginés de Mafra la euforia que produjo aqueldescubrimiento:

Yendo navegando esta armada, uno que estaba en la gavia que se llama Navarro, dijo agrandes voces: tierra, tierra. Con esta subida palabra todos se alegraron tanto que el que menosseñales de alegría mostraba se tenía por más loco.

Al aproximarse descubrieron que, en realidad, estaban ante dos islas, ya que divisaron otramenor al norte, la isla de Rota. Se acercaron a la mayor de ellas, y enseguida vieron que estabapoblada. Nos lo cuenta así Albo:

Y vimos muchas velas pequeñas que venían a nos, y andaban tanto que parecía que volasen, ytenían las velas de estera hechas en triángulo, y andaban por ambas partes que hacían de la popaproa y de la proa popa cuando querían, y vinieron muchas veces a nosotros, y nos buscabanpara hurtarnos cuanto podían.

Como vemos, gracias a unas embarcaciones ligeras y muy ágiles, los isleños acudieron

Page 55: Tomás Mazón Serrano

rápidamente a las naos y, ante el asombro de los expedicionarios, subieron a ellas para llevarsecuanto podían. Pigafetta lo refirió así: «los isleños venían a nuestros barcos y robaban tan prontouna cosa como la otra, sin que pudiéramos impedirlo». También nos hizo ver el aislamiento en quevivían aquellas gentes y la impresión que tuvo que causar en ellos la llegada de los nuestros: «Porlo maravillados y sorprendidos que quedaron al vernos, estos ladrones creían, sin duda, ser losúnicos habitantes del mundo».

Sin embargo, en un determinado momento fueron tantos los que habían subido a las naos,especialmente a la capitana, que Magallanes los quiso echar fuera y la situación empezó atensarse. Nos lo cuenta así Ginés de Mafra:

…el contramaestre de la capitana sobre poca cosa dio una bofetada a uno de aquellos indios,y el indio le respondió con otra; el contramaestre injuriado, con un machete que en la cinta traía,le dio una cuchillada en una espalda. Con solo esto toda aquella campaña de bárbaros seecharon huyendo al agua, y después que se acogieron a sus navicuchos, comenzaron con unasvaras tostadas, que otra cosa no tenían, a pelear. De las naos les tiraban algunas saetas, maseran tantos los indios que todavía hirieron a algunos de los de las naos.

Prosigue Mafra dando cuenta de una costumbre de los isleños que dejó admirados a nuestroshombres, puesto que en mitad de la pelea llegaban otros desde la isla para repartir comida, nosolo a los suyos sino también a los expedicionarios, para después seguir peleando.

A los tres días se produjo un hecho que precipitó la salida de la expedición. En un descuido, losnaturales llegaron incluso a robar el batel de la Trinidad, que se encontraba amarrado a popa. Estofue demasiado para la paciencia de Magallanes quien, «irritado», ordenó desembarcar en tierra acuarenta hombres que «quemaron cuarenta o cincuenta casas, así como muchas de sus canoas, y lesmató siete hombres. De esta manera recuperó el esquife, pero no juzgó conveniente detenerse en laisla después de estos actos de hostilidad» (Pigafetta).

En vista de lo sucedido, decidieron llamarla isla de Los Ladrones y, pese a esta precipitadasalida, en ella consiguieron algunos víveres y agua. Muy probablemente su hallazgo salvó la vidaa mucha gente y supuso, cuanto menos, un alivio para todos.

Llegada a las Islas FilipinasDesde la isla de Los Ladrones la expedición prosiguió su viaje con rumbo oeste, manteniéndose

en latitud de 12 grados y con viento siempre favorable. Aquel océano parecía que nunca iba atener fin, pero al cabo de una semana, en la que recorrieron más de 2.000 km, hallaron tierra denuevo. No lo sabían todavía, pero habían alcanzado la primera de las islas que, años más tarde,Ruy López de Villalobos bautizaría con el nombre de Filipinas en honor al rey Felipe II, y a lasque los de Magallanes llamaron islas de San Lázaro . El océano Pacífico había quedado atrás, porfin, ese 16 de marzo de 1521 después de casi cuatro meses de interminable navegación.

HomonhonSe trataba de la pequeña isla de Suluan. Al acercarse divisaron otra más grande detrás de ella,

Page 56: Tomás Mazón Serrano

la isla de Homonhon —hoy conocida como Humunu—, a la que decidieron acudir. Encontraron unbuen puerto natural en el que fondear las naves de forma segura y allí pudieron al fin descansar yreponerse. Lo primero que dispuso Magallanes fue que se montaran dos tiendas para atender a losenfermos y que se matara un cerdo —que sin duda habrían tomado en la isla de Los Ladrones—.Aunque la isla de Homonhon estaba deshabitada, el día siguiente acudió a visitarles un grupo deindígenas en una barca. En el encuentro, que resultó muy amigable, intercambiaron objetos. Losexpedicionarios les preguntaron por comida, y aquellos fueron a traerla desde su isla, lo cual fuemuy bien recibido por todos.

Aunque parte de la tripulación se empezó a recuperar de sus enfermedades, este ansiadomomento llegó demasiado tarde para algunos, pues allí mismo fallecieron Gutierre Estuziano yOchote. En los tres meses y medio que duró la travesía del Pacífico habían muerto por enfermedadun total de 12 hombres, incluyendo a estos dos últimos, aunque la cifra siguió ascendiendo en losdías siguientes hasta alcanzar los 21 tripulantes.

Según nuestras cuentas, del Estrecho salieron un total de 172 expedicionarios —de un total de247 que zarparon de Tenerife—, descontando los 16 fallecidos por diversas causas hastaentonces, más los dos desterrados en la Patagonia, y los 57 que dieron la vuelta hacia Sevilla en lanao San Antonio. Por ello, con una cifra de fallecidos que ascendió a 21, podemos decir que latravesía del Pacífico le costó la vida al 12% de la dotación que la inició. Pese a su indudabledureza y al drama que esto supuso, la tasa de mortandad en otras travesías de esta expedición quetodavía estaban por venir terminó siendo mucho mayor.

MazauaPermanecieron en la isla de Homonhon nueve días, al cabo de los cuales prosiguieron camino.

No tardaron más de dos días en volver a detenerse. Fue en la isla que llamaron Mazaua, cuyacorrelación con cualquier topónimo actual presenta dudas. De hecho, existe cierta controversiaacerca de cuál fue aquella isla de Mazaua (Imagen V).

Si nos atenemos estrictamente al Derrotero , parece no haber otra alternativa que asumir que setrató de la isla conocida hoy como Limasawa. Sin embargo, hay una tradición por la que desdehace siglos se considera que Mazaua correspondería a la actual Batuán, una ciudad que seencuentra a 9 grados justos de latitud, en la costa de la gran isla de Mindanao. El problema es queactualmente no hay ninguna isla frente a Batuán como la que describieron nuestrosexpedicionarios. Esta objeción se resolvería argumentando que los ríos que desembocan en lazona han terminado por colmatar de sedimentos el mar, de modo que la isla de Mazaua habríaquedado unida a la de Mindanao.

Tampoco parece del todo claro que corresponda con la isla de Limasawa, ya que esta no ofreceunas buenas condiciones para que las naves pudieran fondear, puesto que el fondo marino seencuentra a gran profundidad a muy poca distancia de la costa. Para añadir todavía más interés alasunto, resulta que el marinero Ginés de Mafra terminó regresando a Mazaua veinte años despuésde concluir esta expedición, cuando formaba parte de la armada de Ruy López de Villalobos,como piloto de la San Juan de Letrán. En el caso de que Mazaua corresponda a Limasawa,

Page 57: Tomás Mazón Serrano

Magallanes habría persistido en navegar al oeste apartándose del camino hacia las Molucas. Encambio, de tratarse de Butuán, implicaría que sí tomó el camino de las Molucas, dirigiéndosehacia el sur desde la isla de Homonhon. Es un debate bonito el que encontramos aquí.

Sin embargo, creo que hay una prueba definitiva que demuestra que Mazaua corresponde aLimasawa. En el derrotero de la expedición de Legazpi (años 1564-1565) de los pilotos JaymesMartínez Fortún y Diego Martín encontramos un interesantísimo mapa 80 que muestra la costa de laisla de Leyte, que recorrieron buscando llegar a Cebú. En él marcaron una isla en la ubicaciónaproximada de Limasawa a la que denominaron Maçaua, además de que a una tierra más al sur sepuso el nombre de Butuán. A mi juicio, tras encontrar este mapa pocas dudas pueden quedar ya.

En cualquier caso, los expedicionarios volvieron a encontrar en Mazaua gentes de gran bondadque les atendieron y con quienes hicieron amistad desde el primer momento. Incluso FranciscoAlbo, tan poco dado a introducir comentarios en su derrotero más allá de los meramente técnicos,resaltó que aquí «la gente es muy buena».

Page 58: Tomás Mazón Serrano

Mapa de la expedición de Legazpi con la ubicación de Maçaua y de Butuán, en el que podemos identificar queMaçaua corresponde a la actual Limasawa. Ministerio de Cultura y Deporte. Archivo General de Indias, MP-Filipinas,3 Carta náutica en que se señala la primera tierra que avistaron y el primer surgidero en que

estuvieron los componentes de la expedición de Miguel López de Legazpi en las Islas Filipinas.

Page 59: Tomás Mazón Serrano

La redondez de la TierraAdemás, en este lugar sucedieron algunos hechos importantes. Sin duda, el principal fue que la

redondez de la Tierra quedó confirmada empíricamente. Ello fue posible gracias al esclavomalayo de Magallanes, Enrique de Malaca. Aunque no era su lengua propia, cuando los naturalesse dirigieron a los de las naos, Enrique pudo entenderles. Esto probaba que, navegando haciaoccidente, habían podido llegar a tierras no muy lejanas a aquella de la que Enrique procedía y,por tanto, que la Tierra era redonda.

En realidad, este acontecimiento histórico tuvo lugar de un modo más bien cómico, porqueEnrique, tras pisar tierra después de haber atravesado medio mundo esperando que llegara estemomento, lo que hizo fue emborracharse:

El intérprete aprovechó poco, porque con el deseo que él llevaba, y con el buen aparejo queen la tierra y en los naturales de ella halló, se emborrachó con el vino que le dieron (Ginés deMafra).

Al poco de estar allí acudió a verles uno de los reyes locales de la zona, quien les dijo que solíaacudir a esa isla para cazar. El rey demostró tener mucha curiosidad, subiendo a bordo de laTrinidad, y dejando que Magallanes le explicara para qué servían los instrumentos de navegación,sus armas y sus defensas. Ambos estrecharon una relación muy amistosa. Quizás solo sea unaanécdota más, pero Pigafetta nos describe la sorpresa que mostraron los naturales cuando vieronque el propio Pigafetta apuntaba los nombres con los que ellos llamaban a las cosas y, más tarde,al leer lo escrito, los repetía. Detalles de este tipo a veces pasan desapercibidos, pero se podríadecir que aquellos hombres estaban pasando en ese momento nada menos que de la Prehistoria ala Historia.

La primera misaOtro de los hechos relevantes que ocurrieron en Mazaua fue que el día 31 de marzo de 1521,

Domingo de Resurrección, se celebró la primera misa en la historia de Filipinas, un país detradición católica en la mayor parte de su territorio a causa de su pertenencia a España durantemás de tres siglos. Durante la ceremonia los naturales se unieron a ella imitando a losexpedicionarios. La misa concluyó con una descarga cerrada de artillería desde las naves, con lamayor solemnidad posible.

A continuación, Magallanes ordenó levantar una gran cruz en la cima más elevada de losalrededores y explicó al rey que la cruz les protegería de cualquier navío que en adelante llegara asu isla, porque al verla, sabría que les habían recibido como amigos y no harían violencia algunasobre ellos.

Dado que en la isla no había suficientes víveres, el rey les informó de que había ciudadescercanas en las que podrían proveerse de todo lo necesario. Citó tres, de entre las cualesMagallanes decidió dirigirse a la de Cebú con la ayuda de pilotos que el rey le ofreció paraenseñarles el camino. Así pues, con la ayuda de estos pilotos, entre los que estaba el propio rey,la armada zarpó de la isla de Mazaua el 4 de abril con rumbo a Cebú, después de haber pasado

Page 60: Tomás Mazón Serrano

seis días en ella.

Llegada a CebúAl cabo de solo tres días, el 7 de abril de 1521, encontramos a las tres naos entrando en Cebú

mientras descargaban artillería a modo de saludo. Los naturales no comprendieron lo del saludo,pues una muchedumbre salió espantada. Pese a ello, pronto quedaron convencidos de que setrataba de una señal de amistad.

Cebú, que contaba con una gran población, estaba acostumbrada a comerciar con otros lugaresdel entorno. Por ello, al llegar allí las naves, su rey quiso —siguiendo su costumbre— aplicar unimpuesto por permitirles fondear en su puerto, algo que enojó a Magallanes. Con la ayuda delintérprete Enrique, Magallanes zanjó la cuestión advirtiendo que «por ser capitán de un monarcatan grande, no pagaría impuestos a ningún rey de la Tierra: que si el rey de Cebú quería la paz,traía la paz, pero que si quería la guerra, le haría la guerra (Pigafetta)».

Pacto de amistad con HumabónHumabón, que es como se llamaba el rey de Cebú, pensó inicialmente que los recién llegados

eran aquellos portugueses de los que había oído hablar, pero Enrique le aclaró que no era así.Tras la tensión del primer encuentro, la situación no tardó en normalizarse. Al día siguiente,Humabón se mostró mucho más receptivo y propuso a Magallanes llevar a cabo cierta ceremoniamediante la cual acostumbraban allí a sellar la amistad. Se trataba de que cada uno se sacara algode sangre del brazo derecho y la compartieran. No sabemos qué pensó Magallanes sobre ello,pero en esas se las vio el capitán general. A partir de ese momento las relaciones entre ambosciertamente cambiaron para mejor, dando muestras por las dos partes de verdadero interés por queasí fuera.

Bajo este clima de armonía, nuestros hombres prepararon un almacén para hacer intercambioscomerciales con los indígenas. Por piezas de hierro les daban oro; por bagatelas, comida.Magallanes dio entonces orden de no comerciar con oro. Probablemente lo hiciera para evitar quealgunos vendieran todo cuanto traían, tal como sugiere el propio Pigafetta.

Todavía a estas alturas había gente enferma que no pudo superar la dureza de la travesía delPacífico. Así, en la relación de bajas encontramos que «a nueve días del dicho mes de abril,falleció Martín de Barriento, de enfermedad. A diez días de este dicho mes de abril, falleció Juande Aroche, despensero que fue de la nao Victoria, de enfermedad». Fueron las últimas víctimas deaquel doloroso tramo del viaje.

Bautizos y el Santo Niño de CebúDurante estos días, Magallanes puso un especial empeño en cristianizar a aquellas gentes. Les

habló de las ventajas que les supondría abandonar la idolatría y abrazar el cristianismo. Losnaturales fueron muy receptivos a los consejos del capitán general y, de hecho, miles de ellosterminaron siendo bautizados voluntariamente ante un emocionado Magallanes, que lloróconmovido al ver la escena.

Page 61: Tomás Mazón Serrano

Debemos intentar imaginar las motivaciones que tuvo Magallanes para hacer esto. Para unhombre profundamente religioso como él —como todos los demás en aquella época— enseñar lafe cristiana a otras personas era algo parecido a dar lo mejor que tenía, puesto que se trataba demostrarles el camino para alcanzar la salvación. Hoy tendemos a perder esta perspectiva, perohasta no hace tanto, esto era así.

Tenemos noticia por varias fuentes de que, incluso, se produjo la curación milagrosa de unenfermo, que era nieto del rey de Cebú. Reproducimos aquí lo que se nos cuenta de ello en laRelación de Maximiliano Transilvano :

Después que el capitán Magallaes y sus compañeros hobiéron comido, andando mirando lacasa del rey, vieron estar echado en una cama un enfermo muy debilitado y flaco, y preguntandoquién era aquel enfermo, y que qué enfermedad era la que tenia, dijeron y dieron á entender áMagallaes que era nieto del rey, y que había dos años que estaba en la cama fatigado de muygrandes calenturas. Pues como el capitán Magallaes oyese aquesto, dijo al enfermo que luegosería sano si se encomendase á nuestro Señor Jesucristo, lo cual oído por el indio enfermo, dijoque le placía de lo hacer ansi, é trayéndóle una cruz la adoró, y luego fue baptizado, y al tercerodia quedó tan sano como si mal alguno no hoblera tenido, levantándose de la cama, y andando ycomiendo y haciendo todas las otras cosas que un sano suele hacer. E decia este indio muchascosas que había visto en visión en sueños. E por no me detener en muchas palabras, no quierocuanto á esto decir mas, sino que visto por el rey de Subuth [Cebú], su abuelo, tan grandemilagro, se convirtió á nuestra santa fe católica y se baptizaron él y mas de mill y doscientos desus indios.

La esposa del rey de Cebú también quiso ser bautizada. Se la nombró Juana, en honor a doñaJuana I de Castilla. En aquella ceremonia, Magallanes portaba una figura de un Niño Jesús hechaen madera, que gustó mucho a la reina, quien le pidió que se la regalara, accediendo gustoso elcapitán.

Cuarenta y cuatro años después de aquello, la expedición de Legazpi llegaba a Cebú desdeNueva España. Para su sorpresa y admiración, dentro de una casa encontraron aquella figura demadera. Quedaron maravillados, y con gran veneración la llevaron a una pequeña iglesia queestaban construyendo. Todos hicieron promesa de que cada año se celebraría una fiesta enrecuerdo de aquel momento y así ha sido desde entonces. Esta talla de madera a día de hoy siguesiendo venerada de forma masiva en Filipinas, donde anualmente se celebra una fiesta en su honora la que acuden millones de personas. Se conoce como la celebración del Sinulog , del SantoNiño de Cebú. En 1898 Filipinas dejó de ser parte de España, pero esta tradición se mantiene muyviva hasta nuestros días.

La muerte de MagallanesDespués de veinte días en Cebú, Magallanes y el rey Humabón habían estrechado una sincera

alianza. Sin embargo, se produjo entonces una sucesión de acontecimientos que terminó llevando ala muerte al capitán general, a quien probablemente su empeño por dejar asentada una alianzaduradera con aquel territorio le llevó a tomar ciertas decisiones que terminaron resultando fatales.

Page 62: Tomás Mazón Serrano

La enemistad de Lapu-LapuGracias a esta confianza mutua, Humabón le contó que, en la vecina isla de Mactán, de la que tan

solo les separaba un estrecho canal, había un líder llamado Lapu-lapu —o Cilapulapu—, cuñadosuyo, que le estaba causando problemas y que se estaba mostrando reacio a la presencia de laexpedición allí. Al oír esto, el capitán general no solo se ofreció a someterlo por la fuerza, sinoque, además, en un alarde de confianza que a la postre se demostró de todo punto absurdo, rehusóel apoyo que el rey de Cebú le ofreció.

Solo hay una explicación posible que nos ofrezca una visión racional de la postura tomada porMagallanes, y es que, según tenía acordado con Carlos I, cuantas más islas descubriera mayorbeneficio podría llegar a obtener para sí. En las Capitulaciones de Valladolid encontramos estacláusula:

Otrosí, por vos hacer más merced, es nuestra voluntad; que de las islas que asidescubriéredes, si pasare de seis, habiéndose primero escogido para nos las seis, de las otrasque restaren podáis vosotros señalar dos de ellas, de las cuales hayáis y llevéis la quinsenaparte de todo el provecho que interese é renta é derechos que nos de ellas hobiéremos, limpiosacadas las costas que se hicieren.

Por ello, Magallanes tenía un interés económico en que la cifra de islas descubiertas fuera lomás alta posible y podríamos encontrar en esto la motivación que le llevó a tratar de tomarMactán. Pero sin duda esto no basta para justificar que rechazara el apoyo que le ofrecía el rey deCebú. Diferentes fuentes nos cuentan que los demás oficiales de la expedición aconsejaron aMagallanes olvidarse de este asunto por el riesgo que suponía, y el poco beneficio que podríanesperar obtener. Tenemos por ejemplo a Ginés de Mafra, quien nos cuenta lo siguiente:

Perdió mucha autoridad [se refiere a Magallanes], porque un hombre que llevaba sobre sí unnegocio de tanta importancia no tenía necesidad de probar sus fuerzas hasta el tiempo andando,porque de la victoria se sacaba poco fruto para el hecho que entre las manos tenía. De locontrario, se aventuraba el negocio de su armada que era harto más importante.

Pigafetta nos ofrece otra muestra de esto: «le rogamos que no fuese, pero contestó que un buenpastor nunca abandona a su rebaño».

El desembarco en MactánDe un modo u otro, el 27 de abril de 1521 Magallanes acudió a la ciudad de Mactán, en la isla

con el mismo nombre, con el fin de someter por las armas a Lapu-lapu. Martín de Ayamonte cuentaque era la segunda vez que iba — «fue a pelear dos veces a ella»—, aunque no quedaronregistradas bajas de la anterior, por lo que es muy posible que el motivo de aquella primera visitafuera el de amenazar a Lapu-lapu, conforme la información que nos proporciona la crónica deHerrera: «envió a decir al Rey de la isla de Mactán que le quemaría su villa como había hechocon las otras si no obedecía al rey cristiano».

Magallanes acudió con un escaso número de hombres a bordo de bateles —40 hombres en dos

Page 63: Tomás Mazón Serrano

bateles según Ginés de Mafra, 60 hombres en tres bateles según Pigafetta—, que antes del alba yaestaban allí. No atacaron hasta que hubo luz porque sabían que los nativos les tenían preparadastrampas. Herrera nos cuenta que «el Rey amigo le aconsejó que no lo hiciese hasta el día, porquesabía que tenían hechos muchos hoyos, y en ellos hincadas gran cantidad de estacas agudas, y quela gente perecería».

El primer error táctico fue el punto de desembarco, frente al poblado. La presencia de arrecifesimpedía a los bateles acercarse a la orilla, de modo que algunos de los hombres se tuvieron quequedar a bordo, mientras que el resto desembarcaba con el agua a la altura de los muslos y, consus corazas y protecciones, se movían con dificultad hacia la orilla.

La pequeña artillería que portaban en los bateles dejaba de tener utilidad alguna, puesto quequedaban a demasiada distancia de la costa. Además, los arcabuces que acarreaban algunos de lossoldados, si ya en condiciones normales resultaban lentos de cargar y prender, y se necesitaba deun alto número de arcabuceros para mantener un fuego continuo, bajo estas circunstancias, con elriesgo de mojarse la pólvora o la mecha, en ningún modo pudieron mostrarse eficaces. La cosapintaba mal desde el primer momento.

A todo ello se sumaba que los isleños estaban prevenidos del ataque y les esperaban con milquinientos hombres, según la cifra que proporciona Pigafetta, quien por cierto participó en elcombate. No obstante, Magallanes no dudó. Al contrario, es posible que arengara a sus hombresde esta manera:

No os espante, hermanos mios, la multitud destos indios nuestros enemigos, que Dios será ennuestra ayuda, y acordaos que pocos dias ha vimos y oimos que el capitán Hernán Cortésvenció por veces en las partes del Yucatán con doscientos españoles á doscientos y átrescientos mill indios 81 .

Combate y muerteEl combate se inició bajo una lluvia de lanzas y flechas, con el grupo divido en dos. Magallanes

hizo quemar las casas más cercanas al mar. Cayeron los primeros soldados. Quizá sea cierto loque se nos cuenta en la crónica de Oliveira, y «mientras a los nuestros les duró la pólvora noosaban los de tierra llegar a ellos, pero después, cuando les faltó, les rodearon por todos lados».

Los de Mactán terminaron por hacer valer su enorme superioridad numérica. Se percataron deque causaban mayor daño si atacaban a las piernas que, a diferencia del resto del cuerpo, estabandesprotegidas. Magallanes vio cómo le atravesaban una pierna con una lanza. Ordenó entonces laretirada hacia los bateles, que se tornó en desbandada, quedando «solo siete u ocho con él». Dadoque sabían quién era, los indios centraron en él sus ataques.

Según Pigafetta, Magallanes fue entonces herido en la frente y, pese a ello, atravesó con laespada a su atacante. No pudo sin embargo sacar la espada por estar herido del brazo derecho. Aladvertirlo el resto de isleños, acudieron en mayor número a atacarle. Finalmente recibió unsablazo en el muslo derecho que le hizo caer de bruces, abalanzándose entonces una multitudsobre su cuerpo. Esto hizo que quienes le acompañaban tuvieran ocasión de poder huir. CuentaPigafetta que el capitán general todavía se giraba para asegurarse de que sus hombres pudieran

Page 64: Tomás Mazón Serrano

alejarse y ponerse a salvo.Y así encontró la muerte Fernando de Magallanes, luchando valientemente. Podremos estar en

mayor o menor acuerdo con sus decisiones, pero nunca nadie podrá negar que fue un hombrevaliente hasta el extremo. De hecho, como hemos podido comprobar, fue justamente un exceso dearrojo lo que le llevó a morir en Mactán. No había cumplido su sueño de alcanzar la Especiería,pero todo lo que consiguió hasta este momento fue más que suficiente para pasar a la posteridadcon todo merecimiento.

Los relatos posterioresAntonio de Pigafetta quedó desolado. Había visto morir a su admirado capitán sin poder hacer

nada por salvarlo. Escribió unas palabras de elogio hacia él, que dicen así:

Espero […] que la gloria de Magallanes sobrevivirá a su muerte. Adornado de todas lasvirtudes, mostró inquebrantable constancia en medio de las mayores adversidades. En el mar secondenaba a sí mismo a más privaciones que la tripulación. Versado más que ninguno en elconocimiento de las cartas náuticas, sabía perfectamente el arte de la navegación, como lodemostró dando la vuelta al mundo, lo que nadie intentó osar antes que él 82 .

El combate de Mactán se cobró la vida de otros siete hombres además de Magallanes. La citadarelación de bajas 83 nos deja constancia de sus nombres:

A veinte y siete días de este dicho mes de abril mataron al capitán general Fernando deMagallanes unos indios en una isla que se dice Mactan, yendo el dicho Fernando de Magallanesa pelear con los dichos indios.

Este día mataron los indios en esta propia isla a Cristóbal de Rabelo, criado del dichoFernando de Magallanes y capitán que al presente era de la nao Victoria.

Este día mataron los propios indios en esta isla a Francisco de Espinosa, marinero.Este día mataron en esta isla a Juan de Torres, hombre de armas.Este día mataron a Rodrigo Nieto en esta dicha isla de Mactán.Este día mataron a Antón Gallego, grumete, en esta dicha isla.Este día mataron en esta dicha isla de Mactán a Pedro, criado del alguacil Gonzalo [Gómez]

de Espinosa.A veinte y nueve días de este dicho mes de abril, falleció Antón de Escobar, el cual salió

herido de la pelea de la isla de Mactán.

Tras la llegada de la nao Victoria a Sevilla, tanto Elcano como Albo y Bustamante declararonante el alcalde De Leguizamo 84 acerca de este suceso. Las palabras de Elcano fueron estas:

El dicho Magallanes fue a guerrear y quemar las casas a la villa de Matán para que el Rey deMatan besase las manos al Rey de Zubú, e por que no le inviaba por bien una hanega de arroz euna cabra por tributo, e porque le invió a decir el Rey de Matán que allá le esperaba en Matán,e ansí el dicho Magallanes fue e mataron a él e a otros siete, e vinieron heridos veinte y seis.

Sobre el suceso de la muerte de Magallanes encontraremos mucha información en diferentescrónicas de historiadores antiguos, aunque por no alargarnos más de la cuenta en este asunto he

Page 65: Tomás Mazón Serrano

creído suficiente aportar exclusivamente las informaciones de las fuentes directas y másfidedignas. No obstante, en una de estas crónicas, obra de Rodrigo Aganduru Moriz, escrita en els. XVII, se menciona algo curioso y novedoso, y es que quizás Magallanes habría luchado junto aun hijo bastardo suyo, Cristóbal Rabelo. Es un hecho que es mencionado a veces, por lo que dejoaquí la fuente:

Con gran coraje peleaban mataneses y castellanos cuando atravesó una flecha al hijo bastardode Magallanes, llamado Rebello, mancebo brioso, y que hacía muy bien su deber, y luego cayómuerto, porque las flechas llevan fortísima ponzoña. Viólo el padre y sintiólo tanto que,adelantándose del pequeño escuadrón, se metió entre los indios como un loco, donde hizo conuna espada y rodela maravillas, y aunque por socorrerle se adelantaron los nuestros, losenemigos habían cerrado con él y, en fin, acabó la vida allí miserablemente 85 .

Justo frente al lugar donde se cree que tuvieron lugar estos hechos, al norte de la isla de Mactán,en el lugar conocido como Punta Engaño, actualmente se encuentra el parque llamado MactanShrine . En el siglo XIX, siendo todavía las Filipinas una provincia española bajo el reinado deIsabel II, se erigió allí un magnífico monumento en honor a Fernando de Magallanes. En tiemposrecientes, el Gobierno filipino decidió levantar frente a él una estatua en honor a Lapu-lapu.

La traición de HumabónLa noticia del fallecimiento de Magallanes debió causar un fuerte impacto entre los

expedicionarios, pero lo peor estaba todavía por llegar. Se avecinaba el infame convite del rey deCebú, en el que los asistentes serían asesinados.

Para sustituir a Magallanes eligieron como nuevos capitanes a Duarte Barbosa, portuguéscuñado de Magallanes 86 , y al veterano capitán español Juan Rodríguez Serrano.

El intérprete EnriqueEn relación con lo sucedido a continuación, Pigafetta pone el foco de su narración en el

intérprete de Magallanes, el esclavo malayo Enrique. Según nos cuenta, tras morir Magallanes,Enrique empezó a desatender sus obligaciones en tierra, pasando el tiempo ocioso y tumbado ensu estera. Sin duda, Enrique consideró que la muerte de su señor le convertía en libre. Sinembargo, esto hizo enojarse al nuevo capitán, Duarte Barbosa, quien le increpó llamándole«perro» y le advirtió de que, pese a la muerte de su señor, seguía siendo esclavo, y que sería laesposa de Magallanes quien decidiría sobre su condición. Además, le amenazó con ser azotado sino bajaba a tierra para el servicio de la armada.

Siguiendo con lo narrado por Pigafetta, después de este episodio Enrique bajó tranquilamente atierra y fue a casa del rey de Cebú, a quien puso en aviso de que partirían en poco tiempo y leaconsejó sobre la posibilidad de apoderarse de los navíos y de todas sus mercancías. El reyconvino con Enrique el modo de urdir la traición y este volvió a las naves «mostrando másactividad que antes».

Debemos tener presente que estos comentarios de Pigafetta puede que contengan algunas

Page 66: Tomás Mazón Serrano

suposiciones o sospechas suyas, puesto que parece difícil que pudiera estar al corriente de esasupuesta reunión de Enrique con el rey Humabón. No obstante, el propio Elcano confirmó mástarde las sospechas sobre Enrique, al declarar que la causa del convite y posterior muerte de suscompañeros fue «por una traición que hizo un esclavo de Fernando de Magallanes 87 ». Siacudimos a otras fuentes menos directas, lo que se nos cuenta acerca de este episodio concuerdamucho con la versión de Pigafetta. Así ocurre con la Relación de Maximiliano Transilvano , ycon las diferentes crónicas de historiadores antiguos.

En cambio, la Relación de Ginés de Mafra no menciona a Enrique como instigador, sino a Lapu-lapu, el de Mactán, el que había acabado con Magallanes. Según su narración, Lapu-lapu envióuna embajada al rey de Cebú para persuadirle de que, en vista a lo que ellos habían logradopeleando, echara a los castellanos de su tierra antes de que se recompusieran del golpe. AdemásLapu-lapu le amenazó diciéndole que, en caso contrario, le atacaría a él con el apoyo de gente deotras islas cercanas, ya que, si no echaba a los castellanos, consideraría que les estaba ayudando.

El infame convitePor ese motivo o por el que fuera, lo cierto es que el rey de Cebú traicionó a nuestros hombres

invitándolos a una comida de desagravio bajo el argumento de reforzar lazos tras la muerte deMagallanes. Según Ginés de Mafra, la mayoría sospechó que podía tratarse de una emboscada,pero prevaleció el criterio Duarte Barbosa, partidario de acudir por no parecer cobardes 88 . Lospeores pronósticos se cumplieron y, al final del banquete, mientras el rey distraía a unos ya másrelajados expedicionarios, acudieron cientos de guerreros y les pasaron a cuchillo.

Según Mafra, algunos —los pocos— pudieron huir y alcanzaron a nado las naves. Pigafetta nomenciona esto, pero en cambio cuenta que el piloto João Lopes Carvalho y su ayudante volvierona los navíos antes de producirse la entrada de los guerreros al convite, por sospechar que aquelloacabaría mal. El motivo de esta sospecha no deja de ser curioso: vieron que el indígena que díasatrás había estado enfermo y sanó «milagrosamente» conducía al capellán a su casa —se entiendeque, como muestra de agradecimiento hacia el capellán, quiso salvarlo de la matanza dándoleescondite en su propia casa—. De ser cierto, estuvo muy astuto Lopes Carvalho.

El resultado fue desolador: allí quedaron nada menos que 27 hombres, de los que tampoco setuvo la certeza de que estuvieran todos muertos, conforme se indica en la relación de fallecidos,en que se dice «creemos ser todos muertos»:

Primer día de mayo del dicho año de mil y quinientos y veinte y un años mataron a traición enCebú a las personas siguientes, las cuales estaban todas en tierra y creemos ser todos muertos 89

:Juan Serrano, piloto y capitán que al presente era de la nao Concepción.Duarte Barbosa, capitán que al presente era de la nao Trinidad.Antón Rodríguez, marinero.Antón de Goa, grumete.Pedro, herrero.Guillermo, lombardero de la nao Trinidad.

Page 67: Tomás Mazón Serrano

Francisco Ante, criado del piloto Juan Serrano.Nuño, criado del capitán general Fernando de Magallanes.Francisco Martín, tonelero.Juan Segura, marinero.Cristóbal Rodríguez, despensero.Francisco de Madrid, hombre de armas.Enrique, lengua criado del capitán Fernando de Magallanes.Pite Juan, criado del capitán Fernando de Magallanes.Hortiga, sobresaliente.Hernando de Aguilar, hombre de armas, criado del capitán Luis de Mendoza, que Dios haya.Simón de la Rochela, calafate.Pedro de Valderrama, clérigo.Andrés de San Martín, piloto.Sancho de Heredia, escribano.León de Espeleta, escribano.Juan de Silva, portugués, sobresaliente.Luis Alfonso de Goys, sobresaliente y capitán que al presente era de la nao Victoria.Francisco de la Mesquita, criado del capitán general Fernando de Magallanes.Rodrigo de Hurrira, grumete de la nao Concepción.Francisco Piora, marinero.Francisco Martín, marinero.

Huida y esperanzas de los supervivientes¿Cómo actuaron los que permanecían a bordo de las naves en este duro momento? Según Ginés

de Mafra, empezaron a disparar artillería contra el poblado. En medio de la confusión, losindígenas condujeron frente a las naves al capitán Juan Rodríguez Serrano, herido y maniatado,por quien pedían un rescate. Por dos veces se les pagó lo que pidieron, pero los indios seguían sinliberarle, y continuaron pidiendo más. Sin embargo, ante la imposibilidad de hacer frente a talcantidad de gente, terminaron por largar velas diciendo a su capitán, según contó Ginés de Mafra,«que se quedase con Dios y les perdonase» 90 .

Fue una dura y difícil decisión, tomada por el piloto João Lopes Carvalho, que se erigió comocapitán desde este momento:

Como los heridos que estaban a bordo vieran muerta la gente, levaron anclas para hacerse a lavela, y estando para levar el ancla y seguir la vuelta de Borneo, trujeron los negros a JuanSerrano, desnudo, que lo querían rescatar y pedían por él dos bombardas y dos bares de cobre ybretañas, que ellos traían como mercaderías; ofreciéronles darles todo, que lo trajesen a lanave; los negros querían que ellos bajasen a tierra, y porque se recelaron de otra traición sehicieron a la vela y lo dejaron, y desde entonces no supieron más de lo que fuera de él 91 .

Los supervivientes de esta emboscada mantendrían siempre la esperanza de que algunos de suscompañeros no hubieran muerto. Esto no lo sabemos porque lo dijeran expresamente en lasfuentes, sino a la vista de dos hechos extraordinarios que pasamos a relatar.

En primer lugar, sabemos que Carlos I pidió a Hernán Cortés que la expedición que estaba

Page 68: Tomás Mazón Serrano

organizando para ser enviada desde Nueva España al Maluco en 1527 debía acudir a Cebú, con elfin de buscar a los nuestros que quedaron allí y, en el peor de los casos, averiguar qué ocurrió. Enrelación con ello, encontramos esta interesantísima parte en la larga Instrucción con la que HernánCortés despachaba a Álvaro de Saavedra, a quien le confió que fuera el capitán de estaexpedición. Decía así:

Ítem: que trabajareis de llegar a la isla de Cibú, y en ella tomar lengua si son vivos JuanSerrano, piloto, y otros que con el fueron presos en la dicha isla, y si fueren vivos,rescatarloseis, e si no pudierdes, trabajareis de los haber en cualquier manera que sea, noponiendo a riesgo e a ventura vuestra armada ni gente, o a lo menos trabajareis de hablar conalguno dellos, e de informaros cómo están, e de qué manera son tratados, e de la manera e tratode la dicha isla e gentes della e de la ley ó ritos que tienen, e qué gentes contratan en la dichaisla, e qué son las cosas de que mas contratación hay, e qué armas e fuerzas tienen, e la manerae disposición de la tierra para se poder conquistar a caballo, y qué manera tienen en obedescery servir a su Rey, y de todo os informad lo más largo y particular que podierdes; y lo mismohaced de todas las otras tierras que vierdes y pudierdes haber lengua dello.

En este texto no solo podemos comprobar la voluntad de ayudar a los nuestros, sino también lacapacidad sin límites de Hernán Cortés, dispuesto sin duda a aprovechar la visita a Cebú paraobtener información sobre la forma en que aquella tierra pudiera ser conquistada de mejormanera. Además, Cortés entregó a Álvaro de Saavedra una carta destinada al rey de Cebú, paraentregar o no según conviniera, en la que sobre este asunto le decía lo siguiente:

Si alguno de los españoles que quedaron en vuestra prisión fueren vivos, los deis a esecapitán [Saavedra], y si por ellos quisierdes rescate, él lo dará a vuestra voluntad ycontentamiento, aunque en más que esto recibiréis de S. M. mercedes, y de mí buenas obras,pues, queriendo, tenemos por mucho tiempo mucha contratación e amistad.

Hay una segunda fuente, también fantástica, por la que sabemos que los nuestros terminaronhuyendo de Cebú con dudas sobre la suerte que habrían corrido algunos de los que allí quedaron.En el testamento de Juan Sebastián de Elcano encontramos que dejaba a su amigo, el piloto de SuAlteza Andrés de San Martín, uno de los asistentes a aquel fatídico convite, un almanaque, doslibros de astrología y paños por «si le toparen». Algo realmente conmovedor, en lo que nosdetendremos más adelante.

Además, a su regreso, Elcano debió de contar todo esto a Carlos I, porque existe otro documentoexcepcional en el que el rey de Portugal refiere a sus gobernadores en Malaca y el Maluco que elemperador le había pedido buscar a «un Juan Serrano, piloto», diciéndoles que quizás estuviera«preso del rey de Luzón» —la isla en que se encuentra Cebú—, y les pedía que, si le encontraban,le trasladaran a India y, desde allí, a Lisboa 92 . Por desgracia, nunca más se supo de la suerte deSerrano.

Conocemos también las razones por las que algunos de los principales hombres del viaje noasistieron al convite: Pigafetta, por tener la cara hinchada tras haber recibido una flechaenvenenada en el combate de Mactán, según él mismo contó; Elcano, por estar enfermo en una de

Page 69: Tomás Mazón Serrano

las naos, según declaró ante el alcalde De Leguizamo.

Perdidos y de nuevo al borde del desastreDespués de 24 días de permanencia en Cebú, y tras el terrible golpe que supuso la traición

sufrida allí, la expedición entró en una fase difícil de desconcierto, miedo y pura lucha por lasupervivencia. En cuatro días habían perdido a 35 hombres, entre ellos a Magallanes, alcosmógrafo San Martín, al intérprete Enrique —de quien Pigafetta contó que se pasó a los isleños—, al clérigo Pedro de Valderrama y a una larga lista de gente destacada.

Las naves no habían sido suficientemente provistas de víveres para afrontar una larga travesía.Estaban perdidos, sin saber qué hacían en ese lugar al que les había llevado Magallanes y lejos delas islas del Maluco, de las que solo sabían que quedaban en la latitud del ecuador. Además, losisleños de la zona habían mostrado una beligerancia que les pondría en riesgo cada vez quetuvieran que detenerse. La situación era muy comprometida.

Nuevos mandos y quema de la ConcepciónSe desconocen los motivos por los que fue el portugués João Lopes Carvalho quien tomó el

mando aunque, como posible justificación, nos debemos dar cuenta de que por entonces él era elúnico restante de quienes habían embarcado como capitanes o pilotos.

Además de ello, se nombró capitán de la nao Victoria al burgalés Gonzalo Gómez de Espinosa,quien hasta entonces había servido como alguacil mayor de la armada. Quizás su elecciónrespondiera a la necesidad de seguridad, que pasó a ser prioritaria. Espinosa era un militar y unhombre de ley, que no dudaba en dar un paso al frente cuando las cosas se ponían feas, como yahabía demostrado en el motín del Puerto de San Julián. Considero que justamente eso fue lo que alos demás reconfortaba y por lo que le otorgaron un papel de liderazgo.

Inicialmente, Carvalho dirigió las naves al sur. Un día después de estos sucesos se toparon conla isla de Bohol. La tripulación se había visto reducida drásticamente, hasta los 116 o 117hombres, un número insuficiente para gobernar las tres naves que les restaban, de modo quedecidieron quemar allí la nao Concepción. Desde aquí ya solo quedaron la Trinidad y la Victoria.

En MindanaoDurante algunos días más continuaron navegando con rumbo sur (Imagen VI) . Dieron con la isla

de Mindanao y prosiguieron navegando a lo largo de su costa. Allí desembarcaron junto a un ríopara tomar provisiones. Sin embargo, pese a que por suerte pudieron mantener buen trato con losnativos, no fueron capaces de encontrar alimentos suficientes «porque no había» (Pigafetta). Segúnel lombardo, él fue el único que desembarcó en Mindanao y pasó un par de días visitando elpoblado en que vivía su rey, con quien trabó amistad, aunque sin conseguir alimentos.

Por no perder la cronología de la expedición, debemos comentar que en este mismo tiempo fuecuando arribó a Sevilla la nao San Antonio procedente del estrecho de Magallanes, en fecha de 6de mayo de 1521. Es solo una curiosidad, pero sirve para recordarnos lo caprichoso del destinode cuantos formaron parte de este viaje, tan distinto para unos y otros.

Page 70: Tomás Mazón Serrano

En la Trinidad y la Victoria la carencia de víveres se convirtió en un problema grave. Mientrascosteaban Mindanao hacia el suroeste volvieron a detenerse a «buscar mantenimientos, que ya enlas naves no quedaban sino para ocho días» (Roteiro de un piloto genovés) . Sin embargo, losbateles que se acercaron a la orilla fueron recibidos por una lluvia de flechas proveniente de losnativos, por lo que tuvieron que regresar a las naves.

No sabemos con certeza qué les llevó a alejarse de Mindanao hacia el oeste. Quizás sucedió loque escribió el capitán portugués Antonio de Brito:

Hablaron con el Rey de Mindanao, quien les dijo dónde estaba Burneo [Borneo], y ellosgobernaron hacia ella, y fueron a dar en una isla que se llama Puluam [Palawan], treinta leguasde la isla de Burneo.

Parece una explicación convincente y coherente con el resto de fuentes que Pigafetta llegara atener noticia de la famosa y rica ciudad de Brunéi, en la isla de Borneo, durante su visita al rey deMindanao. También es posible que ya en Cebú tuvieran noticias de ella. En cualquier caso,cruzaron el hoy conocido como mar de Joló y navegaron varias jornadas para llegar hasta allí. Sinembargo, a mitad de camino dieron con la isla de Cagayan, pequeña y poco poblada. En ella lesdirigieron no hacia Brunéi, sino hasta otra isla ubicada algo más al norte, la de Palawan, a la quellegaron en el mes de junio y pudieron poner fin a su falta de víveres.

Aprovisionamiento en PalawanEn el Roteiro se narra cómo, al acercarse a Palawan, vieron gente en la costa haciéndoles

señales para que se acercaran. Después de lo que habían vivido, todos recelaban. Tenían miedo aser atacados por los nativos. En un momento dado, un tripulante llamado Juan de Campos pidióque le dejasen desembarcar en tierra para tratar de conseguir alimentos, «puesto que en las navesno los había, y que podría ser que encontrase alguna manera de procurárselos, y que si le matasen,que en ello no perdían gran cosa, y que Dios se compadecería de su alma».

Este acto de valentía tuvo su merecida recompensa. Juan de Campos 93 fue bien recibido, «todoel mundo iba a verle» (Roteiro) y consiguió que los nativos dedicaran toda la noche a desgranararroz, que terminaron vendiendo la mañana siguiente a los de las naos. Sobre la situación límite ala que habían llegado hasta aquí por la falta de provisiones, Pigafetta cuenta que «podíamos haberllamado a esta isla Tierra de Promisión, porque antes de encontrarla habíamos pasado tantahambre que muchas veces quisimos abandonar las naves y quedarnos en tierra para no morirnos dehambre».

Allí no les supieron dar indicaciones hacia el Maluco pero, una vez reabastecidos, Carvalhodecidió dirigirse hasta la cercana Brunéi, guiado por dos pilotos locales 94 .

La visita al rajá de BruneiLlegaron finalmente a Brunéi el 8 de julio de 1521. Conforme se les había informado, resultó

contar con una gran población y con un grado de civilización muy superior al de los lugares quehabían visitado hasta entonces. En Brunéi había un rey o rajá, pues profesaban la religión

Page 71: Tomás Mazón Serrano

musulmana. Se llamaba Siripada. Ciertamente, se trataba de un lugar rico y una gran ciudad,dedicada al comercio de especias y otras mercancías provenientes de diferentes partes de Asia.

Según nos narra Pigafetta, el rajá, que debía ser todo un personaje, pidió que le fueran a visitarlos nuestros, con la particularidad de que no se dejaba ver y la gente tenía que comunicarse con éla través de un pequeño tubo que atravesaba una pared. Sobre la ciudad decía así:

Esta ciudad está construida sobre el mar, excepto la casa del rey y las de algunos hombresprincipales, y tienen veinticinco mil hogares.

Aquí por fin vemos aparecer con fuerza la figura de Elcano. Fueron Gonzalo Gómez de Espinosay Juan Sebastián de Elcano, nada más y nada menos, quienes tomaron tierra para dirigirse a ver alrajá. Por primera vez las figuras de ambos aparecen juntas en nuestra historia, y lo hacen paradesempeñar el papel de embajadores ante el rajá de Brunéi. Elcano todavía no había sidonombrado capitán, sino que seguía desempeñando las mismas funciones de maestre y piloto en unode los barcos que, tras la quema de la Concepción, suponemos que debió de tratarse de laVictoria. Que Elcano fuera uno de los elegidos como embajador da muestra de que la gente veíaen él a alguien en quien confiar.

Mientras el capitán general Lopes Carvalho permanecía a bordo de la Trinidad, podemosimaginar las caras de Elcano y Espinosa cuando fueron recibidos con elefantes cubiertos con telasde seda para dirigirse hasta donde les esperaba el rajá. Este detalle lo conocemos gracias a Ginésde Mafra, quien con cierta gracia nos aclara por qué: «les salieron a recibir con dos elefantes,porque en esta ciudad acostumbran recibir a los mensajeros en elefantes».

El relato de lo que aquí ocurrió resulta algo confuso en las fuentes directas que tenemos sobreello, que son las relaciones de Pigafetta y de Ginés de Mafra, las declaraciones de Elcano, Albo yBustamante al alcalde De Leguizamo, un muy breve relato en el Derrotero , y algunos datossueltos en la relación de fallecidos y en los apuntes de pago a los tripulantes. Vamos a tratar dedesentrañar lo que ocurrió, porque pasaron muchas cosas, y la visita no terminó bien.

Según la relación de Ginés de Mafra, a Elcano y a Espinosa les acompañaron dos marinerosgriegos —Juan Gorfo y Mateo Griego— y el hijito brasileño de Lopes Carvalho, de los que sedice que, tras asistir a la embajada con el rajá, fueron retenidos sin que se les permitiera volver alas naves. No es esto lo que cuenta Pigafetta quien, sin referirse expresamente a nadie, asegura quefueron atendidos en tierra durante dos días, al cabo de los cuales volvieron a bordo sin ningunaincidencia. En su relato Pigafetta habla en plural, dando la impresión de que él mismo en personafue uno de los embajadores que acudió a ver al rajá, describiendo con gran lujo de detalles el granboato y ceremonia con que les recibió. Estas informaciones en cambio no constan en la Relaciónde Ginés de Mafra .

Por otro lado, en el relato de Ginés de Mafra se nos dice que Elcano y Espinosa fueron retenidosy tardaron más de quince días en poder volver a las naves. Cuando por fin lo hicieron, contaronque los dos marineros griegos habían preferido quedarse en tierra por su propia voluntad y que —según les habían dicho los de Brunéi— el hijito brasileño de Carvalho había muerto, aunque ellosno habían podido comprobarlo, puesto que les habían mantenido separados.

Page 72: Tomás Mazón Serrano

Para decantarnos por una de las dos versiones de los hechos, la de Pigafetta o la de Mafra,hemos de fijarnos en que, en la relación de fallecidos, consta que efectivamente los dos marinerosgriegos quedaron en Brunéi por su propia voluntad. Esto coincide con lo indicado en la versión deGinés de Mafra, y deja a la de Pigafetta como menos verosímil.

No fueron las únicas bajas en Brunéi. Tanto en la relación de fallecidos como en la lista desueldos debidos a los tripulantes se deja constancia de que el marinero Domingo de Barrutia —ode Urrutia— y el herrero Gonzalo Hernández —también mencionado como sobresaliente—quedaron en la isla de Borneo «no por su voluntad», puesto que la armada zarpó cuando seencontraban en tierra, dejándolos allí. Debe de tratarse de los dos hombres que, según contóMartín de Ayamonte, desembarcaron para establecer en tierra un pequeño almacén en el queintercambiar mercancías por productos para calafatear las naves, algo que Pigafetta sí menciona.La relación de fallecidos dice que «Domingo de Barrutia [o Urrutia], marinero que fue de la naoTrinidad, el cual quedó en la Isla de Burney, no por su voluntad, en XXI de Julio de MDXXI años[21 de julio de 1521]. Respecto a Gonzalo Hernández, encontramos apuntado que quedó contra suvoluntad por no le poder tomar con la nao en la isla de Burney».

Tensa espera en el puertoComo vamos a ver a continuación, la situación se complicó mucho en el puerto. Los que

quedaron a bordo de las naos permanecían a la espera de los que habían bajado a tierra con graninquietud:

Pasados doce días que aquella gente que habían enviado a la ciudad no venían como estádicho, los de las naos estaban muy acongojados por ellos, pareciéndoles haberlos perdido yapara siempre. (Relación de Ginés de Mafra)

Después de quince días el nerviosismo era ya máximo. Amanecieron entonces tres juncosgrandes junto a las naos y un marinero que subió a la gavia divisó una gran flota de más dedoscientas velas aproximándose. Ante esto, Carvalho tomó la iniciativa de levar anclas y abordara dos de los tres juncos, que tomaron sin encontrar resistencia. Dejaron que los que venían en losjuncos regresaran a tierra, advirtiéndoles que seguirían atacando juncos hasta que el reypermitiera volver a sus compañeros. Así, llegaron a quemar cuatro.

Después llegó un junco especialmente grande, que también abordaron, cuyo capitán dijo quepertenecía al rey de Luzón —isla filipina en que se encuentra Manila—. En vez de aprovecharesto para negociar el intercambio de prisioneros con el rajá de Brunéi, Carvalho lo dejó ir acambio de ciertas joyas que se quedó para sí. Esto fue sabido enseguida por los demás tripulantes,que no daban crédito al desatino de Carvalho.

Pese a ello, tras haber dejado ir a los ocupantes de este junco, Elcano y Espinosa fueron al finliberados y trasladados a las naos.

El rescate del hijo del rey de LuzónAdemás de lo ya dicho acerca de sus compañeros de cautiverio, contaron también que habían

Page 73: Tomás Mazón Serrano

oído decir que, uno o dos días atrás, había llegado a Brunéi el hijo del rey de Luzón para casarsecon una hija del rajá. Entonces todos cayeron en la cuenta de que aquel capitán a quien Carvalhohabía liberado era en realidad este hijo del rey de Luzón. Esto desacreditó aún más a Carvalho,puesto que los demás quedaron «escandalizados» al saber que había dejado ir a alguien por quienno solo podían haber forzado la liberación del resto de compañeros —recordemos que uno deellos era su propio hijo—, sino que también podrían haber pedido un rescate por él que leshubiera hecho ricos.

Este sería el relato conforme a la versión de Ginés de Mafra, que resulta más coherente con elresto de fuentes que el de Pigafetta. Básicamente queda confirmada, aunque con algunos maticesimportantes, por las declaraciones que posteriormente dieron Elcano, Albo y Bustamante ante elalcalde De Leguizamo, a los que les preguntaron lo siguiente en relación a este suceso:

Se dice que uno de los juncos que tomaron que iba un Rey el cual, dicen, se rescató porciertas coronas de oro de las que ponen sobre la cabeza y otras joyas de oro, y oro en barrasque dicen dio en mucha cantidad a un Juan Caraballo y a otros, porque le alargasen a él, y losotros juncos que con él iban: ¿cómo no vino acá ninguna cosa de ello, ni dan razón dello?

He aquí la respuesta de Juan Sebastián de Elcano:

Oyó decir a las gentes de las naos que Juan Caraballo, portugués, recibió cierto rescate deaquel Rey en oro, pero que este testigo no sabe lo que recibió, ni lo que pasó, porque a la sazónestaba este testigo en la ciudad de Burney; y que en la canoa donde este testigo vino, adondeestaba la armada, le invió el dicho Caraballo al dicho Rey, en la pregunta contenido, en tierra.

Por su parte, así respondió Francisco Albo:

Es verdad que al tiempo que tomaron los dichos juncos, en uno de ellos tomaron a un hijo deun rey, e muchos caballeros con él; e que después le soltó Joan Caraballo, capitán que era a lasazón, sin tomar consejo de ninguno, e se dijo públicamente que el hijo del dicho rey le habíadado un costalejo de algodón, lleno de cosas, que no sabe ni oyó decir de qué fuese lleno.

No añadió mucho más el barbero Hernando de Bustamante, cuya declaración fue anotada así:

No lo sabe, mas de cuanto el dicho Joan Caraballo soltó al dicho rey sin dar parte a ningunode los de su nao, ni de otra nao.

De estas declaraciones, la de Elcano contradice la versión de Mafra en cuanto a que el hijo deLuzón fue liberado en la misma canoa en la que tanto él como Espinosa fueron conducidos a lasnaos. No es un detalle menor. De hecho, este punto es confirmado en el Roteiro de un pilotogenovés, que dice así:

Tan luego como los apresaron [se refiere a los que venían en el junco en que viajaba el hijodel rey de Luzón] enviaron algunos de ellos al rey de Borneo, mandándole decir que si lesdevolvía los cristianos que tenía en su poder, que eran siete hombres [Elcano, Espinosa, los dosgriegos, el hijo de Carvalho, Domingo de Barrutia y Gonzalo Hernández] le darían toda la genteque habían apresado en el junco, en vista de lo cual les envió de los siete hombres que les tenía,dos de ellos [Elcano y Espinosa] en un prao; y tornaron a mandarle decir que les entregase los

Page 74: Tomás Mazón Serrano

otros cinco que aún quedaban y que le devolverían toda la gente que del junco tenían. Despuésde esperar dos días por la respuesta, viendo que no les llegaba recado alguno, tomaron treintahombres de los del junco, metiéronlos en un prao y enviáronlos al dicho Rey de Borneo,haciéndose a la vela con catorce hombres y tres mujeres de los que habían apresado.

Como vemos, en contra de lo que se cuenta en la Relación de Ginés de Mafra, Carvalho símantuvo retenidos a los del junco para poder negociar la libertad de los suyos, y solamente liberóa parte de ellos una vez hubieron vuelto Elcano y Espinosa. Pigafetta confirma el hecho de que sequedaron con ciertos rehenes:

Retuvimos con nosotros a dieciséis hombres principales para llevarlos a España, y a tresmujeres en nombre de la Reina de España, pero más tarde se las quedó Juan Carvallo.

Fuera de un modo u otro, la suerte de aquellos que habían quedado en tierra estaba echada.También lo estaba el futuro de Carvalho como capitán quien, como acabamos de leer, llegóincluso a hacerse con un harén de mujeres, algo realmente indigno a ojos de una tripulación deprofundas creencias cristianas.

El hijito brasileño de João Lopes CarvalhoComo ya hemos visto, son muchas las fuentes por las que sabemos que hubo un niño brasileño

que se unió a la expedición desde que esta se detuviera en la bahía de Santa Lucía, en Brasil, endiciembre de 1519. En aquel lugar había estado en un viaje anterior Carvalho, quien tuvo allí unhijo fruto de la relación con una nativa. Gracias a la Relación de Ginés de Mafra sabemos quecontaba con siete años de edad.

Al regresar con la Armada de la Especiería, Carvalho se reencontró con ellos y, sin queconozcamos más detalles o motivos que le llevaran a hacerlo, el niño embarcó y viajó con supadre a bordo de la nao Trinidad. El niño viajó hasta Brunéi donde, como queda dicho,desembarcó en tierra con los embajadores Elcano y Espinosa para ver al rajá. Resulta muyextraño que Carvalho enviara a su hijo a esta misión en la que, en principio, el niño tenía muchomás que perder que ganar. La clave del asunto nos la da Elcano, quien al declarar ante el alcaldeDe Leguizamo relató lo siguiente:

É vio que el dicho Caraballo enviaba rescates á su hijo de la mercadería de S. M. con unprimo suyo á la ciudad de Burney.

A Elcano se le había pedido narrar en esta declaración todo aquello que sucediera en la armadaen deservicio de Su Majestad, y una de las cosas que contó fue esta. Como vemos, en vez deacudir en persona a ver al rajá, Carvalho envió a su hijo y le dio objetos con los que comerciarque no eran de su propiedad, sino de los armadores de las naos o del propio emperador. Yasabemos por tanto a qué había sido enviado el niño a tierra: su padre pretendía valerse de él parasus corruptelas.

Respecto a ese primo suyo al que también hace referencia Elcano nada sabemos, puesto que nohay constancia de él en ninguna otra fuente. De ser cierto, suponemos que este tripulante sí habría

Page 75: Tomás Mazón Serrano

vuelto a las naos, aunque no sabemos de quién se trató.Como queda ya mencionado, Elcano y Espinosa contaron que, según les dijeron, el niño había

fallecido mientras les retenían en la ciudad, aunque ellos no lo habían podido comprobar porhaberlos mantenido separados. Después de esperar dos días a que se le liberara junto a los otrosexpedicionarios que quedaban en tierra —incluso, como enseguida vamos a ver, probablementeamenazando de forma contundente al rajá Siripada—, la armada no tuvo otra opción quereemprender viaje y nunca más supieron de él.

Este niño fue el primer brasileño que viajó hasta Asia del que la Historia tiene noticia.

El escudo de armas de Gómez de EspinosaCorresponde ahora hacer mención a algo que encontramos en la crónica de Gonzalo Fernández

de Oviedo y que inicialmente nos va a desconcertar:

Después que por causa de algunos de los que yban en el armada se rebeló aquel rey [serefiere al de Brunéi], y viendo Gonzalo Gómez de Espinosa que por allí era el passo de lacontrataçión de la espeçiería y que convenía asegurarle, peleó con un sobrino de aquel rey quepor su mandado venía de capitán general contra los españoles: al qual mató por su persona y lecortó la cabeça y la envió al rey su tío, certificándole que lo mesmo le haría a él, sin no leenviaba ciertos chripstianos que tenía presos, el qual luego vino de paz y se offresçió porvassallo del Emperador 95 .

Esto podría pasar por una de tantas cosas que se leen en las crónicas carentes de fundamentoreal, pero en este caso creo que no es así. Hay un hecho que da credibilidad a lo dicho porFernández de Oviedo, y es que cuando Gonzalo Gómez de Espinosa consiguió volver a España ycontar al emperador todo lo sucedido, este le otorgó un escudo de armas, en el que aparece ¡unacabeza cortada!

No hay ningún otro hecho relativo al viaje por el que Espinosa pudiera terminar luciendo unacabeza cortada en su escudo, a no ser que se trate de la cabeza del capitán Luis de Mendoza, aquien había dado muerte en el Puerto de San Julián. En mi opinión, considero que aquel hecho noalcanzaba la dignidad requerida como para presumir de él en un escudo de armas, y más todavíacuando es bastante probable que el motín contra Magallanes hubiera acabado siendo bien visto enla corte. Por ello, creo que esa cabeza cortada se refiere a lo que ocurrió allí en Brunéi.

Page 76: Tomás Mazón Serrano

Escudo de armas concedido a Gonzalo Gómez de Espinosa, en el que aparece una cabeza cortada, la del capitángeneral que mató en Brunéi, y con la que amenazó al rajá Siripada para que les devolviera a las naos a los

compañeros que retenía en tierra. En él leemos «Tú fuiste uno de los primeros que la buelta me diste» . Ministerio

Page 77: Tomás Mazón Serrano

de Cultura y Deporte. Archivo General de Indias, MP-ESCUDOS,231 Escudo de armas de Gonzalo Gómez deEspinosa.

Al comentar esta cuestión con mi admirado amigo Braulio Vázquez Campos, del ArchivoGeneral de Indias, me dio la pista definitiva que viene a reforzar esta hipótesis, y es que en eldocumento en que encontramos el escudo de armas de Espinosa leemos la siguiente descripción 96 :

...Y de parte de abaxo, partido el dicho escudo en dos partes, y en la primera a la manoderecha una mano con una caueça en campo verde, en senal de el capitán general que bosmatastes en la mar...

Según esto, la cabeza que aparece en el escudo corresponde a la de un «capitán general» queEspinosa mató en el mar. Fernández de Oviedo también se refirió al sobrino del rajá de Brunéicomo capitán general, lo cual descarta a Luis de Mendoza. Tenemos, por lo tanto, dos fuentes biendistintas que nos vienen a confirmar a quién pertenecía esta enigmática cabeza.

¿Cómo queda encajado este episodio en el relato de la reconstrucción de los hechos queacabamos de componer? En primer lugar, es importante no confundir al hijo del rey de Luzón, alque Carvalho había liberado a cambio de ciertas joyas, por este otro hombre a quien decapitóEspinosa, que era sobrino del rajá de Brunéi. No son la misma persona.

Teniendo esto en consideración, y siguiendo lo que hemos leído en el Roteiro , una vez Elcano yEspinosa fueron liberados y volvieron a las naos, «tornaron a mandarle decir [al rajá Siripada]que les entregase los otros cinco que aún quedaban». Es aquí donde debemos ubicar este hecho:Espinosa consideró necesario amenazar al rajá Siripada enviándole aquella cabeza cortada paraexigir la liberación de los cinco compañeros que todavía se encontraban retenidos en tierra.

Como ya dijimos, después de esperar su liberación durante dos días, la expedición no tuvo másremedio que hacerse a la mar sin ellos, con la sensación de que el riesgo corrido en Brunéi habíasido demasiado alto. Aquella estancia, rodeada inicialmente de gran boato, terminó pareciéndosedemasiado a la de Cebú, si nos atenemos a lo que Martín de Ayamonte señala con rotundidad:«esto hicieron los de Borneo con intención de destruirlos y matarlos». De nuevo habían estado alborde del desastre y habían perdido a cinco hombres.

El 29 de julio de 1521, después de haber estado veintiún días en aquel lugar, una cada vez másdiezmada Armada de la Especiería largaba velas dejando atrás Brunéi, y también demasiadastraiciones y compañeros asesinados. En adelante nada de esto podría volver a suceder. Llegaba elmomento de poner al frente a quienes habían demostrado ser los mejores. Era el turno de Elcano yde Espinosa.

Page 78: Tomás Mazón Serrano

SEGUNDA PARTE. EL VIAJE A LA HISTORIA

Page 79: Tomás Mazón Serrano

IV. EL CUMPLIMIENTO DE LA MISIÓN Y LA GRAN DECISIÓN

Tras lo sucedido en Brunéi, el descontento de la tripulación con Carvalho se palpaba en elambiente y, poco a poco, se empezó a gestar una nueva organización del mando.

Al menos hubo una cosa buena del paso por aquel lugar, y es que, al pedir información por lasMolucas, les dijeron que regresaran a la isla de Mindanao, donde podrían encontrar pilotos queles ayudarían a llegar hasta ellas:

El rey [de Brunéi] les dijo que les daría pilotos hasta Mindanao, de la otra banda, por dondeellos no vinieron, y que de allí navegarían para Maluco, que luego hallarían quién los llevasepara allá (Antonio de Brito).

Así lo hicieron, aunque la accidentada marcha de Brunéi había hecho que aquellos pilotosprometidos por el rajá Siripada no embarcaran. Iban a ciegas. Cerca del cabo más septentrionalde la isla de Borneo, una de las naos encalló contra unos bajíos. No sabemos cuál de las dos fue,pero afortunadamente no hubo más que daños materiales y la nave se salvó. Sin embargo,decidieron quedarse a realizar largas operaciones de mantenimiento a los navíos en una islacercana —entre Borneo y Palawan— de difícil identificación, en la que hallaron un puerto naturalmuy seguro y apropiado para llevar a cabo las reparaciones necesarias y ponerlos a punto. La islaestaba deshabitada o al menos no quedó referido ningún encuentro con gentes locales (ImagenVII).

Aunque sea solo una hipótesis, este puerto, situado en una isla que Pigafetta refirió comoCimbombón, y al que según el Roteiro llamaron Nuestra Señora de Agosto por llegar allí el 15 deagosto de 1521, puede que se encontrase en realidad en la isla de Balabac. Se demoraron en élalrededor de 43 días, de los que Pigafetta cuenta que lo más molesto fue tener que caminardescalzo entre la maleza y las zarzas.

Elcano y Espinosa toman el mandoDestitución de Carvalho

Fue algunos días antes de abandonar esta isla cuando los tripulantes decidieron deponer aCarvalho como capitán general, imputándole cargos 97 por su proceder en deservicio del rey.Sobre Carvalho encontramos varias opiniones y en ninguna de ellas el capitán portugués queda enbuen lugar. Reproducimos las declaraciones sobre lo sucedido de Elcano, Albo y Bustamante alalcalde De Leguizamo 98 , no solo por ser muy elocuentes, sino porque también nos hacen ver cómofue la elección de los nuevos responsables de la armada:

Se hizo proceso contra Caraballo, e le privaron de la capitanía por los desaguisados y de

Page 80: Tomás Mazón Serrano

servicios que contra S. M. hacía, según parescerá por el proceso que este testigo tiene. E ansíeligieron por capitán a este testigo (Elcano).

Y porque el dicho Joan Caraballo no hacia las cosas en provecho de S. M., e no daba parte deellas a ninguno, la gente eligió por capitanes a Juan Sebastián, e a Joan de Espinosa (sic), e portesorero e contador de todas las mercaderías al dicho Joan Sebastián, e por contador a unMartin Méndez, vecino de Sevilla y escribano de la nao Vitoria (F. Albo).

Después que los oficiales del rey murieron, tres o cuatro hombres hicieron capitán a JoanCaraballo; e después porque era mal hombre, e se averiguó por un proceso por tal, le quitaronde capitán e hicieron capitanes toda la gente a los que ahora son (Hernando de Bustamante).

Carvalho fue sustituido al frente de la armada como capitán general por Gonzalo Gómez deEspinosa —quien ya era capitán de la nao Victoria desde la salida de Cebú—, mientras que JuanSebastián de Elcano ascendía ahora a capitán de la nao Victoria. Conocemos con exactitud lafecha de su nombramiento gracias al documento de las cuentas de pago a los tripulantes, en el quecomprobamos que fue el martes 17 de septiembre de 1521, puesto que se le pagó como maestrehasta el día anterior 99 .

Las figuras de Elcano y Gómez de EspinosaElcano por fin pasaba a primer plano. Lo hacía del mejor modo posible, puesto que fue elegido

por sus compañeros. Su participación en el motín del Puerto de San Julián probablemente leacarreó unos meses posteriores difíciles 100 , pero en este momento, ya después de tanto tiempo,parece evidente que los demás habían visto en él a alguien en quien poder confiar su destino.

Nos gustaría tener más detalles sobre Elcano y su vida a bordo, ya que son realmente escasos,pero no olvidemos que lo que terminó consiguiendo con la expedición habla por sí solo. Estamosante la figura de un consumado marino y navegante, experimentado piloto y experto conocedor decada detalle de su nao, del mar, y de la climatología. Estamos también ante un gran líder, capaz deganarse la confianza de los demás y de implicarlos en conseguir completar con éxito la travesíamás arriesgada de cuantas tengamos noticia en la Historia. Elcano fue sin duda todo eso.

También Gonzalo Gómez de Espinosa merece una reflexión sobre su figura. Se trata de alguiendiferente a Elcano, pero que aportaba otras cualidades de gran valor. Espinosa era ante todo unmilitar, y un hombre recto. Quien antes de zarpar fuera nombrado por el rey como alguacil mayorde la Armada de la Especiería, encargado de velar por el cumplimiento de la ley a bordo, se veíaahora como capitán general, su máximo responsable, por encima incluso de Elcano.

Si sobre Elcano hay una deuda pendiente por cuanto gran parte de la sociedad no es conscientede la relevancia que tuvo y atribuye a Magallanes un mérito que le corresponde a él, el caso delcapitán Gonzalo Gómez de Espinosa resulta especialmente injusto, no solo por el desconocimientogeneralizado de su figura, sino porque sobre él se han llegado a escribir barbaridades. Nocitaremos la fuente, pero hay publicada una referencia a él como «el malvado e implacablealguacil que apuñaló a Luis de Mendoza en el motín de Puerto de San Julián». No obstante, lopeor no es lo que se ha dicho sobre su actuación en el motín —que no fue sino cumplir su debercomo alguacil al oponerse a un amotinado—, sino sobre su desdichado intento de vuelta desde las

Page 81: Tomás Mazón Serrano

Molucas a través del Pacífico. Algún autor incluso se burla de él por navegar tan al norte como lohizo, desvelando su propia ignorancia y un desprecio injustificado por Espinosa.

No me cabe duda de que Espinosa fue elegido capitán general por sus muchas virtudes, entreellas ser un hombre de ley, recto, responsable y, por encima de todo, fiel a su rey. Era la antítesisde Carvalho. Lo que hizo Espinosa demuestra que así fue, aunque no debemos olvidarnos de queera también el mejor de los militares con que contaban. Esa era una cualidad que, bajo lasdifíciles circunstancias de ese momento, sus compañeros también valoraban. Espinosa lesaportaba seguridad.

Martín Méndez y Juan Bautista de PunzorolAcompañando a Elcano y a Espinosa hubo otras dos personas de especial relevancia en la nueva

organización: el escribano Martín Méndez y el maestre Juan Bautista de Punzorol. Elcano,Espinosa y Juan Bautista fueron los «gobernadores» de la armada, mientras que Méndez fue suescribano y tesorero.

En su faceta de escribano, Martín Méndez fue quien escribió el documento clave para conocermuchos de los detalles importantes que ocurrieron en estos meses de contactos con pueblos tandiversos del sureste asiático. Es el conocido como Libro de las Paces del Maluco 101 , al que yanos hemos referido. Méndez se ocupó de dejar asentadas en él las «paces» y amistades condiferentes pueblos que encontraron y que se mostraron receptivos a rendir vasallaje al rey CarlosI.

Por su parte, el genovés Juan Bautista de Punzorol suplía en la nao Trinidad las carencias delcapitán Espinosa en el «arte de marear». Él se ocupó de gobernar la nave hasta su último día,cuando cayó en manos del portugués Antonio de Brito, quien por cierto opinó sobre él que era lapersona de mayor valía de entre los 17 expedicionarios que encontró vivos.

Juan Bautista viajaba con su hijo Domingo, que era marinero. Su historia es dura, porquedespués de que decidieran separar sus destinos en las Molucas —el hijo viajando en la naoVictoria y el padre quedándose con la Trinidad—, ambos terminaron falleciendo antes deconseguir regresar, en circunstancias muy diferentes uno de otro.

Rumbo a MindanaoPero no nos adelantemos a los acontecimientos. Habíamos dejado a nuestras dos naos en aquella

pequeña isla entre Borneo y Palawan reparando las naves. Desde este momento, con Elcano yEspinosa al mando, se produjo un cambio radical. Estaban determinados a encontrar las Molucasy no perdieron tiempo en ello, de modo que conforme a la información recibida en Brunéipusieron rumbo sin más demora hacia la isla de Mindanao, para buscar allí a esos pilotos que lessupieran dirigir hasta el Maluco. Así pues, alrededor del 26 de septiembre de 1521, bajo estanueva organización en el mando, zarparon al fin de este puerto.

Al poco de hacerlo, tuvieron un golpe de suerte, porque se cruzaron con un parao que proveníade Brunéi con alguien importante a bordo. Conforme nos cuenta Pigafetta, lo abordaron, y resultó

Page 82: Tomás Mazón Serrano

venir en él el «señor de la isla de Poluan y gobernador de la ciudad de Brunéi», acompañado porsu hermano y su hijo. Puesto que una vez más el asunto de la escasez de víveres era un problema aresolver, y dado que ya no estaban dispuestos a correr nuevos riesgos en tierra, aprovecharon estaoportunidad para pedir comida por rescate. Como veremos, no tuvieron buena conciencia porhaber obrado de este modo.

Así pues, dejaron marchar a la mayoría de los tripulantes a Palawan, reteniendo a su señor y asus familiares hasta que les fuera entregada una notable carga de víveres, que concertaron que seprodujera al cabo de ocho días. Los de Palawan no solo cumplieron lo exigido sino que fuerongenerosos, entregando más de lo que se les había pedido. Quizás conmovidos por esto, o quizásporque durante los días de espera terminaron estrechando amistad con él, los expedicionarioshicieron varios regalos al señor de Palawan, que marchó contento e incluso firmó vasallaje al reyCarlos I. El Libro de las Paces nos lo cuenta de una forma muy expresiva y detallada:

Con el cual dicho Tuan Maamud fue concertado por nos, los dichos capitanes y contador, quenos diese cuatrocientas medidas de arroz, veinte cabras, veinte puercos y ciento y cincuentagallinas, lo cual fuese dentro de ocho días. Lo cual fue aceptado por el dicho Tuan Maamud,diciendo que era contento del cual concierto.

[…]Y que nosotros, esto que le pedimos, no se lo pedimos por rescate de él, ni de su hijo ni

hermano, ni de los que con ellos viniesen, sino por la necesidad que las naos tienen debastimentos, que si los hubiéramos de rescatar, solo al dicho Tuan Maamud, no lo diéramos porveinte mil ducados, salvo porque nosotros holgamos de tener paz y amistad con quien la quieretener con nosotros. Lo cual le fue declarado, de la manera que susodicha es, al dicho TuanMaamud, a su hermano e hijo, por un moro que entendía algo de nuestra lengua castellana, quese llama Paceculan, al cual moro tomamos en el junco del Rey de Luzon.

El 7 de octubre de 1521 se despidieron amigablemente del señor de Palawan y continuaron lanavegación. Tras este encuentro, hubo otro del que tenemos menos información, ya que nosabemos exactamente cuándo se produjo, ni dónde, ni nos constan los detalles de lo que ocurrió.Sin embargo, en él nada menos que apresaron varios juncos que venían de China. Quedóconstancia en las declaraciones de Elcano, Albo y Bustamante al alcalde De Leguizamo, en lasque se les formulaba esta cuestión:

Los juncos que tomaron de la China ¿qué mercaderías traían?, y lo que de ellos tomaron quéfue, y si se asentó en el libro del armazón, conforme al regimiento.

Elcano contestó que «las mercaderías que traían los juncos de la China eran paños de algodón eseda, e achas, e cuchillos, e porcelanas, que están asentadas en el libro de armazón del contador etesorero y en lo que se ha gastado e de lo que de ello se ha fecho». Francisco Albo respondió delmismo modo, añadiendo que «cierta ropa que venía en los juncos se repartió entre la gente, éapartaron su parte para S. M., según las instrucciones de S. M. lo mandan». También coincidióHernando de Bustamante en señalar el escrupuloso control al que habían sido sometidas lasmercancías tomadas a los juncos, aunque por su parte añadió que «con los rescates 102 que tomaron

Page 83: Tomás Mazón Serrano

en los dichos juncos rescataron los bastimentos é mucha especería que traen para S. M.».Desde Palawan la navegación en busca de las Molucas resultó rápida y decidida. Siguiendo lo

que les habían dicho en Brunéi, se dirigieron hacia el sur de Mindanao a través del mar de Joló,deshaciendo el camino seguido anteriormente y pasando nuevamente por la isla de Cagayan. Trasdejar atrás la isla de Joló llegaron a Mindanao, donde esperaban encontrar a alguien que lessupiera dirigir hasta las Molucas.

Y de esta isla de Poluan [Palawan] partimos para Mindanao, porque allí, decía un moro queteníamos en la nao Victoria, que hallaríamos piloto para Maluco 103 .

Por fin encuentran guíasEn Mindanao encontraron dos poblaciones, de las que no tenemos la información que nos

permita identificarlas, en las que compraron diecisiete libras de canela. Esta fue la primeraespecia que encontraron y podemos imaginar que para ellos fue un gran estímulo. Se detuvierondos días en este lugar. Sin embargo, no encontraron quien les supiera guiar y continuaronavanzando hacia el este, hasta topar con otra región de la misma isla de Mindanao. El 27 deoctubre sufrieron una enorme tempestad cerca de esta costa, en la que el fuego de San Telmopermaneció visible durante dos horas en las puntas de los mástiles.

En esta zona un parao se les acercó y terminaron entablando combate con él. Según Pigafetta,mataron a siete de los dieciocho tripulantes que venían en él, todos ellos hombres destacados deuna población cercana llamada Magindanau. En la refriega, dos de los expedicionarios resultaronmuertos. El primero de ellos fue el armero sevillano Pedro Sánchez, quien «falleció de una manoque le quebró una escopeta y le reventó una mano». Dos días después murió el lombardero francésJuan Bautista, que había resultado herido «por fuego de pólvora que le quemó la cara» 104 .

Pese a estas pérdidas, la lucha resultó fructífera, porque uno de los hombres que venían en elparao, quien dijo ser hermano del rey de Magindanau, les supo dar instrucciones para dirigirse alas Molucas. Siguiendo sus indicaciones, continuaron costeando Mindanao hacia el sureste hastaalcanzar un cabo, frente al cual se encontraba la isla de Sarangani. Acudieron a ella y apresaron aallí a otros dos pilotos con el fin de que les sirvieran de guía hasta las Molucas. Así, con estosguías, viraron hacia el sur por el mar de Célebes, acercándose cada vez más a su destino.

Al pasar junto a una isla llamada Sangir, huyeron a nado tanto uno de los pilotos de Saranganicomo el hermano del rey de Magindanau y su hijo pequeño, pero nos cuenta Pigafetta quedesgraciadamente «el niño no pudo mantenerse firme sobre los hombros de su padre y se ahogó».Tras este amargo suceso, el único guía que les quedaba a bordo supo dar las indicacionescorrectas y, al cabo de muy pocos días, llegaron por fin a su destino. El 7 de noviembre de 1521este piloto identificó las islas que divisaban a proa como las islas de Maluco.

«Dimos gracias a Dios, y como señal de alegría disparamos la artillería», cuenta Pigafetta.Después de más de dos años de penalidades, cumplían así el segundo y principal de los objetivoscon los que zarparon de Sevilla, después de encontrar aquel paso inhóspito que les habíapermitido cruzar a espaldas de América. Cumplían también el sueño de Magallanes, de Colón, y

Page 84: Tomás Mazón Serrano

de tantos otros, de alcanzar la Especiería navegando desde España hacia poniente.

La estancia en las MolucasLa belleza del lugar al que llegaban asombró a los nuestros. Años después, el capitán Gonzalo

Gómez de Espinosa contaría así al rey:

Señor, no tenga vuestra Sacra Majestad en poco las islas del Maluco, […] porque señor, sontres vergeles, los mejores que hay en el mundo.

En efecto, las islas Molucas cuentan con una exuberante vegetación, que se extiende desde suscostas hasta las cumbres de sus volcanes. Además, se encuentran próximas unas a otras, de talforma que desde cualquiera de ellas el paisaje resulta espectacular. Sin embargo, su clima esbastante duro, puesto que el calor y la humedad son siempre muy altos y, de hecho, lo más normales que se encuentren cubiertas de un difuso manto de nubes.

Recibimiento en TidoreUn día después de haber divisado el archipiélago, la expedición fondeó en un puerto natural de

la isla de Tidore. Allí fueron recibidos por su rey, que desde el primer momento trató a nuestroshombres con una hospitalidad y una generosidad loables. Pese a que estos habían aprendido a serprudentes y recelosos, Almansur —así se llamaba—, hizo siempre cuanto pudo para que losespañoles nunca quisieran marcharse de allí. Quien creo que definió mejor el buen trato recibidofue el marinero Juan Rodríguez «El Sordo», al que se le tomó testimonio tras su regreso a Españay, pese a que no sabía escribir, resulta admirable comprobar cómo se expresaba: «tal sea la vida yvejez de este testigo como el tratamiento como el dicho Rey de Tidore y los otros les hicieron».

Tras el acostumbrado intercambio de regalos inicial entre los capitanes Elcano y Espinosa y elrey Almansur —a quien los nuestros llamaron Almanzor por la similitud de su nombre con el delfamoso caudillo hispano musulmán—, le pusieron al corriente de cómo habían llegado hasta suisla. Parte de lo que le contaron quedó escrito en el Libro de las Paces del Maluco, en el que serelata también lo que hicieron con los rehenes que habían tomado días atrás:

Tomamos dos pilotos para venir a su isla de Tidore, y el uno se huyó una noche en el caminocon otros dos hombres, en la isla de Sangir, y el otro nos trajo donde ahora estamos, el cualpiloto tenemos en la nao Victoria con los otros hombres que tomamos en el patao de Mindanao.

Resulta conmovedor comprobar a continuación que no tenían buena conciencia de cómo habíanprocedido. Es lo que se desprende de esta frase:

Y que nosotros, todo esto que habemos hecho, lo hicimos por venir a las islas de Maluco y asu tierra, donde ahora estamos, y no por hacer mal a ninguno.

Por ello, quisieron resolver la cuestión del mejor modo posible, y la solución que encontraronfue encargar al fiel Almansur que se ocupara de devolver a toda esa gente a sus respectivoslugares de procedencia:

Y ahora, nosotros, por le servir, le queremos dar los hombres todos que tomamos en el patao

Page 85: Tomás Mazón Serrano

de Mindanao y el piloto que tomamos en Catragani, para que él los envíe a sus tierras, salvodos hombres de los de Mindanao que queremos llevar a Castilla 105 . Y así mismo, le quisimosdar tres mujeres que en las naos traemos, del junco que tomamos del Rey de Luzón, cabeBrunei, las cuales mujeres 106 , los gobernadores y oficiales de la armada se las presentan ennombre del Emperador y Rey de Castilla, Nuestro Señor. Y le entregan aquellos hombres deMindanao para que los envíe a su tierra, porque la voluntad del Emperador Nuestro Señor es detomar paz y amistad con quien la quiere tener con él.

Toda esta parte del Libro de las Paces del Maluco resulta muy ilustrativa sobre el modo deproceder de los expedicionarios. Mi interpretación es que aquí encontramos una muestra más desu alto sentido del deber y del honor. Les invito a comparar estas formas con las de quien tantagente cree que fue el primero en circunnavegar el planeta, el pirata Francis Drake. En el viaje enel que también dio la vuelta al mundo —lo hizo 48 años tarde— secuestró y después ejecutó alpiloto de un navío portugués que apresó en el Atlántico —llamado Nuño da Silva—, capturó otrosnavíos, robó el derrotero de Juan Griego y saqueó a placer varias ciudades españolas en la costadel Pacífico, obteniendo con ello tal botín que la reina le nombró Sir .

El cargamento de clavoResuelto el problema de los rehenes, Almansur se desvivió por conseguir reunir en poco tiempo

todo el clavo de olor posible, la especia que allí se cultivaba, para llenar las naos conforme losnuestros le pedían. Según vemos en este nuevo fragmento del Libro de las Paces , tuvo incluso queconseguirlo en otras islas aledañas, por no haber suficiente en Tidore en ese momento:

El Rey de Tidore, habiendo oído todo lo suso dicho, dijo que él daba gracias a Dios por tantobien como le hacían y por tantas mercedes como recibía del Rey de Castilla, que esto bienparecía que era cosa hecha de mano de Dios, que él era muy amigo del Rey de Castilla y de sugente, y que a todos los tenía en su corazón, y que por esto, él quería ir a las islas de Maquian yMotil para hacer venir allí, a su isla, donde estaban las naos, todo el clavo que en las islashabía, porque en su isla no había al presente tanto clavo para poder cargar las naos, lo cual lepesaba mucho, […] pero pues las naos eran del Rey de Castilla, que las tenía por suyas, y quelas había de cargar.

El clavo fue comprado gracias al intercambio con las mercancías que portaban las naos, enconcreto, según cuenta el Roteiro , diferentes clases de paños. Mientras se conseguía reunir todoel clavo y lo iban cargando, las naves pasaron allí más de un mes. La noticia de su llegada setransmitió a otras islas del entorno y desde ellas empezaron a acudir los reyes locales para hacertrato de amistad con los expedicionarios.

Durante este tiempo les contaron que, no hacía ocho meses, había muerto en la isla aledaña deTernate un portugués llamado Francisco Serrano. Al comienzo del libro hablamos de un FranciscoSerrano portugués, compañero de Magallanes —quizás su primo— cuando estuvieron en lacampaña de Malaca, y que este Francisco Serrano habría informado por carta a Magallanes de laubicación de las Molucas. Se trata de una valiosa información, cuya fuente no es otra sino laRelación de Pigafetta , en este momento en que la expedición se encuentra en Tidore:

Page 86: Tomás Mazón Serrano

Serrano era gran amigo y creo que pariente de nuestro desdichado capitán general, y fue quienle decidió a emprender este viaje, porque durante la estancia de Magallanes en Malaca supopor sus cartas que Serrano estaba en Tidore, donde se podía hacer un comercio ventajoso.Magallanes no olvidó lo que Serrano le escribió cuando el difunto rey de Portugal, don Manuel,rehusó aumentar su sueldo en un testón al mes, recompensa que creía sobradamente merecidapor los servicios prestados a la Corona. Para vengarse vino a España y propuso al Emperadorir a Maluco por el Oeste, obteniendo el real permiso.

¿Cómo sabía todo esto Pigafetta? Parece evidente que debió ser el propio Magallanes quien lehablara de ello. Si así fuera, sin duda Pigafetta tuvo que quedar muy complacido al confirmar enTidore que aquella historia era cierta, pues efectivamente allí había vivido el tal FranciscoSerrano. Si atamos cabos, a la vista de que resulta lógico que fuera Magallanes quien le contaratodo esto, podemos concluir que Pigafetta y Magallanes llegaron a estar unidos por una granamistad.

Las valiosas informaciones de LorosaUno de los que se acercaron a Tidore para ver a los nuestros fue el hijo del rey de Ternate. Con

él venían precisamente la viuda y los hijos de Francisco Serrano. Los acompañaba un indígena,llamado Manuel, criado de otro portugués, Pedro Alfonso de Lorosa, quien había acudido aTernate desde Banda cuando supo del fallecimiento de Francisco Serrano. Manuel hablabaportugués, y explicó a los expedicionarios que Pedro Alfonso de Lorosa estaba dispuesto aponerse al servicio del rey de España. Ante ello, los nuestros le escribieron para avisarle de queacudiera a Tidore sin temor, como de hecho así ocurrió.

Así, el portugués Pedro Alfonso de Lorosa terminó presentándose a los nuestros y lesproporcionó una información muy suculenta: les puso al corriente de que los portugueses hacíadiez años que habían llegado por primera vez al Maluco, pero lo habían mantenido en secreto, conel objeto de que esta información permaneciera oculta en Castilla.

Lorosa siguió contando que el capitán portugués Tristán de Meneses había estado en el Malucohacía un año, y le había informado de que el rey de Portugal había dispuesto dar caza a las cinconaos de Magallanes, enviando navíos a los cabos de Buena Esperanza y de Santa María, enMozambique 107 , además de dar orden a Diego Lopes Sequeira, capitán de las Indias, de queenviara seis navíos al Maluco con este fin. Sin embargo, esta armada tuvo que ser desviada haciaAdén para contener la que el turco enviaba para atacar Malaca. Además de ello, por diferentesmotivos se habían frustrado otros dos envíos de naves al Maluco más recientes.

Agradecidos por esta información, los expedicionarios ofrecieron a Pedro Alfonso de Lorosaquedarse con ellos, propuesta que el portugués aceptó. Regresó a Ternate y, a los pocos días,volvió para integrarse como uno más «con su mujer y todos sus efectos», según contaba Pigafetta.

A raíz de lo que Lorosa les acababa de revelar, nuestros hombres tuvieron claro que demorarseen las Molucas implicaba un grave peligro, pues en cualquier momento podría aparecer unaarmada portuguesa en su búsqueda. Así pues, esta valiosa información les apremió a cargar lasnaos cuanto antes y partir.

Page 87: Tomás Mazón Serrano

Los preparativos para la marchaAl fiel Almansur le supuso un disgusto esta precipitada marcha. Él hubiera deseado que

permanecieran allí. Había cumplido su promesa de disponer el suficiente clavo para llenar lasbodegas de las naves en el plazo acordado, pero no esperaba una partida tan temprana. Fue tangrande el pesar que mostró, tantas sus razones y tan sinceras las muestras de fidelidad al rey deEspaña que los nuestros, quizá incluso conmovidos, decidieron retrasar quince días la partida:«dijo esto casi llorando, y con tal aspecto de sinceridad, que le prometimos quedarnos quince díasmás en Tidore» (Pigafetta).

Durante estos últimos días en Tidore fueron múltiples los banquetes y las reuniones. Almansurcasó a una de sus hijas y los expedicionarios participaron en los festejos, en los cuales, conformecontaba Pigafetta, llamaba la atención de los nuestros que Almansur, pese a tener más de 600mujeres, se mostrara celoso. También continuaron recibiendo visitas de los reyes de otras islas,siempre amistosas, salvo la del hijo del rey de Ternate, quien quiso engañar a Pedro Alfonso deLorosa para llevarlo con él. El portugués sospechó que se trataba de una traición de Chechili deRoix —así se llamaba—, porque era amigo del capitán portugués de Malaca, de modo que seganaría su favor si le entregaba a Lorosa. Gracias a su prevención, el intento quedó frustrado y sinningún efecto, con Chechilli de Roix lanzando amenazas mientras se daba la vuelta a su isla.

El juego del rey de la isla de Ternate era evidente. A su vez, desvelaba la clave de la enormeamistad mostrada por el rey de Tidore, y es que los portugueses habían estado comerciando conlos de su isla vecina Ternate, lo que le había perjudicado. Por ello, Almansur quiso establecer unaalianza sincera con los castellanos, bajo la intención de equilibrar su poder frente al que cobrabaTernate por causa del comercio con Portugal. Con la llegada de la expedición aparecía un nuevoactor en el escenario que Tidore quería aprovechar para hacer frente a la alianza entre Ternate yPortugal.

En el archivo portugués de Torre do Tombo se conserva un documento fabuloso escrito en jawi,es decir, en idioma malayo pero con escritura árabe. Se trata de una carta que el entonces rey deTernate envió a los portugueses que estaban en Malaca, en la que les avisaba de la llegada de loscastellanos y de su trato de amistad con el rey de Tidore 108 . Resulta increíble que tanto tiempodespués se conserven documentos tan raros como este, y que nos permitan comprender elentramado de intereses en que se enmarcaba nuestra expedición.

¿Exceso de carga?Las naos estaban ya muy llenas, pero seguía llegando clavo a Tidore de otras partes, que cada

vez se vendía a menor precio, por saber todo el mundo que pronto iban a zarpar. En dos ocasionesmenciona Pigafetta que las naos estaban muy cargadas, algo que con toda probabilidad trajo unaterrible consecuencia pocos días después. Aunque podría ser rebajado a una mera anécdota,considero reseñable una información que Pigafetta da sobre algo que cargaron en abundancia:

Enfrente de Tidore hay una isla muy grande llamada Giailolo 109 . […] Crecen entre las rocascañas tan gruesas como la pierna de un hombre, llenas de un agua excelente para beber;

Page 88: Tomás Mazón Serrano

compramos muchas.

Quién sabe si esas cañas una vez cortadas se mantenían en buenas condiciones, pudiendo asíservir posteriormente como bebida en las largas travesías que les esperaban.

A 16 de diciembre los preparativos estaban casi listos. Era tanto el clavo excedente que nopudieron cargar que se decidió construir un almacén para guardarlo. Para cuidar de él sequedarían allí cinco hombres: el despensero Juan de Campos, junto a cuatro soldados ylombarderos, llamados Diego Arias o Deogracias, Maestre Pero, Alonso de Mora (o de Rota) yLuis del Molino. Se almacenó también toda la carga de mercancías sobrantes que las naos traíandesde Castilla. De todo ello firmó un registro Juan de Campos que todavía hoy se conserva 110 .

Antes de partir, con los últimos intercambios de regalos, recibieron del rey de Bachian ciertasaves del paraíso, o manucodiatas, muy veneradas en las Molucas, algunas de las cualesterminarían siendo entregadas por Elcano en la corte de Valladolid.

Nos dio también para el rey de España dos pájaros muertos muy hermosos; […] cuentan quevienen del Paraíso terrenal y les llaman bolon divata 111 , que quiere decir Pájaro de Dios(Pigafetta).

El miércoles 18 de diciembre estaban por fin listos para zarpar. Tanto el rey Almansur como elde Gilolo y el de Bachian, así como el hijo del rey de Ternate, embarcaron para acompañarleshasta la cercana isla de Mare, donde Almansur había dispuesto días atrás que cien hombres seocuparan de preparar leña, que ahora las naves pasarían a recoger. Para imaginarnos la escena dela partida, nada mejor que el relato de Pigafetta, quien destaca que en las velas de ambos navíosse pintaron unas cruces de Santiago con una orgullosa inscripción:

Este mismo día pusimos en los navíos velas nuevas, sobre las que pintamos la cruz deSantiago de Galicia, con esta inscripción: ÉSTE ES EL SIGNO DE NUESTRA BUENAVENTURA.

Todo había estado perfectamente dispuesto pero, en el momento de levar anclas y largar velas,en la nao Trinidad se advirtió un problema que iba a cambiar el destino de sus ocupantes: se abrióuna vía de agua. La vuelta al mundo había terminado para los hombres de la Trinidad.

La separación de las naos y la decisión de dar la vuelta al mundo

La vía de agua de la TrinidadAsí, pues, con la misión finalmente cumplida y con todo listo para el retorno a Castilla, un nuevo

imprevisto iba a trastocar la marcha de la expedición. Ante los problemas de la Trinidad paraavanzar, la Victoria maniobró para dar la vuelta y, con ambas naves nuevamente fondeadas, sedescubrió que la Trinidad hacía agua de forma alarmante. Pese a la ayuda de buzos moluqueñosque prestó el rey Almansur, no tuvieron más remedio que descargar por completo la nave paraaveriguar dónde se encontraba la avería.

Según nos cuenta Martín de Ayamonte, «comenzó a hacer tanta agua que no osaron partir, ytornaron a descargar la nao y mandó el rey buscar nadadores que viniesen a buscar aquellas aguas,

Page 89: Tomás Mazón Serrano

y halláronle la quilla quebrada y un agujero grande junto a la quilla». Esta rotura de la quilla eraun problema muy serio que les iba a obligar a carenar el casco, y aunque el fiel Almansur puso asu disposición carpinteros y toda la ayuda posible, la reparación de la Trinidad iba a precisar demeses.

Pero el tiempo apremiaba. De ser cierto lo que Pedro Alfonso de Lorosa les había dicho, encualquier momento la armada portuguesa de seis navíos enviada por Diego Lopes Sequeiraaparecería en el horizonte. Y, si eso ocurría, su superioridad numérica haría que los nuestros notuvieran opción alguna de defenderse y terminaran siendo apresados.

Una doble decisiónAcuciados por ello, nuestros hombres tomaron entonces una importante decisión conjunta: la nao

Victoria zarparía de inmediato, quedando allí la Trinidad para ser reparada. Optaron porsepararse para que, al menos una de ellas, evitara el riesgo de caer en manos portuguesas ypudiera dar noticia al rey de lo que habían conseguido. Nos lo cuentan dos de los hombres quequedaron con la Trinidad, Ginés de Mafra y Juan Bautista de Punzorol:

Estando para partir estas naos, la capitana descubrió una agua que fue menester paraaderezarla tornarla a descargar, y porque no se perdiese tanto tiempo acordaron que se partiesela otra nao, y así se hizo (Ginés de Mafra).

Y resolvimos mandar adelante a la nave Victoria, para que no perdiese tiempo y llevase lasnuevas al Rey mi señor (Juan Bautista de Punzorol) 112 .

Como vemos, la propia tripulación de la Trinidad comprendió que lo más lógico era que laVictoria zarpara cuanto antes. No hay sombra de duda en este aspecto. La decisión fue de todos.

La separación de ambas naves no fue lo único que se decidió en aquel momento crucial.También se convino que la nao Trinidad, una vez estuviera reparada, intentaría regresar a Españadando la vuelta y cruzando de nuevo el océano Pacífico. Con ello acudirían al lugar más cercanoen el que podían esperar encontrar ayuda, el Darién, la costa del Pacífico descubierta seis añosantes por Vasco Núñez de Balboa. Allí esperaban encontrar a Andrés Niño y Gil González Dávila,con quienes los nuestros habían coincidido en Sanlúcar de Barrameda mientras pertrechaban unaarmada para viajar hasta la costa atlántica de Panamá y acarrear varios navíos —previamentedesmontados— por tierra hasta el Pacífico. Ellos podrían ayudarles a cruzar la carga de clavohasta el Caribe por tierra, para dirigirse hasta España en alguno de sus navíos.

Desde este Darién pensaban pasar el clavo en camellos a la otra banda [hasta el Caribe],porque me aseguraron que andaban de armada naves de Castilla y que en ellas lo trasportarían(Antonio de Brito) 113 .

Razones de la ruta de la TrinidadVamos tratar de exponer por qué los de la Trinidad optaron por esta ruta. Esto nos llevará,

además, a la conclusión de que solo había un motivo por el que Elcano quiso tomar el camino quesiguió: nada menos que su ilusión por ser el primero en dar la vuelta al mundo.

Page 90: Tomás Mazón Serrano

Para ello, en primer lugar, debemos hablar de los vientos reinantes en el entorno de las Molucas,dominados por los ciclos de los monzones. Nuestros expedicionarios se refieren a veces a ello,pero no siempre de forma correcta. Los monzones afectan a todo el sureste asiático y se comportande manera estacional. En el entorno de las Molucas y de toda Indonesia generan durante el veranoun viento reinante del sureste que hace muy favorable el viaje a vela desde las Molucas haciaMalaca e India, mientras que en invierno el sentido del viento es el opuesto. Los vientos llegan aser tan fuertes que, con el rudimentario velamen de las naos, resultaba imposible navegar ensentido contrario. Por ello, en función de adónde se quisiera ir, el viaje era o no viable según laépoca del año en que se estuviera.

Así, en invierno, era imposible navegar desde las Molucas hacia Malaca e India. Elcano seinformó de todo esto y lo comprendió perfectamente:

Queriéndonos partyr de las yslas de Maluco a la vuelta de España, […] e pasado el tienpo de[que] las naos navegaba[n] para Jaba e Malaca, determinamos de morir o con grande honra aserviçio de tu alta magestad, por haserla sabidora del dicho descobrimiento, con una sola naopartyr estando tal de bromas 114 como Dios quería 115 .

Recordemos que se encontraban en el mes de diciembre de 1521, es decir, que el ciclo delmonzón provocaba el régimen de vientos propio del invierno. Sin embargo, Pigafetta oyó hablarde esto mismo pero, a diferencia de Elcano, no comprendió nada, creando confusión sobre esteasunto:

Podríamos hacer el viaje con la Victoria sola, que no tardaría en partir aprovechando losvientos de levante que empezaban a soplar; durante este tiempo carenarían la Trinidad, quepodría aprovechar los vientos de poniente para ir a Darién.

Esta afirmación de Pigafetta es del todo ilógica. No lo comprendió, pero Elcano sí, quien, dadosu empeño por dar la vuelta al mundo, veía claro que esta no podía llevarse a cabo por el caminoportugués hasta Malaca, el único conocido hasta el momento para retornar a España navegandohacia el oeste.

En este sentido, resulta de especial relevancia lo que nos vino a contar Martín de Ayamonte,refiriendo que el rey Almansur «les dio un piloto, el cual les llevó a Timor, por ser monzón».Elcano decidió evitar el viento del oeste reinante por entonces en las Molucas tomando rumbo alsur para dirigirse a Timor, y Almansur le proporcionó un piloto local para ayudarle. Navegaría tanal sur como fuera necesario hasta alejarse de los efectos del monzón y encontrar vientos que ledirigieran al cabo de Buena Esperanza a través de un océano Índico que permanecía inexploradopor los portugueses en latitudes tan meridionales. La idea era muy arriesgada, pero tenía opcionesy quiso intentarlo.

La nao Trinidad pudo haber hecho lo mismo. Tardó cuatro meses en estar reparada y el monzónreinante en ese momento era todavía el del invierno. Si hubieran tardado algo más, de hecho, elmonzón habría alternado y habría resultado inviable ir en dirección a Panamá. Esto nos lleva apensar que su elección del camino de retorno estuvo fundamentada principalmente en la falta defiabilidad en su maltrecha nao, lo que les llevó a buscar hacer escala en la tierra amiga que les

Page 91: Tomás Mazón Serrano

quedaba más cerca.

La determinación de ElcanoTampoco hay en los vientos una razón que forzara a Elcano a tomar el camino de vuelta a través

del hemisferio portugués del Tratado de Tordesillas. Más aún, como hemos comentado ya, losvientos le eran contrarios para su propósito, por lo que tuvo que improvisar una arriesgada cartadirigiéndose hacia el sur, esperando así alejarse del efecto del monzón y encontrar vientosfavorables.

Nos cuenta Martín de Ayamonte que, además, lo hizo en contra de la opinión de sus principalesoficiales, el piloto Francisco Albo y el maestre Miguel de Rodas, ambos griegos. Debido a que nohabían llegado a comprender el ciclo del monzón, estos preferían optar por el camino conocidohacia Malaca: «el maestre y el piloto, que eran griegos, quisieron venir por Malaca, y el capitán,que era vizcaíno, no quiso». Esto convierte a Juan Sebastián de Elcano en el auténtico cerebro dela primera vuelta al mundo.

Elcano asumió el mando con todas las consecuencias e hizo prevalecer su criterio frente al desus principales hombres de confianza. El camino que quiso tomar iba a ser muy duro, puesto queal violar el Tratado de Tordesillas atravesando el hemisferio portugués, debía evitar ser detectadoy, para ello, trataría de alejarse en todo momento de la costa africana. Nunca podrían detenerse enla costa para avituallarse de agua o alimentos, porque cerca de ella habría más riesgo de cruzarsecon una nao portuguesa.

Se trata ciertamente de un planteamiento casi inverosímil, recorrer medio mundo sin hacerescalas, pero así fue como Elcano afrontó su vuelta. Su determinación por convertir la expediciónde Magallanes a la Especiería en la expedición de la primera vuelta al mundo adquiere, comoempezamos a ver, tintes épicos desde su misma concepción. Después de haber llegado al otroextremo del orbe se sentían capaces de circunnavegarlo por completo. Por tanto, el único yverdadero motivo por el que Elcano y sus hombres dieron la vuelta al mundo no fue otro que lailusión por conseguir llevarla a cabo.

Esta conclusión no solo resulta clara a la vista de los hechos, sino que el propio Elcano laconfirma en la carta que envió al rey Carlos I nada más llegar a Sanlúcar de Barrameda dandonoticias de su llegada. En ella podemos leer cómo le cuenta con mucha brevedad que encontraronun estrecho por el que cruzaron al otro lado de América y que llegaron a las deseadas islas de laEspeciería, cumpliendo así el objetivo con que habían zarpado. Pero eso no era lo importante quele debía contar. Eso no era nada al lado de lo que habían terminado consiguiendo. Su verdaderahazaña había sido la de dar la vuelta al mundo:

Mas saberá tu Alta Magestad lo que en más avemos de estimar y tener es que hemosdescubierto e redondeado toda la redondeza del mundo, yendo por el oçidente e veniendo por eloriente.

Reflexiones sobre la gran decisión

Page 92: Tomás Mazón Serrano

Como hemos visto, ninguna otra fuente expresa con la claridad y rotundidad que emplea aquíElcano la gran motivación que suponía para nuestros hombres completar la vuelta al mundo. Dehecho, es la única que menciona esta cuestión pese a su gran trascendencia. Por ello, no nos esposible conocer de qué modo se tomó la decisión de dar la vuelta al mundo con la precisión quenos gustaría. De hecho, quedan abiertos varios interrogantes que nos gustaría abordar aquí deforma breve.

En primer lugar, cabe preguntarse cuál era el camino que pretendían tomar inicialmente cuandoambas naos intentaron zarpar juntas de Tidore. Ninguna fuente lo menciona expresamente. Cabeincluso preguntarnos si nuestros hombres conocían o no los términos del Tratado de Tordesillas,por el que les estaba prohibido atravesar la partición portuguesa. Sobre esta última cuestiónpodemos decir con rotundidad que sí eran plenamente conscientes de la existencia de lasdemarcaciones portuguesa y castellana, ya que Elcano afirmó al rey que las Molucas quedaban«en los límites e marcaciones» 116 de Castilla.

Con todo y con esto, habría sido Gonzalo Gómez de Espinosa, por tratarse del capitán general enel momento de tomar la decisión sobre la ruta a seguir de las dos naves supervivientes, quienhabría asumido la iniciativa de dar la vuelta al mundo atravesando el hemisferio portugués.

Lo que las fuentes sí nos cuentan es que Espinosa tomó de forma expresa la decisión de volverpor el Pacífico únicamente una vez se descubrió la avería en la nao Trinidad, y no antes. Gracias aesto, podemos afirmar que las dos naos habían pretendido zarpar juntas con idea de dar la vueltaal mundo, y la avería en la Trinidad les llevó a tener que cambiar de planes de modo imprevisto.En mi opinión, ya no confiaron en poder cruzar con la Trinidad el hemisferio portugués sin laopción de tomar tierra en todo el trayecto, y prefirieron optar por la vía del Pacífico, que síofrecía esa posibilidad.

Una vez aclarado esto, cabe preguntarse, en segundo lugar, si para optar por violar el Tratado deTordesillas pudo haber algún otro motivo diferente al del logro intrínseco que suponía completarla primera circunnavegación. En este punto solo nos queda movernos en un terreno puramenteespeculativo, porque no hay fuentes que permitan resolver esta cuestión de forma expresa. Uno delos motivos podría haber sido que hubieran considerado que era el camino más corto para volvera la Península. A mi parecer, y esto es solo mi opinión actual, mientras estaban en las Molucaspudieron pensar que habían recorrido más de medio mundo hasta llegar a ellas 117 , lo queimplicaba que el camino de vuelta por la demarcación portuguesa sería más corto. No obstante,esta hipótesis sería contraria a la convicción mostrada por Elcano cuando, como acabamos de ver,dijo a Carlos I que el Maluco se encontraba dentro de la demarcación castellana. Sin embargo, esposible que Elcano tuviera esta opinión solo después de haber completado el viaje y recorrido elhemisferio portugués. Por tanto, se podría considerar quizás que, mientras estuvo en las Molucas,Elcano las creyó portuguesas, pero al comprobar el largo camino recorrido durante la vuelta,cambió de parecer.

En contra de esta hipótesis, tenemos el dato de que los de la Trinidad, pese a haber recorridoanteriormente el Pacífico, siguieron considerando, basados en la cartografía que portaban a bordo,

Page 93: Tomás Mazón Serrano

que para volver al continente americano la distancia a recorrer era más corta de lo que es enrealidad. Como contaremos con detalle más adelante, los de la Trinidad no se atrevieron amodificar la concepción del tamaño del mundo que tenían preconcebida. Pero aunque ellos no lohicieron, no sabemos si Elcano lo hizo.

Por último, ¿tuvo Elcano la intuición de que la vía del Pacífico iba a ser también difícil por losalisios que durante la ida les habían sido tan favorables, pero que ahora para la vuelta no loserían? Es la opción que menos probabilidades creo que tenga de ser cierta. Primero, porque dejaen mal lugar a los de la Trinidad, entre quienes había excepcionales marinos. Pero, además,porque Elcano iba a adentrarse en un océano desconocido, sin ningún conocimiento previo de losregímenes de vientos que en él iba a encontrar. Y nada hay más arriesgado que eso.

Una emotiva despedidaAsí pues, el 21 de diciembre de 1521, tres días después del intento fallido de zarpar, daba inicio

en la isla de Tidore la incierta travesía que iba a llevar a Elcano y sus hombres a entrar en laHistoria. Según Pigafetta nos contaba, la despedida entre ellos y los que allí quedaban con la naoTrinidad fue muy emotiva. Es sin duda uno de los momentos más grandes de esta expedición: gentevaliente, en el otro extremo del mundo, teniendo que elegir entre dos opciones que ofrecían unamuerte casi segura. Eran plenamente conscientes de lo difícil que era que ambas tripulacionestuvieran éxito y pudieran reencontrarse algún día.

Así, Elcano y los suyos no pudieron zarpar hasta entrada la tarde, cuando los compañeros de laTrinidad terminaron de escribir las cartas a sus familiares que llevarían a bordo de la Victoria.Aunque no se conservan, esas cartas a buen seguro llegaron a sus destinatarios. Para la mayoría deellos fue el último contacto con sus seres queridos.

En relación a esto encontramos un detalle emocionante en los archivos: uno de los que iban aquedar en Tidore era Jorge Morisco, que servía de intérprete en árabe, y a quien ya mencionamospor ser inscrito al embarcar como «esclavo de Magallanes». Jorge quiso enviar en la nao Victoriaun regalo que debería ser entregado en su nombre a la viuda de Magallanes. Y, efectivamente, aSevilla llegó una palma hecha con clavo e hilo de parte de Jorge Morisco para doña BeatrizBarbosa, que Elcano se ocupó de entregar personalmente 118 . Sin embargo, por desgracia ellahabía fallecido pocos meses antes. El propio Jorge Morisco lo haría en el Pacífico a bordo de laTrinidad un mes después de que al otro lado del mundo su palma de clavo llegara a su destino,aunque no a su destinataria.

Estamos ante uno de esos detalles que ponen una vez más de relieve el trasfondo humano de lahistoria que estamos relatando, que nos habla de una clase de gente de la que uno puede sentirseorgulloso, no solo por lo que hicieron, sino por cómo lo hicieron. Por ello, merece la pena quenos paremos a contemplar con la conmoción y la solemnidad que requiere este momento de laseparación en Tidore, tan cargado de dramatismo, con amigos y compañeros afrontando con temorun futuro poco alentador, sabedores de que esta separación se iba a convertir en un adiósdefinitivo con casi total seguridad, pero con la gran esperanza de poder conseguir algo grandioso.

Page 94: Tomás Mazón Serrano

Tras despedirse todos entre abrazos y lágrimas, Elcano ordenó por fin largar velas, mientras queparte de los compañeros de la Trinidad acompañaron a la Victoria con el batel hasta dondepudieron, dando lugar a uno de los momentos más emocionantes de nuestra historia:

Entonces, los barcos se despidieron con una descarga recíproca de artillería; los nuestros nossiguieron en su chalupa tan lejos como pudieron, y nos separamos, al fin, llorando (Pigafetta).

Page 95: Tomás Mazón Serrano

V. EL DRAMA DE LA NAO TRINIDAD

Antes de empezar el relato de esta desgraciada historia, he de confesar que no me resulta fácilhacerlo de un modo objetivo. Después de dedicar mucho tiempo a investigar lo sucedido con laTrinidad, es posible que la admiración que han despertado en mí los protagonistas de lo ocurrido,—junto con el olvido generalizado que recae sobre ellos y la incomprensión y ligereza con la quela historiografía ha tratado normalmente este episodio— me puedan haber llevado a unasconclusiones no del todo correctas. Para evitar que suceda y puedan juzgar por ustedes mismos,haremos una relación de lo sucedido lo más descriptiva posible.

El intento de tornaviajeDespués de que la nao Victoria zarpara de Tidore, cerca de sesenta hombres 119 quedaron allí

bajo el riesgo de la inminente llegada de una armada portuguesa dispuesta para darles caza. Conla ayuda de cientos de carpinteros locales que dispuso el leal Almansur, se afanaron en reparar lanao lo más rápidamente posible y, aunque su situación era precaria, nada hacía presagiar eldramático futuro que les esperaba. El capitán Gonzalo Gómez de Espinosa refería así esteperíodo:

Después que la nao Victoria partió de Maluco, nos fue necesario de quedar con la otra nao.Con mucho trabajo y mucho peligro la corregimos […] en la isla de Tidori, en la cual nos hizoel Rey della muy buena compañía en el nombre de su Vuestra Sacra Majestad 120 .

Les llevó tres meses y medio reparar la nao y volver a cargarla con las vituallas y enseresnecesarios. Durante este tiempo, «oyeron decir a algunos indios mercaderes que allí venían acomprar clavo que de la India venía una armada de portugueses a Maluco, porque ya sabían cómoestaban en ella castellanos» (Ginés de Mafra). Esto añadió sin duda todavía más tensión aaquellos días. Durante este período se produjo una sola muerte 121 , que fue la del depuesto capitángeneral, João Lopes Carvalho. Por precaución, se redujo la carga de clavo a cerca de milquintales.

Rumbo hacia el DariénPor fin, el 6 de abril de 1522 largaron velas y pusieron rumbo hacia el Darién, el único lugar de

la costa americana del Pacífico que hasta entonces se había descubierto. Esta vez no se conservaninguna copia del derrotero original que nos permita conocer con exactitud el camino seguido,aunque el Roteiro de un piloto genovés nos proporciona datos muy concretos que, confirmados enmuchos casos por otras fuentes, nos permiten reconstruirlo (Imagen VIII).

Antes de alcanzar el océano Pacífico tuvieron que bordear la isla de Halmahera —o, como ellos

Page 96: Tomás Mazón Serrano

llamaron, Gilolo—, que se encontraba al este de Tidore. Se trata de una isla de un tamañoconsiderable y necesitaron varios días para costearla. Una vez doblaron su cabo másseptentrional, continuaron navegando cerca de su costa en dirección sur y se detuvieron algunosdías para reponer víveres en una localidad que refirieron como Quimor. Dado que se trataba deuna población aliada del rey de Tidore, resulta lógico pensar que este les diera indicaciones parallegar a ella y que tuvieran previsto de antemano realizar esta parada. Según el Roteiro ,permanecieron allí «ocho o nueve días y tomaron puercos, cabras, gallinas y hava» 122 . Partieronde este puerto el 20 de abril para adentrarse definitivamente en el Pacífico.

Durante los primeros días, y siempre según el Roteiro , tuvieron viento favorable y avanzaronhacia el este a buen ritmo. Se trataba todavía del efecto estacional del monzón de invierno, quemientras estuvieron cerca de las Molucas les brindó vientos del oeste. Sin embargo, en cuanto sealejaron el viento favorable cesó, pasando a recibir los alisios contrarios propios de esta latituddel Pacífico. Por este motivo tuvieron que desviar el rumbo. Quizás con la esperanza de encontraren este océano cierta analogía con los vientos dominantes en el Atlántico, optaron por dirigirsehacia el norte–nordeste.

El 3 de mayo toparon con dos atolones —islas de Sonsorol— a cinco grados de latitud, pero nose detuvieron. Pasaron necesariamente cerca de la importante isla de Palaos, aunque ninguna delas fuentes la refiere y debemos por ello descartar que la vieran. Los vientos se mantuvieronsiempre del este, lo que les obligó a navegar permanentemente hacia el nornordeste, alcanzadolatitudes cada vez mayores.

El 11 de julio 123 estaban ya a 19 grados y vieron el que muy probablemente se trató del islotevolcánico del Farallón de Pájaros, al que llamaron Cyco . Era la más septentrional de las islas delarchipiélago de las Marianas y, en ella, «llevaron a un hombre que tomaron consigo». El viajeprosiguió sin variaciones en la dirección del viento ni en la del rumbo, aunque cada vez laintensidad del viento era mayor y también el ritmo de avance. Nunca les entraron los vientosnecesarios para poder virar hacia la costa de América. El 10 de agosto murió por enfermedad elcalafate Juan García, y poco después sobrevino el desastre.

Una gran tormenta frustra el planA finales de agosto, tras alcanzar una latitud de 42 grados, y haber recorrido unas 500 leguas

(2.750 km), se desató una furiosa e interminable tempestad que hizo estragos en la nao y en latripulación durante varios días 124 . Los daños fueron tales que se hizo necesario cortar loscastillos de proa y popa y las toldas, quedando todo el nivel de la cubierta a la intemperie.Durante todo este tiempo resultó imposible preparar comida. Nos lo cuenta así el capitánEspinosa:

Me hizo menester cortar los castillos y toldas, porque la tormenta era tan grande, y los fríoseran tan grandes, que en la nao no podíamos hacer de comer. La cual tormenta duró doce días, yporque la gente no tenía pan que comer enflaqueció la más parte della 125 .

Una nao sin castillos dejaba de contar con los espacios que ofrecían a los tripulantes unas

Page 97: Tomás Mazón Serrano

mínimas condiciones de habitabilidad, puesto que la bodega se destinaba íntegramente a la carga.Viajar en la Trinidad a partir de esta tormenta tuvo que convertirse en algo verdaderamente duro.Para colmo de males, una vez pudieron volver a cocinar, algo hizo que la gente enfermara.Prosigue así Espinosa:

Cuando la tormenta fue pasada, que tornó la gente a hacer de comer, del lazor (sic), queteníamos mucho, les dio fastío (sic), donde adoleció la más parte de la gente 126 .

No sabemos cuál pudo ser la causa concreta del mal que sufrió la tripulación, pero la sucesiónde muertes que vino a continuación fue terrorífica. Ginés de Mafra, quien iba a bordo, nos cuentaen su relación cómo llegaron incluso a practicar la que quizás es la primera autopsia en alta marde la que tengamos noticia, sin encontrar la causa de la enfermedad ni el modo de evitarla:

En esta altura se les encomenzó a morir la gente, y abriendo uno para ver de qué morían,halláronle todo el cuerpo que parescía que todas las venas se le habían abierto y que toda lasangre se le había derramado por el cuerpo, por lo cual, de ahí en adelante, al que adolecíasangrábanle pensando que la sangre los ahogaba, y también se morían; dejábanlo de sangrar yno escapaba: así que el que una vez enfermaba, como cosa sin remedio no le curaban.

Bajo estas circunstancias, y sabiendo que la distancia que les quedaba todavía para llegar a sudestino era mucho mayor de la que llevaban recorrida, Gonzalo Gómez de Espinosa se vioobligado a tomar la dura decisión de renunciar a seguir avanzando y tomar la vuelta a Tidore.Según él mismo dijo con gran frustración, habían pasado hasta entonces cinco meses «arando lamar» 127 . No puede describirse de mejor forma lo improductivo del esfuerzo de aquellos hombres.

Un viaje de retorno dantescoTras virar para iniciar el viaje de regreso, aquellos vientos contra los que tanto habían bregado

se tornaron en favorables y la navegación resultó rápida. Buscaron hacer escala en aquella isla delnorte de las Marianas que habían descubierto antes, con el fin de tomar agua. Dice mucho de sucapacidad como navegantes que fueran capaces de encontrarla sin especial dificultad (Imagen IX).

Al llegar a ella, el indígena que allí mismo habían capturado durante la ida les indicó que, sipasaban más adelante, «encontrarían tres islas donde tendrían buen puerto» (Roteiro) . Siguiendosu recomendación, enseguida hallaron esas tres islas que llamaron Mao —hoy Maug—, en las quehuyeron el nativo y tres de los tripulantes: Gonzalo de Vigo, Alonso González y Martín Genovés.Hablaremos más adelante de la increíble historia del primero de ellos, del que tendremos noticiasposteriores porque, años más tarde, terminaría reencontrándose con algunos de sus compañeros dela nao Victoria.

Page 98: Tomás Mazón Serrano

Fragmento de la copia de 1529 del mapamundi de Diego Ribero, confeccionado en la Casa de Contratación deSevilla tras el regreso de Elcano y de Espinosa. En él encontramos representada la nao Trinidad en la altura a la quese decidió volver a las Molucas, y un texto que explica por qué: «Esta es la nao Trinidad, que queriendo venir a la

mar del Sur subió hasta 42 grados por hallar tiempos contrarios, y de allí se volvió a Maluco otra vez porque hacíaya 6 meses que andaba en la mar, y hacía agua, y le faltaron mantenimientos» .

A pesar de las condiciones favorables, el viaje de retorno terminó resultando dantesco, pues laenfermedad afectó a prácticamente toda la tripulación. Mientras que durante el mes de agosto solohabían muerto tres personas, en septiembre la cifra aumentó hasta los trece fallecidos y en octubreperdieron la vida otros quince hombres. Esto supone que prácticamente cada dos días moríaalguien.

Pese a todo, recorrieron y descubrieron la cadena de catorce islas principales del archipiélagode las Marianas, pasando de nuevo junto a la isla de Guam o de Los Ladrones , en las queencontraron, según dijo Espinosa, «infinitísima gente desnuda» 128 . A finales de octubre, despuésde casi siete meses, arribaron de nuevo a la isla de Halmahera, próxima a su destino en Tidore. Esmuy difícil no conmoverse al comprobar en qué condiciones tan tremendas lo hicieron, con yasolo diecisiete hombres a bordo, de los cuales solo seis estaban en condiciones de trabajar. Noslo contaban así el maestre Juan Bautista de Punzorol y León Pancaldo:

Page 99: Tomás Mazón Serrano

Antes que Señor allegásemos a las tierras de los reyes del Maluco, nos murieron treinta ysiete ombres, y no quedaron en la nao más que seys ombres que podiesen trabajar, los cualesSeñor, dieron la vida a los otros 129 .

Gracias a esos seis esforzados hombres se consiguió llegar a la costa pero, según la crónica deOliveira, «ni podían izar la vela, que dejaron a medio mástil por más no poder». El relato de estacrónica, que es muy coherente con las demás fuentes, nos señala un hecho decisivo para lasupervivencia de la menguada tripulación:

Echaron el ancla, y mandaron a tierra a buscar mantenimientos, y no se los quisieron dar, porlo que estaban muriendo de hambre y tan flacos que no podían levar el ancla. Estando en esteaprieto, trajo Dios hacia ellos un parao de Maluco que les vendió algunos mantenimientos, conlos que se remediaron entretanto. Y por aquel parao mandaron pedir al capitán de losportugueses, Antonio de Brito, que estaba en Ternate, que les socorriese y mandase a cobrar sunao y mercadería.

Petición de auxilio a los portuguesesGracias a los tripulantes de este parao que les brindó ayuda supieron que los portugueses se

encontraban ya en la isla de Ternate —recordemos, vecina de la de Tidore—. Ante la situacióncrítica que se vivía a bordo, Espinosa decidió enviar con ellos hasta Ternate al escribanoBartolomé Sánchez para pedir socorro al capitán de la armada portuguesa, Antonio de Brito 130 .Fue providencial la ayuda de la tripulación de esta embarcación local que casualmente se lesacercó, les pudo proporcionar alimentos y trasladó al escribano hasta Ternate.

Surgieron en la costa de Zamafo [Halmahera], cabe la isla de Doy [hoy Pulau Doyz], y allísupo cómo Antonio de Brito, capitán del Rey de Portugal, con gente portuguesa estaba en la islade Terrenate, que es junto a la isla de Tidori media legua poco más o menos, y que allí hacíauna fortaleza, y que le escribió una carta con el escribano de la dicha nao Trinidad, que sellamaba Bartolomé Sánchez, requiriéndole e pidiéndole de parte de su Magestad que le enviasealgún socorro e ayuda para llevar la dicha nao a la dicha isla de Tidori, de donde había salido,porque la gente de la dicha nao estaba enferma, y mucha della se había muerto, y no tenía gentecon que la llevar 131 .

Sin embargo, después de recuperar algunas fuerzas y tras haber permanecido a la espera durantealgún tiempo sin recibir noticias, Espinosa decidió largar la vela y poner rumbo hacia Tidore. Elprincipal motivo para ello fue el riesgo de que la nao se fuera contra la costa por no ser capacesde echar al mar más que un ancla pequeña.

Y viendo que no le enviaba gente por temor de no perder la nao dando a la costa, porque notenía sino una áncora echada pequeña, e no podía echar más por falta de gente, alzó la áncora yse hizo a la vela 132 .

Antes de llegar, se detuvieron nuevamente en un puerto natural llamado de Benaconora, y allíarribaron tres navíos portugueses que enviaba Antonio de Brito para buscarles. La escena queencontraron a bordo les resultó impactante. El cronista portugués João de Barros lo contaba de

Page 100: Tomás Mazón Serrano

forma estremecedora:

Una vez entraron en la nao, cuando Duarte de Resende vio a la gente tuvo gran lástima, porquela mayoría de ellos andaban derrengados, que no se podían mover sino con ayuda, casiparalíticos […] y andaba la nao tan infestada de enfermedad, además de los trabajos delhambre y otras necesidades, que recelaban los nuestros después de ver a don García [Enríquez]entrar dentro como en cosa de peste.

Ginés de Mafra refirió la situación en otros términos, aunque igualmente escalofriantes:

Cuando llegaron los portugueses a la nao de los nuestros, ya en la cubierta della había algunosmuertos, y los vivos eran tales que no los podían echar fuera para sacarlos a la mar.

No cabe duda de que nuestros hombres habían sobrepasado el límite de resistencia humana.Recibieron auxilio de los portugueses, que inmediatamente requisaron toda la documentación queencontraron a bordo, conscientes de su posible importancia. Daba cuenta de ello la crónica deLópes de Castanheda:

Se tomaron libros del astrólogo San Martín, que iba con Fernando de Magallanes, y fallecióen el viaje, y también de planisferios de Fernando de Magallanes hechos por Pedro Reinel 133 , yotras cartas grandes del camino de los portugueses hacia la India, cuarterones de las delMaluco, y todos errados.

El final de la nao TrinidadLos portugueses tomaron el control de la Trinidad y la condujeron hasta Ternate. Al llegar, el

capitán Gonzalo Gómez de Espinosa pudo comprobar que se encontraban allí trescientos hombresconstruyendo una fortaleza. Tras ser objeto de un humillante trato, y herido en su dignidad, nuestrocapitán lo narraba así más tarde a Carlos I:

Hallé Señor trescientos hombres portugueses que estaban haciendo una fortaleza en la isla deTernate, donde fui tan bien recibido sobre mi trabajo que me amenazaban de me ahorcar de lasentenas, y tomándome la nao cargada de clavo, con todos sus aparejos; y hallé Señor quetambién habían tomado la factoría de Vuestra Sacra Majestad, y al escribano y otros cuatrohombres que estaban con él, presos con muchas prisiones, y así, Señor, hiciéronme a mí y a laotra gente que conmigo tenía, deshonrándome y diciendo que era ladrón, delante de la gente dela tierra, y que no me tenían en cuenta ninguna, […] y más Señor, me tomaron de mi caja vuestrabandera real, la cual tenía muy bien plegada y cogida.

Además, encontraron allí presos y encadenados a tres de los cinco hombres que habían quedadoen la factoría de Tidore, mientras que al maestre Pero se le daba por muerto 134 , y Luis de Molino,que se encontraba huido, acudió al saber que sus compañeros habían vuelto 135 , siendo igualmenteapresado. Junto a los supervivientes que venían a bordo de la Trinidad fueron forzados a trabajaren la construcción de la fortaleza de Ternate. Algunos como León Pancaldo no fueron capaces:«este testigo no ayudó porque estaba muy malo» 136 . Por su parte, Ginés de Mafra declaró que «fue en ello de miedo que lo matasen si lo dejase de hacer». En cambio, Espinosa, en un alarde dedignidad, se negó abiertamente: «este testigo dijo a Antonio de Brito, portugués, que era el

Page 101: Tomás Mazón Serrano

principal de ellos, que si él había de poner alguna piedra, sería en nombre del Rey de Castilla» 137

Uno de los que había sobrevivido fue el portugués Pedro Alfonso de Lorosa, quien fueinmediatamente ejecutado cortándole la cabeza 138 . Desconocemos qué fue de su mujer quien,según Pigafetta, también había embarcado junto a su marido para volver a España, pero notenemos ninguna noticia posterior de ella.

La nao Trinidad, tan exhausta como su tripulación, no aguantó más y se fue a pique antes dehaberla terminado de descargar, al recibir un golpe de mar mientras se encontraba anclada en unapequeña ensenada próxima a la fortaleza. Sus materiales fueron recuperados y reutilizados.Antonio de Brito lo narraba de esta forma, mostrándose asombrado por el lamentable estado de lanao:

Estando ya casi descargada, sobrevino mal tiempo y la abrió sobre amura, y esto por causa deque era muy vieja, y hacía mucha agua. […] Toda la madera della se aprovechó para estafortaleza, y sus aparejos para estas otras naves, que certifico a Vuestra Alteza, que aun deCochim no partieran navíos de Vuestra Alteza tan mal apercibidos, mucho menos para ir a unatierra lejana.

La otrora nao capitana de la Armada de la Especiería tuvo este triste final.

El calvario de los supervivientesPese a los trabajos forzados que se vieron obligados a realizar durante los aproximadamente

cuatro meses que pasaron en Ternate, los veintidós expedicionarios presos de los portuguesespoco a poco pudieron recobrar la salud. Ninguno de ellos falleció allí, a pesar de que el capitánportugués escribiría a su rey sobre sus vacilaciones acerca del trato a dar a los castellanos.Básicamente dudaba entre matarlos o ponérselo fácil para que enfermaran. Al menos es así comoél mismo dijo:

En lo que toca al maestre, al escribano y piloto yo escribo al capitán mayor que será másservicio de Vuestra Alteza mandarles cortar las cabezas que enviarlos allá. Detúvelos enMaluco, porque es tierra enferma, con intención de que murieran allí, no atreviéndome amandárselas cortar porque ignoraba si daría a V.A. gusto en ello. Escribo a Jorge deAlbuquerque que los detenga en Malaca, que tampoco es tierra muy saludable 139 .

Traslados, muertes y desaparicionesA excepción de dos de los expedicionarios, que Antonio de Brito quiso que se quedaran allí —

el calafate Antón de Basazábal y el carpintero Maestre Antonio, de los que nunca más se supo—el resto fue trasladado inicialmente hasta las islas de Banda, al sur de las Molucas. De caminonaufragó uno de los juncos en los que viajaban —según parece de forma accidental— y murieronJuan de Campos, Juan Genovés, Juan Navarro y Diego Arias. Esto ocurrió en febrero de 1523 140 .Permanecieron en Banda otros cuatro meses, hasta que entró el monzón de verano y permitió elviaje a Malaca, donde fueron entregados a Jorge de Albuquerque, la máxima autoridad portuguesaallí. En Malaca fueron separados y terminaron corriendo diferente suerte. Un grupo fue enviado a

Page 102: Tomás Mazón Serrano

Cochín (India) al cabo de cinco meses de estancia allí (Imagen X).De los que permanecieron en Malaca, Antón Moreno fue esclavizado y puesto al servicio de la

hermana de Jorge de Albuquerque. Sobre los demás, las fuentes son algo contradictorias, peropodemos concluir que a Bartolomé Sánchez, Luis de Molino y Alonso de Cota o Genovés se lesdio por muertos en febrero de 1524 tras ser enviados posteriormente a Cochín en un junco del quenunca más se tuvo noticia. Bartolomé Prior o Malo , Domingo Vizcaíno y Francisco de Ayamontesirvieron para ir en una nao portuguesa por su sueldo, pero a finales de noviembre de 1524 141

también se les dio por muertos. Por último, Juan de Sagredo murió por enfermedad.Así pues, fueron efectivamente trasladados a Cochín solo ocho: Gonzalo Gómez de Espinosa,

Ginés de Mafra, León Pancaldo, Juan Bautista de Punzorol, Juan Rodríguez «El Sordo», HansVargue, Diego Martín y Luis de Beas. Estos dos últimos murieron allí enfermos antes del mes deseptiembre de 1525. Los demás, en cambio, tuvieron opciones de regresar, con diferente fortuna.

El primero en regresarEl marinero Juan Rodríguez «El Sordo» fue el primero que lograría volver a la Península. Según

él mismo contó cuando se le tomó testimonio de lo sucedido ante escribano, fue «hasta Lisboa enuna nao de la armada de los portugueses que vino el año pasado de mil y quinientos y veinte ycinco, de cuya nao venía por capitán Andrea de Jasa» 142 .

Por aquel entonces, el capitán Gonzalo Gómez de Espinosa escribió una carta a Carlos I 143 , confecha de 12 de enero de 1525, para hacerle conocedor de la situación y pedirle ayuda: «el comerque no tenemos nos es mayor pena que la prisión, porque, señor, somos peor tratados que siestuviésemos en Berbería» 144 . En ella también ponía al corriente al rey de los avances de losportugueses en el Maluco, y le sugería su opinión al respecto: «mi parescer sería que se cortasenlas raíces, porque no se creciesen tanto las ramas». Sin duda afloraba aquí el espíritu militar deEspinosa.

Además, contaba cómo la carta iba a ser llevada a la corte por un tal Taimón, capitán portuguéscriado de doña Leonor, hermana de Carlos I y reina consorte de Portugal hasta el fallecimiento deManuel I, en 1521. Espinosa hablaba así de este capitán, y de cómo le estaba ayudando:

Dexó todo por los agravios que él vido que me hicieron acá, porque no me quisieron darpasaje, el cual hizo juramento de nunca tomar armas en la mano acá en la India hasta quecontase al Rey todo lo que acá me han hecho. Señor, el dicho Taimón tuvo por bien de meemprestar, en el nombre de vuestra Sacra Majestad, un poco de dinero, porque él vido que yo letenía mucho de menester para mi despensa, el cual lleva un conocimiento mío. Suplico quevuestra Sacra Majestad de mi sueldo se lo mande pagar.

Taimón cumplió lo prometido a Espinosa. Lo sabemos gracias a los oficiales de la Casa deContratación, que registraron el pago que se ordenó hacerle, deducimos que en el momento deentregar la carta en España. Pese a que Espinosa había pedido que le descontaran de su sueldo eldinero que este le había adelantado, la Casa de Contratación dedujo el importe abonado a Taimónen el cálculo del sueldo a pagar al maestre Juan Bautista de Punzorol, donde encontramos estas

Page 103: Tomás Mazón Serrano

dos anotaciones, que muestran que se le pagaron 15.000 maravedís:

Pagáronsele 7.500 y por él a Taymón; pagáronse más al dicho Taymón 7.500 145 .

La cara y la cruz de los dos polizones genovesesLa historia de Juan Bautista de Punzorol y del también genovés León Pancaldo es rocambolesca

y digna de ser conocida. Tras permanecer diez meses en Cochín, ambos se infiltraron comopolizones en una nao que zarpaba hacia Lisboa con ayuda de otros genoveses que allí seencontraban, pero lo hicieron sin saber el uno del otro. Fueron descubiertos una vez que el barcohabía zarpado y se les dejó en Mozambique —donde los portugueses tenían una factoría— cuandola nao hizo escala allí, y quedaron a la espera de ser devueltos a India. El propio León Pancaldolo narró así cuando se le tomó testimonio en Sevilla:

En Cochín estuvo este declarante diez meses, y porque no le quisieron dar licencia para seembarcar, huyó una noche en la nao Santa Catalina, la cual lo dejó en Mozambique, y también aBautista de Punzorol, que también huyó, y era maestre de la dicha nao Trinidad, y no sabían eluno del otro que venían en la dicha nao, hasta que se vieron en ella, y que en Mozambique losprendieron con grillos, […] para que los llevase al gobernador de la India, […] y que la dichanao que los llevaba no pudo partir por tiempo contrario y que los dejaron salir en tierra.

Desde Mozambique escribieron conjuntamente dos cartas pidiendo auxilio y relatando sudramática situación, destinadas una a un «reverendísimo señor» desconocido y la otra al reyCarlos I, fechadas el 20 y 25 de octubre de 1525 respectivamente:

Adonde señor avemos miedo de morir por ser señor la tierra muy dolentia agora en estetiempo, y también señor porque se van los ombres onrrados que por su virtud nos davam decomer, assy que señor agora quedamos desamparados sin ropa y sin dynero, donde señorsuplicamos a su señoría quiera aver piedad e missericordia de nossotros e de nuessas mujeres ehijos 146 .

Por desgracia, tal como él mismo temía, el maestre Juan Bautista no soportó aquellas durascondiciones y terminó falleciendo allí. Sin embargo, León Pancaldo se las arregló para escapar denuevo, colándose en otra nao con destino a Lisboa que hacía escala en Mozambique. Pese a quetambién le acabaron descubriendo y le amenazaron con echarlo por la borda, el capitán de la naofinalmente lo llevó hasta Portugal, donde permaneció preso. Lo contó así más tarde:

…y murió el dicho Bautista allí, y […] una noche se metió en la nao de Francisco Perero, quevenía a Portugal, y estuvo tres días escondido en ella, sin beber ni comer, sino tres panecillosde millo [mijo] que metió en la manga, y cuando salió de donde se había escondido, estaba lanao cien leguas de Mozambique y el capitán le preguntó quién le había embarcado, y le dijo queél se había escondido allí para ir a morir entre cristianos, el cual le dijo que estaba por echarloa la mar, y que hizo un auto por ante escribano de cómo lo había hallado en la nao, y lo trajo aPortugal […] y que lo llevaron preso a la cárcel 147 .

Los tres últimos de Cochín

Page 104: Tomás Mazón Serrano

Mientras tanto, en Cochín todavía quedaban tres de nuestros hombres: Espinosa, Ginés de Mafray Hans Vargue. Después de dos años en India, por fin consiguieron licencia del gobernadorEnrique de Meneses para que se les diera traslado hasta Lisboa, algo que no se produjo hasta que«allá se supo que el Rey de Portugal era casado con la Señora Reina de Portugal, doña Catalina,hermana de Su Majestad» 148 . Arribaron en julio de 1526 149 para, a continuación, quedar presos enLisboa, en la cárcel pública de Limoeiro .

El maestre alemán Hans Vargue falleció en aquella prisión, después de haber nombrado comoheredero a su capitán y también amigo, Gonzalo Gómez de Espinosa. Este terminó siendo liberadoal cabo de siete meses, a principios de 1527, tras fructificar las gestiones del rey para procurar suliberación. Ginés de Mafra fue el último que salió de la cárcel —según él mismo declaró—,veintisiete días después de que lo hiciera Espinosa, «porque le hallaron unos libros en un arca,diciendo que era piloto, los cuales libros de derrota y otros dos que había hecho Andrés de SanMartín, piloto de Su Majestad, le tomaron en Lisboa. Después, le soltaron y no le quisieron darlos libros, ni otras escrituras que le tomaron» 150 .

El balance al cabo de casi cinco años de los que formaron la tripulación de la Trinidad resultaterrible, ya que tan solo cuatro hombres consiguieron regresar a España y prácticamente todos losdemás perdieron la vida en ese tiempo.

La segunda vuelta al mundo de Ginés de MafraGinés de Mafra, el último de los liberados, pudo regresar a Palos de la Frontera, donde vivía 151

, casi ocho años después de que zarpara con la expedición. Cuando llegó se encontró con que notenía ni casa, ni mujer. Catalina Martínez del Mercado —que así se llamaba ella— se habíacasado con otro y vendido toda su hacienda. Nuestro marino la denunció por adulterio ymalversación de bienes 152 , aunque desconocemos cómo se terminó resolviendo el asunto.

No es ni mucho menos la última noticia que tenemos de él. Sabemos que posteriormente viajó alas Indias y en 1536 lo ubicamos en Guatemala como piloto de Pedro de Alvarado, quien estabaorganizando una armada para explorar la costa del Pacífico. El propio Alvarado se refirió así a élen una carta enviada a los señores del Consejo de Indias:

He comprado dos navíos de razonable porte y un bergantín, los cuales están ya hechos y en elagua para los enviar a esta Mar del Sur a descubrir por ella algunas islas o tierra […] en loscuales envío […] a un Ginés de Mafra, piloto mayor que es uno de los mayores hombres destaMar del Sur que por agora se sabe, porque fue con Magallanes y ha hecho otros viajes por ella153 .

Según parece, esta expedición no terminó haciéndose a la mar, pero en 1542 lo encontramosembarcándose en la armada de Ruy López de Villalobos, que viajó desde Nueva España aFilipinas. Su navío se apartó del resto en una tormenta y Ginés de Mafra lo dirigió hacia Maçaua,una de las primeras islas de las Filipinas en las que ya había estado antes con Magallanes. Mástarde, logró unirse de nuevo al resto de la armada y terminó recalando en Tidore tras intentarregresar por el Pacífico.

Page 105: Tomás Mazón Serrano

Después de muchas penalidades, Ginés de Mafra fue trasladado a Lisboa a bordo de una naoportuguesa junto con otros supervivientes de aquella malograda expedición, donde arribó 154 en elaño 1548 para convertirse en la segunda persona que completó dos vueltas al mundo tras elmaestre Hans, lombardero de la nao Victoria y superviviente de la armada de Loysa.

Por su parte, el genovés León Pancaldo regresó por algún tiempo a Savona, su ciudad de origen.Un par de años después el rey de Francia le ofreció dirigir una armada a las Molucas, peroPortugal le pagó para que rechazara la propuesta 155 . Terminó afincándose en Sevilla y volviendoa echarse a la mar en una expedición al Perú por el estrecho de Magallanes, aunque falleció en elRío de la Plata en 1540.

Gómez de Espinosa, la cara amarga del destinoA Gonzalo Gómez de Espinosa le esperaban muchos sinsabores tras su llegada. Al principio

recibió honores del emperador en Valladolid, quien le concedió una paga vitalicia de 300 ducadosde oro anuales 156 y un escudo de armas con la inscripción Tú Fuiste Uno de los Primeros que laBuelta me Diste 157 . Con ello mostraba su satisfacción por el servicio prestado por quien habíasido designado alguacil mayor de la armada de Magallanes. De hecho, el secretario del Consejode Indias, Juan de Sámano, así lo afirmaba 158 :

Su Maj. y los señores del Consejo tuvieron voluntad de le honrar y hacer merced, porque enla verdad, él sirvió bien a Su Majestad, y como buen vasallo, y así oyó siempre hablar a los quetiene dicho muy bien en su persona.

Sin embargo, pronto empezarían los problemas para Espinosa. En primer lugar, al ir a cobrar susueldo, comprobó que solo le habían contabilizado el tiempo hasta que fue apresada la naoTrinidad, dejándole de pagar por los años que estuvo cautivo. Comprobamos, por sus propiaspalabras, que no daba crédito a ello:

Y cosa inhumana fue que me prendiesen a mí por oficial de V. M. y que al tiempo de la prisiónno hubiese de ganar salario, porque yo no fui preso por enemigos, sino por amigos de V. M.como lo era el Rey de Portugal, y mi prisión no fue a mi culpa 159 .

Por si fuera poco, tras dos años sin haber recibido la renta vitalicia que le había concedido elemperador, tuvo que reclamar su cobro. Se abrió entonces un proceso judicial, en el que Espinosa,posiblemente harto de la situación, acabó aceptando en octubre 1529 un único pago de 200ducados para liquidar sus reclamaciones, de los cuales 50 fueron en metálico y el resto en«armazón» , es decir, mercancías para comerciar en otras expediciones.

El documento original en el que se registró el proceso judicial termina con una interesante frase,aunque parcialmente ilegible: «que si se apartó del dicho pleito fue porque iba a la India, dopensaba ganar»… Vemos, por tanto, que Espinosa iba a volver a embarcarse, aunque finalmente nolo hizo 160 .

A nuestro capitán se le dio un cargo en la Casa de Contratación de Sevilla y percibió un sueldocomo capitán y «visitador» de las naos de Indias. El último pago que hemos encontrado a su

Page 106: Tomás Mazón Serrano

nombre es de fecha 23 de octubre de 1543. Contaba entonces con alrededor de 55 años y percibíaun sueldo anual holgado, de 42.000 maravedís 161 .

No conocemos la fecha de su muerte, pero al parecer aquel soldado burgalés al que los suyoshicieron capitán de la Armada de la Especiería pudo tener una vida digna hasta el final de susdías. Sabemos que mantuvo su amistad con Ginés de Mafra, quien había sido su fiel compañero,porque en 1537 le preguntaron por su paradero y respondió como solo podría hacerlo un buenamigo:

El dicho Ginés de Mafra no está en esta ciudad de Sevilla, si no en las partes de las Indias,porque así lo ha oído decir públicamente, e demás al tiempo que se partió para las dichasIndias el dicho Ginés de Mafra, se despidió deste testigo, e que puede haber el tiempo que haque está ausente cuatro años, poco más o menos, e que después acá no ha venido, porque sihubiera venido este testigo lo supiera, e no pudiera ser menos 162 .

Como les decía al principio, este es el resumen de lo que ocurrió con aquella gente que despidióa sus compañeros de la nao Victoria entre lágrimas y abrazos. Habrán podido comprobar que lasuya es una historia muy amarga y, aunque su sacrificio no obtuvo recompensa, estos hombresmerecen todo nuestro respeto y admiración. Quizá ahora entiendan por qué la primera vez que tuveocasión de estar delante del original de la maravillosa carta que Gonzalo Gómez de Espinosadirigió a Carlos I desde Cochín me descubrí a mí mismo emocionado, tocando el cristal que meseparaba de ella como quien acaricia la lápida de un ser querido.

Los marinos de la nao Trinidad no solo hicieron bien su trabajo y tomaron las decisionescorrectas, sino que el sufrimiento por el que tuvieron que pasar a lo largo de su periplo, y laincertidumbre y la desesperanza a las que a buen seguro tuvieron que sobreponerse, les conviertenen auténticos héroes que merecen nuestro recuerdo.

Page 107: Tomás Mazón Serrano

VI. LA GESTA SE CONSUMA

En solitario hacia el cabo de Buena EsperanzaVolvemos con la nao Victoria, a la que dejamos zarpando definitivamente de Tidore el día 21 de

diciembre de 1521, después de que sus compañeros que quedaban allí con la Trinidad lesentregaran cartas para sus familias y de aquel épico momento de despedida entre ambastripulaciones. Antes de ello se había decidido aligerar la carga de clavo. Según Pigafetta —quienpor cierto decidió pasarse a la nao Victoria— embarcaron a bordo en ese momento 47expedicionarios, a quienes se sumaron 13 indígenas, en su mayoría provenientes de las Molucas,aunque también los había de otros lugares del sudeste asiático.

El casco de la nao Victoria se encontraba en mal estado por causa de ese parásito de la maderaconocido como broma. Tanto era así que Elcano lo menciona de este modo:

Determinamos de morir con grande honra a servicio de tu alta majestad, por hacerla sabedoradel dicho descubrimiento, con una sola nao partir, estando tal de bromas como Dios quería 163 .

Disensiones entre Elcano y sus oficialesAdemás de por ese motivo, tras lo ocurrido con la nao Trinidad, la preocupación por la

resistencia estructural de los barcos aumentó. Tanto fue así que Francisco Albo y Miguel de Rodasprobablemente no veían claro adentrarse en el Índico sur camino del cabo de Buena Esperanza,sin conocer dónde detenerse a medio camino para poder realizar algún mantenimiento del cascode la nao. Ambos fueron de la opinión de buscar las islas Maldivas para hacer en ellas una escala,según nos contaba Martín de Ayamonte:

Su intención de ellos era, según dijo el dicho Martín, ir a las islas de Maldiva para corregirsu nao.

Las Maldivas se encuentran al sur de India, y dirigirse a ellas habría implicado tomar el caminode Malaca y acercarse muy peligrosamente a costas con presencia portuguesa. Eso nos lleva apensar que el casco de la nao Victoria les daba tan pocas garantías de poder aguantar quepreferían correr el riesgo de ser apresados antes que el de recorrer miles de leguas en el Índicosur sin tener la certeza de encontrar un puerto en el que detenerse a repararlo. Como ya dijimos,por muy sensata que pudiera parecerle esa opción, Elcano se opuso a ella porque, de todosmodos, los monzones eran contrarios y por ello no era tiempo de navegar en aquella dirección.

Estas disensiones entre Elcano y sus oficiales tuvieron lugar antes de partir. Lo sabemos porquese refirió a ellas el portugués Antonio de Brito cuando escribió a su rey desde Tidore, diciendoque «los castellanos no querían obedecer al capitán». Esa información se la habían dado los de la

Page 108: Tomás Mazón Serrano

Trinidad tras ser capturados. Por lo tanto, Elcano hizo prevalecer su criterio frente a la opinión desus principales colaboradores en el mando de la nao Victoria y así encontró el modo de escaparde los monzones contrarios y de los portugueses, aunque cada crujido de la madera del casco de lanao debió suponer un importante estrés añadido para todos.

Resulta increíble que incluso en nuestros días encontremos publicaciones en las que se puedeleer que Elcano tomó la vuelta por la ruta portuguesa, desmereciendo así su navegación, como sila hubiera llevado a cabo por mares conocidos y sin los condicionantes con los que la hizo. Yahubiera querido Elcano poder volver por ella, parando en tierra a hacer aguadas y tomar alimentossin tener que extremar la vigilancia en las guardias de noche por si topaban con alguna tierradesconocida hasta entonces, sabiendo de antemano los vientos que podía esperar encontrar y conla seguridad de poder detenerse en la costa en caso de tener problemas.

Todo esto es justo lo que Elcano no podía hacer. La navegación del Índico supuso adentrarse enun mar inmenso y desconocido y cruzarlo muy lejos de tierra, sin conocer qué vientos ni quécostas encontraría a lo largo del camino, con todos los riesgos y padecimientos que elloimplicaba. Además, tenía que hacerlo en solitario, sin el consuelo de navegar acompañado de otranao amiga ante la posibilidad de un naufragio o una avería grave en alta mar.

Arranque del viajeEl viaje de vuelta empezó con una navegación cautelosa rumbo al sur, buscando la isla de Timor.

La intrincada geografía de la zona, repleta de islas, les obligaba a quedar amainados durante lanoche para evitar el riego de encallar. El rey de Tidore había dispuesto que unos pilotos localesayudaran a guiar la nao Victoria a través de estas difíciles aguas. En algunas de estas islas sedetuvieron brevemente para tomar muestras de las especias propias de cada una de ellas, sindilatar tiempo en ello.

Tras dejar atrás el archipiélago de las Molucas empezaron a atravesar el mar de Banda. Duranteestos días sufrieron una tempestad terrible en la que llegaron a temer por sus vidas y la nao sufrióuna avería. En esta ocasión se encomendaron a la Virgen de la Guía, según cuenta Pigafetta. Hayque ponerse en la piel de estos hombres, a bordo de aquellas naves tan precarias e inmersos enuna furiosa tempestad, para comprender su anhelo de protección divina. Sin duda, a pocas cosasmás podían encomendarse mientras la cubierta era barrida por enormes olas (Imagen XI).

Al arribar a la isla de Mallúa —hoy Pulau Wetar— Pigafetta cuenta que se detuvieron quincedías para reparar los daños causados en el casco por la tempestad. No tenemos datos másconcretos que nos ayuden a determinar en qué consistió exactamente el problema, pero estoincrementó a buen seguro el temor a que la nao no aguantara. Esta isla se encuentra muy próxima ala de Timor, donde llegaron el 25 de enero de 1522. No se detuvieron aquí demasiado tiempo.Compraron algo de sándalo y a los once días partieron, ya por fin en el océano Índico, buscandoel cabo de Buena Esperanza.

Datos confusos sobre la estancia en TimorDurante la estancia en Timor no sabemos bien qué ocurrió, pero tenemos indicios de que

Page 109: Tomás Mazón Serrano

pudieron tener lugar algunos sucesos, difíciles de explicar, y quizá relacionados entre ellos. En lascuentas de los pagos a los tripulantes se anotó que el grumete Martín de Ayamonte y el hombre dearmas Bartolomé de Saldaña salieron «a nado de noche de la nao» 164 , a lo que la relación defallecidos añade que lo hicieron a cinco de febrero, «junto al puerto de Batutara, donde se huyeronsin ser sentidos» 165 . Pigafetta también mencionó de pasada, sin dar más detalles, a «los quehuyeron en Timor».

No sabemos por qué huyeron, pero sí lo que fue de ellos. Muy poco tiempo después un navíoportugués que acudió a Timor para comprar sándalo los encontró «en poder de un luzón quetambién allí estaba haciendo su carga» y los trasladó a Malaca. Allí tomaron declaración el 1 dejunio a Ayamonte, quien relató todo el viaje que les había llevado Timor y les contó que suintención había sido la de volver a Tidore con el piloto que les había llevado hasta allí, parareencontrarse con uno de los que habían quedado con la Trinidad, que era pariente suyo. Sin duda,se trataba del también grumete Francisco de Ayamonte.

Por otro lado, encontramos dos referencias sorprendentes y no explicadas en las crónicas deFernández de Oviedo y de López de Gómara, quienes, al mencionar el paso por Timor, cuentanrespectivamente que «algunos fueron descabeçados en la isla de Timor por sus delictos, y quehubo allí un motín y brega, en que murieron hartos de la nao». La relación de fallecidos nomenciona nada de esto y, de hecho, el número de 47 tripulantes que zarparon de Tidore —segúnPigafetta— cuadra bastante bien con el de los supervivientes más el de fallecidos (solo sedescuadra en una persona, como veremos, y no parece que tenga relación con esto).

Sin embargo, al terminar el viaje, Pigafetta hacía recuento de los que habían muerto en latravesía y entonces añadía «enfermos, y ajusticiados». ¿Estaba desvelando Pigafetta algún sucesodel que no había escrito antes, y realmente hubo aquí algún ajusticiado? La única explicación quealcanzo a encontrar con cierta lógica es que los ajusticiados fueran algunos de los trece indígenasque iban a bordo, de quienes nunca se registraba su fallecimiento.

Dejando este asunto de lado, puesto que no somos capaces de llegar a ninguna conclusión clara,desconocemos cuántos de estos trece indígenas desembarcaron en Timor. Al menos por Ayamontesabemos que uno de los pilotos lo hizo, pero desconocemos si le acompañó alguno más.

La navegación por mar desconocidoZarparon de Timor el 7 de febrero de 1522, dispuestos a realizar la travesía más larga y

temeraria que jamás se hubiera afrontado. Iban bien pertrechados, pero con una nao maltrecha, queincluso hacía agua de forma alarmante: «la nao, cuando partió de Timor, daba a la bomba doceveces de día y doce veces de noche», relataba Martín de Ayamonte.

No tenemos demasiados datos sobre la navegación durante la vuelta hasta España, pero estainformación es tremenda. Nos confirma el mal estado de la nao por causa de la broma y nos hacever el esfuerzo extenuante que debieron de llevar a cabo para achicar agua a todas horas. Elcanono exageraba nada cuando decía al rey aquello de «determinamos morir y con una sola naopartir…» Sabía que sus posibilidades de éxito eran muy bajas.

Page 110: Tomás Mazón Serrano

El océano Índico les recibió inicialmente con vientos flojos, pero que empezaron a rolar en ladirección deseada. Se cumplía así la esperanza de Elcano en que el efecto de los vientosmonzónicos desapareciera si navegaba al sur. Gracias a ello derrotaron hacia el suroeste,empezando por fin a recortar distancia hasta su destino.

Durante estos días navegaron aproximadamente en paralelo a la costa de Australia, alejados deella tan solo unos 500 km. Con solo un par de días de navegación en la dirección adecuadapodrían haber descubierto esta tierra. Sin embargo, conforme ganaban latitudes sur, el clima y elmar se volvían cada vez más hostiles. De hecho, los vientos y las corrientes no les iban a serfavorables en casi ningún momento en el Índico. Después de realizar diferentes viradas para iradaptándose a las borrascas, el 18 de marzo, estando en mitad del océano, divisaron a lo lejos unaisla, a la que pusieron proa.

Tomando el Sol vimos una isla muy alta y fuimos a ella para surgir, y no pudimos tomarla,amainamos y estuvimos al reparo hasta la mañana (Derrotero de Francisco Albo) .

La rodearon buscando un fondeadero, pero no había manera de poder detenerse allí, por lo que,después de dos días infructuosos, no tuvieron más remedio que continuar viaje. Se trataba de laque después se llamó isla de Ámsterdam, una isla volcánica rodeada de acantilados, muyinhóspita, azotada por fuertes vientos y que aún hoy está deshabitada.

La navegación se fue haciendo verdaderamente difícil. Llegaron a bajar al paralelo 40, dondeles esperaban grandes vientos contrarios que les obligaron a amainar durante días, y les devolvíanhacia el este. Era la temible franja conocida como los Cuarenta Rugientes, que después fue muyutilizada por los ingleses para hacer el viaje a Australia navegando en sentido este. Sin embargo,nuestros navegantes recorrieron esta franja de vientos en sentido contrario, toda una proeza.Llegaron a pasar ocho días amainados en dos episodios diferentes de fuertes borrascas, con granfrío y mala mar. El segundo de estos temporales fue peor que el primero. A 16 de abril en elderrotero leemos lo siguiente:

Estuvimos al reparo desde el día pasado. El viento era oeste e íbamos la vuelta del norte, conmucho mar y viento. El día fue miércoles y estuvimos hasta los 21 del dicho.

Fueron cinco días seguidos sin poder hacer otra cosa que poner proa contra el fuerte oleaje. Porfin, el día 21 de abril el viento empezó a virar y les permitió avanzar: «estuvimos a la vela congran viento al sudoeste e íbamos al nornoroeste, e hicimos por este camino obra de 35 leguas».Elcano decidió abandonar este paralelo y ganar algo de latitud al norte, esperando encontrar unclima menos duro.

La costa de África por errorDurante toda la navegación del Índico, encontramos en el derrotero que continuamente hacían

estimaciones de la distancia que les restaba por alcanzar el cabo de Buena Esperanza y en todasellas creyeron siempre encontrarse más cerca de lo que realmente estaban. Así, el 4 de mayocalcularon que habían sobrepasado ya el cabo, navegando muy al sur de él —tal como pretendían

Page 111: Tomás Mazón Serrano

para no arriesgarse a tener algún encuentro con un navío portugués—, por lo que creyeron estar yaen el Atlántico y mudaron la derrota rumbo al noroeste.

Estos errores de cálculo, que les llevaron a esta virada anticipada, pudieron estar causados pordos motivos. El primero de ellos, que aquel océano con tantos vientos y corrientes contrarios leshubiera jugado una mala pasada para poder estimar la longitud geográfica en la que seencontraban. Pero también podría ser que la distancia que esperaban encontrar entre el Maluco yel cabo de Buena Esperanza fuera menor de la real.

Así pues, con gran decepción, toparon con la costa tres días después. Concluyeron enseguidaque estaban a la altura del río Infante —el Gran Río Fish en la actualidad, en la costa de Sudáfrica— y en ello se hace evidente que portaban copias de mapas portugueses, puesto que los españolesnunca antes habían navegado por esas costas. Pese a que la mayoría de la dotación estaba enferma,su idea de alejarse de la costa era firme. Sabían que se encontraban en una zona transitada por losbarcos portugueses, de modo que apremiaba volver a alta mar. Decidieron continuar sin demora:«tomamos la vuelta de la mar por estar en [ello] nuestra libertad», escribía Albo.

Durante estos días se acumulan las imprecisiones en el Derrotero . Albo anotó latitudes en lasque resultaba imposible que se encontraran, por estar tan al norte que se hallarían en tierra. Algoextraño, y quizá solo justificado por que dieran más fiabilidad a las cartas que portaban que a lastablas de declinación con las que compensaban la lectura del Sol a mediodía para hallar su latitud.Resulta muy difícil resolver cuál fue realmente el camino que siguieron frente a la costasudafricana, pero parece muy probable que durante un solo día avanzaran una gran distancia,merced a las caprichosas y fuertes corrientes propias de la región.

Situación crítica en el cabo de las TormentasPronto empezaron a sufrir las tempestades del ya muy temido cabo de Buena Esperanza, llamado

de las Tormentas hasta no hacía tanto. Continúa así Albo:

En esta costa hay muchas corrientes que el hombre no les halla abrigo ninguno, sino lo que laaltura le da.

El viento era tan fuerte que partieron el mástil y verga del trinquete. Pensaron en echar por laborda la valiosa carga de clavo que transportaban para ganar seguridad, aunque finalmentedecidieron no hacerlo. Los más débiles no soportaron las infernales condiciones y la genteempezó a morir. Nadie había perdido la vida en todo el océano Índico y, de repente, en un muycorto margen de tiempo fallecieron Pedro Gascón, Lorenzo de Iruña, Juan de Safelices, BernalManrio y Juan de Ortega, todos ellos por enfermedad.

La situación era crítica. Los días 17, 18 y 19 de mayo, frente al cabo de Buena Esperanza,libraron una lucha feroz contra los elementos, sin apenas avanzar nada. Buscaban la gloria y seencontraban en un momento crucial, en que se jugaban el todo o la nada. Pigafetta, poco dado aatribuir mérito alguno a otro que no fuera Magallanes, no pudo reprimirse y describió así loocurrido aquí:

Hallándose la mayor parte de la tripulación inclinada más al honor que a la vida misma,

Page 112: Tomás Mazón Serrano

determinamos hacer cuantos esfuerzos nos fuera posible para regresar a España.

Aunque no pudieron verlo, estimaron pasar a solo 8 leguas del cabo —44 km— y, por fin, el 19de mayo, viraron al noroeste, esta vez sí, en el océano Atlántico. El temido cabo había hechohonor a su fama, pero estos marinos, maestros en el arte de marear, habían conseguido doblarlo.Habían logrado superar el cabo con peor fama del planeta, aunque todavía estaban muy lejos decasa.

En el Atlántico hasta el límiteTras las agotadoras jornadas frente al cabo de Buena Esperanza, el océano Atlántico les brindó

vientos muy propicios. Avanzaron a un ritmo extraordinario gracias a la conocida como corrientede Benguela, que nace frente al cabo y recorre las costas africanas hacia el nornoroeste a todavelocidad.

Crónica de dudosa veracidadAunque ni en el Derrotero ni en ninguna de las otras fuentes originales se menciona, la crónica

del portugués Gaspar Correa nos cuenta que, tras doblar el cabo, buscaron refugio en tierra, en labahía de Saldaña (muy cerca de Ciudad del Cabo). Algunos autores dan por válida estainformación asumiéndola como cierta, aunque en mi opinión el hecho de que se pase por alto en elderrotero es motivo más que suficiente para dudar de su veracidad. Además, esta crónica es laúnica fuente en que se habla de que la nao Victoria se cruzó entonces con un navío portugués:

Hallándose cerca de tierra, Pedro Cuaresma, que se dirigía a la India en una pequeña nave, lotopó y habló con él; y se le dijo que pertenecía al Emperador, y venía de Maluco, sin llegar apersuadirse de que debió de echarlo a pique para que no regresase a Castilla.

Según la crónica, Elcano mantuvo la sangre fría necesaria para dejar que el navío portugués seacercara, hablar con él y seguir camino como si tal cosa. Algo muy dudoso, y más todavía si nosfijamos en que la crónica de Correa ignora la existencia de Elcano y en su lugar pone al mando dela Victoria al portugués Pedro Alfonso de Lorosa o, como en ella se le llama, Juan de La Rosa .Creo, por tanto, que este supuesto encuentro no se produjo, dando por falsa esta parte de lacrónica de Correa.

Altas velocidades, agotamiento máximoLa Victoria volaba sobre el mar a toda vela frente a las costas de Namibia, manteniendo un

rumbo fijo al nornoroeste que le aproximaba cada vez más al ecuador. La velocidad quealcanzaron aquí fue la mayor de la que hay constancia en los tres años de viaje, puesto que, si laslatitudes que obtuvieron fueron correctas, del 25 al 26 de mayo de 1522 avanzaron nada menosque 560 km —unas 300 millas náuticas—. Esto arroja como resultado una velocidad media diariade 12,60 nudos.

Sin embargo, la extrema dureza de la singladura y la escasez de alimentos empezó a causarfatales consecuencias entre la tripulación. Por entonces la comida debía de limitarse a poco más

Page 113: Tomás Mazón Serrano

que arroz hervido con agua de mar. El 1 de junio murió Machín Vizcaíno; el día 7, Domingo deRubillán; el 8, Lope Navarro; el 9 Cristóbal de Jerez... De no hacer algo, a este ritmo moriríantodos pronto (Imagen XII).

Elcano se vio por ello obligado a tomar una decisión contraria a sus intenciones: acercarse a lacosta para tomar provisiones. Se encontraban ya cerca de Guinea, así que enseguida la alcanzaron.Sin embargo, la suerte no estuvo de su lado porque no hallaron más que manglares, bosques deárboles resistentes al agua salada que crecen en los bajíos de las desembocaduras de los grandesríos de esta zona, lo cual les impedía acercarse a tierra firme. Persistieron en ello y dedicarondesde el 14 de junio al 1 de julio a recorrer estas costas africanas en busca de un lugar dondehacer aguada y tomar alimentos, sin éxito alguno.

Mientras tanto, las muertes continuaron de forma implacable: Domingo Bautista, Diego García,Pedro de Valpuesta y Martín de Magallanes perdieron la vida durante estos días tan angustiosos.Domingo era el hijo del maestre de la nao Trinidad, Juan Bautista de Punzorol. Aunquedesconocemos su edad, al tratarse de un marinero no debía de ser un muchacho joven sino alguienexperimentado. Cuando pienso en qué llevó a separar sus destinos a padre e hijo, solo puedoencontrar un motivo: su padre se quedó en su nao por responsabilidad, ya que era su principalexperto en navegación a bordo, mientras que Domingo quiso intentar dar la vuelta al mundo.Nuevamente encontramos otro indicio de la tremenda ilusión que esto causaba en los tripulantesde la nao Victoria.

Aunque pueda parecer una anécdota, durante estas dos semanas que pasaron en las costas deGuinea completaron la primera circunnavegación, puesto que es aquí donde su camino se cruzócon el que habían seguido en el viaje de ida. El desdichado Domingo Bautista, en realidad, habíacumplido su sueño de completar la vuelta al mundo.

El desesperado intento de escala en Cabo VerdeAnte tal situación, Elcano sabía que no tenían alternativa. Se estaba viendo abocado a tomar un

riesgo extraordinario para conseguir con qué alimentarse. Este era tan alto, y tan fuerte ladeterminación que les había hecho llegar hasta allí, que quiso implicar a todos en la decisión queen ese momento había que tomar.

A Cabo Verde por votaciónPor ello, el 1 de julio sometió a votación entre los supervivientes qué hacer, si continuar viaje

sabiendo que quizá murieran de inanición en el intento o si, por el contrario, ponían rumbo hacialas islas de Cabo Verde, de las que les separaban pocas jornadas, pero donde se encontraban losportugueses a los que tanto temían. Por mayoría se decidió acudir a Cabo Verde. Esto nos hace verque todavía había quien prefería continuar sin detenerse, a riesgo de morir, lo cual nos da idea dela valentía extraordinaria de estos hombres, pero también del temor a las consecuencias que lespodía acarrear ser descubiertos por los portugueses.

El 9 de julio la nao Victoria surgía frente al puerto que Albo llamó del Río Grande, y podemosidentificar de forma inequívoca con el de Cidade Velha , en la isla de Santiago de Cabo Verde.

Page 114: Tomás Mazón Serrano

Parte de la tripulación bajó a tierra en el batel para hacerse con provisiones, argumentando que«veníamos de América y no del cabo de Buena Esperanza» (Pigafetta). Los portugueses norecelaron y atendieron a los nuestros de buena fe: «nos dieron mantenimientos cuantos quisimos»,escribió Albo.

Aquí se produjo un hecho muy interesante. Les resultó muy extraño ver que los portuguesesdecían estar a 10 de julio, mientras que, según su cuenta, estaban a día 9. Al principio pensaronque habría habido algún error con sus cuentas sobre la fecha después de casi tres años viajando, ypor eso estaban errando en la cuenta de la fecha: «este día fue miércoles y este día tienen ellos porjueves, y así creo que nosotros íbamos errados en un día» (F. Albo). Sin embargo, más tardeaveriguarían que, al haber dado la vuelta al mundo hacia poniente, habían perdido un día. Alrespecto, Pigafetta nos dejó una bonita cita:

Después supimos que no existía error en nuestro cálculo, porque navegando siempre hacia eloeste, siguiendo el curso del sol y habiendo regresado al mismo punto, debíamos ganarveinticuatro horas sobre los que permanecían en el mismo sitio; y basta reflexionar paraconvencerse de ello.

Sin noticias del batelTras cuatro días en Cabo Verde, el batel que se había acercado nuevamente al puerto no volvía.

El derrotero lo cuenta así:

A los 14, lunes, enviamos el batel en tierra por más arroz y él vino a medio día, y tornó pormás, y nos esperando hasta la noche y él no venía, y nos esperamos hasta otro día, y él nuncavino.

Lo que ocurría era que las autoridades de la isla habían descubierto que la nao portaba especias,y bajo el argumento de que solo los portugueses podían descubrir especiería, habían decididoretener a los trece hombres que iban en el batel. Es el propio Elcano quien lo contó:

Por falta de mantenimiento tomamos las yslas del Cabo Verde, donde el factor de las naostomó el batel con trece hombres, e quería llevar a mí e a todos los otros presos en una nao quevenía de Calicut, cargada de especiería, a Portugal, diciendo que ninguno non podía descubrirespeciería sino los portugueses 166 .

Los portugueses no necesitaron ser especialmente astutos para averiguar que la nao Victoriatraía especias. Fueron los expedicionarios quienes se descubrieron al pretender usar tres quintalesde clavo como moneda de cambio para comprar mercancías. Esto lo sabemos por lasdeclaraciones del propio Elcano ante el alcalde De Leguizamo, al ser preguntado acerca de porqué el clavo que venía en la nao tenía un peso menor del que quedó asentado en Tidore al sercargado:

De esta nao no se ha sacado sino tres quintales en las islas de Cabo Verde para comprar lasvituallas e mantenimientos, que no tenían nada.

Por su parte, Francisco Albo confirmó la misma versión, diciendo que «en las islas de Cabo

Page 115: Tomás Mazón Serrano

Verde el capitán, porque les faltaron las vituallas, envió al contador a vender cierta cantidad declavo, e lo vendió». Sin embargo, el tercero de los interrogados fue Hernando de Bustamante y suversión nos aporta un dato nuevo e importante:

En el puerto de Santiago en las islas de Cabo Verde vido sacar dos quintales de clavo pararescatar esclavos para dar a la bomba, que estaba la gente mala.

Como vemos, los expedicionarios habían pretendido usar clavo no solo para comprar vituallassino también algunos esclavos que les aliviaran en la labor de achicar agua con las bombas, que,como sabemos, era algo que venían haciendo al menos desde Timor. López de Gómara tambiénincluye este dato referido a los esclavos en su crónica.

Así pues, al utilizar clavo para hacer las compras, los portugueses detuvieron a los del batel. Nofue una buena jugada, pero a buen seguro no encontraron otra alternativa por no tener otra cosa conque comerciar. Las mercancías que inicialmente portaron para comerciar habían quedado enTidore al cargo de Juan de Campos.

Algunos acusaron a Simón de Burgos, uno de los trece que quedaron en Cabo Verde, de contar alos portugueses quiénes eran. Lo sabemos porque se conserva un documento 167 , en el que este sedefendía de esa acusación, por la que hasta entonces no se le había pagado el sueldo, y presentabacomo testigos a tres de sus compañeros, Roldán de Argote, Pedro de Tolosa y Gómez Hernández.En sus declaraciones ante la justicia defendieron la inocencia de Simón de Burgos.

La huida de la VictoriaMientras aquellos trece hombres eran retenidos, el derrotero nos cuenta cómo en la nao Victoria,

temiendo lo que estaba ocurriendo, pasaron toda la noche navegando cerca de la isla aguardandola vuelta de estos. A la mañana siguiente se acercaron al puerto, donde acudió una embarcaciónportuguesa que les avisó de que sus compañeros habían sido detenidos y que las autoridades lespedían entregar la nave. Lo cuenta así:

Entonces fuimos hasta cerca del puerto por ver qué era esto, y vino una barca y dijo que nosrindiésemos, que nos querían enviar con la nao que venía de las Indias, y que meterían de sugente en nuestra nao, que así lo habían ordenado los Señores. Nosotros requerimos que nosenviasen nuestra gente y batel, y ellos dijeron que traerían la respuesta de los Señores, y nosdijimos que tomaríamos otro bordo y esperaríamos. Y así hicimos otro bordo e hicimos vela,con todas las velas, y nos fuimos con 22 hombres, dolientes y sanos. Esto fue el martes, a 15 delmes de julio.

Como vemos, ante esta situación Elcano y sus hombres tomaron la decisión de largar velasinmediatamente, emprendiendo así la huida. Elcano fue muy expresivo al contar esto al rey:

Antes determiné con toda la compaña de morir que no ir en manos de portugueses.

Pueden parecernos exageradas estas palabras, pero en absoluto lo eran. Manejar una nao quehacía agua y obligaba a achicarla de forma permanente, con tan poca gente y con la necesidad derepartirse en turnos de día y de noche era algo que les iba a suponer un nuevo desafío. Eran muy

Page 116: Tomás Mazón Serrano

pocos para gobernar la nao, pero tendrían que arreglárselas. Elcano decidió despistar a losportugueses, tomando rumbo al sur.

Mientras todo esto ocurría, a bordo de la nao Victoria falleció el grumete Andrés Blanco. Lohizo muy cerca de casa, puesto que era uno de los cuatro tripulantes que habían embarcado enTenerife tres años atrás.

Vasquito, el niño al que todos cuidaronUno de los que quedaron en Cabo Verde fue Vasquito. Aunque se trataba de un niño, sobrevivió

al viaje. Su padre era el piloto de la Casa de Contratación Vasco Gallego, quien quiso que su hijole acompañara en la expedición para forjarse como marino. Ambos embarcaron en la nao Victoria,donde consta que Vasquito lo hizo como paje. Entre la tripulación había muchos más pajes, queeran muchachos muy jóvenes que ayudaban a las tareas más variopintas en las naves. Su padrefalleció por enfermedad durante la travesía del Pacífico, con la mala suerte de hacerlo solo seisdías antes de arribar a la isla de Los Ladrones, lo cual quizás le hubiera salvado la vida.

Nada más llegar a Sanlúcar de Barrameda, el 6 de septiembre de 1522, Juan Sebastián deElcano avisó a Carlos V de que le habían quedado 13 hombres presos en Cabo Verde. Lasgestiones del emperador fueron rápidas. Aunque no se conserva la carta que dirigió al rey dePortugal para reclamar la libertad de los apresados, sí ha perdurado la que este escribió, confecha 3 de octubre, a su embajador en Castilla, Luís da Silveira, con la respuesta que debía dar.En ella Juan III le cuenta que daba la orden de liberar a varios de ellos, aunque no a todos, ya queargumentaba que algunos habían huido, por lo que no podrían ser devueltos hasta que se lesencontrara. Mientras, quedaría a la espera de una respuesta del emperador a las quejas que lehabía formulado tras la noticia de la llegada de la nao Victoria 168 .

Efectivamente, tan solo 37 días después de que lo hiciera la nao Victoria, llegaron a Españanueve de los apresados en Cabo Verde, entre los que se encontraba Vasquito. Los últimos trestardaron en hacerlo cinco meses y 22 días 169 .

El caso de Vasquito es el único en que nos consta que un expedicionario no cobró en persona susueldo, sino que fue su madre quien lo hizo por él. Aunque desconocemos su edad, esta sería laprueba más evidente de que Vasquito era realmente un niño, ya que no tendría capacidad jurídicaplena. Consta que su madre cobró una primera parte de su paga tras concluir el viaje, con fecha de9 de abril de 1523 170 . Terminó de percibir el resto que le debía la Casa de Contratación el 6 demayo de 1524. La suma de ambos pagos ascendió a 41.360 maravedís, de los cuales 19.080correspondían a su sueldo y el resto al valor al que fue tasado el clavo que trajo a título personal ya su quintalada 171 . A partir de entonces dejamos de tener noticias de Vasquito, aquel niño al quetodos cuidaron.

El esquivo tripulante número 13 de los de Cabo VerdeHay un asunto de interés para los que gustan de profundizar en los detalles relativos a la

expedición y es que, según la fuente a la que acudamos, el número de tripulantes que quedaron

Page 117: Tomás Mazón Serrano

apresados por los portugueses en Cabo Verde fue de doce o de trece. Puesto que el propio Elcanodijo que eran trece, en mi opinión es este el número sobre el que debemos tratar de agotar todaslas posibilidades:

...por falta de mantenimientos tomamos las islas del Cabo Verde, donde el factor nos tomó elbatel con trece hombres 172 .

El problema viene cuando intentamos averiguar sus nombres, porque conocemos sin ningúngénero de dudas los de doce de ellos, pero nos falta uno. El documento clave para identificar losnombres de los que quedaron en Cabo Verde es el denominado Informaciones sobre sueldos,mercancías y mercedes relativas a la armada a la Especiería organizada por Fernando deMagallanes 173 . Sin embargo, a través de este documento sumamos doce nombres, pero no trece.¿Quiere eso decir que Elcano se equivocó al relatar al rey cuántos de sus hombres quedaron allí?Creo que esa debería ser la última de las opciones a barajar. Una posible justificación resultaríabien simple: una omisión en el documento citado. En contra de ello, esta posibilidad sería muydudosa habida cuenta del celo que ponían los oficiales de la Casa de Contratación en tenerasentado cualquier gasto.

Los indígenas de la expediciónPuesto que no hay registro de quién fue el tripulante número trece, muchos autores dan por hecho

que se trata de uno de los indígenas que consiguieron sobrevivir al viaje. Parece lo más lógico.Podría tratarse de uno de los que vinieron hasta España, que no percibían sueldo y, por ello,quedaría justificado que no aparecieran en los listados de las cuentas a pagar.

Si analizamos lo que sabemos acerca de ello, tenemos por un lado que en la Relación dePigafetta se indica que de Tidore partieron «47 europeos y 13 indígenas». Puesto que en larelación de fallecidos durante el viaje no apuntaron más que las bajas de los tripulantes europeos,sin indicar las de los acompañantes, no resulta una fuente que nos sirva de ayuda para determinarcuántos de ellos pudieron terminar llegando a Sevilla.

Las bajas que registraron desde la salida de Tidore fueron 16, todas de europeos. Si a esta cifrasumamos la de los que volvieron en la Victoria (18) y los que quedaron en Cabo Verde (12 o 13)obtenemos que en total eran 46 o 47 europeos. Para que el número cuadre con los 47 hombres alos que se refería Pigafetta, el decimotercer apresado en Cabo Verde tuvo que ser europeo.

Por otro lado, se conservan dos fuentes directas por la que tenemos noticia de la llegada deindígenas en la nao Victoria. Una de ellas es precisamente el documento de las informaciones delos sueldos que acabamos de mencionar. En un pequeño párrafo de sus más de 240 páginasencontramos algo que a mi modo de ver es fantástico:

Juan de Pegu, indio de Maluco, ha de haber 15.750 maravedís que montó un quintal de clavo[...] de lo que cargó en la nao Victoria 174 .

Esto nos muestra que algunos de estos indígenas no solo vinieron por su propia voluntad,embarcando libremente, sino que se les pagó el clavo que traían como a cualquier otro. Se trata de

Page 118: Tomás Mazón Serrano

una anotación muy reveladora y que clarifica bastante bien el modo de ser de la gente de estaépoca, tan alejada de los estereotipos falsos, interesados y lamentablemente tan extendidos sobreella. Sin entrar más en ello, en este mismo documento encontramos mención a otro de estos indios,al hacer apunte del gasto que supuso darle sepultura, oficiar una misa y otras cosas cuando murió.Se llamaba Francisco 175 .

Además de ellos, constan otros cinco hombres, que se decía eran «moros tomados en un junco enbuena guerra», sin duda los provenientes de Mindanao a los que se había referido Pigafetta. Susnombres eran Tuan Ponçon, Tuan Bodiman, Peze Culao, Cape y Alí 176 . Todos fallecieron en latravesía, y lo sabemos porque quedó registrado que portaban clavo a bordo a su nombre, pero alhaber muerto se lo quedó la Casa de Contratación para la cuenta de los armadores. Es muyinteresante comprobar cómo estos hombres, pese a tratarse inicialmente de prisioneros,embarcaron clavo para sí mismos como si fueran libres y, además, en cantidades realmenteimportantes, incluso superior a diez quintales en el caso de Tuan Ponçon, quien, de habersobrevivido, habría sido rico. El documento de las cuentas a pagar tras el regreso, sin embargo,no nos deja constancia de otros indígenas que sí hubo en la expedición.

La segunda de las fuentes primarias en que encontramos mención a algún otro de ellos es la yamencionada Probanza de Simón de Burgos , quien había embarcado como criado del capitán Luisde Mendoza, declarando ser de Burgos, aunque sus compañeros descubrieron después que eraportugués. En este documento, varios testigos declaraban que los primeros tripulantes que bajarona tierra en Cabo Verde fueron el escribano Martín Méndez, el alguacil Martín de Judícibus, y elindio Manuel, de quien, por cierto, se dice ahí que era procedente de Malaca. Por ello, algunosautores se decantan por afirmar que Manuel fue el decimotercer tripulante anónimo al que serefería Elcano. Tiene sentido.

Sin embargo, no deberíamos dar por hecho que Manuel fuera apresado solo porque fuera de losque bajaron a tierra el primer día, puesto que a Manuel le acompañaba Martín de Judícibus, quefue uno de los 18 que volvieron a Sevilla en la nao Victoria. Las fuentes no expresan con claridadque Manuel quedara allí, sino que se trata de una suposición —es verdad que con cierta base—pero no lo podemos dar por seguro.

Como hemos visto, en el derrotero de Albo encontramos que el día 15 de julio, al partir de lasislas de Cabo Verde, viajaban 22 personas a bordo de la nao Victoria:

Hicimos vela, con todas las velas, y nos fuimos con 22 hombres, dolientes y sanos. Esto fue elmartes, a 15 del mes de julio.

Puesto que desde entonces y hasta la llegada a España se produjo la muerte del francés EstebanVillón, o Bretón, sabemos, por tanto, que fueron 21 personas las que llegaron a Sanlúcar deBarrameda. Dieciocho de ellas formaban parte de la tripulación de la expedición desde su inicio,de modo que necesitamos a tres hombres más para cuadrar la cifra, lo que coincide con los tresindígenas de los que tenemos noticia: Juan de Pegu, Francisco y Manuel. Para saber más acerca deellos debemos recurrir a las crónicas. Gonzalo Fernández de Oviedo, contaba así sobre esta gente:

Truxo este capitán [Elcano] consigo algunos indios daquellas partes que desseaban ver al

Page 119: Tomás Mazón Serrano

Emperador, nuestro señor, e informarse de nuestra patria y reynos y gente de nuestra España; yentre aquellos vino uno principal, sabio y de tanta astucia, que llegado en Castilla, lo primeroque hizo fue inquerir quántos reales valia un ducado, y un real quántos maravedís, y por unmaravedí quánta pimienta se daba en diversas partes desde Sevilla hasta la corte de Çésar […]y en todo se informaba del valor que las espeçias tenían entre nosotros; y estaba tan diestro enello que temiendo su aviso, dio causa a que nunca volviese a su tierra, como tornaron otrosindios con la armada que después mandó yr la Çesárea Magestad con un caballero de çibdadReal, comendador de la Órden de Rodas, llamado Frey García Jofre de Loaysa.

Es fantástica esta parte de la historia que acabamos de leer. Pero volviendo al asunto que nostraemos entre manos, lo que no somos capaces de averiguar es si hubo alguno más que quedara enCabo Verde, o si uno de estos tres que volvieron en la Victoria era alguien diferente cuyo nombreno ha trascendido. ¿Pudo quedar allí un cuarto indígena? La respuesta es sí, pero no podemossaberlo, del mismo modo que no podemos afirmar que fuera Manuel ni ningún otro.

Una última hipótesisTras haber estudiado concienzudamente qué fue de cada uno de los tripulantes de la expedición,

encontré una posibilidad acerca de la identidad del decimotercer tripulante apresado. Hay un talFrancisco de Carvajal que sabemos que embarcó como criado del capitán Luis de Mendoza, perode quien no vuelve a haber rastro alguno en las listas de fallecidos ni en ningún otro documentoque nos permita saber qué fue de él. No es algo común, pues de la inmensa mayoría de lostripulantes hemos sido capaces de averiguarlo.

A toda la gente que figura en las listas de embarcados, pero de la que no tenemos noticiaposterior, lo lógico es que supongamos que iban a bordo de la nao San Antonio cuando EstebanGómez y Gerónimo Guerra decidieron tomar la vuelta a España desde el estrecho de Magallanes.Ese sería el destino final más probable de Francisco de Carvajal: volver a España a bordo de lanao San Antonio. Sin embargo, resulta que, si nos fijamos en los nombres los que quedaron presosen Cabo Verde, hay casualmente otras dos personas que embarcaron en la expedición comocriados de Luis de Mendoza: Juan Martín y el ya mencionado Simón de Burgos.

Por ello, si Francisco de Carvajal se encontraba a bordo de la nao Victoria todavía a estasalturas del viaje, lo lógico sería que entre los tres criados de Luis de Mendoza hubiera unaamistad estrecha, y que esto les llevara a ir juntos en el batel, así que, quién sabe, si Francisco deCarvajal fuera el esquivo nombre del tripulante número trece.

Se trata de una posibilidad remota y más que dudosa, en cuanto a que no estaría justificado suolvido en el registro de pagos. En cualquier caso, probablemente nunca lo sabremos, y este asuntoquede abierto a las conjeturas que podamos hacernos quienes gustamos de ello. De hecho, ya elpropio cronista Fernández de Oviedo no tuvo clara esta cuestión:

… doçe o treçe de los que avian saltado en tierra…

La llegadaPor desgracia para los nuestros, el camino a España navegando a vela desde Cabo Verde no

Page 120: Tomás Mazón Serrano

pasa por las islas Canarias. Esto último habría sido lo más interesante para los de la nao Victoriapor tratarse del camino más corto. Sin embargo, en ese entorno se encuentran alisios constantesdel nordeste, por lo que es un camino cerrado para un velero dotado de un velamen tan básicocomo el de las naos de esta época.

La vuelta largaAsí pues, el camino de vuelta desde allí implicaba alejarse de la costa africana, dando un rodeo

que se conoce como volta do mar, volta do mar largo, volta do largo o volta da mina y que fuedescubierto en el siglo XV por los portugueses en sus viajes de exploración. Consiste en cruzar labanda de alisios en dirección noroeste hasta las islas Azores —o incluso más adelante, en funciónde cómo afecte el anticiclón que siempre encontraremos por allí—, para después virar al estecamino de Portugal.

Elcano siguió fielmente esta ruta, con éxito. Para ello, tuvo que atravesar el archipiélago de lasislas Azores, aunque, a diferencia de las islas de Cabo Verde, estas no suponían peligro pese a sertambién portuguesas. Las Azores se encontraban en la ruta habitual para la vuelta desde Américade los barcos españoles, de manera que era acostumbrado verlos navegar en aquellas aguas, sinque ello supusiera ningún problema. El viento le ayudó y atravesó el archipiélago a muy buenritmo, sin cruzarse con ningún barco. Pese a que ahora sí portaban comida, el marinero francésEsteban Villón (o Bretón) no superó su enfermedad y perdió la vida el 8 de agosto. Tuvo lainmensa mala fortuna de ser el último fallecido de una lista demasiado larga.

Se encontraban ya en pleno agosto y el anticiclón de las Azores les dejó sin viento a los pocosdías. Pasaron así una semana entera. En su precaria situación, nos podemos imaginar ladesesperación que debieron vivir al no avanzar absolutamente nada durante tantos días estando yaa las puertas de casa.

Al fin levantó el viento y navegaron hacia el cabo de San Vicente. Pudieron dirigirse a Galiciapara finalizar cuanto antes el viaje, porque el rodeo que tuvieron que dar en el Atlántico paraencontrar los vientos adecuados les llevó a alcanzar la latitud de la costa gallega, pero no lohicieron. No cabe duda de que pretendían completar la vuelta al mundo regresando al mismo puntode partida. Era una cuestión de honor completar la primera circunnavegación, y hacerlo bien.Todavía tuvieron que pasar catorce días, pero al fin divisaron el cabo de San Vicente y, solo dosdías después, el 6 de septiembre de 1522, arribaron al puerto de Sanlúcar de Barrameda.

Una aparición casi fantasmagóricaLos sanluqueños vieron llegar una nave escorada, parcialmente desarbolada, y de la que

asomaban dieciocho hombres «flacos como jamás hombres estuvieron» 177 (Elcano) que decían serlos supervivientes de la armada de Magallanes y que regresaban de haber dado la vuelta al mundocargados de especias. Les acompañaban al menos tres indios de las islas Molucas de los trece quehabían embarcado en Tidore nueve meses atrás. Ninguna de las fuentes archivadas nos narra estemomento ni la emoción que provocó en sus protagonistas. En cierto modo, esto permite que cada

Page 121: Tomás Mazón Serrano

cual sea libre de imaginarlo como crea, pues ninguna versión será mejor que otra. Sin embargo,hay algunos puntos que sí conocemos y que nos ayudarán a evocarlo de forma más precisa.

La nao Victoria llegó a Sanlúcar con el mástil y verga del trinquete visiblemente dañados, trassu rotura en el cabo de Buena Esperanza —Pigafetta contaba que los llegaron a «recomponer»—.Además de ello, puesto que la nao sufría vías de agua que obligaban a los marineros a achicarlaconstantemente con la bomba, sería lógico que presentara cierta escora, agravada en las últimashoras, en que a buen seguro abandonaron esta penosa labor sabiendo tan próximo el final delviaje.

El puerto de Sanlúcar, en la desembocadura del río Guadalquivir, resultaba de difícil accesopara este tipo de navíos a vela por la presencia de una barra de arena. Esto se solucionabaremolcando las naves mediante pequeñas embarcaciones a remo. Sin embargo, el batel de laVictoria había quedado en Cabo Verde, de modo que dependían de ayuda externa para realizaresta complicada maniobra. No sabemos exactamente los detalles de cómo se resolvió esto, peroencontramos este apunte de los oficiales de la Casa de Contratación:

Que pagó este día [10 de septiembre de 1522, el pago se hizo cuatro días después de quellegara la nao Victoria] a Pedro Sordo, vecino de San Lúcar, […] por meter la nao por la barrahasta Barrameda, quinientos veinte y cinco maravedís 178 .

Otro apunte interesante en relación con lo que comentábamos acerca de la escora que debíapresentar la nao Victoria, nos viene a decir que se pagó a los peones que trabajaron en achicar elagua de las bodegas y la sentina desde el 14 de septiembre hasta el 9 de octubre de 1522. Nosabemos el número de esos peones, pero tardaron nada menos que 25 días en vaciar de agua elinterior de la nao. Esto nos despeja las dudas: debía estar fuertemente escorada a su llegada.

Aunque es de suponer que en Sanlúcar no les faltó de nada, nos consta incluso cuál fue lacomida que se ocupó de pagar la Casa de Contratación en este primer momento: 12 arrobas devino, 75 hogazas de pan y roscas, un cuarto de vaca y melones 179 . No sabemos si losexpedicionarios bajaron de la Victoria al llegar a Sanlúcar. Si lo hicieron fue muy brevemente,porque al cabo de solo dos días llegaron a Sevilla tras remontar el Guadalquivir. No cabe ningunaduda de que para ellos se trataba de una cuestión de honor dejar la nao en el mismo punto departida, el puerto de las Muelas.

Hasta el puerto de las MuelasAntes de ello, Elcano tuvo la iniciativa de escribir al rey la carta en que le daba cuenta de su

llegada. Esto no deja de ser algo insólito para la época, casi tanto como que se dirigiera a éltuteándole:

Saberá tu alta magestad como somos llegado diez e ocho onbres solamente con una de lascinco naos que tu alta magestad envió en descubrimiento de la Espeçiería…

Lo normal habría sido que el rey fuera avisado por los oficiales de la Casa de Contratación. Sinembargo, Elcano quiso adelantarse a ellos y hacerle llegar lo que para él era prioritario: la noticia

Page 122: Tomás Mazón Serrano

de su vuelta al mundo, la solicitud, en nombre de sus compañeros, para que mediara ante el rey dePortugal con el fin de que liberaran a los trece que habían quedado en Cabo Verde, así comomercedes para todos ellos «por los muchos sudores e hanbre e sed e frío e calor que ésta tu genteha pasado en tu servicio».

La llegada al puerto de las Muelas en Sevilla fue un momento histórico de los que a cualquieranos habría gustado vivir. El 8 de septiembre de 1522 la nao Victoria venía remolcada a remos poral menos una embarcación, de tamaño bastante grande para lo usual, que la Casa de Contrataciónse apuró a comprar para la ocasión:

Se compró en 7 de septiembre […] un barco grande con su leme y seis remos, por quinceducados en que fue apreciado […] para servicio de la dicha nao Victoria, porque el batel quetenía se tomó en Cabo Verde por el factor del Rey de Portugal 180 .

Se envió río abajo a un grupo de quince hombres para asistir a bordo de la nao a losexpedicionarios, «porque la gente della venía enferma y poca» 181 . También prestó ayuda con subarco y su gente un tal Gaspar García, vecino de Sanlúcar.

Como vemos, se dispuso toda la ayuda necesaria de forma rápida y diligente, dando muestra deuna extraordinaria capacidad organizativa.

El viaje al fin terminaba. Llegaron a Sevilla disparando salvas. Nuestros hombres tuvieronpresente la promesa que habían hecho pocos días después de haber zarpado de las Molucas,cuando una tempestad estuvo cerca de enviarlos a pique en el mar de Banda. Pidieron cirios y, deuno en uno, fueron en procesión, descalzos, para dar gracias a la Virgen 182 hasta el cercanoMonasterio de Nuestra Señora de la Victoria, en el barrio de Triana. De profundas conviccionesreligiosas, tenían muy claro con quién estaban en deuda tras haber sobrevivido.

En la bodega de la nao Victoria traían un preciado cargamento de 27 toneladas de clavo, unaincreíble fortuna para la época. Pero, tal como contaba Elcano al rey, «aquello que más debemosestimar y tener es que hemos descubierto y dado la vuelta a toda la redondeza del mundo». Nocabe mayor heroicidad, capacidad de sacrificio y audacia que la de estos hombres. Con suregreso, Juan Sebastián de Elcano y los suyos no solo entraron en el puerto de Sevilla, sino que lohicieron para siempre en la Historia y en la eternidad.

La gloria eternaLa noticia de la llegada de la nao Victoria tras haber completado la primera vuelta al mundo

corrió como la pólvora por todas partes. El recientemente nombrado emperador Carlos V quedóimpresionado por la noticia. En primer lugar, otorgó una merced de nada menos que 50 ducadosde oro 183 «por las albricias de las nuevas» al mensajero que portó hasta Valladolid la carta deElcano, algo que se ocuparon de pagar los oficiales de la Casa de Contratación, quienes anotaronque Luis de Castellanos, que así se llamaba el correo, «fue contento dello» 184 . No era para menos.Además, contestó a Elcano de inmediato también por carta 185 , para darle «ynfinitas gracias» ysolicitando que acudiera personalmente a verle:

...y porque yo me quiero informar de vos muy particularmente del viaje que habéis hecho y de

Page 123: Tomás Mazón Serrano

lo en él sucedido, os mando que luego que ésta veáis, toméis dos personas de las que hanvenido con vos, las más cuerdas y de mejor razón, y os partáis y vengáis con ellos donde yoestuviere.

En esa carta, el monarca también tranquilizaba a Elcano en relación con los trece compañerosque habían quedado presos en Cabo Verde, haciéndole saber que «yo he mandado proveer en sudeliberación (sic) lo que conviene» 186 .

En presencia del emperador Carlos VPara acudir a la corte, Elcano no solo eligió a dos personas, tal y como le había indicado el

emperador, sino que lo acompañó más gente, entre ellos los tres indígenas supervivientes quevenían al menos desde las Molucas, «que deseaban ver al Emperador y estos reynos» (Herrera).

En la corte quedaron maravillados con lo que contaban y traían aquellos hombres esqueléticos.Elcano entregó a Carlos V una caja con muestras de todos los tipos de especias que habían podidorecoger, los exóticos presentes enviados en señal de amistad por los reyes locales con quieneshabía mantenido trato y sellado alianzas, las maravillosas aves del paraíso regaladas por el rey deTidore y, sobre todo, un mensaje: las islas de la Especiería quedaban dentro de la demarcacióncastellana del Tratado de Tordesillas, conforme Magallanes había avanzado:

Todas estas yslas están en los límites e marcaciones e conquistas, así como por nuestras cartase puntos se le dará relación verdadera a tu Alta y Poderosa Magestad […] La paz e amistad detodos los reyes e señores de todas yslas sobredichas, queriéndote obedecer como a Rey e aSeñor, firmadas de sus propias manos, llevo a tu Alta Magestad 187 .

También portaba sus apuntes y libros, que afirmó haber entregado al secretario del Consejo deIndias Juan de Sámano 188 , y que, desgraciadamente, se han perdido. Estos documentos debían deser un verdadero tesoro.

Según la crónica de Herrera, el emperador recibió con honores a nuestro capitán:

A Iuan Sebaſ tian del Cano recibió el Emperador con mucha gracia, loándole por el primerhombre que dio la buelta al mundo, y le navegó todo en redondo.

La recompensa económicaComo premio por su enorme logro, le fue concedida una renta vitalicia de 500 ducados de oro

anuales, y un escudo de armas con la inscripción Primus Circumdedisti Me (el primero que mecircundaste). A los oficiales griegos de Elcano, Francisco Albo y Miguel de Rodas, les concedió50.000 maravedís anuales de por vida a cada uno y también sendos escudos de armas. Con elloparece evidente que aquellas disensiones iniciales por el camino a tomar desde las Molucas nohabían causado entre ellos ningún distanciamiento. A la vista de lo que consiguieron, los tresformaron un grandísimo equipo. También estuvo allí Hernando de Bustamante, que recibió otroescudo de armas.

Para todos los demás expedicionarios Carlos V renunció a cobrar un cuarto de la veintena —oel quinto real—, una costumbre de la época según la cual debía ser entregado a la Corona un

Page 124: Tomás Mazón Serrano

quinto de los beneficios obtenidos. Además, no aplicó impuesto alguno a lo que cada uno de ellosportara en sus cajas 189 . Esto fue así tanto para los dieciocho que llegaron a bordo de la Victoriacomo para los que quedaron en Cabo Verde una vez fueron liberados. Su liberación, como yadijimos, tuvo lugar al cabo de solo 37 días para la mayoría, aunque tres de ellos tuvieron queesperar 5 meses y 22 días 190 . De este grupo de hombres, el emperador otorgó un escudo de armasal escribano Martín Méndez.

En las cuentas con el sueldo a pagar a cada expedicionario vemos que, de los 613.250maravedís que se embolsó Elcano, por su sueldo le correspondían solo 104.526. El resto de loque ingresó procedía de lo que se tasó de su parte correspondiente de clavo, gracias a la cual seconvirtió en un hombre rico.

El coste completo de la armada quedó compensado por las riquezas que vinieron en la naoVictoria. Se consiguieron ingresar 8.680.051 maravedís, frente a los 8.334.335 que terminósuponiendo de coste, por lo que el beneficio que se obtuvo fue de 346.216 maravedís 191 .

Los que lo consiguieronA continuación, exponemos la relación de los miembros de la armada que, de un modo u otro,

consiguieron dar la vuelta al mundo, indicando sus edades en el año de partida de la expedición—en los casos en que estas son conocidas 192 — y su lugar de origen.

Llegaron a bordo de la nao Victoria:1. Juan Sebastián de Elcano, capitán, de Guetaria (España). 32 años 193 .2. Francisco Albo, piloto, de la isla de Quíos, (Grecia).3. Juan de Acurio, contramaestre, de Bermeo (España). 25 años.4. Miguel de Rodas, contramestre, de Rodas (Grecia). 42 años.5. Hernando de Bustamante, barbero, de Alcántara (España). 25 años.6. Maestre Hans, lombardero, de Aquisgrán (Alemania).7. Francisco Rodríguez, marinero, de Sevilla (España). 35 años.8. Juan Rodríguez, marinero, de Huelva (España). 22 años.9. Martín de Judícibus, merino, de Génova (Italia).10. Nicolao de Nápol, marinero, de Nafplio (Grecia). 35 años.11. Miguel Sánchez, marinero, de Rodas (Grecia). 27 años.12. Diego Carmena, marinero, de Bayona (España). 22 años.13. Antón Hernández Colmenero, marinero, de Huelva (España). 45 años.14. Juan de Arratia, grumete, de Bilbao (España). 15 años.15. António Pigafetta, sobresaliente, de Vicencio (Italia).16. Juan de Santandrés (o de Santander), grumete, de Cueto (España).17. Vasco Gómez Gallego, grumete, de Portugal y residente en Bayona (España).18. Juan de Zubileta, paje, de Baracaldo (España). 13 años.

Repatriados desde las islas de Cabo Verde:1. Martín Méndez, escribano. Desconocemos la localidad de la que procedía, aunque era

Page 125: Tomás Mazón Serrano

residente en Sevilla.2. Roldán de Argote, lombardero, de Brujas (Bélgica).3. Rixart de Normandía, carpintero, de Bruz (Francia). 25 años.4. Gómez Hernández, marinero, de Huelva (España). 21 años.5. Ocacio Alfonso (o Alonso), marinero, de Bollullos (Huelva). 30 años.6. Felipe de Rodas, marinero, de Rodas (Grecia).7. Pedro de Tolosa, grumete, de Tolosa (España). 20 años.8. Maestre Pedro, sobresaliente, embarcó en Tenerife (España).9. Juan Martín, criado de Luis de Mendoza, de Aguilar de Campoo (España). 25 años.10. Simón de Burgos criado de Luis de Mendoza. Declaró ser de Burgos pero en realidad era

portugués.11. Pedro de Chindurza, paje, de Bermeo (España).12. Vasquito Gallego, paje, de Bayona (España).

Supervivientes de la nao Trinidad que terminaron dando la vuelta al mundo:1. Gonzalo Gómez de Espinosa, capitán, de Espinosa de los Monteros (España). Entre 30 y 32

años 194 .2. Ginés de Mafra, marinero, de Jerez de la Frontera (España). 25 años.3. León Pancaldo, marinero, de Savona (Italia). 37 años.4. Juan Rodríguez «El Sordo», marinero, de Sevilla (España).5. Hans Vargue, lombardero, de Aquisgrán (Alemania), fallecido en Lisboa antes de ser puesto

en libertad.

Completaron la circunnavegación en el océano Atlántico, aunque fallecieron antes de concluir elviaje:

1. Esteban Bretón (o Villón), marinero, de Le Croisic (Francia).2. Andrés Blanco, grumete, embarcado en Tenerife (España).3. Martín de Magallanes, sobresaliente, de Lisboa (Portugal).4. Pedro de Valpuesta, criado de Juan de Cartagena, de Burgos (España).5. Diego García de Trigueros, marinero, de Huelva (España).6. Domingo Bautista, marinero, de Sestri de Poniente, Génova (Italia).

Page 126: Tomás Mazón Serrano

TERCERA PARTE. MÁS DETALLES PARA LA ADMIRACIÓN

Page 127: Tomás Mazón Serrano

VII. LOS CONOCIMIENTOS TÉCNICOS CON LOS QUE DIERON LAVUELTA AL MUNDO

Los medios para determinar la posiciónEn este apartado vamos a examinar cómo conseguían determinar su posición en medio del mar

los pilotos de la época. Se trata de un asunto apasionante, aunque a la hora de hablar de ello esinevitable tener que utilizar algunos conceptos matemáticos sencillos que, no obstante, puedensuponer un obstáculo para algunos lectores. Por ello, en previsión de que algún lector no llegue alfinal del capítulo, quiero aclarar desde el inicio un dato fundamental para comprender la situacióntécnica en la que se encontraban para afrontar el viaje: sabían medir su latitud con una precisiónasombrosa, pero no la longitud geográfica, que tan solo podían estimar. Es decir, medían muy biensu posición en el eje norte-sur, pero no tenían un método preciso para hacer lo mismo en sentidoeste-oeste. Anímense y vamos a por ello.

Método de cálculo de la latitudSi leemos el Derrotero de Francisco Albo, encontraremos que todos los días en que las

condiciones meteorológicas les permitían ver el sol a mediodía, tomaban su altura sobre elhorizonte. Este era el dato que necesitaban para determinar su latitud. Vamos a explicar cómo lohacían tomando, por ejemplo, esta anotación, que dice así:

28 de abril de 1522. Tomé el Sol en 36°, tenía de declinación 17°, vino a ser la altura 37°escasos.

La latitud es una de las dos coordenadas necesarias para identificar un punto sobre la superficieterrestre. Corresponde a la separación respecto al ecuador, siendo positiva si es al norte, ynegativa si es al sur, y se mide en grados sexagesimales, es decir, que en el ecuador es cero y en elpolo norte 90°. Cada grado se divide en 60 minutos y estos, a su vez, en 60 segundos. En elDerrotero de Francisco Albo vemos que se refiere a la latitud como «apartamiento, altura delpolo», o simplemente «altura», que en este caso no debería confundirse con la altura medida delsol sobre el horizonte.

Para medir la altura del sol a mediodía sobre el horizonte se utilizaba bien el astrolabio, bien uninstrumento muy sencillo llamado cuadrante, que era una importante innovación a estas alturas dels. XVI. El cuadrante consiste básicamente en un arco de madera graduado de 90 grados, de cuyocentro cuelga una plomada. Si apuntamos hacia el sol el lateral del arco en 90 grados, la lecturasobre el hilo de la plomada nos indicará el ángulo de su altura sobre el horizonte.

Medir la altura del sol sobre el horizonte no aportaba por sí mismo ningún dato válido sobre la

Page 128: Tomás Mazón Serrano

posición que ocupamos en la superficie terrestre, puesto que, aunque no cambiemos de posición,cada día del año el sol alcanza a mediodía una altura distinta. Para hallar la latitud usando comoreferencia el sol —o según ellos lo llamaban, mediante el «regimiento del sol»— , hay que contarcon que desde cualquier punto fijo de la Tierra la altura que alcanza el sol a mediodía es variablea lo largo del año. Esto es debido a la inclinación del eje de rotación terrestre respecto al planoque contiene la órbita terrestre alrededor del sol, conocida como la eclíptica.

Por ello, si queremos hallar la latitud, nos debemos valer de otro dato, llamado declinación, quees el ángulo comprendido entre el sol de mediodía y el ecuador. Repetimos: entre el sol y elecuador, no entre el sol y el horizonte, como medían los marineros. La declinación del sol esdiferente para cada día del año, y oscila entre un ángulo máximo de +23° 45’ y mínimo de -23° 45’los días de los solsticios de verano e invierno respectivamente, siendo cero en los equinoccios.

Page 129: Tomás Mazón Serrano

Una de las tablas de declinación que figuran en la obra Suma de Geographia , de Martín Fernández de Enciso,válida para el 28 de abril de 1522 que hemos tomado como ejemplo, en la que vemos que a este día se le fija unadeclinación de 16 grados y 58 minutos. Imagen obtenida de la Biblioteca Virtual del Ministerio de Defensa de

España.

Puesto que la declinación del sol es independiente del lugar de observación y solo depende dela fecha, para obtener la latitud solamente tenemos que medir la altura del sol sobre el horizonte amediodía, y sumar o restar la declinación correspondiente a la fecha en que nos encontremos. Portanto, en la práctica, la declinación actúa como factor de corrección que deberemos aplicar parahallar la latitud, en función de la fecha en que nos encontremos, puesto que nos señala cuánto de

Page 130: Tomás Mazón Serrano

más sube el sol en verano y cuánto de menos en invierno.Desde el hemisferio norte, la declinación deberemos sumarla entre los equinoccios de

primavera y otoño, y restarla entre otoño y primavera según la siguiente fórmula:

Latitud = 90° + Declinación - Altura sobre el horizonte

Si utilizamos esta fórmula, en el hemisferio sur se invertirá el signo de la declinación. Por ello,resulta más práctico transformarla a la siguiente expresión, que es independiente de ello:

Latitud = declinación (con su signo) - (90 - altura)

Los pilotos portaban la declinación diaria del sol en unas tablas que se preparabanconcienzudamente en la Casa de Contratación de Sevilla. Por ejemplo, tenemos disponibles lastablas de declinación que publicó Martín Fernández de Enciso en el año 1519 —el mismo año enque partió la expedición— en su obra Suma de Geographia .

Si nos fijamos en ellas, podemos comprobar que la declinación correspondiente al día queestamos tomando como ejemplo, el 28 de abril de 1522, es de 16° con 58’, es decir, queprácticamente coincide con la indicada en el derrotero para este día, que nos decía ser de 17°. Sidesarrollamos la fórmula completa para obtener la latitud de nuestro ejemplo, veremos quecoincide exactamente con la determinada por Francisco Albo:

Latitud = 90 + (-17°) - 36° = 37° de latitud sur

El signo negativo aplicado al valor de la declinación corresponde al de la fecha, 28 de abril,pero aplicado en el hemisferio sur, por tanto, en el hemisferio norte le correspondería serpositivo. Al estar navegando en el hemisferio sur debe invertirse y quedar como negativo.

Es curioso comprobar cómo por entonces los equinoccios se producían el 11 de marzo y el 14de septiembre. Esto se debe a que, hasta el año 1582, estuvo vigente el calendario juliano, año enque fue sustituido por el gregoriano que seguimos utilizando hoy. El calendario juliano era menospreciso, y en él se acumulaba un pequeño error de 11 minutos de más en la duración de cada año.Esto hizo que, tras los 1.257 años en que estuvo vigente, se acumulara un error de 10 días. Porello, en el año 1582 se reajustó este desfase, haciendo que después del jueves 4 de octubre sepasara al viernes 15 de octubre.

Estimaciones sobre la longitudEn el siglo XVI no se conocía todavía ningún método para establecer la otra de las coordenadas,

la longitud, que nos indicaría la posición en dirección este-oeste. Los marineros la debían estimarcon la ayuda del rumbo seguido y la distancia recorrida. El rumbo lo conocían gracias a labrújula, compás o, como ellos la llamaban, la «aguja de marear» , mientras que, para hallar ladistancia recorrida, utilizaban algo parecido a lo que algunos años más tarde terminó llamándosecorredera , un sistema rudimentario que permitía estimar la velocidad de la embarcación respectoal mar.

Para ello hacían falta dos hombres. Uno de ellos lanza al mar por la popa del barco una cuerda

Page 131: Tomás Mazón Serrano

con nudos hechos a intervalos regulares y un tronco o una tabla de madera atado en el extremo. Elotro maneja un reloj de arena o ampolleta. Cuando la madera se ha estabilizado flotando sobre elmar, el que sujeta la cuerda da una voz avisando de que va a soltarla, y el otro inicia la cuenta delreloj de arena. Mientras se va soltando cuerda al avanzar el barco, se cuentan los nudos hasta quetermina el tiempo del reloj de arena. Evidentemente, cuantos más nudos de la cuerda hayanpasado, a mayor velocidad irá el barco, de modo que, si conocemos la distancia entre nudos,sabremos también su velocidad. De esta forma se dio origen al término «nudo» como unidad develocidad para la navegación.

El problema de esta forma de medir la velocidad es que no tiene en cuenta las corrientes. Si elbarco se mueve a favor de la corriente, parecerá que avanza menos de lo que en realidad lo hace.Esto lo sabían perfectamente los navegantes de aquella época, pero no había manera alguna deresolver esta cuestión. No obstante, la corredera como tal no se utilizó hasta algunos años despuésde este viaje, aunque sí disponían en él de otros sistemas parecidos que ayudaban a estimar lavelocidad.

¿Un secreto bien guardado?Se han hecho muchas conjeturas sobre si, durante los viajes de descubrimiento y posteriores, los

españoles y portugueses conocían un método para hallar la longitud geográfica que mantuvieron ensecreto para ocultárselo al resto de reinos competidores. Lo cierto es que no tenemos dato algunopara afirmar que se trate de algo más que una mera conjetura. Ningún documento de la época nosdescribe este hipotético método. De tan secreto que era, nadie sabe nada de él siquiera hoy. Sediría que más bien los indicios de que tal método no existía son bastante abrumadores. Sinembargo, la idea de una supuesta técnica secreta es tan atractiva que me temo tendremos queseguir desmintiéndola ad eternum.

Así pues, el cálculo de la longitud se resolvía a estima o «por fantasía» , mediante estimacionesdiarias de las distancias recorridas en el mar, cuya precisión dependía fundamentalmente de laexperiencia del navegante y, como ya hemos visto, de una instrumentación muy rudimentaria que,entre otras cosas, no tenía en cuenta el efecto de las corrientes. Lo que sucede es que la maestríamarinera de aquellos navegantes y pilotos les llevaba a realizar estimaciones asombrosamenteacertadas, lo que alimentaba la leyenda de que «debían saber algo más de lo que cuentan». Larealidad es que simplemente eran muy buenos en aquello que sí conocían.

Quien haya leído los derroteros de otras expediciones del siglo XVI advertirá que nunca se danlongitudes geográficas, salvo desde tierra. Por sí solo este es un buen motivo para negar elsupuesto método secreto. Otro más: el rey Felipe III convocó a principios del siglo XVII unconcurso de ideas para hallar la longitud. Después lo hicieron Francia, Holanda, e Inglaterra.

La solución definitivaLa solución respecto a cómo hallar la longitud geográfica a bordo de un navío de forma práctica

no se encontró hasta el s. XVIII, cuando el inglés John Harrison inventó un cronómetro losuficientemente preciso para este fin. Como tantas veces en ciencia, el método teórico estuvo

Page 132: Tomás Mazón Serrano

resuelto mucho antes, pero en la práctica no fue posible aplicarlo hasta que se consiguió el avancetecnológico que supuso el cronómetro. Las ampolletas o relojes de arena y los posteriores relojesque se fueron inventando —por ejemplo de agua y de péndulo— servían en tierra, pero no en elmar, ya que dependían de la gravedad y con el balanceo de un barco esto era un problema.Harrison lo resolvió ingeniosamente mediante muelles en los mecanismos internos del reloj.

Recordemos que, para calcular la diferencia de longitud geográfica entre dos puntos de la Tierratomando como referencia los astros, es necesario poder medir el tiempo con precisión. Sidividimos los 360 grados de la esfera terrestre entre las 24 horas del día, obtenemos que cadahora la Tierra gira 15 grados. Esta es la premisa fundamental para cualquier cálculo.

Por ejemplo: estoy en Sevilla y, justo cuando observo que el sol alcanza su punto más alto en elcielo a mediodía, pongo en marcha un cronómetro. Al día siguiente, cuando el sol alcancenuevamente su punto más alto, podré comprobar que han trascurrido 24 horas. Sin embargo, si medesplazo en dirección este-oeste, por ejemplo, a Roma, y me llevo mi cronómetro en marcha,observaré que el sol alcanza su punto más alto una hora y varios minutos antes que en Sevilla. Deeste modo, podemos calcular que la longitud de Roma respecto a Sevilla es de algo más de 17grados.

Otros curiosos intentosHernando de Colón, hijo del almirante Cristóbal Colón, propuso ya en 1524 dotar a las naves de

relojes para comparar los tiempos siguiendo este método. Sin embargo, al no haber forma de quelos relojes midieran bien, el método fallaba. Por ello, se hicieron distintos intentos por hallarotros métodos que facilitaran el asunto. El propio Rui Faleiro lo hizo en su Regimiento de laAltura del Este-Hueste 195 describiendo diferentes métodos basados en la observación de losastros 196 . Algunos años más tarde, Alonso de Santa Cruz, en su Libro de las Longitudes , de1555, describía uno de ellos que resultó válido, el método de los eclipses del sol y de la luna. Sinembargo, al ser fenómenos poco frecuentes, que conllevan cálculos difíciles y poco precisos paraconocer su principio y su fin, solo estimó útil que se llevaran a cabo en las islas y continentes parasituarlos bien en las cartas:

… Que de los lugares do saliesen llevasen bien calculados los eclipses, por hombres doctosen astrología para saber precisamente el día y hora y punto de ella, en que habían allí decomenzar o acabar los tales eclipses, podrían averiguar harto precisamente la longitud decualesquier lugares, do se pudiesen hallar a los de donde partieron.

En base a ello, Felipe II ordenó en el año 1577 que se hicieran mediciones desde todos loslugares del Imperio aprovechando los dos eclipses de luna que estaban previstos para ese año, loque ayudó a dimensionar sus territorios.

Por su parte, Galileo descubrió en 1610 los cuatro satélites principales del planeta Júpiter,incluidos sus tránsitos y ocultaciones sobre el disco del planeta. Pronto su observación fueutilizada de forma similar al método de los eclipses de sol y de luna, comparando el momentopredicho del fenómeno con el momento realmente observado en función del lugar desde el que se

Page 133: Tomás Mazón Serrano

hiciera, con la gran ventaja de que en Júpiter estos fenómenos se producen a diario.Sin embargo, ninguno de estos métodos era viable en la cubierta de un barco, ya que desde un

barco es absolutamente imposible mantener Júpiter fijo en el campo de visión de un telescopio desiquiera veinte aumentos. A estos siguió otro que se basaba en la medición de distancias angularesentre la luna y diferentes estrellas. Requería de cálculos complejos que se fueron simplificandocon el uso de tablas astronómicas. Ello conllevó que se desarrollaran los reales observatorios delas diferentes Armadas.

En conclusión, todo este esfuerzo científico por determinar la longitud geográfica con la mayorprecisión posible fue una larga carrera de obstáculos que primero se fue resolviendo conresultados desde tierra firme, y solo con la invención del cronómetro pudo ser aplicada congarantías desde las embarcaciones.

El Pacífico: el ya esperado ancho marSi reflexionamos acerca de la derrota seguida por Magallanes para cruzar el Pacífico nos

daremos cuenta de algo que parece extraño. ¿Por qué avanzó tanto al oeste antes de alcanzar elecuador si sabía que las Molucas estaban situadas a su altura? Es como si supiera de antemanoque se estaba enfrentando a un vasto océano. Creemos muy interesante detenernos a tratar esteasunto, porque en todas partes hemos podido leer que nadie en su época sospechaba que elPacífico tendría su inmensa extensión. La raíz de esta manera de interpretar los hechos laencontramos en la Historia General de las Indias, del cronista Francisco López Gómara, quienescribía así:

Afirmaban asimismo [Magallanes y Rui Falero] que las Malucas estaban no muy lejos dePanamá y golfo de San Miguel, que descubriera Vasco Núñez de Balboa.

En realidad no sabemos si fue eso lo que dijeron exactamente, aunque los hechos van ademostrar que no era así como realmente pensaban. Lo que es seguro que afirmaban Magallanes yFaleiro antes de la salida de la expedición es que las Molucas quedaban dentro de la demarcacióncastellana del Tratado de Tordesillas. De hecho, esto fue lo primero que contaron a Carlos I paraque el rey no dudara en apoyar su propuesta de viajar hasta allí.

Con estas premisas, parecería correcto asumir que Magallanes y Faleiro esperaban no tener quealejarse mucho de América para alcanzar las Molucas. Además, nadie podrá decirnos que esalectura contradice las fuentes históricas. Sin embargo, como vamos a exponer, también haymotivos para pensar que se trata de una hipótesis equivocada, de modo que ellos ya habríancontado antes de zarpar con tener que atravesar un gran océano entre América y Asia.

Para intentar dilucidar esto, es preciso que nos detengamos ampliamente este asunto o, comohabría dicho Hernán Cortés, a «dar muy larga y particular relación dello».

La importancia capital del tamaño de la Tierra¿Cuál era el tamaño de la Tierra para Magallanes y los cosmógrafos de su época? ¿Tendría

razón Colón cuando decía que Asia no estaría demasiado lejos navegando hacia el oeste? ¿Qué

Page 134: Tomás Mazón Serrano

sabían sobre las dimensiones de la Tierra antes de partir? Todas estas preguntas cabe hacérselascuando uno piensa en el camino seguido por Magallanes en el océano Pacífico.

Antes de nada, diremos que la cuestión acerca de si la Tierra era o no redonda estaba totalmenteresuelta a esas alturas de la Historia. Nadie ponía en duda su esfericidad. En cambio, las ideas deCopérnico y su heliocentrismo no llegaron hasta veinte años después del inicio de la expedición.Por ello, el Cosmos se seguía entendiendo, por aquel entonces, conforme la tradición Ptolomeica,es decir, poniendo a la Tierra en el centro del universo, rodeada de las esferas de la Luna, el Sol,los planetas visibles a simple vista y, por último, la esfera de las estrellas fijas.

Ptolomeo había tomado sus ideas de los clásicos de la antigua Grecia. Y esta misma cosmologíaera la que hacía que, tanto el mundo cristiano como el musulmán, dieran por sentada la esfericidadde la Tierra. Por tanto, esta expedición no «demostró» la redondez del mundo sino de formaempírica. Cuestión aparte sería el descubrimiento del achatamiento de la Tierra por los polos, quetuvo lugar en el siglo XVIII, y fue llevado a cabo por una expedición francoespañola en la queparticipó nuestro insigne Jorge Juan y Santacilia.

Sin embargo, lo que no se conocía era el tamaño del mundo. Esta era una cuestión ampliamentedebatida en ese momento, sobre todo a raíz del descubrimiento de América por parte de Castilla yde la llegada de los portugueses a India, Malasia e Indonesia después de rodear África, con ambaspotencias sumidas en una frenética carrera por ampliar sus dominios y por hacerse con laespeciería y su comercio.

Dimensionar el mundo era todo un reto. Pese a que Eratóstenes lo había hecho con asombrosaprecisión alrededor del año 230 a. C., posteriormente Ptolomeo había reducido notablemente sutamaño. Durante la Edad Media y hasta los tiempos de Colón se respetó la idea ptolomeica de unaTierra «pequeña». El mapa de Toscanelli, que no ha perdurado —del que supuestamente Colóntomó la idea de que Asia no estaba demasiado lejos al otro lado del Atlántico—, así como elposterior Erdapfel, de Martin Behaim, responden a esta idea, que probablemente hizo que Colónse aventurarse a atravesar «la mar océana» en busca de la Especiería.

Pero, como decimos, tras el descubrimiento de América este asunto cambió radicalmente. En los25 años transcurridos desde que Colón volviera dando noticia de las nuevas tierras descubiertashasta que Magallanes y Rui Faleiro se presentaron en la corte de Carlos I para mostrarle su másque audaz proyecto, la cartografía y la geografía habían pasado a ser las ciencias del momento.Actor fundamental de ello fue la Casa de Contratación de Sevilla, que se convirtió en el CaboCañaveral del siglo XVI, de modo que Sevilla se transformó en la punta de lanza mundial eninvestigación, tecnología y logística para los viajes de exploración. Esto atrajo incluso a grannúmero de marinos portugueses con gran experiencia y numerosos conocimientos adquiridos ensus exploraciones, quienes prefirieron llevarlos a Sevilla antes que a su propio reino.

Los cálculos de EncisoAlgunas de las bases del conocimiento de la Tierra estaban bien asentadas en esta época, ya que

incluso se conocían los trópicos —que figuran en el globo de Behaim— y los círculos polares.Una importantísima fuente de información para comprobar hasta dónde alcanzaba el saber en el

Page 135: Tomás Mazón Serrano

momento de organizarse la expedición de la Especiería la hallamos en la obra Suma deGeographia , del alguacil mayor de Castilla del Oro 197 Martín Fernández de Enciso, que fuepublicada en 1519, año en que zarpó nuestra expedición.

En Suma de Geographia encontramos un párrafo de especial relevancia respecto de lo que aquíestamos tratando. Dice así:

E porque cada un grado está tasado en diez y seys leguas y media y un sesmo de camino,sabrás que todo el mundo tiene en derredor 360 grados que monta seys mil leguas.

Enciso establece aquí las dimensiones de la esfera de la Tierra en 6.000 leguas. Logra el dato deun modo bastante sencillo a priori, que consiste en medir la longitud de un grado —que fija en16,5 leguas más un sexto— para después multiplicar este valor por los 360 grados que secontienen en una circunferencia completa. Puesto que para Enciso la Tierra era una esferaperfecta, el modo más fácil de hallar la distancia comprendida en un grado era tomar la mediciónen la dirección norte-sur, averiguando la diferencia de latitud entre dos puntos que estuvierancontenidos en un mismo meridiano. La longitud del ecuador se daba por hecho que debería ser lamisma que la longitud del meridiano porque, de no ser así, nuestra esfera no sería perfecta y, sinduda, según el pensar de la época, Dios se debió basar en formas perfectas en el momento de laCreación.

Como ya hemos expuesto antes, el cálculo de la latitud de un lugar era bien conocido. De estemodo, solo restaba medir la distancia entre esos dos puntos de la superficie terrestre separadospor un grado en dirección norte-sur —lo que Enciso establece en 16,5 leguas más un sexto— parahallar la longitud total del meridiano como resultado de multiplicarla por los 360 grados que secontienen en su circunferencia completa.

A día de hoy sabemos que la longitud de la circunferencia completa que contiene un meridianomide exactamente 40.000 km justos 198 . No se trata de una casualidad que sea una cifra tan exacta,pues el metro como unidad de medida se estableció inicialmente como una porción de la longituddel meridiano equivalente a una diezmillonésima parte de la distancia comprendida entre elecuador y el polo. Como curiosidad, añadiremos que fue Napoleón Bonaparte quien firmó en 1799la ley que creaba el metro como unidad de medida en territorio francés, aunque lo hizo conespíritu universal: «para todos los pueblos y para todos los tiempos».

En el siglo XVI no había una medida de distancia estandarizada y uniforme. Se medía en leguas,pero en cada lugar se asignaba a la legua un valor diferente, e incluso a lo largo del tiempo se lefueron dando diferentes valores. El concepto que se utilizaba para determinar lo que correspondíaa una legua era la distancia que podía recorrer una persona a pie durante una hora o incluso uncaballo al paso. Por ello, encontramos valores de legua comprendidos entre los 4 y los 7 km. Sinembargo, si nos centramos en el lugar y momento de los que estamos hablando, con Magallanespreparando su expedición, la legua castellana equivalía a 20.000 pies castellanos, es decir, que sevenía aproximando mucho a los 5,5 km de longitud.

En definitiva, puesto que Enciso estableció una circunferencia terrestre de 6.000 leguas delongitud —equivalente a 33.000 km si otorgamos a cada legua un valor de 5,5 km—, si

Page 136: Tomás Mazón Serrano

comparamos este valor con los 40.000 km que sabemos hoy que tiene en realidad la Tierra,obtenemos que el error de su dimensionamiento del mundo fue de un 17,5% menor que el real.

El antimeridiano y las MolucasSin embargo, la longitud de un grado en las citadas 16,5 leguas más un sexto —o lo que es lo

mismo, 16 leguas más dos tercios— establecida por Enciso, era el elemento clave del encendidodebate que se daba por entonces entre los cosmógrafos españoles y portugueses acerca de losderechos de posesión de las islas Molucas. Y es que las Molucas se situaban cerca delantimeridiano de demarcación, el que quedaría en el lado contrario de la Tierra respecto almeridiano fronterizo que se había establecido entre los reinos españoles y el portugués en elfamoso Tratado de Tordesillas. Que la Tierra fuera más o menos grande haría que las Molucasquedaran a un lado o a otro de dicho antimeridiano de demarcación que delimitaba los territoriosentre las coronas rivales.

Veamos cómo se gestó este importantísimo asunto para comprenderlo mejor. Tan solo dos añosdespués del descubrimiento de América, y cuando solo se habían descubierto las primeras islasque Cristóbal Colón había encontrado en su primer viaje, los Reyes Católicos y el rey Juan II dePortugal firmaron el Tratado de Tordesillas, por el que se repartieron el mundo, las tierras y aguasdescubiertas y por descubrir —«todo lo que es hallado e se hallare, conquistase o descubriere enlos dichos términos, allende de que es hallado ocupado o descubierto»— en dos demarcaciones.El límite entre ambas se estableció en un meridiano que recae en el océano Atlántico —y quedespués se vio que corta el actual Brasil—, de este modo:

...que se haga e señale por el dicho mar Océano una raya, o línea derecha de polo a polo,convien a saber, del polo ártico al polo antartico, que es de Norte a Sul, la qual raya o línea seaya de dar, e de derecha, como dicho es, a trecientas e setenta leguas de las islas del CaboVerde, hacia la parte del Poniente, por grados o por otra manera como mejor y mas presto sepueda dar, de manera que no sean mas.

Es decir, se estableció el meridiano que separaba ambas demarcaciones a 370 leguas al oeste delas islas de Cabo Verde, sin especificar respecto a cuál isla concreta de entre las diferentes delarchipiélago, ni qué medida se otorgaba a esas leguas.

Los cálculos del Memorial de MagallanesEn este punto resulta necesario profundizar en el ya mencionado Memorial 199 , atribuido a

Fernando de Magallanes por los historiadores, que aporta una serie de conocimientos geográficosque demostrarían que las islas Molucas quedaban dentro de la demarcación castellana del Tratadode Tordesillas.

Aunque está sin firmar, ¿quién si no Magallanes pudo escribirlo? De no ser él, podría habersetratado de Rui Faleiro. En el resto de opciones plausibles hay siempre algo que no encaja. Quizála principal objeción a que su autor fuera otro y lo escribiera con posterioridad sea que se cita alcabo de Santa María, en el actual Uruguay, como referencia geográfica relevante. Este cabo dejó

Page 137: Tomás Mazón Serrano

de ser importante cuando uno describe el mundo tras el viaje de Magallanes, pero hasta entoncesera el último cabo conocido en la costa de Sudamérica.

Como vamos a ver en el siguiente análisis, el Memorial nos proporciona datos suficientes parahallar el tamaño asignado al globo terráqueo, así como la ubicación del meridiano y antimeridianodel Tratado de Tordesillas. Comienza así el Memorial :

Page 138: Tomás Mazón Serrano

Folio que contiene el Memorial con una descripción geográfica del mundo. Ministerio de Cultura y Deporte.

Page 139: Tomás Mazón Serrano

Archivo General de Indias, Patronato,34,R.13 Descripción geográfica del cabo de Buena Esperanza a China;descripción del Japón; y memorial atribuido a Magallanes en el que se justifica la pertenencia de las

Molucas a España.

Muy poderoso señorPorque podría ser que el Rey de Portugal quisiese en algún tiempo decir que las islas de

Maluco están en su demarcación, y podría mandar cambiar las derrotas de las costas y acortarlos golfos de la mar sin que nadie se lo entendiese así como yo lo entiendo, y sé cómo se podríahacer, quise por servicio de V.A. dejar declarado las alturas de las tierras y cabos principales ylas alturas en que están, así de latitud como de longitud, y con esto será V.A. avisado para que,sucediendo lo dicho, yo fuese fallecido, tenga sabido la verdad.

+ ítem la isla de San Antón, que es una de las del Cabo Verde en la costa de Guinea, donde sehizo la repartición de estos reinos con los de Portugal, está la dicha isla a veinte y dos grados aloriente de la línea de la repartición.

+ ítem está la dicha isla, conviene a saber, la punta del occidente a diez y siete grados delatitud.

Puesto que el Tratado de Tordesillas establecía la línea de demarcación a 370 leguas al oeste deCabo Verde, esta información que nos proporciona Magallanes respecto a que a esas 370 leguas lecorresponden 22 grados nos va a servir para hallar la longitud de circunferencia del ecuador, o loque es lo mismo, el tamaño de la Tierra. Por un lado, debemos hallar la longitud de lacircunferencia en el paralelo de Cabo Verde. El cálculo es muy sencillo, dado que, si 22 gradosmiden 370 leguas, los 360 grados de la circunferencia completa medirán lo siguiente:

Longitud circunferencia del paralelo de Cabo Verde =

Hallado este dato, y sabiendo que Cabo Verde se encuentra a una latitud de 17°N, podemosobtener el radio terrestre aplicando la siguiente fórmula:

Longitud de un paralelo terrestre en latitud a (Lparalelo) = 2πcosa

Si despejamos el radio en esta expresión tenemos que:

Una vez hemos conseguido determinar el radio terrestre, obtener la longitud de la circunferenciadel ecuador es ya inmediato mediante la fórmula:

Page 140: Tomás Mazón Serrano

L ecuador = 2πR = 2π. 1.007,64 = 6.331,22 leguas

De esto inferimos también que Magallanes atribuía a cada grado terrestre 17,58 leguas, que seráun dato que vamos a utilizar. Este dato podemos, además, contrastarlo con el obtenido sianalizamos el Derrotero de Francisco Albo . Si nos fijamos en los días en que se nos dan lasleguas recorridas y la variación de latitud, eligiendo días con un importante componente al norteen el rumbo para minimizar errores, veremos que:

Elaboración propia.

Page 141: Tomás Mazón Serrano

Si descartamos los valores extremos y obtenemos el promedio del resto, hallamos que la mediade leguas por grado del derrotero era de 17,32, un valor muy cercano a los 17,58 que hemosdeducido del memorial y que viene a confirmar este dato.

Así pues, si aplicamos una relación de 5,5 km por leg ua —después hablaremos de las razonespara ello— obtenemos que Magallanes contaba con que la longitud de la circunferencia delecuador —o de cualquier meridiano— era de 34.821,71 km, es decir, un 13% menor de losaproximadamente 40.000 km reales que hoy sabemos que tiene. Por último, podremos ubicar elantimeridiano de demarcación a 180° del ya hallado a 370 leguas de Cabo Verde, que con losdatos obtenidos se encontraría a una distancia de:

180° x 17,58 leguas por grado x 5,5 km por legua = 17.404 km

El Memorial continúa indicando lo siguiente:

+ ítem el cabo de san Agustín, que es en la tierra del Brasil en la demarcación de Portugal, aocho grados de latitud y a veinte de longitud de la línea de la repartición [en realidad, diez.Dato irrelevante en lo que aquí tratamos].

+ ítem el cabo de Santa María que es la misma tierra del Brasil de Portugal está en treinta ycinco grados de latitud y a seis grados y cuarto de longitud de la dicha isla [en realidad, once.Dato irrelevante en lo que aquí tratamos].

+ ítem el cabo de Buena Esperanza con el cabo de Santa María se corre al este oeste y está elcabo de Buena Esperanza en treinta y cinco grados de latitud y setenta y cinco grados delongitud al oriente de la línea.

Con este último dato, Magallanes nos ofrece una primera información para ubicar elantimeridiano de demarcación de Tordesillas por la mitad oriental del mundo. Lo haráreferenciando tres tramos, siendo este el primero. Al darnos la longitud geográfica del cabo deBuena Esperanza referenciada desde el meridiano de demarcación, podemos hallar que enkilómetros esta distancia es la siguiente:

75° x 17,58 leguas por grado x 5,5 km por legua = 7.252 km

Esta será, por tanto, la distancia a medir sobre el ecuador hacia el este del meridiano dedemarcación, para obtener la primera coordenada del cabo. Al añadir su latitud, ubicaremos en elmapa un punto que corresponderá virtualmente al cabo de Buena Esperanza. Podremos comprobarque el error obtenido respecto a la posición real del cabo que es muy bajo, de solo 200 km, locual nos confirma que la transformación de leguas a kilómetros que estamos manejando es lamisma o muy cercana a la correcta. A continuación se señala:

+ ítem, el dicho cabo de Buena Esperanza está en derrota con Malaca al esnordesteoessudoeste y hay mil y seiscientas leguas de camino del dicho cabo de Buena Esperanza alpuerto de Malaca.

Desde el punto antes hallado con la posición virtual (Imag en XIII) en la que Magallanes ubicabael cabo de Buena Esperanza, ahora nos dice que hasta Malaca hay 1.600 leguas que, multiplicadaspor 5,5 km por legua, dan un valor de 8.800 km. No sabemos si las refiere medidas sobre el

Page 142: Tomás Mazón Serrano

ecuador desde la longitud del cabo hasta la longitud de Malaca, o bien si se trata de la distanciamedida directamente de un punto a otro. Vamos a considerar esta última opción por encontrarsedel lado de la seguridad (el valor que nos dará implicará una tierra de menor tamaño que sitomamos la primera opción). Esto nos lleva a crear un punto virtual con la ubicación en la queMagallanes decía que se encontraba la ciudad de Malaca que se queda corto en 625 km. Malacaestá algo más lejos del cabo de Buena Esperanza de lo que dijo.

Hemos tenido la curiosidad de hallar la distancia ortodrómica real entre las posiciones descritasen el memorial entre el cabo de Buena Esperanza y Malaca, en leguas, y hemos podido comprobarque la distancia teórica entre ambos puntos sobre una esfera del radio ya mencionado de 1.007,64leguas es de 1.556,88 leguas, es decir, que Magallanes tuvo un error de solamente un 2,7% en sucálculo, algo verdaderamente impresionante. Seguidamente se da una nueva referencia:

+ ítem el dicho puerto de Malaca está al norte del conuncial un grado y hay de ella a la otralínea de demarcación que está al oriente diez y siete grados y medio.

Por fin, con esta tercera indicación llegamos a cubrir la distancia pendiente de obtener hasta elantimeridiano de demarcación, que se nos indica a 17,5 grados al este de Malaca. Así, tenemosque esto equivale a

17,5 grados x 17,58 leguas por grado x 5,5 km = 1.692 km

que deberemos medir sobre el ecuador para ubicar el antimeridiano.Respecto a la situación de las Molucas, se señala:

+ ítem las islas de Maluco son cinco, conviene a saber, las tres que están más allegadas a lasegunda línea de la demarcación que están todas norte y sur a dos grados y medio de longitud yla isla de en medio está debajo de conuncial.

+ ítem las otras dos islas están de la manera de las dos primeras. que es norte sur y a cuatrogrados al oriente de la segunda línea, conviene a saber, dos al norte del equinoccial y dos al surdel equinoccial, asentadas por los pilotos portugueses que las descubrieron.

Es decir, la distancia a la que Magallanes ubicaba las Molucas desde el antimeridiano es de 4grados al este y, por ello, dentro del hemisferio castellano. Estos cuatro grados, transformados akilómetros, corresponden a 387 km.

+ y esta membranza que a V.A. doy mande muy bien guardar, que ya podrá venir tiempo quesea necesaria y excusará diferencias, y esto digo con sana conciencia, no teniendo respeto deotra cosa sino a decir la verdad.

Con todo lo expuesto hemos obtenido teóricamente la ubicación que Magallanes otorgaba alantimeridiano de demarcación por el hemisferio portugués. Ahora lo que haremos será compararlocon la ubicación del antimeridiano por el lado castellano, que conseguimos de una manera muysencilla, puesto que solo necesitamos separarnos del meridiano de demarcación hacia el oeste lamitad de la longitud que antes obtuvimos del ecuador, según los datos del memorial. Así,obtenemos dos posiciones teóricas del antimeridiano, según hacia qué lado del mundo lashallemos, separadas por un tramo de ancho 5.255 km, que es el valor del error de Magallanes

Page 143: Tomás Mazón Serrano

cuando daba dimensión a la Tierra. Este valor confirma además la validez de todos los cálculosexpuestos, puesto que es muy cercano a los 5.178 km de diferencia existentes entre los 40.000 kmreales de circunferencia en el ecuador y los 34.822 km hallados en el primer punto de estaexposición (Imagen XIV).

Una objeción: la hipótesis de conversión de leguas a kilómetrosA este razonamiento podría objetarse que hemos dado por válida sin más la correlación de 5,5

km por legua. No hay una forma indubitable de establecerla, pero sí de calibrar su validez. Antesvimos que, con esta correlación, el error en la posición del cabo de Buena Esperanza medidodesde el meridiano de demarcación era solo de 200 km (un 2% positivo, puesto que Magallanes loubicaba 200 km más lejos), mientras que el error entre el Cabo y Malaca era de 600 km, negativospor quedarse corto (un -6%). Si hacemos el cálculo de los kilómetros por legua reales entre elcabo y Malaca tendríamos un valor algo mayor —5,84 km por legua—, con lo que el error en eldimensionamiento de la Tierra sería aún menor. En cambio, si partimos del error en la ubicacióndel cabo de Buena Esperanza, esta relación quedaría en 5,49 km por legua. Estas comprobacionessirven para confirmar que el valor atribuido de 5,5 km por legua resultaría adecuado.

Si en vez de atribuir este valor de conversión, buscáramos uno que diera como resultado eltamaño real del globo —coincidiría con 6,318 km por legua, desechado el achatamiento por lospolos—, las posiciones descritas en el memorial para el cabo de Buena Esperanza y Malacacarecerían de sentido, porque tendrían errores muy abultados. Esto es debido a que las distanciasentre dos lugares que se indican en el globo imaginario y más pequeño que se maneja en elmemorial son las mismas que en el de tamaño real, es decir, la distancia de un punto a otro es laque es y no otra. Por ello, si la esfera terrestre que se emplea es menor, lo que sucede es que ladistancia entre dos puntos cubre más grados de longitud de los que debería.

Así pues, solo utilizando el factor de 5,5 km por legua, las posiciones del cabo de BuenaEsperanza y de Malaca se aproximan mucho a las que se obtienen al medir sobre una esfera aescala del tamaño real. Además, con este valor cuadrarían las dos posiciones teóricas delantimeridiano entre las que quedaría comprendida la distancia propia del error en la dimensióndel mundo. Tomando cualquier otro valor de kilómetro por legua comprendido entre los 5,5 y los6,318 máximos —si sobrepasamos este último hablaríamos de una Tierra mayor de lo que es—las posiciones del cabo de Buena Esperanza y de Malaca se van desplazando cada vez más de loque les corresponde en la realidad.

En conclusión, solo con leguas de 5,5 km cuadra el mundo descrito en el memorial.

Las conclusiones del MemorialSegún hemos expuesto ampliamente, y a modo de recapitulación, podemos afirmar que, para el

autor de este memorial, la esfera de la Tierra tenía una longitud de circunferencia en el ecuador —o en cualquier meridiano— de 34.822 km. El error que esto supone respecto a los 40.000 kmreales es de 5.178 km. En porcentaje, el tamaño de la Tierra obtenido es un 13% menor del real.

Gracias al Memorial , el antimeridiano del Tratado de Tordesillas puede ser hallado a partir del

Page 144: Tomás Mazón Serrano

meridiano de demarcación tanto por el este como por el oeste, arrojando dos posiciones teóricas,entre las que quedará comprendido el tramo de la Tierra de ancho de 5.178 km que Magallanes noesperaba encontrar. El antimeridiano hallado por el hemisferio portugués quedaría ubicadocortando la isla de Borneo mientras que, si es hallado por el hemisferio castellano, pasaría entreAustralia y Nueva Zelanda (Imagen XV).

Como conclusión final, podemos decir que Magallanes sabía de antemano que el océanoPacífico iba a ser enorme —aunque no tanto como terminó siendo— y que pensaba que lasMolucas quedaban dentro de la demarcación castellana, lo cual costó mucho tiempo concluir queno era cierto.

Interrogantes y reflexiones sobre las navegaciones de Magallanes yEspinosa en el Pacífico

Como hemos visto en el Memorial , Magallanes sabía que las islas Molucas se encontraban a laaltura del ecuador. Es fundamental que insistamos en ello porque, en caso de que hubiera esperadoque estuvieran no muy lejos de la costa americana, lo lógico habría sido dirigirse rumbo nortedesde el Estrecho hasta llegar al ecuador y, a continuación, navegar hacia el oeste sin apartarse deél hasta topar con su destino.

La trayectoria desde el Estrecho al ecuadorSin embargo, es un hecho cierto y constatado que no alcanzaron el ecuador hasta el 13 de febrero

de 1521, después de haber recorrido unos 10.200 km medidos sobre el ecuador desde queempezaron a cruzar el Pacífico. Aquel día Francisco Albo dejaba constancia del cruce de la líneaequinoccial en el derrotero: «al Noroeste, en 0º 30’ de la parte del Norte de la Línea en que noshallamos». En este momento, les faltaban otros 7.400 km para llegar a las Molucas en línea rectaaunque, según los cálculos que acabamos de exponer, ellos creían estar ya más cerca, a unos 2.550km.

Esta es, a mi juicio, una prueba incontestable de que Magallanes contaba con tener que recorreruna distancia considerable desde América hasta Asia, pues si las Molucas hubieran estadosituadas próximas a la costa americana, viendo el camino que siguió, la expedición las habríadejado atrás mientras navegaban en latitudes más al sur. Tampoco la derrota seguida resultabaextraña para el piloto Esteban Gómez quien, como ya hemos contado, al solicitarle Magallanesopinión durante la travesía del Estrecho de si continuar viaje o volver a España, afirmó que, convituallas para tres meses, podría no ser suficiente para llegar a las Molucas, «porque había grangolfo que pasar, y si les tomasen algunos días de calmas o tormentas perecerían todos» (Herrera).

El problema fue que el Pacífico terminó siendo incluso mayor de lo que ya esperaban.

¿Hacia dónde se dirigía realmente Magallanes?Sin embargo, sorprende comprobar que, una vez alcanzado el ecuador, continuaron ganando

latitud y se llegaron a separar de él unos 1.500 km al norte, hasta una latitud de 12 grados, lo cual

Page 145: Tomás Mazón Serrano

nos da pie a seguir elucubrando acerca de adónde esperaba llegar realmente Magallanes. Si bienes cierto que en el ecuador lo normal sería que hubieran encontrado una banda de vientos flojos yque, por ello, habría sido conveniente desviarse, parece que no fue el caso viendo lo que cada díafueron capaces de avanzar. No encontraron ninguna encalmada que les forzara a desviarse tan alnorte.

La pregunta de adónde quería ir Magallanes antes de dirigirse a las Molucas es algo a lo que nosabemos dar respuesta. No debemos olvidar, sin embargo, que en las Capitulaciones de ValladolidCarlos I le había nombrado gobernador de todas aquellas tierras que descubriese y le habíaotorgado diversos privilegios sobre ellas. Esto podría justificar su interés en explorar la zona enque terminó descubriendo las Islas Filipinas, de las que quién sabe si pudo llegar a tener noticiadurante su estancia en Malaca.

Sobre esto Pigafetta comentó que Magallanes pretendía llegar al mítico cabo de Catigara, queaparece en los mapas de tradición ptolomeica, mientras que Elcano fue bastante menosespeculativo y dijo que «Magallanes […] nunca quiso dar aquella derrota [para ir a las Molucas][…] porque este testigo siendo piloto en su nao lo vio».

Sin duda, la mejor conclusión que podemos sacar de lo expuesto en este apartado es queMagallanes dominaba a un nivel verdaderamente asombroso los conocimientos de navegación yde cosmografía de su tiempo, lo que le confiere incluso más valor al hecho de atreverse a llevar acabo tan enorme travesía para cruzar desde América hasta Asia, demostrando una grandeterminación y valentía.

El mapamundi Kunstmann IVDurante la Segunda Guerra Mundial se perdió un mapamundi realmente interesante y

espectacular, conocido como Kunstmann IV , cuya autoría es atribuida por los expertos a JorgeReinel y a su padre Pedro Reinel, ambos portugueses, que pasaron al servicio de la Casa deContratación de Indias. Por suerte, se había realizado una copia fidedigna en el siglo XIX, graciasa la cual hoy podemos conocer su contenido.

Este mapa es famoso porque muchos autores afirman que puede tratarse del que Magallanesencargó antes de partir con el fin explicar su proyecto a Carlos I. Está confeccionado con granlujo, con el estilo propio de otros mapas de los Reinel, y el mundo que nos muestra carece de lastierras descubiertas durante la expedición. En él figura solo parte del Río de la Plata, por lo queresulta evidente que es previo al regreso de Elcano y posterior a la expedición de Solís, que tuvolugar en 1516. Está centrado en el meridiano de demarcación del Tratado de Tordesillas, y lasMolucas son representadas en el hemisferio castellano, con un ancho «mar visto de loscastelhanos» 200 que las separa de América. La existencia de este mapa constituye por sí misma unaprueba sólida de que ya se esperaba encontrar un gran océano a espaldas del Nuevo Mundo, y denuevo avala que la derrota seguida por Magallanes en el Pacífico estuvo motivada por elconocimiento previo de que este océano iba a ser muy extenso.

Algunos autores sostienen, además, la hipótesis de que el Kunstmann IV plasma gráficamente

Page 146: Tomás Mazón Serrano

los conocimientos geográficos expuestos en el Memorial de Magallanes, lo cual sería lógico en elcaso de que se tratara del mapamundi que el capitán general encargó para mostrar en la corte deValladolid.

Posible influencia en el tornaviaje de la TrinidadEn vista de todo esto, quise hacer algunas comprobaciones sobre este mapa que nos van a

proporcionar argumentos de peso para pensar que a bordo de la nao Trinidad portaban una copia,y que esta habría resultado fundamental en el momento de tomar la decisión crucial de optar poratravesar el océano Pacífico como camino de retorno más corto. Fundamentalmente se trata decomprobar si la hipótesis de que llevaran consigo el Kunstmann IV da sentido a lo que dijeron losresponsables de la nao Trinidad cuando justificaron esta decisión.

Sobre ello tenemos dos referencias. La primera de ellas es de la mano de su capitán, GonzaloGómez de Espinosa, quien dijo así:

Desta isla [Tidore, islas Molucas], señor, me partí a seis días del mes de abril año de 1522, ehicimos nuestro camino para ir a demandar la tierra firme donde hizo Andrés Niño lascarabelas, que es en la Mar del Sur; donde, señor, hallaba que de Maluco a la primera tierra nohabía sino mil y ochocientas leguas 201 .

Espinosa esperaba tener que recorrer 1.800 leguas desde Tidore hasta la costa de Panamá o,mejor dicho, hasta la «primera tierra». Siempre me había preguntado a qué se refería exactamentecon esa primera tierra. Como vamos a ver, esto también queda resuelto si llevaban el mapa conellos. Por su parte, el maestre Juan Bautista de Punzorol y León Pancaldo —quien a estas alturasdel viaje muy probablemente ejercía como piloto— dejaron escrito que esperaban encontrar unadistancia algo mayor, de 2.000 leguas:

Nos partimos de la dicha isla de Tidori a los seis días del mes de abril año de 1522, yhezimos nuesso camino para yr a demandar la tierra firme de la parte del sur, donde señor,sabrá su señoría que de la dicha tierra firme a Maluco non hai a más lexos camino senom dosmill leguas 202 .

Como sabemos, todos ellos estaban equivocados. La distancia que debían cubrir era muchomayor y sorprende que, después de haber cruzado el Pacífico durante el viaje de ida, dieran unasestimaciones en las que la costa de América les quedaba bastante más cerca de lo que están enrealidad. Podíamos pensar, en primera instancia, que esto sería un indicio de que la equivalenciade kilómetro por legua que habíamos considerado no fuera la que ellos manejaban, sino que fueramayor. Sin embargo, el mapamundi Kunstmann IV nos va a servir también para descartar estaposibilidad.

Cálculo de la distancia de retorno en base al MemorialSi damos por bueno que este mapa recoge los conocimientos geográficos descritos en el

Memorial , la distancia que se estimaría en él entre el cabo de Buena Esperanza y Malaca deberíaser la de las 1.600 leguas que se indican allí. Así, tomando esta distancia como referencia en el

Page 147: Tomás Mazón Serrano

mapa, podemos darle escala y comprobar, en concreto, que la anchura representada del océanoPacífico coincide exactamente con la que los mandos de la Trinidad estimaron.

En realidad, puesto que la proyección plana del mapa distorsiona las distancias cuanto más nosalejamos del ecuador, deberíamos trasladar el contenido del mapa a una esfera para medir conexactitud la distancia que realmente se representaba entre el cabo de Buena Esperanza y Malaca.Después de hacer este ejercicio mediante un conocido programa de representación gráfica sobreuna esfera de tamaño en leguas como el indicado en el Memorial , pude comprobar que ladistancia real u ortodrómica representada era solo un 1% mayor que si la medimos directamentesobre el mapamundi en proyección plana. Por ello, el error que se produce al medir directamentesobre el mapa es muy bajo.

Lo interesante es que podemos comprobar, al realizar esta medición en una esfera, que ladistancia que resulta entre el Maluco y el istmo de Panamá es muy próxima a las 2.000 leguas queindicaron Juan Bautista y León Pancaldo. Además, comprendemos por qué Espinosa decía que ladistancia a la «primera tierra» era algo menor: se estaba refiriendo a la primera costa del Pacíficoamericano representada en el Kunstmann IV (Imagen XVI) .

Por si nos quedan dudas, la crónica de Castanheda nos viene a dar un espaldarazo para apoyaresta afirmación. Al referir la captura de la nao Trinidad por el portugués Antonio de Brito, elcronista portugués dijo así:

...y en la nave se hallaron libros del astrólogo San Martín, que iba con Fernando deMagallanes y falleció en el viaje, y también dos planisferios de Fernando de Magallanes hechospor Pedro Reynel.

Todo esto nos lleva a sacar como conclusión que, pese a haber recorrido antes el océanoPacífico durante el viaje de ida, los hombres de la Trinidad no alteraron la concepciónpreconcebida que tenían del tamaño del mundo y que aparecería plasmada en el Kunstmann IV yen el Memorial. Este fue quizás su único error.

Page 148: Tomás Mazón Serrano

VIII. GRANDES HASTA EL FINAL

Elcano, de nuevo hacia el MalucoEl rey de Portugal, bajo el pretexto de que las islas del Maluco eran de su soberanía, había

ordenado a su embajador en Castilla que pidiera «grandes castigos» 203 para Elcano y sus hombres,y que se le entregara la carga de clavo traído a bordo de la nao Victoria. Pese a ello, Carlos Vcolmó a Elcano de parabienes. Así, después de tres años viviendo al límite, nuestro esforzadocapitán había conseguido lo que quizás cualquiera de nosotros desearíamos: tener sobradosrecursos para poder llevar una vida holgada en adelante.

Sin embargo, aun teniendo la vida resuelta, fama y honores, Elcano quiso regresar al lugar másalejado del mundo, arriesgando nuevamente su vida. La «pasta» de la que estaba hecho queda bienreflejada en la carta que escribió a Carlos V pidiendo capitanear la siguiente expedición que seorganizara hacia el Maluco. Sin apenas tiempo suficiente para haberse repuesto del tremendodesgaste físico sufrido, se dirigió así al emperador:

Juan Sebastian del Cano, Capitán del armada que descubrió la espeçería en las yslas deMalucos; digo teniendo V. M. atención a los grandes trabajos e fatigas de hanbres e otros que eneste descubrimiento de las dichas yslas y otras muchas que descubrimos y espero tener en loque con el ayuda de Dios mas descubriere en serviçio de V. M., que en remuneraçion desto:

V. S. M. me haga merçed de la Capitanía mayor de qualquier armada o armadas que V. M.enbiare asi para hazer seguro el viaje como para guardar la costa en las dichas yslas 204 .

En esa misma carta solicitaba que le fuera otorgada la Cruz de Santiago, «conforme e como lodio a Fernando Magallanes», lo cual habría llevado implícito formar parte de la nobleza. Creemosque esto no fue del agrado del emperador, puesto que no le fue concedida. Y es que Elcano,marino curtido, acostumbrado a trabajar y resistir padecimientos hasta un nivel sobrehumano, nodebía parecerse mucho a un noble de la época. Sabemos que, eso sí, le gustaba distinguirsevistiendo bien. De hecho, en su testamento podemos ver cómo legaba ciertas prendas que, a buenseguro, resultarían extraordinariamente caras en su momento.

La expedición de LoaysaLa siguiente expedición al Maluco tenía como objetivo establecer un asentamiento definitivo

allí. No era un viaje con fines comerciales ni de descubrimiento, sino para incorporar aquellasricas islas a la Corona de Castilla a todos los efectos, y evitar así que los portugueses lo hicieran,incluso entrando en liza contra ellos si fuera necesario. Por ello, su planteamiento y organizacióniban a ser muy diferentes a los de la Armada de la Especiería.

El emperador asignó el puesto de capitán de la armada y gobernador de las islas de la

Page 149: Tomás Mazón Serrano

Especiería a un noble, Frey García Jofre de Loaysa, comendador de la Orden de San Juan,mientras que Elcano ocupó el puesto de piloto mayor de la armada. El planteamiento era sensato,pues de esta forma Elcano se ocuparía de hacer que la expedición llegara al Maluco, mientras queLoaysa se ocuparía del gobierno de aquel territorio. A diferencia de lo que ocurrió conMagallanes, la relación de Elcano con Loaysa fue de amistad. Al parecer, Loaysa era un granhombre, «porque además de ser buen capitán, sabio y de experiençia, era de gentil converssaçiony muy bien quisto» 205 .

Esta expedición ha pasado a la Historia como la Expedición de Loaysa y fue la primera que seocupó de organizar la recién fundada Casa de Contratación de la Especiería de La Coruña. Elcanoparticipó activamente en los preparativos realizando un magnífico trabajo por el que consta fuefelicitado 206 :

…y por ello parece el buen cuidado y diligencia que habéis puesto en ese negocio quellevaste a cargo, que es conforme a lo que siempre habéis hecho en el servicio de su majestad,continuadlo así…

Se quisieron unir también a esta nueva aventura sus hermanos Martín Pérez de Elcano y AntónMartín de Elcano, su cuñado Santiago de Guevara, así como tres de los compañeros con los quehabía completado la primera circunnavegación: Hernando de Bustamante, Roldán de Argote y elMaestre Hans. Participó también en ella el veterano marinero Rodrigo Bermejo, que muyprobablemente se tratara de aquel célebre grumete llamado Rodrigo de Triana que pasó a laHistoria por ser el primero que divisó América en el primer viaje de Cristóbal Colón. Todos ellosmurieron, con la excepción del maestre Hans, que consiguió regresar y se convirtió así en laprimera persona que dio dos vueltas al mundo.

Otro de sus personajes destacados fue un por entonces joven muchacho llamado Andrés deUrdaneta, vecino de la localidad de Villafranca de Ordizia (Guipúzcoa), cercana a Guetaria, quienhabía quedado fascinado por la figura de nuestro capitán. También Elcano debió de ver en él aalguien especial, porque le trató como a un hijo. Decidió llevarlo consigo, le enseñó el oficio,confió en él en momentos críticos, e incluso en el momento de su muerte. Gracias a un maestro detal calibre y a sus excepcionales cualidades, Urdaneta terminó convirtiéndose en el más grandecosmógrafo y marino de su tiempo, descubridor del modo de realizar el tornaviaje entre Filipinasy Nueva España.

La muerte de ElcanoLa expedición de Loaysa al Maluco fue una inmensa tragedia. De alrededor de 450 hombres que

embarcaron, solo once 207 consiguieron volver a España entre 1534 y 1536, dejando al margen alos que regresaron desde el estrecho de Magallanes a bordo de la nao San Gabriel, una de lassiete que la integraban. Las naves zarparon de La Coruña el 24 de julio de 1525, año y medioantes de que Gonzalo Gómez de Espinosa regresara. No hubo, por tanto, ocasión para sureencuentro con Elcano, quien el 26 de julio de 1526, en mitad del Pacífico y sabiéndose morir,otorgaba testamento dando muestra de una lucidez extraordinaria:

Page 150: Tomás Mazón Serrano

Sepan cuantos esta carta de testamento vieren, como yo el capitan Juan Sebastian del Canovecino de la villa de Guetaria, estando enfermo de mi persona, e sano de mi entendimiento ejuicio natural, tal cual Dios nuestro Señor me quiso dar, e sabiendo que la vida del hombre esmortal, e la muerte muy cierta, e la hora muy incierta, e para ello cualquier católico cristano hade estar aparejado como fiel cristiano para cuando fuese la voluntad de Dios; por ende yocreyendo firmemente todo lo que la santa iglesia cree fué [fiel] e verdaderamente, ordeno e fagomi testamento e postrimera voluntad, en la forma siguiente... 208 .

Nueve días después, el 4 de agosto de 1526, el capitán Juan Sebastián de Elcano perdía la vida,muy probablemente por causa de ciguatera, una intoxicación alimentaria severa. Encontramos dostextos independientes que nos lo sugieren así. Por un lado Juan de Mazuecos, uno de lossupervivientes de esta expedición, relacionaba su muerte con la de Loaysa y otros hombresdestacados que habían estado comiendo juntos: «murió el dicho capitán Loaisa de enfermedad, ymurieron también todos los hombres principales que comían con él, casi en tiempo de cuarentadías» 209 . Efectivamente, algo extraño sucedió para que, en un breve intervalo de tiempo,fallecieran personas del nivel de Loaysa, Elcano y Rodrigo Bermejo. Quizás la clave de ello nosla da el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo, quien nos contaba este hecho sucedido mesesantes, en el Atlántico:

Un día se tomó un pescado que parescía corvina, tan grande como un salmón de veynte libras,y todos los que comieron a la mesa del capitán general enfermaron por le comer, de tal maneraque no pensaron escapar, y creyóse que murieran, si no fueran socorridos con triaca y otrosremedios, y no obstante esso estovieron muchos días enfermos. Deçia este reverendo padreclérigo [Juan de Areizaga, también superviviente de la expedición con quien se entrevistó elcronista] quél vido este pescado, y que tenía los dientes como un grand perro, y que él mismomató otro tal pero mayor, que los tenía de la misma manera, que pessó más de çinqüenta libras,pero que no ossaron comer dél 210 .

Aunque los que comieron aquel gran pez —muy posiblemente una barracuda— se terminaronsobreponiendo aparentemente a la enfermedad que les produjo, la intoxicación que causa laciguatera puede reactivarse al cabo de meses y llegar a causar la muerte. Es muy común dar porhecho que la muerte de Elcano fue por causa del escorbuto, pero dos de las personas que iban conél a bordo escribieron que fue otra la causa, por lo que parece claro que no fue este el motivo.

Después de desarrollar la derrota seguida por la expedición de Loaysa, podemos afirmar que lamuerte de Juan Sebastián de Elcano se produjo a unos 1.370 km al SSO de la isla principal delarchipiélago de Hawái (Imagen XVII).

El mar al que nunca temió se convirtió en la sepultura de nuestro eterno marino.

Merecerá siempre eterna memoria este capitán Juan Sebastián del Cano, pues fue el primeroque rodeó el mundo, no aviendo hasta entonces, entre los famosos antiguos, ni en los modernos,ninguno que se le pueda comparar 211 .

Hernán Cortés al auxilio de Elcano y EspinosaEn 1526, cinco años después de la toma de Tenochtitlán, Hernán Cortés escribía desde Nueva

Page 151: Tomás Mazón Serrano

España al emperador Carlos V para comunicarle que había construido cuatro naves en la costa delPacífico y que estaban dispuestas para iniciar un viaje de descubrimiento.

En ese momento, hacía un año que Elcano se estaba dirigiendo de nuevo al Maluco en laExpedición de Loaysa, y en el mes de abril de ese año había zarpado con el mismo propósito unatercera expedición española hacia allí, a cargo de Sebastián Caboto. Por lo relatado por Elcano ylos demás supervivientes de la nao Victoria, se sabía que en el Maluco había quedado la dotaciónde la nao Trinidad, quienes intentarían volver por el Pacífico. Sin embargo, habían pasado yacuatro años y no se había vuelto a tener noticias de ellos. O quizá sí.

Objetivos de la expediciónEl emperador Carlos V respondió a la carta de Hernán Cortés el 20 de junio de 1526,

pidiéndole que dirigiera sus naves al Maluco con un triple objetivo 212 : por un lado, deberíanapoyar y traer noticias acerca del éxito de las expediciones de Loaysa y Caboto, que se dirigíanhacia allí en ese momento. Además, debían también averiguar qué había sido de los tripulantes dela Trinidad, de quienes Carlos V parecía no saber nada por el momento. Por ello, el emperadorquiso que la armada de Cortés sirviera de auxilio tanto a Elcano como a Espinosa.

Por último, el emperador no olvidó lo que Elcano le había contado acerca de que en Cebúhabían tenido que partir dejando vivo a Juan Serrano. La expedición de Cortés tuvo como tercerobjetivo ir a Cebú a buscarle. Además, aunque no sea algo muy conocido, consta una carta 213 delrey de Portugal a los gobernadores de Malaca y el Maluco en la que les cuenta que Carlos V lehabía pedido ayuda para localizar a Juan Serrano, que quedó preso del rey de Luzón en Cebú.Juan III de Portugal les ordenaba que, puesto que ellos estaban cerca, trataran de averiguar loocurrido y, si le encontraban, que se le diera traslado a India y desde allí a Lisboa. Pese a que nofructificó, resulta impresionante que llegara a haber dos imperios a la búsqueda de Juan Serrano.

Los preparativosCortés nombró capitán de la expedición a su primo Álvaro de Saavedra, a quien dejó escrita en

mayo de 1527 la Instrucción 214 que debería seguir en su viaje. En este documento observamos queconoce detalles nuevos sobre los de Magallanes y el Maluco que el emperador no le habíanarrado en su carta de junio de 1526, haciendo referencia a una instrucción de Carlos V que alparecer no ha perdurado.

Porque un capítulo de la instrucción que S.M. dice [...] que tiene noticia y es informado deque los portugueses tienen en una de las dichas islas de Maluco hecha una fortaleza.

Es más que probable que esta información la recibiera el emperador gracias a la carta que enenero de 1525, dos años antes, le había escrito el capitán Gonzalo Gómez de Espinosa desdeCochín (India) y que, como ya tratamos, portó Taimón:

Señor, la torre del homenaje de la fortaleza de Maluco es de catorce pies en ancho de muro,que yo la medí con mis pies.

Page 152: Tomás Mazón Serrano

Mientras se aderezaban las naves y se buscaban tripulantes, Cortés tuvo noticia de la llegada alas costas del Pacífico de Nueva España del patache Santiago, con el capitán Santiago de Guevaraal mando —recordemos, cuñado de Elcano—, aunque ya muy enfermo y que pronto falleció. Estaresultó ser una de las naves que integraban la expedición de Loaysa, que había quedado aisladadel resto durante una tormenta en el Pacífico, tan solo seis días después de haber dejado atrás elestrecho de Magallanes. Al tratarse de una embarcación pequeña, dependía de la capitana, demodo que no portaban comida suficiente para llegar al Maluco, por lo que se dirigieron a NuevaEspaña a toda prisa para evitar morir de hambre.

El esfuerzo baldío de Álvaro de SaavedraCon el refuerzo de la mayoría de los tripulantes de la Santiago, que quisieron unirse a su

armada, la expedición de Saavedra zarpó al fin del puerto de Zihuatanejo el 31 de octubre de1527, con las naves Nuestra Señora de la Florida, Santiago y Espíritu Santo. Hernán Cortésescribió cartas de amistad a los reyes de Cebú 215 (Filipinas) y de Tidore 216 (Molucas), que sondignas de ser leídas como muestra de la enorme personalidad de este gran líder:

A vos el honrado é buen Rey de la isla de Tidori, que es en las partes del Maluco, yo D.Hernando Cortés. Porque puede haber siete e ocho años que por mandado del Emperador,nuestro Señor, fue en esas partes un capitán suyo, cuyo nombre era Hernando de Magallanes...

En la dirigida al rey de Cebú se refirió a Magallanes de un modo curioso, pues nos hace ver quela opinión que se extendió sobre él no lo dejaba en muy buen lugar:

…queriendo saber la manera e contratación de esas partes envió a ellas un capitán suyollamado Hernando de Magallanes con cinco naos, de las cuales por mal recaudo y proveimientodel dicho capitán, no volvieron en sus Reinos más de la una.

Álvaro de Saavedra consiguió llegar al Maluco, aunque con una sola nave, perdiéndose parasiempre las otras dos, que se dejaron de ver en una tormenta y de las que nunca más se supo. A sullegada, encontró en la isla de Tidore a la gente de la expedición de Loaysa, muy mermada ennúmero, dado que solo había conseguido llegar la nao capitana. Libraban una guerra contra losportugueses, que se habían asentado en la vecina isla de Ternate.

Aunque también debía dirigirse hasta allí, la expedición de Sebastián Caboto no pasó del Río dela Plata y, tras explorarlo, puso rumbo de vuelta a España. Fue por decisión del propio Caboto —quien años después terminó pasando al servicio del rey de Inglaterra—, que prefirió apostar porbuscar riquezas en el Río de la Plata en vez de cumplir la misión que tenía encomendada, algo porlo que fue juzgado más tarde. Durante aquella expedición fueron abandonados en una isla a susuerte, por oponerse al modo de proceder de Caboto, quienes habían sido de los dos mandos demayor rango en la nao Victoria: el maestre Miguel de Rodas y el escribano Martín Méndez.

Saavedra intentó cruzar de vuelta el Pacífico hacia Nueva España para pedir refuerzos por dosveces, pero no lo consiguió por no hallar vientos favorables. En estos intentos descubrió NuevaGuinea, un buen número de islas del archipiélago de las Marshall y, con gran probabilidad,también Palaos. Durante el segundo de estos intentos perdió la vida, y sus hombres decidieron

Page 153: Tomás Mazón Serrano

tornar de nuevo a Tidore.De las expediciones de Loaysa y Saavedra tan solo veinticuatro hombres terminaron regresando

años después a España 217 .

Dos ejemplos significativos de los que nunca regresaronAntes de terminar el capítulo, vamos a desarrollar brevemente las historias de dos de los

tripulantes de la expedición de los muchos que nunca regresaron a Castilla. Ellas nos puedenservir como ejemplo de la grandeza de los hombres que componían la tripulación, en un caso porel reconocimiento y respeto obtenidos sin haber vuelto a saber nunca de su paradero, y en el otro,precisamente, por haber sobrevivido y ser de nuevo encontrado varios años después de haber sidodado por desaparecido.

Andrés de San Martín, el piloto al que todos queríanSi uno lee las fuentes más conocidas acerca del viaje, como la Relación de Pigafetta,

encontrará que se cita en diversos momentos al piloto de Su Alteza Andrés de San Martín. Sinembargo, no encontrará en ellas más que referencias acerca de su oficio de piloto y cosmógrafo,por ejemplo tratando de determinar la longitud geográfica en la costa de América. Dado que losdemás pilotos de la Casa de Contratación que formaban parte de la dotación que no son tancitados, podemos intuir que Andrés de San Martín debió de destacar entre ellos.

En el relato del cronista Antonio de Herrera se le nombra profusamente, asignándole el cargo decosmógrafo de la expedición. Además, como ya contamos, en Sanlúcar se le preparó una cámarapara uso particular en la nao Trinidad, lo que era un lujo reservado a los capitanes.

Leeremos también que nunca más se supo de él tras asistir a aquella infame traición en la que,tras una invitación a comer por parte de los nativos en Cebú, estos terminaron pasando a cuchilloa los invitados. Sin embargo, si vamos más allá, encontramos otros documentos archivados en losque vamos obteniendo detalles que nos asombrarán y nos emocionarán, y de los que solo cabe unaconclusión: Andrés de San Martín era un hombre especial y querido, sin duda por Juan Sebastiánde Elcano, pero a buen seguro también por los demás expedicionarios.

Como hemos visto, en 1526 Elcano encontraría la muerte en el océano Pacífico, en su segundoviaje al Maluco. Pocos días antes había dictado su testamento y en él se acordó de su amigo, alque se daba oficialmente por muerto. Era evidente que, puesto que en su día Elcano no habíallegado a ver el cuerpo sin vida de San Martín, mantenía la esperanza de que hubiera quedadovivo aquel día en Cebú:

Item más, otro libro de astrología, e si toparen a Andrés de San Martin que se lo den los doslibros al dicho Andrés de San Martin.

Item, mando que se den al dicho Andrés de San Martin tres varas de paño colorado deLondres pa una chamarra 218 .

Por otro lado, tras la conclusión del viaje, los oficiales de la Casa de Contratación dejaronregistradas las cuentas del sueldo que se había de pagar a los expedicionarios. Con gran detalle,

Page 154: Tomás Mazón Serrano

anotaban los días servidos y calculaban el importe resultante que debían pagar en base al sueldomensual estipulado para cada uno. A esto se añadía, en el caso de los supervivientes, la suma quese recaudó por el clavo que cada uno de ellos traía a título personal, es decir, que había sidocomprado con sus bienes propios.

Llama la atención que, en el caso de Andrés de San Martín, hubiera una caja cargada de clavo asu nombre. Alguien que volvió en la nao Victoria se había ocupado de comprar clavo con lasmercancías que en ella portaba —dejando llena de esta rica especia la caja de su amigo— y deentregarla en su nombre a la llegada a Sevilla. Gracias a ello, el importe que terminó percibiendoCristóbal, hermano de Andrés de San Martín y su heredero, ascendió a nada menos que 88.587maravedís 219 .

La valía y el aprecio de sus compañeros por San Martín fue sin duda transmitida al emperadorCarlos V, quien hizo algo insólito: en el año 1530, ocho años después de terminado el viaje,ordenó por real cédula 220 pagar a Juana, hija de Andrés de San Martín, 12.000 maravedís, comoayuda para su casamiento, que su tío Cristóbal quedaba obligado a conservar hasta que llegara esemomento, puesto que Juana era todavía una niña:

Vos está mandado [a los oficiales de la Casa de Contratación] que de cualesquier maravedísque haya en esa Casa, o de los primeros que a ella vinieren, depositéis doce mil maravedís, quehicimos merced a Juana de San Martín, hija de Andrés de San Martín, piloto, que fue conHernando de Magallanes al descubrimiento de la Especiería, para ayuda a su casamiento, por loque sirvió el dicho su padre en el dicho viaje.

Gonzalo de Vigo, indígena en Las MarianasEl tópico de que hay historias que darían de sí para una película se queda corto cuando

hablamos de la de Gonzalo de Vigo. Había embarcado en la expedición a bordo de la naoConcepción como grumete. Fue uno de los que quedaron en las Molucas con la nao Trinidadcuando se decidió que la Victoria zarpara con urgencia, sin esperar a que terminaran lasreparaciones de la nao capitana. Durante el malogrado intento de tornaviaje a través del Pacífico,llegó un momento en que la situación en la Trinidad se convirtió en absolutamente crítica.Consciente del peligroso destino que les esperaba, al arribar a la isla de Maug, al norte delarchipiélago de las Marianas, Gonzalo de Vigo huyó junto con otros dos hombres, Martín Genovésy Alonso González.

Lo normal habría sido que nunca más volviéramos a tener noticias de estos hombres, pero no fueasí. Cuatro años más tarde, en 1526, la nao Santa María de la Victoria, capitana de la expediciónde Loaysa, llegaba a la isla de Los Ladrones (Guam) y uno de los indígenas que le salieron alpaso con canoas se dirigió en castellano a la tripulación:

En buena hora vengáis, señor capitán, maestro y la compañía 221 .

Era Gonzalo de Vigo, que se había integrado con los locales como uno más, y durante estos añoshabía ido cruzando de isla en isla hasta la de Guam. La sorpresa de todos a bordo tuvo que sermayúscula.

Page 155: Tomás Mazón Serrano

Además, entre los tripulantes de la nao había por entonces dos hombres —y quizá hasta tres—que conocían a Gonzalo de Vigo por haber sido también integrantes de la expedición deMagallanes. La escena es increíble. En el otro confín del mundo y tras más de cuatro años, enaquella isla se reencontraron viejos compañeros: Gonzalo de Vigo, Hernando de Bustamante, y elMaestre Hans. Quizá estuviera también un cuarto, Roldán de Argote, otro de los de Magallanesque sabemos que se unió a la expedición de Loaysa, pero le perdemos la pista sin que sepamos sipor entonces vivía ni si iba a bordo de esta nao. El cronista Gonzalo Fernández de Oviedo nosaportó muchos detalles de este encuentro:

Los de la nao con mucho placer le respondieron que fuesse bien venido, y preguntáronle quecon quién avía ydo a aquellas partes, y respondió assi: «Señores, yo soy uno de los del armadadel capitán Magallanes, y saíme de la nao del capitán Gonçalo Gómez de Espinosa, quandotornó a arribar al Maluco. No pudiendo yr a la Nueva España, y porque en essa raçon se moríande çierta dolencia en la nao, salimos yo y otros dos compañeros portugueses por miedo demorir, en la isla mas çercana del Norte, y allí mataron los indios a los otros dos compañerosmios por çiertas sinraçones que ellos acometieron, y después me passé de allí con unos indos aesta isla de Botahá; y soy gallego y me llamo Gonçalo de Vigo, y sé muy bien la lengua de lasislas».

Dicho esto, no quiso entrar en la nao sin que le diesen seguro real; y diósele, y luego se entróen la nao y fue con ellos al Maluco; y les aprovechó, porque sabía bien las lenguas de aquellastierras y también alguna cosa de la lengua malaya. En aquellas islas, antes que surgiesen, lesvinieron muchas canoas a bordo con muchos cocos y agua en calabaças, y pescado, y plátanos,y batatas, y arroz, y sal, y otros muchos fructas que hay en aquella tierra; y no querían por ellootra cosa sino hierro, assi como clavos o cualquier cosa de punta 222 .

Gonzalo de Vigo se unió a la expedición de Loaysa, volviendo así a su modo de vida anterior, yterminó teniendo un destacado papel como intérprete y como intrépido guerrero contra losportugueses cuando la nao Santa María de la Victoria llegó a las Molucas. Se refería así a élAndrés de Urdaneta, quien también iba a bordo de la nao:

Hallamos un gallego que se dice Gonzalo de Vigo, que quedó en estas islas con otros doscompañeros de la nao de Espinosa, e los otros dos muriendo, quedó él vivo, el cual vino luegoa la nao e nos aprovechó mucho porque sabía la lengua de las islas 223 .

El texto de autor anónimo en que se incluye la Relación de Ginés de Mafra 224 nos proporcionatambién un interesante dato sobre este momento:

Para remediar el trabajo de los nuestros que en la bomba tenían, rogaron a aquel Gonzalo deVigo que con algún engaño tomase alguna gente de aquella de la ysla para dar a la bomba, elqual lo hizo assi porque traxo engañados veynte hombres al navío, con los quales partieron deesta ysla.

No sabemos qué fue de él. Nunca volvió a España y lo más probable es que falleciera a causade los largos años de luchas contra los portugueses o víctima de cualquier enfermedad. Pero,quién sabe si quizá se quedó por su propia voluntad en el Maluco o en cualquiera de las plazas

Page 156: Tomás Mazón Serrano

portuguesas en Asia.

El legado de Elcano al Monasterio de la Santa Faz de AlicanteAunque quizás parezca extraño, uno de los lugares en los que nos podemos sentir más cerca de

Juan Sebastián de Elcano es Alicante, concretamente en el Monasterio de la Santa Faz. Comovamos a ver, la historia que vincula a Elcano con este lugar es muy emocionante.

El testamento de ElcanoEn realidad, no es mucho lo que se sabe sobre la vida de Elcano, pero consta que participó en la

expedición de Francisco Jiménez de Cisneros a Argel y en las campañas de Italia de GonzaloFernández de Córdoba, el Gran Capitán. Sería bastante lógico deducir que en la preparación decualquiera de ellas pasara tiempo en Alicante.

Como ya vimos, Elcano dictó testamento el 26 de julio del año 1526, en mitad del océanoPacífico, mientras estaba nuevamente embarcado hacia la Especiería tras su memorable viaje dela primera vuelta al mundo. Siguiendo la costumbre de la época, en dicho testamento legabadiferentes sumas de dinero no solo a familiares y amigos, sino también a iglesias y monasterios.De entre estos últimos llama la atención que dejó 24 ducados al monasterio de «la Santa Verónicade Alicante», donde quería haber ido de romería, «por no poder ir».

24 ducados era una suma muy fuerte, lo que nos da idea del fuerte vínculo que, sin duda, tuvoElcano con este lugar. El Monasterio de la Santa Verónica —más conocido en nuestros días comode la Santa Faz— se terminó de construir en el año 1518, justo un año antes de que Elcano zarparaen la épica expedición de Magallanes. Así, nuestro marino, sabiéndose cerca de morir, quiso dejaruna fuerte suma de dinero a aquel monasterio de Alicante al que sabía que ya nunca iría enromería, como hubiera querido, y dispuso que alguien lo hiciera por él. Textualmente, esto es loque dejó escrito:

Ítem, mando por cuanto tengo prometido de ir en romería a la Santa Verónica de Alicante, eporque yo no puedo cumplir, que se haga un romero, e mando para el dicho romero seisducados.

Allende dello mando que le sean dados al dicho romero veinte e cuatro ducados para que losdé a la iglesia de la Santa Verónica, e traiga fe del prior e los mayordomos que recibieren losdichos veinte e cuatro ducados 225 .

El emocionante cumplimiento de la promesaFue milagroso que aquel testamento terminara finalmente llegando a España, aunque lo hiciera al

menos 10 años después de haber sido escrito. Que sepamos, nadie llevó a cabo esta disposiciónde Elcano en su día y con el paso del tiempo quedó olvidada. Así fue durante siglos, hasta que laentonces llamada Marina de Guerra quiso ocuparse del asunto. Fue el alicantino Julio GuillénTato, por entonces Capitán de Navío y director del Museo Naval de Madrid, quien supo de estadisposición del testamento de Elcano y quiso cumplirla, de modo que el 20 de abril de 1944, elalmirante Francisco Bastarreche hizo entrega de una suma de dinero y se celebró un acto solemne

Page 157: Tomás Mazón Serrano

que tuvo repercusión en toda España. Además, se colocaron unos azulejos en una de las capillasdel monasterio, que quedó dedicada a la memoria de Elcano, y una nao Victoria como exvoto.

La unión del pasado y el presenteEl Monasterio de la Santa Faz de Alicante es el destino de una tradicional romería que no solo

sigue viva, sino que registra una afluencia masiva año tras año. Se estima que en el año 2019participaron en ella unas 300.000 personas, lo que la convierte en una de las más populares deEspaña. Se celebra el segundo jueves después del Domingo de Resurrección, día festivo en laciudad, aunque se forma cola para entrar al santuario desde una semana antes y hasta una semanadespués.

Todos esos romeros pasan junto a este bonito recuerdo presente allí en memoria de nuestroilustre marino de Guetaria, Juan Sebastián de Elcano, quien antes de morir en la inmensidad delocéano, rememoró con nostalgia que ya nunca podría cumplir su deseo de unirse a ellos.

Sirva este sencillo pero significativo vínculo entre el pasado y el presente como últimohomenaje a Juan Sebastián Elcano, aquel que consiguió convertir la expedición a la Especiería enla de la primera vuelta al mundo. Sabía que con ello pasaría a la Historia y que, en adelante,siempre habría quien escribiera de él con admiración.

Gracias, mi querido capitán, por ser una inspiración para que todos demos siempre lo mejor denosotros mismos.

Page 158: Tomás Mazón Serrano

EPÍLOGO PERSONAL

Hasta hace unos tres años yo sabía más bien poco acerca de la expedición de Magallanes yElcano. Descubrí su historia gracias al trabajo desinteresado y altruista de dos personas. Elprimero de ellos fue José Carlos Gracia, autor de un podcast sobre la historia de España llamadomemoriasdeuntambor.com, en el que narraba de forma maravillosa la historia del viaje. Por élaprendí la importancia de estudiar historia a través de las fuentes originales, a no juzgarla con losojos del presente y tratar de entenderla sin prejuicios, teniendo presente a la gente anónima que laprotagonizó.

Oyendo el podcast, me llamó especialmente la atención la mención que se hacía a que seconservaba el derrotero original en el que nuestros marinos apuntaban diariamente dónde creíanestar. Así que lo busqué y encontré su transcripción en Internet, hecha por Cristóbal Bernal, aquien más adelante tuve la suerte de conocer personalmente y que desarrolla una laborespectacular con la transcripción de documentos originales archivados. Nunca estaré losuficientemente agradecido por todo ello ni a José Carlos, ni a Cristóbal.

El camino que desde entonces he seguido me ha llevado a donde nunca sospeché. Dio comienzocon la confección de un mapa con la derrota de la expedición en Google Maps que tardé tresmeses en terminar y que empezó a recibir una cantidad de visitas increíble, lo que me animó acrear la web rutaelcano.com para difundir en ella la historia de la expedición. Más adelanteempecé a hacerlo también a través de perfiles en Twitter y Facebook.

Poco a poco fui descubriendo una faceta personal que me era desconocida, la de investigar enlos documentos archivados y basarme en ellos para transmitir la historia de este viaje tanapasionante. Todo ello me ha traído la inesperada reacción positiva de muchísima gente, lo queme ha servido como estímulo para seguir investigando y para profundizar cada vez más. Noexagero nada si digo que son cientos, quizá miles, las personas que se han puesto en contactoconmigo durante este tiempo para darme las gracias, preguntarme, sugerirme o pedir algún tipo decolaboración. A todas ellas les estoy enormemente agradecido. Me proporciona una satisfacciónespecial el hecho de que se hayan puesto en contacto conmigo muchos profesores, lo que significaque este trabajo ha servido para dar a conocer esta gesta a sus alumnos.

Por otro lado, esta labor investigadora y divulgadora me ha permitido entrar en contacto congente de muy diversos ámbitos apasionada por la historia de Magallanes y Elcano con la que, enmuchos casos, he llegado a estrechar una sincera y gran amistad. Se trata de personas que hanpuesto en valor mi trabajo, contribuyendo a convertir en apasionante este viaje mío a la historia dela expedición, y de quienes quisiera acordarme aquí.

Por ello, doy las gracias al Vicealmirante de la Armada Española Ignacio Horcada, a Camilo

Page 159: Tomás Mazón Serrano

Bello, secretario del Ministerio de Cultura para la conmemoración del V Centenario de la PrimeraVuelta al Mundo, al Almirante Jefe del Estado Mayor de la Armada de Portugal António MariaMendes Calado y a Ana Príncipe de Marinheiros da Esperança, a José Pablo Alzina, cónsulgeneral de España en Ciudad del Cabo, a Borja Aguinagalde, director del Archivo Histórico deEuskadi, a Carmen Manso Porto, de la Real Academia de la Historia, a Susana Soto y AgurtzaneGaray, del Museo San Telmo de San Sebastián, a Enrique J. Román, del Círculo de Artesanos deSanlúcar de Barrameda y a Adelaida Sagarra, de la Universidad de Burgos. También a losprofesores Ángeles Terrón, del Colegio Pablo VI de A Rúa, Julia Corral, del IES Venancio Blancode Salamanca, Mar Batuecas e Isidora López, del CEIP Francisco Valdés de Don Benito, MaríaInés Amato y Eduardo Palma, del St. Luke’s College de Belén de Escobar (Buenos Aires), alCapitán de Navío Luis Mollá y a los novelistas Miguel Villa, Ignasi Serrahima e Isidro del Río.

En lo que respecta a los medios de comunicación, a los periodistas Manuel Rus (EFE), VicenteOlaya (El País), Jesús Calero (ABC), Carlos Alsina y Arturo Téllez (Ondacero), Mara Torres(SER), Ramón García Pelegrín (COPE), Antonio Armero (Hoy) y a otros muchos mediosregionales, locales o extranjeros. Finalmente, al equipo de la productora Dibulitoon, creadora dela película de animación Elcano, la Primera Vuelta al Mundo .

En relación con este libro, quiero agradecer su amistad, ayuda e interés por que viera la luz a losescritores y divulgadores de la historia de España Iván Vélez, Javier Santamarta del Pozo, SusanaCayuelas Porras, Daniel Arveras y Antonio Puente Mayor.

Tengo una especial deuda con Iván, tanto por su insistencia en que afrontara la redacción dellibro y los consejos que me dio para ello, como por abrirme más tarde la puerta en EdicionesEncuentro, una editorial a cuyo equipo humano agradezco el cariño recibido y la confianza puestaen mí desde el primer momento, y muy especialmente a Carlos Perlado, por su paciencia conmigoy sobre todo por el gran esfuerzo realizado y sus siempre inteligentes propuestas y reflexionessobre el texto.

Quiero también tener un agradecimiento para Ignacio Fernández Vial, constructor de las réplicasde la nao Victoria fabricadas en España y de otros navíos de época, y a Guadalupe FernándezMorente, historiadora de la Fundación Nao Victoria, a quienes conocí más recientemente y con losque de inmediato empezamos a hablar de proyectos en común.

Confío en que todos me disculpen por destacar a dos personas que ya son como de mi familia,con las que mantengo un estrecho contacto, y a las me une una gran amistad y admiración. Se tratade Braulio Vázquez Campos, historiador y archivero del Archivo General de Indias, y de AntonioFernández Torres, director de la magna y maravillosa exposición El Viaje Más Largo , de la queBraulio es también comisario, junto con Guillermo Morán, y coordinador de su catálogo. En ellosencontré a personas conocedoras hasta en sus más mínimos detalles de la historia de la expedicióny, a la vez, deseosas por profundizar más en ella. Ya desde nuestro primer encuentro pareció comosi nos conociéramos desde siempre. Además de que gracias a ellos tuve ocasión de colaborar enla redacción del catálogo de la exposición, Antonio me invitó a participar en el documentalrelacionado, también llamado El Viaje Más Largo, y Braulio en el ciclo de conferencias queacompañó a la exposición en el Archivo General de Indias, algo que sentí como si fuera una

Page 160: Tomás Mazón Serrano

especie de culminación del camino realizado.Antes de dar por cerrado el texto de este libro, recibí otro gran regalo de Braulio al hacerme el

gran honor de aceptar mi propuesta para que redactara su prólogo. Lo que no sabía entonces esque terminaría escribiendo el que cualquier autor habría soñado. Será un lujo seguir explorandocontigo los mares en papel, como no pudiera ser menos .

Para concluir, doy las gracias a quien sin su complicidad nada de esto habría tenido sentido. Setrata de May, mi mujer. Aunque es ella quien más ha sufrido la enorme cantidad de tiempo que hededicado a esto, siempre he contado con su comprensión, su estímulo y su cariño.

Y sepan que haber recibido tanto de tanta gente ha sido la consecuencia más inesperada y másbonita de todo esto. Nunca jamás se me pasó por la cabeza que investigar y difundir lo quehicieron nuestros héroes de la Especiería se terminara convirtiendo en una fuente inagotable desatisfacciones. Por ello, animo a los lectores a hacer lo mismo, ofreciendo a otras personas elfruto de su pasión y su interés, porque gente que hoy no conoce se lo terminará devolviendo.

En Villanueva de la Serena, marzo de 2020

Page 161: Tomás Mazón Serrano

ANEXOS

Page 162: Tomás Mazón Serrano

ANEXO I. LOS TRIPULANTES

Procedencia de los 247 tripulantes embarcados por nacionalidades.

Page 163: Tomás Mazón Serrano

Procedencia de los tripulantes españoles por provincias, según su delimitación moderna.

Distribución por oficios de la dotación.

Page 164: Tomás Mazón Serrano
Page 165: Tomás Mazón Serrano

Muertes acumuladas en cada una de las grandes travesías realizadas, contando los días hastaque los enfermos dejaron de morir. Vemos que la del Pacífico durante la ida no fue ni la máslarga ni la más mortífera. También resulta interesante comprobar cómo tanto en la nao Victoriacomo en la Trinidad se tardó un tiempo similar en agotar los recursos durante sus respectivosviajes de regreso, dando muestra de que partieron de Tidore muy bien pertrechados. Llama laatención el desastre vivido a bordo de la nao Trinidad.

Page 166: Tomás Mazón Serrano

Destino de los tripulantes, de los cuales la mayoría falleció, aunque el número total de los queregresaron a España es mayor de lo que solemos tener en mente. Fueron 34 los queconsiguieron regresar después de haber dado la vuelta al mundo

Page 167: Tomás Mazón Serrano

ANEXO II. EL TESTIMONIO DE MARTÍN DE AYAMONTE

Este documento se encuentra en el archivo Torre do Tombo de Lisboa, bajo la referenciaPP/TT/CC/2/101/87 y la denominación Auto das perguntas que se fizeram a dois espanhois quechegaram à fortaleza de Malaca vindos de Timor na companhia de Àlvaro de Juzarte, capitãode um junco . El original está escrito en portugués. La traducción que aquí se muestra es fruto deltrabajo colaborativo llevado a cabo por Braulio Vázquez Campos, Cristóbal Bernal Chacón,Celso Miguel Serrano Lucas y yo mismo.

En él encontramos la declaración que le fue tomada al grumete Martín de Ayamonte, huido de lanao Victoria junto a Bartolomé de Saldaña cuando se encontraban junto a la costa de Timor. Alcabo de pocas semanas ambos fueron localizados allí por un navío portugués, que les trasladó aMalaca. Allí se les tomó esta declaración, en la que se lleva a cabo un relato completo de losucedido en la expedición hasta entonces, de gran importancia por tratarse del testimonio directode uno de los tripulantes que vivió lo sucedido en primera persona.

Nunca antes había sido publicada en España.

Page 168: Tomás Mazón Serrano

Auto de las preguntas que se hicieron a dos españoles que llegaron a la fortaleza deMalaca, venidos de Timor en compañía de Álvaro Juzarte, capitán de un junco.

Año del Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo de mil y quinientos y veinte y dos años,primer día del mes de junio de la dicha era.

En esta fortaleza de Malaca, siendo Jorge de Albuquerque, hijodalgo de la Casa del Reynuestro señor, capitán de ella por el dicho señor, llegaron al puerto de la dicha fortaleza ÁlvaroJuzarte, capitán de un junco pequeño, Juan Moreno y Duarte Ferreira, criados del dicho señor, yun Blas Bareto, los cuales venían de las islas de Timor, que fueron con otros juncos a cargar desándalo por mandado del dicho capitán. Y Pedro Soares de Sousa, capitán de uno de los juncosque estaban en la dicha isla, halló dos hombres castellanos en poder de un luzón que tambiénallí estaba haciendo su carga, los cuales dos hombres castellanos le tomó y pidió los que tienedicho que a aquellos dos hombres trajesen luego a Malaca, al dicho capitán, y los sobredichospor servicio de Su Alteza los trajeron luego y dejaron de hacer su carga, los cuales hombres, eldicho capitán hizo venir por ante sí y les hizo las preguntas abajo escritas.

Hizo preguntar el dicho capitán a uno de los dichos dos hombres, por nombre Martín deAyamonte, hijo de Fernán Martínez y de Marina Lorenzo, moradores en el dicho lugar deAyamonte, por qué manera viniera a la dicha isla. Y por él fue dicho que era verdad que élvenía por grumete de la nao Victoria de que era capitán Luis de Mendoza, natural de Granada, ymaestre de ella Antón Salamam, albanés, y Vasco Gallego, piloto, natural de Galicia y [piloto]mayor en Sevilla, y era una de las cinco naos de la armada de Fernando de Magallanes, con lacual el dicho Fernando de Magallanes partió del puerto de Sevilla en el mes de agosto de [mily] quinientos y diez y nueve, y de la compañía de las otras naos, por nombre La Trinidad, deque era capitán mayor Fernando de Magallanes, y el maestre Juan Bautista, genovés, y el pilotode ella Esteban Gómez, portugués; de la otra nao nombrada San Antonio era capitán Juan deCartagena, caballero de Burgos, y el maestre se llamaba Orriaga, vizcaíno, y el piloto sellamaba Ginés de Mafra, castellano; y de la otra nao, por nombre Santiago, era capitán JuanSerrano, castellano natural de Frixinal, y él mismo piloto, y el maestre, Baltasar Genovés; y dela otra nao, por nombre La Concepción, era capitán Gaspar de Quesada, y maestre JuanSebastián, vizcaíno, y piloto Juan Carvallo, portugués. Con las cuales naos y sobredichoscapitanes, el dicho Fernando de Magallanes partió del dicho puerto de Sevilla y según elparecer del dicho Martín, vendrían a ser doscientos y cincuenta hombres en la dicha armada,entre los cuales habría treinta portugueses, poco más o menos, de los cuales uno se llamabaEsteban Gómez, que era piloto mayor, y otro Juan Carvallo, también piloto, y otro GonzaloRodríguez, herrero, natural de Leiria, y Martín de Magallanes, natural de Lisboa, y se decíapariente del dicho Fernando de Magallanes, y un Alfonso González, natural de la Sierra de laEstrella, y uno por nombre Nuño, criado de don Martín, y un Rabelo, criado de dicho Fernandode Magallanes, y otro por nombre Esteban Díaz, y que los nombres de los otros no losrecordaba. Y los otros eran castellanos y hombres de fuera del Reino.

Y fueron a las Canarias, donde estuvieron seis días y supieron cómo las naos de Portugal yahabían pasado adelante para la India. De allí fueron a un puerto de Santa Lucía que está en latierra de Brasil, el cual se decía que fue descubierto por los portugueses, donde estuvieronquince días tomando agua y leña. En el cual puerto, Juan Carvallo, portugués, halló un hijo suyoque tuviera de una negra en el tiempo en que allí estuvo con un navío portugués. En el cual

Page 169: Tomás Mazón Serrano

puerto, el dicho Fernando de Magallanes rescató algunos palos de Brasil de muestra, y de allíse fueron a lo largo de la costa, y fueron a un puerto de Santa María, y de allí pasaron por elCabo Frío y fueron a una ensenada grande, en la cual había agua dulce y entraba mucho en tierrahasta que ellos no vieron el cabo, y tardaron en pasar de una punta a la otra seis días, dondetomaron agua para sus naos. Y de la dicha punta fueron costeando un mes y medio, hasta quellegaron a un río al que ellos pusieron por nombre San Julián, en la cual tierra no habíaarbolado ninguno, sino tierra muy escarpada y muy fría. En el cual río fondearon los navíos yestuvieron en él cuatro meses, y la gente de la tierra es pobre y andaban vestidos con pieles.

Antes de estar los navíos corregidos, era Juan de Cartagena capitán de la nao San Antonio yveedor mayor de toda la armada, y se fue a la nao de Luis de Mendoza a mostrarle unregimiento del Rey de Castilla, de cómo el Rey de Castilla mandaba que descubriesen el ríodulce y viesen si podían pasar a la otra banda, y siendo todos los capitanes en este acuerdo ahacer el mandado de su Rey, Fernando de Magallanes no quiso obedecer, y ellos, queriendo versi lo podían haber a la mano, decían que de allí en adelante, si obedeciese a los mandados delRey, que donde le hablaban por «merced» hasta entonces, que a partir de allí para adelante lehablarían de «señoría», y ordenaron que viniera Fernando de Magallanes a una de las naos deellos, para que allí tomaran concejo de cómo había de ser y para tratar de prenderlo. Y él sereceló de ellos y decía que más razón sería que vinieran ellos a su nao. Y luego, aquel día sehizo a la vela y se vino a poner en la boca del río donde estaban y se puso en armas, y entoncesmandó un esquife a la nao Victoria con un alguacil y ciertos hombres, los cuales ibandisimulados como hombres que iban de paz, y ellos iban armados en secreto, y en cuantoestuvieron dentro de la nao, por mandado de Fernando de Magallanes, mataron a Luis deMendoza, capitán de la dicha nao, y los marineros, porque estaban bien con Fernando deMagallanes, se levantaron con [se apoderaron de] la nao y se vinieron junto con la nao deldicho Fernando de Magallanes, que estaba en la boca del río, y de noche, con la corriente, fueun marinero de la dicha nao de Juan de Cartagena, por mandado de Fernando de Magallanes, yagarró el cabo a la nao y lo llevó a Fernando de Magallanes, y Fernando de Magallanescomenzó a tirar [disparar] a la nao y la hizo rendirse, y en esta nao tomaron a un Gaspar deQuesada, capitán de la dicha nao, porque al dicho tiempo ya no era capitán de ella el dicho Juande Cartagena, por habérsele retirado la capitanía por Fernando de Magallanes, y al otro día lemandó cortar la cabeza. Y las otras dos naos le obedecieron luego. También así cortó la cabezaa Luis de Mendoza [ya fallecido], capitán de la otra nao, y lo descuartizó. Y desterró a Juan deCartagena y a un clérigo por aquella tierra.

Después de hecho esto, se anclaron las naos y puso en la nao de Juan de Cartagena por capitána Álvaro de Mezquita, su primo, y en la nao Victoria puso por capitán a Duarte Barbosa, sucuñado y en la otra nao puso a un Juan Serrano, castellano, el cual tenía mandado desde allí,desde aquel río, de ir con su nao adelante a descubrir, y se perdió, y se salvó la gente, quevolvió por tierra adonde estaba el dicho Fernando de Magallanes. Y por haberle sido siempreleal, le dio la otra nao de que era capitán Gaspar de Quesada y después de corregidas las naos,partieron el mes de julio del dicho río, y de allí fueron a otro río que estaría a veinte leguas; ydesde aquí, a cien leguas, hallaron un estrecho en que hay una legua de tierra a tierra, no máslargo, y en [ciertos] lugares no habría más largura que cuanto cabían dos naos a la par, y todode gran fondo, sierras muy altas, grandes fríos y cubierto de nieve, y está en sesenta y cincogrados de altura al Sur. Y allí desapareció la nao de que era capitán Álvaro de Mezquita, y lapresunción en todos fue que el piloto Esteban Gómez, portugués, prendería al dicho capitán y

Page 170: Tomás Mazón Serrano

tornaba en busca de Juan de Cartagena y del clérigo, y que esta presunción fue por unaconclusión que un astrólogo ahí sacó por mandado del dicho Fernando de Magallanes.

De allí estuvieron en tornarse por su poco mantenimiento, y con todo harían su caminoadelante por el dicho estrecho, en que hay cien leguas, y acometieron este estrecho por cuantovieron la tierra salir mucho al mar, y temieron no poder doblarla y, al salir de la boca de esteestrecho había sesenta y siete grados de altura y de allí salieron a un golfo de mar grande ylargo, en el que pasaron cinco meses de viento a popa, hasta hallar unas dos islas pobladas degente salvaje, que no tenían otro mantenimiento sino cocos de palmeras, y les daban con saetasy bombardas, y no les importaba, como gente bestial. Y ninguna otra tierra vieron en todo estegolfo, y de allí a doscientas leguas dieron con un archipiélago de muchas islas, en que vieronmuchos paraos y gente con mucho oro, y esto, señor, según lo tengo sabido, está a la par deMaluco en derecho de Banda; y en estas islas hicieron su aguada, y de ahí dieron con una islapor nombre Maçava, que había de camino cincuenta leguas de una a otra. Y con el rey de ladicha isla hizo paces Fernando de Magallanes, y de aquella isla el dicho rey de ella les llevó aCebú, de cuyo rey él era vasallo.

Y este rey de Cebú tenía guerra con un rey de Matán, que también es isla, y en esta isla deCebú dicen que hay mucho oro, y según lo que me pareció de esto, los de Borneo tratan conestas islas, que en la misma isla de Cebú hallaron hombres de Borneo, y este rey de Cebú pidióa Fernando de Magallanes que le hiciese obedecer a aquella otra isla de Matán, y Fernando deMagallanes fue a pelear dos veces a ella. Y volviendo allí otra vez, los otros armaron grandescosas, y en saliendo Fernando de Magallanes y los suyos, vieron mucha gente sobre ellos, yviniéronse recogiendo al mar, cayendo en pozos algunos, y todos mataran, que serían obra deveinte hombres, y que mataron también a Fernando de Magallanes. Y después el rey de Cebú,como supo del desbarate de Fernando de Magallanes, se concertó con el rey de Matán para quematasen a todos y tomasen las naos, y les mandó una invitación, y en el convite les dio y matótreinta hombres.

Recogiéronse los otros hombres en las naos y se vinieron, y por falta de gente [paratripularla], quemaron una de sus naos. Y de allí vinieron a una isla que se llama Puloham, quees del rey de Borneo, y allí tomaron dos hombres. Y luego los llevaron a Borneo de aquellaparte de Maluco. Y ellos, llegando a Borneo, mandaron presentes a tierra para el rey, e iríantres o cuatro castellanos con un presente, y fueron bien recibidos por el rey de Borneo, y lesdijo que pusieran su factoría en tierra y sus mercaderías, y que trataría con ellos, la cualmercadería pusieron en tierra, que era cobre y escarlata, y esto hicieron los de Borneo conintención de destruirlos y matarlos, que luego al otro día por la mañana amanecieron obra detrescientos paraos que venían sobre ellos. Hiciéronse a la vela y fueron a dar con cinco juncosque estaban ahí anclados, y tomaron tres de ellos, y los otros dos huyeron, y tomaron muchodespojo de paños de seda, y algún oro y cajas de Java que lanzaron al mar, y se quedaron entierra cinco castellanos con la mercadería que en tierra tenían, y pusiéronse apartados de labarra en una isla, y en estos juncos que tomaron, tomaron un hijo del rey de los luzones, el cualhijo del rey, un Carvalho, portugués, que entonces era capitán, lo soltó escondidamente.

Y estando en aquella isla surtos vieron un parao del rey de Borneo con dos castellanos, y sequedaron allí los cinco castellanos, y tomaron por aquellos dos hombres todos los hombres ymujeres que tenían tomados de Borneo, y nunca más les vieron, y entonces hicieronrequerimiento a Carvalho que se hiciese a la vela, y luego se hicieron a la vela. Y en una isladespoblada corrigieron las naos. Y después de las naos corregidas, saliendo de ella, vieron un

Page 171: Tomás Mazón Serrano

junco del rey de Pulohan y tomáronlo, en el que iba el dicho rey con mucha riqueza, y el rey serescató con su gente por arroz, y puercos, y cabras, y gallinas, y desde allí vieron una isla, a laque fueron, y se llama Mindanau, y en aquella isla tomaron un junco en que tomaron un pilotoque les llevó a otra isla por nombre Sanguim, y de allí tomaron otro piloto que los llevó aMaluco, a la isla de Tidore.

Allí surgieron e hicieron paz con él [el rey], y les dijo que, por sus hechizos, había adivinadoque eran partidas cinco naos de un gran rey mayor que el rey de Portugal, y que él obedecía alrey de Castilla, y que le quería dar clavo nuevo, que esperasen dos meses, porque el viejo no loquería dar, y dieron al dicho rey una silla de presente, de carmesí, y ropas de carmesí y deescarlata; y cuando les dijo que esperasen dos meses, le dijeron que tenían las naos viejas, yque no podían esperar tanto tiempo, y que se querían luego ir. Entonces él mandó recabar clavoa todas las islas, con el que cargó las naos, y así les dio algún clavo de portugueses, que ahíhabían tomado y puesto bajo custodia, y también clavo de juncos que allí estaban de Malaca. Yvino allí el rey de Ternate y con ellos no quiso tratar ni obedecer, y que si quisiesen que fuesenallí algunos hombres a ver cómo aquella isla era del rey de Portugal, el cual clavo de losportugueses que estaba enfardado, tenía en los fardos los nombres de sus dueños. Y estandocargadas para partir las dichas dos naos, una de ellas, de que era capitán Carvalho por muertede Fernando de Magallanes, por el dicho Carvalho dormir con unas esclavas que llevaban paraCastilla, y por decir que venía a descubrir Borneo para el rey de Portugal, lo prendieron conhierros e hicieron a Espinosa, alguacil, capitán de la nao; y esta nao comenzó a hacer tanta aguaque no osaron partir, y tornaron a descargar la nao y mandó el rey buscar nadadores queviniesen a buscar aquellas aguas, y halláronle la quilla quebrada y un agujero grande junto a laquilla, y por eso la descargaron, y se quedó en la isla de Tidore con sesenta hombres. Y a laotra nao les dio un piloto, el cual les llevó a Timor, por ser monzón, y era esto fin de febrerocuando la nao partió de Timor, y allí se dejó quedar al dicho Martín y a su compañero, y sequedaron con el piloto para llevarlos de regreso a Maluco, donde quedaba un pariente deldicho Martín, donde lo halló Pero Soares de Sousa en poder del susodicho de Luzón. Y la nao,cuando partió de Timor, daba a la bomba doce veces de día y doce veces de noche, y el maestrey el piloto, que eran griegos, quisieron venir por Malaca, y el capitán, que era vizcaíno, noquiso, y su intención de ellos era, según dijo el dicho Martín, ir a las islas de Maldiva paracorregir su nao, y de allí irían su camino para esas partes. Y más no dice.

Jorge de Albuquerque

Lopo Cabreira Bernardes

Page 172: Tomás Mazón Serrano

ANEXO III. CRÓNICA DE FERNANDO DE OLIVEIRA, OMANUSCRITO DE LEIDEN

Viaje de Fernando de Magallanes, escrito por un hombre que fue en su compañía.Original compuesto por Fernão de Oliveira (1507–1581).Se trata de una crónica sobre el viaje muy poco conocida, cuyo original se encuentra en la

Biblioteca de la Universidad de Leiden (Holanda). Nunca antes ha sido publicada en España ycreemos que tampoco en castellano. Resulta veraz por el alto grado de coincidencia que presentaen la mayoría de sus pasajes con otras fuentes más difundidas, lo que convierte en muyinteresantes los fragmentos en que se nos amplía la información sobre ciertos hechos, en especiallos relativos al naufragio de la nao Santiago y al convite del rey de Cebú, que terminó en traición.

Se trata de una traducción propia desde la digitalización del manuscrito original en portuguéspublicada en The Voyage of Ferdinand Magellan, the original Portuguese manuscript in theUniversity Library of Leiden , The National Historical Institute, Manila 2002.

Page 173: Tomás Mazón Serrano

Prólogo del viaje de Fernando de Magallanes, en demanda de Maluco por el rey deCastilla.

La causa y la razón del viaje de Magallanes es esta: que los reyes de Castilla y Portugal,viendo que sus vasallos comenzaban a descubrir y a conquistar nuevas tierras por el mar, y quepugnaban por la conquista de dichas tierras, para que no hubiera discordia entre ellos,acordaron dividir el mundo en dos hemisferios, de oriente a poniente, limitados por meridianos,y que cada uno tratase en su hemisferio sin entrar en los límites del otro, como hicieron lospatriarcas Abraham y Lot, su sobrino, diciendo: «Si tú vas a la derecha, yo iré a la izquierda, ysi tú vas a la izquierda, yo iré a la derecha para que no nos encontremos y no haya diferenciaentre nosotros, porque somos hermanos».

Los límites de la división que hicieron los dichos reyes, en la parte del mundo entoncesconocida, fue un meridiano que pasa de norte a sur abajo de las islas de las Azores haciaponiente sesenta leguas, poco más o menos. Y de la parte de oriente no fijaron límite en lastierras porque todavía no se había tenido noticia de ellas como se tuvo después, mas asumieronque había de corresponder el límite de cada uno partiendo el mundo en dos mitades iguales,como un meridiano entero sobre la esfera parte la redondeza del mundo.

Y tomó cada uno de los dichos reyes la parte que hacía a su propósito según el lugar de lastierras que ya tenían conquistadas: el rey de Castilla hacia poniente, donde caen sus Antillas yNueva España, y el rey de Portugal hacia oriente, donde se encuentran sus Indias. Losportugueses, puesto que son más marineros y poseen más industria en el arte de navegación,fueron más adelante y pasaron los límites de su hemisferio, donde hallaron muchas tierrasbuenas como son las de Maluco, China o Japón, y otras de mucho provecho.

Entre los portugueses que descubrieron Maluco, fue uno llamado Fernando de Magallanes,natural de la ciudad de Oporto, en Portugal.

Éste era de la línea de los Magallanes, gente honrada y noble, y fue criado del rey en calidadde mozo de cámara. Y hombre entendido en el arte de la navegación y cosmografía, en especialpor lo que aprendió de su pariente llamado Gonzalo de Oliveira, en cuya compañía fue aaquella tierra, el cual entendió la verdad del sitio de aquellas tierras, porque era Gonzalo deOliveira muy sabido en estas ciencias. Después de que Fernando de Magallanes tuvo servido alrey de Portugal en aquellas partes algunos años, vino a Portugal y pidió, como es costumbre deportugueses, que le hiciese el rey merced de algún cargo u oficio en estas tierras.

Como no tenía persona que pudiera hablar en su favor, no le dio nada. Por último, pidió sernombrado escudero-hidalgo, como habían sido sus parientes. Incluso eso le fue negado, porquetenía en su contra a los oficiales del rey, que deseaban acaparar todo para sus familias ycriados, infringiendo así al rey un fuerte perjuicio como fue el caso en esta ocasión.

Fernando de Magallanes, viéndose desfavorecido, pidió licencia al rey para ir a vivir a otroreino donde pudiera encontrar de qué vivir. El rey acordó lo que le demandó. Provisto de estalicencia, Fernando de Magallanes salió de Portugal y partió hacia el reino de Castilla, dondereinaba el emperador Carlos Quinto, con quien compartió sus ideas sobre la conquista deMaluco y sobre su situación exacta, lo cual siendo bien comprendido por el Emperador y suConsejo, el dicho Emperador ordenó que fuesen dados a Fernando de Magallanes cinco navíosdebidamente armados y equipados, gracias a los que Fernando de Magallanes pudo descubrir lavía más cómoda para alcanzar el Maluco. Y con estas naves emprendió el viaje que ahora oirásde lo que escribió un hombre que fue en su compañía.

Page 174: Tomás Mazón Serrano

Viaje de Fernando de Magallanes, escrito por un hombre que fue en su compañía.

A veinte días de agosto del año de mil y quinientos y diecinueve, partió Fernando deMagallanes de Sevilla en demanda de las islas de Maluco con cinco naos por mandado del reyde Castilla. Las naos se llamaban Buena Ventura, Victoria, Concepción, Santiago, y SanAntonio. Los capitanes de ellas, Fernando de Magallanes, Juan de Cartagena, Luis de Mendoza,Álvaro de Mezquita y Gaspar de Quesada.

Y navegando por la derrota de las Canarias con buen tiempo, al cabo de siete días las tomarony surgieron en Tenerife, en el puerto de Santa Cruz, donde estuvieron cinco días tomandorefresco y alguna gente.

Desde las Canarias partieron la vuelta del cabo de San Agustín, que es una tierra de Brasil dela banda del Sur en ocho o nueve grados de altura, y en la costa de Guinea anduvieron un mescon calmas, y después otro mes con tempestades, lo que enfadó a Juan de Cartagena, capitán dela San Antonio, como hombre poco experimentado en el mar, no sufriendo bien sus enfados. Porcuanto era veedor de la hacienda y capitán en segundo de esta armada por orden del rey, se fueen su esquife hasta la nao Buena Ventura, donde estaba el capitán Fernando de Magallanes y,con furia e insolencia, le dijo al dicho capitán que había engañado al rey su señor, y que nosabía por dónde ir y que les conducía a todos a perderse sin propósito, por lo que le pidió quele dijera el camino que llevaba señalado y, si no, le haría prender. El capitán general lerespondió que no tenía que darle cuenta a él de su camino, que se recogiera en su navío y quesiguiera su farol, si no le haría prender y castigar como rebelde. Juan de Cartagena dijoentonces a varios hombres que llevaba consigo para eso que arrestaran al capitán, que sedefendió ayudado por los de la nao, y prendieron a Juan de Cartagena.

Permaneció unos días preso y fue por capitán de su nao Antonio de Sousa [Coca], contador dela armada, mas pasados algunos pocos días rogaron al capitán general los otros capitanes ypersonas honradas de la armada que soltase a Juan de Cartagena, y él lo soltó y restituyó en sucargo y capitanía.

Pasado lo que tengo dicho, fueron en vista del cabo de San Agustín, y de ahí en pocos díasentraron a una grande y hermosa bahía a la que dieron el nombre de Santa Lucía, por entrar enella el día de dicha santa, que fue a trece días de diciembre de mil y quinientos y diecinueve. Yporque esta tierra es del rey de Portugal, el capitán general Fernando de Magallanes mandó quenadie rescatara ninguna cosa más que solamente cosas de comer, y así hicieron.

Partiendo de la bahía de Santa Lucía, que ahora se llama de Todos-os-Santos, fueroncosteando la costa de Brasil, que se extiende hacia el Sur hasta el cabo de Santa María, que estáen treinta y cinco grados de aquella banda del Sur, sin tomar tierra, y de allí, hacia Río de laPlata, que no era entonces conocido, y porque su boca es muy grande y, de una parte a otra no seve tierra, no supieron determinar si era un río, mas sospecharon que lo debía ser por cuanto elagua era dulce, y encontraban fondo a tres o cuatro brazas solamente. Para asegurarse, elcapitán general ordenó a las naos surgir y, surtas, mandó ciertos hombres en un esquife a quefuesen a ver la tierra, y hallaron ser río, por lo cual mandó entrar a las naos hasta el puerto detierra, donde vieron algunas gentes de la parte del Norte, donde estaban más cerca, y trajeronalguna plata, por lo que pusieron de nombre al río del Río de la Plata.

Estuvieron en él rescatando y tomando refresco, e hicieron pesquería de mucho pescado ybueno que hay en aquel río, mas por hacer buen tiempo para su viaje, no se detuvieron mucho enél, y no tomaron mucho de él.

Page 175: Tomás Mazón Serrano

Saliendo del Río de la Plata, navegaron hacia el Sur a lo largo de esta costa, que de allí correpor línea continua hasta cincuenta y tantos grados, y a los cuarenta y tantos hallaron una bahíagrande a la que pusieron nombre de San Matías porque en el día de ese santo entraron en ella,mas por no hallar en ella buen puerto, tornaron luego a salir. Y navegando por aquella costaadelante, hallaron una ensenada que tiene al mar abierto una isla pequeña y rasa, en la cualensenada surgieron las naos para hacer leña y aguada, de que tenían necesidad, mas no pudieronhacer nada porque la costa de la ensenada era roquedo bravo y no dejaba saltar a tierra. Ycuando vieron que no podían saltar a tierra, mandaron un batel a ver qué había en la isla yhallaron que no había sino romero y lobos marinos, y unos ciertos patos sin apenas plumas,cubiertos solo por una pelusa que no les permitía volar, y eran muy gordos y buenos para comer,por lo que el otro día, todos los bateles de las naos acudieron a cazar a esta isla.

Trajeron algunos lobos marinos y muchos pájaros de aquellos, y porque no había agua, mandóel capitán que estuviesen prestos para partir al día siguiente, mas aquella noche se levantósobre la mar un viento cruzado acompañado de tempestad, por ser el mes de abril y, en estatierra, ser el principio del invierno. El viento fue tan violento que rompió algunas amarras ypuso a las naos en riesgo de perderse, mas por la bondad de Dios, amaneció y el viento secalmó. Levaron las anclas y navegaron por la costa dos días, al cabo de los cuales encontraronotra ensenada en la cual también surgieron, porque tenían necesidad de tomar agua y leña queallí había. Estuvieron en ella cuatro días, haciendo provisión de todo lo que había menester, alcabo de los cuales se levantó otra vez un viento cruzado, seguido de una tan gran tormenta, tantaque se encontraron otra vez en gran peligro de perdición, y se vieron obligados a irse tambiénde allí. Después de salir de esta ensenada y navegado a lo largo de la costa durante algunosdías, hallaron un río de buena entrada aunque algo pequeña, en el cual entraron y encontraronbuena estancia y abrigada de los vientos de la mar, por lo que le dieron el nombre de SanJulián, santo al que se habían encomendado para que les guiara hasta algún buen puerto.

Y teniendo éste por tal, el primer domingo después de que aquí entraron, saltaron todos atierra y dio misa un sacerdote que había en la compañía, la cual atendieron con gran devoción yalegría de espíritu, porque hacía muchos días que no habían podido hacer otro tanto. Esto fue enel mes de abril de quinientos y veinte, haciendo ya nueve meses de que partieron de Sevilla. Elcapitán general mandó a algunos hombres plantar una cruz sobre un monte muy alto que seencontraba cerca, y le dieron el nombre de Monte de Cristo.

Estando en este río de San Julián ordenó Juan de Cartagena matar a Fernando de Magallanes.Para eso sobornó a Gaspar de Quesada y a Luis de Mendoza, ambos capitanes, así como amucha otra gente de la armada. Una mañana de lunes, los tres capitanes conjurados se reunierona bordo de la San Antonio y prendieron a Álvaro de Mezquita, que estaba en ella, el cual eraprimo de Fernando de Magallanes, y también prendieron al piloto y mataron al maestre de dichanao, porque estaban de parte de Fernando de Magallanes. El capitán Fernando de Magallanes,sintiendo la revuelta que se había declarado a bordo de la San Antonio, envió su esquife conalgunos hombres, para saber qué pasaba.

Llegando el esquife a la nao San Antonio, los capitanes, que estaban debajo de la cubiertadonde tenían presos a Álvaro de Mezquita y al piloto, no les vieron venir, mas la gente de lanao la vieron y dijeron a los que había a bordo de lo que pasaba, y ellos se tornaron luego y selo contaron al capitán general Fernando de Magallanes. Cuando supo lo que pasaba, esperócalmadamente hasta la caída de la noche para ver qué hacían, y ordenó a su gente estar prestospor si fuera necesario. Y tanto que fue noche, envió treinta hombres a la nao Victoria para

Page 176: Tomás Mazón Serrano

portar una carta a Luis de Mendoza, capitán de ella, y dándosela lo matasen y trajesen la naojunto a la suya, y así lo hicieron muy fácilmente porque casi toda la gente que en ella habíaestuvo de su parte. Y porque ya se iba rompiendo lo que era hecho, y porque vio llegar a la naoVictoria junto a la capitana, mandó Fernando de Magallanes que estuviesen los suyos en alertapor que los contrarios no hiciesen algún escarceo o, debido a la noche, no trataran de escapar,como de hecho Juan de Cartagena quiso irse con la nao San Antonio y levó anclas para eso, masporque la gente de su nao le ayudaba malamente no pudo salir avante, y su nao quedó sin vientojunto a la capitana, donde fue tomada, y su capitán hecho preso.

Al amanecer, Fernando de Magallanes envió un batel con gente armada a la Concepción paratomar y prender al capitán Gaspar de Quesada, y así lo hicieron porque la mayor parte de lagente estaba contra los amotinados. Después de presos, y hecha pesquisa por la que se probólargamente su culpa, el capitán general Fernando de Magallanes ordenó entonces que Luis deMendoza, aunque estaba muerto, fuera hecho cuartos, y que Gaspar de Quesada fuera degolladoy también descuartizado, y que uno de sus criados le colgara, y que los otros culpables fuesenperdonados por la necesidad que había de gente para el viaje. En cuanto a Juan de Cartagenaasí como un clérigo francés que llevaba su nao, por ser los principales amotinados, por mayorpena los mandó dejar en tierra entre los indígenas, donde padeciesen una muerte másprolongada o una vida apenada y triste, sin esperanza de nunca más volver a ver su tierra ni asus amigos. Sin embargo, el capitán les mandó dar mantenimientos, ropa y armas cuantaspudiesen llevar a cuestas. Es así como estos hombres se despidieron de la gente, con muchalástima de todos: nunca más fueron vistos ni se sabe qué fue de ellos. Con el castigo de éstos,quedó toda la gente en paz, y no hubo más amotinados.

Fernando de Magallanes luego nombró a otros capitanes y oficiales, eligiéndolos entrehombres que eran sus amigos y en quienes podía confiar. Determinó estar en este río de SanJulián hasta pasar el invierno, que en esta tierra dura hasta pasado el mes de septiembre. Y porestar en altura de cuarenta y cinco para cincuenta grados, es tierra fría y nevada, y el martempestuoso, y su navegación muy peligrosa. El levante es allí marino y húmedo, y más cargadoque los otros vientos, porque viene de mar muy abierto y cae en aquella costa a su través, y espor esto que es peligroso.

Las gentes de esta tierra son grandes de cuerpo como los de Alemania y tierras del Norte.Visten pieles de animales monteses que cazan, porque no practican la ganadería. No habitan enpoblaciones ciertas, mas andan en grupo mudándose de estancia de una parte a otra como bienles parece. Son esforzados en la guerra, pelean con arcos de palo, flechas de caña, y puntas depiedra aguda. No tienen navegación más que algunas balsas pequeñas y pocas, y viven porinstinto natural bárbaro, sin artificio ni industria. No tienen rey, ni ley, ni culto divino, niescritura, ni memoria alguna del pasado. No saben quiénes fueron sus antepasados, ni de dóndeni cuándo vinieron hasta allí.

En medio de este río, hay una pequeña extensión de tierra baja dispuesta para meter las naosen dique seco, porque la playa es llana y el suelo duro y firme. Aquí las trajeron y lascorrigieron a su voluntad. Está este río en cuarenta y nueve grados. De aquí mandó Fernando deMagallanes a la nao Santiago a descubrir la costa que corre por delante hacia el Sur, porquecomo era hombre de industria y cuidado, no descansaba.

Anduvo este navío más de veinte leguas y halló un grande río y hermoso, en el cual entró sinpeligro ni estorbo alguno, y estuvo en él tres días pescando sábalos que allí había y otrosmuchos peces, y también lobos marinos de los que hicieron carne, Y saliendo de este río

Page 177: Tomás Mazón Serrano

anduvieron más tres leguas, al cabo de las cuales el viento favorable que habían tenido hastaallí se calmó, y les fue necesario surgir junto a una playa que había cerca.

No tardó en levantarse un viento cruzado desde el mar, con tan gran tempestad que serompieron las amarras y, queriéndose hacer a la vela, éstas se desgarraron. No pudieron hacerotra cosa que ir a tierra, y arribando se soltó el timón. Todavía porque el viento era grande y lanao iba derecha a tierra, salió bien fuera porque era la marea pleamar y la mar estaba gruesapor la tormenta, y la playa limpia, de manera que salieron todos por el bauprés en tierra, pordonde se salvó toda la gente, que no murió sino solamente un negro [Juan Negro] quien se habíametido debajo de la cubierta, y ahí murió.

En cuanto la gente estuvo en tierra fue hecha luego la nao en pedazos, y los mantenimientos ymercaderías llevados por la mar, salvo algunos pocos que la mar lanzó a tierra, los cuales lagente aprovechó, y de eso se mantuvieron con mejillones, y lapas y otros mariscos hasta quefueron ayudados por las otras naos, con mucho trabajo que hasta entonces padecieron. Se salvótambién el hierro y cobre que servía de lastre, y que las otras naos recogerían más tarde. Estuvoallí esta gente quince días, padeciendo mucha hambre y trabajo hasta que determinaron volversea buscar la flota, y se fueron al río que estaba a tres leguas, mas pasaron dos días para atravesaruna gran sierra, áspera y nevada, sin camino alguno seguido, ni gente que se lo mostrase. Ysacaron de dos pedazos del navío algunas tablas con las que hicieron un modo de barco en quecruzaron tres hombres el río, y que llevaron nuevas a la flota de cómo los otros estabanesperando su socorro. Y el capitán mandó luego los bateles de las naos con mantenimientos quelos trajesen, y los repartió por las naos a cada una los que podía llevar.

Estuvieron allí hasta el fin de agosto, en el cual tiempo es la primavera en aquella tierra. En elfin del mes de agosto del año mil y quinientos y veinte, partió Fernando con su armada del ríode San Julián para continuar su viaje, y fue a entrar en otro río que estaba de allí a veinteleguas, que la nao Santiago tenía descubierto. En este lugar la armada se quedó dos meses más,porque en los parajes que encontraron, a una latitud de 50 grados y más, el tiempo era todavíamuy frío. En este puerto, envió a la playa donde se perdió la nao dos bateles a buscar el hierroy el cobre que allí quedaban. Entre tanto, tomaron lobos marinos y mucho pescado, y dieron aeste puerto el nombre de Río de los Sábalos, porque había allí muchos.

Partieron de este puerto de los Sábalos en el fin de octubre de 1520 y, siguiendo la costa, auna altura de poco más de 52 grados, hallaron una entrada que el mar hacía en la tierra, largacomo la figura de una bahía grande, en la cual entraron sin ver cómo terminaba, mas porque ibahaciendo una garganta estrecha pensaron que era río. Y siguiendo más hacia dentro por lagarganta, hallaron agua salada y profunda, y grandes corrientes, por lo que parecía ser unestrecho y la entrada a un gran golfo que se abría allí.

Para asegurarse, el capitán ordenó a su primo Álvaro de Mezquita que fuese con la nao SanAntonio a reconocer esta embocadura y que pudieran ver adentro para saber qué era, y él conlas otras naos esperaría surto a lo largo de la entrada hasta saber qué era. Fue Álvaro deMezquita cincuenta leguas dentro del estrecho y, en partes lo hallaba tan estrecho que de unatierra a la otra no habría más de un tiro de bombarda, y viraba el estrecho hacia poniente, dondevinieron unas corrientes de mar con tan gran ímpetu, que la nao no podía ir avante sin muchotrabajo, por lo que Álvaro de Mezquita se tornó diciendo que le parecía que aquel agua salía dealgún gran golfo, y que su parecer era que lo fueran a buscar y viesen el final de aquel misterio,porque no sin causa venía aquel agua con tanta fuerza de aquella parte.

A Fernando de Magallanes le pareció bien lo que decía Álvaro de Mezquita, y mandó que se

Page 178: Tomás Mazón Serrano

levasen de allí y fuesen todos por dentro del estrecho, por el cual hallaron de una parte y deotra buen parecer de tierras graciosas y frescas, y la causa de eso debía ser que por aquellatierra era todavía verano, y los árboles y hierbas eran verdes, y de las nieves que se derretíancorrían muchas aguas, que refrescaban la tierra.

Navegando por este estrecho poco más adelante de donde llegara Álvaro de Mezquita,hallaron unas grandes serranías nevadas, y por entre ellas hacía la mar dos bocas ambasgrandes de manera que dudaron cuál de ellas era la más principal, por lo que Fernando deMagallanes ordenó partir a su primo Álvaro de Mezquita que fuese con la nao San Antonio poruna de ellas mientras él iría por la otra esperando dos días para saber cuál de ellas serviríapara su viaje. La que él tomó viraba hacia el poniente, y la otra hacia el suroeste, por la cual fueÁlvaro de Mezquita, quien nunca más volvió a buscar a Fernando de Magallanes, porqueEsteban Gómez, piloto, y la gente que estaba con él, no quisieron sino volver a España, porqueestaban enfadados de aquella larga y dudosa navegación. Cuando se vieron fuera de lapresencia del capitán general, al que tenían miedo, no quisieron tornar más a su compañía ypartieron hacia Sevilla, donde fueron mal recibidos y a poco de ser castigados.

Fernando de Magallanes, viendo que su primo tardaba, fue hacia adelante sin nunca encontraren esta tierra gente ni rastro de ella y, después de haber viajado treinta o cuarenta leguas, salióa un gran mar donde no vio rastro de isla, ni de tierra, mas solamente un mar todo tan espaciosocomo el que había dejado en la parte del levante. Y viéndose en un mar tan libre para podernavegar, tomó la derrota del noroeste buscando la línea equinoccial, por la cual derrota navegódos meses o más con buen tiempo, sin nunca ver otra cosa sino mar y cielo, los cuales con aquelrumbo siempre le fueron favorables por la bondad de Dios.

Teniendo andado más de mil leguas, encontró cerca de la línea [equinoccial, ecuador] dosislas nada grandes, pobladas de gente morena con cabellos lisos, paganos, salvajes, desnudossin ropa ni signo de civilización. Estos hombres tenían pequeñas canoas sobre las que vinierona las naos, sin mostrar la mayor parte de ellos ningún signo de temor, como si les conocieranmucho, y con la misma desenvoltura, se apoderaban de todo aquello que podían llevar, como sifuera suyo, de tal manera que no lo pudieron defender por buenas, hasta que por malas losrechazaron a porrazos. Rechazados por su poca fuerza, quisieron atacar a las naos lanzandoflechas. Los de las naos con poco trabajo se defendieron y mataron muchos hasta que sealejaron de ellos.

Pusieron nombre a estas islas de «islas de Los Ladrones» por la mala bienvenida que en ellashallaron, y por ser gente y tierra sin provecho, pasaron adelante. De estas islas, en dirección deponiente y siguiendo la línea en tres o cuatro grados de la banda del Sur, navegaron quince oveinte días en bonanza, pareciendo ser camino de trescientas leguas o más sin encontrar tierraalguna, al cabo de los cuales días hallaron muchas islas pobladas de gente vestida y gobernadapor reyes a la manera de los malayos.

Entre estas islas, hallaron una grande de nombre Cebú, donde reinaban cuatro reyes. Uno deellos gobernaba la parte de levante, donde hay un puerto y una ciudad. Fue en este puerto dondeFernando de Magallanes entró con sus naos en el fin del mes de febrero del año de mil yquinientos y veintiuno. Y entrando en él, hizo tirar algunas salvas de artillería, a los cualesacudió a la ribera mucha gente con lanzas y rodelas y espadas. El rey, que estaba presente,mandó luego preguntar al capitán quiénes eran, de qué tierra o gente, y qué habían venido abuscar. El capitán le respondió que él era Fernando de Magallanes, y que estaba al servicio delrey de Castilla, de cuya parte venía, ofreciendo paz y amistad para que como amigos trataran en

Page 179: Tomás Mazón Serrano

aquellas tierras. El rey le respondió que holgaba mucho, mas que si quería asentar la paz, lacostumbre en aquella tierra era que ambos se debían sangrar el pecho, él y el capitán, ybebieran sangre el uno del otro, y con esto las paces quedarían asentadas y firmes. El capitándijo que así lo quería hacer, y así hicieron y se convirtieron en hermanos y amigos.

Hechas las paces y amistades trajeron muchos mantenimientos a las naos y mandó el capitándejar en tierra algunas mercaderías para que los de la tierra eligieran a su voluntad y se hiciesemejor rescate. Ordenó que se celebrara una misa el domingo siguiente en tierra, con laasistencia de toda la tripulación de la armada y, a la vista de nuestros sacrificios, las gentes dela tierra fueran puestas en devoción. Y así fue que por la bondad y gracia de Dios, luego enaquel Domingo se convirtieron, y pidieron el bautismo aquel rey, y a la semana siguiente seconvirtió la mayor parte del reino.

Y pareciendo a Fernando de Magallanes que acertaba a dar ocasión para que los otros reyesse convirtiesen, les hizo decir que se hiciesen cristianos, o diesen obediencia al rey cristiano, ysi no les haría la guerra y quemaría sus lugares y sus palmeras, de las que se mantienen. Dos deellos, temiendo el daño que les podría ocasionar, hicieron obediencia al rey cristiano, mas elotro le mandó decir que no quería hacer ninguna de las dos cosas que le mandaba y que, si lehacía la guerra, se defendería.

Fernando de Magallanes, viendo su respuesta, pensó que si le infringía algunos daños podríadoblegarlo, y determinó saltar a tierra con alguna gente armada y hacer un asalto a sus tierras,como de hecho saltó con sesenta arcabuceros, y comenzó a quemar casas y a cortar palmeras. Aesto acudió el rey con mucha gente de la tierra a defenderse, y trabaron combate con él, masmientras a los nuestros les duró la pólvora no osaban los de tierra llegar a ellos, pero después,cuando les faltó, les rodearon por todos lados y, como eran muchos sin comparación,prevalecieron. Los nuestros no pudieron ni defenderse, ni huir y, luchando hasta el agotamiento,algunos murieron y entre ellos Fernando de Magallanes.

Este último, mientras estuvo con vida, no quiso ser socorrido por el rey, su amigo, ni por loshombres de éste que para eso allí tenía, diciendo que se bastaban los cristianos, ayudados porla gracia divina, para vencer a todos esos canallas. Sin embargo, tan pronto como fue muerto, elrey acudió y salvó a los que quedaban muy heridos. Los hizo llevar en sus navíos porque temíaque se juntaran todos sus enemigos y los capturasen, los cuales enemigos, dos días más tarde,dijeron al rey cristiano que si no se aliaba con ellos le destruirían. Fue por ello obligado aunirse a ellos, y a consentir la traición que ordenaron contra los nuestros. Esta traición consistióen invitar a los capitanes y gente de las naos a comer con él un día en tierra, y caer sobre ellos,matarlos, y tomar las naos y mercaderías que en ellas había.

Y así fue hecho, que les invitó a comer con él diciendo que quería hacerles aquel agasajoantes de su partida, en nombre de la amistad que habían hecho, y que además, quería darles unrico presente para que lo portasen al rey de Castilla, su hermano, por los regalos que le habíansido entregados en su nombre. Invitó a este banquete a todos los capitanes y gente principal dela armada. Para esto, y también para nombrar un capitán general de la armada en lugar deFernando de Magallanes, que estaba muerto, se juntaron los capitanes, oficiales, maestres,pilotos y otros hombres honrados, e hicieron capitán a Duarte Barbosa.

Este último dijo que le parecía bien ir, a donde el rey decía, a comer con él, y recibir elregalo prometido. Sin embargo, Juan Serrano, capitán de la Concepción, dijo que a él no leparecía bien ir fuera de las naos, porque estaban en un momento incierto en que no debían fiarsede nadie, y más en este momento en que tenían que expresar su dolor por la muerte de su

Page 180: Tomás Mazón Serrano

capitán, y no aceptar banquetes ni celebraciones; que no sería bien contado y mucho menos paraél, Duarte Barbosa, quien era su cuñado. A lo que Duarte Barbosa respondió: «Enferma elviernes para no ayunar. Señor Juan Serrano, eso parece más miedo que otra cosa».

En cuanto Juan Serrano oyó aquello, dijo: «Para no pareceros eso, señor Duarte Barbosa, seréel primero». Y se lanzó luego al batel.

Es así cómo se fueron a tierra los capitanes, y con ellos catorce hombres. No fueron másporque la mayor parte eran del parecer de Juan Serrano y pensaban que no estaba bien ir atierra. No aceptaron ir más que aquellos que pensaban que no era apropiado dejar que seperdiera este rico regalo que el rey deseaba dar, y que no podía ser que un hombre tan bueno,que era su amigo, fuera un traidor. A su llegada a tierra, el rey les recibió con mucho agasajo, yluego les mandó dar de comer. Mientras estaban comiendo, cayó sobre ellos mucha gentearmada que los mataron a todos, y solamente dejaron a Juan Serrano, que fue traído hasta laplaya, desnudo y con las manos atadas. Los de los bateles cuando lo vieron, le preguntaron quécosa era aquella, y él respondió que todos los otros eran muertos y que por él les pedían dosbombardas.

El piloto de su nao, que se llamaba Juan Carvalho, dijo que él se las daría de buena gana, y deinmediato hizo que metieran dos versos en un esquife. Los paganos después de que estuvieronen posesión de las bombardas, dijeron que eran pequeñas y que les diesen unas brazas de paño.Los nuestros les dijeron que les darían tantas como quisieran, pero que pusieran a su hombre enlugar seguro, donde no lo volvieran a tomar, mas ellos no quisieron.

Con ello dieron a entender que todo era una traición, y Juan Serrano dijo que pensaba queestaban esperando un refuerzo, por mar y por tierra, para tomar las naos, y que por ello debíanpartir enseguida, porque era preferible morir él solo antes que perecer todos. Por esta razón,los nuestros, viendo el peligro que les amenazaba, y por no correr uno más grande, se dieronluego a la vela y navegaron un día y una noche, y al otro día por la mañana surgieron en otraisla, donde se reunieron e hicieron capitán general al piloto Juan Carvalho, y de la otra naohicieron a Gonzalo de Espinosa, que era alguacil de la armada.

Y porque la gente era ya poca para tres naos, que eran poco más de cien hombres, vaciaronuna de ellas y la quemaron allí, y repartieron a la gente y sus mercaderías por las otras dos, yfue con estas dos naos solamente con las que partieron en busca de las islas de Maluco, de lasque ya habían tenido noticia de que estaban cerca.

Navegando hacia poniente, sin saber hacia qué tierra, después de varios días fueron a dar auna isla grande que se llama Borneo. Surgieron en una bahía a tres leguas de la ciudad principalde esta isla. Estando aquí surtos, el rey de Borneo les mandó preguntar qué gente eran y québuscaban. Le hicieron decir en respuesta que eran del rey de Castilla, y que venían de paz atratar con mercaderías que traían, las cuales venderían en su tierra si él quería. Dijeron eso portener ocasión de informarse de la ruta al Maluco. El rey les respondió que estaba contento deque viniesen a comerciar a su tierra, y les preguntó por las mercancías que transportaban. Ellosle dijeron que llevaban telas de terciopelo y de escarlata, tela de lino, cobre, azogue, y otrasmuchas buenas mercaderías. El rey dio entonces licencia para que los suyos portaran a las naosmantenimientos que abundaban en tierra. Hizo decir a los nuestros que fuese a tierra un capitáncon algunos hombres, porque los quería ver y hablar con ellos.

Al otro día por la mañana, fue Gonzalo de Espinosa con cuatro hombres y un niño de diezaños, que era hijo del capitán general Juan Carvalho. Pusieron pie en tierra y portaron al rey unpresente que el rey de Castilla mandaba dar a los reyes de las tierras donde fuesen a aportar,

Page 181: Tomás Mazón Serrano

cuya amistad pareciese necesaria para aquel viaje. El presente consistió en un manto deterciopelo carmesí, otro de damasco del mismo color y un tercero de escarlata, un sillón conrespaldo de terciopelo azul, así como otras piezas buenas que bien parecieron a los capitanes.

Cuando llegaron a tierra con estos regalos, vino a su encuentro un gran número de habitantesde la ciudad, paganos y moros, a pie, a caballo y sobre elefantes. Les acompañaron hasta lospalacios del rey, donde entraron con los criados y oficiales del rey hasta llegar a su casa, dondeestaba el rey en una cabina, de tal manera cubierta que no podía ser visto por nadie, y que él losveía a todos. Fue aquí donde los nuestros le hablaron y le enseñaron lo que le portaban. Ordenóentonces que se les agasajara. Al cabo de diez días, les hizo enviar a cada uno una pieza detejido de damasco de China, e hizo decirles que volvieran a sus navíos y vinieran a comerciar atierra con seguridad, porque les daba licencia para eso.

Y luego, al otro día, los nuestros desembarcaron alguna mercadería y se pusieron a rescatarpacíficamente. Rescataron de esta manera cuatro o cinco días, al cabo de los cuales una flota detreinta o cuarenta juncos y paraos salidos de Borneo se dirigieron directas hacia nuestras naos ycomenzaron a atacarlas como en guerra. Los nuestros, viendo esto, se hicieron a la vela y sepusieron a defenderse. Dañaron tan mal dos juncos que se aproximaron a ellos, que todos loshombres saltaron por la borda para refugiarse en las canoas que les servían de chalupa, y seunieron a nado a los otros juncos, de manera que los dejaron solos. Viendo dos de sus navíosasí maltratados, el resto de la armada se retiró y no inquietó más a nuestras naos.

Cuando vieron que sus adversarios se retiraban, los nuestros tomaron un junco cada uno, queremolcaron y, como ya era tarde y estaba casi oscuro, se retiraron del puerto hacia la mar ydescansaron hasta la mañana. En aquella noche, un fuerte viento se levantó sobre la mar, demodo que un junco se hundió, y no encontraron en el otro más que armas, que tomaron. Soltaroneste otro junco, que fue a quebrar contra la costa. En aquel día, por la tarde, otro junco vino delmar. Nuestras naves lo tomaron y no encontraron en él más que gente y armas, porque andaba dearmada corriendo la mar. De esta gente mandaron los nuestros a algunos hasta la ciudad parareclamar a los cuatro hombres que allí quedaban con las mercaderías. No liberaron más que ados, a cambio de los cuales los nuestros enviaron a casi toda la gente, salvo a algunos jefes queretuvieron hasta la liberación de los otros dos hombres. Retuvieron igualmente a un moro,piloto del camino al Maluco, donde éste les conduciría en algunos días, porque estaban cerca yel monzón era entonces favorable.

Las islas que llamamos principalmente «de Maluco» no son sino cinco islas pequeñas,puestas muy cerca unas de las otras sobre una línea Norte-Sur, a través de la línea equinoccial ydebajo de ella. En éstas nace solamente el clavo, especia muy conocida y de mucho precio. Losnombres de estas islas son: Ternate, Tidore, Motir, Maquiao y Pachao.

En Ternate había entonces un capitán del rey de Portugal llamado Antonio de Brito, haciendouna fortaleza para aposento y seguridad de los portugueses que viniesen a comerciar a estatierra, lo que tenía asentado con el rey de Ternate, y disgustó mucho a los reyes de las otrasislas, porque cada uno quería para sí el provecho. Las naos de Castilla arribaron a la isla deTidore, donde fueron mucho mejor acogidos al saber que eran súbditos del rey de Castilla, yque navegaban en perjuicio de los portugueses.

Los nuestros ofrecieron al rey un regalo similar al hecho al rey de Borneo y sellaron con él untratado de paz y de amistad. Éste les hizo dar con profusión y a buen precio todo lo que les fuenecesario, tanto comida como mantenimientos para los navíos. Además, afirmó que preferíarecibir tal regalo del rey de Castilla antes que una isla tan grande como la suya. Con este

Page 182: Tomás Mazón Serrano

contento, hizo traer una gran cantidad de clavo, para que las naos fueran cargadas en pocotiempo y puestas a punto para partir.

Y estando así prestas, se descubrió una vía de agua en una de las naos y fue necesariodescargar la nao para tomarle aquella agua. Y porque el agua era en la quilla, tuvieronnecesidad de darle carena, o dejarla en seco, y demorarse. Tuvieron consejo y fue decidido quese fuese la otra en tanto para España, para que no se perdiesen ambas si viniesen sobre elloslos portugueses, de los que tenían recelo. Fue por esta razón que partió luego aquella naocargada, a la que llamaban Victoria, a la vuelta de España, por la vía de poniente, por la bandadel Sur, por detrás de Sumatra, y dobló el cabo de Buena Esperanza. Y finalmente, después demuchos trabajos y peligros, teniendo dada la vuelta al mundo, llegó a Sevilla en salvamento, enel mes de enero del año mil y quinientos y veintidós, y hacía dos años y cinco meses que habíapartido de aquella ciudad.

La otra nao que permaneció en el Maluco para reparar su vía de agua, que tenía por capitán aGómez de Espinosa, después de tres meses se volvió a cargar. Y porque era invierno en aquellatierra, y los vientos soplaban de poniente, ordenó tomar la vía de levante, camino de lasAntillas, no por donde habían venido, mas por el Este-Nordeste pareciéndole que tomaría latierra firme de México, que de allí pueden ser mil y ochocientas leguas poco más o menos,según navegación hecha desde el estrecho de Magallanes.

Partió ésta de mil y quinientos y veintidós años la vuelta de la tierra firme de las Antillas, yanduvo cinco meses con vientos contrarios hasta los cuarenta y dos grados de la banda delNorte, sin hallar tierra firme ni isla, de donde parece que este mar avanza al Norte y que no haytierra continua de las Antillas a la China. Y hallando siempre vientos contrarios, y más porqueles faltaron los mantenimientos, les fue necesario retornar a las islas de Maluco. Cuandoarribaron, y antes de que arribasen, se les habían muerto treinta y siete hombres, y llegaronsolamente treinta, y ellos dolientes y mal sanos, de manera que no podían gobernar la nao, nipodían izar la vela, que dejaron a medio mástil por más no poder.

Y llegando a una isla a cuarenta leguas de Maluco echaron el ancla, y mandaron a tierra abuscar mantenimientos, y no se los quisieron dar, por lo que estaban muriendo de hambre y tanflacos que no podían levar el ancla. Estando en este aprieto, trajo Dios hacia ellos un parao deMaluco que les vendió algunos mantenimientos, con los que se remediaron entretanto. Y poraquel parao mandaron pedir al capitán de los portugueses, Antonio de Brito, que estaba enTernate, que les socorriese y mandase a cobrar su nao y mercadería.

El cual luego mandó la suya carabela y un bergantín con mantenimientos y refresco, y llevaronla nao y la gente a la fortaleza, donde fueron bien tratados, y estuvieron cuatro o cinco meses,hasta la venida del monzón sobre Malaca y, cuando llegó, el capitán mandó que se embarcasena los que quisiesen ir. Y fue el capitán Gómez de Espinosa con algunos de los suyos haciaMalaca, y de Malaca a la India, donde se separaron y casi todos acabaron, y pocos tornaron aEspaña.

Page 183: Tomás Mazón Serrano

ANEXO IV. LAS FUENTES

Señalamos aquí el conjunto de las fuentes documentales que hemos encontrado y utilizado paraelaboración del libro y que se localizan en varios archivos en los que hay documentosrelacionados con la expedición, siendo los principales el Archivo General de Indias de Sevilla yel Arquivo Nacional da Torre do Tombo (Lisboa). Es seguro que faltarán documentos porreferenciar, pero sirva este listado como base para quien en adelante se interese por conocer lahistoria de la expedición a través de la documentación archivada:

Page 184: Tomás Mazón Serrano

ARCHIVO GENERAL DE INDIAS http://pares.mcu.es/

Signatura Denominación Fecha

CONTADURIA,2,N.1 Caudal entregado en la Casa de Contratación de Sevilla por Cristóbal de Haro, factor destanegociacion del Maluco con los demás documentos desta desde que se hizo a la vela en 19 deagosto de 1519 la primera armada a cargo de Hernando de Magallanes.

1519 -1536

CONTADURIA,425,N.1,R.1 Informaciones sobre sueldos, mercancías y mercedes relativas a la Armada a la Especieríaorganizada por Fernando de Magallanes.

1519 -1524-12-31

CONTRATACION,1079,N.1,R.10 Registro de ida de la carabela «Nuestra Señora de la Victoria», maestre Francisco HernándezNarices, que salío del Puerto de las Muelas, suelta, para Santo Domingo.

1523

CONTRATACION,4675B,L.2 Libro manual de cargo y data de la Tesorería de la Casa de la Contratación 1515 - 1524. 1515 -1524

CONTRATACION,4675B,L.4 Libro manual de cargo y data de la Tesorería de la Casa de la Contratación 1525 - 1530. 1525 -1530

CONTRATACION,4675B,L.5 Libro manual de cargo y data de la Tesorería de la Casa de la Contratación 1530 - 1535. 1530 -1535

CONTRATACION,5090,L.4 Libro copiador: Armada de Fernando de Magallanes. 1518-3-22 /1522-11-15

CONTRATACION,5784,L.1,F.28R-28V

Aumento de salario a Andrés de San Martín como piloto de la Casa de la Contratación. 1518-03-20

CONTRATACION,5784,L.1,F.9 Nombramiento de Juan Serrano como piloto de la Casa de la Contratación. 1514-2-8

GUATEMALA,9A,R.6,N.11 Cartas de Audiencia: Carta de Pedro de Alvarado, gobernador de Guatemala y Honduras. 1536-11-20

INDIFERENTE,415,L.1,F.18V-20R Capitulación con Fernando de Magallanes y Ruy Falero encomendándoles la Armada para eldescubrimiento de la Especiería.

1518-03-22

INDIFERENTE,419,L.7,F.709V Real cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación, acusándoles recibo de sus cartas de 15 y28 de abril, y las del último correo, sobre la entrega de navíos a Fernando Magallanes y RuyFaleiro para sus viajes y sobre el envío de dinero acumulado en dicha casa.

1518-05-21

INDIFERENTE,419,L.5,F.374V-375R

Entrega de carabela a Juan López de Recalde. 1515-01-27

INDIFERENTE,419,L.7 Registros generalísimos. 1517-07-22 -1518-12-12

INDIFERENTE,419,L.7,F.709V Real cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación, acusándoles recibo de sus cartas de 15 y28 de abril, y las del último correo, sobre la entrega de navíos a Fernando Magallanes y RuyFaleiro para sus viajes y sobre el envío de dinero acumulado en dicha casa.

1518-05-21

INDIFERENTE,419,L.7,F.710R(2) Recibo de cartas de los oficiales de la Casa Contratación. 1518-05-21

INDIFERENTE,419,L.7,F.710V Real Cédula a Fernando de Magallanes y al bachiller Ruy Falero para que se entiendan con losoficiales de la Casa de la Contratación en el despacho de la armada y cosas necesarias para suproyectado viaje, según convenga al servicio de S.M., pues por la enfermedad del obispo deBurgos no se ha enviado el despacho.

1518-05-21

INDIFERENTE,419,L.7,F.741R-742R

Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación, acusándoles recibo de su carta de 8 deagosto, en que comunicaban la llegada de las naos de Indias con diez mil pesos de la isla de SanJuan y diecisiete mil setecientos nueve de la isla Fernandina y que la nao de Cristóbal Vales traetres mil, además ordena que paguen cinco mil pesos a Fernando Magallanes y Ruy Falero, queamoneden el oro procedente de Indias y sobre la llegada de una nave con dinero.

1518-9-1

INDIFERENTE,419,L.7,F.757R Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación para que paguen a Juan Serrano, piloto, elsalario que tiene asentado por cédula del Rey Católico de 30.000 maravedíes y dos cahices de trigocomo se le ha librado hasta la fecha.

1518-9-14

INDIFERENTE,419,L.7,F.771V-772R

Real Cédula a Juan de Aranda, factor de la Casa de la Contratación, para que deje de aposentarseen ella dentro de los diez dias primeros siguientes a la fecha de la cédula.

1518-10-13

INDIFERENTE,419,L.7,F.779R-779V

Carta Real a los oficiales de la Casa de la Contratación acusándoles recibo de su carta de 14 deOctubre en que comunicaban la llegada de 4.999 pesos en la nao de los almojarifes y de 6.332 en lanao de Jerónimo Rodríguez, procedentes de Cuba y ordenándoles que de esos pesos den para la

1518-10-22

Page 185: Tomás Mazón Serrano

armada de Magallanes y Ruy Falero 5.400 pesos que faltan para completar la suma que se lesprometió, 3.000 pesos para lo de Orán y el resto al contador Juan López de Recalde y sobre ello delprimer oro que venga le completen hasta 15.000 pesos para la Cámara de S.M. y que a Cuba envienlas cosas pedidas después de cumplir con el dicho contador.

INDIFERENTE,419,L.7,F.796V Recibo de carta de Fernando de Magallanes. 1518-11-11

INDIFERENTE,419,L.7,F.797R Real Cédula a Sancho Martínez de Leiva, asistente de la ciudad de Sevilla, para que castigue portodo rigor de justicia a los culpables del alboroto promovido a Fernando de Magallanes cuandopreparaba la armada que él y Ruy Falero habían de llevar a cierto descubrimiento, por la acusaciónfalsa del asistente de almirante y su alcalde de que dicho capitán había puesto el pendón de lasarmas de Portugal en la nao que se envaraba cuando era el de las suyas propias.

1518-11-11

INDIFERENTE,419,L.7,F.797V-798R

Carta Real al doctor Sancho de Matienzo, abad de Jamaica y tesorero de la Casa de laContratación, acusándole recibo de su carta de 24 de octubre y comunicándole que se le tiene enservicio su información sobre lo ocurrido entre el teniente de almirante y su alcalde y FernandoMagallanes y que ya se ha ordenado al asistente de Sevilla castigue a los culpables asi como sefavorecerá al dicho Fernando Magallanes.

1518-11-11

INDIFERENTE,420,L.8,F.38R-38V Real Cédula a los oficiales de la Casa de Contratación de Sevilla para que dejen proveer yabastecer los 4.000 ducados de mercaderías en la Armada que va a la Especiería con Hernando deMagallanes y Ruy Falero, a las personas que el obispo de Burgos dijere, dándoles licencia a éstaspara que en los tres primeros viajes que se hagan puedan poner igual cantidad de mercaderías queahora ponen, y en iguales condiciones.

1519-3-10

INDIFERENTE,420,L.8,F.101V(2) Real Cédula al tesorero Alonso Gutiérrez de Madrid, veinticuatro de la ciudad de Sevilla dándolelicencia para poner en la armada de Fernando de Magallanes y Ruy Falero, 20 quintales de azoguey bermellón, que montan 420 ducados de oro, y para que goce de la mitad del provecho de losdichos 120 ducados, siendo la otra mitad para el Rey, sacados las costas de la Armada.

1519-7-26

INDIFERENTE,420,L.8,F.127V-128R

Real Cédula al Presidente y a los del Consejo, para que vean y determinen en justicia un procesopendiente entre el fiscal y Juan de Aranda factor de la Casa de Contratación, por haber tomadoeste cierta parte en el asiento y capitulación que se tomó con Hernando de Magallanes y RuyFalero para cierto descubrimiento de la especiería.

1519-9-14

INDIFERENTE,420,L.8,F.185V-186V

Respuesta a carta de los oficiales de la Casa Contratación. 1520-3-16

INDIFERENTE,420,L.8,F.294R-295R

Carta del obispo de Burgos, Juan Rodríguez de Fonseca, a los oficiales de la Casa de laContratación de Sevilla, sobre las medidas a tomar a raíz de la llegada a Sevilla de la nao SanAntonio, perteneciente a la Armada enviada para descubrir la Especiería.

1521-5-29

INDIFERENTE,420,L.8,F.332R-332V

Orden de pago a Esteban Gómez. 1521-10-4

INDIFERENTE,420,L.9,F.53V-54R Pago a Martín de la Mezquita. 1522-11-29

INDIFERENTE,420,L.9,F.73R(1) Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación para que paguen a Francisco Falero loscincuenta mil maravedíes que tiene asentados en dicha Casa su hermano Ruy Falero como capitán,durante el tiempo que este, estuviere enfermo y no pudiera firmar las cartas de pago.

1523-2-13

INDIFERENTE,420,L.9,F.73R(2) Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación para que saquen de esa Casa al bachillerRuy Falero que esta aposentado en ella por mandado de S.M. y lo pongan en otra parte de laciudad donde pueda estar bien aposentado, curado y proveído de lo necesario a costa de lo quese le ha mandado dar de salario en cada año.

1523-2-13

INDIFERENTE,420,L.10,F.33V-34V Pago a Cristóbal de San Martín, heredero de Andrés de San Martín, piloto. 1525-7-22

INDIFERENTE,420,L.10,F.236V-237V

Real provisión de los Reyes D. Carlos y Dª Juana a Pedro Suárez de Castilla y Domingo deOchandiano, oficiales de la Casa de Contratación de Sevilla, para que se informen acerca de loocurrido entre el factor de la Casa, Juan de Aranda, y el alguacil [Antonio] Clavijo, y hecha lainformación, la envíen cerrada, sellada y firmada de sus nombres al Consejo de Indias juntamentecon el proceso que sobre ello se hubiese hecho, para que se provea lo que sea de justicia.

1526-1-19

INDIFERENTE,420,L.10,F.239R-239V

Real cédula a Don Juan de Silva y de Ribera, asistente de la ciudad de Sevilla, para que siempretenga cuidado de mirar y favorecer las cosas de la Casa de Contratación; que haga que su tenienteno proceda más en la causa entre el factor Juan de Aranda y el alguacil [Antonio] Clavijo, y queenvíe cualquier proceso o información que acerca de esto se haya hecho, por él o por su teniente.

1526-1-19

INDIFERENTE,421,L.11,F.166V Real Cédula al asistente y otras justicias de Sevilla, para que den a Francisco Falero la curadoría desu hermano Ruy Falero, por estar éste fuera de su juicio natural.

1526-9-9

INDIFERENTE,421,L.11,F.296R-296V

Real Cédula a los oficiales de la Casa de Contratación de Sevilla para que acudan a Eva Alonso,mujer de Ruy Falero, con lo que tiene su marido, por tener éste perturbadas sus facultadesmentales.

1526-11-9

Page 186: Tomás Mazón Serrano

INDIFERENTE,421,L.12,F.18V-20R Emplazamiento a Francisco Falero. 1527-2-15

INDIFERENTE,421,L.12,F.68R-69V

Justicia a Ginés de Mafra. 1527-4-12

INDIFERENTE,421,L.12,F.70V(2) Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación de Sevilla para que acudan con 50.000maravedíes al comendador Francisco Falero y no a Eva Alonso, mujer del comendador Ruy Falero,su hermano.

1527-4-12

INDIFERENTE,421,L.12,F.110R-110V

Real Cédula al licenciado Castroverde, vecino de Sevilla, asesor de la Casa de Contratación, paraque conozca de una causa entre Francisco Falero y Eva Alfonso sobre la persona y bienes delbachiller Ruy Falero, hermano y esposo respectivamente de los litigantes que tiene perturbadassus facultades mentales.

1527-6-1

INDIFERENTE,421,L.12,F.132R-132V

Real Cédula al asistente de Sevilla para que no se entrometa a conocer en la causa que hay entreFrancisco Falero y Eva Alfonso, mujer del bachiller Ruy Falero, hermano de aquel pues estáencomendado al licenciado Castroverde, asesor de la Casa de Contratación.

1527-6-28

INDIFERENTE,421,L.12,F.156R-156V

Real Cédula al asistente de Sevilla para que a Francisco Falero le sea entregado su hermano, elbachiller Ruy Falero, para que éste sea su curador hasta que se falle el pleito que con él tiene sucuñada Eva Alfonso.

1527-7-5

INDIFERENTE,421,L.12,F.311R Real Cédula a Francisco Falero para que acuda con 10.000 maravedíes a Eva Alfonso, mujer de suhermano el comendador Ruy Falero, entretanto se determina el pleito que con ella tiene.

1528-2-12

INDIFERENTE,421,L.13,F.279V-280R

Real Cédula a los oficiales de la Casa de Contratación para que le paguen a Francisco Falero lo quele debe la caja o él y a su hermano, el comendador Ruy Falero.

1528-8-17

INDIFERENTE,422,L.14,F.23R Real cédula a Juan de Sámano para que pague diez ducados al capitán Gonzalo Gómez de Espinosapor sus servicios en el despacho de la Armada de la Especiería.

1529-11-19

INDIFERENTE,422,L.14,F.32R Real cédula a los aposentadores de la Corte, para que aposenten conforme a su calidad aFrancisco Falero, que se ocupa en asuntos de servicio.

1530-1-14

CHILE,165,L.3,F.22V-23R Real Cédula a Diego de la Haya, cambio de la Corte, para que pague a María de Morón seisducados de oro como parte del sueldo que su hijo, Juan de Ortega, hubo de tener en la armada dela Especiería.

1531-11-4

INDIFERENTE,422,L.16,F.186V-191R

Real Cédula de la reina ordenando a Diego de la Haya, cambio de la corte, el pago de 20.000maravedíes a Dª Catalina del Puerto, enferma en cama, a cuenta de los 160.000 que por dos autosen el pleito seguido con el fiscal del Consejo sobre la herencia de su difunto hijo, Juan SebastiánElcano, se ordenó pagar en varios plazos en la Casa de la Contratación de Sevilla, deudaprocedente del sueldo y de una renta en la Casa de la Contratación de la Especiería de la Coruña.

1535-3-23

INDIFERENTE,422,L.16,F.192R-192V

Requisitoria del Consejo de Indias a Cristóbal de Haro, para que informe sobre lo debido a Andrésde San Martín que fué de piloto en la expedición a la Especiería, con el fin de atender la peticiónformulada para sus dos hijos y por su hermano, Cristóbal de San Martín, para que se les concedael salario de dicho piloto.

1535-3-18

INDIFERENTE,423,L.18,F.72V-73R Real Cédula de la reina mandando al corregidor de Vizcaya se informe y resuelva sobre la demandade 40 ducados que hace María de Vidaurreta, vecina de Valladolid, contra los herederos de JuanSebastián Elcano, por haberlo éste dispuesto en su testamento.

1538-1-18

INDIFERENTE,1528,N.1 «Libro de las pazes y amistades que se an hecho con los Reyes y Señores de las yslas y tierrasdonde hemos llegado, siendo los capitanes Gonçalo Gómez Despinosa y Juan Sevastián del Cano,y el maestre Juan Batista, governadores del Armada quel Emperador nuestro señor envía aldescubrimiento del Espeçiería, y yo, Martín Méndez, contador della».

1521-10-1 / 1521-12-17

INDIFERENTE,1528,N.2 Carta de Gonzalo Gómez de Espinosa a Carlos I, narrando las vicisitudes del periplo en solitario dela nao Trinidad por el Pacífico Norte, y su prisión por los portugueses.

1525-01-22

INDIFERENTE,1952,L.1,F.18R-18V

Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación para que paguen 300 ducados de por vidaal capitán Gonzalo Gómez de Espinosa que fue en la armada de la especiería, del cargo deHernando de Magallanes.

1529-11-10

INDIFERENTE,1952,L.1,F.22BISR-22BISV

Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación para que paguen a Gonzalo Gómez deEspinosa, visitador de las naos que van a Indias, su salario a pesar de que haya estado ausente.

1529-11-19

INDIFERENTE,1952,L.1,F.22BISV-23R

Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación para que paguen a los herederos de Juande Morales médico que fue en la armada de Hernando de Magallanes 42.018 mrs. que se le debende su sueldo.

1529-11-19

INDIFERENTE,1952,L.1,F.48V-49 Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación para que paguen lo que se debe aFrancisco Falero y a su hermano Ruy Falero.

1530-2-4

INDIFERENTE,1952,L.1,F.82R-82V

Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación para que paguen los 12.000 mrs. de que sehizo merced a la hija de Andrés de San Martín, piloto.

1530-4-5

Page 187: Tomás Mazón Serrano

INDIFERENTE,1952,L.1,F.87 Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación para que entreguen para su beneficio aCristóbal de San Martín los 12000 mrs. que de que se hizo merced a su sobrina, hija del pilotoAndrés de San Martín, hasta el momento de su boda.

1530-4-11

INDIFERENTE,1961,L.2,F.7-8 Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación sobre el pleito seguido entre FranciscoFalero, hermano de Ruy Falero, y Eva Afonso, mujer de éste.

1530-11-19

INDIFERENTE,1961,L.2,F.42V Real Cédula a los Oficiales de la Casa de la Contratación para que paguen cierta cantidad al capitánGonzalo Gómez de Espinosa, a cuenta de lo que ha de cobrar como heredero del maestre Anze,condestable de lombarderos de la armada de Magallanes, en razón del sueldo que le dejódebiendo.

1531-3-21

INDIFERENTE,1961,L.2,F.86V-87 Real Cédula a los Oficiales de la Casa de la Contratación para que informen al Consejo de Indiassobre la cantidad pagada a Juana Durango, mujer de Juan Serrano, piloto de la armada deMagallanes.

1531-7-28

INDIFERENTE,1961,L.2,F.216V-217

Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación para que además de los 35.000 mrs. quetiene en esa Casa Francisco Falero, se le paguen también al año 15.000 mrs.

1532-8-18

INDIFERENTE,1961,L.3,F.244V-246

Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación para que paguen a Catalina del Puerto,madre y heredera de Juan Sebastián Elcano, 150.000 mrs. que se le quedan debiéndo a su hijo, en laforma y en los plazos que en los autos insertos se dice.

1535-3-23

INDIFERENTE,1961,L.3,F.251V-252

Carta acordada del Consejo de Indias a los Oficiales de la Casa de la Contratación para queinformen si Andrés de San Martín, piloto de la armada de Magallanes ha fallecido, y si se le debealgo de su salario, lo paguen a Cristóbal de San Martín, su hermano.

1535-3-18

INDIFERENTE,1962,L.5,F.204V-205

Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación para que entreguen a Cristóbal de Haropara fenecimiento de las cuentas como factor de la Contratación de la Especiería, los gastos de laarmada en que fue por capitán Hernando de Magallanes y los gastos de la armada en que fue porcapitán Gil González de Ávila.

1537-8-3

INDIFERENTE,1962,L.5,F.272V-273V

Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación para que paguen a los herederos de Juande Cartagena, factor de la armada de Magallanes, los 48.217 mrs que valieron las mercancías quecargó.

1537-10-19

INDIFERENTE,1962,L.5,F.288R-288V

Real Cédula a los Oficiales de la Casa de la Contratación para que vistas las sentencias y cartaejecutoria del pleito que Jorge Rengel, portugués, trató con los herederos de Hernando deMagallanes, le paguen 200 ducados de los bienes que haya en la Casa de éste.

1537-11-20

INDIFERENTE,1963,L.7,F.191R-191V

Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación para que paguen a Francisco Falero y aRuy Falero, su hermano, lo que han de haber de la quitación que tienen señalada en la Casacorrespondiente al último tercio del presente año.

1540-9-24

INDIFERENTE,1963,L.8,F.90V-91 Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación para que devuelvan a Jerónima deSotomayor, mujer de Juan Ruiz Lobillo, la india que le embargó Gonzalo Gómez de Espinosa,visitador de naos, diciendo que la traía como esclava.

1541-11-24

INDIFERENTE,1963,L.9,F.80V-81 Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación para que provean justicia en lareclamación que hace Ana de Oquintal, vecina de Lisboa, mujer que fue de Antón Martínez, juezde huérfanos de Lisboa, de los bienes de su hijo Martín de Magallanes, que murió en la naoVictoria viniendo del Maluco.

1544-5-30

INDIFERENTE,1964,L.10,F.315V-316

Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación para que paguen a Beatriz Martín, laCamacha, mujer de Francisco Ruiz, difunto, los 22.490 maravedíes que se le deben del salario de sumarido del tiempo que sirvió en la armada del Maluco.

1548-2-3

JUSTICIA,704,N.2 Eva Alfonso contra Francisco Falero. 1530-04-21 /1531-05-15

JUSTICIA,1152,N.1,R.2 Cristóbal de San Martín, vecino de Sevilla, hermano del piloto Andrés de San Martín, reclama deoficio ante el Consejo de Indias el sueldo que se le adeuda a su hermano del tiempo que sirviócomo piloto.

1534-11-6 / 1535-3-3

JUSTICIA,1161,N.2 Eva Alfonso contra Francisco Falero. 1527-12-3 / 1528-6-16

MP-ESCUDOS,231 Escudo de armas de Gonzalo Gómez de Espinosa, alguacil mayor de la armada de la expedición deMagallanes.

1617

MP-FILIPINAS,3 Carta náutica en que se señala la primera tierra que avistaron y el primer surgidero en queestuvieron los componentes de la expedición de Miguel López de Legazpi en las Islas Filipinas.(Ubicación isla de Maçaua)

1565-04-09

MP-IMPRESOS,105 «Carta Universal en que se contiene todo lo que del mundo se ha descubierto fasta agora. HízoloDiego Ribero Cosmógrafo de Su Magestad. Año de 1529, en Sevilla».

1529

Page 188: Tomás Mazón Serrano

PANAMA,233,L.1,F.203R-203V Real Cédula al Doctor Juan Fernández de la Gama para que haga información secreta del bachillerRuy Falero, y Fernando de Magallanes, naturales de Portugal, sobre el concierto que hicieron conJuan Aranda, factor de la Casa de la Contratación, de dar al dicho factor, parte del provecho quealcanzasen los primeros de las mercedes que S.A. les concediese por el asiento tomado con losmismos para ir a cierto descubrimiento en la especiería, y la envie en forma que de fe para que seprovea sobre ello.

1518-10-19

PANAMA,233,L.1,F.159V Real Cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación para que hagan asiento con el piloto JuanSerrano que va en la armada de Tierra Firme, con un salario de treinta mil maravedies anuales ytreinta fanegas de trigo para su mantenimiento.

1514-2-8

PATRONATO,1,N.6,R.2 Tratado de Tordesillas. 1494

PATRONATO,23,R.10 Relación del viaje que hizo Ruy López de Villalobos desde la Nueva España a las Islas del Ponienteel año de 1542.

1548-8-1

PATRONATO,49,R.4 Probanza recibida en Valladolid de tres testigos, el capitán Gonzalo Gómez de Espinosa, Ginés deMafra y León Pancado, que habían estado en las islas Molucas, sobre el derecho de la corona deCastilla a la posesión y propiedad de dichas islas.

1527-8-2

PATRONATO,34,R.1 Testimonio de la confirmación por Juana I y Carlos I de la capitulación asentada por el Rey conFernando de Magallanes y Ruy Falero para el descubrimiento y contratación de la Especiería.

1523-01-24

PATRONATO,34,R.2 Memorial de Fernando de Magallanes a Carlos I haciendo diversas peticiones relacionadas con laArmada a la Especiería.

1518-10-24

PATRONATO,34,R.3 Documentos del proceso del Fiscal de Sus Altezas Reales, licenciado Prado, contra Juan deAranda, factor de la Casa de la Contratación de las Indias, con motivo del concierto de éste conFernando de Magallanes y Ruy Falero.

1518-11-06 -1519-08-05

PATRONATO,34,R.4 Relación del sueldo debido a 107 de los tripulantes de la expedición a las Islas Molucascapitaneada por Fernando de Magallanes.

1522-09-08

PATRONATO,34,R.5 Derrotero del viage de Fernando de Magallanes en demanda del Estrecho. Desde el parage delCabo de San Agustín.

1519-11-29 -1522-09-04

PATRONATO,34,R.6 Información y relación de las personas que llevó Fernando de Magallanes al descubrimiento de laEspeciería.

1519

PATRONATO,34,R.7 Memorial atribuido a Fernando de Magallanes y Ruy Falero, solicitando a Carlos I se cumpla loacordado respecto a su Armada, así como diversas mercedes adicionales.

1519

PATRONATO,34,R.8 Instrucción de Carlos I a Fernando de Magallanes y a Ruy Falero, y requerimiento de Fernando deMagallanes a la Casa de la Contratación.

1519-08-09

PATRONATO,34,R.9 Carta de [Juan Rodríguez] Serrano, Andrés de San Martín, Juan Rodríguez Mafra y Vasco Gallegoal rey Carlos I, solicitando un aumento de sueldo durante el tiempo que durara la expedición a laEspeciería.

1519-06-30

PATRONATO,34,R.10 Relación del coste de la Armada de Fernando de Magallanes para el descubrimiento de laEspeciería.

1519

PATRONATO,34,R.11 Relación de tripulantes de la Armada enviada al descubrimiento de la Especiería fallecidos,desertores o dejados en las Molucas.

1522-07-14

PATRONATO,34,R.12 Carta de Ruy Falero al cardenal de Tortosa 1520

PATRONATO,34,R.13 Descripción geográfica del cabo de Buena Esperanza a China; descripción del Japón; y memorialatribuido a Magallanes en el que se justifica la pertenencia de las Molucas a España.

Sinfecha

PATRONATO,34,R.14 Carta de los oficiales de la Casa de la Contratación de las Indias al emperador Carlos V, sobreregreso de la nao «San Antonio» y denuncias de sus mandos de los excesos de Fernando deMagallanes.

1521-05

PATRONATO,34,R.15 Copia de una carta de Juan López de Recalde [contador mayor de la Casa de la Contratación]dirigida al obispo de Burgos, Juan Rodríguez de Fonseca, sobre la Armada de la Especiería y otrosasuntos de su competencia.

1521-05-12

PATRONATO,34,R.16 Recibo de Juan de Campos, escribano de la nao Trinidad, de mercancías que le entregaron JuanSebastián Elcano y Martín Méndez.

1521-12-16

PATRONATO,34,R.17 Traslado de la información presentada por poderes por Álvaro de la Mezquita, acerca de la toma dela nao “San Antonio” por Gaspar de Quesada y Juan de Cartagena, el 1º de abril de 1520.

1521-05-22

PATRONATO,34,R.18 Copia incompleta de una carta de Juan López de Recalde [contador mayor de la Casa de laContratación] dirigida al obispo de Burgos, Juan Rodríguez de Fonseca, sobre la Armada de la

1521-05-12

Page 189: Tomás Mazón Serrano

Especiería.

PATRONATO,34,R.19 Información recibida por el alcalde de casa y corte, Santiago Díaz de Leguizamo, en que declaran elcapitán de la nao «Victoria» Juan Sebastián de Elcano, Francisco Albo y Fernando de Bustamante,sobre distintos pormenores del viaje de la primera vuelta al mundo.

1522-10-18

PATRONATO,34,R.20 Memoria de las personas que murieron en la nao Trinidad. 1522

PATRONATO,34,R.21 Autos, probanzas de Simón de Burgos: abono de su sueldo. 1523-06-09

PATRONATO,34,R.22 Cartas de Ruy Falero al Emperador solicitando se le pague su salario, que pueda capitanear unaexpedición al Nuevo Mundo, y aconsejándole el envío de armadas anuales [¿a la Especiería?].

1523-03-22

PATRONATO,34,R.23 Traslado de las dos sentençias en el pleyto que Cristóbal de Haro trató con el fiscal sobre losmaravedís que armó para Maluco.

1524

PATRONATO,34,R.24 Declaración jurada de Juan Quemado, recibida por orden del Consejo de Indias, sobre la prisión enLisboa de Gonzalo Gómez de Espinosa, Ginés de Mafra y el clérigo Morales.

1526-08-09

PATRONATO,34,R.25 Cuenta justificativa de Cristóbal de Haro relativa a las Armadas con destino a la Especiería deFernando de Magallanes, Sebastián Caboto y García Jofré de Loaysa.

Posteriora 1526

PATRONATO,34,R.26 Cartas de fray Juan Caro ofreciendo sus servicios a Carlos I como matemático, astrónomo yexperto en la navegación por los mares de Asia. Da noticia del amparo que ofreció a GonzaloGómez de Espinosa en su prisión de Cochín.

1525-12-19

PATRONATO,34,R.27 Interrogatorios a los tripulantes supervivientes de la nao «Trinidad», de la armada de Magallanes,sobre lo acontecido en su retorno de las Molucas.

1527-05-15 -1527-08-02

PATRONATO,34,R.29 Descripción de las islas de Terrenate, Tidore y otras del Maluco. No tiene autor ni fecha. --

PATRONATO,34,R.30 Relación de los días y sujetos con los que se tomó asiento para ir al descubrimiento del Maluco,empezando por Fernando de Magallanes en 1518, y partida de Gil González Dávila de la costa delMar del Sur en 1521.

--

PATRONATO,35,R.1 Autos de Gonzalo Gómez de Espinosa: abono de salario. 1528

PATRONATO,35,R.2 Autos de Gonzalo Gómez de Espinosa: pensión 300 ducados. 1529

PATRONATO,35,R.3 Autos del fiscal de Su Majestad con Pedro de Sotomayor, vecino de Sevilla, y uno de los quefueron con Fernando de Magallanes al Maluco, sobre el abono de las quintaladas que se ledebían, pretextando el fiscal no pagarle por no haber venido en la nao que decía.

1529

PATRONATO,35,R.4 Autos de herederos de Domingo de Barruti, marinero que fue de la nao «Trinidad». 1529

PATRONATO,35,R.6 Autos de herederos de Martín Méndez. 1533

PATRONATO,35,R.7 Autos de herederos de Juan Rodríguez Serrano. 1534

PATRONATO,35,R.8 Expediente promovido a instancias de los herederos de Juan de Aguirre, Antonio Basozábal, yDomingo de Yarza, contramaestres y marineros de la armada de Fernando de Magallanes, sobreque se les abonase los sueldos que se les debía hasta su fallecimiento.

1534

PATRONATO,35,R.9 Autos del fiscal con el factor Cristóbal de Haro, sobre que se le abone la cantidad que gastó en elaviamiento de la Armadas de Fernando de Magallanes, y al comendador Loaysa, que fueron aldescubrimiento del Maluco. Estos autos se componen de 22 piezas.

1538

PATRONATO,36,R.1 Autos de Catalina López: abono sueldos de Juan Rodríguez. Contiene testimonios de GonzaloGómez de Espinosa y de Ginés de Mafra.

1538

PATRONATO,36,R.2 Testamento de Magallanes > Autos de Jaime Barbosa y sus hermanos, herederos de Fernando deMagallanes, con el fiscal, sobre el cumplimiento de la capitulación hecha por el rey con aquel parael descubrimiento de la Especiería.

1540

PATRONATO,36,R.3 Autos de herederos de Martín de Magallanes: abono de sueldos 1546

PATRONATO,36,R.4 Autos de los herederos de Francisco Ruiz: cobro de sueldos. 1547

PATRONATO,36,R.5 Autos herederos de Sebastián García: cobro de sueldo. 1547

PATRONATO,36,R.6 Autos herederos de Alonso Fernández: abono de sueldo. 1549

PATRONATO,36,R.7 Autos herederos de Pedro García de Trigueros: abono de sueldos. 1552

PATRONATO,36,R.8 Expediente iniciado por Lorenzo de Magallanes sobre el cumplimiento de la capitulación hecha conFernando de Magallanes.

1568-06-15

PATRONATO,36,R.9 Cuentas de ajustes de sueldos de la gente de la armada de Fernando de Magallanes. 1519

PATRONATO,37,R.1 Apuntamientos acerca de la gente que debe nombrarse para ir en esta armada y de la que deberá --

Page 190: Tomás Mazón Serrano

quedar en el Maluco, para seguir la contratación, y de las instrucciones que deben observar en lapreparación de la armada.

PATRONATO,37,R.6 Instrucción para la nueva armada del Maluco. 1522

PATRONATO,37,R.9 Cartas de Fonseca al Rey: armada del Maluco. 1524

PATRONATO,37,R.13 Instrucciones a los oficiales reales de armada del Maluco. 1525

PATRONATO,37,R.14 Instrucción a Hernando de Bustamante. 1525-04-05

PATRONATO,37,R.17 Relación de las personas que prestaron dinero para las disposiciones de la armada del Maluco,siendo también prestamistas el general Loaysa y Juan Sebastián de Elcano.

1525

PATRONATO,37,R.19 Relación y derrotero de navegación armada de Loaysa. 1526

PATRONATO,37,R.21 Poder a Cristóbal de Haro: cobrar cierta cantidad, armada Maluco. 1526-04-04

PATRONATO,37,R.24 Derrotero del viaje de armada del comendador Loaysa al Maluco, hecho por Hernando de la Torre. 1528-06-11

PATRONATO,37,R.30 Declaración de Juan Mazuecos: viaje del Maluco (Loaysa). 1534-9-17

PATRONATO,37,R.31 Relación del viaje del comendador Loaysa al Maluco. 1535

PATRONATO,37,R.33 Declaración de Francisco de París sobre viaje al Maluco. 1536

PATRONATO,37,R.34 Relación de Andrés de Urdaneta, Macías del Poyo: viaje Maluco. 1536-09-04

PATRONATO,37,R.35 Declaraciones: Andrés de Urdaneta, Macías del Poyo. 1537

PATRONATO,37,R.36 Relación hecha por Andrés de Urdaneta, contador en la armada que partió a la Especiería el año1525 al mando del comendador frey García Jofre de Loaysa.

1537-02-26

PATRONATO,37,R.37 Sustitución del poder que tenía el bachiller don Rodrigo Sánchez de Gainza, clérigo y vecino deGuetaria, de doña Catalina del Puerto y de sus hijos e hijas, en Sebastián Rodríguez deMondragón, para cobrar lo que se les debía de salarios que ganaron sus hijos Juan Sebastián deElcano, y otros que fallecieron en la armada del comendador Loaysa. Guetaria, 17 de octubre de1538.

1538-10-17

PATRONATO,37,R.38 Gastos Cristóbal de Haro de armadas de Magallanes y Loaysa. Carta de finiquito a la cuentapresentada por Cristóbal de Haro, factor de la Casa de la Contratación de la Especiería, sobre losgastos en el apresto de las armadas de Fernando de Magallanes y Loaysa hasta 1529. Constan laspersonas que fueron en las expediciones y las que volvieron, las que llegaron en la nao «Vitoria»,que trajo Juan Sebastián de Elcano, de las del general Magallanes.

1538-7-20

PATRONATO,38,R.1 Documentos sobre Juan Sebastián Elcano: testamento y otros instrumentos relativos a su familia. 1526-07-26 /1538-12-17

PATRONATO,39,R.10 Autos con Catalina Hernández: abono de sueldo de su marido. 1543

PATRONATO,41,R.3 Autos con Isabel de Rodas: abono sueldo de Miguel de Rodas. 1531

PATRONATO,43,N.1,R.1 Expedición Hernán Cortés: Nueva España a Maluco. --

PATRONATO,43,N.2,R.1 Real Cédula a Hernán Cortés para que envíe una armada al Maluco. 1526-06-20

PATRONATO,43,N.2,R.2 Aviso a Luis Ponce de León: expedición de Cortés a Maluco. 1526-06-20

PATRONATO,43,N.2,R.3 Aviso a Sebastián Caboto: expedición Cortés al Maluco. 1526-06-20

PATRONATO,43,N.2,R.5 Instrucciones a Alvaro de Saavedra Cerón. 1527

PATRONATO,43,N.2,R.6 Relación de gastos en el apresto armada de Cortés al Maluco. 1528

PATRONATO,43,N.2,R.7 Orden a Audiencia México: pague gastos apresto armada Cortés. 1529-11-25

PATRONATO,43,N.2,R.8 Instrucción dada a Cortés: expedición al Maluco. 1532

PATRONATO,45,R.13 Autos con Gonzalo Gómez de Espinosa: abono de sueldos. 1529

PATRONATO,45,R.19 Relación de Juan de Mori: expedición de Simón de Alcazaba. 1535-10-20

Page 191: Tomás Mazón Serrano

PATRONATO,48,R.12 Reunión de comisionados en la frontera de Portugal. 1524-03-08

PATRONATO,48,R.13 Parecer de los expertos nombrados por el Emperador sobre los derechos de la Corona españolasobre las Islas Molucas.

1524

PATRONATO,48,R.15 Interrogatorio, probanza y diligencias: posesión del Maluco. 1524

PATRONATO,48,R.20 Parecer sobre la fundación de una Casa de Contratación para la Especiería en La Coruña y carta deJuan Sebastián Elcano sobre su viaje de circunnavegación o primera vuelta al mundo.

1522-09-06 yposterior

PATRONATO,49,R.4 Probanza sobre el derecho real a las islas Molucas. 1527-08-02

PATRONATO,49,R.9 Tratado de Zaragoza. 1529-04-17

PATRONATO,87,N.1,R.3 Información de los méritos y servicios de Ruy Gómez de Espinosa (descendiente de GonzaloGómez de Espinosa) y Pedro de Paredes, conquistadores de Guatemala. Constan los méritos deGonzalo Gómez de Espinosa.

1617

PATRONATO,251,R.4 Expediente seguido por el doctor Sancho de Matienzo, canónigo de la catedral de Sevilla ytesorero de la Casa de Contratación, Juan de Aranda, factor de ella y Juan López de Recalde,contador, sobre puntos gubernativos de dicha Casa.

1508

PATRONATO,251,R.8 Información recibida en Sevilla sobre que Juan de Aranda era factor de la Casa de la Contratación,y que había vivido en dicha Casa con Pedro de Isasaga y Sancho Matienzo.

1516

PATRONATO,251,R.9 Oficiales Reales Casa Contratación: varios asuntos. Aviso al Rey de la llegada a Sevilla deMagallanes.

1518

PATRONATO,251,R.10 Cartas de los oficiales reales de la Casa de la Contratación doctor Matienzo, Juan de Aranda yPedro de Isasaga, a Su Majestad, diciendole las disposiciones que han tomado para que conseguridad y prontitud lleguen a Indias los pliegos que remiten.

1519

PATRONATO,251,R.11 Casa Contratación: liberación de Ruy Falero, comendador. 1520

PATRONATO,262,R.3 Premio a Juan Arias de Loyola por sus investigaciones cosmográficas, precedido por elRegimiento de la altura del este-oeste atribuido a Rui Faleiro.

1519

PATRONATO,276,N.3,R.69 Real Provisión de emplazamiento contra Eva Alonso, mujer del comendador Ruy Falero, a peticiónde Francisco Falero, su hermano.

1529-12-22

ARQUIVO NACIONAL DA TORRE DO TOMBO (LISBOA) https://digitarq.arquivos.pt/

Signatura Denominación Fecha

PT/TT/CHR/K/28/56-257V A Gonçalo Rodrigues de Magalhães, fidalgo da casa real, filho de Fernão de Magalhães, fidalgo dacasa real, a partir de 1 de Janeiro de 1497, mercê da tença de seu pai no valor de 7$000 reais.

1498-02-05

PT/TT/GAV/15/10/8 Papéis pelos quais consta que em 1508 se descobrira Malaca e as ilhas de Maluco. Refere Fernãode Magalhães.

15--

PT/TT/CC/1/10/31 Carta de João Rodrigues para o rei sobre a conversa que tivera com Fernão de Magalhães. 1511-05-10

PT/TT/CC/1/13/20 Carta de Simão Álvares para o rei, na qual o informou ter recebido as suas cartas e que Cristóvãode Aro e João de Cartagena tinham chegado a Sevilha, com capítulos contrários ao regimento deFernão de Magalhães.

1513-07-18

PT/TT/CC/2/45/218 Representação de Fernando de Magalhães para sua alteza lhe mandar pagar 1 cavalo, que lhemataram na escaramuça que houve em Azamor.

1514-03-29

PT/TT/GAV/18/8/39 Carta de mercê dada pelos reis católicos, D. Joana e D. Carlos, a Rui Faleiro e a Fernão deMagalhães, naturais de Portugal, considerando-os capitães de uma armada a enviar em descobertade novas terras do oceano.

1518-03-22

PT/TT/GAV/18/10/4 Traslado do contrato e assento que Fernão de Magalhães fez com o Rei de Castela. Inclui a cartado rei de Castela para que os herdeiros e sucessores de Fernão de Magalhães e de Rui Faleirogozem das mercês que lhes foram concedidas, quando os encarregou de irem descobrir novasterras, se por acasso morrerem durante a empresa.

1518-05-14

PT/TT/GAV/18/8/39 Carta de mercê dada pelos Reis Católicos, D. Joana e d. Carlos, a Rui Faleiro e a Fernão deMagalhães, naturais de Portugal, considerando-os capitães de uma armada a enviar em descobertade novas terras do oceano

1518-09-28

PT/TT/GAV/18/8/38 Carta de Álvaro da Costa a D. Manuel I dando conta do que se passara com o rei de Castela, parao dissuadir do descobrimento que determinava mandar fazer por Fernão de Magalhães

1518-09-28

PT/TT/GAV/18/5/26 Carta do rei de Castela, Carlos I, para o rei de Portugal, D. Manuel I, na qual lhe assegurava que a 1519-02-

Page 192: Tomás Mazón Serrano

armada que ele mandara à India em nada prejudicava os interesses de Portugal 28

PT/TT/CC/3/07/000018 Regimento que el-rei de Castela deu a Juan de Cartagena, seu capitão e vedor-geral da armada deFernão de Magalhães, e aos mais oficiais dela, e em que constam inclusos os capítulos que omesmo rei assentou com o dito Fernão de Magalhães e Rui Faleiro, quando os mandou descobrirterras

1519-04-06

PT/TT/CC/1/24/64 Ordem do rei de Espanha para que os capitães, pilotos, oficiais, mestres e contra-mestresmarinheiros obedeçam a Fernão de Magalhães, capitão-geral da armada para Moluco e outrasterras a descobrir.

1519-04-19

PT/TT/MSBR/0025 «LIVRO DE DUARTE BARBOSA» E OUTROS PAPÉIS. Contiene el documento «Navegação eviagem de Fernão de Magalhães quando descobriu o estreito do seu nome», más conocido comoRoteiro de un Piloto Genovés.

15--

PT/TT/GAV/15/15/7 Carta malaia enviada por el-rei de Ternate para Malaca na qual pede socorro a Portugal; fala namorte de el-rei Bayan Sirullah; da vinda de duas naus da frota de Fernão de Magalhães e daamizade de el-rei de Tidor com os castelhanos.

1522

PT/TT/CC/2/101/87 Auto das perguntas que se fizeram a dois espanhois que chegaram à fortaleza de Malaca vindosde Timor na companhia de Àlvaro de Juzarte, capitão de um junco.

1522-06-01

PT/TT/CC/1/28/87 Carta do Rei avisando Luís da Silveira que o Imperador lhe escrevera para mandar soltar aspessoas que foram presas na ilha de Cabo Verde que vinham para Sevilha.

1522-09-18

PT/TT/GAV/15/1/59 Minuta da carta de D. João III a Luís da Silveira a respeito do que diria ao Imperador Carlos Vsobre a nau que viera de Maluco.

1522-09-28

PT/TT/CC/1/28/101 Carta do Rei para Luís da Silveira dando-lhe a forma da resposta que iria mandar ao Imperadorsobre a libertação dos homens que se prederam na ilha de Cabo Verde.

1522-10-03

PT/TT/GAV/18/2/45 Credencial do Imperador Carlos V enviada ao rei D. João III de Portugal para que acreditasse noseu embaixador e secretário Barroso a respeito do contrato de Maluco.

1522-12-12

PT/TT/GAV/13/6/1 Inquirição que se tirou por ordem de D. João III a respeito da tomada de Malaca e descobrimentode Maluco.

1523

PT/TT/GAV/18/3/9 Resposta do imperador aos capítulos oferecidos por parte de D. João III sobre o negócio deMaluco.

1523

PT/TT/GAV/18/6/6 Carta de Rui Gago a D. João III dando conta da sua Armada de Maluco e das naus que o rei deCastela lá tinha mandado.

1523-02-15

PT/TT/GAV/18/2/25 Carta de António de Brito ao Rei D. João III na qual lhe conta o que se passara na viagem deBanda, como se houvera como os castelhanos e da sujeiçao do rei de Ternate como vassalo dePortugal.

1523-05-06

PT/TT/GAV/18/8/14 Carta de Pedro Correia e de João de Faria a D. João III dando conta da audiência que o imperadordeu, com a assistência de alguns do seu conselho, na qual se tratara o negócio de Maluco.

1523-09-12

PT/TT/FRA/01.02/00016 Fragmento de carta de João Rodrigues Mouzinho para o rei. Pede ao rei para mandar logo romper acarta, para do que diz não saiba nenhuma pessoa, por causa do dano que isso causaria. Refere queEstêvão Gomes, piloto que foi com Fernão de Magalhães, o qual estava ali para ir com a caravelaque tinha. Queriam que fosse nas naus que estavam feitas para ir a Maluco, que partiam paraMarço, mas que não queria ir nelas porque as naus não podiam ir a Maluco, sem tocar em muitascoisas do rei, pelo que estava descontente.

1523-11-02

PT/TT/GAV/18/2/15 Traslado da carta de D. João III dirigida aos embaixadores Pedro Correia e João de Faria, sobre ascoisas de Maluco e com a insinuação para se falar no casamento da irmã do imperador.

1523-11-28

PT/TT/GAV/18/2/31 Traslado do capítulo de uma carta que D. João III enviou aos embaixadores sobre o que diziarespeito ao negócio da demarcação de Maluco.

1523-12-01

PT/TT/GAV/18/2/36 Carta do bacharel Pedro de Alcácer avisando Diogo Lopes de Sequeira do que se tinha feito emBadajós a respeito da demarcação de Maluco.

1524

PT/TT/GAV/15/10/45 Traslado do contrato celebrado entre Carlos V de Espanha e D. João III de Portugal para ademarcação de Maluco, conforme capitulação feita entre ambas as coroas.

1524-00-00

PT/TT/GAV/15/10/33 Carta de Pedro Correia e João de Faria, embaixadores em Espanha, a D. João III, a respeito donegócio de Maluco.

1524-01-31

PT/TT/GAV/15/10/20 Pública-forma do contrato celebrado entre Carlos V de Espanha e D. João III de Portugal para ademarcação de Maluco, conforme capitulação feita entre ambas as coroas.

1524-02-19

PT/TT/GAV/18/10/1 Carta por que o imperador Carlos V confirmou e aprovou a escritura que estipulou com D. João IIIsobre a demarcação de Maluco.

1524-02-27

PT/TT/GAV/18/3/43 Traslado da carta por que o imperador D. Carlos V confirmou a escritura, na mesma inserta, sobre ademarcação de Maluco celebrada entre D. João III e o dito imperador.

1524-02-27

Page 193: Tomás Mazón Serrano

PT/TT/GAV/18/4/11 Traslado das capitulações feitas entre os reis de Portugal e Castela a respeito da posse de Maluco. 1524-02-27

PT/TT/GAV/18/6/5 Carta por que o Imperador Carlos V confirma e aprova a escritura estabelecida com D. João IIIsobre a demarcação de Maluco.

1524-02-27

PT/TT/GAV/18/8/33 Carta de Pedro Correia e de João de Faria a D. João III dando conta que receberam por LuísAfonso, a confirmação de sua alteza da escritura da capitulação e assento que fizeram sobre onegócio de Maluco.

1524-03-05

PT/TT/GAV/18/6/7 Regimento dado aos deputados portugueses que iam à fronteira para tratar com Castela dademarcação de Maluco.

1524-03-24

PT/TT/GAV/18/7/17 Carta de procuração dada pelo rei de Portugal ao Dr. Diogo Barradas e ao licenciado AfonsoFernandes para tratarem das demarcações de Maluco.

1524-03-24

PT/TT/GAV/18/2/7 Minuta do recado que se mandou aos doutores António de Azevedo, Francisco Cardoso e GasparVaz, para que não consintam que sejam juízes na contenda da demarcação de Maluco na raia,Simão de Alcáçova, Estêvão Gomes Piloto e Diogo Ribeiro, os quais envia o imperador para omesmo efeito.

1524-03-25

PT/TT/CC/1/30/100 Carta de Miguel de Rodes para o Rei informando-o sobre as impossíbilidades quetinha para vir beijar suas mãos, sem ficar como ingrato e traidor ao Imperador.

1524-04-04

PT/TT/GAV/18/2/29 Carta de Francisco de Melo ao rei em que lhe dá conta da contenda com os castelhanos sobre aposse de Maluco e outras coisas.

1524-04-08

PT/TT/GAV/13/11/8 Processo entre D. João III de Portugal, o imperador D. Carlos V e D. Joana, sua mãe, reis deCastela, a respeito da posse de Maluco e suas ilhas.

1524-04-11

PT/TT/GAV/18/2/10 Carta dos letrados da Raia António de Azevedo Coutinho, Francisco Cardoso e o Doutor GasparVaz, dirigida ao rei, em que lhe dão conta do seu encontro com os castelhanos e as disputas quehouve de parte a parte pela posse de Maluco.

1524-04-11

PT/TT/GAV/18/2/9 Carta de António de Azevedo Coutinho, Francisco Cardoso e o doutor Gaspar Vaz, dirigida ao rei,em que lhe dão conta como se ajuntaram com os castelhanos na Raia para tratarem da posse deMaluco e sua demarcação.

1524-04-13

PT/TT/GAV/15/10/42 Carta testemunhável de D. João III com o teor do traslado em pública forma de capítulos dasinstruções que o Rei mandara a Luís da Silveira sobre o negócio de Maluco e de extratos de cartassobre o mesmo assunto.

1524-04-16

PT/TT/GAV/15/10/23 Carta de Gaspar Vaz pela qual informava a respeito do negócio de Maluco na Junta de Badajoz. 1524-04-22

PT/TT/GAV/14/5/6 Carta do Dr. Gaspar Vaz ao rei a respeito das dúvidas de demarcação que tinham surgido entreportugueses e castelhanos por causa de Maluco.

1524-04-29

PT/TT/GAV/15/10/40 Carta de António d’Azevedo Coutinho dirigida ao doutor João de Faria, embaixador do Rei dePortugal na Corte de Castela, dando notícia sobre do negócio de Maluco.

1524-04-30

PT/TT/GAV/15/10/39 Carta dirigida ao Rei dos deputados que se encontravam em Castela a tratar dos negócios deMaluco.

1524-05-13

PT/TT/GAV/15/10/41 Carta dos deputados que tratavam do negócio de Maluco, dirigida ao Rei, dando notícias da últimaconferência a respeito deste assunto.

1524-05-13

PT/TT/GAV/15/10/38 Carta de Francisco de Mello, Pedro Afonso d’Aguiar e de Diogo López de Sequeira para o Reidando notícias sobre o negócio de Maluco.

1524-05-14

PT/TT/GAV/15/10/32 Carta de Francisco de Mello, Pedro Afonso d’Aguiar e Diogo López que tinham sido enviadospara tratar do negócio de Maluco, sobre se as trezentas e setenta léguas se haviam de começar amedir das ilhas do Sal e Boavista ou das de Santo Antão e Santiago.

1524-05-18

PT/TT/GAV/15/10/24 Carta de Pedro Correia ao secretário do Estado, pela qual informava que tinham ido a Malucoalgumas naus castelhanas pelo estreito de Magalhães.

1524-05-20

PT/TT/GAV/18/7/2 Carta de Pedro Correia participando ao secretário de Estado terem ido das Antilhas a Malucoalgumas naus castelhanas viajando pelo Estreito de Magalhães.

1524-05-20

PT/TT/GAV/15/10/3 Carta de D. João III aos doutores António d’Azevedo, Francisco Cardoso e Gaspar Vaz a respeitodo negócio de Maluco, e das ilhas do Sal e Boavista.

1524-05-21

PT/TT/GAV/18/6/15 Cartas de António de Azevedo Coutinho, Francisco Cardoso e o Dr. Gaspar Vaz, a D. João III, arespeito da demarcação das ilhas de Maluco.

1524-05-24

PT/TT/CC/2/122/54 Declaração que fez António de Brito das dádivas que o feitor Duarte de Resende deu em nome dorei D. João III.

1524-12-18

PT/TT/CC/2/124/27 Mandado do capitão da Fortaleza de Molucas, António de Brito, para o feitor da mesma, Duarte deRezende, dar 4 quintais de cobre ao regedor Quichel da Cruz para mantimento do rei de Ternate.

1525-02-28

Page 194: Tomás Mazón Serrano

PT/TT/GAV/18/2/23 Carta de António de Brito ao rei na qual lhe fala a respeito de Maluco. 1525-02-29

PT/TT/CC/2/124/42 Conhecimento em que se declara que o meirinho do galeão St.º António, Bernaldim de Salazar,recebeu do feitor Duarte Rezende, uma agulha de marear para o dito galeão que vai para Moluco.

1525-03-01

PT/TT/GAV/18/3/47 Instruções enviadas pelo rei de Portugal ao seu embaixador António de Azevedo Coutinho arespeito do negócio principal de Maluco.

1525-03-24

PT/TT/GAV/18/3/44 Carta do rei de Portugal ao embaixador António de Azevedo Coutinho a respeito do negócio deMaluco.

1525-08-31

PT/TT/CC/2/128/77 Mandado do capitão da Fortaleza de Molucas para o feitor da mesma, Duarte de Resende, receberde Francisco Pires, que com o dito capitão tinha vindo por escrivão no navio Santa Luzia, enxofre,salitre e outros.

1525-09-08

PT/TT/CC/2/129/88 Mandado do capitão da Fortaleza de Ternate e Ilhas de Molucas, Garcia Henriques, para o feitor deSua Alteza na dita fortaleza, Duarte de Resende, vender em pregão o navio S. Pantalião que ficouna Ribeira de Ternate.

1525-10-15

PT/TT/GAV/18/3/48 Carta de D. João III ao seu embaixador António de Azevedo Coutinho agradecendo as notíciassobre o negócio de Maluco.

1525-10-20

PT/TT/CC/2/129/222 Conhecimento em que se declara que o feitor da cidade e Fortaleza de Malaca, Diogo Chainho,recebeu 50 barris e 90 cates de cravo, de Duarte de Resende, feitor em Molucas.

1525-11-15

PT/TT/GAV/15/10/34 Carta de Batista de Ponçorom e Leon Pançado, dando conta dos trabalhos que tiveram numaviagem que fizeram a Maluco e como ficaram cativos dos portugueses.

1525-10-20

PT/TT/GAV/18/2/43 Instrumento para se fazer a demarcaçao de Maluco entre Portugal e Castela. 1526

PT/TT/GAV/18/2/38 Instruções sobre as dúvidas que existiam entre Portugal e Castela a respeito do negócio deMaluco.

1526-01-04

PT/TT/GAV/18/10/11 Cópias de várias cartas de D. João III para António de Azevedo Coutinho, e uma para o imperador,a respeito do contrato de Maluco.

1526-01-07

PT/TT/GAV/18/4/3 Carta de António de Azevedo Coutinho a D. João III a respeito do negócio de Maluco. 1526-02-19

PT/TT/GAV/18/3/45 Carta do rei de Portugal ao embaixador António Azevedo Coutinho a respeito do conserto daFortaleza de Maluco.

1526-03-02

PT/TT/GAV/13/9/12 Procuração de D. João III ao licenciado António de Azevedo Coutinho sobre a propriedade eposse de Maluco.

1526-03-27

PT/TT/GAV/18/8/15 Carta de Tristão de Ataíde ao conde de Vimioso dando contas das notícias da Índia e da sua vindapara Maluco.

1526-05-20

PT/TT/GAV/18/8/20 Carta de Tristão de Ataíde a D. João III na qual lhe fala da sua viagem a Maluco. 1526-05-20

PT/TT/GAV/18/3/49 Carta do rei de Portugal a António de Azevedo Coutinho a respeito do negócio de Maluco. 1527-01-08

PT/TT/GAV/18/8/15 Carta de Tristão de Ataíde ao conde de Vimioso dando contas das notícias da Índia e da sua vindapara Maluco. Traslado da carta que o imperador enviou a D. Fernando Cortez sobre a viagem que omandara fazer às ilhas de Maluco. Granada, 1526, Junho, 22; – Traslado do regimento no qual seconta como em 1519 Fernão de Magalhães fora enviado a Maluco, e se estabelece um plano deinformações a dar e instruções a seguir. Granada, 1526, Maio, 20.

1526-05-20 /1534-02-20

PT/TT/GAV/18/8/20 Carta de Tristão de Ataíde a D. João III na qual lhe fala da sua viagem a Maluco. Traslado de outracarta que o imperador enviou a D. Fernando Cortez; - Traslado do regimento em que se fala daviagem mandada fazer a Fernão de Magalhães em 1519.

1526-05-20 /1534-02-20

PT/TT/GAV/18/2/33 Carta do licenciado Afonso Fernandes Jacobs ao rei na qual lhe pede que mande procurar cartasescritas pelo rei de Espanha a Diogo Lopes de Sequeira, estando na Índia, sobre a ida de Fernãode Magalhães a Maluco para que pudesse estabelecer com mais clareza a posse de Maluco.

--

PT/TT/GAV/18/3/49 Carta do rei de Portugal a António de Azevedo Coutinho a respeito do negócio de Maluco. 1527-01-08

PT/TT/CC/1/35/108 Carta do Rei D. João III para os governadores de Malaca e Molucas examinarem se o piloto JoãoSerrão estava cativo, fazerem toda a diligência para conseguir a sua liberdade e lho remeterempelas naus da índia para o mandar ao imperador, seu irmão, que sobre isso lhe escreveu.

1527-02-11

PT/TT/CC/1/37/79 Carta de João Gomes de Azevedo para o rei D. João III dando-lhe a notícia que em Moluco estavauma nau de castelhanos e que se tinha resolvido em conselho mandar a essa fortaleza o maiorsocorro possível.

1527-09-06

Page 195: Tomás Mazón Serrano

PT/TT/CC/1/42/111 Carta de Fernando de Bustamante e de Diogo Salinas dando notícias ao imperador Carlos v dasilhas de Molucas, México, Maquião e outras.

1529-05-03

PT/TT/CC/1/46/84 Carta de Gaspar Palha dando parte ao Rei D. João III ter chegado a Paris Leão Pancado, chamadopor pessoa poderosa da corte para servir de piloto à Índia, de que passou com este negócio eoutros certas tomadias.

1531-05-01

PT/TT/GAV/18/2/33 Carta do licenciado Afonso Fernandes Jacobs ao rei na qual lhe pede que mande procurar cartasescritas pelo rei de Espanha a Diogo Lopes de Sequeira, estando na Índia, sobre a ida de Fernãode Magalhães a Maluco para que pudesse establecer com mais clareza a posse de Maluco.

sin fecha

ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE SEVILLA

Signatura Denominación Fecha

A.H.P.S. 1536 (=52), f. 970. Carta de pago otorgada por Batista Albo, hijo de Francisco Albo, ante el escribano público deSevilla Alonso de la Barrera.

1536-06-17

A.H.P.S. 19927P/12. Tomo VIII,1186.

Venta y almoneda de la nao Victoria, rematada a 285 ducados de oro por Fernando de Zuarzo,factor de Esteban Centurión, mercader genovés.

1523-02-(16-27)

BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA http://bdh.bne.es

RES/18 Descubrimiento del Estrecho de Magallanes (contiene la conocida como Relación de Ginés deMafra).

entre1501 y1600(?)

ARCHIVO HISTÓRICO DE EUSKADI https://dokuklik.euskadi.eus/

Denominación Fecha

Carta de Juan Sebastián de Elcano a Carlos I dando noticias de su llegada y solicitando diversas mercedes. Incluye la contestación delSecretario Francisco de los Cobos al margen.

1522,entre09/10

Carta de Carlos I a Juan Sebastián de Elcano acusando recibo de su «letra» en que le cuenta su llegada con la nao Victoria, ymandándole acuda con dos personas delas que han venido con él, «las más cuerdas y de mejor raçon», a su encuentro; le comunicaque ya ha ordenado a los oficiales de la casa de la Contratación para que les vistan y provean de lo necesario y hagan autos de losucedido; le hace merced de la cuarta parte y de la veintena que le pertenece.

1522-09-11

Real Provisión de Carlos I en la que hace merced de 500 ducados anuales a Juan Sebastián de Elcano. 1523-01-23

Real Cédula de perdón de Carlos I a Juan Sebastián de Elcano por haber vendido una nao a extranjeros. 1523-02-13

Cédula de Carlos I a Juan Sebastián de Elcano para que venga a su encuentro con «los más» que pudiera traer de quienes han venidocon él.

1523-12-04

Real Cédula del Emperador dando licencia de armas a Juan Sebastián de Elcano, capitán de la nao Victoria, y a otras dos personas.Elcano la ha solicitado porque algunas personas le «quieren mal» y teme por su vida.

1524-05-20

Real Cédula del Consejo aprobando el plan de Juan Sebastián de Elcano para llevar la armada a La Coruña y elogiando sus servicios. 1524-10-25

Cédula de Carlos I a los oficiales de la Casa de la Contratación reiterando la merced de 500 ducados anuales a Juan Sebastián deElcano, que se le deben desde la primera merced, y que se le paguen cuando regrese de la especiería a donde ha ido por capitán deuna de las naos de la armada.

1525-04-15

Page 196: Tomás Mazón Serrano

OTRA BIBLIOGRAFÍA

Argensola, Bartolomé Leonardo de, La Conquista de las Islas Malucas , Imprenta Real, Madrid1609.

As gavetas da Torre do Tombo , Centro de Estudos Históricos Ultramarinos, Lisboa 1960-1977.

Barros, João de, Da Asia , Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

Bernal Chacón, Cristóbal, Crónicas de la Primera Vuelta al Mundo según sus Protagonistas,autoeditado, 2016.

Comellas, José Luis, La primera vuelta al mundo , Ediciones RIALP, Madrid 2012.

Correa, Gaspar, Lendas da India, Typographia da Academia Real das Ciencias, Lisboa 1858.

Cortesão, Armando, The Suma Oriental of Tomé Pires and The Book of Francisco Rodríguez ,The Hackluyt Society, Londres 1944.

De las Casas, Bartolomé, Historia General de las Indias , Biblioteca Virtual Miguel deCervantes, Alicante 2007.

Elcano, Juan Sebastián de; Pigafetta, Antonio; Transilvano, Maximiliano, Albo, Francisco;Mafra, Ginés de; y otros, La primera vuelta al mundo , Ediciones Miraguano / EditorialPolifemo, Madrid 2003.

Escalante de Mendoza, Juan de, Itinerario de Navegación de los Mares y Tierras Occidentales ,1575.

Fernández de Enciso, Martín, Suma de Geographia , Jacobo Cronberger, Sevilla 1519.

Fernández de Navarrete, Martín, Colección de los viages y descubrimientos que hicieron pormar los españoles desde fines del siglo XV. Volúmenes IV y V , Imprenta Real, Madrid 1837.

Fernández de Oviedo, Gonzalo, Libro XX dela segunda parte dela general historia delasIndias. Valladolid 1557.

Fernández Torres, Antonio, y cols., Pacífico, España y la Aventura del mar del Sur , Ministeriode Educación, Cultura y Deporte, Madrid 2013.

Fernández Vial, Ignacio y Fenández Morente, Guadalupe, La primera vuelta al mundo, la naoVictoria , Muñoz Moya, Editores Extremeños, 2001.

García, José Manuel, A viagem de Fernão de Magalhães e os portugueses , Presença, Lisboa2007.

Page 197: Tomás Mazón Serrano

Herrera y Tordesillas, Antonio de, Historia General de los hechos de los castellanos en lasislas y tierra firme del mar océano , Décadas II y III, Imprenta Real, Madrid 1601.

Insúa, Pedro, El orbe a sus pies: Magallanes y Elcano, cuando la cosmografía española midióel mundo . Ariel, Barcelona 2019.

Kelsey, Harry, The First Circumnavigators: Unsung Heroes of the Age of Discovery, YaleUniversity Press, 2016.

Landín Carrasco, Amancio y otros, Descubrimientos Españoles en el Mar del Sur, EditorialNaval, Madrid 1992.

Lopes de Castanheda, Fernão, Ho Liuro da Historia do Descobrimento e Conquista da Indiapelos Portugueses , Coimbra, 1554.

López de Gómara, Francisco. Historia General de las Indias, Biblioteca Virtual Miguel deCervantes, Alicante 1999.

Magallanes, Fernando; Mafra, Ginés de; y Anónimo, Descripción de los reinos, costas, puertose islas que hay desde el cabo de Buena Esperanza hasta los Leyquios; Libro que trata deldescubrimiento y principio del Estrecho que se llama de Magallanes; y Descripción de partedel Japón. Real Sociedad Geográfica de Madrid, Establecimiento Tipográfico de Torrent, Madrid1920.

Mártir de Anglería, Pedro, Décadas del Nuevo Mundo, Editorial Bajel, Buenos Aires 1944.

Medina, José Toribio, El Descubrimiento del Océano Pacífico: Vasco Núñez de Balboa,Hernando de Magallanes y sus Compañeros , Imprenta Universitaria Santiago de Chile 1920.

Medina, José Toribio, El Descubrimiento del Océano Pacífico: Hernando de Magallanes y SusCompañeros. Documentos, Imprenta Universitaria Santiago de Chile 1920.

Oliveira, Fernando, The Voyage of Ferdinand Magellan, the original Portuguese manuscript inthe University Library of Leiden , The National Historical Institute, Manila 2002.

Pigafetta, Antonio, La primera vuelta al mundo, Relación de la Expedición de Magallanes yElcano , traducción de Riquer, Isabel, Alianza Editorial, Madrid 2019.

Plinio Segundo, Cayo, Historia natural , traducción de Gerónimo de la Huerta, Juan González,Madrid 1629.

Soler, Isabel, El Sueño del Rey. Viajes y mesianismo en el Renacimiento peninsular ,Acantilado, Barcelona 2015.

Vázquez Campos, Braulio, y cols., El viaje más largo , Ministerio de Cultura y Deporte, Madrid2019.

Page 198: Tomás Mazón Serrano
Page 199: Tomás Mazón Serrano
Page 200: Tomás Mazón Serrano

IMAGEN IDerrota seguida por la expedición en el océano Atlántico hasta el primer punto de parada en América, al quellamaron la Bahía de Santa Lucía.

Page 201: Tomás Mazón Serrano
Page 202: Tomás Mazón Serrano
Page 203: Tomás Mazón Serrano

IMAGEN IILa búsqueda del paso a través de América llevó a Magallanes a explorar muy detenidamente el Río de la Plata, yposteriormente a alcanzar unas latitudes de clima cada vez más inhóspito.

Page 204: Tomás Mazón Serrano
Page 205: Tomás Mazón Serrano
Page 206: Tomás Mazón Serrano

IMAGEN IIILa complicada travesía del estrecho al que llamaron De Todos Los Santos, y terminó pasando a la Historia contodo merecimiento como Estrecho de Magallanes.

Page 207: Tomás Mazón Serrano
Page 208: Tomás Mazón Serrano
Page 209: Tomás Mazón Serrano

IMAGEN IVLa travesía del océano Pacífico, en la que inicialmente buscaron ganar latitudes más cálidas tomando rumbo alnorte, para a continuación navegar con vientos portantes fuertes y constantes hasta Asia.

Page 210: Tomás Mazón Serrano

IMAGEN VTravesía desde Homonhon (isla de Humunu) hasta Cebú, deteniéndose en Mazaua (Limasawa), «donde la gente esmuy buena».

Page 211: Tomás Mazón Serrano

IMAGEN VIDerrota seguida desde Cebú hasta Brunéi.

Page 212: Tomás Mazón Serrano

IMAGEN VIIRuta seguida por la expedición desde Brunéi hasta alcanzar la isla de Tidore (islas Molucas).

Page 213: Tomás Mazón Serrano

IMAGEN VIIIReconstrucción de la derrota seguida por la nao Trinidad en su intento de regreso por el Pacífico.

Page 214: Tomás Mazón Serrano

IMAGEN IXComparación de las derrotas de la nao Trinidad y del primer viaje entre Asia y América completado con éxito, hitoque consiguió Andrés de Urdaneta, aprendiz de Elcano en su juventud, en el año 1565. Como vemos, ambas sesolapan en la misma zona del Pacífico durante el mes de julio. Mientras que a los 31º N a Urdaneta le entraronvientos favorables de poniente, a los de la Trinidad no, y tuvieron que continuar navegando al norte sin que estosucediera.

Page 215: Tomás Mazón Serrano

IMAGEN XRegiones del suroeste asiático en que se ubican Banda, Malaca y Cochín, posesiones portuguesas en las quepermanecieron cautivos los supervivientes de la nao Trinidad. Se indican también los ciclos estacionales delmonzón.

Page 216: Tomás Mazón Serrano

IMAGEN XIDerrota seguida por la nao Victoria desde Tidore a través del océano Índico, repleta de cambios de dirección comoconsecuencia de la sucesión de borrascas a las que tuvieron que enfrentarse nuestros marinos.

Page 217: Tomás Mazón Serrano
Page 218: Tomás Mazón Serrano

IMAGEN XIIDerrota seguida en el océano Atlántico por la nao Victoria, intentando tomar alimentos en la costa de Guinea,deteniéndose después en Cabo Verde, y realizando la conocida como que les llevó hasta la latitud de Galiciabuscando vientos favorables.

Page 219: Tomás Mazón Serrano

IMAGEN XIIISi desde la isla de San Antón de Cabo Verde medimos 370 leguas hacia el Este (o 2.035 km) hallaremos laposición del meridiano de demarcación del Tratado de Tordesillas. A partir de él, siguiendo las referencias dadasen el Memorial, obtenemos la posición virtual del cabo de Buena Esperanza con un error mínimo respecto a suubicación real. Mapa de Google Earth.

Page 220: Tomás Mazón Serrano

IMAGEN XIVSi desde el meridiano de demarcación hallamos hacia el Este y hacia el Oeste las posiciones teóricas delantimeridiano, según el tamaño del mundo que se infiere en el Memorial, queda entre ambas una franja de algo másde 5.000 km, que era la porción del mundo que Magallanes no esperaba encontrar por considerar que este era un13% menor.

Page 221: Tomás Mazón Serrano
Page 222: Tomás Mazón Serrano
Page 223: Tomás Mazón Serrano

IMAGEN XVAncho del océano Pacífico ya esperado por Magallanes antes de adentrarse en él, según las deduccionesmatemáticas que hemos realizado a partir de su Memorial .

Page 224: Tomás Mazón Serrano

IMAGEN XVIMapamundi Kunstmann IV, superponiendo a la misma escala las distancias entre el cabo de Buena Esperanza yMalaca, que según el Memorial de Magallanes era de 1.600 leguas, y las distancias que los de la nao Trinidadestimaron que les separaban del Darién antes de partir en su intento de regreso, de 1.800 leguas hasta la primeratierra según Espinosa, y 2.000 leguas según Juan Bautista y León Pancaldo.

Page 225: Tomás Mazón Serrano

IMAGEN XVIILas derrotas seguidas en el Pacífico por las expediciones de Loaysa (1526), en la que falleció Elcano, y las de laexpedición de Saavedra (1527-9) que acudió en su auxilio enviada por Hernán Cortés, e intentó regresar por dosveces.

Page 226: Tomás Mazón Serrano

1 Archivo Histórico Provincial de Sevilla, 1536 (=52), f. 970. Carta de pago otorgada por Batista Albo, hijode Francisco Albo, ante el escribano público de Sevilla Alonso de la Barrera.

2 Breve et Ristretta Narratione di un Portughese Compagno di Odoardo Barbosa qual fu sopra la naveVittoria del anno 1519 & Circondò il Mondo , publicado por Ramusio, Giovanni Baptista en Delle Navigationi EtViaggi , Venecia, 1554.

3 Cayo Plinio Segundo, Historia Natural , Libro XII, siglo I.4 Se trata de la pequeña isla de Sapudi, muy cerca de la de Bali, y al norte de esta. Lo sabemos gracias a los mapas

que creó Francisco Rodríguez, piloto y cosmógrafo en la expedición de Abreu, en los que se indica junto a ella eltexto Pude, homde sse perdeo a Sabbaia [Pude, donde se perdió la Sabbaia ]. Sabbaia era el nombre del navío enque iba como capitán Francisco Serrano.

5 Sobre ello reflexionaba José Toribio Medina en su obra magna sobre el viaje El Descubrimiento del OcéanoPacífico, Hernando de Magallanes y sus Compañeros , Santiago de Chile, 1920: «Si, pues, hubiéramos deaceptar como fecha de nacimiento de Magallanes aquel año de 1480, para cuya fijación no parece haber mediadomás antecedente que el de suponer que bordearía los 25 al partir para la India, tendríamos que cuando llegó aEspaña para tratar del viaje que meditaba, en 1517, frisaría en los 37».

6 En el Regimiento de Longitudes que se le atribuye, incluido en A.G.I.,Patronato,262,R.3, folios 3r-11v, antesde desarrollar tres posibles métodos teóricos para hallar la longitud geográfica, Faleiro empieza cargando lastintas contra otros pilotos y gente de mar «que es tan contenta de saber un poquito de latitud […] mas aúnpresumen con aquello tanto que no quieren oír a los que de buena gana quieren despertar los oídos con entenderdello más y mejor, lo cual viene de soberbia y de vicio, y no de virtud».

7 Las Reales Atarazanas fueron los astilleros y almacenes del puerto de Sevilla. Construidos por Alfonso X ElSabio, todavía se conservan algunas de sus monumentales naves. Los Reales Alcázares son el conjunto palaciegode Sevilla, declarado Patrimonio de la Humanidad.

8 Bartolomé de las Casas afirmaba en su Historia General de las Indias, capítulo CI, haber estado presente enestas negociaciones, y contaba que «traía Magallanes un globo bien pintado, en el que toda la tierra estaba, y allíseñaló el camino que había de llevar, salvo que el estrecho dejó, de industria, en blanco, porque alguno no se losaltase». Pigafetta nos aclaraba que este globo había sido realizado por «Martín de Bohemia», o Martin Behaim.

9 A.G.I.,Patronato,34,R.1. Testimonio de la confirmación por Juana I y Carlos I de la capitulación asentadapor el Rey con Fernando de Magallanes y Ruy Falero para el descubrimiento y contratación de la Especiería .

10 A.G.I.,Patronato,34,R.8. Instrucción de Carlos I a Fernando de Magallanes y a Ruy Falero, yrequerimiento de Fernando de Magallanes a la Casa de la Contratación.

11 No está claro que Manuel I terminara ordenando el asesinato de Magallanes y Faleiro pero, según nos cuenta lacrónica de Antonio de Herrera, algunos se lo aconsejaron.

12 PT/TT/GAV/18/8/38. Carta de Álvaro da Costa a D. Manuel I dando conta do que se passara com o rei deCastela, para o dissuadir do descobrimento que determinava mandar fazer por Fernão de Magalhães.

13 PP/TT/CC/2/101/87. Auto das perguntas que se fizeram a dois espanhois que chegaram à fortaleza deMalaca vindos de Timor na companhia de Álvaro de Juzarte, capitão de um junco , o Relación de Martín deAyamonte , donde se nos dice: «Juan Serrano, natural de Frexinal». También gracias a este documento conocemosla procedencia de Juan de Cartagena, referido como «caballero de Burgos».

14 A.G.I.,Patronato,34,R.8, folio 1r, Instrucción de Carlos I a Fernando de Magallanes y a Ruy Falero, yRequerimiento de Magallanes a los oficiales de la Casa de la Contratación y respuesta de los mismos.

15 A.G.I.,Patronato,34,R.9,folio 1r, Carta de [Juan Rodríguez] Serrano, Andrés de San Martín, JuanRodríguez Mafra y Vasco Gallego al rey Carlos I, solicitando un aumento de sueldo durante el tiempo quedurara la expedición a la Especiería .

16 Aunque firmaba como Juan Sebastián del Cano, veremos referirnos a él también como delcano en algunosdocumentos originales. Más tarde se le empezó a referir como «de Elcano» o simplemente «Elcano». La RealAcademia de la Historia publicó un dictamen en el año 1926 en que aclaraba que el nombre correcto era JuanSebastián de Elcano.

17 A.G.I.,Patronato,34,R.6, folio 10r, Información y relación de las personas que llevó Fernando deMagallanes al descubrimiento de la Especiería.

18 A.G.I.,Contaduría,425,N.1,R.1, folio 1r, Informaciones sobre sueldos, mercancías y mercedes relativas a la

Page 227: Tomás Mazón Serrano

Armada a la Especiería organizada por Fernando de Magallanes.19 A.G.I.,Patronato,34,R.6, folio 10r, Información y relación de las personas que llevó Fernando de

Magallanes al descubrimiento de la Especiería.20 Real Cédula de perdón de Carlos I a Juan Sebastián de Elcano por haber vendido una nao a extranjeros .

Archivo Histórico de Euskadi. Fondo de la Torre de Laurgain.21 A.G.I.,Patronato,38,R.1, Documentos sobre Juan Sebastián Elcano: testamento y otros instrumentos

relativos a su familia.22 A.G.I.,Patronato,34,R.10. Relación del coste de la Armada de Fernando de Magallanes para el

descubrimiento de la Especiería.23 Mineral de sulfuro de mercurio, que en polvo era utilizado desde antiguo como tinte, de color rojo anaranjado

muy vivo.24 Nuño García de Toreno, quien fue nombrado «maestro de hacer cartas» en la Casa de la Contratación de

Sevilla, en 1519.25 A.G.I.,Patronato, 34, R.10, fols. 10r-10v. Relación del coste de la Armada de Fernando de Magallanes para

el descubrimiento de la Especiería.26 A.G.I.,Patronato,34,R.6, folio 10r, Información hecha a instancias de Fernando de Magallanes y Relación

de la Gente que llevó al descubrimiento de la Especiería .27 Ib., folio 8v.28 Ib.29 A.G.I.,Contaduría,2. Resultas de cuentas tomadas por jueces de comisiones . Tomado de Toribio Medina,

José. El Descubrimiento del Océano Pacífico. Hernando de Magallanes y sus compañeros. Documentos.Santiago de Chile, 1920. Por otro lado, en A.G.I.,Patronato,34,R.6 podemos comprobar el sueldo asignadonominalmente a cada tripulante.

30 Aunque es imposible establecer una equivalencia entre el maravedí y las monedas actuales, si hacemos elejercicio de considerar que un maravedí equivaldría a un euro nos daremos cuenta de que todas estas cifrasrelativas a los sueldos cobran bastante sentido. En mi opinión, observando el importe de los sueldos, un maravedípodría equivaler aproximadamente a 1 euro o incluso a 1,5 o 2 euros en esta época.

31 Nótese que se llamaba de Las Muelas, y no de las Mulas, como tantas veces se leerá.32 A.G.I.,Patronato,34,R.25, folios 5r-7r. Cuenta justificativa de Cristóbal de Haro relativa a las armadas con

destino a la Especiería de Fernando de Magallanes, Sebastián Caboto y García Jofré de Loaysa.33 Las fuentes muestran bastante dispersión en este dato.34 Una transcripción de esta breve relación del viaje está publicada en La primera vuelta al mundo , Ediciones

Miraguano/Editorial Polifemo, Madrid 2003.35 PT/TT/CC/2/101/87, folio 1v. Auto das preguntas que se fizeram a dois espanhóis que chegaram à fortaleza

de Malaca vindos de Timor na companhia de Álvaro Juzarte, capitão de um junco .36 A.G.I.,Contratación,5090,L.4, folio 13v. Libro copiador: Armada de Fernando de Magallanes.37 A.G.I.,Patronato,34,R.15, folio 1r. Copia de una carta de Juan López de Recalde [contador mayor de la

Casa de la Contratación] dirigida al obispo de Burgos, Juan Rodríguez de Fonseca, sobre la Armada de laEspeciería y otros asuntos de su competencia . En ella el contador informa de la llegada a Sevilla de la nao SanAntonio, proveniente del estrecho de Magallanes, y de lo que sus tripulantes contaban sobre el viaje.

38 Ib.39 Ib.40 Ib.41 A.G.I.,Patronato,34,R.13. Memorial atribuido a Magallanes en el que se justifica la pertenencia de las

Molucas a España, folio 30r.42 Crónica de Oliveira o Manuscrito de Leiden .43 PT/TT/CC/2/101/87, folio 1v. Auto das perguntas…44 Juan Díaz de Solís fue el sucesor de Américo Vespucio como piloto mayor de la Casa de Contratación,

nombrado por el rey Fernando El Católico, quien confiaba plenamente en su capacidad, como resulta patente por elmodo de infundirle ánimos tras la pérdida de una nave y sus bastimentos, en 1515: «Y no os dé pena lo pasado [...]todo saldrá muy bien». A.G.I.,Indiferente,419,L.5, Folios 459v-460r.

Page 228: Tomás Mazón Serrano

45 Sebastián de Olarte según las listas de embarcados, por las que además sabemos que era de Bilbao.46 Recordamos que el Derrotero que se conserva es una copia del original perdido, y quizá por ello se

introdujeran errores involuntariamente.47 A.G.I.,Patronato,34.R.14, folio 1r, Carta de los oficiales de la Casa de la Contratación de las Indias al

emperador Carlos V, sobre regreso de la nao San Antonio y denuncias de sus mandos de los excesos deFernando de Magallanes.

48 A.G.I.,Patronato,34,R.15, folio 1v, Copia de una carta de Juan López de Recalde…49 A.G.I.,Patronato,34,R.17, folio 3r, Traslado de la información presentada por poderes por Álvaro de la

Mezquita, acerca de la toma de la nao San Antonio por Gaspar de Quesada y Juan de Cartagena, el 1º deabril de 1520.

50 PT/TT/CC/2/101/87, folio 2v. Auto das perguntas…51 A.G.I.,Patronato,34,R.4, folio 19r. Relación del sueldo debido a 107 de los tripulantes de la expedición a

las Islas Molucas capitaneada por Fernando de Magallanes.52 Y en la Trinidad siguió hasta su captura por los portugueses en las Molucas. Después terminó siendo trasladado

a la prisión de Cochín, donde falleció.53 PT/TT/CC/2/101/87, folio 2r, Auto das perguntas…54 Ib.55 A.G.I.,Patronato,34,R.14, folio 1r. Carta de los oficiales de la Casa de la Contratación de las Indias al

emperador Carlos V, sobre regreso de la nao San Antonio…56 Si se perdieron o no los mantenimientos de la nao Santiago es algo en lo que difieren las fuentes primarias.

Según Ginés de Mafra, «se perdió esta nao con todo lo que en ella venía». Lo contrario se nos cuenta en el Roteirode un piloto genovés : «se puso en salvo toda la gente, mercadería y artillería y aparejos», mientras que Pigafettanos ofrece quizás la clave de la cuestión: «La tripulación permaneció durante dos meses en el sitio del naufragiopara recoger los restos del navío y las mercancías que el mar arrojaba periódicamente a la orilla».

57 A.G.I.,Patronato,34,R.15, folio 3r, Copia de una carta de Juan López de Recalde…58 Relación de Maximiliano Transilvano .59 Dato extraído de la carta de Antonio de Brito al rey de Portugal. PT-TT-GAV-18-2-25.60 Con mucha probabilidad el hoy conocido como Monte Dinero, muy cerca del cabo Vírgenes.61 A.G.I.,Contaduría,425,N.1,R.1, folio 97v. Informaciones sobre sueldos, mercancías y mercedes relativas a la

Armada de la Especiería organizada por Fernando de Magallanes.62 Según el diccionario de la RAE, las acepciones de golfo relacionadas con nuestro texto son las siguientes:1. m. Gran porción de mar que se interna en la tierra entre dos cabos.2. m. Toda la extensión del mar.3. m. Gran extensión de mar que dista mucho de tierra por todas partes, y en la cual no se encuentran islas.63 A.G.I.,Patronato,34,R.15, folio 1r, Copia de una carta de Juan López de Recalde…64 Merece que hagamos notar el enorme peso de Gerónimo Guerra por ser pariente nada menos que del armador

Cristóbal de Haro, alguien con la confianza plena de Carlos I.65 A.G.I.,Patronato,34,R.14, folio 1r, Carta de los oficiales de la Casa de la Contratación de las Indias al

emperador Carlos V, sobre regreso de la nao San Antonio…66 A.G.I.,Patronato,34,R.14, folio 1v.67 A.G.I.,Indiferente,420,L.8, folios 294r-295r.68 Dato muy extendido, aunque con la única base de la crónica de Pedro Mártir de Anglería, en la que se cuenta

que Juan de Cartagena era «familiar del obispo de Burgos».69 La familia de Magallanes tuvo un terrible destino: al partir la expedición quedaron en Sevilla su hijo Rodrigo,

de corta edad, y su mujer Beatriz Barbosa embarazada. El bebé murió al nacer, ella en marzo de 1522 y Rodrigo enoctubre del mismo año, solo un mes después de la llegada de la nao Victoria.

70 A.G.I.,Indiferente,420,L.8, folios 332r-332v.71 Se discute que Rodrigo Bermejo y Juan Rodríguez Bermejo sean la misma persona. De ser así, se trataría de

quien es más conocido por el nombre de Rodrigo de Triana, el primero en avistar América en 1492, y que fallecióen la expedición de Loaysa al Maluco, en la que iba también Elcano.

72 A.G.I.,Contratación,4675B,L.2, folio 122v.

Page 229: Tomás Mazón Serrano

73 A.G.I.,Patronato,45,R.19, folio 1v. Relación de Juan de Mori: expedición de Simón de Alcazaba .74 Elevación redondeada.75 Pedro de Valdivia nació en Villanueva de la Serena (Badajoz, España), desde donde el autor escribe estas

líneas.76 El bizcocho de los marineros consistía en galleta cocida varias veces, hasta dotarla de un grado de sequedad y

de dureza que le confería una gran durabilidad.77 Brasil.78 Aunque dedicaremos un apartado a explicar cómo navegaban, adelantamos que hallaban su latitud mediante la

lectura de la altura del sol respecto al horizonte a mediodía, compensada por el dato de la declinación del sol en lafecha en que se encontraran, que es variable para cada día del año, y el cual portaban en las referidas tablas dedeclinación.

79 Comellas, José Luis, La primera vuelta al mundo , RIALP, 2012.80 A.G.I.,MP-FILIPINAS,3 Carta náutica en que se señala la primera tierra que avistaron y el primer

surgidero en que estuvieron los componentes de la expedición de Miguel López de Legazpi en las IslasFilipinas.

81 Relación escrita por Maximiliano Transilvano. ¿Pudo Magallanes llegar a conocer esta noticia relacionada conCortés? Es altamente difícil que fuera así, aunque por muy poco tiempo, siendo por ello lo más probable que setrate de una licencia poética del cronista Transilvano. Magallanes zarpó de Sanlúcar en septiembre de 1519, y lasprimeras noticias sobre la conquista de Nueva España fueron traídas por Francisco de Montejo y AlonsoHernández Portocarrero en una carabela que partió de Veracruz en julio de ese año llegando a Sanlúcar «poroctubre» (Herrera, Década II, libro V, p.168). La Casa de Contratación de Sevilla no informó a la Corte hasta el 7de noviembre de su llegada a Sevilla (A.G.I.,Contratación,4675B,L.2). Información obtenida en: Robles Macías, L.(2019, 23 abril). ¿Llegó Magallanes a saber de la conquista de México por Hernán Cortés? Recuperado 27 abril,2019, de https://historiaymapas.wordpress.com/2019/04/21/llego-magallanes-a-saber-de-la-conquista-de-mexico-por-hernan-cortes/.

82 No está acreditado que llegara a dar la vuelta al mundo. Le faltaron unos 2.500 km para circunnavegar el globo,en dos viajes diferentes, que es la distancia que separa Malaca de Cebú. Para que esta afirmación fuera cierta,Magallanes tuvo que haber formado parte de la expedición de António de Abreu a la Especiería que zarpó deMalaca mientras él se encontraba allí, en 1512. Como mencionamos en el primer capítulo, en esa expedición ibasu amigo Francisco Serrano, quien a diferencia de los demás, que retornaron a Malaca, decidió quedarse en elMaluco, y desde allí escribió una carta a Magallanes informándole de su ubicación. Al menos hasta día de hoy, nose conoce ningún documento que deje constancia de que Magallanes participara en esta expedición.

83 A.G.I.,Patronato,34,R.11, folios 3r-3v. Relación de tripulantes de la Armada enviada al descubrimiento dela Especiería fallecidos, desertores o dejados en las Molucas.

84 A.G.I.,Patronato,34,R.19, folio 2r. Información recibida por el alcalde de casa y corte, Santiago Díaz DeLeguizamo, en que declaran el capitán de la nao Victoria, Juan Sebastián de Elcano, Francisco Albo yFernando de Bustamante, sobre distintos pormenores del viaje de la primera vuelta al mundo .

85 Crónica de Rodrigo Aganduru Moriz, o Historia General de las Islas Occidentales a la Asia adyacentes,llamadas Philipinas , del s. XVI. Transcripción publicada por Sancho Rayón, J. y De Zabalburu, F. Colección deDocumentos Inéditos para la Historia de España , Tomo LXXVIII, 1882.

José Toribio Medina afirmaba razonadamente en su obra El Descubrimiento del Océano Pacífico, Hernando deMagallanes y Sus Compañeros que Aganduru Moriz pudo tener acceso a cierta documentación sobre el viaje quetrajo el propio Elcano.

86 Según Ginés de Mafra, Duarte Barbosa era primo de la mujer de Magallanes, aunque el capitán portuguésAntónio de Brito le refirió como hermano de Beatriz Barbosa en su carta al rey Manuel I desde las Molucas.

87 A.G.I.,Patronato,34,R.19, folio 2r. Declaraciones de Elcano, Albo y Bustamante al alcalde De Leguizamo…88 Según la crónica de Oliveira, Duarte Barbosa provocó que Juan Rodríguez Serrano le acompañara al insinuar

que era un cobarde, tras los argumentos que este había dado por los que creía más conveniente no acudir.89 A.G.I.,Patronato,34,R.11, folios 3v-4r.90 Las fuentes discrepan sobre el modo de actuar de Juan Serrano en aquel trance. Tenemos desde la versión de

Pigafetta, que cuenta que quedó maldiciendo a João Carvalho a gritos por dejarle allí, hasta la versión de la crónicade Oliveira, según la que Juan Serrano no solo mantuvo la serenidad, sino que pidió a los de las naos que marcharan

Page 230: Tomás Mazón Serrano

a la vista de lo que sucedía por no ponerles en mayor peligro. Quizás la realidad fue más moderada, y se pareciera ala versión de Ginés de Mafra: «el viejo con lágrimas les rogó que pues que no le rescataban que no hiciesen malcon los tiros en el pueblo, y así lo hicieron».

91 PT/TT/GAV/18/2/25 Carta de António de Brito ao Rei D. João III na qual lhe conta o que se passara naviagem de Banda, como se houvera como os castelhanos e da sujeiçao do rei de Ternate como vassalo dePortugal.

92 PT/TT/CC/1/35/108 Carta do Rei D. João III para os governadores de Malaca e Molucas examinarem se opiloto João Serrão estava cativo, fazerem toda a diligência para conseguir a sua liberdade e lho remeterempelas naus da Índia para o mandar ao Imperador, seu irmão, que sobre isso lhe escreveu.

93 Juan de Campos, natural de Alcalá de Henares (Madrid), había sido alistado como despensero en la naoConcepción. Fue uno de los hombres que eligieron quedarse en Tidore (islas Molucas) al cargo de un almacén declavo, aunque allí terminó siendo apresado por los portugueses. Falleció el 1 de febrero de 1523 estando cautivo,ahogado en el naufragio del junco en que estaba siendo trasladado a Malaca.

94 El Roteiro nos habla también de estos pilotos, aunque sobre su número cuenta que fueron tres. Por otro lado,«en esta isla estuvieron un mes; es muy abundante; aquí tuvieron nuevas de Burneo, y tomaron dos hombres que losllevaron allá», en PT/TT/GAV/18/2/25 Carta de António de Brito ao Rei D. João III…

95 Fernández de Oviedo, Gonzalo, Historia general y natural de las Indias, Libro XX, cap. 4, Valladolid 1557.96 A.G.I.,Patronato,87,N.1,R.3, folio 78r. Información de los méritos y servicios de Ruy Gómez de Espinosa y

Pedro de Paredes, conquistadores de Guatemala .97 Después de terminado el viaje, los oficiales de la Casa de Contratación relacionaron el importe adeudado a

Carvalho, añadieron al final una nota que dice: «y hay cierto proceso que dijo el contador [Martín Méndez] quehabía sobre él que se había de ver». A.G.I.,Contaduría,425,N.1,R.1, folio 62v. Informaciones sobre sueldos,mercancías y mercedes relativas a la Armada a la Especiería organizada por Fernando de Magallanes.

98 A.G.I.,Patronato,34,R.19, folios 2v, 4v y 6r respectivamente. Declaraciones de Elcano, Albo y Bustamanteante el alcalde De Leguizamo.

99 A.G.I.,Contaduría,425,N.1,R.1, folio 1r. Informaciones sobre sueldos, mercancías y mercedes relativas a laArmada a la Especiería organizada por Fernando de Magallanes.

100 «Hicieron capitán […] a Juan Sebastián del Cano, que desde el Estrecho hasta que murió Magallanes habíasufrido muchos disfavores, mas él como discreto sufrió». Relación de Ginés de Mafra . Nótese cómo se trasluceel aprecio personal de Mafra por Elcano.

101 A.G.I.,Indiferente,1528,N.1 Libro de las paces y amistades que se han hecho con los Reyes y Señores delas islas y tierras donde hemos estado, siendo los capitanes Gonzalo Gómez de Espinosa y Juan Sebastián delCano, y el maestre Juan Bautista, gobernadores de la armada que el Emperador Nuestro Señor envía aldescubrimiento de la Especiería, y yo, Martín Méndez, contador de ella, año de 21.

102 Como ya mencionamos, en esta época, a la mercancía que se embarcaba con el fin de ser utilizada paracomerciar con ella se la llamaba rescate.

103 A.G.I.,Indiferente,1528,N.1 Libro de las Paces del Maluco.104 A.G.I.,Patronato,34,R.11, folio 4v, Relación de tripulantes de la Armada enviada al descubrimiento de la

Especiería fallecidos, desertores o dejados en las Molucas.105 No lo sabemos a ciencia cierta, pero sería probable que uno de ellos se trate de Juan de Pegu, uno de los tres

asiáticos que llegaron vivos a España, dado que Pegu es una ciudad de Birmania, muy lejos de las Molucas. LaRelación de Pigafetta viene a confirmarlo, puesto que leemos al respecto: «le enviamos [a Almansur] las tresmujeres que esperábamos presentar a la reina de España y todos los hombres, excepto los de Borneo».

106 Se trata de las tres mujeres que como ya indicamos se había quedado para sí el por entonces capitán JoãoLopes Carvalho, días antes de ser destituido.

107 ¿Por qué al cabo de Buena Esperanza y a Mozambique? Este dato refuerza la hipótesis mantenida acerca deque Magallanes hizo creer a la tripulación que se dirigirían a la Especiería por el camino ya conocido por losportugueses, ocultando su verdadero plan.

108 PT/TT/GAV/15/15/7 Carta malaia enviada por el-rei de Ternate para Malaca na qual pede socorro aPortugal; fala na morte de el-rei Bayan Sirullah; da vinda de duas naus da frota de Fernão de Magalhães eda amizade de el-rei de Tidor com os castelhanos.

109 Referida en la mayor parte de las fuentes como Gilolo , en la actualidad recibe el nombre de isla de

Page 231: Tomás Mazón Serrano

Halmahera.110 A.G.I.,Patronato,34,R.16 Recibo de Juan de Campos, escribano de la nao Trinidad, de mercancías que le

entregaron Juan Sebastián Elcano y Martín Méndez.111 El primero que refirió la entrega de aves del paraíso al emperador por parte de Elcano fue Maximiliano

Transilvano. Fernández de Oviedo añade que «destos truxo a España el capitán Johan Sebastian del Cano cinco oseys, e después en otro tiempo truxo otros el capitán Andrés de Urdaneta, el qual […] me dio a mí uno dessospáxaros».

112 Carta de Juan Bautista de Punzorol a personaje que no se nombra, escrita en Tidore el 21 de diciembrede 1521 . Tomada de la transcripción publicada por Toribio Medina, José, en El Descubrimiento del OcéanoPacífico, Hernando de Magallanes y sus Compañeros, Santiago de Chile, 1920.

113 PT/TT/GAV/18/2/25 Carta de António de Brito ao Rei D. João III na qual lhe conta o que se passara naviagem de Banda, como se houvera como os castelhanos e da sujeiçao do rei de Ternate como vassalo dePortugal.

114 La broma es un molusco que ataca a la madera sumergida, causando perforaciones, oquedades y puede llegar acausar un debilitamiento estructural peligroso.

115 A.G.I.,Patronato,48,R.20, folio 2r, Parecer sobre la fundación de una Casa de Contratación para laEspeciería en La Coruña y carta de Juan Sebastián Elcano sobre su viaje de circunnavegación o primeravuelta al mundo.

116 A.G.I.,Patronato,48,R.20, folio 2r. Parecer sobre la fundación de una Casa de Contratación para laEspeciería en La Coruña y carta de Juan Sebastián Elcano sobre su viaje de circunnavegación o primeravuelta al mundo.

117 El derrotero de Francisco Albo proporciona la longitud en que pensaban encontrarse en algunas islas delentorno, aunque no está nada claro respecto a qué meridiano se referenciaban.

118 A.G.I.,Contratación,5090,L.4 Libro copiador: Armada de Fernando de Magallanes.119 Por nuestras cuentas, en concreto quedaron allí 54 expedicionarios.120 A.G.I.,Indiferente,1528,N.2, folio 1r, Carta de Gonzalo Gómez de Espinosa a Carlos I, narrando las

vicisitudes del periplo en solitario de la nao Trinidad por el Pacífico Norte, y su prisión por los portugueses.121 A.G.I.,Patronato,34,R.20, folio 1r, Memoria de las personas que murieron en la nao Trinidad.122 Bebida local.123 Fecha indicada en el Roteiro de un piloto genovés, aunque Espinosa dijo que se trataba del día de San

Bernabé, es decir, el 11 de junio.124 La duración de la tempestad es un dato incierto porque encontramos dispersión en las fuentes. Fueron entre

doce y cuatro días.125 A.G.I.,Indiferente,1528,N.2, folio 1v, Carta de Gonzalo Gómez de Espinosa a Carlos I…126 Ib.127 A.G.I.,Indiferente,1528,N.2, folio 1v, Carta de Gonzalo Gómez de Espinosa a Carlos I…128 Ib., folio 1r. Esta expresión se repite literalmente en las dos cartas de los genoveses Juan Bautista y León

Pancaldo escritas en Mozambique, dirigidas a Carlos I y a un «reverendísima señoría» desconocido, en las quetambién encontramos otras analogías muy evidentes con la carta de Espinosa.

129 Carta do mestre piloto da nau española Vitória para o imperador Carlos V, na qual lhe dizia que tinhaido à ilha de Tidore e descoberto terras e lhe pedia ajuda para regressar à Pátria , Moçambique, 1525,outubro, 25. Aunque esta descripción es parcialmente incorrecta, este documento se encuentra transcrito en En AsGavetas da Torre do Tombo, maço XVII, 6-24, nº 4203. Se trata de una carta dirigida a Carlos V por Juan Bautistade Punzorol y León Pancaldo desde Mozambique.

130 Según la carta que envió Antonio de Brito a su rey desde Tidore (PT/TT/GAV/18/2/25), llegó allí el 13 demayo de 1522, es decir, con los últimos monzones de invierno, y solo 37 días después de que la nao Trinidadzarpara rumbo al Darién.

131 A.G.I.,Patronato,34,R.27, folio 2r, Interrogatorios a los tripulantes supervivientes de la nao Trinidad, dela armada de Magallanes, sobre lo acontecido en su retorno de las Molucas .

132 Ib.133 Se trataba con toda probabilidad de una copia del mapamundi conocido como Kunstmann IV , atribuido a

Page 232: Tomás Mazón Serrano

Jorge y Pedro Reinel, hecho alrededor de 1519 y que pudo ser encargado por Fernando de Magallanes. Segúntrataremos más adelante, al tomar la decisión de volver por el Pacífico este mapa les hizo pensar que el Darién seencontraba más cerca. Al decir Castanheda que todos los mapas iban errados se refería a que en ellos seconsideraba a las Molucas en la demarcación de Castilla del Tratado de Tordesillas.

134 Ib., folio 5r.135 Ib.136 A.G.I.,Patronato,49,R.4, folio 16r, Probanza sobre el derecho real a las islas Molucas.137 Ib. folio 16r.138 Ib. folio 26v.139 PT/TT/GAV/18/2/25 Carta de António de Brito ao Rei D. João III na qual lhe conta o que se passara na

viagem de Banda, como se houvera como os castelhanos e da sujeiçao do rei de Ternate como vassalo dePortugal.

140 A.G.I.,Patronato,34,R.20, folio 1v, Memoria de las personas que murieron en la nao Trinidad.141 Ib.142 A.G.I.,Patronato,34,R.27, folio 24v. Interrogatorios a los tripulantes supervivientes de la nao Trinidad…143 En realidad, esta carta la dictó, puesto que Espinosa no sabía escribir, según él mismo afirmó en el testimonio

que dio antes de partir en A.G.I.,Patronato,34,R.6, folio 9v, Información y relación de las personas que llevóFernando de Magallanes al descubrimiento de la Especiería.

144 A.G.I.,Indiferente,1528,N.2, folio 2r, Carta de Gonzalo Gómez de Espinosa a Carlos I…145 A.G.I.,Contaduría,425,N.1,R.1, folio 63r, Informaciones sobre sueldos, mercancías y mercedes relativas a

la Armada a la Especiería organizada por Fernando de Magallanes.146 PT/TT/GAV/15/10/34 Carta de Batista de Ponçorom e Leon Pançado, dando conta dos trabalhos que

tiveram numa viagem que fizeram a Maluco e como ficaram cativos dos portugueses.147 A.G.I.,Patronato,34,R.27, folio, 5v, Interrogatorios a los tripulantes supervivientes de la nao Trinidad…148 Ib., folio 4r.149 A.G.I.,Patronato,34,R.24, folio 1r, Declaración jurada de Juan Quemado, recibida por orden del Consejo

de Indias, sobre la prisión en Lisboa de Gonzalo Gómez de Espinosa, Ginés de Mafra y el clérigo Morales.150 Ib., folio 7v.151 Ginés de Mafra era natural de Jerez de la Frontera, pero residía en Palos. A.G.I.,Contaduría,425,N.1,R.1 folio

69r.152 A.G.I.,Indiferente,421,L.12, folios 68R-69V, Justicia a Ginés de Mafra.153 A.G.I.,Guatemala,9A,R.6,N.11 folios 1r-1v. Cartas de Audiencia: Carta de Pedro de Alvarado, gobernador

de Guatemala y Honduras.154 A.G.I.,Patronato,23,R.10, folio 19r, Relación de la expedición de Ruy López de Villalobos a las Islas

Molucas, por García de Escalante Alvarado .155 PT/TT/CC/1/46/84 Carta de Gaspar Palha dando parte ao Rei D. João III ter chegado a Paris Leão

Pancado, chamado por pessoa poderosa da corte para servir de piloto à Índia, de que passou com estenegócio e outros certas tomadias.

156 A.G.I.,Patronato,35,R.2 Autos de Gonzalo Gómez de Espinosa: pensión 300 ducados.157 A.G.I.,MP-Escudos,231.158 A.G.I.,Patronato,35,R.2, folio 5v, Autos de Gonzalo Gómez de Espinosa: pensión 300 ducados.159 A.G.I.,Patronato,35,R.1, folio 3r, Autos de Gonzalo Gómez de Espinosa: abono de salario.160 Hasta 1529 trabajó organizando una expedición a la Especiería como capitán, bajo el mando de Simón de

Alcazaba, que finalmente se aplazó aunque ya no participó en ella. A.G.I.,Patronato,45,R.13 yA.G.I.,Indiferente,422,L.4, folio 23r.

161 A.G.I.,Indiferente,1963,L.8, folio 281r, Registro: Sevilla.162 A.G.I.,Patronato,36,R.1, bloque 5, folio 3v, Autos de Catalina López: abono sueldos de Juan Rodríguez.163 A.G.I.,Patronato,48,R.20, folio 2r. Parecer sobre la fundación de una Casa de Contratación para la

Especiería en La Coruña y carta de Juan Sebastián Elcano sobre su viaje de circunnavegación o primeravuelta al mundo.

Page 233: Tomás Mazón Serrano

164 A.G.I.,Contaduría, 425,N.1,R.1 folios 15r-15v. Informaciones sobre sueldos, mercancías y mercedesrelativas a la Armada a la Especiería organizada por Fernando de Magallanes.

165 A.G.I.,Patronato,34,R.11, folio 4v. Relación de tripulantes de la Armada enviada al descubrimiento de laEspeciería fallecidos, desertores o dejados en las Molucas.

166 A.G.I.,Patronato,48,R.20, folio 2r. Parecer sobre la fundación de una Casa de Contratación para laEspeciería en La Coruña y carta de Juan Sebastián Elcano sobre su viaje de circunnavegación o primeravuelta al mundo.

167 A.G.I.,Patronato,34,R.21, Autos, probanzas de Simón de Burgos: abono de su sueldo.168 PT/TT/CC/1/28/101 Carta do Rei para Luís da Silveira dando-lhe a forma da resposta que iria mandar

ao Imperador sobre a libertação dos homens que se prederam na ilha de Cabo Verde .169 A.G.I.Contaduría,425,N.1,R.1 Informaciones sobre sueldos, mercancías y mercedes relativas a la Armada

a la Especiería organizada por Fernando de Magallanes . Los que llegaron a los 37 días fueron Martín Méndez,Pedro de Tolosa, Richart de Normandía, Felipe de Rodas, Gómez Hernández, Pedro de Chindurza, VasquitoGallego, Juan Martín y Maese Pedro, mientras que quienes lo hicieron más tarde fueron Simón de Burgos, Roldánde Argote y Ocacio Alonso.

170 Ib., folio 13v.171 Ib.172 A.G.I.,Patronato,48,R.20, folio 2r. Parecer sobre la fundación de una Casa de Contratación para la

Especiería en La Coruña y carta de Juan Sebastián Elcano sobre su viaje de circunnavegación o primeravuelta al mundo.

173 A.G.I.,Contaduría,425,N.1,R.1174 Ib., folio 27v.175 Ib., folio 97v.176 Ib., folio 95r.177 A.G.I.,Patronato,48,R.20, folio 2r. Parecer sobre la fundación de una Casa de Contratación para la

Especiería en La Coruña y carta de Juan Sebastián Elcano sobre su viaje de circunnavegación o primeravuelta al mundo.

178 A.G.I.,Contratación,5090,L.4, folio 74v, Libro copiador: Armada de Fernando de Magallanes.179 Ib., folio 73r.180 Ib., 76v.181 Ib., 73r.182 Esta misma talla original de la Virgen de la Victoria puede visitarse en la iglesia de Santa Ana, en el barrio de

Triana. Antes de zarpar, al menos Magallanes también la había visitado. Debajo de ella, veremos unos azulejos conuna nao dibujada y, conforme Pigafetta describió, la Cruz de Santiago en la vela mayor, con la inscripción «Esta esla figura de nuestra buenaventura».

183 Un ducado de oro equivalía a 375 maravedís.184 A.G.I.,Contratación,4675B,L.2 Libro manual de cargo y data de la Tesorería de la Casa de la

Contratación, folio 129v.185 La carta fue fechada el 11 de septiembre, solo cinco días después de que Elcano le hubiera escrito la suya en

Sanlúcar de Barrameda. Se encuentra en el Archivo Histórico de Euskadi.186 La gestión fue ágil. El 3 de octubre de 1522 el rey de Portugal escribía a su embajador en Castilla, Luis da

Silveira, respecto a la respuesta a dar al emperador acerca de los hombres presos en Cabo Verde, carta que seconserva en el archivo de Torre do Tombo : PT/TT/CC/1/28/101 Carta do Rei para Luís da Silveira dando-lhe aforma da resposta que iria mandar ao Imperador sobre a libertação dos homens que se prederam na ilha deCabo Verde.

187 En realidad no era así, pero si Elcano lo contó al rey creo que debemos pensar que estaba convencido de ello.188 A.G.I.,Patronato,34,R.19, folio 3r, Información recibida por el alcalde de casa y corte, Santiago Díaz De

Leguizamo…189 Cada tripulante estaba autorizado a embarcar, según su rango u oficio, cierta cantidad de artículos para

intercambiar por riquezas. Lo normal es que cada uno de ellos tuviera su caja de mercaderías.190 A.G.I.,Contaduría,425,N.1,R.1 Informaciones sobre sueldos, mercancías y mercedes relativas a la Armada

Page 234: Tomás Mazón Serrano

a la Especiería organizada por Fernando de Magallanes.191 A.G.I.,Patronato,35,R.9 Autos del fiscal con el factor Cristóbal de Haro, sobre que se le abone la cantidad

que gastó en el aviamiento de la Armadas de Fernando de Magallanes, y al comendador Loaysa, que fueronal descubrimiento del Maluco.

192 En la mayor parte de los casos en que encontramos referenciado el dato de la edad se trata de tripulantes quedeclararon en el año 1524 como testigos en la Junta de Elvas–Badajoz, donde se discutió entre Castilla y Portugalsobre la ubicación de las Molucas respecto al antimeridiano de demarcación y, por tanto, sobre los derechos deposesión de las islas conforme al Tratado de Tordesillas. A.G.I.,Patronato,48,R.15.

193 A.G.I.,Patronato,34,R.6 Información y relación de las personas que llevó Fernando de Magallanes aldescubrimiento de la Especiería.

194 Hay dos documentos datados en los que Espinosa declaró su edad en diferentes momentos, quedando patenteque no era algo que le preocupara por cuanto son incoherentes entre sí. El 19 de agosto de 1519 declaró contarcon «treinta años, poco más o menos», mientras que ocho años después, el 2 de agosto de 1527, dijo tener«cuarenta años, poco más o menos». A.G.I.,Patronato,34,R.6 y A.G.I.,Patronato,49,R.4 respectivamente.

195 A.G.I.,Patronato,262,R.3, Premio a Juan Arias de Loyola por sus investigaciones cosmográficas,precedido por el Regimiento de la altura del este-oeste atribuido a Rui Faleiro.

196 Métodos que puso en práctica en la costa de América el cosmógrafo de la expedición, Andrés de San Martín,sin obtener resultados que le parecieran coherentes.

197 Castilla del Oro era por entonces una gobernación que comprendía parte del actual Panamá hasta el golfo deUrabá, en la actual Colombia.

198 Al menos así se creyó hasta que mediciones más modernas ajustaron esta medida a 40.008 km, frente a los40.075 del ecuador por efecto del ligero achatamiento de los polos.

199 A.G.I.,Patronato,34,R.13, Descripción geográfica del cabo de Buena Esperanza a China; descripción delJapón; y memorial atribuido a Magallanes en el que se justifica la pertenencia de las Molucas a España.

200 Leyenda que se encuentra en el propio Kunstmann IV junto a donde Vasco Núñez de Balboa descubrió la Mardel Sur.

201 A.G.I.,Indiferente,1528,N.2, folio 1r, Carta de Gonzalo Gómez de Espinosa a Carlos I, narrando lasvicisitudes del periplo en solitario de la nao Trinidad por el Pacífico Norte, y su prisión por los portugueses.

202 PT/TT/GAV/15/10/34 Carta de Batista de Ponçorom e Leon Pançado, dando conta dos trabalhos quetiveram numa viagem que fizeram a Maluco e como ficaram cativos dos portugueses.

203 PT/TT/GAV/15/1/59 Minuta da carta de D. João III a Luís da Silveira a respeito do que diria aoImperador Carlos V sobre a nau que viera de Maluco.

204 Carta de Juan Sebastián de Elcano a Carlos I solicitando diversas mercedes, con motivo de su«descubrimiento de la espeçieria ». Archivo Histórico de Euskadi. Fondo de la Torre de Laurgain. No nos constala fecha de emisión de esta carta, aunque sí que ya había sido recibida en Valladolid el 5 de noviembre de 1522 pornota al dorso.

205 Fernández de Oviedo, Gonzalo, Historia general y natural de las Indias. Libro XX, cap. XV.206 Real cédula del Consejo aprobando el plan de Juan Sebastián de Elcano para llevar la armada a La

Coruña y elogiando sus servicios, de fecha 25 de octubre de 1524. Archivo Histórico de Euskadi. Fondo de laTorre de Laurgain.

207 Kelsey, Harry, The First Circumnavigators, Unsung Heroes of the Age of Discovery , Yale University, 2016.208 A.G.I.,Patronato,38,R.1, folio 1r, Documentos sobre Juan Sebastián Elcano: testamento y otros

instrumentos relativos a su familia .209 A.G.I.,Patronato,37,R.30 folio 2r, Declaración de Juan de Mazuecos: Viaje del Maluco.210 Fernández de Oviedo, Gonzalo, Historia general y natural de las Indias. Libro XX, cap. VI.211 De Herrera, Antonio, Historia General de los hechos de los castellanos en las islas y tierra firme del mar

océano. Década III, Libro III, capítulo I.212 A.G.I.,Patronato,43,N.2,R.1 Real cédula a Hernán Cortés para que envíe una armada al Maluco .213 PT/TT/CC/1/35/108 Carta do Rei D. João III para os governadores de Malaca e Molucas examinarem se

o piloto João Serrão estava cativo, fazerem toda a diligência para conseguir a sua liberdade e lho remeterempelas naus da índia para o mandar ao imperador, seu irmão, que sobre isso lhe escreveu.

Page 235: Tomás Mazón Serrano

214 A.G.I.,Patronato,43,N.2,R.5 Instrucciones a Álvaro de Saavedra Cerón.215 A.G.I.,Patronato, 43,N.2,R.8, folios 28r-28v, Instrucción dada a Cortés: expedición a Maluco.216 Ib., folio 28v.217 En el año 1534 a bordo de la nao portuguesa Flor da Mar volvieron Juan de Mazuecos, Vicente de Nápoles, el

maestre Hans y Arias de León. En 1536, a bordo de la nao portuguesa Sao Roque lo hicieron Andrés de Urdaneta, yMacías del Poyo, mientras que Francisco Granado lo hizo en una segunda nave, y Hernando de la Torre, Franciscode París, Antonio Corço y Martín de Islares lo hicieron en una tercera.

218 A.G.I.,Patronato,38,R.1, bloque 5, folio 6r, Documentos sobre Juan Sebastián Elcano: testamento y otrosinstrumentos relativos a su familia.

219 A.G.I.,Contaduría,425,N.1,R.1, folio 26v. Informaciones sobre sueldos, mercancías y mercedes relativas ala Armada a la Especiería organizada por Fernando de Magallanes.

220 A.G.I.,Indiferente,1952,L.1, folios 82r-82v. Real cédula a los oficiales de la Casa de la Contratación paraque paguen los 12.000 mrs. de que se hizo merced a la hija de Andrés de San Martín, piloto.

221 Fernández de Oviedo, Gonzalo, Historia General y Natural de las Indias, Islas y Tierra Firme del MarOcéano. Libro XX, capítulo XVI.

222 Ib.223 A.G.I.,Patronato,37,R.36, Relación hecha por Andrés de Urdaneta, contador en la armada que partió a la

Especiería el año 1525 al mando del comendador frey García Jofre de Loaysa.224 Nos referimos al manuscrito que se conserva en la Biblioteca Nacional de España con la signatura RES/18 y

por título El Descubrimiento del Estrecho de Magallanes.225 A.G.I.,Patronato,38,R.1, bloque 5, folio 2v, Documentos sobre Juan Sebastián Elcano: testamento y otros

instrumentos relativos a su familia.

Page 236: Tomás Mazón Serrano
Page 237: Tomás Mazón Serrano

La buena y la mala educaciónEnkvist, Inger9788499209906320 P�ginas

C�mpralo y empieza a leer

El presente libro tiene el propósito de explicar en qué consiste la buena calidad educativa.Estudiando diversos sistemas escolares, tanto con buenos como con malos resultados, se muestranlas razones por las que el modelo educativo prevaleciente en muchos países occidentales nofunciona. Y propone un cambio de mentalidad y política educativa en la que el esfuerzo delalumno, el apoyo de la familia y el aprendizaje de los contenidos y, muy especialmente, de lalengua tengan un papel central.

C�mpralo y empieza a leer

Page 238: Tomás Mazón Serrano
Page 239: Tomás Mazón Serrano

Cien preguntas sobre el islamKhalil Samir, Samir9788490553411214 P�ginas

C�mpralo y empieza a leer

En estos últimos años han tenido lugar significativos acontecimientos --conflictos armados,inmigración masiva, atentados terroristas, revueltas ciudadanas-- relacionados con la religiónislámica que han afectado de lleno a nuestras vidas. Esto ha conllevado que surjan viejos y nuevosinterrogantes sobre una realidad de la que participan mil doscientos millones de personas en elmundo y que es, al mismo tiempo, religiosa, cultural y política. En este libro-entrevista, SamirKhalil Samir, uno de los mayores expertos en el mundo islámico a nivel internacional, responde atodo tipo de cuestiones de carácter histórico, doctrinal, social y político relacionadas con elislam, permitiendo que lo conozcamos y valoremos sin prejuicios y sin ingenuidad, elementosnecesarios para construir formas de convivencia adecuadas con aquellos seguidores de Mahomaque son ya vecinos nuestros.

C�mpralo y empieza a leer

Page 240: Tomás Mazón Serrano
Page 241: Tomás Mazón Serrano

La guerra civil y los problemas de la democracia enEspañaMoa, Pío9788490558041316 P�ginas

C�mpralo y empieza a leer

¿Qué consecuencias de la guerra civil llegan hasta hoy?

¿Cómo influyó aquella contienda en el resto de Europa y el resto de Europa en España? ¿Cuál fuela verdadera estrategia de Hitler y de Stalin? ¿Tuvo posibilidad de ganar el Frente Popular y quéhabría pasado en tal caso? ¿Qué se jugaba realmente en el conflicto y qué papel desempeñó en élla democracia? ¿Fue una lucha estéril? ¿Por qué la democracia ha tenido tantas dificultades paraasentarse en España y en gran parte de Europa? ¿Está segura hoy en España?...

Estos y otros asuntos son tratados en este libro, que se distancia de los enfoques habituales alplantear cuestiones generalmente pasadas por alto, ya indicadas en sus cuatro partes:

1. Desarrollo de la guerra civil. Un análisis crítico.2. Cuestiones básicas sobre la guerra de España.3. Los problemas de la democracia en España.4. El debate sobre la guerra y el pasado próximo.

Ochenta años después de comenzada aquella contienda, sin duda el suceso más decisivo de laEspaña del siglo XX, se impone un análisis en profundidad de sus efectos, alejándose de pasionesy de odios todavía demasiado frecuentes.

C�mpralo y empieza a leer

Page 242: Tomás Mazón Serrano
Page 243: Tomás Mazón Serrano

Amar con los brazos abiertosBaeza, Carmela9788490558218154 P�ginas

C�mpralo y empieza a leer

Este pequeño-gran libro nos explica, basándose en la información científica más reciente y enmuchos años de experiencia profesional y personal de su autora, el modo en el que está"diseñada" la relación entre la madre y su bebé para que tenga lugar la lactancia materna, losfactores que en nuestro mundo de hoy la hacen difícil y a veces imposible, y algunas claves paraintentar que todo vaya mejor. Esta segunda edición, corregida y aumentada, mantiene su carácterde libro anti-manual, breve, intenso y científico pero, sobre todo, amoroso; nos abre la puerta aentender y sentir cómo podemos vivir con gusto la crianza y la maternidad.

C�mpralo y empieza a leer

Page 244: Tomás Mazón Serrano
Page 245: Tomás Mazón Serrano

La belleza desarmadaCarrón, Julián9788490558133312 P�ginas

C�mpralo y empieza a leer

Como toda crisis, la actual "nos obliga a volver a plantearnos preguntas y nos exige nuevas oviejas respuestas, pero, en cualquier caso, juicios directos, no preestablecidos" (Hannah Arendt).Es, por tanto, una invitación a abrirnos a los demás y, para los cristianos, una ocasión paraverificar la capacidad de la fe para dar respuesta a los nuevos desafíos y mantener un diálogo acampo abierto en el espacio público. Julián Carrón, responsable actual de Comunión yLiberación, una de las realidades eclesiales más relevantes de las últimas décadas, reflexionasobre nuestra actual situación de "cambio de época". En este libro nos plantea de qué modo lapropuesta cristiana puede ser atrayente para el hombre de hoy y contribuir a la construcción deespacios de libertad y convivencia en nuestra sociedad plural. El acceso a la verdad sólo esposible a través de la libertad. La historia es el espacio del diálogo en libertad, "lo cual no quieredecir que sea un espacio vacío, desierto de propuestas de vida. Porque de la nada no se vive.Nadie puede mantenerse en pie, tener una relación constructiva con la realidad, sin algo por lo quevalga la pena vivir, sin una hipótesis de significado".

C�mpralo y empieza a leer