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Tesis de final de trayecto de un jubilado de 70 años Joan Costa Oliveras

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Tesis de final detrayecto de un

jubilado de 70 años

Joan Costa Oliveras

Heus aquí la historia vital d'un home, heus aquí la vida.

Es pot dir que el protagonista va néixer i créixer (1933-1945), amb el brogitde les bombes del "Glorioso Alzamiento" i les de la Segona Gran Guerra, tot iel que el soroll no eixordava pas en els ambients rurals. Les repercussionssocioeconómiques sí es van deixar sentir a la ruralia, en forma de carénciesimpensables avui.

L'historia verídica que ens relata no és pas semblant a la familia tremendistade Pascual Duarte, és la lluita continua per sobresortir de la mediocritat rural.

La seva infantesa fou agradable com quasi totes, fruit de l'inconciéncia del'edat. L'adolescencia i les hormones el fan sensible llegint al gran Dante il'esperonen en busca de la seva veritat. Cel o infern mai purgatori.

Del relat de la "mili" obligatoria, se'n dedueix que el fet mes importantsuccei't en defensa de la patria, va ser refer-se deis ulls encisadors d'una"carita de ángel", filia del comandant. Que se'n deu haver fet!

Després, estudi, treball, matrimoni, filis, edat adulta, treball, rectificacions,disfrutar treballant. Compte! Aquest home disfrutava treballant! "Rara avis".Treballava per ésser poderos? No! Treballava fins a l'extenuació pels seus.Defensava el seu patrimoni deis usurpadors i deis funcionaris municipals. Noatacava els propers, només es protegía, resistía.

Amb una gran humilitat el protagonista sembla autocensurar-se deis fets idemanar comprensió ais lectors i descendents, disculpant-se.

No cal que ens demani perdó, per Pesforc d'aconseguir una vida mes plena.Els canvis sobre les teories caduques de Freud i deixebles, posades enevidencia ais E.E.U.U. els anys 1980, no deixen escletxa al dubte. Lespersones bones o dolentes, no teñen cap patología, simplement son aixó i pelsseus fets es coneixen.

Tot i les cites constants al pare, mare i l'oració cristiana redemptora de pecats,traspua en tota la seva forca un vital sentit de ser. És aquell interés per elevar-se sobre la vulgaritat y prosperar físic i mentalment, com ja predicaven elspares del pensament per boca deis Déus mitológics grecs.

No ho dubtis, ho has aconseguit! Per molts anys!

Heus aquí l'historia vital d'un home, heus aquí la vida.

F.Gesa Juny de 2002

Prólogo

Todas las biografías de las personas de la calle ya bien son publicadas o

simplemente se quedan en el vacío. Todos ellos y mirando por el lado positivo

tienen un significado, aunque algunas veces se nos pasa desapercibidos tales

acontecimientos y experiencias que a lo largo de la vida se obtienen, aunque

malogradamente tales casos y cosas no lo tenemos en cuenta, puesto que, pasó

a una tercera persona. Para tener pleno juicio de la vida nos tiene que pasar a

nosotros personalmente y vivirlo, por eso, el de Mas Arriba nos a dado rienda

suelta a elegir el tipo de vida que nos proponemos escoger, aunque algunas

veces no se presente tal como quisiéramos, puesto que así es nuestro destino.

Por mi parte y en la que quiero hacer referencia en esta introducción, hay

varios puntos de vista de la que puede llevar a cierta tertulia por los

acontecimientos expresados a lo largo de una vida, del cual todas las personas

no opinan lo mismo, y lo respeto.

Haciendo un pequeño resumen del contenido de la pequeña biografía que

pretendo hacerles participes y después de reflexionar neutralmente, yo la

calificaría como sigue: Nuestros ideales muchas veces no son correspondidos

¡ Porqué! Según mi criterio, al nacer, ya nos han marcado lo que será nuestro

destino. Por mucho que uno se interponga no le saldrá bien, tal como podrán

calificarlo ustedes mismos a lo largo del contenido de mis memorias.

Otro punto de vista del contenido del mismo, referente al querer abrirse

camino a otros puntos más fecundos y sin dejar la armonía en la que le han

inculcado, requiere un sobreesfuerzo humano, físico y mental que sólo se

puede lograr cuando una persona tiene salud sobrada naturalmente y una

buena preparación física, y que esto es lo más importante, que estés

acorralado y no tengas otra salida, tal como lo podrá calificar el lector mismo.

Y por último sobre las contrariedades interpuestas por la propia familia tienen

un principio y un fin. Si el principio se enfoca mal las cosas, tendrán un mal

final, repercutirá toda la existencia de ambos, ya que una herida de tales

dimensiones en una persona más bien cerrada y poca predispuesta, perdura a

lo largo de toda una existencia.

Joan Costa Oliveras

Autobiografía

(Tesis de final de trayecto de un jubilado de 70 años)

Érase un hombre a una nariz pegado,

érase una nariz superlativa,

érase una alquitara medio viva,

érase un peje espada mal barbado;

era un reloj de sol mal encarado,

érase un elefante boca arriba,

érase una nariz sayón y escriba,

un Ovidio Nasón mal narigado.

Estas eran las sátiras de aquellos revoltosos hombres y astros de verdadera y

pura sangre que enorgullece nuestra Literatura Española, como pasto de sus

inmortales obras que tras los años se han hecho asequibles. Si en los tiempos

más remotos no se vivía despreocupados unos de otros, aunque fueran

hombres célebres, en nuestros días tampoco pueden pasar desapercibidos

costumbres y modales, puesto que todo ser humano juega un papel más o

menos importante en nuestro siglo XX, llamado también era cósmica.

Como todos sabemos, diariamente nacen miles de seres, puro germen de sus

futuras madres, que en virtud y benevolencia del Creador, ha ordenado que se

produjeran tales acontecimientos, que más tarde dichas partículas de carne

humana ruedan por el suelo y forman las altas sociedades con gentes buenas y

malas. Será como el manantial de agua potable que brota de unas rocas y se

desparrama por el suelo i queda impregnada por donde pisa. Aquel verdadero

torrente de virtudes, lo mismo facilita el crecimiento de aquellas drogas para

la putrefacción del hombre en el vicio, como plantas medicinales que

amortiguan la de aquella carne podrida que anda disfrazada por doquier, en un

mundo de confusiones y donde el verdadero mérito está en saber escoger,

puesto que este es nuestro destino.

En esta circunstancias y en la última hora de aquel 28 de febrero del año 33 de

nuestro siglo, una mujer da a luz a un varón, un primogénito de una familia

humilde pero de rasgos sociales inconfundibles. En aquella noche inolvidable

lucía el sol nocturno cuando terminaban de dar las 24 horas en un campanario

cercano. Podían verse por doquier los festejos que salían a raudales en las

fiestas propias de aquella noche de carnaval. De esta forma ocurrió lo

inesperado, un muñeco de carne totalmente despreciable de facciones muy

pequeñas y desfavorables, por no decirlo en grado superlativo, y muy llorón

por añadidura. Fue recogido por unas manos muy grandes, no pudiéndose ser

otro que su padre. Al mismo tiempo que lo miraba estupefacto, parecía como

si le dijera : serás orgullo de los míos con unos ideales firmes que te inculcaré

a través de los años. En un lugar poco confortable y de unas paredes algo

rústicas fueron escenario de la feliz nueva en una risueña masía llamada Can

Suquet, antiguamente Ribafort, de un pueblo del municipio de las Franquesas

llamado Corro d'Amunt (llamado por algunos, rincón vallesano).

Tres años antes de iniciarse la Guerra Civil que tantos trastornos llevaría en la

destrucción humana, nace un niño a los últimos años de aquella fatalidad de

tiempos, de aquella gente y de aquella España, hacía el año 39 de nuestro

siglo, al final de la catastrófica guerra de hambre y calamidades con ayuda de

los silbidos de los bombardeos despierta ya de aquellos años confusos entre la

adolescencia y dice que empieza a vivirlo todo aquello, el infante que cuenta

ya sus 6 añitos y recordará datos de toda inocencia pero de palpable realidad,

como es lógico en las mentes MENUDAS.

Además de un azote para la nación, lo es también para la patria chica. Al

pasar hambre y sufrir grandes pérdidas materiales y familiares, nos dejó

grandes huellas. Con el tiempo sólo queda como una chispita de recuerdos

allá lo infinito, pero sin embargo, es de lamentar una vida aunque no sea

perdida a consecuencia de aquellos estragos de los hombres. Aquel ser

querido no compartirá jamas en lo sucesivo el calor de un respetuoso hogar, y

así sucedió en el mío, dando lugar a la desolación y después el vacío de aquel

hombre, digno de respeto y veneración como jefe de familia nos dejó para

siempre, fue precisamente el que me apadrinó lleno de júbilo seis años antes,

imponiéndome Juan, como sucesor de sucesores, puesto que él tenía este

nombre. Esto ocurrió a finales de la guerra y su diagnóstico fue de "algo

malo en el organismo". Su vida fue ejemplar, luchó con todo ahínco, por lo

que era responsable de una familia numerosa con constantes contrariedades a

sus bienes, tuvo esperanzas que no se vieron jamás realizadas. Por supuesto,

sólo podré igualarle por su nombre, pero en nada de sus acertados y decididos

juicios, que con esmero fue realizando en todas las tareas que se le

presentaron, pero que sería totalmente imposible describirlos en un puñado de

folios, por ser sus antecesores gentes feudales que fueron descendiendo hasta

llegar al fracaso, en lo que llamamos reveses de la fortuna.

Antes de continuar con mi autobiografía, quisiera hacerles un pequeño relato

de lo que fue en otras generaciones remotas (mis descendientes). Según datos

que se encuentran en las escrituras de la casa pairal, les diré que el clan

familiar, proviene de antecedentes casi feudalistas, puesto que mi tatarabuelo

era inmensamente rico, ya que disponía de fincas en casi todos los pueblos de

la comarca, incluso calles enteras según me había explicado mi madrina

Dolores. Mencionaré un detalle curioso y típico de aquellos días, aunque no

puedo justificar su nombre por miedo a que no esté en lo cierto, pero si repito

que se trataba de mi tatarabuelo. Reunía anualmente, sus mascotas (mozos de

pie) junto con su burra y silla de montar del que en aquellos tiempos sólo lo

usaban los ricos, y por supuesto y montado a la burra su vehículo de carne, y

sus alforjas colgando, conducido como decía antes de sus mozos de pie, se

disponían a hacer camino para cobrar los (parcesos) de todas sus fincas. El

recorrido duraba varios días y hacían posada por las noches en los "Hostales"

donde también se hospedaban las diligencias junto con sus caballerías, ya que

dichos "Hostals" disponían de servicios a merced del andante y Sres.

viajantes. El objetivo del viaje era de rellenar las alforjas de onzas de oro tal

como se pagaba en aquellos tiempos. Al terminar todo el recorrido, se hacía

recuento de toda la fortuna adquirida, y a continuación se compraban más

fincas, y más y más, y así fue toda la vida de un hombre de mucha actividad y

aspiraciones.

El sucesor primogénito, mi bisabuelo del que tampoco conozco su nombre,

pero que casi aseguraría que se llamaba Pedro y el anterior, Juan, pues este

último fue todo al revés de su ante sucesor, no había heredado ni la capacidad

de su padre ni tampoco los mismos ideales. Por reveses de la fortuna, y quizá

mala administración de todas sus fincas, en los tiempos difíciles entre las

fincas de viñedo que mi bisabuelo tenía se perdieron por la famosísima

enfermedad de dicha planta, que llevaría tantos estragos y que provino del

extranjero, si no creo mal vino de nuestra nacionalidad vecina Francia. Tal

enfermedad se llamó "La Filosera" y exterminó por completo la vid de un

modo definitivo. Esto ocurrió mucho antes de terminar el siglo diecinueve y

sus brigadas de obreros, mozos, damas de compañía y servidumbre para su

cuidado personal y de los suyos, le arruinaron llegando en sus últimos años de

existencia , al fracaso y a la desolación, y así desapareció mi bisabuelo en la

miseria. Buena parte de ello, fue a consecuencia de una mala administración

de todo lo que fue la fortuna heredada de su padre. Esto lo he podido

confirmar porque en cierta ocasión tuve yo una conversación con un vecino

del pueblo, cuando yo contaba unos 15 años. Este señor tendría alrededor de

los 80 años, cuando un día yo estaba trabajando en los alrededores de mi casa,

al lado del camino vecinal que lleva al centro del pueblo, y este hombre a

menudo se desplazaba allí en el colmado para abastecerse de "queviures", y

de regreso a su casa que vivía en las afueras pueblo, y al encontrarme yo allí

atareado en lo mío, me aseguró que aquel día no tenía prisas y quería

recordar el pasado, cuando me dijo: Chaval no trabajes tanto. Y continuó

diciendo: " yo en mi juventud había trabajado varios años en esta casa, y

algunas veces cobraba sin trabajar ". A mi me extrañó mucho lo que decía de

cobrar sin trabajar, y a continuación me explicó lo que pasó en esta familia

con respecto al trabajo. Además había otras cosas, muy largas de explicar y

que él no lo había vivido. La servidumbre cuando los dueños estaban

acostados, hombres y mujeres trabajadores de la casa hacían de las suyas, lo

que repercutió en los intereses de los dueños. Me abstengo de hablar más del

tema por no ser muy agradable lo que hacían los mozos y marujas a espaldas

de mis bisabuelos. " Pero yo, - seguía diciendo: si que me había encontrado en

una semana haber hecho sólo un jornal y cobrar toda la semana entera. Y yo

le dije: ¿Cómo es esto? Pues mira -me dijo- Tu bisabuela era una analfabeta

(no sabía contar) y los sábados al terminar la semana salía con un delantal

repleto de onzas de oro, que es tal como se pagaba antaño (pues en aquellos

tiempos no se conocía la peseta), y acercándose a sus trabajadores, que el

sábado no faltaba nadie, la dueña exclamaba - " Cada uno que coja lo que le

pertenece ". A mi me hacía conciencia de cobrarme toda la semana — decía

este exjornalero, cuando a veces sólo había hecho un jornal o dos, pero todos

lo hacían, y para guardar compañerismo con los otros jornaleros, yo debía

hacer igual que todos para no comprometer.

Con este relato del testimonio, me quedé tan cortado que ni siquiera recordé

darle las gracias por ser tan explícito en su conversación. Todo ello me quedó

clavado en mi mente, como si me afectara a mi personalmente, cuando, en

realidad esto ocurrió muchos años atrás, unas tres generaciones antes. Lo que

mencionó este señor coincidía con lo que mi abuela me había contado en

varias ocasiones de su madre, y ahora con sendos testimonios, todavía se

puede confirmar que los padres de mi madrina llevaban una mala

administración de todo lo que fue su fortuna, que les llovió del cielo, y quizá

esto fue su desgracia. No velaron por sus intereses, que no les habían costado

nada, y que les tocaron por herencia. Les fue muy fácil tirar de una vida

acaudalada.

En cambio mi abuelo Juan, el que me apadrinó como les he dicho antes, era

un hombre de rasgos sociales, y de mucha capacidad e incansable en el

trabajo, hizo lo que pudo para aguantar por lo menos el nombre de la casa

Pairal, y arreglar las cosas para subsistir con los suyos. Así luchó hasta que

nos dejó para siempre, muriendo dentro de nuestra Guerra Civil Española, en

el año 38 del siglo XX.

Le sucedió mi padre que se llamaba Francisco, al cual le tocó luchar muy de

firme durante la guerra y la postguerra, y hacer frente a los años sucesivos que

sólo llevaron hambre y miseria. Gracias a su capacidad y a su inagotable

fortaleza de espíritu y por añadidura su fuerza física en el trabajo lo superó

todo, hasta que nos dejó sin verse jamás colmados sus sueños de aventuras y

prosperidades, sorprendiéndole la muerte, como es ley de vida en los años 80

del siglo XX. Pero para seguir un orden vamos a seguir el relato desde el

principio.

Después de terminar nuestra Guerra Civil Española, también se inició la

Segunda Guerra Mundial, del que, llevó barbaridades y grandes atrocidades a

nuestra Europa. Aquellos ideales extremistas de aquellas mentes que estaban

encegados por el odio y el afán de mandato, acarrearon abusos de poder,

como lo fue el exterminio de la raza judía que llevó a violaciones y crearon

verdaderas máquinas de matar en los hornos crematorios. Mataban por simple

placer de matar y se enriquecían con los enseres personales de aquellas

inocentes víctimas, conducidas por aquellos hombres enfurecidos, como si se

tratara de bestias salvajes. Peor aún, puesto que, las fieras de la selva no se

matan entre sí, y menos de la misma especie, sólo matan para comer y así

poder subsistir, ya que así es el reino animal. Todo ello ocurría en nuestra

Europa Central en los años cuarenta de nuestro siglo XX. Me abstengo de

seguir en el tema por darme escalofríos al mencionar tales barbaridades, a las

que lleva una guerra de estas dimensiones.

Respecto a la Segunda Guerra Mundial, y a petición del Caudillo ganador de

la Guerra Civil Española y jefe supremo de la dictadura militar, propuso al

máximo gobernante alemán que podía disponer de aquella España derrotada y

arrasada sin hombres para luchar. Sólo quedaban viudas, viejos y

adolescentes, después de la Guerra Civil que duró tres años. Sólo hubo una

pequeña colaboración "con la División Azul" para luchar en Europa que

incluso se alistaban mujeres, y así se evitó otro derrumbamiento de sangre en

nuestra Patria.

Y después de matizar parte de lo que fueron aquellos años, voy a relatar lo

que acaeció en mi casa. Mis padres después de la guerra se quedaron sin un

duro, puesto que en aquel entonces el dinero se guardaba en casa, ya que no

se conocía lo de guardar el dinero en un Banco o Caja tal como se hace hoy

en día en nuestra vida moderna. El cambio de Régimen les fue mal con el

dinero que disponían. Mis padres pasaron ésta lamentable experiencia y

tuvieron que empezar de cero y enfrentarse a una posguerra de calamidades y

hambre. Todo esto repercutió en la mala alimentación de los adolescentes, y

este es mi caso cuando sólo contaba con siete añitos. Sólo podíamos llenar el

estómago de las cosas del campo, como era: nabos cocidos, hierbas como

ensalada y proteínas como eran las " farinetes de blat de moro". Más tarde

para combatir el hambre y poderse nutrir de alimentos básicos,

proporcionaron el racionamiento que consistía una vez por semana de pan

negro, chocolate a veces con gusanos, aceite de semillas y azúcar moreno.

Todavía gracias de trabajar en el campo, ya que más tarde ya se obtuvieron

legumbres y cereales, cosa que el que vivía en la ciudad no podía tener.

Con todos los tropiezos, el niño protagonista de este relato, ya contaba con

siete añitos y medio. Es la época en que mis padres me mandaron con el cura

del pueblo para aprender el Catecismo, cosa que hoy se le llama Catequesis.

La razón de la doctrina cristiana era para prepararse a la larga para la Primera

Comunión que nos era la máxima ilusión y nos traía agradables recuerdos de

nuestra vida infantil. Todos los domingos por la tarde, junto con mi hermano,

asistíamos sin falta a la improvisada Iglesia, digo improvisada porque la

quemaron en tiempo de guerra y también las cuatro campanas que había en la

Iglesia Románica las echaron abajo para fundirlas y emplear el cobre en

material de guerra para matar gente. Los actos religiosos se hacían en una10

casa vecina a la Iglesia en espera de reconstruir algún día la que fue orgullo

de la comarca. Y así se improvisó un altar con las pocas imágenes sagradas

que quedaron, ya que quemaron todo lo que encontraron a su paso. Una

vecina de la misma, al estallar la guerra tuvo el coraje y atrevimiento de coger

las piezas más valiosas de la Iglesia y enterrarlas, y así se salvó algo. Que esta

persona, inteligente y atrevida, a la que me refiero, que Dios la compense y la

tenga en la Gloria por la buena acción desinteresada en que se atrevió a

realizar.

Al mismo tiempo de hacer Catecismo, también me mandaron al colegio por

primera vez, para enseñarme a hacer palos y ganchos y a iniciarme en las

primeras letras y también para conocer las primeras vocales y consonantes del

famoso camarada. Así fui aprendiendo, aunque no podía desenvolverme por

la mucha vergüenza que me embargaba, cosa lógica en la gente menuda de

aquella época.

En los ratos libres, de vuelta del colegio, principalmente en primavera y

verano, a mis ocho años, mi padre ya me esperaba para trabajar en las tareas

más sencillas del campo, como era regar, " cavar " maíz y demás. Con los

surcos del campo a menudo me caía de cabeza encima de las plantas cavando,

por tener las piernas muy cortas. A todo esto, hoy se le llama explotación

infantil, con todo ello no critico a mi padre por explotarme, sino todo lo

contrario, puesto que, el hacía los quehaceres fuertes con los caballos y

demás, no dando al abasto a las faenas de la finca, y además habían muchas

bocas para alimentar. De este modo también me fomentaba el ser un hombre

de provecho en el futuro. Todo ello podía ocurrir en otras familias, no quiero

decir que mi caso fuera una excepción y no quisiera hacerme el héroe o el

mártir, sino que eran las circunstancias de aquel entonces.

Mi infancia iba transcurriendo más bien tranquila, dentro de lo que cabe, me

refiero a mis obligaciones en los quehaceres domésticos que había que

compaginar con el catecismo y la escuela del pueblo cuando había maestro,

claro está. Hice mi Primera Comunión a los nueve años, fue la festividad y la11

ilusión más grande que he tenido en mi infancia, cosa que no he podido

olvidar jamás en mis 70 años, lo estoy viviendo todavía hoy como si fuera

ayer tal acontecimiento. Después de la Primera Comunión, mi padre me

mandó con el cura del pueblo para ejercer de monaguillo, con el fin de

espabilarme, aprendí como buen monaguillo todas las contestaciones en latín

que había que contestar durante la misa de aquel entonces. Ahora se hace con

la lengua habitual, incluso al empezar la misa el monaguillo tenía que decir el

" Yo Pecador " en latín, o sea el "Confitero Deo". Ejercí durante cuatro años.

Teníamos un cura maravilloso, más bueno que el pan. Al recoger las

"canadellas" al terminar la misa, siempre el cura dejaba algo de vino dulce en

el recipiente, del cual no echaba en el cáliz para consagrarlo, y así el

monaguillo podía saborear lo que era un excelente vino dulce moscatel. Esta

acción era de agradecer puesto que lo hacía para tenernos contentos.

A propósito de que hablamos del Sr. Cura, éste se llamaba Josep Codinach y

por lo que sé a sus 92 años aún vive. Yo tuve la suerte de servirle como

monaguillo durante sus 9 años de estancia que estuvo en mi pueblo, casi sería

una falta grave que no les hablara de él, del que tengo grandes y buenos

recuerdos que no se me olvidarán jamás, ya que me cogió en los años de mi

más esplendor para recordar, como es la infancia y la pubertad.

Lo que tengo que decirles de nuestro cura, y del que voy a matizar parte de

sus proezas, e incluso se podrían calificar como anécdotas y de que sirvan mis

breves palabras como homenaje a sus muchísimas y buenas obras que hizo,

no solo a nivel personal, sino en beneficio de nuestra aldea, puesto que es

como un ángel caído del cielo. Se presentó en el momento preciso que no

teníamos cura en el pueblo, recién terminada la Guerra Civil Española. Con la

iglesia quemada y parte de la rectoría destruida.

Se pidió voluntarios feligreses, para trabajar en las obras de reconstrucción de

ambos edificios, cosa que no faltaron y menos pidiéndolo nuestro cura, del

que el mismo trabajaba con el pico si era preciso, como si se tratara de un

peón más.12

Como se puede suponer, no había dinero en aquella época, ni ninguna clase

de ayuda oficial, nuestro cura se ideó, que después de la misa solemne de los

domingos, entre los feligreses se vendían números para el sorteo de alguna

máquina de coser, de algún jamón, o ternero, etc ... y de este modo se

recaudaba dinero y este se utilizaba para los materiales para la reconstrucción

del sagrado edificio románico, muy bien visto en otros tiempos.

También en la época de las siete semanas de Cuaresma que no había baile,

porque estaba prohibido eclesiásticamente en los pueblos, y que no fuera

motivo que la juventud no se marchara del mismo, se hacía teatro, con

comedias que algunas veces las escribía nuestro cura, para no tenerlas que

alquilar, también tocaba muy bien el piano, escribiendo él la solfa de

antemano, y así era fácil entonar canciones, enseñaba en escena y hacía de

apuntador. Las funciones teatrales eran todo un éxito, la sala del pueblo se

llenaba todos los domingos, que además nos visitaban gente de los pueblos

vecinos, además por Navidad también se hacían los "Pastorets".

Con la entrada del teatro de dos pesetas en aquel entonces, se hacían fondos

para los menesteres más primordiales de la parroquia, e incluso se guardaba

algo de dinero para toda la afición teatral, y se hacía una excursión al año en

autocar, la organizaba el estimado por todo el pueblo, el intachable e

incansable Mosén Codinach.

De este modo tenía todo el pueblo a sus pies, como si se tratara de un buen

pastor con su rebaño, lo que proponía el Sr. Cura se hacía de inmediato, con

toda la ilusión y rapidez en que se requería, por su buena estrategia en sus

decisiones y comportamiento desinteresado, a favor de un pueblo

encomendado por el Señor, según dice la Biblia.

Me recuerda en una ocasión, el primer año de estar entre nosotros el Mosén,

en el mes de noviembre en aquellos tiempos, había la buena costumbre de

hacer el "Numanari d'Animes", tal como requiere en el mes de noviembre de

todos los años se dedicaba a la Purificación de las Almas de nuestros

Difuntos, tal como en el mes de mayo se dedicaba a la Virgen María.

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Esto consistía durante una semana de luna nueva, por tener luz nocturna, para

los fíeles más diseminados, facilitarles el camino, y no hacer el

desplazamiento a oscuras, ya que se hacía andando, por carecer en aquellos

tiempos de vehículos mecánicos. El encuentro religioso en la iglesia solía

durar una hora y media, entre las nueve y las diez y media de la noche,

incluso la gente principalmente los hombres, venían a la iglesia sin cambiarse

de ropa, ya que dejaban de sus trabajos del campo, y del cual, no faltaba de

ninguna familia del pueblo.

El encuentro religioso consistía, en rezar el santo rosario y encomendarse a

los difuntos de la parroquia, y a continuación lo más esperado, el Gran

Sermón. Normalmente, lo hacían predicadores especializados o misioneros

del Sagrado Corazón de María de Barcelona, que cada día con sus prédicas

tocaban algún tema diferente sobre nuestra existencia o después de ella. Pero

como no había dinero para tal encargo, el Sr. Cura optó el primer año de estar

entre nosotros, de hacerse él personalmente el compromiso del "Numanari", y

así lo hizo. Recuerdo como si fuera hoy mismo sus intervenciones en sus

sermones, fue un éxito rotundo, nuestro mosén era un verdadero orador, con

una facilidad de palabra impresionante, sin desfavorecer a ningún misionero.

Yo diría que el impacto en sus sermones durante el "Numanari", dio más que

hablar, incluso nos visitaban gente de los pueblos vecinos para escuchar la

palabra de Dios, este era el tema de las predicaciones. Incluso les diré, que el

día que toco hablar del Hijo Pródigo, principalmente las mujeres, ¡Yo las vi

llorar!, sus palabras tan bien expresadas y con su habilidad, tocaba de lleno el

corazón más sensible. Parecía que por unos momentos estuviéramos

desconectados del mundo que nos rodea.

Otro caso les diré: en dos o tres ocasiones, que no había maestro en el pueblo,

el mosén se ofreció y propuso al alcalde local de cubrir temporalmente la

plaza de maestro, y hacer el mismo la clase en el mismo colegio habitual

durante el lapso de tiempo que fuera necesario.

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El colegio con nuestro nuevo maestro, el desinteresado mosén, iba muy bien,

aunque, no había el mismo respeto que con nuestro anterior maestro, puesto

que, nuestro cura era muy dulce y cariñoso, del cual los alumnos abusábamos

un poco.

Para hacerse respetar y guardar silencio en clase, se ideó de poner en práctica

una de sus habilidades, consistía en hacernos religión. Una vez por semana,

nos explicaba el Nuevo y Antiguo Testamento, que normalmente solía durar

una hora, durante este tiempo no se oía ni una mosca en clase, a pesar de que

éramos más de cuarenta alumnos. Al terminar la Historia Sagrada por aquel

día, los alumnos exclamamos que había sido corta la explicación, ya que

estábamos tan compenetrados que nos parecía que había transcurrido sólo

algunos minutos, no obstante, el cura nos decía: - Hasta la próxima semana

que os hablaré del siguiente tema, si os comportáis bien en clase, del contrario

pasaré de largo la religión.

Con esta historia tenía a todo la clase a ralla, y gracias a él, por mi parte

conozco algo de religión., más referente al Antiguo Testamento.

Tuve que dejar de ser monaguillo por ser ya mayor. Contaba con 13 años y

mis padres me mandaron al colegio del municipio, por falta de maestro en

nuestra aldea y así estuve en el nuevo colegio, dos años. A los 14 años ya

dejaba los estudios para incorporarme de lleno en las faenas del campo y a las

órdenes de mi padre. En los trabajos de la agricultura hay muchas horas para

reflexionar, y más tal como se trabajaba antaño, todo manual, con azadas,

picos, guadañas y labrar con los caballos, a diferencia de que ahora se hace

todo con máquinas y tractores. Las reflexiones mías eran de que había

estudiado poco para defenderme bien en la vida y no tener que estar a merced

de otras personas en el futuro.

Con esta decisión quise cursar el comercio a disgusto de mi padre, alegando

que siendo agricultor no eran tan necesarios los estudios, más bien a nivel de

comercio. Para calmarle un poco, yo le manifesté que las otras faenas no se15

quedarían atrás si es que lo decía por esto, sólo me quedaba libre para los

estudio algún día de lluvia de invierno, sábados y domingos y por las noches

que solía quedarme hasta que me entraba el sueño a las dos de la madrugada.

Después de semejante proeza, a los 2 años terminaba el comercio. Me

corregía los ejercicios dos veces por semana mi maestro habitual del

municipio que también había estado en mis estudios primarios. Yo me

desplazaba con bicicleta hasta su casa ya que no había otros medios en aquel

entonces.

Me incorporaba de nuevo al trabajo del campo aunque no lo había dejado

pero esta vez con la convicción y la satisfacción de que tenía toda una vida

por delante con mis matemáticas y mi habilidad en la correspondencia. Este

último aprendizaje ya lo aproveché desde un principio escribiendo cartas de

amor a las musarañas, del cual podía tener algo de roce de vez en cuando y no

era capaz de hacerlo personalmente por invadirme la timidez con las chicas,

aunque a mis 16 años y al haber dejado la pubertad atrás ya era todo un

hombre con ambiciones de mujeriego, pero me faltaban medios para ello y

atrevimiento. Sólo en los ratos de soledad me inspiraba como hacía Dante con

su biografía y su amor perdurable a Beatriz. Como autor de novelas

románticas estaba siempre a mi alcance; Siempre he sido muy aficionado a la

lectura. Las tardes de verano que normalmente me tocaba regar el maíz o la

alfalfa, siempre llevaba encima alguna novela u otra. En mi infancia tebeos,

después el coyote, más adelante las famosísimas novelas del oeste de Zane

Grey, y por último la lectura clásica de novelas como fue Carlos Dickens,

Julio Verne, Alejandro Dumas, Góngora, Quevedo y el que más Baltasar

Gracián, etc. También la obra de "La teoría del psicoanálisis de Freud". Leía

con predilección los premios novel y obras de psicología sobre el "estudio

del alma". Todo iba correlativo en relación a la edad. Mi ilusión era de algún

día estar bien rodeado de libros de toda índole, donde no faltara tampoco un

buen diccionario ilustrado universal bien expuesto en una pequeña biblioteca

personal. En aquella época no había otra fiesta en el pueblo a excepción del16

baile por la noche, de la misa solemne que se celebraba todos los domingos y

fiestas de precepto, y era una falta grave no asistir a ella , puesto que, en la

misa del mediodía no faltaba de ninguna familia del pueblo, principalmente la

juventud del pueblo llenaba toda la iglesia. A pesar de la rutina de asistir a

misa sin falta, se aprovechaba después para hacer tertulia entre las chicas y

jóvenes. Entre los hombres casi siempre se salía hablando de los quehaceres

de la agricultura.

Yo, algunas veces me separaba del coro, junto con otro joven del pueblo

llamado F.Gesa y muy versado en cultura general, con el cual yo me

encontraba muy a gusto conversando y hablando de todo tipo de temas. Tenía

una visión muy clara de las cosas, y así se nos pasaba incluso las horas sin

darnos cuenta, los dos frente a la iglesia, donde nos despedíamos hasta el

próximo domingo, y así se pasaba una semana más. Debo manifestar que

estoy muy agradecido por el compañero que les he mencionado, aparte de

haber pasado ratos agradables y distraídos en la juventud, y del que hago

mención en varias ocasiones en esta biografía por su habilidad en la

conversación principalmente en las secciones de baile con las chicas y por

escribirme durante su servicio militar. Lo que más hay que agradecerle, la

pequeña crítica que ha brindado a mis memorias. En él, es cosa muy habitual

el leerse cualquier obra y hacerse con el resumen de ella, tal como se puede

encontrar en el principio de este relato.

A los 18 años seguía siendo tímido. A los 18 abriles es la edad de las locuras.

Me gustaba la bici, quería competir, meterme en sociedad en el baile. Cursé

estudios de baile por correspondencia con el profesor Castillo de Madrid,

aunque, con poco éxito ya que no tenía bailadora para entrenarme con los

esquemas que facilitaba en su curso de baile, y tampoco tenía tiempo para

ello. Cursé también estudios de cultura física de Charles Atlas de Estados

Unidos de América, pues quería llegar a ser un superhombre ya que este gran

profesor me lo garantizaba por escrito si seguía fielmente su secreto de

"Tensión Dinámica". Al terminar el curso, podía elegir por estar bien

preparado en lucha libre, GubiXunsi o Greco Romana, yo ya me veía encima

un ring, empecé muy bien, en la primera lección, me notaba muy ágil y muy

forzudo pues no me faltaba fuerza de voluntad para los ejercicios delante de

un espejo grande. La segunda lección, no trataba de ejercicios sino

simplemente y exclusivamente la dieta a seguir, que era a base de una dosis

de Nitrógenos y Proteínas naturales, ya que los ejercicios lo requerían, tal

como se hace hoy en día el que quiere hacer pesas para proporcionarse un

cuerpo perfecto.

Esta segunda lección me la dejé atrás por no disponer de medios para esta

sobrealimentación. La dieta era esencial en el curso. Empecé la tercera

lección aunque duró poco pues enfermé de agotamiento y por esta causa tuve

que dejar el curso.

También cursé estudios por correspondencia de Psicomagnética con el

Director Mano de Lucsi de Madrid, para vencer más que nada la timidez y

fomentar la personalidad. Me fue muy bien, me notaba más hombre y con

más dominio personal y más seguro de mí mismo.

A los 19 años ya cumplidos, tenía unas inquietudes tremendas respecto a

chicas de fuera, más que las del pueblo, pues éstas últimas carecían en aquella

época de encanto y además mis anhelos eran las chicas de casas comerciales

o de distintos negocios, pues no le veía porvenir al campo. Por este motivo

me limitaba a las chicas de fuera y que algunas veces visitaban el pueblo. Mis

anhelos se centraban más y más al respecto y hacia lo que podía sin éxito.

Después a escondidas les escribía cartas de amor que algunas veces eran

correspondidas.

En la soledad de mi casa, y quitándome horas de dormir, me inspiraba más o

menos así: Después de haber transcurrido algunos días, y al pensar que voy a

escribirte parte de mis ideales en una cuartilla de papel, todavía me da la

impresión que estoy viviendo en una mañana de octubre, algo triste por

relucir a intervalos el sol y soplaba una brisa algo molesta, muy propio de un

tiempo otoñal. Me encontraba allí, en Corro d'Amunt, precisamente en una18

pequeña aldea o mejor dicho, yo le diría de un pintoresco y ubérrimo rincón

vallesano que sin duda lo es , y con esto y después de atender parte del culto

de aquella tradicional fiesta que se celebraba allí. En el fondo mis oídos

captaron una música de jazz que parecía salir del fondo de un local, y en

efecto así fue, salía a raudales conmoviendo los gentiles corazones de alguna

musaraña que iba penetrando rápidamente allí, yo también seguí la corriente

para gozar del espectáculo. Se trataba de una anticuada, pero típica, sala de

baile, que me hacía recordar haberme divertido allí en otros tiempos, pero

hacía más de un año que no la había pisado. Me hizo mucha gracia al ver las

chicas bailando entre ellas, esperando que algún decidido varón las invitara a

bailar. A mi me daba algo de vergüenza y me encontraba extraño allí, pero no

podía soportar aquello y pretendí bailar con una de ellas pero ya lo tenía

comprometido. Sin perder la calma pregunté a otra y me manifestó igual que

la anterior y con un gesto de ofendida, supongo que por no pretenderla a ella

antes que a la otra. Esto lo supuse yo pero no lo hice intencionadamente. Me

supo mal de no haberme fijado antes, con esto me llamó la atención porque

además de ser lista era muy bonita, algo niña por cierto, pero se trataba de

toda una mujercita, con sus cabellos rubios y mirada penetrante, su silueta

muy femenina, aunque algo desproporcionada debido a sus pocos años.

Con este tropiezo ya no me encontraba muy a gusto en el baile. No podía

remediarlo. Esta fue la causa que aquella noche me acostara temprano con la

convicción de que no podría conciliar el sueño aquella noche. Mi mente era

un espantoso remolino de pensamientos irrealizables que destrozaban por

completo mi habitual y dulce calma a que estaba acostumbrado. Acto seguido

estaba yo metido entre las sábanas pensando con aquellos ojos de color de

miel y cabellos como hebras de oro, unas horas antes no lo hubiera creído

posible de no haber tropezado con aquella pequeña musa, pero ahora sabía

que sí.

Este fue mi estado psíquico que me produjo aquel encuentro, aunque lamenté

aquella anomalía pero me encontraba inspirado como en los tiempos del19

Romanticismo de Romeo y Julieta, los amantes de Teruel, Dante con su musa

Beatriz, también en nuestro siglo XX se suspiran de verdad ante una mujer

hermosa.

Gracias por la atención dispensada y en espera me perdonaras por lo que

puede originarte la presente misiva, entretanto, te suplico guardes tu belleza

en la sombra, y así te lo ruega un extraño pero de buen corazón (anónimo)

aunque no quede del todo en el vacío.

Con todos los amores más bien ocultos y no compensados con las chicas que

yo admiraba por el físico, por el intelectual y su posición social, me iba

ensayando aunque sin ningún tipo de éxito. Todo esto, lo iba compaginando

con muchas faenas fuera de las habituales que se hacían también en una finca

rústica como es pozero, paleta, trabajar en el bosque, etc.. , con todo esto

frenaba un poco mis inquietudes y nervios en hacer cosas, quizá para el día

de mañana, y al mismo tiempo cortar con la monotonía de sólo saber hacer las

faenas del campo. Mis anhelos siempre topaban en lo mismo, mi hermano

cursó carrera de ciencias, yo por el contrario era el primogénito de los hijos y

no me permitían estudiar, ya que estaba predestinado y mi obligación era de

quedarme en casa para cuidar de la finca y a la larga a mis padres. Había

cierto recelo con mi hermano, ya que el tendría una faena fácil y respetable y

de buen ver de cara al mundo femenino y social.

Con todas estas contrariedades me quintaron para la mili a los 21 años y a los

22 ingresé a filas. Muy asustado i algo conformado al saber según la Caja de

Reclutas N° 38, me tocaba hacer el Servicio Militar al Arma de Artillería

Antiaérea en Barcelona, y así en los ratos libres podía cortejar si me dejasen

chicas de ciudad. Quería localizar una maestra de mi pueblo, a la que la

había cortejado en parte y era mi pareja de bailar sardanas en el pueblo, muy

joven y guapa. Éramos muy amigos desde hacia mucho tiempo, se llamaba

Pilarín. Se marchó del pueblo de incógnito sin dejar rastro por asuntos

imprevistos, y sin despedirnos y en las largas charlas nunca se nos ocurrió

dejarnos un teléfono, puesto que en aquellos tiempos no lo había y menos en20

el pueblo, para las urgencias había que desplazarse a la Central Telefónica de

la ciudad y pedir conferencia con demora algunas veces de más de una hora.

Parece imposible, pero estamos hablando de hace ya cerca de 50 años,.

Durante la mili busqué por toda Barcelona por si encontraba a la escultural

Pilarín y fue del todo imposible dar con ella en la gran capital: era como

buscar una aguja en un pajar.

El día 20 de marzo de 1955, me presente en la Caja de Reclutas de Barcelona

tal como estaba previsto, allí nos reunimos 800 hombres reclutas y

acojonados, claro está, nos pasaron lista a todos y a continuación nos hicieron

formar dentro de lo que cabe, nos pusieron en filas de tres y todo el mundo

con sus enseres a cuestas dentro de una maleta en dirección al cuartel. Fue

muy largo el camino desde el antiguo Borne, al pie del parque de la

Ciudadela, andando como un verdadero rebaño de corderos por el Paseo de

Colón, todo lo largo del Paralelo, Plaza España y casi al final de la calle

Tarragona. Entramos en el cuartel, donde sería nuestra casa durante año y

medio, por el cuerpo de guardia y salimos a una plaza muy grande y muy

bien compuesta. Mirando hacia arriba había una capilla con una gran cruz al

frente, y unas letras grandes que se podía leer "In ogni signo vincen".

Alrededor del patio había un pasillo muy ancho con unas arcadas que a través

de unas escaleras interiores daban a las distintas baterías. Cada batería

contaba con 100 camas. En el patio en cuestión se celebraba misa todos los

domingos con los soldados que estaban libres de servicio. Había que

prepararse con el traje de paseo, guantes blancos y el mosquetón. A la hora de

la Consagración se rendían armas, la misa la oficiaba el Capitán Capellán del

Regimiento. Como decía antes, una vez todos en el patio de llegada nos

mandaron dejar las maletas allí amontonadas para formar las respectivas

baterías de los 800 reclutas, se formaron 8 baterías de 100 hombres cada una.

Al amontonar las maletas tal como nos mandaron los oficiales, yo me vi

perdido por la sencilla razón que mi maleta destacaba de las demás, pues unos

días antes de incorporarme mi madre me compró una maleta nueva y de

21

buena presencia. Lo hizo con todas las buenas intenciones para con su hijo, y

sin embargo las demás maletas eran viejas y de madera. Se ve que los otros

reclutas sabían lo que hacían. Como consecuencia me quitaron la maleta. En

el momento de recogerla, ya no estaba, yo reclamé, y me dijeron que allí no se

quitaba nada, en total, la primera novatada a los pocos minutos de llegar. A

pesar de todo, mi cabeza me daba vueltas para poder descifrar lo que estaba

escrito en latín arriba de la cruz. Unas horas más tarde ya tenía la respuesta, y

quería decir en Español "Con este signo vencerás".

A continuación nos metieron en el comedor, yo casi no comí nada, todo olía a

rancho. Me faltaba la comida que me había puesto mi madre en la maleta.

Después de estos siete primeros días en la mili, me tocó rebaje de sábado a

lunes a casa. Cuando llegué mi madre ya me estaba esperando impaciente tal

como padecen las madres por los hijos. Como le habrá ido ? - cuando me vio

se quedo estupefacta, pues no me reconocía, incluso los perros me ladraban,

cuando mi madre reaccionó me dijo: Que te ha pasado hijo mío ! Pues casi no

te conozco ! En siete días había perdido 7 kilos, cosa que al incorporarme ya

estaba delgado, y al llegar con 7 kilos de menos y con el pelo cortado al cero,

parecía un palo vestido. Mejor dicho era un espantapájaros como los que

poníamos en el campo para asustar a los pájaros. A los pocos días de mili Me

quitaron la poca personalidad que tenía. Pero hacia falta animarse para

recuperarse. Fue una pesadilla al tener que marcharme de nuevo al cuartel

después de aquellas pocas horas con los míos. Lo que me compensaba era que

mi madre me llenó el macuto que traje de la mili de comida, incluso para

pasar una semana. No hubo problema a que me lo quitaran, puesto que, cada

soldado en su batería tenía su taquilla cerrada con llave y así también me

acostumbre, poco a poco, a la comida de allí.

Pasamos algunas semanas en el cuartel hasta que nos mandaron al

campamento de Gava para aprender la instrucción y el tiro aéreo con las

baterías. Salimos del cuartel 800 reclutas andando hasta Gava, ya que en el

cuartel no había suficientes camiones para trasladarnos a todos, y los jefes22

optaron para ir andando, total 18 km. Llegamos hechos polvo, y al llegar en

vez de descansar, tuvimos que montar las tiendas de 18 soldados cada una.

Los días trascurrían muy deprisa, aunque era muy dura la instrucción, la

teórica y los servicios de guardia. Poco paseo por el pueblo de Gava, pero si

lo suficiente para que quedaran colapsadas las casas de prostitución. Yo jamás

pude entrar en ellas, ni siquiera por curiosidad, ya que había cientos de

soldados haciendo cola para tales servicios. Todo esto repercutió en el

reconocimiento médico del campamento con diagnósticos de enfermedades

venéreas. A todos los que tenían algún pequeño síntoma de enfermedades de

mujeres les mandaban al Hospital Militar, donde estaban los mejores médicos

y buena comida, como si fuera en casa.

Me propuse apuntarme a reconocimiento, pues me dolían las piernas, quizá

por el exceso de ejercicio e instrucción y la mala alimentación.

Durante varias semanas tuve una recaída de la que había tenido anteriormente

a los 18 años, cuando me caí de la bici. Me quedé en estado grave durante tres

semanas que hice cama en las que estuve varias horas inconsciente, y mi

recuerdo de ello es que estuve en el túnel de la muerte, vi de algo parecido a

los sueños de Dante en la Divina Comedia, pero mi aparición fue real, el

inconsciente me hablaba de que no podía tirar más adelante. Se ve que no era

éste mi final, me inyectaron más de 50.000 unidades de penicilina en tres

meses. A pesar de todo me quedó una infección en las tibias de las piernas.

Me acuerdo en una de las ocasiones, que me hacían radiografías

principalmente en las piernas, que era lo más dolido de la caída. El resultado

que escribió el Dr. de hacerme las radiografías, en el papel que tenía que

presentar al médico de cabecera, decía así: "Las tibias y los peronés poseen de

una condensación de la cordical de probable origen luético". Dicho resultado

me lo guardé con la idea que cuando me fuera a la mili si me repetían tales

dolencias a lo mejor me libraba del Servicio Militar, aunque no sabía que

quería decir el contenido del resultado de aquella radiografía.

Cuando entré en el reconocimiento, el Capitán Médico que me visitó, me

mandó ponerme sentado encima de una mesa con las piernas colgando,

preguntándome al mismo tiempo si me dolían las piernas, le dije la verdad,

pues si, al mismo tiempo que me sacaba del bolsillo el resultado de la

radiografía de antaño, y al mirarla me mandó bajar de la mesa de inmediato,

y se puso a escribir sin asegurarse antes del posible erróneo diagnóstico que

escribía en aquel papel. Pero precisaba hacer las visitas rápidas por haber

mucha cola de reclutas esperando para visitarse. Como había tantos casos de

enfermedades de este tipo, también me diagnosticó lo mismo escribiendo en

el papel "Lúes". Acto seguido, me llamó el sargento de mi batería para que

preparase mis cosas para ingresar en el Hospital Militar. De echo fue así,

fuimos dos soldados de mi batería, aunque el otro tenía "cólicos". Al llegar al

Hospital pasamos primero por la portería para inscribir el ingreso, ya que era

la obligación, y allí tomaban nota de todo, y según el diagnóstico que tenías,

te indicaban el pabellón que te correspondía. El compañero entregó primero

su papel de ingreso al Sanitario que estaba allí de servicio, y tomó sus notas y

le dijo el número de pabellón al que debía presentarse, a continuación le

entregué el mío, se lo miró y me miró a mí también. Se quedó estupefacto, y

con una mirada así un poco burlona me dijo : "anda recluta como que te lo

pasaste bien, ahora también te lo pasarás de lo más bien". Yo no pude

aguantar más tales impertinencias y le pregunté a que venia todo aquello.

"Pues mira recluta - me dijo - saliendo de aquí te diriges al pabellón número

3, segunda planta, y te tocará en la sala de los toreros, si no sabes que quiere

decir esto ya te lo explicarán". Y esto porqué? - le pregunté, sin salirme casi

las palabras de la boca de lo asustado que estaba. - si yo nunca he estado con

una mujer y menos pública si es que te refieres a esto. Él me contestó

diciéndome que todos dicen igual al entrar aquí, y sin embargo, están más

podridos que una anchoa.

Me despedí del compañero que me llevo al hospital, y él se fue al pabellón

que le indicaron, y yo por supuesto, hice lo mismo, me fue fácil encontrar el24

pabellón número 3, me asomé dentro de la planta baja y efectivamente, había

una escalera con acceso a la segunda planta. Al pisar el primer peldaño, ya no

sabía qué hacer, si seguir adelante o hacerme para atrás, pues las piernas me

temblaban, y el corazón me latía más de la cuenta. Parecía como si tuviera un

motor dentro de mi cuerpo, incluso estuve unos instantes recapacitando,

pensando lo que hacía. Me revestí de valor y tiré escalera para arriba. Cuando

llegué a la segunda planta, había un pasillo muy largo y no se veía a nadie.

Coincidiendo que era la hora más bien de haber comido, pretendí llamar,

pero no podía de asustado que estaba, y al instante y al final del pasillo, vi a

una monja acercándose hacia mi, me preguntó que quería y yo sin decir

palabra le alargué el papel de ingreso. Aunque la mano me temblaba, no podía

evitarlo al pensar en la conversación mantenida con el sanitario de la entrada

del hospital con todo lo que me acusaba, y en aquel preciso momento, estaba

frente a frente con una religiosa. Al mirar el papel, también me miró a mí

aunque puse mala cara y me dijo - Sígame. Y al entrar en la habitación me

preguntó - Fuma usted?. Y yo le dije que si, y ella exclamó: "Como todos los

viciosos de esta sala" y me trajo un cenicero y se fue. En la misma habitación

vi a tres soldados vestidos con su respectivos pijamas, pero no había que

preguntar, efectivamente, aquella era como me dijo el sanitario la sala de los

toreros. Por la pinta que hacían, el pelo de la cabeza a rape, rostros

blancuchos, aunque después de todo eran unos buenos compañeros. Era toda

una tradición que a los nuevos toreros que ingresaban, la primera noche los

sanitarios de allí hacían de las suyas para reírse del nuevo ingresado y

aprovecharse del recién llegado. Consistía en que por la tarde y la noche no

había visitas de los médicos militares de los pabellones, y sus ayudantes, los

sanitarios se aprovechaban de ellos, riéndose a sus espaldas con sus proezas,

que consistía ponerse en las solapas dos estrellas plateadas de cinco puntas,

simulando médico teniente, trabajados con antelación recortando un trozo de

cartón y revestido con papel de aluminio. Tales galones pretendían simular a

los de un verdadero oficial médico y así tenían la supuesta autorización para

25

replantearse a atacar a su víctima. Le mandaban desnudarse del todo, como

vino al mundo y a continuación le mandaban llenarte todo el cuerpo, incluso

la cabeza, de una cosa que era como mocos y que según ellos era para

desinfectar. Acto seguido, un lavado de agua fría, y después le tumbaban

encima de una camilla boca arriba, al mismo tiempo, te metían mano en tus

genitales y con el pene en la mano te mandaban capullar y descapullar. Si

gritaba por el dolor, le preguntaban si era rubia o morena, y el paciente que de

verdad ingresaba con alguna enfermedad venérea, ya fueran purgaciones o

sífilis, lo pasaba muy mal, casi como una tortura. Conmigo también lo

probaron pero no les salió bien, puesto que no tenía de ninguna enfermedad

de mujeres. Así pues, no se pudieron divertir conmigo.

El día siguiente por la mañana, me visitaron los médicos de allí, me pareció

muy bien la visita, aunque yo me encontraba muy débil, algo no habitual en

mí. Con esto me decidí llamar a mi padre, para explicarle mi situación, que se

desplazó de inmediato a Barcelona, al hospital militar en el que su hijo estaba

ingresado. Aunque nada grave, pero si teníamos que hablar del tema. Al día

siguiente del aviso, ya vino a verme mi padre tal como yo le manifesté, por la

tarde a la hora de paseo por los jardines del hospital, mi plan era el siguiente,

si no me recupero rápido es cuestión de hacer algo, con alguna influencia a

través del teniente coronel médico jefe del hospital del cual me visitó a mí, y

era una verdadera eminencia de médico, le dije entretanto a mi padre: - Usted

puede mirar si puede hacer algo, y así me tendrían en casa muy pronto y

librarme del servicio militar que había empezado.

Pero toda esta idea se fue abajo, con las atenciones que tuvieron conmigo en

el hospital, los medicamentos, la buena comida y sobretodo la tranquilidad y

no hacer nada en absoluto durante las tres semanas que transcurrieron allí,

entre análisis de sangre, radiografías y otros, me puse fuerte como un toro, las

dolencias de las piernas desaparecieron del todo, y un buen día me dieron el

alta médica. Me despedí de los compañeros de habitación, que eran los

mismos de cuando entré, puesto que los tratamientos de sífilis eran muy

26

largos, todo ello sólo se podía competir inyectando penicilina aparte que

podían quedar secuelas para otro día al intentar tener hijos.

Me fui del hospital, dejando atrás todo un mundo de experiencias y confuso

con todas mis aventuras, de las que esperaba sacarle algún provecho. Con la

cabeza llena de recuerdos, llegué al campamento de Gavá y me presenté al

sargento que me mandó al pelotón de los torpes en la hora de instrucción y

teórica, puesto que no sabía nada de lo que se hacía allí. A mi me daba una

vergüenza tremenda estar con los torpes del regimiento, hasta que un día un

instructor que enseñaba a tales retrasados dijo al otro, su compañero

instructor: " ¿Cómo es que éste último (refiriéndose a mi) que sólo vino

anteayer parece que le entra muy rápido la instrucción y la teórica?. Y el otro

le manifestó: - "Es que vino del hospital y él sabe que dentro de ocho días se

jura bandera y quiere estar entre sus compañeros de antaño y estar a su nivel".

Y efectivamente, en ocho días me sacaron de allí, y juré bandera desfilando

como los otros.

Así me pasaron los tres primeros y difíciles meses entre hospital y

campamento, hasta la jura.

Una de las cosas que me impresionó más dentro del servicio militar, fue la

despedida de los veteranos a los reclutas, al licenciarse estos primeros. Recién

haber jurado bandera, estaba yo precisamente presente en el campamento,

cuando los veteranos subían a los camiones del ejército que los llevaría a sus

respectivas estaciones, con destino a sus casa para siempre, y en la que

entonaban todos juntos una canción que me conmovió tanto, aparte que mi

cuerpo se quedó todo de una pieza (con piel de gallina por todo el cuerpo), y

casi me da vergüenza decirlo, que me rodaron por las mejillas algunas

lágrimas. Fue tanto el impacto de aquella despedida, y al pensar que a mi

todavía me faltaba para licenciarme más de un año, me proporcionaba cierta

envidia al no encontrarme entre ellos.

El hecho de que me conmoviera tanto aquella canción, fue el motivo que al

oírla tres o cuatro veces, se me quedó grabada en mi cerebro, y no obstante a27

mis sesenta y nueve años , recuerdo tal acontecimiento como si lo estuviera

viviendo en este instante, prueba de ello, que me limitaré a escribir la letra sin

ningún esfuerzo, aunque al imprimirlo en un papel no les puedo entonar la

canción, pero tendrán una idea del contenido de ella, y hay que imaginarse

que tal letra entonada por cientos de hombres a la vez llenos de júbilo,

impresiona, aunque sea gente que no sean conocedores de la mili.

Decía así:

El día que yo me entere,Que me van a licenciar,Con el real, de las sobras,Me conviva el oficial

Y el oficial que me estáEsperando, para firmarme el pasaporte,Que ya está listo para marcharme,Con alegría, yo lo firmé

Y pensando con la novia míaQue más quería, manché el papel, manché el papel,Y cuando cojo la maleta,Y me voy para la estación, y al oírEsta palabra, se me ensancha el corazón.Y la chimenea echando humo en la que vuela,Y el maquinista lleva una marcha que desespera,Y más adelante, se oye una voz, en la que dice:Cinco minutos parada y fonda,

En las estaciones me van preguntando,Las chicas guapas, si he visto a su hermano,Y yo les digo con mucha alegría,Tu hermano se ha quedado fregando la batería,Para mi hermano le traigo tabaco,Para mi hermana la de un vestido blanco.Y para mi novia, le voy a regalar,La punta de esta borla,Para que no sufra más.¿Quinto peluso no llores más,Mira tu padre, mira tu padre que alegre está?

28

Después de unos días de tal pesadilla, me destinaron al cuartel de Barcelona.

En los ratos libres, por las tardes en Barcelona que íbamos de paseo con los

compañeros de mi batería, casi siempre nos presentábamos en casas de

prostitución, cosa que mis compañeros metían mano a alguna de ellas, yo sin

embargo, dado la experiencia que me produjo mi estancia en el hospital, me

limitaba sólo a mirar y observar, puesto que, me daban pánico tales mujeres,

aunque a mis compañeros jamás les expliqué lo que me ocurrió en el hospital.

Simplemente, les decía que no iba con ninguna mujer pública por la sencilla

razón, de no hacer chantaje a mi novia más querida, cosa que no era verdad.

Sólo era un pretexto ante mis compañeros. Sólo tenía la obsesión que si algún

día me casaba al tener descendencia podría repercutir en el ser humano que

viniera al mundo. No saldría sano por culpa de su padre, que se habría

contagiado de alguna enfermedad en el momento del acto sexual con

semejante mujeres. Esto es lo que me retenía.

Me costaba un gran sacrificio aguantarme de la tentación, con lo que me han

gustado las mujeres, a mi juicio con respecto a las mujeres, yo diría lo que

dijo un día Aristóteles Onasis, el famoso Armador y multimillonario griego

que decía: "La mujer es el animal más bello de la Creación". Pero yo tenía

que recurrir como siempre a los vicios solitarios para quedarme un poco más

relajado al respecto.

Entre la mili y rebajes de sábado a lunes en el pueblo también me surgían

algunas aventuras, por ejemplo una:

Una vez más quisiera relacionar una verdadera historia de amor, que pude

vivirla entre los 22 y 23 años, que junto con mis ideales sobradamente

empedernidos en aquellos años no deja de ser algo importante entre mis

amoríos entre la juventud, del cual, es evidente que una verdadera obsesión

por superarse aprovechando la posible relación de la niña bien y el poderío de

los futuros padres políticos, en mi mente en aquellos años tenían una relación

mutua, dicho en otras palabras, según aquel refrán castellano que dice, "a

quien buen árbol se arrima buena sombra le cobija", con este caso queda

demostrado que una persona bien mentalizada en lo suyo vaya bien o mal

enfocada, incluso puede superar la barrera del amor; Y sin más preámbulos

voy a relacionar mi caso.

En cierta ocasión en el baile del pueblo, conocí una chica que me Pareció

como si hubiera caído del cielo, puesto que, tal musaraña no la había visto

nunca allí, me introduce para hablar con ella al mismo tiempo que la sacaba a

bailar, y me dijo, que estaría en mi pueblo una temporada, lo justo para cuidar

de su cuñada y el recién nacido, del cual su cuñada había dado a luz, y dicha

señora en aquel entonces era la maestra del pueblo, y en este caso, el lapso sin

colegio en la aldea sería muy breve, teniendo parte de la familia para cuidar

de los dos.

Durante las semanas que nos encontramos en el baile del pueblo, nos hicimos

buenos amigos, (modestia aparte) en una ocasión bailando le dije, hace varias

semanas que nos conocemos y todavía no se tu nombre, y ella me dijo : tengo

un nombre un poco feo, y se quedó en silencio, y yo me adelanté diciendo, si

no quieres decírmelo me da igual, lo importante de una mujer aunque no

tenga el nombre de pila poco corriente, da lo mismo, lo que si importa que tal

mujer sea bonita por dentro, y con esto reaccioné y me dijo: me llamo Emilia,

la edad de la chica era de aproximadamente la mía, de estatura normal,

morena, con el pelo rizado al natural y muy cariñosa, en total que se podía

considerar una gran moza.

Dentro el lapso de tiempo de ella conviviendo con la maestra, yo tuve que

ingresar en la mili, del cual estuve algunas semanas sin verla, hasta que un día

coincidimos en el baile, aunque, yo hacía la mili, según me manifestó ella se

le acababa el plazo acordado de estar allí en mi pueblo, junto con parte de su

familia, y está fue la razón, puesto que había muy buena relación de

acompañarla aquel día después del baile a su casa, así podríamos hablar con

toda tranquilidad y en silencio a la luz de la luna, ya que estábamos en pleno

verano, y así lo hice, y estando los dos solos frente a frente delante de su casa,

yo le hablé de mis estancia en la mili, incluso le solté, toda una variedad de30

chistes un poco subidos o considerados "verdes", y así ver como reaccionaba.

Por decirlo de otro modo, si a cambio pudiera recibir algún beso, del cual

sería el primero en ella, cosa un poco difícil en aquella época, ya que las

mujeres sabían guardarse incluso en las tentaciones que pudieran surgir

refiriéndose en el sexo, puesto que estaban inculcadas por sus madres de

llegar al matrimonio vírgenes, y jamás no tener relaciones prematrimoniales

como se hace a menudo hoy en día, pues en aquel entonces una chica decente

se abstenía de todo desliz y de cualquier tentación con el sexo contrario, salvo

casos especiales de otro tipo de chicas que me abstengo de mencionarlo por

no venir al caso.

Durante todo el festejo que estuvimos hablando, no de sexo sólo, sino tocando

varios temas que coincidimos muy bien, del cual tuvimos muy buena ocasión

ya que nos tomamos más de dos horas hablando, yo la noté algo nerviosa cosa

no muy habitual en ella y también algo inquieta, hasta que de pronto cogió

ella la iniciativa de hablarme en serio, puesto que no lo hacía yo, y me dijo

mirándome fijamente con sus grandes ojos negros y relucientes, y añadió tú y

yo qué ¿ y yo le dije que quería decir con esto, me quieres no me quieres, nos

comprometemos, y yo le dije que porqué tanta prisa, y ella exclamó, si me

dices que no te gusto no me verás jamás, y yo para calmarla un poco le dije

que no nos comprometeríamos de momento ya que habían otros chicos en el

pueblo con los que podía relacionarse, que incluso algunos de ellos eran más

apuestos físicamente que yo, y ella dijo: lo que pretendes decirme es una

excusa y yo no la acepto, me gustas tú y nada más, y yo me quedé en blanco y

sin decir palabra, y ella puso su cabeza en mi hombro y se puso a llorar con

ganas, como lo hacen los recién nacidos. Al mismo tiempo que me decía: una

vez que creo gustarme de un joven no soy correspondida, ¡ Que desgraciada

que soy ¡ ¡No me verás jamás !, se marchó corriendo entrando en la casa de

la maestra dando un fuerte portazo que podía haber despertado los suyos, ya

que estarían acostados a las dos de la madrugada.

31

Con esta escena inesperada yo me quedé inmóvil como una farola y me daba

la impresión que se me había parado de circular la sangre por mis venas y

parecía como si mi corazón que hacía unos momentos latía con toda

normalidad; parecía en aquel instante como si se me parara, estuve unos

momentos en esta situación, hasta que pude reaccionar y me fui para mi casa

a dormir, cosa un poco difícil después de este caso único en que me encontré

en toda mi juventud.

Me acosté sin cenar, y mi hermano que estuvimos juntos en el baile, y que

había visto que después del baile acompañaba a su casa a mi pareja, estaba mi

hermano intranquilo después de tanto rato de ausentarme de él, y al

presentarme en la habitación, él estaba despierto e impaciente y me dijo: ¿Ya

tienes novia verdad ?, y yo le dije: podría tenerla, pero tengo mis principios, y

él se dio media vuelta y se quedó dormido, todo lo contrario que yo, que no

pude hacerlo aquella noche pensando en el mal que le había hecho a aquella

chica, le había clavado una espina en su corazón, del cual no se lo merecía.

Después de transcurrir algunos días, yo todavía estaba obsesionado con lo

ocurrido con aquella chica, y de que era de admirar el valor y el carisma que

puse en todo su empeño para poder adquirir lo que ella se había propuesto y

así formar una familia muy en breve, del cual, esta vez llevaba la iniciativa

una mujer, cosa que yo lo acepto, ¿ Porqué una mujer no puede dar a conocer

sus instintos de cara a su pareja preferida y no que tenga que hacerlo el

hombre ?, por supuesto, no era muy corriente en aquellos años que una chica

hiciera una declaración de amor, quizá por miedo a que no fuera

correspondida, o aquí también juega un papel muy importante en la astucia de

la mujer que por instinto la tiene mucho más que el hombre, de que al

declararse ella al joven la deje en un segundo término ya que la tiene segura,

mientras coquetea con otras chicas.

Al reflexionar con mi protagonista, recopilé todos sus datos personales y su

dirección del que habíamos hablado tantas veces, hice un recorte de papel

duro tipo tarjeta y escribí a máquina y en letras mayúsculas su nombre de pila32

y apellidos junto con su dirección, y me la puse en la cartera de bolsillo junto

con mis documentos y fotografías más íntimas, y así lo llevaba siempre

encima como si se tratara de una conquista más.

Después de unos días de haber llegado de nuevo al cuartel en la gran capital,

quise coger destino. Me apunté como chofer, pero había muchos en la lista y

no me cogieron, sólo optaron por los que conocían bien Barcelona. Después

intenté meterme de oficinista en la Plana Mayor, pero ya estaba saturado de

tales destinos, me propuse también meterme de oficinista de mi batería junto

con el cabo, pues casi lo tenía seguro ya que me desenvolvía muy bien en la

mecanografía, pero salió de improviso un tal Cobos con influencia y oficinista

de profesión y me quitó el puesto.

Con todos los intentos tuve que echarme atrás y conformarme de meterme en

el montón de los otros soldados, hacer guardias y servicios cuando el cabo

Furriel lo mandara, por el cuadrante que tenía y cuando correspondía cada

uno.

Me impresionó mi primera guardia en la fortaleza de Montjuich, allí había 10

puestos de guardia repartidos en garitas a todo lo largo del Castillo Militar, en

el que se guardaban presos i estaba la residencia de los soldados rasos, cabos

y suboficiales. Los oficiales y jefes estaban en otra residencia, al lado de la

fortaleza. En alguna ocasión que estuve de guardia en el Rastrillo. Consistía

en ser el llavero de la prisión, con la supervisión de un sargento de servicio.

También tuve en mis manos algunas listas de los 122 soldados presos.

Otra cosa que también me impresionó en mi primera guardia en Montjuich,

fue salir del cuerpo de guardia desfilando en formación, acompañados por el

cabo, para efectuar el relevo de guardia, con 10 soldados totalmente armados

y con 150 balas en las cartucheras, como si fuéramos a la guerra. Al hacer los

relevos, el soldado entrante y saliente se presentaban armas y tenían que decir

al entrante si había de alguna novedad, en esto que vi una frase muy militar

con un rótulo muy grande que decía: Todo servicio en paz o en guerra debe

hacerse con los mismos desvelos que frente al enemigo.

En el mando del Castillo había un comandante y un teniente coronel, éste

último tenía un hijo también militar de graduación, y el primero tenía dos

hijas que eran enfermeras del Hospital de Santo José de la Montaña en

Barcelona,. Por orden del comandante, todos los días laborables había que

acompañar a sus hijas a su trabajo. Tenía razón sobrada el comandante, al no

dejar ir a sus hijas solas de madrugada por la montaña a oscuras, ya que allí

habían barriadas en las que vivía gente de más bien mala reputación. Se

acordó que con los que hacían guardia allí, destinarían dos soldados armados

para acompañar a las hijas del comandante hasta Las Ramblas de Barcelona

todos los días, donde desde allí cogían el metro. En aquellas horas de la noche

no había en Montjuich servicio de cremallera, y en aquel entonces daba

pánico andar por la montaña de noche. Años después y coincidiendo en una

visita que hizo el Caudillo a Barcelona, destinó toda la montaña a zona militar

y sacaron todas las barriadas, y por supuesto toda la gente que malvivía allí, y

se convirtió en grandes zonas ajardinadas, con toda la montaña iluminada, tal

como está hoy en día. Centro de turismo mundial, ya que se trata de un museo

militar y centro de diversión para la juventud.

Un día que yo estaba allí haciendo guardia, me vino el cabo de guardia y me

dijo me había tocado en el sorteo acompañar a las hijas del comandante,

puesto que aquel día no había voluntarios para tal aventura. Fui junto a otro

soldado, compañero de guardia. Yo me opuse, pero no me sirvió de nada. Al

pasar las hijas del comandante por el cuerpo de guardia a las cuatro y media

de la madrugada, nos llamó el cabo para acompañarlas. Cuando ya estaban

cuesta abajo, y nosotros detrás guardando cierta distancia, le dije a mi

compañero que se llamaba Crespi y que era muy buen chico: - "Si seguimos

así lo vamos a pasar muy aburrido, puesto que el camino es largo, y ellas nos

trataran con razón de estúpidos". "¿Cual quieres acompañar de las dos?"-le

dije. Mi compañero me respondió que le era indiferente, porque el ya estaba34

comprometido. Entonces yo elegí y me quedé con la más guapa y simpática.

Les dimos las buenas noches y yo me puse al lado de mi preferida,

procurando entablar conversación. Efectivamente, era una chica algo

excepcional. Mantuvimos durante todo el trayecto, una amena conversación,

hablando de varios temas. Coincidimos que el camino se nos había hecho

corto. Me sorprendió que hablando de sexo, me dio un empujón que califiqué

de muy positivo y favorable. Cuando nos dimos cuenta, llevábamos retraso

respeto a la otra pareja, o sea su hermana, pues ya nos esperaban en la boca

del metro. Cuando nosotros estábamos a una distancia de unos 100 metros y

al llegar allí nos despedimos muy cordialmente. De retorno al castillo, mi

compañero me decía, que su hermana se encontraba a gusto con ese soldado,

puesto que esto de separarse tanto trozo de ella no lo había hecho nunca. Yo

por mi parte estaba algo confuso con semejante encuentro, pues durante la

guardia no me lo podía quitar de la cabeza, era un verdadero flechazo, que al

mismo tiempo parecía que teníamos algo en común, la noche siguiente no

dormí y la otra tampoco pensando con aquella carita de ángel y de estructura

sexy, y razonaba como de una chica muy inteligente. Al tercer día del

encuentro, saliendo de la guardia de Montjuich un compañero mío se dirigió a

mí preguntándome: Seguro que acompañaste a la guapa hija del Militar. Yo le

dije: ¿Cómo lo sabes? y él me contestó: - Yo también estuve con ella y ésta

estaba preocupada insistiendo que le dijera de que chico se trataba que la

había acompañado anteriormente, puesto que eran compañeros de batería, me

describió físicamente tu persona, y yo le dije que no caía en el sujeto, y yo a

pesar de todo había reaccionado ya con respeto a la chica, y le dije: has hecho

muy bien en esconder mi personalidad, pues yo no me puedo liar con una hija

de un jefe militar no estando licenciado, por la sencilla razón que otro día si

ella se encaprichase de mí, y yo llegara a la conclusión que la chica en

cuestión no me conviene, no tendría elección teniendo a su padre alta

graduación militar. Y de esta forma tuve que olvidarla, aunque me costó algún

tiempo.

35

En cierta ocasión y habiendo transcurrido más de un año de lo sucedido de tal

relato amoroso, y estando yo todavía en la mili, un día me tocó servicio de

policía junto con otro compañero de mi batería, y presumiendo de veteranos,

ya que nos faltaba muy poco para licenciarnos, nos tomamos la libertad de

llegar un poco tarde a tal servicio, cosa que otros soldados lo habían hecho y

no les había ocurrido nada, pero sin embargo, nosotros nos tocó un cabo de

servicio un poco chulo y nos dijo: Os habéis pasado de listos y para chulo yo,

y dio parte al capitán y nos arrestó durante un día sin salir de paseo. Nos

mandaron al cuarto de banderas, junto al calabozo y al cuarto de guardia, del

cual, no lo pasamos mal, puesto que nos tumbamos en las camas de los

soldados de guardia y tuvimos tiempo de todo con mi compañero, de hacer

siesta, y de hablar de nuestras cosas.

Yo por mi parte me saqué de la cartera escritos que había hecho en la mili

sobre el sexo, y cosas por el estilo, también le saqué fotografías, y al agotar

todos los rincones de mi cartera-billetero se me cayó al suelo por la parte

escrita del que se podía leer perfectamente el nombre de: Emilia Corominas.

El se quedó pasmado y a continuación me dijo: si esta es mi hermana, yo me

quedé mudo y sin ningún comentario escondí en mi cartera todo lo que tenía

encima de la colchoneta y me lo puse todo otra vez en mi cartera, ya había

transcurrido el periodo de castigo, puesto que tocaban "fagina" y era la hora

de cenar.

La semana siguiente, cuando mi amigo Corominas había estado de rebaje de

sábado a lunes en su casa, y el día siguiente por la noche estábamos en nuestra

batería después de cenar y dispuestos a dormir ya que habían tocado silencio.

Yo estaba preparando mi cama cuando, me di cuenta de que alguien me

estaba observando, era mi amigo Corominas, sentado en su cama inmóvil y

pensativo mirándome fijamente, como si quisiera decirme algo importante y

no supiera como hacerlo, yo no hice caso y me acosté.

Dos días después coincidimos en la instrucción, y un breve descanso yo me

fui al lavabo a hacer "pis" y el se puso a mi lado haciendo lo mismo, al mismo36

tiempo que me decía: hablé con mi hermana de lo vuestro y ella me dijo que

todavía te estaba esperando y que si algún día te decidieras al terminar el

servicio militar a formar vuestras relaciones estaba libre. Yo le dije: tu

hermana es una gran mujer, yo la admiro y por mi parte dale muchos

recuerdos, yo le deseo lo mejor del mundo y que tenga mucha suerte al elegir

pareja para una futura vida conyugal, yo por el contrario me abstengo de

comprometerme, ya que tengo toda una vida por delante, y mi futuro en este

momento es algo incierto, no lo veo nada claro para agregar otra persona entre

los míos.

Y así fue mi servicio militar, un mundo de experiencias y anécdotas que

podría escribir un libro. Sólo se que salí de allí mejor formado de lo que entré.

Al licenciarme, si hubiera podido escoger, me hubiera quedado en Barcelona

a hacer fortuna allí, de no ser que mi obligación estaba en otra parte.

De todas formas, yo les aconsejaría a todas las madres que tienen hijos que

les conviene hacer el servicio militar o algo parecido para aprender a respetar

al superior y cumplir cuando sólo eres un subordinado.

Al llegar a casa licenciado y con muchas ganas de trabajar y hacer planes para

el futuro, también empleaba algo de tiempo en salir y acompañaba a alguna

chica. Por supuesto mi correspondencia no se quedaba atrás, como en la mili

escribiendo cartas de amor. También recibiéndolas de algún compañero que

hacía el servicio militar. Tales misivas me animaban y por añadidura me

llenaban un poco más, aparte que se hacía cultura al alternar con amigos. Uno

de ellos me escribía así:

El remitente decía: Agitarla antes de usarla !

Querido amigo:El motivo de ésta, como supondrás no es para lavar con sangre ningúnhonor mancillado (cosa que por otra parte, estando empapados nosotrosde modernismo, escogíamos el lavaje más sedante: El coñac ) ni echarteen cara palabras dichas en un momento de ofuscación momentánea delsentido del humanismo hacia la mujer. Las mujeres son muyrománticas. Como la letra impresa incita el pensamiento, nada mejor

37

que presentarle la redicha frase que el bien acogido dramaturgoShakespeare (Chespir), puso en boca del principal protagonista deHamlet: ser o no ser.Si tu al leer esto, piensas que es una gran verdad permíteme que te diga,con bastante razón que no hay nada más grotesco que esos cursisvocablos que acaban en -er. Toda esa frase es pura palabrería ydemente afirmación de un cerebro no normal en vísperas de un suicidiosin premeditación. ¡Ser o no ser! ¡He aquí la gran mentira! Que el vulgo(en este caso me anulo yo de ellos) acoge como irremediable esperanzapara una vida más espiritual.No seré yo el que practique más sobre eso: Ahí tenemos al Nobel peroinsigne Alvaro de la Iglesia que nos lo explica en pocas y valientespalabras: Sitúa como diríamos nosotros, al filósofo de la vida en unpueblo y fruto de toda su vida de observación, es un libro de anécdotasy reflexiones que titula, con la misma esencia del libro: Toda la mierdaes marrón.Como comprendo el choque psicomagnético de éste tan acertado título,permítame decirte (seriamente) que es la verdad fidedigna De la vie, ylo que un servidor ve en los semejantes, traducido claro está a unlenguaje más apetecible a la Real Academia de Lenguas: Todos nosomos nada. Ser o no ser.

Ya los tenemos juntos. ¿No ves? Por cual te animas amigo. Supongoque tu sano juicio se animará por mi preferida, que será la tuya dentrode bastantes horas de cavilar y desecharás la escrita en un momento deespina gramatical. Caso de no aceptarla (tregua 48 horas) no continúesdescifrando jeroglíficos. Y ahí es nada. Si todos los humanos soniguales, si todos tenemos el mismo instinto: el de la reproducción (loúnico que cambia es la cultura, ésta a su vez cambia la moral) ¿Cómono perdonarás los pequeños destices que puede tener una muchacha eneste instinto? ¿Oh ignoras tú que en los temples nerviosos y pocoabregados a las prácticas solitarias higiénicos una continenciaextremada es sumamente perjudicial para la fisiología propia? Nopodrás negar por último, para salvar el desliz a ellos, que segúnChopenhauer, gran pensador, la mujer es un animal de pelo largo yentendimiento corto.Si consigues salvar estos tres escollos, te podría tomar por un granintelectual, subrayado; cosa no muy edificante, pues los grandespensadores, escritores y gente de cacumen no se notabilizaron casinunca por grandes humanistas. Busca el ejemplo del grande pero tristeBaudelaire.Y aquí en pocas palabras, pues de la noche son las doce termino estecante: Que yo no soy un traidor, ni egoísta, ni farsante; sólo soy unpobre admirador.

38

PD. : Esta misiva es íntima, no popular.

Y con todas las misivas de amigos y amigas, seguía trabajando de firme en mi

casa, junto con mi padre, con el que concordaba muy bien en las decisiones

del negocio y quehaceres domésticos, puesto que con mi padre daba gusto

trabajar, por tratarse de un hombre muy trabajador, valiente y también muy

inteligente, cosa que sin ir jamás a la escuela, ni un maestro darle nunca una

lección al respeto, sabía leer y escribir. Lo aprendió por su cuenta y

estrujando el cerebro mientras guardaba el ganado en su juventud.

A pesar de que trabajaba a gusto en la finca, había algo que me preocupaba

constantemente, y era de que algún día faltarían mis padres y yo me quedaría

solo con una faena que era la agricultura a la que no le veía futuro. Esta razón

era la que me empujaba a tener contactos con chicas de sociedad y no de

pueblo; esta idea ya me invadía antes de los veinte años, como ya lo

mencioné anteriormente.

Iba a menudo a las salas de baile de la ciudad para poder elegir, si se

presentaba, a la que a mi pudiera interesarme. En aquel entonces, debo decir

que había que poner toda una estrategia para conquistar a una chica, pues

inculcadas por sus madres que tuvieran mucho cuidado que si se les acercaba

un varón atrevido que quisiera cortejarlas. Incluso recuerdo en una ocasión

que fuimos tres amigos al baile de noche, y todos hicimos lo que podíamos,

dentro lo que cabe, y al finalizar el baile nos lo contábamos. Yo hice la

pregunta a mi compañero más íntimo: " Cómo te fue durante el baile cuando

bailaste durante toda la velada con la misma?" Y el me contestó algo que me

hizo mucha gracia y lo recordaré siempre: "La chica vino al baile custodiada

por su madre y abuela del bracete y la chica en el centro. Durante el baile y

con mi habitual rollo, sacamos temas de toda índole sin llegar a hacerla reír.

Puesto que no le pregunté su nombre, yo le he puesto uno", Yo interesado por

39

la aventura de mi compañero le pregunté qué nombre era. Él me contestó :

"¡Pues muy sencillo Cara de Cementerio!"

Después de acudir un par de años a los bailes populares de la ciudad sin tener

suerte en lo que pretendía. Fui por primera vez a uno de distinguido, o más

bien aristocrático, al casino de la ciudad .Me gustó el ambiente, y me hice

socio de allí para que me saliera más económica la entrada del baile. Después

de varias fiestas conocí a una chica francesa llamada Josseta (nombre

francés). Vivía con sus tíos, puesto que sus padres vivían en Francia: Era una

chica de mi talla, muy simpática, con unos ojos muy grandes que te

deslumhraban a menudo, y era ahijada de sus tíos y tenían de una casa

comercial que podía ampliarse otro día, con el futuro yerno, ya que ellos eran

algo mayores.

En algunas cosas no coincidíamos, ella era una entusiasta de la música a

propósito que su tío era músico y estudiaba piano. Ya había hecho

exhibiciones de piano en público, y sólo tenía en la cabeza llegar a ser

concertista. Mi obsesión era el negocio y comercio. Hablé con mi padre

diciéndole que algún día lo dejaría todo por algo mejor, ya que descubrió mis

intenciones, porque un amigo de la familia de Josseta vino a mi casa a

informarse de mis intenciones. Mi padre se opuso a la relación, aduciendo que

yo tenía la obligación de seguir en mi trabajo, me gustara o no, de lo contrario

quedaría desheredado dado que yo era el primogénito y no tenía otra

alternativa que seguir en la casa, pues mi hermano había cursado una carrera

industrial y vivía en Barcelona.

Con todos estos quebraderos de cabeza, ya no le puse mucho interés a seguir

adelante con la chica de la que estaba enamorado y cortamos. Pasé unos días

de incertidumbre como es lógico, ya que al cortar me paré a pensar el tiempo

que llevaba con ella. Me fue fácil saberlo. Simplemente contando los vestidos

que había llevado durante el lapso de tiempo que yo intenté cortejarla, total 13

semanas, o sea 13 vestidos, ya que allí en el casino las chicas de buena

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posición, cambiaban de vestido cada domingo. Antes de terminar éste relato

amoroso me gustaría transcribir unas cartas que nos intercambiamos.

Yo me expresaba así:

Mi mente en éstos momentos de soledad no acostumbrada, me es gratorecordar lo que dijo alguien que conocía la psicología un poco más queyo, " Los pensamientos son cuerpos materiales cargados de potencia yque se materializan en el éter", esto precisamente me obsesiona en algoque hecho de menos en éstas circunstancias.

Si el antes mencionado dijo algo cierto, yo te digo algo verídico: Miespíritu me habla con el corazón, y el corazón juega con lo que imprimeen éstos medios más monótonos en que te ofrezco sinceramente.Antes que nada espero me perdonarás, de haberme tomado la libertadde ponerme en contacto contigo, pues para mi la misma, es como si metomara un sedante para mis nervios que me influyen por completo, meexpreso con tono familiar e imprimo en carácter comerciante, así ganotiempo, en este aspecto soy un hombre práctico, en que me está muybien lo que dijo Platón. "El más importante y principal negocio público,es la buena educación en la juventud". Yo por el contrario, en algunasocasiones no la uso, como lo sabrás muy bien, sintiéndolo mucho por loque te afecta, puedes tomar nota por otra incorrección de no usarmedios grafológicos, como sería debido en que usara en la presentemisiva.

No quiero ni puedo escribirte ninguna epopeya, sino cruzar algunasbreves palabras de saludo y cordialidad, y al mismo tiempo saborearmentalmente el de un perfume que huela tu gentil y noble corazón muyfemenino, que a veces parece como si estás respirando amor. No me fueposible asistir en el recordado y distinguido casino como de costumbre,y puede que por Nochebuena no ocurra tampoco, estaré seguramenteindispuesto, si es así nos veremos por Navidad a la tarde. Si no nosvemos antes de dicha festividad, cosa que lo dudo, te deseo de corazónpara ti y los tuyos unas felices Pascuas, rogándote encarecidamentecuando levantes la copa para brindar, será lógico que recuerdes a tuspadres en estado ausentes, pero te agradecería que pensaras un pococonmigo, yo también lo haré, gracias.Si te apetece puedes escribirme, hagas lo que juzgues más conveniente,te lo dejo a criterio tuyo, si lo haces ya conoces mi señas, aunque,preferiría la tuya sin remitente, por efectos que te los manifestarépersonalmente en la próxima ocasión.

Con afecto y admiración, tu amigo John.

41

Por si no conoces todavía mis señas, soy de temperamento sentimental,sensible en el amor, y de carácter bastante varonil aunque muy familiar,por si la tenias como incógnita también te diré, mis requisitos másfavoritos en mi vida privada son tres, aparte de mis creencias religiosas,amo el negocio como a mi mismo, a mis padres y familiaresnaturalmente, y a mi futura y eterna compañera la misma que deboprometerle felicidad, en la recompensa que debe ella colmarme missueños de aventuras.

Cuando mi protagonista me escribía, yo rondaba los 28 años, puesto que, esen fecha,

Granollers, 14 de febrero de 1.961

Amigo Juan,Después de mucho tiempo de meditar tus últimas palabras, lograsteclavármelas como si fuera ahora mismo que me las estas diciendo, yaque una persona sensible y sentimental como yo, reconozco y hecomprobado que durante mucho tiempo con la música y mi pocaexperiencia he estado durmiendo o soñando con las cosas imposibles,pues de cada 100 pianistas como yo, sólo uno llega a la gloria. PorSanta Cecilia el 22 de noviembre pasado, fue según pienso mi últimaaparición en público, saliéndome todo en popa (modestia aparte), puesmás éxito ya no podía obtener, pero sufrí, no te lo puedes imaginar yreconozco muy bien referente a lo que me dijiste el último día. (Unachiflada de la música), y el mal resultado que me llevaría.

Desde que he dejado la música apartada de mi mente, no puedesimaginarte el cambio que he realizado y en la forma que una encuentrala realidad de la vida, te felicito por haberme acertado tan exacto micarácter y que dejando mis tíos, has sido tu la persona que me ha hechoreaccionar en la vida por el buen camino, pues ahora estoy contenta yconformada, junto con mi tía cuidándome de todo lo de la casa.

Hasta ahora no me había dado cuenta tampoco que el sexo femeninofuera débil, pues siempre me había sentido fuerte y valiente. Menosahora ya que somos y tenemos que sentirnos; débil, miedora yhumillada, y esto ha sido el motivo de éstas cuatro palabras. Noquisiera cansarte más al leerla, y si esta misiva te molesta y por todo eldolor que te he podido ocasionar en varias ocasiones, ruego a Dios meperdones, pues ha sido a una mala interpretación y una falsa obsesión.

Gracias.

42

Josseta

PD: Tal como me dices tu en tu misiva en poner el remite, yo te suplicoque si te apeteciera escribirme no lo hagas sin verme personalmente.

Vamos a dejarnos de romanticismos y seguimos adelante. En aquel entonces

mi vida privada se podía calificar más o menos así: un joven de 29 años, algo

pasado de moda o muy visto con ocho o nueve aspirantes a novias en la

espalda y sin llegar a puerto con ninguna con tales sentimientos. Pues mis

anhelos no eran compatibles con el futuro que me tenían preparado. Estaba

indeciso en tomar decisiones con respecto al mundo femenino, y así seguí un

par de años más, hasta que un buen día me plantee de meter mano a la

primera que me saliera, y lo demás que fuera lo que Dios quisiera. Me di

cuenta de que el destino no se lo hace uno, sino que cada individuo lo lleva

trazado al nacer y no se le puede hacer nada. Todo lo demás es navegar contra

corriente.

Me esforcé durante toda la juventud para cambiar el destino y tal como se

puede ver en este puñado de folios, jamás me salió bien. Reflexioné durante

algún tiempo mi situación y mis anhelos no correspondidos, llegué a la

conclusión que tendría que abrirme camino entre los míos, y en la vida rural.

Pasaron seis años después de la mili y por supuesto muy movidos en todos los

aspectos, en el terreno sentimental estaba muy desmoralizado al no haber

encontrado lo que siempre había pretendido, enamorarme de alguna chica que

además dispusiera de un negocio comercial. Yo por mi parte tendría la excusa

para enfrentarme a mis padres y dejar el oficio que me inculcaron y

dedicarme de lleno junto con la chica que me quisiera en el mundo del

comercio. Pero todo esto no fue así, ¡El destino es el destino!.

Con todas estas circunstancias hice un buen examen de mi situación, pretendí

dejar a un lado todas mis locuras y pisar firme, tirar la toalla, tal como suele43

decirse vulgarmente. Mi elección sería ir en busca de mi anterior pretendienta,

Emilia, pues ahora me tocaba a mi ir detrás de ella. Me costó un poco

averiguar la situación sentimental de mi elegida, ya que vivía a 80 kilómetros

de mi casa, pero no obstante, disponía de amigos que hice en la mili que

vivían por aquellos contornos y eran de toda confianza ¿ y que es lo que me

dijo al encargarle a uno de mis amigos sobre el estado de la inolvidable y

respetuosa amiga ? A que lo aciertan ustedes, ¡ Que ya estaba casada ! tal

respuesta me ocasionó un gran disgusto, aunque tuve que conformarme ya

que me lo había buscado yo mismo, y por añadidura me estaba muy bien por

no haberme decidido antes. Con todo esto, aprendí muy bien la lección, me

merecía tal reproche.

Y con todas las contrariedades a los 32 años cogí novia y a los 33 me casé

(en la edad de Cristo) con una chica muy mona, muy modesta y trabajadora y

sin ningún medio económico. Sólo tenía una ventaja respeto a mi persona y

era el de ser 12 años más joven que yo.

Al principio de estar casados vivíamos en casa de mis padres. Pero todo no

terminaba aquí. También había en la familia una tía y hermana solteras. A

consecuencia de ellas vinieron los problemas. Ellas dos, aún solteras,

principalmente la tía, había mandado en la casa de todo por todo, pues mis

padres se cuidaban más bien de los quehaceres domésticos. Al añadir un

matrimonio recién formado en la casa, que por derecho y lógica había que dar

las opiniones de todo en la marcha de la casa y del pequeño negocio del

campo, insuficiente para vivir de ello tanta gente. Con todo esto vinieron las

discusiones, pues ellas no aceptaban que el nuevo matrimonio de la casa

tuviera derecho a expresar sus opiniones. Jamás aceptaron tal decisión y fue

como una herida que no cicatrizó nunca.

Ante tal panorama llevé a mi esposa a vivir una temporada con su hermana,

que era donde vivía antes de casarse. Fue la decisión mas correcta que tomé,

ya que mi esposa necesitaba tranquilidad. Ella no tenía ninguna culpa que

pasara todo aquello y por añadidura estaba embarazada de dos meses. Durante44

su ausencia de la casa aprovechamos con mi padre para preparar una vivienda

aparte en el mismo inmueble. Cuando terminaran las obras pensábamos vivir

el matrimonio solo, y por otra parte mi tía y mi hermana debían ir a vivir a

una vivienda adosada en la misma masía, pero independiente. Así podrían

hacer la vida aparte.

A los siete meses de la ausencia de mi mujer en la casa, dio a luz a un varón

que se le pondría el nombre de Jordi, patrón de Cataluña. Me hizo mucha

gracia el nombre debido a que en mi pueblo no había ninguno. Este

acontecimiento fue el que me marcó más en mi vida de adulto. La primera vez

que dijo "papa", me entró un escalofrío y me sentí un hombre más interesante

y con todas las ilusiones y satisfacciones. Me pasó por la cabeza que a partir

de aquel momento, también nacían para mi más responsabilidades. Habría

que trabajar más duro en el futuro para aumentar la familia, y dar la educación

que se requiere a los hijos.

Después del nacimiento del primogénito, lo bautizamos y cuando mi mujer ya

había recuperado las fuerzas se vino a vivir a la vivienda que habíamos

preparado con mi padre.

Fue en aquellos años que junto con mi padre coincidíamos muy bien en el

asunto de los negocios se nos ocurrió una idea para el futuro. Nos atrevimos a

formar una urbanización en la propia finca, en la parte alta de la misma. El

terreno era improductivo y de mucho desnivel para trabajar allí, y de este

modo podíamos aligerar los medios económicos que eran muy escasos. Y así

se hizo y fue bien, aunque hubo muchos problemas burocráticos y demás,

pero con paciencia y esfuerzos físicos y mentales se solucionaron.

¡Vamos a conocer como fue la historia!

Un día trabajando juntos y en una breve pausa con el tiempo justo para

merendar un poco y coger fuerzas para continuar la larga jornada, tal como se

trabajaba antes, desde el amanecer hasta hacerse de noche, (en verano incluso45

sobrepasábamos las 18 horas de trabajo por día, por este motivo se comía tres

veces en casa y dos en el campo, como era merienda a media mañana y

merienda a media tarde), mi padre me comentó que tenía un problema a lo

que yo le contesté que ya sabía cual era. El problema era que no le alcanzaba

el dinero para hacer frente a toda una larga familia. En casa solo éramos dos

los que trabajábamos, a excepción de mi madre que hacía más de lo que podía

en los trabajos de la casa, como cocinar, hacer fuego todo el día con leña e ir a

buscarla ella misma muchas veces al bosque y lavarnos a nosotros. Además

nos ayudaba en las faenas del campo. A todo esto vivían en casa mi tía y mi

hermana, que decían que estaban enfermas, y tenían que cuidarse muchísimo,

sobretodo con una sobrealimentación que no estaba a nuestro alcance.

Hacían trabajos de costura y lo poco que ganaban se lo quedaban para ellas, y

no nos ayudaban para nada a hacer frente a la situación que se vivía en la

casa.

Yo sin faltarle el respeto a mi padre, le dije que en su día no se enfocó bien el

porvenir de las dos mujeres, y ahora era una carga totalmente insoportable

para la familia. Con estos comentarios no quería decir que debía que echarlas

de casa. Sólo quise insinuar que debíamos buscar una solución cuanto antes.

Después de expresarme me quedé un momento en silencio y mi padre me

miró fijamente tal como lo hacía el cuando quería juzgar a una persona, con

una mirada muy penetrante, y me dijo: "Hijo ya tienes 34 años, ya puedes

juzgarme si en alguna cosa he hecho mal, ya eres ya todo un padre de familia

y supongo que con la situación que atravesamos lo tienes muy mal, a pesar de

que has trabajado con esmero media vida conmigo, y jamás me has

desobedecido en nada".

Mi solución, dijo mi padre, la he pensado muy bien y lo siento mucho. Habrá

que vender terreno de la finca para poder superar esta crisis económica que

atravesamos, aunque sea fruto como dices muy bien tu, y tienes razón que hay

muchas bocas que alimentar y somos pocos a entrar dinero en casa, pero no

quisiera hacer ningún enfrentamiento entre la familia por tal situación.

46

Y efectivamente, le propuso a un señor, que presumía de dinero, de venderle

la parte alta de la finca donde había más posibilidades que un caprichoso se

hiciera una torre. Se podía considerar la situación del terreno como

privilegiada por la panorámica que tiene, puesto que de la masía hasta arriba

del todo, que antes se le decía el "turó" había un desnivel de 55 metros de

altitud. Se domina desde allí arriba parte de la comarca de El Valles y el

Tibidabo de Barcelona. No hubo suerte. Dicho señor acaudalado no se

atrevió a ofrecer gran cosa por el terreno, alegando que le daba miedo

urbanizar dicho terreno, por tratarse de una zona virgen y desértica. Sólo nos

prometió una peseta por palmo cuadrado, y mi padre me dijo a mi, que tal

venta no le solucionaba la papeleta. Tendríamos que enfrentarnos nosotros

mismos y probar suerte de urbanizar por nuestra cuenta. A mi me pareció

algo desorbitado al pensar que un señor con conocimientos, dinero y buena

experiencia en el tema se tirara atrás, y lo hiciéramos nosotros, unos simples

campesinos desconocedores de todas estas cosas de tanta envergadura y sin

disponer de medios económicos. Era jugarse la última carta, como se suele

decir, pero yo tenía una fe increíble en las decisiones de mi padre por ser un

hombre emprendedor. Aprendí mucho de él y confiaba en que mereciéramos

que nos saliera bien. Estábamos acorralados y no había otra alternativa que la

de tirar la toalla. También se me pasó por la cabeza que mi padre era y había

sido siempre un manitas, puesto que, las herramientas de trabajar en el campo

se las hizo siempre él, los arados de labranza, herramientas manuales, las

oreas de trillar, incluso "cobas" de transportar la comida a los caballos desde

el pajar, carretones, etc.. Y con tantas habilidades él haría todas las

instalaciones de agua potable y las instalaciones de líneas eléctricas

provisionales hasta que hubiera dinero para hacer las definitivas. Por mi parte

estaba dispuesto también a tirar adelante con el trabajo; lo poco que había

hecho de paleta, y toda la faena de despacho, hacer contratos, recibos, hacer

constar a los plazos de ventas con sus respectivos intereses, y así pondría en

práctica de nuevo el comercio que un día tuve la buena idea de cursar estudios

47

más superiores que los habituales en estudios primarios, y del que ahora ya lo

tenía un poco olvidado.

Con todos estos pensamientos lo que más me preocupaba era una cosa. Antes

de vender había que gastar mucho dinero para abrir calles, haciendo grandes

movimientos de tierras, hacer alcantarillas, poner bordillos y todo lo que es

menester en una urbanización. Para la cuestión eléctrica usábamos

provisionalmente la corriente de la casa, con alargos, como podíamos. Con

todo esto, sólo había una esperanza de poder tirar para adelante, pues no

teníamos ni un duro. Ahora lo puedo decir, antes no; mi padre gozaba de un

gran prestigio, de ser "un gran pagador". No tenía deudas, ni pequeñas ni

grandes, y esto nos lo manifestó el empresario que nos hizo las obras de

abertura de calles y de grandes movimientos de tierras. Confiaba plenamente

en nosotros en que no le fallaríamos en absoluto en el asunto del pago. Nos

hizo un trato excepcional para pagar los trabajos, que consistían firmar unas

letras a los 90 días, si no se podían hacer efectivas durante el lapso de tiempo

marcado, avisando con 8 días de antelación se renovaban las letras a 90 días

más, y así sucesivamente. Y así se hizo, aunque no tuvimos que llegar a tal

extremo.

Empezamos la gran proeza. Después de aprobar inicialmente el Ayuntamiento

todos los proyectos de la urbanización con las respectivas instancias, planos

topográficos de parcelación y con las calificaciones que se pretendían dar a

ella, con todos los planos de viales, de alcantarillados, red de suministro de

agua potable, con todos los certificados de potabilidad del agua a disponer de

la finca y toda la topografía del "Turó" de la finca, donde el aparejador pasó

más de 8 días para hacer las mediciones.

Después de la aprobación inicial de la urbanización, no pudimos hacer

ninguna intervención burocrática al respecto, ya que hubiera sido lógico

aprobar la urbanización de un modo definitivo, con la legalización, además de48

la aprobación de urbanismo de Barcelona. Todo esto lo pedimos en el

ayuntamiento y nos dijeron que esto no era posible, puesto que en aquel

entonces el pueblo, no tenía por primera vez la revisión del plano de

ordenación del municipio en cuanto a recalificaciones de parcelación, pero

que no padeciéramos que por parte del ayuntamiento, siempre tendríamos su

apoyo en todo, incluyendo licencias de obras. Como no había otra alternativa,

tuvimos que aceptar lo que nos manifestó el ayuntamiento, aunque nosotros

temíamos que algún día esto nos llevaría problemas, al no poderlo aprobar de

un modo oficial y definitivamente por Urbanismo. Y así fue. Más adelante les

explicaré que fue lo que ocurrió.

Al empezar la planificación de la futura urbanización, empezaron las críticas

de los vecinos del pueblo que no habían visto jamás cosa igual, con semejante

envergadura, y más tratándose de unos payeses (quizá fuera de lo corriente)

que emprendían, lo que sería si no fracasaban, todo un pueblo, pues había

más viviendas en lo que estaba previsto que el resto del pueblo.

Al construir el primer depósito de agua potable en la parte más septentrional

de la zona urbana, que se repartiría por si solo, o sea, por gravedad, por si se

daba el caso de algún fallo del suministro eléctrico, no faltaría nunca el agua

en las respectivas viviendas. El depósito en cuestión tendría una capacidad

de unos 300.000 litros de agua, con las grandes dimensiones del mismo. Los

que se creían ser algo en el pueblo y gente ya muy mayor, decían por

ignorancia, claro está, y esto casi se puede considerar como una anécdota -

decían así:

El depósito de la urbanización de Can Suquet estará siempre lleno , puesto

que, el automático se cuidará de mantenerlo a su justa medida con las

respectivas sondas incorporadas en semejante instalación "Si algún día se

reventara el depósito, sólo se salvará de ahogarse las personas de las casas que

49

tengan como mínimo tres o cuatro peldaños en su entrada principal de la

vivienda".

Estas eran las críticas y sátiras, a las cuales, no hacíamos caso, sino todo lo

contrario, nos hacía gracia. Además, algunos de los que decían tales cosas nos

miraban como si fuéramos unos héroes, quizás porque no habían visto jamás

gente del oficio dirigiendo las obras, simplemente las máquinas. Los

maquinistas tenían bien asumido lo que debían hacer, basándose en los planos

de los técnicos. Por nuestra parte también hacíamos cosas y faenas manuales

como si fuéramos profesionales de la construcción y así fuimos adelantando

las obras bajo las miradas atentas de los curiosos, que comentaban que parecía

imposible que unos particulares fueran capaces de arriesgarse a tanto.

De haber sabido la gente de lo que disponíamos en fondos económicos, para

hacer frente a todas las promesas que les hacíamos al vender, no hubieran

comprado con nosotros. Sabían que podían confiar en nosotros, que no les

fallaríamos, y esto vale mucho. Nos veían los más interesados trabajar con

ahínco. Daban crédito a las sugerencia que les hacíamos a los futuros

compradores de parcelas, aunque había cierta desconfianza, y nosotros

éramos unos pioneros para la vivienda de segunda residencia . Les

explicábamos a los mismos compradores que nosotros teníamos nuestras

propias raíces en esta casa y finca, y que por tanto no pretendíamos hacer

como hacían muchos, vender, llenar las maletas de dinero y largarse.

Todo esto ocurrió con el auge en Cataluña de las urbanizaciones, los

especuladores, grandes empresarios, compraban una gran finca, se aprobaba

la urbanización, se hacía apertura de las calles, se vendían todas las parcelas

sobre plano y los dueños se largaban con el dinero, y los parcelistas no podían

reclamar nada, puesto que, ni siquiera conocían a los dueños. Los que vendían

las parcelas eran simples empleados que trabajaban a comisión. Sin embargo,

ustedes tienen el trato directamente con los dueños, y no tienen otro domicilio50

para esconderse, y tenemos la suficiente reputación para tirar adelante, y

quedar como unos señores como ustedes se merecen, a pesar de todo algunos

de ellos, quizá los más desconfiados se iban al ayuntamiento a informarse.

Con la cosa medio en marcha, había que vender alguna parcela sobre terreno,

puesto que las parcelas ya estaban todas marcadas y medidas por el topógrafo

con un plano particular por parcela, y no sobre plano como he mencionado

anteriormente, que algunos lo hacían con la intención de engañar a la gente y

fugarse con el dinero. Por nuestra parte y después de trabajar de firme con las

faenas de urbanizar, había llegado la hora de plantearse: ¿Cómo se enfocaba

la venta de parcelas y que pudiera dar un buen resultado?. Lo consultamos

con gente experta en todo esto y llegamos a la conclusión que había que

vender a plazos, ya que en aquellos tiempos había muchas ilusiones y poco

dinero, ya que veníamos de una postguerra no muy lejana. Después había que

evitar a toda costa la especulación de algunos señores que siempre los hay de

comprar barato aprovechando los precios de inicio de una cosa nueva y

esperar que se revalorice por si sola, y después es el momento de vender y

hacer el gran negocio a cuesta del promotor, pues esto había que evitarlo

¿cómo? sencillamente nos ideamos poner una cláusula en el contrato privado

que dijera a construir en un plazo máximo de 2 años, del contrario la

promotora se quedará de nuevo con la parcela, aunque hubiera pagado

algunos plazos, y así se hizo.

Ahora me tocaba exclusivamente a mi desenvolverme con la parte de

papeleos, esto se lo dije a mi padre, y el me dijo que con esto no podía

ayudarme, yo aproveché para decirle que tendríamos que abrir un despacho en

la misma masía, ya que así tendríamos un contacto más directo y cordial de

cara al cliente, más que si fuera un local prefabricado a la entrada de la

urbanización del que tiene un carácter más comercial y no familiar como

queríamos demostrar nosotros, sencillos y con ganas de quedar bien.

Arreglado lo del despacho, en los ratos libres me puse a trabajar, primero

como hacer lo de la venta a plazos, y que la gente no se asustara como ocurre51

al pedir dinero en los bancos con los intereses que te clavan. Tuve que meter

mano en lo que fue del comercio, algo ya olvidado, y del que casualmente

aprendí en aquella ocasión en la convicción que algún día lo necesitaría, y

esto ya había llegado, cogí el libro de cálculo mercantil como podía aplicar el

asunto de los intereses en los plazos de las ventas de las parcelas , y opté por

hacer la operación de intereses compuestos, y este sistema tuvo una gran

aceptación en los clientes, ya así sólo pagaban intereses del capital pendiente

a pagar , y con la misma operación se hacía los repartos proporcionales de

todos los trimestres a pagar por igual, y al revisar el libro de la

correspondencia mercantil me fue fácil redactar mi primer contrato privado de

compraventa.

Con el contenido previsto de los plazos de los trimestres a aplicar, y con las

cláusulas principales ya mencionadas, para evitar la especulación, ya se

hacían los contratos de compraventa que iban surgiendo, en aquellos tiempos

que se urbanizó, los gastos más esenciales de coste eran de 4 ptas. por palmo

cuadrado útil, y recuerdo que en la primera venta que hicimos vendimos a 3

ptas. el palmo cuadrado, con el mismo paleta que nos puso los bordillos de las

calles, esto sí, con el trato de que antes de 1 año habría que tener la torre

hecha y dispuesta a vivir en ella, y cumplió, y esto fue un bum en la parte más

septentrional de la urbanización, ya vivía una familia, esto fue todo un

reclamo. Y así ya no asustaba tanto a la gente hacerse una casa en una zona

totalmente virgen, principalmente a las mujeres que decían que por las noches

podrían aparecer lobos. Más tarde ya se vendieron a 8 ptas. el palmo,, y de la

gente hubo de algunos casos que no pudieron cumplir el contrato que en su

día firmaron, de construir en 2 años, alegaban las circunstancias del que les

había ocurrido. Y nosotros en vez de hacer rescisión de contrato sin abonarles

nada, tal como decía el contrato, pues les abonábamos todos los trimestres que

habían pagado, y nos quedábamos de nuevo con las parcelas, y así hacíamos

negocio a la larga, y de paso quedábamos como unos señores, y la gente

después de darnos las gracias por tal acción se marchaban contentísimos y

agradecidos de haber tratado con nosotros y haber recuperado todo el dinero

cotizado.

Les he hablado de mi pintoresco pueblo, Corro d'Amunt, una aldea de les

Franqueses del Valles, que solo tiene empadronados 349 habitantes, sus casas

son diseminadas, la gente del pueblo nos conocemos casi las ideas de cada

uno. Les quiero hacer muy brevemente "cinc céntims" de lo que es el pueblo

en si, como también de la Masía en que vivo yo. Nací en la masía Can Suquet,

antiguamente Ribafort, hoy catalogada como Patrimonio Arquitectónico por

el Ayuntamiento y la Generalidad. Está situada en el camino de Can Suquet

del Plá, de Corro d'Amunt, sus características son:

" Masia aíllada amb pati tancat al davant. Situada en zona rural, a

ponent de la urbanització de Can Suquet, origináriament era de tres

crugies, i actualment en mostra una quarta, afegida mes tard a la banda

de ponent.

La casa es de planta rectangular, i consta de planta baixa, pis i golfa

amb coberta de teula árab a dues vessants, limitades per una fina

imbricació. La coberta de ponent és mes llarga, amb el carener

perpendicular a la facana.

La facana principal está composta simétricament, distorsionada per

l'ampliació del eos de ponent. L'entrada está situada en l'eix central del

eos original, i és d'arc de mig punt de pedra adovellada. Les finestres

de les plantes superiors han estat transformades en balcons. A ambdós

costats de la facana hi ha adossada una escala exterior d'accés a la

planta pis."

Además en el pueblo hay catalogadas once masías más, junto con la Rectoría,

la Iglesia Románica y la Mare de Deu del Plá, esta última es una capilla que

está junto a Can Viure y fue restaurada puesto que la quemaron en la guerra.53

También el Ayuntamiento a calificado de interés a nivel de municipio por su

antigüedad y grandes proporciones, el Pi de Can Sala y la " alsina " de Can

Turut, valorados en varios millones de pesetas.

En la propiedad de Can Camp muy cerca de mi casa, se puede visitar el "Pou

del glas", hecho de piedras y sumergido en la tierra para tener más eficacia

térmicamente, del cual se abastecía de hielo la gente adinerada de Barcelona.

En la finca de Can Bruguera hay; el Arco de Can Bruguera, hecho de piedra y

por la parte de arriba pasaba un pequeño canal de agua posiblemente para

regar sus pastos o cereales, y provenía de tres o cuatro kilómetros, y puede

que tenga el arco dos siglos de existencia.

Hay la finca de Can Sala que linda con la nuestra y hoy es propiedad de la

gran empresa Nissan Motor Ibérica, es una zona privada y sólo tienen acceso

a ella los 2.000 y pico de trabajadores de la empresa, ya que la compraron

para esta finalidad. Consta de un precioso campo de fútbol de reglamento,

campo de balonmano, varias pistas de tenis, bar, restaurante, piscinas de

competición rodeadas de zonas ajardinadas y grandes extensiones de césped,

barbacoas a lo grande en una extensión de varias hectáreas de bosque

totalmente cuidado. Muy a menudo la finca en cuestión, la visitan en

autocares: japoneses, chinos y de todas las nacionalidades del mundo, allí se

hacen exhibiciones de sus maquinarias, ya sea tractores y otros vinculados en

la actividad de esta importante empresa, que incluso cotiza en bolsa.

Podría hablarles de infinidad de cosas relacionadas con mi pueblo, de

tradiciones y costumbres, que contadas en el tiempo moderno que vivimos

son del todo curiosas e importantes, del que se puede apreciar que nuestros

antepasados, sin tener medios para las cosas, trabajabann con inteligencia, y

esto es todo un mérito.

Yo por mi parte y haciendo eco de mi juventud en la lectura y en afición en la

biología y psicología, me ideé un negocio nuevo para mi, y compatible en la

54

finca, pues mi cabeza daba vueltas como antaño en el asunto del negocio, y

que del campo no había futuro.

Un buen día, se me pasó por la cabeza lo del champiñón, me puse a leer libros

y manuales del cultivo del mismo y buscar información. Me dije: esto será lo

mío, basta que es una cosa muy difícil y complicada en aquellos tiempos ,

pues no había competencia, ya que se requería un gran esfuerzo físico a

preparar las materias primas, y mucha cabeza en tener en cuenta a las

enfermedades de bacterias, CO2, PH, renovaciones de aire, e t c . , sólo me

planteó un problema, para el cultivo del mismo se requería locales muy

aislados térmicamente y si pudiera ser climatizados, ya que la temperatura y

humedad requería medidas estables sin oscilaciones climatológicas.

No disponía de medios económicos para preparar todo esto, recurrí a lo que

algunos agricultores del Maresme ya lo habían hecho, excavar minas dentro

de la tierra y así formar pequeños locales para cultivar este señorito que es el

champiñón. Yo tenía una ventaja de que era muy fuerte, pequeño de estatura,

pero incansable en la faena, nunca me encontraba cansado. Con mis primeros

treinta y pico de años de trabajar en distintas faenas, jamás estuve una hora de

baja, pues no tenía tiempo de estar enfermo, en este aspecto Dios me echó una

mano.

Mis primeros años con el champiñón fueron muy duros, al meterme en una

cosa que desconocía por completo, sólo tenía nociones teóricas al respecto, y

compaginar hacer minas a pico y pala excavando por debajo de los campos

que cultivábamos, y al mismo tiempo llevar toda la finca de 20 hectáreas. En

aquel entonces sólo había caballos para trabajar en la tierra, se aprovechaba

hacer minas por la noche, fines de semana y días que llovía, pues no se podía

trabajar en el campo. Los trabajos para el champiñón eran de más a más. Yo

confiaba en ello, pero era necesario demostrar que fuera rentable y poder55

comer de ello. Pensaba convencer a mi padre que ya podíamos dejar el campo

y meternos en ello por completo. Confiaba que algún día sería así, esta

convicción era lo que me daba fuerzas para picar minas y más minas y

empezar aunque todo eran fracasos que yo los consideraba lógicos por ser

desconocedor del tema. En aquellos tiempos el cultivo del champiñón y la

preparación de materias y semillas era todo un secreto profesional. Estuve 8

años con este ritmo de trabajo, cuando ya había hecho algunas plantaciones y

las últimas ya tenían algo de positivo, pero constantemente había que

modificar cosas, que sobre la marcha daba a comprender el trabajo que

hacíamos a tanteo. En una ocasión tuve la oportunidad de desplazarme a

provincias, puesto que la semilla venía de allí, y me explicaron

desinteresadamente varias cosas, que fueron por mi parte muy aprovechables.

Me puse a trabajar con todo el esmero que requería y me empezó a ir bien. Mi

padre se convenció de ello y dejamos el campo y nos dedicamos

exclusivamente al champiñón, lo que había soñado desde que empecé. Así

cogimos al primer trabajador fijo, que constaba de toda una familia, y vivía en

la misma masía, en el piso que vivimos antaño con mi esposa después de

tener el primer hijo. Cosa que ahora ya vino al mundo una niña, Alegría, que

fue la alegría de la casa, pues ya teníamos la pareja, y así fuimos a vivir con

mis padres, ya que así había un poco más de calor entre ambos, puesto que,

mis padres muy mayores no les requería vivir solos, y los hijos siendo

pequeños estaban mejor en una planta baja que no en un piso, se evitaban

escaleras innecesarias y peligros para la gente menuda.

Como decía antes, la familia del trabajador la instalamos en el piso, así tenían

la faena a mano. Al tratarse de una familia excelente, de toda confianza y

trabajadora, es más los años que trabajaron conmigo el cabeza de familia nos

llevábamos como si fuéramos hermanos. Con todas estas ventajas aproveché

que tenía sustituto para la faena, y me salió ir a Francia a hacer unos cursillos56

para industrializarme en el champiñón durante toda una semana. Fui con el

biólogo que trabajaba conmigo, de nombre Dionisio Darnell que más tarde se

especializó con sus "Sicofonías", (grabando voces del Más Allá) demostrando

su habilidad en el tema, invitado en muchos programas televisivos del gran

especialista de ciencias ocultas y ovnis del Doctor del Oso.

Aprendí más en una semana de estar allí que cultivando diez años a mi

manera. Fue un éxito la estancia allí. Regresé a mi casa con grandes ideas y

diferentes a lo que conocía en el mundo del champiñón; con ganas de

ponerlas en práctica.

Antes que nada, debo mencionar una anécdota del retorno de Francia a mi

casa. Fuimos con mi coche en vez del avión, pues a Dionisio (el biólogo) y a

mi nos daba un poco de respeto el avión, y así con el coche tuvimos más

ocasiones para visitar algunos cultivos y por supuesto hablar de ello. El me

decía: " Costa, cuando lleguemos allí si es que no tienes medios, tendrás que

hacer algún valioso empréstito para montar aunque sea una pequeña industria.

Yo le dije que no iba a hacer ningún empréstito, por dos razones: perdería

mucho tiempo en papeleo y otra que tendría que hipotecarme la finca, cuando

todavía no era mía, y la otra razón era que al poco tiempo el champiñón haría

un bajón muy considerable, ya que no estábamos solos en los cursillos, habían

señores de San Sebastián, de Logroño, de Navarra, de La Rioja, de Huesca,

etc, ... Estos señores con los que había aprendido incluso llevaban grabadoras

para tener una constancia de las lecciones de las técnicas francesas que nos

ofrecían. Repartidos en toda la geografía nacional, formaran sus industrias,

sus conserveras, y todo tipo de cooperativas y hundirán el precio del

champiñón, ya que no es lo mismo trabajar de forma manual, tal como se

había hecho hasta el momento que mecanizado.

Yo por el contrario, pretendía montarme la industria poco a poco y en cuanto

a los trabajos de paleta pensaba hacerlos yo mismo, pues ya estaba

acostumbrado a hacer cosas nuevas y duras. Cogí gente de payes, que eran57

buenos trabajadores y fuertes con pocas pretensiones en el cobro y así empecé

mi otra hazaña pero de paleta, no habiéndolo hecho prácticamente nunca el

oficio. Estuve 7 años de paleta haciendo lo más imprescindible, local de

tierras para cobertura, cochera para guardar las máquinas, cámaras de

pasteurización, locales de cultivo, cámara de frío para guardar la mercancía, y

a los 7 años ya vino el bajón, tal como le pronostiqué al biólogo, ya que

aquella gente que estuvieron con nosotros en los cursillos, ya habían formado

sus cooperativas y trabajaban fuerte.

Yo por el contrario, tenía el bajón lógico del champiñón, pero tenía parte de la

fábrica montada, con la satisfacción de no deber ni un duro a nadie,

aprovechando que tenía mucha gente trabajando en la planta, había de 8

hombres y 4 mujeres todo el año, me tomaba de 2 o 3 obreros y yo con la

paleta que me funcionaba muy bien, prolongué las obras hasta los veinte años.

La urbanización iba viento en popa. Mi padre le tenía a este pequeño núcleo

urbano una profunda estimación y yo también, incluso muy a menudo el daba

vueltas por el núcleo para ver si todo funcionaba bien. Se iba con el cesto

colgando del brazo con las herramientas habituales suyas de reparación,

principalmente del servicio del agua potable, y si alguna vez surgía de alguna

avería que se le había avisado, lo dejaba todo, y hacía acto de presencia para

reparar tal anomalía. En una ocasión yo escuché una conversación de mi

padre con un señor que había comprado una parcela y se hacía las obras el

mismo, y subía todos los días de Barcelona para tal fin. Éste le decía a mi

padre - ¿Porqué le pone usted tan interés en las cosas de la urbanización? Y

mi padre le dijo -Para mi esto no es una urbanización, sino una gran familia -

y el otro señor le contestó: - Pues yo le diré mejor , esto no es una

urbanización tal como dice usted, sino un anfiteatro, ya que cada torre está

por encima de otra, y todas de cara al sol naciente de levante. Es un privilegio

vivir aquí por la situación del mismo. Con tal apoteosis, vino también el fatal

desenlace de la urbanización, me explicaré:

58

Antes de la muerte de nuestro caudillo, el gobierno civil imponía los alcaldes

de los respectivos municipios y no había problema ni ambiciones, puesto que

los alcaldes ni siquiera cobraban un jornal para desempeñar tal cargo público,

pero después de la muerte de éste, vino la transición y después la democracia.

Esto requería que los alcaldes de los pueblos y ciudades, en este caso los

elegía el pueblo a través de los partidos, y por consiguiente con los votos de

los ciudadanos, y en el mío no podía ser menos y ocurrió así.

Entraron una gente a formar el nuevo consistorio que ya hacía 40 años que

esperaban por fin mandar ellos. Entraron con una presión que era demasiado,

en que iban a todas, y a deshacer lo que los anteriores hicieron pues estaba

mal según ellos.

Un día mi padre como promotor de la urbanización tuvo una citación del

nuevo alcalde, que le daba día y hora para una audiencia, y yo le acompañé.

Cuando nos mandó pasar a su despacho oficial, sentado él en la silla grande

del ilustrísimo Sr. Alcalde presidente del Ayuntamiento, y después de

saludarnos nos mandó sentarnos para que nos desmayáramos con lo que tenía

a punto de inculcarnos, y se manifestó, dijo: - "Usted señor promotor (con un

tono burlón) tiene dos recibos pendientes de la compañía eléctrica del

consumo de la luz pública de la urbanización de Can Suquet. Mi padre le

mencionó -Aquí habrá alguna equivocación, puesto que, el consumo de la luz

pública lo paga ya hace años el Ayuntamiento, que es quien debe pagarla

según mi criterio, por esto os cobráis las licencias de obras, contribuciones,

consumos, plus valúas, etc. ... Y el alcalde dijo: - No hay ninguna

equivocación, y desde que he entrado yo en el consistorio, mando que la

pague usted por no tener la urbanización legalizada."- Y a propósito de

legalizarla, qué trámites hay que efectuar para ponerse al día según usted, - le

preguntó mi padre. - Faltan zonas verdes y zonas de equipamiento, dijo el

alcalde. Y añadió: - De momento me conformo con 200.000 palmos

cuadrados, Después intervine yo y le dije al ver a mi padre un poco mosca -

esto no es posible, por la sencilla razón que colindamos con toda la

59

urbanización en otros propietarios de otras fincas, y el dijo: - Hay que añadir

del resto de la finca, y yo insistí que no viene el terreno que usted dice añadir

correlativo en lo que está urbanizado, puesto que hay la Masia por el medio y

es rural, no mencioné ni una palabra más le sentó muy mal, ya que le hicimos

toda clase de réplicas, y no hubo manera de convencerle, y con este

malentendido, salimos del despacho del Gran Sheriff.

Al terminar de bajar las escaleras del Ayuntamiento para salir a la calle,

observé que mi padre estaba algo fuera de si, conmovido por la rabia que le

produjo tal entrevista, incluso tenía los ojos llorosos, que un hombre a los 70

años, que llore por dentro y por fuera es algo muy grande, y me dijo: - Yo ya

no subo jamás estas escaleras para discutir con este hombre, que podría ser mi

hijo, y no tiene ni pizca de experiencia, ni es humano, sólo tiene posesión de

mando, y quiere hacer las cosas a su manera, sin mirar a quien pisa , y me

añadió: Yo que lo hacía con toda la ilusión del mundo, velando por el

bienestar de nuestros conciudadanos ¿y ahora que? y acto seguido me dijo: -

Te vas a la ciudad con mi médico particular que me hace los

electrocardiogramas, y le explicas lo sucedido, y que te haga un certificado de

baja por estar indispuesto de un modo definitivo, ya que tengo lesión de

corazón. Y así lo hice.

Dos días después teníamos otra citación con el Ayuntamiento y yo aproveché

ya que sabía que tenía que acudir a la cita yo sólo, me tomé los dos días antes

de recurrir me los pasé en mi despacho recopilando todas las entradas y

salidas de las ventas de la urbanización, y de hecho había déficit en las

entradas de más de un millón de pesetas, y pensé demostrarle al señor Alcalde

el déficit que teníamos, y así podría comprobar donde llegaba su conciencia,

hacia los conciudadanos suyos que habían trabajado con ahínco durante

muchos años a favor del Ayuntamiento por todos los beneficios que les había

reportado la urbanización, incluso todas las listas que le presenté con dicho

estudio económico, lo hice con cuartillas y escrito en bolígrafo, para que viera

60

que lo había hecho yo personalmente, y no un técnico. Puse los nombres de

los propietarios con el correspondiente número de D.N.I. de cada parcelista.

Y con mi escopeta cargada de demostraciones sobre papel y sobre terreno si

fuera preciso, me fui a la citación, y cuando me presenté delante del señor

Alcalde, me dijo: - Yo quería hablar con tu padre que es el promotor y no

contigo. Acto seguido me metí mano en el bolsillo y le largué el certificado

médico recién hecho, y ya cambió de tono y dijo: - Siéntate que vamos a

hablar - Acto seguido me saqué de mi carterita el estudio que había preparado

con todo esmero, para ver si así conseguía algo positivo, y al mirar aquello,

me echó por la cara todas las anotaciones demostrando que había déficit por

nuestra parte en el negocio y que sólo había salido beneficiado hasta la

actualidad el Ayuntamiento con tal urbanización, y el me dijo: - Suerte que no

había mi padre presente, del contrario podía haber tenido un ataque de

corazón con tal infamia de lo que dijo. "Aquello no es una urbanización ni es

nada." - ¿Entonces qué es? - le repliqué yo, él dijo - Son campos y bosques-

entonces le añadí: ¿Porqué está cobrando las contribuciones de más de 50

viviendas, y los arbitrios y demás? , se quedó cortado y me dijo no hay

acuerdo y me largué.

Al día siguiente muy temprano por la mañana sin decir nada, se presentaron

los topógrafos del Ayuntamiento para medir el terreno de nuestra finca para

agregar a la urbanización con destino de propiedad para el Ayuntamiento, al

ver esto me indigné, y les dije que con qué permiso querían tomar medidas, y

ellos me dijeron que los mandaba el alcalde, y yo les dije que dijeran al Sr.

Alcalde, que no había acuerdo, y ahora os largáis del contrario mando al

notario a levantar acta, y así se fueron. Con estas contrariedades yo tuve que

hacerme cargo de todos los gastos y responsabilidades de la urbanización

durante 10 años que estuve haciendo hucha de mi negocio para invertirlo

comprando terrenos al vecino, para cederlo algún día al ayuntamiento según

me pedían, y sin embargo, seguían cobrándose todas las entradas de la

61

urbanización, excepto las licencias de obras que ya no las hubo hasta que se

arreglaron las cosas.

Mi idea de comprar terreno fue, con el motivo de no ceder ni un palmo más

de nuestra finca, del cual otro día podíamos lamentarlo, aunque tuve que

soportar la carga durante años. Al disponer de terreno, ya les manifesté por

instancia al ayuntamiento, para así cederles la urbanización, ya que disponía

de terreno, y me pidió en vez de 200.000 palmos cuadrados como dijo en

aquella ocasión, me exigió 10.200 metros cuadrados, más de una hectárea de

terreno, supongo que para vengarse ya que no le salió bien, lo que había

manifestado en más de una ocasión, que el ayuntamiento se quedaría con el

resto de la finca.

Al entregar la urbanización al ayuntamiento, lo que no quise entregarles de

momento fue el suministro de agua potable, con la intención de otro día poder

negociar el asunto con otro Consistorio, un poco más comprensible, ya que el

agua que se suministraba era totalmente de la finca y valía toda una fortuna,

aparte que había cierta nostalgia, al pensar que yo desde la edad de doce años

hasta la jubilación había trabajado junto con mi padre buscando agua,

haciendo pozos y minas en la finca, y los tres manantiales que existen en la

propiedad ya estaban al servicio de la urbanización desde hacía muchos años.

Después de haber transcurrido dos años más al servicio del suministro del

agua potable, cada día se complicaba más y más. La Generalidad exigía el

pago de un modo desmesurado de impuestos que había que cargar en los

recibos del agua, y además había que rellenar constantemente impresos

mensuales, trimestrales, semestrales y resumen anual de todo, y tenía que

cuadrar céntimo por céntimo, total , casi tenía que emplear la mitad de mi

tiempo en el suministro, y además avisos de la Generalidad y Ayuntamiento

conforme el agua que suministrábamos no era potable, por tener amoníacos,

cosa muy normal en esta zona que la agricultura y ganadería es preferente, y

calan los campos de purines, y esto con el tiempo filtra en el subsuelo y

repercute en las aguas de los pozos que nos abastecemos, sin embargo, este

62

problema no lo tienen en cuenta si tales suministros los lleva una empresa

importante, y esto es lo que me di cuenta, pues no había otra alternativa que

entregar el servicio, y que se quedaran con el negocio del suministro y de

todos los problemas que les pudiera ocasionar tal compromiso, del que es de

suponer que a ellos no les ocasionaría ningún contratiempo un servicio más.

Hice un ultimátum de negociar con el Ayuntamiento para obtener de algún

beneficio a cambio, o una cantidad de compensación al hacer entrega del

suministro, y no hubo nada que hacer, no me escucharon para nada, cosa que

en otros municipios casos como el mío se han compensado muy bien, pero

aquí no fue posible.

Tuve que entregar todo, como es los pozos y minas de agua después de

trabajar toda la vida con ellos, como he dicho antes, los depósitos, toda la red

del suministro con los respectivos contadores y todos los accesos a tales

servicios, todo ello a cambio de nada, es más, tuve mucho gasto para

independizar una pequeña parte de agua para mi servicio particular, del

contrario siendo mío tenía que pagarla con todos los impuestos. Lamenté

muchísimo tal decisión, pero tuve que hacerme cargo del comportamiento de

la casa grande al no quererme abonar nada a cambio.

Tuve que conformarme y con esta entrega me quitaría una carga más de

encima y podría dedicarme más a lo mío, y así lo hice. Y a continuación ya

me quedé al margen de la polémica urbanización, o de la gran familia que la

calificaron un día mi padre y amigos de allí, ahora parte de ellos

desaparecidos, y con toda esta gran historia, la cual, a mi me parece breve, ya

que los pormenores se han pasado por alto, por no hacerme pesado. Pero antes

de terminar tal aventura querría recalificar una cosa que ustedes a lo mejor no

les ha pasado por alto y como conclusión: ¿Que provecho se le ha sacado del

atrevimiento o circunstancias que trajo un día urbanizar, ya que como he

dicho hubo déficit por nuestra parte?.

Me explico: de un principio hubo algo de negocio en la venta de las parcelas,

y del dinero sobrante, después de hacer todos los servicios de la urbanización,63

se invirtió en el negocio que he mencionado tantas veces. Después hubo

déficit en la urbanización al afrontar tantos contratiempos burocráticos, pero

sin embargo, el negocio de la finca hizo frente a solventar todas las anomalías

que iban surgiendo, como si fuera una balanza una vez se desploma por un

lado y viceversa. En total que en la urbanización no hubo negocio, pero si

hice el trabajo de autofinanciar al principio todas las decisiones que se

tomaban en el negocio, dicho en otras palabras, la urbanización hice de

banquero en un principio sin cobrarse intereses.

Mientras crecían los hijos, yo también hacía crecer la planta, con el incesante

trabajo de hacer obras y cultivos y dar faena a toda la gente. Tenía también, y

esto hay que decirlo, mis quebraderos de cabeza y estorbos que me producía

mi tía y mi hermana, que no dejaban de hacerme citaciones en el juzgado,

actos notariales por denuncias y cosas por el estilo. Estos problemas morales

me marcaban más que los físicos, y me los compartía con mis padres y mi

mujer. Ellas querían hundirme a pesar de todo, que por parte de la tía ya se le

había pagado la legítima, con lo que le correspondía y más, pero el afán de

mandar como antaño persistía, y las malas intenciones estaban a flor de piel.

Fue una lucha constante hasta que murió mi padre (que en paz descanse). Yo

por mi parte lo pasé muy mal, lo hecho mucho de menos al no tener aquel

apoyo del padre en que siempre hay cosas para consultar a una persona

mayor, del que tiene más visión en las cosas y por supuesto más experiencia

que uno de menos años.

Cuando murió mi padre, de embolia cerebral, estaba imposibilitada mi madre

en cama también. Ellas sin embargo continuaban igual, el odio a los que

trabajamos para seguir adelante. Mi madre estuvo 7 años y medio

imposibilitada, y murió como un ángel, que es lo que era. A pesar de faltarme

mis padres había que salir adelante, la vida continuaba y tenía que competir

con dos frentes, la faena diaria y las contrariedades que me producían las dos

mujeres de siempre. Perdonar la falta de respeto, pero casi no se merecían

decirles por el nombre familiar, pues me hacían la vida imposible, en lo que64

tenía que recurrir, y los cuantiosos gastos con todos los pleitos interpuestos

por ellas.

Yo por el contrario sólo trataba de defenderme, jamás les puse una denuncia

con su comportamiento, sólo me cuidaba de lo mío y de la marcha diaria que

era mucha, ya que el oficio que un día escogí relacionado con la agricultura y

también al mismo tiempo satisfacer a mis padres, al trabajar en la finca, a la

que ellos tenían todos los campos bañados de sudor al trabajar a lo largo de

toda su vida. Sobre el oficio del champiñón sólo había un inconveniente, con

el cual, en su día me conformé, pues no había otra alternativa, de trabajar

todos los días en la recogida de este precioso manjar, lo mismo en

festividades como Navidad y Año Nuevo, que todos los domingos del año

hasta que a mis 62 años hice mis primeras vacaciones con mi mujer, sólo 4

días en un balneario para reponernos un poco del agotamiento físico. Sólo

cuatro días, porque aunque pasamos un mes de no cultivar, había que preparar

para las siguientes plantaciones de cara al otoño.

Haciendo un pequeño resumen: son treinta años en el oficio con una vida

apretadísima. Debo manifestar que estoy orgulloso de ello, aunque he estado

ausente de toda diversión y fiestas, pues me ha pasado el tiempo como si

fuera un sueño, es más diré que incluso he disfrutado de ello con mi gente

trabajadora, y del estudio constante del cultivo, y cosas nuevas a aplicar en

todo momento para no encontrarme desfasado en la pura biología del

champiñón.

A las puertas de mi jubilación, a veces pienso durante este lapso de tiempo

largo de toda una vida, aunque a mi me ha resultado corta, en todo este

tiempo de esclavitud, según quien lo diría así. Yo por el contrario lo califico

como la obligación de un trabajo que lo requiere el oficio, y al mismo tiempo

uno se acomoda en crearse un ideal, que me compensa si les digo que, de un

simple agricultor he pasado a Agricultor Industrial, que he salido en varias

revistas, en reportajes de la televisión y muy mencionado en provincias, y en

la Generalidad por tal ocupación. Digo esto porque de cada 10 cultivadores65

cuando yo empecé, hoy sólo queda uno en Cataluña. No es sólo debido a la

poca rentabilidad, sino en que hay que sacrificarse, en comparación con la

vida moderna de hoy, que entre los industriales metalúrgicos ya se habla de

trabajar sólo 35 horas a la semana.

Con un empujón más me llegó la jubilación en la creencia de que junto con

mi esposa dejaríamos nuestra faena habitual, después de cuarenta años con lo

mismo, y estando además con dolencias por todo el cuerpo, por lo que debes

estar siempre pendiente de qué medicamento me toca tomar. Yo estaba en la

creencia, que como la finca es un poco grande siempre estaría ocupado en

ella, en el mantenimiento y en lo que más pudiera, trabajando seis horas

diarias y el resto dedicarlo a escribir y hacer lectura, que es lo que me ha

gustado siempre.

Dejé el negocio por obligación, según me mandó mi gestor, puesto que al

jubilarse ya no está permitido para un pensionista estar al frente de un

negocio. Ya no podía enfrentarme a los trabajos físicos que requiere la

marcha de la finca , por estar algunas veces indispuesto y muy castigado todo

el cuerpo, quizá por haber abusado de él, un poco más de la cuenta en tiempos

pasados.

Mi hijo Jordi, mayor de edad y muy observador, que había trabajado

conmigo desde la edad de quince años ya que no quiso estudiar; y ahora ya

contaba con treinta años. Un buen día me dijo que el quería continuar y se

hacía cargo del negocio. Al principio probó de coger gente para prescindir de

la ayuda de sus padres en la recolección del champiñón. Fue todo un fracaso,

pues no tenían habilidad para recoger, ni tampoco afición a ello, sólo pasar

horas aburridas según ellos, y a cobrar las horas muy crecidas tal como se

quiere cobrar hoy. Nuestra faena de siempre tiene la particularidad, que es

casi una faena de artesanía y de habilidad, y no resultaron tales trabajadores.

Tuvimos que continuar mi esposa y yo como antes, trabajar en plan familiar

como últimamente, puesto que, en la actualidad la mano de obra es muy cara.

66

Y así sigo trabajando en la cosecha del champiñón que es lo mío. Sin cobrar

ni un duro, sólo trabajo por afición y amor al arte que se dice. Así tengo la

convicción que si se gana algún dinero, algún día mi hijo podrá modernizar el

sistema y así rentabilizar más las cosechas. A menudo hay que rectificar por

estar anticuado el sistema, tal como he hecho yo mismo a lo largo de los años,

y en el momento actual todavía más, pues se vive más deprisa. Por

consiguiente, ya he aceptado el hecho de coger champiñón mientras Dios

quiera y me dé vida y fuerzas para hacerlo. Se ve que nací para esto. Quizá

cuando nazca de nuevo si me lo permiten, podré escoger mejor el oficio, un

poco más placentero.

Antes de terminar con mis memorias tendría que hacer un examen de

conciencia de lo que fue, y los hechos que me llevarían a una vida tan

ajetreada, cosa que con todos los contratiempos que me tocó vivir, tiene que

haber una explicación clara y lógica, vista desde un punto de vista

psiquiátrico, que a continuación trataré según mi criterio de descifrar el

fundamento. Según como se enfocan las cosas en todas las personas y en el

momento clave de cada vida, puede repercutir en el bien o en el mal de

aquella persona determinada, también en el modo de proceder del ser

humano. Puede perjudicar incluso a una tercera persona, y esto es lo que me

ocurrió a mi sin buscarlo. Con todos los percances sufridos que traté siempre

de solucionar, y no interponerme en nada. Simplemente me defendí, pues no

tenía tiempo de hacer otra cosa, y con todo esto me refiero a mi tía, la

protagonista, que trató de complicarme la vida y lo consiguió, aunque no

logró jamas hundirme a pesar de todo su empeño.

Durante mi infancia y pubertad, mi tía era ya casi mayor de edad. Mi padre se

cuidaba de las faenas del campo, mi madre de los quehaceres domésticos y de

mi, también de mi hermano, hermanita y todo lo que surgía. En que aquellos

tiempos había que lavar la ropa que era mucha, ya que éramos entonces en la

casa ocho personas, se lavaba, en las balsas de regar en verano. En pleno

invierno mi madre tenía que romper el hielo de la balsa para poder lavar allí, y67

meterse un tocho caliente en los pies para poder resistir un rato el frío.

Además, el lavadero del que les hablo, estaba a más de cien metros de la casa,

y después de lavar tenía que llevar con cubos la ropa mojada recién lavaba a

casa y tenderla. Por añadidura también tenía que recoger a diario la leña para

cocinar , y estaba la leñera a unos ochenta metros de distancia, y la leña en

cuestión no tenía tronco, sólo rama, puesto que el tronco se guardaba para

venderlo y cobrar algún dinero que hacía mucha falta. La vida de mi madre

fue un sacrificio constante.

Mi tía por el contrario fue la que se interpuso en la familia, y se cuidaba de los

asuntos burocráticos que mi padre le iba mandando, puesto que era ya mayor

de edad y hacía las diligencias en la ciudad con mucha soltura, y así mi padre

confiaba plenamente en ella, ya que le solucionaba la papeleta en todas las

gestiones a realizar, y él podía estar por su faena.

Mi tía en los ratos libres nos ayudaba en las faenas del campo, en esto hay que

decir en que aquellos años se llevó bien. Tenía ya sobre los veinte años

cuando pidió a mi familia para tener relaciones formales con un chico con la

intención de casarse algún día. Mi familia se opuso, porque mi tía pensaba

formar una familia en otro sitio. Esta fue la gran equivocación que hizo mi

padre al no dar su consentimiento a tal normal y correcta decisión. Actuó mal

al interponerse a tal decisión y al pensar que perdería para siempre a su fiel

ayudante. Debiera mi padre sacrificarse un poco y dar rienda suelta a los

impulsos humanos que nos dio el Creador en lo que es la única decisión

importante que se hace en la vida para formar una familia y procrear si es el

destino. Todo esto es ley de vida, y la negativa, en lo sucesivo, llevaría

problemas, los cuales mi padre pudo comprobar en los últimos años de su

vida. En una ocasión lo vi llorar por esta cuestión, cuando él me había dicho

muchas veces que él, sólo podía llorar por dentro. Todas las personas durante

nuestra vida nos equivocamos, y quisiéramos más adelante corregirlas, pero

ya no estamos a tiempo.

68

Al hacerse mayor mi tía, pudimos prescindir de sus servicios, pues todos

éramos ya mayores y había que compartir todo lo que podía surgir. Ella con

su carácter un poco rebelde y autoritario, se vio defraudada cuando se le

prohibió en su día de formar un tronco con sus ramas, que podían ser sus

hijos, y no colgar de una rama, que es lo que representa en mi familia.

Con todo esto se formaría un psicosis mental contra los nuestros, y en lo

sucesivo contra mi, puesto que era yo una continuación de la casa donde ella

había pasado su juventud. El odio persistía y nosotros tuvimos, y aún tenemos

que soportarla mientras viva. Todo por una equivocación que se hizo en su

día, por actuar contra la propia Naturaleza y el propio instinto de toda

persona, lo que se dice verbalmente, navegar contra corriente. Yo quisiera

saber si tales contrariedades pueden desvelar tantos contratiempos e incluso

odio, hacia una persona que no ha sido la causante.

Lo siento por mi familia que ha tenido que soportar los problemas derivados

del caso de mi tía, pero tenía que llegar hasta el final. Profundizar el porqué

aquella persona se mentalizó de un modo totalmente negativo en contra de los

suyos. Yo por mi parte, a mi tía la comprendo perfectamente, hasta el punto

que debo decirle que si algún día llegara esta pequeña biografía a sus manos,

le diría: reconozco su manera de actuar durante tanto tiempo, pero que no la

comparto. Me ha llevado cuantiosas pérdidas materiales, y lo que es más

importante, morales. A pesar de todo, la perdono por todo el mal que me hizo,

y que se vaya de este mundo, cuando la llamen, bien tranquila y absuelta, ya

que no soy rencoroso ni vengativo con las personas que se han llevado mal

conmigo, pues lo considero absurdo e inútil, cuando ya no hay remedio.

Ocurrió y punto.

Debo hablar también del porqué de parte de las locuras que me planteé en el

trabajo. Parte de ello fue debido a mi mujer, no que me inducía a ello, sino

todo lo contrario, siempre estábamos discutiendo, pues los ideales del uno o

del otro, han sido siempre totalmente distintos. Lo que se suele decir, no hay

nada en común, ella razonaba de una manera y yo de otra, o sea, siempre69

hemos sido dos mundos distintos, y para remediar la cosa, no hay otro sedante

que el trabajo. Siempre estaba involucrado en él, pues los quehaceres no me

echaban bronca y me sentía bien con ellos. Pensándolo bien, es una gran

mujer, modesta, sencilla. Cultura un poco elemental debido a que se quedó sin

madre en su infancia, y su padre estaba siempre ausente de su casa, pues no

pudo formarse bien aunque, ha sido muy trabajadora, en esto coincidimos.

Yo si me lo permiten aconsejaría a la juventud antes de unirse para el futuro,

hay que tratarse muy bien y compenetrarse como si fuera una sola persona, ya

que si hay un buen trato, la vida conyugal es muy corta, del contrario es muy

larga e insoportable por las dos partes.

A veces doy una mirada hacia atrás, en lo que hice al principio para abrirme

camino en solitario, en faenas nuevas y fuertes de cara al futuro y en el

negocio. No se comprende que sin ser un superhombre poder resistir durante

tantos años sin decaer para nada. Tiene que haber en ello una lógica, y según

mis pocos conocimientos psicológicos, diría que hay dos factores influyentes

en ello hacia mi persona: uno el fuerte afán para dejar los trabajos de

agricultura y dedicarme a otros conocimientos biológicos; y por otra parte,

ganar dinero, que es lo que me empujaba a ello, puesto que en mi juventud y

al coincidir con la Posguerra Civil Española, nunca llevaba un duro encima

sino era por una necesidad. Esto es lo que me empujó a hacer proezas casi

sobrehumanas, que parece que el cuerpo no pudiera resistirlo. Cuando una

persona está acorralada es capaz de todo, y más si se une su fuerza física con

su fuerza mental. Unidas las dos, sin decaer, hacen verdaderos estragos, en lo

que uno ya se ha planteado mentalizarse hacia el futuro, y esto es lo que me

ocurrió en aquellos años. En una ocasión leí en una de las lecciones de

correspondencia que hice en mi juventud en el Instituto de Investigaciones

Psicomagnéticas de Madrid dirigido por Mano de Luxsi, referente al

pensamiento decía así: "Los pensamientos son cuerpos materiales cargados de

potencia y en que se materializan en el éter" , eso quiere decir la fuerza que

tiene el pensamiento.

70

Otra cosa que me empujó a ello, fue mi hermano. Le pagamos una carrera

industrial de ciencias, y a mi sin embargo me obligaron, como era el

primogénito, a quedarme en casa a cuidar del campo, de la familia y de la

finca en general, y con mis estudios primarios a los catorce años, me pareció

poco y me propuse estudiar el comercio en los ratos libres, compaginándolo

con las faenas del campo, fines de semana y por las noches, y a lo dieciséis

años ya lo terminé, cosa que este pequeño esfuerzo me sacó de muchas cosas

que se presentan en la vida.

Con todas estas conclusiones, yo diría que un hombre sano, con ganas de

trabajar y abrirse camino en el futuro, no tiene que recurrir a cosas

sobrenaturales como pueden ser las drogas, pues como con los deportistas,

esto se castiga, ya que no tiene mérito tales procedimientos, y a la que la larga

caes en el vicio, como se hablaba al principio de esta biografía.

Entrando ya en una edad un poco madura, en que los nietos ya te llaman

"Avi" y te alargan la mano para que les saques a pasear, algunas veces me he

parado a reflexionar lo que ha sido de mi vida, que me ha tocado trabajar

muchísimo y duro, pero he tenido una suerte increíble de poder llegar a mi

objetivo, sin haber tenido ningún percance grave en la salud o accidentes, del

cual, ya que no hubiera sido posible llegar donde he llegado y cumplir mis

ambiciones.

He llegado a la conclusión que hay algo más en todo ello, puesto que he

pasado infinidad de peligros incluso de muerte, y sin embargo he salido ileso

de todos ellos, aunque me he salvado por los pelos. Alguien podría opinar que

me he expuesto mucho al peligro. Eso es verdad, y creo que tiene lógica. Si

hubiera estado sentado en un despacho toda la vida, no hubiera estado

expuesto a accidentes de trabajo. He tenido muchos.

En una ocasión, un domingo, de joven, y de vuelta a mi casa después de un

baile en un pueblo muy lejos del mío a las tres de la madrugada, iba solo y

mis padres acostados a aquella hora de la noche; sabían que estaba ausente,

pero no sabían dónde. Unos días antes del accidente había nevado, y hubo71

heladas muy fuertes en aquellos días consecutivos a la nevada. Aquella noche

estábamos a ocho grados bajo cero, cuando yo rodaba de retorno a mi casa, en

una carretera totalmente desértica, que en toda la noche no circulaba ningún

vehículo, me tropecé en una vaga de la carretera con la nieve. En todo el

camino no la había y me cogió de sorpresa, y la nieve era toda una losa de

hielo y me caí rozando por la calzada varios metros hasta la orilla, en que me

frenaron unos matorrales que había al principio de un precipicio. Si me llego a

dar con la cabeza me encuentran al día siguiente como un palo, pasto de las

bajísimas temperaturas, y si me caigo al terraplén no me encuentran jamás.

Esta experiencia me valió para no salir de mi casa durante dos meses del susto

que me produjo tal percance.

En otra ocasión, poniendo un anillo de 700 Kg. de hormigón prefabricado en

un pozo, pusimos unos tres pies como normalmente se hacía para trabajar en

los pozos y en el extremo se sujeta unos témales, y se cubre

momentáneamente el pozo con unas maderas para aguantar el anillo el tiempo

de atarlo con cuerdas al ternal, yo puse los pies encima las maderas para

alcanzar mejor la cuerda, cuando de repente se rompen las tablas, y yo pozo

abajo con las maderas rotas detrás de mí, y el anillo encima mío y dio la

casualidad de que una tabla se empotró en un extremo del pozo, haciendo

puente y yo me quedé justo en un hueco de espacio de diez centímetros, y allí

estaba mi cuerpo. Me sacaron de inmediato, puesto que había tres hombres

más, y me extendieron en el suelo, del que no daba casi señales de vida, me

quedé sin respiración y blanco de cara como un papel, y estuve peleando

esforzándome a respirar durante más de una hora, ya que el tórax me quedó

allí aprisionado.

Un caso más y no continúo con todos los accidentes que he tenido a lo largo

de la vida, pues me da escalofríos al pensarlo. Un día estábamos haciendo un

pozo para agua en la finca con mi padre. Ya llevábamos varios días y ya

estábamos a catorce metros de profundidad, mi padre arriba del pozo sacando

la tierra con un cubo y la polea. Yo, naturalmente, en el pozo picando y72

llenando cubos de tierra y mandándolos para arriba a la superficie. En un

momento que estaba llenando un cubo de tierra, estando yo agachado, sentí un

silbido. Fue quizá un segundo, no tuve tiempo ni siquiera de incorporarme.

Me pasó, a unos tres centímetros de distancia de mi oreja derecha, el gancho

de hierro de la polea y quedó clavado en el suelo a mis pies. No fui capaz

aquel día de continuar con la tarea tan arriesgada como era hacer pozos, pues

al subir a la superficie, me temblaban las piernas del susto, y mi padre estaba

más asustado que yo todavía.

¿No les parecen demasiadas casualidades tales percances? De no haber una

fuerza sobrenatural o un ángel de la guarda que ha velado por mi en todo

momento. Yo estoy convencido de ello. Me explicó:

En mi juventud y mucho antes de los veinte años, tuve en mis manos un libro

religioso que se llamaba: "La Santa Cruz de Caravaca". Me impresionó el

libro por el interesante contenido. Era para combatir tormentas y males de

todo tipo. Simplemente haciendo uso de una oración y con fe en ello, claro

está, se podía obtener buenos resultados. En cuanto al peligro del hombre,

había escrito algunas oraciones, para preservar de todo enemigo. Me

obsesioné tanto con las oraciones de protección personal, que me las apunté

en un papel e intenté aprendérmelas de memoria, en los ratos que trabajaba en

el campo, principalmente con la pareja de caballos que siempre había que

dejarlos algunos instantes para descansar, y es cuando me sacaba el papel

escrito de las oraciones del bolsillo y me las leía una y otra vez, hasta que,

antes de tres meses ya me las sabía por completo, era necesario sabérselas,

puesto que, se exigía llevarlas siempre encima, y una vez al día leerlas,

principalmente al acostarse, rezarlas con devoción aunque fuera dentro de la

cama, cosa que Dios me perdone, pero algunas veces me he dormido con ello

antes de terminar de rezar, o en vez de estar con toda devoción algunas veces

he estado distraído con las oraciones, con algún pensamiento en otra parte,

pero lo que es verdad que siempre las llevo conmigo, como si se tratara de un

73

amuleto. No quisiera hacerme pesado con tales creencias. Las voy a

transcribir a continuación, tales oraciones y Juzguen ustedes mismos.

Mi Señor Jesucristo, acordaos de mi que soy pecador.Virgen Santísima, rogad por mi; siempre seréis alabada ybendita. Rogad por este pecador a vuestro amado hijo.Preciosa hermosura de los ángeles, de los profetas, de lospatriarcas; corona de los mártires, de los apóstoles y de losconfesores; gloria de los serafines: corona de lar vírgenes,librarme de aquella espantosa figura cuando mi almasaliera de mi cuerpo. ¡Oh, santísima fuente de piedad yhermosura de Jesucristo, alegría de la gloria, consolacióndel clero, remedio de los trabajos! Con vos, Virgenprudentísima, se alegran los ángeles. Encomendad mi almay la de todos los fieles cristianos; rogad por nosotros avuestro bendito hijo, y conducidnos al paraíso eterno, endonde reináis y vivís para siempre; y allí os alabaremoseternamente. Amén Jesús.

Soberana Virgen María, Madre de Jesús, hijo de Dios vivo,pues lo habéis parido: Rogad por todos los pecadores paraque nos perdone. Libradnos del enemigo que nos combate,y concedednos la gloria eterna. Amén Jesús.

San León, Papa, ha reunido y puesto por obra la oraciónque sigue, de las mismas palabras y preceptos de nuestraSanta Madre Iglesia, y la envió a Cario Magno diciendo:Si vos creéis firmemente y sin ninguna duda, cada día quedigáis la oración en vuestro retiro o recogimiento, condevoción, y la llevéis sobre de vos con respeto, sea en laguerra, sea en el mar o en cualquier parte que osencontréis, ninguno de vuestros enemigos tendrá podersobre vos: seréis invencible, y ganaréis fácilmente lasbatallas; os libraréis de los más grandes peligros,enfermedades y desgracias, en nombre de nuestro SeñorJesucristo. Amén.

En espera que Dios me dé algunos años más de vida, aunque ya puedo ayudar

poco a las faenas debido a la edad, pero si poder saborear todos los días al

74

levantarme, y mirar por doquier lo que fue toda una zona virgen, y ahora es

todo un ejemplo de progreso, del cual me siento orgulloso.

Cuando cierre los ojos para siempre, me limitaré a pensar lo que fue de ésta

miserable y corta vida, por la que todos tenemos que pasar, mejor o peor. No

vale la pena llevarse mal con los semejantes, sino todo lo contrario, dar buen

ejemplo, y así la vida es más apetecible. Coger las cosas con benevolencia, tal

como se presentan, si es por malo resignarse, puesto que así es nuestro destino

y esto no se cambia. Y así, bien relajado te marchas de este mundo, y dejas

atrás la vida terrenal, llena de injusticias y sin sabores. No ha sido jamás mi

manera de pensar un tanto pesimista, sino que siempre me he mirado las cosas

por el lado positivo y yo diría que esta es la clave del éxito, y detestar todo

concepto negativo.

Pero llega un momento de la vida, que hay que razonar y pensarlo bien con

calma, lo que vas a dejar en breve, y lo que has vivido más o menos a gusto

en un lapso de tiempo bastante normal en años. Aunque si se alargara un tanto

mejor, ya que a mi parecer, aunque se dice que en la otra vida se vive mejor,

me apetece probarlo, pero sin prisas, pues en este caso no quiero ser egoísta y

quitar el sitio de otro haciendo cola para irse, pues confío que habrá puesto

para todos. Con este poco de humor, que es el amigo más fiel que puede tener

uno, paso a hacerles un breve y acertado resumen de lo que es la vida.

Después de la muerte del que escribe haciendo eco de su propia vida respecto

al mundo que nos tocó vivir, Baltasar Gracian, mi favorito en todos sus obras

que escribió con tanto acierto, y por sobrenombre se le llamaba también el

perspicaz moralista y agudo definidor de la literatura Barroca, con éstas

palabras me despido de todos ustedes en la convicción que no les haya

causado aburrimiento mis relatos aunque hayan sido reales, pero puede haber

un entretanto de pesadez, si es así mil perdones y un cordial hasta siempre. Y

ahora les hablará nuestro protagonista de la gran literatura barroca, dice así:

75

Todo cuando hay se burla del miserable hombre, el mundole engaña, la vida le miente, la fortuna le burla, la edad sepasa, el mal le da prisa, el bien se le ausenta, los añoshuyen, los contentos no llegan, el tiempo vuela, la vida seacaba, la muerte le acoge, la tierra le cubre, la pudrición ledeshace, el olvido le aniquila, el que ayer fue hombre hoyes polvo y mañana nada.

La muerte es un símbolo que lo podríamos calificar muy bien, del que es muy

parecido en la estación del otoño, ya que los árboles que nos han cobijado

durante la primavera y verano, protegiéndonos de los rayos del sol al

acercarse el invierno. Tales compañeros vegetales decaen anticipándose para

efectuar el sueño invernal, (cierto autor dice el sueño es semejante a la muerte

y también dice que nacemos muriendo) la naturaleza es sabia, sin embargo,

nosotros el reino animal no resucitamos en la primavera, tal como Dios creó

el ciclo de la vegetación en general.

Los síntomas de muerte, que nos dan a comprender los arbustos, cuando se

despojan de sus hojas que les han dado la vida durante el verano, y en este

caso se predisponen a efectuar el sueño que les llevará aproximadamente

medio año, como si efectuasen un viaje astral y después de este lapso de

tiempo volverán en su cuerpo, que en este caso es el tronco despojado de

tallos verdes a consecuencia del crudo invierno.

Nosotros las personas también efectuamos el viaje astral, pero definitivo y sin

retorno, del que hay que pensar que no podemos volver jamás a lo que fue

anteriormente, ya sea obrando bien o mal, es de suponer que habrá una

compensación o un reajuste de cuentas en el juicio final que Dios nos tiene

preparado, según como, se ha llevado una persona en la vida terrenal. Al

producirse tal desenlace, no cabe la menor duda, que a los familiares más

queridos en este caso conlleva cierta tristeza y desconcierto al perder aquella

persona para siempre, y con la que se ha convivido tantos años. Tal

desolación se hace evidente de ello, en las esquelas que normalmente se

reparten en el momento de despedirse el duelo y de aquel ser querido, en la

76

Iglesia cuando el cura da su última bendición y puede justificarse tal tristeza

más o menos. Y así como un homenaje de aquella persona que se va para

siempre, del cual cierta versión se podría justificar tal como sigue:

"De les entranyes de la meva marevaig sortir nu, i nu me'n tornaré.El Senyor m'ho havia donat,I Eli m'ho ha tornat a prendre;Com li ha plagut, ha succeít.Sigui beneit el nom del Senyor."

(Del Llibre de Job)

AL NOSTREPARE

El pare está conteníPerqué després de tant tempsSom altre cop tots junts a casa.

El pare está solPerqué ens veus tant diferentsI es troba molt distant.

El pare está orgullosPerqué ja som tots grans i cadascúTenim alguna cosa que li agrada.

El pare está cansat

El pare está de bona jeiaPerqué ha plogut i aviat collirem.

El pare, a taula, té la mirada fixaI el pensament distret,Com si volgué reteñir algún record.

El pare se sent pareAra que ve la tardor i som altra copTots junts a casa.

Corro d'Amunt, 05/06/03Joan Costa Oliveras

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