Texto, filosofía frente a la Guerra. Juan C. Marulanda Linea de Investigación

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Universidad Nacional de Colombia. Departamento de Psicología - Maestría en Psicología Seminario Línea de Investigación Juan Carlos Marulanda H. Mayo de 2009 Reflexiones de la Filosofía frente a la Guerra. Al echar una mirada atrás en la historia de la humanidad, se nos hace difícil poder ubicar un solo momento en que esta historia no haya sido atravesada por el fenómeno de la guerra, incluso, y de muchas maneras, parece ligarse a la historia como poseedora de esa cualidad de ser en sí misma el motor de cambio de toda sociedad. De esta manera, ya sea entendida como una practica inherente a la naturaleza humana, o como una más de las formas de relación entre distintas organizaciones, constituye en sí, un fenómeno que no ha escapado a la reflexión de aquellos pensadores que le han abordado desde diversas perspectivas. Como un primer factor en común entre los filósofos de occidente, encontramos la guerra definida como un conjunto de acciones violentas, en donde el uso de la fuerza emerge como consecuencia del conflicto de poder entre estados, entendiendo como estado cualquier organización político-militar, que al mismo tiempo mantenga un dominio sobre un territorio especifico. Teniendo en cuenta que la guerra implica necesariamente el uso de

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Universidad Nacional de Colombia.

Departamento de Psicología - Maestría en Psicología

Seminario Línea de Investigación

Juan Carlos Marulanda H.

Mayo de 2009

Reflexiones de la Filosofía frente a la Guerra.

Al echar una mirada atrás en la historia de la humanidad, se nos hace difícil poder ubicar

un solo momento en que esta historia no haya sido atravesada por el fenómeno de la guerra,

incluso, y de muchas maneras, parece ligarse a la historia como poseedora de esa cualidad de ser

en sí misma el motor de cambio de toda sociedad. De esta manera, ya sea entendida como una

practica inherente a la naturaleza humana, o como una más de las formas de relación entre

distintas organizaciones, constituye en sí, un fenómeno que no ha escapado a la reflexión de

aquellos pensadores que le han abordado desde diversas perspectivas.

Como un primer factor en común entre los filósofos de occidente, encontramos la guerra

definida como un conjunto de acciones violentas, en donde el uso de la fuerza emerge como

consecuencia del conflicto de poder entre estados, entendiendo como estado cualquier

organización político-militar, que al mismo tiempo mantenga un dominio sobre un territorio

especifico. Teniendo en cuenta que la guerra implica necesariamente el uso de la violencia, las

diversas concepciones que se han planteado alrededor del tema de la guerra han girado

principalmente alrededor de la pregunta por el uso de la violencia, en donde emergen tópicos

relacionados con las causas u origen de la acción violenta, la función que dicha acción puede

desempeñar en la dinámica social, la razones para rechazar su uso y plantear proyectos de paz, o

al contrario, para justificarla y/o fijar limites que le permitan existir en las sociedades modernas.

A continuación intentare exponer las diversas concepciones que se han planteado con

respecto a los diferentes factores que circundan el fenómeno de la guerra y la acción violenta.

Está exposición se basa en la integración de autores que hacen Caneiro y Vidarte (2002), y Gallie

(1978).

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Concepciones sobre las Causas u origen de la Guerra.

Desde los griegos hasta los pensadores modernos, la pregunta por el origen de la violencia

como elemento constitutivo de la guerra encuentra diversas respuestas que se agrupan tres niveles

distintos: la naturaleza humana, la organización colectiva, y la organización de estados

constituidos. Ninguno de las explicaciones concebidas se limita a un solo nivel, más bien, los

retoman como un todo integrado, en donde cada uno se define más como un nivel de análisis

particular, y no como elementos independientes.

Para comenzar encontramos entre los griegos a Platón, quien plantea la idea de la

“Naturaleza conflictiva del hombre”, a partir de allí, concibe que el hombre está en conflicto

permanente con sí mismo, este conflicto se transmite a las organizaciones de las cuales hace

parte, y finalmente al estado y las relaciones entre estados; es así cómo la guerra aparece en los

tres niveles, manteniendo su origen en el individuo. Dado dicho conflicto que emerge de la

naturaleza humana, la formación del estado se presenta como una necesidad en busca de

establecer la paz y la armonía en los tres niveles, dicho estado debe evitar la contaminación de

otras culturas que lo lleven de nuevo al conflicto interno y por lo tanto, debe organizarse una

fuerza de guerreros que permita mantener el equilibrio ganado. (Caneiro y Vidarte, 2002).

Con los filósofos empiristas el debate con respecto a la naturaleza humana aparece de

nuevo, y como podremos ver a través de este grupo de pensadores, el origen de la guerra se

desplaza del individuo a la relación entre estados, en donde la discusión en cuanto a la naturaleza

conflictiva del hombre desemboca en una concepción dual del hombre como bueno y malo al

mismo tiempo (Caneiro y Vidarte, 2002). Hobbes sería el primero en retomar la idea platónica

de naturaleza conflictiva, desde su postura, el estado como organización política está antecedido

por un estado natural, en donde la relación entre individuos se caracteriza por la existencia de

una guerra de todos contra todos, en donde la justicia y la moral son elementos ausentes que

serán remplazados por la fuerza y el fraude, gracias a la inexistencia de un poder superior que

atemorice e imponga orden. En el estado natural hay una igualdad entre todos los hombres, pero

a partir de esta igualdad surge la desconfianza que será la causa del conflicto, y de dicho conflicto

surgirá la necesidad del pacto o contrato social, que consta de la transferencia mutua de un

derecho ante el temor de ser asesinado por el otro, dándose así el paso del estado natural al

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estado civil, el cual representa la razón y garantizara la libertad del individuo. Hobbes nos

presenta el estado civil como el Leviatán, entendido como un hombre artificial con poder

absoluto que nace para remediar los enfrentamientos y evitar la violencia; al no existir entre las

naciones esta entidad reguladora como consecuencia del establecimiento de un contrato basado

en el temor al otro, la guerra se hará inevitable, y la paz será solo una pausa a la violencia

interminable en ausencia de un poder soberano.

Posteriormente Montesquieu partiría de una visión opuesta a la concepción del hombre

conflictivo de Hobbes, considerando que el conocimiento de las leyes naturales requiere de

comprender al hombre antes del nacimiento de la sociedad, de está manera, define al hombre en

primera instancia como un ser pacifico, que en el estado natural teme al otro y por eso evita

atacarle. El hombre se agrupa en sociedad gracias al placer y beneficio que le trae de la vida en

comunidad, sin embrago, al vivir en comunidad el hombre pierde su temor natural de atacar a

otro y en este momento se hace necesaria la construcción de leyes positivas que le impidan

emprender la guerra. En este sentido, y de manera coherente con el planteamiento de Hobbes, la

ausencia de dichas leyes llevará a la guerra.

En Rosseau permanece la concepción del hombre como un ser pacifico, el cual busca

agruparse en sociedad gracias a las ventajas que ello le trae. Pero a diferencia de Montesquieu, no

es la perdida del temor, sino más bien, la competencia entre sociedades lo que lleva a emprender

la guerra, que aparece como forma de solución al conflicto entre territorios, y que involucra al

más fuerte y al primer ocupante. En relación con la vida en sociedad, el contrato social es visto

como una entrega de los miembros a lo colectividad, en donde la voluntad general es valorada

por encima de la individual, ya que a partir de allí se genera mayor libertad que en el estado de

naturaleza. Este paso del estado natural al estado civil, que no es basado en la fuerza, sustituye el

comportamiento instintivo del hombre por la justicia que le da moralidad a la acción, y es así

como el hombre poseedor de libertad moral se convierte en verdadero dueño de sí. Después de la

formación del estado, éste debe ocuparse del comercio con otros estados, del derecho de gentes

(derecho que opera sobre las relaciones entre los estados) y la conquista, sin embargo, y dado el

temor de un estado a los intereses o derechos ambiciosos que pueden reclamar sus contrapartes y

la ausencia de un ente regulador, nace la guerra y con ella el ciudadano debe convertirse en

guerrero para enfrentar el enemigo y proteger su estado. Finalmente, Rosseau diferenciaría entre

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la Guerra y el estado de guerra, en donde el segundo se definiría como la disposición a debilitar al

estado enemigo sin que necesariamente se haga uso de la acción violenta directa.

Hasta este momento la discusión acerca del hombre como ser conflictivo y el hombre como

ser pacifico se mantiene, sin embargo, a la discusión se suma ahora la concepción integradora de

ambas cualidades en relación con la naturaleza humana, concepción que surge del planteamiento

de Hume. Al declarase como antihobbesiano, debido a que evita una generalización sobre la

naturaleza humana y niega el estado natural, Hume define al hombre como una mezcla de

bondad y maldad que se da en diferentes niveles. Independientemente delo que se piense acerca

de la naturaleza humana, el autor argumenta, que el hombre se une en sociedad gracias a las

ventajas que la ésta le permite, entre ellas el aumento de poder por la unión, la división del

trabajo y la reducción del azar por la causalidad derivada de la ayuda mutua. La sociedad se

funda a través de la familia y la posesión de bienes externos, en donde está segunda se da gracias

a la existencia de leyes naturales, que además de permitir la estabilidad de dicho bienes, permite

la transferencia por consentimiento y el cumplimiento de las promesas. Por otra parte, la

sociedad res vista como una fase previa al establecimiento del gobierno, el cual se desarrolla

conforme al aumento de la familia, la riqueza y la posesión, en este sentido, se considera a la

guerra como uno de los factores que permite que se de este aumento, y por tanto, es considerada

como causa importante de la formación de la sociedad.

Desde platón hasta los empiristas se ha mostrado la organización del individuo en sociedad

como herramienta de explicación de los orígenes o las causas de la guerra. Un elemento

importante ha señalar y que se presenta como aspecto común entre los autores previamente

señalados, es el hecho de concebir la facultad racional del hombre como generadora de la vida en

sociedad, de la misma forma entre algunos de ellos, la guerra encuentra su origen en esa misma

facultad racional que los lleva a hacer uso de la violencia como forma de defensa de un estado

ante la ausencia de un poder supremo regulador. En contraposición a la concepción del sujeto

racional como elemento explicatorio, encontramos algunos autores que intentaron encontrar el

origen de la guerra en la concepción de un sujeto incapaz de gobernar su destino (Caneiro y

Vidarte, 2002). El primero de estos es Marx, quien concibe al sujeto como un producto de la

historia económica, quien cumple a la vez un rol dentro de las relaciones de producción. Basado

en este supuesto, la guerra se da de manera independiente al individuo, y como fenómeno

presente a través de la historia, se ubica como motor de cambio, como causa y efecto de las

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relaciones de producción establecidas a través del tiempo. En este sentido, y desde su concepción,

la guerra entre estados está ligada a los interese económicos de la clase burguesa, y por lo tanto,

llama a la clase proletaria a evitarla guerra, y solo aceptar el uso de la violencia como una

herramienta que acelere el cambio del capitalismo al comunismo, en lo que el denominaría lucha

o guerra de clases (Caneiro y Vidarte, 2002. Gallie, 1978).

Por otra parte, una segunda postura relevante se caracteriza por su intento de escudriñar en

el interior del sujeto y explicar la guerra lejos del acto consciente del individuo. Gracias a su

participación en la primera guerra mundial, y horrorizado por los efectos devastadores de la

guerra, Freud se interesa en encontrar en psique las razones que han llevado al ser humano al

aniquilamiento mutuo. En una primera estancia ve la violencia como una caracteriza que emerge

del narcisismo, en donde la satisfacción del deseo y la búsqueda del placer priman sobre el

bienestar del otro, y solo con el nacimiento de la cultura, se pone límite a la acción dañina en

función del bienestar propio. En un intento de ir más lejos, Freud expresa la idea del ser humano

como un ente compuesto de dos pulsiones o energías psíquicas que lo llevan, por una parte a

unirse y cooperar con el otro, y del otro lado, a destruir o aniquilar su semejante; Eros y Tanatos

son descritas por Freud como estas dos pulsiones, la primera causa de la unión en sociedad, y la

segunda como causa de la guerra y la violencia.

Finalmente aparece una postura que no entra en debate con respecto a la racionalidad del

hombre y que podemos observar en Ortega y Gasset, quien parte de la idea de un hombre en

radical soledad, la cual es previa al contacto con el otro. El hombre identifica al otro en tanto lo

percibe como un ser capaz de responder a su acción, en principio, ese otro es tanto enemigo como

amigo, y este hecho lo lleva a desconfiar y entrar en un conflicto permanente con él. La violencia

que emerge de este conflicto se considera como una enfermedad social, y en tanto exista, el

estado se convierte en un aparto ortopédico del que la sociedad hace uso para poder sobrevivir al

conflicto. La guerra aparece en el momento en que la sociedad se ve conducida por la masa, en

donde el hombre como parte de la masa busca aniquilar las diferencias a través de la acción

directa. De igual manera, define la guerra como el medio para la solución del conflicto, y hace

una definición de la guerra “como un invento, que es genial e informidable técnica de vida y para

la vida” ( Caneiro y Vidarte, 2002).

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Acerca de la función de la guerra y su papel en la dinámica social:

Anteriormente pudimos apreciar diversas concepciones que intentan ubicar y explicar las

causas de la guerra en los tres niveles anteriormente descritos, sin embargo, y partiendo de la

explicación en tanto origen y causa, es posible detallar en las anteriores posiciones la función de

la guerra como una herramienta necesaria al mantenimiento de la estructura social. Tanto en

platón como entre los empiristas, la guerra termina siendo concebida como el medio que permite

el mantenimiento de un estado civil que garantiza el derecho, la libertad y el equilibrio de las

relaciones de los individuos que lo componen. Por otra parte, y a continuación, se presenta otro

grupo de pensadores, que ha diferencia de los ya vistos, se han concentrado más en resaltar y

explicar el papel que cumple la guerra como parte de la dinámica social (Caneiro y Vidarte,

2002).

En el pensador griego Teucides encontramos una definición de guerra en relación con al

búsqueda de intereses entre estados, en donde el fuerte somete al débil por la fuerza para

conseguir ventaja; en la transición entre la edad media y el renacimiento esta idea es retomada

por Maquiavelo, el cual ve la guerra como un conflicto de poderes en donde el más fuerte logra la

supremacía sobre el débil. Desde su concepción, el poder debe girar entorno a un príncipe que

debe preservar los intereses del estado, y para preservar dichos intereses debe crear buenas leyes

y junto a ellas buenas armas que permitan, a través de la fuerza de un ejército propio y fiel al

príncipe, ejercer un poder coercitivo para que esas leyes sean cumplidas. Esta función de la

guerra como instrumento en beneficio del poder y el orden encuentra continuación en Bodino,

quien agrega que para evitar la revelación de los individuos, debe buscarse un enemigo común al

cual hacerle frente y que debe someterse al poder del más fuerte. En el mismo sentido, agrega que

los estados deben hacer uso de la fuerza moderada en pro del equilibrio internacional, y así las

relaciones entre las naciones terminaran basándose en la confianza y la buena voluntad de los

estados.

En segundo lugar se muestran tres autores que durante una misma época se preocuparon

por señalar la función de la guerra en la dinámica social. El primero de estos autores es Fichte,

uno de los pensadores más relevantes del nacionalismo alemán, el cual señala a la lengua

alemana como la única de las lenguas modernas que se distingue de las demás por la relación

directa entre el pensamiento y la acción; este hecho lo llevó a pensar que gracias las

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características de la lengua, la sociedad alemana se constituía como una unidad orgánica que era

imagen de la totalidad absoluta. En este sentido, se hace la diferencia entre pueblo y patria como

acepciones comunes al estado y la organización social, en donde los primeros son entendidos

como una unidad metafísica inteligible, diferentes de los segundos, que son definidos como

aparato jurídico dedicado a garantizar la vida y el bienestar individual; el amor a la patria se

convierte entonces, en el origen y motor del estado. Desde esta postura, la guerra se lleva a cabo

como herramienta de protección del pueblo y la patria, no del estado, y por lo tanto, solo el amor

a la patria justifica emprender la guerra.

De una manera similar, Hegel define el estado-nación como una solo entidad, en donde la

nación es entendida como la unidad orgánica básica, y el estado como el “ethos” de un pueblo, el

cual tiene un rol principal que cumplir en el proceso histórico. En el estado, el individuo

abandona su espíritu subjetivo y se transforma en un ser social como espíritu objetivo, de tal

manera que su voluntad tiene derecho a realizarse en tanto reconozca el derecho a la voluntad de

otros. El estado es concebido como una unidad previa a la familia y la sociedad civil, en tanto

supera la disolución de la familia y permite la unión en sociedad civil: dicha sociedad es

entendida como la pluralidad de individuos movido por la particularidad, en la cual, la

subsistencia, el bienestar, y al existencia jurídica particular se entrelazan por la subsistencia, el

bienestar y la existencia jurídica de todos. Al definir el estado como una entidad se le da la

cualidad de individuo, y solo es capaz de diferenciarse de otros y cobrar autonomía, gracias a la

negación de otros estados. Es así como poseedor de autonomía, la guerra se convierte en una

herramienta para defenderla, lo que lleva a la necesidad de la formación de un ejercito

permanente que hará frente a la amenaza. Bajo esta necesidad de preservar la autonomía, como

cualidad de naturaleza ética que influenciara las relaciones entre estados, se hace imposible la

creación de un derecho internacional con capacidad coercitiva, permitiendo así que la guerra

cumpla con su función de ser el motor de la historia y mantener a su vez la salud moral de las

naciones.

Al excluir las causas de la guerra en el estado natural y al grupo social, Clausewitz, quien

fuera además de filósofo un militar destacado, ve la guerra como un acto racional, emergente de

la política, entendida a su vez, como causa razonable. Para este autor, la guerra es conflicto de

poder, no de fuerza, y en tanto se entienda como acto racional, su principal característica será la

consecución de fines. En Clausewitz encontramos una definición de la guerra, que en sus

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primeras afirmaciones intenta revelar la lógica por la cual opera, para así finalizar con una

descripción relacionada con su función social elemental; Postula así diez enunciados que se

muestran a continuación (Gallie,1978. Pp101-102):

1) La guerra es un acto de violencia cometido para obligar a nuestro adversario a cumplir

nuestra voluntad.

2) (en su elemento o esencia) la guerra no es sino un duelo difundido entre dos

contendientes, cada uno de los cuales trata de derribar a su adversario, haciéndolo

incapaz de poner posterior resistencia.

3) Como el empleo de la violencia física en modo alguno excluye el empleo de la

inteligencia, resulta que quien recurre a la fuerza pródigamente…encuentra que tiene

ventaja sobre aquel que la usa con menor vigor.

4) “De ahí que, como en la guerra cada parte trata de dominar a la otra, sobrevenga una

acción reciproca que debe aumentar en extremo y por ese motivo…

5) …desarmar o destruir al enemigo… o amenazar con hacerlo… siempre debe ser la meta

de la guerra”

6)

Hasta este punto Clausewitz a definido la guerra en función de la lógica que en ella opera,

de igual amanera, introduce el concepto de guerra absoluta, que a pesar de aceptar que ninguna

guerra llegará a este punto, si la prescribe como el propósito exigido a tener en cuenta por el

mando militar que dirige la guerra. Los siguiente cinco postulados siguen de esta forma:

7) La guerra es un acto político… y también un efectivo instrumento político, una

continuación del comercio político y la ejecución de éste por otros medios.

8) En ninguna circunstancia debe considerarse la guerra como algo independiente… la

política se entrelaza con la acción total de la guerra y debe ejercer su influencia sobre

ella...

9) La guerra debe diferir en carácter según los motivos y las circunstancias a los que

obedece.

10) El paso inicial más grande y más decisivo se un hombre de estado o un general,

consiste en entender el tipo de guerra en que interviene, y en no tomarlo como algo

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distinto, o en no desear que fuese algo distinto de lo que dadas las circunstancias , es

posible que sea.

11) La guerra… es una magnifica trinidad compuesta de la violencia original, de sus

elementos, del juego de probabilidades y de suerte que hace de ella una actividad libre

del alma, y de su naturaleza subordinada como instrumento político respecto del cual

pertenece al dominio de la razón.

Aquí encontramos la definición de la guerra como una herramienta o instrumento de la

política, entendida además, como la función social fundamental. A pesar de las contradicciones

entre “guerra absoluta” y “guerra como continuación de la política”, Clausewitz finalmente

señalara que solo la segunda tendrá la cualidad de ser racional, en tanto la primera responde a la

necesidad militar.

Siguiendo con la exposición, encontramos ahora un autor que retoma la idea de la búsqueda

del enemigo en función la cohesión social y sigue ubicando la guerra como un instrumento

político. Schmitt, quien además fuera uno de los padres ideológicos del nazismo alemán,

considera que el estado surge del caos histórico, en donde no son las leyes, sino la autoridad la

que pone orden a ese caos. El principio de todo estado debe estar fundamentado en la decisión, y

lo político es visto como una decisión constitutiva, publica y polémica; es constitutiva por que

partir de ella se configura la identidad del pueblo, publica en tanto se aparta del interés y el

sentimiento privado, y finalmente polémica porque permite configurar las relaciones amigo-

enemigo al interior y exterior del estado. Partiendo de este último aspecto, muestra como en la

política se desarrollan la relaciones de fuerza vigentes en una sociedad, y en tanto la guerra le

permite establecer dichas relaciones, ésta se convierte en un elemento del que hace uso la política

para poder existir.

Basado en Clausewitz, la formula “la guerra como continuación de la política”, es invertida

por Focault. Desde esta visión, el poder se ejecuta, no se traslada o intercambia, y necesariamente

esta ligado al uso de la fuerza, de esta forma se manifiesta como una forma de represión a través

de la política, entendida como una relación de la guerra por otros medios. La política se define

como el dominio en que se desarrollan las relaciones de fuerza vigentes en una sociedad, estas

relaciones de fuerza se observan en una lucha constante en tiempos de paz, en donde esta última

es negada y caracterizada como una guerra silenciosa.

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Finalmente retomaré algunas ideas del pensamiento marxista y la visión de Tolstoi, que a

pesar del rechazo manifestado por este último hacia las primeras, en su concepción sobre la

guerra, encontramos más puntos de encuentro que de diferencia. Quizás el pensador marxista que

más se interesó por el tema de la guerra fue Engels, y logra verla como un fenómeno sorpresivo

que aparece continuamente a través de la historia. Engels afirma que junto a la formación de las

comunidades aparece la propiedad privada, y debido a la amenaza que representaban otras

comunidades ante el mantenimiento de esta propiedad, fue necesario convertir a los hombres en

guerreros que defendieran tanto la comunidad como la propiedad. Dado su origen la definió

además, como un instrumento a que subyacen los cambios económicos y políticos a través del

tiempo, en donde la guerra entre otras cosas, tuvo la ventaja de contribuir a la moral cívica.

Retomando a Clausewitz, mantuvo la guerra como un elemento ligado a la política, en donde

operaban dos fuerzas distintas: la primera inherente al estado organizado y la segunda relacionada

que correspondían a la fuerza desorganizada del pueblo. Esta idea los llevo a una desesperanza en

cuanto al triunfo de una clase proletaria que pudiera alcanzar la revolución, y fijó como condición

para que ésta se diera, la deserción de las fuerzas del estado y su posterior enfrentamiento al

mismo. Posteriormente Lenin pudo devolver esa confianza en la acción de una fuerza proletaria,

al observar que la guerra externa debilitaba el estado, vio en ella la oportunidad para enfrentarse a

él y lograr con éxito la tan anhelada revolución que acabaría con la clase burguesa (Gallie, 1978).

Por otra parte, Tolstoi en una primera etapa que concuerda con su obra guerra y paz,

caracteriza la guerra en su totalidad como un fenómeno desorganizado e irracional, solo ve en las

pequeñas unidades de soldados una estructura organizada, en donde se percibe una dinámica

social que responde a leyes naturales que deben ser estudiadas y entendidas. Continuando con su

idea de la guerra en su totalidad como fenómeno desorganizado, rechaza la teoría de los “grandes

hombres de la historia”, afirmando que el triunfo y la victoria a tribuidos a los grandes generales

y comandantes no representa más que un engaño, dado que las ordenes y objetivos planeados se

difuminan al momento de ser llevados al campo de batalla y al depender de la compleja masa de

combatientes que allí se encuentran; entonces, los avances de la guerra se dan como suceso

aleatorios que termina dependiendo de las pequeñas unidades de combatientes, sin que en

realidad se pueda atribuir la victoria a la genialidad de algún personaje que se encuentra detrás

del campo de batalla. En está primera etapa encontramos también, y a través del príncipe

Andrey, personaje de su obra, la justificación de la guerra en términos de morir para así evitar un

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mal terrible, resaltando así el papel heroico del combatiente y la inmolación en términos de un

deber moral (Gallie, 1978)..

La segunda etapa de Tolstoi, en la que se destacan los ensayos cristianismo y pacifismo y el

reino de Dios está en ti, se refleja su posición de rechazo hacia la guerra, que más que a la guerra

misma, representa una critica a la guerra como instrumento de coerción del estado. Un primer

aspecto que resalta de su critica, es la forma como señala la hipocresía de los gobernantes cuando

hablan de la paz, en donde el discurso no es más que una mascara que esconde la guerra

inevitable que vendrá. El segundo aspecto de su crítica, en la que concuerda con los pensadores

marxistas, está precisamente al rechazo del poder opresivo que ejerce el zar y los terratenientes a

través de las fuerzas militares para así mantener la obediencia de los ciudadanos, sin embargo,

rechaza la acción violenta para hacer frente a esa fuerza opresora (Gallie, 1978).

La guerra justa y los limites de la guerra:

Como hemos podido ver, son muchos los autores que desde su definición de la guerra, ya

sea en términos de sus causas o de su función, terminan por aceptar y tolerar la existencia de la

violencia como forma de relación entre las naciones. Sin embargo, y a través de la historia,

resaltan otro tipo de pensadores que se caracterizan por mantener una posición más relativa frente

a la guerra, tolerándola sólo cuando está acompañada de razones morales que la justifiquen, y al

a vez, señalando que en todo caso, debe ser considerada como un ultimo recurso para dar

solución al conflicto entre naciones (Caneiro y Vidarte, 2002).

Aristóteles como el primero de estos pensadores parte de la idea de una naturaleza humana

pacifica, y de ahí la guerra debe tener como fin recobrar la paz, y mantener le bienestar delos

individuos. Señala además, que los estados deben abstenerse de hacer la guerra y procurar

siempre mantener buenas relaciones con sus vecinos. Dado que el pensamiento aristotélico fue

retomado por algunos filósofos cristianos, su idea de la búsqueda de la paz logro trascender y

mantenerse a través del tiempo. Agustín de Hipona sería el primero de estos pensadores

cristianos, que partiendo de una posición de rechazo a la guerra, hablaría de la guerra justa. Para

Agustín los cristianos no deberían ir a la guerra, porque necesariamente allí tendría que incumplir

con los principios morales que dictaba la religión, sin embrago, la injusticia de otros hombres

hacía necesario que los cristianos hicieran uso de la violencia en búsqueda de la paz. Solo la

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búsqueda de la paz y la restitución de los valores cristianos harían justa la guerra, no la

concepción de los estados de justicia, porque allí encontraríamos que lo que para uno estaría bien,

para el otro sería una injusticia.

Tiempo después Santo Tomas volvería a hablar de la guerra justa, pero además de describir

las buenas razones para emprender la guerra (ius ad bellum), añadiría que la guerra también

debería desarrollarse justamente (ius in bellum), con esto quería decir que los combatientes

deberían actuar en la guerra con bondad cristiana. Con respecto a las razones para emprender la

guerra, Santo Tomas añade que debe ser el príncipe quien declare la guerra y que solo puede

emprenderse para castigar una ofensa o el mal obrar de otro estado.

Con la doctrina de la guerra justa, nace posteriormente el primer intento de constituir un

derecho internacional, o derecho de gentes, que permitiera regular la relaciones exteriores y al

mismo tiempo determinar cuando y como debería darse una guerra. En Groccio encontramos este

primer intento, quien además afirmaría que la guerra justa era aquella que era justa tanto en el ius

ad bellum, como en el ius in bellum, de otra forma, sino cumplía con está condición, debería

rechazarse el uso de la violencia. Para Groccio, la guerra justa era aquella que se emprendía para

evitar un daño, defender la propiedad privada prevenir una injusticia o cualquier otro daño que

atentar con los principios morales, pero por otra parte y al contrario de otros autores, considero

que prevenir el aumento de poder del otro no era una razón suficiente para que la guerra fuera

justa. En resumen, con su doctrina intentaba definir unos limites legales para que se diera la

guerra, al mismo tiempo considerar la naturaleza neutral de los estados dentro de esas leyes, las

cuales serían construidas basándose en los sentimientos altruistas del hombre.

Los proyectos de Paz.

Preocupados por las guerras que en su momento azotaban a Europa y por los efectos

negativos que no solo atentaban contra la moral, sino además, contra el equilibrio y el bienestar

de los estados, resaltan dos propuestas de paz perpetua desarrolladas por El Abat de Sant-Pierre,

y por el muy conocido pensador Immanuel Kant. En el primero resaltan las ideas enfocadas a la

creación e una confederación de estados, basado en unas leyes que regularían las relaciones entre

los mismos, la cuales se harían respetar con la constitución de una fuerza coercitiva conjunta.

Para el Abat de Sant-Pierre, dicha confederación estaría compuesta por los representantes

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plenipotenciarios de cada estado agrupados en un congreso, estos estados agrupados deberían

renunciar al uso de un ejercito propio, y dado el caso en que alguno de ellos incumpliera con lo

pactado, la fuerza de un ejercito federal se encargaría de ponerle limite y así mantener el status

quo. Dicho proyecto de paz solo se realizaría en tanto existiera una buena voluntad de los

gobernantes por buscar la paz en Europa.

El proyecto ideado por Kant y plasmado en su escrito titulado sobre la paz perpetua,

encuentra semejanza con el descrito anteriormente. Para Kant la destrucción de la guerra llevaría

a que los hombres racionalmente buscaran la paz, por lo tanto, la creación de una confederación

de estados se daría de manera voluntaria y no impositiva (Gallie, 1978). El proyecto de Kant se

basaba en una serie de artículos divididos en dos partes, que en principio se referían a un

conjunto de leyes prohibitivas, y en una segunda parte, a artículos definitivos, o condiciones para

que se diera la paz perpetua. Estos artículos son resumidos a continuación (Caneiro y Vidarte,

2002):

Leyes prohibitivas

1) No se deben considerar tratados de paz cuyo motivo sea el porvenir de la guerra.

2) Ningún estado independiente podrá ser adquirido por otro estado.

3) Los ejércitos permanentes deben desaparecer con el tiempo.

4) No debe un estado contraer deudas para sostener su propia política exterior.

5) Ningún estado debe inmiscuirse por la fuerza en la constitución y el gobierno de otro

estado.

6) No debe permitirse el uso de hostilidades que afecte la reciproca confianza en la paz

futura.

Artículos definitivos

1) La constitución política debe ser para todos los estados republicana.

2) El derecho de gentes debe fundarse en una federación de estados libres.

3) El derecho de ciudadanía mundial debe limitarse a las condiciones de universal

hospitalidad.

Este proyecto de paz, a diferencia del primero, se enmarcaba como una propuesta que debía

ser construida pasa a paso con el pasar de los tiempos, precisamente por que se basaba en la

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participación voluntaria. De otra parte no refleja una posición pacifista absoluta, ya que desde la

visión del propio Kant, ante la existencia de amenazas y peligros, los estados debía hacer uso de

la fuerza a través de la creación e milicias urbanas, que solo desaparecerían cuando se llegar a la

paz perpetua. Finalmente quedan dos aspectos a señalar, los cuales no aparecen plenamente

reflejados en los artículos anteriores, uno de ellos hace referencia la internalización de los

derechos humanos como garante de la paz, y en este sentido, la propuesta apunta a la

construcción de una moral conjunta; el segundo aspecto esta relacionado con el desarrollo de

derechos que regulen el comercio entre estados, y así evitar el conflicto. En conclusión, esta

segunda propuesta, la de Kant, parece ser más consistente que la primera al alejarse más de una

idea utópica de paz, sin embrago, no escapa tampoco a la critica de muchos teóricos, quienes han

señalado principalmente la carencia de un conocimiento más profundo de las relaciones políticas

exteriores, y por eso, constituye una propuesta con muchas dificultades para ser llevada a la

practica.

Referencias.

Caneiro y Vidarte (2002). Guerra y Filosofía. Concepciones de la guerra a través de la historia

del pensamiento. Humanidades y filosofía. Tirant Lo Blanch. Valencia España.

Gallie (1978). Filósofos de la paz y de la guerra: Kant, Clausewitz, Marx, Engels y Tolstoi.

Fondo de Cultura Económica, México, versión castellana 1980. Versión original,

Cambridge University Press, Londres. 1978.

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