rase una vez un barco pirata llamado Filipín, que era el hazmerreír de todos sus colegas porque su intrépido

capitán Filichoc y su tripulación nunca habían conseguido ningún botín.

É

Un día el temible Barbanegra, jefe de los piratas de todos los mares, convocóuna reunión en su guarida de Isla Princesay propuso un reto: todos partirían en buscadel tesoro más fabuloso y volverían ante Barbanegra, que elegiría el mejor.Quien ganase la apuesta podría pedirlo que quisiese, por complicado y extrañoque pareciera.

os piratas se lo pensaron mucho y finalmente aceptaron. La tripulación del Filipín también se sumó a la búsqueda. Al

amanecer, más de 40 naves partieron rumbo a los 7 mares. Cada día, los temidos piratas saqueaban todo barco que se les ponía delante. Como siempre, la tripulación del Filipín, entre risas y juegos, se volvió a equivocar de ruta… así que pasaron los días sin avistar ningún barco.

L

U na mañana, el grumete gritó “¡Barco a la vista!”.Efectivamente, apareció

un gran velero mercante. Sorprendentemente, navegabaa la deriva sin nadie a bordo. En sus bodegas no había joyas ni monedas, sólo toneladas de cereales y cacao. Quizá otros piratas lo habían abordado antes y, al ver la carga,lo habían abandonado.

ilichoc, que imaginaba la ira de Barbanegra al ver su pobre botín, se dijo que mejor esto que volver con las manos

vacías, así que puso rumbo a Isla Princesa. Cuál sería su sorpresa cuando, al llegar,se encontróal jefe de los piratas y al resto de sus compinches hambrientos: una plaga había acabado con las cosechas de la isla y hacía más de 2 meses que sólo comían hierbas silvestres. Eso sí, vivían rodeados de grandes riquezas.

F

ermitidme entonces, señor Barbanegra, que os presente el tesoro más preciado que podáis soñar -dijo el capitán

Filichoc, mientras su tripulación descargaba grandes sacos de cereales y cacao.¡Los piratas gritaron de alegría!

P

Aquel día los piratas entendieron que el oro no lo era todo. Desde entonces estuvieron mejor alimentadosy vivieron más felices. Tanto, que se les olvidó piratear. Con el tiempo, Filichoc se convirtió en jefe de todos los piratas y prohibió los abordajes y las armas… ¡A no ser que fueran de chocolate, claro!

MarineroChiquilín

PirataGarfio

CapitánBarbanegra

CapitánFilichoc

Barco pirata

GALLETAS ARTIACH, S.A.U. Ctra. de Sabadell a Mollet Km 4,3, 08130 Santa Perpetua de Mogoda. , Barcelona (España)

D.L

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