Todo el mundo tiene su Everest
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6 Revista Libre | Ideas para crecer en bienestar | Abril | Nº 6 | Año 2 7Revista Libre | Ideas para crecer en bienestar | Abril | Nº 6 | Año 2
“Es como una película que elaboro en mi mente”
Everest
Sin importar si el objetivo es alcanzar una cumbre,
descender a lo profundo del mar o encontrar un trabajo apasionante, para alcanzar
los sueños no hay otro secreto que el esfuerzo sostenido y la
preparación constante
En el túnel que marca la entrada al
Ávila desde Sabas Nieves, una frase
interpela a quienes toman un respiro
antes de emprender la subida: “Cada
quien tiene su Everest, ¿cuál es el
tuyo?”. La placa inaugurada en home-
naje al montañista José Antonio Del-
gado, quien falleció en una excursión
dentro del Himalaya en julio de 2006,
pretende ser más que un simple enun-
ciado. Es, ante todo, una invitación.
Everest puede ser ese lugar que a
8.848 metros sobre el nivel del mar, se
ganó el apodo de “techo del mundo”.
Everest es, de vez en cuando, un acto
de grado, una casa propia, un vuelo
más allá de las fronteras venezolanas.
Everest es, en definitiva, sólo una vía
para arriesgarse a tener la propiedad
indiscutible de un sueño y atreverse a
perseguirlo hasta el final.
Los sueños son individuos curiosos que
no envejecen, pero sí se desarrollan. Tie-
nen, además, la doble capacidad de an-
dar por rutas señalizadas y otras veces,
perderse dentro de caminos misterio-
sos. Aunque muchos lo duden, los sue-
ños también se estudian, se preparan y
hasta se cantan, porque como bien lo
explican un apneísta, un caricaturista y
un ingeniero en computación: soñar no
es trabajo de un día.
Todo el mundo tiene su
Margaret López | [email protected] | Fotos por Luz Marina Gonzalez, Dan Burton, Gabriela Contreras y Cadena Capriles.
Carlos Coste
Apneísta
Edad: 33 años
Un sueño para Venezuela:
“Con toda esta crisis, mi esperanza es que el pueblo aprenda de lo que estamos pasando”.
8 Revista Libre | Ideas para crecer en bienestar | Abril | Nº 6 | Año 2 9Revista Libre | Ideas para crecer en bienestar | Abril | Nº 6 | Año 2
Barbilla junto al pecho, tomar aire
por la boca y botarlo por la nariz. Esa
es la secuencia inicial que todo buen
entrenador de natación le repite a sus
aprendices para que alcancen la per-
fección en el arte más importante a
la hora de sumergirse en una piscina:
respirar bajo el agua.
Carlos Coste, quien se volvió el ícono
de la práctica del buceo a pulmón en
el país, sigue hábitos más rigurosos
para lograr descensos de más de 200
metros de profundidad dentro del
agua con tan sólo unas chapaletas y el
aire de sus pulmones, pero no siempre
esa fue su meta central.
“De chamo quería ser astrónomo. Te-
nía mi telescopio, veía a las estrellas,
investigaba, siempre me la pasaba ha-
blando de las constelaciones y hasta
quería trabajar en Apartaderos (Mérida).
También quise ser espeleólogo, visitar
las cuevas y todos esos lugares escon-
didos o insondables y ciertamente, el
mar abierto entra allí”, es el recuento
que hace Coste sobre sus aspiraciones
infantiles.
Sus prácticas de buceo empezaron
mucho después, en las piscinas de
la Universidad Central de Venezuela,
cuando descubrió que la apnea era
un sueño en sí mismo: “mucha gente
pensaba en la década de los cincuenta
que el ser humano no podía pasar de
50 metros de profundidad porque si
no se desangraría en el fondo. Ahora el
récord mundial va por los 200 metros
y eso te demuestra que no hay nada
imposible”.
El fotógrafo belga Patrick Musimu fue,
de hecho, quien el 30 de junio de 2005
logró con un descenso a los 209,6 me-
tros convertirse en el primer hombre
en cruzar esa frontera de los 200 me-
tros bajo el agua, sin importar que no
contara con el apoyo de la Asociación
Internacional para el Desarrollo de la
Apnea (Aida).
Apenas el belga regresó a la super-
ficie del Mar Rojo sufrió síntomas de
descompresión que lo llevaron
a requerir atención médica.
Coste también entiende
los riesgos del deporte
que practica, pues en 2006
tuvo la amarga experiencia
de sufrir un accidente cere-
brovascular mientras realiza-
ba un entrenamiento en Egipto,
pero nada de eso le impidió volver
y superar de los 200 metros bajo el
agua.
El apneísta, no en vano, usa la visuali-
zación como su arma secreta. “Decir-
te que quieres bajar más profundo es
una meta que a mí no me sirve. Soy
de los que prefiere fijarse cosas es-
pecíficas. Es como una película
que elaboro en mi mente. Es
gratis, no cuesta nada, pero es
muy poderosa para usar los
sueños de manera cons-
ciente”.
“El principio es tener la idea clara, porque todo lo demás viene solo”
De chamo quería ser astrónomo.
Tenía mi telescopio, veía
a las estrellas, investigaba, siempre me
la pasaba hablando de las
constelaciones
Eduardo Sanabria “Edo”
Caricaturista
Edad: 40 años
Un sueño para Venezuela:
“Un país donde se reencuentre la gente”.
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Su oficina es el lugar donde se fra-
guan los trazos que pretenden ob-
jetivos ambiciosos: resumir el ima-
ginario nacional, crear complicidades
y, al mismo tiempo, realzar las singula-
ridades de la política nacional. A “Edo”
cuando se le pide que dibuje cómo se
vería un sueño, opta por un símbolo
sencillo, pero igual de contundente.
“Una cara sonriendo, esa es la mejor
expresión de la salud, la lucidez y la
alegría. Así que dibujaría a un muñe-
co muy sencillo, con una
línea curva nada más,
para marcar la risa,
porque para soñar
hay que ser bien
optimista,
tenaz y paciente”, detalla Eduardo Sa-
nabria, quien es el caricaturista del dia-
rio económico El Mundo.
Definir los trazos para los personajes
que utiliza siempre y seguir el aconte-
cer nacional tan de cerca como un pe-
riodista, son apenas dos de las tareas
que debe hacer para presentar las pie-
zas que “Edo” exhibe cada día, tanto
en el periódico como en su espacio
online (www.edomix.com). El secreto
para una buena caricatura, en cambio,
sólo depende de un factor: tener el
rumbo claro.
“Uno siempre está en la bús-
queda de aprender a dibujar
mejor o de lograr que la síntesis
quede clara con un juego de pa-
labras, pero el principio es tener
la idea clara, porque todo lo de-
más viene solo”. Es la forma con
la cual Sanabria resume su fór-
mula personal para el dibujo
y quizás también, la de su
propia vida.
Aunque Edo no recuer-
da cuál era su sueño
más fantasioso, sí recuerda a la perfec-
ción esa Navidad infantil cuando, de
alguna forma inexplicada, notó que el
Niño Jesús y su mamá tenían la misma
letra. En su vida, ese gusto por lo visual
y el trazo a mano alzada se confirma-
ron durante el bachillerato, al tiempo
en que conoció esa forma curiosa en
la que un Everest podía ser un trabajo
formal con un sueldo decente.
“Siempre tuve la convicción fuerte
de que el dibujo era a lo que yo que-
ría dedicarme, pero hay factores que
no ayudan. Que uno dibuje o ilustre
está como subvalorado, cuando uno
dice que se quiere dedicar a eso, hay
mucha gente que piensa que uno lo
que va es a mendigar a la vida y resul-
ta que se puede vivir de eso, como yo
lo he hecho”, relata el cari-
caturista, quien confiesa
que su creciente reper-
cusión en el mundo
humorístico es pro-
ducto del esfuerzo
que ha mantenido
desde hace más
de 20 años.
“La montaña más alta no es necesariamente
la que más disfrutas”Una cara sonriendo, esa es la
mejor expresión de la salud, la lucidez y la alegría.
Martín Echevarría
Ingeniero en Computación / Montañista
Edad: 49 años
Un sueño para Venezuela:
“Un país sin pobreza, porque difícilmente se puede alcanzar las metas sin educación o sin el sentido de colectivo que también nos hace mucha falta”.
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La bandera de Venezuela es el
único integrante de Proyecto
Cumbre que tuvo la oportunidad
de estar en todas las fotos
Cuando se escala el Aconcagua en
Argentina, se ponen los pies en el
Monte Elbrus en el punto más alto de
Rusia, se disfruta de la mejor vista que
ofrece el volcán Kilimanjaro y literal-
mente, se hace cumbre en el Everest,
tampoco se acaban los sueños.
Martín Echevarría junto a sus otros cua-
tro compañeros de Proyecto Cumbre
(el cardiólogo Carlos Calderas, el ar-
quitecto Marcus Tobía y los ingenieros
Marcos Cayuso y Carlos Castillo), ahora
prepara maletas y ajusta los equipos
para ascender el Gurla Mandata, una
montaña que se encuentra a 7.800 me-
tros de altura en la Cordillera del Hima-
laya.
“Hemos escalado rutas de piedra, otras
de hielo. Hemos hecho expediciones
muy duras y exigentes como la del
Everest, pero ahora andamos en una
búsqueda diferente. Gurlas Mandata
es una montaña en un ambiente muy
hostil a la que básicamente no va na-
die. Ahora no trabajaremos con portea-
dores y vamos a estar solos” adelanta
el ingeniero en computación, sobre la
travesía que comenzará en abril y se ex-
tenderá hasta junio.
Kailash, una montaña sagrada del Tibet,
es otro de los puntos en la ruta y aun-
que allí el ascenso no es el objetivo, ro-
dearla y experimentar la peregrinación
que hacen los nativos es otro sueño
que ya está decretado para la agenda
de este mismo año. “Para los budistas,
las montañas son moradas de dioses.
Un poco lo que se experimenta acá con
los tepuyes. Ahora lo que buscamos es
profundizar en esa faceta espiritual que
tiene cada ruta y asumir la experiencia
con la humildad necesaria”.
El respeto a la montaña, sin embargo,
no se expresa únicamente en el en-
tusiasmo al hablar de cada una de las
expediciones sino, más bien, en la ri-
gurosa preparación que debe hacerse
antes de partir: estudiar la cultura de
los alrededores, revisar los informes de
otros ascensos, aclimatarse, evaluar el
equipo que será necesario, conseguir
los patrocinantes y adelantar los trámi-
tes y permisos de cada viaje.
“No teníamos referencias muy cercanas
de lo que hemos hecho hasta ahora.
Todo era extraño y distante, así que
hemos tenido suerte de vivir el
sueño que nos tocaba a no-
sotros, porque la montaña
más alta no es necesa-
riamente la más bonita
o la que más disfrutas”,
dice Echevarría, quien
durante casi tres dé-
cadas ha ejercido el
montañismo como
una carrera de vida.
La bandera de Vene-
zuela es el único inte-
grante de Proyecto
Cumbre que tuvo
la oportunidad de
estar en todas las
fotos donde se cer-
tifican los ascensos
y, no en vano, el
montañista reve-
la un secreto que
bien podría servirle
a cualquier venezola-
no: “El Everest puede
ser una experiencia
muy agradable siem-
pre que lo pongas
bien en tu trayecto-
ria, si lo pones muy
temprano o muy
tarde en tu carrera,
es difícil que hagas
cumbre”.