Thomas Sawyer

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Thomas Sawyer: Es el protagonista del libro. Es un chico que vive con su tía y sus primos. Es muy rebelde y se hace muy amigo del chico "peligroso" del libro 'Huckleberry Finn". Le gustaría ser igual que Huck, libre, poder hacer lo que quiera... pero a la vez es muy valiente. Le encantan las aventuras y se enamora de la hija del juez Thatcher, Becky. Huckleberry Finn: Su padre es un borracho y la mayoría del tiempo no sabe dónde está. No va al colegio, ni tampoco a la iglesia, por eso Tom quiere ser como él. Vive en la calle y no tiene nada. Suele dormir en un barril viejo si encuentra alguno y a él le guta esa vida. También es muy valiente y le encantan las aventuras. Tía Polly: Es la tía de Tom. Suele echarle muchas broncas, pero nunca pega a nadie en serio, y menos a Tom, ya que es el hijo de su difunta hermana. Es una persona muy conservadora y organizada, quiere lo mejor para sus hijos y su sobrino pero a ellos no siempre les gustan las deciciones que toma. El indio Joe: Es un criminal que le produce muchos problemas a Tom y a Huck, ya que en todos los líos en los que se mete ellos lo pillan. Ha matado a varias personas del pueblo y es buscado por la policía. ¿Qué me ha enseñado? Este libro me ha enseñado a aprender a confiar más en la gente, a desarrollar más mis amistades. También me ha enseñado a entender mejor las mentalidades de otras personas aunque no coincidan con la mía. Además me ha enseñado a respetar más a las personas que no piensan igual que yo. Seguro que me ha enseñado más cosas, pero ahora mismo no puedo recordarlas, pero están ahí y tal vez las haya aprendido sin darme cuenta. Mi opinión personal Pienso que ha sido un libro bastante fácil de leer, ya que no es tan difícil de entender como otros libros. Lo peor ha sido que este mismo libro ya me lo había leído hace tiempo y, al acordarme de algunas cosas, me ha quitado la mayoría de la intriga y emoción. Este libro se lo recomendaría a cualquiera, porque expresa la vida tal y cómo es, con todas sus ventajas y desventajas. Capítulo I Como tantas veces, tía Polly buscaba a Tom. Desués de buscarlo por toda la casa, de repente Tom apareció y en cuanto tuvo la oportunidad, se volvió a escapar e hizo novillos aquel día como tantos otros los había hecho. Mientras que cenaban, tía Polly, comenzó a hacerle preguntas a Tom para intentar descubrir que había vuelto a hacer novillos y había ido a nadar. Sin embargo, no lo hubiera conseguido si Sidney, el primo de Tom, no le hubiese dicho a su madre que ella había cosido el cuello con hilo blanco, mientras que el que llevaba ahora, era negro. Así que tía Polly volvió a castigar a Tom a trabajar el sábado. Cuando Sid dijo eso, Tom salió corriendo y se fue a dar un paseo. Por el camino se encontró con un chico nuevo que, aunque era viernes, iba vestido muy elegante. Empezaron a meterse el uno con el otro y acabaron peleándose. Tom le ganó al chico y cuando éste ya estaba yéndose a su casa, le tiró una piedra a Tom y le dio entre los hombros. Tom comenzó a correr detrás del forastero hasta llegar a su casa y allí se quedó fuera en la valla hasta que la madre del muchacho le dijo que se fuera. Al llegar a casa, tía Polly lo pilló entrando por la ventana y, al ver cómo estaban sus ropas, decidió castigarle definitivamente el sábado. Capítulo II El sábado hacía un día estupendo. Tom estaba castigado y tenía que blanquear la valla. Mientras que Tom estaba sentado, completamente desilusionado, frente a la verja, pasó por allí Jim, que iba a la bomba a por agua. Tom siempre había odiado ese trabajo, pero ahora le parecía el mejor trabajo del mundo. Preguntó a Jim si él quería blanquear un poco, mientras que Tom iba a coger agua, pero éste ya había recibido órdenes de tía Polly para que no dejara a Tom ir a por agua, sino que

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Transcript of Thomas Sawyer

Thomas Sawyer: Es el protagonista del libro. Es un chico que vive con su ta y sus primos. Es muy rebelde y se hace muy amigo del chico "peligroso" del libro 'Huckleberry Finn". Le gustara ser igual que Huck, libre, poder hacer lo que quiera... pero a la vez es muy valiente. Le encantan las aventuras y se enamora de la hija del juez Thatcher, Becky.Huckleberry Finn: Su padre es un borracho y la mayora del tiempo no sabe dnde est. No va al colegio, ni tampoco a la iglesia, por eso Tom quiere ser como l. Vive en la calle y no tiene nada. Suele dormir en un barril viejo si encuentra alguno y a l le guta esa vida. Tambin es muy valiente y le encantan las aventuras.Ta Polly: Es la ta de Tom. Suele echarle muchas broncas, pero nunca pega a nadie en serio, y menos a Tom, ya que es el hijo de su difunta hermana. Es una persona muy conservadora y organizada, quiere lo mejor para sus hijos y su sobrino pero a ellos no siempre les gustan las deciciones que toma.El indio Joe: Es un criminal que le produce muchos problemas a Tom y a Huck, ya que en todos los los en los que se mete ellos lo pillan. Ha matado a varias personas del pueblo y es buscado por la polica.Qu me ha enseado?Este libro me ha enseado a aprender a confiar ms en la gente, a desarrollar ms mis amistades. Tambin me ha enseado a entender mejor las mentalidades de otras personas aunque no coincidan con la ma. Adems me ha enseado a respetar ms a las personas que no piensan igual que yo. Seguro que me ha enseado ms cosas, pero ahora mismo no puedo recordarlas, pero estn ah y tal vez las haya aprendido sin darme cuenta.Mi opinin personalPienso que ha sido un libro bastante fcil de leer, ya que no es tan difcil de entender como otros libros. Lo peor ha sido que este mismo libro ya me lo haba ledo hace tiempo y, al acordarme de algunas cosas, me ha quitado la mayora de la intriga y emocin.Este libro se lo recomendara a cualquiera, porque expresa la vida tal y cmo es, con todas sus ventajas y desventajas.Captulo IComo tantas veces, ta Polly buscaba a Tom. Desus de buscarlo por toda la casa, de repente Tom apareci y en cuanto tuvo la oportunidad, se volvi a escapar e hizo novillos aquel da como tantos otros los haba hecho.Mientras que cenaban, ta Polly, comenz a hacerle preguntas a Tom para intentar descubrir que haba vuelto a hacer novillos y haba ido a nadar. Sin embargo, no lo hubiera conseguido si Sidney, el primo de Tom, no le hubiese dicho a su madre que ella haba cosido el cuello con hilo blanco, mientras que el que llevaba ahora, era negro. As que ta Polly volvi a castigar a Tom a trabajar el sbado. Cuando Sid dijo eso, Tom sali corriendo y se fue a dar un paseo. Por el camino se encontr con un chico nuevo que, aunque era viernes, iba vestido muy elegante. Empezaron a meterse el uno con el otro y acabaron pelendose. Tom le gan al chico y cuando ste ya estaba yndose a su casa, le tir una piedra a Tom y le dio entre los hombros. Tom comenz a correr detrs del forastero hasta llegar a su casa y all se qued fuera en la valla hastaque la madre del muchacho le dijo que se fuera. Al llegar a casa, ta Polly lo pill entrando por la ventana y, al ver cmoestaban sus ropas, decidi castigarle definitivamente el sbado.Captulo IIEl sbado haca un da estupendo. Tom estaba castigado y tena que blanquear la valla. Mientras que Tom estaba sentado, completamente desilusionado, frente a la verja, pas por all Jim, que iba a la bomba a por agua. Tom siempre haba odiado ese trabajo, pero ahora le pareca el mejor trabajo del mundo. Pregunt a Jim si l quera blanquear un poco, mientras que Tom iba a coger agua, pero ste ya haba recibido rdenes de ta Polly para que no dejara a Tom ir a por agua, sino que fuera l mismo. Tom intent negociar con Jim, ste finalmente acept, pero ta Polly los pill, as que, Jim fue a por agua y Tom se puso a blanquear.Cuando ya llevaba un rato blanqueando, le vino la inspiracin: hara como si se lo estuviera muy bien, as, los dems, tambin querran blanquear, adems le pagaran por ello y l se quitara el trabajo de encima. Por muy improbable que suene esto...funcion.Captulo IIICuando Tom acab su tarea fue a ver a ta Polly, que estaba duermiendo en un silln. Le dijo que ya haba acabado con todo el trabajo. Ella no quiso creerle y fue a comprobarlo. Cuando vio que toda la valla estaba prefectamente pintada, le entr tal alegra, que le regal un surtido de manzanas. De repente Tom vio a Sid, y comenz a tirarle barro. Despus de vengarse de Sid por el detalle del hilo negro, salt la valla y sali corriendo.Esta tarde se disput una batalla entre dos bandos. Uno de los capitanes era Tom y el otro, su mejor amigo, Joe Harper. El ejrcito de Tom gan la diputa.A la vuelta a casa. Tom pas por delante de la casa de Jeff Thatcher. En el jardn haba una una nia guapsima y Amy Lawrence (la que entonces era su novia), desapareci de la cabeza de Tom de un momento a otro. Empez a hacer tonteras, pero la nia no le haca ni el menor caso. De alguna manera consigui una flor de aquella chica. La muchacha acab entrando en la casa y Tom se fue a la suya.Mientras que cenaban, Tom estaba muy alegre. Intent robar azcar, pero su ta siempre lo pillaba. Mientras que ta Polly sali un momento, Sid cogi un terrn de azcar, se le cay el azucarero y se rompi. Cuando ta Polly vio esto, comenz a azotarle a Tom, pero este le dijo que haba sido Sid. Mientras que ta Polly se haca la dura y no quera pedirle perdn a Tom por haberle pegado sin motivos, Tom se imagin cmo llorara su ta si l muriera.Cuando lleg su prima, Tom se fue a dar un paseo para estar solo. A la vuelta pas por delante de la casa de Jeff Thatcher, entr en el jardn, se tumb debajo de una ventana, sac la flor y se la puso encima, y se imagin cmo reccionara su amada si lo viera a la maana siguiente all muerto. De repente, alguien ech agua por la ventana y empap a Tom. l regres a casa y, sin rezar, se durmi.Captulo IVA la maana siguiente, Tom, Sid y Mary, estaban aprendindose sus versculos para ir a la escuela domonical. A Tom no se le quedaba ni un versculo, y la verdad es que tampoco haca un esfuerzo demasiado grande para aprenderlos. Despus de estudiar un rato, se lav, se visti y se fueron a la iglesia. Una vez all, Tom comenz a comprar vales amarillos, rojos y azules (entregaban un vale azul por dos versculos aprendidos; diez vales azules podan cambiarse por uno rojo, y diez rojos por uno amarillo. Por un vale amarillo regalaban una biblia).Mientras que el inspector estaba hablando, de repente se abri la puerta de la iglesia y entr Jeff Thatcher con su hermano y la esposa y la hija de ste. La hija era la chica que Tom haba visto el da anterior en el jardn de la casa de Jeff Thatcher y, sin duda, el juez Thatcher era una persona muy importante.Lo nico que deseaba el inspector ahora era poder regalar una biblia, pero nadie tena suficientes vales. En este momento, Tom fue hacia el inspector y le mostr nueve vales rojos y diez azules. sta fue la salvacin para el inspector! Con mucho orgullo le entreg la biblia a Tom. El juez le pregunt que cmo se llamaba y decidi hacerle alguna pregunta sobre los versculos. La pregunta era muy sencilla: "Cules eran los nombres de los dos primeros discpulos?" A esto, Tom contest: "David y Goliat".Captulo VA las diez en punto tocaron las campanas de la vieja iglesia y comenzaron a reunirse all la gente. Tom, Sid y Mary se sentaron al lado de ta Polly y a Tom lo obligaron a sentarse lo ms alejado posible de la ventana para evitar la tentacin de distraerse mirando el paisaje.El cura comenz con el sermn y Tom no se enteraba de nada. De repente vio una mosca en el respaldo del banco que se encontraba delante suya. Deseaba atraparla, pero no se atreva mientras duraba el rezo. En cuanto el cura pronuci la palabra "amn" Tom hizo prisionera a la mosca, pero ta Polly lo oblig a soltarla. A continuacin sac de una caja un escarabajo "pellizquero" y empez a jugar con l. Se le cay al suelo y no se atreva a recogerlo, debido a que el cura ya haba seguido con el rezo. As que, un perro comenz a jugar con el escarabajo y mucha genta prestaban ms atencin al perro que al sermn. El escarabajo estaba tumbado bocarriba en el suelo y el perro intentaba atacarlo. No lo consigui, as que, empez a jugar con una mosca, despus con una hormiga, y...ya no se acordaba del escarabajo. Se sent, y, qu mala suerte! justo encima del "pellizquero". Se oy un aullido muy fuerte y el perro se fue corriendo hacia su amo. ste lo cogi y lo tir por la ventana.Captulo VIEl lunes por la maana Tom no quera ir al colegio. Se invent varios dolores corporales para quedarse en casa, pero lo nico que consigui fue que su ta le arrancara un diente que se mova un poco. Poco despus iba camino al colegio mostrndole a todo el mundo una nueva forma de escupir por el hueco que haba dejado el diente. No tard mucho en ver a Huckleberry Finn. Huckleberry Finn era el hijo del borracho del pueblo y era muy envidiado por los dems chicos, ya que no tena que ir ni a la escuela, ni a la iglesia, es decir, simplemente era libre y poda hacer lo que le apeteciese cundo y dnde quera. Huck y Tom tuvieron una charla sobre cmo se quitaban verrugas. Uno de los mtodos era ir de noche a un cementerio con un gato muerto. Huck tena un gato muerto, as que decidieron ir esta noche al cementerio. Tom le cambi el diente por una garrapata y se fue a la escuela.Como siempre lleg tarde y cuando el maestro le pregunt que dnde haba estado esta vez, le contest que haba estado hablando con Huckleberry Finn. El maestro lo castig y despus lo sent al lado de la hija del juez Thatcher (que era precisamente lo que Tom haba querido conseguir). Al principio, la chica lo ignoraba por completo. l le regal un melocotn y, aunque al principio no quera aceptarlo, al final se lo qued. Tom comenz a pintar algo en su pizarra, la chica era muy curiosa y quera ver qu era lo que haba dibujado. l se lo ense y ella le dijo que quera que Tom le ensease a dibujar. Despus escribi algo en su pizarra tapndola con la mano izquierda, pero Becky (as se llamaba la chica) quit su mano y vio lo que haba escrito. En la pizarra pona: "Te amo". Justo en este momento, el profesor cogi a Tom por la oreja y lo volvi a poner en su sitio.Captulo VIIEn una de las horas de clase, Tom estaba muy aburrido. Se meti la mano en el bolsillo y encontr all la caja que contena la garrapata. La sac y comenz a jugar con ella empujndola con un alfiler. Su amigo Joe Harper, que setaba sentado a su lado, sac un alfiler de su chaqueta y empez tambin a jugar con ella. Entonces Tom cogi su pizarra, traz una lnea por el medio y le dijo a Joe que mientras que la garrapata estuviera en un lado de la pizarra poda jugar Joe con ella, pero si se le escapaba y pasaba al otro lado de la pizarra, le tocaba a Tom hasta que volviese a escapar. Estuvieron un rato jugando a esto, pero pronto se pusieron a dicutir porque Tom haba tocado la garrapata estando sta en el lado de Joe. De repente, ambos recibieron unos golpes fuertes en la espalda. Haban estado tan concentrados en el juego que no se haban dado cuenta de que se haba acercado el maestro.Cuando toc la campana de medioda, Tom le dijo a Becky que engaara a sus amigas y que volviera a la escuela para que l pudiera ensearle a dibujar. As lo hicieron. Estuvieron dibujando pero pronto se cansaron y comenzaron a hablar de otras cosas. Tom le pregunt si haba estado comprometida alguna vez. Ella le contest que no, y l le pregunt si quera comprometerse con l. Ella acept y ambos se dijeron que se amaban. Luego se besaron. Despus Tom dijo sin querer algo sobre su anterior relacin con Amy Lawrence y le parti el corazn a Becky. Ella se puso a llorar y Tom decidi irse. Cuando toc la campana y todo el mundo volvi a la escuela, Tom no estaba y Becky se encontraba muy, muy triste.Captulo VIIICuando Tom se haba ido de la escuela, se fue al monte donde tena un escondite para algunas cosas dentro de un tronco hueco. Abri el tronco y sac una canica. Segn un hechizo que le haba echado a aquella canica, ahora deberan hallarse all todas las canicas que se haban perdido alguna vez. Como no era as, cogi la canica y la tir. Estuvo un rato pensando sobre lo que quera ser de mayor y decidi hacerse pirata. Al rato pens que por qu haba tirado la canica si podra tener al menos una. Cogi otra canica y la tir en la misma direccin tres veces hasta encontrar la otra canica. De repente oy un silbido. Sac de otro escondite un arco y una flecha y se quit parte de su ropa. Devolvi el silbido y comenz a correr hacia Joe Harper, que vena igual que Tom. Representaron una pequea escena del libro de "Robin Hood", despus se vistieron y cada uno regres a su casa.Captulo IXEsta noche, Sid se durmi muy rpidamente. Tom no quera dormirse porque haba quedado con Huck para ir al cementerio con el gato muerto. Despus de unas horas que a Tom le parecieron una eternidad, por fin oy la seal de Huck. Se visti y sali silenciosamente por el tejado. Cuando llegaron al cementerio, se ocultaron bajo unos olmos al lado de la tumba de Hoss Williams (que haba sido recientemente enterrado). Mientras que estaban all, de repente vieron venir a tres personajes. En un principio pensaron que eran tres demonios, pero lugo se dieron cuenta de que eran humanos. Reconocieron las voces de Muff Potter, del indio Joe y del doctor Robinson. Muff Potter y el indio Joe comenzaron a escavar la tumba de Hoss Williams y el doctor se sent apoyado en uno de los olmos. Cuando tocaron con las palas el atad del seor Williams, lo levantaron y lo pusieron en el suelo. Lo abrieron, sacaron el cuerpo de Hoss y lo tiraron rudamente al suelo. El indio Joe pidi al doctor que le pagara cinco monedas ms. ste dijo que no, que ya les haba pagado por adelantado. A consecuencia de esto, los dos hombre comenzaron a discutir. Potter y Robinson empezaron a pelearse. Potter sac una navaja, pero se le cay al suelo. Robinson cogi una tabla y derrib a Potter. En este instante, el indio Joe cogi la navaja de Potter y apual a Robinson. Tom y Huck se fueron corriendo. El indio Joe cogi la navaja y la puso en la mano del an inconsciente Potter, esper a que ste se despertara, y le dijo que l (Potter) haba matado a Robinson. Potter le pidi que no se lo contara a nadie a nadie y el indio acept. Sin embargo, cuando Potter se fue corriendo, se le olvid la navaja, una pista muy importante para la polica.Captulo XTom y Huck corrieron hasta llegar a una casa abandonada. Entraron e hicieron un pacto de que tendran que permanecer mudos para siempre sobre este asunto, si no, se moriran y se pudriran all mismo. Alguien entr en la casa, pero ellos no se dieron cuenta. Un perro vagabundo empez a ladrar y oyeron los ronquidos de alguien. Bajaron y vieron all a Muff Potter durmiendo. Muy aliviados de que era Muff Potter y no el indio Joe, se fue cada uno a su casa. A la maana siguiente Tom se levant ms tarde de lo normal. Ta Polly le dijo que cmo haba podido hacerle esto (ya que Sid haba estado despierto cuando Tom lleg) y que siguiera estropeando su vida. Despus, Tom fue al colegio y encontr su boliche de latn (el da antes se lo haba regalado a Becky) envuelto en papel.Captulo XIPor el medio da, todo el mundo se enter de la noticia. Tom fue al cementerio, donde ya haba muchsima gente. All se encontr con Huck. El indio Joe tambin estaba all pero no tena nign sentimiento de culpa. De repente lleg Muff Potter y, reconocido por la navaja, fue detenido. Adems el indio dijo que haba sido Potter.Un da por la maana, Sid cont que Tom hablaba por las noches cosas muy raras. Ta Polly dijo que ella tambin soaba con el crimen, as que no le dijo nada ms a Tom. A partir de este, Tom dijo que tena dolor de muelas y se acostaba cada noche con una venda en la mandbula para no hablar demasiado. Sin embargo, Sid por las noches le quitaba la venda, le escuchaba hablar un rato y se la volva a poner.A Potter lo metieron en la crcel.

Captulo XIILos nimos de Tom estaban por los suelos porque Becky no vena al colegio desde haca algunos das. Cuando ta Polly not esto, prob en Tom la hidroterapia. sta, sin embargo, no sirvi. Al mes siguiente sali al mercado una medicina nueva llamada "quita dolor", ta Polly no dud en probarla en Tom. l no quera tomarla, as que empez a pedrsela tantas veces a ta Polly hasta que sta le dijo que se la sirviese l mismo. Un da, Tom le dio una cucharada del "quita dolor" al gato "Peter". ste comenz a saltar, a dar volteretas... hasta que salt por la ventana. Ta Polly lo descubri y peg a Tom con el dedal en la cabeza.Unos das ms tarde, vino Jeff Thatcher a la escuela en el recreo. Un rato despus tambin vino Becky, y Tom empez a hacer tonteras como sienpre cuando la vea. Lo nico que dijo ella al repecto fue: "Bah! Algunos creen que son muy graciosos. Siempre destacndose!Captulo XIIIDebido a las circunstancias en las que viva Tom ahora, decodi marcharse. Por el camino se encontr con Joe, que justamente Tambin iba a irse de casa porque su madre lo haba pegado por algo que l no haba hecho. Fueron a buscar a Huck y ste tambin se apunt. Quedaron para esta noche en la isla de Jackson y decidieron hacerse piratas. Cuando por la noche llegaron a su isla, encendieron un fuego y empezaron a hablar de sus cosas. Un poco ms tarde se acostaron. Huck se durmi muy rpido, pero ni Tom, ni Joe fueron capaces de dormirse sin rezar antes.Captulo XIVA la maana siguiente, Tom fue el primero en despertarse. Estuvo un rato observando la naturaleza y decidi despertar a sus compaeros. Nada ms levantarse, fueron corriendo a darse un bao. Fueron a pescar para el desayuno y frieron pescado y tocino. Por la tarde escucharon unos sonidos muy raros. Fueron a la costa de la isla que daba al pueblo y vieron el barco de vapor de la ciudad con un montn de gente e iba dando caonazos. Esto significaba que alguien se haba ahogado. De repente a Tom se le ocurri que los que se haban ahogado eran ellos. Cuando se hizo de noche encendieron la hoguera. Huck y Joe se durmieron pronto, pero Tom se levant y fue al banco de arena.Captulo XVTom cruz el ro y fue a casa de su ta. All, mir por la ventana y vio a ta Polly, Mary, Sid y la seora Harper sentados en la cocina, hablando. Entr sigilosamente por la puerta y se escondi debajo de la cama. Oy la convesacin de su ta y la seora Harper. Ambas decan que estaban muy arrepentidas de haber pegado alguna vez a Joe y a Tom y, si volviesen ahora, nunca ms los volveran a tocar. As continu la conversacin, hasta que se march la seora Harper. Ta Polly, Sid y Mary se acostaron y, cuando estuvo seguro de que su ta estaba durmiendo, Tom sali de debajo de la cama. Antes de irse le dio un beso a ta y estuvo a punto de dejar en la mesilla de noche una corteza de rbol en la que haba escrito que no estaban muertos para que ella no se preocupara por l. Despus volvi al ro, rob el esquife del barco de vapor y regres a la isla. Cuando lleg ya era de pleno pleno da. Cont su historia a sus compaeros y durmi hasta el medioda.Captulo XVIDespus del almuerzo fueron a buscar huevos de tortuga y encontraron un montn. El viernes Joe y Huck decidieron volver a casa, hasta que Tom les cont un secreto que los hizo permanecer en la isla. Ms tarde, Huck ense a fumar a sus compaeros y estos, aunque al principio aguantaron muy bien, despus se sintieron muy mal, se adentraron en el bosque y all, completamente plidos, se quedaron dormidos. Despus de cenar, Huck se prepar su pipa y tambin les ofreci a Tom y a Joe prepararles la suya, pero estos le dijeron que no se encontraban bien y que ahora no queran fumar.Captulo XVIIEsta noche hubo una horrible tormenta. Los chicos corrieron e intentaron refugiarse en su tienda, pero sta se fue volando. Finalmente se refugiaron debajo de un rbol muy grande.Cuando cesaron la tormenta y la lluvia tuvieron suerte y encontraron algunas ramas secas y volvieron a encender la hoguera. Estuvieron hasta por la maana sentados alrededor de la hoguera comentando su aventura. Luego se acostaron en el banco de arena. Por la tarde decidieron ser indios durante unas horas. Se lo pasaron muy bien jugando en la arena y en el bosque y por la noche no les qued otro remedio que fumar la pipa de la paz. Tom y Joe al principio no queran pero era necesario para hacer las paces. As que lo intentaron de nuevo y tampoco estuvo tan mal. Llegaron a la conclusin de que podan fumar, pero sin pasarse.Captulo XVIIIEl sbado por la tarde nadie estaba tranquilo en el pueblo. Becky fue, sin darse cuenta, a la escuela y estuvo all en el patio hablando sola sobre las cosas que le haban ocurrido con Tom en cada uno de los rincones y lugares de la escuela.Un poco ms tarde pasaron por all una serie de chicos y chicas compaeros de Tom y de Joe que empezaron a discutir sobre quin haba visto y hablado el ltimo con los desaparecidos.El domingo, despus de la escuela dominical, todo el pueblo asisti a la iglesia vestido de luto. Mientras que el cura an estaba hablando, de repente entraron Tom, Joe y Huck por la puerta de la iglesia y el cura no se lo poda creer. Poco a poco el resto de la gente tambin los vio y, en un santiamn, estaban todos encima de ellos besando y abrazndolos.

Captulo XIXEl lunes por la maana, mientras que desayunaban, ta Polly y Mary estuvieron hablando con Tom. Ta Polly se quej de que Tom no se haba acordado de ella en toda esta semana. l le dijo que haba soado con ella y le cont toda aquella historia de cuando l fue por la noche a su casa y se escondi debajo de la cama, pero le dijo que haba sido un sueo. A partir de ese momento, ta Polly se lo perdon todo.Ms tarde en la escuela, Tom no paraba de coquetear con Amy Lawrence. Esto pso muy celosa a Becky y ella empez a mirar las estampas de otro chico para darle celos a Tom. Despus dej tirado a ese chico y l, para vengarse de Tom (ya que por su culpa Becky lo haba utilizado), le llen la cartilla de tinta. Becky lo vio y al principio quera contrselo a Tom, pero luego decidi que se olvidara para siempre de l y que no se lo contara.Captulo XXCuando Tom lleg a casa, su ta estaba algo enfadada. Result que ella haba ido a ver a Sereny Harper para contarle todo aquello del sueo, pero ya Joe le haba dicho a su madre que Tom haba regresado por la noche a su casa y lo haba odo todo. Ta Polly se crey que Tom slo vino para rerse de ella. l le dijo que no haba sido as, que llevaba una corteza de rbol en el bolsillo aquella noche en la que haba escrito que no estaban muertos, que slo se haban ido a hacer piratera. Ta Polly no lo crey, pero cuando Tom se fue sac la chaqueta que haba llevado mientras fue pirata y mir dentro del bolsillo. De verdad all estaba la corteza escrita. A ta Polly le entr tal alegra que habra perdonado a Tom todos y cada uno de sus pecados.Captulo XXIEn el camino al colegio vio a Becky. Le pidi que le perdonara lo que haba hecho el da anterior en el recreo. Ella no quiso saber nada de l y le dijo que no la molestara ms.El profesor Bobbins tena un libro, al que todos los alumnos del colegio deseaban echarle un vistazo, pero nadie lo haba visto jams. Cuando Becky pas por delante del pupitre del maestro, vio que la llave del cajn en el que ste guardaba su libro estaba puesta. Mir a su alrededor y cuando se asegur de que nadie la observaba, gir la llave y abri el cajn. Sac el libro y comenz a hojearlo. De repente se dio cuenta de que Tom estaba detrs suya y sin querer rompi una pgina del libro. Lo volvi a guardar en el cajn. Ella estaba segura de que Tom iba a chivarse de eso.Cuando entraron en clase, el profesor zurr a Tom por lo de la cartilla llena de tinta. El maestro sac su libro y , cuando vio la pgina rota, pregunt a toda la clase, uno por uno, quin haba sido. Cuando le pregunt a Becky estuvo a punto de descubrirla, pero Tom se levant rpidamente y dijo que haba sido l. El maestro le volvi a pegar e incluso le castig despus de clase, pero todo esto no le import, porque saba que all fuera estara Becky esperndolo cuando saliese.Captulo XXIILas vacaciones se acercaban y, con ellas, tambin el da del gran examen. El maestro en esta poca pegaba a los chicos ms que antes para que el da del examen (en el que estaran presentes los padre de los chicos, el alcalde...) todo fuera perfecto. Por las constantes palizas que les pegaba el maestro los chicos se queran vengar. Hicieron un plan con el hijo del pintor de muestra, en cuya casa viva el maestro, para vengarse de l.Lleg el da del examen. Muchos chicos recitaron fragmentos de algunas obras (Tom se qued en blanco y tuvo que sentarse) y las chicas leyeron trabajos que ellas mismas haban escrito. Despus de que eligiesen a la ganadora, el maestro comenz a dibujar un mapa de Amrica en la pizarra para examinar a sus alumnos de geografa. Empez a dibujar y la gente se rean de l. l pensaba que era porque el mapa le estaba saliendo muy mal, as que, iba borrando y empezaba de nuevo. Pero la gente no estaban rindose de eso, sino porque haba un gato colgado encinma suya que bajaba lentamente sujetado por una cuerda. Cuando alcanz la cabeza del seor Dobbins, agarr la peluca y se la llev para arriba. Las vacaciones haban comenzado!Captulo XXIIIA principios de verano Tom se apunt a alguna concentracin de chicos de la que se separ muy pronto. Becky se habia ido a Constantinopla a casa de sus padres. Unos das ms tarde lleg un circo al pueblo y despus de esto estuvieron algunos das jugando al circo. Luego Tom cogi el sarampin y estuvo dos semanas acostado en la cama. Cuando volvi a salir por primera vez a la calle, de repente, todo el mundo se haba vuelto muy religioso (incluso Huckleberry Finn). Esa noche hubo una fuerte tormenta y Tom pens que sera poraue l era el nico que no se haba vuelto tan religioso y que con esta tormenta se morira. No muri, pero s recay en el sarampin y estuvo tres semanas sin salir de casa. Pasadas tres semanas vio que algunos de sus amigos tambin haban recado en el no hacer nada.Captulo XXIVMuff Potter segua en la crcel. Generalmente no tena visitas, excepto las de Tom y Huck que le llevaban a veces un poco de tabaco y algunas cerillas. En el pueblo se hablaba muy mal sobre Potter, y Tom y Huck no podan aguantar eso.Lleg el da del juicio. Todo el pueblo se reuni en el juzgado y Potter fue interrogado. Siempre que el juez preguntaba algo al abogado de Potter, ste deca que no tena nada que decir al respecto. De repente el juez dej llamar a Thomas Sawyer. Empez a hacerle preguntas sobre el crimen y l dijo toda la verdad. Cuando lleg a la parte en la que mencionaba que el indio Joe haba matado a Robinson, el mestizo salt por la ventana y huy.Captulo XXVDespus de hablar del crimen en el juzgado, Tom no dorma bien por las noches debido a que tuvo numerosas pesadillas con el indio Joe. Huck estaba muy aliviado de no haber tenido que hablar ante el juez, gracias a la fuga del indio. Pero tambin Huck haba ido antes del juicio a la casa del abogado y la haba contado toda la historia y, aunque ste prometi no decir nada, nunca podan estar seguros de ello.Captulo XXVIAhora Tom estaba en una edad en la que quera encontrar y desenterrar un tesoro. As que le pregunt a Huck si quera venir con l y ste acept. Tom le dijo que todos los tesoros estaban enterrados en una isla, debajo de una rama que sobresale de un rbol muerto justo en el sitio donde donde cae la sombra a medianoche, o en el suelo de una casa encantada.Tom y Huck fueron a un sitio donde haba varios rboles muertos y empezaron a cavar. No encontraron nada y se acordaron de que tena que ser a medianoche. As que volvieron por la noche y cavaron, de nuevo sin resultado alguno. Decidieron dejar los rboles e intentarlo con la casa encantada.Captulo XXVIIAl da siguente queran ir a la casa encantada, pero se acordaron de que era viernes (un da de mala suerte) y decidieron ir al da siguiente. La tarde del viernes la pasaron jugando a Robin Hood.El sbado al medioda ya estaban en la casa encantada. Dejaron sus herramientas apoyadas al lado de la puerta y fueron al piso de arriba. Mientras que estaban all arriba, de repente observaron a dos individuos que se acercaban a la casa. Se tumbaron en el suelo y miraron por los agujeros que haba en el suelo de madera. Uno de los dos result ser el indio Joe, que haba estado desde haca varios das en la ciudad pero siempre disfrazado. Al otro no lo conocan. El indio decidi echarse una siesta mientras que el otro "vigilaba". Pero el otro tambin se qued dormido. Sin embargo, Tom y Huck no se atrvieron a bajar y salir de la casa. Cuando ya estaba casi anocheciendo, se despert el indio y dio una patada al otro para que se despertase. Estuvieron hablando algo de un tesoro de 650 monedas de plata que queran dejar en aquella casa. De repente vieron las palas y los picos de los chicos al lado de la puerta y vieron que tenan tierra fresca. El indio sospech algo y empez a subir las escaleras. Los chicos tuvieron tal suerte que, cuando estaba en medio de las escaleras, stas se rompieron y no los vio.Mientras que el indio y su compaero intentaban enterrar las monedas de plata, se encontraron una caja llena de monedas de oro. Decidieron enterrar el tesoro en la nmero dos en la cruz. Luego se marcharon y Tom y Huck volvieron a casa.Captulo XXVIIIAl da siguiente Tom se crea que toda aquella aventura haba sido un sueo. Por la tarde vio a Huck y ste le record que no lo haba sido, sino que haba sido real. Pensaron sobre qu podra ser la nmero dos. Primero pensaron en una casa, pero luego pensaron que podra ser nmero de la habitacin de un hotel. Tom a los dos nicos hoteles que haba en el pueblo y slo uno de ellos poda ser ese nmero dos. Decidieron vigilar aquella habitacin, por si acaso vaena all el indio Joe.Captulo XXIXLa noche del jueves fue una noche muy oscura. Tom y Huck haban decidido probar todas las llaves de ta Polly para ver si alguna abra la puerta de aquella habitacin. Tom prob las llaves, mientras que Huck vigilaba el callejn. De repente Tom ech a correr y ambos no se pararon hasta salir casi del pueblo. Tom le cont a Huck que haba intentado abrir la puerta con las llaves, pero al final result que sta estaba abierta. Tom entr y casi le pis la mano al indio Joe que estabab borracho y durmiendo en el suelo.Decidieron que a partir de ahora Huck estara todas las noches de guardia y si alguna noche vea salir al indio, llamara a Tom para que robase la caja.Captulo XXXBecky haba vuelto a la ciudad y decidi hacer su merienda campestre al da siguiente. Al principio, Becky iba a quedarse despus de la excursin en la casa de Susan Harper, pero Tom la convenci para que viniera con l a ver a la viuda Douglas.En la excursin se lo pasaron todos muy bien. Se adentraron en las cuevas, jugaron y rieron mucho. Luego cogieron el transbordador y volvieron al pueblo.Huck estaba vigilando el callejn. De repente vio como dos hombres salan de la taberna con una caja debajo del brazo. Los sigui y se pararon en la casa de la viuda Douglas. Eran los mismos hombres que ya haban visto en la casa encantada, el indio Joe y otro ms. El indio quera torturar a la viuda por todo lo que le haba hecho su marido (fue juez) y quera que el otro le ayudara en esto. Cuando Huck oy eso, se fue silenciosamente a avisar al gals y a sus dos hijos. Estosd vinieron y se encargaron del asunto.

Captulo XXXIPor la maana del da siguiente, Huck fue a la casa del gals y ste le unvit a desayunar y a que se acostara en una cama libre que tena. Vinieron mucha gente a la casa del gals y ste tuvo que contar la historia una y otra vez.Cuando fueron todos a la iglesia por el incidente del indio y de su compaero, te Polly y la seora Thatcher se dieron cuenta de que sus hijos no estaban. Se mand a un montn de gente a buscarlos en las cuevas, pero no los encontraron. Huck se puso enfermo y la taberna se cerr porque all se guardaban bebidas alcohlicas.Captulo XXXIIAl principio Tom y Becky estaban muy contentos jugando con los dems al econdite. Se escondieron, nadie los encontr y se fueron adentrando cada vez ms en las cuevas. Cuando se dieron cuenta ya se haban perdido. Menos mal que an les quedaban algunos trozos de velas. Pasaron por un lugar en el que haba murcilagos. stos apagaron una de las dos velas y despus no queran volver a pasar por all para que no se les apagaran ambas velas, ya que entonces estaran perdidos. Despus de unas horas tambin se apagaron las ltimas velas y se quedaron a oscuras. Becky tena mucho miedo y estaba muy cansada, as que se sentaron y durmieron un rato. Luego siguieron explorando. Una vez oyeron las voces de algunos buscadores, pero se iban alejando y no escucharon los gritos de Tom. Mientras que seguan buscando el camino, de repente vio al lado de una roca una mano que sujetaba una vela. Vio el resto del cuerpo y reconoci al indio Joe. Solt un grito y el indio se fue corriendo, pensando que era otra persona. No dijo nada de esto a Becky, para no preocuparla. Finalmente, ella se qued sentada al lado del manantial yl sigui explorando con una cuerda de cometa.Captulo XXXIIIUna noche, cuando ya todo el pueblo estaba durmiendo, sonaron las campanas y todos salieron a la calle. Qu alegra! Haban encontrado a los nios.Tom tuvo que contar la historia una y otra vez, y no perdi detalle. Cont que haba ido a explorar dos galeras ms y que al final de una tercera vio un agujero con luz al final. Solt la cuerda (porque no llegaba) y sac la cabeza y los hombros por el agujero. Vio el gran ro Missisipi. Volvi y avis a Becky, y sta al principio no quera creerle, pero finalmente la convenci. Salieron de la cueva y vieron pasar un esquife, le contaron su increble historia a los hombres que iban en l y estos los llevaron a su casa. Cuando ya estaba oscureciendo, los llevaron al pueblo.El viernes Tom ya fue a visitar a Huck, pero no le dejaron verlo. Volvi el sbado y tampoco pudo hablar con l. El domingo s pudo verle, pero sin conterle cosas excitantes.La gente del pueblo haban encontrado el cadver del compaero del indio flotando en el ro.Un da, cuando Tom iba a ver a Huck y se pas antes por la casa de Becky, su padre le cont que haba dejado cerrar la entrada con una puerta metlica. Tom se asust y, cuando los dems le preguntaro por qu, les dijo que el indio Joe an estaba en cueva.Captulo XXXIVLa noticia de que el indio an estaba en la cueva se extendi a una velocidad alucinante. Cuando abrieron la puerta de la cueva, vieron al indio Joe muerto, con su navaja rota a su lado. Haba intendado partir la puerta con la navaja, pero no lo haba conseguido. Al funeral del indio asistieron mucha gente y todos dijeron que se lo pasaron muy bien. Unos das ms tarde, Tom visit a Huck y se fueron a un lugar tranquilo para poder hablar. Tom le dijo que ya saba dnde estaba el tesoro y que si quera ir a buscarlo ahora mismo. Huck acept, y fueron por el ro hasta el sitio por donde haban salido Tom y Becky de la cueva. Entraron por el agujero y, sujetando siempre unos hilos de cometa, se adentraron en la cueva. Vieron el manantial, la vela pegada en la pared... Luego Tom dirigi a Huck al Lugar donde haba visto al indio. All haba una cruz pintada encima de una roca. Empezaron a cavar. Primero no tuvieron mucho xito, pero luego cavaron debajo de la roca, quitaron unas tablas, entraron en una grieta que haba debajo de la roca y siguieron esta grieta. Al final encontraron otra caverna en la que encontraron el tesoro y ms cosas. Metieron el oro en bolsas y salieron de la cueva. Iban a esconder el oro en el granero de la viuda Douglas, pero en camino para all, se cruzaron con el gals, que los llev a la casa de la viuda. All haba una fiesta preparada para el gals y sus hijos por haberla salvado del indio. A Tom y a Huck les dijeron que subiesen para lavarse y vestirse y que luego se uniesen a la fiesta.Captulo XXXVAl principio Huck no quera bajar a la fiesta, pero luego s lo hizo. La viuda dijo que quera que Huck se quedase a vivir con ella y que ella le dara una educacin y en un futuro le montara un negocio. Entonces Tom dijo que a Huck no le haca falta, ya que era rico. Todo el mundo quera rerse, pero entonces Tom sali un momento y volvi con los sacos llenos de oro. Lo contaron y all haba ms de 12.000 dlares. Todos los presentes se quedaron boquiabiertos.

Captulo XXXVIA partir de aquel da, todos los ciudadanos empezaron a cavar en todas las casas encantadas que encontraban, pero no encontraron ningn tesoro.Huck estuvo tres semanas viviendo en la casa de la viuda y luego desapareci. Lo buscaron durante dos das pero no lo encontraron. Al tercer da, Tom fue a uno de los barriles que haba en la calle y encontr a Huck durmiendo dentro. Lo despert y empezaron a hablar sobre por qu Huck haba dejado a la viuda. Huck le dijo a Tom que se quedara con su parte del dinero y que se haba marchado de aquella casa porque era todo demasiado organizado y limpio.Finalmente Tom ofreci a Huck ablandar un poco a la viuda y que Huck volviera con ella. Huck acept y a cambio Tom le admitira en su banda de ladrones.Valores MoralesLa libertad:Creo que la libertad es el pincipal valor moral de este libro, yaque prcticamente todo gira alrededor de ella. Huck es "libre", Tom y algunos de sus amigos quieren serlo y el indio Joe quiere huir a Texas para no tener que entrar otra vez en la crcel por los crmenes cometidos.La muerte:En este libre muere mucha gente: El doctor Robinson, el compaero del indio, el indio mismo... Adems Tom dice muchas veces que le gustara morir para que la gente se arrepintiera de todos los males que le han causado alguna vez. Becky tambin desea morise cuando est con Tom encerrada en las cuevas. El pueblo piensa que Tom, Huck y Joe estn muertos cuando desaparecieron y se hicieron piratas.La vida:El indio Joe intenta hasta el ltimo momento salvar su vida cuando est encerrado en la cueva. Tampoco Tom pierde la esperanza cuando estn perdidos en la cueva mientras que Becky ya la haba perdido haca tiempo.La amistad:La amistad que existe entre Tom y sus amigos es muy grande, ya que se puede contar con ellos para cualquier cosa y se puede confiar en ellos.La confianza:La confianza se demuestra con todos los pactos que se hacen en la historia, algunos incluso por escrito y firmados con sangre.Valores MoralesLa libertad:Creo que la libertad es el pincipal valor moral de este libro, yaque prcticamente todo gira alrededor de ella. Huck es "libre", Tom y algunos de sus amigos quieren serlo y el indio Joe quiere huir a Texas para no tener que entrar otra vez en la crcel por los crmenes cometidos.La muerte:En este libre muere mucha gente: El doctor Robinson, el compaero del indio, el indio mismo... Adems Tom dice muchas veces que le gustara morir para que la gente se arrepintiera de todos los males que le han causado alguna vez. Becky tambin desea morise cuando est con Tom encerrada en las cuevas. El pueblo piensa que Tom, Huck y Joe estn muertos cuando desaparecieron y se hicieron piratas.La vida:El indio Joe intenta hasta el ltimo momento salvar su vida cuando est encerrado en la cueva. Tampoco Tom pierde la esperanza cuando estn perdidos en la cueva mientras que Becky ya la haba perdido haca tiempo.La amistad:La amistad que existe entre Tom y sus amigos es muy grande, ya que se puede contar con ellos para cualquier cosa y se puede confiar en ellos.La confianza:La confianza se demuestra con todos los pactos que se hacen en la historia, algunos incluso por escrito y firmados con sangre.Vocabulario Tribulaciones: Disgusto, pena o preocupacin.1. Engorrosas: Embarazoso, molesto.1. Sagacidad: Caladad de ser agudo, astuto, sutil para descubrir lo oculto de las cosas.1. Perseverante: Que tiene constancia en la fe y en la virtud.1. Cautela: Precaucin, reserva.1. Mofndose: Burlarse de alguien con desprecio.1. Bronco: Tosco, sin debastar.1. Noray: Pieza que se dispone en los muelles, para hacer firmes las amarras de los buques atracados.1. Dilapidar: Derrochar, malbaratar, malgastar los bienes.1. Bucle: Rizo de cabello.1. Abigarrada: de varios colores mal combinados.1. Conspicuo: Ilustre, visibre, sobresaliente.1. Arenga: Discurso solemne y enardecedor.1. Bullicio: Alboroto, tumulto.1. Vil: Indigno, infame.1. Absorto: Que est abstrado en algo.1. Bocoy: Envase de 600 l destinado al transporte del vino.1. Letargo: Hibernacin.1. Ftil: De poco aprecio o importancia.1. Tino: Durillo, planta.1. Cascajo: Conjunto de frutas de cscara seca.1. Tenera: Curtidura, sitio donde se curten pieles.1. Perlesa: Parlisis.1. Bagatela: Cosa ftil.1. Sicmoro: Pltano falso.1. Chinchorro: Embaracin de remos pequea.1. Esquife: Bote que se lleva en el navo especialmente para saltar a tierra.1. Jaculatorias: Oracin breve y fervorosa.1. Hilaridad: Expresin tranquila de alegra y satisfaccin.1. Talante: Voluntad, deseo.1. Entarimado: Entablado, suelo formado de tablas.1. Derredor: Circuito, contorno de una cosa.1. Palpable: Que puede tocarse con las manos.1. Blasfemar: Decir palabras injuriosas contra Dios o personas y cosas santas.1. Incongruente: Falto de acuerdo, relacin o correspondencia entre sus partes.

CAPTULO ITom!Silencio.-Tom!Silencio.-Dnde andar metido ese chico!... Tom!La anciana se baj los anteojos y mir, por encima, alrededor del cuarto; despus se los subi a la frentey mir por debajo. Rara vez o nunca miraba a travs de los cristales a cosa de tan poca importancia como un chiquillo: eran aqullos los lentes de ceremonia, su mayor orgullo, construidos por ornato antes que paraservicio, y no hubiera visto mejor mirando a travs de un par de mantas. Se qued un instante perpleja ydijo, no con clera, pero lo bastante alto para que la oyeran los muebles:-Bueno; pues te aseguro que si te echo mano te voy a...No termin la frase, porque antes se agach dando estocadas con la escoba por debajo de la cama; as esque necesitaba todo su aliento para puntuar los escobazos con resoplidos. Lo nico que consiguidesenterrar fue el gato.-No se ha visto cosa igual que ese muchacho!Fue hasta la puerta y se detuvo all, recorriendo con la mirada las plantas de tomate y las hierbassilvestres que constituan el jardn. Ni sombra de Tom. Alz, pues, la voz a un ngulo de puntera calculadopara larga distancia y grit:-T! Toooom!Oy tras de ella un ligero ruido y se volvi a punto para atrapar a un muchacho por el borde de lachaqueta y detener su vuelo.-Ya ests! Que no se me haya ocurrido pensar en esa despensa!... Qu estabas haciendo ah?-Nada.-Nada? Mrate esas manos, mrate esa boca... Qu es eso pegajoso?-No lo s, ta.-Bueno; pues yo s lo s. Es dulce, eso es. Mil veces te he dicho que como no dejes en paz ese dulce tevoy a despellejar vivo. Dame esa vara.La vara se cerni en el aire. Aquello tomaba mal cariz.-Dios mo! Mire lo que tiene detrs, ta!La anciana gir en redondo, recogindose las faldas para esquivar el peligro; y en el mismo instanteescap el chico, se encaram por la alta valla de tablas y desapareci tras ella. Su ta Polly se qued unmomento sorprendida y despus se ech a rer bondadosamente.-Diablo de chico! Cundo acabar de aprender sus maas! Cuntas jugarretas como sta no me habrhecho, y an le hago caso! Pero las viejas bobas somos ms bobas que nadie. Perro viejo no aprendegracias nuevas, como suele decirse. Pero, Seor!, si no me la juega del mismo modo dos das seguidos,cmo va una a saber por dnde ir a salir? Parece que adivina hasta dnde puede atormentarme antes deque llegue a montar en clera, y sabe, el muy pillo, que si logra desconcertarme o hacerme rer ya todo seha acabado y no soy capaz de pegarle. No; la verdad es que no cumplo mi deber para con este chico: sa esla pura verdad. Tiene el diablo en el cuerpo; pero, qu le voy a hacer! Es el hijo de mi pobre hermanadifunta, y no tengo entraas para zurrarle. Cada vez que le dejo sin castigo me remuerde la conciencia, ycada vez que le pego se me parte el corazn. Todo sea por Dios! Pocos son los das del hombre nacido demujer y llenos de tribulacin, como dice la Escritura, y as lo creo. Esta tarde se escapar del colegio y notendr ms remedio que hacerle trabajar maana como castigo. Cosa dura es obligarle a trabajar lossbados, cuando todos los chicos tienen asueto; pero aborrece el trabajo ms que ninguna otra cosa, y, o soyun poco rgida con l, o me convertir en la perdicin de ese nio.Tom hizo rabona, en efecto, y lo pas en grande. Volvi a casa con el tiempo justo para ayudar a Jim, elnegrito, a aserrar la lea para el da siguiente y hacer astillas antes de la cena; pero, al menos, lleg atiempo para contar sus aventuras a Jim mientras ste haca tres cuartas partes de la tarea. Sid, el hermanomenor de Tom o mejor dicho, hermanastro, ya haba dado fin a la suya de recoger astillas, pues era unmuchacho tranquilo, poco dado a aventuras ni calaveradas. Mientras Tom cenaba y escamoteaba terronesde azcar cuando la ocasin se le ofreca, su ta le haca preguntas llenas de malicia y trastienda, con elintento de hacerle picar el anzuelo y sonsacarle reveladoras confesiones. Como otras muchas personas,igualmente sencillas y candorosas, se envaneca de poseer un talento especial para la diplomacia tortuosa ysutil, y se complaca en mirar sus ms obvios y transparentes artificios como maravillas de artera astucia.As, le dijo:-Haca bastante calor en la escuela, Tom; no es cierto?-S, seora.-Muchsimo calor, verdad?-S, seora.-Y no te entraron ganas de irte a nadar?Tom sinti una vaga escama, un barrunto de alarmante sospecha. Examin la cara de su ta Polly, peronada sac en limpio. As es que contest:-No, ta; vamos..., no muchas.La anciana alarg la mano y le palp la camisa.-Pero ahora no tienes demasiado calor, con todo.Y se qued tan satisfecha por haber descubierto que la camisa estaba seca sin dejar traslucir que eraaquello lo que tena en las mientes. Pero bien saba ya Tom de dnde soplaba el viento. As es que seapresur a parar el prximo golpe.-Algunos chicos nos estuvimos echando agua por la cabeza. An la tengo hmeda. Ve usted?La ta Polly se qued mohna, pensando que no haba advertido aquel detalle acusador, y adems le habafallado un tiro. Pero tuvo una nueva inspiracin.-Dime, Tom: para mojarte la cabeza no tuviste que descoserte el cuello de la camisa por donde yo te locos? Desabrchate la chaqueta!Toda sombra de alarma desapareci de la faz de Tom. Abri la chaqueta. El cuello estaba cosido, y biencosido.-Diablo de chico! Estaba segura de que habras hecho rabona y de que te habras ido a nadar. Me parece,Tom, que eres como gato escaldado, como suele decirse, y mejor de lo que pareces. Al menos, por esta vez.Le dola un poco que su sagacidad le hubiera fallado, y se complaca de que Tom hubiera tropezado ycado en la obediencia por una vez.Pero Sid dijo:-Pues mire usted: yo dira que el cuello estaba cosido con hilo blanco y ahora es negro.-Cierto que lo cos con hilo blanco! Tom!Pero Tom no esper el final. Al escapar grit desde la puerta:-Siddy, buena zurra te va a costar.Ya en lugar seguro, sac dos largas agujas que llevaba clavadas debajo de la solapa. En una habaenrollado hilo negro, y en la otra, blanco.Si no es por Sid no lo descubre. Unas veces lo cose con blanco y otras con negro. Por qu no sedecidir de una vez por uno a otro! As no hay quien lleve la cuenta. Pero Sid me las ha de pagar,reconcho!No era el nio modelo del lugar. Al nio modelo lo conoca de sobra, y lo detestaba con toda su alma.An no haban pasado dos minutos cuando ya haba olvidado sus cuitas y pesadumbres. No porquefueran ni una pizca menos graves y amargas de lo que son para los hombres las de la edad madura, sinoporque un nuevo y absorbente inters las redujo a la nada y las apart por entonces de su pensamiento, delmismo modo como las desgracias de los mayores se olvidan en el anhelo y la excitacin de nuevasempresas. Este nuevo inters era cierta inapreciable novedad en el arte de silbar, en la que acababa deadiestrarle un negro, y que ansiaba practicar a solas y tranquilo. Consista en ciertas variaciones a estilo detrino de pjaro, una especie de lquido gorjeo que resultaba de hacer vibrar la lengua contra el paladar y quese intercalaba en la silbante meloda. Probablemente el lector recuerda cmo se hace, si es que ha sidomuchacho alguna vez. La aplicacin y la perseverancia pronto le hicieron dar en el quid y ech a andarcalle adelante con la boca rebosando armonas y el alma llena de regocijo. Senta lo mismo queexperimenta el astrnomo al descubrir una nueva estrella. No hay duda que en cuanto a lo intenso, hondo yacendrado del placer, la ventaja estaba del lado del muchacho, no del astrnomo.Los crepsculos caniculares eran largos. An no era de noche. De pronto Tom suspendi el silbido: unforastero estaba ante l; un muchacho que apenas le llevaba un dedo de ventaja en la estatura. Un recinllegado, de cualquier edad o sexo, era una curiosidad emocionante en el pobre lugarejo de San Petersburgo.El chico, adems, estaba bien trajeado, y eso en un da no festivo. Esto era simplemente asombroso. Elsombrero era coquetn; la chaqueta, de pao azul, nueva, bien cortada y elegante; y a igual altura estabanlos pantalones. Tena puestos los zapatos, aunque no era ms que viernes. Hasta llevaba corbata: una cintade colores vivos. En toda su persona haba un aire de ciudad que le dola a Tom como una injuria. Cuantoms contemplaba aquella esplendorosa maravilla, ms alzaba en el aire la nariz con un gesto de desdn poraquellas galas y ms rota y desastrada le iba pareciendo su propia vestimenta. Ninguno de los dos hablaba.Si uno se mova, se mova el otro, pero slo de costado, haciendo rueda. Seguan cara a cara y mirndose alos ojos sin pestaear. Al fin, Tom dijo:-Yo te puedo.-Pues anda y haz la prueba.-Pues s que te puedo.-A que no!-A que s!-A que no!Sigui una pausa embarazosa. Despus prosigui Tom:-Y t, cmo te llamas?-Y a ti que te importa?-Pues si me da la gana vas a ver si me importa.-Pues por qu no te atreves?-Como hables mucho lo vas a ver.-Mucho..., mucho..., mucho!-T te crees muy gracioso; pero con una mano atada atrs te podra dar una tunda si quisiera.-A que no me la das?...-Vaya un sombrero!-Pues atrvete a tocrmelo.-Lo que eres t es un mentiroso.-Ms lo eres t.-Como me digas esas cosas agarro una piedra y te la estrello en la cabeza.-A que no!-Lo que t tienes es miedo.-Ms tienes t.Otra pausa, y ms miradas, y ms vueltas alrededor. Despus empezaron a empujarse hombro conhombro.-Vete de aqu -dijo Tom.-Vete t -contest el otro.-No quiero.-Pues yo tampoco.Y as siguieron, cada uno apoyado en una pierna como en un puntal, y los dos empujando con toda sualma y lanzndose furibundas miradas. Pero ninguno sacaba ventaja. Despus de forcejear hasta que ambosse pusieron encendidos y arrebatados los dos cedieron en el empuje, con desconfiada cautela, y Tom dijo:-T eres un miedoso y un cobarde. Voy a decrselo a mi hermano grande, que te puede deshacer con eldedo meique.-Pues s que me importa tu hermano! Tengo yo uno mayor que el tuyo y que si lo coge lo tira por encimade esa cerca. (Ambos hermanos eran imaginarios.)-Eso es mentira.-Porque t lo digas!Tom hizo una raya en el polvo con el dedo gordo del pie y dijo:-Atrvete a pasar de aqu y soy capaz de pegarte hasta que no te puedas tener. El que se atreva se la gana.El recin venido traspas en seguida la raya y dijo:Ya est: a ver si haces lo que dices.-No me vengas con sas; ndate con ojo.-Bueno, pues a que no lo haces!-A que s! Por dos centavos lo hara.El recin venido sac dos centavos del bolsillo y se los alarg burlonamente.Tom los tir contra el suelo.En el mismo instante rodaron los dos chicos, revolcndose en la tierra, agarrados como dos gatos, ydurante un minuto forcejearon asindose del pelo y de las ropas, se golpearon y araaron las narices, y secubrieron de polvo y de gloria. Cuando la confusin tom forma, a travs de la polvareda de la batallaapareci Tom sentado a horcajadas sobre el forastero y molindolo a puetazos.-Date por vencido!El forastero no haca sino luchar para libertarse. Estaba llorando, sobre todo de rabia.-Date por vencido! -y sigui el machacamiento.Al fin el forastero balbuce un me doy, y Tom le dej levantarse y dijo:-Eso, para que aprendas. Otra vez ten ojo con quin te metes.El vencido se march sacudindose el polvo de la ropa, entre hipos y sollozos, y de cuando en cuando sevolva moviendo la cabeza y amenazando a Tom con lo que le iba a hacer la primera vez que losorprendiera. A lo cual Tom respondi con mofa, y se ech a andar con orgulloso continente. Pero tanpronto como volvi la espalda, su contrario cogi una piedra y se la arroj, dndole en mitad de la espalda,y en seguida volvi grupas y corri como un antlope. Tom persigui al traidor hasta su casa, y supo asdnde viva. Tom posiciones por algn tiempo junto a la puerta del jardn y desafi a su enemigo a salir acampo abierto; pero el enemigo se content con sacarle la lengua y hacerle muecas detrs de la vidriera. Alfin apareci la madre del forastero, y llam a Tom malo, tunante v ordinario, ordenndole que se largase deall. Tom se fue, pero no sin prometer antes que aquel chico se las haba de pagar.Lleg muy tarde a casa aquella noche, y al encaramarse cautelosamente a la ventana cay en unaemboscada preparada por su ta, la cual, al ver el estado en que traa las ropas, se afirm en la resolucin deconvertir el asueto del sbado en cautividad y trabajos forzados.CAPTULO IILleg la maana del sbado y el mundo estival apareci luminoso y fresco y rebosante de vida. En cadacorazn resonaba un canto; y si el corazn era joven, la msica suba hasta los labios. Todas las carasparecan alegres, y los cuerpos, anhelosos de movimiento. Las acacias estaban en flor y su fraganciasaturaba el aire.El monte de Cardiff, al otro lado del pueblo, y alzndose por encima de l, estaba todo cubierto de verdevegetacin y lo bastante alejado para parecer una deliciosa tierra prometida que invitaba al reposo y alensueo.Tom apareci en la calle con un cubo de lechada y una brocha atada en la punta de una prtiga. Ech unamirada a la cerca, y la Naturaleza perdi toda alegra y una aplanadora tristeza descendi sobre su espritu.Treinta varas de valla de nueve pies de altura! Le pareci que la vida era vana y sin objeto y la existenciauna pesadumbre. Lanzando un suspiro, moj la brocha y la pas a lo largo del tabln ms alto; repiti laoperacin; la volvi a repetir, compar la insignificante franja enjalbegada con el vasto continente de cercasin encalar, y se sent sobre el boj, descorazonado Jim, sali a la puerta haciendo cabriolas, con un balde decinc y cantando Las muchachas de Bffalo. Acarrear agua desde la fuente del pueblo haba sido siempre alos ojos de Tom una cosa aborrecible; pero entonces no le pareci as. Se acord de que no faltaba allcompaa. All haba siempre muchachos de ambos sexos, blancos, mulatos y negros, esperando vez; yentretanto, holgazaneaban, hacan cambios, rean, se pegaban y bromeaban. Y se acord de que, aunque lafuente slo distaba ciento cincuenta varas, Jim jams estaba de vuelta con un balde de agua en menos deuna hora; y aun entonces era porque alguno haba tenido que ir en su busca. Tom le dijo:-Oye, Jim: yo ir a traer el agua si t encalas un pedazo.Jim sacudi la cabeza y contest:-No puedo, amo Tom. El ama vieja me ha dicho que tengo que traer el agua y no entretenerme con nadie.Ha dicho que se figuraba que el amo Tom me pedira que encalase, y que lo que tena que hacer yo eraandar listo y no ocuparme ms que de lo mo..., que ella se ocupara del encalado.-No te importe lo que haya dicho, Jim. Siempre dice lo mismo. Djame el balde, y no tardo ni un minuto.Ya vers cmo no se entera.-No me atrevo, amo Tom... El ama me va a cortar el pescuezo. De veras que s!-Ella?... Nunca pega a nadie. Da capirotazos con el dedal, y eso a quin le importa? Amenaza mucho,pero aunque hable no hace dao, a menos que se ponga a llorar. Jim, te dar una canica. Te dar una de lasblancas.Jim empez a vacilar.-Una blanca, Jim; y es de primera.-Anda! De sas se ven pocas! Pero tengo un miedo muy grande del ama vieja.Pero Jim era de dbil carne mortal. La tentacin era demasiado fuerte. Puso el cubo en el suelo y cogi lacanica. Un instante despus iba volando calle abajo con el cubo en la mano y un gran escozor en lasposaderas. Tom enjalbegaba con furia, y la ta Polly se retiraba del campo de batalla con una zapatilla en lamano y el brillo de la victoria en los ojos.Pero la energa de Tom dur poco. Empez a pensar en todas las diversiones que haba planeado paraaquel da, y sus penas se exacerbaron. Muy pronto los chicos que tenan asueto pasaran retozando, caminode tentadoras excursiones, y se reiran de l porque tena que trabajar... ; y esta idea le encenda la sangrecomo un fuego. Sac todas sus mundanales riquezas y les pas revista: pedazos de juguetes, tabas y desperdiciosheterogneos; lo bastante quiz para lograr un cambio de tareas, pero no lo suficiente para poderlotrocar por media hora de libertad completa. Se volvi, pues, a guardar en el bolsillo sus escasos recursos, yabandon la idea de intentar el soborno de los muchachos. En aquel tenebroso y desesperado momentosinti una inspiracin. Nada menos que una soberbia magnfica inspiracin. Cogi la brocha y se pusotranquilamente a trabajar. Ben Rogers apareci a la vista en aquel instante: de entre todos los chicos, era deaqul precisamente de quien ms haba temido las burlas. Ben vena dando saltos y cabriolas, sealevidente de que tena el corazn libre de pesadumbres y grandes esperanzas de divertirse. Estabacomindose una manzana, y de cuando en cuando lanzaba un prolongado y melodioso alarido, seguido deun bronco y profundo tiln, tiln, tiln; tiln, tiln, porque, vena imitando a un vapor del Misisip. Alacercarse acort la marcha, enfil hacia el medio de la calle, se inclin hacia estribor y tom la vuelta de laesquina pesadamente y con gran aparato y solemnidad, porque estaba representando al Gran Misuri y seconsideraba a s mismo con nueve pies de calado. Era buque, capitn y campana de las mquinas, todo enuna pieza; y as es que tena que imaginarse de pie en su propio puente, dando rdenes y ejecutndolas.-Para! Tiln, tiln, tiln! (La arrancada iba disminuyendo y el barco se acercaba lentamente a la acera.)Mquina atrs! Tilnlinlin! (Con los brazos rgidos, pegados a los costados.) Atrs la de estribor!Tilnlinlin! Chuchuchu! .... (Entretanto el brazo derecho describa grandes crculos porque representabauna rueda de cuarenta pies de diametro.) Atrs la de babor! Tiln tiln, tiln!... (El brazo izquierdo empeza voltear.) Avante la de babor! Alto la de estribor! Despacio a babor! Listo con la amarra! Alto! Tiln,tiln, tiln! Chistsss!... (Imitando las llaves de escape.)Tom sigui encalando, sin hacer caso del vapor. Ben se le qued mirando un momento y dijo:-Je, Je! Las ests pagando, eh?Se qued sin respuesta. Tom examin su ltimo toque con mirada de artista; despus dio otro ligerobrochazo y examin, como antes, el resultado. Ben atrac a su costado. A Tom se le haca la boca aguapensando en la manzana; pero no cej en su trabajo.-Hola, compadre! -le dijo Ben-.Te hacen trabajar, eh?-Ah!, eres t, Ben? No te haba visto.-Oye, me voy a nadar. No te gustara venir? Pero, claro, te gustar ms trabajar. Claro que te gustar.Tom se le qued mirando un instante y dijo:-A qu llamas t trabajo?-Qu! No es eso trabajo?Tom reanud su blanqueo y le contest, distradamente:-Bueno; puede ser que lo sea y puede que no. Lo nico que s es que le gusta a Tom Sawyer.-Vamos! Me vas a hacer creer que a ti te gusta?La brocha continu movindose.-Gustar? No s por qu no va a gustarme. Es que le dejan a un chico blanquear una cerca todos losdas?Aquello puso la cosa bajo una nueva luz. Ben dej de mordisquear la manzana. Tom, movi la brocha,coquetonamente, atrs y adelante; se retir dos pasos para ver el efecto; aadi un toque all y otro all;juzg otra vez el resultado. Y en tanto Ben no perda de vista un solo movimiento, cada vez ms y msinteresado y absorto. Al fin dijo:-Oye, Tom: djame encalar un poco.Tom reflexion. Estaba a punto de acceder; pero cambi de propsito:-No, no; eso no podra ser, Ben. Ya ves..., mi ta Polly es muy exigente para esta cerca porque est aqu,en mitad de la calle, sabes? Pero si fuera la cerca trasera no me importara, ni a ella tampoco. No sabes tlo que le preocupa esta cerca; hay que hacerlo con la mar de cuidado; puede ser que no haya un chico entremil, ni aun entre dos mil que pueda encalarla de la manera que hay que hacerlo.-Qui!... Lo dices de veras? Vamos, djame que pruebe un poco; nada ms que una miaja. Si t fuerasyo, te dejara, Tom.-De veras que quisiera dejarte, Ben; pero la ta Polly... Mira: Jim tambin quiso, y ella no le dej. Sidtambin quiso, y no lo consinti. Ves por qu no puedo dejarte? Si t fueras a encargarte de esta cerca yocurriese algo!...-Anda..., ya lo har con cuidado. Djame probar. Mira, te doy el corazn de la manzana.-No puede ser. No, Ben; no me lo pidas; tengo miedo...-Te la doy toda!Tom le entreg la brocha, con desgano en el semblante y con entusiasmo en el corazn. Y mientras el exvapor Gran Misuri trabajaba y sudaba al sol, el artista retirado se sent all, cerca, en una barrica, a lasombra, balanceando las piernas, se comi la manzana y plane el degello de los ms inocentes. Noescase el material: a cada momento aparecan muchachos; venan a burlarse, pero se quedaban a encalar.Para cuando Ben se rindi de cansancio, Tom haba ya vendido el turno siguiente a Billy Fisher por unacometa en buen estado; cuando ste se qued aniquilado, Johnny Miller compr el derecho por una ratamuerta, con un bramante para hacerla girar; as sigui y sigui hora tras hora. Y cuando avanz la tarde,Tom, que por la maana haba sido un chico en la miseria, nadaba materialmente en riquezas. Tena,adems de las cosas que he mencionado, doce tabas, parte de un cornetn, un trozo de vidrio azul de botellapara mirar las cosas a travs de l, un carrete, una llave incapaz de abrir nada, un pedazo de tiza, un tapnde cristal, un soldado de plomo, un par de renacuajos, seis cohetillos, un gatito tuerto, un tirador de puerta,un collar de perro (pero sin perro), el mango de un cuchillo y una falleba destrozada. Haba, entretanto,pasado una tarde deliciosa, en la holganza, con abundante y grata compaa, y la cerca tena tres manos decal! De no habrsele agotado la existencia de lechada, habra hecho declararse en quiebra a todos los chicosdel lugar.Tom se deca que, despus de todo, el mundo no era un pramo. Haba descubierto, sin darse cuenta, unode los principios fundamentales de la conducta humana, a saber: que para que alguien, hombre o muchacho,anhele alguna cosa, slo es necesario hacerla difcil de conseguir. Si hubiera sido un eximio y agudofilsofo, como el autor de este libro, hubiera comprendido entonces que el trabajo consiste en lo queestamos obligados a hacer, sea lo que sea, y que el juego consiste en aquello a lo que no se nos obliga. Yesto le ayudara a entender por qu confeccionar flores artificiales o andar en el treadmill es trabajo,mientras que jugar a los bolos o escalar el MontBlanc no es ms que divertimiento. Hay en Inglaterracaballeros opulentos que durante el verano guan las diligencias de cuatro caballos y hacen el serviciodiario de veinte o treinta millas porque el hacerlo les cuesta mucho dinero; pero si se les ofreciera un salariopor su tarea, eso la convertira en trabajo, y entonces dimitiran.CAPTULO IIITom se present a su ta, que estaba sentada junto a la ventana, abierta de par en par, en un alegrecuartito de las traseras de la casa, el cual serva a la vez de alcoba, comedor y despacho. La tibieza del aireestival, el olor de las flores y el zumbido adormecedor de las abejas haban producido su efecto, y laanciana estaba dando cabezadas sobre la calceta..., pues no tena otra compaa que la del gato y ste sehallaba dormido sobre su falda. Estaba tan segura de que Tom habra ya desertado de su trabajo hacamucho rato, que se sorprendi de verle entregarse as, con tal intrepidez, en sus manos. l dijo:-Me puedo ir a jugar, ta?-Qu! Tan pronto? Cunto has enjalbegado?Ya est todo, ta.-Tom, no me mientas. No lo puedo sufrir.-No miento, ta; ya est todo hecho.La ta Polly confiaba poco en tal testimonio. Sali a ver por s misma, y se hubiera dado por satisfechacon haber encontrado un veinticinco por ciento de verdad en lo afirmado por Tom. Cuando vio toda lacerca encalada, y no slo encalada sino primorosamente reposado con varias manos de lechada, y hasta conuna franja de aadidura en el suelo, su asombro no poda expresarse en palabras.-Alabado sea Dios! -dijo-. Nunca lo creyera! No se puede negar: sabes trabajar cuando te da por ah. Ydespus aadi, aguando el elogio-. Pero te da por ah rara vez, la verdad sea dicha. Bueno, anda a jugar;pero acurdte y no tardes una semana en volver, porque te voy a dar una zurra.Tan emocionada estaba por la brillante hazaa de su sobrino, que lo llev a la despensa, escogi la mejormanzana y se la entreg, juntamente con una edificante disertacin sobre el gran valor y el gusto especialque adquieren los dones cuando nos vienen no por pecaminosos medios, sino por nuestro propio virtuosoesfuerzo. Y mientras terminaba con un oportuno latiguillo bblico, Tom le escamote una rosquilla.Despus se fue dando saltos, y vio a Sid en el momento en que empezaba a subir la escalera exterior queconduca a las habitaciones altas, por detrs de la casa. Haba abundancia de terrones a mano, y el aire sellen de ellos en un segundo. Zumbaban en torno de Sid como una granizada, y antes de que ta Pollypudiera volver de su sorpresa y acudir en socorro, seis o siete pellazos haban producido efecto sobre la personade Sid y Tom haba saltado la cerca y desaparecido. Haba all una puerta; pero a Tom, por reglageneral, le escaseaba el tiempo para poder usarla. Sinti descender la paz sobre su espritu una vez que yahaba ajustado cuentas con Sid por haber descubierto lo del hilo, ponindolo en dificultades.Dio la vuelta a toda la manzana y vino a parar a una calleja fangosa, por detrs del establo donde su tatena las vacas. Ya estaba fuera de todo peligro de captura y castigo, y se encamin apresurado hacia laplaza pblica del pueblo, donde dos batallones de chicos se haban reunido para librar una batalla, segntenan convenido. Tom era general de uno de los dos ejrcitos; Joe Harper (un amigo del alma), general delotro. Estos eximios caudillos no descendan hasta luchar personalmente -eso se quedaba para la morralla-,sino que se sentaban mano a mano en una eminencia y desde all conducan las marciales operacionesdando rdenes que transmitan sus ayudantes de campo. El ejrcito de Tom gan una gran victoria tras rudoy tenaz combate. Despus se contaron los muertos, se canjearon prisioneros y se acordaron los trminos delprximo desacuerdo; y hecho esto, los dos ejrcitos formaron y se fueron, y Tom se volvi solo hacia sumorada.Al pasar junto a la casa donde viva Jeff Thatcher vio en el jardn a una nia desconocida: una lindacriaturita de ojos azules, con el pelo rubio peinado en dos largas trenzas, delantal blanco de verano ypantaln con puntillas. El hroe, recin coronado de laureles, cay sin disparar un tiro. Una cierta AmyLawrence se disip en su corazn y no dej ni un recuerdo detrs. Se haba credo locamente enamorado, lehaba parecido su pasin, un fervoroso culto, y he aqu que no era ms que una trivial y efmera debilidad.Haba dedicado meses a su conquista, apenas haca una semana que ella se haba rendido, l haba sidodurante siete breves das el ms feliz y orgulloso de los chicos; y all en un instante la haba despedido desu pecho sin un adis.Ador a esta repentina y serfica aparicin con furtivas miradas hasta que not que ella le haba visto;fingi entonces que no haba advertido su presencia, y empez a presumir haciendo toda suerte deabsurdas a infantiles habilidades para ganarse su admiracin. Continu por un rato la grotesca exhibicin;pero al poco, y mientras realizaba ciertos ejercicios gimnsticos arriesgadsimos, vio con el rabillo del ojoque la nia se diriga hacia la casa. Tom se acerc a la valla y se apoy en ella, afligido, con la esperanza deque an se detendra un rato. Ella se par un momento en los escalones y avanz hacia la puerta. Tom lanzun hondo suspiro al verla poner el pie en el umbral; pero su faz se ilumin de pronto, pues la nia arroj unpensamiento por encima de la valla, antes de desaparecer. El rapaz ech a correr y dobl la esquina, detenindosea corta distancia de la flor; y entonces se entold los ojos con la mano y empez a mirar calleabajo, como si hubiera descubierto en aquella direccin algo de gran inters. Despus cogi una paja delsuelo y trat de sostenerla en equilibrio sobre la punta de la nariz, echando hacia atrs la cabeza; y mientrasse mova de aqu para all, para sostener la paja, se fue acercando ms y ms al pensamiento, y al cabo lepuso encima su pie desnudo, lo agarr con prensiles dedos, se fue con l renqueando y desapareci tras dela esquina. Pero nada ms que por un instante: el preciso para colocarse la flor en un ojal, por dentro de lachaqueta, prxima al corazn o, probablemente, al estmago, porque no era ducho en anatoma, y en modoalguno supercrtico.Volvi en seguida y rond en torno de la valla hasta la noche presumiendo como antes; pero la nia nose dej ver, y Tom se consol pensando que quiz se habra acercado a alguna ventana y habra visto sushomenajes. Al fin se fue a su casa, de mala gana, con la cabeza llena de ilusiones.Durante la cena estaba tan inquieto y alborotado, que su ta se preguntaba qu es lo que le pasara a esechico. Sufri una buena reprimenda por el apedreamiento, y no le import ni un comino. Trat de robarazcar, y recibi un golpe en los nudillos.-Ta-dijo-, a Sid no le pegas cuando la toma.-No; pero no la atormenta a una como me atormentas t. No quitaras mano al azcar si no te estuvieramirando.A poco se meti la ta en la cocina, y Sid, glorioso de su inmunidad, alarg la mano hacia el azucarero, locual era alarde afrentoso para Tom, a duras penas soportable. Pero a Sid se le escurrieron los dedos y elazucarero cay y se hizo pedazos. Tom se qued en suspenso, en un rapto de alegra; tan enajenado, quepudo contener la lengua y guardar silencio. Pensaba que no dira palabra, ni siquiera cuando entrase su ta,sino que seguira sentado y quedo hasta que ella preguntase quin haba hecho el estropicio; entonces se lodira, y no habra cosa ms gustosa en el mundo que ver al modelo atrapado. Tan entusiasmado estabaque apenas se pudo contener cuando volvi la anciana y se detuvo ante las ruinas lanzando relmpagos declera por encima de los lentes. Ahora se arma! -pens Tom. Y en el mismo instante estabadespatarrado en el suelo. La recia mano vengativa estaba levantada en el aire para repetir el golpe, cuandoTom grit:-Quieta! Por qu me zurra? Sid es el que lo ha roto!Ta Polly se detuvo perpleja, y Tom esperaba una reparadora compasin. Pero cuando ella recobr lapalabra, se limit a decir:-Vaya! No te habr venido de ms una tunda, se me figura. De seguro que habrs estado haciendoalguna otra trastada mientras yo no estaba aqu.Despus le remordi la conciencia, y ansiaba decir algo tierno y carioso; pero pens que esto seinterpretara como una confesin de haber obrado mal y la disciplina no se lo permiti; prosigui, pues, susquehaceres con un peso sobre el corazn. Tom, sombro y enfurruado, se agazap en un rincn, y exager,agravndolas, sus cuitas. Bien saba que su ta estaba, en espritu, de rodillas ante l, y eso le proporcionabauna triste alegra. No quera arriar la bandera ni darse por enterado de las seales del enemigo. Bien sabaque una mirada ansiosa se posaba sobre l de cuando en cuando, a travs de lgrimas contenidas; pero senegaba a reconocerlo. Se imaginaba a s mismo postrado y moribundo y a su ta inclinada sobre l,mendigando una palabra de perdn; pero volva la cara a la pared, y mora sin que la palabra llegase a salirde sus labios. Qu pensara entonces su ta? Y se figuraba trado a casa desde el ro, ahogado, con los rizosempapados, las manos flccidas y su msero corazn en reposo. Cmo se arrojara sobre l, y llorara amares, y pedira a Dios que le devolviese su chico, jurando que nunca volvera a tratarle mal! Pero lpermanecera plido y fro, sin dar seal de vida...; pobre mrtir cuyas penas haban ya acabado parasiempre! De tal manera excitaba su enternecimiento con lo pattico de esos ensueos, que tena que estartragando saliva, a punto de atosigarse; y sus ojos enturbiados nadaban en agua, la cual se derramaba alparpadear y se deslizaba y caa a gotas por la punta de la nariz. Y tal voluptuosidad experimentaba al mirary acariciar as sus penas, que no poda tolerar la intromisin de cualquier alegra terrena o de cualquierinoportuno deleite; era cosa tan sagrada que no admita contactos profanos; y por eso, cuando su primaMary entr dando saltos de contenta, encantada de verse otra vez en casa despus de una eterna ausencia deuna semana en el campo, Tom se levant y, sumido en brumas y tinieblas, sali por una puerta cuando ellaentr por la otra trayendo consigo la luz y la alegra. Vagabunde lejos de los sitios frecuentados por losrapaces y busc parajes desolados, en armona con su espritu. Una larga almada de troncos, en la orilla delro, le atrajo; y sentndose en el horde, sobre el agua, contempl la vasta y desolada extensin de lacorriente. Hubiera deseado morir ahogado; pero de pronto, y sin darse cuenta, y sin tener que pasar por eldesagradable y rutinario programa ideado para estos casos por la Naturaleza. Despus se acord de su flor.La sac, estrujada y lacia, y su vista acrecent en alto grado su melanclica felicidad. Se pregunt si ella secompadecera si lo supiera. Llorara? Querra poder echarle los brazos al cuello y consolarlo? O levolvera framente la espalda, como todo el resto de la humanidad? Esta visin le caus tales agonas dedelicioso sufrimiento, que la reprodujo una y otra vez en su magn y la volva a imaginar con nuevos yvariados aspectos, hasta dejarla gastada y pelada por el uso. Al fin se levant dando un suspiro, y partientre las sombras. Seran las nueve y media o las diez cuando vino a dar a la calle ya desierta, donde vivala amada desconocida. Se detuvo un momento: ningn ruido lleg a sus odos; una buja proyectaba unmortecino resplandor sobre la cortina de una ventana del piso alto. Estaba ella all? Trep por la valla,march con cauteloso paso, por entre las plantas, hasta llegar bajo la ventana; mir hacia arriba largo rato,emocionado; despus se ech en el suelo, tendindose de espaldas, con las manos cruzadas sobre el pecho yen ellas la pobre flor marchita. Y as quisiera morir..., abandonado de todos, sin cobijo sobre su cabeza, sinuna mano querida que enjugase el sudor de su frente, sin una cara amiga que se inclinase sobre l,compasiva, en el trance final. Y as lo vera ella cuando se asomase a mirar la alegra de la maana..., y,ay! dejara caer una lgrima sobre el pobre cuerpo inmvil, lanzara un suspiro al ver una vida juvenil tanintempestivamente tronchada?La ventana se abri; la voz spera de una criada profan el augusto silencio, y un diluvio de agua dejempapados los restos del mrtir tendido en tierra.El hroe, medio ahogado, se irgui de un salto, resoplando; se oy el zumbido de una piedra en el aire,entremezclado con el murmullo de una imprecacin; despus, como un estrpito de cristales rotos; y unadiminuta forma fugitiva salt por encima de la valla y se alej, disparada, en las tinieblas.Poco despus, cuando Tom, desnudo para acostarse examinaba sus ropas remojadas, a la luz de un cabode vela, Sid se despert; pero si es que tuvo alguna idea de hacer alusiones personales, lo pens mejor yse estuvo quedo..., pues en los ojos de Tom haba un brillo amenazador. Tom se meti en la cama sin aadira sus enojos el de rezar, y Sid apunt en su memoria esta omisin.CAPTULO IVEl sol se levant sobre un mundo tranquilo y lanz sus esplendores, como una bendicin, sobre el pueblecito apacible. Acabado el desayuno, ta Polly reuni a la familia para las prcticas religiosas, lascuales empezaron por una plegaria construida, desde el cimiento hasta arriba, con slidas hiladas de citasbblicas, trabadas con un dbil mortero de originalidad; y desde su cspide, como desde un Sina, recit unadusto captulo de la ley mosaica.Tom se apret los calzones, por as decirlo, y se puso a trabajar para aprenderse sus versculos. Sid selos saba ya desde das antes. Tom reconcentr todas sus energas para grabar en su memoria cinco nadams, y escogi un trozo del Sermn de la Montaa porque no pudo encontrar otros versculos que fuerantan cortos.Al cabo de media hora tena una idea vaga y general de la leccin, pero nada ms, porque su menteestaba revoloteando por todas las esferas del pensamiento humano y sus manos ocupadas en absorbentes yrecreativas tareas. Mary le cogi el libro para tomarle la leccin, y l trat de hacer camino entre la niebla.-Bienaventurados los .... los...-Pobres...-S, pobres; bienaventurados los pobres de..., de...-Espritu...-De espritu; bienaventurados los pobres de espritu, porque ellos .... ellos...-De ellos...-Porque de ellos... Bienaventurados los pobres de espritu porque de ellos..., ser el reino de los cielos.Bienaventurados los que lloran, porque ellos .... porque ellos...-Re...-Porque ellos re...-Reci...-Porque ellos reci... No s lo que sigue!-Recibirn...-Ah! Porque ellos recibirn..., recibirn.... los que lloran. Bienaventurados los que recibirn, porqueellos... llorarn, porque recibirn... Qu recibirn? Por qu no me lo dices, Mary? Por qu eres tantacaa?-Ay, Tom, simple! No creas que es por hacerte rabiar. No soy capaz. Tienes que volver a estudiarlo. Note apures, Tom: ya vers cmo lo aprendes; y si te lo sabes, te voy a dar una cosa preciosa. Anda!, a ver sieres bueno.-Bien; pues dime lo que me vas a dar, Mary. Dime lo que es!-Eso no importa, Tom. Ya sabes que cuando prometo algo es verdad.-Te creo, Mary. Voy a darle otra mano.Y se la dio; y bajo la doble presin de la curiosidad y de la prometida ganancia, lo hizo con tal nimo quetuvo un xito deslumbrador. Mary le dio una flamante navaja Barlow que vala doce centavos y medio; ylas convulsiones de deleite que corrieron por su organismo lo conmovieron hasta los cimientos. Verdad esque la navaja era incapaz de cortar cosa alguna; pero era una Barlow de las de verdad, y en eso habaimponderable grandiosidad... aunque de dnde sacaran la idea los muchachos del Oeste de que tal armapudiera llegar a ser falsificada con menoscabo para ella, es un grave misterio y quiz lo ser siempre. Tomlogr hacer algunos cortes en el aparador, y se preparaba a empezar con la mesa de escribir, cuando lellamaron para vestirse y asistir a la escuela dominical.Mary le dio una jofaina de estao y un trozo de jabn, y l sali fuera de la puerta y puso la jofaina en unbanquillo que all haba; despus moj el jabn en el agua y lo coloc sobre el banco; se remang losbrazos, verti suavemente el agua en el suelo, y en seguida entr en la cocina y empez a restregarsevigorosamente con la toalla que estaba tras de la puerta. Pero Mary se la quit y le dijo:-No te da vergenza, Tom? No seas tan malo. No tengas miedo al agua.Tom se qued un tanto desconcertado. Llenaron de nuevo la jofaina, y esta vez Tom se inclin sobre ella,sin acabar de decidirse; reuniendo nimos, hizo una profunda aspiracin, y empez. Cuando entr a pocoen la cocina, con los ojos cerrados, buscando a tientas la toalla, un honroso testimonio de agua y burbujasde jabn le corra por la cara y goteaba en el suelo. Pero cuando sali la luz de entre la toalla an no estabaaceptable, pues el territorio limpio terminaba de pronto en la barbilla y las mandbulas, como un antifaz yms all de esa lnea haba una oscura extensin de terreno de secano que corra hacia abajo por el frente yhacia atrs, dando la vuelta al pescuezo. Mary le cogi por su cuenta, y cuando acab con l era un hombrenuevo y un semejante, sin distincin de color, y el pelo empapado estaba cuidadosamente cepillado, y suscortos rizos ordenados para producir un general efecto simtrico y coquetn (a solas, se alisaba los rizoscon gran dificultad y trabajo, y se dejaba el pelo pegado a la cabeza, porque tena los rizos por cosaafeminada y los suyos le amargaban la existencia). Mary sac despus un traje que Tom slo se habapuesto los domingos, durante dos aos. Le llamaban el otro traje, y por ello podemos deducir lo sucintode su guardarropa. La muchacha le dio un repaso despus que l se hubo vestido; le aboton la chaquetahasta la barbilla, le volvi el ancho cuello de la camisa sobre los hombros, le coron la cabeza, despus decepillarlo, con un sombrero de paja moteado. Pareca, despus, mejorado y atrozmente incmodo; y no loestaba menos de lo que pareca, pues haba en el traje completo y en la limpieza una sujecin yentorpecimiento que le atormentaban. Tena la esperanza de que Mary no se acordara de los zapatos, peroresult fallida; se los unt concienzudamente con una capa de sebo, segn era el uso, y se los present.Tom perdi la paciencia, y protest; de que siempre le obligaban a hacer lo que no quera. Pero Mary ledijo, persuasiva:-Anda, Tom; s un buen chico.Y Tom se los puso, gruendo. Mary se arregl en seguida, y los tres nios marcharon a la escueladominical, lugar que Tom aborreca con toda su alma; pero a Sid y a Mary les gustaba.Las horas de esa escuela eran de nueve a diez y media, y despus segua el oficio religioso. Dos de losnios se quedaban siempre, voluntariamente, al sermn, y el otro siempre se quedaba tambin..., porrazones ms contundentes. Los asientos, sin tapizar y altos de respaldo, de la iglesia podran acomodarunas trescientas personas; el edificio era pequeo e insignificante, con una especie de cucurucho de tablaspuesto por montera, a guisa de campanario. Al llegar a la puerta, Tom se ech un paso atrs y abord a uncompinche tambin endomingado.-Oye, Bill, tienes un vale amarillo?-S.-Qu quieres por l?-Qu me das?-Un cacho de regaliz y un anzuelo.-Ensalos.Tom los present. Eran aceptables, y las pertenencias cambiaron de mano. Despus hizo el cambalachede un par de canicas por tres vales rojos, y de otras cosillas por dos azules. Sali al encuentro de otrosmuchachos, segn iban llegando, y durante un cuarto de hora sigui comprando vales de diversos colores.Entr en la iglesia, al fin, con un enjambre de chicos y chicas, limpios y ruidosos; se fue a su silla e iniciuna ria con el primer muchacho que encontr a mano. El maestro, hombre grave, ya entrado en aos,intervino; despus volvi la espalda un momento, y Tom tir del pelo al rapaz que tena delante, y ya estabaabsorto en la lectura de su libro cuando la vctima mir hacia atrs; pinch a un tercero con un alfiler, paraorle chillar, y se llev nueva reprimenda del maestro. Durante todas las clases Tom era siempre el mismo:inquieto, ruidoso y pendenciero. Cuando lleg el momento de dar las lecciones ninguno se la saba bien yhaba que irles apuntando durante todo el trayecto. Sin embargo, fueron saliendo trabajosamente del paso, ya cada uno se le recompensaba con vales azules, en los que estaban impresos pasajes de las Escrituras.Cada vale azul era el precio de recitar dos versculos; diez vales azules equivalan a uno rojo, y podancambiarse por uno de stos; diez rojos equivalan a uno amarillo, y por diez vales amarillos elsuperintendente regalaba una Biblia, modestamente encuadernada (vala cuarenta centavos en aquellostiempos felices), al alumno. Cuntos de mis lectores hubieran tenido laboriosidad y constancia paraaprenderse de memoria dos mil versculos, ni aun por una Biblia de las ilustradas por Dor? Y sin embargoMara haba ganado dos de esa manera: fue la paciente labor de dos aos; y un muchacho de estirpegermnica haba conquistado cuatro o cinco. Una vez recit tres mil versculos sin detenerse; pero susfacultades mentales no pudieron soportar tal esfuerzo y se convirti en un idiota, o poco menos, desdeaquel da: dolorosa prdida para la escuela, pues en las ocasiones solemnes, y delante de compaa, elsuperintendente sacaba siempre a aquel chico y (como deca Tom) le abra la espita. Slo los alumnosmayorcitos llegaban a conservar los vales y a persistir en la tediosa labor bastante tiempo para lograr unaBiblia; y por eso la entrega de uno de estos premios era un raro y notable acontecimiento. El alumnopremiado era un personaje tan glorioso y conspicuo por aquel da, que en el acto se encenda en el pecho decada escolar una ardiente emulacin, que sola durar un par de semanas. Es posible que el estmago mentalde Tom nunca hubiera sentido verdadera hambre de uno de esos premios, pero no hay duda de que demucho tiempo atrs haba anhelado con toda su alma elclatque traa consigo.Al llegar el momento preciso el superintendente se coloc en pie frente al plpito, teniendo en la manoun libro de himnos cerrado y el dedo ndice inserto entre sus hojas, y reclam silencio. Cuando unsuperintendente de escuela dominical pronuncia su acostumbrado discursito, un libro de himnos en la manoes tan necesario como el inevitable papel de msica en la de un cantor que avanza hasta las candilejas paraejecutar un solo, aunque el porqu sea un misterio, puesto que ni el libro ni el papel son nunca consultadospor el paciente. Este superintendente era un ser enjuto, de unos treinta y cinco aos, con una sotabarba deestopa y pelo corto del mismo color; llevaba un cuello almidonado y tieso, cuyo borde le llegaba hasta lasorejas y cuyas agudas puntas se curvaban hacia adelante a la altura de las comisuras de los labios; una tapiaque le obligaba a mirar fijamente a proa y a dar la vuelta a todo el cuerpo cuando era necesaria una miradalateral. Tena la barbilla apuntalada por un amplio lazo de corbata de las dimensiones de un billete debanco, y con flecos en los bordes, y las punteras de las botas dobladas hacia arriba, a la moda del da, comopatines de trineo: resultado que conseguan los jvenes elegantes, con gran paciencia y trabajo, sentndosecon las puntas de los pies apoyados contra la pared y permaneciendo as horas y horas. Mister Walters tenaun aire de ardoroso inters y era sincero y cordial en el fondo, y consideraba las cosas y los lugaresreligiosos con tal reverencia y tan aparte de los afanes mundanos que, sin que se diera cuenta de ello, la voz que usaba en la escuela dominical haba adquirido una entonacin peculiar, que desapareca por completoen los das de entre semana. Empez de esta manera:-Ahora, nios os vais a estar sentados, todo lo derechitos y quietos que podis, y me vais a escuchar contoda atencin por dos minutos. As, as me gusta! As es como los buenos nios y las nias tienen queestar. Estoy viendo a una pequea que mira por la ventana: me temo que se figura que yo ando por ahfuera, acaso en la copa de uno de los rboles, echando un discurso a los pajaritos.(Risitas de aprobacin.)Necesito deciros el gozo que me causa ver tantas caritas alegres y limpias reunidas en un lugar como ste,aprendiendo a hacer buenas obras y a ser buenos...Y sigui por la senda adelante. No hay para qu relatar el resto de la oracin. Era de un modelo que nocambia, y por eso nos es familiar a todos.El ltimo tercio del discurso se malogr en parte por haberse reanudado las pendencias y otros escarceosentre algunos de los chicos ms traviesos, y por inquietudes y murmullos que se extendan cada vez msllegando su oleaje hasta las bases de aisladas a inconmovible rocas, como Sid y Mary. Pero todo ruido cesde repente al extinguirse la voz de mister Walters, y el trmino del discurso fue recibido con una silenciosaexplosin de gratitud.Buena parte de los cuchicheos haba sido originada por un acontecimiento ms o menos raro: la entradade visitantes. Eran stos el abogado Thatcher, acompaado por un anciano decrpito, un gallardo ypersonudo caballero de pelo gris, entrado en aos, y una seora solemne, que era, sin duda, la esposa deaqul. La seora llevaba una nia de la mano. Tom haba estado intranquilo y lleno de angustias yaflicciones, y aun de remordimientos; no poda cruzar su mirada con la de Amy Lawrence ni soportar lasque sta le diriga. Pero cuando vio a la nia recin llegada el alma se le inund de dicha. Un instantedespus estaba presumiendo a toda mquina: puadas a los otros chicos, tirones de pelos, contorsionescon la cara, en una palabra: empleando todas las artes de seduccin que pudieran fascinar a la nia yconseguir su aplauso. Su loca alegra no tena ms que una mcula: el recuerdo de su humillacin en eljardn del ser anglico, y ese recuerdo, escrito en la arena, iba siendo barrido rpidamente por las oleadas defelicidad que en aquel instante pasaban sobre l. Se dio a los visitantes el ms encumbrado asiento dehonor, y tan pronto como mister Walters termin su discurso los present a la escuela. El caballero del pelogris result ser un prodigioso personaje, nada menos que el juez del condado; sin duda el ser ms augustoen que los nios haban puesto nunca sus ojos. Y pensaban de qu sustancia estara formado, y hubierandeseado orle rugir y hasta tenan un poco de miedo de que lo hiciera. Haba venido desde Constantinopla, adoce millas de distancia, y, por consiguiente, haba viajado y haba visto mundo; aquellos mismos ojoshaban contemplado la Casa de Justicia del condado, de la que se deca que tena el techo de cinc. Eltemeroso pasmo que inspiraban estas reflexiones se atestiguaba por el solemne silencio y por las filas deojos abiertos en redondo. Aqul era el gran juez Thatcher, hermano del abogado de la localidad. JeffThatcher se adelant en seguida para mostrarse familiar con el gran hombre y excitar la envidia de laescuela. Msica celestial hubiera sido para sus odos escuchar los comentarios.-Mrale, Jim! Se va arriba con ellos. Mira, mira!, va a darle la mano. Ya se la da! Lo que daras t porser Jeff?Mister Walters se puso a presumir con toda suerte de bullicios y actividades oficialescas, dandordenes, emitiendo juicios y disparando instrucciones aqu y all y hacia todas partes donde poda encontrarun blanco. El bibliotecario presumi corriendo de ac para all con brazadas de libros, y con toda labaranda y aspavientos en que se deleita la autoridadinsecto. Las seoritas instructoras presumieroninclinndose melosamente sobre escolares a los que acababan de tirar de las orejas, levantando deditosamenazadores delante de los muchachos malos y dando amorosas palmaditas a los buenos. Los caballeretesinstructores presuman prodigando regainas y otras pequeas muestras de incansable celo por ladisciplina, y unos y otros tenan grandes quehaceres en la librera, que los obligaban a ir y venirincesantemente y, al parecer, con gran agobio y molestia. Las nias pres