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tips para seguir leyendo

Paul Ricoeur: "La memoria, la historia y el olvido", Fondo CulturaEconómica, Buenos Aires, 2004.

Graciela Montes: "El golpe y los chicos" Editorial Gramon Colihue,BuenosAires, 1998.

Zygmunt Baumann "Modernidad líquida", Fondo Cultura Económica,Buenos Aires, 2003.

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"Algunas personas piensan que de las

cosas malas y tristes es mejor olvidarse.

Otras personas creemos que recordar es

bueno; que hay cosas malas y tristes que

no van a volver a suceder precisamente

por eso, porque nos acordamos de ellas,

porque no las echamos fuera de nuestra

memoria."

A raíz de las manipulaciones y abusos a

los que la memoria se ve sometida, bien

sea por parte de las ideologías que impo-

nen el olvido, o de las conmemoraciones

forzadas que imponen el recuerdo,

Ricoeur postula una política de la justa

memoria. "La memoria, la historia y el

olvido" retoma la problemática de la

narración histórica planteada por el autor

en sus anteriores obras, pero centrándose

esta vez en la representación del pasado

y ocupándose así de dos aspectos que

habían sido omitidos: la memoria y el

olvido.La fenomenología de la memoria,

la epistemología de la historia y la her-

menéutica de la condición histórica son

los tres métodos escogidos para abordar

esta obra. Pese a que consta de tres par-

tes muy definidas, la pregunta por lo que

sucede con la representación presente de

una cosa ausente ("eikon") recorre todo el

libro. Por último, el autor da una vuelta

de tuerca más a la cuestión de la repre-

sentación del pasado preocupándose por

el perdón, un tema que de alguna mane-

ra condiciona la constitución de la memo-

ria y la historia y marca el olvido.

La era de la modernidad sólida ha llegado

a su fin. ¿Por qué sólida? Porque los sóli-

dos, a diferencia de los líquidos, conservan

su forma y persisten en el tiempo: duran.

En cambio los líquidos son informes y se

transforman constantemente: fluyen. Por

eso la metáfora de la liquidez es la ade-

cuada para aprehender la naturaleza de la

fase actual de la modernidad. La disolu-

ción de los sólidos es el rasgo permanente

de esta fase. Los sólidos que se están

derritiendo en este momento, el momento

de la modernidad líquida, son los vínculos

entre las elecciones individuales y las

acciones colectivas. Es el momento de la

desregulación, de la flexibilización, de la

liberalización de todos los mercados. No

hay pautas estables ni predeterminadas en

esta versión privatizada de la modernidad.

Y cuando lo público ya no existe como sóli-

do, el peso de la construcción de pautas y

la responsabilidad del fracaso caen total y

fatalmente sobre los hombros del indivi-

duo. El advenimiento de la modernidad

líquida ha impuesto a la condición humana

cambios radicales que exigen repensar los

viejos conceptos que solían articularla.

Zygmunt Bauman examina desde la socio-

logía cinco conceptos básicos en torno a

los cuales ha girado la narrativa de la con-

dición humana: emancipación, individuali-

dad, tiempo/espacio, trabajo y comuni-

dad. Como zombis, esos conceptos están

hoy vivos y muertos al mismo tiempo. La

pregunta es si su resurrección -o su reen-

carnación- es factible; y, si no lo es, cómo

disponer para ellos una sepultura y un

funeral decentes.

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editorial

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getruria Revista independiente de literatura juvenil Año 1 Número 1 / Literatura y Memoria / Otoño 2006

Suscripciones a La Etruria >> [email protected]

Staff Dirección

Lic. Alicia Dieguez MaldonadoProf. Ángela Gentile

Colaboran en este númeroProf. Luis MaggioreProf. Mónica ClausProf. Guillermo PilíaDr. Jorge Drkos

AgradecimientosMárgara AverbachVíctor Heredia

DiseñoGisel Helouani

La Etruria no se hace responsable de los artículos firmados.Queda totalmente prohibida la reproducción total o parcialde los textos de ésta revista sin mencionar su origen.Registro de propiedad en trámite.

La EtruriaUn lugar donde encontrarnos, donde proteger las palabras,

donde el bárbaro que arranca lenguas y adormece sentimientosdeambula en los confines.

Laten en ETRURIA los hombres y los nombres de todos aque-llos que pretenden lo imposible.

Aquí, al sur de América, no hay fronteras, basta integrar laextensa legión de soñadores para obtener el pasaporte hacia laaventura de sentirse un lector.

Los invitamos a compartir nuestros senderos sin que teman aHécate y sus encrucijadas. Son bienvenidos docentes, escritores,jóvenes y cuanto lector sienta que vale la pena pertenecer a unacivilización que se ha demorado, de un territorio que no se haextinguido: LA ETRURIA.

Hemos puesto el corazón en la defensa de la literatura comolos antiguos caballeros andantes; hemos invitado a los legenda-rios, a los memoriosos copistas, al anónimo que leyó el vuelo deun ave e inventó la poesía; porque todos somos parte de ese yeste universo.

Nuestro primer número está dedicado a la palabra ausente,que será la Palabra que vendrá de la mano de Víctor Heredia yde Juan Gelman y de tantos hombres y mujeres que fueron con-vertidos en sombras que laten, que iluminan los rostros de lasMadres y Abuelas que son de Mayo y de nuestra tierra.

Estaremos en [email protected] para establecerpuentes infinitos y únicos desde la dignidad y el amor de aquelloen lo que creemos.

Alicia Dieguez y Angela Gentile.

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opinión

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Vamos a atrevernos, con absoluta humildad, aparafrasear a Theodor Adorno, quien en su artícu-lo “Educación después de Auschwitz” afirmaba:“La exigencia de que Auschiwtz no se repita es laprimera de todas las que hay que plantear a laeducación. Precede tan absolutamente a cual-quier otra que no creo deber ni tener que funda-mentarla… Ante la monstruosidad de lo ocurrido,fundamentarla tendría algo de monstruoso.”(1)

Podríamos decir, sin vacilar, que lo mismo pensa-mos para la dictadura militar de 1976-1983 en laArgentina, más conocida como “El Golpe”.

Es necesario reflexionar acerca de nuestramemoria individual entrelazada con la memoriacolectiva. La dictadura militar del ‘76 instaló elterrorismo de estado, nos diezmó como sociedad.La democracia, en 1983, inició la reconstrucciónde la memoria colectiva a partir del trabajo querealizó la CONADEP, las Madres y las Abuelas dePlaza de Mayo quienes operaron en nuestramemoria social y colectiva desde el instantemismo de su presencia.

Durante la década del ‘90 y luego de las leyesde Obediencia Debida y Punto Final hubo un“stand by”, un congelamiento de nuestra memo-ria. Esta década se caracterizó por el consumo deun pequeño sector de la población, la pérdida delas fuentes de trabajo de mucha gente, la paupe-rización de mucha otra y sobre todo el “olvidar”o al menos “no recordar” nuestra historia social.

Cabe preguntarnos qué ocurre con la memoriaen la literatura juvenil argentina

Durante los años ‘80, años de aires nuevos paranuestra literatura infantil y juvenil, el géneroabarcó muchísimas temáticas nuevas, un nuevotratamiento en cuanto a la forma de narrar y laposibilidad de muchos autores argentinos depublicar y entrar en el mercado editorial. Es lógi-co que en esta primera etapa democrática no sehaya escrito ficción sobre la dictadura: las heridasaún producían demasiado dolor.

Ya hacia fines de los ‘90, años de des/memo-ria- y escandimos el término porque nos resisti-mos a escribir “olvido”- algunos autores comenza-ron a abordar el tema desde la narrativa. Demásestá decir que en un sociedad de consumo, y sindarnos cuenta, son las editoriales quienes deciden

qué literatura vamos a leer. Pero siempre existeneditores que se animan a editar libros “política-mente incorrectos”: algunos como un “touch” deprogresismo y otros porque creen que recordarvale la pena.

Como profesores de literatura sabemos muybien que el libro no va de la editorial a los jóve-nes lectores, sino que atraviesa una larga y aveces, complicada, mediación: la escuela, losdocentes, los directivos y los “promotores”. Ellibro infantil y juvenil tiene su espacio de circula-ción por excelencia en la escuela. Y la escuelatambién considera algunos textos como “política-mente incorrectos” o para utilizar un término másacadémico “de difícil abordaje”.

Para trabajar en el aula la Dictadura Militar, eldocente tiene que tener bien claro el tema yresuelto interiormente. ¿Qué queremos decir conesto? Plantarse en el aula con una veintena deadolescentes y explicarles el contexto históricode la dictadura, retrotrae al docente a un pasadoanterior a 1976 y muchas veces en sus clasesdeberá trabajar con textos cuyos ejes están rela-cionados con transmitir un dolor, traducir unaausencia, tema difícil para los jóvenes profesoresque eran bebes en esa época y también difícilpara otros profesores más grandes que llevan den-tro de sí vestigios del silencio de la dictadura.

En segundo lugar, el docente debe tener oídosatentos para saber escuchar, porque en este temalas opiniones aún hoy son muy encontradas ysabemos que detrás de cada alumno hay una fami-lia atravesada por su propia ideología.

En tercer lugar, y damos fe de ello, en el aulase arman debates, intercambios de opinionesriquísimos porque veremos y compartiremos elcriterio de jóvenes nacidos en la década de los ‘90con un manejo de la tecnología superior al nues-tro, un universo simbólico y una concepción demundo distinta a la nuestra, aunque no por esomenos interesante.

Sumergirse en esta aventura, trabajar lamemoria con los chicos, es apasionante. Y, comotodo lo apasionante, implica riesgos que valen lapena. Vale la pena porque en este momento his-tórico y luego de la Argentina del 2001 han apare-cido novelas y cuentos que iluminan este período

Literatura y memoria

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de nuestro pasado reciente para trabajar connuestros alumnos. “La memoria es un biencomún, y una necesidad jurídica, moral y políticay el presente tiene la obligación de operar sobreel pasado y construirlo.”(2). Porque somos forma-dores y debemos, ante todo, formar ciudadanos.Los futuros ciudadanos deben conocer su historiacolectiva para defender y preservar nuestrademocracia. Y estamos convencidos que la litera-tura es una de las mejores formas de acercarseprecisamente a esa memoria colectiva.

Finalmente y como dice Graciela Montes(3),transformar las aulas en debate, brindarle a losalumnos la posibilidad de que una lectura abra la

puerta a otras lecturas y otras y muchas más esnuestra obligación como docentes: formar lecto-res, lectores críticos: es este nuestro mayor des-afío. Para lograrlo, creemos que todos los riesgosvalen la pena.

Lic.Alicia Dieguez

(1) Adorno, Theodor W.: “Educación para la emancipa-ción”, Ediciones Morata, 1988, Madrid, España.

(2) Sarlo, Beatriz: “Tiempo pasado” Cultura de la memo-ria y giro subjetivo. Una discusión, 2005, Siglo VeintiúnEditores, Buenos Aires, Argentina.

(3) Montes, Graciela: “La gran ocasión”, Ministerio deCultura y Educación, 2005.

En esta novela – y me cuesta lla-marla así-, un adolescente, Camilo,enfrenta la condición de ser hijo dedesaparecidos. Vive con su abuelaEsther, quien no puede calmar eldolor de la verdad y por eso calla.Este joven de diecisiete años con unaobstinada firmeza, con remolinos defuria y ternura, comienza a buscar suidentidad y sólo la alcanza cuando através de diversos caminos, la verdadaparece en dolorosa escena.

Aquí la ficción literaria cumple lamisión de narrar parte de nuestrahistoria sin caer en zonas difusas odesdibujadas de los hechos. ¿Porqué? Porque lo relata un hijo de des-aparecidos, que es la continuaciónaparecida de ellos. La lengua deGraciela Bialet es como una mareaque empapa con poesía, con cartas,con diálogos, con canciones, condiversas voces, a un lector que noestará tranquilo en la lectura sinoque lo comprometerá ni más nimenos que a descubrir la verdadjunto al protagonista.

La arquitectura de esta novelacumple una doble función: por un

lado presenta diversas tipologías tex-tuales y por otro, un coro de narrado-res que como “los sapos de la memo-ria” hacen de la ficción un puentedirecto a la realidad, desde donde sebebe la conciencia histórica.

Cuando se inaugura el silenciono siempre comienza la poesía;puede, a veces, fundarse el terror. Elsilencio puede perturbar las voces ocrear un lenguaje que mutile la pro-pia voz. Así, Camilo encarna una his-toria y nos encarna a ella en el esce-nario de los años de la dictaduramilitar en la Argentina. Cuandosecuestran a la madre de Camilo yotenía diecisiete años, la edad que éltiene cuando ingresé a la lectura deeste libro del que no he salidoindemne. Este libro confirma que lalectura puede convertirse en cono-cimiento- ya que la autora refiere adocumentos y testimonios-, que leerno sólo es placer sino coraje y valen-tía, como el que tuvo Camilo cuan-do se encontró leyendo el libro quehabía elaborado la ComisiónNacional sobre la Desaparición dePersonas, el “Nunca Más”.

Hay muchos adolescentes que,cómo Camilo, no saben aún comodesaparecieron miles de hombres ymujeres en este país. Hay que ayudara la verdad para que tenga más fuer-za que el silencio y el miedo. Camilotuvo que hacerse lugar en su adoles-cencia, casi ocuparla toda en la bús-queda de respuestas. Nosotros, lec-tores, tenemos que hacernos lugar ytiempo en las casas, en las escuelaspara no ser huérfanos de la verdade-ra historia. Este año comencé a com-partir con mis alumnos de quinceaños la lectura de “Los sapos de lamemoria”. Doy fe, ya hay sapos cro-ando en las aulas. Escuchémoslos.

Prof. Mónica Claus

“Los sapos de la memoria”de Graciela Bialet

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crítica

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Quizá la mayor virtudde la Literatura sea la“elusión”, es decir, que lomás importante en ella noradica en lo que dice sinoen lo que no dice. Y eneste orden de ideas pode-mos afirmar que el talen-to de los escritores- quebuscarán siempre conver-tirse en el “miglior fab-

bro”- estribará en el hecho de que la arquitectu-ra de las palabras que vehiculizarán una historiasea el sólido soporte de otra cosa: lo no dicho, esdecir, “la ausencia que significa”. En lo personal,pensé que después de leer el cuento “Los asesi-nos”, de Ernest Hemingway- en el que el autordespliega su maestría de escritor utilizando latécnica del “iceberg” (que es, también, la delpoeta simbolista), que consiste en sugerir másque en decir- no iba a encontrar un relato tanmagistral. Pero me equivoqué: he leído la novelade Paula Bombara: “El mar y la serpiente”, lectu-ra insoslayable a la hora de redactar un programade Literatura Argentina.

Esta autora excepcional nos presta la mano deuna niña que nos conducirá por las dispares y ver-tiginosas geografías de una historia que conmue-ve y que no se puede leer de un tirón porque “senos llenan los ojos deagua”, y debemos hacerun alto en la huella parallorar, ¡pero para llorara gritos!

Estructurada en tres“pedacitos” (como diríala niña narradora)- quetambién se pueden lla-mar “capítulos” - la voz cándida y primera de esteangelito- que nos hace acordar al Adán, de MarkTwain- comienza a contarnos lo poco que sabe ytratará, con sus palabras inocentes, de darle esta-tuto de realidad a la cosas. Entonces dirá: “Papáse perdió en bici” o “Mamá jugó todo el viaje aesconderse. Yo también me escondí. Unos señores

pararon el auto en la ruta…” o “Mamá me cortó elpelo como los varones. Ella también se cortó elpelo como los varones”. Y no dirá nada más por-que no sabe. Y lo que nos ha dicho es su interpre-tación de los hechos. “Jugar” para esta criaturaserá simplemente eso, pero para su madre signifi-cará otra cosa: la posibilidad de no acrecentar elinfierno que ya están viviendo; como asimismopara el lector, que sí sabe de qué se trata la cosa,y que a esta altura del camino- el capítulo prime-ro, “La niña”- el viaje comienza a serle dificulto-so porque está conmovido, conmocionado. Sucedelo contrario que en el policial de enigma, endonde el lector sólo sabe lo que va descifrando eldetective. Aquí el lector sabe, adivina el marcoreferencial, contextual, al que alude esa voz ino-cente. Entonces la acompañará discretamente,“riéndose de mentira” (como tantos otros perso-najes de la trama, como un “tío” más) para nohacerla sufrir, para no hacerle perder la inocen-cia. Y juntos se introducirán en el capítulo dos:“La historia”.

En este tramo- el de la revelación, el de laconfesión- las palabras, en boca de su madre,adquirirán un sentido denotativo, inequívoco,podríamos decir. Entonces leeremos lo que no sóloes fábula, sino Historia: “desaparecidos”, “milita-res”, “tortura”, “secuestro”. Y aunque la Dicta-dura Militar, en su intento por obliterar el pasado,

extenderá un certifica-do de defunción quedirá: “Politraumatis-mos”, Ella llamará a lascosas por su nombre yle dirá a su hija la ver-dad: “Tu padre es undesaparecido”.

Respetando el con-sejo de esta madre, que considera que la tragediavivida todavía debe seguir siendo un secreto,entramos en la parte final de nuestro viaje, la delcapítulo tercero: “La decisión”. Queremos que sesepa, y la niña no nos defrauda. Ella quisieratener a su padre y no le importa lo demás. Nocomprende que para esos seres a quienes pode-

LA AUSENCIA QUE SIGNIFICAApreciaciones sobre la novela de Paula Bombara “El mar y la serpiente”

“Aquí el lector sabe, adivina elmarco referencial, contextual al

que alude esa voz inocente”

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mos llamar “extraordinarios”, porque entiendenque la vida es “un valor absoluto” y sólo llevancomo arma en sus puños un manojo de volantes,existe algo más importante: la idea (aunque sueneparadojal). A su vez piensa que su padre no debe-ría ser tema de redacción. Sin embargo se animaa poner en palabras su drama personal, que es lagran tragedia colectiva argentina, porque todo loque “les” pasa “nos” pasa.

Así llegamos al final de nuestro recorrido.Hemos caminado junto a ella, que lleva entre susmanos un juguete: la serpiente de tela, que sumadre- la gran heroína de este relato- le ha con-feccionado, con un amor absoluto, en las modes-tas y milagrosas pausas de las que gozó, mientrastodo lo demás era un martirio inefable en ese cen-tro de detención clandestino llamado “ el pozo”.

Este final nos regala el inmenso mar. Estamosfrente a él. La niña está hablando con su padre.Está hablando “para adentro” porque las olashacen mucho ruido. Nosotros también estamosdialogando con el agua. Porque esta maravilla quenos ofrece la naturaleza es la metáfora de muchascosas: no sólo la metáfora de “su padre”, sino,además, la de “un Proyecto Nacional Inclusivo” y,también, la de Dios. En suma: es la “ausencia quesignifica”.

Nos alejamos un poco porque ella quiere escri-bir. Nos sentamos en un médano. Ella saca de sumochila un cuaderno de notas. Yo le pregunto si lepuedo hacer una introducción utilizando las pala-bras de un poeta muy querido. Ella sonríe y haceel gesto de “sí” con la cabeza. Los dos entendere-mos mucho después lo que estamos haciendo:transmutar los cuerpos que nos deben en algoque, como diría Horacio, no podrá destruir la llu-via persistente ni el frío Aquilón ni la marcha delos tiempos con la serie innumerable de los años:la escritura. Yo le dicto: “Si he sufrido la sed, elhambre, todo/ lo que era mío y resultó ser nada,/ si he segado las sombras en silencio, / me quedala palabra”. (Blas de Otero, fragmento de “En elprincipio”). Ella vuelve a sonreír y me mira comoconfirmando que “los desaparecidos pueden serun tema de redacción”. Entonces comienza lasuya: “Son 30.000. 30.000 personas con 30.000historias que no pueden contarnos. Tal vez una deellas sería hoy mi profesora de geografía o demúsica. O el chofer del colectivo que tomo a lamañana…”

Luis Maggiori

afligido de vos/todo un puebloanda pidiendo verte/entendimientoque pierde sangre como vos/de vos/voluntad que no mira tu mirada/

memoria que amarísima de muereamarillea al pie de tu otoñar/memoria que morís con cada vivarecordación/ dulce que fue tu mano

apoyadita contra madrugadasque te oyeron crecer/niñando al mundoque desfieraba el duro acontecerpor echarse a tus pies/ suave perro.

Juan Gelman, enero 1980. Del libro “Pesar de todo”.

de los deberes del exilio:no olvidar el exilio/combatir a la lengua que combate el exilio!no olvidar el exilio/o sea la tierra/o sea la patria o lechita o pañuelodonde vibrábamos/donde niñábamos/no olvidar las razones del exilio/la dictadura militar/ los erroresque cometimos por vos/contra vos/tierra de la somos y nos erasa nuestros pies/ como alba tendida/y vos/ corazoncito que miráscualquier mañana como olvido/no te olvides de olvidar el olvido

Juan Gelman, 1980 “Bajo la lluvia ajena” (Notas al pie de una derrota)

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crítica

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Hace unos 30 años quedescubrí, siendo todavía unadolescente, los cuentos de laescritora española Ana MaríaMatute. Es sabida la predilec-ción —la obsesión— de estaautora por el mundo de lainfancia, no la infancia en unsentido juanramoniano —islade gracia, de frescura, dedicha—, sino su contracara,ese territorio de miedos y

crueldades que desembocará en la pubertad, con la ino-cencia perdida en el descubrimiento del sexo; y en la ado-lescencia, con la fe perdida en la inocencia del mundo. Nopuedo olvidar el efecto que esos cuentos de niños y púbe-res operaron en el que yo era entonces. Ahora que ya hepasado la mitad de la vida, algo de aquello ha retornado,como un sabor de la niñez, en las páginas de Un desiertolleno de gente de Esteban Valentino.

Igual que la autora española mencionada, Valentinoprefiere mostrar a los jóvenes de hoy un mundo impiado-so. “Si hablara de temas más agradables —confiesa— talvez vendería más, pero no puedo. Me siento a la máquinay me sale la pobreza, la soledad del adolescente frente auna realidad sin futuro, nuestra historia de desaparicionesy guerras ridículas”.

La mayoría de los textos tienen como personajes a losjóvenes. Es el caso de “No dejes que una bomba dañe elclavel de la bandeja”, contrapunto entre una historia deamor y otra de guerra; “Los pájaros mudos”, sobre la des-aparición en tiempos del Proceso; “El nuevo”, en que unatragedia se instala en un grupo de músicos bisoños; y “Lapalabra equivocada”, cuento de humor amargo que se des-arrolla en un ambiente escolar. Todos estos textos hacenreferencia a nuestra realidad, a nuestra historia reciente.Pero hay dos que escapan a este territorio: “Vincent” y “Unpuñado de arroz para Toshi”, quizás para poner de relievela universalidad de los traumas de la infancia y del dere-cho de los jóvenes a elegir sus propios caminos.

El mundo de los adultos aparece con frecuenciacomo contracara del heroísmo, del idealismo, de los sen-timientos y la fuerza creativa de la juventud. Esto resul-ta claro en “La buena sangre”, en que Valentino usa esteelemento en una doble y polarizada significación: lasangre joven derramada en el acto de la desfloración, en

el primer amor de dos chicos a punto de separarse acausa de la dictadura; y la sangre adulta que los repre-sores le arrancan al padre de la muchacha la noche enque van a requisar su domicilio.

Un solo relato escapa a este universo, y es precisa-mente el que da título al conjunto. “La vida del caciqueInacayal —explica el autor— me fue narrada por primeravez en una reunión entre amigos (...) en la ciudad deNeuquén. Su historia, de jefe mapuche a portero delMuseo de Ciencias Naturales de La Plata, rescatado porel perito Moreno de la prisión luego de la Campaña delDesierto de 1879, me pidió que la contara desde que laescuché”. No hay, sin embargo, contradicción, ya que ladicotomía juventud / adultez se traslada aquí a indios /blancos, en una visión quizás un poco más literaria quehistórica de la problemática de las fronteras.

Un desierto lleno de gente cuenta, además, con otrosméritos. Uno de ellos, el estar escrito en forma llana,accesible a los lectores de 14 años, que podrán encon-trar en el libro la trascripción de algunos de sus registrosde habla; pero a la vez sin caer en las desprolijidades enque suelen precipitarse ciertos textos para público juve-nil. A esto le sumamos el de mantener viva la memoria através de la literatura, en un país donde las nuevas gene-raciones corren el peligro de desconocer el exterminiode aborígenes de 1879, la guerra improvisada de 1982 yla dictadura de 1976 que nosotros vivimos y de la queellos tendrán que leer —así lo esperamos— sólo comoliteratura o historia doliente.

Guillermo Pilía

“Un desierto lleno de gente”de Esteban Valentino

Recién editado: "La soga", Esteban Valentino, Edicionesdel Eclipse, marzo 2006.

Una soga narradora de historias atraviesa los tiemposy los espacios realizando un viaje que comienza en Castillaen 1226 y que llega,deshilachada, a Neuquén en 1992.

Una historia de amor de dos adolescentes en laPatagonia es el punto de partida para mirar el pasado:los años de la dictadura, la violación del derecho a laidentidad, la violencia que como la soga que da título allibro ha unido y dañado a los hombres desde el comien-zo de los tiempos.

Una vez más el autor demuestra en su escrituradinamismo, simplicidad y compromiso con los hechos delpasado reciente.

¡Celebramos esta nueva novela de Esteban Valentino!

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nota de tapa

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En este primer número deLa Etruria hemos queridoconversar con él por su

actitud de vida, su compromisocon la memoria y la justicia yporque redescubrimos, una vezmás, su sencillez y su calidezcomo ser humano. ¡Gracias,Víctor!

L.E.: Este primer número tienecomo tema “Literatura y memo-ria”. Actualmente se hablamucho de la memoria, no sola-mente porque ya han pasado 30años del Golpe en la Argentina,sino también por los 50 años deAuschwitz. Creemos que ha pa-sado un tiempo como para reveralgunas hechos y discutirlos enámbitos académicos. ¿Se puedeolvidarlo todo? ¿Se debe recor-dar todo? ¿Qué pensás al res-pecto?VH: Yo creo que no se puedeolvidar todo y de hecho tampo-co se puede recordar todo poruna cuestión psicológica. Creoque uno tiende a tapar, por unmecanismo maravilloso que

tiene el ser humano, algunashistorias que son muy dolorosas.O por lo menos , las mantienearrinconadas como para que noestén presentes todo el tiempoy uno pueda continuar; porquesi uno hace un análisis, una revi-sión permanente de ciertascuestiones no podés encarardefinitivamente el presente. Elfuturo es algo más lejano y elfuturo tiene mucho que ver,también, con el pasado. Yo creoque uno puede intentar resolveraquellas cuestiones que sí sonesenciales para el presente y enel caso de la memoria cuandouno cree que está recuperandoalguna cosa, en general, comoen el caso de algunos familiaresde Cromagnon es el rencor, lavenganza, antes que el afecto.

En lo personal cuando inten-té recuperar parte de la memo-ria de mi hermana desaparecidalo hice desde la ternura, desdeel pudor, desde el silencio.Estoy seguro que no hay mejorofrenda para la memoria queesa intimidad. Cuando de eso se

hace una exposición pública noes memoria, es exposición públi-ca, es marketing. Estoy seguroque sí, que uno puede intentarrescatarlo desde la intimidad yresolverlo. Esto quiero decir, pordarte algún ejemplo, lo que enalgún momento se hizo en laArgen-tina posdictadura que fueel trabajo extraordinario, inteli-gente, humano que hizo la CONA-DEP. Allí se rescató desde lasdeclaraciones de los que fuerondetenidos y desaparecidos. Estoes dirigir hacia un lugar esencialdel ser humano la recuperaciónde una determinada de sucesosque por muy dolorosos que fue-ron llevaron hacia un punto nece-sario para la sociedad que eran labúsqueda de la verdad y la de lajusticia. Que no la de la vengan-za, el rencor o la exposicióncruenta, cruel, marketinera delllanto, la pérdida, que yo creoque deben no relegarse, quedeben protegerse en la intimi-dad. Uno puede recuperar y deberecuperar obligatoriamente unaporción de esa memoria.

VíctorHeredia

Todos conocemos quién es y cómo piensa. Su carrera como compositor,como autor, como cantautor popular no necesita presentación.

En el año 2004 Víctor Heredia publicó su novela “Alguien aquí conmi-go”, editada por el grupo editorial Norma.

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L.E.: En tu novela “Alguienaquí conmigo” hay muchosverbos relacionados con elcampo semántico de la memo-ria, hay todo un juego espira-lado con la memoria. El prota-gonista comienza a recordarhasta que se “muere”(En rea-lidad lo arrojan desde uno delos “vuelos de la muerte”).VH: Exactamente, hasta en sudevastación psicológica. Hayuna ruptura, y él no encuentraen ese espejo roto la claridadsuficiente como para resolverlo.Porque la memoria es eso: unespejo roto.

L.E.: Tu generación estuvoatravesada por una serie delecturas que hoy en día seríadifícil encontrar. En la novelase mencionan algunos. ¿Quéautores de Miguel, el protago-nista, son en realidad delautor?VH: Yo te diría quetodos. Yo le prestémucho a Miguel. O sea,le presté mucho de loque yo viví y de lo quevivió mi generación. Loextraordinario es quecuando lees a un autorhoy, tiene poco que vercon la lectura que nosotroshacíamos de esos autores hacetreinta y pico de años atrás.¿Por qué? Porque era otraArgentina, era otra propuestapolítica, otra propuesta de lasociedad, otra propuesta ética,otra propuesta estética. Yo nosoy el mismo que leía aCortázar, si lo leyera hoy nosería el mismo que lo leyó cua-renta y pico de años atrás. Creoque lo que debiera hacer esreflexionar sobre aquel joven yqué es lo que significó paraaquel joven o para aquellajuventud leer a estos autores enese momento. Ahora sería unrepaso. No es lo mismo que yo

lea un cuento aterrador o escla-recedor de Quiroga que aquelmuchacho que leía “La gallinadegollada” cuarenta y pico deaños atrás.

L.E.: Actualmente, se reme-mora una edad dorada dondetodos leían- yo, como especia-lista en lectura, personalmen-te, no estoy de acuerdo- siem-pre hubo gente que leyó ygente que no. ¿Qué opinás delos jóvenes y la lectura hoy?VH: Yo creo que hoy hay unaenorme cantidad de propuestasmasivas que atentan contra lalectura. Lo que no pueden haceres soslayarla, está todo basadoen la palabra. Por suerte, toda-vía seguimos utilizando la pala-bra, no hemos conseguido comu-nicarnos de otra manera, salvodesde el arte, desde algún tipode cine o de propuesta que tenga

imágenes, o gráfica. Pero letenés que poner palabras tanto ala imagen gráfica como de cine.Yo creo que la lectura debetener un espacio hoy en la socie-dad. En principio porque no setrata de tener un libro en lasmanos, el libro es un soporte. Loque tenés en las manos es unespíritu y depende cómo y quéleas lo que vas a encontrarte escon ese espíritu, con esa inten-ción, con esa estética o con esaética. Yo creo que desde la lite-ratura uno puede armarse, unopuede enriquecerse. No así conel resto de las propuestas quehoy emanan de los llamados“medios de comunicación”. En

principio porque facilita. La lite-ratura sigue siendo un esfuerzode imaginación extraordinariocompartida por quien la escribióy por quien lee, solamente. Esun acto íntimo, extraordinario,por otra parte.

Yo creo que sí, que es muynecesario que los chicos lean,pero no porque hay que intelec-tualizarse sino por esto que teestoy diciendo, porque es unacto íntimo que te empuja a lomás profundo de vos como hom-bre, y te ayuda a reflexionar y acomprenderte.

L.E.: ¿Cómo te llevás con lasnuevas tecnologías?VH: Me llevo bien obligatoria-mente porque en el medio en elque trabajo tengo que mane-jarme con computadoras, má-quinas grabadoras, etc. Así queme tuve que familiarizar con

esto. No me disgusta.Al principio me neguémucho, quise seguirescribiendo en máquinade escribir pero la rea-lidad es que hoy, desdeel punto de vista tecno-lógico, es mucho mássencillo guardar mien-tras estás escribiendo

un programa en una computado-ra, un diskette o un CD quetenerlo en un escrito que segu-ramente se te va a perder.

L.E.: Volviendo al tema de lapalabra, los pibes hoy en díatienen el chat, los mensajes detextos, hay un código – queestá modificando la escritura-pero que es muy interesante.Yo creo que en Internet, tam-bién leen. O sea, el tema es nocopiar y pegar, como les digosiempre a mis alumnos.VH: Lo llamativo es que lo quela literatura obliga es a expla-yarse y estos códigos lo quehacen es acotar. Y esto sí es pre-

"Lo enriquecedor es tener lamayor cantidad de palabras para expresar un sentimiento

o un problema"

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ocupante. Porque en realidad loenriquecedor es tener la mayorcantidad de palabras posiblespara expresar un sentimiento oun problema. Y los chicos nodisponen de ese idioma paraexpresarlo. Habida cuenta deesto, lo que está sucediendo enel mundo y no sólo en nuestropaís es que frente a la incapaci-dad para expresar el problema,las soluciones se encuentran enla ventana, en el puente o enlas adicciones. Yo creo que loque hay que tratar de hacer esgenerar un interés muy específi-co por el idioma, por la palabrapara poder expresar desde allíque es lo que nos pasa y podercontárselo al papá, al hermanomayor, al psicólogo o haciendoun análisis interno a la propiaconciencia.

L.E.: En este momento se estáinvestigando y trabajando encómo integrar a la familia a laalfabetización, sobre todo enlas clases más humildes.Porque finalmente la clasemedia tiene libros, diarios ytecnología. Este es un temasobre el cual se están realizan-do investigaciones para buscary encontrar soluciones.VH: Yo aplaudí mucho el plan“Leer”, lo apoyé, fui padrinodel plan Leer del Ministerio deEducación, justamente por eso.Porque tengo la sensación no setrata, como te decía antes, deque los chicos se intelectuali-cen sino de que puedan expre-sarse y comprender cuál es laexpresión.

L.E.: Biografía de lector. ¿Cuálesfueron las lecturas que te atra-vesaron, que te cambiaron?VH: Las lógicas, las que tuvocasi todo el mundo. Yo te diríaque desde “El informe Brodie”,“Ferdydurke” de Witold Grom-bowicz, Cortázar, Roberto Arlt,

Macedonio Fernández, “Papelesde recién venido”. Lo de Cor-tázar todo, porque mi genera-ción se lo tragó a Julio. Y te diríaque Quiroga. Horacio Quiroga espara mí uno de los cuentistasmás extraordinarios que tuvo lahumanidad. Es íncreíble. Borgesdirá: Chesterton, Maupassant,Edgar Alan Poe, bueno allá él.Está bien, supongo que los habráleído mejor que yo en inglés.Pero para mí Quiroga sigue sien-do excluyente.

L.E.: Y de los actuales, ¿hayalguno que prefieras o teguste?VH: Mirá, el que estuvo demoda entre nosotros durantemucho tiempo que fue Gabriel,Gabriel García Márquez mesigo quedando con Cortázar. AJulio lo puedo releer que no meaburre, esto no quiere decirque Gabriel García Márquez meaburre pero tengo más pasióncuando leo o releo, alguna cosade Julio.

L.E.: Para terminar, vamos avolver al punto en el cualempezamos, como un juegoespiralado. ¿La memoria afec-tiva es la que sostiene elumbral del conocimiento sobrenuestra historia?VH: Exactamente, exactamen-te. Y tan bien dicho. Lo sostieneal umbral, es ésa la que sirve.No hay ninguna cosa que semueva, ni siquiera esta justiciaque tanto se reclama, que notenga que ver con el afecto. Yocreo que las Madres y creo queAbuelas produjeron este sismoen la sociedad y la hicieronrecapacitar desde el afecto,desde la memoria afectiva.Nadie recuerda al militante. Yono recuerdo a mi hermana mili-tante, y la supe militante. Loque yo recuerdo de ella es estoque yo canté en “Mandarinas”.Y eso es la memoria afectiva. Yeso es lo que uno añora desde lapérdida de la cual uno se queja.

Víctor Heredia, un artista comprometido 100% con nuestra cultura e historia.

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L.E.: La primera edición de lanovela fue en el año 2003¿Tardaste mucho en publicar lanovela?M.A: El texto lo llevé como porcinco editoriales. En realidad aSudamericana es a la última edi-torial a la que lo llevé. Yo laconocía bien a Canela, quien erala editora en ese momento, y noparecía que fuera un texto queCanela fuera a aceptar. Yo meentiendo con Canela cuandotoco el otro tema que me intere-sa que es ecológico: la ecología,la destrucción del planeta.Primero lo llevé a Alfaguara, queera mi otra editorial.

L.E.: Claro, vos en Alfaguaratenés publicado “Cuentos dearriba y de abajo”.M.A: Tengo “Cuentos de arriba yde abajo”, “La brújula” que esde Santillana, tengo varios. Y ala gente de Alfaguara le gustómucho pero decían que no loiban a poder vender en escuelasy, para nosotros, el mercadoimportante es la circulación delos libros en las escuelas.

L.E.: Creo que en este momen-to Editorial Alfaguara y EditorialNorma son las que más títulostienen publicados que circulanpor las escuelas. Me sorprendeque una colección como “ZonaLibre” de Norma no lo hayapublicado.M.A: Con Norma traté y, tampo-co. No sé, no cuajó. Entonces,

finalmente fui a llevárselo aCanela y a ella, sí le gustó. Y loaceptó y las correcciones queella hacía como editora para mífueron muy útiles. Con los edito-res no siempre te llevás bien. Yotambién con ella he tenido dis-cusiones; hay un libro que no sepublicó porque el cambio queella le quería hacer para mí erainaceptable. Entonces, no sepublicó. Ella tiene derecho adecir que no y yo tengo derechoa decir que no, también.Para Sudamericana que circularao no en las escuelas no era unproblema. Para ellos era decir lopublico o no lo publico y punto.

L.E.: Según tengo entendido, lahistoria no es real. ¿Vos te ba-saste en testimonios? ¿Estuvistecharlando con las Abuelas dePlaza de Mayo?M.A.: No, yo no suelo hacerinvestigaciones previas a loslibros, no las hago.Yo me pongo y escribo y no séadónde va la historia. Nunca seadónde va, la historia me lleva ycuando llego a ciertas partesdonde necesito investigar; ahíinvestigo. Pero yo no investigoantes. Porque eso me aburriría amí enormemente. La investiga-ción para mí es académica, notiene nada que ver con escribir.

Es muy distinto a otra gente. Yosoy muy amiga de Liliana Bodoc(autora de la “Saga de losConfines”) que antes de escribirla saga hizo toda una investiga-ción. Ahora está por escribir otray está realizando “toda unainvestigación”. Yo no puedo hacereso, me aburre sobremanera.Yo lo saqué del diario. Es untema que me interesa, lo leo, losigo, cada vez que sale un artí-culo sobre problemas de identi-dad o nietos recuperado lo leo ycon esa base. Más mis recuerdospropios de esa época. Yo lapasé, tenía 20 años. No es queera una nenita que no sabía loque pasaba.No está basado en nada particu-lar más que en la informaciónque yo conozco sobre el proble-ma de los desaparecidos combi-nado con una necesidad propia

¿Es la historia una máquina de producir textos? ¿O simplemente, atraviesa nuestra vida, nuestra memoria,

la horada y aparece en nuestra escritura?

“Juana es un poco como yo”Entrevista a Márgara Averbach*, autora de la novela “El año de la vaca” publicado por

Editorial Sudamericana

entrevista

* Márgara Averbach nació en Buenos Aires en 1957. Es doctora en Letras, traductoraliteraria, docente de literatura y traducción, crítica y autora de libros para chicos yadultos. En el campo de la literatura infantil y juvenil ha publicado, entre otrostítulos, “El año de la vaca”, “Los cuatro de Alera”, “Cuentos de arriba y de abajo”y recientemente “Vuelos frente al espejo”.

“Yo quería escribiruna novela no tanrealista, de ahí que

Juana tiene poderes,es una manera de

protegerse”

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de hacer un libro sobre la secun-daria que para mí fue el peormomento de mi vida. Lejos, yola pasé muy mal en la secunda-ria, me llevaba muy mal con miscompañeros. El día que terminéla secundaria yo bailé en unapata. Nada de llorar. Para mí fueel principio de la vida y fue elprincipio de la vida. Todos misamigos son de la universidad,todo. A mí de la secundaria sólome quedaron malos recuerdos,no tengo un buen recuerdo. Dela primaria, sí. Pero de la secun-daria, no.Entonces, yo en realidad queríaescribir un libro sobre alguien queno la pasa bien, que es distinto,que todo los demás rechacen.

L.E.: ¿Y ese personaje esJuana, la “Vaca, con ese sobre-nombre?M.A.: Bueno, a mí no me habían

puesto un sobrenombre así peroera parecido.Yo era flaca como un palo en esemomento y también traté dealejar el personaje del recuerdoque tenía de mí. Y por eso tam-poco hay un monólogo de ella.L.E.: Una característica que megusta de esta novela es comoestá planteada la estructuranarrativa. Seis voces hablandode un mismo tema, cada unacon su punto de vista me pare-ce bárbaro. Y es muy enrique-cedor trabajarlo con los chicos.Cada personaje ve el asuntodesde su óptica, es realmentemuy interesante.M.A: En realidad, eso es lo queyo quería plantear. La estructu-ra sí la plantee de entrada, eso

es lo único. No sabía que iba avenir adentro pero sabía que ibaa haber varias voces contando lomismo. Iguales la cantidad devarones que de mujeres. Porqueen general, hay como un dejarlela narración a los varones, cosaque yo no quería hacer. Tampocoquería pasarme del otro lado.Y cuando se lo presenté aCanela, ella me preguntó por-que no quería escribir un capítu-lo donde ella, Juana hablara. Yyo le dije, yo no lo puedo mane-jar porque soy demasiado yo. Seme va a hacer muy sentimental,muy sentido, no lo voy a podermantener a la distancia en laque hay que mantener el mate-rial. Va a ser demasiado autobio-gráfico.

Seis voces narran la historia deNadia/Celeste, cada una desde su punto devista. Desde el comienzo de la novela la tramanarrativa resulta dinámica. Con un registroadolescente, los personajes cuentan los cam-bios que se produjeron en el grupo a partir dela llegada de Juana, la Vaca. El único persona-je que no tiene voz en la historia- sino a travésde los otros- es ella que le da título a la obra.

Como un viaje del héroe o seis viajes, paraser correctos, cada uno de los protagonistas vacambiando, y a medida que el relato se des-arrolle, Nadia encontrará su verdadera identi-dad y esto provocará otra mirada, otra visióndel mundo en cada uno de los chicos.

La novela da lugar a multívocas interpreta-ciones y amplios debates: la adolescencia, suscambios, la amistad, los profesores, el mundoescolar y , en medio de todo ello, la histori deuna niña apropiada por la dictadura que descu-bre, ayudada por Juana, su verdadero origen ytiene que tomar decisiones, como irse a vivircon su verdadera abuela y dejar su cómodo

lugar familiar, decisio-nes que en algunos casos son apoyadas porsus amigos y en otros, no.

A muchos de los lec-tores la magia de Juanano les gusta demasiado,se enojan con el texto,se enojan con los narra-dores y también con la autora.

Es interesante trabajar en el aula de quéotra manera podría resolverse la novela dadoque permite llevar la lectura hacia otros tex-tos, hacia múltiples resoluciones.

Un abordaje distinto dentro del génerojuvenil que vale la pena trabajar con los alum-nos porque está bien escrita y nos permitecontextualizar la dictadura y la vuelta a lademocracia sin caer en el golpe bajo o en elfacilismo de las interpretaciones que muchasveces asedian el mercado de la literaturajuvenil contemporánea.

Lic. Alicia Dieguez

“El año de la Vaca” de Márgara Averbach.

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“Yo escribo para adultos y la dictadura es latemática central ”

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L.E.: Bueno, una de las cues-tiones por las que los lectoresadolescentes preguntan es porqué no está la voz de Juana.M.A.: Cuando me la preguntanyo la puedo contestar fácilmen-te. Yo no puedo manejar a Juanade adentro excepto por el cuer-po y los poderes que yo no lostenía; soy yo.

L.E.: Muchos chicos se enojaroncon los poderes, se preguntanpor qué Juana tenía poderes.M.A.: Eso a mí no me lo han pre-guntado. Al contrario, me pre-guntan por qué no más poderes.O sea, por qué no más poderosa.

L.E.: Como docente, a mí loschicos de la Escuela IntegralMaimónides me preguntaronpor qué Juana tiene poderes.M.A.: Primero, yo quería escribiruna novela no del todo realista,entonces, tenía que tener unaparte no realista. Segundo, esprobablemente algo que yo enese momento hubiera queridotener. Estando tan mal, teneralgo con que protegerse. Para míera como una forma de hacer quelos demás le empezaran a prestaratención, que yo nunca tuvecomo hacer eso. Para mí era una

manera de aflojar la cosa y quede ahí se fuera abriendo el cami-no para ella. Yo no los tuve.Fuera de eso y del cuerpo, queno era el mío porque yo era unpalo, es mucho lo que era yo. Yoera más traga que la Vaca, tratéde no hacerla tan traga. Tratabade alejarla en algunas cosas peroen todo lo demás es mucho loque me pasó a mí.Los desaparecidos nada que ver,porque estoy hablando en unaépoca anterior. Yo ya había sali-do de la escuela secundariacuando ocurrió el Golpe Militar.Acaba de salir, de la secundaria.

L.E.: ¿Vos estabas en la univer-sidad? Podés reponer lo queocurrió en esa época.M.A.: Yo tengo una vivencia par-ticular pero a nivel universita-rio, no secundario.Fuera de eso era muy yo, nopodía poner a Juana en primerapersona.

L.E.:Otro tema que me parecióinteresante cuando trabajába-mos la puesta en texto con loschicos es la reconstrucción quehacen los lectores de Juana: sies hija de desaparecidos, cómomaneja ella esta información.

M.A.: Yo no la pensé a ella comohija de desaparecidos.

L.E. : Vivía con esa abuela queno podía cuidarla, sin padres.Estas son hipótesis de los lecto-res.M.A.: Me parecen bien. Simple-mente yo no podía poner padres.Porque si yo ponía padres, meresultaba difícil imaginar padresmalos, salvo en el caso de Nadia-Celeste. Porque mis padres fue-ron muy cercanos a mí. Me cues-ta mucho imaginar padres que noprestan atención, a menos quehaya pasado por una cosa políticacomo la novela. No puedo hacerun personaje que no tenga fami-liar y si es así, mi solución es queno tenga padres. No puedo hacerpadres que no apoyan, no puedoimaginarlos.

L.E.: ¿Tal vez por eso esa abue-la viejita que Juana cuida y noal revés?M.A.: La abuela, sí puedo. Perono puedo padres. Lo mismo mepasó con esta novela fantásticaque estoy escribiendo “Los cua-tro de Alera” (editada por S.M.)que es una saga, ahora va a salirla segunda, ninguno de los cua-tro chicos tienen padres. Lospadres los tengo que hacerdemasiados cercanos. Si notengo que armar un mundodemasiado perfecto.

L.E.:El “Año de la Vaca” sepublicó en el 2003. ¿En quéaño lo escribiste?M.A.: Cuatro años antes o cincoque es lo que me llevó pasearlopor las editoriales. Cada vez locorregía.

L.E.:¿Ibas escuchando opinio-nes y alguna te hacía repensarel texto?M.A.: No, no escuchaba opinio-nes porque me decían que no.Pero vos sabés, yo la volvía a

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releer y si no lo publicas seguíscorrigiendo.Yo seguía, seguía y seguía. En unmomento dije, basta, no lo toconada. Lo debo haber escrito enel ’99, ’98.

L.E.:¿Sabés por qué te pregun-to el año de la escritura? En ellibro “Diario de Lecturas” deAlberto Manguel, que son loscomentarios de doce libros leí-dos a lo largo de un año, librosque estaba releyendo, lecturasemblemáticas. En uno de loscapítulos él está releyendo unlibro de Bioy Casares y viene ala Argentina- cabe aclara queel autor vive en Francia-Y le llama la atención en el2003 la producción intelectualde la Argentina después de ladebacle económica y social dediciembre del 2001. Hubo unagran producción de textos queretomaban estos temas des-pués de la caída de De La Rúa.M.A.: Sí, yo lo escribí antes.

L.E.:Porque pensábamos, noes casualidad que se haya edi-tado en el 2003.M.A. : Puede ser que haya sidoel momento.

L.E.: Manguel también hablaen ese capítulo de la rapidezde la Argentina para recupe-rarse a nivel cultura. Comoestas “culturas” están a nivel“subterráneo” y como apare-cen en algún momento.M.A.: Eso no fue así en estecaso. Creo que de todas mane-ras, la literatura para chicos esuna cosa. Yo escribo para adul-tos y la parte de la dictadura, esla temática central. Yo nopuedo salir de eso porque es mivida. Puedo salir pero siempreva a haber alguna parte.

L.E.: Claro, pero en estos dosúltimos meses se publicó la

vida de Arrostito, una biografíanovelada de Lilí Masaferro, ellibro sobre Montoneros delsobrino nieto de Lanusse. Másallá de la moda, esta produc-ción no es casualidad.En este momento a nivel adultoshay una moda de no publicarficción. Se publican novelas his-tóricas, estudios periodísticosde los Montoneros, del ERP, nosé, la dictadura.

L.E.:Claro, pero nosotros tuvi-mos un auge cuando volvió lademocracia de escribir acercade todos estos temas sobre loscuales hasta ese momentodonde recién se podía empe-zar a publicar acá. En la déca-da menemista no es casualidadque no se haya publicado nadasobre el tema, salvo Verbitsky,Bonasso, y algún otro. Y ahorahay una vuelta muy fuerte.M.A.: Hay una vuelta muy fuer-te pero sigue dentro de la noficción. La ficción que publiquépara adultos es sobre la dicta-dura. Eso está en mí.Esta es la única vez que traté dehacerlo para jóvenes. El proble-ma era lo que fueran a decir, yme lo dijeron: no, estos parajóvenes no va, no es un tema…

L.E.:Bueno, pero no haymuchos textos sobre esta temá-tica. Esteban Valentino tienecuentos, ahora salió “El mar y laserpiente” de Bombara, que esautobiográfica en Zona Libre.

M.A.: Bueno, en Zona Libre estanovela fue rechazada. Tal vezno era el momento.

L.E.:¿Cómo empezaste a escri-bir para chicos? ¿O fue enparalelo?M.A.: Yo escribía sólo para adul-tos, no publicaba, no pasabanada. Después nacieron misnenes, yo tengo tres hijos. Y yoleo en voz alta en los viajes,nosotros salimos mucho enauto. Vamos leyendo un libro.Acabo de terminar una novelade Pérez Reverte. Yo leo librosque mi marido, los pibes y yopodamos compartir. Si hay algoescabroso lo salteo y le digo,bueno, después te cuento.Salteo si pasa algo terrible.Pero cuando eran muy chiquitos,sobre todo Dante y Tamara, losdos primeros, yo no encontrabalibros que duraran para contar-les porque eran cuentos cortos ycuando se aburrían de lo que yole leía a mi marido, que no loentendían, porque eran lecturascomplejas, les contaba cuentosque los inventaba ahí, en elmomento. Elegían un personajey se los contaba. Y mi maridocomenzó a insistirme para quelos escribiera, y así empecé aescribir. Y después gané el con-curso de Madres de Plaza deMayo con uno de esos cuentos.Así empecé.Mi manera de llegar a publicares que ellas hicieron un concur-so de cuentos para chicos en el’92 0 ’93, y el premio era publi-carlo. Por supuesto, la publica-ción desapareció porque se ven-

“No escuchaba opiniones sobre

“El Año de la Vaca”porque me decían

que no. Yo seguía yseguía.”

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dió y listo. Pero el premio meabrió una puerta. Ahora esecuento está en “Cuentos de labrújula”. Yo lo edité dentro dealgo más grande porque estabaperdido por completo. Yo tengoguardado dos o tres libritos peroese libro se perdió.Con ese cuento que se llamaba“Jirafa azul, rinoceronte verde”empecé.

L.E.:Estás marcada por el tema.M.A.: En realidad el cuento noera sobre eso. En realidad,podía interpretarlo como uncuento sobre la protesta socialpero no tenía nada que ver condesaparecidos particularmente.Es un cuento sobre ser diferentey cómo hacerse notar para quete vean porque no te ven. Es uncuento sobre invisibilidad y visi-bilidad. Ahora, yo lo interpreta-ría como un cuento sobre pique-teros pero en esa época no exis-tían. Era un cuento sobre unajirafa que es azul, no es comolas otras, un rinoceronte que esverde, no es como los otros y nolos ven. Y no los ven. Entonces,

para hacerse ver empiezan acantar y así los ven. Una cosacortita, cuatro página, Un cuen-tito corto. Y a partir de ahí,escribo más para chicos quepara adultos en este momentoporque en este momento no sepuede publicar para adultos. Esmuy complicado. Ficción no sevende, entonces nadie te publi-

ca. Te publican si ganaste unconcurso. Mi novela publicadaen Emecé fue finalista del pre-mio de esa editorial, si no nohubiera podido. En cambio, parachicos, el mercado se fueampliando por el lado de laescuela.

L.E.:Hay en este momento unamovida muy grande.M.A.: Y además el chico no eligeel libro. Si vos se lo imponés a lamaestra, la maestra se lo hacecomprar.

L.E.: El mediador en la escuelaes el maestro y el bibliotecario.M.A.: En cambio a un adulto nole podés obligar a comprar unanovela. Si no tiene ganas no lava a comprar, a menos que estu-die Letras. Entonces, es máscomplicado. Yo escribo paraadultos pero cuando tengotiempo. Como es tan difícil.Tengo escritas dos o tres nouve-lles que no las publico.

L.E.:Vos te dedicás bastante ala actividad académica.

Tengo actividad académica, tra-duzco y escribo artículos en Ñ.Son muchas cosas al mismotiempo. Escribo en verano.Escribo a mano, no puedo escri-bir en la máquina directamente.Después sí, pero la primera veznecesito sentir, dibujar lasletras. Soy súper desprolija peronecesito papel. Ese primer

borrador lo tengo que hacer enverano si es largo. Un cuentono. Si no, lo pierdo. No te olvi-des que yo no sé adónde va. Yotengo muchas interrupcionescomo esta semana no puedo,porque tengo que corregir par-ciales. Después lo vuelvo amirar y digo, yo no sé que que-ría decir con esto. No voy a nin-gún lado. Entonces escribo en elverano. Después, sí. Tengo quepasarla, corregirla, todo un pro-ceso muy largo que por ahí melleva mucho tiempo. La tres deAlera, la escribí este verano yno la puedo terminar de pasar,no tengo tiempo.Si pudiera, me gustaría vivir delos derechos y no daría tantasclases. No lo dejaría porque megusta pero yo vivo de eso. Megustaría no vivir de eso.

L.E.: ¿Tenés hijos adolescentes?M.A.: Sí, diecisiete, quince yonce.

L.E.: ¿Y cómo ves la adolescen-cia hoy en día?M.A.: Es muy distinta. Por unlado es muy igual a mí. A mi hijole pasa lo mismo que a mí. Notiene muchos amigos en lasecundaria porque es muy dife-rente a sus compañeros. Igualque me pasaba a mí, yo loentiendo. Sólo hablan de fútboly de minas. A mí me pasaba lomismo, mis compañeras sólohablaban de tipos y de los bailesa los que iban. Y eso a mí no mebastaba.

L.E.: Muchos profetas dicenque los jóvenes no leen comosi hubiese habido una edad deoro en la que todos leían. Algoa lo que adhiero: siempre hubogente que leyó y mucha genteque no leía nada.M.A.: En mi época no leía nadieal lado mío. Yo leía. Y ahora, lomismo. Mi hijo lee. Mi hija, tam-

editorial

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“Escribo más para chicos que para adultos porque en este momento la ficciónno vende, entonces nadie te publica. En elcaso de los chicos, el mercado se amplía

por el lado de la escuela”

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bién. Pero lee menos. Tampocolee tanto. Yo no creo que hayahabido una época donde lagente leía. Por lo menos no laviví yo.

L.E.: Y tampoco creo que latecnología haya matado lasganas de leer. Creo que desdeese punto de vista, se lee más.¿Qué pensás al respecto?M.A.: No creo que la tecnologíahaya matado las ganas de leer.Sí creo que hay algo adictivocon los jueguitos, esos juegosen red. Pero por otra parte, yo

era bastante adicta a leer, en unsentido adictivo. Mi padre queera médico y le gustaba mucholeer, se desesperaba porque yono movía un músculo. No queríahacer gimnasia, no quería jugara nada, lo único que quería eraleer. O sea, me tiraba en lacama y leía, leía, leía. Yo creoque la adolescencia es unaépoca adictiva. A algo hay que

ser adicto. Me parece que es unmomento en el cual hay picosde adicción. Yo protesto, grito. Pero tambiénmi papá me gritaba a mí.

Muchas gracias.

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Me encantó!! Pienso que el libro es muybueno y muy entretenido. Cuando comencé aleerlo, al darme cuenta que entre otros temas setrataba de los desaparecidos me interesó muchí-simo porque creo que los chicos de mi genera-ción no estamos lo suficientemente informadossobre este tema y muchos otros temas.

Realmente, no quería que terminara. Disfrutéleyendo cada capítulo de un chico diferente, enespecial el de Nadia y Leo. ¡Qué sorpresa me llevéal darme cuenta de que el capítulo de Juana, laVaca, no aparecía!! Con qué ansiedad lo espera-ba. De verdad, excelente el libro y disfruté muchode haberlo leído.

Melanie Dahab (Escuela Integral Maimónides,

7mo. Grado 2005)

________________________

El libro me pareció muy bueno. Muy biencontado, de manera muy real. Lo que me atrajo ysorprendió del libro es la magia de Juana. Al prin-cipio uno cree que la magia es mentira, quepuede ser por la edad de los chicos. Pero luegodel episodio de la postal, el libro dice que Juanatiene magia y eso no me pareció muy bueno den-tro de un contexto de situaciones tan reales. Perofuera de esto la historia me pareció muy real ybien relatada.

Melody Sigalovsky (Escuela Integral

Maimónides, 7mo. Grado 2005

Me pareció un libro muy interesante perotriste por todo lo que les pasó a los hijos depadres desaparecidos. Lo que más me gustó esque Juana era una persona muy pensante, tran-quila, generosa e inteligente que al final pudoayudar a mucha gente y reconocer sus senti-mientos hacia Leonardo.

Gastón Joaquín (Escuela Integral Maimónides,

7mo. Grado 2005)

________________________

Esta novela me pareció realmente interesan-te ya que trata de un tema que es muy difícil decontar. Lo del la supuesta magia no me terminóde cerrar. No entiendo de dónde la saca, es muyfantasioso.

Me gustó la manera de expresarse de cadapersonaje, hablar como si fuese que está pensan-do, contando, hablando. Me encantaría poderpreguntarle a Márgara Averbach cómo hubieseescrito el capítulo de Juana.

Abigail Fallas (Escuela Integral Maimónides,

7mo. Grado 2005)

“No creo que la tecnología haya matado las ganas de leer.”

Opiniones sobre la novela

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Bmemoria

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Berisso, tierra de inmigrantes, de los que llegaron por mar, de los que cruzaron ríos y cordilleras, de los que subie-ron a los camiones , micros o trenes escapando de la pobreza interior.

Berisso tierra de luchas y luchadores, de música y musicantes , de escritos y escritores. Berisso la tierra en dondeel ingenioso Hidalgo, pelearía contra las mazas y cuchillos de los frigoríficos, contra las cámaras de frío, donde tan-tos helaron sueños.

Berisso la tierra que miles buscaron, en donde encontraron la vida y también la muerte. En donde hace treintaaños, un 24 de marzo de 1976, Berisso, el de Don Juan, el de los Saladeros, perdía a manos de la más sangrienta dic-tadura a sus mejores hijos, aquellos que fueron concebidos en vientres de esperanzas. Aquellos que sembraron deQuijotes las asambleas y talleres, aquellos que como Imar o Walter nos dejaron sus versos, su testimonio sin tiem-po, su presencia en palabra, su silencio y las ganas de preguntarnos hoy, aquí, en este tiempo de calles sin guarda-polvos blancos, sin la sirena de las 12, cuanto nos perdimos con tus ausencias.

Nos golpearon, nos cortaron , nos pisaron, buscaron nuestro silencio. No pudieron.Acá estamos. Recuperando la sensibilidad de la memoria. Desenterrando palabras y emociones, para que sepan

los que creyeron que nos podían, que ellos son nuestra balsa en el naufragio, son los que día a día nos hacen subirla cuesta de la desesperanza.

Los Imar o los Walter fueron capaces de dejarnos en la noche más noche de las noches sus versos, los que 30años después volvemos a encontrar , pero esta vez , para que se queden entre nosotros ,para que “nunca más” seansilenciados.

Son nuestros. Son la memoria colectiva de los que no olvidan. Son el pasaje para subir al barco, el boleto deltren y del micro. Son la esperanza.

Dr. Jorge Drkos

Berisso, tierra de poetas

¿Qué alturas pisé ahí?

Me pareció petisa mi ciudad.Mi Paraná emotivo corría embarrancadoa lo largo del centroy al fin fluyó en su delta de barriadade cinc.

Delante de mis pasos iba el galgo del ansiay un rostro de mujer me conducíaa una dicha olvidada.

De pronto, boquiabierto, me encontréante el presidio.¿Qué altura pisé ahí,tirado en la humedad bajo la mantaqué olía a otras angustias ?Seguro que no fue cuando llenaronla cárcel de escolaresy me sacaron, adrede , para apagar las risasy chocar con la triste mirada de mi pibe,quien me colgó la mustia guirnalda del abrazoy se alejó humillado.

¿Fue acaso en el banquitocon mi Rosa de un lado y un milico del otrocuando vi que salía entera de su carala lumbre del amory por fin divisétierra de eternidad ?

Imar Lamonega

Ciclista extraviado

Sin gastados pedales de llegara vivac del corajemi manubrio no acierta,por ciudades de exilio,esa calle color bronca de bandoneóndonde pasa el cardumen de cantarpalambrunas del alma.Quedo sauce llorón sufriendo en la raízembates del mar dulce, bajo solazo padreque saca de mi troncohojas desmesuradas y pone como moño-cuando la culpa ahorca- dos cocos amarillos.

Imar Lamonega

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La Bicicleta de mi viejo

INubes de bicicletasiban como bandada.La boca de la fábricalas tragaba.Entre todasmi viejo pedaleaba.El más hermoso,el más obrero,con la visera de la gorralevantada.Allá en el treinta y tantos…limpio de amanecerescon la frenteiluminada.

IIIban los colectivosde gente amontonada.La boca de la fábricalos tragaba.Entre todosmi viejo pedaleaba.El más derecho,el más valiente,entre sucios delegadosy capangas.Por los callejones,blanco de ropa blanca,con la frenteiluminada.

IIIIban los automóvilesde trompa avergonzadade sucios delegadosy capangas.Entre todosmi viejo pedaleaba.Ya jubilado,con poca plata,las manos poderosasde nuevo atadas.Hacia otro trabajo,bautizado en sudoreslimpio de amanecerescon la frenteiluminada,pedaleaba,pedaleaba,pedaleaba…

Walter Elenco Vasiloff

PARABOLA

He andado entre noches azulessintiendo pasar por mi gargantaun rumoroso liquido de estrellas.

Me he ido de tiy he retornado.He dejado la pantalla del ritmo demis pasosenvolviendo el silencio.

Te he encontrado en el crepúsculo,sentada en el suelo,despeinada.Te rodeaba el paisajede la lejana mirada de los perros.

Abriste los brazos como un surcoy yo entre en tú morada.

Walter Elenco Vasiloff

Walter Elenco Vasiloff : publica sus primerospoemas en “Berisso, trabajos literarios” ycomo dice en uno de ellos “nací con fuegosartificiales un 9 de julio, en la calle Rio deJaneiro” y que “fueron los culpables un apues-to joven búlgaro y una hija de venecianos quese las traía” . Vasiloff sabía que no solo en losversos hay poesía. La encontró también en lamúsica, en la educación, en las matemáticas yen la militancia. Falleció en el exilio.-

Imar Lamonega: nació en Berisso en 1934 yfue desaparecido en la Nochebuena de1976.Publicó por primera vez en 1958 junto aWalter Vasiloff y Juan Mazzadi. Por la mismaépoca algunos trabajos suyos aparecieron endiversas publicaciones. En 1970 partió exilia-do a Cuba. Allí obtuvo un reconocimiento quelo ubicó como editorialista en la revistaGranma, donde también fueron publicadossus poemas, además de la edición de libros. Suprimer premio en tierra de Martí lo recibió demanos de Nicolas Guillen: su poemario tuvouna tirada de cinco mil ejemplares y hoy sepuede consultar en la Biblioteca Nacional deLa Habana. En 1973 regresó al país.-

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