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Provincia Ibérica Ficha 4 Una historia de los orígenes maristas En el Hermitage había un extraordinario ambiente de vida religiosa y vida de familia. Los más jóvenes se animaban con los mayores y éstos se sentían muy felices con el entusiasmo de los primeros. Con la llegada de la Cuaresma todos querían ayunar y hacer penitencia. Y en eso pensaban también los jóvenes. Nombraron seis delegados para ir al cuarto de Marcelino y pedirle permiso para hacer duras penitencias cuaresmales. Eso le dijo el mayor de los delegados que no tenía todavía dieciséis años. Marcelino los mandó cenar bien aquella noche y les prometió una contes- tación en la charla del día siguiente. Y así les explicó el ayuno que gustaba a Dios. * Hay que hacer ayunar a los ojos. Hay que mirar hacia adentro. Hay que ser profundos y no perderse en superficialidades. * Hay que hacer ayunar a la len- gua. Hay que hablar más con Dios y con uno mismo. Hay que buscar las palabras auténticas que nos ponen en contacto con los demás, dejando sin alimento a las palabras vacías y sobre todo a las palabras ofensivas. * Hay que hacer ayunar a los defectos, al egoísmo, a los caprichos. Hay que dejar que se vaya quedando sin fuerzas nuestra pereza, nuestra tristeza, nuestro orgullo. * Y finalmente hay que tomar mucho alimento en nuestro corazón y en nuestro espíritu. Hay que rezar con fe y con fervor. Hay que participar en la eucaris- tía. Hay que abrir el corazón a los pobres. Hay que ayudar mucho a la gente necesitada. Después de explicar así el ayuno de la Cuaresma, Marcelino animó a los jóvenes a hacerlo con todo su entusiasmo y también les permitió ayunar corporalmente los viernes a pesar de que por su edad no tenían obligación de hacerlo. Tiempo de Cuaresma, tiempo de vida

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Ibéri

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Ficha 4

Una historia de los orígenes maristasEn el Hermitage había un extraordinario ambiente de vida religiosa y vida de familia. Los más jóvenes se animaban con los mayores y éstos se sentían muy felices con el entusiasmo de los primeros.Con la llegada de la Cuaresma todos querían ayunar y hacer penitencia. Y en eso pensaban también los jóvenes. Nombraron seis delegados para ir al cuarto de Marcelino y pedirle permiso para hacer duras penitencias cuaresmales. Eso le dijo el mayor de los delegados que no tenía todavía dieciséis años. Marcelino los mandó cenar bien aquella noche y les prometió una contes-tación en la charla del día siguiente.Y así les explicó el ayuno que gustaba a Dios.* Hay que hacer ayunar a los ojos. Hay que mirar hacia adentro.

Hay que ser profundos y no perderse en superficialidades.* Hay que hacer ayunar a la len-gua. Hay que hablar más con Dios y con uno mismo. Hay que buscar las palabras auténticas que nos ponen en contacto con los demás, dejando sin alimento a las palabras vacías y sobre todo a las palabras ofensivas.* Hay que hacer ayunar a los defectos, al egoísmo, a los caprichos. Hay que dejar que se vaya quedando sin fuerzas nuestra pereza, nuestra tristeza, nuestro orgullo.* Y finalmente hay que tomar mucho alimento en nuestro corazón y en nuestro espíritu. Hay que rezar con fe y con fervor. Hay que participar en la eucaris-tía. Hay que abrir el corazón a los pobres. Hay que ayudar mucho a la gente necesitada.Después de explicar así el ayuno de la Cuaresma, Marcelino animó a los jóvenes a hacerlo con todo su

entusiasmo y también les permitió ayunar corporalmente los viernes a pesar de que por su edad no tenían obligación de hacerlo.

Tiempo de Cuaresma, tiempo de vida

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IntroducciónLa Cuaresma está orientada a replantearnos los fundamentos de la vida. Nuestra sociedad está muy especializada pero muy «des-fundamentada». La vida coti-diana, acosada por cuestiones urgentes, superpone cualquier interés a buscar la respuesta a las preguntas fundamentales. Nos falta el espacio de desierto adecuado para descubrir nuestras ataduras, nuestras falsas seguridades, nuestras priorida-des equivocadas. Cuaresma, tiempo de silencio, de reflexión y de transformación interior. Tiempo de austeridad de espiritualidad profunda, de unión íntima con la vida de Cristo, desde donde siempre es posible perdonar y amar. Cuaresma tiempo nuevo para comenzar a vivir.

Sugerencias * Nuestra reunión de Cuaresma es algo distinta a las del curso. Predomina en ella

el compartir desde la fe, la oración, la iluminación de la vida a la luz del tiempo que estamos viviendo.

* Para que cumpla sus objetivos conviene prepararla, comentar sus diversos mo-mentos, ambientar el espacio con algún signo, y dejar luego tiempo tranquilo para que nuestro corazón escuche y dialogue con el grupo y con el Padre Dios.

Canto: Este es el ayuno...Éste es el ayuno que agrada al Señor, esta es la sincera conversión. Éste es el ayuno que agrada al Señor.

Parte tu pan con el hambriento dale posada al peregrino acoge al emigrante y extranjero.

Abre las cárceles injustas, libra a los presos y oprimidos y rompe las cadenas y los cepos.

Mira al Señor que está escondido, sale a tu encuentro en los hermanos;y rasga el corazón y no el vestido.

Palabras para nuestra reflexión«Nadie tiene mayor amor que quien da la vida por sus hermanos.» (Juan 15, 13)

«Si alguno quiere venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue cada día con su cruz y me siga; porque si uno quiere salvar su vida, la perderá; en cambio, el que pierda su vida por mí, la salvará.» (Lc 9, 23-24)

Decálogo para el camino cuaresmal

Tiempo para perder. Descentralizar nuestro punto de miras. Es lo mismo que decir perderse uno a sí mismo. No se trata de matar el «yo», sino de morir. No pensar tanto en nuestros problemas, sufrimientos y en nuestras limitaciones, porque eso nos hace estar más centrados en nosotros mismos.Tiempo para callar. Llegar al silencio. Hacer silencio buscando la verdad de lo que nos rodea y de nuestra propia verdad. La verdad no puede expresarse con palabras, ni resumirse en fórmulas concretas. En Oriente se dice siempre: «Los que conocen, no hablan, y los que hablan no conocen».Tiempo para cambiar. Ser una persona cambiada. No podemos imitar a Jesús simplemente tratando de reproducir sus comportamientos externos. Hemos de ser otros Cristos, y desde ahí actuar teniendo en cuenta las circunstancias concretas.

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Tiempo para escuchar. A la escucha de la vida. Buscando el gozo de las cosas hermosas. Encontrar tiempo para una buena lectura, una conversación, escuchar música, un paseo tranquilo.Tiempo para aceptar. Acoger lo que se presenta. Sabiendo discernir lo que no podemos modificar, de aquello por lo que debemos luchar para que mejore y cambie. Vivir confiadamente en el Amor que se nos da.Tiempo de libertad. Entender y dar sentido a la renuncia. Más que obligarnos a hacer sacrificios, a renunciar a cosas, debemos llegar a entender que no deberíamos estar tan atados en el deseo de conse-guirlas.Tiempo para olvidar. Olvida. Recuerdos, personas, circunstancias que nos han hecho sufrir. La experiencia del perdón siempre es libe-radora.Tiempo para orar. Dios nos habla de mil modos. La palabra de la Sagrada Escritura, la palabra de quienes nos rodean, la palabra de los hechos y acontecimientos sociales. Para poder responder, hemos de escuchar primero.

Tiempo para la paz. Basada en la justicia, el equilibrio, la distribución equitativa. No se puede llegar a la Pascua sin ser donación de nuestros bienes y de nuestro propio ser. La cruz es el resultado de ese camino entregado.Tiempo para la luz. Este es el gran misterio. Un «misterio de Amor continuo» que está por encima de nuestra comprensión, de nuestra inteligencia, que no puede ser abarcado con el entendimiento. Tú estás vivo. . . y estás vivo para siempre.

Momento para compartir

Reflexionamos sobre las ideas y las experiencias de lo que hemos leído y escuchado y compartimos cómo vemos la Cuaresma y qué nos pide Dios en ella.

Canto: Amaos como yo os he amadoComo el Padre me amó, yo os he amado; permaneced en mi amor, permaneced en mi amor.

Si guardáis mis palabras y como hermanos os amáis compartiréis con alegría el don de la fraternidad. Si os ponéis en camino sirviendo siempre la verdad fruto daréis en abundancia. Mi amor se manifestará.

No veréis amor tan grande como aquel que os mostré. Yo doy la vida por vosotros. Amad como yo os amé.Si hacéis lo que os mando y os queréis de corazón, compartiréis mi pleno gozo, de amar, como Él me amó.

Oramos juntos* Por la Iglesia, para que muestre el amor misericordioso de Dios a través de sus

diversos ministerios. Señor, escúchanos.* Por los desesperanzados y humillados, para que puedan levantar su mirada hacia

la bondad que les acoge. Señor, escúchanos.* Por todos aquellos que viven lejos de sus hogares, por las familias rotas, para que

el deseo de encuentro y reconciliación, se haga posible. Señor, escúchanos.* Por los ancianos, enfermos, discapacitados, que sufren en silencio sus limitaciones

y carencias, para que encuentren en sus seres queridos y personas cercanas todo el consuelo y ayuda. Señor, escúchanos.

* Por todos los que en el mundo queremos seguir haciendo realidad el sueño de Champagnat, para que seamos eficaces en nuestra tarea y nos sintamos miembros activos de la gran familia marista. Señor, escúchanos.

* Por...

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4Comisión del laicado marista

E-mail: [email protected]

La cruz y la luz, al final de la Cuaresma

No me mueve, mi Dios, para quererteel cielo que me tienes prometido:ni me mueve el infierno tan temidopara dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verteclavado en una cruz y escarnecido;muéveme ver tu cuerpo tan herido;muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,que aunque no hubiera cielo, yo te amara, y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No tienes que me dar porque te quiera;Pues aunque cuanto espero no esperara,lo mismo que te quiero te quisiera.

Te damos gracias, Señor

* Porque te hiciste uno con los que sufren. Te damos gracias, Señor.

* Porque nos enseñas a perseverar. Te damos gracias, Señor.

* Porque, siendo el Señor de la Vida asu-mes morir en una cruz, para enseñarnos a amar. Te damos gracias, Señor.

* Porque con tu ejemplo nos enseñas a compartir lo que somos y tenemos. Te damos gracias, Señor.

* Porque estableces vínculos fraternos entre los que vivimos en tu Espíritu. Te damos gracias, Señor.

* Porque...

Canto: María, madre del dolorMadre, vengo ante ti, mis hermanos están sufriendo hoy.Te presento al que nunca rezó porque nadie le ha hablado de ti.Madre, vengo ante ti y te ofrezco sus penas y el dolorel llanto de aquel niño sin hogar y el viejo que hoy vive en soledad.

María, madre del amor, das tu corazón al pie de la cruz.María, madre del dolor, llévanos siempre junto a ti (bis)

Madre, te quiero rezar con la fe del enfermo en su dolor,con aquel que le cuesta pensar pero vive la fiesta interior.Madre, quiero recordar al hambriento y al que sueña libertad,a aquel que es marginado sin razón o muere, tal vez, por sembrar la paz.