Tiempos Desconfiados

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Tiempos desconfiados Irene Orce | 31/03/2014 “¿Qué soledad es más solitaria que la desconfianza?”, George Elliot La confianza es la base de toda relación profunda, satisfactoria y auténtica. Es la cualidad que nos permite abrirnos a otra persona, mostrarnos vulnerables y compartir nuestras más inconfesables inquietudes. Las grandes experiencias de la vida, como la amistad y el amor, están íntimamente vinculadas a esta palabra. En nuestro entorno más cercano la damos por sentada, pero de vez en cuando cabe recordar que se trata de un privilegio y no de un derecho. No se construye de la noche a la mañana. Como si de una semilla exótica se tratase, necesita de tiempo, cuidados y dedicación para ir creciendo. Y lo hace poco a poco, sin prisa, afianzándose en la tierra y fortaleciendo sus raíces. Cuando ha crecido lo suficiente, a menudo olvidamos el esfuerzo que ha requerido alimentarla. Nos acostumbramos a verla sólida y robusta, como una auténtica fortaleza de piedra. Pero basta una sola duda para que se derrumbe como un castillo de naipes. La última década ha generado un cambio profundo en nuestra relación con la confianza. Vivimos en la era de la información, lo que nos brinda un acceso casi ilimitado a la intimidad ajena. Cuando conocemos a alguien, a menudo solemos acudir a la red para verificar su identidad, sus inquietudes, su pasado y su presente. Internet no perdona. Una foto comprometida, un comentario público desafortunado o un perfil imprudente siempre terminan por pasarnos factura. Las redes sociales son cómplices de la epidemia de desconfianza que asola a nuestra generación. A menudo, ante cualquier duda, preferimos resolverla vía twitter, Facebook, linkedin o wordpress que acudir a la persona en cuestión y preguntarle directamente sobre aquello que nos inquieta. Nos fiamos más de lo que vemos en la pantalla que lo que reflejan

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Tiempos desconfiados

Irene Orce|31/03/2014Qu soledad es ms solitaria que la desconfianza?, George Elliot

Laconfianzaes la base de toda relacin profunda, satisfactoria y autntica. Es la cualidad que nos permite abrirnos a otra persona, mostrarnos vulnerables ycompartir nuestras ms inconfesables inquietudes. Las grandes experiencias de la vida, como la amistad y el amor, estn ntimamente vinculadas a esta palabra. En nuestro entorno ms cercano la damos por sentada, pero de vez en cuando cabe recordar que se trata de un privilegioy no de un derecho. No se construye de la noche a la maana. Como si de una semilla extica se tratase, necesita de tiempo, cuidados y dedicacin para ir creciendo. Y lo hace poco a poco, sin prisa, afianzndose en la tierra y fortaleciendo susraces. Cuando ha crecido lo suficiente, a menudo olvidamos el esfuerzo que ha requerido alimentarla. Nos acostumbramos a verla slida y robusta, como una autntica fortaleza de piedra. Pero basta una sola duda para que se derrumbe como un castillo denaipes.La ltima dcada ha generado un cambio profundo en nuestra relacin con la confianza. Vivimos en la era de lainformacin, lo que nos brinda un acceso casi ilimitado a la intimidad ajena. Cuando conocemos a alguien, a menudo solemos acudir a la red para verificar su identidad, sus inquietudes, su pasado y su presente. Internet no perdona. Una foto comprometida, un comentario pblico desafortunado o un perfil imprudente siempre terminan por pasarnosfactura. Las redes sociales son cmplices de la epidemia de desconfianza que asola a nuestra generacin. A menudo, ante cualquier duda, preferimos resolverla va twitter, Facebook, linkedin o wordpress que acudir a la persona en cuestin y preguntarle directamentesobre aquello que nos inquieta. Nos fiamos ms de lo que vemos en la pantalla que lo que reflejan los ojos y el lenguaje corporal de esa persona. Este acceso a la informacin inmediata y casi infinita ha contribuido la prdida temprana de lainocenciay ha convertido a la nuestra, lamentablemente, en una generacin desconfiada.De un modo u otro, todos contribuimos a que se perpete esta situacin, pues no estamos dispuestos a poner en cuestin nuestro propioescepticismo. Eso no significa que abandonemos la prudencia y dejemos a un lado nuestro criterio, simplemente que nos abramos a la posibilidad de ir ms all de nuestrostemoresy expectativas negativas. Lo cierto es que siempre encontraremos razones para desconfiar de los dems. De ah la importancia de cuestionarnos de dnde nace esta inercia? y, sobretodo, quresultados genera en nuestro da a da? La paradoja radica en que todas las personas desearamos que los dems confiaran en nosotros, y cuando lo hacen, solemos responder dando lo mejor de nosotros mismos. La confianza de los dems nos hacecrecery facilita nuestro desarrollo. Mejora nuestra autoestima e influye sobre nuestra manera de actuar y de comportarnos. Nunca resta, slosuma. Entonces, por qu somos tan reticentes a compartir la nuestra?

El perfil de la desconfianza

Mejor tener un enemigo que te de una bofetada en la cara que un amigo que te clava un pual por la espalda,Arthur SchopenhauerExisten distintos perfiles de personas que basan sus interacciones sociales en la desconfianza. Y en este sentido, labiografaresulta determinante. El primero es quien en un momento u otro ha vivido algn tipo dedesengao, lo que ha reducido su capacidad para entregarse por miedo a volver a sufrir una situacin similar. Este perfil de traicionado es, tal vez el ms comn. El segundo perfil rene a aquellas personas que no son precisamente honestas, y suelenmentircon la misma facilidad con la que otros respiran. Su desconfianza nace de la creencia que todo el mundo acta del mismo modo que ellos, y resulta prcticamente insalvable a causa de suautoengao. El tercer perfil es el del perfeccionista. Su elevado nivel deexigenciano le permite confiar en que nadie pueda hacer lo que l hace con el mismo nivel de excelencia, lo que le convierte en alguien incapaz de delegar. El cuarto perfil es el de aquel que cree que brindar su confianza a otra persona supone una prdida decontrol, y teme que si se permite mostrar su vulnerabilidad y bajar sus defensas, le puedan hacer dao. Por ltimo, el quinto perfil es el de quien no confa porque teme que si muestra a los dems cmo verdaderamente es, tal vez a los dems no les guste lo que van a encontrar. As que opta por quedarse con sumscara.Segn el estudioValues and Worldviews IIsobre estilos de vida, valores y creencias realizado por la Fundacin BBVA, un trabajo que tom como base 15.000 encuestas realizadas a ciudadanos de 10 pases miembros de la Unin Europea, los espaoles somos, junto a los franceses, los europeos con mayor nivel de desconfianzainterpersonal. Con un resultado de 4,7 puntos, tan solo uno por encima de los franceses, los espaoles no solo se colocan por debajo del resto de los pases analizados -Alemania, Dinamarca, Italia, Pases Bajos, Polonia, Reino Unido, Repblica Checa y Suecia-, sino que ni siquiera se acercan a la media, situada en 5,5.Segn este informe, los espaoles no creen que se pueda confiar en otras personas, exceptuando las que forman parte de sucrculoms cercano de familiares y amigos. Y an as, se muestran precavidos. Pero Cundo y por qu ha surgido estaactitud? Y an ms importante,Cmo afecta esta realidad en nuestro da a da?Lo cierto es que la desconfianzasistemticatan solo contribuye a que cada vez construyamos protecciones internas ms difciles de derribar. Nos aleja de lasemocionesy nos distancia de los dems en todos los sentidos posibles. Eso nos conduce a vivir la vida con recelo, y as nos convertimos envctimasde nuestra propia desconfianza. Si nos atrevemos a ir ms all, veremos que todos los perfiles de desconfiados descritos con anterioridad comparten un rasgo caracterstico. Elmiedoa soltarse, a entregarse, a mostrarse. El miedo a sufrir, a que les hagan dao. Y la desconfianza no es ms que el resultado de esos temores. Pero resguardarnos en ella para sentirnosprotegidosnos cuesta caro.Derribando muros

La confianza en uno mismo es el secreto de todo xito,EmmersonA grandes rasgos, existen dos tipos de confianza. La que depositamos en nuestras relacionesy la que cultivamos ennosotrosmismos. Y todas las personas desconfiadas suelen tener un dficit de ambas. En ltima instancia, la nica manera de empezar a confiar en los dems es confiando en nosotrosprimero. La cruda realidad es que no estaremos ms seguros cuanta menos gente cuente con nuestra confianza. Eso no esgarantade nada. Sin embargo, trabajar sobre la confianza que tenemos en nosotros mismos s generacambiosen la percepcin de nuestras relaciones. Porque cuando confiamos en nuestro criterio, nuestras conductas y nuestra manera de comunicarnos, no sentimos que tenemos algo queperderal compartirlo. Y eso cambia las reglas del juego. Cabe recordar que no existe amor sin confianza, ni tampoco amistad. Y desde luego, no hay lugar para lalibertad.No hay nada que sea ms valorado yadmiradoen nuestra sociedad que una persona segura de s misma, que confa en ella sin dobleces. Esa certeza nace de asumirriesgos, no de evitarlos. Aprender a confiar es como saltar en paracadas. A muchos les asusta el peligro, y buscan redes deseguridaddonde no las hay. Llegados a este punto, vale la pena recordar que el mero hecho de estarvivosconlleva riesgo de muerte. Y vivir sin confianza equivale a hibernar permanentemente. As que antes de saltar, podemos preguntarnos: Qu es lo peor que puede pasar? Y lo mejor? Est en nuestras manos pasar de ser la generacin desconfiada a convertirnos en la generacin sin miedo. Podemos vivir esperando lo peor o lo mejorde las personas que nos encontramos en el camino, y esa simplepredisposicin puede marcar una diferenciadeterminanteen nuestra manera de experimentar la vida.En clave de coaching

Quin sale ganando cuando desconfiamos por sistema?Cmo cambiaran nuestras relaciones si nos permitiramos confiar ms?Qu cambiara en nuestra vida si nos atreviramos a confiar en nosotros mismos?

Libro recomendadoEl miedo a la libertad,de Erich Fromm (Paids)