The Shade de Tara Wood

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William vive para las pesadillas.Su único cometido en su existencia es causar los peores miedos de los humanos a través de el Sueño. Después de morir, su espíritu fue degradado a la casta más baja del Limbo, Las Sombras. Está tan muerto por dentro como por fuera. Pero todo cambia cuando la conoce a ella. Se ha metido en sus huesos, y su deseo por ella puede causar la muerte de ella o de ambos.Everly Whitcombe se ha mudado de su ajetreada ciudad a una casita de campo en Luccombe Village en la Isla de Wight para escribir su próxima novela, pero entonces empiezan las pesadillas. Un horrible y terrorífico ser la persigue y quiere su sangre. Pero entonces también está el misterioso hombre encapuchado que le produce el más aterrador y delicioso deseo. Y no descansará hasta averiguar quien es.Pero no dejarán que ellos estén juntos. Tendrán que luchar contra seres espeluznantes para defender lo que sienten… y puede que eso no sea suficiente.

Transcript of The Shade de Tara Wood

  • Sinopsis

    vive para las pesadillas.

    Su nico cometido en su existencia es causar los peores miedos de los humanos a

    travs de el Sueo. Despus de morir, su espritu fue degradado a la casta ms baja

    del Limbo, Las Sombras. Est tan muerto por dentro como por fuera. Pero todo

    cambia cuando la conoce a ella. Se ha metido en sus huesos, y su deseo por ella

    puede causar la muerte de ella o de ambos.

    se ha mudado de su ajetreada ciudad a una casita de

    campo en Luccombe Village en la Isla de Wight para escribir su prxima novela, pero

    entonces empiezan las pesadillas. Un horrible y terrorfico ser la persigue y quiere su

    sangre. Pero entonces tambin est el misterioso hombre encapuchado que le

    produce el ms aterrador y delicioso deseo. Y no descansar hasta averiguar quien

    es.

    Pero no dejarn que ellos estn juntos. Tendrn que luchar contra seres espeluznantes para defender lo que

    sienten y puede que eso no sea suficiente.

  • AGRADECIMIENTOS

    Miranda Stork, K.S. Haigwood, Trish Marie Dawson, Karli Rush,

    Christina Moore y Lindsay Avalon.

    Las palabras no pueden expresar lo mucho que admiro a todas y

    cada una de ustedes. No slo como contemporneas en este viaje

    arduo que compartimos, sino como compaeras veneradas y como

    amigas. Hacen que cada paso valga la pena y s que si no fuera por

    todas ustedes (junto con la foto de un hombre hermoso con una

    sudadera mojada), la historia de Cillian y Everly nunca hubiera llegado

    a lograrse.

    Gracias a todas por vuestro amor y apoyo ahora y siempre.

    Esta novela est aprobada por las M-7. LISTO.

    de la autora

  • CAPTULO UNO T has abierto la Puerta, Sombra rugi El Sandman. Cirrala a tu

    propia cuenta y riesgo. Sabes lo que pasa a aquellos quienes les dan la

    espalda a una oportunidad.

    Los ojos de Cillian se entrecerraron como dagas.

    Oportunidad? Preferira estar muerto porque esta mierda no es vivir.

    Eso se puede arreglar. Y dudo que encuentres que la Muerte sea un

    maestro ms amable que yo El Sandman se detuvo, con una sonrisa

    abrindose camino por su fina y polvorienta piel. Por no mencionar que, si

    ests realmente muerto, nunca podrs volver. El Otro Reino estar cerrado

    para ti. Para siempre.

    Cillian resopl burlonamente.

    Volver? sa es una mentira que me has servido durante siglos. Una

    hermosa tentacin a la que ya no estoy atrado. Ondala en otro lugar y mira

    lo que extraes de la mina.

    No es una mentira. Quiz antes no lo valas. Has servido bien. Puede

    que sea hora de que reconsideres nuestro trato.

    Ahrrate tus bonitas mentiras. T y yo sabemos que estoy condenado

    a estar aqu. El Infierno no tiene nada en el Olvido Cillian se ri con

    frialdad. Slo dame el jodido frasco.

    La mano de El Sandman se estir, una nube susurrante de polvo se elev

    en el aire mientras la mova, y puso el frasquito de plata en su palma.

    Tmalo, Sombra. Ve y cumple con tus obligaciones. Tienes una deuda

    conmigo los ojos de El Sandman eran duros mientras sonrea.

    Cillian le dio la espalda, metiendo el frasquito en su bolsillo. Se puso la

    capucha sobre su cabeza y dijo sobre su hombro mientras pasaba por el

    umbral hacia el Otro Reino:

  • No estoy en deuda con nadie. Ni siquiera contigo.

    ~ Ella corra por la oscurecida noche, sus pies descalzos golpeaban sobre el

    congelado suelo, la falda de su camisn ondeaba detrs de ella, atrapando

    sus piernas cuando se mova. La nieve caa en una cascada cegadora de

    blanco, oscureciendo su visin, pero ella todava corra, la helada mano del

    miedo cerrada sobre su corazn. Los avaros enredos de ramas desnudas

    cortaban su piel como raspones de uas afiladas mientras pasaba junto a

    ellas, los pequeos cortes ardan y sangraban. Tena que correr. Tena que

    escapar.

    Tropez con las races enmaraadas de un rbol, cayendo sobre sus

    manos y rodillas con un ruido sordo. Algo se acercaba. Algo malvado. Ara

    para conseguirlo, hundiendo sus uas en la corteza del rbol para levantarse.

    Tena que seguir movindose. Se estaba acercando ms. Vena a por ella. Se

    limpi sus sucias y ensangrentadas palmas sobre la fina tela de su camisn, la

    transpiracin estall en su piel a pesar del intenso fro invernal.

    Los finos cabellos de su nuca se erizaron cuando un lamento agudo son

    a la distancia. Estaba cerca. Demasiado cerca. Se apart del rbol y empez a

    correr otra vez, su respiracin entraba en rfagas superficiales y

    desarticuladas. Sus pies estaban entumecidos por el fro y la humedad, y una

    quemazn penetrante se abra camino por los dedos de sus pies hasta sus

    pantorrillas. Sigue corriendo, Everly. Slo sigue corriendo.

    El aterrorizante sonido se hizo ms alto junto con el sonido de alguien

    corriendo por la maleza. Alguien corriendo directo hacia ella. Su corazn

    martille con un ritmo errtico y su boca se sec. No iba a lograrlo. El bosque

    se convirti en un borrn de verde, blanco y gris mientras corra, buscando

    desesperadamente algn lugar donde esconderse. O quiz, algn lugar

    donde morir.

    Ella se detuvo en el lmite de la lnea de rboles, el cielo nocturno se

    extenda frente a ella como una manta negra, salpicada de estrellas. Ya no

    haba hacia dnde ir. Mir a su alrededor rpidamente, sin estar segura de en

    qu direccin ir. Era volver al bosque o ir hacia el acantilado. Un sonido a su

    derecha llam su atencin y lo vio.

  • Una figura encapuchada, vestida de negro y sombras, apoyado entre una

    franja de rboles. ste no era su perseguidor. l era algo ms. Sus ojos

    brillaban en la oscuridad, entrecerrados y concentrados. La capa con capucha

    se arremolinaba a su alrededor en la nieve, pero ella poda divisar las altas e

    imponentes lneas de su cuerpo. Amplio en los hombros y estrecho en las

    caderas, l estaba tenso, como si estuviera a punto de echar a correr.

    El viento sopl y silv, enviando hacia atrs su capucha, y su respiracin

    se ator por la Intensa belleza de su cara. Angulosa y suave con pmulos

    altos y orgullosos, y labios llenos, enmarcados por pelo corto y oscuro

    ondulando en la briza. Sus ojos se ensancharon con sorpresa y manos largas y

    fuertes tiraron de la capucha para ponerla en su lugar. Los ruidos se

    acercaron ms, gruidos y rugidos, y ella volvi su cabeza hacia el bosque. El

    hombre encapuchado se movi y su mirada lo encontr otra vez cuando l

    retrocedi, volviendo a la oscuridad. Su cuerpo se tambale como para

    seguirlo, pero no poda hacer que sus pies se movieran. Hacia dnde? De

    vuelta al bosque, directa a lo que la tena muerta de miedo, o seguir a este

    hombre, quienquiera que fuera l? Qu peligros podran hacerle frente all?

    Los segundos hacan tictac con agonizante lentitud, su miedo se

    amontonaba como si estuviera reptando desde la base de su espalda. A

    dnde ir?

    Everly.

    Era la voz de l, ella lo saba. Tranquila, aterciopelada y clara, como agua

    bajando por las rocas.

    Everly. Sgueme.

    La cara de l reapareci y ella abri su boca para gritar, pero ningn

    sonido sali.

    Everly.

    El salvaje chasquido se acercaba ms y, con ello, el terrible sonido gutural

    de odio y violencia. Forz su mirada otra vez hacia el hombre encapuchado,

    sus labios retrocedieron en una mirada siniestra, oscura y atrayente, y su voz

    la volvi a llamar, enhebrndose a travs de su mente en la confusin. El

    pnico se hinch en su pecho, dejndola adolorida y a sus extremidades

    pesadas, algo nuevo pasaba por sus venas; Deseo.

  • Ven a m, Everly.

    Ella se haba quedado ah, cientos de veces antes, nunca siendo capaz de

    hacer la eleccin, siempre despertndose antes de que el malo sin nombre

    saliera disparado hacia ella. El hombre encapuchado empez a rerse, el

    sonido era excitante y aterrorizante y, repentinamente, todo pareci claro.

    Se gir y corri, saltando sobre la borde del acantilado con una rfaga de

    tela en silencio.

    Everly Whitcombe se sent con transpiracin fra, aferrando la sbana

    empapada con sus temblorosas manos. La pesadilla haba vuelto, dura y

    autntica. Esta vez ella casi haba corrido hacia l. Solt un largo suspiro para

    calmar sus nervios. Dios, qu hubiera pasado si lo hubiera hecho?

    ~ Llamarla fue un error. l saba eso muy bien. Estaba prohibido ser visto en

    el Ensueo; su trabajo era contactar, arrojar la arena y crear el Sueo. Cillian

    resopl. El Sueo. A quin estaba engaando? l era una Sombra.

    Trapicheaba con terror y miedo. Las pesadillas eran su actividad.

    Desde la primera vez que puso un pie en su mente, l saba que haba algo

    diferente en ella. Algo que destellaba en su memoria. Algo que segua

    hacindolo volver, cada vez atrevindose a acercase ms. Y esta noche, ella lo

    haba visto con ojos que l conoca de su pasado largamente muerto.

    Largamente muerto, justo como l. Intent ignorar el parecido, los largos

    rizos de cabello plido, suaves como pelos de maz, brillantes ojos verdes que

    brillaban como estrellas. Las cuervas exuberantes en una figura esbelta que

    una vez haba suplicado por su tacto. Ravenna. Pero ella no era Ravenna.

    Porque ella tambin estaba largamente muerta.

    No era el primer recordatorio. Haba habido otros. De hecho, desde que

    lleg al Otro Reino para hacer las rdenes de El Sandman, todas las mujeres

    con quien se haba encontrado en el Ensueo le haban, de alguna forma,

    recordado a ella. Era su culpa, otro hecho que l saba demasiado bien. Pero

    esta mujer, ella era la nica a la que l haba llamado, la nica por la que se

    haba sentido obligado a desafiar a las reglas.

  • l la volvera a ver. Ella estaba obsesionada y l tena miedo que repartir.

    Era simplemente la forma en la que eran las cosas. La boca de Cillian se

    arque con una sonrisa. S, volvera. Y la volvera a llamar, de eso estaba

    seguro. Qu hara con ella si ella vena, era una historia totalmente diferente.

    ~ La nieve caa en un goteo de polvorientos copos, poniendo una manta

    blanca en el suelo del bosque. Las plantas de sus pies crujan en el suave

    polvo mientras corra hacia el lmite de los rboles. La pesadilla era la misma

    de siempre, la repeticin de los sucesos de esta noche era igual de aterradora

    como la ltima. El leviatn todava acechaba a la distancia, su bramido haca

    eco por entre los rboles con retumbo que helaba la sangre.

    Everly se detuvo, retrocediendo hasta el tronco de un gran rbol, y dej

    que el fro se colase por su piel. El helado mordisco de la corteza la revigoriz

    y agudiz sus sentidos. Su ventaja le dio astucia. Tena tiempo. Quiz esta

    noche escapara completamente. Otro minuto pas y sus nervios

    comenzaron a calmarse, la claridad dejaba a un lado al pnico en su cerebro.

    Hora de correr. Se alej del rbol al trote, incrementando su velocidad a

    medida que el suelo se aclaraba. Ms y ms rpido ella corra, atrevindose a

    echar una veloz mirada sobre su hombro. Nada. El sonido pareca estar

    desvanecindose, como si ella y el peligro se dirigieran en direcciones

    opuestas. Maraas de pelo largo y rubio se metieron en sus ojos y ella las

    puso a un lado con frustracin.

    El camino desapareca en un embrollo de sobrecrecidos miembros

    colgando bajos y protuberantes races de rboles apareciendo en la

    superficie, forzando a Everly a ralentizar su paso para no tropezarse. Todo

    estaba silencioso, salvo por el sonido de sus pisadas sobre el suelo. Un

    repentino fro le subi por su espina dorsal por una nueva percatacin y se

    par en seco.

    Everly el apetitoso bartono rod sobre su piel como una caricia.

    El martilleo en su pecho volvi, el leve pum-pum haca eco en sus odos.

    Esa voz. Ella conoca esa voz.

    Date la vuelta, Everly.

  • Su cuerpo se movi por su propia voluntad con sus palabras y se gir para

    mirarlo. l estaba de pie, solo contra el cielo nocturno, directamente entre

    ella y el acantilado, y ella no poda divisar ms que un atisbo de su cara con los

    destellos de la Luna. El aire desapareci de sus pulmones, obstruyendo su

    garganta por la fuerte belleza de su cara. Pestaas largas y ligeras se agitaban

    sobre sus ojos del color de tempestad martima. Oscuros rizos de cabello

    rozaban toda su frente, saliendo por debajo de su capucha negra. Su

    respiracin entraba con rfagas neblinosas para arremolinarse como humo

    en el aire.

    Su cabeza se elev bruscamente para mirar detrs de ella cuando un

    choque ensordecedor y un rugido inhumano sonaron detrs de ella. Aquello

    la haba encontrado. El hombre encapuchado extendi su mano y, por un

    segundo fugaz, ella pens correr hacia l. El rugido aborrecible se acerc ms

    y ella empez a correr hacia la nica constante en su pesadilla. Cuando pas

    rpidamente junto a l, corriendo hacia el borde del acantilado, los dedos de

    l rozaron su brazo y se cerraron como para agarrarla.

    Ella se zaf fcilmente de su agarre y salt, el calor de su tacto era lo

    ltimo que recordaba.

    ~ l se trastabill al pasar por la Puerta, con cara de sueo y alterado. Seda.

    Su piel se senta como la seda cuando la roz con la punta de sus dedos.

    Suave y frgil, ella haba revoloteado con tan poco esfuerzo fuera de su

    agarre cuando cay en picada por el borde, de vuelta a la realidad. Cillian

    liber una respiracin spera, afianzndose cuando la Puerta se cerr detrs

    de l, dejando slo un leve rastro de la esencia de ella en el aire. Gardenia.

    Dulce y atrayente. Cerr sus ojos contra ello y empez su viaje pasillo abajo.

    Mientras haca su camino, la multitud de Fantasmas. Los portadores del

    Sueo. La casta ms alta de los habitantes del Otro Reino. Fue suficiente para

    hacer que su estmago diera un vuelco.

    Ellos se movan en crculos ms altos, sus vidas pasadas eran tan brillantes

    que fueron recompensados con sus puestos, dada la tarea glorificada de

    espolvorear polvo de estrellas y extendiendo Sueos. Hroes, guerreros y los

    puros de corazn; era como que murieron y cruzaron, atravesando el umbral

  • del Otro Reino sobre corceles blancos, con todas las banderas ondeando

    mientras los abandonados y los pecadores eran desterrados y lanzados a los

    lobos, se les entregaba la brillosa arena de Pesadillas y forzados a mirar como

    los mortales sufran bajo su mano. Desechados y encadenados a las arenas

    del tormento para expiar su crueldad pasada.

    Los murmullos lo seguan y sus labios se fruncieron con fuerza cuando los

    Fantasmas apartaron sus miradas mientras pasaba l. Embustero. Seductor.

    Asesino.

    Sus susurros silenciosos se envolvieron en su garganta como una mano

    invisible, ahogando el aire de sus pulmones. Dobl la esquina y corri por los

    confines de su celda, colapsando en el suelo en un montn avaro.

    Casi haba reptado hacia su cama cuando un suave araazo vino desde el

    otro lado de la puerta. Cillian se levant con rigidez y la abri.

    La arpa le sonri, su cara demacrada se arrug con profundas arrugas, su

    cuerpo torcido se encorv en su puerta.

    Qu quieres? espet l.

    Puedo ayudarte, Sombra, si t lo deseas su voz era seca y rota, como

    el crujido de las hojas viejas.

    T no tienes nada para m l se movi para cerrar la puerta.

    Temerario, verdad? ella se ri en voz baja, sacando un frasco

    plateado de su toga sucia. Quiz deberas ver lo que tengo que ofrecer

    antes de que me desestimes. Puedo irme fcilmente a otro lugar con mi

    tesoro.

    l se detuvo, mirando largamente al frasco.

    Qu crees que tienes que valga tanto, infeliz?

    Quieres estar con ella, cierto? Con tu bonita Soadora. Puedo hacerlo.

    Cillian mir al vaco pasillo, luego abri la puerta y se puso a un lado para

    que ella entre.

    Habla. Y hazlo rpido.

    Ella levant un dedo retorcido hacia l.

  • Tiempo al tiempo entr arrastrando los pies a la habitacin con un

    andar poco natural y se sent en su cama con un suspiro satisfecho. Los ojos

    de l se entrecerraron y frunci el ceo.

    No te pongas tan cmoda dijo l framente.

    La arpa movi su mano en desestimacin.

    Tu tono no me disuade. Deberas ser respetuoso con tus mayores.

    Especialmente cuando ellos saben ms que t.

    Cillian cruz sus brazos sobre su pecho y la fulmin con la mirada.

    Y qu es lo que crees que sabes?

    Ella sonri y sus ojos brillaron con alegra.

    S cmo puedes alcanzarla ella se detuvo, con sus dedos nudosos

    trazando el borde de la tapa del frasco. En carne y hueso.

    Un escalofro de anticipacin empez en el borde de su espalda.

    Si buscas engaarme

    Oh, esto no es un truco dijo ella, sacando la tapa con cuidado.

    Arena rica y negra brill en la baja luz, y l jur que poda verla girar como

    un remolino en el frasco.

    Por qu creera algo de lo que dices? pregunt Cillian. Cmo s

    que ests diciendo la verdad?

    Un filo rept por la voz de la harpa.

    Porque odio a El Sandman tanto como t, si no ms. He estado aqu

    durante ms tiempo y estoy cansada. Mi tiempo aqu se acorta y mi final no

    ser apacible. Deseo hacer una alteracin ms antes de que termine.

    Y qu has hecho que sea tan terrible? Ests aqu para comparar

    pecados? Encontrars que no te gustar lo que tengo que decir.

    Oh, s todo sobre ti. Hermoso libertino, amante seductor. Tu pecado

    yace en tu crueldad. Un fanfarrn mujeriego, atabas a tus amantes como

    atabas pauelos. Fcilmente y sin otro pensamiento. Tirndolas a un lado una

  • vez que estabas satisfecho. La que t llamabas Ravenna fue tu ruina.

    Rechazaste a la chica y ella se mat. Cmo ibas a saber que llevaba un beb?

    La sangre se dren de la cara de Cillian y la mscara de ira se asent en

    sus rasgos.

    No hables

    Digo lo que s espet. No me importa si te molesta. El hecho es

    que t no causaste su muerte totalmente. Eso descansa en su alma, no en la

    tuya. Y por m, yo era generosa con mis afectos en mi juventud ella se

    ri. No luzcas conmocionado, nio, en un momento mi belleza rivalizaba

    con la de tu joven Soadora la harpa suspir con recuerdos nostlgicos,

    pero era cruel y deshonesta, usaba mi belleza para vivir una vida de

    decadencia y engao. Y entonces me fue quitada hizo gestos a su cara.

    Esto refleja la naturaleza retorcida de mi viejo corazn. Me he expiado desde

    entonces. Pero esto sirve de nada. Tienes suerte. Todava eres hermoso. El

    Sandman no te ha quitado eso. Hay esperanza para ti. Pero estate alerta; El

    Sandman lo ve todo y no perdona a nadie.

    No estoy intimidado. Djale hacer lo que le venga en gana.

    Hablas como un hombre enamorado. Arrogante y lleno de orgullo

    desmedido ella sonri, sus mejillas se doblaban en suaves arrugas. No

    dejes que eso te ciegue al peligro. Te deseo el bien, mi chico ella puso el

    frasco en la palma de l y se levant para irse.

    Y qu se supone que tengo que hacer con esto? pregunt.

    La harpa le sonri de forma astuta.

    Es slo arena, Sombra. Sabes qu hacer con la arena.

    Sus ojos destellaron y se fue, la puerta se cerr con un clic suave detrs

    de ella.

    Cillian gir el frasco en su mano; era justo como todos los dems, excepto

    que l nunca haba visto arena negra antes. Los Sueos eran trados desde

    frascos como ste que contenan polvo de estrellas. Las Pesadillas eran

    producidas con arena plida y brillosa. Entonces qu haca la arena negra? l

    abri la tapa con cuidado para echarle una mirada dentro. Sus ojos fueron

    atrados por el pequeo vrtice giratorio del interior, haciendo espirales hasta

  • el final del frasco. l lo cerr rpidamente y lo puso sobre la mesa de noche,

    mirando furtivamente a la puerta.

    Qu era lo que la vieja harpa haba dicho? El Sandman lo ve todo y no

    perdona a nadie.

    Qu pasara si l lo usaba? Su lengua sali para pasar sobre sus labios

    secos y apart la mirada del frasco, reticente a descubrir sus secretos esta

    noche.

  • CAPTULO DOS

    Everly le dio al cursor parpadeante del monitor una odiosa mirada y

    frunci el ceo. Nada. Se supona que ella estara, al menos, a mil palabras en

    la escritura de hoy y no tena nada en la pantalla. Nunca llegara a tiempo a

    este ritmo. Marlena, su editora, estara respirando sobre su cuello pronto si

    no le daba los prximos captulos a tiempo. Su ltima novela haba sido un

    xito en las listas y ella slo poda subirse a los faldones de El ltimo Abrazo

    del Amor por tiempo determinado. Era hora de producir otro libro de

    calidad. Su cuenta del banco necesitaba un almohadn, por eso haba

    vendido su apartamento de London y se haba mudado aqu, a Luccombe

    Village en la Isla de Wight. La propiedad haba pertenecido a su abuela y se la

    haban dejado en confianza despus de que ella muriese. Pareca el lugar

    perfecto para retirarse y trabajar.

    El cambio de ritmo haba sido de ayuda, al menos hasta que las pesadillas

    empezaron. Y ahora, incluso con el miedo, poda sentir los ojos del hombre

    encapuchado sobre ella todo el tiempo. Se haca cada vez ms difcil obligarse

    a dormir por la noche, sabiendo que l vendra. Y ahora estaba empezando a

    afectarla durante las horas del da, como evidenciaba la pantalla en blanco de

    su monitor. Ni siquiera poda escribir. Everly cerr sus ojos y tir hacia atrs su

    cabeza con frustracin. Quiz un cambio de escenario?

    Ella se levant de la silla y se puso sus zapatillas y abrigo, agarr su

    pequeo bolso y palo de caminar y sali de la casita de campo. Everly cerr

    con llave la puerta delantera y se fue por el camino de gravilla hasta la verja,

    girando a la derecha para empezar a bajar por el sendero que iba a los

    rboles. El sol brillaba mucho. Era una tarde hermosa.

    El sendero termin dentro de la espesura, y la luz solar cre rayos

    moteados a lo largo de los troncos de los rboles, resaltando los terrenos del

    suelo del bosque. El canto de los pjaros arriba de su cabeza y el ligero crujido

    de las pequeas cosas peludas moviendo la maleza le dijeron que no estaba

    sola. Everly sonri para s misma y se ajust la bolsa sobre sus hombros,

  • manteniendo un paso constante. Ya se estaba sintiendo mejor. Tarare

    mientras caminaba, su palo de caminar golpeaba la tierra con un ritmo fcil.

    La briza fresca y vigorizante agitaba las hojas de los rboles y llenaba el aire

    de una esencia terrosa limpia de vegetacin. Quince minutos ms y ella entr

    en el claro cerca del arroyo.

    El follaje de los rboles se abra al cielo aqu, dejando que los rayos de la

    luz solar cayeran al suelo y atravesaran el arroyo, haciendo que las ondas del

    agua brillaran y bailaran en la luz. El agua caa sobre las rocas con un sonido

    natural de tintineo, casi como unas campanas, con su mejor armona. Ella se

    agach y sac su botella de agua de la mochila, llenndola y tomando un

    largo trago. Satisfecha, se gir y dej caer la mochila junto a las races de un

    viejo rbol, retirando la pequea manta de dentro. Everly extendi la manta

    en el hueco de las dos races nudosas, perfecta para sentarse y relajarse.

    Ella se sac su abrigo y se sent con las piernas estiradas hacia delante,

    tom otro trago de agua y sac su bloc de notas y un bolgrafo. Unos minutos

    pasaron y resopl. Nada.

    Maldicin.

    Everly cerr los ojos y apoy su cabeza en el rbol, respirando con

    profundidad. Los sonidos del bosque eran tranquilizares para sus odos y la

    briza fra era refrescante. Un rasguo desde la maleza se hizo ms alta y se

    gir hacia el ruido. Una liebre marrn con mucho pelo corri, ms bien salt,

    fuera y entr al claro, con los ojos enormes llenos de pnico. Segundos

    despus, un zorro rojo de cola espesa sali del bosque con intensa

    persecucin, sin darle atencin a ella en absoluto. Algo hizo clic en su

    cerebro, el flash de depredador y presa, y esos ojos atormentados estaban

    otra vez en su subconsciente, llenando su visin.

    Ella gimi, incapaz de hacer que se fueran. Fue slo un momento que ella

    los vio, pero la imagen estaba perpetuamente grabada en su mente, incluso

    ms preocupante, ellos parecan estar conectados con sentimiento. Calor.

    Deseo. Sentimientos que una pesadilla nunca debera producir. Y, an as,

    aqu estaba ella, pensando en el hombre encapuchado y sus largas y espesas

    pestaas, con la nieve cayendo sin rumbo frente a su cara cincelada,

    empezando una lenta y profunda quemazn en su barriga. l era el

    depredador y ella era su voluntaria presa. La inspiracin lleg y presion su

    bolgrafo contra el bloc de notas.

  • Dos horas despus, justo cuando el Sol estaba empezando a ponerse,

    Everly levant la mirada y flexion sus dedos. El bloc de notas estaba casi

    lleno con sus apresurados garabatos. Exhal largamente. Quiz haba un final

    a la vista. Empac y volvi a la casita de campo, entusiasmada por escribir a

    mquina las pginas. Se senta energizada y renovada, y el pensamiento de

    ver al hombre encapuchado no era, ni de cerca, tan inquietante.

    ~ Cillian cerr la puerta detrs de l, agotado por sus viajes. El trabajo de

    esa noche haba probado ser difcil para el estmago, trayendo terror y miedo

    a toda una franja de nios durmiendo. Por qu eran ellos los elegidos, l no lo

    saba, y a una fra partecita de l no le importaba. Cmo elega El Sandman a

    sus vctimas (porque as es como l los vea a los Soadores) no era de su

    incumbencia. l slo tena que facilitar las imgenes y dar el mpetu para un

    rango de emociones oscuras. Poda apoyarse en el hecho de que l slo

    estaba haciendo su deber, pero esa admisin saba a ceniza en su boca, as

    que la puso a un lado, sin querer darle otro pensamiento.

    Haba terminado por ahora, hasta que volviera a ser llamado para

    aparecer frente a El Sandman y le fuera dado su frasco de arena.

    Cillian se sent en su cama, con la cabeza pesada y las extremidades

    flcidas. Pens en darse el Sueo a l mismo, en hacerse entrar al reino del

    sueo sin Sueos hasta que ya no pudiera dormir. Brillantes ojos verdes y

    grandes, cabello plido entrelazaban un camino a su cabeza y pronto se dio

    cuenta de que no encontrara paz hasta que la viera otra vez. Sus ojos se

    quedaron en el frasco junto a su cama y su boca se sec.

    Es slo arena, Sombra. Sabes qu hacer con la arena.

    l levant el frasco y se puso de pie en el medio de su habitacin, sacando

    la tapa para mirar a la arena negra retorcindose que contena. Sac una

    pequea cantidad, sorprendido al sentirla fra y temblorosa en su mano. La

    arena a la que estaba acostumbrado era clida y suave; sta era fra,

    polvorienta y estaba viva. Antes de que pudiera cambiar de opinin, dispers

    la arena en el suelo y susurr suavemente:

    Everly.

  • ~ Apareci bajo una manta de rboles, con nieve cayendo suavemente en la

    noche. Esto estaba mal. Eso no era el Otro Reino. Cillian levant su nariz y

    respir profundamente. Ola diferente. El aire era fresco y limpio. Real. En la

    distancia, l poda ver una luz y se aventur en silencio hacia ella desde su

    escondite en los rboles. El aire azotaba muy fro y la nieve cruja bajo sus

    botas mientras caminaba.

    Cuando entr en el claro, Cillian pudo ver una pequea casa de campo de

    piedra con su techo de tejas, una nube de humo sala de la chimenea y una

    sola luz haba dentro. sta era su morada. Everly estaba aqu, a pasos de

    distancia de l. Su boca se sec y sus palmas empezaron a transpirar.

    El corazn de Cillian golpete en su pecho hasta que estuvo seguro de

    que estallara. l no debera estar aqu. Esto estaba mucho ms que

    prohibido. Si l lo averiguaba, el viaje al Infierno sera tan rpido que le dara

    un latigazo cervical. Retrocedi, aferrndose al rugoso tronco de un rbol en

    busca de apoyo, en caso de que sus piernas cedieran. Jade en busca de

    aliento, con las emociones elevndose en su garganta. Ella estaba tan cerca.

    Saber eso era asombroso. Si tuviera coraje, dara un paso al frente y hara que

    se conociera su presencia.

    Cillian trag con fuerza mientras soltaba el frasco. Arrojando arena una

    vez ms y reprimiendo una maldicin intensa.

    Cobarde.

    ~ Cillian frot una mano por su cara mientras paseaba de un lado a otro.

    Bueno, al menos ahora saba para qu propsito serva la arena negra.

    Tendra que usarla con moderacin; no tena idea de cmo conseguir ms. La

    vieja arpa debera saberlo, pero no estaba dispuesto a buscarla e

    involucrarla. No, tendra que esperar. La imagen de Everly estaba en su

    mente, girando como la arena negra en el frasco. Ella estaba ah, justo a la

    orilla de la consciencia, sus ojos verde brillante destellaban y plidas trazas

    doradas bailaban en el viento. Su respiracin se ator en su garganta y un

  • flash de deseo apret su cuerpo. La deseaba, estaba seguro de eso ahora. La

    quera desnuda y pati-larga, retorcindose debajo de l mientras le daba

    placer. Quera probar la sal de su piel y tragar sus gritos de pasin mientras se

    sacuda con la liberacin. Esos ojos se oscureceran hasta ser de color

    esmeralda cuando llegase al clmax. l lo saba. Y necesitaba verlo.

    Poniendo el frasco de la arena negra sobre la mesita de luz, Cillian

    continu paseando mientras formulaba un plan. Un curso de accin era

    necesario, y sinti la necesidad de aclimatarla a su presencia, pero no

    mientras est en la Pesadilla. En el agarre del miedo, ella estara aterrada y a

    la defensiva. No confiara en l. Quera tener un efecto calmante, quera que

    entendiera la profundidad de su deseo. Ella sentira crecer el deseo, no, la

    necesidad de verlo, de sentirlo. De tocarlo. Tembl al pensar en esas manos,

    tan elegantes y grciles, aprendiendo las lneas de su cuerpo, esos labios

    inclinndose hacia arriba, ansiosa por un beso. S, l tendra que introducirse

    suavemente, hacer crecer su curiosidad hasta que se rindiera.

    Alej la cama de la pared y afloj una de las tablas del suelo, retirando el

    alijo. Una forma ms que tena para desacatar a El Sandman. Repuso la tabla y

    la cama, girando el frasco en sus manos, sonriendo a pesar de s mismo.

    Sin otro pensamiento, se embols el frasco y abandon la habitacin. El

    pasillo estaba desierto; una seal segura del Destino estaba con l y se movi

    rpidamente por el corredor hasta la Puerta. Traspas la vasta distancia del

    Limbo y sac el frasco. Sac la tapa, slo pausndose lo suficiente para sacar

    un puado del polvo de estrella prohibido y esparcirla.

    Everly.

  • CAPTULO TRES

    Everly so sobre campos llenos de luz solar, de flores silvestres y sauces,

    con sus ramas mecindose con la brisa. La pradera estaba vivida, con color y

    esencia y ella caminaba, dejando que sus dedos vayan por el follaje. Se senta

    despreocupada y jubilosa y una brillante sonrisa se puso en su cara de la

    alegra.

    Cerr sus ojos con un suspiro y lanz sus brazos ampliamente para

    disfrutar del brillo del sol. La calidez pic en su piel, hacindola sentir viva.

    Estaba conectada con la tierra, el zumbido de la vida vibraba por su cuerpo

    como una caricia. Todo era vvido y claro y se ri, dejando que el ajetreo la

    envolviera. Era bueno soar otra vez.

    Everly.

    Su nombre fue susurrado en el viento y abri los ojos. l estaba en la

    distancia, la capucha oscureca su cara, pero era l. Poda sentirlo en sus

    huesos. Sus brazos cayeron a su lado mientras lo miraba fijamente,

    entrecerrando los ojos por el brillo del sol. Con lentitud, los brazos de l

    apartaron la capucha, finalmente exponiendo toda su cara.

    l quitaba el aliento. Su corazn martille cuando l entr en su campo de

    visin, sus ojos perforaban los suyos con una mirada caliente que ella poda

    discernir, incluso a esta distancia. l radiaba fuerza y sexo, y los dulces fuegos

    del deseo cobraron vida, acelerando su sangre rpidamente. l era alto y

    ancho de hombros, y ella lo mir mientras l se sacaba la ropa

    completamente, manteniendo sus ojos concentrados en los suyos mientras

    se mova.

    l revel un pecho desnudo y escultural, el bronceado de su piel brillaba

    en la luz del sol, los planos msculos de su torso ondeaban cuando respiraba.

    l no se movi, no pareca parpadear mientras la miraba fijamente. Ella no

    poda moverse, no poda ni respirar, atrapada en esos ojos azules

  • tormentosos, hipnotizada por el brillo que vio escondido en sus

    profundidades.

    Los dedos de ella se retorcan como si quisieran estirarse para tocarlo y su

    respiracin se ator cuando l not el ligero movimiento y sonri. Sus labios

    llenos se estiraron perezosamente sobre unos dientes blancos y fuertes para

    sonrer de forma sensual. Sus pestaas oscuras se agitaron y su mirada

    quemaba con intensidad, como si fuera a devorarla en ese mismo momento.

    Everly jade cuando sus pechos se pusieron pesados y sus pezones se

    apretaron en respuesta. Tuvo el fugaz pensamiento de cmo sera sentir sus

    labios en su piel, chupando, mordiendo y succionando. Mordi su labio en un

    gemido mientras su mitad inferior flua con placer. Su cuerpo se lanz hacia

    delante, voluntariamente, y los ojos de l se agrandaron y se quit la capa.

    Volvi a sonrer, lanz algo frente a l, y se fue.

    Everly se sent con un sobresalto, jadeando en la oscuridad de su

    habitacin. Era slo un sueo. Se sent por un momento, forzando a su

    latiente corazn a calmarse. Finalmente, se recost y se acurruc debajo de

    las mantas. Volvi a dormirse con alivio, pero tuvo el extrao presentimiento

    de que incluso cuando este momento haba sido un sueo, esos ojos todava

    la perseguiran.

    ~ Veo que te has puesto a ello. Recib esos ltimos tres captulos que

    enviaste la voz de Marlena era bromista desde el otro lado de la lnea.

    Everly meti su telfono mvil entre su oreja y su hombro mientras

    dejaba caer su bolso sobre la mesa y se sent con su pinta.

    S, tuve un problemita, pero encontr inspiracin ayer y slo fluy. Creo

    que llegar al plazo lmite de febrero.

    Marlena resopl.

    Problema? Cmo pudiste tener algn problema? Te mudaste a pastos

    verdes con conejitos y ardillas. Sin mencionar ese bosque romntico.

    Deberas estar nadando en inspiracin.

  • Esto es asombroso y me alegro de haberme mudado suspir

    Everly, pero he tenido problemas para dormir y estaba afectando mi

    escritura. Aunque creo que quiz vuelva a la normalidad. Realmente anso

    terminar este libro.

    Tambin tus fans, cario. No podemos ponernos al da con la

    correspondencia. Qu es lo que te est manteniendo despierta? No tienes un

    buen trozo de hombre guardado all, no? se ri por lo bajo. Si se es el

    caso, puede que necesite aparecer antes de lo que pens.

    Everly sonri.

    No, no hay ningn hombre escondindose en el cuarto de la limpieza

    slo en mis sueos, pens ella. Creo que quiz necesitaba amoldarme al

    nuevo ambiente. Estaba teniendo pesadillas.

    Pesadillas? hizo eco Marlena. Sobre qu? Caer en las ventas de

    libros? Perder tu manuscrito en una loca explosin del ordenador? O peor,

    Mills y Boon comprndonos por completo? Me estremezco al pensarlo. Y,

    adems, soy tu editora. Es mi trabajo preocuparme por esas cosas.

    No seas tan dramtica, Mar sonri Everly, jugando con la orilla de su

    vaso. No fue nada de eso. Slo miedo. Correr por el bosque, ser

    perseguida, un hombre con capucha se detuvo realmente, no es

    nada.

    Un hombre con capucha? Qu emocionante dijo Marlena con un

    toque de travesura. Qu quera? Le hablaste? Es sexy?

    La nariz de Everly se arrug.

    Oh, Dios, Mar, djalo! Slo t puedes tomar una figura de una pesadilla

    y convertirlo en alguna clase de argumento sexual.

    Querida arrull ella, leo anotaciones de novelas de romance a

    diario. Son mi pan y mantequilla. El sexo est en mi sangre se volvi a rer

    . Y sobre todo en mi escritorio.

    Everly abri su boca para reprender a su amiga cuando una figura en

    movimiento pasando por la ventana del bar llam su atencin. Un destello de

    una capucha gris puesta y amplios hombros hizo que su corazn se detuviera.

    Era l? Tena que saberlo.

  • Lo siento, Mar, tengo que irme ya Everly termin la llamada, dej

    caer el mvil sobre la mesa y sali corriendo hacia la calle, dejando sus

    pertenencias detrs. La gente se arremolinaba por las calles del pueblo y ella

    se abri paso, por suerte divisndolo antes de que entrara en un callejn. Ella

    corri ms rpido, arrollando en su camino hacia el estrecho lugar.

    Detente! Espera!

    l no le prest atencin y sigui con su paso acelerado.

    Por favor! Detente! grit ella.

    El hombre se detuvo al final del callejn, donde se abra en una plaza

    pblica. l estaba quieto, con la cabeza gacha, como si mirase al suelo.

    Sin aliento, ella lo alcanz, y su brazo se extendi rpidamente para darle

    la vuelta.

    Oi! grit el joven, sacndose los auriculares de sus orejas y dejando

    caer la capucha. El sonido de msica dance estridente era pequeo en el

    aire. Qu crees que ests haciendo?

    Lo lo siento tartamude. No era l. Su hombre encapuchado tena

    pelo oscuro y ojos azul grisceo. ste tena ojos verdes y pelo rubio y

    desgreado. La lnea de sus hombros era similar. Eso debi haber sido.

    Realmente lo siento. Yo yo pens que eras otra persona.

    Tranquila sonri l, salindose de su agarre. Se volvi a poner los

    auriculares y se puso la capucha.

    Perdona por haberte molestado murmur.

    Est bien, nena. No pas nada se gir y continu hacia el parque.

    Everly mir detrs de l. Qu estaba haciendo? Persiguiendo a hombres

    al azar a plena luz del da? Gimi. Genial. Y se haba ido corriendo del bar sin

    sus cosas. El hombre encapuchado se estaba metiendo en sus huesos.

    Cunto ms podra empeorar? Se gir y se dirigi de vuelta al bar,

    desconocedora de que, al otro lado de la calle, otro hombre encapuchado

    con ojos azules y apasionados haba observado todos sus movimientos.

    ~

  • La luz estaba encendida en la casita de campo, el humo de la chimenea

    era otra seal de que Everly estaba despierta. Cillian se aventur ms cerca,

    con cuidado para no hacer ruido mientras se acercaba. Ech un vistazo por el

    cristal de la ventana, el calor de su respiracin empaaba el cristal.

    Retrocedi y se agazap, queriendo permanecer sin ser visto.

    Su reaccin anterior lo haba complacido ms de lo que pens que lo

    hara, la revelacin de que ella estuviera lo suficientemente intrigada para

    perseguir al joven que pensaba que era l, todava consuma su mente. Bien.

    l quera su curiosidad. Quera su inters. Estaba igual de afectada por su

    presencia como l lo estaba por la de ella. Ese pensamiento haca que su ingle

    se retorciera. Lo deseaba ella igual de desesperadamente? Slo haba una

    forma de averiguarlo.

    Arriesg otra mirada adentro. Estaba sentada en el borde del gran sof,

    con los pies salindose de debajo de una manta. Sus dedos del pie eran de

    una plida tonalidad de rosa que era femenino y atrayente. Pareca pequea y

    frgil arropada tan cmodamente, con sus dedos garabateando furiosamente

    en una notebook. El clido brillo del fuego arrojaba sombras en partes de la

    habitacin, iluminando su hermosa cara en su parpadear. Su cabello brillaba

    como trazas de oro puro, cayendo suavemente para enmarcar su cara. La luz

    del fuego bailaba en su piel, dejndola suave y cremosa y los ojos de l no

    poda hacer ms que empaparse de ella. Era muy serena, muy anglica, sus

    cejas se arrugaban en concentracin mientras escriba. Sus largos dedos se

    curvaban alrededor del instrumento de escritura y l imaginaba cmo luciran

    curvados alrededor de su longitud. Contuvo un gruido grave de deseo

    mientras el deseo serpenteaba por su ingle. Dios, slo pensar en ella lo pona

    duro. Recordaba el breve tacto de su brazo y tembl. Estaba mal, l lo saba,

    espiarla as, desafiando las leyes de su vocacin. No poda evitarlo; tena que

    verla.

    Era una lnea fina por la que caminaba, un juego peligroso el que estaba

    jugando. Y, si lo atrapaban, sera el fin de ambos. El Sandman lo vera.

    El Sandman lo ve todo y no perdona a nadie.

    Bastardo.

    Era un riesgo que estaba dispuesto a tomar.

  • Everly se estir para agarrar una taza en la mesita y tom un delicado

    trago. l observ mientras sus labios llenos permanecieron en el borde y su

    lengua sali para lamer los ltimos rastros del lquido. El simple gesto era tan

    ertico que tuvo que apartar la mirada e inspirar. Esa necesidad estaba

    creciendo continuamente, y, en este momento, estaba bordeando la

    obsesin. Nunca haba estado tan afectado por la mera visin de una mujer.

    Ni siquiera cuando estaba vivo. Ni siquiera con Ravenna, con toda su belleza y

    espritu, lo haba movido as.

    Era esto amor? Finalmente, despus de todos esos siglos, sta era la

    mujer que haba despertado sus sentimientos? El fuego quemando su ingle

    deca que no. Deca que esto era lujuria, pura y simple, la gran necesidad de

    tenerla y hacerla de l no era nada honorable como el amor. Pero fue el fuego

    en su corazn que deca que s. Porque l quera ms de ella que un

    enlazamiento transpirado de extremidades y el caliente deslizar de piel

    contra piel: l quera a la mujer. Todo de ella. Mente, cuerpo y alma. Para

    siempre.

    La revelacin lo dej tambaleante, y retrocedi pasmado, casi cayndose

    en un gran arbusto debajo de la ventana. El ruido son como un crujido de

    trueno y la cabeza de Everly se levant de golpe por miedo. Sus ojos se

    encontraron y su boca form una O cuando jade, dejando caer la taza al

    suelo.

    Cillian se puso de pie a duras penas y corri al bosque.

    ~ Everly abri rpidamente la perta de la casita de campo y corri afuera,

    con la manta detrs de ella. Sus ojos buscaron en la oscuridad, pero estaba

    sola. l se haba ido. Si alguna vez estuvo ah. Haba visto su cara, sus ojos

    mirando fija e intensamente a travs del cristal. No lo haba soado. O s?

    La noche estaba fra, tranquila y calma. No se mova una brisa, ni un

    sonido en el aire, salvo por su respiracin intensa. Camin hacia la verja,

    echndole un vistazo a las profundidades del bosque, buscando alguna seal

    de l. Nada.

  • Cuando pas sobre el umbral de la verja, sus pies notaron un cambio en la

    textura del suelo. Baj la mirada mientras sus pies se curvaron de forma

    experimental, sintiendo una gravilla muy diferente de la clase de tierra del

    patio. Justo en el otro lado de la verja, haba una larga lnea de arena negra.

    Everly levant un puado, dejndola caer de sus dedos y volver a la tierra con

    asombro. Susurr, sin saber si sus palabras llegaran a los odos de l.

    Quin eres?

    La tranquilidad de la oscuridad fue la nica respuesta.

  • CAPTULO CUATRO

    Todo era blanco y congelado con la nevada. Everly corri ms rpido, con

    su corazn martilleando en su pecho como si los habitantes del mismsimo

    Infierno le estuvieran pisando los talones.

    Zigzague por la nieve, el inmenso fro se instalaba desde sus pies

    desnudos hasta sus pantorrillas, entumecindola a su paso. Apret ms su

    camisn a su alrededor mientras corra, pero el cortante fro se estaba

    colando hasta sus huesos. No haba viento, slo una sensacin glida que

    cubra su piel.

    Era como si el tiempo se hubiera detenido completamente en el bosque,

    con nada movindose para cementar el hecho de que estaba sola. Excepto

    que no estaba sola. Algo la persegua; qu era, no tena ni idea, slo la

    sensacin siempre presente de seguir movindose. De alejarse.

    El siniestro silencio era atronador para sus odos, y sus pies no hacan

    sonido en la nieve. Ni siquiera una rama rompindose bajo sus pies. Se

    detuvo, jadeando, su respiracin se converta en bufidos superficiales y con

    vaho. Sus orejas escucharon la quietud, buscando algn sonido de su

    perseguidor. La esperanza aflor. Lo haba dejado atrs? Finalmente haba

    escapado?

    Everly puso una mano sobre su corazn en un gesto inconsciente para

    detener el golpeteo. Trag grandes cantidades de aire, para que el precioso

    oxgeno energizara su cuerpo. Doblando sus pies para que la sangre fluyera,

    se dej caer contra un rbol para apoyarse. Esper. Nada.

    Bajando la mirada a sus pies, sus dedos del pie de color rosa plido

    resaltaban vvidamente contra el blanco de la nieve. La Luna estaba llena, alta

    en el cielo, dando un luminoso brillo al bosque. Era muy brillante, casi como la

    luz del da, y poda ver los acantilados a lo lejos.

    Everly.

  • Su cabeza se levant bruscamente por el sonido y se gir para mirar al

    hombre encapuchado. Estaba ms cerca de lo que lo haba visto nunca, el

    intenso gris azulado de sus ojos eran hipnticos bajo la luz de la luna. La

    capucha enmarcaba su cara, pero an as pudo ver los ngulos elegantes de

    sus pmulos, y el fuerte conjunto con su mandbula cincelada. Era muy

    hermoso. Su respiracin se ator y su corazn reasumi su golpeteo.

    Un grito miserable llen el aire y el sonido de algo grande acercndose

    sac su mirada de la cara de l. Empez a correr, el miedo la propulsaba hacia

    delante. Sus pasos eran ms pesados cuando corra ms rpido, determinada

    a dejar atrs a la cosa detrs de ella. Everly jade con esfuerzo, con la boca

    seca, y el hombre encapuchado olvidado por el repentino surgimiento de la

    supervivencia.

    El terror se aferr en su garganta, prendindole fuego a sus pies,

    empujndola para que corriese ms rpido. El eco de un gruido, feroz y

    mortal, cruz el aire mientras corra. Un viento fuerte se levant de la nada,

    ramas desnudas ondeaban furiosamente, enganchndose en su pelo y

    camisn como dedos esquelticos, aferrndose con avidez. Gimote y gru

    mientras se liberaba a s misma de las extremidades que se enredaban.

    Era como si los rboles hubieran cobrado vida repentinamente,

    aferrndose a ella para atraparla. Tir para liberarse, los acantilados a los

    lejos se acercaban a su lnea de visin. La esencia de sulfuro y muerte la asalt

    con una fuerza brutal, el hedor hizo que se atragantara y que la bilis subiera

    por su garganta. Tosi, poniendo una mano sobre su boca y nariz en un

    esfuerzo intil para filtrar el aire.

    El miedo se amonton en su pecho, su sabor glacial la empapaba en la

    oscuridad. Cada paso era elaborado, el autntico terror asfixiaba a sus

    extremidades con la presin de una mano fantasma. El confuso gruido se

    acercaba, el chocante sonido de algo dndole alcance no muy detrs de ella.

    No saba si llegara a los acantilados esta vez.

    Las lgrimas empezaron un descenso caliente por sus mejillas, brotando

    de sus ojos con rapidez, oscureciendo su visin. Sorbi con fuerza,

    limpindolas con la palma de su mano. Tena que llegar al acantilado.

    Finalmente, poda ver el borde a unos treinta metros frente a ella. El

    hombre encapuchado volvi a su campo de visin a su izquierda, su cara era

    tensa y seria. Corri ms hacia el borde y l no se movi.

  • El oscuro gruir se intensific, aullando a travs del bosque en un

    hambriento gorgoteo de sed de sangre que era inconfundible.

    Everly de detuvo en seco y se gir para estar de frente al hombre con la

    capucha. Jadeando para recobrar el aliento, se agazap y repos sus manos

    en sus rodillas, sin apartar sus ojos de los de l. Ms choques y gruidos y su

    cabeza fue un lados de forma brusca para mirar fijamente a los rboles

    temblar bajo la fuerza de lo que estaba viniendo. Los ojos de l encontraron

    los de ella otra vez, amplios con preocupacin. Ella reconoci esa mirada.

    Tema por ella.

    No poda moverse, estaba congelada, aturdida por la emocin de su cara.

    Haba mucho que quera saber. El tiempo estaba corriendo en su contra y l

    tom un paso hacia ella, con los ojos centelleantes.

    Vete! grit l.

    Ella neg con la cabeza, forzada a quedarse. Qu le estaba pasando?

    Qu era esto entre ellos? Tena que saber algo. Cualquier cosa que hiciera

    esto real.

    La cara de l se encogi por su quietud.

    Vete! repiti. Tienes que correr!

    La cosa estaba alcanzndolos, pero ella conserv su posicin.

    No! No hasta que me digas tu nombre!

    Corre, Everly!

    Dime tu nombre!

    l sise con frustracin, la capucha caa hacia atrs por el fuerte sacudir

    de su cabeza.

    Everly, vete! grit, su voz era un bartono grave que pudo sentir en

    su pecho.

    No iba a irse hasta que consiguiera lo que quera. Quiz esta cosa

    pequeita ayudara a poner sus sueos y pesadillas en perspectiva y descubrir

    lo que era real. Su barbilla se alz en desafo.

    Tu nombre!

  • Los ojos de l fueron del ruido a ella, su respiracin vena con

    inspiraciones intensas, su cuerpo se tens.

    Cillian! grit.

    Cillian. Al fin.

    Se gir bruscamente y corri, tirndose por el acantilado.

    ~ Cillian se detuvo en la Puerta, hundindose en ella mientras jadeaba.

    Mujer tonta. No entenda qu podra pasar si eso la atrapaba? Cerr sus ojos

    tragando con fuerza al pensarlo, sabiendo muy bien las consecuencias. Haba

    presenciado de primera mano qu pasaba cuando el Soador se renda y

    dejaba que el miedo lo consuma. No era una muerte bonita. Era violenta,

    sangrienta y completamente aterrorizante. l no dejara que eso le pasara a

    ella.

    Sientes algo por ella, cierto, Sombra? La voz de El Sandman era

    cavernosa y sonaba divertido.

    No es de tu incumbencia replic sin aliento.

    S lo que ests haciendo. Te ests enamorando de ella. No lo hagas. No

    terminar de la forma en que t quieres.

    Qu sabes t de mis deseos? espet Cillian.

    Puedo oler la lujuria en ti dijo El Sandman, con desprecio filtrndose

    en su seca voz. Sale de ti en ondas. Apestas a ello.

    El tono de Cillian era frio.

    No sabes nada.

    El Sandman lo seal con un dedo largo y polvoriento.

    Eres t el que no sabe. No quieras ser ms de lo que eres, Sombra.

    Haces lo que se te ordena. El Destino de ella no est en tus manos.

    Pareces bastante seguro de eso. Quiz ests equivocado Cillian

    empuj la Puerta e intent pasar junto a l.

  • El Sandman lo agarr por la capa, hacindolo dar la vuelta. La boca de

    Cillian se sec y un estremecimiento de miedo subi por su espalda cuando la

    polvorienta figura le advirti:

    No pruebes mi paciencia. Si fuerzas mi mano, no te gustar el

    resultado.

    Cillian se tens y se elev, con sus ojos entrecerrndose al mirar a El

    Sandman.

    Me ests amenazando?

    Las lneas en esa cara arrugada y arenosa crecieron con una sonrisa

    malvada.

    Absolutamente.

    Cillian se liber del agarre, con el odio vibrando en sus huesos.

    Recuerda lo que te digo. No te interpondrs entre lo que es mo y yo.

    Valiente conferencia. Pero veremos quin gana al final replic El

    Sandman. ste es un juego para el que ests mal equipado. Slo causars

    su muerte. Y sa ser otra alma que veas en el Infierno.

    Sus labios se curvaron con un gruido y sigui caminando, con la abrasiva

    risa de El Sandman sonando en sus odos.

    ~ El demonio estir su mano, bultos sulfreos de piel caan al suelo con un

    siseo. El Sandman puso dos pequeos frascos dentro de la palma expectante,

    con cuidado para no tocar la piel envenenada.

    La Sombra se est convirtiendo en un incordio a mi lado. Es hora de

    que entienda la profundidad de mi alcance. Haz esto por m y puedo

    prometerte sus dos almas dijo l, pero ten cuidado. No quiero que ella se

    alarme todava.

    El demonio asinti y habl con una serie gutural de gruidos.

    S. No me importa qu hagas una vez sean tuyos, pero, por ahora, sta

    es tu tarea.

  • La cara grotesca inici una mueca pareca a una sonrisa, desnudando sus

    dientes puntiagudos de los que goteaban sangre.

    Y recuerda, esto es entre t y yo. Si fallassi fallamosentonces slo

    puedo prometerte dolor eterno. Tu amo es mucho peor que yo. Y perdona

    menos. No me decepciones. Ser el fin de ambos si lo haces. Pero si tienes

    xito, la dulzura del alma de ella es tuya. Tortralo con ello como te plazca.

    La criatura volvi a asentir y desapareci por la Puerta.

    El Sandman lo observ irse arrastrando los pies y sonri para s mismo. S.

    Esto era bueno. La Sombra aprendera cul era su lugar, de una forma u otra.

  • CAPTULO CINCO

    l la estaba siguiendo. Lo saba. Everly todava tena que atraparlo. La

    arena negra lo traicionaba. Siempre que tena el presentimiento de que lo

    haba visto o que estaba siendo observada, la arena negra estaba presente.

    Cuando dorma no haba estado soando durante das, ni pesadillas ni sueos,

    y la falta de cualquier cosa mientras dorma deba haberla permitido

    descansar, pero lo no hizo. Pensar en dormir ahora la llenaba de ansiedad. No

    le importaba dnde lo viera; slo necesitaba volver a verlo. Se estaba

    convirtiendo en una pasin que lo consuma todo, que llenaba sus

    pensamientos de la noche a la maana.

    Una mano se movi impacientemente frente a su cara, trayndola de

    vuelta al presente.

    Hola? Tierra a Everly? Marlena se ri por lo bajo. No hice todo ese

    camino para que me ignores, amor.

    Everly sonri avergonzadamente.

    Lo siento, Mar. Slo pensaba.

    Lo veo. Tu hombre encapuchado invadiendo otra vez tus

    pensamientos? Se ri. Dios, tengo que conseguirme uno de sos.

    Everly sonri.

    S, l ha estado en mi mente con frecuencia. Todo el tiempo, quera

    aadir ella.

    Duermes? Marlena lade su cabeza con preocupacin. Pareces un

    poco cansada. Quiero decir, an eres hermosa y todo, pero tus ojos parecen

    un poco cansados.

    Echo cabezaditas, pero s. No he tenido ni un sueo, ni pesadillas,

    durante das. Me est exasperando, creo. Ella meti un mechn de pelo

  • rubio detrs de su oreja. Quiero decir, debera descansar, pero no. Me sigo

    preguntando si alguna vez volver a verlo.

    Quieres verlo, cierto? brome Marlena. Ests esperando unos

    revolcones en el Pas de los Sueos?

    Everly se sonroj.

    No es eso, Mar enfatiz. No tengo fantasas erticas ni nada.

    Bueno, si l es tan apuesto como dices que es, por qu no, amor? Se

    ri. El sexo en sueos siempre es mejor que el real. Siempre es perfecto.

    No hay ouch, me tiras del pelo ni preocupaciones por lucir gorda o tener

    mal aliento por las empanadas de queso y cebolla. Y siempre quedas

    satisfecha. Marlena sonri con suficiencia. Siempre. Quiz dos veces.

    Eres terrible. Everly se ri por lo bajo, golpeando con la mano a su

    amiga.

    Qu? No me digas que nunca has tenido un sueo caliente y sudoroso

    sobre echar un aca-aca con un caramelito buenote corpulento!

    Nunca! jade Everly.

    Marlena la sealo con un dedo con manicura y gui un ojo de forma

    cmplice.

    Ests mintiendo, mi favorita. Puedo verlo en tu sonrojo. Protestas

    demasiado.

    Everly le sonri y las dos mujeres estallaron en carcajadas.

    Un movimiento visto por el rabillo del ojo llam su atencin y Everly se

    gir para mirar al otro lado de la calle de la cafetera. Un vistazo de un

    hombre alto rodeando una esquina con una capucha apretada sobre su

    cabeza hizo que su corazn latiera con fuerza.

    Cillian.

    Con un grito ahogado, Everly se puso de pie de un salto, haciendo caer su

    silla, dejando a Marlena jadeante.

    Ev? Qu a dnde vas?

  • Es l! sise, corri por la calle y se meti en el trfico en direccin

    contraria, ganndose una serie de bocinazos enfadados por parte de los

    conductores sorprendidos.

    El hombre desapareci de la vista y Everly corri ms rpido, necesitando

    alcanzarlo. Para cuando lleg a la esquina del edificio, l se haba ido.

    Frentica, se aventur ms lejos, pasando ms all de las vidrieras de la

    tienda y entrando en otra tonalidad de verde. Se detuvo en seco, girando su

    cabeza, pero sin encontrar nada. Su corazn se hundi. Esta vez saba que era

    l. Lo saba por sus hombros y por el profundo sentimiento de deseo en la

    boca de su estmago l estaba aqu. l exista.

    Un destello de una ventana oscurecida atrajo su atencin a la vidriera y

    grit de miedo. Mirndola estaba la cara grotesca y retorcida de una criatura

    con manchas, con ojos de color amarillo intenso y con una boca jadeante con

    dientes tan afilados como cuchillas. Sangre y trozos de carne colgaban de las

    puntiagudas puntas, las horribles fauces se agrandaban en un gorgoteo

    enfermo. La mano de ella subi para ahogar otro grito mientras la cosa le

    siseaba y le lanzaba una mirada fija, amenazante y llena de odio. Ella

    retrocedi inconscientemente y, tan rpido como apareci, la imagen se

    desvaneci. Se senta fra y alterada, tambalendose de vuelta hasta el

    pavimento. Cuando lleg al borde, su pie pis algo que cruji. Baj la mirada.

    Dos pequeas lneas de arena negra estaban esparcidas por la acera.

    ~ El bosque arda. La ceniza cubra el suelo del bosque y el penetrante

    aroma del humo y muerte llen sus fosas nasales. En algn lugar a lo lejos, el

    incendio todava ruga; poda or el rugir de las llamas y el sonido de los

    rboles crujiendo mientras se quemaban.

    Everly neg con la cabeza, confundida y desorientada. El humo iba a la

    deriva, llevado por rfagas de viento caliente y maloliente, ondeando a travs

    del paisaje humeante. Los rboles que quedaban, estaban de pie, en

    silenciosa guardia por el bosque, sus troncos estaban ennegrecidos con su

    corteza quemada.

  • El fuego se haba movido feroz y rpidamente, no perdonando a nada a

    su paso. Mientras miraba ms de cerca, Everly poda ver los restos de una

    mirada de criaturas del bosque en el suelo con quemados esqueletos de

    carne y huesos, negros con sangre. Era repulsivo. Extremidades retorcidas,

    humeantes pilas de vsceras, dientes desnudos, calaveras todava con sus ojos

    abiertos de miedo. Se estremeci, incapaz de contener la bilis que suba por

    su garganta.

    Demasiada muerte. Demasiada vida apagada en un instante. El

    pensamiento hizo caer a Everly de rodillas, jadeando en busca de aire. Otra

    ftida rfaga de viento trajo el hedor acre a su garganta, cubriendo su boca.

    Su estmago se agit violentamente y tosi, esforzndose por vomitar,

    incapaz de seguir eludindolo.

    Everly se lav la boca con la palma de su mano y se tambale para

    ponerse sobre sus temblorosas piernas. Tena que abrirse camino hasta el

    acantilado; el msculo de la memoria se mova en sus piernas, desafindola a

    moverse. El bosque poda ser diferente, pero la urgencia de correr y escapar

    permaneca.

    Sus orejas reaccionaron al sonido rodando por encima del bajo rugir del

    fuego a la distancia. Empez a construirse, acercndose, y, finalmente, lo

    reconoci. Rugido. El paralizante miedo la hizo tener piel de gallina y subi

    por su espalda con dedos que araaban. No son lobos. Otra cosa.

    Definitivamente, algo ms aterrorizante.

    Everly se separ del rbol y corri, sus pies se movan velozmente sobre

    el terreno humeante. El rugido se volvi ms fuerte, balbuceante y enfermo.

    La carnicera en el suelo del bosque ralentizaba su carrera mientras

    atravesaba los cadveres, con cuidado para no pisar ningn hueso afilado que

    sobresala.

    Sus pies pisaron la suavidad de la ceniza y lo aceitoso de la sangre, su

    corazn golpeteaba contra sus costillas. El horrible sonido detrs de ella

    estaba incluso ms cerca y se atrevi a mirar hacia atrs. No debi haber

    mirado.

    All, entre los rboles carbonizados, haba una criatura, de unos buenos

    dos metros de altura, con piel negra manchada y penetrantes ojos amarillos.

    La visin de las pezuas de sus pies, las manos con garras y una larga cola

    parecida a un ltigo que azotaba furiosamente de lado a lado, hizo que sus

  • piernas cedieran y cayera al suelo, formando una pila de temblores y ojos muy

    abiertos.

    Era grande, negro y feo, con un pecho recto y cuernos curvados y

    puntiagudos. Sus labios estaban tensados hacia atrs en un feroz gruido,

    rugiendo, exponiendo filas tras filas de afilados dientes amarillos, de los que

    caan carne y sangre. Eso gru otra vez, alto y amenazante, con los ojos fijos

    en ella. Ella se tambale hacia atrs y cay en una pila de algo muerto,

    todava caliente del fuego que lo haba consumido.

    Sus manos se encontraron con los pegajosos restos ennegrecidos de

    entraas y matas de pelaje carbonizadas. Un lobo. Quemado vivo, la carne y

    piel no estaba en su calavera, de las cuencas de los ojos supuraba un lquido

    viscoso y de color blanco lechoso. Everly grit, el sonido hizo eco en el aire, y

    la criatura sonri y se ech hacia delante, poniendo sus manos en el suelo. Se

    estaba preparando para correr como un animal a cuatro patas, listo para

    cargar contra ella.

    Se las arregl para ponerse de pie mientras que la criatura se lanzaba

    hacia ella, galopando. Ella corri, ms y ms rpido, con sus pies pisando

    sangre, carne y ceniza en su camino. El dolor arda en sus piernas y pecho y

    grit cuando las suaves plantas de sus pies fueron rasgadas por los dentados

    huesos debajo de ellas.

    Le estaba dando alcance, velozmente y rugiendo, y su aliento ftido

    flotaba en el aire, asqueroso y sofocante. El olor a azufre y odio la inund, y

    los finos cabellos de su nuca se erizaron. Por la extensin de la devastacin,

    vio el borde del acantilado, cayendo en la negrura de debajo. La adrenalina

    surgi en su cuerpo, catapultndola hacia delante, superando al dolor y al

    terror. Mir otra vez hacia atrs rpidamente, pero ah slo estaba la maldita

    cosa y los cadveres. No Cillian.

    Se trag un llanto angustiado mientras el bosque se despajaba y

    avanzaba hacia el borde rocoso. Garras con zarpas es estiraron, la atraparon y

    ella grit, un gemido agudo en la noche mientras esos dedos cerrados

    desgarraban una pieza de tela ensangrentada del dobladillo de su camisn.

    Se retorci para liberarse y se tir por el borde, el frustrado grito de la

    criatura hizo eco en sus odos mientras caa.

    Everly se sent de golpe, jadeando y transpirando mientras la luz del sol

    se colaba por las ventanas de su habitacin. Se levant, temblando, y fue a la

  • cocina. Repentinos punzadas de dolor en sus pies la hicieron hacer una

    mueca y levant un pie. Sangre seca y cortes oscuros manchaban la superficie

    de su piel.

    Oh, Dios.

    Todava temblando, sorbi, parpadeando para alejar las lgrimas, y puso

    la tetera al fuego. Respir profundo varias veces, forzando a su cuerpo a

    calmarse. Un poco sosegada, abri la puerta delantera para recoger la leche

    repartida. Cuando mir abajo, retrocedi con horror, un silencioso grito sali

    de sus labios. Ah, sobre el escaln frontal, yaca la carcasa quemada y

    retorcida de un ciervo, con sus entraas esparcidas en el suelo en un caos

    negro y sangriento. Lo primero que not fue el trozo de tela manchado de

    sangre de su camisn envuelto en la cabeza. Lo segundo fue la diseminacin

    de arena negra encima.

    ~ Los Fantasmas pasaban junto a l con irrisin, sus capas de colores

    susurraban mientras movan. Traidor. Desertor. Judas.

    Una punzada de alarma se aferr a Cillian. Lo saban. Y si ellos lo saban,

    entonces El Sandman ya haba estado trabajando. Everly estaba en peligro. l

    haba eludido su deber hacia ella durante das, mientras reuna el coraje de

    seguir su plan. Haba esperado demasiado tiempo. El Sandman haba decidido

    por l. Maldicin.

    Corri por el pasillo hasta la Puerta, cuando una voz cavernosa lo detuvo

    en seco.

    Era hora que fueras a ella.

    Se gir, fulminando con la mirada a la cara arrugada y polvorienta. La

    mirada fija de El Sandman era fuerte y despiadada.

    Debiste haber seguido con tu trabajo. He tenido que enviar a otro en tu

    lugar. Algo con el estmago para hacer el trabajo.

    Cillian sinti la sangre drenarse de su cara, pero mantuvo la compostura.

    Qu has hecho? rugi.

  • Esos labios secos y plidos se retiraron con una sonrisa odiosa.

    Lo que t no.

    El Sandman movi su mano y una brisa de polvo flot en el aire. Onde y

    se movi para finalmente aclararse y permitir ver a Cillian. Los sucesos de la

    ltima pesadilla de Everly aparecieron y sus ojos se abrieron mucho mientras

    observaba al demonio perseguirla. Su corazn se detuvo cuando vio que el

    demonio esparca arena negra y entraba en el Otro Reino, desfigurando al

    ciervo y dejndolo en su puerta. Cillian trastabill hacia atrs, incapaz de creer

    a sus ojos.

    El Sandman volvi a mover su mano y la imagen desapareci, dejando

    detrs una pluma de polvo.

    Ya lo ves, Sombra, esto es lo que tu resistencia ha costado. Te dije que

    no estabas preparado para este juego.

    T eres el que perder. Me atrevo a decir que traer a un demonio aqu

    pone tu propia vida en la picota replic Cillian.

    Es de tu pellejo del que deberas preocuparte. Los ojos de El

    Sandman brillaban con fuego ardiente. Y el de ella. No deberas haber

    traspasado la raya.

    Hago lo que me da la gana. No te tengo miedo.

    El Sandman se ech a rer.

    Pero deberas tenerlo, Sombra. Deberas tenerlo.

    La mandbula de Cillian se tens.

    Haz todo lo que quieras. Veremos qu pasa. Se gir para pasar por la

    Puerta.

    Eso veremos. Te di una advertencia justa. No tiene que terminar as.

    l se detuvo y mir atrs, a la sonriente cara de El Sandman.

    Terminar como yo decida.

    Entonces espero que lo decidas con sabidura replic El Sandman.

    Por el bien de ustedes dos.

  • Pas a travs de la Puerta y entr al Limbo, sus manos llegaron a su

    bolsillo buscando el frasco. Poda hacer lo que le haban dicho y esperar que

    El Sandman mantuviera su palabra. Pero si ya se haba metido en problemas

    al meter a un demonio, saba que la vida de Everly ya haba sido prometida.

    Quiz la suya tambin. El demonio no estara satisfecho hasta que probase

    sangre. No, El Sandman no tena intensiones de dejar vivir a Everly.

    El Sandman lo ve todo y no perdona a nadie.

    No tena mucho tiempo. Tena que volver a verla, sentirla en sus brazos

    una vez antes de que todo esto se acabase. No, si iba a acabarse, sera

    despus de que probase el fuego de su beso. Por eso valdra la pena morir.

    Sac su frasco de polvo de estrella y lo abri. Si nada iba a importarle,

    tambin podra hacerlo completo. Que le den a El Sandman. Agarr un

    puado de brilloso polvo de estrella y susurr:

    Everly.

  • CAPTULO SEIS

    Everly so por primera vez en das. El bosque estaba vivo, hermoso y

    frondoso, y la luz del sol llegaba a travs del follaje de los rboles. Los pjaros

    cantaban en sus nidos, deleitados en la siempre primavera de su sueo. Ella

    camin descalza por la suave alfombra del suelo boscoso, empapndose de

    las vistas y los sonidos de la naturaleza. Haba paz y serenidad. Se senta

    calmada y relajada mientras caminaba, pasando sus manos por los troncos de

    los rboles mientras pasaba. Estaba viva y feliz.

    Everly.

    Se detuvo, no se atreva a girarse a su voz profunda de bartono.

    Su respiracin se ator en su garganta cuando lo sinti detrs de ella, con

    su respiracin caliente en su cuello. Cerr los ojos y reprimi un gemido.

    Cillian.

    Mrame.

    Su cuerpo se movi en respuesta, y se gir para mirarlo. El aire sali de

    sus pulmones cuando mir al color gris azulado de sus ojos, brillando mucho

    con los rayos moteados de la luz del sol. l levant sus manos y baj la

    capucha. Su corazn repiqueteaba en su pecho y sus piernas amenazaban

    con ceder. Era hermoso desde lejos, pero de cerca, quitaba el aliento. Su

    mirada vag por toda la cara de ella y se pos en sus labios y ella los lami en

    un gesto inconsciente.

    Su voz sali en un susurro ronco.

    Eres real?

    l sonri y su corazn lati ms rpido.

    Tcame y comprubalo.

  • Sus dedos subieron para rozar el pmulo de l y sus ojos se cerraron para

    inclinarse hacia la caricia. l era real, clido y vivo bajo su mano, con la piel

    suave y tersa. Ella ahuec su mejilla e inclin hacia arriba su cara.

    Bsame, Cillian. Por favor dijo sin aliento.

    Su boca descendi hasta la de ella, caliente y hmeda, y l trag su jadeo

    al contactar. Sus manos agarraron sus hombros, acercndola ms, hacindola

    chocar contra su pecho, sujetndola mientras sus labios saqueaban los de

    ella. El beso fue elctrico y lleno de promesas oscuras, empezando un fuego

    lento de deseo en su barriga. Los dedos de l, fuertes y esbeltos, subieron

    para enredarse en su pelo, inclinando su cabeza a un costado, demandando

    ms. Ella la abri para l y permiti que la humedad de su lengua se

    encontrase con la presin escrutadora de la suya propia y sinti el retumbar

    de deseo cuando l gimi.

    Todo lo que ella haba estado sintiendo culmin en este raro tirn de

    necesidad, y ya no le importaba si era real o era un sueo, porque lo nico

    que importaba ahora era Cillian. Lo nico que su alma requera era el sabor de

    su piel, el perfume de deseo en el aire, la sensacin de sus manos sobre su

    cuerpo y la necesidad de ser tomada.

    Por favor susurr ella Cillian, yo Sus palabras se fueron

    apagando en una serie de jadeos susurrantes cuando las manos de l

    trabajaban velozmente para sacarle el camisn. El clido aire hizo hormiguear

    su piel y sus labios volvieron a su cara, presionando largos beso con la boca

    abierta a lo largo de la lnea de su mandbula. La cabeza de ella cay hacia

    atrs, exponindole su garganta y l baj sus labios hasta el punto del pulso

    palpitante. Hubo un gemido, no estaba segura de quin lo haba hecho,

    cuando su lengua traz un delicado crculo en la zona antes de chupar con

    fuerza.

    Ella grit y se aferr a l en busca de apoyo. Soport su peso fcilmente y

    la estabiliz antes de sacarse la capa con capucha. Los dedos de ella

    aparecieron rpidamente para sacarle su camisa, con sus ojos pegados a la

    vasta expansin del pecho musculoso, y pas sus palmas por la dura pared. l

    era tan fuerte, tan slido, tan real, y su cabeza baj para presionar su boca

    contra su piel.

    Everly suspir l. Tan hermosa. Sus manos peinaron su pelo otra

    vez, los dedos se aferraron mientras ella se mova ms y ms abajo, trazando

  • con la punta de su lengua el contorno de su definido torso. Sus manos se

    deslizaron por sus costados, curvndose en la pretina de sus pantalones. l

    jade audiblemente cuando ella sigui, con sus labios cernindose sobre la

    depresin de su ombligo. Ella plant un mordisco/beso ah y lo sinti temblar

    con un inconsciente rodar de sus caderas.

    Everly volvi a carraspear l, con la voz ronca y fuerte. Ella sonri

    contra su piel, complacida de que l estuviera tambin afectado. Sus manos

    se deslizaron por los hombros de ella y la hizo levantarse, capturando su boca

    con un beso que era tan asolador como tierno. l los acost sobre una suave

    alfombra del suelo del bosque, el musgo era fro contra su caliente piel.

    El beso de Cillian era apasionado y adictivo, su boca se mova sobre la de

    ella, buscando cada grieta secreta con deleite. Descenda ms mientras sus

    manos llegaban a sus pechos, amasando la suavidad y haciendo que sus

    pezones fueran picos tensos. Sus palmas rasparon los puntos endurecidos,

    enviando destellos de electricidad impactando en ella. Se arque con su tacto

    y su boca se aferr a su pezn, hundindose en lo profundo. Everly jade y su

    cabeza se mova de lado a lado, queriendo ms de las deliciosas sensaciones

    que pasaban por su cuerpo.

    Su mano pas por el abdomen de ella, sobre el ombligo y por debajo de la

    pretina de su ropa interior, para ahuecar el montculo de su sexo. Las caderas

    de Everly se levantaron por s solas para encontrarse con l y oy su gemido

    irregular cuando meti dentro su dedo con destreza.

    Dios, Everly, ests tan mojada para m murmur Cillian contra su

    piel. Tan dulce. Sus dedos jugaron entre los pliegues resbaladizos,

    haciendo crculos y encontrando la protuberancia adolorida que suplicaba por

    su caricia.

    Ella mordi su labio para no gritar por las oleadas de placer que la

    asolaban en una feroz marea de calor abrazador. La boca de l trabajaba en el

    erecto guijarro de su pezn, chupando y mordiendo, alternando el

    movimiento de sus dedos en un dulce conjunto, volvindola loca de deseo.

    Everly jade, ajena a todo menos al movimiento de sus manos y su boca, el

    mundo se desvaneca sin otro pensamiento. No haba nada aqu, slo deseo y

    lujuria, ardientes bucles de deseo, y todo lo que poda ver, todo lo que poda

    sentir, era a Cillian. Todo su mundo estaba reducido al punto de calor de su

  • lengua sobre su pezn y el fcil deslizar de sus dedos por sus saturados

    pliegues. Cillian.

    Ella dej escapar un gemido vociferado de protesta cuando sus dedos se

    retiraron para salir del sedoso trozo de tela.

    Tranquila, amor. Se ri l. No he terminado todava.

    Su corazn lata frentico y la sangre corra por sus venas rpidamente

    cuando se estir hacia l.

    No pares, Cillian. Por favor suplic. l bes su ombligo, haciendo

    crculos en la depresin con su lengua, y su respiracin se complic cuando

    sus labios bajaron ms, extendiendo humedad y calor con cada vido paso. Se

    detuvo y ella pudo sentir su hmeda respiracin haciendo cosquillas a los

    finos vellos que empolvaban su montculo, provocndola sin piedad mientras

    los minutos pasaban.

    Se retorci lascivamente, queriendo que l siguiera, su corazn todava

    estaba desbocado.

    Por favor, Cillian, s! grit, sin importarle lo desesperada que sonaba.

    Su cuerpo estaba muy tirante por la tensin elctrica, su cerebro zumbaba

    por la necesidad de tener ms.

    Su mano se movi y ella lo sinti extender mucho los labios de su sexo, el

    calor de su respiracin era ms para atormentar que para realmente tocar.

    Quiero probarte, Everly. Me dejars?

    Sus piernas se abrieron rpidamente y l no dud, hundi su cabeza y

    pas su lengua plana por su deseosa carne con un lametn lento y

    atormentador. Oy su bajo gemido de aprobacin y sus manos se movieron

    para agarrar los mechones oscuros y sedosos de su pelo, con sus uas

    curvndose para hundirse en su cuero cabelludo. l sise por su descaro, la

    tosquedad lo urga a seguir. Toda pretensin se haba ido y su boca comenz

    a azolarla en un torrente de calor abrazador.

    Cada pasada de su lengua sobre el bulto palpitante de nervios, dejaba a

    sus dientes apretados, los gritos estridentes de pasin rugieron en su

    garganta cuando hundi dos dedos dentro. Otra vez, l jugaba con ella con la

    dualidad de una feroz sensacin, esos dedos entrando y saliendo,

  • construyendo una dolorosa presin, mientras su lengua giraba a travs de su

    cltoris.

    Era incansable esta turbulenta carrera de deliciosa glotonera retorcida, y

    ella se aferr con ms fuerza a su cabeza, con los nudillos blanquecinos por la

    presin. Cuando apret con ms fuerza, un gemido de aprobacin, bajo y

    feroz, sali de Cillian y se movi ms rpido, envindola hasta el lmite de una

    liberacin que no sera negada.

    El universo se estaba expandiendo debajo de ella, ensanchndose,

    incluyendo cada faceta de este hombre y sus manos y su boca sobre ella.

    Como una explosin de llamas, hinchndose ms y ms arriba, el crepitar

    concentrado en su centro se expandi hasta que ya no poda crecer. Su

    mundo empez a contraerse, a apretarse y condensarse hasta que su misma

    existencia, toda sensacin, se redujo al movimiento de su lengua y el loco

    impuso de sus dedos. Luz y color explotaron detrs de sus ojos, tensando su

    espalda en una sacudida reflejo mientras se vena gimiendo su nombre.

    l se retir, descansando el deslizar de sus dedos, bajndola lentamente

    mientras ella temblaba con pequeos temblores. Lo oy exhalar una

    respiracin dura y rept sobre su cuerpo, acribillando su piel con expresiones

    de cario susurradas y besos de mariposa mientras suba.

    Everly suspir y se estir para rodearlo con sus brazos. l vino

    voluntariamente, hundiendo su cara en el hueco de su hombro, sus dientes

    hacan mordisquitos en su cuello.

    Ests bien? Su voz era tranquila.

    Mmmmm replic ella, asintiendo. Perfecta.

    l se ri por lo bajo y se retir para estar sobre ella, soportando su peso

    sobre sus antebrazos. Sus ojos brillaban cuando se concentraron en ella.

    Eres muy hermosa, Everly. He deseado esto por tanto tiempo. Y ahora

    es real.

    Ella sonri, enternecida por la sinceridad de sus palabras.

    Y yo aqu pensando que eras t el que estaba en el sueo.

    Frot un pulgar por su mejilla.

  • No, esto es real. Por ahora.

    No quiero que se termine nunca.

    Sombras cruzaron por las profundidades gris azuladas y un mechn de

    pelo cay en su frente. Ella lo quit y l presion un beso en su palma abierta.

    Puede que el tiempo no nos favorezca advirti l.

    Everly neg con la cabeza.

    No importa. Nada importa, salvo esto. Mirando en sus ojos, sinti el

    tirn de algo antiguo; una unin ms vieja que el tiempo, y toda inseguridad

    en su pasado, finalmente se junt en el brillo de su mirada. Te amo, Cillian.

    No s nada ms, pero s eso.

    El velo en los ojos de l se levant y sonri.

    Yo tambin te amo. Y tienes razn. Eso es todo lo que importa.

    l la levant en sus brazos y la abraz. Ella sinti su corazn latir en su

    pecho, marcando el ritmo con una cadencia enrgica. Eso la llamaba,

    reavivando brazas que yacan humeantes, renovndolas con un insistente

    fervor. Su boca se sec. Todava lo deseaba. Y por la sensacin de la rgida

    longitud entre sus muslos, saba que l tambin lo deseaba. Todava tenan

    tiempo.

    Ella movi su mitad inferir y fue recompensada por un oscurecimiento de

    sus ojos y un siseo de respiracin inhalada. Su nombre sali de sus labios:

    Everly.

    Everly dej caer su mano y la presion entre ellos, contactando,

    deslizando su mano por debajo de sus pantalones y paleando su ereccin.

    Cillian dej caer su frente hasta la de ella y gru, su respiracin sali en

    cortos jadeos cuando curv sus dedos. Ella cerr los ojos y levant su cara,

    dejando el susurro caer de sus labios.

    Tmame.

    Los ojos de Cillian destellaron por la orden susurrada y se movi como el

    relmpago, sacndose sus pantalones y volviendo a presionar su cuerpo

    desnudo contra el de ella. Everly se regocij en el contacto de piel con piel,

    ruborizndose al sentir todo lo de l contra ella. Era una idoneidad de ser, una

  • seguridad de propsito que flua por sus extremidades cuando lo llam con

    los brazos abiertos. Ah era donde encajaba ella; donde ambos encajaban,

    enredados y enmaraados juntos, empezando otra vez el baile de las almas

    entrelazadas de los amantes. Si mora maana, no habra arrepentimientos.

    Sin otra palabra, l estaba ah, la punta roma de su pene presionando en

    su centro. l empuj para abrir sus muslos con una rodilla y avanz,

    hundindose lentamente con un deslizamiento caliente. Everly dej caer su

    cabeza atrs mientras l la estiraba, la dura longitud era como terciopelo

    sobre acero mientras se introduca ms y ms, y un escalofro renovado de

    fuego sinuoso empez a quemarse. S, lo deseaba otra vez.

    Forz a sus ojos a encontrar los de l, necesitando ver la profundidad de

    su deseo. Cillian era puro macho, con la cabeza tirada hacia atrs, los ojos

    cerrados en gozo, los labios estirados sobre esos fuertes dientes blancos.

    Una fina capa de transpiracin brillaba en su piel y ella lo sinti tensarse

    cuando se adapt. Haba un dominio de control en sus movimientos

    restringidos, y supo que se estaba conteniendo por su bien.

    El pensamiento perfor su corazn, que incluso ahora, despus de querer

    esto tan desesperadamente, l la cuidase tanto. Una sonrisa sensual apareci

    en sus labios y lo aferr, queriendo mirar con ojos hambrientos cuando

    forzase a ese control salrsele de las manos. Quera observarlo perder el

    control.

    Cillian se inclin en busca de un beso, pero ella levant una mano para

    enredarse en su pelo, deteniendo su descenso. Recordando lo de antes, ella

    dej que sus dedos se curvaran en las mechas suaves y abundantes en un

    puo y tir. Sus pupilas se ampliaron, oscurecidas por la lujuria y jade

    profundamente con la parte posterior de su garganta.

    Everly. Su voz estaba rota, spera. Le encantaba el sonido de ella.

    Su sonrisa pas de ser sensual a ser pecadora cuando repiti:

    Tmame.

    Ningn otro estmulo fue necesitado mientras l impuls sus caderas en

    una embestida fuerte, asentndose completamente dentro de ella. Everly

    jade de placer y enganch una pierna alrededor de l, empujndolo ms

    profundamente. Quera todo de l, quera ser completamente suya. El gesto

  • no pas desapercibido y Cillian accedi, movindose con un feroz ritmo, cada

    empujn abrazador haca temblar sus cimientos.

    Se aferr a l, con la mano en su pelo, las piernas envueltas alrededor de

    l, rindindose a una ola de deseo que vena con cada embestida. Cada golpe

    de sus caderas estaba medido con precisin nica, diseada para enviarlos a

    ambos hasta el lmite. Todo lo que poda hacer ella era mantenerse a la

    espera y dejar que su cuerpo tomase lo que l ofreca.

    l se hundi ms, transmitiendo pulsaciones de calor cayendo en cascada

    sobre ella. Era una pasin ciega, fuerte y extrema, envolvindolos a ambos.

    Cillian jade entrecortadamente por el esfuerzo, como si estuviera tomando

    cada parte de s mismo y lo forzara dentro del alma de ella. Le dio la

    bienvenida al caliente pinchazo de placer/dolor cuando su cuerpo choc

    contra el suyo, y se abri a l, abrazando la intensa escala de la necesidad de

    l.

    Cillian se liber del agarre en su cabeza, dejando caer sus labios para

    capturar los de ella. Estaba tomando lo que lo que tena que ofrecer y se

    tambale por la emocin de ceder ante lo inevitable. Sus bocas encajaban en

    una maraa derretida de labios y dientes, uno buscando devorar al otro. l se

    tens bajo sus manos, movindose ms rpido, y ella inclin sus caderas para

    encontrarse con l. La presin se estaba construyendo en una ola in

    crescendo y se aferr a l con ms fuerza cuando el dulce dolor floreci y

    explot.

    Everly solt un gemido ronco cuando tuvo otro clmax, su cuerpo

    absorbi el choque de sus embestidas. l resopl intensamente por la nariz y

    ella observ por entre sus prpados entrecerrados cuando tir hacia atrs su

    cabeza y grit su nombre.

    Everly!

    El orgasmo de Cillian hizo temblar todo su cuerpo y tembl sobre ella. Era

    tan lindo de mirar, salvaje e indmito, y la complaci saber que ella era la

    causa de su placer. Colaps y se puso de lado, levndosela consigo, su nariz

    se enterr profundamente en su pelo. Ella se acurruc en su pecho y envolvi

    sus brazos en su cintura, reticente a soltarlo.

  • Te amo susurr ella contra su piel. Su agarre en ella se apret en

    respuesta y puso un beso tierno en la coronilla de su cabeza antes de

    responder:

    Para siempre.

    Sin advertencia, las nubes huyeron del cielo, siendo reemplazadas por

    una resonante ola de oscuridad.

    Cillian se puso de pie con velocidad, con sus ojos fijos en el oscurecido

    cielo. La ayud a levantarse y le lanz el descartado camisn.

    Vstete. Rpido.

    En cuestin de segundos, estaban ambos vestidos y l agarr su mano.

    Cillian, qu est pasando?

    Se gir para estar frente a ella, con sus ojos ensombrecidos.

    Est viniendo a por nosotros.

    Un jadeo de temor escap de ella.

    Lo has visto?

    S, pero no hay tiempo. Apret su mano y empez a arrastrarla.

    Tenemos que irnos.

    Everly lo sigui, mirando atrs, sin ver ms que rboles. Un trueno son a

    la distancia, y un relmpago explot sobre sus cabezas.

    Qu quiere?

    Sangre.

    Con eso, el terrible rugido de su pesadilla reverber por los rboles,

    poniendo nudos en su estmago y llenndola de terror.

    Oh, Dios. Qu es?

    Un demonio replic l, sin ralentizar su paso.

    Por qu? Ella se detuvo de repente y Cillian se gir. Por qu me

    quiere a m?

    La certeza en su cara la dej sin aliento.

  • Porque yo te quiero. Viol mi contrato para verte. Su mano roz la

    cara de ella. Y cuando no me detuve, l envi al demonio. Tu muerte es

    para castigarme. El rugido se hizo ms fuerte y Cillian mir al cielo. Pero

    ahora creo que El Sandman est harto de nosotros dos.

    El Sandman? hizo eco ella, negando con la cabeza con confusin.

    Haba tantas cosas girando dentro de ella, tantas preguntas.

    l asinti, entendiendo su dilema.

    S. Confas en m?

    Ella se detuvo y luego susurr:

    S.

    Empez a moverse otra vez, hacindolos pasar entre los rboles con

    rapidez.

    Entonces corre. Te contar todo pronto.

    Everly sigui detrs, con el miedo reptando en su pecho mientras el

    sonido del demonio se haca ms alto y ms hambriento. Choc contra los

    rboles y pudo or la rotura de las ramas y troncos cuando la criatura

    derribaba todo a su paso. Jade, sus piernas luchaban por seguir la