Tipos de Curanderos en Hueyapan

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TIPOS DE CURANDEROS EN HUEYAPAN, MORELOS* LAURENCIA ALVAREZ- HEYDENREICH A los terapeutas en Hueyapan se les conoce con diferentes designaciones, En general, se les da el nombre de curanderos y en náhuatl de tephtianihi, palabra recogida por Barrios. Los hueyapeños se refieren a ellos también por medio de la enfermedad que tratan, como las señoras que levantan sombras o 1as que curan de aires y otros. En otras partes la diferenciación de estos profesionales de la medicina se hace con base en los elementos terapéuticos que emplean; por ejemplo, a quien utiliza plantas para efectuar sus tratamientos se le conoce como yerbatero; a los que tratan accidentes de huesos se les denomina sobadores, porque emplean el masaje para aliviar las luxaduras; los que se dedican a las mordeduras de víbora, se les conoce como culebreros; el que utiliza la técnica de succionar los pulsos para tratar el espanto se le llama chupador, y recibe el nombre de adivino el que emplea la cartomancia para diagnosticar las enfermedades. Las divisiones se pueden hacer también por medio del sexo; en Pinola, hombres y mujeres son curanderos; sin embargo, a pesar de que la mujer pueda tener muy buenas cualidades nunca podrá tener una alta posición n la jerarquía, ya que siempre estará subordinada a * Tomado de La enfermedad y la cosmovisión en Hueyapan, Morelos, INI, México, 1987 (Serie de Antropología Social). Miguel Barrios E., “Textos de Huyapan, Morelos”, Tlalocan, vol. 111, núm. 1, 1949, p.66. Marcela Olavarrieta Marenco, Magia en los Tuxtlas, INI, México, 1977, p. 177. 127 128 los hombres pues la sociedad así lo concibe. Hombres y mujeres en Hueyapan son terapeutas sin existir ningún predominio entre ellos y tampoco existe la diferencia sexual por especialización como se ve en Huixquilucan. Así, en esta población solamente los hombres son hueseros, y al parecer el embarazo y el parto son especialidad exclusiva de la mujer. Entre los tzotziles de Larrainzar, Chiapas, la clasificación de los terapeutas está hecha de acuerdo a la peculiar concepción que se tiene del ser humano. Este concepto divide al

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TIPOS DE CURANDEROS EN HUEYAPAN, MORELOS*

LAURENCIA ALVAREZ- HEYDENREICH

A los terapeutas en Hueyapan se les conoce con diferentes designaciones, En general, se les da el nombre de curanderos y en náhuatl de tephtianihi, palabra recogida por Barrios. Los hueyapeños se refieren a ellos también por medio de la enfermedad que tratan, como las señoras que levantan sombras o 1as que curan de aires y otros. En otras partes la diferenciación de estos profesionales de la medicina se hace con base en los elementos terapéuticos que emplean; por ejemplo, a quien utiliza plantas para efectuar sus tratamientos se le conoce como yerbatero; a los que tratan accidentes de huesos se les denomina sobadores, porque emplean el masaje para aliviar las luxaduras; los que se dedican a las mordeduras de víbora, se les conoce como culebreros; el que utiliza la técnica de succionar los pulsos para tratar el espanto se le llama chupador, y recibe el nombre de adivino el que emplea la cartomancia para diagnosticar las enfermedades.

Las divisiones se pueden hacer también por medio del sexo; en Pinola, hombres y mujeres son curanderos; sin embargo, a pesar de que la mujer pueda tener muy buenas cualidades nunca podrá tener una alta posición n la jerarquía, ya que siempre estará subordinada a

* Tomado de La enfermedad y la cosmovisión en Hueyapan, Morelos, INI, México, 1987 (Serie de Antropología Social).

Miguel Barrios E., “Textos de Huyapan, Morelos”, Tlalocan, vol. 111, núm. 1, 1949, p.66.

Marcela Olavarrieta Marenco, Magia en los Tuxtlas, INI, México, 1977, p. 177.127

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los hombres pues la sociedad así lo concibe. Hombres y mujeres en Hueyapan son terapeutas sin existir ningún predominio entre ellos y tampoco existe la diferencia sexual por especialización como se ve en Huixquilucan. Así, en esta población solamente los hombres son hueseros, y al parecer el embarazo y el parto son especialidad exclusiva de la mujer. Entre los tzotziles de Larrainzar, Chiapas, la clasificación de los terapeutas está hecha de acuerdo a la peculiar concepción que se tiene del ser humano. Este concepto divide al hombre en carne, hueso y espíritu, por lo tanto, los curanderos, tienen tres clases de especialidades médicas. El que se especializa en el tratamiento de la carne y del hueso; el que cura la carne por medio del tratamiento del espíritu y un tercero que se enfrenta a los tres tipos de problemas.

Por lo que respecta a Hueyapan, la divisi6n de los curanderos se hace con base en la teoría frío y caliente, o sea que existen los que tratan enfermedades de calor y los que aplican remedios para enfermedades frías. Se considera que el primer tipo tiene la habilidad para tratar y curar las mismas enfermedades que un doctor alópata. Estas incluyen malestares relacionados con el sistema frió-caliente o enfermedades naturales como tos, disenterías, catarros, bronquitis, pulmonías, diarreas, hemorragias vaginales, desequilibrios emocionales como la bilis y los sentimientos, y otros. Entre ellos se encuentran las que se conocen como parteras o matronas, que tratan principalmente el embarazo y el parto, otros son los hueseros que tratan los accidentes de músculos, tendones, venas lastimadas y huesos. Por lo que respecta al segundo tipo de terapeutas, éstos tratan las dolencias frías, principalmente la perdida de la sombra y otras, provocadas por los aires.

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Esta clasificación no es tajante ya que se encuentran curanderos que tratan tanto enfermedades de calor como enfermedades frías; algunos terapeutas dicen tener la habilidad de tratar enfermedades como pérdida de la sombra, de aires, huesos y hasta una diarrea. Sin embargo, otros saben curar nada más pérdida de la sombra, o tratan enfermedades de aires pero no saben levantar la sombra; algunos tratan todas enfermedades de calor pero ninguna fría. Otros nada más tratan dos o tres enfermedades como, por ejemplo, malestares infantiles del corazón.

Esther M. Hermitte, Poder sobrenatural y control social, Instituto Indigenista Interiamericano, México, núm. 57, 1970. 4 Diana Ryesky, “Fol. Medicine in Huixquilucan”, tesis, Universidad de Wisconsin, 1969, p. 20. Williarns R. Holland, Medicina maya en los Altos de Chiapas, INI,

México, 1963, pp, 173,174.

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Por lo tanto, existen los que se conocen en el poblado como curanderos generales y aquellos que sólo tienen el conocimiento para aplicar remedios a unas cuantas enfermedades. Esta clasificación nos conduce a la idea de que existe una especialización dentro de la profesión médica. La especialización por lo menos en Hueyapan, existe en el sentido del número de enfermedades que el terapeuta conoce y puede tratar. De esta forma, los que tienen conocimientos sobre una o dos enfermedades tiene esa especialización, o los que tienen un conocimiento más amplio se reconocen como especialistas en las enfermedades en las que su pericia es mayor, aunque se puede decir que en realidad no existe una persona que quisiera saber tratar todo tipo de enfermedades; serías muy peligroso porque podría perder la razón. Sin embargo, opiniones contrarias consideran que sí puede existir quien trate todo tipo de dolencias.

Además de estos terapeutas generalizados o especializados existen también algunos que ejercen al lado de la medicina otras profesiones, ellos son los graniceros o kiohtlaskeh, o sea las personas que hacen la ceremonia de petición de lluvia por medio de las cuales se hace que llueva en los sembradíos para que puedan crecer bien los cultivos. Este tipo peculiar de personas existe también en otras partes de México; en un poblado cerca del lxtaccíhuatl, se dice que son mujeres que han sido tocadas por el rayo y que por eso están destinadas a ser graniceros y también a trabajar como parteras o tratar enfermedades conocidas con el nombre de rayo.

Existen también los brujos o hechiceros, de los que ya se ha hablado, quienes tratan los padecimientos conocidos como enfermedad echada o brujería que, se supone, sólo ellos pueden curar. Sin embargo, algunos curanderos aclaran no ser brujos y se consideran capaces de neutralizar la brujería o enfermedad regalada, mas con peligro de matar al hechicero, puesto que al liberar al paciente de la dolencia se corta el mal, y terminan también con quien provocó la enfermedad. Estos brujos actúan en conjunto; se dice que se reúnen para hacerle ceremonias al diablo y también para perjudicar al prójimo. Se cree, asimismo, que son capaces de transformarse en animales y que, al hacerlo, es cuando se reúnen, en otras palabras, los brujos pueden también ser nahuales. Se convierten sobre todo en perros, porque de

6 Guillermo Bonfil Batalla, “Los que trabajan con el tiempo. Notas etnográficas sobre los graniceros de la Sierra Nevada”. Anales de Antropología, México, núm. V, 1968,p. 103.

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esta forma pueden burlarse de la gente con mayor facilidad y se divierten mucho. Existe el relato de una brujo de Alpanocan, pueblo cercano a Hueyapan, que se transformaba en una zorra. En una ocasión caminaba merodeando cerca del pueblo, los habitantes la balacearon y a la mañana siguiente apareció herida la bruja y no la zorra. Los brujos nahuales se reconocen fácilmente porque se acercan

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a las personas produciendo un sonido parecido al zumbido de una abeja; producen este sonido porque llegan siempre volando.

Estos seres especiales, se dice también que son aires, se agrupan no solo para divertirse molestando al prójimo sino también para ocasionarle enfermedades. Al tener la característica de ser un aire, el brujo tiene la capacidad de volar, aunque se dice que vuela porque posee unos miembros en forma de alas. Estos entes dejan su cuerpo para convertirse en aires y vuelan con la apariencia de animales; si alguna persona les dispara, es muy difícil matarlos, pero si llega a hacerlo el cuerpo del brujo es el que aparece muerto y no el del animal.

Si algún sujeto llegara a tener un encuentro con estos entes deberá protegerse arrojándoles el sombrero, teniendo cuidado de que la copa del mismo roce con el piso. A pesar de todo lo antes dicho, algunas personas no creen que los brujos sean anuales; para ellos estos segundos son personas que tienen en su poder ciertas oraciones que recitan para convertirse en animales depredadores, sobre todo en perros de cola y orejas mochas. Ellos no enferman a la gente pero sí molestan, son hombres que al transformarse persiguen a las mujeres con deseos sexuales. Se reconocen porque al dispararles con un arma de fuego siempre vuelven a convertirse en seres humanos. En otras poblaciones, como en Milpa Alta, los indígenas perciben también a los nahuales como brujos. Dicen que los brujos, tienen a sus animales ayudantes en el estómago; éstos o los animales de brujería pueden ser gatos, lechuza, tarántulas, lagartijas, sapos y otros.7 Por otro lado, los curanderos hueyapeños hacen mucho énfasis en que son diferentes a los hechiceros, es decir, que la misma persona no puede ser curandero y hechicero al mismo tiempo. Muchas terapeutas negaron ser brujas; ellas dicen que sólo tienen la capacidad para tratar enfermedades que no están conectadas con la brujería, por lo tanto, sólo el brujo puede tratar las brujerías. No

obstante, algunos curanderos se encuentran un poco mezclados con ella y tienen mucho conocimientos al respecto.

7 Willliam Madsen, The virgins Children: life in an Aztec village today,Greenwood Press Publisher, Nueva York, 1960, p. 201.

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Por lo tanto, es posible que exista la posici6n ambivalente del brujo que al mismo tiempo es curandero.

Podría suceder lo mismo que entre los otomíes del Mezquital, donde el uso del idioma, a pesar de la clara división entre brujos y curanderos, marca la ambivalencia, ya que ambos se designan con el nombre de ñei o neti.8 Esto acontece también en la zona cora; sin embargo, aquí la ambivalencia eso dada por la fama de ciertos curanderos que, aunque los indígenas dicen que sólo en casos muy raros son también brujos, en realidad lo son; en estos casos se considera que el terapeuta tiene conocimientos muy amplios, ha alcanzado mucho fama y, por lo tanto, es una persona poderosa, además de que puede ocultarse y sabe cómo defenderse en contra de toda acusación de brujería.9 En el caso de Hueyapan sólo tenemos la existencia de curanderos con conocimientos para neutralizar brujerías además de otras enfermedades. Por lo tanto, existen curanderos cuyas habilidades van más allá de la de simplemente tratar enfermedades. Otra característica que algunos de ellos pueden tener es la de la adivinación; por ejemplo, algunos terapeutas dicen que con sus habilidades pueden encontrar cosas o personas perdidas. Para ello se prende una vela y se escriben en varios pedazos de papel los nombres de los sospechosos de robo de dinero o de objetos perdidos; el pedazo de papel con el nombre del culpable es el único que se adhiere a la vela.

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En consecuencia, se puede decir que la clasificación de curanderos se hace con base en los campos que abarca su habilidad y también en la forma en que está especializado. Además, es importante hacer notar que la competencia de muchos de estos profesionistas va más allá de lo que respecta a la medicina en sí.

DIFERENTES FORMAS DE INICIAC1ÓN Y APRENDIZAJE

Para llegar a ser terapeuta, el individuo puede recibir su sabiduría por medios empíricos, ya sea que se instruya con personas mayores y muy experimentadas, por ejemplo algún curandero o un pariente cercano como la madre o el padre, que también sea terapeuta. Pueden aprender observando la manera en que fueron curados o la forma en

8 Luigi Tranffo, Vida y magia en un pueblo otomí del Mezquita, INI. México, 1975, P. 259. 9 Gildardo González Ramos. Los caras, INI. México, 1972, pp. 112-113.

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que trabajan los curanderos o, en algunas ocasiones, recibir una educación formal con terapeutas de larga experiencia y gran habilidad. También reciben sus conocimientos al observar cómo le aplican remedios a sus hijos enfermos, o simplemente por tratar de resolver la emergencia de algún pariente en estado patológico muy severo. Otros se inician por medio de la ayuda de seres sobrenaturales. Los terapeutas que tratan enfermedades de calor informaron haber recibido su sabiduría por medios empíricos, básicamente por la instrucción y la observación ya sea de los tratamientos en la práctica o de la teoría de otro curandero.

Los hueseros informaron que adquirieron su habilidad partiendo de la observaci6n, cuando recibieron algún tratamiento para la afección de huesos, tendones, músculos y otros, y también cuando observaron mientras u huesero aplicaba sus tratamientos. Hombres y mujeres explican haber tenido el mismo tipo de instrucción. Los especialistas en enfermedades frías atribuyen su competencia dentro de la terapia a encuentros con seres especiales, aunque en Hueyapan se cree que todas las vocaciones las tiene el hombre como don de Dios. Estos sufrieron su iniciación por medio de revelaciones, ya sea pasando por una muerte pasajera, una larga enfermedad o sueños. La mayoría, si no es que todos, dijeron haber experimentado la muerte, y en su resurrección habían sido ya iniciados como curanderos. Aparentemente los curanderos que son protestantes recibieron su profesión a partir de la Iglesia. Como lo explica uno de ellos, los protestantes, al hacer conversos, dividieron cierto tipo de servicios entre ellos, y a unos cuantos les tocó curar al prójimo. A éste le tocó la suerte de haber podido observar e su madrina curar, y empezó a aplicar sus tratamientos con los pocos remedios que sabía utilizar, volviéndose más competente con la experiencia. Aunque en realidad no se puede hablar de que la medicina en Hueyapan sea una profesión hereditaria, en muchas ocasiones los terapeutas han aprendido de sus padres. Los hijos observan que la madre o el padre aplican sus tratamientos y la manera en que recogen los recursos terapéuticos. Muchas veces practican con los pacientes de sus padres o funcionan como sus enfermeros y de esta forma se entrenan en el ejercicio de la medicina tradicional. Entre los tzotziles la instrucción también es informal; su carrera

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empieza como una respuesta al sufrimiento de un ser amado. En Hueyapan muchos de los terapeutas han aprendido su profesión por las necesidades de sus parientes, sobre todo cuando alguno de ellos enferma y no tiene a nadie a quien acudir, porque el doctor está a muchas millas de distancia del pueblo o porque los medios que ha buscado han fallado. En muchos de estos casos, el curandero empieza tratando de aplicar un remedio que no conoce a ciencia cierta y después va adquiriendo experiencia. Existe el caso de un terapeuta cuya sobrina enfermó; estaba muy grave, con un agudo dolor de cabeza. Querían que se atendiera en Cuautla, pero la madre temía que muriera en el camino. La llevaron al doctor de un pueblo cercano y no pudo aliviarla, entonces con- vencieron a uno de los parientes para que accediera a curarla. El lo hizo limpiándole la nuca con un huevo. Después curó a la hija de su sobrina, y así fue como empezó a tener un poco de fama. También empezó a tener habilidad en el tratamiento de la perdida de la sombra preguntándole a una tía suya que sabia levantar sombras. Ganó habilidad para ser huesero, pues se vio obligado a tratar una desconchabadura de hombro. Para esto, tuvo que llevar al paciente con un huesero, pues el no sabía cómo curarlo. De esta forma, por medio de la observación y de la ayuda que dio a este curandero, aprendió a tratar accidentes. Por lo tanto, aprendió las artes de la medicina tratando a sus familiares, preguntando a curanderos experimentados y observando tratamientos aplicados por otros. Los indígenas de los Tuxtlas, Veracruz, creen que para ser curandero es necesario poseer una facultad o don que se considere innato pero que debe desarrollarse, para que pueda aplicarse, por medio de un periodo de aprendizaje bajo la guía de un maestro o protector, lo que se logra con libros especiales y con la práctica. Los curanderos hueyapeños, por el contrario, explicaron que no aprendieron su profesión por medio de libros con los médicos alópatas, sino que sufrieron de una muerte transitoria. Durante éstas,

tuvieron un sueño o revelación, como ellos dicen, y en ella se les decía de que forma habían de ejercer sus tratamientos y con qué recursos. Lo que ellos piensan es que al recibir el don por medio de la revelación, las instrucciones así recibidas penetran en el cerebro y en los sentidos; de

W. R. Holland, op. cit, pp. 175-178. M. Olavarrieta, op. cit, p. 151.

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esta forma el nuevo iniciado queda preparado para aplicar sus conocimientos con éxito y también dominar la enfermedad. En Atla, esta iniciación más bien ocurre por medio de largas enfermedades. Por ejemplo, una de las curanderas narraba que ella enfermó de ataques durante nueve años. Cuando experimentaba las convulsiones era poseída por los aires, y durante tales experiencia los veía y platicaba con ellos; éstos le sugerían que se dedicara a la brujería, ya que ellos mismos la ayudarían siempre. En el momento en que esta viejecita decidió ser curandera desaparecieron los ataques y las visiones. En Hueyapan, la muerte por medio de la cual tiene lugar la iniciación, sucede casi en todos los casos después de una larga enfermedad. Pero también esta largo enfermedad la experimentan los curanderos que pueden curar de aire y que han sido iniciados por espiritualistas. Ellos empiezan a acudir a los templos espiritualistas para curar su enfermedad. Como ésta es muy larga, a través de las consultas empiezan a iniciarse en los tratamientos, es así como se convierten en terapeutas. Durante los sueños o muerte pasajera, la persona que se estaba iniciando recibía las yerbas, y tal vez maíces y una jícara roja para que pudiera tratar la pérdida de la sombra. También recibía la

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instrucción de cómo tratar cierta enfermedad, después, en el periodo de vigilia la aplicaba con éxito. Otras revelaciones son, por ejemplo, soñar con una cueva dentro de la que se oyen voces antes de entrar; si se tiene miedo de introducirse en ella, el sueño significa que se puede llegar a ser curandero, pero que los aires todavía no aceptan a esta persona. Algunos casos interesantes sobre este aprendizaje son los siguientes. Por ejemplo, durante una largo enfermedad, una de las curanderas soñó que iba caminando por el campo y de pronto llegó a las faldas de un cerro. En ese momento se le apareció un señor que le dijo que debería recoger en ese mismo lugar todas las hierbas que pudiera haber. Minutos después vio a una mujer; en ese momento se desapareció el cerro pues en su lugar estaba un fresno. La señora explicó a la futura terapeuta que el nombre del árbol era Felix Bulgón, y le dijo además todo lo que se necesitaba para ofrendarlo; las partes de la ofrenda eran flores, velas, copal y comunicarse con el árbol. Así fue como empezó a ser terapeuta.

12 José de Jesús Montoya Briones, Atla: etnográfica de un pueblo náhuatl, INAH, México, 1964, p. 155.

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Una de las graniceras de Hueyapan que aún vive, realta cómo aprendió a aplicar los tratamientos y también a pedir agua. Ella narra que cuando tenía seis o siete años la mató un rayo. La quemaron siete rayos o centellas en siete ocasiones. Con los primeros seis nada más se ataranto, sólo con el séptimo murió. Sin embargo, en lo que recopilá Barros, se dice que ellos no mueren;

los curanderos que no estudian [...] se hacen así cuando les cae el relámpago y que no mueren. Cuando caen desmayados (medio muertos) [...] si algún hombre o mujer apenas tiene dos,

tres, cuatro o cinco años cuando le cae el relámpago, comienzan a curar cuando ya se desarrollaron [...] ven en su sueño de muerte cómo deben curar y lo que deben decir para sanar a los enfermos [...]

Durante esta muerte, a la curandera le revelaron los conocimientos necesarios para producir lluvia, trabajar de la temporada, y también para tratar enfermedades, o sea que también recibió una jícara con maíces. Cuando tuvo su resurrección revivió, despertó, le platicó a su madre lo que había pasado. En sus sueños un señor le explicaba todos los pasos que se tenían que dar para pedir la lluvia. La gente se dio cuenta que esa niña iba a ser granicera y curandera.

[...] cuando un hombre o una mujer, sobre él relampaguea o cae el rayo y se muere, ese espíritu se va con los demás espíritus del aire y del agua, allá es donde pedimos el agua, la lluvia; allá va el espíritu [...] cuando queda desmayado con el rayo, entre su aparente muerte, allá ve cómo curar. Este cura cuando ya creció.

Por lo tanto, las técnicas de aprendizaje nos señalan las diferenciaciones que existen entre los curanderos, y muestran también la división entre el mundo físico y el mundo metafísico. Los que aprenden por medio de la práctica y los que se inician mediante revelantes o sueños comunicándose con los seres sobrenaturales, quienes son los que les dan la instrucción. Podemos decir con Holland que es una parte muy importante el acuerdo divino que existe entre la persona que va a ser curandera y la divinidad. El nos explica que según los tzotziles, el contacto se hace

M. Barrios, op. cit, pp. 64-67. Ibid.

W. R. Holland, op. cit, pp. 175-178.

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por medio de sueños reveladores. El significado de este contacto es que las deidades han seleccionado sólo a aquellas personas a las que desean dar su fuerza; la aparición o revelación puede ser por medio de un sueño, como ya se ha dicho, o empleando una caja desde donde el santo habla al futuro terapeuta. En Hueyapan el contacto se hace con los seres sobrenaturales o con los seres, quines como entre los tzotziles, son los que seleccionan a sus ayudantes para curar; sólo que entre los hueyapeños no se selecciona a todos los curanderos sino nada más a una clase de ellos.

Los indígenas de la zona cora creen que el nacer traen predestinada su profesión; por ejemplo, si la criatura enferma, el curandero puede descubrir en é las cualidades para ser un terapeuta. De ahí en adelante este niño deberá observar ciertas reglas de comportamiento correcto, que consisten en no robar, no cometer abusos como el adulterio, no ofender a los demás con palabras, demostrar humildad y caridad. Para aprender los secretos de la medicina tendrá que ser aprendiz del curandero, observando todos los actos del tratamiento. Una vez autorizado por el viejo curandero que ha sido su maestro podrá empezar a ejercer. En Larrainzar, quien ha sido escogido para ser curandero tiene que respetar ciertas reglas, el curandero deberá hacer ayunos y dar ciertas ofrendas para el santo; éste vivirá siempre cerca del primero ayudándolo en sus tratamientos. Los deberes que adquieren los hueyapeños con la iniciación son: nunca olvidarse de dar la ofrenda cuando exigen curación de alguna persona. Por ejemplo, existe el caso de una curandera que al estar efectuando el tratamiento olvida dar la ofrenda de comida. Esa misma noche soñó

con largas mesas de manteles blancos, con muchas personas sentadas alrededor de ellas pero sin comida; todas las personas que ahí estaban le preguntaban acerca del banquete que tenia que haber llevado. Este era una amonestación porque la terapeuta había olvidado llevar parte de la ofrenda. Lo que los aires exigen también es que los curanderos pidan el cobro económico en forma moderada y que curen de por vida; sólo médiate un permiso pueden dejar de ejercer la medicina. Por ultimo, la forma en que las curanderas indígenas sancionan o aceptan a una persona como médico del grupo es, como ya se ha dicho, por medio de un aprendizaje empírico, en su mayoría informal, y la comunicación con los seres sobrenaturales. No es sancionado, como

G. Gozalez Op. Cit, p. 112. W. R. Holland, op. Cit. pp. 200-201.

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en muchas cultures no indígenas, por una carta de validez como un titulo, “como el papel de curandero no es sancionado por la sociedad, es decir, no tiene carta de validez (por ejemplo, un diploma), el paso de un estado normal a un estado, de trance (se refiere a los espiritualistas) legitimiza el papel de curandero”. Lo mismo se puede decir para los curanderos hueyapeños, cuya iniciación por medio de la practica la legitimiza la experiencia, y el aprendizaje por el contacto con seres sobrenaturales le de la carta de validez.

Kaja Finkler, “El cuidado de la salud; un problema de relaciones de poder”, América indígena, vol. xxxvII, núm. 2, 1977. p. 439.